110052D Guia S El Fantasma de Canterville y Otros Cuentos
110052D Guia S El Fantasma de Canterville y Otros Cuentos
110052D Guia S El Fantasma de Canterville y Otros Cuentos
DIDÁCTICA
Guía Didáctica
Delmiro Antas
Primera edición, 1999
© DELMIRO ANTAS
Sobre las respuestas al cuestionario.
© EDICIONES VICENS VIVES, S.A.
Sobre la presente edición según el art. 8 de la Ley 22/1987.
Obra protegida por la LEY 22/1987 de 11 de noviembre de Propiedad Intelectual. Los infractores
de los derechos reconocidos a favor del titular o beneficiarios del © podrán ser demandados de
acuerdo con los artículos 123 a 126 de dicha Ley y podrán ser sancionados con las penas señaladas
en la Ley Orgánica 6/1987 por la que se modifica el artículo 534 del Código Penal. Prohibida la re-
producción total o parcial por cualquier medio, incluidos los sistemas electrónicos de almacenaje,
de reproducción, así como el tratamiento informático. Reservado a favor del Editor el derecho de
préstamo público, alquiler o cualquier otra forma de cesión de uso de este ejemplar.
IMPRESO EN ESPAÑA
PRINTED IN SPAIN
Literatura . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6
Lengua y estilo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 39
Ética . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 56
LITERATURA
1. EL FANTASMA DE CANTERVILLE
1.1
a Resume con breves frases (tres o cuatro) cada capítulo.
! Capítulo II: Pese a que cada día la limpian con detergente, la man-
cha de sangre reaparece siempre, incluso con la biblioteca cerrada, por lo
que, finalmente, la familia acepta divertida la existencia del espectro. En su
primera aparición pública, el fantasma es humillado por los nuevos dueños
de la casa: el señor Otis le ofrece un lubricante para sus cadenas y los geme-
los lo atacan con almohadas. Indignado, el fantasma decide vengarse.
Capítulo III: La mancha sigue apareciendo con diferentes colores, lo
que inspira jocosos comentarios a la familia, excepto a la pequeña Virginia.
Una noche, el fantasma intenta aterrorizar a los Otis poniéndose su vieja ar-
madura, pero no soporta su propio peso y se cae estrepitosamente. Los Otis
acuden al estruendo y avergüenzan al fantasma por segunda vez: los gemelos
le disparan con cerbatanas, el señor Otis lo amenaza con la pistola y la seño-
ra Otis le sugiere que se cuide la garganta. Cuando el 17 de agosto va a eje-
cutar su nueva venganza, el fantasma se asusta por la presencia de otro es-
pectro, que resulta ser un muñeco ideado por uno de los niños para burlarse
de él.
Capítulo IV: Debilitado por los sobresaltos, el fantasma permanece en-
cerrado en su habitación y renuncia incluso a seguir manchando de sangre el
suelo de la biblioteca. Sólo cumple con la «obligación» de aullar una vez
por semana, y esto con mucha precaución para no ser sorprendido por los
hijos varones, que no paran de asediarlo. El 19 de septiembre es tan dura-
mente ultrajado por los tres niños que tiene que guardar reposo durante bas-
tantes días. Todos opinan entonces que ha abandonado el castillo, pero el
fantasma continúa tramando su venganza, en la que piensa incluir al joven
duque de Cheshire, pretendiente de Virginia.
Capítulo V: Virginia conoce al fantasma y se apiada de él. Sir Simon (el
fantasma), que sólo desea descansar en paz, le pide que le ayude a morir re-
zando por él, para que se cumpla la vieja profecía escrita en el ventanal de
la biblioteca. Juntos traspasan la pared del Salón de los Tapices y penetran en
una enorme y oscura caverna.
Capítulo VI: Como Virginia no aparece, los Otis organizan su búsqueda,
creyendo al principio que la han raptado unos gitanos. A medianoche, Virgi-
nia regresa a través de una abertura de la pared con un cofre repleto de joyas
L I T E R AT U R A 7
1.2
1.3
1.4
a ¿Qué contraste se da entre la ambientación de los alrededo-
res del castillo y la que se describe a la llegada a Canterville?
(Consulta la p. 10).
! En los alrededores de Canterville luce una hermosa tarde de julio,
con aromas y sonidos agradables, en medio de un paisaje casi bucólico. Al
entrar en los dominios del castillo, por el contrario, el cielo se encapota y
empieza a llover; frente al bullicio alegre del campo, una extraña calma se
apodera del entorno y una gruesa y silenciosa bandada de grajos (pájaros de
mal agüero) sustituye al arrullo de las palomas.
1.5
2. EL GIGANTE EGOÍSTA
2.1
a ¿A qué se deben los cambios en el jardín? ¿Cuándo se da
cuenta el Gigante de esos cambios? ¿Por qué vuelve el jardín
a tener un aspecto primaveral?
