Las Matemáticas A Través de Los Tiempos

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Las matemáticas a través de los tiempos

1. Introducción
2. Las matemáticas en la antigüedad
3. Las matemáticas en Grecia
4. Las matemáticas aplicadas en Grecia
5. Los Mayas y las matemáticas
6. Las matemáticas en la Edad media (siglo V y el XV)
7. Las matemáticas en el mundo islámico
8. Las matemáticas durante el Renacimiento
9. Avances en el siglo XVII
10. Situación en el siglo XVIII
11. Las matemáticas en el siglo XIX
12. Las matemáticas a finales del siglo XX
13. Las matemáticas en la actualidad
14. Algunos grandes matemáticos de la historia

Las matemáticas o la matemática

es una ciencia que, a


partir de notaciones básicas exactas y a través del razonamiento lógico, estudia las propiedades y
relaciones cuantitativas entre los entes abstractos (números, figuras geométricas, símbolos ). Mediante las
matemáticas conocemos las cantidades, las estructuras, el espacio y los cambios. Los matemáticos buscan
patrones, formulan nuevas conjeturas e intentan alcanzar la verdad matemática mediante rigurosas
deducciones. Éstas les permiten establecer los axiomas y las definiciones apropiados para dicho fin.
Existe cierto debate acerca de si los objetos matemáticos, como los números y puntos, realmente existen o
si provienen de la imaginación humana. El matemático Benjamin Peirce definió las matemáticas como "la
ciencia que señala las conclusiones necesarias”. Por otro lado, Albert Einstein declaró que "cuando las
leyes de la matemática se refieren a la realidad, no son ciertas; cuando son ciertas, no se refieren a la
realidad".
Mediante la abstracción y el uso de la lógica en el razonamiento, las matemáticas han evolucionado
basándose en las cuentas, el cálculo y las mediciones, junto con el estudio sistemático de la forma y el
movimiento de los objetos físicos. Las matemáticas, desde sus comienzos, han tenido un fin práctico. Las
explicaciones que se apoyaban en la lógica aparecieron por primera vez con la matemática helénica,
especialmente con los Elementos de Euclides. Las matemáticas siguieron desarrollándose, con continuas
interrupciones, hasta que en el Renacimiento las innovaciones matemáticas interactuaron con los nuevos
descubrimientos científicos. Como consecuencia, hubo una aceleración en la investigación que continúa
hasta la actualidad.

Introducción
En el pasado las matemáticas eran consideradas como la ciencia de la cantidad, referida a las magnitudes
(como en la geometría), a los números (como en la aritmética), o a la generalización de ambos (como en el
álgebra). Hacia mediados del siglo XIX las matemáticas se empezaron a considerar como la ciencia de las
relaciones, o como la ciencia que produce condiciones necesarias. Esta última noción abarca la lógica
matemática o simbólica —ciencia que consiste en utilizar símbolos para generar una teoría exacta de
deducción e inferencia lógica basada en definiciones, axiomas, postulados y reglas que transforman
elementos primitivos en relaciones y teoremas más complejos.
Trataremos la evolución de los conceptos e ideas matemáticas siguiendo su desarrollo histórico. En
realidad, las matemáticas son tan antiguas como la propia humanidad: en los diseños prehistóricos de
cerámica, tejidos y en las pinturas rupestres se pueden encontrar evidencias del sentido geométrico y del
interés en figuras geométricas. Los sistemas de cálculo primitivos estaban basados, seguramente, en el uso
de los dedos de una o dos manos, lo que resulta evidente por la gran abundancia de sistemas numéricos en
los que las bases son los números 5 y 10.

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Las matemáticas en la antigüedad


