Antecedentes Feministas de Los Grupos de Apoyo Mutuo

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SALUD COLECTIVA. 2021;17:e3274. doi: 10.18294/sc.2021.3274


Antecedentes feministas de los grupos de apoyo
mutuo en el movimiento loco: un análisis histórico-
crítico

Feminist precursors of mutual support groups in the


mad movement: a historical-critical analysis

Grecia Guzmán Martínez1, Margot Pujal i Llombart2, Enrico Mora Malo3, Dau
García Dauder4

1
Autora de correspondencia. RESUMEN Los grupos de apoyo mutuo son una de las acciones colectivas más presentes
Doctoranda, Programa
de Estudios en Persona
en el movimiento de salud mental en primera persona o movimiento loco. Entre sus pre-
y Sociedad en el Mundo cursores se han destacado, principalmente, distintas propuestas de movimientos sociales y
Contemporáneo, de perspectivas comunitarias y colectivas en salud. En este artículo realizamos un recorrido
Departamento de Psicología
Social, Universitat Autònoma histórico señalando, como antecedentes, diferentes acciones del movimiento de libera-
de Barcelona. Integrante, ción de las mujeres y el movimiento de salud de las mujeres. A partir de dicho recorrido,
grupo de investigación Des-
Subjectant_Lis. Activista, realizamos un análisis crítico considerando tres ejes para comprender la emergencia de
movimiento loco. Barcelona, acciones colectivas en salud mental: la experiencia personal en relación con lo sociopolí-
España. *
tico; la construcción de sujetos políticos y de conocimiento; y las relaciones de poder en la
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Doctora en Psicología gestión de la locura y el malestar psíquico. Mostramos cómo los grupos de apoyo mutuo,
Social. Profesora Titular
en el contexto del movimiento loco, dan continuidad a las trayectorias de gestión colectiva
de Psicología Social,
Departamento de Psicología y feminista de la salud, y se posicionan como herramientas para la creación de procesos
Social, Universitat Autònoma políticos en distintos contextos socioculturales.
de Barcelona. Coordinadora,
Grupo de Investigación PALABRAS CLAVES Salud Mental; Feminismo; Apoyo Social; Salud Colectiva.
Des-Subjectant_GESPGI,
Universitat Autònoma ABSTRACT Mutual support groups are one of the most important collective actions in
de Barcelona, Instituto the psychiatric survivors movement or mad movement. Among its precursors, different
Interuniversitario de Estudios
de Mujeres y Género. proposals from social movements and community perspectives on collective health
Barcelona, España. * have been mainly well-known. In this article we carry out a historical overview of their
3
Doctor en Sociología. antecedents, pointing out different actions from the Women’s Liberation Movement and
Profesor, Departamento the Women’s Health Movement. From this, we perform a critical analysis considering
de Sociología, Universitat
Autònoma de Barcelona.
three axes to understand the emergence of collective actions in mental health: personal
Coordinador, grupo de experience in relation to the sociopolitical structure; the construction of political subjects
investigación Lis-Estudios in this field; and power relationships in the management of madness and psychological
Sociales y de Género
sobre la subjetividad, la discomfort. We show how mutual support groups, in the context of the mad movement,
corporalidad y el sufrimiento give continuity to the trajectories of collective and feminist health actions, and are
evitable. Integrante, Instituto
Interuniversitario de Estudios
positioned as tools for the creation of political processes in different sociocultural contexts.
de Mujeres y Género. KEY WORDS Mental Health, Feminism; Social Support; Collective Health.
Barcelona, España. *
4
Doctor en Psicología Social.
Profesor titular, Universidad
Rey Juan Carlos de Madrid.
Madrid, España. *

Salud Colectiva | Universidad Nacional de Lanús | ISSN 1669-2381 | EISSN 1851-8265 | doi: 10.18294/sc.2021.3274
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SALUD COLECTIVA. 2021;17:e3274. doi: 10.18294/sc.2021.3274 Guzmán Martínez G, Pujal i Llombart M, Mora Malo E, García Dauder D.

