Sentencia ARG Delito Lesa Humanidad
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Sentencia ARG Delito Lesa Humanidad
Judicial de la Nación
AUTOS Y VISTOS:
Para resolver en esta causa nro. 05/07, caratulada:
“Investigación de Delitos de Lesa Humanidad cometidos bajo control
operacional del Comando V Cuerpo de Ejército”, que tramita en este Juzgado
Federal N° 1, Secretaría de Derechos Humanos a carg o del Dr. Mario A.
Fernández Moreno, la situación procesal de PEDRO ANGEL CÁCERES
argentino, DNI 7.286.590, nacido el 23 de octubre de 1940 en Ing. La Esperanza,
Departamento de San Pedro, Provincia de Jujuy, con último domicilio en calle San
Francisco 545, B° San Cayetano, de la localidad de San Pedro, Provincia de Jujuy,
actualmente detenido en la Unidad Penal N° 8 del Se rvicio Penitenciario
Federal “Nuestra Señora del Rosario de Rio Blanco y Paypaya” (Pcia. de
Jujuy); de MIGUEL ANGEL CHIESA argentino, D.N.I. 10.736.124, nacido el 06 de
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abril de 1953 en Elortondo, Provincia de Santa Fe, con último domicilio en calle
Santa Fe N° 1247 Piso 2do. Dpto “A” de la ciudad de Rosario (Pcia. de Santa Fe),
empleado de seguridad, Tte. Cnel. (R) del Ejército Argentino actualmente
detenido en el Complejo Penitenciario Federal N° 2 de Marcos Paz (Pcia. de
Buenos Aires); de CARLOS ALBERTO FERREYRA, argentino, DNI 10.620.093,
nacido el 22 de diciembre de 1952 en Capital Federal, hijo de Jorge Domingo (f) y
de Raquel Rolón Ezcurra (f), casado, empleado, Capitán del Ejército Argentino
(R), con último domicilio en calle 33 Orientales Nro. 1106 Piso 5° “A”, de la ciudad
de San Isidro, Provincia de Buenos Aires, actualmente detenido en el Complejo
Penitenciario Federal N° 2 de Marcos Paz (Pcia. de Buenos Aires); de JORGE
HORACIO ROJAS argentino, D.N.I. 10.525.368, nacido el 06 de septiembre de
1952, hijo de Flamario Horacio y de Velia Segura, de ocupación militar retidado,
con domicilio en Alsina 162, piso 4º, departamento I de la ciudad de Bahía Blanca,
actualmente detenido en la Unida Penal N° 4 del Se rvicio Penitenciario
Bonaerense de esta ciudad (Pcia. de Buenos Aires); y de JULIO MANUEL
SANTAMARÍA argentino, DNI 10.963.751, nacido el 16 de abril de 1953 en
Capital Federal; hijo de Julio (f) y de Laura Torres (f), casado, trabajador
independiente, Capitán del Ejército Argentino (RO), con último domicilio en
Pacheco Nº 2594, piso 2º dto. “8” de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires,
actualmente detenido en el Complejo Penitenciario Federal N° 2 de Marcos
Paz (Pcia. de Buenos Aires);
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Que si bien para algunos puede resultar sobreabundante la
reiteración del marco introductorio que se expone cada vez que se resuelve
la situación procesal de cada uno de los imputados en la presente causa,
ello obedece al estricto respeto de la inviolabilidad de la defensa en juicio
(art. 18 de la C.N.) que impone la obligación de explicar a cada uno de los
imputados las razones y motivos que fundamentan esta provisoria resolución
referida a la convicción suficiente para estimar que existe un hecho delictuoso y
que aquél ha participado en él (art. 306 del C.P.P.N.).
En efecto, la Excma. Cámara Federal de Apelaciones de esta ciudad
ha dicho que: “En cuanto al desarrollo histórico que se efectúa en el auto apelado,
no puede ser considerado como un simple contexto para instalar una idea fuerza
que prescinda de probar la responsabilidad de los imputados, pues ese contexto
resulta necesario en razón de que lo investigado es la realización de un plan
criminal clandestino y sistemático de alcance nacional, que imprime un carácter
particular a la imputación formulada, y que resulta –por ende– imprescindible
establecer previamente.” (v. expediente N° 65.989, caratulado: “BOTTO, Guillermo
Félix y Otros s/Apel. auto de procesamiento y prisión prev.; y NÚÑEZ, Elso
Antonio s/Apel. falta de mérito en c. 04/07: ‘Inv. Delitos Lesa Humanidad’
(ARMADA ARGENTINA)”, resolución del 07/12/10).
Cabe decir, además, que la atenta lectura de cada uno de los
autos que resuelven la situación procesal los imputados en la presente
causa, deja ver el profundo análisis y el trabajo de actualización que se
realiza en cada situación particular.
Asimismo, aclaro –como afirma Francisco Muñoz Conde- que “…la
persecución de los crímenes gubernamentales… no es un ‘ajuste de cuentas’ con
el régimen político y sus dirigentes. Por ello, tampoco comparto la opinión de
quienes, yendo aún más lejos, consideran que se habla de pena ‘para ocultar la
intención de venganza’.” (aut. cit., “¿Dominio de la voluntad en virtud de aparatos
de poder organizados en organizaciones ‘no desvinculadas del Derecho’?”,
Revista Penal N° 6, Doctrina, Publicación semestral de La Ley S.A. en
colaboración con las Universidades de Huelva, Salamanca, Castilla-La Mancha y
Pablo de Olavide, Sevilla).
Por ello, una vez más, reitero:
“No hay violaciones execrables y violaciones justificables. Aunque
sean cometidas en nombre de grandes ideas, como dice el socialismo, o la justicia
social, y sobre todo si son perpetradas en nombre de esas grandes ideas. Admitir
que puedan existir ciertas violaciones legítimas es el más tenebroso de los
sofismas de nuestro tiempo y siempre ha conducido, además, a las mayores
barbaridades” –Declaración de Ernesto Sábato a la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos (CIDH), que lo visitara en Santos Lugares en el año 1979-.
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INTROITO
“Durante la década del 70 la Argentina fue convulsionada por un
terror que provenía tanto de la extrema derecha como de la extrema izquierda,
fenómeno que ha ocurrido en muchos otros países. Así aconteció en Italia, que
durante largos años debió sufrir la despiadada acción de las formaciones
fascistas, de las Brigadas Rojas y de grupos similares. Pero esa nación no
abandonó en ningún momento los principios del derecho para combatirlo, y lo hizo
con absoluta eficacia, mediante los tribunales ordinarios, ofreciendo a los
acusados todas las garantías de la defensa en juicio; y en ocasión del secuestro
de Aldo Moro, cuando un miembro de los servicios de seguridad le propuso al
General Della Chiesa torturar a un detenido que parecía saber mucho, le
respondió con palabras memorables: “Italia puede permitirse perder a Aldo
Moro. No, en cambio implantar la tortura”.
No fue de esta manera en nuestro país: a los delitos de los
terroristas, las Fuerzas Armadas respondieron con un terrorismo infinitamente
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entre otros ejemplos), el suscripto insiste en respetar los principios de
legalidad y de debido proceso establecidos en nuestro Derecho vigente. Una
muestra de esto surge de los términos que oportunamente dictara al retirarse el
Sr. Fiscal Federal, Dr. Antonio Castaño, de la indagatoria de Hugo Jorge
DELME, realizada el día 30/05/07 (v. fs. 1965/66), por cuanto allí impedí el ingreso
de empleados (no de los señores Fiscales) de la Unidad de Derechos Humanos
dependiente del Ministerio Público de la Nación, resolviendo: “...rechazar por no
ajustarse al principio de legalidad plasmado en el art. 295 del CPPN, principio que
reiteradamente y con justa razón proclama en todas sus obras el Sr. Procurador
General de la Nación... ya que -como se afirmara en estos mismos autos-, la
declaración indagatoria es un acto de defensa personal y no de acusación, y que
además, el ordenamiento jurídico nacional con respeto total de las convenciones
internacionales que así lo prevén y, fundamentalmente de la Constitución
Nacional, impiden la asistencia a dicho acto de toda persona que el propio Código
no autorice, a punto tal que ni aún las víctimas pueden concurrir al mismo. Y ello
siguiendo pautas –repito- no sólo procesales sino, constitucionales (art. 18 CN) y
de los tratados que hoy día tienen carácter constitucional pero, en la hipótesis que
ello no fuera así, por imperio del art. 31 de la CN -que sin duda todos los
integrantes del Ministerio Público conocen- tienen jerarquía supra legal.” Lo que
obsta al suscripto, que ha jurado cumplir y hacer cumplir la Constitución de
la Nación, violentar dicho juramento.
En este orden de ideas, resulta fundamental tener en cuenta que la
Constitución Nacional, y las Convenciones Internacionales amparan A TODOS
POR IGUAL: víctimas e imputados. Por ello, con razón, la Cámara Nacional de
Apelaciones en lo Criminal y Correccional ha manifestado: “...nuestra
Constitución, en el art. 18, y los Tratados Internacionales de Derechos
Humanos que la integran, contienen las garantías indispensables,
alcanzadas tras cruentos sucesos históricos, para resguardar a las personas
que viven en un Estado de Derecho. La mayor victoria, en este sentido, y que
no podemos ahorrar esfuerzos en defender, es que resultan aplicables a
todos los ciudadanos por igual, nacionales o extranjeros, en tanto la ley penal
argentina les sea aplicable. Y aún cuando, en algunos casos, pueda quedar la
impresión de que esa igualdad aparece como injusta, nunca podemos caer
en la tentación, por más grave que sea la imputación dirigida o el clamor
social implicado en busca de venganza, de renunciar a ella, porque,
precisamente, esos principios, enmarcados en el proceso penal que nos
rige, son los que le habrán de dar el cauce legítimo correspondiente, pero no
a cualquier costo. Lo contrario, sería actuar en un contexto de presión social
que la lógica jurídica, especialmente en su faz práctica, no puede admitir a
riesgo de traicionar los pilares, éticos y profesionales, que dan apoyo a la
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labor del juez penal... En ellos, la venganza privada y la política criminal del
Estado encuentran un dique; ese dique son los principios constitucionales que los
jueces penales deben resguardar.” (CNac.A.Crim.Correc., Sala V, 13-05-05,
Chabán, Omar Emir, el subrayado y la negrita me pertenecen).
Es que, como acertadamente destaca Adrián Ventura: “La
Constitución es un pacto político que postula la necesidad de construir una
sociedad abierta, pluralista y con reglas que deben respetarse, donde tienen
cabida, incluso, los sectores más marginales u odiosos.” (aut. cit. en “La Nación”
del 09/04/08).
Tal es así que Joaquín V. González a fines del siglo XIX -en 1897-
ha dicho, en palabras que conservan su actualidad más aún hoy que ayer: “No
son, como puede creerse, las “declaraciones, derechos y garantías”, simples
fórmulas teóricas: cada uno de los artículos y cláusulas que los contienen poseen
fuerza obligatoria para los individuos, para las autoridades y para toda la Nación.
Los jueces deben aplicarlas en la plenitud de su sentido, sin alterar ni debilitar con
vagas interpretaciones o con ambigüedades la expresa significación de su texto.
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1.b) TERMINOLOGÍA CONSTITUCIONAL:
Que hay que resaltar que por mandato constitucional, el Presidente
de la Nación: “Es comandante en jefe de todas las fuerzas de mar y tierra de
la Nación” (Art. 86 inc. 15 de la Constitución Nacional - hoy art. 99 inc. 12-) en los
siguientes términos: “Es comandante en jefe de todas las fuerzas armadas de
la Nación”.
Por lo cual, los jefes militares en ese entonces inconstitucionalmente
llamados “Comandante en Jefe del Ejército”, “Comandante en Jefe de la Armada”
y “Comandante en Jefe de la Fuerza Aérea”, se denominan a partir de la
instauración de la democracia, como debe ser: “Jefe del Estado Mayor General
del Ejército”, “Jefe del Estado Mayor General de la Armada” y “Jefe del
Estado Mayor General de la Fuerza Aérea”. Que tienen la obligación como tales
de estar total y absolutamente subordinados, al único “Comandante en Jefe”
constitucionalmente admitido: la persona que ejerce la presidencia de la
Nación.
1.c) ABREVIATURAS:
CONADEP: Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas
(Informe), creada por decreto del Poder Ejecutivo Nacional Nº 187 del 15 de
diciembre de 1983, Comisión que fuera integrada por personalidades de distintos
ámbitos de la cultura, el derecho, la ciencia, la religión, el periodismo, etc. Siendo
ellas: Ricardo Colombres, René Favaloro, Hilario Fernández Long, Carlos T.
Gattinoni, Gregorio Klimovsky, Marshall T. Meyer, Jaime F. de Nevares,
Eduardo Rabossi, Magdalena Ruiz Guiñazú y Ernesto Sábato, que fuera
elegido como su presidente.
Por el mismo decreto se invitó a ambas Cámaras del Congreso a
enviar tres (3) representantes, pero sólo lo hizo la Cámara de Diputados y ellos
fueron Santiago Marcelino López, Hugo Diógenes Piucill y Horacio Hugo
Huarte, los que se incorporaron a la Comisión, en marzo de 1984.
Centros clandestinos de detención (C.C.D.): Lugares en que
pasaron mujeres y hombres ilegalmente privados de su libertad.
Lugar de reunión de Detenidos (LRD): Lugar donde los detenidos
eran mantenidos en general por períodos considerables de tiempo.
Lugar transitorio (LT): El tiempo de detención en dicho lugar por lo
general era breve.
Cabe señalar en este punto la denominación C.C.D. o Centro
Clandestino de Detención, ha sido ampliamente utilizada en el marco de esta
causa para referirse a los lugares donde se encontraban detenidas ilegalmente
las personas secuestradas durante la última dictadura militar que,
técnicamente (de acuerdo con los reglamentos y P.O.N. militares de la época),
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eran denominados por el personal de las fuerzas armadas como L.R.D. o Lugares
de Reunión de Detenidos.
No obstante, al margen de las denominaciones y de la distinción que
suele hacerse entre Centros clandestinos de detención o C.C.D. y Lugar de
reunión de Detenidos o L.R.D., ambos eran lugares especialmente habilitados
para mantener alojadas a personas ilegítimamente detenidas, donde estaban
sometidos a degradantes formas de encarcelamiento y eran sometidos a
terribles sesiones de vejámenes y torturas. Es decir que sea la
denominación Centro Clandestino de Detención o Lugar de Reunión de
Detenidos, en ambos casos eran ABSOLUTAMENTE ILEGALES y, en
consecuencia, CONTRARIOS A LAS NORMAS CONSTITUCIONALES Y DEL
DERECHO DE GENTES.
BPE: Boletín Público del Ejército (cualquier persona puede acceder
al mismo).
BRE: Boletín Reservado del Ejército (sólo determinados militares o
funcionarios tiene acceso al mismo).
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misma, que es el enunciado. Ello, sin perjuicio de compartir la afirmación de mi
condiscípulo y dilecto amigo, el ex camarista federal de La Plata, Dr. Román J.
Frondizi, que sufrió el asesinato de Silvio Frondizi como la destitución arbitraria
e ilegal del que era presidente de la República, Arturo Frondizi (1962), y la
persecución de quien fuera rector de la Universidad de Buenos Aires en la época
de su máximo esplendor durante el siglo pasado: Risieri Frondizi, todos tíos
suyos, cuando afirma que desde 1813 dejó de existir legalmente en nuestro país la
tortura como medio para obligar a declarar contra sí mismo. Empero, sabemos
que salvo escasas y honrosas excepciones, se violaron los derechos humanos, de
quienes disentían con las autoridades de turno, tanto por gobiernos
constitucionales como los de “facto”, sea en el siglo XIX, como en el siglo XX.
Y ya avanzada la segunda mitad del siglo pasado -esto es en la
década de los setenta-, otros claros ejemplos de esa intolerancia, están
demostrados por las amenazas sufridas por el ex aviador militar, profesor
universitario consulto y antiguo amigo del suscripto, Dr. Héctor Sandler –elegido
el mejor diputado del año 1964 por la prensa parlamentaria- a quien la nefasta
organización que liderara el tristemente célebre José López Rega, (Ministro de
Bienestar Social primero y desde enero de 1975, titular de la Secretaría Privada de
la Presidencia, a la que estaban subordinadas todas las Secretarías de la casa de
gobierno, la Casa Militar e inclusive la SIDE) denominada “Alianza Anticomunista
Argentina” o Triple A, intentó asesinar en 1974, por lo cual la Cámara de
Diputados –en la que estuvo refugiado- lo envió en comisión al exterior, y a quien
la dictadura instalada en 1976 le confiscó los bienes y ordenó su captura,
exiliándose por ello en México.
Héctor Sandler, en una de sus últimas obras, ha sostenido –con
razón- que el golpe militar de 1966 “…fue un golpe militar institucional, pues
obraron de consuno las tres fuerzas armadas, de modo planeado y sincronizado,
con el fin de conducir el país hacia ‘su merecido desarrollo’… Intento que acabó
en un fenomenal fracaso luego del ‘cordobazo’ de 1969, …”, destacando luego
que “…el de 1976 tuvo una apariencia formal al de 1966, pero se diferencia en que
aquél estuvo precedido por un espíritu necrofílico, con el efecto inevitable de
acabar en un genocidio organizado, nunca antes padecido por el país.” (el
subrayado es propio, v. aut. cit. en “A la BÚSQUEDA del TESORO PERDIDO”,
editorial ICE, octubre 2008, págs. 20 y sgtes.).
Y así, podemos señalar a manera de ejemplo el sufrido por el
entonces senador chubutense Solari Irigoyen o el sindicalista marítimo
Eustaquio Tolosa. Y lo que es más grave, el asesinato de opositores o de
quienes pensaban distinto, como el llevado a cabo a poco de morir el presidente
Perón, del políglota periodista de cultura excepcional, como brillante polemista
[polemizó con Julián Marias, Cossio, Marechal e incluso con Sábato] y diputado
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ciudad Buenos Aires; el 9 de diciembre de 1985 (causa 13/84) y transcripto
íntegramente en la colección de “Fallos” de la Corte Suprema de Justicia de la
Nación, tomo 309, volumen 1; págs. 32/1021 y volumen 2; págs. 1029/1627 y que
fuera confirmado por el máximo Tribunal de la Nación, con fecha 30 de
diciembre de 1986 (ver páginas 1689/1823, del volumen 2 citado); que se
intensificaron las violaciones a los derechos humanos.
2.c) Que el 24 de marzo de 1976, comienza el denominado
“Proceso de Reorganización Nacional”, momento en que las Fuerzas Armadas
asumen todo el poder político de la Nación, deteniendo a la entonces presidente
de la Nación, e interviniendo los poderes ejecutivos provinciales y municipales;
disolviendo asimismo todos los cuerpos legislativos -nacionales, provinciales y
municipales-, removiendo a la Corte Suprema de Justicia de la Nación y tribunales
superiores de provincia, poniendo “en comisión” a los magistrados judiciales
inferiores nacionales y provinciales, así como a los que se desempeñaban en los
Ministerios Públicos nacionales o provinciales; y dejando sin estabilidad a
funcionarios y empleados, tanto en la administración pública, como en los poderes
judiciales, nacionales o provinciales [como el caso de la provincia de Santa Fe,
que padeció a personajes nefastos tanto en la dictadura de Onganía, con
Sarachaga y el profesor del Colegio Superior de Comercio Domingo G. Silva,
Fernando Mántaras –que, como bien destaca José Ernesto Schulman en su
presentación a la Comisión de Acusación del Consejo de la Magistratura del Poder
Judicial de la Nación contra un Secretario de éste (el Dr. Victor Brusa) en
oportunidad en que se desempeñara durante la última dictadura militar como Juez
Federal N° 1 de Santa Fe, presidía la F.A.E.D.A. (F ederación Argentina de
Entidades Democráticas Anticomunistas), apéndice de la ultracatólica
organización liderada por Cosme Beccar Varela, denominada “Patria, Familia y
Propiedad”-; y que en la dictadura de Onganía dejaron cesante –entre otros- al
entonces Fiscal Provincial de Rosario, Dr. Federico Omar Flores, quien fuera –
recuperada definitivamente la democracia- designado Juez Federal en lo Penal N°
3 de la mencionada ciudad. Es de destacar que al citado magistrado santafecino
se lo nombra en el Informe de la CONADEP titulado “Nunca Más” (Ed. Eudeba,
Buenos Aires, 6ta. Edición, 5ta. Reimpresión, agosto 2005, págs. 196/197 y 232)
como un juez útil a los designios de la sangrienta dictadura, y ello lo recalca una
víctima de la misma, el Sr. José Ernesto Schulman en su obra “Los laberintos
de la memoria. Relatos de la lucha contra la dictadura y la impunidad” (Ed.
Conjunta de Edit. El Folleto y la Liga Argentina por los Derechos del Hombre, 3°
Edición, Diciembre de 2008)].
Ejemplos de ello, fue la incalificable y arbitraria detención de la Dra.
Carmen Argibay, o del Dr. Ramón Horacio Torres Molina (actual Presidente del
Archivo Nacional de la Memoria –designado por Decreto N° 1852/07, B.O.
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hombre.
Es que, como acertadamente destaca el filósofo alemán (1929)
Jürgen HABERMAS (elegido por la Revista Prospect, en el puesto N° 22, como
uno de los filósofos más destacados, entre otras cien personalidades relevantes):
“La necesidad de legitimación de órdenes que se caracterizan por la forma estatal
de la violencia se explica precisamente a partir del concepto de poder político”.
Que el país se encontró no sólo bajo las restricciones que impone el
estado de sitio, sino además controlado por las Fuerzas Armadas, comenzando
una persecución contra la población en base a un aparato montado para el
ejercicio del terrorismo de Estado.
Que, sistemáticamente, comienza una represión ilegal donde las
violaciones de los derechos básicos fundamentales del ser humano fueron
habituales y así ocurrieron hechos atroces como las torturas, vejámenes,
desaparición y muerte de personas.
Que las denuncias internacionales por esos hechos (como la
efectuada en 1979 a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos) se
reflejan en el trabajo elaborado por la CONADEP, cuyo Informe le fue entregado
al entonces presidente de la Nación, Dr. Alfonsín, por el Dr. Ernesto Sábato, el
día 20 de septiembre de 1984.
Que ha quedado debidamente demostrado en las numerosas causas
judiciales iniciadas en todo el territorio del país, la existencia de un plan
sistematizado ordenado por la Junta Militar -autodisuelta recién el 6 de
diciembre de 1983-, que utilizando la infraestructura del Estado y la de las Fuerzas
Armadas como las de seguridad (Gendarmería Nacional y Prefectura Naval
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Argentina), o policiales y penitenciarias, federales o provinciales a ellas
subordinadas; impartió órdenes concretas para la detención de personas,
alojamiento en centros clandestinos de detención (C.C.D.) especialmente
habilitados para tal fin, sometimiento a terribles sesiones de vejámenes y torturas,
degradantes formas de encarcelamiento y la disposición de miles de personas,
muchas de las cuales desaparecieron o fueron muertas.
2.e) Por ello, resulta inútil e inoficioso discutir en autos, en que se
juzga la conducta de integrantes del V Cuerpo de Ejército y de las fuerzas de
seguridad, policiales y penitenciarias al mismo subordinadas, y de los civiles
relacionados, -porque es obvio que el V Cuerpo de Ejército dependía de la
Junta Militar instalada en el poder (no en forma directa, sino por la cadena de
mandos, que se explicará más adelante)-; la existencia de tal plan y
metodología utilizada, tanto como su organigrama funcional, y la
operatividad del mismo; ya que está claramente explicado y demostrado en
la causa 13/84 supra citada, a la que corresponde remitirse por razones de
brevedad.
Que, cabe mencionar que en la causa 13/84 se destacó que: “No se
ha encontrado... ni una sola regla que justifique o, aunque más no sea,
exculpe a los autores de hechos como los que son la materia de este juicio.
(...) Los hechos que se han juzgado son antijurídicos para el derecho interno
argentino. Son contrarios al derecho de gentes. No encuentran justificación
en las normas de cultura. No son un medio justo para un fin justo.
Contravienen principios éticos y religiosos.” (conf. “El diario del Juicio”,
Buenos Aires, Editorial Perfil S.A., 1985, el destacado me pertenece).
Es que, como sostiene Karl Jaspers –recordando la sentencia
kantiana-: “En la guerra no se deben cometer actos que hagan por completo
imposible una reconciliación ulterior.” (v. Jaspers, Karl. “El problema de la culpa”,
Barcelona, Ediciones Paidós, 1998).
Este sistema de “militarización” del territorio nacional en relación a la
represión ilegal contra la población, estuvo organizado en zonas operativas.
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4.a)- CARÁCTER DE LESA HUMANIDAD DE LOS DELITOS
IMPUTADOS.
4.a.1) Que, los CRIMENES DE LESA HUMANIDAD o crímenes
contra la humanidad son aquellos que “…ofende[n] los principios generales del
derecho y se convierte[n] en una preocupación de la comunidad internacional.”
(SANCHEZ SANCHEZ, Raúl Eduardo. “Los delitos de lesa humanidad”, en:
Revista de Derecho Penal Contemporáneo, enero-marzo 2006, Legis, Bogotá,
pág. 88), pudiendo definirse –en función al desarrollo o evolución de este tipo
penal y de acuerdo con Alicia GIL GIL (v. su artículo: Los crímenes contra la
humanidad y el genocidio en el Estatuto de la Corte Penal Internacional a la luz de
“Los elementos de los crímenes”, en: La nueva justicia penal supranacional, Ed.
Tirant lo Blanch, Valencia, 2002, pág. 94)- como: “…todo atentado contra bienes
jurídicos individuales fundamentales (vida, integridad física y salud, libertad…)
cometidos, tanto en tiempo de paz como de guerra, como parte de un ataque
generalizado o sistemático realizado con la participación o tolerancia del poder
político de iure o de facto.” (conf. Corte suprema de Justicia de la República del
Perú, Expte. N° A.V. 19-2001, sentencia del 07/04/09 en la causa seguida contra
Alberto FUJIMORI por los delitos de asesinato, lesiones y secuestro de Luis
Antonio León Borja y otros).
Como explica Andrés J. D´ALESSIO en su obra “Los Delitos de
Lesa Humanidad” (Ed. Abeledo Perrot, Bs. As., 2008, pág. 1): “El estado de la
doctrina sobre el tema… no puede comprenderse o valorarse sin referencia a su
historia.”
Según M. Cherif BASSIOUNI (citado por FIERRO, Guillermo Julio,
“Ley penal y derecho internacional, Doctrina y jurisprudencia nacional y
extranjera”, 1, Editorial Astrea, Buenos Aires, agosto de 2007, pág. 261) los
primeros antecedentes deben ser ubicados en Nápoles en el año 1268, cuando
Conradin von Hohenstafen fue condenado a muerte por haber desencadenado
una guerra injusta. Hay otro antecedente en Breisach, Alemania, por el año 1474,
oportunidad en la que un tribunal integrado por 28 jueces de los Estados aliados al
Sacro Imperio Romano Germánico juzgó a Peter von Hagembach por crímenes de
guerra consistentes en matanzas y violaciones.
En la época moderna, podemos encontrar la decisión del Congreso
de Aix La Chapelle del año 1810, que dispuso la detención de Napoleón por haber
llevado a cabo guerras que perturbaron la paz mundial. También durante la guerra
de la independencia de los Estados Unidos de América se celebraron juicios a
contendientes de ambas partes, y entre ellos se destacan los procesos contra el
capitán revolucionario Nathan Hale, por parte de los británicos, y el del mayor
inglés John André, por una comisión de oficiales designada por George
Washington. La cruenta guerra civil entablada posteriormente entre los Estados de
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del derecho interno del país donde hayan sido perpetrados.” (Andrés J.
D´ALESSIO, ob. cit., pág. 4). Cabe decir que el 20/12/46 las potencias aliadas
dictaron la Ley 10 del Consejo Aliado de Control, en donde se reprodujo –casi
textual- la definición anterior.
Sin embargo, la doctrina es coincidente en observar que el concepto
se ha ido precisando a lo largo del tiempo (con el Proyecto de Código sobre
Crímenes contra la Paz y la Seguridad de la Humanidad elaborado por la
Comisión de Derecho Internacional de las Naciones Unidas en 1954; con la
“Convención sobre la Imprescriptibilidad de los Crímenes de Guerra y contra la
Humanidad” de 1968 que tomó –con algunos agregados- la definición del Estatuto
del Tribunal de Nüremberg; con la creación del Tribunal Penal Internacional para
la ex Yugoslavia en 1993 y del Tribunal Internacional Criminal para Ruanda en
1994; y, finalmente, con el Estatuto del Tribunal Penal Internacional anexo al
Tratado de Roma de 1998).
4.a.2) Por su parte, se entiende por GENOCIDIO, según el artículo II
de la “Convención para la Prevención y la Sanción del delito de Genocidio” de
1948: “…cualquiera de los actos mencionados a continuación, perpetrados con la
intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o
religioso, como tal: a) Matanza de miembros del grupo; b) Lesión grave a la
integridad física o mental de los miembros del grupo; c) Sometimiento intencional
del grupo a condiciones de existencia que hayan de acarrear su destrucción física,
total o parcial; d) Medidas destinadas a impedir los nacimientos en el seno del
grupo; e) Traslado por fuerza de niños del grupo a otro grupo.”
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La palabra GENOCIDIO fue inventada, según el historiador inglés
Wichert TEN HAVE, por el abogado polaco Raphael LEMKIN, que unió el término
griego genus (que quiere decir: pueblo) y el término latino cadere (que significa:
matar) (conf. aut. cit. en “Crímenes de Lesa Humanidad: ¿Cómo definir mejor lo
indefinible?”, artículo de fecha 07/12/08, disponible en: www.dw-
world.de/dw/article/0,,3856462,00.html).
Si bien es cierto que la definición de genocidio no resulta una tarea
sencilla (v. Diario La Nación, Editorial II, “El genocidio y su ardua definición”,
01/09/08, disponible en: http://www.lanacion.com.ar/nota.asp? nota_id=1045117),
entiendo –junto con Daniel Feierstein, que cita a Baltasar Garzón- que: “…aun
dentro de la definición restrictiva, los hechos ocurridos en la Argentina
constituyen genocidio. Primero porque implican a la destrucción parcial de
un grupo nacional, en este caso la sociedad argentina…” (el resaltado es
propio, v. artículo titulado: Una definición de “genocidio”, Diario Página/12,
03/08/03, disponible en: http://www.pagina12.com.ar/diario /elpais/ 1-23613-2003-
08-03.html), tal como se verá más adelante.
4.a.3) Tanto los crímenes de lesa humanidad, como el genocidio, se
caracterizan por el atrocitatem facinoris que les es inherente (conf. MACHADO
PELLONI, Fernando. “Derecho Penal Internacional: un estudio a propósito de su
presente y su futuro”, en Derecho Penal Internacional, Jurisprudencia Argentina,
Número Especial, 2005-1, Ed. LexisNexis, 23/02/05, pág. 13).
Dicho esto, los ilícitos enrostrados –como ha sostenido
reiteradamente la Cámara Federal local- no son investigados como hechos
aislados sino como parte de un plan sistemático de represión implementado desde
el Estado, por lo que corresponde sostener que las conductas criminales aquí
analizadas tienen carácter de delitos de lesa humanidad (constitutivos de
genocidio), integran el derecho de gentes y en consecuencia forman parte del
derecho interno argentino, por imperio del actual artículo 118 de la Constitución
Nacional y de los convenios internacionales de derechos humanos vigentes para
la República, siendo por lo tanto imprescriptibles (C.S.J.N. in re “Arancibia
Clavel” del 24/8/2004, Fallos 327:3312; v. M. A. Gelli, Constitución de la Nación
Argentina. Comentada y concordada, 3ra. edición, ed. La Ley, Bs. As. 2006, p.991,
nota n° 2673).
La C.S.J.N. analizó de manera exhaustiva la incidencia que el
derecho internacional tiene sobre el derecho interno argentino en materia de
derechos humanos, y resolvió la imprescriptibilidad de este tipo de delitos,
validando la ley 25.779 (que declaró nulas las leyes 23.492 y 23.521, de
obediencia debida y de punto final, respectivamente).
Asimismo, ha reconocido que al derecho de gentes no lo limitan las
normas locales, pues está interrelacionado con el sistema de convivencia general
16
Poder Judicial
Judicial de la Nación
de las naciones entre sí, que supone la protección de derechos humanos básicos
contra delitos que agravian a todo el género humano, conductas que no pueden
considerarse aceptables por las naciones civilizadas, reconociendo desde antaño
la existencia de este conjunto de valores superiores a los que debían subordinarse
las naciones por el solo hecho de su incorporación a la comunidad internacional
(Fallos: 2:46; 19:108; 107:395; 240:93; 244:255; 281:69; 284:28; 316:965;
318:2148; 324:2885, entre otros).
