Recurso de Amparo Electoral

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Reseña

RECURSO DE AMPARO ELECTORAL


Rama del Derecho: Derecho Constitucional. Descriptor: Recurso de Amparo Electoral.

Palabras Claves: Recurso de Amparo Electoral.

Fuentes de Información: Jurisprudencia. Fecha: 05-07-19.

Investigador: Samael Delgado Angulo.

Contenido

RESUMEN .........................................................................................................................2
JURISPRUDENCIA...........................................................................................................2
1. Recurso de Amparo Electoral, Sala Constitucional y Tribunal Supremo de
Elecciones ....................................................................................................................2
2. Concepto del recurso de amparo electoral. ................................................... 14
3. Recurso de Amparo Electoral: Rechazo de Plano, Plazo para Formularlo e
Improcedencia ............................................................................................................ 16
4. Naturaleza del amparo electoral. ..................................................................... 18
5. Legitimación en el Amparo Electoral y su Carácter Residual ..................... 20
6. Recurso de Amparo Electoral y el Registro Civil: Inscripción de
Candidaturas .............................................................................................................. 22
7. Carácter Residual del Amparo Electoral. ....................................................... 22

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RESUMEN

El presente documento contiene material sobre el recurso de amparo


electoral. Para esto, se acudió a la jurisprudencia de la Sala Constitucional y del
Tribunal Supremo de Elecciones como fuentes del Derecho Electoral, en donde se
explican aspectos como la naturaleza y la legitimación en este recurso, solo por citar
un par de ejemplos.

JURISPRUDENCIA

1. Recurso de Amparo Electoral, Sala Constitucional y Tribunal Supremo de


Elecciones

[Sala Constitucional]i
Voto de mayoría

V.- Jurisprudencia. El amparo sobre materia electoral en sede de la Sala Constitucional.


El conocimiento de la materia electoral en sede de la Sala Constitucional, se inició con
el expediente conocido como de "las asambleas distritales del Partido Liberación
Nacional". Se caracteriza por la declaración que hizo el Tribunal Supremo de
Elecciones, declinando la competencia para conocer de alegatos sobre violaciones de
derechos fundamentales que tenían que ver con el sufragio. Es decir, declaró que no
entraba a conocer de alegatos y apelaciones de naturaleza electoral, porque no lo
autorizaba una norma legal. Varias sentencias relacionadas con el tema son
importantes. Véanse algunas de ellas, sólo en lo que interesa:

1) Sentencia número 2150-92 de las doce horas del ocho de agosto de mil novecientos
noventa y dos: "... La competencia de la Sala en punto a la materia que se le somete en
este amparo es procedente. Por una parte la Constitución Política dispone que el
recurso de amparo se establece para mantener y restablecer todos los derechos
fundamentales distintos al de libertad e integridad personal (art. 48) sin hacer
excepciones. Por otra, si esa disposición la unimos a la del artículo 10 Constitucional
que para la acción de inconstitucionalidad, expresamente excluye la declaratoria de
elección que haga el Tribunal Supremo de Elecciones y los demás (actos) que
determine la ley, fácilmente se concluye que en punto al recurso de amparo no hay
limitación para que la Sala entre a conocer reclamos sobre actuaciones de los partidos
políticos o de sus órganos internos. Por supuesto, no se puede ignorar que la propia
Constitución Política atribuye al Tribunal Supremo de Elecciones una competencia

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amplia y exclusiva para organizar, dirigir y vigilar los actos relativos al sufragio (arts. 9,
99 y ss). Esa competencia se desarrolla en el Código Electoral pero el propio Tribunal
Supremo de Elecciones ha reconocido que la ley deja fuera de su competencia y
decisión, algunos aspectos entre ellos los que se impugnan en el presente recurso de
amparo (...) De toda suerte la Sala ha tomado en consideración a la hora de decidir su
competencia, que la Constitución Política en el artículo 10, inciso a) del párrafo
segundo, le otorga la potestad de "Dirimir los conflictos de competencia entre los
poderes del Estado, incluido el Tribunal Supremo de Elecciones..." de modo que en una
situación como la que se presenta en este caso, en aplicación del principio "pro
homine", que es cardinal en materia de derechos humanos, concluye en que sí debe
resolver la materia a que se refiere este recurso, pues de no ser así se estaría ante el
dilema contrario al principio de plenitud hermética del derecho, de que los órganos
constitucionales que deberían resolver la cuestión, declaran una abstención y la dejan
sin atención con grave perjuicio para la vigencia de los principios y valores
constitucionales...".

En esta sentencia hay, al menos, tres ideas básicas para decidir sobre el futuro de la
protección de los derechos relacionados con la materia electoral: primero, que no
puede existir un derecho o grupo de derechos fundamentales que se queden sin
protección adecuada, puesto que en la democracia lo que interesa es el disfrute de los
derechos de las personas humanas y es, por esa razón, que se imponen límites al
ejercicio del poder; segundo, que si se plantea un conflicto de competencias entre los
poderes del Estado, incluyendo al Tribunal Supremo de Elecciones, será la Sala
Constitucional a la que le corresponderá dirimirlo; y por último, que si los órganos
constitucionales encargados de proteger los derechos esenciales, absuelven la
instancia, dejando sin atención los principios y valores constitucionales, la Sala podrá
entrar a tutelar esos derechos y garantías. Esta primera sentencia causó un gran
revuelo en el país y algunos sectores acusaron a la Sala de incursionar en materia que
le estaba reservada, de manera exclusiva, al Tribunal Supremo de Elecciones. Es por
ello que meses después, la Sala, en sentencia 3194 de las dieciséis horas del veintisiete
de octubre de mil novecientos noventa y dos, conocida como la sentencia del "Partido
del Progreso", intenta aclarar los límites de sus competencias con relación a las del
Tribunal Supremo de Elecciones y es ésta la sentencia que de repetida cita en la
jurisprudencia, influye directamente en los temas relacionados con la materia electoral
y el Tribunal Supremo de Elecciones.

2).- Sentencia número 3457-96 de las quince horas cincuenta y un minutos del nueve
de julio de mil novecientos noventa y seis: " I°. En este caso la recurrente cuestiona lo
resuelto por el Tribunal Electoral del Partido Liberación Nacional en cuanto se niega a
reconocer su derecho de participar en el proceso electoral interno. Al respecto cabe
indicar que sobre este tema, la Sala en la sentencia número 3194-92 de las dieciséis

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horas del veintisiete de octubre de mil novecientos noventa y dos, consideró: (y hace
la misma cita ya transcrita en el considerando IV anterior, bajo el número 1) (...).

II. De la sentencia citada se desprende claramente que si la recurrente estima que con
la falta de reconocimiento a que se refiere el recurso, se violan las disposiciones
estatutarias respectivas, es un conflicto que por su naturaleza no debe ser dilucidado
en esta sede sino ante el Tribunal Supremo de Elecciones, pues el pronunciamiento
pretendido, en el fondo, repercute sobre materia electoral, propiamente en el proceso
eleccionario en que se encuentra involucrado el Partido a que pertenece la propia
recurrente, pronunciamiento que como quedó expuesto, en principio resulta ajeno a
esta Jurisdicción.

III. No obstante lo anterior, debe quedar claro que en el supuesto que el Tribunal
Supremo de Elecciones se niegue a conocer y resolver los conflictos suscitados en las
elecciones internas de los Partidos Políticos, corresponderá entonces a esta Sala
Constitucional conocer sobre el particular, siempre y cuando se alegue que los actos
impugnados lesionen derechos fundamentales, pues según lo dijo la Sala en las
sentencias número 2150-92 y 2456-92 cuando el propio Tribunal Supremo de
Elecciones reconoce que la ley deja por fuera de su competencia y decisión algunos
aspectos, no hay limitación para que la Sala entre a conocer reclamos sobre
actuaciones de los partidos políticos o de sus órganos internos, ya que los ciudadanos
deben contar con las instancias necesarias que garanticen la protección de sus
intereses en todas las situaciones que se puedan presentar, por esa razón dado que la
accionante no demuestra que el Tribunal Supremo de Elecciones se haya negado a
conocer el asunto, el amparo se estima prematuro y por ello procede rechazarlo de
plano."

En el mismo sentido se van a pronunciar varias otras sentencias, como por ejemplo las
números 2486-93, 2259-96, 4606-96, 466-98 y 563-98.