INTRODUCCIÓN a lo largo de su desarrollo. Los activismos y


los estudios feministas en salud han reunido
saberes de distintas disciplinas para repen-
Los grupos de apoyo mutuo en el ámbito de sar, entre otras cosas, distintos procesos de
la salud tienen una amplia trayectoria. Esta salud-enfermedad mental en las mujeres,
puede ser rastreada a partir de distintos ante- junto con la crítica a los sesgos de género,
cedentes, ámbitos y perspectivas metodoló- la reproducción de las desigualdades y al-
gicas. En términos generales, se ha estudiado gunas violencias ejercidas en la práctica
recientemente su desarrollo y puesta en mar- psiquiátrica(10,11,12,13,14,15).
cha a partir de los movimientos sociales(1) y En este articulo desarrollamos un análisis
asociativos(2), que consideran como punto histórico y crítico que desvela posibles cru-
de partida las necesidades de las propias ces y paralelismos entre el desarrollo de los
personas afectadas. Así mismo, se han estu- grupos de apoyo mutuo en el contexto del
diado sus antecedentes desde la perspectiva movimiento loco (y, más concretamente, en
del ámbito comunitario en salud mental(3), el los grupos con orientación de género y femi-
modelo social de salud(4) y la salud mental nista), y las propuestas colectivas y grupales
colectiva(5,6). del movimiento feminista (específicamente
En esta línea, entre los antecedentes figu- en relación a la salud y la salud mental).
ran estudios antropológicos sobre procesos El objetivo de trazar dichos cruces y
de autogestión en salud como aquellos rea- paralelismos es, por un lado, identificar en-
lizados por Eduardo Menéndez sobre la au- cuentros entre las propuestas metodológicas
toatención de padecimientos y la gestión de y epistemológicas de distintos procesos co-
alcoholismo(7). Destacan también los estudios lectivos del movimiento feminista y el mo-
sobre grupos de apoyo mutuo generados a vimiento loco. Por otro, dar visibilidad a la
partir de la crisis de los Estados de Bienestar, distancia histórica, epistemológica y política
en concreto, en el contexto de Catalunya(8). A que ha marcado la relación entre los feminis-
su vez, resaltan investigaciones que han in- mos, la locura y los procesos de psiquiatri-
corporado debates sobre la autonomía de los zación, y que ha sido analizada en distintos
grupos ante el ejercicio de profesionales de textos vinculados particularmente a los acti-
la salud de distintas especialidades(9). vismos locos(16,17,18,19,20,21).
Específicamente desde el movimiento Así pues, nos interesa delinear esta re-
loco, algunos de los antecedentes teórico- lación histórico-crítica para señalar tanto los
prácticos más reconocidos recientemente son paralelismos como las rupturas; además, re-
el apoyo mutuo de Prior Kropotkin, los gru- conocer las potencialidades y límites de los
pos de autoayuda de Alcohólicos Anónimos, movimientos sociales en los procesos de
la pedagogía de la liberación de Paulo Freire, agenciamiento en salud mental. Teniendo
el trabajo de Carlos Martín Beristain y Fran- en cuenta la diversidad de los movimientos
sec Rieira sobre la comunidad como apoyo, feministas, nos centraremos específicamente
la Red de Escuchadores de Voces, entre otros. en los cruces entre el movimiento de libera-
Específicamente en salud mental y en el movi- ción de las mujeres, el movimiento de auto-
miento del Orgullo Loco, los grupos de apoyo conciencia feminista, el movimiento de salud
mutuo surgen de la necesidad de las personas de las mujeres, y el movimiento loco.
escuchadoras de voces, de las sobrevivientes El artículo se escribe, principalmente,
de la psiquiatría y de las personas con sufri- desde la experiencia en el movimiento loco,
miento psíquico, de generar espacios seguros así como en movimientos migrantes y anti-
(e independientes respecto al sistema de sa- rracistas con perspectivas feministas, de la
lud) para compartir las propias experiencias. primera autora. Recoge reflexiones producto
Por su parte, el movimiento y la teoría de un constante entrelazamiento entre sus
feminista han generado importantes cono- experiencias dolorosas/sanadoras relacio-
cimientos y prácticas en el ámbito sanitario nadas con la alimentación; posibilidades de
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resistencia ante la psiquiatrización; expe- blogs, redes sociales y publicaciones mono-
riencias de migración; y una formación pro- gráficas, y que dan cuenta del desarrollo de
fesional y académica en psicología social. los grupos en la coyuntura política del femi-
También, la participación en distintas redes nismo y el movimiento loco.
y grupos de apoyo mutuo, entre España y La-
tinoamérica, que le han supuesto un sostén
importante en diferentes sentidos. El equipo ANTECEDENTES
de autores y autoras comparte diversos espa-
cios de investigación, activismos y formación Los grupos de autoconciencia
feminista.
A su vez, el artículo forma parte de una La concientización o autoconciencia femi-
investigación en desarrollo en la que se ana- nista, “arma radical”(22) e “incómodo tesoro”(23),
lizan encuentros y desencuentros entre los ha definido gran parte del movimiento desde la
feminismos, las ciencias psi, y los movimien- década de 1960. Si bien pueden identificarse
tos sociales en relación al malestar psíquico sus antecedentes en distintos contextos y épo-
y la locura; particularmente desde análisis cas(24) se atribuye a la estadounidense Kathie
históricos y documentales con perspectivas Sarachild acuñar formalmente el término en
feministas. 1968, para definir la práctica de colectivizar
Así pues, en un primer momento, pre- experiencias personales entre mujeres sobre
sentamos un recorrido histórico que aborda su situación social, y darles un sentido político
el desarrollo de los grupos de autoconciencia que lleve a la acción transformadora.
feminista, los grupos de autoayuda en salud Esto se materializaría en los grupos de
del movimiento de salud de las mujeres, los autoconsciencia feminista, a veces llamados
grupos psicoterapéuticos con orientación fe- “bitch sessions”(22), una práctica grupal y de
minista y, finalmente, los grupos de apoyo apoyo formada en el núcleo del feminismo
mutuo tal como se han desarrollado a partir radical (en concreto, el grupo New York Ra-
del movimiento loco. Enfatizamos las mi- dical Women). Entre otras cosas, permitían
radas feministas sobre la salud mental, así prestar atención a las emociones y deseos
como presentamos algunas de sus principa- para comunicar las experiencias subjetivas
les características metodológicas y su rela- de mujeres en la vida cotidiana, abarcando
ción con el contexto histórico y político en desde la ira hasta la angustia(25,26). Se trataba
el que emergen. de una práctica en la que, escuchando las
En la siguiente parte del artículo, desarro- similitudes entre las experiencias vividas, se
llamos un análisis crítico a partir de tres ejes validaban unas a otras y les daban un sentido
que han sido fundamentales en las ciencias en términos de opresión sistemática. Los gru-
sociales, la teórica crítica y la epistemología pos se creaban de manera espontánea, con
feminista y que, según proponemos, ayudan un mínimo de estructura y con el compro-
a comprender la complejidad de la emergen- miso de establecer normas no jerárquicas,
cia de procesos colectivos y autogestivos en que respaldaban la toma de decisiones por
salud mental. Para los propósitos antes des- consenso y especificaban que cada persona
critos, las referencias bibliográficas a las que compartía la misma responsabilidad por el
hemos recurrido son, principalmente, libros contenido y el proceso del grupo(27).
que han sido referencia histórica en el de- De acuerdo con la propia Sarachild, a
sarrollo del movimiento feminista y el mo- partir de asumir, entre otras cosas, “…que
vimiento de salud de las mujeres, así como nuestros sentimientos están diciendo algo
artículos recientes sobre el Orgullo Loco, político”(28), “el propósito de la concientiza-
los grupos de apoyo mutuo, la politización ción era llegar a las verdades más radicales
feminista del malestar y el feminismo loco; acerca de la situación de las mujeres para
y, de manera significativa, textos activistas en tomar acción radical”(18), lo que inevitable-
distintos formatos, que han sido rastreados en mente repercutiría en una “transformación
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de la espiritualidad de la época patriarcal”. las mujeres que se encontraban bajo gobier-


