Lectura Iglesia Contra Estado
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Lectura Iglesia Contra Estado
Valentina Torres-Septién
Departamento de Historia-Universidad Iberoamericana, México
Historia y Grafía, Universidad Iberoamericana, año 19, núm. 37, julio-diciembre 2011, pp. 45-77
Resumen
Durante el apogeo del Partido Revolucionario Institucional, justamente
en los años de la presidencia de Adolfo López Mateos, surgió desde el
gobierno la iniciativa de dotar a todos los niños mexicanos con libros
de texto escolar gratuito. La novedosa y necesaria iniciativa se vio sin
embargo debatida y combatida por grupos de la derecha mexicana que
veían en ésta una decisión autoritaria al no haber tomado en cuenta a
grupos sociales de distintas tendencias en su elaboración. El asunto de la
gratuidad no fue cuestionado, no así el de su obligatoriedad y unicidad,
que fueron considerados vilatorios de los derechos de los padres de fami-
lia para elegir el tipo de educación y materiales escolares para sus hijos.
Este debate tuvo repercusiones en toda la República mexicana, y llevó
incluso a movimientos populares para repudiar el texto de tal intensidad
que el gobierno se vio obligado a permitir el uso de otros textos comple-
mentarios sin dejar fuera el oficial.
Palabras clave: autoritarismo, libros de texto, derecha mexicana, le-
vantamientos sociales
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analiza un caso paradigmático del autoritarismo de la época que
muestra tanto las posturas del Estado como las del grupo conser-
vador (Iglesia, padres de familia, organizaciones católicas, etcéte-
ra). La emergencia y publicación del libro de texto gratuito, cuya
recepción ocasiono respuestas divergentes y debates encendidos
llevados a cabo muy abiertamente sobre todo a través de la prensa
nacional, como vocera de los grupos de poder, en los periódi-
cos de mayor circulación como el Excélsior o el Universal, que se
mostraron condescendientes con la Iglesia, y en revistas de pos-
turas beligerantes, intransigentes, como Señal, que será un docu-
mento fundamental en esta investigación. Señal, “la revista digna
de entrar en su hogar”, (1954-1979), fue un semanario católico
que llegaba a los hogares cristianos por medio de suscripción, y
cuya promoción se hacía en iglesias y colegios confesionales. En
esta revista participaban escritores católicos, tanto de la jerarquía
como seglares, entre los que destacan el Pbro. Pedro Velázquez
H., Carlos Alvear Acevedo, Antonio Díaz Soto y Gama, Ignacio
Martín del Campo, S. J., Mons. Joaquín Antonio Peñaloza, Ra-
món Zorrilla, Luis Rabasa, Horacio Guajardo, Alejandro Avilés,
Miguel Ángel Granados Chapa, entre otros, y se reproducían al-
gunos artículos de L’Osservatore Romano o de La Vie Catholique
Illustrée. Se recurre también a trabajos señeros que han analizado
este asunto como los de Soledad Loaeza, Clases medias y política
en México, así como los trabajos de Lorenza Villa Lever sobre los
libros de texto gratuito.
El autoritarismo se entiende como la primacía de las funciones de dominación
sobre las de representación y participación. Lo distintivo del modo autoritario
es la concentración o centralización del poder en la que el Ejecutivo ostenta una
preeminencia absoluta en relación con cualquier otra instancia de gobierno y
goza de una amplia autonomía frente a cualquier otro actor político como élites
económicas, sindicales, sociales y, en el caso analizado, religiosas. Véase Soledad
Loaeza, “Autoritarismo”, en Laura Baca Olamendi, et al., Léxico de la política.
Véase Miguel Ángel Granados Chapa, Examen de la comunicación en México.
La revista antitética por su postura de izquierda fue Política, dirigida por Ma-
nuel Marcué Pardiñas, en su primera época de 1960 a 1964, en donde se expre-
saron posturas contrarias a las defendidas por Señal.