VI. Jurisprudencia. El amparo electoral en sede del Tribunal Supremo de Elecciones.

Es obvio que la jurisprudencia de la Sala Constitucional forzó el proceso de análisis


sobre la materia electoral, haciéndolo evolucionar hacia el amparo electoral, que se
tramita en sede del Tribunal Supremo de Elecciones. Esta innovación procesal es de los
últimos dos años, aproximadamente, y sobre su procedencia, no hay discusión alguna.
En efecto, es en la Resolución número 303-E-2000 de las 9:30 horas del quince de
febrero del dos mil, en la que el Tribunal Supremo de Elecciones tiene por establecido
el amparo electoral, como un medio para proteger los derechos fundamentales de las
personas humanas en todo lo concerniente a la materia electoral. Ahora bien,
consolidando los criterios expuestos en los tres considerandos anteriores, se puede
afirmar que los precedentes jurisprudenciales de la Sala apuntan a una idea básica: la
Constitución Política le confiere al Tribunal Supremo de Elecciones la facultad de

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interpretar, en forma exclusiva y obligatoria, las disposiciones constitucionales y
legales referentes a la materia electoral; cuando el Tribunal declara que es suya la
competencia en un caso específico, o cuando es muy evidente que sí lo sea, la Sala
Constitucional lo reconoce y declara de esa manera, en los casos que
equivocadamente llegan a su conocimiento. Véase por ejemplo:

1).- Sentencia número 1628-94 de las diecisiete horas con cuarenta y ocho minutos del
seis de abril de mil novecientos noventa y cuatro: "UNICO.- Como el pronunciamiento
que la recurrente estima violatorio de sus derechos fundamentales, es del Tribunal
Supremo de Elecciones, resulta improcedente que esta Sala se pronuncie sobre lo
pedido, toda vez que de conformidad con lo dispuesto en el artículo 30 inciso d) de la
Ley que rige esta jurisdicción, los actos y disposiciones de ese Tribunal, en materia
electoral, no están sujetas al control de constitucionalidad, por vía de amparo, razón
por la cual este recurso deviene en improcedente y así debe declararse. Abona dicha
tesis además el hecho de que de conformidad con lo dispuesto en el artículo 102 inciso
3) de la Constitución Política, correponda como función del Tribunal Supremo de
Elecciones "interpretar en forma exclusiva y obligatoria las disposiciones
constitucionales y legales referentes a la materia electoral".

2).- Sentencia número 2001-11482 de las diecisiete horas cuarenta y un minutos del
seis de noviembre del dos mil uno:"I.-Conforme se desprende del escrito de
interposición del recurso y la documentación allegada a los autos, se tiene que en el
fondo, acusa el amparado inconformidad en virtud de que las empresas recurridas
“UNIMER Y EL PERIODICO LA NACION”, han omitido integrar su nombre y candidatura
dentro de las encuestas realizadas a nivel nacional respecto de los sondeos de opinión
relacionados con las próximas elecciones presidenciales, situación que estima violenta
sus derechos fundamentales. Los hechos impugnados constituyen un asunto que no
corresponde ventilarse en esta sede, pues de conformidad con lo dispuesto en el
artículo 102 inciso 3) de la Constitución Política, corresponde al Tribunal Supremo de
Elecciones interpretar en forma exclusiva y obligatoria las disposiciones
constitucionales y legales referentes a la materia electoral. Es así que con respecto al
tema que nos ocupa, ya esta Sala en la sentencia número 3194-92 de las dieciséis
horas del veintisiete de octubre de mil novecientos noventa y dos, en lo que interesa
consideró: (repite la cita que se incluye en el considerando IV, bajo el número 1)... "

II.- De conformidad con los términos de la norma constitucional y la resolución citada,


cabe manifestar que si el recurrente considera que las empresas recurridas no han
integrado su nombre en las encuestas realizadas con miras a las próximas elecciones
presidenciales, esa disconformidad constituye un conflicto que, por su naturaleza, no
debe ser discutida en esta sede sino ante el Tribunal Supremo de Elecciones, tal y
como se ha sostenido, pues lo pretendido por el recurrente, en el fondo, repercute

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sobre materia electoral, propiamente en el proceso eleccionario en que se encuentra
involucrado.

III.- No obstante lo anterior, debe quedar claro que, en el supuesto de que el Tribunal
Supremo de Elecciones se niegue a conocer y resolver la disconformidad apuntada,
corresponderá entonces a esta Sala Constitucional conocer sobre el particular, siempre
y cuando se alegue que los actos impugnados lesionan derechos fundamentales pues,
según lo dijo la Sala en las sentencias números 2150-92 y 2456-92, cuando el propio
Tribunal Supremo de Elecciones reconoce que la ley deja por fuera de su competencia
y decisión algunos aspectos, no hay limitación para que la Sala entre a conocer ese tipo
de reclamos, ya que los ciudadanos deben contar con las instancias necesarias que
garanticen la protección de sus intereses en todas y cada una de las situaciones que se
puedan presentar. Por esa razón, y dado que lo alegado reviste matices electorales
propios del conocimiento del Tribuna Supremo de Elecciones y que el accionante no
demuestra que éste haya declinado su competencia en este asunto, el amparo resulta
inadmisible y así debe declararse."

Y en el mismo sentido se pronunció la Sala recientemente:

3).- Sentencia número 2001-11650 de las catorce horas treinta y seis minutos del
catorce de noviembre del dos mil uno: " I.- Los recurrentes alegan que se ha actuado
en forma discriminatoria por parte de los recurridos, toda vez que no se les ha invitado
a los diferentes foros y debates de discusión de los candidatos a la presidencia de la
República, toda vez que han recibido una negativa de los accionados con el argumento
de que se basan en las encuestas y por ello solo son tomados en cuenta los cuatro
partidos mayoritarios, sea el Partido Liberación Nacional, el Partido Unidad Social
Cristiana, el Movimiento Libertario y el Partido Acción Ciudadana. Que lo anterior
lesiona además el derecho de participación de las minorías, por lo que solicitan
declarar con lugar el presente recurso, para que sea obligatorio y no condicionado a
ninguna encuesta su derecho a participar como candidatos a la Presidencia de la
República, en todos los foros, debates y entrevistas que se le realicen a los candidatos
respetando de esta manera también el derecho de los costarricenses de escoger entre
todas las opciones políticas existentes.

II.-De conformidad al artículo 13 de la Ley de la Jurisdicción Constitucional, la


jurisprudencia y los precedentes de esta jurisdicción son vinculantes erga omnes, salvo
para sí misma. Ello implica que, ante nuevas situaciones de hecho que resulten
similares, la Sala – previo estudio - podrá decidir en forma distinta respecto de un
precedente anterior, sin que ello implique lesión alguna al derecho que le asiste al
recurrente de acudir a otras vías en auxilio de sus derechos. Dicha situación se puede
dar tanto en relación con precedentes que estiman un recurso, como también
respecto de sentencias desestimatorias de un proceso planteado con anterioridad. III.

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Expuesto lo anterior y en relación con el reclamo de los recurrentes, es necesario hacer
algunos apuntes para entender mejor la posición de esta Sala, que más adelante se
expondrá. Cierto es que en la sentencia número 429-98 de las diecinueve horas quince
minutos del veintiséis de enero de mil novecientos noventa y ocho, esta Sala estimó:

