Rito de La Ordenación Diaconal y Presbiteral (Recuperado Automáticamente)
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Rito de La Ordenación Diaconal y Presbiteral (Recuperado Automáticamente)
“El que quiera servirme, que me siga, dice el Señor; y donde esté yo,
allá también estará mi servidor”. (Jn 12, 26)
ORDENACIÓN PRESBITERAL
DIAC. JUAN PEDRO TUANAMA ISUIZA, CP.
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MONICIÓ N DE ENTRADA
Un saludo cordial de bienvenida a todos los presentes.
Les invito a disponernos a vivir con devoción y respeto esta celebración
eucarística, porque hoy en que conmemoramos la conversión del apóstol
san Pablo, el gran misionero de los gentiles, dos de nuestros hermanos
pasionistas recibirán las órdenes sagradas: El Hno. GILMER
CORONEL HERRERA será ordenado diácono y El Diac. JUAN
PEDRO TUANAMA ISUIZA será consagrado presbítero, por la
imposición de manos y oración consecratoria de Monseñor Jesús María
Aristín Seco. CP.
Para iniciar este acto de fe cristiano se ponen en pie y cantamos.
ORDINARIO DE LA MISA
RITOS INICIALES
Estando todo dispuesto, se inicia la procesión por la iglesia hacia el altar según el modo
acostumbrado. Y terminado el canto de entrada, el obispo y los fieles, de pie, se santiguan,
mientras el obispo dice:
Obispo:
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
Asamblea:
Amén.
SALUDO
El obispo, extendiendo las manos, saluda al pueblo diciendo:
Obispo:
La paz, la caridad y la fe, de parte de Dios Padre,
y de Jesucristo, el Señor, estén con todos ustedes.
Asamblea:
Y con tu espíritu.
ACTO PENITENCIAL
A continuación, se hace el Acto penitencial: El obispo invita a los fieles al arrepentimiento:
Obispo:
Hermanos:
para celebrar dignamente estos sagrados misterios, reconozcamos
nuestros pecados.
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ORDENACIÓN DIACONAL Y PRESBITERAL
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LITURGIA DE LA PALABRA
MONICIÓN DE LA PRIMERA LECTURA:
El profeta Jeremías reconoce que Dios es el autor y fundamento de la
vocación. En el texto que leeremos a continuación, descubramos el
llamado que Dios nos hace a cada uno de nosotros desde nuestra opción
propia de vida cristiana.
Lectura del libro del profeta Jeremías (1, 4-9)
La palabra del Señor llegó a mí en estos términos:
“Antes de formarte en el vientre materno, yo te conocía; antes de que
salieras del seno, yo te había consagrado, te había constituido profeta
para las naciones”.
Yo respondí: “¡Ah, Señor! Mira que no sé hablar, porque soy demasiado
joven”.
El Señor me dijo: “No digas: Soy demasiado joven, porque tú irás a
donde yo te envíe y dirás todo lo que yo te ordene”.
No temas delante de ellos, porque yo estoy contigo para librarte –
oráculo del Señor.
El Señor extendió su mano, tocó mi boca y me dijo: Yo pongo mis
palabras en tu boca. Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL (Sal 116, 1.2)
R/. Vayan por el mundo entero y proclamen el Evangelio (Aleluya).
Alaben al Señor, todas las naciones;
aclámenlo, todos los pueblos. R/.
Firme es su misericordia con nosotros,
su fidelidad dura por siempre. R/.
MONICIÓN DE LA SEGUNDA LECTURA:
En la siguiente lectura, veremos cómo Dios irrumpe en la vida del
Apóstol Pablo y lo va preparando para ser un misionero en favor de
todos los pueblos. Escuchemos con mucha atención.
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (22, 3-16)
En aquellos días, dijo Pablo al pueblo: “Yo soy judío, nací en Tarso de
Cilicia, pero me crié en esta ciudad; fui alumno de Gamaliel y aprendí
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ORDENACIÓN DIACONAL Y PRESBITERAL
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Lectura del santo Evangelio según san Marcos (16, 15-18)
En aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once y les dijo: “Vayan por
todo el mundo y proclamen en Evangelio a toda la creación”.
