Unión Cívica Radical 1

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El 10 de febrero de 1912 se promulga la Ley 8871 del voto Secreto, Obligatorio y

Universal ( masculino), para mayores de veintiún años mas conocida popularmente como “
la Ley Saénz Peña”.
En efecto , Roque Saénz Peña miembro de la Oligarquía terrateniente gobernante desde
1880, formaba parte de un sector dentro de ella , proclive a ceder a las demandas de las
clases medias urbanas y rurales las cuales desde 1890 venían reclamando una inserción
política dentro del modelo económico agro-exportador y por ende, dentro del Estado
Nacional.

La Unión Cívica Radical liderada por Hipólito Yrigoyen, tras las Revoluciones de 1893 y
1905, de carácter cívico –militar,( ambas derrotadas en este último plano), mediante las
consignas de Intransigencia y Abstención Revolucionaria , venía poniendo en jaque a la
elite gobernante. Este líder no definía al radicalismo como un partido sino como un afán de
lucha democrático, con alcances nacionales y con la firme voluntad de no transigir con el
“régimen”.
Un movimiento en el cual la juventud pudiera expiar su ideal ético y democrático en torno a
una política alejada de cualquier clase de “contubernio”.
La “causa regeneradora “, entonces, estaba en marcha.

El crecimiento de las variables socio-económicas en la Argentina agro-pastoril a partir del


intercambio comercial de alimentos y materias primas por manufacturas británicas, mas la
llegada constante de capitales ingleses por un lado e inmigrantes provenientes del sur de
Europa por el otro, .fueron conformando un país con una estructura social en la cual los
sectores medios se habían ido acomodando al calor de la bonanza forjada por el grupo
dominante.

La Pampa Húmeda como zona geográfica abundante en recursos naturales y la ciudad de


Buenos Aires (la ciudad-puerto), eran el centro de atracción y de concentración de la
economía y de la política.
En este último punto, la Unión Cívica Radical, nacida en el año 1891 al calor de este
contexto de cambios vertiginosos, lograba tras una acción de desgaste de varios años,
llevada a cabo con convicción y continuidad, la promulgación de una Ley electoral que
terminaba con el fraude del cual eran víctimas cientos de miles de argentinos, lo cuañ traía
aparejado como consecuencia, la no participación popular en las lides electorales, a causa
de los finales anunciados regenteados por el Parido Autonomista Nacional.

La Generación del ’37 y la del ’80, ambas pertenecientes al Siglo XIX, habían pensado,
teorizado y llevado a la práctica, un modelo de país basado en los recursos naturales y la
traspolación masiva de inmigrantes europeos que reemplazaran a los criollos “incapaces”
desde aquél punto de vista, de poder sostener un proyecto de Nación que se insertara
adecuadamente en el mercado mundial claramente liderado por Gran Bretaña.
Ferrocarriles e Inmigrantes, Estado Nacional y Partidos Políticos, Democracia y
Capitalismo. Paz y Administración. Orden y Progreso.
Domingo F. Sarmiento, Bartolomé Mitre, Nicolás Avellaneda, Julio Argentino Roca, Juan
Bautista Alberdi, fueron algunos de los hacedores fundamentales de la Argentina
“próspera”.
Líderes políticos y jefes partidarios, presidentes de la Nación, ideólogos, hombres de
acción, conformaron la elite dirigente que debió mediante el consenso y la coacción
organizar una Nación y un Estado Nacional acorde al Capitalismo Internacional ávido de
materias primas y alimentos.

Como líneas mas arriba comentábamos, el masivo ingreso de inmigrantes y su


concentración en la ciudad de Buenos Aires a causa de un régimen de tenencia de la tierra
en manos de no mas de ciento cincuenta familias; trajo la consecuencia inesperada para
este grupo dominante, de una reacción popular cada año mas intensa por derechos de
participación política que les permitiera a criollos e hijos de inmigrantes cada vez mas
argentinos, a una inserción en el Estado nacional, provincial o municipal que les permitiera
a su vez, un mejor control de los ingresos de capitales y el acceso a una redistribución mas
equitativa de las ganancias del modelo agro-exportador.

A la última Revolución Radical de 1905, se le debe agregar la lenta pero progresiva


organización y lucha de la clase obrera argentina, mayoritariamente de ideología anarquista
lo cual implicaba negarse de lleno a cualquier tipo de acuerdo con la clase dominante.
La represión sobre todas las clases sociales enroladas en la oposición se hace cada vez mas
virulenta.
El Partido Socialista se movía muy cómodo dentro del encuadre político parlamentario, ya
que gracias a un decreto reglamentario de la ley 4161, dictado por Roca con la inspiración
de Joaquín V. González, se estableció la lista unipersonal.
Esta treta electoral le permitió al Dr. Alfredo Palacios ser electo diputado en 1904 por la
4ta. Circunscripción electoral de La Boca por: 1.254 votos…
La Constitución Argentina vigente entonces establecía en su artículo 37, que se podía
elegir un diputado cada 33 mil habitantes o fracción de 16.500.

La oligarquía paternalista demostraba su “democracia” permitiendo que un solo diputado


de un partido opositor como el Socialista participara del parlamento que estaba en sus
manos.

Los pares sindicales de Palacios, al igual que la denominada corriente sindicalista y los
anarquistas, resistían los embates de la oligarquía que no dudaba en reprimir masivamente
huelgas o manifestaciones de protesta, las cuales fueron particularmente violentas en la
primer década del S. XX.

Como podemos observar, el clima de violencia era cada vez mayor en una sociedad a la
cual la oligarquía al decir de Alain Rouquié se la pretendía gobernar como si conformara
parte de una gran estancia.
Este grupo dominante se resquebrajaba al calor de las contradicciones de sus
personalidades principales, quienes ya no alcanzaban para encuadrar políticamente la
efervescencia social.

Los hábitos y costumbres de los argentinos en general y de los habitantes del suelo
bonaerense y porteño en particular se habían transformado al ritmo de la economía nacional
e internacional.
También la conciencia política de los llamados sectores populares había cambiado hasta el
punto de exigir su correspondiente lugar en las decisiones de las políticas públicas.

La Ley Saénz Peña, entonces, obedece tanto a una decisión política de envergadura del
grupo dominante como a una presión sostenida del partido liderado por Don Hipólito
Yrigoyen, quien logró revestir al mismo de un aura revolucionaria.
El presidente electo en 1910, tenía muy en claro su orígen como tal viciado de nulidad.
Por eso planteaba: “No basta que los ciudadanos voten-dijo en su mensaje de asunción-si
los poderes ni amparan su voluntad.”(1).
Agregaría en 1912 que “ Se ha dicho que el voto venal es el mas libre, pero se omitió
agregar que es el único que no merecería serlo”. (2)
Y para sintetizar sus ideas de cambio acordes con las vivencias tanto nacionales como
internacionales en materia de adaptación a esta coyuntura política agregamos esta frase
también pronunciada en el marco de su asunción a la presidencia en 1912 : “Las reformas
no emergen de la quietud ni se nutren de temores ni obran por contemplación(…) Si hay
quebranto o desmedro individual yo lo lamento(…) Las banderas tendrán que agrandar sus
paños y replegar su intransigencia, porque el estado político se ha transformado, y con él
desaparecen los antiguos métodos, lo mismo en la oposición que en los poderes (…) el
momento no es normal, es transitivo y de franco rompimiento con una larga tradición.(3).

