Reglas Mandela
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Naciones Unidas
21 de mayo de 2015
Consejo Económico y Social
ÍNDICE
9
hombre o institución que intente arrebatarme mi dignidad
sufrirá una derrota, porque no estoy dispuesto a perderla a
ningún precio ni bajo ninguna clase de presión”.
El Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP), desde
el año 2002, se ha inspirado en estos principios. Su director,
Humberto Prado Sifontes, quien se ha encontrado en ambos
lados del problema carcelario, ha asumido una actitud po-
sitiva frente a la vida, lo ha dado todo por los reclusos y
sus familiares. Ha trabajado, junto a sus colaboradores, de
manera incansable para hacer respetar la dignidad de los
menos fuertes en nuestra sociedad.
Esta publicación se presenta con el fin de hacer valer
los derechos de los reclusos y sus familiares, para que sean
tratados como seres humanos dignos de respeto y capaces
de lograr que “las condiciones de vida generales a las que
se hace referencia en las presentes reglas” se apliquen “a
todos los reclusos sin excepción” (Regla 42).
Se intenta lograr así que prácticas como el aislamiento
indefinido o prolongado, el encierro en celda oscura o per-
manentemente iluminados, las penas corporales, las tortu-
ras mentales, la reducción de alimentos, queden prohibidas
(Regla 43).
Me atrevo a afirmar que el trabajo del OVP va mucho
más allá del problema carcelario, hasta llegar al problema del
venezolano como sujeto de derecho. El OVP nos enseña a
promover un dialogo donde se respete la dignidad de cada
10
persona, donde cesen las palabras públicas llenas de odio
y violencia, donde se admita la diversidad de criterios. Solo
de esta manera podremos avanzar hacia una sociedad en la
que, como decía Gandhi, “la paz es el camino”.
Invito a todo venezolano, en especial a las autoridad
encargadas de la administración de justicia, a hacer suyas
estas Reglas Mandela y aplicarlas en toda su extensión. De
esta manera podremos decir como el profeta Isaías: “El efecto
de la justicia será la paz, la función de la justicia, calma y
tranquilidad perpetuas”.
29 de abril de 2016
11
INTRODUCCIÓN
Observatorio Venezolano de Prisiones
Nelson Mandela
13
“Reglas Mandela” a estas nuevas disposiciones internaciona-
les, en honor al “legado del difunto Presidente de Sudáfrica,
Nelson Rolihlahla Mandela, quien pasó 27 años encarcelado
como parte de su lucha por los derechos humanos, la igual-
dad, la democracia y la promoción de una cultura de paz a
nivel mundial”.
También vemos con beneplácito que la Organización
de las Naciones Unidas, a través de este nuevo instrumen-
to internacional, haya decidido “ampliar el alcance del Día
Internacional de Nelson Mandela, que se observa cada año
el 18 de julio, para que también se conozca como el Día de
Mandela en favor de los Derechos de los Reclusos, a fin de
promover condiciones de encarcelamiento dignas, sensibili-
zar acerca del hecho de que los reclusos son parte integrante
de la sociedad y valorar la labor del personal penitenciario
como servicio social de particular importancia y, con ese
propósito, invita a los Estados Miembros, las organizaciones
regionales y las organizaciones del sistema de las Naciones
Unidas a celebrar esa ocasión de manera apropiada”.
Finalmente, celebramos que, en definitiva, con la
actualización de este instrumento internacional se haya intro-
ducido expresamente el paradigma de los derechos humanos
dentro de la ejecución de las medidas privativas de libertad,
reconociéndose así a la persona privada de libertad como
sujeto de derecho.
14
Naciones Unidas
15
Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para el
Tratamiento de los Reclusos
(Reglas Mandela)
La Asamblea General,
1
Resolución 217 A (III).
16
nociendo que la Declaración Universal de Derechos Humanos
es una fuente de inspiración para las reglas y normas de
las Naciones Unidas en materia de prevención del delito y
justicia penal,
Teniendo presente que las Naciones Unidas vienen
preocupándose desde hace tiempo por que se humanice
la justicia penal y se protejan los derechos humanos, y po-
niendo de relieve la importancia fundamental de los de-
rechos humanos en la administración diaria de la justicia
penal y la prevención del delito,
Consciente de que las Reglas Mínimas para el Tra-
tamiento de los Reclusos2 han sido las reglas mínimas uni-
versalmente reconocidas para la reclusión de presos y han
tenido un gran valor e influencia, como guía, en la elabora-
ción de leyes, políticas y prácticas penitenciarias desde su
aprobación por el Primer Congreso de las Naciones Unidas
sobre Prevención del Delito y Tratamiento del Delincuente,
celebrado en 1955,
Teniendo presente que, en la Declaración de Salvador
sobre Estrategias Amplias ante Problemas Globales: los Sis-
temas de Prevención del Delito y Justicia Penal y su Desa-
rrollo en un Mundo en Evolución3, los Estados Miembros
2
Derechos Humanos: Recopilación de instrumentos internacionales,
Volumen 1 (Primera parte): Instrumentos de carácter universal (publicación
de las Naciones Unidas, núm. de venta: S.02.XIV.4 (Vol. I, Part 1), secc. J,
núm. 34.
3
Resolución 65/230, anexo.
17
reconocieron que un sistema de justicia penal eficaz, justo,
responsable y humano se basaba en el compromiso de
proteger los derechos humanos en la administración de
justicia y en la prevención del delito y la lucha contra la delin-
cuencia, y reconocieron también el valor y el impacto de
las reglas y normas de las Naciones Unidas en materia de
prevención del delito y justicia penal al elaborar y aplicar las
políticas, leyes, procedimientos y programas nacionales en
materia de prevención del delito y justicia penal,
Teniendo en cuenta el desarrollo progresivo de las
normas internacionales relativas al tratamiento de los re-
clusos desde 1955, incluso en instrumentos internacionales
como el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos,
el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales4 y la Convención contra la Tortura y Otros Tratos
o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes5 y su Protocolo
Facultativo6,
Recordando las reglas y normas de las Naciones Uni-
das en materia de prevención del delito y justicia penal re-
lacionadas con el tratamiento de los reclusos y las medidas
sustitutivas del encarcelamiento aprobadas desde 1955, en
particular los Procedimientos para la Aplicación Efectiva
de las Reglas Mínimas para el Tratamiento de los Reclusos7,
4
Véase la resolución 2200 A (XXI), anexo.
5
Naciones Unidas, Treaty Series, vol. 1465, núm. 24841.
6
Ibíd., vol. 2375, núm. 24841.
7
Resolución 1984/47 del Consejo Económico y Social, anexo.
18
el Conjunto de Principios para la Protección de Todas
las Personas Sometidas a Cualquier Forma de Detención o
Prisión8, los Principios Básicos para el Tratamiento de los
Reclusos9, las Reglas Mínimas de las Naciones Unidas sobre
las Medidas No Privativas de la Libertad (Reglas de Tokio)10
y los Principios Básicos sobre la Utilización de Programas de
Justicia Restaurativa en Materia Penal11,
Teniendo presente la necesidad de ejercer una vigi-
lancia con respecto a la situación específica de los niños,
los menores y las mujeres en la administración de justicia,
en particular en situaciones de privación de libertad, como
se pide en las Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para
la Administración de la Justicia de Menores (Reglas de Bei-
jing)12, las Directrices de las Naciones Unidas para la Pre-
vención de la Delincuencia Juvenil (Directrices de Riad)13,
las Reglas de las Naciones Unidas para la Protección de los
Menores Privados de Libertad14 y las Reglas de las Naciones
Unidas para el Tratamiento de las Reclusas y Medidas No
Privativas de la Libertad para las Mujeres Delincuentes (Re-
glas de Bangkok)15,
8
Resolución 43/173, anexo.
9
Resolución 45/111, anexo.
10
Resolución 45/110, anexo.
11
Resolución 2002/12 del Consejo Económico y Social, anexo.
12
Resolución 40/33, anexo.
13
Resolución 45/112, anexo.
14
Resolución 45/113, anexo.
15
Resolución 65/229, anexo.
19
Recordando las reglas y normas de las Naciones Uni-
das en materia de prevención del delito y justicia penal apro-
badas desde 1955 que proporcionan orientación adicional
sobre el tratamiento de los reclusos, como, por ejemplo, el
Código de Conducta para Funcionarios Encargados de Hacer
Cumplir la Ley16, los Principios de Ética Médica aplicables a
la Función del Personal de Salud, especialmente los Médicos,
en la Protección de Personas Presas y Detenidas contra la
Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degra-
dantes17, los Principios Básicos sobre el Empleo de la Fuerza
y de Armas de Fuego por los Funcionarios Encargados de
Hacer Cumplir la Ley18, los Principios relativos a la Investiga-
ción y Documentación Eficaces de la Tortura y Otros Tratos o
Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes19, y los Principios y
Directrices de las Naciones Unidas sobre el Acceso a la Asis-
tencia Jurídica en los Sistemas de Justicia Penal20,
Consciente de los principios y normas regionales rela-
cionados con el tratamiento de los reclusos, entre ellos los Prin-
cipios y Buenas Prácticas sobre la Protección de las Personas
Privadas de Libertad en las Américas, las Reglas Penitenciarias
16
Resolución 34/169, anexo.
17
Resolución 37/194, anexo.
18
Octavo Congreso de las Naciones Unidas sobre Prevención del Delito y
Tratamiento del Delincuente, La Habana, Cuba, 27 de agosto a 7 de sep-
tiembre de 1990: informe preparado por la Secretaría (publicación de las
Naciones Unidas, núm. de venta: S.91.IV.2), cap. I, secc. B.2, anexo.
19
Resolución 55/89, anexo.
20
Resolución 67/187, anexo.
20
Europeas revisadas, la Declaración de Kampala sobre las
Condiciones Penitenciarias en África21, la Declaración de
Arusha sobre Buenas Prácticas Penitenciarias22 y los Princi-
pios y Directrices sobre el Derecho a un Juicio Justo y a la
Asistencia Jurídica en África,
Recordando su resolución 65/230, de 21 de diciem-
bre de 2010, titulada “12º Congreso de las Naciones Unidas
sobre Prevención del Delito y Justicia Penal”, en la que so-
licitó a la Comisión de Prevención del Delito y Justicia Penal
que estableciera un grupo intergubernamental de expertos
de composición abierta para intercambiar información so-
bre las mejores prácticas, la legislación nacional y el dere-
cho internacional en vigor, así como sobre la revisión de las
actuales Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para el Tra-
tamiento de los Reclusos a fin de que reflejaran los avances
recientes de la ciencia penitenciaria y las mejores prácticas,
Recordando también sus resoluciones 67/188, de 20
de diciembre de 2012, 68/190, de 18 de diciembre de 2013,
y 69/192, de 18 de diciembre de 2014, tituladas “Reglas Míni-
mas para el Tratamiento de los Reclusos”, en particular la re-
solución 68/190, en la que tomó nota con aprecio de la labor
realizada por el Grupo de Expertos sobre las Reglas Mínimas
de las Naciones Unidas para el Tratamiento de los Reclusos,
21
Resolución 1997/36 del Consejo Económico y Social, anexo.
22
Resolución 1999/27 del Consejo Económico y Social, anexo.
