7 de Enero 2022 Dolorosos

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7 DE ENERO DE 2022

LA LITURGIA

Dr. Juan A. Ruano

Nota: Iniciamos el 1 de enero, a manera de catequesis, un compartir sobre la Liturgia Tradicional de la


Iglesia. Se hace necesario para nosotros saber qué es lo que nos están quitando.

PARTE SEGUNDA

El tiempo de la Plegaria Litúrgica

CICLO DE PASCUA

71. El Ciclo de Pascua. - Se subdivide en tres tiempos:

1º Preparación, que comprende: a) domingo de Septuagésima. Sexagésima y Quincuagésima, que


son los tres domingos anteriores a la Cuaresma.

72. b) Cuaresma que recuerda los cuarenta días de ayuno del Señor; c) Pasión que comprende las dos
últimas semanas de Cuaresma. Al recordarnos los sufrimientos y muerte de Jeucristo, nos anima a morir
con El a todos nuestros vicios y concupiscencias. Durante este tiempo de Pasión se cubren las imágenes
y crucifijos para indicar que Jesucristo se escondió cuando sus enemigos quisieron apedrearle, como dice
el Evangelio del domingo de Pasión y según los liturgistas de la Edad Media, porque Jesucristo veló su
Divinidad los últimos días de su vida para que lo prendieran, azotaran, etc., como si fuera sólo un hombre
pecador.

73. Domingo de Ramos. - Con el comienza la llamada Semana Santa o Semana Mayor, a causa
de los grandes misterios que en ella se conmemoran. La fiesta de este domingo comienza con la
Bendición de Ramos, que suelen ser de laurel, olivo o palma, etc., y sigue la procesión que recuerda la
entrada triunfal de Jesucristo en Jerusalén, que desde muy antiguo se celebraba en esta ciudad,
extendiéndose al Occidente en el siglo VII u VIII, terminando con la misa del día.

74. Oficio de las tinieblas. - Se llama así a los Maitines y Laudes de los tres últimos días de la Semana
Santa que se celebran en la tarde del día precedente. Su nombre viene de que se termina ya entrada la
noche y de que se apagan las luces hacia el final de los mismos.

75. Jueves Santo o Feria quinta in Coena Domini. - En la misa de este día, la Iglesia hace un paréntesis
en medio de su dolor, se viste de preciosos ornamentos blancos y nos recuerda la institución de la
Eucaristía en la Cena del Señor; pero no se olvida del tiempo en que se encuentra y, terminado el Gloria,
enmudecen las campanas que no se dejan ya oír hasta el Gloria del Sábado Santo.

A continuación de la misa se hace la procesión solemne al monumento, en el que se deposita en la urna


una de las dos formas grandes consagradas en este día y que se reserva para el viernes en que no hay
propiamente misa.

Después se desnudan Ios altares para indicar la desnudez del Señor en la Cruz y la aflicción de Ia lglesia.

En este día tiene lugar la Consagración de los Oleos que hace en la Catedral, con el obispo asistido de
doce sacerdotes, siete diáconos y siete subdiáconos.

Los Óleos consagrados son tres: el de los catecúmenos, el llamado Crisma y el Óleo de los enfermos, que
se emplean en la administración del Bautismo, Confirmación, Extrema-Unción y en las consagraciones y
en algunas bendiciones, como cálices, campanas, etc.

76. Lavatorio o mandato. - Es la ceremonia del lavatorio de los pies a 13 pobres, en memoria de que
hizo Jesucristo (Crucificado) antes de la Última Cena. La ceremonia comienza con la antífona «Mandatum
novum do vobis». «Os doy un nuevo mandamiento que os améis los unos a los otros». El Papa se los lava
a trece sacerdotes, el obispo a trece pobres y el Rey de España los lavaba a trece pobres, en memoria,
según parece, de que se juntó un ángel a los doce pobres a quienes estaba lavando los pies San Gregorio
Magno.

77. Viernes Santo. - Es el aniversario de la muerte del Señor. Se llama Parasceve, palabra griega que
significa preparación. Esta palabra se aplicó a todos los viernes del año, entre los judíos, porque
preparaban en este día lo necesario para el sábado, día de descanso y de un modo especial para el
sábado de Pascua.

La misa se llama misa de lo presantificado, porque no hay consagración, sino que se consume lo
consagrado el día anterior. En este día se adora la Cruz, ceremonia conmovedora en que adoramos la
Cruz, bandera y signo de nuestra redención.

