Mediando Procesos Educativos Con Mirada Evangelica
Mediando Procesos Educativos Con Mirada Evangelica
Mediando Procesos Educativos Con Mirada Evangelica
Hemos tomado contacto con relatos de niñas, niños a adolescentes, que se animaron
a contarnos algunas experiencias y sentires de este último año, que ha sido tan especial.
Pero no cabe duda que a todos nos ha marcado, y nos está marcando, profundamente.
Incluso más de lo que alcanzamos a vislumbrar y verbalizar. Ha habido (sigue habiendo)
muertes, temor, dolor, incertidumbre… Situaciones muy concretas como ausencias, conflictos,
pérdidas de trabajo. A todas y a todos nos afecta, independientemente de la edad, preparación
y madurez que tengamos.
Sin embargo, no podemos desconocer que en una etapa tan permeable como es la
niñez y la adolescencia, el impacto probablemente sea más significativo aún. Y si bien los niños
y adolescentes son adaptables por naturaleza, un año (¡todo un año, que para algunos de ellos
es una parte enorme de sus vidas!) en una situación tan extraña y especial no puede no dejar
marcas en la construcción de su identidad.
Con mucho respeto por lo sagrado de sus vidas, nos animamos a proponer algunas
claves de interpretación que nos ayuden a pensar una escuela que se haga cargo de su
realidad, y los acompañe integralmente. Jesús es nuestro Maestro Inspirador, y él nos enseñó,
siempre, a mirar con Amor y atención a nuestros interlocutores, para que nuestra acción
educativa conecte con sus experiencias y necesidades, e intente sintonizar con los anhelos de
su alma.
Claramente, vamos a esforzarnos por crear ambientes seguros desde el punto de vista
sanitario, y seguramente vamos a priorizar los contenidos conceptuales que consideramos
necesarios.
Te propongo, desde un punto de vista integral, observa cuatro grandes procesos o
desafíos que pueden ser claves para su crecimiento:
1. Poner en palabras las vivencias de este tiempo: los chicos y chicas han vivido
muchas cosas, de todo tipo… Pero muchos de ellos, quizá, para poderlas integrar
plenamente en su identidad, necesitan reconocerlas, nombrarlas. Puede tratarse de
situaciones bellas (como jugar con la familia o haber descubierto nuevos horizontes
virtuales) o muy dolorosas, como experiencias de muerte, abandono, conflicto…
Obviamente, hablarán de lo que quieran y con quien deseen hacerlo. Pero poco a poco
será importante que puedan ir poniendo en palabras lo acontecido. Lo que no se
nombra, queda oculto en un revoltijo de emociones y “fantasmas” interiores que, tarde
o temprano, pueden hacer daño.
3. Cosechar aprendizajes: otro aspecto central para crecer aún en circunstancias difíciles,
es poder caer en la cuenta de lo que hemos aprendido. Fue duro, no fue sencillo, pero
nos dejó enseñanzas. No todas las personas son conscientes de sus aprendizajes;
muchos necesitamos que se nos haga la pregunta, y se nos invite a pensar. Desde cosas
muy sencillas (como un nuevo juego o una receta de cocina) hasta cosas muy
profundas (como valorar los afectos o aprender a disfrutar de la naturaleza) sin dudas
que esta pandemia puede que nos esté dejando enseñanzas.
4. Habilitar sentidos: lo propio del ser humano es su posibilidad de vivir con sentido,
“dar sentido” o encontrar sentido a lo que vive. Esos sentidos pueden ser muy diversos:
filosóficos, religiosos, políticos… Los sentidos son como “relatos” que nos permiten
sentirnos contenidos.
Por ejemplo: algunas personas afirman que esta experiencia les está ayudando
a valorar la vida y la familia… Otros afirman que esta experiencia nos permitirá respetar
el planeta y no violentarlo tanto. Para otros esta experiencia nos invita a repensar el rol
del Estado. Otros encuentran que Dios no nos abandona y nos fortalece en estos
tiempos oscuros…. ¿Qué tienen en común todas esas expresiones? Que de algún modo
“integran” lo que se está viviendo en un sentido que parece darle coherencia, o al
menos nos permite transitarlo sin de- subjetivarnos tanto… Esa dimensión humana que
llamamos ESPIRITUALIDAD es muy importante; nos permite filosofar, nos permite
creer, nos permite crear… Aún en los momentos más duros nos hace bien
empoderarnos de ella. Lo necesitamos porque nos humaniza…
Los niños y adolescentes también se hacen esas preguntas más profundas, y
también necesitan espacios cuidados, serenos, en los cuales habilitarlas y ensayar
respuestas. Los sentidos no se imponen ni se fuerzan; nos abrimos a ellos.
MEDIACIONES EDUCATIVAS
Las escuelas no son “centros terapéuticos”, ni pretenden serlo. Pero sí son espacios de
Educación Integral, donde no nos importa exclusivamente la incorporación de conocimientos
sino también la vida toda, que necesita ser comprendida, abrazada y conducida cada vez con
mayor libertad.
Para ayudar a crecer, la Educación intenta MEDIAR PROCESOS. Sin ánimo de agotar el
tema, consideramos que hay 5 MEDIACIONES EDUCATIVAS privilegiadas en estos tiempos,
que pueden hacer un aporte a la vida de las chicas y chicos.
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aquí entra, desde la perspectiva pastoral, la mirada creyente, que necesita sobre todo re- significar
la religiosidad y la imagen de Dios…