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nomía. El Presidente heredó de su antecesor problemas diversos
como la inflación, un gran desprestigio del gobierno debido a la
corrupción, y un aparato burocrático difícil de mantener; fue par-
tidario de terminar obras comenzadas en el sexenio anterior y de
cambiar el tono de la política, incrementando las obras de benefi-
cio general para la población. José Ángel Ceniceros, su secretario
de Educación, se enfrentó al crecimiento demográfico y urbano,
lo que implicó una muy alta demanda de escuelas que no pudo
cubrirse. La inflación y la pérdida del poder adquisitivo originaron
presiones fuertes por parte del sector magisterial, el cual obtuvo
que gran parte del presupuesto educativo se desviara a ese renglón.
En general estos años fueron pobres en logros educativos, y no
contaron con objetivos claros que vincularan los afanes políticos
generales con la política educativa. Se descuidaron los aspectos
pragmáticos, metodológicos e ideológicos, y sólo se impulsó el
aspecto cuantitativo (más escuelas y maestros). Los demagogos
siguieron hablando de libertad, democracia y justicia social.
Aunque ya presentes en décadas anteriores, Pablo Latapí, res-
petado estudioso del fenómeno educativo, considera que, a pesar
de todo, en esos años se presentaron tres tendencias, sin duda
valiosas en la orientación educativa: la mexicanidad y el arraigo de
nuestras tradiciones, la insistencia en la formación moral y cívica,
y la contribución de las escuelas a la consolidación de la familia,
factores que la favorecieron y que no podían ser objetados por la
reacción, léase la Iglesia, con lo cual las tensiones entre ambos
poderes se hallaban en un momento más o menos tranquilo.
Entre 1957 y 1963, la estabilidad de que había disfrutado el
sistema político se vio resquebrajada por las deficientes condicio-
nes internas y externas del país. Como señala Soledad Loaeza, a
pesar de que la sociedad mexicana seguía siendo débil respecto
al Estado, el desarrollo había propiciado la formación de grupos
Pablo Latapí, “Reformas educativas en los cuatro últimos gobiernos (1952-
1975)”, en Revista de Comercio Exterior, pp. 1324-33
Soledad Loaeza, Clases medias y política en México, p. 180.
Ibidem, pp. 180-1.
Roberto Blancarte, Historia de la Iglesia católica en México, p. 173.
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promovió algunas obras de beneficio social muy bienvenidas por
la Iglesia como un impulso a las demandas sociales, tales como
el desarrollo del Instituto Mexicano del Seguro Social (imss), la
creación del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Tra-
bajadores del Estado (issste), así como del Instituto Nacional de
Protección a la Infancia (inpi) donde su esposa tuvo un papel
protagónico.
Como bien señala Roberto Blancarte, López Mateos rompió
la indiferencia política frente a las cuestiones religiosas que había
permanecido vigente durante casi 20 años, después de la declara-
ción de Ávila Camacho como creyente. En su discurso de toma de
protesta como candidato afirmó: “Somos un pueblo que ama sus
tradiciones y que jamás ha renegado de sus creencias”,10 aunque,
como comenta este investigador, “lo que probablemente no calculó
López Mateos fue que, al mismo tiempo que permitió una mayor
expresión política de los católicos –lo que quizá era inevitable–, es-
taba abriendo una compuerta que posteriormente sería imposible
cerrar a menos que se quisiera pagar un alto precio”.11 El régimen,
al recibir el apoyo de la jerarquía católica, abría las puertas para la
crítica posterior de la jerarquía en el terreno socio-político.12
10
Adolfo López Mateos, “Toma de protesta como candidato del Partido Revolu-
cionario Institucional”, 17 de noviembre de 1957, cit. por Loaeza, Clases medias
y política…, op. cit., p. 202.
11
Blancarte, Historia de la Iglesia…, op. cit., p. 177.
12
Idem.
