Metodologia
Metodologia
Metodologia
PRESENTADO POR:
RICARDO MEJIA, MARIA PAULA LOPEZ
FERNANDO GUEVARA, CARLOS OYOLA Y
JUAN CAMILO VILLADIEGO
TUTOR:
UNIVERSIDAD DE CARTAGENA
CENTRO TUTORIAL CERETE
CATEDRA INSTITUCIONAL
2022
1
Tabla de contenido
Introducción_______________________________________________3-4
1. Titulo_____________________________________________________5
2. Objetivos_________________________________________________6
2.1. Objetivo general________________________________________6
2.2. Objetivos específicos___________________________________6
3. Descripción del problema____________________________________7
4. Marcos conceptuales_________________________________________8-9
5. Metodología________________________________________________17
6. Presentación de resultados__________________________________18
7. Conclusiones______________________________________________19
2
Una breve historia de la universidad de Cartagena
La Universidad de Cartagena, así como las del resto del país ha vivido diversos momentos históricos
de acuerdo a la realidad social, política y económica. En 1828 al iniciarse como una institución de
carácter republicano después de las gestas de independencia, se miró como el vehículo a través del
cual debía unificarse u homogenizarse la naciente República, en medio de la diversidad consecuencia
de sus luchas por la libertad del yugo español. Circularon discursos que representaban a la
universidad como un medio de emancipación mental, tras la formación de los líderes que gobernarían
la República, y no solo eso, sino de los ciudadanos que debían basar la unidad nacional en la
recreación de un pasado común.
A principios del siglo XX, se mantiene el discurso nacionalista y la necesidad de reorientar los
estudios universitarios a la realidad industrial, a la modernización. Prevaleciendo sobre el
nacionalismo la idea de modernizar la universidad colombiana en respuesta a las necesidades de la
nueva economía; desde allí todos los esfuerzos por llevar a cabo este ideal son motivo de las
diferentes reformas educativas de la que ha sido objeto la universidad; unas más acertadas que otras y
hoy, en medio de la incertidumbre de una reforma que amenaza con disminuir el protagonismo de la
universidad pública.
En las dos primeras décadas después de culminada las guerras de independencia en el país, los
libertadores y organizadores del nuevo Estado Nacional Colombiano vieron en la Educación Pública
y Oficial el camino para la formación de las nuevas generaciones colombianas y como un estímulo
ideológico fundamental para la consolidación nacional. Según sus ideas la educación pública debía
ofrecer las bases o pilares para la integración de la nación. La educación pública se consideraba como
una fuente necesaria para fomentar la unidad nacional, la cohesión natural de los hombres que tienen
un pasado común, la formación de ciudadanos conocedores de sus derechos y obligaciones, pero en
especial, la formación de los dirigentes para la conducción civilista de la República de Colombia. Por
ello fue de imperiosa necesidad la creación de las universidades oficiales en los primeros años de la
vida republicana para el cumplimiento de tales fines.
3
Los movimientos por la enseñanza ilustrada que se dieron dentro de los claustros universitarios
fueron promovidos por los criollos bajo la influencia francesa. Mediante el decreto del 8 de
noviembre de 1825 se imponen las obras del pensador liberal utilitarista inglés Jeremías Benthan, que
trasmitían la idea de que lo “útil” era el principio de todos los valores y la búsqueda de un sistema
racional en la legislación, una administración eficaz y la organización de la economía estatal. Ante las
presiones del clero y de los padres de familia Simón Bolívar suspendió la enseñanza de esta doctrina
en 1828, y luego fue restablecida en 1835 por el presidente Francisco de Paula Santander. El
Benthamismo se convirtió, a pesar de las críticas de los tradicionalistas en una filosofía de libertad y
del orden, dentro de las leyes defendidas por los civilistas colombianos del siglo XIX en sus grandes
polémicas.
Sin embargo, estas ideas tardarían en imponerse parcialmente hasta 1850, con el advenimiento del
liberalismo radical porque todavía en 1836, al finalizar el gobernó de Santander, no obstante sus
esfuerzos por fomentar las ciencias Naturales y superar el colonial esquema del derecho, la teología y
la medicina, seguían siendo preferidas. Si bien es cierto que las universidades republicanas
pertenecían al Estado, se apoyaban hondamente en las instituciones de la iglesia, en las curias
arzobispales, en las órdenes religiosas, y además su ámbito de acción, era local y regional.
Dentro de este contexto, el 11 de noviembre de 1828 se crea la universidad del Magdalena e Istmo
con sede en Cartagena de Indias en respuesta al decreto expedido el 18 de marzo de 1826, mediante
el cual se dispuso el establecimiento de universidades centrales en Caracas, Bogotá y Quito; y
Universidades seccionales en las capitales de los departamentos y cantones en donde hubiera el
mayor número de profesores y alumnos Este primer nombre de Universidad del magdalena e Istmo
revelaba bien sus límites geográficos. El departamento del Magdalena contenía en su interior en aquel
entonces, todo el territorio del Caribe colombiano; el Istmo hacía referencia a Panamá. 15
4
“Señores, esta distinción la debo toda al Supremo Gobierno que me
conoce como me conozco yo deseoso de ocuparme en beneficio
público, la he recibido más por ser útil en el arreglo material de las
cosas, que en el formal para el que no
Los primeros programas académicos con los que inició la recién fundada universidad fueron: La
Escuela de Filosofía y Letras, en la que se recibía el título de Bachiller en Filosofía y Letras para
ingresar a estudios superiores, la Escuela de Medicina que titulaba Médico y Cirujano y la Escuela de
Jurisprudencia que otorgaba el título de doctor en Jurisprudencia, ya que el Tribunal Superior de
Justicia era quien autorizaba y confería el título de abogado, con la previa presentación del título
otorgado por la universidad. Estas tres facultades eran continuación de los primeros estudios que en
este sentido se impartían en el colonial colegio Seminario San Carlos Borroneo.
Tras el fracaso del centralismo o el proyecto Bolivariano en 1830, se impone un liberalismo en los
nuevos Estados Libres, alimentado por el liberalismo burgués europeo que exigía una independencia
ya no solo política y económica de España, sino una independencia cultural vital para el progreso de
los nuevos Estados, basado en una libertad de enseñanza, en una libre competencia mercantil, y el
5
laicismo como conducta interior de religiosidad. Ideales expresados claramente en la constitución
federalista de 1863.