“I.- Aunque los medios de comunicación son factores de influencia en la opinión


pública, su libertad de expresión llega al punto de que es legítimo que ellos tengan y
manifiesten sus preferencias por determinadas opciones políticas y hasta es legítimo
que los partidos tengan medios que sean su voz oficial. Sin embargo, también son
valores de altísima consideración en el Estado democrático los de la libertad e igualdad
en el ejercicio de los derechos políticos de elegir y ser electos, derechos cuya plenitud
requiere además de otros por ello igualmente importantes como la libertad de
asociación, que en su vertiente electoral implica la de constitución y funcionamiento
de los partidos y otros movimientos político electorales; la de reunión, que permite
convocar a los ciudadanos para conocerse y dar a conocer sus intereses y puntos de
vista en materia electoral y, sobre todo, las de expresión y su corolario de información,
libertades éstas últimas que como ya lo hizo ver la Corte Interamericana de Derechos
Humanos en la opinión consultiva OC-5-85 del 13 de noviembre de 1995 y lo ratificó
esta Sala en la No2313-95 de las 16:18 horas del 9 de mayo de 1995, son
esencialmente bipolares, en el sentido de que a la libertad de cada uno de expresarse
corresponde esencialmente la de todos los demás a conocer el contenido de su
expresión y que a la de informar corresponde esencialmente la de los demás a ser
informados. La necesidad de armonizar ambas dimensiones de las libertades de
expresión y de información, junto con la libertad de los medios a escoger y manifestar
sus preferencias, incluso político-electorales, lleva a la necesidad de ponderar, frente a
situaciones como las que motivan estos amparos, una serie de circunstancias que en
otros momentos, con otros alcances y en otras condiciones podrían justificar
conclusiones diversas. II.-Dos ideas esenciales para la resolución de este asunto, deben
expresarse: primero, que como lo define la principal doctrina del Derecho Electoral del
país, cuando un grupo de personas, organizado en un partido político le pide los votos
a sus conciudadanos, funciona la garantía llamada de la participación política, que en
su acepción más amplia suele definirse como la actividad de los ciudadanos dirigida a
intervenir en la designación de sus gobernantes o a influir en la formación de la política
estatal, y que desde el punto de vista jurídico y más restringido, se refiere a la
actividad que desarrollan los ciudadanos con el fin de participar no sólo en la
designación de los gobernantes, sino además de influir en la formación de las
decisiones estatales y en controlar su ejecución. Por ello, resulta de vital importancia
para el desarrollo de las ideas democráticas y para una plena libertad de escogencia,
que los candidatos informen a los ciudadanos, obligatoriamente, de cuál es el
pensamiento de cada uno de ellos sobre la cosa pública, cuáles sus ideas, las
soluciones propuestas, las percepciones de los problemas más angustiantes para el

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desarrollo del pueblo y en fin, de las condiciones personales y morales que ostentan
para pretender dirigir los destinos de la patria y todo ello, para que los ciudadanos
puedan hacer la mejor elección dentro de la escala de sus propios valores. Además, de
si de acuerdo con la jurisprudencia de esta Sala, se ha sostenido que el sistema
electoral costarricense exige que para poder participar en política, deban los
ciudadanos organizarse en partidos (artículo 98 constitucional). Por otra parte, si el
artículo 96 ídem determina que el Estado contribuye a financiar y pagar los gastos de
los partidos, y si el porcentaje que reciben se destina a cubrir sus gastos en los
procesos electorales y a satisfacer sus necesidades de capacitación, ello implica que se
dan dos consecuencias adicionales de índole constitucional: el deber de educar al
pueblo para que pueda aspirar al ideal democrático de libertad sin límites en la
decisión electoral y por otro lado, que son los mismos ciudadanos los que contribuyen
con sus aportes económicos a financiar la deuda política, lo cual constituye una razón
de más para que tengan derecho a conocer en forma clara e imparcial, todas las
alternativas de elegibilidad, para que se haga cumplir fielmente el principio
democrático. Por ello, resulta de imperiosa necesidad constitucional que no se realice
ningún tipo de acción cuyo efecto inmediato sea limitar el conocimiento que el pueblo
debe tener de todos los partidos políticos y candidatos aspirantes a ser elegidos. IV.-La
verdad es que los debates públicos se han venido convirtiendo cada vez más en
elementos de las propias campañas electorales, y que en ellos, aunque sean
auspiciados por medios privados, quienes los organizan y dirigen se postulan como
partes neutrales y por ende como árbitros de la contienda, lo cual aumenta su
credibilidad y la del debate mismo, y que al celebrarse en esta ocasión el debate
impugnado prácticamente como acto de cierre de la presente campaña electoral, a
tres días y unas horas de las elecciones nacionales del próximo primero de febrero,
hace que la actividad pierda mucho de su carácter meramente privado para
convertirse en un acto decisivo que tendrá, a no dudarlo, el efecto de inclinar
intenciones de voto de los electores, máxime que, en esta oportunidad, hay un
altísimo porcentaje de ciudadanos todavía indecisos respecto de sus preferencias de
elección.

V.-Además de lo dicho en los considerandos anteriores, la Sala estima, resolviendo


este caso particular, que no es un criterio para escoger los asistentes a un debate, el
resultado de las encuestas, como lo afirman los directores de los medios recurridos,
porque en las condiciones actuales -y esta es información que los mismos medios se
han encargado de difundir- un generoso grupo de costarricenses ha declarado que no
tiene ninguna preferencia de voto, que están indecisos, que se abstendrán de votar o
bien que votarán nulo; y este grupo alcanza un importantísimo número de ciudadanos,
que existe la clara posibilidad de ser inducido por cualesquiera de los trece partidos
inscritos a escala nacional para presidente y vicepresidentes y los muchos más que se
han inscrito en escala provincial y cantonal. Entonces, si se trata de dar una última

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enseñanza al electorado nacional, para decidir el futuro del país, todos los candidatos
están en igualdad de condiciones frente a ese porcentaje no cautivo, no solo para
decidir quién será el próximo presidente de Costa Rica, sino, también, para decidir
cómo se integrarán la Asamblea Legislativa y los gobiernos locales.

VI.-Los precedentes de esta Sala, en especial sus sentencias No1238-94 y 1239-94 de


las 9:36 y 9:39 horas del 4 de marzo de 1994, ya apuntaban desde hace cuatro años, lo
indeseables que son para el sano ejercicio de la democracia, los debates sesgados, aun
con las mejores intenciones y la mayor buena fe de sus organizadores (ver también
sentencias número 6901-95 de las 12:00 horas del 15 de diciembre de 1995 y número
7952-97 de las 17:00 horas del 26 de noviembre de 1997).

Ya desde entonces esta Sala señaló, además de los principios que alientan los derechos
y libertades políticos fundamentales, su universalidad, una de cuyas implicaciones
fundamentales es su titularidad, no solamente frente al poder, sino también frente a
todas las demás personas, por privadas que sean. En esta materia, por ejemplo, se
violaría gravemente la libertad de los medios recurridos si se les obligara a celebrar el
debate, pero se viola, también gravemente la libertad de los candidatos y de los
ciudadanos para escogerlos libre y documentadamente, si el debate se celebra en
condiciones tales que lejos de ampliar sus opciones electorales, se las reducen.

VII.-Ya la Sala, desde hace tiempo también, en su sentencia 980-91 de las 13:30 horas
del 24 de mayo de 1991, que declaró la inconstitucionalidad de las normas legales e
incluso constitucionales que consagraban la financiación anticipada de los gastos
electorales de los partidos políticos, reconoció claramente entre los valores
fundamentales del Estado Democrático de Derecho y por ende, del Derecho de la
Constitución, la libertad de asociación política y el pluripartidismo, declarando
incompatible con la Constitución, no sólo la consagración formal del bipartidismo, sino
también otras medidas, como la financiación de los partidos con base en su pasado
electoral, que lo fomentan de hecho. Es evidente a nuestro juicio que el debate
impugnado, cualesquiera que sean las razones en que se funda, contribuiría de una
manera importante a fortalecer el bipartidismo, ya presente en la realidad
costarricense”.

IV.- No obstante, posteriormente a este fallo, la Sala ha emitido una considerable


cantidad de sentencias, respecto a los distintos temas relacionados con el proceso
electoral, en las cuales ha sostenido, invariablemente, que todo lo relacionado con
materia electoral es competencia exclusiva del Tribunal Supremo de Elecciones. Como
ejemplo de ello, se puede citar la sentencia número 2001-2603 de las quince horas
treinta y siete minutos del tres de abril de este año, en la cual dispuso:

“I.- De lo expuesto en el recurso, incluyendo el propio título que los recurrentes le han
puesto, se desprende que su materia es propiamente electoral. Ahora bien, sobre este

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tipo de asuntos la Sala ha resuelto repetida e invariablemente que: "La discusión traída
a esta jurisdicción constitucional constituye un asunto que no corresponde ventilarse
en esta sede sino, de conformidad al artículo 102 inciso 3) de la Constitución Política
corresponde al Tribunal Supremo de Elecciones interpretar en forma exclusiva y
obligatoria las disposiciones constitucionales y legales referentes a la materia electoral.
Sobre el tema que nos ocupa, ya esta Sala en la sentencia número 3194-92 de las
dieciséis horas del veintisiete de octubre de mil novecientos noventa y dos, consideró
(de nuevo se repite la cita del considerando IV, bajo el número 1)..." (Ver en sentido
similar las sentencias números 2001-2603 de las quince horas treinta y siete minutos
del tres de abril, 2001-2787 de las doce horas cuatro minutos del cinco de abril, 2001-
3173 de las nueve horas cincuenta y un minutos del veinticinco de abril, 2001-3992 de
las dieciséis horas cincuenta y cuatro minutos del quince de mayo y 2001-4161 de las
quince horas treinta y siete minutos del veintidós de mayo, todas de este año).

