Sallaberry - Los Jesuitas en El Uruguay
Sallaberry - Los Jesuitas en El Uruguay
Sallaberry - Los Jesuitas en El Uruguay
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JUAN FAUSTINO SALLABERRY, S. J.
MONTEVIDEO
Impresores Urta y Curbelo - Soriano 1023
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MIG16 1938
JUAN FAUSTINO SALLABERRY, 5. J.
MONTEVIDEO
Impresores Urta y Curbelo - Soriano 1023
mprimatur.
mprlmi potest.
Thomas J. Travi, S. J.
Pracpositus Provincial ¡s Argentinonsis
Introducción a la Segunda Edición
EL AUTOR.
—5—
En esta segunda época además del Colegio de Humanidades fun-
daron otro en Santa Lucía, donde la Compañía de Jesús volvió a con-
tribuir a la formación del Clero uruguayo, facilitando la -carrera a
varios seminaristas, entre ellos los dos Yéregui, Madruga, y otros de
gran actuación en nuestro medio, sin contar que D. Inocencio María
Yéregui fué el segundo Obispo de Montevideo.
En tiempos que median entre Pereira y Flores, venían algunos
los
Jesuítas alUruguay, por razones de salud, como el P. Joaquín Maria
Suárez, o a ejercer los Ministerios, como el P. Sató; pero no se que-
daban de asiento, a excepción del P. Rosario Lepresti, que fué varios
años Capellán del Hospital de Caridad, Hospital Maciel.
V7
CAPITULO I
Ejercicios a las Salesas. Desde este dia ambos Padres tuvieron con-
fesonario en la Matriz. Los Padres, pues, en dos meses y medio, antes
de abrir la Residencia, dieron cuatro misiones con un total de 2480
comuniones; y una tanda de Ejercicios.
Para apreciar el sacrificio de los misioneros, baste notar que hoy
día se va a Durazno en cuatro horas y entonces iban en cuatro días.
CAPITULO II
— 12 —
estado muy acertado; y sobre todo, porque el mismo predicador había
impugnado a ciertos maestros de música peligrosos. Pero nada hubo
de importancia, y la comunión así de adultos como de niños, se hizo
con canto y música. También se colocó la Cruz de la misión, junto a
la cual, una gran muchedumbre de hombres escuchó atenta y devota-
mente el sermón de la santa perseverancia. Hay también en esta villa
un hospital, en el cual se confesaron y recibieron la Santísima Euca-
ristía unos 20 enfermos."
Este año de 1875, las Cartas Anuas apenas insinúan dos misiones,
a que asistieron conel Obispo los Padres Manuel Martos y Antonio
— 13 —
hubo comunión general tanto de adultos ocmo de niños. De niños unos
200. La Cruz fué colocada con gran devoción y concurso."
"De esta misión emprendimos viaje a Artigas, distante 27 leguas
junto a la provincia de Rio Grande del Brasil, del cual la separa el
río Yaguarón. En Artigas misionamos por diez días. El calor era
ímprobo en este pago, en el cual casi todos eran vendedores, que sos-
tienen continuo comercio con los brasileros, que venían muy fácilmente
de su cercana ciudad, que cuenta con unos 5000 habitantes. Es Artigas
una pequeña población y así fueron pocos los que se confesaron. No
se colocó la Cruz de la misión ni hubo comunión general; así juzgó el
Rvmo. Obispo."
"Concluida esta misión, hicimos un difícil camino de 30 leguas
al pago de Treinta y Tres, donde misionamos 20 días con inmenso
fruto; casi todos se confesaron; muchos se confirmaron; hubo comunión
general de adultos y niños, y la Cruz de la Misión fué la mejor de
todas, cual no se había colocado otra.
En esta misión por los tremendos calores y duros caminos, el P.
Francisco Chelos se enfermó; y aunque se le suministraron algunos
remedios, todos fueron inútiles. Y en consecuencia, apenas fué posible,
volvimos a Montevideo, y aunque se le atendió con diligencia y caridad,
al mes de nuestra llegada, el 23 de Noviembre, pasó a mejor vida,
lleno de méritos dejándonos ejemplos de paciencia y de fervor."
— 14 —
Sacramentos, el cual, recibidos el Viático y la Extrema Unción, de
mano del Obispo, entregó el 14 de Marzo plácidamente su alma al
Creador. Como buen soldado de Cristo, sucumbió en el combate, lu-
chando denodadamente por la gloria de Dios."
"Se dieron dos misiones de ocho días en dos pagos cercanos a
Montevideo: a saber en la capilla pública de la Sagrada Familia, en
la villa Jackson, y en la parroquia del Paso Molino, ambas con grandes
beneficios de la divina largueza, y con buena concurrencia a los ser-
mones. Las confesiones y comuniones fueron numerosas. Enfervorizada
¡a gente quisieron que se instituyera la Congregación del Santísimo
Corazón de Jesús, para conservar mejor el fruto de las misiones.'
"En Octubre el P. Colomer y el P. Anselmo Aguilar del Colegio
del Salvador, partieron con el limo. Obispo al pueblo de Durazno,
donde por espacio de 15 días trabajaron mucho y recogieron poco
fruto; pero Dios consoló a sus siervos en el pago Sarandí con grande
pesca de hombres de negocios, de esos que implicados en los asuntos
de este mundo, no se preocupan de Dios, ni de la vida eterna, derra-
mando en ellos sus abundantes gracias, para salud de muchos. Hombres
rudos y sencillos, oían con suma atención la exposición de la doctrina
cristiana y se movían intenriormente a penitencia, confesaban con
lágrimas sus pecados, y se proponían emprender nueva vida, acomo-
dada a las costumbres cristianas; por lo cual, el pueblo se renovó todo
con gran provecho de las almas y no menos gloria de Dios."
— 15 —
"Análogo fruto obtuvieron nuestros misioneros en dos de las prin-
cipales parroquias de la capital. Durante muchos años, los Párrocos
así de la Iglesia Matriz, como de la Capilla del Cordón, omitieron la
pía costumbre de dar misión cada año, porque juzgaban que era im-
posible guardar el orden y la debida reverencia dentro del Templo.
Los masones que, en esta capital son fuertes y cuentan con gran nú-
mero de socios en la administración de la cosa pública, introduciéndose
en las Iglesias, solían de noche originar grandes escándalos, y esto
lo hacían con impunidad y tenaz perseverancia; con lo cual, en breve,
acaeció el que se suprimieran en las Iglesias todas las funciones
nocturnas.
En tales circunstancias era del todo aleatorio el entablar una
misión, sobre todo en la Iglesia Mayor. Sin embargo, con la ayuda de
Dios y cooperando la industria y la prudencia de los misioneros, la
cosa fué llevada adelante con tanta felicidad, como no se podía espe-
rar de sólo el humano esfuerzo; pues, en tanta frecuencia de fieles,
se guardó el más perfecto orden en todo el tiempo de la misión.
Unaparte de los auditorios se componía de jóvenes irreligiosos
inscritos en las sociedades secretasde la fracmasonería; no obstante,
todos escuechaban con verecundo silencio la refutación de los errores,
que ellos profesaban, y la exposición de los primeros dogmas de la
Religión Sacrosanta. Abundaron las confesiones y comuniones con lo
cual los buenos se animaron y los malos parecían desalentados."
Todos los años daban los Ejercicios al Clero, como cada año lo
advierten las Cartas Anuas. Pero éstas no anotan, ni de mucho, todos
los ministerios de los Jesuítas de la Residencia de la calle Canelones.
Así por ejemplo, en el Diario de la Casa, se anotan en 1873, las misio-
nes de Tala, Pando y Sauce con 2315 comuniones de que no hablan
las Cartas Anuas.
Además dieron misiones en Maldonado, San Carlos, Minas y
Migues. En todas partes fué recibido Monseñor y sus acompañantes
con toda solemnidad, bajo palio y con acompañamiento del pueblo, de
las Congregaciones y de las escuelas municipales, especialmente en
Maldonado y San Carlos, en que hubo repiques de campanas y fuegos
artificiales, para celebrar la entrada de su Ilustrísima.
En
Abril de 1873, estalló la fiebre amarilla. Los Padres se ofrecieron
al Prelado para asistir a los enfermos en el Lazareto, de que se alegró
mucho Su Señoría, porque había pedido esta gracia a otros y se la
habían negado. Desde el 15 de Abril hasta el 24 de Mayo fué al
Lazareto el P. Antonio Dalmau todos los días sin faltar uno solo,
aunque la mortandad se cortó en el Lazareto y en la ciudad el l" de
Mayo, gracia que muchos atribuían a la intercesión de San Felipe y
Santiago, Patronos de Ta Ciudad. Hace notar el Diario de la Residen-
cia, que, de los atacados en la Ciudad, morían el 50 % y casi todos
sin sacramentos; y de los asistidos en el Lazareto fallecían sólo el 20
% y casi todos con los sacramentos.
— 16 —
Hace el Diario de la Casa, que el 30 de Abril de 1873, se
notar
inauguró nuevo oratorio, el cual quiso Don Jacinto Vera que fuese
el
— 17 —
Agosto .de 1879, llegó de Buenos Aires el P. Ramón Morel, que se
hizo cargo de la Residencia, que, desde ese día se llamó Residencia-
Seminario, hasta el 24 de Octubre, en que la Comunidad se trasladó
alnuevo edificio que se estaba construyendo entre las calles de Soriano,
Médanos, Canelones y Vázquez.
Por su parte Don Jacinto Vera, dejaba siempre constancia en
actas de la cooperación de los jesuítas en. sus visitas pastorales, y con
humildad que le honra, atribuía a los misioneros el fruto de sus jiras
apostólicas. Citaremos aquí, al azar, algunas de sus palabras. Así, por
ejemplo, en Mercedes, en 1877, escribe: "En la presente visita, han
desempeñado la Misión Religiosa los RR. PP. Manuel Martos y Se-
bastián Colomer de la Compañía de Jesús, con el celo y maestría con
que se distinguen los dignos hijos de San Ignacio". Dos años más
tarde, 1879, escribe en su Visita de Salto: "que la Misión Religiosa
fué desempeñada con ejemplar asiduidad y distinguido celo por los
RR. PP. Narciso Sagresa y Anselmo Aguilar de la Compañía de
Jesús; el resultado no pudo sino corresponder, como correspondió, a su
constante empeño por la salud de las almas. La divina palabra, expli-
cada con altura, y al alcance del auditorio, fué siempre escuchada por
una numerosa y constante concurrencia que sobrellevando las inco-
modidades del tiempo y la estación, asistía con edificación a las dis-
tribuciones de la Santa Misión, habiéndose acercado al Tribunal Santo
de la Penitencia y Mesa de la Sagrada Comunión personas de todos
los sexos, edades y condiciones".
— 18 —
Las cartas Anuas hacen del P. Marios el más cumplido elogio,
como ya queda indicado anteriormente. Confesor del Siervo de Dios,
don Jacinto Vera, le acompañó en todas sus misiones, las cuales
fueron once en 1873. Las cartas no las nombran. Duraban por lo ge-
neral quince días: en los ocho primeros se predicaba tres veces al día
y se hacía, además, la doctrina a los niños. Alaban las Cartas a las
misiones por el gran fruto que se recoge y las consideran muy nece-
sarias por la gran penuria de Sacerdotes.
En 1874 acompañó el P. Martos a Monseñor Vera en las misiones
de Las Piedras, Tacuarembó, Rivera, Salto y Paysandú.
En 1875 solo misionaron en la Unión y San José.
En 1876 recorrieron Rocha, Castillos, Meló, Artigas, Treinta y
Tres.
En 1877 acompañó el P. Martos a don Jacinto Vera, a Mercedes,
en cuya misión tuve yo la suerte de ser confirmado por el Siervo de
Dios; y a Fray Bentos, donde entregó su grande alma a Dios, habién-
dole administrado los Sacramentos el mismo Santo Prelado, su peni-
tente, admirador y amigo, a quien había favorecido con espléndida
caridad todos los días, desde su arribo al país; y ahora le cierra los
ojos, como un padre a su amado y amante hijo, después de haber reco-
rrido con él todo los ámbitos de la República, predicando el Reino
de Dios.
El P. Manuel Martos, primer Superior de la Residencia de San
Borja, es el verdadero fundador de esta tercera época de los Jesuítas
en el Uruguay, y como tal, merece nuestro especial agradecimiento.
Dios lo tenga en gloria.
El P. Cayetano Carlucci, el orador más elocuente que tenía enton-
ces la Compañía de Jesús en estas regiones del Plata, predicó la novena
del Sagrado Corazón en la Matriz, del 27 de Mayo al 4 de Junio,
antes de la Consagración de todo el Vicariato Apostólico del Uruguay,
que abarcaba toda la República, al Sagrado Corazón de Jesús, Con-
sagración que tuvo lugar en "la Matriz y en todas las iglesias del depar-
tamento de Montevideo el viernes 4 de Junio de 1875, y en los días
inmediatos en todas las iglesias del país. El Padre Carlucci acompañó
a Don Jacinto a no pocas de sus Misiones, y trasladado a Córdoba,
donde pasó el resto de su vida trabajando con los obreros católicos y
fundó el célebre Colegio de San José, decoró la Capilla de Lourdes;
y murió en santa ancianidad el 12 de Junio de 1900, dejando una
gloria imperecedera como predicador de poderosa y galana elocuencia,
como varón abnegado y humilde y como incansable trabajador y mora-
lista de primera talla.
El P. Antonio Dalmau tuvo la gloria de asistir todos los días a los
apestados de la fiebre amarilla en 1873, yendo continuamente al Laza-
reto sin temor ninguno al contagio.
El P. Miguel Cabeza, segundo y último Superior de la Residencia,
era un hombre notable por su entereza de carácter. Superior de Buenos
Aires, no dobló la cerviz ante la prepotencia de Rosas, y hubo de
— 19 —
tomar el camino del ostracismo y vino desterrado a Montevideo, donde
murió el 20 de Octubre de 1890, a los 84 años de edad. No usó ante-
ojos en toda su vida. Perdió el oído, pero conservó toda su entereza
y capacidad intelectual y moral casi hasta la hora de su muerte, predi-
cando con voz potente hasta muy poco antes de morir. Era uno de
esos hombres de cuño antiguo, que parecen inmortales e incorruptibles
física y moralmente.
CAPITULO III
— 20 —
guay, en esta época, es poco menos que escribir la historia del Colegio-
Seminario, o simplemente del Seminario, como le llama el vulgo, sin
que sea fácil hacer entrar otro nombre en la mentalidad del pueblo.
A este respecto escribe la Historia Domus: "Constituida esta
Diócesis de Montevideo el año 1878. el limo, y Rvmo. Sr. Jacinto Vera,
a quien que de tiempo atrás fué creado Obispo in partibus. la Santidad
de León XIII entregó la nueva Diócesis en propiedad, y al mismo tiem-
po éste trata con el P. Juan Homs. Superior de nuestra Compañía en
esta Misión, de que se fundara esta casa de nuestra Compañía, la cual
fuera a la vez Colegio-Seminario, en la cual hubiera no solamente jóve-
nes adolescentes que se creyeran llamados por Dios al estado Sacer-
dotal, sino también otros alumnos de humanidades y filosofía, que se
educaran debidamente unos y otros bajo la dirección de nuestra
Compañía ".
El 16 de diciembre de 1878, el siervo de Dios. Don Jacinto Vera,
bendijo la primera piedra, que se halla colocada, e indicada por una
lápida de mármol, al pie de la Virgen de Lourdes, en el testero del
Corredor de la planta baja, frente a los comedores de los Caballeros
y de los Niños.
Era Superior de la Residencia de San Borja el P. Miguel Cabeza,
que es propiamente dicho, el héroe de esta jornada. El compró el
terreno y empezó la obra, como dice la Historia Domus, "con limosnas
de los amigos de la Compañía, que las daban con el expreso intento
de que se fundara un convictorio en Montevideo para la educación de
la juventud cristiana, contando a la sazón con 23.094 pesos. En el
mes de octubre de 1879, al ocupar los Nuestros el edificio, iban gas-
tados 32.043 pesos, es decir. 8.949 pesos más de los que se habían
reunido, exceso que fué cubierto por la Familia Jackson y por el Obis-
po. Ilustrísimo Señor Vera."
La Comunidad de la Residencia de San Borja. se trasladó al
nuevo local, el 24 de octubre de 1879. Bendijo la nueva Casa, el Vicario
General Don Inocencio María Yéregui. En esos momentos se hallaba
Monseñor Vera misionando al Norte, en Santa Rosa del Cuareim; y
con fecha 25 de octubre de 1879, le escribe don Rafael Yéregui, entre
otras cosas, lo siguiente: "Ayer tuvimos gusto de asistir a la ben-
el
dición del Seminario, e instalación de los Padres en él. Inocencio hizo
— 21 —
ción Pública. Sicut vixit .Le hacen los honores fúnebres de minis-
. .
— 22 —
Pero la cultura no está sólo, señores, en la mente; está principal-
mente en la voluntad. Prepararnos para la verdad material y dárnosla,
es un mérito, no hay duda; pero mayor es el mérito del que nos prepara
y nos da el bien. La inteligencia como facultad estática, pasiva, que
recibe la luz, es un valor humano; pero mayor valor humano es la inte-
ligencia como facultad dinámica, activa, que marcha hacia la luz o su
bien. Aquélla, la inteligencia pasiva que es entendimiento o talento,
nos da los sabios; pero sólo ésta, la inteligencia activa que es voluntad,
nos da los santos y los héroes y esos formidables caracteres históricos
que cambian por la gravitación de su presencia el curso de la historia.
La cultura es siempre perfeccionamiento del ser, y puesto que en el
hombre los poderes de la voluntad están por encima de los poderes
de la mente, no hay cultura que merezca tal nombre si olvida la for-
mación y desarrollo de lo primordial: la dirección de la voluntad hacia
el bien verdadero, por el amor a éste; la firmeza de la voluntad por el
carácter..
Esta cultura que forma integralmente al hombre jerarquizando sus
facultades, es la cultura que difunden los Padres Jesuítas. Y aquí
está su primer gran mérito: ellos hacen hombres, los dotan para la
vida, los preparan para luchar, los orientan para el bien.
Y porque esta cultura toma todo el hombre, y porque coloca en su
lugar cada elemento humano: el cuerpo y el alma, el cerebro y el cora-
zón, el entendimiento y la voluntad; y porque los perfecciona a todoc
manteniendo su racional jerarquía, esta cultura es una cultura integral.
Cultura integral, cultura total que abarca al hombre todo y se
opone a esa otra cultura parcial que es sólo instrucción y echa en saco
roto esta verdad evidente: que el hombre vale más por las dotes de su
corazón y de su voluntad, que por las dotes de su entendimiento.
Pero la cultura que difunden los Jesuítas es además una cultura
unitaria o centrada. Voy a explicarme.
Conocéis, conocemos, una cultura laica. Esta cultura laica, es una
cultura desintegrada, que carece de centro, que no tiene unidad.
El hombre es un ser que tuvo un origen y que tiene un fin; que
nació, que vive, que ha de morir, que tiene una vida después de la
muerte. La cultura laica forma al educando como si no tuviera origen
ni fin; mira al hombre como si éste no hubiera de morir y como si la
muerte no fuera un pasaje necesario de toda vida. Y para esta vida
sin muerte, sin origen ni fin: sin antecedente, ni consecuente, ni espe-
ranza lo prepara, dándole como antorcha la luz, la libertad. Y esa
vida sin esperanza ni más allá, agitada cada minuto por un nuevo deseo,
es una vida que o se sacia toda en cada minuto de existencia, o no
saca otro resultado del deseo insaciado o vencido que un fracaso o
una angustia irremediables. El hombre de la cultura laica es, como
consecuencia cultural de su cultura, un hombre cuya vida toma en
cada instante la dirección de su deseo; y la misma cultura laica no es
más que el conocimiento múltiple, vario, recargado de hechos o de
cosas que no se ligan entre sí en ninguna verdad total.
— 23 —
Esa cultura laica no ha sido nunca, la que el Uruguay debe a los
Padres Jesuítas. La de ellos nos formó para la vida y para la muerte;
vida y muerte integran para nosotros el proceso de una existencia que,
si empezó con nuestro nacimiento, no ha de tener ya fin por toda la
— 24 —
es autoridad, es jerarquía. Y esta cultura de los Jesuítas, cultura de
hijos de Dios, es una cultura de jerarquía. Jerarquía interior, en el
orden individual, para sojuzgar las pasiones a la razón. En el orden
individual la libertad no nos da más que al libertino y al bandido;
sólo la sumisión de las pasiones a la razón nos dan al hombre de bien.
Jerarquía exterior en el respeto a la autoridad legítima; a toda auto-
ridad legítima: a la del Papa ,a la del Obispo, a la del padre, a la del
maestro, la del gobernante político. El hombre, el que lo es de bien, y
el santo y el héroe, no se forma por el camino de la libertad; se forma
por el camino del dominio sobre sí que es vencimiento, y el vencimiento
sumisión del cuerpo rebelde al espíritu ilustrado y del alma levantizca
al orden del Creador. Y la sociedad estable y fuerte no se forma por
el camino de la libertad absoluta que es anarquía, sino por el camino
Señores:
La libertad salvaje de la estepa europea hizo conocer al mundo,
hace 16 siglos, al bárbaro medioeval. Serena, en medio de las convul-
siones de un Imperio carcomido, la Iglesia venció la fiera que había
en el bárbaro, y dándole la fe e injertándolo en Cristo, hizo de él el
gran hombre del Medioevo, cuyos prototipos son el Papa León el
'
— 25 —
ciando en la sociedad toda autoridad legítima, tiene sed de sangre y
sed de placer. Quiere hartarse de saqueos y de orgías. Furiosa y
armada se impuso ayer en Rusia, es dueña de Méjico y armada y
furiosa lucha hoy en España, violando conventos, quemando iglesias,
martirizando frailes y monjas, asesinando adversarios y niños; y ma-
ñana. . sabe Dios, señores, lo que será el mañana. Acaso la perse-
.
He terminado."
— 26 —
los Jesuítas). Desde un principio se les impuso un reglamento seme-
jante al de Religiosos Escolares y se determinó que no fueran
los
nunca a sus casas, ni aun en vacaciones ,1o cual ha dado muy buenos
resultados.
El primero de marzo se dió principio al curso con una clase de
ínfima, regentada porel P. José Antillach, que, al mismo tiempo, des-
CAPITULO IV
ORGANIZACION ESCOLAR Y MATERIAL DE ENSEÑANZA
El edificio está dividido en siete partes, que abarcan toda su
organización y da cabida a todo su material de enseñanza física, inte-
lectual y moral: las clases y los estudios, los gabinetes y bibliotecas,
los refectorios y los patíos, y, por último, la Iglesia.
En los estudios y clases, los alumnos tienen mesas individuales,
sencillas pero cómodas y adecuadas a su edad y condiciones. Hay diez
— 27 —
cursos: cinco de preparatorias, uno de ingreso y cuatro de bachillerato.
En todos ellos se estudia francés e inglés, y se van graduando los
demás estudios, conforme a los planes oficiales, a fin de poder rendir
a su debido tiempo los exámenes en la Universidad del Estado, condi-
ción necesaria, entre nosotros, para la validez de los estudios y de los
títulos.
Durante largos años, los alumnos del Colegio-Seminario se exami-
naban como alumnos libres, con satisfactorio resultado. Pues todos los
años se presentaban más de doscientos alumnos de bachillerato, rin-
diendo unos 1.200 exámenes, y de ellos aprobaban en noviembre el
81 %, término medio, oscilando los promedios entre el 78 % y el 83 % .
— 28 —
y lecciones de todo el año, que todas influyen en el examen final.. Su
escolaridad debe ser mucho más constante y firme, a fin de no expo-
nerse a perder la reglamentación, o a no sacar la nota suficiente para
presentarse a exámenes, que se obtiene de las reuniones de profesores,
los cuales se reúnen cada trimestre, para dar el promedio de las lec-
ciones y sacar de esos promedios el promedio trimestral, que se comu-
nica a la Universidad y a las familias, conservando en tensión la apli-
cación del alumno, su moral y disciplina. La última reunión de profe-
sores suele estar presidida por un inspector universitario; y ahora de
secundaria y preparatorios.
En cuanto al efecto moral y psicológico, el examen de los regla-
mentados no ha podido ser más halagüeño, en todos sus aspectos;
porque el Colegio-Seminario fué recibido en la Universidad con abso-
luta corrección, en forma absolutamente impecable, tanto por la direc-
ción como por el profesorado y alumnado en general; nos sentimos
como en nuestra propia casa. Y los exámenes fluyeron como una seda,
sin el menor tropiezo. Cuando los exámenes eran libres, se pasaba un
mes de zozobras y de trabajos; y los alumnos llegaban a rendirse de
cansancio. Cuatro o cinco exámenes se resisten bien; pero ocho, nueve
o diez exámenes dados cada dos o tres días, desmoralizan a cualquiera,
por fuerte y calibrado que sea. Mientras esos mismos exámenes, dados
en conjunto, suponen un esfuerzo aislado, mucho más llevadero y
mucho menos pesado. Acaban de obtener la exoneración de exámenes.
Actualmente, el Colegio-Seminario tiene en sus aulas unos 600
alumnos, que se dividen en las siguientes categorías: Apostólicos, Medio
pupilos, Externos con estudio y Externos. Su estado es floreciente y
digno de su larga y honrosa tradición.
En cuanto a su material de enseñanza, aunque siempre fué bueno,
ha mejorado siempre a través de su larga historia de 60 años. El Museo
de Historia Naí»ral se ha enriquecido en su parte de morfología exter-
na con abundantes y riquísimas piezas de la fauna y de la flora nacio-
nal, no solamente por el esfuerzo constante y metódico del P. José
Strássener, profesor tenaz de larga actuación, sino también por la
generosidad del Dr. Alejandro Gallinal, que al esfuerzo tenaz y metó-
dico, añadió un gran lote de piezas zoológicas de la fauna nacional
mandadas embalsamar por su cuenta y riesgo para diferentes museos
y regalando siempre las mejores y las singulares, al Colegio-Seminario,
colegio de su predilección, porque fué el que meció su cuna intelectual,
y es, sin duda, cuna de sus más gratos recuerdos en su vida de hombre
obrador y dinámico.
Tal vez la parte del museo que menos se ha enriquecido es la
flora, aunque tampoco se ha descuidado.
En lo tocante a la anatomía, osteologaí, genicología y todo lo que
se refiere a la biología, o investigación de las leyes de la vida, el
museo ,aunque elemental, es riquísimo, tanto en lo que se refiere a
la fauna como a la flora.
— 29 —
Posee, ante todo, una colección gráfica anatómica de primer orden
con unos 120 mapas de todos los tipos de la vida vegetal y animal, en
colores y de un insuperable relieve y de una presentación admirable,
que más de una vez han hecho lucir los actos públicos del Colegio-Se-
minario, después de haber ilustrado a los alumnos en clase.
Esta ilustración gráfica se completa con la parte ósea del gabinete
que es muy rica y posee abundantes esqueletos de diferentes tipos de
animales, así terrestres como acuáticos, mamíferos, reptiles, aves, etc.
Como Gabinete particular pocos habrá que sean tan ricos en el país.
Pero la veradadera riqueza del Museo de Historia Natural, con-
siste en su abundantísima colección de piezas plásticas de todos los
tipos de animales y plantas, que dan la impresión del estudio completo
y amplísimo de anatomía, desde el hombre hasta los tipos más ínfimos
de la escala zoológica, y lo mismo se diga de la botánica. Tanto del
reino animal, como del reino vegetal hay algunos ejemplares notables
por su magnitud y por su abundancia de datos y prolijidad de labor.
El reino mineral, está muy bien representado y clasificado por el
Dr. Enrique Gil, hombre eminente en la materia. Además de las piezas
clasificadas hay muchas, algunas de gran valor por su tamaño y rique-
za, de la mineralogía y geología indígena, que es, de la edad primaria,
de la formación de Matto Grosso; abundan los mármoles muy variados,
los cuarzos, las ágatas de finísimas aguas, los hidrolitos muy típicos
del Salto, cuya arena es de cuarzo y ágata pura. Algunas tolvas de
cuarzo cristalizado son muy buenas, no pocas amatistadas.
— 30 —
mismos alumnos. Hay que distinguir entre los experimentos de cátedra
y los experimentos de laboratorio; entre los experimentos que hace, o
debe hacer el profesor para demostrar sus asertos; y los experimntos
que hacen o han de hacer los alumnos para entrenarse y ejercitarse
ellos mismos cuando quieren o tratan de especializarse en algún tema,
así de Física como de Química. Sería un error pensar que sólo han de
hacerse experimentos de cátedra; pero es un error, no menor, pensar
que sólo han de hacerse experimentos de laboratorio. Estos, durante
la formación del alumno, suponen su ignorancia y llevan muchísimo
tiempo; y se cometen muchos errores prácticos antes de que acierte en
un experimento bien hecho; y sólo pueden tener lugar, como cosa ordi-
naria, cuando se trata de formar especialistas. Mientras que los expe-
rimentos de cátedra, suponen la pericia del Profesor, y van siempre
a golpe seguro, sobre todo si el Profesor es diestro y se prepara. En
cursos de física, como los del bachillerato de ilustración general y no
de especialización, los experimentos de laboratorio, solo pueden tener
lugar en determinadas circunstancias y con determinados alumnos, y
eso al margen de la marcha ordinaria de la clase. De lo contrario se
exponen a perder el curso y a no salir ni especialistas ni alumnos de
formación general.
Por regla general, deben primar los experimentos de cátedra, que,
si se hacen bien, y a tiempo, ilustran perfectamente al alumno, le con-
— 31 —
el Museo, como si tal clase no hubiera;
y pensé que el caballero no
habría atendido a la clase para seguir nuestra conversación de cir-
cunstancias.
Acabada la visita, el caballero se despidió, sin mencionar para
nada la clase del P. Strássener en que yo casi no había advertido.
Pasado un año, o más, caundo yo menos lo pensaba, el mismo caba-
llero me recordó la visita y me ponderó con muchos detalles la clase
del P .Strássener, señal evidente de lo mucho que le llamó la atención
una clase tan práctica; y recorbada detalles y menudencias, que no
pudieron menos de llamarme poderosamente la atención. Lo cual de-
muestra, una vez más, que las explicaciones intuitivas de cátedra son
verdaderamente ilustrativas; y no es menester que sean precisamente
de laboratorio para la ilustración general.
CAPITULO V
VIDA INTELECTUAL: LITERARIA, CIENTIFICA,
FILOSOFICA Y TEOLOGICA.
— 32 —
Filosofía y Ciencias y de Teología del Seminario. La Iglesia estaba a
punto de inaugurarse y en marcha los tres Gabinetes de Física. Quí-
mica e Historia Natural, que siempre fueron de los buenos que hubo
y hay en Montevideo.
Toda esa gran máquina docente no ha parado un momento en
60 años de asidua labor. Por las aulas del Colegio-Seminario han pa-
sado más de seis mil alumnos, entre seminaristas y seglares; y de
ellos han salido casi todo el alto Clero, casi todos los actuales Prelados
de esta Provincia Eclesiástica, una gran pléyade de profesionales, in-
dustriales, comerciantes, estancieros, empleados, técnicos y hombres
que han desempeñado todas las humanas actividades. Para darse
cuenta de ello, basta dar una ligera ojeada al Catálogo General de
alumnos y ex-alumnos publicado en 1930, con motivo del cincuente-
nario del Colegio.
Los seminaristas, y con ellos los colegiales seglares, en los prime-
ros doce años siguieron los cursos clásicos del Ratio Studiorum, con
pequeñas modificaciones. Estudiaron, pues, latín y griego, humanida-
des y retórica, según los moldes clásicos, con el natural resultado de
formar hombres de excelente gusto literario y profundamente versados
en las lenguas clásicas, no menos que en las ciencias, la filosofía y teo-
logía. De esos tiempos son Elbio Fernández, Pedro Oyasbehere, los
dos Hargain (Luis y Juan), Timoteo Muns, Angel Navea, Jaime Ros,
Francisco Irisarri, Antonio Castro, Antonio S. Ardoino, Carlos Ferrés,
Agustín Aguerre. para no nombrar sino algunos de los principales.
Había cuatro cursos de humanidades, incluyendo la retórica, tres
de Filosofía y Ciencias Naturales y Exactas y cuatro de Teología;
pero seguían todos los demás cursos. Recién en 1891, empezaron a
darse por separado a los seglares, lecciones de Filosofía en Castellano.
Hasta entonces la habían estudiado en Latín. Este cambio fué una ne-
cesidad, tanto para el resultado de los exámenes, que, aunque nunca
fueron malos, exigían demasiado esfuerzo de parte de los alumnos,
cuya afición al Latín no creo que fuera muy profunda, y cada vez
le tenían menos amor, y hasta, al fin, verdadera repulsión e inquina,
quizá porque la formación clásica, se salía cada vez más de los moldes
de la enseñanza oficial, a la cual debían someterse, al fin de cuentas,
para hacer valer sus estudios en la vida práctica, que se hacía cada
día más absorbente de todas las humanas actividades.
Los Seminaristas y Seglares iban juntos en las clases, pero sepa-
rados en los patios de recreo, y en los salones de estudio. La vida inte-
lectual era común y la vida doméstica separada. Los Seminaristas
tenían sus exámenes de conciencia, oración mental y lectura espiritual,
y otros ejercicios espirituales propios de los que se preparan a servir
en el Santuario, que no son tan propios ni tan acomodados a los Segla-
res, en general, y deahí esa semi-separación de los alumnos de ambas
categorías. No sé lo que, en otros Seminarios haya sucedido: pero, en
lo que toca al nuestro, soy testigo de vista y puedo asegurar que ningún
— 33 —
daño se seguía a los Seminaristas en su trato con los Seglares, tal como
estaba planteada la disciplina entre nosotros.
Antes, Seminaristas eran un buen ejemplo para
al contrario, los
los Seglares y un noble competidor en el cultivo de las ciencias y de
las letras; pues era fama bien conquistada que los Seminaristas figu-
raban siempre, y en todas las clases, entre los mejores alumnos, no
sólo por su piedad, sino también por su aplicación al estudio y por su
aprovechamiento, tenaz y resuelto.
Y juzgando las cosas por sus frutos conforme al consejo del Di-
vino Maestro, en 44 años que duró ese período del Colegio-Seminario,
cuadrando de lleno el nombre a la categoría de los alumnos, de los
Seminaristas perseveraron el 52 % y muy pocos son los que han sido
,
Seminario".
Los Seminaristas y Seglares tomaban de consuno parte en todos
los actos científicos, artísticosy literarios del Colegio-Seminario, que
en todos tiempos han abundado, como ornato y complemento de la
formación de los alumnos, y suelen siempre abundar en todos los esta-
blecimientos docentes regidos por la Compañía de Jesús. Esos actos
suelen ser públicos, privados y semipúblicos. Loe actos públicos se
tienen cinco o seis veces al año, con motivo de las concertaciones men-
suales y promulgación de dignidades y distribución de premios que se
hacen siempre con gran solemnidad y son muy típicas y muy propias
de los Colegios de Jesuítas. Suele de vez en cuando añadirse algún
acto público muy solemne con motivo de algún acontecimiento, como
el 25" aniversario del Centro Apostólico de San Javier, el cincuente-
nario del Colegio-Seminario y otros sucesos de esos que son como
hitos en el camino de la vida y de la historia.
— 34 —
Los privados se tienen en clase, o en algún salón, en presencia
sólo de losalumnos del curso, o de algún curso inmediato y de algunos
profesores. Los semipúblicos, en presencia de todo el Colegio, o bien
en presencia de las familias de un solo curso. Son siempre ejercicios
preparados ad hoc de las materias de clase. Entre éstos fué célebre un
acto de Retórica que dió el P. Blasco en 1890, delante de todo el
Colegio y de todo el Claustro de Profesores. Los alumnos merecieron
un caluroso elogio y ser propuestos como ejemplo a todos sus com-
pañeros por el P. José Saderra Superior de la Misión, que presidía
el acto.
En un excelente estímulo para foguear a
los cursos inferiores es
los niños y hacerles dar con viveza todo lo que saben, corregir al que
se equivoca y fijar los conceptos con precisión en la mente, con afición
y con la plena conciencia de que luchan por una causa, el de las Ban-
das de Roma y Cartago. Hay que ver el brío con que defienden los
derechos de sus respectivas Bandas y cuánta importancia dan a un
punto más o menos, para darse cuenta del estimulo y de! provecho que
se puede sacar de las Bandas romana y cartaginesa. Cada Banda tiene
su bandera y tableros de dignidades, que suman el estímulo corpora-
tivo al estímulo individual de los mejores.
Un día pasaban por el Colegio-Seminario dos visitantes yanquis,
que habían recorrido buena parte de Sud América y de nuestro país,
visitando establecimiento docentes, para llevar sus observaciones a Es-
tados Unidos. Al llegar a una Clase de Preparatoria, en que ardían
los desafíos, se quedaron inmóviles contemplando aquel espectáculo,
para ellos enteramente nuevo, y apreciando el fruto que se podía sacar
de un método tan racional y estimulativo.
No se crea, sin embargo, que, aun en los tiempos clásico del Ratio
Studiorum se descuidasen los estudios prácticos, o de seminario, como
se dice ahora. Voy a poner un ejemplo, sin duda, el más conspicuo
y
de que fui testigo y actor. En nuestro curso, en sexto año, éramos sólo
4 alumnos, Crisanto López y López, Amaro Carve, Ricardo Mackinon
y yo. Teníamos dos horas diarias bien completas de historia natural.
Era profesor el malogrado Dr. Enrique Gil. Creo que, lo menos, una
hora diaria empleábamos en el gabinete trabajando denodadamente en
clasificar rocas y minerales; y clasificamos
y catalogamos, 400 rocas
y 600 minerales, en total, 1.000 piezas. Esa fué una obra fundamental
para el Museo, debida, ante todo y sobre todo, a la pericia y eminencia
del Dr. Gil, siempre con la lupa en la mano y los reactivos a punto
para cerciorarse de las notas salientes de cada pieza, para clasificarlas
y rotularlas.
A la vuelta de muchos años he podido comprobar que nuestra
labor fué de un resultado permanente, a pesar del aumento de piezas
y a pesar de haberse trasladado de lugar varias veces el Museo. Nadie
se ha atrevido a modificar la clasificación del Dr. Gil.
De este episodio estudiantil son testigos y fueron actores el Dr.
— 35 —
Amaro Carve, miembro del Tribunal de Apelaciones, y el distinguido
galeno, Dr. Ricardo Mackinnon, que no me dejarán mentir.
Periódicamente, casi cada año, se practican trabajos prolijos, y a
veces profundos y muy detallados por los alumnos del Colegio-Semi-
nario, que son un verdadero esfuerzo de laboratorio. No pocos actos
de historia natural dados por los alumnos del P. Strássener
y algunos
del P. Viaplana, y del P. Emiliano Suárez son modelos de este género
de este trabajo intensivo y provechoso.
CAPITULO VI
VIDA ESPIRITUAL: FORMACION MORAL DEL CLERO
Y DEL LAICATO CATOLICO.
El tipo de enseñanza que, según el Dr. Lorenzo Martínez Vera,
el Uruguay debe a los Jesuítas, depende ante todo y sobre todo, de
la formación moral del Clero y del Laicato católico.
En la formación del Clero, siguieron siempre los Jesuítas del Cole-
gio-Seminario, el Ratio Studiorum, en el espíritu y en la letra. A cuatro
o cinco años de humanidades, añadían tres años de filosofía y cuatro
de teología escolástica, moral y derecho canónico y otras materias acce-
sorias como liturgia, historia eclesiástica, solfeo, música especial y otros
conocimientos que forman el ornato del Sacerdote y le dan conciencia
de su formación y eficiencia en el ministerio sacerdotal y en la direc-
ción de las almas. Pero eso sólo no forma al Sacerdote en toda su
plentud. Es menester la formación espiritual: y esa sólo se consigue
con el ejercicio de la virtud, la frecuencia de los Sacramentos y la
práctica de las buenas obras y en el propio vencimiento, con humildad,
constancia, piedad y entereza en el ejercicio de la vida cristiana, en el
recogimiento y oración.
Como ya indicamos, los Seminaristas no salían nunca a sus casas,
ni siquiera a vacaciones. Podrá eso discutirse desde el punto de vista
pedagógico; pero no se puede negar que era ya un ejercicio de abne-
gación y vencimiento propio. Hacían todos los años ocho días íntegros
de ejercicios en riguroso silencio. Hacían media hora de meditación,
oían misa, rezaban el Rosario todos los días y comulgaban con frecuen-
cia, acogiéndose en 1903 al decreto de Pío X de la Comunión fre-
cuente y diaria. Hacían examen de conciencia a mediodía y a la noche.
Tenían lectura espiritual diaria y plática una vez por semana. Su co-
municación con el Padre Espiritual y con los Superiores era íntima y
cordial; durante el curso, llevaban cilicio y tomaban disciplina en las
camarillas varias veces a la semana. Pasaban las vacaciones todos
juntos en Santa Lucía y los primeros jueves de mes solían ir al campo
a alguna quinta vecina de la Capital, generalmente a la de Jackson,
en Larrañaga.
— 36 —
.
— 37 —
No se podía esperar un elogio más cumplido, ni de un hombre
inás eminente, más experimentado y serio.
Era muy frecuente oir a los viajeros jesuítas que pasaban por
Montevideo, y eran no pocos, porque por Montevideo pasaban todas
las excursiones de Jesuítas que viajaban hacia la Argentina y Río
Grande del Sur, en el Brasil, estas o semejantes palabras: "Este Semi-
nario parece un noviciado de la Compañía de Jesús", tanto era el fervor
que notaban entre los Seminaristas. Yo diría más bien, que parecían
un fervoroso estudiantado de la Compañía de Jesús por su vida interior
y por su aplicación al estudio, a las obras de piedad y de celo; y por su
recogimiento exterior apacible y nada fingido.
Los Seminaristas iban a clase con los Colegiales; pero en todo lo
demás, no se juntaban para nada con ellos. Durante los últimos años
tenían capilla aparte, pero siempre aun en los primeros tiempos oían
Misa a hora distinta. Tenían su dormitorio y sus salones de estudio,
sus patios y sus recreos enteramente separados de los alumnos seglares.
Monseñor Mariano Soler dijo en cierta ocasión solemne, que los
Clérigos formados por los Jesuítas en el Colegio-Seminario eran hom-
bres enteramente sujetos a la disciplina y a la voluntad del Prelado; de
modo que los podía mandar a donde quisiera sin que le opusieran la
menor resistencia; y los hallaba idóneos, por regla general, y ejercita-
dos en todos los ministerios.
— 38 —
preceptos del Derecho Canónico, que no ha hecho sino, regimentar,
afirmar y ampliar los preceptos del expresado Concilio.
Por lo demás, si hemos de aplicar la expresión evangélica del
Divino Salvador, por sus frutos los sonoceréis, la perseverancia del
^2 '
de los Seminaristas y la bondad de nuestro Clero, debemos con-
!
cluir, que los medios no podían ser mejores con relación al fin que se
proponían: la formación de un clero santo, sano y sabio.
— 39 —
en gran número. Comulgan con sus pimpollos. Cada Comulgante va
rodeado de todos los de su Familia. Y luego toman todos juntos con
sus respectivas Familias el desayuno en el salón de actos. Es esta una
de las fiestas más emocionantes y más educativas del Colegio-Se-
minario.
Practican todos los años el mes del Sagrado Corazón en Junio; y
el Corazón Divino. Patrón del Colegio y de la Iglesia, se cele-
día del
bra con toda solemnidad; y cantan la Misa los mismos alumnos; y por
ia noche recorre las naves de la Iglesia una solemnísima procesión, en
que se rezan las Cinco Visitas a Jesús Sacramentado y se concluye
con la Bendición del Santísimo.
Ningún mes, sin embargo, tan popular entre los Alumnos y las
Familias como el Mes de María, que suele celebrarse en la Misa de
ocho y media con toda solemnidad con inmensa concurrencia y Comu-
nión general diaria de los alumnos y del pueblo. Suele celebrarse en
octubre. El fruto espiritual de los meses de junio y octubre es evidente
y altamente educador y alentador. Son los meses que más contribuyen
a formar el carácter de los alumnos, y que más impresión hacen en su
vida; en especial el Mes de María, que no lo olvidan jamás, y muchos
deben a él su perseverancia en las buenas costumbres, en la fe católica
y en las prácticas de la Religión y en la devoción a María que es señal
de predestinación, como enseñan los Santos Padres.
Hay dos Congregaciones de la Virgen y San Luis Gonzaga para
los Alumnos Mayores y Menores respectivamente. En un principio
había una Congregación para Seminaristas y Seglares. En 1894, se
dividió en dos Congregaciones: una de Seminaristas y otra de Segla-
res. Más tarde esta última se dividió en dos y la primera desapareció
con la ida de los Seminarista a Santa Lucía y con la ordenación del
último grupo de Sacerdotes que cursaron en el Colegio-Seminario.
Hoy día esas Congregaciones están muy florecientes, con sus sec-
ciones de apostolado y de obras de misericordia con los prójimos y su
actuación en la Acción Católica.
Además florecen en el Colegio-Seminario la Obra de la Santa
Infancia y de la Propagación de la Fe; y con sus pequeñas limosnas
semanales aportan a fin de año muchos centenares de pesos, que mon-
tan algunos miles de liras. Cada año celebran el día Misional con aca-
demias y actos piadosos y colectas para difundir nuestra fe entre
infieles.
— 40 —
el Viejo Mundo, de vuelta a la patria, asistió a esa Misa, y al salir de
la Iglesia,exclamó: Aquí comulgan por multitudes.
Cuando el Padre Cendra tenía algún catecúmeno a medio caer,
a punto de dar el último paso en el camino de su conversión, y que nunca
acababa de darlo, solía introducirlo a esa Misa, con aquella su habili-
dad y su tino en el trato de gentes, y casi nunca le fallaba el tiro. Era
ese el golpe de gracia. Casi no había quien no se entregara.
Todos los veranos suelen venir turistas argentinos, y entre ellos,
no faltan católicos amigos, congregantes del Salvador y de otras Igle-
sias de la nación hermana; y siempre les hace esa Misa excelente im-
presión. Porque ven la Iglesia llena y a la gente comulgando en masa.
Y por eso mismo, esa Misa es altamente educativa y moralizadora
para los alumnos del Colegio-Seminario, que ven a sus hermanos ma-
yores, a sus Papas y a sus familias, cumpliendo con el precepto de oir
Misa los domingos, y con el consejo de comulgar con frecuencia, y
con el deseo de Jesucristo y de la Santa Iglesia, como lo enseña el Con-
cilio de Trento y lo ratifican Pío X
y el derecho canónico, que incluye
en sus cánones el Decreto piano, de la comunión frecuente y diaria.
CAPITULO VII
— 41 —
rantes, Eugenio Pérez Gorgoroso y Juan B. Schiaffino, dejando fun-
dada Academia, que había de vivir hasta el 14 de setiembre de 1896.
la
Esta reunión tuvo lugar el 4 de julio de 1888. La Academia, pues,
vivió ocho años florecientes, pero efímeros por su falta de duración.
Grandes personajes figuraron en sus filas. Además de los fundadores
ya enumerados, hallamos en sus actas los siguientes nombres entre
los académicos activos: José Pedro Espalter, Arturo Sienra, Jorge
Sienra, José de Luca, Luis Hargain, Pedro Oyasbehere, Carlos M.
