La Perversion de Andre Gide, La Mascara

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IX Congreso Internacional de Investigación y Práctica Profesional en Psicología

XXIV Jornadas de Investigación XIII Encuentro de Investigadores en Psicología


del MERCOSUR. Facultad de Psicología - Universidad de Buenos Aires, Buenos
Aires, 2017.

La perversion de Andre Gide,


la mascara.

Córdoba, Silvia Graciela.

Cita:
Córdoba, Silvia Graciela (2017). La perversion de Andre Gide, la
mascara. IX Congreso Internacional de Investigación y Práctica
Profesional en Psicología XXIV Jornadas de Investigación XIII Encuentro
de Investigadores en Psicología del MERCOSUR. Facultad de Psicología -
Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires.

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LA PERVERSIÓN DE ANDRE GIDE, LA MÁSCARA
Córdoba, Silvia Graciela
Facultad de Psicología, Universidad Nacional de Rosario. Argentina

RESUMEN “Es de parte de él y no de mi madre que tengo pasión por las


Mi comentario es acerca de lo que nos habla Lacan en el seminario letras”(Delay 1956-57)
V, capitulo XIV, Deseo y Goce, sobre la perversión de André Gide. André Gide califica a su padre con una frase muy significante de
Seguir sus coordenadas subjetivas respecto a dicha estructura. La “Extrema dulzura” además de encanto, alegría, tolerancia y cultura
perversión de Gide se despliega en sumisión a una ley que exige intelectual.
un modo de goce. ¿Que se oculta detrás de sus variadas másca- Por su parte a Juliette su madre de pesada gravedad, ansiedad,
ras? Ante la obra de Jean Delay sobre la patografía de Gide, Lacan autoridad y culto a la moral.
la elogia diciendo que: “La lección es llamativa porque ahí vemos De su padre recuerda su riza grave, y dice sobre esto: “El diverti-
ordenarse en su rigor, la composición del sujeto”. mento extremo que al alma da, naturalmente la vida”
Su madre nunca reía, al decir de Lacan, Guide desde niño se encon-
Palabras clave tró con la cara de palo.
Deseo, Goce, Subjetividad, Sexualidad Mi padre vagaba y se divertía de todo, mi madre consciente de la
hora nos apresuraba en vano.
ABSTRACT Ingresaba al despacho de su padre, como a un templo, ahí Paul
THE PERVERSION DE ANDRE GIDE, THE MASK Gide le leía: la odisea, Simbad, Alí Baba, Moliere, Arlequín, Polichi-
My commentary is what Lacan said in the V seminar chapter XlV in nela y Pierrot.
reference to a Gide’s perversion. Following his subjective coordina- Las lecturas profanas del lado paterno y las sagradas del lado ma-
tes in relation to that structure Gide’s perversion unfolds in submis- terno con autoritarismo y estreches de ideas. El niño entre poesía
sion to a law demanding a certain manner of enjoyment ( jouissan- y moral. Su padre tendía a darle explicaciones, la madre intervenía
ce ) What is hidden behind his various masks? Lacan praises Jean diciendo que el niño se sometiera a comprender, lo comparaba con
Delay’s work on Gide’s pathography. Lacan considers Delay’s work el pueblo hebrero decía: “antes de vivir en la gracia es bueno haber
as an important lesson because there it is possible to see the rigour vivido bajo la ley”(J. Delay 1956-7 págs. 85-88)
in the composition of the subject. El matrimonio sostenía discusiones diarias al respecto. La decep-
ción de Gide para con su padre es que nunca defendió sus ideas
Key words lo suficiente ante la madre. Ante estas discusiones él se retiraba
Desire, Enjoyment (jouissance), Subjectivity, Sexuality a su despacho con esa mansedumbre e indiferencia de “extrema
dulzura”, esta expresión se refiere a que el niño hubiera preferido
FAMILIA que su padre tomara una vigorosa posición ante la madre al menos
André Gide es hijo de Paul Gide y Juliette Roudeaux. en los temas que le concernían al él.
De la línea paterna son oriundos de Uzés Francia, descendientes de Hubo una identificación a este padre pero quedo incompleta y poco
hugonotes, de religión protestante, hombres de cultura intelectual, eficaz. Al morir su padre a la edad de sus 11 años, quedo reproche
su padre profesor de jurisprudencia apasionado por la literatura y o despecho y lo expresa en esta frase:” el sentimiento de demasia-
la lectura. do poco que deja un ser por el cual hubiéramos querido ser amados
De la línea materna son del la normanda afincados en Rouen Fran- mucho más”.
cia, de religión católicos rigurosos y puritanos, comerciantes prós-
peros, interesados en los negocios hicieron fortuna. Inclinados a LA SEDUCCIÓN COMO MARCA DE UN DESEO, DE UN NIÑO NO
hacia las ciencias naturales, gusto por la botánica, que fue uno de DESEADO A UN NIÑO DESEADO.
los rasgos de André Gide. Sabemos que el complejo de castración es el pivote en torno al cual
La tríada que compone el niño Gide como hijo único junto a sus gira todo el complejo de Edipo.(Lacan S V. cap XIV págs. 268) nos
padres, refleja en su dolor de existir, su debate entre dos polos. dice: “Vemos al sujeto en su relación con una tríada de términos
“En la Semilla no Muere”, (J.Delay 1956-7 cita Gide 1924) dice: que son los cimientos significantes de todo su progreso. Especial-
“Ser fruto de dos sangres, de dos provincias y de dos religiones”. mente el esquema R, permite situar la tercera etapa del Edipo, aquí
Estas diferencias irreconciliables de sangres biológicas y sociales en el seminario, desarrolla el ternario madre, padre, niño con el
de las dos familias lo marcaron desde su niñez. “Nada podría ser cuarto término el falo y añade las relaciones, imaginario, real, sim-
más diferente que estas dos familias, nada más diferente que las bólico. En lo imaginario en el segmento m-i tenemos la relación M,
dos provincias de Francia que combinan sus influencias contra- la madre, pues ella es el primer objeto simbolizado, y su ausencia
dictorias en mí” o su presencia se convertirá para el sujeto en el signo del deseo al
que se aferrará su propio deseo, y que hará o no de él, no simple-