V.-Esa posición de la Sala se ve reforzada por el artículo 102 inciso 3) de la Constitución


Política que establece que “El Tribunal Supremo de Elecciones tiene las siguientes
funciones: 1)..., 2)..., 3) Interpretar en forma exclusiva y obligatoria las disposiciones
constitucionales y legales referente a la materia electoral...” En igual sentido, el
artículo 19 inciso c) del Código Electoral dispone que “El Tribunal Supremo de
Elecciones tendrá las siguientes funciones: a)..., b)..., c) Interpretar, en forma exclusiva
y obligatoriamente, las disposiciones constitucionales y legales sobre la materia
electoral. Tales interpretaciones podrán darse de oficio o a solicitud de los miembros
del Comité Ejecutivo Superior de los partidos políticos inscritos. El Tribunal Supremo
de Elecciones ordenará publicar en el Diario Oficial la resolución que se produzca y
enviará copia literal, dentro de las cuarenta y ocho horas siguientes, a cada uno de los
partidos inscritos. Para estos efectos, los partidos estarán obligados a señalar lugar
para atender notificaciones, según lo establecido en el inciso o) del artículo 58 de este
Código; ...”

De la sentencia transcrita, así como de las citadas, y de la normativa enunciada,


concluye la Sala -en ejercicio de la potestad contenida en el artículo 13 de la Ley de la
Jurisdicción Constitucional- que la discusión planteada por los recurrentes, no es
competencia de este Tribunal, por lo que podrán –si a bien lo tienen- plantearla ante el
Tribunal Supremo de Elecciones, mediante el mecanismo previsto al efecto, sea el
amparo electoral, a fin de que sea éste quien en definitiva resuelva los extremos
planteados en el memorial inicial, claro está, en el entendido de que, si el Tribunal
declinara su competencia, podrán acudir a esta sede en amparo de sus derechos. En
virtud de lo anterior, de conformidad al artículo 9 de la Ley de la Jurisdicción
Constitucional, y consideraciones expuestas, el recurso resulta inadmisible y así debe
declararse."

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Todo lo anterior significa que existe un límite constitucional que deslinda las
competencias del Tribunal Supremo de Elecciones de las de la Sala Constitucional, que
hace que sea infranqueable la sola posibilidad de que uno de ellos invada la
competencia del otro. Es por ello que existe un orden lógico en los actos procesales,
para establecer la competencia, que se inicia con la declaración que hace el Tribunal o
la Sala, sobre un caso particular, para entrar a examinar el fondo del asunto.

VII.- Otra jurisprudencia.- Además de los casos ya analizados en los considerandos


anteriores, la Sala también se ha pronunciado sobre la competencia del Tribunal
Supremo de elecciones en infinidad de casos y asuntos de la más variada naturaleza.
Así por ejemplo, en sentencia número 0034-98 de las diecisiete horas nueve minutos
del seis de enero de mil novecientos noventa y ocho, en la que cita la sentencia
número 3194-92 de las dieciséis horas del veintisiete de octubre de mil novecientos
noventa y dos, para señalar en lo que interesa:

"...VII.- Entonces, ¿qué clase de actos son los que caen dentro de la competencia del
Tribunal Supremo de Elecciones en el sentido expuesto? En primer lugar, hay que decir
que se trata, tanto de las competencias que le están otorgadas por la ley, como de las
previstas o razonablemente resultantes de la propia Constitución, porque ésta, en su
unánime concepción contemporánea, no sólo es "suprema", en cuanto criterio de
validez de sí misma y del resto del ordenamiento, sino también conjunto de normas y
principios fundamentales jurídicamente vinculantes, por ende, exigibles por sí mismos,
frente a todas las autoridades públicas, y a los mismos particulares, sin necesidad de
otras normas o actos que los desarrollen o hagan aplicables -salvo casos calificados de
excepción, en que sin ellos resulte imposible su aplicación-; con la consecuencia de que
las autoridades -tanto administrativas como jurisdiccionales- tienen la atribución-
deber de aplicar directamente el Derecho de la Constitución -en su pleno sentido-,
incluso en ausencia de normas de rango inferior o desaplicando las que se le opongan.
En segundo lugar, se trata de las competencias del Tribunal en materia
específicamente electoral, no en otras de orden constitucional o de derecho común,
como las relativas al discernimiento de la nacionalidad costarricense, o al estado y
capacidad de las personas. En este aspecto hay jurisprudencia, doctrina y criterios
abundantes y claros sobre el deslinde entre una y otras, y de todas maneras su
definición y delimitación siempre podrán hacerse, en casos controvertidos, por la Sala
Constitucional -Art. 10 párrafo 2° Inc. a) Constitución. El tercer lugar, es claro que el
Tribunal Supremo de Elecciones carece de potestades normativas ordinarias -salvo las
eminentemente administrativas de reglamentación autónoma-, y, desde este punto de
vista, la expresión de que "interpreta auténticamente la Constitución y la ley en
materia electoral" no es del todo feliz: el texto del artículo 121 inciso 1° lo que hace no
es atribuirle al Tribunal la potestad de interpretación auténtica, sino sólo vedársela a la
Asamblea Legislativa en la materia de la competencia de aquél. El Tribunal Supremo de
Elecciones sí interpreta la Constitución y las leyes en materia electoral, pero esa

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interpretación no es propiamente auténtica, en cuanto no tiene carácter legislativo,
sino que se realiza a través de los actos, disposiciones o resoluciones concretos de
ejercicio de su competencia electoral, y sin perjuicio de que sus postulados se vayan
convirtiendo y lleguen a convertirse en normas no escritas, mediante su jurisprudencia
y precedentes, los cuales, aunque ni la Constitución ni la ley lo digan expresamente,
son por su naturaleza vinculantes, en virtud, precisamente, de lo dispuesto en el
artículo 102 inciso 3° de aquélla. Ocurre algo similar con esta Sala, que, si bien carece
de competencia normativas, en el ejercicio de las jurisdiccionales que le corresponden
da lugar a la creación de normas no escritas, derivadas de sus sentencias, en virtud del
carácter vinculante erga omnes atribuido a sus precedentes y jurisprudencia, por su
naturaleza misma y, expresamente, por el artículo 13 de la Ley de su Jurisdicción..."

Asimismo, la Sala mediante el pronunciamiento citado, determinó los actos no


impugnables ante la Jurisdicción Constitucional, emitidos por el Tribunal Supremo de
Elecciones. Al respecto, consideró:

"...IX.- En conclusión lo que se desprende de la Constitución es que son impugnables


ante la jurisdicción constitucional -que es la de esta Sala los actos del Tribunal
Supremo de Elecciones en ejercicio de su competencia electoral; no, desde luego, las
normas no escritas que nazcan de sus precedentes o jurisprudencia, de la misma
manera que el hecho de que no sean impugnables en la vía de amparo las resoluciones
o actuaciones jurisdiccionales del Poder Judicial -Art. 30 Inc. b) Ley de la Jurisdicción
Constitucional, que la Sala acaba de declarar constitucional, según sentencia 2277-92
de 16:30 horas del 18 de agosto de 1992-, no empece el que sí lo sean las normas no
escritas que se deduzcan de sus precedentes o jurisprudencia -Art. 3° ídem-. Dicho de
otro modo: en el caso del Tribunal Supremo de Elecciones, en materia electoral, no son
impugnables ante la Jurisdicción Constitucional sus actos subjetivos administrativos,
sus disposiciones reglamentarias autónomas y sus resoluciones jurisdiccionales -en el
llamado contencioso electoral", que sí le corresponde exclusivamente-; aunque sí lo
son, naturalmente, las normas, incluso electorales, de carácter legislativo o ejecutivo -
sujetas al control de constitucionalidad previsto por los artículos 10 de la Constitución
y 73 ss. de la Ley de la Jurisdicción Constitucional- así como, en su caso, las normas no
escritas originadas en sus precedentes o jurisprudencia -Art.30 de la misma Ley-; todo
ello con las salvedades del artículo 74 de esta última, conforme al cual "no cabrá la
acción de inconstitucionalidad... contra los actos o disposiciones del Tribunal Supremo
de Elecciones relativos al ejercicio de la función electoral"...”.

