Comunicación Autogestionada y Plurigestionada
Comunicación Autogestionada y Plurigestionada
Comunicación Autogestionada y Plurigestionada
Para determinar cuáles son las necesidades de expresión oral de los alumnos,
comencemos analizando los distintos tipos de situaciones comunicativas orales
que pueden darse. Una de las tipologías existentes, distingue entre situaciones
comunicativas orales autogestionadas y plurigestionadas. En (1) las
situaciones autogestionadas, los receptores no tienen la posibilidad inmediata
de responder y, por tanto, de participar como emisores. En (2) las situaciones
plurigestionadas, los interlocutores adoptan alternativamente los roles de
emisor y receptor. Las primeras, por tanto, requieren la capacidad de
preparación y autoregulación del discurso, mientras que las segundas ponen
énfasis en la interacción y colaboración comunicativa. El siguiente cuadro recoge las
principales diferencias. Dependiendo del tema, los interlocutores, el medio, etc. los
textos orales de una u otra modalidad reflejarán un estilo de lengua formal o
coloquial, en distintos grados.
Una vez presentada esta tipología, debe responderse la siguiente pregunta ¿cuáles
de estas situaciones de comunicación oral deben trabajarse en clase? ¿qué
necesidades de lengua tienen los alumnos?
Los diversos tipos de comunicación oral deben tener su lugar en el espacio de
clase dedicado a la comunicación oral. Por una parte, es evidente que las
situaciones comunicativas autogestionadas donde el emisor gestiona el texto:
tema, tiempo, intervención, tono, etc. como por ejemplo en las exposiciones en
público. Pero, por otra parte, muchos alumnos tienen problemas en los diálogos
que se establecen en clase, por ejemplo en el trabajo en grupo (hay alumnos que
no escuchan a sus compañeros, que monopolizan la palabra, que tienen una
pobre expresión, que se inhiben y no dicen nada, que tienen “salidas de tono”,
etc.). Las situaciones orales plurigestionadas, donde los interlocutores
negocian el texto, hay intercambio de roles entre emisor y receptor (diálogo,
convesaciones, tertulia , entrevista, debate, etc. son las formas más frecuentes
de comunicación humana y por ello deben también ser trabajadas explícitamente.
En los niveles inicales de enseñanza habrá que poner más énfasis en los
discursos plurigestionados; a medida que el alumno crece, hay que ponerle en
situaciones más complejas y especiales, como las que dan lugar a situaciones de
comunicación oral autogestionadas.
Por otra parte, es necesario entender que para desarrollar la expresión oral hay
que trabajar tanto la corrección en la expresión como la fluidez:
En primer lugar, debemos decir que todos, más o menos, tenemos cierto
conocimiento de este tipo de situaciones. Si hemos tenido que entrevistarnos en
otras ocasiones, guardamos recuerdos y experiencias, pero también sabemos lo que
socialmente se supone que ha de suceder: un diálogo entre un entrevistador y un
candidato: el primero hará preguntas para explorar las capacidades para el trabajo
del candidato (su experiencia laboral, formación, intereses, motivos de la solicitud,
etc.) Dentro de cada cultura, todos disponemos de cierta información sobre la
mayoría de las comunicaciones que se producen de forma habitual y repetida:
podemos prever cómo se desarrollará una conversación en un ascensor, la
conversación con un camarero, o la conversación que se producirá al comprar un
coche o un vestido). Las comunicaciones humanas se estructuran y se fijan a
partir de la repetición y de la experiencia que vamos adquiriendo los
interlocutores. En el caso de la entrevista (comunicación oral plurigestionada),
todos tenemos un esquema mental de cómo sucederá: existen unos temas fijados,
como acabamos de mencionar; también está establecido el modo en que se
producen las intervenciones o los turnos de palabra (exposiciones breves del
entrevistador, respuestas y exposiciones del candidato, etc.), y se configuran
unos roles determinados (entrevistador: dirige la conversación, hace preguntas,
presiona, observa, etc.; candidato: sigue el hilo propuesto por el entrevistador,
responde, etc.). Rutinas es el nombre que se le da a estas estructuras
comunicativas, en las que habitualmente se distingue entre la información (el
contenido de la transacción) y la interacción (estructura de las intervenciones).
Las rutinas son culturales y varían de una comunidad lingüística a otra.
4. Microhabilidades.