Características Elementales de Los Nuevos Deportes en El Medio Natural
Características Elementales de Los Nuevos Deportes en El Medio Natural
Características Elementales de Los Nuevos Deportes en El Medio Natural
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Correos electrónicos: Joan Fuster <jfuster@inefc.es>, Joaquin Gomez <juako@udc.es>, Feliu Funollet
feliu.funollet@inefc.net.
1.- Introducción
En los últimos años, la práctica de actividades físicas en el medio
natural ha evolucionado desde concepciones tradicionales y minoritarias,
a formas innovadoras asequibles a una amplia masa social.
Los motivos del aumento de practicantes de deportes en el medio
natural los podemos encontrar en una serie de factores que tiene origen
en la dimensión socioeconómica y cultural, como ocurre con la mayoría
de fenómenos ligados a la sociedad.
En primer lugar se puede destacar el aumento del bienestar. El
nivel de vida de la población de los países desarrollados
económicamente, está altamente relacionado con el sistema productivo,
que prioriza cada día más el consumo de servicios y la comercialización
del tiempo libre, este hecho permite e induce a la práctica de los deportes
y en especial a los realizados en el medio natural. Como veremos en un
último apartado, la mayor accesibilidad a estas prácticas y su
consecuente comercialización, genera un conflicto creciente con los
también recientes paradigmas de sostenibilidad. Nuestro
posicionamiento no es al de cuestionar la expansión de las actividades
físicas en el medio natural, sino en diseñar modelos que permitan aunar
los componentes lúdicos y de aventura, con las consignas
medioambientales.
Como se podrá ver en el siguiente apartado, los nuevos deportes
en la naturaleza se ven envueltos de una serie de connotaciones que
tienen mucho que ver con las reglas de la oferta y demanda del sector
servicios. La mayoría de las modalidades deportivas hacen uso de
vestimentas y materiales caracterizados por su relación con la
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tecnología, son enseres muy relacionados con el consumo y derivan en
muchos casos en artículos de moda, deseados tanto por practicantes
como por el público en general. Un caso observable con claridad, lo
tenemos en ciertos tipos de ropa al estilo “surf” “skater” y otras diseñadas
específicamente para modalidades de montaña, en las que prendas
como pantalones, sudaderas, zapatillas, anoraks, etc., extralimitan su
utilidad deportiva para llevarse a cualquier hora y en cualquier lugar,
moda “fun”. También ocurre con artilugios como la bicicleta de montaña,
diseñada para unas prestaciones que en la mayoría de los casos jamás
está en relación con el uso que les darán las personas que la compran.
Un segundo aspecto tiene que ver con el modelo territorial que
escoge nuestra sociedad para la implantación de sus actividades
económicas y del quehacer cotidiano. La concentración de la población
en un medio urbano y el estilo de vida que ello conlleva, está muy lejos de
nuestros orígenes en los que los espacios abiertos por conquistar,
distancias y medios de desplazamiento, ingenio para la subsistencia,
eran una constante. La estructura y el funcionamiento de la urbe nos
sumergen en las prisas, en la monotonía de sus calles, en su
contaminación, etc., nos contagia de un ritmo propio lleno de
automatismos y comodidades. La vida en la naturaleza nos invita muchas
veces a la tranquilidad, a la reflexión, y nos permite contemplar ritmos
caprichosos, algunos sumamente delicados, otros verdaderamente
temibles. Esta diversidad invita al urbanita a la práctica de los deportes en
el medio natural, algunos en busca de sosiego, otros bajo la consigna de
la conquista y el desafío. Para muchos esta huida de lo cotidiano, de la
ciudad, de las obligaciones, es sinónimo de calidad de vida y de
reequilibrio personal.
Por último, y como se verá a continuación, hay ciertas influencias
ligadas a nuevos paradigmas culturales, que hacen de estas prácticas un
ámbito único y diferenciador.
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como un estadio, una dificultad a batir, en el que paradójicamente se dan
una mezcla de situaciones; de desafío, donde los medios para superar la
dificultad pueden impactar en el medio y otras en que la única manera de
avanzar y lograr el objetivo, pasa por aliarnos con él, con evidente respeto
e integración.