Evidentemente, Saénz Peña, continuaba las ideas de Carlos Pellegrini, quienes


representaban como antes señalábamos, a un sector de la elite que pensaba en democratizar
las instituciones.
Estaban concientes de los abusos( léase fraude), del sistema y una opinión pública
moderada y culta, aún en el seno de las clases medias era posible según su entender.
Lejos estaban, de la frase de Eduardo Wilde ministro de Interior de Juárez Celman para
quien : “El sufragio universal es el triunfo de la ignorancia universal”.(4)
En esta línea de pensamiento el liberalismo aristocrático y conservador tomaba como parte
de su filosofía de acción política el Dogma Socialista de Esteban Echeverría:

“La razón colectiva solo es soberana, no la voluntad colectiva…


De aquí resulta que la soberanía del pueblo solo puede residir
en la razón del pueblo, y que solo es llamada a ejercerla la
parte sensata y racional de la comunidad social.
La parte ignorante queda bajo la tutela y salvaguardia de la
ley dictada por el consentimiento uniforme del pueblo racional.
La democracia, pues, no es el despotismo absoluto de las masas,
ni de las mayorías, es el régimen de la razón”.(5)

Yrigoyen, caudillo de sectores sociales que rápidamente dejaron atrás la Argentina de las
antinomias entre Unitarios y Federales para adentrarse en otra que muestra las pujas en el
marco de un sistema liberal en lo económico y represivo en lo político; y la Unión Cívica
Radical , son quienes proporcionan el espacio de inserción necesario a aquellos sectores.

Durante catorce años tres gobiernos consecutivos de este Partido lo confirmaría.


A partir de la implementación de la Ley Saénz Peña, el Radicalismo ganaría las elecciones
para gobernador tanto en Santa Fe como en la provincia de Entre Ríos, previas a las
nacionales de 1916.
Por primera vez desde la organización de partidos políticos en nuestro país, uno que poseía
una estructura nacional, contenedora de los sectores populares ponía en dudas el triunfo del
partido Conservador a la vez que se consolidaba como única oposición capaz de torcer la
historia electoral como no lo pudieron hacer ni Socialistas ni Demócrata Progresistas.

Dos características iría acuñando este partido de masas de fines del S. XIX y principios del
XX: una organización nacional y un caudillo enigmático pero creíble y querido tanto por al
militancia de su partido como por el pueblo en general.
En efecto, sus pocas apariciones en público, su ausencia de discursos, lo harían un
personaje mítico dotado de pureza y coraje político en su oposición sistemática al régimen
fraudulento.

La Causa (regeneradora) contra el Régimen y el contubernio. La moral cívica, la república,


la democracia: “Es indispensable fijar como condición irreductible que la moral política es
la base de todos los progresos y de todas sus formas eficientes.” (6).
Diría en su mensaje al Congreso el 21 de octubre de 1921.
De todos modos escaseaban , y mas aún en los meses previos a la contienda electoral que lo
llevarían por primera vez a la presidencia los conceptos políticos- ideológicos que
permitieran analizar un cuerpo doctrinario de la Unión Cívica Radical que no fuesen las
consignas de los años de lucha contra el fraude electoral.

Las críticas en este aspecto de sus adversarios políticos y de los medios de comunicación en
sus manos arreciaban acusándolo al caudillo y a su partido de falta de proyectos e ideas
El 2 de abril de 1916 se llevaron a cabo las elecciones nacionales para presidente de la
Nación.
Los electores al Colegio Electoral a favor del radicalismo fueron 143 a pesar del triunfo por
mas de treinta mil votos de diferencia contra sus opositores: 370.000 a 340.000.
Necesitaba Yrigoyen para ser electo 151 electores.
La definición estuvo en las manos del radicalismo santafesino el cual a pesar de haberse
separado del Comité Nacional un año antes le dio los electores necesarios a su partido y
Don Hipólito obtuvo 152 electores alcanzando así la primera magistratura asumiendo el 12
de octubre de 1916.
Una multitud lo llevaría en andas desde el Congreso a la Casa Rosada en un día en el cual
el presidente saliente Victorino de la Plaza lo veía por primera vez personalmente a quien
se colocaba la banda presidencial en representación claramente de las clases medias
urbanas fundamentalmente y rurales, de un país que entraba indudablemente en una etapa
de transición entre su fortaleza económica ( “el granero del mundo”) en su punto máximo
el Centenario de 1910 y la crisis que despuntaba tras dos años de Guerra europea.

Mientras tanto el diario La Prensa anunciaba:

” Somos, queremos ser una sociedad orgánica, tradicional y definitivamente conservadora


de sus conquistas institucionales, económicas y sociales. He ahí la sociedad entonces que
gobernará el Partido Radical desde el 12 de octubre. He ahí el gran programa conservador
que le impone la república, bao el apercibimiento solemne de que de no observarlo,
fracasará, y será batido y desalojado del poder”.(7)

Y La Vanguardia en 1918 declaró:

“Nunca como en este momento ha sido mayor la influencia de la Iglesia,(…)El propósito


del gobierno es realizar una política inspirada en los principios de la democracia cristiana:
de paternal protección para los obreros, siempre que estos permanezcan sumisos y
resignados” (8).

Por derecha o por izquierda la UCR estaba destinada a ser presionada durante el ejercicio
de sus gobiernos.
Sobre todo en lo referente a Hipólito Yrigoyen.
Este último, en su primer gobierno, no tuvo la mayoría en la Cámara de Diputados hasta
1918, y, en cuanto a la de Senadores fue minoría hasta el fin de su primer mandato.

Con esta realidad política, a la cual debemos agregar un gabinete donde cinco de los ocho
ministros provenían de la oligarquía terrateniente, la Corte Suprema de Justicia dominada
por el mismo sector al igual que gran parte de las Fuerzas Armadas y la educación superior.
Las estructuras de poder estaban en manos entonces de la elite y había que trabajar y mucho
desde las diferentes instituciones públicas para conquistarlo en función de las propuestas
cívicas del radicalismo.
Autores como David Rock nos plantean que, en sus primeros años de gobierno la UCR, se
transformó en mediador entre la oligarquía y los sectores de clase media urbana que
representaba.

Sin proponer cambios estructurales en lo económico, pero sí presionando para obtener una
mayor porción de las ganancias de ese modelo para redistribuirlo entre sus seguidores.
A los cuales debemos sumar en este esquema dependiente a algunos sectores de la clase
obrera urbana.
Principalmente a aquellos relacionados con los transportes como el ferrocarril y las
empresas marítimas, ejes del esquema agro-exportador.
En este punto debemos remarcar las características personales de Hipólito Yrigoyen, quien
hace uso (y abuso) de su carisma personal para el contacto cotidiano no solo con dirigentes
de los Comités barriales urbanos, sino también con gente del pueblo que hacía largas colas
dentro de la Casa Rosada o en su domicilio particular en el barrio de Constitución,
solicitando y recibiendo favores personales del Presidente.
La confianza que despierta Yrigoyen, genera una mística popular que se extiende por todo
el país adquiriendo el mote de “Padre de los pobres”.
A esto se le debe agregar una organización partidaria realmente aceitada en cada rincón del
país lo cual sirve de sostén al líder de la UCR para llevar a cabo su gestión de gobierno.
Como corresponde a la época, miles de partidarios a este partido, ocupan cargos públicos
principalmente en el Estado Nacional, ya que en la mayoría del as provincias los partidos
conservadores provinciales aún “no conocían la Ley Saénz Peña”.
El personalismo entonces, de Don Hipólito Yrigoyen, era un continuo en las prácticas
políticas argentinas (recordar a Juan M. de Rosas o, en sus antípodas ideológicas a Julio A.
Roca).
Sin embargo para La Nación, el diario de Bartolomé Mitre, precursor y contemporáneo) de la Generación
del ‘ 80 alarmado editorializaba:

“El Partido Radical carece de representaciones concretas en materia de


gobierno; no podría definir sus objetivos en un plan de acción preciso
e integrado en sus distintos aspectos, sus ideales constituyen una
nebulosa, sus aspiraciones se rebelan según la vaguedad de virtudes
ilimitada Su formación, por fin, es un recurso torrentoso de recuerdos
opositores y empeños revolucionarios, esencialmente negativos por su
propio enunciado. La única cosa existente que tiene dimensiones (…)
es la persona de su jefe, el señor Yrigoyen, exclusivo punto de
referencia pasado y presente”. (9)

La depresión económica iniciada en Europa en 1913, a causa de la guerra de los Balcanes,


el inicio de la Gran Guerra en agosto de 1914, trajeron como consecuencia el parate en una
economía extremadamente dependiente en un mercado mundial azotado ahora por la
conflagración europea.
El cese de inversiones extranjeras, la disminución en la cantidad exportable, la baja de las
importaciones fueron las variables entre las cuales debió moverse el incipiente gobierno
radical.