! Los cambios se deben a las buenas o malas acciones del Gigante, a la
presencia o ausencia de los niños y a la intervención de Jesús. Cuando el Gi-
gante es bueno y generoso, la naturaleza muestra un esplendor primaveral;
cuando es egoísta se muestra ajada y padece el azote del viento, la nieve y
otros molestos accidentes atmosféricos. El Gigante se percata del estrecho
vínculo que se establece entre su comportamiento y la apariencia del paisaje
cuando advierte que la primavera no llega nunca a su jardín (p. 58), pero, so-
bre todo, cuando regresan los niños y Jesús se le aparece por primera vez: esa
mañana el invierno cesa de pronto. El jardín recobra entonces su aspecto in-
vernal por dos razones: porque los niños vuelven a jugar en él y gracias a que
el Gigante ha cambiado de actitud. En efecto, tras advertir que ha cometido
un error al comportarse con egoísmo, se arrepiente de sus malas acciones,
con lo que el jardín recupera el tránsito natural de las estaciones.
el cariño por los niños; una bella flor (p. 58), que se entristece y decide no
florecer; la nieve, la escarcha, el viento del norte y el granizo, que hablan,
visten y actúan como personas malvadas; el otoño, que posee el don de la
voluntad y la capacidad del lenguaje; y las flores, que tienen ojos y se ríen.
Con estas personificaciones el autor ofrece una imagen idealizada del entor-
no natural, en la que personas y elementos viven en contacto directo, como
si todos fuéramos miembros de una gran familia en la que nuestras acciones,
buenas o malas, afectan a la convivencia de todos, haciendo que predomi-
nen el amor y la armonía o, por el contrario, el desamor y el caos.
2.2
a ¿Qué puede simbolizar la gran diferencia de tamaño entre el
Gigante y los niños?
! La diferencia de tamaño simboliza el desequilibrio de fuerzas exis-
tente en el mundo y las desigualdades que se dan en el seno de la humani-
dad: el Gigante es robusto y poderoso, posee un hermoso jardín para él solo
y vive aislado en su enorme castillo, mientras que los niños, muchos e inde-
fensos, no tienen dónde jugar.
! La Iglesia venera a San Cristóbal (del griego Cristóforos, ‘el que lleva
a Cristo’) como mártir, que supuestamente murió durante la persecución de
Decio, en el siglo III. Su fiesta se celebra el 25 de julio, y se le suele repre-
sentar como un gigante apoyado en un bastón que lleva al niño Jesús en bra-
zos o montado sobre sus hombros, quien o bien extiende la mano en un ges-
to de bendición o bien sostiene el globo terráqueo. Es el patrón de los mori-
bundos y de los automovilistas, a los que protege de los accidentes, y su
atributo es un bastón con hojas.
Pese a que fue muy venerado hasta el siglo XVI, se sabe muy poco de
San Cristóbal, y su historicidad es dudosa. Según la leyenda, Cristóbal era un
gigante cananeo que intentó servir al soberano más poderoso del mundo y se
puso por ello al servicio de Satanás. Pero un día se dio cuenta de que la vista
de un crucifijo bastaba para hacer huir al demonio, por lo que se consagró al
servicio de Jesucristo, dedicándose a ayudar a los viajeros a atravesar un pe-
ligroso curso de agua. Una tarde, un niño le pidió que lo ayudara a cruzar el
río, y el gigante lo aupó en sus hombros; pero el niño le pesaba más y más a
cada paso y el gigante tuvo que apoyarse en su bastón para poder llegar a la
otra orilla, desde donde un ermitaño le guiaba con su luz. «Soy Cristo, tu
rey», le reveló entonces el niño, «has llevado sobre tus espaldas a aquel que
creó el mundo. Como prueba, hunde tu bastón en el suelo: mañana habrá
florecido y dará frutos». Al día siguiente, la predicción se cumplió. El resto
de la leyenda se refiere a la persecución y muerte del gigante.
El cuento guarda un claro paralelismo con la narración de Wilde, en la
que en el mismo momento en que el Gigante ayuda al niño Jesús el árbol flo-
rece y se posan en él los pájaros entre trinos y en cuya escena final, junto a
un árbol florecido y con frutos en invierno, Jesús revela al Gigante su identi-
dad y le anuncia que va a permitirle la entrada en el Paraíso. Por lo tanto, al
menos en los detalles del gigante y el niño, es probable que Oscar Wilde se
inspirara parcialmente en la leyenda San Cristóbal para su cuento, concebido
como una parábola cristiana sobre el poder del amor. No obstante, sus raí-
ces hay que buscarlas también en los relatos de Hans Christian Andersen
(1805-1875) y en los cuentos tradicionales, en los que es frecuente la apari-
ción de lo sobrenatural, de ogros, de gigantes y de niños.
3. EL PRÍNCIPE FELIZ
3.1
3.2
4. EL MEJOR AMIGO
4.1
a ¿Qué relación tenían Hans y el molinero al principio de la
historia? ¿Por qué no quería el molinero ir a visitar a Hans
durante el invierno? ¿Qué le pide el molinero a Hans al lle-
gar la primavera? ¿Qué le ofrece el molinero? ¿Se trata de
una oferta generosa? ¿Por qué? ¿Qué sucede a partir del mo-
mento en que Hans acepta la carretilla? ¿Cómo acaba la his-
toria? ¿Qué dice el molinero una vez muerto Hans?
