La Generación Del 27
La Generación Del 27
La Generación Del 27
LA GENERACIÓN DEL 27
1. Característica fundamental:
3. Obras fundamentales:
Son muchas las obras de estos autores, pero se deben conocer, al menos, las
siguientes:
Federico García Lorca: Romancero gitano y Poeta en Nueva York. Gerardo
Diego: Imagen, Versos humanos. Jorge Guillén: Cántico (nombre con el que recopiló la
primera parte de su producción poética). Vicente Aleixandre: La destrucción o el amor
y la citada Sombra del paraíso. Luis Cernuda: La realidad y el deseo (nombre con el que
recopiló su producción poética). Pedro Salinas: La voz a ti debida y Razón de amor.
Rafael Alberti: Marinero en tierra y Sobre los ángeles. Dámaso Alonso: la citada Hijos
de la ira.
4. Características:
4.1. El neopopularismo:
No sé lo que cantará.
Dímelo, viento marero,
martín de mar.
Y el viento marero huye,
vuelve, se cierra en mi hombro,
dalia de mar,
y no se va.
4.2. Uso de la imagen:
Se dice de estos autores que gustan mucho del uso de la imagen. Ya señalamos
que Ortega y Gasset en La deshumanización del arte decía que una de las características
del arte de vanguardia era el uso de la metáfora o imagen. Pero los autores del 27 gustan
tanto de las imágenes que todos aprenden y admiran en un autor clásico como Góngora,
al que recuperan, como de las imágenes sorprendentes de raíz vanguardista de un
maestro como Gómez de la Serna, que les hace contemplar la realidad con ojos nuevos.
Y llegan a crear imágenes que muchas veces son herméticas y desafían nuestra
capacidad de comprensión.
En relación con lo anterior (tranquilos, este párrafo no hay que estudiarlo, solo
leerlo y reflexionar sobre él), conviene no olvidar nunca unas palabras de un
importantísimo crítico, Fernando Lázaro Carreter, quien, hablando de un poema de
Lorca, el Llanto por Ignacio Sánchez Mejías, afirma lo siguiente: «es de acceso difícil y
las exégesis lo cercan sin doblegarlo. La comprensión de la lírica solo puede ser, muchas
veces, participación, acompañamiento del poeta, abandono en su palabra, reproducción
de sus gestos mentales, con la pretensión de que induzcan en nuestro espíritu un
remedo del suyo». Lo cual significa, al menos dos cosas: la primera, que debemos
esforzarnos por intentar comprenderlas y encontrarlas una explicación satisfactoria que
no sea rechazable por nuestro conocimiento de la lengua y del mundo, de la realidad.
La segunda, que sean de difícil interpretación no quiere decir que cada lector lo pueda
interpretar según le parezca.
Vamos a ver algunos usos de la imagen en algunos de los autores del 27:
Pero a veces usan imágenes que prescinden de la relación lógica que une los
términos —el real y el poético— y cultivan la imagen irracional. Gerardo Diego verá el
ciprés de Silos como
Como puede ocurrir en una reyerta, esta se salda con la muerte de alguno de los
contendientes. Viene la autoridad para levantar acta de lo ocurrido:
Vamos a fijarnos en los versos en negrita en los que hay que darse cuenta de que
el termino real es sangre resbalada y el término poético o imagen es serpiente. Hay que
imaginarse que alguien le han dado un navajazo, por el navajazo la sangre derramada
cae por el cuerpo moviéndose como si fuera una serpiente. Para que o veas mejor,
recuerda que, con una imagen similar, normalmente hablamos de reguero de sangre.
Estas son las dos primeras acepciones de reguero, por si no lo ves claro:
Imposible llamarla.
Yo no dormía.
Ella creyó que yo dormía.
Y la dejé hacer todo:
ir quitándome
poco a poco la luz
sobre los ojos.
Dominarse los pasos,
el respirar, cambiada
en querencia de sombra
que no estorbara nunca
con el bulto o el ruido.
El lenguaje no puede ser más usual, la frase se dibuja con la sencillez de cada día
y los heptasílabos y pentasílabos se unen sin combinación de rima. O en estos otros de
Razón de amor (vv. 803 a 811) donde todo parece conjurarse en favor del amor
(atención al símil final, dicho sea de paso)
Pero Dámaso Alonso utilizará también el lenguaje usual para crear poemas de
muy diferente signo, en los que vierte su angustia de vivir.
Estamos insistiendo en que un rasgo común de estos poetas era asimilar los
movimientos de vanguardia junto con la tradición clásica de nuestra poesía.
Veamos esa imagen múltiple, libre, creada y creadora en un poema de ese libro:
La guitarra es un pozo
con viento en vez de agua.
Nos debe llamar la atención, en primer lugar, el sintagma silencio verde. Se trata
de una sinestesia, es decir, se mezclan cosas que se pueden percibir por sentidos
diferentes. Ese adjetivo acompañando a ese sustantivo nos debe extrañar. Pero de
acuerdo con nuestro conocimiento de la lengua el adjetivo verde se suele asociar con lo
que no está maduro aún. El uso del tiempo de futuro habrá refuerza esa idea. Es muy
probable que nos estén hablando de un silencio en el origen de algo. En ese origen las
guitarras están destrenzadas, es decir, aún por construirse. Da la impresión de que es
como si estuviéramos viendo un cuadro cubista de Juan Gris en el que debemos
reconstruir la imagen de una guitarra que se nos ofrece a la vista como espectadores
fragmentada o desde diversos ángulos.
Si en los dos primeros versos la guitarra está por construir y, lógicamente, no ha
hecho su función que, como cualquier instrumento musical, es sonar al ser tocada, tras
un amplio espacio en blanco entre los dos grupos de versos (eso es también
significativo), la guitarra ya está construida, creada, y se nos aparece en una imagen que
nos recuerda a una greguería de Gómez de la Serna: la guitarra es un pozo con viento
en vez de agua: el agujero de la caja de resonancia de la guitarra recuerda a la boca de
un pozo, pero dentro hay posible sonidos (viento), si tocamos las cuerdas, en vez de
agua.
En una carta del director de cine Luis Buñuel (autor de la película El perro
andaluz, considerada la cumbre del surrealismo en cine) a su amigo Pepín Bello,
compañero de estudios en la Residencia de Estudiantes (nota al margen: este lugar, la
Residencia de Estudiantes fue un lugar fundamental en la época. No solo por su labor
de difusión en España de lo más importante de la cultura científico-artística de la época;
sino también por ser lugar de encuentro de personalidades que se hacen amigos allí
como, por ejemplo, Luis Buñuel, Salvador Dalí o Federico García Lorca) le explica en qué
consiste la escritura automática y por qué y para qué debe cultivarla:
Y para terminar un último apunte: si bien es cierto que la lírica es el género por
excelencia de los del 27, no se puede dejar de anotar la importancia del teatro de
Federico García Lorca, que, con obras como Bodas de sangre, Yerma o La casa de
Bernarda Alba, se convierte en el autor más importante junto con Valle Inclán del teatro
anterior a nuestra Guerra Civil.