Mujeres Resistencias Culturas Memorias Luchas
Mujeres Resistencias Culturas Memorias Luchas
Mujeres Resistencias Culturas Memorias Luchas
Autores: Ruth Martina Mendieta Mamani, Joan Loayza Villanueva, Carolina Morón Ríos, Ariadne Ávila
Bedregal, Silvio Fabricio Callapa Ramírez, Alejandro Pereyra Doria Medina, Álvaro Manuel
Montoya Ortega, Santiago Agustín Espinoza Antezana, Martha Irene Mamani Velazco, Vanessa
Karina Alfaro Flores, Randy Rambert Rojas Rojas, Sarah Faride Tamayo Isaias, Tania Estefany
Jiménez Cala, Chryslen Mayra Barbosa Gonçalves, Cesar Augusto Coaguila Calvimontes, Dyann
Sotéz Gómez, Diana Valeria Cabrera Miranda, Américo Gonzales Rojas, Pilar Amalia Montesinos
Reyes Ortiz, Paola Susana Lambertin Murillo, Laura Ximena Barriga Davalos, Debbie Ludy
Domínguez Rico Jiménez, Mercedes Campos Villanueva, Jenny Neysa Rivadineira Urey y Brian
Daniel Diaz Yáñez.
Imágenes: Martha Irene Mamani Velazco, Tania Estefany Jiménez Cala, Chryslen Mayra Barbosa Gonçalves y
Dyann Sotéz Gómez.
ISBN: 978-9917-9902-2-2
D.L.: 4-1-94-2023 P.O.
Primera edición
2023
REPOSITORIOS NACIONALES
Y CENTROS CULTURALES
ENSAYO
Nota a la edición: Historia con rostro de mujer
Kurmi Soto......................................................................................................................................... 15
CRÓNICA PERIODÍSTICA
Nota a la edición: Voces femeninas
Kurmi Soto....................................................................................................................................... 113
CUENTO
Nota a la edición: Niñas y ancianas: las otras mujeres
César Antezana / Flavia Lima............................................................................................................ 145
POESÍA
Nota a la edición: Las voces de las mujeres
César Antezana / Flavia Lima............................................................................................................ 227
DRAMATURGIA
Nota a la edición: Tres escenarios, tres conflictos
César Antezana / Flavia Lima............................................................................................................ 345
FOTOGRAFÍA
Nota a la edición: Diosas, alfareras y curanderas
Andrea Hinojosa Sainz...................................................................................................................... 449
HISTORIETA O CÓMIC
Nota a la edición: Resistencias, culturas, memorias y luchas en la narrativa gráfica
Marcelo A. Maldonado Rocha............................................................................................................ 513
AUDIOVISUAL
Nota a la edición: Tejer y dibujar a las mujeres
Mariana Vargas Toro......................................................................................................................... 579
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Agradecimientos
Esta publicación ha visto la luz gracias al apoyo y compromiso de Oxfam Bolivia y la Coordinadora
de la Mujer. También, han sido fundamentales la colaboración del Ministerio de la Presidencia y del
Servicio Plurinacional de la Mujer y de la Despatriarcalización "Ana María Romero" (SEPMUD),
y el trabajo de nuestros Repositorios Nacionales y Centros Culturales.
Agradecemos profundamente a estas instituciones por ayudarnos a materializar esta obra, hito
y testimonio del 2022, Año de la Revolución Cultural para la Despatriarcalización, por una vida
libre de violencia contra las mujeres (Decreto Supremo n.° 4650 del 5 de enero del 2022).
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Presentación
Presentación
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MUJERES: Resistencias, culturas, memorias y luchas
nicación es el mismo que el de los agronegocios y la Una de las acciones que, a mediano plazo, ha
explotación minera. Entonces, se ha motivado la in- asumido la FC-BCB, especialmente a través de sus
visibilización del arte y la cultura, a través del control Repositorios Nacionales y Centros Culturales, es la
de las formas de organización política y del rol de las promoción y fomento de expresiones y manifestacio-
mujeres en la historia y la economía. nes pluriculturales que constituyen patrimonio mate-
Es necesario desmontar la naturalización o so- rial e inmaterial del Estado Plurinacional. Asimismo,
cialización de la mujer como ama de casa, que lle- a corto plazo, prevé fomentar la producción artísti-
va a asumir que el trabajo doméstico es su vocación ca y cultural del país. En este marco, el proyecto de
natural. La creación del concepto de “ama de casa a fomento a la producción artística y cultural Letras e
tiempo completo” significó la exclusión de la mujer Imágenes de Nuevo Tiempo pretende convertirse en
del mundo laboral asalariado. A su vez, este hecho una plataforma para impulsar y promover las expre-
generó frustración en las masculinidades, pues la siones artísticas, culturales y de investigación.
incapacidad de ganar un salario suficiente represen- La 7ma Convocatoria, promovida desde el Cen-
ta, para muchos varones, la privación de un signo tro de la Revolución Cultural con el tema “Mujeres:
de respetabilidad masculina. Con el tiempo, la pre- resistencias, culturas, memorias y luchas”, busca acti-
sencia de las mujeres en la política, la academia, las var la creación, la generación y el registro de la pro-
industrias y la economía ha experimentado avances ducción cultural contemporánea enfocada en la pro-
dramáticos, no obstante, aún no se ha logrado una blemática de las mujeres en el Estado Plurinacional.
real equidad de género. A través de este concurso, se fomenta el trabajo de
Cabe destacar que, desde el 2013, el Estado artistas, investigadoras e investigadores, escritores y
Plurinacional de Bolivia tipifica el feminicidio como escritoras de nacionalidad boliviana y extranjeros con
delito. Sin embargo, el 2021, se contabilizaron más residencia en nuestro país.
de 700 feminicidios, cifra lacerante que expresa los Esta convocatoria ha concitado gran interés en
resabios de la ley sálica colonial que otorgó al varón los nueve departamentos de Bolivia, el cual se expresa
el poder de decidir sobre la vida de la mujer. Cree- en 339 propuestas recibidas, que marcan un hito en el
mos firmemente que la respuesta a este flagelo no concurso nacional de fomento más importante de la
solamente implica acciones y canales punitivos, sino FC-BCB. Un jurado calificador del más alto nivel ha
la propagación de una cultura despatriarcalizadora. asumido la responsabilidad de evaluar y de manifestar
Es así que el 2022 fue declarado “Año de la Revolu- su acertado criterio respecto a los trabajos presenta-
ción Cultural para la Despatriarcalización por una dos. Así se ha hecho posible culminar este proceso con
vida libre de violencia contra las mujeres”, en el mar- la presente publicación: una obra que ya se inscribe
co de los principios que configuran el horizonte del como un referente esencial sobre las mujeres en el
Estado Plurinacional: Suma Qamaña (Vivir bien), Estado Plurinacional, con una visión histórica que se
Ñandereko (Vida armoniosa), Teko kavi (Vida bue- remonta a la época colonial y llega hasta el presente,
na), Ivimaraei (Tierra sin mal) y Qhapajñan (Cami- con letras e imágenes capaces de sensibilizar a los esta-
no o vida noble). mentos de la sociedad patriarcal que conserva resabios
Acciones de esta naturaleza se sustentan en la de esa ley sálica colonial, punto de partida de la cons-
Constitución Política del Estado, cuyo artículo 15 trucción de la cultura patriarcal que urge desmontar.
promueve una vida libre de violencia física, psicoló- Esta es una invitación a disfrutar de las propues-
gica y sexual, y pone freno a la violencia de género y tas seleccionadas en dos categorías. Por un lado, Le-
generacional que ocasiona la degradación de la condi- tras de Nuevo Tiempo presenta importantes, esclare-
ción humana; la muerte; el dolor y sufrimiento físico, cedoras y sensibles interpretaciones, desde el ensayo,
sexual y psicológico; la desaparición forzada; la servi- la crónica periodística, el cuento, la poesía y la drama-
dumbre; la esclavitud, y la trata y tráfico de personas. turgia, respecto al trabajo y el lugar de las mujeres en
En este contexto, para el Consejo de Adminis- el Estado Plurinacional. Por otro lado, Imágenes de
tración de la FC-BCB, es imperioso que, a través del Nuevo Tiempo contiene reveladoras expresiones de
arte, la cultura y la investigación, se desmonten las la vida, los sueños y las utopías de las mujeres, que
representaciones creadas en torno a los roles de género se plasman en la fotografía artística y testimonial, y
y la manera en que se han naturalizado, puesto que en dos artes que, por primera vez, forman parte del
han afectado y truncado los proyectos de generaciones concurso: la historieta o el cómic, y la producción au-
de mujeres. Las relaciones asimétricas entre hombres diovisual. Por tanto, lo que sigue son escritos y crea-
y mujeres se han establecido o fortalecido estructural- ciones gráficas con gran poder de sensibilización e in-
mente sobre la base de esas representaciones que hoy terpelación, que —estoy seguro— atraerán el interés
procuramos abolir. de lectoras y lectores de todas las edades.
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ENSAYO
ENSAYO
Nota a la edición
Historia con rostro de mujer
Kurmi Soto*
En octubre de 1928, Virginia Woolf pronunció una rante el siglo XVIII, alzaron la voz frente a las injusti-
conferencia que quedaría en la historia. En su céle- cias de las cuales estaban siendo víctimas. Para el XIX,
bre intervención dada para el público femenino de la Dyann Sótez prueba, mediante diversa documentación
Universidad de Cambridge, ella afirmaba algo que en de archivo, la existencia de redes de solidaridad entre
ese entonces era una novedad radical: la necesidad que mujeres y, en particular, entre hermanas y madres,
tienen las mujeres de una habitación propia, para tra- pero también amigas y vecinas. Es más, según la auto-
bajar, para pensar y para crear. ra, estos mecanismos de apoyo y respaldo constituyen
Casi un siglo ha transcurrido desde aquella tar- antecedentes directos de prácticas impulsadas por los
de en que la escritora británica pronunciara aquellas feminismos más recientes. Por último, Tania Jiménez y
palabras que constituyen un legado imborrable para Chryslen Barbosa proponen una mirada a las caseritas
las luchas feministas en todas partes del mundo. En que forman parte de nuestra vida cotidiana. A través
efecto, su mensaje no ha sido desoído, sino que se ha de cuidadosas etnografías, ellas logran mostrar las com-
transformado en una consigna imperativa: las mujeres plejas redes femeninas de aprovisionamiento que hacen
debemos tener nuestro espacio, con todo aquello que funcionar la economía informal. Mediante el estudio
implica. Y este cuarto, que Woolf imaginaba dentro de un concepto de “cariño”, ambas se interesan en la
de una casa, en medio del correteo de la familia, se irrupción de usos propios del espacio privado en el es-
ha convertido en una metáfora de la independencia pacio público. Así, para ellas, tener una casera es más
femenina y en un estandarte de la emancipación eco- que dirigirse a una vendedora para efectuar una tran-
nómica y social que se abrió con el siglo XX y se con- sacción: es participar de un sistema en el que también
solidó a lo largo de las primeras décadas del XXI. prima el cuidado y el interés por el bienestar del otro.
De esta forma, los trabajos ganadores de esta sép- Esta publicación reúne estos tres ensayos gana-
tima versión del concurso Letras e Imágenes del Nue- dores manteniéndose fiel a lo que los autores busca-
vo Tiempo, convocado por la Fundación Cultural del ron plasmar en sus investigaciones. Se conservaron sus
Banco Central de Bolivia, obedecen a este llamado his- particularidades estilísticas y se respetó la forma en
tórico y demuestran, con rigor académico, que las mu- que se citaron documentos de archivo. En efecto, el
jeres siempre supieron construirse sus propios espacios. gran aporte de estos artículos es que, cada uno desde
Estos procesos se revelan en distintos tiempos, desde su disciplina, propone materiales históricos y etnográ-
la Colonia hasta nuestros días, probando la vitalidad ficos sólidos que, sin duda, permitirán alimentar el
del accionar femenino. Así, César Coaguila nos lleva a urgente debate sobre el lugar de la mujer dentro de la
analizar casos de nobles indígenas y mulatas que, du- sociedad boliviana.
* Kurmi Soto es magíster en Literatura Hispanoamericana por la École Normale Supérieure de Lyon. Ha coordinado, junto a Ximena Soruco y Cristina
Machicado, el libro colectivo Vértigo liberal. Sociedad, economía y literatura en la Bolivia de entreguerras (1880-1930) (Instituto de Investigaciones
Literarias, 2019). Actualmente, cursa el doctorado en Literatura Hispanoamericana en la Universidad Complutense de Madrid.
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PRIMER LUGAR ENSAYO
* Tania Jiménez Cala (La Paz, 1994). Es licenciada en Sociología por la Universidad Mayor de San Andrés y se encuentra cursando el doctorado en el
Instituto de Estudios Internacionales INTE de la Universidad Arturo Prat.
** Chryslen Barbosa (Rubinéia,1994). Es licenciada en Ciencias Sociales con especialidad en Antropología por la Universidad Estatal Paulista. Tiene
una maestría en Antropología Social y, actualmente, es doctoranda en el programa de posgrado en Antropología Social de la Universidad Estatal de
Campinas, e investigadora invitada en la Universitat de Barcelona con financiación FAPESP (proceso n. 2021/14392-4).
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Primer lugar Ensayo
Introducción
Este ensayo, escrito a cuatro manos, propone estudiar construyen resistencias colectivas en espacios cotidia-
la economía producida por las mujeres alteñas de la nos como los mercados, las ferias, las aceras, las rutas
zona Villa Adela y las mujeres que se desplazan entre y los flujos.
El Alto y los Yungas (aquí nombradas como sarjiris
y tiendanis). Las redes de afectividad producidas por La formación de la ciudad de El Alto y las economías
estas mujeres en sus economías y relaciones hacen de populares de mujeres
estas prácticas una inteligencia económica creada y La ciudad de El Alto es el segundo mayor centro
mantenida mediante la herencia matrifocal para sus urbano de Bolivia, con más de 900.000 habitantes.
hijas y parientes —consanguíneos o no—. A partir de Según datos de CEDLA (en Núñez y Viaña, 2019),
los trabajos etnográficos de las autoras en diferentes más de 70% de los trabajadores y las trabajadoras de
áreas del conocimiento, y en distintos territorios, se la ciudad de El Alto son informales, este dato —pro-
retoman los puntos en común en la producción de bablemente algo desactualizado— nos muestra que
la economía de las caseras alteñas, sarjiris y tiendanis, existen varias particularidades para que la mayor par-
enfatizando los procesos de domesticación del espacio te de los trabajadores de esta metrópoli andina sean
público y de los flujos de mercancías entre el espacio denominados “informales”. El término en sí no ex-
urbano y el espacio rural. plica mucho, toda vez que está vinculado a distintas
A lo largo de este ensayo, entendemos como determinantes. Al respecto, Rofman (2007) afirma
“doméstico” las relaciones de cuidado y consideración que la “informalidad” no posee una definición to-
que las caseras-vendedoras y caseras-compradoras talmente unívoca. Según el autor, puede aplicarse a
construyen en sus vínculos económicos. Además, ani- sectores de baja productividad, a trabajadores inde-
madas por la propuesta de Federici (2020) y Galindo pendientes, a pequeñas empresas o a sectores en con-
(2010), entendemos que existe una “domesticación” diciones de desventajas económicas y sin contratos.
de las economías por parte de las mujeres que ha po- Sin embargo, estas definiciones son insuficientes para
sibilitado que la sociedad alteña y yungueña tengan entender muchos de los fenómenos de las economías
acceso a productos, mercancías y fuentes laborales. populares en Latinoamérica.
En este caso las relaciones de cuidado y consideración Para las sociólogas Rossana Barragán y Carmen
presentes en esta economía son reflejadas en elemen- Solíz (2008), la urbanización de El Alto se configura
tos como la yapa, la iraqa, el cariño y la reciprocidad con la migración de las comunidades rurales desde los
(ayni) de siempre volver a sus caseras-vendedoras y de años 1980. Este flujo, como muestran Tassi y Canedo
siempre tener buenos productos para sus caseras-com- (2019), no significó un éxodo rural, porque la mayor
pradoras. El mercado “informal” —y que aquí enten- parte de las familias migrantes no rompieron lazos
demos como “popular”— de las caseras es un espa- con las comunidades de origen y se mantuvieron en-
cio masivo de las mujeres, de sus gramáticas propias, tre el campo y la ciudad.
de sus metáforas creativas y de sus redes de cuidado, La literatura sobre la formación de la ciudad
por eso llamamos la atención en nuestra conclusión de El Alto, además, demuestra que las mujeres mi-
para la urgencia en que las perspectivas feministas se grantes tenían como única opción el trabajo domés-
descolonicen y sostengan las voces de las mujeres que tico en los barrios de la élite paceña, especialmente
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MUJERES: Resistencias, culturas, memorias y luchas
porque la mayoría de ellas no era bilingüe. Mientras La incursión de las mujeres en el mercado infor-
los hombres encontraban algo de trabajo en el sector mal alteño y las rutas/flujos de abastecimiento hacia
de la construcción civil o equivalentes. Todas las inter- áreas rurales no fue banal, dado que la producción de
locutoras del trabajo de campo de Chryslen Barbosa,1 la economía popular femenina vincula las relaciones
cuyos testimonios componen los análisis de este ensa- domésticas del cuidado con la producción del merca-
yo, pasaron por el trabajo doméstico y son de prime- do, de las ferias4 y de los flujos de mercancías entre el
ra generación de migrantes, aunque muchas de ellas campo y la ciudad.
ya hablaban castellano en el proceso de migración. No queremos aquí romantizar la informalidad
Fueron estas mismas mujeres que, al salir del trabajo como una salida ideal de estas mujeres frente a la preca-
doméstico, empezaron a construir una economía pro- rización de sus vidas. Sabemos que existen diversos pro-
pia en la ciudad de El Alto, integrándose en el sector blemas ocasionados por la informalidad como la falta
comercial de la ciudad. Esta entrada en el mercado de derechos del trabajo, de vacaciones, de seguro salud
fue una estrategia de emancipación para mujeres que y, algo que afectó mucho a las familias en el periodo de
solo tenían al trabajo doméstico2 como posibilidad de la pandemia, un sueldo asegurado sin necesidad de salir
fuente de ingresos. a trabajar y exponerse. Estas mujeres que construyeron
En el caso del trabajo de campo de Tania Jimé- y construyen la economía alteña viven del “día a día”,
nez, las interlocutoras son mujeres que se mueven o sea, necesitan salir para trabajar todos los días para
entre El Alto y la región de los Yungas. Estas muje- que tengan algún rendimiento. Durante la pandemia,
res se caracterizan3 por ser migrantes de retorno a los las sarjiris y tiendanis, en los Yungas, fueron —junto a
Yungas y mujeres que han dejado de manera parcial dirigentes de las comunidades agrarias que sacaban la
los cocales para diversificar las fuentes de ingreso de coca a las ciudades— las únicas personas que podían
sus unidades domésticas, ya que son las principales moverse de manera formal entre el campo y la ciudad
proveedoras de sus familias. Una diferencia en el caso para abastecer a sus comunidades de insumos básicos.
de las informantes de Tania Jiménez y Chryslen Bar- Los encuentros de las sarjiris y tiendanis con sus caseras
bosa se encuentra en el hecho de que las mujeres que de Villa Dolores, en El Alto, muestran la precarización
estudia Jiménez son, en su mayoría, mujeres de la se- de dos grupos de mujeres de regiones diferentes que se
gunda y tercera generación de migrantes del Altiplano encuentran en los mercados populares.
hacia los Yungas. Muchas fueron atravesadas por el La investigación de Núñez y Viaña (2019) pre-
minifundio en sus comunidades en los Yungas, por lo senta datos interesantes sobre las problemáticas de las
que buscaron diversificar sus opciones económicas: al- mujeres que viven del mercado informal alteño, espe-
gunas vendiendo su fuerza de trabajo en la cosecha en cialmente de las zonas de Villa Dolores, 16 de julio
diferentes pueblos y comunidades, otras migrando en y Río Seco.5 Según los autores, a partir de los años
busca de trabajo a otras regiones de Bolivia y muchas 1980, con las reformas neoliberales, comenzó un pro-
vinculándose al comercio y moviéndose de manera ceso de incrementación de autoempleo femenino en
circular entre los Yungas, El Alto, La Paz y Oruro. El Alto, entendido como una “feminización del tra-
Justamente, ellas producen, a lo largo de su ruta de bajo informal”:
abastecimiento, un espacio de encuentro con otras
mujeres que están insertas en el mercado informal, La incursión de las mujeres trabajadoras informales en
pero que reconfiguran y domestican estos espacios de la ciudad de El Alto en el trabajo informal está relacio-
maneras muy creativas. nada con formas de transmisión del conocimiento y los
1 Nuestra metodología, como expondremos más adelante, es utilizar ciclos de vida de las mismas, en el estudio señalaron que
nuestros trabajos de campo como investigadoras que dialogan en la
hipótesis de la domesticación de los espacios y flujos socioeconómi- 4 La ciudad de El Alto está compuesta por aproximadamente 400 ferias
cos por las mujeres. Como hablamos de trabajos de campo específi- semanales, la mayor y más conocida es la feria 16 de Julio (véase la
cos, utilizamos el nombre de cada autora para hacer referencia a su imagen 1). La importancia de las ferias en el cotidiano de esta ciudad
respectiva etnografía. es determinante para entender la economía que analizamos aquí. Para
2 Aquí “trabajo doméstico” es utilizado específicamente para definir la un análisis más detenido, véase Yampara et al., 2007 y Copa, 2021.
función de las trabajadoras del hogar. 5 La investigación tuvo como metodología el uso de 500 encuestas a
3 Durante el análisis de la información, también identificamos mujeres mujeres de distintas regiones de El Alto, algunas de ellas en Cruce Vi-
del Altiplano paceño que viajan a diferentes pueblos a vender merca- lla Adela, pero sobre todo en los barrios señalados. Entre las mujeres
dería. Sin embargo, el foco en este ensayo es mostrar el control de un entrevistadas, 57,03% trabajaba en un espacio de la acera, 38,90%
flujo comercial por parte de mujeres yungueñas que se vinculan con tenía un puesto fijo, 3,46% vendía sus productos en carritos y 1,43%
caseras de El Alto. vendían en sus t’aris o en las manos (Nuñez y Viaña, 2019: 52).
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Primer lugar Ensayo
llegaron a ser vendedoras en las ferias por su herencia lo define la Real Academia Española, sino como una
maternal o familiar, el comercio es parte de su vida des- red de relaciones, de afectos, de cuidado y de constitu-
de pequeñas (2019: 36). ción de parentesco más allá de la consanguinidad; lo
doméstico es el ámbito del cuidado y puede expresarse
Esta herencia del mercado transmitida por las en espacios privados y/o públicos, rompiendo con los
madres para las hijas —y, a partir de nuestro trabajo sentidos de uno y otro.
de campo podemos afirmar que la transmisión tam- Denominamos la economía construida por estas
bién es para los hijos y para parientes no consanguí- mujeres “economía de las caseras”. El término “casera”
neos—6 demuestra una suerte de matrifocalidad en es utilizado tanto como una representación de las que
las familias alteñas y yungueñas. La matrifocalidad venden (casera-vendedora) como de las que compran
es, generalmente, asociada a familias en las cuáles no los productos (casera-compradora). Las relaciones eco-
existe la presencia del padre “proveedor” (Spedding, nómicas establecidas en esta economía de las caseras
2021; Fernós, 1991), es decir, familias de madres solas tienen que ver con las redes de consideración: la ca-
o viudas. Para Fernós, existen algunos elementos que sera-compradora siempre consumirá los productos de
definen la existencia de matrifocalidad en una unidad la casera-vendedora y, esta última, siempre tendrá pro-
familiar: ductos para ofrecer a sus compradoras y, en caso de que
no tenga productos por una u otra razón, para mante-
• las relaciones de parentesco se pautan en la línea ner el vínculo de casera, conseguirá los productos recu-
materna; rriendo o recomendando a sus compañeras de gremio.
• se presentan con gran frecuencia la relación con- Esta relación de consideración se expresa de dis-
sensual y no el matrimonio; tintos modos conocidos en la performance del merca-
• la cohesión de la relación consensual es débil e do popular: el ayni, la yapa, la iraqa y el cariño. El ayni
inestable; es la reciprocidad en el comprar y vender de las case-
• existe poligamia sucesiva o simultánea; ras. Es responsabilidad en las relaciones de considera-
• la unidad familiar básica es la mujer y sus hijos; ción de siempre volver a la misma casera-vendedora
• el hombre está ausente o relegado a una posi- y de siempre esperar con buenos productos a la case-
ción secundaria (1991: 333). ra-compradora. La yapa8 es una importante expresión
de la reciprocidad en el mercado de las caseras, es un
En estos casos, según la autora, es la madre monto sobre la cantidad de producto comprado que
quien se presenta como sujeto “proveedor” de la casa no se factura, un aumento que define la relación de
y la representante del sentido de trabajador en la uni- reciprocidad y afectos entre las dos actoras del merca-
dad familiar. La existencia de familias matrifocales do; así, es común escuchar de las caseras-vendedoras:
entre las mujeres alteñas y yungueñas no necesaria- “bien yapadito te voy a dar, caserita”, y de las case-
mente implica la inexistencia del padre (mujeres solas ras-compradoras un: “yapame pues, casera”. La iraqa9
o viudas), sino responde también a otra conforma- es otro elemento de la relación de consideración que
ción que no respeta a los modelos presentados, pues se establece entre caseras, puede ser entendida como
está vinculada, en el caso de nuestros trabajos, con una rebaja en el precio ofrecido inicialmente por las
la feminización del mercado y la domesticación del caseras-vendedoras para las caseras-compradoras, en
espacio público.7 Entendemos aquí lo doméstico no general los pedidos de rebaja como iraqa son acompa-
como algo “perteneciente a la casa o al hogar”, como ñados de una afirmación de la relación como casera:
6 Aquí nos referimos a la relación entre suegra y nuera, como ejempli- “rebájame, pues, casera soy”.
fica Tania Jiménez en su etnografía con Feliza. Todas estas relaciones son tejidas en lo que lla-
7 Es importante señalar aquí que la existencia de familias matrifocales mamos “economía del cariño”. Mientras charlabamos
no impide las violencias patriarcales en las mismas familias alteñas.
Nuñez y Viaña (2019) muestran de qué modo las mujeres de la eco- con las caseras-vendedoras sobre cómo ellas estable-
nomía informal sufren distintas formas de violencias patriarcales, co- cen las primeras relaciones con las caseras-comprado-
loniales y raciales, especialmente violencias intrafamiliares de sus pa-
rejas y parientes hombres. En nuestro trabajo de campo escuchamos 8 En el diccionario bilingüe aymara-castellano de Laime et al. (2020)
muchos relatos de violencia intrafamiliar contra las mujeres por parte aparece la siguiente definición para yapa: “Regalo que hace el vende-
de sus esposos y padres, no presentaremos mucho de esto aquí porque dor al comprador” (p. 484). La misma relación de yapa aparece en la
es tema para un ensayo específico sobre la violencia intrafamiliar en etnografía de Seligmann (1993) con el término “llapa” (1993: 197).
El Alto y la existencia contigua entre matrifocalidad y patriarcalismo. 9 La palabra iraqa en la definición de Laime et al. (2020) aparece como
Para más información, véase Moreno Valdivia, 2017. “Descuento. Disminución del precio. Rebaja”.
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MUJERES: Resistencias, culturas, memorias y luchas
Fotografía 1.
Feria 16 de Julio, El Alto
Fuente: Chryslen Barbosa [trabajo de campo]
ras10 estas nos contestaban siempre: “hay que hacer (57,4% en 2018), según años de instrucción, es sus-
con cariño, caserita”. El cariño es una característica tancialmente menor que la de los hombres (79,1% en
fundamental de la economía de las caseras. A través 2018). Como ya lo afirmaron Barragán y Soliz (2008),
de él, se dan la reciprocidad, el aumento y las rebajas, la mayor parte de las mujeres constituyen las agentes
pero el hacer con cariño no se expresa solamente en más expresivas del mercado informal en el Altiplano
las relaciones de intercambio tangibles, sino que está andino, fruto de la migración campo-ciudad. Bolivia
en la performance de la economía, en las relaciones es el país de Latinoamérica con el mayor índice de
afectivas entre las dos actoras (caseras-vendedoras y informalidad, 80% según datos de la OIT y, de este
caseras-compradoras). El cariño se expresa en las son- total, el 87% son mujeres. Por ende, el porcentaje de
risas, en como recibir las caseras, en conocerlas y co- la CEPAL (2019) demuestra que las mujeres tienen
nocer sus gustos y necesidades, pero a contrapartida baja participación económica en Bolivia, pero hay
hay cariño en la relación de la compradora en siempre una brecha que no es considerada: la informalidad.
volver a su caserita, en no “traicionarla” comprando Consideramos los desafíos enfrentados por las
de otra persona. El cariño es la relación interpersonal mujeres en condición de informalidad, que se expre-
que hace de la economía de las caseras una economía saron muy fuertemente en el contexto de la pandemia
de afectos, de cuidado hacia el otro. del SARS-CoV-2. No es nuestro interés aquí hacer un
elogio a la informalidad, sino entender que las estra-
Domesticando la vida: La economía del cariño y tegias de las mujeres producen una economía muchas
del cuidado veces leída como “informal”, aunque las teorías de la
Según datos actualizados de la CEPAL (2019), las informalidad no dan cuenta de las complejas relacio-
mujeres en Bolivia reciben un ingreso medio que nes alrededor de esta economía. Para eso, nos vincula-
representa el 80,5% del de los hombres, asimismo, mos a la propuesta de las “economías populares” que,
su tasa de participación en la actividad económica en los Andes bolivianos, cuenta con importantes tra-
bajos analíticos (Tassi, Medeiros, Rodríguez y Ferrufi-
10 Cuando hablamos de “primeras relaciones” nos referimos al inicio
del vínculo entre caseras, cuándo una vendedora y una compradora
no, 2013; Müller, 2015, 2018 y 2020) y que represen-
se conocen y hay la posibilidad de que se vuelvan caseras. ta una teoría determinante para entender los impactos
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Primer lugar Ensayo
de la pandemia en los sectores populares de Latinoa- posición de inequidad para la población negra” (en
mérica (CLACSO, 2020). Mirar a lo que se enten- Quiroga Díaz, 2014: 174).
día como “informalidad” por medio de las lentes de La domesticación del espacio público, de los
las “economías populares” es percibir que, aparte de mercados y de los flujos económicos (especialmente
precariedad, en estas economías existen estrategias de entre campo y ciudad) por las mujeres aymaras en los
resistencia, producciones propias de relaciones econó- Andes no expresa solamente la transferencia de las re-
micas, redes de reciprocidad y vínculos colectivos ob- laciones “domésticas” —el cuidado entendido como
viados por las teorías económicas de la marginalidad una forma de opresión hacia las mujeres— hacia el
o informalidad (Tassi et al., 2013). Por este motivo, espacio público. Estas actividades antes hechas en
comprendemos la economía de nuestras interlocuto- espacios domésticos-privados se trasladan al espacio
ras como una economía popular de mujeres. público de maneras muy complejas y creativas.
Es de conocimiento que las mujeres, especial- Lo doméstico construido por estas mujeres es
mente en Latinoamérica, sufren por las deficiencias un espacio de afectos, de intercambios, de cariño, re-
del acceso a servicios públicos, universidades, trabajos laciones que también se evidencian en el mercado, las
bien remunerados —o equivalentes a la remuneración ferias y los flujos. Es la ampliación misma del sentido
de los hombres— y que, también, muchas madres son de la “economía del cuidado”. Así, el ayni, el cariño, y
abandonadas por los padres de sus hijos asumiendo muchos de los elementos presentes en las economías
todas las responsabilidades del cuidado. Según datos de las caseras alteñas y yungueñas no son apenas ele-
de la CEPAL (2010), en las zonas urbanas de Latinoa- mentos de la memoria comunitaria, sino elementos
mérica, entre 1990 y 2008, los hogares con jefaturas femeninos de esta memoria colectiva, de las mujeres
femeninas crecieron del 22% al 30%. Este aumen- que cocinan el apthapi, que producen y cosechan la
to acompaña el porcentaje de unidades domésticas tierra, de las conocedoras de la medicina tradicional,
con jefaturas femeninas en condición de indigencia de las pastoras y de las mujeres autoridades. De este
(de 27% a 40% en el mismo período, según Quiroga modo, la economía del cuidado no es solo pensar el
Díaz, 2014). Por este motivo, los movimientos femi- cuidado como una expresión de lo doméstico-priva-
nistas lucharon históricamente para que las responsa- do: es pensar en la domesticación de la vida como
bilidades reproductivas y de cuidado sean comparti- cuidado, el cuidado como responsabilidad de toda la
das entre el Estado, el sector privado, la sociedad civil sociedad, y no únicamente como políticas asistencia-
y los hogares (hombres y mujeres responsables por la listas del Estado, sino como horizonte democrático de
vida doméstica-privada). Los límites de esta propuesta la sociedad misma.
es que esta lógica de “cuidado y reproducción” es leída Existen diversos debates feministas sobre el cui-
a partir de experiencias de mujeres específicas, gene- dado y la importancia del reconocimiento y remune-
ralmente comprendiendo a la familia como un espa- ración del trabajo reproductivo. Una de las mayores
cio de opresión (Quiroga Díaz, 2014), pero sin tomar voces es Silvia Federici, quien critica la perspectiva
en cuenta los modos de concebir la familia, el espacio marxista acerca de lo que se considera un trabajo
doméstico, el cuidado y la reproducción desde otras productivo y un trabajo no productivo. La idea del
cosmovisiones y desde otras trayectorias femeninas. cuidado como trabajo productivo, en este debate, asu-
Rita Segato critica esta lógica de la familia como me un papel determinante para el reconocimiento de
un espacio de opresión para todas las mujeres, reco- las trabajadoras del hogar y de las mujeres que viven
nociendo, por ejemplo, que en la lucha de las mujeres sus vidas para la manutención del espacio doméstico.
negras, la construcción de una familia, que durante Pero, cuando hablamos del cuidado dialogando con
la esclavitud les fue negada, era parte de su horizon- la economía de las caseras, nos referimos a una lógica
te político. La autora evidencia, también, que los la- del cuidado como consideración de las otras personas
zos de parentesco para las mujeres negras e indígenas en los espacios públicos: ferias, mercados, gremios,
muchas veces no siguen la misma línea patriarcal del comunidades, flujo, rutas.
parentesco occidental de las familias nucleares: “En Esta perspectiva tiene que ver con el sentido de
estos contextos, las relaciones de opresión que más la palabra unjaña. En aymara, unjaña define el cuida-
afectaban a las mujeres no provenían de la jerarqui- do, pero puede significar “ver”, “conocer” y “recordar”,
zación del patriarcado entre varones y mujeres, sino dependiendo de cómo es empleada. Así, al utilizar el
del racismo que ha perpetuado históricamente una cuidado como un equivalente de la economía de las
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MUJERES: Resistencias, culturas, memorias y luchas
caseras, lo entendemos como una consideración a la cariño es el eje articulador de las relaciones recíprocas:
otra persona, o sea, verla como parte de relaciones ex- no es el dar por sí mismo, sino el cómo se hace. No
tensivas de afectos, en las cuáles todas son sujetos. Esta es únicamente una medición por cantidad monetaria
economía del cuidado en las caseras alteñas tensiona la o de algún producto, sino que es la performance, es
afectividad con las formas económicas del trabajo y, en el afecto. En el ejemplo de Müller percibimos que el
este relacionamiento, no se puede percibir de manera cariño no es solo el hecho de invitar, es cómo se invi-
clara dónde inicia o termina lo económico y lo afectivo. ta. Pero, aparte de cómo se invita, existe un elemento
Presentaremos ejemplos de cómo nuestros tra- material importante en las relaciones de cariño, hay
bajos de campo en El Alto y las rutas/flujos de abaste- cantidades que se deben respetar, ofrecer una cantidad
cimiento hacia comunidades de los Yungas de La Paz del material que se considera “no suficiente” puede
dialogan con esta hipótesis. ser muy mal visto entre las personas involucradas y es
De todos los elementos presentados en estas motivo de críticas como “falta de cariño” o hasta de
economías de caseras, hay un eje articulador de las ser considerado mich’a (tacaño en aymara).
relaciones: el cariño. Juliane Müller (2020) analizó de Encontramos la misma importancia dada al cari-
qué modo el cariño y el ayni son elementos determi- ño en las fiestas andinas —y sus relaciones de recipro-
nantes para las festividades populares andinas. El ca- cidad— en las economías populares de las caseras an-
riño en las fiestas andinas (“pretations of cariño”) tiene dinas. Muchas de nuestras interlocutoras vendedoras,
que ver con la organización de las fiestas andinas por cuándo las cuestionábamos sobre cómo se “ganan” más
los pasantes del año siguiendo las exigencias de los fra- compradoras, nos respondían: “¡Hay que hacer con
ternos sobre qué es adecuado para la producción de la cariño nomás, caserita!”. Así esto se relaciona con la
fiesta: hacer bien las invitaciones, organizar los colores reciprocidad entre caseras-vendedoras y caseras-com-
de las ropas, seguir una conducta esperada durante el pradoras: “Cuando se muestra cariño, la gente vuelve”;
evento y en los tiempos que lo anticipan o lo prece- “Si uno le trata bien, le habla bonito, le ayuda [sic], los
den. La autora estudia un festejo en el cual el pasante caseros vuelven”. Por este motivo, entendemos a estas
de una fraternidad no hizo las debidas invitaciones a economías populares de las caseras andinas como una
los fraternos para el recojo (momento que ocurre la “economía del cariño”. Sin embargo, nos distanciamos
transmisión del cargo de pasante): de lo propuesto por Rafa (2011),11 en cuanto a las
nuevas formas de propaganda en las redes sociales, y
It was interpreted as a lack of respect and responsibili- formulamos este concepto como una comprensión de
ty to only write a short, hurried message on WhatsApp lo qué es el cariño a partir de las relaciones propias de
messenger on the day, a few hours ahead of time. One estas economías, relaciones que atraviesan el cuidado
woman told me with conviction: “These pasantes are entre las caseras-vendedoras y las caseras-compradoras,
not very well liked (queridos). They did not show ca- el afecto, y toda la performance propia de estas econo-
riño, they did not invite anybody to the recojo. It is mías. Este elemento, como mostraremos más adelante,
possible that at least one of the organizer couples will está vinculado con la domesticación del espacio públi-
leave our group. You will see next year the location will co y de los flujos/rutas por estas mujeres.
be totally full and crowded” (2020: 16).
Para Müller, las relaciones de cariño son esperadas 11 El autor utiliza la idea de una “economía del cariño” en la publi-
en el interior de cambios recíprocos que componen la cidad para analizar la socialización de algunos trabajos musicales
producción de las fiestas populares: si los fraternos in- y artísticos, como es el ejemplo de un disco del grupo Radiohead
que es “regalado” al público por las redes sociales en cambio de
vierten dinero y un compromiso de bailar con alegría, “posibles contribuciones”. El cariño, para este autor, es una nueva
esperan del pasante no solamente el dinero, también el estrategia de propaganda. Ya el cariño, para las caseras andinas, es
equivalente de una red de afectos direccionada a ellos. un modo de producir la economía, las fiestas, el espacio domés-
tico y el espacio público, es una relación continua de producción
La reciprocidad es el ayni —un intercambio de de las sociabilidades andinas, que no debe ser leído en la clave
misma proporción—, pero lo que entendemos como occidental de estrategia de propaganda.
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Primer lugar Ensayo
La reflexión propuesta en este ensayo fue provocada Distrito Municipal 3) realizado entre 2017 y 2022
por la lectura de Silvia Federici (2020) y María Galin- y el trabajo de campo de Jiménez con los flujos de
do (2010). Ambas sugieren que las mujeres andinas mercancías entre los Yungas y la ciudad de El Alto—,
construyeron una resistencia frente a la precarización percibimos que el análisis de Federici y Galindo sobre
de sus vidas, apropiándose de las ciudades y transfor- la domesticación del espacio público por las mujeres
mando el espacio urbano en un espacio doméstico andinas estaba presente en nuestras experiencias con
(Federici, 2022: 217.) Esto implica formas de orga- las interlocutoras alteñas. A eso, Tania Jiménez trae
nización colectiva en los espacios públicos, la transfe- como contribución no solamente la domesticación
rencia de actividades antes vistas como privadas para del espacio público urbano: la autora demuestra que
las calles, ferias, mercados, y la transformación de las hay una domesticación de los flujos de mercancías he-
relaciones económicas en relaciones afectivas. Este chas por las mujeres yungueñas/alteñas. La intención
proceso hizo que estas mismas mujeres democratiza- de este trabajo es, entonces, aportar a la lectura de
sen el acceso de la gente a los productos, o sea, “bara- la “domesticación del espacio público” tejiendo con
teasen” el costo de vida de la población a partir de sus las experiencias de nuestras interlocutoras en la pro-
estrategias económicas propias. Ellas son las responsa- ducción de la cotidianidad de los mercados, ferias y
bles por la formación de rutas y flujos de mercancías, de los flujos entre el campo y la ciudad. Para eso, la
de mercados populares, de ferias, de puestos de venta metodología aplicada en la elaboración de este trabajo
en los distintos puntos de la ciudad de El Alto y, me- son las entrevistas semiestructuradas, la observación
diante una lectura profunda de la cotidianidad12 y de participante y la convivencia intensiva en los espacios
la realidad, ocupan el espacio público y las rutas en de nuestras interlocutoras.
términos muy propios del Altiplano andino. Este es un texto escrito a cuatro manos, con con-
A partir de esta reflexión, y tomando en cuen- tribuciones desde las distintas áreas de conocimiento
ta nuestros trabajos de campo —de Barbosa con las de las autoras y los diferentes espacios etnográficos.
caseras de la zona de Villa Adela y Pacajes (El Alto, La etnografía de Chryslen Barbosa fue elabora-
12 Entendemos aquí el “cotidiano” no como manutención esenciali-
da entre los años 2017 y 2022 con caseras de la zona
zada de la vida periódica. En la producción de las prácticas diarias de Villa Adela y Pacajes, ambas pertenecientes al Dis-
las personas retoman una memoria y transforman sus relaciones, trito Municipal 3 de El Alto. En este período, la inves-
según Agnès Heller: “El que se asimila la cotidianidad de su época
se asimila con ellos también el pasado de la humanidad, aunque tigadora hizo entrevistas, acompañó de cerca procesos
no conscientemente, sino ‘en-sí’” (42). La conjunción entre pa- de producción familiar —todas las caseras trabajan
sado, presente y futuro está muy vinculada con las teorías andi- con productos alimenticios— y de circulación de los
nas por medio del sentido de qhipnayra (Fernández Osco, 2000;
Rivera Cusicanqui, 2010), demostrando cómo estos tiempos se productos entre caseras-vendedoras y caseras-compra-
coproducen en las realidades andinas. El caso de la cotidianidad doras. Para eso, la investigadora se volvió compradora
en los mercados, ferias y espacios económicos urbanos de El Alto en algunas ocasiones y vendedora en otras.
no es solo un vínculo presente entre tiempos, es una relación
entre espacios que nunca se rompió, el cotidiano no se limita a En el caso de la etnografía de Tania Jiménez,
las relaciones urbanas que retoman elementos de las relaciones elaborada entre 2019 y 2022, la investigadora toma
comunitarias rurales como una memoria pasada, sino que son
relaciones entre urbanidad y ruralidad presentes y coetáneas, que
como base la historia de vida de su interlocutora Feli-
son afectadas entre ellas mismas. za que se teje con los relatos y entrevistas a comercian-
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tes yungueñas que interactúan con ella. En relación su dinámica de movilidad las mantiene con un pie en
con esto, la investigadora realizó la etnografía en base sus comunidades y un pie en la ciudad.
a entrevistas y acompañó las actividades comerciales Considerando esto, el desarrollo está dividido
de Feliza, que generalmente se movía con su grupo (al en dos partes principales para entender el tema de
que bautizaron como Las Mosqueteras), compuesto la domesticación femenina de la urbanidad y de los
también por comerciantes de los Yungas. Esto permi- flujos. En el primer punto, presentamos un poco
tió realizar un sombreo de sus movilidades y fue confi- del trabajo etnográfico de Jiménez asociando las es-
gurando el espacio de estudio de manera multisituada trategias y resistencias de las mujeres en procesos
y en relación con la ruta de los espacios comerciales de constante movilidad entre los espacios urbanos y
con los que nuestras interlocutoras se involucran para los espacios rurales, evidenciando que las relaciones
el abastecimiento de mercancías a las comunidades y entre campo-ciudad en esta región no se rompie-
comunidades pueblo de los Yungas de La Paz. ron, como propone la teoría del éxodo rural. En la
En este caso, los espacios entre los que se mue- segunda parte, hay un debate sobre la domestica-
ven las comerciantes/productoras yungueñas serían ción del espacio público urbano por las caseras de
las zonas comerciales del Distrito Municipal 1 de El Villa Adela y Pacajes en las relaciones cotidianas de
Alto (las avenidas Franco Valle y Tiwanaku, la calle una economía del cariño y cómo está asociada con
Raúl Salmón y parte de Villa Dolores), el macrodistri- una lógica de consideración propia de estas mujeres.
to Max Paredes en La Paz, la feria de Desaguadero, las Estos análisis son fruto del trabajo etnográfico de
ferias de ropa usada en Oruro y la capital del munici- Barbosa. En muchos momentos es posible percibir
pio de Irupana. Así también, nuestras interlocutoras cómo las dos etnografías dialogan y de qué modo
se desplazan entre una multiplicidad de lugares y se los puntos evidenciados en la introducción aparecen
manejan en la alternancia de ser caseras-vendedoras en las narrativas de las protagonistas.
en sus comunidades y caseras-compradoras en el área
urbana. Esas caseras tienen un rol de enlace entre las de abastecimiento que ha sido creada y domesticadas por ellas
áreas rurales y la ciudad, por eso se las denomina “ca- mismas a partir de articulaciones que responden a dinámicas eco-
nómicas, afectivas, de parentesco entre otras.
seras movientes” (sarjiris y tiendanis),13 debido a que En algunas de las entrevistas, las caseras movientes fueron denomi-
nadas como sarjiris que viene del aymara y significa “la/el que se
13 Moviente es un adjetivo que según la Real Academia Española
va”. En el caso de nuestro trabajo, a diferencia del trabajo de Flores
(RAE) significa “que mueve o se mueve”. En el caso de Kaufmann
(2022) y Laime (2020) notamos que usaban la palabra sarjiri/sarxiri
(2004) y Le Breton (2006), utilizan desde los estudios de movi-
no solo para denominar a la migración de salida, sino también para
lidad, el concepto de movientes para describir a individuos que
denominar a nuestras interlocutoras como migrantes de retorno que
ejercen sus competencias de movilidad para realizar sus activida-
tenían su principal ingreso económico proveniente de actividades
des económicas y/o de sociabilidad. Y son descritos inicialmente
comerciales antes que agrarias. También las denominaron tienda-
en tres categorías: pendulares, con alternancia o migratorios. En
nis como una forma de diferenciarlas de mujeres que tienen como
el caso de este ensayo, nuestras interlocutoras son denominadas
principal fuente de ingresos la actividad agrícola. Aunque nuestras
movientes porque este concepto explica que estas mujeres “se
interlocutoras aún mantienen cocales y cumplen funciones comu-
mueven” a lo largo de una ruta, pero también “mueven” la ruta
nales son diferenciadas por ir y venir entre la ciudad y el campo.
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ces, ocasionalmente, viajaba al encuentro de sus fami- su esposo, pusieron un cocal. Pero, en vista de que el
liares para realizar trueques15 de fruta, coca, café, lejía precio de la coca era muy inestable y tenía a su cargo
y tabaco por abarrotes, papa, chuño, velas y enlatados. a su primer hijo, Feliza tomó la decisión de migrar
Este movimiento creó una ruta de abastecimiento que una vez más, esta vez hacia la ciudad de La Paz junto
iba y volvía de los Yungas a Puerto Acosta. Y ocasio- a su familia. En la ciudad, Alberto se estableció como
nalmente esta ruta y flujo comercial se vinculaba con chófer de minibús y ella incursionó en la elaboración
las ferias de trueque entre comunidades fronterizas de de pan y jawitas yungueñas, una profesión heredada
Perú y Bolivia. de su suegra. Aunque ocasionalmente ellos volvían a
Para Pascuala, viajar en esta ruta no solo repre- los Yungas para mantener su cocal y cumplir sus fun-
sentó una oportunidad para diversificar sus ingresos, ciones comunales.
sino también, como nos comentó en una ocasión, via- Feliza nos comentó que “el irse”, “el salir”, es
jar para ella era “escapar”. Entonces encontró, en el decir, migrar es aprender que:
ir y volver, una forma de libertad para ella y sus hijas
ocasionalmente: … cuando no hay en la casa hay que salir a buscar. Si no
tienes, te tienes que inventar de donde sacar para comer.
… [hemos de] ir, le sé decir a mi hija. Me sé ir cargada Uno en la casa por no salir aguanta al marido todo. Pero
mi wawa, mi Lourdes y la Feli ya era grandecita, mi te sales, te viajas ya no aguantas pues ya te trabajas para
compañía eran [...]. Mi Feli bien vivita era, chiquitita vos y para tus wawas (entrevista a Feliza, trabajo de cam-
sabe hacerse subir al camión y encima la coca, la naran- po de Tania Jiménez).
ja, tranquila iba. Me ayudaba, cuidaba a su hermanita
también (entrevista a Pascuala, trabajo de campo de Ta- Al respecto de esto, María Galindo (2010) sos-
nia Jiménez). tiene que algunas mujeres, en la sociedad boliviana,
encontraron en el ejercicio de salir a la calle a vender
Feliza, la hija mayor de Pascuala, recuerda que una forma de construcción de su autonomía, una for-
desde muy pequeña ella acompañó una gran parte de ma de escape al conflicto familiar, a la violencia. Para
las travesías de su madre, sobre todo por ser la hija Galindo, esta salida es la construcción de la desobe-
mayor. Ella agarrada de la mano de su mamá y su diencia como proceso de autonomía. En el caso de
hermana cargada en el aguayo recorrían la misma ruta Pascuala y Feliza, la construcción de su autonomía
dos o tres veces al año. Hasta que a los diez, Feliza mi- viene de ir al cocal a cosechar, de construir rutas y via-
gra a Cochabamba por siete años para trabajar como jar entre el campo y la ciudad. Esta construcción de
empleada doméstica de una comadre de Pascuala. Fe- autonomía, en el caso de Pascuala, plantea “escapar”
liza regresa a Tupantaña a sus 17 y, posteriormente, de los Yungas y dedicarse a truequear y comerciar en la
forma su familia. ruta los Yungas a Puerto Acosta. En el caso de Feliza,
Dos años después de regresar a Tupantaña, em- nuestra interlocutora principal, la construcción de su
pezó a convivir con Alberto. Y un tiempo después, autonomía tiene diferentes etapas. En su niñez y parte
tuvieron dos hijos, Tomás y Melani. Feliza relata que de su juventud, está vinculada a la migración —prime-
los primeros años con su primer hijo y su esposo fue- ro a Cochabamba, luego a La Paz— y, posteriormen-
ron muy complicados sobre todo porque, como ella te, en la toma de decisiones y en la afirmación de sus
dice, no sabían a qué dedicarse. Y nos decía que de- conocimientos sobre el comercio y necesidades de la
bido a que salió “muy chica” de los Yungas, cuando región. A su retorno, este movimiento también vincula
retornó, su madre, Pascuala, ya había repartido todos el campo y la ciudad, creando, junto a sus compañeras,
los terrenos entre sus hermanos que “ya habían hecho rutas y flujos comerciales entre Oruro, La Paz, El Alto,
familia antes” y Feliza “no tenía terreno para poner Perú y los Yungas, cómo lo veremos más adelante.
cocal”. Sin embargo, Pascuala la ayudó a comprar un Cuando Feliza cumplió 24 años, llegó su segun-
terreno que equivalía a un cato16 de coca y, junto a da hija, Melani. Al ver que su familia se amplió, pensó
en “hacer sus cositas y progresar” y sugirió a su marido
15 Utilizamos la denominación trueque debido a que la mayoría de las
transacciones entre Pascuala y sus parientes se manejaban en este llevar mercadería, harina, arroz y abarrotes a los Yun-
marco. Sin embargo, existía una parte de las transacciones que no era gas. En ese tiempo, ella había notado que el comercio
trueque sino compra y venta sobre todo las referidas al tabaco y los
abarrotes.
en los Yungas estaba centralizado en los pueblos capi-
16 Un cato es una extensión de tierra de 1.600 metros cuadrados. tales de provincia y que era manejado predominante-
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Primer lugar Ensayo
mente por “vecinos del pueblo”17 (Spedding, 2013) y a la hora de incursionar en el comercio más adelante.
los “mozos”18 —que “manejaban” el comercio y trans- Y hacemos énfasis en la idea de “retomará” debido a
porte—, lo que hacía que los precios de abarrotes es- que, en esta etapa de su vida, la idea de llevar mercan-
tén inflados y se ofrezcan poca variedad de productos. cía a los Yungas fue descartada por su esposo.
Esto, según Feliza, debido al poco conocimiento por En lugar de incursionar en el comercio, su ma-
parte de los mozos sobre las necesidades del grueso de rido sugirió que vendieran el cato de coca y un terre-
la población que se dedicaba a la agricultura. Así nos no en la ciudad de La Paz que Feliza había adquirido
lo da a entender Feliza cuando nos dice: durante su soltería para comprar un minibús y que él
trabajara sin depender de un jefe. Una idea a la que
Antes tenías que rogarte para que te lo traigan cualquier Feliza accedió. El minibús fue comprado en base a la
cosa, abarrotes, cositas de La Paz todo era caro. Más caro venta de los terrenos y un pequeño préstamo de dine-
que en la ciudad. Los dueños de las tiendas eran orgullo- ro que fue pagado al año de la compra.
sos, acaso siquiera nos trataban como a iguales, si decías En los siguientes cuatro años —hasta que Feliza
algo no te vendían. Pero tampoco había muchas cosas cumplió los 28 años—, habían ahorrado un capital
en las tiendas como chupones para mamadera, peines importante gracias al vehículo y la venta de pan y
saca piojos para las wawas o agujas. ¿No ve que las cosas jawitas en La Paz. Entonces, Alberto sugirió vender el
menos pensadas uno necesita en la casa? Eso no había. minibús y solicitar un préstamo bancario para com-
Tenías que prestarte, imaginarte cómo hacer o esperar el prar un bus, sindicalizarse y ofrecer transporte hacia
fin de semana para comprar en el pueblo, si es que había. la Irupana. Feliza, en un intento de negociación con
O en el peor de los casos encargarte a La Paz que te lo su marido, propuso comprar un camión para que lle-
traigan, pero eso tardaba, ya había pasado la necesidad vase coca, introducir mercadería a los Yungas y poco
(entrevista a Feliza, trabajo de campo de Tania Jiménez). a poco abrir una tienda. Pero Alberto estaba entusias-
mado con la idea del bus y decidieron comprarlo con
La primera etapa en la que Feliza piensa en el un préstamo bancario de 18.000 dólares que, sumado
comercio lo hace como una extensión de sus tareas del a los ahorros, y el dinero por la venta de su minibús,
hogar, una idea que va transformándose con el tiempo hizo posible la compra. Feliza no dejó su actividad la-
como veremos más adelante. Sin embargo, en esta eta- boral y siguió vendiendo pan y jawitas en las calles de
pa, ella hace una lectura desde su maternidad reciente La Paz, cerca al mercado de coca, mientras su marido
en el campo, esta es una de las razones por las que viajaba a los Yungas.
piensa en chupones para mamaderas, peines sacapio- En esta etapa Feliza ayudó a amortiguar las deu-
jos “para las wawas” o agujas que son las necesidades das por el bus y apoyó a su marido con dinero para
percibidas desde una vivencia en primera persona de completar la cuota mensual de 1.000 dólares. A la vez,
las mujeres en el hogar y en el cuidado de los hijos.19 se hizo cargo de los gastos de su hogar en su totalidad.
Estas ideas relacionadas al cuidado y al hogar Ella nos relata que todo lo que se generaba con el bus
son las que más adelante Feliza retomará y ampliará “pagaba la deuda no más” y que tuvo que trabajar mu-
cho más desde que adquirieron el bus. Ella narra esta
17 Vecinos del pueblo es un término acuñado por Spedding (2013) que etapa de su vida como “dura” y nos dice:
hace referencia a una suerte de elite local de los Yungas que se vincu-
laron a actividades no manuales y ejercieron un oligopolio sobre el
comercio y el transporte en la región hasta la incursión del campesi- Mi marido ha sido mala cabeza. Como tenía el bus él
nado en estas actividades. solito agarraba la plata, porque yo no lo acompañaba
18 Feliza utiliza Mozos al igual que vecinos del pueblo para referirse a un
grupo de personas del pueblo que no se dedicaban a la producción yo tenía mis cosas. Se tomaba, me engañaba, cosas me
agrícola. Además, la misma connotación es utilizada por Pascuala ha hecho. Esa etapa, hemos sufrido grave con mis hijos.
cuando le dice a Feliza: “… no debías de casarte con un mozo, mu- El bus, a los dos años de comprado, se ha arruinado
cho sufres” haciendo referencia a las dificultades que tenía el esposo
de Feliza en el trabajo agrícola y también porque, a los ojos de Pas- su chasis y arreglar eso era un ojo de la cara, esa época
cuala, Alberto tenía esas dificultades por ser hijo de los “vecinos del como cinco mil dólares. Hemos hecho arreglar porque
pueblo” y por el color de piel. ya estábamos ganando un poco más porque el banco ya
19 No es nueva esta lectura de la prolongación de las tareas del hogar
para la economía de los mercados y flujos, autoras como Florence era más poco. Pero nos han estafado y nunca ha llegado
Babb y Linda Seligmann son referencias importantes de este análisis. el chasis, hemos entrado en juicio con el mecánico y
Pero nuestra propuesta va más allá de eso, demostramos de qué modo
hemos perdido los cinco mil dólares. El bus no servía,
las mismas relaciones afectivas establecidas en los mercados son, tam-
bién, una prolongación del cuidado.
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MUJERES: Resistencias, culturas, memorias y luchas
estábamos kenchachados20 por la mala cabeza de mi es- atendiendo temporalmente su cocal. De esta forma,
poso. La deuda estaba a nombre de los dos, pero ese bus ella podía viajar los fines de semana a la ciudad a ver a
era solo de él y le he dicho: “Alberto, lo haremos arreglar sus hijos de 13 y 8 años.
y lo venderemos para pagar las deudas. Y ya si quieres se- Los primeros tres meses que puso en práctica
guir con esa mujer sigues, nos separamos y yo me quedo esta dinámica ella buscó “compensar los pasajes que
con las wawas, no te voy a pedir nada solo quiero irme”. gastaba en los viajes” sacando de los Yungas para la
Así le he dicho, hijita, le he rogado grave hasta que me venta (los viernes) cigarros artesanales k’uyunas21 para
ha hecho caso: hemos arreglado el bus y luego lo hemos “acomodar” en algunas tiendas de las zonas de Villa
vendido, con esa plata hemos pagado las deudas, pero Fátima, en el mercado Yungas y en Villa El Carmen e
seguíamos debiendo a la gente. ingresando hacia los Yungas (los martes) pescado fres-
co, quesos, silpanchos y chorizos.
Yo me he separado ese tiempo de mi esposo, más que Feliza estableció sus primeras relaciones como
ayudarme me hacía dudar de mis ideas como bajonean- “casera moviente” con tres mujeres: Olga, Hilda y Eri-
dome me hablaba. He dicho “¿Qué siempre? Mi mamá ka. Olga es una “torcedora de cigarros”22 de los Yun-
ha criado solita siete hijos, ¿cómo no voy a poder con gas, semanalmente le entrega a Feliza hasta 1000 uni-
dositos?”. De eso me he vuelto a mi pueblo donde mi dades de k’uyunas a precio de por mayor; es decir, cada
mamá, ahí recién he empezado a hacer negocio (entre- unidad a 40 centavos y con un “vendaje” o “yapa” de
vista a Feliza, trabajo de campo de Tania Jiménez). ocho k’uyunas por cada cien compradas.
Hilda, proveniente de Gran Puni (a orillas del
En la primera parte del relato de vida de Feli- lago Titicaca), sale de su comunidad cada martes y
za, se ha podido identificar una perspicacia de parte viernes por la madrugada con pescado fresco para
suya para leer su contexto social, su cotidianidad y vender en el cementerio de La Paz. Su relación de ca-
el mercado. Cuando propone llevar mercadería a los sera con Feliza es un encuentro cada 15 días o dos
Yungas por los precios inflados, la falta de variedad de veces al mes: Hilda le entrega generalmente 500 ispis,
productos y la poca vinculación de los comerciantes 25 carachis, 12 pejerreyes frescos al por mayor con un
con los consumidores, está proponiendo romper con “vendaje” o “yapa” que determinaba en el momento
el oligopolio del comercio y del transporte de los veci- de la venta.
nos de pueblo en los Yungas. Además, está postulando Y, finalmente, la Erika, nacida en la ciudad de
una diversificación económica y la circulación entre La Paz, que se dedicaba a la elaboración de silpanchos
el campo y la ciudad como una forma de hacer frente y chorizos artesanales. Productos que vendía en la ca-
al minifundio y la monoproductividad en los Yungas. lle Buenos Aires de la ciudad de La Paz. En el caso de
Finalmente, al hablar de la poca vinculación de los Erika, al igual que Hilda, las “yapas” las determinaba
comerciantes con los consumidores, nos revela una en el momento de las compras.
falta de afectividad, empatía, de una falta de cariño en En este caso, Melani, la hija de Feliza, acompa-
el mercado y en las transacciones, una característica ñaba desde sus 8 años estas compras. Así las caseras
central cuando se habla de la economía de las caseras. de su madre son también sus caseras. Cuando Melani
cumplió 13 años se empezó a encargar de enviar todos
2) Incursión en el comercio de la segunda estos productos a los Yungas para que su mamá ahorre
generación de la familia de Pascuala el gasto en pasajes. Feliza nos contaba que:
Cuando Feliza volvió a su comunidad, su madre le
ofreció uno de sus cocales para que cosechase durante … uno dice a veces “no quiero hacer lo mismo que mi
ese año. Entre sus salidas económicas, aparentemente mamá” como renegando por lo que ha sufrido, como
tenía dos opciones: tomar el cocal que le ofrecía Pas- juzgando a la mamá, pero repetimos no más sin darnos
cuala o volver a la ciudad a vender pan y jawitas. Sin cuenta. Me acuerdo una vez que estaba comprando pes-
embargo, Feliza optó por alquilar dos cuartos en La cado con mi hijita, mi wawa agarró una bolsa pesada
Paz para que sus hijos pudieran estudiar y ella empezó
21 Cinco cigarros artesanales agrupados con una cinta de seda
a trabajar entre los Yungas y La Paz con comercio y y forman una unidad que cuesta 50 centavos, es decir cada
cigarro aproximadamente diez centavos.
20 “Kenchados” es una expresión conjugada y españolizada que provie- 22 Se llama así a las mujeres que elaboran cigarros artesanales de ta-
ne de la palabra aymara quincha, que se utiliza para expresar que baco. Y que por el movimiento de las manos al envolver el tabaco
alguien tiene mala suerte. en laminillas de seda se denominan torcedoras.
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solita y me dijo “mami vos lleva esa yo llevo esta” y yo era una casera moviente. Y Feliza, a la vez, le hereda
como entre sueños me he visto a mí misma de wawa. este conocimiento a su hija Melani de la misma mane-
Qué será mi mamá me ha heredado y yo le estaré here- ra que su madre lo había hecho llevándola a comprar
dando a mi hija pues. Pero, ojalá, mi hija estudie porque junto a ella.
vivir así al día es siempre, es más difícil (entrevista a Fe- La economía de las caseras, en este sentido, es
liza, trabajo de campo Tania Jiménez). también un proceso de enseñanza del tejido de las re-
laciones económicas y sociales como herencia matri-
Feliza, a la par de mostrarnos el establecimien- focal de conocimientos. Esta herencia de conocimien-
to de sus primeras relaciones como casera moviente, tos está construida en nuestros datos de dos maneras:
confirma algo que ha sido trabajado por la investiga- por los relatos de vida de las madres hacia los hijos
ción de Núñez y Viaña (2019) que es la transmisión y por las vivencias compartidas con los hijos desde
de conocimientos, a través de los ciclos de vida, como que nacen, al llevarlos a la venta, a los viajes y a las
parte de una herencia familiar materna. En el caso de compras.
Feliza, heredó de Pascuala su incursión al comercio, Feliza nos relata que era común que su madre
sus formas de negociación, sus formas de hacer case- le indicara con quienes hablar en las calles de la Max
ras, de bromear y de moverse en el mercado, porque Paredes y Buenos Aires para poder saber quiénes eran
antes de que ella sea una casera moviente, su madre ya mayoristas de abarrotes y mercadería. Ocasionalmen-
el oficio de Acomodo de
panadera, mercancias
RE
cocinera y rurales en
repostera área urbana
CI
Formas
PR
novedosas
de pasar
O
mercaderia
CI
en frontera
D
AD
conocimientos
de Herminia
nuevos
nichos
O
comerciales conocimientos
RIÑ
de Melani Rutas
comerciales
Construcción
CA
de la herencia
Migran y
matrifocal como forma
de búsqueda
de
oportunidades
conocimientos conocimientos
de Pascuala de Feli Formas de
vínculo negociación
comercial con las
con Péru caseras
Manutención
del vínculo
con la
comunidad
Caseras
Selección
formas de Migran y de caseras
socialización viajar como en el
en el forma de mercado
mercado construcción
de autonomía
CUIDADO
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a buscar”, porque no tenía mucho capital. Yo también Con el tiempo, Feli23 fue incursionando en otro
notaba que hacía falta cosas o que se acababa tus com- tipo de actividades comerciales. Continuó llevando
pras a media semana, por eso sé llevar queso, silpanchos, silpanchos, salchichas, chorizo y pescado a su comu-
pescado, chorizo y salchicha. Fácil era agarrar y freír, y nidad para vender y fue añadiendo otros productos
así también comían algo más que puti, arroz y huevo. Yo por encargo. Fue modificando sus viajes a La Paz. Ya
sabía, pues, el marido te exige comida para ir al trabajo y no iba los fines de semana, sino entre semana y regre-
se aburre de comer lo mismo todos los días (entrevista a saba los viernes por la tarde a su pueblo para poder
Feliza, trabajo de campo de Tania Jiménez). vender pollo y salchipapa en su comunidad, lugar en
el que Pascuala la esperaba con las papas peladas y el
El lazo de casera vendedora que tejió Feliza con arroz cocinado. Poco a poco, Feli y Pascuala confor-
las mujeres de su comunidad era un lazo implícito maron una sola unidad doméstica, ambas trabajaban
porque ellas nunca la llamaron “casera” o “caserita”, y mantenían la casa juntas, pero principalmente con
pero sí tenían un pacto de reciprocidad, de lealtad en los ingresos de Feli:
sus compras con ella antes que en las ferias semanales
del pueblo de Irupana. Entre ellas, ya se había tejido Yo he inventado el Día de la Madre aquí, el Día de la
una relación de cariño que progresivamente hizo que Mujer, de la Amistad, el Día del Maestro todo eso yo he
cambien el nombre de “Feliza” por “Feli” que sonaba traído porque aquí eran bien desamorados […]. Desa-
“más delicado”, mientras los varones de la comuni- morado sería, pues, como secos, fríos. Eso siempre sa-
dad aún la llamaban “Feliza”. Además, las mujeres ben quejarse mis amigas de sus maridos, no cuidaban la
siempre estaban pendientes de la situación de sus wawa, no limpiaban, no eran detallistas. Por eso, cuan-
hijos en La Paz, le ayudaban a cargar alguna mer- do he visto que a mi hija su chico le ha regalado un pe-
cadería, guardaban carnes en sus refrigeradores y le luche para mí era como bien raro… (entrevista a Feliza,
llevaban fruta, puti, walusa para su consumo. El lazo trabajo de campo de Tania Jiménez).
de casera vendedora se hizo explicito años después,
cuando los hijos de sus amigas empezaron a llamarla Feli, poco a poco, fue conociendo más caseras
ocasionalmente “caserita o casera” cada que acudía a en La Paz e incursionó en el abastecimiento de rega-
su tienda. Pero este era más un tema generacional y los de porcelana y plástico. No solo traía alimentos,
de muestra de respeto, por parte de los hijos de sus sino, ocasionalmente, para algunas celebraciones traía
amigas, con ella. peluches, flores artificiales, vajilla, tarjetas. Incursionó
El rol de Feli de vincular el campo y la ciudad en este rubro, según ella, gracias a que, en una oca-
pronto se convirtió en una cualidad reconocida por sión, se encontraba esperando a su casera de quesos
sus compañeras en el cocal (caseras-compradoras) y en la calle Incachaca cerca de la plaza Garita en La
sus caseras-vendedoras en diferentes ciudades, pues- Paz. Mientras Feli la aguardaba, vio que empezaron
to que su cualidad era ser móvil. Para Jirón (2020), a llegar vehículos que descargaban mercadería en las
la movilidad y el género tienen una relación larga, tiendas de esta calle. Entonces una mujer se le acercó
ya que, históricamente, la movilidad ha sido utiliza- y le preguntó: “¿Caserita, estás esperando a alguien?”.
da como un espacio de exclusión para las mujeres. Feli le respondió que a su casera de quesos. Poco a
En efecto, en los debates, se reconoce que las mu- poco, hicieron conversación y Feli le contó de manera
jeres sobre todo han estado ligadas a la inmovilidad suelta parte de su vida y le comentó que ella era de los
por estar vinculadas al espacio doméstico, al cuida- Yungas. Pronto, la mujer se presentó como Martha y
do de los hijos y del hogar, y luego por el acceso le preguntó si ella llevaba algo más a los Yungas y si
diferenciado a automóviles y por las prohibiciones le alcanzaba para mantener su casa allá y aquí con sus
de circulación. Es por eso que las caseras movientes, hijos y le dijo, según el recuerdo de Feli: “Caserita, de-
en este ámbito, son referentes de un principio de bes llevarte más cosas para ganar mejor y compensar
construcción de autonomía. Y, en el caso de Feli, es tus viajes. Mira ya está llegando el Día de la Madre,
por eso que el ser móvil es considerada una cualidad puedes llevar regalos para vender allá”. A pesar de una
por parte de sus caseras, no solo como muestra de 23 A partir de ahora se utilizará el nombre de Feli, que es el nombre que
construcción de autonomía, sino como una forma adquirió como muestra de cariño por parte de sus caseras-vendedoras
y caseras-compradoras. Y que usualmente es un nombre que todas las
de vincular los mercados y propiciar el acceso a bie- mujeres que interactúan con ella utilizan, que es diferente al de Feliza
nes a menor costo. que utilizan los varones que interactúan con ella.
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suerte de pesimismo continuó charlando con Martha tionadas, en su mayoría, por mujeres.
y “por hacer la prueba”, le compró una docena de ro- Martha es una casera mayorista, importadora de
sas artificiales y sobres de rosa. productos chinos, que vende al por mayor y menor
Cuando Feli llegó a los Yungas con su mercade- sus mercaderías en La Paz, Oruro, Santa Cruz, Co-
ría habitual, instaló las flores en un costado de la mesa chabamba y Tarija y, a la vez articula flujos comercia-
como muestra. Y ocasionalmente los hijos de sus ami- les con caseras compradoras movientes. En un peque-
gas le preguntaban: “¿Casera, esto es para vender?”, a ño relato, Martha nos comenta:
lo que ella respondía que sí.
El 2010, el Día de la Madre cayó un jueves y Feli Yo tengo caseras de todo lado. Hago llegar los juguetes,
viajó a La Paz el martes como siempre. Pero recibió una los regalos hasta Bermejo, tengo mis caseras del Plan
llamada de su madre un día antes: “Me han hecho huai- 3000, de la cancha, de varios lugares. Yo tengo mis ca-
quilla24 para que les venda esas rosas. ¿A cuánto vale, seras en todo lado, así hay que tener para que se mueva,
pues?”. Feli le dio el precio y se sorprendió ante la de- me llaman, les mando. Yo confío en ellas, si no fuera por
manda, posiblemente porque las pedían en el colegio. mis caseras y mis caseros, ¿qué puede ser de mí? Así tam-
Según cuenta, esa misma mañana fue a buscar bién les mimo, les doy su aguinaldo cada año redondo,
a doña Martha e invirtió una parte de su capital des- les hago llegar su cama, su panetón, su mandil, así voy
tinado a la comida para comprar regalos. Esa misma variando para darles algo, porque ellos son fieles (en-
tarde, “como de emergencia”, volvió a los Yungas lle- trevista a Martha, trabajo de campo de Tania Jiménez).
vando una cuarta docena de peluches, una cuarta do-
cena de juegos de vajilla, una cuarta docena de juegos El caso de las caseras-vendedoras de pescado
de vasos y dos docenas de rosas para vender. En una y quesos —oriundas de Gran Puni y Guaqui— nos
pequeña mesa afuera de su casa, Feli instaló los regalos permite ver prácticas de reciprocidad y acopio de ali-
que trajo, pero no se los compraron: mentos en comunidades para salir a vender a las ciu-
dades. Estas caseras almacenan la pesca artesanal y la
… estaba de pena, nadie me compraba nada ni pregun- producción de quesos en sus respectivas comunidades
taban. He dicho quizá solo ha sido suerte que mi mamá y van a vender a la ciudad de La Paz. Una dinámica
haya vendido de golpe. Pero más bien en la tardecita han similar ocurre con la casera de chuño y tunta de Feli,
venido a comprarme porque yo estaba de pena decía: que acopia chuño y tunta en las ferias de Patacamaya
“Ahorasito, he gastado mi capital en regalos, ¿qué voy y lo lleva para Villa Dolores para ofrecerlo a sus case-
a hacer?”, pero gracias a Dios me han comprado. Así ras que vienen de los Yungas.
nomás, hijita, he empezado con los regalos (entrevista a Las caseras movientes han creado mercados de
Feli, trabajo de campo de Tania Jiménez). encuentro fijos como Patacamaya o Villa Dolores en
El Alto y las avenidas Max Paredes y Buenos Aires en
En el mercado de las caseras, un elemento im- La Paz. Pero también existen mercados de encuentro
portante, para las que lo tienen, es la manutención del que se dibujan y desdibujan dependiendo de los pro-
vínculo con el área rural. En el caso de Feli, su relación ductos que ofrecen y el tipo de vínculo que tienen
con su comunidad le permitió conocer las necesidades con la ciudad. Esto se puede ver en el caso de caseras
básicas y comprender cómo estas se transforman y se de madrugada que son mujeres que vienen del cam-
amplían según el momento del año. Por ejemplo, los po con productos y no tienen puestos fijos de ven-
antigripales en época de lluvia, el material de plomería y ta como el caso de la casera pescadera y quesera de
albañilería cuando se inicia una construcción, los regalos Feli que se instalan en la zona del cementerio de La
para fechas de agasajo y cumpleaños, el material escolar Paz o por la Garita. Por otro lado, podemos obser-
para clases, los fertilizantes e insecticidas o simplemente var que gran parte de las transacciones entre caseras
la venta de peines saca piojos a lo largo del año escolar. movientes se mantienen en relación a acuerdos de
Por otro lado, en el relato de Feli se puede ver palabra que se consensuan en la compra o por llama-
cómo ella va conociendo y articulándose a redes co- das: “Casera, voy a venir en dos semanas, me lo vas
merciales cada vez más extensas, pero igualmente ges- a traer cincuenta quesos”; “casera, me lo vas guardar
una arroba de chuño, media de tuntilla. Bonitos me
24 También waiquilla. Es una expresión coloquial que utilizan Pascuala
y Feli para referirse a que hubo mucha demanda de un producto y se
lo vas a guardar”.
vendió rápido. Finalmente, este vínculo con el área rural por
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REFERENCIAS
Ciudades
casera te da bien yapado”, “recomendame a tu casera,
Municipios
Zonas pues, la anterior no me lo había guardado”, “eso no
compres, no es muy bueno” o “compraremos esto y
Comunidades
Zonas internacionales
es
Villa Dolor
Sud Yungas
La Paz
Desaguadero
Irupana
esa
cuidarse mutuamente.
Santa Cruz
Tarija
Bermejo
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y flujos para abastecerse de más cosas, pero aún son en la cantidad de relaciones que tejen, se aprecia la
las principales interlocutoras con sus propias caseras calidad de estas relaciones que les permitirán una
y en sus redes y rutas. Esta es una forma de interac- subsistencia colectiva.
tuar de las caseras “sin pisarse el palito”, ayudándose, Las caseras en su moverse, en su ir y venir do-
cambiando la lógica tradicional de competencia por mestican los flujos y las rutas, crean espacialidades
“el surtirse”. y territorialidades pensadas desde la mujer y que, a
menudo, no son cartografiadas desde las economías
clásicas ni desde la geografía.
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Primer lugar Ensayo
Cuando me encontré por primera vez con mi case- das: “Antes hacía matecito, cafecito. En la puertita,
ra-vendedora de cenas —pollo a la broaster, silpancho, mi esposo estaba ‘¡Pase nomás, caserita!’” (diálogo
asado y milanesa— fuera de su puesto de venta, ella lle- con Flora, 2020, fragmento del cuaderno de campo
vaba la pollera. Me impresioné porque hasta ese enton- de Chryslen Barbosa).
ces, no le había visto de pollera. “No llevo la pollera en Doña Flora, como todas las caseras del trabajo de
el trabajo porque no quiero ensuciar con grasa, caserita”, campo de CB, fue empleada doméstica en la Zona Sur
respondió ella a mi sorpresa. Los martes ella y su marido de La Paz: “Ahí aprendí a cocinar estas cosas”, comen-
no venden, ella me explicó que era el día para las cosas tó. Esta interlocutora, productora de la economía po-
de la casa, por eso me citó un martes. Mientras hacía sus pular de las caseras alteñas, entiende la relación entre
cosas, doña Flora26 explicaba sobre el trabajo, sobre el caseras como una extensión del cariño de cocinar para
hacer comida para otras personas y qué implicaba eso: la propia familia, evidenciando la importancia de coci-
“Me gusta cocinar, que les agrade. Como para mí, co- nar para las caseras como se cocina en la casa, para su
cino para los caseros. Me gusta hacerlo bien. Hasta los familia: “A parte de cocinar rico, hay que ser amable,
pollos, calientito tienes que meter, hay que saber la hora ¡casera!”, reiteraba cuando era cuestionada sobre qué
de sacar. Dios nomás a mí me guía a cocinar con amor. es el cariño. La relación de doña Flora con sus caseras
Así, caserita, hay que ser amable. Siempre hacemos con compradoras, traducida por ella misma como “hacer
cariño” (fragmento del cuaderno de campo de Chryslen con cariño”, es una suerte de domesticación del espa-
Barbosa, con la casera Flora, 2020). cio público, de las relaciones económicas, en la cual
no se ve al otro como ajeno, sino que se establece una
Doña Flora, proveniente de la comunidad de Jesús de proximidad asociada a las relaciones domésticas del
Machaca (provincia Ingavi), es una de las expresiones cuidado. A eso llamamos de “domesticación del espa-
de esta economía del cariño agenciada por las caseras cio público” en este ensayo. Más allá de la transferencia
alteñas. Su puesto en la avenida Bolivia siempre está de rubros conocidos como domésticos al “espacio pú-
lleno de caseras y caseros, especialmente personas que blico”, nosotras entendemos que las mismas relaciones
viven en esta zona urbana, que siempre vuelven ahí de estas mujeres en la producción de la economía de las
por sus cenas. Ella y su marido trabajan en el puesto caseras son un proceso de domesticación, traducien-
de comidas, tienen dos hijos, la mayor siempre acom- do el doméstico como cuidado, como cariño, como
paña a la madre sirviendo, el menor a veces apare- producción de parentesco por medio de las relaciones
ce en el puesto. Están en el negocio hace diez años de comensalidad, pues el alimentar a otras personas y
—desde que volvieron de Argentina, porque no les la construcción de vínculos afectivos amplían nuestra
fue bien con el trabajo de costura—, su marido quedó concepción del parentesco (Salas Carreño, 2019).
sin empleo y ella decidió abrir un negocio de comi- La domesticación del espacio público, como
26 Utilizamos nombres ficticios para resguardar la identidad de nuestras
propusieron Galindo (2010) y Federici (2020), tam-
interlocutoras. bién es parte de esta ampliación de la idea del domés-
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MUJERES: Resistencias, culturas, memorias y luchas
tico en las relaciones entre caseras alteñas, una cons- Melani, herencia de las relaciones económicas y, por
trucción ampliada de redes de afectos, solidaridad y ende, afectivas que cada una de ellas agrega nuevos
reciprocidad. Doña Felicidad, nacida en el pueblo San valores, sean ellos de diversificación de los productos
José (provincia Camacho), es madre sola y comparte circulados o de conocimientos sobre las necesidades
la vivienda con su hermano. Ella lleva tres años en de las caseras-compradoras.
un puesto de la avenida Bolivia como carnicera. An- Del mismo modo, los hijos e hijas de doña Hele-
tes de abrir este negocio, trabajaba en puestos de sus na participan en la producción de los churros y algunos
parientes en la Ceja: “Ahí aprendí a manejar carne”, hacen, incluso, circular los productos entre las caseras
explica. Su niño no lleva más que ocho meses de vida compradoras. Muchas de nuestras interlocutoras del
y la acompaña en el trabajo diario. En la parte interna trabajo de campo son ejemplos de esta herencia de sus
de la carnicería, en un rincón, es posible ver la cuna madres en la enseñanza de la economía, Helena cuenta
de la wawa (el niño) desde donde observa cotidiana- que su madre era “comidera” y que ella la ayudaba des-
mente las relaciones económicas de la mamá con sus de muy pequeña; cuándo dejó su trabajo de empleada
caseras. En otro contexto, Kelly y Matos (2019: 396) doméstica en la casa de Hugo Bánzer Suárez (expresi-
muestran cómo, entre los indígenas yanomamis, la dente de Bolivia), empezó a trabajar como comidera
educación de los niños dependientes de sus mayores en la ciudad de El Alto, rescatando las enseñanzas de
se da en la dirección de una interdependencia mutua su madre. Del mismo modo, doña Patricia, casera ven-
y no una independencia: los niños son incentivados dedora de salchipapas en la avenida Bolivia, contó que
a entender cómo se producen las relaciones sociales fue a partir del puesto de su madre —que existe hasta
y a responder al cuidado y a las convenciones colec- hoy en una zona vecina a la que ella está— que decidió
tivas. Eso está vinculado a lo que uno de los hijos de abrir un puesto propio, tomando en cuenta todas las
la casera que vende churros, doña Helena, comentó enseñanzas recibidas, lo que involucra el aprendizaje
mientras estaba con su familia una de las madrugadas: de las relaciones de la economía de las caseras:
Cuando una wawita está en el aguayo, en las espaldas de Cuando llegué al puesto de la casera Patricia, a la hora
su mamá, ella mira las actividades que realiza su madre. acordada, ella estaba sentada con su madre y su hermana
Mira cómo las manos de la mamá van trabajando, en la pijchando coca y charlando, era todavía temprano y no
agricultura, con la comida y en el mercado. La wawi- había muchas caseras. “Mi mamá tiene un puesto de
ta desde que está en la espalda de su madre aprende el salchipapitas desde hace más de 25 años, caserita. De
mundo desde la práctica cotidiana de la mamá. Eso me ella he aprendido todo, cómo se hace caseros, cómo co-
dijo una amawt’a sobre la importancia de cargar a los cinar rico, hacer con cariño para mis caseras”, comentó
niños en la espalda (fragmento del trabajo de campo de en la presencia de la madre que sonreía con sus dientes
Chryslen Barbosa con el hijo de Doña Helena durante plateados satisfecha (fragmento del cuaderno de campo
la producción de churros). de Chryslen Barbosa, 2021).
El análisis hecho por este interlocutor es muy La herencia de las madres hacia las hijas e hijos
válido para pensar la pedagogía de la interdependencia es una de las formas de resistencia de estas mujeres
propuesta por Kelly y Matos (2019) en los yanoma- que mantienen vivas las relaciones de la economía de
mis y por Strathern (1988) en Melanesia. Pero lo que las caseras. Esto es parte de la domesticación cotidiana
queremos enfatizar aquí es que esta pedagogía tiene de la vida desde la perspectiva de las alteñas y un ele-
un fuerte vínculo con las perspectivas de las mujeres: mento determinante para entender la permanencia y
son ellas las que cargan los hijos en el aguayo o es en el fortalecimiento de estas economías populares.
sus puestos de trabajo que las wawas acompañan las Para Galindo (2010), estas mujeres se apropian
relaciones desde sus cunas, muchas veces improvisa- del espacio público volviéndolo doméstico, tanto en
das, o desde el aguayo en las espaldas de la madre. En la transferencia de los rubros del hogar para el espacio
el análisis de los datos de campo, podemos percibir público (cocinar, tejer, cuidar a la wawa), como en la
que las hijas e hijos de las caseras son los que las acom- transformación de las relaciones urbanas en relaciones
pañan y se vuelven también sujetos de esta economía. domésticas: un proceso de desprivatización del cui-
Así, en líneas anteriores, hemos visto el ejemplo de la dado, de los afectos, de las redes de comensalidad y
herencia de Pascuala a Feliza y de esta última a su hija parentesco. Doña Felicidad define bien de qué modo
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Primer lugar Ensayo
estas redes de afecto se establecen en sus relaciones Ser casera-vendedora no es una identificación
con sus caseras-compradoras: permanente: la casera-vendedora es definida por la re-
lación que establece en momentos específicos dentro
A mis caseras que vienen les aumento, les yapo, les char- de redes de alternancia entre caseras-vendedoras y case-
lo. Alguna bromita hay que hacer. Si voy a estar seria, no ras-compradoras. Doña Flora comentó que tiene sus ca-
van a venir. A veces seria me pongo y me dicen: “¿Estás seras-vendedoras de las que compra las papitas, la carne,
enojada?”. A veces me dicen: “Ya no me yapas, tienes las legumbres, productos necesarios para la producción
que yaparme, vengo siempre aquí”. O me dicen: “Re- de sus comidas: “¡Mis caseras nos hacen precio!”.
bajáme” (fragmento del trabajo de campo de Chryslen En la relación de alternancia en la cual doña
Barbosa con Felicidad, 2021). Flora se vuelve casera-compradora, ella asume el pa-
pel de mantener la relación de reciprocidad “volvien-
Los motores de las relaciones entre caseras-com- do” al puesto de sus caseras-vendedoras. Su posición
pradoras y caseras-vendedoras son la yapa, la rebaja y en uno de los polos de la relación económica tiene
el cariño, todos ellos accionados para la manutención que ver con la relación que establece con otra perso-
de la reciprocidad muchas veces traducida verbalmen- na: están sujetas a dinámicas de tiempo y perspecti-
te como el “volver” o el “venir”: “vengo siempre aquí”, vas, una casera fabrica a otra casera y a sí misma en
“a ver si vuelves casera, no me estarás olvidando”. En la relación. Una misma sujeta es fabricada como ca-
una ocasión, una casera-vendedora de la feria de la sera-vendedora o casera-compradora dependiendo de
calle 7 —que tiene lugar los miércoles y sábados— la relación que establece con otra agente y en espacios
expresó: “No me vas a olvidar. Así me olvidan y ya específicos. A eso entendemos en antropología como
no quiero salir” (fragmento del trabajo de campo el “hacerse persona”. En la propuesta de Kelly y Matos
de Chryslen Barbosa con las caseras de Villa Adela, (2019), lo interesante es que el hacerse persona en al-
2020). El olvido demuestra la dificultad de la case- gunas sociedades amerindias tiene que ver con lo que
ra-vendedora en establecer relaciones de reciprocidad ellos llaman de “política de la consideración” y que
con las caseras compradoras, “volver”, “perderse” y el analizaremos más adelante.
“olvidarse” es parte del lenguaje de las caseras y tienen
sentidos propios. Es muy común escuchar en las ferias
o mercados alteños una casera-vendedora reclaman-
do a su casera-compradora: “¿Dónde te has perdido,
casera?”, este “perderse” es un recordatorio de que la
casera-compradora ya no apareció para comprar de la
casera-vendedora, es un recordatorio de que, para que
exista la relación, es necesario su presencia seguida.
El sentido de “volver” no es solo el acto de des-
plazarse hasta el territorio donde ocurren las relacio-
nes, sino la relación misma, la reciprocidad entre las
dos agentes. El “olvido” no tiene que ver necesaria-
mente con la falta de memoria sobre la existencia de
la casera: es el quiebre de la relación de reciprocidad,
acordarse de la casera vendedora es “volver” a su pues-
to, mantener las relaciones de afecto. El olvido de las
caseras-compradoras hacia la casera vendedora es un
acto tan determinante para las relaciones económicas
que puede impedir que esta vendedora se mantenga
en su trabajo: “Así me olvidan y ya no quiero salir”.