78. Sábado Santo. - Este oficio, se celebraba antiguamente durante la noche de Resurrección y después
se anticipó a la mañana del sábado. Como expresa la renovación de todas !as cosas por Jesucristo,
muerto y resucitado, se comienza encendiendo, a la puerta de la iglesia, el fuego nuevo del cual se
encienden las tres velas de cera unidas por la base, durante la procesión hacia el altar mayor; después se
enciende el Cirio, se canta la Angélica, inspirada composición alegre y entusiasta acerca de la Redención:
es un resumen de las grandes verdades que tenían que creer los catecúmenos. Se leen las profecías y se
bendice la pila bautismal que había de servir para el bautismo de los catecúmenos que se administraba en
este día solemnemente.

Sigue la misa, alegre ya por la Resurrección de Jesucristo, en la que al Gloria se voltean las campanas, se
descubren los altares y se dejan oír de nuevo las notas del órgano. ¡Ha resucitado Jesucristo!

79. Fijación de la Pascua. - Algunas Iglesias orientales celebraban la Pascua el día 14 del mes de
Nisan, en que parece la celebró Jesucristo, según la costumbre judía, no fijándose en que día de la
semana caía el 14 de Nisan; pero los occidentales la celebraban siempre en Domingo, día en que resucitó
el Señor y, para que no coincidiese con la Pascua judía, el Concilio de Nicea del año 325, determinó que
la Pascua se celebrase siempre el Domingo siguiente al primer plenilunio de primavera. Esta es la causa
de que varíen la Cuaresma y las fiestas movibles de un año a otro.

80. Tiempo Pascual. - En el que se celebra la más solemne de todas las fiestas la Resurrección de
Jesucristo a quien hemos llorado muerto. Ahora, como dice la Secuencia de la Misa de Resurrección:
«Dux vitae mortus, regnat vivus». Con El hemos de resucitar también nosotros; por eso nos dice San
Pablo: «buscad las cosas que son de arriba ... porque vuestra vida está escondida con Cristo en Dios...
Vestíos del hombre nuevo, de aquel que, por el conocimiento de la fe va renovándose a imagen del
Salvador». La palabra «Pascua» significa «paso». Los judíos celebraban la Pascua en memoria del paso
del ángel exterminador y del paso del Mar Rojo y figura el paso de la muerte a la vida por Jesucristo a
quien debemos imitar.

81. Ascensión. - La Ascensión del Señor a los cielos tuvo lugar a los cuarenta días después de la
Resurrección, y a los cuarenta días celebra hoy la Iglesia la fiesta de la Ascensión. Abandona la lgIesia
sus vestiduras blancas, símbolo de alegría, y sintiendo la nostalgia del cielo y la marcha de Cristo, se viste
de morado los tres días que preceden a esta fiesta, tiene la misa de Rogativas en cuyos días la Iglesia
pide a Dios por los...frutos de la tierra en primavera, en que, como decía Fr. Luis, «muestran ya en
esperanza el fruto cierto». Tiene esta fiesta un sentimiento de vaga melancolía, de recuerdo del cielo.

82. Pentecostés. - Como indica su nombre griego, se celebra el quincuagésimo día después de
Resurrección. La Iglesia viste ornamentos rojos, encendidos como el amor del Espíritu Santo, que se dió
en este día a la Iglesia, se da a cada uno en el bautismo y por medio de las energías divinas que deposita
en el alma, con sus dones, facilita la acción del principio de vida divina que obra en nosotros.

Por eso debiéramos gemir con la Iglesia:

«Ven, oh Espíritu Santo,


llena Ios corazones de tus fieles
y enciende en ellos los fuegos del amor».

El domingo siguiente se celebra la fiesta de la Santísima Trinidad, Ia fiesta del Padre, del Hijo y del
Espíritu Santo que viven en nosotros, habitan en el fondo de nuestra alma y cuya presencia debemos
recordar y actuar a menudo.

83. La fiesta del Corpus Christi fue instituida por el Papa Urbano IV y se celebra el jueves de la segunda
semana después de Pentecostés.

Esta fiesta tuvo su origen en la visión misteriosa de Santa Juliana de Cornelión, religiosa de un monasterio
de Lieja, donde comenzó a celebrarse esta festividad. Manda la Iglesia que en todas las ciudades y
pueblos se celebre la procesión del Corpus, que es la más solemne y conmovedora del año. El Oficio y
Misa del Corpus fueron compuestos por Santo Tomás de Aquino, teólogo insigne y poeta de elevados
vuelos.

