MACHETE (La Célula Como Unidad de Los Seres Vivos)
MACHETE (La Célula Como Unidad de Los Seres Vivos)
MACHETE (La Célula Como Unidad de Los Seres Vivos)
Están por empezar a leer el primero de una serie de machetes: así llamamos a este tipo de
material donde presentamos de manera resumida algunos temas de la materia. Obviamente
que es importante leer también el resto de la bibliografía que recomendamos. A diferencia
del resto del material de cátedra, los machetes van cambiando cursada tras cursada:
agregamos explicaciones, actualizamos el contenido y hacemos las ilustraciones cada vez
más explicativas. De este modo logramos ofrecerles un material más amable, fácil de
abordar, completo, actualizado y lo más adecuado posible a la gran diversidad de perfiles de
estudiantes que cursan esta materia. Por este motivo, está en contínuo desarrollo, y como
consideramos que los aportes constructivos son muy valiosos, les hacemos una propuesta:
si arman un buen resumen o si encuentran algo que nos quieren sugerir para hacer más
simple algún tema, ¡compartanlo con nosotres en este formulario!
¡Va a ser un orgullo para todes incorporar mejoras realizadas por ustedes!
¡Buena cursada!
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Figura 1. Ejemplos de organismos vivos.
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✔ Tienden a la homeostasis, que es la capacidad de mantener su medio interno
relativamente constante y estable a pesar de los cambios del entorno. Un ejemplo
sería la regulación de la temperatura o de la concentración salina.
✔ Realizan metabolismo, que es el conjunto o red de las reacciones e interacciones
químicas propias de los seres vivos y que permite el aprovechamiento y la
transformación de la materia y la energía.
✔ Presentan irritabilidad, que es la capacidad de reaccionar ante estímulos, ya sean
internos o externos e interaccionar con el entorno
✔ Se reproducen, es decir, generan descendencia.
✔ Crecen y se desarrollan: el crecimiento es el aumento irreversible de volumen de un
individuo (por un aumento en su número de células o por expansión de las células
existentes) y el desarrollo se relaciona, en el caso de muchos organismos
pluricelulares, con la diferenciación (especialización) celular.
✔ Provienen de un mismo ancestro común y su material genético es el ADN. Este ADN
fue experimentando cambios, mutaciones, a lo largo del tiempo y esto permitió que los
organismos evolucionen a través de múltiples generaciones.
✔ Son sistemas autopoiéticos: los seres vivos son sistemas que tienen la capacidad de
autoorganizarse, autogenerarse y autorregular sus propios procesos y su
organización.
✔ Son sistemas complejos: están constituidos por componentes que están
interconectados, que son interdependientes, cuyos límites (donde empieza y termina
cada uno) son difusos o permeables y que presentan características emergentes
distintas a la suma de las características de cada componente que lo constituye.
Video: Características de los seres vivos (tutoría)
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Es decir, la vida no se reduce a ser una sumatoria de propiedades de sus componentes sino que
es una propiedad emergente, producto de las relaciones dinámicas entre sus componentes.
Por ello, cuando rompemos el patrón de organización de un organismo vivo, los componentes
y las propiedades individuales de cada uno tal vez seguirán estando, pero no así las del
sistema completo. En la Figura 3 se observan algunos componentes de un ser humano: sus
sistemas de órganos, sus tejidos, las células y sus partes. Sin embargo no podríamos
predecir sus características a partir de la suma de los distintos sistemas de órganos así como
tampoco se pueden predecir las características de un cerebro a partir de sus distintas
neuronas.
Figura 3. Escalas relativas de las estructuras que conforman un organismo pluricelular complejo.
Puede observarse la “emergencia” de componentes a partir de la interrelación de estructuras de un
nivel de complejidad inferior.
La Figura 4 y la Tabla 1 detallan los niveles de organización de los organismos vivos desde el
nivel más simple, el subatómico, hasta el nivel más complejo correspondiente a la biosfera.
Cabe aclarar que cada nivel jerárquico se constituye a partir de las interrelaciones que
emergen de la integración de los niveles inferiores, sin perder las propiedades de los otros
niveles. Los seres humanos (Homo sapiens) se conforman por ello por los niveles atómico,
molecular, celular, tisular y orgánico además del sistémico.