Esto demuestra que el motor de las relaciones econó-
micas son las redes de reciprocidad y afectos entre ca-
seras; como mostraremos más adelante, esta relación Fotografía 5.
se establece como interdependencia entre caseras-ven- Mujeres en la feria de Pacajes, El Alto
Fuente: Chryslen Barbosa [trabajo de campo]
dedoras y caseras-compradoras.
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MUJERES: Resistencias, culturas, memorias y luchas
1. Qhalinchando con el ratón: Redes de cuidado Surrallès (2009 citado en Kelly y Matos, 2019) en-
entre caseras y la “política de la consideración” tre los candoshi, mostrando cómo los sentimientos,
las sensaciones y los pensamientos son las claves para
En la lectura de Kelly y Matos (2019), para que una entender las relaciones. El autor traduce las palabras
relación sea posible en muchos contextos amerin- candoshi “magish chinakish” como “corazón que se
dios,27 son necesarios un sujeto y un objeto de consi- acuerda” o “corazón que domestica”, vinculando
deración. Sin embargo, esto no implica una división como principio relacional candoshi el amor, el pen-
binaria entre un sujeto como agente mientras el otro samiento y la domesticación. El domesticar, en esta
es objeto pasivo. Para los autores, tanto el sujeto como perspectiva, es un proceso de cuidado colectivo, de
el objeto de consideración se influencian mutuamen- reciprocidad, de tomar el otro como causa de conside-
te, el sujeto solo se moviliza como agente porque su ración, por eso dialoga con las relaciones entre caseras.
causa para la acción es el objeto de consideración, La política de la consideración se desplaza de la
pero decir a una de las personas de la relación que ella división clastriana entre poder coercitivo y poder no
es un objeto de consideración no es sacar su posición coercitivo, el último siendo considerado por Clastres
como sujeto en la relación, sino que demuestra cómo como la característica de la política amerindia. Kelly
este tipo de sujeto opera en una relación específica a y Matos (2019) proponen que hay algo más allá de la
partir de una “política de la consideración”. Nuestro división entre coerción y no coerción en el análisis de
interés al rescatar esta propuesta en el análisis de las las sociedades. La influencia ahí tiene un sentido de-
caseras alteñas es demostrar cómo la relación entre terminante: hay personas que inducen a otras perso-
caseras-vendedoras y caseras-compradoras es una in- nas a accionar de algunas formas. En la diferenciación
terdependencia que está basada en el cariño/conside- entre coerción e influencia (política de la considera-
ración y que sus posiciones entre agentes y objetos de ción), los autores apuntan:
consideración son alternadas en los distintos momen-
tos de la relación. Devemos aqui distinguir entre uma dinâmica da in-
La relación entre agente y objeto de considera- fluência —que de maneira mais ou menos sutil (ou mais
ción implica, necesariamente, que el que acciona está ou menos veemente), conforme o caso, atualiza sempre
siendo considerado por otra persona, esta considera- uma relação de interdependência de quem se coloca
ción es traducida para los autores como regard, palabra como a causa de uma ação e o agente, e que constitui
en inglés que significa tanto “cuidado” como “mirar” assim uma “política da consideração”— e as formas da
y “pensar en alguien”, es decir, que un sujeto espera coerção nas quais um sujeito age sobre a nulidade de ou-
acciones del otro y esta espera de determinadas accio- tros tomados como objetos, coerção que pressupõe um
nes es lo que define la visualidad de la relación. En poder que se separa da sociedade e que se exerce violen-
la etnografía de Peter Gow (1991, citada en Kelly y tamente segundo uma relação de comando e obediência
Matos, 2019) con los piro de la Amazonía peruana, el (Kelly y Matos, 2019: 406).29
autor presenta de qué modo las acciones de las mujeres
piro y sus maridos están inseridas en una “política de Como ya hemos señalado, cuando la relación es
la consideración”. La acción de uno es dependiente del establecida en el momento de la compra y venta del
acordarse del otro con cariño, la persona que es “obje- producto (momento que envuelve relaciones afectivas
to de consideración” es caracterizada como causa de la de ambos lados), se crean expectativas que deben ser
acción del sujeto: “A pessoa que é lembrada ou consi- realizadas. La no realización de las expectativas hace
derada com carinho é tomada como causa das ações, que las causas que llevan a los agentes a la acción sean
que são assim uma resposta ou uma antecipação diante explicitadas y que uno de los lados de la relación recla-
dos outros” (Kelly y Matos, 2019: 395).28 me al otro sobre sus expectativas. Las causas explícitas
Otra etnografía importante que toma la con- 29 “Aquí, debemos distinguir entre una dinámica de influencia —que,
sideración como elemento de las relaciones es la de más o menos sutilmente (o con más o menos vehemencia), según
el caso, actualiza siempre una relación de interdependencia en-
27 Los autores se apoyan en diferentes etnografías especialmente de las tre quien se coloca como causa de una acción y el agente, y que
tierras bajas de América del Sur para sostener su argumentación. constituye una ‘política de la consideración’— y las formas de
28 “La persona a la que se recuerda o es considerada con cariño se toma coerción en que un sujeto actúa sobre la nulidad de otros tomados
como causa de las acciones, que son así una respuesta o anticipación como objetos, coerción que presupone un poder que se separa de
ante los demás” (traducción propia). la sociedad y que se ejerce violentamente según una relación de
mando y obediencia” (traducción propia).
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Primer lugar Ensayo
son normalmente creadas en la resistencia de uno de una cuestión únicamente material, del mejor produc-
los polos de la relación al responder las expectativas y to. Ellas también están construidas por redes de afecto
generan transformaciones o una separación inespera- y de confianza que pueden ser rotas si desconfías de
da. Las causas inertes, las que no son expuestas, son que tu casera-compradora podrá cambiarte por otra
aquellas donde agente y causa accionan respondien- casera-vendedora.
do o anticipando las expectativas de la reciprocidad Pero la incomodidad de la casera-vendedora
y están más presentes donde no hay resistencia en la puede aparecer de modos más directos, doña Helena
realización de las expectativas. cuenta que su casera de pan la sorprendió mientras
Un ejemplo de la causa explicitada por las ca- compraba pan de otra vendedora. Cuando Helena
seras-vendedoras es cuando sus caseras compradoras fue hasta el puesto de su casera vendedora e intentó
compran el mismo producto en otra vendedora,30 la comprar pan, ella se negó a vender: “Ya no me quería
casera vendedora explicita la causa —las expectativas vender. ‘Andá donde tu nueva casera’, me decía. Har-
que no fueron realizadas— reclamando para la casera to he tenido que insistir para que me vuelva a vender”
compradora, eso se da por medio de bromas o por (diálogo con doña Helena, fragmento del cuaderno
una exigencia directa. En una ocasión, una casera ven- de campo de Chryslen Barbosa, 2019). El reclamo
dedora de productos secos en la plaza de la Cruz (en la directo de la casera-vendedora para Helena (case-
zona de Villa Adela), al darse cuenta de que su casero ra-compradora) muestra que las expectativas de la ca-
compraba los frutos secos de otra señora expresó en sera-vendedora no fueron realizadas por doña Helena,
forma de broma: “Estás qhalinchando con el ratón, generando un quiebre en la relación.
¡casero!”31, refiriéndose al quiebre de las expectativas
Relación agente/ causa
en la reciprocidad entre caseras. El casero-comprador
la miró y sonrió avergonzado, comprando una bolsita Actora/Agente Causa
Casera vendedora Casera compradora
de productos secos de su vendedora, lo que entende-
mos como un modo de “disculparse” frente al quiebre
en la consideración y no perder los lazos de reciproci- Causa inerte: casera vendedora con
NO HAY
RESISTENCIA
dad. Este es un ejemplo de cómo la causa se explicitó yapa, rebaja y cariño respondiendo/ anticipando
por medio de una broma. “Qhalinchar con el ratón”, a las expectativas de la casera compradora
para la casera-vendedora, era la posibilidad de que la Causa explícita: casera vendedora reclama para HAY
la casera compradora de que ya no viene o se RESISTENCIA
otra vendedora le saque su casero, pero era también la fue a comprar en otra casera
responsabilidad de este casero —“quien juega”— de
permitir ser considerado por esta casera-vendedora. Figura 3.
Relación entre caseras-vendedoras y caseras-compradoras
Eso no quiere decir que las vendedoras de un Fuente: Elaboración propia
mismo producto disputen volverse caseras de los
compradores, a punto de que una acepte vender para Para Kelly y Matos (2019), es imposible construir
el casero-comprador de otra. Como expuesto en la una relación de poder en esta “microfísica de las in-
etnografía de Seligmann (1993), los insultos de com- fluencias”, justamente por la alternancia continua de
pradores contra el producto de una vendedora no los roles, impidiendo una posición duradera de mando
generan competencia entre vendedores: “Los vende- y obediencia. Así, del mismo modo que una casera-ven-
dores vecinos no hacen lo posible para persuadir a un dedora puede exigir una respuesta a sus expectativas de
cliente de que su producto es de mejor calidad que el la casera-compradora, lo inverso es una realidad. Las
de su vecino, simplemente porque estos proveedores, caseras-compradoras, al no sentirse satisfechas con la
a su vez, correrían el riesgo de perder ventas de mane- acción de su casera-vendedora exigen su consideración,
ra similar en el futuro” (1993: 197, traducción pro- esta exigencia puede ser motivo para que el vínculo se
pia). Más que un “miedo al riesgo de perder ventas”, deshaga. Doña Felicidad, explicando su relación con las
entendemos que las caseras-vendedoras no se dispu- caseras, evidenció que: “A veces seria me pongo y me
tan entre sí porque las relaciones económicas no son dicen: ‘¿Estás enojada?’. A veces me dicen: ‘Ya no me
30 No entendemos a la otra vendedora necesariamente como casera, yapas, tienes que yaparme, vengo siempre aquí’ o dicen
porque esta es una relación que no presupone la responsabilidad de ‘rebajáme’. A veces me dicen ‘duro me has dado’ y me
volver.
aguanto, sino ya no vienen” (fragmento del cuaderno
31 Qhalincha es una palabra aymara direccionada a las mujeres jugueto-
nas, alegres y extrovertidas (Laime et al. 2020: 196). de campo de Chryslen Barbosa).
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MUJERES: Resistencias, culturas, memorias y luchas
Las exigencias de sus caseras son ejemplos de relaciones, pues pasan las enseñanzas a sus hijas e hi-
cuando las causas son explicitadas. En efecto, cuando jos, que domestican el espacio urbano, ampliando las
uno de los lados de la relación no corresponde a las relaciones de cuidado. Son la prueba viva de las resis-
expectativas, “no volver” o “perderse” constituyen un tencias femeninas alteñas frente a la precarización de
riesgo de quiebre: que su casera-compradora busque la vida: desde doña Helena que rehúsa vender todos
otra casera-vendedora. Otro ejemplo es cuando doña sus productos para un comprador desconocido, que
Helena contó a la investigadora que “ya no volvió” propone comprar los churros, respondiendo “¿Y qué
donde su casero32 de frutas en el mercado porque él no voy a vender a mis caseras? ¡Ellas nunca me fallan!”,
le atendía con cariño y no rebajaba los precios: “Muy hasta las caseras-compradoras que siempre vuelven a
caro vendía, siempre estaba enojado. ‘Rebajame, pues’, los puestos, buscando las relaciones afectivas y soste-
le sé decir, y no sabe querer rebajar nada. Por eso ya no niendo “Allá está mi casera”.
volví más a ese puesto”, esta voz de comando de doña Relación agente/ causa
Helena en su reclamo es relativa a la relación que esta-
Actora/Agente Causa
blece y define la posición del casero-vendedor —y sus Casera compradora Casera vendedora
atribuciones en la red de reciprocidad— y la posición
de ella como casera-compradora.
La política de la consideración en la economía Causa inerte: casera compradora vuelve a la
NO HAY
RESISTENCIA
de las caseras es una relación de reciprocidad y cariño casera vendedora como respuesta/ anticipación a
la reciprocidad (ayni)
basada en una perspectiva femenina. Las mujeres son
Causa explícita: casera compradora reclama
las productoras y las celadoras más expresivas de estas para la casera vendedora porque ella no vende
HAY
RESISTENCIA
con yapa, rebaja o cariño
32 Existen muchos hombres que trabajan en el mercado informal alteño,
la generalización de caseras en el femenino se da porque entendemos
la preponderancia de las mujeres en la formación y manutención de Figura 4.
esta economía popular y, también, por nuestra opción feminista del Relación entre caseras-compradoras y caseras-vendedoras
uso del femenino genérico en una posición no sexista de la lengua. Fuente: Elaboración propia
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Primer lugar Ensayo
Algunos de los trabajos sobre mujeres en Bolivia han que los espacios analizados por parte substancial de las
discutido la irrupción de estas en el ámbito político investigadoras feministas fueron las asambleas políticas,
estatal, sindical o comunitario (Spedding, 2021; Sa- lugares de decisiones especialmente masculinos en su
lazar, 2000) y las deficiencias de las leyes de partici- momento. Desde ahí decir que las mujeres andinas no
pación femenina en los espacios de decisión política. hablan y son sujetos subalternos no es analizar la totali-
Entendemos estos como referentes para comprender dad de las relaciones que ellas establecen más allá de las
algunas relaciones de género en la política y los diálo- asambleas, nos referimos aquí a la cotidianidad, a la eco-
gos con nuestra propuesta analítica, pero el interés de nomía de la vida misma. Entendemos como economía
este ensayo fue analizar algo que está más allá del Es- no solamente la relación de compra y venta o las relacio-
tado o de organizaciones específicamente políticas, un nes de trueque entre productos. La economía producida
espacio donde las mujeres son determinantes como por las mujeres andinas es una relación de intercambios
sujetos —considerando la perspectiva de las mujeres de afectos, de ritualidades, de socialidades con los su-
en la producción del espacio—: la economía popular. jetos humanos y no-humanos y, lo que es el objetivo
Del mismo modo, la mayor parte de las referencias so- principal de este ensayo, se trata de una economía que
bre economías populares en los Andes bolivianos no rompe las fronteras entre lo público y lo privado. Es
considera el género como un elemento determinante, cuando Feli decide empezar a vender rosas, cuando
dejando de percibir las relaciones del mercado popu- hace intercambios con sus compañeras “movientes” que
lar como relaciones no solo de género por la existencia le ayuda a cargar el bulto, que le indican mejores case-
de cuerpos femeninos, sino construidas a partir de la ras; es la case Flora cocinando, descubriendo el punto
perspectiva de las mujeres: del cuidado, de la solidari- exacto del pollo, preparando la sopita como si fuera para
dad, de su inteligencia afectiva hacia las otras personas; su propia familia; es, también, la case Helena yapando
pero, tampoco, entendiendo los procesos de herencias churritos a sus caseras-compradoras y no vendiendo to-
matrifocales que mantienen estas economías del cui- dos los churros para una sola persona; es recordarse de
dado por generaciones, como presentamos en el desa- la existencia de la otra y mantener los vínculos. La casera
rrollo de este trabajo. Helena, todas las navidades, lleva un panetón para sus
Es importante sostener aquí, como lo propuso caseras-compradoras, esas siempre esperan su regalo, el
Denise Arnold (2014), que muchas veces las mujeres cariño de su vendedora que las recuerda.
andinas fueron leídas por un supuesto “silencio”33 por- No es nuestro interés, tampoco, caer en las
trampas de romantización de las mujeres, obviando
33 La palabra entre comillas se da porque la autora critica la existencia los problemas que ellas enfrentan cotidianamente. El
misma de este silencio entre las mujeres, sosteniendo que se trata más
bien de una falta de sensibilidad en la escucha de las investigadoras de hecho de ocupar los espacios públicos, de construir
los años 1970 y 80. Según Arnold, “[n]os preguntamos si son más bien un mercado propio, no impide que muchas de ellas
los criterios ‘occidentales’ que han incentivado a las investigadoras fe- sufran de violencia intrafamiliar o sean víctimas de
ministas a dar tanto privilegio a las asambleas políticas de los hombres,
por encima de las otras ocasiones públicas del discurso, valoradas por feminicidios34 y de abandonos por parte de los pro-
las propias mujeres (ver Spedding, 1994). Es muy posible que, aun en
el discurso antropológico, el dar tanto privilegio a la retórica política de 34 Bolivia es el país de Latinoamérica con el mayor número de femini-
los hombres (por ejemplo, en Bloch, 1975) haya sido también un sesgo cidios. Con la pandemia del coronavirus el número de mujeres asesi-
masculino y occidentalizado de la realidad local” (2014: 47). nadas y violentadas incrementó substancialmente.
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MUJERES: Resistencias, culturas, memorias y luchas
genitores de sus hijos. Chandra Mohanty (1988), a las olas de este feminismo y quién define como ban-
partir de la perspectiva de los feminismos postcolo- dera de lucha el salir de las casas para trabajar mien-
niales, critica los feminismos occidentales porque es- tras mujeres negras e indígenas fueron obligadas a
tos consideran la posición de las mujeres en el mundo cuidar de los hijos de estas feministas para mante-
a partir de una única mirada, ignorando los procesos ner sus propias familias. Jabardo (2012) hace una
históricos de las distintas formas de ser mujeres en los genealogía propia de las olas del feminismo negro,
más diversos espacios geopolíticos; la autora entiende trayendo voces de mujeres como Sojourner Truth,
las perspectivas de las feministas occidentales sobre una mujer que fue esclavizada y que, al lograr su
las “mujeres del Tercer Mundo” como un colonia- libertad, habló en la Convención de Mujeres en
lismo paternalista producido en el centro del femi- Ohio (1851) sobre la diferencia entre su trayectoria
nismo. Ella señala la construcción de una represen- y la trayectoria de las demás mujeres que luchaban
tación hecha sobre estas mujeres como silenciadas, por sus derechos en aquel momento. Su discurso se
como “menores de edad”, como necesariamente reli- tituló “¿Acaso no soy una mujer?”, ella llevó cua-
giosas y orientadas hacia la familia (no la familia en renta años de su vida esclavizada y otros cuarenta
las perspectivas de estas mismas mujeres, sino de las años como “mujer libre” y criticó la posición de las
feministas occidentales), representadas como analfa- mujeres en la sociedad y el machismo, pero, en este
betas (elemento también criticado por Arnold, 2014) momento considerado como la primera ola del fe-
como si la escritura fuese la única forma de expresión minismo blanco, Sojourner Truth habló sobre la po-
posible. En resumen, una representación que toma sición de las mujeres negras que vivían en trabajos
las “deficiencias” —vistas desde la mirada nublada de explotados y que sufrían el racismo y el machismo
las investigadoras— como eje analítico, reproducien- social de forma articuladas.
do lógicas binarias de modernidad/tradición, civiliza- De esta manera, Jabardo trae discursos y textos
ción/salvajería, Primer Mundo/Tercer Mundo. En las de otras mujeres importantes para la formación de
palabras de Mohanty, estas teorías construyen la idea una genealogía del feminismo negro36 con el objeti-
de una “mujer promedio” del Tercer Mundo: vo de demostrar cómo algunas de las demandas que
surgieron muy tarde en el feminismo blanco occi-
Esta mujer promedio del Tercer Mundo lleva una vida dental —o que todavía no surgieron— ya estaban
esencialmente truncada debido a su género femenino presentes en la formación del feminismo negro. Esto
(léase sexualmente constreñida) y a su pertenencia al evidencia que no es posible entender las realidades
Tercer Mundo (léase ignorante, pobre, sin educación, de las mujeres sin una preocupación analítica de sus
limitada por las tradiciones, doméstica, restringida a la trayectorias personales. Por ende, hay que considerar
familia, víctima, etc.). Esto, sugiero, contrasta con la temas de clase, raza, género, pero también su posi-
autorrepresentación (implícita) de la mujer occidental ción geopolítica en el mundo y sus cosmovisiones
como educada, moderna, con el control de su cuerpo propias. Fuera de este complejo ejercicio, caemos
y su sexualidad y con la libertad de tomar sus propias en los mismos análisis de mujeres del Tercer Mundo
decisiones (2008 [1988]: 126). silenciadas, subalternas y analfabetas que están a la
olas: La primera ola es entendida a partir del siglo XVIII con la crítica
Este arquetipo de la “mujer promedio del Ter- a los “roles del sexo”, la posición social de las mujeres en el espacio
cer Mundo” muchas veces es leído como subalterni- doméstico (privado); la segunda ola está vinculada, sobre todo, a la
dad, despertando el paternalismo de las teorías femi- lucha por derechos, especialmente el sufragio universal, acceso a la
educación y al trabajo fuera del espacio doméstico-privado (va del
nistas occidentales que tienen el ímpetu de “salvarlas” siglo XIX hasta cerca de los años 1950); ya la tercera ola viene de las
de su propia condición, desconsiderando que estas críticas más clasistas, vinculadas con los movimientos de 1968, y los
mismas mujeres han producido estrategias propias en debates más específicos en contra del Patriarcado. Se habla de una
cuarta ola que critica determinaciones más biologicistas presentes en
sus trayectorias. la segunda y tercera ola del feminismo (del ser mujer), esta “cuarta
Desde el feminismo negro y postcolonial (Da- ola” añade al debate la importancia de la solidaridad entre mujeres
vis, 2005; Jabardo, 2012), hay una discusión intere- (definida en el término “sororidad”) y está más abierta a los debates
LGBTQI+, los debates post y decoloniales y el tema de la interseccio-
sante en contra de la “genealogía” del feminismo y nalidad (vínculo entre raza, clase y género).
sus olas.35 Las autoras critican quién es el sujeto de 36 Ellas son Patricia Hill Collins, Ángela Davis, Carol Stack, Hazel
Carby, Pratibha Parmar, Jayne Ifekwunigwe, Magdalene Ang-Lygate.
35 En la lectura occidental clásica del feminismo este movimiento pasó Nos gustaría añadir algunas mujeres latinoamericanas que aportan al
por algunos momentos desde su generación que están delimitados en debate como las brasileñas Lélia González e Luiza Bairros.
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Primer lugar Ensayo
espera del salvacionismo occidental blanco y sus ins- de la economía de las caseras es, muchas veces, una
trumentos de desarrollo. negación de la ocupación que estas mujeres hacen del
Hay trabajos más específicos sobre las contribu- espacio público, instalándose en las calles, producien-
ciones críticas de los análisis feministas en Latinoa- do ferias, poniendo sus carpas en las aceras o sus man-
mérica (Espinosa, Gómez y Ochoa, 2014; Gargallo, titas en el suelo. Muchas son las políticas que van en
2014), estos van en la dirección de lo que propone contra de esta ocupación, como muestra Seligmann
Jabardo de genealogías distintas a la del feminismo (1993), porque estas mujeres suelen ser leídas como
blanco occidental articulando elementos interseccio- amenazas a modelos de sociedad concebidos por los
nales desde la formación de estos feminismos latinoa- sectores blanco-mestizos. Pero ellas resisten de formas
mericanos, justamente por las trayectorias propias creativas, produciendo sus identidades como caseras y
de esas mujeres en sus territorios. El texto de Silvia “movientes”, disputando la economía y demostrando
Rivera Cusicanqui (en Espinosa, Gómez y Ochoa, que es posible que las relaciones sociales sean menos
2014) presenta de qué modo la idea de “patria potes- individualistas.
tad” —figura jurídica de la antigua Roma que deter- El objetivo de este ensayo fue abrir un debate
mina al padre como el regulador de las relaciones en acerca de las relaciones producidas por las mujeres en
la familia— introducida por el derecho colonial en los mercados y ferias y sus flujos en el sentido de una
las sociedades indígenas andinas desestabilizó relacio- domesticación, tomando la afectividad, el cariño y la
nes comunitarias en las cuáles las mujeres tenían más reciprocidad como elementos performáticos determi-
derechos comparado al derecho occidental. El marco nantes. Por este motivo, presentamos más bien algunas
de la lucha por derechos en el feminismo blanco occi- consideraciones finales que puedan animar la produc-
dental es esta construcción jurídica y social del patria ción de otras reflexiones sobre la economía de las case-
potestad, pero el marco de las mujeres indígenas pasa ras. La inteligencia de estas mujeres, nuestras interlo-
por otros elementos no totalmente contemplados por cutoras de trabajo, como ya señalamos en el desarrollo
el derecho occidental, lo que no quiere decir que estas de este trabajo, rompe con los oligopolios del comer-
sociedades no fueron afectadas por los procesos colo- cio y del transporte y hace posible la circulación de
niales de inserción del paternalismo en sus espacios mercancías entre las personas, como evidencia Federici
o que, como es para la lectura romántica del “buen (2020), barateando el costo de vida del pueblo. A parte
salvaje”, estas mujeres vivían en sociedades totalmente de eso, leer la economía a partir de la perspectiva de las
matriarcales sin ningún problema de género. mujeres que la producen y la mantienen es un ejercicio
En los Andes, la literatura basada en las historias determinante, pues nos hizo ver la matrifocalidad en
orales (Spedding, 1997) muestra cómo las mujeres in- la herencia del mercado y las relaciones de considera-
dígenas estaban vinculadas a los flujos económicos, a ción. Acompañarlas en sus espacios de producción de
las decisiones políticas, alejándose de una lectura de la economía nos mostró su sensibilidad y su interde-
estas como mujeres silenciadas. Por esta posición en el pendencia, pero también las exigencias que involucran
mundo, las mujeres indígenas sufrían distintas formas las responsabilidades en ser casera-vendedora y case-
de represión en la Colonia, pero igualmente tenían sus ra-compradora. Nuestras interlocutoras cambian la
estrategias propias de resistencia. Es justamente en esta semántica del “doméstico” hacia lo público, donde el
línea, de leer las mujeres por sus voces, que propone- cuidado se extiende a la economía.
mos este ensayo para reflexionar acerca de la domestica- Así, exponer las voces de las mujeres que produ-
ción de los espacios públicos y los flujos de mercancías cen estas economías en sus cotidianos es una forma
impulsado por las mujeres. Nuestro interés es no caer de romper con el análisis paternalista de algunas pers-
en la trampa de la romantización o la precarización/ pectivas feministas hacia las mujeres del “Tercer Mun-
marginación analítica, sino que entender la cotidiani- do”, evidenciando que hay distintas formas y espacios
dad transformadora de estas mujeres a pesar de las vio- donde ellas resisten, crean redes de reciprocidad y
lencias que sufren. producen narrativas sobre sí mismas, conduciendo a
Otro elemento importante que encontramos, sociabilidades propias. Esa es la fuerza y el vigor que
en diálogo con la preocupación de los feminismos an- encontramos en las calles, en las ferias y en los inter-
ticoloniales, es el intento de “higienización del espa- cambios que crean un escenario tan particular en los
cio público” por los sectores dominantes. La negación Andes bolivianos.
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Bibliografía
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SEGUNDO LUGAR ENSAYO
* Augusto Coaguila-Calvimontes (Cochabamba, 1989). Es candidato a doctor en Historia Social por la Universidad Federal de Pará. Se especializó en
Historia de la Iglesia en América en Roma y posee una maestría en Historia Social por la Universidad Federal Fluminense, además de una maestría en
Historia del Mundo Hispánico. Es licenciado en Educación y en Sociología.
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Segundo lugar Ensayo
Introducción
A fines del siglo XVIII, las redes, fundamentalmen- Mires (1989: 31-33), la participación femenina
te económicas, situaban a las mujeres entre terrenos hipotéticamente provocó “auténticos movimien-
agrícolas, mercados (qhatus), y en los centros periur- tos poblacionales” que explican las estrategias
banos donde se desenvolvían los obrajes y se realiza- militares asumidas por los insurgentes, ocupan-
ba la necesaria producción artesanal de “ropa de la do espacios y constituyendo “zonas liberadas” de
tierra” que se distribuyó junto con los repartos a los españoles, donde muchas veces se trasladaban
nativos, proveyendo de bienes elementales no solo a contingentes de mujeres y sus familias para re-
mitayos que se dirigían a Potosí sino a gran parte de distribuir “lo tomado”, inaugurando el nuevo or-
las haciendas y comunidades vallunas. Esta actividad den. En este contexto, se puede afirmar que las
mercantil otorgó a las mujeres cierta independencia mujeres fueron importantes generando un doble
financiera, constituyéndose, además, como un espa- impacto, por un lado, de ocupar el espacio y por
cio de socialización, ocupación y libertades que se el otro de reproducir el orden rebelde. Como
desarrollaron como importantes historias menudas. nos recuerdan Arze, Cajías y Medinaceli (1997:
Las poblaciones indígenas, en el atardecer colonial, 64), en muchos casos su posición/condición de
vivieron un proceso de reacomodo cultural/familiar y, género, entraba en contradicción con la perspec-
como afirma Luis Miguel Glave, “esta situación trans- tiva global de la insurgencia, vale decir, variaba
formó la vida de mujeres y niños andinos de los que de acuerdo a la esfera en que se desarrollaban sus
poco sabemos” (1989: 307-309). propias actividades como mujeres.
En este ensayo, pretendemos aproximarnos a los En este contexto, luego del fracaso de las sub-
roles que las mujeres surandinas asumieron después versiones y rebeliones en las provincias andinas de los
de la rebelión de 1781 en Cochabamba. Intentamos virreinatos del Perú y el Río de la Plata, entre ellas Co-
observar sus demandas y aspiraciones como esposas y chabamba, los nativos quedaron de nuevo sometidos
viudas de indios principales, caciques nobles y mesti- a formas más rigurosas de control y coerción penin-
zos que quedaron desconcertadas ante la pérdida de sular. No olvidemos que las sangrientas acciones mi-
sus bienes, bajo una dura represalia y confiscación de litares de Túpac Amaru II y luego Túpac Katari frente
caudales que la Corona formalizó como parte de las a los realistas se cobraron la vida de miles de soldados
políticas de amedrentamiento que se asumió contra entre ambos bandos. Para el caso de los rebeldes, los
los insurgentes y sus familias. que no murieron se ganaron juicios frente a la Coro-
Su actuación, aunque circunstancial, de- na, que los condenaba a la pena capital, por ende, los
muestra que las mujeres jugaron roles diversos e muertos heredaron problemas a sus mujeres y dejaron
importantes como espías, capitanas, soporte lo- en completa orfandad a sus descendientes, entre hijos
gístico, alimentación y cuidado de las aldeas/co- y esposas, quienes pleitearon por años demandando
munidades en ausencia, aunque temporal, de sus devoluciones y compensaciones.
cónyuges. En muchos casos, incluso, formaron A través de fuentes del Archivo Histórico de la
parte del cuerpo militar que avanzó sometiendo Gobernación de Cochabamba, del Archivo Histórico
a varios pueblos de la provincia de Cochabamba Municipal de Cochabamba y del Archivo Notarial de
durante el convulsionado tiempo de 1781. Para Tarata, se abordan los sucesos posrevolucionarios con
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MUJERES: Resistencias, culturas, memorias y luchas
énfasis en las mujeres viudas que iniciaron demandas Quispe, Rosa Barthola Pasquala e Ignacia Landaeta. Las
judiciales intentando recuperar los bienes que habían dos primeras eran indígenas quechuas que demandaron
sido confiscados como “botines de guerra” por los la devolución de sus bienes ante los tribunales hispanos
ejércitos españoles que se amparaban en el antiguo de- sin conseguir el éxito esperado. En cambio, Ignacia, una
recho de expropiar los bienes a los “bárbaros”, incluso afrodescendiente esclavizada envuelta en los disturbios
siendo esclavizados. de Túpac Katari, llegó al Valle Alto de Cochabamba
Con todo, en el presente escrito se describen las para afrontar un juicio contra su captor luego de haber
tensiones y conflictos multiétnicos y de género entre sido ofrecida en pública venta como esclava y luego del
1782 y 1789 que involucran a tres mujeres: Tomasa cual, sospechamos, habría alcanzado su libertad.
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Segundo lugar Ensayo
Primer caso
Tomasa Quispe ante los tribunales hispanos
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MUJERES: Resistencias, culturas, memorias y luchas
tiene a su cargo dos niños pequeños que no solo son que, como descendiente de originarios, era un indio
libres de culpa, sino también precisando a las tierras acomodado de la zona y que solo tuvo una hija, Toma-
como un sustento para mantenerse. Sin más, insinuó sa, heredera de todos sus bienes entre tierras y ganado.
a las autoridades y al monarca no involucrar a sus hi- Al final de su intervención, De La Rosa concluyó:
jos, legítimos herederos de sus tierras, sugiriendo obrar
con justicia sancionando al “delincuente”, en todo Como que por ser brazo en mi suela de partición que se
caso mencionando indirectamente a su finado esposo. hizo en tiempo del maestre de campo Don Julián Alco-
La viuda elaboró una lista de todos los bienes, cer y quien demando no hubo cosa alguna: y puesta la
para ella “despojados”, solicitando la devolución in- vuestra señoría de lo que le consta so cargo del juramen-
mediata de la cosecha de trigo, el ganado mayor y me- to que dichos bienes que se afirmó y ratifico que es de
nor (cuadro 1). edad de cuarenta y cinco años y lo firmo con su señal so
cargo por ante mí que doy fe.
Bienes Cantidad
Otra declaración aclaratoria fue la de Nicolas
Sembradíos de trigo 80 fanegas Rodríguez, un vecino de Tapacarí de 75 años, quien
narró que, cuando aún era teniente del partido de Ta-
Yeguas Indeterminada
pacarí, el capitán Julián Alcocer, el padre de Tomasa
Caballos Indeterminada fue registrado como fallecido. Rodríguez precisó que
don Luis era indio bueno y noble, perteneciente desde
Burros Indeterminada hacía varias generaciones al grupo de indios origina-
Mulas Indeterminada
rios del lugar y que, antes de morir, había legado gran
parte de sus bienes a su única hija, quien tenía la me-
Joyas en plata labrada Indeterminada moria y testamento donde se leía que las tierras que
tiene sembradas fueron asignadas por su padre.
Cuadro 1. Según el declarante Raphael Quispe, de cuarenta
Lista de bienes incautados a Tomasa Quispe
Fuente: Elaboración propia con datos del AHMC años, don Luis Quispe era su hermano mayor y “todos
los vecinos de Tapacarí, [se] podrán asegurar de que di-
Según la viuda, el trigo había sido tomado por cho, don Luis, fue rico” y que dejó todos sus bienes
fray Juan Santos de la Rea sin justificación alguna. y tierras a su única hija. Asimismo, luego de su ma-
Dijo que sus tierras que producían trigo no eran de su trimonio, esta obtuvo como bienes dotales gran parte
marido, sino dotales, perteneciendo según las escri- de la fortuna de don Luis, pues su marido, el mestizo
turas que presentó a su padre, Luis Quispe. En ayu- Gregorio García, era forastero y no tenía riqueza, quizá
da de Quispe, el protector de naturales se manifestó entonces fuese considerado como pobre. Otra declara-
señalando que la “india” era vecina de Tapacarí y que ción hecha en la doctrina de Tapacarí fue tomada a don
su declaración era verdadera, pues sus cementeras y André Borda, un español de 34 años que residía en la
las tierras expresadas eran de propiedad de su padre, doctrina de Paria y conocía al finado. Dijo que, siendo
quien había sido asignatario por ser indio originario y partidario y colaborador de Julián de Alcocer, teniente
que las autoridades debían conceder la devolución de de Tapacarí, supo del fallecimiento de don Luis Quispe,
sus bienes, entre el ganado y tierras, y con ello pueda quien dejó a su hija como única heredera de todos sus
cuidar y alimentar a sus hijos menores. En el mes de bienes. Siendo la mujer antes del matrimonio ya “muy
mayo, se pasó el memorial al funcionario de la Real acomodada”, se casó con Gregorio García, que, según
Hacienda y luego al corregimiento de Cochabamba Borda, era un arrimado vecino pobre y sin bienes.
a cargo de Joseph de Villalobos, quien, inmediata- El pleito se prolongó durante un año, llamando
mente, llamó a varios testigos para aclarar la denuncia a más testigos, pero el caso no fue resuelto. En una
de Quispe. Poco después, el escribano Félix Mariano de las últimas intervenciones del abogado defensor, se
Donoso recibió la primera declaración. manifestó que todo lo declarado se encontraba a favor
Uno de los primeros en declarar fue don Carlos de la india Tomasa Quispe, viuda del rebelde Gregorio
de La Rosa, un antiguo vecino de la Villa de Cocha- García, quien desobedeció a las autoridades locales y
bamba, quien ratificó la observación del protector de se levantó contra el rey apoyando a las hordas rebeldes
naturales que reconoció como vecino a Luis Quispe de Túpac Amaru II. Sin mayores atribuciones, delegó
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Segundo lugar Ensayo
la responsabilidad de dictaminar al mismo monarca y otros dos juicios que también se articulan a estrategias
a la república, mediante sus legisladores. Dijo que su de embargo por parte de las autoridades coloniales y
autoridad no alcanzaba para tomar la decisión de ex- que no solo tiene que ver con expropiación de bienes
propiar o devolver los bienes indicados por la mujer, sino también con personas.
quien, además, acusaba a la Iglesia y, en particular, a Con claridad, la devolución de bienes y otorga-
fray Juan Santos, de haber robado sus bienes, tomar ción de derechos a los involucrados, así como el reco-
sus tierras y fanegadas de trigo producidas hacía poco nocimiento como sujetos políticos y económicos no
tiempo en la misma zona. peninsulares en la Cochabamba del antiguo régimen
Sin respuestas, el pleito quedó sin sentencia du- es, hasta donde sabemos, ambivalente y poco clara. Es
rante un año más y a fines de 1783 las autoridades más, la historia de Tomasa Quispe nos permite enten-
judiciales se reunieron para archivar el caso. En la der cómo eran tratadas las poblaciones nativas, aún
justificación se manifiesta no encontrar pruebas su- después de conflictos étnicos entre las poblaciones lo-
ficientes que demuestren la propiedad y por tanto la cales y los peninsulares en contextos que fueron afec-
devolución de todos los bienes a Tomasa Quispe. Esta tados directa e indirectamente por la rebelión de in-
realidad, como veremos, se repetirá a lo largo de los dios en Cochabamba durante el agitado año de 1781.
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Segundo lugar Ensayo
Segundo caso
Rosa Barthola Pascuala
1) La viuda de Martín Uchu reclama sus bienes recho consuetudinario que legitimaba sus bienes, en
El caso de Rosa Barthola Pascuala, viuda del cacique la práctica, ellas se encontraban legalmente someti-
hanansaya de Sacabamba, conocido como Martín das a la tutela y voluntad de sus maridos. Según la
Uchu, es parte de un legajo conservado en regulares legislación española, las esposas no podían disponer
condiciones al igual que poco estudiado custodiado libremente de su propiedad y, en este punto, la tradi-
por el Archivo Histórico Municipal de Cochabamba. ción andina contradecía a la ley. Los usos y costum-
Este documento nos permitirá aproximarnos a los ál- bres en los Andes, con sus matices, permitían a las
gidos momentos por los que atravesó la familia Uchu mujeres tener un derecho autónomo sobre todos sus
luego del deceso del rebelde, así como la cotidianidad bienes e, incluso, las tierras podían ser heredadas o
judicial marcada por una profunda orfandad de justi- adquiridas de otras maneras, sin importar el estatus
cia no solo comunal, sino de la propia administración material. Para Silverblatt (1988: 87-88), “no existía el
colonial.2 La demanda de Rosa Barthola no existiría concepto de una propiedad conjunta o común”, sino
sin la participación del defensor de menores, condi- individual, cuestión paradójica que, en parte, es po-
ción sine qua non para tratar los asuntos de las mujeres sible entender desde las nociones modernas y mixtas
y en particular de indias nativas, pues la legislación de propiedad.
hispana clasificaba jurídicamente a las mujeres como Este escenario enmarañado adquirió mayor
menores de edad. Como nos advierte Silverblatt, las complejidad luego de la rebelión. Desde ese mo-
leyes que trajeron los españoles colisionaron con las mento, la figura legal y consuetudinaria se tornó aún
costumbres andinas en varios sentidos, pero sobre más complicada, pues las órdenes para “confiscar los
todo en los marcos jurídicos de propiedad, tenencia bienes”, en particular de los insurgentes, siguieron
y uso de la tierra. cursos inevitables y los bienes de la familia Uchu de
Los marcos delimitaban los temas y límites Sacabamba, al final, fueron tomados como “botín
legales a los que podían acudir las mujeres, siendo de guerra”. Si bien el caso de Rosa Barthola no fue
antes autorizadas por un representante de la audien- el único, lo justificamos por ligarse al cacique Mar-
cia. Este era designado como “defensor de menores”, tín Uchu, que apoyó la gran rebelión. El argumen-
actuando de forma similar al de un “protector de na- to señalaba que Uchu, el finado marido, no solo fue
turales”. Para el marco legal de la época colonial tar- comandante de armas de una caballería de nativos
día, cualquier transacción, distribución o partición insurrectos, sino que habría financiado parte de la in-
que envolviese bienes hereditarios de una mujer u vasión al valle de Cliza. La información realista está
originados por el matrimonio, como la dote, “debían teñida por contradicciones legales e implicaciones
llevarse a cabo con la aprobación y el permiso de su financieras sin responsabilidades claras a los deman-
tutor”. A pesar de que las mujeres disfrutaban del de- dados y observados en el proceso de Barthola. La casi
media década de juicio contra las autoridades solici-
2 AHMC, ECC, Volumen: 182, expediente N°2, Fechas extremas:
1782, ff. 89-196, “Expediente seguido sobre que la india Rosa Bar- tando la devolución de los bienes agotó a la viuda,
thola, reclama los bienes dotales de su finado marido Martín Uchu, que llegó a los tribunales del virreinato del Río de la
con más los ganados y otros bienes por haber muerto este castigado
con la pena ordinaria de muerte en la rebelión. Se le confiscaron con
Plata sin éxito. El juicio, como veremos, es el más re-
Audiencia del defensor de menores”. presentativo por las cualidades del legajo y la impor-
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tancia de los personajes intentando no desmerecer el aún entre los infieles, no se consciente; con cuánta razón
caso de Tomasa Quispe.3 en el orbe de la religión cristiana donde estrictamente se
Durante el juicio, Rosa Barthola se presentó guarda y se establece la justicia ajustada a la ley verda-
como la viuda de Martín Uchu, “pobre, misera- dera de Dios, se deberá aborrecer, un tan considerable y
ble”, teniendo a su cargo ocho hijas menores. Pro- enorme delito desemejante naturaleza: por estar opuesto
testaba ante el “padre universal de menores” civil a la naturaleza divina, sino también a las estatuidas por
y criminal aclarando la intención de liberar sus nuestro supremo monarca, que no consiente ni permite
bienes luego de una confiscación injusta. Decía semejantes latrocinios, antes si los prohíbe en sus reales
que, estando en su estancia llamada Jatun Chim- leyes en obsequio de la justicia que es el principal objeto
pani,4 en el partido de Tarata, Manuel Huljencio a que se dirigen sus católicas reales intenciones.5
[Manuel Holguín], vecino del pueblo de Poco-
na en la provincia de Mizque, había pasado a su Implícitamente exigió la devolución de su dote
estancia de Locotani [¿Locotal?] junto con unos acudiendo a la justicia y al “padre de menores”, acu-
“mozos” en la época de la sublevación de indios sando de forma directa a Holguín y apelando a la pie-
de Cliza sin más motivo que el de una “ligera pre- dad por ser viuda y por tener un crecido número de
sunción” de que Martín Uchu (finado marido) hijas. Además, decía que si su cónyuge hubiese parti-
se encontraba entre los alzados contra la Corona. cipado de la sublevación como se denunció, “no debe
Así había sido justificado el despojo de los bienes estar responsable a ninguna satisfacción por la culpa
dotales de su estancia, además de un cuantificable de […] marido”. En su defensa, propuso la separación
y numeroso grupo de animales de varias especies. de los bienes dotales de Uchu y los que ella gozaba
Aclaró que estos también pertenecían a la dote por derecho de herencia de sus padres. Aceptó “que,
que le dieron sus padres antes de matrimoniarse cuando mucho, debe sufrir y estar al recto disposi-
con Martín Uchu. ción la parte de los gananciales y multiplicados que
Según Rosa Barthola, su finado marido se le supiere [corresponde] al marido, excluida la dote”.
habría unido a ella con una sola yegua de su uso Barthola planteó tácitamente la partición de los bie-
personal, lo demás habría sido producto del tra- nes conquistados durante su matrimonio, “perdiendo
bajo de ambos. Probablemente un argumento todo lo que le correspondía a su marido”, sin mezclar
bastante crédulo para los representantes del juz- su parte de la dote inicial. Para justificar, acudió a tes-
gado de la provincia de Cochabamba. A Manuel tigos que se encontraban en Pariscocha y el valle de
Holguín, lo acusó por despojo violento y atenta- Cliza, esperando la conformación de la acostumbrada
do a su «familia numerosa de ocho hijos meno- comisión para el levantamiento de otras declaracio-
res» y con indignación concluyó: nes. La querella presentada en diciembre de 1781 por
Rosa Barthola planteó cinco cuestiones que sugirió
Este género de saltear, y robar (la misma razón natural contestar al momento de la confesión de los testigos:
lo prohíbe) al prójimo desnudándole en vida de todos
sus bienes, con pretexto de alzamiento, parece señor que Primeramente; digan y declaren, si es cierto saben, y les
consta o han oído decir de noticias que la persona de
3 AHGC, Fondo Colonial/Expediente, 1781. 30, ff. 1-14. “Juicio
seguido por Tomasa Quispe india principal de sangre noble del re-
Manuel Hulfencio vecino del pueblo de Pocona asocia-
partimiento del pueblo real de Tapacarí, viuda de Gregorio García, do de otras personas había pasado a la estancia de Loco-
reclama bienes, frutos, semillas, productos de sus tierras por haber tani en tiempo de la sublevación de los indios de Cliza,
sido despojadas de sus sembradíos debido a que su marido participó
en la insurrección de 1781”. y diciendo que mi difunto marido había sido uno de
AHGC, Fondo Colonial/Expediente, 1780.61, ff 1-60. “Reclamo los comprehendidos en el alzamiento se llevó de dicha
judicial por parte de Doña Cruz Paco, india principal del pueblo real estancia, haciendo un general estrago de despojo, todo
de San Pablo de Capinota, mujer legítima de don Esteban Condo,
cacique y gobernador de la parcialidad urinsaya. Pleito de dotación el ganado mayor y menor que tenía con otros bienes de
de tierras a favor de sus hijos”. burros, crías del ganado mayor, cinco bueyes con yun-
AHGC, Fondo Colonial/Expediente, 1782.23, ff 1-13. “Testimonio tas trabajadores; diez y ocho bacas [sic] paridoras; once
de cuentas dadas de las cosechas de papas y raíces pertenecientes a las
cementeras de los caciques de Tapacarí. Expediente que contiene la terneros de a dos años; y de ganado menor quinientas
solicitud de libertad de prisión de las mujeres esposas de los caciques cabezas: y de burros entre machos y hembras catorce
vinculados a la rebelión de indios”.
4 Jatun Chimpani, del quechua: Jatun = grande, Chimpa = Quebrada o 5 AHMC, ECC. Volumen: 182, expediente N°2, Fechas extremas:
barranco que está enfrente, opuesta al río (Laime Ajacopa, 2007). 1782, ff. 90-91. “Declaración de Rosa Barthola”.
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Segundo lugar Ensayo
cabezas de cargadores, con una mula tordilla de mi an- en la estancia de Chuchu Guañusca, de la misma ju-
dar, y unos costales; y si saben dónde y en cuyo poder risdicción de Tarata. El testigo había presenciado el
paran. Digan. momento del despojo, narrando que “le consta que
Manuel Holguín residente en Pocona con otros com-
2da Y tb. digan y declaren, si es cierto saben y les consta pañeros que desconoce, a mediados de la cuaresma
de ciencia cierta, o de noticias como al tiempo y cuando [23 de marzo más o menos] del año de 1781 pasaron
me casé con el difunto mi marido, metí a su poder veinte a la estancia de Locotal en tiempo de la sublevación de
bacas [sic] parideras de dote que me dieron mi padres ya los indios de Cliza diciendo que Martín Uchu marido
difuntos, con más cuarenta cabezas de ganado ovejuno y de la presentante se había alzado”.
una burra preñada con su cría, y si el dicho mi marido Balderrama contó haber escuchado los diálogos
tubo vienes [sic] algunos por entonces y se casó pobre y de los soldados en los que se precisó que era necesario
carente, nuestro matrimonio adquirimos y procreamos confiscar los bienes de aquella estancia, pues habían
trece hijos legítimos, de los cuales murieron cuatro y vi- sido llevados por Martín Uchu antes de la rebelión.
ven ocho menores, mujeres y un varón, digan. Sin embargo, en realidad, los había llevado uno de
sus hijos menores de aproximadamente trece años y
3[a] Y tb digan, y declaren, si es cierto saben y que cons- que luego sería asesinado por los realistas. El testigo
ta de ciencia cierta, o de noticias que dicho mi marido también corroboró que ella tenía animales de la he-
se casó conmigo pobre y no trajo más vienes [sic] que rencia obtenidos antes del matrimonio como parte de
una yegua de su andar con el poncho al hombro y nada la dote de sus padres. Sobre Martín Uchu, Balderrama
más, digan. sospechaba que fue más bien un indio forastero de
quien no sabía nada.7
4[a] Y tb Si es cierto que durante el dicho matrimonio El proyecto habría estado a cargo del alcalde or-
hubimos y adquirimos los multiplicaos del ganado de dinario de Mizque, Ignacio Trebuento, y se propuso
mi dote (que se lleva expresado en la parte mayor de presumiblemente para pagar los sueldos del primer
este libelo) como también ochenta yeguas en mi estan- batallón de soldados que salieron a fines de 1780 en
cia nombrada Jatun Chimpani; y si es cierto que estas dirección de Chayanta. Junto con las autoridades de
las embargaron de orden del señor alcalde provincial Mizque, a la cabeza de Antonio Martínez Luján, em-
con más un caballo moro Aguilillo, un novillo barroso bargaron 80 yeguas y un caballo “moro aguilillo” en el
y siete fanegas de trigo, trescientos vellones de lana de que Martín Uchu se transportaba. Manuel Angulo se
oveja, hacha, azuela, un escoplo, doce hoces de la ha- había apropiado del potro, además de “siete fanegas de
cienda del rancho de mi morada con otras especies de trigo, trescientos vellones de lana de oveja, un hacha,
aguas de casa, digan. una amuela, un eslopo y dos hoces de la hacienda del
rancho de su morada”.8 Por su parte el indio Marcelo
5[a] Y tb digan, si todo lo que llevan declarado es público Cuchallo, de setenta años y residente en la estancia de
y notorio y la verdad de lo que pasa. Y actuada que sea la Quiquioma, señaló, por intermedio de su intérprete,
información con la menor brevedad se hade servir V.M. Pedro Rebollo, que durante “la sublevación de los in-
mandar, que el comisionado la remita a este juzgado, en- dios de Cliza, llegaron al pueblo de Pocona no sé qué
tregándome originalmente para el uso de mi derecho.6 individuos de los altos de Curubamba, varias partidas
de ganado mayor y menor, pertenecientes a la deman-
El corregidor Villalobos admitió la querella el dante [Rosa Barthola] suponiendo que su marido es-
24 de diciembre, ordenando al teniente del valle de 7 Sebastián Balderrama afirmó dos situaciones que nos hacen suponer
Cliza, Miguel Prudencio Sainz, recibir “la sumaria in- que su declaración fue trabajada previamente con Rosa Barthola; la pri-
formación” y después entregarla en el juzgado para mera no desdice el detalle de la dote entregada por los padres de Rosa
Barthola en el matrimonio; y la segunda que al ser Martín Uchu un
dar la providencia. Solo el 3 de enero de 1782, se dio indio “forastero”, complementa la declaración de Barthola, pues Uchu
curso al interrogatorio de los testigos, quienes fueron solo habría tenido una yegua cuando llegó al matrimonio. Con ese ar-
trasladados al juzgado del partido de Tarata. El prime- gumento previamente concertado, deducimos —posiblemente Balde-
rrama fue un amigo antiguo de la familia Uchu—, declaró a favor de
ro en declarar fue un español llamado Sebastián Bal- Barthola para ayudar a recuperar la mayor cantidad de bienes a su favor.
derrama, de aproximadamente sesenta años, residente 8 AHMC, ECC. Volumen: 182, expediente N°2, Fechas extremas:
1782, ff. 92-93. “Declaración del hacendado Sebastián Balderrama,
6 AHMC, ECC. Volumen: 182, expediente N°2, Fechas extremas: de aproximadamente sesenta años, residente en su estancia de Chu-
1782, ff. 90v-91. chu Guañusca”.
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taba comprendido en la sublevación”. Sobre los bienes gananciales demandados en sus escritos precedentes
dotales, dijo que le constaba que se llevaron “veinte va- sobre sus ganados y especies ya nombradas”. El abo-
cas entre madres y crías, treinta cabezas de ganado ove- gado defensor de la Real Hacienda, el doctor Galdo,
juno más una burra y su cría siendo la herencia de sus mandó librar tres oficios políticos dirigidos al alcalde
padres”. Además, señalço que Martín Uchu solo tenía de segundo voto de la ciudad de Mizque y al alcalde
una yegua de andar. Confirmó también que, durante provincial de Cliza, Antonio Martínez Luján, instan-
el matrimonio, los bienes se multiplicaron y, una vez do de manera urgente que enviasen a la villa de Tarata
Martín Uchu involucrado con la rebelión, el alcalde o al lugar más próximo todos los ganados y especies
provincial y sus ministros embargaron sus bienes. demandadas, para que puedan realizarse la división y
Por ende, sugirió a los jueces provinciales que partición de los bienes gananciales en beneficio de la
realizaran una división y partición de dichos bienes viuda como del Real Erario. La orden fue entregada
para saldar la parte de los que le correspondían a la en Cochabamba el 11 de enero de 1782 y ratificada
mujer como al difunto cónyugue. Aclaraba que aque- por el corregidor de la provincia de Cochabamba, Fé-
llos bienes individuales como del matrimonio tenían lix Joseph de Villalobos, otorgando un auto al doctor
que “excluirse” y “separarse”. Un porcentaje de aquella Galdo bajo el siguiente tenor:
separación de bienes debía ir al erario, advirtiendo a
los funcionarios reales que pasen “noticia a los señores Autos y vistos con lo expuesto por el abogado defensor de
oficiales reales para que tengan cuidado de percibirlo Real hacienda; atendiendo a la miserable India Rosa Bar-
con cautela y razón”. Barthola pretendía recuperar los thola viuda de Martín Uchu, con la consideración y piedad
bienes que le pertenecían antes del matrimonio y a que demanda su sexo y calidad, hágase en todo como lo
los que no renunciaba, así esperó que se ordenara una pude y en su consecuencia se declara que los bienes dota-
“providencia exhortatoria al señor alcalde de segundo les demandados en sus escritos que se expresan en las dos
voto de la provincia de Mizque, como corresponde declaraciones contestes, que se citan por exentos de con-
para la entrega de todo el ganado mayor y menor que fiscación, e igualmente por indemnes las gananciales que
de su orden se recogió por don Manuel Holguín”.9 le pertenecen a dicha viuda de todos los ganados y demás
Sin más, insistió para que, desde la provincia de especies numeradas: y para su efectiva ejecución y cumpli-
Tarata, se remitiese a las reales cajas y se diera curso miento se libren los oficios correspondientes al señor alcal-
a su petición, acelerando la partición de sus bienes de ordinario de segundo voto de la ciudad de Mizque y al
dotales de cuando aún era soltera. Siguió exigiendo el alcalde provincial Don Antonio Martínez Luján para que
esclarecimiento de las acumuladas en matrimonio que teniendo presente el Real interés que tanto se recomienda
se habían confiscado y mandado a Cliza por el alcalde en las criticas circunstancias y urgencias del día para la fa-
provincial. La respuesta del abogado defensor de la cilitación de las expediciones que ocurren manden que sin
Real Hacienda, habiendo visto el expediente de Bar- excusa ni demora alguna se hagan conducir a las inmedia-
thola, señaló que el argumento se encontraba bastante ciones de esta villa y lugar más adecuado todos los ganados
débil, pero considerando su estado como “miserable, y especies mandadas a fin de que separándose el capital do-
huérfana y viuda, sus sencillos y naturales pedimen- tal se haga división y partición de los gananciales para dicha
tos que están arreglados a la noticia de la lealtad y viuda y para su majestad (Dios guie) para cuyo efecto, se
buena fe” y que además ofrecía al rey la parte que le pase testimonio de lo expuesto por el defensor, y de este
correspondía por el “delito de su marido y que en es- auto con certificación relativa de dichos ganados y bienes
tos términos era decisiva la ley 10, libro 5 título 10 de para que en su virtud y del oficio correspondiente hagan
Castilla”. Esta ley señalaba que “un consorte no perdía por su parte instancia para el recojo de dichos expolios y
por el otro sus bienes, ni la mitad de las ganancias aplicación de ellos al real fisco, para todo lo cual se expidan
habidas durante el matrimonio”. los despachos respectivos a los citados señores alcaldes.10
A decir de Rosa Barthola, ella situaba su deman-
da bajo los límites de la legislación indiana. Ante ello, Ante el auto del corregidor, el alcalde provincial
las autoridades judiciales apuntaron que primero se y regidor de Cliza, Antonio Martínez de Luján, con-
debía dar curso a “la libertad de sus bienes dotales y
10 AHMC, ECC. Volumen: 182, expediente N°2, Fechas extremas:
9 AHMC, ECC. Volumen: 182, expediente N°2, Fechas extremas: 1782, ff. 100-102. “Autos al Dr. Galdo del corregidor de la villa de
1782, ff. 95-96. “Solicitud de Rosa Barthola pidiendo división y par- Cochabamba Félix Joseph de Villalobos hechos a favor de la causa de
tición de los bienes dotales”. Rosa Barthola”.
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testó de inmediato, rechazando sutilmente la orden de su pertenencia. Es así que únicamente exigía que
del corregidor Villalobos. En su alegato, argumentó se diera curso al procedimiento demandado y dividir
que el curaca Martín Uchu dueño de la hacienda de aquellos bienes entre los que se encontraban sus ga-
Sacabamba, “fue el principal caudillo en la convo- nados que, sufriendo de abigeato, habían sido vendi-
catoria para la sublevación de los indios del valle de dos, sin recibir justicia y evitar la intromisión o venta
Cliza”, donde la noche del 28 de febrero de 1781, del resto de bienes.
Miércoles de Ceniza, entraron en asalto indios del La perceptible molestia de Barthola se debía al
común liderados por sus dos caciques. El 1 de marzo, hecho que Antonio Martínez de Luján se escondía y
Martínez de Luján había conformado un ejército de no respondía a los autos mandados por Villalobos para
alrededor de 1500 hombres entre mestizos, criollos y viabilizar el proceso de devolución del dote y división
españoles para contener la sublevación. Luego de su de los gananciales entre ella y el fisco. Barthola exigió
fuga y de la posterior pesquisa, se tomó preso a Mar- el cumplimiento de la nota del 11 de enero como de
tín Uchu, quien tenía la intención de continuar con la del 22 de febrero de 1782, mandada por Villalobos,
la convocatoria de insurrección. Fue condenado a la ordenando a Martínez de Luján entregar los sobrantes
pena capital y por ello expropiados todos sus bienes 39 pesos. Amonestó la entrega de cuatro pesos al de-
de forma irrevocable. fensor de menores por sus “honorarios”, consideran-
do que aún no había logrado nada. Lamentó recibir
Yeguas 16 solo treinta y cinco para ella, quien además exigía los
«oficios precisos de las justicias de Mizque». El doctor
Potrillos y potrancas 11 Galdo apresuró el recurso de apelación de Barthola
quien también cuestionó en una nota extrajudicial si
Torillos 5
efectivamente se recaudó aquel monto de dinero por
Cuadro 2. la venta de los animales de su finado marido Martín
Lista de bienes expropiados Uchu. Barthola interpeló el 12 de marzo de 1782 a
Fuente: Elaboración propia las autoridades provinciales por el desdén en su caso
Los animales capturados, que habían servido a y un proceder nada claro por parte de las autoridades
los jinetes de Uchu, fueron tomados por Juan Andrés locales de Mizque y Cliza sobre los bienes incautados,
de Guevara y vendidos a precios regulares por unidad rebatiendo la acusación a su marido durante la insu-
el día de la ejecución del rebelde. De todo, se recaudó rrección en Cliza.12
un total de 64 pesos, de los que se habrían gastado 25 Villalobos, que se caracterizó por la rigurosidad en
por el traslado y recojo de otro contingente de yeguas el tema de justicia, mandó liberar un pliego requisitorio
que se encontraban en la provincia de Mizque y To- reprendiendo al alcalde ordinario de segundo voto de la
tora. Allí, el hijo de Martín Uchu, Francisco Uchu, ciudad de Mizque, Ignacio Trebuento. Exigió a este que
las dejó pastear con algunos otros animales y ganado. “presente el real interés que tanto se recomienda en las
Martínez de Luján, justificando sus acciones, ordenó críticas circunstancias del estado”. En relación a la de-
entregar los restantes 39 pesos a la Real Hacienda, manda del abogado defensor de la Real Hacienda y de
quejándose y protestando por el poco apoyo recibido Rosa Barthola, Villalobos evitó desviaciones y ordenó
por la Corona y con la clara intención de no entregar “conducir al lugar más adecuado de las inmediaciones
el dinero, ya que, según él, Cliza fue el juzgado que de la villa [de Oropeza] todo el ganado y demás bienes
más diligencias habría realizado para evitar la expan- que hubiese confiscado al finado indio Martín Uchu y
sión de la sublevación de los indios de Sacabamba.11 el costo de dicho despacho y demás cosas procesales o
Rosa Barthola respondió señalando que las opera- se sacaran de los treinta y cinco pesos que quedan de los
ciones y castigos a los “indios rebeldes conspirados remitidos por el alcalde provincial”.13
en Sacabamba y río Tacapaya” no eran de su conoci- Para mayor tragedia de Rosa Barthola, las au-
miento. Además, esto no se puso en consideración en toridades, al verse sofocadas, ahondaron su desdén,
su demanda al juzgado de Tarata, sino solo la liqui-
12 AHMC, ECC. Volumen: 182, expediente N°2, Fechas extremas:
dación de sus bienes, cuentas corrientes y peculiares 1782, f. 105v. “Apelación por parte de Rosa Barthola y doctor Galdo
sobre los pesos que resultaron de la venta de los bienes incautados al
11 AHMC, ECC. Volumen: 182, expediente N°2, Fechas extremas: rebelde Martín Uchu”.
1782, ff. 103-104. “Declaración del corregidor de Cliza, Antonio 13 AHMC, ECC. Volumen: 182, expediente N°2, Fechas extremas:
Martínez de Luján”. 1782, ff. 106-106v.
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hicieron caso omiso al anciano Villalobos y, por sema- pastos que obligaban a buscar otros pastizales. Al llegar
nas, no se presentaron a declarar. Lo peor vino cuando a Locotani, su hijo no habría encontrado sus ganados
los implicados decidieron hacer votos de silencio has- y le habrían informado que el capitán Holguín se los
ta tener un nuevo pronunciamiento del corregidor. habría llevado a la región de Pocona. Trasladándose
Cayendo en el juego de los mercenarios, la viuda en- hasta allí, solicitó la devolución de los mismos, pero
vió una nueva glosa señalando que ya había pasado un fue capturado, acusado de rebeldía y ahorcado. A su
año del despojo que habría sufrido por las autoridades otro hijo de 18 años, que se preparaba para ser cura,
locales, y solo precisaba que el alcalde provincial res- lo habrían capturado en la viceparroquia del Paredón
tituyese las 80 yeguas que habrían tomado a la fuerza y ajusticiado al instante. En cuanto a su marido, dijo
del poblado de Pocona. El capitán titular que acom- que fue capturado en el valle de Toco mientras recogía
pañó al alcalde, Manuel Holguín, no había aclarado alimentos. Las milicias realistas lo habrían arrestado
nada y, en teoría, tenía aquellos animales en su poder. violentamente en su hacienda para luego saquear los
El pedido de Barthola precisó varios bienes: bienes del interior de su casa en Jatun Chimpani antes
de quemarla. La viuda dijo que “por lo consiguiente
me dejaron mi casa y morada desprovista, sin una olla
Mulas 1 en que poderme cocinar, armar y hacer mi vocálica,
Burros 16 que tanto llegaron el extremo de la milicia de la ruin-
dad de los soldados que hasta mis casas le pegaron fue-
Yuntas y novillos 10 go y al día presente hallarme a mendigar y a moquear
con tan crecida familia de ocho hijas menores”.14
Vacas lecheras 36
Aquellas quejas no conmovieron ni tampoco
Ganado de castilla 500 ayudaron a su demanda, pues nunca vio la restitución
del ganado hurtado por Manuel Holguín y Trebuen-
Cuadro 3. to, que presuntamente se encontraba en Pocona. Sin
Lista de bienes demandados respuesta, el 29 de abril de 1782, Villalobos se dirigió
Fuente: Elaboración propia
ante la Real Audiencia señalando que la viuda Rosa
Todos aquellos bienes los había solicitado desde Barthola aún exigía la devolución de varios bienes
un año atrás sin conseguir nada. Apelando a la piedad también precisados al doctor Galdo. Argumentó que
cristiana dijo: existía una dura resistencia de las autoridades locales
en cooperar por lo que acudió a las instancias superio-
… dicha restitución por hallare [pronta] a mendigar i res.15 Ignacio Flores, como presidente y comandante
perecer con tan crecida familia de hijas que tengo ocho, general de la Audiencia, respondió el 2 de mayo, ad-
y no contentos los enunciados embargadores de mis virtiendo que primero se debía informar al “abogado
bienes de llevarme todo […] dejando a la clemencia de defensor de naturales” y luego a las autoridades supe-
Dios. Al presente lo propio, ejecutan de no restituirme riores para recibir las respectivas providencias.16
lo legítimo que es mío como lo tengo dicho por lo que Para entonces, la viuda se encontraba en los
ocurro a la cristiana y celosa justificación de V.E. arrabales de la villa de Oropeza trabajando como
hilandera para varios obrajes. Intentó sobrellevar
La delicada situación de Barthola no fue respon- las necesidades de su numerosa familia, en parti-
dida por ningún juez. Las represalias eran evidentes cular hijas, acudiendo permanentemente al “pro-
y ninguna de las autoridades civiles como militares tector de naturales y de pobres” con la esperanza
hizo caso a la demanda. En tanto, la viuda aprovechó de tener alguna noticia favorable que minimiza-
para denunciar que sus hijos varones habían sido ase- ran los abusos y tiranía que “había padecido” o
sinados sin el levantamiento de un debido proceso.
Uno de ellos, de 13 años, habría sido acuchillado en 14 AHMC, ECC. Volumen: 182, expediente N°2, Fechas extremas:
inmediaciones de Pocona, mientras se encontraba en 1782, f. 107.
15 AHMC, ECC. Volumen: 182, expediente N°2, Fechas extremas:
camino a controlar los ganados que tenían pasteando 1782, ff. 108. “Villalobos a las autoridades superiores de la Real Au-
en la región de Locotani. Aquella actividad era nor- diencia”.
16 AHMC, ECC. Volumen: 182, expediente N°2, Fechas extremas:
mal para su familia, explicando que en el valle hacía
1782, f. 108. “Correspondencia entre el juzgado de la provincia de
varios años que existía una fuerte sequía y escasez de Cochabamba y la Real Audiencia”.
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sencillamente resignarse y “aspirar sino a la om- parafernales propios y peculiares de la viuda que como
nipotencia de Dios”. Inmediatamente, el protec- ajenos, no pueden padecer ninguna responsabilidad;
tor de naturales Francisco Maldonado de Yraysos como también, por la ninguna calificación del delito de
se comprometió a vigorizar su defensa sin cobrar su marido difunto, y carencia de proceso y sentencia por
estipendio. Dijo que intervendría ante cualquier juez competente pronunciada, toda vía está en estado de
situación ordinaria17 subrayando: no apersonarse, ni admitirse por parte en esta restitu-
ción. Porque como es consecuente su acción después de
La causa se halla en estado de que compeliéndose a los pronunciada la sentencia y no antes y justamente sobre
exfoliantes a la restitución de las cosas despojadas en bienes únicamente del delincuente y no sobre bienes
su propia especie y número se entregue todo a la viu- ajenos, en los que (caso negado presente la sentencia
da como a dueño legítimo. Porque el asunto en que se contra el finado) no puede adquirir ningún derecho, ni
hallan probados los dos extremos de haber sido todo el en lo principal de su dotación, una en sus partes y acce-
ganado mayor y menor justamente con las demás es- sorios, cuáles son los multiplicados frutos naturales, sin
pecies que le saquearon bienes parafernales propios y ninguna industria de su marido: se combine con toda
dotales de la viuda, por no haber tenido cosa alguna su evidencia no debérsele admitir en este juicio por parte ni
finado: inepto que esta también calificada la esección contra parte hasta tanto que documente su acción, con
[sic] que ha padecido es indubitable por derecho que de el proceso y sentencia.18
incontinenti debe ser restituida en la propiedad y pose-
sión de todos sus bienes expoliados. Sin que esta jurídica Con todos los argumentos descritos por el pro-
resolución la pueda designar modo embarazar el Fisco, tector de naturales, se acusó al alcalde provincial de
por no ser parte legítima en las presentes circunstancias: Cliza, Antonio Martínez Luján, de haber embargado
ya porque siendo constante que su finado marido caso sin consentimiento alguno a ochenta yeguas y un ca-
(con la viuda) pobre y destituido; y que no ha adquirido ballo moro entregado a Ambrosio Montenegro para
ni adelantado el caudal de su mujer subsistente el ma- trasladarlos a su estancia de Llavini. La inculpación
trimonio: es muy verosímil, y con todo a derecho que también precisó que Manuel Angulo se excusaba de
mientras se haya inquisición formal sobre los bienes que los bienes incautados y se sospechaba que pudo haber
haya dejado, no se deben gravar a la injusta responsabi- obtenido 35 pesos bajo la hipótesis de que se benefició
lidad a los bienes parafernales, o dotales de la viuda: ya de la venta de otros enseres. Así, el tenor de la causa
porque ningún jurista ignora que esta especie de bienes exigía que se pudiera también restituir los bienes que
luego que se disuelve el matrimonio, se deben volver al Manuel Angulo “saqueó, y también las especies que se
dueño del dote íntegramente siempre que sea constante, anotan”. El protector de naturales, que había realizado
como en la presente oportunidad: ya también porque una pesquisa a las autoridades, exigió que se concedie-
los gananciales o multiplicas deben entenderse, según ra total devolución a la viuda y a los mercenarios, la
clásicos A.A. únicamente sobre frutos industriales y no responsabilidad de reparar aquellos daños y perjuicios.
sobre los frutos naturales, y quien duda que los partos Ante tal exigencia, a mediados de mayo de
del ganado mayor y menor multiplicados son de la úl- 1782, el abogado de la Real Hacienda se dirigió al
tima especie; y ya también porque todas veces que por corregidor para presentar el expediente de la viuda
parte del Fisco no se ha legitimado el homicidio (que Rosa Barthola demandando las posesiones dotales y
de injusto se arguye) con sentencia justa condenatoria gananciales de Uchu. El Fisco tampoco se apartó de la
a la pena ordinaria, y a la pena de pedimento de bie- exigencia de los bienes multiplicados que debían en-
nes aplicados al Fisco, se le niega toda intervención por tregar del finado. Antonio Martínez Luján explicó de
ser su acción resurtiva [sic], y consecuentemente, no al manera certificada a ambos entes que, sobre el control
homicidio, sino a la sentencia; porque en caso de no de su distrito, la expropiación por rebeldía no consi-
haber proceso, ni hallarse el reo confieso y convicto, deraba la devolución de los bienes del curaca Martín
ninguno de mediano talento podría juzgar por legítimo, Uchu que fue “capitán caudillo de los sublevados y
sino por el más injusto atentado: de suerte que el Fisco, rebeldes del valle de Cliza” y que, por sus alevosías, fue
así por la calidad, y naturaleza de los bienes dotales y condenado a la pena de muerte. El Fisco, antes de dar
17 AHMC, ECC. Volumen: 182, expediente N°2, Fechas extremas: 18 AHMC, ECC. Volumen: 182, expediente N°2, Fechas extremas:
1782, f. 110. “Rosa Barthola al corregidor de la provincia de Cocha- 1782, f. 111. “El protector de naturales al juzgado de la provincia de
bamba”. Cochabamba”.
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una validación, negoció su parte ante el juez, exigien- paldo, debían justificar la sentencia condenatoria. Im-
do su fracción pecuniaria como parte y contraparte plicando al alcalde ordinario de la ciudad de Mizque,
en la porción de los multiplicandos, remitiéndose a la Narciso Gómez, se exigió responder a las demandas
Ley de Toro y de Castilla que planteaba “mandamos interpuestas por el protector de naturales y el aboga-
que sean habidos por bienes de ganancia todo lo mul- do defensor de la Real Hacienda. Es más, era preciso
tiplicado durante el matrimonio”. llevar al juzgado de la villa a Manuel Holguín, quien
En su preocupada respuesta, la viuda y su abo- sería apresado si presentaba resistencia. Antonio Mar-
gado advirtieron que, entre los bienes naturales, no tínez Luján también recibió una carta para trasladarse
se incluían los industriales ni multiplicandos como con Manuel Angulo y Juan Andrés de Guevara, pues
tampoco los parafernales. Si no se respetaban estos, se debía evitar dilatar más el proceso. Villalobos man-
dijeron, irían en desaprobación, por tratarse de una dó a llamar a Rosa Barthola el 18 de mayo para infor-
falta real. Según el Fisco, se habían delimitado las marle sobre la continuidad de su demanda.21 Aquella
diferencias entre los bienes parafernales y dotales, orden dio lugar a un interesante movimiento que de-
y los multiplicandos y no a modo confuso como lo velará los últimos levantamientos de los insurgentes
había planteado el protector de naturales a favor de como de las autoridades locales, advirtiendo que mu-
la viuda, según sus administradores los demandan- chos de los argumentos planteados por ambas partes
tes “desconocían las seis calidades de bienes que sienta deben estar sujetos a un cuidadoso análisis y reflexión,
y establece el derecho”. Sugirieron que la viuda tenía ya que los propios documentos revelan oscuros inte-
información débil, apenas relativa a sus bienes dotales reses por los bienes materiales implícitos en el litigio.
y a los multiplicandos de su propiedad y no del con-
junto de su matrimonio. Al mismo tiempo, el finado 2) Rosa Barthola: Entre complot y rebelión
Martín Uchu habría sido aceptado en las declaracio- La estrategia de Antonio Martínez de Luján contra
nes de Barthola indirectamente como “alevoso”, sien- el ultimátum hecho por Villalobos y el abogado de la
do “repugnante proferir esta proporción, que todos Real Hacienda fue contraponer un sumario que, en
los indios son incursos en la sublevación universal tiempos de la rebelión, según él, había sido rigurosa-
del reino”. La observación que subrayó el Fisco fue mente compuesto. En dicho documento, planteó que
que, si bien existió un proceso, los bienes sobre los la convocatoria y sublevación general de los indios en
que se discutía parecían no existir, pues no se tenía el valle de Cliza fue develada por una declaración de
noticia de su paradero y solo se planteaban derechos Nicolás Uchu, quien fue “indio hijo de Martín Uchu
no renunciados. Por ello, el Fisco sugirió mandar un cura que del partido de la hacienda de Sacabamba”.
oficio político19 al alcalde provincial para que se sujete Según el informe de Martínez de Luján, el pa-
a la solicitud de remitir una certificación aclaratoria dre de Nicolás, Martín, sería el cabecilla o uno de los
y “expresiva de las estaciones del proceso, incluyendo principales implicados en la elaboración de la convo-
la letra de la sentencia condenatoria de Martín Uchu catoria para la posterior sublevación, llevada a cabo
a costa de culpado”. Al mismo tiempo, se pidieron por sus parciales y allegados. Asimismo, la convo-
informes de los ausentes: Manuel Holguín, vecino de catoria habría sido también destinada a la provincia
Pocona, y Juan Andrés de Guevara. Ambos implica- de Charcas para alentar y atraer los ánimos de todos
dos en el proceso habían burlando varias órdenes, de- aquellos indios que también se encontraban prepara-
biendo ser prendidos y arrestados si “hicieren alguna dos para rebelarse.
resistencia” o intentaran rehuir nuevamente.20 Martínez de Luján tomó las palabras del hijo
Las apelaciones obligaron a las autoridades loca- de Martín Uchu y, amparándose en aquel testimo-
les a presentarse ante el juzgado para declarar sobre las nio, acusó a Nicolás de haber condenado a su propio
causas criminales de Uchu y, si no tenían ningún res- padre como rebelde, a la cabeza de la insurgencia, el
Miércoles de Ceniza de 1781, con el asalto a la ha-
19 Como se trataba del encubrimiento de bienes, posiblemente la so- cienda de Cliza.22 Luján también precisó que aquella
licitud de mandar un “oficio político” respondía a la intención de noche había enviado a su hijo y a dos acompañantes a
acelerar no solo el proceso sino la acción, es decir, accionar una devo-
lución de bienes políticamente, es decir, probablemente consideran-
do represalias a su cargo como alcalde provincial como suspenderlo o 21 AHMC, ECC. Volumen: 182, expediente N°2, Fechas extremas:
expulsarlo definitivamente de su cargo. 1782, ff. 116-119. “Josef de Villalobos a Rosa Barthola”.
20 AHMC, ECC. Volumen: 182, expediente N°2, Fechas extremas: 22 AHMC, ECC. Volumen: 182, expediente N°2, Fechas extremas:
1782, ff. 112-115. 1782, ff. 120-122.
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buscarlo y evitar el alzamiento. Sin embargo, Martín a la presente causa lo cual así se le notifique por el plu-
escapó. En la viceparroquia del Paredón, tres emisa- mario Don Juan Andrés de Guevara quien la sentara a
rios de Martín Uchu habían entrado para proveerse su continuación para que conste y por esta mi senten-
de coca y continuar su búsqueda, pero no se percata- cia definitiva así lo pronuncio y mando yo el Dr. Don
ron que allí serían capturados y sometidos por verse Antonio Luja regidor del ilustre cabildo de la villa de
sospechosos. Martín Uchu recién sería encontrado el Cochabamba, alcalde provincial propietario en ella sus
19 de mayo de 1781 en la estancia del Totoral en los términos y jurisdicciones por S.M. actuando por ante
altos de Muela, donde habría dormido con su mujer mí y testigos de mi asistencia, siendo los presentes Don
una noche antes y “oculto en el medio de un Pilón de Vicente Flores, Don Joseph Serrano y Don Juan Andrés
cebada de una India nombrada Andrea [fue] donde de Guevara en defecto de escribano que no le hay, en
le apresaron y condujeron a la prisión del juzgado en dicha Vice-parroquia de Toco a 25 días del mes de mayo
la viceparroquia de San Miguel de Toco”.23 Allí, se- de 1781.24
gún Luján, se le tomó una declaración breve a Martín
Uchu, quien supuestamente “se habría hallado ne- La memoria de Luján fue enviada el 26 de junio
gativo” y no habría dicho ni una sola palabra. Aquel de 1782 como un documento “verdadero, corregido
informe fue entregado al teniente de aquel partido, y consultado con derecho a su original”.25 Este docu-
Miguel Prudencio Sainz, a vistas del reo: mento tuvo que haberse enviado con algunas copias
informando a las autoridades superiores con respecto
Autos y vistos los seguidos que penden en este mi a los rebeldes, pero, al parecer, el de Martín Uchu se
juzgado privativo en la sublevación de los indios y su mantuvo reservado en la viceparroquia de Toco, escon-
pesquisa de averiguación en el particular de los hechos dido durante más de un año. Este hecho sospechoso
ejecutados, son ellos así en el distrito de esta provincia por encubrimiento bien podría entenderse como pre-
como fuera de ellas, de que se han conseguido funestas meditado, con el fin de repartirse los formidables bie-
y lamentables consecuencias por los principales moto- nes materiales y animales que, en vida, había acumu-
res que le han causado, resultando por dicha sumatoria lado Martín Uchu, junto a su esposa, Rosa Barthola.
y pesquisa que se tiene actuado y consta en estos au- Manuel Holguín, vecino de Pocona, dijo que,
tos por confesión que tras picó Nicolas Uchu hijo de habiendo sido nombrado como comandante y juez
Martín Uchu como su padre curaca de la hacienda de del pueblo de Pocona, dirigió “la compañía de sol-
Sacabamba siervo de los comprendidos en dicha con- dados que estaban en su gremio contra los indios re-
vocatoria en deservicio del Rey nuestro señor que Dios beldes”. Días después, los soldados, en sus correrías,
guie y consiguiente aprendido que fue por la que se le encontraron en diversas serranías varios ganados que
tomó en primera instancia haber estado negativo en sus fueron embargados. Holguín justificó sus acciones
operaciones hasta que por declaración de Don Apolinar por no disponer de los bienes de Barthola, quien exi-
Terrazas habiéndosele hecho cargo por ella estuvo por su gía los parafernales. La norma establecía que se tenían
ratificación confeso en el crimen; y de las del compro- que entregar a la viuda por disposición del juez, sin
bante que también aparece por la de su legitima mujer embargo, estos ya habían sido dispuestos y tomados
y lo de más que consta del proceso de dicha sumaria en como “botín de guerra”. Cabe sospechar que Hol-
conformidad de lo cual y lo demás que se tubo presente guín, como alcalde de la santa hermandad del cabildo
ser conveniente al servicio de S.M. y bien público. Ha- de Cochabamba, tenía tuición sobre los lugares que
llo que debo condeno al citado Martín Uchu en pena comprendían territorios entre Pocona y Cliza, y por
capital bajo del sacramento de la penitencia en la forma sus servicios durante la rebelión, se habría llevado los
acostumbrada por derecho y colgado en tres palos en ganados y bienes a modo de pago.26
la plaza pública de esta dicha vice parroquia condenán- El dilatado proceso continuó hasta 1783 e invo-
dolo en las penas correspondientes en castigo y que sus lucró a más autoridades como Juan Manuel Morató y
bienes ejecutados sean de cargo de Ambrosio Monte-
negro quien dará cuenta de ellos para que repartidos o 24 AHMC, ECC. Volumen: 182, expediente N°2, Fechas extremas:
1782, ff. 123-123v., “Autos y vistos del juzgado de la viceparroquia
vendidos que sean su pronto se aplique al real erario; de Toco, dados por el Dr. Antonio Martínez de Luján”.
excepcionando de ellos los gastos de justicia ocurrentes 25 AHMC, ECC. Volumen: 182, expediente N°2, Fechas extremas:
1782, f. 124.
23 AHMC, ECC. Volumen: 182, expediente N°2, Fechas extremas: 26 AHMC, ECC. Volumen: 182, expediente N°2, Fechas extremas:
1782, f. 122v. “Apelación de Antonio Martínez de Luján”. 1782, ff. 166-166v. “Declaración de Manuel Holguín”.
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el alcalde ordinario de la ciudad de Mizque, Narciso de 1783, los jueces ordenaron realizar una pesquisa
Gomes, quienes fueron ratificados como poseedores para constatar si en su poder se encontraban los bienes
de los enseres de Manuel Holguín. Finalmente, este de la viuda, a los que también reclamaba el Fisco.29
se escabulló y no devolvió los bienes que habría in- Extrañamente, para 1783, muchos de los mer-
cautado al asesinado hijo de la viuda. Sin embargo, cenarios y autoridades del año 1781 iban pereciendo,
no se descarta la posibilidad de que todos estuvieran no frente a la viuda, sino ante su propio tiempo. El
implicados en la repartija de los animales de la familia paso de los años, de a poco, los condenaba a devol-
Uchu hurtados entre Locotani, Pocona, Sacabamba ver los bienes, no por la fuerza, sino por la imposibi-
y Cliza. Es evidente percibir en los documentos que lidad de perpetuar su existencia. Si sospechamos de
las autoridades se acusaban mutuamente sin la trans- algún tipo de maldición, muchas familias como los
parencia que exigía la viuda, quien, hasta entonces, Montenegro tuvieron que devolver varios bienes so-
no había encontrado justicia. Poco a poco, se involu- metiéndose a las autoridades superiores ante un po-
craron a más funcionarios como Francisco Portugal sible embargo de su hacienda. Manuel de Obando y
y Navarro. Por septiembre de 1783, en la ciudad de Ambrosio Pericón, que mantenían en su poder algu-
Mizque, pretendió mediar entre Manuel Holguín y nas posesiones del extinto Martín Uchu, las perdieron
Barthola para que “se pueda devolver” los bienes a la misteriosamente algunos días después de su deceso. Se
viuda con juegos legales que no hicieron sino distraer sospechaba que el yerno de Ambrosio Montenegro,
a la demandante sobre un tema sin una respuesta ob- Dionisio Arze, vecino en Cliza. Sin embargo, durante
jetiva. Los declarantes fueron llamados varias veces a su declaración, este denunció que Andrés Pericón ha-
testificar y, aunque repetían el mismo tenor semana bía pasado a la “estancia de Chaupicollo a recoger bie-
tras semana, los bienes nunca aparecieron. Barthola nes por orden del juzgado que se creían pertenecientes
prolongó su demanda a Manuel Holguín, quien per- al finado Ambrosio Pericón”.30 También se exigió a
manentemente se excusó con argumentos poco cohe- Miguel Prudencio Sainz, lugarteniente y corregidor
rentes. La desesperada viuda lo acusó recurrentemen- del distrito de Cliza, que liberase de su despacho las
te, ya que, según ella, mantenía los ganados y bienes cargas interpuestas para el recojo de estos bienes. Para
en su hacienda de Pocona. ello, se emitió una orden fechada el 22 de noviembre
A fines de 1783, las autoridades españolas ob- de 1783 y dirigida a Martínez Luján para que detuvie-
servaron la ocultación, resistencia y desobediencia de se las acciones de Dionisio Arze. Luján, en su respues-
Holguín y sus camaradas en la devolución de los pa- ta, señaló que, después de haber ajusticiado a Martín
trimonios. No era asunto de uno, sino de varios indi- Uchu, se recogieron dieciséis yeguas y cinco torillos,
viduos implicados clientelarmente y protegidos entre que fueron entregados al extinto Ambrosio Monte-
sí. Poco después, las autoridades judiciales de la pro- negro, quien subastó parte de los bienes. Como no
vincia decidieron el embargo de los bienes de Ambro- consiguió venderlos —quizá porque la gente conocía
sio Montenegro,27 Diego Díaz y Ángel Treviño, peces el origen de los enseres y evitó comprarlos—, Juan
flacos que, por las pesquisas, se habrían adjudicado Andrés de Guevara entregó un conjunto de trastos al
pequeñas porciones de los enseres del finado Martín Real Erario junto a un pequeño pago.
Uchu. Asimismo, los mercenarios demandados esta- Prudencio Sainz justificó que los familiares de
ban obligados a rendir cuentas dotales de sus bienes Ambrosio Montenegro hicieron lo posible por mante-
para la confrontación con los cargos de los que se les ner los animales en su poder. Luego, los ganados que
acusaba28 Para entonces el alcalde ordinario de segun- quedaron pasaron a manos del extinto Trebuento, en
do voto de la ciudad de Mizque, Ignacio Trebuento, la ciudad de Mizque. Por lo que se puede constatar,
había fallecido por causas no esclarecidas, y en octubre el ganado embargado circuló entre Pocona, Copi y de
allí a Mizque, donde varios individuos, entre ellos el
27 AHMC, ECC. Volumen: 182, expediente N°2, Fechas extremas: 1782,
f. 152. Se informaba a los parientes del ya extinto Ambrosio Montene- delegado de justicia mayor de Pocona, habrían reali-
gro, sus yernos; Dionisio Arze, Felipe de tal, Blas López, y a sus mujeres zado, según Sainz, una “repartición de los referidos
Santusa, Manuela y otra cuyo nombre ignora y a su legítima mujer Ma- ganados, dejando únicamente, no sé para qué efecto,
ría de tal que se encontraba nuevamente casada con Diego Meneses a
quienes comparecían ante el ministro de la Real Hacienda.
28 AHMC, ECC. Volumen: 182, expediente N°2, Fechas extremas: 29 AHMC, ECC. Volumen: 182, expediente N°2, Fechas extremas:
1782, ff. 140-141-151. “Proveimiento hecho por Joseph Manuel de 1782, f. 150.
Bustillo y Zevallos, ministro tesorero de Real Hacienda de las expedi- 30 AHMC, ECC. Volumen: 182, expediente N°2, Fechas extremas:
ciones de las provincias de Cochabamba. 29/10/1783”. 1782, f. 154. “Declaración de Dionisio Arze”.