84. La Fiesta del Sagrado Corazón se celebra el viernes siguiente a la octava del Corpus y fue extendida a
toda la Iglesia por Clemente XIII en 1765.

85. La Fiesta de Cristo Rey, establecida por Pio XI en 1925, se celebra el último domingo de octubre.

86. El tiempo después de Pascua consta de 24 a 28 domingos durante los cuales la Iglesia va
desgranando los frutos que el Espíritu Santo y la Sagrada Eucaristía han producido en Ia Iglesia y
producirán hasta el fin del mundo, que nos recuerda el último domingo de Pentecostés. Es como la vida
de la Iglesia.

87. En medio de este ciclo temporal existe el siclo santoral o propio de los santos que desde el siglo II han
ido aumentando y embelleciendo la hermosa Liturgia de la Iglesia. El lugar más preeminente Io ocupa la
Santísima Virgen. Le siguen los ángeles, San José, San Pedro, San Pablo y los demás Apóstoles, los
santos patronos de una nación, diócesis y parroquia, dedicación de la Iglesia, mártires, pontífices,
doctores, confesores, vírgenes y viudas. Todas estas fiestas deben hacer revivir en nosotros las virtudes y
santidad del Salvador, «donec formetur Christus in nobis» (Gal. 4,19), hasta que Cristo sea formado en
nosotros.

88. La Liturgia tiene presente tres aspectos en el culto a la Santísima Virgen y a los santos:

1º Conmemora y venera sus méritos y excelencias sobrenaturales;

2º Implora su patrocinio, y

3º Exhorta a la imitación de sus virtudes.

ORACIONES DEL ROSARIO TRADICIONAL


Las Intenciones por la Iglesia, Nuestra Nación y el Mundo son las siguientes:

Dios Padre nuestro, por favor envíanos sacerdotes santos, todos por el Sagrado y Eucarístico Corazón de
Jesús, todos por el Doloroso e Inmaculado Corazón de María, en unión con San José su castísimo esposo
Rogamos por la Restauración de la Fe Católica en el mundo
Por la Libertad Religiosa en todo el mundo
Por la Paz y la Libertad en todos nuestros países
Por el Fin del aborto y el Respeto a la Vida

Oraciones Enseñadas Por El Ángel En Fátima

¡Dios mío, yo creo, adoro, espero y te amo! ¡Te pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan,
no te aman!

¡Dios mío, yo creo, adoro, espero y te amo! ¡Te pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan,
no te aman!

¡Dios mío, yo creo, adoro, espero y te amo! ¡Te pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan,
no te aman!

Santísima Trinidad, te adoro! Dios mío, Dios mío, te amo en el Santísimo Sacramento.

Santísima Trinidad, te adoro! Dios mío, Dios mío, te amo en el Santísimo Sacramento.

Santísima Trinidad, te adoro! Dios mío, Dios mío, te amo en el Santísimo Sacramento.

Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo te adoro profundamente y te ofrezco el Preciosísimo
Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los Sagrarios del
mundo, en reparación de los ultrajes con los que El es ofendido. Por los méritos infinitos del Sagrado
Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María, te pido la conversión de los pecadores.

LOS MISTERIOS DOLOROSOS DEL SANTO ROSARIO

Por la señal de la Santa Cruz,


de nuestros enemigos,
líbranos Señor Dios nuestro.

En el nombre del Padre


y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Credo de los Apóstoles

Creo en Dios, Padre todopoderoso,


Creador del Cielo y de la Tierra.
Creo en Jesucristo su único Hijo,
Nuestro Señor, que fue concebido
por obra y gracia del Espíritu Santo.
Nació de Santa María Virgen,
padeció bajo el poder de Poncio
Pilato, fue crucificado, muerto y
sepultado, descendió a los
infiernos, al tercer día resucitó de
entre los muertos, subió a los cielos
y está sentado a la diestra de
Dios Padre, todopoderoso.
Desde allí ha de venir a juzgar a
vivos y muertos.
Creo en el Espíritu Santo,
la Santa Iglesia Católica,
la comunión de los Santos,
el perdón de los pecados
la resurrección de la carne
y la vida eterna.
Amén.

