Trabajo de Investigación Urologia - Hiperplasia Prostatica Benigna
Trabajo de Investigación Urologia - Hiperplasia Prostatica Benigna
Trabajo de Investigación Urologia - Hiperplasia Prostatica Benigna
Carrera Medicina
Asignatura Cirugía IV – Urología
Grupo C
Docente Dr. Franz Coimbra Ferrari
Periodo Académico 9° Semestre
Subsede Santa Cruz de la Sierra
Copyright © (2022) por (Neves, Oliveira, Nunes y Ferreira). Todos los derechos reservados.
Título: Hiperplasia Prostática Benigna
Autor/es: Neves, Oliveira, Nunes y Ferreira
RESUMEN:
ABSTRACT:
Benign prostatic hyperplasia is the most common benign tumor in men. Clinically it is related to age.
Risk factors are not yet known; Family history is very important because first-degree relatives of patients
with benign prostatic hyperplasia have been reported to have a fourfold relative risk of developing benign
prostatic hyperplasia. The goals of treatment are to improve symptoms and quality of life, prevent clinical
progression of the disease, and reduce the risk of complications and/or the need for surgery. Benign
Prostatic Hyperplasia is one of the most recurrent diseases in men, with a prevalence of 50% in 50-year-
old men and up to 90% in 80-year-old men, and it affects the quality of life of those who suffer from it.
Currently, pharmacological therapy is the most used for the treatment of this disease; however, when the
treatment is not effective, other procedures are used. The search for new treatments has led to research
using natural products, including maca (Lepidium meyenii). The measurement of prostate-specific
antigen in the evaluation of BPH is controversial. Most practice guidelines define it as an optional or
elective study, which depends on the clinical judgment of the physician. Vesico-prostatic ultrasound with
evaluation of postvoid residue and uroflowmetry are also optional diagnostic studies, which can help in
monitoring and making therapeutic decisions. Complications of BPH are rare and include acute urinary
retention, kidney failure, urinary tract infections, macrohematuria, and bladder stones.
Tabla De Contenidos
Lista de Tablas…………………………………………………………………………………….5
Lista de Figuras…………………………………………………………………………………....6
Introducción ………………………………………………………………………………………7
Capítulo 1. Planteamiento del Problema…………………………………………………………..8
1.1 Formulación del Problema…………………………………………………………………8
1.2 Objetivos…………………………………………………………………………………...8
1.3 Justificación ………………………………………………………………………………..9
1.4 Planteamiento de hipótesis ……………………………………………………………….10
Capítulo 2. Marco teórico ……………………………………………………………………….12
2.1. Área de estudio/Campo de investigación ……………………………………………….12
2.2. Desarrollo embriológico de la próstata………………………………………………….12
2.2.1. El seno urogenital y los ductos wolfianos…………………………………………12
2.2.2. Las interacciones epitelio-estromales……………………………………………..12
2.2.3. cronología del desarrollo inicial de la próstata…………………………...……….13
2.2.4. La histogénesis de las células epiteliales prostáticas……………………………...14
2.2.5. La diferenciación estromal prostática…………………………………………......14
2.2.6. Factores de crecimiento……………………………………………………...........15
2.2.7. La regresión posnatal y el periodo infantil quiescente……………………………15
2.2.8. Endocrinología del desarrollo prostático………………………………………….16
2.3. Anatomía y fisiología del aparato reproductor masculino……………………………….16
2.3.1. Aparato reproductor masculino……………………………………………………16
2.3.2. Clasificación de Mac-Neal…………………………………………………...........20
2.4. Hiperplasia prostática benigna…………………………………………………………...21
2.4.1. Concepto…………………………………………………………………………..21
2.4.2. Epidemiologia……………………………………………………………………..22
2.4.3. Factores de riesgo………………………………………………………………….23
2.4.4. Fisiopatología……………………………………………………………………...23
2.4.5. Etiología…………………………………………………………………………...24
2.4.6. Sintomatología…………………………………………………………………….26
2.4.7. Diagnostico………………………………………………………………………..27
2.4.8. Antígeno prostático específico (PSA) …………………………………………….30
2.4.9. Importancia clínica del PSA………………………………………………………31
2.4.10. Tipos especiales de pruebas de PSA……………………………………………..32
2.4.11. Factores que pueden afectar los niveles de PSA…………………………………34
2.4.12. Tratamiento………………………………………………………………………36
2.4.13. Complicación…………………………………………………………………….40
2.4.14. Prevención………………………………………………………………………..41
Capítulo 3. Método………………………………………………………………………………42
3.1. Tipo de investigación ……………………………………………………………………42
3.2. Operacionalización de variables ………………………………………………………...42
3.3. Técnicas de investigación ……………………………………………………………….43
Lista De Tablas
Lista De Figuras
Introducción
.1. Objetivos
Objetivo General
Objetivos específicos
Justificación
relativamente poco tiempo, el tratamiento eficaz de la hiperplasia prostática era el quirúrgico. Sin
embargo, desde hace unos años, la estrategia de tratamiento también ha cambiado para los
pacientes con HPB no complicada.
Hoy en día está bien establecido que solo se requiere tratamiento quirúrgico imperativo para
aquellos pacientes en los que la HBP produce complicaciones como hematuria macroscópica
recurrente, infecciones del tracto urinario, retención urinaria aguda o crónica, insuficiencia renal
secundaria a retención urinaria crónica, incontinencia por rebosamiento y litiasis vesical.
Sabemos que hay un grupo grande de pacientes que acuden a la consulta que no requieren
tratamiento y otros que reciben tratamiento médico. Motivados por lo anterior, decidimos
realizar esta investigación, a partir de la cual nos proponemos ampliar las informaciones e
determinar los métodos de prevención, diagnóstico e tratamiento mas eficaces.
Planteamiento de hipótesis
Aproximadamente, a partir de los 50 años tienen lugar una serie de alteraciones hormonales en los
hombres que provocan que entre esa edad y los 55 años la próstata empiece a crecer paulatinamente.
