Lectio Noviembre
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Meditación
Jesús se detuvo, no pasó de largo precipitadamente, lo miró sin prisa, lo
miró con paz. Lo miró con ojos de misericordia; lo miró como nadie lo había
mirado antes. Y esa mirada abrió su corazón, lo hizo libre, lo sanó, le dio
una esperanza, una nueva vida. Y como a Zaqueo, también a cada uno de
nosotros. (Papa Francisco)
Todos los cristianos podemos imitar esta actitud de prontitud ante los
reclamos del Señor y una prontitud alegre, porque no hay mayor motivo de
felicidad y alegría que Jesús nos llame y lo hace todos los días.
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Compromisos
Jesús se acerca y se invita a estar contigo. Ábrele todas las puertas, aún
las más escondidas de tu persona y dale las gracias porque hoy ha llegado
la salvación a tu casa.
Imita la disponibilidad pronta y alegre de Zaqueo para responder a lo
que Jesús te pida, porque no hay mayor motivo de felicidad y alegría que
Jesús te llame y lo hace todos los días.
Tener una casa en la que habita Jesús y su salvación implica un cambio
de vida:
¿Cuántas veces te has sentido mirado por Jesús, y sin embargo la respuesta
la dejas pasar?
El encuentro con Jesús, puede producir murmuración en los que te rodean
¿Cómo te comportas frente a la murmuración?
El encuentro con Jesús, te pide actuar, como Zaqueo. ¿Qué es lo que te
impide responder?
El encuentro con Jesús, transforma la vida ¿Cómo estás llevando el amor de
Jesús a otros?
¿Qué puedes hacer para que tu familia y tus amigos abran su corazón al
Maestro?
Oración final
Señor Jesús, necesito
este encuentro contigo en la oración.
El ejemplo de Zaqueo
me hace ver que quien te deja entrar en su vida,
no pierde nada
de lo que realmente hace la vida bella, buena y grande.
Tu amistad
abre las puertas de un horizonte inmenso.
Ayúdame a hacer
la misma experiencia de Zaqueo
y a no tener miedo de abrirte
de par en par las puertas de mi corazón.
Amen
Los saduceos son menos conocidos que el grupo de los fariseos. Formaban
el partido de la aristocracia sacerdotal y, al parecer, representaban también
la clase de los ricos terratenientes. Eran absolutamente conservadores.
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La resurrección es el principio y el final del dinamismo de la vida cristiana.
San Pablo nos enseña sobre la resurrección: “Si Cristo no resucitó, la fe de
ustedes es vana” (1Cor 15,17). La resurrección consiste en estar siempre
con el Señor (cf. 1Tes 4,17). “Para mí la vida es Cristo” (Flp 1,21); porque
“ya no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí. La vida que vivo al
presente en la carne, la vivo en la fe del Hijo de Dios que me amó y se
entregó a sí mismo por mí” (Gal 2,20).
ORACIÓN:
Bendito eres, Señor Dios,
por el amanecer de un nuevo día.
Te alabo por el don de la vida que me has dado
y que hoy uno a la de Jesús quien por nuestra salvación
y por infinito amor, murió en la cruz.
En este texto Lucas insiste en que los cristianos no deben esperar que se
les dé una fecha cercana y definida de la parusía. A pesar de la caída de
Jerusalén y de la destrucción del templo en el año 70 d. C., a pesar incluso
de las persecuciones contemporáneas, deben seguir esperando hasta que
“el tiempo de las naciones esté cumplido”, más allá de las crisis
internacionales.
Lucas utiliza el término kairos para hablar del tiempo en que sucederán
todos estos signos, es un momento determinado exactamente por Dios para
la historia de salvación, pero no es necesariamente la parusía. Hay
expresiones bíblicas convencionales para designar grandes catástrofes, pero
han de entenderse en sentido simbólico.
MEDITACIÓN DEL TEXTO
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La magnificencia del templo de Jerusalén también nos hubiera
impresionado seguramente, una construcción nada ordinaria, pues era el
centro no sólo del culto, sino el referente de toda la vida de un pueblo.
Lo mismo que hoy también vemos a mucha gente, especialmente
turistas, impresionarse de los hermosos templos católicos. Pero qué
pobreza cuando se queda solamente en admiración, un sentimiento
impresionante por el ingenio y el espíritu humano, pero no trasciende
hacia la esfera de lo teológico sobrenatural.
