Realidad Representación: Resumen

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 20

Realidad y representación

1
«Serías tan rico como auténticos reyes si pudieras encontrarlo,
y sabes que está ahí, y te quedas ahí buscando y buscando»
{Stevenson, R. L. 1999, Treasure /stand}.

RESUMEN

a mente s,e describe como lo que el cerebro hace cuando actúa en un ent orno;

L el entorno proporciona información; la mente codifica esta información bajo


la forma de representaciones. La conducta se basa en el uso y manipulación
de estas representaciones. Una representación preserva información de las conse-
cuencias de actuar de una cierta manera en ese medio. Las representaciones son
Copyright © 2020. McGraw-Hill España. All rights reserved

un tipo de objetos que se emplean para representar, son símbolos de otros objetos.
Las palabras son sím bolos sobre símbolos. La Teoría de la Información permite
caracterizar qu é es información y explicar por qué una representación contiene
información.

CONTENIDO DEL TEMA

l. Objetos y símbolos.
2. Representaciones y palabras.

1.1. OBJETOS Y S Í M B O L O S - - - - - - - - - - -

En un alarde de audacia, George Merry, Tom Margan y Dick Johnson, piratas de


la tripulación que lidera Long John Silver, le entregan al que fuera su capitán una
hoja arrancada de una biblia en la que han escrito con ceniza, en una cara, un
punto negro y en el reverso, la palabra «destituido», irreconocible. El receptor del
mensaje, Long John Silver, apenas puede reconocer un punto negro, un objeto
por el que viene a conocer que será castigado con una rebaja de su estatus o

Sainz, J. S. &amp; Sainz, L. S. (2020). <i>Introducción a la ciencia cognitiva: procesos y simulació


n.</i>. McGraw-Hill España. https://elibro.net/es/ereader/sibuca/125468?page=40
2 ◄ INTRODUCCIÓN A LA CIENCIA COGNITIVA

directamente condenado a muerte. El dibujo de un punto negro es un objeto


artificial, una réplica artificial y abstracta de un objeto que viene a asociarse
sistemáticamente con aquello que significa, al principio, de forma transparente,
luego, de forma opaca, cuando no concurre con lo que se asocia. Aquello que se
significa se ha perdido, y solo existe por relación con una representación mental
de aquello con lo que debería concurrir en el tiempo y en el espacio. En tanto
el punto negro es para el emisor un símbolo, un dibujo, expresando, en este
caso, una representación, para el receptor es un signo a descifrar o interpretar.
En ausencia de aquello con que se asocia, un símbolo o un signo solo adquiere
su sentido en un esquema sintáctico y su referencia, en un contexto de uso. El
carácter sistemático de las relaciones que contraen símbolos y signos con la
experiencia real asegura la posibilidad de evocar o activar la construcción de
una representación mental.
Al igual que en nuestro «mundo real», en ese «mundo virtual» de La isla del
tesoro coexisten piratas, barcos, capitanes, tesoros e islas y loros parlanchines y
biblias y palabras y puntos negros y un sinfín de eventos y entidades, reales y vir·
tuales, concretas y abstractas, como «cosas», «objetos» y «bienes». Un mundo
es una descripción particular de la experiencia que un ser humano tiene de
un cierto entorno. Cualquier mundo se define por el conjunto de entidades y
eventos que se reconocen en ese mundo, por las relaciones que contraen las
entidades y eventos que pueden ser objeto de descripción en ese mundo. Existe
Copyright © 2020. McGraw-Hill España. All rights reserved

una aparente «solidaridad» entre todas las entidades y eventos que pueblan un
mundo en particular. Aunque, en ocasiones, «cosas», «objetos» y «bienes» parez-
can referirse a la misma entidad, no son en absoluto entidades idénticas, porque
su descripción no es la misma. Distintas expresiones lingüísticas con la misma
referencia pueden tener sentidos diferentes [Frege 1948]. Ningún tipo de descrip-
ción es absoluta; muy al contrario, la descripción de un objeto es relativa a las
propiedades que pueden eventualmente discriminarlo de otros en un contexto
dado, cuando se determina mediante alguna clase de predicados [Frege, Geach €
Black 1951]; en ningún caso un objeto puede caracterizarse de una vez por todas
en cualquier contexto [Shepard 1987].

Entre los estados de la materia, el condensado de Base-Einstein ilustra este


principio cognitivo. El condensado de Base-Einstein es un agregado que se da
en ciertos materiales a muy bajas temperaturas. En este estado, las partículas
que componen la sustancia comparten exactamente el mismo nivel de ener-
gía -un nivel mínimo de energía denominado «estado fundamental»-, lo
que hace imposible su distinción física, pues no existe ninguna propiedad que
pueda medirse, ni siquiera la energía, que diferencie unas partículas de otras.

Sainz, J. S. &amp; Sainz, L. S. (2020). <i>Introducción a la ciencia cognitiva: procesos y simulació


n.</i>. McGraw-Hill España. https://elibro.net/es/ereader/sibuca/125468?page=40
l. REALIDAD Y REPRE S ENTAC IÓN ► 3

1.1.1. Cosas y objetos

Definir los términos más comunes de «cosa», «objeto» o «bien» no es fácil. Definir
est os términos es, sin embargo, importante si se quiere cont ar con una ont o-
logía; y es preciso contar con una ontología para saber de qué hablamos, qué
clase de entidades y/o eventos pueden reconocerse y qué descripciones puede
proporcionar una teoría o un modelo derivado de esa teoría. Qui ne [ 1980, p. 1]
presenta la ontología directa y simplemente cuando dice: «Algo curioso del pro-
blema ont ológico es su simplicidad. Puede decirse en dos palabras: "¿Qué hay?".
Puede además responderse en una única palabra: "Todo", y todos aceptarán que
esta respuesta es verdadera. Sin embargo, esto es solo decir que hay lo que hay.
Queda margen para opiniones discrepantes en ciertos casos; y así ocurre que
el problema ha estado vigente durante siglos». A menudo los términos «cosa»,
«objeto» o «bien» o sus definiciones difieren entre distintos autores, a pesar de
referirse esencialmente a los mismos conceptos.
Las palabras evocan de forma imprecisa un concepto, especialmente en ese
estadio previo a la completa forma lización del objeto al que el concepto se refiere.
Primero, int roducimos un objet o, como por ejemplo, un triángulo, sin más que
dibujar un caso particular; luego, examinamos sus propiedades para descubrir que
siempre se cumplen ciert as propiedades. Dibujar un triángulo es una forma de
externalizar o exteriorizar una representación mental. Apelamos, entonces, a la
Copyright © 2020. McGraw-Hill España. All rights reserved

construcción de una geomet ría, la geometría euclídea, de modo que un triángulo


viene a construirse y definirse a partir de ciertos axiomas y teoremas matemáticos.
Sin esa caracterización geométrica resultaría imposible descubrir que un triángulo
es construct ivamente un trilátero, y que un cuadrángulo no necesariamente es,
constructivamente, un cuadrilátero. Un término introduce un concepto de mane-
ra informal; una vez se ha acuñado para identificar una entidad, puede definirse
con mayor precisión o formalizarse. La formalización de un concepto se expresa
en términos de un objeto abstracto cuyo significado depende enteramente de la
estructura sintáctica de una expresión construida en un lenguaje que permite su
descripción.
Una definición convenc ional del término «cosa» lo define como una «enti-
dad» que se manifiesta en el espacio y en el tiempo y que es objeto de apre-
hensión en la percepción. Aunque a menudo la noción de «realidad física» se
emplea como sinónimo de «entidad», el término «realidad fís ica» es ambiguo:
una entidad puede ser no física, real o virtual, concreta o abstracta, probable
o improbable, pos ible o im posible, etc.; la noción de «realidad» identifica el
hecho de que una entidad es una manifestac ión de lo «real» cuando es objeto
de conocimiento. Sin embargo, existen entidades que no se corresponden con
algún t ipo de «realidad física».
Bunge [1 977) formaliza la idea de que ninguna entidad - que Bunge denomina
«objeto»- puede ser a la vez «cosa» y «constructo». El término «constructo» le
permite a Bunge distinguir entre lo que es objeto de representación, que denomina

