8-Trastornos Hemodinamicos - Misapuntes

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Trastornos Hemodinamicos

De misapuntes

TRASTORNOS HEMODINÁMICOS: EDEMA, HIPEREMIA Y CONGESTIÓN,


HEMORRAGIA, HEMOSTASIA Y TROMBOS

Contenido
1 Introducción
2 Edema
2.1 Tipos de edema según su origen
2.2 Tipos de edema según su extensión
2.3 Tipos de edema según su localización
2.4 Etiopatogenia
2.4.1 Aumento de la presión hidrostática intravascular
2.4.2 Disminución de la presión coloidosmótica del plasma
(hipoproteinemia)
2.4.3 Por obstrucción linfática
2.4.4 Por retención de sodio y agua
2.5 Localización del edema
2.6 Correlaciones clínicas
3 Hiperemia y Congestión
3.1 Clasificación de la hiperemia
3.2 Hiperemia Activa, Anterógrada o por Hiperflujo
3.2.1 Etiopatogenia
3.2.2 Morfología
3.2.3 Tipos de hiperemia activa
3.3 Hiperemia Pasiva (Congestión)
3.3.1 Etiopatogenia
3.3.2 Formas de presentación de la congestión
3.3.3 Morfología
4 Hemorragia
4.1 Clasificación
4.1.1 Según el vaso afectado
4.1.2 Según la localización
4.1.3 Según la forma de producción
4.1.4 Según la causa desencadenante
4.1.5 Según el origen
4.1.6 Según volumen extravasado
4.2 Momento de presentación
4.3 Morfología de las Hemorragias
4.4 Consecuencias de las Hemorragias
4.5 Mecanismos de defensa frente a las hemorragias
4.6 Evolución de la hemorragia
4.7 Significación clínica
5 Hemostasia y Trombosis
5.1 Hemostasia
5.1.1 Hemostasia Normal
5.1.1.1 Mecanismos de Participación en la Regulación de la
Hemostasia
5.1.1.1.1 Participación del Endotelio en la Hemostasia
5.1.1.1.2 Participación de las plaquetas en la hemostasia
5.1.1.1.3 Participación del sistema de la coagulación en la
hemostasia
5.2 Trombosis
5.2.1 Patogenia
5.2.2 Morfología
5.2.3 Tipos de trombo
5.2.4 Evolución del trombo
5.2.5 Tratamiento de la trombosis
5.2.6 Complicaciones de las trombosis
5.2.7 Exámenes para el diagnóstico de la trombosis
6 Vídeos
7 BIBLIOGRAFÍA

Introducción
La supervivencia de las células depende de un aporte sanguíneo normal y, por tanto, de que
llegue sangre suficiente a través de un sistema circulatorio permeable. Las células dependen
también de un equilibrio hidroelectrolítico normal entre los líquidos. Las alteraciones del
aporte sanguíneo o del equilibrio de los líquidos determinan algunos de los trastornos más
frecuentes de la práctica médica. En condiciones normales, el líquido sale al intersticio
desde el extremo arteriolar que está en equilibro con el venular. Los linfáticos retiran una
pequeña cantidad residual de líquido intersticial. Se debe considerar que la sangre es un
líquido no newtoniano cuya viscosidad depende del flujo, y que sus alteraciones pueden
producir trastornos hemodinámicos.
Edema
Un 60% del peso corporal magro es agua. Dos tercios de este agua es intracelular y el resto
se encuentra en el compartimento extracelular, sobre todo en el intersticio localizado entre
las células; sólo un 5% del agua corporal total se encuentra en el plasma. El desplazamiento
de agua y solutos de bajo peso molecular entre los espacios intravascular e intersticial viene
controlado fundamentalmente por los efectos contrapuestos de la presión hidrostática
vascular y la presión coloidosmótica del plasma, aunque también intervienen pero de
manera poco significativa la presión hidrostática intersticial y la presión coloidosmótica
intersticial. En condiciones normales, el flujo de salida de líquido en el extremo arteriolar de
la microcirculación con paso al intersticio queda compensado con la entrada de líquido en el
extremo vascular; una pequeña cantidad de líquido residual puede quedar en el intersticio y
drenarse por los vasos linfáticos, para regresar a la corriente circulatoria a través del ductus
torácico. El aumento de la presión capilar o la reducción de la presión coloidosmótica
pueden aumentar el líquido intersticial; y el desplazamiento de agua hacia los tejidos o
cavidades corporales supera el drenaje linfático, acumulándose líquido.

El término edema procede del griego OÍDEMA: hinchazón. Además de la hinchazón, otro
signo característico que se puede apreciar es el hundimiento que permanece un tiempo
(fóvea) al apretar con el dedo una zona edematosa; puede ser muy pocos segundos o varios
minutos.

Dicho término se define entonces como la acumulación de cantidades anormales de líquido


en los espacios intercelulares (intersticio) de los tejidos o en las cavidades corporales.

Tipos de edema según su origen


1.- Edema Inflamatorio: En relación con el incremento de la permeabilidad vascular y con
un escape de un exudado rico en proteínas.

2.- Edema No Inflamatorio: En relación con el desequilibrio de las fuerzas de Starling. Se


produce un aumento de la presión hidrostática, y una disminución de la presión
colidiosmótica del plasma.

Tipos de edema según su extensión


El edema puede ser localizado o generalizado.
Localizado: se produce en una parte del cuerpo, por ejemplo ante una inflamación o
hinchazón de una pierna en caso de trombosis venosa.
Generalizado o sistémico: cuando es intenso provoca una hinchazón difusa de todos
los tejidos y órganos del cuerpo, especialmente el tejido celular subcutáneo,
llamándose entonces anasarca.

Tipos de edema según su localización


La presencia de edema en las diversas cavidades serosas del cuerpo recibe las siguientes
denominaciones: hidrotórax o derrame pleural (acúmulo de líquido en la cavidad pleural o
torácica), hidropericardio o derrame pericárdico (acumulación de líquido en la cavidad
pericárdica), e hidroperitoneo o ascitis (acúmulo de líquido en la cavidad peritoneal o
abdominal).

El líquido del edema no inflamatorio es un trasudado, tiene bajo contenido en proteínas y


otros coloides, con una densidad inferior a 1020.

El edema inflamatorio (exudado) es rico en proteínas y tiene una densidad mayor,


habitualmente superior a 1020. El exudado puede ser o no purulento.

Etiopatogenia
Existe un equilibrio en el intercambio de agua entre el espacio intravascular, intersticial e
intracelular, que depende de las fuerzas de Starling
(http://es.wikipedia.org/wiki/Ecuaci%C3%B3n_de_Starling). El volumen del líquido
intersticial depende de:

1. La presión hidrostática de la sangre en la microcirculación: La hipertensión


hidrostática de las venas produce una disminución de fluidos como ocurre en la
trombosis venosa, insuficiencia cardiaca, varices...
2. El nivel de proteínas plasmáticas, sobre todo albúmina, que determina la presión
oncótica. Cuando disminuye el nivel de proteínas disminuye la presión oncótica como
ocurre en la cirrosis hepática, malnutrición y síndrome nefrótico.
3. Contenido de sodio en el organismo.
4. Integridad del drenaje linfático.
5. Se producirá edema no inflamatorio cuando exista:

La inflamación produce edema debido a la secreción activa de líquido hacia ese


espacio intersticial y a un trastorno de la permeabilidad capilar.
Los efectos opuestos entre la presión coloidosmótica del plasma y la presión
hidrostática intravascular son los factores principales a tener en cuenta en la
producción del edema. En el extremo arteriolar la presión hidrostática es de 35 mm
Hg. En el extremo venular disminuye a 12-15 mm Hg. La presión coloidosmótica del
plasma es de 20-25 Hg. Por tanto, el líquido sale por el extremo arteriolar y retorna por
el extremo venular. No todo el líquido del espacio intersticial regresa a las vénulas;
parte pasa a través de los linfáticos al torrente circulatorio.