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ciento y tantas cabezas de ovejas recomendadas a Hol- por medio del general Francisco Robles,35 que se com-
guín que permanecieron con él hasta 1783. Por su prometió a hacer cumplir la disposición del padre pre-
parte, Trebuento, antes de su deceso, había delegado dicador Bustillos. Este también llamó a Holguín, Días
una carta a su albacea, Manuel Melgares, que ordenó y Treviño para que puedan comparecer “de buena fe”
llevar a la estancia de Laybato, suponemos que bajo en el juzgado sobre los bienes incautados al extinto
el argumento de ser botín de guerra.31 Al final, in- rebelde. Rosa Barthola apoyó el llamamiento a los in-
tentando justificar el pleito, se leyó la declaración del crepados para “el acto de dicha liquidación de cuen-
fiscal.32 Este observó el expediente, precisando que los tas, bajo de los apercibimientos y penas pecuniarias”.
bienes extraídos y los bienes dotales y gananciales de Por la declaración del aiquileño Manuel Mel-
Rosa Barthola recibirían “un competente interés para gares y Torres, albacea y testamentario de Joseph Tre-
su Majestad”. buento, se supo de la predisposición que tenía para
El visto puntualizó que los intereses gananciales entregar los animales a cualquier juzgado. Dijo tener-
estarían sujetos a la usura y multiplicación de los ga- las desde el año de 1783 y atribuyó cualquier desfalco
nados a vista de los jueces de la judicatura de Mizque, a Manuel Holguín y Fulano Quinteros, quienes las
como la demandante Rosa Bartola.33 La reacción y tenían desde la condena de Uchu en mayo de 1781,
sentir del doctor Galdo se expresó en una disposición en el pueblo de Pocona.36 La respuesta de Holguín
legal para señalar que a la viuda se le adjudicara la fue breve: dijo que ya había prestado su “declaración
mitad de los gananciales y el aumento de sus bienes, y juramento ante el escribano Félix Donoso” y exi-
confiscando los de Martín Uchu por “delito atroz y gía que se lo considerara como una persona “libre
de lesa majestad”. Procedió a contar el ganado y divi- y excepto de la contienda por hallarse aquellos bie-
dir los dotales como gananciales con la aclaración que nes en poder del juez de la causa”.37 Según Holguín,
muchos de aquellos bienes se encontraban dispersos y muchos de aquellos bienes pertenecientes al extinto
peor aun los que llegaron a Mizque. Se aclaró que no Uchu, estaban mezclados con los de López Mamani,
había ningún elemento para considerar la existencia que habría sido también un rebelde embargado luego
formal de los bienes materiales y menos de responsa- de acabada la insurgencia india y sus bienes entre-
bles o depositarios. Ante ello, se ordenó que las auto- gados a la entonces autoridad de Joseph Trebuento.
ridades de Mizque expropiasen los bienes de Holguín Las pávidas declaraciones de Holguín, recayeron en
y Treviño. Ninguno de ellos había devuelto los bienes el finado e indicó tener los informes sobre la cantidad
atribuidos a la viuda, excusándose de haberlos entre- de aquellos animales que en su mayoría eran gana-
gado al finado Trebuento. dos que habían “quedado por piltrafas del embargo
Inmediatamente, se pesquisaron los bienes de de unos marranos [indios] […] y como estos no los
Trebuento. A mediados de octubre, Melchor Terrazas pudo llevar ni tenerlos en su poder […] adjudicando
se hizo cargo del caso, instruyendo mediante un plie- a los jefes de la milicia y soldados como por vía com-
go requisitorio a las autoridades de Mizque y Cliza pensativa a los sueldos”.
para que recogieran los bienes de Martín Uchu con El “botín de guerra” habría sido distribuido por
la garantía y seguridad del caso. Además, se ordenó el los servicios prestados luego de la rebelión de 1781.
embargo inmediato de los bienes de Ambrosio Mon- Tres años más tarde, en 1784, muchos de aquellos
tenegro, Diego Días y Ángel Triviño, quienes, al ser hombres beneficiados con los enseres habían muerto
depositarios y conductores de los enseres, debían en- o se habían dispersado, llevándose los bienes. Gran
tregarlos.34 Dicha orden se mandó en enero de 1784 parte no solo pertenecía a Uchu, sino también a otros
31 AHMC, ECC. Volumen: 182, expediente N°2, Fechas extremas: expediciones de las provincias de Cochabamba debía saldar las cuen-
1782, ff. 159-159v. Declaración de Melchor Espinoza y Zambrana. tas que aún se heredaban de la rebelión.
Propietario de cabildo y provincia. 35 AHMC, ECC. Volumen: 182, expediente N°2, Fechas extremas:
32 AHMC, ECC. Volumen: 182, expediente N°2, Fechas extremas: 1782, f. 169. Francisco Robles, durante la rebelión, había participado
1782, ff. 166v. Cuando se vió el expediente que los fundamentos de como capitán en las confrontaciones con los rebeldes en Pomata.
la demanda en 1782 se desarrollaron a principios del mes de enero 36 AHMC, ECC. Volumen: 182, expediente N°2, Fechas extremas:
teniendo 7 fojas, del 12 de marzo 16 fojas, del 15 de mayo 24 fojas, 1782, f. 175. Le recibía Manuel Bustillo y Zeballos quien se des-
del 1 de febrero 37 fojas. empeñaba como comisario de guerra, ministro contador de Real
33 AHMC, ECC. Volumen: 182, expediente N°2, Fechas extremas: Hacienda de Cajas de Oruro al mismo tiempo era ministro tesorero
1782, ff. 167. “Resolución dada el 20 de agosto de 1783”. de las expediciones de las provincias sublevadas en la villa de Cocha-
34 AHMC, ECC. Volumen: 182, expediente N°2, Fechas extremas: bamba.
1782, ff. 168-169. La orden se realizó por Josef Manuel de Bustillo 37 AHMC, ECC. Volumen: 182, expediente N°2, Fechas extremas:
y Zevallos, quien como ministro tesorero de la Real Hacienda de las 1782, f. 177v.
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MUJERES: Resistencias, culturas, memorias y luchas
rebeldes. También se supo que fueron inicialmente rreinato del Río de la Plata, varios libelos, pasquines y
depositados en la hacienda de Blas Rodríguez y Tho- procesos contra el padre predicador de la Merced y lector
mas Almarás, vecinos del pueblo de Pocona.38 jubilado, Joseph Bustillos, daban cuenta de un escenario
Poco después, el informe de Galdo, abogado de delicado por el que nuevamente atravesaba la provincia.
la Real Hacienda, argumentó contundentemente que La transición del corregimiento a intendencia masificó
todos los mercenarios y autoridades locales actuaron las contradicciones y las confrontaciones entre las autori-
en beneficio de sí mismos al momento de tomar los dades españolas y la plebe criolla mestiza, patente desde
bienes de Uchu y de algunos de sus acompañantes mucho antes del tiempo de la rebelión.43 Este escenario
como López Mamani. Además, prometió analizar las merece un estudio aparte sobre las milicias cochabam-
contradicciones en las que incurrieron, no uno, sino binas criollas después de la rebelión de 1781, pues mu-
casi todos los funcionarios que estaban implicados en chos de sus comandantes, en particular los hacendados
la no devolución de los bienes a la viuda, que, valuados criollos, se convertirían en acérrimos opositores del ré-
en dinero, llegaban a sumar miles de pesos, que, bajo gimen español. Entre ellos, resaltaban Francisco de Ri-
su percepción, se habían “desfalcado a sujetos particu- vero, Esteban Arze y Melchor Guzmán, alias El Quitón
lares”.39 Holguín, sin sentir temor, reaccionó acusando —apelativo extrañamente hecho apellido—. Este último
a un tal Fulano Apaza como un indio ladrón. Él habría se dedicó al bandolerismo en el valle central, operando
hurtado animales incautados que se encontraban den- los últimos años del siglo XVIII y principios del XIX.
tro su propiedad y los habría entregado arbitrariamen- Sin olvidar el caso de Rosa Barthola, después
te al beneficio de Barthola, su antigua ama. Es deduci- de haber pasado por el visto del virreinato del Río
ble que el acto de Apaza fue de buscar justicia propia, de la Plata, Francisco de Viedma otorgó importantes
pues, ante la negativa de devolución de los involucra- resoluciones entre septiembre y diciembre de 1786.
dos, el indio, conocedor del proceso, habría llevado El tenor de las demandas, casi invariable, involucró
una cantidad considerable de ovejas para Barthola. a Manuel Holguín, que, a su vez, enredó a otros dos
Otros encuentros menores entre antiguos siervos de vecinos de Pocona: Juan de Dios Chambi y Pascual
la mujer y las autoridades hispanas fueron noticia du- Guzmán. Este último, por mandato de Holguín, de-
rante los años del juicio hasta que el corregimiento de bía entregar una carta al doctor Josef Manuel Galdo
Cochabamba pasó a ser intendencia. y Luna en la villa de Oropeza, Sin embargo, al no po-
Los incidentes no se agotaron hasta la llegada de derlo encontrar, la dejó a uno de sus vecinos llamado
Francisco de Viedma como intendente gobernador de Carlos Sequeira. Este desvió la información y com-
Cochabamba. Él siguió el proceso desde los primeros plicó el caso. Por su parte Chambi, un indio quechua
meses de 1786.40 En una nota a Francisco de Paula Sainz, hablante, tributario y delicado por una enfermedad
expuso el caso de la viuda señalando ser “muy doloro- avanzada, declaró con la ayuda del intérprete Josef
so oír estos repetidos lamentos, [impotente] no puedo Márquez Ramallo en presencia de Manuel Holguín y
tomar providencia alguna a su remedio, solo si ponerlo el doctor Galdo afirmando que:
en noticia para V.S.”.41 Mientras en la villa de Oropesa
se informaba de la muerte de Josef de Villalobos42 al vi- … por el tiempo de la sublevación estando […] en su
casa del lugar de Totora pampa, vino un Cavallero al-
38 AHMC, ECC. Volumen: 182, expediente N°2, Fechas extremas:
1782, ff. 180. “Los bienes de Lope Mamani constaban de 28 vacas,
calde del Dr. Luján llamado Ambrosio Montenegro, y
24 yeguas, 4 burros, 6 mulas, 4 caballos, 100 ovejas y 7 marranas viendo unas yeguas que serían sobre treinta en la abra
llevados a la Estancia de Trebuento en Labaito”. del referido lugar, se las llevó diciendo que eran perte-
39 AHMC, ECC. Volumen: 182, expediente N°2, Fechas extremas:
1782, ff. 182-186. “El abogado defensor de la Real Hacienda, Dr. necientes a Martín Uchu, el alzado, y que de su propio
Galdo”. mutuo sin que el declarante le hubiese dicho nada le dio
40 AGN, División Colonia-Sección gobierno, Intendencia de Cocha- un recibo de las expresadas yeguas, el cual se lo entrego a
bamba, Sala IX, 05/08/03, 1784-1786, ff. 1-8. “Rosa Pascuala [Bar-
thola] a los tribunales del Virreinato”. Manuel Holguín cuando vino este como capitán de este
41 AGN, División Colonia-Sección gobierno, Intendencia de Cocha- partido para hacerle cargos de las yeguas que había cogi-
bamba, Sala IX, 05/08/03, 1784-1786, “El gobernador intendente
de Cochabamba Viedma a Francisco de Paula Sainz”. 43 AGN, División Colonia-Sección gobierno, Intendencia de Cocha-
42 AGN, División Colonia-Sección gobierno, Intendencia de Cocha- bamba, Sala IX, 05/08/03, 1784-1786, Cochabamba 6 de octubre de
bamba, Sala IX, 05/08/03, 1784-1786, Carta al virreinato del Río 1783, dando cuenta de haberse fijado pasquines contra el tesorero de
de la Plata del 9 de julio de 1786, manifestando el fallecimiento del expediciones Joseph Manuel Bustillo. También en 1784 se explican
teniente coronel de dragones Don Félix Joseph de Villalobos el 21 de turbulentamente los pagos a los soldados que salieron de Cochabam-
abril, quien fue el último corregidor de la villa de Cochabamba. ba para sofocar a los indios rebeldes.
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do del referido Uchu, que esta es la verdad de lo que sabe La viuda Rosa Barthola Pascuala (como está
y pasa por el juramento que lleva dicho en que se afirmó registrada en los documentos), madre de dos hijos
y ratifico habiéndosele leído mediante su intérprete.44 asesinados sin esclarecimiento ni justicia, despojada
de sus tierras, animales y bienes materiales entre Sa-
Sin comunicar nada nuevo, en el Archivo Gene- cabamba y Locotani, exiliada de sus campos sin re-
ral de la Nación Argentina como en el Archivo Mu- sarcimiento, se refugió en las periferias de Jaihuayco,
nicipal de Cochabamba, el proceso llega a sus últimas próximas a la villa de Oropeza. Alentada por su arte,
notas en diciembre de 1786. Es notorio el hastío de la el de la costura e hilandería, probablemente trabajó
viuda, cansada de pleitear durante cinco años. Ella se en algún obraje para mantener a sus ocho hijas muje-
resignó a perder sus parafernales frente a los mercena- res que se perdieron sin dejar rastro. ¿Acaso no puede
rios españoles, criollos y mestizos que se aprovecharon ser posible que alguna de las niñas, ya grande, haya
de la toma de sus bienes como botín de guerra. El también alentado o combatido entre las numerosas
desconsuelo mayor, así como el cansancio, fueron ex- mujeres rebeldes que salieron al frente contra las
presados en uno de sus reclamos postrimeros, cuando tropas realistas dirigidas por Goyeneche en la mítica
afirmó que todo su trabajo junto al extinto Martín batalla del 27 de mayo de 1812 en la colina de San
Uchu era envidiado por los pobladores locales y, en Sebastián, hoy Coronilla? Con sus matices, aquellas
particular, por las autoridades: historias menudas conectadas en Cochabamba y sus
provincias viven más allá del fracaso de la propuesta
… mi difunto marido quien conocidamente era hom- de independencia indígena, una hipótesis de Gus-
bre trabajador y con manejo de bastante ganado, lo que tavo Rodríguez Ostria de la que nunca se conocerá
les dio ansia para que sin escrúpulo de conciencia, y su cauce, o acaso en un universo alterno. Sin más, la
arrastrados de una total codicia de hacerse dueños de antigua provincia de Cochabamba no se alejó de la
sus bienes y los míos, le levantasen el falso testimonio propuesta rebelde de los indios tupamaristas, pues
de haber sido alzado, y conocido de los rebeldes, sin que constantes problemas acecharon a la intendencia
con ninguno de ellos se hubiese rozado, ni incorporado los años inmediatos. El mundo social en la villa y
en parte alguna, por haber sido indio manso, humilde, sus provincias coloniales se transfiguraron. Muchos
sujeto y obediente a la Real Corona, según todo es pú- criollos arrepentidos lograrían su redención cuatro
blico y notorio.45 décadas más tarde cuando, junto a hordas mestizas
e indígenas de Cochabamba, se armaron apoyando
El indudable resentimiento, la impotencia y el una independencia que pretendieron suya, pero lo
celo que guardó la viuda frente a los tribunales espa- cierto es que aún no la alcanzaron.
ñoles cobran visibilidad en los documentos. El abuso Desde el año de 1786, los levantamientos en
de poder español que se refleja en el asesinato de los varias poblaciones adyacentes a Cochabamba se vol-
dos hijos varones de Rosa Barthola es también parte vieron frecuentes. Los archivos locales aún conservan
del temor que podría haber inspirado aquella familia numerosos procesos poco conocidos sobre desórdenes
de indios nobles y pudientes de Sacabamba. Ellos me- y sublevaciones entre Tapacarí, Ayopaya, Mizque y
recen un estudio profundo acerca de su linaje, para sus vecinos de Mohoza y Sica Sica después de 1781.46
conocer cómo llegaron hasta aquellas fronteras en ser- La decadencia del pacto de reciprocidad entre el mun-
vicio de los incas, ¿quizás durante la colonización de do andino e hispano en el último ciclo colonial fue
Huayna Cápac? Pues su memoria, casi tres siglos des- marcada por la desestabilidad colateral de la gran re-
pués, intacta, inspiró la reconquista del valle de Cliza. belión indígena.
44 AHMC, ECC. Volumen: 182, expediente N°2, Fechas extremas:
1782, ff. 195-196. Informe del indio tributario Juan de Dios Cham- 46 AGN, División Colonia-Sección gobierno, Intendencia de Cocha-
bi. bamba, Sala IX, 05/08/03, 1784-1786. “El gobernador intendente
45 AGN, División Colonia-Sección gobierno, Intendencia de Cocha- [Francisco de Viedma] informa con documentos sobre la noticia del
bamba, Sala IX, 05/08/03, 1784-1786, ff. 3-4. “Rosa Barthola al juez subdelegado del partido de Hayopaya, de intentar los indios nueva-
del virreinato del Río de la Plata”. mente sublevarse”.
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Tercer caso
Una esclavizada reclama su libertad
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MUJERES: Resistencias, culturas, memorias y luchas
mayo, el capitán Ledo registraba la caótica situación sis fuera válida, ella habría sido capturada en la puerta
en su diario: de entrada al barrio de San Sebastián, donde existía
una “constante escena de instalación de mercados”
En la ciudad se van acabando las mulas y caballos por la (Valle de Siles, 2017: 183). La misma Ignacia, en una
necesidad del hambre; ya no existen petacas, ni monos, de sus declaraciones, afirmaba que en su búsqueda de
ni perros y gatos; cada día hay mucha lastima de necesi- alimentos salió de la muralla donde “fui apresada y
dad de hambre; los muchachos están buscando lacitos y entregada a Túpac Katari”,49 para después ser trasla-
cueros para asar y comer, van por los cenizales a traficar dada a “Ancolaia”, que más parece ser Achocalla. A
granos que han botado con la basura y así van muriendo este lugar, llegó tres semanas después el primer ejér-
por la necesidad, que ya no hay como ponderar (Ledo cito auxiliar realista y, efectivamente, se encontraban
en Gutiérrez, 1879: 13). los cochabambinos. Si fuera como deducimos, ¿cómo
y en qué condiciones llegó la entonces adolescente
Desde el 22 de mayo hasta mediados de junio, esclava Ignacia a manos de Katari?, ¿qué actividades
el diario de Segurola registra una situación trágica y le mandaron a realizar en su cautiverio? Por la poca
penosa. Este escenario permaneció sin cambios hasta importancia que tiene esta información en el proceso
fines de junio, cuando, desde la Audiencia de Char- de manumisión, es difícil suponer si la muchacha fue
cas, se envió un ejército auxiliar dirigido por Ignacio abusada o vejada de alguna forma.
Flores. En tanto, La Paz no solo continuó el asedio, María Eugenia del Valle de Siles recupera la de-
sino que se agravó: los víveres y el agua escasearon y claración de dos negros capturados por los mismos
los vecinos, sin más, aguardaba un golpe de suerte. Es días de junio: Manuel Bustios50 y Gregorio Gonzales.
evidente que ni los religiosos podrían sobrevivir y las La historiadora apunta que, cuando los nativos insta-
dos mujeres, Ignacia y Benedicta, debieron también laron una feria en San Pedro en la época de Bastidas
de pasar hambre. El diario de la sublevación de 1781 (hermano de Micaela) en la compañía de “muchos
del chapetón Ledo dice que el día 4 de junio: otros”, con autorización del comandante de la plaza,
Gonzales salió de los muros de la ciudad para com-
… varios tiros dieron con los pedreros y fusiles; este día prar víveres y satisfacer a su amo. Cuando llegaron
bajaron los indios a la plaza de San Sebastián con hor- a la feria a abastecerse, en acción de emboscada, ca-
taliza y frutas; se dio orden en la ciudad, que solamente yeron sobre ellos los indios insurgentes y se los lle-
salgan las indias y algunas viejas a comprar; como de varon en calidad de cautivos. En El Alto, Gonzales
facto salieron y entre ellas algunas negras, varios solda- llegó a manos del inca Bastidas, quien lo incorporó
dos, y como tenían emboscada, desde por la noche, los a su servicio personal: “desde ese momento, el negro
indios, estos salieron, y se arrearon a más de cien perso- González se convirtió, según su propia versión, en la
nas (Ledo en Gutiérrez, 1879: 17-18). voz de la conciencia de Bastidas, instándole a acogerse
al perdón de la Corona, así como a permanecer en
Es difícil precisar si Ignacia salió aquel día, aun- Peñas, cuando los coroneles le asustaron con el peli-
que podría haberse encontrado en el grupo de “algu- gro de una traición de los españoles” (Valle de Siles,
nas negras”. En su declaración, Matías Lourido Padín 2017: 586-587). Como observamos, su adhesión a la
(esposo de Benedicta Landaeta) dijo que, luego de rebelión no fue intrínseca, sino más bien estratégica y
salir él al Cuzco, “en tiempo del sitio, que pusieron negociada e, incluso, tal vez equivalente a la que tuvo
los rebeldes a esta ciudad”, su esposa se encontraba Ignacia con Katari.
resguardada en Santa Teresa. Cuando “llegó el auxi- Así como Ignacia Landaeta y Gregorio Gonza-
lio”, Benedicta “la remitió [a Ignacia] a los altos a que les, imaginamos que otros esclavos también fueron
comprase algunos víveres”.48 Sin dar fechas, Padín capturados en las ferias en fechas y situaciones dife-
podría haber asociado el primer ejército auxiliar con rentes. Estos mercados, al estilo andino, tienen la ca-
las tropas de Mariano Murillo. Este, en su intento de
abrir paso a los residentes paceños, entre el 4 y 5 de ju- 49 Declaración de Ignacia Landaeta. ANT, f. 1.
50 Manuel Bustios, natural de Tiawanaku, llegó a la capital como sol-
nio, fue derrotado por las tropas de Katari, quien “lo dado, alistado por los caciques realistas del pueblo de Guaqui que
envía a la ciudad con los brazos cortados y colgados auxiliaron a los españoles de La Paz. Sin conseguir victoria alguna,
fue apresado y trasladado a la presencia de Bartolina Sisa, quien se
del cuello” (Valle de Siles, 2017: 696). Si esta hipóte-
encontraba al mando, pues Katari estaba combatiendo a las tropas de
48 Declaración del capitán Matías Lourido Padín. ANT, ff. 11v-12-12v. Flores en Sica Sica.
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Segundo lugar Ensayo
racterística de ser itinerantes y hay evidencias de que era agenciada por mujeres, en muchos casos esposas
se desplegaron varias veces durante los meses del cer- de los rebeldes, ¿podría también haber esclavas desti-
co. Los rebeldes aprovechaban estratégicamente estos nadas a esta actividad?
espacios como anzuelo para tomar por la fuerza a mu- Entre las observaciones críticas a los Diarios
chos adversarios que se atrevían a salir y abastecerse de guerra que realiza Mendieta, destaca un “énfasis
de víveres. por los hechos masculinos de la guerra” (Mendieta,
Mientras tanto, el ejército auxiliar dirigido por 2005: 355). Aunque la hipótesis que se asigna a Ig-
Ignacio Flores llegó a Sica Sica, donde derrotó a una nacia Landaeta una posible participación en el grupo
tropa de Katari. En su fuga, los soldados cometieron de mujeres indígenas pertrecheras (al estilo de las ra-
“abominables acciones” en estancias y haciendas de bonas) sea menos probable, no fue menor la impor-
españoles cerca de Patacamaya. Allí unos esclavos apa- tancia de éstas en la dinámica del propio conflicto.
recieron asesinados como represalia o venganza: El primer ejército auxiliar al mando de Ignacio Flo-
res llegó el 30 de junio cuando Reseguín e Ibáñez
… arruinando cuando halló por el camino, matando a recuperaron el control de varios pueblos tributarios
todos los blancos y esclavos, como ejecutó en este inge- entre Panduro y Ventilla. Estos tomaron chalonas,
nio, pues a la negra que servía de mantener a estos niños harinas y otros víveres para transportarlos a la villa si-
y a otras criadas las hizo degollar, que, desde luego, a no tiada y hambrienta. En la cronología de Valle de Siles
tener alguna india o indio de confianza que los ocultase se dice que durante el combate en Ventilla murieron
del modo referido, hubiesen tenido el mismo paradero 1000 indios. Otros en Achocalla corrieron la misma
de todos (Valle de Siles, 2017: 216). suerte y se contabilizaron 1500 muertos. Los 2000
que defendían El Alto se disiparon prematuramente.
Es evidente que cuando Túpac Katari comenzó Después de la carnicería, Túpac Katari huyó por los
a perder el control de los territorios en el altiplano altos de Sapahaqui, Molino Quemado y la estancia
frente a los realistas, procedió con mayor crueldad. de Huipaca hasta llegar a Pampajasi (Valle de Siles,
Desobedeciendo los postulados de José Gabriel Con- 2017). Situadas las posibilidades, las declaraciones
dorcanqui de respetar a los esclavos y sumarlos a la indican que el rescate de Ignacia solo se dio a fines de
causa nativa, solo perdonó a algunos, gracias a la in- junio cuando este primer ejército auxiliar arribó a los
tervención de Bartolina. Es en este contexto que surge altos de La Paz.
otra pregunta; mientras Katari se encontraba luchan- En este ínterin, llegaron quinientos cochabam-
do en Sica Sica, ¿con quién se encontraba Ignacia?, binos y doscientos tarateños financiados por el cura
¿es probable que Bartolina Sisa la haya recluido junto de la parroquia de Tarata para reforzar la compañía
a algún otro esclavo capturado?, ¿quizá con Manuel de Ayarza, uniéndose al ejército de Flores. Más tarde,
Bustios? Este último era natural de Tiwanaku, y llegó en el diario de Castañeda se denuncia que, una vez
a la capital como soldado realista reclutado por el ca- arribaron los cochabambinos a La Paz, “aprovechán-
cique de Guaqui. Intentando auxiliar a los españoles dose de la necesidad”, vendieron en excesivo precio
de La Paz, fueron apresados y trasladados a merced los bienes que traían (chalona y harina) arrasando con
de Bartolina Sisa, quien se encontraba al mando. El la gente y haciendas que encontraron a su paso. En
preso estuvo alrededor de una semana con “los demás Santa Teresa, por aquellos días se flameó una bandera
cautivos”, para luego ser perdonado y reubicado (Va- blanca, sinónimo de que la zona había sido pacificada
lle de Siles, 2017: 586-587). y, dirigiendo una carta rotulada al comandante, pun-
Sin más, el diario de Castañeda señala que, des- tuaron que la victoria “se ha sacramentado” (Castañe-
pués del combate con la tropa de Katari y su derrota da en Gutiérrez, 1879: 73-74) ¿Porque hacer flamear
en Sica Sica, este, para huir a las alturas, tuvo que una bandera blanca en una iglesia? ¿Acaso no solo
arrojarse del caballo y abandonarlo “con sus ricos jae- habrían liberado sino comerciado en Santa Teresa?
ces y armas”. Lo cogió un capitán “cochabambino” y Casualmente, allí se encontraba la entonces ama de
lo entregó a José de Reseguín (Castañeda en Gutié- Ignacia, Benedicta Landaeta.
rrez, 1879: 104). ¿Quién era el capitán cochabambi- En otra parte de la declaración del capitán Ma-
no?, ¿cuántos bienes o personas había aparte del fas- tías Lourido Padín, esposo de Benedicta, se dice que
tuoso caballo de Katari?, ¿pudo haber estado Katari Ignacia “en tiempo del cerco de esta ciudad, llegado
con la esclava Ignacia? Si bien la comida y pertrechos el primer auxilio a socorrerla, salió del monasterio de
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MUJERES: Resistencias, culturas, memorias y luchas
Santa Teresa, donde estaba”.51 Sin dar mayores deta- barrancos de Achocalla. Allí, agrega Cañas, “visto por
lles, el relato del comerciante Francisco Arteaga, Juan nuestro comandante que se iba el tiempo y nada se
de Dios Rueda (medio hermano de Ignacia) y Fran- avanza, llamó a los aiquileños y animándolos cuando
cisco Hidalgo Cisneros (tío de Benedicta Landaeta), pudo, tomó la delantera y acometió con furor, a cuyo
ratificando la misma información, relataron que des- tiempo los cochabambinos y demás montados embis-
de entonces no se supo nada más de la muchacha.52 tieron briosos y corrieron los indios” (Valle de Siles,
En la propia declaración de Ignacia, se lee: 2011: 221). Los hechos contrastan con un segmento
de la declaración de Ignacia, quien dijo que “ha este
… ahora seis años y más, con ocasión de la Rebelión de le apresaron los nuestros, estando puesta en Ancolaia
los Indios, estando de entrada a la ciudad de La Paz fui (Achocalla)”. Vale la pena precisar que Túpac Katari no
apresada y entregada a Túpac Katari, y con motivo de que fue capturado. Por el contrario, logró escapar y disper-
a este le apresaron los nuestros, estando puesta en Ancolaia sarse junto al resto de sus tropas (Valle de Siles, 2011:
(Achocalla) por orden suya determine, logrando la oportu- 222). Es posible que la esclava, en su declaración, supu-
nidad que ofrecía la victoria de los nuestros restituirme a so erróneamente que Katari fue capturado en la batalla
la dicha ciudad de la Paz, en cuyo intermedio habiéndome de Achocalla, sin embargo, no fue arrestado sino hasta el
encontrado con Don Josef Mariano García, y dicho me segundo cerco. No obstante, después de la dispersión de
este, que me fuera con él, condescendí a su propuesta, y me los insurgentes, el soldado cochabambino José Mariano
bajo, en cuyo poder he estado estos seis años sirviéndolo a García tomó de manos rebeldes a la esclava Ignacia.
ley de agradecida a su trabajo.53 Entre las observaciones rígidas sobre el tipo de
soldados que llegaron de Cochabamba a La Paz, Va-
¿Habría sido “rescatada” el mismo día? Si fue así, lle de Siles precisa que estos fueron vistos como “un
el 30 de junio se determinó la suerte de la esclava Igna- factor de perturbación”. En los diarios aparecen como
cia, sin haberse restituido a la ciudad de La Paz con su “voluntarios mestizos”, “blanquillos” con “arranques
ama Benedicta, tomó la decisión de trasladarse a Co- de indisciplina”. Fuera de su insolencia, se les acusó de
chabamba junto al soldado realista García. El rescate se “practicar todo tipo de negocios con los paceños re-
produjo después del dramático enfrentamiento entre cién liberados de los dos cercos”. Los cochabambinos
el ejército de Túpac Katari y el ejército realista cocha- dirigidos por Pedro Ramón de Arauco y José de Ayar-
bambino. En palabras de Valle de Siles, el observador za, que tomaron todo como “botín de guerra” (con
Javier de Cañas es el más prolijo en detalles como ma- el aval del corregidor de la antigua provincia de Co-
tices y, en su narrativa, ayuda a imaginar lo que pasó: chabamba, Félix Joseph de Villalobos), no solo fueron
acusados de “deserción” e insubordinación, sino fue-
… se esperaban varios grandes ajetreos en la toma de El ron retirados del ejército auxiliar en agosto de 1781
Alto, se levantó temprano el campo y se repartieron car- por Ignacio Flores (Valle de Siles, 2017: 533-535).
tuchos en buena proporción. A poco de caminar se vio a Sin aparecer en la primera compañía que salió de Co-
gran número de indios en el barranco de Achocalla. Se les chabamba a La Paz, deducimos que García fue quizás
dejó en la retaguardia y se siguió avanzando para enfren- registrado en la segunda o tercera compañía o en las
tar un numeroso ejército en la vanguardia. A su vista echó que salieron apresuradamente y sin oficios nominales
pie a tierra toda la fusilería y formaron un cuadro grande en apoyo de las tropas de Ayarza y luego Reseguín. Si
en ala; se resguardó en el centro todo el tren de campaña no fuera el caso, García debió adjuntarse al ejército no
y se montaron seis cañones. Los de Cochabamba siguie- como soldado, sino tal vez como arriero, ¿proveedor
ron su marcha a la izquierda de la formación (montados, de alimentos u otros bienes?, hipótesis planteada por
según Flores). A la derecha se colocaron los aiquileños y los indicios que tenía como hábil negociante o “cha-
otros de a caballo (Valle de Siles, 2011: 220). lán”54como fue acusado por Padín.
Las milicias que vencieron a las fuerzas de Kata- 2) De La Paz al Valle Alto de Cochabamba
ri estaban conformadas por dos columnas de soldados, El capitán Manuel Hinojosa, escolta del corregimien-
que se enfrentaron contra 6000 rebeldes ocultos en los to en Sacaba, declaró que algunos oficiales y soldados
51 Declaración del capitán Matías Lourido Padín. ANT. Foja 36v. 54 Persona que se dedica a hacer tratos en compras y ventas, en especial
52 Declaración de Francisco Xavier Hidalgo Cisneros. ANT. Foja 38v. de caballerías, y tiene astucia para ello, es decir, tienen la capacidad
53 Declaración de Ignacia Landaeta. ANT. Foja 1. de domar a los caballos.
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de las compañías cochabambinas enviadas a liberar el total en el Valle Alto de 37.616 almas de las que Tarata
cerco en La Paz fueron retiradas de las filas realistas abrigaba a más de un tercio, con 15.826 habitantes.57
por su poca disciplina, siguiendo órdenes de los altos Si bien el dato fue extraído de los documentos del Vi-
mandos militares del Ejército Real. Esta situación los rreinato por Viedma, en su informe sobre la región
condujo a desquitarse y a cobrar revancha tomando precisó 3.971 españoles, 4.156 mestizos y 6.924 indios
bienes de manera por la fuerza y, en otros casos, por forasteros (Viedma en Angelis, 1836: 329). Los negros
medio de los “chalanes”. Estos eran avezados comer- y mulatos de Tarata alcanzaban a 775, en Punata 639,
ciantes que se introdujeron en las tropas (o eran parte Paredón 491 y Arani 488. De acuerdo al informe del
de ellas) y que fueron robando ganado en varias es- intendente colonial, el Valle Alto fue conocido como
tancias y pueblos alto andinos.55 En algunos juicios “partido o subdelegación de Cliza”, limitó al norte con
posteriores, como el de Valeriano Sacarías, vecino de Sacaba y al sur con Potosí, al este con Mizque y al
Mohosa, él afirmó que vendió al capitán Lucas Mu- oeste con Arque, Oropeza y parte de Sacaba. La zona
ñoz en la zona de la Ramada, colindante a la quebrada registró la mayor productividad en la agricultura, la
de Tapacarí, una “mula tordilla flaca” que había com- industria del jabón, la pólvora, los tejidos de algodón y
prado en Oruro y que fue “chaloneada” por manda- la ropa de la tierra (tocuyo).
do al esclavo negro Manuel, pero que pertenecía a un
labrador llamado Juan de Dios. En el caso también 3) “Publica venta” de Ignacia Landaeta (Valle Alto)
está implicado el capitán Ignacio Muñoz, hermano de
Lucas, quien habría mandado a hacer el “chaloneo” de Yo procediendo con la legalidad que me
la mula.56 Si bien esta cuestión nos sirve para develar incumbe, hallo en conciencia
con precisión los pormenores de la rebeldía y abigeo no ser esclava por hallarme en duda de mi
de los altos y bajos rangos del ejército de criollos co- libertad inclinada más a que soy libre:
chabambinos, se trata de una acción perseguida en va- de suerte que, en este supuesto, las leyes
rios juicios tras rebelión. Por lo tanto, valdría la pena siempre favorecen
profundizar la cantidad y calidad de los bienes roba- y deciden a favor de la libertad.
dos como desaparecidos y denunciados por varios ve-
cinos andinos e hispanos, de los que muchos dejaron Ignacia Landaeta
en claro que fueron “neutrales” durante la rebelión de
1781. Es más, el cautiverio de muchos esclavos afro- En un contexto altamente controlado por el mundo
charquinos, como el caso aquí estudiado, no escapa hispánico, siete años después de la gran rebelión de
de esta práctica furtiva. 1781 y sin haber regresado donde su ama Benedicta
Si bien muchos de los juicios quedaron impunes, Landaeta en Chulumani ni menos obtenido su li-
este fenómeno no puede ser comprendido sin consi- bertad, Ignacia se encontraba conviviendo con Josef
derar la hegemonía económica como política local de Mariano García en su pequeña hacienda de Yaca-
los mestizos criollos, en la provincia de Cochabamba, navio situada entre Punata y Tarata. Cansada de la
que amenazaron, desde mucho antes de la rebelión de “sevicia” y otros latrocinios, que después denunció
1781, el poder peninsular. El Valle Alto de Cochabam- del labrador punateño, tomó la decisión de irse de la
ba, que en el pasado colonial se denominó genérica- hacienda luego de haberle molestado una nota col-
mente como el Gran Valle de Cliza, fue un territorio gada en la plaza de Punata de “pública venta” —de
que sumados los pueblos y anexos entre Tarata, Pare- ella— como esclava. Ignacia era consciente de haber
dón, Punata y Arani, superaba poblacionalmente a la llegado a Cochabamba por su propia voluntad y re-
Villa de Oropeza, que tenía 22.305 con 1.600 mulatos cordaba con cierta aflicción el tiempo del “rescate”.
y 175 negros. El censo de 1791 arrojó una población Cuando le preguntaron del porqué se encontraba en
55 El abigeato fue una práctica extendida en diversos partidos de Cocha- Punata, y no en La Paz, precisó que “en cuyo inter-
bamba. Existen innumerables juicios antes y después de la rebelión medio habiéndome encontrado y dicho este que me
en los archivos de Cochabamba. Durante el periodo 1780-1782, fue fuera con él, condescendí a su propuesta” evitando
promovido por los altos mandos militares como forma de pago a la
lealtad y servicio en el ejército por ser una época en la que se justificó 57 Estado que manifiesta el número de almas que compone la Provincia
la toma de bienes por la fuerza como “botín de guerra”. de Cochabamba con separación de las castas y colores. Pueblos de
56 Expediente seguido por el Capitán Don Manuel Hinojosa sobre unas cada Partido y el todo de estos. AGN. Sala IX. 05-08-04. División
mulas que quitaron para la expedición de La Paz. AHMC. EC. Vol. Colonia-Sección Gobierno. Intendencia de Cochabamba. 1787-
181. Año de 1782. Fs. 390-404. 1791. 329. Fs. 1-20.
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regresar con su ama Benedicta, quien seguramente la nacia para tomar la radical decisión de escapar de la
habría dado por muerta.58 hacienda de García y después demandarlo. Observa-
Ignacia, en los años de su estancia en Punata, mos que una vez en la villa, acudió al juzgado de la
había notado los cambios de actitud, como el maltra- parroquia de Punata donde denunció que el labrador
to del plebeyo García. Suponemos que este pretendía quería transferirla sin ninguna justificación. Hecha la
reunir un caudal y entregarlo como dote en alguna denuncia y sin mayores detalles, acusó a García de ya
futura unión. Teniendo a la esclava como un bien haber negociado con personas, quizá terratenientes de
material y en su poder, no titubeó en su intento de los “lados de adentro”, ¿quiénes eran?, ¿dónde vivían?,
venderla. Ignacia, por su parte, seguramente imaginó, ¿alguna hacienda a más distancia del valle de Cliza?,
que “sirviéndolo a ley de agradecida por su trabajo”, ¿el área rural dispersa? Sin mayor indagación, las au-
podría obtener “de rescate” los favores necesarios para toridades judiciales ordenaron la reclusión de Ignacia
conseguir su libertad. No podemos imaginar lo que y pasase a “depósito”. Inmediatamente se inició un
vivió la esclava durante todo el tiempo que pasó con proceso contra García para que este pudiese “justificar
García. Quizá como las muchas mujeres negras vul- tener derecho para dicha venta”. Estando en el de-
neradas en América, por qué no suponer que, desde pósito, Ignacia se quejó de su traslado arbitrario “en
la rebelión hasta después de aplacada, entre Katari y tan duras circunstancias” y sugirió que doña Antonia
el labrador, pudieron haberla utilizado sexualmente. Méndez Caro (vecina de García) se haga cargo de ella,
A lo mejor, pensó que después podía acogerse a la o mínimamente sepa de su condición y pueda apia-
práctica de “sevicia espiritual”, una antigua manera darse ayudándola. Al parecer Ignacia y doña Antonia
en que las mujeres negras conseguían “pagar su liber- habían cultivado cierta amistad durante los años que
tad mediante la perdida de la virginidad materializada eran vecinas. La evidente afinidad entre ambas, hizo
las relaciones sexuales entre amo y esclavo”.59 Pero los que Ignacia insinúe a las autoridades judiciales que
llamados “pecados lujuriosos” difícilmente salían en Antonia pueda comprarla, en un posible escenario de
“público” por el temor a una sanción judicial, o una venta. Desconociendo a García, señaló que él no era
rasgadura en el prestigio social de ambos; demandante su amo “ni podía venderme a persona alguna”.60
y demandado. Por ello se entiende que García redujo Para construir su argumento, Ignacia había bus-
su argumento a un “rescate” y a “haberla tomado de cado asesoramiento de profesores letrados en Punata,
los indios” como botín de guerra. Como veremos más ¿quizá criollos disidentes a las autoridades españolas?,
adelante, fue la premisa que el labrador utilizó duran- ¿miembros de algún movimiento de novatores tardíos
te el proceso para justificar ser propietario con cuasi en el valle de Cliza? Sin saberlo, ella y sus colaborado-
dominio de Ignacia. res se preguntaron si podía ser vendida solo por haber
escapado con García desde La Paz, sin patentizar su
4) Primera parte del juicio: Juzgado parroquial de esclavitud durante el revoltado tiempo de la rebelión
Punata de 1781. Ante las autoridades judiciales, Ignacia in-
No es difícil suponer las actividades cotidianas que Ig- sistió que, para tenerla como esclava, García debió
nacia debió realizar entre Punata y Tarata. En servicio “probar dominio verdadero como requisito necesario
a García, quizá ejerció de vendedora en los mercados para el contrato”. Por ello dijo, “me veo precisada a
itinerantes del valle; costurera en las fábricas de tocu- esfuerzos de mis razones a aclamar a la superioridad
yo de Tarata; por temporadas, quizá de agricultora y de V. M.”. Sugiriendo citar a García, exigió que este
un sinfín de trabajos circunstanciales que seguramen- explicase la “injustificada” venta ante los jueces y estos
te se entremezclaron con su cautiverio. presten atención meritoria a dos cuestiones: la prime-
Sin conocer los conflictos personales y subje- ra relacionada con la “esclavitud y sujeción a la po-
tivos que seguramente surgieron e influyeron en Ig- testad dominica” y la segunda relativa a “dominio y
58 Declaración de Ignacia Landaeta. ANT. Archivo Notarial de Tarata. derecho […] para dicha venta”.61
Foja 1. Ignacia pidió que el juicio fuese público y que la
59 Según parece, entre los pocos litigios presentados por esclavas a fi- verdad fuese registrada mediante juramento ante las
nales del siglo XVIII estudiados en los archivos de Lima, por esta
figura muy raramente las esclavas obtenían su libertad, en algunos sagradas escrituras, dada su condición de evangeliza-
casos solo conseguían ser transferidas a un amo más benévolo. Lo da. En su primer razonamiento, dijo que el derecho
que quedaba, en las demandantes, era el aprendizaje judicial y su
experiencia en el trato con los esclavistas. Véase más en Arrelucea 60 Declaración de Ignacia Landaeta. ANT. Foja 1.
Barrantes, 2018. 61 Declaración de Ignacia Landaeta. ANT. Foja 1v.
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no era “condición precisa para la enajenación de una realistas durante el tiempo de la rebelión en 1781, si-
criatura que sea esclava”, “pues siendo libre reprue- guieron de cerca el proceso y evitaron comprometerse
ba el derecho: el que puedan vender”.62 Desafiando con alguno de los involucrados. Aunque, como sabe-
a García, exigió que este explicitara las razones por mos, Arauco conformó, junto a Ángel Mariano Mos-
las que la tenía en situación de esclavitud, además coso (párroco de Tarata en 1781), la tercera y cuarta
que justificase a qué tipo de esclavitud la sometió. Y compañía de soldados cochabambinos que auxiliaron
si no pudiera hacerlo con la norma —dijo Ignacia— La Paz durante el asedio de Túpac Katari. Parece cla-
“debe ser repelido y yo declarada por libre”. Sobre ro que Arauco, Moscoso y García se conocían, sino
el segundo argumento, afirmó que el requisito más muy bien, por lo menos sabían que eran vecinos y
importante para poder vender a una esclava era que combatieron en el mismo bando durante el tiempo
el amo tuviese un “dominio pleno”. Así mismo, ar- de la rebelión de Túpac Amaru. En este contexto, el
gumentó que, por derecho, “nadie puede transferir domingo 13 de abril de 1788, el alguacil mayor Alar-
dominio sin tenerlo bajo de este legal principio”. Por cón a nombre de Arauco, notificó a García, quien fue
lo que requirió que García acreditase “su acción o por citado a declarar sobre el caso Ignacia, este dijo que
título oneroso de venta o de herencia lucrativo, dona- era una “prófuga”, y en su contra demanda precisó:
ción […] o cualquier de los asignados el derecho”.63
Según Ignacia, había llegado a Cochabamba por su … se ha ido de mi casa en que pretende libertarse de la
propia “voluntad” y por ello, durante todo el proceso, servidumbre y esclavitud a que se halla sujeta por todo
sostuvo no ser esclava de García. En tono enfático, derecho, digo que su justificación despreciando cuanto
sostuvo que “por ninguno de estos le toca tal acción” en el infundadamente se alega se hade servir mandar se
y que no podía venderla por más que tuviese un “frí- restituya a mi casa y esté sujeta a mi cuasi dominio.64
volo alegato”, jurando que era “adquirida por título
de guerra”. Con cierto cuidado, consideró que García Si bien García reconoció que solo tenía un cuasi
“no tenía derecho para semejante venta”. Admitió que dominio sobre Ignacia, afirmó que, mientras no apa-
su ama fue doña Benedicta de Landaeta, con quien reciera su primer amo y que “por [más] juicio conten-
vivió desde su infancia hasta antes de su fuga de La cioso”, no cedía frente al reclamo de propiedad sobre
Paz. Por último, ratificó su posición de no ser esclava Ignacia. Dijo que la esclava no podría separarse de su
del soldado y si quisiera venderla, debía demostrar en “dominio” sin antes una “justificación plena de sevi-
sus argumentos que los elementos de “esclavitud y do- cia”. Esta debía ser verificada por las autoridades para
minio” eran practicados por García. Solicitó al árbitro que así Ignacia pudiese efectivamente demandar “otro
que, si García no demostraba título de posesión o “si amo”. Manifestó, además, estar inconforme de su
hade se huir, darme por libre, sin perjuicio de tercero traslado al depósito real, donde Ignacia tenía contacto
que derecho tenga”. con personas que no eran de su “satisfacción”. García
En el mejor escenario para Ignacia, García ha- cuestionó la demanda de Ignacia en “suponer” que
bría claudicado a la demanda. Contrariamente a esta desde su “rescate” debía “estar en su libertad”. Con
posibilidad, él no aceptó la denuncia y el proceso se énfasis, afirmó que “esta suposición es la más desvia-
dilató. Por eso, el juzgado parroquial designó a la de- da, y opuesta al espíritu de las libertades que tratan
mandante de escasos recursos un abogado defensor. sobre la materia” y, sin dar mayor explicación, poco
Como ya se observó, Ignacia no solo recibió la ayuda después abandonó el juzgado.65 En su declaración, si
de las autoridades locales en Punata, sino que tenía bien parece reconocer la “sevicia” infringida a Ignacia,
la orientación de algunos vecinos como doña Anto- se excusó por “haberla pillado en guerra y rescatado
nia Méndez y personajes anónimos que eran personas de poder de los indios” durante el auxilio a La Paz,
instruidas. razón por la que la esclava era de su propiedad. Sin
Ahora bien, en la antigua parroquia de Punata, embargo, las autoridades sugirieron a García obviar
se encontraban el corregidor y justicia mayor, Pedro las “suposiciones” de Ignacia y argumentar sobre su
Ramón de Arauco, su escribano, José Torrico y el te- “derecho” de “cuasi posesión”. Ante ello, García pi-
niente de alguacil mayor, Juan de Dios Alarcón. Estos dió que, de dispensarla, se debía “dar una prueba
personajes tenían una larga trayectoria como soldados real de su libertad”, así como una prueba “verídica”
62 Declaración de Ignacia Landaeta. ANT. Foja 1v. 64 Declaración de José Mariano García. ANT. Foja 2v.
63 Declaración de Ignacia Landaeta. ANT. Foja 2. 65 Declaración de José Mariano García. ANT. Foja 2-2v.
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argumentada por la esclava. Impotente, cuestionó a rarse como “enmarañadas interpretaciones”, como lo
las autoridades judiciales señalando que, de no existir denunció Ignacia. Sin embargo, parece claro que los
prueba alguna, “sería inferírsele un despojo violento”. recursos teóricos para contrarrestar el juicio se nutrie-
ron de varias vertientes como la legislación castellana
Argumentos a favor de la esclavitud de las Partidas inspiradas en el derecho romano. Co-
¿Cuáles fueron las herramientas jurídicas que utilizó bijándose en estas, García aseguró que los esclavos no
García para su defensa? Al parecer este se nutrió de tenían “capacidad civil”. Bajo esta idea, la calidad de
ciertas leyes clásicas que se remontaban a la época grie- Ignacia no alcanzaba a la de “persona” y solo era equi-
ga y romana cuando el derecho de conquista sobre los valente a la de una cosa o a “lo más a la de un animal”.
pueblos bárbaros aún estaba vigente. Para García, el Intentando argumentar de forma clara la “cua-
derecho que lo amparaba era, como en la Antigüedad, si posesión” de la esclava Ignacia por casi siete años,
no solo poseer los bienes de los vencidos, sino dispo- García indicó que su “propiedad” se justificaba por-
ner de estos, aunque fuesen personas. Esto situaba a que durante la gran rebelión la tomó “en la guerra
la esclava Ignacia Landaeta como un auténtico botín por despojos de los enemigos” y que, entonces, fue
de guerra. Reducida a un objeto de derecho, Ignacia avalado por el último corregidor de Cochabamba, el
solo podía apelar a la manumisión bajo los códigos finado Félix José de Villalobos. Dijo, en 1781, este
castellanos que la protegían, es decir, las ordenanzas le dio un auto “que adjudicó en propiedad a los va-
dominicas. Estas tenían una fuerte influencia del Code sallos como en su tiempo oportuno”. Efectivamente,
Noir francés, que reguló la entonces colonia francesa Villalobos no solo se encargó de “aplacar” la rebelión,
en lo que hoy es Haití, vecina de la colonia hispana sino de “despojar” los bienes de los rebeldes desde el
de Dominicana. Los abogados seguramente tenían co- inicio de su campaña en Cochabamba. Recordemos
nocimiento de las ordenanzas dadas en 1768 por el que Villalobos movilizó, el 26 de febrero de 1781, a
Rey y deducimos que, en el Valle Alto, debieron de ser la población de forma general, organizando una mili-
poco difundidas. Las ordenanzas seguramente se inter- cia realista con vasallos leales. Frente a la rebelión de
pretaron bajo ciertas limitaciones y quizá mal obradas la provincia de Cochabamba, su misión fue de “pro-
a la hora de legislar. Ejerciéndolas grosso modo, dada veimiento, [ordenando] se pasare a cuchillo o se les
la poca rebeldía de los africanos en el Valle Alto, las pasare por las armas a todos los sublevados y que sus
autoridades del valle de Cliza habrían tenido su talón caudales se adjudicasen a los que con lealtad peleaban
de Aquiles en cuanto a la regulación de tales ordenan- por la defensa de su Rey, su Dios y su Patria” (Gutié-
zas. Entre otras obras citadas en el sumario de Ignacia, rrez, 1879: 84-101).66 Así, todos los bienes incautados
aparecen los preceptos planteados por Justiniano en su a los rebeldes estaban destinados a los erarios de la
obra Instituciones y el reglamento de las Partidas ela- Real Hacienda y a los salarios de los combatientes. En
boradas por Alfonso el sabio en el siglo XIII, que aún muchos casos, los saqueos solo beneficiaron de forma
para aquel entonces permanecían vigentes. Sin embar- particular a los propios soldados, quienes no rindie-
go, y es importante aclararlo, en las colonias castella- ron cuentas.
nas de ultramar estas disposiciones eran sancionadas Si observamos la orden de Villalobos, esta po-
desde sus propias interpretaciones locales, es decir, los nía en práctica un añejo principio griego, “reducir a
esclavos de América, por el hecho de encontrarse dis- la esclavitud a los barbaros y tomar sus bienes como
tante de la metrópoli, tuvieron otro tratamiento que botín de guerra”. Premisa que en la antigüedad fue
los hizo mucho más autónomos y a la vez vulnerables; justificada por pensadores como Homero, Heródoto
a diferencia de los territorios franceses, donde el Code o Tucídides, para quienes tales acciones eran justas.
Noir se imponía desde la metrópoli a todas sus colo- En oposición, Polibio y Diodoro las consideraban
nias y regulaba coercitivamente los deseos de libertad contrarias a la tradición y, por ende, injustas e inhu-
de los esclavos (García Gallo, 1980: 1005, 1038). manas. En consecuencia, los filósofos griegos como
Durante el proceso, se observa que el manejo Platón ya habían distinguido dos tipos de guerra:
de los pilares de las ordenanzas dominicas era defi-
66 El mismo documento fue publicado por El Comercio (27/08/1878),
ciente y excluía muchos principios que en las colonias La Paz de Ayacucho. En archivos véase como “Sumaria información
castellanas del Caribe pareciera que si eran de mayor producida de oficio sobre las alteraciones ocurridas el año de 1781,
en todos los partidos de la provincia”. El manuscrito original y com-
efectividad. En los argumentos de García, se perciben pleto está en AGN, Interior, Legajo 13, expediente 7. También con
incongruencias y muchas aseveraciones podrían valo- copia en Sevilla.
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la stasis o guerra entre griegos y la pólemos o guerra jase “que persona alguna influya” y que su protección
contra los bárbaros. En la primera, era impensable la se enmarcase en el “defensor de esta causa” limitando
esclavitud entre los propios griegos, mientras que en así la presencia de Méndez.
la segunda era justa y viable (Bravo, 2001: 753-754).
Pero ¿cómo entender estas acciones en el contexto Argumentos contra la esclavitud
andino? Al parecer fueron permitidas ambas, según La respuesta de Ignacia no se dejó esperar. Su declara-
cada circunstancia. Además, dada la voluble inter- ción del martes 22 de abril versó “sobre la quimérica
pretación, muchas veces enmarañada en las leyes pretensa de Josef Mariano García”, a quien acusó de
coloniales; la justicia pocas veces salía del esquema acecharla para forzarla a volver con él y quien siguió
“juez y parte”, dejando vulnerables y a veces en un tratándola como su esclava. Condenando la actitud
estado aún peor, a quienes apelaban ante autoridades de García, reclamó en primera instancia salir “libre de
parcializadas. prisión” bajo la fianza de la hacienda real (es decir de la
Aunque Ignacia no era un “bien” de los indios tutela de Melchora Rodríguez) y ponerse a resguardo
(“bárbaros”) como ella misma lo justificó, García la de alguien de su confianza. En el razonamiento de Ig-
consideró una “cosa” de su “propiedad” por haberla nacia, García debía pagar una multa “que satisfaga mis
“tomado” entre los “rebeldes” de Achocalla. Y fue más padecimientos en este depósito” y, sin titubear, afirmó:
allá al puntualizar que Ignacia debía “estar a mi domi-
nio” y dar prueba que “no he estado en posesión de su Es cosa que ha comprendido a todos y despachado al
servidumbre”. Si bien las leyes dominicas protegían a más sustraído, ver que este hombre sin más fundamento
los esclavos de los abusos de los amos, en el caso de que el haberme traído voluntariamente a estos lugares
Ignacia, las autoridades parcializadas no intervinieron de los de La Paz, quiera con el pretexto de despojos, es-
de forma inmediata a favor de la esclava. ¿Habrá sido clavizarme y vender sin atender a los juros que trambuca
por desconocimiento de la normativa “dominicana” la libertad A la verdad, cualquiera por torpe y bisoño
o por afinidades y favoritismo al demandado? Si bien que sea, debe saber, que para adquirir dominio de una
ambas variables podrían haber afectado en las decisio- humana criatura, mediante el título de guerra, se nece-
nes, más nos afianzamos al ciego favoritismo hacia el sitan formales parcialidades y bandos de una potencia
labrador García. A pesar de haber sido evidente la “se- contra, costumbre legítima de esclavizar, y que la per-
vicia”, García se extrañó que en el sumario figurase tal sona sea enemiga: pero que García, sin más motivo que
concepto. Haciéndose al desentendido, dijo que “si yo una -sublevación ridícula-, sin formal oposición ni cos-
le hubiese inferido alguna sevicia, no me hubiera atre- tumbre de esclavizar, pretenda sujetarme a su servidum-
vido a reclamarla”. Saliendo con temas tangenciales, bre por solo haberme conducido a su patria, con cien-
no quedó claro su envolvimiento sentimental, menos cia cierta de no sé de los enemigos ni menos habido en
su posición en cuanto a la propiedad de Ignacia. guerra, es más que delirio y ceguedad: en efecto querer
Antonia Méndez y su hija consolaron a Igna- privarme de un don tan inestimable de la naturaleza y
cia y, en el pleno del juicio, escucharon sorprendidas favorecida por las Leyes que es la libertad, querer con el
los “ingenuos” argumentos de García, quien más tar- colorido de despojos, apropiarse cosa que jamás ha sido
de dijo que estas mujeres “influían en la esclava”, en de los Indios; es lo más extraño que pudiera inventar la
particular sobre los últimos “hechos que ejecutaba”. ambición. Me parece que aun en el supuesto de que me
Por “no ser parte ni contra parte”, exigió que se les hubiera rescatado de poder de los Indios (que lo niego)
notificase para que evitaran “tener la más leve acción” no Devia García salir apellidando en mi dominio: Pues
e influencia sobre la esclava, pues sospechaba que Ig- es constante y la experiencia lo demuestra que los cauti-
nacia “por sí sola no [era] capaz de tener arbitrio” y vos rescatados de la opresión que padecen en poder del
demandar “semejante presentación”. El viernes 18 de enemigo, lejos de esclavizarse deben gozar de la libertad
abril, García adujo que solo declararía sobre la esclava que perdieron mediante el cautiverio; y siendo cierto
ad preciso justificare, es decir, a justificación precisa. El que a mí me trajo no en calidad de rescatada, sino libre
corregidor y justicia mayor de Punata, Pedro Ramón según mi voluntad, claro está, que su presencia es imagi-
de Arauco, después de haber recibido la declaración naria y afuera de toda razón: en tales términos, que aun
de García y ayudado por la diligencia de Manuel Fer- por el trabajo de haberme traído, no le tocaba acción
nández, notificó a Melchora Rodríguez, quien en teo- para demandar su salario, así por la depravada intención
ría tenía la tutela temporal de Ignacia, para que no de- que interiormente rebosaba de esclavizarme en su tierra
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como lo tiene manifestado, como (aun en la hipótesis qué se consideró el caso de Ignacia, con la potestad
de ser yo su esclava) porque no me trajo en calidad de de dar parte a la justicia ordinaria de su situación? Al
cautiva, de mancar que por el dilatado servicio de seis a parecer, Ignacia presentó un fenotipo particular, qui-
siete años que le he contribuido, debía en rigor de dere- zás tuvo características de “zambita” como la nombra-
cho hacerle cargo.67 ron más de una vez. Una evidencia podría estar en su
alegato que, objetando el débil argumento de García,
Si bien las palabras de Ignacia expresan su álgida casi desdeñándolo, afirmó:
impotencia, también indican sus firmes convicciones.
Seguramente el recuerdo a sus antiguos y benévolos No con menor desacierto, procede en su segundo acá-
amos la indujeron a fortalecer la idea de ser restituida pite deduciendo del espíritu de las Leyes mi esclavitud,
a La Paz a casa de Benedicta Landaeta, que considera- por motivo de la cuasi posesión en que se halla. Rara
ría como propuesta de última instancia. lastima de hombre que sin entender que sea cuasi pose-
En todo caso, ella exigió que su ama se enterase sión, arrastre semejante empresa, pretendiendo con este
de su compleja situación en Cochabamba y pudiera error sujetarme a su servidumbre insta que yo pruebe
ser llamada a comparecer y así contrarrestar las decla- mi libertad: La cuasi posesión según los DD [derechos]
raciones del labrador. Reprochando a García, Ignacia no es otra que la que se tiene respecto de las cosas espiri-
expresó que “semejante reflexión […] derechos y dis- tuales e incorporales de modo que, si yo atendiera a tan
posiciones solo podían adecuarse en personas brutas, sutil desvío, entendería ser, o ángel, o anima separada
cosas inanimadas y no en criaturas racionales que es- del cuerpo, pues solo de este modo se salvara en mi la
tán exentas de invasiones y hallazgos”. Al finalizar su cuasi posesión de García. Lo cierto es quiso hablar de la
intervención, situó la hipótesis de que el abandono porción en general más como esta puede ser fraudulen-
del amo otorgaba libertad y, adherida a esa idea, con- ta y en mala fe, como la que tienen los ladrones en lo
cluyó que “cuando se olvidan sus amos, gozan por sí robado: por consiguiente, supuesta por mi señora y mi
de la libertad que el tiempo les flanquea como yo al ama Doña Benedictina Landaeta, es de igual naturaleza
presente, sin que García pueda ni deba poseerme”. la que García tiene en mi persona, sin que obste el de
A partir de la declaración de Ignacia, deduci- cantado auto del general Villalobos, así porque este no
mos dos ideas implícitas sobre lo que ella entendía podía adjudicar a otro lo que es ajeno, como ni quitar-
sobre cómo obtener libertad: una vinculada al servicio me la libertad siendo yo libre, pues esto ni el mismo
y otra al olvido. Así el servicio doméstico que pro- católico monarca puede hacerlo. Fuera de que, por ór-
porcionó a García fue considerado, por ella, como un denes del mismo Villalobos, se mandó que los indiecitos
pago por el “rescate” y, si bien no fue de palabra, lo habidos en guerra, se resistiesen a sus padres y si estos sin
concibió implícito a la propia usanza. El olvido clara- embargo de ser de los enemigos y aprendidos en guerra,
mente tenía que ver con una noción legal. Apelando no se esclavizaron, con mayor razón no debo yo padecer
a las Partidas, pensó o fue advertida por sus anónimos semejantes insultos, pues ni soy habida en guerra ni de
asesores que, si nadie la reclamaba, era sobreentendi- los enemigos.68
do el abandono de sus amos y, en consecuencia, su
libertad. A decir, la demanda de libertad recaía en sus El lunes 28 de abril, en el juzgado de Punata,
primeros amos y no en el segundo, y así lo planteó. García dijo sentirse humillado por la nota de Ignacia
Sin embargo, en el caso de Ignacia, las autoridades y contestó reafirmando su derecho de “restitución” y
judiciales también pensaron en la posibilidad de una sospechando que todo parecía un “enjambre de sen-
anulación de venta estipulada en las Leyes de Indias tones voluntariosos”. Dedujo que todo lo planteado
que, en su título 2 del libro 6, mandaba que “ningu- por Ignacia era orientado por alguna “patrona” con
na persona, en guerra, ni fuera de ella pueda tomar, pretensiones “tomadas de capricho”. Respondiendo a
aprehender, ni ocupar, vender, ni cambiar por esclavo la premisa de Ignacia, sobre los bienes tomados como
a ningún indio, ni tenerle por tal, con título de que le “botín de guerra”, refutó diciendo que “para que cual-
hubo en guerra justa, ni por compra, rescate, trueque, quiera adquiera dominio en alguna persona median-
o cambio, ni otro alguno”. ¿Se podría atribuir una in- te ese título [se necesitaban] formales parcialidades
terpretación cruzada entre las ordenanzas dominicas y bando de una potencia a otra, que […] es cuando
y la Recopilación de Indias?, si cabe la relación, ¿por se esclavizan las personas que se pillan en la guerra”.
67 Declaración de Ignacia Landaeta. ANT. Foja 5v. 68 Declaración de Ignacia Landaeta. ANT. Fs. 6-6v.
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Segundo lugar Ensayo
En la respuesta a los argumentos de Ignacia, García ñaron al alegato de García pudieron ser reflejo de su
construyó elucubraciones incautas con desprecio. Re- impotencia y del desconocimiento en el manejo de los
curriendo a adjetivos afirmó que el fundamento en su códigos negros. Sin precisión, dijo que, “en toda la ins-
contra, era una “limitación de su patrona”. tituida del derecho civil y leyes reales”, hallaba que una
Asimismo, señaló que la esclava era “pretensio- esclava “no era persona, sino cosa” y, asentado en este
sa” y realizaba “admiraciones insustanciales” sobre lo dogma, insistía en que correspondía al señor juez, “ac-
que quedaba “desvanecido”, diciendo que todo era ción en veredicto”, de pedir la restitución a la cuasi po-
una “máquina que su insipiencia en el derecho ha for- sesión que en ella tenía. García negó categóricamente la
mado”. Reafirmándose en su posición de propietario, “libertad” de Ignacia por el simple hecho de que no lo-
concluyó que él no pretendía dominio sobre ella por gró justificar la misma. Afirmó que nunca estuvo fuera
suponerla enemiga, sino por los despojos a los “bár- de su dominica potestad y, refiriéndose a las Partidas
baros” (indios) que la tenían como parte de sus bienes como a las Leyes Reales, a su juicio, estas no avalaban
por haber sido esclava. Sin superar los añejos funda- la prescripción de libertad. A su entender, los derechos
mentos griegos, como la discusión de la ética cristia- vigentes sobre propiedad versaban “no solo en los bru-
na, de saber si los esclavos son o no personas, García tos y cosas inanimadas, sino también en las esclavas”,
continuó con su argumento: justificando su cuasi propiedad sobre Ignacia. Pero los
adjetivos de García no solo complicaron el juicio, sino
… asentado el supuesto de que Ignacia, sea persona que evitaron un debate menos agresivo. Llegó a decir
cuando es constante en derecho de que las esclavas no se que sobre las “cosas inanimadas y espirituales” abriga-
tienen por tales, y por eso cae y se cuenta el esclavo por das por el derecho Rebus incorporabilus eran servituas,
bienes del señor, asentado este supuesto como es cierto hereditas, es decir, “cosas que no se pueden tocar” y a
y verdadero, es digna de admiración la deducción que su entender están implícitas en el “entender” y en el
hace negando que haya sido de los Indios, aunque se “animo”. En su alegato adujo que:
halle en su poder, y que por este motivo por más que la
haya sacado de poder de aquellos, nunca podía adqui- El derecho principalmente en el título de Rebus incor-
rir dominio ni ella perder la libertad que la naturaleza porabilus de que obligaciones acciones servitas, heredi-
le hubiese franqueado. Bien se conoce cuan alocada y tas, son cosas que no se pueden tocar, esto es no caen
desconcertada es esta deducción pues se antilogía con su bajo del sentido exterior, de tal suerte ni pueden por el
primer escrito en que confiesa ser esclava de la ya expre- tacto aprehender ni por la vista percibirse si solo por el
sada doña Benedictina asentada esta premisa de haber entendimiento y juicio del ánimo que son las calidades
estado sujeta a la servidumbre que por tal no es persona necesarias para constituir una cosa por incorpórea con
y asentada también de que los indios rebeldes fueron que siendo de esta naturaleza la servidumbre: es cosa lla-
verdaderos enemigos de la corona, y que ella se halló na corresponder la cuasi posesión como que hasta aquí
bajo de la potestad de estos negaren cualquiera jurista ningún jurista ha dudado ni disputado a excepción de
de mediano peso, la necesaria consecuencia que huye de aquellos sopa tintas y forasteros de la república literaria.
que ella fue de los bienes de los indios, y siendo pillada
de poder de estos no se tenga por despojos, pasase ser García parece referirse al Rebus sic stantibus, que
una temeridad negar estas consecuencias y de facto la significa “estando así las cosas”. En el derecho roma-
aserción y deducción contraria son irrisorias y asquero- no, esto tendía a complementarse con el brocardo
sas que ningún sumulista es capaz de inferir. pacta sunt servanda, que quiere decir “los pactos de-
ben cumplirse”. Si bien fue uno de los fundamentos a
En su segundo punto, el labrador sostuvo que la los que se refirió García, al parecer sus conocimientos
“inconsecuente” idea de Ignacia era “reducida a que sobre derecho eran insuficientes. En efecto, como lo
los derechos que me conceden acción para pedir la res- hará notar Ignacia más adelante, eran incompletos,
titución de la esclava a la —cuasi posesión— solo se pues al final de su alegato repitió que se le “restituya la
versan en los brutos y cosas inanimadas, y no en cria- esclava” por él ser su “amo” adicionando su “derecho”
turas racionales”. La cuestión, a juicio de García, no avalado por el auto de Villalobos sobre la “adjudica-
tenía “más principio que una total ignorancia y efecto ción de los despojos adquiridos con la guerra”, que
puro de no a ver [sic] visto ni los primeros elementos dijo haberlo ejercido cuando estaba en La Paz y lo
de la jurisprudencia”. Las explicaciones que acompa- hizo contra los bárbaros “indios rebeldes” de Katari.
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MUJERES: Resistencias, culturas, memorias y luchas
Ignacia respondió el viernes 9 de mayo menosprecian- solidó la idea de que los “hombres libres y siervos son
do las palabras de García, lo acusó de “consentir la personas”. Ignacia puso de relieve que ella no cues-
disputa a puro punto de derecho e […] impulsar […] tionaba la esclavitud, sino las maneras en que esta era
losaría y altivez, efectos de una ignorancia en que des- entendida después de conflictos y contextos como la
barra el director contrario”. Haciendo notar el alegato guerra. Precisó los excesos de García y desmintió que
deficiente de García, dijo que: “las esclavas no son personas”. Un silogismo intere-
sante en su ejercicio retórico le permitió ultimar un
… podía separadamente manifestar lo estúpido e insen- razonamiento reflexivo: “El citado texto enseña que
sato que empero a fin de no molestar la ocupada, y su- las personas o son libres, o siervos: luego yo soy per-
perior atención de V. M. me apartare de empeño tan sona y no cosa, por tanto, incomprensible en la voz
preciso contradiciéndome únicamente a la contestación despojos: así el título de guerra por donde intenta en
individual, donde protesto hacer ver su falsa vanidad, mi dominio queda desvanecido”.
desbaratando sus disparos. Ignacia, ayudada por un sujeto de apellido Mu-
rillo, citó unas máximas del Institutiones juris civilis et
Ignacia observó la “calidad del discurso” de Gar- canonici70 en particular un extracto del titulus XXXIV
cía y lo categorizó como “expresiones altisonantes”, que aborda, en De Tregua & Pace, una sección titulada
para desvanecer su presupuesto contra su título de Discordia principum vim [aut rerumpublicarum supe-
guerra. Posicionó su calidad como “persona” y resaltó riorem non recognoscentium] et arma sibi mutuo infe-
que ella no fue parte de los rebeldes. Por ello, su con- rentium y se complementa con el Ex qua definitione
dición de amo no se justificaba por haberla encontra- patet discrimen belli a rebellione, quae est discordia inter
do entre ellos, y menos siendo esclava. Ignacia afirmó partem et partem civitatis, aut populi, a rixa et duello,
que García no podía hacerse de su propiedad por con- quae sunt discordia inter paucos privato.71 En la inter-
siderarla como “despojo a los rebeldes”. El interesante pretación ante el corregidor y juez de Punata Pedro
debate sobre la esclavitud que Ignacia planteó en el Ramón de Arauco, Ignacia explicó que “para razón
Valle Alto revivió categorías con más de un milenio de guerra, se necesita discordia entre príncipes; y no
de antigüedad que tomaron su matiz en tierras andi- salvándose entre nosotros y los indios tal discordia de
nas. Ignacia recurrió a conceptos antiguos del derecho una potencia a otra: claro está el desvarío de García,
romano. Citó la máxima de Justiniano, en el libro 1, y su director”. Esta analogía podría entenderse como
tomo 3, De jure personarum, Summa itaque divisio de un justificativo que coloca a la esclava al margen de
iure personarum haec est quod omnes homine, aut li- ambos grupos, es decir, al margen de los problemas
beri sunt aut servi, que significa “y así la más amplia entre indios y españoles, planteando el supuesto de
división del derecho de las personas es que todos los que Ignacia no tuvo “discordia entre una parte y la
hombres o son libres o son esclavos”.69 otra”. No teniendo nada que ver en la disputa, ultimó
Ignacia se animó a justificar su calidad como que García no podría haberla salvado. Al final de su
persona, y aún más, como persona libre. Aprovechó la intervención, manifestó tener la conciencia de “no ser
mala orientación jurídica de García y sumó al juicio esclava”. Y adjetivando a García, afirmó a viva voz:
observaciones como la de Leopoldo Hakelmanno del
Iure personarum (1593), donde se afirma que servitus Así manifestados los arqueros vicios de sus fundamen-
est constitutio iuris Gentium & civilis a, qua de servis. tos, solo quedan sus clausulones de afectada retórica, sus
Quis dominio alieno contra naturam subijcitur que, en expresiones pomposas, con las que citando de un orgu-
su traducción, significa que “el servicio está sujeto a llo altanero intenta ridiculizar a mi patrono. De manera
la constitución y la acción civil de las, de los esclavos. que el enjambre de sentones tan continuadamente repe-
¿Quién está en contra de la naturaleza accesible a la
70 Al parecer, citaron las Institutiones juris civilis et canonici. Cum appro-
propiedad extranjera?”. A través de esta frase, se con- bationibus.
71 En su traducción: “Si hay una discordancia de los principies, o repú-
69 Justiniano, en Instituciones, libro I, título 3. El documento, a su vez, blicas no reconocerá un superior, y si la fuerza de los brazos opuestos,
es tomado de la ley 3, título 5, De statu hominum del libro I del di- de uno a otro elemento, entre sí […]. De acuerdo con la cual la
gesto de Gaius. Estudios recientes aclaran que De iure personarum era definición de un levantamiento en la guerra que la distinción es clara,
un dispositivo del derecho romano para la descripción y la ejecución que es una especie de discordia entre la parte y una parte de la ciudad
de la precedencia del pater familias sobre el resto de la sociedad ro- o del pueblo, a partir de las disputas de la carretera, y un combate,
mana: esclavos, libertos, extranjeros, cónyuges e hijos. La traducción por algunas cosas que son de una disputa privada que surgieron por
correcta sería, por tanto, “derecho de los estatus sociales”. el interés”.
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tido, la voz latina sirter que se ve en su primer acápite, y corregidor y justicia mayor, Pedro Ramón de Arauco.
en el segundo el error de decir “saldrá de su desengaño”, ¿Podríamos sospechar que el cambio de abogado fue
en lugar de “saldrá de su engaño”. La de sopa tinta, jun- un intento de tráfico de influencias y prevaricación
to con tanto quasidominio y quasiposesión, me minis- para favorecer a García? Es más, el abogado criollo
tran la especie de que este sea un quasiabogado, sabio Manuel Pardo de Figueroa era hermano de Ambrosio
falso, y erudito torcido: o más claro es un sujeto muy Pardo de Figueroa, un poderoso funcionario real, ad-
digno de que se le de aquel epíteto pomposo que le da el ministrador general de las rentas de tabacos y naipes
eruditísimo Feijoo a Don Salvador Josef Mañer, Belero en la villa, provincia y obispado de Santa Cruz de la
fonte literario, título rimbombante que agrada a aquellos Sierra con sede en la “leal y valerosa” Villa de Orope-
que tienen el alma en los oídos.72 za. Ambos terratenientes y dueños de molinos entre la
Angostura y Tolata. Ambrosio también estaba impli-
Ignacia concluyó instalando en el debate La cado en altercados y juicios de manumisión iniciados
apología contra la censura estampada a inicios del si- por algunos yanaconas en su hacienda de Caraza, ad-
glo XVIII por el padre Feijoó Montenegro.73 El li- quirida años antes a la sublevación general de 1781.
bro cuestionaba la retórica de Salvador José Mañer, Además de ello, está registrado como coronel de caba-
quien se había posicionado contra los novatores, del llería de las milicias de cochabambinos que actuaron
que Feijoó formaba parte. La réplica satisfactoria a la contra los ejércitos rebeldes en la sublevación de 1781
ilustración apologética (1731) fue la respuesta a Fei- (Coaguila, 2017).
jóo, con quien mantuvo por décadas un largo debate. La evidente afinidad y clientelismo entre espa-
Por la mención, habría de existir, en el argumento de ñoles y criollos realistas, puede ser vista como una
Ignacia, una afinidad directa entre sus asesores y el desventaja para Ignacia, sin embargo, por la insisten-
movimiento preilustrado de España, conformado por cia y perseverancia, el proceso continuó. El abogado
pensadores y científicos ibéricos de finales del siglo Pardo de Figueroa, aunque en cierta complicidad con
XVII y comienzos del siglo XVIII, denominado tam- García, dijo conducirse neutral para ambos. Así como
bién “movimiento novator”. el vecino Murillo, citado por Ignacia, es posible que
algunos otros criollos de Punata, que conocían el caso,
En la Real Audiencia del distrito continuaran ayudando a Ignacia y fueran fieles como
Aquel mismo día se trasladó la declaración de Igna- amenazantes observantes. Antonia Méndez Caro,
cia al estudio del doctor Fermín Escudero, abogado mujer anónima y vecina de Punata de aparente origen
de la Real Audiencia del distrito, para que este, como lusitano y posible pariente del abogado de la Villa de
era costumbre en la provincia, defina rápidamente el Oropeza, Miguel Caro de Abasto, se involucró aún
pleito de la esclava Ignacia y su presunto amo, el la- más: escribió una carta urgente al capitán Matías Lou-
brador García. Para dar continuidad al conflicto, se le rido Padín e informó que Ignacia se encontraba en
asignó un honorario al doctor Escudero de tres pesos Punata y que había iniciado un proceso a García, su
por cada parte. Dada la dependencia de Ignacia, es- “captor”; demandando su libertad. En su respuesta,
tos debieron ser pagados por García. Pedro Ramón de Lourido fue enfático al referirse a Ignacia:
Arauco, el miércoles 14 de mayo, observó que Gar-
cía no había realizado el pago y se le informó de una Esta, en tiempo del “sitio” que pusieron los rebeldes a
subrogación del abogado. El licenciado don Manuel esta ciudad, hallándose mi esposa recogida en Santa Te-
Pardo de Figueroa tomó la carta presentada por Igna- resa, y yo en el Cuzco, luego que llegó el auxilio, la re-
cia, asumiendo la responsabilidad de dar continuidad mitió a los altos a que comprase algunos víveres, y como
a los autos y, además, la dirección como asesoría para García, arriero, conducía algunos de venta, la contrajo
la esclava. Sin embargo, no se iba dar curso al proceso para que le sirviese, y no contento de haberse apoderado
hasta la cancelación de los honorarios a Escudero, por de ella, siete años, solicitó su venta, con dolor y fraude
quien tenían que pasar las demandas. Así lo definió el y sobrada malicia, sin el menor temor a Dios. Su ma-
drina de agua y óleo, es mi tía Doña Antonia Cisneros,
72 Declaración de Ignacia Landaeta. Punata, mayo 9 de 1788. ANT.
Foja 9v. viuda, que tengo en mi poder desde que me case con su
73 La obra citada es la Ilustración apologética al primero y segundo tomo sobrina Doña Benedicta, sobre todo, me hallo determi-
del Theatro crítico. Donde se notan de quatrocientos descuidos al autor
nado pasar a Cochabamba, a varios asuntos, y llevare los
del anti teatro; y de los setenta, que éste imputa al autor del teatro crítico,
se rebaxan los sesenta y nueve y medio de Benito Feijóo (1777 [1729]). justificativos que prueben ser la samba de mi casa, y no
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de la de García. Entretanto he de merecer al favor de decibles las necesidades y urgencias que padeces bajo la
V.M. se interese de mi parte con el señor juez de la causa injusticia protesta que hago de estar allí hasta que venga
para que la mantenga en el depósito, que yo satisfaré los dicho, mi amo a tratar con García sobre el asunto de mi
gastos que se causaren; pues recelo, que García la saque esclavitud, o reivindicación de ella.76
con engaños, y la transponga. En potosí tuve noticia de
que estaba en aquí, en poder de un Arriero, y ahora se La estrategia de Ignacia ayudada por Antonia
verifica su nombre y vecindad.74 Méndez parece clara. Esta última, en palabras de la
esclava, tenía auténticas intenciones de comprarla. Ig-
¿Habría sido García efectivamente un arriero?, nacia, además, continuó exigiendo a las autoridades
¿un chalán?, ¿un caloyo?,75 ¿o fue un “genio ambicioso su inmediato retiro del depósito real y su traslado a
en quedarse con lo ajeno”, como lo acusa Padín? Se- la casa de la “supra citada señora doña Antonia Mén-
gún Valle de Siles, los cochabambinos eran “ladrones dez”. El reclamo fue dirigido el sábado 17 de mayo
implacables”, pues el “saqueo de alimentos les era pro- con un escrito dirigido al doctor Fermín Escudero,
ductivo por el comercio que realizaban con La Paz” abogado del distrito, dado el lento accionar de Pardo
(2017: 533-534). Además, eran traficantes de bienes y de Figueroa. Ya en junio, Antonia Méndez, de manera
dineros de las arcas de Oruro a Cochabamba, cuando formal y a nombre de Matías Lourido Padín, presentó
el capitán Ayarza intercedió aquel corregimiento en una carta de auto caución de rato y grado, argumen-
1781. Por ello, Padín pidió al corregidor y justicia, Pe- tando contra García y, en particular, cuestionando los
dro Ramón de Arauco, que evitase cualquier tipo de derechos que reclama de la cuasi posesión y cuasi do-
transacción de venta de la esclava, pues decía que “se minio que supuso tener sobre la esclava. En su alega-
hace preciso primero sacarla de las uñas de García”, to, la vecina firmemente protestó:
solicitando, además, “tratar este negocio a mi llegada”.
En su nota, Padín era consciente que muchos La más poderosa excepción que reconoce el derecho a
esclavos se perdieron en aquel tiempo y explicó que, impedir el progreso de las demanda, es la carencia o
de a poco. los fueron encontrando. Amparándose defecto de acción legal, en tales términos que aunque
en la decisión de Padín, Ignacia añadió estratégica- la parte no la oponga puede el juez oponerla de oficio,
mente que había solicitado a Antonia Méndez que la este defecto por lo mismo que no atina el contrario en
comprase como esclava y para ello pueda contactarse la senda que ha de seguir para este pleito, se demuestra
con sus amos en La Paz excluyendo sencillamente del con evidencia: pues siendo constante que en todos sus
asunto a García: escritos no ha asignado acción legítima que apoye sus
posesiones y cuasi-posesiones: claro está que debe ser
…en la causa con Don Josef García, sobre pretender este repelido de este juzgado. ¿Qué modo de litigar es por
esclavizarme, sin más fundamento que su mero antojo y ventura, en partes con cuasi, y en partes sin él? ¿Qué
el de haberme yo acogido a él en el tiempo que vinieron acción es esta que produce tan contrarios efectos? Sin
a rebelarse insurgentes cuando el sitio de la ciudad de La duda proviene tanta variedad de alguna acción furtiva
Paz sobre cuyo asunto arrojado el litigio en este juzgado, y ambiciosa.77
y se hallan los autos remitidos por la rectitud de V.M. a
parecer de letrado, su temor presupuesto digo: que hago Antonia sospechaba que las autoridades se pres-
presentación de la carta misiva que en respuesta de la taban a algún tipo de represalia contra la demandante,
que escribió mi ama Doña Antonia Méndez (a quien pues al callar, indirectamente apoyaban las intencio-
solicite para que me comprara) en vía mi amo el general nes de García quien alegó que Ignacia debía entre-
Padín, marido de dicha mi señora Doña Benedictina, garse a él mientras no estuviese presente el amo de
para que la plenitud de V. M. se sirva para el mejor con- Ignacia, situación a la que Antonia se opuso diciendo
cepto de dicho asesor, mandar se le remita, y que hasta que “la seguridad de la mulata se encarga a mi volun-
entre tanto, sea yo extraída de este depósito a casa de la tad”. Se animó a plantear un supuesto y se preguntó:
supeditada señora Dona Antonia Méndez, por ser in- “¿a qué atribuirnos el empeño de García de querer ser
74 Declaración del capitán Matías Lourido Padín. Nuestra Señora de
Paz, abril 27 de 1788. ANT. Foja 12v. 76 Declaración de Ignacia Landaeta, Punata, mayo 17 de 1788. ANT.
75 Padín utiliza el término “calayo”. De acuerdo al diccionario español Foja 14.
del siglo XVIII, se trataría de un “mozo que sortea hasta que se incor- 77 Declaración de Antonia Méndez Caro. Punata, 18 de junio de 1788.
pora al servicio militar”. ANT. Foja 18.
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Segundo lugar Ensayo
restituido de la mulata?”. Y respondiendo a su pre- entregarme bajo de las seguridades y condiciones que
gunta, dijo lo siguiente: conceptuare ser necesarias.80
Creo no es otro el fin, que de martirizarla con la cruel- Ante el reconocimiento de García de ser el “po-
dad posible: pues (según ella me dice) se ocupaba en seedor” pero no “propietario”, el corregidor y justicia
sobarla, atándola a unos árboles, hasta el extremo que Pedro Ramón de Arauco, temeroso de cometer un
por eso se vio obligada a ocurrir a V. M. por el reme- desliz, invalidó el anuncio de venta. El mismo que
dio: y más cuando se conceptúa que en despique de que habría sido publicado en el pueblo, meses antes, con
se hubiese apartado de su servicio, la atormente, o que el siguiente tenor: “Se vende esta negra Ignacia Ma-
trasladándola a otro lugar la venda.78 ría, criolla de edad de diez y ocho años en cantidad
de cuatrocientos pesos y al que la quisiere comprar le
¿Acaso la afirmación de “sobarla […] hasta el ex- otorgaré la escritura ante el señor subdelegado de este
tremo” no escondía otros padecimientos?, si la amarra- partido de Punata, [viernes], marzo 28 de 1788 años.
ba a los árboles contra su voluntad, ¿acaso no podemos Manuel García”.81
pensar en posibles vejaciones y estupros? Sin mayores Para el mayor disgusto de García, el 30 de ju-
detalles, Antonia ratificó y exigió a Pedro Ramón de nio de 1788, el capitán Antonio Zapata, por orden de
Arauco que se le conceda el resguardo de la esclava y Arauco, se dirigió a la pequeña hacienda de García en
garantice su seguridad. Se nota en las palabras de la ve- Yacanavio y le entregó el fallo sin que fuera aceptada
cina una desconfianza intestinal que podría deberse a su solicitud de venta. Ante sus frustradas intenciones,
diferencias locales no precisadas. Además, el contexto García lanzó un ataque frontal contra Antonia Mén-
era favorable para García, quien sirvió como soldado dez y Matías Lourido Padín. A la mujer atribuyó que
en la compañía real de cochabambinos al mando de le movía la “envidia” de no tener esclava negra. Y si
Arauco en el tiempo de la rebelión. ¿Por la confian- había cuestionado la cuasi posesión era porque desco-
za, tendría la intención de beneficiarlo? Así, Antonia nocía al “orador Acebedo”, quien, en su interpretación
dedujo afinidad y amistad entre ambos, situación de la ley 8, título 9, libro 3 del citado Iure personarum,
que podía perjudicarla y favorecer a García y hacerle defendúa que nam quotiescumque originales status rei
la entrega de la esclava. Por ello, ultimó diciendo “así repugnat quase posetione, tune quase posetio, non liberat
se hade servir V. M. mandar corra la asesoría sobre el aborrere probandi.82 García interpretó la frase como
punto de si la mulata deba estar en mi poder, o en el una decisión “de hecho” hacia los esclavos sin derecho
de García”. Este, una vez enterado del tenor de la carta a cuestionamientos y menos incomodar a los tribuna-
enviada desde La Paz, por intermedio del licenciado les con semejantes superficialidades.
Manuel Pardo de Figueroa reiteradamente solicitó a Su ataque continuó y situó a la carta de Matías
Escudero que le restituya en su posesión de Ignacia, Lourido Padín como «simple y sospechosa», dudando
pues quedaba “suficientemente acreditada la justifi- de su propia existencia in reciom natura, “con presun-
cación de ser esclava”.79 Y pretendió negociar con el ciones de falsedad”. Sin validarlo dijo que fue para
primer amo sugiriendo al juzgado que: “insistir y defender el juicio sacando no sé qué rinco-
nes del derecho de que pueda prestar voz y caución”.
…se me entregue hasta la llegada de su amo con quien Vilipendió al que la escribió, deduciendo ser algún
deberé seguir sobre el derecho y dominio que haya ad- vecino pariente o contraparte de los que “ayudaban”
quirido en ella pues no se duda que yo me hallo con la en Punata. Ratificó prepotentemente que Ignacia era
obligación de responder a cualquier cargo que se me hi- de su propiedad dado el auto legal de “adjudicación”
ciere por su primer dueño, y por eso me queda la acción de bienes “por despojos todo lo que de poder de los
de tenerla en mi poder y asegurarla bajo de la protesta de indios se sacase” y avalado por el entonces corregidor,
no maltratarla en estos términos y de cesar ya toda duda Félix José de Villalobos, en el contexto de la rebelión
de hecho y de derecho es cosa llana el que la justificación de 1781, auto del que no se desprendió. Para rematar,
de V. M. sin necesidad de consulta se debe llanamente
80 Declaración de José Mariano García. Punata 23 de mayo de 1788.
ANT. Fs.15v-16.
78 Declaración de Antonia Méndez Caro. Punata, 18 de junio de 1788. 81 Declaración de José Mariano García. Punata 23 de mayo de 1788.
ANT. Foja 18v. ANT. Foja 17.