II.- De conformidad con la jurisprudencia emitida por la Sala, el acto impugnado por los
recurrente, no resulta ser de conocimiento de este Tribunal Constitucional, pues se
trata de un proceso contencioso electoral, para decidir sobre el retiro de credenciales
de regidores municipales, y las disconformidades sobre este corresponde ventilarlas
ante el Tribunal recurrido. No encontrándose motivos para variar de criterio o razones

12
de interés público que justifiquen reconsiderar la cuestión, el amparo debe
desestimarse."

Y en la sentencia número 4606-96 de las dieciséis horas treinta y nueve minutos del
cuatro de setiembre de mil novecientos noventa y seis, se dispuso:

"Con arreglo a lo expuesto en el fallo transcrito, si el recurrente estima que con la


sanción a la que se refiere en el recurso, se violan las disposiciones estatutarias
respectivas y se quebranta el derecho que le asiste de elegir y ser electo o a otro u
otros ciudadanos, ello constituye un conflicto que por su naturaleza no corresponde
ser dilucidado en esta sede sino ante el Tribunal Supremo de Elecciones, pues el
pronunciamiento pretendido, en el fondo, repercute sobre materia electoral,
propiamente en el proceso eleccionario en que se encuentra involucrado el Partido a
que pertenece el promovente, pronunciamiento que, como quedó expuesto, resulta
ajeno a esta Jurisdicción. Por lo anterior el recurso resulta improcedente y así debe
declararse."

En la sentencia número 557-98 de las diecisiete horas con seis minutos del tres de
febrero de mil novecientos noventa y ocho expresó:

" Esta Sala, en reiteradas ocasiones, ha señalado que en el caso del Tribunal Supremo
de Elecciones, en materia electoral, no son impugnables ante la jurisdicción
constitucional sus actos subjetivos administrativos, sus disposiciones reglamentarias
autónomas y sus resoluciones jurisdiccionales -en el llamado "contencioso electoral",
que si le corresponden exclusivamente-; aunque sí lo son, naturalmente, las normas,
incluso electorales, de carácter legislativo o ejecutivo -sujetas al control de
Constitucionalidad previsto por los artículos 10 de la Constitución y 73 y siguientes de
la Ley de la Jurisdicción Constitucional-, así como, en su caso, las normas no escritas
originadas en sus precedentes o jurisprudencia -artículo 3 del mismo cuerpo
normativo-. También ha reconocido la Sala que son impugnables en su jurisdicción, los
actos producto del ejercicio de otras competencias del Tribunal de orden
constitucional o de derecho común -claro está, distintas de la materia específicamente
electoral-, como las relativas al discernimiento de la nacionalidad costarricense, o al
estado y capacidad de las personas. Al respecto cabe indicar que sobre este tema, la
Sala en la sentencia número 3194-92 de las dieciséis horas del veintisiete de octubre
de mil novecientos noventa y dos, consideró (de nuevo la cita del considerando IV)...".
De la sentencia citada se desprende claramente que si el recurrente estima que con la
forma de distribución de la deuda política, se violan los derechos fundamentales de los
partidos políticos minoritarios que participan en los procesos de elecciones nacionales,
tal diferendo constituye un conflicto que por su naturaleza no debe ser dilucidado en
esta sede sino ante el Tribunal Supremo de Elecciones, pues el pronunciamiento
pretendido, en el fondo, repercute sobre materia electoral, y como quedó expuesto,

13
en principio resulta ajeno a esta Jurisdicción. II.- No obstante lo anterior, debe quedar
claro que en el supuesto que el Tribunal Supremo de Elecciones se niegue a conocer y
resolver la problemática planteada, corresponderá entonces a esta Sala Constitucional
conocer sobre el particular, siempre y cuando se alegue que los actos impugnados
lesionan derechos fundamentales, pues según lo dijo la Sala en las sentencias números
2150-92 y 2456-92, cuando el propio Tribunal Supremo de Elecciones reconoce que la
ley deja por fuera de su competencia y decisión algunos aspectos, no hay limitación
para que la Sala entre a conocer los reclamos, ya que los ciudadanos deben contar con
las instancias necesarias que garanticen la protección de sus intereses en todas y cada
una de las situaciones que se puedan presentar. Por las razones expuestas, y dado que
el recurrente no demuestra que el Tribunal Supremo de Elecciones se haya negado a
conocer el asunto, el recurso resulta prematuro e inadmisible, y así debe declararse."

2. Concepto del recurso de amparo electoral.

[Tribunal Supremo de Elecciones]ii


Voto de mayoría

V. Sobre el fondo. Como se ha indicado, el recurso de amparo electoral garantiza el


respeto de los derechos fundamentales de carácter electoral frente a cualquier lesión
o amenaza individualizada o individualizable en particular; sin embargo, es preciso
señalar que el recurso de amparo procede, en principio, contra servidores y órganos
públicos, como lo establece el artículo 29 de la Ley de la Jurisdicción Constitucional,
que, en lo que interesa dice:

“ (...) Procede el recurso contra toda disposición, acuerdo o resolución y, en general,


contra toda acción, omisión o simple actuación material no fundada en un acto
administrativo eficaz, de los servidores y órganos públicos, que haya violado, viole o
amenace violar cualquiera de aquellos derechos” (el destacado no es del original).

En tanto, el artículo 57 de la citada norma, señala: “El recurso de amparo también se


concederá contra las acciones u omisiones de sujetos de Derecho Privado, cuando
estos actúen o deban actuar en ejercicio de funciones o potestades públicas, o se
encuentren, de derecho o de hecho, en una posición de poder frente a la cual los
remedios jurisdiccionales comunes resulten claramente insuficientes o tardíos para
garantizar los derechos o libertades fundamentales...” (resaltado no es del original).

En este sentido, la resolución No 2109-E-2001 de las once horas con veinte minutos del
doce de octubre del dos mil uno, indicó:

“...Al respecto, la jurisprudencia de la Sala Constitucional ha dicho que:

14
“...el artículo 57 de la Ley de la Jurisdicción Constitucional al crear la figura del amparo
contra sujetos de derecho privado, estableció varios requisitos de admisibilidad. En
primer lugar que la entidad o persona “cuando actúen o deban actuar en ejercicio de
funciones o potestades públicas” caso en el cual el amparo no se diferencia del todo
del amparo contra órganos o servidores públicos en tanto el sujeto de derecho privado
actúa como si fuese uno de ellos. Si no se trata de esta hipótesis, y el sujeto de
derecho privado de hecho o de derecho está en una posición de poder, el amparo será
procedente únicamente como remedio subsidiario de la legislación común si se
cumplen otras dos condiciones: a) que los remedios jurisdiccionales comunes no sean
suficientes. (...); b) que los remedios jurisdiccionales comunes sean tardíos.”

...La calidad de candidato a un puesto de elección popular no coloca a quién lo ostenta


en una situación de poder de las tutelables a través del recurso de amparo, ni lo
convierte en un funcionario público ni actúa en el ejercicio de funciones o potestades
públicas. En consecuencia, lo que procede es rechazar de plano el recurso, por
inadmisible” (resaltado no es del original).

Por las razonamientos legales y jurisprudenciales anteriores, lo procedente es rechazar


de plano por inadmisible, el recurso de amparo electoral interpuesto contra el señor
Arias Sánchez.