Esto último, en tanto permiten “el salto a ‘su- nos militares.
jetos’ de las mujeres que se reconocen unas Poco después, en 1981, nace el Grupo
a otras como seres humanos completos”(29). de Autoconciencia de Lesbianas Feministas
A través de los grupos de autoconciencia se (GALF) en Perú y el grupo Ayuquelén en
ejercía resistencia ante una sociedad y cultura Chile, vinculado a otras luchas sociales y po-
patriarcal que históricamente ha establecido líticas, permitiendo “generar un pensamiento
la asociación/disociación entre [sujeto, varón, y acción política radical al explicar cómo la
masculinidad, cultura, civilización, mente, ra- heterosexualidad era un sistema normativo y
cionalidad] y [objeto, mujer, feminidad, natu- obligatorio con efectos nefastos para las mu-
raleza, salvajismo, cuerpo, irracionalidad](30). jeres en el plano económico, social, cultural,
De hecho, no por casualidad, “de los simbólico y emocional, limitando la autono-
encuentros de concientización surgieron los mía y libertad”(32).
escritos que formularon la teoría básica del Por su parte, tal como describe Martha
movimiento de liberación de las mujeres”(31) Zapata(33), en México, la concepción de los
en EEUU; partiendo de que “este era solo el primeros grupos de autoconciencia se dirigía
comienzo de una comprensión radical de las hacia desarrollar un concepto fuerte de auto-
mujeres, y de otros temas como los de clase, nomía y de independencia ante la política y
raza y cambio revolucionario”. sus instituciones. Esto permeó el desarrollo
En el transcurso de las siguientes dos dé- del movimiento principalmente durante la
cadas, el arma radical de la autoconciencia primera década, y se transformaría poco des-
feminista conviviría con prácticas autoges- pués en lógicas centradas en la solidaridad y
tionadas por mujeres más allá de EEUU y de las identidades.
Europa, así como transgrediría la heterosexua- Entre estas experiencias se encuentran
lidad obligatoria y el feminismo blanco bur- proyectos como el colectivo La Revuelta, así
gués de clase media-alta. Algunos ejemplos, como iniciativas militantes de izquierda y
señalados por Francesca Gargallo(31), se en- cercanas a la academia, quienes comenzaron
cuentran en varios lugares de Latinoamérica a reunirse para hablar sobre su situación so-
que, a partir de la década de 1970, se estable- cial como mujeres, politizando las relaciones
cerían como respuesta a los golpes militares y con sus cuerpos y deseos, y cuestionando al
al imperialismo estadounidense. Se trataba de mismo tiempo el lenguaje y sus categorías
prácticas militantes propias de mujeres com- conceptuales(31).
batientes de izquierda que se reivindicaban Más recientemente, esta práctica en el
autónomas con respecto a las organizaciones mismo país ha sido retomada por militantes
políticas masculinas. Entre otras cosas, privi- feministas en distintos contextos. Un ejemplo
legiaban el trabajo de mujeres de los sectores lo describe Layda Jackqueline Estrada Bau-
populares y lanzaban críticas importantes a tista(34) al contar la experiencia del colectivo
las reivindicaciones feministas por la auto- El Akelarre en la ciudad de Xalapa, Veracruz,
conciencia y la autonomía que no pasaban que surge como iniciativa de un grupo de
por el combate a la pobreza y la falta de ac- mujeres que buscan convivencia e intercam-
ceso a la educación y la salud. bio de saberes en un ambiente de seguridad,
La misma autora señala cómo, en la dé- libertad y apoyo entre las participantes.
cada de 1970, impidieron que la práctica de Si bien los grupos de autoconciencia
la autoconciencia en pequeños grupos se es- representaban en sus primeras décadas una
tableciera como su única expresión política. forma colectiva de hacer frente a la incon-
Entre otras cosas, cuestionaron constante- formidad y la opresión, así como a las con-
mente las fronteras entre los grupos feminis- secuencias de la situación desigual de las
tas y los movimientos de mujeres. Se reunían mujeres con relación a la estructura patriar-
para discutir también los problemas políticos cal, las feministas radicales expresaron en
de sus países y manifestar su solidaridad con distintas oportunidades su rechazo a que los
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grupos se consideraran un tipo de terapia. las bases para el desarrollo de grupos de au-
En concreto, explicaban que los grupos de toayuda (“self-help” en inglés, o “grupos de
autoconciencia no buscaban soluciones indi- autoconocimiento” en su traducción al es-
viduales y que las participantes no se refleja- pañol) en el ámbito de la salud de las mu-
ban en el espejo de la enfermedad. jeres, siendo especialmente representativa la
En 1969, Carol Hanisch(35) dice, en el reapropiación colectiva de los cuerpos a tra-
texto de “Lo personal es político”, que: vés del uso del espéculo, la denuncia de las
violencias en el ámbito ginecológico y la au-
...la terapia supone que alguien está togestión de la salud sexual y reproductiva.
enfermo y que en ella esta su cura, por Los grupos emergían como un movimiento
ejemplo, una solución personal [...] Las crítico en sí mismo, dentro del movimiento
mujeres tenemos problemas, ¡no esta- de salud de las mujeres, en tanto permitían
mos enfermas! ¡Lo que necesitamos es prestar atención a las formas en que las deci-
que cambien las condiciones objetivas, siones sobre la salud de las mujeres general-
no ajustarnos a ellas y la terapia se está mente recaían sobre varones médicos(26).
acomodando como alternativa al males- Así, tal como describe Nancy Tuana(40),
tar personal! el movimiento de salud de las mujeres, ex-
pandido en EEUU en la década de 1970 y
En el mismo año, Irene Peslikis(36), del colec- 1980, sería no solo un movimiento de libera-
tivo Redstockings, explica que la idea de que ción sino un movimiento epistemológico de
la liberación de las mujeres es una especie de la resistencia, en el sentido de que permitía
terapia es en realidad uno de los obstáculos compartir, construir y redistribuir conoci-
para generar la autoconciencia feminista. Esto miento y poder, a partir de las experiencias y
debido a que implica pensar que una misma de los cuerpos, de maneras no configuradas
y otras pueden encontrar soluciones pura- por el sexismo y el androcentrismo.
mente individuales a sus problemas y, ade- Mientras se desarrollaban los grupos de
más, porque reproduce la creencia de que si autoayuda en salud, profesionales de la sa-
las mujeres se reúnen para analizar y estudiar lud mental, como Phyllis Chesler y Jane Us-
sus propias experiencias será porque están sher en EEUU, Ellen Showalter en Inglaterra,
enfermas, y no porque sean revolucionarias. Franca Basaglia desde Italia, Mabel Burin
Desde Italia, en 1970, Carla Lonzi y el desde Argentina, y Carmen Sáez desde Es-
colectivo Revuelta Feminista(29) explican que paña, entre otras, denunciaban las causas pa-
“La autoconciencia feminista difiere de todo triarcales de malestar, así como las violencias
otro tipo de autoconciencia, en particular la psiquiátricas y sus particulares consecuencias
que propone el psicoanálisis, porque este en las mujeres.
lleva el problema de la dependencia personal A partir de la década de 1980, e influen-
al interior de la especie femenina”. En este ciadas tanto por la concientización feminista
contexto, destacan las críticas y debates entre radical como por el texto La mística de la
Dorothy Tennov(37), Hare-Mustin(38) y Laura feminidad y la idea de El problema que no
Brown(39) sobre la psicoterapia feminista como tiene nombre de Betty Friedman, la auto-
un “oxímoron”; y, por otro lado, la preocupa- gestión en el ámbito de la salud comienza
ción de “y mientras llega la revolución, ¿qué a abordar formalmente la experiencia de
hacemos?”. malestar y la salud mental. Algunas de las
organizaciones más reconocidas en EEUU
como referentes de un trabajo holístico y co-
Emergencia de los grupos de autoayuda munitario en salud, que abordaba no solo la
(self-help) salud física sino psicológica en redes de gru-
pos de autoayuda, con perspectiva no solo
En la misma década, la emergencia y expan- de género sino antirracista, son: el National
sión de los grupos de autoconciencia sentaba Black Women’s Health Project (NBWHP), el
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Native American Women’s Health Education Los cambios en el estatus de las mujeres
Resource Center (NAWHERC), la National y los roles que están buscando desem-
Latina Health Organization, la SisterSong peñar en las sociedades modernas han
Women of Color Reproductive Justice Co- requerido una transformación rápida
llective, entre otras(26). en las actitudes y comportamientos de
En concreto, se trataba de organizacio- muchas mujeres. Las profesionales de la
nes formadas por mujeres negras, mujeres de salud mental están siendo cada vez más
color y mujeres indígenas, que reconfigura- solicitadas para facilitar este cambio.(43)
ron la autoayuda para abarcar los problemas
de salud más prevalentes en sus comunida- Todo lo anterior marcaría un paso importante
des. Aparte de la salud física, se preocuparon hacia la profesionalización de feminismo en
por abordar los malestares relacionados con el ámbito de la salud mental.
el racismo y el colonialismo, así como las di-
ficultades derivadas de la exclusión de los sis-
temas sanitarios (incluyendo la reproducción La psicoterapia grupal feminista
de sesgos racistas y sexistas en los servicios, y
la poca familiaridad de los profesionales con Tal como señala Carolyn Zerbe(44), los grupos
culturas y religiones no dominantes). En este de autoconciencia y los grupos de autoa-
sentido, “todo el proceso de la autoayuda es- yuda en salud, junto a la conformación de un
taba pensado para conducir hacia la justicia marco teórico feminista sobre la salud men-
social”(26). Los grupos de autoayuda se expan- tal de las mujeres, sentaron las bases para el
dieron rápidamente por EEUU y tenían el ob- desarrollo de distintas metodologías grupales
jetivo de que las mujeres adquirieran entre psicoterapéuticas, en el intento de utilizar las
ellas mismas un papel activo ante su salud, lo herramientas de la autoconciencia para rom-
que abarcaba desde aprender a automonito- per con las formas tradicionales de terapia,
rear la presión arterial hasta la gestión colec- así como para transgredir los modelos andro-
tiva del malestar psíquico. céntricos en salud mental y mantener el com-
Si bien su desarrollo estuvo marcado promiso feminista de conectar lo personal
por distintos debates sobre la actuación pro- con lo político.
fesional dentro de los grupos(41), las contra- Destacan, desde Iberoamérica, las si-
dicciones y los riesgos de reproducción de guientes experiencias de trabajo grupal con
discursos médicos convencionales(42), las orientación feminista: los grupos de terapia
particularidades de su emergencia en el con- de orientación para mujeres amas de casa
texto del desarrollo de políticas neoliberales con depresión desarrollados por Carmen Sáez
(en concreto, en EEUU), y desde ahí, sus po- Buenaventura(45); los grupos de reflexión, de-
sibilidades y límites como formas de resisten- pendencia económica y salud mental de
cia(7). Una amplia descripción bibliográfica las mujeres por Clara Coria(46); los grupos
y empírica sobre el desarrollo de los grupos terapéuticos de mujeres de María Asunción
de autoayuda en el movimiento de salud de González de Chávez, Carmen González No-
las mujeres en este contexto, puede encon- gueras y Lucia Valdueza(47); la terapia grupal
trarse en la investigación doctoral “Empowe- de reencuentro de Fina Sanz(48), entre otras.
ring the body: The evolution of self-help in Para la década de 1990 había experiencias
the women’s health movement” de Hannah múltiples sobre la comprensión feminista del
Grace Dudley Shotwell(26). malestar y el abordaje grupal psicoterapéu-
Por otro lado, para finales de la década de tico entre mujeres.
1970, existían grupos de autodefensa emocio- A grandes rasgos, dichas iniciativas coin-
nal para mujeres, dinamizados por militantes ciden en el objetivo de crear conciencia
y profesionales feministas que explicaban: sobre las condiciones y desigualdades de
género y sus repercusiones en el malestar
subjetivo, así como en el reconocimiento de
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las posibilidades de resistencia y deconstruc- autónomo en el que las propias personas ex-
ción. Además, algunas de estas propuestas, pertas por experiencia sean quienes hablen
al considerar a las mujeres como agentes de acerca de la locura y de la opresión psiquiá-
salud(49), permitieron que las propias partici- trica. En este texto, Chamberlin describe
pantes adquirieran las herramientas necesa- cómo los análisis feministas que abarcan solo
rias para iniciar procesos grupales similares los componentes sexistas de la práctica psi-
desvinculados del contexto psicoterapéutico quiátrica, ignoran la situación de las personas
inicial. Se consideraron como agentes de psiquiatrizadas/usuarias y ex usuarias/pacien-
salud “…aquellos individuos y/o colectivos tes de los servicios de salud mental como
que, conociendo los recursos de la comuni- colectivo oprimido(16). Tres años después, pu-
dad, utilizan estos para la mejora de la ca- blica el libro Por nuestra cuenta: alternativas
lidad de vida, que sin duda redunda en el controladas por el paciente del sistema de
bienestar psíquico”(49). Cabe señalar que es- salud mental, el cual se considera uno de los
tas iniciativas coinciden, en lo temporal, con textos fundacionales del Orgullo Loco.
el trabajo realizado por una parte del movi- En esta línea, Dee dee Nehera publica,
miento de la antipsiquiatría, en el que (a pe- en 1985, junto a Persimmon Blackbridge y
sar de haber estado liderado en su mayoría Sheila Gilhooly, una importante crítica al ol-
por varones) fueron claves mujeres feminis- vido de las violencias psiquiátricas por parte
tas como Franca Basaglia (Italia), Mari Langer del movimiento feminista, así como denun-
(Argentina), Sylvia Marcos (México), Carmen ciaron la reproducción e invisibilización del
Sáez Buenaventura (España), María Huertas cuerdismo (en inglés sanism o mentalism)(16)
(España), entre otras. De la misma forma, en el propio movimiento y la práctica profe-
sobresalen en este proceso los planteamien- sional feminista.
tos epistemológicos y los recorridos etno-
gráficos realizados en el campo de la salud He sido nombrada “pshyco” y “esquizo”
mental colectiva(50), que han permitido el re- por las feministas que no estaban de
conocimiento de saberes no necesariamente acuerdo con mis opiniones, y me he
delimitados por epistemologías-mundo he- encontrado encarcelada por feministas
gemónicas en el ámbito médico, desde Es- con títulos, adoctrinada en la ignorancia
paña(6) y Latinoamérica(5). patriarcal. Estos no son incidentes aisla-
dos. No soy la única loca tratada de este
modo por las feministas y por la socie-
Orgullo Loco y feminismo loco dad en general.(51)