79 Declaración de José Mariano García. Punata 23 de mayo de 1788. 82 En castellano, “para cada estado original es incompatible, entonces
ANT. Foja 15. quase posetio no abarrera prueba libre”.
85
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citó un artículo de un libro no precisado que plan- habrían experimentado una demanda tan valiente y
teaba que el esclavo solo podía declararse por libre si singular como la de Ignacia. El teniente de alguacil
se cumplía: mayor, Juan de Dios de Alarcón, reinició el proceso el
jueves 7 de agosto de 1788 notificando a ambas partes
… con prueba con una determinación del l[ibro] 1, para que se presenten ante Frontanilla. Pero ¿quién
título 22, parte 2 de que para que un esclavo se repuse era Julián Frontanilla? Como parte de las elites del
por libre debe tenerse por de tal calidad en caso de espacio colonial andino, Julián era hermano de Joseph
que hubiese estado tenido por libre el espacio de diez Frontanilla, otro potentado terrateniente dueño de la
años y en buena fe y de lo contrario no le aprovecha; y hacienda y Molinos de Sicaya, ubicada entre el ca-
que faltando la justificación de estas calidades se tenga mino Arque-Capinota. Se trataba de un “nombre de
por esclavo.83 mucho comercio” (Escobari, 2012: 161-162) sirvien-
do su hacienda como proveedora de granos al ejército
Interpretando a su modo, García insistió que el realista durante la gran rebelión de 1781.
siervo si no fundamenta la prueba de libertad, debe El abogado, en presencia de los dos, hizo una
“ser restituido a la servidumbre, bajo de la protesta”. Y breve síntesis del conflicto y recalcó que a él se remi-
que el amo, en “caución”, se compromete a no maltra- tió el proceso para «prestar dictamen de justicia en
tar. Tomó el ejemplo de Ignacia, a quien situó como consideración a lo deducido y sobrado examen». Re-
mala demandante y explicó: calcando que su intervención sería imparcial y que su
dictamen se basaría en los hechos.
… ha demandado exponiendo ser libre, y lejos de probar
[h]a hecho constar ser esclava; y yo he deducido el juicio Diré que aunque la esclavitud por título de guerra solo
posesorio: parece que es cosa llana, que no habiendo jus- se permita cuando se traba o consienta con enemigos,
tificado su libertad en la forma que prescribe el derecho de nuestra santa fe católica, y esto observarse poco entre
según este, debo ser restituido inmediatamente bajo de nosotros por la piedad cristiana, a menor de que concu-
la fianza pretendida, y en el entretanto de que parezca su rran muy justas causas que el superior las deba discernir;
amo, y esperando el que así se efectúe.84 no obstante de que haiga mucha distinción de la guerra
a lo que es sublevación, que no puede dar ni prestar el
Sin que ninguna de las partes cediese, el caso más leve título, y que por lo mismo la contenida escla-
se dilató. El asesor de García, Manuel Pardo de Fi- va nunca pudo ser propia de los indios rebeldes, y más
gueroa, se retiró del compromiso y delegó el caso al siendo cosa no de poca entidad, aun considerándose
juzgado real en el partido de Cliza. Allí se nombró al justo el auto del general Villalobos por corregidor de
licenciado Julián Frontanilla, otro abogado de la Real estas provincias que por las circunstancias del tiempo
Audiencia de distrito, a quien se le ratificó el mismo como anexas a su ministerio podía expedir providen-
honorario de seis pesos que debían contribuir ambas cias circúndales en lo gubernativo; con todo como de la
partes. Pero, ¿qué causas obligaron a subrogar a Fer- parte de gracia haiga [sic] alguna probabilidad así por la
mín Escudero?, ¿la renuncia por parte del abogado posesión de siete años que la ha obtenido en calidad de
Pardo de Figueroa no podría ser clasificada como pre- esclava, y rescatándola del poder de los indios salvando
determinada? Las razones internas, claramente, aloja- su vida; necesita inquirirse sobre este capítulo por medio
ban contradicciones y nadie quería asumir la respon- de todas las solemnidades de derecho de demandas, res-
sabilidad de dar un veredicto a favor de una esclava puestas, alegatos, pruebas, replicas, y duplicas por la vía
que había luchado coherente y firmemente desde el ordinaria con audiencia de Don Matías Padin o de su
inicio del proceso por su tan aclamada libertad. apoderado bien instituido, y en defecto con el real fisco
por vienes bacantes, por lo que en esta parte contempla
Julián Frontanilla y el desdén del juicio el abogado no estar el expediente expedito con todos
Sin dudas, la esclava colocó en verdadero jaque a las los materiales necesarios para resolver en su mérito en
autoridades criollas y españolas, que muy raramente cuanto a la propiedad.85
86
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Segundo lugar Ensayo
Con relación a la solicitud de tuición propug- esclava retorne a su hacienda provisionalmente mien-
nada por Antonia Méndez Caro, aclaró que mientras tras no aparezcan los primeros amos, es decir, Matías
Padín no se presentase jurídica y legalmente con los Padín y Benedicta Landaeta. Pero, ¿es posible deducir
documentos de propiedad, título o dominio, no po- que las diferencias entre Antonia y José Mariano se
día existir un reconocimiento legal y legítimo de la remontaban a un tiempo anterior al advenimiento de
esclava y, por tanto, esta se mantendría en manos del la esclava Ignacia? Después de algunos días se supo
“depósito real”: de la gradual recuperación de Antonia que no llegó
a sanar sino hasta mediados del mes de septiembre.
Doña Antonia se tiene de mejor condición por la razón Retomó la demanda sugiriendo que, de no llegar de
que le asiste de tua non inter est, y que con respecto a ella La Paz los amos de Ignacia, se debía “dar noticia a los
la posee libre correspondiéndole por el mismo caso el ministros de Real hacienda para que se apersonen por
interdito uti posidetis que según opinión de AA [autori- la del Real Fisco sobre el derecho a las esclavas por bie-
dades] también compete al desnudo proveedor o deten- nes vacantes”87 y, además, se resguarde a Ignacia en un
tador contra el que nada tiene; en estos términos siente “depósito” imparcial como persona extraña, mientras
el letrado a que el señor juez de la causa siendo servido se dé respuesta a la contrademanda interpuesta. Ante
podrá mandar que la contenida esclava se retenga en Frontanilla, negó rotundamente la potestad de Gar-
poder de García por modo de depósito que lo otorgue cía sobre la esclavitud de Ignacia. Antonia Méndez se
en forma prestando igualmente caución juratoria de no adhirió, “con caución de rato y grato”, afirmando que
molestarla en lo mínimo, proviniendo de que a la menor no precisaba de fe mientras la carta fuera reconocida
insinuación de querella se removerá en otra persona de judicialmente por su autor y el juez de partido; sien-
seguridad, y abono que su justificación determinase; Y do válida hasta cuando este “se apersone con docu-
que entre tanto se libre despacho de situación, y empla- mento de título o causa de dominio”. Consideró un
zamiento a don Matías Padín y su mujer doña Benedic- “procedimiento ligero” ceder a la mulata a García sin
ta Landaeta in serto en carta de justicia acompañando considerar la “caución” y reconocimiento que había
este dictamen, y su conformación con apercibimiento dado su amo Matías Padín. Así, las observaciones de
de que no compareciendo dentro del término de la Real Antonia frente al abogado Frontanilla fueron riguro-
ordenanza de la ciudad de La Paz o donde estuvieren sas y corajosas:
por si o por apoderado bien instruido declarándose por
no partes se dará noticia a los ministros de Real Hacien- … para proceder a ulteriores determinaciones a cotejar
da para que se apersonen por la del Real fisco sobre el únicamente que este comparezca con sus documentos
derecho a la esclava por bienes vacantes; costeándose por justificativos de la esclavitud de la mulata, a dar por fir-
ahora los derechos del despacho y su conducción por el me y valido todo lo actuado; y no que al mismo paso
mencionado García a lo que podrá competerlo el señor que declara el ningún derecho de García procede a en-
juez. Así es su parecer salvo meliori.86 tregarle a la Mulata, exponiendo a esta miserable parezca
en manos de su enemigo que así se debe contemplar, así
El martes 9 de septiembre de 1788, el juez sub- porque esta lo desamparo contra su gusto, como por-
delegado interino del partido de Cliza, el maestre de que Padín lo ha insultado amargamente tratándolo de
campo Manuel Villarroel, aceptando en conformidad ladrón plagiario, y por tanto acreedor a la pena afrentosa
todas las observaciones de Frontanilla, cumplió con de horca, según acredita la carta que le tiene escrita, al
la recepción. Y en lo que le tocó, mandó a notificar a señor subdelegado don Pedro Ramon de Arauco, que al
Antonia Méndez, Mariano García y la esclava Igna- presente pasa en poder su esposa la que por convenir al
cia en el pueblo de San Juan de Punata. Después de derecho del pre dicho Padín suplico que V. M. la pida y
recibir la notificación del conflicto, Antonia Méndez tenga por presentada.88
presentó serios problemas de salud. Se supo que esta
tuvo constantes dolores en el pecho y asfixia, cuya Por todo lo declarado, la mujer interpretó que
causa fue quizás el diálogo hostil con García. Él, reci- García presentó un “descaminado parecer” y era nece-
biendo cierta preferencia por parte de las autoridades
judiciales, había conseguido una orden para que la 87 Declaración de Antonia Méndez Caro. Punata, septiembre 16 de
1788. ANT. Foja 27.
86 Declaración de Julián Frontanilla. Cochabamba, septiembre 5 de 88 Declaración de Antonia Méndez Caro. Punata, septiembre 16 de
1788. ANT. Foja 24v. 1788. ANT. Foja 26.
87
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sario “se dé noticia a los ministros de Real Hacienda pleitea la libertad, y niega la servidumbre, y no da la
para que la tomen [a Ignacia] por bienes vacantes”. prueba, deba ser restituida al señor disputado, bajo de la
De esta manera, evitaría atropellos y la continuidad fianza de no ser maltratada, cuyas terminantes palabras
de supuestos abusos que podría sufrir en manos de se han puesto en mui antecedentes escritos.92
García. La vecina preguntó en tono prudente a Fron-
tanilla: “Por ventura ignorada este hombre, de que, en Para García, Antonia Méndez presentaba una
casos dudosos de la condición de una persona, ¿dis- “suposición falsa” que sencillamente auxiliaba a que
pone el derecho que se juzgue a favor de la libertad? el asesor pronunciase un dictamen a favor de García.
[…], ¿habrá descaro en hombre alguno que sin más Sin considerar la posibilidad de una victoria pírrica,
prueba que una simple confesión pretenda esclavizar el hombre indirectamente preguntó, insinuando a
a una persona a quien la naturaleza la supone libre?”.89 su vecina Antonia, “¿y quién le habría asegurado tan
Sugiriendo interpretar nuevamente los argumentos erradamente, que una carta simple con sospecha de
de García, observó el silencio del abogado Frontani- falsa y ficta surta el mismo efecto que el poder jurí-
lla y aumentando su tono dijo: “Según eso nadie está dico cuando no es reconocida?”. Para consolidar su
exento de ser esclavo del licenciado Frontanilla, si por posición sentenció además que:
casualidad confiesa estar bajo su dominica potestad”.
García, a su turno y cotejando las palabras de Anto- Verdaderamente que este es un parto abortivo y en reali-
nia, respondió de manera irónica: dad una blasfemia jurídica: de todo lo que se deduce no
haber por ningún capitulo nulidad de sentencia y antes
Digo que su justificación menospreciando cuanto […] el que esta se debe de ejecutar prontamente desprecian-
se alega se hade servir declarar no haber lugar por de- do las frívolas razones contrarias que por irrisorias y as-
recho a la nulidad internada de la sentencia y dando querosas se remiten al silencio y se omiten contestar: en
esta por firme, subsistente y vestida del recomendable estos términos se hade servir mandar como se pide en el
derecho de estar pasada en autoridad de cosa juzgada exordio de este.93
mandar se efectúe en los términos que se previene, y en
su consecuencia condenar a la contraria en las cortas con El abogado dejó que los implicados plantea-
dictamen de asesor letrado, pues que así es de justicia.90 sen su perspectiva sin interceder. García parecía ser
favorecido con el silencio y la consolidación del re-
Las coletillas de García, más que cuestionar, greso público de la esclava Ignacia a su casa de ha-
ridiculizaban los argumentos de Antonia Méndez, a cienda. Antonia Méndez, durante su intervención,
quien atribuyó tener el “más despropósito que se ha apeló diciendo que “la entrega de la mulata a García
incogitado”. En su afán de consolidar la pose y escla- se suspend[iese]”. Durante su réplica, indicó que la
vitud de Ignacia, dijo que “es bien sabido que las nuli- “satisfacción [es] propia de necios”. Quizás después,
dades de sentencias se fundan o en defecto de citación, Antonia habría girado la cabeza y observando fija-
falsedad de instrumento, juez cosechado o defecto de mente a García, sin aguantar la ira frente a Frontanilla
sustanciación, o más claro, cuando falta el orden del y el resto de la audiencia, apelando a la sinceridad,
juicio que todos los autores clásicos, y prácticos traen, con audaz postura habría de sentenciar:
con la distinción de substancial, accidental, como es
el primero el que pide la citación de las partes”.91 Y Sin embargo le daré el desengaño dándole en rostro con
justificando su condición de esclavista, continuó: lo mismo que echa menos, que es estar mi escrito: Sin
forma, ni estilo introducido por la practica cuyo méto-
cualquier jurista de mediano peso conocerá que es un do es reducido a transcribir la cláusula de que admita
absurdo y efecto de la malicia, el quererle adaptar nuli- repudiar la sentencia en tal parte o en toda brava igno-
dad a una sentencia tan justa, y fundada en las leyes tan rancia, y ceguera de hombre que la nulidad que pide
claras, y terminantes que son el que cuando una esclava de la sentencia, salvando la citación y emplazamiento
a Padin, no sea admitir la sentencia en una parte repu-
89 Declaración de Antonia Méndez Caro. Punata, septiembre 16 de
1788. ANT. Foja 26v.
90 Declaración de Antonia Méndez Caro. Punata, septiembre 16 de 92 Declaración de José Mariano García. Punata. septiembre 27 de 1788.
1788. ANT. Foja 26v. ANT. Foja 28v.
91 Declaración de José Mariano García. Punata, septiembre 27 de 1788. 93 Declaración de José Mariano García. Punata, septiembre 27 de 1788.
ANT. Foja 28. ANT. Foja 29.
88
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Segundo lugar Ensayo
diando las demás, o más claro fallo admití la sentencia La ley que en tono magistral usa de que cuando una
cuanto a la citación sola, anulando lo demás por los esclava pleitea la libertad, y niega la servidumbre, y no
siguientes fundamentos.94 da la prueba, deba ser restituida al señor disputado,
bajo de la fianza de no ser maltratada, en una ley nueva
Los fundamentos a los que aludió cuestionaban ideada por el director contrario en sus entusiasmos, o
directamente las declaraciones de García y el silencio raptos de su furor: para que no me persuada que con-
de Frontanilla, que, en la interpretación de Antonia, tra la regla heganti nula est proptio, hacia la ley que la
se basaban en lo “supuesto como cierto”. Al denun- obligue a la mulata a la prueba de que no es esclava,
ciar la asesoría del abogado “defensor”, dijo que “la principalmente si esta cualidad se afirma de contraria
canción de vato y grato se puede prestar para cual- me lo ha hecho García.96
quiera”. Con todo, frente a las autoridades parcializa-
das, concluyó que “para que el licenciado estampase A su vez, García expresó que una solución tem-
su dictamen debía primero evacuar este que paso de prana al caso se desvió de su cauce por la intervención
la citación”. Al final de su intervención, a lo mejor de terceros y que ni la forma “legal y directa” había
emotiva y silenciando al auditorio, afirmó: ayudado y sugería llamar a Padín para que junto a
este se pueda dar la “sentencia definitiva”, pues solo
Atento lo dicho, bien se conoce que lo único que debía su presencia ayudaría en la resolución del juicio. Tam-
prevenir el asesor era 1ue para estampar su dictamen se bién cuestionó el rol de Antonia, argumentando que
citase primero a Padín; pero lejos de ello, en un proce- ella “no era parte” y dijo que ella no podría apelar por
so, cuya validez estaba suspensa, se precipitó a dar un la nulidad de la sentencia “ni dar otro paso […] en el
dictamen viciado, y con los más abultados errores: pues juicio”. Por todo, según García: “A este tenor han sido
al paso que declara con acierto no tener García derecho las demás excepciones del contrario y en cada acápite
de propiedad en la mulata por ser inútil el fundamento crecen al tamaño de su desvergüenza vinculada con
de guerra, previene que por modo de depósito se le en- una crasa ignorancia, y lo más notable que viene no-
tregue; cuando para lo contrario había yo alegado a los tando de que no hay Leyes Reales que hablen sobre el
maltratamientos y pérdida de la vida que le amenaza- caso”.97 Quizá su última afirmación era bastante evi-
ban. Después de esto el decir que la caución no merece dente y, si se quiere, válida para el resto del Valle Alto,
fe mientras se reconozca judicialmente por Padín […]. donde las autoridades judiciales tenían poco dominio
¿Cómo quería este hombre que se verificase el reconoci- sobre las leyes que regulaban la esclavitud de los afro-
miento todas veces que Padín se hallaba lejos en el lugar descendientes.
de La Paz? Corona este tropel de disparates de que la Si observamos los ensayos de Lucena Salmoral
mulata no siendo esclava de Padín, sea respecto del real (1996), se ha constatado que en las colonias castella-
fisco, y que los ministros de real hacienda la tomen por nas de Centroamérica y el Caribe particularmente, las
bienes vacantes; cuando el más entelado no ignora que autoridades tuvieron dificultades en poner en práctica
no purificándose la esclavitud de una persona, que de la reglamentación sobre los esclavos, ya sea por la pro-
esta libre por razón de que, por razón de nacimiento na- pia resistencia de los esclavistas o porque desconocían
tural, nacemos libres.95 la difusa normativa que regulaba la misma. En todo
caso, las leyes en los dominios castellanos estuvieron
Reiterando la denuncia sobre la mala asesoría, poco difundidas a diferencia de las colonias francesas
Antonia remarcó que la libertad de Ignacia era in- e inglesas donde eran rigurosamente coaccionados.
nata, premisa que cuestionó el dominio que inten- En el mundo hispano/andino, los traficantes esclavis-
taba García desde el inicio del proceso, y reiteró de tas encontraron pocas restricciones, más aún, estaban
no conformarse con lo determinado y el silencio de ligados a las propias instituciones que avalaban un po-
las autoridades judiciales. Antonia, tal vez con suma der omnímodo y autocrático a favor de los usufruc-
frustración, un poco de dolor y con la mano en el tuarios del trabajo forzado.
pecho ultimó: Por todo, era de esperar que las autoridades ju-
diciales se parcializaran a favor de García. Sin embar-
94 Declaración de José Mariano García. Punata, septiembre 27 de 1788.
ANT. Foja 29. 96 Declaración de Antonia Méndez Caro. Punata, octubre 16 de 1788.
95 Declaración de Antonia Méndez Caro. Punata, octubre 16 de 1788. ANT. Foja 30v.
ANT. Foja 30v. 97 Declaración de José Mariano García. ANT. Foja 32v.
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go, gracias a la rígida posición de Antonia, Ignacia Antonia Méndez en contra de José Mariano García.
fue trasladada a la casa de doña Cristobalina Guzmán, Ignacia Landaeta fue “depositada” en el resguardo real
otra vecina que ayudaba con el “depósito de bienes hasta la sentencia definitiva que se reiniciaría una vez
reales” en Punata. Las órdenes del juez y abogado de la que estuviesen presentes Benedicta Landaeta y Matías
causa, para evitar comprometerse con García, habían Padín, pues tenían que justificar su condición de amos
considerado el “artículo de nulidad” demandado por apoyados por testigos encauzando el dictamen final.
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Segundo lugar Ensayo
Bibliografía
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TERCER LUGAR ENSAYO
1 Se quiso iniciar con esta frase que se vocifera en las marchas feministas, para evocar el espíritu y la fuerza de las mujeres que acompañan y cuidan.
2 Este ensayo también pretende ser una contra narrativa al discurso en el que sitúan a las mujeres como enemigas de otras mujeres, cuando han sido las
redes de sororidad quienes han dado paso a la búsqueda de justicia. El desarrollo de este escrito lo demostrará.
3 Miller y Swift propusieron la construcción de la her-story como contradicción al his-story, que habría invisibilizando a las diversidades de mujeres en
la historia oficial. Es por eso que ellas proponen reconstruir los relatos con enfoque de investigación feminista (Campos, 2012).
* Dyann Sotéz Gómez (Potosí, 1989). Feminista y activista. Socióloga por la Universidad Mayor de San Simón. Magister becaria en Investigación en
Ciencias Sociales con mención Género y Desarrollo por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (sede Ecuador). Investigadora en historia
de las mujeres, género, salud sexual y reproductiva de los siglos XIX y XX.
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Tercer lugar Ensayo
Audre Lorde
Introducción
Repensar las redes de apoyo que se fueron tejiendo y categorías conceptuales las que nos apoyarán en el
sosteniendo a lo largo de la historia permite acercar- desarrollo de este trabajo. Es importante mencionar
nos a la comprensión de las articulaciones femeninas que, si bien este es nuestro marco conceptual, en el
como una forma de respuesta a las violencias que se desarrollo se recurrirá a otras categorías analíticas, y a
fueron ejerciendo sobre ellas. autoras y autores para poder entender la complejidad
Las redes de apoyo, solidaridad y sororidad han del tema. Además, se tomará bibliografía complemen-
sido fundamentales para la búsqueda de justicia, para taria para la construcción y contextualización de la
combatir al sistema patriarcal en distintas tempo- problemática, es decir, para situar a las mujeres en su
ralidades, para dar respuesta a la necesidad de con- diversidad cultural, racial, económica.
trarrestar la violencia. De este modo, la sororidad se Desde finales del siglo XX, las investigaciones
convirtió en una de las herramientas que permiten históricas han abordado como objeto de estudio
transgredir el patriarcado. a las mujeres, realizando una revisión de su papel
En ese sentido, este ensayo es un acercamiento como actoras sociales y de su capacidad de agencia
a la construcción de redes de sororidad que se fueron en microhistorias. Es a partir de esa perspectiva que
construyendo en la historia. Han sido, los casos de el presente trabajo busca exponer y revelar las redes
violencia hacia las mujeres, los hechos que han moti- que se han ido tejiendo con el pasar de los siglos
vado históricamente a las mujeres a juntarse, ser cóm- y la articulación de sororidades en el inicio de la
plices y acompañar a víctimas o familias de las vícti- vida republicana de Bolivia y, específicamente, en
mas. De modo que la construcción de sororidades se Cochabamba. Por mucho tiempo se ha visto a las
convertirá en la columna vertebral de este ensayo y la mujeres indígenas y mestizas como agentes pasivos
pregunta principal será la siguiente: ¿cómo se han ido de la historia, empero, queremos romper con la idea
tejiendo sororidades en la búsqueda de justicia por tradicional que existe sobre ellas, pues los relatos re-
parte de las mujeres en el siglo XIX? tratados son suyos.
Para responder esta interrogante, se pretende Es por eso que la metodología de genealogía
abordar a autoras como Joan Scott (2008 [1986]), histórica fue una guía para la organización de la in-
quien nos permitirá entender el género como cate- formación que será desarrollada, con el objetivo de
goría de análisis histórico, Luis Bustamante Otero indagar las relaciones que hubo entre mujeres del siglo
(2018), que nos ayudará a comprender el patriarcado XIX y así desmontar el discurso que se reproduce en
en relación a la normativa de la época y, finalmen- lo cotidiano, según el cual “una mujer es enemiga de
te, Marcela Lagarde (2006), la sororidad. Son estas otra mujer”, pues es necesario:
95
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MUJERES: Resistencias, culturas, memorias y luchas
… percibir la singularidad de los sucesos, fuera de toda para comprender la genealogía de la organización
finalidad monótona; encontrarlos allí donde menos se que, si bien se fue fortaleciendo en el siglo XX,5 viene
espera y en aquello que pasa desapercibido por carecer de una larga data de resistencias frente a un sistema
de historia los sentimientos, el amor, la conciencia, los androcéntrico, patriarcal, de razas y de clases. En ese
instintos; captar su entorno, pero en absoluto trazar la sentido, entendernos la categoría de mujeres como
curva lenta de una evolución, sino reencontrar las dife- una matriz polisémica que se opone y transgrede las
rentes escenas en las que han jugado diferentes papeles; brechas de género que se le presentan en la cotidiani-
definir incluso el punto de su ausencia a, el momento en dad, es decir, que cuestiona la categoría mujer como
el que no ha tenido lugar. un ser inmutable, uniforme y descontextualizado.
Entonces, este texto busca demostrar la existen-
La genealogía exige, por tanto, un saber minucioso, cia de pactos entre mujeres, sus articulaciones y la so-
gran cantidad de materiales recopilados, paciencia. Sus roridad como una verdad histórica. Para ello, se ana-
“monumentos ciclópeos”, no debe derribarlos a golpe de lizará las redes que construyeron las mujeres respecto
“grandes errores benéficos”, sino de “pequeñas verdades a las violencias patriarcales, entre madres, hermanas,
sin apariencia, establecidas mediante un método riguro- amigas, conocidas y vecinas que buscaban justicia.
so” (Foucault, 1992: 7-8).
1. Pacto entre mujeres. La sororidad como una
En ese sentido, el análisis se realizó con fuen- verdad histórica
tes primarias como los Expedientes Republicanos que
resguarda el Archivo Municipal José Macedonio Ur- Sororidad: La hermandad entre mujeres que se da a tra-
quidi de la ciudad de Cochabamba. Estas fuentes se- vés de un pacto político/feminista en el que cada mujer
rán las pruebas fehacientes de la constitución de redes le reconoce a todas las otras su autoridad y todas nos
de sororidad que se fueron tejiendo en el transcurso reconocemos como interlocutoras y como igualmente
de la historia. diferentes. Está basado en el principio de la equivalen-
Analizar las redes que construyeron las mujeres cia humana que incluye el principio de reciprocidad de
para reclamar sus derechos legales de búsqueda de las diferencias humanas. El reconocimiento de la idén-
justicia, ya sea por sus hijas, hermanas, amigas, co- tica valía y recíproca diferencia implica no solo estar
nocidas o vecinas, nos acercará a los argumentos que dispuestas a compartir conocimientos, recursos, tareas,
ellas usaban cuando estaban envueltas en pleitos y jui- acciones, etc., sino también estar dispuestas a reconocer
cios penales, pues no solo acudían a los juzgados, sino nuestras respectivas experticias, habilidades, éxitos, etc.
también a la policía y, en caso de que los agresores (Jass, 2012: 24).
estuviesen prófugos, los buscaban y, en algunas oca-
siones, los encontraban a ellos y a sus familiares. Desde finales del siglo XX, las investigaciones
Estas prácticas de reclamo podían entenderse históricas han abordado como objeto de estudio a
como una forma de transgresión, pues rompían con las mujeres y han realizado una revisión de su papel
la aparente sumisión pensada en las leyes y normativas como actoras sociales y de su capacidad de agencia.
patriarcales, así también, se cuestiona la inmovilidad Es a partir de esa perspectiva que el presente ensayo
frente a la violencia, pues las mujeres no se quedaron busca exponer y revelar la participación de las mujeres
pasivas e inermes cuando vieron vulnerados sus dere- en la historia de Bolivia y, más específicamente, en
chos fundamentales y los de las mujeres cercanas que Cochabamba.
tenían en su vida.
Es por eso que objetamos que, cuando se habla y creemos que fue el primer lugar de cuestionar al patriarcado, em-
acerca de la articulación de mujeres, automáticamen- pero, las feministas decoloniales proponen que las resistencias han
venido desde distintos territorios, el feminismo de América Latina y
te se piensa en la actualidad, en los movimientos fe- el Caribe ha sido invisibilizado por la colonialidad histórica, por lo
ministas y las colectivas de mujeres que han ido sur- tanto tenemos una deuda con esta “otra historia”.
giendo, ignorando por completo la historia detrás de 5 La participación de las mujeres en la historia no permaneció displi-
cente, podríamos rescatar que existieron distintos tipos de organiza-
ellas.4 De ese modo, es necesario retroceder un poco ciones de mujeres según el contexto macro de la región. Sin embargo,
es en el siglo XX donde más se ha profundizado al respecto, por ejem-
4 Retomar la historia de las mujeres se convierte en un posicionamien- plo con investigaciones sobre mujeres en la Guerra del Chaco (1932-
to político reivindicativo en nuestra región, pues cuando pensamos 1935), la “Unión Sindical de Culinarias” (1935) o el surgimiento del
en el inicio del feminismo, nos remontamos a la Revolución Francesa movimiento feminista en los años 70, por nombrar solo algunas.
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Soy Vicenta, pobre y miserable viuda, hermana legi- una siguiente declaración, Manuela afirmaba que, al
tima de la finada Martina, me presento y digo que el día siguiente, fue a la casa de la difunta y la encontró
día domingo de la semana pasada como a horas de las con el labio hinchado, el marido sentado en una silla,
diez de la noche sucedió que a mi referida hermana, mi en la oscuridad, y en la esquina de la habitación, el
cuñado la agarró de los pelos, la metió dentro de su casa palo de la noche anterior con restos de sangre. Esta
y cerrándose la puerta, la derribo en tierra y agarrando testigo comentó que pidió a Manuel prendiese una
un palo grueso le metió por sus partes hasta el sexo, vela, pero este buscó y dijo no tener ninguna, sino
donde empezó a gritar y no lograron liberarla por estar más bien se sirvió un vaso de chicha y lo tomó. La
la puerta cerrada, de cuyo resultado falleció a los dos testigo dijo que salió espantada de la casa.
días después.11 Otras deponentes fueron Gregoria y Josefa, co-
nocidas de la difunta. Ellas la visitaron y, al verla ten-
Este expediente ha sido seleccionado por la can- dida en la cama, le preguntaron qué le dolía, Martina
tidad de mujeres que asistieron a los estrados judicia- les mostró su cuerpo agredido; la primera testifica que
les a denunciar al viudo y asesino de Martina. Fueron “vio que las partes las tenía maltratadas y habiéndole
seis mujeres12 quienes participaron en este expediente: replicado a Manuel por el garrote ensangrentado en el
la hermana, amigas, conocidas y vecinas de la difun- cuarto, [le] dijo que al levantar con la azuela se cortó
ta dan declaraciones sobre cómo habría sido agredi- un dedo y manchó dicho garrote”.15 La segunda re-
da Martina y cómo llegó a su trágica muerte. En este lata que “pasó a registrarla y habiendo efectuado con
punto es importante retomar a Lagarde, quien indica propicia atención encontró tener moreteados junto al
lo siguiente: trasero”.16 Ambas amigas de la víctima van el mismo
día a testificar, pues ambas serían cercanas a Manuela.
No es una casualidad que las mujeres hagamos pactos María, vecina de la pareja y amiga de la víctima,
cuando nos encontramos en lo público y ahí están el dio una declaración más larga. Ella sería testigo de los
lenguaje y las maneras de relacionarse para lograr el gritos que habría proferido Martina la noche de la
acuerdo de intervenir, proponer, impulsar o ejecutar agresión, además que, al día siguiente, sería la primera
tantas cosas. Pacto, agenda y ciudadanía van de la mano. persona en visitar a la pareja:
Tienen sus antecedentes en el apoyo solidario, directo,
privado, tantas veces clandestino y subversivo entre una … a cosa de la medianoche del día domingo primero
y otra (2006: 124). del que rige, oyó dos gritos que dio esta, bastante esfor-
zados, tal que retumbaron las orejas de la que declara,
En ese sentido, se desarrollarán los testimonios que le causaron grande novedad: Que el estar sola y el
de las mujeres que acompañaron el juicio, todas ami- temor de que le haga algo el reo Manuel, le impidieron
gas de la víctima. el levantarse, e ir a satisfacer su curiosidad en el acto.
Manuela había encontrado a Manuel y Martina Que, al día siguiente de la mañana, luego que se vistió
“bebiendo chicha la noche del día relacionado, como se constituyó en la casa, y habiéndole encontrado a este
a horas nueve de la noche, entró a la chichería donde en su patio le pregunto cuál fue el suceso que aconteció
estaba la finada Martina”.13 En las manos de Manuel en la noche anterior, y porque pegó aquellos gritos su
estaría el palo con el que violentaría a su esposa al lle- mujer. Que a esto le contestó diciendo que habiéndola
gar a su domicilio. Manuela dijo que los vio irse, pero reconvenido por la pérdida de siete y medio pesos, des-
que “la citada mujer [estaba] espantada de su marido pués hizo el ademán de hacerse con dolor cólico, con
porque quiso hacer bulla, o formar reyerta con varios el que dio aquellas voces. Luego entré al interior de la
individuos que allí estaban”,14 por lo que se habrían casa, y encontrándola en ella, a la enunciada Martina
retirado de la chichería, ya iniciado el conflicto. En le hiso [sic] igual la pregunta, que le contesto: que su
buen marido le había maltratado y estaqueándola de tal
11 Archivo Municipal de Cochabamba. Expedientes republicanos, Ex- manera, que estaba en términos de rendir la vida, y que
pedientes criminales, volumen 1, documento 12. le hiciese el bien de hacerle confesar; en cuyo acto le
12 Aquellas que estaban casadas al momento de presentarse a testificar,
contaban con el permiso respectivo del marido.
13 Archivo Municipal de Cochabamba. Expedientes republicanos, Ex- 15 Archivo Municipal de Cochabamba. Expedientes republicanos, Ex-
pedientes criminales, volumen 1, documento 12. pedientes criminales, volumen 1, documento 12.
14 Archivo Municipal de Cochabamba. Expedientes republicanos, Ex- 16 Archivo Municipal de Cochabamba. Expedientes republicanos, Ex-
pedientes criminales, volumen 1, documento 12. pedientes criminales, volumen 1, documento 12.
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observó una gran hinchazón en todo el labio, que por tenía todas las partes lastimadas cuyo instrumento lo ha-
lo tanto se salió, y le hizo cargo al reo de que si el cólico bía manifestado la hermana de la finada.18
le había dado también en la boca para ponérsela en el
estado en el que estaba, y dicho esto se salió. Habiendo Finalmente, Ignacia, quien también sería vecina de la
fallecido al día siguiente la referida Martina, fue la que pareja dijo que la noche de la agresión escuchó los
supone a ver a casa de las cuatro de la tarde, y estando gritos de Martina, sin embargo, no fue a visitarla para
en la casa mortuoria entro la prima hermana de la fi- enterase lo que había ocurrido, ella va a declarar como
nada Martina de tal y yendo hacia un rincón, arranco testigo del entierro, pues el viento habría levantado la
un palo grueso largo de una vara ensangrentado hasta pollera de la difunta, mostrando sus partes íntimas,
la mitad y manifestándolo a los circunstantes aseguró: aunque no fue la única que lo notó, empero fue la
que Manuel, el esposo, la había metido el palo en sus única que fue como testigo:
partes, por ese motivo había fallecido. Que en seguida
procedieron a hacer el reconocimiento la declarante, y … como vecina inmediata de la finada Martina, en el
yendo a su habitación, los que participaron del recono- entierro al panteón del curato de Santa Ana de Cala
cimiento le informaron a la que supone ser la hermana Cala, vio al que expone a la citada finada de que estaba
confirmando, pues la finada lo tenía el orificio reunido poniendo al sepulcro, por haber arremangado el vien-
con las partes púdicas.17 to, el hábito y las polleras mostraron las partes púdicas,
hinchadas y chorreando sangre de ella y que esto expe-
Alicia, también amiga de Martina, fue a la casa rimento por las señales que hicieron los concurrentes.19
de la última, pues le habían comentado que la noche
anterior habían escuchado gritos de la casa de la di- El juicio concluye con Manuel, el esposo, arres-
funta. El rumor de la agresión ya habría recorrido el tado debido a la cantidad de mujeres testigos que de-
lugar, por lo que ella quería estar convencida sobre clararon una misma versión. Antes de que presenta-
el estado en el que se encontraba Martina, así que se ran su sentencia, el reo apareció muerto. El carcelario
dirigió a su domicilio y encontró a la pareja junta en la mencionó que la noche anterior Manuel habría teni-
habitación. Su declaración dice lo siguiente: do cólicos y describió como justicia poética la causa
de su muerte. El juicio fue cerrado.
… que el día primero domingo del que rige como a ho-
ras once se constituyó la declarante en casa de la finada
Martina, noticiada de que la noche anterior oyó unos 1.2. Marcela Guzmán, una madre que por las redes
gritos muy sofocados […] la encontró a esta en los bra- de sororidad logra dar con el paradero de su hija
zos de su marido Manuel Espinoza, en la postura como asesinada
de cuatro pies, y les preguntó qué tenía: que cierto se Conocemos el caso de las madres buscadoras en otras
tomó la vos el marido, y le insinuó que estaba con dolor investigaciones y otros territorios. El ejemplo de las
cólico, que por ello le dijo: hombre y tienes valor de te- madres de Sonora es el más conocido en la actualidad.
nerla solamente en ese estado sin prepararle los auxilios Mientras que, en la época de las dictaduras, las madres
necesarios ¿no puedes llamar a tu hermano o cuñado de Plaza de Mayo en Argentina fueron pioneras. En Bo-
que están inmediatos? que a esto se levantó y salió para livia, la búsqueda de hijos e hijas desaparecidas en las
fuera, en cuyo acto viéndose sola la declarante con la décadas de 1970 y 1980 también movilizó a las mujeres.
paciente le pregunto la causa de su mal y le contestó, Las historias desgarradoras que se entrelazan en
que su buen marido, le había pegado y encajándole un la región en el último siglo y que han sido de interés
palo o estaca en las partes púdicas a toda fuerza la había dentro de la academia nos muestran la lucha diaria de
puesto en el estado de no poderse mover. Que como estas madres y la búsqueda de justicia, pues encontrar
volviese a entrar Manuel no averiguó más sobre el caso los cuerpos de sus hijas e hijos se convertiría en el úni-
y se salió para su casa, que solamente de noticias entre co consuelo para tener paz.
gente de su vecindad y de algunas que la vieron, sabe Es por eso que se vio necesario el desarrollo del
que murió Martina de resultas del atentado ya referido caso de Marcela Guzmán, una madre que busca a su
que acometió su marido con ella y que su comprobante 18 Archivo Municipal de Cochabamba. Expedientes republicanos, Ex-
pedientes criminales, volumen 1, documento 12.
17 Archivo Municipal de Cochabamba. Expedientes republicanos, Ex- 19 Archivo Municipal de Cochabamba. Expedientes republicanos, Ex-
pedientes criminales, volumen 1, documento 12. pedientes criminales, volumen 1, documento 12.
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hija desaparecida en el siglo XIX y que, además de advertí fuese ella. También me encaminé con la noticia
encontrar su cadáver, encuentra a su asesino y la di- de que un malvado hombre iba vendiendo su ropa en
rección de los domicilios de sus familiares, los lugares el Molino Blanco.21
por los que este habría transitado, las personas con las
que habría hablado después del asesinato: Este caso ocurrió en 1838 y es el relato de una
madre en busca de su hija desaparecida. Lastimosa-
… en el lugar de Jucu Puñuna se ha encontrado un ca- mente la encontró muerta y enterrada en un panteón
dáver que el día de hoy se halla en el panteón sin saber común, pues las autoridades habían dado por cerrado
quién sea, ni cómo hubiese muerto. Por tanto y para es- el caso porque no había testigos y ninguna persona
clarecer la verdad se pide levantar el respectivo sumario del lugar reconocía a la víctima. La madre era hilan-
y que los testigos declaren bajo de juramento sobre el dera y solía vender sus productos en distintos mer-
conocimiento de la difunta, su nombre y apellido, si sa- cados de Cochabamba, esto le ayudó a tener redes
ben quién la mató, dónde, qué día, a qué hora, con qué de personas que también transitaban todo el departa-
arma y porqué causa, previo reconocimiento que deberá mento e incluso otras ciudades. Ella fue preguntando
practicarse por los empíricos.20 Un testigo que encontró en los distintos puntos de comercio si habían visto
el cadáver dijo que la vio en la hacienda de Catachilla a su hija, que se dedicaba al mismo oficio. De esa
en un campo solitario con una ligadura en la garganta y manera, llegó a Sacaba a identificar a su hija, la re-
haciendo traer el cuerpo di parte al corregidor. conoció por los pies y una pollera interior, una parte
del cuerpo y una prenda íntima, que solo las personas
Al no conocer la identidad del cadáver encon- cercanas podrían identificar, porque su rostro había
trado, las autoridades correspondientes la sepultaron quedado irreconocible.
en un panteón común. Las únicas averiguaciones que
hicieron fueron las de preguntar a los testigos que la
encontraron, cómo la encontraron y si sabían su iden-
tidad. Después de eso, no hubo más investigación.
Días más tarde, apareció la madre de la víctima,
quien se presentó y narró lo siguiente:
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lecieron los lazos de sororidad. Estos tejidos entre ven- Le aseguraron los circundantes que el mismo Carreño
dedoras, como es el caso de la madre, quien se dedicaba le infirió otros golpes de patadas y puñetes pero que la
al comercio y es hilandera, le permitieron desplazarse exponente no los sintió por haber estado desmayada. En
y recoger pistas sobre los posibles paraderos de su hija este estado agrega que de sus resultas tiene vehementes
desaparecida. Estas prácticas de sororidad, de empatía dolores en el vientre e infiere sean de aborto.23
habrían posibilitado también otra historia que ha sido
relatada en el expediente y que rescatamos ahora. Es importante recordar que Cochabamba, se-
gún Alcides d’Orbigny (1958 [1830]), se presentaba
1.3. Delmira tuvo un aborto porque la agredieron como “un paisaje aldeano rodeado de extensos arra-
mientras defendía a su amancio22 bales donde lo urbano y lo rural están íntimamente
Las relaciones por fuera del matrimonio eran re- fusionados. Las edificaciones son todas de planta baja,
currentes. Muchas de las mujeres que asistían a los las calles son de trazado regular continuando el dame-
juicios se declaraban solteras o viudas y solían tener ro hispano y donde lo único remarcable son la vieja
permiso del juez para declarar. Por otro lado, las mu- Plaza de Armas y la de San Sebastián”.
jeres casadas que iban a los juicios como testigos so-
licitaban el permiso correspondiente de sus esposos.
En algunos expedientes, podemos ver que las mujeres
que van en calidad de declarantes tuvieron que acudir
a los juzgados en varias ocasiones, algo que no era una
limitante para ellas, pues volvían las veces que eran
convocadas.
El ejemplo de Delmira es prueba de ello. Si bien
el documento que nos cuenta sobre su caso es extenso,
para este ensayo rescataremos la versión de ella y de
dos mujeres que se presentaron como testigos:
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Que la noche del veinte estando la declarante sentada esta, de estado casada, de ejercicio hilandera, de edad
en la puerta de su casa se asomó a la declarante hacer mayor de treinta años, a quien el Señor Juez le recibió
orden de que las puertas estén cerradas, que luego vino juramento que lo hizo en la forma que sigue juran por
el herrero Tomas Gonzales y le dijo a dicho Ortega que Dios y esta señal de la cruz decir verdad de lo que supie-
caminase con él al parque, quitándole en ese acto el sa- reis y no descubrir cosa alguna de las que se os pregunta-
ble que tenía en la mano, inmediatamente salió Jorge ren, ni de las respuestas que diereis hasta la publicación
Carreño y reprendiéndole al citado Ortega que por que de probanzas? Sí juro: Si así lo hiciereis, Dios os ayude
trataba de maltratar a su padre Tomas Gonzales, le dio y si no, lo demande. Preguntada con arreglo al auto ca-
muchos golpes con la mano a dicho Ortega y también beza de proceso respondió: El día primero del presente
su padre le tiro muchas planazos, al mismo con el sable como a horas cuatro de la tarde yo estaba concertando
que le habían quitado, a cuyo tiempo salió Delmira y venta de unos espejos a mi hermano Nicolas Terán con
reprendiéndolos a ambos que por que maltrataban entre un hombre incognito de la ciudad de Cliza, con quien
dos a un hombre contestó Jorge con palabras no oyentes mi marido tomó un poco de chicha y luego sin que haya
y le tiro un golpe con la mano en la cabeza y le derribo antecedido motivo alguno se me acercó y me tiró con
al suelo tirando además dos patadas que asimismo su un leño en la frente, delante de varias mujeres como
padre Tomás Gonzales le dio como cuatro cinturonazos, tiene de costumbre maltratarme. Del golpe caí tendida
retirándose después ambos sin que haya habido persona en tierra, y en esta situación me iba y a segundas con
que la defienda por estar armado, que una mujer cuyo otro golpe lo que embarazaron las circunstancias. Des-
nombre ignora la alzo del suelo y la llevo solo a la casa de pués de esto pidieron auxilio los que me favorecieron, y
la declarante donde continuó y después de los auxilios habiendo acudido los gendarmes, lo prendieron a otros
que la prestaron volvió en sí y la madre de la paciente mi marido y lo trajeron donde el Señor Juez de Letras,
con su hermana la condujeron a su casa de ellas.24 quien dispuso su prisión en la cárcel donde convive.25
En los expedientes republicanos no existe el de Es importante recordar que las chicherías eran
Manuel Ortega, el amancio no denunció ni fue como espacios de diversión, de negocio, de tertulias, pero
testigo de la agresión de Delmira, quienes acudieron también de discusión y violencia. En aquellos luga-
en su defensa en los juicios fueron sus vecinas y tam- res, hombres y mujeres solían encontrarse para comer,
bién otra mujer desconocida (que no aparece en el cantar y bailar, además de beber. D’Orbigny diría que
documento), que la llevó a su casa inconsciente. Ellas hay un “gusto por la chicha, especie de licor fermenta-
dieron aviso a madre y hermana, quienes pudieron do hecho de maíz, es tan pronunciado, que constituye
salvarla del aborto que le había provocado la agresión. un artículo de primera necesidad, al mismo tiempo
Retomando a Lagarde (2006), podemos afir- que un gran placer” (1958 [1830]: 67).
mar que estos tejidos de sororidad con el tiempo se
han convertido en pactos políticos implícitos que han
buscado y todavía buscan enfrentarse con las opresio-
nes, con las violencias hacia las mujeres, reconociendo
los afectos que se han podido construir entre ellas.
24 Archivo Municipal de Cochabamba. Expedientes republicanos, Ex- 25 Archivo Municipal de Cochabamba. Expedientes republicanos, Ex-
pedientes criminales, volumen 16, documento 11. pedientes criminales, volumen 21, documento 13.
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Para el desarrollo de este caso, veremos a dos mandado llamar de la tienda donde existían con el valluno,
mujeres testigos que presenciaron el acto de violencia. le tiro una patada a su mujer, y contestándole esta que era
En un principio, Manuela narró en estos términos lo un ladrón sin provecho, le tiro aquel con un leño y le rajo la
que ocurrió: cabeza, a que acudieron yo la declarante, Manuela Sutera-
na y el citado valluno por defenderla de mayores maltratos,
Inmediatamente se presentó por testigo a Manuela Terra- y disponiéndome a traer un gendarme que en efecto vino
zas, natural de esta ciudad, de edad no supo dar razón, y conmigo, lo llevó al ofensor a la cárcel, con orden del señor
al parecer mayor de cincuenta años, de oficio medianera, Juez de Letras encerrando según me avisó mi tía Manuela
de estado casada independiente […] preguntada: Dónde Castellón, con lo que concluyo.27
se halló el día primero del corriente, en compañía de que
personas, y si sabe o le consta de los maltratos que Gregorio Finalmente, Gregorio fue sentenciado a un año
Angulo infirió a su mujer, el motivo y demás circunstan- y seis meses de reclusión, gracias a las mujeres que
cias del caso. Declaró así: El día primero del corriente que declararon a favor de Miguelina.
se cita me halle en casa de María Salvatierra, madre de la
ofendida, en concurrencia de cinco o seis mujeres, inclu-
so esta como también un hombre valluno cuyo nombre y
apelativo ignoro entre quienes estábamos tomando chica;
este dicho hombre incognito se hallaba también al mismo
tiempo contratando la compra de más espejos y habiendo
llegado su marido como a cosa de las cuatro o cinco de la
tarde en circunstancias de hallarse conferenciando los con-
tratantes sobre la baja de precio de los espejos, le brindo el
valluno un real de chicha a dicho Ángulo de cuyas resultas
entresacado este le dio una trompada a su mujer y con-
testándole este que era un ladrón sin provecho que estaba
acostumbrado a maltratarla le tiro aquel con un leño en la Figura 4
Dibujo del tronco con el que fue agredida Miguelina
cabeza, y le causo la rajadura de que se ha quejado y viendo Fuente: Expedientes Republicanos. Archivo Municipal de Cochabamba.
querido asegurarle le ataje y por y otra mujer denominada
Feliciana para que no lo haga, como en efecto se contuvo.26 Debemos resaltar que la agresión tuvo lugar en
la casa de la madre de Miguelina, la chichera. Las mu-
Feliciana declaró también a favor de Miguelina, jeres que se encontraban bebiendo chicha eran amigas
pues la agresión que su esposo le habría propinado en o conocidas de la madre y la hija, es por eso que la
la chichería no permaneció desapercibida: víctima lleva su negocio a ese espacio.
Todas las mujeres que fueron a declarar afirma-
Feliciana Castillo, natural de la Villa de Tarata, de edad no ron tener algún oficio, entre hilanderas, vendedoras
supo dar razón y al parecer como de treinta años, de oficio de animales o verduras u otros trabajos. Esto las po-
costurera, de estado soltera, independiente de todo servicio nía en una situación económica medianamente esta-
doméstico, que vive en una tienda del barrio de pampa de ble, pues tenían sus propios ingresos por fuera de sus
Carresal […] dijo: La tarde del día sábado primero del co- maridos. Esa independencia económica, como diría
rriente me halle en la casa de María Salvatierra madre de la Larson, habría permitido a las mujeres “manipular las
ofendida Miguelina, ocupada en la costura del asiento de burocracias gubernamentales, las leyes y el lenguaje
una silla en el patio y dicha casa donde igualmente se halla- para facilitar las transacciones o evaluar sus derechos
ba cinco mujeres con quien estábamos tomando chicha y colectivos” (2000: 53).
un hombre valluno cuyo nombre y apelativos ignoro, quien
existía en la tienda de dicha casa habiendo permanecido en 1.5. Patriarcado jurídico
ella desde por lo mañana contratando la compra de unos 1.5.1. Claudia y su hijo, agredidos por desconocidos
espejitos con dicha Miguelina en cuya circunstancia llegó Claudia y su hijo fueron agredidos mientras dormían.
el marido esta denominado Gregorio Angulo, y habiéndola Las únicas personas que vieron a los posibles culpables
26 Archivo Municipal de Cochabamba. Expedientes republicanos, Ex- 27 Archivo Municipal de Cochabamba. Expedientes republicanos, Ex-
pedientes criminales, volumen 21, documento 13. pedientes criminales, volumen 21, documento 13.
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fueron unas vecinas que, al escuchar el bullicio, salie- La vecina de Claudia fue junto a ella a declarar,
ron de su domicilio y lograron observar a los crimina- pues fue la única persona que se habría percatado de
les mientras ellos escapaban. Una de ellas fue testigo la agresión, por lo que la víctima le pidió vaya a los
por parte de la víctima que se encontraba hospitaliza- estrados judiciales a contar su versión.
da. Su nombre era Florentina y fue la que salvó de la Claudia sostuvo el juicio hasta el final y Pablo
muerte a Claudia, pues fue a socorrerla. Analizaremos Rojas fue condenado (en un primer momento) a seis
el testimonio de la víctima, para luego leer el relato de meses de reclusión. La agredida justificó que el ataque
la vecina y amiga de Claudia: la habría imposibilitado de trabajar y que su curación
duraría más de ocho días. En ese sentido, se respalda-
En este momento son las dos de la tarde y Claudia ba en el Código Penal:
se ha presentado expresando que la noche del quince
como a horas doce de ella, se ha inferido Pablo Rojas Si la enfermedad o incapacidad de trabajar que resultare
así a ella como a su hijo menor heridas de cuya resul- de la herida, golpe o maltratamiento de obra no exce-
tas se hallan en estado de peligrar y para que no quede diese de ocho días, pasando de dos, la pena del agresor
impune este delito, y recaiga sobre el delincuente la será de uno a diez meses de arresto; y de uno a seis meses
pena de la ley debía mandar, y mando se instruyan de reclusión, si mediare alguna de las circunstancias de
el correspondiente sumario de las deposiciones de los asesinato (Código Penal de 1834).
testigos presenciales del suceso con la de la demandan-
te paciente todas bajo de juramento con la indagato- Pablo pidió que volvieran a analizar su primera
ria del indicado sin esta calidad, debiendo proceder a sentencia, pues justificó que la agresión ejercida hacia
estas diligencias el reconocimiento de las heridas que Claudia y su hijo no superaba los dos días de cura-
deben practicar los empíricos Antonio Santa Cruz y ción, justificándose en el siguiente artículo:
Diego Claros previa aceptación y juramento en forma;
debiendo así mismo reconocer el instrumento con que Si la herida, golpe o maltrato de obra no causare enfer-
se cometió el delito, destinándose este al margen en la medad ni incapacidad alguna de trabajar, o la causare
forma de estilo, hagan saber este a quien corresponda tal que no pase de dos días, el agresor será castigado con
y al alguacil de este para que averiguando por el para- arresto de quince días a dos meses y con doble tiempo si
dero del supuesto delincuente lo ponga en la cárcel de mediaron las circunstancias de asesinato (Código Penal
su cargo en clase de detenido debiendo poner cons- de 1834, artículo 525).
tancia de ello a continuación.28
Es por este motivo que salió en libertad antes,
Como testigo, su vecina Florentina relató lo si- a pesar que la agredida continuaba con el juicio. En
guiente: efecto, el juez decidió liberarlo y solo le impuso una
multa después de 15 días de reclusión.
El día domingo quince como a horas diez poco más o
menos dentro a la casa de la pacienta Claudia, Pablo 1.5.2. Francisco Revollo, agresor de su suegra y cuñada
Rojas a quien a poco rato hecho de su casa con expre- Otro caso es el de Francisco Revollo, quien habría
siones de ladrón a que tienes que venir y le tiró con agredido a su suegra y cuñada. Esta deducción fue
una piedra o terrón y luego correspondió dicho Rojas de realizada por la suegra, que afirmó que tenían proble-
donde remaneció [sic] herida en la cabeza y a poco rato mas previos, por lo que él quería vengarse:
se prendieron entre la paciente y Rojas, donde la decla-
rante se acerca apaciguarles y vio ensangrentada todo el … es cierto que yo fui herida con un sable en la casa a
cuerpo y no sabe con qué arma haiga hecho las heridas horas cinco poco más o menos que no tengo presente;
que trae de manifiesto la repetida pacienta; y luego se por parte de noche y como estábamos con mi citada hija
mandó trocar el ya dicho Pablo Rojas.29 a oscuras de sorpresa entraron dos hombres incógnitos y
acercándose uno de ellos me tiró con el sable en la cara
y me infirió una herida grave como de igual modo a mi
28 Archivo Municipal de Cochabamba. Expedientes republicanos, Ex- hija que le hirió en la boca gravemente, como en aquel
pedientes criminales, volumen 51, documento 1.
entonces hubiere estado a malas con mi dicho hijo polí-
29 Archivo Municipal de Cochabamba. Expedientes republicanos, Ex-
pedientes criminales, volumen 51, documento 1. tico Francisco Rebollo presumí que él fue el autor de las
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Tercer lugar Ensayo
heridas que se nos infirió y averiguada la cosa a ese acto una prueba del patriarcado jurídico que define Luis
mi hijo político no había sido el mediante pruebas que Bustamante Otero:
dio ante el Señor Juez de Letras que no tengo presente
y me sano la herida en tres semanas que me curaron Las restricciones no impedían que las mujeres adultas
en el hospital y según tengo expuesto no hubo el más tengan derecho a manejar sus propios asuntos legales y
leve motivo sino que aquellos dos hombres incógnitos participar en actividades públicas como comprar, vender,
entrando a mi casa cometieron tal hecho.30 arrendar, donar propiedades, prestar dinero, administrar
propiedades iniciar litigios o aparecer como testigos; por
La suegra inició una denuncia contra el yerno lo tanto, las acciones legales de una mujer tenían la mis-
ya que sospechaba que era el agresor de ella y su hija, ma validez que la de un hombre (2018: 56).
pues lo único que sabía era que entraron dos hombres
a su domicilio. Si bien Bustamante menciona más que todo a
Francisco respondió diciendo: “Estuve en los las mujeres en sus derechos a la obtención de pro-
lugares de Santa Cruz, con el giro de mi comercio tra- piedades, el concepto es válido para comprender el
tando con varias personas de aquel lugar en pro de mi acceso a la justicia por parte de estas aquellas que fue-
viaje; ignoro quien o quienes hayan inferido heridas ron agredidas, pues tenían derecho a presentar una
a las citadas Terán y García, como también el motivo querella.
por qué y lo demás de esta pregunta”.31 Este testimo- Estos dos ejemplos nos pueden ayudar a enten-
nio fue suficiente para dejarlo libre. der un sistema judicial que deja impunes a los agre-
Estos dos casos pueden ser entendidos como sores de las mujeres. Vemos que ellas, a pesar de no
cumplir con los requisitos de la ciudadanía, denun-
30 Archivo Municipal de Cochabamba. Expedientes republicanos, Ex- ciaron, aunque no se castigó a los presuntos agresores.
pedientes criminales, volumen 26, documento 19.
31 Archivo Municipal de Cochabamba. Expedientes republicanos, Ex- En efecto, su culpabilidad fue discutida y rechazada,
pedientes criminales, volumen 26, documento 19. dejando así los hechos de violencia impunes.
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Tercer lugar Ensayo
Como hemos podido constatar, las redes de muje- Aquí se encontraba también una concepción de que el
res que se han ido tejiendo en la historia para buscar individuo está conformado por tres partes: el cuerpo y
justicia frente a los distintos tipos de agresiones están por lo tanto todo lo que va en contra de él, como muertes
presentes en los juicios del siglo XIX. Es por eso que y abusos; el honor-fama y lo que atenta contra él como
es importante afirmar que estas denuncias pueden las calumnias y las injurias; finalmente, la propiedad y los
ser consideradas como una transgresión de lo social, actos que atentan contra ella. Aquí volvemos a encontrar
lo moral y lo jurídicamente establecido en la época, el lazo y relación entre la ley y el honor, distinguiéndose
pues, en general, las mujeres, y en particular las indias precisamente las tres partes: los castigos corporales, no
y las cholas, no gozaban de los mismos derechos que corporales y pecuniarios (Barragán et al., 1999: 88).
los hombres de élite.
Las protagonistas de este trabajo son económi- Las cholas del siglo XIX fueron más allá de las
camente activas y, en muchos casos, tenían oficios y restricciones que podrían estar planteadas en el pa-
negocios. Es por ello que es menester notar cómo lle- pel, como lo era la normativa penal. Ellas fisuraron
garon a articular redes en búsqueda de justicia. el sistema patriarcal predominante, desde donde se
Es evidente que ellas rompían con el molde de les obligaba a vivir bajo la custodia masculina, como
la “mujer ideal”,32 pues subvertían los ideales de la menores de edad que debían estar bajo el amparo de
subordinación patriarcal y rompían con un orden un varón. Efectivamente, ellas lo retaron a diario,
simbólico aceptado social e histórico. Es más, no se enfrentándose a distintos tipos judiciales, denun-
se mostraban frágiles ni inferiores ni cercanas a los ciando y manejando los términos legales gracias a sus
mandatos de la Iglesia, sino más bien, ellas no to- tinterillos. Todo lo mencionado anteriormente pue-
leraban el maltrato hacia las mujeres que conocían de ser corroborado con los documentos de archivos
o con las que tenían parentesco. Asimismo, tenían y, especialmente, mediante expedientes criminales y
independencia económica y transitaban los espacios expedientes ejecutivos (que ahora conocemos como
público-privados y rurales-urbanos con soltura. Es- civiles) donde se encuentran los resabios de la historia
tas características les dieron las herramientas para re- documentada.
belarse frente a la opresión y apropiarse de la norma Investigaciones como las de Rossana Barra-
o, también, contratar tinterillos33 para que las repre- gán, Beatriz Rossells o Maria Luisa Soux nos acer-
sentaran legalmente. can a lo que fue el derecho masculino al castigo
Al romper con el tipo ideal de mujer, ellas de su prole. Este derecho a castigar por parte del
también rompían la ley, pues la moralidad, el ho- patriarca debía ejercerse con moderación, algo
nor, estaban presentes: que la ley permitía. Sin embargo, muchas muje-
res murieron asesinadas por sus parejas en castigos
correctivos excesivos. En específico, los cónyuges o
32 Pensándola como un ser homogéneo, desde ese lugar, todas las muje-
res deberían ser recatadas, silenciosas, dedicadas a labores domésticas, amancios tenían una particular fijación por inscri-
entre algunas de las características generales, particularidades que se bir su jurisdicción en partes específicas del cuerpo
cuestionan en este escrito.
33 Persona que se dedicaba a la abogacía sin ser de la profesión, pero que
femenino, como el caso que vimos donde la causa
sabía leer y escribir, y además conocía la normativa. de muerte es por un palo en el útero.
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MUJERES: Resistencias, culturas, memorias y luchas
Si bien la configuración en la sociedad era ca- … no se trata de que nos amemos, podemos hacerlo. No se
nónica —lo que implicaba tolerancia al castigo en trata de concordar embelesadas por una fe, ni de coincidir
contextos específicos—, muchas mujeres no se silen- en concepciones del mundo cerradas y obligatorias. Se tra-
ciaban frente a ellos y subvertían los ideales femeninos ta de acordar de manera limitada y puntual algunas cosas
de la subordinación patriarcal. Por lo que vimos al con cada vez más mujeres. Sumar y crear vínculos. Asumir
desarrollar este escrito, fueron mujeres que vivieron que cada una es un eslabón de encuentro con muchas otras
algún tipo de violencia en carne propia o fueron mu- y así de manera sin fin. Al pactar el encuentro político acti-
jeres cercanas a ellas quienes la sufrieron, por lo que vo tejemos redes inmensas que conforman un gran manto
se convirtieron en activas partícipes de las denuncias. que ya cubre la tierra, como el que pintara Remedios Varo.
Frente a ello, también tenían una independencia La sororidad es un pacto político entre pares. El mecanis-
económica y —por qué no decir— emocional, que les mo más eficaz para lograrlo es dilucidar en qué estamos
había permitido salir al espacio público. Esto les posi- de acuerdo y discrepar con el respeto que le exigimos al
bilitó tener varias redes de apoyo y de solidaridad que mundo para nuestro género. Los pactos entre nosotras son
no solo eran familiares, sino también con amigas y limitados en el tiempo y tienen objetivos claros y concisos;
vecinas que las defendían frente a agresiones o que de- incluyen, también, las maneras de acordarlos, renovarlos
nunciaban a esos agresores y finalmente solventaban o darles fin. Al actuar así, las mujeres ampliamos nuestras
los juicios ya sea económicamente o como testigos. coincidencias y potenciamos nuestra fuerza para vindicar
Esta individualización femenina, como sostiene nuestros deseos en el mundo (Lagarde, 2006: 126).
Ana Lidia García Peña, sería un “proceso del sistema
filosófico que considera al sujeto el fundamento y fin Las sororidades en la historia nos permiten res-
de todas las leyes y relaciones morales y políticas de la catar las complicidades y pactos implícitos que se han
sociedad. En la práctica se materializa en el desarro- ido estructurando en los siglos anteriores: las prácti-
llo y resguardo de la persona, sus bienes e integridad” cas entre mujeres y sus testificaciones en los juzgados
(2006: 33). Por lo que habían roto las “cadenas de cochabambinos ofrecen una nueva perspectiva que
la vigilancia y el control masculino por parte de los se necesita para enfrentar el discurso de enemistades
padres, hermanos, esposos y hasta amantes” (Busta- femeninas. Es más, esta sororidad ancestral inspira y
mante, 2018: 124). sostiene las luchas actuales, pues este nuevo devenir
Pero esto se ve cuestionado, roto, por las com- histórico muestra a mujeres que superaron sus miedos
plicidades tejidas entre mujeres pues: y dijeron no a la violencia machista.
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Tercer lugar Ensayo
Conclusión
Si bien Marcela Lagarde plantea la sororidad solo den- sus hijas, hermanas, amigas, vecinas, era un desafío
tro de las condiciones de modernidad y dentro de la a la autoridad masculina y, gracias a su persistencia,
política macro, es importante mencionar que las fuen- sus demandas fueron atendidas, dejando importantes
tes a las que nos remitimos son una prueba fehaciente testimonios que nos llegaron hasta el día de hoy.
del pacto entre mujeres en la historia: las madres, her- Cabe recalcar que no se niega la violencia pa-
manas, vecinas, conocidas y amigas han sido importan- triarcal presente en el siglo XIX (y que perdura en la
tes sujetas históricas que han denunciado las violencias actualidad), sino que este ensayo quiere demostrar las
hacia las mujeres poniendo, sobre la mesa de los estra- resistencias históricas por las que las mujeres han so-
dos judiciales, sus demandas y exigiendo justicia. brevivido: la construcción de ese trenzado de redes, de
Las historias relatadas en este trabajo demues- estrategias y de dinámicas desplazadas en la historia,
tran empatía y búsqueda de justicia entre mujeres. Es que han sido emanadas de ellas mismas. Asimismo, es
importante destacar que los lazos de sororidad que se importante mencionar que este trabajo no pretende
han ido tejiendo en distintos contextos y tempora- ser una romantización de las mujeres y menos de las
lidades van más allá de las redes familiares, que más cholas, sino que presenta una parte de la realidad que
bien se ven fortalecidas gracias a los testimonios de ellas han vivido en el siglo XIX: que este escrito sea
otras mujeres en los expedientes judiciales. una inspiración para más investigaciones que cuestio-
Si bien el ensayo retrata la violencia hacia las nen las historias hegemónicas.
mujeres en el siglo XIX, lo que se quiso demostrar Finalmente, este trabajo pretende ser un bosque-
es que, frente a las agresiones, asesinatos violentos y jo reivindicatorio para todas las mujeres de estratos
la justicia patriarcal, existe una respuesta clara que se populares, que por mucho tiempo la historia oficial
tradujo en una articulación femenina. Es por eso que, ha puesto en un lugar apacible, sin capacidad de toma
pese a la vastedad de estudios referentes a las violencias de decisiones, analfabetas e ignorantes. Todas las pá-
hacia las mujeres, es importante sacar a la luz muchos ginas que se desarrollaron desmienten eso, de ahí la
vacíos que aún pueden existir, superar el paradigma importancia de seguir profundizando en este tipo de
de la víctima pasiva y reconocer que las mujeres de aproximaciones. Estas mujeres han dejado un legado
estratos populares son protagonistas de primer orden de rebeldía y transgresión, una herencia las semillas de
en la historia oficial. A través de estas líneas, no solo resistencia frente al sistema patriarcal.
vimos a mujeres madres, hermanas, amigas y vecinas,
sino también a trabajadoras, viajeras, boconas, fieste-
ras, rebeldes. ¿Qué sería de las mujeres sin nuestras madres, hijas,
Sobre las acciones legales y de justicia que des- abuelas, sin nuestras parientas?
plegaron, podemos resaltar que la actitud de denuncia ¿Qué sería de nosotras sin nuestras compañeras y
y de buscar a los agresores o asesinos demuestra que nuestras amigas?
las mujeres no fueron víctimas pasivas, inofensivas, ¿Qué sería de nosotras sin nuestras ancestras?
indefensas de la historia. El que ellas acudiesen a los
estrados judiciales para defender su integridad y la de Marcela Lagarde
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MUJERES: Resistencias, culturas, memorias y luchas
Bibliografía
Barragán, Rossana JAAS, Asociadas por lo Justo
1999 Indios, mujeres y ciudadanos. Legislación y ejer-
2012 Diccionario de la transgresión Feminista. Ciu-
cicio de la ciudadanía en Bolivia (siglo XIX). La
Paz: Fundación Diálogo/Embajada del Reino dad de Guatemala: JAAS, Asociadas Por lo
de Dinamarca. Justo.
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CRÓNICA PERIODÍSTICA
Jurados: Estefani Huiza Fernández, María Silvia Trigo Moscoso y Susana Bejarano
MUJERES: Resistencias, culturas, memorias y luchas
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CRÓNICA PERIODÍSTICA
CRÓNICA PERIODÍSTICA
Nota a la edición
Voces femeninas
Kurmi Soto
Es por todos sabido que las noticias de feminicidios char sus historias de vida y acercarse a las experiencias
y violaciones inundan los medios de comunicación y de estas mujeres que han luchado y que luchan desde
que se han vuelto, estos últimos años, en algo tan fre- sus lugares. En “Pilar Reyes busca justicia”, Álvaro
cuente que apenas vislumbramos su dimensión. Sin Montoya-Ortega sigue los pasos de una madre que ha
embargo, es necesario preguntarse quién habla detrás perdido a su hija y que, ahora, no solo debe enfren-
de estos reportajes, quién se expresa detrás de estos tarse a los culpables, sino también a todo un sistema
sucesos. Y es que muy pocas veces se le da cabida a las que perpetúa la impunidad. Por su parte, Santiago Es-
voces femeninas y menos aún en la prensa tradicional. pinoza nos presenta a Marisol Díaz Vedia, una artista
De ahí la urgencia de fomentar un periodismo que polifacética que ha bregado por hacerse un lugar en
devuelva a estas protagonistas su lugar, pero que tam- el mundo de la música. A pesar de un talento único
bién les permita transmitir su sensibilidad con respe- y un vínculo profundo con el canto, ella ha tenido
to y comprensión. Así, esta séptima convocatoria del que recorrer un camino largo y difícil para llegar hasta
concurso Letras e Imágenes de Nuevo Tiempo estuvo donde se encuentra. Y, por último, Martha Irene Ma-
destinada a reflexionar sobre las mujeres y sus luchas, mani se centra en Gerarda Bautista, conocida como
sus culturas y sus memorias, desde distintos géneros, Gerardina, una anciana oriunda de una comunidad
entre los cuales destaca la crónica periodística. rural cerca del lago Titicaca, pena por recibir ayuda, a
Los tres ganadores en esta categoría nos presen- pesar de mantenerse vigorosa a sus 90 años. Así, estos
tan retratos íntimos y contados en primera persona ejemplos, cada uno centrado en personalidades claras
que recuperan la delicadeza y la ternura de sus inter- y fuertes, también nos reflejan el rostro de miles de
locutoras. A través de sus textos, el lector puede escu- otras bolivianas: incansables, decididas y valientes.
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PRIMER LUGAR CRÓNICA PERIODÍSTICA
* Álvaro Montoya Ortega (Potosí, 1996). Es periodista. Formó parte del equipo de detección de noticias falsas ChequeaBolivia y ha colaborado con
Los Tiempos, El Potosí, Página Siete, Rascacielos y Dicen por Ahí, entre otros. Integrante de la quinta generación de la Red Latinoamericana de Jóvenes
Periodistas de Distintas Latitudes. Además, es autor de los relatos 200cc (2019) y Aprendiendo (2021).
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Primer lugar Crónica Periodística
Hay un mantel celeste con dibujos temblorosos. Lo ros para representar a su curso o su colegio. Era alta y
pica con el índice una y otra vez. El calor es asfixiante. delgada, de sonrisa amplia. Silvia es su hermana ma-
A esa hora de la tarde, el vidrio templado que hace yor, aunque es más pequeña y de cabello ondulado.
de pared en el cuarto en el que vive Pilar con sus dos Tiene un aire a María.
hijos recibe el sol directamente, lo baña de una luz Cuando vivían en Toco, Pilar se dedicaba al co-
blanca y pulcra. Antes era la tienda de una estación de mercio de ganado, mientras Silvia y María ganaban
servicio que fue decomisada al narcotráfico. dinero ayudando a comerciantes después del colegio
Están colgadas sábanas azules y pedazos de tela en Cliza, un municipio cercano en el que María iba al
para evitar ser observados desde la calle. Al lado de la colegio y donde conoció a Omar, su novio.
entrada hay una pequeña cocina azul con dos horni- Silvia lo frecuentó poco, lo veía caminar rodea-
llas y al fondo un catre de hierro con detalles dorados do de amigos por la calle, pero nada más. Escuchó en
arrinconado contra la pared, dónde duermen los tres. otras ocasiones de Wander Rap, pero no sospechaba
—Antes mi vida era tranquila, antes de que le que Omar pudiera estar en aquella pandilla.
pase eso a mi hija, era feliz —dice Pilar en quechua El domingo 13 de marzo del 2016, María fue a
mientras sigue picando el mantel. Su cuerpo es hue- trabajar como acostumbraba, era día de feria.
sudo al tacto. Mastica coca mientras una lágrima se Aquel día, Cliza era un hormiguero. Las pa-
desliza sobre su pómulo. La atrapa con su mantilla. labras se abultaban y formaban algo parecido a una
La pared contraria a la de vidrio está llena de masa casi palpable de murmullos, música chicha y
las manualidades que Jhoel hace en la escuela: origa- cantos dominicales que escapaban de la iglesia.
mis de gatos, conejos y peces; posters educativos con Las personas se movían entre celulares último
las tablas de multiplicar y el cuadro con las fotos de modelo y pollo crudo, camiones que descargaban ver-
María que Pilar lleva a todos los juicios y entrevistas. duras y montones de naranjas apiladas en las que la
Una adolescente morena con un vestido rojo y gente dormía. Se oía a negociantes regatear y megáfo-
ambos brazos en la cintura. En otra foto, lleva un top nos que anunciaban ofertas, una y otra vez.
blanco y un short mientras sonríe sosteniendo un ba- María estaba en su puesto de trabajo entre esa
lón de fútbol. Esas fotografías son las que siempre pu- muchedumbre cuando la abordaron para convencerla
blican los medios de comunicación para acompañar de ir a la feria de la ambrosía en Ana Rancho, una
las notas que le hacen a Pilar. comunidad cercana.
En una caja de madera hay más: María cargan- Dudó por unos instantes, pero estarían sus com-
do a un Jhoel bebé; peinándose mientras se mira en pañeros de clase y Omar.
el espejo; con su vestido rojo y zapatos perlados mi-
rando algo afuera de un coliseo, esperando su turno ***
para entrar.
María era conocida en Toco y Cliza por ser reina En la esquina que forman la avenida San Martín y
de belleza. Casi siempre era elegida por sus compañe- la calle Jordán se eleva el Tribunal Departamental de
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Primer lugar Crónica Periodística
Pilar no fue al colegio, no sabe leer, no sabe es- Dentro de la bolsa estaba la capucha de su cha-
cribir y su idioma materno es el quechua, como miles queta, un moño y uno de sus zapatos.
de bolivianos que son excluidos de la justicia, la salud
y la educación por no hablar español. ***
Pilar sabe de otras cosas, de negocios y agrope-
cuaria. Cuando entra a un tribunal experimenta por La sala se llena de periodistas sudorosos que sostienen
horas lo que las personas alrededor de ella experimen- cámaras y susurran a sus micrófonos. Montaño está
taron por unos cuantos minutos. Una nube de sonidos en silencio y jugando nerviosamente con sus manos,
erráticos que chocan y te hacen sentir extranjero, que un pulgar sobre el otro en círculos.
te mandan a años luz de personas que tienes enfrente. Hay un silencio pegajoso apenas interrumpido
Ha pasado más de una hora. Los jueces siguen por el clic esporádico de una cámara. Los jueces en-
deliberando. Llegan varios medios de comunicación tran en fila y se sientan en el estrado.
afuera del tribunal. Radios, canales de televisión y Absuelven a Montaño de los delitos de incum-
diarios. plimiento de deberes en protección a mujeres en si-
Mujeres de Fuego, el colectivo que apoya a Pilar tuación de violencia y prevaricato aludiendo insufi-
y la deja vivir en su sede, también está ahí. Se toman ciencia de pruebas, y la condenan a un año de prisión
una fotografía junto a ella y Toribia Lero, la fotografía en la cárcel de San Sebastián Mujeres por incumpli-
apacible en la que sonríen antes del desastre. miento de deberes.
La sala se queda en silencio por unos segundos,
*** como si las paredes fueran un estómago digiriendo
aquellas palabras. En la ley penal boliviana, toda sen-
—¡Tía, tía, habían encontrado a la María muerta! —gri- tencia igual o menor a tres años no se paga con cárcel
tó el sobrino de Pilar mientras iba desesperado hacia debido al perdón judicial.
ella. Detrás de él, corría el portero del colegio de Ma- Pilar se levanta y comienza a gritar. No son gri-
ría con una pequeña bolsa de nylon negra. tos violentos, sino de indignación. Ella no entendió
Era jueves 17 de marzo del 2016, habían pasado el largo discurso de la jueza. Tan solo supo que Mon-
cuatro días desde la desaparición de María. Pilar y su taño no entraría a prisión cuando, tras esos segundos
familia ya habían recorrido todos los municipios cer- suspendidos, Toribia Lero se lo dijo en quechua. Las
canos buscándola. integrantes de Mujeres de Fuego se unen a Pilar y co-
En la estación de policía de Cliza, el investiga- mienzan a gritar también.
dor asignado al caso les dijo que lo más probable era La asistente de la jueza comienza a rogar a los
que María hubiera escapado con uno de sus novios y policías que las expulsen. Los uniformados empiezan
que no atendería a Pilar porque no entendía quechua. a gritar y agitar los brazos.
Después de mucha insistencia consiguieron que Afuera el organismo de cámaras y micrófonos
un sargento de la policía en Punata programara un rodea a David Flores, que habla. Pilar se pone de rodi-
rastrillaje a cargo de los conscriptos del regimiento de llas mientras continúa gritando con el retrato de Ma-
infantería Víctor Ustariz para el día siguiente. ría en las manos. El organismo se separa hambriento,
Pero encontraron a María antes. El corregidor como si una gota de sangre en el agua habría llamado
de Ana Rancho recolectaba alfalfa esa mañana cuan- su atención, algunos tropiezan con otros periodistas
do vio con curiosidad como una pareja bajaba de una que no saben qué grabar primero.
motocicleta para internarse en los maizales detrás de Montaño se queda en la sala del tribunal con
la escuela de la comunidad. una sentencia que no tiene relación con los delitos
Después de varios minutos regresaron con una por los que la acusaron, pero que es suficiente para
bolsa negra y al verse descubiertos se cubrieron el ros- alejarla de su cargo como vocal. Aunque puede y se-
tro y huyeron. Eran compañeros de curso de María y guro apelará.
miembros de Wander Rap.
Le hicieron llegar la bolsa al portero del cole- ***
gio de María, indicándole que habían encontrado el
cadáver después de soñar que ella los guiaba hacia Después de que Silvia y Pilar confrontaron a Nahuel,
ese lugar. este admitió que estuvo con María y Omar antes de
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MUJERES: Resistencias, culturas, memorias y luchas
su desaparición. Tenía el celular de María con él, por Montaño, acusándola de haber cometido prevaricato
lo que Pilar lo denunció ante la policía. e incumplimiento de deberes en protección a mujeres
También obligó a los compañeros de María que en situación de violencia.
aparecieron con su ropa a que le mostraran el lugar Circularon decenas de cartas e informes de casi
donde la habían encontrado. toda la estructura judicial que, tras la resolución del
Fueron a toda velocidad en una vagoneta que Tribunal Constitucional, cayó en cuenta del accionar
casi se descarrila y los mata. Anochecía cuando lle- irracional de Montaño.
garon. Hacía calor. Avanzaron empujando maizales Cuando la detención domiciliaria de Omar fue
ásperos que crujían y acompañaban la estridulación revocada y la policía fue a buscarlo a los domicilios
de las cigarras. que había registrado, ya no había rastro de él. Su fa-
Cerca de un pequeño silo de adobe, los maizales milia negaba haberlo visto.
estaban destrozados. Encontraron a María en medio Se sospecha que aquel joven moreno y delgado
de pisadas de distintas suelas y tamaños. Huellas ado- que había recibido la confianza de la vocal para dejar
lescentes desparramadas en círculo alrededor de su la prisión abandonó el país.
cuerpo, cubierto de pintura negra para que no pudie- Montaño no solicitó un escolta policial para
ran reconocerlo. Entre el lodo y la ropa dispersa, casi Omar, los únicos requisitos para liberarlo fueron que
al lado de sus pómulos y como si la tierra misma se se presentara todos los lunes en Fiscalía a firmar y re-
hubiera apiadado, nacían flores silvestres. gistrarse en el padrón biométrico, además de pagar
Tras el descubrimiento sonó la campana del una fianza de 100.000 bolivianos, más de 44 veces el
templo de Ana Rancho por varios minutos, un sonido sueldo de un trabajador promedio en Bolivia.
hondo y fuerte. Una multitud comenzó a acercarse. Lastimosamente, Pilar no es la única que ha sido
Llegaron autoridades y medios de comunicación. Las desilusionada por la justicia boliviana.
patrullas lanzaban ráfagas de luz azul y roja que pei- El 27 de enero del 2022, la policía recapturó a
naban la noche. Richard Choque Flores, feminicida y violador serial
Cuando levantaron a María uno de sus brazos se sentenciado que había sido liberado por un juez de
columpió sin ofrecer resistencia, se lo habían roto en La Paz.
su intento de defenderse. Le faltaban mechones de ca- Choque Flores fue liberado tras pagar 3500 dó-
bello, tenía rasguños y signos de haber sido asfixiada. lares, que se repartieron entre el juez, dos abogadas,
Silvia no recuerda más porque se desmayó. y un médico que falsificó el certificado que permitió
que Flores se beneficiara del artículo 196 de la Ley
*** 2298 de Ejecución Penal y Supervisión.
Dicho artículo señala que, de tener una enfer-
Desde que se promulgó la Ley 348 en 2013, que in- medad terminal, los privados de libertad pueden pa-
trodujo el tipo penal de feminicidio, en el país, se sar el resto de sus condenas con arresto domiciliario.
contabilizaron 945 mujeres víctimas de la violencia Después de su liberación, Richard Choque Flores
machista de sus parejas, de familiares, gente cercana y mató a otras dos adolescentes.
desconocidos. Una violencia que devora a más de 100 La Comisión de Revisión de Casos de Viola-
mujeres bolivianas al año. ción y Feminicidio, creada por orden del presidente
Tras la liberación de Omar en 2021, Pilar logró Luis Arce Catacora tras el revuelo que causó el caso
que David Flores le ayudara a interponer un amparo Choque Flores, encontró otros 38 casos irregulares
constitucional para así revocar la decisión de la vocal en el que personas sentenciadas a prisión por nar-
Mirtha Montaño, pero cuando lograron una nueva cotráfico, feminicidio, asesinato y violación fueron
orden de aprehensión, Omar había escapado. liberadas por consorcios de profesionales que cobra-
Temiendo que Omar cumpliera sus amenazas ban miles de dólares para falsificar certificados médi-
de matar a sus otras hijas, Pilar y el resto de su familia cos y psicológicos.
huyeron de su hogar en Toco. Silvia y Jhoel permane- Teresa Edid Valenzuela, culpable del secuestro y
cieron a su lado y se mudaron con ella a Cochabamba. asesinato de una adolescente en Potosí, Abraham Pe-
Tras la mediatización del caso, las institucio- ters Dyck, condenado por la violación de 150 mujeres
nes judiciales en pos de defender una reputación que y menores de edad en su colonia menonita, Denis Es-
creen tener se sumaron a la denuncia de Pilar contra meralda condenado por narcotráfico, Seferina Quispe,
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Primer lugar Crónica Periodística
encerrada por asesinato, Ariel Roger Mora, feminici- Pilar hipotecó su casa, vendió su ganado, su
da, Felipe Froilán Molina, encerrado por terrorismo, cocina y su garrafa. Tomó préstamos bancarios y de
levantamiento armado y asesinato, fueron liberados usureros que la han golpeado en varias oportunidades
tras pagar sumas de hasta 20.000 dólares. por no poder pagar.
Bolivia es uno de los peores lugares para buscar Lo dio todo por lograr la sentencia de Omar
justicia. En el Índice de Estado de Derecho realizado Ordoñez el 31 de agosto del 2017, a 30 años de pri-
por el Proyecto de Justicia Mundial, Bolivia se en- sión por feminicidio, al igual que José Alfredo Yáñez
cuentra en el puesto 129 de 139 países. Andia, Martín Taraña Cruz, Sergio Pinto Torrico y
El gran problema de la justicia boliviana es su José Richard Veizaga Arias, por violación agravada y
poca asignación presupuestaria. En los últimos tres asesinato. Además de las sentencias de los pandilleros
años el dinero destinado a la administración judicial no que eran menores de edad e ingresaron al Centro de
ha llegado ni al 0,5 por ciento del presupuesto general. Infractores Cometa en Arani.
Además de estas carencias, estructuralmente las Pilar lo dio todo por amor a María, pero Mirtha
mujeres son más vulnerables a la hora de buscar jus- Montaño le arrebató esa victoria.
ticia en el país. Entre 2013 y 2021, solo el 31 por
ciento de los feminicidios en Bolivia han recibido una ***
sentencia condenatoria.
Igualmente, según el informe Estado de la Jus- Llego al lugar, sé que es este porque tres personas me
ticia en Bolivia, el 2018 ingresaron más 42.000 casos lo confirmaron en lo que voy de viaje. Me bajo del
de violencia contra la mujer a estrados judiciales, de auto y espero por unos instantes hasta que el silencio
los que solo 274 recibieron una sentencia, es decir, el casi absoluto es interrumpido por un motor. Don Pe-
0,69 por ciento. dro baja de su automóvil y se acerca. Lleva una playera
Esto se debe a la extrema mora procesal ocasio- verde y tiene un tatuaje del regimiento de paracaidis-
nada por la falta de apertura de juzgados especializados tas en el que hizo el servicio militar.
en violencia hacia la mujer y la deficiente formación de —Esa paredcita de ahí es —me dice señalando
las autoridades judiciales en la aplicación de la ley con con el índice del brazo tatuado una construcción de
perspectiva de género. adobe en medio de los sembradíos. Su hija y su esposa
Todos estos factores se suman al hecho de que me miran desde su auto. Levanto la mirada y no sé muy
llevar un juicio en Bolivia es extremadamente caro, bien qué buscar ahora que lo he encontrado. María del
con honorarios por caso que van entre los 3000 y 8000 Carmen Carballo fue asesinada ahí hace seis años, cuan-
dólares. Pilar llevó 22 contra los asesinos de María. do era primavera y lo árido era maizales altos y flores.
El arancel mínimo de honorarios profesionales El sonido de la paja al agitarse por el viento
de la abogacía, publicado por el Ministerio de Justicia, hace de fondo mientras le explico a don Pedro que
señala que un procedimiento por delitos de acción pe- soy periodista, entonces él se queja por la liberación
nal privada cuesta 5000 bolivianos en Cochabamba, del asesino de María. Nos despedimos, sube a su auto
aunque ese es el mínimo y muchos abogados no res- y me deja otra vez a solas con el paisaje y el silencio.
petan los aranceles. Comienzo a caminar.
Además de los abogados, Pilar tuvo que pagar Mientras iba a Ana Rancho y pasaba por ese ca-
la alimentación de los 250 policías que vigilaron a los mino empedrado y amarillento, me puse a pensar en
22 pandilleros y la gasolina de los automóviles que los que si podría estar viendo lo último que vio María
transportaron para realizar la reconstrucción de aquel hace seis años. Si el sonido del pasto crujiendo bajo
día que violaron y mataron a su hija, después de que mis pies sonaba así aquel día, si donde estoy parado,
esta se negara a tener relaciones sexuales con diez pan- donde se escuchan los cantos esporádicos de garzas y
dilleros para ser parte de Wander Rap. patos, María aceptó, durante algún momento en me-
Pilar también pagó el crédito telefónico utiliza- dio del ataque, que iba a morir.
do por los investigadores, la comida de los testigos y El silo de adobe está abandonado. A la distancia
los más de 205 kilómetros que recorrió a diario desde se puede ver la cancha de la escuela por la que María
Toco hasta los tribunales de Arani, Tiraque, Punata, fue conducida por los miembros de Wander Rap, sin
Cliza y Tarata siguiendo juicios, detenciones y apela- estar consciente de lo que le pedirían para ser parte
ciones durante más de seis años. de ellos.
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MUJERES: Resistencias, culturas, memorias y luchas
Un camión celeste en vaivén pasa e interrum- Nada suena, el tiempo no corre. El silo es una
pe el silencio por unos minutos. Aquí llegaron más fortaleza de soledad, un monumento vacío. Me alejo,
de 250 policías, que rodearon a 22 chicos confun- regreso mientras a lo lejos suenan las turbinas de un
didos y llenos de odio para evitar que los vecinos avión que vuela al este.
los lincharan durante la reconstrucción. Aquí na- Enciendo el auto y miro, por última vez, esa ex-
cieron las flores que besaron por última vez el ros- planada dorada que a simple vista podría ser cualquier
tro de María, donde Silvia no pudo aguantar la otro lugar. Arranco y dejo al silencio detrás de mí, al
marea de dolor e incredulidad. Donde comenzó el avión que surca el cielo, a los graznidos, a María del
largo viaje de Pilar. Carmen Carballo Reyes.
