La Sociedad Comercial de Responsabilidad Limitada

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LA SOCIEDAD COMERCIAL DE RESPONSABILIDAD LIMITADA

Alfredo FERRERO DIEZ CANSECO(*)

Agradezco especialmente al Dr. Eduardo Garcra-Godos M.. por su valiosa contribución


al presente trabajo.

l. INTRODUCCiÓN

La sociedad comercial de responsabilidad limitada (SAL) encuentra su origen en Europa


el siglo XIX como derivación de la sociedad anónima y recibió un tratamiento paralelo
similar en diversos países.
Como no podía ser de otro modo, su origen respondía a la necesidad de regular aquellas
actividades no bien atendidas eficazmente por los modelos societarios vigentes.

Hasta ese momento la sociedad anónima se había implantado como el único modelo
legal disponible para las iniciativas empresariales cualquiera fuera el capital involucrado.
Sin embargo, aquellas actividades emprendidas por un grupo reducido de personas,
relacionadas en muchos casos por vínculos familiares o de amistad veían serias
dificultades en su estructura, considerando a la sociedad anónima como muy rígida y
formal lo cual le restaba dinámica a una organización de dimensión mediana o pequeña
que pretendía ser suficientemente flexible. En este sentido, la SRL ofrecía así una
propuesta adecuada para empresas de pocos socios quienes mantenían lazos
personales estrechos y con goce de autonomía patrimonial a través de la responsabilidad
limitada.

Manuel Broseta Pont, observó que el origen de la SRL ofrecía un planteamiento


contradictorio y si se quiere paradójico pues se pretendía conjugar la irresponsabilidad
de los socios por las deudas sociales (propia de la sociedad anónima) con la mayor
libertad posible en orden a su organización interna (rasgo característico de las
sociedades de personas y en particular, de la colectiva) en una estructura unitaria y
cerrada de la sociedad(1).

Tras comprobar la necesidad de respaldar jurídicamente el tipo de iniciativa empresarial,


diversos países comprendieron en sus ordenamientos la estructura básica de dicho
modelo. Así, en el Reino Unido fue incorporado en el Companies Actde 1862,
correspondió lo propio en Alemana mediante la Ley del 20 de abril de 18921a cual, por
cierto, tuvo una gran influencia legislativa en Europa. En España, la regulación de la
sociedad de responsabilidad limitada estuvo contenida en la Ley del 17 de julio de 1953.
Esta última, comparte elementos en común con el modelo escogido por el legislador
nacional y sus características serán comparadas frecuentemente en el presente trabajo.

II. LA SOCIEDAD DE RESPONSABILIDAD LIMITADA EN EL PERÚ

1. Antecedentes

El modelo societario fue regulado por primera vez de manera orgánica en el Perú en la
Ley de Sociedades Mercantiles de 1966; sin embargo, algunos autores consideraron que
podría encontrarse en el Código Civil de 1936 un antepasado remoto en la sociedad civil
de responsabilidad limitada la que fue propuesta como un instrumento "familiar" para
efectuar la división de los pequeños patrimonios sin eliminar la personalidad de los
socios, facilitándoles a su vez la administración y directa fiscalización de los intereses
comunes(2).

El diseño de la SRL, que respondía a un patrón generalmente aceptado, contenía


elementos de las sociedades capitalistas por cuanto, como su denominación lo sugiere,
la responsabilidad alcanza únicamente hasta el monto de los aportes efectuados.
Asimismo, se incorporaron elementos personalistas en tanto se establecían limitaciones
en cuanto al número de socios así como a la transmisibilidad de las participaciones
sociales, de modo que se pretendía dificultar la entrada de terceras personas a fin de
mantener la cohesión de la sociedad.

La SRL tuvo una amplia acogida en virtud de su compatibilidad con los negocios
medianos y pequeños así como su flexibilidad en su regulación.

Como se sabe la Comisión Redactora del Anteproyecto de la Ley General de Sociedades


(LGS) vigente no incluyó en el texto presentado a la SRL, en virtud que la creación de la
Sociedad Anónima Cerrada (SAC) cumpliría el rol antes desempeñado por dicho modelo
aunque tuviese rasgos distintivos particulares que más bien constituían una mejora. Fue
la Comisión Revisora del Congreso de la República la que insistió en mantener a la SRL
por razones básicamente socio-políticas que merecerían ser tomadas en cuenta. Se
sostuvo al respecto, que son generalmente las pequeñas y medianas empresas las que
adoptaban dicho modelo societario y dada la probable precariedad de su situación les
sería sumamente oneroso afrontar los costos de una adecuación estatutaria a la nuevas
regulaciones.

En segundo lugar, diversos especialistas llamaron la atención en el hecho que la SRL


había representado una ventaja importante para captar inversiones extranjeras en
proyectos de gran envergadura, dado que podía ser calificada como una asociación de
personas o "partnerships", para efectos tributarios. Se daba cuenta del caso de empresas
multinacionales que están sujetas a imposición tributaria en su propio país y en el país
receptor de la inversión, tal como acontecía en el caso de Estados Unidos de
Norteamérica.

La calificación como "partnership" que recaía sobre la SRL permitía al inversionista


aprovechar un régimen tributario especial a través del cual podía deducir en los Estados
Unidos la totalidad del impuesto pagado en el Perú. Dicha calificación, atribuida a
sociedades de carácter personalista, es fundamentalmente por la carencia de dos
elementos propios de las sociedades de capitales como son la libre transferencia de
participaciones y la administración centralizada(3).
El artículo 283 de la LGS ha reproducido literalmente el de su inmediato antecedente en
la ley derogada describiéndola como una sociedad con un capital dividido en
participaciones iguales, acumulables e indivisibles que no pOdrán ser incorporadas en
títulos valores ni denominarse acciones. Asimismo, limita el número de socios a veinte y
consagra, desde luego, la responsabilidad limitada. Es decir, desde ya, el modelo
societario contenido en la SRL no se ha visto afectado en cuanto a su estructura, sin
embargo en el marco de la reforma introducida a raíz de la entrada en vigencia de la
nueva LGS en 1998, sí redefine el escenario y el rol de la SRL como lo veremos más
adelante.
2. Características generales de la SRL

De acuerdo a lo expuesto se podría decir que la SRL ha sufrido una evolución de lo que
vendría a ser un modelo predominantemente personalista hacia uno que ha adoptado
otros elementos propios de un modelo de naturaleza capitalista conforme se verá
oportunamente. Recogiendo lo afirmado por el Dr. Elías Laroza:
"En un principio la SRL se estructuró sobre la base de las sociedades personalistas en
las que predomina el elemento intuito personae y el affectio societatis, limitándose la
responsabilidad de los socios a su aporte, rasgo característico de las sociedades de
capitales. Es decir, tomó elementos de las formas soeietarias que habían existido hasta
esa época para dar origen a un nuevo tipo con características tanto personalistas como
capitalistas"(4).
La limitación en el número de socios constituye así uno de los rasgos sintomáticos más
característicos de la naturaleza cerrada de la SRL.

Ahora bien, es evidente la similitud de la SRL con el modelo de la SAC lo cual como se
indicó líneas arriba fue advertido oportunamente pues la SAC fue concebida a su vez
para sustituir a la SRL. Vamos a detenemos un instante para comparar las características
de ambas, sin perjuicio de los comentarios que deban realizarse a lo largo de este
trabajo.

En primer lugar, conforme se indicó en la introducción, la Comisión Revisora vio


conveniente mantener la SRL por los costos "sociales" que ocasionarían más que por
una deliberación de orden técnico. Ello en virtud del gran número de empresas que
tendrían que abandonar el modelo de constitución de sus sociedades para transformarse
en otra, así como las dificultades que ocasionarían en el reconocimiento de una
organización distinta por parte de otros países con inversiones en el Perú especialmente
los Estados Unidos de Norteamérica.

