Esclavitud, Ciudadanía y Los Límites de La Nacionalidad Cubana - La Guerra de Los Diez Años, 1868-1878
Esclavitud, Ciudadanía y Los Límites de La Nacionalidad Cubana - La Guerra de Los Diez Años, 1868-1878
Esclavitud, Ciudadanía y Los Límites de La Nacionalidad Cubana - La Guerra de Los Diez Años, 1868-1878
1868-1878
Author(s): Ada Ferrer and M. Ferrandis Garrayo
Source: Historia Social , 1995, No. 22 (1995), pp. 101-125
Published by: Fundacion Instituto de Historia Social
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Ada Ferrer
1 Antonio Pirala y Criado, Anales de la Guerra de Cuba, Madrid, F. Gonzalez Rojas, 1895; 1: 254.
2 Hay numerosas descripciones sobre los sucesos del 10 de octubre de 1868. Vease, por ejemplo, Bartolo-
me Maso Marquez, "Copia del parte del pronunciamiento efectuado en la Demajagua en Manzanillo..." en el
Boletin del Archivo Nacional (citado en adelante como BAN), v. 53-55 (1954-1955, pags. 142-145); y Emilio
Bacardi y Moreau, Cronicas de Santiago de Cuba, Madrid, Breogan, 1973, 4: 42. Para una vision mas gene-
ral sobre la Guerra de los Diez Anos tiene particular interes la obra de Ramiro Guerra y Sanchez, La Guerra
de los Diez Anos, 2 vols., La Habana: Cultural, 1950-1952; asi como Emilio Roig de Leuchsenring, La Guerra
Libertadora de los Treinta Anos, La Habana: Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana, 1958. Respec-
to a los efectos de la guerra en el proceso de emancipation de la esclavitud merece una atencion especial el
libro de Rebecca Scott, Slave Emancipation in Cuba: The Transition to Free Labor, 1860-1899, Princeton,
Princeton University Press, 1985, cap. 2. I
3 El capitan general Lersundi al ministro de Ultramar, 15 de octubr
Nacional, Seccion Ultramar (citado en adelante como AHN, SU) le
4 En relation al Pacto de Zanjon y la Protesta de Baragua lanzada por Maceo, consiiltese principalmente
Fernando Figueredo Socorras, La revolution de Yara. Conferencias, Miami, Ediciones Universal, 1990
[1902], pags. 241-310; y Jose Luciano Franco, La protesta de Baragua: antecedentes y proyecciones revolu-
cionarias, La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 1978. Sobre la vida de Antonio Maceo vease Jose Lucia-
no Franco, Antonio Maceo: Apuntes para una historia de su vida, 3 vols., La Habana, Editorial de Ciencias
I Sociales, 1989.
I 5 Sergio Aguirre, "Seis actitudes de la burguesia cubana en el siglo xix", Ecos de Camino, La Habana,
I Editorial de Ciencias Sociales, 1974, pag. 92.
I 6 El ejemplo mas convincente de esta interpretation nos lo ofrece Jorge Ibarra en Ideologia mambisa, La
102 | I Habana, Instituto Cubano del Libro, 1 967.