En paralelo, las décadas de 1970, 1980 y Por su parte, Kate Millett escribe, en 1990,
1990 serían determinantes para la creación Viaje al manicomio, libro en el que relata
de sentidos y prácticas políticas en el ámbito sus experiencias con la locura y el encierro
de la salud mental, protagonizadas por las psiquiátrico, así como reclama el espacio de
propias personas diagnosticadas por la psi- la locura para generar resistencia feminista.
quiatría. Estas implicaron una revisión crítica Ocho años después, la reconocida militante
tanto de la psicoterapia feminista como del feminista Sulamith Firestone publicaría Air-
movimiento feminista en general, incluyendo less spaces. En este libro relata sus propias ex-
los grupos de autoconciencia y el contexto ra- periencias a partir de un registro poético que
dical en el que surgen. Darán muestra de ello habla sobre los cruces entre la locura, la pre-
las propias personas que habían atravesado cariedad y la psiquiatrización. Años después,
malestares psíquicos intensos, experiencias tras la muerte de Firestone, otras militantes
de locura y opresión psiquiátrica, incluidas como Susan Faludi reconocerían cierto aban-
varias militantes feministas. dono de parte del movimiento feminista hacia
Por ejemplo, en 1975, Judi Chamberlin los procesos de malestar psíquico, psiquiatri-
explica la necesidad de crear un movimiento zación y precariedad de algunas de ellas(52).
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SALUD COLECTIVA. 2021;17:e3274. doi: 10.18294/sc.2021.3274 Guzmán Martínez G, Pujal i Llombart M, Mora Malo E, García Dauder D.

