Foucault, Nietzsche, Freud, Marx, 1967

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I

MICHEL FOUCAULT
NIETZSCHE, FREUD, MARX
\41C+)
Editorial Anagrama, 1981 (trad. de A.
González Troyano)
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Cuando se me propuso este proyecto de <<me-


sa redonda>, me pareció muy interesante, pero
también muy embarazoso. Propongo por tanto,
más bien, un cierto desvÍo y centrar la discu-
sión sobre algunos temas concernientes a las
técnicas de interpretación en Marx, Nietzsche
y Freud. e

En realidad, detrás de estos temas se oculta


un sueño; consistiría en llegar a constituir al-
gún día una especie de Corpus general, una En-
ciclopedia de todas las técnicas de interpreta-
ción que hemos conocido desde los gramáticos
griegos hasta nuestros días.
I Hasta ahora, creo que se hán redactado pocos
capítulos de este gran corpus de toclas las téc-
I
nicas de interpretación.
Me parece que, como introducción general a
esta idea de una historia de las técnicas de in-
terpretación, podría decir que ei lenguaje, so-
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bre todo el lenguaje en las culturas indoeuro- nos rodea puede, igualmente, hablarnos, y, con
peas ha produóido siernpre dos clases de sos- más atención que nunca estamos dispuestos a
pechas: escuchar todo ese lenguaje posible, tratando de
lado, la sospecha de que el lengua- sorprender bajo las palabras un discurso que
je -Por--un
no dice exactamente lo que dice. El sentido sería más esencial.
que se aprehende, y qr-re se manifiesta de forma Creo que cada cultura, es decir, cada forma
inmediata, no tiene quizás en realidad sino un ctrltural de la civilización occidental, ha tenido
sentido ffienor que protege, encierra, pero a su sistema de interpretación, sus técnicas, sus
pesar de todo, transmite otro sentido; éste sería métodos, sus formas propias de sospechar que
a Ia vez el senticlo más importante y el sentido eI lenguaje quiere decir algo distinto de lo que
"que está por debajo>. Esto es lo que los grie- dice, y entrever que hay lenguajes aparte del
gos llamab an la allegoria y la hyponoia. mismo lenguaje. Parece pues que habría que
otro lado, el lenguaje engendró esta iniciar un proyecto para realizar el sistema o
-Por
otra sospecha: que, en cierto sentido, el len- 7a tabla, como se decía en el siglo xvr, de to-
guaj,e rebasa la forrna propiarnente verbal, y dos estos sistemas de interpretación.
que hay muchas otras cosas que hablan y que Para entender qué sistema cle interpretación
no son lenguaje. Después de todo se podría fundamenté el siglo xrx, y, como consecuencia,
decir que Ia naturaleza, el mar, el susurro de a qué sistema de interpretación pertenecemos
los árboles, los animales, ios rostros, las lade- nosotros todavía, me parece que sería necesario
ras que se cruzan, todo esto habla; puede que acudir a una referencia pasada, por ejemplo,
haya lenguajes que se articulen en formas no qué tipo de técnica pudo existir en el siglo xvr.
verbales. Esto equivaldría, si se quiere, a gros- En aquella época, lo que daba lugar a la inter-
so modo, al semainoz de los griegos. pretación, lo que constituía alavez su plantea-
Estas dos $ospechas, que se dieron ya c.omo miento general y la unidad minima que la in-
tales entre loi griegos, no han desapaiecido, y terpretación tenía para trabaiar era la seme-
'r siguen siendo todavía contemporáneas nues_ janza. AIIí donde las cosas se parecían, aquello
tlait ya que hemos vuelto a pensar, precisa- en lo que eslo se parecía, algo querÍa ser dicho,
ménte a partir del siglo xrx, que los gestos mu- y podía ser descifrado; se sabe suficientemente
'._dgsr las enfermedades,--y todo.el
tumulto -que el importante papel que jugó la_gemejanza y
;1'
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todas las nociones que giran como satélites a logía, que era la identidad de las relaciones
su alrecledor en Ia cosmología, la botánica y la ---Et dót o más sustancias distintas'
filosofía del siglo xvr. A decir verdad, ante nues-
"nir" uqrr"lla época, la teoría del signo y las
pues en
tros ojos, hombres del siglo xx, toda esta red técnicas cle interpretación, reposaban
clara de todos ios
de semejanzas nos parece algo un tanto con- ,r-nu á"fi"i"ión peifectamente
fuso y enredado. Pero de hecho, este corpus de ipot potiUles c1e semejanza y fundamentaban dis-
ia seinejanza, ert el siglo xvr, estaba perfecta- áár tü"t cle conocimiento perfectamente
que era el paso' en un cier-
mente organizado. Tenía por lo menos, cinco iitr,o. t \a cogttitio, y
nociones perfectamente definidas : to sentido lateratl, de una semejanza a atra:'
en
noción cle conveniencia, la convenentia, .I la divinatio, que constituía el conocimiento
-tr-a
que significaba el ajuste (por ejemplo del alma profundidad, que iba de una semejanza super-
al cuerpo, o de la serie animal a la serie vege- il.iol u otra más profunda' Todas estasmundo seme-