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La supuesta infiltración comunista que preocupaba a la Igle-
sia, a la unpf y a los grupos católicos conservadores, tanto en el
ámbito político como en el educativo, se avizoraba como un pe-
ligro inminente en las escuelas debido a los maestros comunistas
atrincherados en puestos clave de la sep. Afirmaban, por ejemplo
lo siguiente: “Nos informan que en la Secretaría de Educación,
los comunistas se están apoderando de muchos de los llamados
puestos clave para intensificar el comunismo. Estamos documen-
tándonos bien, para entablar la campaña que sea necesaria; pues
es indebido que con los dineros del pueblo se sostenga a profeso-
res antipatriotas que más bien tratan de servir a Moscú”.16
El comunismo significaba para estos grupos, más que una
doctrina económica, la ausencia de Dios y de principios morales
cristianos. Consideraban que destruía la célula fundamental de la
sociedad, es decir a la familia, y con ella el principio de autoridad
que radicaba en primer lugar en Dios, por delegación de éste en
su Iglesia y finalmente en la familia;17 también afirmaban que pro-
movía el desorden y la anarquía, proposiciones absolutamente
contrarias a la religión. Por ello, en las escuelas católicas se realiza-
ron en aquellos años jornadas muy intensas contra el comunismo,
en las que se hablaba a los estudiantes de los horrores que vivían
los países con estos sistemas; se les atemorizaba insistiendo en
que los niños eran arrancados de los brazos de sus padres para
entregarlos al Estado, que los fieles practicantes eran hechos pri-
sioneros y en ocasiones sufrían tortura y muerte.
La unpf constituyó entonces la Confederación Nacional de
Padres de Familia, con el fin de organizar una asociación en cada
una de las escuelas particulares del Distrito Federal, asociaciones
cuyas funciones eran “vigilar y denunciar” cualquier infiltración
comunista. También servirían para exigir que las condiciones pe-
17
Véase “Bases doctrinales de la educación católica en México”, en Valentina
Torres Septién, La educación privada en México, 1903-1976, pp. 37 a 51.
18
Véase Blancarte, Historia de la Iglesia…, op. cit., p. 1004.
19
Rodrigo Martínez, “Hay que sostener la idea de patria” en Cultura Cristiana, t.
x, núm. 16, 17 de marzo de 1941, p. 4, cit. por Blancarte, ibidem, p. 105.
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la Unión Nacional de Padres de Familia, “con el objeto de prepa-
rarlos a defender la educación de sus hijos, sobre todo en lo que se
refiere a los libros de texto”. […] Esta campaña se convertiría en
el instrumento más eficaz para la continuación de la lucha eclesial
contra el laicismo y el comunismo”.20
Los acontecimientos políticos en Cuba, que se suscitaron a
raíz del levantamiento de Fidel Castro, tuvo como una de sus
consecuencias la supresión del catolicismo en la isla lo que esti-
muló nuevas formas de acción política de los católicos en otras
regiones del continente americano. En México, la democracia
cristiana tuvo una fuerte influencia en el joven Partido Acción
Nacional, que impulsó al episcopado a aprobar una declaración
que subrayaba los peligros del comunismo. La campaña ofrecía
apoyo al gobierno para combatir la amenaza roja y por otro lado
hacía fuertes críticas a las políticas económicas del gobierno.21
20
Ibidem, p. 188.
21
Véase Roderic ai Camp, Cruce de espadas. Política y religión en México, p. 50.
22
Señal, Semanario Católico, núm. 79, 15 de enero de 1956, p. 3.
23
Véase Torres Septién, La educación privada en…, op. cit., pp. 164-71.