Por otra parte, en cuanto a los órganos recurridos del Partido Liberación Nacional,
cabe señalar que el recurso de amparo electoral es un mecanismo procedimental que
tiene como finalidad la tutela efectiva de los derechos político-electorales de los
ciudadanos, frente a situaciones concretas de amenaza o lesión a tales derechos y no
se puede utilizar para la defensa jurisdiccional ante amenazas en abstracto o que dicha
amenaza no se encuentre dentro de las esfera personal del recurrente o si lo interpone
a favor de un tercero, esta amenaza debe ser real; en tal sentido, la resolución No
0638-E-2001 de las ocho horas con cinco minutos del nueve de marzo del dos mil uno,
señaló:

“El recurso de amparo electoral es, además de un derecho fundamental en sí mismo,


un mecanismo procedimental cuya finalidad es la tutela efectiva de los derechos
político-electorales de los ciudadanos, frente a situaciones concretas de amenaza o
lesión a tales derechos. Uno de los requisitos de procedencia del recurso de amparo es
que lo que en él se resuelva tenga como efecto mantener o restablecer el goce de los
derechos que el recurrente acusa como lesionados. El recurrente aún no se ha
postulado como candidato a diputado y como él mismo lo afirma lo que tiene
es"expectativas de derechos o derechos en germen", en relación con dicha
postulación, eventualidad no tutelable a través de la vía de amparo electoral, por no
tratarse de una violación actual ni de una amenaza real e inminente a sus derechos
fundamentales” (resaltado no es del original).

15
En consecuencia, para que proceda el recurso de amparo, es necesario que lo resuelto
tenga como efecto el mantener o restablecer el goce de los derechos que el recurrente
acusa como lesionados y al no existir lesión concreta de algún derecho de carácter
electoral que afecte el ámbito personal, sino en abstracto, como la propia
manifestación del recurrente “no se hizo con cambio de estatutos, sino con un simple
compromiso verbal” viene a demostrar que no ha existido un acto en concreto que
lesione sus derechos políticos-electorales y, además, en cuanto a su legitimación se
establece que no es titular de un derecho electoral subjetivo que le haya sido violado,
y siquiera titular de un interés legítimo; por todo lo anterior, lo procedente es declarar
sin lugar el recurso de amparo electoral interpuesto.

En todo caso, obsérvese que no se está trasladando al candidato presidencial la


potestad de designar candidatos a diputados sino habilitándolo tan sólo a sugerirlos.

Además, se trata de un compromiso político que jurídicamente no vincula a los


asambleístas, de suerte que en su momento cada uno de ellos tendrá plena libertad
para respaldar o no esas sugerencias, según su conciencia y criterio.

3. Recurso de Amparo Electoral: Rechazo de Plano, Plazo para Formularlo e


Improcedencia

[Tribunal Supremo de Elecciones]iii


Voto de mayoría

I.- Posibilidad de rechazar de plano las gestiones de amparo electoral: Toda gestión de
amparo ante la jurisdicción electoral comporta un examen de admisibilidad para
verificar la procedencia del recurso. Ello en virtud de que el artículo 226 del Código
Electoral, en cuanto al trámite de ese instituto, hace una remisión expresa a la Ley de
la Jurisdicción Constitucional cuyo artículo 9 obliga al Tribunal a rechazar de plano el
amparo electoral cuando se desprenda o se acredite, del libelo recursivo, que es
improcedente o infundado. La aplicación del artículo 9 ibidem también faculta al
Tribunal a rechazar la gestión por el fondo, incluso desde su presentación, cuando
considere que existen elementos de juicio suficientes.

II.- Plazo para formular el recurso: El amparo electoral, según lo regula el artículo 225
del actual Código Electoral, ley n.° 8765 publicada en El Alcance n.° 37 a La Gaceta n.°
171 de 2 de setiembre de 2009, constituye un derecho y una garantía para la tutela
efectiva de los derechos fundamentales de carácter político-electoral y su pertinencia
está condicionada a la observancia de los plazos descritos en el artículo 228 de ese
código, de seguida letra:

16
“ARTICULO 228.- Plazo para interponer el recurso. El plazo de prescripción para
interponer el recurso de amparo electoral será de dos meses, contados a partir de que
inicie la perturbación del derecho que se reclama.

Sin embargo, cuando el recurso lo plantee un(a) aspirante a un puesto de elección


popular dentro del período de escogencia correspondiente, el recurso deberá
plantearse dentro de los tres días hábiles siguientes a la notificación del acto del
órgano del partido que supuestamente le lesionó su derecho fundamental o a la
celebración de la asamblea del partido en que se produjo la supuesta lesión de su
derecho, según sea el caso.” (el subrayado no es del texto).

Con el plazo preclusivo para acudir en amparo electoral el legislador niega,


directamente, la posibilidad de que sea formulado en cualquier tiempo y con ello
establece, además, una diferencia sustancial respecto del plazo “de prescripción”
(según la terminología utilizada por el legislador) que consagra el artículo 35 de la Ley
de la Jurisdicción Constitucional, que vence dos meses después de que hayan cesado
totalmente los efectos directos de la violación, amenaza, perturbación o restricción
respecto del perjudicado.

Importa recordar que el artículo 229 del Código Electoral menciona que “cuando el
afectado opte por ejercitar los recursos internos, se suspenderá el plazo de
prescripción hasta tanto se resuelvan las gestiones recursivas expresamente.”.

III.- Improcedencia del amparo electoral: El artículo 227 del Código Electoral exige,
ante la interposición de un recurso de amparo electoral por un tercero, la ratificación
del afectado en el plazo de tres días hábiles, bajo pena de archivo de la gestión.

El citado requisito resulta innecesario, en este caso, dado que las actuaciones que se
reprochan corresponden a la Asamblea Cantonal de Naranjo realizada el 3 de julio de
2010, sea, un evento partidario celebrado hace más de dos meses, según el dicho del
señor Ledezma Hernández y conforme a los documentos que aporta junto con su libelo
recursivo.

El recurrente, en este sentido, no da razones de ningún tipo ni acredita que el plazo


para la interposición del amparo electoral esté suspendido producto de la formulación
de recursos internos pendientes de resolver. Tampoco consta, ante la jurisdicción
electoral, la presentación de recursos de amparo por violación del Partido al principio
constitucional de justicia pronta y cumplida.

La inexistencia de esos alegatos y de la prueba que los sustente, dada la obligatoriedad


que tiene todo interesado de formular en tiempo el recurso, torna innecesaria la
revisión de fondo sobre eventuales derechos fundamentales comprometidos.

17
Consta, adicionalmente, que el señor José Luis Ureña Ulate formuló recurso de amparo
electoral por estimar lesionados sus derechos fundamentales. Este recurso se conoció
en el expediente n.° 396-E-2010 y fue objeto de la resolución n.° 6072-E1-2010 de las
14:30 horas del 17 de setiembre de 2010 por lo que, en su caso, existe cosa juzgada
material respecto de los alegatos presentados a su favor por el accionante Ledezma
Hernández.

En cuanto al señor Eugenio Padilla Bonilla se aclara que el amparo electoral


presentado en su favor reproduce, esencialmente, las pretensiones que éste formuló
en el escrito presentado el pasado 24 de agosto de 2010 y cuya gestión está en
conocimiento de la Dirección General del Registro Electoral y de Financiamiento de
Partidos Políticos, dependencia contra la cual, además, no cabe recurso de amparo
electoral por disposición del artículo 225 párrafo segundo del Código Electoral, en
armonía con lo que establece el numeral 4 inciso b) de ese cuerpo legal.

4. Naturaleza del amparo electoral.

[Tribunal Supremo de Elecciones]iv


Voto de mayoría

II. Sobre la falta de legitimación en el recurso de amparo electoral y su carácter


residual: Este Tribunal ha establecido, a través de su jurisprudencia, que uno de los
requisitos para la procedencia del recurso de amparo electoral es que lo que en él se
resuelva tenga como efecto mantener o restablecer el goce de los derechos que el
recurrente acusa como lesionados. Por ello, la legitimación en el recurso de amparo se
mide en función de la lesión o amenaza a un derecho fundamental del recurrente, o de
la persona a favor de la cual se promovió el recurso, y no por el simple interés en la
legalidad.

Es decir, la legitimación en este tipo de recursos no es de carácter objetivo, en el


sentido que se permita por esta vía controlar la validez abstracta de cualquier acto,
resolución o disposición, sino que más bien es de carácter subjetivo, en cuanto sirve
para la tutela de derechos fundamentales del impugnante o de un tercero
individualizado.

La denuncia del señor Naranjo Naranjo, según la cual las asambleas cantonales del
Partido Liberación Nacional en el cantón de Tarrazú carecen del quórum de ley, resulta
inadmisible desde la perspectiva de la protección de los derechos fundamentales y
debe ser rechazada de plano, por cuanto no acredita el recurrente la existencia de
lesión o amenaza alguna a un derecho fundamental individualizable propio o a favor
de un tercero, siendo su pretensión en concreto la declaratoria de nulidad de esas
asambleas y sus acuerdos en virtud del supuesto vicio legal acusado.