! Al principio del relato, Hans considera a Hugo su mejor amigo y se
siente orgulloso de él; piensa que es un ser excepcional y le encanta escu-
char sus discursos sobre el altruismo de la verdadera amistad. Aunque es po-
bre, no le importa que su amigo tome cuanto quiera de su huerto. Por el con-
trario, el astuto molinero sólo quiere aprovecharse del bondadoso Hans, a
L I T E R AT U R A 21
quien considera alguien inferior. Aunque es rico, nunca ofrece nada a Hans
salvo palabras.
Durante el invierno Hugo no quiere visitar a Hans porque éste no tiene
nada que ofrecerle y teme, en cambio, que le pida ayuda, cosa que Hans
nunca hace. Aunque sabe que durante esta estación del año Hans está solo y
pasa penalidades, no sólo no está dispuesto a socorrerlo, sino que afirma cí-
nicamente que cuando la gente tiene problemas hay que dejarla sola y no
molestarla con visitas.
Al llegar la primavera, Hugo le pide a Hans una gran cesta de prímulas;
a cambio, el molinero le ofrece una carretilla. Pero no se trata de una oferta
generosa, sino de un acto de puro egoísmo: cuando Hugo va a ver a Hans
con la intención de que le regale una cesta de prímulas, éste le comenta que
quiere vender las flores para desempeñar su carretilla; el molinero busca en-
tonces la manera más adecuada de aprovecharse de Hans y de sacar benefi-
cio de su vieja e inservible carretilla, por lo que le dice que no hace falta que
la desempeñe, que él está dispuesto a regalarle la suya.
A cambio de ese supuesto regalo, el molinero empieza a exigirle al
campesino más y más favores: el primer día una tabla, con la que Hans pen-
só que podría arreglar la carretilla, y una gran cesta de flores; el segundo día,
que le lleve a cuestas un saco de harina al mercado, que se encuentra a más
de nueve kilómetros, y se lo venda a buen precio; el tercero, que le arregle el
tejado de su granero con la tabla que le había pedido; el cuarto, que le suba
al monte las ovejas; posteriormente le encarga otras varias tareas que impi-
den al campesino trabajar en su huerto.
La historia acaba tristemente: Hans muere por ayudar a quien considera
su amigo. Una noche tormentosa Hugo le pide que vaya en busca del médi-
co porque su querido hijo está enfermo. Aunque la noche es oscura y llueve
a cántaros, el molinero le niega a Hans su farol, porque dice que es nuevo y
teme que se estropee. Al no tener luz con que orientarse, Hans no ve por
dónde camina y en el camino de vuelta acaba perdiéndose en el páramo,
donde cae en un pozo y se ahoga.
Una vez muerto Hans, el molinero afirma hipócritamente que su falle-
cimiento supone una gran pérdida para él, que era tan amigo suyo que hasta
le había regalado su carretilla; y que ahora ya no sabe qué hacer con ella, en
casa le estorba, y como está en tan malas condiciones, si la vendiera no le
darían nada por ella. En adelante, afirma el molinero, se cuidará mucho de
no volver a desprenderse de nada, pues cuando uno es generoso siempre su-
fre las consecuencias.
lo que espera de un buen amigo es que sea bueno para ella. El verderón se
dispone entonces a contarle la historia del mejor amigo para mostrarle en
qué consiste la verdadera amistad (pp. 83-85).
b) El planteamiento presenta a los protagonistas del relato: el rico y cíni-
co molinero se aprovecha del ingenuo Hans engatusándolo con hermosas
palabras sobre el altruismo de la verdadera amistad (pp. 85-87).
c) En el nudo de la historia se nos explica cómo, al llegar la primavera,
el molinero va a visitar a Hans con la intención de que le regale una cesta de
prímulas. Le ofrece su vieja carretilla y, a cambio, le reclama diversos favores
que impiden a Hans dedicarse a su trabajo (pp. 88-95).
d) En el desenlace, Hans muere por satisfacer la última exigencia del
molinero, quien asegura que la muerte del campesino significa una gran pér-
dida para él (pp. 95-98).
e) En el epílogo, la rata, que se había identificado con el molinero y es-
peraba saber más de él, no acierta a ver el final del cuento y se enfada con el
verderón cuando éste le dice que no ha comprendido la moraleja del relato:
la rata no soporta las historias con enseñanza moral.
4.2
5.1
a ¿Qué se relata en la presentación? Señala algunas frases y com-
paraciones donde se compruebe el tono poético de esta pre-
sentación.
! El marco narrativo de este cuento relata la boda de unos príncipes. El
enlace se celebra con gran boato y numerosas atenciones, la última de las
cuales es un gran despliegue de fuegos artificiales que comienzan justo a
26 L I T E R AT U R A
5.2
hete no puede ser disparado porque tiene mojada la pólvora, pero él comen-
ta: «Supongo que me reservan para algún acontecimiento importante; eso es
lo que ocurre, no hay duda» (p. 114). Al día siguiente un obrero exclama:
«¡Vaya, qué cohete más malo!», y lo arroja fuera del muro; él, que ha toma-
do a los empleados por una comisión de la corte, reflexiona: «¿Malo? ¿Malo?
