El movimiento que está en el según mundo cristiano para erradicar a Jesucristo como el único Salvador está

cada vez más fuerte cada día que pasa. La necesidad de la conformidad ha visto a muchas iglesias
fundamentalistas de línea principal reducir sus normas bíblicas para cumplir con el grito de la unidad entre la
población cristiana.
Este espíritu está uniendo a las multitudes hacia una actitud más cómoda con personas que no aceptan ni creen
que Jesucristo sea el único Salvador, ni mucho menos sea divino. La demanda por una posición no ofensiva con
el fin de aceptar a todas las religiones como cristianas está llegando a niveles sin precedentes en nuestros días.
Los grandes espíritus de error se encuentran trabajando en los corazones y vidas de millones en esta tierra, y los
llevan por el camino de destrucción eterna.

La religión hecha por el hombre hace difícil que la gente crea que hay una sola Iglesia que Dios tiene en este
mundo, en la que va a finalizar todo Su plan de redención. En los días de la Iglesia Primitiva no había tal
controversia. Un estudio cuidadoso del Nuevo Testamento fácilmente revela la verdad absoluta del concepto de
un sólo rebaño. Jesús, entonces, fue el punto focal de referencia en toda la enseñanza y predicación de la
Palabra de Dios. Y es a esta Iglesia que todos los verdaderos creyentes se unieron cuando escucharon el
evangelio completo. Sólo había una Iglesia en esos días que era llamada por Su nombre, y hoy solo hay una
donde se encuentra el gran nombre de Dios. Y no es otra iglesia, sino la continuación de la misma que Jesús
estableció. Y sin duda alguna la estructura denominacional no puede cumplir con el diseño planeado por Dios
para Su Iglesia. En esta Iglesia Jesús es la Cabeza Suprema y dador de la ley. “Los ojos de todos esperan [miran
en ti] en ti, Y tú les das su comida en su tiempo” (Sal. 145:15).

“Porque las cosas que antes fueron escritas, para nuestra [la Iglesia] enseñanza fueron escritas; para que por la
paciencia, y por la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza.”
El título de este capítulo ofrece una sugerencia acerca de la sabiduría, integridad y conocimiento de Dios y Su
Palabra. Las escrituras son indiscutibles e incuestionables. Solo una división correcta de la Palabra de Dios
puede manifestar la verdad divina. Cuando se hace una interpretación errónea, la integridad de Dios mismo es
puesta en duda ante todo el mundo. Siempre ha estado en el diseño de Dios el establecer una Iglesia donde toda
la revelación de Su consejo divino pueda ser encontrado. Por lo tanto, la Iglesia ha de ser “columna y apoyo de
la verdad” (1 Tim. 3:15).
Es el deseo de La Iglesia de Dios buscar y registrar las mismas verdades que Jesús y la Iglesia Primitiva
enseñaban y practicaban. “Mas como los días de Noé, así será la venida del Hijo del hombre. Porque como en
los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día que Noé
entró en el arca, Y no conocieron hasta que vino el diluvio y llevó á todos, así será también la venida del Hijo
del hombre” (Mateo 24:37-39).
En la profecía que está frente a nosotros nos enfrentamos a la enseñanza de Dios Padre, en la persona de Su
Hijo encarnado. En las palabras del profeta Isaías 53:1 se hace la pregunta, “¿Quién ha creído a nuestro
anuncio?” El “nuestro” aquí debe ser aceptado como la divina Trinidad. Se encontraban en el proceso de
revelar, a la nación judía, Su voluntad divina y consejo, trabajando para la salvación de toda la raza adámica.
Debemos hacernos la misma pregunta; ¿cuál anuncio creemos, el de Dios o el del hombre?
¿En realidad quiso Jesús decir lo que dijo o necesitamos las voces de los comentaristas modernos, para decirnos
lo que Jesús estaba tratando de decir a la Iglesia, y al mundo en general? ¿No es extraño que Aquel que ha
creado el universo con toda precisión y orden tendría un tiempo difícil, en la encarnación, para decirnos
exactamente lo que Él quería decir? Los teólogos modernos le están haciendo a Dios una injusticia insertando
sus conceptos humanos en Su Palabra.
Sin haber experimentado los mensajes y enseñanzas que han sido predicados, o enseñados, en cuanto al tema
que tenemos ante nosotros, hay un par de áreas que necesitamos considerar en este capítulo.