La naciente burguesía liberal buscaba imponer una ideología oficial que fuera compatible con sus
ideales de riqueza y expansión económica, en posición a las doctrinas escolásticas retrogradas y
caducas de la tradición española, basadas en la corriente patrística de San Agustín y Santo Tomás de
Aquino que ya no daban respuesta a la revolución mercantil, a la expansión del comercio
internacional ni al surgimiento de nuevas clases en conflicto en el mundo europeo: la burguesía y el
proletariado.
El vehículo a través del cual debía imponerse la nueva ideología debía ser la educación, la que debía
separarse de la tutela de la iglesia e imbuirse en el pensamiento liberal burgués que se desarrollaba en
Europa. La universidad se transformaba en la alternativa para sacar rápidamente de la insolación
mental a los jóvenes que habían vivido la quietud del pensamiento religioso, a través del fomento de
las ideas jurídicas, literarias, políticas y económicas del utilitarismo burgués de Benthan y Condillac,
del sensualismo de Tracy, del socialismo romántico de Saint Simón y Proudhon, y del positivismo de
Littré. Comte, Stuar Mill y Spencer.
En la búsqueda de una educación abierta y liberal, bajo el gobierno de José Hilario López se expidió
la ley del 15 de mayo de 1850, mediante la cual se suprimieron los títulos universitarios y se
redujeron las universidades a la condición de colegios denominando a sus facultades escuelas y
recordaron sus fondos, medidas éstas, que ya se habían aplicado en universidades americanas desde
1831 y en las francesas en 1850 por los liberales que consideraban que la iniciativa individual y n o
los controles gubernamentales, era la llave del progreso humano. Así se propició la apertura de
carreras profesionales irrestrictamente a cualquiera, mediante la declaración de que los títulos
académicos y ano serían necesarios para el ejercicio de la Medicina y el Derecho. Lo que pretendía
era acabar con el sistema de privilegios, es decir, se pensaba que tanto los títulos académicos, como
los títulos de la nobleza, eran antidemocráticos.
Esta legislación destinada a minimizar la universidad, generó la reacción de dos años después en
1852 de dirigentes liberales de Cartagena como Juan José Nieto gobernador de la época y Rafael
6
Núñez como rector; quienes defendieron el rango universitario de la institución en Cartagena, que
aunque como efecto de esta ley, recibiera una variedad de nombres. Universidad del Segundo distrito,
Colegio Provincial de Cartagena, Instituto Boliviano, Colegio de Bolívar, Colegio del Estado,
Colegio del Departamento, Colegio de Fernández de Madrid, consiguieron que siguiera funcionando
como una institución de educación superior. Al final terminaron por beneficiarse con ésta
reglamentación los colegios privados, al igual que todos los que deseaban que el gobierno incentivara
la educación primaria; ya que tras la reducción de las rentas nacionales y la abolición de las rentas del
tabaco, el gobierno central entró en penuria y se apartó de su responsabilidad con la educación
superior, delegándola a las provincias las cuales quedaron sin suficientes rentas y en una posición
desventajosa para asumir esta nueva acción.
En estos momentos de crisis académica Rafael Núñez asume desde el año 1852 hasta principios de
1853 la rectoría de la Universidad de Cartagena, bajo la gobernación de Juan José Nieto Gil.
Núñez impuso al claustro un nuevo ritmo sacándolo de la crisis en que venía. Su proximidad al
gobernador y su liderazgo le facilitó la tarea de devolverle al claustro de San Agustín sus clásicas
glorias. Empezó a combatir la idea del gobierno central de delegar la organización de los colegios
nacionales a las cámaras provinciales y la supresión de los títulos para el ejercicio profesional.
Presentó un sólido informe en su calidad de rector señalando que las cámaras debían reorganizar
dichos colegios con respecto a negocios financieros y en cuanto a mejoras materiales, pero no delegar
completamente la administración y sostenimiento a las mismas, ya que a su juicio el gobierno
nacional debía intervenir directamente en un asunto de tan elevada importancia como la educación:
“Bien que se deje a las Cámaras provinciales la mayor latitud posible con respecto a negocios
financieros, por ejemplo. Bien que se les otorgue la misma extensa prerrogativas en cuanto a mejoras
materiales, porque todo esto se refiere a la existencia puramente física de la nación. Pero no se
proceda de igual modo, no abdique completamente el gobierno nacional de la facultad de intervenir
directamente en el más elevado, en el primero de los asuntos cuyo arreglo le incumbe. No lo haga;
porque no salvaría su responsabilidad ante el fallo imparcial y severo de las generaciones venideras;
si semejante delegación ocasionara por consecuencia el retroceso, o aunque sea el estatu-quo
intelectual de la República”. Para Núñez un abogado filósofo y visionario educado en las corrientes
positivista todo lo que afectara el progreso de los pueblos era importante, por eso para él, nada de los
pueblos era importante, por eso para él, nada afectaba mas el destino político de los pueblos que la
educación. De allí su preocupación por la formación universitaria. Propuso la creación de un
Ministerio de Educación Pública encargado exclusivamente de súper vigilar, dirigir y propender el
desarrollo de la educación nacional.
7
bien estaba de acuerdo en fomentar la educación técnica, como lo había dispuesto la ley 15
consideraba que no reñía con los títulos académicos, más bien debían combinarse o estimularse tanto
los estudios técnicos como los académicos tan necesarios para el progreso de la República;
esbozando así la esencia del llamado Nuevo Humanismo.
Para Rafael Núñez las ciencias y las artes, o la técnica y la ciencia tenían la misión de civilizar el
mundo, de progresar. No era necesario contraponerlas porque ambas eran vitales para el progreso de
la nación. Así lo expresó en el informe: “El único árbitro debe ser el mismo interesado, yo, como
medio conciliatorio, el establecimiento de grados artísticos, a la manera de los académicos. Así se
estimularían a la vez las artes y las ciencias, sin que éstas arrebataran a aquellas los brazos de que
necesitan. Así marcharían de concierto estas dos hermosas gemelas que tiene en el mundo la gloriosa
misión de civilizarlo y enriquecerlo; y así terminaría definitivamente esa especie de rivalidad con que
se han contemplado hasta aquí, ofreciéndose a los esfuerzos de ambas una corona igual de naturaleza.