Muchos son los practicantes que buscan emociones en la
naturaleza en contraposición a una vida urbana donde la percepción del
riesgo es casi inexistente; estas actividades nos pueden llevar a
situaciones de requerimientos motrices complicados e intensos, o a
experiencias que nos trasladan a un mundo lleno de trascendencia. El
placer de poder adaptarse e integrarse al dinamismo de la naturaleza, de
superar sus formas majestuosas, comporta un juego cambiante en
dimensiones, normas y emociones.
A nivel conceptual, existe una verdadera confusión terminológica
ante la avalancha y proliferación de nuevos deportes, sobre todo en el
momento de querer clasificarlos o caracterizarlos. Para muchos estas
actividades son los deportes de aventura, para otros la denominación
pasa por términos como: tecno-ecológicos, de riesgo, californianos, de
deslizamiento, de “sliz” (K. León, 2002). Toda concepción puede ser
válida, pues es cierto que implican la concepción aventura, utilizan casi
siempre materiales altamente tecnológicos, existe un juego con el riesgo,
muchos se desarrollan sobre superficies deslizantes o en un medio
dinámico y también su origen se encuentra en la forma de vida de la
sociedad americana y en concreto en un medio natural privilegiado como
en la costa oeste de Estados Unidos. Actividades como el “surf”, el
“widsurf”, el ala delta, el hobiee-cat, el parapente, etc., nacen en
California.
No es objeto de este artículo, clasificar las actividades en la
naturaleza, no obstante, podremos encontrar unas características
aglutinadoras de estas nuevas actividades, que en cierta manera
personalizan a la mayoría de estos deportes de última generación. Para
ello, el análisis que a continuación se realiza, se divide en la observación
de tendencias socioculturales y características motrices que comparten.
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para competir y en las condiciones de la competencia, por la
especialización de roles, por la racionalización, por su organización
burocrática y por la cuantificación y la búsqueda del récord. Rasgos
comunes a los que presenta la sociedad industrial, ya que las viejas
actividades físico-deportivas de las sociedades preindustriales se fueron
transformando paulatinamente, al tiempo que lo hacía el resto de la
sociedad, hasta convertirse en el complejo sistema deportivo de la
sociedad de masas en la actualidad.
En la actualidad aparecen nuevos valores ligados a deportes en la
naturaleza, en consonancia a un paradigma contrapuesto al deporte
institucionalizado, donde se destaca el sentido de la diversión, la
recreación, la moda, la libertad. Estamos en una época de grandes
cambios, de altas tecnologías, del culto a la imagen, del consumo, del
elitismo social. Estos deportes surgen en esta sociedad y se adaptan a
ella aprovechándose de sus características peculiares y buscando la
libertad que a veces no tenemos. Puede que estas actividades no dejen
de ser un entrenamiento para poder sobrevivir en la sociedad que nos ha
tocado vivir. El probarse a uno mismo, se ha convertido en un fenómeno
social que muestra la necesidad del individuo contemporáneo para
reafirmarse. Según J. Miranda, E. Lacasa, e I. Muro (1995), “Las
personas se encuentran dentro de una sociedad desorientada y la
necesidad de “tomar tierra” crece. El adulto se encuentra con un
problema; conocerse a sí mismo y comprender el mundo. Para paliar
esto, tiene unos recursos, el hombre intercala con la naturaleza, se deja ir,
confía en ella, se desliza, vuela...todo con el fin de adaptarse y llegar a
quererse a sí mismo un poco más, a ganar en autoestima y en la propia
imagen. Es como si la aparición de los nuevos deportes en la naturaleza
aparecieran junto a los nuevos paradigmas centrados en la
autorrealización personal y la mejora de la calidad de vida que quieren
sustituir a los de competición, esfuerzo y tensión. Quizá lo que se busca
es más el divertimiento, la calidad y la intensidad de las sensaciones.”
Existe una clara relación entre estas prácticas y la cultura
contemporánea que es la adaptación y el juego con el medio, y dentro de
una relación con el peligro que se plantea como autocontrol y capacidad
de eliminar el riesgo al practicar estos deportes. Las dos están muy
relacionadas. En condiciones difíciles, el peligro está en uno mismo, en la
pérdida del control interno, el cual habrá de saber encararse.
