Abandono Del Hogar Conyugal

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 16

 

  Sentencia: 00079
Expediente: 13-000687-
1146-FA   
Fecha: 27/01/2014   Hora:
02:30:00 p.m. 
Emitido por: Tribunal de
Familia

 
Contenido de interés 1

 
Tipo de contenido de interés:  Voto de mayoría
Rama del Derecho: DERECHO DE FAMILIA
Redactor del texto de origen: Randall Esquivel Quirós

Temas
   Subtemas (Restrictores)
(Descriptores)
 Abandono voluntario  Salida del hogar por situaciones de
y malicioso    agresión no constituye causal para
separación judicial
 Abandono del hogar  Salida del hogar por situaciones de
conyugal    agresión no constituye causal para
separación judicial
 Separación judicial  Salida del hogar por situaciones de
por abandono
  
agresión no constituye causal
 Separación judicial  Salida del hogar por situaciones de
  
agresión no constituye causal
 Violencia doméstica  Salida del hogar por situaciones de
   agresión no constituye causal para
separación judicial

Voto de mayoría
   Documentos relacionados: Citas de Jurisprudencia

“QUINTO: SOBRE LA SEPARACIÓN JUDICIAL: El actor solicitó que se


decretara la separación judicial con base en la causal de abandono voluntario y
malicioso del hogar. Como se destacó suprala esposa contestó negativamente la
demanda y aunque aceptó haber salido del hogar rechazó haber incurrido en esa
causal, adujo, en síntesis, que tuvo que salir del hogar porque la convivencia se tornó
insoportable para su dignidad como persona y mujer ante las conductas sexuales
irrespetuosas de su marido. Es oportuno tener presente el cambio en la forma de
analizar esta causal que se ha presentado desde hace más de una década por parte de
este Tribunal, con distintas integraciones:

“ V  .-

Luego de las premisas anteriores, corresponde ingresar en el caso concreto


respecto del cual se ha señalado que se ha invertido la carga de la prueba, lo
cual no necesariamente implica una infracción jurídica como ya lo hemos visto,
salvo que se conculque la sana crítica y lo razonable. Ahora bien, en cuanto a
la causal de abandono voluntario y malicioso del hogar, señala la doctrina,
que el abandono consiste en la supresión de la vida en común –sea mediante el
alejamiento de un cónyuge, la expulsión del otro del hogar, o el hecho de no
permitirle la entrada- con la voluntaria e injustificada sustracción de los deberes
y cargas resultantes del matrimonio, en especial los deberes de cohabitación y
asistencia; todo ello, sin mediar acuerdo entre los cónyuges. Se
supone voluntario, cuando no ha sido determinado por causas atendibles y
ajenas a la voluntad de quien lo comete. Es malicioso, cuando se realiza con el
deliberado propósito, de sustraerse al cumplimiento de los deberes
matrimoniales. Tradicionalmente la jurisprudencia ha sostenido que quien
demanda con fundamento en esa causal, no se encuentra obligado a demostrar,
que el abandono del cual ha sido víctima, ha sido voluntario y malicioso; que
basta con probar el simple abandono, para que éste se presuma voluntario y
malicioso; e incumbe al cónyuge que se aleja, acreditar que tuvo causas
legítimas y valederas, para adoptar esa actitud. Ello, por cuanto, la voluntariedad
y malicia del alejamiento, son cuestiones subjetivas e imposibles de probar, que
surgen de la inexistencia de una razón para dejar al cónyuge. VI.-
Resulta muy importante releer esa situación del abandono voluntario del
hogar, conforme con lo dicho, y de acuerdo con la realidad social de este
tiempo en que ha de ser aplicada. Aquella prueba sórdida de una salida del
hogar ajena a las circunstancias que rodearon la vida de la pareja no es
conforme con el sustrato de derechos humanos que tiene el derecho de
familia, es decir, como un derecho que pretende la realización de las
personas en pareja y que no las obliga a situaciones contrarias a su
integridad y dignidad. Realmente no es admisible, o mejor dicho suficiente,
una prueba del abandono sin que aborde las condiciones de vida de la pareja y
las circunstancias en que se dio la salida de la casa, e incluso lo sucedido
después. En ello, han de hacer prueba ambas partes, para que el Juzgador que
vaya a decretar la separación judicial por esta causal que implica culpabilidad, y
consecuente pérdida de alimentos, quede claro que la norma no está siendo
utilizada abusivamente. No se trata tampoco de exigir pruebas imposibles, pero
que sí quede claro el asunto. Entonces, ante la ausencia o defecto de prueba en
los aspectos sustanciales de la causal, las consecuencias ha de asumirlas la parte
que planteó la demanda”. ( destacado suplido, ver, entre otros, Voto No. 707-
04. TRIBUNAL DE FAMILIA.-
San José, a las ocho horas veinte minutos del veintinueve de abril del dos mil
cuatro).-

Se ha acreditado que la señora A. recibió atención psicológica en la oficina


Municipal de la Mujer de Montes de Oca "por agresión emocional y sexual que ella
manifiesta haber vivido durante el tiempo de la convivencia" (folio 26), además el
informe social elaborado por la oficina regional del INAMU confirmó esa situación:
"Por la afectación a causa de los abusos sexuales y violencia emocional que
enfrentó la señora A. recibirá atención...se observa llorosa, dolida por la situación
que pasó" (folio 28), lo que brinda elementos suficientes para sostener que su salida
del hogar pese a ser voluntaria no fue maliciosa porque obviamente ella no tenía que
mantenerse en esas condiciones en el hogar familiar, estaba en todo su derecho de
proteger su dignidad y romper la convivencia.”

