Demanda Rosemary
Demanda Rosemary
Demanda Rosemary
Con fecha 03 de Julio del año 2013, ingresó a prestar servicios bajo
la calidad jurídica de contrata, grado 22 para el Servicio de Salud de la
Región de Arica y Parinacota, debiendo desempeñar las labores de técnico
paramédico al interior del Hospital Regional Juan Noé Crevani ubicado en
nuestra ciudad.
Pues bien, cabe hacer presente que desde que ingresé a la Sección
de Cirugía Mayor Ambulatoria hace aproximadamente 3 años atrás, la
relación con doña Silvana fue bastante amigable, lo que incluso llevo a que
ésta estuviera conforme con mi desempeño al interior del servicio donde
trabajábamos e incluso, ésta siempre me evaluó con nota 7.0 (la más alta),
al momento de efectuar las respectivas calificaciones del personal a su
cargo. Tal era el nivel de confianza que teníamos ambas, que aquella
incluso me facilitaba la clave de acceso que manejaba, respecto de las
ordenes y solicitudes de esperas médicas, todo con el afán de disminuir las
listas de esperas.
A contar de finales del año 2018, empecé a notar cambios
conductuales hacia mi persona por parte de doña Silvana, comenzado a
bajar mis calificaciones e incluso, me hacia responsable de errores que ella
misma cometía. Sobre éste punto, al hacerle notar mi descontento y la
injusticia que cometía hacia mi persona, aquella simplemente se hacía la
ofendida, refiriéndome que ella tenía que castigar a alguien por lo ocurrido,
recalcándole que esa situación era bastante injusta. A contar de éste
episodio, comenzó a acrecentarse el mal trato hacia mi persona por parte
de doña Silvana, por lo que me derivó a la sección de Unidad de
Recuperación Post- Anestésica (U.R.P.A.), con trabajo clínico y no
administrativo y por lo demás, quitándome todas las claves que me había
facilitado en su oportunidad.
Por otro lado, el Decreto Supremo Nº 109 del año 1968 del Ministerio
del Trabajo, en su artículo 19 Nº 13, señala que: “Se tendrán por
enfermedades profesionales las siguientes: 13. Neurosis profesionales
incapacitantes que pueden adquirir distintas formas de presentación clínica,
tales como: trastorno de adaptación, depresión reactiva, trastorno por
somatización y por dolor crónico.”. Por ende, al sufrir ésta parte de
Trastorno de Adaptación y al ser esta enfermedad de aquellas señaladas
en el mencionado decreto, podemos apreciar que se refuerza la idea de que
los padecimientos que actualmente padezco, tienen un origen laboral y no
común, lo cual también fue resuelto por la Superintendencia de Seguridad
Social.
Que, esta parte tiene su primera cita medica el 29 de Julio del año
2019 ante el Instituto de Seguridad del Trabajo, iniciando de esta forma,
un largo proceso a fin de determinar el origen de los problemas de salud
mental que padezco, arribándose a la conclusión, mediante Resolución
Exenta Nº R-01-UME-65042-2019 de fecha 28 de Noviembre del año 2019
originada en la Superintendencia de Seguridad Social, que mis problemas
de salud mental, corresponden a una enfermedad profesional, en base a
los diversos episodios hostiles del cual habría sido victima por parte de mi
jefatura, resolución que no fue objeto de recurso administrativo alguno.
Cabe señalar que los únicos órganos con competencia privativa y
excluyente para determinar el origen de una enfermedad lo son los
Servicios de Salud o las mutualidades. En ese sentido, el artículo 58 inciso
1º de la Ley 16.744, señala que: “La declaración, evaluación, reevaluación y
revisión de las incapacidades permanentes serán de exclusiva competencia
de los Servicios de Salud. Sin embargo, respecto de los afiliados a las
Mutualidades, la declaración, evaluación, reevaluación y revisión de las
incapacidades permanentes derivadas de accidentes del trabajo
corresponderá́ a estas instituciones.” . Dicha norma, debemos relacionarla
con lo prescrito en el artículo 2 letra C) de la Ley 16.395, que señala: “Son
funciones de la Superintendencia las siguientes: c) Resolver las
presentaciones, apelaciones y reclamos de usuarios, trabajadores,
pensionados, entidades empleadoras, organismos administradores de la
seguridad social y otras personas, ya sean naturales o jurídicas, en
materias que no sean de carácter litigioso, dentro del ámbito de su
competencia.”. Por ende, la resolución que decreta mi enfermedad como
profesional, lo fue dictado por un organismo fiscalizador de aquellos
órganos administradores, dentro de la esfera de sus atribuciones.
En ese sentido, resulta del todo lógico entender que las disposiciones
de seguridad en favor del trabajador que contempla el Código del Trabajo
son compatibles con la de los estatutos administrativos que rigen la
carrera funcionaria de los empleados públicos, más aún teniendo que
presente que lo que buscan dichas normas, son proteger la vida,
integridad física y psíquica del trabajador, la salud y la seguridad del
dependiente.
Ahora bien, si bien es cierto que la Ley 16.744 sobre Accidentes del
Trabajo y Enfermedades Profesionales, no contempla ni regula la
indemnización por el daño demandado, el artículo 69 de esa misma
disposición indica que: “Cuando, el accidente o enfermedad se deba a
culpa o dolo de la entidad empleadora o de un tercero, sin perjuicio de las
acciones criminales que procedan, deberán observarse las siguientes reglas:
b) La víctima y las demás personas a quienes el accidente o enfermedad
cause daño podrán reclamar al empleador o terceros responsables del
accidente, también las otras indemnizaciones a que tengan derecho, con
arreglo a las prescripciones del derecho común, incluso el daño moral.”, por
lo que es perfectamente legal y legitimo que esta parte demande el
resarcimiento del daño ocasionado por las acciones y/u omisiones
ocasionadas por el empleador y sus agentes.
PRIMER OTROSI: Que por medio de éste acto, solicito a SS., que se
notifiquen todas las resoluciones al correo electrónico
[email protected].
POR TANTO;
POR TANTO;