Aumento de la presión hidrostática intravascular

Esto ocurre por un obstáculo al drenaje venoso, es más frecuente en el miembro inferior y,
secundario a trombosis obstructivas. El edema se localiza en las piernas. El aumento
generalizado de la presión hidrostática ocurre en la insuficiencia cardiaca congestiva, que
afecta a la función del ventrículo derecho. La insuficiencia cardiaca congestiva se asocia a
una disminución del gasto cardíaco y del flujo sanguíneo renal.

La disminución de la perfusión renal o de la presión de perfusión activa el sistema


renina-angiotensina-aldosterona, que condiciona la retención hidrosalina por el riñón
(hiperaldosteronismo secundario).

Con la sobrecarga adicional de líquidos, existe un mayor aumento de la presión venosa y de


la formación de edema. Por tanto, se pone en marcha un círculo vicioso de retención de
líquido y aumento del edema si no se restaura el gasto cardíaco, o si no se reduce la
retención renal de agua. Esto se llevaría a cabo mediante la restricción de sal, uso de
diuréticos o de antagonistas de la aldosterona.

Disminución de la presión coloidosmótica del plasma (hipoproteinemia)

Se produce en situaciones en las que existe:

1. Pérdida o disminución de la síntesis de albúmina: la causa más importante de esto


es el síndrome nefrótico, un trastorno renal que se caracteriza por una membrana
basal glomerular excesivamente permeable y por edema generalizado.
Gastroenteropatías pierde proteínas.
2. Disminución de la síntesis de proteínas séricas: se da en enfermedades difusas del
hígado como la cirrosis o asociada a malnutrición.

En estas situaciones hay una disminución del volumen plasmático, ya que la escasa presión
osmótica del plasma favorece el movimiento neto de líquido hacia los tejidos intersticiales,
que condiciona una disminución de la perfusión renal, con la aparición de un
hiperaldosteronismo secundario. Sin embargo, el agua y la sal retenidas no consiguen
corregir el déficit de volumen plasmático, ya que persiste la escasez de las proteínas séricas.

Por obstrucción linfática

La alteración del drenaje linfático y el consiguiente linfedema son habitualmente


localizados y pueden deberse a obstrucción inflamatoria o neoplásica. El cáncer de mama
se trata, a veces, con la extirpación o la irradiación de toda la mama junto con los ganglios
linfáticos axilares. Como consecuencia, el edema del brazo homolateral en el
postoperatorio es una complicación frecuente.

Por retención de sodio y agua

La retención de sal puede ser causa primaria de edema cuando existe una reducción aguda
de la función renal, como ocurre en la glomerulonefritis o en la insuficiencia renal aguda. El
agua y la sal retenidas aumentan el volumen de líquido intravascular, la presión hidrostática,
y como consecuencia producen edema. La causa más frecuente es el consumo excesivo de
sal.

Localización del edema


Se encuentra con mayor frecuencia en: los tejidos subcutáneos, habitualmente de las
extremidades inferiores, los pulmones y el cerebro.

El edema es mayor en las extremidades inferiores, pues están sometidas a mayores


presiones hidrostáticas. El edema producido por la disfunción renal y el síndrome nefrótico
tiende a ser generalizado y más intenso que el de origen cardíaco, aparece en tejidos con
tejido conectivo laxo, como los párpados (edema periorbitario). Se origina por proteinuria y
retención de sodio.

El edema subcutáneo de las partes inferiores del organismo es una manifestación notoria de
insuficiencia cardiaca, en particular del ventrículo derecho.

Los pulmones, compuestos de tejido laxo, son particularmente susceptibles al edema. El


edema pulmonar es una manifestación prominente de insuficiencia del ventrículo izquierdo,
pero también se observa en la insuficiencia renal, síndrome de distrés respiratorio del
adulto, infecciones y reacciones de hipersensibilidad.
El edema cerebral se observa en diversas circunstancias clínicas, como traumatismo
encefálico, meningitis, encefalitis, crisis hipertensivas y cualquier obstrucción de la
circulación venosa del cerebro. Puede estar localizado en sitios de lesión o puede ser
generalizado. Cuando el edema es generalizado, el cerebro se encuentra macroscópicamente
hinchado, los surcos se hallan estrechados y las circunvalaciones distendidas se hallan
aplanadas contra la pared craneal.

Se denomina anasarca al edema grave y generalizado con intensa tumefacción del tejido
subcutáneo.

La presión con el dedo sobre el tejido subcutáneo edematoso redistribuye el líquido y


produce una huella, se dice que deja fóvea.

Correlaciones clínicas
El edema puede causar problemas clínicos poco importantes o la muerte. La importancia del
edema de los tejidos subcutáneos en el fracaso cardíaco o renal estriba en que indica una
enfermedad subyacente y dificulta la curación de heridas o infecciones. El edema pulmonar
altera la función ventilatoria normal, puede ser letal. El edema cerebral puede constituir un
grave problema clínico y puede causar la muerte si es lo suficientemente intenso (por
herniación de la sustancia cerebral a través del foramen magno o por compresión del aporte
sanguíneo del tronco del encéfalo).

Hiperemia y Congestión
Estos términos se utilizan para describir un aumento del volumen de sangre en un órgano o
tejido. Puede suponer un aumento del tamaño y del peso visceral. Cuando es muy intensa
puede provocar necrosis.

La hiperemia es un proceso activo producido por el aumento del flujo de entrada de sangre
debido a una dilatación arterial (p.ej., músculo esquelético durante el ejercicio o en los
lugares de inflamación). Los tejidos tienen un color más rojo debido a la ingurgitación de
vasos con sangre oxigenada, es decir, acumulación de sangre oxigenada. Puede producirse
de manera fisiológica (en el ejercicio muscular) o patológica (en situaciones de inflamación
o hipertiroidismo).

La congestión es un proceso pasivo causado por la obstrucción del flujo de salida de un


tejido. Dicha obstrucción puede ser intravascular (trombos, varices, cirrosis…) o
extravascular (tumor, cicatriz retráctil…). Los tejidos tienen un color azulado (cianosis).
Una larga duración de sangre poco oxigenada produce hipoxia crónica muy intensa
pudiendo causar la muerte celular.

Clasificación de la hiperemia
Generalizada o localizada.
Aguda o crónica.

Hablamos de hiperemia, también llamada hiperemia activa,anterógrada,por hiperflujo


(sangre oxigenada) para distinguirla de la congestión o hiperemia pasiva (venosa,sangre
poco oxigenada).

Hiperemia Activa, Anterógrada o por Hiperflujo


Se produce cuando la dilatación arterial o arteriolar permite un aumento del flujo sanguíneo
(hiperflujo) a los lechos capilares, con apertura de capilares inactivos.