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No obstante, la unpf, que esperaba una modificación en sus
términos, la rechazó. Insertó en los periódicos de mayor circula-
ción un boletín en el que solicitaba la adhesión de firmas de sus
partidarios para que el artículo fuese reformado “en términos que
consagraran y garantizasen la libertad de enseñanza”. Publicaron
en la prensa frases como la que decía: “Los particulares propo-
nen ayudar al Estado para la construcción de escuelas siempre y
cuando sea en recintos forjados de caracteres y de espíritus libres
abiertos a todas las inquietudes e impregnados de un hondo ideal
patriótico”.24
A esto se sumó el semanario católico Señal, de amplia difusión
por esos años. Sostenía la necesidad de aumentar el número de
escuelas, sobre todo en los estados, de incrementar la capacidad
técnica y agrícola de campesinos y obreros, así como de apoyar a
la Universidad Nacional y al Instituto Politécnico Nacional. Todo
esto se haría sólo si se contaba con la cooperación de la iniciati-
va privada, siempre y cuando se llegara a un acuerdo con otros
grupos religiosos y se respetara el derecho de los padres de familia
para elegir el tipo de educación de sus hijos.
La unpf aprovechó estos años de relativa armonía con la sep y
de impulso a la iniciativa privada en el ámbito escolar para hacer oir
las demandas por las que había venido luchando por décadas. Fue
precisamente en este contexto en el que se dio el debate en torno a
los libros de texto gratuito: en los primeros años de la década de los
sesenta del siglo pasado. La fuerza que tomó la Iglesia frente a una
medida autoritaria del gobierno se equiparó con otra respuesta en
términos de igualdad de fuerzas promovida por la Iglesia, aunque
finalmente el Estado ejercería su predominio político.
López Mateos llamó a ocupar nuevamente la jefatura de la sep a
Jaime Torres Bodet, quien recientemente había dejado la presiden-
cia de la unesco. El secretario presentó al Presidente un documento
24
El Nacional (México), 9 de febrero de 1958; El Universal (México), 9 de fe-
brero de 1958.
25
Diario Oficial, 31 de diciembre de 1958.
26
Jaime Torres Bodet, Equinoccio, p. 241.
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Instrucción Pública de 1942, que proponían la “unidad nacional”
y la “unificación educativa” como los valores que debían prevale-
cer en los libros.
De inmediato estas consideraciones levantaron ámpula en di-
versos grupos. Los primeros en protestar fueron los profesores,
que enviaron una carta abierta al Presidente en la cual menciona-
ban que “dentro de una sociedad pluralista como es la sociedad
mexicana, no puede pretenderse, sin lesionar el criterio demo-
crático, una uniformidad en materia cultural”.27Algunos intelec-
tuales, como Jesús Silva Herzog, Rubén Salazar Mallén, Andrés
Henestrosa, Luis Garrido e incluso los conservadores René Capis-
trán Garza y Francisco Monterde habían manifestado su adhesión
a la medida.28
Cuando a principios de 1960, la sep dio a conocer la lista de
los textos que se autorizaban para la enseñanza del 5° y 6° grados
–pues del 1° al 4° contarían ya con el texto gratuito–, declaró al
respecto: “es obligatorio el uso del libro de texto único y gratuito
en todas las escuelas primarias, trátese de particulares u oficiales,
de federales o estatales, e incluso de escuelas municipales, excepto
para los últimos años de primaria”.29
Desde el ámbito de su autoridad el texto gratuito se convirtió
en obligatorio, lo cual provocó una discusión de niveles alarman-
tes en diferentes sectores sociales. Una primera polémica fue la
meramente comercial: aquellos que vieron afectados sus intereses
económicos y comerciales y que consideraron anticonstitucio-
nal tal determinación. El primero en tratar el problema fue el
profesor Valentín Zamora Orozco, quien publicó un desplegado
dirigido al Presidente de la República en el que manifestaba su
desacuerdo, pues al dejar fuera otros textos violaba los derechos de
quienes trabajaban en ellos, dejándolos “en el desamparo”. Sin
27
“Carta abierta de un grupo de profesores al Presidente de la República”, en El
Universal (México), 8 de agosto de 1961.
28
Excélsior (México), 30 de agosto de 1960.