21
y la resolución 69/192, en la que hizo hincapié en que se
debía procurar finalizar el proceso de revisión, basándose
en las recomendaciones formuladas en las tres reuniones del
Grupo de Expertos y en la información presentada por los
Estados Miembros,
Teniendo presente que, en su resolución 68/190, tomó
en consideración las recomendaciones del Grupo de Exper-
tos relativas a aquellas cuestiones y reglas de las Reglas Mí-
nimas para el Tratamiento de los Reclusos que se habían se-
leccionado para su posible revisión, en las siguientes esferas:
a) El respeto a la dignidad y el valor inherente de los
reclusos como seres humanos (reglas 6, párr. 1; 57 a 59; y
60, párr. 1),
b) Los servicios médicos y sanitarios (reglas 22 a 26;
52; 62; y 71, párr. 2),
c) Las medidas y sanciones disciplinarias, incluso el
papel del personal médico, la reclusión en régimen de ais-
lamiento y la reducción de alimentos (reglas 27, 29, 31 y 32),
d) La investigación de todas las muertes de reclusos,
así como de todo indicio o denuncia de tortura o de penas
o tratos inhumanos o degradantes a los reclusos (regla 7, y
reglas propuestas 44 bis y 54 bis ),
e) La protección y las necesidades especiales de los
grupos vulnerables privados de libertad, teniendo en cuenta
los países que se encuentran en circunstancias difíciles (re-
glas 6 y 7),
22
f) El derecho a representación letrada (reglas 30; 35,
párr. 1; 37; y 93),
g) Las quejas y las inspecciones independientes (re-
glas 36 y 55),
h) La sustitución de terminología obsoleta (reglas 22
a 26, 62, 82 y 83 y otras),
i) La capacitación del personal pertinente a fin de
que aplique las Reglas Mínimas (regla 47),
Teniendo presente también que, en su resolución
69/192, reiteró que las modificaciones de las Reglas Mínimas
para el Tratamiento de los Reclusos no deberían reducir el
alcance de ninguna de las normas existentes, sino reflejar
los avances recientes de la ciencia penitenciaria y las buenas
prácticas, a fin de promover la seguridad y las condiciones
dignas de los reclusos,
Teniendo presente además el amplio proceso de con-
sultas que culminó en las recomendaciones del Grupo de
Expertos, proceso que se prolongó durante cinco años y con-
sistió en consultas preliminares con técnicos y expertos, reu-
niones en Viena, Buenos Aires y Ciudad del Cabo (Sudáfrica),
y la participación y aportación activas de Estados Miembros
de todas las regiones, con la ayuda de representantes de la
red del programa de las Naciones Unidas en materia de pre-
vención del delito y justicia penal y otras entidades de las
Naciones Unidas, entre ellas la Oficina del Alto Comisiona-
do de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, el
Subcomité para la Prevención de la Tortura y Otros Tratos o
23
Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes, la Oficina de las
Naciones Unidas Contra la Droga y el Delito, organizacio-
nes intergubernamentales como el Comité Internacional de la
Cruz Roja, organismos especializados del sistema de las Na-
ciones Unidas, como la Organización Mundial de la Salud, y
organizaciones no gubernamentales y expertos a título perso-
nal en materia de ciencia penitenciaria y derechos humanos,
Recordando su resolución 69/172, de 18 de diciembre
de 2014, titulada “Los derechos humanos en la administra-
ción de justicia”, en la que reconoció la importancia del
principio de que, a excepción de aquellas restricciones le-
gales que fueran fehacientemente necesarias en razón de
la encarcelación, las personas privadas de libertad debían
conservar sus derechos humanos inalienables y todos los
demás derechos humanos y libertades fundamentales, y re-
cordó que la rehabilitación social y la reintegración en la
sociedad de las personas privadas de libertad debía ser uno
de los objetivos esenciales del sistema de justicia penal, ga-
rantizando, en la medida de lo posible, que los delincuentes
pudieran llevar una existencia respetuosa de la ley y autóno-
ma cuando se incorporaran de nuevo a la sociedad, y tomó
nota, entre otras cosas, de la observación general núm. 21,
sobre el trato humano de las personas privadas de libertad,
aprobada por el Comité de Derechos Humanos23,
23
Documentos Oficiales de la Asamblea General, cuadragésimo séptimo
período de sesiones, Suplemento núm. 40 (A/47/40), anexo VI.B.
24
1. Expresa su gratitud y aprecio al Gobierno de Sudá-
frica por haber acogido la reunión del Grupo de Expertos
sobre las Reglas Mínimas para el Tratamiento de los Reclusos
que se celebró en Ciudad del Cabo (Sudáfrica) del 2 al 5
de marzo de 2015, y por haber prestado apoyo financiero y
capacidad de dirección durante todo el proceso de revisión,
y observa con aprecio el consenso alcanzado sobre las nue-
ve esferas temáticas y las reglas seleccionadas por el Grupo
de Expertos en sus reuniones anteriores para su revisión24;
2. Expresa su aprecio al Gobierno de la Argentina
por haber acogido y financiado la reunión del Grupo de
Expertos que se celebró en Buenos Aires del 11 al 13 de
diciembre de 2012, y al Gobierno del Brasil por su contri-
bución financiera a la reunión del Grupo de Expertos cele-
brada en Viena del 25 al 28 de marzo de 2014;
3. Reconoce la valiosa labor realizada por la Mesa de
la reunión del Grupo de Expertos celebrada en Viena en
2014 para preparar, con la asistencia de la Secretaría, la do-
cumentación destinada a la reunión del Grupo de Expertos
celebrada en Ciudad del Cabo (Sudáfrica) en 2015, en parti-
cular el documento de trabajo consolidado revisado25;
4. Observa que en la Declaración de Doha sobre la
Integración de la Prevención del Delito y la Justicia Penal en
el Marco más Amplio del Programa de las Naciones Unidas
24
Véase E/CN.15/2015/17.
25
UNODC/CCPCJ/EG.6/2015/2.
25
para Abordar los Problemas Sociales y Económicos y Pro-
mover el Estado de Derecho a Nivel Nacional e Internacio-
nal y la Participación Pública26, aprobada por el 13º Congre-
so sobre Prevención del Delito y Justicia Penal, celebrado
en Doha del 12 al 19 de abril de 2015, el 13º Congreso
acogió con beneplácito la labor del Grupo de Expertos y
tomó nota del proyecto de actualización de las Reglas Míni-
mas para el Tratamiento de los Reclusos, al que dio forma
definitiva el Grupo de Expertos en la reunión que celebró
en Ciudad del Cabo (Sudáfrica) en marzo de 2015;
5. Aprueba la revisión propuesta de las Reglas Míni-
mas para el Tratamiento de los Reclusos, que figura en el
anexo de la presente resolución, como las Reglas Mínimas
de las Naciones Unidas para el Tratamiento de los Reclusos,
6. Aprueba la recomendación del Grupo de Exper-
tos de que las Reglas se denominen “Reglas Mandela”, en
homenaje al legado del difunto Presidente de Sudáfrica,
Nelson Rolihlahla Mandela, que pasó 27 años encarcelado
como parte de su lucha por los derechos humanos, la igual-
dad, la democracia y la promoción de una cultura de paz
a nivel mundial;
7. Decide ampliar el alcance del Día Internacional de
Nelson Mandela, que se observa cada año el 18 de julio27,
para que también se conozca como Día de Mandela en fa-
vor de los Derechos de los Reclusos, a fin de promover
26
A/CONF.222/17, cap. I, resolución 1.
27
Resolución 64/13.
26
condiciones de encarcelamiento dignas, sensibilizar acerca
del hecho de que los reclusos son parte integrante de
la sociedad y valorar la labor del personal penitenciario
como servicio social de particular importancia y, con ese
propósito, invita a los Estados Miembros, las organizaciones
regionales y las organizaciones del sistema de las Naciones
Unidas a celebrar esa ocasión de manera apropiada;
8. Reafirma, en el contexto del párrafo 5 de la pre-
sente resolución, las observaciones preliminares sobre las
Reglas Mandela, recalca el carácter no vinculante de las
Reglas Mandela, reconoce la variedad de marcos jurídicos
de los Estados Miembros y, en ese sentido, reconoce que
los Estados Miembros pueden adaptar la aplicación de las
Reglas Mandela en función de sus marcos jurídicos inter-
nos, según corresponda, teniendo presentes el espíritu y los
propósitos de las Reglas;
9. Alienta a los Estados Miembros a que se esfuercen
por mejorar las condiciones de reclusión, conforme a las Re-
glas Mandela y todas las demás reglas y normas pertinentes
de las Naciones Unidas en materia de prevención del deli-
to y justicia penal, sigan intercambiando información sobre
buenas prácticas a fin de determinar los problemas a que se
enfrentan al aplicar las Reglas y compartan sus experiencias
en la solución de esos problemas;
10. Invita a la Comisión de Prevención del Delito y
Justicia Penal a que, en sus próximos períodos de sesiones,
considere la posibilidad de volver a convocar el Grupo
27
Intergubernamental de Expertos de Composición Abier-
ta sobre las Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para el
Tratamiento de los Reclusos con objeto de determinar las
lecciones aprendidas, los modos de seguir intercambiando
buenas prácticas y las dificultades halladas en la aplicación
de las Reglas;
11. Alienta a los Estados Miembros a que promuevan
la aplicación de las Reglas de las Naciones Unidas para la
Protección de los Menores Privados de Libertad y las Reglas
de las Naciones Unidas para el Tratamiento de las Reclusas
y Medidas No Privativas de la Libertad para las Mujeres
Delincuentes (Reglas de Bangkok);
12. Recomienda a los Estados Miembros que conti-
núen procurando limitar el hacinamiento en las cárceles y,
cuando proceda, recurran a medidas no privativas de liber-
tad como alternativa a la prisión preventiva, promoviendo
un mayor acceso a mecanismos de administración de justicia
y de asistencia letrada, reforzando las medidas sustitutivas
del encarcelamiento y apoyando los programas de rehabili-
tación y reinserción social, de conformidad con lo dispuesto
en las Reglas Mínimas de las Naciones Unidas sobre las
Medidas No Privativas de la Libertad (Reglas de Tokio);
13. Observa la importancia de un intercambio vo-
luntario de experiencias y buenas prácticas entre los Esta-
dos Miembros y con entidades internacionales pertinentes,
cuando proceda, y de la prestación de asistencia técnica a
28
los Estados Miembros que la soliciten para mejorar la apli-
cación de las Reglas Mandela;
14. Alienta a los Estados Miembros a que estudien
la posibilidad de asignar recursos humanos y financieros
adecuados para ayudar al mejoramiento de las condiciones
penitenciarias y la aplicación de las Reglas Mandela;
15. Solicita a la Oficina de las Naciones Unidas Contra
la Droga y el Delito que vele por que se dé una amplia difu-
sión a las Reglas Mandela, prepare material de orientación y
proporcione asistencia técnica y servicios de asesoramiento
a los Estados Miembros en materia de reforma penal, a fin
de elaborar o reforzar las leyes, procedimientos, políticas y
prácticas penitenciarias de conformidad con las Reglas;
16. Encomia a la Comisión de Prevención del Delito y
Justicia Penal por sus constantes aportaciones a la mejora de
la administración de justicia mediante la elaboración y el per-
feccionamiento de reglas y normas internacionales en materia
de prevención del delito y justicia penal, y exhorta a los Es-
tados Miembros a que prosigan sus esfuerzos a ese respecto;
17. Solicita a la Oficina de las Naciones Unidas Con-
tra la Droga y el Delito que siga promoviendo la utilización
y aplicación de las reglas y normas de las Naciones Unidas
en materia de prevención del delito y justicia penal, por
medios como la prestación de servicios de asesoramiento y
asistencia técnica a los Estados Miembros que lo soliciten, lo
que incluye asistencia en materia de prevención del delito,
29
justicia penal y reforma de la legislación, y para la organi-
zación de programas de capacitación para los funcionarios
encargados de hacer cumplir la ley y el personal que se
ocupa de la prevención del delito y la justicia penal, así
como el apoyo a la administración y gestión de los sistemas
penales y penitenciarios, lo que redundará en el mejora-
miento de su eficiencia y capacidad;
18. Invita a los Estados Miembros y demás donantes
a que aporten recursos extrapresupuestarios para estos fi-
nes de conformidad con las reglas y procedimientos de las
Naciones Unidas;
19. Afirma el importante papel de la red del programa
de las Naciones Unidas en materia de prevención del delito
y justicia penal, las organizaciones intergubernamentales y
las organizaciones no gubernamentales reconocidas por el
Consejo Económico y Social como entidades de carácter con-
sultivo, en el proceso de revisión y en la tarea de impulsar
la difusión, promoción y aplicación práctica de las Reglas
Mandela conforme a los procedimientos para su aplicación
eficaz.