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SEGUNDO LUGAR CRÓNICA PERIODÍSTICA
* Santiago Espinoza Antezana (Cochabamba, 1983). Es periodista y crítico de cine. Ha colaborado en antologías como Hora boliviana y Para una
fotografía sin nombres y otras crónicas. Es coautor de los libros El cine de la nación clandestina, Una cuestión de fe: Historia del cine boliviano 1897-2017
y Crónicas mundialeras del dios redondo. Ha publicado artículos en medios bolivianos y latinoamericanos. Ha sido becario de la Fundación Gabo, la
plataforma Connectas y del Pulitzer Center. Su trabajo ha merecido el Premio Nacional de Periodismo, el Premio Nacional de Crónica Periodística
Pedro Rivero Mercado, el Premio Plurinacional Eduardo Abaroa en Periodismo Cultural y el Premio al Buen Periodismo.
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Segundo lugar Crónica Periodística
Es una mañana fría de febrero del año 2001. Los es- torno, esperando su momento para levantarse, rom-
tudiantes de una materia de escritura bromean o se per el silencio y decir. Y, sobre todo, cantar. Porque
recuestan sobre sus pupitres, sin prestar demasiada Marisol canta. Su nombre completo es Marisol Díaz
atención al docente, un cuarentón con la camisa celes- Vedia y, lo descubriré con los años, tiene mucho que
te bien planchada y un aparatoso llavero colgándole decir. Y lo que tiene por decir, lo dirá cantando.
de la cintura de su pantalón de hora cívica. El profe-
sor escribe en la pizarra ejemplos de oraciones simples La hija del minero
—“con un solo verbo conjugado”— y, como para sor- Es una mañana aún más fría, pero de agosto del 2021.
prender a su distraído auditorio, se voltea y dispara Veinte años han pasado entre el día en que Marisol
una pregunta. Nadie la entiende ni sabe cómo respon- se guardó su voz y este encuentro, ahora en La Paz,
derla. Por suerte, la interpelada es una sola: Marisol. en un departamento del barrio de Miraflores, en el
Ella es una rara avis en este curso de primer semestre que ella tiene poco o nada que esconder. En estas dos
de Comunicación. Es una mujer de 32 años, bajita, décadas muchas cosas han pasado, en la vida de ella
morena, discreta. Parece extraviada en una fiesta de y en la de Bolivia, y no necesariamente por separado.
chicos que acaban de cumplir los 18 reglamentarios Si este país no es el mismo que en el 2001, tampoco
para la mayoría de edad (o ni eso), aún con acné y con lo es esta mujer nacida en 1969 en Kami, un centro
los ojos legañosos, que gritan para hacerse notar entre minero empinado arriba de los 3600 metros sobre
el resto. En los recesos entre clases, ella se deja ver cer- el nivel del mar, en la provincia Ayopaya de la zona
ca de la fotocopiadora del antiguo campus de la Uni- andina cochabambina, a unos 150 kilómetros de la
versidad Católica Boliviana de Tupuraya, en la zona ciudad capital.
noreste de la ciudad de Cochabamba, acompañada La alusión a la altura de su pueblo natal no es
de alguno de sus hijos. Tiene tres y la más pequeña gratuita. Explica por qué Marisol, hoy convertida en
ni siquiera llega a los dos años, así que no pocas veces una de las voces más apreciadas de la escena musical
la carga en la espalda con un aguayo que no desluce boliviana, se siente como en casa en la hoyada paceña.
con el resto de su ropa (pantalones oscuros de corde- No le falta el aire ni se queja del frío, pese a que se
roy y blusas cerradas de colores apagados), y que la sabe una valluna en toda regla. Me recibe con una
hace objeto de miradas intrigadas en la tradicional- licra negra, falda hasta las rodillas, chompa abotona-
mente elitista Cato. da y pañoleta estampada sobre el cuello. Nos hemos
Tímida y ruborizada por la llamada del docente, visto y conversado antes, aunque nunca en calidad de
Marisol no responde y, si lo hace, no alcanzo a es- entrevistada y de entrevistador. Debajo de sus ojos
cucharla entre la baraúnda que se amplifica mientras achicados y tristes aún dibuja esa media sonrisa con
unos compañeros murmuran, otros hacen rechinar la que capeaba el vendaval bullicioso de sus jóvenes
los pupitres y algún bromista improvisa un chiste para compañeros universitarios. Antes de que encienda la
jolgorio del curso. La tensión baja y el profesor vuel- grabadora, me pide unos segundos para poner a hervir
ve a sus ejemplos de oraciones simples. Marisol toma agua para el café que ha prometido invitarme.
apuntes, con una media sonrisa, sin decir nada. No es Como si fuera un completo desconocido, le
muda ni mucho menos. Tiene una voz y no cualquie- pregunto cómo fue que pasó de ser una estudiante
ra. Acaso no la ha descubierto aún del todo, pero ahí de Comunicación de pocas palabras a una cantautora
está, su voz, escondida del mundanal ruido de su en- que ha hecho de su voz una de las señas de identidad
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MUJERES: Resistencias, culturas, memorias y luchas
del jazz boliviano de los últimos años. La respuesta a viajar y, de manera intuitiva, estaba buscando soni-
viene de más antes de lo que supongo. No se restringe dos”, dice. “Descubría sonidos de diferentes culturas,
a los veinte años que separan el 2001 del 2021. Se porque estuve en Europa, me fui a Asia, me vine a La-
remite a su niñez. Su madre, Julia, le enseñó a cantar. tinoamérica por México y Cuba. He ido completando
“Mi madre cantaba conmigo desde que tengo memo- mi proceso de percepción de los sonidos, de apertura
ria; algunas veces al lado del fogón, otras llevando co- de los sentidos”, abunda sobre el nomadismo sónico
mida al socavón donde trabajaba mi padre”, cuenta con el que fue reemplazando el curso de música que le
esta otra “hija del minero”, que en más de una cosa negaron en su infancia. Apenas llegaba a algún lugar
se parece a la mujer que compuso la canción que lleva nuevo, se iba a la pesca de las ancianas, de las madres
ese título e inspiró una película del mismo nombre: y abuelas que, como su mamá Julia, guardaban en sus
la cantante estadounidense de country Loretta Lynn. cantos los códigos de la memoria sentimental de los
“Tal vez, mi canto es el retorno constante a esos ins- pueblos. “Siempre me ha cautivado la voz de las vie-
tantes de felicidad”. jas. Ahora, mi mamá me lo canta todo el tiempo”.
La memoria la devuelve a Kami, donde su pa- Escuchando a las “viejas” volvía una y otra vez
dre trabajaba como minero en las vetas de wolframio al lecho materno en el que había aprendido a cantar.
y estaño que todavía hoy se explotan. De su pueblo Esas voces, que la llevaban a su Kami natal, acaba-
natal se marchó con tan solo seis años. Sus padres la ron desenterrando la música que había sepultado a los
enviaron a ella y a sus hermanos (fueron diez, aunque once años. Los cantos femeninos y arcaicos la llevaron
tres murieron siendo niños) a la ciudad. Se instalaron de vuelta a su mamá Julia, que, como el país, la estaba
en el barrio Kami, una exhacienda que compraron esperando para cantarle y para cantar juntas. En los
los cooperativistas mineros, a once kilómetros de Co- años en que estudiaba Comunicación, Bolivia canta-
chabamba y ya perteneciente a la vecina población de ba a voz en cuello, unas veces gritando, otras llorando,
Quillacollo. “Esa ha sido una de mis primeras pérdi- el ingreso a una nueva era. El país se desangró hasta
das”, dice de la migración forzada del campo a la urbe. expulsar al último caudillo del neoliberalismo y, aún
No lo afirma explícitamente, pero esa pérdida en estado de furia, eligió al primer presidente indíge-
fue también de su voz. Del canto que había aprendido na de su historia. El hombre no se parecía a ninguno
de su madre y que siguió cultivando, aunque sin la de los otros que habían gobernado a los bolivianos
misma libertad que en Kami, hasta los once años. A desde 1825, pero sí al padre minero de Marisol, a su
esa edad se ganó una beca para estudiar música, gra- madre cantora y a ella misma. Era un indio que había
cias a su talento natural para cantar. Aunque no tocaba migrado del Altiplano a la ciudad, como ella.
instrumentos, cosa que en esos años se veía con malos El reencuentro con sus dos madres, Julia y Bo-
ojos en una mujer, había aprendido a sacarle a su voz livia, le descubrieron no solo la música que latía den-
sonidos tan agudos como los de una quena y melodías tro suyo, sino su identidad toda. “Básicamente somos
tan melancólicas como los de un charango. Le dieron cholas. El hecho de volver a vestir la pollera ha sido
un vale para reclamar su beca, pero, al enseñársela a una decisión para hacer homenaje a mi madre, pero
sus hermanos, la desairaron. Le explicaron que no po- también una sensación de entender la belleza para mi
dría estudiar música, porque, de hacerlo, ella, que era cuerpo”, me dice al hablar de su reconstrucción iden-
la penúltima de la prole, no tendría tiempo de cocinar titaria, que también podría ser la de Bolivia después
para el resto. Y cocinar era una de sus tareas esenciales, del 2006. “Mi cuerpo no es el cuerpo de una mujer de
además de estudiar en la escuela. “Me lo rompieron otras culturas: europea. Mi cuerpo es de aquí, de las
mi ‘ticketcito’ y nunca fui a aprender música”, reme- montañas, es pequeñito, tengo mis rasgos indios. Me
mora, con una risilla contenida. “Entonces me enojé di cuenta de que la de la chola era la ropa con la que
tanto con la vida, con la sociedad, con todo, que en- me sentía hermosa, bella”.
terré la música muy dentro mío”. La pollera hasta las rodillas, la blusa ajustada
Una que otra vez se animaba a hacer folclore, de encaje, la manta con flecos y las dos largas trenzas
pero “no me sentía con el derecho”. Antes que música, la volvieron una cantante distinguida y distinguible
al salir del colegio, hizo una familia. Se unió con un en la música urbana de finales de la primera década
alemán, con el que tuvo sus hijos y se fue a vivir a Bre- del 2000 y de inicios de la siguiente. De su cuerpo
men, al norte de Alemania. Viajar se convirtió en el “pequeñito” y de “rasgos indios” no emergían tonadas
antídoto para curar su trauma musical. “He empezado típicamente folclóricas o autóctonas, como a las que
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Segundo lugar Crónica Periodística
se asocia la figura de la chola andina, sino canciones gable en el trato de la naturaleza, es otra de las vías
de rock y de jazz. Colaboró con la banda Atajo, formó por las que se ha reencontrado con su voz campesina,
parte de un grupo que mixturaba rock del sur esta- su cuerpo indio y su identidad chola. No por nada,
dounidense con armonías bolivianas y fue invitada Aymuray, el nombre de su grupo y de su primer disco
por el compositor y vientista Álvaro Montenegro en homónimo, se desprende del “ritual festivo de alma-
la última etapa de su proyecto de jazz fusión Parafo- cenamiento del maíz, donde se celebra la fertilidad,
nista. De la disolución de Parafonista nació Aymuray, la abundancia, por tanto, lo femenino”, reza el tex-
una banda de jazz integrada por Roberto Morales en to de presentación del álbum. Desde sus títulos, va-
la flauta traversa y saxofón, Freddy Mendizábal en el rias de las canciones de Aymuray (2016) y de Sirina
piano y teclados, Andy Burnett en el bajo y Víctor (2019), los dos discos de su banda, invocan el paisaje
Hugo Guzmán en batería y percusión. A ella se incor- natural de su infancia y al que siempre vuelve con el
poró Marisol como su voz y compositora principal. canto: “Árbol de kewiña”, “Umbral y semilla”, “Saqra
Fue en el escenario que cayó en la cuenta de que wayra”, “Abuela chicha”. En esas y otras composicio-
era otra, de que su identidad había mutado, de que no nes suyas alterna indistintamente el español con el
podía cantar siendo la de antes. Esa toma de concien- quechua, pero también con el francés (“Al borde de la
cia la hizo ponerse la pollera de su madre. “He vivido piel”) y el inglés (“Fragatto”).
un proceso de reflexión muy interesante sobre lo que El apego por su tierra no le impide exhibir un cos-
es ser chola, que creo que tiene que ver con no solo mopolitismo vernáculo (¡vaya oxímoron!), esa errancia
ponerse la pollera”, aclara. Redescubrir el canto y ves- que la ha llevado a cosechar voces, sonidos, lenguas y
tirse de chola fueron parte de ese proceso, pero tam- cantos de las tierras que ha pisado y labrado en tres con-
bién el reencuentro del quechua, su idioma materno. tinentes. “Hago lo que puedo desde donde estoy. Yo no
En la primera década de los 2000, conoció al grupo estoy en el escenario para adorno”, dice con firmeza.
de mujeres Las Imillas y al colectivo Uywana Wasi. Con esas palabras les responde también a otros músi-
“Ellas me han ayudado a recuperar mi quechua. Yo cos de su propio círculo, que no reconocen plenamente
no sabía que hablaba quechua”, confiesa entre risas. su trabajo y hasta lo desautorizan: “Dicen que no soy
“El quechua estaba en mi memoria. Es increí- compositora, sino letrista, melodista”. La molestia, em-
ble”, dice aún asombrada. Y hurgando en su memoria pero, no la desalienta; al contrario, la empuja a seguir
lingüística, sus compañeras llegaron a tocar el que “ha buscando, escribiendo, cantando. En síntesis, “criando
sido el dilema de mi vida: creer que todo lo que había la vida”, una expresión que resume su manera de en-
aprendido de mi mamá, de mi pueblo, de mi cultura, frentar las cosas: creando sin pedir permiso a nadie.
no tenía valor, y por eso estaba en un lugar escondido “Esta morena criando la vida se queda”, arenga
de mi ser, de mi memoria”. Desde su feminismo re- en una versión en vivo de “La morenada del adiós”,
belde, las mujeres de su colectivo aprendieron a valo- una de sus composiciones más populares con Aymu-
rar el conocimiento de Marisol para trabajar la tierra ray. Aunque no está en la grabación original del disco
y cocinar lo que esta produce. Y todo eso ocurría en del 2016, la frase sí la dice en un concierto del mis-
los últimos años de la primera década del nuevo siglo, mo año, en el Wayna Tambo, justo después de cantar:
mientras Bolivia se miraba al espejo para preguntarse “Me conoces muy bien, deberías saber / que me sé
quién era. “No sé si todo, pero el país se estaba pre- valorar, que no he rogar. / Para mí tu traición / no
guntando por su identidad en ese entonces. Me pasó es más que una canción / que voy a titular / la mo-
lo mismo a mí”. renada del adiós”. La increpación la dirige una mu-
Antes de seguir, Marisol me pide una pausa para jer desengañada a un hombre traicionero, a quien,
ir a preparar el café prometido. lejos de rogarle que se quede, despacha sin un ápice
de remordimiento. Sin embargo, bien podría estar
“Morena del adiós” testimoniando la soltura con que Marisol se deshace
En la cocina de su departamento, Marisol muele los de los “músicos” que menosprecian su trabajo, de los
granos de café que ella misma cultiva en una tierra “intelectuales” que la preferirían callada cuando dice
colectiva en los Yungas paceños. Junto con otras mu- lo que piensa y de los “hombres” que, por vivir con
jeres, está aprendiendo agricultura sintrópica y agro- libertad su sensualidad chola, la acosan sin vergüenza.
forestería para el cultivo de café y de coca. Trabajar “El hecho de vestir pollera tiene un lado bien di-
la tierra con sus manos, siguiendo una filosofía ami- fícil también. La experiencia, a mí, me hace entender
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MUJERES: Resistencias, culturas, memorias y luchas
qué es lo que tienen que sufrir las mujeres de pollera”, cho a Marisol conversar cariñosamente con su madre,
lamenta. “Yo confronto eso en ese momento, pero sé que tiene 91 años y se encuentra delicada de salud,
que no todas lo hacen así. Y es terriblemente humi- en cama. No entiendo lo que se dicen, pero sí que
llante caminar por las calles. Si llevas una pollera un intercalan sin mayores complejos el castellano y el
poco corta, los hombres ya suponen, se dan libertad quechua. Callan por unos instantes y, al rato, percibo
de mirarte, de mandarte mensajes con la mirada. Es que una de ellas le canta a la otra, presumo que Ma-
terrible”. Y eso que Marisol no se viste de pollera todo risol a su mamá Julia. Los versos cantados por la hija
el tiempo, sino cuando está en un escenario o cuando los responde la madre, también cantando, en un diá-
siente las ganas de hacerlo. En eso se reivindica libre logo melódico que probablemente podría seguir sin
de los mandatos que cuestionan a las cholas que no medida de tiempo, de no estar, a unos metros de la
siempre están vestidas como tales. “Soy una chola y habitación, un visitante con su grabadora. El contra-
estoy feliz de ser cho-la”, dice enfatizando y desgra- punto sigue por un rato más hasta que ya no distingo
nando las dos sílabas, “cho” y “la”, como para invocar quién le canta a quién. La voz oscilante de Marisol,
el uso peyorativo de esa palabra, dinamitarlo con ra- que arranca con una gravedad telúrica y se eleva a los
bia y restituir su dignidad con una sonrisa. cielos como los “chiwancos” (zorzales) pidiendo lluvia
Marisol no tiene que pedir permiso a nadie para en tonos altísimos, se confunde con la voz anciana
reconocerse chola. Tampoco para decir lo que cree: de Julia, que podría estar llorando sin derramar lágri-
“Digo las cosas cuando las tengo que decir”. Así lo mas, riendo sin abrir la boca y temblando sin mover
hace en “Madre Luna”, una balada jazz en la que se un solo músculo. Se me antoja un umbral de sonido
permite rapear: “Muy macho en su casa, / el patriarca incluso más ambicioso que el perseguido por Marisol,
se cree / más hombre si grita y maltrata, / si viola o de recoger la voz de las viejas. Madre e hija son una
si mata…”. Una canción que cierra ya no cantando sola voz, un solo canto, un solo tiempo.
ni rapeando, sino advirtiendo, con serenidad y con- Cuando le pregunto por su estilo de cantar y
vicción, casi a la manera en que se lee una proclama las precursoras que la inspiran, Marisol no da largas
sindical: “Escribimos desde la indignación, desde ahí y lanza tres nombres: Matilde Casazola, Encarnación
escribimos para denunciar que la autonomía y la li- Lazarte y Luzmila Carpio. Escuchando a la poeta y
bertad en nuestras vidas y sexualidad, la pérdida del cantautora chuquisaqueña dice haber comprendido
miedo y el silencio incomodan, desenmascaran al re- “lo importante que es la honestidad; cantar desde lo
ciclante machismo de los hijos de la Colonia”. que percibo, siento, veo”. De la coplera del Valle Alto
A la luz de Domitila Barrios, la histórica diri- cochabambino recoge “el acento qhochala al terminar
gente de las mujeres mineras que hizo caer la dictadu- una frase”. Y en la artista nortepotosina ha descubier-
ra de Banzer en los años 1970 y se volvió célebre por to que “el canto de las mujeres quechuas es una iden-
comenzar sus alocuciones públicas con la expresión tificación de la feminidad con la vida, con cómo cría
“Si me permiten hablar…” (luego adoptada como la madre tierra”. Eso sí, aclara con la misma rotundi-
título de su libro testimonial); Marisol Díaz podría dad con que las nombra y admira, no busca imitar a
patentar una variación a la medida de su propia ex- ninguna de ellas “ni a nadie”. “Pero sí quiero encarnar
periencia femenina, chola y musical: “Si me permiten su espíritu y el espíritu del ser femenino en la vida”.
cantar…”. Como Domitila, que pedía permiso para En la sala hablamos por unos minutos más, so-
hablar solo por protocolo, a sabiendas de que no tenía bre todo de lo que significa para una chola valluna
que pedir permiso a nadie más que a su conciencia; —qhochala, para más ‘inri’— como ella, vivir entre
Marisol podría reclamar su derecho a cantar, que es la cholas paceñas. Me explica que las diferencias esté-
forma en que piensa y siente, pero solo para recordarle ticas, como el tamaño y el volumen de las polleras
al mundo que su canto no ha de rendirle cuentas a (hasta arriba de la rodilla y menos pomposas en las
nadie más que a ella. O acaso, a Julia, su madre. cochabambinas, y hasta las canillas y muchos más
Al cuarto de ella es a donde va una vez que sirve infladas con enaguas en las paceñas), revelan solo
el café escrupulosamente molido y destilado. una parte de la cuestión. “Las mujeres aymaras que
se han logrado reapropiar de ellas mismas: son muy
Dos mujeres, una voz fuertes, guerreras”, apunta. “Y las qhochalas somos
Desde la sala del departamento, donde espero sor- más matriarcas, más desinhibidas y nos gusta con-
biendo de a poco mi taza de café “sintrópico”, escu- frontar las cosas, no callarlas”.
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Segundo lugar Crónica Periodística
Esa desacomplejada chola qhochala es la que me había olvidado preguntarle y averiguar sobre
aparece en el videoclip de “La morenada del adiós”, otras cosas más recientes. Me interesa saber cómo
meciendo coquetamente los brazos, haciendo bambo- está sobrellevando el duelo por su mamá Julia,
lear unos aretes largos, despertando a los cabellos que quien murió el 8 de enero del 2022, un día antes de
se rebelan contra la presión de las trenzas. La melodía cumplir los 92 años. “Mi madre ha muerto cantan-
bascula entre la voz de Marisol y el saxofón de Rober- do”, me cuenta. “No ha parado de darnos lecciones
to Morales, pero la cadencia se queda solo con ella, hasta su último aliento”.
que baila discreta y sonríe desafiantemente, mientras Quisiera decirle algo que la consuele, pero no
cuenta y canta las cosas como son. La mujer valluna sirvo para eso, como para tantas otras cosas. Apenas
en su mejor expresión. atino a preguntarle si no le ha escrito alguna can-
Una nueva visita a su madre me sugiere que es ción que le permita seguir conversando con ella.
buen momento para apagar la grabadora y finalizar la “Sí, le he escrito un caluyo en quechua y castella-
entrevista. Nos despedimos en la puerta de su edificio no”, admite. “Le canto al poder de su mirada, sien-
y, mientras camino, la imagino otra vez reunida con do ella tan menudita. Pero no sé si un día pueda
su mamá Julia, intercambiando cantos, conversando cantarlo sin llorar”.
con melodías, hasta fundir sus voces y hacerlas una Su honestidad me deja aún más mudo. Solo
sola. Una voz que celebra la crianza de la vida, que se con el paso de los días, mientras escribo esto, encuen-
ríe de los impostores, que denuncia a los acosadores, tro algo que quisiera decirle. No es algo mío, sino de
que reclama su derecho a no callar nunca más. Una la propia Marisol. Son versos de su canción “Saqra
voz que no necesita de profesor alguno para hacerse wayra”, en la que le canta amorosamente a un viento
escuchar. Una voz que no pide permiso para existir. juguetón hasta la torpeza que se ensaña con su terru-
ño. Acaso podría pedirle a su duelo lo mismo que le
Cantarle al viento que juega pide al saqra wayra: “Tú vives en las montañas, / jue-
Unos meses después del encuentro en La Paz, le es- gas con los pajonales, / bailas con los molle-molles, /
cribo a Marisol para pedirle unos datos suyos que no te quedes en mi casa”.
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TERCER LUGAR CRÓNICA PERIODÍSTICA
* Martha Irene Mamani (La Paz, 1990). Es socióloga rural y su trabajo está enfocado en la investigación en Ciencias Sociales. Forma parte de la Fun-
dación Tierra. Ha colaborado en diversos medios escritos como la revista Rascacielos y fue finalista del Premio Nacional de Crónica Bartolomé Arzáns
de Orsúa y Vela.
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Tercer lugar Crónica Periodística
David Portillo
En una ruralidad marcada por la alta migración de edad. Gerardina tiene 90 años cumplidos. Es una
los jóvenes y la persistencia del machismo, los avata- de las mujeres más longevas de Zapana, una pe-
res de las mujeres que entran en la última etapa de la queña comunidad del municipio de Taraco. Solo
vida implican muchas desventajas, desde el abandono habla aymara y toda su vida ha labrado la tierra.
familiar y exclusión social, hasta el olvido estatal. Pero No recuerda cuándo quedó viuda. ¿Cinco años,
ellas resisten firmes, hacen pases amistosos con la sole- quizá una década? Su acompañante más cercano es
dad y labran la tierra hasta su último aliento. un gato negro.
Gerardina denota congoja cuando habla de su Es una mañana invernal de junio del 2022.
nieto. Dice que quiere volver a verlo. En el fondo de Mientras su mano aplasta la masa de la marraqueta y
su corazón, pende un hilo de esperanza por recuperar hace papilla el plátano para luego embutir a su boca,
la compañía de Sebastián, que maternó por 20 años. la anciana me confiesa que teme que su hijo Juan, que
—Se ha ido de la casa, no me ha avisado. Ya es salió por un encargo, retorne aún enfurecido por la
más de un año —decreta en aymara, mientras posa su pérdida del único animal de carga:
mirada en una burra negra inerte. —¡Tú siempre haces esas cosas!, ¡te dije que no
Los ojos desgastados y las arrugas de su cuer- le des isaño! —Así se exaltó esta madrugada cuando
po decrecido delatan a primera vista su avanzada descubrimos muerta a la burra.
Fotografía 1.
Retrato de Gerardina
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MUJERES: Resistencias, culturas, memorias y luchas
El mayor afán de la anciana no es batallar con la básicas le hacen una mala jugada: el oído, la vista y la
soledad. Además de lidiar la partida de Sebastián y el memoria. Sobre todo, se le disipa la noción precisa del
permanente mal humor de Juan, relata que tiene otras tiempo; por eso, a veces, altera los años y confunde
penas que le quitan el sueño. Últimamente se le ha dado los meses.
por preguntarse qué pasará con las tierras que trabaja. —Voy a cumplir 90 años este año… en Carmen,
—De nuevo tengo que hacer cargo de autori- el 12 julio había nacido —dice emocionada—. El
dad, yo quisiera asumirlo, pero ya no escucho bien, banco me ha dicho, mis hijos no quieren decirme mi
los comunarios no me aceptarían así. edad, complementa.
La historia no es diferente para las miles de Gerardina no sabe leer ni escribir español. En
ancianas que encaran su última etapa de la vida en sus tiempos ninguna mujer pisaba la escuela. Gerar-
el área rural. En Bolivia, cerca de 390.000 personas dina no es su nombre de ley, pero los comunarios de
avejentadas viven en el campo, las mujeres lideran la Zapana así la han bautizado. Es una zapaneña po-
cifra, conforman el 51 % (INE, 2022). Se podría de- pular, cuando era joven era conocida por su aporte
cir que hay feminización del envejecimiento, en parte social a la comunidad, pero cuando envejeció, pare-
porque las mujeres tienden a vivir más años. ciera que la mirada de sus coterráneos cambió para
Taraco, un municipio paceño con más de 7000 posarse más en sus desventuras: ahora la conocen por
habitantes, conocido como la capital de la danza mo- la abuela que siempre está buscando ayuda, si no está
renada, no escapa del envejecimiento de su población. en las oficinas de la policía, está en la Defensoría.
Casi un cuarto de su población es adulta mayor, de la La historia de vida de Gerardina son las venas
cual la mayoría, unas 814 personas, son mujeres (Fun- abiertas de la sobrevivencia campesina. Empieza mu-
dación Tierra, 2020). La predominancia femenina no cho antes de la Reforma Agraria de 1953, cuando en
responde solo a una cuestión biológica, sino que tiene el altiplano era permitido el pongueaje del indio. Su
relación con la migración de los jóvenes y varones fren- comunidad era parte de la hacienda promisoria del
te a la crisis de la agricultura a pequeña escala. expresidente de Bolivia general Ismael Montes. Ge-
rardina aún guarda en su mente imágenes de cuando
*** arreaba más de un centenar de ovejas para la hija del
patrón. Dice que aún le perturban los hechos atroces
Gerardina no usa bastón, es ágil en su andar. Su si- que vivieron las mujeres de su familia.
lueta siempre fue delgada, pero ahora luce escuálida y —A mi abuela le han ahorcado estando emba-
levemente encorvada. Es lúcida en sus ideas, aunque razada, le han arrastrado con caballos por medio de la
desde hace un tiempo atrás algunas de sus facultades plaza —señala con amargura.
Fotografía 2.
Gerardina en su vivienda en la comunidad Zapana, Taraco
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Tercer lugar Crónica Periodística
Gerardina creció al lado de una tía, su padre la están en Brasil, pero ella los nombra con un cariño
abandonó. Se casó a sus 20 años. Su nuevo hogar no profundo.
necesariamente fue la escapatoria de la mala vida que Gerardina hace mucho que quedó huérfana de sus
llevaba. Su difunto esposo solía pegarle cuando se en- hijos. Dio vida a nueve, a todos con parto natural. Más de
contraba en estado de ebriedad y a menudo le insul- la mitad de sus descendientes murieron. Tres fallecieron
taba por su edad. ni bien exhalaron el primer aliento y otros dos murieron
—Me pegaba diciendo “awila” (vieja), me de- de adultos en situaciones trágicas: uno se ahogó en las
cía que yo le llevaba años, eso no era cierto, tenía- aguas profundas del lago Titicaca y el otro fue asesinado.
mos la misma edad. Yo me defendía, no me dejaba Hoy solo le quedan cuatro hijos vivos. Tres va-
pegar —dice con cierta picardía. rones y una mujer. Ninguno vive con ella de manera
Gerardina no pudo gozar de las conquistas fe- permanente. Conforme fueron creciendo, levantaron
ministas. Nunca denunció a su agresor, no sabía que vuelo por diferentes caminos: tres se fueron a la ciudad
podía transgredir los límites de lo privado para expo- de El Alto, uno se quedó en Zapana, pero construyó su
nerlo públicamente. Después de casi medio siglo de propio hogar. Unos le visitan de vez en cuando, otros
vida compartida, su compañero sucumbió repenti- de manera más frecuente entre los fines de semana,
namente ante la muerte, sin padecer de alguna enfer- feriados, fin de año, etc. Recién su hijo Juan retornó
medad, intuye que se amarteló por la muerte de uno de la ciudad, pero no logra congeniar con la anciana.
de sus hijos. Hoy, esos recuerdos agrios parece que A mi pregunta de por qué no se muda a la ciu-
pasaron al olvido, pues, con añoranza, destaca que dad, donde sus hijos y nietos, así ellos le cuidarían, la
su difunto esposo era trabajador y de corazón noble. anciana me replica en seguida:
No está al tanto de la fecha exacta de su partida, lo —¿Qué voy hacer allí? Los hijos trabajan, salen
que sí sabe es que con la viudez arribó una sensación a ganarse plata. Estaría encerrada en cuatro paredes.
de soledad. En la ciudad el tiempo pasa muy lento, te desespera.
En la comunidad Zapana, Gerardina no es la
*** única anciana que gestiona su cotidianidad sola. Allí
el número de viudas y viudos incrementa notoria-
Si hay alguna cifra que Gerardina recuerda a cabali- mente a partir de los 60 años. Este grupo representa
dad es la cantidad de sus nietos y bisnietos. aproximadamente el 6,5 % de la población total, la
—Tengo 12 nietos y bisnietos, he contado mayoría son mujeres (Fundación Tierra, 2020).
bien, recién nomás —señala con alegría con sus El abogado Oswaldo Tapia, responsable del Servi-
manos reumáticas. Ninguno vive con ella, algunos cio Legal Integral Municipal (SLIM) y la Defensoría de
Fotografía 3.
Damiana, una adulta mayor de la comunidad Jawira Pampa, Taraco
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la Niñez y Adolescencia (DNA) del Gobierno Autóno- informal porque a varios de ellos les apena declarar en
mo Municipal de Taraco (GAMT), explica que en cada contra de sus hijos.
comunidad hay entre 10 a 15 adultos mayores en situa-
ción de abandono familiar. Según él, la principal causa ***
es la migración de los hijos. Mientras menos posibilida-
des de desarrollo económico tiene una comunidad, más Sebastián, en realidad, no es nieto de Gerardina. Es
es la migración de los jóvenes, precisa. Por ejemplo, la su sobrino-nieto. Hace 20 años atrás, la anciana, ade-
Isla Sicuya donde no hay tierras productivas es un caso más de sus hijos, crió una sobrina que había quedado
crítico. “Allí los jóvenes se han marchado, casi todos los en orfandad ni bien nació. La sobrina cuando llegó
comunarios son avejentados”, complementa. a la adolescencia quedó embarazada y dio a luz a Se-
Los adultos mayores de la Asociación de Produc- bastián. Gerardina, al inicio, estuvo enfadada con
tores Ecológicos de Derivados Lácteos de Chivo (APRE- la noticia, pero, pronto, el recién nacido acaparó su
DELAC-C) de Taraco coinciden con la valoración de atención. Un día, su sobrina se fue a la ciudad de El
Tapia y vaticinan que sería muy difícil evitar la migra- Alto sin llevar consigo al bebé de apenas de dos años.
ción de los hijos porque están en su derecho de rehacer Gerardina cuidó a Sebastián como si fuera su
su vida. El problema, en realidad, es que se olvidan de sus hijo. Dice que lo ha criado con leche de vaca. Destinó
padres. Piensan que una o dos visitas al año es suficiente. parte de sus ahorros a su educación hasta convertirlo
—Los hijos vienen de visita como relámpagos, en bachiller. Al ver que Sebastián se hacía joven, le he-
una vez al año aparecen. No saben si el anciano se redó un par de vacas lecheras para que proyectara su
alimenta, se enferma —explican preocupados. autonomía económica. Pero los planes no siempre sa-
Tapia señala que para abordar jurídicamente len como uno espera. Un día lluvioso de diciembre del
los casos de abandono de abuelos la metodología es 2020, en plena temporada de la siembra, el joven de
la misma que se sigue por abandono de menores. Se 22 años se fue de la casa, sin despedirse de Gerardina.
puede a los hijos “obligar” a asistir económicamente a —¿Dónde estará Sebastián?, tía Gerardina —le
sus progenitores con un 25% de su ingreso mensual. pregunto.
Pero esta determinación pasa un por trámite largo, —No sé. Dicen que está en la ciudad, que se fue
cuyo costo recae en el demandante. donde su mamá. Otros dicen que le vieron caminar
Según Tapia, en el área rural pocos adultos ma- por el pueblo [Taraco], pero nunca viene por aquí.
yores reportan su situación de abandono familiar. En —¿Crees que vuelva? —le cuestiono.
una gestión el SLIM-DNA ha recibido alrededor de —Su carnet está aquí —complementa—, no se
10 denuncias de adultos mayores, en su mayoría vía lo había llevado, lo encontré debajo de la cama.
Fotografía 4.
Morada de Gerardina, asentada en el corazón del Altiplano norte
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Tercer lugar Crónica Periodística
Tras la partida de su sobrino-nieto, Gerardina pado por Tapia de forma intermitente porque visita
anduvo con ojos llorosos durante dos semanas segui- permanentemente las 17 comunidades de Taraco.
das; incluso ahora le faltan las ganas de encender su
fogón para preparar su alimento diario y muchas veces ***
duerme sin cenar. Le intriga saber por qué Sebastián
se fue de la casa de una manera extraña, sin decir un Gerardina es una mujer laboriosa, su férreo deseo por
adiós ni dar alguna explicación. Sus hijos, a manera remover la tierra no ha cambiado con los dígitos que
de consolarla, varias veces le han dicho que lo olvide, fue sumando su edad cronológica. Cada año, cuan-
pero ella aún guarda la esperanza de volverlo a ver y do llegan las lluvias, planifica con ahínco su siembra
reafirma su cariño por él. anual. Fruto de ese esfuerzo, en el 2022 ha cosecha-
—Cuando me enfermé con esta enfermedad do una variedad de alimentos: papa, quinua, oca y
[covid-19], él me ha cuidado, me hacía parar y tam- cebada, entre otros cultivos. La repentina partida de
bién sentar, ha cocinado, ha cuidado los animales. Por Sebastián no ha frustrado del todo su labor agrícola.
eso me siento mucho por él —insiste sollozando. Eso sí, pasó mucho trabajo buscando ayudantes oca-
En Taraco, no hay una asociación de adultos sionales para concluir la siembra a tiempo.
mayores o una red comunitaria para proteger a este —Este año hubo buena cosecha de papa, allá he
sector social. Gerardina tuvo que buscar ayuda en el sembrado —dice, mientras detiene su mirada en una
SLIM-DNA Taraco. Allí le sugirieron elevar una de- de las quebradas que rodea su vivienda.
nuncia de abandono familiar contra su nieto. Gerar- La anciana nonagenaria es obstinada con sus
dina quiso que citen también a la madre de Sebastián, horas de trabajo. Abre los ojos a las seis de la mañana
pensando que podría tener alguna responsabilidad. y trajina de un lado a otro hasta que el sol se oculte.
En Taraco, el SLIM y la DNA funcionan como Además del trabajo agrícola y de las tareas domésticas,
una sola instancia orientada a proteger a las mujeres y se ocupa de un sinfín de actividades: ordeña vacas,
niños. Provisionalmente, atiende los casos de los adul- alimenta chanchos, arrea ovejas, ronda gallinas, etc.
tos mayores. La institución competente para atender Sus hijos le pidieron en muchas ocasiones que
los requerimientos de los adultos mayores, en realidad, deje de trabajar, pero ella se resiste. De hecho, uno de
es el Centro de Orientación Socio Legal para Personas los motivos que enfada a su hijo Juan suele ser el afán
Adultas Mayores (COSLAM), una plataforma coor- de la anciana por trabajar.
dinada por la Defensoría del Pueblo y los gobiernos —¿De qué voy a vivir?, ¿quién me va a mantener?
municipales, pero en Taraco aún no está activado. —sentencia Gerardina. Reconoce que está cansada, por
Dentro de la oficina de SLIM-DNA, hay tres eso cada año se dice así misma “al año ya no trabajaré”,
escritorios atestados de folders amarillo, uno está ocu- pero por alguna razón su intención no marcha.
Fotografía 5.
Una pareja de ancianos trabajando, Altiplano norte
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Gerardina no percibe renta de jubilación. Siem- ese orden. Algunos siguen de pie hasta que cumplen
pre ha vivido en el campo y ha trabajado la agricultu- 90 y continúan trabajando la tierra como una forma
ra. Su único ingreso mensual fijo es la Renta Dignidad de aferrarse a la vida. Gerardina es un ejemplo de esta
de 350 bolivianos otorgado por el Estado. Guarda una resistencia.
parte de ese dinero para situaciones de emergencia.
Vive al día con la venta de quesos y algunas cosechas ***
como la venta de la papa.
Una investigación de CEDLA, realizada en el Por cada parcela que trabaja Gerardina debe cumplir
2014, señala que ocho de cada diez adultos mayores con las obligaciones ante su comunidad. Una de estas
rurales, con un promedio de edad próximo a los 70 responsabilidades es ejercer el rol de autoridad, que de-
años, sigue trabajando. El documento enfatiza que la manda mayor dedicación de tiempo y recursos para fines
migración de los jóvenes hace que el trabajo del hogar comunales. Dependiendo de la cantidad de tierras que
quede a cargo de los ancianos, quienes se ven obligadas posee, una familia suele asumir ese papel cada tres o cin-
a laborar para asegurar su subsistencia (Escobar, 2014). co años. De no cumplir ese mandato comunal, las tierras
Los miembros de la APREDELAC-Chivo reco- familiares podrían pasar al dominio de la comunidad.
nocen que los ancianos trabajan por presión externa Geraldina empezó a asumir las obligaciones co-
porque en el fondo buscan evitar algún tipo de depen- munales luego de que enviudó, sin un acompañante
dencia económica. Adicionalmente, explican que la varón. En el 2020, en plena pandemia del covid-19, le
necesidad de sentirse útiles es uno de los factores que tocó asumir el cargo de autoridad. No hubo negación
influye para que este sector continúe con su trabajo de los comunarios por su condición de mujer y su
en el campo. Con convicción afirman que cumplir 60 estado civil, pero considerando su edad avanzada, le
años —dígito marcado por la Organización Mundial pusieron en el último escalón de los 11 cargos. Por ese
de Salud y la Ley 369 de Adulto Mayor como transi- motivo, su tarea se restringía a poner y levantar mesas
ción hacia la vejez— no significa que uno se marchita durante las reuniones de la comunidad. La anciana no
al instante. La mayoría de los adultos mayores perma- fue la única persona adulta mayor de la estructura de
nece con fuerza física hasta los 65, otros hasta los 70. autoridades, pero sí la única mujer anciana.
Reconocen, también, que bordeando los 75 años es Según las estimaciones de Gerardina, pronto le
cuando los sentidos se van difuminando y uno deja tocará asumir un cargo en el consejo educativo.
de valerse por sí mismo, aunque aclaran que no todas —Yo quisiera hacerlo, pero ya no escucho bien
las personas experimentan los mismos cambios y en y solo veo bien con un ojo, además es para harta plata,
Fotografía 6.
Adultos mayores de la Asociación de Productores Ecológicos de Derivados Lácteos de Chivo, Taraco
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la última vez salí con una deuda de 2500 bolivianos. ejercer el cargo de autoridad solo hasta 60, máximo
Quizá tenga que pedir ayuda a mi hija —dice pensativa. 65, después obligatoriamente debe ser sustituido por
Los adultos mayores de APREDELAC-Chivo, sus hijos.
con cierta preocupación, señalan que en las comu- En criterio de Tapia, la medida tiene doble filo.
nidades hay posiciones polarizadas respecto a la te- Si bien busca liberar al adulto mayor de las obligacio-
nencia de la tierra en manos de los adultos mayores. nes comunales, a su vez, provoca su desvalorización
Hay quienes dicen que la “tierra no tiene edad”, por social. Muchas veces, esta determinación también
tanto, todos los poseedores deben cumplir la función caló más en lo negativo, puesto que puede ser un mo-
social. Mientras, otros comunarios, generalmente los tivo para el despojo de tierras, ya sea por la fuerza o
jóvenes, arguyen que el rol de autoridad exige fuerza no. Los hijos buscan apropiarse de las propiedades sin
física y capacidad intelectual para movilizarse y nego- el consentimiento de los padres a nombre del cumpli-
ciar con las autoridades estatales. Según esta posición, miento de la función social.
los adultos mayores ya no son aptos para los mandatos
comunales, por lo que deben transferir sus tierras a los ***
hijos u otros familiares jóvenes.
Deduzco que, para los adultos mayores como Los problemas que sobrellevan los adultos no tienen
Gerardina que trabajan la tierra, exigirles traspasar las origen solo en la tenencia de la tierra y el abandono
tierras a los hijos equivaldría a pedirles que ellos mis- familiar. Algunos sufren violencia y maltrato dentro
mos firmen su acta de defunción. de sus propios hogares. Vivir rodeado de familiares
El funcionario municipal Tapia señala que, de no necesariamente es garantía de una vejez digna. En
las quejas recibidas de los adultos mayores, casi la muchos casos los hijos y los familiares, quizá, al no
mitad está vinculada a la exclusión de los cargos de saber cómo abordar la vejez, terminan violentando a
autoridad. Recuerda que una vez quiso defender a un las personas ancianas.
anciano que, a razón de su edad, fue inhabilitado por El abogado Tapia ha visto de cerca varios ca-
los miembros de su comunidad para ejercer el cargo. sos de vulneraciones y ha llegado a la conclusión de
En el marco de las normas que protegen al adulto ma- que muchos adultos mayores necesitan valoración
yor (la Constitución Política del Estado y la Ley 369), psicológica.
Tapia preparó un contraargumento. Perdió el caso. Se Gerardina es una sobreviviente del maltrato in-
impuso la justicia comunitaria con base en los estatu- trafamiliar. Su hijo Juan, un adulto de 40 años, ejerce
tos comunales, que señalaban que un afiliado puede maltrato sobre ella. Dice que él es una gran compañía,
Fotografía 7.
Adulto mayor Ángel y su hija, Centro Poblado Taraco
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pero tiene un muy mal carácter y pierde la paciencia pesimistas señalan que la comunidad es insensible a
cuando Gerardina se equivoca en algo. A veces, de los la vulnerabilidad de los más avejentados, en vez de
gritos pasa a los golpes. Tiene problemas con el alco- resguardarlos y exigen cumplir obligaciones.
holismo y eso agrava la violencia. “El gobierno municipal nos tiene olvidados”,
—Toma por varias semanas, a veces por un mes, señalan los miembros más avejentados de APREDE-
pero después es buena gente. LAC-Chivo.
Gerardina buscó ayuda de la policía y del SLIM- Raúl Mujica, concejal del GAMT, con since-
DNA Taraco. A pesar de llamadas de atención y san- ridad admite que en el municipio de Taraco no hay
ciones que han resultado en la privación temporal de políticas específicas ni iniciativas propias para el cui-
libertad, Juan no ha cambiado su actitud hasta hoy. dado de los adultos mayores. Allí, el 26 de agosto, día
Eso le asusta a Gerardina. Anhela que su hijo no recai- nacional de adulto mayor, pasa desapercibido. Cierta-
ga en el alcohol, dice que hablará con Dios para que mente, la situación de Taraco no es más que el reflejo
le de buen corazón. de los municipios rurales. En el 2015, de los 338 mu-
—Aún tengo fuerza, la última vez que discutimos nicipios, solo 29 gobiernos municipales tenían activa-
le empujé lejos, pero yo casi caigo en el vacío —señala. do el COSLAM (ANF, 2015).
Según la Defensoría del Pueblo, en el 2015, Eso sí, el GAM-Taraco, en los últimos años,
de los casos atendidos referentes al maltrato fa- ha intentado cumplir la disposición del Gobierno
miliar, despojo de bienes y abuso contra los adul- nacional de entregar mensualmente el Comple-
tos mayores, el 52% corresponden al área rural. mento Nutricional Carmelo a las personas adultas
El informe no precisa datos sobre género de los mayores. En el 2019, adquirió 1700 unidades de
afectados (ANF, 2015). suplementos y, en el 2020, compró 900 unidades
(Defensoría del Pueblo, 2021). Estas unidades no
*** alcanzaron ni siquiera para una entrega semestral
destinada a los 1584 adultos mayores que hay en el
¿Qué rol cumple la comunidad y dónde está el municipio.
Estado? Los miembros más optimistas de APREDE- También Taraco, a través de su Centro de Sa-
LAC-Chivo dicen que vivir en comunidad hace que lud, presta atención a ancianos afiliados al Seguro de
los abuelos no queden totalmente a la deriva, como Salud (SSPAM). El médico del Centro, quien pide
en la ciudad, donde prima el individualismo. En al- la reserva de su nombre, señala que, por un lado,
gunas comunidades, cuando notan que un adulto los adultos mayores se limitan a buscar asistencia
mayor, ya no se presenta a las reuniones semanales, médica sobre todo por la barrera del idioma y, por
las autoridades van a visitarlos. Sin embargo, los más otro lado, no tienen acceso a medicamentos para las
Fotografía 8.
Damiana en su jornada laboral, Jawira Pampa, Taraco
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enfermedades más avanzadas. Las afecciones más ma priorización. Por ello, los miembros de APREDE-
frecuentes son la pérdida de vista por insolación, los LAC-Chivo consideran que, si hay algo urgente por
problemas de lumbares y el debilitamiento prematu- hacer en Taraco es instalar una entidad financiera.
ro de los huesos. ***
La política nacional pro-adulto mayor de más al-
cance en el municipio lacustre es la Renta Dignidad de Transcurrió más de un año desde aquel día en que
350 bolivianos mensuales, aunque para acceder a ese Gerardina, entre sollozos, declaró el abandono de su
beneficio los adultos mayores deben hacer peripecias. nieto ante el SLIM-DNA. Los funcionarios, cum-
Taraco, por su bajo movimiento económico, no es pliendo los protocolos, hicieron varios llamados al
atractivo para las entidades financieras ni tiene oficinas joven y a su madre, sin éxito. Como último recurso,
de la Renta Dignidad. Entonces, los ancianos deben pueden usar la fuerza. Entonces le sugirieron a Gerar-
trasladarse a otros centros poblados como Tiahuanacu dina iniciar un proceso penal. La anciana lo descartó
o Guaqui o emprender un viaje de 80 km hasta El enseguida. Conoce de primera mano los embrollos de
Alto. Viajar tiene su propia complejidad: el transpor- la burocracia, los vivió cuando clamó justicia para su
te público es limitado, algunos adultos mayores ya no hijo asesinado. Además, la solidaridad con su sobrina
pueden caminar, otros no disponen de pasaje. pudo más que su soledad:
En los últimos años, la Fuerza Armada, a tra- —Es para harta plata. Ella estará ocupada con
vés de la unidad militar de Puerto Acosta, ha coad- sus hijos, no debe tener tiempo ni plata. Sería buscar
yuvado con la entrega de la renta, pero la pandemia un pleito más. Ya no fui a la Defensoría —señala con
frustró esta asistencia. No fue hasta junio del 2022, cierta resignación. Al final confiesa que reniega contra
después de más de dos años, que el ejército reapareció sus hijos, porque hasta ahora no le ayudaron a buscar
en Taraco. a Sebastián.
Gerardina tiene ciertas ventajas para acceder a su Es casi mediodía, hay un sol incisivo. Ni bien
renta. Con frecuencia suele decir que el banco vino a su ve a Juan descender la quebrada arreando un ternero,
casa —refiriéndose a los militares— y que también le Gerardina se despide presurosamente. Quizá vislum-
visitó la doctorita —refiriéndose al personal del centro bra el enojo de su hijo.
de salud—. Sus infortunios hicieron que la conocieran —Si sabes algo de mi nieto, me avisas.
los funcionarios públicos de Taraco, la policía, el per- Y añade:
sonal del centro de salud e incluso los efectivos de la —No olvides de visitarme, si vienes a Taraco.
Fuerza Armada. Por eso, muchas veces llegaron hasta su Gerardina no quiere que la olviden.
casa para entregarle algún recado o beneficio público.
No todos los ancianos de Taraco tienen la mis- * A fin de resguardar la identidad de las personas involucradas, a salve-
dad de las autoridades municipales, se han empleado seudónimos. El
nombre completo de Gerardina es Gerarda Bautista.
Fotografía 9.
Pago de la Renta Dignidad, Taraco
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Bibliografía
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CUENTO
CUENTO
Nota a la edición
Niñas y ancianas: las otras mujeres
César Antezana / Flavia Lima*
Estas tres obras son las ganadoras de la 7ma Convoca- dolor, la frustración, la tristeza y la ansiedad son parte
toria Letras e Imágenes de Nuevo Tiempo “Mujeres: de sus vidas y ellas están a punto de cruzar la puerta.
resistencias, culturas, memorias y luchas”, lanzada Algunas lo lograrán, de otras solo podremos intuir el
el año pasado por la Fundación Cultural del Banco desenlace…
Central de Bolivia. Finalmente están Raquel de Habitación sin lími-
Para acercarnos a estos objetos en cuestión, cen- tes y Herminia de Una chica de amarillo Pikachu, que
traremos nuestra mirada en algunos de sus personajes son las más “viejas” de todas las protagonistas. Estas
principales, preguntándonos cómo funcionan dentro mujeres encarnan en sus mundos ficcionales lo que
de sus universos ficcionales y qué provocan finalmen- podríamos llamar la sabiduría, el consuelo y el con-
te: niñas, mujeres de mediana edad y ancianas. sejo prudente para las personas a su alrededor. Ellas
En “Implante” y “Guardando silencio” de La han logrado sobrevivir de alguna manera, cada una a
jaula se ha vuelto pájaro, los personajes principales son su modo (la primera con más recursos, la segunda en
niñas. Ambas protagonistas resultan víctimas perfectas medio de constantes aprietos económicos) generando
de un mundo adulto que no necesita cuerpos adultos una resiliencia enorme en relación a sus circunstancias
para mediar su violencia. En el primero son otros ni- (Raquel está inválida varias décadas y Herminia como
ños y niñas las que hacen añicos la infancia de Lauri- dijimos, está cercada por la pobreza). Su actitud ante
ta; en el segundo, es el padrastro quien decide sobre la vida oscila entre la aceptación y la insumisión. La
el cuerpo de Ana y su familia. Ambas concurren al aceptación por un lado, porque no sufren por sus con-
mundo construido por los adultos sin herramientas diciones ni mucho menos; y la insumisión por el otro,
precisas para defenderse de él. Y este es un mundo porque no dejan que esas constricciones las devoren
violento y sórdido que se materializa de muchas for- de un solo bocado. Ellas tienen capacidad de deci-
mas, a través de distintos agentes, no exclusivamente sión y de acción y a pesar de sus limitaciones toman
hombres-varones. las riendas de sus propias vidas. Raquel decide ser la
En cambio, las mujeres que protagonizan los amante de un hombre casado en medio de un conser-
cuentos “El viaje”, “Pájaro” e “Histeria” están siem- vadurismo recalcitrante y aun así se asegura el respeto
pre pendientes de huir, de escapar de todo lo que las de toda su familia y del vecindario, que no tiene otra
atormenta de uno u otro modo. Algo de esto tam- alternativa que aceptarla. Por otro lado Herminia de-
bién podemos intuir, aunque menos claramente, en el cide el rumbo de sus ocupaciones sin temor a perder
cuento “Tabletas”. Estas mujeres traman su escapato- la mano de su benefactora. Ella le hace el quite a esa
ria, buscan libertad porque saben que no están vivien- trampa que a veces es la caridad, que obliga y somete
do plenamente ni de lejos. El hastío, pero también el a las personas que la reciben. Herminia no cede ante
* César Antezana/Flavia Lima es parte de la colectiva transcultural Almatroste y de la editorial del mismo nombre. Produce y conduce el programa Es-
cena Salvaje en la radio Illimani y ha publicado los poemarios Anjani, Polímeros cuir, Masochistics, entre otros. Tiene estudios en teología, educación
superior y literatura. Reivindica el feminismo cuir en toda su mosntruosidad.
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esta presión y se asegura de que al menos en su peque- das de aprobación pública que somos en el fondo–,
ño margen de autonomía, ella decide qué hacer con diremos que este retrato nos presenta una niñas que
su tiempo y su trabajo. no tienen acceso a ningún tipo de educación sexual in-
No se trata aquí de idealizar cierto estoicismo tegral. Al respecto los debates siguen sucediendo en
presente en estas mujeres mayores. Eso nos jugaría nuestra región, mientras la violencia no se detiene ni
en contra a la hora de valorar la lucha de las mujeres un minuto: y aquí hablamos ya no de cuerpos ficti-
por transformar el mundo. Lo que hacemos aquí, es cios, sino de cuerpos infantiles que inventan sus pro-
detenernos un poco en estas otras mujeres –niñas y pias salidas a unos temas que el mundo adulto se niega
ancianas–, que atraviesan por su cuenta las mismas a acompañar, al menos oficialmente.
presiones de una sociedad construida para minimi- Diremos, ya al final de esta presentación, que
zarlas, para aplastarlas, para marginarlas. A veces es- no basta con estar en contra de la violencia hacia las
tas mujeres se invisibilizan y se dejan de contar en mujeres. Es indispensable contemplar todo el pano-
las enormes estadísticas que nos arrojan los estudios rama y exigir, entre otras cosas, el tratamiento serio
que se dedican a leer las violencias en nuestro medio. de temas como la educación sexual en los colegios,
Porque aquí se trata de equidad de género por supues- el aborto, etc. Lo demás resulta cinismo o hipocre-
to, pero también de lucha de clases, del asunto de la sía. Bueno, nos fuimos por las ramas, pero, ¿acaso no
tercera edad, de adultocentrismo… es eso también lo que una lectura, cualquier lectura,
Volvamos a las niñas por un momento. En estas hace? Celebramos la publicación de estos cuentos y a
historias ellas no saben cómo reaccionar a la presión sus autorxs, ahora que pueden ver la luz y dejarse ir
de mundo que las rodea. Trayendo agua hacia nues- corriendo por todas partes, empujando, incomodan-
tro propio pozo –como buenas samaritanas necesita- do, provocando.
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PRIMER LUGAR CUENTO
* Ariadne Ávila (La Paz, 1991). Estudió la carrera de Literatura en la Universidad Mayor de San Andrés. Publicó la novela El laberinto sin paredes (2016)
y varios de sus cuentos fueron incluidos en diversas antologías nacionales. Actualmente, se dedica a escribir, a la edición de textos y a la enseñanza de
Literatura.
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Primer lugar Cuento
Guardando silencio
—Mis amigos dicen que estás sangrando por la vagi- silencio sin saber qué responder—. Ya le han crecido.
na. ¡Quiero ver! Mi mamá dice que es vulgar tener tetitas siendo tan
Lorena no responde, sigue caminando sin mirar a niñas. Se ve muy feo.
nadie. Su madre le dijo que eso era un asunto privado. Llega la profesora y Diana deja de hablar. La
—Dicen que ahora eres una mujer, Lore. Por clase pasa lenta y aburrida; Lorena quiere ver si a ella
favor, quiero ver cómo sangras. también le están creciendo los senos, pues ya le vino
—No sé de qué hablas. el periodo. Se mira de reojo y, por suerte, todavía no.
—Mami dijo que no podías entrar a la cocina Suena el timbre de recreo. Lorena se olvida por
porque estabas con el periodo; las escuché hablando completo de la sangre y de la menstruación y de los
ayer. Hoy le pregunté a mi amigo Manu qué era el pe- senos; respira tranquila y jovial nuevamente porque no
riodo y me dijo que es sangrar por la vagina. Lorena, le duele nada. Entonces, un nuevo juego se instaura
¿cómo te hiciste eso? ¿Por qué quieres convertirte en en el patio. Cada una de las chicas elige un animalito
mujer? ¿Ya no te gusta ser niña? y juegan a la jungla versión fashion. Lore es una tigresa
La muchacha acelera el paso, sin responderle a que usa aretes rosados y brillo labial porque también es
Matías. Llegan a casa pronto, en silencio. Miss Aventuras de la jungla; Diana es una leona que se
Después del almuerzo, Lorena se recuesta porque pinta la boquita de rojo porque también es Miss Felina.
le duele el vientre bajo. Le gustaría llamar a alguna de Matías y sus amiguitos pasan de vez en cuando
sus amigas y contarle todo… No puede. Mamá le dijo cerca de los columpios en donde su hermana juega
que esas son cosas privadas y que es de mala educación con sus amigas. Rara vez se hablan. Prefieren no ha-
contarlas. Se duerme con un nudo en la garganta. cerlo, porque niños y niñas no se mezclan; ellas son
Termina la semana y deja de sangrar. tontas y ellos torpes.
—Lore, ¿quieres tener hijos? —le pregunta Ma- Pasa la semana y la jungla sigue de moda.
tías el lunes mientras caminan juntos hacia el colegio. Una mañana, cuando Lorena y sus amigas lle-
—¿Qué te pasa? gan a los columpios, poco después de que el timbre de
—Si sangras por la vagina ya puedes tener hijos. recreo suena, encuentran a Matías junto a sus amigos.
¿Sabías eso? —Tienen que irse de aquí —les dice Diana—.
—Callate, Matías. Lore, dile a tu hermano que esta es la jungla y los
—Solamente es una pregunta. niños de su edad no pueden estar aquí. Los podemos
Matías la mira esperando una respuesta, no le lastimar porque somos animales salvajes.
parece una pregunta ofensiva; a ella sí le parece una —Queremos llevarnos a Lorena —dice Manu.
pregunta impertinente, ofensiva e invasiva. —¿Qué te pasa? —pregunta otra de las niñas.
Recorren el resto del camino en absoluto silen- Lore es nuestra amiga… Además, es muy mayor para
cio. Llegan al colegio en pocos minutos y se separan jugar con ustedes y ustedes son torpes.
en la puerta. No se despiden; Matías corre hacia su —Queremos preguntarle una cosa. Después de
aula y Lorena camina tímidamente hacia la suya. que nos responda, puede volver a jugar con ustedes.
—¿Has visto las tetitas de Priscila? —le pregunta Lorena se esconde detrás de Diana, no quiere
Diana a Lorena apenas se sientan. Lore la mira en hablar con los amiguitos de su hermano porque sabe
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que ellos saben que ya ha tenido el periodo. Matías —Ustedes son muy niños para hablar de esas
reúne a sus amigos en un rincón. Cuchichean unos cosas —les dice. No quiero volver a verlos molestando
segundos y luego le habla a su hermana: a las chicas, ustedes son niños, son chiquitos.
—Si no vienes Lore, le voy a decir a la mamá Cuando los niños salen, hace que Lorena vuelva
que te pones aretes en el recreo. a entrar a su oficina, sola.
La pobre chiquilla, asustada y a sabiendas de que —Eres una mujercita, estás creciendo y tienes
a su madre no le gusta que use joyas, camina hacia los que aprender a hacerte respetar con los niños —le
niños. Sus amiguitas la miran resignadas: han perdido dice—. Tienes que jugar con tus amiguitas, deben ju-
la batalla contra los niños. Ellos no hacen ningún tipo gar cosas de niñas. Es feo ver a una chica andando con
de seña para celebrar su festejo, solamente toman a tantos varones, Lorenita. Las señoritas no se portan así.
Lorena por los brazos como un rehén y se la llevan. Lorena no dice nada; quiere llorar.
Caminan hasta un rincón del patio, en donde la ro- Pasan días de angustia para la muchachita, quien
dean. Las chicas miran de reojo a su amiga Lorena. Se no le cuenta a nadie lo que ocurrió en el colegio. Se
sienten como unas perdedoras; Diana, sin embargo, siente humillada.
está indignada. En poco tiempo, en el patio de recreo, todo
—Mi mamá dice que no hay que irse así nomás vuelve a la normalidad. Matías vuelve a jugar con sus
con los chicos, que las chicas que hacen eso son fáciles amiguitos por todas partes y la jungla vuelve a insta-
—afirma la muchachita. Las otras niñas no entien- larse en los columpios. En casa, todo ha cambiado.
den bien de qué habla Diana, así que la ignoran y se Lorena ya no le habla a Matías y evita comer junto a
quedan mirando la escena. Los niños no se mueven, él cuando se quedan solos.
solamente hablan con Lorena.
—Queremos ver cómo sangras. ***
—No estoy sangrando —responde Lorena.
—No le vamos a decir a nadie. Mostranos, por El cumpleaños de Matías está cerca e invita a sus ami-
favor. guitos a una fiesta de pijamas. Los niños ya han olvi-
—No estoy sangrando —sigue respondiendo dado por completo el percance que tuvieron con la
Lorena. hermana mayor de su amigo. Lorena, en cambio, no
Pasa la profesora de Matemáticas y, al ver a quiere estar cerca de esos niños nunca más.
todos reunidos alrededor de la chiquilla, se acerca. —Deberíamos hacer una pijamada de la jungla
Ninguno le explica qué ocurre cuando pregunta, ni —le dice a Diana el martes antes del cumpleaños de
siquiera Lorena, así que se lleva a todos a la Dirección su hermano.
del colegio. Las amiguitas de Lore, que miran de lejos, La idea de la pijamada les gusta a todas las ni-
se alborotan y se angustian. ñas; pero ¿dónde pueden hacerla? Preguntan en sus
—¿Qué habrá pasado? —pregunta una. casas esa tarde; sus padres les ponen escusas y ninguna
—Seguro se estaban besando —dice Diana. consigue permiso. Diana le cuenta a su mamá que la
—Pero son chiquitos, y Mati es su hermano — pijamada fue idea de Lorena, así que su madre llama a
le responde otra niña. Ingrid, la mamá de la niña:
Comienzan a pelearse entre ellas. Diana dice que —Hola, Ingrid.
Lorena es fácil, y las demás no entienden bien de qué —Hola, Eliana —saluda la señora alistándose
habla, pero lo que dice les suena a insulto; defienden a para alguna de las bombas venenosas que siempre lan-
su amiguita: “No es una fácil; tú lo serás, Diana”. za aquella voz.
La directora del colegio, una mujer de muchos —Ingrid, Lorenita ha estado invitando a las
años, habla con cada uno de los chicos en privado. chicas a una pijamada el sábado en su casa, pero
Lorena no le cuenta nada, se queda callada y aver- no les ha dicho la hora. ¿Es verdad que habrá una
gonzada; Manu tampoco explica qué ocurrió, juega pijamada?
con sus manos en silencio; uno de los niños, Diego, —Sí —afirma Ingrid evitando quedar, nueva-
confiesa que querían ver el periodo de la hermana de mente, como una descuidada y haciendo ver a su hija
Matías. La mujer lo mira sin saber cómo reaccionar como una mentirosa.
e inmediatamente hace pasar a todos los varones a —¿A qué hora llevamos a Dianita?
su oficina. —Las esperaremos a las seis —miente.
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Regaña a Lorena unos minutos después. Pero la —Seguro no quiere sacarse porque ya tiene te-
pijamada doble, de Matías con sus amigos y de Lore- titas, chicas. No puede ser animal como nosotras —
na con sus amigas, queda agendada para el sábado en dice Diana.
la casa. A la niña no le gusta para nada la idea. A la —¿Cómo sabes que las hembritas no tienen
madre tampoco, pero no le han dejado alternativas. tetitas? —le pregunta Lorena.
El viernes, antes de la pijamada, comienza a do- —Solamente cuando se embarazan tienen teti-
lerle el vientre bajo a Lorena. Va al baño y, al bajarse la tas, Lore. ¿Nunca has tenido una perrita?
ropa interior, nota que está sangrando de nuevo. No —Entonces, que Priscila sea la monita embara-
tiene toallas higiénicas a la mano; no sabe qué hacer. zada que usa chompita.
Se sube la ropa interior y el pantalón para salir hacia —No, porque somos niñas; no podemos estar
su cuarto. embarazadas.
—Tu trasero está rojo, Lore —le dice Matías Priscila, incómoda, se quita la blusa y el sostén
cuando la ve cerrar la puerta del baño. —¿Es sangre? de práctica. Quiere jugar con sus amiguitas.
¿Puedo ver cómo sangras? —¿Ves? Tiene tetitas —dice Diana y todas las
—Andate a la mierda, Matías —le responde a chicas miran los pechitos creciditos de Priscila. Ella se
gritos y se mete a su habitación. los tapa con vergüenza.
—No importa. Va a ser la mona vieja y emba-
*** razada.
El dolor de vientre que sufre todavía Lorena se
Al día siguiente empieza la pijamada. Llegan las ami- pasa un poco mientras juega con sus amiguitas; todas
guitas de Lorena y se meten a la habitación que aho- se burlan de las tetitas de Priscila y ella, poco a poco,
ra se convertirá en jungla y pasarela de modas. Los se acostumbra.
amiguitos de Matías juegan por toda la casa, salen al —Ahora hay que caminar de cuatro patas y sin
jardín, gritan en la terraza; no molestan a las chicas. pantalón.
Cenan todos juntos en la mesa del comedor sin hablar —¿Qué te pasa, Diana? Bien cochina eres —le
entre ellos. Niños conversan con niños y niñas con dice Micaela, la jirafa y miss vegetariana.
niñas. Al terminar la comida, los padres, exhaustos, se —Ay, chicas. ¿Qué tiene de malo? Los animali-
van a la cama y dejan a los chicos en paz; no pueden tos andan desnudos en la jungla.
hacer ya nada malo. No discuten más. Se quitan la ropa para ser ani-
En la nueva jungla de las niñas, el pasto es rosa malitos de la jungla. Lorena se queda con el pantalón
y suave. Las bolsas de dormir violetas y fucsias yacen puesto; no quiere que se den cuenta de que ya tiene
desparramadas por el piso. Las niñas empiezan a po- el periodo.
nerse sus pijamas. Diana, la leona y Miss Felina, cami- —Tienes que quitarte el pantalón, Lore —le
na con el torso desnudo por la habitación. dice Diana—. Las tigresas nunca están vestidas.
—Tapate, Diana —le dice una de las chicas. —No.
—¿Qué tiene de malo? ¿Acaso tenemos tetitas —Chicas, se lo quitaremos —dice Diana y corre
como las mamás? Además, los animales caminan hacia Lorena. Las demás la siguen. La chiquilla ruega
desnudos por la selva y nosotras somos animales. que no le hagan eso, llora tratando de no hacer mu-
—Ya te van a crecer tetitas, Diana. cho ruido; pero ellas le quitan el pantalón de pijama.
—No, porque soy niña todavía —afirma con Miran el calzoncito abultado.
seguridad—. Como es pijamada de niñas deberíamos —Ya te ha venido tu periodo —dice Diana—.
caminar sin nada arriba. Mi mamá dice que a las que les llega antes de los doce
Las niñas le hacen caso y se quedan con el torso son adelantaditas. ¿Has hecho el amor con un chico,
desnudo. La única que no hace caso es Priscila, la mo- Lore?
nita y Miss Escaladora. —Callate, Diana —le dice Priscila—. El perio-
—Te tienes que sacar lo de arriba para ser ani- do no llega por hacer el amor.
mal de la jungla, Priscila. Los monitos andan desnu- —¿A ti te ha llegado?
dos —dice Diana. —No, pero mi mamá ya me ha explicado cómo
—No, me voy a enfriar y mi mamá me va a cas- es. A todas nos va a llegar. No seas así con la Lore.
tigar —responde ella. —No se peleen —dice otra de las niñas.
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Lorena se sienta sobre la cama indignada; no —Mati, hay que salvar a tu hermana —dice uno
dice nada. Diana se pone de cuatro patas y comienza a de los niños.
caminar sobre la alfombra rosada de alto tráfico; poco Lorena llora y tiembla sobre la cama. Siente
a poco, las demás la siguen, dejando a Lore sola y con vergüenza, siente terror. Los niños la ven llorando y
un nudo en la garganta. saltan sobre la leona para defender a la chiquilla. Gol-
—Hay que quitarnos los calzones, chicas —dice pean a la bestia, la jalan; pero la leona es muy fuerte y
Diana. no se deja vencer con ninguno de ellos.
—¿Qué tienes? ¿Qué te pasa? —le pregunta Manuel, que es el más grande de los niños, carga
Priscila. a Lorena, que sigue sangrando desnuda, y la lleva a la
—Hay que jugar bien a los animales. ¿Cuándo pradera rosada de la jungla.
has visto a un animal con calzón? —Yo te voy a proteger y tú me darás muchos
Priscila se queda un rato dubitativa, piensa un hijos —le dice mientras la deja echada sobre la vege-
poco y, al no hallar una respuesta a eso, guarda abso- tación fucsia de la selva.
luto silencio. No hay más cuestionamientos. Todas las La monita, la jirafa y la pantera miran a la tigre-
chicas se quitan los calzones haciéndole caso a Diana. sa llorando silenciosamente. ¿Es todavía una tigresa?
Lorena sigue sentada sobre la cama con las manos so- ¿Las tigresas lloran? No se acercan, porque si no es un
bre el vientre bajo y el calzón puesto. animal como ellas, va a cazarlas para hacerse un lin-
—Lore, ¿te está doliendo? —pregunta Priscila do abrigo o para convertirlas en mascotas, y ninguna
deteniéndose mientras mira a su amiguita con las ma- niña quiere ser la mascota de una mujer.
nos sobre su vientre. A uno de los niños, lo muerde la leona y su bra-
—Estoy bien, chicas. No se preocupen. cito comienza a sangrar. No se queja. Tiene que ser
—Hay que dejar de hablar —dice Diana—. Los valiente como el resto de sus amigos. Manu se lanza
animales no hablan. sobre la fiera y le agarra las patas con todas sus fuerzas;
Y todas dejan de pronunciar palabras sin discu- la fiera se libera y le arranca una oreja al niño. Matías
sión alguna. le da un puñete en el rostro a la bestia y la deja san-
Caminan de cuatro patas. Rugen. Olisquean el grando y llorando, inofensiva.
suelo. Se lamen las mejillas las unas a las otras. Lavan —Ya le hemos ganado a la reina de la jungla —
sus patas con la lengua. dice uno de los niños—. Somos valientes. Ahora nos
La leona se sube a la cama; su mirada ha cam- queremos llevar a Lorena porque es nuestra mujer.
biado. La mona y la jirafa se miran en silencio y,
—No quiero jugar —dice Lorena. asustadas, no emiten sonido alguno. La pante-
La leona no entiende el lenguaje de los huma- ra muestra los dientes y se pone firme delante de
nos. Se acerca a la muchachita que sigue agarrándo- Lorena para protegerla de los niños; la chica es la
se el vientre con dolor, se acerca lentamente, como comida de la leona, su reina. No pueden llevársela.
si acechara a su presa. La monita salta para salvar a Matías se lanza sobre la pantera con una navaja y
Lorena, sabe que la leona no perdona cuando tiene Manuel aprovecha el momento para recoger a Lore-
hambre. Pero no contempla la fuerza de la bestia y es na; se la lleva hasta el búnker de los sobrevivientes
arrojada al suelo con furia. al apocalipsis.
Lorena se ríe con nerviosismo, esperando que todo Manuel se encierra en el búnker con Lorena
este juego termine pronto. La leona no sonríe, ni siquiera desnuda.
la mira con empatía. La acecha. Se acerca lentamente, —Yo te protegeré, nadie te hará daño.
olisqueando el cuerpecito semidesnudo de la niña, y le Lorena no puede decir nada; se siente avergon-
destroza el calzoncito con los dientes. Al sentir el aroma zada y aterrada al mirarse en ese estado en la habita-
de la sangre viva, lame la vagina de la niña que tiembla ción de su hermanito. Todavía le duele el vientre bajo,
con terror, la lame con la esperanza de dejarla seca. todavía sangra y siente las piernas húmedas, mancha-
Matías y sus amigos entran a la jungla dispues- das. Manuel mira con curiosidad a la chiquilla desnu-
tos a pelear contra los animales; son más pequeños da, la examina de pies a cabeza.
que ellos, pero pueden darles buena lucha. La leona —¿Ahora puedo ver cómo sangras? —le
los mira fijamente cuando se asoman, dejándoles ver pregunta en lenguaje humano; sabe que ella puede
su boca ensangrentada y sus ojos oscuros. comprenderlo.
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Primer lugar Cuento
Lorena se sienta sobre la cama del búnker y abre —Te vas a embarazar de mí —le dice.
sus piernitas. Sellando su promesa con un último besito, se
—Quiero que sangres más —le dice Manu. Ella viste y corre a la jungla: sus amigos necesitan refuer-
niega con la cabeza mientras llora. No puede decirle zos. Uno de ellos yace sobre el pasto rosado, con el
que no depende de ella, no sabe cómo. Se siente muy brazo ensangrentado y heridas profundas; otro agarra
mal porque no se está portando como una señorita. con vigor uno de los colmillos que le ha quitado a la
Manuel se le acerca y le besa la boca. Ella se leona, y Matías le clava la navaja en la espalda a la
deja con vergüenza y temor. Él es más pequeño que pantera. Todos sangran porque las fieras han querido
ella, pero no se siente hábil para defenderse. Manu devorarlos. La monita está escondida dentro del ro-
comienza a desvestirse tirando su ropita en el piso; pero; la jirafa, detrás de la cortina y la leona camina
luego pega su cuerpito al de Lorena y le vuelve a besar de cuatro patas por la jungla con la boca completa-
la boca. mente ensangrentada.
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Histeria
Ella soñó que era opaca y que se escabullía entre los Ese mundo, el único, aquél detrás de la monta-
hombres. ña, más allá de Fortaleza… también era para ella.
Caminó con ellos al amanecer, trepó hasta la
cima de la montaña y luego se subió a uno de esos ***
automóviles que se dirigían hacia la ciudad. El cami-
no rocoso y el sonido apabullante del río disfrazaron La ciudad había estado resonando en el fondo desde
su presencia, entonces, pudo existir sin que nadie le siempre.
dijera absolutamente nada. Después de tres cuartos Resonaba detrás de la montaña y disimulaba sus
de hora, la cosmopolita se hizo real ante sus ojos. Bajó propios gritos con el sonido bravo del río azotando las
del vehículo al mismo tiempo que los hombres y bus- piedras. En sus bramidos, se escuchaba el temor de
có sus propios pasos. Anduvo bajo el cielo gris, cru- una civilización sin destino. Se oía también un poco
zando calles y mirando estatuas. Las cosas allí abajo de muerte, un poco de locura, un poco de peligro y
eran impasibles y el movimiento fluido. todas las mentiras del hombre.
La noche no tardó en caer. Ninguna de las madres, hijas o esposas se ha-
Volvió a escabullirse entre los hombres para ter- bía subido a los automóviles nunca, ninguna había
minar de saciar su curiosidad. trepado hasta la cima, ni siquiera por curiosidad. Sin
Entró a un lugar escasamente iluminado, se embargo, todas estaban enteradas de lo que había y
chocó con piernas y zapatos que olían a mundo, se no había del otro lado de la montaña; pues cada una
dio cuenta de que nadie había notado su presencia de las verdades del mundo se había engendrado en un
allí, fuera de Fortaleza. Oyó los silbidos potentes y útero y a él siempre volvía.
bravos, aquellos que lanzaban algunas veces los mu- Ella, la hija del doctor Cavero, creía que las pa-
chachos, sus compañeros, cuando se quedaban a so- labras escupidas con devoción una y otra vez por su
las con las hijas, cuando las madres estaban reunidas madre, su abuela y las otras madres y abuelas, no eran
tomando el té o tejiendo el mundo con palabras. más que sonidos vacíos. Todos ellos se ordenaban de
Supo a qué se debía el alboroto, supo lo que había tal forma que las cosas parecían tejerse en sus recove-
en el centro del salón; así, la curiosidad o el morbo cos; no obstante, solamente representaban una ilusión
la impulsaron a buscar un sitio desde el cual tener de mundo. Y es que Fortaleza era un lugar fuera del
una mejor vista. mundo, un lugar en el que solamente existía esa len-
Se abrió paso y miró lo imposible… ¡Una mu- gua materna y antigua que pretendía nombrar lo in-
jer! ¡Una mujer de verdad! nombrable. Quería preguntarle a su padre qué había
Los ojos de los hombres estaban clavados en esa del otro lado de la montaña; no podía. Las palabras de
imagen imposible, en esa danza sin pasos. Los silbidos los hombres se habían perdido hace mucho tiempo.
cesaron y todo se hizo silencio. Las madres, las esposas, las abuelas y casi todas las hi-
Después de verse insignificante y diminuta en jas ya habían olvidado cómo sonaban sus voces.
un mundo que no le había tocado vivir, despertó. Le Los hombres salían temprano al amanecer, tre-
dolían las alas que nadie le había tejido y, sin embar- paban hasta la cima de la montaña, se subían a los
go, una altanería extraña se había apoderado de su ser. autos y desaparecían en el horizonte. Con ellos se iba
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Primer lugar Cuento
el silencio; entonces, la lengua materna volvía a pro- A medida que su desgracia corpórea se eviden-
nunciarse en Fortaleza. ciaba, su madre le prohibía más y más cosas, argumen-
Madres, esposas, abuelas trataban de tejer el tando que se estaba convirtiendo en una especie de
mundo una y otra vez, hablando de lo que sabían. vulgaridad encarnada, un perfecto modelo de la men-
Y sabían muchas cosas: sabían qué era lo que hacían tira. Un viernes le dijo que ya no podría ir más a los
los hombres, cómo se movían, cuánto contaban a los cafés del domingo, pues tenía que dejar de comportar-
citadinos sobre Fortaleza… Y es que no podían no se como un hombre, sobre todo viéndose de la manera
saber, porque guardaban absolutamente todas las ver- en que se veía. Ella no podía saber nada sobre los temas
dades del mundo dentro de su ser maternal. que trataban en esas reuniones, ni entender el lenguaje
Ella se aburría de todas esas historias impalpa- paterno y, por esas razones, pronto acabaría siendo un
bles, incomprobables. No quería oír la realidad, ne- estorbo o una distracción impúdica. Además, todas las
cesitaba mirarla. Por eso los domingos a las seis de esposas empezaban a tejer con sus palabras una mala
la tarde, que era el único momento en el que se oían imagen de la hija de Cavero, y si no las tenía a ellas
las voces masculinas de Fortaleza, iba al café de los como aliadas, estaría perdida en Fortaleza.
hombres y los escuchaba hablar en esa lengua paterna Ella renegó contra su madre. Lloró mirando la
tan difícil de entender para quien nunca había visto el montaña hasta que el sol se escondió y los hombres
mundo. Nombraban cosas extrañas, como la política volvieron, trayendo con ellos el silencio.
o el fútbol. Ella quedaba fascinada. Una semana después, decidió cambiar su suerte.
Alguna vez los oyó hablar sobre… mujeres. No Odiaba saberse imposible y no quería alejarse de
dijeron mucho, pues, cuando notaron su presencia, los cafés del domingo, que eran lo único interesante
aligeraron la charla. en su vida. Decidió cubrir todas sus formas y parecer-
Impulsada por cierta morbosidad, ella le pre- se más a un hombre que a una mentira. Robó cinco
guntó a su madre, el lunes siguiente, por las mujeres, camisas anchas de su padre y empezó a utilizarlas para
aquellas que los hombres admiraban por su gracia. La salir a las calles.
respuesta no le gustó: “Esas mujeres de las que hablas, Las madres no tardaron mucho tiempo en notar
vestidas con elegancia, con los labios rojos y el cabe- sus acciones y condenarlas. Aquello no era digno de
llo largo, no existen; solamente existimos nosotras, las una hija de Fortaleza. Su madre le hizo llegar las que-
madres, las esposas, las hijas y las abuelas”. jas, y le prohibió seguir pensando y existiendo como
Ella prefirió mirar por la ventana hacia la mon- un hombre, pues no había nacido para ser así. Ella,
taña y olvidarse de aquellas palabras huecas que, como enfurecida, devolvió casi todas las camisas al armario,
siempre, tejían una realidad absurda. No quería que se pero se quedó con una, para disfrazarse los domin-
le contagiara esa sensación de ser un útero contenedor gos e ir al café de los hombres. Consiguió también
de verdades, porque sabía que afuera existía mucho un sombrero usado por su bisabuelo en aquellos años
más, existía lo innombrable. en los que el mundo y Fortaleza eran casi lo mismo.
Desde entonces, miró hacia las montañas todas Dentro de él, podía esconder su cabellera, generosa y
las tardes. tersa, que la delataba irreal.
Los años pasaban y todo seguía igual en Forta- Un buen domingo, volvió a asistir a aquel lugar
leza. El silencio en las noches, los automóviles par- en el que solo se hablaba un lenguaje paterno y lejano,
tiendo al amanecer, las palabras que buscaban tejer un lenguaje sin sonoridades huecas y vacías. Solamen-
el mundo de afuera, y las madres, y las hijas, y las te ahí podía sentirse parte de aquello de lo que se sabía
esposas, y los muchachos aspirantes a hombres. merecedora desde niña: el mundo fuera de Fortaleza.
Poco a poco, ella fue creciendo y, con el tiem- No la reconocieron, creyeron estar compartiendo
po, empezaron a brotar todas esas formas odiosas que, mesa con uno de los muchachos y conversaron sobre
tarde o temprano, la condenarían; pues, una cosa eran todo tranquilamente, incluso sobre las mujeres. Ella
las formas leves de madres o esposas, pero las suyas, escuchó con atención y se repitió a sí misma que las
voluptuosas, la delatarían imaginaria, inexistente. Sin palabras de las madres y las abuelas estaban infundadas.
embargo, el peor de sus males no radicaba en aquellas Los hombres, en cambio, sí sabían explicar el mundo.
suaves e imposibles redondeces, sino en esa manera Asistió, durante varias semanas, al café de las
particular que tenía de hablar, moverse y respirar. seis. Nunca pronunció palabra alguna, pues su voz
Existía con tanta gracia que era imposible creerla real. delicada delataría su condición de mentira. Uno de
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los domingos, el coronel Martínez notó una forma re- nada de lo cierto, porque los hombres guardaban si-
donda sobresaliendo de la camisa del joven sin nom- lencio y solamente ellos habían visto con sus ojos el
bre que había empezado a acompañarlos desde hace verdadero mundo.
poco. Entonces, se detuvo a mirarlo con atención. ¡No podía permitirse tal destino!
Descubrió dos pelos largos escapándose del sombrero Al día siguiente, se subiría a uno de los autos
y se dio cuenta de que nunca habían oído la voz de negros para no volver jamás. Al día siguiente, se es-
tan simpático muchacho. Después del café, lo siguió. cabulliría entre los hombres, mucho antes de que las
Ella, en medio camino del café a su casa, se dio madres la felicitaran por convertirse en una esposa en
cuenta de aquellos pasos que se aproximaban. Ace- potencia. Al día siguiente, se iría lejos y para siempre.
leró. Pero no pudo ir a la velocidad suficiente como Se durmió con una sonrisa en la cara.
para perder de vista al coronel. Percibió cómo se acer- Soñó que era una niña que se escabullía entre
caba y le susurraba en el oído algo sobre sus pechos los hombres.
y su largo cabello; después, sintió un par de manos
sobre su cintura. ***
No volvió a aparecer en el café de los domingos
nunca más. Despertó con el sol de mediodía entrando por su ven-
tana. A su alrededor estaban todas las esposas.
*** “Les dije que era irreal y vulgar”, “no puede vi-
vir en Fortaleza”, “es tan falsa como la ciudad, hay
Pasaron años de silencio y resignación, hasta que la que lanzarla hacia allá”. Todas ellas, incluida la esposa
noche previa a su cumpleaños dieciocho, pensó nue- de Cavero, su madre, tejían el mundo con palabras a
vamente en su destino: estaba fuera de Fortaleza, allí su alrededor. “Las mujeres con esa gracia son impo-
abajo, detrás de la montaña y del río. Pensó que al día sibles”, “son irreales”, “nunca será madre ni esposa”,
siguiente se pondría de nuevo la camisa de su padre, “nunca dirá una sola palabra en lengua materna”.
después de dos o tres años, y se subiría a uno de los La tomaron de los brazos y piernas, la cargaron
autos. Pues si se quedaba un día más, las madres no y la llevaron hasta la cima de la montaña. Ella gritó,
tardarían en conseguirle un buen marido, silencioso pero ni las hijas ni los muchachos se entrometieron.
y trabajador. Eso era cosa de las madres y esposas; no podían inte-
¡Aquella idea le aterrorizaba! rrumpir. Los hombres estaban lejos, allí abajo, detrás
Las esposas no tenían secretos. de la montaña.
Nunca más podría escuchar las voces de los La ciudad resonaba al fondo y se tragaba sus
hombres, porque las esposas no huían de sus casas gritos.
para ir al café de las seis de la tarde. ¡No! Las esposas se Siempre había sabido que su destino no esta-
quedaban tejiendo el mundo con palabras, armando ba en Fortaleza, sino afuera, lejos del pueblo y de las
la ciudad con fragmentos de historias que una le había madres, y de las esposas, y de las abuelas, su destino
contado a la otra, y la otra a las otras. Creían que todo estaba con ellas, con las mujeres de verdad.
lo que estaba fuera de Fortaleza era mentira, incluso La ciudad sonó cerca, cada vez más cerca; ella,
las mujeres vestidas con elegancia, labios rojos y cabe- Casandra Cavero, la escuchó tan nítida como en su
llo largo, las mismas que sus esposos frecuentaban en sueño. Después, sintió las rocas clavándose en su es-
la ciudad. Las desgraciadas no sabían absolutamente palda y se supo real.
