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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÓN SUPERIOR


UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL DE LOS LLANOS
CENTRALES “ROMULO GALLEGOS”
ÁREA DE POSTGRADO

LA AGRICULTURA ECOLÓGICA COMO ALTERNATIVA DE DESARROLLO


ALIMENTARIO EN EL MARCO DEL DESARROLLO SOSTENIBLE. CASO
COMUNIDAD XXXXXXXX

Autor: Mayelis Morales


Tutor:

San Juan de los Morros; Julio 2012


REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÓN SUPERIOR
UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL DE LOS LLANOS
CENTRALES “ROMULO GALLEGOS”
ÁREA DE POSTGRADO

LA AGRICULTURA ECOLÓGICA COMO ALTERNATIVA DE DESARROLLO


ALIMENTARIO EN EL MARCO DEL DESARROLLO SOSTENIBLE. CASO
COMUNIDAD XXXXXXXX
Proyecto para optar al título de Magister en Educación
Mención Desarrollo Comunitario

Autor: Mayelis Morales

Tutor:
San Juan de los Morros; Julio 2012
INTRODUCCIÓN

La Agricultura es el conjunto de actividades humanas


destinadas al cultivo de la tierra para la producción
agrícola; asimismo, debe señalarse que la Agricultura
es también una ciencia porque basa sus conocimientos en
factores de orden biológico, ecológico y genético; por
otra parte, es un arte porque se realiza a través de
una serie de prácticas por consiguiente es una
actividad teórico-práctico.

Para ejercerla es imprescindible sentirse


identificada con el trabajo agrícola, este sentido de
identificación es lo que le permite al agricultor tomar
decisiones precisas de las cuales depende muchas veces
el éxito de los cultivos y por lo tanto de toda
producción.

Vale la pena resaltar que hablar de agricultura es


hablar de la seguridad alimentaria, concebida como un
derecho de las personas y cuyo objetivo central es
mejorar la capacidad de las familias para acceder a los
alimentos, la unidad de referencia deja de ser la finca
y pasa a ser la familia rural. Esto genera una
concepción integral, orientada a mejorar el nivel de
bienestar de las personas más que a incrementar la
producción o la productividad agrícolas.

Así, la seguridad alimentaria deja de ser concebida


como un simple ejercicio de transferencia tecnológica
para establecerse como un derecho ciudadano.

Ahora bien, en cuento al desarrollo de la


agricultura ecológica está conformada por un modelo
productivo ya consolidado que tiene un potencial de
desarrollo en el contexto actual y futuro. Es un
sistema productivo que se ajusta perfectamente a las
necesidades del futuro para el sector agrario por que
garantiza un alto grado de sostenibilidad, basado en
las explotaciones compatibles con el medio ambiente,
orientadas a generar productos de calidad elevada.

Por ello, es utilizada como indicador ambiental para


medir la salud del medio ambiente en los países
desarrollados.

Por otro lado, en la actualidad se conoce que el


cambio climático en el futuro podría modificar
condiciones de las distintas zonas de producción y
hacer necesaria la reestructuración de la agricultura,
parece obvio que los productores que desarrollan este
tipo de agricultura tengan a su disposición
herramientas eficaces y bien adaptadas a la realidad de
sus producciones, con el objetivo de gestionar cada uno
de los riesgos inherentes a su sistema productivo de
tal forma que contribuyan directamente a la estabilidad
de sus ingresos.

En este sentido, se desarrolla bajo la línea de


investigación Educación para la seguridad
Agroalimentaria y se distribuye en tres secciones de la
siguiente manera:

La Sección I, referida al Planteamiento del


Problema, donde se realizar la caracterización de la
realidad de estudio, con los propósitos y la
justificación del mismo.
La Sección II, se presenta el Marco Teórico
Referencial, allí se observan los antecedentes, las
bases teóricas y bases legales del trabajo

La Sección III, constituido por el Marco Metodológico


epistemológico, en tanto a método, técnica, tipo, y
técnicas de recolección y análisis de información.
SECCIÓN I

PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

Caracterización de la Realidad de Estudio

El contexto mundial en el que se encuentra el


sector agrario está basado en una serie de hechos que
conllevan un aumento considerable de los riesgos en el
desarrollo de las distintas actividades agrarias. En
combinación con problemas económicos o financieros,
catástrofes naturales y escasez de energía, ello puede
originar, problemas de abastecimiento de alimentos y
materias primas agrícolas.

Asimismo, a nivel mundial se vincula la variable


ambiental y el fomento de una agricultura ecológica. La
teoría de esta “agricultura” presenta un nuevo
paradigma de disminuir el costo de producción
reduciendo al mínimo la utilización de insumos
externos, evitar el uso de plaguicida y fertilizantes
químicos, conservar la biodiversidad, conocer los
ciclos biológicos de las especies y proteger la
producción local; también existen otras alternativas
como el de diversificar la producción, utilizar los
recursos locales disponibles, asociar cultivos,
establecer el policultivo, implementar los sistemas
agrosilvopastoril que son los principios fundamentales
de una agricultura sustentable y que sirven como claves
para acceder a la soberanía alimentaria. El objetivo de
la agricultura ecológica consiste en promover en todo
lo posible la salud y la productividad de las
comunidades, integrando al sistema los componentes
suelo, plantas, animales y en especial al hombre.

Aquellas técnicas que fueron utilizadas en la


agricultura tradicional se consideran sostenibles en el
tiempo y es por eso lo interesante al reactivarla, ya
que cumple con una serie de condiciones como lo son: el
respeta al ambiente, impulsor de las organizaciones
sociales, demuestra un enfoque holístico e integral, es
decir, estas contribuye con la soberanía alimentaria.

El aspecto social influye también en el desarrollo


de una agricultura sostenible basada en el respeto, el
dialogo, la solidaridad, rescate de valores, principios
y tradiciones de los hombres y mujeres que conforman
una sociedad, integrando a todos los autores a todos
los procesos de gestión, producción, comercialización
para de esta manera en forma más eficiente mejorar la
calidad de vida, disminuir la pobreza con el propósito
de que se sientan seguros de sus propias capacidades
apoyados por el estado y puedan lograr un desarrollo
armónico y así alcanzar la soberanía alimentaria que
todos queremos. Otro aspecto que esta inmerso es el de
fortalecer las organizaciones, relaciones sociales de
reciprocidad y redistribución entre los miembros de la
comunidad y de la comunidad con otros vecinos que
ayuden a colaborar en mano de obra, trueques estos son
elementos para mantener la soberanía alimentaria.

De esta manera lo que intenta la agricultura es


impulsar las capacidades de los productores de promover
sus propios alimentos, que satisfagan las necesidades
de su núcleo familiar y sus excedentes sean
distribuidos dentro de su localidad y zonas aledañas,
para luego en forma sucesiva, expandir sus productos de
calidad, libres de residuos contaminantes y económicos
hacia otros espacios; orientando el producto a diversos
mercados y lograr comercializarlos.

En la actualidad se reconoce que el cambio climático


en el futuro podría modificar algunas regiones y hacer
necesaria la reestructuración de la agricultura. Otra
amenaza previsible es el agotamiento de las reservas de
petróleo. En los últimos años, debido al empleo de
abonos, plaguicidas y máquinas, la agricultura en el
mundo se ha hecho muy dependiente de la oferta
aparentemente ilimitada de energías fósiles.

El negocio agrario seguirá siendo vulnerable a


crisis y riesgos específicos fuera del control del
agricultor o ganadero, los agricultores tienen que
blindarse contra las posibles consecuencias negativas
de sus decisiones, así como contra las crisis
provocadas por catástrofes naturales y otros
acontecimientos imprevisibles.

La agricultura y la ganadería ecológica representan


un modelo productivo ya consolidado que tiene un
potencial de desarrollo en el contexto actual y futuro
en el que se desenvuelve, ya que constituye un sistema
productivo que encaja perfectamente en las
orientaciones de futuro para el sector agrario, y está
adaptado para garantizar la sostenibilidad de un modelo
agrario, basado en las explotaciones orientadas a
producir productos de calidad elevada frente a una
agricultura industrial.

En la actualidad, numerosos estudios avalan los


beneficiosos impactos que la producción ecológica
aporta al medio ambiente. Por ello, es utilizada como
indicador ambiental para medir la salud del medio
ambiente en los países desarrollados (SEAE, 2006;
IFOAM, 2006a).

Además, algunos estudios parecen indicar que, en


algunos casos, las producciones ecológicas son la
alternativa económica más viable y menos arriesgada que
existe en la actualidad (Lien et al., 2005; Lacasta y
Meco, 2001; Simón et al., 2002).

Según estos estudios, las producciones ecológicas,


a pesar de estar enfocadas a la producción de alimentos
de alta calidad nutritiva sin la adición de productos
químicos, poseen un menor riesgo de obtención de
beneficios a lo largo del tiempo que las producciones
convencionales.

En relación al contexto del Protocolo de Kyoto y


post-Kioto, el proyecto de investigación titulado
Incentivos a las Técnicas Agrarias enfocadas a la
Mitigación del Cambio Climático (PICCMAT) (DG RTD/FP6),
puesto en marcha en Enero de 2007, por los países euro
comunitarios, tiene como objetivo principal identificar
las prácticas agrarias que reducen la emisión de gases
con efecto invernadero y sugerir instrumentos de
política agraria a todos los estados miembros y a sus
políticos, destinados a apoyar los necesarios cambios
que se han de realizar en la gestión del suelo. Diez
organizaciones europeas, en colaboración con expertos
de reconocido prestigio internacional en agricultura y
medio ambiente han trabajado conjuntamente durante los
dos últimos años en este proyecto, cofinanciado por la
Comisión Europea.
El cambio climático es una de las grandes
preocupaciones de nuestra civilización moderna. Al
igual que el resto de actividades humanas, la
agricultura tiene un impacto claro sobre el clima, y
como consecuencia de ello, debe buscar soluciones para
mitigar su impacto. Habitualmente se estima que la
agricultura es responsable del 9% de las emisiones de
gases con efecto invernadero (GEIs).

Además, la actividad agraria necesita energía


proveniente de combustibles fósiles (para la
maquinaria, los fertilizantes, los fitosanitarios, la
producción, el calentamiento de los edificios o el
procesado de productos), es emisora de metano (CH4) del
suelo (por ejemplo en el proceso de secado de la turba
o mediante el uso del agua en la producción de arroz),
y también de óxido de nitrógeno (NO2). De manera
global, la agricultura es la principal fuente de
emisiones de óxido de nitrógeno y metano a la
atmósfera, dos de los gases con efecto invernadero más
importantes. Sin embargo, no conviene perder de vista
que existe un gran potencial de mitigación del cambio
climático en la agricultura a través de la fijación de
carbono en el suelo.

Como se ha comentado con anterioridad, en la


actualidad son numerosos los estudios que avalan los
beneficiosos impactos que la producción ecológica
aporta al medio ambiente (SEAE, 2006; IFOAM, 2006a).
Además, la producción ecológica es utilizada como
técnica de mitigación del cambio climático por su
reducida emisión a la atmósfera de gases con efecto
invernadero.
De igual forma, no conviene olvidar la contribución
que este sistema productivo realiza sobre la seguridad
alimentaria, aspecto de gran importancia en la
actualidad, consagrado como principio en nuestra carta
magna. Es por ello que consideramos fundamental
reconocer la importancia de la agroecología y su aporte
a la solución de los problemas ambientales que genera
la agricultura tradicional.