Las primeras referencias a matemáticas avanzadas y organizadas datan del tercer milenio a.C., en
Babilonia y Egipto. Estas matemáticas estaban dominadas por la aritmética, con cierto interés en medidas y
cálculos geométricos y sin mención de conceptos matemáticos como los axiomas o las demostraciones. Los
primeros libros egipcios, escritos hacia el año 1800 a.C., muestran un sistema de numeración decimal con
distintos símbolos para las sucesivas potencias de 10 (1, 10, 100…), similar al sistema utilizado por los
romanos. Los números se representaban escribiendo el símbolo del 1 tantas veces como unidades tenía el
número dado, el símbolo del 10 tantas veces como decenas había en el número, y así sucesivamente. Para
sumar números, se sumaban por separado las unidades, las decenas, las centenas… de cada número. La
multiplicación estaba basada en duplicaciones sucesivas y la división era el proceso inverso.
Los egipcios utilizaban sumas de fracciones unidad (:), junto con la fracción _, para expresar todas las
fracciones. Por ejemplo, _ era la suma de las fracciones _ y _. Utilizando este sistema, los egipcios fueron
capaces de resolver problemas aritméticos con fracciones, así como problemas algebraicos elementales. En
geometría encontraron las reglas correctas para calcular el área de triángulos, rectángulos y trapecios, y el
volumen de figuras como ortoedros, cilindros y, por supuesto, pirámides. Para calcular el área de un círculo,
los egipcios utilizaban un cuadrado de lado del diámetro del círculo, valor muy cercano al que se obtiene
utilizando la constante pi (3,14).
El sistema babilónico de numeración era bastante diferente del egipcio. En el babilónico se utilizaban
tablillas con varias muescas o marcas en forma de cuña (cuneiforme); una cuña sencilla representaba al 1 y
una marca en forma de flecha representaba al 10. Los números menores que 59 estaban formados por
estos símbolos utilizando un proceso aditivo, como en las matemáticas egipcias. El número 60, sin
embargo, se representaba con el mismo símbolo que el 1, y a partir de ahí, el valor de un símbolo venía
dado por su posición en el número completo. Por ejemplo, un número compuesto por el símbolo del 2,
seguido por el del 27 y terminado con el del 10, representaba 2 × 602 + 27 × 60 + 10. Este mismo principio
fue ampliado a la representación de fracciones, de manera que el ejemplo anterior podía también
representar 2 × 60 + 27 + 10 × (\), o 2 + 27 × (\) + 10 × (\)-2. Este sistema, denominado sexagesimal (base
60), resultaba tan útil como el sistema decimal (base 10).
Con el tiempo, los babilonios desarrollaron unas matemáticas más sofisticadas que les permitieron
encontrar las raíces positivas de cualquier ecuación de segundo grado. Fueron incluso capaces de
encontrar las raíces de algunas ecuaciones de tercer grado, y resolvieron problemas más complicados
utilizando el teorema de Pitágoras. Los babilonios compilaron una gran cantidad de tablas, incluyendo tablas
de multiplicar y de dividir, tablas de cuadrados y tablas de interés compuesto. Además, calcularon no sólo la
suma de progresiones aritméticas y de algunas geométricas, sino también de sucesiones de cuadrados.

Las matemáticas en Grecia


Los griegos tomaron elementos de las matemáticas de los babilonios y de los egipcios. La innovación más
importante fue la invención de las matemáticas abstractas basadas en una estructura lógica de definiciones,
axiomas y demostraciones. Según los cronistas griegos, este avance comenzó en el siglo VI a.C. con Tales
de Mileto y Pitágoras de Samos. Este último enseñó la importancia del estudio de los números para poder
entender el mundo. Algunos de sus discípulos hicieron importantes descubrimientos sobre la teoría de
números y la geometría, que se atribuyen al propio Pitágoras.
En el siglo V a.C., algunos de los más importantes geómetras fueron el filósofo atomista Demócrito de
Abdera, que encontró la fórmula correcta para calcular el volumen de una pirámide, e Hipócrates de Cos,
que descubrió que el área de figuras geométricas en forma de media luna limitadas por arcos circulares es
iguales a las de ciertos triángulos. Este descubrimiento está relacionado con el famoso problema de la
cuadratura del círculo (construir un cuadrado de área igual a un círculo dado). Otros dos problemas bastante
conocidos que tuvieron su origen en el mismo periodo son la trisección de un ángulo y la duplicación del
cubo (construir un cubo cuyo volumen es dos veces el de un cubo dado). Todos estos problemas fueron
resueltos, mediante diversos métodos, utilizando instrumentos más complicados que la regla y el compás.
Sin embargo, hubo que esperar hasta el siglo XIX para demostrar finalmente que estos tres problemas no
se pueden resolver utilizando solamente estos dos instrumentos básicos.
A finales del siglo V a.C., un matemático griego descubrió que no existe una unidad de longitud capaz de
medir el lado y la diagonal de un cuadrado, es decir, una de las dos cantidades es inconmensurable. Esto
significa que no existen dos números naturales m y n cuyo cociente sea igual a la proporción entre el lado y
la diagonal. Dado que los griegos sólo utilizaban los números naturales (1, 2, 3…), no pudieron expresar