Uriarte, José Pastor, Manuel Tiscornia, Bernardo Aguerre, Enrique
y Bernardino Ayala, Antonio y José Llambías de Olivar, Alfredo Aro-
cena, J. A. Méndez del Marco, Rafael Gallinal, Hipólito Gallinal (h.),
Angel Navea, Germán Vidal, Juan Llambías de Olivar, Roberto
Sienra, Alejandro Gallinal, Julio Bonnet, Juan Vicente Algorta y
varios otros.
Entre los Académicos honorarios, hemos de citar a Monseñor
Inocencio María Yéregui y Mariano Soler; a don Francisco Bauzá y
a los doctores Joaquín Requena, Francisco Durá, José M. Carafí,
Carlos A. Berro, Lorenzo Pons, Hipólito Gallinal, Juan Zorrilla de
San Martín, y tal vez algún otro.
Fué fundador y primer director de la Academia el P. Cándido
Darner, que presidió su primera sesión y redactó su reglamento, cuyo
ertículo tercero se expresaba en estos términos: "Aparte de estos ejer-
cicios literarios, la Academia conforme al espíritu de su institución,
invoca como Patrono al Doctor Angélico Santo Tomás de Aquino; y
en manifestación de su catolicismo, acudirá a la Sagrada Mesa .dos
veces al año, es a saber, el día de su Santo Patrono y en la fiesta
del Sagrado Corazón, titular del Seminario."
— 42 —
presidente honorario al Obispo de Montevideo, don Inocencio María
Yéregui; protesta de su completa adhesión y sumisión a las doctrinas
de la Iglesia y a la Cátedra de Pedro y pide la bendición Apostólica.
León XIII contesta, con fecha de 21 de junio de 1889, por medio
del Secretario de Estado, Cardenal Rampolla, haciendo resaltar la
complacencia con que Su Santidad había recibido la carta de la Aca-
demia, acepta sus ofrecimientos y les imparte de todo corazón la ben-
dición Apostólica.
Pero León XIII hizo mucho más para distinguir a la Academia,
cuyas doctrinas tomistas eran muy de su agrado. Muerto don Inocen-
cio María Yéregui, le sucedió el Dr. Mariano Soler, el cual se con-
sagró en Roma, y al volver a Montevideo, trajo un recuerdo y una muy
especialísima bendición para la Academia Literaria del Uruguay. La
bendición la recibieron los Académicos en la misa que les ofició Mon-
señor Soler en un día del mes de setiembre de 1891. Y el recuerdo,
y al mismo tiempo finísimo obsequio, que revela no menos el prestigio
y valimiento de Soler ante la Santa Sede que el aprecio que ésta hacía
de la Academia Literaria del Uruguay, reveló al público y se puso de
manifiesto en un acto literario-musical presidido por el mismo Monse-
ñor Soler; y consistía en permitir que la Academia Literaria del Uru-
guay, pusiera en su escudo la estrella que figuraba en el cielo del
escudo del mismo León XIII, rodeada de esta inscripción en semicírcu-
lo: Ecce Leo benedixit nos. Aun hoy día se ostenta en los salones de
CONGREGACION MAYOR
— 43 —
-
— 44 —
mente ;pero unidos en varios ramales y retorcidos éstos entre sí,
¿quién será capaz de romperla? Es tan fuerte que encadena cabe los
muelles .a los más poderosos navios .sin que sea parte a romperla la
furia de los desencadenados vendavales.
La Unión es una fuerza poderosísima; y esto lo mismo en las
cosas materiales que en las morales.
De las materiales nos ofrece por doquier ejemplo la naturaleza:
débiles son las gotas de agua. que. unidas, producen desvastadoras
inundaciones: débiles las chispas de fuego, que. unidas, producen bo-
rrascosos incendios: débiles las fibras vegetales, que, unidas, forman
tortísimos maderos: débiles los granos de arena, que. unidos, ciñen,
como barrera, el inmenso mar. y resisten el furor de las tempestades;
débiles la hormigas, pero unidas, trabajando de consuno, excavan los
cimientos de las casas:. y así de todas las demás cosas: de manera
. .
— 45 —
Hace el Padre López una digresión por las diferentes clases de
sociedades y por las Congregaciones del extranjero; y luego prosigue:
"¿Dejaría nuestro querido Montevideo de formar también Congre-
gaciones que den savia vigorosa al árbol de la Religión Cristiana? No,
señores, y la idea, lo confieso, no partió de nosotros; partió de uno
de nuestras más queridos amigos, del primogénito de este Seminario,. . .
— 46 —
de Obreros, para las Conferencias de San Vicente, para la prensa,
para el foro, para la propaganda; en una palabra, para todas las obras
de regeneración cristiana, que tan noblemente defienden la causa de
Dios en la República ".
Hace el orador una lijera alusión a los diez primeros Padres de
la Compañía de Jesús y a los Treinta y Tres Orientales, primer núcleo
de la Compañía y de la Patria; y luego concluye: "Sangre de valientes
corre por vuestras venas; hijos sois de héroes, de aquellos héroes que
llevaros también sus proezas al otro lado del anchuroso Plata, for-
zando a los ingleses a abandonar la capital del Virreinato, tras la ver-
gonzosa derrota que vuestros padres les infligieron.
Yo, señores, me traslado con la imaginación al porvenir, y veo
que vuestra Congregación crece, aumenta, se dilata, se impone. Yo la
contemplo celebrar con júbilo sus bodas de plata; no ya en este red-u-
cido local, pues no cabrán en él, sino llenando por completo el amplí-
simo salón de actos que tenemos encima. Los que viváis, señores, ¡con
qué placer contemplaréis vuestra obra! ¡La juventud bendecirá vuestro
nombre, y os mirará con cariñoso respeto! ¡La patria os sentará entre
sus mayores bienehechores!"
Hay en el discurso del P. López, que acabamos de extractar, pala-
bras de alta visión del porvenir, palabras verdaderamente proféticas,
por lo menos en el sentido lato de la palabra. Pues la Congregación
Mayor ha suministrado abundante persona!, y éste es una de sus más
puras glorias, a las Conferencias de San Vicente de Paúl. Todos los
Consejos de la Capital cuentan con miembros Congregantes; y es de
ver la solicitud, con que después del acto de la Congregación, los do-
mingos, se combinan las parejas para visitar a los enfermos.
Muchos socios del Club Católico, son y han sido siempre Congre-
gantes de la Congregación Mayor. Varios de los presidentes del
Círculo Católico de Obreros han salido de las filas de la Congregación
Mayor.
De la Congregación Mayor, y uno de sus fundadores, es el pri-
mer presidente de la Junta Nacional de la Acción Católica.
La Congregación Mayor, no solamente ha sido la primera insti-
tución que adhirió a la A. C. el mismo día de su fundación, sino que
ya dos años y medios antes, el 31 de marzo de 1932," a raíz de la fa-
mosa semana de estudio y oración dictada por el Dr. Antonio Caggia-
no, hoy dignísimo Obispo de Rosario, determinó efectuar esa adhe-
sión, apenas se fundase la Acción Católica, como así ejecutó el mismo
día de su fundación, el 28 de octubre de 1934, y lo comunió por nota
una semana después a la Junta Nacional de Acción Católica, merecien-
do por ello la bendición y un franco aplauso del Excmo. Sr. Nuncio
Apostólico, Dr. D. Felipe Cortesi, que, en carta al P. Juan Faustino
Sallaberry, del 25-XI-1934, escribía: "Acabo de enterarme con agrado
de la adhesión, que la Congregación Mariana ha presentado a la Junta
Directiva de la Acción Católica, recién constituida en el Uruguay, No
— 47 —
otra cosa podía esperarse de una instituteión regida por los Padres
Jesuítas, siempre atentos a conocer y traducir en la práctica, las direc-
tivas y augustos deseos del Santo Padre.
La adhesión de las Juventudes Marianas a las Asociaciones Juve-
niles de la Acción Católica", es asunto de suma importancia, que está
nítida y perfectamente precisado en la carta del Eminentísimo Card.
Pacellí, Secretario de Estado de Su Santidad. Los principios cristianos
que este documento fija y las normas que traza, deben formar objeto
de atento estudio y deben seguirse fielmente, si en verdad se desea el
adelanto y el florecimiento de las dos instituciones, fundadas en-frater-
nal concordia y mutuo aprecio. No dudo que así será, bajo la experta
y celosa guía de los dirigentes; y, al felicitar a V. R. por el bien feliz-
mente iniciado, le saludo y bendigo, rogándole quiera llevar este salu-
do y esta bendición a todos nuestros queridos Congregantes". — Así
Monseñor Cortesi.
La Congregación Mayor tuvo, pues, la doble gloria de ser la pri-
mera en adherir a laAcción Católica y provocar un documento orien-
tador del Representante de la Santa Sede entre nosotros.
En estos momentos está empeñada la Congregación Mayor en una
obra que no es suya, sino de todo el pueblo uruguayo, y en especial,
de todo el Catolicismo uruguayo y de toda la Iglesia Católica del Uru-
guay, y si la ha emprendido la Congregación, no es porque tenga con-
ciencia de que pueda llevarla a cabo por sí misma, sino porque alguien
había de tomar la iniciativa, y porque sabía que había .de contar con
el apoyo moral y material de los Prelados y de todos los hombres y
mujeres de bien de esta generosa y cristiana tierra, en una causa que
atodos les es cara, y que todos la miran como cosa suya; y que, puesta
en vías de realizaciones, no le faltarán recursos materiales y ni el con-
curso decisivo de todas las voluntades.
Se trata de introducir la Causa de Beatificación y Canonización
del Siervo de Dios Don Jacinto Vera, el hombre más popular y más
conocido en todo el Uruguay, primer Obispo de Montevideo y el ver-
dadero Apóstol de la República Oriental del Uruguay, en la verdadera
acepción de la palabra.
El
1 1 de mayo de 1930, a moción del P. Director, la Junta Direc-
tiva,por aclamación, tomó la iniciativa a fin de introducir jurídicamente
la Causa de Beatificación de Don Jacinto Vera. Repartió paradigmas,
a fin de que los fieles hicieran esa petición al Ordinario, y en poco
tiempo, sin ningún esfuerzo ni mayor organización, recogió cerca de
30.000 firmas, que, encuadernadas en tres gruesos volúmenes, entregó
al Excmo. Sr. Dr. D. Juan Francisco Aragone, a quien se dirigió por
nota del 29 de Junio de 1930, pidiendo en nombre propio y de todos los
Católicos uruguayos, la Introducción de la Causa por ante Tribunal
competente, conforme al canon 2003; pasó traslado de la nota a los
Sufragáneos, Excmos. Sres. Tomás Gregorio Camacho y Miguel Pa-
ternain, y dió la noticia al Excmo. Sr. Nuncio, Dr. D. Felipe Cortesi,
— 48 —
en un telegrama con 106 firmas de todos los dirigentes católicos de
Montevideo y algunos de la campaña, de esa petición, que la creía de
todo el pueblo uruguayo y que iba de hecho respaldada con 30.000
firmas recogidas de improviso.
£1 Excmo. Sr. Arzobispo aceptó, en principio, la introducción de
la Causa, en nota del 26 de julio de 1930. "En contestación (a la nota
del 29 de junio), pláceme, escribía, manifestar que aplaudo y acojo
con el mayor entusiasmo la feliz iniciativa de la benemérita Congre-
gación Mayor; y que será para mí un honor y una inmensa satisfacción
el poder contribuir a la glorificación del que fué modelo de Prelados y
— 49 —
piares con reliquias del Siervo de Dios, que son muy estimadas de los
fieles, que buscan con sumo interés.
las
El Siervo de Dios, Don Jacinto Vera, va concediendo muchas
gracias y favores, muchos de ellos muy extraordinarios, que van difun-
diendo y arraigando, cada vez más su devoción en el pueblo.
La obra de más aliento y trascendencia que ha emprendido la
Congregación Mayor es, sin duda, ésta de la Causa de Beatificación
y Canonización de Don Jacinto Vera.
En estos últimos tiempos la Congregación Mayor ha mejorado su
local y ha renovado, lenta pero firmemente su mobiliario. No ha des-
cuidado nunca su biblioteca, adquiriendo en tiempos para ella difíciles,
todo el diccionario de Espasa y otras obras de consulta muy necesarias
a los Estudiantes, los cuales no solamente han frecuentado su biblio-
teca, sino también preparaciones plásticas y su microscopio, con no
poco provecho para sus mejores y más asiduos alumnos en la aplica-
ción y el estudio.
Con más o menos fortuna se ha ocupado de la catequesis de ba-
rrios, apostolado verdaderamente fecundo y muy necesario para la di-
fusión de nuestra fe. Fundó su primer Catecismo en el barrio de la
Mondiola, llamado Santa Teresita del Niño Jesús; otro en la Cuchilla
Grande y cuatro en el Cerro y atendió otro en Larrañaga y Monte
Caseros, en todos los cuales trabajaron no poco el P. Delfín Grenón,
P. Guillermo Furlong y P. Juan F. Sallaberry.
Ahora van los Congregantes todos los domingos al Sanatorio de
radiología, o sea, del cáncer; y ejercen su apostolado de caridad y salud
de las almas.
Actualmente la Congregación tiene más de mil socios inscritos,
de los cuales asisten a la procesión de Corpus unos seiscientos a ocho-
cientos y asiduamente a los actos de la Congregación alrededor de
trescientos o trescientos cincuenta, y de ellos unos ciento cincuenta con
absoluta asiduidad. El estado de la Congregación Mayor es floreciente
y goza de muy buena estima en las filas católicas.
Desde hace muchos años, un buen grupo de la Congregación
Mayor hace los Ejercicios cerrados de San Ignacio en Larrañaga.
Muchos años se los dió el P. Castro y el P. Cendra sin contar otros
Padres que se han ido sucediendo en este Santo Ministerio.
— 50 —
Por fin, el 31 de julio de 1934, día de Nuestro Santo Padre Igna-
cio de Loyola, un ex-Alumno, bautizado precisamente en la Pila de
Aspeitia, la misma en que fuera regenerado con las aguas lústrales,
nuescro Santo Patriarca, el Dr. Ignacio Zorrilla de San Martín, aca-
bada la comida, cuando ya se había dado la acción de gracias; y todos
levantados de la mesa se disponían a marcharse o a charlar amigable-
mente por rincones y corredores, dejó oir su potente voz tras un toque
de alarma del P. Rector, José Strássener; y propuso sin ambajes ni
rodeos la idea de fundar la Asociación de los ex-Alumnos.
Todos escucharon, guardando sus posiciones, sin acercarse ni ale-
jarse del orador, y todo pasó como un sueño o como una ráfaga de
luz, que alumbra repentinamente el horizonte y luego lo deja como
estaba antes. Por lo que a mí toca, pocas o ningunas esperanzas tuve
de que aquello diera resultado. Todos aplaudimos y nos fuimos. A
todos
nos encantó la idea, pero no creo que nadie saliera con la idea de que
la institución estaba fundada. No obstante, la idea lanzada al vuelo,
en un círculo tan reducido de sólo ex-Alumnos, había de ser semilla
de mostaza, según la frase evangélica, que muy pronto se había de
convertir en realidad y en árbol frondoso y lozano.
Pasado un tiempo, hablaba yo con un un ex-Alumno mío y del
Colegio-Seminario, y le conté el episodio del discurso de Zorrilla. A
mi
hombre le cayó tan al firme la idea, que exclamó entusiasmado:
—Pero, y como no. Esa idea hay que llevarla adelante.
Y, diciendo y haciendo empezó a trabajar al firme, buscando socios
personalmente uno por uno. Profesional y hombre joven y de un entu-
siasmo infantil por su Colegio-Seminario, supo contagiar a varios y
éstos a otros; y así fué creciendo el alud; y el 26 de abril de 1935. casi
nueve meses después del discurso de Zorrilla de San Martín, se fun-
daba la Asociación de los ex-Alumnos del Colegio del Sagrado Cora-
zón, con unos cuarenta socios, fervorosos y decididos.
Ese mismo año, al día del ex-Alumno acudieron más de doscien-
tos,superando todos los cálculos; y este año eran cerca de quinientos.
Han publicado ya sus estatutos. En su primer artículo se establece
que "ha sido fundada con el doble fin de mantener y estrechar los
vínculos de amistad y compañerismo contraídos en el Colegio, y de
velar por los intereses del mismo en lo que concierne a asegurar su
estabilidad y a facilitar el desenvolvimiento de su acción educadora".
Nota simpática de los Estatutos es la de fomentar entre los miem-
bros de la Asociación "protección y solidaridad mutua en toda su am-
plitud"; y la creación de una comisión especial para la defensa del
Colegio.
La Junta Directiva se renueva por mitades cada año, en la Asam-
blea Ordinaria que se reúne el último sábado del mes de mayo. Para
ser Socio se requiere que sea ex-Alumno del Colegio-Seminario; pero
no basta. Es menester, además presentar solicitud y ser admitido por
la Junta Directiva. La Asociación se propone sacar personería jurídica;
— 51 —
y en caso de disolución, sus bienes pasan a la Asociación la Educadora
Uruguaya. "Los socios no tienen participación personal en los bienes
de la Asociación".
CAPITULO VIII
LEY DE CONVENTOS
— 52 —
de los hechos en el Diario de la Casa, sino a su propia pluma, deján-
donos una larga narración autógrafa de este notable acontecimiento,
que fué, sin duda, el más saliente de toda su vida, y el que con más
justicia ha hecho pasar su nombre a la posteridad. Hablando yo, en
cierta ocasión con el P. Luis Adroer, me dijo: "Este rasgo del P. Morel
es de verdadera grandeza. El P. Morel tuvo un momento sublime".
Oigamos, pues, al P. Morel:
DIA 21 DE JULIO, 1885. —"Hoy se publicó un decreto que
reglamenta la Ley de Conventos; contiene disposiciones inaceptables.
A causa de este decreto se reunieron hoy mismo los Superiores de las
Comunidades Religiosas en casa del Sr. Obispo, para convenir lo que
debían hacer en presencia del decreto. El P. Rector dijo que él no estaba
dispuesto a someterse a ese decreto; y que esperaba que los Superiores
a quienes había escrito hoy mismo sobre el asunto, aprobarían su ma-
nera de pensar. En reunión se resolvió que estudiarían el decreto, y se
reunirían esta noche en nuestro Seminario, para resolver definitivamen-
te lo que debía hacerse.
Por la noche se reunieron en casa los Superiores de las Comuni-
dades Religiosas y acordaron unánimemente protestar contra las dispo-
siciones del decreto, y encargaron al P. Rector la redacción de la pro-
testa, quedando de volver a reunirse mañana temprano, para leerla y
discutirla".
22 DE JULIO. —
"Hoy temprano vinieron a casa los Superiores
Religiosos y aprobaron la protesta que les leyó el P. Rector, acordando
ir inmediatamente, cada uno por distinta calle, para no llamar la aten-
— 53 —
al Sr. Secretario del Obispado, para que la hiciera firmar a las Supe-
rioras de las Religiosas. Hoy salieron para Buenos Aires los Padres
Vocos y Groeger.
25 DE JULIO. —
Hoy, a eso de las 2 V£ de la tarde, vinieron los
de comisión encargada de ejecutar el decreto y ley de Conventos,
la
la que se componía del Sr. Brian, Jefe Político de Montevideo, Sr. Nin.
miembro del Supremo Tribunal de Justicia, y Sr. Tezanos, escribano
de Hacienda.
El P. Rector los recibió en la sala de recibo y les dijo que esta
casa no era convento sino Colegio, lo cual era notorio, y bastaba una
simple inspección del edificio para persuadirse de ello; hablóles largo
probándoles la veracidad de su afirmación, y concluyó diciéndoles que
esta casa no estaba comprendida en la Ley de Conventos. Ellos ale-
garon el decreto en que estaban expresamente nombrados los Padres
Jesuítas y aun los Seminaristas; a lo que contestó el P. Rector, que el
decreto era reglamentario de la Ley; y que, por lo tanto, no podía
comprender lo que ésta no comprendía; que, según la misma Ley. el
Gobierno estaba facultado para reglamentar su ejecución, pero de nin-
guna manera podía modificar la Ley; que ésta era la que debía consul-
tarse, y no el decreto, para ver a quienes comprendía la Ley.
— 54 —
estudiantes y Colegiales, los cuales pasaban de ciento, y, por tanto,
aun bajo este otro punto de vista, la casa no podía llamarse sino
Colegio.
Es de advertir que en el curso de esta discusión, los mismos Comi-
sionados confesaron más de una vez que el decreto era absurdo, mal
redactado, etc., etc. Los señores Nin y Tezanos dijeron que hallaban
razón al P. Rector, paia oponer la excepción que oponía, y que debía
levantarse un acta de todo lo alegado.
Se procedió, pues, a labrar el Acta, y cuando hubieron de firmarla,
el Sr. Brian se negó a estampar su firma. Sobre este punto entablóse
una discusión entre los señores de la Comisión; el P. Rector los dejó
disputar entre sí, hasta que creyó conveniente poner término, indicán-
doles que fuesen a consultar el punto con el Gobierno, del cual ellos
no eran sino delegados. Así lo acordaron y retiráronse para ir a con-
sultar al Presidente de la República.
Entretanto se aprovechó la ausencia de los señores Comisionados
para que salieran de casa y se embarcasen para Buenos Aires los Pa-
drees Dalmau y Escatllar, que habían recibido en la mañana de hoy,
la orden de irse a Buenos Aires.
Pasado un rato, vinieron a casa los señores de la Comisión, dicien-
do que venían resueltos a pasar la visita de la casa en virtud del artículo
primero del decreto ya citado. El P. Rector les contestó que, puesto
que contra toda razón y derecho se le declaraba comprendido en la
Ley de Conventos, él protestaba de semejante proceder, y declaraba
al propio tiempo, que, de ninguna manera, consentiría en la Visita,
pues no se sometía a las disposiciones del decreto que reglamentaba
dicha Ley, por los motivos expresados en la protesta, que había visto
la luz pública en los días anteriores.
— 55 —
y a halagar de mil maneras al P. Rector, rogándole con grande humil-
dad que no les obligase a hacer uso de la fuerza, que les permitiese
entrar como amigos; y viendo la resolución de éste de no ceder en nada,
concluyeron por decirle que no entrarían para dar cumplimiento al de-
creto, sino únicamente con el fin de constatar por sí mismos que la casa
era un Colegio y no Convento; y que ellos, aunque no dudaban de la
verdad de sus afirmaciones, como delegados, que eran, del Gobierno,
necesitaban para dar fe, ver las cosas por sí mismos; y concluyeron
asegurando que, del informe que ellos pasarían, no podría por menos
el Gobierno que declararnos, no comprendidos en la Ley de Conventos.
vento sino Colegio; pero que no les daría dato ninguno que no con-
dujese al esclarecimiento de esta verdad, y que además era menester
que ellos le asegurasen de que en el informe que iban a pasar al Go-
bierno, había de decirse con toda claridad que sólo se les había permi-
tido la entrada con este único fin. Comenzaba ya a obscurecerse y
acordaron volver el lunes próximo a la una de la tarde.
En la noche vinieron varias personas a informarse de lo que había
pasado .Las clases se hicieron como siempre y no se alteró en nada la
distribución diaria, a pesar de la consiguiente ansiedad de los Nuestros
y de los Alumnos.
26 DE JULIO, DOMINGO. — Hoy hubo la distribución de
more en la Capilla. Durante el día de hoy vinieron muchas personas
Compañía a imponerse de lo que había pasado el día ante-
afectas a la
rior.También vinieron varios religiosos de uno y otro sexo con el
mismo objeto.
Por la tarde se supo que las señoras y caballeros católicos prepa-
raban para el día siguiente una gran manifestación a las puertas de
nuestro Seminario. El P. Rector, en el acto que lo supo, habló con las
personas más influyentes para disuadirlas de la manifestación, hacién-
doles ver los funestos resultados que podía tener; rogóles que avisasen
a las personas que habían de tomar parte en ella para que, de ningún
modo, se realizase. Todos ellos quedaron de emplear lo que restaba
del día de hoy y la mañana del lunes, para impedir la proyectada ma-
nifestación.
El Sr. Bauzá quedó de traer escribano mañana, para que constara
de una manera auténtica, que la Visita que se iba a permitir a los
señores de la Comisión era con el único y exclusivo objeto de cercio-
rarse que esta casa era Colegio y no Convento. Se habló también a
algunas personas para que vinieran a servir de testigos de todo esto.
27 DE JULIO, LUNES. —
En la mañana de hoy vinieron también
muchas personas a imponerse de lo que había ocurrido; pues en la
ciudad no se hablaba de otra cosa, y todos tenían los ojos fijos en
nosotros.
— 56 —
A
las doce y media llegó el escribano acompañado del Sr. Bauza
y elDr. D. Jacinto Casaravilla; sucesivamente fueron llegando las
demás personas, que iban a servir de testigos, y eran: Don Juan
Jackson, Don Félix Buxareo, Sr. Caprario, (este señor, que nunca nos
había visitado, vino en días anteriores a ofrecer su casa y cuanto nece-
citásemos para el caso, que se temía, de una dispersión o expulsión;
dijo al P. Rector que lo tomaría como una ofensa, si acudíamos a otros
antes que a él, pues quería tener el gusto de servirnos con el dinero
que necesitásemos, etc., etc.), Don Juan y Don Eugenio O'Neill, Don
Héctor Pareja y otros.
Pasó la una que era la convenida para la Visita; y, como no vi-
niesen los señores de la Comisión, el P. Rector suplicó al escribano y
testigos que hicieran el sacrificio completo, y no se moviesen de casa
en toda la tarde; pues le venía la sospecha de que los señores de la
Comisión, calculando los pasos que se habían dado para traer escri-
bano y testigos, demorasen de intento su venida para que, cansados de
esperar, se fuesen a sus casas, y sorprenderle sin testigos.
Después de las tres de la tarde se aparecieron los señores de la
Comisión y quedaron visiblemente sorprendidos cuando, introducidos
en la sala de recibo, se hallaron en presencia del escribano y de testi-
gos tan respetables.
El Rector les hizo tomar asiento; pero, como ellos estaban tan
cortados y no sabían qué hablar, se levantaron en el acto, diciendo que
iban a dar principio a la visita convenida. El P. Rector les dijo enton-
ces, que deseaba que quedase muy claro y comprobado que él no les
permitía la Visita sino con el único y exclusivo objeto de que se per-
suadiesen que nuestra casa era Colegio y no Convento; y por esto,
antes de introducirlos en casa, hacía esta declaración en presencia del
Escribano y de los testigos que allí estaban; y, asintiendo a esta decla-
ración, los señores de la Comisión, los introdujo en casa el P. Rector,
acompañado del Escribano y dos de los testigos. Uno de los señores
de la Comisión quiso detener a los testigos, diciéndoles que ellos nada
tenían que ver con la Visita, que se quedasen allí, en la sala de recibo;
pero el P. Rector le contestó que estaba en su casa y deseaba que le
acompañasen los dos testigos, con lo cual entraron también los dos
testigos, y el Sr. de la Comisión no se atrevió a replicar.
El P. Rector les mostró los patios, clases, que a esa hora estaban
todas funcionando, salas de estudio, gabinetes de física, dormitorios,
etcétera, etc., siempre acompañados del Escribano y dos testigos, para
que diesen fe de todo. Los señores de la Comisión alabaron mucho el
edificio. Tanto los Padres como los alumnos se portaron con toda la
cortesía del caso. Volvieron nuevamente a la sala de recibo, donde se
les ofreció vino, que no aceptaron. Uno de los señores de la Comisión
rogó al P. Rector, que le diese la nómina de los Profesores, a lo que
éste se negó, alegando que este dato era inconducente ai objetivo de
la visita que les había permitido, renovando la declaración de que no
— 57 —
daría dato alguno que importase, aunque fuese de lejos, sometimiento
a la Ley de Conventos ni a su decreto reglamentario; después de lo
cual se despidieron los señores de la Comisión y se levantó un acta
de todo lo obrado que firmaron el Escribano y todos los testigos, de la
cual quedó copia legalizada en nuestro Archivo.
Esto es lo sustancial de lo que ha pasado en casa en estos días,
omitiendo algunos incidentes curiosos por no alargar esta relación."
28 DE
JULIO. —
"Este día fué de visitas de toda clase de per-
sonas, que venían a felicitar a los Nuestros por todo lo obrado; pues
los testigos del día anterior esparcieron por la ciudad la noticia de lo
que había pasado en casa.
La Comisión siguió visitando las demás casas Religiosas y en todas
ellas halló la misma resistencia que en la nuestra, de manera que para
ahorrarse bochornos los señores de la Comisión, no se presentaban ya
en las casas religiosas donde había escuelas (y las hay en la casi tota-
lidad de las de Montevideo), como ejecutores de la Ley de Conventos,
sino como personas encargadas de cerciorarse, de si esas casas eran
Colegios o Conventos." k
— 58 —
le oí contar muchas veces todas estas cosas y otros muchos detalles;
y por eso he tenido un especial placer al encontrar en el Archivo una
tan completa y minuciosa relación escrita de su puño y letra con tanta
precisión de conceptos.
Lo cierto es que a su inmenso prestigio, a su serena firmeza, a su
previsión y a su táctica se debió la eficaz resistencia a la Ley de Con-
ventos de 1885, haciéndola fracasar desde los primeros momentos.
En efecto: prescindiendo de fundamentos en que se basa la
los
Ley de Conventos y del pretendido derecho de Patronato,fundado en
su inherencia a la corona y en su ejercicio por ésta, antes de las con-
cesiones pontificias, desvirtuados todos ellos por la cita de Solórzano,
puesto que ni Santos ni otro Gobierno del Uruguay .dotó a la Iglesia,
ni al Prelado ni a Dignidades ni Canónigos; ni Santos podía tener la
pretensión de enviar su atropello a la Santa Sede "para que ella lo
apruebe y lo confirme"; prescindiendo, repito, de los vicios de origen
y de forma que pudiera tener la Ley de Conventos, su artículo 5* era
admisible y no podía, ni debía, en sí, levantar resistencias, puesto que
sólo se refiere a la intervención del Poder Ejecutivo en lo que atañe a
la higiene y al orden público.
En eso el P. Morel no opuso ninguna resistencia. Toda su estra-
tegia se redujo a demostrar que el Colegio-Seminario no era convento
ni casa religiosa "destinada a la vida contemplativa y disciplinaria";
y por eso admitió la Comisión del Gobierno al solo efecto de demostrar
que el Seminario Conciliar no era .ninguna de esas dos cosas. En ello
convino la Coníisión, que se componía de los doctores Alberto Nin y
Angel Brian y del Escribano de Hacienda y de Gobierno D. Tomás
de Tezanos.
Al venir a pasar la visita el 27 de julio de 1885, el P. Morel los
esperaba en la puerta con el Pbro. Nicolás Luquese y los señores Fran-
cisco Bauzá, Juan D. Jackson. Félix Buxareo, Dr. Luis Maglione, Ra-
món L. Barbot. Dr. Vicente Ponce de León, Héctor Pareja, Eusebio
Zoa O'Neill y el escribano público D. Eduardo Simón; y delante de
todos ellos declaró, en su calidad de Rector del Colegio-Seminario, que,
conforme a lo convenido, los admitía con el solo y único objeto de
cerciorarse de que el establecimiento que regentea "no está compren-
dido en la categoría de Conventos, y que, por consiguiente, no le alcan-
zaba la Ley de Conventos y su decreto reglamentario que han visto
la luz pública en estos últimos días".
Acompañaron a la Comisión en la visita, que hicieron por todo
elColegio, los arriba nombrados y además los señores Enrique Erráz-
quin y Lorenzo Caprario, que firmaron como testigos.
Concluida la visita, se mostraron satisfechos del orden, la disci-
plina y las condiciones higiénicas del Colegio. Pidieron la nómina de
los profesores, y el P.negó y les dió sólo el número de
Morel se la
ellos; y y además declaró que "en manera
se ratificó en lo antes dicho,
alguna daba un paso que importara someterse a la Ley de Conventos,
— 59 —
limitándose únicamente a dar el número de los profesores y sus con-
diciones de internos, y externos ".
— 60 —
PROCESION DE CORPUS
— 61 —
22 de junio de 1919. Según unos, eran 25 .000 concurrentes, según otros
35.000 y según otros, muchos más. La impresión era que todo Mon-
tevideo era católico. Hoy pasan de 100.000 (cien mil).
Es tradición de familia que las hermanas doña Sofía y doña Clara
Jackson hicieron voto al Sagrado Corazón, de levantar un templo en
su honor en el Colegio-Seminario, si Santos no desterraba a los Jesuí-
tas. No los desterró, y ellas levantaron uno de los templos más espa-
ciosos y más hermosos de la capital uruguaya, llamado por antono-
masia la Iglesia de los hombres, que ha tenido siempre en nuestra so-
ciedad una intensa vida eucarística, y sobre todo, la inmensa gloria^de
haber contribuido providencialmente a la conservación y desarrollo de
esa inmensa institución del catolicismo uruguayo, la Procesión de
Corpus.
En ella no influyen para nada el aliento ni el fausto oficial. Es
pura y netamente popular. En otros tiempos hemos visto al ejército
formar de parada en la Procesión de Corpus. Hemos visto bajar
nuestra bandera del asta del Cabildo para rendir homenaje al Rey de
la Gloria que paseaba por nuestras calles. Pero don Juan Lindolfo
Cuestas, el ministro de Justicia, Cultos e Instrucción Pública que tanto
bregó por la implantación del divorcio y de la Ley de Conventos, siendo
después Presidente de la República, no solamente no prestó su con-
curso oficial a la Procesión de Corpus, sino que quiso exterminarla y
hacerla desaparecer de las costumbres populares, y lo único que ha
conseguido, a la vuelta de una generación, es agigantarla y arraigarla
en las entrañas mismas de nuestro pueblo, profundamente católico y
por lo mismo profundamente eucarístico.
El año 1934, año del XXXII Congreso Eucarístico Internacional
de Buenos Aires, la Procesión de Corpus de Montevideo ha revestido
extraordinarias proporciones. Según los cálculos de la prensa, en gene-
ral, los que formaban en la Procesión no bajaban de 100.000 (cien
mil) personas. Un periodista contó 1 .600 por minuto, y como el desfi-
le duró 70 minutos, pues la Cruz salió de Ejido a las H en punto y
el palio llegó a Ejido a las 15 y 10, podemos apreciar la columna de-
lante del Santísimo en 112.000 personas. Las que iban detrás del Palio
no bajarían de 15.000. Por consiguiente, no es aventurado decir que
en la Procesión iban de 120 a 130 mil personas.
Fué un grandioso homenaje a Jesús en la Eucaristía; una digna
coronación de la Semana Eucarística Uruguaya; una elocuente mani-
festación de fe en honor del XXXII Congreso Eucarístico Internacio-
nal, y la mejor preparación del catolicismo uruguayo para tan grande
acontecimiento, cual es la primera venida de los Congresos Eucaris-
ticos Internacionales al continente sudamericano, cerrando el ciclo de
su visita a todos los continentes de la tierra; pues nacidos en Europa,
en Francia, salieron del viejo continente, pasando a Londres. Entraron
en Norte América por Canadá, en Montreal. Asomaron en Asia por
Jerusalén. Llegaron al Extremo Oriente por Sidney, en Australia. Visi-
— 62 —
taron el Africa desde Cartago; y ahora arriban a Sud' América por el
puerto de Buenos Aires y toman rumbo a Fiiipinas, en Manila, sede del
futuro congreso. Los Congresos Eucarísticos Internacionales han visi-
tado, pues, todos los grandes continentes del globo terráqueo: Europa.
Asia, Africa, Australia, Norte América y Sud América. En ninguna
parte son ya desconocidos, y en todas partes muy honrados y suma-
mente populares.
Desde 1935, el Santísimo sale de Parroquia del Cordón; y forma
una sola pieza en línea recta desde el Cordón a la Catedral. Este año
de 1940; la gran formación se desarrolló, entre el Cordón y la plaza
Independencia, al pie del monumento a Artigas. Llevó el Santísimo,
el primer Nuncio de Su Santidad, en el Uruguay, Excmo. Sr. Dr. Al-
berto Lévame, Arzobispo Titular de Quersoneso.
— 63 —
Estos mismos Vicentinos fundaron en el año 1859, las Confe-
rencias de San Francisco y de la Inmaculada Concepción; y en el año
60, las de San Agustín en la Unión y la de Nuestra Señora de Gua-
dalupe, en Canelones, llegando el número a veintitrés; trece en esta
capital y diez en el interior de la República.
Aquella pequeña semilla del árbol de Ozanam, traída aquí desde
lejanas tierras por una mano piadosa, vese hoy convertida en un fron-
doso árbol.
Apenas iniciados los trabajos de la Conferencia de San Felipe y
Santiago, ya se preocuparon los fundadores de ésta, de la instrucción
de la niñez, tan descuidada entonces, pensando, como se dice en una
memoria de la sociedad, que cada uno de los niños socorridos son futu-
ros jefes de familia; y con el producto de una suscrición entre los socios
y otras personas piadosas, fué fundada la escuela de San Vicente de
Paúl, el primero de noviembre de 1859, previa autorización del Insti-
tuto de Instrucción Pública. Gracias al eficaz concurso de esa suscri-
ción, que todavía dura, la escuela de San Vicente, tan benemérita por
valioso contingente prestado a la causa de la educación en nuestra
patria durante sesenta años (ahora son 81 ). y que cuenta con personal
docente competentísimo, y un programa de instrucción primaria, el más
completo, es gratuita, como lo quisieron los fundadores de la Sociedad
de San Vicente, que desde el principio de su santa obra, demostraron
su amor a la niñez,a los hijos de los pobres".
Así la narración del diario católico.
Una de las glorias del Colegio de San Vicente de Paúl es el P.
Antonio Castro, de la Compañía de Jesús, una de las más puras glorias
de la Iglesia y de la patria. Castro era alumno de ese colegio, cuando
entró en el Colegio-Seminario y fué uno de sus fundadores, como ya
queda indicado, y del cual todavía hablaremos.
Los Jesuítas, al ser desterrados por don Gabriel Pereira en 1859,
se fueron con el consuelo de haber contribuido de una manera perma-
nente a la salud de las almas, al haber cooperado en la fundación de
las Conferencias. Y no hay qué decir, que, a su vuelta del destierro,
veintiún años más tarde, volvieron a emprender de nuevo su ayuda
constante y amorosa a las Conferencias. En el Colegio-Seminario flo-
reció siempre y florece la Conferencia del Sagrado Corazón, muchos
años dirigida por el finado P. Roberto Hupfeld, que atiende a muchos
pobres y hace grandes repartos, sobre todo de alimento y ropa al
acercarse los rigores del invierno.
Ya hemos indicado la cooperación que prestan los Congregantes
de la Congregación Mayor a todas las Conferencias de Montevideo;
y en estos últimos años, se han fundado además varias Conferencias
con los alumnos y con los ex-alumnos recién egresados, con los cuales
trabajaron mucho y bien los Padres Delfín Grenón, Guillermo Furlong
y Pedro Casellas; y ahora trabaja el P. Alfredo Perpetua, Zorrilla de
San Martín y otros.
— 64 —
ACCION CATOLICA
— 65 —
mayor voluntad se presta a coordinar su acción entre las obras auxi-
liaresde Acción Católica del Uruguay, conforme al espíritu y la letra
de San Ignacio de Loyola, en sus Reglas para sentir con la Iglesia,
tan magistralmente expuestas en su Libro de los Ejercicios Espirituales:
"Depuesto todo juicio, debemos tener ánimo aparejado y pronto para
obedecer en todo a la vera esposa de Cristo Nuestro Señor, que es la
Nuestra Santa Madre Iglesia Hierárquica".
Declaran nuestros Prelados en la Pastoral colectiva del 28 de
octubre que la Acción Católica no viene a eliminar ni a absorber las
demás instituciones de nuestra Causa, sino que éstas deben seguir sub-
sistiendo y aumentando, porque son "las mejores auxiliares de la Ac-
ción Católica, mediante la coordinación"; y, por lo tanto, queremos,
señor Presidente, y esperamos, que entre la Congregación Mayor, que
es una institución religiosa de piedad, cultura, beneficencia y aposto-
lado, y la Acción Católica del Uruguay, han de existir conexiones de
amistad, acuerdo y cooperación.
La mejor prueba de la sinceridad y espontaneidad de sus propó-
sitos, la tenemos en la resolución de la Asamblea Ordinaria de la Con-
gregación Mayor, tomada por unanimidad, hace ya más de dos años
y medio; y en esta oportunidad, con que, en el mismo día de la fun-
dación de la Acción Católica, se apresura su Junta Directiva, a dar
cumplimiento a lo dispuesto por la Asamblea.
Por lo demás, señor Presidente, la Congregación Mayor, no sola-
mente no teme, que la Acción Católica venga a eliminarla, sino que,
por el contrario, tiene la íntima convicción de que, si la Acción Cató-
lica, llega a infiltrar en sus entrañas el espíritu de la Iglesia, que es el
— 66 —
asesorada también por los Jesuítas; y con los mismos términos substan-
ciales de la Congregación Mayor.
La cooperación de los Jesuítas en el Uruguay, a la Acción Cató-
lica, no puede ser más decidida y franca. El P. Pedro Casellas, el P.
Miguel Viaplana, el P. Luis Parola y otros, han sido y son Asesores
de la Acción Católica, en sus diferentes ramas.
APOSTOLADO DE LA ORACION
— 67 —
y con qué conciencia cumplen los cruzados y cruzadas con sus obli-
gaciones eucarísticas y cuán católicos son en sus infantiles conviccio-
nes. No hay duda de que se prepara en ellos una generación católica
de arraigadas convicciones desde la tierna infancia, y su catolicismo
ostenta las más halagüeñas señales de ser obrador y eficaz. Dios
lo haga.
En la obra de la Consagración de las familias al Sagrado Corazón
trabajó largos años y constantemente el P. Wauters en Montevideo;
y en la campaña el P. Crespí con no pequeño fruto de las almas. Innu-
merables hogares de la ciudad y del campo se han consagrado y con-
sagran cada día al Sagrado Corazón. Muchos contribuyen a esta obra;
pero los Jesuítas, la miran y la han mirado siempre como la niña de
süs ojos. v
— 68 —
antiguo ha cooperado solícita en sus necesidades espirituales. Uno de
los hombres que más han trabajado en el Círculo, y con más aceptación
de los socios, ha sido el P. Miguel Orriols. El P. Orriols, con la deci-
dida cooperación de las autoridades del Círculo, y en especial, del Dr.
Antonio J. Rius, emprendió la obra de Ejercicios Espirituales cerrados
a los socios del Círculo; y durante muchos años se han dado, en nuestra
casa de Campo de Larrañaga, tandas de Ejercicios a muchos centena-
res de obreros, que los hacen con verdadero espíritu, piedad y reco-
gimiento, y con mucho fruto espiritual de sus almas y de sus familias.
Muchos de esos obreros han formado y forman hogares santos, que
comq decía el Dr. Luis Pedro Lenguas, en la Asamblea inaugural de
1885, son "el elemento sano de la sociedad" "la palanca donde debe
descansar la tranquilidad de los Gobiernos, el baluarte del esplendor de
los pueblos", "la sonrisa simpática, que se vislumbra en un porvenir
cercano, de la regeneración de nuestra victoria".
Esa sonrisa, la vemos en parte diseñada, en la Obra de la Perse-
verancia. Muchos de los obreros que hacen Ejercicios se reúnen cada
cuarto domingo de mes en la Iglesia del Sagrado Corazón del Colegio
del Sagrado Corazón. Oyen Misa y comulgan junto con sus Autorida-
des; y luego se reúnen en un comedor del Colegio y oyen una plática.
Muchos años se las ha dado el P. Orriols y otros Padres han continua-
do su obra.
La Escuela gratuita de San Ignacio es una cooperación indirecta,
pero efivaz de la Compañía a la obra del Círculo Católico de Obreros;
y solventa en parte, aunque mínima, aquella necesidad a que se refería
el Dr. Lenguas en su discurso ya citado: "Vuestros hijos que son el
— 69 —
.
— 70 —
y los unimismaba a más nobles de un padre, y con la que
los consejos
removía pecador más endurecido. ."
las intimidades del .
APOSTOLADO SEGLAR
— 71 —
Asesor Eclesiástico de las Hijas de María del Huerto, de la Miseri-
cordia de Pocitos, de las Teresas, de la Asociación del Divino Maestro
y de la Sociedad Española del Pilar, y profesor de griego en el Ins-
tituto de Estudios Superiores con sede en la Universidad del Estado;
y ha dado, en dos años seguidos, sendas series de conferencia? en el
Círculo Católico de Obreros, que han sido cursos completísimos y a
fondo de Apología Católica. En la primera serie, demostró la exis-
tencia de Dios por argumentos científicos extraídos de la cosmogonía,
astronomía y geología; y en la segunda serie habló del origen del
hombre, fundado en argumentos sacados de la geología y arqueología
y de las ciencias biológicas, todo ilustrado con proyecciones y con no
vulgar erudición y gran conocimiento de causa; y siempre con aplauso
y con un lleno completo, que no disminuyó jamás desde el primero
al último día.
La asociación del Divino Maestro, de la cual en otros tiempos
fué director también el P. Juan Muntané, es una institución de
Maestras del Estado, graduadas y en ejercicio de su profesión, todas
católicas y de gran actuación en nuestro medio oficial de la docencia.
La Sociedad Española del Pilar, cuyo actual asesor es el P. Luis
Teixidor, ha venido a llenar un vacío en el ambiente español de Mon-
tevideo y del Uruguay. La colonia española es muy numerosa, y para
nosotros, muy simpática y es para los uruguayos un honor el que nos
tengan, con verdad o sin ella, como el pueblo más español entre los
americanos. Creo que realmente algo tenemos de la franqueza ruda
del español ferreño. Somos realmente poco remilgados y en eso, algo
nos parecemos los nietos a los hijos de la Madre Patria.
Sea de ello lo que que los españoles, venidos
fuere, lo cierto es
de la península, o perdían la o se hacían indiferentes, y si eran
fe,
católicos, y grandes católicos, lo eran individualmente, pero sin formar
cuerpo entre ellos, entre sí mismos. Y ese es el vacío que ha venido
a llenar la Sociedad del Pilar. Ahora hay un grupo de españoles, que
en corporación se profesan católicos, como los había de otras naciones:
ingleses, franceses, italianos, etc.
El P. Juan Corominas, ha cooperado y coopera constantemente en
la Asociación de Santa Elena de la Colonia Inglesa Católica, que tiene
su Club y su sede perfectamente organizados y su escuela y otros
medios de atracción para los hijos de Albión que aportan por estas
tierras. El alma de esa institución es la señora del Ministro Inglés
Sr. Dracke.
— 72 —
rama, digásmoslo así, intelectual vino a sentar sus reales en el Colegio-
Seminario; y, por eso arrastró también a la otra parte, y así no se dis-
gregaron las fuerzas; y es hoy una institución floreciente con su buena
biblioteca, gracias a la cooperación de los Jesuítas.
El P. Luis Teixidor es Director Espiritual de las Hijas de María
de las Adoratrices y profesor de filosofía tomista en el Instituto de
Estudios Superiores con sede en la Universidad de la República. Con
mucha' aceptación en dos años, ha dado 46 conferencias o lecciones
sobre la filosofía de Santo Tomás de Aquino. El P. Teixidor tomó la
iniciativa y trabajó con toda actividad en colaboración con el Rvmo.