Estos primeros años, produjeron un creciente desempleo y la ida de mas de 170.000 ex -


inmigrantes a sus países de orígen.
Siguiendo con el texto de David Rock, al aumentar los fletes internacionales se elevaron a
su vez el costo de los productos importados, incrementándose los precios entre 1910 y 1918
de dichos productos un 300 %.
Por ejemplo, el carbón como artículo primario fue uno de los que mas aumentó a causa de s
escasez en el mercado internacional por su necesidad para la guerra.
En el caso de nuestro país de 4 millones de toneladas importadas en 1913 se obtuvieron
solo 700.000 en 1916.

Continúa el análisis de este autor planteando que la inflación no se detuvo para los
consumidores argentinos, ya que a su vez la variación en la demande de los productos
agropecuarios generó un aumento de precios del 75 % entre 1910 y 1918.
Siendo los alimentos como así también los alquileres los que as aumentaron durante este
período llegando respectivamente a un promedio del 40 y, el 15 %.

Solo en 1919 pareciera volver al normalidad en al economía argentina con un saldo positivo
en el intercambio comercial de 375 millones oro.
Pero en 1920 desciende a 108 millones y se transforma en déficit en 1921 – 22.
Aumenta la deuda pública de 1.353 millones a 1931 millones entre 1917 y 1922.
A esto se le debe agregar los gastos internos en cien millones de pesos oro durante este
mismo período.
En 1920 además se produce una profunda depreciación de los precios de los cereales junto
a las fuertes medidas proteccionistas de los EE.UU., transformado en el principal acreedor
y comprador de productos del mundo de pos-guerra.
Ante esta situación Yrigoyen decide prohibir la exportación de oro, manteniendo por lo
tanto su oposición a la libertad cambiaria tratando así que el peso siga desvalorizándose.

“ En la ausencia de una ley previsora capaz de impedir los


acaparamientos y los trust de artículos vitales para la subsistencia
(…) se hace necesario adoptar una medida ocasional, que
contenga el abuso o acaso llegue a ser una lección saludable para
todos los que especulan sobre el hambre y la sed del pueblo que
trabaja”.(10)

Este mensaje de agosto de 1920, forma parte del proyecto enviado por el Ejecutivo al
Congreso con el objetivo de justificar una ley que autorice la expropiación de 200.000
toneladas de azúcar para ser vendidas en el mercado interno a precio de costo.

A pesar de las reiteradas oposiciones del Senado, finalmente el proyecto será aprobado.

El Sistema de Patronazgo.

Con el objetivo de hacer frente a esta situación económico-financiera, el radicalismo debió


apelar a un aumento del gasto público que le garantizara contener a su electorado
mayoritariamente proveniente de la clase media urbana.
El Estado fue el espacio desde el cual se absorvió a este sector social ampliando la masa
burocrático – administrativa.
Y, a quienes no se los pudo incorporar se los atendió mediante la relación presidencial antes
descripta en concordancia con los jefes de los Comités barriales.

De todos modos los recursos que hacían falta para hacer frente a las necesidades estatales
se pensó en los primeros años de gestión, obtenerlos de impuestos que gravaran
básicamente a los exportadores y a los aliados necesitados de alimentos, en un 5 %.
Luego de dos años de espera en las Cámaras será aprobado, y con este recurso se
comprarán semillas e instrumentos para labranza, mas la construcción de puentes y caminos
que mejoren las comunicaciones en el interior del país.
Otro proyecto aprobado será el de facilitar un crédito de cien millones de pesos a
Inglaterra, Francia e Italia, para financiarles la compra de dos millones y medio de
cereales.
Se pretendía así no romper el equilibrio entre la elite y los sectores medios urbanos y
rurales.

Se debe recordar a favor del gobierno, que la oposición dominaba el Congreso y


obstaculizaba todo intento de avanzar aunque mas no sea tímidamente sobre los grupos
oligárquicos detentadores de los medios de producción y de los recursos naturales.
Proyectos del Ejecutivo relacionados con: la colonización agrícola-ganadera, el
establecimiento de bancos, la creación de una marina mercante, y la explotación del
petróleo fueron quedando en las comisiones del Congreso dominadas como veníamos
diciendo por la oposición.
Esto obligó a Yrigoyen a profundizar entre 1919 y 1922, la utilización del Estado como
patrimonio partidario transformándose tanto en jefe del Ejecutivo como del partido sin
distingos entre uno y otro cargo.
De esta manera, los Comités barriales fueron el nexo fundamental en este esquema que se
basaba en la popularidad del caudillo máximo, que se repetía “hacia abajo” en las ciudades
(sobre todo en Buenos Aires), lo cual garantizaba que los liderazgos zonales fueran el
punto donde se decidían las candidaturas a las diferentes instancias de gobierno.
Este mecanismo de participación y decisión perduraría hasta 1930, consolidando a su vez la
relación entre las clases medias urbanas y rurales con el partido Radical.

La oposición a esta metodología política (frecuentemente utilizada desde la construcción


del Estado argentino por diferentes facciones o partidos políticos), no solo provino de los
partidos que disputaban la clientela electoral al radicalismo: el partido Socialista, el partido
Conservador y el partido Demócrata Progresista, sino también del seno mismo de la Unión
Cívica Radical.
Nacía el denominado “Grupo Azul”.

Este sector calificaba a la metodología “caudillesca” como contraria a los ideales de


democracia o buena administración pública, no aceptando la mezcla de los organismos
públicos con el Partido.
Se pronunciaban por supuesto principalmente contra el personalismo yrigoyenista.
Y, al ser el Radicalismo, un partido de alcance nacional, las controversias políticas también
se expresaron en el interior originando una seguidilla de Intervenciones Federales sobre las
provincias de Santa Fe, Entre Ríos, Tucumán, San Juan Mendoza, La Rioja, Catamarca y
Salta.

Según David Rock, cinco son los puntos a tener en cuenta para comprender esta
construcción del poder de Yrigoyen quien encarnaba a la UCR durante estos primeros años
de gobierno:

“1) La creación de un sistema de patronazgo para el control del partido.2) El aumento del
gasto público después de 1919. 3) La tendencia a perjudicar a los sectores urbanos que no
estaban en condiciones de beneficiarse con el crecimiento de la burocracia.4) Los signos de
tensión dentro del sector de la elite que pertenecían a la U.C.R. 5) El incremento de los
tributos correspondientes a las provincias del interior con respecto a los de la provincia de
Buenos Aires . “ (11)

La Reforma Universitaria de 1918.


Se podría decir que las tensiones sociales entre las clases medias urbanas y la elite
conservadora fueron también uno de los motivos del estallido universitario de 1918.
El denominado Manifiesto Liminar de la Reforma Universitaria apareció en la Gaceta de
Córdoba el 21 de junio de 1918, y, entre otras cosas expresaba:

“Nuestro régimen universitario-aún el mas reciente- es anacrónico


Está fundado sobre una especie de derecho divino: el derecho
divino del profesorado universitario Se crea a sí mismo. En él
nace y en él muere.(…).La federación universitaria de Córdoba
se alza para luchar contra ese régimen y entiende que en ello le va
la vida …(…)La autoridad en un hogar de estudiantes no se ejer_
cita mandando, sino sugiriendo y amando: enseñando.(…)
Las almas de los jóvenes deben ser movidas por fuerzas espiritua_
les.Los gastados resortes de la autoridad que emana de la fuerza
no se avienen con lo que reclaman el sentimiento y el concepto
moderno de las universidades…(…) La juventud ya no pide.
Exige que se le reconozca el derecho a exteriorizar ese pensa_
miento propio en los cuerpos universitarios por medio de sus
repesentantes. Está cansada de soportar a los tiranos.(…)La
juventud universitaria de Córdoba, por intermedio de su fede_
ración saluda a sus compañeros de la América toda y los incita a
colaborar en la obra de libertad que inicia”( 12 )

El objetivo era claro: terminar con la influencia clerical y escolástica en la educación


superior.
El gobierno supo responder a las demandas estudiantiles, simplificando los ingresos y
permitiendo la modificación de los planes de estudios
Esta revuela tendrá notable influencia en toda América Latina.
En el caso argentino lograrían además insertarse en algunos estamentos de conducción del
estado quienes al grito de “¡Muera la oligarquía”! conmovieran la vida universitaria en
1918 y 1919.