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Video: Niveles de organización de los organismos vivos (tutoría).
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especializadas y contribuyen al funcionamiento del organismo como un todo. Los
pluricelulares pueden alcanzar a su vez un nivel tisular, de órganos o un conjunto de
sistemas de órganos. La población, la comunidad, el ecosistema y la biósfera
corresponden a interacciones de individuos entre sí o con el entorno (en amarillo).
11. Población: miembros de la misma especie que conviven en el mismo área (población de
hormigas, población de ballenas, pejerreyes de la laguna de Chascomús).
12. Comunidad: dos o más poblaciones de especies que conviven e interactúan en un mismo
hábitat (distintas especies de peces de la laguna de Chascomús).
14. Biosfera: conjunto de todos los seres vivos del planeta y de sus interrelaciones con el
entorno.
Tabla 1. Niveles de organización de los organismos vivos. El nivel celular corresponde a la
unidad más pequeña que puede presentar vida. Las estructuras que no presentan organización
celular son consideradas “no vivas”. El nivel de población ya implica la presencia de más de un
organismo.
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Importante: Respecto de los virus, la mayor parte de la comunidad científica considera que
”no están vivos” ya que no presentan células y carecen de propiedades como el metabolismo,
la homeostasis y la reproducción. Y si bien el lugar dónde ubicar a los virus es un tema que
actualmente está en discusión, aún compartimos la postura del esquema que se acaba de
describir, o sea, dentro de lo abiótico y considerados como complejos subcelulares.
Video: coronavirus: complejidad y escala
La biodiversidad
La diversidad de los seres vivos es sumamente amplia y abarca desde una pequeña levadura
que permite levar el pan hasta las ballenas que surcan nuestros mares. Hasta el momento se
han identificado alrededor de 1,9 millones de especies distintas de organismos aunque se
estima que el número real puede superar ampliamente los 10 millones.
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Universal Common Ancestor o Último Ancestro Común Universal ). Este grupo de organismos
fue evolucionando, gracias a cambios de su ADN, a lo largo de miles de millones de años
hasta llegar a los organismos presentes en la actualidad (sin dejar de lado los ya extintos). En
la figura 5 se puede observar un árbol filogenético que muestra de manera muy esquemática
el modo como fueron surgiendo y evolucionando los distintos organismos.
Los seres vivos se pueden organizar y clasificar de distintas maneras de acuerdo a sus
características morfológicas (presencia o ausencia de núcleo), metabólicas (tipo de
alimentación), a su origen evolutivo o, la más actual y vigente, la clasificación según el
parecido genético. Cabe aclarar que entre los científicos no existe al día de hoy un consenso
unificado respecto de una clasificación definitiva . Esto se debe, por un lado, a que todavía
faltan muchos datos de organismos que no se estudiaron aún, pero también porque hay
discusiones de qué es más importante al momento de clasificar: si únicamente la información
contenida en el ADN o también las características morfológicas de los organismos. Los que
apoyan esto último argumentan que a veces pequeños cambios en el ADN generan grandes
cambios en los organismos, como estudiamos antes respecto de las propiedades
emergentes.
Figura 6. Se ejemplifican dos maneras de clasificación de los organismos vivos. Whittaker (1969)
dividió a los organismos en 5 reinos: monera, protista, fungi, plantae y animalia. En 1977 Carl Woese,
basándose en similitudes y diferencias genéticas, divide los organismos en 3 dominios: Archaea,
Bacteria y Eukarya (que a su vez se subdividen en distintos reinos). Consideramos la propuesta de
autores como Cavallier-Smith (1998) de separar al reino protista en cromistas (algas) y protozoos
debido a importantes diferencias entre estos dos grupos. Y, mientras que los dominios Bacteria y
Archaea están conformados por procariontes, el dominio Eukarya se corresponde en su totalidad a
eucariontes.
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Pero, independientemente de cómo se clasifique, podemos diferenciar dos grandes grupos de
organismos: los eucariontes (en cuyas células el ADN se rodea por una membrana) y los
procariontes (sin una membrana rodeando al material genético).