La SAC y la SRL comparten una estructura similar. En líneas generales, ambas


sociedades son de responsabilidad limitada yel número de socios no. puede exceder de
veinte. No obstante, la SAC resulta ser una modalidad de la SA que ha sido dotada de
elementos personalistas, lo que la hace "cerrada" --como su misma denominación lo
sugiere- para hacerla compatible aquellas iniciativas empresariales de grupos reducidos
o familiares. Ambas sociedades son de responsabilidad limitada y el número de socios
no puede exceder de 20. Asimismo, la SAC, al derivarse de una estructura capitalista es
algo más flexible en el régimen de la administración, permitiendo la existencia del
Directorio, a su vez, el régimen de transferencia de acciones resulta ser menos rígido
que su similar en la SRL, conforme se verá al abordar dicho tópico.
Es importante anotar que a diferencia de otras experiencias, la dimensión de esta
sociedad no ha exigido que el legislador imponga un límite máximo al capital como
sucedió en España antes de la publicación de la Ley 19/1909 (aunque sí se contempla
un capital mínimo) lo cual se puede justificar por el hecho que la dimensión del negocio
a través de la inversión no necesariamente le quita la naturaleza de "cerrada".

III. LA DENOMINACiÓN SOCIAL DE LA SRL


El artículo 273 de la anterior LGS dispuso expresamente que la SRL llevaría una
denominación objetiva o razón social. El enunciado fue cuestionado dado que la "razón
social" corresponde a las sociedades con responsabilidad ilimitada. En ese sentido, la
actual ley ha corregido dicha imprecisión indicando que la SRL lleve una "denominación
social" al igual que la sociedad anónima.
La denominación social sufrió además un cambio en la abreviatura del modelo societario.
Actualmente, la sociedad comercial de responsabilidad limitada debe llevar las siglas
"S.R.L" a diferencia de la anterior ley que establecía que estas debían ser "S.R.Ltda.".

IV. ÓRGANOS DE LA SRL

La SRL no ha sufrido mayores modificaciones en cuanto a la estructura orgánica de la


forma societaria. Los acuerdos más importantes de la sociedad son adoptados por los
socios, conforme al procedimiento que acojan para este efecto, correspondiendo la
administración de la sociedad a los gerentes.
La incorporación de la SAC aporta sin duda nuevos elementos para un análisis
comparativo entre la funcionalidad de ambos modelos. Como se anticipó a diferencia de
lo que acontece con la SRL, la SAC puede instituir un Directorio como órgano intermedio
aproximándose a la estructura de la sociedad anónima ordinaria. Esta posibilidad está
negada para la SRL dada la necesidad de mantener su estructura a pesar de las
innovaciones sobrevenidas con la SACo

La organización de la SRL en base a estos dos órganos pretende darle dinámica Y fluidez
en la gestión. Debe recordarse para estos efectos que las actividades empresariales
compatibles con este modelo son generalmente pe. queños y medianos negocios en los
cuales los socios también ejercen la gestión de la sociedad. En este sentido, la habitual
concentración de capital y gestión a este modelo podía hacer innecesaria la función de
un órgano intermedio.

1. Los socios

La disposición sistemática de la nueva LGS ubicó lo referido a la formación de la voluntad


social antes de ocuparse de la administración de la SRL, en un orden jerárquico,
mejorando así la organización prevista en la anterior ley.
El artículo 286 de la LGS señala que la voluntad de los socios que representen la mayoría
del capital social regirá la vida de la sociedad, dejando que se establezca
estatutariamente los mecanismos que garanticen su autenticidad. En ese sentido aunque
se le ha denominado junta de socios, la LGS no -ha previsto la constitución de un órgano
con dicha nomenclatura, tal como sucede con la junta de accionistas, ni impone
formalidades especiales para la celebración de las juntas, salvo lo previsto en el último
párrafo del artículo 294 que nos remite al régimen de la SA para los casos de la
convocatoria y celebración de las juntas así como la representación.

En esa misma línea, la LGS exige que los acuerdos se adopten con el voto favorable de
mayorías del capital social. Ello es en virtud que la LGS no impone que los acuerdos se
adopten necesariamente en juntas ni que por ello se apliquen diferentes tratamientos
entre la mayoría del capital social y la mayoría del capital concurrente a una junta,
dejando a salvo en todo caso a los socios que decidan la forma cómo adoptar acuerdos
específicos.
La junta general ha sido definida como reunión de socios debidamente convocados para
deliberar y decidir por mayorías los asuntos relativos a la vida de la sociedad en la órbita
de su propia competencia(S). Entonces, la denominación de junta de socios sugeriría
que se convoca a los socios a una reunión, cuyo objeto sea deliberar y eventualmente,
decidir sobre ciertos asun. tos de interés de la sociedad o los socios.
El texto de la actual norma mantiene el espíritu de la legislación anterior lo cual pudiera
otorgarle flexibilidad a esta forma societaria al prescindir de la denominación de junta de
socios. Y es que el número reducido de socios que estas sociedades suelen tener, hace
que la voluntad social pueda manifestarse sin necesidad de convocar a una junta o
asamblea.

Las posibilidades pueden presentarse desde una SRL que cuente con dos socios de los
cuales uno de ellos -que concentre la mayoría del capital social- podrá "decidir" el destino
de la sociedad, hasta grupos mayores que podría adoptar acuerdos en un contrato u otro
documento que únicamente garantice autenticidad.
La libertad estatutaria se torna bastante flexible para la adopción de acuerdos que
reflejen la voluntad social, no siendo siquiera necesario que éstos consten en un Libro
de Actas y menos que sea legalizado. Asimismo, se resolverá en ese nivel estatuario
relativo al quórum y votación. Sin embargo, un documento en el cual consten los
acuerdos de los socios disminuye considerablemente los conflictos que pudieran
presentarse entre ellos. Ello posibilita recurñr a formas alternativas de registro o archivo
de los acuerdos siempre y cuando la voluntad de los socios quede puesta de manifiesto
de manera indubitable. Del mismo modo, se permite que la convocatoria a reunión o
junta de socios pueda realizarse mediante esquelas bajo cargo, facsímil, correo
electrónico u otro medio de comunicación que permita obtener constancia de recepción.

2. La administración de la SRL

a. Generalidades

El artículo 287 concentra una serie de disposiciones referidas a la administración de la


sociedad. La posibilidad de encargar la administración a más de un Gerente supone
brindar mayor flexibilidad en la gestación de la sociedad designando varios responsables.

A diferencia de la SAC, en la SRL no se permite un órgano intermedio como el directorio


a cargo de la administración de la sociedad. En ese sentido, la identidad entre la
propiedad y administración pudiera ser más visible, a diferencia de lo que suele ocurrir
en la SA tradicional en la cual a medida que va dispersándose la propiedad de las
acciones de las sociedades, resulta menos frecuente que coincidan en las mismas
manos la propiedad y administración de los títulos(6).
Sin embargo, esta realidad propia de la SA de desvincular capital y gestión ha llevado a
que diversas legislaciones no exijan la calidad de socio para ser nombrado
administradora>. Tal es el caso de nuestra LGS que ha dispuesto que los Gerentes
pueden ser socios o no posibilitando que la sociedad cuente con personas expertas en
la actividad que la sociedad vaya a emprender. Al comentar un enunciado similar previsto
en la ley española Joaquín Garrigues señala que:
"En la regulación de esta materia chocan de nuevo el principio que atribuye el carácter
de gestor de todo socio por el solo hecho de serio y el principio colectivista que funda la
gestión en una relación jurídica independiente de la realidad de socio (organicismo de
terceros)."(B)
La LGS ratifica la personería de los Gerentes al precisar que éstos representan a la
sociedad en las actividades que constituyen su objeto social. La forma y modo de
ejercicio deberá ser dispuesto por la junta general en el acto de nombramiento o cuando
así lo considere.
Broseta Pont señala al respecto que:

El órgano de administración en las diferentes modalidades que permite la Ley (Ley de


Sociedad de Responsabilidad Limitada Española) reviste un carácter eminentemente
ejecutivo gestionando y representando a la sociedad bajo las indicaciones de la Junta
General. Se trata por tanto de un órgano permanente con una doble vertiente: interna
(en tanto gestor de la sociedad) y externa (por su capacidad de representar a la Sociedad
Anónima frente a terceros.)(9).
El artículo 278 de la Ley General de Sociedades anterior establecía drásticamente que
no tendría validez contra terceros cualquier limitación en las facultades representativas
de los gerentes, lo cual a nuestro entender le restaba eficacia organizativa a la sociedad
al no asignar eficientemente las responsabilidades de los gerentes.