Clasificación elaborada por el Digesto de Jurisprudencia del Poder Judicial. Prohibida su


reproducción y/o distribución en forma onerosa.
Tomado del Sistema Costarricense de Información Jurídica el: 31/7/2018 09:43:31 p.m.

   Sentencia: 01679
Expediente: 06-001393-
0165-FA   
Fecha: 17/09/2008   Hora:
04:30:00 p.m. 
Emitido por: Tribunal de
Familia

 
Contenido de interés 1

 
Tipo de contenido de interés:  Voto de mayoría
Rama del Derecho: DERECHO DE FAMILIA
Redactor del texto de origen: Diego Benavides Santos

Temas
   Subtemas (Restrictores)
(Descriptores)
 Separación de hecho  Concepto, características y diferencia
con el abandono
  
 Preeminencia del aspecto intencional
sobre el físico o material
 Divorcio  Definiciones y características de la
  
separación de hecho
 Abandono del hogar  Concepto y distinción con separación
conyugal
  
de hecho
Voto de mayoría
   Documentos relacionados: Citas de Legislación y Doctrina   Citas de
Jurisprudencia

“IV.-

SOBRE LA SEPARACIÓN DE HECHO COMO CAUSAL DE DIVORCIO: Este


asunto trata del planteamiento de un divorcio por separación de hecho. Es
importante entonces profundizar en el verdadero sentido del deber de
comunidad de vida o vida en común, y la correlativa causal de
separación de hecho. La Sala Segunda de la Corte Suprema de Justicia ha
explorado las siguientes definiciones:

“es necesario definir qué se entiende por separación de hecho. De acuerdo


con ZANNONI, la separación de hecho de los cónyuges, se produce por el abandono
de hecho del hogar, por parte de uno de ellos, o por la decisión común, de vivir, en
adelante, separados, sin que medie un juicio de divorcio. Puede suceder que,
solamente uno de ellos, haga abandono de la cohabitación; o bien que, ambos,
resuelvan separarse, de común acuerdo. (Ver, ZANNONI, Eduardo. Derecho Civil.
Derecho de Familia, Tomo I, 2° edición, EditorialAstrea, Buenos Aires, 1989, p. 591
y siguientes). Para MORELLO, la separación de hecho “ es la situación en que se
encuentran los cónyuges, que sin previa decisión jurisdiccional quiebran el deber de
cohabitación en forma permanente, sin que causa justificada alguna lo imponga y ya
sea por voluntad de uno o de ambos esposos.” (MORELLO, Augusto,
en: Enciclopedia Jurídica Omeba, Tomo XXV, Driskill S.A., 1986, p. 410). Las
características principales de la separación de hecho son: que, los esposos vivan
separados; que, esa separación, sea permanente; y, que no exista un pronunciamiento
jurisdiccional anterior, que haya impuesto el cese de la convivencia. Su distinción
con el abandono, estriba básicamente, en que, “… la separación de hecho
propiamente dicha es aquella en que los cónyuges por mutuo acuerdo deciden
explícita o implícitamente mantenerse separados, mientras que el abandono de hecho,
presupone siempre ausencia de un acuerdo y la conducta específica de uno de los
esposos de dejar voluntaria y unilateralmente la vivienda común.” (ibíd, p. 411)”
(Voto 2001-595 de la Sala Segunda de la Corte Suprema de Justicia

También se ha desarrollado lo siguiente respecto de la causal en nuestro país:


“...III.-

Por Ley N° 7532, de 8 de agosto de 1995, publicada en La Gaceta N° 162, del 28


siguiente, se adicionó un inciso al artículo 48 del Código de Familia, que prevé,
como causal de divorcio, “8) La separación de hecho por un término no menor de
tres años.” Se incluyó así, en la legislación costarricense, un motivo de disolución
del vínculo matrimonial que se agrupa dentro de los denominados, por la
doctrina, como objetivos y que da lugar al divorcio-remedio, opuesto al divorcio-
sanción. El mutuo consentimiento (inciso 7) y la ausencia (inciso 6) son,
también, causales de esa misma naturaleza. Para los efectos puramente
extintivos, en ellas no interesa si la ruptura de hecho de la unión conyugal
obedece a una falta, imputable al esposo o a la esposa, o si, por el contrario, es
provocada por un acaecimiento fortuito. La causal de comentario se configura
con la simple ruptura de la vida en común, verificada en la realidad y prolongada
durante al menos tres años. Lo importante es la separación de hecho en esas
condiciones y es indiferente y jurídicamente irrelevante determinar las razones o
motivos que la originan.