Para 1993, se celebra en Toronto la pri- un ejercicio de resistencia. Además, tal como
mera movilización del Orgullo Loco, y un se reivindicaría desde el movimiento de sa-
año más tarde, en 1994, Judi Chamberlin lud de las mujeres, varias de sus propuestas
sostiene un debate con Phyllis Chesler (si se corresponderían con lo que Dee Nehera
bien los antecedentes pueden rastrearse años defendía a inicios de la década de 1980:
antes), en el que reclama, entre otras cosas, el
derecho a la autorrepresentación de las mu- Abogo por que las sobrevivientes (de la
jeres locas(53). Esta y otras revisiones críticas psiquiatría) dejen a los profesionales y
de las profesiones psi por parte de militan- creen alternativas entre pares, en lugar
tes van más allá, en el sentido de cuestionar de ser cómplices con los profesionales
“el negocio de la enfermedad mental” inde- en reformar su sistema de apoyo para
pendientemente de que el ejercicio se haga nosotras.(51)
desde el feminismo(51).
En esta línea, distintas activistas han En esta línea, una de las estrategias más vi-
cuestionado la falta de representación de sibles a partir de la primera década de 2000
mujeres y disidentes sexuales, incluyendo la son los grupos de apoyo mutuo. En el con-
reproducción de lógicas patriarcales y colo- texto del movimiento del Orgullo Loco, es-
niales dentro del propio movimiento loco; tos grupos tienen aplicaciones muy diversas,
así como la falta de referentes en la represen- aunque coinciden en varias cuestiones cla-
tación de la diversidad y complejidad de la ves. Si bien sus particularidades merecen ser
locura y las experiencias ante la institución analizadas en profundidad, así como sus po-
de salud mental, cruzadas con otras formas sicionamientos políticos con respecto al dis-
de violencia institucional(54,55,56,57,58,59,60,61). positivo de salud mental (y ante las lógicas
Recientemente, todo lo anterior se ar- patriarcales, coloniales y capitalistas presen-
ticula y complejiza desde la militancia de tes tanto fuera como dentro del movimiento
los feminismos locos, o la reivindicación del Orgullo Loco), algunos planteamientos
de la locura con perspectiva feminista, tal en común son: la autogestión ante el ejer-
como lo han mostrado y estudiado recien- cicio profesional y fuera del dispositivo de
temente distintas militantes e investigado- salud mental; distanciarse de las finalidades
ras(14,16,17,18,19,20,53,54,59,60,62,63,64,65,66,67). terapéuticas (aunque los grupos pudieran te-
ner “efectos terapéuticos”) para representar
una posible alternativa (en algunos casos,
Breve aproximación al desarrollo un “complemento”) al abordaje psicotera-
de los grupos de apoyo mutuo en el péutico y psiquiátrico del malestar y la lo-
movimiento loco cura; y hacer frente, de manera colectiva, a
las violencias vividas dentro del sistema de
A partir de la década de 1990 y con el surgi- salud mental(2,71,72). Asimismo, los grupos de
miento del Orgullo Loco es cuando, por pri- apoyo mutuo han significado una estrategia
mera vez, la militancia crítica en el ámbito de de apoyo en procesos de desmedicalización,
la salud mental estaría liderada por personas tal como lo han mostrado colectivos e in-
“expertas por experiencia”, de manera simi- vestigaciones específicamente situadas en el
lar a lo que ocurría en el Movimiento de Vida contexto chileno(73), si bien otras alianzas, no
Independiente(68); esta vez generando signifi- necesaria o formalmente configuradas como
cantes para la disidencia y la politización de grupos de apoyo mutuo, han sido explicadas
la locura en primera persona(69,70). también como representativas de los mismos
En su desarrollo, sería determinante la procesos(74).
participación de militantes feministas que, Así es que, actualmente, pueden ras-
como Judi Chamberlin o Kate Millett, se trearse estudios, materiales y experiencias
apropian de la identidad política de “sobrevi- que han sido fruto de la sistematización/so-
viente de la psiquiatría” o de “mujer loca” en cialización del conocimiento de activistas a
Antecedentes feministas de los grupos de apoyo mutuo en el movimiento loco: un análisis histórico-crítico 9

