Musica y Danzas Urbanas by Antonio Garci
Musica y Danzas Urbanas by Antonio Garci
Musica y Danzas Urbanas by Antonio Garci
URBANAS
Antonio García Medina et al.
MÚSICA Y DANZAS
URBANAS
MUSICA Y DANZAS
URBANAS
Antonio García Medina
Alberto y Fernando Escobar, Alfredo Saras
Julio Alberto Valtierra
Jorge Triana
Amparo Sevilla
César Delgado Martínez
Ma. Guadalupe Rivera Acosta
Ma. Honoria de Jesús Hurtado Solís
S E C R E TA R Í A D E C U LT U R A
G O B I E R N O D E L E S TA D O D E J A L I S C O
2005
La Secretaría de Cultura del Estado de Jalisco agradece a Editorial Ágata, El In-
formador y la Dirección de Culturas Populares e Indígenas del Conaculta por su
apoyo para la realización de la colección Las Culturas Populares de Jalisco; y al
Instituto Nacional de Bellas Artes por sus aportaciones para la edición del presen-
te volumen.
Por el texto:
D.R. © Sus autores
Por la edición:
D.R. © Secretaría de Cultura
Gobierno del Estado de Jalisco
Av. de la Paz 875, Zona Centro
44100 Guadalajara, Jalisco, México
ISBN 970-624-421-2
PRÓLOGO 11
BAILES URBANOS
A MPARO S EVILLA 171
Nuestro país es una tierra musical por naturaleza. Nacemos vivimos y morimos
cantando. Nuestro canto suele darse simultáneo a la danza, ese mover el cuer-
po con una intención especial y que cobra de esta manera una trascendencia
cultural que va más allá del baile mismo. Así, la música y la danza, desde la
antigüedad, son parte esencial de nuestra vida.
Vivimos en un país donde la mayoría de su población se encuentra con-
centrada en grandes ciudades, ya que la migración campo-ciudad fue un fenó-
meno muy importante durante el siglo XX que cambió —tal vez para siem-
pre— el rostro de su composición social. Por tanto, en los actuales centros
urbanos ha ido surgiendo una infinidad de manifestaciones de la cultura po-
pular, y no se diga en cuanto a lo que es cantar y danzar, ya que han nacido de
ellas expresiones de hondo arraigo popular.
Pero, ¿qué es aquello que hace que algún arte o manifestación cultural
devenga en «popular»? Más allá del concepto oficial, viene siendo aquello que
es favorecido, consentido, venerado y promovido por la misma gente; que se ha
enraizado en el pueblo, que es creado o adoptado como propio, y que juega un
papel importante en la cultura. Así, al hablar de música y danzas urbanas popu-
lares, nos referimos a aquellas que en nuestras calles —antes de tierra o empe-
dradas, y ahora también, en muchos casos—- tuvieron, y tienen, tanta presen-
cia, que al hablar de ellas, estemos refiriéndonos a nuestra biografía común.
Jalisco ha realizado importantes aportaciones artísticas y culturales en
todos los temas que se han tocado en este libro, por no decir que en todos los
campos de la creatividad y la sensibilidad. Grandes compositores, intérpretes,
danzantes y bailarines han surgido de estas tierras. No se diga de la vena
[11]
12 M ÚSICA Y DANZAS URBANAS
C RONOLOGÍA
1900 Sufrimos la pérdida del gran compositor jalisciense nativo de Ayotlán
—antes Ayo el Chico— Clemente Aguirre, nacido en 1828, creador junto
con Julio Ituarte de la «Rapsodia, Ecos de México», donde se recogie-
ron una serie de sones y canciones antiguas de nuestro terruño jalis-
ciense, destacando «A la orilla de un palmar», al que le hizo, en lo parti-
cular, un arreglo para banda, así como a muchas otras melodías y can-
ciones. También es importante señalar que fue maestro de los grandes
músicos Felipe Villanueva, autor del vals «Poético», y Ricardo Castro,
creador del vals «Capricho».
1901 Abundio Martínez, compositor hidalguense, da a conocer el vals «En
alta mar» que fue difundido en Guadalajara.
1902 Fueron muy populares los valses «Club verde» de Rodolfo Campodonico,
que fuera el santo y seña de la lucha maderista por la presidencia, y
«Vals recuerdo», de Alberto M. Alvarado.
1904 Se funda la Sociedad Mexicana de Actores Dramáticos y Líricos, al tiem-
po que se conmemoran los 50 años de la composición del Himno Nacio-
nal Mexicano.
C OMO SI FUERA ESTA NOCHE LA ÚLTIMA VEZ … 17
Mendiolea con «¿A dónde irán?»; Agustín Lara con «Cuerdas de mi gui-
tarra», «Españolerías», «Pobre de mí» y «Solamente una vez»; Los Her-
manos Martínez Gil con «Chacha linda» y»El río canta».
1942 Surge como cantante nuestra paisana de Techaluta, María Elena Már-
quez, de un concurso de canciones y filma con Jorge Negrete cantando
«Así se quiere en Jalisco», canción de la autoría de Esperón y Cortázar.
El pianista Salvador Rangel triunfa con su bolero «Amor sincero»; Gon-
zalo Curiel, con «Amargura»; Manuel Esperón con «Traigo un amor»;
Pepe Guízar con «Como México no hay dos» y «El corrido del norte», y
Gabriel Ruiz con «Jamás», con letra de José Antonio Zorilla Monís. Can-
ciones populares de otros autores: «Tuya soy», de María Alma; «¿En qué
quedamos por fin?» y «Vagabundo», de Federico Baena; «Cuando ya no
me quieras», de Los Cuates Castillo; «Canción del alma», de Rafael Her-
nández; «Cada noche un amor» y «Cantar del regimiento», de Agustín
Lara; «La feria de las flores» y «No me vuelvo a enamorar», de Jesús
Chucho Monje.
1943 Gonzalo Curiel compone «Las notas de mi piano»; Salvador Rangel,
«Amor y olvido», «Tú fuiste» y «Tú y yo»; Gabriel Ruiz, «La noche es
nuestra», «La noche y el amor», «Tentación» y «Tu nombre»; Consuelito
Velásquez, «Te espero»; Gilberto Parra, trovador jalisciense, «Perdón
mujer» y «Por un amor». Fueron populares de otros compositores: «Eter-
namente» y «Humanidad» de Alberto Domínguez; «Sin saber por qué»,
de Armando Domínguez; «Arandas», «Así se quiere en Jalisco», «Bonito
Guadalajara», «Cocula» y «Yo soy mexicano», de Esperón y Cortázar;
Rafael Hernández, «Noche y día»; de Lara, «Paloma torcaza» y «Silverio»;
de Chucho Monje, «El remero».
1944 Antonio Gomezanda compone su canción «Como una amapolita», to-
mada de una ópera ranchera compuesta por él mismo; Alfredo de D’
Orsay, «La tequilera»; Manuel Álvarez Maciste, «Anoche nos peleamos»
y «Lupe Jalisco»; Gonzalo Curiel, «Cuando tú llegues», «Esta noche de
amor», «Hace tiempo», «Sabor de besos», «Tu boca y yo», y «Un gran
amor»; Salvador Rangel, «Al fin», «Dos besos» y «Te fuiste»; Gabriel
Ruiz, «Adiós mi vida», «La cita», «Me gustaba», «Noche», y «No pregun-
tes a dónde». Fueron famosos y conocidos los danzones «El chapulín» y
24 M ÚSICA Y DANZAS URBANAS
1946 Fue compuesta «Angelitos negros» por Manuel Álvarez Maciste, que
musicalizó versos del poeta venezolano Andrés Eloy Blanco; Esperón y
Cortázar sacaron a la luz «Hasta que perdió Jalisco», «Serenata tapa-
tía», «Chaparrita cuerpo de uva», «El ahijado de la muerte» y «Fiesta
mexicana»; María Grever, «Así» y «Ya no me quieres»; Alfredo Parra,
«Sinceridad»; Gilberto Parra, «Amor de los dos»; Gabriel Ruiz, «A solas
contigo», con letra de José Antonio Zorrilla; «Lo mismo que ayer» y «Ve-
laré tu sueño», con letras de Ricardo López Méndez y «Sin motivo»;
Consuelito Velásquez, el biguine «Y aunque tengas razón»; de la tapatía
Otilia Figueroa, el biguine «Algún día volverás» y el bolero «Es de noche
en el mar»; Gonzalo Curiel con «Desdicha», «No me reproches» y «Trai-
cionera»; Pepe Guízar, con «Pregones de México». Canciones popula-
res de otros compositores: el bolero «Ansiedad», música de Atilio Bru-
no, y letra de Ernesto Cortázar; Emma Elena Valdelamar con «Mil be-
sos»; Víctor Cordero con «Juan Charrasqueado» y «Paloma consenti-
da»; María Alma con «Compréndeme»; Felipe Bermejo con el son «Los
26 M ÚSICA Y DANZAS URBANAS
mente solo»; Antonio Núñez con «Reina mía»; Luis Arcaraz con
«Muñequita de squire», «Quinto patio» y «Viajera»; Carlos Crespo con
«Carta fatal»; Armando Domínguez con «Miénteme»; Claudio Estrada
con «Ocaso» y «Todavía no me muero»; Alfredo Gil, con «Ni que sí, ni
quizá, ni que no»; Rafael Hernández con «No me quieras tanto»; Agustín
Lara, con «El cielo, mar y tú», «Escarcha», ¿Por qué negar?, «Te vendes»
y «Suerte loca»; Chucho Monje, con «Me das una pena»; Pérez Prado,
con «El ruletero», «El mambo universitario», «Mambo politécnico», y
«¡Qué rico mambo!»; Miguel Prado, con «Ofrenda»; Rafael Ramírez, con
«Llorarás»; Chucho Rodríguez con «Besos de fuego»; Ventura Romero,
con «El gavilán pollero», «Lupita mía» y «Tu castigo»; Felipe Valdés Leal
con «Mi destino fue quererte». El 31 de enero muere don Alfonso Espar-
za Oteo, que compuso en todos los ritmos. Entre sus bellas canciones
tenemos «Colombina», «Un viejo amor», «Íntimo secreto», «Déjame llo-
rar», «Silenciosamente», «Rondalla», «Bien sabes tú», «Canción del vien-
to», y arreglos de «El limoncito», «Hermosas Tuentes», «Te he de que-
rer» y «Pajarillo barranqueño».
1951 Se inicia a nivel nacional un jurado que otorga premios a las selecciones
musicales, destacando como triunfadores en conjunto vocal nuestros
paisanos Los Hermanos Reyes y como cantante María Victoria y Pedro
Infante; como dúo Las Hermanas Hernández; como trío Los Tres Dia-
mantes; como orquesta la de Dámaso Pérez Prado; como canción «Quinto
patio», de Luis Arcaraz y, como compositor, José Alfredo Jiménez. Com-
posiciones de jaliscienses de ese año: Gonzalo Curiel, con «Al fin», «Llé-
vame», «Ya me olvidé de ti», y «La última vez»; Gilberto Parra, «Cruz de
pasión» y «Errante iré»; Gabriel Ruiz, «Condición», «Despierta», y «Un
momento», con letras de Gabriel Luna de la Fuente, «No lo creas», «Viva
el amor» y «Usted», con letra de José Antonio Zorrilla, así como «¿Qué
cosa es el amor?» y «Quiéreme más», de su autoría. Populares de otros
autores fueron: «El dinero no es la vida», y «Sombra verde», de Luis
Arcaraz; «Mi tierra mexicana», de Esparza Oteo con Felipe Bermejo; de
Manuel Esperón, «Pobre del pobre», con letra de Pedro de Urdimalas;
de Carlos Gómez Barrera, «Tú eres mi destino»; de José Alfredo Jimé-
nez, «Cuando el destino», «Cuatro caminos», «Ella», «Esta noche», «La
C OMO SI FUERA ESTA NOCHE LA ÚLTIMA VEZ … 29
Corona», «¿Por qué volviste a mí?», «Serenata sin luna», «¿Te vas o te
quedas?» y «Tu recuerdo y yo». El 31 de agosto muere Belisario de Jesús
García, autor del «Tango negro» y «Morir por tu amor».
1953 El compositor jalisciense José Antonio Michel triunfa con su vals «Luna
de octubre». Paz Águila, segunda voz de Las Hermanas Águila, crea su
canción «Mi devoción»; Manuel Álvarez Maciste, «No me toquen las
golondrinas»; Otilia Figueroa, con el vals «Cantando voy»; Rubén Fuentes
con Alberto Cervantes, los boleros rancheros «Dicen que tú», «Di que
no», «Nuestro amor», «Ruega por nosotros», «Si tú me quisieras», «Mira
nada más» y «Ni por favor»; Gabriel Ruiz, con Rodolfo Chamaco San-
doval, «Aviso de ocasión» y «Quién te quiere a ti», y con José Antonio
Zorrilla Monís, «Noche inolvidable», «Noche de insomnio», «Quiero
más», «Tu boca me espera», y con Gabriel Luna de la Fuente, «Tatua-
je». Muy oídas de otros autores fueron: «Superstición», de Luis Arcaraz;
«No me hables de ese amor», de María Alma; «¿Quién será?», de Pablo
Beltrán Ruiz; «Golondrina de ojos negros», de Víctor Cordero; «¿Qué
más quieres de mí?» de Claudio Estrada y de Chava Flores, «Ingrata
pérjida», «Llegaron los gorrones» y «¡Qué modotes, Bartolo!»; Alfredo
Gil, «Desamparada»; José Alfredo Jiménez, «Amor de pobre», «Amor
del alma», «El jinete», «La mala estrella», «Guitarras de medianoche»,
«Haz de pagar», «La noche de mi mal», «Mi aventura», «Paloma queri-
da», «Por si me olvidas» y «Serenata huasteca»; Agustín Lara, «Aquel
amor»; Ramón Márquez, su mambo «El chivirico»; José Antonio Mén-
dez, cubano, «La gloria eres tú»; Dámaso Pérez Prado, los mambos «El
pachuco bailarín» y «Rico caliente y sabroso»; Ventura Romero,
«Senderito de amor»; Emma Elena Valdelamar, «Mucho corazón», y
Miguel Ángel Valladares, «Este amor salvaje». El 30 de noviembre de
ese año murió en un accidente Ernesto Cortázar, letrista en las compo-
siciones de Manuel Esperón, interpretadas por Jorge Negrete en dife-
rentes películas, como: Esos Altos de Jalisco, Cocula, ¡Ay Jalisco no te
rajes!, Serenata tapatía, etcétera. Una semana después, el 5 de diciembre
fallece Jorge Negrete.
1954 Manuel Álvarez Maciste compone «Me sobra corazón»; Gonzalo Curiel,
«Inútil afán» y «Viajar» con José Antonio Zorrilla Monís; Rubén Fuen-
C OMO SI FUERA ESTA NOCHE LA ÚLTIMA VEZ … 31
tes, «El muñeco de cuerda», con Mario Molina Montes y «100 años», «Mi
amigo el mar», «Tres consejos», «Tu amor y mi amor», «Tu vida y mi
vida» con Alberto Cervantes y «¡Que murmuren!» con Rafael Cárdenas;
José Antonio Michel, «El paso doble»; Jaime Bolaños, el bolero «Mis
ofrendas»; Gilberto Parra, «El caballo canelo»; Gabriel Ruiz, «Grito pri-
sionero», con Gabriel Luna de la Fuente, «Vas conmigo», y con José
Antonio Zorrilla, «Rebeldía»; Consuelito Velásquez, «No volveré» y «¡Qué
tontería!» Famosas de otros compositores fueron: «Volvió el charleston»,
de Antonio Escobar; «Albricias», de Claudio Estrada; «No me platiques
más», de Vicente Garrido; «Te traigo serenata», de Ignacio Jaime; «Ca-
minos de Guanajuato», «Un mundo raro», «Los dos perdimos», «Maldi-
ción Ranchera», «Si tú también te vas», «Tú y las nubes», y «Virgencita
de Zapopan», de José Alfredo Jiménez; «Estúpido Cupido», de Severo
Mirón y «Pobre del pobre», de Adolfo Salas. El 18 de febrero, en la auto-
pista de Queretaro-Irapuato, muere el joven compositor jalisciense Al-
fredo Parra Camacho, y el 1 de noviembre fallece Gabriel Luna de la
Fuente, letrista de muchas canciones de Gabriel Ruiz.
1955 Manuel Álvarez Maciste compone «La cruz de mi penar» y «Bolero
moruno»; Gonzalo Curiel, «Soy un extraño»; Rubén Fuentes, «El
huapango», «Al derecho y al revés» y «Cuando seamos iguales», así como
«Divino tormento» con Alberto Cervantes, y «La del rebozo blanco» y «30
Dineros» (Judas), con letra de Rafael Cárdenas; José Antonio Michel,
«Duraznito» y «Mi chorreada»; Juan Zaizar, «No soy culpable» y «Una pa-
loma herida». Famosas de otros autores: «Nacho Irigoyen» del dúo Los
Bribones, «Morir contigo» y «Sinceridad» y del panameño Carlos
Almarán, «Historia de un amor». El 10 de mayo muere María Alma, cuyo
verdadero nombre era María Luisa Basurto Ríos, autora de «Comprénde-
me» y «Tuya soy». El 20 de mayo falleció el poeta venezolano Andrés Eloy
Blanco, autor del poema «Angelitos negros», que nuestro paisano Manuel
Álvarez Maciste musicalizó como «Bolero moruno». El 20 de julio muere
Joaquín Pardavé Arce, autor de «Negra consentida», «Varita de nardo» y
«Ventanita morada», «No hagas llorar a esa mujer» y «La Panchita».
1956 Manuel Álvarez Maciste escribe su polka «México de moda»; Gonzalo
Curiel, «Amor desesperado» y «Son tus ojos verde mar»; Rubén Fuentes
32 M ÚSICA Y DANZAS URBANAS
La razón por la que nada más se señalan autores jaliscienses hasta el año
de 1975 estriba, fundamentalmente, en que los medios de comunicación masi-
va que proyectan y comunican nuestra música, principalmente la radio y la
televisión, sólo dan margen a la comercialización de canciones ya conocidas o
comercialmente efímeras. Por otro lado, aunque la canción mexicana y, sobre
todo, el bolero es un ritmo que se adapta a cualquier otro género de música —
así podemos escuchar boleros-tangos, bolero-fox, bolero-blues, bolero-ranche-
ro y hasta bolero-balada, bolero-rock, entre otras derivaciones y fusiones—,
muy a pesar nuestro, la música norteamericana y la que dura en los gustos
populares actuales han minado la continuación y renovación de nuestra can-
ción vernácula. No así, hubo boleristas que superaron la etapa negra del rock
norteamericano creando un bolero de sentimiento feeling, entre los que figura-
ron los mexicanos Mario Ruiz Armengol, Vicente Garrido y Miguel Pous, junto
con los cubanos César Portillo de la Luz, José Antonio Méndez y Frank Domín-
C OMO SI FUERA ESTA NOCHE LA ÚLTIMA VEZ … 41
F UENTES
Del Grial, Hugo (1977), Músicos mexicanos, México: Editorial Diana.
Dueñas Herrera, Pablo (1993), Historia documentad del bolero mexicano,
México: Asociación Mexicana de Estudios Fonográficos A.C.
Enciclopedia de México, S. A. (1994), Enciclopedia de México, Tomo 10, 14
vols., México: Enciclopedia de México, S.A.
Garrido, Juan Santiago (1974), Historia de la música popular, Editorial Méxi-
co: Extemporáneos.
Hermes, Rafael (1982), Origen e historia del mariachi, México: Katún.
Kuri-Aldana, Mario y Mendoza Martínez, Vicente (1988), Cancionero popular
mexicano, 2 vols., México: SEP /Conaculta.
Moreno Rivas, Yolanda (1989), Historia de la música popular mexicana,
México: Alianza Editorial Mexicana.
Pareyón, Gabriel (1995), Diccionario de músicos mexicanos, Guadalajara:
Secretaría de Cultura Jalisco.
Terán-Solano, Daniel (1999), Historia del bolero latinoamericano, Caracas:
Venezuela Analítica.
Paco Padilla
EL JALISCO CONTEMPORÁNEO
EN SUS CANCIONES RECIENTES
P RESENTACIÓN
Somos tres espectadores del acontecer artístico musical en nuestro estado y
sus regiones. Reconocemos nuestras carencias como cronistas y nos sabe-
mos sin formación académica en temas de historia. Nos une la ilusión de man-
tener una memoria artístico-histórica de algunos hechos relevantes en el pa-
sado colectivo de nuestra sociedad, en lo que a creación musical se refiere.
Tras la invitación a participar en este esfuerzo, nos hemos dado a la
tarea de recordar, investigar, recopilar y sintetizar algunos datos e informa-
ción sobre los artistas jaliscienses que han ido marcando algunos rumbos y
momentos del acontecer artístico-musical de nuestro estado en, al menos, las
últimas tres décadas. Sirva el presente ensayo como punto de partida para
posteriores y más profundas investigaciones acerca del tema. Sirva también
para el diálogo, la puntualización, la posibilidad de completar esta informa-
ción con la memoria de cada uno de los lectores; habrá sin duda datos y per-
sonas, que escaparon a nuestro trabajo, donde, como es frecuente, el tiempo
estableció los verdaderos límites.
Los artistas aquí referidos son creadores con trabajo o carrera desarro-
llada en Jalisco. Algunos de ellos son nacidos en otras entidades pero avecin-
dados en nuestro estado, en donde han realizado la mayor parte de su produc-
ción. La obra y trabajo musical de todos ellos ha marcado un momento histó-
rico-social, ha impulsado una visión, postura y esquemas estéticos diferentes
dentro de nuestra sociedad.
La obra musical de estos artistas se caracteriza por ser una búsqueda, a
veces una crónica, un intento de reflejar el acontecer de su entorno, respalda-
[43]
44 M ÚSICA Y DANZAS URBANAS
L A PROPUESTA
La obra de estos artistas se desarrolla, como mencionamos, a partir de una
actitud de búsqueda, de renovación, enmarcada por diversos acontecimien-
tos ocurridos a finales de los años sesenta y principios de los setenta, como el
movimiento estudiantil de 1968, determinante y detonante, en muchos senti-
dos, de diversos procesos de cambio, de toma de conciencia, incluyendo por
supuesto el ámbito cultural. Influyen también movimientos musicales que pa-
recían tener una mayor coherencia y estructura, como los de la Nueva Can-
ción Catalana y la Nueva Trova Cubana. En ese mismo marco está el encuen-
tro con la música y el folclor latinoamericano que aparecen como un «contra-
peso» a la invasión de la música norteamericana y en general a la «música en
inglés». Esta llamada «música latinoamericana», viene a enriquecer musical-
mente, por sus diferencias, a las propuestas basadas en la música mexicana.
Incluye muchas veces la denuncia de injusticias, la lamentación por las des-
igualdades y situaciones que viven los más pobres, así como contenidos de
planteamientos diversos.
Hablar de trova jalisciense resulta ambiguo, es difícil establecer los lí-
mites, definir con precisión de qué se trata, a quiénes incluye. Una primera
aproximación, como en otros casos, puede venir de la definición de lo que no
es. No se trata, por ejemplo, de un movimiento meramente musical, no se
trata siquiera de un género, pues en realidad se mezclan muchos de estos. La
fusión es quizá uno de los ingredientes fundamentales de la creación: se va
desde la canción ranchera, el corrido, el bolero, hasta el jazz y el rock.
No es tampoco un grupo único, definido; se relaciona mucho con el en-
torno universitario, pero está también en los barrios, con los obreros, incluso
con los campesinos, está ligado a colectivos, movimientos sociales. Por lo mis-
E L J ALISCO CONTEMPORÁNEO EN SUS CANCIONES RECIENTES 45
mo no existe una cohesión o integración formal, hay más bien una relación de
conocimiento, entre unos y otros, puntos de contacto. Hay intentos, sí, a través
de la historia de constituirse con cierta formalidad, objetivo al que parece acer-
carse por momentos, pero que dista mucho de alcanzarse cabalmente.
Tal vez, la forma más adecuada es definir el movimiento como una acti-
tud ante los acontecimientos que van marcando a la sociedad, ante la vida
misma, una filosofía, que plantea, al menos en sus orígenes, una sociedad di-
ferente, un respeto a los valores esenciales de los pueblos, a su historia y su
esencia. Los autores e intérpretes parecen compartir más esta actitud.
De ahí, en parte al menos, la dificultad para nombrar al movimiento con
propiedad: la trova, la nueva canción, la canción de protesta, canción mensa-
je, los roleros, música alternativa (sobre todo en contraposición con la músi-
ca de consumo), son sólo algunos de los nombres que se han dado a un movi-
miento que no cesa.
El siguiente esquema cronológico intenta una visión de conjunto a tra-
vés de cuatro grandes categorías: eventos, foros, discos y difusión (realizada
sobre todo por medio de la radio).
1
En este año se graba incluso un disco con las 12 canciones finalistas, que se
etiquetó como La canción universitaria.
2
Juan Carlos es uno de los primeros compositores que utiliza textos de poetas
contemporáneos, muy jóvenes en ese momento y poco reconocidos como Rubén
Orozco y Jorge Esquinca.
48 M ÚSICA Y DANZAS URBANAS
Las discográficas
Por estas fechas nacen en la ciudad de México los primeros sellos discográficos
independientes que apoyan y difunden la música folclórica latinoamericana y
lo que posteriormente se conocerá como la Nueva Canción. Son Discos Pue-
blo de Pepe Ávila (miembro de Los Folkloristas), Nueva Cultura Latinoameri-
cana (NCL) de Julio Solórzano y Fotón de Modesto López que en 1980 crea el
sello Pentagrama.
Sin embargo, para la mayoría de los artistas jaliscienses, sólo les queda
en ese entonces el camino de la producción independiente con todas las limi-
taciones y dificultades de quienes, siendo músicos o poetas, tenían que incur-
sionar en aspectos de producción, de edición, comercialización y difusión de
sus producciones.
El 3 de marzo de 1974, Manuel López Shultz y Malena Lara organizan el
Primer Festival de la Canción Folklórica Latinoamericana, con artistas y grupos
que ya formaban parte de este movimiento en la ciudad de México —Óscar
Chávez, Tehua, Anthar y Margarita, Los Cantores de América, Mario Ardila,
Tecuicanime, etcétera. Ante lo que parecía un boicot a dicho evento, los or-
ganizadores, los artistas locales y los visitantes, se propusieron impulsar és-
tas propuestas y Manuel López Shultz crea la primera Peña en Guadalajara,
Peña Painani, ubicada en las calles de Moro e Independencia donde él mis-
mo tenía una escuela secundaria por cooperación para obreros.
Es la Peña Painani también el foro donde se inician Fernando Michel y
Los Cachicamos, entre otros. Comienzan así a convivir la música folclórica
latinoamericana, la canción de protesta y las propuestas propias de los artis-
tas jaliscienses.
Madrigal, Agustín Alfaro, David Mancilla), primer grupo que le dará una iden-
tidad y presencia a nuestro estado en este tipo de propuestas. Nace también
«Jacinto Cenobio», canción insigne del movimiento que escribiera el propio
Pancho por esa época. Los Masiosares interpretan sus canciones con la guita-
rra y percusiones que, de manera intencionada, realizan con los objetos más
diversos: tubos, palos, botes, clavos. Querían mostrar, de esta forma, que la
música era un asunto cercano, cotidiano, nuestro. Van así de barrio en barrio,
de pueblo en pueblo, cantando casi a diario, en las escuelas, las plazas y los
sindicatos. Su compromiso es con la gente, cantan sin recibir nada a cambio,
la mayoría de las veces, se trata de estar ahí; de acompañar, de decir algo.
Pancho Madrigal, en lo particular, es sin duda alguna, una pieza clave en
el canto del estado de Jalisco y del movimiento de la canción. Su aguda obser-
vación de lo cotidiano, su honestidad personal y su compromiso con la can-
ción misma, construyen una obra sólida que es reconocida en muchos lugares
y de diversas formas, entre otras por la grabación de sus canciones por artis-
tas de la talla de Alfredo Zitarrosa, Amparo Ochoa, el grupo Sanampay, Carlos
Díaz Caíto, Óscar Chávez, Lupita Pineda, entre muchos otros. La propia Am-
paro Ochoa, en la contraportada de El tigre y el nahual (Pentagrama, 1987),
hace una buena definición del trabajo de Pancho: «qué manera más justa y
acertada de hacernos sentir que el cantar tiene un sentido común, de estatura
infinita e infinita solidaridad con el ser humano. Tu poesía y tu música no
conocen fronteras, porque la dignidad y el amor tampoco las conoce».3 Su
obra se prolonga hasta la fecha, si bien, después de una larga pausa, en la que
Pancho decidió guardar silencio y concentrarse en otras de sus múltiples
facetas de producción artística, como pintor, caricaturista, escritor. Su afor-
tunado regreso a la actividad musical está centrado en la exploración y
revitalización del corrido, como forma musical y literaria. De nuevo el ingenio
y sagacidad de Pancho consiguen producir canciones, obras, llenas de imagi-
nación, humor refinado como pocos, que a la vez retrata y nos retrata como
pueblo.
