Teoría Psicoanalítica de Fromm - Docx2

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Teoría psicoanalítica

de Fromm
TEORIAS DE LA PERSONALIDAD I

ANA SILVIA MARTINEZ TOVAR


Las necesidades básicas

Como los animales, los humanos estamos impulsados por necesidades fisiológicas como el
hambre, el sexo y la seguridad, pero nunca podremos resolver el dilema humano mediante la
satisfacción de estas necesidades animales. Solo las necesidades específicamente humanas
pueden impulsar a las personas a volver al mundo natural. Estas necesidades existenciales han
surgido en el curso de la evolución de la cultura humana y nacen de sus intentos de encontrar una
respuesta a la vida y evitar la locura.

Relación

La primera necesidad humana o existencial es la de relación, es decir, el impulso de unión con otra
persona u otras personas. Fromm postuló tres maneras fundamentales en las que una persona
puede relacionarse con el mundo: (1) sumisión, (2) poder y (3) amor. Una persona se puede
someter a otra, a un grupo o a una institución, para unirse con el mundo.

Mientras las personas sumisas buscan relaciones con personas dominantes, las personas que
buscan el poder prefieren parejas sumisas, por lo que cuando una persona sumisa y una persona
dominante se encuentran, suelen iniciar una relación simbiótica, que resulta satisfactoria para
ambas.

Trascendencia

Como otros animales, los humanos llegan al mundo sin su consentimiento o voluntad y
posteriormente desaparecen de él, también sin su consentimiento o voluntad. Pero, a diferencia
de otros animales, los seres humanos están impulsa dos por la necesidad de trascendencia, que
se define como el anhelo de superar una existencia pasiva y accidental y entrar en “el reino de la
determinación y la libertad”.

Arraigo

Una tercera necesidad existencial es el arraigo, es decir, el deseo de echar raíces o sentir que el
mundo es como un hogar para nosotros. Cuando los humanos evolucionaron como especie
independiente, perdieron su hogar en el mundo natural y, al mismo tiempo, su capacidad para
pensar les permitió darse cuenta de que estaban sin hogar, sin raíces.

El arraigo también se puede encontrar mediante estrategias productivas o improductivas. Con la


estrategia productiva, las personas salen de la órbita de su madre, se relacionan con el mundo de
manera activa y creativa y llegan a ser un todo con él, es decir, llegan a alcanzar el equilibrio.

Sentido de identidad

La cuarta necesidad humana es el sentido de identidad, es decir, la capacidad de ser consciente de


uno mismo como entidad independiente. Como hemos sido separados de la naturaleza,
necesitamos crear un concepto de nosotros mismos para poder decir, “yo soy yo”.
Marco de orientación

La última de las necesidades humanas es el marco de orientación. Al estar separados de la


naturaleza, los humanos necesitamos un mapa para encontrar nuestro camino en el mundo ya
que, sin él, estaríamos “confundidos y seríamos incapaces de actuar de manera resuelta y
coherente”.

Orientación receptiva

Los caracteres receptivos sienten que la fuente de todo lo positivo se encuentra fuera de ellos y
que la única manera posible para relacionarse con el mundo es mediante la recepción de cosas,
entre ellas amor, conocimientos y posesiones materiales. Están más interesados en recibir que en
dar y quieren que los demás los colmen de amor, ideas y regalos.

Orientación exploradora

Como las personas receptivas, los caracteres explotadores creen que la fuente de todo lo bueno
está fuera de sí mismos. A diferencia de las personas receptivas, sin embargo, toman lo que
desean de manera agresiva en lugar de recibirlo de una manera pasiva. En sus relaciones sociales
tienden a usar la astucia o la fuerza para arrebatar a los demás la pareja, las ideas o las
propiedades.

Orientación acaparadora

En lugar de valorar las cosas que están fuera de sí mismos, los caracteres acaparadores buscan
conservar lo que tienen. Se guardan todo dentro y no se desprenden de nada. Se reservan dinero,
sentimientos y pensamientos para sí mismos. En una relación amorosa, intentan poseer a la
persona amada y preservar ante todo la relación en lugar de permitir su desarrollo y crecimiento.

Trastornos de la personalidad

Si las personas sanas son capaces de trabajar, amar y pensar de manera productiva, entonces las
personalidades desequilibradas se caracterizan por tener problemas en estos tres aspectos, sobre
todo en la capacidad de amar de manera productiva. Fromm sostenía que las personas con
trastornos psicológicos son incapaces de amar y no consiguen establecer una unión con otras
personas.

Necrofilia

El término “necrofilia” significa amor a la muerte y suele hacer referencia a una perversión sexual
en la cual una persona desea el contacto sexual con un cadáver. Sin embargo, Fromm usó el
término necrofilia en un sentido más generalizado para denotar cualquier tipo de atracción por la
muerte.

Narcisismo maligno

Igual que todas las personas en alguna ocasión muestran una conducta necrófila, también tienen
tendencias narcisistas. Las personas equilibradas manifiestan una forma benigna de narcisismo, es
decir, un interés por su propio cuerpo. Sin embargo, en su forma maligna, el narcisismo dificulta la
percepción de la realidad, de modo que todo lo que pertenece a la persona narcisista tiene un
gran valor y todo lo que pertenece a los demás está devaluado.

Simbiosis incestuosa

Una tercera orientación patológica es la simbiosis incestuosa, que se define como la dependencia
extrema de la madre o un sustituto de la madre. La simbiosis incestuosa es una forma extrema de
la fijación a la madre.

Estudio psicohistórico de Hitler

Siguiendo el ejemplo de Freud (véase el capítulo 2), Fromm estudió documentos históricos para
trazar un retrato psicológico de una persona importante, una disciplina denominada psicohistoria
o psicobiografía . El sujeto del estudio psicobiográfico más completo de Fromm fue Freud (Fromm,
1959), pero también escribió extensamente sobre la vida de Adolf Hitler (1941, 1973, 1986).
Fromm consideraba a Hitler el ejemplo más notorio de una persona con síndrome de decadencia,
con una combinación de necrofilia, narcisismo maligno y simbiosis incestuosa. Hitler mostraba los
tres trastornos patológicos: se sentía atraído por la muerte y la destrucción, buscaba el interés
propio, profesaba una devoción incestuosa a la “raza” germánica y se dedicó de una forma
fanática a impedir que su sangre se contaminara con sangre judía o de otras razas “no arias”. A
diferencia de algunos psicoanalistas que buscan las claves de la personalidad adulta en la primera
infancia, Fromm afirmaba que cada fase de desarrollo es importante y que en los primeros años de
la vida de Hitler no había nada que lo impulsara de forma inevitable hacia el síndrome de
decadencia. De pequeño, Hitler fue un niño algo mimado por su madre, pero, aunque ello no fue
el origen de su posterior patología, sí fomentó sus sentimientos narcisistas. “La madre de Hitler
nunca fue para él una persona a la que se sintiera unida por lazos de amor. Era un símbolo de las
diosas protectoras y admiradoras, pero también de la diosa de la muerte y el caos”.

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