¡Imposible! Lo que ha dicho es ‘majo’. Malo y majo suenan muy parecido y
a veces hasta significan lo mismo» (p. 114). La misma invidencia manifiesta
cuando aterriza en el barro de la acequia y afirma que «no hay duda de que
se trata de algún balneario de moda y que me mandan aquí a reponerme» (p.
114). Algo más tarde, mientras se encuentra medio hundido en el barro, le
dice al ánade que él aún no ha aparecido en público, «pero cuando ocurra
será un magnífico espectáculo» (p. 118). En el desenlace del cuento, el cohe-
te explota sin que nadie se percate de ello. Su varilla va a parar sobre una
oca, que exclama: «¡Santo cielo! Van a llover palos!» y se apresura a zambu-
llirse en el agua, momento en que el cohete pronuncia sus últimas palabras:
«Sabía que iba a causar un gran revuelo» (p. 120). Nada más lejos de la rea-
lidad.
e Localiza en las pp. 110, 117, 118, 119 y 120 algunos comen-
tarios del cohete que pudieran interpretarse en este sentido.
! Como el artista modernista, el cohete se cree único, poseedor de una
sensibilidad excepcional y superior a los demás: «Yo soy un cohete muy es-
pecial y desciendo de unos padres muy especiales», dice en las pp. 107-110;
«Odio la mala educación y los malos modales, sean los que sean, porque yo
soy extremadamente sensible. No hay en todo el mundo nadie tan sensible
como yo», agrega en la p. 110. Por otro lado, se siente incomprendido y afir-
ma padecer «la soledad del genio» (p. 118), juzga que su valía no es valora-
da en su justa medida y tiene la esperanza de que eso cambie en el futuro:
«Seguro que algún día reconocerán un genio como el mío» (p. 116). Como
el artista, el cohete sabe que su tarea posee tan sólo una finalidad estética y
es ajena a cualquier utilidad práctica, de ahí que desprecie con tono aristo-
crático el trabajo manual: «Una persona de mi posición nunca es útil. Tene-
mos ciertos talentos y eso es más que suficiente. Yo no siento el menor inte-
rés por ninguna clase de actividad […]. De hecho, siempre he sido de la opi-
nión de que el trabajo duro no es sino el refugio de la gente que no tiene
nada que hacer» (p. 117). Finalmente, sus ansias de notoriedad se manifies-
tan de continuo, como cuando afirma que su primera aparición pública «será
un magnífico espectáculo» (p. 118); en otro momento exclama «¡Magnífico!
L I T E R AT U R A 29
Van a encenderme a plena luz del día, para que todos puedan verme» (p.
119), y «Ahora voy a explotar. Prenderé fuego al mundo entero y causaré tal
estruendo que nadie hablará de otra cosa en todo un año» (p. 119). Final-
mente, el cohete se extingue con la errónea convicción de que ha causado
«un gran revuelo» (p. 120).
5.3
tan fascinante que cuantos lo oyen se quedan despiertos sólo para escuchar-
lo. En realidad, se trata de un ruido tan molesto que impide dormir a cuantos
lo oyen. La presunción y egoísmo de la rana alcanzan la desfachatez cuando
declara que, como en toda conversación hay alguien que tiene que escuchar,
prefiere ser ella la que hable, ya que así se ahorra tiempo y se evita discusio-
nes. En cuanto a la libélula, se muestra indiferente a la cháchara del cohete y
no se detiene a escucharlo. Finalmente, el ánade es un ser tranquilo y pacífi-
co, alguien práctico a quien sólo le interesan las cosas útiles y la vida familiar.
6. EL RUISEÑOR Y LA ROSA
6.1
a ¿Qué o a quién representa el ruiseñor?
! El ruiseñor representa al artista, que posee un concepto elevado de la
belleza y el amor.
d Comenta su actitud.
! El lagarto, la mariposa y la margarita consideran ridículo llorar por
amor. Con la respuesta de estos tres personajes, Oscar Wilde pone de mani-
L I T E R AT U R A 31
6.2
7. EL JOVEN REY
7.1
a ¿Cuáles son los orígenes del joven príncipe? ¿Qué tiene de
romántico y de poco convencional el comportamiento de la
madre?
! El príncipe es fruto del amor prohibido entre la hija del rey y un fo-
rastero. Repudiado al nacer por su abuelo, fue encomendado a un matrimo-
nio de humildes campesinos, que lo criaron como hijo suyo. El comporta-
miento de la hija del rey es el propio de una heroína romántica: enamorada
de un extranjero de humilde condición social, se enfrenta a la voluntad de su
padre (pues está obligada a casarse con quien él decida) y se rebela contra
las cadenas impuestas, escogiendo libremente su destino. Al descubrirse la
«traición», las consecuencias son trágicas: lejos del perdón que tal vez ha-
bría esperado la princesa, el viejo rey ordena asesinar a los esposos y destie-
rra sin rango a su único nieto, obligándolo a crecer como un rústico cabrero.
d ¿Qué visión nos ofrece Wilde del desván en que se hallan los
telares y de las personas que allí trabajan? ¿Qué relación hay,
según el tejedor, entre ricos y pobres?