Intentó rescatar e incorporar a la universidad la Escuela Náutica que había sido fundado por
Santander mediante decreto del 28 de junio de 1822 y que fue cerrada en 1840
-con el propósito dual de entrenar pilotos fluviales para fines comerciales y formar un cuadro de
hombres que comandaran los barcos de guerra-, junto con el establecimiento de cursos y talleres
pedagógicos y el incremento de los estudios de Filosofía y Letras.
En el orden pedagógico defendió las actitudes individuales de cada alumno, no solo en sus
aprendizajes sino en las capacidades personales. La educación debía ser – decía “uniforme y
constante”- La educación para todos como una condición vital para los desarrollos de los pueblos.
Rechazó la idea de estandarizar los pensum sin considerar las actitudes de los alumnos, no había nada
mejor en pedagogía para Núñez que seguir las leyes de la naturaleza, ella da a entender que nada es
igual, pues cada ser está dotado de condiciones diferentes para sobrevivir.
Al terminar su rectoría en el año de 1853, Núñez como Secretario de gobierno del general Obando
favoreció a la universidad de Cartagena emprendiendo una serie de reformas facilitadas por la gestión
del nuevo rector Inocencio Galindo. Se expidió el decreto nacional del 30 de junio de 1853 –que
reformó algunos aspectos de la ley 15 de 1850- y el decreto nacional del 25 de agosto del mismo año,
mediante el cual se dispuso en el Colegio nacional de Cartagena la creación de la Escuela de Ciencias
Físicas y matemáticas reglamentada desde la ley 15 de 1.50 y que incluía la enseñanza de la
Aritmética, Algebra, Geometría, Trigonometría, Agrimensura, Geografía general y especial de la
Nueva Granada y de Cronología; y así mismo se aprobó la continuación de la Escuela de Literatura y
Filosofía, la Escuela de Artes y oficios (creada en 1851 según lo dispuesto por la ley 15 de 1850) y la
Escuela Náutica.
Para el año de 18589 siendo rector Manuel Del Río (1856-1858) se incorpora a la universidad la
Academia del Bello Sexo, destinada a la formación de mujeres “modestas”. La educación que
recibían no era para formarlas como profesionales sino para educarlas en el modelo de lo que se
8
consideraba una buena, distinguida y cristiana ama de casa del siglo XIX; por eso dentro de las
materias principales que conformaban el pensum se contemplaban la economía doméstica, urbanidad,
música y baile; materias que no se dictaban a los varones quienes, a diferencia de las mujeres tenía
ingreso a las carreras profesionales.
En la década de los sesenta la Universidad de Cartagena pasó por situaciones económicas que la
debilitaron notablemente. Bajo el gobierno del general Tomás Cipriano de Mosquera, mediante el
decreto de Desamortización de Bienes de Manos Muertas, en 1861, se estipuló que los bienes del
Colegio del Estado de Bolívar pasaran a la Nación, esta situación fue tan grave que lo llevaron al
cierre en 1864. Sin embargo el general Nieto –presidente del Estado Soberano de Bolívar- busca
mejorar la situación de la universidad y gracias a su iniciativa, la Asamblea expidió la ley 30 de junio
de 1863 mediante la cual se restablecieron los grados académicos de bachiller, licenciado y doctor
(cambiando nuevamente la nominación de Escuela a Facultad) en los programas de Filosofía y letras,
medicina y Jurisprudencia. Siendo aún Mosquera presidente de los Estados Unidos de Colombia, los
bienes de la universidad le fueron devueltos mediante la ley 29, de mayo de 1864, razón por la cual
esta institución mejoró sus rentas y condiciones y continuó prosperando durante las últimas cuatro
décadas del siglo pasado.
La Universidad de Cartagena siguió siendo la única institución de educación superior del Estado
Soberano de Bolívar y uno de los primeros centros de cultura en Colombia. Su funcionamiento
interno respondía a esa dinámica; existía un sistema de becas para estudiantes internos en el cual se le
asignaban proporcionalmente los cupos de becarios a las provincias que integraban el Estado. Así
mismo, la universidad fue vista por mulatos, negros y provincianos como un medio de movilidad
social y de reconocimiento político, social y cultural.
Con los inicios de la hegemonía conservadora, Núnez había pasado de una posición liberal radical a
una liberal moderada positivista. Logra ubicarse en la presidencia tras una alianza con el
conservatismo (de 1880 a 1884) y el ideario liberal pierde liderazgo, teniendo como una de sus metas
la reorganización de la Instrucción Pública.
En estos años la Universidad de Cartagena continua con sus programas de Medicina y Ciencias
Naturales, Derecho y Ciencias Políticas, su Facultad de bachillerato o de Filosofía y Letras; y las
9
escuelas anexas a ella, la del Bello Sexo y la Náutica. Para 1895 se crea anexa a la Facultad de
Medicina, la Escuela de Medicina Tropical de Bolívar aunque no continuara posteriormente labores
por insuficiencia de recursos para su mantenimiento; lo mismo sucedió con la facultad de Veterinaria
fundada en 1893, cerrada tres años mas tarde.
Es creada en 1893 por el Consejo Universitario la primera Escuela de Odontología: Escuela dental de
Cirugía, bajo la dirección del doctor Manuel A. Ballestas, cuyos cursos se hacían en dos años y
quienes los aprobaban recibían el título de “Cirujanos Dentistas”. Antes de que los primeros
estudiantes finalizaran su carrera fue clausurada en 1895 y uno de sus profesores Constatino Pareja
fundó una nueva escuela dental llamada “Colegio Dental de Cartagena”, que luego sería incorporada
en 1905 a la Universidad con el nombre de Escuela Dental, la cual fue también clausurada.
Hasta muy entrada la segunda mitad del siglo XIX, es decir, durante más de medio siglo de vida
independiente, estudiantes de toda la región Caribe acudían a la Universidad de Cartagena a
graduarse de bachilleres en Filosofía y Letras, Abogados o Médicos. En 1894 el gobernador de
Bolívar Enrique L. Román, recalcaba la importancia de la universidad para la costa atlántica ya que
“no todos los padres de familia tienen facilidad para enviar sus hijos a educar a Bogotá o al
extranjero, y sin este plantel no podrían darles una honrosa y productiva carrera”. Además
empresarios tales como Diego Martínez Camargo; políticos como Joaquín F. Vélez, Manuel Dávila
Flórez, Francisco Escobar y Enrique Arrázola fueron estudiantes de la Universidad de Cartagena y
destacados médicos que lideraron también la vida política de la ciudad como Manuel H. Pájaro,
Manuel F. Obregón, Francisco Obregón Jaraba y Miguel A. Lengua entre otros.