P. Antonio María de Montevideo, hoy Arzobispo Titular de Macra
y Coadjutor de Monseñor Aragone con derecho a sucederle, para que
los estudiantes católicos universitarios celebrasen el día del estudiante
católico en honor del Angel de las Escuelas, y Patrono de la Escolás-
tica, Santo Tomás de Aquino; y alcanzó en su objetivo un éxito alen-
tador y halagüeño. En lugar del día del Estudiante Católico, tuvimos
la Semana del Estudiante, en que hablaron de la filosofía de Santo
Tomás el mismo P. Teixidor, el Rvmo. P. Antonio María de Monte-
video, el P. Juan Ortega, S. S., el Maestro Jacques Maritein. Los tres
primeros hablaron en el Club Católico, siempre con grande y selecta
concurrencia, y Maritein, además en la Universidad, como lo declaró
él mismo, «al principio de su disertación, convidado y patrocinado por
— 73 —
Varios diarios, y en especial, "La Tribuna Popular", han empren-
dido una recia campaña contra el raumsolismo; y el mismo Padre ha
escrito y escribe varios artículos en el "Boletín Eclesiástico" y en otros
periódicos y revistas, especialmente en la Revista Católica órgano ofi-
cial de la Acción Católica.
En materias del Comunismo, el P. Teixidor es un verdadero espe-
cialista, como se reveló en la Conferencia a que antes aludimos y resalta
en la nota del Consejo Superior de las Federaciones de Estudiantes
y Estudiantas Católicas; pues el P. Teixidor hizo una amplísima expo-
sición de las doctrinas comunistas enfrentándolas y careándolas con
las doctrinas de Santo Tomás de Aquino; y su actividad en esta ma-
teria es la más intensa de su vida.
También el P. Ignacio Iribarren desempeña en estos momentos
una campaña social de gran envergadura, cristalizada en hechos como
el Sindicato Obrero "Justicia Social".
El P. José M. Ezpeleta enseña teología fundamental en los cursos
de cultura católica del Club Católico; y el P. Teixidor filosofía en los
cursos catequísticos del Círculo Católico de Obreros.
EN LA PRENSA CATOLICA
— 74 —
"Boletín Eclesiástico", en "El Demócrata", en "Tribuna Católica" y
en su sucedánea, "La Revista Católica".
EN LA RADIO
CAPITULO IX
— 75 —
rán, y éstos serán los más, que a las tareas docentes, añadían las
tareas apostólicas en diferentes formas y grados, según sus ocupacio-
nes, habilidades y fuerzas físicas y morales. Otros habrá, y éstos tam-
poco escasean, que, agotados en la cátedra, han dedicado a modo de
jubilación, todas sus energías a la tarea exclusiva de la salvación
de las almas.
Bastará sugerir al azar algunos nombres de todos los tiempos de
estas seis últimas décadas para dejar demostrado este aserto y llevar
a la convicción de nuestras relaciones la verdad en esta materia; o sea,
el constante carácter Colegio-Residencia de nuestro viejo Seminario,
tan conocido con el nombre de Colegio-Seminario, o simplemente Se-
minario, hoy Colegio del Sagrado Corazón.
De la Residencia de San Borja, pasaron al Colegio-Seminario los
Padres Cabaza, Civit y Puig en calidad de operarios. En esa misma
calidad han trabajado a través de más de medio siglo, los Padres
Delmau, Benítez, Cendra, Darner Lauro, Escatllar, Folgueras, Feliú
Luis, Fernández Hilario, Freixes, Furió. Hermann, Hupfeld Roberto.
Jordán Evaristo, Orrióls, Pí, Pou, Sánchez Mariano, Tugues, Vocos
Armengaudio y Wauters. Algunos de éstos, y casi todos los demás
han ejercitado los ministerios espirituales al mismo tiempo que en el
Colegio ejercían la enseñanza y otros cargos de dirección en el mismo
establecimiento.
Esta labor silenciosa, desconocida, anónima, es de un resultado
casi meatrevo a decir estupendo, en el apostolado cristiano y católico.
Esos operarios y semioperarios de la viña del Señor, han dado vida
larguísimos años al Catecismo del Seminario, haciéndolo simpático y
amable en los conventillos y pobrerío de muchas cuadras a la redonda;
y han suscitado apóstoles laicos, que llevaran la fe y la regeneración
cristiana a muchísimos hogares de todo el vecindario, y en especial,
de los pobres.
Han dado a la Iglesia del Sagrado Corazón, merecida o no, la
gloriosa consigna de ser una de las mejor atendidas de Montevideo.
Siempre hay en ella, quien atienda al confesonario, a cualquier hora
del día,y sobre todo, en las grandes festividades. Y de esa labor cons-
tante y continua se recoge no pequeño fruto de conversiones. No hay
año que no se bauticen decenas de adultos. Pero lo que da una idea
no sólo del fruto, sino también de.su continuo incremento es el aumento
constante de las comuniones anuales dadas en nuestra Iglesia.
— 76 —
Año Comuniones
1880 5.813
1885 14.850
1891 30.300
1895 56.800
1900 74.900
1905 57.040
1910 77.950
1915 118.485
1920 125.110
1925 127.200
1930 145.056
1935 143.000
— 77 —
han reconocido, sin excepción ninguna, todos los superiores de la
Compañía de Jesús, todos los prelados uruguayos y todos los pontí-
fices desde León XIII hasta Pío XI, recientemente fallecido.
A los cinco días de fundado el Centro Apostólico, el 22 de Agosto
de 1896, el entonces Obispo de Montevideo, Mons. Dr. Mariano Soler,
en cuya Diócesis se fundaba, de su puño y letra escribía: Aprobamos
con gran satisfacción, tan grande y benemérita obra.
Tres años más tarde, el mismo Mons. Soler, ya primer Arzobispo
de Montevideo, llama al Centro Apostólico obra eminentemente grande,
que aplaudimos y bendecimos con toda la efusión de nuestra alma,
calificándola de obra magna para el bien de las almas, augurándotele
nuestra parte los más hermosos y saludables frutos.
Y, cuando ya la historia y la experiencia de un cuarto de siglo
de incesantes fatigas en el cultivo de la viña del Señor, podían dar
una idea de los frutos cosechados en el campo evangélico, tesonera-
mente cultivado por el Centro Apostólico, el inmediato sucesor de
Mons. Soler, el Excmo. Sr. Dr. D. Juan Francisco Aragone, escribía,
con motivo de las bodas de plata de tan benemérita institución, estas
palabras: "El Centro Apostólico de San Francisco Javier llega a su
primera fecha jubilar con una labor que justifica y consagra plena-
mente su nombre. Como Centro, a semejanza de un foco de luz que
difunde por doquier sus fulgores, ha irradiado desde su sede por los
ámbitos del país una intensa, vasta, constante y fecunda siembra de
vida cristiana. Sus estadísticas lo comprueban irrefutablemente."
Conceptos como éstos, de nuestro dignísimo y querido metropo-
litano, podríamos espigar en todos los sufragáneos de esta provincia
eclesiástica, fecundo campo en que se desarrolla la inmensa labor del
Centro Apostólico de San Francisco Javier y de sus Prelados Auxi-
liares, como los Monseñores Dres. Isasa y Estella. Mas, para no ser
prolijos, citaremos únicamente unas palabras de Mons. Tomás G. Ca-
macho, Obispo de Salto, que sintetizan admirablemente el pensamiento
de todos, con esa unción y fervor que le eran característicos. .
— 78 —
Viola y Mons. Antonio M* Barbieri, todos Obispos misioneros y
grandes conocedores, por sus labores apostólicas, de nuestra inmensa
campaña y de los frutos del Centro Apostólico de San Francisco Javier.
El muy Reverendo Padre general de la Compañía de Jesús, Wlo-
dimiro Ledóchowski, en carta al P. Juan F. Sallaberry, el 10 de Mayo
de 1921, escribía: Me son perfectamente conocidos, no sólo la obra,
sino los estatutos por que se rige el Centro Apostólico, y los ubérrimos
frutos espirituales que de ella han dimanado en toda la República del
Uruguay. Justo es que demos gracias a Dios, que se ha dignado tomar
nuestra Compañía como principal instrumento para establecer y con-
servar tan grande obra. Pues el fin y los medios de que se vale son
muy conformes con nuestro Instituto, y responden perfectamente a las
presentes necesidades de esa región. Es para mí de sumo agrado el que
esta obra sea promovida y recomendada por los celosísimos Obispos
de la República, lo cual es un signo de su excelencia y eficacia.
No excluyamos a los Romanos Pontífices. León XIII, por insi-
nuación de Mons. Soler, concedió Indulgencia Plenaria a todos los
socios del Centro Apostólico, una vez por mes, si confesados y comul-
gados cooperan a esa benemérita obra de las misiones, y para siempre.
Pío X concedió al Centro la Bendición Apostólica; Benedicto XV
la Bendición Papal a todos los socios y protectores.
Y S. S. el Papa Pío X, al tener noticia del Boletín San Javier, le
otorgó una especial bendición y le dió el título de Revista, a pesar de
sus pocas páginas.
Basta esto para demostrar que, desde León XIII hasta nosotros,
el Centro Apostólico ha recibido expresiones de benevolencia de la
Santa Sede, señal manifiesta de la aprobación y bendición del cielo
para la obra de las misiones rurales, patrocinada por el gran Apóstol
de las Indias, San Francisco Javier.
ALGO DE HISTORIA
— 79 —
DEFINICION DEL CENTRO APOSTOLICO
— 80 —
ELEMENTOS CONSTITUTIVOS DEL CENTRÓ
— 81 —
pueda ser vista fácilmente por los transeúntes. La Cruz, en sus brazos
ostenta esta leyenda: Salva tu alma.
Los misioneros del Centro han recorrido varias veces la vasta
campaña del Uruguay, han levantado más de 2.000 cruces nuevas y
las han visitado procesionalmente después de cada misión.
Es visible el bien que ha obtenido el Centro Apostólico en todas
partes, y en aquellos puntos que ha podido visitar con más frecuencia
florece la vida cristiana.
Para conservar el fruto de las misiones se recurre a varios medios
muy útiles.El más general y eficaz es el Boletín San Javier. Son cuatro
páginas de lectura que se remiten mensualmente en número de 30.000,
a otras tantas familias.
Bien puede calcularse que este boletín es leído por más de 200.000
personas, y su influencia alcanza a muchas más.
Este boletín tiene como base principal la enseñanza de la doctrina
cristiana. En forma de pláticas, de preguntas y respuestas, en forma
de consultas y de ejemplos, se tiende siempre a instruir en Catecismo.
Siguen luego explicación de fiestas principales, vidas de Santos, hechos
edificantes, breves prácticas de piedad y de vida cristiana. Novenas y
fiestas principales. Todo esto inculca constantemente y con excelente
resultado.
Todos los años en Cuaresma repite una misioncita, recuerda las
verdades eternas. Este boletín hoy es ya una necesidad, pues no se
conservaría el fruto de las misiones.
El boletín muy frecuetnemente enseña la manera de dar el agua
de socorro y en peligro de muerte, enseña cómo debe ayudarse a los
moribundos, y esto ha sido de muchísima utilidad, y por este medio
muchas almas están ahora en el cielo.
Además, por medio del boletín San Javier, se ofrecen a los lec-
tores crucifijos, rosarios, cuadros, libros útiles y baratos a precio de
costo y aun menos, y de esta manera se puede decir que apenas hay
familia que no tengan algún objeto religioso que da a los hogares
aspecto de hogar cristiano.
Otro medio de conservar el fruto de la misión es establecer la
práctica del Apostolado de la Oración, que exige a los inscritos la
oración diaria, y son ya más de 40.000 los inscritos.
— 82 —
De ferrocarriles había muy poca cosa, el servicio era muy escaso
y el recorrido muy corto.
Los medios de movilización eran, el caballo, la diligencia y la
carreta, que muchas veces no llegaban al punto de destino, del mi-
sionero.
es más de admirar y alabar el celo del P. Costa, que por
Por esto
sus años y por su peso, y por no haber llegado a ser nunca buen jinete,
tuvo que pasar malos ratos y muchas incomodidades.
En aquel tiempo no había caminos, ni puentes, los ríos y arroyos
ofrecían muchos pasos malos y aun peligrosos. Los caseríos aislados,
la campaña muy solitaria y poco poblada y el camino accidentado.
Y todo esto lo soportó tesoneramente y con abnegación, el fun-
dador del Centro Apostólico, el P. Francisco Costa.
El estado de cosas ha mejorado enormemente en el período de 44
años. Hay más ferrocarriles, mejores caminos, puentes, una gran red
de autobuses, pero ni aun así se puede decir que sea muy cómoda la
vida del misionero del Centro Apostólico, pues su fin, que no puede
olvidar en ningún momento, es evangelizar a las almas más retiradas,
más alejadas, más necesitadas espiritualmente.
Dios ha bendecido esta obra. Hoy día los misioneros del Centro
Apostólico, donde vayan encuentran ya ambiente cristiano, encuentran
cariño respetuoso, encuentran amigos, encuentran respeto.
Es que hay un secreto en la vida de la Iglesia, es la gracia de
Dios, es el celo apostólico, el deseo intenso de la salvación de las almas.
Hay la abnegación, el amor a la Cruz de Cristo, que está por en-
cima de la educación urbana y rural, y que se impone, es la virtud que
cuando es verdadera y sólida, se capta la admiración de los humildes
y el respeto de todos.
Esta es la representación que llevan los misioneros, van en nombre
de Dios y en su nombre predican y enseñan.
Ahí está esta obra de 44 años de apostolado, ejemplo ijnico en
nuestro país, de una Institución modesta que, sin grandes recursos, a
base de caridad y abnegación, ha levantado un edificio que es coloso
en el Apostolado de nuestra patria, sin salirse nunca de sus líneas
modestas y humildes, que forman su característica y atraen las ben-
diciones del cielo: humilibus dat gratiam.
— 83 —
30, 50 ejemplares, que son leídos con avidez y provecho por los vecinos
de cada paraje.
Unas veces se reparten a los niños a la salida de los colegios para
que los lleven a sus casas, como también a los centros de catecismos.
El boletín es un verdadero órgano de doctrina católica.
Entre otros buenos servicios presta uno a los enfermos de los hos-
pitales de gran consuelo para muchos pacientes y sus familias.
Sucede con frecuencia que enfermos hospitalizados por no saber
o no poder escribir, se pasan meses sin tener noticias de los suyos, y sus
parientes no saben de sus enfermos.
El boletín de vez en cuando avisa a los que viven en campaña
y tienen enfermos en los Hospitales, que pueden dirigirse al Apostó-
lico Seglar.
Los caballeros y señoras que forman esta entidad visitan a estos
enfermos, los alegran, les ofrecen regalitos y escriben a las familias
respectivas con gran consuelo de todos.
Este boletín con la tirada de 30.000 ejemplares mensuales y dis-
tribuido gratis, se sostiene con limosnitas de 10 o 20 centésimos que
suelen mandar los lectores de campaña,
En una palabra, el boletín "San Javier", pequeño en sí es de suma
utilidad y de gran bien espiritual, especialmente por dirigirse a almas
que si no fuera por el boletín, poco o nada podrían instruirse en lo to-
cante a religión.
DATOS ESTADISTICOS
Misiones 2.273
Bautismos de párvulos 30.568
Bautismos de adultos de 15 a 50 años 5.175
Bautismos de personas de 50 a 90 años 419
Bautismos de padres o madres de familia 424
Confirmaciones 93.803
Comuniones 500.400
Primeras Comuniones, unas 100.000
Primeras Comuniones de mayores de 50 años 7.261
Matrimonios 6.407
Enfermos asistidos, unos 4 000
.
— 84 —
Edición del folleto "Llave del Cielo", para enseñar a bien
morir, dar agua del socorro 70.000
Tiraje mensual de "San Javier" 30.000
Libros distribuidos de doctrina y piedad 2.000.000
Impresos varios también de piedad y doctrina 3.000.000
Medallas, unos 4.000.000
Estampas, unos 5.000.000
Crucifijos, más de 300.000
Rosarios, unos 800.000
Cuadros del Sagrado Corazón y otros 7.075
CAPITULO X
DESARROLLO DE LA COMPAÑIA EN EL URUGUAY
EN ESTA TERCERA EPOCA
Elemento humano. — —
Domicilios: Escuela Apostólica. Terceronado.— No-
viciado. —Seminario Interdiocesano. — Asociación del ex-Alumno Sacer-
dote. — Evolución del Colegio-Seminario en sus primeros sesenta años:
un artículo de "El Bien Público". — Residencia de Durazno.
ELEMENTO HUMANO
Durante esta tercera época a que nos estamos refiriendo, han tra-
bajado de asiento en el Uruguay, y con destino estable, trescientos
veinticuatro Jesuítas: 230 Padres y Escolares y 94 Hermanos Coadju-
tores, número nada despreciable, si tenemos en cuenta, que durante
sesenta y un años — 1872-1933 — la Compañía de Jesús no ha tenido
sino una sola Casa en nuestra Patria: primero la Residencia y luego el
Colegio-Seminario de Montevideo, hoy Colegio del Sagrado Corazón.
— 85
Pero ese número, no es un exponente, ni siquiera un lejano eco
del desarrollo de la Compañía de Jesús en el Uruguay. Antes debemos
afirmar, sin temor a ser desmentidos, que en cincuenta y cinco años —
más de medio siglo — el desarrollo de la Compañía entre nosotros,
ha sido nulo o casi nulo; y esa esterilidad se venía notando, desde los
tiempos más remotos, y cuanto más nos alejamos en el tiempo hacia
atrás, la esterilidad es mayor.
En efecto: no tenemos noticia de que ningún uruguayo ingresara
en la Compañía de Jesús en los tiempos de la Colonia, entre los años
1747 y 1767. No se puede alegar que fuese por falta de años de resi-
dencia en Montevideo. Pues era un quinto de siglo; y su crédito era
grande y ya trabajaban denodadamente en la formación del Clero,
según el testimonio del Dr. Nicolás Bárrales. No tomamos en cuenta
los tiempos que precedieron a 1747, que duraron más de un siglo,
desde 1619; porque fueron los tiempos heroicos de la roturación de!
terreno y de penetración apostólica entre los indios bravios y los cha-
rrúas indómitos; y ya sabemos el error que se cometió de no formar
el Clero indígena entre los indios reducidos; y lo lamenta la historia,
porque la civilización de los indios, incluso de los Charrúas, pues
Charrúas eran los indios del Yapeyú. fué una civilización cristiana
de altos quilates y digna de mejor suerte, respecto a su jerarquía; y si
hubieran tenido Sacerdotes y Obispos indígenas, no hubiesen quizá
desaparecido.
Y sea de ello lo que fuere, es del todo evidente, que, con esa men-
talidad, no podía la Compañía desarrollarse en ese elemento criollo de
pura cepa indígena, como se desarrolla hoy en Filipinas, en China,
en la India, en Africa, con ese empuje que le dan las orientaciones de
Pío XI, sobre la formación del Clero Indígena, en territorio de Misio-
nes, en todo el mundo infiel.
Pero no es tan fácil de explicar, cómo es que la Compañía no se
desarrolló en Montevideo, ni se note de ello un conato, siendo ella
española, actuando en ambiente español, y formando para los españo-
les el Clero secular de alcurnia indígena, en el sentido amplio de la
palabra.
En la segunda época — 1841-1859 —
entró en la Compañía un
,
uruguayo, uno sólo. Era éste Juan José Alcain, nacido en Maldonado
el 4 de mayo de 1843. Muy niño se fué a España, en compañía de su
— 86 —
y el primero en volar al cielo, a fin de prepararnos el camino. Las pri-
micias han sido, y son siempre, muy agradables a Dios. Su valimiento
en nuestro favor ha de ser muy agradable ante Dios. Pidámosle que
interceda con Su Divina Majestad, que así como le dió el comenzar
esta obra de las vocaciones a laCompañía, en este mundo y en el otro;
así también le conceda el consumar esta grande obra con muchas y
muy buenas vocaciones, en el presente y el porvenir.
Conocemos algunos rasgos del Padrecito Alcain, que nos lo pintan
como muy piadoso y muy agradecido. Así, él manifestó a los hermanos
Isasa que todos los primeros viernes de mes ofrecía la Comunión por
su madre de ellos, porque había sido amiga y gran bienhechora de su
madre de él, en especial, durante su viudez, hasta su vuelta a España.
En 1865, durante el destierro de los Jesuítas, por consiguiente, en
una época de la cual no nos ocupamos, porque no hay nada que histo-
riar, sino ?s por algunas venidas esporádicas del P. Sató, y P. Suárez,
— 87 —
sólo han ingresado en la Orden, 16 Jesuítas; y en los dos últimos dece-
nios, en cambio, han entrado 65 religiosos.
En los primeros 50 años ingresaron a razón de 0.3 por año, o sea,
uno cada tres años. En los últimos 20 años han ingresado 3.2 cada
año, casi 10 cada tres años, con esta particularidad, que en el sexto
decenio ingresaron 19; y en el séptimo, 46, lo cual indica una verdadera
progresión geométrica en el aumento, que revela una franca prospe-
ridad llena de esperanzas para el porvenir.
He aquí esa progresión, por decenios:
INGRESARON
Antes de 1870 3
1) 1871-1880 1
2) 1881-1890 3
3) 1891-1900 5
4) 1901-1910 3
5) 1911-1920 4 19
6) 1921-1930 19
7) 1931-1940 . 46 65
Total 84
Descuento anterior a 1871 ... 3
— 88 —
rola, durante su Provincialato. fundando en Montevideo la Escuela
Apostólica, o Seminario Menor de nuestra Orden, de cuyos resultados
no podemos dudar, y que debemos apoyar con todas nuestras fuerzas,
y bendecir la memoria del Provincial que tuvo y llevó a cabo esa fe-
cunda idea, base primordial de nuestro crecimiento vegetativo en el
Uruguay.
La Escuela Apostólica se fundó el 3 de marzo de 1925. Para esa
época, habían vivido de asiento los Jesuítas, en tres épocas diferentes
en Montevideo, noventa y un años, casi un siglo. En todo ese tiempo
no entraron sino 25 uruguayos en la Compañía: Alcain. Sánchez Vera,
Torre, Figueroa, Gorrichátegui. Castro, Pascual, Ezpeleta, Terra. Sa-
llaberry, Zorrilla de San Martín, Iribarren, Barlén, Correa, Fernández.
Arriaga. Lodeiro, Maiocchi, Cuello. Farías, Notari, Travieso. Rodrí-
guez, Centi, Asiain, incluyendo a los extranjeros entrados en el Uru-
guay y sin contar a los no perseverantes.
El resultado neto, por consiguiente, es de un Jesuíta por cada tres
años y medio. Mientras que ahora, solamente la Escuela Apostólica ha
dado 31 vocaciones, término medio dos por año; o sea, siete cada tres
años y medio, exactamente una entrada relativa, siete veces mayor que
en el periodo anterior. Y como la Escuela Apostólica representa un
poco más de la mitad de los que han ingresado en estos últimos 15 años,
resulta el caudal de entradas a nuestra Orden es cerca de 14 veces
mayor relativamente en estos 15 años, que en los 99 que les prece-
dieron, a saber, un aumento relativo de 1400 %. Y siguiendo esa misma
proporción, en 106 años ha de producir 212 jesuítas.
Eso es lo que nos revelan los hechos y frío análisis de los números.
No tenemos porqué ser pesimistas. Y si a esto añadimos, el despertar
de vocaciones, fuera de las Escuela Apostólica. Desde que se fundó
la Escuela Rpostólica, han ingresado 28, casi seis cada dos años; casi
tanto como los Apostólicos; de modo que, en 106 años llegaría, en esa
proporción, 211, que, sumados a los Apostólicos, nos hacen presagiar
423 Jesuítas uruguayos, en otros 106 años; esto suponiendo que la pro-
porción no mejore; pero todas las perspectivas son de un franco mejora-
miento, tanto en el empeño de los Superiores en hacer medrar a la
Compañía en el Uruguay, como en el despertar de las vocaciones y en
mismo crecer de la fe y de la vida cristiana en nuestra Patria.
Hace medio siglo, era poquísima, o casi nula, la frecuencia de
sacramentos en el Uruguay; casi no había vida Eucarística. Hoy día
la frecuencia de sacramentos es grande y universal; la vida Eucarística
es cada día más intensa, como lo revelan esas riadas de comuniones en
todas las Iglesias, y en ese firme e inmenso incremento cada año de
Procesión del Corpus y el gigantesco resultado del Tercer Congreso
Eucarístico Nacional. Y donde hay vida Eucarística y frecuencia de
Sacramentos, tiene que haber vocaciones; de lo contrario, todo eso sería
ficticio y vacío de sentido. Ese incremento, silencioso, manso y firme,
no puede ser ficticio; porque es como la vida, lento, pero seguro. Un
— 89 —
árbol nace de una semilla, y aunque no se le ve crecer, al fin lo vemos
gigante; y cuanto más lento más robusto, como el queguay, el quebra-
cho, el ñandubay, el secoya welingtonia.
Esperemos en Dios que esta pequeña planta que nació con el esco-
lar Juan José Alacin en 1857, hace exactamente 83 años y ha producido
84 Jesuítas entre vivos y perseverantes, uno por año, sea en adelante
más fecunda y crezca como el árbol de mostaza, según frase del Divino
Salvador, que siendo la menor de las semillas, levante su tallo y sus
poderosas ramas y se haga árbol sano, robusto y grande, a mayor
gloria de Dios, servicio de la Iglesia y salvación de muchas almas,
máxime teniendo en cuenta que, en el último año, 1940, han ingresado
14, más de uno por mes; y antes eran uno por año.
TERCERON A DO
NOVICIADO
— 90 —
Era el Noviciado para el Uruguay una verdadera y primordial
necesidad para el desarrollo normal y progresivo de la Compañía en
nuestro País. Con el Noviciado en Córdoba perdíamos más del 90 ''/<
,
y jóvenes a una región tan lejana, aunque amiga, y que supo captarse
íntimamente las simpatías de todos cuantos tuvimos la dicha de hacer
en nuestro noviciado. Pero eso no lo ven las familias.
ella
Ahora, gracias a Dios, ya tenemos el Noviciado entre nosotros;
y, sin duda, como el Terceronado, será un gran centro de bendiciones
del Cielo. No hay gente más fervorosa que los novicios de cualquier
Orden o Congregación que sean. En ellos parecen reverdecer las pri-
micias del Espíritu de Dios, del Espíritu Santo. Dios los riega en abun-
dancia con los dones de su divina gracia, porque son los tiernos almá-
cigos, que han de representar con el tiempo, y en edad madura, el gran
plantel de los Consejos Evangélicos y la flor y nata de la perfección
cristiana en la Iglesia de Dios. Y por eso Dios, los llena de sus dones
y gracias, a fin de que levanten muy alto el edificio de la perfección;
primero en sí; y luego, simultáneamente, en sí y en los demás.
Un Noviciado es un foco de fervor, un foco de oración, un foco
de luz, que penetra en los cielos, como la oración de los niños. Es tam-
bién un foco de apostolado en ciernes. Los Novicios suelen ser grandes
Catequistas; y donde quiera que se establece un Noviciado, luego flo-
recen los Catecismos en una gran zona a la redonda. Son los primeros
ensayos de los Apóstoles del porvenir.
Ya tenemos el Noviciado. Roguemos a Dios, que lo bendiga, lo
conserve y lo prospere para bien de las almas y gloria de nuestra Santa
Madre la Iglesia.
— 91 —
habiendo llegado los Novicios, venidos de Córdoba, el 27 de marzo,
a las 23, cantando su Te Deum de acción de gracias y levantándose
algo tarde el 28 por la mañana, antes de mediodía ya seguían las dis-
tribuciones, como si la Casa hubiera funcionado siempre.
Durante el mes de abril ingresaron diez Novicios en grupos esca-
lonados; y al celebrarse el 28 de abril de este año de 1940, la inaugu-
ración oficial, eran 30 los Novicios, pues 20 eran de Córdoba: 16 esco-
iares y 4 coadjutores. Presidió la función el Excmo. Sr. Nuncio de
Su Santidad, Dr. D. Alberto Lévame, Arzobispo T. de Quersoneso,
con un lleno completo de la Capilla Jackson. El P. Rector y Maestro
de Novicios, Luis Parola, explicó en breves palabras, el objeto y la
necesidad del Noviciado; agradeció a nuestros bienhechores su gran
solicitud por esta obra, primordial para el desarrollo de la Compañía de
Jesús en el Uruguay.
A continuación, el Excmo. Sr. Nuncio, en un breve y substancioso
discurso, dijo donosamente que los Noviciados eran a las Ordenes y
Congregaciones, lo que las cunas al Matrimonio: el fruto de bendición.
Felicitó a la Compañía de Jesús, a los Novicios y al Uruguay por este
gran acontecimiento, no sin hacer notar que era el primer Noviciado
que se inauguraba durante !a gestión del primer Nuncio de Su San-
tidad en la República Oriental del Uruguay.
Cantado el Te Deum y dada la Bendición Solemne con el San-
tísimo, pasaron todos a la Casa de Probación, donde se les sirvió un
champagne y las familias visitaron minuciosamente toda la Casa, que
toda ella daba la impresión de alegría y buen espíritu. Representaba a
la Iglesia Uruguaya el Excmo. Sr. Dr. D. Antonio María Barbieri;
había mucha representación de Ordenes y Congregaciones Religiosas
y el Laicato Católico hizo alarde de simpatía a nuestra Orden; mani-
festación espontánea que obliga nuestra gratitud y nos pone en el
grave compromiso de corresponder con las obras, a tan sanas y tan
alegres esperanzas.
Este hecho nos obliga a inscribir con letras de oro cuatro nombres
en los anales de la Compañía de Jesús en el Uruguay: Wlodimiro
Ledóchowski, General de la Compañía de Jesús; Camilo Crivelli, Visi-
tador de la Provincia Argentina; Tomás José Travi, Provincial; y
Juan Francisco Aragone, Arzobispo de Montevideo; a aquéllos por
haberlo fundado; a éste por haber dado su alta venia.
Dios bendiga a esas manos primordialmente bienhechoras; y a
todas las demás que han hecho posible esta gran inauguración; este
gran acontecimiento de la historia eclesiástica en nuestra Patria; y las
inspire para llevarla a feliz término a través del tiempo y del espacio.
CASA DE EJERCICIOS
— 92 —
nario y del Colegio del Sagrado Corazón. Durante esta última etapa
como ya hemos historiado en los capítulos VIII y IX, sirvió constan-
temente de Casa de Ejercicios; y en ella han hecho Ejercicios Cerrados
más de 1200 Obreros Católicos y muchos centenares de Congregantes
y de caballeros católicos.
Y ahora que se ha fundado, en ella, el Noviciado, no perderá ese
carácter, antes lo acrecentará; pues oficialmente nuestros catálogos
la denominan "Casa de Probación y de Ejercicios Espirituales".
Para ello será habilitada "la Escuelita", a la cual se le echará
un piso encima; piso que se correrá por encima de la Capilla.
Ambos pisos tendrán un corredor central y cerca de cincuenta
aposentillos con agua corriente, luz, cama, mesa y silla, como el apo-
sento de Elias y presentarán todas las comodidades para los Ejerci-
tantes.
Larrañaga será, pues. Noviciado y Casa de Ejercicios, ambas
cosas oficial y canónicamente constituidas. Alabado sea Dios.
— 93 —
serán las "Normas para el Seminario Mayor lnterdiocesano de la Pro-
vincia Eclesiástica delUruguay", con el adjunto Apéndice l" anterior- ,
"Abril, 1933. —
Sábado primero. —
En Montevideo (escriben
en Santa Lucía), toma de posesión oficial del Seminario lnterdiocesano
por los Padres de la Compañía de Jesús. En presencia de los Señores
Obispos, Monseñor Juan Francisco Aragone, Arzobispo de Montevi-
deo y de Monseñor Tomás Gregorio Camacho, Obispo de Salto, y del
limo. Sr. Canónigo Augusto Rey y de los Padres Paredes Aureliano
y Juan Angel y de los Seminaristas de Salto, se lee en el Refectorio
nota del Superior General de los Padres Jesuítas, por la cual se nombra
Rector del Seminario lnterdiocesano al P. José Doménech, S. J."
Sigue el Diario nombrando a todos los de la Comunidad, ya antes
indicados.
"Lunes, 20. —
Gran fiesta en honor de San José. —
Dice la Misa
de Comunidad el R. P. Rector Dr. Miguel Balaguer y durante ella se
toca el armonium y se entonan varios motetes. A las ocho desayuno
extraordinario. A las 10 se engalana el comedor para el banquete de
— 94 —
despedida de vacaciones y despedida como Directores de los Padres
del Clero Secular. A las 12 llega de Canelones el P. Quaglia en repre-
sentación del P. Vivas, Cura Párroco de aquella ciudad. Viene a al-
morzar con nosotros nuestro buen amigo Juan A. Passeggi.
A las 12 y j/^, banquete de despedida.
A la mitad de la comida hizo uso de la palabra en nombre de los
Seminaristas el joven filósofo Raúl H. Gómez.
A los postres, hicieron uso de la palabra, en primer lugar, el R. P.
Espiritual. Dr. Angel Casañas, que, con sencillas e inspiradas pala-
bras, expuso el significado del homenaje, que tributábamos en esos
momentos al Clero Secular; y agradeció en su nombre y en nombre de
los demás Sacerdotes, las múltiples atenciones recibidas de parte de
los Seminaristas, en los años que habían permanecido entre nosotros;
y luego hizo votos por el éxito futuro en los años del nuevo período,
en que entraría en breve nuestro Seminario.
En segundo término, hizo uso de la palabra, el R. P. Rector Dr.
Miguel Balaguer, el cual con sencillas y sinceras palabras, nos hizo
ver lo que era para él la entrega del Seminario; los fines que persiguió
en permanencia breve en el Rectorado del Seminario; y por último, hizo
resaltar lo que significaba para el Clero y para nosotros, la toma de la
Dirección del Seminario por los Padres Jesuítas, haciendo notar y resal-
tar las virtudes y aptitudes que tenían dichos Padres para dirigir el
Seminario, con el beneplácito y conformidad de todos, diciendo que,
en vista de ello, preveía el éxito de los mismos por dichas causas en la
delicada misión que se les confiaba.
Terminado el almuerzo, fueron hasta Canelones los Padres Juan,
Balaguer, Freiré y Quaglia, regresando los tres primeros horas más
tarde. Por la noche, festejando el gran día del Patriarca San José y el
día oficialmente último de las vacaciones, en medio de una gran alga-
zara, quemamos un "Señor Judas" y elevamos unos cuantos cohetes.
— 95 —
Juan Francisco Aragone; entonó el Veni Creator; y delante de todo el
Claustro, prestó Juramento, el Profesor de Filosofía, P. Nicolás M.
Buil; y promulgada la distribución, pasaron a las clases, en que se tuvo
la Lectio brevis y recibieron la visita de Mr. Aragone, Mr. Camacho
el canónigo Rey y el P. Rector. Quedaba inaugurado el primer curso
— 96 —
estaban plenamente establecidos y desarrollados todos los cursos, o
todo el ciclo de estudios de un Seminario Completo. Este ciclo se fué
completando gradualmente y terminó al fin del curso de 1937, en que
salieron los primeros Sacerdotes del Seminario, Interdiocesano propia-
mente dicho. Y para no dejar ambiguo este punto, indicaremos única-
mente, que los del Seminario Mayor, o sea, los filósofos y teólogos,
durante varios años fueron a estudiar al extranjero. En 1933, al tomar
a su cargo la Compañía de Jesús, estaban completos los cursos de letras
y empezaban el primer año de filosofía. Ahora el ciclo de filosofía y
ciencias naturales, matemáticas, física, química, cosmografía, historia
natural, apologética, religión, está completo. También se ha completado
el ciclo de teología y ciencias eclesiásticas, dogma, moral, derecho ca-
nónico, ascética, acción católica, teología pastoral teórica y práctica y
otras por el estilo.
Como clase de teología pastoral práctica, se ha impuesto a todos
los teólogos la obligación de enseñar el Catecismo en varios centros
y parroquias, los sábados por la tarde. También los filósofos hacen
catecismo eri la Cripta del Seminario, como preludio a la clase de teo-
logía pastoral práctica. Esa clase, en forma obligatoria, empezó
en 1936. Ese año se publicaron por primera vez las Efemérides del
Seminario, que tanto contribuyen a la estabilidad del orden y a las
informaciones a la Jerarquía.
Este mismo año, se les impuso otras dos obligaciones importantes
para la formación del Sacerdote: la liturgia y la música.
Como ejercicio práctico y continuo de liturgia, y al mismo tiempo
del arte filarmónico, se les ha impuesto la Misa cantada todos los
domingos. De esa manera se movilizan los maestros de ceremonias, los
ministros del altar, preste, diácono y subdiácono, todo el acolitado en
sus diferentes formas, el organista y los cantores; y hasta el incen-
sario y mil otras menudencias, que desconocerían el día que se viesen
solos en las parroquias y capillas, si no las hubiesen manejado, y hasta
cierto punto, administrado en el Seminario.
— 97 —
mes, Ejercicios anuales, su lectura espiritual, sus exámenes de con-
ciencia, todo según las disposiciones canónicas y prácticas generali-
zadas en los Seminarios regidos por la Compañía de Jesús en las cinco
partes del mundo; y de modo muy especial en la Ciudad Eterna, a los
ojos del mismo Soberano Pontífice, cuya es también la iniciativa y la
definitiva institución y erección de este Seminario Interdiocesano, como
la de todos los de su género, conforme a los Sagrados Cánones, sin
excluir nunca la voluntad de los Obispos; pues, como dicen las Bases,
en su número cuarto: "El Excmo. Sr. Arzobispo de Montevideo y los
Señores Obispos de Salto y Meló, según lo acordado en las confe-
rencias episcopales que tuvieron lugar, bajo la presidencia del Excmo.
Sr. Nuncio Apostólico, en febrero de 1928, en la ciudad de Monte-
video, confían la dirección espiritual, didáctica y disciplinaria a la Com-
pañía de Jesús, por el tiempo que placiere a los señores Obispos y a la
Compañía; pudiendo la una o la otra parte rescindir el compromiso,
con tal de avisar a la comparte con un año de anticipación"; y como
añade la Sagrada Congregación de Seminarios y Universidades: "Nin-
guna de las partes puede rescindir o inmutar el convenio, aun llenado
el tiempo para el cual hubiere sido aprobado, sino con el previo con-
— 98 —
El 20 de setiembre de 1936, falleció en Rosario Oriental, el primer
Rector del Seminario de Santa Lucía y de Instrucciones, Presbítero
Santiago Buletti. Con ese motivo, la Dirección del Seminario Mayor
Interiocesano y Menor Metropolitano de Cristo Rey, de Montevideo,
determinó celebrar sus exequias con toda solemnidad, el día trigésimo
de su muerte: e invitó al Clero de la Provincia Eclesiástica del Uruguay
a los funerales, que acudieron en buen número, así Prelados como
Sacerdotes.
Al día siguiente, "El Bien Público", hizo de las fiestas, la siguien-
te crónica:
Ayer tuvo lugar en el Seminario Interdiocesano el funeral y el ho-
menaje del Seminario y del Clero al P. Buletti. Cantó la Misa el Dr.
Oscar Andrade, ex-Rector del Seminario. Presidieron el duelo los
Excmos. Sres. Dr. D. Juan Francisco Aragone, Dr. D. Alfredo Viola
y Dr. D. Fray Antonio María de Montevideo.
Concluido el funeral, el Excmo. Sr. Viola impuso la sotana a dos
Seminaristas de Salto, Francisco Garelli y Enrique Gutiérrez, a los que
dirigió breves y muy sentidas palabras.
La oración fúnebre estuvo a cargo del Dr. Carlos Freiré que di-
sertó sobria y cálidamente sobre las virtudes y las grandes cualidades
del P. Santiago Buletti.
— 99 —
» DISCURSO DEL P. SALLABERRY, S. J.
Excelentísimos señores:
Reverendos señores hermanos en el Sacerdocio:
— 100 —
El espíritu de Beletti, señores, era espíritu de unión; y en esto se
conocerá, que habéis heredado su espíritu, en que os mantengáis uni-
dos, en el espacio y en el tiempo. La base ya la tenemos. Vuestra unión
en la Catedral, en el sacrificio del altar; vuestra unión esta mañana,
en la Cripta del Seminario; y vuestra unión, en este ágape, ha de ser
si no el cimiento, el principio de una perenne unión que tenga su domi-
Una gran salva de aplausos, acogió las últimas palabras del Dr.
Freiré.
\
— 101 —
Luego hizo uso de la palabra el Presbítero Aireliano J. Paredes,
en nombre de los ex-Alumnos del Colegio-Seminario, el cual asistió al
Presbítero Santiago Beletti en su última enfermedad. "Así como el
águila busca el nido para morir, así también el Padre Buletti se retiró
a su ciudad natal para entregar su alma a Dios", con absoluta pre-
sencia de ánimo y con gran resignación en la voluntad de Dios. Su
muerte fué la de un santo; y el pueblo también le ha correspondido,
como se patentizó en sus exequias y en la gran manifestación del do-
mingo pasado, con la concurrencia de los de San José que vinieron en
tren especiall a Rosario: oyeron la Misa Parroquial y junto con d
pueblo de Rosario se trasladaron en número de más de dos mil al ce-
menterio, con asombro de los mismos que le habían conocido tan hu-
milde y tan modesto y tan enemigo de figurar, tanto que alguien ex-
clamó: "Nunca hubiera creído que Santiago fuera así".
El Pbro. Paredes, en lenguaje familiar y muy ameno se alargó en
consideraciones sobre la importancia del día del ex-Alumno, sobre todo,
para los Párrocos solitarios de Campaña, que sienten verdadera año-
ranza por el trato con sus hermanos. En el día del ex-Alumno nos
veremos y trataremos todos cordialmente, siquiera una vez en el año.
Hizo moción para que pudiesen pertenecer a la Asociación del ex-
Alumno Sacerdote, los Sacerdotes egresados del Colegio-Seminario, en
cuyo nombre hablaba, los del Seminario de Santa Lucía y del Seminario
Interdiocesano.
Esta moción del Presbítero Paredes fué acogida con un aplauso
y aprobada por aclamación; sin perjuicio, añadió Monseñor Alfredo
Viola, de que los ex-Alumnos del Colegio-Seminario puedan también
pertenecer a la Asociación de ex-Alumnos del viejo Seminario.
Hubo un general cambio de ideas; varios hablaron brevemente,
en cortos monólogos y diálogos, que dominaban toda la sala. El Padre
Rector pidió que se votasen formalmente las dos mociones que él hi-
ciera acerca de la Asociación del ex-Alumno Sacerdote y de su día; y
por todos se dijo que estaban ya aprobadas; y en consecuencia se nom-
bró la Comisión que ya antes mencionamos. Y se dió por terminado
el acto.
Todos quedaron altamente satisfechos y contentos; y todos recor-
daban con fruición todos los actos del día, a cual de ellos mejor, empe-
zando por la Misa Cantada, la oración fúnebre del Dr. Carlos Freiré;
la documentación fotográfica y biográfica de todo lo actuado, desde la
salida del Templo hasta hora de comer.
la
La y paseos da al Seminario un no
cinta biográfica por jardines
sospechado realce. Es una buena documentación de esta hermosa y
fraternal fiesta, toda cordialidad; y esperamos sinceramente que ento-
nará más y más el buen espíritu del Seminario Mayor Interiocesano y
Menor Metropolitano de Cristo Rey de Montevideo, para bien de nues-
tra Iglesia, de nuestros Seminaristas y de nuestro Clero.
El Excmo. Sr. Arzobispo aprobó la primer Acta, añadiendo al pie
estas textuales palabras:
— 102 —
"Firmamos esta Acta, con inmenso placer, bendiciendo esta obra
y deseando que ella prospere ampliamente, para mayor gloria de Dios
y bien de nuestro amadísimo Clero. — JUAN FRANCISCO ARA-
GONE, Arzobispo de Montevideo".
Firmaron también esa Acta, los Excelentísimos señores D. Tomás
G. Camacho, D. Miguel Paternain, Dr. Antonio María Barbieri, Dr.
Alfredo Viola, Monseñor Fernando Damiani y los Canónigos D. An-
tonio J. Ardoino, D. Eusebio Clavell, D. Enrique Borzone, D. Antonio
Sosa Ponce, D. Germán Vidal, D. Emilio Bertone, Dr. David Gior-
dano, el canciller de la Curia D. Luis R. de Santiago y otros Sacerdotes
asambleístas.
La Comisión Provisoria trabajó activamente, y en Asamblea del
la
21 de junio de 1937 presentó los Estatutos para su discusión y apro-
bación; y como quedaron algunos artículos pendientes, en la Asamblea
del 9 de agosto de ese mismo año, obtuvo su aprobación; y la ratifica-
ción de la orden de presentarse la Mesa a las Autoridades para obtener
la personería jurídica, que se obtuvo sin observación por parte del Eje-
cutivo, el 12de noviembre de 1937.
Han dado su nombre, como asociados, los Excmos. señores Obis-
pos y Arzobispos, los canónigos y más de la mitad del Clero de esta
Provincia Eclesiástica. El día del Ex-Alumno se ha fijado en 9 de
agosto, fiesta de San Juan Bautista María Vianney, principal Patrono
de la Asociación del Ex-Alumno Sacerdote del Seminario Mayor de
Cristo Rey, de Montevideo.
La Asociación tuvo su representación oficial en el Congreso de
Ex-Alumnos de los Jesuítas reunido en Buenos Aires en 1937; hizo
'
gestiones ante las Autoridades Eclesiásticas con el fin de organizar y
reanimar los días de retiro del Clero; sus miembros tomaron parte muy
activa y substancial en la organización del Tercer Congreso Eucarístico
Nacional; y felicitó, en su calidad de tal, a las Autoridades Eclesiás-
ticas por el grandioso resultado del Congreso. Ha aprobado ya su Re-
glamento Interno y se dispone a celebrar con toda solemnidad el cuarto
Centenario de la Compañía de Jesús; y en una audiencia obtenida del
Excmo. Sr. Nuncio Dr. D. Alberto Lévame, consiguió de S. E. I. y
Rvma. que pontificara en el Seminario el día del Ex-Alumno en home-
naje al cuarto Centenario de la Compañía de Jesús.
Los frutos de unión y caridad son notables, y por eso espera-
mos en Dios, que la Asociación del Ex-Alumno Sacerdote, vaya ade-
lante en creciente prosperidad, para gloria de Dios y bien del Clero,
como se expresa Monseñor Aragone en las palabras antes citadas.
RESIDENCIA DE DURAZNO
— 103 —
directamente el de la salvación de las almas, como objetivo inmediato
y principal del establecimiento o casa; tiene además de todos esos y
otros quizá que se pudieran enumerar, como el Instituto Bíblico por
ejemplo, tiene dos géneros de Casas muy propios de su Instituto, y
muy sumamente ignacianos, en que los Sacerdotes se dedican, de suyo,
inmediata y exclusivamente a! ministerio directo de la salvación de las
almas, en el pulpito, en el confesionario, en las misiones y en otras
actividades análogas.