La ley actual corrige el criterio anterior eliminando dicha restricción y se limita a señalar
que los gerentes representan a la SRL en todos los asuntos relativos a su objeto. De
este modo, los socios pueden limitar válidamente el alcance de las facultades de
representación de los gerentes, sin perjuicio, claro está, de lo dispuesto en el artículo 12
que dispone que los terceros no se verán afectados por los actos de los representantes
celebrados dentro de los límites de las facultades que les hayan conferido aunque tales
actos comprometen a la sociedad a negocios u operaciones no comprendidos dentro de
su objeto social.
No obstante ello, el artículo bajo comentario establece desde ya que los gerentes o
administradores gozan per se de las facultades generales y especiales de representación
procesal por el solo mérito de su nombramiento. La opción legislativa sigue el derrotero
previsto para la SA en cuanto a los alcances de las facultades de los gerentes lo cual
simplifica la determinación de su ámbito de acción en atención a la naturaleza de esta
"persona órgano" como representante de la sociedad. Finalmente, cabe indicar que en
aplicación del último párrafo del artículo 14 de la LGS estas facultades pueden ser
eventualmente recortadas, ampliarse o ser asignadas de otro modo, si así se dispone en
el estatuto o lo acuerdan los socios.

b. Nombramiento de los administradores El nombramiento de los gerentes corresponde


sin duda a los socios, dada
la ausencia de un órgano intermedio que se ocupe de ello. El acto de nombramiento
pone de manifiesto que la relación entre el administrador y la sociedad es de naturaleza
orgánica y nO contractual, nacida de un acto social unilateral(1O) aunque de conformidad
con lo previsto en el artículo 14 de la LGS dicho acto surta efectos desde la aceptación
expresa o tácita del cargo.
Asimismo, como nos lo recuerda Elías Laroza será necesario que se otorgue a los
gerentes las facultades necesarias para la administración de la sociedad. Tales
facultades pueden conferirse según la función que cada gerente desempeñe, cuidando
que al menos uno de ellos tenga suficientes facultades para celebrar los actos y contratos
ordinarios correspondientes al del objeto de la sociedad(11).
Por otro lado, la LGS prohíbe a los Gerentes dedicarse por cuenta propia o ajena al
mismo género de negocios que constituye el objeto de la sociedad. El precepto descrito
se sustenta en un deber de lealtad consustancial a la condición de administrador
previniendo así un aprovechamiento indebido en beneficio propio o incluso de terceros
(a través de labor por cuenta ajena) de la información a la cual se accede con ocasión
del cargo.

La disposición es claramente prohibitiva pero sugiere la idea si acaso los socios pudieran
permitir o autorizar al gerente a realizar dicha actividad si consideran que ello no afectaría
la gestión desempeñada en la sociedad.

La legislación española prevé que dicha limitación pueda ser salvada si media el acuerdo
expreso de la junta de socios autorizando la actividad competitiva. Según Broseta Pont,
la doctrina no ha valorado positivamente la posibilidad de soslayar la prohibición por la
vía del acuerdo de la junta y, para impedir, abusos pide que la autorización se conceda
en forma singular e individualizada; por su parte, el artículo 53.2b) de la Ley española
dispone que el acuerdo sea adoptado con la concurrencia de al menos 2/3 de los votos
correspondientes a las participaciones en que se divide el capital social(12).

c. Obligaciones y responsabilidades de los administradores


Conforme se explicó, la administración de la sociedad se encarga a uno o más gerentes,
sean socios o no. La administración tal como sucede en las demás formas societarias es
un órgano necesario y permanente al que la Ley confía todas las funciones inherentes a
la gestión o administración y a la representación de la sociedad(13).

La similitud estructural con laSAC, incluso para el régimen de la administración, ha


llevado a que desde el punto de vista organizacional algunos autores califiquen a la SRL
como una SAC sin directorio ya que a diferencia de la facultad prevista para esta última,
la SRL no tiene posibilidad de insertar un órgano intermedio como el directorio. Las
razones que sustentan la opción legislativa (recogida de la legislación precedente) son
consistentes con la dimensión de la sociedad, que permite que frecuentemente los socios
se vean involucrados en la gestión directa de las operaciones.

La entrega de la administración en una pluralidad de personas no permite deducir con


claridad que se pueda constituir un órgano colegiado siendo más bien que el ejercicio es
individual aunque se pueda disponer el ejercicio conjunto de determinadas facultades.

Ciertamente, las innovaciones en la LGS en cuanto a la regulación de la administración


de las sociedades anónimas ha proveído de nuevas herramientas para la adopción de
los esquemas de administración más compatibles con las necesidades comerciales de
la SRL. Así, estimamos que la gestión de la administración podría ser encargada a una
persona jurídica, socia o no de la sociedad y ejercer las atribuciones análogas a las
previstas en el artículo 188 de la LGS.

Ahora bien, con relación a los deberes de los administradores debemos necesariamente
remitimos a las normas que gobiernan lo propio en la SA.
Estimamos así que son aplicables a los administradores los mismos estándares de
probidad y profesionalismo exigidos para aquellos de las SA. Señala Broseta Pont:
"El nivel de diligencia exigido a los administradores de una sociedad limitada en el
ejercicio del cargo coincide con el que se impone en sede de la sociedad anónima al
referirse a los directores"(14).

Como se sabe, una de las grandes dificultades enfrentadas por la doctrina ha sido la
interpretación del enunciado "ordenado comerciante y representante legal", indicado en
el artículo 171 de la LGS al referirse a los directores de las sociedades anónimas.

No es el propósito tratar un tema que, en extenso, será tratado en los comentarios al


régimen de la administración en las SA. Solamente a modo de repaso merece indicarse
que la diligencia de un ordenado comerciante y representante legal constituyen los
parámetros que nos permiten calificar la situación de un administrador. Las exigencias
de la ley están referidas a la actuación de un comerciante, es decir, de un profesional del
comercio, lo cual lleva implícito una experiencia y unos conocimientos que no son los
mismo que los de una persona que no ejerce el comercio.

En cuanto al deber de actuar con lealtad, cabe citar a Ernesto Eduardo Montorell quien
sostiene que este deber:
"Constituye la contrapartida de la confianza depositada por los socios en la designación
de aquellos y se vincula con el plexo de facultades
con que ha sido investido el administrador para el cumplimiento del. objeto social, las
cuales habrán de ser ejercidas en interés de la compañía"(15).

El artículo 288 establece que los gerentes responden frente a la sociedad por los daños
y perjuicios causados por dolo, abuso de facultades o negligencia grave. Previamente,
la sociedad debe decidir la acción de responsabilidad por mayoría simple del capital
social.
Sin embargo, la antigua Ley General de Sociedades disponía en el segundo párrafo del
artículo 280 que los gerentes responderían en los mismos supuestos (daños por dolo,
abuso de facultades o negligencia grave), también frente a los socios o acreedores
sociales cuando hubieran lesionado directamente los intereses de cualquiera de ellos.