tal). j;;;t manifestabln eI consensus del


oponían aI simula'
noción de symp'atheia, la simpatía, que ;;; i"t fundamentaba; seque,se
era-La mala semejanza, basaba en la
la identidad de los accidentes en sustancias
distintas. "iu,n,la entre Dios Y el Diablo'
clisensión
noción de emu,Iatio, que era el muy cu-
-La
rioso paialelismo de los atributos en sustancias
o sercs distintos, de tal forma, que los atribu-
tos eran como el reflejo de unos en otros, en Si estas técnicas de interpretación quedaron
una su.stancia y en la otra. (Así Porta explicaba a partir de Ia evolución del pensa-
que el rostro humano, con las siete partes que mientó occidental en los siglos xvrr y xvrrr'
"nT,rrp"nro
en é1 distinguía era una emulación del cielo ,i lu baconian-a y la crítica cartesian-a de
con sus siete planetas). "ritl"u jugaron ciertamente un gran pa'
Ia semejanza
pel para su puesta en entredicho' el siglo
xx' y
-La rioción de sígtmtura, Ia signatura, que
era entre las pr:opiedades visibles de un inclivi- it"¡i futti"uiarmente Marx, Nietzscl-ie y Freud'
duo, la irnagen de una propiedad invisible y ft^" situado ante una nlleva posibilidad de
ocuita. "rt
interpretación y han fundamentado de nuevo
después, por supuesto, la noción de anq- ia prxibilidafue¡na hermenéutica'
-Y
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il
El primer libro del Capítal, textos como e/ ros espejos, que nos reflejan imágenes cuyas
Nacimiento de Ia Tragedia, y La Genealogía de heridas inextinguibles forman nuestro narcisis-
la ntoral, la Tratundeutung, nos sitúan de nue- mo de hoy. En todo caso, y a propósito de esto,
vo ante técnicas interpretativas. Y el efecto de rne gustaríahacer algunas sugerencias: me pa-
su impacto, la clase de herida que estas obras rece que Marx, Nietzsche y Freud no han mul-
han producido en el pensamiento occidental, tiplicado ',t forma alguna los signos en el mun-
se debe probablemente a que han significado do occidental. No .han daclo un sentido nuevo
para nosotros lo que ya el mismo Marx calificó a cosas que no 1o tenÍan. Han g'gmbiado en rea-
de "jeroglíficos>. Esto nos coloca en una pss- lidad la naturaleza del signo y han modificado
tura incómoda, ya que estas técnicas de inter. t la forma en que generalmente se interpretaba
i¡¿
pretación nos conciet:nen, y que nosotros, in- el signo.
térpretes, tenemos que interpretarnos a par- f
- La primera cuestión que me gustaría planear
tir de estas técnicas. Y es con estas técnicas de es ésta: Marrr, Freud y Nietzsche ¿no han mo-
interpretación, a nuestra vez, que debemos in- dificado profundamente el espacio de división
terrogar a estos intérpretes que fueron Freud, en el que los signos pueden ser signos?
Nietzsche y Marx, aunque seamos reflejados En la época que he tomado como punto de
perpetuamente en un perpetuo juego de es- referencia, el siglo xvr, los signos se disponían
pejos. de manera homogér:ea en un espacio asimismo
Dice Freud, que hay tres grandes heridas nar- homogéneo, y esto en todas las direcciones.
cisistas en la cultura occidental: ia herida im- Los signos de la tierra reflejaban el cielo, pero
puesta por Copérnico; la hecha por Darwin,
I
también proyectaban al mundo subterráneo,
cuando descubrió que el hombre descendía del remitían del hombre al animal, del animal a la
mono; y la herida que ha ocasionado Freud planta, y recíprocarnente. A partir del siglo xrx,
cuando é1 mismo, a su vez, descubrió que Ia con Freud, Marx y Nietzsche, los signos se es-
I

conciencia y?ce en la inconciencia. Me pregun- calonaron en un espacio más diferenciado, par-


to si no se podría decir que Freud, Nietzsche y tiendo de una dimensión a la que podríamos
Marx, al envolvernos en una interpretación que calificar de profundidad, siempre que no en-
se vuelve siempre sobre sí misma, no han cons-
tendiéramos por esto interioridad, sino por el
tituido para nosotros y a nuestro alrededor es- contrario, exterioridad.