1 Padre Nuestro

Padre nuestro
que estás en el cielo
Santificado sea tu nombre
Venga tu reino
Hágase tu voluntad en la tierra
como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día


Perdona nuestras ofensas
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden
No nos dejes caer en tentación
y líbranos del mal.
Amén.

3 Ave Marías

Dios te salve, María


Llena eres de gracia
El Señor es contigo
Bendita tú eres entre todas las mujeres
Y bendito es el fruto de tu vientre Jesús.

Santa María, Madre de Dios


ruega por nosotros, pecadores
ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amén.

Gloria

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo


Como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos.
Amén.

Primer Misterio Doloroso

Oración en el Huerto de Nuestro Señor Jesucristo

1 Padre Nuestro,
10 Ave Marías,
Gloria.

María, Madre de gracia, Madre de misericordia, en la vida y en la muerte ampáranos gran Señora, no te
olvides de nosotros en aquella última hora.
Oh Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno, lleva todas las almas al Cielo,
especialmente las más necesitadas de tu misericordia.

Santa Madre de Dios, uno estas rosas rojas como la sangre, con mi petición por la virtud de la resignación
a la voluntad de Dios y humildemente pongo este ramo a tus pies.

Segundo Misterio Doloroso

Flagelación de Nuestro Señor Jesucristo

1 Padre Nuestro,
10 Ave Marías,
Gloria.

María, Madre de gracia, Madre de misericordia, en la vida y en la muerte ampáranos gran Señora, no te
olvides de nosotros en aquella última hora.

Oh Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno, lleva todas las almas al Cielo,
especialmente las más necesitadas de tu misericordia.

Santa Madre de Dios, uno estas rosas rojas como la sangre, con mi petición por la virtud de la
mortificación y humildemente pongo este ramo a tus pies.

Tercer Misterio Doloroso

Coronación de Espinas de Nuestro Señor Jesucristo

1 Padre Nuestro,
10 Ave Marías,
Gloria.

María, Madre de gracia, Madre de misericordia, en la vida y en la muerte ampáranos gran Señora, no te
olvides de nosotros en aquella última hora.

Oh Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno, lleva todas las almas al Cielo,
especialmente las más necesitadas de tu misericordia.

Santa Madre de Dios, uno estas rosas rojas como la sangre, con mi petición por la virtud de la humildad y
humildemente pongo este ramo a tus pies.

Cuarto Misterio Doloroso

Carga de la Cruz de Nuestro Señor Jesucristo

1 Padre Nuestro,
10 Ave Marías,
Gloria.

María, Madre de gracia, Madre de misericordia, en la vida y en la muerte ampáranos gran Señora, no te
olvides de nosotros en aquella última hora.

Oh Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno, lleva todas las almas al Cielo,
especialmente las más necesitadas de tu misericordia.
Santa Madre de Dios, uno estas rosas rojas como la sangre, con mi petición por la virtud de la paciencia
en la adversidad y humildemente pongo este ramo a tus pies.

Quinto Misterio Doloroso

Crucifixión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo

1 Padre Nuestro,
10 Ave Marías,
Gloria.

María, Madre de gracia, Madre de misericordia, en la vida y en la muerte ampáranos gran Señora, no te
olvides de nosotros en aquella última hora.

Oh Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno, lleva todas las almas al Cielo,
especialmente las más necesitadas de tu misericordia.

Santa Madre de Dios, uno estas rosas rojas como la sangre, con mi petición por la virtud del amor de
nuestros enemigos y humildemente pongo este ramo a tus pies.

La Salve

Dios te salve, Reina y Madre de


misericordia, vida y dulzura y
esperanza nuestra:
Dios te salve.
A ti llamamos los desterrados hijos
de Eva; a ti suspiramos, gimiendo
y llorando en este valle de lágrimas.
Ea, pues, Señora abogada nuestra,
vuelve a nosotros esos tus ojos
misericordiosos y, después de este
destierro, muéstranos a Jesús,
fruto bendito de tu vientre.
¡Oh clemente! ¡oh piadosa!
¡oh dulce Virgen María!

V. Ruega por nosotros santa


Madre de Dios,
R. Para que seamos dignos
de alcanzar las promesas
de nuestro Señor Jesucristo. Amén.