18
El recurrente alega que, en razón de los vicios denunciados (falta de quórum), la
candidatura a la Alcaldía de Tarrazú por parte del Partido Liberación Nacional devenía
nula, con lo cual, la elección posteriormente celebrada en diciembre del 2006 y que
ganara esa agrupación política se entiende como el resultado de una postulación
fraudulenta que le perjudica en razón de que éste fungía también como candidato;
reproches que devienen de mera legalidad y que no son discutibles a través de la
figura del amparo electoral, ya que a través de este instituto procesal sólo se pueden
hacer valer pretensiones dirigidas a obtener la tutela de los derechos fundamentales
señalados en la Carta Política o bien en los diversos instrumentos sobre derechos
humanos vigentes y debidamente ratificados, no aquellas cuestiones derivadas de la
ley o de otros textos normativos de rango inferior.

Este criterio ha sido expuesto reiteradamente por este Tribunal y por la Sala
Constitucional; esta última se pronunció en la sentencia n.o 1547-98, de la siguiente
manera: “...en la vía del amparo, sólo cabe aducir la violación del principio de legalidad
cuando ello se haga de manera concomitante con la de algún otro derecho o garantía
fundamental. Caso de que no proceda así, y que del examen del recurso no se perciba
la existencia de otra lesión tal, el amparo será improcedente”.

De toda suerte, según también lo ha expuesto en reiteradas oportunidades la


jurisprudencia electoral, el Tribunal Supremo de Elecciones, como encargado de
resolver los conflictos que surjan a lo interno de los partidos políticos, incluidos
aquéllos que lesionen o amenacen los derechos fundamentales de sus miembros, y en
uso de sus atribuciones constitucionales, ha consolidado el recurso de amparo
electoral como instituto jurídico-procesal que le permite garantizar, no solo que los
procesos internos de los partidos políticos sean respetuosos del ordenamiento
jurídico, sino que ajusten su funcionamiento a parámetros democráticos (artículos 95 y
98 de la Constitución Política).

No obstante lo expuesto, también la jurisprudencia electoral ha precisado que el


recurso de amparo electoral está reservado para casos, en que el ordenamiento
jurídico electoral no haya establecido un procedimiento específico o que éste no
satisfaga una verdadera justicia electoral, por ser tardío, insuficiente o ineficaz,
delimitándose así el carácter residual para dicho recurso. En tal inteligencia, la
resolución de este Tribunal n.o 1555-E-2002 de las 18:30 horas del 14 de agosto del
2002, haciendo referencia expresa a los mecanismos de impugnación previstos en los
numerales 112 de la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Elecciones y del Registro
Civil y 64 del Código Electoral, señaló:

“Es decir, el amparo electoral no sustituye los procedimientos recursivos previstos


expresamente por la legislación electoral; se trata más bien de una garantía
jurisdiccional que rige únicamente en aquellos ámbitos donde esa legislación no haya

19
arbitrado medios de impugnación adecuados para que el Tribunal Supremo de
Elecciones pueda ejercer su competencia constitucional y resulte necesario entonces
acudir a la figura del recurso de amparo electoral para respetar el imperativo
constitucional de acceso a la justicia”.

5. Legitimación en el Amparo Electoral y su Carácter Residual

[Tribunal Supremo de Elecciones]v


Voto de mayoría

II. Sobre la falta de legitimación en el recurso de amparo electoral y su carácter


residual: Este Tribunal ha establecido, a través de su jurisprudencia, que uno de los
requisitos para la procedencia del recurso de amparo electoral es que lo que en él se
resuelva tenga como efecto mantener o restablecer el goce de los derechos que el
recurrente acusa como lesionados. Por ello, la legitimación en el recurso de amparo se
mide en función de la lesión o amenaza a un derecho fundamental del recurrente, o de
la persona a favor de la cual se promovió el recurso, y no por el simple interés en la
legalidad.

Es decir, la legitimación en este tipo de recursos no es de carácter objetivo, en el


sentido que se permita por esta vía controlar la validez abstracta de cualquier acto,
resolución o disposición, sino que más bien es de carácter subjetivo, en cuanto sirve
para la tutela de derechos fundamentales del impugnante o de un tercero
individualizado.

La denuncia del señor Naranjo Naranjo, según la cual las asambleas cantonales del
Partido Liberación Nacional en el cantón de Tarrazú carecen del quórum de ley, resulta
inadmisible desde la perspectiva de la protección de los derechos fundamentales y
debe ser rechazada de plano, por cuanto no acredita el recurrente la existencia de
lesión o amenaza alguna a un derecho fundamental individualizable propio o a favor
de un tercero, siendo su pretensión en concreto la declaratoria de nulidad de esas
asambleas y sus acuerdos en virtud del supuesto vicio legal acusado.

El recurrente alega que, en razón de los vicios denunciados (falta de quórum), la


candidatura a la Alcaldía de Tarrazú por parte del Partido Liberación Nacional devenía
nula, con lo cual, la elección posteriormente celebrada en diciembre del 2006 y que
ganara esa agrupación política se entiende como el resultado de una postulación
fraudulenta que le perjudica en razón de que éste fungía también como candidato;
reproches que devienen de mera legalidad y que no son discutibles a través de la
figura del amparo electoral, ya que a través de este instituto procesal sólo se pueden
hacer valer pretensiones dirigidas a obtener la tutela de los derechos fundamentales
señalados en la Carta Política o bien en los diversos instrumentos sobre derechos

20
humanos vigentes y debidamente ratificados, no aquellas cuestiones derivadas de la
ley o de otros textos normativos de rango inferior.

Este criterio ha sido expuesto reiteradamente por este Tribunal y por la Sala
Constitucional; esta última se pronunció en la sentencia n.o 1547-98, de la siguiente
manera: “...en la vía del amparo, sólo cabe aducir la violación del principio de legalidad
cuando ello se haga de manera concomitante con la de algún otro derecho o garantía
fundamental. Caso de que no proceda así, y que del examen del recurso no se perciba
la existencia de otra lesión tal, el amparo será improcedente”.

De toda suerte, según también lo ha expuesto en reiteradas oportunidades la


jurisprudencia electoral, el Tribunal Supremo de Elecciones, como encargado de
resolver los conflictos que surjan a lo interno de los partidos políticos, incluidos
aquéllos que lesionen o amenacen los derechos fundamentales de sus miembros, y en
uso de sus atribuciones constitucionales, ha consolidado el recurso de amparo
electoral como instituto jurídico-procesal que le permite garantizar, no solo que los
procesos internos de los partidos políticos sean respetuosos del ordenamiento
jurídico, sino que ajusten su funcionamiento a parámetros democráticos (artículos 95 y
98 de la Constitución Política).

No obstante lo expuesto, también la jurisprudencia electoral ha precisado que el


recurso de amparo electoral está reservado para casos, en que el ordenamiento
jurídico electoral no haya establecido un procedimiento específico o que éste no
satisfaga una verdadera justicia electoral, por ser tardío, insuficiente o ineficaz,
delimitándose así el carácter residual para dicho recurso. En tal inteligencia, la
resolución de este Tribunal n.o 1555-E-2002 de las 18:30 horas del 14 de agosto del
2002, haciendo referencia expresa a los mecanismos de impugnación previstos en los
numerales 112 de la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Elecciones y del Registro
Civil y 64 del Código Electoral, señaló:

“Es decir, el amparo electoral no sustituye los procedimientos recursivos previstos


expresamente por la legislación electoral; se trata más bien de una garantía
jurisdiccional que rige únicamente en aquellos ámbitos donde esa legislación no haya
arbitrado medios de impugnación adecuados para que el Tribunal Supremo de
Elecciones pueda ejercer su competencia constitucional y resulte necesario entonces
acudir a la figura del recurso de amparo electoral para respetar el imperativo
constitucional de acceso a la justicia”.