La hiperemia activa causa un enrojecimiento de la parte afectada, acompañado de un


aumento de temperatura y volumen (ya que hay más sangre de lo normal). En los enfermos
con fiebre este mecanismo permite la pérdida de calor. En la inflamación, la congestión es
un factor importante que permite la aparición de los signos clásicos de Celso, especialmente
el rubor (mientras el edema es la tumefacción).

Etiopatogenia

La dilatación arterial y arteriolar se producen por mecanismos neurógenos simpáticos,


liberación de sustancias vasoactivas, estímulos térmicos, estímulos mecánicos y estímulos
químicos.

Morfología

Los órganos afectados presentan: tumefacción, enrojecimiento y mayor calor por aumento
de la temperatura. Las superficies de corte de los órganos hiperémicos o congestionados,
sangran en exceso.

Tipos de hiperemia activa

Fisiológico: se encuentra hiperemia de la piel siempre que se ha de disipar un exceso


de calor en el cuerpo, como en el ejercicio muscular o en el rubor.
Patológico: ocurre en estados inflamatorios e infecciosos, hipertiroidismo.

Hiperemia Pasiva (Congestión)


Etiopatogenia

Se produce por una alteración del drenaje venoso con remanso de sangre en el territorio
afectado.

Formas de presentación de la congestión

i) Fenómeno sistémico: ocurre en la insuficiencia cardiaca congestiva, cuando; tanto el


ventrículo izquierdo como el ventrículo derecho están descompensados. Puede afectar sólo
al circuito pulmonar cuando fracasa el ventrículo izquierdo y puede afectar a todo el cuerpo,
respetando los pulmones, en el fracaso del ventrículo derecho.

ii) Fenómeno localizado: cuando el retorno venoso de una extremidad está obstruido o
cuando se afecta sólo la circulación portal, como es el caso en la hipertensión portal,
secundaria a cirrosis hepática; en tumores; en cicatriz retráctil.

Dependiendo de la localización podremos tener diferentes afectaciones:

Intravascular: trombosis, varices, cirrosis...


Extravascular: tumor, cicatriz retráctil

La congestión de los capilares está estrechamente relacionada con el desarrollo de edema,


por tanto, congestión y edema con frecuencia aparecen juntos. En los congestivos pasivos
crónicos pueden encontrarse focos de necrosis ya que esta congestión puede causar hipoxia
e incluso anoxia de algunos territorios tisulares.

Morfología

La hiperemia pasiva condiciona una coloración azulada-rojiza, al remansarse sangre venosa.


El tinte azul se acentúa cuando la congestión determina un aumento de la hemoglobina
desoxigenada en la sangre (cianosis).

Ejemplo: En este caso el aumento del contenido sanguíneo intravascular se debe a un


drenaje insuficiente de sangre venosa. Macroscópicamente el órgano afectado muestra
aumento de volumen, cianosis y disminución de la temperatura local. La hiperemia afecta a
todos los órganos cuando hay insuficiencia cardíaca. Se trata de una hiperemia pasiva
general, en la que cabe distinguir la que afecta los
órganos de la circulación mayor (por
insuficiencia cardíaca derecha) y la que afecta los
pulmones (por insuficiencia cardíaca izquierda).

Cuando la insuficiencia cardíaca congestiva


afecta al ventrículo derecho aumenta la presión
en la vena cava inferior. La sangre procede del
hígado (el cual se encuentra congestionado, al
igual que la vena centrolobulillar). Por tanto los
hepatocitos de cerca de la vena se necrosan
adquiriendo el hígado un aspecto de nuez
moscada (debido a la necrosis hemorrágica
a) estado normal, b) hiperemia local, c)
central). Se produce entonces fibrosis rodeando a
isquemia, d) hiperemia venosa
la vena centrolobulillar (se llama cirrosis
cardíaca) que causa la congestión del espacio
porta. Esto causa hipertensión portal. Lo cual hace que se vea afectada la vena esplénica, y
por tanto se contribuye a la formación de varices esofágicas que al romperse pueden causar
hemorragias digestivas y también hace que se vea congestionado el bazo. En la pulpa roja
del bazo la congestión causa hemorragias, por consiguiente necrosis y por lo tanto fibrosis
esplénica sobre la cual se producen calcificaciones llamados Nódulos de Gamna-Gandy
(http://anatpat.unicamp.br/lamfig11.html).

Cuando la insuficiencia cardíaca congestiva afecta al ventrículo izquierdo aumenta la


presión en las venas pulmonares y por tanto se dilatan capilares pulmonares, que se llegan a
romper, liberando de esta forma sangre al alveolo. La hemoglobina es fagocitada por los
macrófagos (células cardíacas) que la transforman en hemosiderina, esos acinos se reparan
por fibrosis, lo que produce una induración parda del pulmón.

Cuando el impedimento del drenaje venoso está en una vena tributaria de las cavas, la
hiperemia resultante se considera local.

Hemorragia
La hemorragia es una condición que se refiere a la pérdida de sangre (salida de sangre del
torrente circulatorio) la cual puede ser interna (cuando la sangre gotea desde los vasos
sanguíneos en el interior del cuerpo (rotura de vasos sanguíneos); externa, por un orificio
natural del cuerpo (como la vagina, boca o recto) o a través de una ruptura de la piel.
El sangrado capilar puede ocurrir en situaciones de congestión crónica, y existe una
tendencia aumentada a la hemorragia por lesión, habitualmente insignificante, en una
amplia variedad de trastornos clínicos denominados colectivamente diátesis hemorrágica.
Sin embargo, la rotura de una arteria o vena grandes, casi siempre se debe a una lesión
vascular, incluyendo traumatismo, aterosclerosis o erosión inflamatoria o neoplásica de la
pared vascular.

Clasificación
Según el vaso afectado

Hemorragia arterial: el sangrado procede de una arteria rota(arteria central media,de


la retina,aneurismas). Es menos frecuente que la sangre venosa pero más grave. La
sangre es de color rojo brillante y suele salir a presión, en saltos rítmicos que coinciden
con el pulso cardíaco, es pulsátil. Si no se ejerce presión o cohíbe la hemorragia, la
muerte puede sobrevenir en pocos minutos.

Hemorragia venosa: el sangrado procede de alguna vena lesionada. La sangre perdida


es de color rojo oscuro y fluye lentamente de forma continua, pues la sangre es pobre
en oxígeno y está de regreso al corazón.

Hemorragia capilar: es la más frecuente y la menos grave pues los capilares


sanguíneos son los más abundantes y los que menos presión de sangre tienen. La
sangre fluye en sábana. La posibilidad de coagular y cerrar el vaso es casi imposible.

Hemorragia cardiaca: menos frecuente.

La rotura de una arteria, de una vena o del corazón son causas de hematomas, de
colecciones hemáticas en una cavidad o de hemorragias infiltrativas laminares. La
hemorragia capilar se manifiesta típicamente en forma de petequias, pero puede dar origen
a pérdidas cuantiosas de sangre, a hemorragias laminares y a colecciones hemáticas
mayores.

Según la localización

Externa, si la sangre sale al exterior. Puede ser directa o indirecta (a través de


cavidades orgánicas (epistaxis, otorragia, melenas...).