L I T E R AT U R A 35
! Oscar Wilde presenta la fábrica textil como si fuera una sala de con-
denados del Infierno, un lugar deshumanizado y cruel: ruidoso, oscuro, ma-
loliente, húmedo e insalubre. Los trabajadores son como prisioneros cuyo
único «pecado» es la pobreza; allí se hacinan en pesadas y monótonas tareas
hombres, mujeres y niños: seres hambrientos, doloridos y enfermos en cuyas
vidas no hay ni un ápice de alegría o belleza.
Según el tejedor, los ricos esclavizan a los pobres y se quedan con el
producto de su trabajo: son esclavos a pesar de que nadie ve sus cadenas.
Los pobres necesitan trabajar para vivir, pero como les dan salarios tan mez-
quinos, a duras penas si pueden subsistir, mientras que los ricos disfrutan de
bienes en abundancia.
remediar las desigualdades sociales, debería regresar con los suyos y vestirse
de acuerdo con su condición, ya que, en último término, la miseria del pue-
blo no es algo que le afecte a él personalmente: «¿Qué tenéis que ver vos
con nosotros y nuestros sufrimientos?»
8. ACTIVIDADES DE SÍNTESIS
8.1
a ¿En qué cuentos destacarías el tema del amor, y qué diferen-
tes vertientes o matices adopta en cada uno de ellos?
! El tema del amor está presente en todos los cuentos menos en «Un
cohete muy especial». El amor al prójimo es el nexo de unión de todos ellos,
pero aparece de forma particular en «El Gigante egoísta», «El Príncipe feliz»
y «El joven rey». En «El mejor amigo» se recrea el tema de la amistad, y en
«El ruiseñor y la rosa», el tema del amor y el arte como entrega y sacrificio.
8.2
8.3
1. LA DESCRIPCIÓN
1.1
a Señala, en ese fragmento, una primera parte informativo-na-
rrativa.
! La parte informativo-narrativa está constituida por la primera frase:
«Como el castillo de Canterville está a once quilómetros de Ascot, la esta-
ción de ferrocarril más cercana, el señor Otis había telegrafiado para reservar
un carruaje, y en él emprendieron la marcha con buen ánimo». El pasaje nos
informa acerca de la situación aislada del castillo y de las razones por las
que el diplomático alquila un carruaje, y nos relata brevemente el trayecto
desde Ascot a Canterville.
1.2
1.3
2. LA IRONÍA
provinciana» (p. 116), dice de la libélula que es una estúpida a la que «segu-
ro que no le sobran muchas ocasiones para mejorar su inteligencia» (p. 116)
y considera que el pato padece la supina ignorancia de los seres vulgares (p.
117). Pero no todos los comentarios irónicos se dirigen contra los personajes
del cuento; algunos alcanzan a la sociedad victoriana en general. Por ejem-
plo, la rana se burla de la mediocridad de las clases elevadas cuando afirma
que «discutir es muy vulgar, porque en la buena sociedad todo el mundo tie-
ne exactamente las mismas opiniones» (p. 115). El pato, por su parte, pone
de manifiesto la hipocresía de quienes afirman apreciar las cosas espirituales
y poéticas cuando exclama: «¡Ah las cosas elevadas de la vida qué hermosas
son! Eso me recuerda que tengo mucha hambre!» (p. 118).
3. EXPRESIÓN ORAL
3.1
La redacción de un guión radiofónico es una actividad en la que se pue-
den fomentar diferentes aspectos creativos y académicos y en sí misma pue-
de constituir una secuencia didáctica. Podría iniciarse con una introducción
al lenguaje radiofónico (forma parte del currículo) y completarse con la audi-
ción de uno o varios textos literarios radiados. Sería interesante poder visitar
una emisora de radio y observar su funcionamiento.
Ya en materia, procederemos a redactar el guión y, finalmente, lo graba-
remos. A modo de ejemplo, anotamos un posible guión del primer capítulo:
NARRADOR.—(Tono neutro, informativo.) Cuando el diplomático nor-
teamericano Hiram B. Otis compró la mansión de los Canterville, todo el
mundo le dijo que cometía una locura, porque no había la menor duda de
que el lugar estaba encantado. Hasta el propio Lord Canterville, hombre de
honradez escrupulosa, se creyó en el deber de comentárselo cuando habla-
ron de las condiciones de venta:
(Pausa.)
LORD CANTERVILLE.—(Voz seria y respetable.) Nosotros mismos deja-
mos de residir allí debido a las horrendas apariciones del fantasma de Sir Si-
mon de Canterville.