La clasificación por dominios separa los procariontes en dos grupos (dominios), Bacteria y
Archaea y a los eucariontes en uno solo, Eukarya, el cual se subdivide a su vez en 5 reinos.
Cada uno de los dominios y reinos suele presentar un origen evolutivo común (Figura 5).
A continuación (Figura 7) analizaremos algunas características de estos grupos de
organismos:
Figura 7. Características generales de los procariotas y los distintos reinos eucariotas de acuerdo al
número de células que los conforman (unicelulares/pluricelulares), al tipo de nutrición que presentan
(autótrofa/heterótrofa) así como ejemplos de cada uno.
Clasificación ecológica
Otra posible forma de ordenar a los seres vivos es a través de sus roles y funciones dentro de
una red trófica, es decir, en cuanto a su participación en la transferencia de nutrientes y
energía dentro de un ecosistema. Muchas veces se utiliza el concepto de cadena trófica, pero
en realidad se trata de una verdadera red ya que existe una interconexión muy compleja entre
los organismos al momento de alimentarse y de ser el alimento de otros.
En la base de una red trófica se encuentran los productores, organismos autótrofos como
plantas, algas o bacterias fotosintéticas, capaces de sintetizar sus propias biomoléculas a
partir de sustancias inorgánicas como el agua y el dióxido de carbono. Los autótrofos son la
base energético- nutricional de los ecosistemas terrestres (Figura 8).
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Figura 8. Red trófica que muestra la relación entre los distintos seres vivos de
acuerdo a sus características energético-nutricionales.
Los consumidores, por otro lado, son organismos heterótrofos que se alimentan de otros
organismos, es decir, que incorporan materia orgánica elaborada por otros. Y mientras que
los consumidores primarios se nutren de plantas (herbívoros), de algas o incluso de
cianobacterias, los consumidores secundarios y terciarios (carnívoros) se alimentan de los
primarios y/o secundarios respectivamente.
Finalmente un último grupo, los descomponedores (hongos, ciertas bacterias, etc.),
degradan los restos orgánicos de los seres vivos y los transforman en moléculas inorgánicas
u orgánicas más pequeñas que serán reutilizadas por productores y otros consumidores. Su
rol tiene que ver con el reciclado de la materia.
Cabe aclarar que algunos organismos (como los seres humanos, entre otros) pueden
alimentarse tanto de productores como también de consumidores primarios, secundarios,
terciarios o también de descomponedores. Al comer una hamburguesa, la carne (de vaca)
corresponde a un consumidor primario, el tomate a un productor, pero las levaduras (hongos)
presentes en el pan son descomponedores.
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La célula como unidad de los seres
vivos
La vida surgió en la Tierra hace alrededor de 4000 millones de años. Probablemente la
formación de unas vesículas rudimentarias delimitadas por membranas posibilitó generar un
medio intracelular estable, diferenciado del entorno y un metabolismo propio. Esto llevó a la
formación de las primeras células primitivas, emparentadas con algunos procariontes
actuales. En el caso de estos organismos unicelulares, una célula YA es un individuo, en
cambio en organismos pluricelulares, las células serán parte de un organismo.
Organización celular
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característico y solo presente en eucariontes (eu=verdadero, carion=núcleo) es el núcleo
celular que contiene el material genético, el ADN.
Muchas estructuras y funciones intracelulares son comunes tanto a las células eucariontes
como a las procariontes. En la Tabla 2 se detallan algunas de ellas.
Estructura Características
o proceso
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Estructura rígida que rodea la membrana
Pared plasmática y brinda protección y sostén a las
celular células. En eucariontes está presente en plantas
(de celulosa), hongos (de quitina) y algas (de
celulosa). En bacterias está formada por
peptidoglicano o mureína.
Célula procarionte
Generalmente asociamos las bacterias a procesos infecciosos como anginas, infecciones
urinarias, otitis, etc. Sin embargo, la mayor parte de estos microorganismos no nos daña e
incluso muchos son benéficos para la salud.
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Figura 10. Distintos tipos de células
procariontes al microscopio.