Los habitantes de esas Casas, fuera de los Hermanos Coadjuto-
res, se llaman en general operarios y misioneros. No son nunca profe-
sores, sino sólo predicadores y directores de almas y de instituciones
que, a tal fin se encaminen.
Esas Casas son las Casas Profesas y las Residencias. Unas y otras
viven de los ministerios y de las limosnas de los prójimos y no pueden
tener rentas ni capitales. Viven de su trabajo y de la caridad de los
fieles.
La primera casa que tuvieron los Jesuítas en el Uruguay en esta
época, fué la Residencia de San Borja en la calle Canelones, como ya
lo hemos reseñado; la cual se convirtió en el Colegio-Seminario, o como
se dijo en un principió, en el Seminario Conciliar de la calle Soriano.
La última casa que han fundado es la Residencia de Durazno,
inaugurada el 31 de mayo de 1933, un mes después del Seminario In-
terdiocesano. Sus operarios, o misioneros, no han sido sino los Padres
José María Ezpeleta, Antonio Barlén, Manuel María Solá y Estanislao,
los HH. Alfredo Aunión, Arsenio Gómez y Juan Palmer.
Empezaron en una casa alquilada, junto a la Iglesia del Carmen,
que les ha entregado la Mitra, para mientras permanezcan en Durazno,
adquiriendo la casa en propiedad.
El P. Barlén, ministro de la Casa, no se mueve de Durazno y
ejercita los ministerios domésticos; y los otros operarios recorren con-
tinuamente la República, y aun llegan hasta la República Argentina
en sus excursiones apostólicas.
El primer año de su funcionamiento, se notó en Durazno un au-
mento de 16.000 comuniones. Los Padres trabajan bien y al firme, y
Dios ha de bendecir sus ministerios. La casa de Durazno en plena
prosperidad se ha cerrado absorbida por el Noviciado. Aún así espe-
ramos en Dios, que el pesimismo de nuestro historiador P. Rafael
Pérez que da por absolutamente estéril, o poco menos, a América en
lo tocante a vocaciones, muy desmentido ya en la Argentina, Chile,
Perú, Bolivia, Colombia, Venezula, Brasil, y en parte también en el
Uruguay en estos dos últimos decenios, como lo hemos demostrado
antes, reciba un nuevo, rotundo y eficaz .desmentido con la prospe-
ridad y fecundidad de nuestro futuro Noviciado, que se nos presenta
como una halagüeña, y no pequeña esperanza. Dios lo haga.
— 104 —
EVOLUCION DEL COLEGIO-SEMINARIO EN SUS PRIMEROS CINCUEN-
TA AÑOS: UN ARTICULO DE "EL BIEN PUBLICO"
— 105 —
grata y gloriosa para el catolicismo y para la patria. En medio de las
mayores dificultades, el Colegio-Seminario, o simplemente el Semina-
rio, como se le llama popularmente, ha sabido sostenerse durante medio
siglo, la mitad de la vida de la República, sin cerrar un solo día sus
aulas, gozando siempre de amplia aceptación y confianza de todas
la
las clases sociales, por la seriedad de su disciplina, la solidez de su
enseñanza y la amplitud de sus métodos.
Sujeto a los programas oficiales, ha logrado una gran libertad de
movimiento en medio de nuestro estatismo enseñante. Envía sus alum-
nos libres a la Universidad y suele salvar en Noviembre el 80 de %
sus exámenes, pasando del 50 %, los que se salvan en Febrero, salvan-
do, al fin de cuentas, más del 95 %
de los que se presentan a exámenes:
y esto en todos los cursos, desde ingreso a 4' año.
Es, sin duda, ésta la mejor ejecutoria de nuestro gran instituto
católico, cuyas bodas de oro celebramos con honor y con orgullo: eje-
cutoria acreditada por hombres de todos los credos, y sin ningún credo,
que han tenido a gloria, enviar allí a sus hijos, desde la fundación hasta
nuestros días. Allí han estudiado los hijos de Santos, los hijos de Batlle,
Luis, de Serrato y tantos otros que sería prolijo enumerar, bien cono-
cidos por su público liberalismo, y aun por su fobia anticatólica, sin
que esto fuera óbice a colocar sus hijos en el Seminario, lo cual acredita
la secular pedagogía jesuítica, tan admirada en el mundo entero por la
eficacia de su nunca bien ponderado Ratio Studiorum, en cuya médula
vibra el espíritu de emulación.
— 106 —
Ahora mismo, mientras escribimos estas lineas, recordamos los
nombres del doctor Mendivil, ministro de Hacienda, del doctor Guaní
de la Suprema Corte, del doctor Carve del Tribunal de Apelaciones,
del doctor Martínez Thedy ministro de Chile, doctor Irureta Goyena
decano de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, doctor Saenz
condecorado por el gobierno francés con la Gran Cruz de la Legión de
Honor, doctor Alejandro Gallinal presidente del Banco de la Repú-
blica, doctor Vicente Mora Rodríguez, adjunto al fiscal de gobierno,
doctor Héctor Payssé Reyes, adjunto fiscal del Crimen, doctor Aurelio
Terra Arocena delegado de los profesores al Consejo de la Facultad
de Química y Farmacia, doctor Juan Carlos Arrosa defensor de oficio,
doctor José L. Durán Rubio defensor de oficio, doctor Vargas y Aro-
cena Folie jueces de Paz de la capital, doctor Fermín Huertas Berro
juez de lo civil, doctor Mario Ponce de León miembro del consejo de
Higiene, delegado del Uruguay al Congreso sanitario internacional
de Sheffield. arquitecto Alejandro Malherbe jefe técnico del empadro-
namiento, doctor Gustavo Gallinal representante de la Alta Corte en
Patronato de Menores, doctor Rafael Schiaffino delegado al Congreso
médico de Rio Janeiro y al Instituto Histórico Geográfico también de
Río, doctor Joaquín Secco Illa presidente del Banco de Cobranzas,
Locaciones y Anticipos, ingeniero Pro. Facelli jurado en las exposi-
ciones del Prado, doctor Eduardo Rodríguez Larreta delegado a la
Asamblea de la Liga de las Naciones, y así pudiéramos ir siguiendo.
Pero no queremos omitir el sugestivo dato, de que, actualmente,
el 12 por ciento de los legisladores son ex-alumnos del Seminario: de
Francisco Ponce de León, Luis Ponce
ellos tres senadores, los doctores
de León y señor Lizardo González; y 14 diputados: doctores Abella
José. Abella Viera Andrés, Aguirre, Albo. Algorfa Camusso, De Luis,
Gallinal. Herrera y Thode, Pedragosa Sierra, Pérez Silvestre, Ponce
de León, Prando, Romero y Ximénez.
Algo más que todo eso, ha sido, sin embargo, el Seminario regen-
teado por los jesuítas. Ha sido y es, un foco de acción y vida católica
que se ha difundido pujante por todos los ámbitos del país, cumpliendo
ampliamente las miras de pura cepa ignaciana de formar hombres,
que difundan la mayor gloria de Dios, el bien de la Iglesia y la salva-
ción de las almas. Baste decir que todo el alto clero uruguayo se ha
formado en las aulas del Seminario, desde las primeras letras hasta las
Facultades de Letras, de Filosofía y Teología. Los diocesanos que tan
dignamente dirigen los destinos de la Iglesia uruguaya. Monseñor
Aragone, Camacho y Paternain, los vicarios generales Ardoino y Da-
miani, los fiscales eclesiásticos doctores Zervi, Guillade y Viola, los
secretarios Tasende, Buletti y Bertone. los canónigos Bergara, Bian-
chetti, Rey, Defunchio, De Luca (en Italia), y la inmensa mayoría
de los párrocos, capellanes y clérigos de todo el país son obra del
Colegio-Seminario. Nadie negará que de ellos depende toda la acción
católica del país en todas sus manifestaciones, en todos sus matices,
— 107 —
como que ellos son la raíz de toda la vida sobrenatural de esta pro-
vincia eclesistica, el conducto legítimo que nos une a Roma, a la Ca-
beza Visible de la Iglesia, al Vicario de Jesucristo en la tierra, al Sobe-
rano Pontífice. En ese sentido ninguna institución se puede comparar
al Colegio-Seminario en este medio siglo que acaba de pasar.
— 108 —
"El Bien Público" adhiere incondiiconalmente a las fiestas cin-
cuentenarias de nuestro querido Instituto y le desea largos años de
vida y prosperidad para bien de la Iglesia y de la Patria.
Actualmente, el Colegio del S. Corazón cuenta con 784 alumnos:
24 apostólicos, 560 colegiales entre preparatorias, ingreso y bachille-
rato; y 200 niños en la Escuela gratuita de San Ignacio. La exonera-
ción de los exámenes, dió al Colegio un gran repunte en los cursos de
bachillerato: y él, que nunca cerró sus puertas en 60 años de vida,
confiemos en que le espera un fuerte rejuvenecimiento y nuevos y me-
recidos triunfos literarios, científicos y morales, mejorando siempre su
actuación dentro del ambiente católico, y más en estos tiempos de la
Acción Católica, preparando líderes a nuestra causa, que tanto los
necesita, como proclamara por todo lo alto Nuestro Santísimo Padie
el Papa Pío XI y su digno sucesor S. S. Pío XII. Los Colegios Cató-
licos tienen en esta hora solemne del mundo una gran Misión Provi-
dencial: y no dudamos de que el Colegio del Sagrado Corazón sabrá
llenarla.
CAPITULO XI
P. TvíOREL
— 109 —
construida la Iglesia y casi todo el edificio; fundados todos los gabi-
netes de química, física e historia natural; organizados todos los cursos
del bachillerato y la facultad de filosofía y teología para los semina-
ristas. El prestigio del P. Morel, entre nosotros, no tenía límites; y
lo mismo brillaron su entereza y su tino en la construcción de esta
inmensa fábrica, en la organización de su vida interna y de sus rela-
ciones sociales, que en las circunstancias más difíciles y aciagas porque
pudieron pasar, no solamente este Colegio-Seminario, sino también
todas las instituciones católicas y toda la Iglesia uruguaya, como lo
hemos expuesto con toda prbligidad y con palabras autógrafas del
mismo P. Morel, al tratar de la ley de conventos.
Esta fué la mayor victoria del P. Morel, en su vida, y agigantó
su talla.
Pero el P. Morel, a pesar de su grandeza de alma y sus grandes
dotes de gobierno, no hubiese podido dar un paso, ni poner un solo
ladrillo en toda esta inmensa fábrica, si no hubiera sido por la genero-
sidad de nuestros bienhechores, entre los cuales debemos enumerar
a Don Jacinto Vera, a las familias Jackson, Cibils, Heber, Buxareo,
Isasa, Yéregui, Piñeyro del Campo, y entre las personas que más se
distinguieron a doña Dolores Martínez, doña Plácida Costa de Bur-
zaco, doña Rosalía García Zúñiga y los Presbíteros don José y don
Pedro Letamendi, sin contar otras muchas personas, en especial de
las familias antes nombradas, que tomaron con todo empeño la fábrica
de este edificio, llegando las hermanas doña Clara y doña Sofía y doña
Josefa Errasquin Jackson a levantar por sí solas toda la iglesia, desde
los cimientos hasta el farol de la cúpula con su cruz enhiesta.
— lio —
placa se divisa la inmensa mole del Colegio-Seminario y la Iglesia ya
concluida con sus torres y su airosa cúpula, que dan carácter y com-
pletan la fachada, todo en cielo de oro, risueño como una aurora de
primavera y pintoresco y placentero como un crepúsculo de otoño, y
en él se proyectan las siluetas del P. Morel y de los primeros Sacer-
dotes, formados por ese grande hombre.
El monumento es obra de Melloni; y lleva las siguientes inscrip-
ciones: Gloria [iliorum, paires eorum (Prov. XVII, 6). Paires nostri
e Societate Jesu sunt. La gloria de los hijos, son sus padres, nuestros
padres son los de la Compañia de Jesús.
Oí decir al P.Morel que, en sus estudios de bachillerato en el
siglo, fué condiscípulo de don Diego Barros Aranha; y que de noventa
y tantos que eran en primera preparatoria, solo dos de ese curso llega-
ron a recibirse de bachilleres: don Diego Barros Aranha y el P. Ramón
Morel; y ninguno de los dos acabó carrera, en el siglo.
Pero Barros Aranha, me dijo, aunque uno de los más cortos, era
el más constante y más estudioso de todo el curso y el que más brilló
— 111 —
que su visión fuera siempre clara y profunda, llegando siempre al
fondo de las más arduas cuestiones; y su voluntad nunca flaquease
ante la imposición y la fuerza.
P. GARRIGA
— 112 —
P. LOPEZ
P. ANTILLACH
/
— 113 —
en España el 2 de julio de 1840 y murió en Mendoza el 6 de agosto
de 1903. Hombre alto y bien hecho, de robustas proporciones; cabello
blanco como la nieve, la cara y las manos blanquísimas, las cejas po-
bladas y negras, era una interesante figura por su constitución física
y humana; pero mucho más por su formación artística, literaria, inte-
lectual y moral. Eximio helenista y latinista, dominaba con gran soltura
las lenguas de Homero y del Lacio. Era un buen músico y un excelente
poeta, cuyos diálogos en verso se hicieron célebres en nuestras públi-
cas concertaciones, siempre inspirados y oportunos. Elegante y firme
orador, tenía todas las dotes que hacen a un hombre eximio en la so-
ciedad y en la cátedra; ni siquiera le faltaba esa bondadosa firmeza
que suele ser el secreto del éxito del profesor en su clase. Sólo una
cualidad le faltaba al P. Antillach, pero esa misma falla fué un nuevo
motivo de éxito en su vida, por más que le hiciera pasar algunos malos
ratos. El Padre Antillach todo lo podía hacer menos improvisar, y
menos como orador. El contraste entre el hombre preparado e impro-
visando era verdaderamente notable; pero el P. Antillach, que se
conocía a sí mismo, casi nunca improvisó, y de ahí que su actuación
fuese de las más brillantes de los hombres de su generación, y tuvo
momentos de éxitos claros y rotundos. Entre todos fué célebre el pane-
gírico de Santo Domingo de Guzmán, que predicó en Santiago de
Chile. Tuvo largo tiempo para prepararse, y se superó tanto a sí
mismo, que, según dicen, hubo de salir de Santiago a fin de no des-
decir de tan sublimes alturas. En cambio, habiéndosele encargado el
panegírico de San Luis Gonzaga en la Catedral de Montevideo, se
olvidó de prepararlo; y en la improvisación, se encontró tan cohibido
que nadie hubiera dicho que ese era el gran orador de siempre; y
digo de siempre, porque siempre se preparaba; y Antillach preparado
era un eximio orador y un artífice de la palabra y del bien decir, con
voz potente y gran fuerza de convicción y persuación.
P. BLASCO
— 114 —
de octubre de 1917, dando una tanda de Ejerciicos, y dió gracias a
.
— '-
115 —
/
y bonachonas con el error y con el mal, sin admitir pilatunos distingos
encubiertos con un falso ropaje de humanitarismo que dan entrada in-
sensible y fácil a la subversión de conceptos primero, a la subversión
de costumbres en seguida, llevando a la intolerable conclusión de
partir tranquilamente buenas migas, como la cosa más natural del
mundo, con el error pecaminoso.
El P. Blasco daba el grito de alarma con toda energía, llamando
valiente y ásperamente las cosas por su nombre, contra esa nueva mo-
dalidad, y mostraba bien claramente cómo podía rodar hasta el abismo
esa bolilla colocada en el plano inclinado de una estúpida o culpable
condescendencia.
Tristes ejemplos —
señores —
nos da hoy a diario la vida de
esa consentida tendencia engendrando un confusionismo desolador y
anarquizante entre el bien y el mal, y a cuyo influjo pernicioso, des-
graciadamente, también son sus victimas muchas pobres almas buenas.
Esa inquietante preocupación del P. Blasco, si no tuviera otro mérito
espiritual, como los grandes y positivos méritos que tuvo, bastaría para
señalar su figura simpática y combativa y hacerla digna de la más
/usta y alta considearción." ("El Bien Público", 9-VIII-1936, p. 14,
columnas 5-6; núm. 17810).
— 116 —
Al P. Blasco le gustaban las gayas letras; hablaba siempre en
literato y eso amaneró su estilo, que se hizo, como ya dijimos, algo
postizo. El P. Sitjar, por el contrario, era absolutamente ajeno a todo
formulismo. En su lenguaje, y en sus escritos, que no son muchos, se
nota una absoluta simplicidad, ajena a todo adorno postizo, y una
sinceridad robusta, que nace de su gran talento y su gran empeño en
penetrar bien las cuestiones y expresar los conceptos con claridad
meridiana.
El P. Sitjar, no hacía gala de erudición en su ctedra; pero tenía
sumo esmero en sentar bien el estado de la cuestión, en definir bien
los conceptos; y en dar a cada cosa su justo valor. Era en ese sentido,
un eximio profesor; y así lo debieron entender los Superiores, que,
después de siete años de Colegios, en Montevideo, lo dedicaron largos
años a la enseñanza de los mismos Jesuítas, en Europa.
Su clase era amena y su proceder sencillo. Muchas veces nos leía
trozos de escogidos autores, no solamente de filosofía, sino también de
letras y de vidas de santos y de héroes de la Iglesia. El 25 de no-
viembre no se descuidaba nunca de leernos algo de Santa Catalina,
virgen y mártir, patrona de los filósofos, y filósofa ella misma.
Algunas veces, cosa a que yo nunca me he atrevido, tenía con
nosotros sus ratos de conversación en clase, o por ser su santo, o por
algún otro acontecimiento, que lo llevase consigo, por su oportunidad
o importancia. Sabía con gran tacto dejar introducir, o introducir él
mismo la conversación, que nunca era muy larga, ni muy frecuente,
ni tomaba nunca el carácter de un perdedero de clase, y cortarla con
la misma naturalidad y sin ninguna violencia. En este manejo de la
clase, dentro y fuera de su materia, sin dejarse dominar por el alum-
nado, sin perder tiempo y sin parecer que lo perdía, no he visto entre
mis profesores, ninguno que lo superase; ni que tal vez le igualase.
Pues no he visto ninguno que fuese por esos caminos con tanta fir-
meza, suavidad y mesura.
Y de ello soy. sino abonado, amplísimo testigo; pues fui alumno
suyo cinco años, siempre en filosofía: tres en Montevideo y dos en
Europa; y puedo asegurar, sin temor a ser desmentido, que lo mismo,
con la misma bondad, con la misma libertad de espíritu, trataba a sus
alumnos seglares, que a sus alumnos jesuítas. Era el mismo hombre,
con la misma naturalidad en todas partes.
Ya muy entrado en años, los Superiores lo pasaron de repente
de la cátedra al gobierno; y ha pasado gobernando endémicamente,
digámoslo, así, los últimos años de su vida; hasta morir mártir con
casi toda su Comunidad.
— 117 —
los pecados. Y
como dice el Redentor, nadie tiene mayor caridad, que
el que da vida por sus hermanos; y en la misma proporción, nadie
la
tiene mayor caridad, que el que da la vida por Dios.
Ego diligentes me diligo, dice el Señor: yo amo a los que me aman.
¿Y qué mayor amor, que dar la vida El? ¿Ni qué prueba más fulmi-
nante del amor divino, que dar al mártir el cielo, incondicionalmente,
absolutamente, sin pasar por el purgatorio?
Tenemos, pues, un mártir, así lo debemos pensar piadosamente,
en el cielo. El P. Sitjar es el protomártir del Colegio-Seminario y el
Protomártir de los Jesuítas del Uruguay en esta su tercera época que
estamos historiando.
El protomártir del Uruguay y protomártir de Sud América es el
Beato Roque González de Santa Cruz, que murió en la Provincia del
Uruguay, tal como la entendían los españoles; y en la diócesis de Bue-
nos Aires, a que también pertenecía el Uruguay.
En ese sentido, no podemos llamar al P. Sitjar protomártir del
Uruguay. Pero sí es el primero que da su sangre y su vida en defensa
de la fe, de entre los Jesuítas que han trabajado en el Uruguay en esta
tercera época. Trabajó entre nosotros, los mejores años de su vida:
los años de su juventud. Aquí ejerció las primicias de su ministerio do-
cente; aquí dejó hondas y extensas vinculaciones en su alumnado y en
las familias de sus alumnos, y de cuantas familias estaban y están
vinculadas a nuestro veterano Seminario, como se complace en llamarle
el Pueblo, nombre ya de honda raigambre en nuestras costumbres y
lenguaje, y que, no se borra con artificios, ni con haber cambiado de
fin y de oficio.
Y
mérito fué de su gran carácter y de su excelente formación reli-
giosa y de su alto espíritu de sacrificio, el no haber perdido nunca el
buen humor; y el haber trabajado toda su vida, hasta darla en el mar-
tirio por amor de Dios, sin descanso y con gran provecho de las almas,
en especial de sus alumnos y de sus subditos, en cuya compañía ha con-
sumado el supremo holocausto, de dar su vida por Cristo.
Por lo que a mí toca, muchos favores le debo; y entre otros el
haberme dado a mí solo, en el Colegio-Seminario, un curso especial de
metafísica, tomando por texto la obra grande del P. Urráburu, que
entonces estaba muy adelantada, y acababa de salir a la luz pública.
— 118 —
Valga éste como un testimonio de gratitud, y como una prueba del
empeño que se tomaba el P. Sitjar por la formación de sus alumnos.
En vida tuve también ocasión de testimoniarle mi estima y gratitud,
eligiéndolo por padrino de mi primera Misa, en que le tuve muy pre-
sente en mis oraciones y mementos. Y
si ahora le ofrezco las Misas
PADRE REQUENA
Entre los profesores de teología y sagrada escritura del Seminario
merece especial mención el P. Julián Requena, orador nada vulgar,
dotado de un gran don de gentes; y, por eso, una de los sacerdotes
más apreciados de la alta sociedad uruguaya. Cuando lo nombraron
prefecto del Colegio se sintió una general impresión de íntima satis-
facción y alegría. Gracias a su gran don de gentes, fundó y llevó a
gran florecimiento una institución que tuvo sus días de gloria' y ha
muerto: la Academia Literaria para Caballeros. Aun recuerdo con emo-
ción algunos de sus brillantes actos en el Salón del Colegio Seminario.
Nació en Valencia el 9 de enero de 1845. Murió en Buenos Aires
el 4 de abril de 1897, recién nombrado Rector del Seminario de Regina
Martirum.
El Dr. Juan Vicente Algorta Camusso ha trazado del P. Requena
una vigorosa semblanza, escrita con especial ponderación; mas los que
conocimos y tratamos al Padre, la hallamos justiciera y sensata.
Leamos alDr. Algorta:
"Surge así en primera línea, en ese desfile breve de evocación, la
figura austera, de empaque hidalgo, de nuestro Prefcto, el R. P. Julián
Requena. Irradiaba de su gallardía, de su presencia y de sus ojos llenos
de vida, el influjo de un ascendiente de evidente superioridad intelec-
tual. Los seminaristas de aquella época hablaron con elogio de sus
magistrales clases de Teología y de Sagrada Escritura. Los pupilos
admirábamos su don de gentes y la habilidosa comprensión con que
solucionaba los casos difíciles, concillando las exigencias reglamenta-
rias con las consideraciones especiales requeridas por los casos de ex-
cepción. Comprendemos así hoy que el P. Requena hubiera podido ser
un formidable diplomático. Psicólogo sutil, penetraba directamente en
el alma de los muchachos y discriminaba con experta fijeza las fallas
— 119 —
Su poder de convicción estaba apuntalado por una ilustración
vastísima y un conocimiento pedagógico amplio y práctico. Entre los
padres de los alumnos, las palabras del P. Requena sobre la aprecia-
ción de sus hijos era algo así como un Evangelio, y gracias a sus sabias
indicaciones, muchas almas desviadas pudieron a tiempo rectificar sus
rumbos en una orientación salvadora.
Hombre de extraordinaria facilidad de palabra y de suprema ele-
gancia en agrupaba el P. Requena a públicos enormes cuando
el decir,
ocupaba la cátedra sagrada. Hicieron época dos famosas oraciones
suyas: un Sermón de las Siete Palabras predicado en la Catedral que
inició con un exhordio original cautivando la atención de los oyentes
desde su comienzo: "Al Calvario, al Calvario, subamos al Calvario,
al monte del Señor". No fué su alocución patética grabando con pre-
cisión de artístico aguafuertista en la imaginación de sus oyentes el
cuadro conmovedor lo que más relieve le diera a ese sermón. Fué la
adaptación de las palabras del Salvador al examen magistral de los
problemas sociales de la época lo que valoró realmente esa magnífica
pieza oratoria cuyos comentarios duraron bastante tiempo. En la misma
cátedra conmovió también en forma intensa a su auditorio con una
famosa oración fúnebre con motivo de los funerales por las víctimas
del naufragio de un buque de guerra español, el "Reina Regente". La
evocación del trágico suceso sirvió de eje al talento del P. Requena
para hacer girar con eficiente habilidad y con provechoso fruto ante
la consideración de sus oyentes los problemas religiosos sustanciales
en su inmanencia imperturbable, frente a la fugacidad efímera de las
grandezas humanas. Esta oración fué vastamente comentada hasta en
la prensa y dejó huella en la colonia española y en el enorme público
que la escuchó.
La preparación literaria del P. Requena lo llevó a la realización
de un acariciado proyecto: la fundación de la Academia Literaria, con
la que congregó a los escritores católicos de aquella generación y cuya
Revista fué exponente de un período de elevada cultura. Posiblemente
su identificación con ese centro de estudios tuvo demasiado hondo
arraigo, porque al poco tiempo de ausentarse el P. Requena de Mon-
tevideo, esa institución que diera tantas brillantes muestras de positivos
valores literarios, añorando el estímulo de su empeñoso animador, lan-
guideció y murió como la planta huérfana del cultivo celoso de su
jardinero.
Faz importantísima de esta personalidad ilustre fué su condición
de hombre de consejo en nuestra sociedad y en nuestras instituciones
católicas. Su solicitada intervención escuchada con todo respeto y con
toda la aceptación emanada de la autoridad moral de aquel gran Señor
evitó muchas desaveniencias, corrigió muchos errores, llevó la paz a
muchos espíritus atribulados, y creó, por tanto, a nuestra sociedad una
deuda grande de imborrable gratitud que aun no ha sido debidamente
saldada para con ese dignísimo Maestro. Sean a lo menos estas
desaliñadas palabras mías como una pequeñísima entrega a cuenta de
— 120 —
lo mucho que a este preclaro jesuíta le debe la sociedad de Montevi-
deo." ("El Bien Público", 1. c).
PADRE ANGLA
— 121 —
aunque tampoco era un derrotista, sino un criterio muy recto y muy
sano, y hasta jovial y alegre, reflejo de la gran caridad fraterna que
siempre es bondadosa, en sus obras, en sus palabras y pensamientos.
Ni tampoco los alumnos se formaban un extraordinario concepto de su
propia formación: mas llegados los exámenes su clase era siempre de
las triunfadoras y de las que mejor salían de las pruebas de fin de
curso. Es que allí iban aunadas la humana cooperación y la gracia de
Dios, que siempre bendecía a manos llenas las obras de su siervo fiel
y prudente, constituido por el mismo Dios, sobre su familia infantil,
para guiarla por este mundo y encaminarla hacia su último fin, con
suavidad y eficacia.
Y esos resultados los obtuvo, no- solamente en Montevideo, sino
también en otras partes, especialmente en el Colegio de San Ignacio,
en Santiago de Chile, donde enseñó, siendo escolar, antes de venir a
Montevideo; y donde había dejado fama de ser uno de los mejores
Profesores y más santos de aquel Colegio. Tanto, que estando, un
año, una división algo indisciplinada con solo presentarse el Padre
Angla, todos se convinieron en portarse con toda corrección, por no
dar un disgusto al santo.
Entre los Ministerios ejercidos por el P. Angla en el Colegio-
Seminario el más fructuoso, sin duda, fué el de la Dirección de las
Congregaciones Marianas de los Alumnos seglares y Seminaristas,
de la Inmaculada y San Luis. Cuando él las tomó estaban juntas; y
luego se separaron en 1893, formando dos Congregaciones.
En 1891, siendo Director el P. Angla He la Congregación de Semi-
naristas y Seglares, tomó a su cargo la celebración del tercer cente-
nario de la muerte de San Luis Gonzaga, y obtuvo en esa gestión un
completo éxito, pudiendo decirse, que, con esas solemnidades, se inau-
guró gloriosamente la Iglesia del Sagrado Corazón. La Novena de
San Luis estuvo solemnísima. Predicaron en ella, los primeros días,
Monseñor Mariano Soler, el Dr. Lorenzo Pons, el Pbro. Pedro Oyas-
behere; y los últimos cuatro días el celebérrimo P. Camilo M. Jordán,
que tuvo también a su cargo el panegírico del Santo. Recuerdo que
momentos antes de subir al púlpito, el P. Jordán no se sentía bien y
no se animaba a salir de el P. Angla, le habló con tal
la Sacristía; y
insinuación y bondad tanta, que Jordán se sometió; y, subiendo
el P.
al púlpito, echó un gran panegírico, una de sus grandes piezas ora-
torias.
Adornó e iluminó el P. Angla profusamente la Iglesia, que bien lo
necesitaba en tan gran solemnidad; pues no tenía altares, y sus des-
nudas paredes no ostentaban otro ornato que el cuadro de la Vidente
de Paray, entonces Beata y hoy Santa Margarita María de Alacoque,
obra eximia de Passani, de cinco metros de alto por tres de ancho; y
aunque bastaba él solo para honrar la Iglesia en su inauguración, re-
sultaba chico en un templo de tan grandes dimensiones, pues mide
60 metros de longitud, 27 de ancho y 22 de alto hasta la bóveda y 54
hasta la Cúpula; y, además, la luz no le daba bien en el altar mayor,
— 122 —
y se borraba con los reflejos, de modo que parecía una mancha negra
desde las naves de la Iglesia. Toda la Iglesia quedó cubierta de colga-
duras azules y rojas, y entre el altar mayor, las arañas y las comizas
interiores del templo ardían el día del centenario unas 3.000 velas. Se
soldaron al estaño, arandelas en todo el largo de la baranda, y no se
volvieron a utilizar más, que yo sepa, desde entonces hasta que fueron
quitadas, al revocar y dar a la Iglesia un sobrio ornato por dentro,
haciendo resaltar sus líneas con algunos toques dorados y un suave
contraste de sus bajos relieves, de un pajizo más o menos obscuro y
pátina en los chapiteles, obra exquisita y de buen gusto del Arquitecto
Elzeario Boix; y que, en general, agradó a los arquitectos; porque,
decían, que esta Iglesia no necesita sino que le hagan resaltar sus
líneas, que son perfectas y dignas de Tossi, el malogrado arquitecto,
cuyas obras en Montevideo son de todos estimadas.
En el ornato del templo para las fiestas centenarias, cooperaron
entusiastas los Sacristanes de la Catedral y de algunas otras Iglesias,
como asimismo los Seminaristas y otras personas amigas. Passani, que
estaba entonces en Montevideo, preparó un trasparente de San Luis
Gonzaga, para colocarlo en el arco de medio punto, hoy cegado, que
estaba encima del altar mayor, y formaba juego con el que se ve en
el coro. Passani no entregó su trasparente hasta el día 20 de junio,
víspera de San Luis, cuando estaba ultimado todo el ornato de la
Iglesia.
El ventanal es enorme. Está a unos 20 metros del nivel del suelo.
Era tal laprofusión de luces y ornatos postizos del altar mayor que
era imposible pensar en removerlos, para levantar el pesado marco
de Passani. Lo más lógico y natural parecía desistir de la empresa. A
eso no se resignaba fácilmente Passani; y al P. Angla y a su ilimitada
caridad, no le sufría el corazón frustrar las esperanzas del artista, que
había trabajado a marchas forzadas, para exhibir en su centenario
la gloria de su compatriota, San Luis Gonzaga. Todos nos contagia-
mos con la caridad de nuestro Director, y pusimos manos a la obra.
No sabría dar o recordar detalles; pero sí puedo afirmar que
trabajamos toda la noche desde las 22 hasta las 4 de la madrugada.
Se gastó mucho tiempo en los preparativos. Concluidos éstos, con rela-
tiva rapidez, lo subimos por el lado del Exangelio; y desde allí lo
deslizamos dando la vuelta por la esquina, hasta la pared del fondo
de la Iglesia y lo colocamos en su sitio. Estaba bien calculado. Cupo
exactamente en el ojo de medio punto. Al abrirse la Iglesia a las 5
de la mañana, apareció la gloria de San Luis en el trasparente de
Passani. No he visto más ese cuadro. No sé qué habrá sido de él.
Desde muy temprano, del 21 de junio de 1891, empezaron las
confesiones; y se notaba un gran movimiento de Fieles. Se veía claro
que iba a ser un gran día. La Misa de Comunión General fué concu-
rridísima. Cosa para nosotros nunca vista, tres Padres a la vez, daban
la Comunión en el altar mayor. Por la tarde se llenaron los patios y
la Iglesia de gente que había de ir a la Procesión. Fué ésta, sin duda,
— 123 —
la procesión más concurrida y numerosa del Uruguay en el siglo XIX.
Nadie recordaba cosa semejante. De cuatro o seis en fondo, dió la
vuelta por Soriano, Ejido, 18 de Julio, Vázquez y Soriano con un lleno
completo.
Cansado Monseñor Soler de esperar en el altar mayor, pensó que
la gente no se movía. Hizo una indicación al P. Jordán; y éste salió
nervioso a la puerta de la Iglesia. AI verlo venir, el Comisario le dijo:
no se apure, Padre, la gente sale bien. Han salido ya 6.000 mujeres; y
todavía faltan muchas y todos los hombres. Cuando las andas salían
de la Iglesia, la Cruz llegaba por el lado opuesto.
El Dr. Vicente Algorfa Camusso hace del P. Angla el siguiente
panegírico, que expresa con firmeza lo que todos pensábamos del
P. Angla:
"Ocupa sitio preferente en mi recuerdo otro Maestro mío: evoco
con viva emoción y con profundo y respetuoso afecto la figura ascética
y venerable del R. P. Ramón Angla.
Alto, enjuto, de una palidez cetrina, parecía una .de esas figuras
de los cuadros del Greco que penden, cubiertos de polvo, de los muros
de algunas iglesias toledanas. Difícilmente se concibe una adustez
exterior semejante encerrando una fineza espiritual más exquisita.
Había algo paradógico en toda su contextura: un temperamento exce-
sivamente nervioso, rápido en el arranque ante un impulso cualquiera
que paraba de golpe su arremetida y sofocaba su reacción con una
tranquilidad portentosa. No he visto jamás en hombre alguno un do-
minio más absoluto de la voluntad ni he visto nunca una disciplina
espiritual semejante.
Su capacidad de trabajo causaba asombro, y suplía con la exten-
sión e intensidad en el cumplimiento de sus ocupaciones realizadas con
escrupulosa conciencia la agilidad mental de los grandes talentos. Nos
enseñó geografía y matemáticas, ciencias e historia. La metodización
de su tarea incesante y abrumadora beneficiaba a sus clases con éxitos
señalados. Fué un gran Maestro de humanidades, pero sobre todo fué
un Maestro eximio de virtud. Maestro en toda la extensión del concep-
to que enseñaba con el ejemplo; maestro de verdadera caridad, maestro
de cristianismo.
Su abnegación y el permanente llamado o el conocimiento de
una necesidad ajena se habían hecho famosos, y para aquella alma
blanca y buena, era una verdadera tortura la voz del agradecimiento
por el bien recibido. "No es a mí, no es a mí que no soy nada —inte-
rrumpía al reconocido — déle las gracias a Dios Nuestro Señor".
Su piedad serena y tranquila tenía en el ministerio de la Dirección
de lasCongregaciones Marianas un ancho campo de acción. En otra
oportunidad, ocupándome de este varón santo y eminente, yo he .dicho
que era un Apóstol de la Eucaristía. La comunión frecuente era para
él el remedio heroico y de infalible eficacia contra las lacras y miserias
del espíritu. Era su permanente consejo para todos: Para los buenos.
— 124 —
a fin de que afianzasen sus virtudes; para los descarriados a fin de que
encontrasen con la luz de la Gracia la senda oculta del bien.
Un buen día, los que habíamos sido sus discípulos y éramos sus
admiradores y amigos, supimos con estupor que el P. Angla, cumplien-
do órdenes de sus superiores, se iba de Montevideo, donde durante
muchos años había sembrado el bien. Se iba con ese sacerdote ejemplar
saturado de la gracia divina, un amigo bondadoso, un maestro emi-
nente, se iba un consejero prudente dejándonos en amarga orfandad
espiritual.
Enorme y penosa fué para todos la impresión de la noticia. A guisa
de consuelo nos quedaba tan sólo en el fondo del alma una firme con-
vicción: habíamos tenido el privilegio extraordinario de haber tratado
y conocido bien de cerca a un verdadero santo.
Hace poco tiempo el Padre Angla moría en Chile. Cayó en su
ley. El frío penetrante de la cárcel de Santiago donde había pasado
largas horas confesando y auxiliando a los presidiarios, lo hirió de
muerte, y en pocos días de enfermedad, conociendo su fin próximo,
plácidamente, sin que ninguna perturbación alterase la fervorosa unción
de sus postreras jaculatorias, rodeado por sus hermanos de religión
edificados ante la agonía del justo, entregaba su alma grande y noble
al Creador. Allí también en Chile, se tuvo la certeza que era un verda-
dero santo el anciano sacerdote que acababa de morir."
PADRE PLANAS
— 125 —
El caballero sonriente y halagado, lejos de dar la menor muestra
de disgusto, le golpea cariñosamente la espalda, contesta por orden a
todas sus preguntas y quedan combinados en día y hora para la con-
fesión, como la cosa más natural del mundo.
Uno de los pasajes más apostólicos y más sintomáticos del P. Me-
nas, fué la constancia y bondad con que sostuvo al Dr. Enrique Gil en
sus tentaciones contra el suicidio. Cuando un hombre de la alcurnia del
Dr. Gil, acudía al P. Menas, en sus tribulaciones, no puede ser sino
porque hallaba en él una bondad inagotable, una caridad ilustrada y
un noble corazón, que palpitaba al tenor del suyo, tan bueno y tan
cristiano.
PADRE FALGUERAS
PADRE KÉLLER
— 126 —
ñanza y ministerios en su patria, en Inglaterra y en el Brasil. Era un
eximio humanista. Dominaba el latín y el griego, el inglés, el portugués.
Su madre se casó de segundas nupcias con el padre de otro gran mo-
ralista, el P. Agustín Lehmkulh, S. J.: y de ahí sus vinculaciones con
ese grande hombre, al cual guardó siempre gran cariño, como a su
propio hermano, y de las cuales se ha hecho eco la prensa en su necro-
logía. Era el P. Kéller muy estimado en el Clero. Sus discípulos le con-
servaron siempre gran estima y cariño, por su virtud, su bondad y su
ciencia sana y sólida, pero sin ninguna ostentación, a pesar de la ele-
gancia de su exposición por el perfecto dominio que tenía de la lengua
del Lacio y de la materia que trataba. Murió como un predestinado en
santa ancianidad, después de una larguísima enfermedad que llevó con
eximia paciencia y gran resignación en la voluntad de Dios, llegando
a provocar la admiración del médico que lo asistía, por la tranquila
serenidad con que esperaba que le llegara su hora. Al fin murió en una
de esas arritmias y parálisis del pulso que le aquejaban, sin tener
apenas tiempo sino para recibir la absolución y la extremaunción.
PADRE RAMO
— 127 —
sermones. Enseñó teología escolástica. Estuvo además en Larrañaga,
donde fué ministro o superior de la casa, director del Catecismo y en-
señó humanidades e historia. Era un espíritu muy culto y muy bien
formado en las letras divinas y humanas. Ejerció siempre altos cargos
en la Compañía. Fué Vice-Provincial y. Rector muchos años en Villa
-Devoto y Córdoba. Su hermano, el P. Cándido Darner, fué también
Director de la Academia y profesor de Literatura: pero no dejó entre
nosotros tan hondos recuerdos como el P. Lauro.
PADRE QUILEZ
PADRE SANFUENTES
y escrutadores.
Fué profesor mío tres años de matemáticas: y tuve la gloria de ser
siempre su amanuense, porque el P. Sanfuentes no tenía fuerzas físicas
— 128 —
para escribir en la pizarra. Nunca jamás se sentaba en la cátedra. Dic-
taba siempre de pie la explicación y un alumno le hacía los procedi-
mientos y las figuras en el pizarrón. Desde el primer día hasta el
último del curso explicaba siempre materia nueva. Oficialmente no re-
pasaba: pero era tan exigente en raciocinar y en fundar lo presente en
lo pasado, demostrado y explicado, que todos los días estaba repasan-
do: y, al concluir la materia, no quedaba sino el dar examen. Otros
Profesores podrían sacar un porcentaje mayor de aprobados, presentar
a la prueba final grupos más parejos y homogéneos: pero a presentar
alguno o algunos alumnos que merecieran la felicitación unánime del
tribunal examinador, no creo que nadie jamás le igualara, lo que es,
a mi juicio, una concluyente demostración de cuán a fondo explicaba
el P. Sanfuentes las matemáticas que fueron su especialidad, y hasta
dónde llegaban sus discípulos de aplicación y verdadero talento.
No era, pues, el P. Sanfuentes un Profesor en el sentido vulgar
del vocablo, sino un gran Maestro, en el noble y verdadero sentido
de la palabra.
Si las fuerzas físicas le hubiesen acompañado, hubiera sido un gran
orador sagrado. Los pocos sermones que predicó en su vida, formaron
época y se recordaron largo tiempo como piezas cabales en su género.
Una vez en nuestra clase, hubo de salir a la mitad de la hora, por una
hemorragia que le asaltó delante de nosotros. En otra ocasión, consa-
grada ya la hostia en el altar, y antes de consagrar el cáliz, le asaltó
otra hemorragia: y concluyó el Santo Sacrificio el P. Miguel Orrióls,
que era entonces Prefecto General del Colegio-Seminario.
El P. Sanfuentes fué Director del Apostolado de la Oración, y
enseñó inglés, física, aritmética razonada, álgebra, geometría y trigo-
nometría.
— 129 —
dominar la historia de los países en que vivió, que fueron especialmente,
elUruguay, Chile y Argentina.
PADRE COSTA
— 130 —
El Centro Apostólico. Esa es la obra del P. Costa. Obra grande,
obra santa, obra permanente, obra fructífera, obra modesta, obra fe-
cunda! Dios bendijo al Uruguay con la venida y permanencia en el
Uruguay del P. Costa durante un quinto de siglo. Fué un gran misio-
nero; fué un grande hombre entre nosotros; él evangelizó toda nuestra
campaña. Laus Deo.
El P. Costa nació en Rupiá, Gerona, el 28 de octubre de 1855,
y murió en Mendoza el 29 de junio de 1923. Vino a Montevideo en
1896. Fundó el Centro Apostólico el 17 de agosto de ese año, y es uno
de los varones apostólicos a quienes más deben la Patria y la Iglesia
entre nosotros.
Como un homenaje al P. Costa, reproducimos aquí, el artículo de
fondo que dedicó "El Bien Público", al Centro Apostólico, en ocasión
de su cuarentenario. Dice así:
"EL CENTRO APOSTOLICO DE SAN JAVIER. — Su actua-
ción y naturaleza específica.—Obra de penetración y vanguardia. —
No podemos dejar pasar esta fecha, sin dedicar una nota marginal a
nuestra gran institución misionera: el Centro Apostólico de San Fran-
cisco Javier, fundado el 17 de agosto de 1896, por el jesuíta Padre
Francisco Costa, notable apóstol de nuestras soledades rurales, que
recorrió con infatigable celo durante casi cuatro lustros.
El Centro Apostólico tiene por objeto llevar la voz del Evangelio
allí a donde, de ordinario, no llega la voz del sacerdote. Envía parejas
— 131 —
proa el Centro Apostólico, sin salirse nunca del inmenso piélago en
que se ha engolfado por su índole y por sus empresas siempre de pene-
tración y vanguardia.
Es, en efecto, el Centro Apostólico una obra de penetración y
vanguardia. De penetración pacífica y desarmada, de conquista espi-
ritual, de conquista de almas y corazones para Dios y para su Iglesia,
que le dan cierto parecido con las misiones vivas entre infieles; a tal
punto, que, en la exposición Misional del Vaticano, de 1925, se con-
fundió lastimosamente al Centro Apostólico de San Francisco Javier
con una Misión Viva entre infieles; y como esa versión dió la vuelta
al mundo en varias lenguas (nosotros la hemos visto, por lo menos en
castellano y en francés), bueno será que dejemos aquí constancia con
motivo de estas fiestas cuarentenarias, que las misiones del Centro
Apostólico de San Javier se desarrollan, absolutamente fuera de la ju-
risdicción de la Propaganda Fide, ya que tienen lugar en Diócesis y
Parroquias perfectamente organizadas, y constituidas canónicamente en
(
— 132 —
días seguidos, en retiro absoluto, sin pensar en otra cosa, sino en su
alma y en Dios.
¿Habría tenido algún presentimiento de su muerte? No lo creo
improbable. Esa licencia conseguida de los Superiores, para alargar el
retiro hasta la hora de la muerte no deja de ser harto significativa: y
altamente edificante. Dios lo tenga en su gloria.
— 133 —
ejemplo de fortaleza, como otro Santo Job, de que nos habla la Sagrada
Escritura.
En Colegio-Seminario ejerció los cargos de Procurador, Soto-
el
— 134 —
todos!!! A los pocos días el P. Roberto era ya el gran amigo de los
ochenta y tantos pupilos a su cargo. Había tenido tiempo de apreciar
las modalidades propias de cada uno de nosotros y de descubrir, ajus-
tándose a las diferencias de carácter y de inclinaciones de cada uno,
la forma apropiada en su trato individual. Su perspicacia en el cono-
cimiento espiritual de sus pupilos, y los originales recursos de que
echaba mano para mayor simpatía y acentuar así, imperceptiblemente
un ascendiente indispensable en un puesto de mando, hicieron de su
Prefectura un cargo bien llevadero, pues aquella División entera en
la que había algunos "potros que domar", se vanagloriaba en ser, no
la División N 9 tanto, sino la División de los amigos del P. Hupfeld.
¡Y con qué eficacia mantenía sin violencia su autoridad!! Una sola
palabra, á veces nada más que un gesto, modificaba como por encanto
una actitud desordenada o un propósito inconveniente, y su reprensión
amistosa doblegaba los pujos de prepotencia y de altanería tan frecuen-
tes en la edad en que empieza a asomar el bozo.
Su espíritu jovial mantenía una sana alegría en el ambiente escolar.
Se vinculó así hondamente en el afecto a todos los muchachos exten-
diendo el secreto de esa estimación a todas las familias, empezando
desde entonces, por el conocimiento general de esas condiciones, a
formarse y crecer cada día la popularidad enorme de que gozaba el
bondadoso sacerdote al final de su existencia.
Pasaron los años, y el P. Roberto, frente a otro cargo de mayor
responsabilidad, aprovechaba esa simpatía general con que había sa-
bido revestir a su persona para ejercer su ministerio, entre todos los
planos sociales, con ardiente caridad y con extraordinarios frutos.
Vale la pena relatar un episodio: permitidme así seguir abusando
de vuestra atención tan sólo un minuto más.
