PUCV Violencia Economica Su Existencia y Prueba en Nuestra Jurisprudencia
PUCV Violencia Economica Su Existencia y Prueba en Nuestra Jurisprudencia
PUCV Violencia Economica Su Existencia y Prueba en Nuestra Jurisprudencia
EN NUESTRA JURISPRUDENCIA
Autores:
Ivanna Versalovic Campbell
Gabriela Paz Ponce Arévalo
Enrique Javier Vargas Rojas
Raúl Andrés Grohnert Gacitúa
Catherine Nicole Romo Contreras
Claudio Escobar Rivas
Juan José Llórente Chimenti
María Trinidad González Borge
José Ignacio Santa Cruz Valencia
Cristobal Melo Carrasco
Profesor:
Mauricio Rios
Universidad:
Pontificia Universidad Católica de Valparaiso
Julio, 2019
Resumen
El presente trabajo busca abordar una de las formas de violencia más comunes presentes en
nuestra sociedad: la violencia económica. Durante mucho tiempo, se ha entendido como
una subespecie de la violencia psicológica, sin parecer necesarios más esfuerzos para
estudiar esta forma de maltrato y, más aún, para comprender su importancia y efectos al
momento de ser conocida y ponderada por los Tribunales de Justicia. Lo anterior, nos
motiva, desde un punto de vista procesal, a indagar sobre esta figura y sus efectos en
nuestra jurisprudencia.
Palabras Clave
Abstract
The present work will try to address one of the most common and present forms of violence
in our society, that is, economic violence. For a long time, it has been understood as a
subspecies of psychological violence, without seemingly necessary more efforts to study
this form of abuse and, even more, to understand its importance and its effects at the time
of being known and considered by the courts of justice. The foregoing motivates us, from a
procedural point of view, to investigate this figure and its effects in our jurisprudence.
Keywords
Así las cosas, dentro de las instituciones del Estado encontramos algunas encargadas
de recopilar información acerca de las situaciones de violencia de género, en especial las
referidas a la violencia intrafamiliar. El Boletín Estadístico Anual de la Fiscalía Nacional
publicada en enero del año 2019, indica que existe un total de 134.322 delitos ingresados en
el contexto de violencia intrafamiliar hasta dicha fecha, de los cuales los correspondientes a
delitos de lesiones corresponden a un total de 62.624 casos, por lo tanto, el restante supone
distintos tipos de violencia no solo asociada a la violencia física, sino que en su mayoría a
la correspondiente forma de sometimiento mediante actos piscológicos de violencia.
Y es que, los métodos que se utilizan para someter de esta manera a la víctima,
pueden no necesariamente dejar consecuencias físicas en la misma, por lo que su forma de
prueba puede ser un real problema a la hora de acreditar dicho amedrentamiento, dejando
en una situación de doble vulnerabilidad a quien acude al proceso en busca de protección
ante este tipo de situaciones.
II.1. Concepto
Sobre este mismo punto, la 49a Asamblea Mundial de la Salud, del año 1996, declara
que la violencia es un importante problema de salud pública en todo el mundo, que debe ser
evaluado y afrontado por los Estados Miembros, situación que deben comunicar al Director
General de la OMS.
Por un lado, el maltrato puede ser “sutil” o grave; por otro, físico, verbal, emocional o
psicológico, infantil, bullying, mobbing, maltrato digital, institucional, económico, y por
último y no menos importante, puede ser por acción o por omisión. Esta última distinción
puede tener un gran ámbito de aplicación en la temática de este trabajo, por lo que nos
parece adecuado señalar brevemente que la violencia por omisión se encuentra más
estudiada en el ámbito de la infancia, y consiste en dejar de atender las necesidades básicas
de los mismos. Con todo, también se produce en las relaciones de pareja cuando uno de los
mismos ignora especialmente las necesidades emocionales del otro.
Para ilustrar este punto, la única disposición de la mencionada Ley 20.066 que se
refiere a “perjuicios patrimoniales” es el artículo 11°, relativo a los “Desembolsos y
Perjuicios Patrimoniales”; el que señala que “La sentencia establecerá la obligación del
condenado de pagar a la víctima los desembolsos y perjuicios de carácter patrimonial que
se hubieren ocasionado con la ejecución del o los actos constitutivos de violencia
intrafamiliar objeto del juicio, incluida la reposición en dinero o en especie de bienes
dañados, destruidos o perdidos. Estos perjuicios serán determinados prudencialmente por
el juez”. Como se puede observar, la ley chilena concibe los perjuicios patrimoniales solo
como una consecuencia de un tipo de violencia independiente: la física o psíquica,
siguiendo el concepto del artículo 5°.
