Matteucci y Bonini-Rep Blica - en Diccionario

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norberto bobbio, nicola matteucci

y gianfranco pasquino

ABCDEFGHIJ
DICCIONARIO
DEFGHIJKLM
NÑOPOLÍTICA
QRSTUVWXYZ
abcdefghijklmn
ñopqrstuvwxyz
siglo
veintiuno
editores
REPUBLICA 1391

tivo sobre la existencia privada. entenderse "non omnis hominum coetus quo-
La historia de la civilización contendrIa quo modo congregatus, sed coetus moltitudi-
como aspecto subterráneo y desterrado, el nis iuris consensu et utilitatis communione
"retorno del reprimido" Marcuse sostiene sociatus" (De Republica, i, 25). Al destacar
que la sociedad contemporánea, por los recur- como elementos distintivos de la r. el interés
SOS de que dispone, presenta potencialidades comün y, sobre todo, el consenso a una ley
no represivas, obstaculizadas por otro lado comOn, a aquel derecho solo a través del cual
por Ia estructura global del sistema; Ia tole- una comunidad afirma su justicia, Cicerón
rancia pasiva hacia el sistema seria por lo tan- concluIa oponiendo la r. no ya a la monarquia,
to en realidad una forma de r., contra Ia cual sino a los gobiernos injustos, a los que san
se deberia instaurar una tolerancia (v.) "acti- Agustin llamará después los magna latrocinia.
va', es decir intolerante frente al sistema En este significado ciceroniano ci término
social fundado en la r. de Eros y en la renun- r. es recibido por la cultura posterior, hasta
cia a Ia felicidad. la revolución francesa. En efecto, en la Edad
Media Se usa para connotar las concretas for-
[vALERI0 ZANONE] mas de organización del poder existentes, reg-
num y civitas, indicando esta ültima palabra,
junto con communistas, populus, las que, para
nosotros, son verdaderas (pequeflas) repübli-
reptiblica cas. Se exaltó en cambio, mucho, Ia respubli-
ca christiana, para indicar el orden y la uni-
En la moderna tipologIa de las
1. DEFINIcION. dad de Ia sociedad cristiana en la coordiria-
formas de estado ci término r. se opone a cióri de los dos poderes universales —la igle-
monarquIa: en esta el jefe del estado accede sia y el irnperio— instituidos por Dios para
al sumo poder por derechos hereditarios, mantener sobre la tierra la paz y Ia justicia;
mientras que en la primera el jefe del esta- y fue ci principio básico de la gran sIntesis
do, que puede ser una sola persona o un cole- politica medieval.
giado de más personas (Suiza), es elegido por En Ia edad moderna el término r. (o répu-
el pueblo directa o indirectamente (a través blique o commonwealth o Republik) se secu-
de asambleas primarias o asambleas repre- lariza, pero mantiene ci significado ciceria-
sentativas). Sin embargo, el significado del no. En efecto, Bodin usa republique para mdi-
término r. evoluciona y cambia profundamen- car Ia monarquia, Ia aristocracia, Ia democra-
te en el tiempo (la cisura se produce en Ia era cia, si tienen un "droit gouvernement", opo-
de la revolución democrática) y adquiere niéndola asj a los regImenes basados en la
diversas connotaciones, segün los contextos violencia o la anarquIa. Y este significado
conceptuales en Ia que se inserta. mantiene el termino hasta Kant, el cual des-
taca cuán propia es una "constitución" para
Con res publica
11. LA REPtJBLICA DE LOS ANTIGUOS. formar una r., porque el "derecho piiblico es
los romanos definieron la nueva forma de un sistema de leyes para una pluralidad de
organización después de la expulsion de los hombres, que, estando entre si en una rela-
reyes. Es una nueva palabra para expresar un ción de influencia recIproca, necesitan un
concepto que, en Ia cultura griega, correspon- estado juridico bajo una voluntad que los reü-
de a una de las multiples acepciones del tér- na, es decir, necesitan una constitución para
mino politeia, Ia cual emerge por completo de ser partIcipes de lo que es de derecho" (Meta-
Ia antigua y tradicional tipologIa de las for- /Isica de las costumbres). Además, Kant afir-
mas de gobierno: en efecto res publica quie- ma que "la idea de una constitución en armo-
re destacar la cosa pñblica, la cosa del pue- nia con los derechos naturales, es decir tal
blo, el bien comün, la comunidad, mientras que los que obedecen a la ley deben también,
que quien habla de monarquIa, aristocracia, reunidos, legislar, es ci fundamento de todas
democracia, destaca ci momento del gobier- las formas, de estado" (Si el género humano
no (arquia). Fue sobre todo Cicerón quien pun- se halla en progreso constante hacia to mejor),
tualizó conceptualmente el significado de res por lo que la r. se convierte en un verdadero
publica cuando muestra que, por pueblo, debe ideal de la razón práctica: ci iuris consensus
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de Cicerón se precisa en la coristitución. está asI estrechamente ligado a la exaltación


Un significado diferente asum el término del pequefio estado, que solo permite una
r. en el pensamiento politico moderno, cuan- democracia directa, reconociendo en ella Ia
do se procede a una tipologia diferente de la Onica y legitima forma de democracia. El
clásica, que preveIa la monarquia, Ia aristo- modelo en el que se inspirO Rousseau en El
cracia, la democracia ye! gobierno mixto. Con contrato social es, justamente, la r. de Gine-
Maquiavelo, primero, y Montesquieu, des- bra, nuevo respecto de otras r. idealizadas,
pues, una nueva triada Ia sustituye: monar- desde Atenas hasta Roma, desde Florencia
quia, r. (aristocratica y democrática) y despo- hasta Venecia, desde Ragusa hasta Lucca.