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numéricamente este cociente entre la diagonal y el lado de un cuadrado (este número, f, es lo que hoy se
denomina número irracional). Debido a este descubrimiento se abandonó la teoría pitagórica de la
proporción, basada en números, y se tuvo que crear una nueva teoría no numérica. Ésta fue introducida en
el siglo IV a.C. por el matemático Eudoxo de Cnido, y la solución se puede encontrar en los Elementos de
Euclides. Eudoxo, además, descubrió un método para demostrar rigurosamente supuestos sobre áreas y
volúmenes mediante aproximaciones sucesivas. Euclides, matemático y profesor que trabajaba en el
famoso Museo de Alejandría, también escribió tratados sobre óptica, astronomía y música. Los trece libros
que componen sus elementos contienen la mayor parte del conocimiento matemático existente a finales del
siglo IV a.C., en áreas tan diversas como la geometría de polígonos y del círculo, la teoría de números, la
teoría de los inconmensurables, la geometría del espacio y la teoría elemental de áreas y volúmenes.
El siglo posterior a Euclides estuvo marcado por un gran auge de las matemáticas, como se puede
comprobar en los trabajos de Arquímedes de Siracusa y de un joven contemporáneo, Apolonio de Perga.
Arquímedes utilizó un nuevo método teórico, basado en la ponderación de secciones infinitamente
pequeñas de figuras geométricas, para calcular las áreas y volúmenes de figuras obtenidas a partir de las
cónicas. Éstas habían sido descubiertas por un alumno de Eudoxo llamado Menaechmo, y aparecían como
tema de estudio en un tratado de Euclides; sin embargo, la primera referencia escrita conocida aparece en
los trabajos de Arquímedes. También investigó los centros de gravedad y el equilibrio de ciertos cuerpos
sólidos flotando en agua. Casi todo su trabajo es parte de la tradición que llevó, en el siglo XVII, al desarrollo
del cálculo. Su contemporáneo, Apolonio, escribió un tratado en ocho tomos sobre las cónicas, y estableció
sus nombres: elipse, parábola e hipérbola. Este tratado sirvió de base para el estudio de la geometría de
estas curvas hasta los tiempos del filósofo y científico francés René Descartes en el siglo XVII. Después de
Euclides, Arquímedes y Apolonio, Grecia no tuvo ningún geómetra de la misma talla.
Los escritos de Herón de Alejandría en el siglo I d.C. muestran cómo elementos de la tradición aritmética y
de medidas de los babilonios y egipcios convivieron con las construcciones lógicas de los grandes
geómetras. Los libros de Diofante de Alejandría en el siglo III d.C. continuaron con esta misma tradición,
aunque ocupándose de problemas más complejos. En ellos Diofante encuentra las soluciones enteras para
aquellos problemas que generan ecuaciones con varias incógnitas. Actualmente, estas ecuaciones se
denominan diofánticas y se estudian en el análisis diofántico.

Las matemáticas aplicadas en Grecia


En paralelo con los estudios sobre matemáticas puras hasta ahora mencionados, se llevaron a cabo
estudios de óptica, mecánica y astronomía. Muchos de los grandes matemáticos, como Euclides y
Arquímedes, también escribieron sobre temas astronómicos. A principios del siglo II a.C., los astrónomos
griegos adoptaron el sistema babilónico de almacenamiento de fracciones y, casi al mismo tiempo,
compilaron tablas de las cuerdas de un círculo. Para un círculo de radio determinado, estas tablas daban la
longitud de las cuerdas en función del ángulo central correspondiente, que crecía con un determinado
incremento. Eran similares a las modernas tablas del seno y coseno, y marcaron el comienzo de la
trigonometría. En la primera versión de estas tablas —las de Hiparco, hacia el 150 a.C. — los arcos crecían
con un incremento de 7°, de 0° a 180°. En tiempos del astrónomo Tolomeo, en el siglo II d.C., la maestría
griega en el manejo de los números había avanzado hasta tal punto que Tolomeo fue capaz de incluir en su
Almagesto una tabla de las cuerdas de un círculo con incrementos de ° que, aunque expresadas en forma
sexagesimal, eran correctas hasta la quinta cifra decimal.
Mientras tanto, se desarrollaron otros métodos para resolver problemas con triángulos planos y se introdujo
un teorema —que recibe el nombre del astrónomo Menelao de Alejandría— para calcular las longitudes de
arcos de esfera en función de otros arcos. Estos avances dieron a los astrónomos las herramientas
necesarias para resolver problemas de astronomía esférica, y para desarrollar el sistema astronómico que
sería utilizado hasta la época del astrónomo alemán
Johannes Kepler.

Los Mayas y las matemáticas


Los mayas fueron parcialmente avanzados en matemáticas y en astronomía. Si bien el primer uso
documentado del cero es de los mayas (en el año 36 a. C.), se quedaron estancados ya que no conocían
otros avances como los decimales, los números complejos, el cálculo infinitesimal, etc. En matemáticas
desarrollaron un sistema de numeración utilizando tres símbolos y de base 20.En astronomía realizaron

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cálculos de ciclos con gran precisión considerando que eran realizados a vista simple, sin emplear
instrumentos como los telescopios. Sin embargo, eran inferiores comparados con los avances que pueden
realizarse gracias a estos instrumentos. Además tampoco conocían la esfericidad de la Tierra, el modelo
heliocéntrico, etc.

Las matemáticas en la Edad media (siglo V y el XV)


En Grecia, después de Tolomeo, se estableció la tradición de estudiar las obras de estos matemáticos de
siglos anteriores en los centros de enseñanza. El que dichos trabajos se hayan conservado hasta nuestros
días se debe principalmente a esta tradición. Sin embargo, los primeros avances matemáticos consecuencia
del estudio de estas obras aparecieron en el mundo árabe.
Los árabes proporcionaron a la cultura europea su sistema de numeración, que reemplazó a la numeración
romana. Este sistema prácticamente no se conocía en Europa antes de que el matemático Leonardo
Fibonacci lo introdujera en 1202 en su obra Liber abbaci (Libro del ábaco). En un principio los europeos
tardaron en reaccionar, pero hacia finales de la Edad Media habían aceptado el nuevo sistema numérico,
cuya sencillez estimuló y alentó el progreso de la ciencia.