Fui testigo de su preocupación torturante al saber que un ex com-
pañero nuestro, a quien su soberbia y su vanidad le habían amargado
la vida y envenenado el espíritu, y que había tirado por la ventana sus
creencias religiosas, gravísimamente enfermo, estaba desahuciado por
los médicos. El P. Hupfeld había intentado visitarlo varias veces y
siempre le fué negada la entrada a su casa. No se conformaba con ese
rechazo, y no sabía ya de qué medio valerse para que ese pobre hombre,
a quien en el fondo no consideraba malo, muriese cristianamente. Claro
está que reforzaba su acción con fervorosas oraciones. Pocas semanas
después leía yo con sorpresa en el aviso mortuorio de ese antiguo con-
discípulo, que había muerto confortado con los auxilios religiosos.
— 135 —
ciendo esto me cerraba la puerta. Jugué el todo por el todo. Yo . . . .
que yo me había vuelto loco y asustado abrió la puerta del cuarto del
enfermo. Alcancé a ver a Fulano reclinado en la cama Me miró con . . .
Y se reía el buen Padre con aquella risa franca suya con la fruición
del chico que cuenta una afortunada travesura . . .
P. GORRICH ATEGUI
— 136 —
y fué ministro, prefecto de convictorio, de música y de la Iglesia, con-
sultor de la casa, secretario del Colegio, y enseñó castellano, latín,
religión, moral, álgebra, geografía física, historia y física.
Ejerció todos los cargos menos el de Rector. Profesor de caste-
llano durante 23 años, fué un gran especialista en esa materia. Era un
buen cantor y un buen músico. Llegó a ser simultáneamente ministro,
prefecto de división y profesor en varias materias, sin que nunca
jamás le arredrase el trabajo, ni diese la menor muestra de fatiga cde
impaciencia. La justicia paternal era su invariable norma. No dejaba
culpa sin sanción; pero jamás se excedía en el castigo, ni lo afeaba
con enfados y malos modos. No tenía cualidades muy brillantes, pero
las cualidades medias que hacen a un hombre correcto y universal,
afianzadas en una abnegación sin límites, las tenía en grado eximio.
Tuvo la dicha, como el P. Blasco, de morir al pie del cañón casi el
mismo día en que sus alumnos daban el examen de geografía física,
materia que enseñó muchos años.
El P. Gorrichátegui trabajó largos años con un estómago delicado.
Casi no comía. Su principal, y muchas veces, único alimento, era la
leche, que, como buen vasco, tomaba con fruicción. A fin de curso,
al dejar las clases y divisiones y sentir, en consecuencia, la relajación
P. CASTRO
— 137 —
El P. Castro fué, indiscutiblemente, el talento más poderoso de
su generación en el Colegio-Seminario. Es la gloria más pura de los
alumnos fundadores. Siendo seminarista, un año se enfermó grave-
mente del tifus; y a una larga enfermedad hubo de suceder una larga
convalecencia, hasta muy cerca de fin de curso. No obstante, sin
asombro de nadie y sin que nadie sospechase la menor injusticia.
Castro, en la distribución final, se llevó todos los premios de su clase.
Nació el P. Castro en Salto, el 30 de abril de 1867, y murió en Mon-
tevideo el 8 de julio de 1925. Hombre humilde y modesto como pocos,
no tuvo jamás empeño en hacer lucir sus grandes cualidades. La pala-
bra fluía de sus labios con asombrosa facilidad. Nunca jamás tropezaba
en el hilo de su discurso. Su inteligencia calaba las ideas con profun-
didad y limpieza, las ordenaba en orden lógico; y luego manaban de
sus labios como una cascada de plata, siempre sonoras y claras, siempre
tranquilas y decidoras, sin ningún ornato superfluo, y sin el menor
desaliño, ni en el fondo ni en la forma. Fué ministro de la Casa, pre-
fecto del Seminario, director de la Congregación Mayor y de un
Círculo de Estudios muy concurrido y que le dió gran prestigio entre
los universitarios que acudían a su cátedra como a un oráculo, distin-
guiéndose en la interpretación de la Sagrada Escritura, ampliación de
matemáticas, física y química. Enseñó en el Colegio-Seminario esas
mismas materias, en especial química, física, álgebra, geometría, cos-
mografía, apologética, filosofía, instrucción cívica e industrias. Durante
largos años predicó la Seisena de S. Luis y dió los Ejercicios a los con-
gregantes en Larrañaga.
Tenía muy buena pluma, como autor claro y didáctico, pero su
fuerte fué la cátedra y el consejo individual y profundo, en que fué un
consumado maestro; y por eso se le tuvo por un gran maestro de
juventud, y la juventud le correspondió, pues quiso llevar su cadáver,
y lo llevó, a pulso al cementerio desde cuatro cuadras antes de llegar
a la necrópolis, donde el clero cantó solemnemente el Responso, Juan
Zorrilla de San Martín habló en nombre de la Congregación Mayor
y otros seis oradores, especialmente jóvenes universitarios de todos los
sectores de la opinión, hicieron uso de la palabra, con una sinceridad y
una emoción pocas veces vista. Esa fué la mejor prueba de que el
P. Castro, sin pretenderlo, llegó a ser un gran caudillo de la juventud
estudiosa, que acudían a escuchar sus lecciones de todos los campos
de la opinión, y su entierro fué la apoteosis de un jesuíta por todos
los sectores de la opinión, acontecimiento verdaderamente notable, que
no creo se haya dado nunca en nuestra historia, ni es fácil que se repita
en el correr de las generaciones. El P. Castro ejerció todos los cargos
del Colegio-Seminario, menos el de Rector. Tuvo siempre a su cargo
muchas materias, y éstas de las más difíciles, porque para su abnega-
ción y clarividencia no había dificultades en el camino de la vida. A
su muerte, como se ve. hubo un gran movimiento de opinión, cuyos
ecos se han amortiguado ya, como los ecos de una descarga lejana.
Espasa insertó en sus apéndices la biografía del P. Castro. El Dr.
— 138 —
Dardo Regules escribió de él una bella y profunda semblanza, en que
le pinta como el hombre de la paz interior. En realidad, Castro era
un hombre robusto, algo huraño por temperamento, pero amable y
dado por principio, y absolutamente sereno y tranquilo como la estra-
toesfera. adonde no llegan las tempestades. Fué una gloria de la Igle-
sia, de la Patria y de la Compañía de Jesús.
Escribió un folleto anónimo que alcanzó gran difusión, intitulado
"Los muertos que vos matáis gozan de buena salud". Su obra más aca-
bada y perfecta es la "Química moderna que obtuvo un franco éxito,
,
— 139 —
así el pensamiento de San Bernardo acerca del hábito de los monjes,
que ha de ser pobre, pero siempre limpio. Podrá estar remendado, pero
no sucio.
El P. Castro no anduvo acertado en la edición de su Filosofía.
Anda impresa la Lógica y la Criteriología, pero su impresión no es
didáctica ni llamativa. La excesiva modestia del P. Castro se reflejó
demasiado en la impresión de sus libros, algunos de los cuales han
quedado inconclusos, tal vez por error práctico suyo, e hijo de su
misma humildad y de su espíritu de pobreza; y fué no dejar todo el
trabajo al editor: como lo demuestra el que hayamos encontrado mon-
tañas de cuadernillos impresos y sin doblar, con tal desorden para
los profanos en achaques de imprenta, que no los hemos sabido orde-
nar; y no sé qué habrá sido de ellos. Algunos de sus alumnos y admi-
radores han redondeado algunos ejemplares que no sabemos si saldrá
alguno completo; y es una lástima que, por falta de método adminis-
trativo, se hayan perdido esos libros.
Esa misma humildad que, en Castro fué proverbial desde la infan-
cia y se acentuó todos los días de su vida, le hizo ocultar no pocas de
sus habilidades. Castro estudió música; y con su gran talento, penetró
muy a fondo en el arte filarmónico; pero su oído se puso de parte de
su humildad, ya que no correspondía su dureza auditiva a su gran
comprensión de la música.
Hubo otras artes, que le pudieron hacer lucir; y no lo hicieron
por su innata modestia, pero que, en las muestras que nos dejó, reve-
laron mucho mejor su genio que en arte de Eslava y Verdi. En Santa
Lucía, con un simple cortaplumas, cinceló en dos discos de madera
de unos quince centímetros de diámetro, los Corazones de Jesús y
de María para el dintel de la portería de la Casa de Campo de los
Seminaristas, donde figuraron muchos años, como adorno piadoso,
frugal y elegante. A la sazón no sé lo que se habrán hecho.
Siendo teólogo, en el Colegio Seminario, pintó un hermoso cuadro
de Santo Tomás de Aquino, que mucho tiempo estuvo en el estudio
de los Seminaristas. Era un inspirado lápiz, que representaba al Angel
de las Escuelas sentado en su escritorio, con la pluma en la mano y
el sol radiante en el pecho. Es esta otra obra del P. Castro que no
— 140 —
que, al año siguiente,iría a suceder al P. Castro en física y química,
en Colegio de San Ignacio, Santiago de Chile. No pude menos de
el
manifestar mi extrañeza y confesar llana y lisamente que no me encon-
traba preparado.
— Lo mismo decía Castro: y mire
... usted!
— No me compare a mí con Castro; porque Castro era el primer
talento de su tiempo.
— Usted haga ánimo; y vaya no más.
Y así fué. En esa ocasión, el P. Castro me escribió desde España
una larga carta sobre química, en que se revelaba conocedor del sis-
tema dualista que primaba en nuestro tiempo en Montevideo, y que
me podía hacer mucho daño. En caso de hacerme falta su instrucción
hubiese llegado tarde, pues ya estaba empezado el curso y no recuerdo
si ya había entregado esa cátedra al P. Colomer, que me la tomó la
— 141 —
De repente se incorporó y volvió con gran viveza los ojos al cru-
cifijo que tenía en la mesa de luz. Se lo alcanzamos rápidamente; y
al imprimirle un vigoroso beso, expiró inclinado sobre la imagen del
Redentor.
Yo aproveché el momento para decirle que le habíamos dado la
Extrema Unción. Tengo certeza moral de que me entendió lo que le
decía; y lo exhorté a un acto de amor de Dios, que es lo que estaba
haciendo. Fué una muerte preciosa en la presencia del Señor.
Todos quedamos convencidos de que en aquellos instantes, tuvo
un momento de completa lucidez, última ráfaga en este mundo, de
aquella noble y preclara inteligencia, que pasaba de la visión opaca
y mortal de las criaturas a la visión eterna y clarísima de Dios, como
piadosamente lo podemos esperar de sus virtudes, y, sobre todo, de
su profunda y nunca desmentida humildad, pues Dios da su gracia,
y, por lo tanto, su gloria, a los humildes.
El Dr. Dardo Regules, bajo el epígrafe "Algunos hombres que
hemos encontrado en la vida. - El Padre Antonio Castro: el hombre
de la paz interior", traza la siguiente semblanza:
"El Padre Castro era un sabio, hemos oído decir. Bien. Pero eso
no nos interesa del todo.
El Padre Castro era un conferencista de precisión y de sustancia.
Un orador de austeridad dominadora. Un expositor de definitivo don
didáctico. También era todo esto, pero no estaba ahí tampoco su relie-
ve más profundo. *
El Padre Castro era un filósofo, en el sentido exacto del término,
con una extensa cultura matemática y científica. Era un polemista in-
exorable. Era un lógico de diamante. Era todo eso, sin duda. Pero, a
pesar de todo, no estaba ahí tampoco su signo más original.
Cada uno verá en aquel hombre fuerte una faceta dada. Para
nosotros, lo que había de más profundo en este varón esclarecido era
la perfecta paz de su espíritu: era el hombre de la perfecta paz interior.
Fijemos más detenidamente nuestro pensamiento.
Los mundanos, los que agitamos nuestra vida, nuestra impaciencia
y nuestra frivolidad en los mil ideales secundarios del medio social,
no comprendemos lo que es la paz interior hasta que damos con estos
hombres que viven y florecen en el fondo anónimo y milagroso de los
conventos.
¿Qué nos han dado, a nosotros, la sabiduría y el mundo? Nos han
dado, generalmente, la vida como angustia y el pensamiento como
dolor. En el mundo no se conoce la paz, apenas se conoce la lucha.
La lucha por la gloria transitoria,por la vanidad personal, por la
verdad, por la sanción moral del presente.
El primer rendimiento es toda una legión de atormentados intelec-
tuales, que desfilan bajo la impaciente necesidad de la verdad. De la
verdad que buscan, sin verla y sin encontrarla. Puede ser, simplemente,
la verdad científica. Es, muchas veces, la verdad moral. Es, en grados
más profundos, la verdad religiosa. La tortura del que no ve; y la tor-
— 142 —
tura del que ve parcialmente; y la tortura del que ve y no cree, o no
cree del todo. Toda esa sutil gama de matices que son otros tantos
. .
problemas angustiosos, de esas mil almas que pasan por nuestro lado,
cada una con su insatisfacción y su vida incompleta, luchando con ese
dolor de pensar, que es el agudo punzamiento de la vida contem-
poránea.
Y luego, el otro grupo de atormentados. Los atormentados por la
preocupación moral. La vida con sus pasiones, con sus intereses, con
sus ansias, se apreta de incertidumbres y de responsabilidades. Los
problemas de conducta tienen angustias desgarradoras. La vida, desde
el radio del mundo, no se entrega del todo a ningún ideal profundo.
Y la frivolidad de los mil incentivos secundarios, da la amargura de
la vida incompleta, y la disipación que se opone a la vida perfecta.
Y he aquí el signo del Padre Castro: era el hombre de la paz
interior. Tenía la paz intelectual y la paz moral.
En el orden intelectual, había llegado a la claridad de la sabiduría.
Creía, sin dudas. Y creía serenamente, con el definitivo apaciguamiento
que da a la inteligencia el conocimiento de la verdad. Parecía que para
él no había problemas, sino como ejercicio de dialéctica. La razón le
— 143 —
La paz llegó para él, por el camino de la sabiduría. Encontró en
la ciencia, donde tantos adivinan el instrumento de una gran inquietud
espiritual, la vía de una serenidad consoladora y esperanzada.
La paz por la sabiduría. La ciencia como técnica de nuestra vida
interior. He aquí lo sustancial que ofrece a nuestros espíritus cultivados
y mundanos la lección de este espíritu pacificado y superior.
Y he ahí también, lo educativo, en orden al rendimiento de la
sabiduría, cuando lo confrontamos con nuestro intelectualismo univer-
sitario y nuestro enciclopedismo teórico, que apenas sirven para sos-
tener malamente nuestra altanería intelectual. ¿Qué es la ciencia en
nuestras manos? Las más de las veces, el precio de un privilegio aca-
démico, sin nervio y sin sustancia. Cuando mucho, el instrumento de
un progreso material, sin felicidad y sin alma. Nuestra ciencia no pasa,
cuando llega muy lejos, de la técnica industrial y social. He aquí, sin
embargo, que sabiduría es paz interior. O como se dice en el Libro
de la Sabiduría, definiéndola, que oímos comentar al propio Padre
Castro: "Amad la justicia los que juzgáis la tierra. Sentios bien de
Dios, y buscadlo con sencillez de corazón. ." .
* * *
No. Y
he ahí otra originalidad de este espíritu de inusitada je-
rarquía superior.
El Padre Castro vive en plena acción. No sólo eso: Vive con el
interés más despierto y atento, por cuanto actúa en la conciencia viva
de la humanidad. Acaso repitiendo la fórmula del esclavo antiguo, que
recoge Rodó para estructurar su filosofía, pueda decirse de él: Pues
fué hombre, nada de lo humano la fué indiferente.
En los últimos diez años de su vida, la obra de acción es sencilla-
mente asombrosa. Da clases magistrales —
hasta de seis materias dis-
tintas por día —
matemáticas, física, química, cosmografía iy humani-
dades. Escribe textos eficaces sobre las ciencias experimentales. Revela
a la opinión culta del país, la obra de Chesterton, en conferencias llenas
de saber y de gracia, como Vaz Ferreira había anticipado a Bergspn,
en lecciones señaladas y profundas. Examina, en un curso libre de un
año, las doctrinas teosóficas, espiritualistas y los estudios orientalistas,
confrontándolos con las más nuevas formulaciones de la investigación
contemporánea. Se enfrenta, con ademán hidalgo, al maestro Vaz
Ferreira, la más vigorosa
figura de la filosofía universitaria, y examina,
en libros ágiles y fuertes, sus concepciones originales y sus ensayos de
psico-lógica. Restablece, en un curso de sustancia científica y de atre-
vida disciplina literaria, la doctrina ortodoxa sobre la Biblia y los
— 144 —
Evangelios, frente a los postulados que proclama la cátedra universi-
taria a cargo de Osvaldo Crispo Acosta, José Pedro Segundo y Julio
Lerena Juanicó, y agota, con suficiencia definitiva y con criterio cer-
tero, el contenido filosófico e histórico de los estudios bíblicos, en el
doble problema de sus orígenes y de su inspiración revelada. Dirige,
con un pasmoso conocimiento del instrumental, un sector de sesudas
investigaciones astronómicas, que la Universidad confía a su aptitud,
en el excepcional eclipse de 1920, y produce un informe severo y sus-
tancioso. Da clases de especialización filosófica, a cientos de estudian-
tes que siguen, con espíritu atento, su autoridad y su sinceridad inque-
brantables.
Prepara, en horas fecundas, una obra de cuatro tomos con una
exposición sistemática de la Filosofía. Y
predica cien veces en el año,
y desde luego, año tras año, por seis años consecutivos, en las seisenas
de San Luis, pronunciando aquellos sermones, modelos en su género,
precisos, claros y convincentes, dedicados anualmente a examinar uno
de los libros del Antiguo Testamento, con esa simplicidad transparente
que pasa sobre los textos inmortales, desde los Sapienciales hasta el
libro de Daniel.
Y
aconseja, y enseña, y ejerce el ministerio sacerdotal, todo a
todas horas, como si nunca estuviera de prisa y como si el tiempo mar-
cara el ritmo seguro e impenetrable de las ansias de su corazón. Y
luego, por esparcimiento, tiene un agudo sentido de la música, maneja
las dotes del escultor con donosura y gracia, trabaja en madera con
la aptitud de un artista, y juega al ajedrez con la estrategia 'de un
maestro consumado.
¿Qué resorte de la acción ha apagado en este espíritu su paz
interior y su experiencia mística? . . .
— 145 —
dumbre. En la casa religiosa, en el voluntario apartamiento del medrar
humano, tuvo los destellos que llegan, por virtud de su propia inten-
sidad, a la multitud de inteligencias.
Levantó su cátedra. Floreció en ella su ingenio, a semejanza del
ingenio de los maestros antiguos, en las cátedras ilustres. Universal
y ecléctico, pudo acoger a generaciones sucesivas, y a auditorios dis-
tintos, con igual amplitud de gesto propicio y eficaz. Fué, por exce-
lencia, el maestro. Su voz, igual y rítmica, paseó con materias innu-
merables, ante concursos de discípulos recogidos y fieles. Dió a la
enseñanza la vibración sostenida de su alma apostólica y el fuerte
aliento de su espíritu privilegiado.
Bajo la pesadumbre del trabajo corrió su vida. Cada hora de su
existencia irreprensible tuvo su consagración a una labor, austera y
difícil, bajo la luz votiva de su espíritu. Lecciones, conferencias, libros,
predicación: con ello nutrió el Padre Castro la fecundidad de sus años.
El "nulla dies sive linea" fué, para él, sentencia inseparable y amiga.
Nada perjudicó, a la solidez de su obra, la multiplicidad de sus
aspectos. Fué, en cada uno de ellos, magistral y fuerte. La filosofía
y las ciencias lo reconocieron, por igual, como cultivador sagaz y pro-
fundo. Los estudios religiosos fueron, para él, dominio grato y seguro.
Con un conocimiento radical de lenguas muertas, y curvado cons-
tantemente sobre toda fuente de cultura, la sabiduría no fué, en él.
capa superficial ni apariencia retórica. Fué sabiduría de verdad, incor-
porada al centro mismo de su dinámica interior, carne palpitante de
toda enseñanza suya, gustada en la profundidad del pensamiento antes
que vertida en el aula serena. Con un pasmoso equilibrio intelectual,
poseyó el raro don de viajar, de una materia a otra, con maestría su-
prema. No tuvo el amor del período armonioso, ni persiguió la magia
del estilo. Le interesó más la realidad medular de las cosas. Prodigioso
de claridad, preciso, sustancial en cada palabra, con un admirable poder
de síntesis, cada lección suya quedaba inserta, incisivamente, en la
inteligencia cautivada del auditorio. No fué amigo de encerrar su
ciencia en fórmulas herméticas, ni en construcciones esotéricas. La
dió, a manos llenas, con prodigalidad inagotable. De él, como de un
espíritu, también universal y pródigo, puede decirse que, en el campo
de la inteligencia, su sombra —
sombra buena y tutelar —
se extendió
a lo largo de todas las rutas.
Lógico, inexpugnable, su método dialéctico era arma penetrante
y defensa suma. Su discurrir, hacia seguros términos, tenía algo del
correr inexorable del agua por el cauce fijo. No tenía necesidad de
arte dramático para dominar el concurso de auditores atentos, ni va-
riaba jamás, mientras la explicación continuaba, la vaga melancolía de
sus ojos. Su lógica tenía la fuerza en sí misma, en su trabazón pode-
rosa, resistente y económica.
Autor de Tratados de Física, de Química, de Filosofía, de libros
polémicos, no se desmintió nunca, en él. su don de claridad perfecta,
surgente de su propio dominio pleno de cuanta materia quiso tratar
— 146 —
en su vida. Verdadero talento, admirablemente servido por dotes se-
cundarias, la vida intelectual no pudo ser, en él, caminar angustioso,
sino viaje victorioso y sereno.
Y he aquí que ese maestro, floreciente en sabiduría y en ingenio,
complejísimo en la cultura y firme en toda orientación, que exornó su
cátedra con prestigios inmarcesibles y atrajo hacia su palabra infati-
gable corrientes renovadas de inteligencias, que extendió la sonoridad
de su nombre por todo ambiente de pensamiento y de curiosidad inte-
lectual, no vivió sino en su celda, y en su aula.Y fué, ante todo, sacer-
dote dignísimo. He aquí que antes que toda aquella gloria — que tiene
su valoración humana — la gloria del Padre Castro fué la de un
religioso ejemplar, modelo y guía." —9-VIII-1925.
P. CENDRA
Tal vez, y sin tal vez, creo que el hombre más querido, más
conocido y más popular, al detalle, de cuantos Jesuítas han pasado
"por el Colegio-Seminario en estos 60 años de su existencia, ha sido
el P. Pedro Cendra. Es el Francisco Ramón Cabré de esta época.
Nació en Anglés, Gerona, el 6 de enero de 1869 y murió en Monte-
video el 6 de febrero de 1933. He dicho popularidad al detalle, porque
no había quien no conociera personalmente al P. Cendra en un vas-
tísimo círculo de relaciones: y no había a quien el P. Cendra no cono-
ciese con todos sus pelos y señales. Era un gran fisonomista y tenía
una prodigiosa memoria para recordar los nombres, y unirlos a las
personas. Esa sola cualidad ya basta para hacerlo a un hombre sim-
pático y sentirse halagado al verse reconocido a través del tiempo y
las así longitudinales como sociales. Pero el P. Cendra
distancias,
unía, a ese don de gentes, que resulta del mero hecho de ser un gran
fisonomista, una gran bondad de corazón. Era lo único que a él siempre
le traicionaba: la bondad ingénita de su corazón generoso y nacido
para hacer el bien a manos llenas, así material como espiritual. Cuando
cayó enfermo, en 1923, no había quien no preguntase por el P. Cendra:
y los niños chicos, llamaban Cendra a quelquier Sacerdote que viesen.
Mil veces me pararon por la calle, gentes de todo color y condición
preguntando por el P. Cendra. El médico dijo que nunca había tenido
un enfermo por quien tantos se interesasen.
No faltaban quienes creyeran que no tenía carácter. Pero yo creo
que, en su línea, era un gran carácter. El P. Cendra, por carácter, por
educación, y quizá también por sistema, se abstraía y prescindía del
mundo que le rodeaba y atendía intensamente a la persona con la cual
conversaba: y por más importuna que ella pudiera parecer, jamás in-
terrumpía su conversación, hasta que se hubiera agotado el tema y
la persona se despidiera. El jamás lo daba por agotado, aunque espe-
rase medio mundo para hablar con el P. Cendra. Cada una que lo
tomaba, tenía de él el monopolio. En eso el P. Cendra era incorregible,
si es lícito hablar así. Tengo de ello varios ejemplos, pero voy a citar
— 147 —
dumbre. En la casa religiosa, en el voluntario apartamiento del medrar
humano, tuvo los destellos que llegan, por virtud de su propia inten-
sidad, a la multitud de inteligencias.
Levantó su cátedra. Floreció en ella su ingenio, a semejanza del
ingenio de los maestros antiguos, en las cátedras ilustres. Universal
y ecléctico, pudo acoger a generaciones sucesivas, y a auditorios dis-
tintos, con igual amplitud de gesto propicio y eficaz. Fué, por exce-
lencia, el maestro. Su voz, igual y rítmica, paseó con materias innu-
merables, ante concursos de discípulos recogidos y fieles. Dió a la
enseñanza la vibración sostenida de su alma apostólica y el fuerte
aliento de su espíritu privilegiado.
Bajo la pesadumbre del trabajo corrió su vida. Cada hora de su
existencia irreprensible tuvo su consagración a una labor, austera y
difícil, bajo la luz votiva de su espíritu. Lecciones, conferencias, libros,
predicación: con ello nutrió el Padre Castro la fecundidad de sus años.
El "nulla dies sive linea" fué, para él, sentencia inseparable y amiga.
Nada perjudicó, a la solidez de su obra, la multiplicidad de sus
aspectos. Fué, en cada uno de ellos, magistral y fuerte. La filosofía
y las ciencias lo reconocieron, por igual, como cultivador sagaz y pro-
fundo. Los estudios religiosos fueron, para él, dominio grato y seguro.
Con un conocimiento radical de lenguas muertas, y curvado cons-
tantemente sobre toda fuente de cultura, la sabiduría no fué, en él.
capa superficial ni apariencia retórica. Fué sabiduría de verdad, incor-
porada al centro mismo de su dinámica interior, carne palpitante de
toda enseñanza suya, gustada en la profundidad del pensamiento antes
que vertida en el aula serena. Con un pasmoso equilibrio intelectual,
poseyó el raro don de viajar, de una materia a otra, con maestría su-
prema. No tuvo el amor del período armonioso, ni persiguió la magia
del estilo. Le interesó más la realidad medular de las cosas. Prodigioso
de claridad, preciso, sustancial en cada palabra, con un admirable poder
de síntesis, cada lección suya quedaba inserta, incisivamente, en la
inteligencia cautivada del auditorio. No fué amigo de encerrar su
ciencia en fórmulas herméticas, ni en construcciones esotéricas. La
dió, a manos llenas, con prodigalidad inagotable. De él, como de un
espíritu, también universal y pródigo, puede decirse que, en el campo
de la inteligencia, su sombra —
sombra buena y tutelar —
se extendió
a lo largo de todas las rutas.
Lógico, inexpugnable, su método dialéctico era arma penetrante
y defensa suma. Su discurrir, hacia seguros términos, tenía algo del
correr inexorable del agua por el cauce fijo. No tenía necesidad de
arte dramático para dominar el concurso de auditores atentos, ni va-
riaba jamás, mientras la explicación continuaba, la vaga melancolía de
sus ojos. Su lógica tenía la fuerza en sí misma, en su trabazón pode-
rosa, resistente y económica.
Autor de Tratados de Física, de Química, de Filosofía, de libros
polémicos, no se desmintió nunca, en él, su don de claridad perfecta,
«urgente de su propio dominio pleno de cuanta materia quiso tratar
— 146 —
en su vida. Verdadero talento, admirablemente servido por dotes se-
cundarias, la vida intelectual no pudo ser, en él, caminar angustioso,
sino viaje victorioso y sereno.
Y he aquí que ese maestro, floreciente en sabiduría y en ingenio,
complejísimo en la cultura y firme en toda orientación, que exornó su
cátedra con prestigios inmarcesibles y atrajo hacia su palabra infati-
gable corrientes renovadas de inteligencias, que extendió la sonoridad
de su nombre por todo ambiente de pensamiento y de curiosidad inte-
lectual, no vivió sino en su celda, y en su aula. Y
fué, ante todo, sacer-
dote dignísimo. He aquí que antes que toda aquella gloria —
que tiene
su valoración humana — la gloria del Padre Castro fué la de un
religioso ejemplar, modelo y guía." —9-VIII-1925.
P. CENDRA
Tal vez, y sin tal vez, creo que el hombre más querido, más
conocido y más popular, al detalle, de cuantos Jesuítas han pasado
por el Colegio-Seminario en estos 60 años de su existencia, ha sido
el P. Pedro Cendra. Es el Francisco Ramón Cabré de esta época.
— 147 —
uno que duró años, y tiene, por lo tanto, testigos que no me dejarán
mentir. Mientras fué Capellán de los Obreros Católicos, siempre que
había sesión del Secretaariado del Círculo, venían a buscarlo: y no
eran pocas las veces que habían de esperarlo largos y largos ratos,
porque el P. Cendra no sabía desprenderse de la persona que tenía
en visita.
Estando ya gravemente enfermo, le pasó eso mismo con el médico
de cabecera. Le daba hora: y si a esa hora estaba con alguna visita,
hacía esperar largamente al Galeno, hasta que un día éste se fué a
la visita y lo reprendió seriamente; y con razón, porque si el P. Cendra
tenía que atender a esa persona, él tenía que atender a su clientela,
y no podía en cada enfermo perder largas horas de antesala.
Esto que, para otros, hubiera sido una causa de fracaso, porque
lo hacía pasar por desordenado, y que dejaba lo substancial y general
por lo accidental y singuTar, fué en el P. Cendra, a mi juicio, el secreto
del éxito. Porque persona atendida por él una vez, le quedaba adicta
para toda la vida. Cada persona que le consultaba, se creía preferida
por él; y seguía acudiendo al P. Cendra con la más absoluta confianza.
Un caballero amigo me decía, que entre los beneficios que había
recibido de Dios en el camino de la vida, uno era muy especial, el haber
tropezado con el P. Cendra.
Vino a Montevideo, siendo todavía escolar, en 1891; y estudió
humanidades en Larrañaga. Siendo Sacerdote volvió y estuvo entre
nosotros largos años, hasta que Dios se lo llevó a mejor vida. Enseñó
largos años geometría, trigonometría, cosmografía, comercio, religión,
historia y geografía. Llegó a ser un excelente profesor de historia. Fué
director del Catecismo de la Iglesia, y de las Congregaciones de San
Juan Berchmans y de Santa Filomena; y, por fin. Capellán del Círculo
Católico de Obreros.
Su obra maestra, y en la que se mostró un verdadero genio, fué
el Catecismo. Contaba con un estado mayor de unas setenta señoritas
— 148 —
diario durante los meses de octubre y noviembre, alternando día por
medio niños y niñas. Organizaba sus huestes infantiles y los proveía
a todos de trajes de primera Comunión, especialmente a los pobres, de
modo que todos aparecían el Inmaculada uniformados y rosa-
día de la
gantes; ocupaban lugar preferente en la Iglesia, y el acto era presen-
ciado por las familias que acompañaban a sus infantes, en el día más
grande de su vida, cuando se acercaban, por primera vez, a Jesús Sa-
cramentado.
A los que habían hecho la primera Comunión, les daba el desayu-
no en los patios del Colegio-Seminario: y por la tarde los reunía de
nuevo en el templo, y con gran solemnidad, les hacía renovar las pro-
mesas del Bautismo. Sentaba a un Padre, si posible fuera, al Rector
o al Provincial, en el Presbiterio, en un sillón de brazos, de roquete,
estola y bonete: y hacía venir a la baranda del comulgatorio a los niños
y niñas en grupos de veinte en veinte, o de treinta en treinta, bien ali-
neados; e hincados en el comulgatorio, les hacía repetir las promesas
del Bautismo, por grupos o por escuadras. El penúltimo año de su vida,
cuando estaba ya muy grave, se hizo bajar de la Enfermería en una
silla de brazos y presidió él mismo esta ceremonia, sentado en el Pres-
— 149 —
año bautizaba de cincuenta a cien adultos, gue había catequizado él
mismo, uno por uno, sin rendirse nunca jamás en el trato con las per-
sonas, aunque se le veía a veces llegar extenuado de cansancio a la
noche, sobre todo en los últimos años, en que el cáncer interior iba mi-
nando su organismo: porque el P. Cendra no se entregó nunca. Trabajó
con todo denuedo, mientras le quedó un aliento en el cuerpo agotado,
extenuado y frío. Por eso creo yo, y lo repito, que, en su línea, fué
un gran carácter. Hombre que no se rinde, podrá no ser prudente, pero
es todo un carácter.
Además de bautizar de cincuenta a cien disidentes o infieles con-
vertidos por él a la fe, catequizaba otros tantos católicos abandonados
y fríos en las prácticas religiosas que acudían a él para instruirse y
entrar de nuevo, o por primera vez, por el aro, como buenos católicos
prácticos y concientes. Ese apostolado del P. Cendra, ejercitado año
tras año, sin decaer jamás, y cada vez con más sazonados frutos de la
salvación de las .almas, es para mí, una maravilla, que no debe callar
la historia.
En 1923, siendo yo Rector del Colegio-Seminario, y el Dr. Anto-
nio J.Rius Presidente del Consejo del Círculo Católico de Obreros,
vacó la Capellanía del Círculo. El Dr. Ríus quiso a todo trance que
tomásemos nosotros, los Jesuítas, la Capellanía del Círculo. A mí me
pareció la idea providencial y que redondeaba nuestros ministerios con
los Obreros Católicos: pues les dábamos, desde hacía muchos años, los
Ejercicios Cerrados en Larrañaga; teníamos, como fruto de esos Ejer-
cicios, la obra de la Perseverancia, en nuestra Iglesia, con numerosas
Comuniones de Obreros todos los últimos domingos de mes; el Cate-
cismo de nuestra Iglesia era frecuentado en su casi totalidad por los
hijos de los obreros: y planeábamos, ya casi por vías de hecho, la Es-
cuela gratuita de San Ignacio, para los hijos de los obreros; y, de hecho,
confesábamos a muchos de los Obreros y les administrábamos los últi-
mos Sacramentos en el lecho de la muerte. Tomar, por consiguiente,
la Capellanía del Circulo, era redondear nuestra obra.
Ese año, cabalmente, era el último del magisterio del P. Cendra
en el Colegio-Seminario. Ya no le daban las fuerzas para sostener los
grupos dé clase: y lo destinaban los Superiores a los Ministerios con
los prójimos, y fué el primer Capellán Jesuita del Círculo Católico de
Obreros. Aceptamos la Capellanía con la condición de que el Capellán
no había de tomar parte, ni tener voto en las deliberaciones, ni en el
Consejo, ni en las Asambleas; y que, como se suponía que era el Direc-
tor Espiritual y Confesor de los Obreros, había de considerársele inhi-
bido de informar en pro y en contra de nadie, ni para ser admitido o
despedido, ni para ninguna sanción de los socios, así en favor como
en contra.
Aceptadas esas condiciones por el Círculo, el P. Cendra ejerció
su Capellanía con gran paz y sin que oyera nunca una queja de nadie.
Ejerció, sobre todo, con los moribundos un gran apostolado. Solamente
el primer mes, administró los últimos Sacramentos a 122 socios y socias.
— 150 —
El P. Cendra no era un gran teólogo ni un gran canonista o mo-
ralista; pero fué prácticamente un gran psicólogo. Supo conocer las
almas y pulsar los corazones y ponerse a tono, con todos cuantos le
trataban: y de ahí que su consejo fuese siempre buscado y requerido;
y de ahí la fuerza y eficacia de su apostolado, individual sobre todo.
Pero las solas fuerzas humanas, ni la habilidad, ni el carácter podían
llegar a donde él llegó. El Sacerdote predica, pero, como dice el Após-
tol San Pablo, Dios da el incremento, Dios toca los corazones. Dios
infunde la gracia, Dios santifica las almas. El P. Cendra era un ena-
morado de la Santísima Virgen. Sentía hacia la Madre de Dios, una
infantil devoción. Siempre que daba una tanda de Ejercicios, armaba
a todos los Ejercitantes de un pequeño devocionario y de un Rosario;
y no dejaba nunca de encomendarse y de encomendarlos a ellos, a la
Santísima Virgen; y solía concluir sus preces con esta triple invocación:
"Madre, aquí tienes a tu hijo. Madre, aquí tienes a tu hijo. Madre, aquí
tienes a tu hijo".
Esta jaculatoria, repetida por él, conmovía. Era una oración
sublime.
Nada tan edificante, nada tan conmovedor, como la paciencia y
resignación con que el P. Cendra, llevó su última, larguísima y peno-
sísima enfermedad. Siempre fué un enamorado de Jesús Crucificado;
pero en los dos últimos años extremó ese amor, en la escuela y en el
lecho del dolor. Pidió los Sacramentos muy ^ tiempo; y cuando se sintió
morir escribió con mano firme su testamento, expresando su gozo de
morir en la compañía de Jesús, con paz y serenidad.
P. LUIS FELIÚ
Es uno de los más nobles caracteres que han desfilado por el Co-
legio-Seminario. Figura caballeresca, de finísimos modales, sencillo y
puro en el trato, cautivaba desde los primeros momentos. Nació en
Barcelona, el 28 de marzo de 1868 y murió en Montevideo el 25 de
junio de 1929. Tuvo siempre una salud muy endeble; pero, débil y todo,
supo corresponder a la divina gracia, y trabajó como buen soldado de
Cristo, todos los días de su vida. Entró en la Compañía de Jesús el 29
de setiembre de 1885, muy joven aún, pero que ya, cual otro Luis Co-
loma, había vivido mucho mundo y era un gran conocedor de los hom-
bres y de las cosas. A causa de su quebrantada salud, tuvo que salir
del noviciado; pero no volvió más a la casa paterna. Se retiró a la casa
de unos tíos suyos, muy santos y personas muy bien, a quien él cari-
ñosamente llamaba los Tiítos porque ambos eran enanos, varón y mu-
jer, hermanos de su padre, ambas personas cultísimas, que tenían su
mansión bien puesta, sin lujo, pero con todas las comodidades de una
Familia Cristiana, incluso su Oratorio Privado; y como eran muy que-
ridos, en Barcelona, nunca les faltaban Capellanes que les dijeran la
Misa domingos y muchos días festivos y de trabajo.
los Yo mismo,
que siempre tan amigo y compañero del P. Feliú, tuve
fui el honor de
celebrar Misa varias veces en lo de los Tiítos.
— 151 —
A ese santuario doméstico se retiró el joven Feliú, cuando le fal-
taron las fuerzas físicas, para seguir en el Noviciado. La Tiíta era muy
celosa de que su Luisito no omitiera ninguno .de los Ejercicios espiri-
tuales y prácticas religiosas del Noviciado; y ella misma le guiaba el
Rosario y le hacía la lectura espiritual en el Kempis y en el P. Rodrí-
guez, y se cuidaba de que no omitiese la Meditación ni los exámenes
de conciencia, ni, mucho menos, la Misa diaria.
Luis, en una palabra, salió materialmente de las paredes del Novi-
ciado, pero no volvió más al siglo ni con los hechos, ni con el corazón,
que ya se lo había entregado a Dios y no se lo retiró ni se lo escatimó
jamás. En ese tenor de vida, los Superiores no pudieron menos de ver
en Luis una vocación decidida, aunque contrariada por la falta material
de salud. Pero su familia hizo aun más; propuso pagar a Luis su viaje
a América, y todas las expensas hasta que hiciera sus votos en la Com-
pañía de Jesús, si así era la voluntad de Dios.
El P. José Saderra. Superior de la Misión, que era un noble ca-
rácter y uno de los hombres más cultos que yo he conocido, comprendió
mejor que nadie, los tesoros de alma y espíritu, que se encerraban en
aquel cuerpo debilitado y casi enteque; y no solamente aceptó la pro-
posición de la familia Feliú, sino que favoreció a Luis con toda energía
y le dió todas las facilidades para que pudiera cumplir con su vocación.
Por eso Luis se vino a América y llegó a Montevideo en 1892, siendo
todavía Novicio de la Compañía de Jesús. Hizo parte de su Noviciado
en Larrañaga, de allí pasó a Córdoba, Argentina, donde concluyó su
Noviciado e hizo la Profesión Religiosa. Hizo Colegios en el Salvador
y la Carrera Eclesiástica en Regina Martyrum, siendo, al mismo tiempo
Prefecto del Seminario. Todos los Prelados se discutieron el honor t
— 152 —
elMaestro pensaron que era el Discípulo, y cuando habló el Discípulo,
pensaron que era el Maestro; y ambos lo hicieron tan magistralmente,
que muchos polemistas hubieran querido acabar por donde ellos em-
pezaron.
Viendo las dotes literarias del P. Feliú, los Superiores desearon
que escribiese una historia literaria, que sirviera de texto en los Cole-
gios de la Compañía de Jesús, y con ese designio, lo enviaron a Cór-
doba. Pero allí, el éxito de sus ministerios lo absorbió de tal suerte,
que no pudo dar cima a la empresa. Apenas sí escribió algunos capítu-
los que no sé si están organizados y preparados para la imprenta.
El P. Feliú, en Córdoba, fué el Apóstol por antonomasia, en toda
ciase de ministerios, con todas las clases sociales, y con personas de
todas edades y sexos. La Penitenciaría, la Correccional de niños, los
Hospitales, Asilos, Orfanotrofios, las Conferencias de San Vicente de
Paúl, las Colonias de Convalescíentes, las Madres lapsas, toda clase
de pobres y desvalidos, la Asociación de Profesoras del Divino Maes-
tro, y mil otras instituciones fueron ayudadas o fomentadas, o funda-
das, o acrecentadas, o favorecidas, por el P. Feliú, cuya autoridad y
prestigio no tenía límites, ni ante las Autoridades Eclesiásticas y Civi-
les de la Provincia, ni ante los Presos de la Cárcel. No había quien se
resistiera a las insinuaciones del P. Feliú. Su nombre era un prestigio
y un símbolo.
En cierta ocasión, se sublevaron los presos de la Cárcel Pública;
y resistían armados y bloqueados dentro de cuatro paredes a la Au-
toridad, que no le iba quedando otro remedio que exterminarlos por
las armas o rendirlos por hambre; y para no llegar a tales extremos
intentaron una mediación del P. Feliú. Y el P. Feliú, solo, sin una
guardia de vista, y sin ninguna defensa humana, armado de su solo
prestigio ante los recluidos, penetró en la Cárcel. Lo recibieron con
todos los honores. Pactó con ellos y salió del recinto con la paz hecha
y los presos vueltos, voluntaria y pacíficamente, a sus celdas; ponién-
dose tranquilamente en manos de las autoridades; porque tenían la
íntima convicción de que palabra dada por el P. Feliú, era como un
Evangelio, como la palabra de Dios. Ese solo hecho prueba hasta
dónde había llegado el prestigio del P. Feliú en la docta ciudad de
Córdoba.
He querido poner estos antecedentes: primero porque el biogra-
fiado se lo merece; y segundo, porque de otra manera, no hubiera teni-
do explicación lógica, el repentino éxito de sus ministerios en Monte-
video, donde, podemos decir que apenas pasó por la tangente, dejando,
sin embargo, una luminosa estela, muy superior en intensidad a lo que
podían suponer sus pocos ministerios ejercitados entre nosotros. Es
que estaban cargados del pasado y eran un presagio de un brillante
porvenir.
Parecerá extraño, que, a un hombre de la alcurnia del P. Feliú,
lo sacasen poco menos que violentamente de Córdoba; y, de la noche
a la mañana, lo trasladasen a Montevideo. Para muchos será todavía
— 153 —
un misterio. Para mi es cosa muy clara; y creo que ha llegado ya el
tiempo de disipar dudas y dejar la verdad histórica en su legítimo lugar.
La razón por la cual salió el P. Feliú de Córdoba, la sé de fuente di-
recta. Me la dijo el mismo P. Feliú; y como me la dijo él a mi, así la
diré yo al público, casi con las mismas palabras, con que él me la refirió.
Los ministerios y atenciones del P. Feliú en Córdoba, habían cre-
cido tanto en número y en intensidad, que ya no le dejaban reposar, ni
de día ni de noche, ni se podía excusar muchísimas veces, sin ofensa
de unos y de otros; y aunque hacía tiempo que eso le acaecía, sin em-
bargo, llegó un momento en que su organismo ya no pudo resistir más
y él mismo pidió ahincadamente al P. Provincial, Ramón Lloberola,
que lo sacase de Córdoba; pues su organismo siempre débil y ahora ya
agotado, no podía más con aquella pesada Cruz. El P. Provincial acce-
dió a su pedido; y el P. Feliú, apenas obtenida la venia, y conocido su
destino, se fué a él volando por el único camino que le hubiera sido
posible, viniéndose sin despedirse y sin llamar la atención de las gentes.
De que, en eso, el P. Feliú tuvo intuición de la realidad de las
cosas, lo prueba el hecho, de que, el P. Cendra que debía suplirle en
Córdoba, no pudo salir de Montevideo por haber intentado despedirse
de sus relaciones, antes de partir a su destino.
A mí no me cabe la menor duda, de que el P. Lloberola, ya que
se veía en la necesidad de acceder al pedido del P. Feliú, quiso canjear
a esos dos grandes hombres, para que sus respectivos ministerios sufrie-
ran todo lo menos posible, en cada una de las Ciudades afectadas por
su respectivo Apóstol.
El P. Feliú vino a Montevideo destinado por los Superiores para
Capellán del Círculo Católico de Obreros; y fué el primer cargo que
tuvo dado directa y formalmente por disposición de la obediencia. Era
ese su destino. Pero a medida que se fueron presentando las oportu-
nidades, ejerció, como es natural, otros cargos. Fué Director Espiritual
de la Asociación de Profesoras del Divino Maestro, de la Asociación
de Estudiantas Católicas Universitarias, y de la Congregación de las
Hijas de María de las Hermanas Alemanas.
Como Capellán del Círculo Católico de Obreros, se dedicó el
P. Feliú, a visitar asiduamente las Familias de los Socios, fundado en
el principio de que no tendrían inconveniente en llamarlo en caso de
enfermedad, si los había visitado en salud; pues no era signo la venida
del Capellán de que había enfermos en casa. El P. Feliú tenía concien-
cia de su irresistible influjo, como amigo, en cualquier hogar que visi-
taba. Su insinuación y su trato y su don de gente eran garantía de que
sería siempre bien recibido en cualquier circunstancia que se presen-
tase. Esa obra seguida por varios, o muchos años, hubiera llegado a
abrir hondo surco a la semilla Evangélica en los hogares del Círculo.
Dios dispuso de su Capellán que estaba maduro para el cielo; y los
hombres debemos acatar sus altos, justos, sabios y paternales juicios.
Quizá en ninguna institución de las dirigidas por el P. Feliú en
Montevideo dejó más honda huella en el poco tiempo que pudimos
— 154 —
disfrutar de sus ministerios, que entre las Estudiantas Católicas. Ellas
se hicieron representar para hablar ante su tumba; han recordado cons-
tantemente su memoria; y aun palpita fresca, entre ellas, la memoria
del llorado Director.