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La futura resurrección de entre los muertos sostiene a los mártires. A
través de las persecuciones y sufrimientos la Iglesia se une al camino
que llevó a Jesús a la gloria. Suceda lo que suceda no tememos porque
nuestra roca es Jesús el Templo vivo de Dios .
ORACIÓN:
Señor, quiero darte gracias por todo aquello que he recibido de ti. Gracias
por la vida y el amor, por las flores, el aire y el sol, por la alegría y el dolor
por lo que fue posible y por lo que no pudo ser. Te ofrezco todo cuanto he
hecho: el trabajo que pude realizar y las cosas que pasaron por mis manos
y lo que con ellas pude construir. Te presento las personas que a lo largo de
este tiempo amé, las amistades nuevas y los antiguos amores, los más
cercanos a mí y los que están más lejos, los que me dieron la mano y
aquellos a los que pude ayudar, con los que compartí la vida, el trabajo, el
dolor y la alegría.
Pero también, Señor, hoy quiero pedir perdón por el tiempo perdido, por el
dinero malgastado, por la palabra inútil y el amor desperdiciado. Perdón por
las obras vacías, y el trabajo mal hecho, por vivir sin entusiasmo. Por la
oración que fui aplazando y que hasta ahora vengo a presentarte. Por todos
mis olvidos, descuidos y silencios, nuevamente te pido perdón.
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Repasar el texto leído:
¿Qué decían las autoridades cuando veían a Jesús en la cruz? v.35
¿Qué hacían los soldados y qué le decían? vv.36-37
¿Qué decía el letrero que estaba sobre la cruz? v.38
¿Qué decía el malhechor que lo insultaba? v.39
¿Qué decía el otro de los malhechores? vv.40-41
¿Qué pidió a Jesús el segundo de los malhechores? v.42
¿Qué respondió Jesús a su la petición? v.43
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Padre a quienes lo crucifican y pide que los perdone, y promete al ladrón que
estará con él en el paraíso.
San Lucas presenta a Jesús rodeado de gente, a diferencia de San Marcos, que
enfatiza el abandono de Jesús en su pasión, Lucas habla de la gente que está
con él: mujeres, una muchedumbre, el buen ladrón, el centurión. Esto indica
la amplitud de la Iglesia en el futuro, además presenta a Jesús entregando su
espíritu al Padre, con plena confianza en sus designios insondables.
MEDITACIÓN DEL TEXTO
En este domingo celebramos la fiesta de Cristo Rey del universo, con la cual
concluye el año litúrgico. Decimos que esta fiesta tiene un sentido
escatológico, pues celebramos a Cristo como Rey de todo el universo, centro
de toda la historia universal, es el alfa y el omega, el principio y el fin.
Cristo reina en las personas con su mensaje de amor, justicia y servicio.
Sabemos que el Reino de Cristo ya ha comenzado, pues se hizo presente en la
tierra a partir de su venida al mundo hace más de dos mil años, pero Cristo
reinará definitivamente sobre todos los hombres cuando vuelva al mundo con
toda su gloria al final de los tiempos, en la Parusía (su segunda venida con
toda su gloria y poder). Nos situamos dentro del contexto de la crucifixión de
Jesús, porque el trono del Reino de Cristo es la Cruz.
El mensaje central es el amor de Cristo, que pide al Padre el perdón de los que
le crucifican y que ofrece su Reino al ladrón arrepentido. Pero cada hombre
reacciona de manera diferente ante este amor: unos permanecen en la
curiosidad (el pueblo), otros se burlan (los jefes), otros le desprecian (los
soldados), otros le injurian (el ladrón malo), otros se arrepienten de su pasado
(el buen ladrón). Jesús ha venido para todos, el Evangelio se ofrece a todos,
muestra su preocupación por los ignorantes y los condenados a muerte, es
un Evangelio de la misericordia.
Recordemos lo que dice san Agustín: "con el corazón se cree para la justicia y
con la boca se hace la profesión que aporta la salvación (Rm 10, 10). Tal fue
hallado aquel ladrón que pendía en la cruz con el Señor y reconoció que era el
Señor, precisamente en la cruz. Le dijo: Acuérdate de mí, Señor, cuando estés
en tu reino. Esperaba su salvación para el futuro y estaba contento de recibirla
tras un largo plazo de tiempo.