tismo, y la diferencia entre las dos tipologIas Con Ia revolución norteamericana este signi-
consiste en el hecho de que la primera usa un ficado de Ia palabra r. es totalmente trasto-
criterio exclusivamente cuantitativo (el uno, cado: los norteamericanos (John Adams, Ale-
los pocos, los muchos que gobiernan), mien- xander Hamilton) liamaron republica a los
tras que la segunda usa un criterio cualitati- estados y a la Federación no solamente por-
vo, que resulta de una multiplicidad de fac- que no habIa una institución monárquica,
tores. Ante todo, el espacio: la r. debe tener sino también porque Ia suya era una demo-
una extension de territorio bastante modes- cracia representativa, fundada en una sepa-
ta, debe ser pequeña, mientras que Ia monar- ración de los poderes y en un sistema de pesos
quia precisa un espacio grande, y el despotis- y contrapesos entre los-diversos órganos del
mo, en cambio, grandIsimo. En segundo estado. R. significa, por lo tanto, una demo-
lugar, en la r. debe haber una relativa igual- cracia liberal, contrapuesta a una democra-
dad; en la monarquIa desigualdad, en favor cia directa y popular; una democracia liberal
de Ia nobleza necesaria para la propia exis- es posible solo en un gran espacio, que amor-
tencia del poder real; en el despotismo la desi- tigua las tensiones y conflictos, que causaron
gualdad que se da cuando todos son siervos. elfin de las pequefias repflblicas de los anti-
En tercer lugar, en la r. las leyes son expre- guos y ilevaron a la anarquIa y a Ia dema-
sión de la voluntad popular, mientras que en gogia.
Ia monarquia son expresión del rey, limita-
do sin embargo por las leyes fundamentales: III. LA5 REPOBUcA5 DE LOS MODERNOS.En la era de
es obligado a goberriar con leyes fijas y esta- Ia revolución democrática se instauran las
bles, que son aplicadas por un poder judicial primeras grandes repflblicas: los Estados Uni-
independiente, mientras que el despota dos de America (1776) y la r. francesa (1792).
gobierna y juzga con decretos ocasionales y Desde este momento pueden extraerse algu-
extemporáneos. En cuarto lugar son diversas nas diferencias tipologicas en las republicas
las fuerzas de integración social: en Ia r. hay de los modernos sobre el modo concreto de
virtud, que lleva a los ciudadanos a antepo- organización del poder, pero son diferencias
ner el bien del estado a su interés particular; mas cuantitativas que cualitativas, que no
en la monarquIa hay sentido del honor de la gravitan en la unidad del género del gobier-
nobleza, que es el sostén y, al mismo tiempo, no republicano.
un lImite del poder del rey; en el despotismo En primer lugar la constitución francesa de
hay miedo, que paraliza a los sdbditos. En 1793 proclamó que la r. era "una e indivisi-
ccinclusión, el orden politico en la r. democrá- ble", en el sentido de que,siendo soberano el
tica nace desde abajo, aun en medio de los pueblo, es decir la universalidad de los ciu-
disentimientos, con tal de que tengan cana- dadanos, una e indivisible era la manifesta-
les institucionalizados para expresarse; en Ia ción de su voluntad a través de un cuerpo
monarquIa Se realiza desde arriba, desde el legislativo, igualmente uno e indivisible.
rey, pero en una sIntesis armónica que garan- Mientras que la r. francesa era construida
tiza a cada clase un derecho y una función segOri la logica del concepto de soberania, los
propios; en el despotismo es impuesto con nortamericanos la habIan impulsado en cam-
fuerza por el tirano. Europa conoce repübli- bio con la instauración de una r. federal, en
cas y monarquIas, mientras que el despotis- Ia cual, en base a Ia constitución, los estados
mo es propio de Asia. y la union tenian respectivas esferas de corn-
En la cultura del siglo xviii el mito de la r. petencia bien delirnitadas, por lo que era una
REPOBLICA ROMANA 1393

r. plural y dividida, y la voluntad de la fede- repüblica romana


ración era Ia resultante de Ia concurrencia
entre la voluntad de los estados (senado) y de
Ia nación (cámara de diputados). En segundo I. EL PASO DE LA MONARQUIA A LA REPtJBLICA: RELATO
lugar la r. norteamericana realizó, con el régi- TRADICIONAL Y ORDENAMIENTO DEL NUEVO ESTADO
men presidencial la coincidencia entre la figu- REPUBLICANO. Por era de la r. romana se
ra del jefe de estado y Ia del jefe del gobier- entiende la que va desde el 509, fecha tradi-
no, mientras que los regImenes parlamenta- cional de la caIda de la monarquIa, hasta el
rios europeos, con la abolición de la monar- principado de Augusto.