Cabe por ello preguntarse si se eliminó deliberadamente lo referido a la responsabilidad


frente a terceros o socios, que sí está prevista de modo expreso al regular la gerencia en
el caso de las SA (al igual que la parte correspondiente en la anterior Ley). Al respecto,
estimamos que aun cuando la LGS no haga una remisión expresa al régimen de la SA,
éste podría ser de aplicación y por tanto, le corresponde al gerente responder por los
daños a terceros y socios(16).

Cabe recordar que en el caso de la SA se acoge un doble tratamiento en la


responsabilidad de los administradores. El primero se refiere a la pretensión social de
responsabilidad (artículo 181 de la LGS) la cual procede en tanto se ha producido un
daño al interés social. El segundo, se refiere a las pretensiones individuales en caso se
haya afectado directamente a los socios o terceros.
Ahora bien, los comportamientos indebidos del gerente que lo hacen responsable son el
dolo, abuso de facultades y la negligencia grave. Merece comentar esto último dado que
la nueva LGS ha optado por excluir a la negligencia leve como causal de responsabilidad
poniendo así fin al debate sobre si el standard de "ordenado comerciante" y
"representante leal", lo haría también responsable por la negligencia leve.

En este sentido, como se comentó anteriormente, las imputaciones por negligencia leve
dejarían a 10$ administradores demasiado expuestos y vulnerables frente a actividades
empresariales que son por naturaleza "de riesgo". Ello involucraría interminables
discusiones y potenciales demandas que le restarían dinámica a la actividad comercial
en general y creando así costos de transacción no deseados.

d. Remoción de los administradores


Ahora bien, los gerentes podrán ser removidos por los socios requiriendose para ello la
mayoría simple de aquellos que representen las participaciones sociales. Sin embargo,
el sesgo personalista de este modelo queda de manifiesto al establecer que cuando el
nombramiento del gerente hubiese sido condición del pacto social, solo podrá ser
removido judicialmente y por dolo o culpa o inhabilidad para ejercer el cargo (art. 287 de
la LGS).

El o los administradores desempeñan un doble rol: (i) en tanto órgano societario dotado
de facultades de representación ante terceros, con deberes y derechos provenientes de
su estatus y (ii) la dimensión de trabajador en tanto se presenten los elementos
esenciales que la ley establece.

En ese sentido, la remoción no enerva aquellos derechos que el~


haya adquirido por el ejercicio del cargo, como los de naturaleza labora.-í que el gerente
que reúna a su vez la condición de trabajador gozará de la protección que la ley le
franquea(17).

V. TRANSFERENCIA DE PARTICIPACIONES

La transferencia de participaciones sociales inter vivos descansa sobre la idea de la


defensa de lo que puede considerarse como integridad del grupo social, preservándolo
fundamentalmente del ingreso de personas extrañas a éste.

1. Generalidades

Como lo señala el artículo 283 de la LGS el capital de la SRL se encuentra dividida en


participaciones iguales, acumulables, indivisibles que no pueden ser incorporadas en
títulos valores ni denominarse acciones. Así como en las demás sociedades con visibles
componentes personalistas, la participación es una parte del capital y la propiedad
provee de derechos a los socios en el marco de un sistema de transmisibilidad rígido.

La configuración jurídica de las participaciones sociales como partes alícuotas de capital


social ha sido realizada de manera semejante a la acción y así también cumplen roles
afines. Sin embargo, al establecer la naturaleza propia de las participaciones se ha
utilizado como rasgo distintivo de la misma, la prohibición de que las participaciones
sociales estén representadas en títulos valores o se denominen acciones.
El impedimento de que las participaciones puedan ser incorporadas en títulos valores y
denominarse acciones, proviene del hecho que en principio, las participaciones están
sujetas a un estricto régimen de transmisibilidad incompatible con la naturaleza de los
títulos valores que poseen vocación de ser circulados. Sin embargo, debe señalarse que
dicha prorrogativa puede aplicarse al régimen de transferencia de acciones, empero ello
responde a intereses distintos de aquellos que informan el régimen de transmisibilidad
en una sociedad con rasgos personalistas.

La igualdad de las participaciones consiste no solo de un mismo valor nominal sino en


un mismo contenido de derechos. Uría señala que la acumulabilidad implica
sencillamente la posibilidad de que los socios poseen una pluralidad de participaciones
sin que por ello pierda ninguna de ellas su autonomía e independencia lo que permitirá
la disposición separada de unas y otras para encargarlas, gravarlas, etc. La indivisibilidad
por su parte, quiere decir que las participaciones no pueden fraccionarse en
participaciones de menor valor1B).

La participación social no es solo la alícuota del capital social, sino que se manifiesta
como una relación jurídica tanto entre el socio y la sociedad como con los demás socios,
lo cual determina el nacimiento de un conjunto de derechos y obligaciones de carácter
patrimonial y administrativo que la hacen ver como una realidad unitaria(19).

Según Antonio Perdices, la participación social unifica y sintetiza así una posición de
poder y responsabilidad en el seno de una organización sin perjuicio de que esa posición
se despliegue como en tantas otras cosas en una pluralidad más o menos compleja de
deberes y derechos derivativos(2O).

2. La acción de la SA y la participación de la SRL

La doctrina y jurisprudencia se han preocupado con reiteración de resaltar las


analogías y diferencias que existen entre la acción de la SA y la participación social de
la SRU21). Ambas son parte del capital social, determinan la posición de socio cuyos
derechos se ejercitan en estrecha dependencia del número de acciones o de
participaciones que se posean y en ambas se comprueban las notas de igualdad,
acumulabilidad e indivisibilidad.

Para algunos autores la diferencia fundamental radica en el hecho que la acción está
incorporada en un documento o una anotación en cuenta y constituye por ello un valor
mobiliario, mientras que las participaciones carecen de dichos atributos, lo cual ha
llevado que se afirn'1e que la participación es una acción no documentada(22). La
doctrina española ha Jiscutido incluso si podría admitirse que se creen participaciones
sin derecho a voto, aunque no se hallen expresamente reguladas.

Sin embargo, para Broseta Pont, no debería soslayarse el trasfondo de la participación


y su significado dentro del modelo societario. Las diferencias según este autor, se
comprobarían con atención al régimen de transmisibilidad de participaciones,
especialmente lo referido a las restricciones a la libre transmisibilidad; afirma así que la
acción es expresión de un intuito pecuniae y la participación de un intuito personae(23).