En la mayoría de los casos el crecimiento es benigno dando lugar a la hiperplasia benigna de
próstata (HBP), pero en otros evoluciona a cáncer de próstata. En la actualidad el cáncer de próstata
es la tercera causa de mortalidad por tumores en varones en España por detrás del cáncer de pulmón y
del cáncer de colon, según los datos del informe Las cifras del cáncer en España 2016, elaborado por
la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), por lo que el cuidado de la salud prostática es
indispensable; cuidado que engloba el conocimiento, la prevención y el tratamiento de estas dos
enfermedades bien diferenciadas.
Al igual que la mujer tiene interiorizado su visita anual al ginecólogo haríamos la siguiente
pregunta, ¿deberían los hombres adoptar este hábito y acudir al urólogo periódicamente a partir de los
50 años? La respuesta es si, que anualmente a partir de cierta edad los hombres por lo menos deberían
hacer el PSA para identificar una posible enfermedad o verificar anualmente los valores para prevenir
una futura complicación. Todo esto ayudará a mejorar la detección precoz en los pacientes con
síntomas y averiguar si esas señales han aparecido porque hay una HBP o porque está creciendo un
pequeño tumor de cáncer de próstata. Hoy día tenemos las herramientas necesarias para que, si hay
algo, se pueda tratar a tiempo y si no hay nada, le demos la enhorabuena y siga tranquilo y feliz.
La división de la cloaca por el septo urorrectal acontece alrededor del día 28 del
desarrollo. Así, el recto y el seno urogenital primitivo son claramente identificables hacia el día
44. La zona del seno urogenital primitivo proximal al ducto mesonéfrico da lugar al canal
vesicouretral, mientras que la región distal se convierte en el seno urogenital definitivo. El seno
urogenital adyacente a la primitiva vejiga es un conducto estrecho que da lugar a la uretra
prostática y membranosa. La gónada del embrión masculino induce la regresión del ducto
mulleriano produciendo una sustancia llamada inhibidor del ducto mulleriano. En condiciones
normales, el único vestigio del ducto mulleriano en el adulto es el utrículo prostático. Hacia la
semana 10 del desarrollo comienzan a crecer, desde el seno urogenital, las primeras yemas
celulares epiteliales de la próstata. Éstas resultan notorias en la semana 12, momento a partir del
cual se anastomosan en una trama de cordones celulares que luego se canalizan.
El crecimiento y desarrollo prostáticos dependen de la producción de andrógenos por la
gónada masculina. Es necesario para ello la presencia de la forma 5-alfa-reductasa de la
testosterona (dihidrotestosterona). Por el contrario, el desarrollo del ducto wolffiano sólo
depende de la testosterona y en su diferenciación da lugar al epidídimo, ducto deferente, vesícula
seminal y ducto eyaculador.
La próstata nace en la zona del seno urogenital, donde se abren los ductos mesonéfricos y
paramesonéfricos, y el proceso de diferenciación se inicia con la proliferación del mesénquima a
ese nivel. La complejidad de todo el proceso, en el que intervienen múltiples y diferentes
precursores y que implica a la uretra prostática, la próstata, los ductos eyaculadores y las
vesículas, hace que sean relativamente frecuentes diversas anomalías del desarrollo Hacia la
semana 7 del desarrollo, en el embrión masculino se desarrolla el colliculum seminalis en la
región craneal de la uretra, cuyo epitelio está constituido por dos o tres capas de células. A las 9
semanas, el epitelio del colliculun seminales se transforma en una monocapa de células
columnares.
Por su parte, la mesénquima prolifera y se diferencia en tres zonas concéntricas. La zona
interna está constituida por fibroblastos bien diferenciados, la zona media por células
mesenquimales indiferenciadas y la zona externa por mioblastos inmersos en abundante
colágeno. La diferenciación de la mesénquima en torno a los ductos es el primer signo del
desarrollo incipiente de la próstata. A las 10 semanas, cuando el veru m o n t a n u m se ha
desarrollado, comienza la la diferenciación histológica en la desembocadura de los ductos
mesonéfricos, en donde se desarrollan varias yemas epiteliales que profundizan en la
mesénquima circundante.
El número de yemas varía considerablemente de individuo a individuo. Algo más tarde
dichas yemas se ramifican ventral y caudalmente. Entre las semanas 11 y 14 el número de yemas
aumenta progresivamente y éstas se canalizan, dando lugar al inicio del sistema tubuloacinar de
la glándula. En este punto del desarrollo el epitelio tiene de dos a tres capas de células sin
orientación alguna. Hacia la semana 13, las células apicales se polarizan y desarrollan gránulos
apicales. Durante las semanas 15 y 16 del desarrollo la altura del epitelio glandular disminuye
probablemente por efecto de los estrógenos maternos. Aparecen entonces unas células
triangulares similares a las células basales de la próstata del adulto.
Al mismo tiempo, células de características neuroendocrinas aparecen en la parte basal de
las yemas. Estas células son especialmente frecuentes en torno al veru montanum y muestran
intensa inmunorreactividad con cromogranina A, serotonina y calcitonina. Sin embargo, muy
raramente se detecta en estas células positividad para somatostatina. Entre las semanas 16 a 22 se
produce una reducción del componente glandular en la zona ventral, la quistificación del utrículo
prostático y el desarrollo de una cápsula muscular incipiente.
El epitelio del primer vestigio prostático está constituido por células poliédricas, apolares,
con núcleo oval o redondo y citoplasma rico en organelas, sobre todo en las zonas cercanas a los
orificios uretrales. A partir de la semana 12 algunas células desarrollan un inicio de polarización
apico basal. Esto se acompaña, a nivel enzimológico, de la aparición de actividad fosfatasa ácida
coincidiendo con el periodo de máxima producción fetal de andrógenos (semanas 8 a 14). El
complejo desarrollo epitelial de la próstata en la zona del seno urogenital donde se abren los
ductos mesonéfricos y paramesonéfricos, proceso en el que, como ha se ha mencionado,
intervienen múltiples precursores y que implica a la uretra prostática, próstata, ductos
eyaculadores y vesículas seminales, la aparición de que sea relativamente frecuente anomalías en
el desarrollo, entre las que destacan diversos quistes: mulleriano, utricular, evacuador,
deferencial, prostático y seminal.