30
Anexo
REGLAS MÍNIMAS DE LAS NACIONES UNIDAS
PARA EL TRATAMIENTO DE LOS RECLUSOS
(REGLAS MANDELA)
OBSERVACIONES PRELIMINARES
Observación preliminar 1
El objeto de las siguientes reglas no es describir en forma
detallada un sistema penitenciario modelo, sino únicamente
enunciar, partiendo de los conceptos generalmente acepta-
dos en nuestro tiempo y de los elementos esenciales de los
sistemas contemporáneos más adecuados, los principios y
prácticas que hoy en día se reconocen como idóneos en lo
que respecta al tratamiento de los reclusos y la administra-
ción penitenciaria.
Observación preliminar 2
1. Es evidente que, debido a la gran variedad de condiciones
jurídicas, sociales, económicas y geográficas existentes en el
mundo, no se pueden aplicar indistintamente todas las re-
glas en todas partes y en todo momento. No obstante, estas
reglas deberán servir para estimular un esfuerzo constante
por vencer las dificultades prácticas que se oponen a su apli-
cación, con la conciencia de que representan en su conjunto
las condiciones mínimas admitidas por las Naciones Unidas.
2. Por otra parte, las reglas se refieren a un ámbito en re-
lación con el cual la reflexión intelectual evoluciona cons-
tantemente. No tienen por objeto excluir experimentos y
prácticas, siempre que estos se ajusten a los principios e
impulsen los propósitos que se desprenden del texto en
33
su conjunto. Guiándose por ese espíritu, la administración
penitenciaria central siempre podrá autorizar excepciones.
Observación preliminar 3
1. La primera parte de las reglas trata de la administración
general de los establecimientos penitenciarios y es aplica-
ble a todas las categorías de reclusos, independientemente
de que su situación sea el resultado de un proceso criminal
o civil, de que se encuentren en espera de juicio o estén
cumpliendo condena, e incluso de que se les haya o no so-
metido a “medidas de seguridad” o medidas correccionales
por mandamiento judicial.
2. La segunda parte contiene disposiciones que solamente se
aplican a las categorías especiales de reclusos a que se refiere
cada sección. No obstante, las reglas de la sección A, apli-
cables a los reclusos penados, se aplicarán igualmente a las
categorías de reclusos a que se refieren las secciones B, C y D,
siempre que no sean contradictorias con las reglas que rigen
esas categorías de reclusos y que sean ventajosas para ellos.
Observación preliminar 4
1. Las reglas no tienen por objeto regular la administración
de los establecimientos para menores de edad, como los
centros de detención o reeducación de menores, si bien,
en general, la primera parte es aplicable también a esos
establecimientos.
2. La categoría de reclusos jóvenes debe comprender, como
34
mínimo, a los jóvenes cuyos casos competan a las jurisdic-
ciones de menores. Por regla general, no debe condenarse
a esos jóvenes a penas de prisión.
Principios fundamentales
Regla 1
Todos los reclusos serán tratados con el respeto que merecen
su dignidad y valor intrínsecos en cuanto seres humanos.
Ningún recluso será sometido a tortura ni a otros tratos o
penas crueles, inhumanos o degradantes, contra los cuales
se habrá de proteger a todos los reclusos, y no podrá invo-
carse ninguna circunstancia como justificación en contrario.
Se velará en todo momento por la seguridad de los reclusos,
el personal, los proveedores de servicios y los visitantes.
Regla 2
1. Las presentes reglas se aplicarán de forma imparcial. No
habrá discriminación por motivos de raza, color, sexo, idio-
ma, religión, opinión política o de cualquier otra índole,
origen nacional o social, fortuna, nacimiento o cualquier
otra situación. Deberán respetarse las creencias religiosas y
preceptos morales de los reclusos.
35
2. Con el propósito de aplicar el principio de no discrimina-
ción, las administraciones penitenciarias tendrán en cuenta
las necesidades individuales de los reclusos, en particular de
las categorías más vulnerables en el contexto penitenciario.
Se deberán adoptar medidas de protección y promoción de
los derechos de los reclusos con necesidades especiales, y
dichas medidas no se considerarán discriminatorias.
Regla 3
La prisión y demás medidas cuyo efecto es separar a una
persona del mundo exterior son aflictivas por el hecho mis-
mo de que despojan a esa persona de su derecho a la auto-
determinación al privarla de su libertad. Por lo tanto, a ex-
cepción de las medidas de separación justificadas y de las
que sean necesarias para el mantenimiento de la disciplina,
el sistema penitenciario no deberá agravar los sufrimientos
inherentes a tal situación.
Regla 4
1. Los objetivos de las penas y medidas privativas de libertad
son principalmente proteger a la sociedad contra el delito y
reducir la reincidencia. Esos objetivos solo pueden alcanzarse
si se aprovecha el período de privación de libertad para lograr,
en lo posible, la reinserción de los exreclusos en la sociedad
tras su puesta en libertad, de modo que puedan vivir con-
forme a la ley y mantenerse con el producto de su trabajo.
36
2. Para lograr ese propósito, las administraciones penitenciarias
y otras autoridades competentes deberán ofrecer educación,
formación profesional y trabajo, así como otras formas de
asistencia apropiadas y disponibles, incluidas las de carác-
ter recuperativo, moral, espiritual y social y las basadas en
la salud y el deporte. Todos esos programas, actividades y
servicios se ofrecerán en atención a las necesidades de tra-
tamiento individuales de los reclusos.
Regla 5
1. El régimen penitenciario procurará reducir al mínimo las
diferencias entre la vida en prisión y la vida en libertad que
tiendan a debilitar el sentido de responsabilidad del recluso
o el respeto a su dignidad como ser humano.
2. Las administraciones penitenciarias facilitarán todas las
instalaciones y acondicionamientos razonables para asegurar
que los reclusos con discapacidades físicas, mentales o de
otra índole participen en condiciones equitativas y de forma
plena y efectiva en la vida en prisión.
Regla 6
En todo sitio donde haya reclusos habrá un sistema nor-
malizado de gestión de sus expedientes. Ese sistema podrá
consistir en una base electrónica de datos o en un registro
37
foliado y firmado en cada página. Se establecerán procedi-
mientos para velar por una pista de auditoría segura e im-
pedir el acceso no autorizado a la información del sistema
y su modificación no autorizada.
Regla 7
Ninguna persona podrá ser internada en un establecimiento
penitenciario sin una orden válida de reclusión. En el sis-
tema de gestión de los expedientes de los reclusos se con-
signará la información siguiente en el momento del ingreso
de cada recluso:
a) información precisa que permita determinar la
identidad personal del recluso, respetando el género con el
que el propio recluso se identifique;
b) los motivos de su reclusión y la autoridad encar-
gada que la dispuso, además de la fecha, la hora y el lugar
de su detención;
c) la fecha y hora de su ingreso y salida, así como de
todo traslado;
d) toda lesión visible y toda queja sobre malos tratos
anteriores;
e) un inventario de sus bienes personales;
f) los nombres de sus familiares, incluidos, cuando
proceda, sus hijos, y la edad de estos, el lugar en que se
encuentran y su régimen de tutela o custodia;
g) información sobre sus familiares más cercanos y
datos de la persona de contacto para casos de emergencia.
38
Regla 8
En el sistema de gestión de los expedientes de los reclusos se
consignará la información siguiente, según proceda, durante
el período de reclusión:
a) información relativa al proceso judicial, incluidas
las fechas de las audiencias y la representación jurídica;
b) informes iniciales de evaluación y clasificación;
c) información sobre el comportamiento y la disci-
plina;
d) peticiones y quejas, incluidas las denuncias de tor-
tura u otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes,
a menos que sean de naturaleza confidencial;
e) información sobre la imposición de medidas dis-
ciplinarias;
f) información sobre las circunstancias y causas de
toda lesión o fallecimiento y, en este último caso, sobre el
destino de los restos mortales.
Regla 9
Toda la información mencionada en las reglas 7 y 8 se man-
tendrá confidencial y solamente se pondrá a disposición
de aquellas personas cuyas funciones profesionales así lo
exijan. Todo recluso tendrá acceso a los documentos que le
conciernan, que podrán contener texto suprimido conforme
a lo que autorice la legislación nacional, y tendrá derecho a
que se le entregue una copia certificada en el momento de
su puesta en libertad.
39
Regla 10
Los sistemas de gestión de los expedientes de los reclu-
sos se utilizarán también para generar datos fiables sobre
tendencias y características relativas a la población reclusa,
incluida la tasa de ocupación, que sirvan de base para la
adopción de decisiones con base empírica.
Regla 11
Los reclusos pertenecientes a categorías distintas deberán ser
alojados en establecimientos diferentes o en pabellones dife-
rentes dentro de un mismo establecimiento, según su sexo y
edad, sus antecedentes penales, los motivos de su detención
y el trato que corresponda aplicarles; por consiguiente:
a) los hombres serán recluidos, en la medida de lo
posible, en establecimientos distintos a los de las mujeres
y, en los establecimientos mixtos, el pabellón destinado
a las mujeres estará completamente separado del de los
hombres;
b) los reclusos en espera de juicio estarán separados
de los penados;
c) los encarcelados por deudas u otras causas civiles
estarán separados de los encarcelados por causas criminales;
d) los jóvenes estarán separados de los adultos.
40
Alojamiento
Regla 12
1. Cuando los dormitorios sean celdas o cuartos individua-
les, cada uno de estos será ocupado por un solo recluso.
Si por razones especiales, como el exceso temporal de po-
blación reclusa, resulta indispensable que la administración
penitenciaria central haga excepciones a esta regla, se evi-
tará alojar a dos reclusos en una celda o cuarto individual.
2. Cuando se utilicen dormitorios colectivos, estos los ocupa-
rán reclusos que hayan sido cuidadosamente seleccionados
y reconocidos como aptos para relacionarse entre sí en esas
condiciones. Por la noche se les someterá a una vigilancia
regular, adaptada al tipo de establecimiento de que se trate.
Regla 13
Los locales de alojamiento de los reclusos, y especialmente
los dormitorios, deberán cumplir todas las normas de hi-
giene, particularmente en lo que respecta a las condiciones
climáticas y, en concreto, al volumen de aire, la superficie
mínima, la iluminación, la calefacción y la ventilación.
Regla 14
En todo local donde vivan o trabajen reclusos:
a) las ventanas serán suficientemente grandes para que
puedan leer y trabajar con luz natural y estarán construidas
41
de manera que pueda entrar aire fresco, haya o no ventila-
ción artificial;
b) la luz artificial será suficiente para que puedan
leer y trabajar sin perjudicarse la vista.
Regla 15
Las instalaciones de saneamiento serán adecuadas para que
el recluso pueda satisfacer sus necesidades naturales en el
momento oportuno y en forma aseada y decente.
Regla 16
Las instalaciones de baño y de ducha serán adecuadas para
que todo recluso pueda bañarse o ducharse, e incluso pue-
da ser obligado a hacerlo, a una temperatura adaptada al
clima, y con la frecuencia que exija la higiene general se-
gún la estación y la región geográfica pero al menos una
vez por semana en climas templados.
Regla 17
Todas las zonas del establecimiento penitenciario que fre-
cuenten los reclusos deberán mantenerse limpias y en buen
estado en todo momento.
Higiene personal
Regla 18
1. Se exigirá de los reclusos aseo personal y, a tal efecto,
42
se les facilitará agua y los artículos de aseo indispensables
para su salud e higiene.