OrIgenes de la guerra
En muchos sentidos puede decirse que la guerra de los diez anos comenzo a pesar de
todos. El fracaso de la Junta de Informacion y la reaction conservadora que trajo consig
la jefatura de Ramon Maria Narvaez en Madrid hicieron casi imposible un cambio pacif
co. 7 A las quejas politicas de la elite criolla se anadieron las economicas, a consecuenc
de la crisis de 1857-1866, exacerbadas por las directrices que en este terreno aplicaba la
nueva administration colonial. 8
Los efectos de esta crisis se hicieron sentir con mayor profundidad en Oriente, cun
de la rebelion. Durante la primera mitad de siglo, las elites occidentales se habian visto
favorecidas por los beneficios del desarrollo economico, en especial de la industria azuca
rera. Los ingenios de cana (ingenios) habian crecido en niimero, en tamano y, debido en
parte al aumento de la poblacion esclava, en capacidad productiva. La prosperidad de los
hacendados de Occidente dependia de una mano de obra esclava, lo cual hizo que el mied
a la sublevacion fuera particularmente tangible en esas zonas. Segiin el historiador cuban
Ramiro Guerra y Sanchez, el hecho de que estos terratenientes no aceptaran el separatis
mo armado no fue tanto el producto de la hostilidad hacia la independencia sino del mied
a que un movimiento armado independentista pudiera apoyar la abolition y promover d
esta forma la rebelion entre las dotaciones de esclavos. 9
La comparacion con el departamento oriental de la isla, concretamente con los distri
tos que en 1868 se alzan en armas, es muy reveladora. Mientras las haciendas azucareras
del oeste se habian desarrollado y mecanizado, las del este habian decaido victimas de
boom economico de las primeras y de las politicas tributarias espanolas. En general, los
propietarios orientales contaban con menos capital para comprar esclavos y para mecani
zar y ampliar sus plantaciones. Esto signified, entre otras cosas, que al depender meno
7 Acerca de los acontecimientos politicos en Cuba y Espana durante el periodo de 1865-1869, vease Lui
Navarro Garcia, La independencia de Cuba, Sevilla, Colecciones Mapfre, 1992, pags. 261-273; Louis A.
Perez, Jr., Cuba: Between Reform and Revolution, Nueva York, Oxford University Press, 1988, pags. 112-12
y Raymond Carr, Spain, 1808-1975, Oxford, Clarendon Press, 1966, cap. 7.
8 Para mas informacion sobre la crisis economica y la politica economica colonial remitir a la obra de
Julio Le Riverend, Historia Economica de Cuba, La Habana, Editorial Ciencias Sociales, 1985, pags. 418-435
y a Benito Besada Ramos, "Antecedentes economicos de la guerra de los diez anos", en Economia y Desarro
llo 13, septiembre-octubre 1972: 155-62.
9 Ramiro Guerra y Sanchez, La Guerra de los Diez Anos, La Habana, Cultural, 1950-1952, 1: 12-14
Respecto a las diferencias en la evolution de una agricultura comercializada entre la Cuba oriental y la occiden-
tal, consultese Julio Le Riverend, Historia Economica, pags. 296-300, 361-363; asi como Rebecca J. Scot
Slave Emancipation in Cuba: The Transition to Free Labor, 1860-1899, Princeton, Princeton University Pres
1985, pags. 21-24. | 103
10 Vease Franklin Knight, Slave Society in Cuba during the Nineteenth Century, Madison, University of
Wisconsin, 1970, pags. 157-58.
11 Cuba, Centro de Estadistica, Noticias estadisticas de la Isla de Cuba en 1862, "Censo de poblacion de
la Isla de Cuba en el ano que termino en lo de Junio de 1 862", La Habana, Imprenta del Gobierno y Capitania
General, 1864; y Guerra y Sanchez, La Guerra de..., 1 : 23-24. No he incluido ni a los trabajadores chinos ni a
los yucatecos entre la poblacion blanca.
12 Guerra, ibid., 1: 11-12.
13 Cuba, Centro de Estadistica, ibid., "Censo 1862".
14 Guerra, ibid., 1:26.
15 Para mas informacion sobre la Guerra Chiquita remitir a Francisco Perez Guzman y Rodolfo Sarraci-
no, La Guerra Chiquita: una experiencia necesaria, La Habana, Editorial Letras Cubanas, 1982, y Ada Ferrer,
"Race, Slavery, and the Guerra Chiquita: Social Aspects of Cuban Nationalism, 1879-1880", Cuban Studies 21,
