Microbitoa 2.0

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La microbiota es el conjunto de microorganismos (bacterias, hongos, arqueas, virus y parásitos)

que reside en nuestro cuerpo, que a su vez pueden diferenciarse en comensales, mutualistas y
patógenos. (El término microbioma hace referencia a todo el hábitat, incluidos los
microorganismos, sus genes y las condiciones ambientales, pero en la práctica ambos términos se
usan indistintamente, confundiendo el sufijo bioma (comunidad) con el de oma (conjunto)). En
cada una de las diferentes localizaciones de nuestro organismo podemos encontrar ecosistemas
microbianos complejos.

El más complejo, diverso y numeroso es el asociado al aparato digestivo, particularmente en el


ciego, donde la densidad de microorganismos es la mayor que hay en nuestro organismo. Estas
comunidades tienen un comportamiento simbiótico y mutualista con las células eucariotas
humanas, son imprescindibles para el correcto funcionamiento de nuestro organismo, mantienen
un importante diálogo con el sistema inmune y tienen funciones homeostáticas que condicionan
nuestra salud.

Numerosas evidencias científicas han implicado al microbioma intestinal y su potencial metabólico


en diversos estados patológicos en los últimos años, originando nuevas estrategias terapéuticas
para controlar y regular este ecosistema.

Cómo y cuándo se crea?

La microbiota se forma desde que estamos en el vientre materno por lo que come la madre influye
en la microbiota inicial, al igual que el método de parto (vaginal/ cesaría), una ves que se produce
el parto y estamos en el exterior la leche materna con la alimentación de la madre igual va a
modular como se posición a la microbiota. Entonces esta microbiota se va modificando durante el
transcurso de la vida hasta cuando cumplimos los 3 años de edad donde se puede asimilar a una
microbiota que posee un adulto.

Desde el nacimiento existe una relación simbiótica entre la microbiota y nuestras células que
evoluciona en el tiempo, adaptándose a los cambios6. Por su enorme capacidad metabólica, se ha
considerado a la microbiota como un «órgano» imprescindible para la vida y con influencia en la
salud y la enfermedad7. Su composición presenta particularidades y características propias de
cada individuo, pudiendo variar en función de la base genética, la dieta y la interacción con el
medio ambiente.

(El recién nacido recibe microorganismos procedentes de los alimentos, especialmente de la


lactancia materna, pero también del exterior. La alimentación es el factor más relevante en la
implantación correcta de esa microbiota; en particular la leche materna es fundamental porque
tiene componentes bifidogénicos que favorecen el desarrollo de una microbiota adecuada así
como factores de protección inmunitaria. Cuando el niño pasa a una alimentación sólida, la
microbiota cambia y empieza a ser similar a la del adulto, pero no hay que olvidar esa variedad
existente entre las personas. )

Nuestra microbiota experimenta cambios como consecuencia de la influencia de múltiples


factores, de un modo similar a los que experimenta cualquier órgano de nuestro cuerpo desde la
ontogenia a la muerte. Continuamente estamos expuestos a factores que pueden influir, aunque
una de sus características es su gran capacidad de resiliencia8 (capacidad de adaptación frente a
un agente perturbador o una situación adversa, con posterior recuperación del estado inicial
cuando cesa la alteración).

El nivel de estos cambios viene definido no solo por la naturaleza, la fuerza y la duración de la
alteración, sino también por la composición y la estabilidad de cada microbiota, asumiendo que
cada una es única para cada persona.

En una persona adulta, el tracto gastrointestinal puede albergar entre 500 y 1.000 especies de
microorganismos, siendo las bacterias de los filos Bacteroidetes (≈25%) y Firmicutes (≈60%) los
mayoritarios. En menor proporción se detectan Proteobacteria, Verrucomicrobia, Fusobacteria,
Cyanobacteria, Actinobacteria y Spirochaetes, las arqueas, los hongos, los protozoos, los virus y
otros microorganismos. También es importante mantener las proporciones equilibradas, y por ello
se ha establecido la ratio Firmicutes/Bacteroides como un parámetro para evaluar el equilibrio de
la microbiota intestinal y su funcionalidad.

Las principales funciones de la microbiota intestinal son prevenir la colonización por otros
microorganismos patógenos, ayudar a digerir los alimentos, producir vitaminas B y K que el
organismo humano no es capaz de sintetizar y, finalmente, y no menos importante, estimular al
sistema inmune.

Tiene 4 funciones principales:

1. Función metabólica: favorece la digestión, nutrición o absorción de nutrientes para


nuestro organismo
2. Función de barrera: secreción del moco que protege la piel del intestino y la circulación de
partículas puedan circular con facilidad. (degradación de alimento)
3. Función de defensa:
4. Función de mantención: la piel del intestino esta en cambio por lo que la regeneración
ocurre con ayuda de la bacteria y este sanas o tranquila.

¿Que altera la microbiota?

Cuando se altera existe un desequilibrio entre distintas cepas bacterianas afectando el organismo,
produciendo infecciones, enfermedades autoinmunes, obesidad, diabetes, Cáncer digestivo,
fibromialgia, Parkinson, etc.

Factores: mala alimentación, sedentarismo, estrés, contaminación ambiental, exceso y mal uso de
antibióticos.

Los factores se pueden contrarrestar con una alimentación sana y equilibrada combinada con
ejercicio de manera regular, sueño adecuado, evitando la auto medicación y actividades que
disminuyan el nivel de estrés.