Las matemáticas en el mundo islámico


Después de un siglo de expansión en la que la religión musulmana se difundió desde sus orígenes en la
península Arábiga hasta dominar un territorio que se extendía desde la península Ibérica hasta los límites de
la actual China, los árabes empezaron a incorporar a su propia ciencia los resultados de "ciencias
extranjeras". Los traductores de instituciones como la Casa de la Sabiduría de Bagdad, mantenida por los
califas gobernantes y por donaciones de particulares, escribieron versiones árabes de los trabajos de
matemáticos griegos e indios.
Hacia el año 900, el periodo de incorporación se había completado y los estudiosos musulmanes
comenzaron a construir sobre los conocimientos adquiridos. Entre otros avances, los matemáticos árabes
ampliaron el sistema indio de posiciones decimales en aritmética de números enteros, extendiéndolo a las
fracciones decimales. En el siglo XII, el matemático persa Omar Jayyam generalizó los métodos indios de
extracción de raíces cuadradas y cúbicas para calcular raíces cuartas, quintas y de grado superior. El
matemático árabe Al-JwDrizm; (de su nombre procede la palabra algoritmo, y el título de uno de sus libros
es el origen de la palabra álgebra) desarrolló el álgebra de los polinomios; al-Karayi la completó para
polinomios incluso con infinito número de términos. Los geómetras, como Ibrahim ibn Sinan, continuaron las
investigaciones de Arquímedes sobre áreas y volúmenes. Kamal al-Din y otros aplicaron la teoría de las
cónicas a la resolución de problemas de óptica. Los matemáticos Habas al-Hasib y Nasir ad-Din at-Tusi
crearon trigonometrías plana y esférica utilizando la función seno de los indios y el teorema de Menelao.
Estas trigonometrías no se convirtieron en disciplinas matemáticas en Occidente hasta la publicación del De
triangulis omnimodis (1533) del astrónomo alemán Regiomontano.
Finalmente, algunos matemáticos árabes lograron importantes avances en la teoría de números, mientras
otros crearon una gran variedad de métodos numéricos para la resolución de ecuaciones. Los países
europeos con lenguas latinas adquirieron la mayor parte de estos conocimientos durante el siglo XII, el gran
siglo de las traducciones. Los trabajos de los árabes, junto con las traducciones de los griegos clásicos
fueron los principales responsables del
crecimiento de las matemáticas durante la edad media. Los matemáticos italianos, como Leonardo
Fibonacci y Luca Pacioli (uno de los grandes tratadistas del siglo XV en álgebra y aritmética, que
desarrollaba para aplicar en el comercio), se basaron principalmente en fuentes árabes para sus estudios.

Las matemáticas durante el Renacimiento


Aunque el final del periodo medieval fue testigo de importantes estudios matemáticos sobre problemas del
infinito por autores como Nicole Oresme, no fue hasta principios del siglo XVI cuando se hizo un
descubrimiento matemático de trascendencia en Occidente. Era una fórmula algebraica para la resolución
de las ecuaciones de tercer y cuarto grado, y fue publicado en 1545 por el matemático italiano Gerolamo
Cardano en su Ars magna. Este hallazgo llevó a los matemáticos a interesarse por los números complejos y
estimuló la búsqueda de soluciones similares para ecuaciones de quinto grado y superior. Fue esta

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búsqueda la que a su vez generó los primeros trabajos sobre la teoría de grupos a finales del siglo XVIII y la
teoría de ecuaciones del matemático francés Évariste Galois a principios del XIX.
También durante el siglo XVI se empezaron a utilizar los modernos signos matemáticos y algebraicos. El
matemático francés François Viète llevó a cabo importantes estudios sobre la resolución de ecuaciones. Sus
escritos ejercieron gran influencia en muchos matemáticos del siglo posterior, incluyendo a Pierre de Fermat
en Francia e Isaac Newton en Inglaterra.