Sainz, J. S. &amp; Sainz, L. S. (2020). <i>Introducción a la ciencia cognitiva: procesos y simulació


n.</i>. McGraw-Hill España. https://elibro.net/es/ereader/sibuca/125468?page=40
4 ◄ INTRODUCCIÓN A LA CIENCIA COGNITIVA

- Una ontología caracteriza qué tipo de entidades pueden reconocerse, lo


que Meinong denominó una «Teoría de los Objetos», que especifica qué cla-
ses de entidades se originan en la experiencia, qué clases de entidades de-
finen objetos de orden superior que se obtienen por composición de otros
objetos más elementales y qué clases de entidades derivan de operaciones
cognitivas, es decir, del cálculo representacional [Schubert 1987]; en suma,
una ontología caracteriza cualquier clase de objetos que se supone que se
presentan a la mente o a los que la mente se enfrenta [Jacquette 1996].

«cosa», y la representación que se construye a partir de ese objeto, que denomina


«constructo». El término «constructo» identifica las propiedades conceptuales de
una representación. El término «cosa», por el contrario, es prerrepresentacional;
se refiere a una entidad inespecífica o indeterminada de la que se desconocen
aún sus características o propiedades. La noción «constructo» rescata el carácter
artificial de la representación, una construcción que resulta de los procesos de
conocimiento que tienen lugar en la mente humana. Bunge restringe el término
«constructo» a la representación mental que se evoca a partir de una experiencia
real. Interesa en esta explicación reformular la reflexión de Bunge para objetivar
y precisar estas nociones: toda entidad debe ser o una «cosa» o un «objeto»,
Copyright © 2020. McGraw-Hill España. All rights reserved

no ambas cosas a la vez. Cualquier entidad indeterminada para la que no existe


una representación propiamente dicha es una «cosa»; cuando existe una repre-
sentación, la entidad a que se refiere es un «objeto». El término «objeto» expresa
la forma objetiva de una representación. Un «objeto» existe porque, en origen,

TABLA 1.1.
Criterios de clasificación de objetos.

Criterio 1
+ -
Apropiación Expropiable lnexpropiable
Autonomia Principal Accesoria
Divisibilidad Divisible Indivisible
Existencia Presente Futura
Fungibilidad Fungible lnfungible
Movilidad Mueble Inmueble
Naturaleza Tangible Intangible
Propiedad Alienable Inalienable
Producción Rentable Suntuario
Utilización Consumible lnconsumible

Sainz, J. S. &amp; Sainz, L. S. (2020). <i>Introducción a la ciencia cognitiva: procesos y simulació


n.</i>. McGraw-Hill España. https://elibro.net/es/ereader/sibuca/125468?page=40
l. REALIDAD Y REPRESENTACIÓN ► 5

una «cosa» ha sido objeto de una representación. Para que una entidad se trate
como un objeto, esa entidad debe entrar en algún tipo de relación recíproca con
otros objetos. Esta relación de «reciprocidad» entre objetos conforma un sistema
de objetos, cuyo uso por parte de algunos miembros de una sociedad les permite
a otros un aprendizaje inmediato y espontáneo [Berger € Luckmann 1991].
En el Derecho Romano la noción de «cosa» ocupa el espacio de la noción de
«objeto» como la empleamos en este contexto. La Tabla 1.1 identifica los criterios
fundamentales de clasificación de las «cosas» en el Derecho Romano. Observemos
que en esta clasificación los objetos adquieren propiedades más complejas que
las que podrían suponerse inicialmente. En efecto, es inmediatamente claro
que existen objetos «muebles» o «inmuebles» -si pueden trasladarse o no en el
espacio- y que existen objetos que resultan ser «accesorios» respecto de otros,
llamados «principales». Resulta más difícil distinguir entre objetos «presentes» y
«futuros», «rentables» y «superfluos» o «suntuarios», etc. En el Derecho Romano
un «objeto» es toda entidad sobre la que puede recaer una relación jurídica, es
decir, cualquier entidad sobre la que puede recaer un derecho u obligación en tan-
to es objeto de una transacción entre personas jurídicas o físicas. Solo los objetos
pueden entrar en relaciones de transacción entre actores o agentes humanos,
precisamente porque existen representaciones de objetos. Así, resulta que pueden
adquirirse derechos sobre la cosecha de trigo del 2025 en el Campo de Criptana,
un objeto «futuro» o inexistente, o puede adquirirse maquinaria herramienta para
Copyright © 2020. McGraw-Hill España. All rights reserved

multiplicar la rentabilidad de un proceso productivo si esa maquinaria contribuye


a un aumento de la producción de bienes o servicios. Y pueden contratarse los
servicios de un médico, pero su conocimiento técnico o científico no es como tal
«alienable». Una receta puede ser un objeto alienable, y, sin embargo, el cono-
cimiento técnico que se requiere para escribir una receta no es alienable. Pode-
mos pagar un precio por obtener información técnica, por obtener información
crítica para nuestra salud, por ejemplo, pero no estaremos seguros, en ausencia
de nueva información, de si hemos obtenido todo lo que nuestro médico podía
conocer. Actuamos de buena fe pensando que nos ofrecerá información de buena
fe, porque no estamos en condiciones de expropiar su conocimiento a voluntad.
Para un lego, incluso, no es posible evaluar siquiera la competencia técnica de su
asesor, y es obvio que no es posible ser un experto en todo lo que eventualmente
podemos necesitar o desear.

1.1.2. Objetos y bienes

Observemos que ciertas propiedades hacen de un objeto un tipo particular de


objeto. Aquellos objetos que representan una utilidad, que satisfacen un interés
o un deseo son «bienes». De estos objetos útiles, algunos representan instru-
mentos de la acción humana. Podemos reconocer, entonces, que existe una
jerarquía de objetos; existen objetos, objetos que son bienes, y bienes que son

Sainz, J. S. &amp; Sainz, L. S. (2020). <i>Introducción a la ciencia cognitiva: procesos y simulació


n.</i>. McGraw-Hill España. https://elibro.net/es/ereader/sibuca/125468?page=40
6 ◄ INTRODUCCIÓN A LA CIENCIA COGNITIVA