Eje cerebro-intestino: conecta el sistema nervioso central con la microbiota intestinal a través del
nervio vago, el sistema parasimpático, los metabolitos bacterianos, que pueden tener acciones
como neurotransmisores, y el sistema endocrino asociado al tracto digestivo. Así pues, además de
las enfermedades que clásicamente se han relacionado con alteraciones en la microbiota, como la
obesidad, la diabetes tipo 2, las enfermedades inflamatorias del intestino y las alergias,
últimamente también se han relacionado otras enfermedades del sistema nervioso central, como
el autismo, la ansiedad, la depresión y la dependencia alcohólica.

https://www.elsevier.es/es-revista-enfermedades-infecciosas-microbiologia-clinica-28-articulo-
microbiota-salud-humana-tecnicas-caracterizacion-S0213005X17301015

Dada la bidireccionalidad del eje, todo lo que sucede en el cerebro va a influir en el intestino,
modificando su actividad y también a la microbiota residente.

El eje utiliza diferentes vías, la humoral (mediante la circulación intestinal, sistémica y la barrera
hematoencefálica) y la neural (fundamentalmente vía nervio vago).

Eje Microbiota y musculo:

(figura 1 se resume la interacción de la microbiota con los diferentes sistemas homeostáticos en el


intestino y su repercusión en el cerebro a través del eje microbiota-intestino-cerebro. Así, la
microbiota intestinal ha surgido como un regulador clave de la señalización del eje intestino-
cerebro, con importantes implicaciones para la Neurogastroenterología de esta vía bidireccional
que es facilitada por vías neuronales, endocrinas, metabólicas e inmunológicas. Como bien señalan
Wilmes et al. (2021), los estudios han demostrado que la composición y funciones de la microbiota
pueden cambiar en los trastornos psiquiátricos relacionados con el estrés. Asimismo, las
alteraciones de la microbiota intestinal son también una característica del síndrome del intestino
irritable (SII), un trastorno del eje intestino-cerebro que comparte altos niveles de comorbilidad
psiquiátrica, incluyendo síntomas tanto de ansiedad como de depresión, aunque todavía no está
claro cómo esta disbiosis que aparece en esta patología funcional puede alinearse con los
síntomas principales de estas comorbilidades psiquiátricas. Un ejemplo de ello es el ensayo
realizado por Constante et al. (2020) en ratones colonizados con microbiota de pacientes con SII y
ansiedad comórbida, en los que el tratamiento con Saccharomyces boulardii CNCM I-745 mejora la
motilidad gastrointestinal y el comportamiento de ansiedad.)

A. El tracto gastrointestinal humano contiene una red nerviosa muy compleja, denominada
sistema nervioso entérico, cuyo objetivo principal es la regulación de las funciones
fisiológicas y la modulación de la comunicación entre el intestino y el sistema nervioso
central, tanto en sentido ascendente (intestino-cerebro) como descendente (cerebro-
intestino). Este sistema de comunicación se conoce como el eje microbiota-intestino-
cerebro.
B. Existen múltiples vías directas e indirectas que mantienen una intensa interacción
bidireccional entre el intestino y el sistema nervioso central y que involucran los sistemas
endocrinológico, inmunitario, neurológico y metabólico. La comunicación se realiza,
principalmente, a través del nervio vago y también de múltiples terminaciones nerviosas
intestinales del sistema nervioso periférico.
C. Las alteraciones en el eje microbiota-intestino-cerebro suelen estar asociadas a ciertas
patologías psiquiátricas (desde la ansiedad y la depresión hasta el autismo) e intestinales
(síndrome de intestino irritable) y a la presencia de una microbiota aberrante en los
individuos que las padecen por lo que se puede modular con el empleo de cepas
probióticas específicas, sustratos prebióticos o trasferencia de microbiota fecal.

Los probióticos pueden normalizar una microbiota alterada, pero también tienen una acción
directa en los sistemas homeostáticos. Así, tanto los denominados “inmunobióticos”, al permitir
mejorar el funcionamiento del sistema inmunitario, como los “psicobióticos”, al hacerlo en el
sistema nervioso y, por tanto, mejorar la salud mental, pueden conseguir esa mejor homeostasis
general y, consecuentemente, alcanzar un estado saludable. Además, al favorecer el
mantenimiento de la salud, pueden incidir en el envejecimiento y permitir una mayor esperanza
de vida, hecho que se ha observado en animales de experimentación, y que se ha comprobado
que llevan a cabo controlando el estrés oxidativo-inflamatorio que subyace en la mayor velocidad
a la que se envejece. Estos hechos han puesto de relevancia a los recientemente denominados
“gerobióticos”, los cuales podrían permitir una mayor longevidad saludable.

https://www.elprobiotico.com/eje-microbiota-intestino-cerebro/#popup/1/

Eje microbiota- musculo:


Triptófano: se produce y se absorbe a nivel intestinal (lentejas, garbanzo, cacao, pistacho) cuando
se absorbe dentro del cuerpo estimulamos unos receptores metabólicos que promueve la
generación de musculo nuevo, además es el principal sustrato para la formación y crecimiento de
proteínas del tejido muscular. A nivel neurológico es principal para la formación de serotonina y
melatonina.

Cuando tenemos un microbiota saludable podemos producir cantidades considerable de folato y


vitamina b12 la cual ayuda al crecimiento muscular y previene el daño provocado por el sobre
entrenamiento,

AGCC: son los encargados a nivel muscular de producir mas mitocondrias para asi tener mas
energías y fuerza para realizar los movimientos.

Formas de restablecer la microbiota:

- Higiene horaria: tener horarios para cada actividad que tengamos


- Descanso adecuado: dormir antes de las 11 de la noche
- Ejercicio: realizar actividad física
- Comida saludable: asesorarse con nutricionista priorizando una alimentación integral, libre
de refinados, procesados y alcohol, incorporar alimentos fermentados.

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