Mas cuando la agricultura ecológica es practicada


actualmente en la mayor parte de los países del mundo,
constituyendo una alternativa global a la agricultura
tradicional. Desarrollándose no sólo en los países más
avanzados, donde su mercado crece a un ritmo
notablemente alto, sino también (y sobre todo) en los
países en vías de desarrollo. Según la Organización
Mundial para la Agricultura y la Alimentación (FAO) más
de 250.000 familias del sur y este de África manejan
alrededor de 60 millones de hectáreas de forma
ecológica, y más de un tercio de la producción agraria
del oeste de África se realiza ecológicamente .En la
Tabla 1 se presenta la estructura espacial de la
agricultura ecológica respecto al número de
explotaciones, la superficie que abarcan y su tamaño
medio por regiones continentales en los años 1999 y
2006.

La agricultura ecológica, vista como una alternativa


para las comunidades rurales, constituye una
alternativa y, en algunos casos, la única para la
recomposición social de nuestros pueblos. Nosotros
tenemos el deber de velar por la preservación y
conservación de los recursos naturales y la promoción
de prácticas ambientalmente sanas, socialmente justas y
económicamente viables para conseguir el bienestar de
las comunidades. Trabajar en el desarrollo de proyectos
de agricultura familiar y ecológica no sólo fortalece
los lazos de nuestros núcleos familiares, sino que
garantiza el desarrollo de acciones de conservación de
nuestra biodiversidad y mantiene la sostenibilidad de
los recursos naturales, para las generaciones futuras.
La seguridad alimentaria, la agricultura ecológica y la
reconversión de prácticas agrícolas son posibilidades
para ofrecer más y mejores condiciones.

Se basa fundamentalmente en los procesos


ecológicos, la biodiversidad y los ciclos adaptados a
las condiciones locales, sin usar insumos que tengan
efectos adversos. La agricultura ecológica combina
tradición, innovación y ciencia para favorecer el medio
ambiente que compartimos y promover relaciones justas y
una buena calidad de vida para todos los que participan
en ella. Los Principios de la Agricultura Ecológica:
Salud – Ecología – Equidad –Precaución, nos llevan a
una reflexión profunda sobre la calidad nutritiva de
los alimentos, los procesos ecológicos, la distribución
equitativa de los beneficios de la cadena de valor
orgánica y la atención en la introducción de nuevas
tecnologías en los sistemas de producción.

Ahora bien, luego de las consideraciones anteriores


sobre la agricultura ecológica y sus características,
vale la pena resaltar que en la comunidad de Aroa,
Parroquia XXXXX del estado Yaracuy XXXXXXX, XXXXXX
es una población rural, donde existen grandes
extensiones de terreno a los cuales no se da ningún
uso, además hay una gran cantidad de padres de familia
desempleados debido a que en la zona hay pocas fuentes
de trabajo, por lo que es valioso tomar en cuenta la
alternativa de darle uso a los terrenos ociosos que
existen en la comunidad y de esta manera impulsar el
desarrollo alimentario en este sector, además esta
agricultura se plantea desde el enfoque de desarrollo
sostenible.

¿Cuál es la importancia que se le asigna a la


agricultura ecológica en la comunidad XXXXXX?

¿Cuál es el beneficio que aporta la agricultura como


forma de desarrollo alimentario en la
comunidadxxxxxxx?

¿Cuáles son las características socioecomicas que se


tiene la comunidad XXXXXXX?

Propósitos de la Investigación

General

Contextualizar la agricultura ecológica como


alternativa de desarrollo alimentario en el marco del
desarrollo sostenible en la comunidad xxxxxxx

Específicos

Mostrar la importancia que se le asigna a la


agricultura ecológica en la comunidad XXXXXX

Develar el beneficio que aporta la agricultura como


forma de desarrollo alimentario en la
comunidadxxxxxxx
Explorar las características socioecomicas que se tiene
la comunidad XXXXXXX.

Justificación del Estudio

La presente investigación es importante a nivel


comunitario porque se busca que la comunidad de Aroa se
involucre en actividades agro-productivas que les
permita producir recursos para garantizar una mejor
alimentación para su familia. La tenencia de solares
con facilidad de producir pequeños huertos familiares,
la posibilidad de que jefas de familias se conviertan
en microempresarias, y las oportunidades que les brinda
la agroecología de utilizar racionalmente los recursos
naturales y en especial la tierra; convierte la
presente acción en una necesidad por la seguridad
alimentaria de los habitantes de la comunidad antes
mencionada.

El presente trabajo constituye un agente de cambio


en la calidad de vida de los moradores de esta
comunidad agrícola y las del entorno, y de apoyo al
autoconsumo familiar en la dieta de productos de ciclos
cortos y largos, con el propósito de mejorar las
condiciones económicas del hogar en estas comunidades,
así como mejorar su nivel de vida y en un futuro
cercano que sean auto sostenibles y puedan vender la
idea de este proyecto a otras familias y comunidades de
este municipio.

Por lo anterior se puede indicar que el presente


estudio tiene pertinencia social ya que constituye un
aporte significativo no solo para el desarrollo
investigativo desde el punto académico sino que también
contribuye al desarrollo nacional, regional y local tal
como lo expresan los documentos internos como el Plan
de la Nación y externos como las Metas del Milenio
entre otros.

Este estudio se encuentra inscrito en la línea de


investigación titulada educación para la seguridad
agroalimentaria y se desarrollo bajo el enfoque
cualitativo, con una metodología etnográfica.

Finalmente sus resultados serán de gran utilidad para


nuevas investigaciones en los diferentes niveles
educativos en el área de estudio.
SECCIÓN II

MARCO TEÓRICO REFERENCIAL

Estudios Previos

El fundamento científico de la Agricultura Ecológica


es la Agroecología, ciencia integradora que se ocupa
del estudio de la agricultura desde una perspectiva
global; considerando no solo el aspecto Tecnológico,
sino también los otros aspectos: el Social, Económico,
Cultural, Político-Jurídico y el Ambiental.

En 1992, el entonces Fondo Nacional de


Investigaciones Agropecuarias (FONAIAP). Centro de
Investigaciones Agropecuarias del Estado Lara, realizó
el “PRIMER CURSO SOBRE AGRICULTURA ECOLÓGICA PARA
AGRICULTORES CAMPESINOS”, en la Casa Campesina “Las
Lajitas”. Uno de los temas considerados en el curso,
fue el de la Investigación, Validación y Adaptación de
Tecnologías Apropiadas para la Conservación de la
Naturaleza. Se considero en el tema, aspectos como: El
control de erosión (prácticas de manejo) y reconversión
ecológica (hacia la agricultura orgánica).

En 1994, el Dr. José A. Medina, del Centro de


Estudios del Desarrollo de la Universidad Central de
Venezuela, en su trabajo de tesis del doctoral
titulada: “NUEVAS FORMAS DE ORGANIZACIÓN Y PRODUCCIÓN
FAMILIAR”. Caso Las Lajitas”. Sanare. Estado Lara, hace
un estudio extenso y pormenorizado de las opciones de
producción y organización de esta cooperativa familiar
campesina.

En el Capítulo II, el Dr. Medina señala una serie de


características del sistema de producción de “Las
Lajitas”, que se enmarca en preceptos teóricos propios
de la agricultura familiar sostenible; entre otros
destaca: La consideración y el uso del conocimiento
campesino, como fuente de prácticas de producción
agrícola, explotación de productos autóctonos o
compatibles con las condiciones ecológicas de la
región, manejo integrado de plagas y mínima labranza.
Se destaca en el trabajo, la detección de un:

“…. Alto grado de consciencia ambiental y ecológica,


promoción y recreación de los ciclos biológicos y
conservación de los bienes naturales, la cual se
fundamenta en una evidente racionalidad económica,
social y cultural. La práctica de una agricultura
ecológica u orgánica, compatible y en armonía con el
ambiente, es testimonio de esta consciencia y
estructuración social…”

En 1999, el profesor Naudys Martínez, del Decanato


de Ciencias Veterinarias de la Universidad
Centroccidental “Lisandro Alvarado”, presenta una tesis
de grado ante la Universidad Internacional de
Andalucía. España, titulada: “IDENTIFICACIÓN DE UN
SISTEMA AGROSUSTENTABLE DE PRODUCCIÓN FAMILIAR”, a
través de la Metodología para Evaluar Sistemas de
Manejo Incorporando Indicadores de Sostenibilidad”
(MESMIS). En dicho trabajo, el profesor Martínez
compara dos sistemas de producción familiar ubicados en
el Municipio Autónomo “Andrés Eloy Blanco” del estado
Lara.

Uno de ellos es La Cooperativa “La Alianza”, sector


“Las Lajitas”, del cual se reseñan una serie de
elementos que tienen que ver con su tecnología de
producción, y que se enmarcan en los postulados de la
agricultura sostenible. Se destacan dentro de estas
prácticas: La producción y uso de abono orgánico (humus
de lombriz roja californiana), control biológico de
plagas (uso de repelentes orgánicos, uso de feromonas,
uso de parasitoides de huevos: Trichograma spp),
rotación de cultivos y mínima labranza. También se
destaca en el trabajo, una serie de atributos sociales,
propios del desarrollo sostenible que se dan en “Las
Lajitas”. Dentro de estos, vale destacar: Equidad,
estabilidad, resiliencia, confiabilidad, adaptabilidad
y autogestión.

En este orden de ideas, cabe también citar la


experiencia que se vive en la localidad de San Javier,
Municipio Marín del estado Yaracuy, a través de la
Fundación para la Investigación Agrícola, DANAC. Las
investigaciones que se adelantan en la fundación, se
enmarcan en un programa de agricultura tropical
sostenible y se desarrolla un modelo físico de
explotación agrícola vegetal y animal integrado, que
permite maximizar el flujo de energía de los procesos
productivos, reciclar de manera más efectiva y
económica los nutrientes, generar bienes orgánicos, y
promover una mayor productividad y estabilidad del
sistema.
Larco, (2004) en su Trabajo de Grado, DESARROLLO Y
EVALUACIÓN DE LIXIVIADOS DE COMPOST Y LOMBRICOMPOST
PARA EL MANEJO DE SIGATOKA NEGRA (MYCOSPHAERELLA
FIJIENSIS MORELET), en plátano. menciona que la
agroecología es un procesos que forma parte de una
estrategia de Desarrollo Endógeno, Humano y Sustentable
con carácter socialista y autogestionario, la cual
pretende garantizar en el ámbito local las bases para
el cambio coyuntural y estructural de las políticas
agrícolas y así garantizar una soberanía y una
seguridad alimentaria.

El verdadero desarrollo del agro en zonas rurales e


indígenas, no podrá cristalizarse solo con la
aplicación de propuestas que vengan desde afuera, sino
y fundamentalmente con el impulso de planteamientos que
surjan de las propias organizaciones populares a través
de su efectiva participación social.

En el año (2007) Oyhantçabal realizó un estudio


denominado “AGRICULTURA FAMILIAR Y CAMPESINADO: UN
ABORDAJE DESDE EL PENSAMIENTO SOCIAL ALTERNATIVO” Éste
trabajo tuvo por objetivo discutir las distintas
conceptualizaciones y el recorrido histórico que ha
tenido la discusión sobre el campesinado y la
agricultura familiar, tanto en el mundo como en
Uruguay, desde la perspectiva del pensamiento social
alternativo.

La Organización de las Naciones Unidas para la


Agricultura y la Alimentación (FAO), a través del
Programa Especial para la Seguridad Alimentaria (PESA)
Venezuela, comprende en su fase de arranque, 17 Planes
Operativos Anuales (POAS) que se encuentran en marcha
en comunidades rurales, indígenas y pesqueras de 10
estados del país. De una meta de 6750 familias, a la
fecha, 3800 cultivan 3900 m2 de unidades de producción
de varios tamaños individuales: 1, 1/2 y 1/4 m2
utilizando diferentes espacios disponibles en las
viviendas de los barrios. El Equipo comprende
actualmente 14 profesionales y especialistas en riego y
drenaje, diseño de sistemas de producción, sanidad
vegetal, manejo de cultivos, sanidad vegetal y
explotación integral de organopónicos y huertos
intensivos.