A modo de conclusión, se puede establecer una serie de
características ligadas a una nueva concepción en la práctica deportiva
en el medio natural.
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Recreación versus rendimiento
Muchas prácticas deportivas en el medio natural se fundamentan
en la búsqueda de sensaciones, estímulos que se encuentran en un
medio altamente cambiante. La concepción corporal se fundamenta en
un cuerpo receptor de sensaciones diferentes o cuerpo informacional,
capaz de codificar situaciones del medio que permitan al sujeto alcanzar
una dimensión recreativa en su práctica. La mejora y el rendimiento en
contraposición a la marca, el gol, etc. de otros deportes, no está
estandarizada, tiene en muchos casos una finalidad muy individualizada
y subjetiva. (C. Pociello, 1986)
Tecnología
Muchos deportes que se realizan en el medio natural nacen
ligados a las nuevas tecnologías que caracterizan a nuestra sociedad.
Participan de la tendencia de una sociedad altamente tecnificada e
individualizada. Por este motivo, si analizamos los artilugios, observamos
que su función última pretende la máxima adaptabilidad individual, la
máxima autonomía, para poder practicar en cualquier momento, de forma
rápida y, si se desea, sin contar con nadie más que uno mismo. Ejemplos
son el “winsurf”, el “parapente”, la bicicleta de montaña, etc... Para ello se
fabrican materiales con mucha ligereza, bajo la concepción de ser
autotransportables, además de reunir otras condiciones relacionadas
con la seguridad.
Moda y consumismo
Las grandes multinacionales dedicadas al servicio de materiales y
equipos personales deportivos, han encontrado en estas prácticas un
nuevo sector muy atractivo. Los practicantes de las diferentes
modalidades, como en muchos otros deportes, tienen una fuerte
cohesión de hábitos y también de necesidades específicas de material y
equipos de protección. Esta mezcla da un carácter de marca que llega a
transformarse, en algunos casos, en verdaderas tendencias de moda.
Los continuos cambios en tecnología, hacen que año tras año se innove
en diseños más ajustados para la práctica, verdaderamente útil,
probablemente, para los más exigentes o para el deportista de alta
competición. No obstante parece ser que todo el mundo cree que lo que
era útil ayer, no va a servirnos para mañana (J.I. Barbero, 2001). Todo
ello y acompañado de nuevos dibujos y atractivos colores, va a crearnos
necesidades consumistas ficticias.
Proliferación de la imagen
La mayor parte de estos deportes coinciden con las exigencias de
una nueva estética que se impone progresivamente, tanto desde
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perspectivas de la espectacularidad como en cánones corporales. Se
puede observar cómo muchas de las actividades a las que nos referimos,
son utilizadas por anuncios publicitarios, las imágenes gozan de
verdadera espectacularidad y son altamente impactantes. Así mismo, en
una sociedad en la que se ensalza la imagen estética de un cuerpo
proporcionado, fuerte y bronceado, el modelo de practicante de estos
deportes se aproxima a estos cánones tan deseados, siendo un motivo
más de diferenciación de dichos deportes.
Estos aspectos se transforman, en algunos casos, en un distintivo
social importante que le confiere un carácter de marca al cual van
asociados, como en otros grupos sociales, conductas y códigos éticos
propios. Se puede referenciar a los practicantes de escalada libre en sus
orígenes, a los practicantes de “surf”, entre otros.
Símbolo de libertad
· Libertad en el espacio: coincide que la mayor parte de los
deportes en la naturaleza no sólo disfrutan de una concepción de
libertad en el espacio para su desarrollo, sino que también en el
ámbito del tiempo y de las instituciones. Una característica
propia de las actividades a la naturaleza es la conquista de
nuevos espacios. Lugares que décadas atrás eran inaccesibles,
son transitados en la actualidad por numerosos practicantes.
Para volar era necesario un aparato de varias toneladas y un
motor de propulsión, hoy sólo es necesario un parapente de
menos de diez quilos, una ladera y una brisa moderada para
surcar el cielo. La sensación de libertad en el espacio también es
referencia tridimensional, el espacio aéreo y el subacuático nos
permite separarnos de nuestro atado bidimensionalismo
arcaico.