Lo menos, un par de años, explicó el P. Feliú, los Evangelios, con
grande aplauso y un sorprendente éxito en los Cursos de Cultura Ca-
tólica. Allí tuvo de discípulos a hombres de primera fila del Catoli-
cismo Uruguayo, que aun lo recuerdan con admiración y cariño, entre
ellos, el Dr. Dardo Regules, el Dr. Ignacio Zorrilla de San Martín y
otros que sería prolijo enumerar. Días pasados me decía este último:
"A mí el P. Feliú me enseñó a leer los Evangelios". El joven abogado
Dr. Enrique Gamio más de una vez ha manifestado que, para él, el
P. Feliú fué un hallazgo en la vida. Y otros por el estilo.
Era el un egregio expositor. Menos la voz que no era muy
P. Feliú
poderosa, todo le ayudaba para ello. Ideas claras, estilo bien definido
y flúido. Era un delicado, fino e inspirado poeta, en prosa y en verso.
En nuestras fiestas domésticas, emisiones de votos, primeras Misas,
bodas de oro y de diamante y otras por el estilo, nunca faltaban las
poesías del P. Feliú. Siempre delicadas, siempre oportunas, siempre
gratas a los festejados y festejantes, siempre esperadas y siempre aplau-
didas por todos. En eso no tuvo rival en su generación, ni aun creo que
nadie se le igualara, como sistema tenaz y constante, durante largos
años; porque el P. Feliú vivió 43 años bien cumplidos en religión, y
estaba a punto de cumplir los 44; y lo curioso es que todavía dejó
escritas algunas poesías compuestas ad hoc para algunos festejos do-
mésticos, que se aproximaban. En esto, como en todo, el P. Feliú murió
al pie del cañón, o mejor, al pie de la Cruz, y abrazado con ella a
ejemplo del Redentor.
Como Profesor de Literatura, dió espléndidos actos en Santa Fe,
y muchos diálogos, comedias y piezas dramáticas suyas fueron muy
aplaudidas y estimadas. No había concertación, academia, acto público
o privado, promulgación de dignidades que no fuera sazonado con al-
guna poesía del P. Feliú. Todos los Profesores sentían como una ne-
cesidad de cobijarse bajo la inspiración del P. Feliú. A
tanto se llegó
en eso, que un día un Profesor de Matemáticas, le pidió que le hiciese
una composición sobre el Triángulo, para un acto que debía dar con
sus alumnos en una promulgación mensual de dignidades. Al Padre le
hizo tan mala impresión, que tomó la pluma, y en un abrir y cerrar de
ojos, le hizo una sátira fulminante e inspiradísima ridiculizando el
Triángulo. Sobre todo, arrancó estruendosos aplausos la gráfica des-
cripción del Triángulo Equilátero: la misma variedad por todos sus
lados y por todos sus ángulos. Siento no recordar de memoria ni si-
quiera una estrofa.
Sus artículos en revistas y periódicos eran muy buscados, aunque
sus ministerios no le dejaban prodigarse mucho. Bien coleccionados
podrían quizá representar un buen tomo y algunos tomos. Tanto en
Córdoba, como en Montevideo, fueron muy apreciadas sus pláticas
— 155 —
o conferencias o conversaciones monologadas, o como se las quiera
llamar, que solía hacer a señoras o señoritas, mientras, en algún salón,
trabajaban en labores para los pobres y obras de beneficencia. Ese es
otro tópico en que no ha tenido rival y quizá no tenga nunca suplente.
Era un buen calígrafo, un buen dibujante y caricaturista, aunque
siempre delicado y correcto, sin herir susceptibilidades.
Era, pues, el P. Feliú un hombre nada vulgar, y, en muchas
cosas, extraordinario.
Su piedad era honda y sencilla. Decía la Misa con quietud y sosie-
go. Rezaba el Oficio Divino con mucha calma, y sin mostrarse nunca
apurado en los ejercicios de piedad, mostrando siempre un amor filial
hacia Dios y hacia la Santísima Virgen y a los Santos, en especial, a
los de la Compañía. Y como había vivido, así murió.
Predicó la Novena y el Panegírico de San Luis Gonzaga, que era
su Santo Patrono, en el Hospital de Caridad, concluyendo el domingo
23 de junio de 1929. Inmediatamente se sintió mal y cayó en cama. El
25 no parecía que estuviese muy grave. Sin embargo, el P. Feliú pidió
urgentemente al P. Rector, que lo era el P. José M. Ezpeleta, que le
diese los Sacramentos: y luego se lo mandó decir por otros Padres.
Vista la instancia del enfermo, el P. Rector accedió, aunque no pare-
ciera que hubiese tanta urgencia. Por la tarde le dieron el Viático,
la Extrema Unción y la Bendición Papal e indulgencia Plenaria para
la hora de la muerte: y era de ver la devoción con que seguía las cere-
monias, respondía a todo y se santiguaba con calma y haciendo la
Cruz bien hecha: desde la frente hasta el pecho y del hombro izquierdo
hasta el derecho, como reza el Catecismo. Concluida la ceremonia, al
cabo de una hora falleció. Tenía, pues, razón al pedir los Sacramentos.
Murió con todas las señales de un predestinado. Lo asistió el
P. Cendra; y como éste le pidiera que se acordase de él en el cielo,
el P. Feliú delineó una sonrisa en sus labios, que parecieron pronunciar,
o mejor dibujar, la palabra Peret, diminutivo catalán con que siempre
llamaron al P. Pedro, los suyos: y, con esa palabra, espiró concluyendo
su vida con un acto de caridad fraterna, como había vivido en sus cons-
tantes ministerios con los pobres y desvalidos.
P. GOMEZ
%
— 156 —
Hombre de alta formación clásica, fué alumno de los Jesuítas en
Orihuela, estando todavía en el siglo: y era tenido por uno de los me-
jores de su clase. Del aprecio en que le tenían los profesores se puede
colegir, de que le dieran a defender, en público, las tesis de toda la
filosofía en latín, último acto de esta índole que tuvo aquel colegio
en los tiempos de su formación clásica, o del Ratio, como la llaman
los Jesuítas.
Oriundo de Andalucía, nació el 20 de mayo de 1869; ingresó en
la Compañía de Jesús el 17 de octubre de 1894; y ha pasado a mejor
vida el 19 de diciembre de 1934, a los 65 años de edad y 40 de vida
religiosa.
La mayor parte de su vida sacerdotal y religiosa la ha pasado en
América. Fué prefecto de la Inmaculada en Santa Fe, Superior de
Mendoza y Concepción, Ministro y Prefecto en Ancud, en cuyos
cargos le sorprende la muerte entre nosotros.
Pero el fuerte del P. Gómez era la Teología Moral, cuya Cátedra
desempeñó muchos años en Ancud y Concepción de Chile, y desem-
peñaba ahora en el Seminario Interdiocesano.
Su venida a nuestro Seminario, se la consideró como una verda-
dera adquisición, porque a sus dotes de sensatez y equilibrio mental y
madurez científica añadía su vastísima erudición en Moral. En la Re-
pública transandina se le tenía por uno de los Moralistas más aprecia-
dos y más consultados de Chile.
No ha dejado obras escritas. Pero era un catedrático de garra. Y
en Buenos Aires, siendo Director de la Congregación de hombres, diri-
gió una editorial de propaganda católica, que llegó a publicar y difun-
dir muchos y muy buenos folletos, algunos de los cuales formaron épo-
ca, como el estudio psicológico, por ejemplo, de María Heurtin, ciega-
sordo-muda estudiada por Luis Arnould, P. Grost y otros psicólogos.
Su muerte es para nuestro Seminario Interdiocesano, y para nos-
otros, una verdadera pérdida. Para él, no dudamos que haya sido el
principio de la eterna recompensa a sus trabajos y fatigas por la mayor
gloria de Dios y la salvación de las almas.
Apenas se sintió grave, viendo que le ofrecían el Viático, pidió y
exigió todos los Sacramentos, con estas valientes palabras dignas de
un Sacerdote y Moralista Católico:
—Si puedo recibir el Viático, tengo derecho a recibir la Extrema-
Unción. Y así exijo que se me administren todos los Sacramentos.
Los recibió todos muy a tiempo y con toda lucidez, sin descuidar
varios encargos, para el caso de que hubiera de fallecer, aun en tiempo
en que apenas aparecían los primeros síntomas de gravedad.
Murió con la entereza del hombre y con la tranquilidad de con-
ciencia del Religioso y del Sacerdote Cristiano y Católico: y añadire-
mos, Jesuíta.
Descanse en Paz; y que Dios le tenga en su gloria, como es de
esperar de su santa vida y edificante muerte." ("El Bien Público", 20
XII-1934).
— 157 —
Al morir el P. Gómez, estaban los Seminaristas en Vacaciones.
Al volver los Menores, el 28 de diciembre, hacen esta acotación en
su Diario:
"Sábado, 28 de diciembre. — Antes de dar las ocurrencias del
día, debo dejar constancia del fallecimiento de nuestro apreciado
Padre Prefecto, R. P. Martín Gómez, S. J., acaecido el 19 del corriente
mes de diciembre. Todos los Seminaristas nos encontrábamos en vaca-
ciones. Los que pudieron, asistieron a la Misa, que, por el descanso
eterno de su alma, se celebró en la Iglesia del Sagrado Corazón, Padres
Jesuítas; y al sepelio de sus restos; y todos con el mayor fervor de
nuestras almas, elevamos nuestras humildes plegarias al Señor, pidién-
dole pagara al buen Padre Gómez con premio imperecedero, los sacri-
ficios que se impuso, siendo nuestro Superior; y el aprecio santo que
nos profesó, siendo nuestro amigo, con noble finalidad de hacernos
santos."
P. BENITEZ
— 158 —
Un hombre que eso hacía, no podía ser nada vulgar.
Algo de extraordinario debía ocultarse, en el aspecto sencillo y
hasta algo rústico, de este correntino de pura fibra guaraní.
Era, ante todo, y sobre todo, un poderoso director de conciencias.
Tenía una potente visual, para leer en el fondo de las conciencias y
dirigir las almas con absoluta firmeza, siendo, como era, escrupuloso.
Algo debía tener, en eso, de San Alfonso María de Ligorio: que, con
ser el primer moralista de la Iglesia, cuyas sentencias pueden seguirse
tuto pede, al decir de Pío IX, era también perseguido de los escrúpulos.
En ese sentido, como director de almas masculinas, el Uruguay
ha perdido un hombre de esos que, como los genios, aparecen raras
veces; y son, en su línea, cumbres de la humanidad.
Era el Padre Benítez, un gran maestro de la dirección de las .
— 159 —
Ante elcuerpo del gran director de la Congregación Mariana,
del devoto ferviente de los dogmas Marianos, los congregantes harán
con sus medallas una corona que será todo un símbolo. Sus desvelos
por las glorias de María Inmaculada, su labor por la vida espiritual de
la Congregación de la Virgen, tendrán así un reflejo visible de la
gloria con que Dios ha de premiarle más allá de la muerte, de esta
muerte en día de sábado, propicia a las misericordias infinitas que
brotan de la omnipotente mediación de María" (18-IV-37).
Con el sepelio del P. Benítez coincidió con muy pocos minutos de
diferencia, el de un general. El féretro del Padre iba unos pasos delante
de la cureña, que conducía el cadáver del general; y el ejército nacio-
nal en correcta formación hizo la venia, primero al Padre Benítez y
después al general.
Y mientras se pronunciaban los discursos en elogio del Padre,
se oían los cañonazos de ordenanza y las descargas de fusilería por
el entierro del general, que formaron un conjunto triste y armonioso,
en que se entrelazaron la Cruz y la Espada, en un concento, que nadie
había buscado, y que Dios, sin duda, quiso, para glorificación de
su siervo.
P. WAUTERS
El P. Engelberto ¡Wauters y Smets era belga. Nació en Lovaina,
provincia de Brabante, el 28 de junio de 1867. Niño aún ingresó en la
escuela apostólica de Tournout, de donde salió destinado a Méjico,
y con el fin de aprender castellano, ingresó en la Compañía de Jesús,
en Veruela, España, el 16 de julio de 1885. Concluida su carrera ecle-
siástica en la Madre Patria, ordenado ya de Sacerdote y hecha su ter-
cera probación, llegó a Montevideo el 12 de febrero de 1903.
En el Colegio-Seminario desempeñó los cargos de ministro, de pre-
fecto; fué profesor de humanidades y de retórica de los seminaristas;
— 160 —
do a tener su tiraje varios miles de ejemplares, y siendo muy apreciada
por los niños y niñas de la Cruzada Eucaristica. Obra es ésta que queda
huérfana y que, dificilmente dará con una pluma tan infantil, como la
del P. Wauters, de tan pura vocación y de tanto acierto y carácter en
su índole y en su género. ¡Qué difícil es, a las personas adultas, hablar
el lenguaje de los niños, en bueno y señalado estilo, agradeble a ellos;
— 161 —
su muerte; pesar que revela claramente cuan ancha y honda fuera su
siembra espiritual a lo largo de sus jornadas.
Sus sepelios congregaron un número abultadísimo de personas
ligadas al ilustre jesuíta desaparecido por lazos de gratitud y admira-
ción cordial.
Interpretaron fielmente el sentir de los presentes tres oradores de
P. ORRIOLS
— 162 —
—Pero, Orrióls, ¿qué has hecho?
— ¿Y cómo quería, usted, que yo estuviera separado de mi padre?
Con esta respuesta se lo ganó; y pudo seguir tranquilo en Valen-
cia, prestando su servicio militar en las filas del Gobierno; y conti-
nuando su carrera.
Ordenado de Sacerdote y concluido su servicio fué vicedirector de
un internado en Vich, sintió la vocación religiosa, e ingresó en la
Compañía en Francia, en momentos en que nuestra Orden se hallaba
desterrada de la Madre Patria, y los jesuítas parte desterrados y
parte dispersos por todos los ámbitos de la Península.
El P. Orrióls no volvió más a España. Concluido su noviciado
fué a Chile. En Santiago fué prefecto de división y profesor algunos
años y vino a Montevideo en 1887, con el cargo de ministro y prefecto
general, que ejerció con gran entereza y rectitud y con cierta firmeza
inflexible, que formaron en él carácter, en medio de su bondad y buen
sentido qué lo tuvo en gran escala. Era de los hombres que no se dejan
ilusionar, ni tampoco amilanar; y saben hacer frente con la misma apa-
cible tranquilidad a la favorable que a la adversa fortuna; y por eso,
son invencibles.
De Montevideo pasó a Buenos Aires con los mismos cargos.
También en Córdoba ejerció los ministerios, hasta que los Superiores
con notable acierto, lo nombraron Superior de la Residencia de Men-
doza, cargo que desempeñó durante doce años, y en que se revelaron
su genio organizador y su gran celo por la salvación de las almas,
fomentando las misiones al pueblo en las provincias del Norte de
la Argentina y los ejercicios espirituales al Clero y Congregaciones
religiosas.
La obra más genial de su vida fué la construcción de la gran
Iglesia de la Residencia de Mendoza. Cuando él llegó estaban echados
los cimientos y la obra paralizada. Con un solo albañil y dos peones,
y sólo diez pesos en caja, emprendió la continuación de esa inmensa
mole, que ya no se detuvo más en su marcha ascendente. A la vuelta
de doce años, los muros rebasaban las cornisas; y sólo faltaba cubrir
la Iglesia, obra que llevó a cabo el sucesor del P. Orrióls, P. Joaquín
Capará, y en que ya no hubiera podido trabajar un hombre solo.
La ejecución de las paredes es tan perfecta, que la Iglesia ha sido
revocada por dentro; pero no por fuera, porque a juicio de los arqui-
tectos los ladrillos están presentados con tanta perfección, que sería
un absurdo cubrirlos. Ellos desnudos son el mejor ornato del Templo
en su exterior y una gloria de la ciudad de Mendoza. ¡He aquí una
obra de genio del P. Orrióls! ¡Levantó un Templo a Dios, digno de
la atención de los técnicos!
En 1914, volvió el P. Orrióls a Montevideo, ya maduro en años
y con un gran bagaje de experiencia en la vida apostólica; y por cierto
que la ha aprovechado bien y con mucho fruto de las almas y de la
mayor gloria de Dios. A él se debe entre nosotros, la introducción de
los Ejercicios Espirituales cerrados a hombres, obreros y caballeros
que solían acompañarlos. Durante largos años, dió cada año varias
tandas de Ejercicios a Obreros en Larrañaga, en tandas pequeñas de
25 a 30 Obreros, llegando a pasar del millar los que hicieron los Ejer-
cicios bajo su dirección. La doctrina del P. Orrióls era sana y sólida;
su anecdotario infinito y su experiencia acrisolada y larga: de ahí que
sus Ejercicios fueran muy del gusto de los obreros y de los caballeros
que los acompañaban, siempre en número limitado, pero muy escogido,
entre ellos el Dr. Antonio J. Rius, el Dr. Vicente Ponce de León, el
Dr. Román Lezama Muñoz y otros que sería prolijo enumerar.
Fué largos años Capellán de la Cárcel Correccional y de la Peni-
tenciaría de hombre y de mujeres, éstas a cargo de las Hermanas del
Buen Pastor. Oí decir al Sr. Juan Carlos Gómez Folie, nuestro gran
técnico en la dirección de cárceles, que el orden y la moralidad en
ellas toda se la debía al P. Orrióls. Se refería a los años en que el
P. Orrióls fué su Capellán y director espiritual, asiduo y eficaz; por
su energía y su buen trato y su gran conocimiento de los hombres y
de la situación de aquellos desgraciados, muchos de los cuales depo-
sitaban en el P. Orrióls toda su confianza; y todos ellos no podían
menos de apreciar y estimar en alto grado su gran celo y su caridad
en asistirlos, guiarlos, aconsejarlos, consolarlos, alentarlos, en medio
de su desgracia. Esta era una de sus fojas más brillantes de su servi-
cio como varón apostólico y que sólo busca la gloria de Dios y la sal-
vación de las almas.
Su confesionario y su trato como director espiritual y guiador de
almas era muy estimado. En su última enfermedad, que fué muy
larga, pues estuvo en la enfermería más de dos años, y de ellos más
de un año y medio sin levantarse de la cama y sin poderse mover para
nada; en todo ese tiempo nunca le quitaron del Catálogo el cargo de
confessarius domus et vitorum, confesor de la casa y de hombres.
Muchos de los jesuítas y no pocos sacerdotes seculares y hombres
acudían a la enfermería a confesarse con el P. Orrióls, casi hasta la
víspera de su muerte; pues conservó siempre la capacidad mental y
la frescura del lenguaje.
Unos días antes de su muerte, a principios de agosto, el día del
ex-Alumno, acudimos varios del año 1888 a saludar a nuestro antiguo
Prefecto; y nos hizo rezar delante del niño Jesús y nos pidió oraciones
para que le ayudásemos a llevar su enfermedad, no sólo con paciencia,
sino también con alegría. En eso fué admirable. Siempre que se le pre-
guntaba cómo se sentía, invariablemente respondía: "Alegre, gracias
a Dios". Ysiempre la alegría en la enfermedad.
Como unos días antes de su muerte le amenazara la uremia, el
P. Rector, Luis Parola, le indicó la conveniencia de recibir los Sacra-
mentos, a que respondió con su habitual entereza:
—Ni admito, ni rehuso. Se hará lo que V. R. diga.
—Pues, entonces, juzgo conveniente que los reciba.
—¡Ah! gracias a Dios; es un nuevo beneficio que debo a Dios
Nuestro Señor, el de recibir a tiempo y por orden de la obediencia,
— 164 —
los Santos Sacramentos; y los recibió con toda la alegría de su alma
y de todo corazón.
Donde mejor se reflejó la formación espiritual del P. Orrióls, fué
en su ancianidad, en el tiempo transcurrido entre su imposibilidad de
salir de casa y su reclusión en la enfermería. Con gran sacrificio, siguió
la vida común en la Capilla, en el refectorio, en el recreo, sin faltar
nunca a los actos de comunidad: pudo decir, con San Berchmans: Mea
máxima pcenitentia vita communis; mi mayor penitencia es la vida
común.
En los ratos libres durante el día, fuera de la oración y de los
tiempos dedicados a la lectura, se entretenía en cultivar el jardín de
la azotea del Colegio-Seminario, que en ese tiempo, que duró varios
años, estuvo siempre cubierto de flores en todas las estaciones del año.
incluso los días más rigurosos del invierno, Y así llevó una vejez decen-
te, simpática, estética y hasta poética, cultivando flores y matando
Hermanos Coadjutores
— 165 —
elevan aproximadamente a la tercera parte de la Orden; y en esa
proporción han actuado en este Colegio-Seminario. Los Hermanos diri-
gen lo que llamamos las oficinas: portería, ropería, cocina, enfermería,
despensa .comedores, sirvientes y mil otras menudencias indispensa-
bles en el buen régimen de una familia, de un hogar, de una casa. Un
Hermano Coadjutor santo y bueno es siempre un grande hombre,
muy superior a su humilde ministerio. Por esta casa han desfilado
algunos Hermanos Coadjutores muy notables en su línea.
H. ROTA
H. DAYER
H. TORRAS
— 166 —
Estuvo algunos años en Larrañaga. allá por el año 1891, y siguien-
tes: y casi el resto de su vida religiosa lo pasó en el Colegio-Seminario,
del cual, sin duda, era una columna por la santidad de su vida.
Muere tranquilo en la paz del Señor, con plena conciencia de lo
que hace y ofreciendo su vida en holocausto a su Creador y Señor.
Descanse en paz" (l-VI-1935).
Era el H. Torras de mediana estatura. Más bien alto que bajo.
Muy enjuto de carnes. Y aunque rosado de rostro, parecía un cuerpo -
H. CALATAYUD
— 167 —
las cosas posibles; aquella obediencia tan rendida y aquella humildad
tan ingenua.
El último año que pasó sin poder trabajar, fué para él de oración
casi continua, que sólo interrumpía para edificar con santas conver-
saciones a los que le visitábamos. Ibamos a su aposento, no sólo para
ejercitar la caridad, sino para aprender conformidad con la Divina
Voluntad, celo de la salvación de las almas, estima de las cosas espi-
rituales, etc., etc.
Si V. R. le hubiese visto moribundo con los brazos cruzados sobre
el pecho, aun cuando no daba ya señales de entender lo que le decía-
mos, con aquel sociego y tranquilidad, sin duda experimentaría, como
nosotros, mayor inclinación a encomendarse a sus oraciones, que a
ofrecerle sufragios."
Así el P. Crexáns, el cual hizo suyo el artículo de "El Amigo del
Obrero", copiado por 'La Semana Religiosa"; y bien podemos hacerlo
nuestro nosotros, apoyados en su autoridad, y por eso lo transcribimos
íntegro. Helo aquí:
-"El sábado, 19 del corriente, a las cuatro y media de la tarde,
con la preciosa muerte de los justos, descansó en la paz del Señor, el
H. Justo Calatayud, S. J., que, por espacio de 14 años, había desem-
peñado el cargo de portero en nuestro Colegio-Seminario. Cuantos
irecuentábamos dicha portería, habíamos tenido ocasión de admirar
la afabilidad de su trato, la igualdad de su ánimo, su ingenuidad en-
cantadora, su paciencia inalterable, la piedad de que rebozaba su
espíritu, aun en medio de la agitación y del cúmulo de atenciones e
impertinencias a que, en portería tan concurrida, necesariamente tenía
que satisfacer. Solo una virtud heroica podía disimular con una dulce
sonrisa y con una imperturbable serenidad, así el malestar y casi con-
tinuos dolores con que una aguda diabetes, desde mucho tiempo, venía
minando su salud, como los arduos trabajos e inevitables molestias de
su tan difícil y laborioso cargo.
Recibió los últimos sacramentos con todo el fervor de un alma
que, desde el año de 1888, en que ingresó en la Compañía de Jesús,
había vivido consagrado por completo a la mayor gloria de Dios, y a
su continua abnegación en provecho de los prójimos. Desde las pri-
meras horas del sábado conoció que sería el día postrero de su vida
y muy a propósito para su partida, pues era la víspera de la Virgen
de los Dolores, sábado 19, dedicado a San José, circunstancias que
aumentaban el contento y alegría con que acostumbraba a mirar su
cercana muerte.
Tres horas antes de morir, como le apretara mucho la sed y no
le conviniese beber, bastó recordarle la sed de Jesús moribundo en la
cruz, para quedar sumamente complacido y consolado. Después de
haber acompañado él mismo verbalmente las preces de los agonizantes,
abandonó este destierro para volar al cielo a recibir el premio debido
a una vida tan santa y ejemplar.
No debemos dar nuestro pésame a los queridos Padres Jesuítas,
pues, al perder un Religioso de tal valer, han ganado un intercesor
en el cielo" (Cartas Edificantes de la Asistencia de España, año 1908,
n. 2, pág. 311-312).
H. BENLLOCH
Y
nos contó en pocas palabras algo de su odisea. El P. Flaquer
era un gran sacerdote. Fué en el Colegio-Seminario profesor de
francés y canto llano. Fué un gran bienhechor de los seminaristas. A
él le debieron su carrera, entre otros, los Pbros. Julio Lasplaces y José
Romero, que han pasado a mejor vida; y aun viven no pocos seglares,
de entre los cantores de la Aguada y de los alumnos de la Sagrada
Familia, a quienes ayudó eficazmente el P. Flaquer en la prosecución
— 169 —
de sus estudios. Todo su dinero lo gastaba en seminaristas y estudian-
tes pobres. Vez hubo que llegó a socorrer hasta once seminaristas a
un mismo tiempo, que, para un bolsillo pobre como el suyo, no deja
de ser una fuerte erogación; más de un potentado se consideraría impo-
sibilitado, y eso sin contar otros estudiantes pobres de sus queridos
guatenses.
El Presbítero Flaquer era todo de la Iglesia y de los pobres; no
creo que ahorrase ni un centésimo de cuanto ganaba con su asiduo
trabajo en la Parroquia y en la cátedra. Es uno de los grandes modelos
de desprendimiento que ha tenido el clero uruguayo. No supo la Ma-
sonería Francesa el gran bien que nos hizo con el presente del
P. Flaquer, cuyo nombre no se puede pronunciar en toda la Parroquia
de la Aguada sin que al punto se oiga esta exclamación:
— Era un gran sacerdote.
Sr. PONS
Dr. GIL
— 170 —
nuos dolores y enfermedades, tenía una nube en un ojo. que daba
cierto aspecto extraño a su mirada. Pero, apenas decía las primeras
palabras, ya cautivaba y subyugaba a todos cuantos le trataban. Por
lo que a mí toca, no dudo en afirmar, que el Dr. Enrique Gil es el
profesor más eminente que yo he conocido, dentro y fuera de la Com-
pañía. No he visto ningún profesor en quien concurrieran, a la vez,
tantas cualidades sobresalientes. Justicia, moralidad, bondad sin lími-
tes, dominio absoluto de las materias y de la clase. Nadie temía al
Dr. Gil, pero nadie se hubiera atrevido a causarle el menor disgusto.
Por eso en su clase había siempre aplicación, naturalidad y orden
absolutos, cosas no fáciles de conseguir simultáneamente, sin que se
estorben unas a otras. Yo guardo del Dr. Gil los más gratos recuerdos,
como profesor bueno y de fibra, en medio de su mansedumbre. En
sexto año éramos sólo cuatro alumnos de historia natural con dos
horas de clase dianas. No perdimos ni un minuto de tiempo. Traba-
jamos contentos y clasificamos y catalogamos, gracias a la inmensa
pericia del Dr. Gil. 600 minerales y 400 rocas, dejando científicamente
ordenado el museo de historia natural, que después otros han enrique-
cido y llevado a mucha mayor perfección. Ha sido inmensa la gloria
de este Colegio-Seminario al haber tenido largos años de profesor, y
como uno de los profesores más asiduos y familiares, al Dr. Gil. Tenia
el Dr. Gil gran cariño al Colegio; y en todo el colegio había hacia él
Sr. REY
— 171 —
Rey, era un hombre sencillo y simpático .excelente padre de familia
que ejercía su profesorado con gran entereza y energía.
Sr. CALVO
CAPITULO XII
A MANERA DE EPILOGO
LA NOTA CARACTERISTICA DE LOS JESUITAS EN SUS TRES EPOCAS
URUGUAYAS, HA SIDO LA FORMACION DEL CLERO
— 172 —
José Marcos Semería, un Tomás Gregorio Camacho, y Obispos que
tenían todo eso, y eran además sabios de primera línea y de lo más
eruditos de su siglo, verdaderos padres de la Iglesia por su ciencia y
su virtud, como un Mariano Soler, que era, sin duda, uno de los Pre-
lados más sabios y más conocidos de su generación, en el país y en el
extranjero.
No menciono al Dr. D. Dámaso Antonio Larrañaga, porque no
me consta que hubiese estudiado con los Jesuítas. Pero esto no des-
virtúa la proposición sentada anteriormente: porque Larrañaga no fué
nunca consagrado con la plenitud del Sacerdocio, no por falta de mé-
ritos: pues era un varón justo, y uno de los hombres más sabios de su
generación, sino, sin duda, por haber quedado, en los últimos años
de su vida, enteramente ciego. Pero sí debemos contarlo entre los
sapientísimos prelados uruguayos, que tuvieron fama mundial. Entre
los hombres que ya pasaron, podemos afirmar que la Jerarquía Uru-
guaya, ha tenido en un lapso de tiempo, relativamente breve, dos ver-
daderos sabios de reconocida nombradía, uno seguro alumno de los
Jesuítas.
Las Pastorales del Dr. Mariano Soler, sus Viajes por Ambos
Mundos y Viajes Bíblicos, las Ruinas de Palmira y de Babilonia, su
Apología de la Compañía de Jesús, y otras que sería prolijo enumerar,
son verdaderos monumentos de erudición y de la ciencia de su tiempo.
Las Ruinas de Palmira y Babilonia están escritas con datos tomados
sobre el terreno y de esta última, dice Carlos Walker Martínez, que
es honra de la lengua castellana y de Sud América.
El 27 de abril de 1933, se inauguró el Seminario Mayor Inter-
diocesano y Menor Metropolitano de Cristo Rey, de Montevideo. Es
la cuarta vez que los Jesuítas se hacen cargo de la formación del Clero
en el Uruguay.
La primera vez fué hacia 1746, en que abrieron la primera escuela
de Montevideo. "De esta escuela —
dice el Dr. Nicolás Bárrales,
primer Cura Párroco de Montevideo, —
a más de otros grandes pro-
vechos que se han seguido, ha sido uno muy principal, el que varios
niños de capacidad y de padres de conveniencia han pasado a estudiar
gramática en la misma Residencia, a cuya enseñanza está también
dedicado otro Padre, siendo así que, por lo común, no son más de
tres, con el Superior y un Hermano Coadjutor. De esta aplicación de
los Padres a enseñar la gramática, ha resultado el que hoy día tiene
esta ciudad seis hijos estudiando facultad mayor, parte en el Real
Seminario de Córdoba, y parte en el Colegio de Buenos Aires, sin
otros cinco que están próximos a entrar en filosofía; y los más de ellos,
con capellanías sólidamente fundadas, y suficientes para ordenarse con
ellas; de suerte que, aunque no se aplicasen más niños a la gramática,
dentro de pocos años tendrá esta ciudad, de seis a siete Clérigos, hijos
de sus principales familias, los que, criados en la escuela de la Com-
pañía, se espera serán de mucho lustre, ejemplo y provecho, para este
pueblo y su jurisdicción".
— 173 —
Asi hablaba el primer Cura de la Matriz, y de Montevideo, en
informe fechado el 30 de setiembre de 1761; y añadía con cierto aire
de satisfacción y de triunfo: "De este antecedente, notoriamente cierto,
se infiere que, a beneficio de la grande aplicación de los Padres, está
ventajosamente suplida la grande dificultad que dice el informe que
hay de hallar Clérigos que vengan a esta ciudad, por falta de congrua".
Y yo puedo añadir que esa congrua era tan generosa que, en
tiempo de Monseñor Vera, y del Gobierno de Berro, se pensó seria-
mente en reclamar esos beneficios, con la idea de elevar el Vicariato
a Diócesis, con un presupuesto global de unos 60.000 pesos al año,
cuya principal entrada, si no la única, había de proceder de esos bene-
ficios. Creo que nada se hizo por la insensatez de aquel Gobierno, que
se enfrascó estéril y perjudicialmente en el famoso conflicto, que ha
pasado a la historia con el nombre antonomástico de "el conflicto ecle-
siástico". Pero, de todos modos, ese hecho, o proyecto, indica el con-
cepto en que se tenía de esas becas o patrimonios sacerdotales, en
tiempos más cercanos que los nuestros, a la presencia dé los hechos.
De las palabras de Bárrales se deduce que toda la Comunidad de
Montevideo estaba dedicada a la formación de nuestro Clero; pues
siendo sólo cuatro, tres se dedicaban a la enseñanza, el Hermano
Coadjutor y dos Padres. Y los Padres, expresamente, a los alumnos de
la Escuela que deseaban seguir la carrera eclesiástica, y en orden a
ella, y nada más que a ella; era, pues, un verdadero Seminario Menor,
en el actual significado del vocablo. Todo eso se acabó con la expulsión
de los Jesuítas en 1767. Esa Escuela Seminario duró, pues, unos 20
años.
Desterrados de Buenos Aires, por Rozas, en 1841,
los Jesuítas
se refugiaron en Uruguay; y a vuelta de mil peripecias vinieron a
el
fundar un Colegio en Santa Lucía, donde se dedicaron, por segunda
vez, a la formación de nuestro Clero. No tengo una nómina de los
Sacerdotes, formados por los Jesuítas en la época colonial. Sólo me
consta que, a ella, perteneció el primer sacerdote uruguayo, Dr. José
Manuel Pérez Castellanos, gloria del Uruguay, y sabio de primera
agua. Pero no dudo que no desmerecerían de los que se formaron en
esta segunda época, en que salieron hombres tan eminentes como Don
Inocencio María Yéregui, segundo Obispo de Montevideo; y su her-
mano don Rafael Yéregui, el gran secretario de Don Jacinto Vera, y
a quien hará justicia la historia, pues actuó en los tiempos difíciles del
conflicto eclesiástico con brillantez y absoluta fidelidad a la Iglesia.
De Santa Lucía salieron también un Madruga, un Auferil, un Echagüe,
este último de Paraná, y otros que no sería difícil enumerar.
El 26 de enero de 1859, fueron desterrados los Jesuítas del Uru-
guay, por el Gobierno de don Gabriel Pereira.
Después de la Cruzada Libertadora, el Gobierno provisorio de
Flores, por decreto del 4 de abril de 1865, levantó el destierro a los
Jesuítas, pero no volvieron a la Patria hasta el 3 de setiembre de 1872.
A los 88 años de su arribo a nuestras playas, el 1" de marzo de 1880,
— 174 —
\
se hicieron por tercera vez cargo del Clero Uruguayo, en el Colegio-
Seminario de la calle Soriano y Médanos. El 19 de febrero de ese
año llegó el primer seminarista de esta tercera época, Jaime Ros. Al
día siguiente llegaron Antonio S. Ardoino, Antonio Castro, Francisco
Irizarri, etc., hasta doce seminaristas que entraron en Ejercicios ese
mismo día, 20 de febrero, para salir el 29 por la mañana y entrar en
clase el primero de marzo, después de haber recibido la Comunión de
mano del Excelentísimo Señor Nuncio Apostólico, Dr. D. Luis Matera.
Las "Cartas Anuas" de aquel año, relatan el hecho con estas fru-
gales palabras: "Los Seminaristas pintan bien, en este primer curso
literario: pues con ocho días de Ejercicios Espirituales, han echado
el fundamento, no sólo para este año, sino también para los años veni-
— 175 —
Y, si echamos una mirada de conjunto a la actuación del Colegio-
Seminario del Sagrado Corazón, en la formación de nuestro Clero,
veremos que no puede ser más brillante. Por sus aulas pasaron 251
seminaristas de los cuales perseveraron en su vocación 130, y desis-
tieron antes de ordenarse 121; o sea, perseveraron el 52 % y fallaron
el 48 %. Entre los que perseveraron hemos de contar 11 fallecidos
durante sus estudios, 15 religiosos y 104 Sacerdotes Seculares; y a
ellos pertenecen los tres Prelados de esta Provincia Eclesiástica, el
Vicario General de Salto, todos los Canónigos y buena parte de los
Párrocos y otros Sacerdotes del alto Clero uruguayo, y algunos profe-
sores del Seminario Interdiocesano.
Entre que vinieron, después de los fundadores, debe-
los finados
mos destacar Obispo de Salto, don Tomás Gregorio Camacho, que
al
gozó fama de Santo desde el Seminario y murió en olor de Santidad,
orador distinguido y prelado de gran envergadura, por su rectitud de
criterio, por su valentía y por su santidad, que reunió en torno a su
féretro, a todo su Clero, al Clero de todo el Uruguay; a sus diocesanos
y a todo el pueblo uruguayo, en las proporciones de una verdadera
apoteosis. No es posible desarrollar en pocas líneas la obra de Monse-
ñor Camacho. Párroco de Carmelo, Santa Lucía y la Aguada; fundador
y director de "El Amigo del Obrero", en todas partes se dejó sentir
el hombre fuerte
y organizador. Profanado el Cristo del Cordón,
levantó como un Demóstenes la opinión pública y arrastró a los
hombres católicos a aquel famoso acto de desagravio, que formó época
en el Uruguay. Obispo de Salto, su obra material y espiritual es
inmensa. El Arzobispo Coadjutor Monseñor Antonio María Bar-
bieri en dos oraciones fúnebres magistrales y toda la prensa nacional
se han ocupado de ella estos días y está a la vista de todos. A mi
juicio, la más grande obra de Monseñor Camacho ha sido formar un
Clero uniforme, eficaz, disciplinado, celoso y muy adicto a la Mitra.
Deja un preseminario, un Seminario Menor y Mayor muy bien formado
en espíritu y letras; y la obra de los Ejercicios Espirituales, según el
método de San Ignacio, con un empuje, como tal vez no los tenga
ninguna diócesis de América, por lo general, amplia y arraigada.
Nació Monseñor Camacho, en San José, el 16 de febrero de 1868;
se ordenó de Sacerdote el 24 de octubre de 1891 y fué consagrado
Obispo el 9 de noviembre de 1919.
A su muerte fué de Montevideo a Salto, en tren expreso, una gran
representación de caballeros católicos, de Religiosos y de Clérigos pre-
sididos por el Excmo. Sr. Arzobispo Dr. Juan Francisco Aragone,
el Excmo. Sr. Arzobispo Coadjutor Dr. Antonio María Barbieri, el
Excmo. Sr. Obispo de Florida-Melo D. Miguel Paternain. Todo Salto
estaba conmovido. En el sepelio hicieron uso de la palabra repre'sen-
tantes de la Acción Católica, de la prensa, de las Instituciones Cató-
licas y hasta del campo liberal. Fué una apoteosis nunca vista en Salto.
Cantó la Misa Monseñor Aragone. Tuvo la oración fúnebre Monseñor
— 176 —
Barbieri. Sus restos descansan en la Capilla del Santísimo de la Cate-
dral de Salto, al lado de la Epístola.
Entre los clérigos, destacamos la excelsa figura del canónigo Juan
Hargain, versado y profundo teólogo; al celoso Párroco Manuel
González; al modesto y virtuoso Gervasio Villa; al insigne y popular
Párroco de Florida, Crisanto López y López, bajo profundo y buen mú-
sico; al inspirado poeta y orador elegante Miguel Lacroix; a Olegario
María Núñez, poeta mucho más delicado, hombre cultísimo. Párroco de
primera fuerza, tronchado en la flor de su edad, como fruta madura
para el cielo, donde habrá recibido la condigna recompensa de sus
juveniles trabajo en el apostolado y en la cura de almas; a Francisco
Deubaldo, alma Cándida y llena de Dios, que, después de largos años
de cura de almas, pasó santamente a mejor vida, después de una muy
larga y dolorosa enfermedad; al Dr. José María Garí, glorioso Párroco
de San Francisco, arrebatado a la vida en la mitad de sus días.
El Canónigo Augusto Rey, hijo del Maestro de Música, Don
Severino, uno de los hombres más activos y más eficaces del Clero
Uruguayo. Concluyó la Iglesia Parroquial de Mercedes, una de las
más grandes y más hermosas del País, muy parecida en estilo y dimen-
siones a la del Colegio-Seminario, pero de fachada más amplia y más
fastuosa. Adelantó las obras de la Parroquia de Pocitos en sólo cuatro
meses que fué allí Cura Vicario. A la vista de todos está en Monte-
video, su obra maestra de la Parroquia del Cordón, donde transformó
y reedificó la Iglesia, con hermosas proporciones y nobles materiales
y construyó la Casa Parroquial, mejorando lo que había y levantando
teatro y salones para comodidad de los feligreses, no parando de edi-
ficar desde que tomó posesión de la Parroquia hasta el último de
su vida.
Pero donde se agigantó su personalidad, y llegó a tener relieves
nacionales, y adquirió de toda justicia las proporciones de una figura
procer de nuestro Clero, a pesar de su juventud, fué en el tristemente
célebre proceso de "las campanas funerarias", en 1906, siendo Párroco
de Minas. La Junta Económica de Minas prohibió los toques funera-
rios de campanas. Rey desacató la orden, defendiendo los derechos
de la Iglesia. La Junta insistió en sus pretensiones, poniendo al Cura
en la alternativa de ir a la cárcel o de pagar una multa de 20 pesos.
Rey no cedió y fué a La conmoción fué universal y el triunfo
la cárcel.
delCura y de completo y más completas aun las fiestas
la Iglesia,
de desagravio de parte de los vecinos y de todo el país, en especial
de Montevideo, arraigando para siempre las Peregrinaciones al
Verdún.
De todas partes llovieron felicitaciones. Conservamos lo menos
cinco de Monseñor Soler, que alentó al Cura en todo momento, en
el importuno conflicto. En una de ellas decía: "Mariano Soler. Arzo-
bispo de Montevideo, saluda al Sr. Cura de Minas y lo felicita con
toda efusión, por el espléndido éxito de las fiestas patronales, y el
colosal triunfo de la tonta cuestión liberalesca sobre dobles; pero, al
— 177 —
mismo tiempo, comprende que es cuestión de vida o muerte, para no dar
principio a la ingerencia liberal en las cosas de la Iglesia. Por tanto
hay que jugar el todo por el todo; y preparar su gente para la resis-
tencia y pago de multa, etc., y si lo llevan a la cárcel, hacerle esplén-
dida manifestación".
Rey siguió la consigna de su Prelado. Jugó el todo por el todo.
Fué el héroe del momento y obtuvo un triunfo completo, cuya docu-
mentación conservamos, y que áun vive y palpita en las tradiciones
minuanas.
Así no es extraño que los Prelados distinguieran siempre al Con-
fesor de la Fe. De Monseñor Soler consta por lo dicho el aprecio que
le tenía. En carta del 14 de noviembre saludaba "al ya inmortal Cura
Vicario de Minas"; y Monseñor Aragone le dió los Curatos de Pocitos
y del Cordón, lo nombró Canónigo de la Metropolitana, Párroco Con-
sultor, Examinador y Juez Sinodal, cargos que desempeñaba, cuando
pasó a mejor vida.
Era Rey un excelente músico, organista, e introdujo con ardor el
canto popular entre los Fieles, donde quiera que fué Párroco. Siempre
los artistas lo consideraron como su modesto Mecenas. Nunca conoció
las tacañerías en favorecer a los. artistas en el arte sagrado y fué un
gran entusiasta de la solemnidad del culto divino. Dios le habrá pre-
miado, lo mucho que se sacrificó para levantarle templos y dar esplen-
dor a su culto. Es Augusto Rey una legitima gloria del Colegio-Semi-
nario. Su augusta figura merecía esta larga disgresión. Es un homenaje
de justicia y de cariño que tributo a mi querido condiscípulo y amigo
de toda la vida.
Otro carácter constructivo, como Rey, fué Elíseo Verdier, aunque
muy inferior a él en dotes y en gusto artístico. Construyó la
Iglesia de Castillos, siendo Párroco de Rocha. Algunas obras hizo en
la Parroquia de Salto. Ensanchó la Parroquia, y actual Catedral, de
Florida y edificó de planta la Casa Parroquial con buens comodidades.
En todas esas obras reveló un gran talento administrativo, una gran
abnegación por la Causa; pero poco gusto arquitectónico. Monseñor
Paternain lo propuso a la Santa Sede para Cura en propiedad de Du-
razno, de provisión Pontificia, para suceder en el cargo a Mons. Joa-
quín Arrospide, que había sido promovido a la Mitra de Meló, siendo
Cura de Durazno, y en ese cargo le alcanzó la muerte después de una
larga y penosa enfermedad. Era Verdier un carácter austero y tenaz
en sus empresas, no pocas veces, coronadas por el éxito, por aquello
de que "labor omnia vincit improbus".
Un carácter campechano, bondadosa por demás, doctor y campero
al mismo tiempo, Fiscal y Pro- Vicario de Meló, Párroco y Consultor
Diocesano, fué el Presbítero Doctor D. Manuel Guillade, a quien tan-
tos recuerdan con cariño, por sus insuperables prendas de bondad y
de carácter.
El Pbro. Antonio Ferrari, Párroco de Carmelo, acaba de conmo-
ver a toda su feligresía, Dios ha dispuesto de su alma a la hora menos
178 —
pensada. Ha sido un incansable apóstol, humilde y bondadoso. Dió
gran impulso a todas las obras parroquiales de Carmelo. Refaccionó
el templo y proyectaba levantar uno de la planta mucho más artístico
— 179 —
Pero, por sobre todo este cúmulo de brillantes cualidades, cam-
peaba su espíritu sacerdotal, serio y correctísimo, dentro de su inves-
tidura, y al mismo tiempo, sanamente festivo y sembrador de la más
legítima hilaridad". ("El Bien Público", 21-IX-1936).
Así el Presbítero Pérez.
La gloria más legítima de Buletti, ha sido
el haber formado en
ciencia, virtud, letras y una generación de Sacer-
espíritu apostólico, a
dotes, que forma hoy la plana mayor del Clero joven de nuestra Repú-
blica. San Ignacio de Loyola, en su famosa carta sobre la Obediencia
a los Padres y Hermanos de la Provincia de Portugal, se despide ha-
ciendo votos, "porque así el conocimiento verdadero y amor de Dios
Nuestro Señor posea enteramente y rija vuestras ánimas por toda esta
peregrinación, hasta conduciros con otros muchos por vuestro medio
al último y felicísimo fin de su eterna bienaventuranza"; esa corona de
almas salvadas a que se refiere el Santo Fundador ha de ser tanto
más valiosa cuanto esas almas sean de Sacerdotes, que, a su vez, son
fuente de la salvación y perfección de otras muchas almas; y esa fué
la corona que se llevó Santiago Buletti de este mundo: un núcleo de
celosos Sacerdotes, que están fructicando en toda esta Provincia Ele-
síástica del Uruguay.
Nació el Presbítero Santiago Buletti, en el Rosario Oriental, el
22 de setiembre de 1882; y falleció allí mismo, el 20 de setiembre de
1936, cuando le faltaban sólo dos días para cumplir 54 años de edad.
Su muerte fué muy sentida. Al sepelio asistió una gran cantidad
de Sacerdotes de ambos Cleros. Predicó la oración fúnebre el Excmo.