3. La transferencia de participaciones in ter vivos


La participación social, como parte que es del capital y como conjunto de derechos
corporativos, constituye un bien susceptible de ser transferido por cualquiera de los
distintos medios que el derecho permite de acuerdo a la
naturaleza de este bien(24). La LGS prevé los supuestos de transmisión inter vivos y
mortis causa. Con respecto al primero, el artículo 291 regula el régimen de transferencia
describiendo el derecho de adquisición pertinente así como las demás formalidades y
requisitos de validez de la operación.
. . .
Es en este aspecto en el que se hace visible la naturaleza de la SRL como "cerrada"
prima fascie, permitiendo que el estatuto disponga otros pactos y condiciones para la
transferencia de participaciones, pero en ningún caso se podrá pactar la prohibición total
de transmitirla. El enunciado "otros pactos y condiciones" entendido en sentido lato
importa pues que los socios pueden eliminar el derecho de preferencia. Este tópico ha
recibido un tratamiento distinto en la legislación española.
Al respecto, Broseta Pont comenta que:
"la sociedad limitada (Oo.) se sitúa en la visión del legislador dentro de la idea clásica de
una sociedad "cerrada" sin que los estatutos puedan clausurarla plenamente, impidiendo
la salida de los socios de la sociedad (art. 30.3 LSRL española), ni tampoco convertirla
en una sociedad "abierta" pues se declara la nulidad de las cláusulas estatutarias "que
hagan prácticamente libre la transmisión voluntaria de las participaciones sociales por
actos 'inter vivos' (art. 30. LSRL)"(25).
a. Restricciones a la transferencia de las participaciones
Pues bien, el procedimiento previsto para el ejercicio de derecho de preferencia
es similar al que regula las SAC (art. 237 LGS). Sin embargo, el régimen de la SRL viene
a ser más estricto. Es importante señalar respecto a este procedimiento que si dentro del
plazo indicado de 30 días se hubiera convocado a junta con el objeto de pronunciarse
sobre la adquisición de los participaciones por la sociedad y los socios no tomen una
decisión al respecto, el socio interesado podrá proceder a transferirlas.
El artículo 291 de la LGS dispone que la transferencia de participaciones se forma/iza en
Escritura Pública y debe inscribirse en el Registro Público, siendo esta formalidad
visiblemente adsolemnitatem. En consecuencia, la transferencia de participaciones
sociales se perfecciona solo con la inscripción en e/ registro y no antes(26). De ahí que
además la exigencia de llevar un libro de Registro de Participaciones Sociales resulta
innecesaria, toda vez que la publicidad en la composición del capital social queda
comprobada con su aparición en el Registro Público(27).
No podemos negar que las formalidades exigidas para la transferencia de participaciones
no necesariamente cumplen el propósito de mantener a la sociedad como cerrada. Y es
que la obligación de registrar toda transferencia de participaciones (y otros actos jurídicos
que afecte a éstas) pudiera generar una carga adicional más que proveer de una
herramienta de protección de la base personal.
El régimen de transferencia de participaciones, como rasgo distintivo de una sociedad
de orientación personalista, tiene importancia en una dimensión
más interna -en tanto interesa a los socios que buscan la cohesión del grupo-, que
externa, puesto que a los terceros pudiera no interesarles la composición de la sociedad.
En ese sentido, estimamos que la partida registrar de la sociedad debería reservarse
únicamente para aquellos actos inscribibles de interés de terceros. En todo caso, podría
exigirse que los actos de disposición deban constar únicamente en Escritura PúbflCa.
Al comentar la legislación española, Mercedes Vérgez, señala que puede considerarse
también que existe cierta lógica en la determinación legal de prohibir las cláusulas que
establecen la libre transmisibilidad de las participaciones, si se tiene en cuenta la
configuración del tipo social como sociedad cerrada y que el peculiar sistema de las
participaciones sociales en el Derecho español como forma de instrumentar la
participación del socio en la vida social, distinto del régimen de cuota única por socio,
podría distorsionar la caracterización del tipo social si junto a él se previera un régimen
de libertad total en las participaciones sociales(28).
Podría también pensarse en la posibilidad de incorporar cláusulas de transmisión
obligatoria de las participaciones sociales. Este tipo de cláusulas cuya admisión en el
seno de la SA ha sido objeto de distintas posiciones en la doctrina fueron reconocidas
como medio de presión en supuestos de incumplimiento de una obligación asumida por
el socio en cuanto alternativas de su exclusión. Se trata pues de cláusulas de transmisión
conectados con supuestos de exclusión cuya utilización puede ser interesante en
relación con el incumplimiento por parte de los socios de su obligación a realizar
prestaciones accesorias(29) .
4. Transferencia mortis causa

Las participaciones sociales como bienes forman parte de la masa hereditaria y como
tales su transmisión mortis causa se verifica con arreglo al derecho de sucesiones, lo
cual supone que la condición de socio podría acarrear una situación de copropiedad
entre los herederos sea por razón de una sucesión intestada o testamentaria.
El artículo 290 de la LGS regula lo relativo a la transmisión de las participaciones por
sucesión. Al igual que !a legislación preqedente, el estatuto podría otorgar a la sociedad
un derecho de preferencia para la adquisición de las participaciones pertenecientes al
socio fallecido. La posición adoptada tiene por objeto prevenir la descontrolada admisión
de cualquier heredero o legatario que exponga a la sociedad a recibir a una persona no
deseada. Vergez afirma que:
"Esta solución responde a dos tipos de consideraciones. Por un lado se confirma que no
se trata de una sociedad estrictamente personalista, pues no funciona a ultranza el intuito
persona e y, por otro lado, se reconoce el significado especial que la transmisión morlis
causa tiene y que no determina en todo caso y de una manera tan clara la entrada de
una tercero ajeno por completo al núcleo personal y económico del causante".
Elías Laroza señala que una de las formas de mantener la sociedad cerrada es a través
de que los socios puedan subrogarse en el derecho de los herederos o legatarios y
adquirir las participaciones de los otros socios, cuando estos fallecen(30). Esta
posibilidad aparece a su vez prevista en el artículo 240 de la LGS referido a la SACo Sin
embargo, a diferencia de lo previsto en ésta, el artículo 290 de la LGS no hace mención
alguna al valor de transferencia de las participaciones ni propone la manera como debe
solucionarse cualquier discrepancia en la determinación del mismo, debiendo ser ello
contemplado en el estatuto.
Conviene analizar el supuesto de que el socio fallecido haya también estado
comprometido a efectuar prestaciones accesorias. Al respecto, habida cuenta el silencio
de la ley sobre este punto específico, debemos considerar que aunque la transmisión
mortis causa implica una cesión de la condición de socio, ello no se haría extensivo a
aquellas obligaciones o relaciones jurídicas atribuidas por consideraciones
personalísimas del fallecido, de modo que los herederos o legatarios se verán liberados
de esta obligación, salvo pacto en contrario claro está.

VI. GRAVAMENES y CARGAS SOBRES LAS PARTICIPACIONES

Las participaciones sociales como bienes pueden ser objeto de copropiedad y son
susceptibles de ser gravadas o sufrir otras cargas como medidas cautelares.
El artículo 292 de la LGS nos remite para estos efectos a los artículos 107 Y 109 de la
LGS que regula el tratamiento del usufructo y la prenda de acciones, respectivamente.
Exige además que la constitución de éstos deben constar en Escritura Pública e
inscribirse en el Registro Público, guardando congruencia con lo requerido para el caso
de la transferencia de participaciones.

1. Usufructo sobre participaciones


Para el usufructo y la prenda de participaciones, son de aplicación los artículos 107 Y
109 de la ley. El supuesto bajo comentario no despertó el debate que se originó al
regularse el usufructo sobre las acciones(31) en virtud que las participaciones no son
incorporadas en títulos valores, de modo que el objeto del derecho real es la participación
en tanto de derecho del socio.
Es así que el usufructo sobre una participación nunca podrá tener por objeto una cosa
sino únicamente un derecho, lo cual es permisible según nuestro ordenamiento civil. Al
respecto, el artículo 999 del Código Civil señala que el usufructo puede recaer sobre toda
clase de bienes no consumibles lo cual nos remite al numeral 8 del artículo 886 del mismo
cuerpo legal que considera como bienes muebles las acciones o participaciones que
cada socio tenga en la sociedad.
En aplicación del artículo 107, salvo pacto en contrario, corresponden al propietario los
derechos de accionista y al usufructuario el derecho a los dividendos o en especie
acordadas por la sociedad durante el plazo del usufructo. En este sentido, el
usufructuario tiene el derecho a percibir los dividendos, en dinero o en especie,
acordadas por la sociedad durante el plazo del usufructuario, mientras que al nudo
propietario le corresponde ejercer los derechos de socio.
La estructura de las titularidades en el usufructo de participaciones en este punto no
difiere de la del accionista. En primer lugar, la calidad de socio recae en el nudo
propietario, dejando en claro que el usufructuario ni es titular único ni es cotitular de la
participación en el mismo nivel. Luego, el nudo propietario conserva todos los derechos
que como socio la ley y el estatuto le franquea, manteniendo un carácter potencial en
cuanto a ciertos beneficios económicos dada su renuncia a los dividendos.