Las células mesenquimales que rodean los nidos epiteliales son células multipolares que
contienen pocas organelas citoplásmicas. En fases más tardías del desarrollo la lámina basal que
separa el epitelio del mesénquima se hace discontinua en ciertas áreas, lo cual permite el
contacto directo de ambos tipos celulares. Existen algunas evidencias que hacen suponer que el
mesénquima induce en estas zonas la diferenciación epitelial secretora, pero no todos los
Los órganos genitales masculinos son: Los testículos, con funciones endocrinas
(producción de hormonas masculinas) y funciones de génesis y maduración de los gametos
masculinos o espermatozoides, que serán trasladados a través de las vías espermáticas hasta la
uretra, la cual desemboca en el exterior a través del pene. Incluyen otros órganos accesorios,
como la próstata y las glándulas de Cowper.
A. Testículos
Los testículos son dos órganos situados en el exterior de la cavidad abdominal, el izquierdo
un poco más bajo, debajo del pene y alojados en las bolsas escrotales o escroto, elescroto tiene la
función de mantener los testículos a una temperatura ligeramente inferior a la del cuerpo (5Cpor
debajo de la temperatura central corporal), puesto que las células germinales, generadoras de
espermatozoides, son muy sensibles a los cambios de temperatura y ligeros incrementos
producen esterilidad. En su origen, en la vida embrionaria, los testículos se encuentran en el
interior de la cavidad abdominal.
La anormal permanencia de esta situación se denomina criptorquidia. Tienen forma ovalada,
con un diámetro mayor de unos 4 cm, una anchura de 3 cm y un espesor de 2,5 cm, y cada uno
de ellos pesa alrededor de 20 g. La superficie del testículo es lisa y brillante, de color blanco,
formada por una cubierta fibrosa denominada albugínea, muy tensa, lo que le confiere una
consistencia dura. En su polo superior se aprecia una pequeña formación correspondiente a un
resto embrionario denominado hidátide sésil de Morgagni. Por su cara posterior, el testículo está
en contacto con el epidídimo, una estructura que forma parte de las vías espermáticas y en la que
se distinguen tres porciones: cabeza, cuerpo y cola.
La cabeza del epidídimo emerge del polo superior del testículo, y el cuerpo y la cola
descienden adosados a su cara posterior. El testículo y el epidídimo están envueltos por una serie
de capas que constituyen la bolsa escrotal. Hemos de recordar que el testículo ha descendido
desde el abdomen y, en ese trayecto hacia el exterior, ha arrastrado las diferentes capas de la
pared abdominal; por lo tanto, las envolturas testiculares serán equivalentes a las capas
musculares y aponeuróticas que constituyen la pared abdominal. Entre ambos testículos, las
diferentes capas (excepto la piel) forman un tabique escrotal que llega hasta la raíz del pene. En
la piel, entre los dos testículos, hay un rafe escrotal que se continúa hacia el ano para formar el
rafe perineal. Desde el testículo hasta la piel queda un resto de gubernáculo embrionario que
arrastró el testículo fuera de la cavidad abdominal: es el ligamento escrotal.
B. Vías espermáticas
En realidad, las vías espermáticas comienzan en los tubos seminíferos del testículo, pero en
la estructura interna de este órgano ya se han descrito los tubos seminíferos, los tubos rectos, la
red de Haller y los conductos eferentes, por lo que en este apartado se describirá el resto de las
vías espermáticas: epidídimo, conducto deferente, vesículas seminales y conductos eyaculadores.
Los conductos o conos eferentes que emergen de la red de Haller desembocan en el conducto
epididimario, también muy plegado, y constituyen con la primera porción de este último la
cabeza del epidídimo, situada en el polo superior del testículo. En ella se puede apreciar una
pequeña formación, la hidátide pediculada de Morgagni, resto embrionario situado junto a la
hidátide sésil del testículo. Una vez que el conducto epididimario ha recibido los conos eferentes,
continúa descendiendo dentro de la bolsa escrotal, adosado a la cara posterior del testículo y
constituyendo el cuerpo y la cola del epidídimo.
Estas dos porciones, cuerpo y cola, están envueltas íntimamente por la hoja visceral de la
túnica vaginal, continuación de la que cubre la cara posterior del testículo y que dibuja el fondo
de saco subepididimario. El epidídimo mide unos 5 cm, aunque el conducto epididimario, muy
replegado, tienen en realidad una longitud de unos 6 cm. La cola del epidídimo se continúa con
el conducto deferente, más ancho y menos sinuoso; asciende hacia el polo superior del testículo a
lo largo de la cara interna del epidídimo y sale de la bolsa escrotal hacia el conducto inguinal. En
este trayecto forma parte del cordón espermático, junto con los vasos espermáticos, arteria
deferente, linfáticos y fibras nerviosas, todo ello envuelto en fibras del músculo cremaster. El
conducto deferente tiene una consistencia dura y una longitud de unos 40 cm. Entra en la cavidad
abdominal con el cordón espermático por el conducto inguinal, pasando por delante de la rama
pubiana, junto a la espina del pubis.
Dentro de la cavidad abdominal el conducto deferente se separa de los demás componentes
del cordón espermático y se dirige hacia atrás por debajo del peritoneo, cruza los vasos iliacos
externos por delante y se adosa a la cara lateral de la vejiga. Cruza por encima del uréter y busca
la cara posterior de la vejiga, entre ésta y el recto, descendiendo por debajo del uréter hacia la
próstata, sobre la cual contacta con la vesícula seminal. En este último trayecto se ensañad
formando la ampolla del conducto deferente. Las vesículas seminales son dos bolsas con función
secretora que aportan el líquido seminal en la eyaculación. Contienen también espermatozoides,
como el resto de las vías espermáticas.
Están situadas entre la vejiga y el recto, por encima de la próstata y por fuera de la ampolla
del conducto deferente. El fondo de saco de Douglas cubre el extremo superior de la vesícula
seminal, es decir, el fondo de ésta. La abertura de la vesícula se halla hacia abajo y adentro y
desemboca junto con la ampolla del conducto deferente en el conducto eyaculador. El conducto
eyaculador es un tubo corto (de 2,5 cm) que atraviesa la próstata. Termina al desembocar en la
uretra prostática o tramo de la uretra que atraviesa la próstata
que forma parte del líquido seminal que nutre a los espermatozoides y les proporciona un medio
protector.