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Y digo esto, teniendo en cuenta particular- absolutamente superficial de tal forma, que el
mente el largo debate que Nietzsche mantuvo vuelo del águila, la ascensión de la montaña,
con la profundidad. Hay en Nietzsche una crÍ- toda esta verticalidad tan importante en Zara-
tica de la profundidad ideal, de la profundidad tustra, r1o es, en sentido estricto, sino el revés
de la conciencia, que denuncia como un invento de la profundidad, el descubrimiento de que
de filósofos; esta profundidad sería la búsque- la profundidad no era sino un juego y un plie-
da pura e interior de la profundidad. Nietzsche gue de la superficie, A medida que el mundo
pone de manifiesto que esta profundidad impli- se vuelve más profundo ante la mirada del
ca la resignación, la hipocresía, la máscara; hornbre, nos damos cuenta de que lo que lra
aunque el intérprete, cuando recorre los signos significado profundidad del hombre no era sino
para denunciarlos debe descender a lo largo Yü un juego de niños.
de una línea vertical y mostrar que esta pro- I
Esta especialidad, este juego de Nietzsche con
fundidad de la interioridad es en realidad algo I
la profundidad, me pregunto si no se podría
rnuy distinto de lo que parecia. Es necesario cornparar con el juego, aparentemente clistinto
por tetnto, que el intérprete descienda, que se que Marx llevó a cabo con Ia banaiidad. El con-
convierta, como dice Nietzsche, en cepto de banalidad en Marx es muy irnportan-
e;icavador de los bajos fondos"
"el buen te; a1 principio del Cqp'ítal, explica que, a dife-
Fero, en realidad, no se puede recorrer esta rencia de Perseo, él tiene que hundirse en la
línea descendente cuando se interpreta, sino bruma para rnostrar que de hecho no hay mons-
para restitr-rir la exterioridad resplandeciente truos ni enigmas profundos, porque todo lo
que fue recubierta y enterrada. Y es que, si el que hay de profundo en el planteamiento que
intérpi:ete debe ir personalmente hasta el fon- { sc hace la burguesía acerca de la moneda, el
do, corno un excavador, el movimiento de inter-
pretación es, por el contrario, el de un desplo-
r capital, el valor, etc., no es en realidacl sino una
balelidad.
tne, el de un desplome cadavez mayor, que deja V, descle luego, sería necesario lecorclar eI
qlle por encima de él se vaya desplegando la ámbito cie interpretación que Frer-rcl creó, no
proiuncliclad de forma cada vez más visible; sólo en lo que se refiere a la famosa topología
y la profundidad se vuelve ahora un secreto de la Consciencia y el Inconsciente, sino igual-
L Ct. Aurore,446. mente, a las reglas que formuló para la aten-