Por ello puede concluirse que, al momento en que se produjeron los
hechos que motivan esta investigación, existía ya un sistema de protección de
derechos que resultaba obligatorio y aplicable, más allá de la normativa de
derecho interno, pues de eso se trata el ius cogens como fuente internacional de
prohibición de crímenes contra la humanidad, imponible a todos los Estados (cf.
mutatis mutandis, Patricia S. Ziffer; El principio de legalidad y la imprescriptibilidad
de los delitos de lesa humanidad, en A.A.V.V. Estudios sobre Justicia Penal.
Homenaje al Profesor Julio B. J. Maier, Ed. del Puerto, Bs. As. 2005, p. 755/762).
4.a.4) Que –sin duda alguna– es fundamental tener presente en
USO OFICIAL
17
General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) el 26 de noviembre de
1968, mediante Resolución 2391 (XXIII) y aprobada por la República Argentina por
ley 24.584 (B.O. 29/11/95) adquiriendo jerarquía constitucional mediante ley
25.778 (B.O. 20/8/03); y actualmente por el “ESTATUTO DE ROMA” (Ley 25.390
–B.O. 23/01/2001-) y por la “LEY DE IMPLEMENTACIÓN” de dicho Estatuto (Ley
26.200 –B.O. 09/01/07-) que, si bien no son de aplicación directa al caso de autos
en virtud del art. 2 que regula el alcance de la primera y por aplicación de los arts.
11, 22 inc.1 y 24 inc.1 que, respectivamente, se refieren a la competencia
temporal, y a los principios de derecho penal “nullum crime sine lege” e
“irretroactividad ratioe personae” en el segundo, ello no impide que sean
considerados por el suscripto –por razones de hermenéutica- como guía
interpretativa dentro del plexo normativo vigente, sobre todo en la medida en
que confirman la sabiduría y actualidad del art. 18 de nuestra Constitución
Nacional.
Haciendo una breve síntesis del primero puede decirse que la
“Convención para la Prevención y la Sanción del delito de Genocidio” en su
artículo II define que: “En la presente Convención, se entiende por genocidio
cualquiera de los actos mencionados a continuación, perpetrados con la intención
de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso,
como tal: a) Matanza de miembros del grupo; b) Lesión grave a la integridad física
o mental de los miembros del grupo; c) Sometimiento intencional del grupo a
condiciones de existencia que hayan de acarrear su destrucción física, total o
parcial; d) Medidas destinadas a impedir los nacimientos en el seno del grupo; e)
Traslado por fuerza de niños del grupo a otro grupo.”
Por su parte, las “Convenciones de Ginebra” suscriptas en el año
1949 de alguna manera, conforman la columna vertebral del llamado derecho
humanitario internacional, (lex specialis en tiempos de conflictos armados).
Tal es la importancia de esta cuestión que la adhesión de Nauru (el
27/06/06) y de Montenegro (el 02/08/06) a los cuatro Convenios de Ginebra de
1949 ha transformado a estos instrumentos internacionales en los “…primeros
tratados universalmente aceptados en la historia moderna… formalmente
aceptados por los 194 Estados del mundo”, siendo los mencionados Convenios y
sus Protocolos adicionales de 1997 y 2005 “…el derecho fundamental que protege
la vida y la dignidad humanas en tiempo de conflicto armado.” (LAVOYER, Jean –
Philippe, Jefe de la División Jurídica del Comité Internacional de la Cruz Roja, “Un
hito para el derecho internacional humanitario”, 22/09/06, disponible en:
www.cicr.org).
Los cuatro convenios que conforman el plexo normativo
mencionado fueron aprobados en nuestro país el 18/09/1956 por medio del
“decreto ley” N° 14.442/56 , ratificado por Ley N° 14.467 (sancionada el 5 de
18
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Judicial de la Nación
19
Como explican Frits Kalshoven y Liesbeth Zegveld: “El artículo 3
común a los Convenios de 1949 es el único artículo especialmente redactado para
los casos de conflictos armados no internacionales; […] Estipula normas que las
partes en un conflicto armado interno ‘tendrán la obligación de aplicar, como
mínimo’. (Aut. cit. “Restricciones en la conducción de la guerra. Introducción
al derecho internacional humanitario.” Ed. CICR, Bs. As., 2005, pág. 80). Los
mismos autores citados explican también que: “…las disposiciones del artículo 3
son principios mínimos, en el sentido más literal del término; en otras palabras, se
trata de principios que ningún Gobierno respetable podría desacatar […] el artículo
3 es aplicable en todos los conflictos de índole no internacional, que incluyen no
sólo los conflictos en los que un Gobierno se opone a un grupo armado de
oposición, sino también los conflictos entre dos grupos armados de oposición.”
(pág. 81).
Tal es la importancia de éste articulo que “… un Estado Parte en los
Convenios de Ginebra de 1949 no puede apelar a la reciprocidad en su aspecto
negativo (un argumento como: ‘Ya no estoy obligado a respetar el derecho porque
usted no la ha respetado’), como fundamento para desligarse de las obligaciones
que le imponen los convenios.”. (íd. íd., pág. 167).
4.a.6) Por lo expuesto, de conformidad con la definición adoptada
por la doctrina sobre el punto, y teniendo en cuenta que las conductas que se le
endilgan a los aquí imputados fueron ejecutadas “…en el contexto de una
actividad continuada y permanente efectuada por agentes estatales, como parte
de un ataque generalizado y sistemático que atentó contra bienes jurídicos
fundamentales de una población civil local y que involucró instituciones públicas
en hechos contrarios a sus fines constitucionales, contra víctimas nacionales...”
(Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal,
Expte. Nº 28.783, caratulado “DIAZ SMITH, Jorge Manuel s/prisión preventiva”,
23/03/10), pueden calificarse estos sucesos como crímenes de lesa humanidad
(constitutivos de genocidio) y, por ende, imprescriptibles.
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comunes y no a los delitos de lesa humanidad, por los motivos que a continuación
se explican.
4.b.2) Cabe recordar que el 3 de diciembre de 1973 la Asamblea
General de la ONU adoptó la res. 3074 (XXVIII) sobre principios de cooperación
internacional en la identificación, detención, extradición y castigo de los culpables
de crímenes de guerra o de crímenes de lesa humanidad. Allí se estableció que
esos crímenes, dondequiera y cualquiera que sea la fecha en que se hayan
cometido, serán objeto de una investigación, y las personas contra las que
existen pruebas de culpabilidad en la comisión de tales crímenes serán
buscadas, detenidas, enjuiciadas y, en caso de ser declaradas culpables,
castigadas.
Resulta pertinente destacar también que los delitos de Lesa
Humanidad, ya en los años 1976 y 1977, eran violatorios de los derechos
amparados por el “bloque de constitucionalidad” que integraba el art. 31 de la
Constitución Nacional, formado con los tratados y convenciones que se relacionan
con los derechos humanos fundamentales, a los que posteriormente se les ha
USO OFICIAL
21
sus decisiones a las de la Corte Interamericana de derechos Humanos en los
términos del artículo 68.1 de la Convención” (Cf. Lorenzetti, ob. cit., p.91).
En efecto Kai Ambos sostiene: “La protección de retroactividad
protege la confianza del sujeto que no será castigado por una conducta que
no era punible en el momento de realizarla. Pero, los hechos en cuestión
eran punibles en los Estados correspondientes –como ser la Argentina- en el
momento de su comisión.” (aut. cit., “El caso Pinochet y el Derecho aplicable”,
Revista Penal N° 4, Doctrina, Publicación semestral de La Ley S.A. en
colaboración con las Universidades de Huelva, Salamanca, Castilla-La Mancha y
Pablo de Olavide, Sevilla).
Por ello, Antonio del Cabo y Gerardo Pisarello, sostienen: “…los
principios fundamentales del derecho internacional público tradicional, en su
dimensión local se articulan con los principios que informan el Derecho
Constitucional, dando lugar a un interesante proceso de nacionalización de
derechos universales” -auts. Cits.- en: “Constitucionalismo, Mundialización y
Crisis del Concepto de Soberanía. Algunos efectos en América Latina y en
Europa”, Universidad de Alicante - España, 2000, pág. 79.
4.b.3) Que la “Convención sobre la Imprescriptibilidad de los
Crímenes de Guerra y de los Crímenes de Lesa Humanidad”, debe ser
interpretada al igual que se interpretan los tratados o convenciones que menciona
el inciso 22 del art. 75 de la Constitución Nacional.
En este contexto es conveniente recordar que en la causa
“CHOCOBAR” (Fallos 319:3241, JA 1997-II-557) la Corte Suprema afirmó que las
formulas normativas del art. 75 inc. 22 de la C.N. indicaban que “…los
constituyentes han efectuado un juicio de comprobación en virtud del cual han
cotejado los tratados y los artículos constitucionales y han verificado que no se
produce derogación alguna…”, de ahí que sea posible sostener que tal juicio de
comprobación fue realizado también respecto de la “Convención sobre la
Imprescriptibilidad de los Crímenes de Guerra y de los Crímenes de Lesa
Humanidad”.
4.b.4) Que el concepto de imprescriptibilidad penal ya lo afirmaba el
entonces ministro de la Corte Suprema Dr. Bossert en el considerando 88 de su
voto en autos “PRIEBKE” (resolución de fecha 02/11/95 con la cual la C.S.J.N.
declaró imprescriptibles los crímenes cometidos por el capitán de las SS nazis
Erich PRIEBKE, detenido en Bariloche en mayo de 1994 y, en virtud de lo resuelto
por la Corte, extraditado a Italia, donde fue juzgado por el Tribunal Militar de Roma
por su participación en la matanza de las Fosas Ardeatinas, ocurrida en 1944
durante la Segunda Guerra Mundial y donde fueron fusiladas 335 personas, v.
Fallos 318:2148). Criterio que el más alto tribunal de la República reitera pese a su
distinta integración, y así lo vemos en la causa “ARANCIBIA CLAVEL”,
22
Poder Judicial
Judicial de la Nación
23
competencia de los tribunales nacionales para juzgar los ‘crímenes contra el
derecho de gentes’ aun cuando éstos se produjeran fuera de los límites
territoriales de la Nación.”; para agregar luego: “El Tribunal ha aplicado, desde sus
albores, el derecho de gentes en numerosos casos que le ha tocado resolver,
interpretando la regla contenida en el art. 118 conforme ha ido evolucionando con
el tiempo, es decir, según el grado de desarrollo que presentaron sus postulados a
la hora de resolver las cuestiones sometidas a juzgamiento (Fallos: 2:46, 4:50,
28:31, 43:321, 211:162, 305:2150, 318:2148).”
4.b.5) En relación a la “Convención sobre la Imprescriptibilidad de los
Crímenes de Guerra y de los Crímenes de Lesa Humanidad” Guillermo Julio
FIERRO explica que Cuba, Panamá y la India, solicitaron a la Secretaría General
la redacción de un instrumento internacional que declarase al genocidio como un
delicta iuris gentium. La moción fue aceptada y la Asamblea General (el 11/9/46)
aprobó la res. 95 (I) que confirmaba los principios elaborados en Nuremberg, y en
la res. 96 (I) dispuso lo siguiente: “El genocidio es el repudio del derecho a la
existencia de grupos humanos enteros, del mismo modo que el homicidio es el
repudio del derecho a la existencia de un individuo; tal rechazo perturba la
conciencia humana, inflinge grandes pérdidas a una humanidad que se halla así
privada de las aportaciones culturales u otras de esos grupos; y es contrario a la
ley, así como al espíritu y a los fines de las Naciones Unidas.” Luego agrega: “La
Asamblea General, en consecuencia, afirmó que el genocidio –una especie
dentro del género más amplio de delitos de Lesa Humanidad- es un crimen del
derecho de gentes que el mundo civilizado condena y por el cual los autores
principales o sus cómplices (particulares, funcionarios u hombres de
Estado) deben ser castigados, cualquiera fuesen sus motivos (raciales,
religiosos, políticos, etcétera).”
Para elaborar tal instrumento, el día 28/03/47 se encargó al entonces
Secretario General –por res. 47 (IV)- que, con la ayuda de expertos en los campos
del derecho internacional y penal, avanzara en la tarea encomendada por la
Asamblea y fue así que Trygve Lie preparó un proyecto. “Finalmente –explica
FIERRO- un nuevo comité especial …se reunió en Lake Success del 4 de abril al
10 de mayo de 1948, donde se elaboró el proyecto de Convención para la
Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio, que la Asamblea General por
res. 260 A (III), del 9 de diciembre de 1948, aprobó por unanimidad en el Palacio
Chaillot de París y lo sometió a la firma de diferentes naciones.”; agregando luego
que: “…para que la convención entrara en vigor se requería como norma
internacional la ratificación de 21 países y ello se logró el 16 de octubre de 1950,
fecha en la que se obtuvieron 21 ratificaciones sin reservas de Arabia Saudita,
Australia, Camboya, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Etiopía, Francia,
Guatemala, Haití, Islandia, Israel, Jordania, Liberia, Mónaco, Noruega, Panamá,
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República de Corea, Sri Lanka, Turquía, Yugoslavia.” (v. aut. cit., Ob. cit.. págs.
495/496).
Por ello, hay que tener en cuenta que la aprobación de la
“Convención sobre la Imprescriptibilidad de los Crímenes de Guerra y de los
Crímenes de Lesa Humanidad”, constituye la culminación de un proceso que
comenzó en la década de 1960 y, lo trascendente para estos autos es que la
misma -como lo dice la Corte- “…sólo afirma la imprescriptibilidad, lo que importa
el reconocimiento de una norma ya vigente (ius cogens) en su función del derecho
internacional público de origen consuetudinario. De esta manera, no se fuerza la
prohibición de irretroactividad de la ley penal, sino que se reafirma un principio
instalado por la costumbre internacional, que ya tenía vigencia al tiempo de
comisión de los hechos.” (considerando 28, p. 3355 del fallo citado).
4.b.6) Parece oportuno destacar aquí lo que dijera ese mundialmente
reconocido humanista italiano llamado César BECCARIA quien, ya por el año
1764, en su célebre “Dei delitti” (“De los delitos y de las penas”) expuso: “…los
delitos atroces, de los que persiste larga memoria entre los hombres, una vez que
USO OFICIAL
estén probados, no merecen prescripción alguna a favor del reo que se haya
sustraído con la fuga…”, agregando luego: “En los delitos más atroces… debe
aumentar el tiempo de la prescripción, porque de la definitiva sentencia de la
inocencia o culpabilidad de un hombre depende el quitar el incentivo de la
impunidad, cuyo daño aumenta con al atrocidad del delito.” (v. autor y obra
citados, Editorial Temis S.A., Colombia, Santa Fe de Bogotá, 1994, traducido por
Santiago Sentís Melendo y Marino Ayerra Redín, págs. 27 y 29).
4.b.7) Que, como colofón, resulta pertinente destacar algunos
pasajes del trabajo de Andrés GIL DOMINGUEZ titulado “Derecho de gentes,
crímenes de lesa humanidad e imprescriptibilidad” (en Derecho Penal
Internacional, Jurisprudencia Argentina, Número Especial, 2005-1, Ed. LexisNexis,
23/02/05, págs. 38/43) porque allí da cuenta de algunas de las razones que
permiten hoy investigar los crímenes ocurridos en nuestro país hace más de 30
años: “Desde la etapa fundacional nuestro país ha integrado a la comunidad
internacional, ha contribuido a la formación del derecho penal internacional y ha
reconocido la existencia de un orden supranacional que contiene normas
imperativas, inderogables e indisponibles para el conjunto de las Naciones (ius
cogens)… Los constituyentes históricos no desconocían que el derecho de gentes
(denominación antigua de los actuales derechos humanos) –establecido en el art.
118 de la C.N.- constituye una materia en permanente evolución… Por este motivo
no es posible realizar una interpretación originalista del texto constitucional
argentino y, consecuentemente, condenar a las nuevas generaciones a los
parámetros de una generación fenecida.”.
25
Germán J. BIDART CAMPOS entiende lo mismo y por ello ha dicho:
“Que en 1853-1860 los delitos contra el derecho de gentes, así denominados en el
ex art. 102, fueran pocos y diferentes a veces a los que hoy se incluyen en esa
categoría (como ser, los delitos de lesa humanidad), no tiene importancia alguna,
porque aquél art. 102 –ahora 118- no enumeró ni definió este tipo de delitos, con
lo que la interpretación dinámica de la Constitución que tiene señalada la
jurisprudencia de la Corte Suprema y la mejor doctrina, bien permite, y hasta
obliga, a tomar en cuenta las valoraciones progresivas que históricamente han ido
dando acrecimiento a la tipología delictual aludida.” (aut. cit. “La persecución penal
universal de los delitos de lesa humanidad”, LL del 23/08/00). A este autor se
suma la coincidente y destacada opinión de Néstor P. SAGÜES expuesta en “Los
delitos contra el ‘derecho de gentes’ en la Constitución Nacional” (ED146-936).
Este modo de ver las cosas resulta fundamental para entender que:
“Dentro del ámbito de aplicabilidad, el derecho de gentes será aquello que por su
evolución dentro de la lógica del propio sistema sea, y esto no dependerá de los
órganos internos de producción del derecho…” (GIL DOMINGUEZ, Andrés. Ob.
cit., pág. 40).
Es decir, desde los albores de nuestra Constitución, la garantía de la
ley penal previa (art. 18 de la C.N.) estuvo complementada por los principios del
derecho de gentes (art. 118 de la C.N.). De ahí que: “El nulla poena sine lege tiene
un ámbito de aplicación general que se complementa con taxativas excepciones
que también persiguen la salvaguarda de principios fundamentales para la
humanidad. Ambas garantías se integran en la búsqueda de la protección del más
débil frente al más fuerte, por eso la prohibición general de la irretroactividad penal
que tiene por objeto impedir que el estado establezca discrecionalmente en
cualquier momento la punibilidad de una conducta, por eso la prohibición de que el
mero paso del tiempo otorgue un manto de impunidad a las personas que
usufructuando el aparato estatal y ejerciendo un abuso del Derecho Público
cometieron crímenes atroces que repugnan a toda la humanidad.” (GIL
DOMINGUEZ, Andrés. Ob. cit., pág. 43).
Por lo expuesto, cabe coincidir con el Sr. Procurador General de la
Nación, Dr. Esteban RIGHI, en cuanto afirma que: “En virtud de normas de
derecho internacional que integran el derecho argentino, la prescripción no impide
el ejercicio de la acción penal cuando lo que se procura es el enjuiciamiento de
crímenes de lesa humanidad.” (aut. cit. “Derecho Penal - Parte General”, pág.
491, Ed. Lexis Nexis, 2007), ello porque “…la persecución - y en su caso - sanción
de los crímenes de lesa humanidad, se ha erigido en una obligación internacional
para los Estados contratantes, en tanto miembros activos del sistema
interamericano de protección de los derechos humanos. En consecuencia, resulta
vinculante para el Estado argentino la aplicación de la Convención Americana
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5) LA OBEDIENCIA DEBIDA
5.a) Afirma el Dr. Ricardo L. LORENZETTI, en la obra
precedentemente mencionada, “…que uno de los presupuestos para la justicia
formal es la neutralidad moral: no importa el mérito o demérito de la norma, y sólo
hay que aplicarla.
La crisis más evidente llegó con las leyes del régimen nazi, que eran
válidas y aplicables, pero injustas, lo que obligó a recurrir a un control externo
basado en principios del Derecho natural para corregir la insensatez del legislador.
El problema continuó, para lo cual hay dos casos paradigmáticos: la
USO OFICIAL
27
(Cfr. “Nueva Historia Argentina - Dictadura y Democracia (1976-2001)”
Director Juan Suriano, ed. Sudamericana, 2005, pág. 123 y sig.).
Es que el asesinato, la tortura, tratos crueles, inhumanos o
degradantes, merecieron el repudio de todos los países que integran las Naciones
Unidas, como surge inequívocamente de los arts. 3° y 5° d e la Declaración
Universal de Derechos Humanos que fuera aprobada por la Asamblea General el
10 de diciembre de 1948, con la participación de nuestro país.
Además hay que resaltar que la “Convención contra la Tortura y
otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes”, en su art. 2, inc. 3
dispone: “No podrá invocarse una orden de un funcionario superior o de una
autoridad pública como justificación de la tortura”.
En el marco de la estructura militar, que, es jerárquica-jurídico-
administrativa, no por ello puede admitirse la aceptación por los subordinados
jerárquicos de ordenes ilegales, de ahí que bien sostenga el Sr. Procurador
General de la Nación: “…siendo inexorable que en un Estado de Derecho no
pueden existir mandatos antijurídicos obligatorios, lo es también que la ilegitimidad
del mandato impide el nacimiento del deber de obediencia…” (aut. cit., en
“Derecho Penal, Parte General”, cap. Culpabilidad, pág. 352, ed. Lexis-Nexis,
2007).
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Poder Judicial
Judicial de la Nación
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conocimiento del proceso cualquiera sea el estado en que se encontraran las
actuaciones.
Que, por ello, el 19 de septiembre de 1986 la Cámara Federal de
Apelaciones con sede en esta ciudad, (con la firma de los Dres. Luis Alberto
Cotter e Ignacio Larraza) ordenó: “Que el control operacional de las Fuerzas
Armadas, de Seguridad, Policial y Penitenciario en jurisdicción de las provincias de
Buenos Aires, Río Negro y Neuquén por hechos acaecidos desde el 24 de marzo
de 1976 hasta el 26 de septiembre de 1983 en las operaciones emprendidas con
el motivo alegado de reprimir el terrorismo (art. 10, Ley 23.049) habría
correspondido al V Cuerpo de Ejército, razón por la cual procede formar causa por
separado en relación a dicha unidad militar, sirviendo de cabeza la presente
resolución...” (v. fs. 1) Ello, con la finalidad de investigar de los hechos acaecidos
en las provincias de Buenos Aires, Río Negro y Neuquén, (jurisdicción -en ese
entonces- territorial de la Cámara) bajo el control operacional del V Cuerpo de
Ejército, cuya jefatura tiene asiento en esta ciudad desde fecha anterior a la
década del setenta.
7.b) Que la norma citada establece que pasado un período de seis
meses sin que los CSFA se expidan en las causas que tramitan bajo su
jurisdicción, éstas debían ser remitidas sin más a los tribunales federales. Es decir,
que resultaban entonces competentes las Cámaras Federales con jurisdicción en
los lugares donde habían acontecido los hechos a investigar.
7.c) Ahora bien, desde septiembre de 1987 hasta septiembre de
2005, la causa 11/86 del registro de la Cámara Federal de Apelaciones local-
origen secundario de estos autos (dado que el primario es la ya citada causa
13/84 de la Cámara Federal en lo Criminal y Correccional de la ciudad Buenos
Aires)- por disposición de las leyes dictadas por el Congreso Nacional N° 23.492
(llamada Ley de Punto Final), y N° 23.521 (denomina da Ley de Obediencia
Debida) y el Decreto del P.E.N. 1002/89 (de Indulto), la tramitación judicial de
carácter penal se paralizó en todo el territorio nacional.
7.d) Que con fecha 13 de abril de 1999 la Cámara Federal de
Apelaciones de esta ciudad, forma la causa 11 (c) caratulada (por resolución del
27 de agosto de 1999): “Presentación de A.P.D.H. del Neuquén, Bahía Blanca y
otros en causa Nº 11/86 reclamando saber el destino de los desaparecidos” (v. fs.
85).
Que a fs. 46/47 del expte. 11 (c) -actualmente Nº 05/07/03 del
registro de la Secretaría de Derechos Humanos de este Juzgado Federal- la
Alzada el 1ro. de julio de 1999 resolvió: “...a) Declarar a los presentantes de fs.
27/36 con derecho a conocer el modo en que sus familiares fueron objetos de la
represión ilegal vigente en el período comprendido entre los años 1976/1983 y las
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Sur”, Editores del Puerto, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 2006, págs. 248/9)
Que el 2 de junio de 2005, luego de plantearse por la parte
querellante, con fecha de 19 de octubre de 2001, la nulidad de las leyes de
Obediencia Debida y Punto Final y del Decreto 1002/89 (Indulto), la Cámara
Federal de Apelaciones de esta ciudad resolvió “… 1ro.) “Declarar que no le
corresponde en la actualidad intervenir originariamente a esta Cámara Federal en
este incidente y en las causas N° 11/86 (a y b), 11 (c) y 11(d); 2do.) Ordenar la
agregación sin acumular de estas tres últimas a la primera y remitirlas en original o
copia -con el incidente- al Juzgado Federal que corresponda por incompetencia de
esta Cámara Federal. Las piezas documentales comunes por hechos ocurridos en
las distintas jurisdicciones, se remitirán al Juzgado Federal N° 1 de Bahía Blanca
por razones de inmediatez, al cual deberán ocurrir los restantes Juzgados y/o las
partes. 3ro.) Agregar copia de la presente a las causas 11/86 (a y b), 11 (c) y
11(d).” (ver fs. 3/15 del primer cuerpo de estos autos).
Que se radica en este Juzgado Federal dicha causa el 9 de
septiembre de 2005, bajo el Nº 283/05, recaratulándose como: “Investigación de
delitos de Lesa Humanidad cometidos bajo control operacional del Comando
V Cuerpo del Ejército” y luego se dispuso a fs. 1250 del expte. principal darle
nuevo número, 05/07, por haberse habilitado en el último mes del año 2006, la
Secretaría de Derechos Humanos; donde continuó el trámite de las causas supra
citadas.
7.e) Que como surge de fs. 164/168 vta. de los autos nro. 05/07/01,
el 28 de diciembre de 2005, decreté la inconstitucionalidad y en consecuencia
la nulidad de las leyes 23.492 y 23.521, con respecto a las causas Nros. 11/86;
31
11(c) y 11(d). Por lo tanto, para todas las personas imputadas en esta causa,
resulta aplicable la inconstitucionalidad resuelta.
Cabe señalar que, por su parte, la Sra. Jueza de Viedma, al
intervenir en el trámite de las causas en las que se investigaban los delitos que
aquí se analizan, dispuso con fecha 07/03/06 la prosecución de la causa “...en
asunción de la vigencia de la nulidad e ineficacia de las normas 23492 y 23521 por
la ley 25779...” (v. fs. 204/5 de la causa Nº111/85 caratulada “ROSSI, Darío
s/Desaparición”).
7.f) Que en la resolución dictada por el suscripto, en su considerando
2do.), analicé además las razones por las cuales resulta de aplicación a estos
autos el CPPN (Ley 23.984 y modificatorias), habiendo afirmado en esa ocasión:
“Es bien sabido que los códigos procesales sientan como regla general la
inmediata general aplicación de la nueva ley procesal, no afectando ello la validez
de lo tramitado bajo la vigencia por la ley anterior. Los actos procesales como
norma general se rigen por la ley vigente al tiempo de su realización sin importar el
momento de la comisión del hecho objeto del proceso.” (v. fs. 164 vta. del
mencionado incidente).
Remitiendo -en esa fecha (28/12/05)- al Ministerio Fiscal las causas
11/86, 11(c) y 11(d) en orden a lo dispuesto en el art. 180 y concordantes del
C.P.P.N.
7.g) Que el 20 de junio de 2006 el Ministerio Público Fiscal impulsa
el procedimiento, sosteniendo –a diferencia de la querella- que no corresponde
declarar la nulidad de las declaraciones indagatorias ya producidas porque
“...gozan de la validez normada por el art. 50 del CPPN (ley 23.984).” (v. fs. 133 in
fine).
7.h) Que dicho impulso está VEDADO a los magistrados
judiciales, pues la acción pública penal es de resorte del Ministerio Público
Fiscal, que puede ser acompañada por los querellantes.
Creo útil recordar que, ya a mediados de la década del treinta (o sea
en el auge del fascismo), ese jurista italiano, profesor universitario, demócrata,
liberal y socialista y que fuera ardiente antifascista, Piero CALAMANDREI, [1889-
1956] escribía en la primera edición (1935) de su libro más famoso: “La inercia è
per il giudice garanzia di equilibrio, cioè di imparcialita: agire vorrebbe dire
prendere un partito.” (“ELOGIO DEI GIUDICI scritto da un avvocato”, Ponte alle
Grazie, 1995, p. 48); es decir “La inercia es en el juez garantía de equilibrio, esto
es, imparcialidad; actuar significaría adoptar un partido”.
Concepto este, que -sin duda- comparte el actual Procurador
General de la Nación, Dr. Esteban RIGHI, en su artículo titulado “Principio
Acusatorio y Funciones del Ministerio Público”, al destacar que: “…el modelo
de enjuiciamiento adoptado por el Código, que no permite que los jueces actúen
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Poder Judicial
Judicial de la Nación
33
deberá quedar a cargo del MPF (Ministerio Público Fiscal), quien deberá
investigar...” (pag. 8).
En este orden de ideas, el Dr. Jorge Caferatta Nores expresó: “A
partir de 1994, como es el sistema judicial penal en la Argentina por la
incorporación de los pactos de derechos humanos llegó la hora que se haga una
división. ¿Son los jueces los encargados de la persecución penal, de la eficacia de
la persecución penal, de investigar la verdad sobre el delito, son responsables del
castigo del delito?. Mi respuesta es : No. Los jueces son funcionarios encargados
de resguardar a los ciudadanos frente a los excesos punitivos que pueda cometer
el Estado. ... Hay un viejo refrán que dice: ‘Al que tenga al juez como fiscal,
necesita a Dios como defensor.’ ...la actividad de persecución penal que es
investigar, buscar las pruebas, acusar, sostener la acusación, es una
responsabilidad que tiene que estar en otras manos, no en las del juez. (pag.
11) “La persecución penal, es la tarea que debe realizar el Ministerio Público
Fiscal.” (pag. 11). “...en un estado de derecho, ...en una democracia, deben
coexistir la libertad y la seguridad. Deben coexistir la eficacia y las garantías, y
esto es nuestras responsabilidad... Porque si así no ocurre frente a la situación
actual donde hay una gran demanda de eficacia... no logramos plantear esta doble
posibilidad de obtener simultáneamente libertad y seguridad, eficacia y garantías,
vamos a ir de nuevo dejando que en nuestro país se abra la brecha, por la que se
va a colar de alguna forma el autoritarismo y en nuestra responsabilidad evitar que
esto ocurra en la Argentina.” (pag. 13).
Siguiendo esta misma línea, el Dr. Esteban Righi dijo: “La adopción
del Código Levene significó en nuestro país un sistema mas razonable que se
concreta en un debilitamiento relativo del sistema inquisitivo y al mismo tiempo le
otorga un espacio importante al Ministerio Público especialmente durante la etapa
de la Instrucción.” (pag. 14); y que “...el sistema impide que los jueces de
instrucción actúen de oficio, según la regla del mismo Código es el
Ministerio Público quien ejerce la acción penal. El texto original del proyecto
del Código establecía que exclusivamente el Ministerio Público ejercía la acción
penal. Esa expresión fue suprimida en el Parlamento, ello fue así para admitir al
querellante. La aludida supresión no se hizo para permitir que la acción penal
pueda ser ejercida por los jueces... Lo cierto es que hay muchas
interpretaciones del texto procesal que permite preservar el sistema
acusatorio, e impedir que el Ministerio Público sea desplazado de sus
funciones por otros organismos del Estado a quienes no le compete ejercer
la acción penal. Lo que preocupa es asegurar la eficiencia del sistema acusatorio
en manos del Ministerio Público; ese objetivo requiere que no sea desplazado de
sus funciones procesales y constitucionales.” (pag. 15).
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Y CONSIDERANDO:
I- ANTECEDENTES DE LA CAUSA.
Con fecha 22/12/10 el Sr. Fiscal Federal Subrogante solicitó se
dispongan las detenciones de los imputado Pedro Ángel CÁCERES, Julio
Manuel SANTAMARÍA, Carlos Alberto FERREYRA, Jorge Horacio ROJAS,
Miguel Ángel NILOS y Miguel Ángel CHIESA, y la reserva de las actuaciones
que se labren a partir de su presentación (v. fs. sub. 1/22 del incidente N°
05/07/inc.274).
En su requerimiento el Ministerio Público Fiscal efectúa las
imputaciones respecto de los nombrados, señalando los elementos de convicción
que acreditan las mismas, analizando sus Legajos Personales, las declaraciones
indagatorias de VILAS y CASELA, el Expte. U10 0993/94 agregado a fs.