qula, distinguieron las dos figuras, dejando Es necesario por lo tanto aclarar ante todo
al jefe de estado un poder bastante debilita- los problemas del paso de la monarquIa a la
do o neutro de equilibrador sobre las partes repOblica y del primitivo orden institucional
y la función de representar Ia unidad del estado republicano: toda investigación en
nacional. tal dirección se hace sin embargo notablemen-
Con las revoluciones socialistas, los nuevos te difIcil por la escasez de fuentes. La situa-
estados (desde la UniOn de Repüblicas Socia- ción se puede resumir asi: disponemos de un
listas Soviéticas hasta la RepOblica Popular relato tradicional, que nos ofrece un cuadro
China) se dieron una forma republicana. El de los cambios verificados airededor del fin
problema es ver si la diferencia entre las repU- del siglo VI a. C. y la primera mitad del siglo
blicas surgidas de una revolución burguesa iv a. C.; sobre los datos de la tradición pesa
y las repiblicas socialistas es de género o de además una serie de sospechas, derivadas de
especie, cualitativa o cuantitativa. Tanto la evidentes incongruencias, del carácter "fac-
teorla marxista como la no marxista son ile- cioso" de algunas versiones, de manifiestos
vadas a destacar las diferencias: para la pri- fenómenos de duplicación y concentración
mera la r. socialista es un estado radicalmen- historica. Sigue siendo cierto de cualquier
te nuevo, organizandose todo en vista de Ia modo que solamente el relato tradicional per-
realizacion del comunisrno por medio de la mite una reconstrucción suficientemente
dictadura del proletariado; por tanto no hay completa y homogenea del desarrollo histó-
una divisiOn de los poderes, no hay una dis- rico,'y es justamente por este motivo que una
inción entre estado y sociedad, sino una con- parte considerable de la historiografIa más
centración de todos los poderes en manos del reciente —que comprende nombres como el
partido que representa la vanguardia de los de Momigliano— tiende a revalorizar este
trabajadores. El pensamiento politic no mar- relato (al menos en su conjunto, si no en los
xista, por su lado, destaca Ia ausencia en la detalles). Naturalmente no puede dejarse de
r. socialista del ideal expresado por Cicerón recordar que otras tesis recientes, debidas en
y por Kant, para quienes el estado republi- particular a Gjerstad y a Alföldi, y fundadas
cano es sobre todo un ordenamiento jurIdi- también en una nueva documentación arqueo-
co para proteger y garantizar los derechos de logica, conducen a rebajar notablemente la
los ciudadanos; o toma el elemento discrimi- fecha de inicio de la r. (en el cuadro de un
nante on Ia diversidad del subsistema partidis- aplazamiento de más de un siglo y medio de
ta, partido dnico o partido hegemonico en las Ia fundación de Roma); de tal modo, obvia-
repOblicas socialistas, pluripartidistas en las mente, el relato tradicional es totalmente
otras. Por lo que se refiere a los regImenes desarticulado. Es necesario sin embargo agre-
autoritarios, que tienen una forma de estado gar también que la tradición encuentra vali-
republicano, lo son más de nomlre que de dación en un documento de la importancia de
hecho, porque el término republicano siem- los Fastos, es decir en el elenco de los magis-
pre estuvo vinculado a un origen y a una legi- trados epónimos (por cuanto tampoco este
timación popular del poder de aquel que sus- documento quedo libre de sospechas para los
tituyó al rey, que legitimaba su poder en Ia estudiosos).
tradición. A partir de esto podemos sin duda exponer
brevemente los datos ofrecidos por la tradi-
[NIc0LA MATTEUCCI] don. En el 509, por lo tanto, la violenta expul-
sión de los Tarquino, presentada como un
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levantamiento de las gentes latinas contra los samente la esfera de las tareas y de los inte-
opresores etruscos, habrIa hecho caer las ins- reses pñblicos; una mera antItesis paralela de
tituciones monárquicas; el rex habrIa sido res privata o familiaris.
sustituido por un par de cOnsules. La consu-
lar habrIa sido la magistratura suprema hasta II. CARACTERISTICAS Y CLASIFICACIONES DE LAS MAGIS-
el 451, año en que, para proceder a Ia redac- TRATURAS REPUBLIcANAS. En cuaiquiera de las
cion de un cuerpo de leyes, el poder supre- tesis que se escoja a propOsito del paso de Ia
mo habrIa sido conferido a un decenvirato. rnonarquia a Ia r., permanecen de cualquier
Después de la elección de un nuevo colegio forma sin variaciones, ai menos a partir de
decenviral en el 450, caIdo pore! conocido epi- una cierta época historica, las caracterIsticas
sodio de Apio Claudio y de Virginia, y después fundamentales de la magistratura repubhca-
de un brevjsimo retorno al consulado, desde na (recuérdese que también ci rex, segdri aigu-
ci 448 hasta ci 368 ac. se habrIa renunciado nos estudiosos, puede considerarse un magis-
a la elección de los cónsu!es, confiriendo ci trado).
poder supremo a tribuni militum consulari Tales caracterIsticas son habitualmente
potestate. La magistratura consular habrIa indicadas asI (con enumeraciones más o
sido restaurada en el 367 a. c., en coinciden- menos amplias): temporaneidad (en oposición
cia con un acuerdo entre patricios y plebeyos a Ia duración vitalicia de la realeza); respon-
que permitla también a estos iiitimos recu- sabilidad (después del vencimiento del cargo);
rrir al consulado; al mismo tiempo habrIa colegialidad (en oposición a la uriicidad del
sido creado un coiega minor de los cónsules, rex); gratuidad; sometimiento de las decisio-
ci praetor, con la tarea especIfica de adminis- nes dcl magistrado, cuando se refieren a la
trar ia justicia. vida dcl ciudadano, y en ciertos casos también
El telato tradicional se funda totaimente, su patrimonio, a ia provocatio ad populum.