Interna, si se acumula en una cavidad o parénquima del organismo. Puede ser


intracavitaria, intraparenquimatosa (se produce dentro de órganos sólidos) e intersticial
(hematomas, equimosis...).
Según la forma de producción

Puede ocurrir por:

Rexis o rotura de la pared la cual puede producirse por diéresis (secundario a agente
físico traumático) o por diabrosis (tumores; secundario a la acción de procesos que
inducen erosión/corrosión de la pared).

Diapédesis, es la salida de elementos formes de la sangre a través de paredes


vasculares íntegras. Esta situación la vemos en determinados procesos como
hipertensión, escorbuto, consumo de tóxicos, etc. Se produce por aumento de la
permeabilidad. En esta forma patogenética la hemorragia se produce principalmente en
capilares, con menor participación de vénulas y aún menor, de metarteriolas.

Rexis y diapédesis, ocurre en aquellos procesos inflamatorios en los que se ven


involucrados vasos sanguíneos: arteritis, úlcera péptica aguda, infecciones, y en la
periarteritis nodosa.

Según la causa desencadenante

Traumáticas, son las más frecuentes, bien por traumatismo directo o indirecto.Por
ejemplo:hueso fracturado.

Inflamatorias (infecciones), como ocurre en las neumonías, vasculitis, sífilis,


meningococemia...

Agentes químicos (tóxicos): arsénico, mercurio plomo...

Tumoral, las neoplasias producen invasión de la pared de los vasos con la consiguiente
hemorragia, que puede ser la causa de la muerte.

Diátesis hemorrágica, fragilidad congénita en los capilares.

Asociadas a trastornos inmunológicos.

Asociadas a alteraciones de los componentes sanguíneos:

Fibrinopenia (congénita/adquirida).
Fibrinolisis.
Hipoproteinemia (déficit de vitamina K, C o S (con acción anticoagulante) o
hepatopatías).
Trombopatías.
Hemorragias venas-varices
Hemorragias capilares
Hipertensión: hemorragia de la arteria central media, de la retina y aneurismas
Arteroesclerosis
Telangectasia: son dilataciones de capilares pequeños y de los vasos superficiales,
lesiones de color rojo brillante de 1-4 mm de diámetro que palidecen a la presión.
Anoxia:falta casi total de oxígeno en un tejido
Oclusión brusca por embolia.

Trombopenias:

Púrpura trombótica trombocitopénica.


Púrpura trombótica idiopática.
Hiperesplenismo: exageración de las funciones del bazo.
Drogas.
Aplasia de médula ósea.

Según el origen

Apoplejía: cuando son de origen cerebral.


Epistaxis: origen nasal.
Melena: en segmento digestivo bajo, se pone de manifiesto con las heces (deposición
negruzca).
Hematemesis: si tiene origen digestivo alto y se manifiesta con el vómito.
Rectorragias: hemorragia anal con sangre fresca y de origen distal.
Hemopericardio: de origen cardiaco.
Hemartros: si es articular.
Hemoperitoneo: si se produce en cavidad peritoneal.
Hematocolpos: origen vaginal.
Hematocele: si se producen en la albugínea testicular.
Hemoptisis: de origen broncopulmonar, sale al exterior por medio del esputo.
Hematuria: sangre en orina.
Menorragia: hemorragia de origen uterino dentro del periodo menstrual.

Hemorragias en Piel:

Petequia: hemorragia puntiforme (pequeñas hemorragias discoidales o anulares


de hasta 2 mm de diámetro). Se asocian típicamente con una presión intravascular
localmente aumentada, recuentos plaquetarios bajos (trombocitopenia), función
plaquetaria defectuosa o deficiencias de los factores de la coagulación.
Púrpura: hemorragia entre petequia y equímosis; es decir ≥ 3 mm. Puede
asociarse con muchos de los mismos trastornos que causan las petequias y
también pueden ser secundarias a traumatismo, inflamación vascular (vasculitis) o
aumento de la fragilidad vascular (por ejemplo en la amiloidosis).
Equímosis: hemorragia extensa en la superficie corporal que es > 1 a 2 cm;
comúnmente se conocen como "cardenales" y se ven de forma característica tras
traumatismos, pero pueden exacerbarse por cualquiera de las situaciones
mencionadas anteriormente. En estas hemorragias locales, los eritrocitos son
delgados y fagocitados por los macrófagos; posteriormente, la hemoglobina se
convierte en bilirrubina y, finalmente, en hemosiderina, reflejando los cambios de
color característicos de un hematoma.
Sufusión: hemorragia que infiltra los tejidos.
Hematoma: colección de sangre en tejido celular subcutáneo u otros tejidos.

Hemorragias en tracto digestivo:

Hematemesis: vómito sanguíneo.


Melenas: hemorragias anales de origen proximal. La sangre ha sido digerida y las
heces se tiñen de color oscuro.
Rectorragias: hemorragias anales de origen distal.

Hemorragias en cavidades:

Hemopericardio.
Hemotórax.
Hemoperitoneo.
Hemartros: en articulaciones.
Epistaxis: sangre en la cavidad nasal.
Hematuria: sangre en la orina.

Según volumen extravasado

Hemorragia leve: pérdida del 10% de la volemia total. Aparecen reflejos vasovagales.
Hemorragia grave: pérdida del 10% al 30%. Para compensar se produce: Taquicardia,
taquipnea, descenso de la presión venosa central, vasoconstricción, movilización de
sangre a órganos vitales, aumento de formación de formas jóvenes...
Hemorragia muy grave: pérdida 30-60% del volumen total.

Momento de presentación
Primaria-primitiva: inmediata a trauma.
Secundaria: ha pasado cierto tiempo y aparece.
Recidivante: recuperación antes de 120 días: tiempo de regeneración de glóbulos rojos.
Morfología de las Hemorragias
Cuando se produce extravasación de sangre, el tejido o la cavidad afectada aparece teñido
de coloración rojiza o parda. Los órganos afectados están aumentados de peso y de tamaño.
Al estudio microscópico se observa la formación de nuevos espacios, por dilaceración de
los tejidos que están ocupados por elementos sanguíneos.

Consecuencias de las Hemorragias


Cuando el sangrado es importante e implica una pérdida de volumen de sangre que se
aproxima al 50%, suele ocurrir un shock hipovolémico.

Desde el punto de vista terapéutico y pronóstico tiene una gran importancia en la gravedad
de la hemorragia la velocidad con que se produce la misma. Hay hemorragias crónicas
(pérdidas de sangre prolongadas en el tiempo) que causan una anemia, mientras que las
agudas pueden producir la muerte en pocos minutos por el shock hipovolémico. La
velocidad con que se produce la hemorragia depende del vaso en el que tiene lugar; así, son
muy agudas las hemorragias cardiacas y arteriales y más lentas las venosas y capilares.
También es importante valorar el volumen de sangre perdido, así como la edad del paciente
y las posibles enfermedades que padezca.

Algunas enfermedades vasculares adquiridas de carácter degenerativo también causan


hemorragias por rotura o desgarro de la pared, como la arterioesclerosis o los aneurismas
(dilatación intensa y anormal de un sector del sistema vascular) de cualquier tipo.

En determinadas circunstancias por anomalías de la sangre se producen hemorragias, que a


veces adquieren una mayor importancia clínica, como ocurre en pacientes hipertensos o con
diátesis hemorrágicas.