Con respecto a la agricultura familiar en Venezuela


se han cosechado se han establecido alrededor de 50 ha
de cultivos, de los cuales 16 ha corresponden a
organopónicos y 34 ha a huertos intensivos, que ofrecen
un empleo permanente para 920 agricultores y benefician
a alrededor de 5600 miembros de sus familias.

Dentro de los principales cultivos que se producen,


se encuentran la berenjena, acelga, remolacha,
cilantro, cebolla, tomate, apio, pimentón dulce y
picante y plantas aromáticas, así como también maíz,
gandul y auyama

Explica Altieri (2008) dado que la producción de la


tierra es esencialmente para las familias campesinos e
indígenas, es necesario que despierten su propia
iniciativa, desarrollen sus propias capacidades,
recuperen sus propias tecnologías a su realidad, para
ir construyendo una opción tecnológica adecuada a las
condiciones naturales de cada sector o comunidad rural.

Indica Gómez (2009) en la I JORNADA DE FORMACIÓN


AGROECOLÓGICA, que es necesario contar con sistemas
productivos que, entre otros aspectos, consuman poca
energía, sean eficaces en la restitución de nutrientes
del suelo, que cuenten con mecanismos integrados de
regulación de plagas y que puedan mantenerse por largo
tiempo. Es decir: sistemas que tengan características
de estabilidad y sostenibilidad en el tiempo y, que
formen parte de un enfoque global que integre
analíticamente los factores físicos, biológicos,
sociales, económicos, tecnológicos y culturales
necesarios para el desarrollo de las comunidades
campesinas.

Estas son características contempladas por la


agroecología, que la convierte en un componente
importante de una estrategia de Desarrollo Endógeno
diferente a las planteadas hasta ahora.

En sentido estricto, la técnica agroecológica


engloba esencialmente una perspectiva de ecología
aplicada a la producción, intentando aprovechar (mas no
explorar) los recursos con que dispone la familia
campesina e indígena, a fin de lograr una producción
sostenible en el tiempo. Consecuentemente toda técnica
y todo sistema tecnológico productivo deberán estar en
función de dos aspectos fundamentales abordados desde
la esfera técnica de la agroecología:

1) La necesidad de conservar y regenerar los recursos


naturales existentes.

2) La necesidad de dar un manejo adecuado a esos


recursos para su aprovechamiento productivo racional.

Por lo tanto, en la actualidad la agricultura


ecológica ha dejado de ser un tema marginal y cada vez
más se convierte en el eje de los programas de
desarrollo rural. La agricultura ecológica posibilitará
superar la situación marginal del campo convirtiéndose
en la base de un modelo de desarrollo distinto,
específicamente en lo que se refiere al enfoque
económico.

Castol García (2009) menciona en su trabajo de grado


titulado AGROECOLÓGICO Y SISTEMAS DE PRODUCCIÓN
SUSTENTABLES, que actualmente, son muchos los
agricultores y organizaciones de promoción que
despliega dedicación e interés significativos por la
agricultura ecológica. Sin embargo, la educación y
formación en general no responde hasta ahora a las
condiciones de alrededor de unos 14 millones de
familias de pequeños agricultores que representan el
80% de las unidades agropecuarias en la República
Bolivariana de Venezuela y muestran serias limitaciones
para afrontar los problemas y presentar alternativas
viables a ellas. Son muchos los equipos de promoción e
iniciativas individuales involucrados e interesados en
la agricultura ecológica con diferentes conocimientos y
avance en ella.

A pesar de este interés manifiesto se presentan


muchas limitantes a consecuencia de los vacíos ya
mencionados en la formación técnica y metodológica
profesional en agricultura ecológica. Esto se convierte
en la poca generación de experiencias prácticas
concretas exitosas lo que ocasiona una limitación seria
para su mayor difusión.

Sin una buena comprensión de los principios básicos


de la agricultura ecológica es difícil obtener
resultados concretos. Con la aplicación en la práctica
de estas, se pretende facilitar la comprensión básica e
integral de la agricultura ecológica. Muchas de las
publicaciones existentes en el idioma castellano sobre
el tema son demasiado genéricas o muy enfáticas, sólo
en algunos aspectos o prácticas.

Menciona Lira (2010) en su trabajo de investigación


titulado ECONOMÍA AGROECOLOGÍA QUE UNA CONDICIÓN
FUNDAMENTAL PARA EL CRECIMIENTO LOCAL, REGIONAL Y
NACIONAL ES EL DESARROLLO DE LOS SECTORES RURALES
TRADICIONALES. Sin este requisito, las grandes
diferencias que hoy existen en estas zonas serán más
evidentes y la crisis se agravará.

Aunque en los diversos gobiernos constantemente han


hablado de desarrollo rural integral, en la práctica
este sector solo ha servido para subsidiar el
crecimiento de los otros sectores de la economía,
particularmente de la agroindustria, la cual nunca ha
demostrado interés en la conservación de los recursos
naturales.

El uso contemporáneo del término agroecología data


de los años70, pero la ciencia y la práctica de la
agroecología son tan antiguas como los orígenes de la
agricultura.

Explica Hecht (2009) A medida que los investigadores


exploran las agriculturas campesinas, las que son
reliquias modificadas de formas agronómicas más
antiguas, se hace más notorio que muchos sistemas
agrícolas desarrollados a nivel local, incorporan
rutinariamente mecanismos para acomodar los cultivos a
las variables del medio ambiente natural, y para
protegerlos de la depredación y la competencia. Estos
mecanismos utilizan insumos renovables existentes en
las regiones, así como los rasgos ecológicos y
estructurales propios de los campos, los barbechos y la
vegetación circundante.

En estas condiciones la agricultura involucra la


administración de otros recursos además del cultivo
propio. Estos sistemas de producción fueron
desarrollados para disminuir riesgos ambientales y
económicos y mantienen la base productiva de la
agricultura a través del tiempo. Si bien estos
ecosistemas pueden abarcar infraestructuras tales como
trabajos en terrazas, zanjas e irrigación, el
conocimiento agronómico descentralizado y desarrollado
localmente es de importancia fundamental para el
desarrollo continuado de estos sistemas de producción.

El por qué esta herencia agrícola ha tenido


relativamente poca importancia en las ciencias
agronómicas formales, refleja prejuicios que algunos
investigadores contemporáneos están tratando de
eliminar. Tres procesos históricos han contribuido en
un alto grado a oscurecer y restar importancia al
conocimiento agronómico que fue desarrollado por grupos
étnicos locales y sociedades no occidentales: (1) la
destrucción de los medios de codificación, regulación y
trasmisión de las prácticas agrícolas; (2) la dramática
transformación de muchas sociedades indígenas no
occidentales y los sistemas de producción en que se
basaban como resultado de un colapso demográfico, de la
esclavitud y del colonialismo y de procesos de mercado,
y (3) el surgimiento de la ciencia positivista.
Como resultado, han existido pocas oportunidades
para que las intuiciones desarrolladas en una
agricultura más holística se infiltraran en la
comunidad científica formal. Más aún, esta dificultad
está compuesta de prejuicios no reconocidos, de los
investigadores en agronomía, prejuicios relacionados
con factores sociales tales como clase social,
etnicidad, cultura y sexo.

Sarmiento, (2003) En su trabajo de grado titulado


MECANISMOS DE RESTAURACIÓN DE LA FERTILIDAD EN UNA
SUCESIÓN SECUNDARIA EN EL PÁRAMO DE CRUZ VERDE,
COLOMBIA, menciona que históricamente, el manejo de la
agricultura incluía sistemas ricos en símbolos y
rituales, que a menudo servían para regular las
prácticas del uso de la tierra y para codificar el
conocimiento agrario de pueblos analfabetos.

La existencia de cultos y rituales agrícolas está


documentada en muchas sociedades, incluso las de Europa
Occidental. De hecho, estos cultos eran un foco de
especial atención para la Inquisición Católica.
Escritores sociales de la época medieval tales como
Ginzburg (1983) han demostrado cómo las ceremonias
rurales eran tildadas de brujería y cómo dichas
actividades se convirtieron en focos de intensa
persecución Y no es sorprendente que cuando los
exploradores españoles y portugueses de la post-
inquisición emprendieron sus viajes y la conquista
europea se extendió por el globo bajo el lema de «Dios,
Oro y Gloria», como parte de un proyecto más amplio,
existieran actividades evangelizadoras, las que a
menudo alteraron las bases simbólicas y rituales de la
agricultura en sociedades no occidentales.
Bases Teóricas Conceptuales

Agricultura Sostenible

Muy posiblemente las preocupaciones por asuntos de


sostenibilidad en la agricultura empezaron a darse con
el nacimiento de la actividad misma. Sin embargo, en lo
que podríamos llamar la era moderna, estas
preocupaciones empezaron a manifestarse y a enfrentarse
más intensivamente desde finales del siglo XIX y hasta
la fecha, con el nacimiento y desarrollo de diversos
métodos que han demostrado que la agricultura puede
hacerse de otra forma, a saber: con la naturaleza y no
contra ella.

Entre los promotores pioneros de estos métodos


destacan los propuestos y desarrollados por Sir Albert
Howard, Jerome Irving Rodale, Rudolf Steiner,
Ehrenfried Pfeiffer, Manard Murray, Edward H. Faulkner,
Ruth Stout, F.C. King, Hans Müller y María Müller-
Bigler, Hans Peter Rusch, Ida y Jean Pain, Claude
Aubert, Mokichi Okada, Masanobu Fukuoka, y más
recientemente, Bill Mollison, Miguel Altieri, John
Jeavons y Wes Jackson, entre otros. Sin embargo, sus
advertencias y propuestas probadas, tanto
experimentalmente como en el campo, se continúan
ignorando en la mayor parte de los centros de educación
donde se tratan aspectos ligados a la producción
agropecuaria.

No es sino hasta que, aunado a la identificación y


cuantificación creciente de problemas de diverso tipo
derivados del modelo de desarrollo moderno occidental
de otras ramas del quehacer humano, que se empezó a
difundir, desde principios de los años ochenta del
siglo pasado, una corriente denominada agricultura
sostenible, sustentable, perdurable o durable,
adjetivos que para efectos de este artículo se
considerarán sinónimos, a sabiendas de las discusiones
que se han venido dando alrededor de éstos (Anónimo
1999, Cortés 2001, López et al. 2005). Al igual que
Pérez (2005), aquí se prefiere utilizar el adjetivo
sostenible, para concordar y respetar la definición que
de este da la Real Academia Española: “… dicho de un
proceso: que puede mantenerse por sí mismo, como lo
hace, p.ej., un desarrollo económico sin ayuda exterior
ni merma de los recursos existentes”.

El término “sostenible” tiene su origen de las


palabras internacionalmente conocidas de desarrollo
sostenible que se encuentran en el documento intitulado
Informe Brundtland o Nuestro Futuro Común (1987), fruto
de los trabajos de la Comisión de Medio Ambiente y
Desarrollo, creada por la Asamblea de las Naciones
Unidas en 1983, el cual recoge las preocupaciones
contenidas en la Declaración de Estocolmo (1972) y la
Carta Mundial de la Naturaleza (1982). Aquí se define
por vez primera el término de desarrollo sostenible de
la siguiente manera: “Aquel desarrollo que satisface
las necesidades de las generaciones presentes sin
comprometer las posibilidades de las generaciones
futuras para atender sus propias necesidades”. A estos
documentos le siguieron otros en la misma tónica como
la Declaración de Río (1992), la Agenda 21 (1992), la
Declaración de Nairobi (1997), la Declaración de Malmö
(2000) y la Carta de la Tierra (2000).