104 I 1991:37-56.
La insurrection, tanto en las regiones orientales como en las zonas de Puerto Principe
y Las Villas donde poco despues se pusieron en marcha sublevaciones locales, fue un
levantamiento mayoritariamente rural. Por cierto que la rebelion tuvo repercusiones en
ciudades como La Habana y Santiago, en las que pequenos incidentes politicos ocurrian
con cierta frecuencia y que gran parte de la conspiracion previa al estallido ocurrio en ciu-
dades pequenas del este, en Bayamo y Manzanillo entre otras. 16 Sin embargo esta claro
que el grueso de la movilizacion y la lucha tras octubre de 1 868 tuvo lugar en el campo
Los historiadores de la independencia cubana coinciden en que la sublevacion fue rural. l7
Con todo y con eso, ha habido pocas investigaciones sobre los tipos de reclutamiento o la
composition social del rango y las fuerzas de las filas rebeldes.
Los insurgentes coetaneos primero, y los historiadores despues, pintaron la rebelion
como un levantamiento de las elites criollas que adquirio fuerza a medida que fue atrayen
do a sus filas un niimero progresivamente mayor de los sectores populares de la sociedad
cubana. Esta imagen ha favorecido una idea romantica de la guerra. Un ex-sublevado des-
cribia el empefio en los siguientes terminos: "Al empunar las armas el ano 68, [eramos]
una minoria del pueblo de Cuba, sin generates, sin soldados, y sin elementos de ningiin
genero, para combatir la domination espanola... [Pero] si en un principio no tuvimos
generates, la revolution los broto mas tarde de su seno; nuestros soldados sin disciplina s
disciplinaron bajo el fuego". I8 Mientras que los insurrectos cubanos utilizaron esta imagen
en distintas ocasiones para recalcar la gloria y la justicia de su causa, los ftincionarios
espanoles recurrieron a ella para subrayar los peligros potenciales de la rebelion popular
el malestar social. l9 Ambos campos podian confirmar el caracter "popular" de la insurrec-
tion, uno como testimonio de la justicia y legitimidad del movimiento, el otro como prue-
ba de lo indeseable que era. Por lo tanto, este tipo de generalizaciones, procedan del lado
de los insurgentes o de los representantes de la metropolis, deben ser examinados con cu
dado.
Existen, no obstante, otros tipos de documentos que si permiten explorar la clase
social y la participacion en la guerra. El cotejo de las listas de sublevados pertenecientes
los distritos en los que florecio la insurrection revela elocuentes similitudes entre distintas
regiones, tales como el caracter generalmente rural de este movimiento y la presencia e
sus milicias de representantes de multiples sectores de la sociedad colonial. 20
Por otro lado, una comparacion minuciosa pone al descubierto importantes diferen-
cias regionales. Por ejemplo, las listas del area de Guantanamo indican que en ese distrito
21 "Relation nominal de los individuos de la jurisdiction de Guantanamo que han tornado parte en la insu-
rrection", 15 de mayo de 1869, en ANC, AP, leg. 59, exp. 61. Otros grupos ocupacionales que aparecen repeti-
damente en la relation de insurgentes de Guantanamo son los de trabajadores agricolas de tabacales (3 %) y
artesanos (3 %).
22 "Relation nominal de los individuos de esta Ciudad y jurisdiction que de notoriedad se han comprome-
tido en la insurrection", 17 de junio de 1869, en ANC, AP, leg. 60, exp. 23. Esta lista ha sido reeditada en BAN,
15 (1916), 315-325.
23 Sobre la crisis posterior a la insurrection de Puerto Principe, vease Ada Ferrer, "To Make a Free
Nation: Race and the Struggle for Cuban Independence, 1868-1898", tesis doctoral, Universidad de Michigan
1995, cap. 3.
24 Francisco Arredondo y Miranda, Recuerdos de la guerra de Cuba, La Habana, Biblioteca Nacional
Jose Marti, 1962 [1878].
25 "Relation nominal de los vecinos de esta jurisdiction que consta notoriamente se hallan comprendidos
en la insurrection", Manzanillo, 28 de mayo de 1869, editada en BAN, V, nov.-dic. 1906, 81-112 (pagination
incorrecta en la revista). Entre los miembros de esa buena sociedad he incluido a todas las personas identifica-
das como hacendadas, hombres de negocios, abogados, escritores, profesores y funcionarios locales. He exclui-
do a las de campo, vegueros, artesanos y trabajadores agricolas.