La Clase Obrera y el primer gobierno de Yrigoyen


.

“Tampoco admitimos nosotros diferencias de clase; no aceptamos


que las haya en la República Argentina.(…)No desconocemos
que hay conflicto entre el capital y el trabajo, pero no aceptamos
que haya una clase proletaria y una capitalista.¡Si el 95% de los
argentinos descendemos de lo que en Europa se llama clase
proletaria! No conviene tampoco introducir en la nueva América,
aquí donde se alzan ideales de solidaridad humana, estos
sentimientos de odio por diferencias de raza, religión o
clases”(13).
Esto decía Francisco Beiró, en la Cámara de diputados de la nación en 1919, fijando
claramente el punto de vista del Radicalismo yrigoyenista.
El cual se sustentaba a su vez en palabras como las siguientes esgrimidas por su máximo
líder:

“Aquí solo se requiere de salud y fuerza de voluntad para vencer:


para pasar de peón a patrón y de patrón a potentado (…) porque el
aire que se respira aquí es el de la democracia; porque aquí nunca
han existido títulos de nobleza ni privilegios de clase, ni
aristocracia ninguna, ni resabios de feudalismo. (…) Lo único
que ha existido es: nobleza de sentimientos, generosidad,
ideas sanas y confraternidad humanamente razonada. Esto es lo
que significa la verdadera democracia, superior a lo que se ha
dado en llamar hoy “socialismo”.”(14)

Estas palabras de Hipólito Yrigoyen datan de 1920, y ponen blanco sobre negro, la visión
que tenía la UCR, de las ideas socialistas, analizadas éstas como englobalizadoras de las
distintas tendencias ideológicas que por aquellos años dividían a la clase obrera.
En efecto, los Anarquistas nacidos al calor de una concepción “maximalista”, contra todo
aquello que significara el Estado y sus expresiones en la sociedad, los Socialistas
encuadrados dentro del sistema electoral liberal, fuertes competidores del Radicalismo, y la
vertiente Sindicalista cuyas huelgas expresaban el descontento de los trabajadores por sus
bajos salarios y pésimas condiciones laborales.

En síntesis, la clase trabajadora, mas allá de su militancia político-ideológica, era un


problema a resolver, y cuanto antes mejor por parte del gobierno electo por los sectores
populares.

No era algo menor si a estas situaciones se le agrega la puja por la distribución del ingreso
con la elite conservadora.
En este punto se puede encontrar la respuesta a la ola de conflictos desatada en el período
de la posguerra.
A la inflación se le debe sumar la baja del salario real el cual apenas cubría las necesidades
básicas de la familia trabajadora.
Los sectores vinculados con el transporte fueron los mas afectados por su relación con los
capitales extranjeros, los cuales se estaban reponiendo de la Gran guerra
Entre 1917 y 1919 casi 580.000 trabajadores participaron en huelgas por salarios
principalmente.
La corriente sindicalista como expresión ideológica lideró claramente este proceso,
desplazando por estos años, al menos en estos conflictos, al anarquismo.
El radicalismo parecía garantizar, a pesar de la retracción salarial, un mejor margen de
negociación con el Estado por parte de los sindicatos liderados por aquella corriente.
En este punto cobran importancia los conceptos que transcribimos de Beiró y del mismo H.
Yrigoyen: la armonía de clases y el rol del Estado como árbitro del conflicto que pudiera
suscitarse entre el capital y el trabajo.
Sin olvidar claro está, las consignas electoralistas del radicalismo las cuales lo llevaban a
construir su política laboral muchas veces en función de los trabajadores mas proclives a
votar o no a la UCR.
Con esta visión, quedaban al margen no solo los extranjeros sino también aquellos sectores
del trabajo enrolados con el Anarquismo.

La Semana Trágica.

En enero de 1919, en el marco de la ola de huelgas antes mencionada, un suceso que pasó a
la Historia como uno de los mas destacados al momento de recordar las luchas de la clase
trabajadora.
Los Talleres Metalúrgicos Vasena, ubicados en el barrio porteño de San Cristóbal, fueron el
centro del inicio de una huelga por cuestiones salariales.
Estos pequeños talleres se caracterizaban al igual que en otras industrias de envergadura
como el caso de los frigoríficos, en tener a los trabajadores con salarios de hambre.
Recordemos la inflación producida como causa del fin de la guerra y los altos costos de los
insumos industriales provenientes del exterior, ya que recién por estos años comienza a
producirse muy lentamente un proceso de sustitución de algunas importaciones vinculadas
con la industria.

Volviendo a la fábrica propiedad de Pedro Vasena e Hijos Ltda., la misma dependía para su
producción de los insumos de carbón provenientes del exterior, al ser sumamente costosos,
los dueños de los talleres abarataron sus gastos bajando el salario nominal de sus obreros a
casi la mitad en pocos meses.
Esta medida causó una huelga, la cual fue violentamente reprimida causando al muerte de
un grupo de trabajadores.
Tras un mes de enfrenamientos el 9 de enero se convocó a una huelga general que
desembocaría en el inicio de la Semana Trágica.
El cortejo fúnebre que debía transportar a los obreros asesinados por las fuerzas policiales,
marchó desde el sur de la ciudad hasta la Chacarita, acompañado por decenas de miles de
trabajadores, hubo enfrentamientos durante toda la jornada, siendo los mas dramáticos los
producidos al llegar la multitud al Cementerio.
Allí, las fuerzas policiales volvieron a abrir fuego contra la manifestación provocando al
menos una veintena de muertes.
La huelga así cobró aún mas violencia, participando no solo la FORA (de tendencia
Anarquista) como organizadora, sino también sindicatos como la FOM (Federación Obrera
Marítima, Sindicalista) y gran cantidad de sindicatos o núcleos obreros desorganizados que
adherían a la medida en tanto que, la policía, luego las Fuerzas Armadas y grupos
parapoliciales intervenían en las calles, y en los barrios obreros.

En este último punto debe hacerse referencia al surgimiento de jóvenes provenientes de las
clases medias y altas urbanas que, sin distinción partidaria, asumieron por su cuenta con el
apoyo de las organizaciones patronales, sectores de la Iglesia y dirigentes partidarios
conservadores y radicales, que debían restaurar el orden.
Suponían que una Revolución Socialista (Anarquista o Soviética) pretendía tomar el poder
en al Argentina.
La persecución abarcó entonces todo lo relacionado con Bibliotecas obreras, periódicos,
locales sindicales, comerciantes de orígen judío del barrio de Villa Crespo, desatándose
una verdadera “caza de brujas”, ante “el peligro rojo”.

Mientras tanto el gobierno Radical, en los primeros días de la revuelta había mantenido un
acercamiento con los sindicatos, llegando a un acuerdo de aumento salarial y la libertad de
los detenidos, sin embargo la dinámica de los acontecimientos lo superó debiendo apoyar la
intervención de las fuerzas del orden, a las cuales se sumaron los contingentes ya descriptos
que dieron nacimiento a la LIGA PATRIOTICA.