PETICIÓN DE LA ORDENACIÓN
El padre, delegado provincial, presenta ante el obispo al candidato,
pidiendo en nombre de la Iglesia y la Congregación que se le conceda el
Orden de los diáconos.
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ORDENACIÓN DIACONAL Y PRESBITERAL
Delegado provincial:
Reverendísimo Padre, la Santa Madre Iglesia pide que ordenes
diácono a este hermano nuestro.
El Obispo le pregunta:
¿Sabes si es digno?
Delegado provincial:
Según el parecer de quienes lo presentan y después de consultar al
pueblo cristiano, doy testimonio de que ha sido considerado digno.
El Obispo:
Con el auxilio de Dios y de Jesucristo, nuestro Salvador, elegimos
Asamblea:
Te damos gracias, Señor.
***
ELECCIÓN DEL CANDIDATO AL PRESBITERADO
A continuación, se tendrá el llamada y elección del candidato al
presbiterado. El diácono llamará al que va a ser ordenado presbítero.
El diácono:
Acérquense el que van a ser ordenado presbítero: DIAC. JUAN
PEDRO TUANAMA ISUIZA, CP.
MONITOR:
El padre, delegado provincial, presenta ante el Obispo al candidato,
pidiendo en nombre de la Iglesia y de la Congregación que le conceda el
Orden del presbiterado.
Delegado provincial:
Reverendísimo Padre, la Santa Madre Iglesia pide que ordenes
presbítero a este hermano nuestro.
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El Obispo le pregunta:
¿Sabes si es digno?
Presbítero:
Según el parecer de quienes los presentan y después de consultar al
pueblo cristiano, doy testimonio de que ha sido considerado digno.
El Obispo:
Con el auxilio de Dios y de Jesucristo, nuestro Salvador, elegimos
a este hermano nuestro para el Orden de los presbíteros.
Todos manifiestan su aceptación, diciendo:
Asamblea:
Te damos gracias, Señor.
***
MONITOR:
Ahora pueden tomar asiento y nos disponemos a escuchar la homilía de
nuestro Obispo.
HOMILÍA
MONITOR:
Dentro del Rito de la ordenación de los diáconos, el ordenado es
interrogado sobre su compromiso de entrega al Pueblo de Dios, y en
presencia del Obispo y de la comunidad cristiana, manifiesta su voluntad
de cumplir su ministerio, según el deseo de cristo y de la Iglesia.
EXAMEN
PROMESA DEL ELEGIDO DIÁCONO
Después de la Homilía, solamente se levanta el elegido diacono y se pone de pie ante el obispo,
quien le interroga con estas palabras:
Obispo:
Querido hijo, antes de entrar en el Orden de los diáconos, debes
manifestar, ante el pueblo, tu voluntad de recibir este ministerio.
¿Quieres consagrarte al servicio de la Iglesia por la imposición de
mis manos y la gracia del Espíritu Santo?
El elegido responde:
Sí, quiero.
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ORDENACIÓN DIACONAL Y PRESBITERAL
El Obispo:
¿Quieres desempeñar, con humildad y amor, el ministerio de
diácono como colaborador del Orden sacerdotal y en bien del
pueblo cristiano?
El elegido responde:
Sí, quiero.
El Obispo:
¿Quieres vivir el misterio de la fe con alma limpia, como dice el
Apóstol, y de palabra y obra proclamar esta fe, según el Evangelio
y la tradición de la Iglesia?
El Obispo:
¿Quieres conservar y acrecentar el espíritu de oración, tal como
corresponde a tu género de vida y, fiel a este espíritu, celebrar la
Liturgia de las Horas, según tu condición, junto con el pueblo de
Dios y en beneficio suyo y de todo el mundo?
El elegido responde:
Sí, quiero.
El obispo:
¿Quieres imitar siempre en tu vida el ejemplo de Cristo cuyo
Cuerpo y Sangre servirás con tus manos?
El elegido responde:
Sí, quiero, con la ayuda de Dios.
Seguidamente, el elegido diácono se acerca al obispo y, de rodillas ante él, pone sus manos
juntas entre las manos del obispo.