106 I Vega era el termino utilizado para designar un trozo de terreno sembrado de tabaco. Aunque las princi-
Mientras que las fuentes indican con toda claridad la presencia en el inicio de la rebe-
lion de miembros de las diferentes clases sociales, el aspecto de la composition racial de
las fuerzas insurgentes resulta mucho mas dificil de examinar. Las listas de insurrectos de
Guantanamo, Puerto Principe y Manzanillo raras veces ofrecen datos sobre la raza de los
participantes. En Manzanillo, region en la que el movimiento parece haber disfrutado de
una mayor integration de clase, solo a tres sublevados de los 110 se les identifica como
pardos y a uno como moreno. En Puerto Principe, donde en cambio el caracter elitista de
la sublevacion en sus comienzos se pone claramente de manifiesto, las autoridades espa-
nolas no identificaron a ninguna persona de color entre ellos y, de hecho, la lista concede a
la totalidad de sus 210 miembros el tratamiento de don, reservado en esta epoca exclusiva-
mente a los blancos. 29 Por el contrario, la lista de presuntos sublevados en Guantanamo
solo utiliza don en el 42 % de los casos, lo cual hace pensar que el grado de participacion
pales regiones tabaqueras de la isla se encontraban en la provincia occidental de Pinar del Rio, habia tambien
otros distritos tabaqueros, mas pequenos pero ricos, en las provincias de Santa Clara y Oriente. Vease, por
ejemplo, Pedro Jose Imberno, Guia geogrdfica y administrativa de la isla de Cuba, La Habana, La Lucha,
1891, pags. 283-84. Para conocer cifras concretas sobre el cultivo de tabaco en Manzanillo, consultese Cuba,
Centro de Estadistica, Noticias Estadisticas, "Producciones Agricolas".
27 Francisco Arredondo, ibid., pag. 29.
28 "Relation nominal de los vecinos de esta jurisdiction [Manzanillo], 28 de mayo de 1869 , en BAN, 5,
nov.-dic. 1906,82.
29 A pesar de que en el periodo siguiente a la guerra de los diez anos a veces se utihzaba don para preceder
al nombre de prominentes lideres de color, este tratamiento no les estuvo legalmente permitido a los demas
hasta que se aprobo la legislation de derechos civiles de 1893. Para mas information sobre la campana que se
llevo a cabo al respecto, vease Aline Helg, Our Rightful Share: The Afro-Cuban Struggle for Equality, 1886-
1912, Chapel Hill, University of North Carolina Press, 1995, cap. 1; Raquel Mendieta Costa, Cultura, lucha
de clases y conflicto racial, 1878-1895, La Habana, Editorial Pueblo y Education, 1989, pags. 1-30; y Ferrer,
"To Make a Free Nation", cap. 6. I 107
30 Vease Datos y noticias oficiales referentes a bienes mandados a embargar en Cuba, La Habana,
Imprenta del Gobierno y Capitania General, 1870, pags. 109-218.
31 Son interesantes los registros recogidos en ANC que citamos a continuacion, Bienes embargados (en
citas posteriores BE): 12/22; 18/15; 18/23; 19/11; 22/3; 155/36; 166/40; 182/22. A menudo, resultaba que
muchas de las personas de color a quienes investigaba la oficina de confiscation no tenian propiedad alguna.
Vease ANC, BE: 5/8; 130/18; 144/32-33; 147/24; 147/27; 152/17; 157/34; ademas de los expedientes abiertos a
108 algunos seguidores de Maceo citados a continuacion.