17.451/17476, la declaración de IBARRA durante el Juicio por la Verdad, los
testimonios de ETCHEVERRY, ZOIA, CAMAÑO, CAPOZIO, ALFIERI, GALLO,
CIANCI, CHRISTIANI; LEZCANO y PIÑERO, el Expediente del Ejército Argentino
Letra 5j7 N° 1040/7, entre otros elementos.
Cabe señalar aquí que, en relación al requerimiento de instrucción,
sea del Ministerio Público Fiscal o de la querella, Navarro y Daray sostienen que:
“...deberá considerarse muy particularmente que la requisitoria… habrá de
adquirir, ...una importancia vital, en especial en cuanto a la delimitaciones
objetiva y subjetiva de la imputación contenida en tal acto, que motivará ese
procedimiento.” (la negrita es propia, LA QUERELLA, Guillermo R. Navarro y
Roberto R. Daray, Ed. DIN, Bs. As., 1999, pág. 186).
Los autores citados opinan en relación a este tema que “…la
exigencia de acusación, como forma sustancial en todo proceso penal
salvaguarda la defensa en juicio del justiciable, sin que tal requisito tenga otro
alcance que el antes expuesto o contenga distingo alguno respecto del carácter
público o privado de quien la formula” y que “todo aquel a quien la ley reconoce
personería para actuar en juicio en defensa de sus derechos está amparado por la
garantía del debido proceso legal consagrada por el art. 18 de la Constitución
Nacional, que asegura a todos los litigantes por igual el derecho a obtener una
sentencia fundada previo juicio llevado en legal forma” (véase LL 1998-E-329 y
433, con notas de J.L. Caferatta Nores y G.J. Bidart Campos, respectivamente)...”
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(LA QUERELLA, Guillermo R. Navarro y Roberto R. Daray, Ed. DIN, Bs. As.,
1999, p. 4).
Que con fecha 23/12/10 se dispuso formar el incidente N°
05/07/inc.274, caratulada: “Ministerio Público Fiscal s/ solicita en causa N°
05/07 (CACERES, SANTAMARÍA, ROJAS, NILOS, FERREYRA y CHIESA)”,
disponiendo en la misma fecha la reserva de las actuaciones.
Luego, con fecha 24/02/11 se resolvió disponer la PROHIBICIÓN DE
SALIDA DEL PAÍS y la ORDEN DE DETENCION de Pedro Ángel CÁCERES,
Julio Manuel SANTAMARÍA, Carlos Alberto FERREYRA, Jorge Horacio
ROJAS, Miguel Ángel NILOS y Miguel Ángel CHIESA, como así también librar
oficio al Jefe de la División Operacional de Control de Narcotráfico y Delitos
Complejos Central de la Policía de Seguridad Aeroportuaria a fin de que practique
tareas de inteligencia que permitan verificar si los nombrados se encontraban en
los domicilios indicados por el Ministerio Público Fiscal (v. fs. sub. 29/39 del
incidente N° 05/07/inc.274).
El día 29/03/11 la Policía de Seguridad Aeroportuaria informó a esta
USO OFICIAL
37
CÁCERES (v. fs. sub. 178 del incidente N° 05/07/inc.274), y con fecha 02/05/11 se
detuvo a Jorge Horacio ROJAS (v. fs. sub. 367 y 403 del incidente N°
05/07/inc.274).
Que, el día 18/04/11 se fijó fecha para que presten declaración
indagatoria CHIESA y SANTAMARÍA (v. fs. 23.809) ese mismo día.
Posteriormente, el mismo día, se fijó fecha para que al día siguiente continúe
prestando declaración indagatoria el nombrado SANTAMARÍA y para que
comience a declarar FERREYRA (v. fs. 23.827).
Que, el día 19/04/11 –a pedido del Dr. Gutiérrez- se fijó fecha para
que continúe prestando declaración indagatoria CHIESA el día 20/04/11 (v. fs.
23.835).
Que, con fecha 02/05/11 se fijó fecha para que preste declaración
indagatoria CACERES (v. fs. 23.935bis.).
El día 03/05/11 se fijó fecha para que ROJAS preste declaración
indagatoria (v. fs. 23.991).
Con fecha 04/05/11 –a pedido del Dr. Gutiérrez- se fijó fecha para
que continúe prestando declaración indagatoria CACERES, y con fecha 05/05/11
–a pedido del Sr. Fiscal Federal Subrogante- se fijó fecha para que vuelva a
prestar declaración indagatoria el nombrado (v. fs. 24.083).
Cabe señalar aquí que la etapa instructoria se caracteriza por ser
una instancia eminentemente provisoria donde no se está condenando al
imputado, sino que meramente se evalúa prima facie la existencia de delito y
la posible responsabilidad del imputado como autor, coautor o partícipe del
mismo. En este sentido, aún siendo procesado, el imputado goza de la
presunción de inocencia que garantizan nuestra Constitución Nacional y el art. 1
del Código Procesal Penal de la Nación, como así también los Tratados
Internacionales incorporados a nuestra Carta Magna en su art 75 inc.22., normas
que reiteradamente se le han mencionado al imputado y a su abogado defensor
en las declaraciones indagatorias.
Que, en este punto considero necesario tener en cuenta que la Corte
Suprema de Justicia de la Nación tiene dicho que “...cuando el art. 18 de la
Constitución Nacional dispone categóricamente que ningún habitante de la Nación
será penado sin juicio previo, establece el principio de que toda persona debe
ser considerada y tratada como inocente de los delitos que se le imputan
hasta que en un juicio respetuoso del debido proceso se demuestre lo
contrario mediante una sentencia firme...” (C.S.J.N., 22-12-98, “Nápoli, Erika
Elizabeth y otros”, confr. mi obra “La instrucción procesal penal en la
jurisprudencia (federal y nacional)”, Ed. La Rocca, 2002, Bs. As., pág. 214 y
ss.).
38
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39
Compañía Comando y Servicios. El legajo del Consejo de Guerra es falso, en lo
que se atribuye a las firmas consignadas, las que se le atribuyen al Cabo 1ro.
Nilos, cotejadas con las mismas firmas de Nilos, consignadas en los escritos
presentados y en su legajo personal. Pido se pongan a la vista para su cotejo y
comparación y se realice un examen pericial caligráfico. También la firma que se
le atribuye a Rojas en el mismo legajo del Consejo de Guerra, no se corresponde
con la firma certificada presentada por la defensa del mencionado Rojas. La firma
de Ibarra que esta en el legajo del Consejo de Guerra no me es conocida. Los
soldados conscriptos no participaban en ningún tipo de los hechos que se me
atribuyen. No he sido testigo de nada. Ni participé en ninguna custodia de
domicilio de ningún ciudadano. Aun aceptando la hipótesis de lo que afirmara
Ibarra de haberme dejado de custodia con soldados en una casa habitación, no
significa haber participado de los hechos que allí se verificaron. Las actuaciones
del Consejo no son creíbles, por cuanto establece los hechos como producidos en
horas de luz solar, a las 14 hs., lo cual no coincide con las declaraciones de las
víctimas, ni con el notorio hecho de que esos procedimientos se hacían en horas
de la noche. En el punto 6 de fojas 8 de las actuaciones del Consejo establece
una diferencia en la guardia de soldados, el personal de guardia de soldados, con
el personal que hizo el procedimiento. Los soldados nunca pudieron haber sido
participes de este tipo de procedimiento. Las actuaciones del Consejo de Guerra
son falsas material e ideológicamente. Pido que se me de la libertad inmediata por
cuanto nada tengo que ver con los hechos que se me imputan. Esa sería mi
declaración final, total. PREGUNTADO para que diga si va a responder preguntas
de su abogado defensor CONTESTA si. En este estado, el Sr. Fiscal Federal
otorgada que le fue la palabra, manifiesta que se opone a las preguntas del
defensor, dado que ya ha manifestado que no responderá al Ministerio Público
Fiscal y manifiesta: sobre todo teniendo en cuenta que podría de este modo,
vulnerarse la pauta procesal que claramente acota la participación del defensor
durante la indagatoria, impidiéndole direccionar los dichos del imputado, mas alla
de un direccionamiento técnico previo a la audiencia. Otorgada la palabra al Sr.
Defensor, manifiesta: por economía de tiempo, me voy a allanar a la oposición del
Sr. Fiscal. En este estado, S.S. resuelve proseguir el presente acto y es
PREGUNTADO el compareciente para que diga si tiene algo más para agregar y
CONTESTA no. En este estado, otorgada nuevamente la palabra al Sr. Fiscal
Federal manifiesta: respecto a la medida pericial solicitada, considero que la
misma resulta improcedente, y que si eventualmente procediera, sería como un
ejercicio de la defensa de Nilos o Rojas, pero no respecto del imputado. Y para el
caso de que de todos modos, y pese a la oposición se disponga la realización de
la medida, solicito se notifique previamente al Ministerio Público Fiscal a fin de
ofrecer peritos de parte, y la misma se realice con constancias, tanto de los años
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radio, o entraba de oficial de semana, entre otras. Eso lo demuestran mis bajas
calificaciones en el legajo. Yo no participé ni con oficiales, ni con tropa ni con
suboficiales, de ningún operativo ni de ningún operativo de enfrentamiento
armado. No recibí ninguna mención, medalla, mérito, ni fui ejemplo ante
subordinados por ninguna gesta heroica. Siempre pedí constantemente por el mal
trato que recibía y por las actividades que desarrollaba, volver a mi unidad de
origen, el Grupo de Artillería 181 donde podía cumplir con mis actividades
específicas y profesionales para las cuales fui instruido y educado. Luego de
finalizar mi licencia anual en el año 77, inmediatamente pasé a revistar en el
Grupo de Artillería en el que era oficial. Lo único que quiero decir es que si bien yo
tuve una buena atención en mi detención actual, seguí con lo mismo, quiero dejar
aclarado que tengo miedo de lastimarme o lastimar a alguien. Yo soy una persona
tranquila y racional, pero quiero dejar expresa constancia que dejo mi vida y mi
salud en manos del Juzgado. No soy el que genera el pleito, no soy el agresor, de
mí no nace. En este estado, el Dr. Meira otorgada que le fue la palabra, manifiesta
que aportará el Legajo de Salud de su defendido. Siendo las 09.30 hs. ingresa en
la audiencia el Sr. Fiscal Federal Subrogante Dr. Abel Córdoba, quien otorgada
que le fue la palabra, PREGUNTA al imputado para que diga qué misión se le
asignó en el marco del Operativo Patagonia, por el cual vino en comisión al Vto.
Cuerpo de Ejército CONTESTA yo cuando me presenté al cuerpo, me llevaron del
Mayor Ibarra y automáticamente reemplacé a un oficial de Artillería que estaba
cubriendo seguridad en la planta de gas. Yo iba para darle protección a objetivos
vitales, llamese radio, antena de televisión. PREGUNTADO para que diga en que
fechas estuvo destinado a la planta de gas CONTESTA eso se iba rotando,
aproximadamente se estaba 15 días en la planta de gas, después se iba de
franco, después lo asignaban a las antenas de radio privadas. PREGUNTADO
para que diga dónde se alojaba mientras estaba en el comando CONTESTA
cuando estaba de oficial de semana, con la tropa, y si no, en el casino de oficiales.
Cuando uno entra de semana, tiene que cumplir con todas las obligaciones del
mantenimiento de la tropa, el vestir, el racionamiento, controlar la diana, cuando
se levanta la tropa que haga la cama, se higienice, que haga instrucción...
PREGUNTADO para que diga si se refiere a la Agrupación Tropa CONTESTA yo
fui asignado al Mayor Ibarra y dentro de esa agrupación estaba enfrente la
compañía Comando y Servicio. Los separaba la plaza de armas. Yo no hacia
procedimientos de ningún tipo. Si yo entraba de guardia, la guardia la componian
soldados y suboficiales de todos lados. Si yo entraba de oficial de semana me
daban la autoridad para controlar la tropa: el orden, la disciplina, la limpieza, todo
eso. PREGUNTADO para que diga qué tipo de operativos realizaba la agrupación
a cargo de Ibarra CONTESTA ellos hacían controles de ruta, control de población,
patrullaje, esas cosas que eran operativas de ellos. Hablo siempre del jefe, el que
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Que los militares siempre nos manejamos con clasificaciones de seguridad, o sea,
nadie tenía que saber nada que no le competía. Lo que único que tenía que saber
uno, es destacarse y ser brillante en la actividad que estaba desarrollando. En
este momento, dado que estoy un poco agotado, pido la licencia que se me
autorice a un descanso. En este estado, solicita el Dr. Abel Córdoba, que se fije
audiencia para el día de mañana. El Dr. Meira, manifiesta: por sugerencia de esta
defensa, mi defendido no va a contestar más preguntas de la Fiscalía. Solicito que
se deje sin efecto el pedido del Sr. Fiscal, ya que no va a contestar nada más. En
este estado, S.S. otorga la palabra al imputado, a fin de que manifieste si esta de
acuerdo con lo manifestado por su defensor y CONTESTA si, estoy de acuerdo.”
(v. fs. 23.855/6).
Con fecha 20/04/11 (v. fs. 23.857/63) prestó declaración indagatoria
Carlos Alberto FERREYRA, quien en su descargo expuso: “…A mi me ordenaron
presentarme en el Comando de Cuerpo, yo me presenté y como venía destinado
al Comando de Cuerpo, no al Equipo de Combate, no fui destinado al Equipo de
Combate, me dicen que vaya a ver al Mayor Ibarra. Me presento, y mantengo una
discusión con él, por negarme –eran las 8 de la mañana- a tomar un vaso de
ginebra. Ahí se enojó, me preguntó si yo era casado, le dije que sí, y me echó de
su oficina y me dijo que volviera al Cuerpo, porque yo no había sido destinado al
Equipo de Combate que él comandaba. Después de eso, no volví a tomar
contacto con él en forma personal. Hasta que en mayo, no me acuerdo la fecha
exacta de mayo, me llamó, y me dijo que me volviese a mi Unidad, a Esquel. En
ese lapso entre que me echó del despacho hasta que me volvió a llamar, me
mandaba a decir por intermedio de algún suboficial, u oficial, creo que uno de ellos
43
era Casela, el Teniente, los días que yo estaba ahí en el Comando, de guardia. Yo
nunca mas hablé con él. Ese día que me presento, del vaso de ginebra -que ahí
se enojo más por eso-, le digo que yo estaba autorizado a irme todos los viernes al
mediodía y regresar los lunes al mediodía. Ahí se enojo muchísimo y me echó.
Con él no volví a tomar más contacto hasta ese día que me llamó y me dijo que
me volvía a Esquel. Es todo. Quiero aclarar que yo no fui Jefe de Artillería. Mi
arma es de Caballería. En realidad, yo venia al Cuerpo y no al Equipo de
Combate, que no pude ejercer porque no me lo permitió Ibarra, a cargo del
mantenimiento de los elementos que estaban acá, que pertenecía al Regimiento al
que yo pertenecía. Los materiales. Yo no tenía a cargo personas. Otorgada que
fue la palabra al Dr. Meira, manifiesta que por el momento no tiene preguntas para
hacer. Otorgada la palabra al Sr. Fiscal Federal PREGUNTA al declarante para
que diga para qué fue enviado en comisión al Comando Vto Cuerpo de Ejército
CONTESTA yo vine a custodiar los materiales. Vine destinado al Cuerpo. Yo era
Subteniente y mi jefe sería el Comandante del Cuerpo, pero no lo ví nunca.
PREGUNTADO para que diga cuál sería la causa que al llegar al Comando Vto.
Cuerpo, lo hacen entrevistar con el Mayor Ibarra CONTESTA porque él tenía el
material. Yo teóricamente, tendría que haberlo inspeccionado. Yo venia con un
inventario, con el nro. de armamento, todo, y tendría que haber inspeccionado que
estuviese todo ese material. No lo pude inspeccionar. PREGUNTADO para que
diga cómo era la organización y estructura de la Agrupación Tropa CONTESTA
no, porque no tuve llegada a la Agrupación Tropa. en cierta forma estaba
prohibida mi entrada a la Agrupación Tropa. Después que me echo el Mayor
Ibarra, le doy un ejemplo: yo me acuerdo que un día me tenía que cambiar la ropa
y no fui personalmente, tuve que mandar un camarero del casino, a que lleve las
camisas y me traigan nuevas, porque yo no podía ir personalmente, porque tenía
prohibida la entrada. PREGUNTADO para que diga en qué lugar del comando
residía durante la semana CONTESTA yo estaba, o en el Casino de Oficiales, o
en las oficinas de Intendencia, donde me autorizaban a estar ahí. No tenía una
oficina asignada. Me veían dando vueltas, y me dijeron ‘quédese aca’. Cebaba
mate, hacia algún tramite administrativo dentro del comando, llevar un expte a otra
oficina, pasar a maquina un articulo, como para estar ocupado. Eso es lo que
hacía ahí. Yo no dependía de nadie más que del comandante. Las unicas ordenes
que recibia eran el día que estaba de guardia, que por ahí venia Casela y me
decia ‘mañana estas de guardia’. Era una situación rara la mía, no tenía un jefe
intermedio, digamos PREGUNTADO para que diga si conocía quiénes estaban a
cargo de cada una de las secciones que conformaban el Equipo de Combate
contra la subversión en el Comando Vto. Cuerpo CONTESTA solamente el que
vino a cargo de la Sección de Caballería que era Pessini Carbó. Vino de la misma
Unidad mía a cargo de los soldados. PREGUNTADO para que diga si recuerda a
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Frecha, Jorge Fernández CONTESTA hay gente que la conozco pero no de ahí.
González Chipont me cruce con él un día en el casino. Me quedó grabado su
nombre porque no recuerdo en qué mano le faltaban dedos y me impresionó. No
tengo idea qué hacia y que funcion cumplia. Arroyo: no lo conozco. Begueri: lo
conozco del Colegio Militar. No me crucé con el acá en el Comando. No era de mi
arma. Ozores: también del Colegio Militar. Acá en el Comando nunca lo ví. Sosa:
no lo conozco ni lo escuché nombrar. Frecha: del Colegio Militar, no de acá. Jorge
Fernández: no sé quién es. PREGUNTADO para que diga respecto de los
siguientes suboficiales: Sgto. 1ro. Osvaldo Luis De Corte; Miguel Angel Portillo;
Villagrás; Ontiveros y Atilio Arturo Pascualini CONTESTA no recuerdo a ninguno.
PREGUNTADO el compareciente por S.S. para que diga si tiene algo más que
agregar, CONTESTA el 95 % de la imputación que se me leyó, fue cuando yo no
estaba acá. El otro 5 % yo dependía del Cuerpo, no estaba en el Equipo de
Combate. Además, cuando digo que me voy de viernes a lunes, es a Buenos
Aires, no a Esquel, estaba autorizado a estar con mi familia, porque estaba recién
casado. Mi jefe en Esquel era el Tte. Cnel. Chercoles.”
Con fechas 02/05/11 (v. fs. 23.982/88), 05/05/11 (v. fs. 24.077/8) y
06/05/11 (v. fs. 24.096) prestó declaración indagatoria Pedro Ángel CÁCERES.
En la primera solicitó –con la anuencia de su defensor- un cuarto intermedio a fin
de preparar su defensa(v. fs. 23.982/88). En la segunda, manifestó: “Cuando
llegue a Bahía Blanca mi destino era el Hospital de Evacuación 181. En la cual, el
período individual de los soldados, cuando se incorporan, dos años estuve
impartiendo instrucción en la Base Naval Puerto Belgrano. Al regreso de la misma,
me hago cargo del depósito de ropa de los soldados en el Hospital Militar.
Terminado esto paso en comisión al Comando Vto. Cuerpo como encargado del
equipo de los soldados. En la cual la misión mía era vestir, desvestir a los
soldados, llevando la ropa al lavadero, al sastre, no tenía apodo, no torturé ni
maltraté a ningún soldado, y con los soldados realizaba actividades varias dentro
del cuartel, como ser instrucción, mantenimiento de parques, poda de eucaliptus.
Con respecto a lo que se me imputa en la causa en cuestión, yo no participe
nunca en un grupo, en un equipo, ni en una sección para realizar trabajos fuera
del cuartel. La única vez que yo estuve y trabaje afuera del cuartel, fue en la
localidad de Tres Arroyos. Fue una operación abierta, la misión era requisa de
armamentos, en la cual actuaron soldados, suboficiales, oficiales, y también había
personal no se si de policía federal o de provincia, vestidos de azul. La unica
misión era requisa de armamento en la cual no hubo detenidos por ninguna causa.
El suscripto mientras se realizaba la requisa preparaba el racionamiento para la
tropa en inmediaciones del ferrocarril. Yo no forme parte de secciones de
infantería, de artilleria, de caballería, para realizar trabajos, los que se me imputan,
no colaboré con nadie, no dí ayuda a nadie, no entré a casa alguna, para realizar
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respuesta a preguntas del Sr. Fiscal. En el día de ayer ya declaré. No tengo más
que recordar.” (v. fs. 24.096).
Cabe señalar aquí que con fecha 12/05/11 el Tte. Coronel Auditor
(R) Dr. Mauricio D. Gutiérrez (v. BRE. 4696 del 30/12/76) solicitó la declaración de
nulidad de las indagatorias de su pupilo efectuadas los días 02/05/11 y 05/05/11,
formándose por ello el incidente N° 05/07/inc.329, caratulada “GUTIERREZ,
Mauricio D. S/ solicita nulidad indagatoria de Pedro Angel CACERES” en el
cual, con fecha 23/05/11, se resolvió NO HACER LUGAR al pedido por los
argumentos expuestos en la resolución cuya copia certificada obra a fs. 24.418/20
de estos autos.
Por su parte, con fechas 03/05/11 (v. fs. 24.045/7) y 09/05/11 (v. fs.
24.114/24.117) prestó declaración indagatoria Jorge Horacio ROJAS. En la
primera, manifestó que habiéndose entrevistado previamente con su abogado
defensor, y por consejo del mismo, no iba a declarar en esa audiencia, pero
solicitó se fije una nueva fecha para declarar, fijándose en la misma audiencia
fecha para el 09/05/11 (v. fs. 24.047). En la fecha indicada se llevó a cabo la
segunda audiencia, la cual se desarrolló tal como se describe a continuación: “es
PREGUNTADO el compareciente para que diga si va a declarar o va a hacer uso
de su derecho de no hacerlo, MANIFIESTA: voy a declarar. En el año 1976 yo
estaba en el último año del grado de Subteniente. Como era oficial de Caballería,
tenía la aspiración normal de todos de llegar a ser Maestro de Equitación. Como el
año anterior, yo tuve diversas comisiones y no había tenido oportunidad de
participar en torneos que me pudieran habilitar para hacer el curso de equitación,
me enviaron en comisión al Vto. Cuerpo para tratar de lograr dicho objetivo. De
hecho participé en pruebas del Club Hípico de Bahía Blanca y pude participar en
un torneo regional de San Martín de los Andes. Por supuesto que no era solo eso,
también tenía servicio de armas, también entraba de oficial de semana y de retén.
Lo hacia con los soldados de alguna manera menos capacitados, que eran los
soldados de guarnición o de destino, no recuerdo como se los llamaba. A los fines
administrativos, yo no recuerdo si dependía del Ayte General o Jefe de cuartel
general. no me acuerdo cómo funcionaba en ese momento. Era el que me daba
los francos, una vez por mes durante 4 ó 5 días. Mi dependencia para ver si yo
cumplía con mi objetivo hípico la tenía de mi destino de origen. Creo que consta
en mi legajo quiénes son las personas que me calificaban. Quiero hacer una
aclaración: la diferencia entre el lugar de revista cuando uno sale de un destino,
sin dejar de pertenecer a él, de el lugar donde uno desenvuelve las actividades.
En un comando que tiene un hospital de evacuación al lado, y tiene un juez de
instrucción militar, llegan cuadros de oficiales, suboficiales, para concurrir ante el
juez, para hacerse un tratamiento en el hospital y si esta en capacidad de realizar
una tarea, es designado según la capacitación que tiene. Y eso se hace a traves
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de un memorando, de una orden verbal y es distinto del registro que lleva el oficial
de personal, de todos aquellos que estan en esa situación. Que lleva un registro
unico y lo asigna a un determinado lugar. El de personal reune en un solo listado a
todos y estan en distintos lugares del cuartel, según esos memorando o esas
ordenes verbales. En mi caso, yo cumplía actividades de instrucción y servicio de
reten con soldados de guarnición o destino. Indudablemente que cumplí con la
expectativa con que llegue a Bahía Blanca por cuanto las calificaciones de mis
superiores de Esquel fueron sobresalientes. Otorgada que le fue la palabra al Sr.
Fiscal PREGUNTA al compareciente para que diga cuales fueron los destinos a
los que se lo asigno en el año 1975 CONTESTA en 1975 estuve destinado en el
Destacamento de Exploración de Caballería de Montaña 181 (C3) PREGUNTADO
para que diga a qué unidades se lo comisiono durante ese año CONTESTA fui a
hacer el curso de esquí en la Escuela de Instrucción Andina y a la Vta. Brigada de
Infantería con asiento en Tucumán PREGUNTADO para que diga cuáles fueron
las tareas desarrolladas en este último destino CONTESTA estuve en el Operativo
Independencia ordenado por el gobierno nacional de ese entonces, en la Fuerza
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de mandos en ese lugar CONTESTA eran fuerzas de tareas. Es el equivalente a
un regimiento pero se conforman para un determinado fin, o sea desenvolverse en
el lugar, entonces como no son los cuadros o soldados del mismo lugar sino como
me paso a mi que viene de distintos lugares, también habían jefes de fuerzas de
tareas que venían de afuera. El Comandante era el General Vilas, nunca lo ví,
para nada. Estando en Tucumán no, pero no porque no anduviese, sino porque
cuando el fue a ver el lugar de patrullaje yo estaba de guardia, pero se dio así. Lo
conocí en el Vto. Cuerpo en el saludo protocolar. Cuando era subteniente estaba
en el regimiento, el jefe de escuadrón me decía “el subtte no va a la mayoría”, si el
jefe del regimiento lo llama a un subtte es para felicitarlo o porque metió la pata, si
no, no lo ve. PREGUNTADO para que diga si conoció la organización del CCD en
Famaillá concretamente bajo la orbita del mismo Vilas y en el operativo en el que
estaba destinado CONTESTA nunca me enteré. PREGUNTADO para que diga si
tenía formación o había recibido instrucción en guerra contrainsurgente o
antisuvbersiva CONTESTA no, era Oficial de Caballería, tenía blindados, lo que si
entraba de guardia con un fusil porque era lógico, había ocurrido en el 75 a
principio de año el ataque a Azul, a Formosa, a San Lorenzo, a Monte Chingolo y
cada cuartel esperaba un ataque y la guardia se hacia con un fusil, pero nunca
tuve capacitación PREGUNTADO para que diga de qué versaba el curso de
Inteligencia que realizo en 1977 entre marzo y abril CONTESTA no realice ningún
curso de Inteligencia en mi vida. Esto puede ser por un pago de viáticos, nunca
estuve ahí. En este estado se le exhibe la foja 89/vta. y manifiesta: yo estaba
destinado a la Escuela de Suboficiales y al Comando de Instituto fui a dar clase de
instrucción a los soldados que se incorporaban. Puede ser por viáticos o por las
clases que uno tenía que dar y puede ser que yo haya dado alguna clase a
suboficiales de la división de Inteligencia pero es común, se llama instrucción de
cuadros, pero no fui a dar clases de Inteligencia. Creo que éramos como 80
oficiales en la Escuela de Suboficiales donde había muchos oficiales subalternos,
entonces para capacitar a los suboficiales y a la tropa, nos hacían concurrir al
comando de instituto, que no tenía oficiales subalternos. PREGUNTADO para que
diga que actividades desarrollo en Bahía Blanca en el año 1975 CONTESTA no
estuve en Bahía Blanca, solamente estuve en Tucumán. Fuimos en un avión
desde Bahía Blanca hasta el aeropuerto Matienzo, me acuerdo porque en la pista
estaba el Hércules donde habían muerto una gran cantidad de gendarmes de
Jachal PREGUNTADO para que diga por qué en su legajo figura una comisión
entre agosto y el 15 octubre de 1975 CONTESTA yo estuve en Tucumán
septiembre y octubre, y figura 15 de octubre porque es el día que se cierra el
legajo. En el año siguiente continúa hasta fines de octubre o debe estar incluido
las dos semanas de licencia que me dieron PREGUNTADO para que diga si una
vez en Bahía Blanca en el año 76, donde se alojaba en el comando CONTESTA
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de quién realizó las actividades del 19/10/1976 que constan en el sumario del
Consejo de Guerra realizado respecto a Julio Ruiz, Pablo Bohoslavsky y Rubén
Ruiz CONTESTA nunca estuve en ninguna actividad distinta a lo que le comenté.
Tengo entendido que también firme un acta, pero eso lo hice en el cuartel, y como
testigo. Me imagino que alguien me habrá puesto de testigo en el cuartel, y me
solicitaron que firme. Yo estaba para hacer el curso de equitación y me imagino
que habré firmado como testigo. PREGUNTADO para que diga si tenía una
disposición incondicional a realizar todo acto que le pidieran los superiores
CONTESTA cuando dije que era reglamentarista, me refiero a eso, yo no era
incondicional a nadie, ni en el comando, ni antes. Yo firme como testigo
PREGUNTADO para que diga si es conforme al reglamento la explicación que da
respecto de firmar un acta CONTESTA cuando allanaron mi casa, me imagino que
el acta la firmaron un par de testigos, esto es exactamente lo mismo, es un acta
que tiene el mismo valor que el acta que firmaron en mi casa. PREGUNTADO
para que diga como explica que no conocía las actividades de Ibarra si en el acta
suscripta por ud. constan diversos secuestros y detalles precisos de las
actividades desarrolladas CONTESTA yo esa subteniente, me tienen que haber
dicho firme aca. PREGUNTADO para que diga que actividad desarrollo luego en el
consejo de Guerra de diciembre de 1976 realizado a las víctimas antes
secuestradas CONTESTA un Consejo de Guerra no es un hecho común a lo largo
de la carrera, no me acuerdo nada de haber estado en un Consejo de Guerra acá
en Bahía Blanca, en cambio si me acuerdo de haber participado en Villaguay
cuando era Teniente primero PREGUNTADO para que diga si reconoce su firma
en el acta con su declaración como testigo CONTESTA aprecio que es mi firma
PREGUNTADO para que diga qué supo del lugar de cautiverio de esas personas
secuestradas en esos operativos del 19/10/76 CONTESTA no supe nada.
PREGUNTADO para que diga si supo de alguna víctima en Bahía Blanca a manos
del accionar del Ejército en el marco de la “lucha antisubversiva” CONTESTA no,
no supe nada. PREGUNTADO para que diga si con su actividad ecuestre recorria
los terrenos o campos del Comando y Batallón en Bahía Blanca CONTESTA no,
yo hacia salto en pista, o en el picadero. Además no se necesita mas para esa
actividad. Además, respecto a los caballos, había una pista de aterrizaje en el
comando y no se podía ir a pisar con los caballos esa pista. Era de tierra
PREGUNTADO para que diga si funcionaba esa pista CONTESTA no recuerdo.
Casi todas las guarniciones tenían que tener, en Villaguay también la tenía y era
mi responsabilidad mantener la pista cuando estuve en Villaguay. No me acuerdo
nunca haber vista bajar un avión en Bahía Blanca. PREGUNTADO para que diga
donde estaba ubicada la pista contesta cerca de las caballerizas, no se si
empezaba o terminaba cerca de las caballerizas. PREGUNTADO para que diga a
que distancia de los departamentos de la comandancia y en que sentido
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CONTESTA las caballerizas están dentro de la parte edilicia del cuartel, al fondo
del Batallón de comunicaciones. PREGUNTADO para que diga de que promoción
es CONTESTA 104. PREGUNTADO para que diga con qué compañeros de
promoción se encontró revistando o en comisión en el Comando Vto. Cuerpo de
Ejército CONTESTA me acuerdo únicamente de Chiesa PREGUNTADO para que
diga si fue compañero de promoción de Jorge Masson, Mario Carlos Antonio
Méndez, Julián Corres, Julio Santamaría CONTESTA no, no eran compañeros de
promoción, excepto Masson, creo. No lo vi, porque él había estado antes, me
parece. De Chiesa, cuando me entere discutí que él no había estado en Bahía
Blanca porque no me acordaba. PREGUNTADO para que diga qué conocía del
CCD La Escuelita CONTESTA nada. No sabia que existía. Nunca escuche la
palabra escuelita mientras estuve ahí. Recién cuando volví como Coronel en el
2002 destinado al Vto. Cuerpo. PREGUNTADO para que diga cuando tomo
conocimiento de que en Bahía Blanca en predios del Vto. Cuerpo de Ejército hubo
en el año 76 organizado un CCD CONTESTA nunca me ordenaron, nunca me
enteré. Yo vine a montar. PREGUNTADO para que diga si justifica la aplicación de
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En particular, los hechos que se le imputan a Pedro Ángel
CÁCERES en calidad de PARTÍCIPE NECESARIO consisten en: a) privación
ilegal de la libertad agravada por amenazas y violencia (art. 144 bis inc.1° y
último párrafo en función del art. 142 inc. 1° del Código Penal conforme leyes
14.616, 20.642 y 21.338) en perjuicio de Mirna Edith ABERASTURI y Alberto
Adrián LEBED; b) privación ilegal de la libertad agravada por amenazas y
violencia (art. 144 bis inc.1° y último párrafo en función del art. 142 in c. 1° del
Código Penal conforme leyes 14.616 y 20.642), en concurso real (art. 55 C.P.)
con imposición de tormentos (art. 144 ter, 1er. párr. del Código Penal conforme
ley 14.616) de los que resultaron víctimas: Gustavo Darío LÓPEZ, Gustavo Fabián
ARAGÓN, Néstor Daniel BAMBOZZI, Carlos CARRIZO, Guillermo Pedro
GALLARDO, Guillermo Oscar IGLESIAS, Sergio Ricardo MENGATTO, José María
PETERSEN, Eduardo Gustavo ROTH, Emilio Rubén VILLALBA, Sergio Andrés
VOITZUK y Renato Salvador ZOCCALI; c) privación ilegal de la libertad
agravada por haber sido cometida con amenazas y violencia con una
duración mayor a un mes (art. 144 bis inc.1° y último párrafo en función del art.
