24 de Marzo

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 5

24 de Marzo.

Día de la Memoria, la Verdad y la


Justicia

Actividades para realizar con los niños

Lunes 21.

 Se trabajará a partir de la siguiente fotocopia.

 La docente a medida que lee va conversando con los


alumnos y explicando lo que se cuenta.
 A continuación deberán responder la siguiente pregunta:
¿Cómo creés que se sentían las personas que vivían en ese
momento de la historia?.
 Para finalizar se realiza una puesta en común.
Martes 22.

 Se leerá o escuchará el cuento “Un elefante ocupa mucho


espacio” de Elsa Bornemann.
 La docente les pregunta a los niños sobre las partes del
relato que más les llamo la atención.
 ¿Cuáles son las imágenes y/o representaciones que quedaron
después de la lectura? (Sería bueno que los niños puedan
dibujar o realizar alguna representación).

 A continuación les contará porque estas obras estuvieron


prohibidas, censuradas. Trabajar el sentido de estas palabras.
 Se hablará también de la libertad, de la libertad de
expresión, de los derechos, de la solidaridad, de la justicia,
de la Democracia.
 Animarlos a que escriban frases, realicen pequeños relatos,
usando estas palabras.

En el cuaderno:

 Escuchamos el cuento “Un elefante ocupa mucho espacio”


de Elsa Bornemann.
 Dibujo lo que más me llamó la atención.

 Conversamos sobre palabras importantes: LIBERTAD –


DERECHOS – SOLIDARIDAD – JUSTICIA –
DEMOCRACIA.

Miércoles 23.

 Se observará el video del canal Paka Paka “Zamba en la


casa rosada”.
 Se dialogará sobre lo visto para luego confeccionar unos
afiches.
Un elefante ocupa mucho espacio - Elsa Bornemann

Que un elefante ocupa mucho espacio lo sabemos todos. Pero que


Víctor, un elefante de circo, se decidió una vez a pensar "en
elefante", esto es, a tener una idea tan enorme como su cuerpo...
ah... eso algunos no lo saben, y por eso se los cuento:
Verano. Los domadores dormían en sus carromatos, alineados a
un costado de la gran carpa. Los animales velaban
desconcertados. No era para menos: cinco minutos antes el loro
había volado de jaula en jaula comunicándoles la inquietante
noticia. El elefante había declarado huelga general y proponía que
ninguno actuara en la función del día siguiente.
- ¿Te has vuelto loco, Víctor? - le preguntó el león, asomando el
hocico por entre los barrotes de su jaula - ¿Cómo te atreves a
ordenar algo semejante sin haberme consultado? ¡El rey de los
animales soy yo!
La risita del elefante se desparramó como papel picado en la
oscuridad de la noche:
- Ja. El rey de los animales es el hombre, compañero. Y sobre
todo aquí, tan lejos de nuestras selvas...
- ¿De qué te quejas, Víctor? - interrumpió un osito, gritando desde
su encierro - ¿No son acaso los hombres los que nos dan techo y
comida?
- Tú has nacido bajo la lona del circo... - le contestó Víctor
dulcemente – La esposa del criador te crió con mamadera...
Solamente conoces el país de los hombres y no puedes entender,
aún, la alegría de la libertad...
- ¿Se puede saber para qué hacemos huelga? - gruñó la foca,
coleteando nerviosa de aquí para allá.
- ¡Al fin una buena pregunta! - exclamó Víctor, entusiasmado, y
ahí nomás les explicó a sus compañeros que ellos eran presos...
que trabajaban para que el dueño del circo se llenara los bolsillos
de dinero... que eran obligados a ejecutar ridículas pruebas para
divertir a la gente... que se los forzaba a imitar a los hombres...
que no debían soportar más humillaciones y que patatín y que
patatán. (Y que patatín fue el consejo de hacer entender a los
hombres que los animales querían volver a ser libres... Y que
patatán fue la orden de huelga general...)
- Bah... Pamplinas... - se burló el león - ¿Cómo piensas
comunicarte con los hombres? ¿Acaso alguno de nosotros habla
su idioma?
- Sí - aseguró Víctor - El loro será nuestro intérprete - y
enroscando la trompa en los barrotes de su jaula, los dobló sin
dificultad y salió afuera.
Enseguida, abrió una tras otra las jaulas de sus compañeros.
Al rato, todos retozaban en los carromatos. ¡Hasta el león!
Los primeros rayos de sol picaban como abejas zumbadoras sobre
las pieles de los animales cuando el dueño del circo se desperezó
ante la ventana de su casa rodante. El calor parecía cortar el aire
en infinidad de líneas anaranjadas... (los animales nunca supieron
si fue por eso que el dueño del circo pidió socorro y después se
desmayó, apenas pisó el césped...)
De inmediato, los domadores aparecieron en su auxilio:
- ¡Los animales están sueltos! - gritaron a coro, antes de correr en
busca de sus látigos.
- ¡Pues ahora los usarán para espantarnos las moscas! - les
comunicó el loro no bien los domadores los rodearon, dispuestos
a encerrarlos nuevamente.
- ¡Ya no vamos a trabajar en el circo! ¡Huelga general, decretada
por nuestro delegado, el elefante!
- ¿Qué disparate es este? ¡A las jaulas!
Y los látigos silbadores ondularon amenazadoramente.
- ¡Ustedes a las jaulas! - gruñeron los orangutanes. Y allí mismo
se lanzaron sobre ellos y los encerraron. Pataleando furioso, el
dueño del circo fue el que más resistencia opuso. Por fin, también
él miraba correr el tiempo detrás de los barrotes.
La gente que esa tarde se aglomeró delante de las boleterías, las
encontró cerradas por grandes carteles que anunciaban: CIRCO
TOMADO POR LOS TRABAJADORES. HUELGA GENERAL
DE ANIMALES.
Entretanto, Víctor y sus compañeros trataban de adiestrar a los
hombres:
- ¡Caminen en cuatro patas y luego salten a través de estos aros de
fuego! ¡Mantengan el equilibrio apoyados sobre sus cabezas!
- ¡No usen las manos para comer! ¡Rebuznen! ¡Maúllen! ¡Ladren!
¡Rujan!
- ¡BASTA, POR FAVOR, BASTA! - gimió el dueño del circo al
concluir su vuelta número doscientos alrededor de la carpa,
caminando sobre las mano - ¡Nos damos por vencidos! ¿Qué
quieren?
El loro carraspeó, tosió, tomó unos sorbitos de agua y pronunció
entonces el discurso que le había enseñado el elefante:
- ..Con que esto no, y eso tampoco, y aquello nunca más, y no es
justo, y que patatín y que patatán... porque... o nos envían de
regreso a nuestras selvas... o inauguramos el primer circo de
hombres animalizados, para diversión de todos los gatos y perros
del vecindario. He dicho.
Las cámaras de televisión transmitieron un espectáculo insólito
aquel fin de semana: en el aeropuerto, cada uno portando su
correspondiente pasaje en los dientes (o sujeto en el pico en el
caso del loro), todos los animales se ubicaron en orden frente a la
puerta de embarque con destino al África.
Claro que el dueño del circo tuvo que contratar dos aviones: en
uno viajaron los tigres, el león, los orangutanes, la foca, el osito y
el loro. El otro fue totalmente utilizado por Víctor... porque todos
sabemos que un elefante ocupa mucho, mucho espacio...

También podría gustarte