Pueden distinguirse efectos generales y efectos locales. Entre los primeros los más
frecuentes son:

a) Shock hipovolémico.
b) Muerte por hemorragia aguda.
c) Anemia por pequeñas
hemorragias repetidas.

Los efectos locales se deben principalmente a la presión que ejerce la sangre a su alrededor.
En esta acción mecánica puede tratarse de compresión de órganos o, además, de
dislaceraciones de tejido, como se observa en el borde de los hematomas cerebrales. La
gravedad del efecto local depende naturalmente del órgano comprometido. Así, un pequeño
hematoma de 5 a 10 ml puede ser fatal en el mesencéfalo.
Mecanismos de defensa frente a las hemorragias
a) Contracción del bazo con descarga de hematíes, provocando la liberación de 0,5 litros de
sangre al contraerse.

b) Redistribución del flujo sanguíneo a órganos vitales con el fin de mantener la integridad
de los mismos.

c) Activación de barorreceptores y quimiorreceptores (vasoconstricción y taquicardia).

d) Hiperpnea (para disminuir la acidosis).

e) Descenso de la presión venosa central

f) Aumento de la frecuencia respiratoria: taquipnea

g) Paso de líquidos del espacio extravascular al vascular

h) Reflejos vasovagales

Evolución de la hemorragia
El destino de la sangre hemorrágica acumulada en los tejidos es la lisis y reabsorción
posterior. Cuando la sangre se hemoliza, se forma hematoidina y/o hemosiderina, que es
fagocitada por los monocitos, que pueden permanecer mucho tiempo en el foco
hemorrágico. En este caso, las hemorragias laminares aparecen como manchas amarillentas.
En las cavidades se produce transformación de la hemoglobina en bilirrubina, lo que
produce una ictericia local pasajera. En las leptomeninges puede producirse, además,
fibrosis, la cual puede bloquear la reabsorción del líquido cefalorraquídeo en las
vellosidades de Pacchioni y provocar una hidrocefalia. También una hematrosis puede dejar
como secuela una fibrosis con perturbación funcional.

A veces, las hemorragias internas bien delimitadas pueden organizarse o se puede formar
una cápsula de tejido conectivo que aísla la hemorragia del tejido adyacente, pudiendo
permanecer inalterable durante años.

En las grandes colecciones hemáticas la sangre no alcanza a reabsorberse por completo y se


produce una organización con tejido granulatorio que se transforma en una cápsula fibrosa,
la sangre en el interior se transforma en masa pastosa achocolatada por la abundante
hemosiderina. La formación de tal cápsula no se observa, sin embargo, en los hematomas
cerebrales, que pueden reabsorberse casi enteramente, de modo que la cavidad inicial queda
convertida en una hendidura de contenido pastoso ocre.

Significación clínica
Depende del volumen de sangre, de la velocidad con que se ha producido la hemorragia y
de su localización.

La pérdida de hasta el 15-20% de la sangre no suele tener consecuencias graves si la pérdida


no ha sido crónica.

La pérdida de mayor cantidad de sangre conduce a un cuadro de shock hipovolémico que


puede causar la muerte.

Algunas hemorragias son especialmente graves por la localización; así ocurre en


hemorragias en tronco del encéfalo, en el pericardio...que pueden causar la muerte.

Las pérdidas crónicas de pequeña cantidad de sangre causan una anemia ferropénica.

La medida a utilizar ante una hemorragia externa es la presión directa para cohibir la
hemorragia, con posterior vendaje y desinfectación de la herida. El empleo de torniquetes
debe estar restringido a hemorragias masivas por el riesgo de necrosis del miembro
sangrante.

La pérdida de un volumen grande de sangre se suple con transfusiones.

Hemostasia y Trombosis
Hemostasia
Es el conjunto de mecanismos por los cuales la sangre se mantiene líquida y sin coágulos
dentro del árbol vascular (O.P.M.B.) Comprende la vasoconstricción (disminuyendo el flujo
vascular), formación de tapón plaquetario y coagulación de la sangre. La hemostasia es la
capacidad que tiene el organismo de hacer permanecer la sangre dentro de los vasos
sanguíneos. Cuando la hemostasia falla ocurre la hemorragia. Los procesos de hemostasia
se dividen en dos grandes grupos:
1. Hemostasia primaria: (plaquetaria) es la respuesta inicial a la ruptura de un vaso.
Comprende los procesos de contracción vascular (o vasoespasmo), adhesión, activación y
agregación plaquetarias. Estos tres procesos dan lugar a la formación del "tapón
plaquetario". Cuando se altera la hemostasia primaria aparecen hemorragias inmediatas y
más duraderas de lo normal ante un traumatismo o a veces de manera espontánea. Estas
suelen verse en las mucosas de la nariz y la boca o como un punteado de color rojo en la
piel que se denomina equímosis.

2. Hemostasia secundaria: (plasmática) es lo que se suele llamar coagulación. Consiste en la


formación de un conglomerado de una proteína llamada fibrina que estabiliza el tapón
plaquetario. Cuando se altera suelen aparecer hemorragias tardías, muchas veces en forma
de hematomas (colecciones de sangre) en músculos o articulaciones.

El tapón hemostático consta de tres procesos:

Adhesión de plaquetas en la zona lesionada de la pared vascular.


Activación plaquetaria: activación fosfolipasa A2, activación fosfolipasa C y liberación
adenosín-fosfato.
Agregación plaquetaria.

Hemostasia Normal

La hemostasia normal es el resultado de un conjunto de procesos bien regulados que


cumplen dos funciones importantes: mantienen la sangre en un estado líquido no coagulable
en los vasos normales, y están equilibrados para inducir un tapón hemostático localizado y
rápido en el lugar de la lesión vascular.

Los distintos pasos que se suceden en el proceso de la hemostasia son:

1.- Existe un corto período inicial (aproximadamente 1 minuto) de vasoconstricción


mediada por mecanismos neurógenos y factores humorales como la endotelina. Esta
contracción sirve de forma transitoria para disminuir la pérdida sanguínea y se manifiesta en
vasos con capa muscular bien desarrollada.

2.- La lesión de células endoteliales deja al descubierto el colágeno subendotelial, de muy


alto poder trombogénico, lo que permite la adhesión y activación de las plaquetas. Se
produce un cambio de forma de las plaquetas y una liberación de sus gránulos secretores
(ADP, tromboxano A2), que atraen más plaquetas. Éstas se agregan a las ya presentes en el
foco de lesión para formar el tapón hemostático primario (hemostasia primaria).
Al mismo tiempo se liberan factores tisulares desde el endotelio, en el sitio lesionado, que
combinados con los factores plaquetarios, activan la cadena de la coagulación, que
culminará en la formación de trombina. La trombina transforma el fibrinógeno en fibrina
que estimula el reclutamiento y la reacción de liberación de más plaquetas, fase que se
conoce con el nombre de "hemostasia secundaria". Se produce por tanto un tapón más
resistente y duradero que impide la hemorragia a través de la lesión de la pared del vaso.

En este momento se activan los mecanismos inhibidores cuyo objetivo es limitar el tapón
hemostático al sitio de lesión.(O.P.M.B.)

Mecanismos de Participación en la Regulación de la Hemostasia

Participación del Endotelio en la Hemostasia

Las células cuando se estimulan tienen propiedades anticoagulantes (antitrombóticas) y


propiedades procoagulantes (trombogénicas).