142 inc. 1° y 5° del Código Penal conforme leyes 14 .616, 20.642 y 21.338), en
concurso real (art. 55 C.P.) con imposición de tormentos (art. 144 ter, 1er. párr.
del Código Penal conforme ley 14.616) de los que resultaran víctimas: Alicia Mabel
PARTNOY, Carlos Samuel SANABRIA, Pablo Victorio BOHOSLAVSKY, Julio
Alberto RUIZ y Rubén Alberto RUIZ; d) privación ilegal de la libertad agravada
por amenazas y violencia (art. 144 bis inc.1° y último párrafo en función del art.
142 inc. 1° del Código Penal conforme leyes 14.616, 20.642 y 21.338), en
concurso real (art. 55 C.P.) con imposición de tormentos (art. 144 ter párr. 1 del
Código Penal conforme ley 14.616) en concurso real (art. 55 C.P.) con homicidio
agravado por alevosía y por el concurso de tres personas por lo menos (art.
80 incs. 2° y 6° del Código Penal conforme ley 21.3 38) de los que resultaron
víctimas: Ricardo GARRALDA, Pablo Francisco FORNASARI, Manuel Mario
TARCHITZKY, Zulma Raquel MATZKIN, Juan Carlos CASTILLO, Dora Rita
MERCERO de SOTUYO, Luis Alberto SOTUYO, María Graciela IZURIETA,
Roberto Adolfo LORENZO, Ricardo Gabriel DEL RIO, Carlos Alberto RIVERA,
César Antonio GIORDANO, Zulma Araceli IZURIETA; María Elena ROMERO y
Gustavo Marcelo YOTTI; e) sustracción de menores (art. 146 del Código Penal),
hecho que tuvo por objeto la sustracción del hijo de María Graciela IZURIETA; y f)
homicidio agravado por alevosía y por el concurso de tres personas por lo
menos (art. 80 incs. 2° y 6° del Código Penal conforme l ey 21.338) reiterado en
dos hechos de los que resultaron víctimas: Patricia ACEVEDO, Daniel Guillermo
HIDALGO y Olga Silvia SOUTO CASTILLO.
A Julio Manuel SANTAMARÍA se le imputa CO-AUTORÍA
MEDIATA en: a) privación ilegal de la libertad agravada por amenazas y
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violencia (art. 144 bis inc.1° y último párrafo en función del art. 142 in c. 1° del
Código Penal conforme leyes 14.616, 20.642 y 21.338) en perjuicio de Mirna Edith
ABERASTURI y Alberto Adrián LEBED; b) privación ilegal de la libertad
agravada por amenazas y violencia (art. 144 bis inc.1° y último párrafo en
función del art. 142 inc. 1° del Código Penal confo rme leyes 14.616 y 20.642), en
concurso real (art. 55 C.P.) con imposición de tormentos (art. 144 ter, 1er. párr.
del Código Penal conforme ley 14.616) de los que resultaron víctimas: Gustavo
Darío LÓPEZ, Gustavo Fabián ARAGÓN, Néstor Daniel BAMBOZZI, Carlos
CARRIZO, Guillermo Pedro GALLARDO, Guillermo Oscar IGLESIAS, Sergio
Ricardo MENGATTO, José María PETERSEN, Eduardo Gustavo ROTH, Emilio
Rubén VILLALBA, Sergio Andrés VOITZUK y Renato Salvador ZOCCALI; c)
privación ilegal de la libertad agravada por haber sido cometida con
amenazas y violencia con una duración mayor a un mes (art. 144 bis inc.1° y
último párrafo en función del art. 142 inc. 1° y 5° del Código Penal conforme leyes
14.616, 20.642 y 21.338), en concurso real (art. 55 C.P.) con imposición de
tormentos (art. 144 ter, 1er. párr. del Código Penal conforme ley 14.616) de los
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inc.1° y último párrafo en función del art. 142 inc . 1° del Código Penal conforme
leyes 14.616 y 20.642), en concurso real (art. 55 C.P.) con imposición de
tormentos (art. 144 ter, 1er. párr. del Código Penal conforme ley 14.616) de los
que resultaron víctimas: Gustavo Darío LÓPEZ, Gustavo Fabián ARAGÓN, Néstor
Daniel BAMBOZZI, Carlos CARRIZO, Guillermo Pedro GALLARDO, Guillermo
Oscar IGLESIAS, Sergio Ricardo MENGATTO, José María PETERSEN, Eduardo
Gustavo ROTH, Emilio Rubén VILLALBA, Sergio Andrés VOITZUK y Renato
Salvador ZOCCALI; c) privación ilegal de la libertad agravada por haber sido
cometida con amenazas y violencia con una duración mayor a un mes (art.
144 bis inc.1° y último párrafo en función del art. 142 in c. 1° y 5° del Código Penal
conforme leyes 14.616, 20.642 y 21.338), en concurso real (art. 55 C.P.) con
imposición de tormentos (art. 144 ter, 1er. párr. del Código Penal conforme ley
14.616) de los que resultaran víctimas: Alicia Mabel PARTNOY y Carlos Samuel
SANABRIA; d) privación ilegal de la libertad agravada por amenazas y
violencia (art. 144 bis inc.1° y último párrafo en función del art. 142 in c. 1° del
Código Penal conforme leyes 14.616, 20.642 y 21.338), en concurso real (art. 55
C.P.) con imposición de tormentos (art. 144 ter párr. 1 del Código Penal
conforme ley 14.616) en concurso real (art. 55 C.P.) con homicidio agravado por
alevosía y por el concurso de tres personas por lo menos (art. 80 incs. 2° y 6°
del Código Penal conforme ley 21.338) de los que resultaron víctimas: César
Antonio GIORDANO, Zulma Araceli IZURIETA; María Elena ROMERO y Gustavo
Marcelo YOTTI; y e) homicidio agravado por alevosía y por el concurso de
tres personas por lo menos (art. 80 incs. 2° y 6° del Código Penal conforme l ey
21.338) reiterado en dos hechos de los que resultaron víctimas: Patricia
ACEVEDO.
Finalmente, se imputa a Jorge Horacio ROJAS y Miguel Ángel
CHIESA, su intervención criminal en calidad de PARTÍCIPES NECESARIOS en la
privación ilegal de la libertad agravada por haber sido cometida con
amenazas y violencia con una duración mayor a un mes (art. 144 bis inc.1° y
último párrafo en función del art. 142 inc. 1° y 5° del Código Penal conforme leyes
14.616, 20.642 y 21.338), en concurso real (art. 55 C.P.) con imposición de
tormentos (art. 144 ter, 1er. párr. del Código Penal conforme ley 14.616) de los
que resultaran víctimas: Pablo Victorio BOHOSLAVSKY, Julio Alberto RUIZ y
Rubén Alberto RUIZ.
Respecto a los hechos imputados a los nombrados Pedro Ángel
CÁCERES, Julio Manuel SANTAMARÍA, Carlos Alberto FERREYRA, Jorge
Horacio ROJAS y Miguel Ángel CHIESA, corresponde referirme a ellos,
individualizándolos con indicación de los nombres de las víctimas y las
constancias de las causas anexas que han sido señaladas como prueba de cargo,
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haciendo una breve reseña de cómo sucedió cada uno a fin de salvaguardar el
derecho de defensa de los imputados:
BOHOSLAVSKY, Pablo Victorio: Secuestrado el 19/10/76 al mediodía en
su domicilio de calle Córdoba primera cuadra, por tres personas de civil armadas que
tenían el rostro cubierto. Introducido en un automóvil con golpes, y conducido a un lugar
donde luego de vendarlo, lo obligaron a desnudarse, lo ataron de pies y manos a una
cama de sunchos y lo torturaron con picana eléctrica y golpes con una madera en su
vientre, mientras era interrogado. El 22/11/76 es trasladado en un camión con otros tres
detenidos -entre ellos Julio Ruiz y Rubén Ruiz- y abandonados en una ruta, fueron
recogidos por un vehículo del Batallón de Comunicaciones 181 que los llevó al Vto.
Cuerpo de Ejército. Sometido a Juicio ante el Consejo de Guerra, es condenado y
trasladado a la UP4 y luego a la cárcel de Rawson hasta el 20/06/81.
RUIZ, Julio Alberto: secuestrado el 19/10/76 en su domicilio de calle
Cacique Venancio al 600 por un grupo de personas que lo introdujeron en su propia
Citroneta y lo trasladaron al centro clandestino de detención del Comando Vto. Cuerpo de
Ejército denominado “La Escuelita”, donde su interrogador, llamado “El Tío”, ordena que lo
aten de pies y manos y le coloquen electrodos en las sienes, para ser luego torturado con
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recibiendo golpes, maltratos y vejaciones. Entre el 27 y el 28/12/76 lo llevan ante tres o
cuatro personas, en otro lugar cercano lo hacen desvestir, lo atan de pies y manos a un
catre y lo interrogan mientras le aplican picana eléctrica. Luego de permanecer una
semana aproximadamente en “La Escuelita” sufre una nueva sesión de tortura. Es
liberado cerca del cementerio e introducido en una ambulancia que lo lleva al Comando V
Cuerpo de Ejército donde es confinado en un calabozo. Allí es interrogado luego de
vendarle los ojos. Es entregado por el Comando V Cuerpo de Ejército a los padres de
Roth y López, probablemente el 28/01/77.
BAMBOZZI, Néstor Daniel: Alumno de la ENET Nº 1, de 19 años de edad,
secuestrado en su domicilio el 20/12/76 aproximadamente a las 21.30 hs., por cuatro a
siete personas de civil armadas que disparan un tiro al techo y encierran a su familia en el
baño; lo despiertan, lo hacen vestir, le atan las manos y lo vendan, lo introducen en un
auto, cierran la casa con llave y la tiran. Es trasladado a “La Escuelita”, donde se lo tortura
con picana eléctrica y es golpeado permanentemente, algunas veces con una manguera.
Torturado dos veces por día -a la mañana y a la tarde- durante 17 días, en una
oportunidad fue colgado de las manos, desnudo, en un pozo con agua, durante un día.
Luego de esos 17 días le hacen firmar una declaración y le sacan una foto. Es liberado el
21/01/77 en Ingeniero White.
CARRIZO, Carlos: Secuestrado alrededor del 21 de diciembre de 1976 y
llevado a “La Escuelita” donde es visto por Roth y López. El 15 de enero de 1977 es
abandonado en cercanías del cementerio local y trasladado por personal del Ejército al
Batallón de Comunicaciones 181, continuando detenido hasta el 21 de enero. Es llevado a
su casa por el padre de Roth que había ido a retirar a su hijo.
GALLARDO, Guillermo Pedro secuestrado el 4/01/77 entre las 11.30 y las
12.00 hs. en la puerta de su domicilio e introducido en un Renault 12 encañonado con un
arma de fuego, en el piso. Alojado en “La Escuelita”, es interrogado y obligado a entregar
su documento y pertenencias. Vendado y confinado en una habitación del lugar, recibe
continuos maltratos como golpizas y cortes en el pecho. En una sesión de tortura e
interrogatorio, desnudo sobre una cama, atado de pies y manos, le es aplicada la picana
eléctrica y también se le aplica una droga denominada “de la verdad”, que lo deja
inconsciente. Liberado en fecha desconocida de enero de 1977 en calle Brasil cerca de
las vías del ferrocarril. Reconoció a Roth, Mengatto y Villalba.
IGLESIAS, Guillermo Oscar: Siendo estudiante de la Escuela Industrial, a
los 18 años, es secuestrado el 27/12/76 por la noche, en la puerta de su domicilio por
individuos de civil que dijeron ser policías. Conducido a un automóvil vendado y
maniatado, es alojado en “La Escuelita”, interrogado y más tarde desnudado atado a un
catre de manos y pies y torturado con descargas eléctricas en simultáneo con un nuevo
interrogatorio. Fue sometido a dos o tres sesiones de tortura similares. Liberado al
atardecer del 29/12/76 en Blandengues al 300, en donde lo hicieron descender de un
automóvil.
LOPEZ, Gustavo Darío: Tenía 16 años y estudiaba en la Escuela Industrial
ENET Nº 1 de esta ciudad. Es secuestrado en su domicilio el 21/12/76 aproximadamente
a las 02.00 hs. por más de cuatro personas disfrazadas y armadas, que dijeron ser
policías. Conducido por la fuerza a “La Escuelita”, golpeado y con la cabeza cubierta con
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armadas que dijeron ser policías, y llevado a “La Escuelita”. El 02/01/77 torturado con
aplicación de corriente eléctrica mientras se lo interrogaba en al menos tres
oportunidades. En otra ocasión, se lo atormentó colgándolo de pies y manos. A
consecuencia de ello, tuvo tres costillas fisuradas, lesiones en el oído derecho y en ambas
muñecas. El 21/01/77 lo liberaron en proximidades de la localidad de Tornquist.
VOITZUK, Sergio Andrés: A los 18 años, había terminado el sexto año en
la Escuela Industrial de esta ciudad. Es secuestrado en su domicilio de calle Santiago del
Estero 561 las primeras horas del 21/12/76 por un grupo de civil, con pistolas y
metralletas, que amenazó a sus padres, y lo introdujo por la fuerza en una camioneta. Es
vendado, tapado con una manta y llevado primeramente a una casilla donde es torturado,
con electricidad sobre su cuerpo, y amenazas de muerte, luego trasladado a una
construcción aledaña donde había otras personas. Continuamente maltratado, 5 a 7 días
después es sumergido en una caldera o tanque con agua durante horas. El 20/01/77 es
liberado en la ruta a unos 40 km de esta ciudad junto a Bambozzi y Villalba. Reconoció
entre las personas que allí estaban a Mengato, Roth, Bambozzi, Giordano y su novia, y al
profesor Villalba.
ZOCCALI, Renato Salvador: Era estudiante de la Escuela Industrial. El
21/12/76 es secuestrado por efectivos del ejército portando armas, que allanan la casa de
sus padres, y le dicen que lo llevarán al Batallón de Comunicaciones 181 y lo trasladan
esposado. Lo dejan en una sala cerca del puesto de guardia aproximadamente una
semana. Allí es interrogado sobre un atentado en la ciudad. Luego es interrogado en otros
dos lugares del interior del predio militar, siendo torturado con aplicación de picana
eléctrica en al menos tres oportunidades. El 15/01/77 es dejado en inmediaciones del
cementerio local, en donde se lo vuelve a detener y alojar en el Batallón de
Comunicaciones 181 continuando los interrogatorios. Es liberado el 21/01/77.
LORENZO, Roberto Adolfo: Secuestrado el 14/08/76, del domicilio del
matrimonio Sotuyo de esta ciudad. No hay constancias de su liberación. Permaneció
desaparecido hasta su muerte en un operativo militar junto con Cristina Coussement, en
la ruta 33 el día 18/09/76.
MATZKIN, Zulma Raquel: Secuestrada el 19/07/76, fue vista en el Batallón
de Comunicaciones 181 y en “La Escuelita”. Sometida a tormentos y severidades, el
04/09/76 la matan junto con Pablo Francisco Fornasari, Manuel Mario Tarchitzky, y Juan
Carlos Castillo en un operativo militar en calle Catriel 321. No hay constancias de que
haya sido liberada previamente.
CASTILLO, Juan Carlos: Detenido el 25/06/76 junto con Pablo Francisco
Fornasari, en tránsito por la Ruta 3 sur, por una patrulla militar que aparentaba un control
vehicular; conducido al Vto. Cuerpo de Ejército, alojado en el Batallón de Comunicaciones
181 y posteriormente llevado a “La Escuelita”, donde fue sometido a torturas y tormentos.
El 4/9/76 es muerto junto con Pablo Francisco Fornasari, Manuel Mario Tarchitzky y
Zulma Raquel Matzkin en un operativo militar en calle Catriel 321. No hay constancias de
que haya sido liberado previamente. La camioneta en la que circulaban fue apropiada y
utilizada por personal del Batallón de Comunicaciones 181.
FORNASARI, Pablo Francisco: detenido el 25/06/76 en tránsito por la Ruta
3 sur, por una patrulla militar que aparentaba un control vehicular comandada por el
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Capitán Otero; junto a Oscar Gatica y Juan Carlos Castillo y conducidos al Vto. Cuerpo de
Ejército, alojados en el Batallón de Comunicaciones 181. Alrededor del 2/7/76 es llevado a
“La Escuelita”, donde es torturado. El 4/9/76 es muerto junto con Castillo, Tarchitzky y
Matzkin en un operativo militar en calle Catriel 321. No hay constancias de que haya sido
liberado previamente.
TARCHITZKY, Manuel Mario: Detenido el 21/07/76 y llevado a “La
Escuelita” donde lo sometieron a severidades y tormentos. El 04/09/76 fue muerto junto
con Juan Carlos Castillo, Pablo Francisco Fornasari, y Zulma Raquel Matzkin en un
operativo militar en calle Catriel 321. No hay constancias de que haya sido liberado
previamente.
GARRALDA, Alberto Ricardo: El 23/07/76, fue detenido en su domicilio por
una patrulla militar, junto con María Graciela Izurieta (esposa). Sin que conste su
liberación, es muerto en un operativo militar el 18 de septiembre de 1976, junto con
Peralta, por lo que se puede concluir que permaneció detenido en el centro clandestino de
detención “La Escuelita” dentro del Vto Cuerpo de Ejército.
HIDALGO, Daniel: El 14 de noviembre de 1976 fue abatido junto a Olga
Souto Castillo en un supuesto enfrentamiento producido contra fuerzas militares,
USO OFICIAL
pertenecientes al Comando V Cuerpo de Ejército, en calle Fitz Roy 137 de Bahía Blanca.
SOUTO CASTILLO, Olga: El 14 de noviembre de 1976 fue abatida junto a
Daniel Hidalgo en un supuesto enfrentamiento producido contra fuerzas militares,
pertenecientes al Comando V Cuerpo de Ejército, en calle Fitz Roy 137 de Bahía Blanca,
siendo inhumada bajo el nombre de Delia Esther García (debido a que portaba
documentos con ese nombre) a pesar de que, aparentemente, se sabía con certeza de
quien se trataba. Finalmente, el 2 de abril de 1993, pudo determinarse la verdadera
identidad del cuerpo sepultado en el Cementerio local, tratándose de Olga Silvia Souto.
SOTUYO, Luis Alberto y MERCERO de SOTUYO, Dora Rita: Secuestrados
por personal militar el 14/08/76 en su domicilio. Alojados en La Escuelita, no hay
constancias de su liberación y aún permanecen desaparecidos.
DEL RIO, Ricardo Gabriel: Abatido el 7 de diciembre de 1976 en un
operativo en calle 17 de mayo nro. 1.800 junto con Carlos Rivera. Entre los días 19 de
agosto y 6 de septiembre de 1976, fue visto en el Batallón de Comunicaciones 181 y La
Escuelita, desde donde envió cartas a sus familiares, el 31 de agosto, 11 y 23 de
septiembre de 1976. El 5 de diciembre en La Escuelita fue informado de que lo iban a
trasladar a la cárcel junto con otro detenido. No hay constancias de su liberación.
RIVERA, Carlos Roberto: Secuestrado de su domicilio el 01/10/76 por un
grupo de entre 10 y 12 personas de civil fuertemente armadas identificándose como
Policía Federal. Previa consulta a los vecinos, a quienes mantuvieron contra la pared.
Registraron todo su departamento y lo llevaron por la fuerza. Fue visto en “La Escuelita”,
entre el 04/11/76 y el 05/12/76. El 07/12/76 fue muerto junto a Ricardo Gabriel Del Río por
una patrulla militar en calle 17 de mayo al 1800 sin constancias de que haya sido liberado
previamente.
GIORDANO, César Antonio: Detenido junto con Zulma Araceli Izurieta, en
la ciudad de Córdoba entre el 21 y el 23/12/76, alrededor de las 19 hs. en su lugar de
trabajo, y es trasladado en avión junto con Zulma Izurieta a “La Escuelita” y sometido a
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torturas. El 12/04/77 se le provoca adormecimiento y es trasladado por personal militar,
apareciendo muerto en un operativo militar el 13/04/77 a las 02.00 hs. en un camino
vecinal de la ruta 3 sur, que accede a General Cerri.
IZURIETA, Zulma Araceli: detenida en la ciudad de Córdoba entre el 21 y el
23/12/76, alrededor de las 19 hs. en su lugar de trabajo, y previo paso por el CCD “La
Perla” de esa provincia, es trasladada en avión junto con César Antonio Giordano a “La
Escuelita”. Sometida a severidades, vejaciones, apremios y tormentos, y el 12/04/77 es
retirada por personal militar y muerta en un operativo el 13/04/77 a las 02.00 hs. en un
camino vecinal de la ruta 3 sur, que accede a General Cerri.
ROMERO, María Elena: Secuestrada el 04/02/77 junto a Gustavo Marcelo
Yotti, por personal militar que irrumpió en su domicilio, una pensión de calle Caronti 43.
Fue vista en “La Escuelita”, donde se la sometió a tormentos y torturas. El 12/04/77 es
retirada por personal militar, apareciendo muerta en un operativo militar el 13/04/77 a las
02.00 hs. en un camino vecinal de la ruta 3 sur, que accede a General Cerri.
YOTTI, Gustavo Marcelo: detenido el día 04/02/77 en la pensión de Bahía
Blanca donde vivía, por fuerzas del ejército, junto con su novia Maria Elena Romero. Sus
familiares hicieron distintas gestiones para dar con su paradero, pero no obtuvieron
ningún resultado, hasta que en abril tomaron conocimiento del enfrentamiento donde Yotti
había sido abatido por las fuerzas de seguridad junto a María Elena Romero, Zulma
Araceli Izurieta, y César Giordano.
IZURIETA, María Graciela: fue detenida el 23 de julio de 1976 a las 22.45
hs. de su domicilio de calle 11 de abril 331 Dpto. 10 de Bahía Blanca, el cual compartía
con su familia, en un procedimiento llevado a cabo por personal militar, que amenaza a
los vecinos del lugar. En el mismo procedimiento es secuestrado Ricardo Garralda. Al
tiempo de su secuestro María Graciela Izurieta se encontraba embarazada de unas 7
semanas. En los días siguientes de su detención fue vista en La Escuelita, lugar en el cual
sufrió tormentos, y donde permaneció hasta diciembre de 1976. Desde esa fecha se
encuentran desaparecidos ella y su hijo nacido en cautiverio. No hay constancias de que
haya sido liberada.
ACEVEDO, Patricia: El 26/02/77 alrededor de las 17 hs., fue ejecutada en
un presunto enfrentamiento con personal militar del Vto. Cuerpo de Ejército, ocurrido en
un inmueble ubicado en calle Chiclana N° 1009 de es ta ciudad. Falleció como
consecuencia de múltiples disparos de armas de fuego. El cadáver fue entregado a sus
padres el 27/02/77.
ABERASTURI, Mirna Edith: secuestrada el 26/02/1977 en su domicilio de
calle Pueyrredón 642 (entre Italia y Santa Fe) de esta ciudad, por cinco o seis personas
armadas e introducida en un automóvil Fiat 125 ó 128. En el trayecto es amenazada,
esposada y vendada. Alojada en “La Escuelita”. Fue interrogada acerca de su novio y de
Patricia Acevedo y sufrió tormentos psicológicos y humillaciones. Es devuelta a su
domicilio, siendo dejada vendada en la esquina de su casa.
PARTNOY, Alicia Mabel: secuestrada el 12/01/77 al mediodía en su
domicilio de Canadá 240 por personal uniformado del Ejército. Interrogada con los ojos
vendados y esposada. Luego trasladada a “La Escuelita”, nuevamente interrogada y
sometida a golpes, simulacros de fusilamiento y amenazas de muerte sobre ella y su
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Poder Judicial
Judicial de la Nación
pequeña hija. Fue robada en su casa y también le robaron el anillo que tenía puesto. El
25/04/77 es trasladada a la UP4, incomunicada. A mediados de junio de 1977 se decreta
a disposición del PEN y el 22/08/77 es trasladada en avión a la Cárcel de Villa Devoto
donde permanece hasta fines del año 1979. Se le otorga opción para salir del país, por la
que el 23/12/79 parte en avión con su hija hacia EEUU, donde reside actualmente.
SANABRIA, Carlos Samuel: secuestrado el 12/01/77 alrededor de las 13.00
hs. en su lugar de trabajo, “Casa Cincotta”, por un grupo de más de diez elementos del
ejército, uniformados y con armas largas. Introducido en un camión de esa fuerza, fue
trasladado al Batallón de Comunicaciones 181, donde lo vendaron, y se le tomó
declaración. A la tarde lo llevaron a La Escuelita, y fue interrogado en sesiones de tortura
en las que se le aplicó corriente eléctrica, con golpes e insultos, en al menos tres
oportunidades. El 25/04/77 fue trasladado a la UP4. A mediados de junio de 1977, fue
puesto a disposición del PEN. El 22/08/77 fue trasladado a la cárcel de Rawson. Estuvo
con Zulma Izurieta, “Braco” Giordano, “Benja”, Romero (de quienes afirma que fueron
inyectados con alguna droga que los adormeció previo a llevárselos) Nancy Cereijo,
“Batata” Ilacqua, Príncipe, Lofvall, dos mujeres llamadas Elizabeth y Stella Maris.
Hijo de IZURIETA, María Graciela: Al tiempo de su secuestro, el
USO OFICIAL
63
decidir la muerte directamente; la muerte clandestina...” (v. reportaje que diera el
Dr. Hugo Cañón a Marcello Marcolini en mayo de 2000 para la revista de
Cablevisión).
Como explica Raffin: “La represión en Argentina se centró en la
secuencia secuestro-tortura-desaparición pero también comprendió exilios y la
proscripción general de la vida política de un Estado de derecho.” (RAFFIN,
Marcelo. “La experiencia del horror - Subjetividad y derechos humanos en las
dictaduras y posdictaduras del Cono Sur”, Editores del Puerto, Ciudad Autónoma
de Buenos Aires, 2006, pág. 151).
Coincide con ello Kai AMBOS al expresar que: “El aparato represivo
fue creado para la guerra contra la ‘subversión’ y empleado de manera general
conforme a esa finalidad, esto es, sus objetivos y procedimientos consistieron en:
a. capturar a quienes pudieran resultar sospechosos de tener vínculos con la
subversión, de acuerdo con los informes de inteligencia; b. conducirlos a lugares
situados dentro de unidades militares o bajo su dependencia; c. una vez allí,
interrogarlos bajo tormentos, a fin de obtener los mayores datos posibles acerca
de otras personas involucradas; d. someterlos a condiciones de vida inhumanas,
con el objeto de quebrar su resistencia moral; e. efectuar todo lo descripto
anteriormente en la clandestinidad más absoluta…” (v. Kai Ambos y Christoph
Grammer en “Dominio del hecho por organización. La responsabilidad de la
conducción militar argentina por la muerte de Elisabeth Käseman”, Revista Penal
N° 12, Doctrina, Publicación semestral de La Ley S. A. en colaboración con las
Universidades de Huelva, Salamanca, Castilla-La Mancha y Pablo de Olavide,
Sevilla)
El modus operandi descripto ha sido sintetizado por la Cámara
Federal de Apelaciones de esta ciudad de la siguiente manera: “1ro.)
detención/secuestro; 2do.) cautiverio en centros clandestinos de detención; 3ro.)
interrogado y torturas; 4to.) destino final, ya sea: a) muerte/desaparición física, o
b) liberación o legalización (vulgarmente conocido como ‘blanqueo’).”, aclarando,
además, que: “De los testimonios obrantes en la causa puede concluirse que
dentro del Área 511… con los elementos humanos y materiales de que disponía y
sus diversos CCD/LRD, de llevaron a cabo todas y cada una de las etapas
mencionadas.” (v. resolución de fecha 16/04/09, en el Expte. N° 6 5.230 de la
C.F.A.B.B. caratulado “TAUBER, Argentino Cipriano…”).
Ahora bien, siguiendo cada uno de los pasos del modus operandi
descripto, en función de lo resuelto por la Cámara Federal de Apelaciones de esta
ciudad y teniendo en cuenta los elementos de prueba obrantes en autos, me
encargaré de explicar el rol que en cada uno de ellos le cupo al personal del
Comando Vto. Cuerpo de Ejército, sus Departamentos, demás dependencias
funcionales (Batallón de Comunicaciones 181, Destacamento de Inteligencia 181,
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Unidad Penal N° 4 del Servicio Penitenciario Bonaer ese, etc.), la relación entre
ellos y el personal de los mismos:
1) IDENTIFICACIÓN DEL BLANCO: El primer paso era de
ingerencia exclusiva del G-2 INTELIGENCIA (de acuerdo al art. 3.005 y sgtes. del
RC-3-30), que recababa la información necesaria para identificar a presuntos
delincuentes subversivos (empleando para ello, generalmente, el interrogatorio de
detenidos bajo tortura). Luego, el G-3 OPERACIONES se encargaba
generalmente de disponer la organización y planear las operaciones necesarias
para proceder a la captura de los mismos (conf. art. 3.007 y sgtes. del RC-3-30),
las cuales están lógicamente dentro de las denominadas operaciones no
convencionales (guerra de guerrillas y subversión, conf. art. 3.008, pto. 3, inc. l);
mientras que el G-1 PERSONAL –de acuerdo al art. 3.003 del RC-3-30 y sgtes.-
llevaba un registro actualizado de las detenciones; del lugar en el que se
encontraban detenidos; de los traslados a unidades carcelarias; de la concesión
de beneficios (libertad vigilada, arresto domiciliario, opción para salir del país) e
incluso de su baja (por liberación o fallecimiento). (conf. Expte. N° 65.663
USO OFICIAL
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detenidos) o LTD (lugar transitorio de detención)–, bajo el control del Ejército
Argentino.
Cabe señalar aquí que la Cámara Federal de Apelaciones local ha
sostenido que la existencia de los mismos: “…dentro del Área de Seguridad 511
está plenamente acreditada (cf. informe de la CONADEP y sentencia de la
Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal en la
causa n° 13/84; cf. Fallos 309-1:170/1), y que son los siguientes: La escuelita, en
terrenos del Ejército aledaños al camino de la Carrindanga; dentro del Batallón de
Comunicaciones de Comando 181: a) ex gimnasio del Batallón, b) sala de guardia
o retén de guardia y calabozos, c) sala u oficina del Capellán y d) el galpón y en la
zona urbana un galpón ferroviario en inmediaciones de la estación de Ferrocarril.”
(la negrita es propia, v. Expte. N° 65.230 C.F.A.B. B. caratulado: “TAUBER,
Argentino Cipriano…”, 16/04/09).
El Centro Clandestino de Detención o Lugar de Reunión de
Detenidos más importante estaba ubicado en terrenos de propiedad del Ejército
Argentino, aledaños al camino denominado “la Carrindanga”, y era conocido
vulgarmente con el nombre de “La Escuelita”; ya en el Informe de la CONADEP
se tuvo por acreditada su existencia (Eudeba, 8ª edición, pág. 102) y así fue
tomado por la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional
Federal en la causa n° 13/84 (cf. Fallos 309-1:170) . El Gral. Br. VILAS en su
declaración (cfr. fs. 858, causa 11/86) lo identificó como el LRD correspondiente a
la Subzona 51, y lo describió en términos similares a los utilizados por las
numerosas víctimas que sufrieron cautiverio allí, como así también por el consorte
de causa del imputado, y uno de los jefes de seguridad del lugar, Julián O.