· Libertad en el tiempo: hace referencia a la posibilidad de una
práctica en función de nuestro interés particular, independiente
de los demás, en nuestros ratos libres. Es evidente que no es
recomendable que los deportes en el medio natural se
practiquen de forma individualizada, pues es un factor de riesgo
importante, pero verdaderamente, muchas actividades, gracias
a sus materiales, son concebidas para esa práctica
individualizada.
· Libertad de instituciones: cuando se especifica que estas
actividades están libres de instituciones, tiene que ver con sus
orígenes y su difícil institucionalización. La prolífica generación
de nuevas prácticas hace imposible a las administraciones
públicas su reglamentación, originando en algunos casos un
vacío de legislación en torno a su práctica y fundamentalmente a
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las repercusiones que puedan generar. El paso progresivo de
muchas de las modalidades a la deportivización es debido a las
necesidades de reglamentar la competición. Este aspecto
origina un asociacionismo que permite un cierto ordenamiento, y
suele avanzar de forma paralela, proporcionando al asociado
servicios tales como seguros y formación en relación la práctica.
Algunas se proponen también códigos éticos de actuación y
control de impactos medioambientales. Curiosamente este
ordenamiento es fundamentalmente endógeno, ligado a los
mismos practicantes.
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aprovechamiento de su energía, como elementos de seguridad y de
protección de agentes meteorológicos.
El sujeto, como ya hemos comentado con anterioridad, a través
de instrumentos y materiales con características tecnológicas avanzadas
(ligereza, anatomía, resistencia, etc.), transforma en acciones motrices la
aportación energética del medio, como el viento, la velocidad del agua, la
altura, etc. La relación entre el sujeto y el medio no se realiza en muchos
casos de forma directa. El artilugio hace de mediador entre nosotros y la
superficie de práctica, este aspecto constituye un elemento diferenciador
muy importante, sobre todo cuando se interviene en los procesos de
iniciación a estos deportes. Lograr establecer progresiones que tengan
como objetivo la mejora de las sensaciones a través de los materiales, es
algo dificultoso.
El proceso de recogida de información
Otro punto que se debe destacar en la ejecución motriz, es el
proceso de recogida de información. Los planteamientos en los procesos
de enseñanza –aprendizaje, deberían basarse en métodos que
potencien dar significado al conjunto de sensaciones que recibe el sujeto
a través de los materiales e instrumentos que utiliza para las prácticas, es
decir, a utilizarlos como intermediarios entre sus acciones y el medio de
práctica. El proceso llevará a que el individuo codifique y interprete los
signos del medio para aprovechar sus fluctuaciones en provecho de las
acciones motrices. Este enfoque estará fundamentado en los procesos
perceptivos, donde la discriminación de señales exteroceptivas que se
presentan en el espacio de práctica y las situaciones complejas de la
propia naturaleza, son de vital importancia para el aprendizaje en
términos de seguridad.
El carácter psicomotriz de las acciones
La resultante de tantas acciones es una motricidad caracterizada
por su gran componente psicomotriz, en la que es el sujeto, el que se
relaciona con el medio y el grupo aparece de forma marginal, como un
elemento gregario pero con escasa o nula influencia en lo que se refiere a
la motricidad en concreto. En algún caso, como la escalada, aun siendo
sus acciones individualizadas, el escalador y la pared, podríamos
establecer una colaboración en términos de seguridad por su unión a la
cuerda con un compañero. Diferentes son las relaciones que se puedan
establecer entre el grupo y sus repercusiones en la toma de decisiones.
Sabemos que en muchos casos las influencias de líderes comportan
cierto riesgo en las conductas grupales.
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La finalidad de las acciones
Un principio básico en la práctica de muchos deportes en el medio
natural, es que la ejecución del movimiento se armonice con las
fluctuaciones de la energía del medio, para lograr la adaptabilidad y poder
progresar en él.
Este tipo de actividades, para el que las descubre, son
fundamentalmente lúdicas y no implican un gasto energético muy
elevado (E. Laraña, 1986, 1987). La meta y la motivación del deportista
están contenidas en el propio ejercicio físico y en las sensaciones que
produce su práctica. Pero curiosamente, el practicante busca progresar
como en otros deportes.