útiles y herramientas, cuando además de ser útiles contribuyen a mejorar la efi-


cacia y productividad de la acción humana. El número de bienes aumenta con la
producción y puede disminuir con el consumo. Podemos hablar indistintamente
de un bien o un servicio; el consumo no siempre disminuye el número de bienes,
como es el caso cuando el visitante de un museo contempla una pintura, y, sin
embargo, la contemplación es un acto de consumo.
El examen de los procesos de producción y consumo de bienes permite distin-
guir en toda mercancía entre la utilidad que representa para el usuario, su valor
de uso, y el valor que ese bien obtiene en el mercado, su valor de cambio. Las
transacciones en que entran los bienes identifican la estructura social en tanto
difieren no solo en utilidad, sino también en precio; en un contexto social, existen
ciertas «reglas» que identifican quiénes y bajo qué condiciones pueden acceder
a ciertos bienes. Tales reglas no son necesariamente explícitas, como ocurre en
las normas de acceso a un club, sino usualmente implícitas porque se originan
espontáneamente en el intercambio; ordenan, de forma agregada, las preferencias
de los usuar ios respecto de los bienes a los que tienen acceso. Esta serie ordena-
da de preferencias identifica informalmente las relaciones de «reciprocidad» que
se dan entre los objetos en la experiencia humana en términos de su utilidad.
Los objetos que se emplean como herramientas o instrumentos responden
a una constricción de la naturaleza sobre la acción humana, a la que el ser
humano se sobrepone inventando instrumentos útiles. El desarrollo de la tecno-
Copyright © 2020. McGraw-Hill España. All rights reserved

logía resulta de un proceso por el que cada herramienta permite a un agente


humano conocer en qué medida y de qué modo esa herramienta satisface
una utilidad, induciéndole a modificar el propio útil y a extender su aplicación
con el desarrollo de nuevas herramientas [Leroi-Gourhan 1988]. La mecánica y
la dinámica de estos útiles condicionan la transformación que el hombre lleva a
cabo de la naturaleza incluyendo la transformación de su propia naturaleza. El ser
humano toma de la naturaleza «cosas» que convierte en «objetos», «objetos» en
«bienes», y bienes en útiles, útiles que transforman para siempre el sentido que
tenían estos «objetos» antes de tratarse como instrumentos de la acción humana.
El conjunto de los objetos de una cultura conforma un sistema de utilidades
que se sustenta en los modelos cognitivos que el ser humano, como agente
racional, aplica a la naturaleza. Debemos «interpretar la invención tecnológica
como un proceso de operaciones lógicas, y los propios útiles como un repertorio
de funciones lógicas. Cabe la posibilidad de afrontar el estudio de las tecnologías
como el despliegue en el espacio y en el tiempo de una lógica de la invención»
[Martin-Serrano 1988]. «Los modelos cognitivos son representaciones del mundo
que guían la acción sobre el entorno y proporcionan [ ... ] sentido a la interpre-
tación del entorno» [Martin-Serrano 1988, p. X]. Ya Durkheim [2008] describió
la estrecha relación o correspondencia que existe entre los «objetos» de una
cultura, las representaciones que se construyen de esos objetos como bienes y
útiles en los mitos, las acciones que se expresan en los rituales, la reproducción
social de las organizaciones, el intercambio comunicativo entre los miembros de

Sainz, J. S. &amp; Sainz, L. S. (2020). <i>Introducción a la ciencia cognitiva: procesos y simulació


n.</i>. McGraw-Hill España. https://elibro.net/es/ereader/sibuca/125468?page=40
l. REALIDAD Y REPRE S ENTAC IÓN ► 7

un gremio y sus modos de vida, y el lenguaje que permite representar la realidad


y comunicar información.
En Ser y tiempo, razona Heidegger [2003) los útiles que se integran en la acción
humana «desaparecen» en el uso cotidiano en tanto forman parte de nuestras
met as e intenciones. El empleo de ciert os útiles, ciert as máquinas o herramientas
no forma parte de una actividad teórica, sino práctica, precautoria, que le permite
al sujet o mejorar la eficiencia de sus acciones. En el momento en que se usa, el
útil no aparece como tal «objetivado», como si pudiera separarse del usuario, sino
bajo una relación de continuidad, una continuidad que se rompe cuando el útil o
el instrumento es disfuncional, es decir, cuando no funciona como se espera. Al
integrarse en su acción, el sujeto experimenta un cambio conceptual del t ipo de
representación que t iene de sí m ismo, como si la herramienta formara parte de su
propio cuerpo. De este modo supera sus límites físicos, las constricciones que le
impone la naturaleza; el martillo de un carpintero y el bastón de un ciego, y los
instrumentos o herramientas más complejos, como por ejemplo, un microscopio,
amplifican la acción humana y suponen una ext ensión técnica del propio cu erpo.
El bastón se convierte en una extensión del tacto como el microscopio se convier-
te en una extensión de la visión. Los dispositivos de «realidad virtual» suponen
integrar percepción y acción permit iendo al sujeto experi mentar, a t ravés de la
simulación, un mundo real sin los riesgos que representaría ejecutar sus acciones
de efectos imprevisibles en un entorno real.
Copyright © 2020. McGraw-Hill España. All rights reserved

1.1.3. Bienes y símbolos

En economía se llama «utilidad» a la propiedad de satisfacer un deseo o una nece-


sidad que un bien o un servicio representa. Se dice que un bien o un servicio t iene
utilidad si existe un individuo que prefiere tenerlo a no tenerlo. La utilidad total de
un individuo depende de los bienes o servicios que consume y de las cantidades que
consume de cada uno. La función que determina la utilidad total de un individuo
se denomina «función de utilidad». En los modelos neoclásicos de la economía, la
utilidad puede concebirse como utilidad objetiva, si se supone que la utilidad es una
cualidad inherente a un bien de modo que su valor de uso puede definirse indepen-
dientemente del usuario o agent e, o puede concebirse como utilidad subjetiva, si
se supone que la utilidad surge de la interacción entre un agente, individualmente
considerado, y un objeto capaz de satisfacer una necesidad o un deseo, tal como se
expresa en el precio que está dispuesto a pagar. Si la utilidad de un bien viene deter-
minada por el precio, es razonable suponer que la utilidad puede cuantificarse, es
decir, la magnitud de utilidad de un bien puede medirse como si fuera infinitamente
divisible. En este sentido, en rigor, ningún bien presenta utilidad objetiva. El término
«utilidad objet iva» es una abst racción del precio que t iene un bien en el mercado.
Cuando un individuo consume unidades adic ionales de un bien, la utilidad
aumenta hasta un punto en que la utilidad obtenida con una unidad adicional

Sainz, J. S. &amp; Sainz, L. S. (2020). <i>Introducción a la ciencia cognitiva: procesos y simulació


n.</i>. McGraw-Hill España. https://elibro.net/es/ereader/sibuca/125468?page=40
8 ◄ INTRODUCCIÓN A LA CIENCIA COGNITIVA

comienza a disminuir. El aumento de utilidad o la disminución no es proporcio-


nal o constante. En un momento, la función de utilidad alcanza un máximo,
y a partir de ese momento, cada unidad adicional de consumo da lugar a una
disminución de utilidad, una «desutilidad». Este fenómeno ilustra el concepto
de utilidad marginal. La utilidad marginal es el efecto que se produce cuando
aumenta o disminuye la utilidad total al aumentar o disminuir la cantidad que se
posee de un bien o un conjunto de bienes. La noción de utilidad marginal tiene
una precisa formulación matemática como la derivada de la función de utilidad
cuando aumentan los bienes a disposición del consumidor.

A una persona que le guste tener un perro tal vez le agradaría tener dos o
tres más, pero estará dispuesta a pagar para que alguien se lleve su décimo
o vigésimo perro, ¡salvo que esté dispuesta a abrir una línea de negocio para
aumentar su utilidad en otro sentido!

La conducta del consumidor se expresa en la Ley de Utilidad Marginal Decre-


ciente, que establece que a medida que aumenta el consumo de un bien,
supuesto constante todo lo demás, la utilidad marginal que se deriva del con-
sumo de ese bien decrece. Esta ley ilustra cómo se comporta la demanda: el
Copyright © 2020. McGraw-Hill España. All rights reserved

gasto de una persona en los diferentes bienes refleja su escala de preferencias y


su nivel de renta; la utilidad total alcanza su máximo cuando el gasto se distri-
buye de modo que cada euro permita obtener utilidades marginales idealmente
iguales para todos los bienes que adquiere. Dado que los bienes difieren en pre-
cio, la utilidad se maximiza, en realidad, cuando las utilidades marginales de los
bienes son proporcionales a sus respectivos precios. No es la utilidad de un bien
aisladamente considerado lo que determina la demanda, sino la utilidad marginal
que el bien representa para ese consumidor en el contexto específico en que
hace su elección. En un contexto ordinario, el mismo bien puede tener diferentes
utilidades marginales para distintas personas, reflejando distintas preferencias
y/o distintas circunstancias personales. Ya Aristóteles en su Física describía la
noción de utilidad: «Los bienes externos tienen un límite, como cualquier otro
instrumento, y todas las cosas útiles son de tal naturaleza que existe un buen
número de ellas que debe o causar daño o a ciertas tasas carecer de utilidad»
[véase Libro 1, capítulo 1].
Más recientemente Jevons [ 1879], entre otros autores, elabora la noción de utili-
dad marginal con el sentido que tiene actualmente. Jevons define una ecuación de
intercambio que muestra la disposición de un consumidor a maximizar su utilidad
de modo que la razón de utilidad marginal de cada bien consumido respecto de
su precio sea igual para un presupuesto de gasto determinado. Cuando dado un
presupuesto esta igualdad no se cumple, el consumidor reestructura sus gastos
para obtener una utilidad mayor.