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Primer lugar Cuento
Cronos y Rea
La belleza del tiempo está posada en sus ojos siempre que el hombre adquirió a su úcrona. La había visto
quietos. Uno de los habitantes de afuera ha detenido de espaldas, incrustada en uno de los cristales del Sur,
su vertiginosa marcha hacia la muerte para admirarla en uno de sus viajes de aventura y su corazón se había
y poseerla. Ha sido tal el encandilamiento que le ha sentido llamado a explorar los misterios que se escon-
regalado una ventana hacia su mundo, una ventana dían del otro lado, del lado de aquellos ojos de mujer
hacia la contemplación del tiempo. El corazón esta- que existe siempre y nunca.
cionario de la úcrona tiene ganas de latir, sus labios No había sido la primera vez que apreciaba la
impasibles de sonreír; no obstante, en su espacio, belleza de una úcrona; pero sí la única que quedó ab-
donde reina la quietud absoluta, es imposible cual- solutamente embelesado ante tal anomalía de la física.
quier cambio o movimiento. Así, decidió regalarles a esos ojos —impávidos, pero
El hombre, su dueño, no posee otras úcronas, de mirada profunda— la visión de la realidad. Desde
o al menos eso es lo que ella ve desde su ventana. En entonces, su soledad se ha visto apaciguada por un
aquel hogar adornado por los amaneceres y anoche- rostro que nunca cambia de expresión y una presencia
ceres, es la única, la elegida. Y aunque eso le basta que no implica necesariamente compañía.
para apreciar lo que es el amor, o figurarse al menos Han pasado dos años en los que la ha observado
de qué trata, otros gestos del hombre son los que la embelesado, primero, y poco a poco la ha aprendido
mantienen en vilo, entregada al deseo de atravesar el a amar. Dos años en los que se ha ido dando modos
cristal para caminar por los recovecos desgastantes del para llevarla a ver todos los posibles recovecos de la
tiempo. El hombre, pues, carga con ella para mostrarle realidad y regalarle algo más que un paisaje sumido
absolutamente todo su mundo: el hogar que habita, en el tiempo. Pero ese mutismo eterno posado en
los jardines, los árboles deshojándose en otoño, el sol aquellos labios carnosos empieza a enloquecerlo y a
escondiéndose en el horizonte, los eclipses, el tránsito apenarlo. Necesita de sus respuestas cuando le dice “te
de los mortales… todo aquel mundo, que es tan cruel amo”, necesita de sus abrazos cuando la soledad tras-
como bello, aquel espacio al cual una úcrona jamás po- ciende la imaginación y se posa en el cuerpo, necesita
drá pertenecer. Y es que una vez que se rompe el cristal de sus ideas, de sus verdades, de su… tiempo.
de la eternidad, lo único que queda es el afuera, donde Ya desde hace unos meses ha empezado a leer
reside la voracidad del tiempo. Eso es tan sabido por algunos estudios sobre la física del espacio úcrono, los
las úcronas como por todos los otros seres que habitan fenómenos de la impasibilidad y la firmeza de los cris-
la vasta existencia del cosmos. Y es por eso un regalo tales del Sur de Terra 3. Ha buscado, también, infor-
bien visto para una de ellas, la posibilidad de mirar el mación sobre la psicología de las úcronas: solamente
tiempo a través de una ventana; pero es pecado univer- ha encontrado hipótesis pseudocientíficas de lo que le
sal despojarlas de su condición de impasibles. pasa a una mente que habita la eternidad y el video-
diario de una supuesta úcrona liberada en la Segunda
*** Era Galáctica.
Cada noche, desde hace unas semanas, se sienta
Ahí donde corre el tiempo, más allá de la ventana de sobre la cama mirando fijamente a su úcrona, conge-
aquella hermosa criatura, han pasado dos años desde lada e inmóvil dentro de los cristales que la mantienen
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en su espacio y se reprocha a sí mismo por amarla. recorre su cuerpo frío y desnudo con la mirada, pero
Cuestiona los valores morales predicados por su socie- no la toca. Le alcanza una manta y ella se cubre.
dad y cuestiona lo que es realmente una úcrona. —Perdóname por sacarte del cristal —le dice
Una úcrona se ve como una mujer humana; sospechando la atrocidad que ha hecho. Y repara en
pero nadie sabe si comprenden el lenguaje o si pue- sus ojos oscuros que no le brindan ni respuesta ni cer-
den emplearlo con la misma complejidad que aque- teza alguna—. ¿Me entiendes?
llos que las veneran. Entonces, ¿es lógico tomar una —Sí —afirma ella sin expresión alguna—. En-
decisión por ellas? ¿Cómo podría saberse qué opinión tiendo todas las lenguas de la humanidad.
tienen respecto a habitar el tiempo? No obstante, a —Perdóname, Rea.
pesar de todas aquellas cargas que lleva sobre la espal- No hay respuesta. Los ojos, antes quietos por
da y las disonancias que aquejan sus pensamientos día siempre, ahora se llenan de la amargura del tiempo.
a día, hoy está dispuesto a colaborar a Rea —así ha Los labios se abren para tomar bocanadas de aire que
decidido llamarla— para atravesar la impasibilidad y entran con dolor al pecho. El cuerpo gira hacia la
convertirse en habitante del tiempo. puerta de la habitación y los pies comienzan a desli-
Alista los metales capaces de atravesar los cristales zarse hacia allí.
del espacio impasible, los limpia con cuidado, los orde- —Rea, quiero que te quedes conmigo, por favor.
na sobre una mesa que instaló cerca de Rea congelada. No hay respuesta.
Lava sus manos y se pone los guantes para no lastimar- —Me he enamorado de ti —confiesa el hombre
se. Piensa en ella, teme dañar su cuerpo frágil, romper y los pasos de la úcrona se detienen. Sus labios se abren:
su existencia al entregarla a la salinidad del tiempo. —Conozco lo que es el amor y siempre lo he sen-
Empieza el proceso con una concentración que jamás tido por ti; pero no puedo quedarme a tu lado ahora.
antes había dedicado a ninguna otra empresa. No pien- —¿Por qué?
sa en el después; por un momento, se entrega de lleno —Porque conozco el fin de todas las cosas.
al ahora y piensa que así es el siempre de ella. —¡Quédate, por favor! —suplica él—. ¡Qué-
date conmigo!
*** Rea experimenta un dolor que nace en su pecho
y se posa en sus ojos que comienzan a diluirse en agua.
Han pasado dos horas; el hombre ya puede tocar la Agua brota por sus mejillas y la sensación es tan deses-
piel de su amada. Fría. Rea cierra los ojos por primera perante como vivificante. Los minutos pasados frente
vez y vuelve a abrirlos. Vivos. El metal va destruyendo al óxido del tiempo dejan de ser un simple caminar
el cristal, liberando poco a poco la nariz de la úcrona, hacia la muerte y la sensación del aire marchitándolo
sus mejillas, sus labios. Ella abre la boca, lanza un sus- todo empieza a convertirse en motivo de júbilo. En-
piro. El hombre sigue concentrado en la tarea. Libera tonces, se da cuenta de que el amor y la vida solamente
su cuello, su pecho, sus brazos, su vientre, sus caderas, son posibles cuando empieza a marchitarlos el tiempo.
sus piernas. Rea lo contempla alcanzando lo absoluta- Se da la vuelta, mira a su amado y, tras las lágri-
mente inasible e inimaginable en el espacio que aban- mas que todavía no abandonan sus ojos, se halla a sí
dona, el espacio sin tiempo; entonces, impulsada por misma muerta ya, entregada a la verdadera eternidad.
esa sensación de libertad que se apodera de su ser, se Corre hacia él, lo besa, le toma las manos, se acomoda
aventura a tocarle la cabeza a su dueño. El tacto de entre sus brazos y comienza a asentarse en ella el deve-
un otro entre sus dedos la llena de una gloria jamás nir del tiempo. Ya no le importa saber sobre la finitud
experimentada. Poco a poco, va pasando del simple re- y hallar el fin de lo que recién ha empezado.
corrido a una caricia que desciende hasta la mejilla. El Él la mira para siempre suya entre sus brazos y
hombre siente la caricia y se estremece; pero necesita todo el remordimiento sentido por haberla despojado
despojar a ese cuerpo de los cristales que lo encierran de su espacio, se pierde. Es suya, para siempre suya.
en la eternidad, así que continúa con la máxima con- Ya no es Rea congelada, inalcanzable; es suya y él la
centración en su labor. ha hecho parte de su mundo para entregárselo abso-
Pasa poco tiempo hasta que quedan despojados lutamente todo.
de eternidad los pies y, con ellos, Rea completamente Entre caricias, se despojan de toda prenda que cu-
liberada hasta que la alcance la muerte. Mira a su ama- bre sus cuerpos y se hallan, el uno frente al otro, desnu-
do y recorre los pasos que la separan de él. El hombre dos, aniquilando las moléculas que los componen con
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Primer lugar Cuento
besos, destruyendo la impasibilidad con el tacto, entre- espacio. Ni durante la prolongada primera ausencia
lazando los cuerpos hasta el acoplamiento profundo. de vida, ni durante la última tiniebla que cubrió las
Entonces, el hombre se siente absoluto dueño de ella. estrellas para despojarlas de su luz hasta que se extin-
Rea duerme entre los brazos de su dueño. Sueña guiera el todo. Por supuesto que durante la Segun-
por primera vez y sabe que ese sueño es real porque lo da, Tercera y Cuarta Era Galáctica se supo cómo;
ha visto antes todo. Sueña con la negrura de lo eter- pero interrumpir la eternidad para mezclarla con el
no, con los eones sordos que desde hoy yacen en su vagabundo paso del tiempo era una aberración fí-
recuerdo, lejos de ella porque el amor ha opacado la sica. Además, privar a una úcrona de su condición
eternidad del cosmos. de eterna había sido considerado por toda forma de
Él sueña con Rea, con su cuerpo para siempre vida inteligente un crimen, una grave falta moral,
suyo, con su vida parte ahora de la suya. Sonríe aún más impertinente que otorgar a un mortal la
mientras sueña porque se sabe poseedor de ella; pues, muerte prematura.
una úcrona no puede habitar el tiempo al menos que —Rea, amor, abre los ojos —la despertó el hom-
un habitante del tiempo pueda cuidar de ella y guiarla bre mirando el cielo negro y estático, como la nada.
por los minutos, las horas, los días, los años… —Amor, nunca me dejes —susurró Rea al oído
Respiran uno frente al otro, muriéndose uno de su amado.
frente al otro, abismados el uno al otro. —Te cuidaré por siempre, mi amor… —alcan-
zó a decir el hombre mirando sus cuerpos entrelazán-
*** dose en el olvido.
Y los muertos nacieron, surgieron las estrellas
Nunca antes en la existencia del universo entero ha- extintas y el eón primigenio que dio paso al cosmos
bía existido ser capaz de arrancar a una úcrona de su se iluminó con el resplandor de la absoluta negrura.
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El viaje
A las cinco de la tarde, como todos los días, Rosa se boleto de bus y subió con todas sus cosas. Solo enton-
despidió de los Gómez, de la señora Roxana y de la ces sintió el nudo en la garganta y tuvo ganas de llorar.
auxiliar de enfermería de las noches. Bajó por las es- Le dijeron que había sido un embrujo, que la
caleras porque no quería volver a tener problemas con nueva esposa de su papá seguro había hecho su magia
la mujer del ocho en el ascensor y tomó el mismo negra porque le había dado su arranque de celos. Ella
minibús de siempre hacia su hogar. Era el último vier- nunca había creído en cosas sobrenaturales y, por eso,
nes de marzo y, como cada fin de mes, viajaría a su insistió en que fuera al doctor; pero su mamá estaba
pueblo. Solamente sacaría el maletín, ya listo, de su peleada con los médicos después de lo que le había pa-
habitación y se iría a la terminal para viajar duran- sado a la abuela. “De nada sirven, hija, has visto que
te toda la noche. Repasó los pasos que debía seguir: a tu abuela no la han podido curar”, le dijo. Como
Sacar el dinero del cajón, tomar el maletín, llevar la no querían ir al médico de allá, Rosa les dijo que su
manta y, si el domingo las cosas seguían complicadas, mamá se fuera a la ciudad con ella, que la llevaría a
llamar a la hija de la señora Roxana antes de las dos un buen hospital. Pero no accedieron. “¿Quién va a
de la tarde para que le consiguiera reemplazo (tenía en cuidar a tu abuela?”, le reclamaron, “ella no puede ni
su billetera el número de Michelle, una chica con la moverse y la Cielo tiene que estudiar”. Tenían razón.
que había estudiado). No se había animado a contarle Lo dejó pasar; no pensó que las consecuencias serían
nada a la familia antes de irse. fatales y que las cosas se darían tan rápido.
Mientras miraba por la ventana, pensó en la Recordó, entonces, un gran detalle: Cielo toda-
última vez que había visto a su hermana, Cielo. Re- vía estudiaba. El nudo de su garganta bajó hacia su
cordó sus uñas mordidas y mal pintadas, su blusa estómago y empezó a marearse. Pensó en hablar con su
larga de varón con Naruto estampado y su cabello padre, a ver si podía ayudarla de alguna manera… ¡No!
recogido en un moño mal hecho. No se había fijado Una mañana, la habían despertado los gritos.
en los detalles que debía. Si es que podía preparar Cuando, guiada por el sonido, fue a la cocina para ver
una comida, administrar la plata, recordar todas las qué estaba pasando, miró a su papá agarrándole las
medicinas de la abuela. Una no se fija siempre en esas muñecas con fuerza a su mamá mientras ella lanzaba
cosas. Trató de acordarse de cómo era ella misma a lágrimas de desesperación. “Te aguantas, carajo. No
sus doce años, pensó si hubiera podido encargarse de me vas a seguir pegando. Vos ya sabías que yo andaba
todas las cosas. Tal vez. con otra”, le gritaba el hombre a su mujer, “tus hijas
“Bajo”, dijo en la esquina de siempre y corrió ya son grandes; ahora tengo que cuidar al hijo que
las dos cuadras que la separaban de su cuartito en la está esperando la Tati, me voy a ir aunque no quieras”.
ciudad. Sacó la manta para dormir en el camino, el Cielo tenía ocho años y ella diecisiete, la abuela toda-
dinero también, tomó el maletín y cerró con llave la vía estaba bien. Ella presenció todo el desastre y no
puerta. Fue rápidamente hacia la avenida para tomar pudo hacer más que quedarse impávida llorando. Su
un minibús hasta la terminal. El camino fue relati- padre siguió gritando, pero a pesar de las súplicas de
vamente corto, ni siquiera le dio tiempo para pensar su mamá, salió de la casa con su maletín lleno de ropa.
en el alquiler de la habitación que debía pagar al día Esa misma noche se fue a vivir con Tatiana, la viuda
siguiente. Ya en la terminal, compró a las carreras el de Roberto, y nunca más volvió. Se rompió todo.
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Primer lugar Cuento
El bus ya había partido y Rosa veía por la ven- acostumbrada a cerrar los ojos hasta que las lágrimas
tana cómo iban dejando atrás las aglomeraciones de cayeran por dentro.
la ciudad. Hacía frío, así que no tardó en ponerse la La vida era otra. Llegaría a casa a bañar a su
manta encima. Entonces, mientras la estiraba, giró abuela postrada en cama, subirla a la silla de ruedas,
la cabeza por primera vez en toda la noche para ver llevarla al velorio, secarle las lágrimas y limpiar sus
quién estaba sentado a su lado. Un hombre de unos mocos. Llegaría a casa a decirle a Cielo que se cam-
cuarenta años, fornido, moreno, simpático; estaba biara de ropa, que ordenara su pelo y se comportara
perfumado con una fragancia que tenía un ligero to- a la altura. Llegaría a casa y se quedaría para siempre
que de vainilla. ¡Qué hombre! Por un momento, ni la ahí porque nadie más en el mundo podría cuidar ni
garganta ni el estómago sufrieron los estragos de aquel de Cielo ni de su abuela. Llegaría a casa, a su pueblo,
nudo que se le seguía apretando con pensamientos. y en su pueblo viviría para siempre.
Por un momento, se sintió absolutamente feliz de es- —Es largo el viaje, ¿no? —le comentó el hom-
tar sentada al lado de aquel hombre. ¿Tendría hijos, bre que viajaba a su lado. Rosa escuchó; pero había
estaría casado, viajaría con alguien más? tantas cosas en su cabeza que las palabras hicieron eco
Unos años atrás, un hombre parecido la había en sus oídos durante unos segundos.
invitado a salir mientras hacía su turno en la pizzería. —Sí, es largo —le respondió cuando pudo vol-
No aceptó. Ella era muy joven, el tipo muy viejo y, ver a conectarse con el ahora y, entonces, cayó en cuen-
además —lo supo después—, estaba casado. Ella nun- ta de que su voz era tan cautivadora como todo él.
ca sería como Tatiana. —¿Viajas sola?
Pocas semanas después de que su padre se ha- —Sí, estoy viajando sola. ¿Y usted?
bía ido, Rosa consiguió trabajo como mesera en una —También… Dime Marco, por favor, no me
pizzería de su pueblo a la que iban muchos turistas trates de “usted”.
tanto del interior como del exterior. En las mañanas —Bueno.
iba al colegio y en las tardes trabajaba. Mientras tan- —¿Puedo preguntar cuál es tu nombre?
to, su madre había seguido atendiendo la tienda de —Rosa.
barrio que había comprado con su marido. Al menos —Un nombre lindo para una chica linda.
el tipo le dejó eso y no se lo arrebató para dárselo a Se rieron los dos y Rosa se recostó en el asiento.
Tatiana y a su hijo. A veces, Cielo o la abuela ayuda- Todavía quedaba averiguar si era casado, soltero, si te-
ban en la tienda. nía hijos… No quería ser como Tatiana. Pero no supo
Rápidamente, las cuatro aprendieron a vivir en cómo preguntárselo.
perfecta armonía y, aunque a veces su madre se pasaba Rosa se había graduado unos días antes del acci-
la noche llorando, procuraban disfrutar del día a día dente de su abuela, así que su destino se escribió solo:
preparando ricas comidas, llevando helados de la tien- atendería la tienda en las mañanas, mientras su madre
da a la casa o mirando películas. Eran felices. Incluso cuidaba a su propia madre, y trabajaría en la pizzería
más felices de lo que habían sido viviendo con Marco, durante las tardes. No tuvo que pensar en qué estu-
el padre. Ya no lo esperaban ni en las noches ni los diar o en qué hacer.
sábados ni nunca, y eso les daba paz. Sin embargo, poco duró aquel destino escrito y
Entonces, la abuela sufrió el accidente y la vida no tardó mucho en reescribirse. La abuela no podía
volvió a romperse. quedarse todas las tardes con una niña de diez años.
Miró la hora en su celular, quedaban todavía Rosa tuvo que dejar el trabajo en la pizzería y se dedi-
varias horas de viaje; las horas más pesadas. El tra- có de lleno a la tienda para que su madre cuidara de
yecto y el tiempo eran los mismos de siempre, pero la abuela.
la vida era otra. Llegaría a casa para velar el cuerpo de A veces entraban a la tienda compañeros suyos
su madre, mirar su rostro por última vez y enterrarla del colegio y le pedían cigarrillos, alcohol para sus fies-
para siempre. El nudo volvió a su garganta y escondió tas, helados para acompañar sus citas, café para lidiar
las lágrimas detrás de sus párpados. Había aprendido con los estudios. Se veían impregnados de una juven-
a hacerlo trabajando para la señora Roxana. A veces, tud devoradora de mundos, se veían radiantes. Ella
la mujer lloraba de dolor toda la tarde, otras veces le se miraba al espejo y era opaca. Ya no estudiaba, ya
gritaba “ignorante, bruta” y en alguna ocasión has- no hablaba con turistas, ya no salía a emborracharse;
ta le había escupido la comida en el regazo. Estaba solo se sentaba en la tienda esperando a que alguien
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o algo llegara y le cambiara el mundo para siempre, señora Roxana. Y se sintió opaca. Siempre opaca.
esperando con el TikTok abierto, transitando de video Ni la ciudad la había salvado de esa opacidad que la
en video. Luego, llegaba a casa y su madre estaba aún había impregnado desde que acabó el colegio. De
más opaca que ella. lunes a viernes se la pasaba dentro de una casa en la
La noche se hizo oscura y el camino turbio. Ce- cual no tenía historia ni rostro, vestida con su uni-
rró la cortina y también sus ojos. El vaivén del bus y el forme, cuidando de una enferma terminal de cán-
perfume con olor a vainilla de Marco le permitieron cer que la odiaba mucho más de lo que le agradecía.
conciliar el sueño como si su mundo no se hubiese De lunes a viernes se la pasaba dándole de comer a
roto de nuevo. una moribunda, escuchando sus quejas, limpiando
No soñó nada. su sudor, sus mocos, cambiándole los pañales. De
La despertó el traqueteo del bus en medio de la lunes a viernes era Rosita, la chica opaca y buenita
madrugada. La oscuridad total despertó a los fantas- que no se quejaba de nada. Y los fines de semana se
mas que ahora habitaban en su mente y percibió a su los pasaba anhelando aquella juventud prometida
madre llorando frente a ella. Halló el susurro de sus que nunca le llegó, caminando por las calles a las
labios disculpándose por dejarla con ese mundo roto que nunca iba a pertenecer, soñando con el destino
encima, disculpándose por haberse muerto amando que ella misma se escribiría.
todavía a su padre, disculpándose por haberle arran- —Disculpe, tuve una pesadilla —se disculpó
cado para siempre las alas, por haberle quitado la ciu- con Marco y cerró los ojos todavía empapados con
dad. El nudo volvió a su garganta y, en medio de la lágrimas.
absoluta negrura, le fue imposible esconder las lágri- Soñó con una casa construida para ella en la ciu-
mas detrás de sus párpados. dad, con paredes cremas, ventanas bañadas de sol y
No había pasado ni un semestre, cuando Rosa piso de parquet. Cuando abrió los ojos, ya se había
no pudo más. Una mañana, se miró al espejo mientras hecho de día.
se alistaba para ir a la tienda y decidió que no podía Había un vendedor ambulante ofreciendo sán-
seguir cediendo ante el peso de su destino. Caminó dwiches y refrescos para el desayuno dentro del bus.
hacia la cocina pensando en todo lo que existía fuera No compró nada; estaba muy cerca de su hogar. Con
de su mundo, se sentó en absoluto silencio en la mesa ese sol, máximo tardaría un par de horas en llegar has-
para desayunar y miró detenidamente a cada miem- ta la puerta de su casa. Desayunaría con Cielo. Había
bro de su familia: mamá, Cielo, la abuela. “Quiero muchas cosas de las que hablar, mucho por descubrir
estudiar algo”, le dijo a su madre. “Es difícil ahora, y observar.
hija, esperá un poquito”, le respondió la mujer sin Abrió la cortina para mirar por la ventana. En-
mirarla si quiera. “¿A qué, mami? ¿Qué espero?” No tonces, notó que todavía no se vislumbraba más que
hubo respuesta. carretera y más carretera en el horizonte. Sacó su celu-
Decidió que no podía quedarse en su pueblo lar del bolsillo: Apagado, sin batería. En todo el afán
porque ahí estaba ese nuevo mundo roto que estaba de limpiar los escupitajos de la señora Roxana y guar-
obligada a habitar. Convenció a su madre de que en darse las lágrimas por su madre, había olvidado poner
cualquier ciudad podría conseguir un trabajo de me- a cargar el celular.
dio tiempo que le pagara mejor que uno en el pueblo. —Disculpe, ¿qué hora es? —le preguntó a Marco.
Y se fue a la ciudad que quedaba a quince horas de —Buen día, Rosa. No sé, hace rato que me que-
viaje. Tenía que escapar, y mientras más lejos mejor. dé sin batería en el celular.
La tienda empezó a ser atendida por un primo Pensó en preguntárselo a otra persona en el bus.
lejano de Cielo y Rosa; le ofrecieron poca paga y, a Dobló la manta y la puso a un costado, al lado de sus
falta de otros trabajos o planes, él aceptó. piernas. Miró hacia los asientos que estaban del otro
—¿Estás bien? —le preguntó Marco. Solo en- lado del pasillo buscando un rostro que le inspirase
tonces se dio cuenta de que estaba sollozando. confianza. Nada. Volvió a sentirse opaca en la peque-
—Perdón. ña multitud. Volvió al silencio.
—No te disculpes... ¿Sabes? No puedo dormir Unos años atrás, después de subirse al bus que la
bien en los viajes; si quieres hablar, te escucharé. arrancaría de la opacidad, se había sentido abrumada
Sintió su olor a vainilla, tan dulce como el de con las posibilidades del destino. Desde el momento
la fragancia del señor Víctor, el hijo menor de la en el que había llegado a su casa con la decisión de
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Primer lugar Cuento
irse a la ciudad, había sabido que quería estudiar para desaparecido y con él toda posibilidad de entablar
ser enfermera; pero nunca se detuvo a pensar en todo conversación alguna.
lo demás. ¿En qué parte de la ciudad viviría? ¿Dónde ¿Por qué había elegido convertirse en enfermera
trabajaría? ¿Cómo haría amigos? ¿Cuánto tiempo le antes de irse a la ciudad? Porque se sentía preparada
tomaría aprenderse el nombre de las calles y las mane- para eso, porque había visto cómo su madre cuidaba
ras de llegar a cada parte? a su abuela y ella misma la había cuidado varias
La ciudad había sido un hueco profundo lleno veces. Pero se olvidó de lo más importante, se olvidó
de rostros desconocidos, de velocidad, movimiento, del motivo de su partida. La carrera de Enfermería
de donnadies y fracasos. El silencioso ruido de sus le resultó larga y optó por estudiar para ser auxiliar
rincones había sido uno de sus primeros tormentos de enfermería. Luego entró a trabajar con la familia
apenas bajó del bus. Poco a poco se fue acomodan- Gómez y se perdió para siempre entre los dolores de
do entre los rostros sin historia, poco a poco se fue la vieja Roxana, entre sus quejas, sus ganas de morirse,
haciendo parte de ese constante ir y venir: Consiguió la morfina y sus pañales sucios.
un trabajo de seis horas con sueldo mínimo en un Comió un sándwich de pollo que vendía una
restaurante como cajera y empezó sus estudios como mujer en un puestito diminuto, tomó un café con sa-
auxiliar de enfermería en las noches. bor a tierra que le vendió un hombre que caminaba con
Las primeras dos semanas no encontró el valor un gran termo. Subió al bus al terminar su desayuno y
para llamar a su madre, los primeros seis meses no pensó en su abuela, pensó en Cielo. Al llegar, tendría
halló el tiempo ni el dinero suficiente como para vi- que bañar a las carreras a su abuela, tendría que obligar
sitar su hogar. Con el tiempo, se fue acomodando a a Cielo a que hiciera todas las cosas rápido. Al llegar,
la rutina de llamar cada martes y viernes. A la rutina tendría que llamar a la hija de la señora Roxana porque,
de viajar quince horas de ida y quince horas de vuelta definitivamente, se quedaría en su pueblo y no podría
una vez al mes, aprovechando el bus de la noche para regresar a la ciudad más que para recoger sus cosas. Al
no perder ni días de trabajo ni días de acompañar a su llegar, tendría que llamar a su casera para decirle que ya
madre en lo opaco. no alquilaría la habitación y para decirle que le pagaría
El bus se detuvo en un lugar en el que Rosa en unos días el mes que había terminado.
nunca había detenido su viaje. “Pueden aprovechar Pasaron muchos minutos. No llevaba reloj ni
para ir al baño o para ir a comer, tienen media hora”, celular, pero supo que habían pasado treinta minutos
anunció el chofer y los pasajeros empezaron a bajarse. varias veces. Y nadie se subió al bus; ni siquiera Mar-
—¿Dónde estamos? —le preguntó Rosa a Mar- co. Se quedó ella sola ahí adentro. Esperando, prime-
co mientras este se ponía de pie para salir del bus. ro con angustia, a que arrancara el carro para poder
—No sé. Es la primera vez que viajo por esta ruta. llegar de nuevo a su mundo roto; aliviada después,
¿Se habría subido al bus equivocado? ¿Habrían por aquel percance que le permitía un respiro entre
pasado ya su pueblo? Pensó en preguntar por el tanta opacidad, entre tanto ajetreo, entre tanta lágri-
destino, preguntárselo a Marco o a cualquier otro ma lanzada hacia adentro.
pasajero; pero no había nadie en el bus, nadie más Llegó la noche con el bus vacío y no le importó
que ella. Bajó para estirar las piernas, para buscar todo el tiempo perdido. Dejó de pensar en Cielo, en
algo de comer. Y ya abajo, al hallarse en medio de la su abuela, en su madre, en la vieja Roxana, en su case-
nada, entre desconocidos de su patria y desconocidos ra… Cerró los ojos, miró hacia adentro y dejó brotar
extranjeros, volvió a sentirse opaca. Marco había las lágrimas que cayeron por ella misma.
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Pájaro
Era lunes por la mañana. Un pájaro había alzado vuelo y, tentado por
Marta cerró la puerta de la casa y sintió que ol- esa ventana abierta, la que su esposo siempre le ha-
vidaba algo importante. Se tocó los bolsillos, revisó si bía dicho que dejara cerrada, había irrumpido en su
tenía la lista de compras, y el dinero, y las llaves, y el hogar impasible, en su vida pasiva. El pájaro agitaba
teléfono, y las bolsas de mercado… ¡Todo completo! torpemente sus alas esbeltas de plumaje negro y se
Se llevó el cabello detrás de la oreja con la mano iz- movía confundido por la habitación, mirando todos
quierda y lo notó: le faltaba su anillo de matrimonio, los rincones, haciendo caer las cosas de Manuel, las
lo había dejado sobre la mesa de la cocina después cosas de Marta, graznando con su voz aguda. Ella
de lavar los platos. Pensó en recogerlo, pero pronto solamente observaba. Entonces, el ave la miró a los
decidió no hacerlo. ojos despertando una especie de pánico y complici-
Caminando por la avenida, se sintió diez años dad que jamás había sentido ni en conjunto ni por
más joven y eso la hizo sentirse culpable. En el mer- separado.
cado, evitó conversar con las vendedoras y escondió Cerró la puerta por fuera, corrió hacia el come-
la mano izquierda; todo con el fin de hacerse invi- dor, llamó por teléfono a Manuel lanzando tímidos
sible o, al menos, opaca. Regresó a su casa con paso quejidos en medio del discurso y trató de contárselo
rápido, dispuesta a esconder del mundo su mano todo; nada quedó claro. Pero Manuel iría a la casa
desnuda. —se lo dijo—, iría a controlar lo que a su mujer se le
Llegó distraída. Acomodó las compras, empezó había escapado de las manos.
con la limpieza y, cuando se disponía a tomar la esco- Los cuarenta y dos minutos que pasaron después
ba, el anillo aún estaba lejos de su dedo. Atemoriza- de colgar el teléfono fueron infinitos. Marta no pudo
da por la culpa o el vacío, lo buscó en la cocina y lo moverse… Miraba el anillo y le recorría un escalofrío
colocó en su mano pensando que así se le quitaría la por el cuerpo. Miraba el pasillo y se tranquilizaba un
angustia que le daba vueltas en el pecho. poco, hasta que el pájaro volvía a graznar y el graznido
Pero la angustia siguió ahí. parecía convertirse en el llanto del feto, muerto en su
Limpió el baño, la sala, el comedor, la habita- vientre, que nunca había podido habitar ese hogar.
ción vacía… Caminó con pena por el pasillo, con la Manuel llegó; en el camino había tenido tiempo
escoba en la mano derecha y el anillo bien puesto en para ordenar las palabras de Marta y entender lo que
la izquierda, esperando que entre tanto despojo de pasaba.
la mugre llegara el consuelo. Se asomó, lanzando un —Amor, ¿cuántas veces te dije que cerraras la
profundo suspiro, a la puerta de su habitación y la ventana si salías? —dijo en tono cercano a la catás-
vio cerrada. Le pareció extraño. Ni ella ni Manuel trofe, sin regalar ni saludo ni beso a su opaca esposa.
acostumbraban cerrar los cuartos. Giró el pestillo y al Ella lo miró fijamente, esperando que la tensión
abrir… ¡No! ¡No era posible! en su tono de voz se disipara. Eso no sucedería. Y su
Manuel se lo había advertido y a ella le había pa- impavidez solamente empeoró las cosas.
recido otro capricho más, como el cobertor del sillón —¿Tanto trabajo cuesta cerrar una ventana? —
o la funda protectora del control remoto. Pero, quizás, dijo Manuel al hallar silencio en esos labios que no
nada de eso era capricho. quería besar mientras se perdía a través del pasillo.
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Primer lugar Cuento
Marta se quedó muda frente a la nada, esperan- —¿Hola? —contestó resignada al fracaso.
do que su marido apareciese con una solución. Pero —Marta, ¿por qué no contestabas el teléfono?
no. Al regresar, el hombre le dijo: ¿Todo está bien?
—¡Es muy grande, Marta! —Sí, estaba en la cocina y no escuché que lla-
—¿Cerraste la puerta? —preguntó ella con voz maste.
lacónica. —¿Ya pudiste sacar al pájaro?
—Claro que la cerré —explicó metiéndose a la De pronto todo volvió a la normalidad: el anillo
cocina y examinando el panorama del hogar—. ¿To- no estaba en su mano, el bebé no estaba en su vientre
davía no cocinaste? ¡Son casi las doce! y el pájaro daba vueltas en su habitación.
—¡No! ¡Estaba limpiando la casa! Y después… —No.
Después entró el pájaro… —Tal vez es su alma.
—Bueno… —dijo el marido mientras se dirigía —¿Qué?
hacia la puerta de calle. —El pájaro… Tal vez es el alma del bebé.
—¿Te irás? En la espesura de aquella palabra impronuncia-
—Tengo que volver al trabajo ahora mismo si ble para Marta, se formó un silencio. Solo entonces
quiero regresar para almorzar más tarde. encontró el valor para cortar aquella charla.
—¿Qué haremos? —Le diré a Manuel que te llame después de al-
—No sé. ¡Es un pájaro grande! Tal vez deberías morzar.
esperar a que se vaya. —No irá a comer, querida. Ya no lo soltarán en
—Es de mal agüero tenerlo dentro. el trabajo.
—Por eso te dije que no dejaras las ventanas Y entonces, se cayó todo valor.
abiertas, Marta. ¡No era posible! ¿Por qué la madre de Manuel
Se miraron fijamente, Marta angustiada y Ma- se enteraba de todos los pormenores de su vida
nuel furioso. matrimonial incluso antes que ella? ¿Para qué había
—Va a destruir todo, Manuel. llamado, además, sabiendo que su hijo no estaba en
—No te acerques al cuarto —recomendó Ma- la casa y que tampoco llegaría? ¿Por qué Manuel no le
nuel y se fue. contestaba a ella, su esposa y, en cambio…?
Marta miró el anillo en su mano; se lo quitó y lo ¡Era demasiado!
arrojó al piso con bronca. —Hablamos luego, Miriam, el arroz se me
Pensó en concretar su venganza no cocinan- quema.
do. Miró con desdén la mesa desnuda de la cocina y —Corre, Marta.
posó sus ojos en el vacío, dispuesta a perder el tiempo Colgó. Fue a la cocina y almorzó sola, escuchan-
mientras el escalofrío de la culpa recorría su espalda. do de rato en rato el graznido, mordiéndose los labios
El tiempo se hizo pesado y a los diez minutos decidió para no imaginarlo llanto.
preparar el almuerzo; se olvidó de todo mientras lo Quiso llorar, pero contuvo las lágrimas.
hacía: del bebé nunca nacido, del anillo y del pájaro; Después de comer, decidió irse, escapar de
también se olvidó de Manuel. aquella vida.
A la una y media, la comida estaba preparada, Se fue de la casa sin lavar los platos, se fue sin
la mesa puesta y los platos servidos. Solo faltaba Ma- rumbo. No quería estar ahí nunca más, atrapada con
nuel. el pájaro… y con Manuel… y con su suegra que lla-
¡No llegaba! ¡No llegó! maba tres veces al día al fijo y quién sabe cuántas al
Ella lo llamó al celular, pero después del tono de celular de su esposo. Miró su mano desnuda, sintió
llamada… Nada. sus entrañas vacías. Nada había cambiado en su vida,
Entonces, el teléfono de la casa sonó. Ella no todo seguía igual.
quiso contestar, porque sabía que, seguramente, era Deambuló sin rumbo hasta que el cielo oscu-
la llamada que siempre recibían en casa a la hora del reció y, en el paseo, por un momento, se le quitaron
almuerzo: la llamada de su suegra. Dejó que el teléfo- los recuerdos del pájaro, del bebé, del anillo, de Mi-
no se callara. riam… Se sintió casi plena. Pero el paso de los tran-
Pero segundos después de callarse, el teléfono seúntes regresando a sus casas le devolvió la culpa y
volvió a sonar. regresó atormentada a su hogar.
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MUJERES: Resistencias, culturas, memorias y luchas
Manuel estaba ahí, a oscuras, con el anillo que Pasaron varios segundos hasta que Manuel reaccio-
Marta había decidido olvidar; lo tenía entre sus dedos. nó. Tomó de la muñeca a su mujer para sacarla del dor-
—¿Dónde fuiste? —le preguntó suavizando su mitorio, cerró la puerta y la condujo por el pasillo. Fue
tono para no ahuyentarla. hacia el teléfono y marcó el número de la casa de sus pa-
—No quería escuchar a ese pájaro, Manuel. ¿Ya dres. Marta volvió a mirar su mano desnuda. Esta vez se
se fue? sintió completa y lanzó un suspiro; pero no pudo sonreír.
—No. —Mamá… ¡No sabes lo que ocurrió!... Hay un
—¿Qué vamos a hacer? hombre desnudo en la… No, mamá. ¿Qué crees?...
Se hizo un silencio prolongado, incómodo. Apareció aquí... El pájaro se fue…
—Marta, ¿me quieres? —preguntó Manuel po- Marta miraba a su esposo desde el pasillo sin
niéndose de pie y aproximándose. Ella se sintió sofo- moverse. Estaba agobiada.
cada; quiso huir a su habitación y encerrarse ahí para —No digas esas cosas, mamá… ¡Marta se enoja!
siempre. No sabía cómo contestar a una pregunta que Marta no pudo más. Se dio la vuelta y entró a la co-
ella misma se iba haciendo desde hace tiempo y no po- cina. Puso la mesa, encendió las hornillas para calentar la
día responderse. Trotó por el pasillo, como una gacela. comida. Minutos después, empezó a cenar sola; luego en-
Llegó a la puerta del dormitorio y recordó la desgracia… tró Manuel irrumpiendo su espacio de silencio y olvido.
El ave ya no graznaba. Pero el silencio en ese —Mi mamá piensa que deberíamos llamar a la
hogar impasible permitía oír sus movimientos torpes, policía, Marta.
su inaudita presencia. Omitió las palabras de su marido y continuó
—Iremos a un hotel si tú quieres, amor. Perdó- con su cena.
name por dejarte aquí sola... ¿Estás enojada conmigo? —Creo que tiene razón, Marta.
—preguntó Manuel acercándosele. —También piensa que el pájaro es el alma de…
—¡Tu madre dice que es el alma de mi bebé! — mi bebé —mencionó la mujer en tono calmado, pero
gritó ella con enfado. sombrío.
—¡Marta! —Pero esto es diferente. Sabes que ella es su-
Ella lo miró a los ojos con rabia, él no supo qué persticiosa y…
más decir. Entonces, hastiada, abrió la puerta de la ha- —¿Y qué, Manuel? —Había perdido ya la pa-
bitación; ya no tenía hacia dónde escapar. Entró y ce- ciencia.
rró. Quiso morir allí, devorada por el animal mientras —No sé qué decirte. Sé que todavía te sientes
Manuel escuchaba sus últimos alaridos. Pero el ave no dolida…
estaba más en la habitación; en su lugar, un hombre Se levantó de la mesa sin terminar su comida, ni
desnudo y confundido se movía con cierta brusque- la charla y echó el resto de su cena en un plato.
dad y torpeza tratando de abrir unas alas imaginarias. —Le llevaré comida.
Del otro lado de la puerta, Manuel golpeaba y hacía El marido no dijo nada. La miró fijamente.
preguntas tontas en medio de gimoteos desesperados Llevó el plato a la habitación. Manuel, incrédu-
y cobardes. Ella prefirió no abrir. lo, la siguió. Miró a su esposa colocando la comida
Sonó el teléfono. Marta se quedó expectante; sobre la cama y al hombre desnudo mirándola con
Manuel, al fin, la dejaría en paz. Pero el teléfono si- curiosidad mientras se le acercaba.
guió sonando… Y nadie contestó la llamada. —¡Marta, ven acá!
—Marta, ¿estás bien? Al oír la voz del extraño, el hombre desnudo
Ella no contestó. Estaba impactada. La llamada lanzó un alarido gutural y se acercó bruscamente a
tenía que ser de su suegra; nadie más interrumpía el Marta. La examinó sin tocarla. Manuel se quedó im-
silencio de aquel hogar. pávido. Ella cobró valor, acercó su mano a la cara del
—¡Marta! ¡Responde, por favor! intruso y la acarició. El intruso deglutió los alimentos
Abrió. Manuel la miró, después miró hacia la sin masticarlos; Manuel se horrorizó.
ventana y ya no pudo mirar ni decir nada más. ¡Había No tardó mucho. Pronto, la mujer pudo retirar
un hombre desnudo en su habitación! Ambos —ma- el plato e irse.
rido y mujer— se quedaron en silencio, mirando al —Marta, ¿qué vamos a hacer? —preguntó el
tipo desnudo que movía los brazos haciendo caer los marido mientras la acompañaba en su caminata hacia
objetos de él, los objetos de ella… la cocina. Ella decidió no responder.
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Primer lugar Cuento
En cambio, lavó el servicio, se metió al cuarto que alguna vez había sido un pájaro, moraba en su
vacío y se acostó desnuda en la camita para niños que vivienda.
nunca sería ocupada por nadie. Manuel, confundido Sonó el teléfono. No podía ser Miriam, era tem-
pero cansado, imitó la acción. prano. Contestó.
No fue la peor de las noches que pasaron. —¿Marta?
—Miriam —saludó con bronca.
*** —¡Hay que llamar a la policía!
Durante unos segundos, se oyó el silencio y
A la mañana siguiente, como de costumbre, Manuel nada más.
se despertó antes que Marta y se metió a la ducha. —No, Miriam. Gracias. —Colgó.
Pero al salir, no tenía nada para ponerse. Todas sus Se le hizo un nudo en la garganta. Preparó co-
prendas limpias estaban ahí adentro, en su habitación, mida para su invitado mientras pensaba en el anillo
donde graznaba el ser extraño. que no sabía dónde había dejado Manuel y en el vien-
—Marta, Marta —la despertó. tre vacío a sus treinta y tres años.
—¿Qué pasa, Manuel? Sonó el teléfono. Seguramente era Miriam. Ce-
—No tengo nada para ponerme. rró la puerta de su habitación con seguro mientras
Marta se despegó de las sábanas y fue a su ha- miraba al hombre desnudo devorando la comida. El
bitación. Cuando abrió la puerta estaba igual de des- teléfono volvió a sonar, pero ella estaba harta.
nuda que su huésped. Este abría recién los ojos, pero El ser posó sus ojos sobre ella al terminar de co-
seguía de pie. mer, se acercó torpemente. Marta no supo qué hacer.
—No te preocupes, solo vine a sacar unas cosas. Se quedaron parados frente a frente. El teléfono vol-
Manuel la oyó y lanzó un sonido de reproche vió a sonar.
lo suficientemente fuerte como para que ella y el in- —Ya no soporto —dijo Marta, como contándo-
truso lo escucharan. Iba a reclamarle su trato con selo al extraño.
aquel ser, iba a reclamarle no cubrirse el cuerpo, iba Y entonces, lo entendió: No tenía bebé en su vien-
a reclamarle la ventana abierta, y todas las ollas que- tre, no tenía anillo en su dedo y tenía treinta y tres años.
madas con arroz, iba a decírselo todo. Pero entonces, El teléfono volvió a sonar.
recordó el vientre vacío y el anillo en el piso… No Se hizo el mediodía y llegó Manuel, buscó a Mar-
dijo nada. Se vistió y se fue al trabajo sin discutir ni ta por toda la casa sin encontrarla en ninguna parte. Su
desayunar. madre llegó cinco minutos después. “No me volvió a
Marta se quedó en casa, como todas las ma- contestar el teléfono después de las nueve”, le dijo, y
ñanas; pero esta vez no estaba sola, tenía compañía. los dos abrieron la puerta de la habitación, y la ventana
No tenía anillo, no tenía bebé y nada de eso le im- seguía abierta, y ya no estaba el pájaro, y ya no estaba el
portaba porque un hombre sin habla, un hombre hombre, y ya no estaba Marta.
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SEGUNDO LUGAR CUENTO
* Fabricio Callapa Ramirez (Sucre, 1987). Es miembro del extinto Taller de Literatura Creativa de la Universidad de San Francisco Xavier de Chuqui-
saca. Publicó los libros de cuentos: Ahora que el espejo ya no recuerda mi forma (2008), El fin de los días que conocimos (2018) y de manera conjunta el
poemario Next-Gen (2016), sobre internet, videojuegos y vida cotidiana. Participó en el Festival Internacional Días de Poesía, la antología de cuentos
bolivianos de terror Gritos Demenciales (2010), Sed y Sangre: Antología de Relatos de la Guerra del Chaco (2017), Caspa de Ángel: cuentos, crónicas y
testimonios sobre el narcotráfico (2020) y Cuando te vuelva a ver: antología latinoamericana de cuentos sobre la pandemia (2022). Algunos de sus textos
se han publicado en páginas y blogs de Bolivia y el exterior.
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Segundo lugar Cuento
Tabletas
El cuarto con una espuma leve, distinta a las de otras maña-
Aún se encuentra en cama. El reloj de su celular mar- nas cuando solía jugar a creerse un perro rabioso que
ca las nueve, dos horas antes no había cancelado el le gustaba exagerar. Regresa al cuarto y se viste con
despertador y la música seguía sonando. Soñó con rapidez, ignorando la carga del celular, aunque éste
un concierto donde repetían la misma canción una y marca más de la mitad. Alista la cartera y un manojo
otra vez. Despierta. Abre los ojos con pesadez. Entre de documentos en un archivador para el trámite de
la frazada y la almohada de esponja, un poco de sali- su titulación.
va humedece su rostro. Durmió boca abajo. Mientras
intenta desperezarse, recuerda una página web don- Antes y durante el micro
de había leído que las personas que dormían boca Revisa el celular. Él ha escrito un mensaje de buenos
abajo eran de una personalidad insegura y de poco días y le ha enviado un corazón. No le contesta. Se
fiar. Ese día se puso a reír, desternillada, pero ahora el detiene en la esquina de una plazuela, después de ca-
recuerdo le vino como una premonición. Su interior minar por tres cuadras, en la parada, al lado de un
se tambaleaba como si alguien le hubiera quitado los señor que la observa. Aparece un micro de los vie-
cimientos con un soplido. Camina hacia el baño de jos, de esos que parecieran hasta turísticos. Estira la
la casa, atraviesa el patio, asegura la puerta y toma un mano para detenerlo. Ambos suben. Toma asiento y
trozo de papel higiénico para limpiar los bordes del esquiva las disimuladas manos del señor hacia su tra-
inodoro. Sus vecinos suelen orinar con la precisión de sero. Revisa el resto de mensajes. La jueza dice que
un borracho así que, a la menor presencia de algún la recibirá a las siete y media de la noche. Mejor en
líquido, mejor prevenirse. Anoche había leído las ins- su casa. Hoy saldrá temprano. Prefiere mantener la
trucciones del test de embarazo. Requería la primera confidencialidad del servicio. Le han llegado rumores
orina de la mañana en ayunas, soltar un chorrito para de los colegas. ¿Revisó los avances?, escribe ella. De
las impurezas y tomar la siguiente en el vaso, recoger eso vamos a hablar. Estoy entrando a mi audiencia.
la muestra y verter tres gotitas y esperar. Lo hace… Chau. Recibe otro mensaje. Es él. ¿Pasó algo? ¿Estás
tiembla su mirada ante la ventana del resultado. Dos enojada? Me hice la prueba y salió con dos líneas, res-
rayas. Hubiera preferido hacerlo acompañada, pero él ponde ella. ¿Y eso qué significa? Que no pasa nada,
se excusó con el trabajo y que recién se acostumbra- inventa. Ella recibe caritas felices y serpentinas, y un
ba a los horarios, a despertarse temprano. Pretextos. muñeco bailando. Estoy yendo a mis trámites. Te es-
Guarda el test en su cajita y tira la muestra de orina al cribo después. Cierra la charla. El micro se estanca en
baño. Hubiera preferido quedarse en cama hasta me- una hilera de autos como si fuera la columna vertebral
diodía, aguantarse hasta que él la visite o la dueña de de la calle. Mira las notificaciones del Facebook para
casa le toque la puerta o la vecina que siempre ofrece pasar el tiempo. Algunas de sus compañeras de promo
productos Yanbal. Ante el espejo, sus cabellos lucen exhiben a sus esposos barrigudos que las superan con
como una enredadera ondulada, las ojeras parecen un más de siete años. Hombres asentados en la vida. Ma-
maquillaje sin quitar. Se lava las manos y se alista, baja duros, su tía le habría dicho. Pasados los veintiocho ya
su cabello como para asignarle una armonía, suelta el no importa el aspecto, la mayoría de los hombres pre-
dentífrico en el cepillo de dientes y cepilla cada rincón sume sus pertenencias, incluida la esposa. Ve las fotos
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MUJERES: Resistencias, culturas, memorias y luchas
de hombres al lado de una parrillada con lavaderos calle, al lado de unos universitarios. Quizás en años
llenos de carne o fotos de vagonetas chillantes con una anteriores los hubiera reconocido por algún rasgo en
frase motivacional. Hay mensajes de pretendientes y particular. Los tipos medio lelos con camisa dentro
fotos que borra nada más al recibir la notificación en del pantalón y lentes de marco grueso y relojes cha-
la bandeja de entrada. Ridículos señores románticos. pados en oro eran los de derecho. Los desharrapados
Solitarios trozos de carne. El micro sale de la tran- con gafas y voces moduladas de locutor eran los de
cadera y no demora hasta llegar a unas cuadras del comunicación social. Aunque solo se tratasen de este-
edificio de la facultad. reotipos tan nefastos como ella. Pide una tucumana.
La muerde hasta dejar un orificio al interior de la em-
En la facultad panada, le echa mayonesa y llajua. Él le hubiera dicho
El estómago le cruje. Camina hasta una fila en la se- que no abuse de la mayonesa, que los granos y que
cretaría de su carrera. Hace cola. Algunos estudiantes además las vendedoras lo adulteran aumentando agua
de cursos inferiores la reconocen. Le saludan con la y sal. Le hubiese dicho que le daba igual, aunque en
emoción de hallarse ante la ayudante de la docente de ese instante solo lo hubiera visto y hubiese respondi-
Derecho Civil II. La llaman por su nombre. Ella los do… ¿y?
recuerda, eran los más curiosos y su interés y partici-
paciones durante las clases de ayudantía la llevaron Hablando de él y la pensión
a plantearse la idea de ser docente en el futuro. Les Acaba de llegar un mensaje. Tenemos almuerzo con la
comenta que está comenzando sus trámites de titu- gente de la empresa. Come sola y te llevas mi plato.
lación. ¿Cuánto les falta para acabar?, les pregunta. Porfa. Ok, ella responde. La tucumana solo le abrió
Dos años. Más internado, tres. ¿Qué harás después el apetito. La imagen de sus compañeras de facultad,
de jurar? Mientras la pregunta le sobrevuela la cabeza, embarazadas, invade su mente. Comían hasta tres tu-
piensa en sus compañeros egresados, la escotada y su cumanas y decían que el embarazo te vuelve más ham-
trabajo de secretaria en la contraloría, el sobrino del brienta y llena de antojos. Toma el micro de regreso,
fiscal y su trabajo de oficial de diligencias, la manada de la deja a tres cuadras de su casa, pero ella ingresa a
los que han abierto otras cuentas de sus redes sociales la pensión. Son las doce y cuarto, poco antes de que
para mostrarse en campañas electorales y mensajes los colegiales, las familias y los universitarios colmen
políticos. Voy a litigar, dice para salir del silencio. No el lugar. Mejor así, vacío. En Unitel transmiten los
me gustaría ser repartidor de documentos y costurar últimos minutos del capítulo diario de Los Simpsons.
archivos, menos meterme a la política o hacer favores. El señor Burns dice: creo que no era el dirigente bri-
El grupo la escucha sorprendido. Es la forma en cómo llante que pensé. Homero da vueltas de felicidad en el
ella se escapa por la tangente y no admite que le faltan suelo. Una mesera de la pensión la saluda y le entrega
contactos, padrinos, y no le gusta mostrar su cuerpo. el aperitivo, un platito con verduras que se entremez-
Se despiden. No queda nadie en la fila. Habla con la clan en tonos coloridos con las legumbres. Dentro de
secretaria que oculta la ventana del chat en el monitor. unos minutos las meseras estarán de una mesa a otra,
Suenan los nuevos mensajes. ¿Trámite de titulación? correteando y haciendo malabares con las bandejas y
Sí. La secretaria pide los documentos y los revisa de los platos, guardarán la compostura de una sonrisa
malagana. Le señala los timbres que le falta comprar clientelar y tras la hora pico recién tomarán asiento.
del edificio central, mira al calendario y le dice que Un grupo de chat de sus compañeras de colegio habla
no hay fechas disponibles en los próximos dos meses. de reunirse, la última vez fue en un baby shower, las
Habla con un tono autoritario, como si el destino de últimas veces fueron un baby shower. Llega un men-
la titulación dependiera de su buena voluntad. Ella saje de la chica con quien dio sus exámenes de grado,
observa una parte del calendario en blanco. Quisiera una tipa nerviosa que se confundió en los artículos
mostrárselo, pero se aguanta, teme llevarle la contra- del Código Civil y reprobó. Ella dijo que le ayudaría
ria y perjudicarse. Tuerce el rostro a uno sonriente, mientras la nerviosa lloraba en las afueras de la facul-
como buscando una expresión del repertorio en alqui- tad. No volvieron a conversar. El mensaje es extenso.
ler. Solo agradece y sale después de anotar los timbres La nerviosa se presenta y pregunta por algunos libros
que le faltan. El estómago le vuelve a crujir. Afuera de de Derecho Civil. Ella le responde que los tiene, escri-
la facultad se dirige a un puesto ambulante de papas be la dirección del cuarto donde vive. Es cerca de mi
rellenas y tucumanas, a la vuelta del edificio en plena casa. Estaré por la tarde. Llega la sopa. La mesera de
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Segundo lugar Cuento
la pensión pregunta qué plato quiere para el segundo, me van a pagar de unos trabajitos. La señora acepta y
da los nombres de las tres opciones. Asado en olla, se marcha. Ella vuelve al cuarto y toma asiento. Abre
elige. Deja la sopa en la mitad, aunque le puso una la computadora portátil de once pulgadas. Desactiva
cucharada de llajua, el sabor salado permanece. Mien- la conexión a internet. Revisa los libros y anota citas
tras desliza el scroll de la pantalla encuentra fotos del que podría utilizar. Escribe ideas sobre el documento
colega de su novio. Hay un mensaje que dice: ¡Cada de tesis. El título ya está definido y el marco teórico
día de tu vida es una aventura! La imagen los mues- luce sólido a sus ojos. Vuelve a los párrafos de la in-
tra en una casa de campo donde él, su novio, saca la troducción y los corrige, elimina las redundancias y
cabeza de una botella de Ron Abuelo de su mochila, el texto queda más corto. Son las cinco y cuarto de la
puede notarse la etiqueta y el logo. Llega el asado en tarde. El timbre de llamada al celular suena como un
olla. Después de comer, sobra rastros de nervio y hue- berrinche. Es la nerviosa. Está en la dirección. ¿Por
sos y bastones de zanahoria hervida. El otro almuerzo dónde? Hay una tiendita. Dale. Voy. Sale y la pilla en
me lo pones para llevar, pide a la mesera. Un nuevo la tienda. Se olvidó de los libros. Compra pan. Vamos
mensaje. Es su madre. La saluda con una carita feliz. a mi cuarto, la invita, ahí tomamos tecito y luego te
Conversaciones de rutina. ¿Cómo marcha la vida in- los presto. Está bien. En la habitación intentan una
dependiente? Todo bien. No me falta mucho para los charla. La nerviosa mira el cuarto hasta que detiene
trámites de mi título. Su madre envía montones de la mirada en la caja de la prueba de embarazo al lado
caritas felices y stickers con personajes de trajes enso- del librero. ¿Debería hablarle sobre eso? El agua hierve
tanados y birretes. ¿Qué quieres de regalo? Cuando y sirven dos tazas de té. ¿Mantequilla? ¿Mermelada?
estés aquí te lo diré. No sabe si hablarle del resultado No, gracias. Como no ha quitado la vista en la prueba
de la prueba. No sabe si hablarle de su vida sexual. de embarazo al final ella es quien toca el tema. Me
Para su madre, desde que se fue a estudiar a Sucre, ella hice la prueba esta mañana y salió positivo, lo dice
seguía siendo la misma chica de colegio católico. Las con una calma y frialdad atemorizantes. La nerviosa
alusiones al tema concluían con un guiño amigable quiere decir: ¡qué bien, felicitaciones!, aunque se echa
de mamá, creyendo que se había entendido la charla, para atrás y permanece en silencio. ¿Inoportuno?,
aunque no se hablara de nada en específico. Llega el apunta a preguntar. Sí, creo que es la mejor palabra.
almuerzo para llevar en platos de plastoformo y una Y… tu novio… el papá… ¿sabe? Gira la cabeza hacia
bolsa nailon. Gracias. La mesera le dice que todavía los costados. Beben el té en silencio y se hacen las seis
les queda una semana de pensión. menos diez. Le entrega los libros. Salgamos.
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MUJERES: Resistencias, culturas, memorias y luchas
le provocan la sensación de haberse desconectado del sus trámites. Habría que apurar la monografía y tam-
resto de la ciudad. Se detienen en la sala y le pide que bién hablar con el juez de Beni y pedirle un adelanto.
espere en el sillón. La jueza aparece por uno de los Estoy debajo de las aguas danzantes, escribe él. Ella
rincones junto a una bandeja con masitas. ¿Ya tomaste baja del parque y atraviesa las aguas mientras estas se
té? Sí, no se preocupe. La mujer del servicio deja otra iluminan y salen expulsadas al ritmo de la música clá-
bandeja más pequeña con una tetera y dos tacitas. La sica del altavoz. Lo ve a lo lejos. Se besan. Su barba le
jueza pide que le traiga el folder amarillo. Encima del pica. ¿Vamos a cenar pastas? Yo invito. Sube a la moto
escritorio está. ¿Ha leído lo que le envié? A grandes y esquivan los embotellamientos, metiéndose entre
rasgos, hijita. Está bien, pero mi tutor me ha dicho los autos y los micros que protestan a bocinazos. Se
que hay que cambiar el enfoque de la tesis en el marco aferra a él de la cintura. Estacionan bajo el sobrio le-
teórico. Para una jueza en materia familiar el enfo- trero de un restaurante de comida italiana. El calor del
que es demasiado civilista. Ya sé que en derecho has lugar los cobija. El mozo no tarda en llevarles la carta
dado ayudantía en civil, pero eso me está pidiendo mi y encender unas velas. Visto con aquella luz, él se ve
tutor. ¿Podrías hacer las modificaciones? Claro… la más atractivo… es lo que piensa. ¿A qué se debe este
palabra sale al apuro, debilitada, un poco frustrada en detalle? Sonríe un poco. Pues estoy feliz y tranquilo.
relación a las noches invertidas en la escritura. Te voy Ah… bien. Pide tallarines y una botella de vino. Un
a reconocer el esfuerzo, hijita. Además, me han pedi- vaso de agua por favor, dice ella. El mozo se marcha.
do una monografía sobre TIC para mi diplomado en Y a ti, ¿cómo te fue? Cansador. Ella se mantiene abs-
Educación Superior. ¿Eso más me lo podrías hacer? traída, en silencio. ¿Pasó algo? No, nada. Seguro estás
Ya sabes que yo lo haría, pero tiempo es lo que me enojada por lo del mediodía. Perdón. Es un negocio
falta. Algo sencillito nomás. Titubea con la respuesta. grande, por eso hicimos el almuerzo con los socios.
A mis colegas más te voy a recomendar. Hay un juez Las ganas de avisarle el resultado del test la acorra-
del Beni que está haciendo su maestría en penal, con lan, pero la expresión de “feliz y tranquilo” le perfora
él te voy a recomendar. Gracias. Servite, si no, ¿qué la cabeza, es la suficiente respuesta. Llegan las pastas.
voy a hacer con tantas masitas? Si quieres, llevate, le ¿En serio te vas a enojar? Perdón. Mi día estuvo difícil.
entrega una bolsita que saca de la cartera. Gracias. Y Brindemos entonces. Por un día de mierda, dice de
bueno, vamos a lo difícil. ¿En cuánto quedamos? De buen humor. Antes le hubiera seguido el chiste, pero
la misma cartera saca cinco billetes de cien. ¿Está me- solo quiere agua. Está bien, dice él. Brindan. Comen.
jor que te pague así, en cuotas? ¿Verdad? ¿O quieres Los platos quedan vacíos. Paga la cuenta. Salen. ¿Va-
que te pague todo en uno cuando ya esté acabado? mos a mi casa?, pregunta él y desliza su mano en el
No. Así está bien. No sé si me podría adelantar por límite de su espalda y el trasero. Mis viejos se fueron
la monografía, aunque sea unos doscientos. Me vas de viaje. No… quiero estar en mi cuarto, me faltan
a dejar sin mi bono, le contesta medio en broma y cosas. Ya. Llegan en la moto y se despiden en la puer-
le aumenta otros tres billetes. Llevas tú la cuenta. Sí, ta. Él procura ocultar el rostro de molestia. Otra vez
doctora. En el camino hasta la puerta de calle, la jueza a solas en el cuarto. Asegura la puerta y se desnuda.
le habla de las acefalías a fin de año. ¿Cuándo es tu ju- Observa sus pechos, su estómago y el vientre. ¿Cuán-
ramento? Tienes que preparar tu currículum, te lo voy to crecerán en los meses que vienen? Se coloca ropa
a abrir cancha para que entres. Se dan besos de seño- de dormir. Enciende la tele. Noticias. Telenovelas.
rita, intercambiando mejillas. Ella queda afuera de la Publicidad. Hora 23. Hay un mensaje de la nervio-
casa y el frío sopla en la calle con poca consideración. sa en el celular. Es un video motivacional cristiano.
Los hijos son una bendición. Cada uno viene con su
Últimas horas pancito. Abre el Facebook. Tres notificaciones de gru-
¿Dónde estás? Pasé por tu cuarto. Estoy en la moto. pos de compra y venta, alquileres y anticréticos. Hay
Por el parque, escribe ella. ¿Te espero? Hace frío. Tarda publicaciones de autos en oferta, celulares nuevos en
en llegar la respuesta. Mientras tanto toma asiento y caja, muebles de ocasión por mudanza, libros y foto-
observa a los bailarines y bailarinas ensayando los pa- copias de medicina, una foto con pastillas de Cytotec
sos de caporal alrededor del parque, hay grupos que y un número de celular. Producto garantizado. Trato
abren latas de cerveza en la oscuridad. Saca un cuader- con discreción y guiado. Consultas inbox. Toma una
nito y anota los gastos y las deudas. Podrá pagar por captura de pantalla. Batería baja. El celular se apagará
un mes, renovar la pensión y pagar los timbres para dentro de treinta segundos…
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Segundo lugar Cuento
Cueruda
Ese mierda con el que vivía me estaba engañando. Los en- cía una tabla rústica con patas de madera tambaleante.
contré en pleno acto, jodiendo en mi cama. Fue un shock. El balde que llegó casi repleto de chicha. Las tutumas
Quedé como una opa y luego me volví una Magdalena y unos tubos plásticos cortados como base para cada
de tanto llorar, pero no lloré en su delante, menos de esa una. Pedimos por el sapo y la dueña nos llevó hasta
tipita a la que se había charlado y estaba aprovechando una habitación donde lo guardaba escondido detrás
su culo. No sé… capaz entre los dos se aprovechaban. de unos cartones. Desempolvó la mesa con un trapo
Salí del cuarto, de callada. No iba a hacer escándalo, eso húmedo. La figura del sapo metálico relució en sus
me había prometido. No sabía qué hacer. Yo siempre le tonos dorados con la cabeza elevada y el orificio que
llamaba de la pollería para decirle que me recoja, pero albergaba una sonrisa de sarcasmo. Amador y Vico lo
esa noche estaba vacío y el chino me dijo que podía irme cargaron hasta el patio. La dueña de la chichería nos
temprano. Capaz ese pensaba que lo iba a esperar y no entregó diez tejos de bronce. Una huella negruzca de
me iba a venir solita. En la puerta me he quedado llora mugre delataba los años de uso y las manos por las
que llora hasta la mañanita, quería verlos salir… que habían atravesado. Nos entregaron un cuaderno y
Parecían las palabras de una mujer experimen- un bolígrafo azul para los puntajes.
tada, aunque recién atravesaba los veintiún años. Co- Lanzábamos por turnos después de haber deci-
nocí a Mery por casualidad. Con mi primo Amador dido la distancia en pasos. El metal de los tejos esta-
y Vico, un excompañero del cole, nos animamos a llaba contra el latón de la mesa o sus paredes. A veces
bajar en bici a Yotala. Una vez allí, no tuvimos me- embocaba en seco contra las mariposas laterales o caía
jor idea que jugar sapo y tomar un balde de chicha. rodando luego de golpearse contra las paredes. Difí-
Aunque nuestra primera idea fue comer unos platos cilmente hubiera caído en la boca del sapo. Cuando
de chicharrón, estábamos más cerca del alcohol que alguien apuntaba a mucha suerte, daba contra los bor-
de la comida. des, su cabeza o sus fosas nasales, rebotando afuera
de la mesa y directo al suelo. Después de la corrida,
*** abríamos el cajón de la mesa y anotábamos los puntos
de cada casillero. Quien tuviera el puntaje más bajo
Las calles de Yotala en sábado: silencio y tranquilidad. después de tres rondas iría a buscar los platos de chi-
Las casonas que se convirtieron en balnearios y pisci- charrón. Íbamos con calma compartiendo tutumas de
nas. Los restaurantes de comida criolla al son de un chicha que se tornaban más y más refrescantes.
carnavalito o música folklórica de un parlante añejo. Perdí y yo, que casi nunca camino en línea recta,
Las calles de piedra y casas de fachada colonial, pinta- terminé atravesando la plaza central. Crucé un puente
das de blanco y ocultando los adobes de barro tras el y me topé con un restaurante lleno y muy caro y me
estuco. Puertas con sillas revestidas de un mantel blan- topé con pensiones que ofrecían de todo, menos chi-
co, las casas con pan casero. Puertas con una bandera charrón. Me fui por un costado y seguí una flecha que
blanca sobre la entrada, el anuncio de una chichería. indicaba una peña restaurant chicharronería, crucé lo
La recuerdo. El olor a maíz macerado. Las bicicletas que algún día fue un río y pasé por un pasillo estrecho
estacionadas en una esquina, a la sombra de un molle. hasta encontrar el lugar marcado con un letrero escri-
Los tres sentados en una banqueta larga que más pare- to a tiza y la caricatura de Porky, descascarado y deco-
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lorado por el sol, cargaba un plato de chicharrón y un alcaldía me ha dicho que me va a hacer agarrar contrato.
vaso chopero. Un tufillo a pisos baldeados por cerveza ¡Dueño de todas las vidrierías de la avenida voy a ser!
cubría el lugar, el sol era filtrado por el tinglado con ¿No ve, mi amor?
calaminas transparentes de tonos verdosos. Una cum- Mery contenía una risa por cada expresión
bia de los 90 resonaba de un parlante a bajo volumen. de cariño que Sotomayor le propiciaba. Pensé que
Busqué la cocina y pedí platos enteros de chi- era la química entre los dos, aunque a diferencia de
charrón para llevar. El cocinero me dijo que tardaría ella, nosotros ya habíamos acabado las botellas de la
poco menos de veinte minutos. Tomé asiento y ob- mesa y ella seguía con la primera copa. Los platos de
servé a la única pareja ahí en las mesas. Un tipo de chicharrón ya casi estaban listos y el dueño del lo-
rostro curtido y algo borracho, de chaqueta y panta- cal se ofreció a yaparme por la demora. Sotomayor
lón jeans percudidos. Servía una copa de cerveza a su me preguntó si no conocía alguna piscina por allí y
acompañante, una chica. Los miré un rato y luego le comenté de los balnearios y los nombres que recor-
me di la vuelta, pero el tipo de rostro curtido soltó daba por si se animaba a preguntar. Tal vez estarían
un comentario sobre mi cabello. ¿No hay peluquero llenos. ¿Traje de baño habrá para vender? Es que de
en este pueblo, a ver? Y yo solo me limité a responder la nadita nos hemos animado a venir. Yo puedo ir así
con una sonrisa forzada. El tipo se disculpó porque en calzones o también short debe haber, ¿no?, pero ella
la chica pareció reprenderlo y a cambio me invitó a tiene que entrar nomás en traje de baño. No supe qué
compartir la cerveza. Para evitar problemas, o reac- decirle y Mery ya no contuvo la risa y reventó en una
ciones inesperadas, típicas de los borrachos, me dirigí carcajada que no podría describir. Me miró y soltó
hacia aquella mesa y bebí con ellos hasta que los pla- algo así como está loco este tipo. No me había detenido
tos estuvieran listos. en observar a Mery hasta ese instante. Vestía como
El tipo de rostro curtido se llamaba Andrés. Se cualquier universitaria, unos jeans jaspeados de azul
presentó diciendo Andrés Sotomayor, para servirle. Y marengo, un canguro a cierre que podría subir hasta
mi esposa, para servirme. Señalaba a la chica que es- el cuello para cubrir el escote de su blusa salmón, un
bozaba una mueca burlona detrás del sorbo a su vaso. lunar renegrido parecía el retoque ideal para sus finos
Mery, mi esposa. No supe exactamente qué responder labios y una tez morena que me daba cierta familiari-
y solo me apuré a decir ¡salud! y levantar la copa y dad y confianza.
chocarla contra las de Sotomayor y Mery. Después me El dueño del local apareció con la bolsa de los
dijo vos ¿conoces la vidriería Virgen de Urkupiña, en la platos de chicharrón. Sotomayor me preguntó hacia
Jaime Mendoza, pasando cerquita de El Reloj? Apuntó dónde iba. Le respondí que estaba con mis amigos
el dedo contra su pecho y casi parecía que lo inflaba. jugando sapo en una chichería y había perdido en la
Es mía. Cualquier cosa, hermanito. Cualquier vidrio apuesta. Miré hacia mi celular y tenía mensajes de tex-
que quieras para tu casa. Para tu construcción. Yo, yo voy to y llamadas sin contestar. Debía apurarme. Quise
a hacer gratis para vos porque me has caído muy bien. despedirme, pero la descripción de nuestro viaje en
De inmediato me ofrecía su mano para estrecharla, bici, y mi descripción emocionada del juego del sapo,
yo le correspondía con cierta vergüenza al reconocer llamó la atención de Mery. Vamos. Miró a Sotomayor
la aspereza de sus manos de cuero. ¡Qué buena onda que, con una cara de fastidio y algo chispeado, hacía
eres, hermanito! muecas. No sé si de verdad soy un metiche o qué,
pero dije que tal vez si nos animamos podríamos ir
*** al balneario con todos los que estábamos en el sapo.
Mery cambió la sonrisa por un gesto más contenido.
Yo me rompo el lomo en la vidriería. ¡Qué mierdas ni
qué! Uno se tiene que romper todo el día si quiere salir ***
adelante. Así como me ves no seré profesional, pero tengo
más plata que mis hermanos. Licenciados, médicos, pro- Así sincero, yo ya tenía mi esposa en Santa Cruz. Mis
fesores. ¡Así con sus títulos me vienen a pedir prestado! hijitos también tengo, allá están viviendo. Y, como me
Vas a ver de unos meses. Dame un añito nomás. El hijo he empezado a trabajar aquí con la vidriería, mi esposa
de mi padrino se está metiendo a la política. Plata te voy me ha dejado. Jodido es. Una noche le he llamado y mi
a dar para tu campaña, le he dicho, pero acordate de que vida se hizo mierda. Le he dicho ¿qué haces? Y un gran
te estoy ayudando. Escuelas, mercados, renovación de la puta me ha contestado. Pasame con mi mujer, le he gri-
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tado. Nada, el cabrón. Pasame con mi mujer. Y nada. Ya la charla entre Mery y Amador, o Mery y Vico, o Vico
estaba de malas. Y luego ella me dice que yo ya no tengo y Amador y Mery, o Sotomayor y Amador y yo, o los
nada qué ver. Me ha hecho emputar. No sabes qué jodido largos devaneos de Sotomayor que ya estaba un poco
es que sepas que tu mujer te es infiel. Eres vos el infiel y ido. A nuestros pies estaban los dos baldes vacíos y
luego te han serruchado el piso. No lo soportas. Le pegas uno a medias. Antes de acabarse, Sotomayor sacaba
a todo lo que hay. ¿Ves? Me he cortado. ¿Ves mis puños y su billetera rebosante de billetes y se rajaba otro balde.
aquí…? ¿Las cicatrices? Me he querido suicidar esa vez Último y después vamos a la piscina, ¿no ve? Yo me
en la vidriería, me estaba dejando sangrar. Pero ahora rajo para toditos. Amador y Vico me miraban extra-
las cosas son distintas. ¿No ve? Uno tiene que encontrarse ñados, como si los hubiera comprometido al balnea-
una buena mujer, como mi Mery… rio mientras compraba la comida.
Los presenté diciendo que eran unos conocidos
y él volvió con su Andrés Sotomayor, para servirle, y mi ***
esposa, para servirme. Y este cuate, dijo señalándome y
dándome un abrazo de lucha libre, es mi cuaaate. La Desde ese día que he llorado me prometí no llorar por na-
señora de la chichería trajo dos tutumas y sus soportes die. Me había escapado del pueblo con ese mierda para
de plástico mientras Sotomayor pedía otro balde de que así me engañe. Por poco y lo hacía antes de salir ba-
chicha. Me voy a rajar para ustedes porque me han caído chiller. Una bruta hubiera sido. De ahí se han aparecido
muy bien. Calorcito, ¿no? gente que me ha pretendido, pero ya a nadie tomo en
Amador y Vico me riñeron por la tardanza. Me serio. A todos les encuentro el chiste. Una tiene que ha-
inventé una excusa que de todas maneras fue ignorada cerse cueruda sino la despellejan, se le aprovechan, se la
porque al rato abrieron los platos de plastoformo y un montan encima. Hubo un señor. Mayorcito. Su casa en
vapor se elevó junto al calor de la comida. Sírvanse, el centro tenía. Yo le cuidaba porque estaba enfermo. De
dije tanto a Mery como a Sotomayor y les extendimos ahí que me ha pretendido, a ver… buena gente nomás
los platos. Amador abrió la bolsita de llajua con los era, cada vez regalos me daba. Te voy a sacar profesional
dientes y la vació en una de las esquinas del plato. y pega más te voy a conseguir, me decía. Si quieres no
Untábamos las papas o la carne de cerdo contra la trabajas. Ropa me lo compraba. Bien me pagaba de lo
llajua y aplacábamos el picor con las tutumas de chi- que iba a cuidarlo y hacerle la limpieza. Me ofreció ca-
cha. ¡Salud! Secas y te igualas por tardón, me recri- sarnos. Viejito es… me había puesto a pensar. No ha de
minaba Amador y Vico se reía de la cara de ahogado poder, tranquila me va a dejar. Pero de pronto le empecé
que ponía al beber toda la tutuma de golpe. Por más a encontrar lo cochino. Lo viejo verde. Y no pues. Yo así
que les dijera ya he tomado unas chelas con estos cuates, por así no me caso. Interesada no soy.
señalando a Sotomayor y Mery, les valdría un comino. El sapo había quedado relegado cuando vimos
que otro grupo de personas entraba a la chichería.
*** Tres tipos de polos ajustados por la gordura y bermu-
das de tonos terrosos y una chica de cabello teñido
Lo encontré en el piso. Yo decía que se había emborracha- al rubio, de ojos maquillados y una figura llamativa.
do, pero luego el piso estaba todito de sangre y había vi- La señora de la chichería les acomodó otra banqueta
drios rotos. Me voy a quedar hasta tarde, me había dicho larga al fondo del patio. Uno de los tipos se acercó y
anoche. Vos nomás te vienes a abrir temprano la tienda. me pidió los tejos del sapo. Claro, dije y tras contar las
Ese rato re asustada estaba. Abres la vidriería y de pron- diez piezas, las entregué. Estaban entonados, quizás
to te encuentras con el dueño sangrando en el piso. Con más que nosotros. Nos presentamos y la chica nos dijo
trapo he tenido que vendarle los puños y las muñecas y que uno de los tipos de polo y lentes y gorra estaba de
luego al hospital hemos ido. ¿Qué ha pasado?, le pregun- cumpleaños. Le invitamos de nuestro balde, agrade-
taba, pero estaba que reaccionaba recién. Más tarde me ció y secó a la par de nosotros. Después se enfrascaron
ha contado de la llamada y de su mujer en Santa Cruz. en el juego y un balde también les llegó. Mientras se-
Y dale que Sotomayor preguntaba por la pisci- guía nuestra charla, la música se veía intercalada con
na… habíamos escrito sus nombres en el cuaderno y los choques metálicos de los tejos.
seguíamos compitiendo al sapo, aunque ya prestaba Parecía que Amador intentaba pretender a Mery
más atención a lo que cada uno contaba mientras no a espaldas de Sotomayor. Pensé aquello por lo rápido
estaba de turno. Me quedaba en silencio y escuchaba que acababan la tutuma, lo compenetrados que lucían
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al contar sus dilemas, lo innecesariamente enlazados se iba a armar tremenda pelea. ¡Felicidades hermano!
por minucias como las canciones que más odiaban Bien ch’allado te estás celebrando, dijo Sotomayor que
de los antros. Temí que pudiéramos tener conflictos sonreía con una mueca entre borracho y lúcido. Mery
con el esposo o, mejor dicho, futuro esposo de Mery. bajó la cabeza y pidió que nos fuéramos.
Aunque, para ser sinceros, él se había quedado dormi- Contra toda expectativa, una risa se hizo gene-
do después del saludo al cumpleañero y su grupo. Se ral, y los tipos con polo y bermudas lo abrazaron, la
había apoyado contra la pared, con la cabeza baja y tipa teñida se mató de risa y se tomaron fotografías
unos rocosos gruñidos hicieron que estemos a punto haciendo pico de pato. Sotomayor les ofreció ir a la
de reírnos; pero optamos por hablar más bajo contra piscina y pagarles la entrada y pagar el traje de baño
la música y el bullicio de alrededor, como si no quisié- para la chica. Secaron sus tutumas y por poco se fue-
ramos que escuche nuestra charla. ron cantando, como si nosotros hubiésemos estado
Mi primo Amador ya tenía la mano de Mery. ahí de adorno. Yo quise decirle a Mery que se dé su
Veía sus muecas cómplices mientras Vico y yo seguía- lugar y que lo ponga en su lugar a Sotomayor, pero era
mos vaciando las tutumas y comprábamos un balde más grande mi desconcierto. Pensé que ambos, cueru-
más. Los gruñidos de Sotomayor cambiaron a una dos, curtidos por la vida, habían pactado una especie
especie de convulsión, se sacudió y, antes de caer, se de amor libre y que de seguro entendían las andadas
despertó como una máquina encendida de golpe. Se del otro, o también sobrevolaba por mi cabeza la idea
dirigió a nosotros y nos dijo ustedes no saben ni mier- de que ella, cueruda, se aguantaba las tonterías que
da, no saben lo que es sufrir con un tono profético y hiciese su futuro esposo, total… hay tipos peores que
ebrio que no era de tomarse en serio. La única que ese borrachín traicionado.
me entiende, se dirigió a Mery que todavía estaba con Tras unos minutos después Mery nos dijo
una mano al lado de Amador, verdad, ¿amor? Vamos de ¿vámonos? Unos changuitos, que lucían entre cole-
una vez a la piscina. Mery había cambiado de gesto y giales y estudiantes de primer año de la U, habían
respondió con la negativa de una tienda cerrada. No ingresado al patio de la chichería. Tomaron la mesa
molestes… Sotomayor se dio la vuelta y desapareció de del sapo y los tejos y los llevaron a su lado. ¿No vas
entre nosotros. a ir detrás de él? No logré mantenerme callado y le
Estábamos decidiendo si pediríamos un balde pregunté. Mery me miró por un segundo y luego,
más cuando Sotomayor regresó. Para haberse embria- haciendo la cara de alguien que prueba un plato ran-
gado sus pasos eran convencidos y firmes y rápidos, cio, me respondió nada qué ver ese señor, es nomás
si se hubiese dirigido a nosotros tal vez nos hubiera mi jefe y anda alucinando conmigo, ya nomás le digo,
asustado, pero sus pasos iban hacia los tipos de polo para no perder la amistad. Oye… ¿tienes que creerte
y bermuda y la chica. Sotomayor tomó el balde de todo? Y tanto ella como mi primo Amador y Vico se
chicha y lo echó sobre el cumpleañero. Habíamos burlaron de mí con una risa paternal que hasta ahora
quedado paralizados. Yo pensé que en cualquier rato no entiendo.
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Implante
Una adolescente y una mujer se escabullen al interior to por el traje. Los varones con la camisa, la corbata
de la galería shopping. Atrás queda la gigantografía con franjas coloridas, un chaleco y el saco ligeramente
sobre educación sexual. Son las 8:45. Lo marca un entallado. Algunos de ellos con la gorra volcada sobre
reloj de números cuadrados y rojizos, sus dos puntos sus cabezas. Las chicas con medias blancas y faldas a
titilan inquietos. Un afiche de tamaño real muestra a cuadros, a diferencia del resto que solo luce mandiles
una amigable doctora que señala el camino a la clínica y la chompa del colegio. Es el chascudito, le dice. El
particular. Suben las gradas. Se topan con una fila. único que no está en la pre-militar. Me ha pedido tu
La adolescente mira a las personas que están adelante. número. ¿Le doy? Ella lo observa hasta distinguirlo.
Mujeres de treinta. Cruza miradas con rostros ojero- La risa de los otros chicos de la promo mientras él
sos y cansinos. Detrás de los deportivos, las mujeres derrama el refresco antes de entregarlo. Sus ademanes
disimulan sus cuerpos voluptuosos. Hay un puntia- amanerados. Dice que le gustan las jetonas, le insi-
gudo olor a desinfectante. núan en son de broma. No es que sea así, responde
La recepcionista de la clínica abre la ventani- ella. Ya no me gustan los hombres. Se ríen de cual-
lla de atención. Entrega fichas y señala el pasillo y quier huevada, son unos brutos.
la puerta de la especialista con quién se tratará cada
una. Llega su turno. ¿Nombres? La mujer habla. Son ***
madre e hija. ¿Reconsulta? Sí. La recepcionista tele-
fonea a la ginecóloga. Por una formalidad rutinaria La ginecóloga abre la puerta por segunda vez. La otra
les indica el camino escaleras arriba al consultorio. adolescente se ha ido. La llama por su nombre. Ella y
Allí, la hija se encuentra con otra adolescente junto a su madre ingresan. La ginecóloga saca el file de una
quien podría ser su madre. Están sentadas. Hay ras- gaveta. Habla de forma amable, como la anterior vez.
gos en común. Están en silencio. Un televisor a bajo Dice algo sobre la confianza que debe haber entre los
volumen muestra las noticias de la mañana. Ambas hijos y sus padres. Dice algo así como qué bueno que
adolescentes parecieran entenderse por un instante. le hables abiertamente de tu intimidad a tu madre y te
Un temblor las une. La chica desvía la mirada y se acompañe a cuidarte, ya sabes que los jóvenes de hoy
enfrasca en el celular. empiezan muy temprano a tener relaciones, tu madre
es muy madura para asumir que ya no eres virgen. ¿Es-
*** tás de acuerdo con lo que voy a hacer? La ginecóloga
mira a la hija, ella asiente después de mirar a su madre.
Sus compañeras de curso le hablan del chico de la Yo recomendaría utilizar un método no invasivo. Una
promo. Dicen que está camote de ella. Tiene pinta. T de cobre para tu edad no me parece recomendable.
Desde los balcones del colegio se disfruta de una vista Creo que es mejor que siempre tengas responsabilidad
privilegiada del patio y su caos durante el recreo. Su con tu pareja y le digas que se proteja, pero por si acaso
compañera apunta a la esquina, hay una montonera vamos a colocarte un implante en el brazo, para que
de colegiales comprando sándwiches de mortadela y no tengamos sustos como los de la última consulta.
vasos de mocochinchi. Es la promoción que recauda La hija se quita la chompa y al quedar sus an-
fondos para viajar a fin de año. Se distinguen del res- tebrazos desnudos resaltan un par de cicatrices cerca
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de las muñecas, las oculta con una serie de manillas costados no igualan. Hacémelo por favor, la voz ino-
amarradas. La ginecóloga arremanga la blusa hasta cente del hermano provoca un brevísimo sentimiento
dejar el brazo desnudo. Prepara el aplicador. Limpia de ternura. Tienes que aprender por tu cuenta, ¿o eres
con alcohol la zona, introduce la aguja y la recorre le- un sonso? No quiero tener un hermano burro y más
vantando la piel. Es doloroso. La hija lagrimea y suelta ahora, que estás con beca en esa escuela. ¿Cuándo es
un ay dolorido con más fuerza que todas sus palabras tu examen? El viernes. Hay tiempo todavía, vas a salir
durante el día. La ginecóloga aprieta el aplicador y ya un capo si me atiendes. Alguien sube las escaleras al
está, el implante está en su lugar. departamento, cada zancada resuena… Son zapatos,
prueba abriendo el pomo de la puerta, no abre, intro-
*** duce una llave en la chapa. Es el doctor. Tan pronto
escucha su voz, el hermano menor corre a recibirlo.
Les toca matemáticas. El profesor escribe una ecuación Cuando ella los ve, reconoce el parecido entre los dos.
de segundo grado que luce como un chorizo de nú- Cuando está a solas con el niño, lo ve más como a su
meros que abarcan los extremos de la pizarra. Llama hermano, más como el hijo de su madre. Ella levanta
a un estudiante de la lista. Él pasa al frente y empieza los cuadernos y se dirige a su habitación.
a resolver el ejercicio. A medida que ella observa, los La llaman a cenar. Por más que busque un lugar
números y los signos se van entremezclando en lo que apartado del doctor la mesa es para cuatro. Lo tiene
copia e intenta resolver por pasos secuenciales, baja la en frente. Baja la mirada hacia el plato de comida.
cabeza contra la carpeta como si alguien le estuviera ja- El doctor habla. Habla de contratos y empresas. Ha-
lando del cuello con una soga. Se mece. Los ojos se cie- bla de casos que están al caer. La madre lo escucha
rran y se abren fuera de sintonía. ¿Estás bien?, pregunta como si fuera una exposición inteligente, sus ojos
su compañera de asiento. Ella sacude la cabeza con las brillan de admiración. Desfilan nombres de políti-
fuerzas que le quedan. Su compañera levanta la mano y cos y autoridades como en una hora cívica. Después
pide permiso al profesor para ir al baño. ¿Acaso se va en de un sorbo de refresco, pregunta por los estudios
parejas?, interroga el maestro con ínfulas de bromista. del hermano menor. El niño dice que está difícil,
El resto de estudiantes responde riendo. pero está haciendo el esfuerzo. Mi hermana me esta-
ba ayudando. Ella y el doctor se miran. Su rostro se
*** ha tornado duro, aunque antes le parecía atractivo.
Cualquiera de sus compañeras bromearía diciendo
¿Dolió? Solo un poquito. La ginecóloga le explica “¿de dónde sacaste a tu papá?” hasta que comparen
sobre los cuidados y contraindicaciones del implante. los apellidos. Le gustaba cuando era más niña y salía
La madre escucha más que ella. Yo también podría con su madre. Era amable y atento. Cuando viaja-
hacerme. Usted debería haberse hecho primero, la ban estaba pendiente de cualquier detalle, trataba de
doctora le amonesta. No. Yo así con implante o sin encontrar un tema de conversación para todo, aun-
implante igual ya tengo la fábrica sin usar, más bien que… ya en la calle y en la ciudad se portaba raro y
estos rollitos me quiero quitar de una vez. La ginecó- cuando ella le saludaba él se mostraba esquivo y se
loga gesticula una sonrisa. Bueno… y usted, señorita, hacía a los locos. La mirada no tiene ninguna palabra
se tiene que cuidar. ¿Entendido? La hija mira a la ma- de por medio. El doctor mira a los brazos desnu-
dre y luego asiente. dos de la hija, hay el rastro del aplicador. ¿Cómo te
Salen de la clínica. Son las diez y cuarto de la sientes?, pregunta mirándola fijamente. La cabeza…
mañana. Vámonos a cocinar al departamento. me duele. En el baño… estoy más tiempo. Voy a
comprarte lo que quieras, dice. A tu mamá pronto le
*** voy a dar los papeles de la casa de Azari. Ya no van
a estar aquí de inquilinos. Su tienda de abarrotes tu
Su hermano menor no puede la prueba del nueve en mamá va a abrir. El doctor le extiende la mano. Todo
las divisiones. Ella le indica los pasos. El niño se pier- va a estar bien. ¿Es un trato? Ella vuelve a mirarlo e
de en las veces que resta el nueve. Los triángulos de los intenta sonreír.