De acuerdo con Féret y Vorley (2001), en la


actualidad hay tantas definiciones de agricultura
sostenible como grupos que se han reunido a discutir
sobre el tema. De ahí que estos autores consideren que
dar con precisión definiciones absolutas de la
sustentabilidad en la agricultura es imposible, ya que
esto depende de lo que cada uno desea “sostener”. En
consecuencia, hay una gran variedad de interpretaciones
de la sustentabilidad: “de lo más profundo a lo más
superficial”, “de lo social a lo ambiental”, “de la
agricultura campesina a la agricultura de precisión”, y
“del productivismo a lo multifuncional”.

A continuación se exponen algunas de estas


definiciones que han dado diversos autores y
organizaciones al término de la agricultura sostenible
o sustentable:

Agricultura sustentable es el manejo y conservación


de los recursos naturales y la orientación de cambios
tecnológicos e institucionales de manera de asegurar la
satisfacción de las necesidades humanas en forma
continuada para las generaciones presentes y futuras.
Tal desarrollo sustentable conserva el suelo, el agua,
y recursos genéticos animales y vegetales; no degrada
al medio ambiente; es técnicamente apropiado,
económicamente viable y socialmente aceptable
(Definición de la FAO 1992 citada en von der Weid
1994).

La sustentabilidad de la agricultura y de los


recursos naturales se refiere al uso de recursos
biofísicos, económicos y sociales según su capacidad,
en un espacio geográfico, para, mediante tecnologías
biofísicas, económicas, sociales e institucionales,
obtener bienes y servicios directos o indirectos de la
agricultura y de los recursos naturales para satisfacer
las necesidades de las generaciones presentes y
futuras. El valor presente de bienes y servicios debe
representar más que un valor de las externalidades y
los insumos incorporados, mejorando o por lo menos
manteniendo de forma indefinida, la productividad
futura del ambiente físico y social. Además de eso, el
valor presente debe estar equitativamente distribuido
entre los participantes del proceso (Definición del
IICA citada por Ehlers 1994).

Una agricultura sustentable es aquella que


equilibra equitativamente intereses relacionados con la
calidad ambiental, la viabilidad económica, y la
justicia social entre todos los sectores de la
sociedad. (Allen et al. 1991).

La sostenibilidad en la agricultura esencialmente


significa el equilibrio armónico entre el desarrollo
agrario y los componentes del agro-ecosistema. Este
equilibrio se basa en un adecuado uso de los recursos
localmente disponibles (como: clima, tierra, agua,
vegetación, cultivos locales y animales, habilidades y
conocimiento propio de la localidad) para poner
adelante una agricultura que sea económicamente
factible, ecológicamente protegida, culturalmente
adaptada y socialmente justa, sin excluir los insumos
externos que se pueden usar como un complemento al uso
de recursos locales. (Socorro et al. s.f.).

De acuerdo con Chiappe y Piñeiro (s.f.), el concepto


de agricultura sustentable es igualmente polémico y
ambiguo dado al término de desarrollo sostenible y ha
dado lugar también a diversas interpretaciones, las
cuales han generado a su vez propuestas y acciones
diversas por parte de los diferentes actores sociales.
A grandes rasgos, entre la variedad de definiciones que
se han presentado de agricultura sustentable estos
autores distinguen dos enfoques principales:

1.- El enfoque predominante se refiere principalmente a


los aspectos ecológicos y tecnológicos de la
sustentabilidad y hace énfasis en la conservación de
los recursos, la calidad ambiental, y en algunos casos,
la rentabilidad del establecimiento agropecuario.

2.- La segunda perspectiva, más amplia, incorpora en su


discurso elementos sociales, económicos, y políticos
que afectan la sustentabilidad de los sistemas
agrícolas nacionales e internacionales (Allen et al.
1991).

Y al referirse a estos enfoques, los autores


precitados hacen los siguientes comentarios. La
definición precitada de la FAO, que prioriza la
dimensión ecológica en su definición de agricultura
sustentable, es representativa del primer enfoque. Por
lo tanto, desde esta concepción, la conservación de los
recursos naturales y la utilización de técnicas que no
dañen el ambiente son elementos esenciales para el
logro de una agricultura sustentable. Aunque se alude a
las dimensiones sociales y económicas, el uso de los
términos es poco preciso. Coincidiendo con Allen y
Sachs (1993), resulta importante definir el sujeto
social de la sostenibilidad y responder a la pregunta
“¿desarrollo económicamente viable y socialmente
aceptable para quién?”. Al no precisar los sujetos o
los grupos sociales a quienes debe estar orientada la
acción, es probable que se sigan manteniendo las
estructuras socioeconómicas de desigualdad económica y
social características de muchas sociedades,
especialmente en América Latina (Kliksberg 2000 y 2005,
Guimaraes et al. 2001, Gilbert s.f.).

Entre las definiciones de agricultura sostenible que


incluyen elementos sociales, económicos, y políticos se
encuentra, por ejemplo, la elaborada por el Instituto
Interamericano de Cooperación para la Agricultura, IICA
(Ehlers 1994). Según esta definición, mantenimiento o
aumento de la productividad física y social, y
distribución equitativa de los recursos, representan
entonces componentes relevantes de la sustentabilidad
agrícola. Allen et al. (1991), por su parte, proponen
una definición de agricultura sostenible en la que se
reconoce la interrelación entre los componentes
productivos, ambientales, económicos, y sociales de la
agricultura. Para estos es esencial que la
sustentabilidad se extienda no sólo a través del tiempo
sino en el nivel mundial, y que considere el bienestar
no sólo de las generaciones futuras sino de todas las
personas y seres vivos de la biosfera.

Por otro lado, Allen y Sachs (1993) sostienen que la


agricultura sostenible debería incluir no sólo el
proceso productivo, sino el conjunto del sistema
alimentario y agrícola. Más aún, estas autoras señalan
que categorías como clase, género y raza deberían ser
tenidos en cuenta en el debate acerca del significado y
las consecuencias que conlleva la práctica de la
agricultura sostenible.
Lo anterior lleva a la necesidad de reconocer que
para el análisis del impacto de la agricultura en la
sustentabilidad del sector agrícola se debe adoptar un
enfoque amplio e integrado, contemplando tanto aspectos
ambientales o ecológicos, como políticos, sociales y
económicos. Esto en el entendido que, tal como lo
plantea Rosset (1998), cualquier paradigma alternativo
que ofrezca alguna esperanza de sacar a la agricultura
de la crisis debe considerar las fuerzas ecológicas,
sociales y económicas. Un enfoque dirigido
exclusivamente a aminorar los impactos
medioambientales, sin dirigirse a las difíciles
condiciones sociales de austeridad que enfrentan los
agricultores o las fuerzas económicas que perpetúan la
crisis, está condenado al fracaso.

O bien, como lo propone Altieri (1995), es obvio que


los nuevos agrosistemas sostenibles no pueden ser
puestos en práctica sin modificar las determinantes
socioeconómicas que rigen lo que se produce, cómo se
produce y quién lo produce.

Fuente: Altieri, 1990


Los planteamientos deben afrontar las cuestiones
tecnológicas de forma que asuman el papel
correspondiente dentro de una agenda que incorpore las
cuestiones sociales y económicas en la estrategia de
desarrollo. Sólo políticas y acciones derivadas de este
tipo de estrategia pueden hacer frente a la crisis
agrícola medioambiental y a la pobreza rural en todo el
mundo en desarrollo.

Agricultura Sostenible como Base del Desarrollo Local y


Regional

La agricultura sostenible generalmente se refiere a


un modo de agricultura que intenta proporcionar
rendimientos sostenidos a largo plazo, mediante el uso
de tecnologías ecológicas de manejo. Esto requiere que
el sistema agrícola sea considerado como un ecosistema
debido a que la agricultura, bajo un razonamiento
lógico, no está orientada hacia la búsqueda de altos
rendimientos de un producto en particular, sino a la
optimización del sistema como un todo (Thrupp, 1996).

La adopción de una agricultura sostenible por parte


de los productores envuelve el uso de técnicas de
mejoramiento genético, niveles apropiados de
fertilizantes y químicos, un buen entendimiento de la
naturaleza, de la interacción entre fertilizantes,
pesticidas, y rotaciones de cultivo, y cómo estas
interacciones influyen en los rendimientos y en el
ingreso del productor (Lowrance y Groffman, 1988).

Estos modernos métodos de producción han reducido


costos y han aumentado la variedad de alimentos
disponibles. Sin embargo, es necesario aplicar un
enfoque sistemático para identificar en cada punto del
proceso productivo, los principales problemas que se
puedan presentar y establecer los correctivos y
soluciones.

La agricultura venezolana se caracteriza por su


heterogeneidad en cuanto a clima y suelo se refiere
(componente agroecológico) y por el bajo nivel
socioeconómico y cultural de la mayoría de los
productores, de manera que el proceso de intervención
para el mejoramiento de los sistemas de producción
requiere un conocimiento integral de los aspectos
técnicos, económicos y sociales.

Estos son necesarios para buscar las alternativas


de producción que hagan al sistema lo más eficiente y
estable en el tiempo; con el fin de disminuir los
efectos negativos del entorno y extraentorno a los
cuales está expuesto.

El aspecto anterior conduce al estudio de los


sistemas de producción agrícola en forma integral para
conocer, comprender, explicar e intervenir los
complejos fenómenos agrícolas hacia un mejoramiento
adecuado en función de la introducción y adaptación de
cambios tecnológicos con base a su racionalidad
económica (Castillo, 1991; Hart, 1979; Paulette, 1977).

La estrategia de desarrollo se basa en un


reconocimiento de los aspectos físicos, biológicos y
socioeconómicos y la tipificación viene a ser la
agrupación de unidades de producción con
características comunes e igual capacidad de
desarrollo, evolución y adaptación (Barrios, 1987;
Cobos y Góngora, 1977; Gómez, 1991; Saravia, 1983).
En los artículos 128, 310 y 326 de la Constitución
de la República Bolivariana de Venezuela se compromete
a propiciar un desarrollo sustentable (Asamblea
Nacional Constituyente, 1999); y en la Ley Orgánica del
Ambiente se define el desarrollo sustentable como:

“Un proceso de cambio continuo y equitativo para


lograr el máximo bienestar social, mediante el cual se
procura el desarrollo integral, con fundamento en
medidas apropiadas para la conservación de los recursos
naturales y el equilibrio ecológico, satisfaciendo las
necesidades de las generaciones presentes sin
comprometer las generaciones futuras” (Asamblea
Nacional de la República Bolivariana de Venezuela,
2006).

Han existido algunas iniciativas que en la búsqueda


por promover un desarrollo más sostenible han logrado
buenos e interesantes resultados, tanto a nivel de
políticas públicas como de proyectos, participando en
el diseño y ejecución de dichas acciones instituciones
de gobierno (regional, nacional y local) organizaciones
no gubernamentales, universidades y empresas privadas
de varios sectores de la economía.

Sin embargo, esto no ha sido suficiente para avanzar


de manera decisiva hacia el desarrollo sostenible en
Venezuela. De allí la necesidad de impulsar un
intercambio que ayude a promover el mejor y más
armónico desarrollo para el país en las dimensiones:
social, ambiental y económico.
Agricultura Ecológica

El término agricultura ecológica ha llegado a


significar muchas cosas, definidas a groso modo, a
menudo incorpora ideas sobre un enfoque de la
agricultura más ligado al medio ambiente y más sensible
socialmente; centrada no sólo en la producción sino
también en la sostenibilidad ecológica del sistema de
producción. A esto podría llamarse el uso «normativo» o
«prescriptivo» del término agroecología.