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MONITOR: El elegido se acerca al Obispo y, de rodillas ante él, pone
sus manos juntas entre las manos del Obispo. Así manifiesta su
compromiso de conjurarse a Cristo, cabeza y esposo de la Iglesia, para
estar unido radicalmente y de todo corazón al servicio de Dios y de los
hombres.
Si el elegido es un religioso, el obispo dice:
¿Prometes respeto y obediencia al Obispo diocesano y a tu Superior
legítimo?
El elegido:
Prometo.
El Obispo concluye:
Dios que comenzó en ti la obra buena, él mismo la lleve a término
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ORDENACIÓN DIACONAL Y PRESBITERAL
El elegido:
Sí, lo haré.
El Obispo:
¿Estás dispuesto a presidir con piedad y fielmente la celebración de
los misterios de Cristo, especialmente el sacrificio de la Eucaristía
y el sacramento de la reconciliación, para alabanza de Dios y
santificación del pueblo cristiano, según la tradición de la Iglesia?
El elegido:
Sí, estoy dispuesto.
El Obispo:
MONITOR:
El elegido se acerca al Obispo y, de rodillas ante él, pone sus manos
juntas entre las manos del Obispo. Así manifiesta públicamente su
compromiso de conjurarse a Cristo, cabeza y esposo de Iglesia, para
estar unidos radicalmente y de todo corazón al servicio de Dios y de los
hombres.
Si el elegido es un religioso, el obispo dice:
¿Prometes respeto y obediencia al Obispo diocesano y a tu Superior
legítimo?
El elegido:
Prometo.
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El Obispo concluye:
Dios, que comenzó en ti esta obra buena, él mismo la lleve a
término.
Seguidamente, se levantan.
MONITOR:
Viene el momento de la postración, signo de humildad y pequeñez del
hombre ante Dios. Mediante este gesto, los elegidos piden la fuerza y la
protección de Dios Padre, para ejercer el ministerio que hoy la Iglesia le
confiere. Nosotros, como partícipes de esta celebración, nos unimos en
oración, cantando las letanías de los Santos, pidiendo que Dios consagre,
bendiga y santifique a estos hermanos nuestros, elegidos para el Orden
del diaconado y presbiterado.
Obispo:
Oremos, hermanos, a Dios Padre Todopoderoso,
para que derrame generosamente la gracia de su
bendición sobre estos siervos tuyos que ha llamado
al Orden de los diáconos y al Orden de los
presbíteros.
Entonces los elegidos se postran en tierra, y se cantan las letanías, respondiendo todos. En los
domingos y durante el tiempo pascual, se hace estando todos de pie, y en los demás días de
rodillas, en cuyo caso el diácono dice:
Pongámonos de rodillas.
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ORDENACIÓN DIACONAL Y PRESBITERAL
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Por tu encarnación, Líbranos, Señor.
Por tu muerte y Resurrección, Líbranos, Señor.
Por el envío del Espíritu Santo, Líbranos, Señor.
Obispo:
Señor Dios, escucha nuestra súplicas
y confirma con tu gracia
este ministerio que realizamos:
santifica con tu bendición a éstos
que juzgamos aptos
para el servicio de los santos misterios.
Por Jesucristo, nuestro Señor
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ORDENACIÓN DIACONAL Y PRESBITERAL
Asamblea.
Amén.
Obispo:
Asístenos, Dios todopoderoso,
de quien procede toda gracia,
que estableces los ministerios
regulando sus órdenes;
inmutable en ti mismo, todo lo renuevas;
por Jesucristo, hijo tuyo y Señor nuestro
-palabra, sabiduría y fuerza tuya-,
con providencia eterna todo lo proyectas
y concedes en cada momento cuanto conviene.
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como templo nuevo y grandioso.
Que resplandezca en él
un estilo de vida evangélica,
un amor sincero,
solicitud por pobres y enfermos,
una autoridad discreta,
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ORDENACIÓN DIACONAL Y PRESBITERAL
Monitor
Desde este momento, nuestros hermanos Juan Pedro Tuanama Isuiza, Roberto
Mejía Altamirano y Wilmer Geraldo Jaramillo son diáconos, por ello recibirán las
insignias propias de este Orden.