El ideal de la Universidad Colombiana del periodo de la Regeneración sería retomado en 1909, por
un egresado de ella Rafael Uribe Uribe, quien reafirmó el carácter nacional de la universidad
propuesto por Núñez y la necesidad de reorientar los estudios universitarios a la realidad industrial
que empezaba a experimentar el país, decía: “La enseñanza universitaria en nuestros días tiene que
encaminarse principalmente a la acción, por tanto no puede permanecer indiferente, abroquelada en
tradicionales armaduras, cuando una manera distinta de vivir hierve a su alrededor, la envuelve en
su atmósfera y la arrastra, a pesar suyo en su corriente. Las universidades, la instrucción pública
toda, tienen que destinarse cuidadosamente a cultivar aquellas cualidades del pueblo, puestas en
relación con la naturaleza del país”. Estos serían los primeros intentos de modernizar a la
universidad colombiana en respuesta a los inicios de la industrialización, pero que solo se haría hasta
muy entrado el siglo veinte.
10
A finales de la década del veinte a nivel nacional se expresa con mayor claridad un proceso de
modernización, manifestado en los cambios radicales en la composición de la población activa, en la
producción, la tecnología, la urbanización y el ascenso de los sectores populares en la vida nacional.
El cambio del país tradicional y rural se acelera hacia un país predominantemente urbano y rasgos
acentuados de modernización e industrialización2. Indujo este proceso a una acelerada expansión de
la matrícula escolar de los niveles primarios y secundarios por una parte, como secuencia de la
necesidad de educación para el funcionamiento de la población en ambientes urbanos y por otra,
como efecto de las urgentes demandas de la industria, cuya complejidad tecnológica requería tanto
obreros especializados como ingenieros de diferentes ramas e igualmente de la demanda del Estado y
la economía privada cuya racionalización dio lugar al nacimiento y vertiginoso crecimiento de la
economía, la administración y la contaduría. De allí nace la expansión y la diversificación e la
universidad y el ingreso a ella de nuevos grupos sociales que conformaron el grueso de la burocracia,
la tecnocracia y las profesiones liberales del país moderno.
El afán por dar el salto a la modernidad en materia de educación, se expresó en los esfuerzos
realizados por traer al país a los portadores de los nuevos saberes. Se adoptó la Escuela Nueva y el
método de la Enseñanza Activa en la década de los veinte, siendo considerada como una de las
reformas educativas más importantes de este siglo en el mundo occidental, que buscaba una
educación orientada a la realidad, a la práctica, fomentando la creatividad y la autonomía en el
educando. La nueva pedagogía se basaba en la investigación de la realidad a partir de la práctica del
seminario del laboratorio, ya que el fin de la educación del ciudadano era trabajar por el
mejoramiento del Estado. Se trataba de establecer un vínculo entre Educación y Sociedad. Se planteó
como una crítica a la educación enciclopedista, memorística, dictatorial para establecer una nueva
educación con visión científica y humanística.
En 1923 por decreto 1595 del 22 de noviembre fue contratada por el gobierno nacional durante la
administración de Pedro Nel Ospina, la segunda misión pedagógica alemana que arribó al país en
1924 para reorganizar la educación pública, aunque este proyecto no se realizó, posteriormente
algunos de sus miembros asumen la dirección de algunas entidades educativas por fue el caso del
pedagogo alemán Carl Glockner en la universidad de Cartagena 1928, quien inició un proceso de
modernización en esta institución.
Los estudiantes universitarios también emprendieron en estos años una serie de movimientos en pro
de reformas universitarias dentro de u discurso modernizante europeo, adaptado a las necesidades
sociales del país y también bajo la influencia de otros movimientos universitarios de América Latina,
en especial el de la Universidad de Córdoba Argentina.
11
En estos movimientos, se promovió así mismo un discurso de autonomía universitaria tanto
económica como administrativa, dejando libertad institucional para la elección de sus directivos y la
participación de la universidad en el estudio y resolución de los problemas nacionales. Se contempló
el ingreso de la mujer a las instituciones de educación superior, la diversificación curricular y la
promoción de nuevos saberes como la sicología, la Administración, la Sociología y la Antropología.
El discurso de reformismo orientado hacia a la modernización educativa iniciado en los años veinte
en nuestro país, pareció continuar con mayor vigor en los años de hegemonía liberal de 1930 a 1946.
Durante la administración de Enrique Olaya Herrera continuó una política de reforma educativa, que
buscaba alejar al sistema educativo de la tradición conservadora y adecuarlo a la estructura
productiva engendrada por la industrialización; como consecuencia de los nuevos tiempos
modernizadores, acogiendo las demandas que urgían de diversos grupos sociales (en especial de la
clase media y obrera) empeñados en un cambio institucional. De manera que el régimen liberal
iniciado en el treinta vendría a retomar los esfuerzos reformistas del decenio del veinte,
profundizándolos y en ocasiones replanteándolos para adecuarlos a los postulados políticos y a los
nuevos tiempos que vivía el país. El objetivo era poner las cuestiones educativas al servicio del
proceso modernizador.
En las siguientes administraciones liberales se continúa con las reformas del sistema educativo. Entre
estas administraciones la que operó un decisivo interés de reforma fue la de Alfonso López Pumarejo.
En su primer mandato, modificó sustancialmente la estructura educativa sacándola del siglo XIX
donde había permanecido hasta 1930; todos los niveles de la educación recibieron ese impulso
modernizados orientado hacia la industrialización. Se hacía urgente calificar y especializar la fuerza
de trabajo a todos los niveles, integrar las masas al mercado, satisfacer las demandas del nivel de vida
originadas en las clases populares, crear nuevos valores y patrones culturales que legitimaran la
modernización. La educación se convirtió para López en el instrumento de legitimación de la
modernización e industrialización del país.