Porque implica un número de características sobre la


sociedad y la producción que van mucho más allá de los
límites del predio agrícola. En un sentido más
restringido, la agroecología se refiere al estudio de
fenómenos netamente ecológicos dentro del campo de
cultivo, tales como relaciones depredador/presa, o
competencia de cultivo/maleza.

Como Altieri (1987) lo ha señalado, el crédito de


gran parte del desarrollo inicial de la agricultura
ecológica en las ciencias formales le pertenece a
Klages (1928), quien sugirió que se tomaran en cuenta
los factores fisiológicos y agronómicos que influían en
la distribución y adaptación de especies específicas de
cultivos, para comprender la compleja relación
existente entre una planta de cultivo y su medio
ambiente.

Más adelante, Klages (1942) expandió su definición


e incluyó en ella factores históricos, tecnológicos y
socioeconómicos que determinaban qué cultivos podían
producirse en una región dada y en qué cantidad.
Papadakis (1938) recalcó que el manejo de cultivos
debería basarse en la respuesta del cultivo al medio
ambiente. La ecología agrícola fue aún más desarrollada
en los años 60 por Tischler (1965) e integrada al
currículo de la agronomía en cursos orientados al
desarrollo de una base ecológica a la adaptación
ambiental de los cultivos. La agronomía y la ecología
de cultivos están convergiendo cada vez más, pero la
red entre la agronomía y las otras ciencias (incluyendo
las ciencias sociales) necesarias para el trabajo
agroecológico, están recién emergiendo.

Las técnicas utilizadas en la agricultura ecológica


son:

1. Máxima conservación del equilibrio natural. Objetivo


que se logra en la medida que se puede obtener la mayor
estabilidad posible en los agrobiosistemas y que en
buena parte se consigue con algunas de las estrategias
enunciadas posteriormente (Asociación de cultivos,
Incremento de la diversidad biológica, etc.,)

2. Asociación de cultivos. Estrategia consistente en


cultivar juntas especies vegetales compatibles tanto
con respecto a la explotación del espacio como de los
recursos. Esta estrategia también destaca por los
sistemas de abonos verdes y el cultivo de leguminosas
como recurso para satisfacer las necesidades de
nitrógeno en el suelo y el acoplamiento entre cultivos
temporales y permanentes.

3. Maximización de la diversidad biológica. Se aconseja


tanto en el espacio como en el tiempo, a través de la
asociación de cultivos, la conservación de espacios
marginales como orillas y vallas de vegetación, la
conservación de algunas malezas en algunos cultivos y
el cultivo asociado de diversas variedades de una misma
especie.

4. Protección del suelo. Se trata de evitar la erosión


hídrica o eólica, mediante las técnicas de cultivo
adecuadas a cada caso, el compost superficial y la
instauración de abonos verdes.

5. Prácticas de rotación de cultivos. Técnica


consistente en planificar rotaciones en las cuales se
den plantas con distintas exigencias nutritivas, la
implantación de abonos verdes intercalados entre
cultivos principales y las leguminosas.

6. Restitución de residuos vegetales y animales. Se


devuelven al suelo todos los residuos vegetales y
animales producidos en la explotación. Esta técnica se
fundamenta en las estrategias de fertilización que se
observan en ecosistemas naturales como bosques, prados
o similares.

Cabe advertir que además de lo mencionado, la


agricultura ecológica comprende un cúmulo de objetivos
y técnicas de gran homogeneidad para el desarrollo de
la misma.

Visión ecológica

En el corazón de la agricultura ecológica está la


idea que un campo de cultivo es un ecosistema dentro
del cual los procesos ecológicos que ocurren en otras
formaciones vegetales, tales como ciclos de nutrientes,
interacción de depredador/presa, competencia,
comensalía y cambios sucesionales, también se dan.
La agricultura ecológica se centra en las relaciones
ecológicas en el campo y su propósito es iluminar la
forma, la dinámica y las funciones de esta relación. En
algunos trabajos sobre agroecología está implícita la
idea que por medio del conocimiento de estos procesos y
relaciones los sistemas agroecológicos pueden ser
administrados mejor, con menores impactos negativos en
el medio ambiente y la sociedad, más sostenidamente y
con menor uso de insumos externos. Como resultado, un
número de investigadores de las ciencias agrícolas y de
áreas afines, han comenzado a considerar el predio
agrícola como un tipo especial de ecosistema -un
agroecosistema- y a formalizar el análisis del conjunto
de procesos e interacciones que intervienen en un
sistema de cultivos. El marco analítico subyacente le
debe mucho a la teoría de sistemas y a los intentos
teóricos y prácticos hechos para integrar los numerosos
factores que afectan la agricultura (Spedding, 1975).

Beneficios y retos de la Agricultura Ecológica

Tal y como se ha anunciado con anterioridad los


principales objetivos que busca la agricultura
ecológica se pueden resumir en cinco puntos:

• Producción suficiente de alimentos de calidad.

• Conservación de los recursos no renovables.

• No utiliza productos tóxicos o contaminantes.

• Máxima conservación del equilibrio natural.

• Utilización óptima de los recursos y potenciales


locales.
Todos estos objetivos que busca cumplir la
agricultura ecológica se han aglutinado en cinco
conceptos diferenciados pero complementarios, que se
analizan a continuación.

1. Producción suficiente de alimentos


2. Beneficios sobre la salud humana y animal
3. Beneficios económicos
4. Conservación de recursos no renovables y
utilización optima de los recursos locales
5. Preservación del equilibrio ecológico.

 Producción suficiente de alimentos


El objetivo fundamental de la agricultura ecológica
es la producción suficiente de alimentos de calidad,
premisa que ha de amortizarse con el resto de los
objetivos enunciados, además la agricultura ecológica
propone que los alimentos producidos sean de calidad
natural, denominación que es objeto de controversia con
la agricultura convencional. Desde la perspectiva de la
agricultura ecológica, los alimentos de calidad
natural, sean vegetales o animales, son aquellos que
sustentan un correcto equilibrio entre los elementos
minerales y orgánicos que los constituyen, y que no
tiene ningún tipo de residuos de sustancias ajenas al
ciclo natural y el que posee una elevada vitalidad.

Tenemos presente que la finalidad de cualquier tipo


de agricultura es la de nutrir al hombre y a los
animales, es decir proveerlos de cantidades suficientes
de alimentos de buena calidad, es indudable que la
agricultura convencional ha resuelto el problema de la
cantidad; respecto al problema de la calidad todavía
existen dudas.

Un producto de calidad ha de tener actualmente, un


aspecto exterior correcto y un sabor que sea al gusto
del consumidor. Para la agricultura ecológica,
cualquier alimento obtenido ha de poseer la máxima
calidad nutritiva y sensorial, (gusto, olor, color),
sin usar productos sintéticos. Esta concepción de la
calidad entronca con un hecho esencial, demasiado a
menudo obviado u olvidado, que es el efecto de los
alimentos sobre la salud de las personas y de los
animales.

Una de las principales críticas que reiteradamente


se ha hecho a la agricultura ecológica es la de tener
una productividad relativamente baja, en comparación
con la agricultura convencional; por este hecho, si la
agricultura ecológica acaba por sistematizarse, nunca
producirá los alimentos suficientes como para
satisfacer las necesidades de la alimentación mundial.
Con el paso del tiempo, esta apreciación se ha
matizado, incluso ha cambiado considerablemente, hasta
el punto que actualmente, uno puede concluir que los
productos obtenidos por la agricultura ecológica se
muestran plenamente suficientes y que con los métodos
ecológicos se puede producir tanto como con la
agricultura convencional. Se han seleccionado los
principales estudios y argumentos que, hoy por hoy,
pueden avalar el anterior enunciado:
1) La productividad solamente es un aspecto del éxito
agropecuario, y cada vez más se tiende a considerar los
aspectos cualitativos, indudablemente un buen parámetro
de la eficiencia de un agrobiosistema.
2) Contrariamente a lo que se ha venido repitiendo de
manera reiterada, la productividad lograda por la
agricultura ecológica es sensiblemente semejante a la
que se obtiene a partir de la agricultura convencional
o industrial (García Dory).
3) Las investigaciones del Ministerio de Agricultura
llegan a la conclusión que las explotaciones
agropecuarias ecológicas generalmente pueden tener una
producción por hectárea comparable a la de las
explotaciones convencionales, excepto, en la producción
lechera, de ciertas verduras como patatas y frutas. La
misma Comisión concluye que en los aspectos
cualitativos, la explotación ecológica supera a la
ortodoxa.
4) Similares conclusiones se encuentran en los
estudios, que en el año de 1975 encargó el gobierno
francés sobre agricultura ecológica, a Dessau & Le
Pape. Según su informe las producciones son similares,
a excepción en los cultivos de maíz y fruta, dónde las
cosechas eran menores para la agricultura ecológica.
5) Las investigaciones comparadas sobre la
productividad y rentabilidad de las cosechas en granjas
ecológicas, respecto a las granjas convencionales del
Corn Belt de los EE.UU., llevadas a término por
Lockeretz.

Los partidarios de la agricultura ecológica utilizan


todos estos datos para hacer patente que, en lo que
hace a la productividad suficiente de alimentos, no hay
diferencia entre la producción ecológica y la
convencional. Si eso es cierto, cae por su peso el
principal argumento a favor de usar fertilizantes.

 Beneficios sobre la salud


Tal y como se ha referenciado, los beneficios de la
agricultura ecológica, sobre la salud humana y animal
se encuentran íntimamente ligados al problema de la
producción suficiente de alimentos. Según las tesis de
la producción ecológica, los beneficios de los
alimentos sobre la salud humana y animal, deben
analizarse en términos de “calidad”, la cual se debería
medir en relación con su aptitud para proteger la salud
de los animales y las personas. No obstante, son pocos
los que, en el actual sistema de producción y
comercialización de productos agrícolas, se preocupan
en este aspecto de la “calidad”.

La agricultura convencional, en su búsqueda de


producir cantidades cada vez más grandes de víveres de
un aspecto exterior irreprochable; utiliza abonos
químicos solubles que desequilibran y debilitan las
plantas; tratamientos con pesticidas cada vez en más
cantidad y mas tóxicos, que se han vuelto necesarios
por el debilitamiento de las plantas y la destrucción
de los equilibrios naturales. También usa productos
químicos para desinfectar el suelo, conservar las
cosechas y acelerar la maduración de los frutos.

Estas prácticas conducen a poner a disposición de


los consumidores alimentos desequilibrados y
posiblemente peligrosos, ya que su composición esta
alterada: -alimentos que por su contenido residual de
pesticidas y otros productos químicos llegan a ser
tóxicos a corto o largo plazo, -alimentos incapaces de
contribuir al mantenimiento de la salud de personas y
animales y que tienen una responsabilidad muy
importante en el desarrollo de enfermedades
degenerativas, conocidas como “enfermedades de
civilización”, como cáncer, afecciones
cardiovasculares, enfermedades del sistema nervioso,
alteraciones hormonales etc., en claro avance de las
sociedades más desarrolladas (Camarasa, 1996).

Ciertamente la legislación actual no ignora el


problema de los productos tóxicos usados en la
producción agraria, ya que reglamenta la utilización
tanto en agricultura como en la ganadería y en las
industrias alimentarías. Muchos productos considerados
como “inofensivos”, son, de hecho tóxicos a largo plazo
debido a que tienen un efecto acumulativo en el
organismo, además resulta una tarea extremadamente
difícil conseguir que los agricultores, según lo que
previene la ley, respeten las dosis y los datos limites
de los productos fitosanitarios usados. Finalmente se
necesita tener bien presente que, ahora por ahora, no
hay ninguna ley que prohíba la producción de alimentos
desequilibrados.