Sainz, J. S. &amp; Sainz, L. S. (2020). <i>Introducción a la ciencia cognitiva: procesos y simulació


n.</i>. McGraw-Hill España. https://elibro.net/es/ereader/sibuca/125468?page=40
l. REALIDAD Y REPRE S ENTAC IÓN ► 9

Supongamos que un consumidor obtiene 10 unidades de utilidad para 1 kilo


de naranjas, y 4 unidades de utilidad para 1 kilo de peras, y que el precio
de cada fruta son 0,5 euros. La razón de utilidad marginal de las naranjas
es 10/0,5, es decir, 20, y el de las peras es 4/0,5, o sea, 8. Jevons supone,
correctamente, que el consumidor cambiará de criterios de consumo ad-
quiriendo 0,5 más de naranjas y 0,5 menos de peras. En el cambio, el con-
sumidor pierde 4 unidades de utilidad sobre peras, pero gana 10 unidades
de utilidad sobre naranjas, obteniendo una ganancia neta de 6 unidades de
utilidad. El consumidor trata de que las utilidades marginales respecto del
precio sean iguales, es decir, que las razones de utilidad/precio resulten
idealmente equivalentes.

La utilidad marginal de un bien depende, en último término, de la relación


que existe entre utilidad y coste de acceso, es decir, en un sentido amplio, del
precio a pagar por obtenerlo. Para un bien que existe en abundancia, la utilidad
marginal es baja. A cada unidad adicional equivalente de un bien le será asignada
una preferencia menor que a otro bien relativamente escaso. El trabajo afecta a
la producción de bienes, contribuye a aumentar la oferta; el valor, sin embargo,
Copyright © 2020. McGraw-Hill España. All rights reserved

depende de la utilidad. «La continua reflexión y la investigación - razona Jevons


[ 1879]- me han llevado a mantener una opinión en parte novedosa: el valor
depende por completo de la utilidad. Las opiniones dominantes afirman que el
trabajo más qu e la utilidad es el origen del valor; incluso existen quienes asegu-
ran que el trabajo es la causa del valor. Yo mismo m uestro, por el contrario, que
basta con rastrear cuidosamente las leyes naturales de vari ación de la ut ilidad,
en tanto dependen de la cant idad de bienes en nuestro haber, para llegar a
una teoría del intercambio coherente respecto de la cual las leyes ordinarias de
oferta y demanda son una consecuencia necesaria. Esta t eoría se corresponde
con los hechos; y siempre que existe una razón para creer que el trabajo es el
origen del valor hallamos una exp licac ión de por qué. El trabajo se supone, a
menudo, que determina el valor, pero solo de manera indirecta porque el grado
de utilidad del bien varía según si se produce un aumento o una limitación de
la oferta» [véase Jevons 1879, cap. 1, sección 1.2]. Este razonamiento supuso un
cambio de perspectiva en la teoría clásica del valor, que derivaba el valor del
t rabajo empleado en la producción de un bien o, más técnicamente, del coste
de producción que incluye, además del trabajo, los recursos movilizados en la
producción de ese bien.
La definición neoclásica del concepto de utilidad marginal no resuelve por
completo el problema de la utilidad. El concepto es not oriamente más complejo
del que podía sospechar la escuela neoclásica. La Ley de Utilidad Marginal Decre-
ciente no se verifica, aparentemente, en ciertos contextos y/o para cier tos bienes.

Sainz, J. S. &amp; Sainz, L. S. (2020). <i>Introducción a la ciencia cognitiva: procesos y simulació


n.</i>. McGraw-Hill España. https://elibro.net/es/ereader/sibuca/125468?page=40
10 ◄ INTRODUCCIÓN A LA CIENCIA COGNITIVA

Para un coleccionista de sellos, por ejemplo, cuanto mayor es el número de


sellos de su colección mayor es el placer que obtiene. Para el avaro que acu-
mula capital o para el comprador compulsivo de joyas y diamantes, la Ley
de Utilidad Marginal Decreciente tampoco se cumple. El coleccionista, el
avaro o quien acumula joyas y diamantes - podría alegarse- pueden bus-
car con su conducta un reconocimiento social que no proviene directamen-
te de los bienes que acumulan. Estos casos límite, sin embargo, solo pueden
darse localmente - una alegación que no resuelve el problema- , ya que
el orden de las preferencias de un agente no puede alterarse hast a el punto
de poner en riesgo la vida, como en la paradoja clásica del rey Midas. El rey
Midas representa, en este caso, un agente no racional, ya que no calcula las
consecuenc ias de responder única y exclusivamente a su ambición de una
ilimitada acumulación de riqueza.

La teoría clásica de la utilidad marginal examina la ut ilidad de los bienes igno-


rando el impacto del riesgo o de la incert idumbre en la decisión, suponiendo un
conocimiento o información perfecta de las condiciones de consumo y asumiendo
que el consumo y la utilidad obtenida son inmediatos. El impacto que la dilación
temporal de la recompensa t iene en el consumo de un bien, simp lemente, se
Copyright © 2020. McGraw-Hill España. All rights reserved

ignora. Considerar estas variables forma parte del estudio de los procesos de
decisión humanos.
No es, en absoluto, evidente - más bien al contrario- que sea posible, para
cada bien, determinar su uti lidad y que un interés o un deseo sea saciable. La
búsqueda de información o el aumento de conocimiento no están sujetos a la Ley
de Utilidad Marginal Decreciente, a menos que se suponga un carácter «local»,
en el plano temporal, a este comportamiento. Sin embargo, esta asunción es
probablemente falsa: bajo ciertas condiciones un actor racional bien puede arries-
gar su propia vida solo para obtener más información, mejorar su conocim iento
u obtener un mayor reconocim iento social, y bajo ciertas condiciones un actor
racional puede desear ignorar informac ión eventualmente crítica. En r igor, la Ley
de Utilidad Marginal Decreciente solo puede aplicarse a bienes alienables y expro-
piables para los que no existe incertidumbre y su valor es cuantificable y conocido.
El problema se plantea cuando se quiere determinar cómo se agrega la conducta
individual en su expresión colectiva y en términos de qué creencias un individuo
puede tratarse como un actor o agente racional. Si la utilidad de un bien es dife-
rente para cada actor, debe ser como resultado de un proceso de juicio diferente
en cada sujet o; que ese proceso de juicio sea diferente solo es posible si cada
sujeto maneja un conocimiento distinto, toda vez que los mecanismos deben ser
formalmente idénticos para cualquier individuo de la especie.
Supongamos que existe un agente que satisface todas sus necesidades y
deseos sin más que requerir a otros que hagan por él lo que les pida; la base de