IV.-

Es cierto que el abandono voluntario y malicioso que el o la cónyuge haga de la


otra o del otro constituye una conducta antijurídica, que puede tener diversas
consecuencias, una de las cuales es la declaratoria de separación judicial -
artículo 58, inciso 2), del Código de Familia-. Sin embargo, a partir de la reforma
del Código de Familia, antes mencionada, sin duda, los legisladores y las
legisladoras costarricenses optaron por reconocerle plenos efectos jurídicos
extintivos al simple hecho de la separación conyugal por un período de tres años.
Nótese que no la sujetaron a ninguna otra condición. Con ello no se pretendió
premiar a quien podría ser catalogado como responsable de la ruptura, por
haberse ido de la casa, por ejemplo, sino regularizar o legalizar una situación
fáctica de total ineficacia de un acto jurídico –el matrimonio-, que afecta el
estado civil. De ese modo, se excluyó del arbitrio de la persona inocente, la
decisión de mantenerse o no vinculada, de derecho, a la culpable y se les
reconoció, a ambas, su derecho a liberarse del vínculo, una vez transcurrido el
tiempo mínimo establecido. Por eso mismo, la causal invocada por el actor en
este caso, no requiere ninguna manifestación de conformidad de la esposa. Por
consiguiente, en Costa Rica, la disolución del vínculo matrimonial que, en la
realidad, no surte sus efectos propios durante más de tres años, al margen de
quien tenga la culpa de ello, es, ahora, un asunto de interés público, sujeto,
solamente, a la instancia de cualquiera de las partes. Se tutela, entonces, la
libertad de estado, por razones de seguridad jurídica, en detrimento del eventual
interés de uno de los cónyuges de permanecer casado/a....” (Ver votos de la
Sala Segunda de la Corte Suprema de Justicia números 99-183 de las catorce
horas del catorce de julio de mil novecientos noventa y nueve y 2003-630 de las
nueve horas cuarenta minutos del treinta y uno de octubre del dos mil tres)

Es importante decir que el artículo 11 del Código de Familia señala que el


matrimonio tiene por objeto la vida en común y el mutuo auxilio. La separación de
hecho es la cesación de esa vida en común, caracterizada por una situación sustancial
como lo es no vivir juntos, y por una circunstancia de índole subjetiva como lo es no
querer vivir juntos. La circunstancia subjetiva pesa al grado de que tal vez los
cónyuges no viven en la misma casa o incluso en el mismo cuarto no obstante, sí se
comparte la vida con el otro. Pero puede ocurrir al contrario, que sí se comparte el
techo, pero no se comparte la vida. La ruptura de la relación personal, implica la
ruptura de la comunidad de vida. Un autor señala:

“Para elaborar un adecuado concepto de este deber matrimonial es preciso señalar


que no alude exclusivamente al aspecto físico de la residencia en una misma casa;
éste es el elemento esencial del deber de convivencia, pero también hay que tener en
cuenta el aspecto espiritual o intencional, que hace a la plena comunidad de vida
entre los esposos. Esto significa que aunque los esposos convivan en la misma casa,
si mantienen dormitorios separados, por ejemplo, no están cumpliendo con el deber
de convivencia, porque se están sustrayendo a la plena comunidad de vida que el
matrimonio significa; de allí que algunos autores señalen que el débito conyugal se
encuentra incluido en el deber de cohabitación. Por el contrario, cuando
circunstancialmente residen en distintos domicilios pero mantienen una voluntad de
convivir, no están violando este deber matrimonial, porque el elemento intencional
subsiste...” (Azpiri, Jorge A.: Derecho de Familia, Hamurabi, Buenos Aires, 2000, p.
132-133)

Si bien esta cita tiene sus imprecisiones nos permite destacar la preminencia del
aspecto intencional o psicoemocional sobre el físico o material. Si existe una
intencionalidad de mantener una relación personal aún cuando medie distancia, la
separación de hecho no existe. Si existe una inmediación física entre la pareja
pero no existe esa comunidad en el aspecto personal, la separación de hecho se
configura. Y qué decir cuando al distanciamiento personal se une el
distanciamiento físico. La permanencia de ese distanciamiento en el aspecto personal
en el tiempo, por un plazo que el legislador ha determinado en tres años, es lo que da
pie a que se decrete la disolución del vínculo matrimonial. Esta causal que es de
naturaleza objetiva o remedio, prescinde del aspecto de la culpabilidad para centrarse
en que la persistencia de la separación implica la ruptura de la comunidad de vida, y
que por un plazo como el dicho apareja la sinrazón de la empresa matrimonial, y que
por ende ha de darse a ambos cónyuges la posibilidad de pedir la disolución del
vínculo matrimonial, con independencia de un reproche que implique una sanción
como sería la pérdida de alimentos, sino simple y objetivamente como una solución
legal a la realidad familiar.

En el caso que aquí se plantea se ha alegado esa separación de hecho por más de tres
años. La autoridad de primera instancia ha tenido por configurada dicha causal.
Contra ello se muestra inconforme la parte apelante. El Tribunal revisa los elementos
que existen en el proceso, y los interpreta conforme con el artículo 8 del Código de
Familia, es decir libremente sin sujeción a las normas del derecho común, y
encuentra una realidad, esa separación de hecho está configurada y consolidada.
Vemos como en la demanda en el hecho 3 primero se planteó que esa separación de
hecho es desde mayo del dos mil dos, la accionada contestó que se separaron el trece
de julio del dos mil cinco. Vemos los otros elementos y tenemos a folios 35 a 42 que
hubo un trámite de violencia doméstica en junio del dos mil tres. Ahora bien, en la
confesional la parte demandada dice "Es cierto, mi esposo y yo nos separamos en el
dos mil tres, luego nos reconciliamos y luego mi esposo y yo nos separamos en el dos
mil cinco, desde entonces no nos reconciliamos más." Ahora bien, a juicio del
Tribunal y con vista del conflicto familiar planteado donde se nota una consolidación
de la separación de hecho durante el mismo proceso, en la cual hay pruebas de la
separación del dos mil tres y no de la reconciliación posterior, la autoridad de primera
instancia hace bien en tener por configurada la causal y consecuentemente se decreta
el divorcio, máxime que como veremos, las diferencias de fechas en las diferentes
perspectivas de las partes no inciden en el tema patrimonial. Por ello, en ese aspecto
debe mantenerse lo decidido.”