 El uso sistemático de productos de síntesis química


Actualmente, la agricultura convencional es
trabajada con una gran cantidad de productos de
síntesis química, (abonos, plaguicidas, funguicidas,
conservantes, promotores de floración o la
fructificación etc..) algunos de estos productos tienen
efectos bioacumulativos, (Aubert,43 1981) o sea que
pasan por los organismos más sencillos, hasta los
organismos de los niveles superiores de la pirámide
alimentaria, la consecuencia de todo esto es la
desaparición progresiva de aves, pequeños mamíferos
depredadores, etc.

Otra característica de estos productos, como el uso


masivo de herbicidas provoca la erosión de los suelos
cuando llueve, porque pierden el manto vegetal que los
protege.

Los abonos químicos de síntesis (abonos,


plaguicidas, fungicidas, conservantes, fosfatos,
compuestos, promotores de la floración o la
fructificación, etc.), son generalmente de asimilación
rápida y también fácilmente lavados por las lluvias o
el riego. Aunque el abuso de los mismos produce ciertas
características negativas como la salinización de los
suelos, la contaminación de los acuíferos cuando son
lavados por el agua, la ineficiencia energética, ya que
muchos de ellos son transportados grandes distancias
desde el punto de fabricación al de aplicación (muy
lejos del modelo tradicional, que utilizaba el
estiércol del ganado propio).

Es necesario recordar que las fuentes de energía


utilizadas mayoritariamente por los países occidentales
son la nuclear, los derivados del petróleo, el carbón y
las hidroeléctricas, su uso, combinado con una
ganadería industrializada, hacen innecesario el uso de
los abonos orgánicos, con lo que se genera otro
problema ambiental de un material, el estiércol, que
antes era muy apreciado por los campesinos y, hoy en
día, pasa a ser un residuo que contamina nuestros
acuíferos (purines) y vertederos, así también el exceso
de nitrógeno da unas frutas y verduras más grandes y
con más “apariencia”, pero que son menos gustosos y
menos saludables.

 La progresiva implantación, de los alimentos


transgénicos (AT) u Organismos Modificados
Genéticamente (OMG)

La producción agrícola cuestiona abiertamente y con


fuerza la progresiva implantación en la agricultura de
alimentos transgénicos u organismos modificados
genéticamente. Por ahora, los cultivos transgénicos
representan una gran fuente de discrepancias y
confrontaciones entre diversos sectores de la sociedad.
Un alimento transgénico se define como un organismo
modificado genéticamente, es decir, un ser vivo al que
se le ha introducido un nuevo gen que pasa a formar
parte de su genoma.
Respecto de los alimentos transgénicos u Organismos
Modificados Genéticamente, y tomando como base
referencial a Arias y a Tchernitchin podemos decir que
desde los criterios de la producción ecológica, existe
mucha polémica en cuanto a sus ventajas y desventajas.
En general, los riesgos de los alimentos transgénicos
pueden ser clasificadas en:
(A) riesgos para la salud;
(B) riesgos para la preservación de la biodiversidad, y
(C) riesgos económicos y estratégicos, entre ellos,
riesgo de pérdida del patrimonio genético.

 Beneficios económicos
Si bien la prioridad de la agricultura ecológica,
biodinámica o bioorgánica, es la de producir alimentos
de calidad natural que tengan como objetivo de mantener
la salud del consumidor, no es menos cierto que este
sistema de explotación está sujeto a imperativos de
orden económico. Así la agricultura ecológica ha de
permitir al campesino de vivir su trabajo, asegurándole
un rendimiento suficiente y permitiéndole su tarea en
condiciones satisfactorias.

A través de la agricultura ecológica se busca


evitar, tal y como ahora sucede en la agricultura
convencional, la gran dependencia de la agricultura de
otros sectores y en otros países. Al respecto resultan
bien claras las observaciones de García-Dory.

Así también, la pretendida baja rentabilidad


económica de la agricultura ecológica presenta serios
motivos de duda si tenemos presente el gran número de
explotaciones agrarias ecológicas, distribuidas
alrededor del mundo, el porcentaje de los cuales no
termina de aumentar día a día.

 Conservación de recursos no renovables y utilización


optima de los recursos locales
Para la agricultura ecológica, el recurso principal
es el suelo cultivable, del cual anualmente, se pierden
millones de hectáreas por erosión, degradación,
salinización y urbanización.

También se encuentra amenazada la fertilidad del


suelo, los sistemas agrícolas actuales forman un ciclo
abierto, atendiendo que la mayoría de la materia
orgánica producida no regresa al campo, sino que
después de ser consumida en los centros urbanos se
pierde en los ríos y finalmente en el mar. Esta
estructura de ciclo abierto, crea grandes problemas de
contaminación acuática y de suelos. A la vez la
agricultura convencional restituye las pérdidas de
nutrientes del suelo e incorpora, en forma de abonos
químicos solubles, los elementos minerales exportados.
También sustenta un alto índice de consumo energético,
estrategia que acelera el agotamiento de combustibles
fósiles. Contrariamente a la agricultura ecológica, las
técnicas de cultivo están orientadas a la disminución
de la energía utilizada en la mecanización de fines
agrícolas y en la fase de adopción, tareas consumidoras
de energía en la agricultura.

 Preservación del equilibrio ecológico


Durante siglos se ha creído que el criterio básico de
valoración en la explotación agraria había de ser el de
la producción máxima. Ahora, vistos los desequilibrios
creados a los ecosistemas, se debe comenzar a crear una
estrategia de protección máxima, consistente en fijar
como una premisa fundamental el mantenimiento del
equilibrio natural.

La función de la agricultura ecológica es aprender a


trabajar la naturaleza. Antes que cualquier
intervención humana pueda ocasionar grandes
desequilibrios en los sistemas naturales, se busca
delimitar al máximo las actuaciones del agricultor,
usando preferentemente técnicas menos violentas y que
se aproximen a los modelos funcionales de la
naturaleza.
En la preservación del equilibrio ecológico,
entendemos que la explotación agraria actual genera
cuatro grandes problemas:
a. Contaminaciones que afectan la explotación agraria.
b. Contaminantes derivados de la agricultura industrial
o convencional
c. Uniformación paisajística.
d. Implantación de organismos modificados genéticamente
(OMG).

Influencias del Pensamiento Ecológico

Ciencias agrícolas

Como Altieri (1987) lo ha señalado, el crédito de


gran parte del desarrollo inicial de la agricultura
ecológica en las ciencias formales le pertenece a
Klages (1928), quien sugirió que se tomaran en cuenta
los factores fisiológicos y agronómicos que influían en
la distribución y adaptación de especies específicas de
cultivos, para comprender la compleja relación
existente entre una planta de cultivo y su medio
ambiente.

Más adelante, Klages (1942) expandió su definición


e incluyó en ella factores históricos, tecnológicos y
socioeconómicos que determinaban qué cultivos podían
producirse en una región dada y en qué cantidad.
Papadakis (1938) recalcó que el manejo de cultivos
debería basarse en la respuesta del cultivo al medio
ambiente. La ecología agrícola fue aún más desarrollada
en los años 60 por Tischler (1965) e integrada al
currículum de la agronomía en cursos orientados al
desarrollo de una base ecológica a la adaptación
ambiental de los cultivos. La agronomía y la ecología
de cultivos están convergiendo cada vez más, pero la
red entre la agronomía y las otras ciencias (incluyendo
las ciencias sociales) necesarias para el trabajo
agroecológico, están recién emergiendo.

El papel de la agroecología en la satisfacción de


los objetivos económicos, ambientales y sociales en las
zonas rurales.

Las obras de Azzi (1956 representan un cambio de


enfoque gradual hacia un enfoque ecosistémico de la
agricultura. En particular fue Azzi (1956) quien
acentuó que mientras la meteorología, la ciencia del
suelo y la entomología son disciplinas diferentes, su
estudio en relación con la respuesta potencial de
plantas de cultivos converge en una ciencia
agroecológica que debería iluminar la relación entre
las plantas cultivadas y su medio ambiente. Wilsie
(1962), analizó los principios de adaptación de
cultivos y su distribución en relación a factores del
hábitat, e hizo un intento para formalizar el cuerpo de
relaciones implícitas en sistemas de cultivos. Chang
(1968) prosiguió con la línea propuesta por Wilsie,
pero se centró en un grado aún mayor en los aspectos
ecofisiológicos.

A fines de la década de los 70 y a comienzos de la


de los 80 un componente social cada vez mayor comenzó a
aparecer en la literatura agrícola, en gran parte como
resultado del estudio sobre el desarrollo rural en los
Estados Unidos (Buttel 1980).

La contextualización social unida al análisis


agronómico ha generado evaluaciones complejas de la
agricultura, especialmente en el caso del desarrollo
regional (Altieri y Anderson 1986, Brush 1977, Richards
P. 1984 y 1986, Kurin 1983, Bartlett 1984, Hecht 1985,
Blaikie 1984).

Los entomólogos en sus intentos por desarrollar


sistemas de manejo integrado de plagas, han hecho
contribuciones valiosas al desarrollo de una
perspectiva ecológica para la protección de las
plantas. La teoría y la práctica del control biológico
de plagas se basan exclusivamente en principios
ecológicos (Huffaker y Messenger 1976).
La Importancia de la Agricultura en el Desarrollo Rural
Sostenible

La agricultura como base de toda acción


civilizatoria en tanto es el pilar fundamental del que
se nutre la humanidad, no ha alcanzado un
reconocimiento y valoración acabado, especialmente por
la parte de esta, que toma decisiones y define
políticas sobre “nuestras vidas y haciendas”. Aun más
que el propio sistema económico o el petróleo,
cualquier alteración importante de la producción
agroalimentaria global puede subsumir a una parte de
los hombres en el hambre más atroz. Sin embargo, hoy en
día es llamativo ver como estas sociedades y gobiernos
subordinan sus formas de producción y alimentación al
dominio exclusivo de los mercados y a procesos de
intensificación bajo una nueva forma de hacer
agricultura (la agricultura industrial) que poco tiene
que ver con los agricultores, sus familias y su
cultura.

Entendida entonces, como piedra fundacional del


desarrollo humano, nuevamente la agricultura del siglo
XXI enfrenta hoy un modelo de expansión global tomador
y transformador de recursos donde tanto los hombres
como los bienes naturales son simplemente engranajes de
un proceso de acumulación que los desatiende,
desintegra y hasta elimina. Ese nuevo modelo, instalado
en muchos países de de América Latina nos encuentra
como acabados referentes donde solamente cuentan la
concentración económica, la expansión mono
productivista, el acceso a cada vez más cantidad de
tierras solo vistas como negocio especulativo para
capitales foráneos y un dominio de la cadena de
producción que nace sobre la propia tierra del
chacarero y termina en la boca de un consumidor,
generalmente foráneo. Para este modelo no cuenta (es
más, incomoda) el pequeño y mediano agricultor, aquel
que aún está afianzado a su terreno, con una cultura
propia y para el que el desarrollo incluye no solo una
mejora de su necesaria estabilidad económica, sino el
respeto y consolidación de pautas culturales,
familiares, sociales, ecológicas y de arraigo a un
entorno que el modelo industrial desatiende o
directamente amenaza (García, 2006.

En este sentido, tanto ayer como hoy en día, la


agricultura familiar es la base de sustentación
mediante la cual es posible asegurar estas instancias
productivas que ayuden a alcanzar sustentabilidad en
los campos ecológico, social y económico.