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Segundo lugar Cuento
La Chiri fue, sin duda, la compañera más misteriosa elegantes, medidos, con ese temor de no dar la nota
que tuve mientras estudiaba en la Escuela de Maestros. o que cualquiera del curso se burle, tan jodidos que
Hace poco, el Sentimientos me envió el video viral de éramos. En la hora de los descansos se iba con otras
la hora cívica de un colegio de provincia, en donde la dos chicas, que de lejitos se veían bien cristianas. Con
volví a ver. ¿Es ella?, me preguntó. Se ve buenona. Le ellas hacía los trabajos grupales.
dije que sí… a las dos cosas. Ya serán años desde que Me acuerdo que, mientras planificábamos nues-
nos hemos titulado como profesores de música y to- tra noche de talentos para la semana de la carrera, una
dos nos hemos disparado a distintos rincones del país. de las cristianas propuso tocar una canción coreana
Algunos con más suerte que otros trabajan cerca de con piano y guitarra, solamente instrumental. El pre-
las ciudades, pero por el fondo del paisaje en el video sidente del curso se mostró interesado y preguntó por
podría decirse que ella está trabajando en la punta del la pista. Ella reprodujo la canción desde el celular de
cerro, aunque hay verdecito y seguro que debe ser un la Chiri. La melodía sonaba melosa y bonita, todos la
buen lugar para vivir o por lo menos conocer. disfrutábamos, pero cuando la voz empezó a cantar,
El video es por el día del estudiante. La Chiri muchos de mis compañeros hicieron caras y dijeron:
está al centro, comandando al resto en una coreografía ¿Esos maricones? El conjunto se rio. La Chiri se acercó
de K-Pop. Camisas entalladas, pantaletas y pantalones a quitarnos el celular caminando directo al presiden-
oscuros, suspensores y sombreros de colores vivos se te, pero cuando él levantó la mano para esquivarla, se
mueven al ritmo de la música. Hay cierta coordina- volcó atrás y se cubrió la cara como por acto reflejo.
ción en los movimientos que me hace pensar en todos Desde ese día la Chiri andaba en otra nube,
los ensayos que les debieron costar a ella y a sus estu- como si estuviera en una realidad paralela. Hacía lo
diantes. Observo el video un par de veces más. Quizás mínimo. Cada vez que teníamos alguna presentación
ningún compañero de la carrera la hubiera reconoci- siempre buscaba el perfil bajo y se ocupaba, junto a las
do. No necesariamente porque ella hubiese cambiado cristianas, en trabajos de apoyo donde no tuviera que
en estos años, sino por la libertad y flexibilidad de mostrarse a las personas. Se ha resentido, decían mis
sus movimientos, además de que por primera vez la compañeros y cada vez que la querían incluir ella no
veíamos con ropa ajustada, o al menos eso es lo que estaba o decía que no podía por su otra carrera. Nadie
muchos creerían. sabía dónde quedaba su casa y a duras penas, después
Cuando pienso en ella se me viene a la mente de clases, te podías encontrar con ella en la bibliote-
la imagen de nuestra compañera de curso en primer ca haciendo algún trabajo. Ni idea de encontrarla en
año, una chica embutida en un ancho canguro de redes sociales. Quizás haya usado algún nombre falso
color amarillo Pikachu, una gorra de visera plana, la o una cuenta privada. En alguna de nuestras farras, el
purpurina que le cubría las ojeras como si se hubiese Sentimientos le había echado el ojo y se preguntaba
estrellado contra un bazar carnavalesco o las chapas cómo se vería sin sus ropas anchas o por qué en las
con dibujos de animes que enganchaba a su mochila. prácticas tenía que vestirse como abuelita. De lo ca-
Era alguien que no verías a menudo en la Escuela de mote que siempre era el Sentimientos, nos contaba
Maestros. No hablaba mucho y en las clases de canto que se había metido en todos los eventos de los “chi-
su voz se expandía en el salón como un hilo de colores nitos gays”, como decía él, para encontrarla.
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MUJERES: Resistencias, culturas, memorias y luchas
No diría que la vi vestida de gala o con la misma reciera, de la nada, cualquier tropa de maleantes o pan-
ropa ajustada que utilizan las chicas para esos eventos, dilleros. Al llegar a la zona más transitada me pregunté
pero una vez me la encontré totalmente distinta a la por la Chiri y me animé a pasar por aquel Pencos.
Chiri que conocía de la Escuela de Maestros. Fue en La mayoría de los negocios ya había acabado
cuarto año. su venta, desmontaron sus puestos móviles y ya solo
El Sentimientos ya se había rendido en conquis- quedaban rastros de aceite, papas fritas o retazos que-
tarla porque en ese entonces tenía los ojos prendidos mados de carne y huevo. Por eso quedé sorprendido
en una chica de lenguaje que se hacía a las tipas en al ver la pastelería con la luz todavía iluminando sus
las prácticas. Mi novia de aquellos años estudiaba en rincones. Me acerqué y llamé para que me atendie-
filosofía y yo aún no había logrado intimar mucho con ran. Pensé que tal vez a la Chiri le daba vergüenza
ella. Nos quedábamos en mi cuarto mientras sus viejos mostrarse así, en un trabajo como Pencos. La mayoría
estaban laburando y a lo mucho le había quitado el recibíamos plata de nuestros padres o nos la ganába-
brasier y besado sus pechos y el ombligo. Cada vez que mos tocando en grupos de cumbia o mariachis, así
estaba por avanzar siempre decía algo que me sacaba que nunca nos había faltado.
de ritmo. Una macana. Su casa estaba casi por la final —Oye, Chiri Pikachu —le llamé. Se me salió
Canelas y solía volver tipo seis u ocho de la noche has- el apodo, aunque sonaba tan bien para mí que no lo
ta mi cuarto. A veces me daba hambre y lo bueno de había pensado.
esa calle era que a lo largo del recorrido uno siempre Por suerte escuché una risa detrás de los mos-
podría toparse con algo para comer, hamburgueserías, tradores, de allí salió la Chiri, era una risa amigable.
broasterías o pensiones familiares que seguían aten- —Te pasas —me respondió. Traté de disculpar-
diendo con sus sopas o los tradicionales picantes. me, aunque ella lo tomó con buena onda y dijo que
Un domingo acompañé a mi pareja hasta su casa. no había problema.
Vamos a tomar tecito, decía ella con una voz un tanto —No imaginé que trabajaras aquí —le dije un
infantil o poco consciente de mis intenciones. En fin. poco después de haber parado la risa.
Igual ese día solo nos quedamos hasta tarde. Al subir la —¿Dónde más podría trabajar? No soy señorito
calle Canelas paramos en Pencos, una cadena local de como vos o los compañeros. Me tengo que rajar aquí.
pastelerías. Al margen de las masitas, las tortas, galle- Parecía que estuviese hablando con otra persona
tas, helados, salteñas o café, había también montones en lugar de la Chiri que conocía en la facultad, como
de pan en los muebles de madera exhibiéndose en sus si la Chiri Pikachu fuera un personaje que ella inventó
formas hechas al por mayor. Mi novia pidió tres bolivia- para las clases en la Escuela de Maestros.
nos y escogió un surtido entre panes galleta y ch’amas de Me dijo que era su primer mes allí, que antes
maíz integral. Una chica de gorra plana le atendió. Con había estado en la fábrica, pero como habíamos en-
el delantal Pencos sobre la camisa y el pantalón ajustado, trado a las prácticas ya no tenía tiempo y la habían
logré reconocerla: el cabello recogido en una coleta y el mandado a atender los fines de semana hasta las once
rostro con ojeras le otorgaba una sensualidad que no y media. Faltaban veinte minutos para cerrar y le pre-
le había encontrado con su canguro amarillo Pikachu, gunté por qué no se adelantaba. No podía.
o con esa sonrisa milimétrica, propia de personas que —A veces el dueño monitorea los locales en el
tienen que vender algo. Cuando quise acercarme para momento que menos esperas y si te pilla te viene un
verla mejor, parece que ella se dio cuenta, porque se bajó descuento fregado. Si ahorita me ve hablando conti-
la gorra y pasó al mostrador de las tortas a colocarse un go, dirá que no estoy trabajando, así que… te tienes
barbijo, allí se colocó los guantes y las pinzas metálicas que pedir algo si quieres seguir con la charla. ¿Ves arri-
para tomar los panes y colocarlos en la bolsa. ba? Subiendo las gradas hay mesitas.
No hubiera regresado si mi novia me hubiese di- El tono diplomático y serio de su voz terminó
cho que podía quedarme a dormir, pero creo que fue por convencerme y pedí la carta, aunque eso fuese
mi falta de tacto lo que la empujó a despedirme aun solo una formalidad, porque escogí un café y un al-
siendo tan tarde. El frío estaba recorriendo mi cuerpo fajor de maicena.
en la forma del viento nocturno, del silencio y de los —¿Quieres? —Le ofrecí pagar uno.
autos que se escuchaban en las cuadras distantes. Bajé —No —me respondió mientras servía el alfajor
la Canelas como las otras ocasiones, aunque esta vez a la mesa—. Me empacho con el olor. Yo me serviré
miraba a todo lado porque tenía miedo de que se apa- café como vos.
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Segundo lugar Cuento
Mientras comía mi ración y bebía el café, mira- atravesado las galerías y el frontis del Mercado Cam-
ba a la Chiri ocupada, con los ojos en los panes y los pesino, había aún vendedores de coca acurrucados en
pasteles del mostrador. Supongo que los anotaba en sus casetas y algunos micros esperaban llenarse. Uno de
aquel manipulado cuaderno de puntas orejadas. Oía ellos ofreció la ruta, pero la Chiri los rechazó con amabi-
el típico sonido de la registradora y el plegado de los lidad—. Es detrás del mercado por la… ¿cómo se llama?
billetes y el tintineo de las monedas contra el metal de —No importa. Igual no conozco mucho de
la caja. Desde aquel lugar, veía que el único negocio aquí.
abierto seguía siendo el Pencos y el exterior era solo —¿Y por dónde vives?
iluminado por los enclenques postes de luz y su po- —Por el Estadio.
tencia aburrida. —Ah… ¿Y a cuánto es el alquiler?
—¿Y tus viejos pasan por ti a recogerte? —le pre- —Yo pago trescientos cincuenta.
gunté para romper el hielo. Me había acordado que —Está igual que en donde vivo.
durante nuestras presentaciones, al comenzar la carrera —¿No es tu casa?
en primer año, ella había dicho que era de Sucre. —No. —Se quedó callada durante unos segun-
—No. Hay un encargado, pero no me ha con- dos—. Me salí de allí. Aunque siempre que me voy,
testado desde hace una hora. me toca en un lugar peor. A veces los inquilinos de esa
—Te acompaño. casa se toman y se quieren entrar a los cuartos. Tengo
—¿No se enojará tu novia? que asegurarme con doble candado.
—Debe estar durmiendo. No supe qué responderle. ¿Por qué me estaría
—¿No será que tienes otras intenciones? contando eso? ¿Esperaba que le diga algo? Volvimos a
—Para nada. callarnos. La miré más detenidamente, sobre la camisa
Le ayudé a cerrar la tienda, a meter los mostra- tenía puesta una chompa con unas mangas que deja-
dores, el anuncio de luz, corrí la cortina metálica de ban entrever algunas cicatrices. Me moría de curiosi-
la puerta y aseguré los candados. La Chiri mandó un dad por preguntarle, pero no me atreví. Quizás me
mensaje de voz, decía que no vengan por ella y que hubiera contestado. Llegamos a una casa de tres pisos,
ya había cerrado la tienda. Estábamos a una cuadra estaba en silencio y las ventanas estaban iluminadas
del Mercado Campesino. A esa hora apenas había con una luz soñolienta. La Chiri se detuvo.
algunos taxis y los camiones de basura recogían los —Aquí es.
contenedores repletos y paleaban los montones acu- —Se ve tranquilo.
mulados en las esquinas. El caos diario del mercado —Es domingo. Esos están con resaca.
se sustituía por una tranquilidad amenazadora. Los —Si quieres hablo con mi dueño de casa. Al
puestos ambulantes en plena calle, recubiertos de menos donde vivo no es tanto como dices.
carpas plásticas y asegurados con cintas de goma, al- —¿Tu vecina? Jamás —dijo sonriendo —. Bue-
bergaban a perros callejeros que dormían en la parte no, gracias. Que este día quede entre los dos.
superior y ladraban de golpe si acaso se aproximaba —Está bien.
alguien. La Chiri me condujo por estas calles como Me dio un beso en la mejilla y luego se quedó
si tuviera la suficiente experiencia para atravesarlas parada esperando a que me fuera. No me había dado
con calma. No la imaginaba con su canguro amarillo cuenta, pero sentí como si me hubiera dicho “ya es
por estos lugares. Uno podría encontrarla a cuadras tiempo” de una manera cortés y con la única expec-
de distancia. tativa de que me diera la vuelta. Intenté sonreírle y
—¿Mañana tienes prácticas? —preguntó mien- entendí la respuesta y me fui.
tras caminábamos. Al regreso de nuestras prácticas, la Chiri me si-
—Sí, pero al Sentimientos le toca exponer. guió tratando con la habitual distancia que reservaba
—Suertudo. Yo mañana tengo que explicarles el ante los del curso y las veces que había pasado por
himno. la pastelería apenas me respondió como a un cliente
—¿En qué cole estás? más. Por un instante me sentí humillado, pero tenía
—En el Mujía. otras ocupaciones y también mi propio mundo, así
—Pura chicas. que no hice nada más que seguir con mi vida.
—Ni tanto, hay unos cuantos chicos escondidos Aunque, cuando veo los comentarios del vi-
al final de los asientos jejeje. Por aquí. —Habíamos deo, hay mensajes de personas que la aplauden,
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MUJERES: Resistencias, culturas, memorias y luchas
adolescentes y jóvenes que quisieran pasar clases es más, no compartas el video con el curso. Son
con ella. Solo unos viejos chotos la critican y se unos giles.
ofenden por la pérdida de valores, y un grupo peor Lo que no le cuento es que dentro de unos me-
escribe con lascivia al teclado preguntando el nú- ses seré padre. Mi novia me lo ha confirmado y recién
mero de la profe y sus redes y cuánto cobra. El veo que me ha escrito al chat. Hay fotos de ropitas
Sentimientos me escribe y dice que deberíamos para bebé. Me dice que escoja un conjunto. Las eco-
buscarla para hacer una reunión con nuestra vieja grafías que le tomaron indicaron que será mujercita.
promoción. Respondo que no, mejor dejarlo así; El conjunto amarillo, le escribo. Amarillo Pikachu.
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Segundo lugar Cuento
Herminia
En el mercado, después de las compras —¿Hola? —habla con fuerza al teléfono como
La anciana Herminia carga en una bolsa de yute los para oponerse al bullicio.
víveres para la semana: verduras surtidas que regateó —Doña Herminia, buenas. Le habla la señora
entre uno y dos bolivianos, huesos de res con bordes Marisabel, de Alto Delicias.
de carne y grasa para las sopas, bolsitas de arroz y —¡Ay, mamita! ¿Cómo has estado?
fideos, un paquete de croquetas para Shushu, el pe- —Bien, por dios, bien. Ya sabe usted, la casa,
rrito que encontró en la calle y se quedó a vivir con el trabajo, los hijos… con muchos pedidos he estado
ella, además de una descascarillada cartera de cueri- y una manito voy a necesitar, harta ropa se nos está
na. Mientras atraviesa el Mercado Campesino hasta amontonando. ¿Cuándo puede venir?
el primer micro libre, aprieta con fuerza las monedas —Mamita, yo voy nomás cuando te parezca.
del cambio de las compras y esconde un monedero de —Venite a la tarde en taxi. Y no te hagas proble-
lana que usa de collar. Observa lado a lado y las calles ma, yo te lo voy a pagar.
del mercado se tornan en la columna de un coloso
con hileras de micros estancados, vendedores ambu- En la calle, durante la caminata
lantes con sus altavoces repitiendo ofertas y masas Herminia apura sus pies, aunque sus zancadas abren
de personas que caminan disparadas hacia todas las pasos pequeños. La casa de la señora Marisabel que-
direcciones. Herminia teme que alguien la choque y, da a veintitrés cuadras, aunque a ella no le importa
disimuladamente, le intente robar; como la vez que caminarlas. Con una improvisada correa de soga plás-
vio a una chica a la que escupieron y le jalaron la tica lleva consigo a Shushu, cuyo hocico no duda en
cartera mientras se limpiaba la cara. Casi arrastrando explorar cada rincón de la acera y, a veces, se agacha
la bolsa, sube a uno de los micros y los pasajeros le entre el pasto de los parques o los árboles y defeca
ceden el asiento. inseguro, como a ocultas de las personas que pasan
Una melodía monofónica emerge de la bolsa de indiferentes. Herminia se detiene ante alguna grada
yute cuando ya está sentada: es el tono del celular, a con sombra y se sienta a descansar y pasa un pañuelo
diferencia de la música de los altavoces del micro o sobre su frente. Mira con cierto gesto de resignación
los modernos celulares de los jóvenes parados al fon- cuando su camino coincide con ciertas calles empi-
do. Herminia esculca en la bolsa hasta encontrar la nadas, como la mayoría de Sucre. Si estuviera vacía la
cartera, la abre y un montón de fruslerías saltan a la iría subiendo en un lento zig-zag y ya solo parecería
vista en su interior de tela como si la hubiesen espera- que Shushu la guía hasta el final.
do. La luz de la pantalla del celular ilumina a medias Tras cuarenta y cinco minutos de caminata, más
un cuadernito anillado de hojas amarillentas, juguetes quince para descansos, Herminia ha llegado a la casa
plásticos de las bolsas de papitas fritas de cincuenta de la señora. Toca el timbre. La sobria puerta de in-
centavos, bolsitas de tostados con cartas de papel y bi- greso y la fachada con revoques de cemento disimu-
lletes de alasitas, anuncios o boletas del banco roídos. lan el tamaño de la construcción: trescientos metros
Las arrugadas manos de Herminia toman el celular cuadrados entre las habitaciones del fondo, el extenso
y antes de que tiemblen, ella presiona el botón verde patio de cemento, los jardines y el árbol de nueces
para contestar. que apenas comparte su sombra con la lavandería de
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MUJERES: Resistencias, culturas, memorias y luchas
concreto. La señora Marisabel abre la puerta para en- La señora Marisabel la sorprende en su ensimis-
contrarse con la respiración inquieta y la capa de su- mamiento.
dor que cubre el rostro de Herminia. Junto al suspiro —Está rico, ¿no?
que no logra reprimir, la reprende con una voz acaso Herminia asiente y la señora se dirige a una ca-
condescendiente o maternal: nasta donde almacena masitas y rollitos de queso, las
—¡Ay, dios! Vos no aprendes, ¿no ve? escoge y deposita en una bolsa nailon.
—Para tu casa.
En el patio de la señora —Gracias, señora.
Hay montones de ropa que la señora saca de las ca- Tras una pausa, la señora mira que Herminia no
nastas plásticas de los cuartos. Separan las prendas se aguanta y saca de la bolsa otra masita. Ella aclara la
blancas de las coloridas y cuentan por docenas. Son voz y le dice:
pantalones y jeans y poleras y canguros y camisas y —Tengo la idea de un negocio. Seamos socias.
blusas. Cuatro docenas en total. Rara vez la señora Un carrito me lo están haciendo y te lo voy a dar para
Marisabel intenta negociar el precio en busca de una que vendas tortas. Tortas más voy a hacer. A buen pre-
rebaja. Lo que sí hace es darle un solo jabón y cua- cio te voy a dar para que tu ganancia saques. Vives por
tro tazas medidas de detergente como si se hubiese el Campesino, ¿no ve? Cerquita te va a quedar y no
tratado de una receta. Herminia nunca habló ni dijo vas a estar caminando. ¿Tienes refrigerador?
nada al respecto, solo mira a la señora vaciarlas en un —Sí, chiquitito es pero…
recipiente plástico hasta el último gramo. Después, la —No importa. Ya está. Vas a ver que nos va a
anciana suelta el agua en la lavandería y suele tomarse ir bien.
su tiempo en colocar el detergente y girar sus manos
hasta levantar la espuma. Mientras lava con paciencia En la casa de inquilinos
y esfuerzo se detiene para darse unos golpecitos en la Es de noche.
columna y se endereza para continuar. El sol estará allí Herminia amarra a Shushu en la baranda. Ha-
hasta por lo menos las seis de la tarde. bía conseguido que la dueña acepte al perro y le con-
sienta armar una cuchita bajo las gradas con frazadas
En el comedor de la casa raídas y cartones, el hogar ideal para un perrito calle-
Las manos de Herminia están más que arrugadas y jero. La desportillada olla del animal apenas conserva
pálidas, como si una capa de lavaza le hubiese estru- unos bordes de grasa pues se halla completamente va-
jado la piel por el detergente y el jabón. La señora le cía. Los demás inquilinos pasan sin que el perro ladre
ha invitado a tomar tecito. El ambiente le brinda algo ni nada, salvo el joven despistado a quien bate la cola
de calor a Herminia; hace minutos, la señora había como si hubiese visto a un antiguo dueño o recono-
horneado masitas y rollos de queso. La tetera hier- ciera en él al muchacho con quien Herminia compar-
ve y emite un silbido junto al vapor expulsado de su te espacio en las lavanderías de la casa por las tardes,
boquilla. En lo que sirve una infusión de té con una cuando él lleva su parlantito y escucha música rara
bandeja de las masitas, alguien abre la puerta de casa, mientras lavan y mira alelado la espuma del detergen-
a lo lejos se ven a los familiares de la señora Marisabel, te en el agua. Ese joven lo bautizó con el nombre por-
cargan entre dos la caja de una máquina lavarropa. La que no paraba de ladrarle y acercarse. Ante la reacción
señora sale de la cocina a recibirlos. él lo alejaba diciendo “shu, perro, shu” y el animal
Herminia sorbe el té y come las masitas con de- saltaba de emoción. ¿Dónde estará el joven ahora? Le
lectación, procurando que no se le escape ni una sola hubiese gustado compartirle unas masitas de la señora
miga. Algo la lleva a sospechar que será la última vez Marisabel, aunque sea un rollo de queso, pero desde
que las probará después de haber visto la máquina en hace días que la luz de su habitación está apagada y no
la casa. Ya no le llamarán o solo le pedirán que lave las le ha visto, quizás ya sea vacaciones en la universidad.
frazadas y los pesados cubrecamas cada dos meses. Era Los muebles del cuarto de Herminia lucen des-
lo más habitual de las familias con lavarropas. Ya se cascarados y, hasta cierto punto, añejos, la mayoría
imagina el utilizar los bañadores, soltar el detergente parece el obsequio de alguien que estaba a poco de
y el agua, dejar remojando, limpiarse los pies y luego tirarlos a la basura. Un televisor de tubo catódico de
pisar la frazada y moverla hasta que cada rincón ab- catorce pulgadas, un catre metálico de una plaza con
sorba la espuma y… un colchón de esponja y frazadas de bordes costura-
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Segundo lugar Cuento
dos a mano, una caja de cartón para la ropa sucia, motivo suficiente para alejarse y ya no volver. La niña
las mesitas de madera donde come y donde tiene la que se embarazó y huyó de la casa, el quinceañero
cocinita de dos hornillas, la heladera que vibra con contestón que robó el dinero del mes. Todos… salvo
tos, baldes y lavadores rajados en el rincón junto a una el menorcito. A él no lo dejó irse, además que respon-
canasta con papas terrosas y arrugadas, la radio casete- día bien en la escuela. Era el más cabeza. De wawa lo
ra de baja potencia sobre el velador. A veces enciende llevaba en el aguayo a sus espaldas, de niño él la acom-
la radio y escucha música, no presta mucha atención pañaba con su cuadernito y hacía sus tareas mientras
si son folklóricas o huayños que suenan a cintas co- ella lavaba las montañas de ropa, cuando volvía de la
rroídas, aunque suele detenerse en las canciones raras escuela leía todo lo que encontraba a mano y, en las
de otro idioma o, mientras sintoniza una señal, las entrevistas trimestrales, los profesores le decían que el
noticias locales, como procurándose una voz que la niño tenía un futuro por delante. Y sí, así fue. Aunque
acompañe. el futuro no suele venir junto a los padres. Lo mira
Herminia desempaca la bolsa de yute y acomoda pilchado de traje para su titulación, hace la señal de la
las masitas al lado del frutero, saca su billetera, toma el cruz, jura como profesional y de pronto se va y toma
dinero y cuenta los billetes, separa diez bolivianos de las manos de una mujer joven y unos niños. Aban-
los sesenta para mañana y lo restante lo suma en una donan la sala dejando a Herminia que no se puede
cajita de madera donde guarda para el alquiler, la luz y levantar… Tal vez en el fondo, el menorcito también
el agua. Le faltan cien para cumplir este mes y es la últi- contuvo ese capricho de irse y armó una familia para
ma semana de noviembre, con lavar dos docenas en los que ocurra rápido después de titularse. Tiempo des-
próximos días le alcanzará para cumplir. Se acerca a las pués, él se la llevó a Santa Cruz, pero la relación entre
ollas de la cocina. La sopa está en la mitad. Enciende la ella y su nuera fue siempre reñida. Al punto de que él
hornilla y el aroma del caldo se eleva después de unos buscó la manera de acomodarla en un asilo. Herminia
segundos, Herminia lo olfatea y apaga el fuego, toma escapó a los pocos meses. Jamás se hubiera habituado
medio puñado de croquetas y sale con la sopa caliente a ese lugar. A ella le gustaba caminar y pasear por las
a las escaleras. Antes de que el perro se acerque ansioso calles, le gustaba sentirse independiente y, pese a los
al caldo, Herminia lo reprende y Shushu, como si fue- años, ella aún lucía con una lozana vitalidad. Con sus
se un acuerdo, se mantiene en la cuchita. La anciana ahorros compró un pasaje a Sucre y ya no supo nada
primero suelta el puñado de croquetas y con rapidez de su hijo. Y aunque le doliera, la distancia enfría las
vierte la sopa. El perro se levanta y mete todo el hocico cosas. Como si ella no hubiera existido, el menorcito
en la olla. Herminia vuelve a la habitación, parte un no se había movido por buscarla. Al menos Hermi-
pedacito de rollo y lo come con lentitud. nia nunca había escuchado o visto su nombre en las
campañas de personas desaparecidas en los noticieros
En la memoria y el sueño de la noche. Siempre había sabido salir adelante por
El sueño la lleva al pasado, a muchos años atrás. No su cuenta y si bien había noches que hambreaba, a la
pensaba que estuviera llevando una mala vida, sino mañana siguiente, por una cuestión del azar o la mera
que las cosas suelen ser así nomás y ya se había acos- coincidencia, aparecía algún trabajo que hacer, o era
tumbrado. Tampoco hubiese deseado que sus hijos le el día para cobrar el bono mensual o, de lo contrario,
devolvieran lo que ella alguna vez había hecho por su se quedaba sentada en las gradas de la plazuela Tarija
bienestar. Es más, a veces volvían a su cabeza las imá- a la espera de alguien que necesite un lavado de ropa.
genes de ellos antes de irse. Habían heredado aquello
de sus padres, ese capricho de irse. Jamás pensó que En la calle, por inmediaciones del Mercado
fuera mala con ellos, que los había maleducado, pero campesino
cada vez que le hacían renegar por la escuela, las quejas La señora Marisabel, con la ayuda de un señor, baja
de los vecinos o cuando se robaban el dinero del pan, el carrito exhibidor de la parrilla y un par de tortas
Herminia descargaba toda su rabia y les propinaba pa- del capot trasero de la vagoneta. El carrito tiene unas
lizas aterradoras con una manguera o la gastada kim- ruedas laterales de bicicleta, una sombrilla de tela con
sacharaña. Aunque se había esforzado trabajando para rayas blancas y rojas para cubrir las tortas del sol, una
que no les faltasen los útiles de la escuela, la mayoría caja de bordes metálicos con ventanas transparentes
de sus hijos se marchó antes del bachillerato. El pre- de acrílico. La carrocería se mantiene enderezada gra-
texto de un trabajo temporal en Santa Cruz se volvía cias a las patas de metal y los toquitos de goma que
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MUJERES: Resistencias, culturas, memorias y luchas
suavizan el impacto al detenerse. Herminia escucha sus ventas no variaban mucho si vendía en un lugar
la explicación sobre el carrito, el lugar de cada uten- fijo o si estuviera moviéndose por todos los recovecos
silio en la caja, los compartimentos de los platillos y del mercado, así que decidió buscar un lugar fijo.
las cucharitas y las servilletas de papel, la medida de Encontró un espacio frente a la puerta de una
cada porción y el corte con el cuchillo y la pala, desde galería-shopping recién construida. La señora que se
la torta hasta el platillo para que no se deforme, la ubicaba allí para vender gelatina de pata no había ve-
ganancia que le corresponde por cada torta vendida. nido, así que Herminia asentó el carrito y trató de
—En la nochecita te voy a llamar para pregun- acercarse a los aleros de las tiendas de al lado en busca
tarte cómo te ha ido —le dice antes de subir a la va- de sombra. El primer día no sufrió ningún problema,
goneta. quizás los tipos de la guardia municipal estaban de
turno en otro lado o la habían ignorado, solamente
En el primer día una chica le cobró por el ticket de la seguridad privada
Herminia recorre todas las inmediaciones del mercado, que habían contratado para todos los días.
esquiva las trancaderas y se detiene ante los grupos que Las dificultades llegaron al día siguiente. Ya esta-
esculcan las mercaderías de la ropa americana, de un cionada en aquel rincón se vio las caras con la señora
extremo a otro, acaso inquieta por vender y encontrar de las gelatinas. La mujer, cargando una sombrilla es-
clientes que, al ver las rebosantes cremas y el decorado tacionaria con base de cemento, se asentó con sober-
delicioso de las tortas, no se priven de gastar cinco bo- bia y con la actitud de alguien que marca su propio
livianos por una porción. Herminia desliza el cuchillo territorio, instaló una mesa desplegable y contenedo-
de acuerdo a la medición de referencia que le señaló la res de plastoformo, sacó las gelatinas y una batidora.
señora Marisabel, entrega esponjosas y húmedas por- Shushu estaba recostado y la mujer lo apartó con un
ciones que mira antojadiza; se pregunta si no podría amenazante pisotón al suelo. El perro huyó a las faldas
probar un poco de la crema de los bordes o la miga de Herminia. Ella examinó a la anciana con desprecio
que se ha desprendido involuntariamente a la bandeja. y, en el intento de una actitud de paternalismo y sar-
Tras tomar sombra en una deshabitada esquina, cansa- casmo, le dijo:
da por la crudeza del sol de mediodía, la anciana raspa —Con animales más caro es el alquiler. ¿Te has
la bandeja y consigue acumular una cuarta parte de la hablado con doña Cleo? Yo ocupo todito esto, esa tu
porción, su único almuerzo y energía suficiente para parte más.
acabar con la venta durante el resto del día. Tras un incómodo silencio en medio del bullicio
del mercado, ella continuó:
En los siguientes días —Yo estoy al día.
Dos semanas pasaron desde que empezó a vender Herminia no supo cómo responderle y se arrin-
en el carrito. Herminia solía vender desde muy tem- conó en un trecho en donde apenas podía atender de
prano y se iba poco antes de las ocho de la noche a pie, tapando el ingreso a la galería cada vez que al-
más tardar, haciendo un esfuerzo extra para acabar las guien compraba una porción. A la mañana siguiente,
porciones cuando la mayoría de esa clase de carritos la señora de las gelatinas apareció con más mesas y un
ya se había marchado. Conoció de memoria las in- conjunto de sillitas para los eventuales clientes. Aún
mediaciones del Mercado Campesino y, en los fines había espacio, pero esa mañana, la dueña de la galería,
de semana, había probado con trasladarse a los alre- una chola de porte señorial llamada Cleodora, la in-
dedores del parque. Había rechazado varias llamadas terceptó y la tuvo que echar:
para lavar ropa y así perdió un puñado de clientes fijos —Del alquiler me tienes que pagar si quieres un
que la llamaban cada tres semanas. Esos días, llegaba espacio con las gelatinas. A cuatrocientos te voy a dar
tan exhausta que ya no acostumbraba a cocinar, ni porque en otros lados hasta mil están cobrando por
para ella y menos para el perro; por lo contrario, al un chiquitito. Si no, vas a tener que estar circulando
mediodía, buscaba alguna caseta del mercado donde por el mercado.
hubiera sopas de menos de cinco pesitos y en la noche Sin qué responder a la señora, Herminia tomó
pedía huesitos a las broasterías, los acumulaba en una el carrito y se retiró en silencio. Al igual que muchos
bolsita que guardaba en el carrito y, ya en la casa de in- de los días habituales intentó buscarse un lugar en el
quilinos, vaciaba los huesos para Shushu. Después de Mercado Campesino, pero la mayoría de los espacios
tanto ajetreo, Herminia llegó a la conclusión de que vacíos —si es que los había— eran tomados por mue-
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Segundo lugar Cuento
bles de los reparadores de celulares o vendedoras de saluda con rapidez y vueltea con preguntas rutinarias
pan casero cuyo único mobiliario consistía en un ta- a las que Herminia responde sin contar nada de lo
burete plegable de fierro y tela, además de las canastas sucedido con el puesto en la galería o el accidente de
o las cajas en donde guardaban el pan; o también las las tortas contra el acrílico del carrito.
campesinas que abrían sus aguayos y exhibían hor- —Segurito has hecho volar las tortas, Hermini-
talizas en montoncitos sobre plásticos de color. Her- ta. Bien se te está dando la pega de vender, ya le habrás
minia retomó el vagabundo trayecto chocándose con agarrado la maña. Estaba pensando que, tan bien que
otros ambulantes, jugos de naranja, cafeteras móviles nos está yendo, no sé si conoces a otra señora para que
o choripanes callejeros, dejando que una de las tortas ella más venda. Quiero a alguien como vos, alguien de
se estrelle contra la pared del carrito. confianza.
Al ver la crema extendida contra el acrílico, Her- La señora en su voz es tan amable que no se
minia se alejó del carrito de naranja y la gente. Ignoró animaría a decirle que no conoce a nadie. Pero en
la torpeza de su apurado caminar y los adoquines y esta ocasión, junto al dolor de la planta de sus pies,
baches terminaron de batir el carrito exhibidor, las la cabeza empieza a marearse como si hubiese reci-
tortas lucían desfiguradas como si la inquieta mano de bido un porrazo. El desaliento fue apoderándose de
un niño las hubiese asaltado. Cabizbaja, tomó asiento ella durante las ventas, llegando incluso hasta las últi-
en la grada de una puerta y Shushu, que la acaba de mas instancias, donde yapaba y bajaba el precio de las
alcanzar, lamió su mano y se levantó para entregarle porciones en cincuenta centavos o un boliviano. Todo
el hocico, extendió sus patas delanteras en algo que por vender. Mientras escucha los planes a futuro de la
parecía un abrazo. señora Marisabel, ella asiente con cansancio.
—Voy a buscar, señora.
Al final de aquel día Después de colgar, Herminia llega con el carri-
A Herminia le duelen los pies. Antes de volver a la ven- to hasta una plazuela de luces decaídas. Entre las dos
ta tuvo que comprar un trapito y una bolsita de agua tortas arman una mitad. Nadie más le compró, ni
para limpiar el enchastre del acrílico. Cortó algunos siquiera se aproximaron a preguntar como en otras
trozos de la torta y extendió la crema hasta dejarla lisa ocasiones. La anciana toma el cuchillo para cortar
con un aspecto sobrio, pero apetecible. El atardecer se dos rebanadas, se sienta en una de las bancas y ofrece
apropia del Mercado Campesino y despliega un aire un pedazo a Shushu, en el suelo. Falta una camina-
frío cargado del olor mezclado de basura y tránsito. ta de diez cuadras hasta la casa de inquilinos. Quizá
La luz del sol atraviesa las casas en agonizantes tonos pueda comer la torta por tres días más, asegurar su
dorados y azules. Vendedores ambulantes de sonso y desayuno, almuerzo y cena con cada porción. Incluso
café, parrillitas móviles de anticuchos o brochetas re- podría ofrecerle a su dueña de casa o al joven que aún
emplazan el lugar de los carritos que estuvieron toda no regresa. Queda revisar los ahorros de la venta para
la mañana, su aroma a ceniza y carne condimentada no deber nada. Volverá a la plazuela a ofrecerse de
se impone al del tráfico y provoca un crujido en el lavandera, aunque haya perdido a todos sus clientes
estómago de Herminia. Su teléfono celular suena y y, en especial, a la señora Marisabel. Siempre se em-
tras atender reconoce la voz de la señora Marisabel. Le pieza de nuevo.
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TERCER LUGAR CUENTO
* Alejandro Pereira Doria Medina (Sucre, 1981). Es escritor y cineasta. Estudió en la Escuela Andina de Cine y la Hochschule fur Film und Fernsehen
(Munich-Alemania). Ha escrito, dirigido, fotografiado y montado los largometrajes digitales: Verse, 2009 (79min, selección oficial en festivales in-
ternacionales y premios en el Festival Cerolatitud y Festival de Trieste, 2012); Mirar, 2012 (90min); Luz en la copa, 2017 (104min, con numerosos
premios nacionales, entre ellos premio Abaroa a Mejor Película y Mejor Dirección, selección oficial en festivales internacionales); Fuego (104min
en post-producción) y Agosto (90min en post-producción). Ha recibido el premio nacional de guion Amalia Gallardo (2002 y 1997), una beca de
ampliación de estudios artísticos por el DAAD, (Munich 2012-2014) y ha representado a Bolivia en distintas plataformas de producción (Recam
MERCOSUR, Buenos Aires, 2008; Berlin Talent Campus, 2012; y Venice Film Market 2013, entre otras). En el ámbito literario, ha escrito los libros
de poesía Momentuario (2001, premio Fundación La Plata); Unión mística con la materia en fuga (2004, Ediciones Casa de la Cultura); 8 papalotes
(2023, en edición); y la novela autobiográfica Meses (2023, en edición).
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Tercer lugar Cuento
Y estoy aquí ante ustedes. Saben que soy el Moro de de la época: sonrientes, una con brillantina en el ros-
Siporo y aquí empiezo. Me ilumina una lata de leche tro, la otra en silla de ruedas. Y todo eso fue antes y el
Klim convertida en reflector estelar. Egresado de la teatro ya fue.
carrera de idiomas, ni años de práctica en matinés y Me han dejado solo en las ruinas del escenario
noches dobles de cine gringo han podido aplacar mis mientras ensayo por última vez lo que he venido a
andinas erres. Me gusta cómo suenan, a yam sorri. contarles, lo que sin más estrenaré esta noche. En
Soy un actor aficionado, de la compañía teatral El realidad, soy el último sobreviviente del Mercurio
Mercurio, iniciada junto a mis colegas licenciados de (el desempleo tiene un par de ventajas) y no tengo
la carrera de idiomas de Sucre, oriundos de Potosí, más decorado que una gigantesca taza de té, pintada
cinéfilos de corazón, fogueados por el magisterio rural con esmero a mis espaldas. Nais Ceilán tí. Soy el cru-
en las míticas tierras de Betanzos. ¡Betanzos! Tus cal- zado que cada bolsita exhibe, el soldado de un grial
dos de cordero con presas que rebalsan del plato, tus amoroso de cartón. Mi meta es rescatar la memoria
libros de lujo pagados a plazos, tus climas de nubes y lo haré aunque tenga que inventármela. Contengo
gigantes y terrazas precolombinas: Quivi Quivi ubé- mis impulsos afectivos. Brilla en mi rostro el tosco
rrimo… y un poquito más allá mi Siporo, con habas maquillaje, fijado a mis poros por crema lechuga. Y
como astrolitos y viejos álamos… hay algo que mueve mi voz a hacerse ahora como más
La compañía El Mercurio, iniciada por doña profunda, que se dice quebrarse al pensar en Doña
Alonsa Quijano, ha puesto en escena la tragedia de Alonsa, el momento que sostengo el texto que tengo
Otelo, que tuve el placer de interpretar y, un año des- ya aprendido, que debo pronunciar como si lo leyera
pués, El Santo Cristo de Bronce, macabro éxito de por primera vez. Intuyo, al sostenerlo, en lo delgado
taquilla (que vi desde bambalinas). Doña Alonsa esta- de esta hoja, que mi vida de actor no es más que un
ba contenta y cual mecenas, con la gente aplaudiendo soplo que mueve una hoja o es esta que va cayendo,
de pie, recibió flores de manos de la actriz aficionada rindiendo homenaje a alguien que ya no está. Y por
principal: Lucila Araujo. Así las muestra un periódico eso, había una vez…
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MUJERES: Resistencias, culturas, memorias y luchas
Raquel
Una ventana en la calle San Alberto, en Sucre, antes allí el punto de giro, el vaso de agua, el inicio de una
de llegar a la zona de El Guereo. Pequeñita, desporti- pequeña prosperidad.
llada, con revoque de piedra. Ahora está oscura o me- ¿Cómo hizo todo eso desde una cama, desde irse
jor dicho deshabitada. Ya casi nadie vive en esa casa. quedando a pesar suyo cada vez más quietita, y viendo
Con la muerte de Raquel se desperdiga lo poco que cada vez un poco menos, la luz como una mancha,
quedaba de ingenuo o auténtico amor filial. Ella, la los libros ya ilegibles? No sé, pero con los años visi-
hormiguita hippie, se hizo la mamá grande, sin hi- tarla dejó de ser una tarea compasiva, como quizás al
jos, la waca a la que todos acudíamos por confort y principio inevitablemente lo era, y se convirtió en un
consuelo. Aquí, en este cuarto minúsculo, vivió por acto que me llenaba de fuerza. Me hacía bien visitarla,
cuarenta años mi amiga Raquel. En doce metros cua- escuchar de sus labios las noticias detalladas de su en-
drados, con una cama, una mesita. Es difícil decir- torno mientras su radio am daba las noticias de la vida
lo, sentirlo de cerca es difícil. Cuando Raquel murió, local, sentir la fuerza de la vida y el pulso de la ciudad
su hermano de sesenta y dos nos dijo con gesto de a través de ella…
orfandad: “y ahora, ¿a quién cuidaré?”. Pero Raquel En ese tiempo no lo sabía, mas como yo, otros
lo cuidaba a él. Raquel cuidaba a todos. Era el búho venían hasta este cuarto a exhibir su cruz y su Gólgota,
en la rama vigilando la noche… el sabio búho de los a pasearse abrumados con su mochila de piedras, pi-
cuentos infantiles, tranquilo en la noche repasando diendo opinión, consejo o sentencia, o simplemente a
trabalenguas. Y esos trabalenguas serían hechizos de dejar que las piedras y las cruces se diluyesen en agua
magia blanca, ruegos por el bienestar de los seres que de té, mientras Raquel hacía buenos chistes y contaba
más amaba, que cobrarían realidad al amanecer, en anécdotas tan triviales… pero que en su relato apare-
la confiada constancia del amor. Esa lista de seres es cían brillando como gemas de sabiduría (con plagios
bien larga. a Samaniego y Esopo). Tenía en el tono y la presencia
Chisme: interés malévolo por los sucesos ajenos. todo el rigor de una cuentacuentos afgana, adminis-
Su familia, como todo el país, practicaba ese deporte trando la información, ocultando palabras para atacar
desde siempre. Especialmente en Sucre, esa mala arte en staccato, el momento preciso. En esos relatos espon-
—junto a la de desearle al prójimo lo peor—, se había táneos, hacía aparecer cristalinas moralejas, con la su-
desarrollado bastante y adquiría el poder de truncar brepticia intención de censurar la actitud negativa del
vocaciones y mantener cabizbajas a sus víctimas por confesante, aplaudir su bondad en ciernes, aliviarle. Y
años. Contra ese proyecto regional ella se rebelaba y todo esto mientras reposaba la bolsita de té Crusader
en verdad se interesaba en los sucesos, sentimientos, en la taza con pavorreales de la visita de turno.
en la perspectiva de vida de los otros, rebasando la ba- Sentado en el particular sillón de las visitas, veo
rrera chismográfica. Y lo que empezó como consejería el brillo de su esencia.
para familiares pronto fue irradiándose en círculos Así, la vergonzosa tarde en que había peleado
más grandes. Y si alguien necesitaba estudiar y le fal- con mi compañera, Raquel ya sabía que estaba en
taban recursos, si alguien purgaba en la cárcel y nece- una relación desigual. Luego de tragar y llorar rabia,
sitaba vender sus artesanías, si alguien en pesadumbre viéndome sin salida en lo insoportable y sobre todo
impulsado por el ángel tocaba a su puerta, encontraba mantenido ahí por mi ridículo gusto, de pronto se me
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Tercer lugar Cuento
ocurrió ir a visitarla. A un par de cuadras aceleré el eran lecciones para vivir, eran respuestas para mí, que
paso. Era sábado y cerca del atardecer ese rinconcito me aliviaban y notaba el cambio. Así como dicen que
de la calle San Alberto palpitó como la luz de un faro. los gatos transmutan energía: su cuarto, como un gato
Esa ventanita sobre la vieja calle ventosa con aceras gigantesco, transformando la angustia de las polillas
destrozadas y hierbas diminutas como millefiori… en polvo de hadas energético. “No, no, no, Gonzalito:
como cuando uno piensa que esto que ocurre es parte perdoname, pero Soy la Raquel y esa tu mujer te tiene
de un sueño o de un drama escénico: hay un conflic- del pescuezo, te lleva de tu oreja, te lleva como a un
to, hay un rol antagónico y hay un mentor y Raquel caballo o como a un burro erecto mostrándote una
era mi mentor y la guerra trivial con mi némesis (mi zanahoria y si vos no haces nada, si vos no te plantas y
propia esposa…) hallaba una pausa. En ese claro del le dices, y si no rayas bien la cancha de una vez, ¡te vas
bosque el mortal agonista comprende, gracias al viejo a deformar! Mirate en este espejo donde yo casi ya no
mentor —que hace signos básicos con un palito en la veo: tienes que andar recto, vos tan alto que eres, tan
arena—, que hay un diseño en el caos. Raquel, desde alhajo, te estás volviendo un signo de interrogación.
su cama, mirando un poco a otra parte, me recibe con ¡Ponte erguido! ¿No quieres estar erguido? y dile a esa
una sonrisa. Pasaban por la radio esa mítica radiono- tu mujer: ¡va a ser así o asá! De una vez, ¡bah! ¡Pero es
vela, Kaaaliiimaaan, y ya me contaba de sus amistades, que de lógica, hijo! ¡De lógica!”.
de los problemas existenciales de aquellas, resueltos Me le quedo mirando con una sonrisa media
por indicaciones muy prácticas que ella, capaz a ve- tonta, con paz y vergüenza. Siento el rigor de su ca-
ces de discernir en pocos segundos lo que afligía a un riño, y aunque soy por mucho su mayor, ella (del ta-
alma, les sugería de manera tajante, como un muy se- maño de una niña de diez, hundida en esa cama) es
vero médico de cabecera y… en el fondo, no sé cómo, mucho, mucho más grande que yo.
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MUJERES: Resistencias, culturas, memorias y luchas
“Me hace bien venir a verla”, me dije en silencio, ver- Y contra este viento extraterrestre que destroza
balizando por fin una verdad de hace muchos años. los ojos, cuando se busca a alguien y ese alguien ya
Me sentí liviano por el polvo de hadas al dejar su casa es remoto, cuando el fin de semana vayas a peregri-
al anochecer, con toda la determinación de divorciar- nar como un loco la ciudad de extremo a extremo
me, y pude ver que había pisado, al llegar ahogado hallando no más que cenizas e indiferencia burlona
en mi vaso de agua, una plantita de manzanilla que en fachadas de cartón, cuando el mundo interno y
crecía en la acera de su puerta. Esta era la constatación externo asistan a las manos en retirada me acordaré
simbólica de que mi relación no daba más y me dio de mis tías viejitas, pacientes, jugando a las cartas.
valor para hablar y terminar esa misma noche con mi Las risas, las frases hechas, las kaukas y las empanadas
pareja (no lo hice, en fin, quizás algún día). Hierbitas de lacayote con glaseado suave. Las repeticiones, los
con flores hacían de bosque a escala en esa acera. Me chistes y los chismes hasta la madrugada, el ritual de
acerqué a ver. Manzanilla y toronjil. ¿Eneldo? Desde las gaviotas devorando un cuerpo invisible por placer.
niño me gustaba imaginarme diminuto escalando una Ver un grupo de viejitas inocentes jugando a los ca-
cajita de fósforo, habitando el misterioso interior de la sinos y tomando té con empanaditas de lacayote con
radio, cruzando el desierto de un edredón. No sé por glaseado suave hasta la madrugada, mientras llueve a
qué me resulta tan amable. cántaros o el viento del espacio exterior arrasa con el
La melancolía que pesa sobre Sucre los fines de planeta, es como una velita en finisterre, una cueva en
semana, esa melancolía que es casi un objeto sólido el desierto del edredón, el lugar que con suerte aco-
y cada vez más pesado, metiéndose en los pulmones gería al viajero, perdida la mirada de tanto andar, el
como un metal, llega a su clímax los domingos, entre vagabundo cósmico que confirma la redondez de la
la tarde y la noche, gigantesco ojo de serpiente alum- tierra y llega a esa ventanita de la calle San Alberto,
brando como si fuera la última luz del tiempo sobre el lugar donde lo más terrible ya ha pasado y donde
la ciudad desde la cordillera de Los Frailes, desde el nada más terrible podrá pasar, el centro bondadoso de
sinclinal de Maragua, tiene en estas plantitas dimi- nuestro cuento: recibe una taza de té Crusader, empa-
nutas, de las aceras de las calles viejas, a su principal naditas de lacayote con glasé suave y sus nueve cartas
redentor. para engancharse a la loba eterna.
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Tercer lugar Cuento
El futuro es el pasado
Cuando la visité por última vez Raquel, me regaló esta tenue que... “tengo que escribirlo”, se dice Auster, “si
cajita de té Crusader. Empeoró rápido por el corona- no lo escribo, todo lo que ha sido mi padre, su exis-
virus. Pasó sus últimos meses sola y fue quizá eso y no tencia, su paso por el universo, se perderá para siem-
el coronavirus del terrible invierno del 2020. Quiero pre” y así las trágicas muertes de su hijo y de su nieto,
decir: no el contacto con la enfermedad sino la falta Daniel y bebé Auster, los sucesos de nuestra infancia
de contacto con sus seres queridos, el antiguo teléfo- como precursores o tráiler de la película que iremos a
no fijo sin timbrar, la llamada no contestada en otra vivir: tengo que escribirlo, tengo que decirlo... porque
parte del mundo, cartas escritas a mano esperando, en “en nosotros expían nuestros antepasados”. Aunque
la abandonada oficina de correos, quién las pudiera yo no creo que Raquel tenga mucho que expiar, ni
entregar y recibir y ya no importa... Ayer vi que en la que sea para nada olvidable, ¿o sí? Bueno, ustedes ya
caja solo quedan dos bolsitas de té. Es decir que pron- la van conociendo…
to quedará una sola y cuando se use aquella no ha- (La cajita de té está vacía. Es un momento silen-
brá, físicamente, nada más que venga a unirnos. Paul cioso de esta tarde en que le llega, oblicua, una tajada
Auster en el ensayo sobre su padre, su extraño y triste de luz. “Hay una ventana en la calle San Alberto, an-
padre, cuenta que tras su muerte le invadió el miedo tes de llegar al Guereo. Pequeñita, desportillada, con
de que su paso por esta vida hubiese sido tan pero tan revoque de piedra”).
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MUJERES: Resistencias, culturas, memorias y luchas
El club
No me importa que me digan loca, soy parte de la Verla luchar contra la enfermedad y finalmente contra
bienaventuranza: he recibido la alegría del espíritu en la muerte… ¿nos hacía sentir más vivos? Ni me digas.
el cuarto de la hormiguita hippie, de los primeros a No soy religiosa, pero con gusto me hubiera
los últimos días. Fui de las primeras feligresas, fuimos vestido de blanco y, junto a Rainercito Manos Útiles,
apareciendo más y organizándonos. Primero colegas Norita Caba, Carmiña Burana, Jacinto Manos Urdi-
del magisterio rural y urbano, pero luego aparecía males y el maestro de Yoga, los alumnos de Betanzos,
gente extraña, algunos poetas y guitarreros y también sus esposas y descendencias, Cristina la loca y Huás-
gente ociosa religiosa. Una vez, encontrándome en car el Crespo, hubiera batido palmas estilo cumbia
una salteñería del centro con un viejo macizo y vega- villera, cantando alabaré alabaré alrededor de la cama
no, practicante y maestro de yoga a quien conocí de de Raquel, quien luciría su blusa de fiesta traída de
pasada al final de la calle San Alberto, este me habló Puebla, de tanta felicidad de pronto se recuperaría y,
de la hormiguita hippie y abriendo poquito a poco cambiando la música por una ranchera, canta y no
su sonrisa ancha de gurú me dijo “cada vez que me llores, se sumaría al baile. Qué agradable.
siento triste o me falta la fuerza, voy a verla: ¡de tanto Ese es el milagro en que esta iglesia cree. Hasta
reír con ella se equilibran mis chakras!”. Me acordé que esto ocurra las proezas de baile son reemplazadas
del libro Martes con mi viejo profesor, que me regaló por breves bailes de medio cuerpo, chistes, anécdotas,
Raquel hace años y del que solo leí las tapas. Sentí observaciones agudas y el juramento sobre la Deside-
curiosidad por lo que me dijo ese maestro de yoga, rata de Herman Hesse.
hincando sus colmillos en su salteña de soya. Era la Los feligreses aquí mencionados, con el néctar
confesión de algo bonito, sí, y también de una especie de nuestros afanes, nos dirigimos una o dos veces
de vampirismo, y era lo mismo que yo sentía y lo que al mes al cuartito de la calle San Alberto, a visitar a
sentíamos muchas al final. nuestra abeja reina. Podemos invitar a quien quera-
Entonces, ¿las reuniones de nuestro club eran mos, eso es espontáneo. Pero la gran ceremonia ocu-
una suerte de misa blanca y de misa negra? donde, rre una vez al año y entramos y entramos, no hay
sabiéndonos más saludables que Raquel, nos regodeá- problema, las paredes se ensanchan, treinta o cuaren-
bamos en sus esfuerzos y tomábamos nuestra tajada ta personas en doce metros cuadrados, no dejamos de
energética y nos sabíamos inspirados por su coraje entrar, comiendo picante de pollo y bailando cumbia
al cual nos hacíamos adictos poco a poco. Raquelita y rancheras, propiciando la escena para el milagro.
es tu día, cuántos años has cumplido ay Jesús María. Qué bonito.
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Tercer lugar Cuento
Cine y helados
Sucre, Bolivia. Finales de los sesentas. Hay vestidos minutos comunitarios acompañados a veces por una
cortos y muebles voluptuosos, cosas que parecen pe- trompeta estilo jungla, en que la película está a pun-
chos de madre abnegada: de la batidora a los redon- to de empezar y la bulla del cine repleto es un oleaje
deados autos. Raquel ha terminado el colegio y tiene amigable e irresistible, o es el efecto del bombolito
una prodigiosa sed de mundo. El miedo común de gigantesco y rojo, dulce que alegra la vida y hiere el
los adolescentes que salen del colegio y se enfrentan a paladar, que dura ocho bobinas, y al aparecer los cré-
mil opciones, no le llega. Ella quiere literalmente lle- ditos iniciales nos acurrucamos en nuestros asientos
gar muy lejos y sabe que un camino es aprender idio- de forma sabrosa, como si jugásemos a los ocultos y
mas. El punto es que un día la amiga Cristina nota no nos pudiesen hallar.
que Raquel dobla mal las piernas. Raquel y Cristina Vemos celuloide de África, de Asia y de Euro-
somos inseparables, a nuestras espaldas nos dicen las pa; Kwaidan, Don Camilo y Al-Mummia; amamos a
chotas traviesas, hacemos pampa rasa y somos las Louis de Funes, imitamos a Deneuve y lloramos con
más lindas y las más inteligentes en esta ciudad abu- Rosas blancas para mi hermana negra. Vamos al cine
rrida puritana, y antes de las clases de idiomas toma- tres o cuatro o cinco veces por semana, soñadoramen-
mos helado de vainilla en la confitería Palet, mesas te, cantando bajo la lluvia, los proyeccionistas nos
de plástico brillante, vitrina gigante impecable, y regalan fotogramas de Jean Paul Belmondo y Alain
dejamos que los chicos nos miren y después de las Delon, y con ánimo de ir a todos esos lugares de la
clases de idiomas, con Frau Hochmann y Madame pantalla, todos esos cafés, acantilados y templos, bus-
Lemaitre, nos vamos al cine, a uno de los muchos camos en los atlas de nuestras casas: mapa, población,
cines de esta ciudadcita amigable, que de pronto se superficie, forma de gobierno, ¿no es una democracia?
expande en las pantallas. La gente está haciendo fila Con Raquel queríamos vivir como en las pelí-
con la emoción de antes de un viaje, el chico con po- culas… y por eso estudiábamos idiomas, y por eso
lera escotada, medallón místico y cabello afro, vícti- queríamos ser profesoras de inglés y francés y alemán,
ma reilona de las bromas de Raquel y mías, el pobre para conocer más galanes extranjeros y encandilarlos
no sabrá quién le puso bolitas de chicle en el cabe- con nuestro exotismo. Y un día vi que doblaba mal
llo mientras coqueteaba con las chicas lindas, la fila sus piernas, pese a que ponía fuerza, se le doblaban
es bien divertida pero es más divertido adentro: los las piernas y…
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MUJERES: Resistencias, culturas, memorias y luchas
Recuerdo que me pareció sospechoso. Algo ocultaba. un regimiento, un bosque de rosas de terracota que
Algo le obligaba a exagerar la amabilidad. Pero quizás reemplazaron a los libros que ya no tenían gracia, le-
lo intrigante venía de notar cómo ese cuerpo enorme tras ya imposibles de articular, ni siquiera con la lupa
se doblegaba velozmente ante la pequeña demanda de enorme que le trajo el gordo y con la cual ella aún
aquel a quien él consideraba —¿pero por qué?— más hacía las cuentas mensuales, la repartición de la renta
poderoso. Le gustaba cantar y tocar cuecas y bailecitos vitalicia de jubilada precoz del magisterio urbano de
en guitarras, kaluyos y huayños en charangos, zambas Bolivia, la dedicatoria de los regalos de cumpleaños y
argentinas en las que a veces acababa llorando. Y ama- de los regalos de Navidad, “vanidad, vanidad, ¡dulce
ba el alcohol y la comida y quizá ya era todo un buen vanidad!” cantaba ella en la víspera mientras los iba
alcohólico, con solo medio vaso se ponía intensamen- amontonando y ya apenas percibía las formas y solo
te colorado y ahí venía otra clara impresión: colorado algunos colores, entre ellos el verde intenso de la plan-
y macizo como un terrible diablo o la caricatura de un ta anónima que creció en su maceta vacía y que, con
genio malo, que de pronto sonríe servilmente. hojas enormes como en el cuadro de Lucien Freud,
Mis tíos le calificaban de ameno. Le encanta- llegó hasta el techo y tapó la ventana. Los libros clási-
ban las especulaciones sobre el asesinato del papa cos en grandes cajones de manzanas fueron regalados
Juan Pablo I y John Kennedy, y se las sabía de memo- al sobrino artista. Con ella quedaron, en su mesa de
ria, aseveraba que Jesús siguió con vida y tuvo hijos noche, Historia de Chuquisaca de Valentín Abecia, A
con Magdalena y una hacienda en Cachemira, y que la orilla de los viejos días de Raúl Teixidó, y Sopa de
Nostradamus era viajero del tiempo con tecnología pollo para el alma y Chocolate caliente para el alma y
posiblemente alienígena. Siempre le dijimos “don Api morado para el alma. “¡Qué genial, qué genial...
Franklin” y él se reía pidiendo que le digamos el gor- qué ocurrente, vaya, vaya, qué agradable, muy agra-
do a secas. Mas nunca dejó de darme mala espina, la dable!, pero de lógica, hijo, ¡de lógica!”, y el gordo
impresión de que algo no estaba bien y claro que él replicando secándose la frente “este calor tan reeecio,
lo sabía, lo sufría, lo transmitía, de ahí su mirada de qué boniiito, qué evideeente”… Y para entonces ya
can apaleado y triste. Pero también podía ser que exa- eran montones de personas, es decir dos o tres visitas
geraba su culpa o en verdad se encontraba de manos simultáneas, lo que es mucho, las que se encontraban
atadas y que esa forma era la única que hallaban de al mismo tiempo queriendo ocupar el único sillón
quererse Raquel y él. del cuarto o sentándose a los pies de la cama, cuan-
Y entonces las flores secas, el jardín de floreros do lo que en realidad querían era ocupar la atención
que imitaban un bosque tupido, algo tétrico en rea- de la tía Raquel. Y para nosotros, visitando a la tía
lidad pero construido con la paciente dedicación del en vacaciones de invierno, era chistoso ver cómo se
gordo, año tras año, digamos una rosa de tela en su peleaban por ese sillón que, en su pragmatismo ale-
florero de plástico cada semana, una rosa de tela color mán, y a modo de ayudar a su brillante estudiante que
palo de rosa, todas obsequiadas por el galante gordo había sufrido la desgracia de quedarse limitada a una
que transpira de emoción, que con un pañuelo blanco habitación, había hecho construir Frau Hochmann y
y enorme seca su frente con la satisfacción de la labor que parecía un sillón, pero en verdad era un inodoro.
cumplida, todas puestas en línea haciendo el símil de Práctico supongo, con almohadón mullido y justo al
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Tercer lugar Cuento
lado de la cama. Era cuestión de acostumbrarse. Era cincuenta pesos aquí, diez pesos allá. Y a fin de mes,
el espacio más cómodo y el no conseguirlo resulta- revisando sus cajitas fuertes, alcancías y el monedero
ba desconcertante, las visitas se sentían desplazadas debajo de la maceta, Raquel hacía cuentas: luz, agua,
de su preferencia, así como cuando la tía Raquel se sobrinos…, Jacinto. Raquel nunca le cobró, le quería
enojaba: si el barullo a su alrededor la dejaba sorda y de veras como a un buen amigo. De algún modo, lue-
las charlas y carcajadas se sobreponían diabólicamen- go de advertirle mil veces que el gordo tenía esposa y
te, los expulsaba a todos, siempre como el buen Jesús que Raquel con esta información no hiciera más que
expulsando a los mercaderes, decían. De repente ahí decirle no soy celosa y levantar sus hombros, este ser
estaban, queriendo traerle ánimos y ver en qué podían truculento entró en combinación con la esposa de
serle útiles a la persona que ya llevaba como veinte aquel macizo y dejó junto al velador cuanto paquete
años sin moverse de ahí, una viejita testaruda, renego- aquella bruja le enviara. A Raquel le divertían esos
na, intransigente. Casi te insultaba por interrumpirla muñequitos pues realmente, a nivel físico, había muy
o contradecirla y ya estabas en la calle, contrariado o poco que le pudiesen quitar. Llamé una vez a su casa
contrariada, sabiendo que no viniste por ella sino por y contestó mi primo gritando: “¡cornuda!” Y colgó el
ti, a que te dé clases gratis de francés… teléfono. La palabra me recordó una lista de palabras
El gordo aparecía y desaparecía a intervalos y escritas y convertidas en avioncito que antes de dejar
el hijo de la hermana de Raquel, que vivía en el piso la casa de mis abuelos lancé y quedaron detrás del
de arriba con su madre, tenía un perrito chapa negro cuadro de la Última Cena. Debe seguir ahí, como
con manchas blancas que era como el dueño del ba- una máquina del tiempo o ala del momento, entre
rrio y que, como en las películas donde humanizan polillas y telarañas. La Zamba Canuta, so malcriado,
a animales, se las dio de investigador y persiguió al te voy a majar, te voy a romper la crisma, te voy a
gordo desde el departamento de la tía hasta una chi- arrancar la enjundia, so majadero, la carabina de Am-
chería, persiguió al gordo de la chichería a la licorería brosio te voy a dar… cosas que a mis ocho años no vi
y haciéndole sufrir un poco más de lo que ya sufría, tan violentas. Quizás el gordo se obligaba a ser infiel
continuó la persecución por callejones empedrados y y eso le degradaba y envilecía. Quizás porque quería
al final se sentó ante la puerta de su casa en la estrecha ser el pater familias sometido a su esposa como siem-
calle Chaco donde se puso a aullar. Y volvió ahí varios pre había sido y a la vez no quería dejar a mi tía Ra-
días. Se quedó aullando en la puerta y cuando la es- quel y ese sería el motivo de su sumisión enfermiza,
posa del gordo asomaba la cabeza por la ventanita del de su amabilidad nauseabunda. “Por favor perdónen-
segundo piso, el animal investigador, vestido con su me, ¡solo quiero amar y ser amado!”. No pudiendo
gorrita de Sherlock Holmes, orinaba copiosamente aguantar por más tiempo, se decidió y le pidió a su
en esa puerta de madera guinda. Se inició una gue- añeja esposa el divorcio y a mi tía Raquel el matrimo-
rra que incluía llamadas clandestinas y muñequitos nio. Pero la esposa añeja se negó a firmar, no quería
vudú, posiblemente traídos por Jacinto Manos Urdi- perder sus privilegios de verduga, y por su parte mi
males. Él era un caso aparte: en el fondo era bueno tía Raquel tampoco aceptó la propuesta, no quería
o fue bueno alguna vez, un antiguo pretendiente de aburrirse. Al parecer le dijo algo como: ¿quieres que
Raquel, el nunca elegido, ganador del segundo pre- vivamos juntos, que rompamos la gran ilusión, es de-
mio de mejor amigo. Y quizás nunca le perdonó el cir el puro humo lindo que tenemos el uno por el
desaire: porque cada vez que venía a tomar té (bebida otro, que nos conozcamos y que lleguemos a odiar-
que detestaba y que quizás vio como boleto de oro nos? no merci. Entonces el gordo le dio un revólver
para entrar en este cuarto) y no paraba de quejarse y un par de balas, solo por si su terca esposa llegaba
de cómo era la vida en este pueblo miserable (otro a atacarla un día y solo por si acaso él se convertía
deporte intergeneracional de la ciudad de Sucre), y alguna vez en hombre lobo. Ella guardó la pistola de-
al ver que Raquel no dejaba al gordo grasiento, cam- bajo de la mesa de noche, sobre un tapetito de flores
biando la admiración por la envidia aprovechando la a crochet. Y por pura broma espantó a algunas visitas,
vista deteriorada de Raquel, le robaba miserablemen- al sobrino artista y a Norita Caba, apuntándoles con
te de alguno de los varios escondites que esta tenía, la pistola “chiquita y pesada, como yo”.
y no necesitaba el dinero pero su misión era, al pare- Así el gordo y la tía fueron amantes por veinti-
cer, sembrar sospechas de algo siniestro: desaparecían cinco años.
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MUJERES: Resistencias, culturas, memorias y luchas
Nabo
El perro estrella, chapita negro con manchas blancas, al único que Nabo demostró, sino temor, al menos res-
cachorro de una camada de nueve, de la que dos mu- peto; y se alejó, sin gruñirle, quizá sorprendido por el
rieron y la mayoría creció desnutrida. Él, separado de intenso olor a tabaco y por la autoridad de los gritos del
su madre a dos meses de nacer y en una nueva casa, anciano. Quien más le aborreció y a quien él no mostró
fue bien nutrido, pero al precio de su hígado, pues mi ningún respeto, fue a Dolores Fuertes de Barriga, nom-
primo nervioso adoraba manosearle, golpearle en el ho- bre en clave, la esposa del gordo de esta historia. Desde
cico, lanzarle por los aires desde la azotea hasta un im- la primera vez en que ella lo vio, a la media noche de
provisado colchón de almohadones, donde con suerte un sábado, orinando en su puerta guinda, pensó en li-
aterrizaba a salvo. Le rompió la pata un par de veces, quidarlo. Probó con agua hirviente varias veces, siem-
pero sobre todo le dejó un carácter irascible, y como pre los sábados a la media noche, al regreso del gordo
suele decirse lo convirtió en —empezaba a sentir rabia borracho, hasta que casi lo mata. A Nabo le tomó varias
y temor— un perro malo. Apenas más grande que un semanas curarse de las quemaduras en su lomo. Luego
pequinés, se hizo el jefe de la jauría del barrio. Raquel volvió a orinar allí cada dos días.
le daba de comer de su propio plato, quitando la grasa Cuando la municipalidad lo buscó por las dife-
y los pellejos al pedazo de lomo, dejándole lo mejor, lo rentes quejas de dentelladas en su contra que habían
que engrió el paladar del can, quien nunca más proba- presentado falsamente Dolores y Jacinto, tuvieron
ría una lawa de perros. Yo te cuido, tú me mimas, era que esconderlo en la azotea, dejando a su jauría desca-
el acuerdo que renovaba, engañosamente, flojo echado bezada. Pero el barrio lo perdonó y lo encubrió.
a los pies de la cama, día a día. Protegía a Raquel con Nabo, el perro enfurruñado, se conservó en su
celo exacerbado y fingía simpatía con el extraño que carácter por más de una década y media, hasta que
ayudaba a su dueña: el perro contenía secreta furia has- perdió los dientes, empeoró del hígado y estiró la pata.
ta el momento en que el buen samaritano, meciendo Esa tarde en que pasé por casualidad, mi primo
su palma, se alejaba, chau Raquelita, que era cuando tenía las órbitas de los ojos bastante irritadas. Pensan-
el quiltro no dejaría de perseguirle hasta hincarle dos do que le haría reír, le recordé cómo le había hecho
o más dientes. Para algunos vecinos era insoportable y renegar tanto siendo aún cachorro, hasta enfermarlo.
además un peligro. Pero otros le querían y defendían, Pero eso le hizo llorar un poco en silencio. El perro
como Rainercito Manos Útiles, a quien siempre escoltó había llegado a esta casa cuando él recién tenía cin-
hasta su hogar o Carmiña Burana, que solo le vio una co años. Ahora le despedía un joven de veinte. A sus
vez, cuando le trajo de Grenoble una chompa tejida a ciento cinco años humanos el animal parecía haberse
mano, que el perro usó por diez inviernos, al principio auto embalsamado. En el depósito, rígido sobre una
blanca con cuello beatle. Para nosotros su persecución manta, delante del televisor a blanco y negro, parecía
implacable era un fastidio: por más que corríamos nos un peluche duro, diseñado y animado por Jiri Trnka
daba alcance, y se metía en las clases de inglés de mi o por Jim Henson. Peluche duro con hilos que ha-
hermano y en las clases de ballet de mi hermana y en bríamos visto en el programa checoslovaco los Osos
mis clases de piano. Y nunca quería irse. Solo fue expul- Voladores, en ese televisor de abolengo.
sado de mi escuela por el viejo jesuita, alias Nosferatu, Raquel lo hizo incinerar y guardó sus cenizas en
el director en persona, quien le bloqueó el paso y guin- un cofrecito de madera que, dividido en dos, le sirvió
do de ira le señaló el camino de vuelta. A Nosferatu fue al mismo tiempo de alcancía secreta.
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Tercer lugar Cuento
El club, nómina
Y así su amigo Rainercito Manos Útiles, atormentado taría en Betanzos y no en la ciudad, donde me gano
por validar su existencia: jubilado profesor de litera- bien y tengo cuatro hijos y pago mi micro a plazos.
tura: experto en mil cosas manuales, como pintar mu- Ahora tengo que volver a mi micro, sino se van a
rales abstractos o empatar cables peligrosos, aparecía quejar los señores pasajeros, bien grave son, me voy
ante ella como un adolescente necesitado de guía y antes de que se suelte el freno de mano… se va a cui-
aliento y protección… era un viejo compañero de los dar mademoiselle, Au revoir. Y el Desiderio la busca
días de Betanzos, donde ella enseñaba francés, tan útil dos años después para que sea madrina de bautizo.
por esos lados. Su esposa no podía creer la devoción Y el Desiderio se muere meses después por una falla
que él le tenía a mademoiselle Raquel, y cuando por del freno de mano, atropellado por su propio micro.
fin creyó, le dieron ataques de celos que le provocaron Y Raquel manda puntualmente parte de su sueldo a
una piedra en la vesícula y el tic de sonreír muy rápi- su ahijada Berta Raquel Martínez.
do. La idea de que su esposo era amante de Raquel le Ya en Potosí, Rainercito extrañaba a su colega
forzó a teñirse el cabello cada fin de semana. Pero en divertida y torturado por dar un sentido a su existen-
pocos años también ella se acercaba diligente, puntual cia se decidió a encontrarla. No fue difícil, pero tomó
en sus dos citas mensuales al cuartito minúsculo de la tiempo. En una parada de viaje le preguntó a la señora
calle San Alberto. Laura de la pensión en Betanzos y ella le dio una di-
Y era quizá la paciencia, la tolerancia, el buen rección equivocada. Pero con los apellidos correctos,
humor y el mal humor, las citas citables ya sin auto- en Sucre, en la confitería Palet, luego de comerse un
ría, la locura por los bebés recién nacidos y la alegría helado de vainilla que en realidad no quería, preguntó
de cantarles saltan saltan los conejitos saltan saltan como por casualidad y el pedante y pelado español
de dos patitas mueven mueven sus orejas blancas dueño del negocio le dijo que tiene por norma no dar
será papá será mamá será hijito será nietito, sus de- información de los clientes, pero que por él haría una
cenas de compadres y comadres y sus cientos de ahi- excepción, así que más le valía escuchar bien: y es que
jados en todo el altiplano y los valles y los llanos, esa cliente que hace tantos años que no viene, tuvo
el micro que paró una noche en medio de la San problemas para caminar. Recordaba haber oído que la
Alberto y acto seguido ante la puerta siempre abier- señorita Raquel es dueña de una tienda de barrio en la
ta un hombre de treinta se presentó como antiguo calle San Alberto. Y en un siguiente viaje, el jubilado
alumno suyo, de los tiempos míticos de Betanzos, profesor de literatura sube toda la calle preguntando
buenas noches mademoiselle Raquel, no se acuerda tienda por tienda y puerta por puerta, hasta llegar a la
de mí, soy el Desiderio Martínez de la mítica tie- tienda clausurada donde Raquel vendió cosas cuando
rra de Betanzos, cómo estás, te veo que estás bien, aún podía moverse, apoyada en un burrito. Y en un
¿estás bien nomás? ¡Qué bien! solo quería saludarte siguiente y definitivo viaje, movido por intuición re-
mademoiselle y dejarte estas humintitas, mi mamá ha soluta y la convicción de encontrarla o morir, Rainer
hecho para vos, están calientes, gracias a vos yo sin por fin, con un libro de Dumas bajo el brazo, tocó a
saber nada he pasado de curso en la escuela esa vez su puerta que, estando sin seguro, y ante un exagerado
y así me han dejado venir a la ciudad, sino aurita es- y teatral paaaseee, se abrió.
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MUJERES: Resistencias, culturas, memorias y luchas
Finisterre
Cuando pasaba la noche sin dormir, al menos dos ve- el centro una trampa de arena. No queda otra que
ces por semana, algo así como la obligación de vigilar abalanzarse al ala gigante de ese ángel riguroso, pe-
la noche, algo así como un sacrificio voluntario de garse a su espada y escuchar su respiración, paciente
cuidar el sueño de los niños anónimos, atravesaba un y atentamente, ir con él por encima de los justos e
huerto de los olivos hasta la madrugada. En esa tierra injustos que duermen, avanzando solo por una sor-
de nadie, entre las dos y media y las cinco menos cuar- presiva y microscópica esperanza, un hilito de luz de
to, el sabio búho que practica trabalenguas siente frío, la raíz primigenia subsistiendo en el cero absoluto a
respira con cierta congoja, el aire se va haciendo den- duras penas. Hasta capturar, como si fuese el secreto
so, cruel el silencio. Es como entender y aceptar que milagroso de la vida, el silbido eléctrico de la primera
la vida es en realidad una puesta en escena burlona de señal de radio.
la muerte, que la realidad es una fantasmagoría pro- Buenos días amigos en Sucre, la ciudad blanca
yectada por las órbitas oculares de nuestra calavera, de América, hoy es lunes 3 de septiembre de 1990.
que las estrellas se pierden en la supremacía de la ma- Son las 4.50 am, hacen 9 grados centígrados. Les salu-
teria oscura, que del móvil cuerpo la inmóvil calavera da su amigo Félix Cabrera y este es el Impulso del Sol,
subsistirá con creces y eso no importa, porque ella o su programa de cada día. Un abrazo a todos quienes
algo más ha hecho que descuidemos la plantita del nos escuchan: médicos y enfermeras de turno en el
amor. Por mucho que hayamos intentado siempre, hospital Santa Bárbara, nuestros dilectos amigos del
algo salió mal, se lo dimos en abundancia a quien no transporte público, nuestros amigos radiotaxistas y los
tenía en qué recibirlo, no tuvimos mucho para quien barrenderos y los carniceros municipales. Un atento
lo esperaba como tierra reseca. No volvimos a verle, saludo a nuestra querida amiga María Raquel Ferrei-
nos amaba. El laberinto del arrepentimiento tiene en ra, que con seguridad nos está sintonizando…
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Tercer lugar Cuento
El club en finisterre
En esas horas que lindan con la muerte, pasaba revista invierno y el otoño sucrense en la primavera del norte,
a sus seres queridos, a la progenie de sus amistades, extrañando el picante mixto y los helados del parque.
de la A a la Z, tratando siempre de ser equitativa y no En su amiga casi hermana Fátima Lozana, profesora de
olvidar a nadie. Rogaba porque el islam fuese tolerante literatura que tenía el Ulises de Joyce como útil pieza
con la hija menor de su amiga Norita Caba, casada divisoria en su estante de adornitos de alasitas, que es-
con el jardinero de un jeque en Jordania, madre de una cribió un par de cuentos inspirados en Raquel y Lucila
niña cuya foto alimentando a un camello bebé está su- Araujo y cuya primogénita no podía tener hijos: los
jeta con un imán al refrigerador de Alonsa Quijano. rezos en la madrugada de Alonsa Quijano funcionaron
Pensaba en el tío Huáscar apodado el Crespo, fanáti- de maravilla y tuvo dos. En la gente del campo que
co de las carreras de autos, carismático y embustero, tenía poco o ningún dinero, que se veía forzada a vivir
quien se fue muy joven a los Estados Unidos y cada expulsada en la calle de la ciudad. Anotaba mental-
vez que regresaba, bronceado y sonriente y con clásicos mente los aportes que debía realizar para las campa-
Ray-ban, nos mostraba una foto de su rostro dorado ñas solidarias del mes. En los hermanos de camada de
en la portada de la revista Time, y otras, donde vestido Nabo, la suerte que habrían corrido los que llegaron
de corredor, agitaba una botella de champaña contra a sobrevivir y en general en cualquier perro callejero,
una chica en bikini. Creyendo que esas imágenes eran real o imaginario, que pasara el invierno acurrucado
verdaderas, los hombres de la familia le envidiaban y en una puerta de noche y buscando basura en el día.
odiaban a muerte. Actuaba como un rico y famoso de Los climas distantes eran nítidos para la mente de
vacaciones por el tercer mundo y una vez nos dijo que Raquel y la comunicación era telepática, porque pron-
Mauro Núñez, el folklorista de Serrano, había inscrito to, al día siguiente, recibía noticias desde Grenoble a las
un charango gigantesco en el libro azul de la NASA (?), 3 am, desde los jardines del palacio en Jordania a las 9
a petición expresa de esa agencia espacial… supuesta- am… En algún pueblito del norte de Chile habitaba un
mente para que lo pusiesen en órbita. De hecho, él héroe de la infancia: cuyo nombre se ha perdido y había
mismo trabajaba en la NASA, pero había que guardar en él algo de mago: cuando movía las manos era como
el secreto. Raquel pensaba en Olga, mamá de Huáscar si el aire se estremeciera y un lento conejo de helio es-
el Crespo, quien ya mayor, de paso por Sucre, visitaba tuviera a punto de volar… (En época de teléfonos inte-
el cuartito de la San Alberto y lloraba lamentándose de ligentes este señor aún mandó una última tarjeta postal
las necesidades que pasaba su hijo en USA, todo por descolorida…). Raquel venía de un mundo con algo de
culpa de su incurable mitomanía. esa magia, provocada por la palabra espectacular, por
En Carmen Suazo, llamada por fatalista Carmi- una forma especial de pronunciarla, generalmente una
ña Burana, amiga desde la infancia y compañera de exageración, lo que dicen las-gentes-de-antes: alaraco,
la escuela normal, amante de Balzac y de Dickens, mañudo, payaso y consiste en una anécdota contada
que odiaba a la ciudad blanca de América y al país, con aspavientos, aleteando, modulando la voz e insu-
cuyos habitantes todos caían en su bolsa de aldeanos flando un acordeón imaginario, cantando la lechuga en
puritanos y miserables, y que al casarse con un antro- el huerto: crece y se moja, crece y se moja. Esa magia
pólogo francés se fue a Grenoble y desde allí llamaba aplicada a esa hora hacía que asistiese a una película en
estacionalmente: cada vez extrañando más el verano en bucle sin fin, que transcurría en:
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MUJERES: Resistencias, culturas, memorias y luchas
Cuando la noche ya oprime el horizonte, la joven ha tenido jamás, y le obsequia un poemario de Neru-
profesora de francés, al principio sin saber qué hacer, da como premio.
luego de charlar un poco ansiosa en el apresurado re- La joven Raquel leyendo Tolstoi mientras en el
greso a casa, que queda a lo mucho a tres cuadras, piso de abajo la señora Laura, dueña de la casa y la
luego de que toda la gente del pueblo se haya escon- pensión, pela hortalizas y charla con el borracho del
dido del viento, trayendo sus libros y tizas de colores pueblo, personaje dos veces ficticio y demasiado flaco,
bajo el brazo, disfruta de la mejor parte de su día: la tanto que le dicen don escopeta, que la escucha con y
libertad enorme que le da un poco de celulosa con sin atención y la mira hacer mientras toma una tapita
signos impresos en el silencio del altiplano. Saluda de singani tras otra.
mentalmente a su cuarto “hola, hotelito, mi templo Para Raquel, concentrada en el espejo negro,
reservado”, lo mira satisfecha de haberlo dejado impe- persiste el reflejo de las condiciones de su lectura.
cable antes de irse al trabajo y, luego de tomar mate de Betanzos no está tan lejos. El libro sustituyendo al
coca, agazapada, tibia en su poncho y abrigada por la cine alimenta el deseo de viajes en carne propia. El
luz de su lamparita —la ventana/membrana sensible, altiplano se extiende. La página es el paralelepípedo.
registrando los movimientos del gran destructor del La veo ahí y anhelo escribir una novela sobre ella,
otro lado sobre la Pampa enorme, levantando tierra una doña Quijote que en lugar de enloquecer con
y arrastrando piedritas por las calles vacías hacia lo libros de caballería afina su inteligencia con novelas
ignoto—, Raquel, hecha una bolita, un cuchi cuchi clásicas y románticas y policíacas, con la ciencia fic-
con motas en su silloncito verde junto a la ventana ción y el boom latinoamericano, que sonríe al com-
que tiembla, devorando página tras página, dos no- prender el misterio de lo humano que desentrañan
ches y media para acabar un libro de cabecera, tres con claridad las letras… Y ese personaje, la lectora,
libros a la semana, la lectora perfecta, mirada en el filo una capitana de quince años o la señorita profesora
de la navaja, transportada totalmente a ese espejo ne- de francés que resuelve perversos crímenes en el valle
gro, fluyente paralelepípedo del mundo. Lee lo que le andino de Betanzos, en la pensión de doña Laura:
compra a plazos a su dealer y lo que su hermano inge- para descubrir que el personaje ficticio don escopeta
niero le manda desde Estalza. Lee Agatha Christie, lee en realidad fue injustamente sentenciado, y el hecho
José Ingenieros, pero también a los Dumas, Balzac, de que nadie lo creyese precipitó su desgracia… has-
Tolstoi y Chejov. Un día aparece el vendedor ambu- ta que llegó ella para redimirlo. Y me imagino el in-
lante vestido de blanco a ofrecerle ediciones españolas tercambio de palabras, la forma en que esa literatura
de traducción prolija. Ella invierte buena parte de su afectaba al entorno a través de las ideas que Raquel
sueldo y en un par de años se llena de libros de lujo y sembrara entonces… o eran esporas que no encon-
un día el vendedor, con una sonrisa, le dice que solo traban la tierra, así como en Bolivia tantas veces,
por ella sigue viniendo hasta este remoto pueblo en tantas profesoras de lenguaje se compran el Ulises de
verdad polvoriento, que entiende mucho de habas, Joyce para dejarlo de espaciador en su alacena, como
pero poco de libros, que es la mejor compradora que se dijo, entre Tradiciones Potosinas y una botella de
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Tercer lugar Cuento
licor de mandarina. La señorita Raquel es una perso- Cuando llegaba a Sucre en medio de la noche, su
na culta, diría el borracho de Betanzos con rosácea, y aparición era como un sueño mágico. Traía habas secas
brindaría por ella si aún había cosa beber. en inmensas bolsas de yute. Y libros. Y libros.
Y en una última escena, acechando a los que lo Poco tiempo después supo que quizás no viajaría
sentenciaron, que ebrios en otro cuarto celebran el por el mundo como tenía previsto.
poder de su partido, Flaco-escopeta les vendería bote- Luego puso una tienda a la que iba apoyada en el
llas de cerveza llenas de su propia orina, que los otros burrito.
beberían hasta morir o caer dormidos. Tiempo después vino a habitar este cuarto.
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MUJERES: Resistencias, culturas, memorias y luchas
Mi oficina no está mal, pero le vendría bien un poco tan… permeable. Yo estoy un poco mal, algunos tics
de orden y pintura. Ya no quepo entre estas torres de estiran mi cara, pero hay amigos que están mal hasta
legajos. Les doy codazos. Los casos más antiguos, bases el cuello: fabricando y borrando evidencia, adictos,
de estas columnas, están roídos por ratones y anidan ninguneando lo evidente. Nos cuidamos la espalda,
las polillas. No puedo estirarme porque el ministerio pero cuando ya es muy difícil entonces expulsamos a
público ha partido cada piso en dos para hacer mezza- la manzana podrida. En este edificio, que podría com-
nines y que entren aquí mismo el doble de oficinas, el pararse a una manzana invadida por colegas del par-
doble de funcionarios. Todo el día se escucha el rumor tido, pasa como en un cuento de Kafka: todos están
de los colegas como si fuera una colmena de chiwanas locos y apurados en pasillos minúsculos, averiguando
y eso me da dolor de cabeza. No sé cuántos casos ten- por casos de los que nadie sabe nada, solo que la sen-
go. No puedo irme. Servidor de la ley, siete días de tencia es más que segura.
la semana veinticuatro horas del día. Me acompaña Leí ese cuento con Ra, me gustaba la lectu-
en mi bolsillo un frasco con granitos de Nescafé, del ra en ese entonces. Tenía tiempo, podía respirar. Yo
que a veces, cuando me estoy por dormir, pongo una era maestro en el campo y no sabía que era feliz. Era
cucharilla debajo de mi lengua. profesor de lenguaje y cuando la conocí me sentí tan
Hace años mi esposa pasó de mi lado al cuarto cautivado y tan inculto que empecé a leer ese mismo
de al lado. Luego al piso de abajo. Ahora no sé dón- momento. Ella me prestaba los libros y a veces yo la
de está. Y aun así los casos se acumulan: denuncias buscaba para que me los explique y en su cuarto leía-
simples, investigaciones complejas, las desordenadas mos juntos: en dúo y a veces en coro, con doña Lau-
pruebas que les pido con paciencia y autoridad a las ra más, página tras página, en voz baja. Y aunque me
propias víctimas, que al principio no entienden y se aburrieron bastante al principio, luego me encantaron
indignan y por lo general se van, perdiendo con ello las ficciones. También yo, ese mi año de provincia en
la única posibilidad de resolver su caso, porque el sis- Betanzos, alquilé un cuarto a la señora de la pensión. Y
tema no puede darles un agente, no se abastece. Es desayunaba y almorzaba ahí. Y ahí llegó tan distingui-
verdad. Es conmovedor ver a la señora de setenta y da y con esa ropa como antigua, un poquito chistosa,
cuatro años andar detrás de las huellas de los peruanos tan pequeñita Ra. Y se hizo odiar al principio, cuando
que le hicieron el cuento del tío. Conmovedor y alec- me dijo tan fresca, después de una junta escolar, en el
cionador. En otros países, en Europa y en las buenas desayuno, que para ser profesor de lenguaje yo hablaba
películas, la gente puede denunciar algo y esperar una demasiado mal. Luego de unos días, como su insulto
respuesta. Aquí tienen que pensarlo bien. A su modo me había vuelto un payaso para los demás profes —los
es un método de control del crimen. Pero la corrup- que hasta entonces habían sido payasos para mí—, la
ción se mete en todos lados, los fiscales ganamos de- busqué furioso y puse mi dedo índice como una na-
masiado poco y nuestras horas extra, mejor dicho, el vaja delante de su cara y le prohibí que se atreviese a
extra que nos tomamos para dormir y respirar, mien- hablarme así nunca más. Y ella se río bajito y dijo está
tras todo nuestro tiempo lo dedicamos al ministerio, bien y se fue mientras yo aún tragaba bilis como algu-
no tiene precio: ganamos menos que un maestro del nas señoras dicen. Y con los días, y como sus palabras
campo y eso por sí solo explica el por qué el sistema es sonaban tanto en mi cabeza, me rendí y le di la razón y
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Tercer lugar Cuento
le busqué para preguntarle si tal vez podría prestarme irme a Sucre a estudiar la carrera de derecho. Quería
algún libro. Pensé que respondería arrogante, pero sus ser juez, me volví fiscal.
ojos brillaron de alegría. Y más o menos hizo lo que el Quería ser un gran lector o escritor o algo pareci-
abate Faría había hecho por Edmundo Dantés. Pero do y eso fue estúpido. Nunca volví a ver a Ra. Ni siquie-
no, porque a Dantés el conocimiento que le dio el aba- ra cuando me dijeron que se vino a Sucre pude ir a verla.
te le transformó el alma, en cambio a mí esas lecciones Debo estar a menos de diez cuadras de ella los últimos
de literatura que pasé con Ra me hicieron ver un país veinticinco años. Cuando supe que ya no caminaba,
al que juré que viajaría, pero al que no he viajado y sentí como si yo hubiese muerto. Yo ya me había casado
ha quedado como un sueño rosado e ingenuo de mi y Ra era… como el primer amor. Aun cuando nunca
genuina juventud. Mi vida son los legajos y las torres pasó nada. Nunca nos dimos ni siquiera un beso. Solo
de casos sin resolver y el Nescafé sublingual. sostuve largamente su mano una vez, cuando habíamos
Aunque también hablábamos a veces con toque- terminado de leer el Conde de Montecristo a las 4 a. m.
citos en la pared de un cuarto a otro. Fue la época de aquel invierno en la pensión de Betanzos, y yo insistí
más bonita de mi vida. Y con la escuela durante las en ver algo como una vieja cicatriz en su dedo meñique.
fiestas patrias íbamos de excursión por los vallecitos, En ese silencio fui la persona más feliz.
por Quivi quivi y Siporo, llevábamos mote de haba Me hablaron de que varios se reúnen al final de
y de maíz, llevábamos un corderito que comíamos al la calle san Alberto una vez al mes, o cada dos meses,
fuego. No Ra, ella se contentaba con las habas gigan- a celebrar la vida de la buena charla que Ra conoce
tescas y el queso, sin dejar de decir lo rico que estaba tan bien. Me invitaron ya dos personas de la época
su almuerzo y a veces llamándonos bárbaros y salvajes de Betanzos a ese su club. Yo quisiera ir, pero me da
por matar al corderito. Lavamos juntos los platos y como enojo y vergüenza. Además, ¿qué iría a decir? E
cubiertos en el río helado. incluso si decido ir, como a veces he decidido, ¿cómo
Con ganas de impresionarla junté mis ahorros, haría para librarme de los folios y legajos, de las decla-
me presté la mitad de mis padres y me compré una raciones y pruebas, de las columnas y el techo enano
moto. Al verme Ra me dijo que me parecía un poco al de mi tremenda oficina, con qué tiempo podría ir a
actor de Rebelde sin causa en versión altiplánica (aho- celebrar la buena charla?
ra que no tengo cabello y mi panza impide que doble Un día vino un tipo alto, de treinta y tantos, que
mis rodillas, parecería más bien el abuelo del rebelde). había denunciado su computadora robada. Yo le toqué
Y recorrimos las pampas de Lequezana al atardecer, como fiscal. Me halló de suerte sentado en el escritorio
un par de veces, ella apretada a mí y gritando que baje de mi oficina. Me llamó la atención que se presentara
la velocidad carajo, yo sonriendo, quemándonos de a sí mismo como artista y viendo su formulario reparé
un solo lado, por lo que nuestros estudiantes, de niños en los apellidos. Le pregunté si de casualidad cono-
a adolescentes, festejaron ruidosamente. “¡Ahora beso cía a Ra, y resultó ser su tía. Se emocionó, pues creyó
en la boca! ¡Que se casen ahora!”, gritaron dos veces seguramente que podría ayudarle a encontrar lo que
cuando pasamos por el patio, haciéndonos poner ro- le habían robado. Pero no era por eso que me quedé
jos y, a mí por dentro, muy feliz. Pero pudieron más serio unos segundos, con el puño en la boca. Él no
mis deseos arribistas, el que me viera bien como el entiende que, si quiere su compu de vuelta, tiene que
James Dean de los Andes hizo que me pusiera a so- encontrarla él solito. Cuando se estaba yendo me ani-
ñar en grande y, cansado de mi magro sueldo, que ni mé a decirle que le hiciera llegar mis saludos a su tía,
siquiera me permitía arreglar la moto cuando por fin de parte de Jimmy Dean. Me miró detrás del vidrio,
me choqué y sobreviví de milagro, averigüé todo para medio sorprendido. No sé si se lo dijo.