Avances en el siglo XVII


Los europeos dominaron el desarrollo de las matemáticas después del renacimiento. Durante el siglo XVII
tuvieron lugar los más importantes avances en las matemáticas desde la era de Arquímedes y Apolonio. El
siglo comenzó con el descubrimiento de los logaritmos por el matemático escocés John Napier (Neper); su
gran utilidad llevó al astrónomo francés Pierre Simon Laplace a decir, dos siglos más tarde, que Neper, al
reducir el trabajo de los astrónomos a
la mitad, les había duplicado la vida.
La ciencia de la teoría de números, que había permanecido aletargada desde la época medieval, es un
buen ejemplo de los avances conseguidos en el siglo XVII basándose en los estudios de la antigüedad
clásica. La obra Las aritméticas de Diofante ayudó a Fermat a realizar importantes descubrimientos en la
teoría de números. Su conjetura más destacada en este campo fue que no existen soluciones de la
ecuación an + bn = cn con a, b y c enteros positivos si n es mayor que 2. Esta conjetura, conocida como
último teorema de Fermat, ha generado gran cantidad de trabajos en el álgebra y la teoría de números.
En geometría pura, dos importantes acontecimientos ocurrieron en este siglo. El primero fue la publicación,
en el Discurso del método (1637) de Descartes, de su descubrimiento de la geometría analítica, que
mostraba cómo utilizar el álgebra (desarrollada desde el renacimiento) para investigar la geometría de las
curvas (Fermat había hecho el mismo descubrimiento pero no lo publicó). El Discurso del método, junto con
una serie de pequeños tratados con los que fue
publicado, ayudó y fundamentó los trabajos matemáticos de Isaac Newton hacia 1660. El segundo
acontecimiento que afectó a la geometría fue la publicación, por el ingeniero francés Gérard Desargues, de
su descubrimiento de la geometría proyectiva en 1639. Aunque este trabajo fue alabado por Descartes y por
el científico y filósofo francés Blaise Pascal, su terminología excéntrica y el gran entusiasmo que había
causado la aparición de la geometría analítica retrasó el desarrollo de sus ideas hasta principios del siglo
XIX, con los trabajos del matemático francés Jean Victor Poncelet.
Otro avance importante en las matemáticas del siglo XVII fue la aparición de la teoría de la probabilidad a
partir de la correspondencia entre Pascal y Fermat sobre un problema presente en los juegos de azar, el
llamado problema de puntos. Este trabajo no fue publicado, pero llevó al científico holandés Christian
Huygens a escribir un pequeño folleto sobre probabilidad en juegos con dados, que fue publicado en el Ars
coniectandi (1713) del matemático suizo Jacques Bernoulli. Tanto Bernoulli como el francés Abraham De
Moivre, en su Doctrina del azar de 1718, utilizaron el recién descubierto cálculo para avanzar rápidamente
en su teoría, que para entonces tenía grandes aplicaciones en pujantes compañías de seguros.
Sin embargo, el acontecimiento matemático más importante del siglo XVII fue, sin lugar a dudas, el
descubrimiento por parte de Newton de los cálculos diferencial e integral, entre 1664 y 1666. Newton se
basó en los trabajos anteriores de dos compatriotas, John Wallis e Isaac Barrow, así como en los estudios
de otros matemáticos europeos como Descartes, Francesco Bonaventura Cavalieri, Johann van Waveren
Hudde y Gilles Personne de Roberval. Unos ocho años más tarde, el alemán Gottfried Wilhelm Leibniz
descubrió también el cálculo y fue el primero en publicarlo, en 1684 y 1686. El sistema de notación de
Leibniz es el que se usa hoy en el cálculo.

Situación en el siglo XVIII


Durante el resto del siglo XVII y buena parte del XVIII, los discípulos de Newton y Leibniz se basaron en sus
trabajos para resolver diversos problemas de física, astronomía e ingeniería, lo que les permitió, al mismo
tiempo, crear campos nuevos dentro de las matemáticas. Así, los hermanos Jean y Jacques Bernoulli
inventaron el cálculo de variaciones y el matemático francés Gaspard Monge la geometría descriptiva.
Joseph Louis Lagrange, también francés, dio un tratamiento completamente analítico de la mecánica en su
gran obra Mecánica analítica (1788), en donde se pueden encontrar las famosas ecuaciones de Lagrange
para sistemas dinámicos. Además, Lagrange hizo contribuciones al estudio de las ecuaciones diferenciales

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y la teoría de números, y desarrolló la teoría de grupos. Su contemporáneo Laplace escribió Teoría analítica
de las probabilidades (1812) y el clásico Mecánica celeste (1799-1825), que le valió el
sobrenombre de ‘el Newton francés’.
El gran matemático del siglo XVIII fue el suizo Leonhard Euler, quien aportó ideas fundamentales sobre el
cálculo y otras ramas de las matemáticas y sus aplicaciones. Euler escribió textos sobre cálculo, mecánica y
álgebra que se convirtieron en modelos a seguir para otros autores interesados en estas disciplinas. Sin
embargo, el éxito de Euler y de otros matemáticos para resolver problemas tanto matemáticos como físicos
utilizando el cálculo sólo sirvió para acentuar la falta de un desarrollo adecuado y justificado de las ideas
básicas del cálculo. La teoría de Newton estaba basada en la cinemática y las velocidades, la de Leibniz en
los infinitésimos, y el tratamiento de Lagrange era completamente algebraico y basado en el concepto de las
series infinitas. Todos estos sistemas eran inadecuados en comparación con el modelo lógico de la
geometría griega, y este problema no fue resuelto hasta el siglo posterior.

