Taller Sobre Exclusion Prf. Susi Chavez
Taller Sobre Exclusion Prf. Susi Chavez
Taller Sobre Exclusion Prf. Susi Chavez
TEMA I
EXCLUSIÓN SOCIAL
Profesora: Alumna:
Hernández Pedreño (2010) considera que el fenómeno de la exclusión debe ser considerado
como un proceso, el cual es posee un carácter dinámico, cuya explicación multicausal,
manifestándose en diversas dimensiones (salud, educación, ingresos, etc.), lo cual conlleva a
que el mismo sea heterogéneo y de carácter estructural.
los grupos de bajos ingresos y a las capas medias expuestos a elevados niveles de
inseguridad e indefensión. Desde la constitución de los estados independientes, la
pobreza y la mala distribución del ingreso estuvieron presentes en el capitalismo
subdesarrollado latinoamericano. A éstos fenómenos se agrega la vulnerabilidad social
como rasgo específico de la forma que ha adoptado el capitalismo en los últimos años:
economía de libre mercado, abierta al mundo y con “estado mínimo”. Así como en el
pasado la denominada “industrialización por sustitución de importaciones” (ISI) tuvo
en la marginalidad su fenómeno social más distintivo, en el actual período histórico la
vulnerabilidad aparece como el rasgo dominante del patrón de desarrollo vigente. La
vulnerabilidad social es el resultado de los impactos provocados por el patrón de
desarrollo vigente pero también expresa la incapacidad de los grupos más débiles de la
sociedad para enfrentarlos, neutralizarlos u obtener beneficios de ellos.
Frecuentemente se identifica la condición de pobreza de la gente con vulnerabilidad.
Sin embargo, la inseguridad e indefensión que caracterizan a ésta no son
necesariamente atribuibles a la insuficiencia de ingresos, propia a la pobreza. En
efecto, si se comparan las condiciones de vida de los trabajadores urbanos con la de
los campesinos de áreas remotas es probable que éstos, al basar su vida en la
agricultura de subsistencia, se hayan visto menos afectados frente a los programas de
ajuste estructural y a los golpes de naturaleza macroeconómica.
Por tanto, aunque vivan con ingresos bajo la línea de pobreza no los califica
necesariamente como vulnerables. En cambio, los trabajadores urbanos, al depender
predominantemente de los ingresos provenientes del empleo y verse enfrentados a los
desafíos de las nuevas instituciones y reglas del juego del patrón de desarrollo vigente,
se encuentran más expuestos a la vulnerabilidad social aun cuando no siempre estén
bajo la línea de pobreza
también la creciente inestabilidad de los vínculos sociales (Castel, 1992; Xiberras, 1993;
Aguilar y otros, 1995; Navarro y Luque, 1996; Tezanos, 1998). Desde aquí se ponía de
manifiesto la precariedad económica y también de la relación de sociabilidad,
elemento indispensable para la cohesión social.
La exclusión de la educación aparece con mayor frecuencia entre los sectores sociales
desfavorecidos, en estos casos el papel jugado por la familia en cuanto agencia
de socialización es fundamental. Diversos estudios han puesto de manifiesto la
interiorización de logro diferencial según la clase social de procedencia.
1. Dimensión de ingresos
La población con bajos niveles de ingreso enfrenta altos niveles de riesgo, ya que
tienden a localizar sus viviendas en lugares más peligrosos, como laderas o llanuras
propensas a desastres. Suelen vivir en zonas marginadas, con limitado acceso a bienes
públicos, como el agua. Así, la vulnerabilidad social se relaciona con el nivel de
ingresos, debido a que la población con carencias económicas tiende a vivir con
mayores rezagos sociales. Se reconoce que el cambio climático exacerba la pobreza y
las desigualdades, y las personas pobres serán las más vulnerables a sus impactos (Hope
2009, 451).
Como señala la CEPAL (2004), la pobreza tiene implicaciones diferenciadas por sexo.