N o fueron ajenos a estos hechos, la Asociación Nacional del Trabajo, la Sociedad Rural, el
Jockey Club, el Círculo Militar, el Círculo Naval, dirigentes políticos Conservadores.
Dirigentes Radicales disidentes como Leopoldo Melo, y Vicente C. Gallo, banqueros como
Carlos A. Tornsquist, directivos locales de empresas ferroviarias inglesas como Manuel
Montes de Oca y el representante diplomático británico en nuestro país: Sir Reginald
Tower.
Estas personalidades e instituciones aprobaron una resolución en enero de 1919 que,
instaba a:

“…estimular sobre todo el sentimiento de la argentinidad


manteniendo vivo y animado en todo momento el espíri-
tu de los conciudadanos, cualesquiera que sean sus creen-
cias religiosas, sus opiniones políticas, su edad o fortuna,
y el recuerdo del heroísmo y sacrificio generoso de sus
antepasados que nos dieron patria(…) Inspirar al pueblo
amor por el ejército y la marina, y que formar parte de sus
filas es un deber y un honor.”(15)

El año 1919, transcurrió en medio de una nueva la huelguística en la cual se conjugaron


diferentes intereses.
Los ya mencionados de los sectores de poder tanto nacionales como extranjeros (estos
últimos representantes del capital británico) , los partidos de la oposición que hacían su
propio juego desgastando al radicalismo (el Partido Conservador, el Demócrata Progresista
y los Socialistas), las Fuerzas Armadas, y, la clase trabajadora luchando por obtener sus
derechos por años postergados.
En esta encrucijada, con presiones desestabilizadoras, se debatía Yrigoyen y quienes le
permanecían fieles en el partido.
En efecto, si bien en las elecciones legislativas de ese año el triunfo fue para la UCR, por
ejemplo en la Capital Federal, el mismo se logró por un estrecho margen de votos.
Pareciera como si las clases medias urbanas se sintieran mas “seguras” en manos de la Liga
Patriótica o de otros partidos de la oposición que prometían orden.

El gobierno de todos modos seguía adelante con su política laboral contenedora y, con su
política de Patronazgo hacia los sectores urbanos no dependientes de un salario.
Hipólito Yrigoyen seguía pregonando además que él era el presidente “de los pobres”.
Por ello confiaba en una política de Estado conciliadora, que se sustentaba en la armonía
entre las clases y que, si debía actuar con la fuerza, lo haría en el marco de la Constitución
y, como última alternativa.

Sir Reginald Tower, con sus aliados internos que ya enumeramos preveía (y deseaba) un
presente y un futuro apocalíptico para el líder popular y sus partidarios:

“Si las cosas continúan como hasta ahora y los partidarios


del Presidente se apartan de él en cantidad creciente; si el
Congreso mantiene su actitud de negarse a sancionar las
Medidas enviadas por el Ejecutivo, y si la opinión pública
Es encaminada mas abiertamente aún contra la política del
Presidente, no veo otra alternativa a la revolución que la
Eliminación del Presidente Yrigoyen”. (16)

El auge de posguerra, permitió entre 1920 y 1921, retomar los hilos de la conducción del
proceso iniciado en 1916.
Los contactos con los sindicatos se consolidaron y solo se retrajeron ante una nueva crisis
económica acaecida en mayo-junio de 1921 a causa de la baja de los precios
internacionales del trigo y de al carne, como así también la caída en la cantidad demandada
Como era natural a una economía dependiente como la nuestra, los vaivenes del comercio y
las finanzas europeos repercutían inmediatamente en estas tierras.
La depresión debilitó luego de nuevas e importantes huelgas en el sector del transporte
marítimo, al sindicalismo como corriente que se apoyaba en el gobierno, y a los sindicatos
en general.

Diría Don Hipólito Yrigoyen, en un mensaje al Congreso en 1919, cuando la crisis social
arreciaba promediando su mandato:

“Las medidas ocasionales pueden salvar la dificultad de un


momento; pero el resultado definitivo requiere un concepto
directriz de gobierno, traducido a su vez en un plan de direc-
ción orgánica tendiente a implantar el imperio de la justicia en
los intereses encontrados para llegar a la armonía, que garan-
tiza la estabilidad y la eficacia del capital y hace proficuo y
noble el esfuerzo del trabajo”.(17)

Como podemos observar, los últimos años del gobierno de Yrigoyen se desarrollaron al
compás de la situación económica.
En efecto, en 1920, una nueva suba de precios, lo obligó a tomar medidas de protección no
solo para las clases medias sino también para con los sectores obreros que le respondían,
sin romper( o al menos intentándolo) el equilibrio con los productores rurales.
El 60 % de los gastos de una familia obrera se relacionaban con el pan y la carne vacuna, y
precisamente en estos rubros se habían producido los aumentos mas ostensibles.
Una de las mediadas tomadas fue la de un impuesto a la exportación del trigo que recaía
sobre las empresas extranjeras que lo comercializaban y sobre los exportadores. Tratando
de este modo de no presionar sobre los productores.
El Congreso demoró mas de lo previsto para sancionar esta ley enviada por el Poder
Ejecutivo, al cual entró en funcionamiento en enero de 1921.
Inclusive en un momento( 1920), ante la creciente demanda del exterior de este cereal, lo
cual hacía decrecer la oferta en el mercado interno, con el consiguiente aumento sostenido
del precio del pan, se llegó a prohibir la exportación por parte del gobierno para garantizar
el abastecimiento interno.
Yrigoyen así, prefería presionar sobre el ingreso de los exportadores y no aumentar los
aforos aduaneros que habrían traído como consecuencia una suba de precios para el
consumo interno.

Otra de las medidas adoptadas estuvo vinculada con el congelamiento del precio de los
alquileres y la suspensión de los desalojos en la Ciudad de Buenos Aires, a cuyos
habitantes, el Intendente designado por el Poder Ejecutivo, le tocó la misión de organizar
cooperativas de consumidores con el objetivo de controlar la distribución de alimentos
controlando a su vez los precios, entre los cuales se destacaba el precio fijo de los cortes de
carne vacuna.

La depresión económica iniciada en 1921, tuvo como causas fundamentales, la baja


demanda de del mercado europeo de los productos argentinos, como así también la merma
aunque menor de las importaciones.
Inflación, depresión, aumento del gasto público lo cual implicó aumento de la denominada
deuda flotante, y una pronunciada caída en la cantidad de alimentos requeridos por el
mercado internacional.

La caja de resonancia social de este cuadro económico fue el puerto de Buenos Aires que
vio una vez mas al igual que en 1919, enfrentadas a las organizaciones patronales como la
Asociación Nacional del Trabajo con los sindicatos anarquistas y sindicalistas y la
intervención de la Liga Patriótica.
El gobierno llegó a cerrar el puerto por unos meses ante la intransigencia de las empresas y
enviar leyes de reforma social como la del Código General del Trabajo, que sucedió a la
enviada en 1919: la Ley de Conciliación y Arbitraje Obligatorio.

La crisis entonces, se fue extendiendo a otros rubros del trabajo lo cual trajo como
consecuencia un parate en la afiliación a los sindicatos y una baja en al cantidad de
cotizantes.
Tanto Anarquistas como Sindicalistas (principalmente estos últimos) vieron reducida su
capacidad de convocatoria llegando al final del mandato de Yrigoyen en franco retroceso
en comparación vivida hasta 1921.
La fuerte relación que mantuvo el presidente con los gremios enrolados en la corriente
Sindicalista fue tocando a su fin a medida que la crisis subsistía en coincidencia con el final
de su mandato al frente del Poder Ejecutivo.
Los Comités volverían a ser el eje central de su organización política mientras durara el
nuevo gobierno radical bajo la presidencia de Marcelo T. de Alvear, acompañado en el
ejercicio del gobierno por el yrigoyenista Elpidio González.
La Presidencia de Marcelo T, de Alvear, 1922-1928.

Exceptuando San Juan y Mendoza, la Unión Cívica Radical triunfó en todo el país
obteniendo el 48 % de los votos emitidos.
Si bien Alvear al momento de ser elegido como candidato del radicalismo se desempeñaba
como cónsul de París, representaba al grupo mas aristocrático dentro del partido: el
denominado “grupo azul”.
Este sector acordaba con la elite en dos puntos fundamentales que habían sido parte del
sostén (y de las críticas mas duras del “stablishment” local y extranjero): las intervenciones
federales que garantizaban recuperar el control de aquellas provincias que caían en manos
conservadoras y el incremento constante del gasto público.

Precisamente en este último punto, previamente a las elecciones de 1922, Yrigoyen lo había
llevado quizás a su máxima expresión, no solo para garantizar el triunfo del radicalismo,
sino también para asegurarse una organización partidaria, y un control en diferentes
organismos con gente propia a través del ingreso entre 1921 y 1922 de miles de empleados
públicos.