En el marco de un verdadero desarrollo rural


sostenible será pilar insustituible la agricultura,
pero solo aquella de base familiar. Así lo han
entendido los principales países desarrollados. Existen
rigurosos estudios que demuestran que las naciones que
alcanzaron elevados niveles educacionales, mejoraron
sus condiciones de salud, calidad y esperanza de vida y
lograron una elevada renta per cápita optaron por la
reforma agraria y fortalecieron una agricultura basada
en el trabajo familiar mientras que las naciones con
los más bajos índices de desarrollo humano presentan un
fuerte predominio de su agricultura terrateniente y
utilización del latifundio en el marco de una
agricultura cada día más intensiva y especulativa.
A diferencia de la agricultura industrial
altamente dependiente tanto de los insumos externos
como de los vaivenes y controles del mercado
agroexportador, la agricultura familiar presenta
sistemas diversificados de producción más próximos y
aportes a la estabilidad de los ecosistemas en que esta
inserta. La mayor diversidad de producciones de la
agricultura familiar tiene su fundamento en la búsqueda
de diferentes rentabilidades a lo largo del año,
asegurar el autoconsumo familiar, la reducción de
riesgos y especialmente a una menor dependencia de los
insumos externos. Esta diversidad productiva se debe y
sostiene porque el agricultor es al mismo tiempo
emprendedor y trabajador, de manera tal que el trabajo
y la gestión están yuxtapuestos en la unidad familiar.

Es evidente que este modelo de desarrollo rural


alternativo encuentra entonces al capital humano y a la
capacidad humana, más que al capital financiero, en su
centro. Se hace más que claro comprender entonces que
los seres humanos no son para este modelo de
desarrollo, meros medios de producción o actores u
eslabones de una cadena agroindustrial “extruyente”,
sino que son la “finalidad” de todo este proceso.

Este capital social que en el sector rural tiene


obligadamente a los agricultores como principal
elemento cementante debe ser sostenido e incrementado.
Es a través de él, que se lograra la sostenibilidad
perdida por un modelo que mal que les pese a los
promotores de esa “nueva revolución”, en la cuestión
social y ambiental hace agua por todas partes. La
agricultura familiar que no es negocio para esos
sectores concentrados, es la única alternativa de
viabilizar un modelo de desarrollo rural inclusivo.
Este capital social, debe integrarse en redes de
desarrollo que cohesionadas promueven e impulsan
acciones colectivas, socializan la información y la
experiencia, adquieren nuevas formas de conocimiento y
de participación que facilitan el empoderamiento
político, la construcción de plataformas de defensa del
modelo propio y reconocen en el civismo y la
participación democrática, la alternativa viable para
la lucha por la supervivencia de la familia rural
(García, ob.cit).

La agricultura familiar debe ser la forma


productiva que garantice la gestión sostenible del
agroecosistema, enmarcada en una acción y dialogo
participativo que permita la reconstrucción de un
capital social rural como elemento de consolidación de
relaciones dentro de cada comunidad y a través de un
dialogo participativo, se contribuya a diagnosticar,
planificar, investigar y apoyar proyectos integrados de
desarrollo humano a través de políticas públicas, hoy a
este nivel de agregación, literalmente ausentes.

La agricultura familiar debe ser entendida


entonces como aquella forma de producción rural que
tiene al agricultor como su fin y no como su medio, que
vincula el estilo de vida con el medio físico
productivo en un igual espacio, donde la agricultura es
la principal ocupación y fuente del ingreso familiar,
la familia aporta una fracción predominante de la
fuerza de trabajo utilizada en la explotación, se
garantiza su auto reproducción para el arraigo de los
jóvenes como nuevos agricultores, produce tanto para el
autoconsumo y el mercado de manera diversificada y
transmite de padres a hijos pautas culturales, de
formación y educativas como pilares de un proceso de
desarrollo rural integrado.

Por lo tanto, un modelo de desarrollo rural que


tenga a la agricultura familiar como su eje fundamental
debe contemplar entre sus principales cuestiones
económicas la posibilidad de replicar un modelo de
producción y consumo con fuerte base local, que
garantice niveles de calidad de vida similares a
aquellos de las poblaciones urbanas y asegure la
sustentabilidad y la seguridad agroalimentaria junto
con el ingreso y crecimiento económico bajo niveles
equitativos. En el campo socio cultural se debe contar
un acceso justo al conocimiento y a nuevas practicas
tecnológicas, fortalecer, compartir y aplicar las
experiencias de “chacarero a chacarero”, mantener el
control local de las decisiones, revalorizar todo tipo
de saberes y fortalecer la importancia de la diversidad
regional y cultural, más que la transformación bajo
condiciones humillantes.

Por supuesto, en el plano ecológico la agricultura


familiar diversificada debe preservar la fertilidad y
estructura del suelo, utilizar el agua para satisfacer
las necesidades hídricas de manera sostenible,
fortalecer las rotaciones agrícola ganaderas y
conservar la biodiversidad local y regional. Los
aportes específicos de la agricultura familiar en este
sentido, deben ser reconocidos como beneficios y por
tanto reconocidos, valorados y recompensados
adecuadamente como nuevas prestaciones y bienes
ambientales para toda la sociedad.
También un enfoque de desarrollo rural sostenible,
involucra una agricultura familiar que no se
circunscriba a las practicas productivas convencionales
sino que se presente como inclusivo de actividades no
agrícolas que sostengan y acerquen soluciones a la
familia rural y por ende mejoras en la calidad de sus
vidas tales como el turismo rural, la agroindustria
familiar, los sistemas de mercado de comercio justo, la
conservación del medio ambiente y la educación
ambiental. Parte de estas prácticas fortalecerán aun
más los lazos con otros actores de la sociedad como los
habitantes de las ciudades y el entorno local de los
pueblos inmediatos, construyendo una red de servicios y
de integración campo ciudad, hoy día en permanente
retroceso.

En el caso de la agricultura familiar el límite de


la explotación debe considerar especialmente el sistema
de producción, la economía regional o las practicas
diversas desarrolladas, más que meras especificidades
en superficie. En este sentido la unidad económica
productiva deberá ajustarse a estas necesidades mínimas
de la familia rural.

Para la agricultura familiar, la gestión y manejo de


sistemas diversificados y la incorporación directa de
la fuerza de trabajo exige una presencia permanente de
la familia en el establecimiento agropecuario. Asimismo
esta posibilidad puede y debe integrarse con la
reconstrucción y el crecimiento de pueblos y colonias
donde esta población pueda vivir y socializarse y más
que un obstáculo para el acceso a planes de apoyo
estatal debe ser un objetivo prioritario de estos.
Una de las facetas importantes de la agricultura
familiar es su pluriactividad que debe ser apoyada e
incrementada. Seguramente, tanto los resultados y
beneficios obtenidos sea de las actividades agrícolas
como no agrícolas, serán diferentes para las distintas
escalas productivas, lo que obligara a una
diferenciación o categorización de actores, que serán
pasibles escalarmente de cada uno de los planes
diseñados de manera específica. Pero todo ello a su
vez, debe responder a un plan directriz, un plan
Maestro de desarrollo rural nacional que vuelva a poner
a la gente del campo en “sus campos”, en su territorio,
en su país. Las organizaciones sociales avanzan en este
sentido. Esperemos que esta vez, tan cercanos todos de
nuestro Bicentenario y tan aun alejados de un
desarrollo rural digno, los gobiernos no solo escuchen,
sino que además, sean los facilitadores de esta
realización (www.EcoPortal.net).

Bases Legales

Surge de la iniciativa del Dr. Carlos Lanz se


presenta como una propuesta que busca la preservación
del ambiente por medio del uso de tecnologías
apropiadas, apropiables y sustentables.

La propuesta tiene su fundamentación en la


Resolución 024 del Ministerio del Poder Popular para la
Educación, en conformidad con los artículos 49 y 50 de
la ley de Salud Agrícola Integral, además de la Ley
Orgánica de Educación vigente artículo 15 numerales 2,
3, 4, 5, 6 y 7.
Artículo 49 de la Ley de Salud Agrícola Integral
indica que: Ejecutivo Nacional, a través de sus órganos
y entes competentes, aplicará la agroecológica como
base científica de la agricultura tropical sustentable,
dentro del sistema agro productivo, desarrollando y
ejecutando los proyectos que fueren necesarios con el
objeto de motivar y estimular el proceso de producción
de alimentos de buena calidad biológica, en suficiente
cantidad para la población y promover la enseñanza y
aprendizaje, de prácticas agroecológicas.

Artículo 15 de la Ley Orgánica de Educación


menciona: la necesidad de democratizar el saber e
incorporarlo al desarrollo endógeno de nuestro país
formando ciudadanos a partir de un enfoque GEO
histórico incorporando saberes ancestrales y
artesanales formando una conciencia ecológica.

Resolución 024 expone que Se implementa en el


Ministerio del Poder Popular para la Educación el
Programa “Todas las Manos a la Siembra” como estrategia
de la transición del modelo agroquímico al modelo
agroecológico en el marco de la seguridad y la
soberanía alimentaria, materializada en la agricultura,
vegetal, animal, acuícola y forestal, a través de la
articulación intrainstitucional e interinstitucional.

Incorporar los contenidos referentes a la


agroecología en el desarrollo curricular, dentro del
eje de integrador Ambiente y Salud Integral, donde la
agroecología debe formar parte de los procesos de
aprendizaje en el Sistema Educativo Venezolano.
SECCIÓN III

MARCO METODOLÓGICO EPISTEMOLÓGICO

Esta sección aborda la planificación y ejecución


metodológica desarrollada en la presente investigación.
Se mencionan los procedimientos utilizados para la
recolección de la información y también se reflexiona
sobre los criterios de excelencia necesarios en una
investigación etnográfica.

Metodología de Investigación

El modelo de ciencia que se originó después del


Renacimiento sirvió de base para el avance científico y
tecnológico de los siglos posteriores. Sin embargo, la
explosión de los conocimientos, de las disciplinas, de
las especialidades y de los enfoques que se dieron en
el siglo XX encontró ese modelo tradicional de ciencia
no sólo insuficiente, sino, sobre todo, inhibidor de lo
que podría ser un verdadero progreso, tanto particular
como integrado, de las diferentes áreas del saber.

El problema principal que enfrenta actualmente la


investigación en las ciencias sociales, y en general
las ciencias humanas, y su metodología, tiene un fondo
esencialmente epistemológico, pues gira en torno al
concepto de conocimiento y de ciencia y su
respetabilidad científica: el conocimiento de la verdad
y de las leyes de la naturaleza. De aquí, la aparición,
sobre todo en la segunda parte del siglo XX, de las
corrientes postmodernistas, las postestructuralistas,
el construccionismo, el desconstruccionismo, la teoría
crítica, el análisis del discurso, la desmetaforización
del discurso y, en general, los planteamientos que
formula la teoría del conocimiento.

Por ello, el problema reside en el concepto


restrictivo de cientificidad adoptado, especialmente en
las ciencias humanas, que mutila la legitimidad y
derecho a existir de la dotación más típicamente
humana, como lo son los procesos que se asientan en el
uso de la libertad y de la creatividad. Esta gran
riqueza de dotación exige en el investigador, por un
lado, una gran sensibilidad en cuanto al uso de
métodos, técnicas, estrategias y procedimientos para
poder captarla, y, por el otro, un gran rigor,
sistematicidad y criticidad, como criterios básicos de
la cientificidad requerida por los niveles académicos.

Este espacio lo ha ido ocupando el enfoque


cualitativo para lograr conocimientos defendibles,
epistemológica y metodológicamente, ante la comunidad
científica.

En este sentido, el enfoque cualitativo es el


estudio de un todo integrado que forma o constituye una
unidad de análisis y que hace que algo sea lo que es:
una persona, una entidad étnica, social, empresarial o
un producto determinado; aunque también se podría
estudiar una cualidad específica, siempre que se tengan
en cuenta los nexos y relaciones que tiene con el todo,
los cuales contribuyen a darle su significación propia.