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mente un niño satisfecho o no, sino un niño deseado o no deseado”. escribe (Gide en su journal 1891) a su amigo Henri Ghéon, quien
“El término niño deseado corresponde a la constitución de la madre sacara a relucir los gustos infames del escritor. Este exhibicionismo
en cuanto sede del deseo y a toda la dialéctica de la relación del refinado que se oculta tras la máscara de ficción de sus escritos
niño con el deseo de la madre, hace el hecho primordial del símbolo está dirigido a un destinatario, ¿a quién busca conmover? Made-
del niño deseado.” leine su partenaire.
“P el término padre, en tanto que es, en el significante, aquel signi-
ficante mediante el cual el propio significante es instituido en cuan- MADELEINE: SU PARTENAIRE
to tal. Por eso el padre es esencialmente creador, el que crea con En la época de la seducción, Gide hospedado en la casa de su
nada. En sí mismo, el significante tiene en efecto esta dimensión tía Mathilde, una noche la encuentra a ella entregada a un joven
original, puede contener el significante que se define como el sur- amante, escena obscena de Mathilde exponiéndose a la mirada de
gimiento del significante” (Lacan 1957-8) todos allí, de sus hijas, mientras el marido yacía en su cuarto, La-
¡Qué paso con el niño Gide en esta tríada? can, nos dice:: “ el impudor de uno basta para constituir la violación
Una madre que lo amo mal de una forma desesperada, lo tiranizó del pudor del otro” Aquí ocurre un punto decisivo en la vida del
por su propio bien, decía ella. Mas la presunta homosexualidad la- joven GIde, cuando se encuentra con su prima Madelein llorando
tente en la madre ha impedido la falicización de él y por lo tanto la en el segundo piso de la casa, “ donde él, se ha precipitado, no
ausencia de un deseo en sentido fálico que lo aloje, ha dejado un tanto por ella como por su olfato a lo clandestino que reina allí”
efecto de mortificación que hicieron de Gide un niño desgraciado, ante su prima angustiada y deshecha en llanto, para él, “ es la cima
no deseado. de la embriaguez, del entusiasmo, del amor, del desamparo y de la
Un padre que no ha desempeñado ningún papel significante, que devoción. Donde en adelante identificado a su prima se consagra
tampoco se le ha conocido gestos de amor hacia su mujer y hacia a protegerla”. En término simbólico nos dice Lacan, conservará, el
ninguna mujer, cae en un profundo sentimiento de tristeza, satisfa- lugar de niño deseado, que al fin podrá ocupar por intermedio de su
ciendo los vicios del niño hasta su muerte. prima.” En este lugar donde antes había un agujero, ahora hay un
Estando en Rouen André Gide a la edad de 13 años, su tía Mathilde, lugar, pero nada más porque en este lugar el se esquiva, no puede
lo seduce, frente a un espejo, otorgándole de manera traumática y ocuparlo al no poder aceptar el deseo del que es objeto” (Citas
sin mediación, las marcas de un deseo que lo ha provisto de una Lacan S V 1957-8).
falicización, orientándolo por los senderos de un deseo que perse- La escena que ofrece su tía Mathilde convoca a la mirada, Gide
guirá en su vida, identificado a esta escena deseará a niños que va a seguir las mismas coordenadas para “hacer aparecer en el
estarán envueltos de ese valor fálico que no pudo dejar de sentir campo del Otro la mirada” provocando así la angustia y división