C. Próstata
La próstata es una glándula de secreción exocrina que se sitúa debajo de la vejiga, rodeando la
uretra y los conductos eyaculadores que desembocan en la uretra. A partir de la pubertad crece
hasta el tamaño del adulto 3 cm de altura, 4 cm de anchura y 2 cm de grosor. Por su forma,
tamaño, color y consistencia, es semejante a una castaña. La base se orienta hacia arriba, bajo la
vejiga; el vértice hacia abajo, apoyado en el diafragma urogenital (músculo transverso del
perineo). Por detrás, está en relación con el recto, lo cual permite su exploración mediante el
tacto rectal. Por delante está la sínfisis del pubis, de la que la separa la grasa y las venas
prostáticas. La uretra sale de la próstata por su vértice, después de atravesar la glándula en
sentido vertical. La próstata está envuelta en una aponeurosis que engloba también el plexo
venoso prostático. Los engrosamientos de esta aponeurosis constituyen los ligamentos de fijan la
glándula a las paredes pelvianas.
b. Funciones de la próstata
La próstata, como se ha señalado, es una glándula que secreta un líquido blanquecino hacia la
uretra, el líquido prostático, que se une a las secreciones de las vías espermáticas y los
espermatozoides para constituir el semen. El líquido prostático es alcalino, por lo que neutraliza
la acidez de los demás componentes del semen, aumentando la motilidad y fertilidad de los
espermatozoides. Durante la eyaculación, la próstata se contrae junto con el conducto deferente y
las vesículas seminales, expulsando su contenido a la uretra.
próstata normal y en esta región se desarrollan cerca del 80% de las neoplasias malignas de la
próstata. La zona de transición representa del 5% al 10% del volumen de la próstata normal y
envuelve la uretra. La hiperplasia prostática benigna (HPB) aparece justamente en esta región, en
70% de las biopsias y, aproximadamente, el 10 al 20% de las neoplasias malignas de la próstata
pueden tener origen en esta misma región. Cuando este proceso ocurre, la zona de transición
puede ocupar casi todo el volumen de la próstata. La zona central ocupa el 20 al 25% del
volumen de próstata normal, siendo el lugar de origen, de cerca del 5% de las neoplasias
malignas de la próstata.
De forma general ella está dividida en:
Zona periférica;
Zona central;
Zona transicional;
Zona fibromuscular anterior.
2.4.1. Concepto
A medida que un hombre envejece, la próstata se puede agrandar. Debido a que rodea a la uretra,
justamente en la parte que desemboca en la vejiga, la próstata puede apretar o comprimir la
uretra a medida que se agranda con el paso del tiempo. Esto puede causar problemas para orinar
tales como un flujo lento, la necesidad de escurrir, el aumento en la frecuencia, la necesidad
urgente de orinar, el vaciamiento incompleto de la vejiga, y el flujo intermitente o goteo.
La HPB es el trastorno más común de la glándula prostática y el diagnóstico más común
de los urólogos para los hombres de entre 45 a 74 años. Más de la mitad de los hombres
2.4.2. Epidemiologia
A nivel mundial
La prevalencia de los síntomas del tracto urinario inferior (STUI) en Europa varía con la
edad, con un rango desde el 14% en varones en la cuarta década a más del 40% a partir de la
sexta década; la prevalencia total de STUI es del 30%. La prevalencia de nódulos a nivel
microscópico es del 50% en los mayores de 60 años y del 90% en los mayores de 90 años. Los
síntomas de HBP raramente aparecen antes de los 40 años, siendo del 14% de los 40 a 50 años,
del 50% en la sexta década, y hasta del 90% a partir de los 70 años. Es una de las enfermedades
más frecuentes y de mayor morbilidad en el varón anciano, con importante repercusión en su
calidad de vida.
A nivel de Bolivia
Bolivia tiene una tasa de mortalidad de 8.2 /1.000 habitantes, con una expectativa de vida
(promedio) 63 años. En un estudio realizado en los cinco continentes llevado a cabo por la
Sociedad Internacional para el estudio del Cáncer el año 2000, se comprobó que Bolivia tiene
una de las tasas más altas de incidencia de Cáncer; en el sexo femenino con 58.1/100.000
habitantes y en el sexo masculino 33.5/100.000 habitantes. La mortalidad en el Cáncer de
Próstata es del 19.9/100.000 habitante.
Fueron estudiadas 229 pacientes que acudieron al Hospital Municipal Boliviano Holandes
durante la gestión 2005 a junio del 2009 de los cuales acudieron 136 pacientes del área urbana y
91 pacientes del área rural. También se determinó la incidencia de HPB y CA desde la las
gestiones: 2005, 2006, 2007 y 2008. Donde se pude observar que hubo una mayor incidencia el
2008.
A mayor edad mayor incidencia así lo muestra la Gráfica No 6 donde hubo mayor
incidencia a los 65 años, correspondientes a los pacientes con HPB de Riesgo.
Desafortunadamente, la mayor parte de los tumores cancerosos no producen síntomas hasta que
son muy grandes o hasta que han ocurrido metástasis.
Los factores de riesgo del agrandamiento de la glándula prostática son los siguientes:
2.4.4. Fisiopatología
2.4.5. Etiología
2.4.6. Sintomatología
Síntomas obstructivos
- Retraso en el inicio de la micción.
- Goteo posmiccional.
- Retención urinaria.
Síntomas irritativos
- Polaquiuria.
- Nicturia.
- Micción imperiosa.
- Dolor suprapúbico.
2.4.7. Diagnostico
patrocinado por la OMS (París, 1991) con el nombre de Valoración Internacional de Síntomas
Prostáticos (IPSS). A este cuestionario se le ha añadido una pregunta que concierne a la calidad
de vida. Como en cualquier patología, la anamnesis es básica para establecer el diagnóstico de
sospecha. A partir de los datos obtenidos con la anamnesis se pueden descartar otras patologías
con clínica semejante a la HBP.
A continuación, se realizará una exploración física general y local para evaluar la próstata
y la existencia de posibles complicaciones. Es fundamental que se realice una palpación
abdominal para detectar importantes volúmenes residuales de orina y, como no, un tacto rectal.