Los procariontes carecen de un núcleo celular, es decir de una membrana que rodea el
material genético. Suelen tener un tamaño mucho más reducido que los eucariontes pero su
tasa de reproducción suele ser mucho mayor: muchas bacterias pueden dividirse cada 20
minutos. Por ejemplo, si partimos de una sola bacteria y, si los nutrientes son suficientes, al
cabo de 11 horas podemos llegar a las 5000 millones de células hijas. Esta gran velocidad de
división celular es lo que puede llevar a una comida contaminada a descomponerse en pocas
horas
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Algunos procariontes poseen estructuras características llamadas pilis o fimbrias. Ellas le
otorgan la capacidad de adherirse y acercarse a estructuras como epitelios humanos, dientes
u incluso a otras bacterias (ver Figura 11). Gracias a los pilis pueden enlazar otras bacterias y
transferir plásmidos, material genético “extracromosómico”, a otras células.
Desde un aspecto nutricional algunos procariontes como las arqueas presentan una gran
variabilidad dado que pueden aprovechar como fuente alimenticia desde el petróleo, los
plásticos o incluso sustancias como el azufre, el metano, entre otros.
Célula eucarionte
Figura 12. Distintas células al microscopio: gametas humanas, células vegetales y neuronas.
Las células eucariontes surgieron mucho más tardíamente que las procariontes a lo largo de
la evolución biológica y probablemente se generaron por fusión de dos o más organismos
procariontes. Existe una gran variedad en cuanto al tamaño y forma de este tipo de células,
incluso dentro de un mismo organismo como el nuestro (ver Figura 12). Una célula eucarionte
promedio mide entre 10 y 30 µm (1µm= 0,000001 metro). Esto es válido para las células que
forman parte de un gusano y para las que componen un elefante. La diferencia es que en el
elefante hay más células. En nuestro cuerpo la cantidad de células ronda los 1013 (un 1
seguido de 13 ceros).
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Figura 13. Características principales de las células vegetal y animal. Ambos tipos celulares, al ser
eucariotas, presentan una envoltura que rodea al material genético (ADN) formando el núcleo celular. A
su vez cuentan con distintas estructuras subcelulares, algunas rodeadas por membranas como las
mitocondrias, los cloroplastos (solo en células vegetales), los peroxisomas y el sistema de
endomembranas. Presentan una red fibrosa de proteínas, el citoesqueleto. La célula vegetal se rodea
por una pared por fuera de la membrana que le brinda sostén y protección y cuenta también con una
gran vacuola central y con cloroplastos.
Las células eucariontes presentan estructuras características a ese tipo celular que pueden
variar de un de organismo o de una célula a otra y que se relacionan con la función que
cumplen. Muchas de estos componentes están rodeadas por membranas. Entre ellos
podemos nombrar organelas membranosas como mitocondrias, cloroplastos y peroxisomas.
Estas estructuras diferenciales se detallan en la Tabla 3.
A lo largo de las distintas secciones iremos trabajando con mayor detenimiento las diferentes
estructuras subcelulares.
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ESTRUCTURAS EXCLUSIVAS DE ORGANISMOS EUCARIOTAS
Estructura Características
Procariontes Vs eucariontes
Como ya vimos, a diferencia de las células eucariontes, las procariontes carecen de
compartimentos membranosos, por ejemplo de un núcleo celular. Su ADN es circular,
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presentan un citoesqueleto rudimentario y la división celular es por fisión binaria. Éstas, y
otras diferencias se detallan en la Tabla 4.
PROCARIONTE EUCARIONTE
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muchos años fue una de las técnicas más difundidas para el estudio de estructuras no
observables a simple vista.
La Figura 14 presenta una idea aproximada de los tamaños de células y componentes
subcelulares indicando los instrumentos que permiten visualizarlos:
Figura 14. Esquema que muestra los tamaños de las células y los poderes de resolución de cada tipo
de microscopio y del ojo humano así como las escalas.