29
Excélsior (México), 9 de febrero de 1960.
30
Excélsior (México), 7 de febrero de 1960.
31
Loaeza, Clases medias y políticas…, op. cit., pp. 254-5.
32
Excélsior (México), 24 de agosto de 1960.
33
Loaeza, Clases medias y políticas…, op. cit., pp. 306-10.
34
Excélsior (México), 27 de febrero de 1960.
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A la aparición del libro de texto único, y a la amenaza del co-
munismo se sumó un rumor sobre la posible nacionalización de
las escuelas particulares. Esta suposición estaba fundamentada en
atentados sufridos por establecimientos particulares en algunas
ciudades del interior y en otras medidas tomadas por la Secreta-
ría de Educación, como la suspensión temporal que dictó para
nuevas incorporaciones de primarias, secundarias y normales, y
a la poca atención que daba a las solicitudes de reconocimiento
de validez de los estudios de las nuevas preparatorias. La preocu-
pación por el rumor de la nacionalización provocó la reunión de
los comités estatales y municipales de la unpf en todo el país.
Esta movilización dio como resultado que, para mayo de 1962,
18 uniones estatales estuvieran listas para contender contra el
Estado.
Otro asunto que vendría a atizar el fuego sería el conflicto de la
Universidad Autónoma de Puebla (uap); en dicha ciudad, alber-
gue de una sociedad muy tradicionalista, en ocasiones “cerrada”,
el fantasma del comunismo se manifestaba como un problema de
grandes dimensiones. El problema se gestó en torno a la disposi-
ción legal de la Universidad que prohibía a miembros de órdenes
y organizaciones religiosas ejercer como funcionarios o maestros.
Durante el conflicto, las escuelas particulares participaron de una
manera tangencial al apoyar el movimiento y ser parte de los gru-
pos aliados a la Iglesia que eran contrarios a los “comunistas” de
la Universidad Autónoma de Puebla.
La Revolución cubana provocó una gran movilización entre
los grupos de izquierda y los de derecha. Estos últimos siguieron
una política anticomunista que congregó a un gran número de
sectores de la sociedad,35 que veían al comunismo como una gran
amenaza para el continente americano. Lo culpaban de diversos
males como el estatismo, la violación de las libertades individua-
les, la promoción de la irreligiosidad y de tener un carácter subver-
35
Loaeza, Clases medias y políticas…, op. cit., p. 258.
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escuelas particulares serían multadas y clausuradas en caso de que
se utilizaron otros textos. 36 El decreto de creación de los libros de
texto gratuito no hacía explicita su obligatoriedad, ni su unicidad.
Estos conceptos se van a ir clarificando poco a poco a lo largo del
debate que se da en torno a ellos. Una primera postura autoritaria
del gobierno se da en febrero de 1960, cuando la sep señala que el
texto es único y gratuito “en todas las escuelas primarias, trátese de
particulares u oficiales, de federales o estatales e incluso de escue-
las municipales, excepto para los dos últimos años de primaria”.37
El 25 de febrero de 1960, la unpf respondió con una carta
abierta al Presidente en la que impugnaba que se sancionara a las
escuelas que no lo utilizaran.38 Al distribuirse el libro para el pri-
mer grado, la unpf, el Partido Acción Nacional, el Movimiento
Familiar Cristiano y la jerarquía católica, así como algunas escue-
las particulares declararon su inutilidad y entregaron a los padres
de familia las listas de libros adicionales que necesitaban com-
prar.39 Todos ellos se movilizaron en una estrecha relación, tanto
en la posición ideológica que defendían, como en la participación
conjunta en actividades.