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lo largo del tiempo. Por mencionar solo al- La elección de estos tres ejes de análisis
gunas de las iniciativas en el contexto ibe- obedece a los objetivos del propio artículo.
roamericano (aunque podría tratarse de una Nos permiten analizar:
recopilación bastante limitada), se han encon-
trado, en el contexto español, Xixón Voices, 1. Cómo algunos encuentros entre el Orgu-
la Xarxa GAM, ActivaMent Catalunya Asso- llo Loco y las perspectivas feministas han
ciació, Radio Nikosia, Federación Andaluza generado formas contrahegemónicas de
En Primera Persona, el Proyecto Ícarus, Fli- comprensión de las subjetividades y la ex-
pas GAM, Grupos de Apoyo Mutuo en salud periencia personal de malestar y de locura.
mental de Valencia, Colectivo ZOROA, IN- En concreto, desde la crítica al patriarcado
SANIA*, entre otros. Más referencias en este y otros sistemas de opresión, que se articu-
contexto geográfico, pueden encontrarse en lan con distintas formas de violencia psi.
recopilaciones como la elaborada por Marta 2. Cómo los feminismos y las reivindica-
Plaza(75). En Latinoamérica, el Colectivo Chu- ciones del Orgullo Loco han permitido
cán, Autogestión Libre-Mente, Locos por la construcción de sujetos políticos y de
nuestros derechos, Grupo de Apoyo Mutuo conocimiento, así como de distintas estra-
Buenos Aires, entre otros. En este contexto, tegias de resistencia ante los malestares y
activistas de la Red Esfera Latinoamericana las violencias de los procesos de psicopa-
de la Diversidad Psicosocial han compartido tologización y psiquiatrización. Estrategias
distintas experiencias de creación y conti- que, desde ahí, si bien generan desencuen-
nuidad de los grupos de apoyo mutuo desde tros durante sus desarrollos, transforman al
Uruguay, Perú y Costa Rica(76), así como la propio concepto de “salud mental”.
agrupación SinColectivo desde México(77). 3. Cómo, desde la perspectiva de los
En el transcurso de su desarrollo, algu- movimientos sociales (en este caso
nos grupos se han generado explícitamente feministas y locos), es necesario seguir
como un proyecto entre mujeres y disiden- cuestionando las relaciones de poder
tes sexuales, como el grupo de apoyo mutuo que, desde reivindicaciones centradas en
no-mixto del Colectivo InsPiradas, el grupo la construcción y solidificación de iden-
de mujeres del colectivo GAM Valencia, los tidades, pueden terminar posicionándose
grupos de mujeres de ActivaMent Catalunya como universales y homogéneas.
Associació, de Radio Nikosia; y, además
desde perspectivas descoloniales y antirra- En suma, los ejes se corresponden con la lí-
cistas, como el Círculo de Feminismo Loco nea histórica, epistemológica y política que
Latinoamericano y Toloache-Red Antirracista hemos delineado a lo largo del artículo.
de Locura Feminista.