sobre sí, durante las caricias, y que observaba en la imagen inver- de su mujer mediante el trabajo de su escritura, que es una forma
tida que refleja el espejo. En el mismo tiempo fijará su único amor de exhibicionismo literario, en cada párrafo deja deslizar algo del
en Madeleine hija de Mathilde, matrimonio que se consumará a los deseo que le concierne. Todos sus pensamientos van dirigidos a
25 años poco tiempo después de la muerte de su madre. En su viaje ella, (Lacan cita Delay S V págs. 268) dice: “aquel que da literal-
de bodas, se le revela sus gustos por los niños, pero la perversión mente en todo momento lo que no tiene, pero nada más” que lo
de André Gide no reside tanto en el hecho de desear chicos, sino deja en una dependencia mortal, que lo hace exclamar: “No podéis
el chico que él había sido como niño deseado, en brazos de su tía. saber lo que es el amor de un uranista. Es algo así como un amor
Lacan en este capítulo del seminario, siguiendo la composición del embalsamado”. La correspondencia que unía a Gide con su mujer,
esquema, donde se va a situar la fijación de la perversión en Gide, que se constituye en el corazón de su obra, tenía todo el valor para
ubica en el segmento m-E lo que se llama el ideal del yo, que es él, ese doble de sí mismo que eran sus cartas, por lo cual las llama
aquello con lo que el sujeto se identifica en su dirección hacia lo su hijo”. Su perversión radica en sostener, ante la lectura, la mirada
simbólico y donde se producen las sucesivas cristalizaciones iden- atenta de su dama, la toca más que a cualquier otro ser en el mun-
tificatorias, N- Niño deseado = Ideal del yo. Considera que en GIde do, haciéndose instrumento del goce del otro de su división bajo la
su ideal del yo, no está fijado antes de los trece o catorce años, forma de la pluma que escribe.
lo aplaza hasta sus veinte años, pero si admite que el encuentro Si el neurótico se mantiene en sus relaciones en el terreno siempre
con su tía, y luego con su prima cuando tiene trece años, son en- engañoso del amor, la perversión apunta a hacer surgir en el parte-
cuentros contingentes pero que juegan un papel de fijación en la naire aquello que no engaña, la angustia. Para André Gide el amor
constitución de su Ideal del yo. y el deseo no descansan en la misma persona, si bien el amor de
Gide posee las insignias de la protección maternal, esta vaciado de
SUS ESCRITOS: MASCARA DE LA FICCIÓN deseo, como lo muestran varios pasajes de su obra: bajo la másca-
La obra de Gide, según nos muestra Lacan, como es propiedad del ra de André Walter pronunció: “No te deseo. Tu cuerpo me molesta
sgte dejar, “huellas falsamente falsas”. Toda su obra es un testi- y la posesión carnal me horroriza, no seremos verdaderos amantes,
monia de su vida íntima y sexual. (La supuesta ficción de su obra, mi querida”, esto lo escribió en su Journal en 1891 como presa-
mas su carácter público y manifiesto puede enceguecer a los ojos gio de su vida marital. En sus viajes de turismo sexual al África se
de sus lectores, de las verdades que allí descansan). Toda la verdad encontraba con jóvenes en calidad de partenaire, sobre quienes
del sujeto está ahí en la superficie, sostenida en una estructura recaía el deseo bajo la modalidad que encarna la voluntad de goce
de ficción, “era tan hermoso poder ser sincero sin ser creído” le (Citas J Delay 1956-57).