La estimulación del endotelio se produce por la actuación de distintos agentes infecciosos,


por factores hemodinámicos, por componentes del plasma y de una manera muy directa por
la actuación de las citocinas.

a.1.) Propiedades antitrombóticas del endotelio vascular: estas propiedades se oponen a la


coagulación de la sangre y son:

Efectos antiplaquetarios: la integridad del endotelio evita que las plaquetas entren en
contacto con la matriz conjuntiva subendotelial (colágena).

Las plaquetas circulantes en la sangre no se adhieren al endotelio.

Protección por el endotelio sano adyacente, por la acción de la PGI-2 y el óxido nítrico, que
inhiben la agregación plaquetaria y son vasodilatadores.

Propiedades anticoagulantes: están mediadas por moléculas análogas a la heparina y


por la trombomodulina, que es un receptor específico de la trombina.

Las moléculas análogas a la heparina actúan indirectamente; son cofactores que permiten
que la antitrombina III inactive la trombina, y otros factores de la coagulación.

La trombomodulina actúa también indirectamente, se une a la trombina y transforma la


trombina en un anticoagulante; además activa [la proteína C].
Propiedades fibrinolíticas. Las células sintetizan activadores de plasminógeno tisular (t- PA)
que estimula la fibrinolisis.

a.2.) Propiedades trombogénicas del endotelio vascular (favorecen la coagulación):

La lesión endotelial favorece la adhesión de las plaquetas al colágeno subendotelial, al


tiempo que sintetizan y segregan el factor de Willebrand (Fv W) que es necesario para la
unión de las plaquetas al colágeno. El endotelio activado libera el factor tisular, activando
de esta forma la vía extrínseca de la coagulación. Las células endoteliales también segregan
un inhibidor del t-PA, que inhibe la fibrinolisis.(O.P.M.B.)

Participación de las plaquetas en la hemostasia

Con la lesión del vaso, las plaquetas se exponen a la matriz extracelular de la pared
vascular, matriz rica en colágeno, proteoglicanos, fibronectinas, y otras glucoproteínas de
adherencia. Esto inicia la cascada hemostática, en la que las plaquetas experimentan tres
reacciones importantes:

1.- Adhesión: se refiere a la unión de las plaquetas a lugares de lesión endotelial, con
exposición al colágeno subendotelial.

2.- Secreción: lleva consigo la liberación del contenido de los gránulos plaquetarios que se
produce después de la adhesión. Con la activación de las plaquetas y la secreción, queda
expuesto en la superficie de la plaqueta un complejo fosfolipídico, que es el lugar de la
superficie plaquetaria al que se ligan los factores de la coagulación y el calcio para activar la
vía intrínseca de la coagulación.

3.- Agregación plaquetaria: se produce poco después de la adhesión y la secreción. Existen


tres estímulos importantes para la agregación plaquetaria: el ADP y el tromboxano A2, que
ponen en marcha una reacción autocatalítica con la formación de un agregado plaquetario
creciente, que se conoce como tapón hemostático primario (reversible). La trombina es el
tercer estímulo plaquetario, actúa ligándose a un receptor de trombina plaquetario.

4.- Esta agregación va seguida de la contracción plaquetaria y está mediada por la


actomiosina intraplaquetaria, que crea una masa de plaquetas, “metamorfosis viscosa”, que
constituye el tapón hemostático definitivo o secundario. Al mismo tiempo, la trombina
causa la conversión del fibrinógeno a fibrina en el agregado plaquetario, lo que estabiliza el
tapón y lo fija al lugar de origen. (O.P.M.B.)

Participación del sistema de la coagulación en la hemostasia


El sistema de coagulación consiste en una serie de transformaciones de proenzimas a
enzimas activadas que termina en la formación de trombina. Ésta convierte el fibrinógeno
en fibrina. Las proteínas sintetizadas por el organismo se pueden activar por mecanismo
intrínseco y extrínseco. Ambos darán lugar a la vía común de la coagulación.

Cada reacción en la cascada de la coagulación resulta de la interacción de una enzima


(factor de coagulación activado), un sustrato (factor de coagulación en forma de proenzima)
y un cofactor (acelerador de la reacción). Esta reacción tiene lugar sobre la superficie de la
plaqueta y los distintos factores se mantienen juntos por los iones de calcio. Una de las
reacciones claves de la coagulación es la conversión del factor X en Xa. (O.P.M.B.)

Vía común: plaquetas, fosfolípidos y membranas celulares mediados por la enzima


protrombinasa, que hace que protrombina II se active en trombina IIa, la cual hará que el
fibrinógeno se transforme en fibrina, que formará el tapón.

Trombosis
Es un proceso patológico que implica la formación de una masa sólida de sangre (coágulo)
en el árbol vascular sin que exista en él solución de continuidad. Es una propagación
patológica de la hemostasis.

Los trombos son opacos, friables, adherentes y tanto en las venas como en las arterias de
pequeño y mediano calibre tienden a ocluir lumen.

La trombosis venosa profunda tiene menos riesgo de embolizar que los vasos proximales.

Patogenia

Las tres influencias principales que predisponen a la formación de trombos, la llamada


Triada de Virchow, son:

a) La lesión endotelial es la influencia dominante y puede provocar trombosis por sí


misma. Ocurre de preferencia en el territorio arterial en relación con placas ateroescleróticas
ulceradas. Para que se desarrolle una trombosis, no hace falta que el endotelio se desprenda
o se interrumpa físicamente; cualquier alteración del equilibrio dinámico entre los efectos
pro y antitrombóticos puede influir en la aparición de acontecimientos locales de
coagulación. Así pues, puede producirse una disfunción endotelial significativa a causa de
las tensiones hemodinámicas de la hipertensión arterial, del flujo turbulante sobre válvulas
con cicatrices o de endotoxinas bacterianas. Independientemente de su causa, la pérdida
física del endotelio da lugar a la exposición del colágeno subendotelial, adherencia de las
plaquetas, liberación del factor tisular y agotamiento local de PGI2 y AP. El endotelio
disfuncional puede sintetizar mayores cantidades de efectores anticoagulantes.

Entre las alteraciones del endotelio, podemos distinguir:

Degenerativas (aterosclerosis, aneurismas, anoxia local...).


Inflamatorias (artritis, tromboflebitis,flegmasia,alba dolens...).
Físicas (traumatismos, congelaciones, radiaciones).
Químicas (tabaco, hipercolesterolemia...).
Inmunológicas (EICH:enfermedad injerto contra el huésped).
Neoplasias.

En el ventrículo izquierdo es relativamente frecuente en el infarto del miocardio; en las


válvulas cardíacas y en el endocardio parietal la trombosis por lesión endotelial es muy
frecuente en endocarditis. Típicamente se forma un trombo blanco a partir de un tapón
plaquetario que se produce en la parte en que la membrana basal ha quedado expuesta a la
sangre: las plaquetas se adhieren al colágeno y liberan sustancias que provocan la
agregación de nuevas plaquetas y la formación de fibrina; a esta masa se adhieren nuevas
plaquetas y así sucesivamente se forma el trombo por aposición (conglutinación o
precipitación). En los aneurismas aórticos el trombo suele ser mixto, con un trombo blanco
en relación con la pared arterial alterada, y una masa de trombo rojo; a veces el trombo
mixto de los aneurismas es estratificado como en hojas de cebolla, en que alternan trombos
rojos y blancos laminares.

b) Alteraciones del flujo sanguíneo normal. La turbulencia contribuye a la trombosis


cardiaca y arterial porque causa lesión o disfunción del endotelio y también porque forma
contracorrientes y bolsas localizadas de estasis, factor principal en el desarrollo de trombos
venosos.