Las matemáticas en el siglo XIX


En 1821, un matemático francés, Augustin Louis Cauchy, consiguió un enfoque lógico y apropiado del
cálculo. Cauchy basó su visión del cálculo sólo en cantidades finitas y el concepto de límite. Sin embargo,
esta solución planteó un nuevo problema, el de la definición lógica de número real. Aunque la definición de
cálculo de Cauchy estaba basada en este concepto, no fue él sino el matemático alemán Julius W. R.
Dedekind quien encontró una definición adecuada para los números reales, a partir de los números
racionales, que todavía se enseña en la actualidad; los matemáticos alemanes Georg Cantor y Karl T. W.
Weierstrass también dieron otras definiciones casi al mismo tiempo. Un problema más importante que
surgió al intentar describir el movimiento de vibración de un muelle —estudiado por primera vez en el siglo
XVIII— fue el de definir el significado de la palabra función. Euler, Lagrange y el matemático francés Joseph
Fourier aportaron soluciones, pero fue el matemático alemán Peter G. L. Dirichlet quien propuso su
definición en los términos actuales. Además de fortalecer los fundamentos del análisis, nombre dado a partir
de entonces a las técnicas del cálculo, los matemáticos del siglo XIX llevaron a cabo importantes avances
en esta materia. A principios del siglo, Carl Friedrich Gauss dio una explicación adecuada del concepto de
número complejo; estos números formaron un nuevo y completo campo del análisis, desarrollado en los
trabajos de Cauchy, Weierstrass y el matemático alemán Bernhard Riemann.
Otro importante avance del análisis fue el estudio, por parte de Fourier, de las sumas infinitas de
expresiones con funciones trigonométricas. Éstas se conocen hoy como series de Fourier, y son
herramientas muy útiles tanto en las matemáticas puras como en las aplicadas. Además, la investigación de
funciones que pudieran ser iguales a series de Fourier llevó a Cantor al estudio de los conjuntos infinitos y a
una aritmética de números infinitos. La teoría de Cantor, que fue considerada como demasiado abstracta y
criticada como "enfermedad de la que las matemáticas se curarán pronto", forma hoy parte de los
fundamentos de las matemáticas y recientemente ha encontrado una nueva aplicación en el estudio de
corrientes turbulentas en fluidos.
Otro descubrimiento del siglo XIX que se consideró abstracto e inútil en su tiempo fue la geometría no
euclídea. En esta geometría se pueden trazar al menos dos rectas paralelas a una recta dada que pasen
por un punto que no pertenece a ésta. Aunque descubierta primero por Gauss, éste tuvo miedo de la
controversia que su publicación pudiera causar. Los mismos resultados fueron descubiertos y publicados
por separado por el matemático ruso Nikolái Ivánovich Lobachevski y por el húngaro János Bolyai. Las
geometrías no euclídeas fueron estudiadas en su forma más general por Riemann, con su descubrimiento
de las múltiples paralelas. En el siglo XX, a partir de los trabajos de Einstein, se le han encontrado también
aplicaciones en física.
Gauss es uno de los más importantes matemáticos de la historia. Los diarios de su juventud muestran que
ya en sus primeros años había realizado grandes descubrimientos en teoría de números, un área en la que
su libro Disquisitiones arithmeticae (1801) marca el comienzo de la era moderna. En su tesis doctoral
presentó la primera demostración apropiada del teorema fundamental del álgebra. A menudo combinó
investigaciones científicas y matemáticas. Por
ejemplo, desarrolló métodos estadísticos al mismo tiempo que investigaba la órbita de un planetoide recién
descubierto, realizaba trabajos en teoría de potencias junto a estudios del magnetismo, o estudiaba la
geometría de superficies curvas a la vez que desarrollaba sus investigaciones topográficas.
De mayor importancia para el álgebra que la demostración del teorema fundamental por Gauss fue la
transformación que ésta sufrió durante el siglo XIX para pasar del mero estudio de los polinomios al estudio
de la estructura de sistemas algebraicos. Un paso importante en esa dirección fue la invención del álgebra

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simbólica por el inglés George Peacock. Otro avance destacado fue el descubrimiento de sistemas
algebraicos que tienen muchas propiedades de los números reales. Entre estos sistemas se encuentran las
cuaternas del matemático irlandés William Rowan Hamilton, el análisis vectorial del matemático y físico
estadounidense Josiah Willard Gibbs y los espacios ordenados de n dimensiones del matemático alemán
Hermann Günther Grassmann. Otro paso importante fue el desarrollo de la teoría de grupos, a partir de los
trabajos de Lagrange. Galois utilizó estos trabajos muy a menudo para generar una teoría sobre qué
polinomios pueden ser resueltos con una fórmula algebraica.
Del mismo modo que Descartes había utilizado en su momento el álgebra para estudiar la geometría, el
matemático alemán Felix Klein y el noruego Marius Sophus Lie lo hicieron con el álgebra del siglo XIX. Klein
la utilizó para clasificar las geometrías según sus grupos de transformaciones (el llamado Programa
Erlanger), y Lie la aplicó a una teoría geométrica de ecuaciones diferenciales mediante grupos continuos de
transformaciones conocidas como grupos de Lie. En el siglo XX, el álgebra se ha aplicado a una forma
general de la geometría conocida como topología.
También los fundamentos de las matemáticas fueron completamente transformados durante el siglo XIX,
sobre todo por el matemático inglés George Boole en su libro Investigación sobre las leyes del pensamiento
(1854) y por Cantor en su teoría de conjuntos. Sin embargo, hacia finales del siglo, se descubrieron una
serie de paradojas en la teoría de Cantor. El matemático inglés Bertrand Russell encontró una de estas
paradojas, que afectaba al propio concepto de conjunto.
Los matemáticos resolvieron este problema construyendo teorías de conjuntos lo bastante restrictivas como
para eliminar todas las paradojas conocidas, aunque sin determinar si podrían aparecer otras paradojas —
es decir, sin demostrar si estas teorías son consistentes. Hasta nuestros días, sólo se han encontrado
demostraciones relativas de consistencia (si la teoría B es consistente entonces la teoría A también lo es).
Especialmente preocupante es la conclusión, demostrada en 1931 por el lógico estadounidense Kurt Gödel,
según la cual en cualquier sistema de axiomas lo suficientemente complicado como para ser útil a las
matemáticas es posible encontrar proposiciones cuya certeza no se puede demostrar dentro del sistema.