La experiencia personal con relación a


ANÁLISIS CRÍTICO lo sociopolítico

Las iniciativas feministas descritas estable-


A partir del recorrido histórico realizado, de- cen rupturas y transgresiones en distintos
sarrollamos a continuación un análisis crítico sentidos. Principalmente ante el modelo
aplicado en salud, partiendo de tres elemen- androcéntrico de definición e intervención
tos que han emergido desde la teoría crítica de los procesos de salud-enfermedad y de
contemporánea, las ciencias sociales y la comprensión del malestar, las emociones y
epistemología feminista: la dicotomía indivi- los vínculos entre lo privado y lo público, es-
duo-sociedad (traducida en la relación entre pecíficamente analizando sus consecuencias
la experiencia personal y la estructura social); hacia las subjetividades y cuerpos de las mu-
la construcción de sujetas políticas y de co- jeres. Pero, además, desafían la tradicional
nocimiento; y las relaciones de poder. disociación entre individuo y sociedad que
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ha marcado parte importante de los debates contexto y de forma paralela, los grupos de
de la ciencia moderna y la práctica médica autoayuda abordarían explícitamente las
en Occidente. Desde la organización de ac- consecuencias psicológicas del patriarcado y
ciones colectivas vinculadas a los movimien- otras estructuras sociopolíticas, mientras los
tos sociales, los grupos construyen una lógica grupos de autodefensa emocional estadou-
de comprensión de la experiencia personal nidenses se posicionarían como un puente
como indisociable de las dinámicas sociales entre los grupos de autoconsciencia y los
y de la estructura histórico-política. En este grupos de psicoterapia feminista.
contexto, analizamos, a continuación, la pro- Por su parte, tal como lo describe Emilce
puesta de cada acción grupal y colectiva a Dio Beichmar, si los grupos de autoconcien-
partir de tres fórmulas que desvelan posicio- cia feminista se organizaron a partir de la fór-
namientos entre lo individual y lo social: “lo mula de “lo personal es político”, los grupos
personal es político”, “lo político es perso- de psicoterapia feminista lo harían en torno
nal” y “lo personal es colectivo”. a la fórmula inversa: lo político es personal.
En tanto emergen del movimiento de libe- Desde la propuesta feminista de profesiona-
ración de las mujeres, los grupos de autocon- les, en concreto con formación psicoanalítica,
ciencia feminista se organizaron en torno a esto último hace referencia a que la práctica
“lo personal es político”, lema que sintetiza el psicoterapéutica feminista pondría atención
proceso de “crear conciencia” respecto de que a cómo “todo aquello que es social y uni-
los asuntos vividos como un tema “privado” e versal, al mismo tiempo, es asumido por un
individual y que podían generar malestar, eran sujeto que, en su apropiación individual, lo
en realidad compartidos por otras mujeres, y subjetiva, marcándolo con la historia de sus
eso quería decir que se encontraban conecta- avatares intersubjetivos y sus pulsiones”(79).
dos con una estructura de poder más amplia Esto permitiría, por un lado, comprender el
e identificable, en concreto, el patriarcado. Si funcionamiento del poder social en el espacio
bien los grupos de autoconciencia no se en- psíquico y subjetivo y generar, desde recono-
marcaron en el ámbito sanitario (de hecho, lo cimientos de las dinámicas de subjetivación y
rechazaron), precisamente desde esta distan- de deseo, resistencias y subversiones(80), y en
cia, generaron conocimiento y prácticas au- última instancia abordar el sufrimiento de las
tónomas que, aún sin este objetivo explícito, mujeres desde perspectivas psicosociales(81).
colectivizaron malestares entre mujeres, desa- Finalmente, si “lo personal es político”
fiando lógicas individualistas de comprensión sería la fórmula clave del movimiento de
del malestar presentes en el ámbito sanitario y liberación de las mujeres, y “lo político es
psicológico. Sobre esto, es interesante analizar personal” lo sería para la psicoterapia fe-
algunas derivas psicologicistas de la autocon- minista, en los grupos de apoyo mutuo del
ciencia feminista, frente a la propuesta de ha- movimiento loco, de manera especialmente
cer emerger conciencia colectiva con relación representativa, sería la fórmula “lo personal
a una situación de desigualdad y opresión es colectivo”: se prioriza no solo la identifi-
determinada(18,41). Cabe señalar, en este sen- cación de estructuras políticas de opresión y
tido que, en el inglés original, el término es resistencia, sino que se promueve también
“counsiousness raising”, cuyas traducciones colectivizar esa experiencia de manera conti-
han sido tanto “concientización” como “au- nua y, fundamentalmente, desde la reciproci-
toconciencia”, siendo este último el término dad(8,82,83). Ningún asunto, ya sea un malestar
más popularizado en castellano. psíquico, un delirio, una conducta, o un
Al mismo tiempo, pero esta vez con el maltrato dentro del sistema de salud mental,
objetivo explícito de impactar en el ámbito se viviría de manera aislada y desconectada
de la salud, las mujeres reivindicaban las de otras experiencias similares que, por pri-
prácticas de apropiación del cuerpo como mera vez, prescinden de un saber experto
una acción política desde el lema “nuestros que es ajeno a esa misma experiencia. Esto
cuerpos, nuestras vidas”(78). En este mismo sería, además, en términos de colectivizar
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la experiencia, una ruptura con la clásica re- al mismo tiempo, el orden y la hegemonía
comendación psiquiátrica de evitar reunirse psiquiátrica y psicopatológica. Retomando a
entre personas diagnosticadas para evitar in- Chamberlin(16), no solo denunciarían las cau-
crementar el malestar(84). sas patriarcales de malestar y el sexismo en
la práctica psi, sino que reconocerían a las
sujetas locas (y específicamente a las mujeres
El sujeto político-epistémico psiquiatrizadas) como un colectivo oprimido.
En este mismo sentido, y retomando el
Tal como explica Patricia Rey Artime en sus análisis histórico, este segundo eje nos per-
“crónicas de la locura”, las paulatinas “re- mite señalar cómo este proceso ha ocurrido
voluciones” y los “juegos de espejos”, que históricamente en paralelo. Es decir, cómo
han conformado al movimiento loco y el la locura y la denuncia de las violencias de
apoyo mutuo en este contexto, dan cuenta procesos de psicopatologización y psiquiatri-
de las trayectorias de deseos militantes en zación se han mantenido históricamente en
la construcción de un sujeto político (loco/ los márgenes de la reivindicación en la histo-
loca/locx)(84). Desde una lectura de Chantal ria del movimiento feminista. Y a la inversa:
Mouffe(85), podría tratarse de la construcción cómo la construcción de reivindicaciones
de una identidad colectiva no en un sentido locas desde perspectivas feministas no siem-
esencialista, sino en tanto permite identificar pre o no necesariamente han formado parte
y denunciar las múltiples formas en que la movimiento loco.
categoría “loca” se construye como subordi-
nación. Y a partir de ahí, subvertir la perfor-
matividad del término(86). Subversión de jerarquías y distribución
En esta línea, la trayectoria de los grupos del poder
de autoconciencia, los grupos de autoayuda
del movimiento de salud de mujeres, los gru- En línea con lo desarrollado anteriormente,
pos de psicoterapia feminista y los grupos de podemos identificar distintos nodos de poder-
apoyo mutuo entre mujeres, coinciden en la saber en las metodologías de cada acción
construcción de una “sujeta de malestar”, en grupal o colectiva, e incluso trazar algunos
tanto se construyen como agentes ante sus paralelismos que, si bien no son absolutos,
propios procesos de salud-enfermedad, sub- pueden ser pertinentes para comprender algu-
virtiendo la categoría pasiva de “objeto de nos antecedentes feministas de los grupos de
estudio” e intervención, y entablando una re- apoyo mutuo en el contexto del Orgullo Loco.
lación horizontal en la dimensión de género. Tanto los grupos de autoconciencia como
Dicho de otro modo, al compartir la experien- los grupos de autoayuda y los grupos de
cia social de ser mujeres, se posicionan a sí apoyo mutuo se establecen a priori a partir de
mismas como sujetas de conocimiento ante normas no jerárquicas, la toma de decisiones
sus propios procesos de malestar, generando por consenso, y la responsabilidad compar-
formas colectivas de reparación frente a las tida por el contenido y el proceso del grupo.
estructuras patriarcales relacionadas con esos Esto, a diferencia del grupo de psicoterapia,
mismos procesos. En última instancia, esto se en el que una persona es designada como
traduce en trastocar las definiciones e inter- responsable o dinamizadora y que, como
venciones tradicionalmente androcéntricas e tal, conduce las reflexiones hacia un objetivo
individualistas en salud mental. determinado, manteniendo cierta distancia
En este contexto, la particular apuesta de terapéutica respecto de las participantes. En
los grupos de apoyo mutuo entre mujeres es este sentido, quizá la particularidad de los
que, además de construir y posicionar polí- grupos de apoyo mutuo es que los conceptos
ticamente al sujeto mujer como agente de de “mutuo” y de “horizontalidad” son equi-
salud, los grupos se establecen desde la rei- valentes al de “reciprocidad”, en tanto todas
vindicación de una sujeta loca, que resiste, las participantes apoyan y reciben apoyo de
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manera simultánea, prescindiendo de una cepción de los procesos de malestar, locura