2 HARRIS MOYA, PEDRO. Conceptos de violencia doméstica y sus clases, Chile y Derecho comparado
(DEPARTAMENTO DE ESTUDIOS, EXTENSIÓN Y PUBLICACIONES. Biblioteca del Congreso
Nacional 2016).
embargo, el artículo siguiente señala que esta acción o conducta puede tratarse de violencia
física, sexual y psicológica, dejando fuera, otra vez, otros subtipos del fenómeno.
El mismo documento señala que para ciertos autores como Mouradian, la violencia
económica o patrimonial puede ser entendida como una subcategoría de la violencia
psicológica, sin embargo, la diferencia entre ambas radica en que “el control patrimonial
implica para la víctima finalmente, dependencia del víctimario”, se pretende asilar a la
víctima de otras personas, los abusadores “alargan el brazo del control hasta donde otras
formas de violencia no alcanzan a llegar”.
3 DIEZ BERLINER, PAOLA (2019). Hablemos de violencia económica (Revisado el 22 mayo 2019), de
Prodemu Sitio web: http://www.prodemu.cl/?s=violencia+economica
II.5. Violencia económica como parte de la Violencia Psicológica o como un
tipo de Violencia Autónoma
Dentro de este punto, es donde cabe preguntarnos ¿es la violencia económica parte de
la violencia psicológica o puede ser calificada como un tipo de violencia autónoma?
Esta cuestión no trata de un tema baladí, ya que a partir de dicha calificación será
posible acercarnos a los medios de prueba que serán empleados en caso de que una persona
alegue ser víctima de violencia económica. Esto ocurre, ya que al ser víctima de violencia
psicológica, lo lógico es que se pruebe dicha acción dañina a través de un informe
psicológico, que acredite que dicha persona ha sido víctima de violencia psicológica,
consistente en violencia económica.
a) Conducta: De
tanto activa como omisiva. De acuerdo a su descripción, la mayoría de los países
comprenden el “daño”, “transformación”, “sustracción”, “destrucción”,
“distracción”, “retención” y “ocultamiento”. La legislación Española solo se refiere
a la “privación” que debe ser además injustificada e intencional, como también a la
“discriminación en el uso de recursos compartidos”.
b) Culpabilidad:
tampoco se puede saber si se satisface con dolo o solo con un actuar negligente. Sin
embargo, es un elemento que puede inferirse.
c) Bienes: De acu
comprenden, en general, objetos, instrumentos de trabajo, documentos personales,
bienes, derechos y recursos económicos, España, se limita a consagrar un concepto
amplio de “recursos para el bienestar físico o psicológico de la mujer y de sus hijas
e hijos”. De acuerdo a la propiedad, algunas legislaciones comprenden los bienes
pertenecientes a ambos cónyuges, otras los pertenecientes a la mujer, y otras no lo
señalan.
d) Resultado: est
México, las conductas punibles deben afectar la supervivencia de la víctima, y en
Uruguay, coaccionar la autodeterminación de otra persona.
Tanto del elemento “conducta”, como del elemento “bienes”, podemos desprender
que la violencia patrimonial se diferencia claramente de la psicologíca. Si bien puede ser
que un caso determinado puedan concurrir producto de una misma conducta de maltrato, la
anterior enumeración permite descartar la relación de “genero-especie”. Por lo demás, en la
variante psicológica solo se distinguen tres elementos: conducta, culpabilidad y resultado,
estando este último siempre presente en la forma de degradación o control de la conducta o
comportamientos, mientras que en la patrimonial, como dijimos, se relaciona con la
afectación a la supervivencia de la persona o disposición de sus bienes.
En este sentido, la parte recurrente afirma que los hechos constituyen violencia
intrafamiliar a la luz de lo que disponen los artículos 3, 5, 7 y 14 de la Ley N° 20.066.
Dicha normativa persigue visualizar el maltrato de los adultos mayores en el marco de la
violencia al interior del hogar (de acuerdo a las reglas de parentesco y convivencia), y no
por el criterio de la habitualidad. Así la parte que recurre el fallo, en este señala que “el
artículo 5° define los actos que son constitutivos de violencia intrafamiliar y la calidad de
la relación entre agresor y víctima, y el artículo 7° le atribuye la naturaleza de violencia
intrafamiliar al hecho de expulsar a un adulto mayor, dueño o poseedor, a cualquier título,
de un inmueble que ocupa para residir, cuando dicho actuar ha sido llevado a cabo por
algunos de los parientes señalados en el artículo señalado”.