Clasificación elaborada por el Digesto de Jurisprudencia del Poder Judicial. Prohibida su


reproducción y/o distribución en forma onerosa.
Tomado del Sistema Costarricense de Información Jurídica el: 31/7/2018 09:43:45 p.m.
   Sentencia: 01886
Expediente: 96-401676-
0187-FA   
Fecha: 20/12/2001   Hora:
09:00:00 a.m. 
Emitido por: Tribunal de
Familia

 
Contenido de interés 1

 
Tipo de contenido de interés:  Voto de mayoría
Rama del Derecho: DERECHO DE FAMILIA
Redactor del texto de origen: Olga Marta Muñoz González

Temas (Descriptores)    Subtemas (Restrictores)


 Separación de hecho  Concepto, características y distinción
  
con el abandono
 Abandono del hogar  Concepto y distinción con separación
conyugal
  
de hecho

Voto de mayoría
   Documentos relacionados: Citas de Legislación y Doctrina   Citas de
Jurisprudencia

"CUARTO: Los efectos jurídicos de un determinado hecho están condicionados a la


existencia legal del hecho alegado, mediante la comprobación fáctica del
presupuesto normativo establecido por el legislador. La separación de hecho, como
causal de divorcio, ha sido definida de la siguiente manera: “De acuerdo con
ZANNONI, la separación de hecho de los cónyuges, se produce por el abandono de
hecho del hogar, por parte de uno de ellos, o por la decisión común, de vivir, en
adelante, separados, sin que medie un juicio de divorcio. Puede suceder que,
solamente uno de ellos, haga abandono de la cohabitación; o bien que, ambos,
resuelvan separarse, de común acuerdo. (Ver, ZANNONI, Eduardo. Derecho Civil.
Derecho de Familia, Tomo I, 2° edición, Editorial Astrea, Buenos Aires, 1989, p. 591
y siguientes). Para MORELLO, la separación de hecho “es la situación en que se
encuentran los cónyuges, que sin previa decisión jurisdiccional quiebran el deber de
cohabitación en forma permanente, sin que causa justificada alguna lo imponga y ya
sea por voluntad de uno o de ambos esposos.” (MORELLO, Augusto,
en Enciclopedia Jurídica Omeba, Tomo XXV, Driskill S.A., 1986, p. 410). Las
características principales de la separación de hecho son: que, los esposos vivan
separados; que, en separación, sea permanente; y, que no exista un pronunciamiento
jurisdiccional anterior, que haya impuesto el cese de la convivencia. Su distinción
con el abandono, estriba básicamente, en que, “...la separación de
hecho propiamente dicha es aquella en que los cónyuges por mutuo acuerdo deciden
explícita o implícitamente mantenerse separados, mientras que el abandono de
hecho, presupone siempre ausencia de un acuerdo y la conducta específica de uno
de los esposos de dejar voluntaria y unilateralmente la vivienda común.” (ibid, p.
411)” (Voto 595-2001 de las nueve horas cincuenta minutos del tres de octubre del
dos mil uno de la Sala Segunda de la Corte Suprema de Justicia). Por su parte, el
autor Gerardo Trejos Salas refiere lo siguiente: “La separación de hecho es la
interrupción o ruptura, temporal o definitiva, por voluntad conjunta, de la comunidad
de vida que el artículo 34 del Código de Familia impone a los cónyuges, sin que se
haya declarado el divorcio o la separación judicial...” (ver TREJOS SALAS,
Gerardo. Derecho de Familia Costarricense, Tomo I, Editorial Juricentro, Primera
Edición, 1990)."

Clasificación elaborada por el Digesto de Jurisprudencia del Poder Judicial. Prohibida su reproducción y/o distribución en

forma onerosa.

Tomado del Sistema Costarricense de Información Jurídica el: 31/7/2018 09:44:00 p.m.

   Sentencia: 00595
Expediente: 97-400493-
0338-FA   
Fecha: 03/10/2001   Hora:
09:50:00 a.m. 
Emitido por: Sala Segunda
de la Corte

 
Contenido de interés 3

 
Tipo de contenido de interés:  Voto de mayoría
Rama del Derecho: DERECHO DE FAMILIA
Redactor del texto de origen: Alvaro Fernández Silva

Temas
   Subtemas (Restrictores)
(Descriptores)
 Separación de  Concepto, características y distinción con
hecho el abandono
 Inexistencia cuando la convivencia
   marital se da únicamente los fines de
semana
 Bienes adquiridos durante ese lapso de
tiempo constituyen gananciales
 Abandono del  Concepto y distinción con separación de
hogar conyugal
  
hecho
 Bienes gananciales  Cónyuges que conviven únicamente los
fines de semana
    Bienes adquiridos durante ese lapso de
tiempo los constituyen al no existir
separación de hecho

Voto de mayoría
   Documentos relacionados: Citas de Legislación y Doctrina   Citas de
Jurisprudencia