En 1974 con el entusiasmo provocado por su participación en Festival
de la Canción Universitaria del ITESO, Angelina Alcalá, Pablo Leos, Javier Romo,
Alfonso Valdez y Guillermo Alcalá deciden integrar un grupo de música fol-
clórica latinoamericana, al que se suma luego José Antonio Baz , Jabaz, y al
50 M ÚSICA Y DANZAS URBANAS
que denominan Kuyapiké. El Mesón 15-30 les abre sus puertas, se presentan
ahí casi a diario durante 1975, van creando un público y un gusto por esta
música.
Con este marco, a fines de ese 1975, Alejandro Puig se acerca con los
integrantes de Kuyapiké y les propone crear un lugar propio y dedicado al
canto latinoamericano. De esta manera Alejandro Puig (socio capitalista),
Angelina Alcalá, Alfonso Valdez, Javier Romo, José Antonio Baz y Rossana
Reguillo, siempre cercana al grupo, abren, en diciembre de 1975, La Peña
Cuicacalli (la casa del canto), foro que además de impulsar la música folclóri-
ca latinoamericana, será un lugar de confluencia y retroalimentación entre
los actores locales, nacionales e internacionales que darán vida al movimien-
to. En este lugar surgen grupos como Queletzu (Enrique Ortiz, Francisco
Arámbula, Verónica Delgado, Mónica Velasco, Roberto Navarro), quienes
empiezan a fortalecer lo que será el movimiento folclórico en la ciudad.
En el año 1975 Paco Padilla parte a la ciudad de México y forma junto
con Guadalupe Pineda, Rocío Gómez y Jorge Velasco, La Propuesta, grupo
que se presenta durante un tiempo en las peñas de esa ciudad. Ese mismo
año, Los Masiosares logran grabar su disco Folklore urbano, apoyados por la
Federación de Estudiantes de Guadalajara (FEG). Amparo Ochoa graba «An-
gelina», canción de Cornelio García, multifacético artista jalisciense que ya
había incursionado también por las peñas en la ciudad de México.
Fernando Michel inicia un programa de radio en la XEJB, el cual llama El
canto de los pueblos latinoamericanos. Es, hasta donde tenemos registro, el
primer programa en su género en Jalisco; fue una ventana inicial que fortale-
ció la difusión del género.
En enero de 1976 hay nueva organización en la Peña Cuicacalli con Ale-
jandro Puig, Fernando Michel, Javier Romo, Araceli Hermosillo y Alberto Pre-
ciado. Éste último, junto con Cuauhtémoc del Regil y Juan José Martínez crean,
meses después, el Foro Cultural Cronopios, una propuesta más amplia, que
alcanza a otras expresiones culturales, concepto del cual La Peña Cuicacalli
formaría parte. Sin embargo, antes de fin de año, al vencerse el contrato de la
casa donde se ubicaba la Peña, en avenida Guadalupe, se traslada a las instala-
ciones de Centro Cultural, en avenida Vallarta. Por su parte, el proyecto de
Cronopios fracasa, desapareciendo, y quedando la peña en el lugar.
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Cronología
1980 Pancho Madrigal, a iniciativa del Instituto Mexicano para el Desarrollo
Comunitario A.C. (IMDEC), graba «Si me dejara el tren», acompañando
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por Canto Latino. En diciembre de ese año, este mismo grupo estrena
su obra más importante, la cantata mexicana «La luna de Simón», en la
que participan también Javier Ochoa y Paco Padilla. Es en esta obra
donde se revelan como compositores Enrique Ortiz y Raúl Rodríguez.
El TEEP organiza el concurso de la canción «Lo que pasa en mi barrio»
convocando a diversos participantes de diversos barrios de Guadalaja-
ra. Se realizan eliminatorias y la final se resuelve dentro del segundo
Festival del Canto Nuestro, quedando como ganadora la canción «Paso
al progreso» que hace un juego de figuras entre el avance de la ciudad y
la demolición de la Plaza de Toros El Progreso por la creación de la
Plaza Tapatía.
Nace La Puerta, foro cultural y librería, con el esfuerzo de Sergio Ruiz y
Gustavo Fernández, a quienes más adelante se sumará Avelino Sordo
Vilchis. El primero se convierte en productor y durante los siguientes
años organiza diversos conciertos con trovadores nacionales.
Luis Manuel Mercado el de la Paloma realiza «La cantata de la migra-
ción» con diversos actores del TEEP. En Ocotlán crean la Peña Jacinto
Cenobio, misma que tiene una vida breve.
1981 Carlos Díaz Caíto, personaje muy significativo en esta región, produce
el disco del grupo Salasaica, Hagamos un trato, en donde buscan hacer
una propuesta propia. Este grupo lo conforman, entre otros, Celia Es-
trada, Armando Zacarías, Pepe Quezada y Gustavo Ángeles, este último
incursiona más tarde como promotor cultural y se convierte en uno de
los principales impulsores del movimiento. El TEEP organiza el Tercel
Festival del Canto Nuestro, en el Centro de Convenciones, que a partir
de 1985 se llamará Foro de Arte y Cultura. Gerardo Ascencio Rubio y
Alfredo Sánchez inician la producción y conducción de Preludio, pro-
grama radiofónico en la XEJB, con un enfoque de revista cultural. Desde
ahí se ofrece un espacio de difusión a eventos y parte de las propuestas
relacionadas con el movimiento.
1982 Canto Latino graba su disco Lacasitos, canción de Enrique Ortiz, Chi-
coria y Aldo. Se realiza en la ciudad de México el Primer Festival de
Canto Nuevo de Canal 13, que es ganado por el grupo jalisciense, Esca-
lón, con la canción «Hermano de la muerte», letra de Rubén Orozco y
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música de Alfredo Sánchez. Este grupo estaba formado por Jaramar Soto,
Alfredo Sánchez, Carlos Esegé y Arturo Ville, quienes dejan un testimo-
nio de este festival en la grabación de un disco en donde incluyen más
canciones de Alfredo Sánchez, «Las flores», de Paco Padilla y «Cronolo-
gías de atole», de Juan Carlos Ramírez.
También en la ciudad de México se organiza el Festival Foro de la Nue-
va Canción ¿Qué onda con la música popular?, donde músicos,
musicólogos y conocedores se plantean la posición de los creadores
frente al compromiso social de la canción. Los documentos de este en-
cuentro llegan a manos de Alberto Escobar que motivado convoca a
otros compositores locales para organizarse y replantearse el quehacer
artístico frente a la sociedad. Es a finales de este año que se gesta lo que
después será Canto Tapatío y Tierra Mojada. El TEEP organiza el cuarto
y último Festival del Canto Nuestro. Efrén Orozco graba Lo que pasa en
mi barrio, producido por el IMDEC.
1983 En este año se reúnen muchos de los principales actores del Movimien-
to de la Nueva Canción: Joan Manuel Serrat, Silvio Rodríguez, Pablo
Milanés, León Gieco, Daniel Viglietti, Óscar Chávez, Gabino Palomares,
Chico Buarque, Pete Seeger, Ángel Parra, etcétera, y tras redactar un
Manifiesto, surge la iniciativa de crear comités de la Nueva Canción en
todo el mundo. Gabino Palomares queda como Secretario Ejecutivo del
Comité Permanente de la Nueva Canción Internacional y Julio Solórza-
no del Comité Mexicano correspondiente. Julio convoca a los artistas
jaliscienses a sumarse al movimiento y para dar fuerza a esto, se realiza
en Guadalajara el Primer Festival de la Nueva Canción con la participa-
ción de un gran número de compositores e intérpretes en tres largos
conciertos que se realizaron del 21 al 23 de octubre de ese año. En estos
conciertos encontramos diversos participantes, como Paco Padilla, Efrén
Orozco, Gerardo Enciso, Ernesto Escobar, Tonal (Eduardo Flores, Ale-
jandro Olmo y Alberto Preciado), Escalón, Salasaica, Luis Manuel y Car-
los Díaz Caíto. Durante ese año Pancho Madrigal, Alberto Escobar, Raúl
Rodríguez y Enrique Ortiz se reúnen para preparar una plataforma para
apoyar y conformar un movimiento local. El 17 de noviembre se organi-
za un taller de composición en el que participan Pancho Madrigal, Raúl
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1988 Alberto Escobar graba su primer disco como solista, Este día es el me-
jor. Es claro en él ese esfuerzo por profesionalizar su propuesta. Arre-
glos, grabación y diseño son cuidados con esmero. Incluye en este disco
algunas de sus canciones que formaron parte del repertorio de Tierra
Mojada, escritas en conjunto con Enrique Ortiz y Raúl Rodríguez, que
son presentadas —como obligaría la circunstancia— bajo nuevos arre-
glos, personalizando la propuesta. Se complementa dicho repertorio con
canciones escritas con David Filio (Mexicanto) y un par, más persona-
les, escritas en solitario. Es un tiempo en que apuesta claramente por la
creación colectiva.
De cualquier manera el abanico de los temas que conformarán su obra
es ya claramente identificable. Canciones en que habla para todos, un
discurso abierto que toca a muchos, que invita o reflexiona de manera
directa, para todos, es el caso de «Este día es el mejor», «Y mañana,
mire usted…» o «La ciudad en que vivimos», «Sueño loco», no carentes,
además, de cierta crítica social. La parte introspectiva, íntima, donde se
mezcla el amor, la familia, que parecen ir juntos se encuentran en «De
verdad te quiero», «Ya casi te sientes madre» —dedicada a su hija—,
«Quisiera correr contigo». Sus dos discos posteriores: Coincidir (1995)
y Ciudadano del mundo (2001), ratifican este enfoque, y también su
cercanía con Guadalajara, su ciudad, a la que dedica la ya mencionada
«Llueve» que la describe de manera excepcional. «Piedra de río», «Esta-
mos haciendo historia», «Don Martín» narran nuevas facetas de la ciu-
dad. Hay trabajo minucioso de Alberto en la parte literaria, ese tiempo
de la creación colectiva parece darle libertad a su pluma, ya después
retomaría también la composición de sus melodías.
Hugo García produce un programa de radio con el nombre de Canto
Nuevo en Radio Universidad, programa que conduce Humberto Ortiz.
El INDEC organiza el Primer Festival por la Paz en Centroamérica, en el
Instituto Cultural Cabañas, en solidaridad a Nicaragua, en el que partici-
pan Armando Chacha, Trivio, grupo de vida muy corta formado por Paco
Padilla, Raúl Rodríguez y Enrique Ortiz, participa también Efrén Orozco
con Los del Barrio y, debido a un huracán que azota Centroamérica, no
alcanza a llegar a tiempo Luis Enrique Mejía Godoy.
60 M ÚSICA Y DANZAS URBANAS
1989 Jorge Arau crea otro nuevo espacio, El Granero del Arte. Como parte de
su proyecto convoca a realizar un taller de composición que apadrina el
cantautor yucateco Sergio Esquivel y que conducen Alberto Escobar y
Juan Miguel Portillo posteriormente. Participan, entre otros, Leo Marín,
Eduardo Ulloa y Fernando Quintana. El foro sin embargo, no sobrevive
por mucho tiempo y con él, el taller de composición.
En ese año Paco Padilla edita, bajo el sello Canto Tapatío, su primer
disco como solista Historia de un bonito lugar, mostrando ya lo que
serán las principales características de su obra. Canciones como la
que da nombre al disco, «Versos de los huaraches», «El novenario»,
«Las flores», «Calles de color» son el centro del trabajo de Paco, don-
de muestra su capacidad narrativa, su facilidad para captar el entorno
inmediato, las tradiciones, usos y costumbres del barrio y de los pue-
blos. Por otra parte, están también sus baladas, imaginativas o críti-
cas del entorno social que nos va envolviendo: «Sistecozome Sideral»,
«Nada vale más que la libertad», «Ay Andrés» son un buen ejemplo de
ello. Hay que decir, que ésta última formó parte también del reperto-
rio de Tierra Mojada. Como una continuación del TEEP y de la Peña El
Borlote se abre El Bodegón en las instalaciones del IMDEC, en la calle
Pino, en la colonia del Fresno, e inicia con Las Tandas del Bodegón.
Enrique Ortiz graba su disco Hay quienes y Adi (Adriana Rodríguez)
Desensueño.
Las Calas produce junto con Yolanda Zamora un programa radiofónico
que se trasmitió desde ese mismo foro por Radio Juventud, llamado Una
taza de café, donde se difunde la cartelera cultural de la ciudad. Este
programa se trasmitió hasta 1992.
ploran ritmos más vivos, bailables, hay una cierta conciencia de que deben
construir un espectáculo, no sólo una obra para la reflexión.
La lírica sigue también su transformación, es alcanzada por esta misma
búsqueda. Surgen —a veces con fortuna, otras no tanto— textos diferentes, la
ironía parece ir conformando una parte fundamental del bagaje, si bien pare-
ce que va de la mano con un cierto desencanto por lo que se tiene delante. Es
parte de una propuesta más amplia, que está también en la literatura.
Cronología
1990 Las Calas es sede del Festival Guadalajara en Zapopan y se presentan
Gabino Palomares, Alberto Escobar, Paco Padilla, Raúl Rodríguez, En-
rique Ortiz, Tránsito y Amparo Ochoa. Con la venida de Amparo a Gua-
dalajara se le hace un homenaje a Pancho Madrigal con la participación
de varios cantautores locales en este mismo centro cultural.
Para la venida del Papa Juan Pablo II a San Juan de los Lagos se invita a
participar en el evento previo y en un concierto para la juventud un día
antes a Maná, Alberto Escobar, Paco Padilla y Raúl Rodríguez. Este en-
cuentro despierta la inquietud en estos tres últimos de volver a intentar
proyectos juntos y, es Lionel Fernández de Las Calas, quien se suma a la
promoción y organización de diversos eventos y giras de ellos.
1991 Alberto Escobar, Raúl Rodríguez y Paco Padilla prueban que el concep-
to y la propuesta de Tierra Mojada no fueron tan efímeros, los continúan
y enriquecen desde su trabajo individual, y se reúnen para realizar el
montaje de nuevos conciertos con mayores pretensiones. Regresan al
Teatro Degollado con dos propuestas, Un canto por la paz (marzo) y
Con sabor a Tierra Mojada (octubre y noviembre). Ésta última la llevan
también al Teatro Luis Elizondo de la ciudad de Monterrey. Aparece tam-
bién una de las primeras producciones del sello Canto Tapatío con el
disco Sueño claro de Adi Rodríguez.
Nuevas generaciones levantan la mano, La Papa (Víctor Velasco) y El
Cerillo (Gerardo Ochoa) crean un dueto con una propuesta personal.
Tiempo después el propio Gerardo forma con Luis Estrella Cera y Papel
y graban Amanecer, que incluye sólo composiciones propias.
Los rockeros. Indispensable en esta cronología es la mención a un nu-
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En este mismo año Alejandra Zúñiga, junto con otros promotores cul-
turales, crea Casa Libertad, aunque lamentablemente su vida fue muy
corta.
2004 Yahir Durán edita un disco grabado en vivo, Cascarita en directo, que
registra de buena manera parte de su hacer en el escenario, la soltura
que ha adquirido, lo refinado de su técnica y su voz. Sus canciones cami-
nan hacia ritmos «más pegajosos», hasta bailables e intenta nuevas vías
para tomar contacto con el público. El disco es grabado en vivo en el
Rojo Café en la primera mitad del año 2003. Pentagrama lo edita en 2004.
También Leo Marín edita un disco que venía trabajando desde hace tiem-
po, Yo quiero estar aquí. Son notables las variantes en su propuesta:
canciones de ritmo vivo, alegre como «Hormigas en la piel», o el juego
imaginativo de la historia que construye en «Vengo del Sur», son mues-
tra de la creatividad de Leo.
También se edita En este viaje de Fernando Escobar que recoge cancio-
nes de diversas épocas, pero sobre todo de la etapa posterior a Cristal
Líquido. La riqueza en la participación de diversos arreglistas, como Ale-
jandro Segovia, David Inzunza —que recogen parte del sonido del gru-
po—, Manel Camp, Josep Mas Kitflus, dan vida a un disco singular. De la
fuerza a la ternura se navega en el disco con canciones como «Historia
Personal», «Dos silencios» y «Mil batallas» que se mezclan con «17 años»,
«Es tan difícil» o «Tierna muerte».
Hay también una segunda edición de Nomás de un lado de los Amigos
de Paco Padilla, aquel mencionado disco grabado con la excusa del ho-
menaje que recibiera Paco en 1997. Se consolida el proyecto del Centro
Cultural Mixcoacalli, foro donde se presentan diversas expresiones
musicales, entre ellas —y con fuerte presencia— la trova.
2005 Cierra la Peña Cuicacalli, foro fundamental en el desarrollo del movi-
miento de canción y música alternativa. Después de la muerte de Werny
—Werner Kleiner— (2003), que había dado solidez y estabilidad al pro-
yecto, aún a pesar de ampliar el espacio a otros géneros —aspecto muy
criticado por muchos, pero clave en la permanencia de la peña—, el
foro fue decayendo. Hubo esfuerzos por parte de Alejandra Tafich —
junto con Enrique Ortiz— por darle nueva vida. Al final, fue pasada de
E L J ALISCO CONTEMPORÁNEO EN SUS CANCIONES RECIENTES 75
mano en mano durante lapsos muy breves, hasta que un nuevo dueño la
cerró para dar paso a un foro radicalmente distinto. Vaya pues nuestro
reconocimiento a los diversos actores de este foro, desde su fundación
hasta su cierre, por sus casi 30 años de historia.
El colectivo que operó el Mixcoacalli durante el año 2004 se dividió en
el 2005 y los conciertos los continuaron realizando bajo el nombre de
Red Insurgente.
Aparecen los discos Un mito más de Luis Ku, Primeros pasos de Alfre-
do Sánchez y Tu sombra en el portal de Eduardo Ulloa.
Se cierra el telón… por ahora.
Alejandro Segovia, que nos hizo llegar entre sus notas, durante la realización
de este trabajo:
U N APUNTE FINAL
En la certeza de que la elaboración de este artículo a resultado un excelente
ejercicio para la memoria y para la autocrítica, así como para el trabajo en
equipo, queremos manifestar que, después de varios meses de organización,
investigación, entrevistas, intercambios, etcétera, seguimos conscientes de
nuestras limitaciones, pero también de la buena voluntad y el deseo de haber
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J U L I O A L B E R T O V A LT I E R R A
1
Sé que no es posible ser exhaustivo. Seguramente en diversos puntos de Jalis-
co han existido y existen más rockeros con suficientes méritos para haberlos
incluido aquí. Sé que mientras estas páginas se publican, otros estarán engor-
dando y engrandeciendo el acervo rockero jalisciense. Vaya una disculpa a to-
dos los nombres y grabaciones omitidos. En este ensayo, pues, no están todos
los que son, pero sí son todos los que están.
[79]
80 M ÚSICA Y DANZAS URBANAS
explicaciones. Por ejemplo, podría decir que siempre ha habido músicos muy
fregones por acá, porque la lejanía de la frontera gringa nos hace tener una
visión más fresca y vanguardista; que tenemos una influencia natural de los
mariachis; que tomar tequila directamente de los alambiques y comer tortas
ahogadas con salsa de chiles de Yahualica nos hace ver las cosas como real-
mente son…, que si las arañas… Pero como eso sería echarle mucho limón a
nuestro pozole, mejor repasemos la historia del rock tapatío.
Pero antes de entrar de lleno al rol del rocanrol en Guadalajara me pare-
ce que resulta imprescindible comenzar por el principio. ¿Y cuál es el princi-
pio? Pues el nacimiento y evolución del rock, su llegada a México y su poste-
rior aparición en tierras tapatías, ya que desde mi punto de vista estas son
historias que corren paralelas y no se puede entender la una sin la otra; ade-
más, de esta forma tendremos un marco contextual que nos permitirá apre-
ciar en su justa dimensión el rock «made in Guanatos».2
¿Estás listo para rolarla por estás páginas?
2
Uno de los primeros jaliscienses en poner en alto el nombre del estado en la
escena rockera internacional fue Carlos Santana, nativo de Autlán, que a finales
de la década de los sesenta cosechó sus primeros grandes éxitos en los Estados
Unidos. Sin embargo, como su carrera la ha desarrollo fuera del país, Santana
no será incluido en este ensayo. Tampoco será analizado aquí el trabajo de gru-
pos como Kenny y los Eléctricos o Santa Sabina, que si bien es cierto incluyen
en sus filas a dos destacadas cantantes tapatías —Kenny Avilés y Rita Guerrero,
respectivamente— estas agrupaciones nacieron y han evolucionado básicamente
en el DF.
E L ROL DEL ROCANROL EN G UADALAJARA 81
Sin embargo, años antes, los negros de Estados Unidos ya habían prácticamen-
te inventado el rock & roll en su modalidad de rhythm and blues, ritmo que a su
vez tomó muchos elementos del blues, del jazz, del soul y del folk. Ante el
repentino y creciente auge de esta música, los blancos tomaron las canciones
negras de más éxito, les quitaron la grasa y el color, les pusieron sabor a blanco
y las sacaron al mercado. Este fenómeno se repitió incontables veces con can-
ciones de Chuck Berry, Little Richard, Fast Domino y muchos más.
Dos años después de «Around the clock» surgió el primer y más clásico
sex simbol del rock & roll: Elvis Presley, El Rey, que propagó el movimiento al
otro lado del océano Atlántico y proyectó el rock & roll a nivel mundial.
Así nació el rock & roll como un fenómeno popular y, ¿por qué no decir-
lo?, como un fenómeno de masas que se extendió rápidamente por Estados
Unidos cuando los jóvenes americanos, superada ya la crisis económica de
posguerra, empezaron a constituir un grupo con poder adquisitivo, con gustos
y personalidad distintos a los de sus padres.
La juventud norteamericana de la década de los cincuenta nació a fina-
les de los años treinta y principios de los cuarenta por lo que le tocó vivir una
infancia bélica; sufrió las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial; ade-
más, era una juventud resentida y cuando estalló la guerra de Corea explotó
contra ella, protestando, que encontró en el rock & roll un magnífico medio de
escape y desahogo. Ese fue el nacimiento social del rock & roll, pero ¿cómo
reaccionó la sociedad? Simplemente llamó a los jóvenes «rebeldes sin causa».
El rock trajo consigo una nueva filosofía, un cambio, una revolución, un des-
pertar y una nueva cultura juvenil expresada como contracultura.
Esta nueva música clásica, como la definió el escritor José Agustín (1985:
73), fue creciendo de una manera directamente proporcional a las cabelleras
y de una manera inversamente proporcional al largo de las faldas; se introdujo
en la vida de las comunas, predicó que las drogas con amor y paz son buenas;
se enroló en Vietnam, adquirió velocidad y se vistió de virtuosismo, cambió su
indumentaria y, con los pelos de punta, vomitó con los punks; asaltó las pistas
de las discos y echó a danzar de espanto a los viejos rockeros; delató el totali-
tarismo del rock y fue juez y verdugo de sí mismo.
Con el paso de los años, el rock se ha convertido en uno de los géneros
de música popular que más escuchado en el mundo. Hay que admitir (duélale
82 M ÚSICA Y DANZAS URBANAS
a quien le doliere) que el rock es quizá la música con más aceptación entre la
juventud de todo el planeta, pues ni siquiera los chavos de los países más
alejados y ajenos a las tradiciones occidentales han logrado escapar a su in-
fluencia.
Pocos tipos de música popular de origen extranjero han sabido adaptar-
se mejor a las lenguas y tradiciones nacionales que el rock. Además, los ins-
trumentos y las prácticas musicales locales lo invaden con rapidez. Por su
flexibilidad y su capacidad de adaptación y apropiación de elementos cultura-
les ajenos, el rock llega para quedarse en casi cualquier país en el que se adentra.
Desde 1954, cientos de autores han querido clasificar al rock como un
fenómeno popular, pasajero y sin trascendencia cultural; sin embargo, a dife-
rencia de lo que normalmente se conoce como música pop, la relevancia del
rock va mucho más allá del ámbito puramente musical, ¿qué es lo que hace
que el rock sea tan peculiar e imperecedero?
Casi por tradición, para algunas personas el rock sigue siendo pelo lar-
go, alcohol, drogas o vandalismo (sexo, drogas y rocanrol). Sin embargo, el
rol del rocanrol va mucho más allá. La historia del rock es muy grande y afor-
tunadamente disco a disco, concierto a concierto, se sigue escribiendo.
Cuando el rock & roll llegó a México al principio no tuvo el mismo im-
pacto de rebeldía juvenil que en Estados Unidos, ya que fue interpretado y
popularizado por las orquestas que tocaban jazz, chachachá, mambo, rumba,
etcétera, las cuales en lugar de tocar para la juventud lo hacían para la clase
media de trabajadores adultos que consideraban que éste era sólo otro nuevo
ritmo de baile y que pasaría de moda pronto.3
La transformación del rock & roll de un estilo musical adulto a uno que
fuera hecho por y para los jóvenes estaba por nacer en México. A diferencia
de Estados Unidos, donde este nuevo ritmo fue primero experimentado por la
juventud obrera para después pasar a la clase media y rica; en México fue
experimentada primero por la clase media y los ricos que eran los que tenían
el dinero para comprar discos y tocadiscos para disfrutar de esta música.
Cuando la juventud de la clase media mexicana empezó a formar sus
propias bandas, a mediados de los años cincuenta, haciendo lo mejor posible
sus versiones de canciones en inglés, en un principio las compañías disqueras
no les pusieron mucha atención, ya que dichas compañías se dedicaban más a
la importación de la música original y de otros ritmos populares de aquel en-
tonces.
Pero a finales de los años cincuenta el rock & roll proliferó con crecien-
te aceptación. En 1957 aparecieron Los Locos del Ritmo, que fueron los pri-
3
En 1955 se estrenó en México la película Black board jungle, titulada aquí
Semilla de maldad. Esta película contenía la canción de Bill Haley y sus Come-
tas «Around the clock» («Al compás del reloj»), siendo ésta uno de los primeros
rocanroles que se escuchó en la radio mexicana. La primera grabación mexica-
na que incorporó el rock & roll fue hecha en 1956 por la Orquesta de Pablo
Beltrán Ruiz. Se trata de la pieza instrumental titulada «Mexican rock and roll»
(«Rocanrol mexicano»), compuesta por el líder de la orquesta, y salió como
disco sencillo para la compañía RCA Víctor. Meses después este nuevo ritmo
creció en popularidad, tanto que hizo que la mayoría de orquestas cambiaron
sus estilos para también tocar rock & roll. También en 1956, la vedette chicana
Gloria Ríos, acompañada por el conjunto de Jorge Ortega, grabó el primer disco
sencillo cantado de rock, con las canciones El relojito y La mecedora, siendo
éstas las primeras canciones de rock cantadas en español.
84 M ÚSICA Y DANZAS URBANAS
4
Con «Chica alborotada» (su versión de «Tallahasee Lassie» del olvidado Freddy
Cannon), Los Locos del Ritmo demostraron que podían superar la música que
imitaban. Su impulso creativo dio también frutos originales como su temprano
instrumental «Morelia», su perdurable y emotivo rock lento «Tus ojos» y «Yo
soy rebelde», pieza cuya conciliatoria y apologética letra no logró conjurar sino
suscitar la creciente irritabilidad de las represivas figuras autoritarias imperantes
en esos años. Debido a que el disco de Los Locos del Ritmo fue enlatado, Los
Black Jeans, luego castellanizados a Camisas Negras, con César Costa al frente,
les comieron el mandado y fueron ellos los primeros en lanzar un disco sencillo
de rock en español hecho por jóvenes y para jóvenes mexicanos, conteniendo
su adaptación del gospel «La batalla de Jericó», respaldada por la igualmente
rocanrolera versión de la mexicanísima «La cucaracha». Esta simultánea fasci-
nación por lo extranjero y la búsqueda de una expresión propia habría de carac-
terizar el porvenir del rol del rocanrol mexicano.
E L ROL DEL ROCANROL EN G UADALAJARA 85
Los Gibson Boys (estos dos últimos de Guadalajara) y muchísimos más que
transformaron el rock & roll cantado en español en un boom tanto en México
como en el resto del mundo iberoamericano. De todos estos grupos el más
importante e influyente fue Los Teen Tops.
En su mayoría, estos grupos se dedicaban a hacer covers de los éxitos
norteamericanos e ingleses, sacando unas versiones bastante ligeras y cursis
que nada tenían que ver con la letra original, pero unos cuantos se arriesgaban
y más o menos traducían las letras al pie, pero eso sí, todos se fusilaban los
arreglos casi nota por nota. Y este fue, pues, el origen del rock & roll hecho en
México, momento en el que nunca se tomaron en cuenta los distintos contex-
tos sociales y culturales que hay de un país a otro y de una clase social a otra,
ya que lo único que importaba era el ritmo. Estoy hablando de la primera gene-
ración de rocanroleros mexicanos, en la cual básicamente figuraron grupos
del DF.