32 "Gubernativo para averiguar si los individuos comprendidos en la relation ... poseen bienes", en ANC,
BE, leg. 10, exp. 44. Achinado era el termino con el que se describia a las personas con rasgos orientales. No
tenian que ser necesariamente chinos, ni siquiera descendientes de estos. Con frecuencia se describia tambien
asi al mulato, como en el caso de los mulato achinado. En 1862, Cuba tenia una poblacion china que sobrepasa-
ba la cifra de 34.000, en su mayoria hombres contratados para trabajar en las plantaciones de azucar. Cuba,
Centro de Estadistica, Noticias estadisticas, "Censo". Acerca de la poblacion china de Cuba puede consultarse
Denise Helly, Ideologie et ethnicite: Les Chinois Macao a Cuba, 1847-1886, Montreal, Les Presses de l'Uni-
versite de Montreal, 1979; y The Cuba Commission Report: A Hidden History of the Chinese in Cuba, Baltimo-
re, Johns Hopkins University Press, 1993 [1876].
33 "Expediente de embargo e incautacion de bienes al pardo Aniceto Chacon" en ANC, BE, leg. 15, exp.
12. En los siguientes expedientes se encuentran fichas de otros miembros del grupo, ANC, BE: 1/19; 2/8; 2/10;
3/43; 5/14; 11/17-18; 14/71; 14/73; 14/90; 15/1; 15/9-10; 18/26; 21/43; 21/36; 97/60; 102/13; 103/17; 103/21;
182/29.
34 "Criminal contra el paisano Manuel Villa" en ANC, Comision Mihtar (en adelante citado como IM),
leg. 125, exp. 6; y "Sumaria instruida contra el negro esclavo Jose Manuel por el delito de insurrection", en
ANC, AP, leg. 58, exp. 44. I 109
Estas imagenes, al mismo tiempo que sugieren una importante presencia negra en la rebe-
lion, son quizas igualmente reveladoras de viejas estrategias de manipulation racial con
las que ahora se intentaba combatir y derrotar la insurreccion nacionalista. Pero otros
informes de Puerto Principe tambien indican que los mulatos y los negros tuvieron un
papel importante en el desencadenamiento de la sublevacion. Cesareo Fernandez, secreta-
rio del general insurrecto Manuel Quesada, suministro a los espanoles una valiosa infor-
mation cuando se presento a los espanoles. Hizo un esbozo de los campamentos rebeldes
en la zona indicando el niimero de hombres en cada uno de ellos e incluso dando datos
acerca de su position social. Les informo de que el primer batallon de division, encabeza-
do por Fernando Espinosa, estaba compuesto por 320 soldados de a pie y 80 montados
-"los montados blancos, el resto en su mayoria negros". El segundo batallon, con 300
hombres armados bajo el mando de Magin Diaz, estaba formado en una tercera parte apro-
ximadamente por blancos; el cuarto, con 160 hombres capitaneados por Julio Sanguily,
tenia mayoria de chinos y negros. El sexto, que operaba en torno a Nuevitas y Yaguajay a
las ordenes de Jose Antonio Rodriguez, era mayoritariamente bianco, incluyendo "un
niimero regular de peninsulares". La artilleria, con alrededor de 80 hombres en total, tam-
bien era blansa en su mayor parte. Segiin los calculos de Fernandez, se consideraba que
algo mas de la mitad de todas las fuerzas de Puerto Principe eran de color. 37
En los primeros meses del movimiento, los lideres y conspiradores de la parte occi-
dental de Oriente y Puerto Principe fueron por lo general miembros de la elite blanca. Sin
embargo, cuando la conspiracion se convirtio en una sublevacion abierta, estos lideres
reclutaron y atrajeron a individuos de otras clases sociales y el reclutamiento de personas
de color libres constituyo una parte importante de ese proceso. Quizas mas importantes
aun para entender la direction que tomaria el movimiento mas tarde es la incorporation de
otro grupo menos visible en las listas oficiales: los esclavos rurales de Oriente.
I,
41 "Manifiesto de la Junta Revolucionaria", 10 de oct., 1868, en Pichardo, Documentos, 1: 358-62.