2. A fin de que los reclusos puedan mantener un aspecto
decoroso que les permita conservar el respeto de sí mis-
mos, se les facilitarán medios para el cuidado del cabello
y de la barba y para que puedan afeitarse con regularidad.
Ropas y cama
Regla 19
1. Todo recluso a quien no se permita vestir sus propias
prendas recibirá ropa apropiada para el clima y suficiente
para mantenerse en buena salud. Dicha ropa no podrá ser
en modo alguno degradante ni humillante.
2. Toda la ropa se mantendrá limpia y en buen estado. La
ropa interior se cambiará y lavará con la frecuencia necesa-
ria para cuidar la higiene.
3. En circunstancias excepcionales, cuando el recluso salga
del establecimiento penitenciario para fines autorizados, se
le permitirá que use sus propias prendas o algún otro ves-
tido que no llame la atención.
Regla 20
Cuando se autorice a los reclusos a vestir su propia ropa,
se tomarán disposiciones en el momento de su ingreso en
prisión para asegurar que la ropa se mantenga limpia y en
buen estado.
43
Regla 21
Todo recluso dispondrá, de conformidad con los usos locales
o nacionales, de una cama individual y de ropa de cama
individual suficiente, entregada limpia, mantenida conve-
nientemente y mudada con regularidad a fin de asegurar
su limpieza.
Alimentación
Regla 22
1. Todo recluso recibirá de la administración del estable-
cimiento penitenciario, a las horas acostumbradas, una
alimentación de buena calidad, bien preparada y servida,
cuyo valor nutritivo sea suficiente para el mantenimiento de
su salud y de sus fuerzas.
2. Todo recluso tendrá la posibilidad de proveerse de agua
potable cuando la necesite.
Regla 23
1. Todo recluso que no desempeñe un trabajo al aire libre
dispondrá, si las condiciones meteorológicas lo permiten,
de al menos una hora al día de ejercicio físico adecuado al
aire libre.
2. Los reclusos jóvenes, y otros cuya edad y condición física
44
lo permitan, recibirán durante el período reservado al ejer-
cicio una educación física y recreativa. Para ello se pondrán
a su disposición el espacio, las instalaciones y el equipo
necesarios.
Servicios médicos
Regla 24
1. La prestación de servicios médicos a los reclusos es una
responsabilidad del Estado. Los reclusos gozarán de los
mismos estándares de atención sanitaria que estén dispo-
nibles en la comunidad exterior y tendrán acceso gratuito
a los servicios de salud necesarios sin discriminación por
razón de su situación jurídica.
2. Los servicios médicos se organizarán en estrecha vincula-
ción con la administración del servicio de salud pública ge-
neral y de un modo tal que se logre la continuidad exterior
del tratamiento y la atención, incluso en lo que respecta al
VIH, la tuberculosis y otras enfermedades infecciosas, y la
drogodependencia.
Regla 25
1. Todo establecimiento penitenciario contará con un servi-
cio de atención sanitaria encargado de evaluar, promover,
proteger y mejorar la salud física y mental de los reclusos,
en particular de los que tengan necesidades sanitarias espe-
ciales o problemas de salud que dificulten su reeducación.
45
2. El servicio de atención sanitaria constará de un equipo
interdisciplinar con suficiente personal calificado que actúe
con plena independencia clínica y posea suficientes conoci-
mientos especializados en psicología y psiquiatría. Todo re-
cluso tendrá acceso a los servicios de un dentista calificado.
Regla 26
1. El servicio de atención de la salud preparará y mantendrá
historiales médicos correctos, actualizados y confidenciales
de todos los reclusos, y se deberá permitir al recluso que lo
solicite el acceso a su propio historial. Todo recluso podrá
facultar a un tercero para acceder a su historial médico.
2. En caso de traslado de un recluso, su historial médico
se remitirá a los servicios de atención de la salud de la
institución receptora y permanecerá sujeto al principio de
confidencialidad médica.
Regla 27
1. Todos los establecimientos penitenciarios facilitarán a
los reclusos acceso rápido a atención médica en casos ur-
gentes. Los reclusos que requieran cuidados especiales o
cirugía serán trasladados a establecimientos especializados
o a hospitales civiles. Cuando el establecimiento peniten-
ciario tenga sus propios servicios de hospital, contará con
el personal y el equipo adecuados para proporcionar el
tratamiento y la atención que corresponda a los reclusos
que les sean remitidos.
46
2. Solo podrán tomar decisiones médicas los profesionales
de la salud competentes, y el personal penitenciario no sani-
tario no podrá desestimar ni desoír esas decisiones.
Regla 28
En los establecimientos penitenciarios para mujeres habrá
instalaciones especiales para el cuidado y tratamiento de
las reclusas durante su embarazo, así como durante el parto
e inmediatamente después. En la medida de lo posible, se
procurará que el parto tenga lugar en un hospital civil. Si
el niño nace en prisión, no se hará constar ese hecho en su
partida de nacimiento.
Regla 29
1. Toda decisión de permitir que un niño permanezca con
su madre o padre en el establecimiento penitenciario se
basará en el interés superior del niño. Cuando los niños
puedan permanecer con su madre o padre, se tomarán dis-
posiciones para:
a) facilitar servicios internos o externos de guardería,
con personal calificado, donde estarán los niños cuando no
se hallen atendidos por su madre o padre;
b) proporcionar servicios de atención sanitaria es-
peciales para niños, incluidos servicios de reconocimiento
médico inicial en el momento del ingreso y servicios de
seguimiento constante de su desarrollo a cargo de espe-
cialistas.
47
2. Los niños que vivan en el establecimiento penitenciario
con su madre o padre nunca serán tratados como reclusos.
Regla 30
Un médico u otro profesional de la salud competente, esté
o no a las órdenes del médico, deberá ver a cada recluso,
hablar con él y examinarlo tan pronto como sea posible
tras su ingreso y, posteriormente, tan a menudo como sea
necesario. Se procurará, en especial:
a) reconocer las necesidades de atención de la salud
y adoptar todas las medidas necesarias para el tratamiento;
b) detectar los malos tratos que los reclusos recién
llegados puedan haber sufrido antes de su ingreso;
c) detectar todo indicio de estrés psicológico o de
otra índole causado por la reclusión, incluidos el riesgo de
suicidio o autolesión y el síndrome de abstinencia resul-
tante del uso de drogas, medicamentos o alcohol, y aplicar
todas las medidas o tratamientos individualizados que co-
rresponda;
d) facilitar a los reclusos de quienes se sospeche que
sufren enfermedades contagiosas aislamiento médico y un
tratamiento apropiado durante el período de infección;
e) determinar la capacidad física de cada recluso
para trabajar, hacer ejercicio y participar en otras activida-
des, según corresponda.
Regla 31
El médico o, cuando proceda, otros profesionales de la salud
48
competentes, tendrán acceso diario a todos los reclusos en-
fermos, a todos los que afirmen padecer enfermedades o
lesiones físicas o mentales y a todos aquellos sobre los cuales
se llame su atención. Todos los exámenes médicos se lleva-
rán a cabo con plena confidencialidad.
Regla 32
1. La relación entre el médico u otros profesionales de la
salud y los reclusos estará determinada por las mismas nor-
mas éticas y profesionales que se apliquen a los pacientes
en la comunidad exterior, en particular:
a) la obligación de proteger la salud física y mental
de los reclusos y de prevenir y tratar las enfermedades ex-
clusivamente por razones clínicas;
b) el respeto a la autonomía de los reclusos en lo
que respecta a su propia salud, y el consentimiento fun-
damentado como base de la relación entre médico y pa-
ciente;
c) la confidencialidad de la información médica, a
menos que mantenerla pueda dar lugar a una situación de
peligro real e inminente para el paciente o para terceros;
d) la prohibición absoluta de participar, activa o pa-
sivamente, en actos que puedan constituir tortura u otros
tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes, incluidos
experimentos médicos o científicos que puedan ser perju-
diciales para la salud del recluso, como la extracción de
células, tejido u órganos.
49
2. Sin menoscabo de lo dispuesto en el párrafo 1 d) de esta
regla, se podrá permitir que los reclusos, previo consenti-
miento suyo libre y fundamentado, y de conformidad con
la legislación aplicable, participen en ensayos clínicos y en
otro tipo de investigaciones médicas accesibles a nivel de la
comunidad si se prevé que reportarán un beneficio directo
y apreciable para su salud, y donen células, tejido y órga-
nos a un familiar.
Regla 33
El médico informará al director del establecimiento peni-
tenciario cada vez que estime que la salud física o mental
de un recluso haya sido o pueda ser perjudicada por su
reclusión continuada o por determinadas condiciones de
reclusión.
Regla 34
Si los profesionales de la salud, al examinar a un recluso
en el momento de su ingreso en prisión o al prestarle aten-
ción médica posteriormente, se percatan de algún indicio
de tortura u otros tratos o penas crueles, inhumanos o de-
gradantes, deberán documentar y denunciar esos casos ante
la autoridad médica, administrativa o judicial competente.
Se seguirá el procedimiento de seguridad apropiado para
no exponer al recluso o a sus allegados a los peligros que
pudieran correr el riesgo de sufrir.
50
Regla 35
1. El médico o el organismo de salud pública competente
hará inspecciones periódicas y asesorará al director del es-
tablecimiento penitenciario con respecto a:
a) la cantidad, calidad, preparación y distribución de
los alimentos;
b) la higiene y el aseo de las instalaciones y de los
reclusos;
c) las condiciones de saneamiento, climatización, ilu-
minación y ventilación;
d) la calidad y el aseo de la ropa y la cama de los
reclusos;
e) la observancia de las reglas relativas a la educa-
ción física y la práctica deportiva cuando estas actividades
no sean organizadas por personal especializado.
2. El director del establecimiento penitenciario tendrá en
cuenta el asesoramiento y los informes presentados confor-
me a lo dispuesto en el párrafo 1 de esta regla y en la regla
33 y adoptará inmediatamente las medidas necesarias para
que se sigan los consejos y recomendaciones que consten
en los informes. Cuando esos consejos o recomendaciones
no correspondan a su ámbito de competencia, o cuando
no esté conforme con ellos, el director transmitirá inmedia-
tamente a una autoridad superior su propio informe y los
consejos o recomendaciones del médico o del organismo
de salud pública competente.
51
Restricciones, disciplina y sanciones
Regla 36
La disciplina y el orden se mantendrán sin imponer más
restricciones de las necesarias para garantizar la custodia
segura, el funcionamiento seguro del establecimiento peni-
tenciario y la buena organización de la vida en común.
Regla 37
La ley pertinente, o el reglamento de la autoridad adminis-
trativa competente, determinarán en cada caso:
a) las conductas que constituyen una falta disciplinaria;
b) el carácter y la duración de las sanciones discipli-
narias aplicables;
c) la autoridad competente para imponer esas san-
ciones;
d) toda forma de separación forzosa del resto de la
población reclusa (como el aislamiento, la incomunicación,
la segregación y los módulos de vigilancia especial o de
semiaislamiento), ya sirva como sanción disciplinaria o para
mantener el orden y la seguridad, incluida la aprobación
de normas y procedimientos relativos al uso, la revisión,
la imposición o el levantamiento de cualquier régimen de
separación forzosa.
Regla 38
1. Se alienta a los establecimientos penitenciarios a utilizar,
52
en la medida de lo posible, la prevención de conflictos, la
mediación o cualquier otro mecanismo alternativo de solu-
ción de controversias para evitar las faltas disciplinarias y
resolver conflictos.
2. Con respecto a los reclusos que estén separados de los
demás o lo hayan estado, la administración del estableci-
miento penitenciario tomará las medidas necesarias para
mitigar los posibles efectos perjudiciales que el aislamiento
pueda tener sobre ellos o su comunidad tras su liberación.