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ción psicoanalítica, y pata el desciframiento
gación del comienzo. Negación de la <Robin-
por el analista de todo lo que se dice e nel
sonada,', decía Marx; la clistinción, tan impor-
transcurso de la ncadena, hablada. Habría que
recordar Ia espacialidad, fundamentalmente tante para Nietzsche entre el comienzo y el
origen; y el carácter siempre inacabado del cle-
muy materiaL, a Ia que da Freud tanta impor-
sarrollo regresirro y analítico en Freud. Es so-
tancia y que despliega al enfermo ante la mi-
bre todo en Nietzsche y Freucl, y en menor gra-
rada del psicoanalista.
do en Marx, dónde se perfila esta expe¡,iencia,
tan importante a mi juicio para la he4¡enéu-
tic.a*-moder-na, de que cuánto más se avanza
en la interpretación, tanto más hay un acerca-
En el segundo tema que quisiera sugerirles, f miento a una región absolutamente peligrosa,
y eue, por otro lado está un poco relacionado i donde no sólo la interpretación va a encontrar
con éste, trataría de indicarles, teniendo en el inicio de su vuelta a atrás, sino que además
cuenta a estos tres hombres de que estamos va a desaparecer como interpretación y puede
hablando, que la interpretación se ha converti- llegar a significar incluso la desaparición del
do, finalmente, en una tarea infinita. mismo intérprete. La existencia siempre cerca-
A decir verdad, ya lo era en el siglo xvr, pero na del punto absoluto de la interpretación sig
los signos se remitían entre sí simplemente, nificaría al mismo tiempo la existencia de un
porque la semejanza no podía ser más que li- punto de ruptura.
mitada. A partir del siglo xlx, los signos se en- En Freud, se sabe suficientemente como se
cadenaron en una red inagotable, tarnbién in- realizó el progresivo descubrimiento de este ca-
finita, pero no porque reposaran en Lrna se[te- rácter estructuralmente abierto y descubierto
janza sin límite, sino porque tenían una am- t¡;
de la interpretación. Se hizo en principio de
plitud y apertura irreductibies. una manera muy alusiva, velada para sí misma
Lo inacabado de la interpretación, el hecho en el Traumdeutung, cuando Freud analiza sus
de que sea siempre fragmentada, y que quede propios sueños y cuando alude a razones de
en suspenso al borde de sí rnisma, se enclren- pudor o de no divulgación como excusa para
tra, creo yo, de manera bastante anáIoga, en intermmpir su tarea.
Marx, Nietzsche y Freud, bajo la forma de ne- En el análisis de Dora, vemos como se des-
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3. NrBTzscHB, FREUD, MARX !
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cubre esta idea de que la interpretación debe Freud su perpetua preocupación desde qr-re des-
cortarse, cómo no puecle llegar hasta su fin a cubrió el psicoanálisis, podríamos preguntar-
causa de un fenómeno que años después reci- nos si ia experiencia de Freud no tiene bas-
birá el nombi"e de transt'erencia. Y después, a tante parecido con la de }trietzsche. Lo que se
través de todo el estudio de la transferencia, plantea como problemático en ei pltnto cle rup-
vemos como se afirma la imposibilidad del tura de la interpretación, en esta convergencia
anáiisis por el carácter infinito e infinitamente de la interpretación hacia un término que la
problemático que tiene la reiación entre el ana. hace imposible, podría muy lrien ser algo pare-
lizado y ei analista, relación que es evidente- cido a la experiencia de la locula,
mente fundamental para el psicoanálisis, y que Experiencia contra la que Nietzsche se de-
abre ei espacio en que no cieja de desplegarse batió, y por Ia que se sintió fascinacio; expe-
sin liegar a acabar jamirs. riencia contra la que el mismo Freud luchó
También en Nietzsche, está claro que la in- toda sr-r vida, no sin angustia. Esta experiencia
terpretación permanece sierapre sin acabar. de Ia locura sería la sanción para un movi-
¿Qué es para él la filosofía, sino una especie miento de interpretación qr-re se aproxima al
de filología siempre en suspenso, una filologÍa infinito de su centro, per:o que se clerruilba,
sin término, qlle se desarrolla cad.a vez más, calcinado.
una filología que nunca habría de ser absoluta-
mente fijada? ¿Por qué? Es, como clice en Aftís
allá del Bien y del MaI, porque (per-ec('r por
el coiioclmicnto a[.rsolutt.r'podríer muy bir,:n for- Esta falta de conclusión esencial de la inter-
mar parte cle lcs funcrta.;¡entos del ::err'. Y, a pretación, creo que está relacionada con otros
pesar cle este conociitiil-itto airsolutc que forma dos principios, que son tarnbién fundarnenta-
parte del fundamento del ser, nos dice en Ecce les, y que constituirían, junto con 1os dos pri-
Homo lo próximo que estaba cle é1. También meros a que acabo de aludir, los postulados
lo dijo en el otoño de 1BB8 en lurín. de la hermenéutica moderna. Prirnero: si la
Si se entresaca de la correspondencia de interprTlación no se puede acabar jamás, esto
quiere decir simplemente que no hay nada que
2, Cf. Par-deld le bien et le mal, 39. interpretar. l.{o hay nada absolutamente prima-