Resulta pertinente lo advertido por Elías Laroza en el sentido que esta LGS otorga al
usufructuario el derecho de percibir los dividendos que acuerde la sociedad durante el
período del usufructo(32). En consecuencia, la duda so
bre si los beneficios del usufructo están limitados a los dividendos provenien- .
tes de utilidades de operación o incluyen también las ganancias de capital o cualquier
clase de acciones liberadas ha quedado resuelta por nuestra ley. Desde luego los demás
derechos del socio distintos del de percibir dividendos permanecen bajo el dominio del
nudo propietario.

Vergez comenta sobre el mismo régimen que los créditos a los dividendos acordados
por la sociedad durante el usufructo nacen directa o inmediatamente en el patrimonio del
usufructuario. En tal sentido, si bien en principio el nudo propietario es el legitimado para
votar en la junta general que resuelva sobre la aplicación del resultado del ejercicio, una
vez adoptado el acuerdo favorable al reparto de dividendos, el usufructuario sería el
único legitimado para entablar las acciones correspondientes en defensa de su
derecho(33).
Nos referiremos ahora a la interacción del usufructo con el derecho de separación. El
derecho de separación, corresponde en principio al nudo propietario, pero el ejercicio de
este derecho, tras la adopción por la junta del acuerdo que dé lugar a éste, provocaría
un conflicto de intereses entre el nudo propietario y el usufructuario dado que el ejercicio
del derecho de separación determinará un cambio de sustancia en el usufructo. Ante
esta circunstancia podría exigirse que se requiera tanto el consentimiento del nudo
propietario como del usufructuario(34).
Por último, con relación a la transmisión, ha de quedar claro que la existencia de un
usufructo no impide que el nudo propietario transmita su nuda propiedad o que el
usufructuario enajene su derecho al usufructo tal como lo señala el artículo 1002 del
Código Civil.

2. Prenda sobre participaciones


La naturaleza de la participación como bien incorporal importa que su constitución
corresponde a una prenda sin entrega física. La opción legislativa guarda congruencia
con el artículo 1059 del Código Civil señala al respecto que se entiende entregado
jurídicamente el bien al acreedor cuando queda en poder del deudor. Se dispone a su
vez que la entrega jurídica procede respecto de bienes inscritos, hecho que procede por
mandato expreso de la LGS que obliga a que se inscriban en el registro los actos de
disposición de las participaciones.
Conforme a lo indicado, la prenda queda perfeccionada con la inscripción en la partida
de la sociedad en el Registro Público mientras que en el caso de la prenda de acciones
ésta debe ser comunicada a la sociedad y asentada en la matrícula de acciones. No
obstante, ninguno de estos actos es requisito constitutivo de la prenda sobre acciones,
pues ello no fluye del texto de la norma ni de la naturaleza de la prenda de acciones(35).
El acreedor prendario está obligado a facilitar el ejercicio de sus derechos al accionista.
Asimismo, se otorga un derecho de subrogación a favor del acreedor prendario para
cumplir con el pago de los dividendos pasivos. Sin embargo, el artículo 109 de la LGS
permite el pacto en contrario. Dicho enunciado ha sido frecuentemente criticado pues
sus efectos estarían comprendiendo la integridad de las disposiciones del artículo en
mención, tales como la naturaleza de la prenda y la obligación del acreedor prendario de
facultar el ejercicio de sus derechos al accionista.
Compartimos la opinión mayoritaria en el sentido que tal pacto en contrario operaría
únicamente en lo relativo al ejercicio de los derechos como accionista, o para pactar otra
forma de pago de dividendos pasivos, a la forma de realización de la prenda e inclusive
a los gastos para facilitar el ejercicio de los derechos de accionista, mas no para las
demás provisiones del artículo de lo contrario podría la naturaleza de la prenda podría
verse afectada por el acuerdo de las partes(36).

3. Medidas cautelares sobre participaciones

El segundo párrafo del artículo 292 de la LGS se refiere a las medidas cautelares que
podrían afectar a las participaciones sociales. Señala el texto de la norma que la
resolución judicial que ordena la venta de la participación debe ser notificada a la
sociedad. Es decir, aunque el título de la norma se refiere a medidas cautelares, la
regulación detallada corresponde al remate la cual es una medida de ejecución forzada
según lo informa la disciplina procesal.
Se dispone en este sentido, que la sociedad puede sustituirse en los postores que
tomarán parte en el remate y podrán así adquirir todas o una parte de las participaciones
por el precio base fijado. Elías Laroza advierte que considerando que es posible pactar
la ejecución extrajudicial de la prenda y al no estar prevista la sustitución en estos casos,
el estatuto debe contemplar el mecanismo que permita ejercer este derecho(37).
Una vez que se adquieran las participaciones por esa vía el gerente ofrecerá las mismas
a los socios operando el derecho de adquisición preferente previsto en el artículo 291 de
la LGS. En caso los socios rehusen a adquirir las participaciones o adquieran solo una
parte, la sociedad procederá a amortizarlas reduciendo el capital.
Cabe señalar, que la LGS derogada contenía una formulación técnica distinta aunque el
propósito legislativo era el mismo. En efecto, el actual artículo emplea una terminología
más adecuada, no solo circunscribiendo el supuesto al caso del embargo sino a cualquier
otra medida cautelar para futura ejecución forzada, tal como reza el artículo 612 del
Código Procesal Civil.
Nuevamente, el silencio legislativo exige hacer un esfuerzo de integración dado que el
artículo 292 de la LGS no dispone cómo se ejercitarán los derechos del propietario frente
a la participaciones afectadas por la medida cautelar. Sin embargo, estimamos que
debería aplicarse, para este efecto, el artículo 110 de la LGS que regula el régimen de
las acciones, pues no habría razón para no asumir que el ejercicio de los derechos del
socio seguirán correspondiendo al titular de las participaciones afectadas por la medida
cautelar, salvo que sea la condición de socio la que es materia de disputa.
En cuanto al procedimiento para el caso del remate, la LGS dispone claramente que la
sustitución de los postores debe operar antes del acto de remate de modo que carezca
de objeto lIevarlo a cabo. No obstante, al abordar el mismo régimen para el caso de las
SAC se evidencia un procedimiento distinto. Parecería, sin embargo, que la fórmula
adoptada en el artículo 292 ofrecería una vía más expeditiva que para las SAC en caso
de adquisición de las participaciones por parte de la sociedad, dado que evita la
realización del remate y hace innecesaria la subrogación en la adjudicación.

El segundo párrafo del artículo 239 de la LGS señala que dentro de los 10 días útiles de
efectuada la venta forzosa la sociedad tiene derecho a subrogarse al adjudicatario de las
acciones por el mismo precio que se han pagado por ellas. Es decir, la norma plantea
una diferencia en cuanto a la mecánica operativa aplicable para salvaguardar la
integridad o cohesión del grupo dado el carácter cerrado atribuido a ambos modelos. No
obstante, estimamos que una regulación homogénea hubiera sido mejor desde un punto
de vista orgánico o sistemático.
En esta línea surgieron algunas propuestas que sugerían una regulación uniforme sobre
ese tema. El Dr. Juan Momoy planteó en ese sentido que si las acciones o participaciones
sujetas a medida cautelar pasaran a la etapa procesal de ejecución forzada, sería de
aplicación lo dispuesto en el artículo 239 de la LGS (adquisición preferente en caso de
enajenación forzada). De esa forma, se eliminarían los artículos 110 Y el segundo párrafo
del artículo 292 de la LGS, respectivamente, que mantienen los procedimientos de
ejecución disímiles que se indican(38}.
Finalmente, la medida cautelar al igual que los gravámenes debe inscribirse en la partida
social, requiriéndose para ello la resolución judicial respectiva.