en sustancia, en un paso no solo violento, sino Entre estas caracterIsticas, todas interesan-
también inmediato del orden monárquico al tes (recordemos a tItulo de ejemplo la rela-
orden repubiicano. Las otras tesis principa- ción entre magistratura y asamblea popular
les sostenidas por los estudiosos pueden resu- evidenciada por la instituciOn de la provoca-
mirse segün Ia formula del paso violento, pero tio), merece tal vez particular atención la de
en cierto modo progresivo (por ejemplo, de Ia colegialidad. En efecto, todo magistrado
una monarquIa hereditaria a una monarquia perteneciente a la colegiatura puede cumplir
vitalicia, y después a un dictador anual, acorn- por sí solo cualquier acto encuadrable den-
panado por un magister equitum); o bien tro de los poderes de Ia magistratura; ci cole-
segdn ia formula del paso pacIfico y pro. ga puede sin embargo oponerse formalmen-
gresivo. te a través de la intercessio (que es una sus-
Las tesis ahora expuestas —y sus innume- tancia un veto). Esto significa, en Ia prácti-
rabies variantes— no pueden ser evaluadas ca, que al menos para la magistratura supre-
criticamente aquI. Dc cuaiquier modo, debe ma los romanos no lograron concebir una
rechazarse que todo el pensamiento histórico- division de competencias entre ios coiegas (o
polItico romano, sin detenerse en posibies quizá no se sentIan inclinados a eiio).
fases de transición, representO los eventos de Dc las magistraturas republicanas existe
los ditimos años del siglo vi como una verda- una clasificación formulada por Mommsen.
dera fractura institucional. El inicio de una Las magistraturas se distinguen en ordinarias
nueva época encuentra quizás su menor reso- y extraordinarias; las ordinarias, a su vez, en
nancia en el nombre preelegido para el nue- permanentes y no permanentes. Entre las
vo ordenamiento. Podernos servirnos de pala- magistraturas ordinarias y permanentes (que
bras de Bonfante: El nombre que [tal nuevo son aquelias, para usar paiabras de Arangio-
ordenamiento] recibe en oposición al reino no Ruiz, "siempre en función, tal que de aflo en
lo designa en modo propio y especIfico. Como año los nuevos magistrados, a su tiempo dc-
ci griego polireia, que no significa sino la cons- gidos, toman automáticamente ci lugar deja-
titución, como nuestro propio término cons- do por los predecesores"), se computarán,
titución, res pub/ica es un término genérico, además obviamente del consulado, tarnbién
que no significa sino el estado, o más preci- la pretoria urbana (instituida, como sabemos,
REPUBLICA ROMANA 1395

en ci 367 a. c.), y luego la pretorIa peregrina mo entre patricios y pebeyos. Las fases sobre-
(instituida en ci 242 a. c. para la administra- salientes çie tal antagonismo nos son consig-
ción de la justicia inter cives et peregrinos), nadas también por la tradiciOn, desgraciada-
y despues aün otras pretorIas creadas para mente casi muda, en cambio, acerca de los ha-
la administración de las provincias y para la mados origenes de la plebe. Este Oltimo es por
presidencia de las questiones (es decir de los lo tanto un problema entre los más debatidos:
jurados criminales); la edilidad (curul), insti- las tesis sostenidas por la doctrina van, en
tuida airededor de la mitad del siglo iv a. c. efecto, desde una diversa proveniencia étni-
para una serie de tareas especIficas (cura ca de los patricios y de los plebeyos hasta una
urbis, annonae, ludo rum), y por fin Ia cues- clistinta posición económico-social. Dc cual-
tura (los cuestores, primero solo ayudantcs quier manera, corresponde a los estudiosos
de los cónsules, asumieron en efecto, hasta más recientes ci mérito de haber supuesto, 0
cierto punto, La dignidad de magistrados). al menos precisado mejor, algunos pasajes
Magistratura ordinaria, pero no permanen- histOricos (por ejemplo de la chientela a la pie-
te (lo cual se entiende en el sentido de que se beyez), y al mismo tiempo de haber supuesto
trata de una magistratura que se adapta "a la confluencia de nñcleos bastante diversos
funciones consideradas como esenciales para (campesinos, artesanos, clientes y proletarios)
ci normal funcionamiento de Ia cosa pOblica, en el indiferenciado estatus de plebeyo.
pero ejercida no continuamente sino en inter - Retornando a los datos de la tradición pode-
valos más o menos constantes"), es Ia censu- mos limitarnos a recordar que Ia plebe habrIa
ra, instituida para las operaciones de censo, comenzado a darse instituciones autónomas
y rápidamente considerada de gran dignidad —y por eso "revolucionarias"— ya a partir de
por la importancia y ci nOmero de las tareas las secesiones dcl Aventino de los años 494 y
que se le reconocieron (tanto que podlan acce- 471 a. c El eje de esta organización autOno-
der a ella solamente los consulares). ma son los tribunos, magistrados no provis-
Finaimente entre las magistraturas extraor- tos de una competencia positiva sino dotados
dinarias (es decir las que responden "a cxi- de un arma de gran relevancia, primero poll-
gencias totalmente eventuales, y a las cuales tica y luego también jurIdica, es decir dcl
por tanto se ha recurrido con mayor o menor poder de oponer Ia intercessio contra las dcci-
frecuencia segdn los tiempos, y ojalá una sola siones de los magistrados patricios. Magistra-
vez en Ia historia') sobresaie la dictadura. A dos menores de la plebe fueron luego los
la dictadura se recurrIa en las horas de mayor ediles.