4 MENESES PACHECO, CLAUDIO (2008). Fuentes de prueba y medios de prueba en el proceso civil. Ius et
Praxis, vol. 14, Nº 2, pp. 43-86. Disponible en https://scielo.conicyt.cl/scielo.php?
script=sci_arttext&pid=S0718-00122008000200003. (Fecha de consulta: 29 de mayo de 2019).
5 Corte de Apelaciones de Punta Arenas 5 enero 1990, RDJ t. 83, sec. 2a, p. 8 (considerando 31°). Véase
también la sentencia del 22° Juzgado Civil de Santiago dictada en los autos "Larraín con Sociedad Industrial y
Comercial Maderera Los Dominicos", publicada en RDJt. 79, sec. 3a, pp. 89-92, en especial considerando 18°
(pp. 91 y 92).)
Ahora bien, al momento de analizar nuestra legislación en materia de prueba de la
violencia intrafamiliar, indudablemente debemos dirigirnos a la legislación especial que
regula el asunto, hablamos de la Ley Nº20.066, de noviembre del año 2005, sobre violencia
intrafamiliar, la cual en su artículo 6 dispone: “Los actos de violencia intrafamiliar que no
constituyan delito serán de conocimiento de los juzgados de familia y se sujetarán al
procedimiento establecido en la ley Nº19.968.". De la lectura, podemos desprender la
existencia de dos tipos de actos de violencia, primero, aquellos que constituyen delito y
que, en efecto, serán de conocimiento de la jurisdicción penal, y, segundo, aquellos de no
constituyen delito y que, por tanto, serán materia de competencia y objeto procesal de una
judicatura civil especial, a saber, los Juzgados de Familia. Todo lo anterior, por medio de
una remisión expresa a la ley Nº 19.968 de agosto del 2004 y confirmada, a su ves, por el
articulo 8 número 16 de esta última. Es, precisamente, este último el procedimiento que nos
interesa analizar en esta oportunidad.
Así, como se señaló en el apartado anterior, nuestro legislador opta por una “libre
valoración de la prueba” o sana critica, así lo dispone expresamente el articulo 32 inciso
primero de la ley de tribunales de familia, a saber, “Los jueces apreciarán la prueba de
acuerdo a las reglas de la sana crítica.”. Posteriormente, en el mismo inciso, se refiere a la
implicancia o consecuencia de la aplicación de dichas reglas, esta es: “no podrán [los
jueces] contradecir los principios de la lógica, las máximas de la experiencia y los
conocimientos científicamente afianzados.”. Así, de la lectura de este precepto, podemos
desprender los denominados elementos o limites de la sana critica, a saber, la lógica, la
ciencia y la experiencia. Con todo, para una mayor aproximación y comprensión de este
sistema, es menester comenzar con un concepto del mismo.
Sin duda definir la sana critica no es tarea sencilla, pues durante mucho tiempo se ha
discutido su sentido y alcance, tanto por la doctrina como por la jurisprudencia. Así, por un
lado, para el destacado jurista uruguayo Eduardo Couture las “reglas de la sana crítica son,
ante todo, las reglas del correcto entendimiento humano. En ellas interfieren las reglas de
la lógica, con las reglas de la experiencia del juez”7, para Couture la sana critica seria la
“unión de la lógica y de la experiencia, sin excesivas abstracciones de orden intelectual,
pero también sin olvidar esos preceptos que los filósofos llaman de higiene mental,
tendientes a asegurar el más certero y eficaz razonamiento.”8. Complementando esta
aproximación, la jurista nacional María Ines Horvitz señala “El sistema de […] sana crítica
racional puede entonces ser entendido como aquél caracterizado por la inexistencia de
Como podemos observar, la opción legislativa de la ley 19.968 se aleja de las leyes
reguladoras de la prueba contenida en el CPC del año 1902, y se alinea con las más
recientes tendencias en la materia. Al respecto, el mensaje del proyecto de ley que creó
nuestro actual Código Procesal Penal señala que el sistema de prueba tasada es sólo
coherente con el sistema de prueba escrito, el juicio oral, por esencia, tiene como objetivo
que el juez pueda apreciar directamente los elementos de prueba y formarse una convicción
por esa vía. Tasar la prueba significa quitar al juez la posibilidad de reconstituir los hechos
a partir de los medios de prueba. Esto es desconocerle su competencia más elemental.
Sin embargo, la coherencia con el procedimiento oral no fue el único motivo por el
cual Chile se volcó – no sin reticencias- a esta novedosa modalidad de valorar la prueba,
sino que también, se buscó dar libertad a los jueces, toda vez que se había dado lugar una
especie de “libertinaje probatorio” debido al anacronismo del sistema y la imposibilidad de
trabajar con él. En efecto, en materia penal la criminalidad es cada vez más complicada y
más difícil encontrar testigos que den cuenta de lo que ocurrió, en materia de familia, la
interdisciplinariedad y privacidad de los motivos que dan origen a las acciones, hacen
aplicables análogamente las mismas fundamentaciones.