Según el texto de David Rock, la diferencia entre el rubro Importaciones, Recaudaciones


Fiscales y Gasto Público, denota un aumento de la Deuda Flotante que pasa de 94 millones
de pesos en 1913 a 893 millones en 1922. p. 228.
Esto obligó al Presidente Alvear a tomar medidas drásticas para obtener ingresos genuinos.
Si bien en un comienzo despidió empleados públicos, esta medida tuvo corto alcance ya
que minaba la base de sustentación social de la UCR.
Por lo tanto aplicó un impuesto, aprobado por el Congreso que implicaba el aumento de los
aforos aduaneros a los productos importados del 60 %.
Esto permitiría no solamente recaudar sino también impulsar aún mas el incipiente
desarrollo industrial que había dado comienzo como consecuencia de la Gran Guerra de
1914 .

En efecto, aprovechando esta situación, los EE.UU., venían invirtiendo en este rubro desde
aquella época, incrementando los montos en el período del gobierno de Alvear hasta llegar
a casi el 15 % del total de las inversiones extranjeras cuando unos años antes no alcanzaban
al 6 %.
Los sectores en los cuales se instalaron o consolidaron tenían relación con el petróleo, la
energía, los frigoríficos, automóviles, discografía, etc.
Eso no significaba, ni mucho menos el desplazamiento de Gran Bretaña del dominio de la
economía y las finanzas argentinas, solo que, en materia de importaciones de bienes de
capital o de ciertas manufacturas, los EE.UU. iban ganando preeminencia, al igual que lo
estaban haciendo en el resto del mundo tras el fin de la Gran Guerra.
La competencia entre ambos, en nuestro país, estaba en marcha.

El año 1924.
Se puede decir que este año marca a poco de andar, el gobierno de Alvear; es el punto de
inflexión en su mandato, ya que su nuevo Ministro de Interior Vicente Gallo, aliado al
Senador Leopoldo Melo, intentaron destituir a Yrigoyen de la conducción del Partido
Radical.
Como era de esperar no tuvieron éxito y fundaron su propio partido: la Unión Cívica
Radical Antipersonalista, en clara alusión al liderazgo natural del caudillo.
Solo tuvieron respaldo en la provincia de Santa Fe, como así también de pocos dirigentes
del partido.
Mientras tanto Alvear a causa de estos enfrentamientos entre el Grupo Azul y los
yrigoyenistas, debió armar en 1925 su tercer gabinete en tres años, tras la renuncia de Gallo
La presión de los yrigoyenistas sobre el gobierno para obtener mayor presencia en él
sumado al crecimiento de la popularidad de su líder, fue delimitando cada vez mas la
acción del presidente.

La oposición por su lado se encontraba debilitada a causa de la división del Partido


Socialista en dos partidos, la conexión de muchos de sus dirigentes con las empresas
extranjeras para las cuales prestaban servicios como profesionales, los conservadores sin
respuestas ante los problemas sociales y el Partido Demócrata Progresista circunscripto a
Santa Fe.

La clase obrera a su vez, se había transformado al compás de los cambios económicos de


los últimos años, que habían generado cierta movilidad social y mejoras en los salarios
reales de los trabajadores.
Sus dirigentes, principalmente enrolados en el sindicalismo, retomaban su relación con el
ex - presidente y lo apoyaban como próximo candidato a reemplazar a Alvear.

Otra característica saliente fue el giro en el discurso y propuesta de los radicales


yrigoyenistas en materia económica .La nacionalización de los recursos peroleros y
encontrar cierta salida a las crisis recurrentes de nuestra economía primario-exportadora
mediante un proceso de desarrollo de la industria, en la cual el petróleo debía ocupar un
lugar preferencial.
Si bien no se hablaba de nacionalización o monopolio estatal, sí se planteó que el Estado se
hiciera cargo de la explotación y de la concesión a inversores privados.
Entre 1926 y 1928, la campaña yrigoyenista se centró en estas propuestas innovadoras que
los llevaron a enfrentarse contar el trust norteamericano del petróleo liderado por la
Standard Oil.
No se descartaba de manera pragmática que de concretarse este dominio del Estado de
ciertas áreas de la explotación petrolera esto redundaría en ingresos al fisco que le
permitiría manejar mas y nuevos recursos para la relación con los sectores medios urbanos
y los nuevos aliados provenientes de la clase obrera

Con este cuadro de situación, Don Hipólito Yrigoyen, obtuvo un apoyo plesbicitario en las
elecciones de 1928.
Mas de 840.000 votos, casi el 57 % del total.
Ganó en todas las provincias excepto en San Juan, y superó en un 10% los votos obtenidos
en 1922.
El 12 de octubre de 1928 asumía por segunda vez la presidencia mediante el sufragio libre,
universal, masculino, obligatorio y secreto del electorado nacional.

La Segunda Presidencia de Yrigoyen.1928-1930.

Don Hipólito Yrigoyen inició su gobierno sin el gradualismo o la cautela que lo caracterizó
en 1916; los emergentes de las clases medias urbanas, líderes de los comités, hijos de
inmigrantes muchos de ellos con estudios universitarios, son instalados decisivamente en la
conducción del Estado Nacional.
El gasto público fue el sostén de esta política, gracias no solamente a decisiones d este
tenor, sino también a las bonanzas producidas por el boom agro-exportador.
El sistema de Patronazgo volvió con toda su expansión a fin de apuntalar la estructura
política del Partido Radical.

En el caso de la clase trabajadora, se volvió a consolidar la alianza con la corriente


Sindicalista, especialmente con el sindicato marítimo: la FOM, y los ferroviarios nucleados
en La Fraternidad y la Unión Ferroviaria.
En materia de legislación laboral se promulga la ley 11.544 en agosto de 1929, la cual
instaura la jornada de de ocho horas.

Esta política tendiente a fortalecer las bases partidarias del gobierno, tenía como objetivo
además, construir una estructura que enfrentara adecuadamente a los grupos de poder
tradicionales instalados en el ejército, en la economía y en las provincias donde los
antipersonalistas controlaban el aparato estatal provincial en detrimento del oficialismo
En este sentido, Yrigoyen actuó con celeridad, interviniendo San Juan, Mendoza,
Corrientes y Santa Fe.

La lucha por el control político.

Las provincias de Cuyo, estaban dominadas por gobernadores conservadores que habían
hecho del clientelismo una herramienta sumamente eficaz a la ora de dominar durante años
la estructura política de la región.
Los líderes partidarios eran Federico Cantoni y Carlos Washington Lencinas, de Mendoza y
San Juan respectivamente.
Impedirles llegar al Senado de la Nación era el objetivo principal del yrigoyenismo ya que
este contaba con mayoría opositora.
El dominio del interior se imponía como factor preponderante para imponerse en el Senado
y consolidar la estructura nacional bajo las órdenes de Yrigoyen.
Esta disputa, de aparente carácter regional escondía una superior entre las elites
oligárquicas y el gobierno nacional.
Como así también, el enfrentamiento por quien controlaba la producción de petróleo que
ayudaba también a mantener las bases sociales de unos y otros contendientes.
Entre julio y agosto de 1929 la violencia ganó las calles de Buenos Aires entre la derecha
conservadora y los partidarios de Yrigoyen.
Aquella acompañaba los no menos duros debates en el Senado para ver si Cantoni y sus
hombres ocupaban las bancas que supuestamente habían obtenido en elecciones limpias.
El triunfo en uno y otro espacio de disputa fue para los yrigoyenistas, lo cual le permitió al
gobierno comenzar a organizar las elecciones en las provincias intervenidas por decreto en
el último tramo de 1929.

En octubre de ese mismo año, el Review of de River Plate en un artículo de su autoría


defendía a Yrigoyen de la acusaciones de la derecha conservadora que lo veía como un
dictador.