Sainz, J. S. &amp; Sainz, L. S. (2020). <i>Introducción a la ciencia cognitiva: procesos y simulació


n.</i>. McGraw-Hill España. https://elibro.net/es/ereader/sibuca/125468?page=40
l. REALIDAD Y REPRESENTACIÓN ► 11

ese control de la conducta ajena no puede ser otro que la preexistencia de un


discurso, un sistema de símbolos que en «posesión» de ese agente y de quienes
se le someten siempre le produce a aquel los efectos deseados. No importa, en
este contexto, que la utilidad marginal para este agente ideal sea baja, toda vez
que siempre obtiene lo que desea sin más que ordenarlo. Este agente racional está
por hipótesis investido de un poder o una autoridad que solo puede proceder de
su posición en la estructura social y del discurso que permite legitimar el control
que ese agente ejerce sobre la conducta ajena. El nivel de renta o los recursos
de que dispone pueden ser una expresión de ese poder o autoridad; la posición
social no necesariamente depende de los recursos de toda índole que puede un
agente movilizar, sino, al contrario, estos de aquella. El acceso a los bienes viene
regulado por la posición social que ese agente ocupa y, eventualmente, expre-
sarse en su nivel de renta o en los recursos de que dispone, contribuya o no a la
creación de riqueza con sus acciones. Como ningún individuo carece de posición
social, lo que se afirma para ese agente ideal se cumple para cualquier agente. El
juicio de utilidad de un bien no puede disociarse de la posición social del actor
ni de las reglas de la interacción que rigen para esa posición, dada la naturaleza
competitiva de la demanda. El valor de uso que otorga un agente económico a
un bien siempre se evalúa según su precio. Cada agente acude al mercado, no
individualmente, sino como parte de un grupo o un colectivo invisible de agen-
tes, en un contexto de demanda concurrente y competitiva. El precio a pagar
Copyright © 2020. McGraw-Hill España. All rights reserved

depende de la demanda efectiva. Al acudir al mercado, un agente está guiado por


el conocimiento de que dispone. No existe a priori un impedimento físico para
que cualquier agente ordinario pueda acceder a cualquier bien. Sin embargo, los
bienes no son universalmente accesibles; un agente puede carecer de información
o conocimiento: puede desconocer qué bienes existen, qué utilidad se asocia a
su consumo y qué precio deberá pagar, más allá de que desconozca sus recursos
o pueda carecer de los que le permitirían su adquisición.
En un contexto de demanda concurrente y competitiva, la causa próxima
de autoexclusión en el mercado es el conocimiento que un agente tiene de sus
propios recursos, de sus creencias, de la utilidad que representa la adquisición
de un bien y de su posible sustitución por otro bien de utilidad equivalente, de
su posición en el mercado y del papel que juegan la oferta y la demanda en la
formación del precio.

1.2. REPRESENTACIONES Y PALABRAS-------

No es posible comprender la diferencia entre cosa y objeto, entre objeto y bien,


si no disponemos de una [ meta]teoría - una ontología- del tipo de entidades
que es preciso introducir para hablar con sentido de la experiencia humana e
iniciar nuestra indagación teórica. En este contexto, y con otras palabras, no es
posible comprender la diferencia entre cosa y objeto, entre objeto y bien, si no

Sainz, J. S. &amp; Sainz, L. S. (2020). <i>Introducción a la ciencia cognitiva: procesos y simulació


n.</i>. McGraw-Hill España. https://elibro.net/es/ereader/sibuca/125468?page=40
12 ◄ INTRODUCCIÓN A LA CIENCIA COGNITIVA

distinguimos, al menos de manera informal, entre aquellas cosas que existen en


la naturaleza y los juicios, las expectativas y acciones que los actores humanos
tienen sobre su disposición o consumo y que hacen de esas «cosas» «objetos».
No sería posible hablar de la utilidad de un bien, del empleo de un bien como un
instrumento de la acción humana, si los objetos de experiencia no se interpretan
y describen de modo congruente con lo que los seres humanos hacen con esos
objetos. Aunque muchas otras cuestiones han aparecido en el camino, parece
ahora obvio que solo los objetos pueden emplearse como símbolos o devenir
en símbolos, y su descripción solo es posible apelando a representaciones.
Descubrimos así que los objetos se someten a la misma lógica de los símbolos:
no valen en tanto que objetos, sino por las relaciones de reciprocidad que con-
traen entre sí en virtud de las acciones que los seres humanos realizan sobre
ellos. Carecería de sentido hacer una descripción de un microscopio sin apelar a la
relación funcional que guarda con el agente humano que puede usarlo, distinto si
se emplea como un instrumento óptico en la detección de eventos inobservables
a simple vista de si se utiliza como un instrumento de defensa ante un intruso
violento en el laboratorio. De ahí que el valor venga a depender por completo de
la utilidad, y la utilidad sea resultado de expectativas, juicios y acciones de un
sujeto humano que solo puede comprenderse cuando se apela a representaciones.
La noción de representación se ha usado hasta ahora en distintos sentidos:
en un sentido objetivo como precio, como expresión del valor de un objeto que
Copyright © 2020. McGraw-Hill España. All rights reserved

conforma la utilidad de un bien para un agente racional humano; en un sentido


subjetivo como la clase de expectativas que conforma el tipo de acciones que un
actor humano tiene sobre la disposición o consumo de un bien, y, por último, en
un sentido cognitivo, según el tipo de conocimiento que permite identificar clases
de consecuencias, los modos en que un bien responde a utilidades y acciones. En
este último sentido, cabe definir que existe un número indefinido de posibles
descripciones a partir de las cuales el sujeto humano distingue entre distintas
clases de consecuencias y define utilidades y acciones. Estas descripciones con-
tienen información {7} sobre las características o propiedades de un objeto,
(2} sobre las condiciones en que el actor accede a su disposición o consumo y
(3} sobre los efectos que la manipulación de tal objeto tiene en la experiencia
ordinaria. La noción de representación es crítica para entender qué tipo de datos
pueden ser objeto de análisis en una teoría de la conducta o la acción humana.

1.2.1. Símbolos y representaciones

Como cualquier noción abstracta de uso común, el término «representación» es


difícil de definir de manera clara y definitiva. El término «representación» se utiliza
como sinónimo de un objeto que se emplea como símbolo de otro objeto distinto
de sí mismo al que se refiere o sustituye. Esta definición implica la existencia de
dos clases de descripciones relacionadas y separables: el mundo objeto de repre-

Sainz, J. S. &amp; Sainz, L. S. (2020). <i>Introducción a la ciencia cognitiva: procesos y simulació


n.</i>. McGraw-Hill España. https://elibro.net/es/ereader/sibuca/125468?page=40
l. REALIDAD Y REPRESENTACIÓN ► 13

sentación y el mundo de la representación, el tipo de modelo que es posible tener


de aquel como objeto. Las representaciones reflejan aspectos o describen caracte-
rísticas o propiedades del mundo objeto de representación. Una representación es
un modelo que se construye a partir de un conjunto finito de propiedades que
permiten discriminar un cierto objeto de cualquier otro en un contexto acotado
de referencia. No es posible, por tanto, caracterizar un objeto en cualquier contexto
de referencia, es decir, en cualquier mundo posible. Existe un número indefinido de
modelos posibles de objeto para un mismo contexto de referencia y, por tanto, un
número indefinido de descripciones coherentes del objeto representado. Un modelo,
también, presenta, a su vez, ciertas propiedades o características que no necesaria-
mente se relacionan con las propiedades del mundo que representa o describe. De
este modo podemos identificar distintos niveles de descripción; ciertas represen-
taciones lo son de objetos de un mundo que puede describirse físicamente, otras
son representaciones sobre aquellas representaciones en un nivel de agregación en
una escala de complejidad creciente. La complejidad aumenta a medida que ascen-
demos en la escala de las descripciones que pueden realizarse a partir de la expe-
riencia. Es fácil apercibirse de que la descripción de un mueble, por ejemplo, solo
es posible cuando existe una cierta diversidad de objetos que pueden identificarse
como muebles, y este concepto solo existe cuando se han identificado o etiquetado
aquellos objetos que se clasifican bajo esa misma categoría general, tales como sillas,
mesas, sofás, etc. En un dominio de un único nivel de representación -un tipo de
Copyright © 2020. McGraw-Hill España. All rights reserved

contexto formalmente acotado de referencia- , todas las clases de una partición


se distribuyen de tal modo que agotan por completo el dominio representacional
mediante relaciones de reciprocidad exclusiva.
La Figura 1.1 muestra la distribución en clases de un cierto dominio semántico:
en un contexto acotado de referencia, los miembros de un concepto no pertene-
cen a ningún otro concepto del mismo dominio y nivel de representación. Una

FIGURA 1.1.
Partición de un dominio semántico.