Contamos con dos tipos básicos de microscopios: los microscopios ópticos (M.O.) y los
microscopios electrónicos (M.E.). Mientras que los ópticos usan una fuente de luz, los
electrónicos utilizan una de electrones. Esto último les brinda una mayor capacidad de
resolución, gracias a lo cual se pueden visualizar con mayor detalle distintas estructuras.
La Figura 15 muestra al mismo hongo, en este caso de una levadura unicelular que genera
infecciones, a través de distintos dispositivos. A simple vista veríamos unas placas
blanquecinas en la boca. Si tomáramos una muestra de estas placas y las observáramos con
distintos microscopios veríamos que cada uno nos brinda otro tipo de información.
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Figura 15. Las fotografías y microfotografías muestran distintos modos por el cual se puede
observar por ejemplo un hongo. La primera imagen muestra una infección orofaríngea por
una levadura donde a simple vista se observan placas blanquecinas. Una muestra de estas
placas al microscopio óptico permitiría observar levaduras con baja resolución. En cambio,
el microscopio electrónico (ME) permite observar tanto las estructuras subcelulares (MET)
como la superficie (MEB) de objetos.
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organismo diferirá a su vez respecto de sus proteínas. De este modo se puede detectar la
presencia de ciertas células, diferenciar un organismo o una célula de otra o simplemente
estudiar alteraciones (por ejemplo mutaciones) de estas células.
- de proteínas celulares específicas (por ejemplo, los receptores): permiten, entre otros,
determinar la presencia o la cantidad de ciertas células o diferenciar células entre sí. Por
ejemplo, por medio de esta técnica podemos estudiar la presencia de microorganismos
patógenos como bacterias, virus o incluso determinar la presencia de células tumorales,
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Los virus
Cada invierno muchos de ustedes se enferman de gripe estacional que puede deberse a
distintos tipos de virus respiratorios. Por otro lado, la mayoría nos hemos vacunado contra
infecciones causadas por virus, tales como el sarampión, la poliomielitis, la hepatitis A y B,
las paperas, la fiebre amarilla y, tal vez también contra el covid 19, entre muchas otras. Con
seguridad todos escucharon hablar también del VIH o del virus del papiloma humano (HPV)
causante del cáncer de cuello de útero.
Sin embargo, no todos los virus causan infecciones. Existe una enorme cantidad de virus no
patógenos que se hospedan en nuestros tractos gastrointestinales, en nuestras mucosas y
epitelios y de los cuales hasta ahora se sabe muy poco.
Figura 17: Imágenes al microscopio electrónico del virus del Herpes HVS1 a la izquierda, del Ébola en
el centro y del SARS-CoV-2 a la derecha.
Este interrogante tiene una respuesta ambigua. Es cierto que carecen de una estructura
celular, de metabolismo y de homeostasis propia, por lo que requieren de la maquinaria de
una célula viva para multiplicarse. Sin embargo poseen material genético propio capaz de
adaptarse a entornos cambiantes y sus ciclos de multiplicación dentro de las células que
parasitan son sumamente complejos. Por ello, muchos grupos de investigación proponen una
nueva categorización: organismos vivos “acelulares”. Aquí consideraremos, hasta que no
haya un mayor consenso en la comunidad científica, de clasificarlos como “partículas
subcelulares no viables”.
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¿Cuáles son las características que definen a los virus?:
● No están formados por células: no poseen membrana plasmática ni citoplasma.
● Contienen un único tipo de material genético (ADN o ARN)
● No presentan metabolismo ni homeostasis propios
● Se multiplican dentro de la célula viva haciendo uso de la maquinaria metabólica de
síntesis y de las estructuras de la misma y por ello se los llama parásitos
intracelulares obligados.
● Se desplazan de una célula a otra por distintas vías (por vía aérea, por fluidos
corporales como sangre, semen, saliva o incluso por materia fecal)
Si bien existe una gran variedad de virus distintos, podemos mencionar algunas estructuras
comunes a todos ellos (ver Figura 18):
● su material genético (ADN o ARN), que porta la información necesaria para formar
las nuevas partículas virales.
● una cápside de naturaleza proteica, que protege al material genético.
● antígenos virales (también llamados espículas o spikes), que son las estructuras que
le permiten unirse e ingresar a las células que van a infectar. Si un virus no presenta
antígenos no podrá infectar a las células.