J+ 35
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rio para interpretar, porque en eI fondo ya los fantasmas del mal seno materno, que es en
todo es interpretación, cada signo es en sí mis- sí mismo una interpretación, que es ya en sí
rno no la cosa que se ofrece a la interpretación, mismo un objeto que dice algo. Es por lo que
sino la interpretación de otros signos. Freud interpreta en el lenguaje de sus enfer-
Si se prefiere, no ha habido nunca un inter- mos 1o que sLls enfermos le ofrecen como sínto'
pretandum que no fuera ya interpretans, y es mass; su interpretación es la interpretación de
una relación más de violencia que de elucida- una interpretación, en los términos en que esta
ción la que se establece en la interpretación. interpretación ha sido dada. Es sabido que
En efecto, la interpretación no aclara una ma- Freud inventó el (super-yo, el día en que un
teria que con el fin de ser interpretada, se ofre- enfermo le dijo: <yo siento un perro sobre mío.
ce pasivamente; ella necesita apoderarse, y vio- De esta misma forma Nietzsche se apodera
lentamente, de una interpretación que está ya de interpretaciones que son ya prisioneras unas
allí, que debe trastocar, revolver y rornper a de otras. No hay para Nietzsche un significado
goipes de martillo. original. Las mismas palabras no scn sino in-
Esto se observa ya en Marx, que no inter- terpretaciones, a todo 1o largo de su historia,
preta la historia de las relaciones de produc- antes de convertirse en signos, interpretan, y
ción, sino que interpreta una relación que se tienen significado finalmente porque son inter-
da ya como una interpretación, porque se ofre- pretaciones esenciales. Prueba de eilo es la fa-
ce como natural. Incluso Freud, no interpreta mosa etimología de agathos '. Es también en
signos, sino interpretaciones. En efecto, por- este sentido en el que Nietzsche dice que las
que bajo los síntomas, ¿qué es lo que descubre palabras fueron siemp::e inventadas por las cla-
Freud? No descubre, como se suele decir, <trau- ses superiores; no indican un significado, im-
t"
matism.os>', sino que saca elahsz del dia fan- ponen una interpretación. En consectrencia, no
tasmas, con su carga de angustia, es decir, un
I
es a causa de unos signos primarios y enigmir-
entramado cuyo ser propio es fundamental- ticos por lo que hemos de dedicarnos ahora a
mente una interpretación. La anorexia, por Ia tarea de interpretar, sino porque lny inter-
ejemplo, no nos remite al destete, como el sig- pretaciones, y porque no cesa de existir por
nificante remite al significado, sino que la debajo de todo lo que habla una enorme red
anorexia como síntoma a interpretar, remite a 3, Qf, Génealogie de la Morale, I, 4 Y 5.