Oración original a San Miguel Arcángel del Papa León XIII – 25 de septiembre de 1888

¡Oh glorioso príncipe de las milicias celestiales, san Miguel arcángel, defiéndenos en el combate y en la
terrible lucha que debemos sostener contra los principados y potestades, contra los príncipes de este
mundo de tinieblas, contra los espíritus malignos! Ven en auxilio de los hombres que Dios ha creado
inmortales, que formó a su imagen y semejanza y que rescató a gran precio de la tiranía del diablo.

Combate en este día, con el ejército de los santos ángeles, los combates del Señor como en otro tiempo
combatiste contra Lucifer, el jefe de los orgullosos, y contra los ángeles apóstatas que fueron impotentes
de resistirte y para quien no hubo nunca jamás lugar en el cielo. Si ese monstruo, esa antigua serpiente
que se llama diablo y Satanás, él que seduce al mundo entero, fue precipitado con sus ángeles al fondo
del abismo.

Pero he aquí que ese antiguo enemigo, este primer homicida ha levantado ferozmente la cabeza.
Disfrazado como ángel de luz y seguido de toda la turba de espíritu malignos, recorre la tierra entera para
desterrar de ella el Nombre de Dios y de su Cristo, para hundir, matar y entregar a la perdición eterna a
las almas destinadas a la eterna corona de gloria.

Sobre hombres de espíritu perverso y de corazón corrupto, este dragón malvado derrama también, como
un torrente de fango impuro el veneno de su malicia infernal, es decir el espíritu de mentira, de impiedad,
de blasfemia y el soplo envenado de la impureza, de los vicios y de todas las abominaciones.

Enemigos llenos de astucia han llenado de injurias y saturado de amargura a la Iglesia, esposa del
Cordero inmaculado, y sobre sus bienes más sagrados han puesto sus manos criminales. Aun en este
lugar sagrado, donde fue establecida la Sede de Pedro y la cátedra de la Verdad que debe iluminar al
mundo, han alzado el abominable trono de su impiedad con el designio inicuo de herir al Pastor y
dispersar al rebaño.

Te suplicamos, pues, Oh príncipe invencible, auxilia al pueblo de Dios contra los ataques de esos espíritus
malditos, y dale la victoria. Este pueblo te venera como su protector y su patrono, y la Iglesia se gloría de
tenerte como defensor contra las malignas potestades del infierno. A ti te confió Dios el cuidado de
conducir las almas a la beatitud celeste. ¡Ah! Ruega pues al Dios de la paz que ponga bajo nuestros pies
a Satanás vencido y de tal manera abatido que no pueda nunca más mantener a los hombres en la
esclavitud, ni causar perjuicio a la Iglesia. Presenta nuestras súplicas ante la mirada del Todopoderoso,
para que las misericordias del Señor nos alcancen cuanto antes. Somete al dragón, la antigua serpiente
que es el diablo y Satanás, encadénalo y precipítalo en el abismo, para que no pueda seducir a los
pueblos. Amén

V. He aquí la Cruz del Señor, huyan potencias enemigas.


R. Venció el León de Judá, el retoño de David
V. Que tus misericordias, Oh Señor se realicen sobre nosotros.
R. Como hemos esperado de ti.
V. Señor, escucha mi oración
R. Y que mis gritos se eleven hasta ti.

Oremos

Oh Dios Padre de Nuestro Señor Jesucristo, invocamos tu Santo Nombre, e imploramos insistentemente
tu clemencia para que por la intercesión de la Madre de Dios María Inmaculada siempre Virgen, del Beato
Miguel Arcángel, del Beato José Esposo de la misma Santísima Virgen, de los bienaventurados Apóstoles
Pedro y Pablo y de todos los Santos, te dignes auxiliarnos contra Satanás y todos los otros espíritus
inmundos que vagan por el mundo para dañar al género humano y perder las almas.

Amén

Consagración a la Virgen María

¡Oh Señora mía, oh Madre mía!, yo me ofrezco enteramente a Vos y, en prueba de mi filial afecto, os
consagro en este día mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón. En una palabra, todo mi ser. Ya que soy
todo(a) vuestro(a), oh Madre de bondad, guardadme y protegedme como cosa y posesión vuestra.

Madre, aquí tienes a tu hijo(a). (3X)

En Ti, dulce Madre mía, he puesto toda mi confianza y nunca jamás seré confundido. Amén.
V. Oh dulce Corazón de María,
R. Sed mi salvación.

V. Ave María Purísima,


R. Sin pecado concebida. Amén.

En el nombre del Padre


y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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