A pesar de todo, no puede negarse que los primeros grupos mexicanos
tenían unas ganas genuinas por rocanrolear, le entraban al rock con mucho
entusiasmo y con una inocente actitud de entrega y cotorreo; quizá por eso
nos hacían menear las patrullas al son que ellos nos tocaban, aunque lo hicie-
ran con base en el fusil. Pero si el nacimiento del rock en México careció de
originalidad se debió a que eso era irrealizable en su momento, pues las condi-
ciones sociales, culturales y económicas, así como las raíces musicales, eran
muy diferentes a las de Estados Unidos, lo cual de ninguna manera favorecía
el surgimiento de un rocanrol nacional auténtico. Sin embargo, y pese a todo,
las malas traducciones y los vulgares refritos cumplieron una función muy
importante: introducir el espíritu rocanrolero en México.
5
Los Boopers tienen el dudoso honor de haber preparado, ensayado y grabado
un disco de larga duración en sólo nueve horas. Esto sucedió en 1960 cuando el
grupo se inició con una pequeña marca discográfica llamada Coro. El disco
pasó desapercibido, pero en 1961 se conectaron con la compañía Peerles y
empezó su éxito. El grupo lo integraron Paco Cañedo (vocalista), Javier de la
Cueva (piano), Julio César (requinto), José López (bajo), Eduardo Sánchez (ba-
tería) y el líder, fundador, trompetista y también pianista del grupo Germán
González, que cinco años después se integraría al grupo El Clan y posterior-
mente a La Fresa Ácida.
88 M ÚSICA Y DANZAS URBANAS
do tan común como el quiúbole; la greña se fue haciendo más larga y apare-
cieron las drogas.
Por esos años no había discotecas y menos aún antros, pero había toca-
das en el Casino Francés, en el Club de Leones, en el Casino del Agua Azul, en
los centros barriales de Jardines del Bosque, La Tuzanía, La Arboleda de
Zapopan y en muchas partes más. Al principio estos grupos tocaban en las fies-
tas de sus colonias y luego su fama se fue extendiendo por toda la ciudad.
A finales de los sesenta, cuando el hippismo ya había llegado a México,
se dio en el país un movimiento rocanrolero más o menos importante. Por
esos años comenzaron a bajar del norte infinidad de grupos que buscaban
fama y fortuna en el DF. En esta segunda etapa del rock mexicano apareció
una oleada de músicos que, olvidándose de los covers, comenzó a hacer un
rock original, aunque aún estaban evidentemente influenciados por los gran-
des grupos estadounidenses e ingleses. A partir de 1968 a este movimiento
musical se le conoció como La Onda Chicana, y a partir de ella el rock mexica-
no ya fue otra onda.
Entre 1968 y 1971 emergió una nueva camada de rocanroleros mexica-
nos que buscaba forjar un rock más original, que fuera reconocido distintiva-
mente como mexicano. Los mejores grupos de esos años intentaron desarro-
llar un rock que expresara sus propias ideas, aunque lo hicieron sobre las
bases y patrones más básicos.
A partir de 1966 se dio una división entre los intérpretes del rock mexi-
cano. Por un lado estaban los que continuaron con la costumbre de copiar
canciones extranjeras adaptando las letras al español. Del otro lado se encon-
traban los que optaron por tocar sus propias composiciones, lo cual era bue-
no, pero desgraciadamente casi todos los grupos que formaron la segunda
corriente cantaban en inglés. Los del primer grupo fueron muy numerosos,
sin embargo, después de 1968 la fórmula de tener éxito interpretando covers
dejó de funcionar, quedando el campo libre para los grupos que tocaban com-
posiciones originales.
Para finales de 1969 los grupos que interpretaban música original co-
menzaron a tener el apoyo de las compañías disqueras. De esta forma el rock
mexicano adquirió un perfil más maduro y se comenzó, por un lado, a compo-
ner material propio cantado en español y, por otro lado, las nuevas grabacio-
90 M ÚSICA Y DANZAS URBANAS
No creo que haya sido una onda política, para nada, fue una onda de que la banda
quería tener su Woodstock propio. Para mí, todo estuvo padrísimo, el sonido, la gente
y, sobre todo, la convivencia. Toda la banda invitaba de su comida, de su tequila, de su
mota, de todo te invitaban. Los soldados estaban alrededor, esperando a ver quién les
daba una bachita (Valtierra, 2001: 45).7
6
Hay que recordar que tres meses antes del festival México estaba nuevamente
de luto. Estudiantes y maestros fueron ferozmente reprimidos por Los Halco-
nes el 10 de junio, reiterándose así la acción criminal del 2 de octubre de 1968,
en Tlatelolco. Pero según Armando Molina, uno de los organizadores del festi-
val, «la tocada no tuvo ninguna connotación política y, afortunadamente, en el
festival no hubo violencia ni disturbios y la prueba es que fue un festival blanco,
ya que no hubo desorden ni nada que lamentar» (Valtierra, 2001: 45).
94 M ÚSICA Y DANZAS URBANAS
Este suceso fue el inicio de una propuesta seria dentro del rock nacio-
nal. El festival se conformó con muy buenos grupos que traían propuestas
interesantes. Desgraciadamente, el festival ha quedado registrado en la histo-
ria del rock mexicano como un hecho vergonzoso, un evento al que sólo asis-
tieron puros vagos, viciosos y degenerados que convivieron y se mezclaron en
orgías de sexo y drogas.
Avándaro fue una trampa en la que la juventud mexicana cayó redondi-
ta. La cosa estaba caliente en esos años. Los sucesos de 1968 y del 10 de junio
estaban muy presentes. Los jóvenes estaban apesadumbrados, querían paz y
amor, necesitaban unión, por eso el Festival de Avándaro fue una especie de
ritual dionisiaco que sirvió para liberar tensiones.
Sin embargo, a partir de Avándaro el rock en México casi se fue a la
basura. Gracias al festival las autoridades se dieron cuenta de que el rock
movía masas importantes y de que en un momento dado una reunión de esa
magnitud podía significar un serio peligro. Así que, después del festival, las
autoridades decidieron prohibir las tocadas de rock. Con esto casi se perdió
por completo la comunicación y el contacto de la juventud con el rock.
Después del Festival de Avándaro todo mundo dio rienda suelta a la
intolerancia. Los ataques y la condena contra el rock llegaron por todos la-
dos: de los gobernantes, de la burguesía, de la clase media, de los margina-
dos, de los intelectuales, de la derecha, de la izquierda, de arriba y de abajo.
A partir de Avándaro el rock mexicano entró, textualmente, en un hoyo y ahí
permaneció hasta finales de la década de los ochenta, período en el que sur-
gieron:
7
Entrevista realizada el primero de octubre de 1993, época en la que trabajaba
en el diario tapatío El Occidental, en el cual colaboré escribiendo diversos artí-
culos acerca de rock y literatura para la Sección de Cultura y Espectáculos
(véanse las referencias).
E L ROL DEL ROCANROL EN G UADALAJARA 95
así nuestras autoridades nos pedían a través de los medios que respetáramos
a la policía!
En pocas palabras, durante los años setenta fue muy duro vivir el rol del
rocanrol en Guadalajara ya que la policía era muy mala leche, pues aparte de
las nefastas razzias que justificaban con la frase «más de tres ya es pandilla»,
la tira nada más estaba esperando que saliéramos de las tocadas para apañar-
nos por el simple hecho de traer el pelo largo. Además, las autoridades eran
muy intolerantes a la hora de otorgar permisos y ponían muchas trabas o sim-
plemente los negaban.
ante más de dos mil asistentes donde los rockeros descargaron todos sus éxi-
tos e hicieron revivir viejas memorias, confirmando su indiscutible calidad de
pilares dentro del rock tapatío. Los músicos que participaron en esta graba-
ción fueron: Antonio Vierling Hernández, Manuel Olivera, Reynaldo Díaz El
Tucky, Servando Ayala y Pierre Chaurand. Las canciones de Los Spiders in-
cluidas en este disco son: «Back», «Run, run, run», «Nothing more to say»,
«I’m a man», «54th Avenue», «Walking blues» y «A whiter shade of pale».
Durante cuatro décadas la música de Los Spiders ha acompañando a
varias generaciones y es considerada por uno de sus creadores, Reynaldo Díaz
El Tucky, como «tradicional dentro del rock, con bases en el country, el blues
y lo pesado».8
Junto con La Revolución de Emiliano Zapata, La Fachada de Piedra, La
Quinta Visión, Toncho Pilatos y otros, Los Spiders fueron uno de los polos de
atracción del rock mexicano en la década de los setenta. La huella que dejó
este grupo pionero del rock tapatío ha sido tan profunda que dos canciones de
su primer disco, «Back» y «On the road», fueron incluidas en el soundtrack de
la película Puños rosas, dirigida por Beto Gómez y estrenada en el 2004. En la
actualidad aún es posible escuchar a esta leyenda del rock tapatío ya que con-
tinúan tocando intermitentemente en diversos bares y foros de la ciudad.9
8
«Los Spiders en escena», en Tentaciones, suplemento semanal del periódico
Siglo 21, no. 52, 28 de abril de 1995, p. 24.
9
En 1998 el cantante de Los Spiders grabó un disco como solista. Para la graba-
ción, Antonio Vierling se rodeó de una banda que podría ser considerada un
dream team del blues tapatío, pues además de Vierling en guitarra y voces,
actuaron Servando Ayala en los teclados; Salvador Cervantes, bajo; Marco
Elizondo, guitarra y Octavio Elizondo, batería, ambos de La Avenida del Blues;
en los saxofones el legendario José Luis Chamaco Guerrero y Giancarlo, ex de
La Dosis; Baby Bátiz y Marilú Bano, coros, entre algunos otros. Desafortunada-
mente el disco no tuvo la distribución adecuada por parte de Azteca Music.
102 M ÚSICA Y DANZAS URBANAS
liano Zapata. La banda estaba conformada por Javier Javis Martín del Campo
(guitarra, flauta, piano), Óscar Rojas Gutiérrez (vocales), Antonio Cruz Car-
bajal (batería), Francisco Martínez Ornelas (bajo) y Carlos Valle Ramos (gui-
tarra).
En esos años de la calzada pa’llá no había muchos lugares para presen-
tarse por lo que al principio La Revolución de Emiliano Zapata tocaba en las
fiestas de la colonia Jardines del Bosque o en las tardeadas del Casino Fran-
cés y del Club de Leones, pero luego su fama se extendió a todo Guadalajara.
De esta forma, entre covers y canciones originales interpretadas en inglés, La
Revolución pasó a encabezar un movimiento musical que poco a poco comen-
zó a cobrar mucha fuerza en todo el país.
Los Spiders jugaron un papel muy importante en el camino de La Revolu-
ción, ya que los recomendaban en cada sitio que tocaban y así los organizado-
res de conciertos y tardeadas también fueron contratando a los revoluciona-
rios. Pero lo que sirvió como trampolín a La Revolución fue un concurso con-
vocado por la estación de radio Las Cinco Ondas de la Alegría, en el cual podían
participar los grupos tapatíos que tuvieran música propia e inédita. El premio
era relacionarlos con una empresa grabadora. El ganador sería elegido median-
te votación telefónica de los radioescuchas. La Revolución ganó el concurso y
de inmediato llegó gente de la Ciudad de México para contratarlos.
En 1971 La Revolución de Emiliano Zapata grabó su primer LP , para la
compañía Polydor. Junto con el LP Back de Los Spiders, esta primera graba-
ción de La Revolución se ha convertido en una de las piedras angulares del
rock mexicano por lo que posteriormente este acetato fue reeditado como
CD en 1993 por Polygram, para Rock´n Roll Circus, y en 1999 por Discos
Manicomio.
Apenas el año anterior el rock tapatío había dado mucho de qué hablar
gracias al enorme éxito que tuvo la canción «Back» de Los Spiders, y en 1971 la
canción más sonada en todo el país fue «Nasty sex», la cual proyectó a La
Revolución tanto a nivel nacional como internacional. Aún montados en la cres-
ta de la ola, los revolucionarios lanzaron como segundo sencillo la pieza «Shit
City» (que pudorosamente era presentada por los locutores como «Ciudad
perdida») la cual afianzó la fama del grupo y confirmó que Guadalajara se ha-
bía convertido en una de las ciudades más importantes para el rock mexicano.
E L ROL DEL ROCANROL EN G UADALAJARA 103
A partir de entonces todo fue vertiginoso para los muchachos: los dis-
cos de La Revolución se vendían como cerveza en el estadio Jalisco; hacían
giras para allá, giras para acá; todo el tiempo aparecían en la televisión; inclu-
so gracias a la enorme popularidad alcanzada los revolucionarios participa-
ran en la película La verdadera vocación de Magdalena, protagonizada por
Angélica María.
Por esas fechas La Revolución también grabó su segundo LP, Nada del
hombre me es ajeno (La verdadera vocación de Magdalena) (también cono-
cido como Hoy), el cual salió bajo el sello Polydor en 1972. Paty Ayala y Marilú
Mairfufa participaron en los coros. A pesar de que no tuvo el mismo éxito ni la
misma trascendencia que su álbum debut, este LP tuvo muy buena aceptación
y mantuvo al grupo en los primeros planos de popularidad dentro del rock
mexicano.
En 1973, La Revolución grabó el EP Congore tumbero a la mar, para el
sello Polydor. Para entonces, era evidente que había problemas al interior del
grupo. Para la grabación de su tercer LP, La nueva onda de La Revolución de
Emiliano Zapata, que salió en 1975 con el sello DIMECA, el grupo sufrió cam-
bios importantes en su alineación: salieron el vocalista Óscar Rojas y el guita-
rrista Carlos Valle, supliéndolos Tomás Yoakum (que había estado con La Fa-
chada de Piedra) en las vocales y Guillermo Goñi en las percusiones. Otro
cambio trascendental se dio en la autoría de las canciones pues éstas ya no se
atribuyen a toda la banda sino que ahora aparecen firmadas con el nombre de
sus autores.
Posteriormente La Revolución de Emiliano Zapata siguió grabando, pero
lejos de la esencia rockera que los caracterizó los primeros años. Con el movi-
miento de 1968 y Avándaro encima, la Revolución optó por cambiar de géne-
ro para seguir en la música. Así que durante 16 años (del 1975 al 1991) estuvie-
ron en el campo de la balada romántica, y por ello fueron considerados como
el primer grupo traidor al rock mexicano. Dentro de la balada La Revolución
llegó a grabar 14 LPs, y en este género su éxito más sonado fue «Mi forma de
sentir».10
10
Tema que fue reinterpretado en años recientes por Pedro Fernández y con el
cual alcanzó el mismo éxito que en su tiempo logró La Revolución.
104 M ÚSICA Y DANZAS URBANAS
11
Un dato anecdótico es que Enrique Sánchez Ruiz, cantante de 39.4, acompa-
ñó a sus amigos de La Fachada de Piedra en Avándaro en el día anterior (no
oficial) del Festival. Por azares del destino, le tocó palomear con ellos unas dos
o tres rolas, porque su cantante en ese momento no podía hacerlo, vaya usted a
saber por qué razón.
12
Las canciones fueron: «Everyday face», «Better watch what you do»,
«Roaming» y «It’s to bad». Posteriormente, también en 1971, estas cuatro can-
ciones de La Fachada de Piedra aparecieron en el disco recopilatorio que se
editó con lo mejor del Festival de Avándaro.
E L ROL DEL ROCANROL EN G UADALAJARA 105
guel Ochoa, Tomás Yoakum, Tony Baker, Adrián Cuevas en lugar de Tomás
Parra, y Guillermo Olivera, sustituyendo a Mark Harvey.
Poco después el grupo volvió a sufrir cambios, y para la grabación del
segundo EP (La Fachada de Piedra, Phillips, 1972) los integrantes eran: Mi-
guel Ochoa (guitarra), Adrián Cuevas (bajo), Tomás Yoakum (batería, conga y
voz), Guillermo Olivera (batería y conga) y Servando Ayala, que había estado
con Los Spiders y 39.4, (teclados).13 Más tarde se les unió Carmen Ochoa en la
voz, sin embargo en Guadalajara estaba muy fuerte la onda de la música disco
y las oportunidades de tocar eran pocas, así que después de algunos años de
peregrinar en la capital de Jalisco sin obtener buenos resultados, en 1979 Mi-
guel y Carmen decidieron emigrar a Estados Unidos y la banda desapareció
algunos años.
Carmen y Miguel se quedaron doce años en la unión americana, traba-
jando en una tienda de discos y tocando en las noches con una banda denomi-
nada Núcleo del Blues. Fue hasta 1992 cuando decidieron regresar y retomar
el antiguo proyecto de La Fachada de Piedra y seguir haciendo rock y blues
como si nunca se hubieran ido, y desde entonces han estado rolando en el rol
del rocanrol tapatío, tocando todos los fines de semana en diferentes bares y
foros de la Perla Tapatía y anexas.
La gran aceptación que tienen las tocadas de La Fachada de Piedra hizo
que en 1994 la compañía Mix Records editara el ya mencionado CD Los Spiders
y La Fachada de Piedra en vivo.14 Este disco superó todas las expectativas,
razón por la cual ese mismo año en dicha compañía lanzó el CD La Fachada de
Piedra, Memorias del Barba Negra, grabado durante una serie de presenta-
ciones que la banda realizó en el foro que, prácticamente se ha convertido en
su segundo hogar. La grabación más reciente del grupo es La Fachada de
13
Las canciones que contiene esta grabación son: «Moving to fast», «Same old
story», «Walking the dog» y «Sad shoes». De este EP se desprendió un disco
sencillo que contenía las dos últimas canciones.
14
Los integrantes para esta grabación fueron: Carmen Hernández Ochoa (voz),
Miguel Ochoa (guitarra), Servando Ayala (teclados), René Alonso (bajo) y José
Luis Zúñiga (batería). Las canciones incluidas son: «Stormy monday», «You ain’t
got nothing on me», «Maybe», «Summertime-sleepwalk» y «Every day».
106 M ÚSICA Y DANZAS URBANAS
39.4
En los años setenta a las agrupaciones de rock que tenían una dotación nor-
mal de instrumentos, es decir, una o dos guitarras, bajo, batería y, ocasional-
mente, teclados, se les llamaba grupos; a las agrupaciones que tenían una sec-
ción de metales, usualmente trompeta, sax y trombón, se le llamaba banda
(Sánchez Ruiz, 2004: 22). La mayoría de los grupos tapatíos de la década de
los setenta tenían formaciones clásicas, es decir, sus instrumentos eran dos
guitarras (rítmica y solista), bajo, batería y, eventualmente, teclados. 39.4 fue
la excepción ya que tenía una excelente sección de metales (dos trompetas,
sax, trombón y flauta), la cual le daba un sonido característico a su estilo.
39.4 estaba integrado por: Guillermo Willow Brizio Domínguez (guitarra
líder), Enrique Larry Sánchez Ruiz (voz), Jorge A. Salles (bajo), Jaime Arturo
Hernández (sax), Carlos Híjar Medina (trompeta y trombón), Octavio García
Hernández (trompeta y flauta), José Luis Zúñiga Lazcarro (batería) y Ariel
Castellanos Villanueva (órgano). 39.4 únicamente grabó un LP16 (del que se
desprendieron un sencillo y un EP ) y un sencillo que difieren diametralmente
15
El disco contiene diez temas de autores clásicos del rock y del blues, como
«Break on through», de Los Doors; «Sputnik», de The Ventures; «Next time you
see me», de Little Junior Parker; «Sunny», de Bobby Hebb; «Goin down», de
Don Nicks, entre otros; así como una rola de la autoría de Carmen Ochoa: «Re-
greso a casa».
16
39.4. (CBS , 1972) fue el nombre de su primer LP (también salió con el sello
Okeh). Contiene las siguientes canciones: «Behind the mask» («Detrás de la
máscara»), «Everyday woman» («Mujer de todos los días»), «Set you free» («De-
jarte libre»), «Losers, winners» («Perdedores, ganadores»), «I can live without
you» («Yo puedo vivir sin ti»), «Faith» («Fe»), «Electronic citizen» («Ciudada-
no electrónico»), «Higher» («Más alto»), «Express City» («Ciudad Express») y
Madness («Locura»). Actualmente este LP es uno de los más cotizados en el
mercado.
E L ROL DEL ROCANROL EN G UADALAJARA 107
La Quinta Visión
En 1967, en la colonia Americana de Guadalajara nació La Quinta Visión. Ori-
ginalmente el nombre del grupo era La Quinta Visión del Sonido. La forma-
ción inicial de la banda fue: Fernando Dávalos Orozco (voz y guitarra), Pedro
Goñi Fregoso (guitarra), Guillermo Dávalos Orozco (bajo) y Francisco Goñi
Fregoso (batería).
La Quinta Visión comenzó su rol por el rocanrol tocando en fiestas par-
ticulares y en las tardeadas que se organizaban en la Casa Loyola del Instituto
de Ciencias, colegio jesuita donde estudiaba la mayoría de los integrantes.
17
Apareció en 1975 bajo la producción de Magneto. Músicos invitados: Lissa,
Nené, Tessy, Marilú, Memo, Azhul, Ernesto, Lolo, Chemo, Jorge, Siso, Jorge,
Servando, Beverly (coros); y la Orquesta Sinfónica de Guadalajara: José Padi-
lla, Víctor Padilla, Antonio Alvarez, Carlos Pichardo, Agustín Uribe, Antonio
Chavira, Isabel Navarro, Ramón Becerra y José Bautista (violines, violas, cellos,
contrabajo y vihuela). Canciones: 1. «You walk beside tomorrow» («Caminas a
un lado del mañana») (Guamusa/Willow/Siso), y 2. «Guadalajarabe» (Guamusa/
Willow).
108 M ÚSICA Y DANZAS URBANAS
18
Monkey’s shout (Lamentos de un mico). Primer EP, Phillips, 1971. Para la gra-
bación de este disco ya se había integrado a la banda José Luis La Changa Sáenz
González en la guitarra. Canciones: «Monkey’s shout» («Lamentos de un mico»),
«Let them run» («Déjalos correr») y «Don´t hide your love» («No escondas tu
amor»). Liberty Street Blues. Segundo EP, Phillips, 1971. Canciones: «Liberty
Street blues» («Blues de la calle Libertad») y «Suddenly» («De repente»).
E L ROL DEL ROCANROL EN G UADALAJARA 109
Frankie Ocampo Murillo, voz y guitarra; Alfredo Pérez Ruiz, bajo; José Ma-
nuel París Reza Ríos, batería. El grupo tocaba en casinos como El Forum,
Munich, Agua Azul y otros, así como en la discoteca de las Fiestas de Octubre.
Frankie, Alfredo y París solamente grabaron un sencillo y un disco EPEP
para la marca Musart, en 1971, el cual contenía las siguientes canciones: «No
name», «Bossa Nova en AM», «Let´s be good», «I don’t care». Inicialmente «No
name» y «I don’t care» salieron en un sencillo para la misma marca Musart.
Al salirse Alfredo Pérez Ruiz, los dos elementos restantes se juntaron
con los hermanos Mario y El Chepe Pulido del grupo Chester, para formar
Mariashi, el cual duró ocho meses tocando rhythm & blues sin que llegaran a
realizar alguna grabación. Al disolverse el grupo Mariashi, se unió Jaime Biza-
rro a Frankie y París, para formar Frankie, Bizarro y París; quienes grabaron
un disco sencillo, para la marca Gas, con las canciones «In the sunshine» y
«Chile», con letra en español, pero éste tuvo con una distribución muy restrin-
gida y prácticamente no se conoció. Posteriormente se dedicaron a otro géne-
ro musical, y quedaron en la historia del rock tapatío.
Toncho Pilatos
A principios de los años setenta, después de haber formado parte de los gru-
pos Los Gatos, La Noche y Renacimiento, Alfonso Toncho Guerrero se unió a
su hermano Rigoberto Rigo Guerrero, para formar Toncho Pilatos. Completa-
ron la primera alineación del grupo Miguel El Pastel Robledo, Raúl El Güero
Briseño y Alberto Beto López.
Ídolos del barrio de Analco, Toncho Pilatos fue el prototipo del grupo
popular que se distinguió porque era el que le daba la pelea a los otros grupos
considerados como de la high society (Los Spiders, La Fachada de Piedra, La
Revolución de Emiliano Zapata y 39.4), que vivían de la Calzada Independen-
cia hacía el poniente de la ciudad, es decir, de la calzada pa’llá, ya que los que
vivían de la calzada pa’cá eran considerados los «cenicientos».
Toncho Pilatos era el mejor grupo en su estilo, denominado «rock pre-
hispánico», dado que para interpretar su música mezclaban instrumentos au-
tóctonos con los convencionales de una banda de rock.
Para mí, Toncho Pilatos fue el grupo más propositivo de los años seten-
ta, ya que con su aire mexicanista fue de los primeros en demostrar que se
110 M ÚSICA Y DANZAS URBANAS
19
Toncho Pilatos. Polydor, 1971, LP. Músicos: Alfonso Toncho Guerrero, voz,
armónica, flauta, violín y guitarra; Rigoberto Rigo Guerrero, guitarra; Miguel El
Pastel Robledo, bajo; Raúl El Güero Briseño, batería; Alberto López, teclados.
Canciones: «Wait» («Espera»), «Kukulkán», «Drunk again» («Borracho otra
vez»), «Blind man» («Hombre ciego»), «Déjenla en paz» («Let her be»), «Tommy
Lyz», «La última danza» («The last dance») y «Dulce Monserrat» («Sweet Mon-
serrat»). Todas de Alfonso Guerrero Sánchez. En 1997, Discos Manicomio,
reeditó este disco como CD . Para respaldar el lanzamiento del disco se enlaza-
ron aquel lejano 20 de abril de 1974 nada menos que 345 radiodifusoras de todo
el país, las cuales durante una hora se dedicaron a programar dicho álbum y a
comentar su contenido.
E L ROL DEL ROCANROL EN G UADALAJARA 111
20
Segunda vez. Cronos, 1980, LP. Músicos: Alfonso Toncho Guerrero, voz, armó-
nica y guitarra; Rigoberto Rigo Guerrero, guitarra; Tino, bajo; Federico Baena,
batería; Beto Nájera, guitarra. Canciones: «Segunda vez», «Dulce dama María
Juana», «El chipote saltarín», «Do what ever you want it’s all right», «Nada me
gusta», «Corriendo con ella», «Déjaloa» (sic), «No te lamentes», «Lalo el opti-
mista» y «El último Guerrero». Todas de Alfonso Guerrero, excepto la segunda,
de Jagger/Richards, y la sexta, de Rigoberto Guerrero y Alfonso Guerrero.
112 M ÚSICA Y DANZAS URBANAS
La Solemnidad
Otro fenómeno que se dio de la calzada pa’cá fue La Solemnidad, grupo tapatío
del barrio de San Andrés, mejor conocido como La Sole, y era uno de que más
raza jalaban. Sin embargo, casi siempre actuaron como teloneros abriendo las
tocadas de grupos de más renombre o que venían de otros lugares. Pero cuan-
do su nombre aparecía en el cartel los lugares se llenaban a reventar.
La Sole sólo grabó dos discos sencillos porque el grupo se dedicó a to-
car covers de AC/DC, Black Sabbath, Judas Priest, etcétera. Dentro de su rollo
fueron excelentes, pues había rolas en las que si cerrabas los ojos te imagina-
bas que estaban tocando los mismísimos Rolling Stones.
Como los seguidores del grupo era gente muy pesada, en las tocadas de
La Sole las peleas eran el pan de cada día. Muchas veces las broncas comenza-
ban en plena tocada y, como mencioné antes, la raza formaba un círculo alre-
dedor de los que se partían la madre para que la gente encargada de la seguri-
dad no se diera cuenta. Por esa razón a mediados de los años ochenta La Sole
contrató un grupo de guaruras para que mantuviera el orden durante sus toca-
das y si te pasabas de listo te sacaban a madrazos.
21
Soy mexicano. Cronos, 1991, casete. Estas grabaciones fueron preparadas y
montadas en 1985, pero se grabaron hasta 1991. Posteriormente fueron editadas
por discos Denver en 1993 con el nombre de Es... tu última danza. Músicos:
Alfonso Guerrero, voz; Beto López, teclados, secuenciador, bajo y bombo; Fer-
nando El Gordo Galindo, bajo; Guillermo El Wilo Bricio, guitarra; Chuyín Barrera
y Luoo, percusiones; Antonio Camacho, sax; Mirna Vargas y Yolanda Rodríguez,
coros. Canciones: «Soy mexicano», «Agua», «Gallo», «Hey», «Piloto celeste»,
«Frío interior», «Todo mundo necesita amor» y «Mala mujer». Todas de Alfonso
Guerrero Sánchez, excepto la quinta, de Eric Burdon, y la octava, de Mick Jagger.
E L ROL DEL ROCANROL EN G UADALAJARA 113
Sombrero Verde
Hacia 1975 en la colonia Ciudad del Sol de Zapopan nació el grupo Green
Heat, luego llamado Sombrero Verde. En sus inicios este quinteto tocaba bási-
camente canciones de Led Zeppelin y los Rolling Stones. Bajo este nombre
grabaron dos discos (Sombrero Verde, en 1981 para Ariola, y A tiempo de
rock, en 1983 para Melody), pero las disqueras los mantuvieron prácticamente
congelados y no recibieron la promoción adecuada. Su música era original y
estaba compuesta en español, aunque tenía una notable influencia del grupo
The Police. El grupo se fogueó en fiestas y festivales escolares y tuvo una
transformación radical cuando se convirtió en Maná, agrupación que en los
primeros años de los noventa alcanzaría un éxito descomunal, convirtiéndose
en el grupo tapatío más popular en los últimos 20 años.