Mediante el tacto rectal se valora la morfología y consistencia de la próstata y a la vez se evalúa
el tono del esfínter anal, para apreciar alteraciones neurológicas, siendo necesario por el mismo
motivo observar el reflejo bulbocavernoso.
Ahora bien, el tacto de forma exclusiva no permite una valoración exacta del tamaño,
peso ni grado de obstrucción causado por la próstata. Por ello, se proseguirá el estudio mediante
la práctica de una serie de exploraciones complementarias que incluyen un análisis de orina
(mediante tira reactiva o cultivo) para descartar una posible infección urinaria, la determinación
del PSA, la valoración de la función renal y un estudio ecográfico (transrectal y abdominal). La
realización de una ecografía renovesical permitirá descartar posibles complicaciones (litiasis
urinaria, divertículos vesicales, dilatación de vías urinarias, tumores renales o vesicales) y
cuantificar el residuo posmiccional.
La ecografía suprapúbica es un método sencillo que no tiene contraindicaciones ni riesgos
y que permite estimar el volumen y la morfología prostática con bastante precisión. No obstante,
la ecografía transrectal es mucho más exacta, por lo que se recomienda para este fin. El PSA es
una glucoproteína con peso molecular entre 33.000-34.000 Da producida en el epitelio de las
células prostáticas. Se halla a elevadas concentraciones en el plasma seminal, donde interviene
en la licuefacción del coágulo seminal producido tras la eyaculación. La concentración sérica
normal de PSA en el varón sano joven es muy baja y se incrementa con la edad.
Tradicionalmente, se aceptan como normales los valores de PSA entre 0 y 4 ng/ml. Su presencia
en el suero a valores superiores a los normales pone de manifiesto la existencia de patología
prostática. Sin embargo, el PSA está lejos de ser el marcador tumoral «perfecto», ya que también
se ha detectado (aunque a concentraciones bajas) en otros tejidos no prostáticos. Además,
tampoco se puede considerar un marcador específico de cáncer, dado que también aumenta en la
HBP. En estos pacientes se ha visto que los valores son superiores cuando mayor es el volumen
de la próstata o en presencia de complicaciones secundarias a la HBP. Se ha propuesto como
dintel para diferenciar la HBP del cáncer de próstata los 10 ng/ml, pero un 10% de los individuos
con HBP presentan valores de PSA superiores. Por ello, se han llevado a cabo diferentes estudios
con el fin de detectar formas de PSA que permitan aumentar la especificidad de esta prueba.
Actualmente, la American Cancer Society y la American Urological Association
recomiendan la realización anual de determinación del PSA y la práctica del tacto rectal en
varones mayores de 50 años como métodos de cribado del cáncer prostático. Algunos autores
consideran que en menores de 50 años sólo es aconsejable el cribado en individuos con elevado
riesgo de presentarlo por la existencia de antecedentes familiares de cáncer. En este caso, inician
el estudio a partir de los 40 años. Tampoco consideran justificable el cribado en varones de más
de 70 años, exceptuando a aquellos en los que se prevé una expectativa de vida superior a los 10
años. Con todos los datos obtenidos en las distintas pruebas, podemos establecer un diagnóstico
correcto y determinar el tratamiento más adecuado para cada caso.
Tacto rectal. El médico inserta un dedo en el recto para controlar la próstata y detectar
agrandamiento.
Análisis de orina. El análisis de una muestra de orina puede ayudar a descartar una
infección u otras afecciones que pueden ocasionar síntomas similares.
Análisis de sangre. Los resultados pueden indicar problemas renales.
Análisis de sangre para el antígeno prostático específico. El antígeno prostático
específico es una sustancia que se produce en la próstata. Los niveles de antígeno
prostático específico aumentan en casos de agrandamiento de la próstata. Sin embargo,
los niveles elevados de antígeno prostático específico pueden deberse a procedimientos
recientes, infección, cirugía o cáncer de próstata.
Después de eso, el médico te puede recomendar pruebas adicionales para ayudar a confirmar
el agrandamiento de la próstata y descartar otras enfermedades. Estas pruebas comprenden las
siguientes:
Prueba del flujo urinario. Debes orinar en un recipiente que está conectado a una máquina
que mide la fuerza y la cantidad de tu flujo urinario. Los resultados de la prueba ayudan a
determinar si tu afección mejora o empeora con el tiempo.
Prueba de orina residual posterior al vaciado. Esta prueba mide si puedes vaciar tu vejiga
por completo. Esta prueba puede hacerse utilizando una ecografía o introduciendo una
sonda en la vejiga después de orinar para medir el volumen de orina que queda en la
vejiga.
Diario de vaciado de 24 horas. Registrar la frecuencia y la cantidad de orina puede
resultar especialmente útil si más de un tercio de la eliminación de orina diaria ocurre por
la noche.
Ecografía transrectal. Se inserta una sonda ecográfica en el recto para medir y evaluar la
próstata.
Biopsia de la próstata. La ecografía transrectal guía a las agujas que se utilizan para tomar
muestras de tejido (biopsias) de la próstata. El examen del tejido puede ayudar al médico
a diagnosticar o descartar el cáncer de próstata.
Estudios urodinámicos y de presión de flujo. Se inserta una sonda por la uretra hasta
llegar a la vejiga. Se inyecta agua (o, con menos frecuencia, aire) lentamente en la vejiga.
Así, el médico puede medir la presión en la vejiga y determinar cómo funcionan los
músculos de la vejiga. Por lo general, estos estudios se realizan solo a hombres con
presuntos problemas neurológicos y a hombres que se han sometido a un procedimiento
de próstata anterior y siguen teniendo síntomas.
Cistoscopia. Se inserta un instrumento flexible y con luz (cistoscopio) dentro de la uretra,
que le permite al médico ver el interior de la uretra y la vejiga. Te administrarán un
anestésico local antes de realizar esta prueba.
paciente. De esta forma, unos niveles de PSA séricos de 4 ng/mL pueden considerarse elevados
en una persona de 50 años y ser normales en una de 80 años. Los niveles de PSA oscilan de
forma aleatoria en torno a un 15 % en un mismo individuo. Así, un análisis de PSA de 3 ng/mL
se puede repetir en otra ocasión y podría dar un resultado de 3,5 o 2,5 ng/mL de forma natural.