36 JI

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de interpretaciones violentas. Y es en razón de signo se va a convertir en algo malévolo; qr-rie'
esto por 1o que hay signos, signos que nos ro decir que en el signc hal' 6tt^ cierta ambi-
prescriben la interpretación de su interpreta- güedad un poco t'-ri:bia de mala voluntad y cle
ción, que nos prescriben el darle la vuelta como omalevolencian. Y esto en la ¡rredida en que el
signos. En este sentido, podemos decir que la signo no se cla ya como tal' Los signos son in-
Allegoria y lar I{yponia, están en la base del len- terpretaciones que tratan cle justificarse, y no
guaje y atxtes que é1, no por lo que se ha desli-
a la inversa'
zado después bajo las palabras para moverlas
Esta era la función qlle se asignaba a la mo-
y hacerlas vibrar, sino por lo que las ha en- neda tal como se Ia definió en la Crítica de la
gendrado, lo que las hace brillar con una luz
Econontía Política, y sobre todo, en el primer
que no se fija jamás. Es por esto también que
para {letzsche el intérprete es lo overídico"; libro clel Capital. De esta misma forma se con-
sir.lerab¿rn los síntomas en Frcuci. Y en Nietz-
es el uverdaderoo no porque se adueña de una
sc:hc, las pa,i:."i:ras, la justici;i' ias clasiflicacio-
verdad dormida que pregona a voces, sino por- r,
qlle pronuncia la interpretación que tcda ver- nr:i l-)jn¿rlrj¿rs 'lel Bierl ;; dei lvr. ln conlrecllen-
cia, ir;s rigrios, era.ir ¡násca¡:a:
-El siglro, al ad-
dad tiene como función recubrir. Quizá sea
esta plimacÍa de la interpretación en relación qu:irir esta nueva función cle recubrimiento de
con los signos 1o que le dé un valor decisivo la inlerpretación perdió su siinpliciclad de sig-
en la hermenéutica rrroderna. nificante que todavía poseía en la época del
La idea de que la interpretación precede al Renacimiento, y sr-r clensiciacl propia se abrió, y
signo, implica que el signo no se puede consi- pudo enlonces pr:ecipil-arse en la abef"ura ha-
derar ya conro r.rn ser simple y benévolo, como cia todos los conceptos negativos que hasta en-
ocurría en el siglo xvr, en donde la plétora de tonces irabían permanecido ajenos a la teoría
todos los signos, el hecho cle que todas las co- clel sigiro. Esta no conocía niás que el momen-
sas se pareciesen probaba simpiemente la be- to transparente y apenas .negativo del velo.
nevolencia cie Dios, y no separaban más que Desde ahara, podrá organizarse en el interior
Dor Lln velo transparente el signo del significa- del signo todo un juego de conceptos negati-
clo. Por el contrario, desde el siglo xrx, a par- vos, cle contraclicciones, de oposiciones, en el
tir de Freud, [4arx y Nietzsche, a mi juicio, el conjunto de ese juego de fuerzas reactivas que
3B
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i! ¡
Deleuze ha analizado tan acertadamente en su segunda consecuencia se ref'lere a que la inter-
libro sobre Nietzsche". pretaoión tiene que interpr:etarsg-siempre g sí
"Volver a colocar la dialéctica en su sitioo, miq¡1a y no puede dejar de volverse sobre sí
si esta expresión ha de tener un sentido ¿no misma. En oposición al tíempo de los signos,
debería ser justamente volver a colocar en la que es un tiempo con vencimiento y por oposi-
densidad del signo, en ese espacio abierto, sin ción al tiempo de la di¡¡léctica, que es a pesar
fin, descubierto, en ese espacio sin contenido de todo lineal, se llega a un tiempo__de-inter-
real ni reconciliación, todo ese juego de la ne- pretacio*g. que es circuliar. Este tiempo está obli-
gatividad que la dialéctica finalmente ha des- gado a volver & pas?rr por donde ya pasó, lo
tapado dándole un sentido positivo? que ocasiona que al final, el único peligro que
realmente corre la interpretación, pero que es
un peligro supremo, es el que, paradójicamen-
te, hacen correr los ;ignos.fla muerte de la in-
Finalmente, hablemos del último carácter de terpretación es el creer quehay signos que exis-
la hermenéutica: la interpretación se encuen- ten primariamente, originalmente, realmente,
tra ante la obligación de interpretarse a sí mis- como marcas¡
coherentes, pertinentes y siste-
ma hasta el infinito; de volver a encontrarse máticas{
siernpre consigo misma. De aquí se despren- , La viila de la interpretación, por el contra-
den dos consecuencias importantes. La prime- rio, es el creer que no hay más qr.re interpreta-
ra, se refiere a que la interpretación será siem- ciones. Me parece que es necesario compren-
pr€, en lo sucesivo, la interpretación de der algo que muchos de nuestros contemporá-
o¿quién?"; no se interpreta lo que hay en el neos o]vidan, esto, es, qlle la hermenéutica y la
significado, sino que se interpreta en realidad: semiología son dos f'eroces enemigos. Una her-
quién ha propuesto la interpretación. El prin- menéutica que se ciñe a una semiología tiende
cipio de interpretación no es otra cosa más a creer en la existencia absoluta de los signos:
que el intérprete, y éste es quizás el sentido abandona la violencia, lo inacabado, la infini-
que Nietzsche dio a la palabra opsicología>. La tud" de las fnterpretaciones, para hacer reinar
* Nietzsche et Ia philosopltie. Traducción castellaná en el terror del índice y sospechar del lenguaje.
preparación en Anagrama Reconocemos aquí al marxismo posterior a

40 41
\
Marx. Por el oontr¡ario, una hermenéutica que DISCUSIÓN
se desarrolla sobre sí misma, entra en el áo-'
minio de los lenguajes que no dejan de impli.
carse a sí mismos, en esa región intermedia
entre'la locura y el puro lenguaje. Es en esto
en lo que reconocemos a Nietzsche.

BosHM

Usted ha señalado bien que para Nietzsche


la interpretación era inacabable y que consti-
ruía el entramado mismo de la realidad. In-
cluso, interpretar el mundo y cambiarlo no son
para Nietzsche dos cosas diferentes. Pero, ¿es
así también para Mam? En un texto famoso,
él opone cambio del mundo a interpretación
del mundo...

Fouclulr

Ya esperaba gue se me opusiera esta frase


de Marx. Pero de todos modos, si usted se re-
mite a la economía política notará que Matx
la utiliza sigmpre como una manera de inter-
pretar. El texto sobre la interpretación con-
cierne a la filosofÍay al fin de la filosofía. Pero

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t-

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