La unpf no condenaba al libro de texto por su calidad de gra-
tuito, pues consideraba que era justa su existencia para los alum-
nos que no pudieran comprar otro. Lo que impugnaban era su
calidad de obligatorio y único; contra estas dos disposiciones lu-
chó denodadamente. Su acción no se limitó a la prensa escrita,
sino que se extendió a una oposición abierta, militante, que envol-
vió a sectores importantes en varias ciudades. Condenó también
su método, pues criticaba que fuera único y condensara hasta sie-
te asignaturas, así como que fuera uniforme, sin tomar en cuenta
las diferencias regionales. Señalaba su temor de que las men-
tes de los niños “quedaran en la práctica a merced de los vaivenes
36
Véase Lorenza Villa Lever, Los libros de texto gratuito, pp. 173-89.
37
Excélsior (México), 9 de febrero de 1960.
38
Villa Lever, Los libros de texto…, op. cit., pp. 173-89.
39
Idem.
40
Excélsior (México), 16 de febrero de 1960, Boletín de la Unión de Padres de
Familia (bunpf), 2ª época, no. 6, diciembre de 1960 – enero de 1961, pp. 7-8.
41
Excélsior (México), 16 de febrero de 1960.
42
“Carta abierta de la unpf ”, en El Universal (México), el 5 de noviembre de
1950.
43
bunpf, 2ª época, no. 7, febrero – marzo de 1961, p. 1.
44
Señal, Semanario Católico, no. 368, 27 de agosto de 1961, p. 4.
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no, el que se reserva su derecho de clausurarla sin que el juicio de
amparo sirva como remedio para impedirlo”. Azuela considera-
ba esas disposiciones como “contrarias a la voluntad del pueblo
mexicano por injustas”.45
Estas reclamaciones las hizo suyas la unpf, la cual no dejó de
manifestarlas en cartas, desplegados, iniciativas y solicitudes al
Estado acusando a los textos por su carácter autoritario, mismas
que nunca fueron contestadas por las autoridades educativas. A
este ataque por parte de las fuerzas de derecha o “reaccionarias”,
respondieron otros grupos defensores del libro de texto gratuito:
maestros independientes, algunas sociedades de padres de familia
auspiciadas por la sep y el Sindicato Nacional de Trabajadores del
Estado (snte), que se dedicó a atacar a las escuelas particulares
por su carácter “reaccionario” y por ser “centro de propaganda
religiosa y de combate sistemático contra todas y cada una de las
medidas avanzadas del gobierno federal”.46
El 31 de enero de 1962, la Sección Permanente del Libro de
Texto del Consejo Nacional Técnico de Educación (conate) pu-
blicó un acuerdo en el que ratificaba el carácter obligatorio de
los libros de texto gratuito, mismo que provocó una gran pro-
testa en la capital del estado de Nuevo León, la cual fue dirigida
por la recientemente creada Comisión Organizadora de la Unión
Neoleonesa de Padres de Familia (unlpf ) y encabezada por el
ingeniero Elliot Camarena. La Comisión convocó a los padres de
familia a que asistieran a una gran manifestación que partiría de la
Alameda Mariano Escobedo hacia el Palacio de Gobierno, donde
se realizaría una asamblea pública. Es de notar la alarma que ya
corría por la supuesta infiltración comunista:
45
Idem.
46
Loaeza, Clases medias y políticas…, op. cit., p. 276.
47
El Norte (Monterrey), 11 de febrero de 1962.
48
Señal, Semanario Católico, núm. 386, 11 de febrero de 1962, pp. 8-9; Boletín
del Archivo de la Acción Católica Mexicana (bahacm), febrero de 1962, y Excélsior
(México), febrero de 1963.
49
Señal, Semanario Católico, núm. 386, 11 de febrero de 1962, pp. 7-8.
66 / Valentina Torres-Septién
menos suprimir a los padres de familia […] Negar el derecho de
los padres significa que el gobierno democrático se transforme en
dictadura […] Pedimos que se nos restituya el derecho natural
y primario de educar a nuestros hijos […] Que se restituya a la
educación nacional la misión de formar hombres completos […]
Lo importante, lo básico, lo fundamental es que las autoridades
quieren implantarlo [el texto único] sin previa autorización de
los padres de familia, sin que ellos lo conozcan siquiera.50
50
Ibidem, pp. 7-9.