El flujo sanguíneo normal es laminar, de forma que las plaquetas fluyen en posición central
en la luz, separadas del endotelio por una zona de plasma acelular que se mueve con mayor
lentitud. Por tanto, la estasis y las turbulencias:

Alteran el flujo laminar y hacen que las plaquetas entren en contacto con el endotelio.
Impiden la dilución de los factores de coagulación activados por la sangre en continuo
movimiento.
Retrasan el flujo interno de los inhibidores de la coagulación y permiten la formación
de trombos.
Favorecen la activación de las células endoteliales, predisponiendo a la trombosis
local, la adherencia de los leucocitos y otros muchos efectos de las células endoteliales.
Factores coadyuvantes en la alteración del flujo sanguíneo:

Obesidad.
Encamados.
Ancianos.
ICC.
FA.
Valvulopatías.
Varices.
Aneurismas, etc.

c) Alteraciones de los componentes sanguíneos:

Hematíes (anemias hemolíticas, policitemia vera …).


Plaquetas (CID-coagulación intravascular diseminada-, trombocitemia esencial, con la
edad aumenta la agregación plaquetaria y disminuye el PGI2).
Plasma (aumento de la liberación de fibrinógeno, liberación de tromboplastina en
neoplasia- signo de Trousseau-, eliminación de AT-III en síndrome nefrótico).

Morfología

Los trombos pueden aparecer en cualquier parte del aparato cardiovascular: dentro de las
cavidades cardiacas, sobre las valvas valvulares y en arterias, venas o capilares.

Su tamaño y forma son variables, dependiendo del lugar de origen y las circunstancias que
condujeron a su formación. Los trombos arteriales o cardiacos suelen iniciarse en un foco
de lesión endotelial; los trombos venosos ocurren en zonas de estasis.

Todos los trombos tienen como característica común, un área de unión al vaso subyacente o
a la pared cardiaca, a menudo más firme en el punto de origen. Se caracterizan por presentar
tres partes: una cabeza (adherido a la pared vascular), un cuerpo (es la parte intermedia)
y una cola (es el extremo libre, móvil). El extremo en crecimiento puede no estar bien fijado
y, sobre todo en las venas, presenta tendencia a fragmentarse, provocando una embolia.

Cuando se forman en el corazón o en la aorta, los trombos pueden presentar un aspecto


macroscópico (y microscópico) de laminaciones llamadas líneas de Zahn, debidas a la
alternancia de capas pálidas de plaquetas y fibrina, y capas más oscuras y ricas en
eritrocitos. Estas líneas sólo son destacables porque indican el desarrollo de trombosis en un
lugar donde hay flujo sanguíneo; en las venas o arterias de menor calibre, las laminaciones
no suelen ser tan evidentes.
Cuando los trombos arteriales se originan en las cavidades cardiacas o en la luz de la aorta,
suelen estar adosadas a la pared de la estructura subyacente y se llaman trombos murales.
La contracción anómala del miocardio o la lesión de la superficie endomiocárdica provoca
la formación de trombos murales cardiacos, mientras que las placas ateroscleróticas
ulceradas y las dilataciones aneurismáticas son los precursores de la formación de trombos
aórticos.

Los trombos arteriales suelen ser oclusivos. Se localizan en las arterias coronarias,
cerebrales y femorales. El trombo suele recubrir una placa aterosclerótica. Aunque a veces
se encuentran otras formas de lesión vascular (vasculitis, traumatismos). Lo habitual es que
los trombos se adhieran con firmeza a la pared arterial lesionada y que sean de color blanco
grisáceo, compuestos de una masa de plaquetas, fibrina, eritrocitos y leucocitos en proceso
de degeneración.

La trombosis venosa o flebotrombosis es casi siempre oclusiva; el trombo tiende a generar


un largo cilindro que modela la luz del vaso. Como estos trombos se forman en una sangre
venosa que se desplaza lentamente, tienden a contener un mayor número de eritrocitos
atrapados y, por tanto, como trombos rojos o de estasis. Esta trombosis afecta
principalmente a los miembros inferiores.

En la autopsia los coágulos postmortem pueden confundirse con trombos venosos. Sin
embargo, los coágulos postmortem son de consistencia gelatinosa, con una porción rojo
oscuro en declive, donde los eritrocitos se depositaron por efecto de la gravedad, y un
sobrenadante amarillo que parece “grasa de pollo”. En general, no están fijos a la pared
subyacente. Por otro lado, los trombos rojos son más firmes, tienen casi siempre un punto
de unión con la pared y en los cortes transversales muestran líneas mal definidas de fibrina
de un color gris pálido.

Los trombos de las válvulas cardíacas se llaman vegetaciones. Las bacterias u hongos
transportados por la sangre se pueden adherir a las válvulas lesionadas (por ejemplo por
cardiopatía reumática)o producir directamente lesiones valvulares; en ambos casos, las
lesiones endoteliales y las alteraciones del flujo pueden inducir la formación de grandes
masas trombóticas (endocarditis infecciosa). Pueden aparecer vegetaciones estériles en
válvulas no infectadas de pacientes con cuadros de hipercoagulabilidad, en la llamada
endocarditis trombótica no bacteriana. Otra forma menos frecuente de endocarditis
verrugosa estéril se describe en el lupus eritomatoso sistémico y se trata de la endocarditis
de Libman-Sacks.

Tipos de trombo

- Según su relación con la luz vascular:


Murales: Están adosados a la pared de la estructura subyacente. La contracción
anómala del miocardio (arritmias, miocardiopatía dilatada e infarto de miocardio)
o la lesión de la superficie endomiocárdica (miocarditis, lesión por catéter)
provocan la formación de trombos murales cardiacos. Mientras que las placas
ateroscleróticas ulceradas y las dilataciones aneurismáticas son los precursores de
la formación de trombos aórticos.

Oclusivos: Los trombos arteriales suelen ser oclusivos. Las localizaciones más
frecuentes, por orden descendente, son las arterias coronarias, cerebrales y
femorales. El trombo suele recubrir una placa aterosclerótica, aunque a veces se
encuentran otras formas de lesión vascular (vasculitis, traumatismos). Lo habitual
es que los trombos se adhieran con firmeza a la pared arterial lesionada y que sean
de color blanco grisáceo y friables, compuestos de una masa de plaquetas, fibrina,
eritrocitos y leucocitos en proceso de degeneración.

Cabalgantes: Trombo en forma de Y que cierra el vaso principal y sus


bifurcaciones.

- Según su composición:

Blanco/hialino: Formado por plaquetas y fibrina. En capilares arteriolares. Ej:


anemia falciforme.
Mixto/adherido: Seco, friable, líneas de Zahn (alteran plaquetas, fibrina,
hematíes...)
Postmortem/no adherido, homogéneo: húmedo, brillante, elástico, rojo.