"En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: “Cuando venga el Hijo del
hombre, pasará como en tiempo de Noé. Antes del diluvio, la gente comía y
bebía y se casaba, hasta el día en que Noé entró en el arca; y cuando menos
lo esperaban llegó el diluvio y se los llevó a todos; lo mismo sucederá cuando
venga el Hijo del hombre: Dos hombres estarán en el campo: a uno se lo
llevarán y a otro lo dejarán; dos mujeres estarán moliendo: a una se la
llevarán y a otra la dejarán. Por tanto estén velando, porque no saben qué día
vendrá su Señor. Comprendan que si supiera el dueño de la casa a qué hora
de la noche vendrá el ladrón, estaría vigilando y no dejaría abrir un boquete
en su casa. Por eso, estén también ustedes preparados, porque a la hora en
que menos lo piensen vendrá el Hijo del hombre”.
Repasar el texto leído:
¿Cómo será la venida del Hijo del hombre? v.37
¿Qué hacían los hombres en los días de Noé? v.38
¿Cuándo se dieron cuenta de los acontecimientos terribles? v.39
¿Qué pasará con los hombres y mujeres? vv.40-41
¿Por qué hay que velar? v.42
¿Qué pasa con el hombre que sabe que puede venir el ladrón? v.43
¿Cuándo vendrá el Hijo del hombre? v.44
El Señor volverá, esto es una certeza que nace de las palabras mismas de
Cristo en el Evangelio. Sin embargo, no conocemos ni la hora ni el día de su
llegada, por eso la actitud propia del cristiano es la de una amorosa
vigilancia. Más aún, ante el Señor que se avecina hay que salir a su
encuentro llenos de entusiasmo, hay que despertarse del sueño del pecado
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y de la indiferencia y ver que el tiempo de hoy es tiempo de gracia, de
salvación.
ORACIÓN
Verbo que del cielo bajas, como juez de nuestros hechos,
Luz del Padre que, naciendo, castigues el mal oculto y corones a
socorres al mundo mísero los buenos.
con el correr de los tiempos: Que la maldad no nos lance por
Ilumina el corazón, quema de amor nuestras culpas al fuego, mas
nuestro pecho, y borren tus felices moradores nos veamos en
enseñanzas tantos deslices y tu reino.
yerros, A Dios Padre y a su Hijo gloria y
para que, cuando regreses honor tributemos, y al Espíritu
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Paráclito, por los siglos sempiternos. Amén.
Espíritu Santo, quiero vivir con sinceridad y entrega este adviento bajo tu
divina acción.
Te entrego mi entendimiento para que lo vivifiques con tu radiante luz, te
ofrezco mi voluntad para que la entusiasmes con el fuego de tu transformante
caridad.
Bajo tu amorosa protección pongo todas mis potencias y sentidos para que los
guíes y gobiernes como a ti más te plazca.
Auxíliame en los momentos de prueba y debilidad. Ahuyenta de mi vida el
pecado, toda clase de perversión y de mal. Cólmame de tu gracia, de tu
consuelo y de tu paz.
Hazme fiel a tus divinas inspiraciones en este adviento, Santo Espíritu. Amén.
En aquel tiempo, comenzó Juan el Bautista a predicar en el desierto de Judea,
diciendo: “Conviértanse, porque ya está cerca el Reino de los cielos”. Juan es
aquel de quien el profeta Isaías hablaba, cuando dijo: Una voz clama en el
desierto: Preparen el camino del Señor, enderecen sus senderos. Juan usaba una
túnica de pelo de camello, ceñida con un cinturón de cuero, y se alimentaba de
saltamontes y de miel silvestre. Acudían a oírlo los habitantes de Jerusalén, de
toda Judea y de toda la región cercana al Jordán; confesaban sus pecados y él los
bautizaba en el río. Al ver que muchos fariseos y saduceos iban a que los
bautizara, le dijo: “Raza de víboras, ¿quién les ha dicho que podrán escapar al
castigo que les aguarda? Hagan ver con obras su conversión y no se hagan
ilusiones pensando que tienen por padre a Abraham, porque yo les aseguro que
hasta de estas piedras puede Dios sacar hijos de Abraham. Ya el hacha está
puesta a la raíz de los árboles, y todo árbol que no de fruto, será cortado y
arrojado al fuego. Yo los bautizo con agua, en señal de que ustedes se han
convertido; pero el que viene después de mí, es más fuerte que yo, y yo ni
siquiera soy digno de quietarle las sandalias. Él los bautizará en el Espíritu Santo
y fuego. Él tiene el bieldo en su mano para separar el trigo de la paja. Guardará
el trigo en su granero y quemará la paja en un fuego que no se extingue.