Regla 39
1. Los reclusos solo podrán ser sancionados conforme a la
ley o el reglamento mencionados en la regla 37 y a los prin-
cipios de equidad y de respeto de las garantías procesales.
Ningún recluso será sancionado dos veces por la misma falta.
2. La administración del establecimiento penitenciario velará
por que la sanción disciplinaria sea proporcional a la infrac-
ción para la que se haya establecido, y llevará un registro
adecuado de todas las sanciones disciplinarias impuestas.
3. Antes de imponer sanciones disciplinarias, la administra-
ción del establecimiento penitenciario considerará en qué
medida la enfermedad mental o discapacidad del desarrollo
del recluso pueden haber contribuido a su conducta y a la
comisión de la falta o hecho que haya motivado la sanción.
La administración no sancionará ninguna conducta que se
considere resultado directo de la enfermedad mental o dis-
capacidad intelectual del recluso.
53
Regla 40
1. Ningún recluso podrá desempeñar función disciplinaria
alguna al servicio del establecimiento penitenciario.
2. No obstante, esta regla no será un obstáculo para el buen
funcionamiento de los sistemas basados en el autogobierno,
en virtud de los cuales se confían a los reclusos constituidos
en grupos, bajo supervisión y con fines de tratamiento, ciertas
actividades o tareas de orden social, educativo o deportivo.
Regla 41
1. Toda denuncia relativa a la comisión de una falta disciplina-
ria por un recluso se comunicará con celeridad a la autoridad
competente, que la investigará sin demoras injustificadas.
2. Los reclusos serán informados, sin dilación y en un idio-
ma que comprendan, de la naturaleza de los cargos que se
les imputen, y dispondrán del tiempo y los medios adecua-
dos para la preparación de su defensa.
3. Los reclusos estarán autorizados a defenderse solos o con
asistencia jurídica, cuando el interés de la justicia así lo exi-
ja, en particular en casos que entrañen faltas disciplinarias
graves. Si no comprenden o no hablan el idioma utilizado
en la audiencia disciplinaria, contarán con la asistencia gra-
tuita de un intérprete.
4. Los reclusos tendrán la posibilidad de solicitar una revi-
sión judicial de las sanciones disciplinarias que se les hayan
impuesto.
5. Cuando una falta disciplinaria se persiga como delito,
54
el recluso tendrá derecho a todas las garantías procesales
aplicables a las actuaciones penales, incluido el libre acceso
a un asesor jurídico.
Regla 42
Las condiciones de vida generales a las que se hace refe-
rencia en las presentes reglas, incluidas las relativas a la
iluminación, la ventilación, la climatización, el saneamien-
to, la nutrición, el agua potable, el acceso al aire libre y el
ejercicio físico, la higiene personal, la atención de la salud
y un espacio personal suficiente, se aplicarán a todos los
reclusos sin excepción.
Regla 43
1. Las restricciones o sanciones disciplinarias no podrán,
en ninguna circunstancia, equivaler a tortura u otros tratos
o penas crueles, inhumanos o degradantes. En particular,
quedarán prohibidas las siguientes prácticas:
a) el aislamiento indefinido;
b) el aislamiento prolongado;
c) el encierro en una celda oscura o permanente-
mente iluminada;
d) las penas corporales o la reducción de los alimen-
tos o del agua potable;
e) los castigos colectivos.
2. En ningún caso se utilizarán métodos de coerción física
como sanción por faltas disciplinarias.
3. Entre las sanciones disciplinarias o medidas restrictivas
55
no podrá figurar la prohibición del contacto con la familia.
Solo se podrán restringir los medios de contacto familiar
por un período limitado y en la estricta medida en que lo
exija el mantenimiento de la seguridad y el orden.
Regla 44
A los efectos de las presentes reglas, por aislamiento se en-
tenderá el aislamiento de reclusos durante un mínimo de 22
horas diarias sin contacto humano apreciable. Por aislamiento
prolongado se entenderá el aislamiento que se extienda
durante un período superior a 15 días consecutivos.
Regla 45
1. El aislamiento solo se aplicará en casos excepcionales,
como último recurso, durante el menor tiempo posible y
con sujeción a una revisión independiente, y únicamente
con el permiso de una autoridad competente. No se impon-
drá a un recluso en virtud de su condena.
2. La imposición de sanciones de aislamiento estará pro-
hibida cuando el recluso tenga una discapacidad física o
mental que pudiera agravarse bajo dicho régimen. Continúa
aplicándose la prohibición de emplear sanciones de aisla-
miento y medidas similares con mujeres y niños en los ca-
sos descritos en otras reglas y normas de las Naciones Uni-
das en materia de prevención del delito y justicia penal28.
28
Véanse la regla 67 de las Reglas de las Naciones Unidas para la Protección
56
Regla 46
1. El personal sanitario no desempeñará ningún papel en
la imposición de sanciones disciplinarias u otras medidas
restrictivas. Prestará, en cambio, particular atención a la
salud de todo recluso sometido a cualquier régimen de
separación forzosa, por ejemplo visitándolo a diario y
proporcionándole con prontitud atención y tratamiento
médicos si así lo solicita el propio recluso o el personal
penitenciario.
2. El personal sanitario comunicará al director del estableci-
miento penitenciario, sin dilación, todo efecto desfavorable
en la salud física o mental del recluso de las sanciones
disciplinarias u otras medidas restrictivas que se le hayan
impuesto, y le hará saber si considera necesario que se
interrumpan o modifiquen dichas sanciones o medidas por
razones de salud física o mental.
3. El personal sanitario estará facultado para examinar las
condiciones de separación forzosa de un recluso y reco-
mendar los cambios que correspondan con el fin de velar
por que dicha separación no agrave la enfermedad o la
discapacidad física o mental del recluso.
57
Instrumentos de coerción física
Regla 47
1. Se prohibirá el empleo de cadenas, grilletes y otros ins-
trumentos de coerción física que por su naturaleza sean
degradantes o causen dolor.
2. Otros instrumentos de coerción física solo podrán ser uti-
lizados cuando la ley los autorice y en los siguientes casos:
a) como medida de precaución contra la evasión du-
rante un traslado, siempre que sean retirados en el momen-
to en que el recluso comparezca ante una autoridad judicial
o administrativa;
b) por orden del director del establecimiento peni-
tenciario, si han fracasado los demás métodos de control, a
fin de impedir que el recluso se lesione a sí mismo o lesio-
ne a terceros, o que produzca daños materiales, en cuyos
casos el director deberá alertar inmediatamente al médico u
otros profesionales de la salud competentes e informar a la
autoridad administrativa superior.
Regla 48
Cuando la utilización de instrumentos de coerción física
esté autorizada de conformidad con el párrafo 2 de la regla
47 habrán de aplicarse los siguientes principios:
a) emplear instrumentos de coerción física única-
mente cuando ninguna otra forma menor de control resulte
58
eficaz frente a los riesgos que entrañaría la libre movilidad;
b) optar por el menos invasivo de los métodos de
coerción física que sean necesarios para controlar la movili-
dad del recluso y que puedan aplicarse razonablemente, en
función del nivel y la naturaleza de los riesgos en cuestión;
c) aplicar instrumentos de coerción física únicamente
durante el tiempo necesario, y retirarlos lo antes posible
una vez que desaparezcan los riesgos planteados por la
libre movilidad.
2. No se utilizarán instrumentos de coerción física en el
caso de las mujeres que estén por dar a luz, ni durante el
parto ni en el período inmediatamente posterior.
Regla 49
La administración penitenciaria tratará de utilizar técnicas
de control para evitar la necesidad de imponer instrumen-
tos de coerción física o reducir el carácter invasivo de esos
instrumentos, y ofrecerá capacitación en esas técnicas.
Regla 50
Las leyes y reglamentos que regulen los registros de reclu-
sos y celdas serán acordes con las obligaciones dimana-
das del derecho internacional y tomarán en consideración
las reglas y normas internacionales, teniendo en cuenta la
necesidad de garantizar la seguridad en el establecimiento
59
penitenciario. Los registros se realizarán de un modo que
respete la dignidad intrínseca del ser humano y la intimidad
de las personas, así como los principios de proporcionali-
dad, legalidad y necesidad.
Regla 51
Los registros no se utilizarán para acosar ni intimidar al
recluso ni para inmiscuirse innecesariamente en su intimi-
dad. A efectos de rendir cuentas, la administración peni-
tenciaria dejará debida constancia de los registros que se
lleven a cabo, en particular de los registros personales sin
ropa, los registros de los orificios corporales y los registros
de las celdas, así como de los motivos de esos registros, la
identidad de quienes los llevaron a cabo y los resultados
obtenidos.
Regla 52
1. Los registros invasivos, como los registros personales sin
ropa y los registros de los orificios corporales, solo se efec-
tuarán cuando sean absolutamente necesarios. Se alentará
a las administraciones penitenciarias a idear y poner en
práctica alternativas adecuadas a los registros invasivos. Los
registros invasivos se harán en privado y por personal cali-
ficado del mismo sexo que el recluso.
2. Los registros de los orificios corporales solo los podrán
hacer profesionales médicos calificados que no sean los
60
principales responsables de la atención del recluso o, como
mínimo, miembros del personal que hayan sido adecuada-
mente capacitados por profesionales médicos en cuanto a
las normas de higiene, salud y seguridad.
Regla 53
Los reclusos tendrán acceso a los documentos de las actua-
ciones judiciales relativas a su caso, o estarán autorizados a
mantenerlos en su posesión sin que tenga acceso a ellos la
administración del establecimiento penitenciario.
Regla 54
Todo recluso recibirá con prontitud, en el momento de su
ingreso, información escrita acerca de lo siguiente:
a) la legislación penitenciaria y el reglamento peni-
tenciario aplicable;
b) sus derechos, incluidos los métodos autorizados
para informarse, el acceso a asesoramiento jurídico, incluso
por medio de programas de asistencia jurídica, y los proce-
dimientos para formular peticiones o quejas;
c) sus obligaciones, incluidas las sanciones discipli-
narias aplicables;
d) toda otra cuestión necesaria para su adaptación a
la vida en prisión.
61
Regla 55
1. La información mencionada en la regla 54 se proporcio-
nará en los idiomas de uso más común, de acuerdo con las
necesidades de la población reclusa. Si el recluso no entiende
ninguno de esos idiomas, se facilitarán los servicios de un
intérprete.
2. Si el recluso es analfabeto se le proporcionará la información
verbalmente. A las personas con discapacidad sensorial se
les facilitará la información de una manera que responda a
sus necesidades.
3. La administración del establecimiento penitenciario ex-
hibirá en lugares destacados de las zonas de uso común
resúmenes de esa información.
Regla 56
1. Todo recluso tendrá cada día la oportunidad de presentar
peticiones o quejas al director del establecimiento penitencia-
rio o al funcionario penitenciario autorizado a representarlo.
2. Las peticiones o quejas podrán presentarse al inspector de
prisiones durante sus inspecciones. El recluso podrá hablar
libremente y con plena confidencialidad con el inspector o
con cualquier otro funcionario encargado de inspeccionar,
sin que el director ni cualquier otro funcionario del estable-
cimiento se hallen presentes.
3. Todo recluso estará autorizado a dirigir, sin censura en
cuanto al fondo, una petición o queja sobre su tratamiento
62
a la administración penitenciaria central y a la autoridad
judicial o cualquier otra autoridad competente, incluidas las
autoridades con facultades en materia de revisión o recurso.
4. Los derechos a que se refieren los párrafos 1 a 3 de esta
regla se extenderán al asesor jurídico del recluso. Cuando
ni el recluso ni su asesor jurídico puedan ejercerlos, se ex-
tenderán a un familiar del recluso o a cualquier otra perso-
na que tenga conocimiento del caso.
Regla 57
1. Toda petición o queja se examinará cuanto antes y recibirá
una pronta respuesta. Si la petición o queja es desestimada,
o en caso de retraso injustificado, el interesado tendrá derecho
a presentarla ante un juez u otra autoridad.