22
Los Buggles, de Canadá, tuvieron el privilegio de filmar el primer videoclip
emitido por el primer canal de televisión dedicado exclusivamente a la transmi-
sión de música pop. «Video killed the radio star» («El video mató a la estrella de
la radio») marcó el nacimiento del MTV, el 1 de agosto de 1981, desde Nueva
York para el mundo entero.
116 M ÚSICA Y DANZAS URBANAS
Rostros Ocultos
Rostros Ocultos fue uno de los grupos que tuvo más notoriedad a nivel comer-
cial, siempre con Agustín Villa El Cala al frente. Esta banda se insertó entre el
rock clásico y el pop sentimental y bailable, cosechando una larga cadena de
hits como «Dame una razón», «Abre tu corazón», «El último adiós», «Quiero
más», «Tiempo de cambiar». «Quisiera que estuvieras aquí» y «El final», entre
otros.
El grupo nació con el nombre de Clips a principios de los años ochen-
ta, sin embargo, en 1985 lo cambiaron por Montana, debido a un contrato
con una compañía de cigarros. Con ese nombre grabaron el disco Quiero
más bajo el sello WEA en 1985, y del cual se desprendieron los éxitos «Quie-
ro más» y «Quisiera que estuvieras aquí». En 1987 adoptaron el nombre de
Rostros Ocultos con el cual empezaron a destacar y a colocarse dentro de
los grupos favoritos del rock mexicano. Actualmente el grupo que comanda
120 M ÚSICA Y DANZAS URBANAS
José Fors
José Fors, artista plástico e ideólogo de la nueva generación de rockeros, con
una incurable inclinación hacia el rock pesado y sus derivados, sobresalió con
las agrupaciones Trax y Mask. Después, al lado de Carlos Esege, formó el gru-
po conceptual Duda Mata con el que produjo y grabó el disco y el performance
Duda Mata (1987), el cual consistía en música experimental hecha con base en
secuencias, samplers, teclados y voces; una ocurrencia que rebasó lo anterior-
mente hecho por el cantante. Este disco fue tomado en cuenta por la publica-
ción inglesa Recommended Records. Sin embargo, José Fors despegaría en
grande en la siguiente década, al frente de la ya legendaria banda tapatía: Cuca.
Gerardo Enciso
Nacido en Puebla en abril de 1962, pero avecindado en Guadalajara desde los
dos años de edad, Gerardo Enciso es uno de los músicos más aferrados den-
tro del rol del rocanrol tapatío, pues luego de haber grabado dos discos inde-
pendientes, de los cuales destacaron las rolas «A contracorriente», «Amo a mi
país», «Corredor callejero», «Parada suprimida», «Torres de Babel», «Espejo
roto» y «El halcón», El Flaco pasó por un período de depresión que lo llevó a
desaparecer de la escena hasta que en 1993 sacó su disco Cuentos del miedo,
23
En ese tiempo firmaron un contrato con EMI y grabaron el disco Disparado,
1987, del que se desprendió el éxito «Mujer desechable»; después vino el disco
que les dio mayor impulso, Abre tu corazón (EMI, 1990), del cual salieron éxitos
muy importantes como «El final» y «Abre tu corazón», de ahí en adelante empe-
zaron a tocar a lo largo y ancho del país con gran reconocimiento; después el
grupo hizo una pausa y los líderes principales de la banda decidieron hacer pro-
yectos por separado. En 1997 deciden juntarse nuevamente como Rostros Ocul-
tos y lanzan el disco Dame una razón. En el 2000 deciden grabar 15 Celebra-
ción, disco en el que cantan sus mejores piezas haciéndose acompañar por reco-
nocidas figuras del rock y del pop latino, y de ahí se desprende una extensa gira
con algunos invitados del disco. En el 2004 el grupo presentó su disco Renacer.
E L ROL DEL ROCANROL EN G UADALAJARA 121
24
Poco antes de la aparición de Cuentos del miedo, Enciso dio a conocer el
disco Es la calle honda, el cual contenía el espectáculo poético-musical que
meses atrás había montado junto con el poeta Ricardo Castillo. Este disco fue
editado con el patrocinio de la Universidad de Guadalajara.
122 M ÚSICA Y DANZAS URBANAS
Maná
Después de grabar dos discos como Sombrero Verde, el grupo tuvo una trans-
formación radical y en pleno boom del «rock en tu idioma» se convirtió en
Maná y comenzó a escribir la historia que todos conocemos.
Reseñas y biografías de esta banda pululan en revistas y medios electró-
nicos, así que no se abordará lo que ha pasado en los últimos años con este
grupo. Pero, sin duda, Maná es una banda controvertida: es uno de esos fenó-
menos musicales y comerciales que tanto puede desconcertar a los críticos que
en no pocas ocasiones atacan ferozmente al grupo por su obvia orientación al
pop comercial, como bien puede fascinar por la misma causa a los miles de
adolescentes seguidores de la banda en México y prácticamente en cualquier
país hispanoamericano. Contra lo que puedan decir sus detractores, con cada
disco Maná ha ido un poco más allá tanto en lo musical como en lo literario.25
Entre otras cosas, en sus letras Maná aborda temas que implican cierto conte-
nido social, como la ecología, la defensa del Amazonas, la protección a las ba-
llenas, el asesinato de Chico Méndez —líder del sindicato que se dedicó a de-
fender a los chicleros del Amazonas—, el aborto, los niños de la calle, los con-
flictos en Chiapas, etcétera.
Azul Violeta
Azul Violeta comenzó su rol en 1987 con la siguiente alineación: Hugo Rodrí-
guez (voz), Alejandro Orco Pérez (batería), César El Vampiro López (guita-
rra), Iván González (teclados) y Marco Antonio Solís (que nada tiene que ver
con El Buki, en el bajo). Tras una promisoria incursión, a finales de 1991 el
grupo se desintegró temporalmente. Iván y El Vampiro fueron invitados a ser
músicos de apoyo de Maná mientras que Hugo, su cantante y líder creativo, se
25
Situación que ha hecho que la banda sea merecedora de múltiples reconoci-
mientos y premios, entre los que destacan varios Grammy por el mejor disco de
rock latino o por ser el mejor grupo en el mismo renglón. Incluso, la agrupación
creó y actualmente patrocina la fundación Selva Negra, a través de la cual Maná
hace su aportación en defensa de la ecología y el medio ambiente, de ahí que la
Universidad de Guadalajara pusiera el nombre de Fernando Olvera a una de sus
cátedras impartidas en el Centro Universitario de Puerto Vallarta.
E L ROL DEL ROCANROL EN G UADALAJARA 123
26
En 1995 Azul Violeta sacó América, su disco debut para EMI, el cual fue graba-
do en Inglaterra, en los estudios Real World de Peter Gabriel, y producido por
Richard Blair. Fue considerado por diversos medios especializados como el
mejor debut discográfico del rock nacional y la revelación nacional del año.
Quizá uno de los defectos del disco radica en algunas de sus letras ya que en
ocasiones parece que están predicando, pues se avientan unos infumables ro-
llos ecologistas que ni los verdes se tragan. Su segundo fue grabado en Ajijic,
Jalisco, también bajo la batuta de Richard Blair. Globoscopio vio la luz en 1996
bajo el sello EMI. Globoscopio es el nombre de un artefacto concebido por la
imaginación de los miembros del grupo y es el eje de una historia que propone
una visión utópica e infantil acerca del Internet. Su base sigue siendo el soul,
funk y el rock, pero ahora le incorporan algo de trip hop, ambient y techno.
27
Pese a todo, en 1999 salió el tercer disco de Azul Violeta, Mini/Multi, con una
evidente inclinación hacia los sonidos electrónicos tan en boga por esos años.
Finalmente, en 2003 apareció en el mercado Contacto, cuarto disco de una de
las agrupaciones más destacadas que surgieron en Guadalajara a finales de la
década los ochenta.
124 M ÚSICA Y DANZAS URBANAS
El Personal
Un caso aparte resulta El Personal, agrupación formada en 1987 y que daría un
renovado suspiro al rock de la tierra del tequila y los mariachis, con una forma-
ción que no fue la primera, pero que se ha quedado como clásica para la histo-
ria, conformada por Óscar Ortiz y Alfredo Sánchez en guitarras, Andrés El Boy
Haro al bajo, y los finados Pedro Fernández en batería y Julio Haro en voz.
El Personal persiguió en su música la fusión de ritmos latinos con el
rock (o revoltura, como ellos le llaman a su trabajo) e hizo con sus letras una
caricatura inteligente y corrosiva de la intolerante y divertida vida provincia-
na de la ciudad. Su aportación fue determinante para el rock mexicano que a
partir de ellos encontró en la espontaneidad musical y la informalidad otros
corredores de expresión.
Su primer disco, el excelente No me hallo (Discos Caracol, 1989), hoy es
considerado de culto y de él salieron varios temas que se convirtieron en clá-
sicos, tanto de la banda como del rock tapatío: «Nosotros somos los marra-
nos», «Dale de comer al conejito», «Niño déjese ahí», «No te hagas» y la más
representativa de todas, «La tapatía», canción que con un ácido sentido del
humor describe casi cinematográficamente los principales atractivos turísti-
cos de la Perla de Occidente, la variedad de su comida típica y a su gente. «La
tapatía» bien podría ser empleada para realizar un video promocional turísti-
co de la ciudad. Después de la muerte de Julio Haro y Pedro Fernández, El
Personal desaparece de la escena.
El Personal se vuelve a reunir en 1994 gracias a Andrés Haro y a Óscar
Ortiz con una nueva alineación que, lamentablemente, sufre un deceso más al
perder a su vocalista Eduardo Parra, por lo que Lalo Green entra al quite y asu-
me el papel de cantante. En ese mismo año reeditan el LP No me hallo, en Espa-
ña, con la portada original que realizara el artista Alejandro Colunga en los años
anteriores, y otro con nuevas versiones llamado No me hallo y Algo más.
El sábado 28 de mayo de 1994 fue la fecha en que reapareció El Perso-
nal, en el Centro Cultural Roxy, lo que significó un reencuentro realmente
emotivo entre el grupo y sus seguidores. En la parte musical no hubo noveda-
des, salvo algunos nuevos arreglos a rolas clásicas de la banda, aunque poste-
riormente sacaron un disco con nuevas rolas: Melodías inmortales (Penta-
grama, 1997).
E L ROL DEL ROCANROL EN G UADALAJARA 125
28
Aunque Alfredo Sánchez nació en la capital mexicana, sus muchos años de
residencia en Guadalajara lo han convertido en tapatío casi al 100 por ciento.
Su trayectoria musical, la cual comenzó en los años ochenta, comprende parti-
cipaciones con proyectos como Ars Antiqua, Jaramar, Andrés Haro y Los 7 K y,
desde luego, El Personal. En el 2005 hizo su debut en solitario con el disco
Primeros pasos.
126 M ÚSICA Y DANZAS URBANAS
29
Los Garigoles comienzan a rolar en 1990. La banda estaba formada por Johan
Wazoflas, cantante, Jovito Panteras, guitarra, Kike Astro, batería, y Gwise Gy,
bajo. Un rock crudo y duro complementa el lenguaje de Los Garigoles, parte
medular de su propuesta, caracterizado por una filosa y desmitificadora irreve-
rencia, un lúcido humor corrosivo y alburero. Este cuarteto, junto con El Perso-
nal, es uno de los que mayor énfasis hace en el humor, casi a la par de su músi-
ca. Sus letras están cargadas de un humor ácido, lleno de referencias coti-
dianas que aparecen en la televisión y la radio. Alguna vez Jovito Panteras defi-
nió la música de la banda como «un rock adornado, o rock reciclable en donde
cada quien toma lo que quiere para su desmadre personal».
E L ROL DEL ROCANROL EN G UADALAJARA 129
metal y el punk, pero pronto aparecieron el reggae, ska, hip hop, la electróni-
ca y otros géneros alternativos.
El boom del «rock en tu idioma» hizo que en los años noventa la radio
comercial tapatía se abriera y diera cabida al rock que llegaba de Argentina y
España así como al rock nacional. Sin olvidar otras radiodifusoras como Stereo
Soul, Super Stereo y Canal 58, durante un tiempo Sonido 103 FM fue la esta-
ción líder en la programación de rock en español, donde por fin se programa-
ban grupos locales.
Radio Universidad, de la Universidad de Guadalajara, es un caso aparte
ya que en sus mejores momentos la estación universitaria permitió que a tra-
vés de sus micrófonos se desarrollaran las más diversas experiencias radiofó-
nicas relacionadas con el rock.30 Esta estación siempre ha estado poblada de
buenos conductores que han apoyado al rock. Entre ellos destacan Alfredo
Sánchez, Adriana Díaz Enciso, Sara Valenzuela, Pepe Quezada, Julieta Marón,
David Dorantes, Enrique Blanc, Rodolfo Che Bañuelos, David El Negro Gue-
rrero y Toño Muñoz.31
30
Un ejemplo destacado es que en los años ochentas el colectivo BUSH (Bandas
Unidas del Sector Hidalgo), con El Tecla, El Tambo, Colín, Sotelo, y José Antonio
Pérez Luna, el famoso Yonbin, a la cabeza, pudieron expresar al aire los rollos que
aquejaban a la fauna rockera que deambulaba por las calles de la ciudad. La onda
del BUSH era programar rock de grupos subterráneos y lograr que las bandas juve-
niles de distintos barrios pudieran convivir armónicamente en las tocadas que
organizaban en el mítico Foro Jim Morrison, que no era sino un cúmulo de tierra
ubicado en la calle Mariano Bárcena, a unas cuantas cuadras de la Facultad de
Filosofía y Letras de la Universidad de Guadalajara, de la cual por cierto egresé en
1993, por lo que era un asiduo asistente a los eventos organizados por el dicho
colectivo.
31
Con programas como Vuelo Nocturno, Mezclas Duras, El Festín de los Ma-
rranos, Dimensión del Rock, Déjalo Sangrar, El Despeñadero, Boleto para
Viajar, Una Ventana al Pasado, Casino Booguie, La Cuenta de los Guías, El
Ritual de lo Habitual, Globo Sónico, etcétera, y todo lo que han significado
para el rock tapatío, Radio Universidad llenaría muchas páginas memorables
dentro de este cotorreo.
130 M ÚSICA Y DANZAS URBANAS
32
Esto puede constatarse a través de las sendas entrevistas, reseñas, crónicas y
artículos realizados por gente tan importante y respetada como Rodolfo Che
Bañuelos, Enrique Blanc, Paco Navarrete, Juan Carlos Guerrero, Antonio Venzor,
entre otros. Sin embargo, la vida de Siglo 21 fue efímera ya que desapareció en
1996. Ese mismo año, el equipo que había creado dicho periódico fundó Públi-
co, diario que prácticamente con los mismos colaboradores continuó con la
labor de apoyo hacia el rock. A la fecha este medio es el más importante en lo
que a difusión del rol del rocanrol se refiere.
E L ROL DEL ROCANROL EN G UADALAJARA 131
El Roxy
El 18 de mayo de 1990 se reabrió «la catedral del rock tapatío», el Centro
Cultural Roxy (cerrado actualmente), sitio en donde se presentaron grupos
locales, nacionales y de todo el mundo. Desde su fundación, se caracterizaron
por ser un espacio de entretenimiento para la juventud tapatía alternativa.
Ahí, se pretendió ofrecer expresiones y manifestaciones culturales sin rango
de discriminación, sin la clásica separación de alta y baja cultura, pero de
igual forma, se trata de un centro polémico en su especie. En general, las
autoridades nunca vieron al Roxy con mucha simpatía, lejos de brindarle apo-
yo lo clausuraron y hubo problemas para la presentación de determinados
eventos en un sinfín de ocasiones. Fue el único lugar de la ciudad que se atre-
vió a apoyar a grupos de música que nacieron de la calle, por la calle y para la
calle, por más alternativos o densos que estos fueran. Por ello mismo, fue
sede de eventos diversos como exposiciones de artes visuales, algunos talle-
res de literatura, presentaciones de libros y esporádicas exhibiciones de pelí-
culas. Para algunos, el Roxy era un centro de perdición, para otros un centro
generador de cultura, un foro esencial para el rock en la ciudad, ya que se
prestó para el lanzamiento de nuevos grupos; ahora hacen falta más espacios,
más opciones, otros centros culturales que abran sus puertas al rock.
132 M ÚSICA Y DANZAS URBANAS
La nueva generación
Durante los últimos años de los noventa y los primeros años del siglo XXI en
Guadalajara aparecieron infinidad de grupos y uno que otro solista que le die-
ron al rol del rocanrol. De una saturada lista de por lo menos 150 nuevas ban-
das tapatías y solistas roquero sobresalen las siguientes (en riguroso orden
alfabético). Es importante señalar que varios de ellos han dado ya mucho de
qué hablar, a pesar de que algunas de estas agrupaciones ya han desapareci-
do. Dada la gran cantidad que son, sería imposible describir el trabajo y la
trayectoria de cada uno de ellos. No obstante, eso podrá escribirse al pasar de
unos años, ya que muchos de estos personajes aún tienen muchos logros por
cosechar.
Realmente fueron pocos los grupos que tuvieron acceso a las grandes
compañías transnacionales. Y ante la falta de compañías dispuestas a grabar-
los, las agrupaciones han tenido que recurrir al recurso de grabar sus propias
cintas y hacerlas llegar a su público de mano en mano a través de los concier-
tos o bien por medio de algunas de los establecimientos alternativos que exis-
ten en la ciudad y que distribuyen material de los grupos tapatíos indepen-
dientes y/o subterráneos, como son las tiendas Rock en Español (calle
Mezquitán 89-A, frente al Roxy), Submarino Amarillo (calle Juan Manuel 751,
en la esquina del Roxy), CD Metal (avenida. Hidalgo 1012, entre Enrique Díaz
de León y Frías), El Poder del Rock (calle Madero 210), Imagen Pública (ave-
nida Alcalde 387, entre Herrera y Cairo y Garibaldi), librería Jardín de Sende-
ros (calle Galeana 141) y los puestos del Tianguis Cultural.
Como puede verse, los estilos musicales que alimentaron la ansiedad de
los jóvenes y viejos rockeros de Guadalajara y anexas que han abarcado des-
de la década de los noventa hasta ahora son muy diversos: del depurado rock
134 M ÚSICA Y DANZAS URBANAS
& roll clásico a los sonidos electrónicos, pasando por el rock pop, rock pro-
gresivo, blues, funk, reggae, ska, death metal, y demás etcéteras. Y lo mismo
puede decirse en cuanto a sus inclinaciones ideológicas, mismas que pueden
tener sus anclas en cuestiones filosóficas existenciales, políticas, contracul-
turales e, incluso, religiosas,33 sin ignorar que más allá de los discursos, algu-
nas bandas tocan por simple gusto de rocanrolear.
33
En Guadalajara han surgido muchas bandas cristianas eminentemente
rockeras. Se puede mencionar, como ejemplo, a Luz Aquella, Apocalipsis,
Tesalónica, Shema Najar, Los Locos de Cristo, Jaire, entre varias más. Por la
misma naturaleza de estas agrupaciones, los foros y canales de distribución de
su material son distintos a los de los grupos de los cuales se habla en el presen-
te artículo del rol del rocanrol en Guadalajara.
E L ROL DEL ROCANROL EN G UADALAJARA 135
se desprendió una de las canciones más tocadas por la radio, «La balada».
José regresaría para la grabación de El cuarto de Cuca (1997).
En 1997 decidieron darle un descanso a la banda, el cual duró cinco
años, en los que cada uno se dedicó a sus proyectos individuales. Fors se
concentró en la pintura y luego le dio vida a Forseps, banda con la que ha
grabado cinco discos: Bebé Mod. 01, Forseps .02 (Opción Sónica, 2000), 333
(Fugazi Records, 2001), En vivo/Un medio acústico (Fugazi Records, 2002), y
IV (2005). Por su parte Galileo y Carlos, junto con Tlemilco Lozano y Christian
Gómez, formaron el grupo Nata, que en 2003 grabó su disco Nata para Univer-
sal Music.
¿Qué pasó cuando la agrupación tapatía más exitosa decidió autoaplicarle
un insecticida aparentemente letal a su Cuca(racha)? ¿En realidad era tanto
el odio que, se rumoraba, se tenían sus integrantes, como para darle un zapa-
tazo mortal a una criatura que se veía tan vigorosamente saludable?
El cariño y la insistencia del público, que durante las tocadas de Nata y
Forseps no paraba de gritar el nombre de Cuca a todo pulmón, fue una de las
razones que hicieron revivir a la cucaracha. El regreso de Cuca se dio el do-
mingo 9 de mayo de 2004 durante el festival Vive Latino del 2004, realizado en
el Foro Sol de la ciudad de México, ante 50 mil personas que les dio un muy
buen recibimiento.
Pero era imposible reunir a Cuca y no pisar su querida Guadalajara, así
que el 14 y 15 de mayo de ese año se presentaron en la Concha Acústica del
Parque Agua Azul. Las dos tocadas se grabaron y fueron puestas a la venta
como DVD.
Por otra parte, en el 2005 Cuca realizó una gira nacional para festejar
sus 15 años de trayectoria musical. Sí, los seguidores de Cuca, y en general
cualquier sujeto interesado en el rock tocado ruidosamente, sin aderezos elec-
trónicos o mestizajes tropicales, extrañaban a los tapatíos. El esperado
arrejunte se vio fortalecido con la edición de Viva Cuca (Universal Music,
2005), disco que recoge la actuación de la banda en su tierra natal, ejecutando
su repertorio más conocido.
El camino de esta Cuca(racha), que como buen blatido es reacio a mo-
rir, parece dirigirse a tocar lo más posible y darle curso a los proyectos perso-
nales. De momento, se dedican a promover su disco en vivo. Lo de componer
136 M ÚSICA Y DANZAS URBANAS
34
La aparición de Frántica, un portal de Internet abierto en 1998 por Jovito
Panteras (alias Óscar del Río), fue una gota de agua en el desierto en eso de la
difusión del rock tapatío, ya que la mayoría de los rockeros locales concentra-
ron ahí sus páginas oficiales. Con el paso del tiempo frántica.com se ha conver-
tido en el web site que contiene más información acerca del rol del rocanrol en
Guadalajara. De hecho, Frántica fue un valioso apoyo para la elaboración de
estas páginas.
138 M ÚSICA Y DANZAS URBANAS
35
En medio de todo esto apareció Claudio Yarto con su grupo Caló, que se dedi-
có a mezclar house, hip hop y rap. Originalmente, Yarto y Aleks Syntek arranca-
ron el proyecto Caló, con el disco Lengua de Hoy. Posteriormente, Syntek se
dedicó a producir los discos de gente como Timbiriche y se apartó de Caló
después del segundo álbum. Más tarde surgieron LLT (Los Legendarios
Tlaconetes) con su disco Tecno Ritual. Asimismo, aparecieron Deux Ex Machi-
na, Bostich, Conditus y Moenia. Este último logró romper el límite entre lo sub-
terráneo y lo comercial.
E L ROL DEL ROCANROL EN G UADALAJARA 139
mayo de 2002. Esa noche, unos cien elementos policiacos irrumpieron en una
fiesta electrónica que se celebraba en un terreno de Tlajomulco de Zúñiga,
cerca de Guadalajara, con la intención de buscar drogas entre los asistentes,
pero sin distinguir entre inocentes y culpables. La acción provocó un escán-
dalo porque los policías amagaron con sus armas a cerca de 1 500 jóvenes sin
comprobarles delito alguno a la gran mayoría. La escena electrónica de la
ciudad se vio seriamente afectada por esta muestra de represión y los padres
cuestionaron la visita de sus hijos a este tipo de fiestas. La herida tardó en
cerrarse pero paulatinamente esta vertiente musical retomó adeptos y difu-
sión. Actualmente, la música electrónica es uno de los géneros consentidos
de los tapatíos.
Sin embargo, no todo ha sido malo. Uno de los sueños de todos los aman-
tes de los sonidos electrónicos se convirtió en realidad cuando se realizaron
en la ciudad dos ediciones del Festival Mutek, que nació en Montreal, Canadá,
y es uno de los eventos electrónicos más importantes del mundo.36
Hoy en día los sonidos electrónicos gozan de muy buena salud en Gua-
dalajara gracias al trabajo de los colectivos Nopal Beat, Abolipop, Pantanor y
otros, así como de las agrupaciones Double Helix, Sussie 4, Shock Bukara,
Belanova y Sweet Electra, por sólo mencionar algunas. Precisamente, no se
36
La primera celebración fue en diciembre de 2003, con motivo de que la ciudad
de Quebec, Canadá, era la invitada de la Feria Internacional del Libro. En tal
ocasión participaron artistas de talla mundial (DJ Vincet Lemleaux, Akufen,
Ckackhaus, The Mole, Egg, Tim Hecker, Skoltz Kolgen), así como varios artis-
tas del sello local Abolipop (Nébula 3, Lumen Lab, Transistor, Audirac, Carrie) y
otros del Colectivo Nopal Beat (Data, God is my Name). La segunda edición del
festival Mutek en tierras tapatías se realizó los días 8 y 9 de abril del 2005, den-
tro del marco de la Feria Municipal del Libro. Como el invitado de la feria era
Chile, participaron los mejores exponentes de la electrónica de aquel país
(Danieto, Skip Sapiens, Original Hamster, Pier Bucci) junto a lo más destacado
del panorama nacional (Picis, Dogma, Nodos, Plug, Líneas de Nazca, entre otros)
y la escena tapatía (Jack’s Son). Lo más atractivo fue que en esta ocasión los
escenarios estuvieron al aire libre (Plaza Guadalajara, el camellón de Chapulte-
pec y Guadalupe Zuno).
E L ROL DEL ROCANROL EN G UADALAJARA 141
puede pasar por alto el hecho de que, si bien, actualmente la música contem-
poránea de Guadalajara ha trascendido en toda la república y en otras nacio-
nes, en parte esto se debe a las diversas organizaciones que diferentes bandas
y solistas han iniciado bajo el modelo de colectivo, con la finalidad de llevar a
mejor puerto sus proyectos vanguardistas.
Sweet Electra
Sweet Electra, proyecto encabezado por Giovanni Escalera, es una de las de
las mejores propuestas de música electrónica hecha en Guadalajara.
Escalera incursionó en el medio electrónico desde 1996, al lado de
Venancio Almanza (Club Nova), con un proyecto llamado Nick Vega, el cual
tiempo después rebautizarían como Billy Camarena. Su sonido jugaba con el
drum & bass y el lounge. Tras la desaparición del dueto, Giovanni se juntó con
Channel Dueñas para formar Ácida Chole.
El nuevo proyecto de Escalera también cambió de nombre para llamar-
se Sweet Electra y enrolarse en las filas del Colectivo Nopal Beat. La cantante
Valentina González, que había estado en Sussie 4 y Galápago, se integró al
142 M ÚSICA Y DANZAS URBANAS
Joli
Es un proyecto que inició cuando Eric Díaz —conocido bajista en la escena
por su participación en la desaparecida banda Los Gallos, en el disco Forseps.02
y por sus ya varios años tocando en la popular banda de covers Los Hongos—
se topó con Cecilia Salcedo, que ya antes había colaborado en los coros para
Carmín, La Dosis y Nata. El sonido de Joli se inclina entre lo acústico y lo
electrónico fusionando ritmos como el bossa nova, chill-out, pop, soul, trip
hop y rock. Con canciones de gran rítmica y melodías suaves, Joli se muestra
como una de las propuestas más frescas en la ciudad.
Carrie
Laura Becerra le dio vida a Carrie en el año 2001 después de haber formado
parte de varias bandas, entre ellas Mery Poppins, Barón Ashler y Miyagi. Jun-
to con Eric Gamboa e Israel Martínez, Laura fue fundadora de Abolipop.
Carrie es una propuesta sonora fresca y vanguardista. Su disco debut
Honey blue star (una coproducción entre el sello mexicano Static Discos y el
español Dearstereofan), próximamente llegará a las tiendas tapatías.
E L ROL DEL ROCANROL EN G UADALAJARA 143
Jack’s Son
Su nombre de pila es Diego Martínez, tiene 19 años, y es uno de los miembros
más destacados de Abolipop. Cuenta con dos proyectos musicales en marcha:
Lumen Lab y recientemente Jack’s Son. Con este último fue invitado a partici-
par en el Festival Mutek 2005, y Lumen Lab fue nombrado Mejor Artista del
año 2004, según la prensa local especializada. Glitches, hip hop, soul, funk y
electrónica deconstruida son sus lineamientos.
Porter
Este proyecto se formó en enero del año 2004 con la intención de mezclar
electrónica, rock y pop. Su sencillo «Espiral» de su primer disco Donde los
ponys pastan en la radiodifusión de la Ciudad de México. Precisamente, por
el hecho de obtener el reconocimiento de los capitalinos, antes que el de los
tapatíos, la joven carrera de Porter se ha desarrollado más en el DF que en
Guadalajara.