La investigación cualitativa busca identificar la


naturaleza profunda de las realidades, su estructura
dinámica, aquella que da razón plena de su
comportamiento y manifestaciones. De aquí, que lo
cualitativo (que es el todo integrado) no se opone a lo
cuantitativo (que es sólo un aspecto), sino que lo
implica e integra, especialmente donde sea importante.

La opción del enfoque cualitativo involucra también


el hecho de que se ha considerado como la más apropiada
para el estudio social. Esto, a su vez, se fundamenta
en una opción previa epistemológica (teoría del
conocimiento) y ontológica (teoría sobre la naturaleza
de la realidad).

Se trata totalmente de estudios sociales centrados


en la investigación empírica de campo. El investigador
se convierte en actor social y participa de la vida de
los actores que trata de conocer compartiendo sus
mismos lugares de interrelación y sus mismas formas de
vida. Así, conoce directamente y por experiencia
compartida las representaciones simbólicas mediante las
cuales construyen su mundo. Por ello, se insiste en el
uso de documentos personales, en el trabajo de campo
sistemático, en la interpretación de todo tipo de
fuentes documentales. El enfoque es, por tanto,
claramente cualitativo y encaminado a estudiar la
realidad social desde dentro de ella misma.

De esta forma ha de interpretarse la objetividad


como característica esencial del trabajo científico:
fundar todo conocimiento sobre investigaciones
empíricas y no sobre el discurso teórico. Objetividad
no significa distancia y asepsia para no contaminar la
observación con subjetividad, sino experiencia directa
de la práctica tal como ésta se da en los actores
sociales. Objetivos, así mismo, son los documentos
personales, por muy subjetivos que de por sí sean, en
cuanto son hechos prácticos y no categorías teóricas.

En este sentido, conviene señalar que la presente


investigación puede ser tipificada como un estudio
cualitativo, que se aproxima a una de las modalidades
metodológicas más utilizadas, como lo constituyen los
métodos etnográficos.

Se asume este paradigma cualitativo con la firme


convicción de que se trata de la fórmula más útil para
identificar la naturaleza profunda de una realidad, su
estructura dinámica, aquella que colma de sentido su
comportamiento y manifestaciones, y estudiarla como un
todo integrado.

De igual manera, la aproximación a los métodos y


técnicas etnográficas constituye la alternativa
metodológica más acorde con el enfoque cualitativo de
la investigación.

En este caso, tal como lo expresa Woods (1993), los


métodos etnográficos se interesan por aquello que los
sujetos de la investigación hacen, cómo se comportan y
cómo interactúan. Se proponen descubrir sus creencias,
valores, actitudes, perspectivas, motivaciones y el
modo en que todo se desarrolla o cambia con el tiempo o
de una situación a otra.

Cerda (1991), sostiene que en el caso particular de


los estudios etnográficos se resaltan los aspectos
subjetivos, sin despreciar lo objetivo, lo observable.
No interesa garantizar, tipificar, ni buscar muestras
representativas, sino contextualizar, describir grupos
en un escenario particular y natural, y en una
situación específica. No se garantizan los resultados
en términos de validez ni confiabilidad sino más bien
se reporta en la información su credibilidad, para
hacerla aceptable, su transferibilidad, o la relevancia
para su contexto, su independencia o estabilidad de la
información y su confirmabilidad.

Según Rodríguez, Gil y García (1996), se pueden


señalar como características de la metodología
etnográfica las siguientes:

Está centrada en los procesos dinámicos.

 No plantea hipótesis rígidas.


 Permite el diseño experimental flexible.
 Admite la contextualización en escenarios naturales.
 Aprueba la utilización plural de técnicas e
instrumentos.
 Reconoce la triangulación de técnicas, instrumentos,
informantes y tiempo.
 Concibe la realidad como un todo.
 Posee una visión holística.
 Supone la implicación del investigador y de los
informantes.
 Destaca la importancia de las personas que exploran,
observan e indagan.
 Está impregnada de sentido crítico y reflexivo.
 Utiliza un lenguaje natural que no resta significado
a lo expuesto por los participantes.
 Une la teoría y la práctica.

Siguiendo a Rodríguez, Gil y García (ob.cit), se


consideran como fases de la etnografía las siguientes:
 Fase preparatoria:
 Fase reflexiva: Es la que permite determinar el centro
de interés a investigar. Se toma en cuenta la
experiencia del investigador y el contraste con otras
investigaciones o realidades. También es necesaria la
búsqueda de material bibliográfico sobre el tema para
conocer su situación actual, así como el estudio y
profundización sobre los diferentes paradigmas o
enfoques que permitirán el desarrollo de la
investigación.
 Fase de diseño: Tiene que ver con la definición del
campo de estudio, el marco conceptual, los enfoques,
instrumentos y técnicas.

El marco teórico comprende:


- Objeto de estudio.
- Método de investigación.
- Técnicas e instrumentos de selección de información.
- Análisis de la información.
- Triangulación.
- Procedimientos de consentimiento y aprobación.
 Fase de trabajo de campo.

Fase analítica: La obtención de información debe ser


simultánea con el análisis y valoración de los mismos
para así determinar el acopio de estos datos.
Una vez llegado este punto es necesaria la
categorización. Ésta atenderá a criterios temáticos que
permitan mayor variedad de categorías y, por lo tanto,
de datos.
Fase informativa: Esta fase supone la culminación de la
investigación y es resultado de las fases anteriores.
Presenta y difunde las conclusiones del estudio que
serán el soporte fiable y válido en el que se apoya la
interpretación y el conocimiento del fenómeno y la
situación estudiada.
En otro sentido, se puede resaltar que un estudio de
este tipo exige un compromiso con una manera de
concebir al mundo, a los problemas, a los fenómenos
sociales, al sujeto y al objeto susceptible de
investigación. Este compromiso que adquiere el
investigador lo sumerge en un mundo pleno de
interacciones y sentimientos en el cual interviene una
doble responsabilidad: por un lado participar
espontáneamente sin distorsionar la manera natural de
desenvolverse el grupo, y por otra, descubrir e
interpretar lo más fielmente posible la dinámica que
define significativamente el contexto de ese grupo en
particular. Todo este panorama de interacciones está
necesariamente afectado por elementos implícitos,
ocultos, no manifiestos.

Escenario de Investigación

El escenario de investigación es la comunidad


XXXXXXX, ubicada en XXXXXXXX.

Reseña histórica de la comunidad

Informantes claves
Los informantes claves serán cinco personas que
hacen vida en la comunidad antes mencionada.

Técnicas para recabar la Información


Durante el proceso de investigación cualitativa, el
investigador se convierte en el principal mecanismo
para recabar información y, a través de ella, pretende
reconstruir la realidad que es objeto de su estudio.
Sin embargo, puede recurrir a algunas técnicas que lo
ayudarán en su trabajo.

De acuerdo con Goetz y LeCompte (1988), las técnicas


de recolección de datos en las investigaciones
etnográficas se agrupan en dos categorías: métodos
interactivos y métodos no interactivos. En la presente
investigación se emplearon sólo métodos interactivos
como la observación y las entrevistas no estructuradas,
recogidas por medio de un artefacto (grabador).

Según Martínez (1994), la observación es la técnica


más usada por los etnógrafos para obtener información.
Consiste en detallar cómo se desarrollaron los
fenómenos, sin manipularlos ni modificarlos. En la
observación, el investigador selecciona un grupo humano
cualquiera (un pueblo, una familia, una escuela, un
aula de clases, entre otros y se dedica a observarlo
detenidamente.

Otra técnica utilizada fue la entrevista. Ésta


también tiene gran sintonía con la investigación
etnográfica (Martínez, ob.cit). En este caso, se adoptó
en forma de un diálogo coloquial o entrevista no
estructurada. Estas entrevistas tienen como
características principales ser flexibles y dinámicas.
Más que formular preguntas, el investigador hace que el
entrevistado hable libremente y, de ese modo, se podrán
identificar sus motivaciones, intenciones,
aspiraciones, conflictos y defensas expresados de forma
espontánea. Además, el entrevistador presenta los
aspectos que quiere explorar en la investigación,
agrupados en una serie de preguntas generales y en
forma de temas, elegidos previamente. El orden y
contenido de esos aspectos pueden ser alterados de
acuerdo con el proceso de la entrevista, y debe
permitirse que el sujeto aborde el tema como quiera y
durante el tiempo que desee.

El diario de campo consiste en el registro completo,


preciso y detallado de las observaciones y entrevistas
mediante notas de campo (Goetz y LeCompte, 1988).

En esta investigación, el diario de campo incluye


los acontecimientos y conversaciones, tanto como las
acciones, sentimientos, intuiciones o hipótesis de
trabajo de la investigadora/observadora. La
confiabilidad de los datos a registrar se aseguró a
través de triangulaciones y las entrevistas fueron
grabadas y aprobadas en su contenido transcrito por los
informantes.

Análisis de la información

A medida que se fue obteniendo la información, la


investigadora pasó a categorizarla de acuerdo con los
objetivos de la investigación.

Medina (1999), afirma que si el observar es un arte,


el preguntar y analizar es un oficio, el reconstruir y
captar las expresiones, los significados y comunicarlos
a otros es un trabajo artesanal.
Con la finalidad de garantizar la validez, a lo
largo de la investigación se realizaron varios tipos de
triangulación (Bisquerra, 1989).
Triangulación de fuentes: Por medio de la comparación
de la información registrada por los instrumentos
aplicados.
Triangulación teórica: A través de la utilización de
las perspectivas teóricas propuestas para alumbrar la
información aportada por la investigación.

Criterios de excelencia (Confiabilidad y validez)


Espinoza y Campos (2003), aluden a la credibilidad
como el valor de la verdad en la investigación. De
acuerdo con este planteamiento y con los de Ruiz
Olabuénaga (1996), se reflejaron los criterios de
credibilidad bajo el argumento que se explica a
continuación.

La confiabilidad tiene dos caras: una externa y otra


interna. La investigación tiene confiabilidad externa
cuando investigadores independientes, al estudiar una
realidad en tiempos o situaciones diferentes, concluyen
en los mismos resultados.

Este criterio no puede aplicarse a la investigación


etnográfica. Dada la complejidad de las realidades que
estudia, es imposible repetir o duplicar un estudio en
un sentido estricto. Por ello, para alcanzar un buen
nivel de confiabilidad externa en una investigación
etnográfica se aconseja (Goetz y LeCompte, 1988)
precisar el nivel y la posición asumida por el
investigador, identificar claramente a los informantes,
especificar el contexto físico, social e interpersonal
del escenario y precisar las técnicas o métodos de
recolección de datos de manera que otros investigadores
puedan servirse del reporte original para repetir el
estudio.
La confiabilidad interna, por su parte, consiste en
que varios observadores al estudiar la misma realidad
concuerden en sus conclusiones. Un alto nivel de
confiabilidad se puede lograr utilizando categorías
descriptivas lo más explícitas, concretas y precisas;
contando con un equipo de investigadores para
garantizar un equilibrio entre las observaciones, los
análisis y la interpretación; confirmando la
objetividad de los diarios de campo con la colaboración
de sujetos informantes y utilizando todos los medios
técnicos disponibles en la actualidad para conservar la
realidad observada: grabaciones de audio, fotografías,
etc (Goetz y LeCompte, ob.cit).

Para procurar la confianza y credibilidad de esta


investigación se realizará un registro completo y
preciso de las observaciones y las entrevistas. Como ya
se mencionó participaron integrantes de la comunidad
xxxx como informantes claves para contratar sus
observaciones con la información registrada por la
investigadora.
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