OTIS.—(Escéptico y autosuficiente.) Debo decirle, milord, que no creo
en esas fantasías: por el mismo precio me quedo con el mobiliario y el fan-
tasma. Vengo de un país moderno, donde hay de todo lo que el dinero puede
comprar. Estoy seguro de que, si en Europa existiera algo parecido a un fan-
tasma, pronto lo exhibiríamos en alguno de nuestros museos o en algún es-
pectáculo ambulante.
LENGUA Y ESTILO 43
Había una vez un Gigante muy egoísta que se fue a visitar a un ogro
amigo suyo y se estuvo con él siete años. Durante ese tiempo, los niños iban
a jugar al jardín del Gigante y eran muy felices allí, ya que era un lugar pre-
cioso, al que acudían todas las tardes al salir del colegio.
Cuando regresó, el Gigante se enfadó muchísimo con los niños y los
echó del jardín, porque lo quería para él solo. Para que no volvieran más, le-
vantó un muro alrededor y puso un letrero enorme que decía «PROHIBIDO
EL PASO».
Los niños se quedaron sin tener dónde jugar, así que se pusieron muy
tristes. Cuando llegó la primavera, ni los pájaros, ni las flores ni el buen tiem-
po quisieron entrar en el jardín del Gigante egoísta, por lo que allí siguió
siendo invierno. Y mientras en todas partes el paisaje se llenaba de color y de
alegría, el jardín del Gigante estaba siempre lleno de frío, nieve y escarcha.
Luego vinieron el granizo y el viento del norte.
—¡Qué raro! —decía el Gigante, que vivía solo en su enorme castillo—,
no entiendo por qué tarda tanto la primavera.
Una mañana, el Gigante estaba despierto en la cama cuando oyó una
música muy hermosa.
—Deben de ser los músicos del rey —dijo.
Era tan sólo el canto de un pajarillo, pero, como hacía tanto tiempo que
no oía a ninguno, al Gigante le pareció la música más bella del mundo. Tam-
bién olió un perfume agradable que entraba por la ventana y pensó que la
primavera había llegado finalmente a su jardín.
Luego, se asomó a la ventana y vio una escena maravillosa. Los niños,
que habían entrado por una grieta del muro, estaban otra vez jugando en el
jardín, subidos a los árboles. Los árboles estaban tan contentos de volverlos a
46 LENGUA Y ESTILO
ver que habían florecido todos; los pájaros cantaban y toda la tierra estaba
cubierta de hierba y de florecillas silvestres. Era un espectáculo encantador.
Pero en un rincón del jardín seguía siendo invierno. Allí había un niño
muy pequeño que lloraba amargamente porque no se podía subir al árbol; el
árbol estiraba sus ramas para que el niño subiera, pero el niño era demasiado
pequeño para trepar por él. Por eso en aquel rincón del jardín seguía siendo
invierno, porque había un niño que lloraba y no era feliz.
Entonces el Gigante se dio cuenta de lo egoísta que había sido y se arre-
pintió profundamente de lo que había hecho. Bajó corriendo a ayudar al ni-
ño, pero al verlo, los otros niños se asustaron y echaron a correr, por lo que
volvió a ser invierno. Pero el niño pequeño aún seguía intentando subir al ár-
bol y, sin que él se diera cuenta, el Gigante lo cogió en brazos y lo subió al
árbol, que floreció al instante, por lo que los pájaros se posaron en sus ra-
mas, cantando de alegría. El niño se abrazó al Gigante y le dio un beso de
agradecimiento.
Al ver que el Gigante ya no era malo, los otros niños volvieron, por lo
que de nuevo fue primavera en el jardín. Entonces el Gigante cogió un hacha
enorme y destruyó el muro, y luego dijo a los niños:
—Podéis venir siempre que queráis: el jardín es vuestro.
Y se puso a jugar con ellos. Al llegar la noche, el Gigante preguntó por
el pequeño que le había dado un beso, pues era su preferido, pero los niños
le contestaron que no sabían quién era, que no lo habían visto nunca. Y en-
tonces el Gigante se puso muy triste.
Desde aquel día siempre fue bueno con los niños, y jugaba con ellos to-
das las tardes.
Pasó el tiempo y el Gigante envejeció. Y como estaba ya muy débil para
jugar, se sentaba en un butacón a ver cómo se divertían los niños. Todas las
tardes se acordaba del niñito del primer día y ya no le importaba que fuera
invierno, porque sabía que después de los días de frío habría de llegar la pri-
mavera.
Un día de invierno en que estaba muy viejecito y muy débil vio una es-
cena maravillosa: en un rincón del jardín había un árbol todo cubierto de
preciosas flores blancas. Las ramas eran todas de oro y de ellas colgaban fru-
tas de plata. Al pie del árbol estaba el niño pequeño al que el Gigante tanto
había querido.
El Gigante bajó corriendo al jardín con gran alegría y se acercó al niño.
Entonces vio que el niño tenía marcas de clavos en las palmas de las manos
y en los piececitos y se enfadó muchísimo.
—¿Quién se ha atrevido a hacerte daño? —gritó el Gigante—. Dímelo,
que cojo mi espada y lo mato.