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De Chapala, Jalisco: Mike Laure
LOS ORÍGENES DE LO GRUPERO
Y SU PASO POR JALISCO
JORGE TRIANA
N UESTRO CONTEXTO
Jalisco se ha caracterizado por la riqueza de sus manifestaciones culturales y
artísticas, sea por su variedad gastronómica, plástica, y de tradiciones; mas lo
que nos atañe ahora es su innegable diversidad de gustos musicales. Guadala-
jara y los municipios aledaños tienen millones de vecinos apasionados de la
música; los hay desde los más hasta los menos cultos, así como aferrados a
diferentes estilos de música (aunque no combinen) como el rock duro, la ban-
da, la balada, la música grupera, lo tropical, el reggae, la versátil y muchos
otros géneros que pululan como personajes en cada uno de los barrios y colo-
nias. Lo que hace diferente e interesante este fenómeno llamado gusto musi-
cal es precisamente la pasión como cada quién defiende el tipo de música que
le gusta de escuchar, o el que prefiere bailar o, simplemente, disfrutar, acom-
pañado de lo que bien le venga. En cuanto a aficionados a la música y el baile,
los hay desde los muy letrados, hasta los iletrados y populacheros, que su
sabiduría y chabacanería les viene de abolengo; los hay jaliscienses y radica-
dos en el estado que hasta el bolero más romántico o hasta la balada más cursi
los hace distinguirse como entes populares, o aquellos que al baile más senci-
llo lo hacen ceremonioso y también quienes hasta el baile más solemne lo
hacen divertido y lo disfrutan; o bien, hay quienes no tienen gracia ni para
saltar, no digamos un poquito de talento para emitir la más ligera tonadita de
su canción preferida para, a la cuenta de tres, sacar de la manga dos o tres
piensos poéticos para una serenata.
La diversidad musical que se ha gestado en Jalisco proviene de un gusto
por el disfrute, el sentimiento de lo rítmico o melódico, esa facilidad de permi-
[151]
152 M ÚSICA Y DANZAS URBANAS
tir que se sensibilice nuestro corazón y se mueva nuestro cuerpo, o bien por
ese sonsonete o pieza musical tan pegajosa que nos hace tararear esa melodía
romántica o melosa; todo eso y más es algo que hace que lo que escuchamos
se transforme en algo vivo y que esas ganas por el baile y ese sentimiento
afloren a la más mínima provocación.
Comencemos por donde creo sería el principio, porque valga decirlo,
como toda historia, esto también tiene un inicio y una influencia.
Uno de los géneros que vino a abrirle paso a la balada, después a la balada
romántica y posteriormente a la balada tropical y grupera es el bolero, género
musical romántico por excelencia y que por alguna u otra razón es una de las
manifestaciones más propias y personales de nuestro ser colectivo. Aún con
su difusión y universalización, sigue siendo uno de los fenómenos que identi-
fican al latino: a pesar de sus raíces europeas, es definitivamente algo latino
que se ha manifestado desde México hasta Argentina. No obstante, se dice
que el blues es el inspirador del bolero.
Si relacionamos el bolero con la balada podremos darnos cuenta de que
la fusión del mismo con otros géneros musicales ha dado como resultados
L OS ORÍGENES DE LO GRUPERO Y SU PASO POR J ALISCO 153
mano. Está históricamente comprobado que todos los pueblos desde la pre-
historia han bailado. Y si de bailar seguimos hablando, no debemos dejar de
mencionar los viejos lugares donde se reunían nuestros padres y talvez nues-
tros abuelos o bisabuelos en otras épocas y recordar esas películas que pasan
por la televisión comercial de grandes o pequeños ídolos como César Costa,
Enrique Guzmán, Angélica María, Alberto Vázquez o Pily y Mily, en épocas del
tan añorado por muchos, rock and roll ranchero, como cantaría sabiamente
en Los ojos de Pancha el celebre filósofo popular Eulalio González.
M ÚSICOS Y MÚSICAS
Jalisco se ha caracterizado por ser precursor de interesantes movimientos
que se han dado en diferentes ámbitos de la vida mexicana. Sin duda, una de
las manifestaciones más fuertes y que se ha conservado pese a muchas situa-
ciones de diversa índole, ha sido la música en sus diferentes géneros y espa-
cios, ya sea a través de sus compositores, sus intérpretes o cantautores. No en
vano, se le sigue nombrando la «cuna del mariachi», y en algún tiempo se le
bautizó como la «capital del rock».
Transcurrido el tiempo, los géneros musicales se fueron diversificando,
lo mismo que los músicos que dejaron de tocar covers para adentrarse en
experimentaciones y dar paso a creaciones propias, con letras y música origi-
nal, y buscando una mejor fusión de ritmos para ofrecer algo nuevo y de cali-
dad a sus fieles seguidores. Los aguerridos grupos de rock comenzaron a com-
poner e interpretar en sus presentaciones baladitas dulzonas, o bien llamadas
«calmaditas»; algunos de esos grupos covereaban en las fiestas los fines de
semana y los mismo intercalaban la balada con una buena pieza tropical del
recuerdo, o bien, la que en ese entonces estaba de moda y la radio no se can-
saba de tocar, porque así sus radioescuchas lo exigían.
gentina nos envió principalmente solistas, como Sandro, Leonardo Fabio, Pa-
lito Ortega y a Piero, entre otros; Brasil se dejó escuchar con agrupaciones
como Los Tropicanos, y solistas como Nelson Ned y Roberto Carlos; de Espa-
ña también vinieron Julio Iglesias, Miguel Gallardo y Camilo Sesto; igualmen-
te, llegaron Los Pasteles Verdes del Perú. Estos son sólo algunos ejemplos de
lo que bombardeó la radio comercial.
Los Bukis se hacían presentes en las estaciones con la pieza «Presiento
que voy a llorar», que tenía un pienso introductorio que más o menos decía:
hoy que debemos separarnos, el dolor me está llegando hasta lo más profun-
do de mi ser, yo sé que me esperarás y cuando vuelva a tu lado, nada ni
nadie nos podrá separar. También hicieron sonar «Falso amor», «Casas de
cartón» (del venezolano Alí Primera) estilo que ya se escuchaba en «Libro
abierto», con Pedro Yerena y en «Aquí no hay novedad», de Los Cadetes de
Linares.
La Tropa Loca es otra agrupación que también invadió la radio comer-
cial con «Engañado», que hablaba de quien cambia al ser amado por otro, y el
traicionado vive del recuerdo de todo lo bueno que vivieron juntos.
Casi en su mayoría los grupos tenían ese sonido fronterizo que parecía
un estilo multiplicado. Los Saylor’s se hicieron notar con un éxito que llevaba
por título «Extráñame»: Extráñame cuando te ofrezcan una copa, cuando te
besen en la boca, cuando te digan como yo las cosas más bonitas de la vida,
cuando te sientas muy feliz con ansias de vivir, extráñame, extráñame. Esa
es la verdadera voz de un corazón herido en la más sencilla manifestación de
los sentimientos.
Los Solitarios tenían una imagen más al estilo rockero hippie de los
años sesenta o setenta. Sin embargo, eran una de las alineaciones que más se
esperaban en los bailes tapatíos, con piezas como «Mi amor es para ti», «Hoy»
—una balada con muy marcado estilo chicano— y «Ya se va», una pieza que
sonaba al estilo de las viejitas pero bonitas, con un ritmo muy lento y melan-
cólico; lamento de alguien que nunca creyó que el amor de su vida se haya
marchado y le suplica que, cuando conozca a otro, no juegue con él: una mani-
festación de meterse en lo que ya no corresponde, un fiel reflejo de la situa-
ción por la que pasan muchos novios y amantes, que aún terminada la rela-
ción, se siguen aferrando a un amor extinto.
L OS ORÍGENES DE LO GRUPERO Y SU PASO POR J ALISCO 163
Un conjunto que al parecer fue de sólo un éxito fue Fresa Salvaje, con
una pieza llamada «Interrogación». Ellos venían siendo sólo una imitación fiel
de los peruanos Pasteles Verdes, y talvez se debió a esto su poca aceptación o
que no se volviera a saber más de ellos. Lo mismo sucedió con el Grupo Alpha,
con su canción «Juguete caro», pues en algunos bailes sonaron con insistencia.
El Jefe y su grupo con «La tumba será el final», un viejo cover del bolero
ranchero, se colocaron en la cúspide de los éxitos radiofónicos y de los bailazos
románticos.
Con «No hay amor» se anotó un éxito La Generación 2000, una agrupa-
ción chiapaneca que se distinguió por su versatilidad, de la que hacía gala en
sus diferentes entregas fonográficas. Interpretaban con la misma calidad un
tema de auténtico sabor tropical, ya sea cumbia, danzón eléctrico, o un porro,
pasando por ritmos como el rock, bumpin, y lo que los caracterizaba, las bala-
das tiernas y sentidas de un corte muy sentimental. Esos temas se pusieron de
moda en la época en la que lo distintivo era la voz del solista, que se escucha-
ba lánguida, quejumbrosa, que tenía que ver mucho con el tipo de desgracias
amorosas que se narraban en los temas, con sus arreglos sencillitos, con me-
tales, guitarra y batería que marcaba el compás de cada una de las canciones
que hicieron que el grupo trascendiera y llegara a un destacado nivel en las
preferencias.
También sonaron duro «Quiera Dios», de La Solemnidad —que después
se metieron de lleno a las tardeadas de rock duro en los hoyos fonkies—, «Por
fin», con Los Johny Jets —que habían dejado atrás el rock and roll—, «Pala-
bras tristes», con Los Yonic’s; y «Mi forma de sentir», con otra agrupación que
se abandonó al género de moda, La Revolución de Emiliano Zapata, quienes
cambiaron su «Nasty Sex» por el sonido que estaba pegando en la radio co-
mercial y en el gusto popular.
Los Freddy’s, a mediados de los años setenta, comenzaron a aparecer
más seguido en el programa televisivo que le dio mucha proyección a solistas
y grupos, Siempre en Domingo, promoviendo su éxito «El cariño que perdí»,
iniciando también una gira extensa por la república mexicana, Guadalajara
incluida.
Una cantante que ha tenido una peculiar carrera y que de alguna manera
considero que ha sido parte de esta historia es Chelo Rubio, nacida en el ba-
164 M ÚSICA Y DANZAS URBANAS
Los Freddy’s, Los Baby’s, El Jefe y su Grupo, Los Sonor´s, Los Güichos,
La Solemnidad, la Revolución de Emiliano Zapata, Los Strwck y Nomus, entre
otros muchos, poco a poco se fueron identificando con los tapatíos de esos
años. Estas agrupaciones se presentaban en eventos un poco más grandes en
los que se encontraba gente de diferentes edades y posiciones sociales; gru-
pos de gente que siempre se identificaban con el romanticismo y ritmo de sus
letras. Estos conjuntos tuvieron arranque y gran éxito en la radio comercial
tapatía, ganando lugares en la audiencia y siendo contrarios al movimiento de
los solistas que luchaban por mantenerse en el gusto popular, y a la vez contra
el movimiento de la música chicana y la gran influencia de la música extranje-
ra. Las conocidas canciones de esas agrupaciones, todas característicamente
de un pronunciado corte popular, no dejaban duda que el principal fin era el
de divertirse en los bailes, ya sean de corte romántico, veladas sentimentales,
amenas fiestas o celebraciones, o sencillamente de disfrute musical.
Para entender lo que pasó al inicio de la onda grupera, era indispensable
ser testigo de cómo se llenaban los lugares y cómo se iba gestando lo que es
actualmente este movimiento con la presencia de alineaciones como Los
Baby’s, Los Chicanos, Los Humildes, Los Corazones Solitarios, Los Terrícolas,
Los Ángeles Negros, Los Freddy’s, así como nuevas agrupaciones como Los
Tukas, Los Muecas, Martín y la Leyenda, Lupillo y la Tremenda Corte, El Jefe
y su Grupo, Eduardo Núñez, Morty y todos, y otros muchos más que se escu-
chaban hasta el cansancio en la radio comercial, sobre todo en la amplitud
modulada.
Además de Notitas Musicales, en las diferentes publicaciones que se
distribuían en la capital mexicana y en nuestra ciudad en la época, uno se
podía enterar de grandes bailes en los que participaban grupos del norte de la
república como Los Mier y su éxito «La coloretaeda», Ramón Ayala, el dueto
de Carlos y José —que muchos confundían con Los Cadetes de Linares—,
agrupaciones románticas y un poco tropicales como Liberación, y el sonido
muy característico de Los Caminantes. Una agrupación que tenía un sonido
muy propio con canciones que narraban tragedias al más puro estilo románti-
co tropical es el Internacional Carro Show.
En lo que fue mediados de los años ochenta y ya casi consolidado el
movimiento de la música grupera en nuestro país, vía las publicaciones es-
166 M ÚSICA Y DANZAS URBANAS
F UENTES
Terán-Solano, Daniel (1999), Historia del bolero latinoamericano, Analítica,
Caracas, Venezuela.
Revistas:
Cañonazos musicales, 1997, año 3 núm. 41, PVP México: Comunicación.
Notitas musicales, enero 1977, agosto 1985, anuarios 1981 y 1989.
¿Por qué?, 1971, núm. 141, marzo, México: Editorial Reporta.
«Los años 80» 1994, Somos, México: Editorial Televisa.
L OS ORÍGENES DE LO GRUPERO Y SU PASO POR J ALISCO 169
Conversaciones con:
Emilia Lomelí de Velásquez, María Luisa Ruiz de Fernández, María Hernández
López, Yolanda Mondragón García, Carlos Villanueva M., Jesús García
López, Nacho Ornelas Jáuregui, Martín Velásquez Sierra, Daniel Sevilla-
no Hernández y Cayetano Fernández Robles
BAILES URBANOS
A M PA R O S E V I L L A
E L BAILE Y LA SOCIEDAD
Bailar, pareciera ser una actividad intrascendente, algo que sólo hacemos cuan-
do nos sobra tiempo, o bien, cuando estamos contentos y, casi siempre, suce-
de como parte de la celebración de algún acontecimiento.
Bailar es una actividad similar a muchas otras como jugar, hacer depor-
te, comer, pasear, etc., pero si nos detenemos a reflexionar sobre su relación
con diversos procesos sociales, podremos comprender que se trata de una
práctica cultural mucho más compleja de lo que parece.
Cronistas, historiadores y periodistas, nos reportan diversas concep-
ciones en torno a lo que, desde su perspectiva y la de su época, vendría a ser el
baile. Por ejemplo, en 1920, un artículo del Universal Ilustrado, afirma:
El baile llena una misión social y humana, por lo que no debemos sonreír ante los esfuer-
zos de los que al defender su profesión, trabajan por sostenerlo entre las diversiones
honestas. El baile, con todos sus defectos, es el mejor de todos los agentes matrimonia-
les, porque es invitación a perpetuar la vida, aperitivo del santo banquete del amor y
aldabonazo que recuerda a hombres y mujeres el deber en que están de seguir el consejo
bíblico de amarse los unos a los otros (El Universal Ilustrado, 30/10/1920: 26, 35).
¿Qué defectos podría tener el baile que se acostumbraba por esos años?
Quizá el autor se refiere a los «excesos» que esta práctica corporal ha permiti-
do como, por ejemplo, el que un hombre pueda tomar de la cintura a una mujer
a la vista de los presentes, acto que escandalizaba a las mentes mojigatas. Y es
que, el baile y el cortejo siempre han ido de la mano, aunque a través de la
[171]
172 M ÚSICA Y DANZAS URBANAS
Si quiere usted casarse, puede estar seguro de ganar a su futura por la gracia con que
baila. Los bailes se practican para conocer si los pretendientes están sanos y ágiles de
miembros, ornamentos necesarios en una sociedad y más aún en un matrimonio. El
baile hace cuerpos sanos y vigorosos. El baile alegra la existencia. Nada hay tan nece-
sario para los hombres como el baile. Sin este, nada puede hacerse. La desgracia de
los humanos, los reveses funestos de que está llena la historia del mundo, las derrotas
de los políticos y de los grandes guerreros, todo les ha venido de su falta de conoci-
miento de Terpsícore. Cuando un hombre comete una falta en su conducta, sea res-
pecto a los asuntos de su familia o al gobierno de su país, dice siempre: «He dado un
mal paso —o un paso en falso— en este asunto». Y dar un mal paso, ¿no es confesar
tácitamente que no se sabe bailar? Un buen bailador no sabe dar un mal paso. El baile
no es otra cosa que la expresión mímica de la manera como una sociedad concibe la
vida y al amor (Revista de Revistas, núm. 535, 8/08/1920: 28).
«El baile es un arte», asegura quien baila bien. «El baile es un pasatiempo», dice quien
baila mal. «El baile es una cosa escandalosa», afirma quien no baila. La moda siempre
ha seguido su curso desde que el mundo es mundo sin importarle un comino las seve-
ras reprimendas de los puritanos y los consejos de los higienistas (Revista de Revis-
tas, núm. 38, 31/05/1931: 38).
B AILES URBANOS 173
Las observaciones que nos aportan las notas citadas, las cuales corres-
ponden a las primeras décadas del siglo pasado, siguen siendo pertinentes en
la actualidad. A partir de varios de los elementos que ellos anotan, podemos
afirmar que el baile tiene varias funciones sociales y puede ser comprendido
desde ópticas diversas, esto es, como una expresión estética, como una acti-
vidad terapéutica y muchas más.
Desde nuestro punto de vista, el baile tiene singular relevancia cultural
debido a que conjuga la música con el cuerpo, el juego con el erotismo, el
goce con el ejercicio, al cuerpo individual con el cuerpo colectivo, además de
ser un magnífico antídoto contra las tensiones originadas en el ámbito laboral
y familiar, una fórmula efectiva para alcanzar el éxtasis y la catarsis (según el
tipo de baile) y permitir fuertes vínculos identitarios.
No obstante, en el baile convergen también el placer y la norma, la ex-
presión individual con la sanción colectiva. Los diseños corporales adoptados
en el baile responden a patrones de movimiento instituidos socialmente, los
cuales contienen códigos que se integran a sistemas normativos y valorativos
que otorgan sentido a la experiencia corporal, además de que asignan roles y
jerarquías sociales.
El baile es un poderoso signo de distinción en la medida en que, el cuer-
po, a través de determinados movimientos, expresa la adscripción a pertenen-
cias sociales (identidades) fuertemente contrastadas que producen estereoti-
pos corporales opuestos: femenino-masculino, rico-pobre y joven-viejo.
A través del baile también se expresan pertenencias sociales que se cons-
truyen en torno al territorio. Las distintas escalas en las que está dividido el
espacio: la calle, el barrio, la ciudad, la región se «hacen cuerpo» a través de
las formas bailables. El baile, por lo tanto, más que un simple pasatiempo, es
una expresión simbólica de la trama social, es uno de los mecanismos en que
la cultura toma cuerpo y se manifiesta.
L OS BAILES URBANOS
El desarrollo urbano a partir de la Revolución Industrial, generó el surgimiento
de nuevas ofertas culturales en las ciudades. Se ampliaron las diversiones pú-
blicas de carácter deportivo como el box, el futbol, etcétera. Además de las
fiestas religiosas aparecieron las fiestas cívicas y las celebraciones vinculadas
174 M ÚSICA Y DANZAS URBANAS
1
Flores y Escalante (1993: 148) informa que el abanico llegó a México desde el
siglo XVI, entre las múltiples mercaderías traídas por la Nao de China.
2
En la obra Seis siglos de Historia Gráfica de México, publicada por Gustavo
Casasola (1978) se incluye un interesante apartado en el cual se anotan todos
los símbolos de los movimientos hechos con el abanico, en el diálogo clandesti-
no del cortejo.
B AILES URBANOS 177
Los bailes que se acostumbraban en la primera mitad del siglo XIX fue-
ron la varsoviana (variante de la mazurca), la cracoviana (variante de la polka),
la redowa, la polka, el vals, el schottiisch y la galopa (Campos, 1930: 135).
Dichos bailes de salón, adoptados por los sectores dominantes, repre-
sentaban un momento muy importante para la toma de acuerdos y decisiones.
José Arenas (1980: 127) destaca con un sarcasmo singular, cómo es que estos
estuvieron estrechamente ligados al ejercicio del poder:
El que se pintaba solo para estas cosas era Antonio López de Santa Anna, que organi-
zaba aquellos célebres saraos que dieron lugar a tan sabrosas crónicas, y de los que se
servía hábil y cómicamente para el ejercicio de la política (…) Don Antonio era un
hombre enterado, diríamos que lo aprendió de Napoleón, y de él tomó la costumbre de
parlamentar, entre una danza y una contradanza, con las mujeres de los diplomáticos
o de sus propios ministros (…) la cuestión pública viraba entre un baile y otro. La
población entera estaba fija en los resultados de las veladas danzantes, y según bailara
el dictador nada serenísimo con la señora de fulano o de mengano, se podía conjetu-
rar su trama y de ahí aventurar la conveniencia de amanecer yorkino o escocés.
Y fue precisamente en medio de un gran baile, por allá del año 1854,
cuando Santa Anna recibió la noticia de que se había lanzado un plan que
exigía su derrocamiento y la convocatoria a un congreso constituyente (Cosío
Villegas, 1973: 109).
A partir de la república restaurada (1867), se observa una reordenación
urbana que ofrece, entre otras cosas, la inauguración de una serie de ofertas
para la recreación en la ciudad. La práctica de los bailes de salón se trasladó
de las viejas casonas y palacetes a los nuevos espacios públicos (aunque de
propiedad privada y acceso restringido) otorgando, además de una pertenen-
cia social para la nueva clase dominante, la pertenencia a la ciudad.
A pesar de la mojigatería victoriana, o quizá gracias a ello, a mediados
del siglo XIX surgió un arrebatador baile en los exitosos espectáculos parisinos:
el cancán. Las mujeres se atrevieron a enseñar las piernas, aunque cubiertas
por pantalones de algodón, ante el escándalo de las familias cristianas.
Durante el porfiriato ingresó a nuestro país el danzón, música bailable que
paulatinamente iría adquiriendo carta de naturalización mexicana, además de
178 M ÚSICA Y DANZAS URBANAS
una distinción especial entre los diversos bailes de salón. Creado en Cuba, se
arraigó en varios puertos del Golfo de México y en la capital de la república.
Quienes inicialmente lo bailaron fueron los representantes de la «aristo-
cracia pulquera», siendo un baile elitista (el mismo Porfirio Díaz lo interpre-
tó) hasta 1903. Flores (1993: 2) nos comenta que ello constituía una diversión:
Propia para señoritingos, dandys, fifís, lagartijos y buen número de educadas señori-
tas que asistían por puro enfado a los tívolis citadinos. De rompe y rasga, popular y
cotidiano, comenzó a serlo desde 1905, cuando adquirió carta proletaria masificándose
en quintas, prostíbulos, cabarets y vecindades con la alcahuetería del fonógrafo.
3
La primera noticia que se tuvo en México sobre el fonógrafo fue en 1877. Fue
exhibido en el Teatro Nacional, «anunciándose como ‘la caja que habla, hace
reír y reproduce música sorprendentemente’. A fines del siglo pasado se hicie-
ron en México las primeras matrices en cera, que se llevaron a imprimir en
rodillos a los Estados Unidos» (Jara et al., 1994: 51).
B AILES URBANOS 179
4
En 1921 José Vasconcelos, secretario de Educación Pública, decretó que el Jara-
be Tapatío fuera enseñado en todas las escuelas públicas de la federación; desde
entonces se instauró como baile oficial. Además de que en los teatros tuvo mucho
auge la representación escénica de los bailes «folklóricos» (Sevilla, 1990: 163).
5
De las tiples mencionadas, Lupe Vélez (conocida también como Lucas Vélez)
llegó a ser un ídolo entre la muchachada de la época. Al respecto pueden con-
sultarse (El Universal Ilustrado, núms. 464, 465 y 501 y Revista de Revistas
núm. 827)
180 M ÚSICA Y DANZAS URBANAS
Nunca nos imaginamos el éxito tan grande que está alcanzando en este país el jarabe
tapatío y otros bailes mexicanos. Nunca probablemente, soñamos el que las acade-
mias de baile de los Estados Unidos y muy especialmente en las de Chicago, se pagara
tan bien a los bailarines mexicanos, por dar clases del ya famoso jarabe tapatío, para
que cientos de muchachas y jóvenes lo aprendiesen y lo ejecutasen, en los escenarios
de vodevil y teatros de primer orden.
Aquí ya se preparaban grandes recibimientos a los charros mexicanos que deja-
ron cautivadas a las rubias «girls» de Kansas.
Por estas latitudes, el traje de charro está causando verdadera admiración en-
tre los norteamericanos: los finos sombreros de pelo, las chaquetas bien ajustadas y
los elegantísimos y bien cortados pantalones charros, que contrastan con los ridículos
pantalones «balloon».
En la Chicago School of Dancing se enseña el jarabe tapatío a las lindas
flappercitas de cabellos de oro, las cuales lo prefieren al Charlestón, tan antiestético y
vulgar. Y otros muchachos americanos se componen y requiebran con un sombrero
charro, haciéndose fotografías a granel.
Pedro Rubín y la simpática Fernanda (maestros de baile de origen mexicano)
no son amantes de los bailes prosaicos y desabridos, por eso detestan el charlestón a
pesar de bailarlo noche a noche, a petición del «respetable» que concurre a los caba-
rets. Rubín solamente enseña a sus discípulos bailes españoles, argentinos y mexica-
nos, detestando los pasos de baile de negros, el compás del «vals Chicago» y todo
aquello que está en abierta pugna con el buen gusto y la estética.
Salvador Chávez es otro «mexican sheik» que tenemos en esta ciudad, y ya que se han
llevado la palma bailando el jarabe tapatío con una chiquilla, Margarita Franco, tipo
perfecto de la mujer mexicana: trensas muy negras y bien cuidadas y unos ojos capa-
ces de dejar bisco al más águila; en suma, es una morena de la tierra de Juan Silveti,
que mucho dice en favor de la mujer mexicana.
En Estados Unidos hay, desde hace algunos años, una verdadera locura por todo lo
exótico, y lo mismo en el cine que en el teatro, que en la pintura y en la música, triunfa
desmedidamente la lujuria tropical. Pero estas danzas bárbaras, estas músicas
angustiosamente salvajes, no son de Estados Unidos, sino una caricatura envilecida
de las verdaderamente tropicales(…) Pero esos bailes que nos reimporta Estados Uni-
dos, degenerados, envilecidos ya por todos los criollismos babilónicos de yanquilandia,
no pueden pasar sino fugazmente entre nosotros los latinos, que tenemos un ideal más
completo de la belleza y del ritmo espiritual (núm. 465, 8/04/1926).
6
A partir de esta concepción, durante los años treinta y cuarenta del siglo pasa-
do, en México se dedicaba una columna para reportar lo que sucedía en el am-
biente del baile en el diario deportivo La Afición.
182 M ÚSICA Y DANZAS URBANAS
7
La transformación de los bailes de salón que hacía la gente común a los bailes
de exhibición y competencia que hacían los bailarines profesionales en encuen-
tros internacionales («international ballroom congress») tan afamados en va-
rias ciudades de Estados Unidos y Europa, se dio a partir de dicha espectacula-
rización. En la actualidad hay una corriente mundial de bailarines que pugnan
para que los bailes de competencia sean incluidos en los Juegos Olímpicos.
B AILES URBANOS 183
El fox es la danza ideal para no pensar; pero en cambio, al ejecutarlo, se puede reír, y
mientras más alegre y más estruendosa sea esta risa, más concordancia irá con su
melodía audaz (…) el fox le hará sentir un cosquilleo en la planta de los pies, e insen-
siblemente empezará a bailarlo, no seducido, sino obligado por ese sonido que se
mete hasta el alma como una carcajada de chiquillo (Revista de Revistas, núm. 827,
14/03/1926).
agudo analista concluye: «El baile es una forma benigna de locura» (El Uni-
versal Ilustrado, núm. 650, 20/10/1929: 13).
Los bailes expresaban, a través del cuerpo, la dinámica social que se
respiraba en el ambiente de las ciudades modernas; una crónica refiere lo
siguiente: en las grandes capitales, «los nervios de las gentes se aguzan y pare-
ce que están siempre prontos a toda clase de crispamientos y de espasmos»;
ahí es donde los bailes modernos «cuentan con un público hiperestasiado».
La ciudad «que principian a vivir febrilmente, es donde los bailes exóticos o
criollos inundan los teatros, como una tempestad nunca interrumpida de pa-
siones desatadas y de temblores de espasmo» (El Universal Ilustrado, núm.
252, 2/03/1922: 24).