EL ARCA: UN TIPO DE LA IGLESIA

“Recordemos que Noé y el arca son un tipo de Cristo y Su Iglesia. Noé predicó justicia mientras construía el
arca y ocho almas fueron salvas. Cristo predicó salvación y redención mientras establecía Su Iglesia, y
edificándola para los redimidos del Señor. Así como el arca permaneció para la protección y seguridad de la
tormenta y el agua, así la Iglesia va a proteger del fuego y destrucción. Noé enfrentó persecución y oposición
violenta mientras predicaba y edificaba el arca, así es la Iglesia perseguida y rechazada mientras es edificada y
sus ministros a menudo son maltratados. Pero Dios nunca abandonó a Noé, ni abandonará a Su Iglesia. Es para
ser presentada al Señor, una Iglesia gloriosa sin mancha y sin arruga… El último esfuerzo de Dios para redimir
a Su creación.”
(Tomado del libro Sobre esta Piedra volumen 1, escrito por C. T. Davidson, página 41, en inglés)

The movement that is in the Christian world to eradicate Jesus Christ as the only Savior is getting stronger with
each passing day. The need for conformity has seen many mainline fundamentalist churches lower their
biblical standards to meet the cry of unity among the Christian population.
This spirit is uniting the multitudes towards a more comfortable attitude with people who do not accept or
believe that Jesus Christ is the only Savior, much less is he divine. The demand for a non-offensive position in
order to accept all religions as Christian is reaching unprecedented levels in our day. The great spirits of error
are at work in the hearts and lives of millions on this earth, leading them down the path of eternal destruction.
Man-made religion makes it difficult for people to believe that there is only one Church that God has in this
world, in which he is going to finalize his entire plan of redemption. In the days of the Early Church there was
no such controversy. A careful study of the New Testament easily reveals the absolute truth of the one-flock
concept. Jesus, then, was the focal point of reference in all the teaching and preaching of the Word of God.
And it is to this Church that all true believers joined when they heard the full gospel. There was only one
Church in those days that was called by his name, and today there is only one where the great name of God is
found. And it is not another church, but the continuation of the same one that Jesus established. And surely the
denominational structure cannot meet God's intended design for His Church. In this Church Jesus is the
Supreme Head and giver of the law. “The eyes of all wait [look on you] on you, And you give them their food
in its time” (Ps. 145:15).
“For the things that were written before were written for our [the Church's] teaching; so that by patience, and
by the consolation of the Scriptures, we may have hope.”

The title of this chapter offers a suggestion about the wisdom, integrity, and knowledge of God and his Word.
The scriptures are indisputable and unquestionable. Only a correct division of the Word of God can manifest
divine truth. When a wrong interpretation is made, the integrity of God Himself is called into question before
the whole world. It has always been in God's design to establish a Church where all the revelation of his divine
counsel can be found. Therefore, the Church is to be “the pillar and support of the truth” (1 Tim. 3:15).

It is the desire of The Church of God to seek and record the very truths that Jesus and the Early Church taught
and practiced. “But as the days of Noah were, so shall the coming of the Son of man be. For as in the days
before the flood they were eating and drinking, marrying and giving in marriage, until the day that Noah entered
the ark, and did not know until the flood came and took them all away, so also will the coming of the Son of the
man” (Matthew 24:37-39).

In the prophecy that is before us we face the teaching of God the Father, in the person of his incarnate Son. In
the words of the prophet Isaiah 53:1 the question is asked, “Who has believed our report?” The "our" here must
be accepted as the divine Trinity. They were in the process of revealing to the Jewish nation his divine will and
counsel, working for the salvation of the entire Adamic race. We must ask ourselves the same question; Which
announcement do we believe, that of God or that of man?

Did Jesus really mean what he said or do we need the voices of modern commentators to tell us what Jesus was
trying to say to the Church, and the world in general? Isn't it strange that the One who created the universe with
all precision and order would have a hard time, in the incarnation, telling us exactly what He meant? Modern
theologians are doing God an injustice by inserting human concepts of him into his Word.
 Without having experienced the messages and teachings that have been preached, or taught, on the subject
before us, there are a couple of areas we need to consider in this chapter.

THE ARK: A TYPE OF THE CHURCH

Points to consider:

1. All humans who entered were under a covenant.

2. The ark was built according to God's plans.

3. There was only one ark.

4. A great meeting took place when the ark was finished.

5. The ark rose above all troubles and tribulations.

(Excerpts from the Bible Training Institute book, Volume 1, Page 263.)

“Let us remember that Noah and the ark are a type of Christ and the Church of him. Noah preached justice
while he was building the ark and eight souls were saved. Christ preached salvation and redemption as he
established his Church, and building it up for the Lord's redeemed. Just as the ark stood for protection and
safety from storm and water, so the Church will protect from fire and destruction. Noah faced persecution and
violent opposition as he preached and built the ark, so is the Church persecuted and rejected as it is built and its
ministers are often mistreated. But God never abandoned Noah, nor will he abandon his Church. It is to be
presented to the Lord, a glorious Church without spot and without wrinkle…God's last effort to redeem his
creation.”

(Taken from the book On this Stone volume 1, written by C. T. Davidson, page 41, in English)