CORRES.
El nombre “La Escuelita” probablemente fue copiado del primer
Centro Clandestino de Detención (CCD) de este tipo, instaurado a principios de
1975 por orden del Gral. Adel Edgardo VILAS en el edificio de lo que había sido
una escuela ubicada en una localidad próxima a la capital de la provincia de
Tucumán durante la primera fase del “Operativo Independencia” (conf.
requerimiento parcial de elevación a juicio, por parte de la Fiscalía Federal, en el
caso de "La Escuelita" en Neuquén, disponible en
http://www.derechos.org/nizkor/arg/doc/escuelita1.html#N_46_, con cita de ANDERSEN
Martín, “Dossier Secreto. El mito de la guerra sucia”, Planeta, 1993, Buenos
Aires).
De las múltiples declaraciones obrantes en esta causa y sus
agregados puede establecerse sin duda alguna la real existencia del lugar y su
paso por allí de numerosas víctimas (detención/cautiverio), coincidiendo las
descripciones en que se trataba de una construcción de antigua data, en un medio
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rural y con un paso ferroviario en las cercanías (hay planos o croquis hechos por
las víctimas); es decir, el lugar satisfacía los requisitos reglamentarios.
Estos lugares –denominados en el ámbito reglamentario como
“Lugares de Reunión de Detenidos” (L.R.D.)- eran dirigidos por personal del área
de inteligencia, quienes tenían también a su cargo, en forma exclusiva, los
interrogatorios, los cuales eran realizados en forma sistemática, valiéndose para
ello de métodos de tortura de los más diversos.
Ello no obsta a que: “…todas las divisiones o departamentos del
Estado Mayor debían cumplir funciones referidas a los prisioneros de guerra,
correspondiendo entre otras a la División Personal (G1) el planeamiento y
supervisión de su reunión, custodia, procesamiento, empleo, trato y educación; a
la División Inteligencia (G2) asegurar el interrogatorio; a la División Operaciones
(G3) asegurar las necesidades adicionales de tropa para reforzar su vigilancia y a
la División Logística (G4) proporcionar su alojamiento, alimentación,
hospitalización, transporte y evacuación...” (conf. requerimiento parcial de
elevación a juicio, por parte de la Fiscalía Federal, en el caso de "La Escuelita" en
USO OFICIAL
Neuquén, disponible en
http://www.derechos.org/nizkor/arg/doc/escuelita1.html#N_46_).
En efecto, se ha confirmado a lo largo de la investigación de estos
hechos, que el ingreso de quienes eran detenidos o secuestrados por los “grupos
de tareas” a un centro de detención clandestina se producía de modo sistemático
y general en todos los casos, y allí eran objeto de golpes, amenazas,
humillaciones y vejaciones de todo tipo, eran mantenidos con los ojos vendados y
en condiciones de higiene deplorables, se les prohibía el uso de la palabra o
cualquier otra forma de comunicación, eran sometidos a torturas por aplicación de
picana eléctrica, “submarino” (inmersión en agua) y otras formas graves de
padecimiento físico y psíquico tales como obligarlos a presenciar la tortura de
otros detenidos o escuchar sus gritos y lamentos (cfr. Expte. N° 65.390 C.F.A.B.B.
caratulado “FORCHETTI, Vicente Antonio; GONÇALVES, Héctor Arturo;
CONTRERAS, Carlos Alberto; y ABELLEIRA, Héctor Jorge…”, 03/08/09).
Lo expuesto permite concluir que en los centros clandestinos de
detención se llevaba a cabo lo que es denominado tortura ubicua, que –tal como
ha sostenido la C.F.A.B.B. Expte. N° 66.562, caratu lado: “GONZÁLEZ CHIPONT,
Guillermo Julio s/apel. auto de procesam. y prisión prev. en c. 05/07: Inv.
delitos Lesa Humanidad…”, 28/04/11- se da en “…aquellos casos en donde
“…la imposición dolosa de graves sufrimientos físicos y psíquicos se concreta a
través del sometimiento de una persona a una situación permanente de detención
estatal que desconoce toda condición humana, por el efecto ineludible que resulta
del padecimiento cumulativo, y por lo tanto, simultáneo, de circunstancias que, en
su conjunto, conducen a la despersonalización del sujeto pasivo, esto es, a la
67
negación de su dignidad en términos absolutos…” (cf. RAFECAS, Daniel Eduardo;
La tortura y otras prácticas ilegales a detenidos, Ed. Del Puerto, Bs. As. 2010, pág.
128 y ss.). El tribunal adhiere a este criterio, que fuera ampliamente desarrollado
en el considerando Sexto (en particular, su apartado 4) de la resolución del Jzgdo.
Crim. y Correc. Fed. n°3 de la Capital Federal del 20/10/2005 (c. n° 14.216/03,
“SUAREZ MASON, Carlos y otros…”), entendiendo que la conducta típica
constitutiva de tortura no está circunscripta sólo al sometimiento a interrogatorios
bajo la aplicación de sufrimientos físicos o psíquicos, sino que las características
del contexto que implica la privación de la libertad en un Centro Clandestino de
Detención la alejan de un típico régimen carcelario; así, la imposición de
condiciones inhumanas de vida, el aislamiento y la permanente referencia –a
través de hechos o palabras dirigidas a los detenidos en forma directa o indirecta–
de que están librados a su suerte, en absoluto desamparo y a merced de sus
captores.”
En el mismo sentido, en el fallo citado la Alzada local poe de resalto
que: “Las conductas que tienen entidad para materializar el tipo son el
tabicamento o colocación de vendas en los ojos o la colocación de capuchas, los
traslados en esa condición, la percepción de que se encuentran numerosas
personas en igual condición de sometimiento, la percepción de la imposición de
tormentos a otras personas que implica una permanente amenaza de ser
torturado, la escasa y deficiente alimentación, falta de higiene, exposición en
desnudez y otros padecimientos de neta connotación sexual, o la percepción de
inseguridad acerca de su propia vida, su suerte o destino, etc.”, todas las cuales –
agrego- han sido fehacientemente comprobadas como existentes en el LRD o
CCD “La Escuelita” de esta ciudad.
4) DESTINO FINAL: Siguiendo el iter criminis, cuando el destino final
de los detenidos era LA MUERTE, podía suceder que los mismos fueran
ejecutados, haciéndoselos aparecer –por lo general- como muertos en
enfrentamientos armados, o bien pasaban directamente a ser desaparecidos. En
tales supuestos tenía intervención, las más de las veces, la Compañía
Operacional, Agrupación Tropas, Equipo de combate o Equipo de Lucha
contra la subversión, como también personal de Inteligencia, sea en forma
conjunta o separadamente
En los casos en que se produjo la LIBERACIÓN A TRAVÉS DE SU
“LEGALIZACIÓN” se utilizó el instituto del Consejo de Guerra, llevado a cabo por
el Consejo de Guerra Especial Estable del Comando Vto. Cuerpo, utilizado para
otorgar apariencia pública y legal a todo el procedimiento anterior signado por la
ilegalidad y la clandestinidad (conforme lo dispuesto en el Expte. N° 65.218
C.F.A.B.B., caratulado: “GARCÍA MORENO, Miguel Ángel…”, 27/02/09).
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Poder Judicial
Judicial de la Nación
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Nótese que el día 20/05/11 –es decir, ocho (8) días después de
haber solicitado la nulidad de las indagatorias de CACERES y previo a que esta
sede resuelva sobre la viabilidad de su pedido, rechazado el día 23/05/11- el Dr.
Gutiérrez solicitó que se resuelva la situación procesal del nombrado CACERES
(v. fs. 24.208).
Por otra parte, cabe señalar que con fecha 26/05/11 el Ministerio
Público Fiscal solicitó que se resuelva la situación procesal de los imputados
CACERES, CHIESA, FERREYRA, ROJAS y SANTAMARÍA “…en virtud de haber
transcurrido el plazo previsto en el art. 306 del CPN…” (v. fs. 24.413).
Teniendo en cuenta ello, y los principios procesales de celeridad y
concentración, es que me he abocado a la resolución no sólo de la situación
procesal de Miguel Angel CHIESA, sino también de los imputados Pedro Ángel
CÁCERES, Julio Manuel SANTAMARÍA, Carlos Alberto FERREYRA y Jorge
Horacio ROJAS.
Que, para resolver la situación procesal de los imputados en
relación a los hechos por los fueron indagados recientemente, es preciso tener en
cuenta el criterio expuesto por la C.F.A.B.B., no sólo en cuanto a la UBICACIÓN
JERÁRQUICO FUNCIONAL de los encartados, sino además respecto al TIPO DE
PARTICIPACIÓN que le cupo a cada uno de ellos.
Que, en función de las consideraciones expuestas al explicar la
cadena de mandos, el modus operandi y la distribución básica de tareas se puede
arribar a las siguientes conclusiones respecto de la ubicación jerárquica de cada
uno de los imputados y de su participación en el marco de la denominada lucha
contra la subversión:
Pedro Ángel CÁCERES: perteneciendo al arma de Infantería, se
desempeñó en el Hospital de Evacuaciones 181 de esta ciudad a partir del
01/07/72, pasando a integrar con el grado de Sargento Primero la denominada
“AGRUPACIÓN TROPA” con fecha 18/05/76 (según el informe de calificación
correspondiente a los años 1975-1976), continuando en la misma (también
llamada Equipo de Combate Contrasubversión –“Eq. Comb c/subv.”, según los
informes de calificación correspondientes a los años 1976-1977 y 1977-1978)
hasta el 15/10/1978, fecha en la que siguió en comisión permanente en el
Comando Vto. Cuerpo de Ejército, pero sin que conste en su legajo que siguiera
en la mencionada Agrupación Tropa.
En el Informe de Calificación año 1975/76 fue calificado –en lo que
aquí importa- por el Mayor Emilio J. F. IBARRA como Jefe de la Agrupación Tropa
(en el período que va del 18/05/75 al 15/10/76) con un promedio de calificaciones
de 100 puntos (sobre 100), al igual que por el Coronel Raúl MARINÉ, Director del
Hospital de Evacuaciones 181 (en el período comprendido entre el 16/10/75 y el
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Poder Judicial
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15/05/76). El juicio sintético obtenido fue: “Uno de los pocos sobresalientes para
su grado.”
En el Informe de Calificación correspondiente a los años 1976/77 fue
evaluado –en lo que aquí importa- nuevamente por el Mayor D Emilio J. F.
IBARRA como “J Eq. Comb. c/ Subv.” (por su desempeño entre el 16/10/76 y el
15/10/77) con un promedio de calificaciones de 100 puntos (sobre 100), siendo
también calificado entonces por el Mayor Médico D Jorge STREICH, Subdirector
H. Evac. 181 (por el período 16/10/76 – 15/10/77). El juicio sintético obtenido fue:
“Uno de los pocos sobresalientes para su grado.”
En el Informe de Calificación siguiente, correspondiente a los años
1977/78 fue calificado –en lo que aquí importa- por el Mayor Emilio J. F. IBARRA
“J Eq. Comb. c/Subv.” por el período que va del 16/10/77 al 15/10/78 con un
promedio de calificaciones de 100 puntos (sobre 100), obteniendo el siguiente
juicio sintético: “Sumamente eficiente para el servicio en su grado.”
En cuanto a las licencias usufructuadas por el nombrado CACERES
cabe señalar: TREINTA (30) días a partir del 23/01/77 por licencia anual, VEINTE
USO OFICIAL
(20) días a partir del 21/02/78 por licencia anual, y VEINTE (20) días a partir del
19/07/78 por licencia especial.
Julio Manuel SANTAMARÍA: de su legajo de servicios surge que,
siendo Subteniente de Artillería revistando en el Grupo de Artillería 181 de
ZAPALA, pasó a desempeñarse en comisión en el Comando Vto. Cuerpo de
Ejército (Operación Patagonia) siendo destinado a la Agrupación Tropas, donde se
presentó con fecha 08/05/76, continuando en ese destino hasta el 11/03/77.
En el Informe de Calificación correspondiente a los años 1975/76 fue
evaluado –en lo que aquí importa- por el Mayor D Emilio J. F. IBARRA como “J
Agr Tpa” (por su desempeño entre el 08/05/76 y el 15/10/76) con un promedio de
calificaciones de 94 puntos (sobre 100), siendo también calificado por ese período
por el Cnel. Juan Manuel BAYON (Jefe del Departamento III Operaciones) y por el
Gral. Br. Adel Edgardo VILAS (Segundo Comandante y Jefe de Estado Mayor del
Vto. Cuerpo de Ejército y Comandante de la Sub Zona 51), obteniendo el siguiente
juicio sintético: “Sumamente eficiente para el servicio en su grado.”
En el Informe de Calificación correspondiente a los años 1976/77 fue
calificado de nuevo por el Mayor D Emilio J. F. IBARRA como “J Agr Tpa” (por su
desempeño entre el 16/10/76 y el 10/03/77) con un promedio de calificaciones de
90 puntos (sobre 100), manteniendo el juicio sintético obtenido en el período
anterior.
En cuanto a las licencias usufructuadas por el nombrado
SANTAMARÍA cabe señalar: CUATRO (4) días a partir del 16/12/76 por licencia
especial, CINCO (5) días a partir del 04/01/77 por licencia especial, y TREINTA
(30) días a partir del 15/01/77 por licencia anual.
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Carlos Alberto FERREYRA: el 03/01/77 llegó en comisión al
Comando Vto. Cuerpo de Ejército con el grado de Subteniente de Caballería,
procedente del Destacamento de Exploración Caballería de Montaña 181 con
asiento en la ciudad de Esquel, permaneciendo en dicho destino hasta el
07/05/77, y siendo calificado –en lo que corresponde a su desempeño en Bahía
Blanca- por el Jefe del Equipo de Combate contra la Subversión, Mayor Emilio
Jorge Fernando IBARRA.
Asimismo, tal como destaca el Ministerio Público Fiscal, en el legajo
de FERREYRA obra el expediente del Ejército Argentino caratulado “Reclamo
IFG” del año 1992, correspondiente al reclamo y posterior recurso de
reconsideración que interpusiera el nombrado contra la desestimación del reclamo
a la clasificación por parte de la Junta Superior de Calificación de Oficiales como
“Inepto para las funciones de su grado”. A fs.23 del mencionado expediente, bajo
el título “Fundamento a tenerse en cuenta en la evaluación profesional que tiene
gravitaciones muy positivas”, FERREYRA expresa que: “En el año 1977 fui
enviado en comisión del servicio al Comando de Cuerpo Ejército Vto. (O/D Nro.
3/77) a órdenes del señor General VILAS integrando un equipo especial en la
guerra contra la subversión”.
Durante el período en el que el nombrado estuvo en comisión en
esta ciudad no usufructó licencias.
Jorge Horacio ROJAS: De las copias de su legajo de servicios
surge que, revistando en el Destacamento de Exploración de Caballería de
Montaña con asiento en la ciudad de Esquel, con el grado de Subteniente de
Caballería, el 14/06/76 es destinado, en comisión, a la ciudad de Bahía Blanca
para desempeñarse en el Comando Cuerpo de Ejército V, permaneciendo allí
hasta el 27/11/76, fecha en la que salió en comisión a la localidad de San Martín
de los Andes, regresando a Bahía Blanca con fecha 07/12/76, donde se quedó
hasta que el 06/01/77 finalmente se hizo presente en la Escuela de Suboficiales
Sargento Cabral.
Durante el período en el que el nombrado estuvo en comisión en
esta ciudad no usufructó licencias.
Miguel Ángel CHIESA: tal como se desprende de las copias de su
legajo personal con fecha 16/10/76 el nombrado continuaba desempeñándose en
comisión en el Comando Cuerpo de Ejército V con el grado de Subteniente de
Caballería, pese a que su destino de origen era el Destacamento de Exploración
de Caballería de Montaña 181 con asiento en la ciudad de Esquel.
Si bien del Informe de Calificación correspondiente a los años
1975/76, en el apartado a) “Servicios y destinos” no figura el comienzo de la
comisión de CHIESA en Bahía Blanca, analizadas en profundidad las constancias
del mismo se observa en el apartado c) “Licencias” que el nombrado usufructuó
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Judicial de la Nación
TREINTA (30) días de licencia ordinaria a partir del 12/12/75, la cual le fue
concedida por el Cte. Cpo. Ej. Vto., de lo que se infiere que por lo menos a partir
de esa fecha se encontraba en comisión en esta ciudad, no habiendo otras
constancias que permitan suponer que con anterioridad el nombrado ya se
encontraba aquí.
La comisión de CHIESA en esta ciudad duró hasta el 21/12/76 fecha
en la que por “SR” inserta en BRE N° 4695 pasa a co ntinuar sus servicios al
Regimiento de Tiradores de Caballería Blindada N° 6 .
Salvo la licencia mencionada anteriormente, el nombrado no
usufructo otras licencias.
IV- 2) PROCESAMIENTO:
Que para resolver en esta instancia respecto de la responsabilidad
penal de los imputados cabe analizar separadamente y en particular el rol que le
73
cupo tanto a la Compañía Operacional, Agrupación Tropas, Equipo de
combate o Equipo de Lucha contra la subversión como al instituto del Consejo
de Guerra.
A- Compañía Operacional, Agrupación Tropas, Equipo de
combate o Equipo de Lucha contra la subversión: Estaba bajo el control de la
División Planes del Dpto. III Operaciones, (v. Expte. N° 65.172 C.F.A.B.B.,
caratulado: “PAEZ, Osvaldo Bernardino…”, 22/07/08).
En relación a la función específica del Departamento III Operaciones,
el Reglamento RC-3-30 establece en su Capitulo III (Sección V, art. 3007) que: “El
jefe de operaciones (G-3) será el principal miembro del estado mayor que tendrá
responsabilidad primaria sobre todos los aspectos relacionados con la
organización, la instrucción y las operaciones (…).”
El art. 3.008 establece que las principales funciones del G3 son: “1)
organización a) Confeccionar y mantener al día la nómina de los elementos
dependientes, incluyendo su continua revisión para asegurar que la cantidad y tipo
de fuerzas disponibles serán adecuadas para cumplir la misión recibida. b)
Proponer la organización y el equipamiento de las unidades, incluyendo la
cantidad y tipos de unidades que deberán ser organizadas y las prioridades en las
distintas etapas o en el reemplazo del personal y equipo de dichas unidades; c)
solicitar la asignación o el agregado de elementos o unidades de combate, de
apoyo de combate y de servicio para apoyo de combate, incluyendo unidades de
reemplazo (…). 3) operaciones a) efectuar la apreciación de las operaciones; b)
preparar y difundir los planes y órdenes de operaciones, supervisar y coordinar la
ejecución de las operaciones tácticas de los elementos de combate y de apoyo de
combate. c) integrar el apoyo de fuego y la maniobra táctica. j) movimiento de
tropas: a. planear, en coordinación con el jefe de logística (G4) los movimientos de
tropas. k) planear las operaciones sicológicas…”
Otras de las responsabilidades que reglamentariamente tenía
asignadas el G-3 se encuentran referidas a la actividad de vigilancia de combate,
para lo cual designaba unidades para la ejecución de la vigilancia sobre el
enemigo, proporcionaba información sobre la ubicación de las propias fuerzas y
planes de operaciones, y determinaba la información requerida sobre
características de blancos.
Por otra parte, el G-3 tenía injerencia en la actividad de
adquisición de blancos, para lo cual efectuaba proposiciones sobre
requerimiento de desarrollo de éstos y valorizaba los potenciales desarrollados por
el Departamento II Inteligencia además de realizar el análisis general de blancos y
apreciaciones de inteligencia al proyectar la zona de responsabilidad de las
unidades para las operaciones planeadas. Ello así, por cuanto, los reglamentos
militares estipulan que la responsabilidad del Estado Mayor por todas las
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cargo del Cnel. Juan Manuel BAYON en el año 1976 (cfr. Expte. N° 65.218
C.F.A.B.B., caratulado: “GARCÍA MORENO, Miguel Ángel…”, 27/02/09).
Sin perjuicio de ello, tal como surge de las copias del Expte. U10
0993/94 agregado a fs. 17.451/17476, no puede descartarse que en los
operativos en los que intervino la Agrupación Tropa no haya tenido
participación también personal de inteligencia: en efecto, como dijera con
fecha 08/06/10 al dictar el procesamiento de Guillermo Julio GONZÁLEZ
CHIPONT (v. fs. 18.939/19.002), estando éste comisionado al Departamento II
Inteligencia del Comando Vto. Cuerpo de Ejército, se desempeñó como Segundo
Jefe de la mencionada Agrupación (que dependía del Departamento III
Operaciones).
Por lo demás, la relación entre los dos Departamentos (II y III) se
encuentra acreditada por la declaración prestada por el Mayor IBARRA el
07/12/99, durante el denominado “Juicio por la verdad”.
En este orden de ideas cabe señalar también que el carácter
heterogéneo de la “Agrupación Tropas”, ha sido destacado por la Excma.
Cámara Federal de Apelaciones local (en su Expte. N° 66.171, “ Stricker…” del
30/9/2010), al demostrarse distintas integraciones según el operativo, habiendo
contado entre sus filas con el Subte. Méndez y el Subte. Arroyo (dependientes del
Tcnel. Palau, Ayudante General del Comando V Cuerpo), o con el Subte. Corres
(que, al igual que el causante, cumplía su comisión en el Dpto. II – Inteligencia) o
el Cap. García Moreno (que dependía del Tcnel. Páez, Jefe de la División
Educación, Instrucción y Acción Cívica del Dpto. III - Operaciones).
75
Según puntualiza Mario Alberto CASELA la Compañía tenía cuatro
secciones: Infantería a cargo de Subtte. MASSON, Caballería a cargo del Subtte.
FERREIRA, Artillería a cargo del Subtte. SANTAMARÍA y Exploración a cargo del
propio CASELA (v. Expte. N° 65.132 de la C.F.A.B.B. , caratulado: “MASSON,
Jorge Aníbal…”, con fecha 14/08/08); y como es lógico, todas dependían de sus
superiores inmediatos, como eran el Capitán GONZÁLEZ CHIPONT (2do. Jefe del
Equipo de Combate del Cdo. V Cpo. de Ejército) y el Mayor IBARRA (Jefe del
mencionado Equipo de Combate), teniendo éstos, dada su jerarquía,
responsabilidad por todas las operaciones realizadas por las distintas secciones
de aquélla.
Por su parte, del pedido de modificación de clasificación, calificación
y orden de mérito presentado por el imputado GONZÁLEZ CHIPONT al Sr.
Comandante del Ejército fechado el 22/02/80 (v. Expte. U10 0993/94 agregado a
fs. 17.451/17476) pueden obtenerse algunos datos que precisan aún más el grado
de intervención que tuvo la “Agrupación Tropas” en la denominada lucha contra
la subversión, que por su claridad e importancia, paso a transcribir a continuación:
“1ro: Desempeño como 2do Jefe de Equipo de Combate en el Cdo Cpo Ej V Al
iniciarse el Proceso de Reorganización Nacional, el suscripto es enviado “en
comisión” al Cdo Cpo Ej V desde su unidad de origen (B Log M 6), donde por
orden Superior se crea a posteriori del 24 de marzo de 1976 un Equipo de
Combate dependiente del Oficial de Operaciones del Comando; disposición que a
su juicio explica el prestigio del causante.” (v. fs. 17.458).
En su presentación el nombrado GONZÁLEZ CHIPONT también
manifestó que: “Tales actividades se desarrollaron en el marco de las
“Operaciones contra elementos subversivos”, hecho este que por sí solo debe
resultar significativo, ya que poco se podía aportar en el terreno de la experiencia
y obligando en principio a seleccionar al personal destinado a esa actividad.”; y .-
párrafo aparte- que: “El desempeño del causante fue felicitado por el entonces
Comandante del Cuerpo de Ejército V, General de División D OSVALDO RENE
AZPITARTE quien personalmente dispuso la permanencia del mismo como
integrante del Departamento II Inteligencia de la GUB con la finalidad de que
aportara su conocimiento y experiencia sobre la lucha en desarrollo.” (v. fs.
17.458).
Sin embargo, a fs. 17.467/8 obra agregado otro pedido de
GONZÁLEZ CHIPONT fechado el 17/09/80 –por el cual solicita al Sr. Comandante
del Ejército modifique la clasificación que se hizo a su respecto- en el cual
manifiesta textualmente: “El recurrente en todos sus destinos ha cumplido con la
misión del Ejército; prueba de ello es que en la lucha contra la subversión, su
comportamiento fue el siguiente: Entre otros, enfrentamientos y aniquilamientos de
los delincuentes subversivos RICARDO DEL RIO (a) “CACHO”, miliciano de
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Elisa) y en las calles Dorrego y General Paz (de los que resultaron víctimas
PERALTA, José Luis y GARRALDA, Ricardo) todos de Bahía Blanca, participó la
compañía operacional a cargo del Mayor IBARRA, llamada “Agrupación Tropas”
o, en sus propios términos, el “Equipo de Combate Contrasubversión” (v. su
declaración durante el “Juicio por la Verdad”, en la audiencia del 07/12/99).
El hecho del que resultó victima María Graciela IZURIETA guarda
estrecha relación con los últimos tres casos mencionados, pues ella era pareja de
Ricardo GARRALDA (ultimado junto a PERALTA, pareja de COUSSEMENT) y por
tal motivo se puede inferir que en el procedimiento del que fue objeto participó el
mismo personal que intervino en los otros casos, es decir, la “Agrupación
Tropas”.
Cabe señalar aquí que con fecha 28/09/10 resolví: “INHIBIR mi
actuación para intervenir en relación a los hechos de los que resultaron
víctimas Cristina Elisa COUSSEMENT, José Luis PERALTA y Rubén Héctor
SAMPINI, correspondiendo por ello remitir el presente –junto con la
documentación enviada a esta sede por el solicitante- al Dr. Eduardo Tentoni
por ser éste el que debe reemplazarme (art. 57 del C.P.P.N.).” (v. fs. sub. 3/6 del
incidente N° 05/07/inc.238), por lo que no correspo nde expedirme respecto de los
hechos que tuvieron por víctimas a la personas mencionadas.
En los casos de Alberto Adrián LEBED, Gustavo Darío LÓPEZ,
Gustavo Fabián ARAGÓN, Néstor Daniel BAMBOZZI, Carlos CARRIZO, Guillermo
Oscar IGLESIAS, Sergio Ricardo MENGATTO, José María PETERSEN, Eduardo
Gustavo ROTH, Sergio Andrés VOITZUK, Renato Salvador ZOCCALI y Emilio
Rubén VILLALBA cabe decir que se trata de un colectivo o grupo de víctimas
77
[pues todos tuvieron similar fecha de secuestro, el mismo origen (ENET N° 1) y
similar lapso de detención (diciembre de 1976) y liberación (después del 20 de
enero de l977 y hasta el 27 de ese mes); todos estuvieron en el LRD o CCD “La
Escuelita” y –repito- en el mismo lapso; e incluso algunos interrogatorios trataron
sobre el mismo tema (“atentado” a la concesionaria Ford de Amado Cattaneo)] y la
intervención de la “Agrupación Tropas” en los procedimientos por los que fueron
secuestrados puede concluirse no sólo porque éste era el elemento “…cuya
misión era concretar los objetivos determinados por personal de inteligencia…”
(conf. Expediente N°. 64.790 C.F.A.B.B., caratulado “MÉNDEZ, Mario Carlos A.
…”, 22/07/08), sino porque además, esta unidad era la que contaba con recursos
materiales y humanos suficientes (conf. testimonio de Alberto A. TARANTO
prestado el 21/11/99 en el “Juicio por la verdad”, en donde dice que IBARRA tenía
a sus órdenes 120 o 130 personas; y conf. declaración del propio IBARRA –del
07/12/99-, quien manifestó que tenía a su disposición 4 camionetas, 5 Mowag y 7
u 8 Unimog) como para llevar a cabo varios procedimientos en forma simultánea,
como ocurrió en estos casos.
También resulta relevante en este caso el testimonio de otro
procesado en esta causa, Mario Carlos Antonio MENDEZ, quien en su declaración
indagatoria del 12/9/2007 (fs. 3.187/3.190 del principal) cuando se le preguntó por
el caso de los estudiantes secundarios de la ENET N°1, respondió que ello
correspondió a la especialidad de inteligencia, a través de “...gestores personales
a nivel G2 por el Tte. Cnel. Tejada y Mendíaz (del Ejército), y personal del
destacamento de inteligencia, probablemente con la colaboración de personal del
Batallón de Comunicaciones 181...” (conf. Expte. N° 65.672 C.F.A.B.B.,
caratulado: “CONDAL, Norberto Eduardo…”, 13/11/09).
Respecto del hecho en el que resultaron victimas Daniel Guillermo
HIDALGO y Olga Silvia SOUTO CASTILLO es preciso destacar que fueron
ultimados en un presunto enfrentamiento en el departamento que ocupaban en el
edificio de calle Fitz Roy N° 137. Según CORRES, qu e participó en el hecho, el
operativo era comandado por el Mayor IBARRA (conf. su declaración del 13/12/99
durante el “Juicio por la verdad”), por lo que se infiere que en el mismo tuvo
intervención la “Agrupación Tropas”.
En relación a los hechos de los que resultaron víctimas Ricardo
Gabriel DEL RIO y Carlos Alberto RIVERA (ambos aparecieron muertos en un
supuesto enfrentamiento con una patrulla militar en la calle 17 de Mayo al 1800
con fecha 07/12/1976, habiendo sido secuestrados con anterioridad y vistos en “La
Escuelita”); en los casos de César Antonio GIORDANO, Zulma Araceli IZURIETA;
María Elena ROMERO y Gustavo Marcelo YOTTI (los cuatro aparecieron muertos
como abatidos en un presunto enfrentamiento con fuerzas militares el día 13/04/77
en el paraje denominado “Pibe de Oro”, cercano a la localidad de Gral. Cerri.), y
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guardias del LRD o CCD “La Escuelita” (v. resolución de fecha 26/02/10 obrante a
fs. 17.121/17.179, confirmada por la Excma. Cámara Federal de Apelaciones local
con fecha 10/11/10, tal como se desprende de las copias obrantes a fs.
22.703/730) pues en relación a ellos se expuso que –de conformidad con los
elementos de cargo recabados hasta el momento- se puede inferir que dichas
guardias las integraban miembros del Ejército venidos de otras jurisdicciones
para evitar la posibilidad de que algunas de las víctimas los conocieran.
Lo mismo puede concluirse también respecto del resto del personal
militar que desarrolló tareas vinculadas con la denominada “lucha contra la
subversión”, pues en estas actividades igualmente se procuró que las personas
que las llevaran a cabo fueran ajenas al medio en donde actuarían, evitando
con ello que las víctimas pudieran hacer vinculaciones o relaciones que
pudieran vulnerar la garantía de impunidad que se perseguía.
Por otro lado, no puede dejar de señalarse que algunos testigos
[Alicia Mabel PARTNOY (v. Expte. N° 69 –agregado a la c. N° 86(8)–: fs. 1 85/202:
denuncia realizada en abril de 1981 y presentada ante numerosos organismos
nacionales e internacionales; c. N° 95: fs. 106/110 , declaración ante el JFBBca. –
hoy J.F. N°1– del 09/8/1984; y testimonio durante e l Juicio por la Verdad,
audiencia del 30/11/1999); y Oscar José MEILÁN (causa N° 86(3): fs. 1/6,
declaración ante la CONADEP del 05/01/1984, ratificada ante la CAFBB el
16/01/1987, v. causa N°13, fs. 364/365; y declaraci ón en el “Juicio por la Verdad”,
audiencia del 19/4/2000)], dan cuenta de la presencia en el LRD o CCD “La
Escuelita” de personal que hacía los “operativos” –además de la guardia y
distinto de los interrogadores– (en tal sentido ver C.F.A.B.B. Expte. N° 66.562,
79
de fecha 28/04/11), lo cual es un indicio más de la responsabilidad penal de
los imputados Pedro Angel CACERES, Miguel Ángel CHIESA y Carlos
Alberto FERREYRA, pues esto permite desvirtuar que los mismos
desconocieran la existencia del Centro Clandestino de Detención y de lo que
allí sucedía.
Así las cosas, es claro que los imputados Pedro Angel CACERES,
Julio Manuel SANTAMARÍA y Carlos Alberto FERREYRA siendo integrantes de
la “Agrupación Tropas” son responsables durante el período en que se
desempeñaron en la misma en comisión por todos los hechos cometidos por la
mencionada Agrupación en ese tiempo, de acuerdo a las consideraciones
expuestas, y porque además la lógica me inclina a pensar que estando los
nombrados destinados a esta ciudad con fines tan particulares y precisos como
son los derivados de la alegada “lucha contra la subversión”, resulta insensato
concluir que ellos no intervinieron en los sucesos y hechos descriptos.