La universidad fue sin duda la gran beneficiaria de la reforma educativa de López, su estructura,
naturaleza y funciones se fueron abriendo ideológicamente a las corrientes contemporáneas del
pensamiento. Para López la reforma universitaria debía emprenderse en función del desarrollo
económico del país, de la industria. Debía prepararse a la juventud de la universidad en estudios
técnicos para explotar la riqueza nacional sin tener que acudir por falta de ellos al extranjero. La
universidad debía convertirse en la puerta tras la cual se abriera una división del trabajo mas activa y
especializada. El Estado debía responsabilizarse de reformar el concepto de universidad del régimen
conservador, que había hecho de ésta un centro de estudios rígidamente elitista que formaba
solamente abogados, médicos e ingenieros de caminos; por un nuevo concepto de universidad
orientado al desarrollo del capital industrial y a los cambios que trajo consigo el sistema productivo.
La universidad debía entregar a la nación ciudadanos capacitados para servir la administración, la
industria, la agricultura y los bienes de las obras públicas.
12
Este interés de reformar a la universidad colombiana durante la administración de Alfonso López
quedaría planteado en la Ley 68 de 1935. Estas reformas recogieron algunos aspectos del movimiento
de Córdoba-Argentina que eran afectos al liberalismo. El partido liberal dio así cauce legislativo a la
insurgencia universitaria de la que él había sido parte y motor.
Este proceso de modernización universitaria entre los años de 1920 a 1946 de gran relevancia para el
país, es actualmente objeto de investigación en el ámbito de la Universidad de Cartagena.
En las décadas del cuarenta y cincuenta respondiendo a las exigencias de la Reforma Universitaria
emprendidas desde los años treinta durante la hegemonía liberal –expresada en la Ley 68 de 1935- y
frente a las demandas de la región, aparecen nuevos programas académicos en la Universidad de
Cartagena como la Escuela de Farmacia, la reapertura de la Escuela de odontología y la Facultad de
Ingeniería Civil. Se buscaba resolver, de una u otra forma desde la universidad colombiana los graves
problemas sociales que afectaban al país con una diversificación de sus programas. Se intentaba un
acercamiento de la universidad a la sociedad, ya que ésta debía formar los nuevos cuadros directivos
que necesitaba el país para su desarrollo industrial; lo que implicaba un acercamiento diferente al
quehacer científico, liberado de los preceptos dogmáticos que le imponía el monopolio eclesiástico, e
impulsar disciplinas calificadas en ese momento como modernas: las de Química y las Ingenierías
por ejemplo, que se había desarrollado al margen de la comunidad académica, siguiendo las pautas
del desarrollo del país (explotación minera y construcción de infraestructura viales).
Por Acuerdo No.22 de 1941 del Consejo Directivo de la Facultad de Medicina se crea la escuela de
Farmacia como dependencia de esta facultad, con el propósito de preparar un profesional auxiliar de
las ciencias médicas capacitado para la preparación magistral de formulaciones y que además se
dedicara a la investigación de nuevos fármacos. En 1950 fue elevada a la categoría de Facultad como
una sugerencia del primer congreso de profesores y estudiantes de farmacia celebrado en Medellín en
1949, debido a la calidad de las exposiciones presentadas endicho congreso. Idea que fue aprobada
por el Consejo Directivo de la Universidad de Cartagena el 27 de febrero de ese año, 3 también con la
finalidad de formar un profesional químico farmacéutico al servicio del movimiento industrial
nacional.
Se reabre en 1946 por Acuerdo del Consejo Directivo de la Facultad de Medicina, número 145 del 18
de febrero, bajo la dirección de Luis Carlos Delgado, la Escuela de Odontología anexa a la facultad
de Medicina, elevada a la categoría de facultad en 1947. Es reabierta en precarias condiciones
económicas y bajo la administración de la secretaría académica de la facultad de Medicina, sin
embargo se presentó un ambiente favorable para la facultad, porque no habían suficientes cupos para
medicina y ello contribuía a que los aspirantes, tuvieran otras opciones. Contó para esa fecha con
cinco odontólogos graduados que se rotaban las diferentes asignaturas, entre otros, como Alfonso
Ibarra, Luis Carlos Delgado, José de la Cruz Olivo, Carlos Porto Pareja, José Domingo Ordóñez y
Wulfran Ripoll Merlano; la mayoría de ellos sin experiencia docente. A los mejores estudiantes se les
nombraba como monitores y a ellos se les iba cediendo las cátedras. Se adopta el plan de estudios de
la Universidad Nacional. Su desarrollo fue rápido; años mas tarde ya contaba con varias unidades y
dotada de equipos e instrumentales modernos.4 Igualmente, el Consejo Directivo de la Universidad
convirtió la Escuela de enfermería en dependencia directa de la Universidad, dirigida por enfermeras
y elevada a la categoría de Facultad por Acuerdo 06 de enero 17 de 1974.
3
.
4
13
En 1949 se funda la facultad de Ingeniería Civil mediante decreto 1127. En respuesta a las
necesidades de la región debido al despertar industrial que requería profesionales que asumieran las
exigencias de desarrollo e infraestructura de la época. La nueva facultad adopta también el pensum de
ingeniería de la Universidad Nacional. Sus primeros egresados, Teofrastro Enrique Tatis, Jorge Cruz,
Jaime Iglesias y Jaime Arcial asumieron las cátedras meses antes de su graduación, ocurrida el 5 de
noviembre de 1956.
Las universidades colombianas durante éste período estuvieron en una situación de dependencia
norteamericana, no solamente con respecto a las orientaciones políticas, sino también con respecto a
su financiamiento. Recibió aportes del Banco internacional de Desarrollo (BID), la Agencia para el
desarrollo internacional (AID), las fundaciones Ford, Kellog y Rockefeller, el Fondo Espacial de las
Naciones Unidas y la UNESCO, que fueron investidos en la construcción de edificios académicos y
en el desarrollo de nuevas carreras.
14
En cuanto a movimientos estudiantiles estuvieron signados por la oposición al régimen conservador y
a la dictadura de Rojas Pinilla. La masacre de que es víctima el estudiantado el 8 y 9 de junio de
1954, es el antecedente que originó la coalición de éste con la oligarquía liberal, que viene a
expresarse concretamente con su activa participación en la caída de Rojas Pinilla el 10 de mayo de
1957.
La creación del Frente Nacional (1958), originó la ruptura y pérdida de hegemonía de los partidos
tradicionales con el estudiantado, debido a la delegación del control de los consejos de dirección
universitarios en los representantes de los sectores industriales, comerciales, financieros y el clero;
que auspiciaba la norte americanización de la universidad colombiana. Contra el autoritarismo
impuesto por la oligarquía liberal-conservadora y el imperialismo, se expresaron los movimientos
estudiantiles de los años 58 al 69.