“No se ve claramente en qué problema nacional verdadera_


mente trascendente el Presidente ha actuado como un Dicta_
dor, y , comparada con el papel de ciertos jefes de Estado eu_
ropeos y latinoamericanos, (…) su conducción de los asuntos
de los nación no ha originados cambios revolucionarios en el
orden institucional o político de los acontecimientos que afecten
notablemente el orden social, económico y jurídico de la vida
nacional o la relación de la República con el resto del mundo.(…)
Los ejecutivos de importantes organizaciones comerciales e
industriales que han tenido ocasión de departir con el Presidente
en cuestiones vinculadas al comercio y el trasporte han hecho
público su elogio de la evidente ambición de Su Excelencia
de alentar todo tipo de empresa conducente al bienestar econó_
mico y prosperidad de la República.”(18)

El golpe de estado de 1930.

La crisis del sistema capitalista en octubre de 1929 producida por el crack de la Bolsa de
Nueva York, repercutió inmediatamente en nuestro país a causa tanto de la dependencia
del mercado británico con referencia a la colocación de productos alimenticios, como a la
mundialización de la economía lo cual nos insertaba en el circuito comercial, productivo y
financiero del capitalismo.
La baja de los precios internacionales de los productos agropecuarios, la depreciación del
peso con respeto al dólar estadounidense y otras monedas europeas en un 20 %, el cierre de
la Caja de Conversión que garantizaba hasta ese momento ( diciembre de 1929), la
convertibilidad del peso.
De allí en mas, se evitó la salida de oro, manteniéndose la Argentina bajo ese patrón
monetario intentando que la moneda nacional se cotizara a la par de otras monedas
extranjeras.
A pesar de esta medida coyuntural, el peso continuó depreciándose, no solo por el aumento
del valor de las importaciones sino por un proceso inflacionario que produjo desocupación
y baja de salarios.
A su vez los sectores exportadores habitualmente favorecidos por los precios
internacionales, ante la caída de estos últimos junto a las ventas, disminuyeron
drásticamente sus pagos al fisco perjudicando los ingresos del Estado, ingresos que también
se vieron reducidos por la caída en la cantidad de bienes importados, cuyos altos precios no
alcanzaban a cubrir (a pesar del pago de impuestos en este rubro) las necesidades estatales.
A esta situación se le debe agregar el déficit de la balanza comercial.

Otras medidas de índole financiero tomadas por el gobierno, apuntaron a sostener un


elevado gasto público, con el objetivo de dar respuesta a su base social de apoyo.
La disminución del crédito para hacendados y comerciantes exportadores fue una de ellas.
Otra, que traería mayor complicación en el futuro inmediato fue la del endeudamiento
externo: 5 millones de libras a la Banca Baring y 50 millones de dólares a los Estados
Unidos.
Corporaciones como la Sociedad Rural, la Bolsa de Cereales y la Unión Industrial,
prácticamente le enviaron un ultimátum al gobierno el 25 de agosto de 1930 exigiéndole la
reapertura de la Caja de Conversión y el fin de la depreciación del peso.

Esta situación se reflejó rápidamente en la política cuando en las elecciones para diputados
poco antes del golpe producido en el mes setiembre de ese mismo año, en la Capital
Federal y la Provincia de Buenos Aires, el yrigoyenismo perdió casi 120 mil votos
comparada con las presidenciales de 1928, a manos del Partido Socialista Independiente y
los conservadores.
Ambos partidos políticos declaraban el 15 de agosto de 1930:

“(Considerando ) que los dineros públicos se despilfarran sin mas


criterio que el capricho del Presidente y las conveniencias elec._
torales del partido oficialista, precisamente en momentos en que
merman los recursos fiscales y el contribuyente sufre las tribu_
laciones propias de un malestar económico en vías de acentua_
ción.
“…que mientras el país tropieza con dificultades cada vez ma_
yores para la colocación de sus productos en el exterior, el
Poder Ejecutivo abandona, con negligencia inexplicable, la
Gestión pública relacionada con los ingresos agrarios.
“…que a la crisis institucional se a agregado una grave crisis
económica, producida por la desvalorización de nuestro signo
monetario y la falta de una obra positiva de gobierno”.(19).

El golpe militar de 1930, fue causado por los grupos conservadores, con indisimulable
apoyo de sus aliados del ejército, en defensa de sus propios intereses corporativos, como así
también la incidencia de los monopolios petroleros como la Standard Oil y la Shell.
Aquí conviene hacer algunas aclaraciones.
Si bien lo factores que contribuyeron al golpe de estado como venimos describiendo son
multicausales, un ministro francés al enterarse de la caída de Yrigoyen, le habría dicho al
embajador argentino en París, Alvarez de Toledo: “Señor embajador, su revolución huele a
petróleo”.(20)
Entre 1927 y 1928, las dos corporaciones petroleras, la norteamericana Standard Oil y la
británico-holandesa Shell, desatan y ponen fin a una “guerra” de competencia por el
mercado mundial de los combustibles.
El acuerdo supone el reparto equitativo de dicho mercado.
El cartel, se plantea controlar consumo y explotación a lo largo y a lo ancho de todo el
mundo.
En el caso de nuestro país, las cuotas se fijaban del siguiente modo: 45,8% para la Standard
Oil, 27,6% para la Royal-Dutch Shel, y 14,6 % para YPF, cuyo director era el general
Mosconi.
Este militar venía propugnando desde 1927, a inhabilitación de las compañías extranjeras
para explotar nuestros recursos naturales. El proyecto de ley aprobado por diputados en
1927 es bloqueado por los senadores, en 1929(recordar en este sentido el conflicto con el
Senado por parte de Yrigoyen ni bien comienza su segundo mandato)
Entre setiembre y octubre del año 1929, el debate en el Senado es precisamente la
nacionalización del petróleo propuesta por el poder ejecutivo, mientras la Standard Oil
logra concesiones de explotación por parte del gobierno salteño.
A esta situación se le debe sumar la decisión de Yrigoyen de bajar por decreto el precio de
los combustibles el 1° de agosto de 1929, otorgándole a YPF la facultad de imponer los
precios de manera uniforme.

La campaña electoral en marzo de 1930, tiene una serie de consignas que giran en torno al
conflicto petrolero: “Defensa de la soberanía nacional”, “Defensa del petróleo”, “Defensa
de la riqueza nacional”, claramente la lucha contra los trusts y por la Ley de
nacionalización del petróleo, acompaña los primeros meses del segundo mandato de
Hipólito Yrigoyen.
A ello había que agregarle finalmente los acuerdos para obtener ese recurso de la Unión
Soviética a la cual se le entregaría a cambio: cueros, cereales, carnes.
La empresa instalada en la Argentina desde 1922 proveniente de ese país era la Iuyamtorg.
El golpe del ‘30 produciría su retiro de estas tierras cerrando el acuerdo entre el gobierno
Radical y los Soviéticos.

La crisis económica del ‘ 29 que trajo aparejada la depresión con su secuela de


desocupación, inflación y desabastecimiento, creó la situación favorable para que la
oligarquía terrateniente recuperara momentáneamente credibilidad en la población y
pudiera encaramarse nuevamente en el poder, mediante el primer golpe de estado triunfante
acaecido en el Siglo XX en nuestro país.

Los conservadores en lo político y liberales en lo económico, con el sostén internacional


británico – estadounidense, mas la sumatoria de instituciones como la Sociedad Rural, la
Bolsa de Comercio o la Unión Industrial Argentina, como así también partidos políticos
como el Socialista Independiente o el Demócrata Progresista , e inclusive los medios de
comunicación periodísticos como los diarios La Nación y La Prensa, lanzados a una
campaña abierta a favor de un golpe militar ; inauguraban la era del nuevo fraude
patriótico, la proscripción de las mayorías populares yrigoyenistas, la cárcel para su líder y
cientos de partidarios, las persecuciones, en síntesis: la DECADA INFAME, que intentará
retrotraer a la Argentina al S XIX en materia social, política y económica.
A modo de conclusión.