peligro para ci ordenamiento estatal, a tra- Los objetivos propuestos por la plebe afec-
yes de una investidura directa por parte de tan tanto al sector económico (donde los pie-
los consules, y no a través e elecciones comi- beyos demandan yen mejoradas sus condicio-
ciales (al menos en los primeros tiempos). La nes de vida) como al sector juridico (donde,
nominación de un dictador hacja considerar en el nivel privado ci objetivo principal era
suspendidas además las garantlas en favor de ci de obtener el ius connubii, es decir ci dere-
los ciudadanos, y en particular la pro vocatio cho de contraer iustae nuptiae con los patri-
ad populum; en otros términos ci recurso a cios, mientras que en ci nivel publico ci obje-
un dictator determinaba la caIda de las dife- tivo era de yen superada la ajenidad de los pie-
rencias entre imperium domi (del cual en sus- beyos a Ia constitución ciudadana). El al-
tancia hemos hablado hasta ahora) e ivnpe- cance de uno de estos objetivos es más bien
rium militiae, tendencialmente ilimitado. lento, entrelazándose y alternándose los
Para evitar peligros de invoiución autorita- resultados a veces predominantemente y al
na la dictadura estaba sin embargo limitada menos inicialmente formales (como Ia admi-
a seis meses. siOn al consulado que, dispuesta con las leges
Liciniae Sex tiae del 367 a. c., encontró efec-
III. EL ANTAGONISMO ENTRE PLEBE Y PATRICIADO: EN tiva y continua realizaciOn solamente a par-
PARTICULAR LAS INSTITUCIONES DE LA PLEBE Y LA FOR- tir de algunos decenios más tarde), y los nesul-
MULACION DEL ORDENAMIENTO PATRICIO-PLEBEYO. Los tados sustanciales no sancionados en ci nivel
primeros siglos de la r. romana viven bajo ci formal (como, segOn algunos autores, la atri-
perfil politico y constitucional del antagonis- buciOn dci poder supremo al tribunal militar,
1396 REPUBLICA ROMANA

que habrIa "acercado" la plebe a la más alta bras de Frezza, "ci órgano propulsor de la eje-
magistratura, permitiéndole participar en el cución del principio democratico en el seno
gobierno del estado). de la constitución republicana". En él parti-
En conjunto, y a largo plazo, la plebe vio cipaban todos los ciudadanos, aunque con
sin embargo satisfechas sus aspiraciones. No diverso peso politico segOn las clases de cen-
es posible enumerar aqul las etapas de este so y de edad; a él competIa in elección de los
proceso histórico (que comprende momentos mayores magistrados ciudadanos y la vota-
como los de las Doce Tablas y de la nueva ciOn de las leyes (aun cuando la no abundan-
estructuración de los comicios, con la crea- te legislacion privatista es en gran parte obra
cion del centuriado); bastará decir aqul que de la asamblea de la plebe).
en el estadio final, alcanzado en el curso del En cuanto al senado, fue abierto también
siglo vi a. c., puede hablarse ya de un ordena- a los plebeyos alredcdor de la mitad del siglo
miento patricio-plebeyo. iv a. c. (al menos segün una partc de los cstu-
diosos, mientras que otros considcran más
IV. LOS OTROS ORGANOS DE LA CONSTITUCION REPUBLI- saliente la admisión de los piebeyos.) La tarca
CANA: COMICIOS POPULARES Y SENADO. La descrip- de cicgir a los senadores fue atribuida, en ese
cion del sistema constitucional republicano, mismo periodo, a los censores, aun cuando
o tal cual se fue formando también a través de hecho ci haber revestido ciertas magistra.
de las luchas, apenas descritas, entre patri- turas daba una legitima expcctativa a la nomi-
cios y plebeyos, debe ser completada ahora nación. Un examen más circunstanciado abar -
con referencia más especIfica a los otros órga- carla las funcioncs del senado y in evolución
nos, es decir a los comicios populares y al dcl poder politico de este órgano entre los
senado, sobre los que se basa el ordenamien- siglos iv y ii a. c. Como linen evoiutiva puede
to de nuestra era. Apenas bastarIa recordar, decirse que las tareas tipicamente reservadas
para este propósito, el conocidlsimo juicio de al scnado antes de la admision dc los plebe-
Poiibio sobre las caracteristicas de la consti- yos (y que luego, segün una parte dc in doe-
tución romana, que podia aparecer ante los trina, permanecicron reservados al senado
ojos de escritores a los que era familiar el pen- patricio) ticnden a disminuir dc importancia.
