Leer Abre Mundos

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Leer abre mundos.

Invita a pensar, imaginar, construir sentidos sobre lo que nos rodea,


sobre los demás, y sobre nosotras y nosotros. La lectura en la escuela es un camino
para formar ciudadanas y ciudadanos críticos, capaces de incidir en la realidad y
transformarla.

“¿Usted no sabe qué hacer el primer día? Lea en voz alta”


Emilia Ferreiro

La construcción de la escuela como comunidad de lectores es una decisión


institucional. Para ello es indispensable incorporar el fomento de la lectura en la
planificación escolar y sumar la lectura compartida cotidiana como estrategia
pedagógica convenida, reconocida como espacio para enseñar y aprender,
antes que como actividad ocasional o asunto de animadores culturales externos
a la escuela.

Es tarea de maestras y maestros inscribir las lecturas fundantes de las


subjetividades y de las identidades grupales. Para esto, es necesario confiar en
las lecturas en sí, en la puesta en común de estos productos de las culturas para
construir sociedad.

UNOS POCOS LIBROS PUEDEN CREAR COMUNIDAD

La llegada de Colecciones es un momento institucional ideal para iniciar la


configuración de la escuela como comunidad de lectura. Se puede celebrar con
el armado colectivo de un rincón para compartir los libros en los recreos. Solo
las escuelas que se vuelven espacios de socialización de las lecturas forman
lectoras y lectores frecuentes.

Como ya demostró Joëlle Bahloul:

(…) lo que determina la cualidad de un lector en tanto tal no es solo qué lee o cuánto
lee, sino la manera en que capitaliza la lectura en su vida social, afectiva, política o
laboral, cómo y por qué se llega a la lectura, qué o quiénes influyen en ella, cómo se
socializa1

1
Bahloul, Joëlle (2002): Lecturas precarias. Estudio sociológico sobre los “poco lectores”. México: Fondo
de Cultura Económica.
Sabemos que niños y niñas aprenden en relación con las personas adultas y con
los pares que tienen a su alrededor. Como solía insistir la pedagoga argentina
Berta Braslavsky, se precisa de la intervención docente para achicar la
desventaja de quienes crecen en el seno de familias en las cuales el uso de una
oralidad bien nutrida de palabras y de la lengua escrita no es algo frecuente. Por
eso es tan importante la generosidad de maestras y maestros que se ocupan de
poner el cuerpo y la voz para compartir una lectura amorosa, generosa y de un
modo persistente en algún momento de cada jornada, tal como sugiere Mempo
Giardinelli en su libro Volver a leer:

La estrategia que propongo para todas las escuelas públicas y privadas es


muy sencilla (…) consiste en que cada docente, cada día, todos los días lea en
voz alta un texto breve, narrativo, poético o informativo (…). Esta lectura que
propongo para todos los niveles, del inicial al universitario, conviene que sea
muy breve y solo requiere que el docente lea en voz alta, en forma clara y
atractiva2

¿CÓMO HACER DE LA LLEGADA DE LA COLECCIÓN UN ACONTECIMIENTO?

La recepción de los libros puede ser una noticia para difundir entre todas y todos
los miembros de la comunidad educativa en una suerte de celebración de los
libros nuevos. Abrir la caja con las y los estudiantes, permitir que los ejemplares
sean hojeados y manipulados, y finalmente elegir entre todas y todos un libro
para hacer una primera sesión de lectura en común. Esta será una hermosa
manera de dar la bienvenida a la Colección.

Otra manera de celebrar la llegada de los libros en la presencialidad puede ser


la organización de una muestra en un espacio común (un pasillo, un patio o una
escalera), dispuesta de forma original. Por ejemplo, pueden colgarse los libros
de las ramas de un árbol, de una viga o del techo a una altura en la que se
puedan revisar esos textos. O bien, se los puede disponer en una mesa de
exposición. Siempre con algunas sillas, pufs o almohadones cercanos, en los
que sea posible demorarse para darles una mirada. También se pueden

2
Giardinelli, Mempo (2006): Volver a leer. Propuestas para ser una nación de lectores. Buenos Aires:
Edhasa
organizar semanalmente muestras temáticas a partir de las novedades. Una
mesa con tres o cuatro libros nuevos que comparten algún tema o alguna
característica.

Así, libros de viajes, libros del mar, libros sobre la amistad, libros de amor, entre
otros, pueden ser el centro de una
exhibición con otros textos
relacionados que ya formaban parte
de la biblioteca escolar. Es posible
además invitar a las y los
estudiantes a traer un libro de sus
hogares que se relacione con el
itinerario propuesto, dar lugar a que
puedan contar por qué los traen y
cómo los conocen, qué momentos
de su vida evocan (libros que
leyeron cuando eran chicos, libros
que eran de su familia, de abuelas o
abuelos, de mamás, papás o
hermanos). Esas mesas de consulta pueden estar a disposición de docentes y
estudiantes, pero también, pueden convertirse en ocasión de visita de las
familias y del resto de la comunidad escolar.

Se puede realizar una bienvenida de la Colección en forma virtual, generando un


encuentro sincrónico, en el que se muestren uno a uno los libros a un grupo o a
las familias, en una jornada de lectura en la que se inaugure el ritual de leer en
voz alta unos minutos cada día.

CONVERSAR SOBRE LIBROS

La llegada de la Colección puede ser un impulso para recuperar y potenciar la


hermosa costumbre de hablar sobre libros, práctica fundamental de socialización
en la comunidad que queremos formar. Estudiantes y docentes que intercambian
en un aula pareceres sobre sus lecturas, discuten interpretaciones y dialogan en
torno a los libros que comparten son el germen de una comunidad de lectores
más amplia.
Aidan Chambers, un autor de abordaje imprescindible para quienes se
propongan el fomento de la lectura, sugiere promover tales diálogos3 por medio
de preguntas que abran la conversación. Y nos advierte acerca de aquellas
fórmulas que, por el contrario, inhiben la participación; por ejemplo, cuando son
excesivamente directas o amplias como: ¿por qué?, ¿qué significa?, ¿qué quiso
decir el autor? Recomienda suplirlas por otras que destaquen un detalle, que
sean más precisas, que exploren asociaciones posibles, brinden datos acerca
del contexto (sin caer en enfoques excesivamente historicistas) o indaguen sobre
aquello que les gustó más o menos.

“Lo importante —señala— es indicar que la maestra realmente está interesada


en saber lo que opinan los lectores y que anticipa un momento conversacional,
no un interrogatorio”4. Sugiere establecer un diálogo franco acerca de las
resonancias y asociaciones que la obra suscita en cada lector o lectora.

Como refiere Graciela Montes, se trata de “habilitar la perplejidad, el deseo, el


desequilibrio, la búsqueda de indicios y la construcción de sentido”5. O bien, el
silencio que, en muchas ocasiones, produce aquello que conmueve.

Toda actividad que permita socializar lecturas entre los miembros de una
comunidad será útil para formar y sostener lectores y lectoras en la práctica.

Extracto de la colección LEER ABRE MUNDOS, Plan Nacional de Lectura disponible en


https://drive.google.com/file/d/18Rs2076fMzfeXET1ILmgEJIGSs-yJyRy/view?usp=sharing

3
Chambers, Aidan (2007): Dime: los niños, la lectura y la conversación. México: Fondo de Cultura
Económica.
4
Chambers, Aidan, op. cit.
5
Montes, Graciela (2001): Mover la historia: lectura, sentido y sociedad. Madrid: Funda ción Germán
Sánchez Ruipérez.

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