Sainz, J. S. &amp; Sainz, L. S. (2020). <i>Introducción a la ciencia cognitiva: procesos y simulació


n.</i>. McGraw-Hill España. https://elibro.net/es/ereader/sibuca/125468?page=40
14 ◄ INTRODUCCIÓN A LA CIENCIA COGNITIVA

representación existe cuando es posible establecer una correspondencia entre


algunas de las propiedades de un modelo y algunas propiedades del mundo
representado, tal como se presenta en la percepción. A esta correspondencia
entre el modelo de un objeto y el objeto que se representa se le denomina
«forma lógica»; la forma lógica expresa la estructura en que entran los elemen·
tos que integran un modelo. Especificar una representación exige determinar
«[1] qué mundo se representa; [2] qué representación existe; [3] qué aspectos
del mundo objeto de representación se están modelando; [4] qué aspectos de la
representación funcionan como modelo, y [5] qué correspondencias existen entre
ambos mundos. Una representación es realmente un sistema representacional
que incluye estos cinco criterios» [Palmer 1978, cap. 9, p. 262].
La Figura 1.2 incluye un mapa de un fragmento de la red del ferrocarril metro·
politano de la ciudad de Madrid. Compárese este mapa con otro de la misma
área obtenido a través de Google Maps. El mapa que podemos recuperar a partir
del trazado de calles en un mapa convencional contiene información detallada
del territorio sobre el que se trazan las líneas del ferrocarril. El mapa de la Figu·
ra 1.2 no permite reconocer explícitamente el trazado de las calles por las que
circula el suburbano. El trazado de las calles no es una descripción «realista» del
medio, ya que se ha diseñado para describir los hitos urbanos por los que pasan
las líneas del metro. Los transbordos entre estaciones aparecen, sin embargo, en
esta figura explícitamente representados; en cambio, en un mapa más realista
Copyright © 2020. McGraw-Hill España. All rights reserved

del entorno no puede reconocerse el trazado, aunque contenga información

Metropolitano
- 1- ~,
Guzmán el
Bueno
g ~e;a g

Ríos
República
Argentina

Rosas
Ciudad
Universitaria Gregorio
e;a ~ g Marañón

Quevedo

fflffljffl . San Bernardo Rubén Núñez


~
Dario de Balboa
Ventura ~
Rodríguez
Tribunal Colón Serrano

Alonso Volá
Martínez
Prlncipe Plo (¡) Chueca
pe -~~e;a g

__ _,,.
Batán
Lago
g

FIGURA 1.2.
Fragmento de red del metropolitano de Madrid.

Sainz, J. S. &amp; Sainz, L. S. (2020). <i>Introducción a la ciencia cognitiva: procesos y simulació


n.</i>. McGraw-Hill España. https://elibro.net/es/ereader/sibuca/125468?page=40
l. REALIDAD Y REPRESENTACIÓN ► 15

de las entradas a las distintas estaciones. Y mientras el mapa esquemático del


suburbano no incluye información de la distancia entre estaciones, pero sí ofrece
información del recorrido, el obtenido a partir de Google Maps incluye informa-
ción de la distancia entre estaciones, pero no contiene información sobre el
recorrido. En ningún mapa se proporciona información sobre la profundidad de
cada estación, del subsuelo a la superficie, pero el mapa de la figura contiene
información digital sobre la longitud de los transbordos entre distintas líneas
que comparten el mismo rótulo de estación, con enlaces cortos y largos. Esta
información tampoco la suministra un mapa obtenido a partir de fotografías del
territorio, que sí proporciona, en cambio, información analógica de la distancia
física entre estaciones: el mapa se ha construido a escala del «mundo real». La
descripción más «realista» del entorno geográfico de un mapa a escala permite
obtener información de las extensas áreas verdes de la ciudad, en tanto que solo
dos parques se reflejan parcialmente en la figura y de forma muy esquemática.
La vía fluvial que atraviesa la ciudad aparece representada como un canal en el
margen izquierdo del panel; este hito urbano aparece a escala en un mapa geo-
gráfico del que es posible obtener sus coordenadas terrestres exactas.
A partir de estos distintos mapas pueden definirse algunas propiedades intere-
santes de los mapas como modelos representacionales. La distancia relativa entre
estaciones no está representada en la figura; sí lo está, en cambio, en un mapa geo-
gráfico a escala. La información de este segundo mapa es implícita, se deduce de la
Copyright © 2020. McGraw-Hill España. All rights reserved

información que proporciona el mapa construido a escala. La información de qué


estaciones componen cada recorrido se presenta en el mapa de la figura de forma
explícita; sin embargo, el orden de las estaciones no se corresponde con ningún
tipo de elemento del «mundo real»: se trata de información relacional. Observemos
que puede obtenerse información relacional de muy diferente complejidad: algu-
nos recorridos, por ejemplo, exigen la realización de dos transbordos y otros exigen
uno o ninguno. Este es un tipo de información relacional que no se corresponde
con ningún elemento del mundo representado. Si bien puede saberse qué esta-
ción sigue en el recorrido a una cualquiera, la distancia relativa entre estaciones
solo se puede recuperar de un mapa a escala. Estas representaciones contienen
como modelos información que refleja un estado del mundo que representan.
Una representación puede reflejar la misma información, pero puede hacerlo de
forma muy diferente, como es el caso. El ejemplo ilustra la diferencia entre lo que
se representa y la representación. La información puede ser: (1) explícita -si se
recupera directamente de la forma lógica de la representación- o implícita, en
caso contrario; (2) analógica -si la representación contiene información métrica
del espacio y/o del tiempo- o digital, en caso contrario, cuando solo se especifi-
can valores discretos de distancia, como por ejemplo, transbordo largo o corto, en
términos de tiempo o recorrido, y (3) directa o no relacional - si la representación
replica información del objeto representado- o indirecta o relacional, en caso
contrario, cuando la información se recupera como resultado de operaciones de
cálculo a partir de los componentes de la representación.