LA ESTOLA: Es una banda larga y estrecha que cuelga del cuello, utilizada por
los diáconos en forma diagonal para la celebración de los sacramentos.
LA DALMÁTICA: Vestidura que representa el reinado de Cristo, y que el diácono
se coloca sobre la estola para el ejercicio de su ministerio.
Mientras los nuevos diáconos se revisten con las vestiduras propias de los
diáconos, cantamos.
Mientras tanto, puede cantarse un canto apropiado.
ENTREGA DEL LIBRO DE LOS EVANGELIOS
El ordenado, ya con sus vestiduras diaconales, se acerca al obispo, quien entrega al nuevo
diácono, arrodillado ante él, el libro de los evangelios, diciendo:
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Monitor
El Obispo hace entrega el Libro de los Evangelios a los nuevos diáconos para la
proclamación de la Palabra de Dios, como signo del ministerio que va a
desempeñar.
Obispo:
Oración de súplica
Entonces se acerca el elegido para el Orden del presbiterado. Todos se levanta.
El obispo, dejando la mitra, de pie, con las manos juntas y de cara al pueblo, dice:
El elegido se acerca al obispo, que está de pie delante de la sede y con mitra, y se arrodilla ante
él.
El obispo impone en silencio las manos sobre la cabeza del elegido.
Después, todos los presbíteros presentes, revestidos de estola, imponen igualmente en silencio
las manos sobre el elegido.
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ORDENACIÓN DIACONAL Y PRESBITERAL
Después de la imposición de manos, los presbíteros permanecen junto al obispo hasta que se
haya concluido la Plegaria de Ordenación, pero de modo que la ceremonia pueda ser bien vista
por los fieles.
Estando el elegido de rodillas ante él, el obispo, sin mitra, con las manos extendidas, dice la
Plegaria de Ordenación:
Obispo:
Así, en el desierto,
diste parte del espíritu de Moisés,
comunicándolo a los setenta varones prudentes
con los cuales gobernó más fácilmente a tu pueblo
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ofreciera, según la ley, los sacrificios,
sombra de los bienes futuros.
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ORDENACIÓN DIACONAL Y PRESBITERAL
Monitor:
Desde este momento este hermano nuestro forma parte del presbiterio. La estola y
la casulla son signos de compromiso de servicio, de ayuda a su obispo y a las
comunidades, mediante las celebraciones litúrgicas.
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LA ESTOLA: Es símbolo de los poderes sagrados que recibe el sacerdote, como
pastor que lleva a sus ovejas sobre sus hombros, como maestro que enseña a sus
discípulos; como guía que conduce a las personas a la vida eterna.
LA CASULLA: Vestimenta litúrgica y abierta por los costados para la celebración
de la Misa. Simboliza la caridad que debe caracterizar el servicio pastoral del
sacerdote, y por apoyarse sobre los hombros, el suave yugo del Señor.
Mientras el nuevo sacerdote se reviste con los ornamentos propios del presbítero,
cantamos.
Monitor:
Desde este momento este hermano nuestro forma parte del presbiterio.
La estola y la casulla son signos de compromiso de servicio, de ayuda a
su obispo y a las comunidades, mediante las celebraciones litúrgicas.
Monitor
El Obispo unge con el santo crisma las manos del ordenado, como signo de total
consagración, de entrega y pertenencia a Dios.
Seguidamente, el obispo recibe el gremial y unge con el santo crisma las manos del ordenado,
que permanece arrodillado ente él, diciendo:
Jesucristo, el Señor,
a quien el Padre ungió
con la fuerza del Espíritu Santo,
te auxilie para santificar al pueblo cristiano
y para ofrecer a Dios el sacrificio.
El Obispo y el ordenado se lavan las manos.
ENTREGA DE LA PATENA Y EL CÁLIZ
Monitor
El Obispo entrega al ordenado el cáliz y la patena principales instrumentos
sagrados para la celebración de la eucaristía.
Seguidamente, el diácono lleva el pan sobre la patena y el cáliz, con el vino y el agua, para la
celebración de la misa, se lo entrega al Obispo, quien a su vez lo pone en manos del ordenado
arrodillados ante él diciendo:
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ORDENACIÓN DIACONAL Y PRESBITERAL
Monitor
Con el beso de las manos y el abrazo de la paz, el Obispo y los demás sacerdotes
manifiestan su alegría al recibir a estos hermanos nuestros en el diaconado y
presbiterado.