"VII.-

ACERCA DE LA SEPARACIÓN DE HECHO.-


A lo largo del proceso, se ha disputado el momento a partir del cual inició,
realmente, la separación de hecho; dado que ello incidirá en la participación de
cada cónyuge, en la mitad del valor neto de los bienes gananciales, constatados
en el patrimonio del otro.- De la prueba testimonial evacuada en los autos, se
obtiene que, inicialmente, las partes establecieron su domicilio en Cartago y,
luego, se trasladaron a Guápiles de Pococí. Allí vivieron, hasta julio de 1992;
tiempo en que, la actora se devolvió a Cartago, junto con los hijos del
matrimonio. Durante la semana, el demandado permanecía en Guápiles, al
cuidado de los negocios familiares, y los fines de semana, se iba a Cartago, y
compartía en familia, con su esposa e hijos. Esa situación perduró,
aproximadamente, hasta mediados de 1995.-Ahora bien, antes de realizar el
análisis de la respectiva prueba, es necesario definir qué se entiende por
separación de hecho. De acuerdo con ZANNONI, la separación de hecho de los
cónyuges, se produce por el abandono de hecho del hogar, por parte de uno de
ellos, o por la decisión común, de vivir, en adelante, separados, sin que medie un
juicio de divorcio Puede suceder que, solamente uno de ellos, haga abandono de
la cohabitación; o bien que, ambos, resuelvan separarse, de común acuerdo.
(Ver, ZANNONI, Eduardo. Derecho Civil. Derecho de Familia, Tomo I, 2° edición,
Editorial Astrea, Buenos Aires, 1989, p. 591 y siguientes). Para MORELLO, la
separación de hecho “es la situación en que se encuentran los cónyuges, que sin
previa decisión jurisdiccional quiebran el deber de cohabitación en forma
permanente, sin que causa justificada alguna lo imponga y ya sea por voluntad
de uno o de ambos esposos. ” (MORELLO, Augusto, en: Enciclopedia Jurídica
Omeba, Tomo XXV, Driskill S. A. , 1986, p. 410). Las características principales
de la separación de hecho son: que, los esposos vivan separados; que, esa
separación, sea permanente; y, que no exista un pronunciamiento jurisdiccional
anterior, que haya impuesto el cese de la convivencia. Su distinción con el
abandono, estriba básicamente, en que, “… la separación de
hecho propiamente dicha es aquella en que los cónyuges por mutuo acuerdo
deciden explícita o implícitamente mantenerse separados, mientras que
el abandono de hecho, presupone siempre ausencia de un acuerdo y la
conducta específica de uno de los esposos de dejar voluntaria y unilateralmente
la vivienda común. ” (ibíd, p. 411).-
VIII.- TIPO DE CONVIVENCIA QUE INICIALMENTE MANTUVIERON LAS
PARTES Y SU POSTERIOR SEPARACIÓN.-El cambio de residencia de la
señora González Carmona y sus hijos, pudo obedecer a varias razones. Ya con
anterioridad, su esposo, el demandado Castillo Gómez, le era manifiestamente
infiel (ver declaraciones de Luis Roberto Chaves Morales, a folio 63 frente; y, de
Marjorie Martínez, a folio 63 vuelto); no obstante, continuaron conviviendo como
pareja. Otro elemento, es que, la actora y el demandado, acordaron que, la
primera se instalara, junto con sus hijos, en la casa de su suegra, en Cartago .
En su demanda, doña María manifestó que su ida hacia allá, obedeció a un
convenio con su marido, para que él arreglara tan enojoso asunto y tomara una
decisión sobre la situación del adulterio (ver folio 10 vuelto). Ese punto específico
tampoco fue rebatido, en el proceso, por el señor Castillo. Al poco tiempo de
haberse trasladado a Cartago, doña María, junto con su esposo, gestionaron la
venta de la casa en Guápiles; el testigo Carlos Luis Elizondo Prado, quien le
vendía madera al demandado, la compró (ver declaración de folio 62 vuelto).
Más adelante, las partes adquirieron un lote en la propia provincia de Cartago,
que fue inscrito a nombre de doña María. Allí, el demandado, construyó una
casa, para la actora y sus hijos comunes (ver su manifestación, a folio 27).- A lo
largo del proceso, la señora González Carmona, ha sostenido la tesis, de que,
pese a tener un domicilio distinto, de lunes a viernes, en los fines de semana, el
demandado se trasladaba a Cartago y, todos, en la misma casa, convivían como
familia; tanto el demandado y sus hijos, como las partes entre sí. En ese
período, según lo sostiene doña María, el demandado debía decidir, si terminaba
con sus relaciones adúlteras, y, entonces, se quedaría habitando,
permanentemente, en Cartago. De forma similar, lo entendió el menor Henry
Castillo González, quien expresó (folio 143 y siguientes), que, al trasladarse a
Cartago, sus padres le dijeron que también su progenitor se iría para allá, una
vez que vendiera el aserradero. El demandado, por el contrario, ha venido