2. Se contará con salvaguardias que garanticen a los reclu-
sos la posibilidad de presentar peticiones o quejas de forma
segura y, si así lo solicita el interesado, confidencial. Ni el
recluso ni las personas mencionadas en el párrafo 4 de la
regla 56 quedarán expuestos a represalias, intimidación u
otras consecuencias negativas por haber presentado una
petición o queja.
3. Las denuncias de tortura u otros tratos o penas crueles,
inhumanos o degradantes se tramitarán con prontitud y da-
rán lugar a una investigación rápida e imparcial a cargo de
una autoridad nacional independiente de conformidad con
lo dispuesto en los párrafos 1 y 2 de la regla 71.
63
Contacto con el mundo exterior
Regla 58
1. Los reclusos estarán autorizados a comunicarse periódi-
camente, bajo la debida vigilancia, con su familia y amigos:
a) por correspondencia escrita y por los medios de
telecomunicaciones, electrónicos, digitales o de otra índole
que haya disponibles; y
b) recibiendo visitas.
2. En caso de que se permitan las visitas conyugales, este
derecho se aplicará sin discriminación y las reclusas podrán
ejercerlo en igualdad de condiciones que los reclusos. Se
contará con procedimientos y locales que garanticen el ac-
ceso equitativo e igualitario y se prestará la debida atención
a la seguridad y dignidad.
Regla 59
En la medida de lo posible, los reclusos serán internados en
establecimientos penitenciarios cercanos a su hogar o a su
lugar de reinserción social.
Regla 60
1. Para que un visitante sea autorizado a entrar en un esta-
blecimiento penitenciario deberá prestar su consentimiento
a ser registrado. El visitante podrá retirar su consentimiento
en cualquier momento, en cuyo caso la administración
penitenciaria le podrá denegar el acceso.
64
2. Los procedimientos de registro y entrada no podrán ser
degradantes para los visitantes y se regirán por principios
cuando menos tan protectores como los que figuran en las
reglas 50 a 52. Se evitarán los registros de los orificios cor-
porales y no se emplearán con niños.
Regla 61
1. Se facilitarán a los reclusos oportunidades, tiempo e insta-
laciones adecuadas para recibir visitas de un asesor jurídico
o proveedor de asistencia jurídica de su elección, entrevistarse
con él y consultarle sobre cualquier asunto jurídico, sin de-
mora, interferencia ni censura y en forma plenamente con-
fidencial, de conformidad con la legislación nacional aplica-
ble. El personal penitenciario podrá vigilar visualmente las
consultas, pero no podrá escuchar la conversación.
2. Si un recluso no habla el idioma local, la administración
del establecimiento penitenciario le facilitará el acceso a los
servicios de un intérprete independiente y calificado.
3. Los reclusos tendrán acceso a asistencia jurídica efectiva.
Regla 62
1. Los reclusos de nacionalidad extranjera gozarán de facili-
dades adecuadas para comunicarse con los representantes
diplomáticos y consulares del Estado del que sean nacionales.
2. Los reclusos que sean nacionales de Estados que no ten-
gan representación diplomática ni consular en el país, así
como los refugiados y apátridas, gozarán de las mismas
65
facilidades para dirigirse al representante diplomático del
Estado encargado de sus intereses o a cualquier autoridad
nacional o internacional que tenga la misión de proteger a
las personas en su situación.
Regla 63
Los reclusos tendrán oportunidad de informarse periódica-
mente de las noticias de actualidad más importantes, sea
mediante la lectura de diarios o revistas o de publicaciones
especiales del establecimiento penitenciario, sea mediante
emisiones de radio, conferencias o cualquier otro medio
similar, autorizado o controlado por la administración del
establecimiento penitenciario.
Biblioteca
Regla 64
Cada establecimiento penitenciario tendrá una biblioteca su-
ficientemente provista de libros instructivos y recreativos, que
podrán usar los reclusos de todas las categorías. Se alentará a
los reclusos a que se sirvan de la biblioteca lo más posible.
Religión
Regla 65
1. Si en el establecimiento penitenciario hay un número su-
ficiente de reclusos de una misma religión, se nombrará o
66
aprobará un representante calificado de ese culto. Cuando
el número de reclusos lo justifique y las circunstancias lo
permitan, dicho representante prestará servicios a tiempo
completo.
2. El representante calificado que haya sido nombrado o
aprobado conforme al párrafo 1 de esta regla estará auto-
rizado a organizar periódicamente servicios religiosos y a
efectuar, cada vez que corresponda, visitas pastorales en
privado a los reclusos de su religión.
3. Nunca se negará a un recluso el derecho de comunicar-
se con el representante autorizado de una religión; y, a la
inversa, cuando un recluso se oponga a ser visitado por el
representante de una religión, se deberá respetar plena-
mente su actitud.
Regla 66
En la medida de lo posible, se autorizará a todo recluso a
cumplir los preceptos de su religión, permitiéndosele par-
ticipar en los servicios organizados en el establecimiento
penitenciario y tener en su poder libros piadosos y de ins-
trucción religiosa de su confesión.
Regla 67
1. Cuando el recluso ingrese en prisión, todo el dinero, los
objetos de valor, la ropa y otros efectos personales que el
67
reglamento no le autorice a retener serán guardados en un
lugar seguro. Se hará un inventario de todo ello, que el re-
cluso firmará. Se tomarán las medidas necesarias para que
dichas pertenencias se conserven en buen estado.
2. Los objetos y el dinero pertenecientes al recluso le se-
rán devueltos en el momento de su puesta en libertad, con
excepción del dinero que se le haya autorizado a gastar,
de los objetos que haya remitido al exterior, con la debida
autorización, y de la ropa cuya destrucción se haya estima-
do necesaria por razones de higiene. El recluso firmará un
recibo de los objetos y el dinero restituidos.
3. El dinero o los objetos enviados al recluso desde el exte-
rior serán sometidos a las mismas reglas.
4. Si el recluso lleva consigo drogas o medicamentos en el
momento de su ingreso, el médico u otro profesional de la
salud calificado decidirá el uso que se hará de ellos.
Notificaciones
Regla 68
Todo recluso tendrá derecho a informar inmediatamente a
su familia, o a cualquier otra persona que haya designado
como contacto, de su encarcelamiento, su traslado a otro
establecimiento y cualquier enfermedad o lesión graves, y
recibirá la capacidad y los medios para ejercer ese derecho.
La divulgación de información personal de los reclusos es-
tará sujeta a la legislación nacional.
68
Regla 69
En caso de fallecimiento de un recluso, el director del esta-
blecimiento penitenciario informará inmediatamente a sus
familiares más allegados o a la persona designada como
contacto para casos de emergencia. Ante un supuesto de
enfermedad o lesión grave o de traslado de un recluso a un
centro hospitalario, el director deberá notificar a las perso-
nas que el recluso haya designado para recibir información
relacionada con su estado de salud. Se respetará la solicitud
expresa del recluso de que no se informe a su cónyuge o
familiar más cercano en caso de enfermedad o lesión.
Regla 70
La administración del establecimiento penitenciario informa-
rá inmediatamente al recluso de toda enfermedad grave o
fallecimiento de un familiar cercano o cualquier otra per-
sona allegada. Cuando las circunstancias lo permitan, se le
autorizará a ir, solo o con custodia, a la cabecera del familiar
cercano o persona allegada en caso de enfermedad grave, o
a asistir al funeral de dicha persona.
Investigaciones
Regla 71
1. Sin menoscabo de que se inicie una investigación inter-
na, el director del establecimiento penitenciario comunicará
69
sin dilación todo fallecimiento, desaparición o lesión gra-
ve de un recluso a una autoridad judicial u otra autoridad
competente que sea independiente de la administración del
establecimiento penitenciario y esté facultada para llevar
a cabo investigaciones expeditas, imparciales y efectivas
de las circunstancias y causas de ese tipo de casos. La ad-
ministración del establecimiento penitenciario cooperará
plenamente con esa autoridad y garantizará la preservación
de todas las pruebas.
2. La obligación enunciada en el párrafo 1 de esta regla se
aplicará igualmente siempre que existan motivos razonables
para considerar que en el establecimiento penitenciario se
ha cometido un acto que constituya tortura u otros tratos
o penas crueles, inhumanos o degradantes, independiente-
mente de que se haya recibido o no una denuncia formal.
3. Siempre que existan motivos razonables para considerar
que se ha cometido alguno de los actos mencionados en el
párrafo 2, se tomarán medidas de inmediato para velar por
que ninguna persona que pudiera estar involucrada partici-
pe en la investigación o mantenga contacto con los testigos,
la víctima o la familia de esta.
Regla 72
La administración del establecimiento penitenciario tratará
con respeto y dignidad los restos mortales de todo recluso
fallecido. Los restos serán entregados a los familiares más
70
allegados tan pronto como sea razonable, y a más tardar
al concluir la investigación. La administración facilitará un
funeral culturalmente apropiado, si no hubiera nadie dis-
puesto o capaz de hacerlo, y mantendrá un expediente de-
tallado del caso.
Traslado de reclusos
Regla 73
1. Cuando los reclusos sean conducidos a un estableci-
miento o trasladados a otro, se tratará de exponerlos al
público lo menos posible y se tomarán las disposiciones
adecuadas para protegerlos de los insultos y de la curiosi-
dad del público e impedir toda clase de publicidad.
2. Estará prohibido transportar a los reclusos en malas con-
diciones de ventilación o de luz o por cualquier medio que
les imponga un sufrimiento físico innecesario.
3. El transporte de los reclusos se hará a expensas de la adminis-
tración penitenciaria y en condiciones de igualdad para todos.
Personal penitenciario
Regla 74
1. La administración penitenciaria seleccionará cuidadosa-
mente al personal de todos los grados, puesto que de la inte-
gridad, humanidad, aptitud personal y capacidad profesional
71
de dicho personal dependerá la buena dirección de los esta-
blecimientos penitenciarios.
2. La administración penitenciaria se esforzará constante-
mente por despertar y mantener, en el espíritu del personal
y en la opinión pública, la convicción de que la función pe-
nitenciaria constituye un servicio social de gran importan-
cia y, al efecto, utilizará todos los medios apropiados para
informar al público.
3. Para lograr los fines mencionados será indispensable que
los miembros del personal penitenciario sean profesionales
contratados a tiempo completo con la condición de funcio-
narios públicos y, por tanto, con la seguridad de que la es-
tabilidad en su empleo dependerá únicamente de su buena
conducta, de la eficacia de su trabajo y de su aptitud física.
La remuneración del personal deberá ser suficiente para
obtener y conservar los servicios de hombres y mujeres ca-
paces. Las prestaciones laborales y condiciones de servicio
serán favorables, teniendo en cuenta el difícil trabajo que
desempeñan.
Regla 75
1. Todo el personal penitenciario poseerá un nivel de edu-
cación suficiente y dispondrá de la capacidad y los medios
necesarios para desempeñar sus funciones de una manera
profesional.
2. A todo el personal penitenciario se le impartirá, antes de
su entrada en funciones, una capacitación adaptada a sus
72
funciones generales y específicas, que refleje las mejores
prácticas contemporáneas de base empírica en el ámbito
de las ciencias penales. Solo los candidatos que superen sa-
tisfactoriamente las pruebas teóricas y prácticas al término
de la capacitación recibirán autorización para ingresar en el
servicio penitenciario.
3. La administración penitenciaria impartirá de manera con-
tinua cursos de formación en el empleo con miras a mante-
ner y mejorar los conocimientos y la capacidad profesional
del personal después de su incorporación al servicio y du-
rante su carrera profesional.