Finalmente, el obispo besa a cada ordenando, primero a los presbíteros y después a los diáconos,
diciendo:
La paz contigo.
Y con tu espíritu.
De igual manera todos o al menos algunos presbíteros presentes pueden saludar al presbítero
recién ordenado, y lo mismo pueden hacer todos o al menos algunos diáconos con respecto a los
diácono recién ordenados.
LITURGIA EUCARÍSTICA
Acabada la Liturgia de la Palabra, el sacerdote coloca en el altar el corporal, el purificador, el
cáliz y el misal; mientras tanto puede ejecutarse un canto adecuado.
Conviene que los fieles expresen su participación en la ofrenda, bien sea llevando el pan y el
vino para la celebración de la eucaristía, bien aportando otros dones para las necesidades de la
Iglesia o de los pobres.
El sacerdote se acerca al altar, toma la patena con el pan y, manteniéndola un poco elevada sobre
el altar, dice en secreto:
Bendito seas, Señor, Dios del universo, por este pan, fruto de
la tierra y del trabajo del hombre, que recibimos de tu
generosidad y ahora te presentamos; él será para nosotros
pan de vida.
Después deja la patena con el pan sobre el corporal.
Si no se canta durante la presentación de las ofrendas, el sacerdote puede decir en voz alta estas
palabras; al final el pueblo puede aclamar:
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Bendito seas por siempre, Señor.
El diácono, o el sacerdote, echa vino y un poco de agua en el cáliz, diciendo en secreto:
Bendito seas, Señor, Dios del universo, por este vino, fruto de
la vid y del trabajo del hombre, que recibimos de tu
generosidad y ahora te presentamos; él será para nosotros
bebida de salvación.
Después deja el cáliz sobre el corporal.
Si no se canta durante la presentación de las ofrendas, el sacerdote puede decir en voz alta estas
palabras; al final el pueblo puede aclamar:
Luego el sacerdote, de pie a un lado del altar, se lava las manos, diciendo en secreto:
Orad, hermanos,
para que este sacrificio, mío y vuestro,
sea agradable a Dios, Padre todopoderoso.
El pueblo responde:
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ORDENACIÓN DIACONAL Y PRESBITERAL
Asamblea
Amén.
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CRISTO, ORIGEN DE TODO MINISTERIO ECLESIAL
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ORDENACIÓN DIACONAL Y PRESBITERAL
Porque él mismo,
la noche en que iba a ser entregado,
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En la Misa vespertina del Jueves Santo:
habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo,
los amó hasta el extremo;
y, mientras cenaba con sus discípulos,
tomó pan,
y dando gracias te bendijo,
lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo:
Se inclina un poco.
Después prosigue:
Del mismo modo, acabada la cena,
Toma el cáliz y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, prosigue:
tomó el cáliz,
dando gracias te bendijo,
y lo pasó a sus discípulos, diciendo:
Se inclina un poco.
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ORDENACIÓN DIACONAL Y PRESBITERAL
Anunciamos tu muerte,
proclamamos tu resurrección.
¡Ven, Señor Jesús!
______________________________________________________
O bien:
CC Así, Padre,
al celebrar ahora el memorial
de la pasión salvadora de tu Hijo,
de su admirable resurrección y ascensión al cielo,
mientras esperamos su venida gloriosa,
te ofrecemos, en esta acción de gracias,
el sacrificio vivo y santo.
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Dirige tu mirada sobre la ofrenda de tu Iglesia
y reconoce en ella a la Víctima
por cuya inmolación quisiste devolvernos tu amistad,
para que, fortalecidos con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo
y llenos de su Espíritu Santo,
formemos en Cristo un solo cuerpo y un solo espíritu.
al Orden episcopal,
y a estos hijos tuyos que han sido ordenados hoy,
diácono y presbítero de la Iglesia
a los demás presbíteros y diáconos,
y a todo el pueblo redimido por ti.
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ORDENACIÓN DIACONAL Y PRESBITERAL
El pueblo aclama:
Amén.