Juan es identificado con aquella voz que clama en el desierto según profetiza
Isaías 40,3 en el libro de las consolaciones. Isaías habla en su profecía del
final del destierro en Babilonia, la esclavitud del pueblo ha concluido, anuncia
un nuevo éxodo, el camino de regreso a la tierra de Israel, la tierra de la
libertad donde Dios habita.
Juan el Bautista y Jesús eran considerados por los primeros cristianos como
figuras relacionadas entre sí por su predicación profética, seriedad religiosa,
práctica del bautismo y expectación escatológica.
Juan no exige sentimientos interiores ni prácticas externas, sino obras y actos que
comprometan la vida del hombre entero. No se deben tener falsas confianzas en el hecho
de pertenecer al pueblo de Abraham o ser bautizados, es necesario un compromiso
personal coherente con lo que se dice creer.
En este tiempo de adviento es tiempo propicio para volver al desierto del encuentro y la
confianza en Dios, tiempo para caminar hacia la libertad que Cristo nos ofrece. Nuestro
mundo necesita corazones convertidos, que construyan el Reino de Jesús en la tierra. ¿Y
nosotros ya estamos enderezando el camino de nuestra vida?
COMPROMISO PERSONAL Y COMUNITARIO
· Buscar un momento de oración en intimidad con el Señor y dejar que su Palabra entre
en nuestro corazón.
· Leer la Palabra de Dios en familia que nos ayude a enderezar los caminos.
· Tú y tu grupo o comunidad lleven el mensaje de la Palabra de Dios a alguna persona
enferma o necesitada de oír una buena noticia.
· Reflexionar qué acciones concretas podemos realizar para cambiar el ambiente de
inseguridad que estamos viviendo.
· Buscar la reconciliación con Dios participando en los sacramentos de la confesión y la
eucaristía.
ORACIÓN para que, cuando regreses
Verbo que del cielo bajas, como juez de nuestros hechos,
Luz del Padre que, naciendo, castigues el mal oculto
socorres al mundo mísero y corones a los buenos.
con el correr de los tiempos: Que la maldad no nos lance
Ilumina el corazón, por nuestras culpas al fuego,
quema de amor nuestro pecho, mas felices moradores
y borren tus enseñanzas nos veamos en tu reino.
tantos deslices y yerros, A Dios Padre y a su Hijo
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gloria y honor tributemos, por los siglos sempiternos. Amén
y al Espíritu Paráclito,
Las relaciones entre Juan Bautista y sus discípulos y entre Jesús y los
suyos, resultan un tanto inciertas en las tradiciones primitivas. Los
versículos del 2-6 son un debate de escuela, probablemente de origen
pospascual, sobre la naturaleza de la misión de Jesús, desarrollado entre
los discípulos del Bautista y los cristianos.
Juan sabe de las obras de Jesús, lo que dirige la discusión del debate a
preguntarse sobre cuál es la naturaleza de su mesianismo. ¿Sería Jesús
un mensajero divino como Elías?
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aunque deja claro Jesús que él es el Mesías, reconoce la importancia de
Juan en la obra salvadora.
· Leer la Palabra de Dios que es la Luz de Cristo para que ilumine nuestra
vida.
ORACIÓN
Dios nuestro,
que has querido anunciar
la llegada de tu Hijo al mundo
por medio de la predicación de Juan el Bautista;
concédenos vivir de tal modo,
que nuestras palabras y obras
anuncien la grandeza de tu amor,
que en tu Hijo querido nos ha redimido.
Enséñanos el camino que conduce hacia Ti,
y danos la gracia de tu Espíritu,
para que junto con María,
nos preparemos a recibir a Cristo
en nuestras vidas. Amén.
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