Las mujeres enfrentan limitaciones por su invisibilidad laboral, con poco
reconocimiento público y una elevada participación en el trabajo sin remuneración en el
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2. Dimensión de salud
3. Dimensión de educación
La población con menor nivel educativo es más vulnerable a riesgos climáticos por su
relación con la marginación y la pobreza. Las personas menos educadas tienden a tener
poca participación política y con regularidad sus necesidades no son atendidas por el
Estado. Además, suelen depender de actividades económicas asociadas con el clima,
como la agricultura. Por su parte, la capacidad de adaptación se relaciona con los
conflictos de intereses, donde la población con mayor educación presenta mejor
posición para negociar soluciones equitativas.
4. Dimension de vivienda
6. Dimension de población
las regiones del sur (sureste y suroeste) y en menor proporción en la zona oriente. La
mayoría de municipios donde se ubica la población indígena cuentan con una estructura
muy precaria (CENAPRED 2006, 352). La población indígena se encuentra en los
estratos más pobres y desfavorecidos de México, sus niveles de vida están por debajo de
los promedios nacionales y locales (García et al. 2006, 9). Además, las desigualdades de
género en esta población son más marcadas, debido a que mantienen roles y patrones
sociales de sumisión hacia las mujeres. Con regularidad, la población femenina indígena
padece dobles desventajas, por carencias materiales y sociales, y por la discriminación
como consecuencia de su condición de género (García et al. 2006, 9).
Categorías diagnósticas
Inclusión social: la situación de inclusión social es multicausal, tiene que ver con el
acceso adecuado de las personas a los sistemas de protección social existentes, y con
la facilidad que tienen las personas para utilizar la información precisa para acceder a
los derechos y deberes que como ciudadanas les corresponden. Tiene que ver con sus
capacidades personales y sociales para relacionarse y con la participación social.
Leve: desarraigo inicial o leve. Personas que disponen de contactos frágiles con sus
familiares o red de apoyo.
Moderada: fase avanzada de desarraigo. Personas que han roto sus lazos sociales
básicos.
Grave: no participa en la sociedad. Precariedad o ausencia de relaciones sociales y
afectivas.
Listado de indicadores:
Criterios aplicados
Para valorar las situaciones de exclusión social, se tienen en cuenta dos criterios:
Aún no se concreta con claridad ninguna de las situaciones. Para ello, se valora el
segundo criterio, lo cual permitirá concretar si se trata de una situación de inclusión,
riesgo o exclusión.
Criterio 2:
En este segundo criterio se contemplan los ámbitos económico-laboral, convivencial,
personal y de la salud y se contabiliza el porcentaje de indicadores baremados con
valores 1 ó 2, los cuales indican que la persona sufre carencias. Se debe comprobar
que, al menos, dos de los cuatro ámbitos superan el porcentaje mínimo de carencia.
Los grupos vulnerables son aquellos grupos que por sus condiciones sociales,
económicas, culturales o psicológicas pueden sufrir maltratos contra sus derechos
humanos. Dentro de éste grupo se encuentran insertas las personas de la tercera
edad, personas con discapacidades, mujeres, niños, pueblos indígenas, personas con
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Toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta Declaración,
sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de
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Esto quiere decir, que todo ser humano tiene derechos a que lo protejan dentro de la
sociedad, sin importar su edad, su sexo, su raza, su origen o su clase social, no hay
ningún aspecto que tenga un individuo, que sea una condición que permita que estos
derechos no se le cumplan o no se le respeten, puesto que estos tienen ciertas
características, son inherentes, universales e indivisibles, además de muchas otras, que
están basadas en un mismo fin, el cual es, que le pertenecen a las personas por el
simple hecho de ser seres humanos, sin ninguna excepción.
Es por esa razón que se ha visto necesario crear leyes a las que se les puede llamar
“especiales” para estas personas, ya que estas se conforman de derechos que no están
incluidos en otros documentos que son más generales, porque estas están enfocadas
en necesidades más específicas de los grupos vulnerables de la sociedad, por eso su
propósito es buscar una manera de evitar la desigualdad e injusticias.