42 La Revolution, Nueva York, 13 de oct., 1869, archivado junto con AHN, SU, leg. 4933, 2.a parte, libro
4, doc. n.° 88.
52 Francisco Arredondo, ibid., pag. 97. Vease asimismo Reglamento que ha de observarse en el recluta-
miento para el Ejercito Libertador, Camaguey, Imp. La Libertad, 1869.
53 A. Pirala, ibid. , 1 : 266, 29 1 -93.
54 "Diligencias formadas para averiguar si es cierto que una partida de insurrectos se llevaron junto con los
esclavos de la hacienda San Fernando del Dr. Fernando Pons el negro emancipado nombrado Martin", en ANC,
AP, leg. 57, exp. 18. Petition del E. G. Schmidt, en Los Archivos Nacionales de los Estados Unidos (en citas
114 | I posteriores USNA, R. G. 76, entrada 34 1 , U.S. and Spanish Commission, solicitud n.° 8 1 .
55 El comandante Andres Brisuelos al general Julio Grave de Peralta, 3 de die. 1868, .en AHN, SU, leg.
5837; y "Sumaria instruida contra el negro esclavo Jose Manuel por el delito de insurreccion", febr. 1869, en
ANC, AP, leg. 58, exp. 44.
56 "Alocucion a los hacendados de Cuba de Donato Marmol y Maximo uomez, i 1 de die. ae i»05, reeai-
tado en Bacardi y Moreau, ibid., 79-81.
57 "Expediente instruido sobre la averiguacion y conducta del negro esclavo agregado a este batallon, Juan
de la Cruz (a) Bolivar", en ANC, AP, leg. 62, exp. 32.
58 Vease el testimonio del esclavo Zacarias Priol en ANC, AP, leg. 62, exp. 34. I 115
Insurrectos-esclavos
Una vez integrados en las filas de los insurrectos, los esclavos frustraron cons
mente las expectativas de los jefes rebeldes, haciendo que el sistema tradicional de
nes sociales corriera el peligro de ser subvertido. Pues aun cuando los dirigentes l
guian considerando siervos que ahora prestaban sus servicios a la incipiente repu
cubana, algunos de los nuevos libertos empezaban a verse a si mismos como pers
libres comprometidas en una lucha armada. Uno de ellos, Magin, fue objeto de me
disciplinarias por haber molestado dos veces consecutivas a los residentes de Bar
En la segunda ocasion, un oficial le habia ordenado llevar a pie un mensaje para el
otro campamento. Al poco de abandonar su campo, paro en una finca, cogio un cab
autorizacion alguna y "diciendo que hera Jefe y que nadie le podia interrumpir su
to",64 se dirigio hacia Santiago. El hecho de que proclamara con orgullo ser un jefe
de en posesion de su tiempo y sus movimientos, si no con poder sobre otros, hace
en que la insurrection podia ofrecer a los participantes nuevas formas de autoiden
cion. Por lo menos, gracias a ella, Magin tenia un espacio que le permitia afirmar
grado de independencia y movilidad, algo que no habria podido hacer en su antigua
tion de esclavo rural.
Parece ser que la forma mas usual de defender esa nueva movilidad e indepen
era huir de los puestos que se les habia encomendado. Segiin el oficial Joaquin Rie
operaba en las inmediaciones de Santiago, los esclavos ansiosos por eludir sus tare
paban a otros lugares donde estaban convencidos de que dispondrian mejor de su ti
movimientos. Riera se quejaba a Juan Cortes, uno de los jefes civiles de la zona,
algunos se habian dirigido a su campo atraidos por su fama de indulgente. Expres
queja en los siguientes terminos:
... no conviene que usted sea muy credulo con esa clase de gente que se llama libertos ... N
respeto y se creen que pueden marcharse donde les da la gana. Saben ahi se pasa la vida ma
fugan del trabajo marchandose a ese punto.