51
Señal, Semanario Católico, núm. 394, 8 de abril de 1962.
52
Señal, Semanario Católico, núm. 404, 24 de junio de 1962, p. 4.
68 / Valentina Torres-Septién
y su personalidad. Su mente sería presa fácil de aquellas doctrinas
políticas y sociales “opuestas al concepto tradicional cristiano”.57
Veían en la formación de estos equipos “a manera de células”,
una acción propicia a la organización de “células comunistas”.58
La unpf percibía al niño como un compuesto de cuerpo y alma,
y por consiguiente había que enseñarle el amor a la verdad, a la
justicia y al honor, despertar su conciencia de dignidad, sentido
de libertad e interés por la cultura.59
El presidente López Mateos, en un discurso pronunciado en
Guadalajara, ratificó su decisión de defender los textos:
57
Señal, Semanario Católico, núm. 403, 17 de junio de 1962, p. 4. bahacm, v. 25,
no. 1, marzo de 1962, p. 20.
58
Señal, Semanario Católico, núm. 404, 24 de junio de 1962, p. 11, El Norte
(Monterrey), 1 de febrero de 1962, p. 10.
59
El Norte (Monterrey), 1 de febrero de 1962, p. 10.
60
Excélsior (México), 16 de mayo de 1962.
61
Véase Excélsior (México), 17 de mayo de 1962, 28 de mayo de 1962.
70 / Valentina Torres-Septién
Patria y de su ciudad”, seguramente patrocinada por el Departa-
mento estatal de educación, y que revierte el argumento:
A partir del día 1 de este mes de septiembre, tus hijos e hijas que
asisten a las escuelas primarias, sólo están obligados a usar para
sus clases del 1° al 4° años, y para las asignaturas de aritmética
y geometría del 6°, los libros de texto y cuadernos de trabajo
gratuito que distribuye el gobierno federal. Estos libros han sido
ya recibidos por los directores y maestros de todas las escuelas
primarias de Nuevo León. Tal es, nuevoleonés, el primer triunfo
que has obtenido al defender tus libertades contra el predomi-
nio oscurantista y retrogrado del Grupo Industrial Cuauhtémoc,
Vidriera, o sea el de los señores Roberto y Eugenio Garza Sada y
Andrés, Roberto y Camilo Garza Sada y las empresas y hombres
de negocios que les son adictos.65
65
Tiempo, 3 de septiembre de 1962.
66
Señal, Semanario Católico, núm. 422, 1 de diciembre de 1962.
67
Excélsior (México), 28 de mayo de 1962, p. 10.
68
Guillermo Villaseñor García. La soberanía del Estado ante la Iglesia, pp. 186-7.
69
Encíclica dada a conocer el 31 de diciembre de 1931. En ella señalaba, sin
lugar a dudas, que el fin único de la educación católica era la formación del
individuo con vistas a un fin trascendente: la salvación de su alma. La escuela
católica era un medio para alcanzar este propósito y por ello la Iglesia, a través
de sus ministros y de las órdenes religiosas, debía trabajar fervientemente para
conseguir su desarrollo.
72 / Valentina Torres-Septién
señanza “como patrimonio sin precio que todos los hombres de
buena voluntad deben defender, cualquiera que sea su convicción
religiosa” y se exhorta a los fieles a la defensa de sus derechos.70
La pastoral fue rebatida en la prensa y también por la Academia
Mexicana de la Educación, la cual se avocó a la defensa del laicis-
mo y a cuestionar la postura de la Iglesia al señalar: “No es posible
tomar en serio la cuestión del Estado, en la forma en que la tratan
las cartas pastorales. Se pretende en ellas reducirlo a la condición
de una comunidad de segunda importancia, temporal y servil y
subordinarlo a los designios de la Iglesia Católica”.71 Sin embargo,
con esta carta pastoral la mayoría de los obispos, aunque no el
cardenal Garibi ni el arzobispo Miranda, se apacigua el debate, en
tanto que la Iglesia consideró que en esos momentos el debate no
daba para más. A partir de la publicación de esta carta pastoral,
los movimientos en contra de los textos disminuyeron.