—¡No! —respondió el niño—, que éstas son las heridas del amor.
—¿Quién eres tú? —preguntó el Gigante.
Y entonces el Gigante comprendió que aquel niño era el niño Jesús, y
un extraño temor se apoderó de él, por lo que se arrodilló ante el pequeño.
Jesús sonrió al Gigante y le dijo:
LENGUA Y ESTILO 47
4. LÉXICO Y SEMÁNTICA
4.1
a Busca qué palabras del siguiente párrafo de «El fantasma de
Canterville» podrían ser sustituidas por las que tienes abajo:
«El día siguiente […] Simon de Canterville.» (pp. 13-14).
! referencia: alusión hallar: encontrar
deambular: dar un paseo anímicos: psíquicos
citó: hizo alusión hogares: casas
liviana: ligera ha contado: ha referido
lento: cansino ventaja: superioridad
básicas: elementales consuetudinarias: habituales
acento: deje cultivados: cultos
frecuentemente: a menudo
4.2
a Escribe la palabra más adecuada y precisa en cada caso:
! a) (1) sendas (2) flameantes (3) varas
b) (1) raudos (2) ramilletes
c) (1) adoptó (2) altanero
d) (1) fruncir (2) ceño (3) severo
4.3
a Completa el texto con la palabra cuya definición aparece
más abajo.
! El fragmento corresponde a las pp. 139-140 del cuento «El joven
rey». Las palabras omitidas son las siguientes:
(1) bóveda (6) leve (11) languidez
(2) burbuja (7) jazmines (12) vehementemente
(3) cansinos (8) bucles (13) exquisito
(4) brumosa (9) laúd
(5) ruiseñor (10) párpados
48 LENGUA Y ESTILO
5. CREACIÓN
5.1
a Poneos en la situación del niño y explicadle a un amigo, con
el lenguaje apropiado, vuestra versión de las cosas.
! Ha muerto Hans. Yo apenas lo conocía, pero me entristece mucho su
muerte. Mi padre siempre decía que era su mejor amigo, pero no estoy muy
seguro de que fuese así. Dicen que Hans era demasiado bueno y que mi pa-
dre abusaba de él.
La verdad es que nos hizo muchos favores. Sin ir más lejos, fue a buscar
al médico un día en que yo me había hecho daño al caerme de una escalera.
Y por eso murió: porque aquella noche llovía mucho, el campo estaba muy
oscuro y el pobre Hans se cayó en un pozo. Dicen que la culpa la tuvo mi
padre, que le obligó a ir a buscar al médico y encima no le quiso dejar su fa-
rol porque tenía miedo de que se lo estropease.
No sé. Recuerdo que mi padre le dijo a mi madre que hacía muy mala
noche y que Hans estaría encantado de ir en su lugar a buscar al médico,
porque así podría devolverle el favor que le había hecho regalándole la ca-
rretilla. Claro que, según mi padre, no se podía comparar una cosa con otra,
porque, a fin de cuentas, lo único que él le pedía a Hans era que diese un re-
cado. Pero de esta forma Hans sería feliz, y mi padre decía que él se preocu-
paba mucho por la felicidad de sus amigos, porque en eso consiste la verda-
dera amistad.
Lo cierto es que a veces no comprendo mucho a mi padre. Siempre de-
cía que Hans era su mejor amigo pero nunca quiso invitarlo a casa. Ni si-
quiera cuando era invierno y Hans estaba solo y no tenía nada que comer. Y
eso que nosotros vivimos bien.
Un día de invierno le dije a mi padre que si Hans no tenía comida po-
día venir a casa, que yo le daría de la mía y jugaría con él. Y mi padre se en-
fadó mucho conmigo y me dijo que era tonto y que no servía de nada en-
viarme a la escuela porque no entendía nada de nada. En cambio Hans siem-
pre nos estaba haciendo regalos: flores, frutas y muchas más cosas. Y
también nos arregló el techo del granero, y…
La verdad es que me da mucha pena que Hans se haya muerto. Ojalá
yo no me hubiese caído de la escalera, y ojalá mi padre no hubiera ido a
buscar a Hans aquella noche.
5.2
a Redactad una instancia bien argumentada y dirigida al alcal-
de en que, muy respetuosamente, exijáis que no sólo se dero-
gue esa orden sino que se levante además una estatua a la
golondrina.
! Ilustrísimo señor:
MONTSERRAT HERRERO VIDAL, con DNI 41.333.928, domiciliada en
esta ciudad, calle París, 17, 2º, 4ª
EXPONE: que estoy muy triste porque el Ayuntamiento ha decidido de-
moler la estatua del Príncipe Feliz y sustituirla por otra, que forjarán con su
mismo metal.