Regla 76
1. La formación mencionada en el párrafo 2 de la regla 75
comprenderá, como mínimo, los ámbitos siguientes:
a) la legislación, los reglamentos y las políticas na-
cionales pertinentes, así como los instrumentos internacio-
nales y regionales aplicables, cuyas disposiciones deberán
regir la labor del personal penitenciario y su interacción
con los reclusos;
b) los derechos y deberes del personal penitenciario
en el ejercicio de sus funciones, incluido el respeto de la
dignidad humana de todos los reclusos y la prohibición de
determinadas conductas, en particular de la tortura y otros
tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes;
c) la seguridad, incluido el concepto de seguridad
dinámica, el empleo de la fuerza y de instrumentos de
73
coerción física, y el control de delincuentes violentos, con
la debida consideración al uso de técnicas preventivas y de
distensión, como la negociación y la mediación;
d) primeros auxilios, las necesidades psicosociales
de los reclusos y la dinámica correspondiente en los entornos
penitenciarios, así como servicios de asistencia y atención
sociales, incluida la detección temprana de problemas de
salud mental.
2. El personal penitenciario encargado de ciertas categorías de
reclusos, o el que sea asignado a otras funciones especializa-
das, recibirá la capacitación especializada que corresponda.
Regla 77
Todo el personal penitenciario deberá conducirse y cum-
plir sus funciones, en toda circunstancia, de manera que su
ejemplo inspire respeto y ejerza una influencia beneficiosa
en los reclusos.
Regla 78
1. En la medida de lo posible, la plantilla del establecimien-
to penitenciario tendrá un número suficiente de especia-
listas, como psiquiatras, psicólogos, trabajadores sociales,
maestros e instructores técnicos.
2. Los servicios de los trabajadores sociales, maestros e ins-
tructores técnicos deberán ser de carácter permanente, sin
que ello excluya que se pueda contar con personal contra-
tado a tiempo parcial o personal voluntario.
74
Regla 79
1. El director del establecimiento penitenciario estará debi-
damente calificado para ejercer su función, tanto por su ca-
rácter como por su capacidad administrativa, su formación
y su experiencia profesional.
2. El director del estsablecimiento penitenciario consagrará
toda su jornada laboral a sus funciones oficiales y no podrá
ser contratado a tiempo parcial. Deberá residir en el esta-
blecimiento o en sus inmediaciones.
3. Cuando dos o más establecimientos penitenciarios estén
bajo la autoridad de un único director, este los visitará con
frecuencia. Cada uno de dichos establecimientos contará
con un funcionario residente encargado.
Regla 80
1. El director, el subdirector y la mayor parte del personal
del establecimiento penitenciario deberán hablar la lengua
de la mayoría de los reclusos o una lengua comprendida
por la mayoría de ellos.
2. Se emplearán los servicios de un intérprete calificado
cada vez que sea necesario.
Regla 81
1. En los establecimientos penitenciarios mixtos, el pabe-
llón de mujeres estará bajo la dirección de una funcionaria
encargada, que guardará todas las llaves de dicho pabellón.
75
2. Ningún funcionario del sexo masculino podrá entrar en el
pabellón de mujeres si no va acompañado de una funcionaria.
3. La vigilancia de las reclusas será ejercida exclusivamente
por funcionarias. Sin embargo, esto no excluirá que fun-
cionarios del sexo masculino, en particular médicos y per-
sonal docente, desempeñen sus funciones profesionales en
establecimientos o pabellones de establecimientos reserva-
dos para mujeres.
Regla 82
1. Los funcionarios penitenciarios no recurrirán a la fuerza
en sus relaciones con los reclusos salvo en caso de legítima
defensa, de tentativa de evasión o de resistencia física activa
o pasiva a una orden basada en la ley o reglamento corres-
pondientes. Los funcionarios que recurran a la fuerza se
limitarán a emplearla en la medida estrictamente necesaria
e informarán de inmediato al director del establecimiento
penitenciario sobre el incidente.
2. Los funcionarios penitenciarios recibirán entrenamiento
físico especial para poder dominar a los reclusos violentos.
3. Salvo en circunstancias especiales, el personal que en
el desempeño de sus funciones entre en contacto directo
con los reclusos no estará armado. Además, no se confiará
jamás un arma a un miembro del personal sin que este haya
sido antes adiestrado en su manejo.
76
Inspecciones internas y externas
Regla 83
1. Habrá un sistema doble de inspecciones periódicas de los
establecimientos y servicios penitenciarios, que se basará en:
a) inspecciones internas o administrativas realizadas
por la administración penitenciaria central;
b) inspecciones externas realizadas por un organis-
mo independiente de la administración penitenciaria, por
ejemplo un organismo internacional o regional competente.
2. En ambos casos, el objetivo de las inspecciones será ve-
lar por que los establecimientos penitenciarios se gestionen
conforme a las leyes, reglamentos, políticas y procedimien-
tos vigentes, con la finalidad de que se cumplan los obje-
tivos de los servicios penitenciarios y correccionales, y por
que se protejan los derechos de los reclusos.
Regla 84
1. Los inspectores estarán facultados para:
a) acceder a toda la información acerca del número
de reclusos y de los lugares y locales en que se encuen-
tran recluidos, así como a toda la información relativa al
tratamiento de los reclusos, incluidos sus expedientes y las
condiciones de su reclusión;
b) elegir libremente los establecimientos penitencia-
rios que vayan a visitar, incluso realizando visitas no anun-
ciadas por iniciativa propia, y a qué reclusos entrevistar;
77
c) entrevistarse con carácter privado y plenamente
confidencial con los reclusos y el personal penitenciario en
el curso de sus visitas;
d) formular recomendaciones a la administración pe-
nitenciaria y a otras autoridades competentes.
2. Los equipos de inspecciones externas estarán integrados
por inspectores calificados y experimentados, que hayan
sido designados por una autoridad competente, y contarán
con profesionales de la salud. Se prestará la debida aten-
ción al logro de una representación equilibrada de hombres
y mujeres.
Regla 85
1. Después de cada inspección se presentará un informe
por escrito a la autoridad competente. Se tendrá debida-
mente en cuenta la posibilidad de poner a disposición del
público los informes de las inspecciones externas, previa
supresión de los datos personales de los reclusos a menos
que estos hayan dado su consentimiento expreso a que no
se supriman.
2. La administración penitenciaria u otras autoridades com-
petentes, según proceda, indicarán en un plazo razonable
si se pondrán en práctica las recomendaciones dimanantes
de la inspección externa.
78
II. REGLAS APLICABLES A CATEGORÍAS ESPECIALES
A. RECLUSOS PENADOS
Principios rectores
Regla 86
Los principios que se enumeran a continuación tienen por
objeto definir el espíritu conforme al cual deben administrar-
se los establecimientos penitenciarios y los fines hacia los
cuales deben tender, de conformidad con la declaración que
figura en la observación preliminar 1 de las presentes reglas.
Regla 87
Es conveniente que, antes de que el recluso termine de
cumplir su pena, se adopten las medidas necesarias para
asegurarle un retorno progresivo a la vida en sociedad. Este
propósito puede alcanzarse, según los casos, con un régi-
men preparatorio para la puesta en libertad, organizado
dentro del mismo establecimiento penitenciario o en otra
institución apropiada, o mediante la libertad condicional
bajo una vigilancia que no deberá confiarse a la policía y
que comprenderá una asistencia social eficaz.
Regla 88
1. En el tratamiento de los reclusos no se recalcará el he-
cho de su exclusión de la sociedad, sino, por el contrario,
79
el hecho de que continúan formando parte de ella. Con ese
fin se buscará, en lo posible, la cooperación de organismos
de la comunidad que ayuden al personal del establecimien-
to penitenciario en la tarea de reinsertar a los reclusos en
la sociedad.
2. Cada establecimiento penitenciario contará con la cola-
boración de trabajadores sociales encargados de mantener
y mejorar las relaciones del recluso con su familia y con los
organismos sociales que puedan serle útiles. Se adoptarán
medidas para proteger, en la medida en que ello sea com-
patible con la ley y con la pena impuesta, los derechos
relativos a los intereses civiles, la seguridad social y otras
prestaciones sociales de los reclusos.
Regla 89
1. El cumplimiento de estos principios exige la individuali-
zación del tratamiento, lo que a su vez requiere un sistema
flexible de clasificación de los reclusos. Por lo tanto, convie-
ne que los diferentes grupos de reclusos sean distribuidos
en establecimientos penitenciarios distintos donde cada
uno pueda recibir el tratamiento que necesite.
2. Los establecimientos penitenciarios no deben adoptar
las mismas medidas de seguridad con respecto a todos los
grupos de reclusos. Convendrá establecer diversos grados
de seguridad conforme a lo que sea necesario para cada
grupo. Los establecimientos de régimen abierto, en los
80
cuales no existen medios de seguridad física contra la eva-
sión y se confía en la autodisciplina de los reclusos, pro-
porcionan por este mismo hecho a determinados reclusos
cuidadosamente elegidos las condiciones más favorables
para su reeducación.
3. Es conveniente evitar que en los establecimientos peni-
tenciarios de régimen cerrado el número de reclusos sea
tan elevado que llegue a constituir un obstáculo para la
individualización del tratamiento. En algunos países se con-
sidera que el número de reclusos en dichos establecimien-
tos no debería pasar de 500. En los establecimientos de
régimen abierto el número de detenidos deberá ser lo más
reducido posible.
4. Por otra parte, tampoco convendrá mantener unos esta-
blecimientos penitenciarios que resulten demasiado peque-
ños como para que se pueda organizar en ellos un régimen
apropiado.
Regla 90
El deber de la sociedad no termina con la puesta en libertad
del recluso. Por consiguiente, se habrá de disponer de los
servicios de organismos gubernamentales o privados ca-
paces de prestar al exrecluso una ayuda pospenitenciaria
eficaz que contribuya a disminuir los prejuicios contra él y
le permita reinsertarse en la sociedad.
81
Tratamiento
Regla 91
El tratamiento de las personas condenadas a una pena o
medida privativa de libertad debe tener por objeto, en la
medida en que la duración de la pena lo permita, inculcarles
la voluntad de vivir conforme a la ley y mantenerse con el
producto de su trabajo y crear en ellos la aptitud para ha-
cerlo. Dicho tratamiento estará encaminado a fomentar en
ellos el respeto de sí mismos y desarrollar su sentido de la
responsabilidad.
Regla 92
1. Para lograr este fin se deberán emplear todos los medios
adecuados, lo que incluirá la asistencia religiosa, en los paí-
ses en que esto sea posible, la instrucción, la orientación
y formación profesionales, los métodos de asistencia social
individual, el asesoramiento laboral, el desarrollo físico y el
fortalecimiento de los principios morales, de conformidad
con las necesidades individuales de cada recluso. Para ello
se tendrá en cuenta su pasado social y delictivo, su capa-
cidad y aptitud física y mental, su temperamento personal,
la duración de su pena y sus perspectivas después de la
liberación.
2. Respecto de cada recluso condenado a una pena de cier-
ta duración, se remitirá cuanto antes al director del estable-
cimiento penitenciario un informe completo sobre todos los
82
aspectos mencionados en el párrafo 1 de esta regla. Acom-
pañará a este el informe de un médico u otro profesional
de la salud competente sobre el estado físico y mental del
recluso.
3. Los informes y demás documentos pertinentes formarán
un expediente individual. Los expedientes se tendrán al día
y se archivarán de manera que el personal encargado pueda
consultarlos siempre que sea necesario.
Clasificación e individualización
Regla 93
1. Los fines de la clasificación serán:
a) separar a los reclusos que, por su pasado delictivo
o su mala disposición, pudieran ejercer una influencia nociva
sobre sus compañeros de prisión;
b) dividir a los reclusos en categorías, a fin de facilitar
el tratamiento encaminado a su reeducación.
2. En la medida de lo posible, se dispondrá de estableci-
mientos penitenciarios separados, o de pabellones separa-
dos dentro de un mismo establecimiento, para las distintas
categorías de reclusos.