Después sigue el rito de la Comunión.
RITO DE LA COMUNION
Una vez que ha dejado el cáliz y la patena, el sacerdote, con las manos juntas, dice:
O bien:
Llenos de alegría por ser hijos de Dios,
digamos confiadamente
la oración que Cristo nos enseñó:
O bien:
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El amor de Dios ha sido derramado
en nuestros corazones
con el Espíritu Santo que se nos ha dado;
digamos con fe y esperanza:
O bien:
Antes de participar en el banquete de la Eucaristía,
signo de reconciliación
y vinculo de unión fraterna,
oremos juntos como el Señor nos ha enseñado:
Extiende las manos y, junto con el pueblo, continúa:
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ORDENACIÓN DIACONAL Y PRESBITERAL
sino la fe de tu Iglesia
y, conforme a tu palabra,
concédele la paz y la unidad.
Junta las manos.
Tú que vives y reinas
por los siglos de los siglos.
El pueblo responde:
Amén.
El sacerdote, extendiendo y juntando las manos, añade:
La paz del Señor esté siempre con vosotros.
El pueblo responde:
Y con tu espíritu.
Luego, si se juzga oportuno, el diácono, o el sacerdote, añade:
O bien:
Como hijos de Dios, intercambiad ahora
un signo de comunión fraterna.
O bien:
En Cristo, que nos ha hecho hermanos con su
cruz,
daos la paz como signo de reconciliación.
O bien:
En el Espíritu de Cristo resucitado,
daos fraternalmente la paz.
Y todos, según la costumbre del lugar, se dan la paz. El obispo da la paz al diácono o al ministro.
Después toma el pan consagrado, lo parte sobre la patena, y deja caer una parte del mismo en el
cáliz, diciendo en secreto:
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danos la paz.
Si la fracción del pan se prolonga, el canto precedente puede repetirse varias veces. La última
vez se dice: danos la paz.
O bien:
El obispo hace genuflexión, toma el pan consagrado y, sosteniéndolo un poco elevado sobre la
patena, lo muestra al pueblo, diciendo:
Éste es el Cordero de Dios,
que quita el pecado del mundo.
Dichosos los invitados a la cena del Señor.
Y, juntamente con el pueblo, añade:
Señor, no soy digno
de que entres en mi casa,
pero una palabra tuya
bastará para sanarme.
El sacerdote dice en secreto:
El Cuerpo de Cristo me guarde para la vida eterna.
Y comulga reverentemente el Cuerpo de Cristo.
Después toma la patena o la píxide, se acerca a los que quieren comulgar y les presenta el pan
consagrado, que sostiene un poco elevado, diciendo a cada uno de ellos:
El Cuerpo de Cristo.
El que va a comulgar responde:
Amén.
Y comulga.
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ORDENACIÓN DIACONAL Y PRESBITERAL
Asamblea
BENDICIÓN FINAL
El diácono hace la invitación:
Inclínense para recibir la bendición
Enseguida, el obispo extiende las manos sobre los ordenados y da la bendición.
Obispo:
El Dios que dirige y gobierna la Iglesia
mantenga su intención
y fortalezca sus corazones
para que cumplan fielmente su ministerio
Asamblea.
Amén.
Obispo:
El que te ha confiado a ti, diácono,
La misión de predicar el Evangelio de Cristo
y de servir al altar y a los hombres
te haga en el mundo su testigo conveniente
y ministro de la caridad.
Asamblea:
Amén.
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Obispo:
Y a ti, presbítero, te haga pastor verdadero
que distribuya la Palabra de la vida y el Pan vivo,
para que los fieles crezcan en la unidad del cuerpo de Cristo.
Asamblea:
Amén.
Obispo:
Y a todos Ustedes, que están aquí presentes,
Los bendiga Dios todopoderoso,
Padre, X Hijo, X y Espíritu X Santo.
Asamblea:
Amén.
Diacono:
La alegría del Señor sea nuestra fuerza. Pueden ir en paz.
Asamblea.
Demos gracias a Dios.
Dada la bendición y despido el pueblo por el diácono, se vuelve procesionalmente a la sacristía
de modo acostumbrado.
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