Sepa usted que se trata de una decisión muy cruel. Si el Príncipe está
ahora deslucido y parece un mendigo es precisamente porque su belleza in-
terior resplandece más que nunca. Antes, cuando vivía en el Palacio de la
Despreocupación, ignoraba el sufrimiento de su pueblo; pero en cuanto supo
de él, fue tanto su dolor y su deseo de hacer el bien que no dudó en despren-
derse de todo lo que poseía para favorecer a los necesitados. Como era una
estatua y no podía moverse, pidió ayuda a la golondrina que ustedes encon-
traron muerta a sus pies. Fue ella quien le arrancó el rubí, los zafiros y los
panes de oro para repartirlos entre los pobres. Por amor al Príncipe, la golon-
50 LENGUA Y ESTILO
drina renunció a emigrar a Egipto, por lo que acabó muriendo de frío, dicho-
sa, eso sí, de haber sido útil a un príncipe tan generoso y de haberse sacrifi-
cado por amor. Y sepa usted que, al verla muerta a sus pies, al Príncipe se le
partió el corazón de dolor.
¿Y quieren ustedes ahora recompensar tan noble sacrificio y tan bello
gesto derruyendo la estatua y tirando la golondrina a la basura? ¿No es así
como trataron a Jesús los poderosos de su tiempo, pagando la bondad de
Cristo con su terrible ejecución?
Por todo ello, y con el debido respeto,
SOLICITA: que recapacite y rectifique su error.
Siga el ejemplo del Príncipe y preocúpese de los más débiles. Se sentirá
usted mismo más feliz. Después convoque un pleno del Ayuntamiento y
mande reparar la estatua del Príncipe; ordene también que a sus pies, o en su
hombro, erijan otra en memoria de la golondrina, y que en el pedestal de
ambos graben una leyenda que explique su hermosa historia de amor.
Puesto que estoy convencida de que es usted un hombre sensato y bon-
dadoso, me despido con la confianza de que escuchará mis súplicas.
Ciudad, 14 de febrero de 1999
Rúbrica
ILMO. SR. ALCALDE DE NUESTRA CIUDAD
y de haberse sacrificado por amor. Como había sido tan generosa, al verla
caída, al Príncipe se le partió el corazón de dolor.
¿Y piensan ahora nuestros gobernantes recompensar tan noble sacrificio
y tan bello gesto derruyendo la estatua y tirando la golondrina a la basura?
¿No es así como trataron a Jesús los poderosos de su tiempo, pagando la
bondad de Cristo con su terrible ejecución? ¿Acaso no hay nada bueno en el
alma de nuestros gobernantes? ¿No creéis que debemos dirigirnos al alcalde
y exigirle que rectifique su error?
Creo que si logramos convencerlo se sentirá él mismo más feliz. Hagá-
mosle ver que debería seguir el ejemplo del Príncipe y preocuparse por los
más débiles. Y en lo que a nuestro asunto se refiere, debería convocar un ple-
no del Ayuntamiento, mandar que restauren la estatua del Príncipe y ordenar
que a sus pies o en su hombro erijan otra escultura en memoria de la golon-
drina, y que en el pedestal graben una leyenda que explique su hermosa his-
toria de amor.
Sólo así se hará justicia.
5.3
—¿Crees de verdad que Sir Simon debe ser perdonado de tan horrible
crimen? Vuélvete con los tuyos, Virginia. No intentes romper los sagrados
vínculos del más allá.
Virginia se arrodilló junto a Sir Simon. Estrechó aun más su temblorosa
mano y, sin poder contener el torrente de lágrimas, desgranó uno a uno los
embriagadores versos de la fe:
5.4
¿Qué hiciste con ella, di? ¿Qué hiciste? Seguro que ni te diste cuenta de
que era el sublime regalo de aquel ruiseñor del que una vez dijiste que tenía
un hermoso canto pero que estaba vacío de sentimiento.
Y ahora, ¿dónde está la rosa del amor?
Firma y rúbrica
5.5
1.1
a ¿Es ésta realmente una pareja de enamorados? Argumenta tu
respuesta.
! No. La hija del profesor es una muchacha frívola y materialista que
sólo aspira a casarse con alguien de buena posición social; mientras no tiene
otro pretendiente mejor, coquetea con el estudiante; pero más tarde, lo me-
nosprecia por ser pobre. Si lo hubiera amado de verdad, ni le hubiera tortura-
do con exigencias caprichosas como la de conseguirle una rosa roja para el
vestido ni se hubiera burlado de él hablándole tan crudamente del sobrino
del chambelán. En cuanto al estudiante, tampoco ama de veras a la hija del
profesor, sino que adopta una postura egoísta: únicamente le preocupa satis-
facer sus propios deseos y ni está dispuesto a sacrificarse por la muchacha ni
concibe el amor sin ser correspondido. Cuando ella lo rechaza reacciona ai-
radamente recriminándole su actitud y, acto seguido, dado que el amor no le
resulta útil, vuelve a sus estudios.
1.2
c ¿Se puede amar sin ser correspondido? ¿Se puede ser amigo
sin ser correspondido?
! Se puede amar sin ser correspondido, ya que la fuerza del amor está
en el que ama, no en el que es amado. Sin embargo, la amistad exige reci-
procidad: la verdadera amistad es un continuo dar y recibir.
2. JUSTICIA SOCIAL