Regla 94
Cuando la duración de la pena lo aconseje, tan pronto
como sea posible tras el ingreso del recluso en prisión y
después de un estudio de su personalidad se establecerá
83
un programa de tratamiento individual que se basará en la
información obtenida sobre sus necesidades, capacidad e
inclinaciones particulares.
Beneficios
Regla 95
En cada establecimiento se instituirá un sistema de bene-
ficios adaptado a las diferentes categorías de reclusos y a
los diferentes métodos de tratamiento, a fin de alentar la
buena conducta de los reclusos, desarrollar su sentido de la
responsabilidad y promover su interés y cooperación en lo
referente a su tratamiento.
Trabajo
Regla 96
1. Los reclusos penados tendrán la oportunidad de trabajar
y participar activamente en su reeducación, previo dicta-
men de aptitud física y mental emitido por un médico u
otro profesional de la salud competente.
2. Se proporcionará a los reclusos un trabajo productivo que
sea suficiente para que se mantengan ocupados durante una
jornada laboral normal.
Regla 97
1. El trabajo penitenciario no será de carácter aflictivo.
84
2. No se someterá a los reclusos a esclavitud o servidum-
bre.
3. No se obligará a ningún recluso a trabajar en beneficio
personal o privado de ningún funcionario del estableci-
miento penitenciario.
Regla 98
1. En la medida de lo posible, el trabajo contribuirá, por
su naturaleza, a mantener o aumentar la capacidad del
recluso para ganarse la vida honradamente tras su puesta
en libertad.
2. Se dará formación profesional en algún oficio útil a los
reclusos que estén en condiciones de aprovecharla, parti-
cularmente a los jóvenes.
3. Dentro de los límites compatibles con una selección
profesional racional y con las exigencias de la adminis-
tración y la disciplina penitenciarias, los reclusos podrán
elegir la clase de trabajo a la que deseen dedicarse.
Regla 99
1. La organización y los métodos de trabajo en el estable-
cimiento penitenciario se asemejarán todo lo posible a los
que se apliquen a un trabajo similar en el exterior, a fin de
preparar a los reclusos para la vida laboral normal.
2. No obstante, no se supeditará el interés de los reclusos
y de su formación profesional al objetivo de lograr bene-
ficios pecuniarios de una industria penitenciaria.
85
Regla 100
1. De ser posible, las industrias y granjas del establecimien-
to penitenciario serán gestionadas directamente por la ad-
ministración del establecimiento penitenciario, y no por
contratistas privados.
2. Los reclusos que se empleen en algún trabajo no contro-
lado por la administración del establecimiento penitenciario
estarán siempre bajo la supervisión del personal penitencia-
rio. A menos que el trabajo se haga para otras dependencias
públicas, las personas para las cuales se efectúe pagarán a
la administración penitenciaria el salario normal exigible por
dicho trabajo, teniendo en cuenta el rendimiento del recluso.
Regla 101
1. En los establecimientos penitenciarios se tomarán las
mismas precauciones aplicables para proteger la seguridad
e higiene de los trabajadores libres.
2. Se tomarán disposiciones para indemnizar a los reclusos
en caso de accidente de trabajo o enfermedad profesional, en
condiciones no menos favorables que las que la ley dis-
ponga para los trabajadores libres.
Regla 102
1. Se fijará por ley o por reglamento administrativo el número
máximo de horas de trabajo para los reclusos por día y por
semana, teniendo en cuenta las normas o usos locales con
respecto al empleo de los trabajadores libres.
86
2. Las horas así fijadas deberán dejar un día de descanso
por semana y tiempo suficiente para la instrucción y otras
actividades previstas para el tratamiento y la reeducación
del recluso.
Regla 103
1. Se establecerá un sistema justo de remuneración del tra-
bajo de los reclusos.
2. El sistema permitirá a los reclusos que utilicen al menos
una parte de su remuneración para adquirir artículos desti-
nados a su uso personal y que envíen otra parte a su familia.
3. El sistema dispondrá igualmente que la administración
del establecimiento penitenciario reserve una parte de la
remuneración de los reclusos a fin de constituir un fondo
que les será entregado en el momento de su puesta en
libertad.
Instrucción y recreo
Regla 104
1. Se tomarán disposiciones para fomentar la instrucción
de todos los reclusos que se encuentren en condiciones
aptas, incluso la instrucción religiosa en los países en que
esto sea posible. La instrucción de los analfabetos y de los
reclusos jóvenes será obligatoria y la administración del
establecimiento penitenciario deberá prestarle particular
atención.
87
2. En la medida de lo posible, la instrucción de los reclusos
deberá coordinarse con el sistema de educación pública
estatal a fin de que, al ser puestos en libertad, los reclusos
puedan continuar sin dificultad su formación.
Regla 105
En todos los establecimientos penitenciarios se organizarán
actividades recreativas y culturales que favorezcan el bien-
estar físico y mental de los reclusos.
Regla 106
Se velará particularmente por el mantenimiento y mejora-
miento de las relaciones entre el recluso y su familia que
redunden en beneficio de ambas partes.
Regla 107
Se tendrá debidamente en cuenta, desde el comienzo de la
ejecución de la pena, el porvenir del recluso después de su
liberación, y se alentará y ayudará al recluso a que man-
tenga o establezca relaciones con personas u organismos
externos que puedan favorecer su reinserción social y el
interés superior de su familia.
Regla 108
1. Los servicios y organismos, oficiales o no, que ayuden a
88
los reclusos liberados a reinsertarse en la sociedad velarán por
que se proporcione a estos, en la medida de lo posible, los
documentos y papeles de identidad necesarios, alojamiento
y trabajo dignos y ropa apropiada para el clima y la esta-
ción, así como los medios necesarios para que lleguen a su
destino y puedan subsistir durante el período inmediata-
mente posterior a su puesta en libertad.
2. Los representantes acreditados de esos organismos ten-
drán todo el acceso necesario a los establecimientos peni-
tenciarios y a los reclusos. Se les consultará en cuanto al
futuro de cada recluso desde el momento en que comience
a ejecutarse la pena.
3. Convendrá centralizar o coordinar todo lo posible las
actividades de dichos organismos, a fin de asegurar el apro-
vechamiento óptimo de su labor.
Regla 109
1. No deberán permanecer en prisión las personas a quie-
nes no se considere penalmente responsables o a quienes
se diagnostique una discapacidad o enfermedad mental
grave, cuyo estado pudiera agravarse en prisión, y se pro-
curará trasladar a esas personas a centros de salud mental
lo antes posible.
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2. En caso necesario, otros reclusos con discapacidades o
enfermedades mentales podrán ser observados y tratados
en centros especializados bajo la supervisión de profesio-
nales de la salud competentes.
3. El servicio de atención sanitaria proporcionará tratamiento
psiquiátrico a todos los demás reclusos que lo necesiten.
Regla 110
Convendrá que se tomen disposiciones, de acuerdo con los
organismos competentes, para que, en caso necesario, se
continúe el tratamiento psiquiátrico después de la libera-
ción y se asegure una asistencia social pospenitenciaria de
carácter psiquiátrico.
Regla 111
1. A los efectos de las disposiciones siguientes se denomi-
nará “reclusos en espera de juicio” a las personas que se
encuentren detenidas o presas en un local de policía o en
prisión tras habérseles imputado un delito pero que aún no
hayan sido juzgadas.
2. Los reclusos en espera de juicio gozarán de la presunción
de inocencia y deberán ser tratados de forma consecuente
con dicha presunción.
90
3. Sin perjuicio de las disposiciones legales relativas a la
protección de la libertad individual o al procedimiento que
se deberá seguir respecto a los reclusos en espera de juicio,
estos últimos gozarán de un régimen especial que se des-
cribe en las reglas que figuran a continuación únicamente
en sus aspectos esenciales.
Regla 112
1. Los reclusos en espera de juicio permanecerán en espa-
cios separados de los reclusos penados.
2. Los reclusos en espera de juicio jóvenes permanecerán
en espacios separados de los adultos. En principio, se los
alojará en establecimientos distintos.
Regla 113
Los reclusos en espera de juicio dormirán solos en celdas
individuales, teniendo en cuenta los diversos usos locales
en lo que respecta al clima.
Regla 114
Dentro de los límites compatibles con el buen orden del
establecimiento, los reclusos en espera de juicio podrán, si
lo desean, alimentarse por su propia cuenta procurándose
alimentos del exterior por conducto de la administración,
de su familia o de sus amigos. En caso contrario, la admi-
nistración les proporcionará alimentos.
91
Regla 115
Se autorizará a todo recluso en espera de juicio a que use
sus propias prendas personales siempre que estén aseadas
y sean decorosas. Si lleva uniforme penitenciario, este será
diferente del uniforme de los reclusos penados.
Regla 116
Se ofrecerá a todo recluso en espera de juicio la posibilidad
de trabajar, pero no se le obligará a ello. Si trabaja, se le
deberá remunerar.
Regla 117
Se autorizará a todo recluso en espera de juicio a que se procu-
re, a sus expensas o a las de un tercero, libros, diarios, material
de escritura y otros medios de ocupación, dentro de los límites
compatibles con el interés de la administración de justicia y la
seguridad y el buen orden del establecimiento penitenciario.
Regla 118
Se permitirá que el recluso en espera de juicio sea visitado
y atendido por su propio médico o dentista si su petición
es razonable y si está en condiciones de sufragar tal gasto.
Regla 119
1. Todo recluso en espera de juicio tendrá derecho a ser
informado con prontitud de las razones de su detención y
del delito que se le imputa.
92
2. Si un recluso en espera de juicio no cuenta con un ase-
sor jurídico de su elección, tendrá derecho a que un juez
u otra autoridad le designe un asesor jurídico, siempre que
el interés de la justicia lo exija y sin correr con los gastos si
carece de medios suficientes para hacerlo. La denegación
del acceso a un asesor jurídico se someterá sin demora a un
examen independiente.
Regla 120
1. Los derechos y las modalidades de acceso de los reclusos
en espera de juicio al asesor jurídico o proveedor de asis-
tencia jurídica para su defensa se regirán por los mismos
principios enunciados en la regla 61.
2. Todo recluso en espera de juicio recibirá, si lo solicita,
material de escritura para la preparación de los documen-
tos relacionados con su defensa, incluidas instrucciones
confidenciales para su asesor jurídico o proveedor de asis-
tencia jurídica.
Regla 121
En los países cuya legislación permita la prisión por deudas
u otras formas de prisión dispuestas por decisión judicial como
consecuencia de un proceso civil, quienes cumplan esas pe-
nas de prisión no serán sometidos a mayores restricciones
93
ni tratados con más severidad que la requerida para el man-
tenimiento de la seguridad y el orden. El tratamiento que
se les dé no será en ningún caso más severo que el que
corresponda a los reclusos en espera de juicio, con la ex-
cepción, no obstante, de que se les podrá obligar a trabajar.
Regla 122
Sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 9 del Pacto In-
ternacional de Derechos Civiles y Políticos29, las personas
detenidas o encarceladas sin que se les hayan imputado
cargos gozarán de la misma protección prevista en la pri-
mera parte y en la sección C de la segunda parte de las
presentes reglas. Asimismo, se les aplicarán las disposicio-
nes pertinentes de la sección A de la segunda parte de
estas reglas cuando ello pueda redundar en beneficio de
este grupo especial de personas bajo custodia, siempre que
no se adopten medidas que impliquen que la reeducación
o rehabilitación son apropiadas en forma alguna respecto
de personas a quienes no se ha condenado por un delito.
29
Véase la resolución 2200 A (XXI), anexo.
94
Este libro se terminó de imprimir en el mes de julio de 2016 en los talleres de Gráficas
LAUKI. En su composición se utilizaron caracteres de la familia ITC Garamond y Futura
sobre papel Enzocreamy 60 g. La edición consta de 1.000 ejemplares.