La lógica, en primer lugar, dice relación con una lógica formal o monotónica (en
contraposición a la lógica no monotónica o la lógica factual), la cual “se refiere solo a
proposiciones analíticas —no transmiten ninguna información sobre cuestiones de hecho,
es decir, solo aluden a símbolos que empleamos en nuestros intercambios lingüísticos”14,
pensemos, por ejemplo, en A es igual a A. Su utilidad viene dada por la posibilidad de
resumir nuestros recorridos intelectuales en normas lógicas, ahorrándonos repetir intensos
cursos de análisis. Por medio de ella se “pretende distinguir entre los razonamientos
correctos, de aquellos que no lo son, en cuyas proposiciones debe existir una vinculación
racional”15. Así, de ella se desprenden las leyes de la identidad, la no contradicción, el
tercero excluido y la razón suficiente.
En segundo lugar, la ciencia o conocimientos científicamente afianzados se refieren a
“conclusiones que se adquieren aplicando el método científico […]. Los conocimientos
científicos están asociados a las teorías y leyes de las diversas ciencias, las que se han
construido mediante el método científico, el cual está caracterizado fundamentalmente por
la demostración”16. Por su parte, para Rodrigo Cerda “los conocimientos científicos están
constituidos por el saber humano proporcionado por las ciencias”17. Para Coloma y
Agüero, un conocimiento científicamente afianzado seria “uno que, gracias a la
tecnología, ha sido “operacionalizado” para su uso, o sea, ha sido traducido en reglas que
14 LARROCAU, JORGE
15 Sentencia Corte Suprema Rol Nº 7.213-2010
16 Sentencia Corte Suprema Rol Nº 7.213-2010
17 CERDA, R (2013). Valoración de la prueba: Sana crítica (Librotecnia. Santiago. P. 39.)
indican como se debe proceder”18. Por lo tanto, el rasgo característico de este elemento —y
propio de toda ciencia— viene a ser su carácter verificable.
18 COLOMA CORREA, RODRIGO / AGÜERO SAN JUAN, CLAUDIO (2014). Lógica, ciencia y experiencia en la
valoración de la prueba (Revista Chilena de Derecho Vol. 41 Nº 2, p. 687)
19 Sentencia Corte Suprema Rol Nº 7.213-2010
20 COUTURE EDUARDO, J., ob. cit., n° 7, p. 192.
21 JOEL GONZÁLEZ, CASTILLO (2006). Revista Chilena de Derecho (Vol. 33 Nº 1)
22 Sentencia Iltma. Corte de Apelaciones de Santiago Rol Nº 1148 - 2011
primordial del Consejo Técnico será la de asesorar a los jueces en el análisis de los hechos
y situaciones relacionadas con los asuntos de que conocen y en cualquier otra materia de su
especialidad en que el juez lo solicite, así como en la adopción de la resolución que mejor
convenga a los intereses permanentes del grupo familiar.
En este sentido, si bien como se demuestra, el violentador presentó pruebas en las que
se demostraba que aportaba a la estabilidad económica del grupo familiar, no desvirtuó el
hecho de que por la forma de aportar este ejercía poderío y manipulación sobre el grupo
familiar por este medio. En este sentido, como vimos anteriormente en la caracterización de
la violencia económica, esta no solo se refiere a la negativa a entregar dinero para la
manutención del grupo familiar con el fin de manipular, humillar o castigar a la víctima,
sino que también quien utiliza esta situación privilegiada para someter física o
psicológicamente a la víctima dejándola en una situación de desamparo. Por lo que respecto
de la prueba presentada, se comprueba en autos por parte del tribunal que concurrían los
elementos para determinar que la parte demandante fue víctima de dichas vejaciones
acogiendo su demanda y condenando al demandado a pagar una multa de 2 UTM y a dejar
el hogar común en un plazo no mayor a 30 días.
De esta forma y respecto de este caso en particular, podemos ver que la violencia
económica puede ejercerse de varias formas, y su acogimiento o no por parte de tribunales
dependerá de la manera en que esta se acredite y no supone únicamente la presentación de
pruebas en que conste una aportación económica o no al núcleo familiar, sino que también,
de la valoración que puedan hacer los jueces de las pruebas rendidas y el razonamiento al
que puedan llegar de cómo se llevan las relaciones interpersonales en el núcleo familiar, de
esta manera, la prueba es una forma no solo de evidenciar actos concretos de violencia, sino
también una forma mediante la cual los jueces se pueden acercar a observar cómo se
llevaban las relaciones de familia y de qué manera esas conductas particulares pueden
afectar en los individuos que la componen.
