Bidart Campos Trialismo
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I. INTRODUCCIÓN
1- La teoría trialista que GOLDSCHMIDT ha llevado a su culminación en la 3* edición de la
Introducción al Derecho (La teoría trialista del mundo jurídico y sus horizontes), (Ed. Depalma,
Buenos Aires, 1967) completa en forma que podemos juzgar como definitiva, todos sus
anticipos de las dos anteriores ediciones, y de La Ciencia de la Justicia (Ed. Aguilar, Madrid,
1958).
2- Como la voz "derecho" sigue provocando múltiples controversias, hasta el punto de que
con la misma palabra los autores designan a veces objetos diferentes (por ej.: la escuela
egológica mienta con ella a la conducta humana en interferencia intersubjetiva, y la
escuela de KELSEN a las normas), GOLDSCHMIDT ,utiliza en su reemplazo la locución
"mundo jurídico", con la que designa al fenómeno jurídico en la totalidad de sus tres
elementos: conductas, normas y valor.
Desde ya podemos anticipar que las conductas son comportamientos humanos; las normas son
descripciones y captaciones lógicas de las conductas; y el valor justicia —como valor que es—
se realiza a través de los hombres en el mundo jurídico, y nos permite valorar las conductas y
las normas. Es usual, dice GOLDSCHMIDT, designar al mundo jurídico mediante la voz
"derecho", con la que significamos la totalidad de ese mundo en cuanto orden de conductas,
ordenamiento normativo y justicia. Pero también la voz "derecho" ha poseído siempre un
sentido de valor sublime, por lo que conviene reservarla para significar los criterios de justicia
descubiertos en un momento pasado determinado (debiendo advertirse que, entonces, la
palabra "derecho" ya no debe utilizarse para señalar los criterios de justicia que nos son
contemporáneamente actuales, porque en tal caso los conceptos de derecho y justicia se
identifican). Tenemos, de esta manera, que a los regímenes pasados los podemos calificar
como regímenes de derecho si realizaron los criterios de justicia que conocían los hombres de
su época, aunque no hayan realizado los que conocemos hoy; en tanto a los regímenes
presentes los valoramos con nuestros criterios de justicia actuales, denominándolos regímenes
de derecho y de justicia (porque ambos conceptos se identifican ahora) si realizan los criterios
de justicia que conocemos actualmente. Es difícil que regímenes pasados hayan realizado los
criterios de justicia hoy conocidos, dado el creciente progreso humano para descubrir y realizar
nuevos criterios de justicia, de manera que aplicando retroactivamente a aquellos regímenes
nuestros criterios de justicia contemporáneos, hallaremos que no fueron realizados; y por eso
a tales regímenes les reservamos el título de regímenes de derecho (en cuanto realizaron los
criterios de justicia conocidos en su época), pero no los llamamos regímenes de justicia
(porque no realizaron los criterios de justicia todavía no descubiertos entonces, pero
conocidos ahora).
V. SÍNTESIS
13- No se nos escapa que nuestro enfoque, a título de brevísimo panorama, peca de
insuficiencia. Mucho, muchísimo, queda sin referir o siquiera insinuar. La obra es en sí tan
densa, que imposibilita materializar el esfuerzo de ofrecer una síntesis. Con todo, nuestro
modesto propósito de familiarizar al lector con el pensamiento y la terminología de
GOLDSCHMIDT puede quedar satisfecho si llega a proporcionar una visión de lo que significa la
estructura trialista del mundo jurídico. A modo de recapitulación final, y pese a la insistencia,
queremos reiterar
a) Que el orden de conductas de reparto muestra la realidad de una adjudicación humana
de potencia e impotencia;
b) Que el reparto autoritario ordenancista (o sea, excluido el reparto autoritario directo por
la violencia o la fuerza) contiene un deber ser real que definimos como un "deber ser que
es", que establece algo como debido;
c) El reparto es captado lógicamente como norma por terceros neutrales;
d) El reparto autoritario ordenancista es captado lógicamente como imperativo por los
protagonistas del reparto (repartidores y recipiendarios);
e) El deber ser lógico es propio del imperativo, y no de la norma;
f) La norma describe todo tipo de repartos, en tanto el imperativo es la forma lógica
decaptación del reparto autoritario ordenancista por sus protagonistas;
g) El deber ser dikelógico es propio del valor justicia. El deber ser ideal de la justicia genera el
deber ser actual de suprimir la injusticia, y el deber de actuar si es hacedero y posible el cese
de esa injusticia;
h) El deber ser ideal puro del valor justicia no padece por la falta de realización del mismovalor;
i) El valor justicia nos permite valorar el material estimativo, y nos orienta con los criterios
devalor que inducimos gnoseológica-mente de las valoraciones efectuadas.
Notas:
(1) Con respecto a recipiendarios animados, y sobre todo a hombres —dice
GOLDSCHMIDT—, el valor rector dentro de la convivencia a fin de enjuiciar lo que debe
estimarse potencia y cuanto ha de estimarse impotencia, es la vida en su plenitud. Potencia es
todo cuanto segura, enaltece y prolonga la vida: salud, libertad, educación, seguridad,
independencia económica, política y cultural, etc. Impotencia es lo contrario de todo ello
(Introducción al Derecho, 3^ ed., cit.i>. 50).
(2) La voz "dikelógico", así como su originaria "dikelogía", provienen de la griega "dike"
= justicia. Dikelogía es la ciencia de la justicia. Dikelógico, lo que se relaciona con la justicia.
(3) Ver GOLDSCHMIDT, ob. cit., ps. 48/9, donde señala que los animales pueden
serrecipiendarios de potencia e impotencia. De potencia cuando —por ejemplo— se los
protege en la legislación prohibitiva de la crueldad; de impotencia cuando —por ejemplo— se
carnean las reses. Con respecto a cosas inanimadas, cabe atribución de potencia e impotencia
en el caso de respetar o dar a la cosa su idoneidad de cumplir positivamente algún valor (ser
útil, hermosa, poderosa), o de respetarla o darle la idoneidad de cumplir algún valor
negativamente (ser inútil, fea, enclenque).