● una envoltura lipídica, no siempre presente, que rodea la cápside. Los virus que
presentan una envoltura son más fáciles de eliminar con detergentes dado que esta
membrana, al ser de naturaleza lipídica, se desintegra en presencia de los mismos y
junto a ella se pierden los antígenos virales. Este sería el caso de virus como el
SARS-CoV-2.
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Algunos virus afectan exclusivamente a las células eucariontes (ver Figura 18) y otros, a las
células procariontes (ver Figura 19). Estos últimos presentan una estructura compleja y se
denominan fagos o bacteriófagos.
El ácido nucleico viral (ADN o ARN) es clave para la multiplicación del virus ya que aporta
toda la información necesaria para la formación de nuevas partículas virales (viriones). Sin
embargo, será la célula infectada la que decodificará esta información genética aportando la
energía y las moléculas necesarias para la síntesis de proteínas y del material genético del
virus. Pero además pondrá a disposición del virus estructuras celulares como los ribosomas,
necesarios para la síntesis proteica, y las mitocondrias, que aportan la energía para este
proceso.
Un único virión puede dar origen a miles de nuevas partículas virales al infectar una célula.
Esta infección puede llevar incluso a la muerte de la célula infectada.
Tanto el modo de ingreso a la célula como el proceso de multiplicación viral pueden variar de
un virus a otro.
El primer paso de una multiplicación viral consiste en introducir el ADN o ARN dentro de la
célula. En el caso de los fagos, deberán perforar la pared celular procariota e introducir a
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través del orificio su material genético (ver Figura 20). La cápside quedará fuera de la célula y
será descartada.
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5- Lisis de la célula y liberación de las partículas virales: la célula hospedadora se
lisa y se liberan las partículas virales infectantes.
Cabe aclarar que en varias enfermedades causadas por bacterias (escarlatina, difteria,
síndrome urémico hemolítico, etc), su capacidad de generar daño se debe a la presencia de
fagos lisogenizados, integrados en el ADN de estas bacterias. Estos profagos portan
información genética para toxinas que otorgan a la bacteria una mayor capacidad de generar
infecciones.
Figura 22. Multiplicación viral de un virus de eucariotas infectando a célula animal. Ejemplo: el
virus del SARS CoV-2.
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2-Penetración y decapsidación: el virus ingresa a la célula gracias a una invaginación de
la membrana plasmática de la célula. A continuación pierde la cápside.
El HIV presenta por otra parte un ciclo infectivo más complejo dado que su material genético
ingresa al núcleo de la célula hospedadora y se integra, al igual que los profagos, al ADN de
la célula.
¿Cuáles pueden ser las vías de transmisión de los virus? En el caso de los virus
respiratorios, como los de la gripe estacional o del coronavirus, la vía de transmisión más
común es la aérea. En otros casos, como el del VIH o del virus de la hepatitis B, su contagio
suele ser a través de fluidos corporales como sangre, semen o flujos vaginales.
Virus y Cáncer
Alrededor del 10% de los tumores pueden tener un origen viral. Aquellos virus que pueden
inducir estos procesos se denominan oncogénicos. Los mismos pueden modificar el material
genético o simplemente desregular los procesos de división de las células eucariontes
infectadas por ellos. Muchos de estos virus integran su material genético al ADN de la célula
hospedadora y se replican junto al mismo. Este mecanismo es similar al ciclo lisogénico en
bacterias. Ejemplos de estos virus son el HPV (papilomavirus), que causa el cáncer de cuello
de útero, el HBV (el virus de la hepatitis B) y el virus de la hepatitis C, entre otros.
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Viroides
Son agentes infecciosos constituidos exclusivamente por una molécula de ARN. Infectan
fundamentalmente a plantas. Pertenecen al nivel de organización macromolecular por estar
formados por tan solo una molécula de ARN.
Priones
Se trata de proteínas infecciosas que afectan al sistema nervioso central y son responsables
de encefalopatías espongiformes transmisibles. Pertenecen al nivel de organización
macromolecular por estar formados por una proteína.
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