La revolución cubana estimuló una lenta radicalización del movimiento estudiantil e influyó en la
creación de organizaciones insurgentes, nutridas por intelectuales, estudiantes y otro sector pequeño
burgués. La influencia también del comunismo internacional en la conformación de grupos
estudiantiles que expresan esta tendencia como la UNEC –Unión Nacional de Estudiantes
Colombianos- creada por la JUCO –Juventud Comunista, las Juventudes del Movimiento
Revolucionario Liberal JMRL, la CEUC –Confederación de Estudiantes Colombianos, y los
organismos de representación estudiantil como la FUN –Federación Universitaria Nacional- .
Este proyecto facilitó el fortalecimiento de facultades con departamentos para el desarrollo de las
disciplinas, e incluso de la investigación, se buscó un perfil humanista al servicio de la comunidad;
razón por la cual se creo el departamento de Humanidades e idiomas en 1957 por iniciativa del Dr.
Roberto Burgos Ojeda, este departamento se mantuvo durante muchos años como una dependencia
de la Facultad de Derecho.
A final de la década, los sesenta y principios del setenta, las luchas estudiantiles se expresaron con
vigor y exaltación insertadas en las protestas sociales y luchas políticas del país, de América Latina y
del Caribe, se recuerda como una época de ambientes caldeados, no solo por la influencia del
contexto sino también por confrontaciones internas. La Universidad de Cartagena durante la década
de los setenta, también sufrió los efectos del proceso de expansión de la matricula en el sector
privado como otras universidades del país. A partir de 1973 el sector privado iguala en alumnos al
15
estatal, y de ahí en adelante lo desborda, hasta contar en 1988, con el 59% del total de alumnos
matriculados en el país.
Como consecuencia de estos movimientos la universidad experimentó cierres temporales, pero que
no impidieron sus desarrollos. En 1974 nace la Escuela de Trabajo Social (antes Servicio Social del
Colegio Mayor de Bolívar), adscrita a la facultad de Economía y en 1975 es ascendida a Facultad
mediante Acuerdo número 03 del mes de noviembre. En 1994 según acuerdo 10 del Consejo Superior
se convierte en Facultad de Ciencias Sociales y Educación conservando el programa de Trabajo
Social.
La Universidad de Cartagena al igual que otras universidades públicas del país, amplía su cobertura-
aunque la privada la abandera- por dos razones: la ampliación de la educación secundaria y la
inserción en mayor cantidad de la mujer en la educación superior, -sin embargo la Universidad de
Cartagena inauguró el ingreso de la mujer a la universidad colombiana en el año de 1925 con la rusa
Paulina Beregoff.
Al culminar los años setenta la universidad amplia su estructura física, bajo la rectoría de Luis H.
Arraut Esquivel. Se construye el campus de la ciudadela de la salud en el barrio de Zaragocilla, para
las facultades de Medicina, odontología, Química y Farmacia y Enfermería, dotadas todas de
moderna infraestructura física y académica. En esta misma década se inicia una transformación del
antiguo concepto de Bienestar Universitario de paternalismo y asistencialismo por un nuevo concepto
de integración universitario: en relación con el estudiante este nuevo concepto descansaba en la
concepción integral de éste no solo como ser pensante, cuya formación se circunscribe al
entrenamiento de algunas facultades de la mente, sino también como un ser que además de razón está
constituido por un componente afectivo y uno físico. Por este motivo se promovió la formación
cultural de los educandos hacia la comunidad (jornadas científicos culturales, grupos folclóricos,
talleres literarios, comité de cine), y la intensificación y expansión de las actividades deportivas
(juegos Inter-facultades, gimnasio y apoyo al talente deportivo de figuras destacadas de la región).
La década de los ochenta registra una serie de reformas legislativas, administrativas y académicas,
emprendidas para hacer frente a las exigencias de la reforma universitaria de 1980, que contribuyeron
a modernizar a la Universidad de Cartagena y adecuarla a las nuevas tendencias que colocaban en
primer plano la investigación científica y tecnología y la formación humanística a través de un
régimen financiero de las universidades públicas; para programas específicos mediante recursos del
crédito externo y las nuevas propuestas para financiación de los estudiantes y formación del
profesorado.
En cuanto a las reformas legislativas, para a adecuar la estructura de la universidad a los nuevos
lineamientos de la política educativa de 1980 se dictó el decreto No.166 de 1983 o Estatuto General y
el Acuerdo No.055 de Agosto 13 de 1984 o estructura orgánica, guiadas estas legislaciones, por el
principio según el cual, la universidad debía conformar una institución orgánica una verdadera
comunidad unida por las metas compartidas de la excelencia académica y de la voluntad de servicio a
la comunidad. En parte para contrarrestar el fracaso de la propuesta modernizante de los años
cincuenta y sesenta con la asesoría norteamericana que conllevó a la crisis de las universidades
públicas tanto en lo académico por los cierres continuos, como en lo financiero ante un Estado poco
dispuesto a invertir mas en una institución que no le respondía a sus esfuerzos por modernizar al país
a partir de ella, y la pérdida inclusive del apoyo externo ante el desmonte progresivo de la alianza
para el Progreso al final de los sesenta.
16
Con relación a la reforma administrativa se perfeccionaron las estructuras organizativas por
Facultades y Departamentos, Centros y divisiones, para adecuarlas a las exigencias de los tiempos y
se crearon las Vicerrectorías Académicas y Administrativas. La reforma académica se expresó en la
reglamentación del Estatuto Docente, actualización científico tecnológica de los docentes en su
propia disciplina y en docencia universitaria, vinculación de la investigación al aprendizaje,
seguimiento al egresado, optimización de la prestación de servicios, de la proyección hacia la
comunidad, reestructuración de los servicios de consultoría y extensión y la formulación y revisión
de los currículos con participación de docentes, estudiantes, consejos de facultad y decanos.
En este mismo año el Consejo Superior mediante el Acuerdo No.16 del 23 de abril creo la Facultad
de Ciencias Humanas con la intención de ampliar los perfiles profesionales de sus egresados para
contribuir a la investigación de la compleja realidad social del país y de la región, a través de estudios
históricos, filosóficos y de literatura; que el viejo Departamento de Humanidades ya no podía asumir.