sosteniendo que, una vez que la actora se fue de Guápiles, se separaron de
forma definitiva, y que él nunca tuvo la intención de reiniciar la convivencia, con
su esposa. Sin embargo, no aporta al juicio, elemento alguno, que sirva para
acreditarlo así.-
IX.-
De la prueba que consta en los autos, queda claro que, el distanciamiento de las
partes, fue en realidad un proceso progresivo, con normales altibajos.
Inicialmente, el señor Castillo acudía con frecuencia, los fines de semana, a
visitar a su esposa e hijos, de Guápiles a Cartago. Pero los días transcurrieron,
sin que tomara alguna decisión definitiva, respecto de su situación gravemente
ilegítima. No se trasladó a Cartago, y tampoco se distanció, en forma definitiva,
de su familia; a pesar de que las relaciones que mantenía con una señora de
nombre Márjorie Martínez Aráuz, comenzaron a ser públicas. En relación con la
actora, fue a partir de julio de 1995, que se logró definir el distanciamiento del
señor Castillo, como una verdadera separación de hecho. Lo anterior, encuentra
respaldo en la prueba testimonial, como a continuación se indica. La testigo Xinia
María Patricia Vargas Corrales, sobrina de doña María, en su declaración, al folio
61 frente, asegura que conocía la situación de las partes, porque las visitaba con
frecuencia. Vio como prosperaron económicamente, conoció las razones del
traslado a Cartago y se mantuvo siempre en contacto, especialmente con su tía,
la actora. Indica que, la decisión de regresar a Cartago, tanto de parte del señor
Castillo, como de doña María, tenía por objeto facilitar la superación de los hijos
y, a la vez, beneficiarse de la cercanía de la familia de don José Miguel. Según
refiere la testigo, fue el mismo don José Miguel, quien le pidió a la accionante,
que se instalara donde su madre (suegra de doña María); y, después, le
construyó una casa. Agregó la testigo que, en los fines de semana, el
demandado visitaba a su esposa e hijos, y que la relación era normal. Por su
parte, la deponente Damaris Vargas Corrales, al folio 61 vuelto, también sobrina
de la actora, narra acerca del trabajo y de la prosperidad que alcanzaron las
partes, en Guápiles; lo cual le consta porque solía visitarlos, y quedarse con
ellos, por algunas temporadas; asimismo le consta que, posteriormente,
acordaron irse a vivir a Cartago y que él le hizo una casa, y dijo que también se
iría para Cartago, una vez arreglados sus negocios. Los últimos hechos le
constan, por los comentarios de la propia doña María. Con ellos, le hacía ver que,
en un futuro, esperaba que su marido se trasladara definitivamente para
Cartago. La testigo, sin indicar el momento aproximado en el tiempo, refiere que
don José Miguel visitaba a la actora e hijos, en Cartago. Dice haberlo visto en el
carro, mas no precisa cuándo. Finalmente, agrega que, la actora, nunca le
comentó que su esposo le fuera infiel.- Respecto de los testimonios anteriores,
reclama el recurrente que, los hechos narrados, les constan a las deponentes,
únicamente por referencia de la actora; se refiere a las supuestas visitas hechas
a la actora. Pero no aportó prueba, oportunamente, que le sirva de fundamento
a su dicho. Los testimonios en mención, resultan válidos, especialmente en
cuanto describen la actitud con que, la actora, se refería al demandado, y su
propia visión acerca de los hechos que se estaban dando; que, en alguna
medida, eran reflejo de la forma anómala en que se desenvolvía su relación
marital con el demandado. El menor Henry Castillo González, hijo de las partes,
declaró, en 1999, que sus padres viven separados, aproximadamente desde hace
dos años y medio. Que, con anterioridad, su padre llegaba los fines de semana a
la casa, ya el sábado o ya el domingo, y que se quedaba a dormir hasta el día
siguiente, unas veces sí y otras no. Indica que, hace 2 años (aproximadamente
en 1996), su hermano José, se fue a trabajar con el demandado; quien, para ese
entonces, dejó de venir los fines de semana, y solamente los visitaba los
domingos. Con lo anterior deja ver que se dio un distanciamiento mayor, entre
las partes; quienes, con anterioridad, se continuaron relacionando con
normalidad; a pesar de la distancia entre Guápiles y Cartago. En los tiempos en
que su padre los visitaba, durante los fines de semana, indica el menor que, la
mayoría de las veces, su padre dormía en la misma habitación con su madre; y
que, algunas veces, “se acostaba en la cama de nosotros y allí se dormía ” Fue,
entonces, a partir de 1995, a mediados de año, según indica el menor, que sus
padres se distanciaron, pues ya no dormían en la misma habitación. Manifiesta