La Unión Cívica Radical, de manera consecuente desde 1891, batalló durante veintiún años
hasta obtener aquello que su máximo líder, Hipólito Yrigoyen, consideraba fundamental
para aquella sociedad: el voto secreto, universal ( masculino) y obligatorio, ya que ésta era
considerada la herramienta fundamental para incorporar a las decisiones políticas del
Estado Nacional a cientos de miles de argentinos.
La profundidad de la reforma política obtenida, le permitiría acceder al gobierno,
legítimamente, sin el consabido fraude electoral pergeñado por la oligarquía terrateniente
desde 1862.
La “chusma” yrigoyenista, el pueblo, pertenecientes en su mayoría a las clases medias
urbanas y rurales, con menor incidencia en la clase obrera, sustentaba la Intransigencia y la
Abstención Revolucionaria, las dos consignas que dieron base al acceso al gobierno del
nuevo partido con alcance nacional que era la UCR.

El poder, mientras tanto, construído durante décadas por la oligarquía y sus aliados
británicos, sería disputado por el radicalismo durante los primeros seis años de mandato de
Yrigoyen.
Si bien es cierto que el modelo económico agro-exportador seguía vigente, y que le
permitía a los sectores medios mejorar gradualmente su inserción social, una Argentina
diferente en la segunda década del Siglo XX, se estaba abriendo paso.
La clase obrera se organizaba al compás del auge económico agro-pastoril en los rubros de
servicios y transportes, como así también en la cadena agroindustrial como los frigoríficos,
y, la llegada de capitales estadounidenses permitían el desarrollo de talleres industriales
cada vez con mas presencia en la economía.
Una clase obrera que oscilaba entre el anarquismo opositor a ultranza de las instituciones de
la democracia liberal , el socialismo de corte parlamentarista (principal opositor electoral
en las barriadas obreras porteñas del partido Radical) y el sindicalismo, sector este último
que veía en Hipólito Yrigoyen un presidente capaz de escuchar y dar respuestas a sus
reclamos de neta raigambre laboral, alejados de toda manifestación política.

En este marco no se puede olvidar la Semana Trágica y los sucesos de la Patagonia ( que
costarían cientos de vidas de rabajadores) en los cuales, la represión a cargo de las Fuerzas
Armadas y los grupos terratenientes demuestra la extrema debilidad del gobierno Radical
en el marco de esa sorda disputa por el control de los resortes de poder estatales y del voto
popular.

El interludio de Alvear, demuestra que aún dentro del mismo partido Radical, subsistían
quienes preferían el acuerdo permanente con la oligarquía, antes que enfrentarlos aunque
mas no fuera con reformas sociales que les pusieran algún límite a su poderío institucional
y económico.
Las bonanzas de posguerra fueron correctamente aprovechadas, y el ingreso mas continuo
de los capitales norteamericanos, le permitieron al grupo radical antipersonalista gobernar
sin demasiados sobresaltos.
Sin embargo Don Hipólito, “el personalista”, acusado de demagogo y demasiado apegado a
los sectores populares sería plebiscitado en 1928.
Su segunda presidencia estaría marcada por la crisis mundial económica de 1929 y la
depresión iniciada en 1930.

El excesivo gasto público para mantener el aparato estatal y partidario, el endeudamiento


externo, la extrema dependencia de la estructura económica nacional de los vaivenes del
mercado mundial, la alianza de instituciones que ya describimos en este mismo abajo,
fueron creando un clima hostil que inevitablemente preparaba un golpe de estado, sin
posibilidad a consensuar salidas nacionales detrás de un gobierno y de un presiente
democráticamente elegido en dos oportunidades por el voto popular

Pronto quedaría demostrado que las Fuerzas Armadas y la oligarquía terrateniente volvían
para restaurar el poder conservador en la Argentina.
La magnitud de la crisis de 1930, fue para ellos solo medida en función de sus intereses
sectoriales.
La participación popular sería reemplazada por el fraude, el modelo agro-exportador solo
en manos de las familias “patricias” en acuerdo con el Reino Unido de la Gran Bretaña .
El Estado volvería a ser de quienes por tradición patricia “lo merecían”, con un nuevo actor
social: las Fuerzas Armadas, mas concretamente el Ejército, gobernando los destinos de la
Patria.

“Ha sonado otra vez para bien del mundo, la hora de la espada.
así como ésta hizo lo enteramente logrado que tenemos hasta
ahora, y es la independencia, hará el orden necesario, implantará
la jerarquía indispensable que la democracia ha malogrado hasta
hoy, fatalmente derivada por el socialismo.”(21)

Estas palabras fueron pronunciadas por el poeta Leopoldo Lugones con motivo de
conmemorarse un nuevo aniversario de la batalla de Ayacucho, en diciembre de 1924.

La República Conservadora había regresado.

“ (…) En 1862, el presidente que fijó la línea liberal había dicho que la Argentina estaba
identificada con la Europa hasta los mas que es posible “.Setenta años después el presidente
Justo , restaurador del liberalismo a ultranza, envió a Inglaterra una comisión destinada a
negociar las carnes ; uno de sus enviados, Guilermo Leguizamón, no tuvo empacho en
afirmar:”La Argentina es una de las joyas mas preciadas de la corona de Su Graciosa
Majestad “; y el jefe de la misión comercial-¡nada menos que el vicepresidente de la
Nación Argentina, doctor Julio Argentino Roca!- confirmó ese peregrino criterio
declarando:”La Argentina es, por su interdependencia recíproca, desde el punto de vista
económica una parte integrante del Reino Unido.” “.(22).
Citas bibliograficas.

1) En Crónica Histórica Argentina. Mas Allá de la Crónica. Tomo 5. P. LXXIV.


2) En Crónica Histórica Argentina, op. cit..Tomo 5.P. LXXIV.
3) En Crónica Histórica Argentina, op. cit.Tomo 5.P. LXXVI.
4) En Rouquié, Alain. Poder Militar y sociedad política en la Argentina I.hasta
1943.ps.59 y 60.
5) En Rouquié, Alain op. cit..p. 60.
6) En Luna, Félix Momentos Claves de la Historia Argentina Los Gobiernos
Radicales. Desde el primer gobierno de Yrigoyen hasta Alfonsín.(1916-1983).p. 10
7) En Luna, Félix,…op. cit.. p. 19.
8) En Rock, David. Realidad Nacional y Americana.El Radicalismo Argentino, 1890-
1930.p. 109
9) En Rock, David,…op. cit. p. 118.
10) En Crónica Histórica Argentina. Tomo 5, p.273
11) En Rock, David,…op.cit. p. 129.
12) En Crónica Histórica Argentina. Tomo 5.p. 282
13) En Rock, David,… Op. cit. p. 131
14) En Rock, David,…Op. cit. p. 132.
15) En Rock, David,…Op. cit. p. 187
16) En Rock, David,…op. cit. p. 201
17) En Rock, David,…op. cit. p. 202
18) En Rock, David,…op. cit, p. 252..
19) En Rock,David,…op. cit. p. 262
20) En Rouquié, Alain,…op. cit. p. 210.
21)En Rouquié, Alain,...op.cit. p. 173.
22)En Crónica Histórica Argentina.Mas Allá…op. cit. p. CXX.

BIBLIOGRAFIA GENERAL UTILIZADA.

CRONICA HISTORICA ARGENTINAEDITORIAL CODEX. AÑO 1969.TOMO 5.


NUEVA HISTORIA ARGENTINAATLAS HISTORICO. EDITORIAL
SUDAMERICANA. AÑO 2000. Mirta Zaida Lobato y Juan Suriano.
ARGENTINA. LA REPUBLICA CONSERVADORA VOLUMEN 5.EDITORIAL
PAIDOS. AÑO 1972.Ezequiel Gallo y Roberto Cortés Conde.
LA ECONOMIA ARGENTINA. FONDO DE CULTURA ECONOMICA. AÑO 1986.
Aldo Ferrer.
EL PROGRESO AGENTINO. 1880-1914. EDITORIAL SUDAMERICANA. AÑO 1979.
Roberto Cortés Conde.
PODER MILITAR Y SOCIEDAD POLITICA EN LA ARGENTINA. I HASTA
1943.EMECE EDITORES. AÑO 1994. Alain Rouquié.

BIBLIOGRAFIA ESPECIFICA.

REALIDAD NACIONAL Y AMERICANA. EL RADICALISMO ARGENTINO, 1890-


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