Dos personas experimentan una conexión íntima y alcanzan el orgasmo juntas a través del sexo lésbico. Sus cuerpos se sincronizan perfectamente mientras exploran sus cuerpos con caricias y besos. Llegan juntas al clímax después de intensificar sus movimientos y gemidos, experimentando olas de placer que recorren todo su ser. Después, sus alientos y latidos del corazón se calman y armonizan, comunicándose sin necesidad de palabras.
0 calificaciones0% encontró este documento útil (0 votos)
21 vistas1 página
Dos personas experimentan una conexión íntima y alcanzan el orgasmo juntas a través del sexo lésbico. Sus cuerpos se sincronizan perfectamente mientras exploran sus cuerpos con caricias y besos. Llegan juntas al clímax después de intensificar sus movimientos y gemidos, experimentando olas de placer que recorren todo su ser. Después, sus alientos y latidos del corazón se calman y armonizan, comunicándose sin necesidad de palabras.
Dos personas experimentan una conexión íntima y alcanzan el orgasmo juntas a través del sexo lésbico. Sus cuerpos se sincronizan perfectamente mientras exploran sus cuerpos con caricias y besos. Llegan juntas al clímax después de intensificar sus movimientos y gemidos, experimentando olas de placer que recorren todo su ser. Después, sus alientos y latidos del corazón se calman y armonizan, comunicándose sin necesidad de palabras.
Dos personas experimentan una conexión íntima y alcanzan el orgasmo juntas a través del sexo lésbico. Sus cuerpos se sincronizan perfectamente mientras exploran sus cuerpos con caricias y besos. Llegan juntas al clímax después de intensificar sus movimientos y gemidos, experimentando olas de placer que recorren todo su ser. Después, sus alientos y latidos del corazón se calman y armonizan, comunicándose sin necesidad de palabras.
Descargue como DOCX, PDF, TXT o lea en línea desde Scribd
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 1
Encontramos sincronía mientras sumergía mis dedos en su sedosa
humedad, nuestros cuerpos se fundían a la perfección, uno sobre el otro, uno
dentro del otro, uno con el otro. Imité el ritmo de sus movimientos, pero presioné mis dedos hacia el punto sensible de su pubis. Por su parte, ella dio suaves golpes sobre mi clítoris con la palma de su mano. Su excitación crecía cada vez más, traicionando su tranquilidad y calma iniciales. Sus labios dejaron de recorrer mis senos y parecían perseguir algo invisible de un lado para otro; solo se detenían para dar pequeños mordiscos a mi piel y succionar hambrientos mis pezones. Luego volvieron a mi cuello, apretándolo fuerte y sentí que me desvanecía. Nunca pensé que dos personas pudieran sincronizarse para alcanzar el orgasmo juntas, pero justo entonces, mientras mi cuerpo temblaba por la intensidad de su boca contra mi cuello, todo lo que creía saber se desapareció en una niebla de éxtasis. Sus gemidos me ensordecían como un rugido, sus dientes apresaban mi piel mientras sus dedos entraban y salían sin parar. Fue entonces que escuché su grito enronquecido y aceleré mis movimientos, provocando que ella también lo hiciera. No lograba distinguir si los gemidos que llenaban la habitación eran suyos o míos; sin embargo, sabía que todo era real. Sus caderas se unieron al juego y, cuando la sentí lista, busqué sus labios en un intento desesperado de ocultar mis jadeos. Nos besamos con pasión y vehemencia, en cuanto su cuerpo empezó a temblar sobre el mío, sentí que cada parte de mí se tensaba y luchaba contra la espera para culminar juntas. Las olas de placer se extendieron en todo mi ser, al tiempo que su cuerpo lánguido se dejaba llevar por el mío, jadeando por el esfuerzo. Después de unos minutos, nuestros alientos se calmaron y armonizaron; incluso pienso que nuestros corazones empezaron una conversación de latidos a su propia velocidad secreta. Abrí los ojos y me reflejé en los suyos, una vez más, las palabras no fueran necesarias.