Comenzó a funcional en 1992, inicialmente con dos programas: Filosofía e Historia y Lingüística y
Literatura, mas tarde se separó el programa de filosofía e historia dando lugar a dos programas
independientes.
La década del noventa, inició una nueva política que venía siendo discutida y preparada desde años
atrás, tratar de darle solución al problema de la expansión de las universidades privadas y el
desmejoramiento de la calidad educativa –el decreto 1227/89, otorgó al gobierno la facultad de
intervenir todas las universidades privadas que violas en todas las normas académicas-, que se
expresó en un nuevo marco legal para la educación superior, la ley 30 de diciembre de 1992,
resultado de negociaciones entre el ejecutivo, el legislativo, directivos y asociaciones de las
instituciones tanto públicas como privadas.
17
Según la nueva legislación se clasificó a las instituciones de educación superior en tres tipos: Las
instituciones técnicas profesionales, debían ofrecer programas de formación en ocupaciones de
carácter operativo o instrumental y de especialización; Las instituciones universitarias o escuelas
tecnológicas, para brindar programas de formación en ocupaciones, de formación académica en
profesionales o disciplinas y de especialización, y finalmente; Las Universidades, para acreditar
actividades de investigación, de formación académica en profesiones y disciplinas, y la producción,
desarrollo y trasmisión de conocimientos. Solo las Universidades estarían facultadas para ofrecer
programas de maestrías, doctorados o postdoctorados.
Pero esta política encaminada a disminuir la coordinación burocrática estatal del sistema de
Educación Superior a favor de una mayor regulación del mercado y la autorregulación de las
instituciones en la práctica generó efectos negativos. La mayor autonomía que le otorgó al sector
privado condujo a que muchas instituciones incrementaran desmedidamente su oferta de carreras
profesionales y semiprofesionales a partir de 1993 sin las condiciones mínimas para garantizar la
calidad académica. Estas consecuencias no esperadas del otorgamiento de mayor autonomía a las
instituciones privadas conllevó al desmejoramiento de la calidad educativa y a la crisis de la
universidad pública; lo que ha motivado medidas de emergencia del Estado en defensa aparente del
usuario, pero que a la fecha no se vislumbra un buen futuro para la universidad estatal.
A partir de la nueva reglamentación se define un nuevo estatuto en las universidades que apunta a una
revisión interna de las facultades, con relación a sus nombres y al claro requerimiento de tener más de
un programa. En la Universidad de Cartagena mediante Acuerdo No.10 del 28 de marzo de 1994, se
denominan las facultades hasta entonces existentes: Ciencias de la Ingeniería, Ciencias Económicas,
Ciencias Políticas, Ciencias Químicas y Farmacéuticas, Ciencias Sociales y Educación, Ciencias
Humanas. Se incentiva la formación avanzada y las diferentes facultades ofrecen programas de
Especializaciones y Maestrías. En ese mismo año se crea por Acuerdo 08 de febrero 25, el Instituto
de Inmunología para la investigación en el campo de la Inmunología Básica y la Alergología
Experimental.
18
La Universidad de Cartagena de la misma forma que sus paralelas del resto del país experimentó los
efectos negativos de la ley 30 de 1992. Tuvo que afrontar sus problemas financieros y con estas
desventajas, competir en un ambiente supuestamente democrático en miras a mejorar la educación
superior, -que mas bien es “mercantilismo académico”,- en un claro desfase con instituciones
universitarias del sector privado, que evaluadas en el tiempo, han sido las únicas beneficiadas en los
procesos de acreditación de sus programas.
Al final de la década, por Acuerdo 16 del Consejo Superior de Julio 19 de 1997, la Universidad
ingresa a la red de universidades públicas RUDECOLOMBIA de reconocida prestancia académica
del país, integrada por la del Cauca, Caldas, Nariño, Tolima, Tecnológica de Pereira, Pedagógica y
Tecnológica de Colombia (UPTC), y la del Atlántico. A través de esta red, se inicia un proyecto de
Doctorado en Ciencias de la Educación; aprobado por el Ministerio de Educación Nacional mediante
resolución No.2333 de julio 3 de 1998. Así mismo cuenta con la colaboración de universidades en el
extranjero como Alemania, España, Francia y México al hacer parte de esta red de universidades.
1 CIENCIAS DE LA INGENIERIA
2 CIENCIAS ECONOMICAS
3 CIENCIAS POLITICAS
19
4 CIENCIAS QUIMICAS Y FARMACEUTICAS
6 CIENCIAS HUMANAS
4. Cuales son los Derechos mas importantes del estudiante de la universidad de Cartagena.
20
Acogerse en caso de sanciones disciplinarias, al reglamento vigente en el momento de
cometerse la falta.
Participar mediante votación secreta y directa en las consultas para las elecciones de Rector,
Decanos y Directores de Programas, de conformidad con lo establecido en el Estatuto
General.
Optar por la presentación o no de los exámenes de habilitación, cuando cumpla con los
requisitos establecidos.
Expresar libremente sus puntos de vista por medio de carteles, los cuales para ser fijados
deben contener la firma del autor o autores.
Reservar el cupo, aplazar el semestre y reingresar de acuerdo a las condiciones de suprograma
y a los procedimientos establecidos en el presente reglamento.o. Pedir la suspensión de una o
más asignaturas que cursa una vez matriculado dentro de losplazos fijados para
ello.p. Adicionar créditos a su matrícula.q. Reunirse en asambleas y hacer manifestaciones
pacíficas y respetuosas dentro delclaustro universitario.r. Recibir del Docente, en la primera
semana de clases de cada período académico, elcontenido programático con los objetivos, la
metodología del curso, metodología deevaluación, sistema de calificación y bibliografía
5. Cuales son los deberes mas importantes que tienen como estudiante la universidad de Cartagena
21
FUENTES PRIMARIAS DOCUMENTALES
ARCHIVO DE LA UNIVERSIDAD DE CARTAGENA
-ARRAUT, Esquivel. Luis Heriberto. Prospecto bajo la rectoría Rector 1979 Documento impreso
Universidad de Cartagena.
-------------------------Universidad de Cartagena ONCE AÑOS, febrero 1977-mayo 1988. Editorial
Universitaria, Universidad de Cartagena, 1989.
