Caso Ira
Caso Ira
Caso Ira
Raúl, paciente varón, con 15 años. Es el segundo de 4 hermanos, cuyas edades son 17, 15, 12 y 7
años, respectivamente. El paciente pertenece a una familia de un nivel sociocultural/económico
medio. Su padre es mecánico y su madre ama de casa. La madre es la persona con la que se ha
mantenido el contacto durante el proceso terapéutico. El sujeto cuenta con una capacidad
intelectual limitada, con serias dificultades para relacionarse. Reacciona negativamente ante los
refuerzos que se le proporcionan en público y con frustración ante los fracasos. Habitualmente no
presenta una mala conducta, pero en ocasiones es capaz de explotar si alguien se mete con él o si él
cree que lo hacen. Raúl tiene una relación especial con su hermano de 12 años. Cuando sale, es con
éste y con su grupo de amigos con quienes lo hace. Según nos cuenta su madre, los problemas de
Raúl empezaron a los 7 años cuando sufrió una parálisis facial severa, que le dejó el ojo derecho
completamente abierto y la boca torcida. A raíz de esta afección, el niño empieza a presentar
problemas, tanto adaptativos como de aprendizaje. A medida que pasaba el tiempo, su conducta
en el colegio iba a peor. También su rendimiento escolar se vio afectado y tuvo que repetir curso.
Un día, en clase, insultó a unas niñas y tiró todas las mesas y las sillas del aula. Avisada la madre, se
presentó en el colegio y vio cómo había quedado la clase, regañó a su hijo delante de todos sus
compañeros y le pidió que le ayudara a recogerlo todo. Él obedeció y se avergonzó de lo que había
hecho, según cuenta su madre. Tras este episodio, el paciente fue expulsado del centro durante 3
días, lo que provocó que acudiera a disgusto al colegio y que su comportamiento fuera cada vez
peor. La madre refiere que el chico “está resentido por el pasado y no puede controlar sus impulsos
ante las provocaciones”. Raúl, aumenta dichas conductas: insulta a sus compañeros, raya la mochila
de uno de ellos, no obedece a las órdenes de sus profesores, raya la pared del aula, cruza todo el
patio del Instituto para acercarse a un grupo de alumnos y les dice que un día les matará... Los
profesores de Raúl coinciden en que durante las clases verbaliza para sí mismo con mucha
frecuencia. No tolera trabajar en pareja ni en grupo con sus compañeros, ni leer en voz alta, ni
compartir su libro con ningún compañero. En el transcurso de una clase, Raúl indicó gestualmente a
un compañero del otro lado del aula que le iba a pegar. La profesora se da cuenta, les insta a dejar
el tema y pide a toda la clase que preste atención a la pizarra. Dicha profesora no aprecia que en
ningún momento nadie se haya metido con Raúl. Él parece tranquilo en su sitio, pero está hablando
bajito consigo mismo (rumiando algo). Al cabo de un rato, se levanta y se dirige hacia un chico y le
tira al suelo, cayéndole la mesa encima. Seguidamente se dirige hacia otro compañero y le tira la
mesa, le coge las hojas de la carpeta y se las rompe. Está totalmente fuera de sí y sigue tirando
mesas y sillas. Tras controlar la situación provocada en el aula, la psicóloga permanece junto a él y
observa cómo sigue hablando para sí mismo; no para de decir: “siempre igual, siempre igual…”.
Fuente: Cerdá, J. (2012). CASO CLÍNICO: TRATAMIENTO COGNITIVO-CONDUCTUAL EN CONDUCTAS DE AGRESIVIDAD EXTREMA EN
EL AULA. Revista Praxi (pp. 87-98).
Actividades:
- Causalidad intrapersonal sobre la ira de Raul.
- Plantea ABCs de Raúl, con sus tres niveles de pensamiento y preguntas de debate
- Plantea 5 técnicas de intervención para el caso