- Dependiendo de la ubicación, las trombosis se clasifican según tres tipos:

Trombosis por precipitación (trombos blancos): producida principalmente en


arterias o el corazón, se deben al desprendimiento de plaquetas. Son de carácter
mural.
Trombosis hialina: producida en vénulas o capilares. Suelen ser provocadas por
el desprendimiento de plaquetas y fibrinas.
Trombosis por coagulación (trombos rojos): producida en las venas suelen ser
de naturaleza oclusiva y deberse a una mezcla de plaquetas y fibrinas. Esta
situación es de extrema gravedad, pues el territorio más allá del trombo deja de
recibir irrigación sanguínea, produciéndose inicialmente isquemia y luego muerte
de las estructuras. Se puede producir la parálisis de los músculos si se encuentran
en el trombo que se ubica en una vena.

Dependiendo de la ubicación de la vena estas trombosis pueden ser graves (trombosis del
seno cavernoso), de mediana gravedad (trombosis venosa profunda) o leves tromboflebitis
superficial.
Evolución del trombo

Si un paciente sobrevive a los efectos inmediatos de una obstrucción vascular trombótica, el


trombo experimentará una combinación de los siguientes sucesos, en los días o semanas
posteriores:

Disolución-Reabsorción: los trombos pueden ser eliminados por la acción


fibrinolítica. El vaso vuelve a la normalidad total o parcial.
Embolización: los trombos pueden desprenderse total o parcialmente, y llegar a
lugares más distales del árbol vascular, ocluyendo luces vasculares de menor calibre.
Propagación: el trombo puede acumular más plaquetas y fibrina, propagarse y
terminar por causar obstrucción de algún vaso de mayor calibre, distante del sitio
donde se originó.
Incorporación a la pared: el trombo es recubierto por una proliferación de células
endoteliales. Con el paso del tiempo podrá quedar sólo un engrosamiento fibroso en el
lugar de la trombosis.
Infección: pueden causarse sepsis, abscesos múltiples, y supuración.
Organización-Recanalización cuando un trombo persiste “in situ” durante unos pocos
días, es probable que se organice. Este término se refiere al desarrollo en el interior del
trombo de tejido de granulación, tejido celular subendotelial y células mesenquimales.
Con el tiempo, el trombo se puebla de estas células fusiformes y se forman canales
capilares. Simultáneamente, la superficie del trombo se reviste de una capa de células
endoteliales. Los canales capilares pueden anastomosarse para crear pasillos desde un
extremo del trombo a otro, a través de los cuales puede circular la sangre,
restableciendo hasta cierto punto la luz del vaso. Este proceso se conoce como
recanalización del trombo. De este modo, el trombo se convierte en una masa de tejido
conectivo subendotelial vascularizado que termina por incorporarse a la luz del vaso.
Esta consecuencia es probable en grandes trombos en las dilataciones aneurismáticas o
en trombos murales de las cavidades cardiacas.
Calcificación: depósito de sales cálcicas sobre la superficie del trombo, dando lugar a
arteriolitos o flebolitos.

Tratamiento de la trombosis

En el tratamiento de la trombosis generalmente se usan fármacos anticoagulantes para


disolver la sangre. La heparina es el primer fármaco que se administra la mayor parte de las
veces. Si la heparina se administra por vía intravenosa el paciente debe permanecer en el
hospital.

También se puede administrar otro fármaco denominado warfarina. Ésta tarda varios días en
producir su efecto completo.
La toma de warfarina produce una mayor propensión al sangrado, incluso por actividades
que se realizan habitualmente.
En algunos casos como en el de la trombosis profunda
mesentérica, se infunde directamente el medicamento dentro del coágulo para disolverlo.
Este procedimiento recibe el nombre de trombólisis.

Con menor frecuencia el trombo se extrae con un tipo de cirugía llamada trombectomía.

Complicaciones de las trombosis

Un coágulo de sangre se puede desprender y viajar a los pulmones o a cualquier parte del
cuerpo y es potencialmente mortal. Esto se denomina émbolo pulmonar. El tratamiento
rápido de la trombosis ayuda a prevenir este problema.
Otra complicación posible es el
síndrome posflebítico que se refiere a la hinchazón (edema) prolongada del lugar anatómico
en el que se localiza la trombosis, por ejemplo la pierna si se trata de un caso de trombosis
venosa profunda.

Estos síntomas se pueden dar de inmediato o no, manifestarse hasta dos o tres años después.
Este problema se denomina síndrome postrombótico.

Otra complicación derivada de la trombosis es la isquemia. Un ejemplo de ello es la


isquemia intestinal, en la cual una parte o todo el intestino muere debido a un aporte
insuficiente de sangre secundaria a una trombosis.

Exámenes para el diagnóstico de la trombosis

Se llevará a cabo un examen físico, el cual puede revelar enrojecimiento, inflamación o


sensibilidad en alguna extremidad.

Se pueden realizar los siguientes exámenes:

Examen de sangre para determinar el dímero D.


Ecografía Doppler.
Pletismografía (medición del flujo sanguíneo) de las piernas.
Radiografías que muestran las venas del área afectada (venografía).
Angiografía.
Resonancia magnética (RM).
Ecografía del abdomen y venas mesentéricas.
Tomografía computarizada.

También se pueden realizar exámenes de sangre para verificar si hay aumento de la


posibilidad de coagulación de la sangre (hipercoagulabilidad) tales como:
Resistencia a la proteína C activada que verifica la mutación en el factor V de
Leiden.
Niveles de antitrombina III.
Anticuerpos antifosfolípidos.
Pruebas genéticas para buscar mutaciones que le hagan al paciente más propenso
a la formación de coágulos de sangre, como mutación en protrombina 20210A.
Anticoagulante lúpico.
Niveles de proteína C y proteína S.
Exámenes para coagulación intravascular diseminada (CID).

Diferencia entre Trombosis y Embolia

Una trombosis es la obstrucción de un vaso sanguíneo que, generalmente, es producida por


una placa de arteriosclerosis que crece en la pared de dicho vaso. Si la placa se desprende,
se denomina émbolo y puede ir hacia diversos lugares del organismo, en mayor medida al
pulmón. Pero los émbolos pueden ser de material diverso, no solamente trombos, también
émbolos infecciosos, de cristales de colesterol, etc...

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BIBLIOGRAFÍA
1. “Lecciones de Anatomía Patológica General para Estudiantes de Medicina y
Odontología”, Guzmán Ortuño Pacheco, Francisco A. Pastor Quitante, Francisco J.
Martínez Díaz, Pedro D. Blasco Muñoz; Ed. DM, 1ª Edición, 2001.
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1997.
4. CD “Manual Merck”, Merck Sharp & Dohme de España, S.A., Madrid, 1998.
5. “Esquemas de Anatomía Patológica” adaptados de H. Oliva por el Dr. Ernesto Moro
Rodríguez
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(http://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/ency/article/000156.htm)
7. Es.Wikipedia: Ecuación de Starling
(http://es.wikipedia.org/wiki/Ecuaci%C3%B3n_de_Starling)
8. Manual de Patología General de la Universidad Católica de Chile. Transtornos
circulatorios: Hemorragia
(http://escuela.med.puc.cl/publ/patologiageneral/Patol_047.html)
Obtenido de «http://eusalud.uninet.edu/misapuntes/index.php?
title=Trastornos_Hemodinamicos&oldid=14070»

Categoría: Patología General

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