A lo expuesto se suman también las declaraciones testimoniales
prestadas por quienes cumplieron el servicio militar en el Comando Vto. Cuerpo de
Ejército durante el período en que ocurrieron los hechos imputados: Néstor Hugo
ETCHEVERRY (v. fs. 4208/4214 y fs. 11.750/4751), Carlos Alfredo ZOIA (v. fs.
19.168/19.169), Rubén Oscar CAMAÑO (v. fs. 19.110/19.110 de la presente),
José Luís CAPOZIO (v. fs. 18.211/12), Néstor Hugo ALFIERI (v. fs. 18.209),
Héctor Agustín CHRISTIANI (v. fs. 18.105/6), Néstor Eduardo GALLO (v. fs.
18.207/8), Osvaldo César LEZCANO (v. fs. 18.213/14), Horacio Raúl CIANCI (v.
fs. 19.115/17), y Oscar Alberto PIÑERO (v. fs. 19.149).
Antes de adentrarme de lleno en el análisis de las testimoniales
citadas quiero dejar expresa constancia que se tendrán en cuenta todas ellas,
prestadas en Fiscalía y sin que fueran ratificadas en sede judicial, en función
de los argumentos expuestos al resolver con fecha 26/05/11 en el incidente N°
05/07/inc.202 caratulado “CORIGLIANO, Hernán Patricio s/ Solicita Nulidad de
Declar. Testimoniales”, a los que me remito por ser los mismos pertinentes al
caso (v. copia de la resolución a fs. 24.414/17).
En dicha oportunidad expuse, y aquí reitero, que: 1) el Ministerio
Público Fiscal actúa en el marco de las facultades conferidas expresamente
por la ley –de acuerdo a lo dispuesto en el art. 212 del C.P.P.N. y en
consonancia con las otorgadas por la ley 24.946, en su art. 26- cuando recibe
declaraciones testimoniales (conf. Cámara Nacional de Casación Penal, Sala II,
en causa N° 6.161 caratulada “Chuliver, Horacio F. y Susic, Nicolás M. s/ rec. de
casación”, Registro N° 8965, 01/09/06); 2) Cuando los testigos concurrieron a
la Fiscalía para declarar, la audiencia quedó formalizada, en actas que
reúnen los requisitos de una declaración testimonial prestada ante el Fiscal,
bajo juramento de decir verdad, siendo suscriptas por quienes están
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Poder Judicial
Judicial de la Nación
81
punto, entiendo que corresponde seguir el mismo –sin perjuicio del respecto que
me merecen los fallos de la Alzada local- y por ello considero que todas las
declaraciones testimoniales recibidas en la sede del Ministerio Público
Fiscal son válidas por encontrar su respaldo jurídico en las disposiciones
antes invocadas que regulan nuestro procedimiento penal, con la salvedad
que –para garantizar el derecho de defensa- deben ser incorporadas al proceso
con la antelación suficiente como para que los defensores de los imputados
puedan tener acceso a ellas en caso de compulsar las actuaciones en mesa de
entradas, por lo menos, una vez a la semana.
En relación con lo expuesto, nótese que con fecha 04/06/10 el
suscripto, si bien dispuso notificar a todas las partes de una audiencia testimonial
(cumpliendo así lo ordenado por la Alzada local con fecha 06/05/10 en el Expte. N°
66.162), dejó expresa constancia que: “…el sumario es público para las partes,
que lo pueden examinar (art. 204 del C.P.P.N.) cuantas veces quieran en
mesa de entradas de esta Secretaría –siempre, claro está, que el expediente no
se encuentre a despacho-, pudiendo de esta manera todas las partes
interesadas tomar conocimiento de las medidas de prueba dispuestas por
esta sede, garantizándose con ello no solo la intervención de la parte
querellante (art. 82 del C.P.P.N.) sino también el pleno ejercicio del derecho
de defensa que asiste a los imputados y sus defensores (art. 18 C.N.).” (v. fs.
18.853).
Resulta conveniente señalar también que la situación planteada en el
incidente N° 05/07/inc.328 traido a colación, no es parificable a lo ocurrido con el
imputado Jorge Anibal MASSON, pues respecto de éste el mismo día de la
audiencia indagatoria celebrada el 14/02/08 –y en el transcurso de ésta- el
Ministerio Público Fiscal acompañó una testimonial prestada en Fiscalía el día
07/12/07 –es decir, después de DOS meses de recibida- (v. a fs. 4208/4215 la
testimonial de Etchweverry acompañada por el Fiscal, a fs. 4217/4225 la
indagatoria de MASSON y a fs. 4229 resolución dictada en consecuencia), lo cual
motivó la oposición de la defensa y determinó que se dejara sin efecto su
incorporación respecto del mencionado acusado (lo cual fue confirmado el
05/09/08 por la Alzada local en el Expte. N° 64.981 ), mas no significó ello decretar
la nulidad de dicho acto.
Por lo demás, es preciso tener en cuenta también que con fecha
16/04/09 la propia Cámara Federal de Apelaciones local ha tenido en cuenta,
al resolver la situación procesal de dos imputados (Gustavo Ariel SCELSI y
Marcelo Alejandro VOROS), la declaración prestada por un testigo (Hernán
Ariel BOREAN) en la Fiscalía sin ratificación posterior en sede judicial, tal
como se desprende del Expte. N° 65.360 caratulado: “SCELSI, Gustavo Ariel y
VOROS, Marcelo Alejandro s/ apel. auto de procesamiento en c. 42/08: “Corres,
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Poder Judicial
Judicial de la Nación
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ellos se ponían medio loquitos, decían que ellos mataban o los mataban a ellos
(…) Luego de planificar los operativos entre Ibarra, Cáceres y los
subtenientes, ellos hablaban con los conscriptos y les indicaban que tenían
que rodear la cuadra o les daban otras indicaciones…” (fs. 4209 y vta., el
resaltado es propio), y que: “…En los operativos [CACERES] no se metía tan al
frente como los subtenientes, andaba más quieto. En el cuartel tenía el mando
total de la tropa…” (fs. 4213 vta., el resaltado es propio). Por último,
ETCHEVERRY al declarar aportó fotografías de su paso por el servicio militar,
individualizando en una de ellas –la cual fue acompañada oportunamente en
copia- al Subteniente SANTAMARÍA, al frente de la formación del Equipo de
Combate contra la Subversión, con motivo del desfile del día de la bandera (fs.
4213).
De lo expuesto, como afirma el Ministerio Público Fiscal a fs. 1/22 del
incidente N° 05/07/inc.274, queda en evidencia la p lena ingerencia de CÁCERES,
SANTAMARÍA y FERREYRA en la decisión de los detalles últimos de cada uno
de los operativos, y que: “Resulta aleccionador el dato de que, pese a que
IBARRA era el jefe de la “Agrupación Tropas”, en lo tocante a la preconcepción de
los operativos y del traslado a la práctica, mediante la emisión de instrucciones, de
lo previamente planificado, el testigo lo coloca en un plano de igualdad, junto a
CÁCERES y los Subtenientes.”
Carlos Alfredo ZOIA –quien cumplió funciones, en carácter de
conscripto, en el Equipo de Combate contra la Subversión entre marzo de 1976 y
aproximadamente abril de 1977- en oportunidad de prestar declaración
testimonial, entre otras cosas, expuso que “… fue destinado a la Agrupación
Tropas, la que estaba a cargo del Mayor Emilio Ibarra, había también un
suboficial que regenteaba la agrupación, de apellido Cáceres apodado “la
mula”, quien maltrataba a los conscriptos, llegando a pegarles… también integraba
la agrupación tropas el subteniente Masson… también los subtenientes Ferreira,
Santamaría…” (el resaltado es propio, v. copia certificada de fs. 19.168/19.169).
Rubén Oscar CAMAÑO –quien cumplió servicio militar desde marzo
de 1976 hasta abril de 1977, cumpliendo funciones en el Equipo de Combate
contra la Subversión- declaró en cuanto a la integración del equipo, que:
“…recuerda a un subteniente de apellido MÉNDEZ, y a un suboficial conocido
como “la mula” CÁCERES, quien era el encargado de la Compañía, por ser el
Suboficial con mayor grado…” (el resaltado es propio, v. fs. copia certificada de
19.110/19.110).
José Luís CAPOZIO –quien cumplió servicio militar desde marzo de
1976 hasta mayo de 1977, cumpliendo funciones en el Equipo de Combate contra
la Subversión- expuso entre otras cosas que el mencionado Equipo estaba
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Poder Judicial
Judicial de la Nación
integrado –entre otros- por “el subteniente Santamaría” (fs. 18.111 vta, resaltado
propio).
Néstor Hugo ALFIERI –quien cumplió servicio militar desde durante
el año 1976, cumpliendo funciones en el Equipo de Combate contra la Subversión-
sostuvo en relación a la organización del equipo, que: “…el Jefe era el Mayor
IBARRA, luego un suboficial de apellido CÁCERES… Que el mencionado
CÁCERES estaba a cargo del pañol, aunque era una persona con mando…” (el
resaltado es propio, v. copias certificadas a fs. 18.209).
Otras de las declaraciones testimoniales prestadas en fiscalía
correspondientes a personas que cumplieron servicio militar obligatorio entre los
años 1976 y 1977, y que obran en copias certificadas en la presente causa y
efectúan aportes de valor para determinar la posición que ocupaban CÁCERES y
SANTAMARÍA dentro del equipo a cargo de la ejecución de los operativos
antisubversivos, son las que a continuación se detallan:
Héctor Agustín CHRISTIANI expresó: “…En el depósito de ropas al
que le decían “detal” y de armas estaba Cáceres… En la mayoría de los
USO OFICIAL
85
Agrupación, mientras que Carlos Alberto FERREYRA se desempeñó como Jefe
de la Sección de Caballería de la misma, también llamada “Equipo de Combate
contra la Subversión”, a cargo del Mayor IBARRA.
Por ello prima facie –teniendo en cuenta el carácter eminentemente
provisorio de esta etapa del proceso, el estado de la presente investigación y los
elementos de cargo obrantes hasta el momento- cabe atribuirle a Pedro Angel
CACERES, Julio Manuel SANTAMARÍA y Carlos Alberto FERREYRA
responsabilidad penal en calidad de CO-AUTORES MEDIATOS (art. 45
del C.P.) por los hechos que se les imputan como integrantes de la
Arupación Tropas o Equipo de Combate contra la Subversión.
Cabe señalar aquí que respecto de los nombrados CACERES y
SANTAMARÍA y por los hechos que tuvieron por víctimas a Pablo Victorio
BOHOSLAVSKY, Julio Alberto RUIZ y Rubén Alberto RUIZ lo dicho
necesariamente debe complementarse con lo que se expondrá infra.
B- Consejo de Guerra: Antes de proseguir este análisis, aunque
aquí no ha ocurrido, es preciso tener en cuenta que en otras oportunidades las
defensas han intentado oponerse a la incorporación de las copias del Consejo de
Guerra, cuestión ésta resuelta por la negativa, por haber considerado el suscripto,
luego de un atento y prolijo análisis, que corresponde sean tenidas en cuenta
como elemento de cargo. En este sentido se ha pronunciado la Cámara Federal
local al resolver la causa N° 65.218 ( “GARCÍA MORENO, Miguel Angel…”, el
27/02/2009), rechazando las impugnaciones formuladas contra la copia del
expediente 5J7 N°1040/7 en el que se instrumentó el proceso sumario militar
contra Julio A. RUIZ, Rubén A. RUIZ y Pablo V. BOHOSLAVSKY.
Sin perjuicio de ello, cabe señalar que las copias del expediente
del Ejército Argentino Letra 5J7 N° 1040/7 obrantes en Secretaría, se
encuentran debidamente certificadas por quien fuera Secretario de la
Cámara Federal de Apelaciones de esta ciudad, Dr. Angel Argañarás, quien,
por otro lado, ha reconocido expresamente su firma en los siguientes
términos: “Atento lo solicitado, y habiendo procedido a examinar las fotocopias
del expediente adjunto al presente, caratulado “Expediente del Ejército
Argentino letra 5J7 n° 1040/7” ... declaro bajo juramento que (arts. 249 y 250 del
CPPN) que las firmas en tinta negra obrantes en el margen superior del anverso
de las fojas citadas me pertenecen...” (v. fs. 5866).
Revistiendo estos documentos, entonces, el carácter de
instrumentos públicos debe tenerse por cierto lo que de ellos surge. Por ello que,
en base a las reglas de la sana crítica, entiendo que dicha documentación acredita
la existencia del mencionado sumario militar, tanto en sus antecedentes, como en
su contenido y en la integración del Consejo de Guerra.
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Poder Judicial
Judicial de la Nación
dirigido al G-3 del Comando (Cnel. Bayón) dando cuenta de dos operativos
realizados por la ‘Agrupación Tropas’ (f. sub 2), y las actas de allanamiento y
secuestro correspondientes a los domicilios de Julio A. Ruiz (calle cacique
Venancio n° 631; fs. sub 3/5) y Pablo V. Bohoslavsk y (calle Córdoba n° 67; fs. sub
6/. La única detención que consta en las actas es la de Rubén Alberto Ruiz en
circunstancias en que éste se presentó en la casa de Bohoslavsky luego del
operativo. Ambos procedimientos fueron realizados el 19 de octubre de 1976 con
una diferencia de una hora entre uno y otro. En el domicilio de Ruiz, el acta da
cuenta del secuestro de una gran cantidad de armas, elementos explosivos y de
propaganda; en el domicilio de calle Córdoba, según el acta, se secuestró gran
cantidad de material de propaganda, panfletos y elementos para la impresión de
los mismos. Recién el 15/12/1976 se elevaron las actuaciones al Comandante de
la Subzona 51 (f. sub 9). A fs. 10/14 se consignan los antecedentes relativos a la
formación e integración del Consejo de Guerra Especial Estable de la Subzona de
Defensa 51: Tcnel. Páez (Presidente), Cap. Freire, Cap. García Moreno, Cap.
González Chipont, Cap. Fidalgo (Vocales), Cap. Villegas (Fiscal), Cap. Burlando
(Auditor) y Subt. Arroyo (Secretario). El 15 de diciembre el Consejo recibió las
actuaciones, hizo comparecer a los inculpados notificándoles de la imputación que
pesaba sobre ellos e informándoles del derecho de elegir sus defensores de una
lista de oficiales que en ese momento se les exhibió: Bohoslavsky eligió al Tte. 1°
Botta, Julio Ruiz al Tte. Bruno y Rubén Ruiz al Tte. Sommaruga, quienes
aceptaron el cargo ese mismo día (fs. sub 15/1. Al día siguiente se realizó la
audiencia de prueba, agregándose parte de la documentación secuestrada en las
fincas allanadas (fs. sub 20/57), luego se recibió declaración testimonial a quienes
87
habían participado de los procedimientos (My. Ibarra, fs. sub 57/58; Subt. Remi
Sosa, f. sub 59; Subt. Rojas, f. sub 60; Sgto. 1° C áceres, f. sub 61 y Cabo 1° Nilos,
f. sub 62), y declaración indagatoria a los tres inculpados (fs. sub 63/65, R. Ruiz;
fs. sub 66/68, J. Ruiz; y fs. sub 69/72, Bohoslavsky); luego de ello se dictó el
procesamiento con prisión preventiva rigurosa a los tres (fs. sub 73/76). A las
23:55 se reunieron nuevamente en audiencia pública a fin de poner a disposición
de las partes las actuaciones por el plazo (común a todos) de tres horas a partir de
la hora 24; asimismo fijó para las 090 del día 17/12/76 la sesión pública para la
exposición de la acusación y las defensas (fs. sub 77). Al día siguiente el Fiscal
formuló la acusación y solicitó la pena de 8 y 9 años de reclusión para Julio A.
Ruiz y Pablo V. Bohoslavsky –respectivamente–, por considerarlos culpables de
los delitos de “tenencia de armas y explosivos” al primero y de “tenencia de
explosivos” al segundo (arts. 1 y 3 de la ley 21.26 e “incitación a la alteración del
orden público” ambos (art. 1 de la ley 21.264), mientras que a Rubén A. Ruiz lo
acusó de “encubrimiento” (art. 277 del C.P.) y solicitó una pena de 3 años de
prisión (fs. sub 78/82)… el acta de la audiencia obra a fs. sub 91/92, y en ella
consta que se les otorgó la palabra a los acusados. Luego se suspendió la sesión
pública para que el auditor formulara las cuestiones de hecho correspondientes a
cada caso, y las someta a la deliberación del Consejo de Guerra. Concluida la
deliberación, se dictó sentencia y se encontró a los tres imputados culpables de
los cargos; Julio Ruiz y Pablo Bohoslavsky fueron condenados a 1 año y 6 meses
de reclusión, mientras que Rubén Ruiz fue condenado a 7 meses de prisión (fs.
sub 116/11. La sentencia fue apelada por el fiscal, y concedido el recurso, se
elevaron las actuaciones al Consejo Supremo de las FFAA (fs. sub 120/124) que
anuló el fallo y condenó a Julio Ruiz a la pena de 5 años de reclusión e
inhabilitación absoluta perpetua, a Pablo Bohoslavsky a la pena de 4 años y 6
meses de reclusión e inhabilitación absoluta perpetua, y a Rubén Ruiz a la pena
de 2 años y 6 meses de reclusión e inhabilitación absoluta perpetua (fs. sub
129/13. En las fichas penales de los tres condenados confeccionadas por el Cap.
Auditor Burlando en ocasión de elevar el expediente al COSUFA (fs. sub 127/128
vta.), se reconoce como fecha de detención para los tres, el día 19/10/1976.” (v.
Expte. N° 66.025 C.F.A.B.B., caratulado: “SOMMARUGA, Enrique Julio…”;
Expte. N° 66.081 C.F.A.B.B., caratulado: “BRUNO, Rodolfo Tomás…”; y Expte.
N° 66.102 C.F.A.B.B., caratulado: “BOTTA, Alberto Ramón…”, todos resueltos el
11/05/10).
La Alzada ha aclarado además que: “…de dichas actuaciones surge
que la constitución del Consejo de Guerra Especial Estable de la Subzona de
Defensa 51 se hizo respetando la normativa y reglamentación vigente: se
constituyó por orden del Comandante de la Subzona 51 en cumplimiento de lo
ordenado por ley 21.264 (art. 7), y respetando lo establecido para su formación en
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Judicial de la Nación
los arts. 33 y ss. del Código de Justicia Militar (ley 14.029), tal como se puede
apreciar en el Orden del Día del Cdo. V Cpo. Ej. n° 58/76 (del 29/3/1976)… (cf. fs.
sub 10/11, expte. 5J7 n°1040/7). El Consejo de Guer ra que juzgó y condenó a R.
Ruiz, J. Ruiz y P. Bohoslavsky, había sido constituido varios meses antes de que
fueran secuestrados, pues a excepción de algunos cambios en su composición
(dos vocales, el fiscal, el auditor y el secretario; v. expte. 5J7 n°1040/7 fs. sub
12/14: Orden del Día del Cdo. V Cpo. Ej. nro. 232/76 y nro. 240/76 del 1° y 14 de
diciembre de 1976, respectivamente) era el mismo.”
Si bien es cierto que: “Los Consejos de Guerra se utilizaron como
método de “blanqueo” en muy pocas ocasiones: los medios usuales eran la simple
liberación en la vía pública o su ingreso en la cárcel local sin escalas desde el
CCD, a la espera del decreto que pusiera a la víctima a disposición del PEN.
Particularmente en la Subzona 51 se realizaron únicamente dos (aunque sólo en
el que aquí nos ocupa se requirió instrucción penal), porque resultaban útiles
como método de acción psicológica…”; no menos cierto es que: “…el
procedimiento normativo de enjuiciamiento de civiles acusados de acciones
USO OFICIAL
89
mediante el logro de los siguientes objetivos: ”a) Convencer de la importancia que
las operaciones en desarrollo tienen para el mantenimiento del orden y la
seguridad nacional. b) Proyectar hacia el público externo una imagen de las FFAA
cohesionadas que actúan con disciplina, energá y eficiencia, velando por los
intereses de la comunidad a la que pertenecen. c) Crear sensación de éxito en las
operaciones.” [v. Plan del Ejército (Contribuyente al Plan de seguridad Nacional),
Anexo 15 referido a la Acción Psicológica, Fase II (Ejecución)].
Puede afirmarse entonces que el Consejo de Guerra ha sido un
proceso que sólo puede considerarse dirigido a dar un viso de legalidad a
las detenciones ilegales (y torturas) de quienes fueron sujetos pasivos del
mismo, entre otras cosas, porque de las constancias de la causa N° 166
caratulada: “RUIZ, Rubén Alberto s/Recurso de Habeas Corpus solicitado por su
padre José Alberto Ruiz” surge que el Ejército Argentino –ante el requerimiento del
Juez Federal en el hábeas corpus citado- informó el 12/11/1976 que Rubén
Alberto RUIZ: “...no se encuentra detenido a disposición de este Comando de
Cuerpo” (fs. 6), mientras que en el Expte. 5J7 N° 1040/7, la detención del
nombrado es la única que fue documentada de las tres y según el acta respectiva
se llevó a cabo por personal de esa Fuerza el 19/10/1976 (v. fs. sub 2/8, expte.
cit.).
En este punto, otro de los indicios que permite afirmar que dichos
Consejos eran uno de los medios para blanquear la situación de algunos
detenidos ilegales, está dado por el hecho que, de las constancias labradas con
motivo del Consejo de Guerra que nos ocupa, algunas cuestiones de hecho no
fueron tenidas por probadas por algunos de los vocales –Cap. Manuel Emilio
FREIRE, Cap. José Héctor FIDALGO y Cap. Guillermo J. GONZÁLEZ CHIPONT-
y, sin embargo, se las ha tenido por probadas por UNANIMIDAD (v. fs. 112 de
la copia del expediente del Ejército Argentino Letra 5J7 N° 1040/7, reservado en
Secretaría).
Amén lo expuesto, para concluir, basta con remitirse a lo que
expusiera la C.F.A.B.B. el 27/02/09 al resolver la apelación referida a Miguel
Angel GARCIA MORENO (v. expte. N° 65.218 de la C.F.A.B.B., punto VII, d-),
donde expuso que: “…del claro relato dado por Bohoslavsky durante las
audiencias del Juicio por la Verdad, coincidente con el testimonio brindado ante
esta Cámara el 30/01/1987 por Julio Alberto Ruiz (causa n° 86 (13), fs. sub 19/22
vta.), se puede concluir que se trató sólo de una variante más de la última fase en
la secuencia delictiva del modus operandi desplegado por las Fuerzas Armadas y
de Seguridad en la llamada “lucha contra la subversión”, durante el período
investigado (que en síntesis consistía en: 1ro.) detención/secuestro; 2do.)
cautiverio en centros clandestinos de detención; 3ro.) interrogatorio y torturas; y
4to.) destino final; ya sea: a) muerte/desaparición física, o b) liberación a través de
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acompañan las actas de allanamiento y secuestro sobre los mencionados
domicilios, las cuales dan cuenta de la intervención de los ya nombrados
SANTAMARÍA y CÁCERES, y de los imputados ROJAS y CHIESA en el
operativo.
El acta correspondiente al allanamiento del domicilio de Julio RUIZ
(Cacique Venancio 631 de B.Bca.), reza lo siguiente: “Dadas las características
del operativo, y en la presunción de encontrar resistencia armada, recabé como
testigos de este operativo, al Subteniente Don JULIO MANUEL SANTAMARÍA,
perteneciente al Grupo de Artillería Ciento Ochenta y Uno, y al Sargento Primero
PEDRO ÁNGEL CÁCERES (Número de Instituto 150.222), perteneciente al
Hospital de Evacuación Ciento Ochenta y Uno)” (Resaltado propio). Al final, el
documento aparece firmado, de puño y letra, por el Mayor IBARRA, el Subteniente
Julio Manuel SANTAMARÍA y el Sargento 1ro. Pedro Ángel CÁCERES.
Asimismo, en el acta correspondiente a las acciones desplegadas en
el domicilio de Pablo Victorio BOHOSLAVSKY (Córdoba 67 de B.Bca.) consta:
“Dadas las características del operativo, y en la presunción de encontrar
resistencia armada, recabé como testigos de este operativo al Subteniente Don
JORGE HORACIO ROJAS, y al Cabo Primero MIGUEL ÁNGEL NILOS (Número
de Instituto 214.659), pertenecientes ambos al Destacamento de Exploración de
Caballería de Montaña Ciento Ochenta y Uno, en comisión en este Comando de
Cuerpo.” (Resaltado propio).”; y que: “Que dadas las características del material
hallado y su implicancia subversiva, procedí a dejar una custodia a cargo del
Subteniente Don MIGUEL ÁNGEL CHIESA y Cuatro Soldados Conscriptos
pertenecientes a la Agrupación Tropas de este Comando de Cuerpo, hasta tanto
lo dispongan las autoridades que ordenaron el presente operativo…”. El acta lleva
las firmas del Mayor Emilio IBARRA, del Subteniente Jorge Horacio ROJAS y del
Cabo Primero Miguel Ángel NILOS.
En este punto debo decir que comparto totalmente los argumentos
expuestos por el Ministerio Público Fiscal –a fs. sub. 1/22 del incidente N°
05/07/inc.274- al considerar que el operativo fue un acto único aunque con
diversidad de objetivos (dos domicilios distintos), y que en el mismo intervino el
mismo grupo de personas (en lo que aquí importa: SANTAMARÍA, CÁCERES,
ROJAS y CHIESA) perpetrando las diferentes etapas, al margen de aparecer
distribuida la participación de los responsables asignada a uno u otro de los
allanamientos, tal como surge de las actas analizadas.
Por su parte, de la simple comparación de las firmas de las
declaraciones indagatorias correspondientes a Julio Manuel SANTAMARÍA [con
fechas 18/04/11 (v. fs. 23.818/24) y 20/04/11 (v. fs. 23.855/6)] con la signatura
obrante en el acta de fs. sub. 5 del Expediente del Ejército Argentino Letra 5J7 Nº
1040/7 se vislumbra, sin necesidad de una pericia caligráfica, una similitud tal que
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domicilio de ningún ciudadano; 5) que en el punto 6 de fojas 8 de las actuaciones
del Consejo se establece una diferencia entre el personal de guardia de soldados
con el personal que hizo el procedimiento; y 7) que “tengo entendido que se me
atribuyen tres hechos y sin embargo, la incongruencia me pone en el lugar de uno
de los hechos y según el acta yo estuve en uno de ellos”.
Respecto de los planteos sobre la falsedad del Consejo de Guerra y,
en relación al resto de las manifestaciones del imputado CHIESA, cabe estarse a
lo ya dicho en el punto IV- 2), inciso B- de esta resolución, por cuanto allí se tratan
totalmente las cuestiones vinculadas con el descargo efectuado, derivando de ello
la inverosimilitud de lo alegado por el encartado.
Julio Manuel SANTAMARÍA en su indagatoria: 1) manifestó que fue
retirado del Ejército Argentino con la jerarquía de Capitán, retirado en forma
obligatoria, en el año 1991 por un síndrome de estrés postraumático irrecuperable,
con una disminución laboral del 66%, producto de ser veterano de guerra; 2) negó
haber participado, integrado, presenciado, observado o formado parte de un plan
para secuestrar, torturar, asesinar, desaparecer u otros delitos de lesa humanidad
utilizando la estructura del Ejército Argentino o fuera de ella; 3) expuso que: “En
todos los hechos que se me imputan, me encontraba en uso de licencia, franco, o
cumpliendo con los servicios de cuartel que se me encomendaban, ya sea, oficial
de semana, responsable del Casino de Oficiales, cubriendo objetivos (radio, planta
de gas, universidad, juzgados, etc.), o controlando los inventarios de la Unidad.
Dejo expresa constancia que nunca existió una Sección de Artillería. Lo único que
había era un oficial de Artillería que era yo, dado que no había armamento de
Artilleria, ya sea cañones, obuses ni municiones ni la logística pertinente a eso.
Por tal motivo, y por no ser un oficial de las armas de combate, ya por ser artillero,
es que tenía una manifiesta e injusta actitud el Mayor Ibarra hacia conmigo, ya que
yo era el oficial más moderno, mas joven, era del arma de Artillería y me criticaba
por mi origen pobre.”; 4) afirmó no haber participado ni con oficiales, ni con tropa
ni con suboficiales, de ningún operativo ni de ningún operativo de enfrentamiento
armado; agregando: “No recibí ninguna mención, medalla, mérito, ni fui ejemplo
ante subordinados por ninguna gesta heroica.” Finalmente sostuvo que no vio, ni
presenció, ni estuvo, no observó nada, y que: “…los militares siempre nos
manejamos con clasificaciones de seguridad, o sea, nadie tenía que saber nada
que no le competía.”; y 5) argumentó que cuando se presentó ante el Mayor Ibarra
fue asignado para darle protección a objetivos vitales, como radio, antena de
televisión, planta de gas. Cabe señalar que al ser preguntado para que diga dónde
se alojaba mientras estaba en el comando, el imputado contestó: “cuando estaba
de oficial de semana, con la tropa, y si no, en el casino de oficiales. Cuando uno
entra de semana, tiene que cumplir con todas las obligaciones del mantenimiento
de la tropa, el vestir, el racionamiento, controlar la diana, cuando se levanta la
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tropa que haga la cama, se higienice, que haga instrucción...”; al ser preguntado
para que diga si se refería a la Agrupación Tropa, el imputado contestó: “yo fui
asignado al Mayor Ibarra y dentro de esa agrupación estaba enfrente la compañía
Comando y Servicio. Los separaba la plaza de armas. Yo no hacia procedimientos
de ningún tipo. Si yo entraba de guardia, la guardia la componian soldados y
suboficiales de todos lados. Si yo entraba de oficial de semana me daban la
autoridad para controlar la tropa: el orden, la disciplina, la limpieza, todo eso.”;
relatando luego que la Agrupación a cargo de IBARRA hacía controles de ruta,
control de población, patrullaje, “esas cosas que eran operativas de ellos.”, que si
no estaba IBARRA había un oficial jefe responsable (entre los que menciona a
CASELA, ARROYO y ROJAS). Por otro lado, al ser preguntado para que diga si
las actividades operacionales incluían el secuestro de personas y su traslado al
Centro Clandestino de Detención, el imputado contestó: “que yo tenga
conocimiento, no. Y si hubo algún evento, secuestro, seguro que no. Pero si hubo
alguna detención por cualquier cosa, siguieron los canales correspondientes. Si
hubiese habido, o presencié, o ví que hubo un detenido, fue por los canales
USO OFICIAL
normales. O sea: dar aviso a la superioridad que se detuvo a alguien, por tal
cosa.”
Cabe señalar que si bien algunos hechos ocurrieron mientras
SANTAMARÍA se encontraba usufructuando licencias (ver por ejemplo, el caso
de Guillermo Pedro GALLARDO de la ENET N°1, o los c asos de María Elena
ROMERO y Gustavo Marcelo YOTTI), lo cierto es que le cabe responsabilidad
penal por los mismos ya que los hechos sufridos por las víctimas no se
agotaron en la fecha de su secuestro, sino que duraron hasta su desenlace,
tal como se expuso en el punto III- (HECHOS), a lo que se suma el hecho que
el iter criminis investigado, al margen de sus pasos o etapas diferentes, debe
ser analizado y entendido como una unidad o totalidad, y que algunos
testigos [Alicia Mabel PARTNOY (v. Expte. N° 69 –agregado a la c. N° 86(8)–: fs.
185/202: denuncia realizada en abril de 1981 y presentada ante numerosos
organismos nacionales e internacionales; c. N° 95: fs. 106/110, declaración ante el
JFBBca. –hoy J.F. N°1– del 09/8/1984; y testimonio durante el Juicio por la
Verdad, audiencia del 30/11/1999) y Oscar José MEILÁN (causa N° 86(3): fs. 1/6,
declaración ante la CONADEP del 05/01/1984, ratificada ante la CAFBB el
16/01/1987, v. causa N°13, fs. 364/365; y declaraci ón en el “Juicio por la Verdad”,
audiencia del 19/4/2000)], dan cuenta de la presencia en el LRD o CCD “La
Escuelita” de personal que hacía los “operativos” –además de la guardia y
distinto de los interrogadores– (en tal sentido ver C.F.A.B.B. Expte. N° 66.562,
de fecha 28/04/11), lo cual permite hacer la inferencia descripta.