Sainz, J. S. &amp; Sainz, L. S. (2020). <i>Introducción a la ciencia cognitiva: procesos y simulació


n.</i>. McGraw-Hill España. https://elibro.net/es/ereader/sibuca/125468?page=40
16 ◄ INTRODUCCIÓN A LA CIENCIA COGNITIVA

Observemos que una representación es, en sí misma, un objeto que repre-


senta un estado o evento del mundo representado. Para que una representación
constituya un modelo del mundo que representa, debe existir una corresponden-
cia que asegure que la información que la representación contiene se corres-
ponde con hechos de experiencia, esto es, que si el modelo indica que existen,
por ejemplo, dos recorridos posibles para llegar a una estación y requieren pasar
por tres estaciones intermedias, la ejecución de las acciones correspondientes
exige pasar, exactamente, por esas tres estaciones. Al igual que ocurre con un
mapa, cualquier representación incluye un componente declarativo - un con-
junto finito de elementos o propiedades que permite caracterizar el objeto de la
representación- y un componente procedimental -un conjunto de métodos
o procedimientos que permite extraer información operando sobre el modo en
que se organizan aquellas propiedades-. Para que una representación responda
a lo que representa, la información que contiene y los procesos que operan sobre
esta representación no pueden disociarse. El papel de estos métodos o procesos
es «determinar funcionalmente las relaciones que se dan entre los elementos del
objeto» [Palmer 1978, cap. 9, p. 265]. La extracción de información es el resul-
tado de los procesos que operan sobre representaciones; en ausencia de estos
procesos la representación carece de contenido. Este es precisamente el caso
de la interpretación de la escritura jeroglífica. Los símbolos resultaron inteligibles
cuando pudieron reconstruirse los procedimientos que interpretan su contenido,
Copyright © 2020. McGraw-Hill España. All rights reserved

cuando se restauran las relaciones asociativas que existen entre la representa-


ción y el mundo representado. «No importa si pueden, en principio, derivarse o
no de una representación dada si no existe ningún método capaz de hacerlo.
[ ... ] La única información que contiene una representación es aquella para la
que existen operaciones que pueden obtenerla». [Palmer 1978, cap. 9, p. 266].
La naturaleza de una representación consiste en una correspondencia entre un
objeto representado y una representación de modo que ciertas relaciones del
objeto representado se preserven estructuralmente en la representación. Las
representaciones y los objetos representados son sistemas relacionales que con-
sisten en un conjunto de objetos y un conjunto de relaciones, la noción, que se
introdujo más arriba, de reciprocidad.
Una representación representa un modelo, una posible descripción del objeto
representado. Representaciones distintas pueden reflejar información idéntica o
diferente del mismo objeto. Si no preservan la misma información o preservando
la misma información no es igualmente accesible para ambas representaciones,
se trata de representaciones diferentes. Este criterio introduce el problema de la
equivalencia representacional. Dos representaciones no son equivalentes si las
funciones que interpretan la información que contienen no responden a las mis-
mas cuestiones. Existen distintos criterios para resolver si dos representaciones
no son equivalentes. Dos representaciones no son equivalentes según /7} el tipo
de información que reflejan si modelan distintas propiedades del objeto repre-
sentado; /2} la resolución de la información que contienen si las descripciones

Sainz, J. S. &amp; Sainz, L. S. (2020). <i>Introducción a la ciencia cognitiva: procesos y simulació


n.</i>. McGraw-Hill España. https://elibro.net/es/ereader/sibuca/125468?page=40
l. REALIDAD Y REPRESENTACIÓN ► 17

que proporcionan del objeto no permiten discriminarlo con el mismo nivel de


detalle, y (3} el tipo de operaciones que se les aplican si no son equivalentes
y no permiten recuperar la misma información. Dos representaciones pueden
no ser equivalentes y, sin embargo, ser informacionalmente equivalentes. Dos
representaciones son informacionalmente equivalentes si las descripciones que
proporcionan preservan las mismas relaciones sobre las mismas entidades u
objetos.

1.2.2. Representaciones y palabras

La noción de representación nos ha permitido reconocer cómo un objeto viene a


sustituir como símbolo a otro. Esta función de la representación deriva de cómo
empleamos los objetos en nuestra experiencia: solo es posible reconocer qué
correspondencia existen entre distintas entidades o distintos eventos si apelamos
a representaciones. Así pues, apelando a representaciones podemos identificar
las clases de regularidades en que entran los objetos de nuestra experiencia
ordinaria. El término «representación», sin embargo, es un concepto teórico cuyo
contenido solo puede describirse por relación con la descripción que proporciona
como modelo del mundo representado. En contraposición a este término teórico,
las palabras se presentan como expresión o soporte de representaciones, como
Copyright © 2020. McGraw-Hill España. All rights reserved

una serie o sarta de códigos, letras o símbolos por cuya composición podemos
identificar las unidades mínimas del discurso en un lenguaje dado. Tales códi-
gos se expresan como marcas físicas en un soporte físico que es la materia en
el que se construyen las expresiones. Las expresiones resultan, precisamente, de
la concatenación espacial y temporal de códigos físicos, en un medio o material
expresivo, que se emplean como indicios que permiten evocar o generar represen-
taciones. Las expresiones realizan las representaciones en tanto se identifican con
un tipo de objeto cuya función representacional se obtiene del modo en que un
agente las emplea en una comunidad de habla. En este contexto, las expresiones
tienen una realidad física como señales independientes, porque los actores de
esa comunidad tratan esas señales como objetos a descrifrar en la comunica-
ción. Precisamente, el empleo de un lenguaje permitió a las comunidades huma-
nas la división técnica del trabajo, el desarrollo de la cooperación [Tomasello
2003], por la que los distintos individuos podían organizar su trabajo y distribuirlo
entre los miembros de la comunidad. Tan estrecha es la relación entre palabras
y representaciones que, a menudo, estas nociones resultan indistinguibles. Sin
embargo, la realización física de una palabra difiere esencialmente del modo en
que se realiza una representación. Los usuarios de una comunidad de habla se
enfrentan a las palabras como objetos independientes, lo que no es posible, sino
en su forma más abstracta, cuando deben recuperar del uso de palabras y símbo-
los el sentido y referencia que tienen en un contexto. Es decir, una representación
no puede recuperarse del uso del lenguaje sin apelar al contexto de uso y a las

Sainz, J. S. &amp; Sainz, L. S. (2020). <i>Introducción a la ciencia cognitiva: procesos y simulació


n.</i>. McGraw-Hill España. https://elibro.net/es/ereader/sibuca/125468?page=40
18 ◄ INTRODUCCIÓN A LA CIENCIA COGNITIVA

relaciones que cualquier representación contrae con otras en virtud de una base
de conocimiento. El artificio del lenguaje consiste en ofrecer usos homogéneos
para representaciones muy distintas de los sujetos que lo emplean.
Aunque ciertas formas de lenguaje se presentan en variadas formas en especies
no humanas, es un lugar común que en su más acabada expresión de compleji-
dad solo se presenta en la especie humana [Hockett 1960]. El lenguaje representa
una habilidad única resultado de una adquisición única según todos los indicios:
«Los estudiosos del origen evolutivo del lenguaje encuentran razonable suponer
que el lenguaje se inventó en una única oportunidad, y todos los lenguajes ora-
les modernos están de un modo u otro relacionados, incluso si esa relación no
puede establecerse[ ... ] por las limitaciones que presentan los métodos a nuestra
disposición para su reconstrucción» [Anderson 2012, p. 104].
Todas las lenguas humanas emplean, primariamente, como materias expre-
sivas, el sonido y el propio cuerpo. La manipulación de la onda sonora o la ges-
ticulación se encuentran en el origen de la noción misma de lenguaje, aunque
existan otras materias expresivas por cuya manipulación podemos realizar ciertas
expresiones, como es el caso del graflsmo en sus formas háptica y visual. El len-
guaje es un sistema de comunicación y representación de conocimiento por
el que una serie finita de símbolos se concatenan en el espacio y en el tiempo
de acuerdo con una gramática concatenativa; una gramática concatenativa
se expresa en una serie ordenada de reglas por las que vienen a disponerse
Copyright © 2020. McGraw-Hill España. All rights reserved