samiento politico griego como indiferente- En particular la auctoritas del scnado en
mente monárquica, aristocrática y democrá- materia legislativa (scgün algunos a identifi-
tica, segün se considerasen respectivamente car en una ratificación de la deliberación
el poder de los cónsules, del senado y de los comicial) se convirtió bastantc rápido en un
comicios. parecer preventivo y no vinculante sobre in
El periodo histórico al cual queremos refe- propuesta de los magistrados. En compensa-
rirnos sobre todo es ci que va desde ci siglo ción, las funciones y ci poder dci senado sc
iv hasta el siglo ii a. C.; es un periodo que acrecentaron en muchos otros campos, y
asiste, como se sabe, a una gran expansion espccialmente en la polltica exterior, donde
territorial de los romanos, y que puede con- ci senado representaba el ünico eiemento de
siderarse, también por este motivo, como el continuidad de la poiItica del estado. En todo
de apogeo de la constituci4n republicana. caso dificilmente ci magistrado tomaba mi-
Por lo que se refiere a los comicios debe ciativas, aun para los asuntos internos de una
recordarse ante todo la existencia de diver- cierta importancia, sin haber pedido ci con.
sas asambleas populares: el comicio centuria- sultum del senado. Teniendo todo esto en
do, los concilia plebis tributa (en los que par- cucnta, se habla del senado dc ia épocn repu-
ticipaban solamente los plebeyos), y, segOn blicana avanzada como dci órgano supremo
algunos estudiosos, tambien un comitiw-n tn. del poder ejccutivo; la expresión "gobierno
butum. Seria demasiado largo discutir aquI senatorial" ha quedado para indicar in épo-
las vicisitudes históricas de cada una de las ca del predominio de in nobilitas patricio.
asambleas recordadas, y en especial de la más plebcya.
importante entre elias, es decir ci comicio
centuriado. Bastará por lo tanto decir que V. LA CRISIS DE LA CONSTITUCION REPUBLICANA: DE LOS
este comicio, a través de una serie de cambios GRAC05 A CESAR. En ci curso del mismo siglo ii
y de ref ormas representó, para usar las pala- a. c. ia constitución republicana mucstra los
REPUBLICA ROMANA 1397

primeros sIntomas de crisis. Alcanzada ya, rio, Cayo Octavio; Tiberio respondió pidien-
después de la destrucción de Cartago sucedi- do a la asamblea de la plebe destituir a Cayo
da en el 146 a. c., una predominante impor- Octavio durante el mismo año del cargo. Es
tancia militar y politica respecto del mundo claro ei grandIsimo alcance politico yjuridi.
circundante, Roma comienza a conocer una co del movimiento de Tiberio, quien además,
serie de trastornos internos que se resolve- con un segundo gesto "revolucionario", pidió
ran solamente, más de un siglo después, con el aflo siguiente la reelección al tribunado de
la instauración del principado de Augusto. No ia plebe. La reacción del senado fue rápida,
es posible aqui volver a evocar totalmente ci y se apoyO en una institución de discutida
iter de la larga crisis; nos limitaremos por tan- legalidad, el senatus-consultum ultimwn, que
to a citar algunos momentos y figuras de anulaba la garantIa de la provocatio ad popu.
mayor relieve. lurn; Tiberio, acusado de affectatio regni, fue
La vida polItica y económica del estado asi muerto.
romano, airededor de la mitad del siglo ii La obra de Tiberio fue retomada casi un
ac., podia considerarse todavia centrada en decenio después (en el 123 a. c.), por su her-
Ia nobilitas senatorial, que era por antonoma- mano Cayo, con una vision indudablemente
sia la clase de la aristocracia terrateniente. más amplia de los probiemas no solo econO-
El intercambio de nuevas energias politicas, micos sino también politicos. En sus dos tn-
en el camino obligado magistratura-senado, bunados sucesivos de la piebe Cayo propuso
era bastante reducido; la escasez de homines o hizo proponer un cuerpo orgánico de leyes,
novi en el escenario politico ha hecho hablar entre las cuales se senalan una nueva lex agra.
por lo tanto de caducidad de la clase senato- na, una lex repetunda rum, que apuntaba a
rial. A este predominio politico y económico golpear ci fenOmeno de las concusiones de los
de la clase senatorial corresponde en el nivel gobernadores provinciales en dano de sus
politico la declinación del poder comicial y administrados, una lex iudiciania que modi-
en el nivel económico la decadencia de los ficaba el album iudicum, antes formado por
pequenos agricultores. Otra clase social senadores y ahora en cambio por caballeros.
adquiere en cambio rápidamente gran impor- Muchas otras reformas no pueden ser seña-
tancia económica: se trata de los equires, que, ladas aquI; debe recordarse tan solo que fue
detentadores de grandes capitales mobiliarios una enésima propuesta de reforma —que tra.
y dotados de espiritu empresarial, eran capa- taba de resolver otro gravIsimo problema, el
ces de explotar la posición central aicanzada de la extension de la ciudadanla a los latinos
por Roma en ci mundo mediterráneo (aun sin y a los soci itálicos— lo que privó a Cayo del
haber todavia alcanzado adecuadas metas favor popular. La emancipación de un nuevo
polIticas). senatus.consultum ultimum permitia por fin
En este marco se inserta Ia vicisitud, bajo al senado eliminar a Cayo Graco.