Que para desvirtuar la hipótesis defensiva del imputado
SANTAMARIA basta entonces con remitirse a lo expuesto en el punto IV- 2),
95
incisos A- y B- de esta resolución, pues allí se exponen claramente los
argumentos que permiten sostener en esta instancia procesal la responsabilidad
penal del imputado por los hechos que infra se detallan; siendo oportuno recordar
que en los Informes de Calificación correspondientes a los años 1975/76 y
1976/77 el encartado o fue calificado con un alto promedio por el Mayor D Emilio
J. F. IBARRA como “J Agr Tpa”.
Carlos Alberto FERREYRA, en su descargo expuso: 1) que si bien
vino destinado al Comando de Cuerpo no fue destinado al Equipo de Combate,
agregando que IBARRA se enojó con él porque cuando se presentó se negó a
tomar un vaso de ginebra, y que no lo vio hasta que en mayo (sin recordar la fecha
exacta) lo llamó y le dijo que se volvía a Esquel; 2) aclaró que su arma es
Caballería y que vino a custodiar, inspeccionar y para el mantenimiento de los
materiales y que se entrevistó con el Mayor IBARRA “porque él tenía el material”;
3) afirmó que no tuvo a cargo personas; 4) expuso que en cierta forma estaba
prohibida su entrada a la Agrupación Tropa después que lo echó el Mayor
IBARRA; 5) dijo que no dependía de nadie más que del comandante y que no
tenía un jefe intermedio; 6) también indicó que de las Secciones que conformaban
el Equipo de Combate contra la subversión en el Comando Vto. Cuerpo solamente
conocía al que vino a cargo de la Sección de Caballería que era Pessini Carbó, de
su misma Unidad; y 7) expuso que el 95 % de la imputación que se le leyó, fue
cuando no estaba acá; y que el otro 5 % dependía del Cuerpo, no estaba en el
Equipo de Combate. Además, agregó que de viernes a lunes estaba autorizado a
irse a Buenos Aires a estar con su familia porque estaba recién casado.
Nuevamente, el descargo efectuado resulta improcedente frente a lo
ya expuesto en el punto IV- 2), inciso A- de esta resolución, al cual me remito en
honor a la brevedad; a lo cual se suma el hecho que FERREYRA en el Informe de
Calificación correspondiente a los años 1976/77 fue evaluado –en lo que
corresponde a su desempeño en Bahía Blanca- por el Mayor Emilio Jorge
Fernando IBARRA, como “J Eq Comb c/ Subv” (es decir, Jefe del Equipo de
Combate contra la Subversión). Por su parte, en el expediente del Ejército
Argentino caratulado “Reclamo IFG” del año 1992 (obrante en su Legajo Personal
Original), como ya dije, el propio imputado expresó que: “En el año 1977 fui
enviado en comisión del servicio al Comando de Cuerpo Ejército Vto. (O/D
Nro. 3/77) a órdenes del señor General VILAS integrando un equipo especial
en la guerra contra la subversión” (la negrita es propia), lo cual descarta de
plano sus dichos en la indagatoria.
Pedro Ángel CÁCERES en su descargo: 1) expuso que estuvo en
comisión en el Comando Vto. Cuerpo como encargado del equipo de los soldados,
y que su misión era vestir y desvestir a los soldados, llevando la ropa al lavadero,
al sastre; 2) dijo que no tenía apodo, y que no torturó, ni maltrató a ningún
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soldado, y con los soldados realizaba actividades varias dentro del cuartel, como
ser instrucción, mantenimiento de parques, poda de eucaliptus. 3) Afirmó no haber
participado nunca en un grupo, en un equipo, ni en una sección para realizar
trabajos fuera del cuartel (salvo en un operativo de requisa de armamentos en la
localidad de Tres Arroyos, en el cual no hubo detenidos por ninguna causa); 4)
sostuvo que no colaboró con nadie, no dio ayuda a nadie, no entró a casa alguna
para realizar allanamiento, con el fin de secuestro, detención de personas, ni
trasladó a los mismos desde o hacia lugares de detención de personas, que no
realizó trabajos de Inteligencia, dado que no tiene especialidad ni tampoco realizó
cursos; 5) manifestó desconocer el Consejo de Guerra; y 6) declaró no tener
ningún conocimiento de dónde nacieron criaturas, y cuál era el lugar de las
personas detenidas, como así también que no se encontró adentro de ese lugar
en ningún momento.
Que de acuerdo a lo expuesto en el punto IV- 2), incisos A- y B- de
esta resolución, puede concluirse que Pedro Ángel CÁCERES es responsable de
los hechos que infra se detallan. En efecto, el hecho que el imputado haya sido
USO OFICIAL
calificado por en los años 1975/76, 1976/77 y 1977/78 por el Mayor Emilio J. F.
IBARRA como “J Agrup” (es decir, Jefe de la Agrupación Tropas) y como “J Eq.
Comb. c/Subv.” (Jefe del Equipo de Combate contra la Subversión), junto con las
declaraciones testimoniales ya citadas de Néstor Hugo ETCHEVERRY, Carlos
Alfredo ZOIA, Rubén Oscar CAMAÑO, Néstor Hugo ALFIERI, Héctor Agustín
CHRISTIANI, Néstor Eduardo GALLO, Horacio Raúl CIANCI y Oscar Alberto
PIÑERO, permiten descartar en esta instancia las explicaciones vertidas por el
imputado.
Jorge Horacio ROJAS en su indagatoria: 1) expuso que como era
oficial de Caballería, tenía la aspiración de llegar a ser Maestro de Equitación y lo
enviaron en comisión al Vto. Cuerpo para tratar de lograr dicho objetivo; 2) indicó
que cumplía actividades de instrucción y servicio de reten con soldados de
guarnición o destino; 3) negó haber recibido formación o instrucción en guerra
contrainsurgente o antisuvbersiva, y aclaró que: “la guardia con un fusil porque era
lógico, había ocurrido en el 75 a principio de año el ataque a Azul, a Formosa, a
San Lorenzo, a Monte Chingolo y cada cuartel esperaba un ataque y la guardia se
hacia con un fusil”; 4) negó haber realizado un curso de Inteligencia,y aclaró que:
“yo estaba destinado a la Escuela de Suboficiales y al Comando de Instituto fui a
dar clase de instrucción a los soldados que se incorporaban. Puede ser por
viáticos o por las clases que uno tenía que dar y puede ser que yo haya dado
alguna clase a suboficiales de la división de Inteligencia pero es común, se llama
instrucción de cuadros, pero no fui a dar clases de Inteligencia. Creo que éramos
como 80 oficiales en la Escuela de Suboficiales donde había muchos oficiales
subalternos, entonces para capacitar a los suboficiales y a la tropa, nos hacían
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concurrir al comando de instituto, que no tenía oficiales subalternos”; 5) dijo que
por algunas características de la personalidad de IBARRA “venia orientado para
no estar mucho con el porque era muy reglamentarista, y en horario de actividad si
me decía que tomara una ginebra yo le iba a decir que no y me iba a decir que no
sea maricón e íbamos a tener un problema”, agregando desconocer qué
actividades desarrollaba IBARRA aparte de andar a caballo; 6) explicó que la
actividad desarrollaba por el Equipo de Combate Contra la Subversión del
Comando Vto. Cuerpo de Ejército fue la defensa del cuartel, como consecuencia
de los ataques a los cuarteles en el año 75, negando que ese despliegue
defensivo incluyera operativos de secuestro de personas; 7) sostuvo que no
realizó las actividades del 19/10/1976 que constan en el sumario del Consejo de
Guerra realizado respecto a Julio Ruiz, Pablo Bohoslavsky y Rubén Ruiz, pero
reconoció su firma en el acta de fs. sub. 8 del mismo sumario, aunque
argumentando que lo hizo en el cuartel y como testigo, y porque le tuvieron que
haber dicho “firme acá”; 8) expresó que era reglamentarista, es decir que “…no
era incondicional a nadie, ni en el comando, ni antes.”, y al ser preguntado para
que diga si es conforme al reglamento la explicación que da respecto de firmar un
acta, el imputado contestó: “cuando allanaron mi casa, me imagino que el acta la
firmaron un par de testigos, esto es exactamente lo mismo, es un acta que tiene el
mismo valor que el acta que firmaron en mi casa.”; 9) manifestó no recordar haber
estado en un Consejo de Guerra acá en Bahía Blanca, y dijo no saber nada
respecto del lugar de cautiverio de esas personas secuestradas en esos
operativos del 19/10/76 ni de otras víctimas en Bahía Blanca en el marco de la
“lucha antisubversiva”; 10) Negó conocer la existencia el CCD La Escuelita, hasta
que volvió como Coronel en el 2002 destinado al Vto. Cuerpo; 11) declaró que no
acepta la aplicación de tortura en ningún contexto; que mientras estuvo en el 76
nunca supo que hubo víctimas; y 12) manifestó que no dependía del Mayor
IBARRA, sino del Ayte. General o del Jefe del Cuartel General.
En relación a lo expuesto por el imputado en último término, cabe
señalar en primer lugar que al mismo no se le han imputado todos los hechos que
prima facie se encuentra acreditado que realizó la “Agrupación tropas” a cargo del
Mayor IBARRA, sino sólo su intervención en el operativo realizado por esa
Agrupación que derivó en el secuestro, privación ilegal de la libertad (agravada por
haber sido cometida con amenazas y violencia con una duración mayor a un mes)
e imposición de tormentos del que resultaron víctimas Pablo Victorio
BOHOSLAVSKY, Julio Alberto RUIZ y Rubén Alberto RUIZ (tal la imputación del
Ministerio Público Fiscal).
En lo demás, cabe estarse a lo ya expuesto en el punto IV- 2), inciso
B- de esta resolución, pues allí figuran los argumentos que permiten sostener la
responsabilidad penal de ROJAS en los hechos imputados.
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Por otro lado, cabe señalar aquí que el propio imputado expuso que
estuvo destinado a la Vta. Brigada de Infantería con asiento en Tucumán durante
el Operativo Independencia donde el Comandante era el General Vilas, en la
Fuerza de Tareas “Fronterita”, que allí fue Jefe de una Sección; y en este contexto
conviene recordar que son varias las declaraciones que coincidentemente
señalan que el Gral. VILAS trajo gente –en particular del arma de
inteligencia- de su confianza, que había operado con él en Tucumán, para
llevar adelante la denominada lucha contra la subversión en Bahía Blanca
(declaración indagatoria de Mario Carlos Antonio MENDEZ del 12/09/07 a fs.
3187/3190, declaración indagatoria de Walter Bartolomé TEJADA del 21/11/08 a
fs. 9516/9519; y declaraciones indagatorias de Jorge Horacio GRANADA del
12/08/09 y 09/04/10 obrantes a fs. 13.700/13.705 y fs. sub. 91/6 del incidente N°
05/07/inc.193; conforme lo ya expuesto en la resolución de fecha 09/09/10 obrante
a fs. 21.089/21.189).
En conclusión, los argumentos esgrimidos por los imputados
Julio Manuel SANTAMARÍA, Carlos Alberto FERREYRA, Pedro Ángel
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remisión a lo expuesto en el punto IV- 2) de esta resolución, configurándose así un
refuerzo de aquellos indicios, dando lugar a la edificación de una plataforma de
cargos desfavorable a su situación procesal (conf. JAUCHEN, Eduardo M.;
Tratado de la Prueba en Materia Penal. Buenos Aires: Rubinzal – Culzoni, 2002, p.
605; y ROSAS YATACO, Jorge; “Prueba Indiciaria: Doctrina y Jurisprudencia
Nacional”. Anuario de Derecho Penal 2004. La Reforma del Proceso Penal
Peruano, p. 300; citados por ROSAS CASTAÑEDA Juan Antonio en: “Algunas
consideraciones sobre la teoría de la prueba indiciaria en el proceso penal y
los derechos fundamentales del imputado”, disponible en:
http://www.porticolegal.com/pa_articulo.php?ref=285#_ftn41).
Que, como es sabido, el procesamiento es una resolución de
carácter provisorio, que tiene alcance sobre la calificación de los hechos y el
encuadramiento jurídico de los mismos determinando los límites de la imputación,
para lo cual deben observarse los principios de legalidad y congruencia
excluyéndose un juicio de certeza atento la naturaleza del mismo.
En efecto, la jurisprudencia ha dicho que: “…Para el dictado del
auto de procesamiento no se requiere certidumbre apodíctica acerca de la
comisión de un hecho ilícito ni de la participación de los procesados en su
producción, pues basta con un juicio de probabilidad sobre la existencia del
hecho delictuoso y de la responsabilidad que, como partícipe, le
corresponde al imputado. La declaración del imputado puede ser valorada como
elemento cargoso si fue prestada libre y expresamente, ante un órgano judicial,
con las formalidades y garantías que la ley exige…" (CNFed. Crim. y Correc., sala
I, 28/12/99 - Garbellano, Luciano); que "…Para el dictado de un auto de
procesamiento no se requiere certeza apodíctica acerca de la comisión de un he-
cho ilícito, ni de la participación del procesado, sino que resulta suficiente la sola
probabilidad…" (Cám. Crim. y Corr. Fed., Sala I, 29/8/96 - Brea, R.); y que "…La
aplicación del art. 306 del cod. procesal penal (ley 23.984) no exige un juicio de
certeza sino de mera probabilidad, pero esta probabilidad debe apoyarse
necesariamente no sólo en la materialidad de la acción endilgada sino también en
la presencia del elemento subjetivo propio del delito endilgado…" (CN. Crim y
Corr., sala IV, marzo 29/95 - causa 2647), fallos citados en mi obra “La
Instrucción Procesal Penal en la Jurisprudencia Federal y Nacional”, cap. IV,
Ed. La Rocca, 2002.
Que esta resolución debe ser motivada y fundada en los términos del
art. 123 del C.P.P.N., por lo cual, analizadas las causas anexas, las declaraciones
testimoniales mencionadas, la documentación citada, y las demás probanzas de
autos, considero que existen elementos suficientes para ordenar el procesamiento
de Pedro Ángel CÁCERES, Julio Manuel SANTAMARÍA, Carlos Alberto
100
Poder Judicial
Judicial de la Nación
FERREYRA, Jorge Horacio ROJAS y Miguel Ángel CHIESA por los hechos que
infra se detallan.
Por todo ello, corresponde dictar el PROCESAMIENTO (art. 306
C.P.P.N.) de Pedro Angel CACERES como: 1) CO-AUTOR MEDIATO (art. 45
del Código Penal) de los delitos de: a) privación ilegal de la libertad agravada
por amenazas y violencia (art. 144 bis inc.1° y último párrafo en función del art.
142 inc. 1° del Código Penal conforme leyes 14.616, 20.642 y 21.338), en
concurso real (art. 55 C.P.) con imposición de tormentos (art. 144 ter, 1er. párr.
del Código Penal conforme ley 14.616) en perjuicio de Mirna Edith ABERASTURI;
b) privación ilegal de la libertad agravada por amenazas y violencia (art. 144
bis inc.1° y último párrafo en función del art. 142 in c. 1° del Código Penal conforme
leyes 14.616, 20.642 y 21.338) en perjuicio de Alberto Adrián LEBED; c) privación
ilegal de la libertad agravada por amenazas y violencia (art. 144 bis inc.1° y
último párrafo en función del art. 142 inc. 1° del Código Penal conforme leyes
14.616 y 20.642), en concurso real (art. 55 C.P.) con imposición de tormentos
(art. 144 ter, 1er. párr. del Código Penal conforme ley 14.616) de los que
USO OFICIAL
101
dos hechos de los que resultaron víctimas: Patricia ACEVEDO, Daniel Guillermo
HIDALGO y Olga Silvia SOUTO CASTILLO; y como 2) PARTÍCIPE NECESARIO
(art. 45 del Código Penal) de los delitos de privación ilegal de la libertad
agravada por haber sido cometida con amenazas y violencia con una
duración mayor a un mes (art. 144 bis inc.1° y último párrafo en función del art.
142 inc. 1° y 5° del Código Penal conforme leyes 14 .616, 20.642 y 21.338), en
concurso real (art. 55 C.P.) con imposición de tormentos (art. 144 ter, 1er. párr.
del Código Penal conforme ley 14.616) de los que resultaran víctimas: Pablo
Victorio BOHOSLAVSKY, Julio Alberto RUIZ y Rubén Alberto RUIZ.
Por los mismo argumentos, corresponde también dictar el
PROCESAMIENTO (art. 306 C.P.P.N.) de Julio Manuel SANTAMARÍA como: 1)
CO-AUTOR MEDIATO (art. 45 del Código Penal) de los delitos de: a)
privación ilegal de la libertad agravada por amenazas y violencia (art. 144 bis
inc.1° y último párrafo en función del art. 142 inc . 1° del Código Penal conforme
leyes 14.616, 20.642 y 21.338), en concurso real (art. 55 C.P.) con imposición de
tormentos (art. 144 ter, 1er. párr. del Código Penal conforme ley 14.616) en
perjuicio de Mirna Edith ABERASTURI; b) privación ilegal de la libertad
agravada por amenazas y violencia (art. 144 bis inc.1° y último párrafo en
función del art. 142 inc. 1° del Código Penal confo rme leyes 14.616, 20.642 y
21.338) en perjuicio de Alberto Adrián LEBED; c) privación ilegal de la libertad
agravada por amenazas y violencia (art. 144 bis inc.1° y último párrafo en
función del art. 142 inc. 1° del Código Penal confo rme leyes 14.616 y 20.642), en
concurso real (art. 55 C.P.) con imposición de tormentos (art. 144 ter, 1er. párr.
del Código Penal conforme ley 14.616) de los que resultaron víctimas: Gustavo
Darío LÓPEZ, Gustavo Fabián ARAGÓN, Néstor Daniel BAMBOZZI, Carlos
CARRIZO, Guillermo Pedro GALLARDO, Guillermo Oscar IGLESIAS, Sergio
Ricardo MENGATTO, José María PETERSEN, Eduardo Gustavo ROTH, Emilio
Rubén VILLALBA, Sergio Andrés VOITZUK y Renato Salvador ZOCCALI; d)
privación ilegal de la libertad agravada por haber sido cometida con
amenazas y violencia con una duración mayor a un mes (art. 144 bis inc.1° y
último párrafo en función del art. 142 inc. 1° y 5° del Código Penal conforme leyes
14.616, 20.642 y 21.338), en concurso real (art. 55 C.P.) con imposición de
tormentos (art. 144 ter, 1er. párr. del Código Penal conforme ley 14.616) de los
que resultaran víctimas: Alicia Mabel PARTNOY y Carlos Samuel SANABRIA; e)
privación ilegal de la libertad agravada por amenazas y violencia (art. 144 bis
inc.1° y último párrafo en función del art. 142 inc . 1° del Código Penal conforme
leyes 14.616, 20.642 y 21.338), en concurso real (art. 55 C.P.) con imposición de
tormentos (art. 144 ter párr. 1 del Código Penal conforme ley 14.616) en concurso
real (art. 55 C.P.) con homicidio agravado por alevosía y por el concurso de
tres personas por lo menos (art. 80 incs. 2° y 6° del Código Penal conforme l ey
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conforme leyes 14.616, 20.642 y 21.338), en concurso real (art. 55 C.P.) con
imposición de tormentos (art. 144 ter, 1er. párr. del Código Penal conforme ley
14.616) de los que resultaran víctimas: Alicia Mabel PARTNOY y Carlos Samuel
SANABRIA; e) privación ilegal de la libertad agravada por amenazas y
violencia (art. 144 bis inc.1° y último párrafo en función del art. 142 in c. 1° del
Código Penal conforme leyes 14.616, 20.642 y 21.338), en concurso real (art. 55
C.P.) con imposición de tormentos (art. 144 ter párr. 1 del Código Penal
conforme ley 14.616) en concurso real (art. 55 C.P.) con homicidio agravado por
alevosía y por el concurso de tres personas por lo menos (art. 80 incs. 2° y 6°
del Código Penal conforme ley 21.338) de los que resultaron víctimas: César
Antonio GIORDANO, Zulma Araceli IZURIETA; María Elena ROMERO y Gustavo
Marcelo YOTTI; y f) homicidio agravado por alevosía y por el concurso de tres
personas por lo menos (art. 80 incs. 2° y 6° del Código Penal conforme l ey
21.338) reiterado en dos hechos de los que resultaron víctimas: Patricia
ACEVEDO.
Que, por lo arriba expuesto cabe concluir que existen elementos
suficientes para dictar el PROCESAMIENTO (art. 306 C.P.P.N.) de Jorge
Horacio ROJAS y de Miguel Ángel CHIESA, como PARTÍCIPES NECESARIOS
(art. 45 del Código Penal) de los delitos de: privación ilegítima de la libertad
en su carácter de funcionario público (art. 144 bis inc. 1° del C.P.), con la
circunstancia agravante del último párrafo en función del art. 142 incs. 1° (hechos
cometidos con violencias o amenazas) y 5° (durante más de un mes) en concurso
real (art. 55 C.P.) con imposición de torturas (art. 144 ter 1º C.P.) –Código Penal
según leyes 14.616 y 20.642- de: BOHOSLAVSKY, Pablo Victorio; RUIZ, Julio
Alberto; y RUIZ, Rubén Alberto.
En conclusión, considero que en relación a los imputados se
advierten los elementos cargosos suficientes que la ley procesal requiere
para el dictado del auto de procesamiento; esto es, que “…hubiere
elementos de convicción suficientes para estimar que existe un hecho ilícito
y que aquél (el imputado) es culpable como partícipe de éste….” (art.306
CPPN), respecto de los hechos y por los motivos descriptos supra.
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Judicial de la Nación
organizado, debe, por lo tanto, expresar una nueva manifestación del dominio de
los hechos justamente por parte de aquella organización.”
De ahí que el aporte de los imputados, en algunos casos (v. supra),
adquiere los caracteres de la CO-AUTORÍA MEDIATA por los motivos que a
continuación se expondrán:
CO-AUTORÍA en función de que los imputados CACERES,
SANTAMARÍA y FERREYRA –junto con los demás intervinientes (IBARRA,
GONZÁLEZ CHIPONT, etc.)- generaron con su conducta una razón para que se
les impute la ejecución como suya. En efecto, “…cuando en un hecho toman parte
varios, coordinando mutuamente sus ámbitos de organización, habrá que atender
a la importancia de la contribución. Si la importancia (cuantificación) es de igual
grado resultarán coautores, mientras que los que contribuyen en menor
importancia serán partícipes.” (Superior Tribunal de Justicia de Santiago del
Estero, en causa “PERALTA, Víctor Hugo… s/ Casación Criminal”, 25/02/09).
La co-autoría, para el caso de los nombrados, se considera
MEDIATA por cuanto en los hechos, para llevar a cabo el plan criminal
implementado Julio Manuel SANTAMARÍA, Carlos Alberto FERREYRA y Pedro
Ángel CÁCERES –como personal destacado de la Compañía Operacional,
Agrupación Tropas, Equipo de combate o Equipo de Lucha contra la subversión-
impartieron las órdenes correspondientes que fueron ejecutadas por mano propia
de sus subordinados (a excepción, claro está, de aquellos hechos cometidos por
esa unidad y en los que hay elementos que acreditan que los nombrados
intervinieron en forma directa, tal como se verá infra).
105
En relación a éste tema, la Cámara Federal de Apelaciones local ha
expuesto que en los delitos de macrocriminalidad, corresponde seguir la doctrina
del “dominio de voluntad en virtud de aparatos organizados de poder”, presentada
por Klaus Roxin en el año 1963, y que entiende que “…el hombre de atrás –a
pesar de ser el instrumento un sujeto responsable– tiene el dominio del hecho
cuando “aprovecha determinadas condiciones marco preconfiguradas por una
estructura de organización, de modo que dentro de esas condiciones su
contribución al hecho desencadena procesos reglados, provocando la conducta de
otros.” (v. Expte. N°. 65.213 C.F.A.B.B., caratulado: “MANSUETO SWENDSEN,
Jorge Enrique…”, 17/02/09).
Esta concepción se ajusta plenamente con la imputación realizada a
los encausados procesados en calidad de co-autores mediatos, pues al momento
de sus indagatorias se les hizo saber que la imputación en su contra incluía la de
haber formado parte de un plan criminal clandestino e ilegal que utilizó la
estructura orgánica de las fuerzas armadas y las de seguridad a ellas
subordinadas, federales y provinciales.
En tal sentido la Alzada local expuso que en la doctrina del “dominio
de voluntad en virtud de aparatos organizados de poder” –con cita de C. Roxin en
Doctrina Penal nro. 31, V. Problemas Especiales, pág. 406; y de Kai Ambos,
Dominio del hecho por dominio de voluntad en virtud de aparatos organizados de
poder, Universidad Externado de Colombia, 1998, pág. 15-, sólo es decisiva la
circunstancia de que el sujeto pueda conducir la parte de la organización
que le está subordinada, en el sentido de que puede entrar en consideración
como autor mediato cualquiera que esté incardinado en un aparato de
organización de tal modo, que pueda dar órdenes a personas subordinadas
a él y haga uso de esa facultad para la realización de acciones punibles.
También ha dicho la Cámara Federal en la causa N° 6 5.663 de su
registro (caratulada: “FANTONI, Hugo Carlos…”, 13/10/09) que: “para el estudio
de los elementos estructurales comunes de los aparatos de poder, puede acudirse
a un análisis teórico-sociológico o bien al análisis de las sentencias penales en
este ámbito; y que puestos bajo examen los fallos de la Cámara capitalina en la ya
citada causa n°13/84 y de la Corte Suprema de Justi cia de la Nación por los que
se condenó a los comandantes de las juntas que gobernaron de facto nuestro país
durante el período 1976-1983, se llega a la conclusión de que ambos tribunales
valoraron la conducta de los acusados como autoría mediata –en los fundamentos
expresados por los doctores Fayt (Consid. 21 y 22), Petracchi y Bacqué (Consid.
14 y 15) en sus respectivos votos, se aceptó en forma expresa esta forma de
autoría mediata (Fallos 309/2:1689)–, más allá de que los condenaron por
participación necesaria y con arreglo –además– a que no corresponde aplicar las
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Judicial de la Nación
o por encargo de las altas esferas, pues lo relevante es que pueda dirigir la parte
de la organización a él sometida sin tener que confiar a otros la realización de la
acción. Lo segundo, pues quien ejecuta la orden resulta ser sólo una ruedecilla
intercambiable en el engranaje del aparato de poder, cuyo dominio tiene el
“hombre de atrás”, a quien no le interesa el “como” o “quien” de la ejecución de la
orden, puesto que el “sí” ya lo tiene asegurado por la automaticidad del aparato
del que tiene dominio. En cuanto a lo último, siendo el presupuesto de la
punibilidad como autor mediato de quien detenta el poder, que el Estado actúe de
modo criminal, la conducta incriminada no puede estar cubierta por el “derecho
positivo”, y si lo estuviera o si una norma la autorizara, ésta sería nula.
Que en este contexto, es preciso recordar que la Cámara Nacional
de Casación Penal ya se ha expedido respecto de este tema, diciendo que: “…no
constituye crítica suficiente a la teoría –de autoría mediata- aplicada en el fallo, la
afirmación de que se funda en "criterios de responsabilidad objetiva ajenos a
nuestro ordenamiento penal". (Sala I, causa: “ETCHECOLATZ, Miguel Osvaldo
Roberto s/ recursos de casación e inconstitucionalidad”, 18/05/07).
Respecto de los hechos por los que los imputados son procesados en
calidad de PARTICIPES NECESARIOS (v. supra) ello es así porque entiendo que
sus intervenciones en los hechos fueron de tal entidad que sin ellas no hubiera
podido cometerse el hecho en la forma en que se lo ejecutó. “Existe complicidad
necesaria, entonces, cada vez que la hipotética supresión de esa colaboración
se traduzca en una variación en la ejecución del hecho (no en la inexistencia
del hecho mismo)” (la negrita es propia. Breglia Arias - Gauna. “Código Penal y
107
leyes complementarias. Comentado, anotado y concordado” Ed. Astrea, 4ta.
edición, Bs. As., 2001, Tomo 1, pág. 422).
De ahí que “El criterio para determinar la participación necesaria es
considerar la eficiencia del aporte, de suerte tal que omitiéndosela en el caso
concreto y con arreglo a sus características, el autor hubiera tenido que valerse
del auxilio o cooperación de otras personas, o hubiera necesitado esperar otra
oportunidad u otras circunstancias en pos de consumar el hecho tal como se
realizó.” (CAMARA NACIONAL DE CASACION PENAL, en causa “Santander,
Carlos Alberto s/ recurso de casación.”, SENTENCIA del 19 de Marzo de 2003, v.
también Cám. Apelac. en lo Criminal y Correccional de Santiago del estero, Causa
“Bravo...”, SENTENCIA del 31 de Enero de 2005).
108
Poder Judicial
Judicial de la Nación
109
PANNENBECKER, consejero jefe de Frick) alegaron a favor de sus respectivos
defendidos el cuestionamiento de que en el juicio se violaba el principio de nullum
crimen sine lege y del nulla paena sine lege, aduciendo que gran parte de las
disposiciones que la acusación esgrimía y reprochaba a sus pupilos no podían ser
consideradas como normas operativas de carácter penal siendo una prueba de
ello que no se había previsto para aquéllas sanción alguna.
Que, dicho esto, tal como ha expuesto la Cámara Federal de
Apelaciones de esta ciudad, entiendo que: “…Frente a una sucesión de leyes
penales en el tiempo, pueden presentarse distintos supuestos: en el caso, el
establecimiento de consecuencias más graves para una conducta ya incriminada
(novatio legis in pejus). La controversia entre ambas normas debe ser dirimida a la
luz del art. 2°, primer párrafo del Código Penal, d isposición que importa reconocer
‘…no solamente la retroactividad de la nueva ley más benigna, sino también la
ultraactividad de la ley anterior, quedando el principio general de la irretroactividad
de la ley penal, contenido en el art. 18 de la C.N., interpretado en el sentido de que
él se refiere solamente a la inaplicabilidad de una ley más gravosa, posterior a la
comisión del hecho” (S. Soler, Derecho Penal Argentino, t.1, ed. TEA, Bs. As.
1978, pág. 188). Habrá de estarse entonces para la calificación provisional de
los hechos atribuidos… al Código Penal vigente al tiempo de su comisión
(conforme leyes 14.616, 20.642 y 21.338, en cada caso y según corresponda).
Ello sin olvidar el carácter de delitos de lesa humanidad que tienen las
conductas investigadas y teniendo en cuenta, además, la pluralidad de
conductas que se le atribuyen al imputado, que lesionan distintos bienes jurídicos
y no se superponen entre sí, por lo que esos delitos concurren en forma real (art.
55 del C.P.).” (el resaltado es propio, v. resolución de fecha 27/02/09 en el Expte.
N° 65.218 de la C.F.A.B.B. caratulado “GARCIA MORENO, Miguel Angel…”).
Que, analizados ahora en particular los delitos imputados, es
necesario señalar que ellos resultan escindibles y concursan entre sí en forma real
en los términos del art. 55 del C.P.
Que, el art. 144 bis del C.P., referido a la PRIVACIÓN ILEGAL DE
LA LIBERTAD, dispone: “Será reprimido con prisión o reclusión de uno a cinco
años e inhabilitación... 1º) El funcionario público que, con abuso de sus funciones
o sin las formalidades prescriptas por la ley, privase a alguno de su libertad
personal...”. Como puede verse, el bien jurídico tutelado por la norma prevista es
la libertad individual. Ésta se encuentra protegida en nuestra Constitución nacional
y por ello resulta ser uno de los derechos esenciales de las personas.
Que el rasgo esencial de este tipo penal, es que su autor o partícipe
sea un funcionario público. El Código Penal en su artículo 77 (significación de
conceptos empleados en el código) establece que: “Por los términos ‘funcionario
público’ y ‘empleado público’, usados en este Código, se designa a todo el que
110
Poder Judicial
Judicial de la Nación
haberse consumado las detenciones ilegales no tornó lícita –en ningún caso- la
conducta, pues ello fue sólo un instrumento que pretendió convalidar una ilegítima
situación.
Zanjada esta cuestión interpretativa, la otra figura penal que aparece
es la agravante del último párrafo de dicho artículo, que establece una pena de
reclusión o prisión de dos a seis años si concurrieren –con la privación ilegítima de
la libertad- algunas de las circunstancias enumeradas en sus incisos, entre ellos
los inc.1°: Si el hecho se cometiere con violencias o amenzas, y 5°: Si la privación
durare más de un mes.