Sr. Dr. Alfredo Viola, Obispo Titular de Bitilio y Coadjutor de Salto.
En el cementerio hablaron el P. Juan Faustino Sallaberry, S. J., en
nombre de la Iglesia, y Ernesto Pinto en nombre de sus alumnos y
amigos. La conmoción era grande y el silencio profundo, digno home-
naje a su inveterada modestia. El 19 de octubre celebraron en la Cate-
dral sus alumnos Sacerdotes sus honras fúnebres con toda solemnidad;
y el 20 celebró por su alma un solemne funeral, el Seminario Mayor
Intediocesano y Menor Metropolitano, de Cristo Rey, de Montevideo.
Ese mismo día, 20-X-1936, se fundó bajo sus auspicios la Asociación
del ex-Alumno Sacerdote, a que pueden pertenecer los ex-Alumnos del
Colegio-Seminario y del Seminario de Santa Lucía e Instrucciones, en
que Buletti fué alumno y Rector y otros Sacerdotes como socios
adherentes.
El presbítero Pedro Juan Orsé, casi 20 años, párroco de Minas,
levantó allí el Colegio de San José y refaccionó el frente de la Iglesia
Parroquial. Su pueblo que sintió inmensamente su muerte, acaba de
trasladar sus restos del cementerio a la Iglesia de sus afanes y le ha
tributado un homenaje apoteósico.
Nota. —
El Colegio-Seminario tiene 60 años. En ese lapso de
tiempo han pasado a mejor vida un número relativamente grande de
sus alumnos Sacerdotes. En cambio casi no ha muerto ninguno de los
alumnos seglares, en edad madura y en condiciones, de honrar estas
— 180 —
páginas con numerosas monografías. Será ésta una tarea que habrá de
emprender el historiador que venga después del Centenario de este
hogar de la intelectualidad uruguaya.
Sólo haré mención aquí de Jerónimo Toribio Lares, que entró en
el Colegio-Seminario en 1910 y murió en olor de santidad en 1921.
— 181 —
la Santa Sede; y, en ese sentido, pudo exclamar, y de hecho exclamó,
el P. Provincial, Luis Parola, en el discurso inaugura! del 29 de abril
de 1933: "Ahora no temo el fracaso, porque tomamos el Seminario por
obediencia al Santo Padre; y el varón obediente hablará victorias".
Este año de 1940, han llegado los alumnos seminaristas seculares
a 106; de ellos, 60 de Montevideo; 32 de Salto y 14 de Florida-Meló.
Hay además otros 20 en Salto y Florida.
EN EL EXTRANJERO
— 182 —
sus compañeros de Colegio apodaban "el Santo"; párroco celoso y
realmente santo, que levantó la casa parroauial y la iglesia de la
Aguada; el Dr. Norberto Betancour, excelente carácter, orador sagrado
de alto vuelo; y otros muchos que pudiéramos enumerar, como Santiago
Silva, Olegario Berrier, Nicanor Falcón, Pedro Podestá, Casto Imas,
Gil Sánchez, S. J.; Ignacio Torre. S. J.; Monseñor Eusebio de León,
canónigo honorario de Loreto y uno de los oradores más brillantes del
Clero uruguayo; y, finalmente, el canónigo Francisco Mujica y el
canónigo Eusebio Clavell, este último el único sobreviviente de aquella
hornada, y el último en ordenarse de todos ellos.
Entre esos, vale destacar al Dr. Soler, escritor fecundísimo, inves-
tigador incansable e indomable luchador, uno de los Prelados más
sabios de su generación; al Dr. Isasa, Vicario General y Gobernador
Apostólico del Arzobispado y de toda la Provincia Eclesiástica del
Uruguay, varón de invencible bondad y de caridad a toda prueba; al
Dr. Stella, gran misionero, que durante treinta y tantos años no hizo
otra cosa en su vida sino dar misiones en toda la República, sin tregua
y sin descanso; y a Monseñor Arrospide, modelo de Párrocos rurales
y Obispo sencillo y popular, especie de gran Párroco de toda su Dió-
cesis, que visitaba cordialmente y conocía como las palmas de
sus manos.
También fué alumno de los Jesuitas, en el extranjero, aunque no
en el país, el Arzobispo Coadjutor de Montevideo, con derecho a suce-
sión, el Dr. D. Antonio María Barbieri, alumno distinguido de la
Universidad Gregoriana, en Roma.
- 183 -
Comunidades fundadoras
3 diciembre 1872
1 marzo 1880
29 abril 1933
D) RESIDENCIA DE DURAZNO
31 mayo 1933
28 marzo 1940
P. Luis Parola, Rector, Maestro de No- P. Joaquín Añón, Padre Espiritual (ha-
vicios bita en el Seminario Interdiocesano).
P. Domingo C. Correa, Ministro, Procu- P. Cayetano Pinto, Sotoministro, Socio
rador, Consultor, Bibliotecario del Maestro de Novicios, Profesor,
Prefecto de salud, Consultor
— 184 —
COADJUTORES VETERANOS
NOVICIOS ESCOLARES
NOVICIOS COADJUTORES
P. Ramón Morel, 1 agosto 1881-22 febre- P. José Llussá, 23-diciembre 1909-15 no-
ro 1891. Antes había gobernado, como viembre 1915
Superior y Vice-rector de la Residen- P. José Doménech, 15 noviembre 1915-
cia de San Borja y del Seminario. 26 enero 1921
P. Antonio Garriga, 22 febrero 1891-18 P. Juan Faustino Sallaberry, 26 enero
diciembre 1895 1921-21 febrero 1927
P. Pablo Gualdo, 1S diciembre 1895-1 fe- P. José María Ezpeleta, 21 febrero 1927-
brero 1899 8 diciembre 1932
P. José López, 1 febrero 1899-13 marzo P. José Strássener, 8 diciembre 1932-10
1904 enero 1937
P. Ramón Crexans, 13 marzo 1904-23 di- P. Parola Luis, 10 enero 1937-27 febre-
ciembre 1909 ro 1940
P. José Llussá, 27 febrero 1940
SUPERIORES DE DURAZNO
P. José María Ezpeleta P. Domingo C. Correa
— 185 —
JESUITAS URUGUAYOS HASTA EL 30 ABRIL 1940
Orden cronológico de ingreso
NOTA: —
P. significa Padre o Sacerdote; E., Estudiante o Escolar; H., Her-
mano o Coadjutor.
La supresión de la P-E-H indica que siguen los de la misma categoría.
E. Alcain Juan José, 22-V-1857 Bazzano Juan C., 3-XI-1931
P. Sánchez Vera Gil, 25-11-1865 Carrau Guillermo, 2-XII-1931
Torre Ignacio, 24-VIII-1865 Escardó Mauricio, 7-XII-1931
H. Bonet Ramón (1), 25-X-1878 Muñoz José María, 29-11-1932
Pigueroa José (1), 15-VIII-1886 Bazzano Orestes, 26-111-1932
P. Gorrichátegui Simón (1), 13-VIII- Algorta Gerardo, 20-VI-1932
1887 López García José F., 26-IV-1933
Castro Antonio, 9-IV-1889 Capparelli Luciano, 3-III-1934
H. Pascual Secundino, 21-11-1893 Cicalesi Vicente O-, 3-III-1934
P. Ezpeleta José María, 8-VIII-1893 Zunino Ricardo, 16-X-1934
E. Terra Fernando, 8-VIII-1893 Somacal Santiago, 2-III-1935
P. Sallaberry Juan Faustino. 17-111-1894 Yriberry Arturo (2), 3-III-1935
Zorrilla de San Martín J. C, 27-VIII- H. Duro Oscar, 15-IV-1935
1898 E. Carbón José Amado, 23-IV-1935
Iribarren Ignacio, 27-IX-1901 Requena Alfredo,
30-1-1936
Barlén Antonio, 3-VI-1902 Sierra Atanasio, 4-II-1936
Correa Domingo C, 23-V-1908 Frijio Huberto, 3-III-1936
H. Samuel Fernández, 14-X-1911 Viera Luis, 11-111-1936
P. Arriaga Nilo, 7-VI-1813 Lopepé Mario, 30-VI-1936
H. Lodeiro José (1), 6-VII-1913 Cabrera Miguel A., 1-III-1937
Maiocchi Ernesto, 31-111-1918 Novoa José H„ 31-111-1937
Cuello Silverio, 5-II-1923 Delfino Ricardo, 6-X-1938
Farías Modesto, 30-VIII-1923 Urteaga Francisco (3), 20-X-193S
Notari Pedro, 15-X-1923 Fornl Rubén A., 28-XI-1938
Travieso Manuel I., 9-XI-1923 Odriozola Juan, 3-1-1939
Rodríguez Sixto D„ 2-III-1924 Pérez Juan C, 2S-II-1939
Centi Luis, 19-VIII-1924 H. Zanella Bruno (4), 28-V-1939
P. Asiaín Justo M„ 29-IX-1924 P. Cueik Jacobo (5), 20-VI-1939
H. Montaña Fermín, 19-V-1925 E. Giribaldi Eduardo, 15-VIII-1939
Gómez Arsenio (1), 31-XII-1926 Assandri Andrés, 11-1-1940
P. Llama Alejo, 15-VI-1927 Bessonart Luis, 11-111-1940
E. Acuña Daniel, 3-III-1928 Patri Carlos, 11-111-1940
Alves Aparicio, 3-III-1928 Patri Rodolfo, 11-111-1940
Bruzzone Martín, 28-IX-1928 Ferrés Alberto, l-IV-1940
Novoa José Amoldo, 28-IX-1928 Zaffaroni Juan, l-IV-1940
Sancho Juan, 28-IX-1928 Chálela Lino, l-IV-1940
Dibar Arturo, 5-III-1930 Cueik Juan, 2-IV-1940
Sabates Luis V., 24-111-1930 Ketzenstein Rodolfo, 8-IV-19I0
Bruzzone Luis A., 29-VIII-1930 Pena Tomás, 8-IV-1940
H. Sarobe Pedro, 29-VIII-1930 Torre Miguel, 8-IV-1940
E. Mullin Carlos, 16-11-1931 Ryan José, 8-IV-1940
Acuña Francisco. 5-VI-1931 Cabrera Ubaldo, 15-IV-1940
Chiappini Félix C, 14-VIII-1931 Rey Antonio, 15-IV-1940
(1) Español; (2) Peruano; (3) Argentino; (4) Italiano; (5) Libanés.
— 186 —
EX ALUMNOS RELIGIOSOS
A) Bel Colegio-Seminario:
B) De la Escuela Apostólica:
— 187 —
SACERDOTES EX- ALUMNOS DEL COLEGIO-SEMINARIO DEL SAGRADO
CORAZON, DE MONTEVIDEO
Alfaro Santos. 1898-1898, Párroco, dió- Camacho Mons. Tomás Gregorio, 1881-
cesis de Montevideo. 18"91.Párroco. Primer Obispo de Salto.
Arag-one Mons. Juan Francisco, 1898- Falleció, en olor de Santidad.
1900. Doctor, estudió en Roma. Párro- Cánepa D. Alberto, 1897-1901.
co, visitador de parroquias, segundo Casebonne Pedro, 1896-1900. Teniente
Arzobispo de Montevideo. cura, párroco del Salto. Falleció.
Ardoino Alberto J., 1889-1895. Doctor. Cátala y Moyano José Jacinto, 1880-
Estudió en Roma. Párroco, Examina- 1888. Canónigo. Capellán, diócesis de
dor y Juez Sinodal, diócesis de Mon- Montevideo.
tevideo. Falleció. Castro Antonio, 1880-1889. Jesuíta. Fa-
Ardoino Antonio, S., 1880-1890. Párroco. lleció.
Vicario General y Canónigo de Mon- Cavajani Juan Aquiles, 1899-1907. Te-
tevideo. Deán del Cabildo. niente, diócesis de Montevideo.
Aguirre Armando, 189S-1900. Capuchino. Cervetti Carlos María, 1911-1921. Párro-
Falleció. co. Prefecto de estudios, .profesor del
Arriaga Nilo. 1911-1913. Jesuíta. Seminario, Asesor de los Estudiantes
Arrivillagra Arturo M
1899-1908. Párro- Católicos. Falleció.
co. Rector del Seminario de Itatí, Co- Cláuser Santiago, 1SS4-1892. Párroco.
rrientes. Organista. Diócesis de Montevideo.
Arrospide Antonio, 1901-1910. Secreta- Clavell Eusebio, 1S85-1885. Canónigo, Se-
rio del Obispado de Meló. cretario, Provisor eclesiástico. Dióce-
Azcoitia Luis. 1906-190S. Fallecido a po- sis de Montevideo.
co de ordenarse. Corcín Abdón, 1895-1896. Párroco, Dióce-
Barlén Antonio, 1897-1901. Jesuíta. sis de Montevideo.
Barredo José María, 1903-1912. Vicario Correa Domingo C, 1907-1908. Jesuíta.
foráneo, Párroco, diócesis del Salto. Correa Manuel, 1916-1920. Pasó a Santa
Barrnetaveña Urbano, 1S99-1902. Fué a Lucía. Párroco, Diócesis de Montevi-
Roma. Párroco de San Ramón. Falle- deo.
ció. Cúneo Celestino, 1S88-1S92. Capellán,
Bergara José, 1880-1888. Párroco, Exa- diócesis de Montevideo.
minador y Juez Sinodal, Canónigo de Curtí Justo, 1884-1895. Párroco, diócesis
Montevideo, Deán. Falleció. de Corrientes, Argentina.
Berriel Mamerto Nicolás, 1880-1988. Pá- Damiani Fernando. Monseñor, Protono-
rroco, Capellán, Mointevideo. Falleció. tario Apostólico. Párroco; Vicario Ge-
Bertone Emilio, 1905-1914. Secretario de neral y Provisor de Salto.
la Diócesis de Meló. Fiscal Ecleciás- Dante José, 1898-1900. Párroco, Diócesis
tico de Montevideo. de Corrientes.
Bianchetti Carlos. 1889-1899. Párroco, Defunchio José. 1893-1903. Párroco, Exa-
Canónigo, Párroco Consultor. Falleció. minador y Juez Sinodal, Párroco Con-
Borrazás Santiago. 1915-1920. Pasó a sultor, Canónigo de Montevideo.
Santa Lucía. Párroco. Diócesis de Dei-Cas Jerónimo. 1905-1912. Párroco,
Montevideo. Doctor. diócesis de Montevideo.
Borzone Enrique, 1898-1909. Canónigo, Delgado Marcial, 1892-1894. Teniente
Párroco, Párroco consultor, en Mon-
tevideo.
De Luca José, 1880-1890. Párroco. Ca-
Buletti Santiag-o. 1899-1906. Rector del nónigo, en Italia.
Seminario, profesor, Secretario, Can- De Santiago Luis Roberto, 1912-1922.
cillery Consultor en Salto. Falleció. Párroco, Canciller, diócesis de Mon-
Cabrera Enrique, 1916-1920. Pasó a San- tevideo.
ta Lucía. Párroco, Diócesis de Mon- Deubaldo Francisco, 1890-1901. Párroco,
tevideo. Doctor. diócesis de Montevideo. Falleció.
— 188 —
Di Martino Bicardo, 1912-1921. Párroco, Hargain Luis 1880-1890. Pasó a Roma.
Vicario Foráneo, diócesis de Monte- Doctor, Fiscal Eclesiástico de Monte-
video. video. Gran orador.
Diz Máximo, 189S-1908. Párroco, Tenien- Howard Mariano, 1892-1898.
te cura en la Diócesis de Buenós Ai- Iglesias Fernando. 1891-1900. Párroco,
res. diócesis de Montevideo.
Elizalde José Felipe, 19141922. Director Irisarri Francisco, 1680-1890. Párroco.
de la Contribución al Culto, diócesis Diócesis de Montevideo. Falleció.
de Montevideo. Maestro de Ceremo- Jnlien Emilio, 1894-1898.
nias. Lacroi* Miguel. 1895-1902. Párroco, Poe-
Elizalde Joan Carlos, 1918-1920. Pasó a ta. Falleció en Florida, diócesis de
Santa Lucia. Teniente, Párroco, dió- Meló.
cesis de Montevideo. Lasplaces Julio, 1893-1903. Teniente,
Ezpeleta José María, 1884-1893. Jesuíta. gran poeta. Diócesis de Salto. Falleció.
Fáber Martínez Luis 1906-1908. Jesuíta, López Crisanto, 1886-1897. Párroco, Dió-
Misionero en el Extremo Oriente. Fa- cesis de Meló. Falleció.
lleció. Llombart Luis 1907-1915. Párroco, dió-
Falce Antonio, 1S97-1905. Párroco, en cesis de Florida-Melo.
Italia. Melía Eugenio, 1893-1903. Prefecto y
Ferrari Antonio, 19021912. Párroco, dió- profesor del Seminario, Montevideo.
cesis de Salto. Falleció. Méndez José. 1903-1912.
Fierro José. 1897-1903. Pasó a Xápoles. Menéndez Aquiles. 1917-1920. Pasó a
Párroco, diócesis de Montevideo. Fa- Santa Lucía. Párroco, Subdirector de
lleció. la A. C. Diócesis de Salto. Doctor.
Firpo Bafael, 1890-1900. Meny Eduardo, 1903-1912. Párroco, Vi-
Fontes Arrillag-a José M., 1893-1905. Pá- cario Foráneo, Párroco Consultor, dió-
rroco, diócesis de Meló. Falleció. cesis de Salto.
Fnentes Vera Anacleto, 1883-1892. Pá- Mestre Jnan, 1917-1920. Pasó a Santa
rroco, diócesis de Montevideo. Falle- Lucía. Párroco, diócesis de. Montevi-
ció. deo.
Gari José M., 1892-1895. Pasó a Roma. Morales Arrigada Salvalor, 1916-1920.
Doctor. Párroco. Diputado departa- Pasó a Santa Lucía. Redentorista.
mental. Diócesis de Montevideo. Fa- Moratorio Luis A 1911-1921. Párroco,
lleció. diócesis de Montevideo.
Oazzano Joan. 18S6-1890. Pasó a Roma. Muns Timoteo. 1883-1891. Párroco, Poe-
Párroco. Diócesis del Salto. Falleció. ta premiado varias veces. Diócesis de
•
— 189 —
Fasseggi Luis A., 1883-1893. Profesor Profesor del Seminario, diócesis de
del Seminario, físico y químico. Dió- Montevideo.
cesis de Montevideo. Sosa Ponce Antonio, 1897-1905. Canóni-
Faternain Mons, Miguel, 1907-1915. Re- go, Párroco, Contador de la Arquidió-
dentorista. Obispo de Florida y Meló. cesis.
Pellerey Pélix, 1907-1917. Párroco, dió- Sosa Auquilio, 1916-1920. Pasó a Santa
cesis de Plorida 1 Melo. Lucía. Párroco, diócesis de Florida-
Pérez Pélix de Valois, 1893-1899. Párro- Melo.
co, diócesis de Montevideo. Stig-liani Carlos, 1907-1917. Párroco. Dió-
Pérez Generoso, 188 3. Vicario General cesis de Salto.
de Montevideo y Meló. Pasó a Roma. Tamburini Domingo, 1893-1901. Canóni-
Capuchino. Estudió en Roma. Doctor. go, Párroco,Párroco Consultor, dióce-
Pérez Juan £., 1891-1901. Párroco, Juez sis deMontevideo.
Prosinodal, diócesis de Salto. Tasende Martín Héctor, 1901-1906. Pasó
Pérez Marcial, 1S87-1896. Párroco, Vica- a Lovaina. Párroco, Secretario Gene-
rio Foráneo, Constituyente, diócesis ral del Arzobispado, de la Comisión de
de Montevideo. arte sagrado, Examinador Sinodal,
Rey Augusto, 1887-1896. Párroco, Párro- Predicador y profesor. Diócesis de
co Consultor, Examinador y Juez Si- Montevideo. Orador sagrado.
nodal, Organista, Canónigo de Monte- Urriátegui Mateo, 1902-1902.
video. Concluyó la Iglesia de Merce- Verdier Eliseo, 1887-1896. Párroco, dió-
des, reconstruyó la del Cordón con su cesis^ de Florida-Melo. Falleció.
casa parroquial. Falleció. Vidal Germán. 1884-1895. Canónigo, Ca-
Rius Ensebio, 1890-1900. Canónigo, Ca- pellán, Periodista, "El Mud^o", Exa-
pellán, Pro-Secretario del Arzobispa- minador y Juez Sinodal, diócesis de
do, diócesis de Montevideo. Montevideo.
Romero José, 1894-1903. Teniente, Dió- Villa Gervasio. 1884-1893. Capellán, de
cesis de Montevideo. Falleció. la diócesis de Montevideo. Falleció.
Ros Jaime, 1880-1890. Párroco de la dió- Viola Mons. Alfredo, 1906-1914. Obispo
cesis de Florida-Melo. Primer alumno de Salto. Pasó a Roma. Doctor. Con-
del Seminario: el primero en llegar en sultor diocesano, Fiscal y Visitador
febrero de 1880. Desde que salió del de Parroquias.
Seminario ha sido Párroco de Tacua- Vivas Augusto I., 1901-1909. Párroco,
rembó, sin cambiar de Parroquia ni de Vicario Foráneo, diócesis Montevideo.
oficio. Wercelay Diego, 1897-1898.
Sallaberry Juan Faustino, 1888-1894. Willat Juan. 1887-1896. Capellán, Cen-
Jesuíta. sor Sinodal, diócesis de Montevideo.
Salvatierra Sergio, 1S96-1898. Zervi Juan Duis. 1900-1902. Pasó a Ro-
Sánchez Eustaquio, 1889-1892. ma. Doctor. Fiscal, Promotor de la
Sánchez Pedro, 1896-1906. Justicia, Examinador y Testigo Sino-
Scholinsky Eduardo, 1896-1904. Párroco, dal, Visitador de Parroquias y Dele-
diócesis de Salto. gado para las Comunidades Religio-
Silva Jerónimo J., 1893-1901. Párroco, sas. Notable orador, diócesis de Mon-
capellán, examinador y Juez sinodal, tevideo.
— 190 —
PADRES JESUITAS QUE HAN TRABAJADO EN EL URUGUAY V SUS
PRINCIPALES C AROOS
— 191 —
Barlén Antonio. 1!H5. Prefecto de] Se- logía. Español, nació 16 noviembre
minario. Profesor de Preparatoria. En- 1878; ingresó 18 marzo 1896.
seña catecismo, apologética, religión, Blasco Francisco Javier, 1890, E. Minis-
botánica, mineralogía, historia ameri- tro, Prefecto de convictorio, subpre-
cana y patria, geografía física. Du- fecto de estudios. Enseña retórica, li-
razno. Ministro y operario. Urugua- teratura .castellano, humanidades,
yo, nació 19 mayo 1880; ingresó 3 historia universal. Director de la Con-
enero 1902. gregación Mayor. Prefecto de tonos y
Barrera Manuel, 1900. Ministro, Prefec- sermones. Español, nació en Santa
to de Convictorio y de salud, Subpre- Eulalia, Teruel, 25marzo 1864; ingre-
fecto de estudios, Consultor. Español, só 18 junio 1881. Murió en Santiago
nació 8 diciembre 1S66; ingresó 2 se- de Chile 19 octubre 1917.
tiembre 1881. Bosch Francisco, 1897, E. Profesor de
Bas Buenaventura, 1906, E. Prefecto* de • ínfima y media. Enseñó aritmética,
división. Enseña literatura. Español, castellano, francés, historia universal,
nació en Igualada, 26 junio 1880; in- física. Español, nació 22 febrero 1872;
gresó 30 abril 1898. Murió en Santia- ingresó 23 julio 1888. Murió en Mon-
go de Chile 29 noviembre 1925. tevideo 23 junio 1911.
Becier Guillermo, 1893, E. Estudia hu- Bognñá Juan, 18S1. Bibliotecario. Espa-
manidades en Larrañaga. Alemán, na- ñol: nació le Feb. 18.35, ingresó 31
ció 14 setiembre 1870; ingresó 11 fe- Dic v 1863.
brero 1891. Boix Ginés, 1SS4. Enfermo. Español: na-
Benítez I.afuente Carlos O., 1901. Biblio- ció 21 Jun. 1859, ingresó 5 Set. 1877.
tecario, Prefecto de tonos y de ser- Murió en Santa Fe, 17 Ag. 1889.
mones, "Director de la Congregación Briansó José María, 1896, E. Enseñó re-
de San Luis, enseña teología escolás- tórica, historia literaria, matemáticas.
tica, filosofía, sociología .historia uni- Español: nació en Castelvell, Tarrago-
versal y eclesiástica, Director de ca- na, 13 May. 1867, ingresó 2 Jul. 1881.
sos de conciencia. Argentino, nació en Murió en Buenos Aires 25 Ag. 1921.
Concepción, Corrientes, 21 noviembre Brieba Urriola Arturo, 1914, E. Profesor
1867; ingresó 24 mayo 1890. Murió en de preparatoria. Chileno: nació en San-
1
Montevideo 17 abril 1937. tiago *12 Oct. 1891, ingresó 18 En. 1909.
Benítez lafuente Samuel, 1893, E. Es- Brusa Juan José. 1937. Ministro, padre
tudió humanidades en Larrañaga. Ar- espiritual de la Apostólica y de los
gentino, nació en Concepción, Corrien- '
alumnos del Colegio-Seminario; ense-
tes, 13 octubre 1876; ingresó 24 mayo ña religión en ingreso y en la Escuela
1890. ,
Gratuita de San Ignacio: director de
Bertón Roberto, en el Terceronado, Mi- la Congregación de los alumnos y de
nistro procurador, Prefecto de Iglesia San Berchmans en la Escuela de San
y de salud de los Nuestros. Director Ignacio y de la obra de las Misiones.
Local del Apostolado de la Oración, Argentino, nacfó 9 octubre 1904; in-
de la Congregación de la Inmaculada gresó 3 junio 1918.
y los Beatos Mártires Roque Gonzá- Buil Ag-uilar Nicolás M., 1906. Bibliote-
lez de Santa Cruz y Compañeros, y de cario. Enseña Teología, historia ecle-
la Virgen de Luján y de Santa Tere- siástica, Prefecto del Seminario, pre-
sita del Niño Jesús. Consultor. Argen- fecto de tonos y sermones. Catequista
tino, nació 23 julio 1905; ingresó 22 en las Escuelas de Religión de la Li^a
marzo 1923. de Damas Católicas. Profesor de teo-
Berro Antonio, E., 1930. Enseña latín a logía en el Seminario Mayor Interdio-
los Apostólicos, y en el Colegio, ma- cesano. Apologista. Español, nació en
temáticas, geografía universal, Pre- Betors, Huesca, 16 Mar. 1870, ingresó
fecto de división. Argentino, nació 22 7 Ab. 1891.
junio 1906; ingresó 23 febrero 1921. Burrial Olmo Pedro, 1S96. Espera desti-
Blanco José María, 1914. Ayudante del no. Español: nació en Gramén, Hues-
Director de la Congregación Mayor, ca, 9 DiC. 1864, ingresó 15 Ag. 1S79.
•
sección S. Berchmans. Enseñó apolo- Murió en Santiago de Chile, 28 Ag.
gética, religión, física, química, zoo- 1919.
— 192 —
Bustamante José, 1892. Ministro en La- zoología. Español: nació en Celrá, Ge-
rrañaga y prefecto de la Iglesia. Fun- rona, 6 Jun. 1867; ingresó 17 Dic.
dador de las Adoratrices. Español: 1884. Falleció en Chile, 16 febrero
nació 19 Ab. 1834; ingresó 19 Oct. 1937.
1855. Murió en Buenos Aires, 5 Set. Casabayó Boquer Pedro. 1888. Profesor
1909. de Media, enseña aritmética, geogra-
Cabeza Miguel, 1S75. Superior 1877-1879, fía física, griego, castellano. Espa-
Operario, Procurador, Consultor. Es- ñol, nació en Caldas de Mont Buy 31
pañol: nació 29 Set. 1806, ingresó 20 Ag. 1851, ingresó 3 Ab. 1869. Murió en
Dic. 1829. Murió en Montevideo, 20 Montevideo 2 May. 1928.
Oct. 1890. Casellas Pedro, 1936. Profesor de apolo-
Canal Lorenzo 1888. Ministro, Procura- gética, y geografía; prefecto de divi-
dor, Consultor. Enseñó teología moral sión; director de la Congregación Ma-
y dogmática en Larrañaga. Español": yor, y de las Conferencias de San Vi-
nació 10 Ag. 1829, ingresó 6 Set. 1857. cente de Paúl para jóvene; Asesor
Murió en Buenos Aires 30 Noy. 1907. Eclesiástico de la Junta Diocesana de
Canongía Ramón. 1S91, E. Estudió hu- la Acción Católica; visita con los Con-
manidades en Larrañaga. Espaüol: na- gregantes el sanatorio de cancerosos.
ció 24 Set. 1870, ingresó 1» En. 1888. Español: nació 4 Set. 1888; ingresó 16
Murió en Manila 6 Set. 1906. Dic. 1904.
Cañadas Prefecto de Convic-
liáis. 1922. Castro Santo Antonio. Ministro, Pre-
torio, de Estudios y salud de los alum- fecto del Seminario, Director de la
nos. Secretario del Colegio, Director Congregación Mayor, enseña apologé-
de la Academia Literaria de los raa- tica, filosofía, instrucción cívica, in-
moyores, Consultor. Español: nació 29 dustrias, física, química, álgebra, geo-
Jul. 1871, ingresó 30 Jul. 1887. metría, cosmografía, ampliación de
Capará Joaquín, 1895. Prefecto de divi- matemáticas, Director del Círculo de
sión. Profesor de Suprema, enseña Estudios. Uruguayo: nació en Salto 30
aritmética. Ministro en Larrañaga, Ab. 1867, ingresó 9 Ab. 1889. Murió en
Prefecto de Iglesia. Director del Apos- Montevideo 8 Jul. 1925.
tolado y de la Congregación de San Cayuela Boberto 1912. E. Profesor de
Luis. Español: nació 8 Jun. 1865, in- Media, Director de la Academia Lite-
gresó 21 Jun. 1890. raria, enseña literatura,
castellano,
Casas José, 192 1, E. Prefecto de divi- historia antigua, media, mo-
griego,
sión, enseña aritmética. Español: na- derna, zoología. Español: nació 8 Feb.
ció 1» Ag. 1893, ingresó 19 Set. 1907. 1887, ingresó 20 Jul. 1901.
Carabajal Fernández Baúl, 1925, E. Pre- Cendra Terrades Pedro. 1891, E. Estu-
dia humanidades en Larrañaga. Direc-
fecto de división, Profesor de Ingreso,
enseña catecismo,, aritmética, castella- tor del Catecismo, de las Congrega-
ciones de San Berchmans y de Santa
no, geografía patria, americana y eu-
ropea. Sub-director de la A. A. Loyo-
Filomena, Capellán del Círculo Cató-
lico de Obreros. Enseña catecismo, re-
la. Argentino: nació en Yapeyú, 27.
ligión, historia antigua, media, moder-
Mar. 1900. ingresó 27 Dic. 1915.
na, americana, geografía patria, co-
Carcavina Pedro, 18994. Prefecto de di-
mercio, geometría, trigonometría, cos-
visión. Español: nació en Ayerbe,
mografía. Operario. Español: nació en
Huesca, 28 Ab. 1859, ingresó 23 Jun.
Anglés, Gerona, 6 En. 1869, ingresó
1880. Murió en Santiago de Chile, 3
13 Ag. 1887. Murió en Montevideo 6
Jul. 1923.
Feb. 1933.
Carlncci Cayetano, 1874. Operario, Con- Civit José, 1881. Operario. Español: na-
sultor. Italiano: nació en Kápoles, ció 12 Ab. 1842. ingresó 12 Oct. 1872.
1834, ingresó 27 Set. 1852. Murió en Murió en Monte\-ideo 3 Jul. 1882.
Córdoba 12 Jun. 1900. Closella Bienvenido, 1891, E. Estudia hu-
Carreras Juan O., 1S93, E. Prefecto de manidades en Larrañaga. Prefecto de
división y de música. Director de la división, enseña caligrafía. Español:
Congregación de S. Berchmans. Ense- nació en Manresa 21 Mar. 1867. ingre-
ña retórica, literatura, filosofía, histo- só 21 Ag. 1889. Murió en Tortosa 26
ria universal, química, mineralogía, Set. 1915.
— 193 —
Codina Matías, 1937. Rector del Terce- nes en campaña (17 agosto 1896). Di-
ronado en la Casa de los Beatos Már- rector del Apostolado. Visita hospita-
tires Ríoplatenses, desde el 1? de ma- les. Español: nació en Rupiá, Gerona,
yo 1937. Instructor y examinador de 28 Oct. 1855, ingresó 24 Jul. 1888. Mu-
los Padres de Tercera Probación; Con- rió en Mendoza 29 Jun. 1923.
sultor de Provincia; prefecto de salud Crespí Vidal Matías, 1917. Operario, Mi-
de los Nuestros; examinador de can- sionero, Director del Centro Apostóli-
didatos para la Compañía de Jesús. co de San Francisco Javier, Fundador
Confesor del Seminario. Español: na- y director de la hoja "San Javier"
ció 25 Feb. 1871; ingresó 12 Jun. 1889. con un tiraje de 30.000 ejemplares.
Culomer Francisco, 1883. Profesor de In- Español: nació en San Lázaro, Balea-
fima. Enseña física, química, historia. res, 12 Oct. 1878; ingresó 4 Jun. 1915.
Español: nació 10 Ag. 1847, ingresó 23 Crexans Ramón, 188S, E. Rector 13 mar-
Set. 1863. Murió en Santa Fe 13 Oct. zo 1904-25 diciembre 1909. Prefecto de
1913. estudios, Director de la Congregación
Colomer Sebastián, 1877. Operario. Bi- Mayor y la de San Luis, de Alumnos.
bliotecario, Prefecto de casos, tonos
y Profesor de Infima y Preparatoria.
sermones. Enseña teología escolástica Enseña aritmética, historia patria. Es-
y dogmática, sagrada escritura. Espa- pañol, nació 1» Set. 1864, ingresó 23
ñol: nació 14 Jun. 1842, ingresó 29 Jun. 1883.
Jun. 1865. Murió en Buenos Aires 25 Chelos Francisco Teodoro, 1875. Opera-
Dic. 1902. rio, Consultor. Español: nació 1? Ab.
Cclombo David, 1906, E. Prefecto de di- 1829, ingresó 18 May. 1860. Murió en
visión, enseña catecismo y religión. Montevideo 23 Nov. 1876.
Ministro, prefecto y profesor de latín Chorro Francisco, E. 1881. Profesor de
en el Seminario Interdiocesano. Ita- Media. Español: nació en Javea, Ali-
liano: nació 26 Ju. 1880, ingresó 19 cante, 30 Set. 1856, ingresó 12 Nov.
Ene. 1897. 1874. Murió en Gandía 1 Set. 1915.
Coi-ominas Juan, 1933. Operario, da Ejer- Dalmau Antonio, 1873. Operario, Consul-
cicios Espirituales, predicador; ha pre- tor, Prefecto de Casos, Bibliotecario,
dicado por radio varios años seguidos Director del Apostolado. Español: na-
el Mes del Corazón y el Mes de María ció 15 Feb. 1829, ingresó 28 Mar. 1855.
desde la difusora católica Jackson y Murió en Mendoza 22 Jul. 1894.
otras radios. Español: nació 15 marzo Darner Cándido, 1888. Director de la
1871; ingresó 28 julio 1887. Academia Literaria. Enseña retórica.
Correa Correa Domingo C, 1926. Minis- Español: nació 3 Ab. 1854, ingresó 18
tro del Colegio y del Noviciado, Pro- Mar. 1869. Murió en Santiago de Chile
curador, enseña matemáticas y latín, 24 Set. 1905.
capellán de Miramar. Uruguayo, na- Darner Lauro, 1890. Ministro, Prefecto
ció en Lascano, Rocha, 23 Noviembre de Convictorio, Sub-prefecto de estu-
1891, ingresó 23 May. 1908. dios, Director de la Academia Litera-
Correa José Francisco, 1893, E. Estudia ria. Enseña teología escolástica, pre-
humanidades en Larrañaga. Prefecto fecto de tonos y sermones. Prefecto
de división. Enseña retórica, historia de división. En Larrañaga Ministro,
universal, literatura, química. Chileno: Director del Catecismo, enseña huma-
nació 6 Oct. 1874, ingresó 11 Feb. 1891. nidades, historia. Español: nació en
Correa Silvestre, 1892, E. Estudia hu- Castellón de Ampurias, Gerona, 16 Ab.
1861, ingresó 22 Ab. 1875. Murió en
manidades en Larrañaga. Chileno: na-
ció en Talca 31 Dic. 1858, ingresó 20
Córdoba 24 Feb. 1926.
Feb. 1890. Murió en Santiago de Chi-
Dávila Moisés, 1891, E. Profesor de In-
le 2 Mar. 1917.
fima y Media. Argentino: nació en
Córdoba 3 Jun. 1866, ingresó 2 Feb.
Cortés Jnan, E., 1933. Enseña historia
1885. Murió en Buenos Aires, 18 Ju.
antigua, griega y romana. Español:
1930.
nació 1? Set. 1905, ingresó 14 Ag. 1923.
Delg-ado José María, 1890. Ministro. Es-
Costa Francisco, 1896. Operario, Misio- pañol: nació 9 Set. 1858, ingresó 30
nero, Fundador del Centro Apostólico Ab. 1881. Murió en Montevideo 28 Ab.
de San Francisco Javier para Misio- 1890.
— 194 —
Delpiano Víctor, 191". E. Prefecto de di- Mayor. Enseña castellano, aritmética,
visión, Profesor de Preparatoria, en- geografía.En su rectorado se conclu-
seña matemáticas, geometría, física, yó Escuela Gratuita de San Igna-
la
comercio, geografía física. Chileno: cio; se proveyó de muebles e inaugu-
nació 19 Feb. 1889, ingresó 3 May. ró en pleno, en todos los cursos y la
1908. dejó plenamente organizada; se adqui-
De Novaes Américo, 1909. Enfermo. Por- rió la quinta de Miramar en que se
tugués: nació 15 Feb. 1862, ingresó 6 ha fundado el Terceronado; se blan-
Jul. 1889. queó el Colegio por dentro y los cos-
Díaz Natalio, E., 1932. Enseña latín en tados Este y Sur de la Iglesia; se ad-
la Apostólica, y en el Colegio, inglés; quirieron las estatuas de San Roberto
prefecto de divcisión. Español: nació Belarmino y San Pedro Canisio, doc-
17 Noviembre 1901, ingresó 4 setiem- tores de la Universal Iglesia, y se co-
bre 1924. Concluye su carrera en el locaron en el Altar de San Ignacio.
Colegio Máximo de San Miguel, Ar- Profesor de teología dogmática y di-
gentina. Ha venido dos años de pre- rector de Catecismo en el Seminario
fecto de división del Seminario Mayor Mayor Interdiocesano; y de teología
Inteddiocesano y Menor Metropolitano, fundamental en los cursos de Cultura.
en las vacaciones de Santa Lucía. Católica en el Club Católico. Urugua-
Dibar Arturo, E. Prefecto de la Escuela yo, nació en Rocha 21 abril 1872; in-
Apostólica, profesor Uruguayo, nació
. gresó el 8 agosto 1893.
en Carmelo el 5 noviembre 1814; in- Falgneras Antonio. 1900. Operario, Mi-
gresó 3 marzo 1930. sionero, Director del Apostolado, Pre-
Doglia Andrés, 1917. Prefecto de divi- fecto de tonos y sermones. Enseña fi-
sión, Director de la Congregación de losofía, Director de la Academia de
San Luis. Enseña castellano. Italiano, religión. Español, nació en Hostalrich,
nació el 19 marzo 1880; ingresó 9 mar- Gerona, 2 febrero 1864; ingresó 30 ju-
de 1898. lio 1880. Murió en Santiago de Chile
Doménech Estanislao, en Durazno. Mi- 29 agosto 1924.
nistro, operario, misionero, visita hos- Taller Clemente, 1877. Operario, Consul-
pitales, da ejercicios espirituales, Pre- Español, nació 31 marzo 1814; in-
tor.
fecto de salud y de Iglesia, biblioteca- gresó 11 octubre 18 34.
rio, Director de catecismo y de la Cru- Peliú Buenaventura, 1890. Padre Espiri-
zada Eucarística. Español, nació el 4 tual. Español, nació 15 diciembre 1825;
enero 1891; ingresó 5 julio 1905. ingresó 9 enero 1843. Murió en Monte-
Doménech José, 1906, E. Rector 15 no- video 18 julio 1903.
viembre 1915-26 enero 1921. Prefecto Peliú Perrer luis, 1892, E. Estudia hu-
de convitorio y de estudios, Director manidades en Larrañaga. Capellán del
de la Congregación Mayor y del Apos- Círculo Católico de Obreros, Director
tolado. Enseña filosofía, química, lite- de la Asociación del Divino Maestro,
ratura, sociología y pedagogía. Primer de la Asociación de Estudiantes Ca-
rector del Seminario Mayor Interdio- tólicas Universitarias, de la Congre-
cesano y Menor Metropolitano. Espa- gación de Hijas de María de las Ale-
ñol, nació el 12 octubre 1879; ingresó manas. Español, nació en Barcelona
23 setiembre 1895. 28 marzo 1868; ingresó 29 setiembre
Domingo Joaquín, 1894. Enfermo. Se es- 1885. Murió en Montevideo 25 junio
capó del Vilardebó, y no se ha sabido 1929.
más de él. Español, nació 12 marzo Fernandez Hilario, 1892. Operario Direc-
1850; ingresó 14 junio 1868. tor de la Congregación Mayor. Espa-
Escatllar Buenaventura, 1884. Operario. ñol, nació 14 enero 1845; ingresó 6 ju-
Español, nació 15 mayo 1825; ingresó lio 1899. Murió en Córdoba 12 julio
11 octubre 1854. Murió en Santa Fe 1912.
9 mayo 1898. Perrer José María, 1897. Prefecto de di-
Bzpeleta Herrera José María, 1914. Rec- visión. Español, nació 11 octubre 1863 ;
— 195 —
ricana, prefecto de división. Argenti- García de Loydi Ludovico 1922, E. Pro-
no, nació en Buenos Aires, el 6 mayo fesor de Preparatoria e Ingreso. En-
1911; ingresó 11 marzo 1927. seña catecismo, urbanidad, historia
Fonseca Ernesto. Operario, predicador, universal y patria, geografía patria y
misionero, da ejercicios espirituales, sudamericana. Argentino, nació en Co-
director del Centro Apostólico de San rrientes 10 enero 1900; ingresó 27 ene-
Francisco Javier, director de la revis- ro 1918.
ta "San Javier", examinador de can- Garriga Antonio, 1891. Rector 22 febre-
didatos. Argentino, nació 8 diciembre ro- 1891-18 diciembre 1895. Prefecto
1904; ingresó 9 febrero 1920. de estudios. Profesor de castellano,
Pont Ramón, E. Prefecto de división. Es- organiza la liturgia en el Seminario.
pañol, nació en Vich 29 noviembre Hizo los altares de la Iglesia. Espa-
1861; ingresó 25 febrero 1879. Murió ñol, nació en Manresa 27 febrero 1847;
en Valparaíso 18 setiembre 1923. ingresó 6 agosto 1866. Murió en Bue-
Franco Salvador, 1886, E. Estudia teo- nos Aires 28 setiembre 1922.
logía moral y dogmática. Prefecto de Gibernau Fío, 1889, E. Prefecto de di-
división, Profesor de preparatoria, en- visión, de tonos y sermones, Director
seña latín. Operario. Español, nación de las Congregaciones de S. Berch-
15 enero 1859; ingresó 24 marzo 1880. mans y S. Luis, Profesor de Infima.
Murió 26 agosto 1934. Enseña castellano, aritmética, geogra-
Freixes Mannel, 1889. Operario. Espa- fía. Español, nació 3 marzo 1862; in-
ñol, nació el 1 enero 1830; ingresó 15 gresó 24 noviembre 1880. Murió 5 se-
setiembre 1861. Murió en Santa Fe 22 tiembre 1934.
diciembre 1893. Glronés José, 1891, E. Estudia humani-
Furlong Guillermo, de la Academia de dades en Larrañaga. Español, nació
Historia de Buenos Aires. Miembro 20 diciembre 1867; ingresó 8 noviem-
activo de la Asociación Amigos de la bre 1889.
arqueología, gran investigador y asi- Gómez Ferreyra José Avelino, 1928, E.
duo historiador; ha escrito varias Prefecto de división, Subdirector de la
obras: Glorias Santafesinas, Los Je- A. A. Loyola. Profesor de Ingreso, en-
suítas y la Cultura en el Río de la seña latín, castellano, geografía pa-
Plata, La Virgen de los Milagros, tria, americana, europea y universal.
etc.; notable biógrafo; enseña litera- Prefecto de música. Argentino, nació
tura, historia antigua, media, moder- en Córdoba 28 abril 1904; ingresó 29
na y contemporánea; historia pa-
e abril 1919.
tria. Argentino, nació en Arroyo Se- Gómez Rocafort Juan, 1929, E. Prefecto
co, provincia de Santa Fe el 21 de de división, Profesor de Preparatoria.
junio 1889; ingresó 15 abril 1903. Enseña latín, religión, castellano, his-
Furió Benjamín. Ministro, Prefecto de toria patria. Español, nació en Gero-
Iglesia, Director del Catecismo, ense- na 27 enero 1895; ingresó 24 enero
ña historia antigua griega y romana, 1921.
y geografía universal. Español, nació Gómez Martín. 1933. Fundador del Se-
23 diciembre 1875; ingresó 22 abril minario Interdiocesano. Ministro, pre-
1892. fecto, procurador y consultor; profe-
Galarza Francisco Javier. 1923. E. Pro- sor de moral y derecho canónico. Fué
fesor de Preparatoria, enseña aritmé- hombre eminente y una bendición de
tica. Argentino, nació el 25 diciembre Dios en el Seminario Mayor Interdio-
1892; ingresó 24 diciembre 1907. cesano y Menor Metropolitano de Mon-
Galiño Manuel. En el Seminario Inter- tevideo, en sus primeros comienzos,
diocesano, Procurador, enseña latín y ejercitando en él todos los cargos,
castellano. Español: nació 13 marzo menos el de Rector. Español, nació en
— 196 —
sica y química. Enseña geometría, fí- les, Director de las Conferencias de
sica y química. Español, nació en Man- San Vicente de Paul. Enseña francés.
resa 21 enero 1861; ingresó 16 junio Alemán, nació en Cassel, Hessen, 18
1880. Murió en Córdoba 2 marzo 1924. enero 1855; ingresó 31 diciembre
González José. E. 1926. Director de la 1877. Murió en Montevideo 27 noviem-
Academia Literaria y de Declamación; bre 1935.
enseña clase práctica de castellano; Hurley Juan. 1894. E. Estudia humani-
prefecto de división. Fué profesor de dades en Larrañaga. Argentino, nació
retórica y uno de los fundadores del en Pergamino, 1 noviembre 1875; in-
Seminario Mayor Interdiocesano y Me- gresó 19 mayo 1892.
nor Metropolitano de Montevideo. Ar- Hurley Julián, E. Estudia huma-
1895,
gentino, nació en Buenos Aires el 6 nidades en Larrañaga. Enseña gramá-
febrero 1901; ingresó 18 febrero 1916. tica y humanidades. Argentina, nació
Gorrichátegui Simón, 1902. Ministro, en Pergamino 29 mayo 1878; ingresó
Prefecto de Convictorio, de división, 19 mayo 1892.
de la Iglesia y de música. Profesor de Infante Eugenio, 1887. Prefecto de divi-
Media. Enseña castellano, religión, sión, de tonos y sermones. Biblioteca-
moral, historia americana y patria, la- rio, Profesor de preparatoria, Elemen-
tín, álgebra, física, geografía física, tal. Suprema; enseña castellano, arit-
Secretario del Colegio. Consultor. Es- mética. Operario. Chileno, nació en
pañol, nació en Bérriz, Vizcaya, 28 Santiago 15 noviembre 1859; ingresó
octubre 1867; ingresó 13 agosto 1887. 31 diciembre 1875.