En un paciente hospitalizado los niveles pueden disminuir hasta un 50 %.
2.4.10. Tipos especiales de pruebas de PSA
El nivel de PSA que se obtiene al hace una prueba de detección en ocasiones es referido
como PSA total, pues incluye diferentes tipos de PSA (descritos más adelante). Si decide hacerse
la prueba de detección de PSA y el resultado no es normal, algunos médicos podrían considerar
el uso de diferentes tipos de pruebas de PSA para ayudar a decidir si necesita una biopsia de
próstata, aunque no todos los médicos están de acuerdo sobre cómo usar estas pruebas. Si el
resultado de las pruebas de PSA no es normal, pídale a su médico que hable con usted sobre su
riesgo de padecer cáncer y la necesidad de pruebas adicionales.
Si el resultado de la prueba de PSA está dentro del límite (entre 4 y 10), se podría usar la
prueba del porcentaje de PSA libre para ayudar a decidir si debe hacerse una biopsia de próstata.
Un porcentaje menor de PSA libre significa que su probabilidad de tener cáncer de próstata es
mayor, y usted probablemente debe hacerse una biopsia. Muchos médicos recomiendan una
biopsia de la próstata para los hombres con un porcentaje de PSA libre de 10% o menos, y
recomiendan que los hombres consideren una biopsia si el porcentaje está entre 10% y 25%. El
uso de estos valores límite permite detectar la mayoría de los cánceres, y ayuda a evitar biopsias
innecesarias. Esta prueba se usa ampliamente, pero no todos los médicos están de acuerdo en que
el 25% sea el mejor valor límite para decidir si es necesaria una biopsia. Además, el valor límite
puede cambiar dependiendo del nivel general de PSA.
PSA complejo: esta prueba mide directamente la cantidad de PSA que está adherida a las
otras proteínas (la porción de PSA que no es “libre”). Esta prueba se podría hacer en
lugar de verificar el PSA total y libre, y podría dar la misma cantidad de información,
pero no se utiliza ampliamente.
Pruebas que combinan diferentes tipos de PSA: algunas pruebas más recientes combinan
los resultados de diferentes tipos de PSA para obtener una puntuación general que refleje
la posibilidad de que un hombre tenga cáncer de próstata (particularmente el cáncer que
podría necesitar tratamiento). Estas pruebas incluyen:
1. El Índice de salud prostática (PHI), que combina los resultados de PSA total, PSA libre y
proPSA
2. La prueba 4Kscore, que combina los resultados de PSA total, PSA libre, PSA intacto y
calicreína humana 2 (hK2), junto con algunos otros factores
Estas pruebas pueden ser útiles en hombres con un PSA ligeramente elevado, para ayudar a
determinar si deben someterse a una biopsia de la próstata. Estas pruebas pueden usarse también
para ayudar a saber si un hombre que ya se sometió a una biopsia de la próstata que no encontró
cáncer debe someterse a otra biopsia.
Velocidad del PSA: la velocidad del PSA no es una prueba aparte, Sino una medida que
indica cuán rápido el PSA aumenta a medida que pasa el tiempo. Normalmente, los
niveles del PSA se incrementan lentamente con la edad. Algunos estudios han encontrado
que estos niveles aumentan más rápidamente si un hombre tiene cáncer, aunque los
estudios no han demostrado que la velocidad de PSA sea más útil que el nivel de PSA por
sí solo para detectar cáncer de próstata. Por esta razón, las guías de la Sociedad
Americana Contra El Cáncer no recomiendan usar la velocidad del PSA como parte de la
detección del cáncer de próstata.
Densidad del PSA: los niveles del PSA son mayores en los hombres que tienen glándulas
prostáticas más grandes. Algunas veces se usa la densidad de PSA (PSAD) en los
hombres que tienen glándulas prostáticas grandes para tratar de corregir las variaciones
de PSA debidas al tamaño de la próstata. El médico mide el volumen (tamaño) de la
próstata mediante una ecografía transrectal (que se detalla en Pruebas para diagnosticar y
determinar la etapa del cáncer de próstata) y divide el número de PSA entre el volumen
de la próstata. Una densidad alta de PSA indica una mayor probabilidad de que haya
cáncer. La densidad del PSA no ha demostrado ser tan útil como la prueba del porcentaje
de PSA libre.
Intervalos de PSA específicos de la edad: los niveles de PSA son normalmente más altos
en los hombres de edad más avanzada que en los hombres jóvenes, aun cuando no hay
cáncer. Un valor intermedio o “limítrofe” de PSA podría ser preocupante en un hombre
de 50 años, pero no tan preocupante en uno de 80 años. Por esta razón, algunos médicos
han sugerido que se comparen los resultados del PSA con los resultados obtenidos en
otros hombres de la misma edad.
Sin embargo, la utilidad de los intervalos de PSA según la edad no está bien comprobada. Por
lo tanto, la mayoría de los médicos y organizaciones profesionales (así como los fabricantes de
las pruebas de PSA) no recomienda su uso actualmente.
Una razón por la que es difícil usar un valor límite establecido con la prueba de PSA en la
detección del cáncer de próstata es que un número de factores que no sean cáncer también puede
afectar los niveles de PSA.
Algunas cosas pueden reducir los niveles de PSA (aun cuando el hombre tiene cáncer):
que no necesariamente sean para la salud de la próstata. El saw palmetto (una hierba
usada por algunos hombres para tratar la BPH) no parece afectar el PSA.
Algunos otros medicamentos: algunas investigaciones han sugerido que el uso
prolongado de ciertos medicamentos, como la aspirina, las estatinas (medicamentos para
reducir el colesterol) y los diuréticos tiazídicos (como hidroclorotiazida) podría disminuir
los niveles de PSA. Se necesitan más investigaciones para confirmar estos hallazgos. Si
usted toma cualquiera de estos medicamentos de forma habitual, consulte con su médico
antes de suspender el consumo por cualquier motivo.