VII. EXCLUSiÓN Y SEPARACiÓN DE LOS SOCIOS

El carácter predominantemente personalista de la SRL conlleva a que la presencia de un


socio cobre una importancia mayor que en las SA.
La SRL, al poseer dicho carácter personalista, implica obligaciones más allá de las
participaciones. En ese sentido, es importante tomar en cuenta que la exclusión y
separación de socios es un mecanismo de protección de la sociedad, por medio de la
cual se salvaguarda su existencia. En ocasiones, el socio debe protegerse de la mayoría,
mediante la separación y en otras la mayoría debe protegerse del socio utilizando para
ello el método de exclusión.

En la legislación española se considera tanto a la separación ya la exclusión de socios


como formas de disolución parcial de la sociedad. Dicha denominación se entiende
desde la visión de la sociedad con un doble ingrediente: el contractual e institucional(39).
Dentro de este punto de vista, las sociedades de personas se encuentran formadas por
un contrato plurilateral, el cual se resuelve parcialmente cuando uno de los socios es
excluido o decide separarse de la misma, causando así su disolución parcial.
Garrigues define con claridad la exclusión y separación de socios en las sociedades
comerciales. Mientras la separación es un acto voluntario del socio, la exclusión por su
parte, tiene como finalidad sancionar el incumplimiento de obligaciones sociales
importantes. Dicha sanción puede darse en cualquier tipo de sociedad, sin embargo, en
el caso de las SA solo puede haber motivo de exclusión en el incumplimiento de la única
obligación de socio (la AportaciónY4O).
El derecho de separación del socio permite que. aquel que posee partici
-pacfones de una SRL y que por algún motivo desee dejar de participar en la sociedad,
pueda tomar la decisión de retirarse de dicha sociedad protegiéndose de aquello que
pudiera perjudicarle por mantenerse dentro de ésta.
Asimismo, si la sociedad considera que uno de los socios ha incurrido en situaciones que
motivan su exclusión, ésta tendrá abierta la posibilidad de ex
cluir al socio que incumple una obligación social y continuar con su desarrollo.
.,
La exclusión y separación de socios en la SRL es un tema que resulta en cierto modo
una novedad, ya que la ley anterior hacía referencia a la normatividad adscrita para las
sociedades anónimas como para las sociedades colectivas sin detenerse en el caso
específico de las SIlL.
La exclusión y separación de socios en la SRL es regulada por el artículo 293 de la LGS.
El artículo bajo comentario contiene un enunciado algo confuso pues únicamente se
refiere al socio gerente quien puede ser excluido por las causales previstas en dicho
artículo.
"Puede ser excluido el socio gerente que infrinja las disposiciones del estatuto, cometa
actos dolosos contra la sociedad o se dedique por cuenta propia o ajena al mismo genero
de negocios que constituye el objeto social. La exclusión del socio se acuerda con el voto
favorable de la mayoría de las participaciones sociales, sin considerar las del socio cuya
exclusión se discute, debe constar en escritura pública y se inscribe en el registro.

Si la sociedad sólo tiene dos socios, la exclusión de uno de ellos solo puede ser resuelta
por el Juez, mediante demanda en proceso abreviado. Si se declara fundada la exclusión
se aplica lo dispuesto en la primera parte del articulo cuarto".
Todo socio puede separarse de la sociedad en los casos previstos en la ley y en el
estatuto. Sin embargo, la norma actual omite referirse a los socios que no tienen ninguna
función dentro de la sociedad y sólo hace referencia al socio gerente, con lo cual no
quedarían claras las causales aplicables a socios sin funciones.
El Dr. Elías Laroza indica al respecto que:
"Debe entenderse que el procedimiento regulado en el artículo 293, bajo comentario, es
aplicable a todos los socios que, en atención a un elemento personalista que caracteriza
a esta forma societaria de carácter cerrado, violan los estatutos o cometen actos dolosos
contra la sociedad.
En cambio el socio gerente puede ser también excluido cuando se dedique, por cuenta
propia o ajena, al mismo género de negocios que constituye el objeto social, supuesto
que era innecesario incluir en el artículo 293 por estar previsto en el artículo 287"(41).
Compartimos dicho comentario en el sentido que el socio que no desempeñe el cargo de
gerente puede también ser sancionado por la sociedad excluyéndolo de la misma. Sin
embargo, el socio gerente podrá ser excluido por razones de lealtad.
Por otro lado, Ulises Montoya refiere que el caso de separación del socio gerente que se
dedique por cuenta propia o ajena al mismo género de comercio que constituye el objeto
de la sociedad se trata de revocación por inobservancia de la prohibición de
competencia(42). Empero, es importante hacer la diferenciación entre gerente y socio.
Al socio gerente puede revocársele la condición de gerente de la empresa, es decir,
podrá ser "removido" como gerente pero eso no implica que deje de ser socio. Sin
embargo, el socio puede ser "excluido" por sus acciones como gerente, en tanto incurra
en las infracciones materia de análisis en el presente acápite.
La norma indica, asimismo, que la exclusión del socio se acuerda con el voto favorable
de la mayoría de las participaciones sociales. Dicha precisión determina un giro en la
concepción de la SRL en la actual LGS, al precisar que la mayoría aplicable no se refiere
a las personas que integran la sociedad sino a las participaciones que cada socio
integrante posee. Dicho esto, se pone fin a la idea que consideraba a la SRL como una
sociedad personalista a ultranza y que, en ese sentido, eran los socios en tanto personas
y no las participaciones, los que decidían el futuro del socio infractor.
El artículo 296 de la LGS anterior señalaba a la letra que la exclusión y la separación de
los socios se regirán por las disposiciones de las sociedades colectivas y anónimas
respectivamente, en cuanto sean aplicables. En ese sentido, al carecer de una regulación
específica sobre la exclusión habría que observar la normatividad prevista para este tema
en las sociedades colectivas y anónimas, hecho que a priori podría haber llamado la
atención dada la naturaleza distinta de ambas formas sociales (las sociedades colectivas
son marcadamente personalistas y las sociedades anónimas son de corte capitalistas).
El problema se suscitaba con la interpretación de la última frase del artículo indicado, en
virtud del cual no quedaba del todo claro si el régimen de las sociedades colectivas
resultaba aplicable solo en lo que se refiere a la determinación de las causales de
exclusión acogiendo una forma de adopción del acuerdo por mayoría de capitales, o
dicha remisión alcanzaba incluso la mecánica de adopción del acuerdo de exclusión.
Para tal efecto, la inclinación en uno u otro sentido, estaba determinada por el análisis
de la naturaleza jurídica de la figura de la exclusión en el contexto de las sociedades de
carácter personalistas. Césa:r Luna Victoria se adscribía a la posición de considerar que
el acuerdo de exclusión se realizara en base a personas y no a capitales sosteniendo
que las causales de exclusión son efectivamente parte de la concepción de una sociedad
de personas por lo que resultaba coherente aplicar a las causal es de una sociedad de
personas con un procedimiento de una sociedad de capitales. Sin embargo, el tema
admitía la posición contraria dada la composición mixta de la estructura de la SRL.
La LGS ha puesto fin al debate en el plano regulatorio al disponer que la exclusión del
socio se acuerde con el voto favorable de la mayoría de las participaciones sociales, sin
considerar, desde luego, las del socio cuya exclusión se discute. Se formula la precisión
adicional queel acuerdo conste en escritura pública y se inscriba en el registro de
sociedades mercantiles.