El ambiente social derivado de la posguerra generó en varias ciudades
de Europa y Norteamérica, lo que se dio por llamar la «fiebre del baile» o «la
locura del baile». Dicho fenómeno provocó una acalorada polémica entre los
analistas de la época que, como vimos en párrafos anteriores, tenían pronun-
ciamientos contrastantes. Ante dicha discusión, la siguiente nota aporta una
reflexión muy sugerente para nuestro análisis:
Cada vez que las personas graves y sesudas se alarman por «la locura del baile,» no
puedo menos que sonreírme. Estas personas graves no conocen la historia. No es la
primera ocasión que invade a los países una oleada de excitación. Los hermanos
Goncourt, después de la guerra franco-prusiana escribían: ‘Francia baila como canta-
ba en otra época, baila para vengarse, para olvidar’.
Todas las grandes crisis, las guerras, las revoluciones o las hambres, son segui-
das —y a veces acompañadas— de un frenesí de movimientos. Y sostengo, al contra-
rio de lo que se piensa comúnmente, que el baile, como se practica en la actualidad, es
una institución moral de mucha fuerza y de una utilidad social indiscutible.
Creo que hay que buscar la explicación a la fiebre del baile en la frase de los
Goncourt de que «bailamos para olvidar». La danza es un paraíso artificial y aún agre-
garé: un paraíso más eficaz que cualesquiera otros que ha propuesto el arte. Más eficaz
que la poesía, que no absorbe sino el espíritu; más que la música, que deja a los múscu-
los en una inmovilidad llena de excitaciones. El cuerpo y todos los sentidos son tribu-
tarios del baile, como lo son del opio, como lo son del amor (El Universal Ilustrado,
núm. 451, 31/12/1920: 28, 29).
B AILES URBANOS 185
Todo parece indicar que los bailes modernos estaban diseñados para
olvidar, mientras que los bailes tradicionales tenían como propósito recordar.
Los bailes modernos no sólo ofrecían alegría desenfrenada, sino que eran
fuente de algo muy apreciado en el mercado del cuerpo: la belleza. La práctica
de los nuevos bailes era recomendada a través de los siguientes argumentos:
Cabe señalar que la citada «fiebre del baile» estaba «perfumada de gaso-
lina», esto es, las nuevas ofertas coreográficas se difundían como un produc-
to importante de la mercadotecnia que permitía, además, la promoción de
otras mercancías. En los periódicos editados en esa década se encuentra un
sinfín de anuncios que invitan al consumo de diversos artículos para lograr
una «exitosa presentación en el baile»: pomadas, jabones, desodorantes, pol-
vos de arroz, lápiz labial, medias de seda, zapatos, cinturones eléctricos para
adelgazar, métodos para acrecentar y endurecer los senos, etc. También se
ofrecían otros productos para resistir el ejercicio realizado en los bailes: miel
de alquitrán, vino de nuez, sales milagrosas y cafiaspirina.
La moda del baile correspondía a la moda en el vestir; las faldas mostra-
ban o cubrían las piernas femeninas en función de los movimientos requeri-
dos en el baile. La vinculación entre ambos elementos fue reseñada con mu-
cha claridad en el siguiente reportaje:
La nueva moda, surgida en esta temporada, que ordena llevar cubiertas las piernas has-
ta casi tocar el mismo zapato, ha determinado que se cree una danza apropiada a esta
clase de indumentaria. La ligera, deliciosa falda corta, que permitía mostrar en toda su
belleza el esplendor palpitante de la pantorrilla, era un hábito apropiado para los bailes
que hasta ahora han dominado en los salones de buen tono. La mujer tenía tanta soltu-
ra, en el buen sentido de la palabra, como el hombre y podía realizar las más atrevidas
cadencias, los pasos más arriesgados con la misma «souplesse» que si tuviera una
186 M ÚSICA Y DANZAS URBANAS
dislocante trusa de playa. La falda larga, que puede ocultar tanto como lo bueno como
lo pésimo, no permite a la mujer la soltura de movimientos que demandan los bailes de
ahora. De ahí que en los Estados Unidos se haya creado un nuevo baile para la falda
larga, de acuerdo con los obstáculos que la nueva moda ofrece. Esto demuestra una vez
más que los bailes no son inventados caprichosamente por los maestros de baile, sino
que se desarrollan como resultado de la popularidad de las nuevas exigencias de la
moda y de la música. Luis M. Chalif, un graduado de la Escuela de Baile Imperial de
Rusia, que es uno de los más conocidos profesores de baile de Nueva York, ha creado la
nueva danza de la «falda larga» (El Universal Ilustrado, núm. 299, 1/02/1923: 42).
Los músicos americanos están domesticando al jazz para hacerlo adjurar de sus aulli-
dos estridentes, sus monótonos salvajes y sus cromáticas, y para que olvide su incul-
tura. Cuando se le hayan enseñado buenas maneras, sus mentores lo presentarán en
los círculos de mayor cultura, porque creen que su «picor» nativo agregado a las gra-
B AILES URBANOS 187
cias que la educación les dé, bastarán para conquistarle numerosos amigos. Los músi-
cos que se proponen llevar a cabo esta singular empresa de la educación del jazz,
afirman que lo que pide hoy por hoy el público es música de melodía y no música
«sincopada»(…) La música oriental y la música de los negros, que no han perdido su
influencia, serán fundidas en el crisol del baile de salón y producirán la verdadera
música americana —un nuevo tipo de bailables— que siempre tendrán algo de la fuer-
za avasalladora y sensual del jazz (El Universal Ilustrado, núm. 253, 9/03/1922).
del danzón y del son cubano. Cabe recordar que la visita de excelentes músi-
cos cubanos se venía dando desde dos décadas atrás. Sobre el danzón hici-
mos una breve referencia párrafos atrás. Toca el turno al son cubano, por ser
éste otra de las músicas bailables que han tenido una importante presencia en
nuestro país.
El son cubano, conocido como oriental o montuno, tiene una notable
presencia africana, pero aún falta establecer con precisión su origen geográfi-
co y temporal. Montuno viene de montaña y es probable que fuera en la Sierra
Maestra donde se gestó, aunque hay otras opiniones que indican que fue en
Guantánamo o Santiago de Cuba. Sus antecedentes musicales fueron el nengón,
el kiribá y el changüí. El son tuvo varias transformaciones, hasta que en 1909
(ya urbanizado) llega a La Habana y en poco tiempo se convirtió en uno de los
géneros musicales más importantes de Cuba.
Todo indica que cuando el son se incorporó por primera vez al danzón,
en 1910, lo enriqueció; sin embargo, el surgimiento del danzonete pareciera
ser una forma para evitar que el danzón fuera desplazado por el son, dado que
este último había alcanzado mucho auge, objetivo que no logró pues hay quie-
nes consideran que el nexo entre son y danzón es la decadencia del segundo.
De hecho, el danzón no sólo incluyó elementos del son a su composición
musical, sino que, desde 1910, anexó de una u otra forma diversos géneros
musicales que se ponían de moda: el fox-trot, la rumba, el bolero, el tango,
pasajes de ópera, etcétera. Tal procedimiento no fue bien visto por algunos
conocedores de la materia, como el musicólogo cubano Emilio Grenet, quien
en 1939 afirmaba que la decadencia del danzón en Cuba (unos autores la ubi-
can en los años treinta y otros en los cincuenta) se debió a un abuso en la
inclusión de otros géneros musicales, lo que propició su estancamiento.
A finales de los años cuarenta, el panorama musical se vio sacudido por
la irrupción del ritmo que Pérez Prado trajo de Cuba: el mambo. El éxito al-
canzado por esta novedad musical se debió a que el nuevo género integraba
las dos corrientes musicales que estaban en boga hasta ese entonces: el ritmo
sincopado del danzón y el sonido metálico del swing.
La gestación del mambo en la Perla del Caribe según informan varios
estudiosos de la música cubana, se dio gracias a las innovaciones que los her-
manos López (Orestes e Israel Cachao), integrantes de la orquesta Las Mara-
B AILES URBANOS 189
villas, dirigida por Antonio Arcaño, hicieron del último movimiento del danzón
al que llamaron mambo, dando lugar al surgimiento, en 1938, de un nuevo tipo
de danzón conocido como danzón-mambo.
Pérez Prado lo trae de Cuba y en México desarrolla un estilo particular
con el que logró editar millones de discos mediante la RCA Víctor, los cuales
fueron vendidos internacionalmente. Lo mismo se podía oír en una discoteca o
en un cabaret de París, de Nueva York, de La Habana o de la Ciudad de México.
Pocos años más tarde del despegue del mambo surgió otro ritmo pro-
veniente de Cuba que también tuvo mucho éxito internacional: el chachachá.
Enrique Jorrín y Ninón Mondéjar (éste último con la Orquesta América) tuvie-
ron, igual que Pérez Prado, numerosas presentaciones en nuestro país.
Estos nuevos géneros de música afroantillana coadyuvaron a la crea-
ción de la imagen cinematográfica de personajes tan paradigmáticos como
Mario Moreno Cantinflas, Adalberto Martínez Resortes, Germán Valdes Tin
Tan, además de un torrente de rumberas, entre las cuales encontramos a Ninón
Sevilla, Rosa Carmina, Amalia Aguilar, María Antonieta Pons y, por supuesto,
Yolanda Montes Tongolele.
Tin Tan tuvo mucho contacto con los pachuchos de la ciudad de Los
Ángeles, California, y por ello bailaba con maestría el boggie-woogi y el swing,
estilos que estaban presentes en su forma de interpretar el mambo. Algunos
de los pasos que realizó en películas como El revoltoso (1951), serían retoma-
dos varias décadas después por los bailadores de salsa, según nos informa
Miguel Ángel Vázquez, codirector junto con la maestra Alicia López, de la es-
cuela de baile Tezozomoc, de la Ciudad de México.
Estos artistas se convirtieron en difusores de estilos de baile que, en
realidad, eran reinterpretaciones escénicas de los observados en los salones
de baile. Se creó así un circuito de interinfluencia de modelos corporales en-
tre el cine, el teatro de revista y los salones de baile, cuya correa de transmi-
sión estaba dada por una industria cultural plenamente consolidada.
En dicho circuito también estaba presente el cine estadounidense, que
si bien recuerda el lector, apareció en nuestro país desde los años veinte. Es
muy larga la lista de películas musicales en las cuales intervienen connotados
bailarines, entre los que destacan figuras como Ginger Rogers, Joan Crawford
y Fred Astaire. El impacto que estas películas tuvieron en los asistentes a los
190 M ÚSICA Y DANZAS URBANAS
biano, pero tocado con los mismos instrumentos que usaban los grupos de
rock (Carrisola, 1997: 43) como fueron Acapulco Tropical, Rigo Tovar, Mike
Laure, etcétera. La mezcla musical entre la cumbia y el rock se observaba tam-
bién en los diseños corporales, pues en la chunchaca predominaban los movi-
mientos para el entrelazamiento de los brazos, y los pasos hechos para el rock,
con el ritmo de la cumbia; tal estilo de baile adoptó el nombre de charanga.
En esa misma década se estaba dando otra fusión de músicas bailables
que dieron como resultado otro nuevo ritmo presente hasta nuestros días: la
salsa. Dicha fusión se dio entre el rock, el jazz latino y el son montuno que se
escuchaba en las calles neoyorkinas habitadas por latinoamericanos.
Existe una polémica sobre el origen de la salsa. Para los cubanos, no es
más que una derivación del son montuno, otros consideran que se trata de un
nuevo género. Otros más opinan que sus antecedentes se encuentran en el
mambo, interpretado por las bandas integradas por músicos latinoamerica-
nos (sobre todo cubanos y puertorriqueños) que se desarrollaron en Nueva
York. Quienes sostienen esta última versión indican que el álbum discográfico
Afro-Cuban Jazz (reeditado en 1981) tuvo una notable influencia en el desa-
rrollo posterior de la salsa. En este álbum se encuentran piezas grabadas en-
tre 1948 y 1954 por las bandas de Machito, Chico O’Farrili, René Hernández y
Mario Bauzá con los solistas Charlie Parker y el saxo tenor Flip Pihillips.
Es importante advertir que los patrones de movimiento desarrollados en
el mambo neoyorkino de la década de los años cincuenta, que se diferencia-
ban notablemente de la forma en la que se bailaba en Cuba y en México, fue-
ron reelaborados en los años noventa en Nueva York y Los Ángeles; interpre-
taciones hechas para el espectáculo de competencia, con una fuerte carga de
comercialización. Estos estilos de bailar salsa son los que se pusieron de moda
en varias ciudades de nuestro país desde principios del presente siglo.
Cabe destacar que en la creación del estilo de la salsa que se baila en
Los Ángeles, han tenido un papel destacado bailarines nacidos en Guadalaja-
ra: los hermanos Vázquez (Francisco, Luis y Juan) y de Rogelio Moreno, aun-
que ellos también interpretan otros estilos de salsa como el que aparece en la
película Baila conmigo, producida en 1999 y estelarizada por Chayanne, en la
que participaron. Ellos reconocen que tuvieron mucha influencia de Adalber-
to Martínez Resortes, nos informa el maestro Miguel Ángel Vázquez.
192 M ÚSICA Y DANZAS URBANAS
F UENTES
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BAILES POPULARES, SALONES Y ACADEMIAS
E L C ULEBRO Y R OSARIO
En la década de los años treinta del siglo pasado en Guadalajara existían va-
rios locales especiales, en donde se bailaban los diversos ritmos de moda. Así
por ejemplo en la Calzada Independencia se encontraba el Salón México y por
la calle Álvaro Obregón se localizaba La Estrella. Cerca de ahí, estaban El
Batán, El Pajar y El Profundo.
A esos lugares, ubicados en la zona limítrofe de los dos grandes mundos
tapatíos, llegaron Antonio Sánchez El Culebro y Rosario Pulido, cada uno por
su lado con un mismo fin: satisfacer su deseo de entregarse al baile de la mú-
[195]
196 M ÚSICA Y DANZAS URBANAS
sica que en esos momentos sonaba en casi todo el país. Música llegada desde
Cuba o Estados Unidos, con ritmos como el danzón y el charlestón, entre
otros. Posteriormente, bailarían mambo, chachacha, rock and roll, swing, rum-
ba, paso doble, guaracha y hasta tango.
Rosario Pulido vivía en una vecindad que se encontraba en la calle 5 de
Mayo, en el mero San Juan de Dios, y El Culebro en el Barrio de la Capilla de
Jesús, donde pasaba cerca la carretera a Zapopan. Al conocerse los dos, deci-
dieron ser pareja de baile, después novios y, a los siete meses de tratarse,
terminarían casándose y formando una familia, en la cual varios de sus hijos y
nietos se dedican al baile de manera profesional.
En los primeros días en que se conocieron Rosario y El Culebro, la jo-
vencita iba a lavar a uno de los ríos que estaba cerca de la Capilla de Jesús.
Llevaba la ropa en un costal e iba junto con otras mujeres de su familia, ¡qué
esperanzas de que en aquel entonces, hubiera agua potable en algunas zonas
de Guadalajara!
Ahí llegaba El Culebro, de cuerpo delgadito y movimientos semejantes
a una víbora. Los dos muchachos se ponían a ensayar con un radio de pilas. El
joven le enseñó a la muchacha a echar maromas, ya que en la arena del río se
podía, fácilmente, realizar esta actividad.
Así, Rosario y El Culebro se convirtieron en pareja de baile y comenza-
ron a participar en concursos de diversos salones y carpas, adquiriendo nota-
bilidad por su destreza, por su entrega, por su capacidad interpretativa y por
introducir algunas innovaciones en sus ejecuciones dancísticas.
De hecho estuvieron en los salones, hasta que estos desaparecieron. En
el Salón La Estrella se juntaban a bailar los jóvenes, mientras que las personas
entradas en años, a los que les apodaban Los Chicharrones, iban al Salón Pro-
fundo. En este último se hacían los concursos de danzón, porque los mucha-
chos y las muchachas se negaban a bailarlo por considerarlo un baile de vie-
jitos.
El Culebro, siendo un chamaco de 17 años, se ganó ese mote. Se lo puso
una dama de un cabaret que él frecuentaba. A esa mujer curiosamente le de-
cían Dorian Gray, como el protagonista de la novela de Óscar Wilde. Al jefe de
la policía tapatía José María Sherman, le gustaba mucho cómo bailaba el mu-
chacho a tal grado que le regaló un traje de culebra.
B AILES POPULARES , SALONES Y ACADEMIAS 197
D ANZÓN DE A MUERTITO
El Muerto, José de Jesús Ramírez Ortiz, bailarín nacido en El Zapote, en la
zona metropolitana de Guadalajara, triunfó en el Teatro Blanquita de la Ciu-
dad de México.
Le pusieron El Muerto porque en una ocasión que se encontraba bailan-
do, en un despliegue de la pierna izquierda se le salió el zapato semejante a
cuando atropellan a una persona.
Dicen los que lo conocieron que, cuando se fue a la gran urbe no bailaba
el danzón como luego lo interpretó allá. En su ciudad natal lo hacía de acuer-
do a las reglas de los concursos. Le aplaudían —contó a sus compadres Rosa-
rio y El Culebro— porque iba bien en todo. Pero él sabía perfectamente que
no era lo mismo el danzón para concursar que el que se bailaba en las exhibi-
ciones. En el segundo entran los tornillos, aviones y planchas. Ahí es donde
se lucen los bailarines. En un concurso de danzón hay reglas. Decía El Muerto
que cuando se concursa interpretando este baile se está triste. ¡Así nomás!
La primera vez que actuó en el Teatro Blanquita, en la década de los
años sesenta, bailó el danzón como si estuviera en un concurso, con todas las
de la ley. El público se mostró triste, el aplauso fue raquítico.
Entonces, el bailarín al darse cuenta de la reacción de los espectadores,
decidió jugársela desde otra perspectiva. Se aventó a bailar con las planchas,
tornillos y aviones. Tiraba el paño al suelo y se agachaba para recogerlo bai-
lando. De esa manera, el público se prendió, aplaudiéndole a raudales y gri-
tando eufórico.
El Muerto, antes de que se hiciera famoso, abrió una Academia de Baile
en la Calzada Independencia, la vía que separa a la ciudad tapatía en dos mun-
dos, con grandes diferencias no tan sólo económicas sino sociales y cultura-
les. Pero en ese tiempo a nadie le interesaba el danzón; entonces se fue a la
ciudad de México. Allá trabajó en una zapatería que puso, porque era zapatero
de profesión. Al principio iba a los salones como mera diversión, hasta que lo
contrataron en el Teatro Blanquita.
Dice J. Dolores Mártir Velásquez, director del Club de Danzón de Resca-
te en Occidente, A.C., que El Muerto fracasó en su Academia de Baile porque
no tenía una técnica para enseñar. Era un excelente bailarín, tenía un oído
musical privilegiado, pero no sabía transmitir sus conocimientos.
198 M ÚSICA Y DANZAS URBANAS
E L DANZÓN CLÁSICO
J. Dolores Mártir Velásquez, quien nació en Tuxpan, Nayarit, y actualmente
vive en Guadalajara, es el fundador del Club de Danzón Rescate en Occidente,
A.C., creado el 3 de noviembre de 1995, con el apoyo de la Academia Nacional
del Danzón. Vivió en la Colonia Obrera de la Ciudad de México durante 12
años y ahí aprendió a bailar el danzón porque en cualquier fiesta popular o en
los cabarets y salones estaba presente ese baile. Dice que en ese tiempo él
ignoraba que había reglas por lo que lo interpretaba de una manera libre, como
mucha gente lo hace.
El maestro sólo acepta lo clásico en el danzón; es decir, el baile de acuer-
do a reglas que no se pueden romper. Para él, debe prevalecer el apego a las
normas principales en lo que corresponde a «estructura, movimientos corpo-
rales, hábitos y vestuario» (Martín Velásquez, 2002: 1).
El danzón —dice Mártir Velásquez— es una pieza bailable, integrada
por tres estribillos, dos melodías y un montuno. Los estribillos preceden a las
dos melodías y al montuno. Cada estribillo consta de 16 compases. Los cuba-
nos no bailan durante los estribillos, en ese momento se dedican a conversar
y pasear por la pista. Las melodías pueden tener 32 compases o más. El
montuno es más largo; puede repetirse a fin de exhibir el repertorio de los
pasos de una pareja prolífera. Cada paso consta de 11 tiempos, dentro de los
cuales se cuentan cuatro pausas (ibid).
En la ejecución del danzón la posición del hombre, como el que tiene el
control del baile, es clara. A Mártir Velásquez no le queda la menor duda cuan-
do afirma:
La norma universal del danzón, es que el hombre ordena y la mujer no puede hacer
nada si el hombre no se lo ordena. Si la mujer trae a su conciencia rencores o agravios
y pone resistencia, se pierde el danzón, porque este baile es toda una disciplina, hay
que cuadrar la música matemáticamente. Cualquier duda o vacilación, saca a los
bailadores de la norma, en consecuencia es un fenómeno interesante desde el punto
de vista sociológico y psicológico.
momento en que los varones escogen a las damas para bailar. Después, el
caballero se convierte en el que conduce la nave dancística, sin permitir que la
mujer le quite el control.
El danzón, como otros bailes, por cuestiones que tenian que ver con la
administración del tiempo libre de las personas, se refugió en las academias.
Al cerrarse los espacios donde se ejecutaban todos esos géneros bailables, se
dio paso a una nueva práctica dancística y, como se verá más adelante, aún
quedan unos cuantos salones.
Varios de los bailadores como Rosario y El Culebro, pusieron sus acade-
mias de baile, dentro de las cuales muy pocas —por cierto— subsisten. Mien-
tras tanto, la práctica del danzón como género académico sigue teniendo vi-
gencia, aunque en menor escala.
T ACONES DORADOS
«De las academias, líbranos Señor», dijo Rubén Darío. En las normas del danzón
clásico también tiene que ver la indumentaria que se usa al bailarlo.
J. Dolores Mártir Valenzuela, no titubea cuando afirma que, dependien-
do de la hora del día en que se baile el danzón corresponde el «vestuario» que
debe usarse. Cuestiona a «una serie de desvíos respecto a la cultura del
danzón».
Sostiene que hay centros culturales en los que se ofrece algún acto so-
bre el danzón, donde colocan carteles en el que aparece una zapatilla «hasta
con doble pulsera. Eso está prohibido en el danzón, porque la zapatilla de
doble pulsera es la que usaban las prostitutas. No cabe duda que este baile
también se dio en los prostíbulos de manera vigorosa».
De ahí que el maestro establezca las diferencias entre el danzón clásico
y el «de burdel». En el primero, dice, se «persigue un goce estético», por eso la
actitud de los bailarines es «extraordinariamente fina, elegante y delicada».
Mientras que en el segundo, lo que se busca es de «carácter sensorial», por lo
tanto, su «expresión es vulgar».
En cuanto a la indumentaria con la que se ejecuta el danzón, Mártir
Velásquez dice que si se interpreta a las dos de la tarde, el hombre se viste de
blanco, con sombrero, calzado del mismo color y guayabera, que puede ser
de estilo veracruzano de manga larga o yucateca de manga corta. La mujer se
engalana con un vestido blanco de una sola pieza, que rebase un poco la
rodilla hacia abajo, pero que no sea muy largo. Puede lucir ceñidor del color
o rojo. Pero, si la presentación se realiza en la tarde o en la noche en un
teatro, entonces la vestimenta es de gala, es decir, de smoking. La dama, por
su parte, viste traje de coctel. Si se trata de una festividad, una feria o una
verbena, la mujer tiene «la libertad» de usar vestido floreado, de sabor coste-
ño, para que la gente —afirma el maestro—, «disfrute del colorido del ves-
tuario». Hay una norma que afirma el entrevistado no se puede hacer a un
lado. Se trata de que la mujer lleve un tocado en su cabello, que puede ser una
flor natural o artificial.
202 M ÚSICA Y DANZAS URBANAS
D E LA CALLE AL TEATRO
El Centro Nacional de Investigación y Difusión del Danzón, que tiene su sede
en el Puerto de Veracruz, en dos ocasiones ha otorgado sendos reconocimien-
tos al Club de Danzón Rescate en Occidente, A.C.
En el año 2000, el Club Danzonero de Guadalajara recibió un premio
nacional por «la labor de defensa de la cultura del danzón», sobre todo, dice
su director J. Dolores Mártir Velásquez, «por la promoción» de este baile.
El 1 de octubre de 1999, la agrupación participó en el desfile inaugural
de las Fiestas de Octubre. Las 40 parejas bailaron danzón, desde la Plaza Beni-
to Juárez hasta el cruce de las Avenidas Ávila Camacho y Federalismo, aproxi-
madamente seis kilómetros, ante la mirada insólita de más de un millón de
personas.
A los bailadores los acompañó la Orquesta La Playa, de Paso de Ovejas,
Veracruz. Los músicos hicieron el recorrido en un carro alegórico, mientras
que los danzoneros se aventaron el trayecto bailando sobre el pavimento.
Después de ese recorrido callejero, las parejas del Club de Danzón Res-
cate en Occidente, A.C., estuvieron en 22 ocasiones en el foro del Teatro De-
gollado en el año 2001, con una modalidad que también les sirvió para obtener
otro premio nacional: la ejecución coreográfica del danzón sinfónico.
Dice J. Dolores Mártir Velásquez que «el danzón sinfónico» es la ejecu-
ción de este baile «siguiendo la música de una orquesta sinfónica». En el Tea-
tro Degollado las parejas lo hicieron con la Orquesta Filarmónica de Jalisco.
Dentro del programa que ofrecieron, estuvo presente el Danzón Número 2 de
Arturo Márquez, una composición a todas luces contemporánea, que no obs-
tante se basa en las estructuras clásicas de este baile y se abre a otras posibi-
lidades musicales.
B AILES POPULARES , SALONES Y ACADEMIAS 203
L OS AIRES NUEVOS
Con el paso de los años, el mercado musical en Guadalajara fue cambiando en
lo que al terreno del entretenimiento y la diversión de los jóvenes se refiere.
En la década de los ochenta del siglo pasado, surgieron espacios para algunos
sectores de la juventud con un mayor poder económico adquisitivo, en los que
se bailaba lo conocido como pop, técno e industrial. Una década después apa-
recieron los rodeos, con la música grupera en donde destacan diversas for-
mas bailables como la quebradita.
La diversidad de los espacios para el baile, siempre ligados a la cuestión
del negocio, va de las discotecas a los salones de baile, pasando por los luga-
res en los que se ofrece rock «en vivo».
Así, en cuanto al rubro de discotecas en la zona metropolitana de Gua-
dalajara, se pueden mencionar lugares como Bossé, Capitol Club, Danny Rock,
El Chapus, Lecho Bar, Memories, Mr. Tequila, Simona, Studio 69, Van Go,
Vantage y White Lotus, entre otras.
En lo que corresponde a la «música en vivo» se encuentran Bar Lafitte,
Bar Zanto, Bariachi, El Callejón de los Rumberos, El Gran Mexicano, Fandan-
go, La Cumbancha, Quinta Nájar y varios más.
Dentro de todo esto, también está «la banda en vivo», que se ha presen-
tado en lugares como El Sinaloense, Los Chapus, Rancho Grande, La Coinci-
dencia, Los Caporales y La Leyenda.
L A BÚSQUEDA INÚTIL
En un rápido recorrido por Chapala y Ajijic, en una noche agradable, me pude
percatar que en estos dos lugares turísticos cercanos a Guadalajara no existe
un solo lugar donde se ejecuten los bailes populares.
Lo mismo sucede en Lagos de Moreno y Ciudad Guzmán, donde fui in-
formado por funcionarios culturales que, para la práctica de estos bailes no
existen ningún club, ni salón, ni nada.
P UERTO V ALLARTA
La vida en Puerto Vallarta pasa entre el trabajo y la fiesta. La ciudad en las
últimas tres décadas, ha crecido de una manera impresionante, con las conse-
cuencias que trae la falta de planeación urbana.
El antiguo Puerto de Peñas, un lugar paradisíaco y disfrutable para los
turistas, ha sido también foco de atracción para habitantes de otras ciudades
del país, que llegan en busca de trabajo. Los que arriban en busca de la tierra
prometida pertenecen a mundos diferentes: desde egresados de alguna carre-
ra turística universitaria hasta trabajadores de la construcción. A ellos se su-
208 M ÚSICA Y DANZAS URBANAS
F UENTES
Sevilla, Amparo (2003), Los templos del buen bailar, Conaculta, Dirección
General de Publicaciones, México.
Revistas y otros:
J. Dolores Mártir Velásquez (2002), Breviarios culturales en torno al danzón,
Guadalajara: Club del Danzón Rescate en Occidente, Asociación Civil.
Hojas fotocopiadas.
Noches de bailes en el Casino Veracruz. Volante. Guadalajara, 2005.
«Ocio. La guía para vivir en la ciudad» (2005) Suplemento, periódico Público.
Números 406-409. Guadalajara.
Homenaje al danzonero mayor de Occidente. Programa de mano (1998) Gua-
dalajara.
Club de Danzón Rescate en Occidente, Asociación Civil (2001). Programa de
mano. Guadalajara.
Entrevistas:
Jorge Ruiz, realizada por Amparo Sevilla. Puerto Vallarta, 16 de enero de 2003.
J. Dolores Mártir Velásquez, realizada por César Delgado Martínez. Trans-
cripción de Angélica del Ángel. Guadalajara, 17 de junio de 2003.
Rocío Gallegos, realizada por César Delgado Martínez. Zapopan, 18 de junio
de 2003.