-GÓMEZ Naar Juan Ignacio. “La Superintendencia Universitaria” en Catálogo de la Universidad de
Cartagena 1958. Universidad de Cartagena. Editorial Mejoras de Barranquilla.
-LEÓN Echeverría, Mario. Historia de la Universidad de Cartagena. Mecanografiado Inédito, sin
fecha.
-RESTREPO, Pastor. Historia de la Universidad de Cartagena. Mecanografiado sin fecha.
22
BIBLIOGRAFÍA
ABDALA, Nayib. Historia Sucinta de la Universidad de Cartagena. Realizado con base en el
estudio de Roberto Burgos Ojeda: “Introducción a la Historia de la Universidad”
BALAN, Jorge, y GARCÍA de Fanelli, Ana María. “El sector privado de la educación
Superior”. En los temas críticos de la Educación Superior en América Latina. Vol. 2
Universidad Autónoma de Aguas Calientes. Fondo de Cultura Económica. México 1996.
BURGOS Ojeda, Roberto. Introducción a la Historia de la Universidad de
Cartagena. Universidad de Cartagena Facultad de Derecho, editorial Universitaria 1992.
GARCÍA P, Carlos Arturo. “El Movimiento Estudiantil en Colombia Década del Sesenta.
Revista Universidad y Sociedad. Editorial Argumentos. Bogotá 1986 GOMEZ, Lewis. “El
Colegio Universidad del Estado Soberano de Bolívar.
1870-1885”. Tesis de grado Facultad de Ciencias Humanas, programa de Historia.
Universidad de Cartagena 1998
HELG, Alline. “La Educación en Colombia. 1946-1957” En Nueva Historia de Colombia.
Editorial Planeta. Bogotá 1989. Vol. IV
JARAMILLO Uribe, Jaime “La Educación durante los gobiernos liberales 19301946” En la
Nueva Historia de Colombia”. Tomo IV Editorial Planeta, Printer Colombiana Ltda. 1998.
LANE Young, John. La Reforma Universitaria de la Nueva Granada (18201850). Traducción
de Gloria rincón Cubides. Serie: Educación y Desarrollo. Instituto Caro y Cuervo-
Universidad Pedagógica Nacional. Santa Fe de Bogotá, 1994. Volumen 2.
LAVERDE Toscano, María Cristina. “La Universidad Colombiana en el siglo XIX” Simposio
Permanente sobre la Universidad. Tercer seminario general. Asociación Colombiana de
Universidades (ASCUN)-ICFES. Bogotá 19851987.
LUCIO, RICARDO Y Serrano, Mariana. La Educación Superior, Tendencias y Políticas
Estatales. Universidad Nacional de Colombia, Instituto de Estudios Políticos y Relaciones
Internacionales. Bogotá, 1992
MEJIA Velilla, David. “Marco Histórico de la Universidad Colombiana” en Simposio
permanente sobre la Universidad. Segundo Seminario General. ASCUN-ICFES, Bogotá
1983-1984.
MUNERA Cavadía, Alfonso. “Reflexiones para una Historia de la Universidad de Cartagena”.
En Historia de la Universidad Colombiana Historiografía y Fuentes. Diana Soto Arango, Editora.
Editorial UPTC. Tunjan, 1998. Tomo I. OCAMPO López, Javier. Colombia en sus ideas.
Ediciones
PORTO, Carlos. Ripoll Wulfrany Ordosgoitia Eduardo. Tertulia sobre memoria histórica
inicios de la Facultad de odontología. Diciembre 23 de 2000.
RIPOLL, Wulfran. Entrevista sobre los inicios de la Facultad de odontología. Febrero 2000.
TATIS, Teofrastro, Paz Antonio, rondón Paulina. Tertulia sobre memoria histórica de la
Facultad de Ingeniería Civil. Mayo de 10 de 2001
ANEXO
23
2. Eusebio María Canabal 42. Fulgencio Lequerica Vélez
3. Lázaro Ramos 43. José Ulises Osorio
4. Bernardo José de Garay 44. Raúl Vélez G.
5. Ildefonso Méndez 45. Humberto Bozzi
6. Manuel del Río 46. Fernando A. Gómez Pérez
7. Antonio Esquiaqui 47. Gabriel Porras Troconis
8. José Pablo Ruiz de la Torre 48. Raúl H. Barrios
9. Dionisio Jiménez de Gómez 49. Miguel A. Lenguas
10. Marcelino José González 50. José de León Martínez
11. Ramón Benedetti 51. Alberto H. Torres
12. Francisco Tomás Fernández 52. Francisco Obregón Jaraba
13. José Manuel Royo 53. Rafael A. Muñoz Tilbe
14. Antonio López Tagle 54. Eduardo Lemaitre Román
15. José Araujo 55. Ignacio Vélez Martínez
16. Vicente Agustín García 56. Juan Ignacio Gómez Naar
17. Manuel María Casas 57. Haroldo Calvo Núñez
18. Juan Andrés Fortich 58. Juan Burgos Arteaga
19. Rafael Núñez 59. Jaime Ayala Ramírez
20. Eugenio Baena 60. Roque Pupo Villa
21. Inocencio Galindo 61. Elías Ramón Macía
22. Juan N. Pombo 62. Ramón Mercado
23. Manuel Dávila Flórez 63. Enrique Tono Trucco
24. Antonio T. Tono 64. Rafael Franco Niño
25. Florentino Goenaga 65. Juan C. Arango Álvarez
26. Ignacio Guerra 66. Olegario Barboza A.
27. Francisco C. Escobar 67. Manuel Ramón Navarro
28. Miguel de la Vega 68. Pedro Pacheco Osorio
29. Luis Patrón Rosales 69. Carlos Barrios Angulo
30. Juan S. Gastelbondo 70. Alberto Cardona Arango
31. Miguel S. Solano 71. Wulfran Ripoll Merlano
32. Juan P. Jiménez 72. Luis Heriberto Arraut
Esquivel
33. Francisco Cruz 73. Beatriz Bechara de Borge
34. Augusto N. Samper 74. Carlos Villalba Bustillo
35. Manuel F. Obregón 75. Jaime Trucco Lemaitre
36. José Patrón Grau 76. Manuel Sierra Navarro
37. Antonio José de Irrisarri 77. Edgardo González
38. Teofrastro Al Tatis 78. Sergio Hernández Gamarra
39. Carlos Glockner
40. Luis Felipe Angulo
24