Las matemáticas a finales del siglo XX


En la Conferencia Internacional de Matemáticos que tuvo lugar en París en 1900, el matemático alemán
David Hilbert expuso sus teorías. Hilbert era catedrático en Gotinga, el hogar académico de Gauss y
Riemann, y había contribuido de forma sustancial en casi todas las ramas de las matemáticas, desde su
clásico Fundamentos de la geometría (1899) a su Fundamentos de la matemática en colaboración con otros
autores. La conferencia de Hilbert en París consistió en un repaso a 23 problemas matemáticos que él creía
podrían ser las metas de la investigación matemática del siglo que empezaba. Estos problemas, de hecho,
han estimulado gran parte de los trabajos matemáticos del siglo XX, y cada vez que aparecen noticias de
que otro de los "problemas de Hilbert" ha sido resuelto, la comunidad matemática internacional espera los
detalles con impaciencia.
A pesar de la importancia que han tenido estos problemas, un hecho que Hilbert no pudo imaginar fue la
invención del ordenador o computadora digital programable, primordial en las matemáticas del futuro.
Aunque los orígenes de las computadoras fueron las calculadoras de relojería de Pascal y Leibniz en el
siglo XVII, fue Charles Babbage quien, en la Inglaterra del siglo XIX, diseñó una máquina capaz de realizar
operaciones matemáticas automáticamente siguiendo una lista de instrucciones (programa) escritas en
tarjetas o cintas. La imaginación de Babbage sobrepasó la tecnología de su tiempo, y no fue hasta la
invención del relé, la válvula de vacío y después la del transistor cuando la computación programable a gran
escala se hizo realidad. Este avance ha dado un gran impulso a ciertas ramas de las matemáticas, como el
análisis numérico y las matemáticas finitas, y ha generado nuevas áreas de investigación matemática como
el estudio de los algoritmos. Se ha convertido en una poderosa herramienta en campos tan diversos como la
teoría de números, las ecuaciones diferenciales y el álgebra abstracta. Además, el ordenador ha permitido
encontrar la solución a varios problemas matemáticos que no se habían podido resolver anteriormente,
como el problema topológico de los cuatro colores propuestos a mediados del siglo XIX. El teorema dice
que cuatro colores son suficientes para dibujar cualquier mapa, con la condición de que dos países
limítrofes deben tener distintos colores. Este teorema fue demostrado en 1976 utilizando una computadora
de gran capacidad de cálculo en la Universidad de Illinois (Estados Unidos).

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Las matemáticas en la actualidad


Hoy en día, las Matemáticas se usan en todo el mundo como una herramienta esencial en muchos campos,
entre los que se encuentran las ciencias naturales, la ingeniería, la medicina y las ciencias sociales, e
incluso disciplinas que, aparentemente, no están vinculadas con ella, como la música (por ejemplo, en
cuestiones de resonancia armónica). Las matemáticas aplicadas, rama de las matemáticas destinada a la
aplicación de los conocimientos matemáticos a otros ámbitos, inspiran y hacen uso de los nuevos
descubrimientos matemáticos y, en ocasiones, conducen al desarrollo de nuevas disciplinas. Los
matemáticos también participan en las matemáticas puras, sin tener en cuenta la aplicación de esta ciencia,
aunque las aplicaciones prácticas de las matemáticas puras suelen ser descubiertas con el paso del tiempo.
El conocimiento matemático del mundo moderno está avanzando más rápido que nunca. Teorías que eran
completamente distintas se han reunido para formar teorías más completas y abstractas. Aunque la mayoría
de los problemas más importantes han sido resueltos, otros como las hipótesis de Riemann siguen sin
solución. Al mismo tiempo siguen apareciendo nuevos y estimulantes problemas. Parece que incluso las
matemáticas más abstractas están encontrando aplicación.