varios aspectos ejemplar, de los hermanos Eventos tan conocidos e importantes como
Graco. Es Tiberio, perteneciente a una fami- los sumariamente expuestos, merecerian un
ha de Ia nobilitas senatorial y tribuno de la juicio historico-polItico más amplio, lamen-
plebe en el 133 a. c., el primero en afrontar tablemente aqui imposible; puede decirse, tal
los muchos probiemas no resueltos de Ia vez, que ia de los Gracos fue una especie de
sociedad romana; esto sobre todo a través de extrema era de las reformas, reformas de las
una propuesta de ley agraria limitadora de cuales el sistema republicano habria podido
la possessio del ager publicus (que de hecho recibir nueva vitalidad; pero también este jui-
era ocupado por los ciudadanos más ricos, es cio sintético, para considerar de cerca una
decir por quienes disponian de medios para realidad histórica tan compieja, deberia fun-
el cultivo del suelo o de ganado que introdu- darse en un análisis detallado de los instru-
cir. Los terrenos de tal manera recuperados mentos politicos y juridicos tan lücidamente
habrian de ser distribuidos luego a ciudada- empleados en ci curso de estas vicisitudes, y
nos romanos, reavivando a la clase de los aim deberian ser mejor reconstruidos los
pequenos agricultores. La oposicióri del sena- momentos del uso de la fuerza, y al mismo
do encontró expresión en la intercessio opues. tiempo las motivaciones más profundas, psi-
ta justamente por un colega tribuno de Tibe- cologicas e intelectuales, de Ia actividad de
1398 REPUBLICA ROMANA

los dos Gracos (en sustancia los motivos por carrera polltica son conocidas, y en particu-
los que un programa tan precursor fue juga- lar son conocidas sus relaciones y sus enfren-
do sobre ci filo de la incapacidad de sopor- tamientos con Pompeyo, la otra gran figura
tar Los largos tiempos de espera). de esta época. El clima es el del ciceroniano
La desaparición de los Gracos abre una épo- de re publica, aparecido justamente en ci 51
ca de vicisitudes alternas, pero sustancial- a. c., y dedicado totalmente, para usar expre-
mente abiertas, especialmente en ciertos siones de Giannelli, a "Ia idea [ ... ] de un corn-
momentos y en ciertos sectores, a Ia restau- prorniso entre las aspiraciones politicas de la
ración senatorial. Después del primer perio- oiigarquIa y la necesidad de un gobierno per-
do de la activi dad military politica de Mario sonal que habla dado ya óptimas pruebas fue-
(periodo durante el cual tuvo inicio el enro- ra de Roma, en la administración de las pro-
lamiento de voluntarios en el ejército por vincias y en la dirección de la guerra"; un
obra de los mismos generales, innovación grá- compromiso similar "podia concretarse sola-
vida de consecuencias por los vInculos que se mente en el 'principado', es decir en la seño-
instauraban asI entre el ejército y su jefe), y na del 'primer ciudadano' (princeps), al cual
después del bellum sociale, ligado a la vieja se estuviera de acuerdo en confiar, por sus
cuestión de la ciudadanja a los itálicos, emer- méritos personales y por Ia confianza que
ge prepotentemente sobre la escena politica, todos los buenos depositaban en él, el gobier-
en el curso del segundo decenio del siglo i a. no de la r., que éI habria ejercido en armóni-
c., la personalidad de Sila (que habia triunfa- ca concordia con los diversos ordenes de ciu-
do sobre los partidarios de Mario, reapareci- dadanos (aun cuando tal vez Cicerón pensa-
do en la escena en aquellos aflos y muerto en ba como princeps a Pompeyo). Después de Ia
el 86 a. C.). muerte de Pompeyo ocurrida en el 48 a. c., el
El instrumento jurIdico escogido por SiLa poder de César alcanzó su ápice. También él
fue el de Ia dictadura legibus scribendis et rei utiliza sobre todo el instrurnento juridico de
publicae constituendae; su programa poLiti- Ia dictatura; pero sus propósitos son ya muy
co estaba totalmente orientado hacia Ia res- diversos de los de Sila.
tauración del poder del senado, oportunamen- El cdmulo de cargos publicos detentados,
te reforzado con la duplicidad de sus miem- aun en formas anormales respecto de Ia cons-
bros (de trescientos a seiscientos) y abierto titución republicana, hace en efecto su figu-
a los caballeros; al mismo tiempo Sila reto- ra similar a la de un monarca. Dictator, i-npe-
maba ci programa agrario de los Gracos, dis- rator, tribunus, pontifex maximux, César con-
tribuyendo tierras a los veteranos, que se con- trola ya todos los aspectos de la vida pdblica
vertIan asI en pequefios agricultores. En Ia romana; el culto rendido a su genius acentda
práctica, la de Sila fue Ia üitima e importan- además la arialogia con Ia posición de los
te tentativa de volver a dar vigor a la consti- monarcas orientales. A esta situación le fal-
tución republicana, apoyándose en uno de sus ta solamente un crisma formal, con el confe-
órganos, es decir precisamente ci senado rimiento püblico y solemne del titulo de rey.
