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    Alejandro Sosa Laprida

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    Chad Collins
    El documento describe a los católicos que han aceptado la narrativa oficial de la pandemia como ciegos espiritualmente, agresivos hacia los escépticos, arrogantes e incapaces de escuchar argumentos complejos. A pesar de su lectura piadosa, no entienden la realidad. La pandemia los ha desenmascarado y los escépticos deben cortar lazos con ellos para protegerse de posibles delaciones en el futuro.

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    El documento describe a los católicos que han aceptado la narrativa oficial de la pandemia como ciegos espiritualmente, agresivos hacia los escépticos, arrogantes e incapaces de escuchar argumentos complejos. A pesar de su lectura piadosa, no entienden la realidad. La pandemia los ha desenmascarado y los escépticos deben cortar lazos con ellos para protegerse de posibles delaciones en el futuro.

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    El documento describe a los católicos que han aceptado la narrativa oficial de la pandemia como ciegos espiritualmente, agresivos hacia los escépticos, arrogantes e incapaces de escuchar argumentos complejos. A pesar de su lectura piadosa, no entienden la realidad. La pandemia los ha desenmascarado y los escépticos deben cortar lazos con ellos para protegerse de posibles delaciones en el futuro.

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    El documento describe a los católicos que han aceptado la narrativa oficial de la pandemia como ciegos espiritualmente, agresivos hacia los escépticos, arrogantes e incapaces de escuchar argumentos complejos. A pesar de su lectura piadosa, no entienden la realidad. La pandemia los ha desenmascarado y los escépticos deben cortar lazos con ellos para protegerse de posibles delaciones en el futuro.

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    de 1

    Este señor es el paradigma de los supuestos "católicos" que han tragado con la

    "plandemia" hasta el fondo. Todos parecen estar cortados por el mismo patrón, ya
    conozco a varios de ellos.
    Me alivió leer su artículo acerca de los mismos Don Alejandro, porque pienso
    exactamente lo mismo que Ud.: en el fondo son unos ciegos espirituales.

    Se caracterizan por lo siguiente (todos actúan igual, es curioso):


    - Son muy agresivos y parecen muy enfadados con quienes califican como
    "negacionistas", "paranoicos", "excéntricos", "fanáticos", "no-católicos", etc. Con
    lo que desde un primer instante faltan a la caridad, a veces gravemente.
    - Ni escuchan ni se interesan por los argumentos de tales "negacionistas
    paranoicos", sino que blanden a diestro y siniestro sus argumentos ad hominem,
    salpicados de contradicciones y sinsentidos.
    - Muchos de ellos son gente supuestamente inteligente y preparada (algunos incluso
    "tradis" con exclusividad de asistencia a misa Vetus Ordo, por si les faltaba algo
    de contradicción en su insostenible discurso). Otros son simples fanáticos
    papólatras de argumentos falaces, que nunca se han enterado de cómo funciona el
    Mundo y que dejaremos de lado porque, aunque uno se embadurne de la miel más pura
    antes de cruzar palabra con semejantes individuos, pertenecen a ésa clase de
    interlocutores que son absolutamente intratables.
    - En cualquier caso nos topamos con sujetos extremadamente arrogantes: pretenden
    que se les explique el complejísimo plan maestro de la Sinagoga de Satanás con una
    frase o dos y cuando se les intenta argumentar el asunto con datos un poco más
    complejos, y que requieren de un tiempo de lectura o de investigación, entonces
    sacan la frase comodín "no tengo tiempo para todo esto, deberías poderlo resumir".
    Sin embargo, sus argumentos de una frase o dos (normalmente sacados de la TV o del
    amigo o pariente de turno que trabaja de médico o de sanitario) son tajantes y no
    permiten ninguna discusión posible.
    - Descalifican al interlocutor, simplemente porque sus argumentos les "van
    grandes", como siempre les ha ido "grande" la realidad del Mundo ("Mundo" siempre
    en mayúsculas, referido en el Evangelio como la construcción del Demonio y de sus
    secuaces).
    - Una curiosa característica que parece repetirse también, es el intento de
    desactivar cualquier argumentación y al mismo tiempo parecer más piadosos que su
    interlocutor, con otra muletilla del tipo: "prefiero leer a los santos que
    investigar estupideces". No acabo de entender de qué les ha servido tanta lectura
    piadosa, si luego no entienden ni siquiera la realidad que les rodea.

    La parte positiva de todo esto es que estos sujetos, gracias a esta "plandemia", se
    han desenmascarado. Lo cual nos permite a los "negacionistas paranoicos", hacer una
    buena limpieza profunda del terreno y cortar las alas de antiguas "amistades y
    compañías" y estar más alerta por lo que se nos viene encima, ya que son estos
    mismos los que en un futuro cercano nos delatarán.

    Saludos en Cristo y María,

    https://www.ncsanjuanbautista.com.ar/2021/09/dieciocho-meses-de-tirania-
    sanitaria.html

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