Antonio Sánchez El Culebro y Rosario Pulido, realizada por César Delgado
Martínez. Transcripción de Angélica del Ángel. Guadalajara, 18 de junio
de 2003.
Antonio Sánchez El Culebro y Rosario Pulido, realizada por César Delgado
Martínez. Guadalajara, 7 de julio de 2005.
CUARTEL DE DANZAS CHIMALHUACANAS:
TESTIMONIO DE UNA DEVOCIÓN DANZANTE
M A . G U A D A L U P E R I V E R A A C O S TA
Desde los comienzos de la humanidad, las diferentes culturas han usado diver-
sos medios para manifestar sus ideas; el instrumento que el hombre ha tenido a
mano es su propio cuerpo: con él ha expresado sentimientos, valores y costum-
bres de su grupo social. Por esta razón la danza es tan popular, porque ha sido
el vehículo de expresión y comunicación entre los hombres y su entorno. La
danza aparece así, como un hecho colectivo. La danza es una necesidad corpo-
ral específica que reúne cuerpo, mente y espíritu.
Tradición es transmisión y el arte tradicional representa arquetipos, pues
es la expresión de una idea en el sentido platónico, no la idealización de un
hecho. El valor del arte verdadero reside en su calidad de símbolo. Las artes
tradicionales son a la vez simbólicas y útiles, satisfacen al mismo tiempo las
exigencias espirituales y corporales.
En Jalisco, conviven diversas culturas, lo que se traduce en diferentes
manifestaciones dancísticas. Lo que aquí veremos se refiere a una de las tradi-
ciones barriales con más arraigo, la danza ritual.
El cuartel de Danzas Chimalhuacanas es una de las organizaciones más
longevas de la zona metropolitana que guardan una antigua tradición en la
práctica de las danzas ceremoniales y forman parte del calendario festivo en
honor a la Virgen de Zapopan. Por su antigüedad, las manifestaciones dancís-
ticas que preserva pertenecen al patrimonio intangible de Jalisco.
No existían estudios o registros etnográficos del cuartel, no obstante la
importancia que ha tenido en la historia regional, por lo que el presente traba-
jo es parte de una serie que se ha realizado pensando en la urgente necesidad
de rescatar y recabar la información de las historias orales de manera siste-
[211]
212 M ÚSICA Y DANZAS URBANAS
¿Q UÉ ES UN DANZANTE ?
En este punto, entendimiento e introspección son necesarios. El danzante es
aquel que vive una tradición, es portador de la misma en un tiempo y espacio
sagrados, fuera del mundo real de los negocios y la política. Es parte de una
población que ha sufrido largamente marginación y olvido.
Su vida gira en torno a una devoción y realiza como manifestación de la
misma una penitencia gozosa: danzar. Conserva y cultiva la dignidad de sus
usos y costumbres. Su práctica es testimonio de gratitud y fidelidad.
El danzante es profunda y significativamente distinto al ciudadano del
Jalisco imaginario. Aún la barrera invisible que nos separa de ellos, nos deja
ver una manera distinta de organizar la vida, una forma diferente de pensa-
miento al asumir la familia, el parentesco, el estado, el sistema económico y
aún el hombre mismo.
NO M B R E S D E L O S G RU P O S D E DA N Z A N T E S :
cuartel junto con Eusebio Casillas Hernández (Danza Cruz Verde) y José Ra-
mos (Danza Tres Piedras del Sol) que comienza con siete grupos. Actualmen-
te son más de sesenta registrados y agrupa a siete mil danzantes.
El cuartel cumple las funciones de mediador entre los danzantes como
organización y las autoridades civiles y eclesiásticas. Tiene una mesa directi-
va integrada por: presidente, secretario general, director de debates, subse-
cretario, tesorero, y secretario de actas y acuerdos.
C UARTEL DE DANZAS C HIMALHUACANAS : TESTIMONIO DE UNA DEVOCIÓN DANZANTE 215
de que llegamos a Zapopan, tienen que dar la vuelta al atrio de rodillas, porque
así es su pena; ya todos sangrados de las rodillas, van desfallecidos, pero ellos
tienen que cumplir su manda. Muchas veces el padre los saca y …’déjeme
pagar mi manda’. Si no, no sienten satisfacción: lo prometido es deuda, y con
los santos peor…»
»Me sé todos los papeles del coloquio, muchos me han elogiado, pero
no hago más que conservar en mi mente lo que recibí. En quince días los ense-
ño a bailar. Lo único que necesitan es tener voluntad o deber alguna manda.
Antiguamente, el ingreso en los años veinte era de 25 centavos y tenían que
cooperar para el aparato de petróleo, pagar el músico, el alquiler del patio, la
misa y los cuetes.»
»Ahora ya no saben hacer ni un ritual pa’ apadrinar una danza como es,
yo creo que ya ni hacen nada, ái nomás. Fíjate: para apadrinar una danza exis-
te un ritual: los ahijados se ponen al centro. Los padrinos llevan un rosario.
Primero bailan un son, después se hincan y cada padrino está con su ahijado.
Le imponen un rosario y luego ya danzan juntos…»
»El dueño de la danza echa el moreno mayor, y hay que respetarlo, él es
la autoridad, él descarga su autoridad y el moreno es el ejecutor de todo…
Muy enérgico tiene que ser. Todos se dirigen con él, «Moreno, ¿que me das
permiso de ir…? Sí, ándale. […] No hay que echar en el olvido eso, yo danzo
desde que tenía ocho años, yo represento el conglomerado. Comencé el cuar-
tel con siete grupos, ahora son cincuenta y ocho. Nos donaron un terreno en
Tonalá, por eso nos llevamos el cuartel para allá.»
»Algunos danzantes me dicen que les venda el coloquio porque no lo
tienen, y danzas antiguas, que tienen ciento y tantos años, no lo saben. Uno
me lo compró, me dio unos centavos, pero no lo ensaya, dice que mejor bailar,
porque dice que la gente no quiere, que le da vergüenza. Ya no saben rendir el
coloquio…»
»Este cuartel, en su fundación, fue presidido por el jefe general del esta-
do de Guanajuato, el señor José Natividad Reyna, y el jefe general del estado
de México, Manuel Pineda. Este estandarte bajó a la romería que se hace en el
cerro de Culiacán del estado de Guanajuato, asistiendo la primera capitana
general de Guanajuato, la señora Clotilde Ávila, capitana general de las dan-
zas Chichimecas de Guanajuato.»
L OS ORÍGENES DE LO GRUPERO Y SU PASO POR J ALISCO 217
»Mi danza se ensayó por primera vez en 1925. Al morir mi papá murió la
danza, pero yo sí tengo el coloquio. Todavía existe el Águila Real, mi papá se la
dejó a su hermano y él la mandó a que la ensayaran en otra parte.»
»Los que yo enseñé casi todos han fallecido. Hacían la danza por diferen-
tes barrios, diferentes calles, yo la hacía aquí en la esquina. Lleva violín y
teponaztle. Conozco a uno que siempre ha tocado conmigo, Ignacio Cruz, del
barrio de San Felipe de Jesús, él también los hace y se sabe todos los sones, yo
toco el teponaztle y él toca el violín. La primera danza la ensayaba por Contre-
ras Medellín, en una vecindad me alquilaban el patio, después por la de Juan
Álvarez, después en Guanajuato y la privada de Oaxaca, ahora Aguamarina.»
Decía don Genaro que, al igual que para muchos de los que continúan
con esta tradición, ser danzante es destino, herencia, penitencia gozosa y, a
fin de cuentas, elección. Los danzantes y la guardia van con la imagen todo el
tiempo son su constante compañía. Comparten con ella, tiempo y espacio sa-
grados.
Uno de sus mayores deseos fue dialogar con los jóvenes, enseñarles el
Coloquio y la danza, para que no se pierda esta tradición: «tengo que escoger
a los actores y ver quiénes lo hacen mejor, porque no nada más es decirlo, hay
que interpretarlo, darle su entonación, por lo propio, en un diálogo, el del
estandarte dice a medida que los va rindiendo:
Así a distancias postrar armas y flechas en la tierra
para que goces venturoso
la victoria de las glorias se encierra
y hoy que quieres estar en mi compañía
recibe por bautismo, el rosario de María
¿Cómo la ven? Dios y maroma, aunque no coma...».
Pinito se fue definitivamente el 16 de diciembre de 2003, quedándose
para siempre en nuestro recuerdo por su forma de ser tan humilde y generosa,
por sus poemas, cantadas, danzas y títeres.
en culebrilla, unos van de aquí para allá y otros vienen de allá para acá para
quedar todos al ratito en su mismo lugar onde empezaron, allí es donde vuel-
ven a quedar.
GR: ¿Cuántas veces hacen esto?
EC: Pos en cada son. Las embajadas, pos esas se hacen con cierto perso-
naje, viene y habla aquí con el monarca, con Guautemo y luego va y le lleva a
Cortés la embajada y ya ellos ‘ai se van hablando y contestando, y ya empieza
ái bonito el coloquio…
GR: ¿Cuántos danzantes lleva?
EC: En la ida de este año, con la voluntad de Dios, sietecientos treinta y
dos danzantes.
GR: ¿Visitan otros lugares además de Tlaquepaque? ¿A dónde van?
EC: A Fresnillo, Zacatecas, San Juan de los Lagos, Cubilete, La Bufa,
Zapopan, Talpa de Allende, México DF y Puebla, a donde nos invitan...
GR: ¿Quién lo ungió a usted, de quién recibió la danza?
EC: El señor fallecido Vitoriano Quirarte, que fue mi maestro, y al mismo
tiempo ocupaba quién le ayudara y se fijó en mí, pero de ahí nació todo esto
que está ahora, bendito sea Dios. Yo tenía doce años, en lo que’s la garita de
San Pedro, en lo que ahora es la Plaza de la Bandera, ahí ensayábamos, el 15
de agosto nos juntábamos para empezar a ensayar el día 16, y ahí fue ‘onde me
dio la sorpresa don Vitorino, me dijo: «Yo gano muy poquito, no puedo con los
gastos del grupo, de aquí de los mismos miembros, tiene que salir uno que
aporte los centavos y que me ayude» y pos, quiso Dios, ya son cosas de lo alto,
porque luego ya se fijó en mí, dijo: «Yo propongo salvo lo que ustedes digan,
que Eusebio sea el ensayador y el que me ayude con los gastos, tú sí puedes
Usebio», «Sí don Vitoriano, cómo no». Yo desde chico empecé a trabajar y era
muy ahorrativo, porque los centavos siempre han estado difíciles, toda la vida
pero más en esos tiempos… se ganaba uno muy poquito. Entonces ya le dije:
«¿Cuánto se ocupa?» «Nooo (dice) pos, es un gasto muy pesado, se ocupan
sesenta pesos». En ese tiempo cuando los hombres grandes ganaban seis riales,
seis riales eran setenta y cinco centavos, o sea, un rial eran doce centavos y
medio, así es de que dije: «No, no hay pendiente». Entonces traíamos músico
todavía, ora ya ‘stán todos fallecidos, la mayoría, uno que otro todavía viene
por ‘ai, pero quiere cobrar muy caro, y pos no puede uno, entonces me dijo:
C UARTEL DE DANZAS C HIMALHUACANAS : TESTIMONIO DE UNA DEVOCIÓN DANZANTE 219
«El músico cobra treinta pesos, más los demás gastos [dijo] son sesenta».
Saqué yo mis centavitos, entonces tráibamos unas bolsitas, saqué mi bolsita y
«aquí está el dinero». Dijo: «Ah, pos entonces, ¿tán de acuerdo?», «Sí», todos
fueron de acuerdo. Yo la tomé porque bueno, me gustó seguro… y aquí estoy
todavía, que Dios me ha dejado vivir para, pa’ contalo.
GR: ¿Cuántos de sus hijos están en la danza, don Eusebio?
EC: Pos andan varios, hijos y ñietos y bueno, a los tatarañietos nomás
los visten pero, ya quisiera, que por ‘ai anda uno bailando... aquel [señala},
aquel chiquito, y así va.
GR: ¿Recuerda el nombre de la persona que le dio el coloquio?
EC: Pues fueron varias, puras personas pues ya fallecidas, pero varias.
El que principalmente colaboró a conmigo, fue un compadre que me ayudó
muchos años también en el papel de Cortés, que fue Porfirio, nomás no me
acuerdo cómo se apellida; ése fue el que me pulió a los muchachos para que
ya ellos agarraran la situación y así en esa forma fuimos trabajando, él todavía
vive, pero de que ande así bailando, nomás para la ida, a la ida es cuando va
cada año, nomás a llevar la Santísima Virgen, pero de ahí en más, ya casi no se
para. Hay personas que vienen desde la danza infantil, de abajo, que aprendie-
ron bien todo y a hacer todo sobre todo con ensayadores que eran muy duros,
muy enérgicos, todo se hacía bien o no se hacía, y pues ya ahora ya no puede
uno, ora les dice uno: «Mira aquí», dicen que sí pero unos lo hacen y otros se
van por un ladito y pos ni modo, pues qué hace uno también, pero sí, sí vale la
pena…
GR: ¿Y el coloquio, usted lo escribió, o se lo aprendió primero? ¿Cómo es
el proceso?
EC: Una parte, fueron papeles que yo vi, y fíjate, fui haciendo, papeles
que yo fui haciendo como el de Alvarado, y otra pos que me los pasaban ellos
mismos, ya apuntados, anotados y yo ya los trasmetía a los demás y así, fui-
mos formando el coloquio para que pos tuviera base, ¿verdad? Porque si no,
pues cada quien con lo que sabe «’ai dilo», nooo, necesita ir por escalafón
todo, pa’ que salga bonito, pa’ que se vea bonito, porque si no, en otra forma
no se puede, y así es como lo hemos hecho y trabajado año por año.
GR: ¿Su danza nació en este barrio?
EC: No… bueno, sí, en parte sí, tengo mucha gente de aquí de los alrede-
220 M ÚSICA Y DANZAS URBANAS
Eusebio Casillas Amézquita (ECA): Aquí. Paso de camino. ‘Ai ‘stá bue-
no… (da indicaciones para tomar un descanso). El personaje que lleva el co-
loquio son los que se ocupan nada más, los doce reyes, la Marina, la india,
este, la Malinche, Cuauhtémoc, Cortés, este eh, el Chimal, Alvarado, Tejada,
este, García de Olguín y bueno, pos se compone de… digamos, son como unos
veinte personajes. Ey… los demás nada más danzan, pero los que elaboran
pues el coloquio, son como unas veinte personas y los demás hacen las emba-
jadas, se hacen entradas en todo eso, todos participan nada más que en dife-
rentes formas.
Raúl Eduardo González (REG): Las embajadas, ¿las tocan con violín y…?
ECA: Con puro teponaztle, porque violinistas ya no hay hoy en día, por-
que la mayoría de los violinistas pos ya fallecieron los que tocan en los grupos.
Hay uno que otro, pero pos no, no saben tocar los sones, los sones de la dan-
za, pos violinista hay mucho, ¿vedá? Hay mucho, por los mariachis y todo eso,
pero los que ocupamos aquí no hay, entonces ahora se mueve uno con el
teponaztle, es la base del paso, que nos va guiando, edá?
REG: Oiga, ¿y este paso que están haciendo?
ECA: Son varios, mire, este son es el zapateado, ¿verdá? Es el éntrale en
ayunas, es el monito de alambre, ¿cuál es el otro? [Le contestan: «las dan-
zas»] Las contradanzas, se compone de unos ocho o diez sones.
REG: Cada uno con su paso diferente...
CCA: Sí, tenemos un paso que le nombramos «el torito», sí lo bailamos,
pero como la danza es muy grande nos tardamos mucho en sacarlo, pero es
un paso muy bonito, ése es el son del toro, cada son tiene su nombre, nomás
que desgraciadamente no hay violinistas para que nos tocara cada son que
fuera, por eso lo básico es el teponaztle.
REG: Y de todos estos muchachos, ¿ninguno se ha enseñado a tocar el
violín?, ¿ninguno sabe?
CCA: No, ninguno lo sabe, pues es que los violinistas que se ocupan aquí,
como le digo, ya se terminaron… Hay uno que otro pero son personas que no
se vienen a decir, «¿Sabes qué? Voy a enseñar un muchacho de este grupo,
enseñarle los sones para que aprenda y siga adelante»; no, se va acabando el
violinista, se va terminando...
REG: ¿Cuándo se echa el coloquio...?
222 M ÚSICA Y DANZAS URBANAS
E L CALENDARIO FESTIVO ,
DONDE EL TIEMPO Y EL ESPACIO SE SACRALIZAN
Aquí podemos percibir el lenguaje silencioso del tiempo y el espacio. La voz
del tiempo se maneja de manera menos consciente y es al mismo tiempo,
sujeto de menor distorsión que el lenguaje hablado. Lo que la gente hace es
más importante que lo que la gente dice. El espacio se vuelve sagrado.
En la danza ritual, se da una superposición de significados de concep-
tos espaciales, se agregan otros conceptos que remiten a significaciones de
tipo ideológico o filosófico. Este lenguaje determina relaciones espaciales y
se revela como un sistema de interpretación de la realidad en el texto,
metaforizando el espacio físico para significar espacios de conceptos o es-
pacios de abstracción.
La valla que delimita el moreno, divide el mundo de la tierra como espa-
cio intransferible, y finalmente, la valla hecha a punta de látigo es la diferencia
entre el pasado y el futuro, entre la vida y la muerte, se danza por los muertos
y por los vivos. El tiempo y el espacio real, se vuelven simbólicos en un texto
polisémico que representa el mundo real a través del personaje y la dualidad:
soy danzante y soy yo.
El espacio es común, compartido entre este mundo y el otro. El atuendo
es ritual porque la cosmovisión no cambia, el misterio del movimiento sigue
C UARTEL DE DANZAS C HIMALHUACANAS : TESTIMONIO DE UNA DEVOCIÓN DANZANTE 225
allí y los accesorios son indispensables. Cambia la vida social, cambia la dan-
za; evangelizadora, devocional, escénica, pero la danza ritual es una especiali-
zación de la devoción.
Las constantes en la mente del danzante son: gratitud, sacrificio, orgu-
llo. Sin eso no se puede danzar, al menos, no se debe.
El tiempo indica la importancia de la ocasión y el nivel de interacción
entre las personas y los eventos. Una manda puede hacerse por un año, por
tres, o por toda la vida. El calendario recuerda las citas, los encuentros, las
responsabilidades.
Los espacios urbanos —catedral, avenidas principales y la basílica en
Zapopan— se vuelven un gran foro en el que la danza es expresión, devoción
que se vincula a procesos sociales, grupos culturales que llevan prácticas ur-
banas decidiendo así la cultura que quieren.
Las actividades se llevan a cabo de enero a diciembre; como podemos
apreciar en las páginas siguientes, es un ciclo que se repite y va engarzando
las cuentas, acumulando el tiempo.
E N E RO
Primer domingo del mes: junta de directores en el Cuartel.
Ceremonia de velación por los danzantes que han muerto: fecha variable.
Día 18: misa del danzante en la basílica y celebración del aniversario de la
Coronación de la Virgen.
Día 20: Mini-romería, con la imagen del Cuartel.
F E B R E RO
Primer domingo del mes: junta de directores en el Cuartel.
Día 18: misa del danzante en la basílica, presentación de banderas y danzada
obligatoria.
MARZO
Primer domingo del mes: junta de directores en el Cuartel.
Ceremonia de entrega de reconocimientos a los danzantes sobresalientes: se
otorga por el director del grupo y la directiva del cuartel. Evento con fecha
variable.
Día 18: misa del danzante en la basílica, danzada obligatoria.
ABRIL
Primer domingo del mes: junta de directores en el Cuartel.
Día 18: misa del danzante en la basílica, danzada obligatoria.
Invitaciones a los grupos para danzar en Talpa.
M AYO
Primer domingo del mes: junta de directores en el Cuartel.
Día 10: mañanitas a la Virgen en el cuartel.
Día 18: misa del danzante en la basílica, danzada obligatoria.
JUNIO
Primer domingo del mes: junta de directores en el Cuartel.
Día 18: misa del danzante en la basílica, danzada obligatoria.
C UARTEL DE DANZAS C HIMALHUACANAS : TESTIMONIO DE UNA DEVOCIÓN DANZANTE 227
JULIO
Primer domingo del mes: junta de directores en el Cuartel.
Día 18: misa del danzante, danzada obligatoria.
A G O S TO
Primer domingo del mes: junta de directores en el Cuartel.
Comienzan los ensayos de los grupos en toda la ciudad.
SEPTIEMBRE
Primer domingo del mes: junta de directores de grupo en el Cuartel.
Junta extraordinaria para afinar detalles relacionados con la romería. Evento
con fecha variable.
OCTUBRE
Primer domingo del mes: junta de directores de grupo en el Cuartel.
Segundo domingo del mes: Sorteo para asignar el orden en que saldrán los
grupos en la formación para la romería hacia Zapopan.
Día 11: regreso de la imagen por la tarde a la Catedral Metropolitana. Se dan
cita afuera de la catedral, para iniciar formación.
Día 12: mañanitas, misa y romería a Zapopan.
Día 13: misa oficiada para los danzantes a las 11:00 horas.
Día 18: misa del danzante en la basílica. Danzada obligatoria.
Día 20: se danza en Tlaquepaque para dar gracias por la romería, en el templo de
Nuestra Señora de la Soledad, en la cabecera del municipio de Tlaquepaque.
N OV I E M B R E
Primer domingo del mes: junta de directores de grupo en el Cuartel.
Día 18: misa del danzante en la Basílica, danzada obligatoria.
DICIEMBRE
Primer domingo del mes: junta de directores de grupo en el Cuartel.
Día 18: misa del danzante en la basílica. Danzada obligatoria.
228 M ÚSICA Y DANZAS URBANAS
dado. El manejo de esta realidad deja mucho qué desear y hace falta el trabajo
desde muchas disciplinas para documentarla.
El binomio lenguaje-tecnología ha hecho posible almacenar conocimien-
to. Si bien la tradición oral nos enseña acerca de nosotros mismos, registrarla
nos ayudará a entender y a explorar más a fondo la importancia que para el
individuo tiene su identidad social.
Detrás del misterio aparente, de la confusión y desorganización de la
vida, existe un orden; este entendimiento, la comprensión de este hecho nos
pide reevaluar el mundo a nuestro alrededor. Somos lectores de nuestra cul-
tura y, en el caso de la danza ritual, nos toca a cada uno capitalizar su expe-
riencia.
G LOSARIO
A BANDERADO: Persona encargada de portar una bandera. Tiene
un lugar determinado en la distribución del grupo así como du-
rante la ejecución de un son de corte de danza y en la formación
ordinal que siguen los danzantes durante la romería a Zapopan.
A HIJADO : Se dice del director o danzante que tiene un padrino de
danza.
A PADRINAMIENTO: Ceremonia que tiene lugar en la primera pre-
sentación de un grupo. El padrino impone un rosario, y después
padrino y ahijado danzan juntos. Esto establece un rito de pasaje
para el nuevo grupo y en adelante se le considerará parte de la
comunidad danzante. Se considera entre ellos, que adquieren pa-
rentesco espiritual.
B ANDERA : Guarda un lugar estratégico durante la formación en
los actos públicos como invitaciones, romería, misa del danzan-
te, etc. El grupo puede llevar cuantas desee. Estas pueden ser de
los colores que representan al grupo, además de una tricolor re-
presentando a México.
BANDERA NEGRA: Representa a los directores y danzantes que han
fallecido. Cada danza tiene una y el cuartel, como agrupación,
lleva otra. En el sorteo que se hace para asignar un número ordinal
C UARTEL DE DANZAS C HIMALHUACANAS : TESTIMONIO DE UNA DEVOCIÓN DANZANTE 229
F UENTES
De Carvalho-Neto, Paulo (1968), Folklore y Psicoanálisis, México: Joaquín
Mortiz.
C. N. Cofer y M. H. Appley (1999), Psicología de la Motivación, Biblioteca
Técnica de Psicología, México: Trillas.
González y González, Luis (1999), El Oficio de historiar, Zamora: El Colegio
de Michoacán.
Lameiras Olvera, José (1990), El Tuxpan de Jalisco, una identidad danzante.
Zamora: El Colegio de Michoacán.
Rabinal, Achí (1979), Teatro Indígena Prehispánico, Biblioteca del estudian-
te universitario, México: UNAM.
Razo Zaragoza, José Luis (1981), Historia Temática Jalisciense / Parte I Rei-
no de Nueva Galicia, Guadalajara: EDUG/ Universidad de Guadalajara.
Swadesh, Mauricio (1967), El Lenguaje y la vida humana, Colección Popu-
lar, México: FCE.
Whittaker, James O. (1980), La Psicología social en el mundo de hoy, Biblio-
teca Técnica de Psicología, México: Trillas.
MA. HONORIA DE J E S Ú S H U R TA D O S O L I S
O RÍGENES
Una gran mayoría de la sociedad mexicana es mestiza, de ahí que se continúe
realizando la danza de los tastoanes, que amalgama el pensamiento indígena
con la cultura impuesta por los españoles a la que fueron sometidos los natu-
[237]
238 M ÚSICA Y DANZAS URBANAS
R EPRESENTACIÓN DE LA TRADICIÓN
En las ultimas dos décadas del siglo XIX, la danza de los tastoanes dejó de
representarse en algunas poblaciones de los alrededores de Guadalajara: hubo
quienes la prohibieron por ser, según su pensamiento, una representación ar-
caica y salvaje.
A fines del siglo XIX y principios del XX, en algunos lugares se suspendió
temporalmente la tradición por unos años. No se conocen con precisión los
motivos que hubo para que fuera vedada; aunque existe un relato sucedido a
fines del siglo XIX en la plaza de Tetlán, municipio de Guadalajara: Estando en
2
En este lugar se presentan la Danza de los tastoanes en la forma que la presen-
tan en Apozol, Zacatecas.
240 M ÚSICA Y DANZAS URBANAS
C ACICAZGO PREHISPÁNICO
En el siglo XVI, Tonalá era un cacicazgo en el que gobernaba Cihualpilli
Zapotzintli (fruta dulce), que controlaba un territorio bastante amplio el cual,
según el historiador Razo Zaragoza, abarcaba los actuales Guadalajara, Tla-
quepaque, Tonalá, Tlajomulco, Juanacatlán y El Salto, así como gran parte de
Tala, Zapopan, Ixtlahuacán del Río y Zapotlanejo, y una pequeña parte de
Cuquío, Acatic, Tototlán, Ixtlahuacán de los Membrillos y Acatlán de Juárez,
que tenía, a su vez, como tributarios a Tololotlán, Tlajomulco, Tala, Atemajac
y Tetlán (Ignacio Dávila Garibi, en Razo Zaragoza, 1981: 13-14).
Algunas de estas poblaciones que fueron testigos de los acontecimien-
tos históricos en la época colonial, curiosamente tienen como tradición y cos-
tumbre representar la danza de los tastoanes.
vieron una fuerte batalla con los indígenas, que se oponían a que el cacique de
Tonalá les recibiera pacíficamente. En 1541, una multitud de indígenas asalta-
ron la ciudad de Guadalajara-Tlacotán poniendo a los españoles en aprietos.
Otra de las fuertes batallas sucedió en 1542, la tan nombrada guerra que acon-
teció en el cerro del Mixtón, cerca del poblado de Apozol, Zacatecas.
En estas batallas, se dice que se apareció Santiago, montado en un caba-
llo blanco, asiendo una espada en su mano derecha, para defender a los espa-
ñoles en las luchas contra los infieles belicosos que no querían dejarse some-
ter por los europeos.
En 1530, a la llegada de los conquistadores españoles, la región del occi-
dente de México estaba habitada por una gran variedad de grupos indígenas
que hablaban cada uno su propia lengua. Los tecuexes y cocas se encontraban
en gran parte del actual estado de Jalisco, y convivían en la provincia de
Tonallán (Baus de Czitrom, 1982: 9). Ambos grupos lucharon contra Nuño de
Guzmán, sin embargo, el conquistador usó a los cocas a fin de someter a los
tecuexes. Estos dos grupos, lingüísticamente parientes, de la familia yuto-az-
teca (Baus de Czitrom, 1982: 15, 23), posiblemente tenían lazos de parentesco
entre sí.
de los puestos del mercado, así como por qué se enfrentan a contraataque con
Santiago.
De entre los guerreros más valientes estaban los tochos y caxcanes, que
habitaban al norte del río Santiago: le dieron muerte a Pedro de Alvarado jun-
to con treinta personas más. Alvarado, al que le llamaban el Sol, era uno de los
capitanes más temidos por los indígenas. Tras su muerte, ocurrida en 1541, el
gobernador Cristóbal de Oñate se encontraba en grandes aprietos porque los
setenta españoles que quedaban, y que eran los que acompañaban a Alvarado,
querían irse y él sólo contaba en Guadalajara con veinticinco hombresa de a
caballo y de a pie. De los setenta, se decidieron a quedarse doce personas,3
que tenían deudos y hermanos en la ciudad; en esa ocasión ya contaban con
treinta y cinco soldados (Tello, 1973: 206).