· Búsqueda de equilibrio. Vemos que los esfuerzos iniciales se
dirigen en controlar su relación básica con el medio. Este
aspecto se traduce fundamentalmente en muchos deportes en
la búsqueda del equilibrio, en mantenerse sobre la piragua, la
plancha de surf, (J. Gomez et al., 2000), en la bicicleta, o sobre el
caballo. Parece que la lucha en contra de la gravedad es el
objetivo primordial.
· Propulsión. Sea por el hecho de desplazarse y avanzar, son
necesarias generar las energías suficientes para lograrlo.
Transformar la dinámica del medio en nuestro provecho, no es
cosa fácil. Necesita de las capacidades cognoscitivas que
permiten adecuar nuestras acciones y nuestras habilidades
personales interpretando el medio, con tal de poder lograr una
trayectoria. El conocimiento tecnológico de las prestaciones de
nuestro material es imprescindible si queremos lograr el
desplazamiento con garantía, tanto en parámetros de eficiencia
como de seguridad.
· Autoconducción. Los pasos siguientes pretenden una
conducción óptima del artilugio o del propio cuerpo a través de
las variaciones del espacio, lograr la autoconducción nos
posibilita escoger trayectorias con el fin de llegar a donde el
sujete desee.
· Conciéncia corporal. El placer de sentir el cuerpo conectado
con la red de vida, donde la gravedad deja de ser un elemento
contra el que luchar y pasa a ser nuestra gran aliada, pues
aprovechando su energía permite conseguir movimientos más
amplios, más eficaces y con menor gasto energético.
· Toma de riesgo. Pero el juego con la dificultad caracteriza a las
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acciones de estas modalidades deportivas que tienen como
marco a la naturaleza. Los practicantes buscan nuevos retos,
más velocidad, más altura, un mejor salto, una pirueta más
complicada. Estas acciones son a menudo altamente plásticas
en sus movimientos, comportan imágenes espectaculares y en
algunos casos el juego con los límites individuales son patentes.
En estas fases, surgen ciertas situaciones de riesgo, riesgo
intrínseco, que comporta necesariamente la evolución y mejora
de las técnicas (J. Riera, 1989). Es difícil superar las fases del
aprendizaje en estos deportes, sin proponer una nueva
dificultad, un nuevo desafio, es decir, sin una nueva toma de
riesgo.
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del medio. De hecho, estas nuevas concepciones de aproximación al
territorio han aumentado significativamente en estos últimos años.
Probablemente, estas nuevas prácticas contemplan el espíritu del
romanticismo, la tendencia a conocer lo propio desde perspectivas
culturales y científicas diferentes, como la geografía, la ecología o los
diferentes patrimonios humanos.
Creemos que debe aprovecharse la fuerza creciente de los
deportes en el medio natural para lograr dos objetivos prioritarios:
- A nivel de política territorial y medioambiental, mantener un
equilibrio entre la potenciación de la actividad en el mundo rural
y la protección del medio natural (M. Romano, 2003).
- A nivel de estrategia global, conviene encontrar los medios para
que, a nivel social, los deportes en el medio natural se vinculen a
una imagen y estilo de vida sostenible en su más amplia
concepción. Es decir, en relación al entorno natural, al ser
humano y a la vida, los tres pilares fundamentales sobre los que
se sustenta el concepto de desarrollo sostenible (Funollet y
Fuster, 2007).
En este sentido, se debería implicar fundamentalmente al sector
educativo, el formativo, el empresarial, el profesional, incluso el del
espectáculo y el de la información, invitando a hablar todos sobre las
grandes contradicciones del deporte (lesiones, fracasos, conflictos,
doping, reinserción social), el deporte de masas, y las posibles
aportaciones correctoras que conlleva el deporte para todos y el deporte
en el medio natural.
Deben aprovecharse iniciativas en el marco de congresos
científicos, instituciones educativas, entes políticos, etc., para abrir un
debate colectivo sobre deporte y desarrollo sostenible. De forma
específica qué transformaciones debería afrontar el deporte en el medio
natural para contribuir en la construcción de una sociedad más
sostenible.
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