Algunos grandes matemáticos de la historia


Algunos de los matemáticos más emblemáticos han sido:
 Tales de Mileto: (hacia el 600 a.C.). Matemático- Geomatra griego. Considerado uno de los siete
sabios de Grecia.
Inventor del Teorema de Tales, que establece, que si a un triángulo cualquiera le trazamos una
paralela a cualquiera de sus lados, obtenemos 2 triángulos semejantes. Dos triángulos son
semejantes si tienen los ángulos iguales y sus lados son proporcionales, es decir, que la igualdad
de los cocientes equivale al paralelismo. Este teorema establece así una relación entre el álgebra y
la geometría.
 Pitágoras: (582-500 a.C.). Fundador de la escuela Pitagórica, cuyos principios se regían por el
amor a la sabiduría, a las matemáticas y música.
Inventor del Teorema de Pitágoras, que establece que en un triángulo rectángulo, el cuadrado de la
hipotenusa (el lado de mayor longitud del triángulo rectángulo) es igual a la suma de los cuadrados
de los dos catetos (los dos lados menores del triángulo rectángulo: los que conforman el ángulo
recto). Además del teorema anteriormente mencionado, también invento una tabla de multiplicar.
 Euclides: (aproximadamente 365-300 a.C.). Sabio griego, cuya obra "Elementos de Geometría",
esta considerada como el texto matemático más importante de la historia.
Los teoremas de Euclides son los que generalmente se aprenden en la escuela moderna. Por citar
algunos de los más conocidos:
- La suma de los ángulos interiores de cualquier triángulo es 180°.
- En un triángulo rectángulo el cuadrado de la hipotenusa es igual a la suma de los cuadrados de los
catetos, que es el famoso teorema de Pitágoras.
 Arquímedes: (287-212 a.C.). Fue el matemático más importante de la Edad Antigua. También
conocido por una de sus frases: "Eureka, eureka, lo encontré". Su mayor logro, fue el
descubrimiento de la relación entre la superficie y el volumen de una esfera y el cilindro que la
circunscribe. Su principio más conocido fue el Principio de Arquímedes, que consiste en que todo
cuerpo sumergido en un fluido experimenta un empuje vertical y hacia arriba igual al peso de fluido
que desaloja.
 Fibonacci: (1170-1240). Matemático italiano que realizo importantísimas aportaciones en los
campos matemáticos del álgebra y la teoría de números. Descubridor de la Sucesión de Fibonacci,
que consiste es una sucesión infinita de números naturales.
 René Descartes: (1596-1650). Matemático francés, que escribió una obra sobre la teoría de las
ecuaciones, en la cual se incluía, la regla de los signos, para saber el número de raíces positivas y
negativas de una ecuación. Invento una de las ramas de las matemáticas, la geometría analítica.
 Isaac Newton: (1643-1727). Matemático inglés, autor de los Philosophiae naturalis principia
mathematica. Abordó el teorema del binomio, a partir de los trabajos de John Wallis, y desarrolló un
método propio denominado cálculo de fluxiones. Abordó el desarrollo del cálculo a partir de la
geometría analítica desarrollando un enfoque geométrico y analítico de las derivadas matemáticas
aplicadas sobre curvas definidas a través de ecuaciones.

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 Gottfried Leibniz: (1646-1716). Matemático alemán, desarrolló, con independencia de Newton, el


cálculo infinitesimal. Creó la notación y el corpus conceptual del cálculo que se usa en la actualidad.
Realizó importantes aportaciones en el campo de la teoría de los números y la geometría analítica.
 Galileo Galilei: (1564-1642). Matemático italiano, cuyo principal logro fue, el crear un nexo de unión
entre las matemáticas y la mecánica. Fue el descubridor de la ley de la isocronía de los péndulos.
Se inspira en Pitágoras, Platón y Arquímedes y fue contrario a Aristóteles.
 Blaise Pascal: (1623-1662). Matemático francés que formuló uno de los teoremas básicos de la
geometría proyectiva, que se denomino como Teorema de Pascal y que el mismo llamo Teoría
matemática de la probabilidad.
 Leonhard Euler: (1707-1783). Matemático suizo que realizó importantes descubrimientos en el
campo del cálculo y la teoría de grafos. También introdujo gran parte de la moderna terminología y
notación matemática, particularmente para el área del análisis matemático, como por ejemplo la
noción de función matemática.
 Paolo Ruffini: (1765-1822). Matemático italiano que estableció las bases de la teoría de las
transformaciones de ecuaciones, descubrió y formuló la regla del cálculo aproximado de las raíces
de las ecuaciones,y su más importante logro, invento lo que se conoce como Regla de Ruffini, que
permite hallar los coeficientes del resultado de la división de un polinomio por el binomio (x - r).
 Joseph-Louis de Lagrange: (1736-1813). Matemático franco-italiano, considerado como uno de
los más importantes de la historia, realizó importantes contribuciones en el campo del cálculo y de la
teoría de los números. Fue el padre de la mecánica analítica, a la que dio forma diferencial, creó la
disciplina del análisis matemático, abrió nuevos campos de estudio en la teoría de las ecuaciones
diferenciales y contribuyó al establecimiento formal del análisis numérico como disciplina.
 Carl Friedrich Gauss: (1777-1855). Matemático alemán al que se le conoce como "el príncipe de
las matemáticas". Ha contribuido notablemente en varias áreas de las matemáticas, en las que
destacan la teoría de números, el análisis matemático, la geometría diferencial. Fue el primero en
probar rigurosamente el Teorema Fundamental del Álgebra. Invento lo que se conoce como Método
de Gauss, que lo utilizó para resolver sistemas de tres ecuaciones lineales con tres incógnitas.
 Augustin Louis Cauchy: (1789-1857). Matemático francés, pionero en el análisis matemático y la
teoría de grupos. Ofreció la primera definición formal de función, límite y continuidad. También
trabajó la teoría de los determinantes, probabilidad, el cálculo complejo, y las series.
 Jean-Baptiste Joseph Fourier: (1768-1830). Matemático francés. Estudió la transmisión de calor,
desarrollando para ello la Transformada de Fourier; de esta manera, extendió el concepto de
función e introdujo una nueva rama dentro de la teoría de las ecuaciones diferenciales.

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