No está del todo claro si bajar los niveles de PSA sea útil en aquellos hombres que pudiesen
someterse a prueba de detección para el cáncer de próstata. En algunos casos, el factor que
reduce el nivel de PSA también puede disminuir el riesgo de padecer cáncer de próstata. Pero en
otros casos, el factor que reduce el PSA puede no afectar el riesgo de padecer cáncer de próstata.
Esto podría incluso ser perjudicial, ya que el reducir el PSA de un nivel anormal a un nivel
normal podría ocasionar que un cáncer no sea detectado. Por esta razón, es importante que
converse con su doctor sobre cualquier factor que pueda afectar su nivel de PSA.
2.4.12. Tratamiento
Una serie de normas higiénicas pueden ayudarle a controlar los síntomas urinarios:
Reducir la ingesta de líquidos en determinados momentos del día con el fin de reducir la
frecuencia de sus micciones (últimas horas del día, antes de acostarse, antes de viajar,
etc.)
Reducir o evitar el consumo de cafeína y alcohol
Evitar el estreñimiento
Revisar junto a su médico su pauta habitual de medicación para intentar evitar aquellos
fármacos que pueden interferir en sus síntomas miccionales ( diuréticos, antagonistas del
calcio, etc)
Técnicas de relajación y doble micción
Expresión uretral
Intentar controlar los deseos miccionales mediante respiraciones profundas, compresión
del pene, distracción de la mente.
Intentar aumentar el tiempo entre micciones
Evitar el frío.
Actividad física y evitar el sobrepeso/obesidad
2. Tratamiento médico
Todos estos medicamentos pueden pautarse solos o en combinación entre ellos, dependiendo
de las características de su caso que serán valoradas por su urólogo. Cualquier pauta de
medicación debe ser controlada y evaluada periódicamente, especialmente al inicio del
tratamiento para valorar su efectividad y detectar la aparición de efectos adversos.
3. Tratamiento quirúrgico
Las técnicas quirúrgicas actuales se realizan la mayoría por vía transuretral (a través del
conducto urinario) logrando muy buenos resultados en general. Tienen otras técnicas como:
2.4.13. Complicaciones
Incapacidad repentina para orinar (retención urinaria). Es posible que necesites que te
inserten un tubo (sonda) en la vejiga para drenar la orina. Algunos hombres con
agrandamiento de la próstata requieren una cirugía para aliviar la retención urinaria.
Daño en la vejiga. Si la vejiga no se ha vaciado por completo, esto puede hacer que se
estire y se debilite con el tiempo. Como consecuencia, la pared muscular de la vejiga ya
no se contrae correctamente, y esto hace que sea más difícil vaciar completamente la
vejiga.
Daño renal. La presión en la vejiga debido a la retención urinaria puede dañar
directamente los riñones o permitir que las infecciones en la vejiga lleguen a los riñones.
No hay nada que se pueda hacer para prevenir o evitar la HPB. Pero algunas medidas pueden
evitar el desarrollo del HPB, como: El ejercicio, el control de su diabetes tipo 2 y la pérdida de
peso pueden reducir su riesgo de HPB e entre otras medidas, como, por ejemplo:
Capítulo 3. Método
Actividades
Posible Medida o físicas, dieta
Posibles disposición que se Medidas tomadas correcta y
métodos de toma de manera por un paciente. medidas Cualitativa
prevención anticipada para evitar preventivas
que suceda una cosa (valoración
considerada negativa. anual).
Introducción X
Planteamiento X
del problema
Objetivos X
Marco teórico X X
Marco X
metodológico
Análisis e X
interpretación
Conclusiones X
A nivel mundial
Nota: Como notamos, hay un crecimiento constante desde 2011 con 308.520 casos hasta
1.154.290 en 2017, en el cual triplico su numero de casos en este parámetro de anos en España.
Nota: Grafico relacionado con la edad por el volumen medio prostático en lo cual la glándula
prostática crece con el pasar de los años se acercando en 60 ml en los individuos mayores de 70
años.
Nota: Relación de la edad con los limites superiores normales del antígeno prostático especifico.
Con el cual está representado un crecimiento del APE al longo de las décadas de vida, llegando a
6.5 ng/ml a hombres mayores de 70 años.
Nota: Relación de los tratamientos instaurados en pacientes con HPB y los diversos factores del
individuo, en cual esta representado en porcentaje los beneficios y maleficios que los
tratamientos pueden generar.
Tabla 6. Recomendaciones de la EUA (2004) para la evaluación inicial del anciano con sospecha
de HPB.
Nota: Medidas impuestas por el EUA para estudiar un anciano con sospecha de HPB, avaliando
diversos tipos estudios y posibles recomendaciones.
Nota: Distribución de los pacientes registrados en el hospital, con el cual se nota una gran
cantidad de individuos con HPB de alto riesgo (114) seguidos de bajo riesgo (100) y aquellos
que pueden desarrollar cáncer (15).
Tabla 8. Pacientes atendidos en las gestiones de 2005 – 2009 para determinación del HPB y CA
según el diagnostico final.
Nota: Relación del numero de pacientes por el diagnostico final, donde se observa una gran
cantidad de pacientes (120) con el diagnostico final con 4 – 10 ng/ml en el antígeno prostático
especifico.
Nota: Distribución de los pacientes en grupos por edad e por la cantidad. En el cual fue avaliado
229 pacientes, donde se nota una gran cantidad de individuos en el grupo III (> 65 años).
Tabla 10. Números de pacientes atendidos según los parámetros de sus edades.
Nota: Representación de la cantidad de pacientes atendidos según sus edades, en eso esta
demostrada que la gran mayoría corresponde a pacientes mayores a 65 años.
Nota: Aquí esta representado la cantidad de pacientes por su procedencia, donde es posible
analizar que la mayoría es de procedencia urbana (136) seguidas de los pacientes de procedencia
rural (91).
Tabla 12. Representación de un gráfico relacionado con el porcentaje de los pacientes por la
incidencia al año.
Nota: A través de este esquema está representado el porcentaje por la incidencia, en el cual tiene
un crecimiento progresivo desde 2005 hasta 2008.