21
6. Recurso de Amparo Electoral y el Registro Civil: Inscripción de
Candidaturas

[Tribunal Supremo de Elecciones]vi


Voto de mayoría

III.- Sobre la naturaleza del recurso de amparo electoral: Desde la génesis de la figura
procesal del recurso de amparo electoral (resolución n.o 303-E-2000 de las 9:30 horas
del 15 de febrero del 2000), la magistratura electoral, en su función jurisdiccional, ha
insistido en que dicho recurso, a diferencia del recurso de amparo ordinario que se
tramita ante la Sala Constitucional, lo es en punto a la protección de derechos
fundamentales de orden electoral. En tal sentido, la resolución de este Tribunal n.o
393-E-2000 de las 13:15 horas del 15 de marzo del 2000 destaca:

“... el Tribunal se ha encargado de conocer y resolver reclamos mediante un


procedimiento que se ha denominado "amparo electoral", cuando se trata de violación
de derechos fundamentales (constitucionales) en materia electoral, aparte de que la
Sala Constitucional, en jurisprudencia reiterada, ha sostenido que, en esa materia y en
el procedimiento de amparo, sólo asume la competencia cuando el propio Tribunal la
ha declinado. (Entre otras ver voto número 2150-92 de las doce horas del 08 de agosto
de 1992). Por lo tanto, con base en esta jurisprudencia que comparten ambos
Tribunales, el recurso de amparo regulado en la Ley de la Jurisdicción Constitucional,
cuando se trata de materia electoral, es el Tribunal Supremo de Elecciones la instancia
competente para conocerlo y resolverlo.” (lo destacado no es del original).

7. Carácter Residual del Amparo Electoral.

[Tribunal Supremo de Elecciones]vii


Voto de mayoría:

II.- Sobre el carácter residual del recurso de amparo electoral: Según lo ha expuesto en
reiteradas oportunidades la jurisprudencia electoral, el Tribunal Supremo de
Elecciones, como encargado de resolver los conflictos que surjan a lo interno de los
partidos políticos, incluidos aquéllos que lesionen o amenacen los derechos
fundamentales de sus miembros, y en uso de sus atribuciones constitucionales, ha
consolidado el recurso de amparo electoral como instituto jurídico-procesal que le
permite garantizar, no solo que los procesos internos de los partidos políticos sean
respetuosos del ordenamiento jurídico, sino que ajusten su funcionamiento a
parámetros democráticos (artículos 95 y 98 de la Constitución Política).

No obstante lo expuesto, también la jurisprudencia electoral ha precisado que el


recurso de amparo electoral está reservado para casos, en que el ordenamiento
jurídico electoral no haya establecido un procedimiento específico o que éste no

22
satisfaga una verdadera justicia electoral, por ser tardío, insuficiente o ineficaz,
delimitándose así el carácter residual para dicho recurso. En tal inteligencia, la
resolución de este Tribunal n.o 1555-E-2002 de las 18:30 horas del 14 de agosto del
2002, haciendo referencia expresa a los mecanismos de impugnación previstos en los
numerales 112 de la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Elecciones y del Registro
Civil y 64 del Código Electoral, señaló:

“Es decir, el amparo electoral no sustituye los procedimientos recursivos previstos


expresamente por la legislación electoral; se trata más bien de una garantía
jurisdiccional que rige únicamente en aquellos ámbitos donde esa legislación no haya
arbitrado medios de impugnación adecuados para que el Tribunal Supremo de
Elecciones pueda ejercer su competencia constitucional y resulte necesario entonces
acudir a la figura del recurso de amparo electoral para respetar el imperativo
constitucional de acceso a la justicia.

Es bajo ese orden de consideraciones que, por ejemplo, el Tribunal ha definido que el
amparo electoral no es la vía idónea para atacar las resoluciones que en materia
electoral dicte el Registro Civil, habida cuenta que el ordenamiento prevé la posibilidad
de que éstas sean impugnadas a través del recurso de apelación [artículo 112 de la Ley
Orgánica del Tribunal Supremo de Elecciones y del Registro Civil] (...)”

Mientras que sobre el procedimiento recursivo establecido en el artículo 64 del Código


Electoral indicó:

“La legislación prevé, en el último párrafo del artículo 64 del Código Electoral, la
posibilidad de que los participantes en una asamblea cantonal, provincial o nacional de
un partido, puedan impugnar ante su Comité Ejecutivo Superior la validez de los
acuerdos tomados en ella; lo resuelto por dicha instancia partidaria es apelable ante la
Dirección General del Registro Civil, cuya decisión es finalmente revisable ante el
Tribunal Supremo de Elecciones.

En torno a dicho procedimiento recursivo es preciso anotar que la jurisprudencia


electoral ha aclarado que el mismo es aplicable no sólo para recurrir las decisiones de
las asambleas de constitución de un partido, sino también las que adopte luego de su
inscripción; y que, no obstante la restricción literal relativa al mínimo de recurrentes
que se estipulaba como condición para darle trámite (posteriormente anulada por la
Sala Constitucional mediante voto n°. 11036-00 de las 14 horas del trece de diciembre
del dos mil), basta que uno solo de los asambleístas interponga el recurso para resultar
admisible, tratándose de las asambleas propias del funcionamiento ordinario del
partido (véanse las sentencias n°. 907 del 18 de agosto de 1997 y 1019-E-2001 de las
11:05 horas del 14 de mayo del 2001). Conviene también de paso señalar que la
validez de los acuerdos adoptados por las distintas asambleas no sólo está
condicionada a la conformidad legal del contenido de esos acuerdos, sino también a

23
aspectos tales como: la regularidad de su conformación según las reglas estatutarias, el
que la convocatoria respectiva se haya realizado en la forma preestablecida por la
normativa interna del partido, el respeto a los procedimientos vigentes y al derecho de
participación de los asambleístas, entre otros, todos ellos revisables a través del
procedimiento que establece el artículo 64 citado.

Este es el procedimiento al que debieron acudir los interesados, por ser la vía
legalmente tasada para que los miembros de las asambleas partidarias canalicen sus
pretensiones de nulidad de acuerdos por ellas adoptados. Admitir a trámite la gestión
que ahora presentan, a título de amparo electoral, no sólo supone desnaturalizar dicho
recurso –atendiendo a la doctrina jurisprudencial indicada en el anterior considerando-
, sino también desconocer la competencia legal del Registro Civil para resolver, en
primera instancia, este tipo de reclamaciones.” (lo destacado e insertado entre
corchetes no pertenece al original).

Asimismo, también en referencia al mecanismo de impugnación del numeral 64 del


Código Electoral, este Tribunal mediante resolución n.o 166-E-2005 de las 14:50 horas
del 20 de enero del 2005, adicionó:

“Como regla de principio, cabe anotar que la jurisdicción electoral es ejercida por el
Tribunal Supremo de Elecciones en única instancia. Sin embargo, el comentado
mecanismo recursivo del artículo 64 del Código Electoral constituye una excepción a
esa regla, puesto que a través de él es la Dirección General del Registro Civil el órgano
al que se le encarga resolver las objeciones de legalidad planteadas por los miembros
de las asambleas partidarias contra las decisiones adoptadas en su seno. La
intervención del Tribunal sólo está prevista como instancia de alzada, con apoyo de lo
dispuesto en el inciso 4.o del artículo 102 constitucional, y se concreta en revisar la
regularidad jurídica de las decisiones del Registro”.

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de utilizar el material indicado.

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i
SALA CONSTITUCIONAL DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. Sentencia 29 de las nueve horas
con veintiocho minutos del tres de enero del dos mil dos. Expediente: 01-012714-0007-CO.

ii
TRIBUNAL SUPREMO DE ELECCIONES. Sentencia 1368-E de las quince horas del diecisiete de
junio del año dos mil cinco.

iii
TRIBUNAL SUPREMO DE ELECCIONES. Sentencia 6086-E1 de las diez horas diez minutos del
veintiuno de setiembre de dos mil diez.

iv
TRIBUNAL SUPREMO DE ELECCIONES. Sentencia 1005-E de las trece horas con treinta
minutos del ocho de mayo del dos mil siete.

v
TRIBUNAL SUPREMO DE ELECCIONES. Sentencia 2746-E de las siete horas dieciséis minutos
del diez de noviembre del dos mil cinco.

vi
TRIBUNAL SUPREMO DE ELECCIONES. Sentencia 176-E de las siete horas con treinta minutos
del trece de enero del dos mil seis.

vii
TRIBUNAL SUPREMO DE ELECCIONES. Sentencia 2432-E de las catorce horas con veinte
minutos del doce de octubre del dos mil cinco.

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