La otra figura penal –siempre en relación a la privación ilegítima de la
libertad- resulta ser la del artículo 144 ter. que se refiere a la TORTURA. Este tipo
penal también impone la condición de “funcionario público”, pero en el primer
párrafo “in fine” del inciso 1º) estipula: “Es indiferente que la víctima se encuentre
jurídicamente a cargo del funcionario, bastando que éste tenga sobre aquélla
poder de hecho...”. El mencionado inc. 1, prevé una pena de reclusión o prisión de
ocho a veinticinco años e inhabilitación, para quien impone “cualquier clase de
tortura” a personas legítima o ilegítimamente privadas de su libertad.
Que referente al delito de “tormentos” se ha dicho: “Para la ley
vigente es indiferente la legitimidad o ilegitimidad de la privación de libertad, e
incluye, como sus posibles sujetos activos del delito, a los particulares. Basta con
que el torturador tenga poder de hecho sobre la víctima, aunque sea momentáneo
o accidental. Por último, la ley aclara el concepto de ‘tortura’, declarando que es
comprensivo no solo de los tormentos físicos, cuando revisten cierta gravedad (p.
ej., simulacro de fusilamiento, encierro de un claustrofóbico en un ataúd, etc.)”
111
(BREGLIA ARIAS, GAUNA, Código Penal Comentado Anotado y Concordado, Ed.
Astrea, Bs. As. 2001, pág. 1053).
Por otro lado cabe señalar que todas las víctimas que fueron
trasladadas al centro clandestino de detención conocido como “La Escuelita” de
Bahía Blanca han señalado que durante el tiempo en que estuvieron detenidos allí
permanecieron con los ojos vendados, que en las camas que ocupaban estaban
atados, algunos señalaron haber estado sujetos de pies y de manos, faltos de
elementos de higiene, de comida y de condiciones básicas y dignas de
subsistencia, lo que implica que estuvieron durante su ilegal privación de la
libertad sometidas a condiciones infrahumanas de vida.
Este sometimiento implica de por sí la comisión de la imposición de
tormentos que prevé nuestro ordenamiento penal, a lo que debe ser adicionado
que durante las sesiones de interrogatorios a las que fueron sometidas las
víctimas allí alojadas, les fueron dados fuertes golpes, les pasaron corriente
eléctrica por distintas partes de sus cuerpos –método éste conocido como “picana
eléctrica”-, fueron asfixiados quitándoles la posibilidad de respirar al introducirles
su cabeza en recipientes con agua –“submarino”-, los intimidaron al simular
fusilamientos, etc.
La imposición de tan aberrantes conductas estaban dirigidas a lograr
el sometimiento de las víctimas, tenían el fin de quebrantar su resistencia moral,
ideológica y psicológica y obtener de ellos los datos que pudieran poseer sobre
distintos tópicos, personas, lugares, actividades, etc., tal como se ha explicado
supra. (técnica de los hechos físicos y los medios ocultos).
Que, como parte final de este análisis me referiré al delito de
HOMICIDIO, que en todos los casos, es el que indica el art. 80 incs. 2) y 6) del
C.P.
Efectivamente, en algunos casos las personas que resultaron
víctimas de este delito, habían sido vistas poco antes de su muerte en el
CCD “La Escuelita”, sometidos a torturas y luego “trasladados” por sus captores,
apareciendo –algunos- muertos en supuestos “enfrentamientos” armados (sin
constancias fehacientes de que hubieran sido liberados antes de su fallecimiento)
y otros, directamente, desapareciendo.
La muerte o desaparición de estas víctimas se produjo
aprovechando la indefensión en que se encontraban –teniendo en cuenta la
forma en que fueron encontrados los cuerpos que aparecieron, la previa privación
de la libertad que sufrieron o las mismas circunstancias de la muerte- por lo cual
corresponde la agravante de “alevosía” del art. 80 inc. 2) del C.P.
Que es evidente, que para trasladar a tales personas y preparar su
lugar de muerte, e incluso proceder a arbitrar medios que permitan deshacerse de
112
Poder Judicial
Judicial de la Nación
los cuerpos, fue necesario el concurso de dos o más personas (inc. 6 del art. 80
del C.P.).
Por lo expuesto, la DESAPARICIÓN FORZADA se entiende
subsumida en el tipo penal de homicidio agravado por alevosía y el
concurso de dos o más personas.
En este sentido es necesario recordar que la Cámara Nac. de
Apelac. en lo Criminal y Correccional Federal de Capital Federal, en causa
“Astiz, Alfredo s/ nulidad”, con fecha 04/05/00, ha resuelto que: “La desaparición
forzada de personas constituye un delito de lesa humanidad y, como tal,
imprescriptible. El artículo 18 de la Constitución Nacional, en cuanto
establece el principio nullum crimen, nulla poena sine lege prevalece en el
derecho interno, pero resulta inaplicable a los delitos contra la humanidad,
de naturaleza imprescriptible, en función de la excepción que establece el
Derecho de Gentes, receptado por el artículo 118 de la Ley Fundamental y
reconocido por la Corte Suprema de Justicia de la Nación ("Priebke, Erich s/
solicitud de extradición", 02/11/1995).” (Sumario confeccionado por el SAIJ, v.
USO OFICIAL
113
Apelac. EN LO CRIMINAL Y CORRECCIONAL FEDERAL, Capital Federal, en
causa “VERGEZ, Hector P. s/ procesamiento", sentencia del 15 de Junio de
2007).
La Cámara Federal de Apelaciones de esta ciudad se ha expedido
en el marco de esta causa, en idéntico sentido al ya señalado, al poner de
manifiesto que: “...el juez penal puede llegar a una conclusión de certeza respecto
de la muerte de un desaparecido con independencia de la regulación de la prueba
de la muerte en el Código Civil (sana crítica) y que la situación de
desaparecidos es inequívoca en un gran número de casos, concluyendo que
la hipótesis de supervivencia son algo extrañas a la realidad (Sancinetti y
Ferrante, obra citada, págs. 140/141), todo con arreglo a la estrategia para este
tipo de casos analizada en la causa nro. 13/84 (CNACCFCF) a saber: selección
del blanco – detención y registro – CCD – amplia tortura y aniquilación Sancinetti y
Ferrante, obra citada, págs. 202/203).” (conf. Expte. N° 65.132 C.F.A.B.B.,
caratulado “MASSON, Jorge Aníbal...”, 14/08/08).
Para la adecuada comprensión de este auto, resulta indispensable
tener presente las siguientes consideraciones (conf. CELS, “El secuestro como
método de detención de personas”, “Muertos por la represión”, y “Los niños
desaparecidos”, ya citados), que se suman a lo dicho en los párrafos que
anteceden y a lo explicado antes respecto del modus operandi implementado por
las Fuerzas Armadas y de Seguridad durante la última dictadura militar que asoló
nuestro país:
• Los episodios analizados no constituyen hechos aislados o meros
excesos. Nos encontramos, por el contrario, frente a violaciones sistemáticas
de los derechos humanos fundamentales –la vida, la integridad física y
psíquica, la dignidad, la libertad, el debido proceso, la identidad y unidad familiar,
la seguridad, el respeto a las convicciones religiosas, filosóficas y políticas, el
trabajo, los bienes-, ejecutadas por agentes del Estado, con autorización o bajo
órdenes expresas de sus superiores.
• La acción represiva se encuadra en un plan aprobado por las más
altas autoridades militares, con anterioridad a la apropiación del poder político,
decisión ésta, que forma parte del proyecto en su conjunto.
• La principal característica del sistema adoptado, que lo distingue de
otros afines en América Latina, lo constituye la clandestinidad casi absoluta de
los procedimientos. Por ello, la detención de las personas, seguida de su
desaparición, y la negativa a reconocer la responsabilidad de los organismos
intervinientes, practicado en millares de casos a lo largo de un dilatado período, es
el instrumento clave del método concebido y utilizado por el Gobierno de las
Fuerzas Armadas para actuar sobre sospechosos y disidentes activos. Se trata de
la práctica en gran escala del terrorismo de Estado que incluye, entre otros
114
Poder Judicial
Judicial de la Nación
aquellos que aún sin tenerla les resultaban “sospechosos”, basándose para
ello en las actividades de inteligencia a las que le acordaban un lugar especial y
preponderante.
En este sentido, tal como afirmaron los jueces Rozansky,
Insaurralde y Lorenzo del Tribunal Federal N° 1 de La Plata (el 17/11/06 en la
causa seguida contra Miguel Etchecolatz) cabe señalar que no existe
“...impedimento para categorizar los hechos sucedidos en nuestro país
como genocidio, ‘más allá de la calificación legal que en [la] causa se haya
dado a esos hechos a los efectos de imponer la condena y la pena’.” (confr.
CELS, “Derechos Humanos en la Argentina - Informe 2007”, Siglo veintiuno
editores Argentina S.A., Buenos Aires, 2007, pág. 47).
En el mismo orden de ideas, los cuatro Convenios de Ginebra del
12 de agosto de 1949, firmados (el primero) para Aliviar la Suerte que Corren los
Heridos y los Enfermos de las Fuerzas Armadas en campaña; (el segundo) para
Aliviar la Suerte que Corren los Heridos, los Enfermos y los Náufragos de las
Fuerzas Armadas en el Mar; y relativos al trato debido a los prisioneros de guerra
(el tercero), y a la protección debida a las personas civiles en tiempo de guerra (el
cuarto); fueron todos aprobados en nuestro país el 18/09/1956 por medio del
“decreto ley” N° 14.442/56 , ratificado por Ley N° 14.467 (sancionada el 5 de
septiembre de 1958, promulgada el 23 septiembre de 1958, B.O. 29/IX/58).
Que a la época en que ocurrieron los hechos que se investigan en
estas causas, las convenciones mencionadas tenían jerarquía de “LEY
SUPREMA de la NACIÓN” por así disponerlo el art. 31 de la Constitución
Nacional, o sea que tenía plena vigencia en la República Argentina con
115
supremacía absoluta sobre el resto de las leyes nacionales y provinciales, o los
decretos y reglamentos de cualquier tipo sean del ámbito civil o militar.
Que, como ya dije, la “Convención para la Prevención y la Sanción
del Delito de Genocidio” en su artículo II define el concepto de GENOCIDIO: “En
la presente Convención, se entiende por genocidio cualquiera de los actos
mencionados a continuación, perpetrados con la intención de destruir, total o
parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso, como tal: a) Matanza
de miembros del grupo; b) Lesión grave a la integridad física o mental de los
miembros del grupo; c) Sometimiento intencional del grupo a condiciones de
existencia que hayan de acarrear su destrucción física, total o parcial; d) Medidas
destinadas a impedir los nacimientos en el seno del grupo; e) Traslado por fuerza
de niños del grupo a otro grupo.”
Kai Ambos nos explica que: “Si bien el juez instructor Baltasar
Garzón admite que los grupos políticos no están comprendidos
expresamente en el tipo, no acepta que la ‘destrucción de grupos por
motivos políticos’ quede al margen del mismo. Más bien, se da el tipo de
genocidio cuando ‘esas motivaciones políticas se concretan en un grupo
nacional, étnico-racial o religioso’. La Audiencia Nacional incluso va más
allá, puesto que no considera el silencio sobre el grupo político como una
‘exclusión indefectible’ y parte de una concepción social-colectiva del tipo,
en base a la cual también deben considerarse incluidos en el ámbito de
protección del precepto (otros) grupos nacionales. Esta amplia
interpretación del tipo concuerda en sus resultados con una nueva
interpretación iusinternacionalista defendida por VAN SCHAACK, según la
cual la prohibición de genocidio tiene carácter de ius cogens y, como tal,
alcanza… también a grupos políticos.” (el resaltado es propio, v. aut. cit., “El
caso Pinochet y el Derecho aplicable”, Revista Penal N° 4, Doctrina, Publicación
semestral de La Ley S.A. en colaboración con las Universidades de Huelva,
Salamanca, Castilla-La Mancha y Pablo de Olavide, Sevilla).
En este sentido cabe señalar que la Corte sostuvo que: “…los
delitos como el genocidio, la tortura, la desaparición forzada de personas, el
homicidio y cualquier otro tipo de actos dirigidos a perseguir y exterminar
opositores políticos entre los que debemos contar el formar parte de un
grupo destinado a llevar adelante esta persecución, pueden ser
considerados crímenes contra la humanidad, porque atentan contra el derecho
de gentes tal como lo prescribe el art. 118 de la Constitución Nacional. Que en
consecuencia el formar parte de un grupo dedicado a perpetrar estos hechos,
independientemente del rol funcional que se ocupe, también es un crimen
contra la humanidad” (...) “Que la doctrina de la Corte señalada en el precedente
“Mirás” (Fallos: 287:76), se mantuvo inalterada a lo largo del tiempo y continua
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probado en autos que los hechos aquí investigados, formaron parte de un plan
criminal -clandestino e ilegal- implementado para secuestrar, torturar, asesinar y
producir la desaparición de personas, utilizando la estructura orgánica de las
fuerzas armadas -y las de seguridad policiales y penitenciarias, fueran federales o
provinciales, a ellas entonces subordinadas-, lo que permite encuadrar a los
tipos penales básicos del Código Penal en la figura más amplia de los de
Lesa Humanidad.
A ello agrego que en el Expte. 05/07/inc.62 (GARCÍA MORENO), la
C.F.A.B.B., destacó –con fecha 27/05/08- que: “…el quid de si los delitos contra
los derechos humanos son de lesa humanidad o no, es un tema que ya ha sido
decidido en sentido afirmativo por la CSJN (cf. Maximiliano Hairabedián y
Federico Zurueta, ‘La prescripción en el Proceso Penal’, Ed. Mediterránea-Lerner,
2006, pássim)…” (el resaltado es propio), remitiéndose a las causas N°
05/07/inc.32 (CASELA) y N° 05/07/inc.40 “MENDEZ”.
117
del estado argentino asumida a través de tratados internacionales. Es decir, que
nuestro Máximo Tribunal ha fijado un estándar básico a seguir en los casos que
involucren delitos calificados como de lesa humanidad.
Tal criterio ha sido receptado por la Cámara Federal de
Apelaciones local en los autos “FLORIDIA, Osvaldo Vicente” (Expte. N°
66.591, 30/12/10) “REINHOLD, Oscar Lorenzo” (Expte. N° 66.565, 23/12/10),
“FARIAS BARRERA, Luis Alberto” (Expte. N° 66.563, 14/12/10) y “GOMEZ
ARENAS, Mario Alberto” (Expte. N° 66.566, 14/12/10) y es el que, por
compartirlo, habré de seguir para resolver la presente cuestión.
Por otro lado, la Corte Suprema de Justicia de la Nación tiene
dicho que: “…Para el dictado de la prisión preventiva no se requiere certeza sobre
la culpabilidad del imputado, sino sólo su verosimilitud, al punto que un juicio de
verdad en esta materia se encuentra en oposición a la finalidad del instituto que no
es otra que atender a aquello que no excede del marco de lo probable…"
(C.S.J.N., 11/6/98, “LÓPEZ, Juan de la Cruz y otros c. Corrientes s/ daños y
perjuicios”, voto del Dr. Bossert).
La Corte Suprema de Justicia de la Nación en fallos 272:188;
280:297; 314:791 y 316:1934, a su vez, se ha pronunciado favorablemente por la
validez constitucional del encierro preventivo; así, sostuvo su audibilidad como
mecanismo de cautela, para adoptar todas las medidas de precaución necesarias,
no sólo para satisfacer el éxito de la investigación penal, sino también para
garantizar en casos graves que no se siga delinquiendo y que no se frustre la
eventual ejecución de la sanción. (LL, 03/03/09, pag. 4).
Para concluir, cabe resaltar algunos de los argumentos que
expusiera el Dr. Ricardo Emilio Planes, al resolver la Alzada local –el 30/12/09-
rechazar la excarcelación de Mario Carlos Antonio MENDEZ (incidente N°
05/07/inc.121), por resultar pertinentes para decidir la cuestión que aquí se debe
resolver:
a) Que desde la concepción y ejecución de los hechos se han
ejercido conductas obstructivas del descubrimiento de la verdad, por parte
de los imputados ya que los delitos investigados aparecen como dispuestos
en un sistema previsto para ocultar y garantizar la impunidad de sus autores.
b) Que algunas de las víctimas se encuentran ‘desaparecidas’,
pudiendo afirmarse que habrían sido muertas, debiendo enmarcarse ello con el
objeto de procurar la impunidad de sus ejecutores, máxime cuando aún durante el
trámite de los llamados ‘Juicios por la Verdad’ para conocer el destino de los
desaparecidos se ha mantenido esta conducta. Que el carácter de ‘desaparecido’
es permanente y se proyecta en la actualidad como la más clara demostración de
ocultamiento a la justicia. Que ello ilustra de un verdadero sistema de
ocultamiento, al que los imputados se suman y esto es un elemento procesal que
118
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119
Que, las pruebas reunidas en los autos principales bastan para
sostener la solidez de la imputación, razones éstas que se suman a la naturaleza
de los hechos y la seriedad de los delitos en cuestión, y a su ocultamiento,
constituyendo ellos, extremos definitorios que impiden –por el momento- la
liberación de los imputados y justifican –en el caso- mantener las medidas de
coerción dispuestas oportunamentes.
Que, por todo ello, con fundamento en lo dispuesto en los arts. 312 y
319 del C.P.P.N., atento al monto de las penas que determina el Código Penal de
la Nación para los delitos que son imputados a los encartados en concurso real
(art. 55 del C.P.), teniendo en cuenta lo expuesto supra respecto a la existencia de
un peligro procesal concreto en el caso, y considerando también que los delitos
que se le imputan al encartado son de LESA HUMANIDAD y configurativos de
GENOCIDIO, corresponde dictar la PRISION PREVENTIVA de Pedro Ángel
CÁCERES, Julio Manuel SANTAMARÍA, Carlos Alberto FERREYRA, Jorge
Horacio ROJAS y Miguel Ángel CHIESA.
La medida se cumplirá en los lugares donde se encuentran
actualmente alojados los nombrados: Pedro Ángel CÁCERES en la Unidad Penal
N° 8 del Servicio Penitenciario Federal , Jorge Horacio ROJAS en la Unidad
Penal N° 4 del Servicio Penitenciario Bonaerense) y Julio Manuel SANTAMARÍA,
Carlos Alberto FERREYRA y Miguel Ángel CHIESA en el Complejo
Penitenciario Federal Nº 2 de Marcos Paz, en razón del derecho de los imputados
privados de su libertad de permanecer detenidos cerca de su familia (conf. art. 158
de la Ley 24.660) y por contar dichas unidades penitenciarias con todos los
servicios médicos y asistenciales que garantizarán a los imputados la correcta
preservación de su estado de salud, debiéndose librar oficio a tal fin.
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RESUELVO:
I) Dictar la FALTA DE MÉRITO (art. 309 del C.P.P.N.) de Pedro
Angel CACERES y Julio Manuel SANTAMARÍA por la sustracción del hijo de
María Graciela IZURIETA, por los motivos expuestos en el considerando IV- 1).
II) Dictar el PROCESAMIENTO (art. 306 C.P.P.N.) de Pedro Angel
CACERES como: 1) CO-AUTOR MEDIATO (art. 45 del Código Penal) de los
delitos de: a) privación ilegal de la libertad agravada por amenazas y
violencia (art. 144 bis inc.1° y último párrafo en función del art. 142 in c. 1° del
Código Penal conforme leyes 14.616, 20.642 y 21.338), en concurso real (art. 55
C.P.) con imposición de tormentos (art. 144 ter, 1er. párr. del Código Penal
conforme ley 14.616) en perjuicio de Mirna Edith ABERASTURI; b) privación
ilegal de la libertad agravada por amenazas y violencia (art. 144 bis inc.1° y
último párrafo en función del art. 142 inc. 1° del Código Penal conforme leyes
14.616, 20.642 y 21.338) en perjuicio de Alberto Adrián LEBED; c) privación
ilegal de la libertad agravada por amenazas y violencia (art. 144 bis inc.1° y
último párrafo en función del art. 142 inc. 1° del Código Penal conforme leyes
14.616 y 20.642), en concurso real (art. 55 C.P.) con imposición de tormentos
(art. 144 ter, 1er. párr. del Código Penal conforme ley 14.616) de los que
121
resultaron víctimas: Gustavo Darío LÓPEZ, Gustavo Fabián ARAGÓN, Néstor
Daniel BAMBOZZI, Carlos CARRIZO, Guillermo Pedro GALLARDO, Guillermo
Oscar IGLESIAS, Sergio Ricardo MENGATTO, José María PETERSEN, Eduardo
Gustavo ROTH, Emilio Rubén VILLALBA, Sergio Andrés VOITZUK y Renato
Salvador ZOCCALI; d) privación ilegal de la libertad agravada por haber sido
cometida con amenazas y violencia con una duración mayor a un mes (art.
144 bis inc.1° y último párrafo en función del art. 142 in c. 1° y 5° del Código Penal
conforme leyes 14.616, 20.642 y 21.338), en concurso real (art. 55 C.P.) con
imposición de tormentos (art. 144 ter, 1er. párr. del Código Penal conforme ley
14.616) de los que resultaran víctimas: Alicia Mabel PARTNOY y Carlos Samuel
SANABRIA; e) privación ilegal de la libertad agravada por amenazas y
violencia (art. 144 bis inc.1° y último párrafo en función del art. 142 in c. 1° del
Código Penal conforme leyes 14.616, 20.642 y 21.338), en concurso real (art. 55
C.P.) con imposición de tormentos (art. 144 ter párr. 1 del Código Penal
conforme ley 14.616) en concurso real (art. 55 C.P.) con homicidio agravado por
alevosía y por el concurso de tres personas por lo menos (art. 80 incs. 2° y 6°
del Código Penal conforme ley 21.338) de los que resultaron víctimas: Ricardo
GARRALDA, Pablo Francisco FORNASARI, Manuel Mario TARCHITZKY, Zulma
Raquel MATZKIN, Juan Carlos CASTILLO, Dora Rita MERCERO de SOTUYO,
Luis Alberto SOTUYO, María Graciela IZURIETA, Roberto Adolfo LORENZO,
Ricardo Gabriel DEL RIO, Carlos Alberto RIVERA, César Antonio GIORDANO,
Zulma Araceli IZURIETA; María Elena ROMERO y Gustavo Marcelo YOTTI; y f)
homicidio agravado por alevosía y por el concurso de tres personas por lo
menos (art. 80 incs. 2° y 6° del Código Penal conforme l ey 21.338) reiterado en
dos hechos de los que resultaron víctimas: Patricia ACEVEDO, Daniel Guillermo
HIDALGO y Olga Silvia SOUTO CASTILLO; y como 2) PARTÍCIPE NECESARIO
(art. 45 del Código Penal) de los delitos de privación ilegal de la libertad
agravada por haber sido cometida con amenazas y violencia con una
duración mayor a un mes (art. 144 bis inc.1° y último párrafo en función del art.
142 inc. 1° y 5° del Código Penal conforme leyes 14 .616, 20.642 y 21.338), en
concurso real (art. 55 C.P.) con imposición de tormentos (art. 144 ter, 1er. párr.
del Código Penal conforme ley 14.616) de los que resultaran víctimas: Pablo
Victorio BOHOSLAVSKY, Julio Alberto RUIZ y Rubén Alberto RUIZ.
III) Dictar el PROCESAMIENTO (art. 306 C.P.P.N.) de Julio
Manuel SANTAMARÍA como: 1) CO-AUTOR MEDIATO (art. 45 del Código
Penal) de los delitos de: a) privación ilegal de la libertad agravada por
amenazas y violencia (art. 144 bis inc.1° y último párrafo en función del art. 142
inc. 1° del Código Penal conforme leyes 14.616, 20. 642 y 21.338), en concurso
real (art. 55 C.P.) con imposición de tormentos (art. 144 ter, 1er. párr. del
Código Penal conforme ley 14.616) en perjuicio de Mirna Edith ABERASTURI; b)
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privación ilegal de la libertad agravada por amenazas y violencia (art. 144 bis
inc.1° y último párrafo en función del art. 142 inc . 1° del Código Penal conforme
leyes 14.616, 20.642 y 21.338) en perjuicio de Alberto Adrián LEBED; c) privación
ilegal de la libertad agravada por amenazas y violencia (art. 144 bis inc.1° y
último párrafo en función del art. 142 inc. 1° del Código Penal conforme leyes
14.616 y 20.642), en concurso real (art. 55 C.P.) con imposición de tormentos
(art. 144 ter, 1er. párr. del Código Penal conforme ley 14.616) de los que
resultaron víctimas: Gustavo Darío LÓPEZ, Gustavo Fabián ARAGÓN, Néstor
Daniel BAMBOZZI, Carlos CARRIZO, Guillermo Pedro GALLARDO, Guillermo
Oscar IGLESIAS, Sergio Ricardo MENGATTO, José María PETERSEN, Eduardo
Gustavo ROTH, Emilio Rubén VILLALBA, Sergio Andrés VOITZUK y Renato
Salvador ZOCCALI; d) privación ilegal de la libertad agravada por haber sido
cometida con amenazas y violencia con una duración mayor a un mes (art.
144 bis inc.1° y último párrafo en función del art. 142 in c. 1° y 5° del Código Penal
conforme leyes 14.616, 20.642 y 21.338), en concurso real (art. 55 C.P.) con
imposición de tormentos (art. 144 ter, 1er. párr. del Código Penal conforme ley
USO OFICIAL
14.616) de los que resultaran víctimas: Alicia Mabel PARTNOY y Carlos Samuel
SANABRIA; e) privación ilegal de la libertad agravada por amenazas y
violencia (art. 144 bis inc.1° y último párrafo en función del art. 142 in c. 1° del
Código Penal conforme leyes 14.616, 20.642 y 21.338), en concurso real (art. 55
C.P.) con imposición de tormentos (art. 144 ter párr. 1 del Código Penal
conforme ley 14.616) en concurso real (art. 55 C.P.) con homicidio agravado por
alevosía y por el concurso de tres personas por lo menos (art. 80 incs. 2° y 6°
del Código Penal conforme ley 21.338) de los que resultaron víctimas: Ricardo
GARRALDA, Pablo Francisco FORNASARI, Manuel Mario TARCHITZKY, Zulma
Raquel MATZKIN, Juan Carlos CASTILLO, Dora Rita MERCERO de SOTUYO,
Luis Alberto SOTUYO, María Graciela IZURIETA, Roberto Adolfo LORENZO,
Ricardo Gabriel DEL RIO, Carlos Alberto RIVERA; y f) homicidio agravado por
alevosía y por el concurso de tres personas por lo menos (art. 80 incs. 2° y 6°
del Código Penal conforme ley 21.338) reiterado en dos hechos de los que
resultaron víctimas: Patricia ACEVEDO, Daniel Guillermo HIDALGO y Olga Silvia
SOUTO CASTILLO; y como 2) PARTÍCIPE NECESARIO (art. 45 del Código
Penal) de los delitos de privación ilegal de la libertad agravada por haber
sido cometida con amenazas y violencia con una duración mayor a un mes
(art. 144 bis inc.1° y último párrafo en función del art. 142 in c. 1° y 5° del Código
Penal conforme leyes 14.616, 20.642 y 21.338), en concurso real (art. 55 C.P.)
con imposición de tormentos (art. 144 ter, 1er. párr. del Código Penal conforme
ley 14.616) de los que resultaran víctimas: Pablo Victorio BOHOSLAVSKY, Julio
Alberto RUIZ y Rubén Alberto RUIZ.
123
IV) Dictar el PROCESAMIENTO (art. 306 C.P.P.N.) de Carlos
Alberto FERREYRA como CO-AUTOR MEDIATO (art. 45 del Código Penal) de
los delitos de: a) privación ilegal de la libertad agravada por amenazas y
violencia (art. 144 bis inc.1° y último párrafo en función del art. 142 in c. 1° del
Código Penal conforme leyes 14.616, 20.642 y 21.338), en concurso real (art. 55
C.P.) con imposición de tormentos (art. 144 ter, 1er. párr. del Código Penal
conforme ley 14.616) en perjuicio de Mirna Edith ABERASTURI; b) privación
ilegal de la libertad agravada por amenazas y violencia (art. 144 bis inc.1° y
último párrafo en función del art. 142 inc. 1° del Código Penal conforme leyes
14.616, 20.642 y 21.338) en perjuicio de Alberto Adrián LEBED; c) privación
ilegal de la libertad agravada por amenazas y violencia (art. 144 bis inc.1° y
último párrafo en función del art. 142 inc. 1° del Código Penal conforme leyes
14.616 y 20.642), en concurso real (art. 55 C.P.) con imposición de tormentos
(art. 144 ter, 1er. párr. del Código Penal conforme ley 14.616) de los que
resultaron víctimas: Gustavo Darío LÓPEZ, Gustavo Fabián ARAGÓN, Néstor
Daniel BAMBOZZI, Carlos CARRIZO, Guillermo Pedro GALLARDO, Guillermo
Oscar IGLESIAS, Sergio Ricardo MENGATTO, José María PETERSEN, Eduardo
Gustavo ROTH, Emilio Rubén VILLALBA, Sergio Andrés VOITZUK y Renato
Salvador ZOCCALI; d) privación ilegal de la libertad agravada por haber sido
cometida con amenazas y violencia con una duración mayor a un mes (art.
144 bis inc.1° y último párrafo en función del art. 142 in c. 1° y 5° del Código Penal
conforme leyes 14.616, 20.642 y 21.338), en concurso real (art. 55 C.P.) con
imposición de tormentos (art. 144 ter, 1er. párr. del Código Penal conforme ley
14.616) de los que resultaran víctimas: Alicia Mabel PARTNOY y Carlos Samuel
SANABRIA; e) privación ilegal de la libertad agravada por amenazas y
violencia (art. 144 bis inc.1° y último párrafo en función del art. 142 in c. 1° del
Código Penal conforme leyes 14.616, 20.642 y 21.338), en concurso real (art. 55
C.P.) con imposición de tormentos (art. 144 ter párr. 1 del Código Penal
conforme ley 14.616) en concurso real (art. 55 C.P.) con homicidio agravado por
alevosía y por el concurso de tres personas por lo menos (art. 80 incs. 2° y 6°
del Código Penal conforme ley 21.338) de los que resultaron víctimas: César
Antonio GIORDANO, Zulma Araceli IZURIETA; María Elena ROMERO y Gustavo
Marcelo YOTTI; y f) homicidio agravado por alevosía y por el concurso de tres
personas por lo menos (art. 80 incs. 2° y 6° del Código Penal conforme l ey
21.338) reiterado en dos hechos de los que resultaron víctimas: Patricia
ACEVEDO.
V) Dictar el PROCESAMIENTO (art. 306 C.P.P.N.) de Jorge
Horacio ROJAS como PARTÍCIPE NECESARIO (art. 45 del Código Penal) de
los delitos de: privación ilegítima de la libertad en su carácter de funcionario
público (art. 144 bis inc. 1° del C.P.), con la cir cunstancia agravante del último
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párrafo en función del art. 142 incs. 1° (hechos co metidos con violencias o
amenazas) y 5° (durante más de un mes) en concurso real (art. 55 C.P.) con
imposición de torturas (art. 144 ter 1º C.P.) –Código Penal según leyes 14.616 y
20.642- de: BOHOSLAVSKY, Pablo Victorio; RUIZ, Julio Alberto; y RUIZ, Rubén
Alberto.
VI) Dictar el PROCESAMIENTO (art. 306 C.P.P.N.) de Miguel
Ángel CHIESA como PARTÍCIPE NECESARIO (art. 45 del Código Penal) de
los delitos de: privación ilegítima de la libertad en su carácter de funcionario
público (art. 144 bis inc. 1° del C.P.), con la cir cunstancia agravante del último
párrafo en función del art. 142 incs. 1° (hechos co metidos con violencias o
amenazas) y 5° (durante más de un mes) en concurso real (art. 55 C.P.) con
imposición de torturas (art. 144 ter 1º C.P.) –Código Penal según leyes 14.616 y
20.642- de: BOHOSLAVSKY, Pablo Victorio; RUIZ, Julio Alberto; y RUIZ, Rubén
Alberto.
VII) DEJAR EXPRESA MENCIÓN de los delitos mencionados
constituyen delitos de LESA HUMANIDAD y configurativos de GENOCIDIO,
USO OFICIAL
125
bienes a embargo, bajo apercibimiento de que si así no lo hicieren, dentro del
quinto día de notificado, serán inhibidos de bienes, sirviendo el presente
resolutorio de suficiente mandamiento y orden.
X) Librar oficio al Procurador General de la Nación, Dr. Estaban
Righi, a fin de remitirle copia certificada de la presente, a sus efectos.
XI) Librar oficio a la Excma. Cámara Federal de Apelaciones de
esta ciudad, a fin de remitirle copia certificada de la presente, en relación al
Expediente de Superintendencia N° 056/11.
XII) REGÍSTRESE, NOTIFÍQUESE. PAREATIS.
Ante mí:
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