(recuérdese también que solamente los sena- César tenia por cierto ánimos para Ilegar tam-
dores, a partir de Sila, podIan formar parte bién a esta ditima meta, que habria impedi-
de las quaestiones, cuyo nümero fue notable- do cuaiquier revivificación de los aspectos
mente incrementado para reprimir otros deLi- republicanos; pero la muerte violenta en ci 44
tos); siempre escapó a los propOsitos de Sila, a. c., en visperas de uiia expediciOn que
en cambio, la asunción de un poder monár- habria dilatado aün más los confines roma-
quico. nos, impidió la ejecución definitiva de su pro-
Pasando por alto todo ci periodo interme- grama.
dio —también marcado por renovados con- Los aspectos profundamente nuevos de la
trastes entre las clases más elevadas y los actividad de César no quedan disminuidos
populares, por luchas y guerras externas y por cierto por la falta del crisma formal del
entre generales romanos, por rebeliones ser- que se hablo; desde este punto de vista, en
viles— nuestro discurso sobre la época repu- suma, nada impediria considerar ya la épo-
blicana concluye con una alusión a la figura ca de César como lade la fundación del prirl-
de César. Las etapas fundamentales de su cipado. Si los romanos no acogieron esta
RESISTEN CIA 1399

interpretación, y vieron en cambio en Augusto bre contra ci totalitarismo, y esta segurida


el fundador de un nuevo ordenamiento, es lucha tiene su sImbolo en la protección de las
debido solamente al hecho de que César apa- pobiaciones judias de la persecusión y del
rece auin inmerso en ci dramático clima poli- exterminio. Hay, además, un tercer elemen-
tico de las guerras civiles. to, propio de Ia r. comunista, es decir la cons-
trucción de una sociedad socialista; pero la
BIBLIOGRAFIA: G. Giannelli, Trattato di storia estrategia comunista se apoyó siempre en Ia
romana. I: L'Italia antica e la repubblica rorna- aiianza con los partidos burgueses, opinan-
na, Bolonia, Patron, 1976; F. de Martino, Storia do que la revolución pasaba por la iiberación,
della costituzione romana, Nápoles, Jovene, 1972- juzgando asi primario este objetivo.
1973 2 , 3 vols.; M. Talamanca (comp.), Lineamen-
ti di storia del diritto ronlano, Milan, Giuffrè, 1979. U. LA RESISTENCIA EUROPEA AL NAZISMO. La r. euro-
pea se dio en el ámbito de una guerra "tradi-
[ROBERTO BONINI] cional", es decir del conflicto entre los pal-
ses del Eje (Alemania, Italia y los paIses sate-
lites: Bulgaria, Finlandia, Rumania, Eslova-
quia, HungrIa) y las potencias aliadas (Ingla-
resistencia terra, Rusia, Estados Unidos y Francia). Esto
tuvo dos consecuencias: en primer lugar, la
I. EL SIGNIFICADO DEL TERMINO. En ci lenguaje acción militar de la r. estuvo siempre subor-
histórico-polItico, con el término r., entendi- dinada a la estrategia de los aliados; en Segun-
do en sentido estricto, se indican todos los do lugar, las tensiones internas entre los alia-
movimientos o las diversas formas de oposi- dos y SUS recIprocas desconfianzas gravita-
ciOn activa y pasiva que se dieron en Euro- ron a menudo sobre las fuerzas de la r. pro-
pa, durante la segunda guerra mundial, con- fundizando la oposición entre ci ala naciona-
tra la ocupación alemana e italiana, realiza- iista y Ia comunista. Esto condujo ai fracaso
da en tres formas diversas: en los territorios a la insurrecciOn de Varsovia y a la de Esio-
ocupados por Ia Wehrmacht, en los paIses vaquia, que no tuvieron ci apoyo necesario
administrados por Alemania y en los palses por parte de los ejércitos soviéticos. La que
satélites. Si exceptuamos cuatro naciones iuego será Ia Iogica de Yalta, es decir de la
neutrales (Portugal, Suecia, Suiza, TurquIa) repartición de Europa, vicia profundamente
y una nación amiga de las potencias del Eje Ia r., como proceso autónomo, madurado
(Espana), toda Europa es directa o indirecta- espontáneamente desde abajo.
mente ocupada y, por lo tanto, involucrada La r. nace, en todas partes, como fenOme-
en Ia resistencia. no espontáneo, de un acto voiuntario o de Ia
Como indica, desde ci punto de vista del toma de coniciencia de individuos y de peque-
léxico, el mismo término, Se trata más de una nos grupos decididos a rebeiarse y a no acep-
reacción que de una acción, de una defensa tar Ia ocupación; a ella contribuyeron, en
rnas que de una ofensa, de una oposicion más diversos modos, segOn las diversas naciones,
que de una revolución. Por esto la r. europea, por un lado los oficiales y los soidados que
aun diferenciándose —y a veces profunda- no habIan aceptado Ia derrota, por el otro la
mente— segiin los diversos paIses y su histo- población (a través de sus propios partidos)
na, presenta algunas caracterIsticas comu- que instintivamente reaccionaba frente al
,nes: ante todo, Ia lucha patriótica de libera- ocupante, a! extranjero. El proceso de unifi-
ción nacional contra ci ejército extranjero, cación entre los diversos grupos y las diver-
contra ci "invasor"; en segundo iugar, pues- sas fuerzas politicas fue duro y difIcil, sur-
to que los alemanes y los italianos queriani cado de desconfianzas y hostilidades, aun
imponer una ideologia bien precisa, la nazi cuando los comunistas habian lanzado la con-
y la fascista, para la constitución de un "flue- signa de los frentes nacionales. No todas las
vo orden europeo", la r. tuvo como conteni- naciones aicanzan formas organizativas uni-
do ideal no solo la defensa de la nación de la tarias, como Italia que, con los Comités de
ocupación y de la expiotaciOn económica, sino Liberación Nacional en los que estaban repre-
también la defensa de ia dignidad del hom- sentados todos los partidos antifascistas, tra-

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