Discusión de resultados
La hiperplasia prostática benigna es el tumor benigno más frecuente en hombres con una
incidencia progresivamente creciente a partir de los 16 años. De acuerdo con los datos
presentados, existe claramente un aumento progresivo de los niveles de PSA en sangre
influenciado por el volumen prostático. A pesar de la tendencia al aumento, solo alrededor del 37
% de nuestros pacientes con HBP confirmada patológicamente tenían niveles de PSA sérico por
encima de los valores normales (superiores a 4 ng/ml). Encontraron niveles elevados de PSA en
el 24 % y el 33 % de los casos confirmados de HBP, respectivamente.
Estas discrepancias en los valores de PSA encontradas en diferentes poblaciones de pacientes
con HPB pueden corresponder a diferencias en la composición histológica de la próstata. De
acuerdo con Weber et al. El PSA se correlaciona mejor con el peso epitelial que con el peso
prostático, y puede haber una variación de hasta 3 veces la contribución epitelial al peso
prostático, lo que indica que el principal factor que influye en la elevación del PSA en pacientes
con HPB es composición histológica per se, principalmente su contenido epitelial. También en el
propio aumento prostático, un segundo aspecto a ser considerado en la elevación de los niveles
séricos de PSA es la presencia de prostatitis. Fue demostrado experimentalmente que después de
un cuadro agudo de prostatitis el PSA puede elevarse hasta 28 veces del valor basal retornando
a la normalidad después de 28 días.
En relación con los datos de Bolivia, para la realización de este trabajo se obtuvieron datos
registrados en la Historia Clínicas y registros al Servicio del Laboratorio del Hospital Municipal
Boliviano holandés (HMBH), durante el período de 2005 a junio de 2009. En este período de 229
pacientes fueron atendidos por la Correlación Clínico Laboratorial de la Hiperplasia Benigna de
Próstata (HPB) y Cáncer de Próstata (CA). La edad juega un rol muy importante, pues los
diferentes mecanismos de reparación del DNA, pueden estar afectados por diferentes factores
como ser: por exposición a diferentes agentes tóxicos, el envejecimiento ya que pierden su
efectividad conforme al organismo envejece, la dieta. Señala que la edad óptima para sospechar
de CA se ha considerado a partir de los 50. Corroborando esta información también la edad es un
factor importante, algunos médicos usan niveles de PSA ajustados a la edad para determinar
cuándo deben realizar los análisis del diagnóstico.
Capítulo 5. Conclusiones
Gran parte de los varones ancianos con síntomas del tracto urinario inferior pueden ser
evaluados y tratados por el geriatra. El tratamiento ha de incluir la modificación del estilo de
vida y la revisión de otros tratamientos que puedan empeorar los síntomas. La decisión sobre
iniciar o no tratamiento depende fundamentalmente de los síntomas y de cómo estos afecten a la
calidad de vida. La decisión sobre qué modalidad terapéutica utilizar depende cada vez más del
tamaño de la próstata. Es posible saber desde la primera evaluación en qué pacientes va a
progresar la enfermedad, lo que también es útil para influenciar las decisiones terapéuticas.
Finalmente, el tratamiento ha de ser individualizado teniendo en cuenta las preferencias del
paciente, para lo cual ha de recibir información de la eficacia y seguridad de los diferentes
procederes.
La gravedad de los síntomas generalmente progresa con el tiempo, pero rara vez es
potencialmente mortal y los hombres con síntomas del tracto urinario inferior, moderadas y
graves identificados en un gran estudio de cohorte en Estados Unidos se revelo que estos
pacientes tienen un peor estado de salud en varias dimensiones de la vida afectando grandemente
la calidad de vida. Son muchos los factores clínicos y de estilo de vida que pueden causar o
empeorar los síntomas, los cuales pueden ser modificados por intervenciones sencillas. La
hiperplasia prostática benigna no aumenta el riesgo de cáncer de próstata, pero se asocia con
mayores niveles de antígeno prostático específico, con eso, la mayoría de los hombres pueden ser
evaluados y tratados por médicos de atención primaria según la gravedad de los síntomas.
En Bolivia se pudo determinar la correlación clínico - laboratorial de la Hiperplasia Benigna
de Próstata (HPB) y el cáncer de próstata (CA) según la edad, PSA, tacto rectal y ecografía en
pacientes que acudieron al Hospital Municipal Boliviano Holandes (HMBH) durante la gestión
2004 a junio del 2009. Se pudo determinar que el rango de edad en la que se presentó mayor
frecuencia de pacientes comprende en el Grupo III (> 65 años) a mayor edad mayor incidencia
de HPB y CA. El factor de mayor riesgo en este trabajo fue la edad con 102 pacientes mayores
de 65 años, la cual están más propensos a tener HPB y CA.
Referencias
3. Surós Batlló, A., & Surós Batllò, J. (2015). Semiología médica y técnicas exploratorias;
8va Edición. México DF: Manual Moderno.
4. Smith y Tanagho Urología General 18º Edición PDF. Autor: Jack W. McAninch, Tom F.
Lue. 18º Edición - español. Editorial McGraw-Hil, 2014.
5. Líquidos y Electrolitos en Cirugía Fisiopatología celular y bioquímica. Guzmán,
Carrizosa, Vergara, Jiménez. Editorial Panamericana.
6. Tratado de infecciones en cirugía / Richard Howard, Richard L. Simmons, 2da Edición,
McGrawHill.
7. Cartagena J, García F, Guzmán M, Quinteros M, Criterios en el Diagnóstico de
Hiperplasia Benigna de Próstata en Pacientes que Asistieron al Hospital Univalle Julio
2007. Disponible en URLV:
http://www.univalle.edu/publicaciones/revista_salud/rvista07/pagina04.htm
13. - Domarus A, Ferreras P, Rozman C, Cardellach F. Medicina Interna. 15ª ed. España:
Elsevier; 2004.
15. Casorrán A, Ramírez M, Benito E, Navarro V, Simo M. Utilidad del Antígeno Prostático
Específico en el Cribado del Cáncer de Próstata. Valencia 1997
Apéndice
Figura 4. Representación de una próstata normal y una con Hiperplasia prostática benigna.
Figura 5. Examen físico a través de una palpación rectal para analizar la consistencia de la
próstata del paciente.