Murió en Montevideo 7 diciembre 1925. Iribarren Ignacio, 1929. Operario, Biblio-
Orenón Delfín. 1905. E. Prefecto de di- tecario, Capellán del Círculo Católico
visión. Enseña filosofía, instrucción de Obreros, Director de ¿a Congrega-
cívica, francés, castellano, aritmética, ción de Berchmans de la Escuela Gra-
geometría. Argentino, nació en Espe- tuita de San Ignacio. Procurador, pro-
ranza 23 junio 1897; ingresó 2 octubre fesor y director del Catecismo en el
1895. Seminario Interdiocesano. Conferen-
Groeger Guillermo, 1884. Operario. Ale- cista por radio. Apóstol del obrerismo.
mán, nació 17 mayo 1837; ingresó 14 Uruguayo, nació en Carmelo 11 di-
1
— 197 —
Ziapalma A. Lucio, 1899. Operario, Bi- 1888, ingresó 13 Oct. 1904. Murió en
bliotecario; enseña latín. Argentino, Mar del Plata 12 En. 1926.
nació el 19 octubre 1864; ingresó 15 Martí Gabriel, 1905. E. Prefecto de di-
octubre 1884. Murió 30 julio 1938. visión. Español: nació 23 Ag. 1868, in-
Leal Gabriel M Profesor de latín y pre- gresó 7 Jul. 1886.
fecto de liturgia en el Seminario Ma- Martínez Ramón, 1913, E. Estudia teo-
yor Interdiocesano y Menor Metropo- logía. Español: nació 31 May. 1880, in-
litano de Cristo Rey de Montevideo. gresó 19 En. 1897. Murió 30 setiembre
Brasilero, nació en Río Janeiro 25 1938.
marzo 1908; ingresó 26 marzo 1923. Martos Manuel, 1872. Superior 3 diciem-
Xiérida Felipe. Prefecto de división. Es- bre 1872-14 marzo 1877, Procurador,
pañol, nació 5 febrero 1882; ingresó Operario. Español: nació 17 Dic. 1813,
31 agosto 1899. ingresó 24 Nov.' 1830. Murió en Fray
López José, 1891. Rector 1 febr. 1899-13 Bentos, 14 Mar. 1877.
marzo 1904. Fundador de la -congrega- Más Bartolomé, 1891. Ministro y profe-
ción Mayor, 21 junio 1902. Prefecto de sor de humanidades en Larrañaga. Es-
estudios, Director de la congregación pañol: nació 11 Mar. 1849, ingresó 24
Mayor. Profesor de Infima y Supre- Ab. 1875. Murió en Santiago de Chile
ma. Español, nació 5 enero 1865; in- 27 Dic. 1906.
gresó 30 junio 1888. Murió 23 febrero Más Jesús, 1884, E. Prefecto de división.
1935. Profesor de Elemental. Español: na-
Lorente Constantino, E. Enseña aritmé- ció 1? Jun. 1860, ingresó 14 Ab. 1874.
tica, historia antigua y media. Espa- Mateu Rafael. En el Terceronado, mi-
ñol, nació 28 noviembre 1897; ingresó nistro, procurador, prefecto de Iglesia
28 noviembre 1912. y de salud. Consultor, director del
Llama Alejo, E. Enseña Catecismo, re- Apostolado de la Oración. Español: na-
ligión, castellano, historia sagrada, ció 2 En. 1869, ingresó 12. Feb. 1884.
geografía patria; prefecto de división. Matus Carlos Julio, E., 1930. Enseña his-
Uruguayo, nació en Rivera, el 5 junio toria patria, castellano, religión, latín
1912; ingresó el 15 junio 1927. a los Apostólicos, Directorde la Lo-
Llobera Colls José, 1912. Director de la yola, gran organizador de los juegos
Academia literaria, Prefecto de tonos esportivos. Chileno: nació 13 May.
y sermones, Profesor de Suprema; en- 1905, ingresó 20 Dic. 1921.
seña retórica, castellano, griego. Es- Mendieta Pedro, 1881. Ministro, Prefec-
pañol, nació en Fortiá, Gerona, 18 fe- to de Convictorio, Subprefecto de es-
brero 1865; ingresó 25 julio 1879. tudios.Director del Apostolado y de
Llussá José, 1909. Rector desde 23 di- loscasos de conciencia. Profesor de
ciembre 1909 a 15 noviembre 1915 y Infima. Argentino: nació 20 Jul. 1846,
desde 27 febrero 1940: prefecto de es- ingresó 14 May. 1864. Murió en Bue-
tudios, Director del Apostolado de la nos Aires 12 Jun. 1910.
Oración, profesor de sociología y pe- Mercader Juan Pablo. En el Seminario
dagogía, director de la Asociación del Interdiocesano, profesor de retórica,
Exalumno; en su rectorado se levantó elocuencia sagrada y profana, latín,
el tercer piso de la calle Soriano. Es- griego y castellano, prefecto de divi-
pañol: nació en S. Julián de Vilatorta, sión, director de la Liga Misional Pío
Barcelona, 22 setiembre 1829; ingresó XI, y subdirector de la Propagación
5 julio 1887. Ex-Provincial, ex-Supe- de la Fe, de la Santa Infancia y la
rior de la Misión y ex-Viceprovincial Obra de San Pedro Apóstol. Español:
de Chile. nació en Barcelona, 29 enero 1914; in-
Manon Tomás, 1924, E. Prefecto de di- gresó 41 marzo 1929.
visión, Profesor de Ingreso, enseña ca- Mercader Manuel, E. En el Seminario
tecismo, aritmética, castellano, geo- Interdiocesano, profesor de filosofía,
grafía patria, americana y europea. prefecto de división. Español: nació
Argentino: nació 7 Jun. 1895, ingresó en Barcelona, 22 Dic. 1916. ingresó 9
27 Dic. 1911. Mar. 1932.
Mainer Mena Enrique, 1914, E. Prefecto Meroni Virgilio. E. Profesor de matemá-
de división. Enseña filosofía. Argen- ticas, deAcción Católica y Catecismo,
tino: nació en Buenos Aires 11 Set. prefecto de división, director de "El
— 198 —
Colegio". Argentino: nació 12 Julio San Jerónimo-Norte, Santa Fe, 30 Oct.
1914, ingresó 7 En. 1930. 1890, ingresó 22 Feb. 1907.
Mico Angelino, 1936. Ministro, Prefecto Mullin Carlos. E. Profesor de química,
de disciplina y salud de los Alumnos, prefecto de división. Uruguayo: nació
Secretario del Seminario Mayor Inter- en Montevideo 8 Ag. 1914, ingresó 16
diocesano y Menor Metropolitano de Feb. 1931.
Cristo Rey de Montevideo; profesor de Muntané Mestre Juan. 1904. Biblioteca-
castellano; director de la Congrega- Prefecto de división, de tonos y
rio,
ción de la Inmaculada y San Luis sermones, padre Espiritual del Semi-
Gonzaga y de la Obra de la Propa- nario, Director de las Estudiantes Ca-
gación de la Fe y de la Santa Infan- tólicas universitarias, de la Propagan-
cia. Español: nació en Gandía, el 11 da Fide y de la Santa Infancia. Ense-
Jun. 1887, ingresó 23 Set. 1906. ña literatura. Español: nació en Fal-
Mico Salvador, 1936. Profesor de mate- set, Tarragona, 28 Jun. 1868, ingresó
máticas, castellano e inglés. Prefecto 2 En. 1886.
dé división. Español: nació en Gandía, Noguera Miguel, 1934. Operario, predica-
8 Oct. 1883, ingresó 9 Mar. 1900. Murió dor, da Ejercicios Espirituales. Asesor
en Buenos Aires 9 Mar. 1937. Eclesiástico del Apostolado Seglar.
Moné José, 1881. E. Español: nació 10 Español: nació 29 Set. 1865, ingresó 7
Set. 1848, ingresó 21 Oct. 1863. Murió Set. 1896.
en Montevideo 31 Jul. 1907. Nunia Américo. E. En el Seminario In-
Montalba Julio, 1895, E. Estudia huma- terciocesano, profesor de latín y ana-
nidades en Larrañaga. Chileno: nació tomía, prefecto de división. Argenti-
6 En. 1874. ingresó 12 Mar. 1893. no: nació 31 Jul. 1907. ingresó 3 Ab.
Morel Ramón. 1879. Superior de la Re- 1933.
sidencia. Seminario desde el 26 de
Núñez David. 1934. Profesor de apolo-
agosto 1879. Vice-Rector del Semina-
gética y religión; director de las Con-
rio desde el 12 Octubre 1879. Rector
gregaciones de San Luis y San Berch-
desde 1? de Agosto de 1881 hasta el
mans, en la Escuela de San Ignacio;
22 de Febrero 1891: aproximadamente
operario de los pobres del contorno;
11 años y medio de gobierno. Primer
en 1937 pasa al Seminario Interioce-
Rector: levantó de planta la Iglesia
sano de profesor de filosofía escolás-
y la gran mayoría del Colegio. Fundó
tica; prefecto de la Cripta, director dei
la Biblioteca y los tres gabinetes de
Catecismo del Seminario, del Aposto-
física, química e historia natural; y
lado de la Oración y de las Conferen-
puso en marcha todas las clases del
cias Vicentinas, por él fundadas. Es-
Seminario, de Infima hasta Teología,
pañol: nació el 26 Jun. 1898, ingresó
y todos los cursos del Bachillerato. 4 Set. 1917.
Prefecto de estudios y de la Iglesia.
Procurador. Consultor. Chileno: nació Ochoa Benedicto, 1919, E. Enseña huma-
16 Ag. 1834. ingresó 24 Jul. 1861. Mu- nidades, castellano, historia america-
rió en Santiago de Chile 24 Jul. 1908. na y patria. Argentino: nació en Cór-
Morey Francisco, 1933. Ministro, procu- doba 26 Jul. 1898, ingresó 29 Mar.
rador, prefecto de la Escuela Apostó- 1914.
lica y de salud; capellán de Miramar. Olmedo José Z 1915. E. Prefecto de di-
consultor de la- Casa. Español nació
: visión. Bibliotecario,enseña literatura
7 Ag. 1876, ingresó 2 Jul. 1896. y castellano. Argentino: nació 20 Ab.
Moyano Crisólogo. 1936, E. Profesor de 1887, ingresó 12 May. 1904.
historia media, moderna y americana, Orriols Serra Miguel. 18S7. Ministro,
de catecismo y religión, bibliotecario, Prefecto de Convictorio, Subprefecto
subdirector de la Congregación Mayor; de estudios, Director de la Congrega-
prefecto de división. Argentino: nació ción de Seminaristas y Externos, Fun-
19 Nov. 1905, ingresó 2 Dic. 1920. dador y director de la Obra de la Per-
Mühn Williner Adolfo, E.. 1924. Prefecto severancia para Obreros Católicos.
de división. Profesor de Ingreso, pri- Operario, da ejercicios a obreros en
mer Padre Espiritual de la Escuela Larrañaga, visita hospitales y cárce-
Apostólica. Enseña catecismo, reli- les, Padre Espiritual. Español: nació
gión, geografía. Argentino: nació en en Ripoll, Gerona, 22 Dic. 1845, ingre-
— 199 —
só 17 Jun. 1874. Murió en Montevideo Nacional de Acción Católica de Hom-
el 21 de Ag. de 1937. bres; examinador de candidatos a la
Ortega Ballestero Juan, 1922. Padre Es- Compañía; da los puntos de medita-
piritual de la Escuela Apostólica, da ción a los Hermanos Coadjutores. En
semanal al Seminario de San-
el retiro su rectorado se incendió la Iglesia del
ta Lucía. Enseña catecismo, física, Sagrado Corazón y adelantó mucho su
matemáticas, cosmografía. Director reparación; se preparó la casa de La-
del gabinete de física. Consultor. Es- rrañaga para el Noviciado, cuyo pri-
pañol: nació en Barcelona, 11 May. mer rector y cuyo primer maestro ha
1876, ingresó 19 En. 1894. sido; y se está construyendo la Casa
Ortells Antonio, 1897. Prefecto de divi- de Ejercicios adosada al Noviciado.
sión. Enseña matemáticas. Español: Italiano:nació 18 Jul. 1885, ingresó
nació 20 Dic. 1861, ingresó 20 Nov. 23 Jul. 1903.Ex-Maestro de Novicios
1879. * en Córdoba y ex-Provincial.
Ortiz Fernández Moisés, 1913. Prefecto
Fedrosa José, 1920, E. Prefecto de di-
de división, Director de la Academia
visión, enseña filosofía. Español: na-
de Declamación, Profesor de Ingreso,
ció 14 Nov. 1886, ingresó 28 Feb. 1913.
enseña catecismo, religión, castellano,
aritmética, geografía patria, america-
Perpetua Alfredo. Padre Espiritual de
la Escuela Apostólica, Director de las
na y europea, historia antigua, media,
moderna y contemporánea. Chileno: Congregaciones de la Inmaculada y
nació 25 Nov. 1877, ingresó 27 Feb. San Luis y S. Berchmans de la Escue-
la de San Ignacio y de las Conferen-
1897. Falleció en Valparaíso, 29 Julio
cias de San Vicente de Paúl, predica-
1936.
dor, enseña religión, historia antigua,
Ortoneda Baldomero. Profesor de histo-
romana y griega. Argentino: nació el
ria natura], prefecto de división; di-
20 Oct. 1903, ingresó 21 Oct. 191S.
rector de juegos en Larrañaga y de
Fi Ludovico, 1876. Operario. Español:
campamentos Floresta. Español: nació
nació 31 Oct. 1818, ingresó 7 Jul. 1844.
25 May. 1906, ingresó 30 Oct. 1926.
Murió en Buenos Aires 22 Ag. 1887.
Fagés José, 1885. Profesor de Infima,
Flanas Menas, 1884. Bibliotecario, Direc-
Consultor. En Larrañaga prefecto de
tor de las Conferencias de S. Vicente
la Iglesia, Director del Apostolado y
de Paúl. Enseña filosofía: lógica, me-
de la Congregación de San Luis. Es-
tafísica general y especial, ética, de-
pañol: nació en Lérida, 28 Feb. 1841,
recho natural, derecho canónico, teolo-
ingresó 24 Oct. 1865. Murió en Men-
doza gía escolástica y pastoral, geometría.
1? Jul. 1916.
Español: nació 20 Feb. 1849, ingresó
Faravano Fedro, 1920. E. Profesor de
19 Jun. 1867. Murió en Montevideo el
preparatoria; 1935 Ministro, Prefecto
3 Nov. 1905.
general de disciplina y subprefecto de
Foceiro José Vicente. En el Seminario
estudios en el Seminario Mayor Inter-
Interdiocesano, Ministro, prefecto de
diocesano y Menor Metropolitano, pro-
estudios y de disciplina, profesor de
fesor de filosofía, de Acción Católica
urbanidad. Consultor. Español: nació
y de urbanidad, director de la Acade-
16 Set. 1905, ingresó 31 Dic. 1925.
mia de sociología para los teólologos
y filósofos, de las Conferencias Vi- Fortabella José, 1892, E. Estudia huma-
centinas y de las Hijas de María del nidades en Larrañaga. Español: nació
Huerto y de las Teresas. Argentino: 27 Mar. 1870, ingresó 12 Nov. 1887.
nació 11 Dic. 1890, ingresó 9 Oct. 1907. Fou Antonio, 1873. Operario, Biblioteca-
Farola Luis. Rector desde 10 En. 1939 a rio, Consultor. Español: nació 11 Ag.
21 Feb. 1940, en que pasó a Rector del 1832, ingresó 13 Nov. 1856. Murió en
Noviciado de San Berchmans, en La- Mendoza 22 En. 1887.
rrañaga; director de la Escuela gra- Fruñonosa Francisco, 1921, E. Profesor
tuita de San Ignacio; prefecto de es- de Preparatoria, enseña catecismo,
tudios y de salud; profesor de apolo- castellano, geografía patria y sudame-
gética; director del catecismo de la ricana, historia patria, urbanidad. Es-
Iglesia, de la Asociación de Exalum- pañol: nació 23 Mar. 1893, ingresó 24
nos, Asesor Eclesiástico del Consejo Mar. 1911.
— 200 —
Fuig Ramón. 1S80. Operario, Misionero. ña teología moral y pastoral, historia
Español: nació 22 Ab. 1848, ingresó eclesiásticá,sagrada escritura, dere-"
21 Jun. 1867. cho canónico, Director de la Congre-
Pujadas Francisco Javier. 1901. rrefec- gación de San Luis. Español, nació
to de división, Director de la Congre- en Valencia 9 enero 1845; ingresó 4
gación de San Berchmans, Profesor de mayo 1873. Murió en Buenos Aires 4
Preparatoria. Español: nació 15 Oct. abril 1897.
1863, ingresó 30 Jul. 1879. Reverter José. 1886. Ministro, Prefecto
Pnmarola Joaquín. 1891. E. Estudia hu- de convictorio y de estudios, Consul-
manidades en Larrañaga. Español: na- tor, Padre Espiritual del Seminario;
ció 18 Jun. 1871, ingresó 15 En. 1889. enseña teología escolástica. Español,
Murió en Santa Fe, 21 Jul. 1893. nació en Tortosa 18 diciembre 1846:
Quílez Pablo. 1S86, E. Director del mu- ingresó 22 diciembre 1864. Falleció 21
seo de historia natural y de física, en- mayo 1933 en Santiago de Chile.
seña física, aritmética, álgebra, geo- Riba Santiago, 1890. Prefecto de convic-
grafía física, cosmografía. Español: torio, subprefecto de estudios. Consul-
nació 25 Feb. 1860, ingresó 7 Dic. 1877. tor. Español, nació en Igualada, Bar-
Murió en Manresa 15 Ab. 1893. celona, 27 mayo 1844; ingresó 4 octu-
Ramo Madalena Pelipe. Director del ga- bre 1862. Murió en Tortosa 20 julio
binete de física. Profesor de Media y 1921.
Suprema, enseña álgebra, geometría, Rinsche Lambers Federico, 1909, E. Pro-
trigonometría, cosmografía. Operario, fesor de Preparatoria. Alemán, nació
Padre Espiritual. Español, nació en en VVerl, Westfalia, 30 noviembre
'
Chiva, Valencia. 24 abril 1846; ingresó 1883; ingresó 1 mar. 1898.
11 enero 1869. Murió en Montevideo Rius Rorrás José. 1916. E. Profesor de
3 febrero 1923. Infima, enseña castellano, latín, grie-
Ramoneda Julia Eduardo. 1925. Prefecto go. Español: nació en Alfarrás. Léri-
de división. Profesor de Ingreso, y da, 22 Dic. 1873, ingresó 16 Oct. 1909.
Preparatoria; enseña francés y cas- Murió en el mar, 7 Nov. 1927.
tellano. Español, nació en Barcelona Rodríguez Manuel. 1897. Enseña filoso-
20 febrero 1894; ingresó 9 marzo 1915. fía,geografía, historia universal. Pro-
Raynel Franco Luis. 1017. Director de fesor de Media y Suprema. Español:
los gabinetes de física y química. Chi- nació en Canarias 30 Ab. 1862, ingresó
leno, nació en Santiago 31 julio 1876; 2 May. 1880.
ingresó 26 abril 1897. Murió en Santa Roselló Cosme. 1872. Misionero, funda-
Fe 8 agosto 1924. dor de la Resistencia de la calle Ca-
Redón Rodolfo. Profesor de latín, espa- nelones. Español: nació el 8 Set. 1835.
ñol, religión y catecismo, director del ingresó 26 Set. 1857. Acompañó a Mon-
Apostolado de la Oración y de las Hi- señor Vera en cuatro misiones, antes
jas de María y Santa Teresita. Ambas de abrirse la Residencia; y luego pasó
instituciones adquirieron el estandar- a Buenos Aires, donde era profesor de
te en su tiempo; y esta última fué historia.
erigida y agregada a la Prima Prima-
Roselló Freixa Domingo, l uir. Prefecto
ria de Roma. Consultor catequiza a
de división. Profesor de Preparatoria.
los Hermanos coadjutores y a los sir-
Español: nació en Palma de Mallorca
vientes. Español, nació en Teruel 13
7 Noy. 1873, ingresó 21 En. 1903.
enero 1883 ingresó 8 mayo 1924,
;
— 201 —
Salcedo Lorenzo, 1904, E. Espera desti- Samperio José Vicente, 1933, E. Profe-
no. Español: nació 9 Ag. 1880, ingresó sor de latín en la Escuela Apostólica
15 Feb. 1896. y aritmética en el Colegio; ordenado
Sallaberry Elutchanz Juan Faustino, ya de Sacerdote, y hecha su tercera
1921. Rector, 26 enero 1921 a 22 febre- probación, va al Seminario Mayor In-
ro 1927, prefecto de estudios, consul- terdiocesano y Menor Metropolitano y
tor, Padre Espiritual de la Comuni-
. es profesor de matemáticas y de cien-
dad, Director de la Congregación Ma- cias, director de los gabinetes y de
•yor, Asesor Eclesiástico de la Asocia- la Academia de Sociología. Argentino:
ción de Estudiantes Católicos Univer- nació 8 Jun. 1906, ingresó 2 Ab. 1925.
sitarios y Liceales y del Apostolado Sánchez Mariano, 1900. Operario, Direc-
Seglar; enseña apologética, filosofía, tor del Apostolado. Español: nació en
instrucción cívica, cosmografía, física, Barbastro, Huesca, 7 Dic. 1849, ingre-
química, industrias, historia univer-, só 2 Jun. 1876. Mirió en Buenos Aires
sal, catecismo, religión. En su Rectora- 10 Oct. 1927.
do del Colegio, se renovó el material Sánchez Rincón Sebastián, 1925, E. Pre-
de las clases, poniendo mesas indivi- fecto de división, de música, Director
duales; se pusieron crucifijos tallados de la Academia de Declamación y de
a mano en todas las clases; se pintó Literatura, enseña latín, historia an-
la Iglesia por fuera al óleo y por den- tigua, media, moderna, contemporánea,
tro al secotín; se levantó de planta la americana y patria. Español: nació en
Escuela Gratuita de San Ignacio; se Cintruénigo, Navarra, 5 En. 1900, in-
fundó la Escuela Apostólica, La Edu- gresó 18 Feb. 1916.
cadora Uruguaya y "El Colegio"; se Sanfnentes Luis 1885. Director del Apos-
adquirió el terreno de La Floresta y tolado, enseña matemáticas, aritméti-
se plantó el bosque de pinos. Desde el ca razonada, álgebra, geometría, tri-
8 de Nov. de 1935, Rector del Semi- gonometría, física, inglés. Chileno: na-
nario Mayor Interiocesano y Menor ció 30 Oct. 1832, ingresó 7 Dic. 1858.
Metropolitano de Cristo Rey. En su Murió en Santa Fe 30 Ab. 1897.
rectorado, se desmontó la viña para Santillana Joaquín. Escritor, predicador,
patio, la cancha baja de fútbol y se da ejercicios espirituales, escribe la
concluyó la alta; se hicieron los (gal- historia de la casa. Español: nació 21
pones de los patios, las canchas de Ag. 1870, ingresó 21 Oct. 1884.
basketball y de bochas; se plantaron Sanz Francisco Javier, 1895, E. Prefecto
los trasparentes de los cercos y las de división. Español: nació en Maspu-
cepas de la parra; se reforzó el gabi- jols, Tarragona, 11 Oct. 1878, ingresó
nete con la máquina de Gaede; se ins- 6 Oct. 1890. Murió en Ñuble, Chile, 10
taló el motor en el pozo para el re- Dic. 1926.
gadío; se implantó la gimnasia, y se Sastre Cruez Manuel J. del, 1910. E Cu-
sedondearon los estudios y las acade- seña retórica, humanidades, química,
mias. En muchos de estos trabajos mineralogía, historia universal, zoolo-
colaboraron los seminaristas con su gía, botánica, director del museo de
trabajo personal. Actor en la Causa historia natural y gabinete de quími-
de Beatificación y Canonización de ca. Argentino: nació en San Cristóbal,
Don Jacinto Vera. Académico de Nú- Santa Fe, 8 Feb. 1887, ingresó 7 Set.
mero del Instituto Histórico y Geo- 1902.
gráfico del Uruguay y correspondien- Sellas Ramón. 1935. Operario, predica-
te de la Academia de Historia de Bue- da Ejercicios Espirituales, enseña
dor,
nos Aires, de Lima y de Bogotá. Uru- catecismo en la Escuela Gratuita de
guayo: nació en Mercedes 15 Feb. San Ignacio. Español: nació 1« Oct.
1871. ingresó 17 Mar. 1894. 1866, ingresó 4 Oct. 1883. Murió en
Salvado José. E. Prefecto de división. Montevideo 22 Dic. 1937.
Español: nació 7 Jun. 1861, ingresó Serra Juan. 1 ROI Ministro, Prefecto de
.
— 202 —
ció 30 Set. 1840, ingresó 12 Ag. 1860. vida, sobre todo con la habilitación
Murió en Mendoza 20 Nov. 1912. de Loyola y por las visitas a noso-
la
Simór. Jesús, 1934. Operario, predicador, comios por grupos de Congregantes.
conferencista, da Ejercicios Espiritua- Luxemburgués: nació en Luxemburgo
les, profesor en el Seminario Inter- 24 Ab. 1875, ingresó 24 Set. 1891.
diocesano de latín, retórica, poética, Snárez Emiliano, 1933. Prefecto General
historia literaria, director espiritual y y secretario del Colegio, consultor, di-
asesor eclesiástico de la Sociedad Es- rector de la Congregación de la Virgen
pañola del Pilar, de las Hijas de Ma- y San Luis Gonzaga para los alumnos,
ría de la Misericordia, del Huerto, de profesor de apologética, zoología y bo-
las Teresas, de la Asociación del Di- tánica. Español: nació 6 En. 1899, in-
vino Maestro, Director del Ca- gresó en la Argentina 17 Dic. 1916.
tecismo en el Colegio-Seminario, pro- Teixidor Luis, 1935. En el Seminario In-
fesor de griego en los cursos de Estu- terdiocesano, profesor de teología dog-
dios Superiores con sede en la Uni- mática, moral, derecho canónico, ascé-
versidad. Llaman mucho la atención tica, latín; preside los casos de cons-
dos series de conferencias en el Círcu- ciancia, director de la academia de de-
lo Católico de Obreros, en los años clamación de los teólogos, biblioteca-
1935-1936, sobre la existencia de Dios rio; director espiritual de las Hijas de
y sobre el origen del hombre. Espa- María de las Adoratrices. Ha desarro-
ñol: nació 2 Set. 1891, ingresó 13 Jul. llado dos cursos de tomismo en los
1906. cursos Superiores con sede en la Uni-
Sitjar Tomás. 1889, E. Enseña filosofía, versidad, y prepara en colaboración
lógica, metafísica, psicología, ética, con otros la fiesta de Santo Tomás de
derecho natural, teodicea, matemáti- Aquino entre los universitarios cató-
cas, cosmografía. Español: nació 21 licos; muy activo y muy especialista
Mar. 1866, ingresó 21 Jul. 1880. Murió en la campaña anticomunista, escri-
mártir con sus subditos. biendo artículos y folletos, hablando
Solá Manuel María, 1832. Misionero y por radio; director de los catecismos
predicador, da Ejercicios Espirituales. de barrio en Piedras Blancas y en el
Uno de los fundadores de la Residen- Portland. Profesor de filosofía en el
cia de Durazno, donde ejerce los mis- Instituto catequístico. Español: nació
mos cargos y es bibliotecario y padre 15 febrero 1875, ingresó 18 Oct. 1892.
espiritual de la casa. Español: nació Telles Luis, 1891. Estudia humanidades
19 Ab. 1867, ingresó 2 Set. 1884. en Larrañaga. Prefecto de división.
Sosa Benavides Telésforo. 1916, E. Di- Chileno: nació 22 Mar. 1850, ingresó
rector de la Academia de Literatura, 16 Mar. 1888. Murió en Santiago de
enseña francés, geografía física. Ar- Chile 16 Mar. 1913.
gentino: nació en Alta Gracia, Córdo- Toledo Migmel. 1895, E. Estudia humani-
ba," 5 En. 1893, ingresó 14 Dic. 1906. dades en Larrañaga. Chileno: nació 8
Strássener Nockels José. 1900, E. Rector Ag. 1876, ingresó 14 Mar. 1893.
desde el 8 de diciembre de 1932 al 10
Torti Ortells Luis Héctor. 1925. E. Pre-
de enero de 1937: prefecto de estudios,
fecto de música, enseña historia anti-
de división y de convictorio, prefecto
gua, moderna, contemporánea. Argen-
general y de salud, director de la Con-
tino: nació en Buenos Aires 26 Oct.
gregación de la Virgen y San Luis
1899. ingresó 4 Mar. 1915.
para los colegiales, de la revista "El
Colegio", del museo de historia natu- Traval Ramón. Prefecto de Iglesia, pro-
ral, profesor de primer año y de otros
fesor de Infima, enseña francés, arit-
cursos, enseña religión, catecismo, mo- mética, geografía. Español: nació 29
ral, zoografía, anatomía, fisiología, Mar. 1861, ingresó 29 Oct. 1878.
geografía, historia americana y patria. Troncoso Pallette Eduardo A . 191ñ. E.
En su rectorado se pintaron al óleo Prefecto de división. Fundador y di-
los frentes del Colegio-Seminario que rector de la Asociación Atlética Lo-
dan a Canelones y Vázquez; la Con- yola, enseña catecismo, religión, fran-
gregación Mayor se dividió en dos cés e inglés. Argentino: nació en Ba-
secciones, Caballeros y Jóvenes, que radero, Buenos Aires, 3 Jun. 1890, in-
le han dado una nueva inyección de gresó 15 Jun. 1905.
— 203 —
0
Tugues Miguel. 1897. Padre Espiritual, 3 May.1863, ingresó 10 Abr. 1890. Mu-
Profesor de Suprema, enseña retórica, rió en Santiago de Chile, 17 Oct. 1836.
historia eclesiástica, sagrada escritu- Vizcarro Bel Conrado. 1893, E. Estudia
ra, Operario. Español: nació en Ba- humanidades en Larrañaga. Prefecto
laguer, Lérida ,3 Mar. 1847, ingresó 5 de división, Profesor de Infima, ense-
Dic. 1862. Murió en Buenos Aires 13 ña aritmética y geografía. Español:
Jun. 1919. nació en Cálig. Castellón de la Plana,
Ureta Manuel. Prefecto de división, Bi- 28 En. 1868, ingresó 14 Ab. 1891. Mu-
bliotecario, Profesor de Ingreso, ense- rió en Córdoba 4 Jul. 1927. .
— 204 —
,:
Agustín Mariano, 1917. Sastre. Español: ingresó 14 Ag. 1886. Murió en Monte-
nació 10 Nov. 1860, ingresó 2 Dic. video 6 Nov. 1923.
1891. Murió 15 noviembre 1931. Bernat José, 1889. Portero, cocinero. Es-
Allemand Vincent, 1905. Enfermero. Ar- pañol: nació 13 Set. 1856, ingresó 19
gentino: nació en Baradero, Buenos Mar. 1880.
Aires, 15 May. 1879, ingresó 21 Jun. Bode Guillermo. Sacristán. Alemán: na-
1902. Falleció 15 noviembre 1931. ció 28 Ab. 1830, ingresó 24 Feb. 1866.
Andrés Vilanova Jaime, 1912. Compra- Murió en Buenos Aires 30 Mar. 1901.
dor, patrón de sirvientes. Español: na- Bozal Angel, 92. Sastre, ropero. Espa-
nació en San Jorge, Gerona, el 7 May. Murió en Buenos Aires 30 Jul. 1908.
1863, ingresó 7 Mar. 1887. Falleció en
Climent Clemente, 1916. Ad doméstica.
Montevideo, 3 Ab. 1938. Español: nació 24 Oct. 1889, ingresó 17
Set. 1905.
Bella Juan, 1877. Sastre, ropero. Espa-
Cuello Lino, 1898. Sastre, ropero. Argen-
ñol: nació en Manresa, 11 Ab. 1840,
tino: nació en Córdoba 25 Dic. 1877,
ingresó 12 Nov. 1863. Murió en Bue-
ingresó 10 Oct. 1895.
nos Aires 17 Ag. 1914.
Cuello Silverio, 1928. Patrón de sirvien-
Beltrán Emilio. Comprador, enfermero, tes. Uruguayo :nació en Tacuarembó
patrón de los sirvientes en Seminario 20 Jun. 1894, ingresó 5 Feb. 1923.
Intediocesano. Español: nació 13 May. Dáyer Berbabé, 1S80. Cocinero, despen-
1882, ingresó 21 Ab. 1931. sero, comprador. Suizo: nació en Here-
Benlloch Corrente "Vicente. Despensero, mance, Valais. 11 Jun. 1842, ingresó
comprador, patrón de sirvientes. Es- 27 Feb. 1879. Murió en Córdoba 3 Nov.
pañol: nació en Valencia 5 Set. 1857, 1919.
— 205 —
Deneger Carlos, 1878. Portero, sastre, ro- García Rogelio, 1937, en el Terceronado,
pero. Alemán: nació en Arnsberg, cocinero y despensero. Argentino: na-
Westfalia, 13 Nov. 1842, ingresó 14 ció 27 abril 1914, ingresó 31 Oct. 1930.
.Jim. 1865. Murió en Puerto Mont 1» Gil Antonio, 1899. Enfermero en Larra-
Ab. 1918. ñaga. Sacristán. Español: nació 12
De-Marco Guarino. 1904. Sastre, ropero. Nov. 1847, ingresó 1? Jun. 1873. Murió
Italiano: nació Jun. 1878; ingresó 1
3 en Montevideo, 6 Jun. 1912.
En. 1893. Giner Miguel, 1937. Sacristán. Español:
Doménech Juan. Sacristán. Español: na- nació 6 Mar. 1904, ingresó 7 Dic. 1924.
ció 7 diciembre 1904, ingresó 7 setiem- Gomar Orts José, 1903. Peluquero, coci-
bre 1921. nero, refitolero. Español nació en
:
Duhalde Francisco, Ad
doméstica.
1906. Ruat, Valencia, 2 Jun. 1866, ingresó
Argentino: nació 30 Mar. 1879, ingresó 11 Feb. 1894. Falleció en Montevideo
19 Mar. 1903. 28 Dic. 1932.
Escantilla Fernando, 1932. Profesor, pre- Gómez Arsenio. 1933. En la residencia de
fecto de división. Español, nació 12 Durazno. Portero, cocinero, ad omina.
Oct. 1907, ingresó 18 Mar. 1925. Español: nació 18 Jul. 1902, ingresó
Escrig- Escrig- Abdón, 1909. Portero, pa- 31 Dic. 1926.
trón de sirvientes, enfermero. Espa- Hernández Bernabé, 1SS9. Ropero. Espa-
ñol: nació en Adzaneta, Castellón, 24 ñol: nació 11 Jun. 1852, ingresó 1? Ab.
Nov. 1881, ingresó 24 Set. 1907. 1888. Murió 19 May. 1935.
Espar José, 1888. Sastre, ropero, enfer- Klingbeil Lucas, 1891. Enfermo en La-
mero. Español: nació 13 Ab. 1865, in- rrañaga. Alemán: nació en Margonin,
gresó 20 Feb. 1884. Murió 10 Jul. 1537. Herzocktum-Posen, 4 Ab. 1842, ingre-
Esteve Estanislao, 1917. Sacristán. Es- só 29 Oct. 1873. Murió en Córdoba 14
pañol: nació 12 Oct. 1869, ingresó 29 Mar. 1917.
Mar. 1914. Lanrini Virginio. 1931. Cocinero. Uru-
Ezqnerra Pedro, 1909. Comprador, patrón guayo: nació 3 Ag. 1903, ingresó 28
de Sirvientes. Español: nació 23 Mar. Ag. 1922.
1853, ingresó 19 Ab. 1888. Murió en Locleiro José. 1927. En el Terceronado,
Córdoba 30 Jul. 1920 sastre, ropero y refitolero. Portugués:
Fernández Samuel. 1931. Maestro en pre- nació 5 Oct. 1895, ingresó 6 Jul. 1913.
paratorias, ayudante del profesor de Lozano Rufino. 1894. Patrón de sirvien-
física, prefecto de división. Uruguayo: tes. Nació 16 Nov. 1868, ingresó 18
nació en San José 19 Dic. 1891, ingre- Mar. 1S89.
só 14 Oct. 1911. Mansilla Justo, 1883. Sacristán, sastre,
Farías Modesto. En el Seminario Inter- enfermero. Español: nació 11 Mar.
diocesano. Portero, sastre, ropero. 1856, ingresó 14 Ag. 1876.
Uruguayo: nació 15 Jun. 1903, ingresó Más Antonio. 1881. Despensero, refito-
2 Feb. 1934. lero. Español: nació en Granollers.
Ferrandis Federico. 1911. Patrón de sir- Barcelona, 14 Ab. 1836, ingresó 3 Jun.
1876. Murió en Buenos Aires 14 Jul.
vientes. Español: nació 6 Nov. 1887,
1922.
ingresó 29 Jul. 1905.
Menarg-ues Ramón, 1936. Cocinero y
Ferrer Bonet Iñigro, 1913. Electricista,
comprador. Español: nació 18 Ag. 1883,
sastre, ropero, sacristán. Español: na-
ingresó 1? En. 1905.
ció en Huesca 1? Jun. 1891, ingresó Michelino Tedeschi Joaquín, 1925. Elec-
30 May. 1908.
tricista, mecánico, patrón de sirvien-
Fignerola Agustín. 1893. Comprador, pa- tes. Italiano: nació en Lavaría Lumi-
trón de sirvientes, refitolero. Español: naco, Udine, 25 Ab. 1902, ingresó 8
nació en Balaguer, Lérida, 17 Julio Set, 1920.
1842, ingresó 22 Enero 1865. Murió en Miranda Ensebio, 1886. Refitolero, des-
Montevideo 16 Feb. 1925. pensero. Chileno: nació 16 Dic. 1836,
Galmés Guillermo, 1909. Cocinero. Espa- ingresó 5 En. 1862. Murió en Mendoza
ñol: nació 9 Set. 1875, ingresó 22 Dic. 15 May. 1898.
1906. Mochiutti Guido. En el Terceronado, co-
García S. Jesús, 1916. Cocinero. Español: cinero, refitolero, ad omnia. Italiano:
nació 13 En. 1894, ingresó 3 Ab. 1914. nació 6 Feb. 1905, ingresó 7 Set. 1936.
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Montaña Fermín, 1929. Hortelano. Uru- Ribalta Rusell Antonio, 1924. Refitolero.
guayo: nació en Rivera 7 Jul. 1885, Español: nació en Barcelona 17 Dic.
ingresó 19 May. 1925. 1894, ingresó 21 Feb. 1922.
Mühn Leonardo. En el Terceronado, co- Rodríguez Sixto, 1937. En el Tercerona-
cinero, comprador, sacristán. Argen- do, portero, sacristán, despertador.
tino: nació en Esperanza, provincia de Uruguayo: nació 28 Mar. 1896, ingre-
Santa Fe, 24 Oct. 1895; ingresó 9 En. só 2 Mar. 1924.
1920. Rota Ignacio, 1878. Carpintero, Director
Mnnar Miguel, 1811. Cocinero. Español: de la fábrica del Colegio-Seminario y
nació 11 Jun. 1877, ingresó 15 Ag. de la Iglesia. Español: nació 31 Jul.
1903. 1833, ingresó 7 Oct. 1860. Murió en
Nadal Ramón, 1886. Portero. Español: Montevideo 27 En. 1897.
nació 26 Nov. 1838, ingresó 31 Mar. Rotg-er Ramón, 1888. Portero. Español:
1866. Murió en Buenos Aires, 29 Jul. nació 22 Dic. 1842, ingresó 30 Jul.
1914. 1866. Murió en Santa Fe 22 Nov. 1891.
Padrón Brito Liborio, 1908. Enfermero, Saez Ricardo. Enfermero. Portero del
encuadernador. Español: nació en Val- Seminario Mayor Interdiocesano y
verde, Isla de Hierro, Canarias, 23 Jul. Menor Metropolitano de Montevideo.
1866, ingresó 15 .Ag. 1900. Español: nació 4 Ab. 1909; ingresó 18
Palmer Juan B. En Durazno, 1937. Co- Mar. 1926. Murió en Buenos Aires 25
cinero, portero y para todos los ofi- Oct. 1939.
cios domésticos. Nació 3 Ag. 1904, in- Sánchez Fernando, 1922. Refitolero; en
gresó 18 Már. 1931. el Seminario Interdiocesano, portero.
Pallarás Sans José, 1923. Prefecto de di- Español: nació 7 Nov. 1889, ingresó
Visión, profesor, ayudante del Procu- 21 Set. 1913.
rador. Español: nació en Mataró, Bar- Sánchez Rafael. En el Terceronado y Se-
celona, 19 Ab. 1896, ingresó 6 Jul. minario Interdiocesano, Portero, sa-
1918. cristán, refitolero, ropero, campanero.
Fardavila Rosales Manuel, 1923. Cocine- Español: nació en Galicia 17 Mayo
ro, también cocinero en el Noviciado. 1901, ingresó 14 Ag. 1923.
Español: nació en Aldán, Ponteve- Sañé Luis, 1874. Portero, ropero, refito-
dra, 29 Ag. 1893, ingresó 19 Oct. 1916. lero. Español: nació 27 Ab. 1843, in-
Farellada Nicolás. En el Seminario In- gresó 26 Set. 1862. Murió en Buenos
terdiocesano, portero, sastre, ropero. Aires 11 Ag. 1885.
Español: nació en Manresa el 22 Ag. Schorro José, 1876. Cocinero, portero,
1880, ingresó 14 Feb. 1897. despensero. Nació 11 Jun. 1816, ingre-
Pascual Secundino. Estudia humanida- só 10 Oct. 1840.
des en Larrañaga. Uruguayo: nació Serafino Juan, 1876. Despensero. Italia-
en Montevideo 1» Jul. 1874; ingresó no: naciA 25 Jun. 1870, ingresó 1? Set.
21 Feb. 1893. 1887.
Pastor León. 1888, Enfermero. Español: Serra Luciano, 1873. Cocinero, compra-
nació en Liria, Valencia, 20 Feb. 1853, dor, despensero, enfermero, sacristán,
ingresó 15 Jul. 1878. Murió en Córdo- portero. Español: nació en Vich 18
ba 25 Ag. 1927. En. 1834, ingresó 17 En. 1863. Murió
Piñón Antonio, 1873. Portero, ropero, re-
en Santa Fe 3 Ag. 1915.
Suárez José. Despensero, Comprador, pa-
fitolero.Español, nació 5 May. 1808,
ingresó 13 Ab. 1839. trón de los sirvientes. Español: nació
31 Jul. 1874, ingresó 19 Mar. 1893.
Fiqueres Joaquín, 1881. Enfermero, ca-
Subirana Manuel, 1893. Portero. Espa-
cristán, sastre, ropero. Español: nació
ñol: nació 16 Dic. 1872, ingresó 19 Oct.
22 Ab. 1861, ingresó 18 Mar. 1878.
1889.
Puigdellivol Juan, 1890. Sastre, patrón Tapiol Sastre José, 1923. Portero. Espa-
de sirvientes. Español: nació 14 Mar. ñol: nació en Valls, Tarragona, 15 Set.
1843, ingresó 10 May. 1864. Murió en 1876, ingresó 18 Set. 1891.
Santiago de Chile 5 Ag. 1907. Torras Toñellas Juan, 1887. Cocinero y
Quetglás Antonio, 1905. Comprador, pa- hortelano en Larrañaga. Cocinero, re-
trón de sirvientes. Español: nació 29 fitolero, depensero, sacristán. Espa-
En. 1877, ingresó 26 Set. 1900. ñol: nació en Castellfollit del Boix,
— 207 —
Barcelona, 2 Feb. 1858, ingresó 15 Jul. Vidal Cosme, 1883. Prefecto de división,
1885. Falleció en Montevideo 31 May. patrón de sirvientes, ropero. Profesor
1935. en Larrañaga. Español: nació 2 Set.
Torrella Angel, 1890. Procurador, com- 1843, ingresó 19 Ab. 1862. Murió en
prador, patrón de sirvientes. Español: Montevideo 8 Ab. 1896.
nació 8 Dic. 1854, ingresó 7 Dic. 1876. Vinaixa Reverter Domingo, 1915. Profe-
Murió en Montevideo 17 Set. 1894. sor, Sub-director de la Escuela Gra-
Torrónteg'ui Silvestre, 1886. Sastre. Es- tuita de San Ignacio. Español: nació
pañol: nació 31 Dic. 1858, ingresó 7 en Tortosa 10 May. 1880, ingresó 1»
Dic. 1876. Ab. 1908.
Trullás José, 1898. Prefecto de división, Xandri Antet Hilario. Prefecto de divi-
profesor. Español: nació 14 Nov. 1867, sión, Pintor, Profesor de dibujo. Es-
ingresó 6 Jul. 1884. pañol: nació en San Hilario Sacalm,
Ug'uet Salvador, 1909. Profesor de pre- Gerona, 14 Oct. 1859, ingresó 21 Jwn.
paratoria. Español: nació 24 Dic. 1880, 1878.
ingresó 31 Mar. 1896. Znazo José Antonio, 1881. Patrón de sir-
Viciano Miguel, 1918. Patrón de sirvien- vientes. Español: nació 20 Set. 1848,
tes. Español: nació 18 Nov. 1886, in- ingresó 30 Jul. 1879. Murió en Buenos
gresó 2 Jun. 1907. Aires, 29 Ag. 1913.
Videla Juan, 1933. Cocinero. Argentino:
nació 27 Oct. 1911; ingresó 1? Mar. Padres y Escolares, 235; Coadjutores,
1928. 100; Total, 335
V7
— 208 —
—
SUMARIO
Pág.
CAPITULO VII. —
Educación extra y post Escolar. Academia lite- —
raria del Uruguay. —
Congregación Mayor Su fundación y objeto.
:
CAPITULO VIII. —
Defensa de la Fe y cooperación con la Iglesia. —
Ley de Conventos. —
Procesión de Corpus. —
Conferencias de San
Vicente de Paúl. —
Acción Católica. —
Apostolado de la oración. —
Ordenes y Congregaciones Religiosas. —
Círculo Católico de Obre-
ros.— Apostolado Seglar. —
Hijas de María y otras Instituciones.
En la prensa católica. —
En la radio 52