Al revisar la causa y hacer sus observaciones, finalmente dicha Corte opta por
revocar la sentencia de primera instancia y rechazar la denuncia, ya que como no se
presentaron pruebas de hechos concretos de violencia, no pueden inferir la concurrencia de
la violencia en este caso. Así como esta misma lo expresa, refiriéndose a que “El sistema
de la sana critica constituye un sistema de valoración libre de la prueba, pero teniendo
presente que ello no significa en absoluto facultad para el juez de formar su convicción de
manera arbitraria, toda vez, que libertad importa uso razonado de la lógica y del buen
sentido, guiados y apoyados por la experiencia que obtiene de la labor que ejerce y el
medio social en que se desenvuelve (...) Es necesario tener presente que el valor de la
prueba pericial debe ser determinada por el tribunal según la idoneidad del perito, la
objetividad y calidad de su informe y declaración, y su concordancia con los otros medios
de prueba, apreciado todo ello conforme a la sana critica”. De esta forma, la Corte da a
entender que si bien, las reglas de la sana crítica deben aplicarse de manera tal que ayude al
juez a hacer una visión general del conflicto, para solucionarlo de mejor manera teniendo
en cuenta una coherencia con el proceso y las pruebas presentadas, los conocimientos
culturales que permiten al juez interiorizarse en la situación en conflicto y los
conocimientos aportados por determinadas ciencias (mediante la prueba de peritos), aún así
la prueba debe ser tajante en demostrar situaciones concretas de violencia evidenciables
mediante esta.
IV. CONCLUSIÓN
Por lo demás, las víctimas de este recientemente visualizado tipo de violencia no son,
claramente, solo las mujeres, de hecho, el espacio que estas han ganado justa y
necesariamente en el ámbito laboral, han dado paso a un nuevo tipo de organización
familiar, donde en determinados casos son los hombres quienes dependen económicamente
de una mujer para satisfacer sus necesidades de supervivencia. Lo mismo ocurre en con las
familias homoparentales.
Lo que pretende este trabajo es dar cuenta del vacío legal que tiene Chile en la
materia, y analizar como la libertad que la ley 19968 le otorga al juez para valorar los
medios de prueba presentados se hace insuficiente, toda vez que la estrechez del concepto
de violencia intrafamiliar que prescribe el articulo 5° de la Ley 20066, solo da espacio para
condenar conductas en su mayoría activas, que impliquen un perjuicio en la integridad
física o psíquica, pero no otras acciones u omisiones que de probable menor gravedad o
extensión, que no generen un daño físico o psicológico, pero que afectan gravemente la
dignidad de las personas.
Sin embargo, para llegar a este reconocimiento, los jueces se encuentran con una serie
reparos legales que hemos intentado reseñar:
De esta manera, esperamos que este trabajo constituya una demostración del estado
en que actualmente se encuentra la cuestión en la doctrina y jurisprudencia nacional, y
contribuya a visibilizar el fenómeno, tanto desde el punto de vista sociocultural, como
desde el punto de vista jurídico, con el objeto de propender a su mejoramiento, y a la
protección de las víctimas de este tipo de maltrato, que si bien, no necesariamente resulten
con una afectación de su integridad física, si lo serán en su integridad psíquica, en su
dignidad, autoestima y supervivencia.
V. BIBLIOGRAFÍA
A) JURISPRUDENCIA
1. Corte de Apelaciones de Punta Arenas 5 Enero 1990, RDJ t. 83, sec. 2a, p. 8 (considerando
31°).
2. Sentencia del 22° Juzgado Civil de Santiago dictada en los autos "Larraín con Sociedad
Industrial y Comercial Maderera Los Dominicos", publicada en RDJt. 79, sec. 3a, pp. 89-
92, en especial considerando 18° (pp. 91 y 92).)
3. Sentencia Corte Suprema Rol Nº 7.213-2010
4. Sentencia de la Corte Suprema de Justicia, de 6 de enero de 2003, Rol N° 400-01,
citada por CORTEZ MATCOVICH, GONZALO, El nuevo procedimiento regulado
en la ley N° 19.496 sobre protección de los derechos de los consumidores, Editorial
LexisNexis, 1a edic, Santiago, 2004, p. 61
5. Sentencia Iltma. Corte de Apelaciones de Santiago Rol Nº 1148 - 2011
B) DOCTRINA
C) OTROS