de forma ordenada una serie finita de símbolos que constituyen el alfabeto del
lenguaje. La naturaleza combinatoria es un concepto recurrente en la noción de
lenguaje: un sistema finito de códigos o símbolos [Saussure 1916] que resulta del
hábito de manipular [Watson 1930] símbolos en un número indefinido de expre-
siones empleando una gramática [Chomsky 1957].
El empleo de la escritura introduce un tipo distinto de materia expresiva. Como
cualquier otra forma de expresión de un lenguaje, la materia expresiva impone
restricciones que afectan a la construcción e identificación de códigos y a la
sintaxis que permite caracterizar un lenguaje. El estatuto de una palabra como
unidad mínima de sentido difiere en función de la materia expresiva que se
emplea en una expresión. En una palabra ortográfica, una secuencia escrita de
símbolos puede venir delimitada por espacios en blanco, identificando estos espa-
cios criterios de identificación de las unidades mínimas del discurso; la separación
espacial no es, sin embargo, un requisito. Existen sistemas de escritura donde esta
separación en unidades no se emplea. Ocurre, a menudo, que palabras disconti-
nuas constituyen una unidad de sentido que no puede obtenerse por composición
de las palabras integrantes con independencia de que se escriban por separado
o no. Por ejemplo, ¿qué significa «morder el anzuelo» o «caradura»?
La separación de las palabras en un lenguaje fono-ortográfico afecta a la legi-
libidad del texto, redundante de hecho con la habilidad del lector para reconocer
las unidades del discurso oral en la lectura. El reconocimiento de estas unidades
léxicas se obtiene en el acceso léxico cuando se comparan entre sí distintas cade-

Sainz, J. S. &amp; Sainz, L. S. (2020). <i>Introducción a la ciencia cognitiva: procesos y simulació


n.</i>. McGraw-Hill España. https://elibro.net/es/ereader/sibuca/125468?page=40
l. REALIDAD Y REPRESENTACIÓN ► 19

nas de símbolos como candidatos léxicos. Las letras de una palabra, al igual que
los fonemas en la palabra oral, están sujetas a una serie de procesos conmutativos
que permiten diferenciar unas palabras de otras a pesar de contener la misma
serie de símbolos. Las palabras fonológicas del lenguaje oral están sujetas a proce-
sos de segmentación y composición análogos a los que se presentan en el lengua-
je escrito, en el lenguaje gráfico o en el lenguaje gestual. Las palabras constituyen
expresiones complejas que pueden, a su vez, eventualmente descomponerse en
unidades mínimas de menor entidad, lo que puede contribuir a identificar clases
de palabras y funciones lingüísticas, palabras de contenido, tales como verbos,
nombres, adverbios y adjetivos, o palabras de función, tales como cuantificadores,
determinantes, preposiciones y conjunciones. Ciertas subunidades de palabras
pueden identificar morfemas derivativos o flexivos que extienden las propiedades
léxicas de las palabras para representar ciertas propiedades representacionales.
En su variada configuración, las palabras sirven al propósito de externalizar las
representaciones de un modo tal que cualquier usuario de la misma comunidad
de habla pueda reconstruir el contenido informacional de un mensaje. Así pues,
las palabras están sujetas a los mismos procesos y restricciones que operan en
la formación y uso de representaciones.

1.2.3. Niveles de realidad y anidamiento de representaciones


Copyright © 2020. McGraw-Hill España. All rights reserved

Cada representación lo es en una cierta escala de lo real. Las descripciones que


el sujeto puede dar espontáneamente toman como referencia una descripción en
relación con lo que puede ser percibido. Si aplicáramos el microscopio, podríamos
desarrollar una descripción no espontánea al obtener imágenes que no se corres-
ponden con el tamaño de lo que no nos es posible percibir. Quien usa unas gafas
percibe una realidad modificada respecto de lo que percibiría de no contar con
esta prótesis. El microscopio es una prótesis que nos permite acceder a imágenes
visuales no accesibles espontáneamente. La accesibilidad de la información es,
pues, un aspecto crítico de nuestras representaciones de objetos. Del mismo
modo, con una vista de águila el cambio de las condiciones de la percepción
afectaría al tipo de representaciones que es posible construir a partir de los datos
aportados en la percepción. Una imagen macroscópica de la Tierra desde la Luna
no nos permitiría detectar el movimiento de las personas en Nueva York a menos
que contáramos con un potentísimo telescopio para ampliar la imagen a nivel
microscópico. Conviene, pues, darse cuenta de que nuestra percepción y nues-
tros movimientos operan en una cierta escala, y nuestra experiencia es bastante
distinta si nos encontramos como Gulliver en un entorno de gigantes o en un
entorno de pigmeos. Cada escala de medida impone un nivel de realidad distinta.
Para nuestra experiencia, tan real es el universo microscópico de los microbios
como el universo subatómico con tal de que nos sea posible mediante algunos
instrumentos de observación identificar los estados de la realidad. No cabe duda

Sainz, J. S. &amp; Sainz, L. S. (2020). <i>Introducción a la ciencia cognitiva: procesos y simulació


n.</i>. McGraw-Hill España. https://elibro.net/es/ereader/sibuca/125468?page=40
20 ◄ INTRODUCCIÓN A LA CIENCIA COGNITIVA

de que tales instrumentos forman parte de nuestra habilidad para describir nues-
t ro mundo y son críticos para conformar representaciones. En otras palabras, las
representaciones en correspondencia con nuestra habilidad para describir ciertos
estados reales se anidan entre sí, lo que podemos denominar de una forma gráfica
como «anidamiento de representaciones».

Un sencillo ejemplo nos muestra que la imagen de un vehículo no implica


tener acceso a imágenes de su interior. Acercándonos a ver su interior pode-
mos ver algunos de los elementos. Si nos acercáramos con un microscopio
al sillón del conductor, estaríamos en condiciones de percibir algunos de los
residuos biológicos dejados como huella del conductor, y dependiendo de la
escala a la que ampliáramos nuestra percepción podríamos eventualmen-
te examinar diferenc ias más sut iles hasta el nivel m icroscópico del t ipo de
fauna que una persona puede dejar como rastro en los lugares por los que
ha pasado. Ocurre así que cada descripción encapsula otras posibles des-
cripciones, y que cada descripción en una cierta escala representa un nivel
de realidad, y en la medida en que es objeto de representación, un nivel de
representación.
Imaginemos que un programador de videojuegos necesita construir una
simulación de los elementos, actores u objetos que pueblan el videojuego.
Copyright © 2020. McGraw-Hill España. All rights reserved

Debe estar en condiciones de sim ular la sombra de estos actores y objetos


en movimiento, de tal manera que el jugador perciba una imagen realista
y reconocible que le permita manipular los elementos del juego para con-
seguir un cierto fin. Pues bien, una limitación esencial de la simulación de
lo real es que no existirán nunca recursos técnicos que permitan al usuario
obtener descripciones de nivel m icroscópico, que le permitan eventualmen-
te visualizar un elenco de imágenes de los microbios que puede contener
el sudor de los actores del videojuego cuando realizan una cierta acción.
En otras palabras, las representac iones en una escala de la realidad no nos
permiten acceder a las representac iones que es posible construir en ot ra
escala, microscópica o macroscópica. No es posible simular en un videojue-
go de animación los niveles de realidad que pueden experimentarse en la
experiencia real. No se t rata únicamente de una dificultad técnica, sino que
es directamente imposible en razón de que se produce lo que conocemos
como una «explosión combinatoria»: el número de representaciones que
cabe construir se aproxima a infinito a m edida que am pliamos el conjun-
to de sucesos que necesitamos describir. En términos representacionales,
existe un horizonte de sucesos, un estado del mundo que nunca podrá ser
objeto de representación.

La habilidad que tenga la mente para discriminar los eventos que suceden
ante sus ojos no implica que las representaciones que construye identifiquen los

Sainz, J. S. &amp; Sainz, L. S. (2020). <i>Introducción a la ciencia cognitiva: procesos y simulació


n.</i>. McGraw-Hill España. https://elibro.net/es/ereader/sibuca/125468?page=40

También podría gustarte