En conclusión, el incumplimiento de los derechos humanos sobre todo en los grupos
vulnerables sí es algo que se puede erradicar, comenzando por dejar a un lado la
discriminación y las desigualdades de la sociedad, los seres humanos son los únicos
que pueden cambiar esta realidad, teniendo en cuenta que todos somos iguales ante
la ley, y que nadie tiene más derechos que otro, por eso es importante que las
personas de todas las edades conozcan sobre esto. Además de que el gobierno y sus
instituciones siempre deben cumplir con velar, garantizar y tratar de que se respeten
los derechos de sus ciudadanos.
En la década del ochenta, Después del notable período económico expansivo de posguerra, la
crisis fiscal del estado y la insuficiencia de las políticas keynesianas colocaron en jaque al
Estado de Bienestar en el capitalismo industrializado. De manera simultánea, las debilidades
económico-tecnológicas y el autoritarismo político alcanzaron un límite insostenible en el
“socialismo real”, llevándolo a su debate. En la misma década del ochenta la crisis de
paradigmas en los centros tuvo su propia expresión en la periferia subdesarrollada. En América
Latina, la denominada “década perdida” no sólo expresó contradicciones económicas, sociales
y políticas de coyuntura, sino que puso en evidencia el agotamiento del patrón de desarrollo
que había caracterizado a la región en los últimos cuarenta años. La apertura hacia la
economía mundial, el retiro del estado de la actividad productiva y el papel predominante del
mercado en la asignación de los recursos se convirtieron en los ejes del nuevo patrón de
desarrollo.
Pero lo más distintivo de la realidad social de fines de los años noventa es la vulnerabilidad.
Porque más allá de las condiciones de pobreza y de concentración del ingreso, propias al
capitalismo subdesarrollado, la economía de mercado abierta al mundo y el repliegue
productivo y social del Estado han generado un aumento de la indefensión y de la inseguridad
para una gran mayoría de personas y familias de ingresos medios y bajos, las que
experimentan una notable exposición a riesgos especialmente en las áreas urbanas. Existen
factores objetivos y otros de carácter subjetivo que otorgan a la vulnerabilidad un rol
explicativo fundamental. En primer lugar, la acentuación de la heterogeneidad productiva, con
efectos en la ocupación, la segmentación del trabajo y mayor precariedad de éste. Se agrega a
ello la desregulación laboral (o flexibilización), sin seguros de desempleo, con impacto en la
protección de los asalariados. En segundo lugar, los sistemas mixtos de educación, salud y
previsión, de carácter privado para las familias de altos ingresos y públicos para las capas
medias y de bajos ingresos, con un manifiesto debilitamiento de éstos últimos. En tercer lugar,
la disminución del peso cuantitativo de las organizaciones sindicales y su menor significación
cualitativa como instrumentos de compensación de poder frente a los gremios empresariales.
Finalmente, el notable crecimiento del sector informal de la economía, con alto peso en el
empleo, y el escaso apoyo que recibe de las instituciones financieras privadas y del estado.
En los años sesenta, para entender la especificidad social del patrón de desarrollo de la ISI,
surgió el concepto de marginalidad. Tanto en los sesenta como en los noventa la pobreza y la
concentración del ingreso han estado presentes en los países de América Latina. Sin embargo,
la marginalidad otorgó un sello distintivo al patrón de desarrollo de posguerra con el vigoroso
crecimiento experimentado por los flujos migratorios de los pobres hacia las ciudades, atraídos
por las mayores oportunidades que ofrecía el empleo en la industria y en el sector público, así
como por las políticas sociales que favorecían especialmente a los grupos urbanos.
Actualmente, en cambio, el rasgo social distintivo es la vulnerabilidad, resultante de los
mayores riesgos provocados por el estilo de producción y las instituciones económicas y
sociales características de una economía que se ve obligada a mejorar su presencia
competitiva en el mercado mundial. Por tanto, la persistencia de la pobreza y la mala
distribución del ingreso son fenómenos que constatan las carencias y desigualdades propias al
capitalismo subdesarrollado; en cambio, la vulnerabilidad parece ser un rasgo social
dominante propio del nuevo patrón de desarrollo en los países de la región. Esto es lo que la
convierte en un interesante concepto explicativo de la problemática social de fines del milenio,
complementario a los tradicionales enfoques de pobreza y de distribución del ingreso.