. . . Usted es bastante ilustrado para comprender que los libertos estan corrompidos y que
prestan oidos estamos completamente perdidos. 65
64 Angel Ramirez, prefecto de Barajagua, al general Julio Grave de Peralta, 1 de die. de 1868, en
SU, leg. 4439. Encontramos otro caso similar relacionado con una persona de color en "Criminal co
pardo libre Jose Bonifacio Martinez (a) Sere acusado de insurrecto", en ANC, CM, leg. 128, exp. 3. Jo
nez, trabajador agricola, fue arrestado por proclamar publicamente haber sido guardia de los insurgente
dispuesto a regresar al campamento rebelde y amenazar a todo aquel que intentara evitarlo, dando
"Viva Cuba libre!" y "Viva la libertad" todo el tiempo.
65 Joaquin Riera a Juan Cortes en AHN, SU, leg. 4439. La carta no va techada pero todos los aocu
117
archivados junto a ella datan de los dos primeros anos de la guerra.
66 Son ilustrativos los archivos de los consejos de guerra durante los ultimos anos de la guerra, en ANC,
DR, 463/18; 469/15; 577/28; y 577/51.
67 Vease, por ejemplo, "Criminal contra D. Emilio Rivera, y otros" en ANC, CM, leg. 129, exp. 27; gene-
ral Rebustillo a [nombre tachado], Los Cocos [Santiago], 28 de jul. 1869, y carta del Comandante Jose Ruiz al
coronel Jose C. Sanchez, camp, de San Nicolas, 30 de marzo de 1870, ambas en AHN, SU, leg. 4439.
68 "Diario de Operaciones, Regimiento de La Habana N° 6 de Infanteria, ler Batallon", en Servicio Histori-
co Militar (en adelante SHM), Ultramar, Cuban microfilm collection (en citas posteriores CMC), rollo 1. leg. 5.
69 Vease "Expediente del moreno Andres Aguilera" en ANC, AP, leg. 62, exp. 19. Para otros casos de
esclavos que solicitaron la libertad por haber servido a Espana, sus solicitudes se encuentran en ANC, AP, legs.
61-70. Karen Robert, en "Slavery and Freedom in the Ten Years' War, Cuba, 1868-1878", Slavery and Aboli-
tion, 13 (1992): 181-200, proporciona information sobre los servicios realizados por los esclavos en el ejercito
espanol.
70 El capitan general Caballero de Rodas al ministro de Ultramar, 16 de mayo 1870, en AHN, SU, leg.
4933, 2.a parte, libro 5, doc. n.° 99. Subrayado en el original. El termino mambi era el nombre que comunmente
se les daba a los insurrectos. Algunos lo han interpretado literalmente como la cria de un mono y un buitre; para
otros no es sino el nombre que los indios daban a los que se opusieron a los primeros conquistadores espanoles.
Aunque pudo empezar a utilizarse referido a los insurgentes con un sentido peyorativo, lo cierto es que, segun
indican las fuentes, estos llegaron a usarlo con orgullo para referirse a si mismos. Vease Miguel Barnet, Bio-
grafia de un cimarron, La Habana, Ciencias Sociales, 1986, pag. 169; Antonio Rosal Vazquez, En la mani-
gua, diario de mi cautiverio, Madrid, 1876, pag. 248. Y Fernando Ortiz, "Un afrocubanismo: el vocablo
118 I I mambi", en Etnia y sociedad, La Habana, Editorial Ciencias Sociales, 1993, pags. 102-103.
79 Proclama del Comite Republicano, La Habana, 10 de julio 1870, en AHN, SU, leg. 6087. Se guarda
I otro original en leg. 4933, 2.a parte, libro 5, doc. n.° 3.
I 80 "10 de Octubre", en La Revolution, Nueva York, 13 de oct. 1869, en AHN, SU, leg. 4933, 2.a parte,
I libro 4, doc. n.° 88.
I 81 Carta de Chicho Valdes a C. Esteban Estrada, enero de 1869, editada en Bacardi, ibid., 4: 85.