1. Efectos y consecuencias de la exclusión

La legislación peruana se limita a describir el procedimiento que debe llevarse a cabo en


caso de exclusión o separación de socios. Sin embargo, no existe regulación alguna
referente a los efectos y/o consecuencias de la exclusión.

Si bien es cierto que, dichas regulaciones pueden ser incluidas en el estatuto de cada
sociedad pudo haberse considerado dentro de la norma, de modo que se eviten
potenciales abusos de derecho por parte de la mayoría que excluye al socio.
A modo ilustrativo, la legislación argentina regula los efectos de la exclusión del socio de
la siguiente forma:
1. El socio excluido tiene derecho a una suma de dinero que represente el valor de su
parte a la fecha de la invocación de la exclusión.
2. Si existen operaciones pendientes, el socio participa en los beneficios o soporta sus
pérdidas de acuerdo a su participación.
3. La sociedad puede retener la parte del socio excluido hasta concluir las operaciones
en curso al tiempo de la separación.
4. El socio excluido responde hacia los terceros por las obligaciones sociales hasta la
inscripción de la modificación en el registro público de comercio(43) .

De esta manera, el socio excluido, a pesar de haber sido sancionado, con la decisión de
excluirlo no es privado de sus derechos económicos con respecto a la sociedad.
Respecto a la inscripción ante Registros Públicos de la exclusión y separación del socio,
la Ley del Registro de Sociedades ratifica que para el cómputo del quórum y la mayoría
no se deben considerar las participaciones del socio que ha sido separado o excluido.
Del mismo modo indica que la inscripción de la separación del socio puede inscribirse en
mérito de escritura pública, sin que sea necesario la intervención de la sociedad. Dicha
inscripción no está sujeta a que se inscriba previa o conjuntamente, al acuerdo de
reducción de capital ni la modificación del pacto social.
Es entonces, importante destacar, la necesidad de modificar el estatuto de la sociedad a
fin de eliminar de la misma al socio separado o excluido, y adicionalmente, se precisa la
reducción del capital correspondiente a dicho socio. No obstante, la ley no obliga a que
dicho trámite se efectúe conjuntamente con la inscripción de la separación; con lo cual
se evita retrasar el tema de inscripciones innecesariamente, dejando la operatividad de
la reducción del capital social que se materialice en acto posterior.

VIII. REFLEXIONES FINALES

A modo de reflexión final, tras haber revisado la concepción, estructura y funcionalidad


de la SRL, debemos indicar lo siguiente:
La SRL surge como una necesidad a los requerimientos corporativos que exigían contar
con una forma societaria con riesgo limitado el ejercicio de actividades empresariales de
menor dimensión que las SA. Ello planteaba dos nuevas exigencias en el ordenamiento
jurídico vigente: la simplificación de la constitución y del funcionamiento de la forma social
correspondiente y la conveniencia de personalizar las relaciones entre los socios(44).
La mayoría de países que enfrentaron esta demanda respondían de dos maneras:
(i) La primera era concebir dentro del tipo general de la SA 90~ m()delos diferentes de
SA la abierta y la cerrada. Para ello, había que dar cabida en la Ley de Sociedades a las
dos nuevas necesidades que exigía el nuevo tipo social. La personalización de los socios
y la simplificación de la constitución y agilización de su funcionamiento.
La personalización de la sociedad podía conseguirse limitando la libre transmisibilidad
de las participaciones del socio, fijando un número máximo de socios y prohibiendo la
incorporación de los derechos de socio en títulos negociables de modo que le restara
circulación. Por su parte, la simplificación en el establecimiento de la sociedad así como
la agilización de su funcionamiento podían lograrse simplificando los requisitos y
formalidades para la constitución de la sociedad y facilitando los mecan ismos de reunión
y actuación de los órganos sociales. Este fue en general el modelo seguido por el
legislador inglés.
(ii) La otra manera de responder a estas necesidades era proponiendo un nuevo tipo
social, lo cual aconteció en Alemania y tuvo como intención reservar la SA para la
empresa de gran dimensión y de habilitar un nuevo tipo social, la SRL para las empresas
de pequeña y mediana dimensión.
Sin embargo, la intención del legislador a pesar que intenta proveer de una herramienta
compatible con los negocios de mediana o pequeña dimensión no iba necesariamente
acompañada de un incentivo para dicho fin, y es que la SA sigue siendo la forma social
más usada y de hecho este fenómeno se ha verificado en diversas realidades. Como
sucede en España donde la ausencia de un capital mínimo para las sociedades
anónimas permite que las empresas de escaso volumen acojan este modelo. No
obstante, como lo
señala Otero es también la flexibidad en la regulación de la SA la que provoca el
desinterés por la SRL(45).
¿Cuál es entonces el derrotero seguido por el legislador nacional?
Como se ha explicado al inicio del presente trabajo la regulación de la SRL dentro de la
estructura de la nueva LGS obedeció a demandas de orden social o político más que
técnico. De ahí que, la profundidad de un análisis sistemático de la SRL presente algunas
limitaciones y genere cuestionamientos.
La controversia se ve alimentada aún más con la presencia de la SAC la cual fue
concebida precisamente para ocupar el lugar de la SRL dentro de un marco normativo
integral e innovador en el nuevo escenario de impulso a la actividad empresarial y a la
inversión privada nacional y extranjera.
Así, como se indicó en los párrafos precedentes, la opción legislativa aspiraba a elaborar
una modalidad de SA con elementos persona listas que incluso mejorará aspectos de la
SRL. Es decir, se ha dejado que coexistan dos modelos similares casi idénticos en su
estructura, pero resulta que uno de ellos fue concebido como una versión "mejorada" del
otro.
En ese sentido, se ha afirmado con razón que el éxito de la SRL depende de las ventajas
de su regulación frente a la SA. Otero nos informa con acierto que en las legislaciones
donde se puede introducir un matiz personalista la SA, se produce un retroceso de la
SRL.

En ese sentido, la acogida que pueda tener la SRL depende más de la regulación de la
SA (46). y para ello quizás no hubiera sido necesario diseñar un modelo como la SAC
dado que la personalización de la SA se podría obtener mediante la limitación de la
transmisibilidad de acciones. La simplicidad de la gestión queda asegurada con la
ausencia de capital mínimo y la gestión de ésta al ocupar los cargos directivos.

El legislador intentó conservar la flexibilidad del modelo de la SRL a través de una


regulación dispositiva que privilegiara la libertad estatutaria; sin embargo, en vez de
proveerle de agilidad. la escasa regulación legal planteó el problema de tener que
determinar la legislación aplicable a muchas cuestiones no resueltas por la ley. Esto nos
sugiere que desde una perspectiva estrictamente técnica la SRL no fue un modelo
introducido para ser utilizado, sino mas bien como un paliativo para que la nueva
regulación no generara mayores costos.

A nuestro modo de ver, la regulación de la SRL no es una iniciativa caprichosa del


legislador y aunque sus bondades pueden ser compartidas o quizásuperadas por otra
forma societaria, ello genera más ventajas que desventajas para los agentes
económicos. El análisis costo beneficio sugería mantenerla en vez de eliminarla y de ahí
la necesidad de reentender su estructura y funcionalidad en el nuevo contexto en el que
la SRL aparece.

Dependerá de los empresarios en este caso elegir cuál es el modelo que mejor se adapte
a sus necesidades, si bien se puede anticipar que el número de SAC supere a las SRL.
Aun así, por lo menos los empresarios tendrán más opciones en cuanto a sus esquemas
societarios que deseen utilizar y en el contexto de una economía de mercado, debe
propiciarse la libertad de elección y sobre todo con opciones.

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