que, algunas veces, su padre se iba a quedar a la casa de ellos, y que dormían
en cuartos separados; y luego, agrega, que, su hermano mayor, se dio cuenta de
la relación entre su padre y Marjorie, cuando entre mediados del año 95 y del 96,
se fue a trabajar, con él, a Guápiles de Pococí.- [...]Es posible que, en la relación
de las partes, existieran altibajos; como es lo normal. Para los efectos que
interesan, un distanciamiento entre las partes, seguido de una reconciliación, no
encaja dentro del supuesto estudiado, de separación de hecho, por no existir
continuidad en el tiempo. En razón de lo dicho, no existe la alegada violación, del
artículo 341 del Código Procesal Civil, como lo pretende el recurrente.- De lo
analizado, hasta el momento, resulta evidente que, antes de julio de 1995, las
partes no tenían claro el panorama, respecto de su vida de pareja, y por ello se
continuaron relacionando. En consecuencia, mal haría esta Sala, en atribuirles el
que, con anterioridad, hubieran ya tomado una decisión definitiva; lo cual, en
todo caso, tampoco se demostró. No procede forzar los hechos, tal y como lo
pretende la parte demandada, a fin de darle crédito a una separación que no se
dio, sino con posterioridad a julio de 1995, tiempo a partir del cual, las partes
efectivamente ya no retomaron la vida en común.- Ante la disconformidad de la
recurrente, respecto de la prueba testimonial, tanto del menor Henry, como de
las dos sobrinas de doña María, por el parentesco existente, debe resaltarse que,
en materia de familia, es lo usual, que sean los propios parientes y los allegados
más cercanos a las partes, quienes, en las diversas situaciones y múltiples
problemáticas familiares, muestren un mayor conocimiento sobre lo acontecido,
o de las vivencias de sus familiares, las cuales, con frecuencia, no es normal que
trasciendan a terceros; vecinos o no. Por ello, es lógico y necesario que, los
parientes y allegados de las partes, concurran válidamente al proceso, y que no
queden, por esa sola razón, legalmente descalificados, o convertidos en testigos
poco confiables; dado de que de lo que se trata es de establecer la verdad real
de lo sucedido.-
XI.- Don José Miguel indicó, que dejó de relacionarse, con su esposa, desde el
mismo momento en que ella se trasladó a Cartago, y que, a partir de allí, su
única compañera fue la indicada señora Marjorie Martínez Aráuz (ver folio 27 y
siguientes). En realidad, mientras llevaba una vida de familia, sólo
aparentemente normal, junto con su esposa e hijos, en Guápiles, mantenía
relaciones adúlteras con dicha señora; en consecuencia, ilegítimamente llevó una
doble vida, con anterioridad al traslado de la actora hacia Cartago; y, también,
con posterioridad; esperando, en vano, que ello no le acarreara ningún efecto
negativo, personal, sentimental y patrimonialmente hablando. El
comportamiento del demandado respecto de doña María, a partir del traslado,
siguió siendo tan gravemente ambiguo como antes; pues su problema básico
consistió en no poder desligarse sentimentalmente, ni de la señora Martínez
Aráuz. En cuanto a la primera, como ya se dijo con anterioridad, requirió de un
proceso largo, que fue evolucionando en el tiempo, en el que, además, parte de
la iniciativa la tuvo su esposa. El testigo Luis Roberto Chaves Morales, quien
trabajó para el demandado, en su taller, de 1991 hasta 1994 (con una
interrupción de 5 meses, en 1992), vivió en la misma casa de las partes, en
Guápiles e hizo puertas y closets para la casa nueva de Cartago. Tenía
conocimiento de que, el demandado, desde hacía mucho tiempo, frecuentaba a
Martínez Aráuz, clandestinamente, e informó que, a partir del traslado de doña
María, a Cartago, esa relación, devino entonces en oficial (ver folio 63). Por su
parte, Marjorie Martínez Aráuz, a folio 63 vuelto, manifestó que mantiene una
relación estable, con el demandado, desde el momento en que la actora se
trasladó a Cartago. Aclara que no viven bajo el mismo techo: “…unas veces él se
queda en la casa, y otras, yo voy donde él; tenemos un niño de 10 años.
” Interpreta que, la actora, se fue para Cartago, por la relación que ellos
mantenían. [...] En virtud de lo analizado, al no haberse dado quebranto alguno
en la interpretación ni en la valoración de las pruebas, así como tampoco una
infracción a los artículos 58 y 41 del Código de Familia, ni 330, 331 y 341 del
Código Procesal Civil; los bienes adquiridos durante el cuestionado período de
1992 a 1995, constituyen válida y jurídicamente gananciales, y deben
distribuirse tal y como ya lo determinó el Ad-quem.-