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Madeleine al descubrir algo más que un affaire entre su esposo BIBLIOGRAFÍA
y otro joven (que lleva a África en calidad de secretario) quema Delay, J.: La Juventud de Gide II capitulo V al IX. Editorial Gallimard-1956-57.
las cartas, ese acto la consagra a título de una verdadera mujer. Lacan, J.: Seminario V Las Formaciones del inconsciente capitulo XI Deseo
Madeleine desbarata la escena perversa, precipitando el acto que y Goce 1957-8.
Lacan, J.: La Juventud de Gide o la Letra y el Deseo. Escritos 2 páginas
fundaría la pérdida más profunda e irreparable en la vida del escri-
719 – 743. Editorial Siglo XXI- 1987.
tor. Madeleine fue objeto de amor supremo, y cuando este objeto
Lacan, J.: La significación del Falo. Escritos 2 paginas 665-675. Siglo XXI
con el que ha llenado el agujero del amor sin deseo desaparece,
edición 1987.
lanza aquel grito miserable, que Lacan compara con Harpagón (Mi Lacan, J.: El deseo y su Interpretación. Seminario 6 Paidós- 2014.
cofrecito, Mi querido cofrecito) personaje de la comedia del Avaro
de Moliere (Lacan 1957-8).

ACERCA DE LA HOMOSEXUALIDAD MASCULINA


Lacan ubica el accidente homosexual a nivel del segundo tiempo
del Edipo, disfuncionalidad, que por falla del padre no se realiza la
separación del niño y de la madre, no se realiza la disolución de la
captación imaginaria del falo como objeto del deseo de la madre.
(Lacan 1957-8): “las relaciones del homosexual masculino con el
objeto femenino, muy lejos de ser abolidas, son al contrario, muy
profundamente estructuradas”. En André Gide, encontramos allí
la clave.
Lacan también deduce la exigencia al partenaire síntoma del ho-
mosexual que muestre que lo tiene, que tiene con que, precisamen-
te porque el padre del homosexual, bien sea porque se hace dictar
la ley, bien sea porque es demasiado dependiente del amor de la
madre, está bajo sospecha de no tener “con qué”.
Otra cuestión que también plantea, es que deduce que si hay te-
mor del órgano femenino, es esencialmente en tanto que “tragón”
del falo.
Sobre este punto de fijación en Gide, ubico la cuestión de la madre
entre el deseo y el goce. Su madre está disociada como mujer del
padre. Se produce un desdoblamiento de la figura de la madre, es
decir: entre la madre real de Gide y su tía.
Una madre para el amor y otra para el deseo
Juliette una madre que lo amo mucho pero mal. De una educación
sumamente rígida y puritana, es una figura de autoridad, ella ocupa
el lugar de la ley y el deber, consagrada a un amor homosexual.
Mathilde, su tía lo ingresa al deseo, pero el desear en los jóvenes
el niño que él fue, que se sintió como niño deseado. Esta fijación
se le impone, une el deseo a la voluntad de goce, voluntad que im-
plica la imposición de la ley en la escena, no necesita aprobación,
ni acuerdo con el Otro. El es como una roca, dice Lacan, no siente
vergüenza ni culpa. No se opone a este empuje, no contraría su
voluntad, desea eso.
Ante este desdoblamiento, fija en su partenaire, Madelein el amor
puro, imagen ideal capaz de soportar un amor descarnado. Soporte
estructural necesario para Gide
“QUIEN HACE DE ANGEL DEL LADO DEL AMOR, HACE DE BESTIA
DEL LADO DEL DESEO”.

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