persona en el rol de experta-profesional. Por y salud mental, para concebirlos como fenó-
lo mismo, se prioriza la organización y apli- menos colectivos y no necesariamente medi-
cación de los grupos de apoyo mutuo fuera calizados e institucionalizados. Esto último
de los dispositivos de salud mental, ya sean puede ser una característica común entre los
tradicionales o comunitarios. grupos de apoyo mutuo y otras epistemologías
Si bien esto significa una subversión de la y prácticas de apoyo mutuo, que no se organi-
jerarquía “profesional-usuaria” (junto a la je- cen formalmente como grupos de apoyo mu-
rarquía de género, en el caso de los grupos tuo, ni como aquí los hemos descrito. En este
de apoyo mutuo entre mujeres), cabe señalar sentido, otras prácticas de salud mental colec-
que otros marcadores de desigualdad pueden tiva, así como movilizaciones sociales directa
estar presentes y a veces pasar desapercibidos o no directamente vinculadas a la salud men-
(tanto en los grupos de apoyo mutuo como en tal, posibilitan alianzas en la construcción de
las otras metodologías grupales que hemos conocimiento y reivindicación.
descrito). Por poner dos ejemplos, durante el Dicho esto, en línea con los propósitos de
desarrollo de los grupos de autoconciencia fe- este estudio, a manera de conclusión, señala-
minista y el movimiento de liberación de las remos algunas características de los grupos de
mujeres en EEUU, bell hooks(87,88) cuestionaría apoyo mutuo que no solo han estado presentes
el ejercicio de politización del malestar, ex- en el desarrollo del Orgullo Loco y otros mo-
plicando que politizar una subjetividad y un vimientos sociales, sino también en distintas
yo históricamente negado, con base en un acciones colectivas del movimiento feminista.
sujeto de referencia que comparte opresiones Hemos identificado, a partir de este análisis
por sexo-género, pero sigue siendo exclusiva- histórico-crítico, los siguientes paralelismos
mente blanco, burgués y heterosexual podría entre los grupos de apoyo mutuo y los grupos
ser, paradójicamente, un ejercicio despoliti- de autoconciencia feminista: la toma de cons-
zante hacia las subjetividades no dominantes. ciencia como colectivo oprimido; el objetivo
De manera similar, Rachel Gorman, activista de colectivizar políticamente el malestar (en
loca mestiza, desde Canadá, y Louise Tam lugar de que exista un objetivo terapéutico);
desde EEUU, entre otras, harían una crítica al y la corresponsabilidad en la construcción, di-
movimiento loco, por construir un sujeto de námica y continuidad de los grupos, a partir
la locura basado en la cultura dominante, ya de establecer normas mínimas.
que podría reproducir lógicas nuevamente pa- Con relación a los grupos de autoayuda,
triarcales, coloniales, clasistas y racistas en el destaca como característica común el ejer-
propio ejercicio de reapropiarse de la locura y cicio de compartir experiencias de malestar
de resistir ante las violencias psi(55,56). psicológico y relacionarlos con necesidades
de un colectivo en particular y con estructu-
ras de opresión determinadas.
CONCLUSIÓN Finalmente, con relación a los grupos
de psicoterapia feminista, los grupos de
apoyo mutuo compartirían la metodología
Los procesos colectivos en salud con pers- de abordaje grupal del malestar psíquico. No
pectiva feminista, que han sido parte impor- obstante, no tendrían tanto en común con
tante del movimiento desde la década de la psicoterapia grupal en particular, como
1970, pueden ser reconocidos como antece- con los movimientos sociales en general (in-
dentes de procesos contemporáneos de salud cluido el movimiento feminista). Dicho de
colectiva en el ámbito de la salud mental, y otro modo, los grupos de apoyo mutuo com-
más concretamente de los grupos de apoyo parten con la psicoterapia feminista el hecho
mutuo entre mujeres y no-mixtos. de emerger a partir de un movimiento social,
Los grupos de apoyo mutuo han contri- para generar relaciones más justas y equitati-
buido a generar transformaciones en la con- vas (y, en concreto, en términos de género).
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Pero, esta sería una característica que los movimiento loco, los grupos de apoyo mu-
grupos de apoyo mutuo, en el contexto del tuo irán más allá, identificando a las personas
Orgullo Loco, comparten no exclusivamente con experiencias de diversidad o disidencia
con el movimiento feminista, sino también psíquica y neurodisidencia, sobrevivientes
con otros movimientos sociales. Además, in- de la psiquiatría, personas psiquiatrizadas
tentan marcar una distancia explícita ante el y/o que han sido usuarias del sistema de sa-
contexto psicoterapéutico y el dispositivo de lud mental, como un colectivo con historias
salud mental. Por lo mismo, tal como ocu- particulares de opresión. Esto último junto
rriría con los grupos de autoconciencia femi- con la preocupación señalada por distintas
nista, desde esa misma distancia, los grupos activistas de considerar otros marcadores de
de apoyo mutuo se posicionan como alterna- desigualdad que pueden estar presentes tanto
tivas atractivas a la gestión colectiva del ma- fuera como dentro del movimiento loco, así
lestar psicológico. De ahí el peligro de que se como distintas formas de experimentar tanto
reapropien por parte de los servicios de salud la locura como el cuerdismo.
mental tradicionales y por los servicios de En conclusión, los grupos de apoyo mu-
salud mental comunitaria y de salud mental tuo se suman a las propuestas contemporá-
colectiva, trastocando la lógica de la autoges- neas más importantes de acción colectiva en
tión y la horizontalidad en primera persona. salud, incluido el ámbito de la salud mental.
Por otro lado, la particularidad que ofre- Tal como en otras prácticas de autogestión en
cen los grupos de apoyo mutuo, identificada salud y en los movimientos sociales, los femi-
a lo largo de este artículo es que, además de nismos han sido claves para la construcción
establecerse desde el reconocimiento y rei- de estos procesos. Entre otras cosas, su aná-
vindicación de la experiencia social como lisis histórico nos permite evidenciar cómo
sujeto mujer y/o disidente en términos de se ha subvertido la dicotomía sujeto-objeto
sexo-género, lo harán desde la subversión de de conocimiento, transformando prácticas
la categoría de “loca/locx”, en tanto históri- sociales en salud y potenciando procesos de
camente deslegitimadora de lo femenino y agencia personal y colectiva desde la locura
las disidencias sexuales. En el contexto del y el malestar.

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FORMA DE CITAR
Guzmán Martínez G, Pujal i Llombart M, Mora Malo E, García Dauder D. Antecedentes feministas de los grupos de
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Recibido: 7 nov 2020 | Versión final: 17 feb 2021 | Aprobado: 1 mar 2021 | Publicado en línea: 28 abr 2021

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