Clasificación elaborada por el Digesto de Jurisprudencia del Poder Judicial. Prohibida su


reproducción y/o distribución en forma onerosa.
Tomado del Sistema Costarricense de Información Jurídica el: 31/7/2018 09:44:18 p.m.

   Sentencia: 00077
Expediente: 96-000297-
0005-CI   
Fecha: 23/04/1997   Hora:
03:40:00 p.m. 
Emitido por: Sala Segunda
de la Corte

 
Contenido de interés 1

 
Tipo de contenido de interés:  Voto de mayoría
Rama del Derecho: DERECHO DE FAMILIA
Redactor del texto de origen: Jorge Hernán Rojas Sánchez

Temas (Descriptores)    Subtemas (Restrictores)


 Separación judicial por  Padrastro que no deja ingresar al
ofensas graves
  
hogar hija y nieto de cónyuge
 Abandono del hogar  Padrastro que no deja ingresar al
conyugal hogar hija y nieto de cónyuge
  
 Justificación por constituir ofensa
grave
 Hogar conyugal  Padrastro que no deja ingresar al
hogar hija y nieto de cónyuge
  
 Configuración de ofensa grave
justifica el abandono

Voto de mayoría
   Documentos relacionados: Citas de Legislación y Doctrina   

"II.-

Como primer alegato, indica el actor que, el Tribunal, incurrió en error, al no


tener por acreditado el abandono voluntario y malicioso del hogar de la
demandada. En principio, debe partirse de la presunción de que el deber de
cohabitación subsiste entre los cónyuges y que quien lo incumpla, incurrirá
objetivamente en el abandono, salvo que acredite la existencia de alguna causal
que haga realmente imposible esa cohabitación. Bajo esta línea de pensamiento,
la demandada arguye como causales de separación judicial y, a su vez,
justificantes del abandono del domicilio conyugal, las ofensas graves cometidas
en su contra y la sevicia en perjuicio de sus hijos. El Ad-quem tuvo por
demostrada esta primera causal, considerando que la conducta desplegada por el
actor, en relación con una hija de su esposa, puede calificarse como ofensa
grave; pronunciamiento que es avalado por la Sala, por las razones que a
continuación se expondrán. III.- Se entiende por ofensa grave, toda especie de
actos, intencionales, ejecutados de palabra, por escrito o por hechos, que
constituyan una ofensa para el cónyuge, ataquen su honor, su reputación o su
dignidad, hiriendo sus justas susceptibilidades. (Sobre el tema ver BELLUSCIO.
Augusto César. "Derecho de Familia". Tomo III. Ediciones Depalma. Buenos
Aires, Argentina). Para que una ofensa sea calificada como grave, hay que
analizar su trascendencia e intensidad, siendo en algunos casos, la continuidad
de hechos aparentemente menos graves, pero siempre desagradables y que
causan la angustia de una vida menoscabada e insoportable, hasta imposibilitarle
al cónyuge ofendido el reanudar las relaciones en forma normal. El artículo 34
del Código de Familia señala que, los esposos, están obligados a una serie de
deberes que hacen posible la convivencia común, sin herir lógicas
susceptibilidades, ni menoscabar la dignidad entre ellos. El matrimonio no
implica la ruptura de los lazos familiares que unen a los cónyuges con sus
respectivas familias, de forma que constituye uno de estos deberes, el guardar
elementales consideraciones de respeto y tolerancia hacia esa otra familia, para
así crear una relación armónica en la que predomine el respeto recíproco. IV.- En
autos ha quedado acreditado que, al momento en que las partes se casaron, la
demandada tenía dos hijos de sus anteriores matrimonios, de nombres M.V.M.Z.
y A.P.C.Z. que, para entonces, contaban con edades de diecinueve y doce años,
respectivamente, quienes vivían en el domicilio conyugal, además de ellos,
también habitaba en ese domicilio un nieto de la accionada que era hijo de
M.V.M.Z. La circunstancia de que los hijos de la demandada habitaran en la
misma casa de habitación, marcó el inicio de un conflicto familiar, que fue
agravado al resultar embarazada la menor A.P.C.Z., cuando solo contaba con la
edad de quince años. Ante esta delicada situación y, siendo que la demandada
había desatendido los consejos del actor, para que le brindase mayor cuidado a
su hijastra, su reacción fue la de echar a la menor de la casa, quien tuvo que
refugiarse en el hogar de su futuro esposo, tal y como lo acredita el testimonio
de la propia A.P.C.Z. y de su suegro M.B.A., quienes en forma coincidente
testificaron lo anterior (folios 44 y 96). En el mes de abril de mil novecientos
noventa y tres, la menor C.Z. contrajo matrimonio con el padre de su hijo
(testimonial de M.B.A. folio 96). Como lo refieren las testigos C.Z. y H.F.Ñ.A.,
una vez nacido el nieto de la demandada, el accionante continuó con su actitud
de prohibir toda visita de A.P. y de su hijo, al domicilio de su madre y abuela,
destacando la testigo Ñ.A., que ellos esperaban en su casa hasta que el actor
salía de la suya, para poder visitar a la demandada, debido a que a él le
molestaba la presencia de ellos en la casa (folio 85); llegando incluso a indicarle
a su esposa que, cuando esos familiares consumiesen alimentos, debía cobrarle a
su hija una suma de mil colones, por día (testimonial de A.P.C.Z., a folio 44).
Posteriormente, en el mes de diciembre de mil novecientos noventa y cuatro,
cuando el actor se encontraba fuera de la ciudad de San José, la demandada
abandonó el hogar para irse a vivir con sus hijos, llevándose consigo parte del
menaje de la casa. Todo este conjunto de circunstancias, acreditan la falta de
consideración y el irrespeto del actor, hacia su cónyuge, conducta que dio inicio
desde el momento en que corrió de la casa a su hijastra, menor de edad, cuando
se encontraba embarazada; para luego, prohibirle a su esposa recibir la visita de
A.P. y de su hijo en el domicilio conyugal y, aun más, ordenarle un cobro de
dinero a esos familiares, en caso de que comieran algo en el hogar. Este
comportamiento del actor, claramente afectó la convivencia normal dentro del
matrimonio al denigrar a su esposa y, también creó un estado de tensión
familiar, ante el constante temor de ser descubierta por él durante las visitas
furtivas de A.P. y de su hijo, lo cual constituye, a no dudarlo, una ofensa grave al
deber de respeto entre cónyuges. "V.- Arguye el recurrente que, las visitas de la
hija de la demandada no tienen razón de ser puesto que, al contraer ella
matrimonio, adquirió la mayoría de edad, estando en plena libertad para formar
su hogar con su esposo. Esta aseveración no es correcta, debido a que, a raíz del
matrimonio no se extinguen las relaciones familiares, siendo lo común que una
hija visite a su madre, más aun si es una menor de edad que requiere
orientación y que tiene un hijo, nieto de la demandada; por lo que constituía un
deber el respetar los vínculos familiares de su esposa y permitir el contacto de
ella con sus familiares, dentro de la atmósfera de paz y tranquilidad del hogar.
Tampoco resulta correcto el argumento de que el abandono del hogar cometido
por la demandada fue malicioso, solo por el hecho de que fue planeado con
antelación, sustrayendo parte del menaje de casa; debido a que esa sola
circunstancia no hace configurar esa condición, sino más bien que el abandono
sea injustificado, lo cual no ocurre en este asunto, en razón de que el mismo
obedeció a las ofensas graves, cometidas en perjuicio de la demandada, de su
hija y de su nieto. Así las cosas, no existe errónea aplicación del artículo 330 del
Código Procesal Civil, porque la valoración de la prueba fue realizada en un todo,
conforme con las reglas de la sana crítica. Tampoco existe infracción a los
artículos 1, 2, 8, 41, 48 y 58 inciso 2 del Código de Familia, dado que el
abandono del hogar de la demandada se justificó por las ofensas graves de las
que fue objeto, por parte del actor. VI.- Por ende, y al no haber demostrado el
recurrente que el Tribunal incurrió en violaciones a las leyes sustantivas, ni en
errores en cuanto a la valoración de la prueba, procede declarar sin lugar el
recurso de casación, con sus costas a cargo del recurrente."

Clasificación elaborada por el Digesto de Jurisprudencia del Poder Judicial. Prohibida su


reproducción y/o distribución en forma onerosa.
Tomado del Sistema Costarricense de Información Jurídica el: 31/7/2018 09:44:31 p.m.

También podría gustarte