Aunque el debate continuó, sobre todo en la prensa,72 poco
a poco los ánimos se fueron calmando, sobre todo cuando las
escuelas particulares estuvieron seguras de que mantendrían su
régimen de excepción al poder utilizar libros de texto comerciales
a la par que los oficiales. Sin embargo, no hubo una postura uná-
nime de la derecha. Por el contrario, algunas escuelas adoptaron
de inmediato el texto, sobre todo aquéllas de más escasos recursos;
otras lo utilizaron como texto complementario; otras más cum-
plían pidiendo a sus alumnos “llenarlos” en los últimos meses del
año escolar; algunas simplemente los guardaban en los anaqueles
de los salones de clase.
Inexplicablemente en este debate no estuvieron presentes los
intelectuales mexicanos, como bien afirma Lorenza Villa Lever,73
70
Excélsior (México), 8 de mayo de 1963.
71
Boletín de la Academia Mexicana de la Educación, núm. 5, mayo-junio de
1963.
72
Véase por ejemplo el debate entre Ramón Sánchez Medal y el columnista de
Excélsior, Pedro Gringoire.
73
Villa Lever, Los libros de texto…, op.cit., p. 94.
74
Véase, Gloria Villegas, “Estado e Iglesia en los tiempos revolucionarios”, en
Patricia Galeana, Relaciones Estado-Iglesia: encuentros y desencuentros, pp. 183-
203.
75
Lorenza Villa Lever, Cincuenta años de la Comisión Nacional de Libros de Texto
Gratuitos: cambios y permanencias en la educación Mexicana, pp. 170-80.
74 / Valentina Torres-Septién
sidente Vicente Fox, la controvertida Martha Sahagún, quien con
el apoyo de la dirigente sindical Elba Esther Gordillo, en el año
2003 elaboraron 36 millones de libros de una Guía de Padres, se-
rie de tres libros que se distribuirían gratuitamente a los niños del
país con consejos a los progenitores.76 Esta Guía, que se presentó
como “una alianza generosa por encima de las ideologías, credos
religiosos y partidos políticos, justamente porque se trata de la
educación, entendida como construcción del espacio comparti-
do y la cultura común de los ciudadanos”,77 en última instancia
mostraba la decisión de la derecha de incluir en el currículum
educativo sus tradicionales puntos de vista.
No obstante, y a pesar de que en la actualidad ya hay voces
que piden su actualización tecnológica, los libros de texto gratuito
siguen imprimiéndose, pero sobre todo siguen utilizándose en la
mayoría de las aulas, tanto de los colegios católicos como de las
escuelas públicas, con lo cual el Estado demostró su fortaleza ante
las presiones de empresarios, la Iglesia y los grupos de la “reac-
ción”; por otro lado, sigue vivo en la derecha el interés por impo-
ner su visión educativa.
Fuentes consultadas
Archivos
Unión Nacional de Padres de Familia, Archivo personal de Monseñor Faus-
tino Cervantes, Arquidiócesis de México.
Archivo de la Secretaría de Educación Pública.
Archivo de la Acción Católica Mexicana.
Hemeroteca Nacional.
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El antecedente de estas guías se encuentra en el texto elaborado durante el
gobierno estatal de Vicente Fox en Guanajuato. El texto Así educa Guanajuato…
así guía, que en su momento recibió una fuerte crítica de autoridades como Olac
Fuentes Molinar, subsecretario de Educación Básica y Normal quien declaró
que dicho texto “…no agrega nada a la calidad educativa”, en La Jornada, 10 de
febrero de 2003.
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La Jornada, 2 de febrero de 2003.
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