122
I 82 Boletin de la Revolution, 3 1 de die. 1868, citado en Cepero Bonilla, "Azucar", pag. 99.
Si a los ingenios no se les da candela, se hace la zafra, el dinero de la zafra se lo cojen los espanoles
y entonces los espanoles mandan muchisimos soldados con muchos fusiles y canones para matar a
los cubanos y los negros se quedan esclavos para siempre.
Ya llego la hora de pelear. Es mejor estar en el monte peleando junto a los cubanos para que todos
los hombres, lo mismo los negros que los cubanos, sean libres, que estar trabajando como escla-
vos. 83
Este documento, escrito en un lenguaje sencillo que identificaba a aquellos a quienes iba
dirigido simplemente como "los negros", 84 dejaba sentado a sus lectores el compromiso
de los sublevados con la abolition. Sin embargo, al mismo tiempo que su autor manifesta-
ba una firme conviction en la igualdad de todas las personas, su formulation establecia
unas barreras conceptuales entre dos grupos: uno, el "cubano" y otro, el "negro", que no
era exactamente el mismo que el cubano.
Esa tension constante en torno a una conception de la nacionalidad que podia presen-
tarse como incluyente o excluyente a la vez, es asimismo evidente en la correspondencia
interna del movimiento. Las cartas entre oficiales y/o civiles locales no suelen contener
largos discursos sobre la libertad y la igualdad, por el contrario, es muy probable que
vayan acompanadas de peticiones de ropa y alimentos para los soldados. Lo que si inclu-
yen a menudo es indicaciones taquigraficas de como los insurrectos y sus aliados marca-
ban lineas divisorias de unos grupos con otros. Me refiero a indicadores como el del trato
de ciudadano. Aunque es imposible saber el significado que daban en realidad al termino,
no cabe duda de que lo utilizaban con frecuencia a modo de aposicion en sus documentos
formales e informales. De forma que cuando en ellos aparecen nombres de participates
van normalmente precedidos de esta palabra, de su abreviatura c. o de c.c. (ciudadano
cubano), incluso tratandose de desertores del Ejercito o prefectures. 85
Si es cierto que la palabra ciudadano, o su abreviatura, era una formula convencional
en la correspondencia de los rebeldes, tambien parece ser que hacian un uso muy modera-
do de ella cuando se referian a los esclavos u otros insurrectos de color. En un diario de
campana en el que se describe el asalto del 6 de abril de 1870 al ingenio de Santa Ana, el
autor informal "se pusieron a mis ordenes voluntariamente los c.c. Mariano Santoyo,
Andres Obregon, Rafael Hidalgo, Nicolas Hidalgo y tres morenos esclavos". 86 Pese a que
las comunicaciones oficiales, escritas por los superiores o sus representantes, aseguraban
que el movimiento por la independencia habia convertido a todos los individuos en ciuda-
danos, en los papeles rutinarios no siempre se les concedia este tratamiento, al menos en
83 Proclama de la Junta Libertadora de Color, Imp. del Negro Laborante, La Habana, 1 de oct. 1869, en
AHN, SU, leg. 4933, 2.a parte, libro 4, doc. n.° 96.
84 Esta forma de referirse a los esclavos simplemente como a los negros o los negros de la dotacion es
frecuente en los documentos de la epoca.
85 Veanse, por ejemplo, las cartas de los rebeldes capturados que se encuentran en AHN, SU, leg. 4438.
86 Division de Sancti Spiritus, Diario de Operaciones del Escuadron, desde el 10 de abril de 1870, en
ANC, Fondo Adquisiciones (en citas posteriores FA), leg. 101, exp. 38. I 123
90 Se dice que Manuel Quesada, general en Puerto Principe, se referia a los negros como hermanos carna-
les. Vease A. Pirala, ibid., 1 : 637.
91 Rosal Vazquez, ibid., pigs. 13-18.
92 Carta de Cecilio Gonzalez a hudora, 26 de enero 18/b, en ahin, bu, leg. 4VJ0, i. pane, noro id, aoc.
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