Cristóbal de Oñate envió un mensaje al virrey para enterarlo de la situa-
ción en que se encontraba la ciudad. Para el mes de julio de 1541, entró Diego
Vázquez a la ciudad de Guadalajara con cincuenta hombres y el capitán Juan
de Muncibay, un hidalgo muy honrado; con ellos sumaban ochenta y cinco
hombres, suficientes para defenderse (Tello, 1973: 207-209). Los enemigos de
los españoles eran principalmente los del:
Río y Valle de Xuchipila hasta Jalpa, y los del Valle de Tlaltenango de cabo a rabo, y el
Valle de Tlacotlán y Barrancas, y que todos confederados trataron para que no se les
fuessen los españoles, con los casiques de Matatlán, […] [el cacique de Matatlán fue]
a Tonalán y les dixo se alzassen […] porque […] acometerían los caxcanes a la ciudad
(Tello, 1973: 209-211).
Pero no cedieron porque dijeron que los españoles eran sus amigos. Los
indígenas fueron con el cacique de Atemaxac a Tequizistlán y Copala, pue-
blos con población insuficiente como para atacar a los españoles en el río, y
fueron a…
3
Estos eran Antonio de Aguiar, Diego Delgadillo, Juan de Bellosillo, Juan
Cantoral, Francisco de Batidor, Cristóbal de Estrada, Alonso de la Vera, Juan de
Virrierza y su hijo Tomás de Virrierza, Pedro Rodríguez y Pedro de Céspedes
(Tello, 1973: 206).
T ASTOANES EN LOS SUBURBIOS DE G UADALAJARA 245
dijeron en sus confessiones que el día que habían de yr a la ciudad los enemigos, que
eran los de Atemaxac Zaavedra, de Copala, de Yschcatlán y el de Tequizistlán, todos
ellos del valle de Tonallán, para el día seis del mismo mes los mandó ahorcar (Tello,
1973: 213).
«halló que toda la gente estaba en missa y entró a caballo a dar la nueva […]
las mujeres y los niños comenzaron a llorar y a desmayarse algunas. […] se
levantó la mujer de Juan Sánchez de Olea [que se llamaba] Beatriz Hernández
y dixo al gobernador» que hiciera que terminara la misa, recogieron el Santísi-
mo y sacaron algunas imágenes (Tello, 1973: 218-219).
Los enemigos al rededor de la Ciudad muy galanes, y con plumería y arcos, macanas,
rodelas y lanzas arrojadizas, armados de todas armas, y era tanta la multitud de ellos,
que media legua alrededor de la Ciudad por cada parte, la tenían rodeada y cercada,
que no v[e]ían sino yndios enemigos, embijados y desnudos, pareciéndose al diablo, y
llegados entró un escuadrón de doscientos yndios de guerra en la Ciudad, todos man-
cebos, dispuestos a reconocer; que no osaron entrar de golpe, temiendo no les viniese
algún daño de las cassas (Tello, 1973: 219).
Reconocieron, pues, toda la casería de la Ciudad, con tanta brevedad,4 […] y habién-
dose juntado, comenzó un gran mormullo andando la palabra de unos en otros, que
caussaba temor oillos,5 y luego por esquadrones entraron baylando6 y cantando mil
canciones […] hicieron su paseo por la ciudad, y lo primero que hicieron fue entrar en
la yglesia y arrancar las imágenes […] luego quemaron la Yglesia y todas las cassas de
la Ciudad (Tello, 1973: ).
4
Como lo hacen los tastoanes siguiendo el coloquio en el momento que recono-
cen el palacio de los reyes.
5
Los tastoanes continuamente vociferan gritos y algunas personas se asustan,
pero esto era muy común entre los naturales porque eran gritos de guerra.
6
Como lo realizan los tastoanes, desde que salen a las calles hasta llegar a la
plaza. Es probable que la danza que pudieron apreciar los conquistadores fuera
una danza guerrera como la que se presenta durante el recorrido por el pueblo.
T ASTOANES EN LOS SUBURBIOS DE G UADALAJARA 247
Llorad bien, barbudos christianos, hasta que comamos y descansemos, que luego os
sacaremos de ahí y nos pagaréys los que nos matáysteis en la pared [los españoles
permanecieron callados]. Sacaron mucha comida los yndios de las despensas de las
cassas, que robaronlos yndios,7 y traída, dixo el capitánejo que se había subido en la
pared: Comamos y descansemos, pues estos españoles barbudos ya son nuestros. ¿No
los véys llorar, que son unos gallinas? (Tello, 1973: 221).
Porque ya era tiempo y llegada la hora de Dios para pelear y vencer o ser vencidos, que
de su parte tenían a Dios, pues peleaban por su fe (Tello, 1973: 221).
Mientras que los naturales luchaban por defender sus tierras y sus fami-
lias; para impedir que se robaran a sus mujeres que eran arrebatadas por ex-
traños, que no coincidían con sus creencias y sus ritos. Los españoles:
7
Este hecho se representaba por los tastoanes, cuando entraban a los puestos
del mercado para pedir fruta, refrescos o algún otro obsequio que la gente les
quisiera regalar.
248 M ÚSICA Y DANZAS URBANAS
Se pusieron todos en arma para salir a la batalla, […] el bachiller Estrada les predicó
un sermón y plática en que los trató de la victoria que los ángeles tuvieron en el cielo
contra Lucifer, cuyos ministros eran aquellos yndios; que se esforzassen porque San
Miguel los ayudaría y el señor Santiago, patrón de España y de sus españoles (Tello,
1973: 225).
Saliendo todos por el frente de la iglesia, luego se dirigían de una esquina a otra, al
poco rato […] calló el caballo de Francisco Orozco […] y viéndolo caído, le echaron
mano los yndios, le hicieron tajas y el caballo disparó entre los enemigos (Tello, 1973:
226).
¡Ea!, caballeros, vamos todos los de a caballo. […] [echando un grito al Apóstol para
que les ayudara] ¡Santiago sea con nosotros! […] matando y hiriendo, no quedó ene-
migo en la ciudad que no alanceassen, y aquí se dixo peleó Santiago, San Miguel y los
ángeles; […] Romero, […] vio en una loma que estaba sobre la Cassa Fuerte, más de
dos mill yndios caxcanes que se venían a meter en ella y querían coger el caballo de
Orozco, que solo andaba entre ellos escaramuceando, y visto por Cristóbal Romero
fue corriendo a la Cassa Fuerte a avissar disparassen la artillería hacia donde estaba
esa gente, y él passó adelante y se metió entre los enemigos, y comenzó a pelear y
alancer yndios, […] alanceó más de ciento de ellos y les quitó el caballo de Orozco, y
viendo los enemigos el destrozo que hacía, se fueron huyendo, y los venció (Tello,
1973: 226-227).8
8
Esta parte es representada en los tastoanes cuando los valientes guerreros
van en busca de Santiago que está escondido en los puestos del mercado. Ante-
riormente, se iban por el pueblo danzando y se encontraban de vez en cuando
con Santiago a caballo para intercambiar golpes con sus garrotes y la espada
del que personifica al apóstol, o como dice Santoscoy (1984: 412): «que se api-
ñaban en torno del caballo y su jinete, formando una masa compacta que …➢
T ASTOANES EN LOS SUBURBIOS DE G UADALAJARA 249
Cortaron a nos las narices, a otros las orexas y manos y un pie, y luego les curaban
con aceite hirviendo las heridas; ahorcaron y hicieron esclavos a otros, y a los que
salieron ciegos y mancos, de haber visto la sancta vissión de Santiago, muy bien
…➢ no deja a aquél dar un solo paso y que hostiga al otro hasta cansarlo y dar
con su humanidad en el suelo; triunfo que celebraban con grande algazara los
vencedores […]» para después llevarlo ante los Reyes.
9
Estos últimos párrafos que relata Tello, son el origen de una leyenda en Tonalá,
que continúa trasmitiéndose y es muy semejante a lo que menciona él, y dice:
«que quedaron muchos muertos y heridos, mucha matanza, mucha gente
desarrapada y los que quedaron heridos andaban por el pueblo pidiendo dinero,
vestidos con garras y con unas cara horribles, todas con llagas por las heridas».
250 M ÚSICA Y DANZAS URBANAS
hostigados los enviaron a sus tierras, y fue tal el castigo, que hasta el día de hoy
volvieron a la Ciudad.10
10
Los acontecimientos que ocurrieron en la historia de la fundación de Gua-
dalajara se hicieron leyendas con el paso del tiempo. Una de ellas es cuando
Dios mandó a Santiago a apaciguar a los tastoanes, que eran animales de la
sierra, es decir, gente salvaje, empezó a luchar contra ellos. Con su espada les
cortaba brazos, manos orejas, cabezas, pies o narices. Por todo lo que hizo,
Dios se enojó y mandó nuevamente a Santiago que bajara a la tierra a poner
remedio a todo el destrozo de personas, y lo que hizo el Apóstol fue pegar a
los cuerpos algunas partes de los animales. A unos les puso cabeza de un
animal, a otro de otro diferente, hasta que completó todos los cuerpos de los
tastoanes.
L OS ORÍGENES DE LO GRUPERO Y SU PASO POR J ALISCO 251
Sobre el missal y ara consagrada, hicieron voto de tener por patrón de aquella ciudad,
al señor San Miguel y hacerle altar particular, y en memoria de esta tan gran victoria,
sacar cada año su pendón (Tello, 1973: 233-234).
M OROS Y CRISTIANOS
En contraparte, la danza de moros y cristianos, de la que se desprendió en
parte la danza de los tastoanes, fue el resultado de las constantes Cruzadas
que tuvieron los iberos al oriente de España durante la época medieval en el
siglo XII (Warman, 1985: 15-17).
Al parecer, la representación de moros y cristianos tuvo su origen en
Aragón, cuando Ramón Berenguer IV, conde de Cataluña contrajo nupcias con
Petronila, la reina de Aragón en el año de 1150, y durante los festejos se fingió
un combate entre moros y cristianos (Warman, 1985: 15).
Ésta fiesta viene siendo una representación teatral del enfrentamiento
de dos bandos: el cristiano y el moro. En algunos lugares de España, como en
Xixona, se tiene registro de un acta capitular de 1791 donde se solicita permi-
so para realizar las evoluciones de dichos grupos, que tenían lugar en la calle.
En Xixona, la fiesta se lleva a cabo en tres actos tradicionales. El primer
día se presentan las fuerzas de los dos bandos desfilando por delante los cris-
tianos representados por la cruz, seguidos por la fuerza atacante de la Media
Luna. Cada uno está encabezado por un capitán que porta la insignia de la me-
dia luna. En el segundo día tiene lugar un combate entre los dos bandos. Los
cristianos retroceden hasta su castillo ante la arcabucería mora, y entonces se
presenta una embajada mora para solicitarle la rendición de la fortaleza, lo que
finalmente consiguen. Al tercer día, un moro es apresado por sus compañeros,
por haberse convertido a la fe de Jesucristo por amor a una cristiana. Juzgado
como traidor es condenado a muerte, fusilado y enterrado por el bando moro.
Más tarde los cristianos recuperan el castillo tras la intervención milagrosa de
San Bartolomé y San Sebastián. Enseguida desfila el bando moro seguido del
cristiano, momento en el que presentan a los capitanes y abanderados del si-
guiente año. La fiesta concluye con una procesión a los patronos de la ciudad
(Garrigos Sirven, 1999, el autor es cronista de la ciudad de Xixona).
La tradición de festejar a los moros y cristianos continúa en ciertos lu-
gares de Europa. En estas representaciones, el triunfo final de las tropas cru-
252 M ÚSICA Y DANZAS URBANAS
Salió del medio de ella un hombre a caballo blanco, con una capa colorada
desenvaynada en la mano derecha, echando fuego, y que llevaba mucha gente consigo
de pelea, […] y los quemaban y cegaban, […] ellos eran los que contaban que se había
aparecido Santiago. Este milagro lo representan cada año los yndios en los pueblos de
la Galicia (Tello, 1973: 227-228).
11
Es también de los pocos acervos que se conocen y se pueden recurrir en la
Biblioteca Pública del Estado, que guarda celosamente escritos tan importan-
tes como los de Tello, entre otros.
254 M ÚSICA Y DANZAS URBANAS
Y siendo así que los españoles fueron los favorecidos, son los indios los que desde
entonces hasta hoy celebran sin interrupción la memoria, conservando la tradición de
esta victoria que parece nuestra, y los indios tienen por suya […] [donde] al acometer-
les el figurado Santiago, [los tastoanes] caen en el suelo y vuelven a levantarse, repitien-
do la escaramuza con donaire y celeridad hasta que se le rinden (Mota Padilla, 1920: 62).
escrito por la antropóloga Olga Nájera Ramírez, en 1997, que aborda sobre todo
el carácter mestizo de la fiesta, editado por la University of New Mexico,
Albuquerque; también se publicó de Agustín Yáñez, «Santiagos y Tastoanes», en
Por tierras de la Nueva Galicia. Otras investigaciones que abordan el tema son
las de Jesús Jáuregui, La disputa por los tastoanes a fines del siglo XIX (2002,
Secretaría de Cultura Jalisco), y de Enrique Bustos Pulido, Los tastoanes (2001).
Igualmente, Guillermo de la Peña (1998 y 2002) ha publicado artículos sobre la
fiesta de los tastoanes, principalmente sobre la resistencia cultural que en ella
se simboliza. El trabajo más reciente es el de Tastoanes de Tonalá, en prensa,
de la autora que escribe el presente.
Recientemente, distintos articulistas de periódicos e investigadores sólo
hacen una descripción muy superficial de la danza de los tastoanes, mencio-
nando algunas leyendas y comentarios.
Se ha dejado de lado la investigación de las fuentes directas de la tradi-
ción, como los organizadores y participantes más ancianos que han conserva-
do la tradición oral de sus antecesores y han guardado celosamente lo que
aprendieron de los abuelos.
Así, con la fama de un guerrero, Santiago Matamoros fue adoptado por innumerables
parroquias de la península como su santo patrono (Metropolitan Museum of Art New
Cork, 1990: 344).
T ASTOANES EN LOS SUBURBIOS DE G UADALAJARA 257
Posteriormente, fue recordado como el santo que los protegía de cualquier si-
tuación difícil. Durante la conquista del Nuevo Mundo, fue Santiago quien acom-
pañó a los españoles en sus cruzadas para ganar tierras para la corona españo-
la, y fue con ellos que llegó a México el culto al apóstol guerrero.
Confesaron después los españoles haber sido esta batalla una de las mas memorables
por el aprieto en que se hallaron, y muchos testificaban que habían visto a Santiago, y
de los indios muchos dijeron haber visto a un hombre en un caballo blanco en el aire,
que les hacía poner en fuga: tres horas duró el combate, y se hallaron mas indios
mexicanos y tarascos muertos, que plebeyos de los pueblos referidos (Mota Padilla,
1920: 41).
Les acometió a los españoles una gran conspiración de yndios caxcanes, tecuexes y
zacatecos, en que murieron muchos yndios y algunos españoles, y se les apareció el
apóstol Santiago, segunda vez, y les ayudó, con que salieron del peligro, y duró mucho
tiempo, y cada día tenía grandes rebatos (Tello, 1968: 302).
El mesmo día vinieron infinidad de yndios después de vísperas a pelear con nuestros
T ASTOANES EN LOS SUBURBIOS DE G UADALAJARA 259
españoles, los quales, saliendo al encuentro a los yndios, vieron visiblemente al após-
tol Santiago y a los ángeles, que peleaban en su favor (Tello, 1968: 318).
Respecto a esta batalla, existe una leyenda en la que se señala que los
habitantes de la villa de Guadalajara fueron sorpresivamente atacados por los
indígenas de Nochistlán. José Trinidad Laris relata que los españoles, enton-
ces, cargaba sobre ellos más bien con arma blanca que con arcabuz, porque
habían sido sorprendidos cuando secaban al sol la pólvora. Al volver del ata-
que encontraron en la Casa Fuerte a un número considerable de indios, prin-
cipalmente de tlatoanis
Ciegos y vestidos con las casacas que han encontrado, luchando con una divinidad
invisible. Los españoles al interrogar a los indios sobre lo que sucedía, éstos señalaron
que al estar quemando eso, que los españoles llaman Apóstol, había salido un hombre
montado en un blanco caballo y peleando con ellos los dejara en aquel estado (Laris,
1923: 1).
Desde el siglo XVI, en los pueblos de tradición indígena fue muy común
la devoción a santos que están vinculados a las entidades sagradas autóctonas,
asociadas con figuras de animales, que la mayoría de las veces sustituyeron a
espíritus del pasado, que se han nagualizado, identificados no solamente con
formas animales, sino también a fenómenos atmosféricos (Báez-Jorge, 1998:
163), como los rayos, meteoros, torbellinos de viento, polvo y agua.
Para evitar el sincretismo, desde el año de 1585, el Concilio Provisional
Mexicano prohibió:
P ERSONAJES DE LA DANZA
Los personajes pueden variar un poco dependiendo el lugar, pero en general
se observan primeramente los personajes más numerosos de la danza de los
tastoanes, que son precisamente los que le dan el nombre a la danza. Protegi-
dos por su máscara, estos hombres se transforman en valientes guerreros para
enfrentarse con su contrincante; se identifican rápidamente porque llevan una
máscara humana con facciones exageradas que aparecen atravesando algún
animal como culebras, lagartijas, alacranes, ratones o arañas. Usan además
un tocado de cerdas largas de cola de caballo como peluca y traen como arma
un garrote de madera.
Santiago es el personaje que pretende dominar a los tastoanes sostenien-
do una batalla con cada uno de ellos. Puede vestir de blanco o pantalón de
mezclilla con camisa blanca, una banda roja cruzada por el pecho, botas vaque-
ras, fajo piteado y sombrero texano o de charro. Porta una espada y una vara
con la que los golpea con mucha fuerza, y cuando aparece monta su caballo.
El Verdugo aparece como uno más de los tastoanes, pero se distingue
porque siempre está al frente de todos, paseando de un lado a otro y dirigien-
do a los tastoanes, marcando el orden de los que siguen por actuar.
El Moro hace las veces del verdugo, pero se distingue porque porta una
vestimenta brillante en negro o rojo, trae sombrero y cubre su cara con un
velo del mismo color.
El Perro o la Perra es muy fácil de identificar porque su máscara es
diferente a las demás, simulando a un perro, y siempre trata de estar junto a
Santiago.
T ASTOANES EN LOS SUBURBIOS DE G UADALAJARA 261
Los Reyes portan máscaras que representa a los tres Reyes Magos. Sus
atuendos son de colores brillantes y muy vistosos, y usan en la cabeza coro-
nas de latón. En el sur de Zacatecas, además del Santiago y los tastoanes,
tienen a los personajes de el Viejo y la Vieja.
Este drama popular ha sido medio de entretenimiento desde el siglo VII
hasta nuestros días. Tal es el caso, en que la misma gente durante la represen-
tación se identifica o siente simpatía hacia cierto personaje.
La fiesta de los tastoanes es una conmemoración en la que todo mundo
participa. Además de los actores de la danza, hay quienes se organizan para
los festejos religiosos durante el novenario: unos preparando las misas, otros
los rosarios, las peregrinaciones o la organización de los juegos pirotécnicos,
y hay quien brinda apoyo económico; pero, la mayoría del pueblo interviene
como espectador. Siempre hay una actividad para todos: los fotógrafos, la
prensa, la televisión, los aficionados o los investigadores que se reúnen a pre-
senciar año con año la ancestral danza de los tastoanes como elemento cultu-
ral que identifica a una región.
omitió referirse a la máscara del tastoan, siendo que es uno de los accesorios
indispensables en la representación, o tal vez no la usaban entonces.
El arma del tastoan es un garrote con una férula que protege la mano del
tastoan, hecha de vaqueta o de otro material plástico que algunas veces se
adorna con colas de vaca. Este palo es el resultado de la unión del escudo y el
palo ofensivo unido en uno mismo. Evoca el armamento que tenía el guerrero
mexicano, que se componía esencialmente del escudo redondo o chimalli,
hecho de madera o de cañas, cubierto de plumas y de adornos en mosaicos o
en metal precioso y de macanas de madera «(macquahuitl) con cuchillos de
obsidiana, que producía heridas terribles» (Soustelle, 1983: 209). Santoscoy
menciona que obtuvo información por fuentes fidedignas, sobre cómo era la
indumentaria de los tastoanes de Mezquitán a mediados del siglo XIX y dice
que los trajes de los representantes no eran tan miserables,
Pues en aquel entonces los que vestían los actores eran de raso o terciopelo, con galo-
nes de oro y plata finos y hasta con encajes (Santoscoy, 1984: 413).
De color, abierto en sus extremidades inferiores, como usan las «calzoneras» nues-
tros campesinos de las haciendas, les cubre hasta media pierna, dejando descubierta
la otra media hasta llegar al pie, calzado con zapato de grandes orejeras, hecha de
vaqueta o becerro, o más toscamente aún, con huarachis, cactlis o sandalias (Santoscoy,
1984: 411).
del calzón blanco antes de entrar o permanecer en las ciudades o en los pue-
blos importantes que fueran cabecera municipal, los personajes, además de
Santiago, adoptaron un vestuario de acuerdo al que usaba la gente de la ciudad.
Al iniciar el siglo XX, Santoscoy señala que no se le podía pedir al indíge-
na que representaba a los tastoanes que vistiera a la usanza del siglo XV:
Fuera mucho querer, pedir a la rusticidad de nuestros ignorantes indígenas que vistie-
ran como a un paladín de la Tabla Redonda a Santiago, haciéndole llevar una armadu-
ra de las que sólo se encuentran ya en los museos; y exigirles también que los demás
representantes portasen el tlilmali, el maxtlatl y como guerreros el ichcahuepilli y el
macahuitl (Santoscoy, 1984: 422).
M ÁSCARA TASTOANERA
La máscara de tastoan, junto con la cabellera de abundantes cerdas de caballo
que cubre su espalda, es la parte fundamental del atuendo que lleva el danzan-
te. De esta manera personifica a un guerrero valeroso que se enfrenta a contra-
ataque con Santiago, que cuerea fuertemente a todo los tastoanes con varas.
Se tiene conocimiento que desde finales del siglo XIX y a principio del
XX, las máscaras de los tastoanes eran fabricadas en barro y vaqueta. Así lo
afirma Santoscoy cuando menciona aquellos «enormes mascarones de barro
o de cuero […] [que] cubren los rostros de los danzantes». Actualmente, se
siguen haciendo máscaras de barro para los tastoanes. Sin embargo, la más-
cara de vaqueta que se hace para la danza ha sustituido casi totalmente a la
máscara de barro, ya que la vaqueta es flexible, resistente, cómoda y fresca.
Cabe mencionar que la máscara de tastoan en el estado de Zacatecas es exclu-
sivamente de madera, y traen como tocado lo que le llaman una motera que es
una especie de cucurucho del que cuelgan con colas de res.
El atavío con que cubre la cabeza el tastoan es «la peluca», que le sirve
para resaltar aún más la máscara. En la crónica de Sahagún aparecen algunas
referencias sobre el uso de cabelleras largas que adornaban con ricas plumas,
esto en el valle de México. Entre los mexicas se vestía un hombre de Tlaloc
que «llevaba una cabellera hasta la cinta, esta cabellera estaba ingerida con la
carátula» (Sahagún, 1997: 118), al igual como la peluca que llevan las másca-
ras de tastoan en la actualidad.
264 M ÚSICA Y DANZAS URBANAS
M ÚSICA TASTOANERA
En el día del santo patrono, la música de chirimía entona melodías alegres,
porque aunque tiene sones tristes, ese día toda la música es festera.12 La músi-
ca es una expresión popular que está presente en esta región: los sones y
ritmos ya tradicionales se siguen transmitiendo a las nuevas generaciones y
se continúan manifestando en las festividades populares.
La chirimía es el instrumento musical que a dueto con el tambor acom-
paña la danza de los Tastoanes. Cuentan algunas crónicas europeas del rena-
cimiento que la chirimía participaba en fiestas de los patronos, en eventos
públicos y populares con música del pueblo, siendo éste instrumento introdu-
cido por los militares y sus descendientes en la Nueva España. Posteriormen-
te, fueron los misioneros evangelizadores quienes realmente la difundieron
(Atlas Cultural de México, 1988: 72).
Algunos sones para la danza de los tastoanes han sido compuestos o
arreglados por los mismos músicos chirimiteros que tocan para reanimar la
fiesta. A través de generaciones se han heredado e interpretado las melodías
por lo que son ya del dominio popular. Los intérpretes de esta música son
cada vez más difíciles de encontrar en los pueblos aledaños a Guadalajara.
Los sones que se tocaban en el siglo XIX para la fiesta de los tastoanes de
Mezquitán, no tuvieron más que desprecio como lo expresó Santoscoy: «si es
que aquella música salvaje tiene algún compás». Sin embargo, la música que
ha llegado hoy en día es rítmica y acompasada, es marcial, alegre y melancóli-
ca, según lo que va requiriendo la representación.
Los sones que se interpretan en los tastoanes se tocan de acuerdo al
acto que acompañan. Cada son es reconocido por el danzante, por eso la mú-
12
En España, a la música que se toca en la danza de moros y cristianos, se le
denomina festera y no festiva, por lo cual se determinó denominarla así por su
importante influencia en la danza de los tastoanes.
T ASTOANES EN LOS SUBURBIOS DE G UADALAJARA 265
L OS COLOQUIOS
Los indígenas aprendieron de los evangelizadores pasajes de la liturgia cris-
tiana a través de las Pastorelas —o coloquios de pastores—, teatro que utiliza-
ban los misioneros para catequizar, mostrando la representación del nacimiento
de Jesucristo. Se les llamó coloquios a los diálogos que intercambian los per-
sonajes en la representación.
Al parecer, la mayoría de los diálogos fueron escritos por los misioneros
en el transcurso de varios siglos. Pero, no hay duda de que los coloquios fue-
ron compuestos y reorganizados por gente de las comunidades o por los diri-
gentes de la representación. Se puede asegurar que a los coloquios le iban
agregando o modificando parte de los diálogos según los acontecimientos his-
tóricos que iban surgiendo en su momento.
Sin embargo, con el transcurrir del tiempo, los coloquios se registraron
por escrito y esto ayudó mucho para que no se olvidaran los diálogos, que son
en parte, los que han llegado hasta nuestros días, pero nunca falta a quién se le
ocurra cambiar el guión para hacer más divertida la representación.
266 M ÚSICA Y DANZAS URBANAS
F UENTES
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Ayuntamiento de Guadalajara (1990), Actas de cabildos de la ciudad de Gua-
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Baus de Czitrom, Carolyn (1982), Cocas y tecuexes, dos grupos de la región.
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Dávila Garibi, Ignacio, citado por José Luis Razo Zaragoza (1981), Historia
Temática Jalisciense, parte I: Reino de Nueva Galicia, Guadalajara:
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ta siglos, México: Metropolitan Museum of Art New York.
T ASTOANES EN LOS SUBURBIOS DE G UADALAJARA 267
Repositorios
AIPJ Archivo de Instrumentos Públicos del Estado de Jalisco.
268 M ÚSICA Y DANZAS URBANAS
Entrevistas y conversaciones
Miguel Pila, 6 de julio de 1998; Ambrosio López, 11 de junio de 1998; Nicolás
Ortega, 13 de febrero de 1998; Asunción Ríos Ruelas, y Aurelio Martínez
Corona, en abril de 2000.
Páginas web
Gandía Vidal, Rafael A. (1999) Apuntes de la historia de nuestros Moros y
Cristianos, Ontinyent, en página web, España.
Garrigos Sirven, Bernardo (1999), La fiesta de Moros y Cristianos, en página
web, España.
Lic. Francisco Javier Ramírez Acuña
Gobernador Constitucional del Estado de Jalisco
Diseño editorial: Avelino Sordo Vilchis ~ Composición tipográfica: R AYUELA , DISEÑO EDITORIAL ~
Fotografía: Jaramar Soto en concierto [portada], Agrasánchez Film Archive [p. 4 ], Leopoldo Méndez
(Danzón) [p. 194] Archivo Casasola [p.170], Ma. Guadalupe Rivera [p.210] y Laura González [p. 236] ~
Cuidado del texto: Felipe Ponce ~ Fotocomposición: E L I NFORMADOR
L a música y la danza están llenas de emociones, sentimientos,
formas de entender la vida y modos de expresión que en cada
contexto adquieren significaciones muy particulares.
En esta obra se reúnen diversos artículos de varios artistas e
investigadores sobre las músicas y las danzas de reinvención ur-
bana que le dan vida a las metrópolis de Jalisco. El recorrido es
basto y diverso, incluyendo manifestaciones tales como la canción
popular —que se entona desde distintos géneros—, las melodías
del canto nuevo y la trova —siempre con su aire narrativo, crítico
y propositivo—, el roll del rock and roll —innegable movimiento
de las juventudes contestatarias—, la música electrónica —de
pujante resonancia en estos tiempos—, los bailes de salón —que
abarrotaron las pistas de baile durante el siglo XX —, sin olvidar
aquellas danzas de intención religiosa que inundan las plazas, los
parques, las calles, los atrios.