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MUJERES: Resistencias, culturas, memorias y luchas
Hay algo nuboso o pastoso moviéndose en las afueras de en escena con gran creatividad. Tanta, que esas muertes
la ciudad. Quizá sea un puerto o es un desierto alti- parecen casuales. (Me aburro, cambien de película. ¿Y
plánico. Un faro en medio del desierto sería intrigante. si escribimos una que cuente el rescate de unos náufra-
Entonces esta cosa pastosa se arrastra, zas, se mete entre gos en el mar? O esa de vida en otros planetas donde se
dos barcos, cuyas alargadas quillas chapalean en el agua, cuentan historias de vida en otros planetas). Cuando ya
haciendo un sonido inquietante. Chápac… chápac. se ha acostumbrado al orden de las cosas y piensa que su
Empieza una tormenta brutal. La gente en el cine debe intuición de niños perversos asesinando a mayores es ri-
sentirse abrumada, completamente mojada. Y ahí viene, dícula, después de la fiesta de San Juan sigue el profesor
luchando contra la tempestad, casi empujando el aire con al joven que no puede hablar, y conoce así a su padre,
mucho esfuerzo. No le quieren en el pueblo. Una viejita que tanto sufre por esa y otras desgracias acaecidas en su
le pone una mala cara aymara a su saludo y le cierra sus familia. Hay algo raro en la extrema normalidad de esa
ventanas. El profesor sustituto va avanzando, recitando persona. Disfraza a un sádico. Un padre kafkiano. Un
poemas de Becket, digo, de Bécquer, contra el clima hasta torturador que ha cortado la lengua de su propio hijo.
encontrar el cuartito mugroso que le han asignado. El El hijo se desquitó con su mascota: un gato viejo que ha
pueblo guarda un montón de secretos y algunas claves de pasado mil penurias abyectas. Una cadena de hechos
estos acosan el sueño de su primera noche: retazos inco- siniestros remontaba a ese padre normal... Si se quiere
nexos de varias pesadillas, crímenes antiguos que siguen enrarecer aún más todo, hay que darle a esa persona
cometiéndose a través de personas que él nunca vio. Se le una joven y hermosa esposa, demasiado sexy y en apa-
queda grabada sobre todo la imagen de su propia muerte riencia modesta, pero cuando nace la luna se escuchan
en manos de asesinos pequeñitos y una voz grave que le ronroneos entre los álamos altos, se ven en contraluz los
dice ya sabes quién soy. movimientos de algo como un gato femenino que quiere
Al día siguiente, todos están amables, servicia- ser acariciado. El tercer acto es la práctica de un plan
les, “normales”. Pero a través de los niños, el profesor de huida y toda la ayuda que puede darle el profesor al
sustituto, Damián, sabe que algo no está bien. Hay adolescente que no habla y que encierra un alma noble
algo morboso, algo enquistado, hay algo sucio en este y creativa. Pero en un último giro sorpresivo, cuando
lugar. Pequeños rastros, los ojos de un perro, la cola de el profesor ha sabido por primera vez lo que es sangre
un gato, que pueden ser y no las pruebas de algo tan caliente saliendo a borbotones por unas venas que él ha
abominable y a la vez apasionante que haga que con cortado, cuando se encuentra corriendo junto el joven
emoción las personas salten en sus butacas y chupen con mudo y la mujer hermosa por el campo antes del ama-
ahínco su bombolito. Hay un joven que no puede ha- necer, para alcanzar el tren o el barco o lo que fuera:
blar, que pasa clases junto a los niños y, a veces, el profe ¡de repente! el joven habla... Con voz terrible. Ya sabes
descubre que este le ha estado mirando. En las semanas quién soy. Y los niños malévolos se reúnen alrededor de
que siguen, Raquel, digo, el profesor nuevo vence su me- este. También la joven viuda se acerca y le da un beso
lindrosidad y decide no solo quedarse sino descubrir la obsceno. Y en una especie de antiguo ritual van hasta el
verdad. La aparente conspiración de niños malévolos en puerto (entonces sí conviene que haya un mar) y ofren-
contra de los más desastrosos personajes folclóricos del dan al profesor, enloquecido de horror, a la cosa bru-
pueblo, parece cierta: son crímenes paulatinos puestos mosa, pastosa, ominosa que viene y devora agradecida.
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Tercer lugar Cuento
No me gusta este argumento, pero quizás haría Mi gordo será el profesor ya no tan joven que
una película interesante, como la noche de los muer- viene a que la realidad le dé un uppercut. Rainercito
tos vivos. Le falta color local. Pero está basado en pe- Manos Útiles: el papá que parece normal y es un psi-
lículas, esto habría que explicarlo. Quizás si termino cópata. La hermosa esposa será Carmiña…
de redactarlo bien puedo enviárselo a Jorge Sanjinés o Luego me gustaría adaptar la novela de Stein-
mejor, al señor Antonio Eguino. beck, El invierno de mi desazón.
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MUJERES: Resistencias, culturas, memorias y luchas
Enchiladas verdes
Fuimos con mi mamá, mi papá no podía dejar el ne- darnos al menos tres opciones de lo que podíamos
gocio del azúcar. Fuimos con un préstamo y no sé por hacer aquella noche (un concierto, un tour o tacos) y
qué el avión fue primero a Buenos Aires. Llegando a que al final no hacíamos. Y el último fin de semana,
Distrito Federal, fuimos a buscar al hijo mayor de la después de recoger del centro experimental La Gar-
familia Santelices, que estaba aquí haciendo sus prác- za los resultados de los estudios, y de haber esperado
ticas en odontología. Y él nos llevó donde mi amigo inútilmente que alguien pudiera explicarnos con más
Farahona, que también estaba haciendo sus prácti- detalle, nos fuimos a Xochimilco, tan bonito. Faraho-
cas de médico internista en el Hospital General. La na ayudando al remero y nosotras deslizándonos en
ciudad nunca se acababa y el clima era muy lindo. esas barcazas como islotes, escuchando las canciones,
A veces soplaba un viento fétido. Agarrada del bra- y por debajo dos axolotls, uno blanco y otro negro,
zo de mi mamá y con bastoncito, fuimos primero a nos guiñaron… y volvía la brisa fétida, nauseabunda
la catedral un poco hundida. Comimos choclo con de los residuos podridos de la civilización azteca, y me
mayonesa y queso en la plaza del Zócalo y cada día dio mala impresión porque ya entonces me dolía har-
viajamos una hora hasta la residencia donde vivía Fa- tísimo el poner una pierna delante de la otra, pero al
rahona, quien se notaba que absorbía conocimiento y menos era yo y mi voluntad de caminar y mi esfuerzo.
ganaba seguridad. Con él nos metíamos en el metro En cambio, este deslizarnos lento, inmóviles bajo un
y continuábamos lejísimos. Nos acompañaba dejando sol quemante, con olor a podrido…
sus quehaceres, hasta llegar a ese centro experimental Antes de volver, compramos recuerditos y subi-
La Garza, cerca de Iztapalapa donde me hicieron los mos a ese edificio en el centro cuyo nombre no me
análisis. Al final del día me gustaba ver, en el regreso acuerdo: el horizonte contaminado de Distrito Fe-
por tierra, esa llamada plaza Garibaldi, donde había deral parecía de algún modo lo que se espera de una
varios grupos de mariachis. Desde entonces cultivo gran ciudad del mundo: pura extensión y polvo rui-
amor por las rancheras. Y un mariachi en especial, doso. Mas el México que yo conocía era el de Rulfo
joven, gallardo, alto y bigotón: que al verme cantó y el de Elena Garro, así que no podía compararlo.
Canta y no llores. Le vi unas tres o cuatro veces soste- Farahona no pudo acompañarnos el último día. Pero
niendo su guitarrón, desde la ventana del micro que se dio tiempo, noche antes de venir, de dejarnos un
en Méjico llaman pecero, qué curioso. No quería vol- par de regalos, una mantilla para mi mamá y para
ver en el metro, su ruido sordo y su gente soñolienta mí una blusa de Puebla —flores de colores sobre tela
se parecían a la muerte o al purgatorio. Los estudios blanca—, mi prenda de fiesta desde entonces. Solo
fueron tan largos como dolorosos. Yo no quería hacer algún momento, entre el avión y el hotel, el primer
sentir mal a mi mamá. Me sentía un poquito aver- día, me pregunté si era esto lo que esperaba del mun-
gonzada y me aguanté. Y, como ella, estaba llena de do, anticipado o deformado por los libros y el cine.
esperanza: lo vi de reojo, cuando oraba con los ojos Envolvimos los recuerditos en páginas del periódico
cerrados. Una lágrima salió por su nariz, de rodillas en La Jornada, y ahí vi una entrevista al tío Celerino
la oscura catedral. Cada día hablábamos con mi papá de Juan Rulfo, no sé si de verdad o de mentiras. Y
desde la residencia de médicos, Farahona esperaba a al pasar por la plaza Garibaldi rumbo al aeropuerto,
nuestro lado, serio o sonriente, a que colgásemos para vi una vez más a mi mariachi. Todo sudado, como
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Tercer lugar Cuento
renegando, como teniendo un pésimo día. Y vi que di cuenta de que no habíamos comido nada de comi-
su traje, que tanto me gustó antes, estaba en las últi- da mexicana, solo la comida del hospital. “¡No hemos
mas: raído del cuello y de los puños. Y él secándose comido comida mexicana!”, le dije a mi mamá, no sé
el sudor con una manga, como pasándola muy mal, por qué como con ganas de llorar y de reír. “Porque
¿quizás incluso sin comer? Me vio apenas de reojo siempre he querido probar enchiladas verdes, ¡y no
y no disimuló su vergüenza, y yo le sonreí un poco hemos comido nada!”. “Allá en la casa te lo voy a pre-
asustada. Ya en el avión de vuelta, comiendo en silen- parar”, me dijo un poquito asustada, justo cuando el
cio el sándwich de mortadela que nos invitaron, me avión entraba en una nube.
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MUJERES: Resistencias, culturas, memorias y luchas
¿Mada kai?
Construyó su perímetro: muros de libros costumbris- común ensayada a propósito para que los invitados ex-
tas, libros de historia amontonados haciendo de sillo- plotemos en risas: ay, Raquelita, Raquelita de pronto
nes y hasta de mesitas de esquina. Libros de poesía en sacando su revólver sin balas dejando pálidos a todos,
la alacena, en las gradas; libros de deportes en el baño. ¿te has vuelto loca? Y ella escondiendo la cabeza, roja
En los estantes, novelas. Los locutores que conducían como un tomate gozando el chiste…
los programas desde las 5 a. m. en las radios am, a Los cumpleaños fueron volviéndose cada vez
causa de tantas llamadas suyas, pasaron de tolerarla a más el Madadayo de Kurosawa, solo que compacta-
conocerla, de quererla a necesitarla. Las personas que dos en el cuarto minúsculo donde entrábamos quin-
se acercaban a su puerta siempre abierta, buscando una ce, veintinueve o cincuenta y nueve personas, gracias
dirección o un vaso de agua; los amigos un poco como a las paredes flexibles —como alguien dijo— tratando
chiflados, o angustiados de que finalmente fuese cierta de no hacer caer nada del plato a la cabeza de los ni-
su condición de chiflados: uno con cicatriz en la cabe- ños que correteaban entre nosotros, ni ser mordidos
za, como sobreviviente del holocausto al que Raquel le por los infecciosos dientes del Nabo, ni golpearnos la
pagaba el hospicio, otro de mirada muy severa, quizás cabeza en el cielo raso. Y éramos felices cantando en
ya de setenta, pero cubriendo con su enojo un miedo coro, yo era feliz con este club de ñoños al que nun-
muy antiguo compartido con los niños. El bar infor- ca hubiera entrado, sintiéndome afortunado mientras
mal que hizo los fines de semana cuando apareció por cantábamos es tu día, ¿cuántos años has cumplido?
fin el gordo e invitaban al hermano menor de Raquel, ¡Ay! ¡Jesús María! mientras su telecita minúscula pasa-
propenso al alcoholismo (y por ello su esposa les con- ba Ahí está el detalle con Cantinflas…
denaba con vehemencia), a beber con ellos media do- (Hablo como si fuese una fiesta, cuando estar
cena de botellas de singani, escuchando a Yaco Monti, allí debió ser un tedio y una depresión terribles… y
Aldo Monje e Iva Zanicchi, transportando de pronto fue eso y también fue una fiesta). Raquel tenía un
el año 2005 al 1975, o más atrás, mucho más atrás en alma filantrópica y hacía que el magro sueldo de Pro-
un barco ebrio a contracorriente, a veces reforzado por fe, que para tantos es una miseria, para ella fuese la
estos personajes un poco malucos, tarareando en coro herramienta con la que podía influir en la vida de los
su personal recuerdo para sufrir otra vez su placentera otros, y dos veces al año podía invitar a todxs sus her-
desesperanza, escuchando el tétrico programa Cancio- manxs y sobrinxs y sobrinxs nietxs a un restaurante de
nero de Siempre: cuatro soporíferas horas de melanco- lujo. Raquel tarareando la canción de fondo, catando
lía ininterrumpida cada fin de semana, concentradas un poco de vino como una buena conocedora (en rea-
dosis de “nostalgias-del-ayer” por más de tres décadas, lidad siempre prueba así cualquier cosa, ya se le ha cri-
por lo cual el sobrino más joven (heredero de la wit de ticado que mastique sin cerrar la boca), y a los postres
Raquel) lo rebautizó Cancionero por Siempre. Rien- disfrutando cada gota de su adorada e irrenunciable
do por todo y por nada, por lo general de una mala copa vienesa, vicio heredado de su confitería Palet y
interpretación de Raquel, o de una falta de sentido de su amor al cine, como una reina-diva octogenaria.
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Tercer lugar Cuento
Porque el buen humor, el ánimo, the wit que siempre Dejó el programa, pero mantuvo la idea del teléfono
regalaba a los demás, podía dejarla en escasez, exhaus- y las “Las Rancheras de Raquel” se convirtieron en
ta o aburrida o melancólica, ávida de comunicación y “Línea de Ayuda La Esperanza”, y salió un pequeño
abandonada, en suma, lo que encierra de horrible la aviso en el periódico y la gente la llamó para contar
palabra inválida. Como esa vez en que a tanta insisten- sus problemas, los cuales ella oía con dedicación, muy
cia acompañó a su amiga Fátima Lozana y su familia atentamente, taquigrafiando en su agenda. Gente que
hasta una casa de campo en Totacoa. Al final del día, no podía dejar la botella, mujeres que no querían de-
las chicas salieron a comprar pan, prometiéndole ir jar de ser golpeadas, hombres que no podían hallar
cerca y no tardar. Sola en la finca, en el silencio de des- nunca un trabajo y que cuando por fin lo hallaban
pués de la puesta del sol, silencio de muerte reforzado no podían aguantarlo. Gente que había pensado más
por los graznidos de aves solitarias, sobre todo en lo de una vez en matarse… y la llamaban y ella de algu-
quieto y denso del aire, Raquel experimentó una indi- na forma, sin pedirles nada, sin decirles no te mates,
ferencia melancólica y angustiante, un extrañamiento lograba disuadirles, al menos por un par de semanas,
burlón teñido de paz parecido al kwaidan. Es un bul- que era cuando volvían a hablarle.
to sin amor y sin memoria. Es el insoportable olor Y un día, una voz más amable, educada, a la an-
dulzón de un perro muerto. Quizás en momentos así tigua, en lugar de solamente contarle su problema, en
examinó su vida, quizá sintió la desesperación de no el silencio de antes de cortar la llamada, le pregunta a
haber conocido en realidad el mundo, o sus lecturas ella cómo se siente y se sorprende mucho de saber que
y películas le parecieron consuelos falsos o ingenuos ella no puede moverse y continúa llamando porque
de lo que era el mundo, quizá renegó de su suerte… está atraído y termina visitándola. Trae, como en la
Entonces se le ocurrió a su amigo Rainer Manos imagen cliché, una rosa blanca que al poco tiempo se
Útiles que, ya que le gustaba tanto hablar por teléfono vuelve amarilla, anaranjada.
y hablar tanto con la gente de la radio y a sus visitas Y la visita por años y de alguna manera, pese a la
darles tal cantidad de consejos, por qué no juntaba esposa histérica, que llama amenazando de muerte a
todos esos talentos en una empresa. Y hablaron con la señora de la esperanza, pese a que nunca en realidad
uno de los amigos radialistas y no fue difícil encon- harán nada, es decir no vivirán juntos ni tendrán un
trar auspicios: todos conocían a Raquel y el dueño proyecto común, solo compartirán la alegría de verse
de la fábrica de sombreros puso un tanto y el her- una o dos veces por semana, se quieren y duran, como
mano mayor casi millonario puso un poquitito, Ja- se decía, hasta que la muerte les separa…
cinto y Rainercito acomodaron los cables y con ello
el programa “Las Rancheras de Raquel” salió al aire El gordo se hace el hombre del cuartito-casa, le
un mes y medio allá por el cambio de milenio... la encanta reparar cosas y se nota cuando algo ha sido re-
interacción con la gente era hermosa, pero era muy parado por él: ¿la lamparita de la mesa de noche dejó
aparatoso y trabajoso el montón de cables encima, de funcionar? ahora tiene un interruptor de pared
quizá puestos por Jacinto intencionalmente a la mala, checoslovaco, gigante e irrompible. No ha vuelto a
e incómodos los silencios súbitos y chistosas las cosas dar problemas. ¿El cochecito del bebé de la señora que
que decía cuando pensaba que no le estaban oyendo... limpia se ha roto? tiene ahora de vuelta su espaldar, y
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una costura con alambre de amarre estilo Frankens- entre el hombro y la oreja, qué cosa prepara y para
tein. Su rutina hace el tiempo agradable, su diabólico quién… Un vaso de avena bien batida para mí gordo.
rostro a punto de estallar mientras tolera apenas el ca- Hasta que a él le diagnostican diabetes y le cor-
lor y termina su singani. Toma la guitarra y canta con tan una pierna. Y llama otra vez, desde el hospital, a la
voz atronadora: Raquel le insulta. Toma el charango línea de la esperanza y cuenta que ya no quiere vivir,
y canta un huayño apenas audible: Raquel le abra- y en lugar de que mademoiselle Raquel le dé ánimos
za. Raquel preparando y guardando con esmero para y le traiga de vuelta, esta vez es él quien empuja para
él alimentos como ensalada de frutas o un sándwich su lado, para migrar a un lugar hipotético donde será
de esa infamia llamada picadillo, informando para el más posible construir algo juntos, y a Raquel la idea
programa radial, con el tubo del teléfono apretado parece gustarle…
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Un visitante
Supongo que en esa época aún podía caminar bien. brotó balsámica y con modesta seguridad, sonando
Bajó a abrir la puerta y ahí estaba el invitado, en la sala como si fuera dentro de nosotros. Mis abue-
acompañado por una mujer muy flaca y de piel man- los con una pequeña sonrisa (que se iba borrando),
chada que le iba abriendo el camino como si todo el de pie, a los lados del músico. Mis tíos, mis primos,
tiempo cruzaran un río pedregoso. Así atravesaron el mis padres. De pronto la casa se volvía una rivera y
zaguán y nos estremeció el hecho de darnos cuenta nosotros estábamos aquí para cobijar este momento:
de que el invitado no podía ver. Pero venía sonriendo Raquel… como si ese camino ya lo conociera, asentía.
con bondad como si fuese la sabiduría. Tenía una me- Lentamente, en el desarrollo de esas cuatro canciones,
lena larga. Venía con la guitarra colgada a su espalda la sala se transformó en un río. El músico Julián era
y lo recibimos en la sala con una mezcla de alegría, el que llevaba el remo y en la barca, nosotros. Quizás
expectativa y miedo por lo que él sabía de la oscuri- como asistiendo, en teoría, a eso del otro lado que
dad. Era el primer artista que venía a la casa. Su voz nunca sabremos.
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El gordo ha muerto. unas vitaminas, con las cuales mejoró… y a los pocos
Una pariente de él ha dicho que luego de per- días volvió a empeorar, pero esto ya solo lo supimos
der la otra pierna y ser desahuciado por los médicos, por teléfono.
en su delirio final, ha nombrado amorosamente a Ra- El virus nos hizo torpes, indolentes…
quel, desmayando así de ira a su inclaudicable esposa, Antes le había llevado algunos de esos libros clá-
diciendo que pronto él y su verdadero amor estarían sicos grabados por voces famosas, porque hace años
juntos. Fantasma asesino. Raquel empezó a sentir un que ella no podía leerlos. Le sorprendieron los audio-
malestar, pero no se lo dijo a nadie. Rodeada de noso- libros y los aceptó con alegría y algo de nerviosismo...
tras, en nuestra última reunión mensual, el día que le o no podía pasar al siguiente capítulo o no podía
regalamos esa plaqueta que la nombra nuestra heroína bajarle el volumen o se dormía y debía escuchar de
y que colgamos ese plato de metal en su pared, nos nuevo desde el principio. Cuando le pregunté qué le
contó que se sentía aliviada, feliz de que él estuviese parecían, esperando un gracias, me comentó con voz
descansando después de sufrir tanto. Luego mostró académica que la grabación tenía errores, que habían
inapetencia por varios días… y semanas y solo cuando alterado el original al menos en tres palabras…
la visitamos de nuevo (pero ya era la pandemia, y está- Aún escuchó un par más de esas grabaciones,
bamos todas con barbijo y de lejos, hablándole desde un poco de Alejandro Dumas y de Octavio Paz. Y
la puerta cerrada a medias) fue que nos dimos cuenta el sobrino artista grabó varias horas de música en la
de lo mal que estaba, de lo sola que había quedado. frecuencia 432 y con ello Raquel se durmió, murmu-
Enviamos un médico que llegó con traje de astronau- rando a ratos “mi hijito”, los últimos días… nosotras
ta y dijo que no era covid y nos dio esperanzas y le dio creímos que se refería a uno de sus sobrinos.
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Tercer lugar Cuento
“Estoy harta de ustedes. Incluso a mi cuerpo podría yo insistí, mierda, insistí en caminar, ¿me oyes? mien-
tolerarlo un poco más. Pero a ustedes ya no. Me cansa tras ella se dejó, se dejó. Quizás era muy engreída.
el ser para ustedes como una sabia. Cansa tener que De buenas a primeras se declaró inválida, y les hizo
ser optimista y sabia todo el tiempo para ustedes, que la vida muy difícil a nuestros padres. Les hizo la vida
encima no aprenden. Cansa practicar todo el tiempo infernal. Le encantaban los dulces y subió de peso.
la resignación, ¡de lógica! Aquí me usan para traerles Le gustaba ser cruel y hacer bromas pesadas. Y eso le
ánimos, allá me usan de pretexto literario. ¡No, no, atacaba a los nervios. Se reía a gritos como una loca
no! No quiero más, yo también sé odiar y pulveri- entrada la noche, avisándonos que el olor de la orina
zar almas. Venimos de una camada en la que nadie no salía de sus manos. Amenazaba y maldecía a gri-
dijo nunca lo que pasa: todos se lo tragaban crudo tos en la madrugada. En pocos años ya no se movió
y entero, completos analfabetos de lo que pasa por más, y luego se le hicieron esas heridas terribles en la
dentro, monos de las emociones, neandertales del espalda. No diré ese horrible nombre. Ella prefirió el
decir te quiero. Ya estoy harta. Mi papá se sentaba a rencor, el engreimiento, el no aceptar. Yo aprendí a
la mesa sin decir palabra. Mi mamá se llenó de pie- aceptar… Lo poco que tenía lo tomé por bendición,
dras la vesícula y los riñones por no decir palabra. di gracias por lo poco que tenía. Aunque dejé de ver,
Mi resignación habrá logrado algo, habré ayudado di gracias porque saliera el sol. Cita citable: ‘el gusano
a algunos jóvenes a no morir de hambre, a algunos partido por la mitad agradece al arado’. Pero ahora,
viejitos a no morir en la calle, a un grupo a que no se sin amigos ya unos meses, en el silencio de la cua-
endurezca antes de tiempo su buen corazón… Pero rentena, he dejado de remar contra la corriente y he
el mío ya está duro. Al menos, no enloquecí tanto en sentido ese dolor en mi espalda. Familiar y extraño. Y
esta cama, al menos no practiqué la maldad que nos me ha aliviado el tener que dejar mi actuación. Y me
insuflaba esa tía loca, que poseyó el alma de mi padre he palpado y es esa herida que no cierra, es ese gusano
y envenenó la vida de mi madre. Esa tía loca que para partido por la mitad que hace de una vez evidente lo
nuestro mal vivía con nosotros y quiso reencarnar en que ha estado pasando invisible durante años. Mal-
nosotros… yo no le hice caso, aunque estuve a pun- dita puesta en escena entre monos y neandertales.
to de hacerlo. Preferí aceptar, ¿qué más podía hacer? Tengo una pistola y voy a usarla. No, no, no. Sobrará
Pero carajo escúchame: no ha sido fácil aprender a una bala. Sobrinos me traen a una falsa profeta, que
aceptar: no ha sido nada fácil aprender a aceptar, yo pasa su mano por mi cuerpo haciendo charlatanería.
era brillante. ¿No les han dicho que tuve otra her- Podría dispararle y así no sobrarían balas. Me hacen
mana con la misma enfermedad que yo? Entre mi reír, pulverizaré su alma. No, no, no. Ya basta. Gordo
hermana menor y yo había otra hermana. Al mismo ciempiés, quizás nos veamos unos días en el purgato-
tiempo nos atacó esa infección, dice que producto de rio y cantemos una cueca, partidos por la mitad. La
la varicela. Dice que juntas volviendo un día de lluvia lechuga en el huerto crece y se moja crece y se moja.
caímos por un huayco hasta un nido de arañas. Vol- Pero yo tengo unas charlas pendientes más arriba. Mi
vimos asustadas, embarradas, llorando. Enfermamos hijito, ya basta. No voy a comer esta copa vienesa del
juntas y un poco antes de los veinte a las dos se nos parque que han puesto en la mesita para tentarme.
dobló las rodillas. Y ni curanderos ni médicos. Pero No, no, no. Que se derrita. No hay más”.
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MUJERES: Resistencias, culturas, memorias y luchas
Flores de Julio
Al funeral asistimos muy pocos: la amiga Norita de inusual y teatral y Rainercito, crispando sus manos
Caba, Rainer Manos Útiles, una pariente con proble- a la altura de su pecho, venció al llanto y dijo que para
mas neurológicos... él ella seguiría viva, y a su lado estaba su esposa que
El cementerio funcionaba por turnos de media miraba comprendiendo y aceptando que esa amistad
hora y solo cinco personas podían acompañar cada era el amor de la vida de su compañero de vida. Ese 28
ataúd. Ante la lápida aún sin nombre, el sobrino artista, de julio al medio día, fue particularmente pacífico. El
quizás movido por alguna prisa de que ella aún pudie- sobrino artista recomendó que comiesen juntos. Com-
ra oírle, le agradeció con voz cortada por regalarle esos praron chicharrón del bar El chicharrón y comieron en
libros esenciales a sus cuatro y siete años, y vio pasar la sala de los abuelos, todavía decorada con papel tapiz
en su mente las veces que pudo visitarla y no lo hizo: de flores en colores beige. Y pusieron cerca de ellos una
pero para recibir sus regalos, siempre estuvo puntual. cajita musical que tocaba la obertura del lago de los cis-
Era un gesto un poco teatral, hablarle a la lápida alta, nes, en ella una foto minúscula de Raquel frente a una
como no era costumbre en Bolivia. Pero Raquel era así foto minúscula del gordo, ambos jóvenes.
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Tercer lugar Cuento
Las cosas del cuarto, las innumerables cosas del cuar- con una mosca ahogada en el interior, le prometió ir
to, ese montón de cachivaches de valor material tan a tomar helados del parque, invitarle una copa vienesa
escaso en relación a su valor afectivo, se diría las co- al día siguiente. Ella sonrió con esta oferta, se tranqui-
sas de un vagabundo o de un Basho yendo hacia la lizó y dijo que sí con la cabeza. La rosa tenía un tallo
puerta del norte. Los bosques de rosas, las tazas de té, demasiado largo y parecía balancearse en su florero,
las fotografías y la plaqueta que le regalamos con pa- recordando su sombra a una serpiente de cabeza trian-
labras cursis y ciertas. Todo ello lo obsequió su her- gular. El cuarto estaba sumamente oscuro, solo con esa
mano, quizás aturdido, a la señora que trabajaba en la lucecita tenue, lámpara diminuta que acompañaba a
limpieza y que probablemente trajo el virus a la casa. Raquel las madrugadas de insomnio, proyectando esas
Rápido, quería que el lugar quedase vacío esa misma sombras plomas en el cielo raso. La radio reproducía
tarde. Había vivido en un limbo profundo los cuatro o las ondas suaves en frecuencia 432. Que descanses en
cinco días previos en que agonizó Raquel. En lugar de Paz tía Raquel, murmuró el sobrino, no pudiendo evi-
estar a su lado, quizá comentando algo trivial o por fin tar lágrimas en sus grandes ojos, cuya belleza y tamaño
exorcizando un secreto familiar horrible, que llevase siempre había sido alabada por su tía. Sus labios sintie-
las cosas un poco hacia el perdón, pero, ¿perdón de ron la frente pétrea de esta.
qué? Inmersos en la gestión de las cosas, pocas veces o La hermana menor se había ido al lado de su hijo
ninguna hubo tiempo de decirse lo importante, consi- al comenzar la pandemia. Y al enterarse de la agonía de
derado desde ya peligroso y saboteado bajo el rótulo de Raquel prefirió sentar precedente y por primera vez re-
lo sentimental. En verdad era una familia que no sabía belarse al yugo asumido cuarenta años atrás: se excusó
decirse las cosas. En fin. Prefirió mirar maquinalmente de volver. A los más de catorce mil días en que atendió
un campeonato de tenis, controlando la hora, mien- a su hermana, decidió restarle la semana final. Quizá le
tras a escasos metros, en el cuarto contiguo, Raquel aterraba un poco su propio acto de soberanía. Quizás
roncaba espectralmente, de rato en rato articulando existía alguna satisfacción en no estar en el momento
“mi hijito”. Dos días antes, él ya había contratado la más temido y en el que más se la necesitaba y de de-
funeraria y pagado el cementerio. No era crueldad, ni jar ese peso definitivo en los hombros de su hermano.
que tuviese algún tipo de interés en la muerte de su Desde Cobija encargó una misa para Raquel, que in-
hermana. Simplemente sabía lo que estaba pasando. audible y borrosa transmitieron por Facebook. La rosa
No fue así para el sobrino artista, que tuvo la mala roja, esa que debía subirle el ánimo, se la pusieron so-
suerte o la buena suerte de acercarse al cuartito de la bre el pecho y la acompañó a lo más oscuro.
San Alberto, movido por remordimientos, él mismo Antes de que la mujer de la limpieza cerrara el
sumido en depresión, trayéndole a Raquel una rosa último paquete y lo cargara al taxi de su marido (con
roja para subirle el ánimo justo horas antes de su prisa como queriendo esconder algo pequeño y pesa-
partida. Lo que encontró fue un cuerpo como en las do), que esperaba por ella con el motor tronando, y
películas de terror: la piel más profunda aún que los que incluso le tocó un par de veces la bocina, le pedí
huesos, los ojos furiosos y la boca completamente ne- que me obsequiara la taza en la que Raquel siempre
gra, de la que brotaba espeso líquido de color terroso. me invitó té Crusader. Era una de esas tazas antiguas
No se estremeció, le limpió la boca con un pañuelo con dos pavorreales, como yin y yang, que la mujer
bordado y, retirando la sucia copa de helado derretido me regaló a pesar suyo.
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MUJERES: Resistencias, culturas, memorias y luchas
A veces, me he encontrado con Rainercito Manos saludando a la tía Raquel. Y esto me provocó tanta
Útiles. Llevando pan de villa en una bolsa de plás- angustia que pensé que podía entrevistar a todos los
tico, a la hora del té, que para algunos sigue siendo que la quisieron y dejar algún tipo de documento de
las cuatro de la tarde. De pie ante la puerta de la casa cómo fue ella en realidad. Y luego vi que eso era un
vacía, con una sonrisa nerviosa, sin poder disimular triste consuelo voluntarista que solo haría énfasis en
que se sentía extraviado, que la aguja de su brújula se su ausencia. Norita Caba leyó un párrafo que, por
había desimantado. “La extraño tanto, me hace tanta mucho esfuerzo que hizo, no pudo terminar sin que
falta…” le dice suspirando a quien quiera escucharle. se le rompiese la voz. Era interesante ver en una sola
“Nichts das du sagen würdest, du das dieses pantalla el mosaico de realidades simultáneas, gente
Buch schreibst, wird nicht drucken ein bisschen aus, que miraba intensamente y desde el contraluz de sus
von was ich fuer deine Tante gespuert habe. Sie war vidas. El fiscal que nunca encontró mi computadora
immer mutig, immer mitfuehlend, immer teilna- robada estaba ahí, sin hablar, siguiendo con rostro
hmsvoll”, me dijo, algo descalificadora y con voz dul- de pesadumbre esa última despedida. Eva, sobrevi-
ce, Frau Hochmann. “Es soll nicht einfach gewesen viente de lo último de un modo de esclavitud que
sein, ganzen Tag ins Bett zu liegen, aber sie war immer conoció este país, “la criada”, escuchó en silencio y
positiv, mit vielen Werten drin”. La señora alemana, fue la última en tomar la palabra. Ante el silencio de
refugiada judía, cerca de los noventa años, pone un todos recordó cómo, en cada giro de su vida, acudió
rostro de dolor sobre su fortaleza. Y su hijo adoptivo a la tía Raquel, quien le apoyó diciendo “¡pero de
Miguel añade, con sonrisa sorprendida: “los domin- lógica, hija! ¡De lógica!”. El mosaico de realidades de
gos en la tarde ya no sé qué hacer… la visitaba y ella la pantalla emulaba a ese que fluía a diario por su
me daba ánimo y algo de dinero” y eso me trajo de habitación sin límite.
vuelta la sensación de loca soledad del final del do- Jacinto Manos Urdimales tenía la cámara apa-
mingo, sobre este planeta sin refugio llamado Sucre. gada y luego, en la calle, fingió dos veces no verme.
Luego de un mes de su muerte nos reunimos Esa reunión por zoom fue como aquel último
por zoom. Era nuevamente el club, con sus apósta- almuerzo de hace treinta años, luego de la muerte de
tas y un montón de parientes no vistos en décadas. mi abuela. Mi tío patriarca y la mesa llena. Alivio de
Contaron anécdotas clásicas (esa en que el guitarrista que mi abuela se hubiese ido por fin al cielo, luego de
de la fiesta le pidió por favor dejar de lanzar alaridos una agonía de diez días, en que mejoraba un poco y
que ella consideraba melódicos) y otras inéditas que empeoraba de golpe. Diez días en que la familia nu-
iban de inocentes a torpes y hubo algún arrepenti- merosa estuvo más unida que nunca. Mi tío patriarca
miento con el que contuvieron las lágrimas. Por mi alabando la comida y confesando con voz sensible que
parte recordé las veces que, subiendo por la San Al- nunca deberíamos dejar de reunirnos así.
berto, aceleré un poco el paso para no perder tiempo Y fue la última vez que nos reunimos así.
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Tercer lugar Cuento
Un año
Nos donaron unos libros en portugués, algo viejitos, y saber cómo? Tú sabelotodo, esto es algo que no sabes:
estaban buenos para que nuestros niños los destripa- en su primer año de profesora en Betanzos, quedó
sen jugando. Al hojearlos vi que la mayor parte tenía embarazada. Y poco después le dijeron que no podría
dedicatoria de la misma persona. Eran regalos de una volver a caminar. Entonces ella decidió abortar su
tía Dedé en Pernambuco. “A meus amados sobrinos, bebé. ¿Piensas que fue fácil para ella? Ese bebé habría
Dedé 1981”. “Sempre conseguer o tempo para a lectu- sido el amor de su vida. Pero ella no quería que él se
ra, que os faze melhores, Dedé, Natal 1983”. El último viese obligado a cuidarla, no quería serle una carga”.
era del año 95 y desde Sao Paulo: “para que sempre Puse junto a la vela el libro guindo de Shakes-
se-lembrem das istorinhas que compartilhé con vocés”. peare, la edición Aguilar en papel biblia que me ha-
Me dejó como nostálgico. Esta señora Dedé como mi bía regalado, comprada en ese entonces, en Betanzos,
tía mágica Raquel. quizás el año en que abortó a su bebé. Aunque yo no
Sentado en la alfombra del cuarto de juegos de sabía leer, ese libro era un poder, un token, un ticket
mis hijos, que aún están en fase preescolar, de golpe especial, compañero de décadas…
vi esa marea de afecto que me hizo decirme apenas: Su letra en la primera página indicaba la oca-
quizás muchos tuvimos una tía que no tuvo hijos y sión y el año: para mi sobrino Abelardo Ferreira, en
que, importándole nuestra imaginación feliz, nos rega- su tercer cumpleaños, febrero de 1984. Soplando el
ló muchos libros. El día previo a su partida, cuando le polvo que la cubría, encendí una de esas velitas aro-
reclamaba a mi padre su resignación ante la inminente máticas en forma de flor de loto. Y sentí a mi tía, un
muerte de su hermana, me explicó con ira que ella ha- año ausente, que me sentía… en la misma relación
bía decidido morirse y que no cambiaría de opinión. que existe en este momento entre yo que digo y tú
“Ella siempre ha pensado las cosas con mucho tiempo, que escuchas. Y me asustó ver, ante mí, en el centro
tratando de hacer lo mejor. Durante cuarenta años en del fuego, la mecha de la velita titilando, de pronto,
esa cama no ha hecho otra cosa que pensar, ¿quieres horrorosamente convertida en una rosa negra.
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A la memoria
de la tía que no tenía hijos
y nos regalaba libros
Jurados: Vilma Tapia Anaya, Albanella Luena Chávez Turello y Elvira Espejo
POESÍA
POESÍA
Nota a la edición
Las voces de las mujeres
César Antezana / Flavia Lima
Estas tres obras son los poemarios ganadores de la 7ma estas territorialidades, los paisajes andinos de los ur-
Convocatoria Letras e Imágenes de Nuevo Tiempo banos, los de la naturaleza cediendo a la mirada fe-
“Mujeres: resistencias, culturas, memorias y luchas”, menina con los de la piel ahuecándose ante la mirada
lanzada el año pasado por la Fundación Cultural del femenina. Las superficies que se contrastan son las de
Banco Central de Bolivia. las montañas y sus rugosidades con las del cuerpo y
Es interesante contemplar estos tres trabajos jun- sus pliegues. Ambos excesos se yerguen en clave feme-
tos, lado a lado. Dos de ellos, Entre cerros y montañas y nina y se extienden hasta donde alcance la vista.
Abuelas eternas, se arraigan claramente a la tierra, a la Aquí se encuentran las luchas de las mujeres in-
memoria de las mujeres indígenas y obreras, al rito y a dígenas, los proyectos de las mujeres mineras, los es-
las montañas. La muerte sucede como un espacio más fuerzos por nombrar el deseo de las mujeres por otras
para la reafirmación de la identidad. Las voces poéticas mujeres. Aquí se juegan a tres manos, las identidades
van de un registro intimista a la despersonalización en indígenas, obreras y eróticas de las mujeres.
plural de la enunciación. Sus apuestas son por el mun- ¿Acaso la posibilidad de nombrar resulta ajena al
do andino y la Pachamama. Quizás podemos anotar ejercicio de la memoria?
que en Abuelas eternas se esboza además, una relación Las luchas son acciones con el fondo verbalizado
de continuidad entre el mundo agrario y el minero, de la identidad que se construye a partir del paisaje,
siempre a partir de la recuperación de “abuelas” como del entorno y su memoria. De igual manera el nom-
Bartolina Sisa y Domitila Barrios de Chungara. brar el placer de las mujeres resulta un ejercicio inscri-
En cambio, La trama artificial retoma otras ru- to en cierta espacialidad que alarga los cuerpos y los
tas para reconstruir lo femenino como posible voz acerca hacia sí mismos.
poética. Su recorrido por la ciudad, por los nombres La poesía desordena. Permite alterar las frecuen-
que la comprenden y su obsesión por los espacios cias a las que nos hemos acostumbrado. Nos permite
huecos, oblongos, acanalados, traman otros paisajes, enfrentar el mundo de una manera más compleja que
acaso más urbanos y convierten su búsqueda en posi- aquella que aprendimos en la escuela. Este es el caso
bilidad de nombrar también lo erótico. también de estos tres poemarios, construidos por tres
El diálogo que construyen estos poemarios es- poetas que, con esta publicación, acaban de insertarse
tablece una cercanía que tiene que ver con caminos al panorama de la escritura de nuestros territorios. Te-
y superficies. Los caminos son aquellos que separan nemos razones de más para celebrarlas.
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PRIMER LUGAR POESÍA
Ruth Mendieta*
* Ruth M. Mendieta Mamani (Oruro, 1978). Realizó una licenciatura en Lingüística Aplicada a la Enseñanza de Lenguas (2007) y una Maestría en
Sociolingüística (2017) como parte del Programa de Formación en Educación Intercultural Bilingüe para los países Andinos (PROEIB ANDES)
en la universidad Mayor de San Simón (UMSS) de la ciudad de Cochabamba.
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Primer lugar Poesía
Pachamama
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MUJERES: Resistencias, culturas, memorias y luchas
Quiero
1 La expresión “alma caliente” teje la historia de una niña que le cantaba a su padre para que no se durmiera por el cansancio, mientras conducía un
camión de día y de noche.
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Primer lugar Poesía
Cada vez
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MUJERES: Resistencias, culturas, memorias y luchas
Caminando
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Primer lugar Poesía
Nostalgia
En el acaecer de la tarde
el dolor de la sombra envuelve mi piel
en el ocaso, el sol
las espinas de hiel como lenguas extrañas hieren mi corazón
en el sepulcro de la noche
con un verso en los ojos escarbo la tierra para tapar tu pena
y sobre el montículo de tierra, la huella del dolor de nuestra memoria
y sobre el epitafio de tu tumba
aquí en el paraíso de la naturaleza
¡aura de mi alma!
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MUJERES: Resistencias, culturas, memorias y luchas
Tu saber
3 Ave pequeña de color gris oscuro que vive en los cerros del altiplano. Cuando anuncia un mal augurio, canta: tik, tik, tik.
4 Madre. En la visión aymara, cohesiona el principio de respeto integral del territorio, al igual que la voz tata.
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Primer lugar Poesía
No has de llorar
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MUJERES: Resistencias, culturas, memorias y luchas
Tu sonrisa
Tu sonrisa
brisa del amanecer
el candor que acaricia la piel del alma de las flores en las montañas
tu sonrisa
el manto de los cerros y pampas
sumergidos en los colores fuertes y vivos del sawu5 aymara
tu sonrisa
vuelo del cóndor de los andes del altiplano
que dibuja la esperanza de la niñez aymara
como la vida eterna
mä jach’a uru6 en el ocaso del atardecer
5 Tejido realizado por la mujer en el telar de cuatro estacas en la tierra, como el aguayo y el poncho.
6 Un día de fiesta, diferente a los demás, porque es conmemorativo. Aquí se trata de un nuevo amanecer.
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Primer lugar Poesía
Allá
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MUJERES: Resistencias, culturas, memorias y luchas
Mi camino
Ciertamente
la luz de tu voz, aquí
el reencuentro de mi camino
a través del diálogo con los abuelos y niños aymaras de allá
y cuando la helada de la noche fría acaricia mi rostro
miro las estrellas que marcan, en el alaxpacha7, mi suerte
ciertamente
el candil de tu espíritu, aquí
la maduración de tu sabiduría
a través de mis ojos, manos, lengua y mi corazón de allá
y cuando el ruido de la memoria colonial azora mi vida
abrazo tu cariño que deviene como la fuerza del rio: mi camino
7 Cielo, firmamento.
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Primer lugar Poesía
Icharita
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MUJERES: Resistencias, culturas, memorias y luchas
Estrella aymara
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Primer lugar Poesía
Ojitos de miel
Ojitos de miel
la naturaleza de tu ser la vivo
con el canto de los pájaros en mi aurora
que consuela el amanecer de tus días desnudos
con el rocío en la brizna silvestre del pasto
con el olor a la tierra mojada y trabajada
que tiene un aroma de libertad
ojitos de miel
la energía de tu valentía la siento
con el rugir del viento como fiera
que aviva mis desiertos de soledad
con el sol ardiente de mi ánimo
con el arcoíris de la lluvia del campo
que te refleja en huellas profundas de las montañas
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Así
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Primer lugar Poesía
Sin ti
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Acuérdate
¡Acuérdate!
cuando seas el sueño eterno, yo te abrazaré
como el viento abraza las pampas de la tierra que te vio nacer
cuando seas el vuelo más alto del cóndor, yo te honraré
de rodillas, en la cima de la montaña más alta de Jach’a Karangas9
riego la semilla de tu flor
¡acuérdate!
cuando sea el silencio de las aves, tú me llorarás
el verso mudo de tu mirada enlutada gritará el último latido, ¡vida!
cuando sea el último latido de tu corazón
tú me recitarás el poema que vive debajo del montículo de tierra
y yo te diré mama, te espero allá
9 El suyu es un espacio territorial conformado por grupos de familias. Tradicionalmente, el territorio del departamento de Oruro se organiza en cuatro
suyus: Jach’a Karangas, Suras, Jatun Killacas y Chipaya.
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Primer lugar Poesía
Eres
Tú eres
mi sol y mi noche aymara
mi ilusión como la flor de llavi, llavi10
puede abrazarte la helada más intensa
pero tú pervives en las montañas eternamente
tú eres
la magia del amanecer frío de estas tierras altas
la brisa de las yerbas del campo fértil
mi hija, la hija del cerro y montaña de aquí
y de aquí eres la lírica aymara
10 Flor de color blanco, similar a la flor llamada ilusión, que brota en los cerros del altiplano de Oruro.
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Vida
¡Vida!
la tierra dura como el pavimento
las piedras adornan el río seco porque las nubes vacías no tienen agua
la hierba sin florecer, pero sus raíces permanecen
mirándote exclamo a ti, ¿acaso no te he cuidado?
entonces, mi madre dice con voz del viento: el tiempo está cansado11
y de repente el viento anuncia lluvias de día y de noche
11 La pérdida de valores colectivos ha desgastado el principio de respeto a la tierra: ya no se la cuida como antes.
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Primer lugar Poesía
Abrazo
12 Corazón grande, inmenso. Aquí se trata de un corazón admirable que alberga el principio de respeto integral.
13 Corazón diferente o distinto a los demás. Aquí se concibe como un corazón que reflexiona de forma íntegra.
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Por eso
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Primer lugar Poesía
Florecer
¡Mama!
aquí, el sabor amargo del asfalto
alimenta el derecho a la injustica
el filo de la lengua ajena
susurra la muerte de nuestra voz
cuando dicen: estas indias no hablan castellano14
no obstante, ¡mama!
el jant’aku15 de tu pollera
teje el saber de mi padre
el arco iris de tu aguayo
teje la esperanza de nuestra tierra
tus trenzas negras y largas
tejen los versos de la lluvia que nos mima, sutilmente
y florecemos como la flor de kantuta en el frío invierno
14 Memoria de una joven mujer aymara de pollera que, para vender la cosecha de papa, salió del campo a la ciudad.
15 Tapiz, alfombra. Aquí se refiere al tendido que hace la mujer con su pollera, en el suelo, para hacer sentar a su hijo/a.
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Palabra
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Primer lugar Poesía
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Amanecer
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Primer lugar Poesía
Samka [Sueño]
¡Tata19, mírame!
mi cuerpo tieso y gélido yace en el campo del olvido
el aullido del perro advierte dolor y llanto
muerte que cobija mi cielo eterno
mi grito del amanecer, es decir, mi montaña
¡mama, ist’ita!
[¡escúchame, mamá!]
jiwasax jach’a utaru sarañäni
[vámonos a la casa grande]
jiwasax alaxpachar uñch’ukiñäni
[miraremos al cielo]
jiwasax arusa parlasiñäni
[hablaremos nuestro idioma]
¡mamay mama!
[¡mamita!]
urux ch’amakt’iwa
[el día se ha oscurecido]
¡tatay, mamay!
[¡papito, mamita!]
lloro mi suerte
19 Padre. Desde la visión aymara, cohesiona el principio de respeto que consolida el valor comunal, al igual que la palabra mama.
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MUJERES: Resistencias, culturas, memorias y luchas
Mama-quli [Madre-hermosa]
¡Mama-quli!
[¡Mamá-hermosa!]
ahora debes partir sin lamento
sin mirar atrás has de ir
a tu corazón no has de hacer llorar
pues ahí sí, yo estoy contigo
¡mama-quli!
allá sí, aquí y allá
has de vivir bien, has de hablar bien
y no has de hacer doler el corazón del otro
es decir, mi corazón
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Primer lugar Poesía
Ajayu [Espíritu]
¡Ajayux qaritawa!
[¡El espíritu está cansado!]
¡jan inti jalsu!
[¡no sale el sol!]
y el frío abruma la noche
¡jan ch’ama mistu!
[¡no hay fuerza!]
y la soledad abona la sequía
¡jan jallu puri!
[¡no llueve!]
y el río seco avisa el diluvio de mi ser
¡jan wayra juti!
[¡no hay viento!]
y los pájaros cantan sin melodía
tampoco han traído carta de ti
y, aunque no he sabido nada de ti, nada
te llevo en mi alma eternamente
pues el olvido cansa el alma
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MUJERES: Resistencias, culturas, memorias y luchas
20 Con calma, despacio pero bien, con decisión y no así con la lentitud de la flojera.
21 “Darse cuenta de”, es el “pensar bien” que refleja la gnoseología andina aymara.
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Primer lugar Poesía
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Primer lugar Poesía
Flor de la montaña
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SEGUNDO LUGAR POESÍA
la trama artificial
joan villanueva*
* Joan Villanueva (San Petersburgo, 1992). Es poeta. Tiene estudios en Literatura y Comunicación. Ha publicado las plaquetas Para envenenar a
Escorpio (2016) y Preguntas (2018). Actualmente se dedica a la construcción de una vida alrededor de la escritura.
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Segundo lugar Poesía
A la pyra,
la hoguera donde se queman las brujas
y donde ellas celebran sus rituales
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Segundo lugar Poesía
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Segundo lugar Poesía
«En este infierno dorado adorado negro despedite m/i muy hermosa
m/i muy fuerte m/i muy indomable m/i muy sabia
m/i muy feroz m/i muy dulce m/i más amada,
de lo que ellas llaman el afecto, la ternura o la suave entrega»
El cuerpo lesbiano, Monique Wittig
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Segundo lugar Poesía
amarre
en el finisterra
ofrendar un ombligo a engullir
quitarle la sed a una gallina dorada con el dedo
regalarle una miniatura de la muerte
más acá de la punta del dedo ese
asomarse a su cuerpo de cal
;apertura; de un sistema desregulador
hendidura / de abajo hacia arriba
emergencia < exposición
trans/verberación
flecha y veneno
/ángel abismo/
súcubo
tiro al blanco
una noche a ciegas
/> el amor/
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Segundo lugar Poesía
las lucías
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Segundo lugar Poesía
00.
navegar es /huir/
encarnación de las llamadas, el mapa, en fin,
quien nos sueña nos constriñe
entre las arrugas de sus sábanas
entre las tazas de su negro fracaso
/ese de amanecer un día y otro día/
no es un secreto,
estamos cosidas /por los nervios/ y /los fantasmas/
se aferra una a la muerte de la otra
/muy a pesar nuestro:/
no duermo
y te imagino despierta
entre los árboles, huidiza /resbalosa/
escabulléndote de mis presentimientos
sientes miedo de los cables que nos unen
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serás mi santa
/y bailarás conmigo
un ciego rito de paso, este duelo/
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Segundo lugar Poesía
01.
al alba
/coro susurrado:/
volamos sobre la ciudad
por alto obrajes la zavaleta villalobos
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MUJERES: Resistencias, culturas, memorias y luchas
02.
278
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Segundo lugar Poesía
03.
279
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04.
/soltar es esquivar
la atracción de los cuerpos/
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Segundo lugar Poesía
05.
por eso
corro
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Segundo lugar Poesía
las muertas
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Segundo lugar Poesía
iniciación
he aquí
el alimento para las forenses
ancestral el resguardo del dinero bajo las uñas
la carne se recoge un lunes y se engulle un sábado (sin falta)
las piedras te circulan por los poros en un acto de limpieza /de purificación/
instauran un orden desde el hueso sacro /y hacia arriba una trenza/
ascenso de la máquina de filtrar caída
;arcada;
toma,
chupa de estos versos que todavía no se
comprenden
/pero que aun así se inscriben/
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MUJERES: Resistencias, culturas, memorias y luchas
arte poética
¿nos dirán estas líneas de dónde viene lo inerte que nos da aliento?
si ellas mismas son inertes /no(s) respiran/
como los arcángeles /son maquínicas/
como el ajuste que fracciona la carne del alcornoque
/píxel por corcho/
más o menos ahora
/sobre el teclado/
una mano /¿distendida o convulsa?/
quebrada tal vez
espasmódica /coqueta, diría yo/
por asomo toca la pantalla
aparece /y desaparece/
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Segundo lugar Poesía
el abandono de la mandrágora
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rizoma de jengibre
/hacia el centro/
tripa y balanza
cálculo
y
círculo
¿desde dónde nos movemos?
¿quiénes son las que elegimos sostener cual amuleto?
¿de dónde salió el cráneo que protege la entrada de nuestro refugio?
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Segundo lugar Poesía
la /risa/ infiltrada
/llega entonces
el momento de mudar de un cable aéreo
al de enfrente/
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Segundo lugar Poesía
la trama artificial
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Segundo lugar Poesía
ejercicio espiritual
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MUJERES: Resistencias, culturas, memorias y luchas
ejercicio pedestre
miramos allábajo
es allárriba /pensando/
rezamos al revés /tensando/
buscamos ese campo /ese pueblo/ esa ciudad
ya no sabemos adónde vamos pero /juntas/ caminamos
tenemos razones para vivir /pero no por eso no estamos muertas/
y tiene lógica /pero no por eso es cierto/
vociferan:
ojo por ventana
diente por cabeza
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Segundo lugar Poesía
intercambio de fluidos
¿dónde? no.
;entre quiénes;
¿hacia dónde /hay que moverse/?
/cuando llegué sabía sola observar/
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MUJERES: Resistencias, culturas, memorias y luchas
nuestro malditismo
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Segundo lugar Poesía
derrame
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MUJERES: Resistencias, culturas, memorias y luchas
temblando estoy
necesito recolectar /la evidencia/
el cuerpo de la cazadora
alguna mantis muerta
para comenzar siquiera
un conjuro de reprogramación
estallo en combustible
/sintiente/
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Segundo lugar Poesía
trasplante
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MUJERES: Resistencias, culturas, memorias y luchas
la demora
«alcoholismo es sanidad»
rodolfo ortíz
tentar al hambre
/es el florecer del alivio/
reclusión de las papilas gustativas
/obsecuente/ la cosa muerta que gotea por tu garganta /el anciano esqueleto que cargamos/
que se aferra ;o; más bien, que se arrastra hacia el cielo desde nuestras espaldas
/que se escurre entre las manos/ y se clava a la hora en que las sábanas nos escupen
un carnet de absolución, el rostro /con el escozor de una risa falsa/
/parece que ya nos cogerá el día en que invadan esta ciudad/
mientras,
no hay temor ni fracaso ante nuestra incontinencia.
y nadie nota que los dioses se rascan con los pelos de tus tímpanos
las secreciones están ahí /para juzgarnos/
y nuestra lucidez es un síntoma del placer
sobre todo los días en que te ata al suelo
y te permite marchar hacia atrás, de vuelta
/con la honra que trae consigo la intensidad/
sin zapatos. una vez más y otra vez más…
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Segundo lugar Poesía
hasta notar que son bolsas de basura y cadáveres reptiles quienes nos persiguen
/están en el clímax de su terapia ocupacional /¿quiere colorear de qué color su silla?//
reptiles también los que intentan curarnos mientras dormimos /los he visto, están armados/
piramidales gigantes prehistóricos que aparecen bruscamente cuando tienes miedo del afuera
quieren hincarte los colmillos. inyectar un poco de su saliva /lo hacen porque no tienes cuerpo/
te quieren disecar. somos la pieza más importante en su laboratorio, lo sé
/prueban en nosotros el virus del bucle.
porque somos la cifra perfecta.
101010101010101./
¿podremos
algún día salir
de este afuera?
;me arrodillé
cerré los ojos para verte;
seguir hurgando
donde no hay nada
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MUJERES: Resistencias, culturas, memorias y luchas
asalto
naufragar no es necesario
/es preciso/
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Segundo lugar Poesía
dispositivo desarmable
la hacker raya
el trueno la sigue los círculos se deshacen
las piedras nos ven /y nos describen/ no en tratados, sino
en circuitos, nos secuestran /es más común de lo que piensas/
como una infección, /más que una infección/ como el terror
más que el terror
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MUJERES: Resistencias, culturas, memorias y luchas
el nacimiento de la pitonisa
o
suponiendo que sobrevivas un día más
/a tu propia compañía/
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Segundo lugar Poesía
caja negra
/aquí y ahora/
el como hacia adentro
nunca termina—
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TERCER LUGAR POESÍA
Abuelas eternas
Carolina Morón Ríos*
* Carolina Morón Ríos (Cochabamba, 1990). Es artista, bailarina, coreógrafa, intérprete y directora de artes escénicas, además de maestra, escritora,
licenciada en Diseño Gráfico y Comunicación Visual, militante feminista antiracista y marxista. Becaria en la Formación de Artistas Contemporá-
neos para la Escena del GALPON FACE en Buenos Aires, Argentina. Cursó la diplomatura en Feminismos comunitarios, campesinos y populares en
Abya Yala de la Universidad Nacional de Jujuy, Argentina, y el posgrado en Prácticas artísticas contemporáneas de la Universidad Nacional de San
Martín, Argentina. Hija de Juan Carlos y Cristina, nació en Cochabamba Bolivia, en 1990. Respirando tanto en instituciones del arte y el conoci-
miento como entre manifestaciones y protestas, hoy se encuentra en la investigación de la escritura desde el movimiento, las imágenes y la política,
intersecciones entre las cuales construye poesía en diversos formatos y soportes.
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Tercer lugar Poesía
Estos son trozos de un manifiesto roto por un patriarcado rancio. Son esperanzas reunidas tras enfrentar derrotas
y victorias. La historia hegemónica nos ha mantenido entre neblinas o nos ha aplaudido bajo parámetros conve-
nientes a las ambiciones de poderosos y poderosas, pues como dice la gran Domitila Barrios: no somos iguales.
Por un feminismo antirracista y anticapitalista, por la historia que cuentan las manos y los ojos de nuestras
abuelas, ellas que han cargado al patriarca en sus espaldas y nuestras vidas entre sus brazos. Hoy, en su memoria,
llevamos con orgullo su legado: nuestra lucha diaria.
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Tercer lugar Poesía
En la posibilidad de hablarte
elijo recorrerte
arrastro hilos del mantel viejo y los arrugo en mi pecho
los desmorono entre tus mejillas viejas
tu alcancía vacía
tus pechos cansados
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Tercer lugar Poesía
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Tercer lugar Poesía
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No hay mayor atrevimiento que el que calla a las que callaron siempre
no hay respuesta a una calle vacía de esperas
no hay metralla para nosotras, llegamos tarde
la batalla es nuestra
pero se chorrea por los ojos de la abuela
la calle es nuestro río
su condena el riesgo a que nos trague
nuestro deseo el riesgo a desbordarlo
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Tercer lugar Poesía
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Tercer lugar Poesía
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no hay iguales
hay justicia
no hay silencio
hay gritos de insurrección
sollozos hondos
pisadas firmes
no hay tregua
hay insistencia
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Tercer lugar Poesía
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De la boca un grito
de los pasos el galope
cuentos de pechos invadidos
de trenzas en el suelo
de la boca salivando deseo cautivo
de las pinturas desparramadas en el río
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llego y lluevo
me besó la lluvia
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Tercer lugar Poesía
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Escupir flechas
aquí se desea
deseo habitar sus historias
y camino la periferia de la lengua
delineo las escamas de mis letras
escupo las flechas de nuestra revolución
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ella, ausente
ella, ausente
ella, ausente
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Tercer lugar Poesía
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Sus cenizas
un hueco en la tierra
su cadáver
cebolla dulce
la sangre le relampaguea
es rival del sol
le he costurado las plumas
y coronado los colmillos
me ha descolonizado los sueños
la he soñado correteando
correteando la he soñado
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La rebeldía es carnosa
es jugosa y brillante
despampanante
es un suspiro lento
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Tercer lugar Poesía
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Tercer lugar Poesía
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su wawa ya no está
el agujero en su pecho hormiguea sus huesos
se le filtra el jadeo
la muerte le sigue ardiendo
sin piedad la esconde
se trepa al camión siguiente
se pone enfrente
y grita libertad
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Tercer lugar Poesía
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piel chocolate
piel tierra
piel azabache
piel almendra
piel maíz
piel noche oscura
piel negra
piel marrón
piel contención
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Tercer lugar Poesía
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Hirviendo la gente
por qué vamos a pagar las mujeres
ellas rugiendo
llenito estaba
ellas trepando
cabellos jalonados
puño agarrado
dientes afilados
lengua ardiente
por qué vamos a pagar las mujeres
hermanas proletarias
bien harto hemos sufrido
por nuestra libertad
así hemos sufrido
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DRAMATURGIA
DRAMATURGIA
Nota a la edición
Tres escenarios, tres conflictos
Las obras dramáticas que se presentan a continuación dernidad entra en juego y se actualiza en el cuerpo de
son las ganadoras de la 7ma Convocatoria Letras e Imá- una mujer común y corriente: en Marta.
genes de Nuevo Tiempo “Mujeres: resistencias, cul- En Madre las dos mujeres se enfrentan al recuer-
turas, memorias y luchas”, lanzada el año pasado por do del abuelo muerto. Un hombre machista, “buena
la Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia. gente” pero violento con su familia. Ambas tienen
En El Tari de miel, Marta afirma ser Gladys que lidiar con la enorme sombra que representa este
Moreno y defiende esta identidad en medio de su co- enorme hombre y que paradójicamente tiene el billete
tidiano de ama de casa, esposa, madre y vecina. En ganador de la lotería que podría cambiarles la vida a
La mujuer del albañil somos testigos de la búsqueda las dos. La una a la otra representa el escollo que les
por la autodeterminación que Victoria, la esposa del impide la felicidad y que las condena a la repetición
albañil, emprende en medio del ninguneo de su es- de comportamientos que no hacen otra cosa que per-
poso, el albañil, de su suegra, de su amiga y de su petuarlas en el mismo lado de las víctimas. Lo peor
jefe en la obra. En Madre, dos mujeres, madre e hija, es que ellas lo saben y esta conciencia no es suficiente
limpian la habitación del abuelo/padre muerto, bus- para salvarlas. El final no hace más que cerrar de for-
cando reconciliar una memoria que les es común: la ma ambigua esta certeza: un círculo repetitivo parece
violencia, la maternidad y la pobreza. Las tres obras anudarse a ellas cada vez que intentan salir y hacer
presentan heroínas que tienen que vérselas con un algo diferente. A pesar de toda esta cerrazón (que em-
entorno hostil. pieza con el mismo subtitulo de la obra: una condena
Revisitemos brevemente las características de los genética), el humor parece abrir lo suficiente el cerrojo
personajes que se convierten en los antagonistas de como para dejar pasar algo de luz hacia el interior.
estas mujeres. En La mujuer del albañil, Victoria tiene que
Gladys Moreno quiere cantar y al hacerlo recor- vérselas con distintos antagonistas. Con su marido,
darnos algunas de las razones por las que el presente alcohólico y violento; con su suegra, que le recuerda
de crisis podría cambiar. De fondo se oye la constante todo el tiempo cómo debería ser una buena madre
voz de su marido que le pide comida, caricias y aten- y esposa; con su amiga, que le dice al oído que todo
ción, alertándola de sus “cosas feministas”. La vecina aquello que hace no es cosa de mujeres; con su jefe, el
habla mal de las diversidades sexuales y su hijo resulta arquitecto, que primero no le cree que ella hace todo
también un “cable a tierra” que la aleja de las cancio- el trabajo y que luego le ofrece pagarle menos… To-
nes que tanto le gustan… Porque ella solo quiere can- dos estos personajes sufren una ligera transformación
tar y que la vida pueda transcurrir sin violencia, sin hacia el final de la obra, gracias a la valiente actitud
homofobia, sin machismo. Quiere renovar el presente de Victoria. Ni el marido, ni la suegra pueden creer lo
desde la tradición que supone en nuestro imaginario que ven sus ojos, pero tienen que aceptarlo. Su amiga
colectivo Gladys Moreno. La tensión tradición-mo- y su jefe se convencen por fin del verdadero valor de
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Victoria. Pero lo más importante parece ser lo que bién entre las mujeres con otras mujeres. Además de
aquella hazaña significa para la propia Victoria, que las mujeres contra sí mismas. Y es en estas tres dimen-
necesita probarse a sí misma que es capaz de hacer lo siones de conflicto que se tejen las posibilidades de la
que todo el mundo dice que no puede hacer: termi- acción liberadora significativa.
nar la construcción, que es decir también reconstruir- El enemigo está por todas partes, parecen decir-
se a sí misma, dejar de dudar de ella. Durante mucho nos estas historias. El enemigo está incluso dentro de
tiempo todo el mundo le ha estado diciendo que ella una misma. Acercarse detenidamente a los mecanis-
no puede hacer nada más allá de lo que una mujer mos que desatan estas tres obras en conjunto, nos per-
puede hacer. Ni más ni menos. Y ella estuvo siempre mitirá tener un amplio panorama de estas luchas, de
dispuesta a creerlo, por eso necesita una prueba ante estos profundos enfrentamientos que son más com-
sí misma: acaso ella es entonces su mayor rival. Ella plejos que aquella sencilla fórmula progresista que
recuerda con dificultad cómo su padre le enseñó al- imagina a las luchadoras por la libertad enfrentadas a
guna vez el oficio y cae en cuenta de que prefiere el enemigos siempre externos. La imagen de la trinchera
revoque y la mezcla y los ladrillos a la cocina. Aún en una guerra regular no nos sirve para nada cuando
más: de que siempre fue así. Ella está mediada por un de estos temas se trata.
olvido de sí. En este escenario de cosas, sus hijos son La cosa es, lo sabemos también a la luz de es-
los aliados que ella necesita y esto le permite trabajar tas obras, más compleja que las buenas intenciones.
y hacer lo que necesita hacer finalmente. Celebramos entonces la publicación de estas piezas y
En estas tres piezas podemos ver un enfrenta- esperamos con ligera ansiedad, la posibilidad de que
miento entre las mujeres y su entorno, sí. Pero tam- sean llevadas a escena próximamente.
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PRIMER LUGAR DRAMATURGIA
* Vanessa Alfaro Flores (La Paz, 1983). Es licenciada en Literatura de la Universidad Mayor de San Andrés y obtuvo, durante sus estudios, 4 diplomas a
la excelencia académica. Ha participado en los proyectos: “Películas Fundamentales Bolivianas” (2014), “Difusión de relatos de la tradición oral boli-
viana, con énfasis en mitos y cuentos a partir de la reelaboración de los relatos y la elaboración de guías didácticas respetando sus contextos culturales”
(2012) y “La literatura boliviana contemporánea y la cultura de la democracia: novela, cuento y poesía” (2009). Es escritora, periodista, investigadora
y docente. Colaboró como bibliotecaria y como gestora cultural en el Centro Cultural de España en La Paz del 2019 al 2021. Asimismo, trabajó
en varios medios de comunicación escrita como periodista y correctora de estilo, y colabora con varias revistas digitales. Actualmente, estudia una
Maestría en Periodismo y trabaja como docente.
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Primer lugar Dramaturgia
Personajes
Albañil
Mujer del albañil
Mamá de albañil
Hijo 1
Hijo 2
Madre
Tío
Amiga
Arquitecto
Amigo 1
Amigo 2
Hombre
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Primer lugar Dramaturgia
Acto I
Escena 1
Solo la parte central del escenario está iluminada. Hay una media pared de ladrillos en construcción, unos baldes con
mezcla de cemento, varios utensilios de albañilería. En escena, Albañil y Mujer del albañil.
Albañil:
¡Pasame rápido! Lenta que eres.
Mujer del albañil carga un balde con dificultad, lo deja con un golpe seco en el piso, la mezcla salpica.
Albañil:
¡Pucha che! Te he dicho que hagas más, ¿sorda también estás? Rápido tenemos que hacer, hoy tenemos que aca-
bar. Mañana en la mañanita va a venir el arquitecto y esto ya tiene que estar. Me va a reclamar si no. Le he dicho
que iba acabar. ¿Por qué eres tan lenta? Mi mamá tiene razón, no sé cómo me he juntado contigo. Inútil eres.
Andá rápido, haz más.
Mujer del albañil desaparece detrás del espacio iluminado. Después de unos minutos trae otro balde, también con
dificultad. Rebalsa al depositarse.
Albañil:
Mmm… En la tarde va a venir el tío. Me ha dicho que tiene un trabajo para mí. Tengo que atenderle. Más bien
te vas a traer unas cervecitas de la tienda.
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MUJERES: Resistencias, culturas, memorias y luchas
Albañil:
¡A ver, callate! Tengo harto que hacer y tú fastidiándome como siempre. No voy a tomar, tengo que hablar con
el tío te he dicho. Me va a dar trabajo dice, un mejor trabajo que esto. ¿Tú crees que me gusta ser albañil? Dice
que puedo trabajar de ayudante en una oficina.
Albañil deja el ladrillo que ha tenido en la mano toda la primera parte de la escena sin colocarlo. Mujer del albañil lo
toma y hace el gesto de dárselo constantemente durante el resto del diálogo.
Albañil:
¿Con qué lo voy a recibir al tío si no? Dos chelitas son, eso no es tomar. Más bien andá ahorita y pedile a la doñita
de la tienda. Mañana le vamos a pagar dile, con lo que nos dé el arquitecto.
Albañil:
¿Acaso tú mandas aquí? Yo digo qué hacer, yo soy el que trabajo, vos solo me pasas los baldes y ni eso haces bien.
Callate mejor. Dejá eso y andate a hacer lo que digo rápido, que el tío no tarda en venir.
Albañil:
Andá callada y me traes lo que te he dicho. Ya no me hagas renegar.
Mujer del albañil deja el ladrillo en el suelo, agarra una bolsa y se dirige a la derecha de la escena.
Albañil
Traete cuatro cervezas mejor o seis. Ocho de una vez. Mejor que sean doce… si no va a faltar.
Mujer del albañil de cara al público va frunciendo el ceño cada vez más a medida que los números suben, pero no dice
nada y sale. Albañil sigue sentado.
Escena 2
Se ilumina otra parte del escenario donde está una mesa, con una vela y dos sillas. Albañil y Tío están sentados en las
sillas, charlan y se ríen. Aparece Mujer del albañil con una bolsa de la que saca una botella tras otra hasta dejar las doce
sobre la mesa. Los hombres ni la miran. Esta parte del escenario se apaga y se ilumina el espacio de la pared en construc-
ción. Mujer del albañil deja caer la bolsa, se acerca a la pared, recoge el ladrillo e intenta colocarlo, se le cae y cuando
está a punto de recogerlo de nuevo aparece un niño. Mujer del albañil, Hijo 1, después Madre de albañil e Hijo 2.
Hijo 1:
Mami, tengo hambre.
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Primer lugar Dramaturgia
Hijo 1:
Pero, mami, tengo mucha hambre, puedo ir a la tienda a pedir algo. El papá dice que mañana va a tener dinero.
Mamá de albañil:
Entra. ¿Qué mierda es todo esto? Acabo de entrar a tu casa, todo sucio está. ¿Cómo los puedes hacer vivir así?
¿Qué clase de mujer eres? ¿Cómo vas a tener tu casa tan descuidada? ¿Qué estás haciendo aquí? Andá a limpiar
de una vez mejor.
Mamá de albañil:
Esto es de mi hijo su trabajo. Vos no sabes hacer.
Hijo 1:
Abuelita, tengo hambre.
Mamá de albañil:
Ni a tus hijos les das de comer. ¡Qué desastre! Con razón mi hijo se queja tanto de vos.
Mamá de albañil:
Pero esto hay que saber hacer, tú no sabes, lo vas a arruinar. Se dirige a Hijo 1. Mejor, hijo, llamale a tu papá,
que venga a hacer.
Hijo 1:
Con el tío está tomando allá atrás.
Mamá de albañil:
Bueno, dejale nomás a tu marido. Él sabrá arreglar con ese arquitecto. Vos, ocupate de tus hijos. Eso sabes hacer,
eso debes hacer.
Hijo 1:
De la tienda me he prestado. Mañana le he dicho que el papá va a pagar.
Hijo 2:
Entra. Mamá, el papá quiere más cerveza, dice que vayas a la tienda.
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MUJERES: Resistencias, culturas, memorias y luchas
Escena 3
Al lado de la pared a medio construir está Amiga, después entra rápido Mujer del albañil.
Amiga:
Le he dicho pues, ha dicho que va a venir después de su trabajo en la otra obra.
Amiga:
Le he dicho todo eso. Me ha contestado que sí, que va a venir. Hay que esperar nomás. De la obra, tarde salen.
Pero mientras, ¿tu marido no puede estar avanzando acaso?
Amiga:
Entonces, de qué te preocupas. Él sabrá, que lo arregle con el arquitecto. Este no es tu trabajo. No te van a pagar
de aquí, a él le van a pagar, vos en vano te estás preocupando.
Amiga:
Mmm... Pero esto harto es, no se acaba rápido. Y mi esposo sale tarde de su obra. Para acabar va a tener que estar
toda la noche y no va a querer por tan poco dinero, y tú tampoco le vas a poder ayudar siquiera.
Amiga:
Uuuy, ¿y de cómo sabes tanto pues?
Amiga:
Pero, ¿por qué no lo haces sola? Si sabes…
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Primer lugar Dramaturgia
Amiga:
Entonces, no te va a quedar otra que buscar dónde irte a vivir con tus hijos. Porque mi marido ya tendría que
haber llegado y si no ha venido es que no quiere. Mejor también, porque tú ni de ayudante puedes estar ahora.
¿Acaso no estás embarazada? Me has dicho el otro día, ¿no ve? ¿Cómo vas a trabajar así? Te puede hacer daño y a
la wawa también. Hace unas semanas unas mujeres en la calle estaban hablando con parlantes y decían que todos
somos iguales, hombres y mujeres iguales. Y puede ser, he pensado, después de todo mi mamá igual trabajaba
que mi papá, y más también. Pero cuando estamos embarazadas no es igual, no podemos trabajar igual que ellos.
Ni modo, pues.
Escena 4
Mujer del albañil está sola. Se acerca a la pared de ladrillos, mira a su alrededor, levanta un ladrillo, le pone mezcla
y lo coloca en la pared mientras escucha una palabra que resuena en el escenario: “Sonsa”. Levanta otro ladrillo, hace
lo mismo, mientras escucha: “No sé por qué me he juntado contigo”. Y así cada vez que pone un ladrillo escucha una
frase: “Eres lenta; qué clase de mujer eres; inútil; tú tienes que hacer lo que sabes hacer, nada más; tan descuidados
tienes a tus hijos; lo vas arruinar; puedes hacerle daño a la wawa; no somos iguales, ni modo”. A medida que avanza
en la construcción de la pared, se ilumina el resto del escenario y varias paredes de ladrillos comienzan a aparecer.
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Primer lugar Dramaturgia
Acto II
Escena 1
Un hombre con terno y casco de albañil aparece en escena hay varias paredes de ladrillo construidas. El hombre comien-
za a verlas detenidamente. Arquitecto, después Mujer del albañil.
Arquitecto:
Grita. ¡Buenos días!
Arquitecto:
Ah, hola. Buen trabajo ha hecho tu marido. Ha acabado todo. Pensé que no iba a lograrlo. Pero está todo, como
prometió. Me alegro haberle dado otra oportunidad. Llámalo para que hablemos, por favor.
Arquitecto:
Debe estar descansando. Déjalo. Cuando despierte dile que me busque en mi oficina, para que le pague por este
avance y le dé instrucciones para la siguiente parte.
Mujer del albañil se queda pensando y cuando el Arquitecto está por irse, grita.
Arquitecto:
¿Perdón?
Arquitecto:
Pero, entonces, ¿todo esto quién lo ha hecho?
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MUJERES: Resistencias, culturas, memorias y luchas
Arquitecto:
¿Tú?
Arquitecto:
…
Arquitecto:
Espere, ¿en serio ha hecho usted sola todo esto y otras cosas de la obra también?
Arquitecto:
¿Y qué otra cosa has hecho?
Arquitecto:
No te tienes que ir si no quieres. Te puedes quedar y acabar la obra, lo que falta.
Arquitecto:
Bueno, puedes seguir trabajando con tu marido… cuando él no pueda, tú lo haces y así. Como hasta ahorita. Sin
que nadie se entere, claro, porque si alguien sabe, puedo tener problemas. A los que me han contratado puede
que no les guste que lo haga una mujer. Sabes cómo es.
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Primer lugar Dramaturgia
Arquitecto:
Te pago la mitad a ti.
Arquitecto:
Te estoy dando también casa.
Arquitecto:
No sé si vas a hacer igual de bien. Te voy a tener a prueba.
Arquitecto:
Mmm… no sé. Ya te he dicho que puedo tener problemas. Además, ahora hay que hacer más, hay que avanzar
rápido. No sé si vas a poder con el ritmo que ahora necesito. Por eso te voy a pagar así. Si no quiere, puedes
dejarlo.
Arquitecto:
Bueno, ahora vamos a la otra parte donde quiero que se empiece a trabajar. Te voy a indicar.
Ambos personajes se retiran.
Escena 2
Se iluminan dos partes del escenario. En una se ven dos hileras de ladrillos pegadas con cemento. Mujer del albañil está
arrodillada, trabajando. En la otra parte iluminada, una mesa con una vela y cuatro sillas. Están sentados Albañil,
Tío, Amigo 1 y Amigo 2.
Amigo 1:
¿Cierto que tu esposa está haciendo tu trabajo de albañil? Ja, ja, ja. ¿Y ya es el hombre de la casa entonces? Ja, ja, ja.
Amigo 2:
Le da una palmada en la espalda a Albañil. Ja, ja, ja. Y hermanito, ¿qué se siente ser un pocholo mantenido?
Albañil:
¡Cállense, cojudos! Yo estoy haciendo, ella solo me ayuda. Nadie me mantiene.
Amigo 1:
Sí, claro. Además, no tiene nada de malo que te mantengan, así puedes estar un rato con nosotros. Solo que
ahorita te vas a tener que parar hacer la comida, ja, ja, ja. ¿Te paso tu mandil? Ja, ja, ja.
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Albañil:
Se para e intenta sujetar a Amigo 1. ¡Qué carajo! Yo te voy a poner el mandil a vos, estúpido. Ven aquí, mierda.
Amigo 2:
Ya, ya, ya, tranquilizate. Ni una bromita aguantas ya.
Tío:
De qué te enojas con ellos, si vos tienes la culpa. ¿Por qué le dejas trabajar aquí a tu mujer en tu obra? Hablá con
el arquitecto, dile que tú nomás vas a hacer, que tu mujer ya no va a trabajar. Y ponte a hacer como hombre.
Te estás haciendo ver mal con todos. ¿Vos crees que estos nomás se están riendo? Todos se están riendo de vos.
Albañil:
¿Y no puedo ir a trabajar a esa oficina con tu amigo como has dicho?
Tío:
Eso va a tardar, hijo, mejor quedate aquí trabajando, pero que tu mujer ya no, feo se ve. Hablá ahorita mismo
con el arquitecto.
Amigo 1:
Pero si ya ha hablado el otro día con él, yo he escuchado. Ya no quiere que éste trabaje, con su mujer nomás
quiere trabajar. Dice que ella hace mejor.
Tío:
¿Y cuándo ha dicho eso?
Amigo 2:
El otro día, en una obra grande donde trabaja ese arquitecto también. Lo peor es que delante de hartos ha dicho.
Todos bien se han reído. Ella te ha enseñado, le han dicho, ja, ja, ja. ¿Qué más te ha enseñado? le han dicho. ¿Te
acuerdas? Se dirige a Amigo 2. Juntos se ríen nuevamente.
Albañil:
Carajo, te he dicho que te calles. ¡Maldito, ahorita vas a ver!
Albañil se abalanza sobre la mesa para sujetar a Amigo 1 y ambos caen al piso. Tío y Amigo 2 intentan separarlos.
No se dan cuenta que la vela y unas botellas con alcohol también han caído y ha comenzado un incendio. Las llamas
se extienden más, mientras la pelea continúa. En la otra parte del escenario, Mujer del albañil sigue trabajando. Ha
estado trabajando mientras los hombres hablaban. Las llamas se extienden más, ya solo se ve las siluetas de los hombres
que continúan peleando, mientras Mujer del albañil continúa trabajando. Pronto solo se ven las llamas en ese lado del
escenario y en el otro a Mujer del albañil que sigue trabajando.
Escena 3
Hay media pared construida y Mujer del albañil sigue trabajando. Solo esta parte del escenario está iluminada, pero
está rodeada de llamas. Entra Amiga y Madre de albañil.
Amiga:
¿Qué haces, loca? ¿No sientes el humo? La obra se está quemando. Salí de una vez. El estúpido de tu marido
y sus amigos borrachos parece que han hecho caer una vela, todo se está quemando. No ve que esa parte de la
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Primer lugar Dramaturgia
construcción no tiene electricidad, con vela siempre toman. En qué momento la habrán hecho caer junto con su
alcohol, ese caimán que les gusta. Rapidito se ha prendido y cuando se han dado cuenta ha llegado al depósito
donde hay gasolina, más lindo se ha prendido y ya no se ha podido apagar. Ya no hay nada que hacer, vámonos
rápido más bien antes que llegue aquí. Agarrá tus cosas y vámonos.
Mujer del albañil ha estado trabajando sin inmutarse, mientras Amiga le hablaba.
Amiga:
Pero ya vámonos. ¿Por qué sigues haciendo? ¿No has escuchado? Todo se está quemando.
Amiga:
No estás escuchando, que de nada va a servir que hagas, igual se va a quemar todo, los bomberos no van a poder
apagar, grande está el incendio, para nada estás haciendo. ¡Y te puedes morir, además!
Madre de albañil:
Y ¿ustedes por qué siguen aquí? Las wawas ya están afuera. Tu ropa también he podido sacar. Vámonos. El humo
ya va a llegar aquí ¡Nos vamos ahogar! Vamos rápido.
Madre de albañil:
¿Cómo que te falta? ¿De qué estás hablando? ¡Todo se está quemando!
Amiga:
Está loca, se quiere quedar. Ayudame, le vamos a jalar.
Entre Amiga y Madre de albañil intentan jalarla. Mujer del albañil se resiste. La escena se llena de humo. Amiga y
Madre de albañil la sueltan para taparse la boca, mientras tosen.
Amiga:
Ya, dejala nomás, terca es. Vámonos antes que nos ahoguemos nosotras también. Loca parece. Si se quiere morir,
que se muera.
Madre de albañil:
Pero no pues. Hija ven nomás. Pensá en tus hijos. No te vas a morir por esto, ni tu casa es. Disculpame si te he
dicho algo malo.
Amiga:
Vamos nomás. Ya es tarde.
Amiga y Madre de albañil salen de escena. Mujer del albañil se queda y sigue trabajando. Las llamas cada vez están
más cerca y el humo ya es denso, cubre toda la escena.
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Primer lugar Dramaturgia
Acto III
Escena 1
Una calle, con una acera y dos postes de luz a ambos. Están sentados al lado derecho, con la cabeza agachada, Albañil,
Amigo 1 y Amigo 2. A su lado, están parados Amiga, Madre de albañil, Tío, Hijo 1 e Hijo 2. Miran al frente.
Amiga:
¿Cómo ha hecho esto tu hijo? Todo lo ha quemado y tal vez la ha matado a su mujer de paso. No la he visto salir
siempre. ¿La ves por ahí? Pensé que después de nosotras se iba salir. Como zombi estaba. Solo quería acabar como
sea, pobrecita. Con lo que le ha costado hacer todo solita, con el embarazo más, ha tenido que cargar todo, para dejar
como el arquitecto quería. Cómo le dolían los pies y la espalda. Por eso tal vez estaba triste, porque ha visto que todo
para nada ha sido. Ha venido tu hijo y de envidioso lo ha destruido todo. De eso se ha debido volver medio loca.
Madre de albañil:
Mi hijo no ha hecho nada, por qué sigues repitiendo eso. Ahora va a venir la policía y te puede escuchar, van a
creer que es de verdad.
Amiga:
Que me escuchen, igual les voy a decir.
Madre de albañil:
Callate, sonsa, te he dicho, si no yo te voy callar.
Tío:
Ya, calmate. Si no es ella, alguien igual le va a decir a la policía que ha sido tu hijo. Si nos callamos, nos van a
decir cómplices, ¿no ve? Igualito hay que decir la verdad.
Madre de albañil:
Pero de qué verdad están hablando, si mi hijo no ha sido. Ha sido un accidente, la vela se ha caído, qué culpa
tiene mi hijo.
Tío:
Tu hijo ha empezado la pelea, de eso se ha caído la vela, de ahí el incendio, ¿cómo no va a tener que ver?
Madre de albañil:
¿Eso acaso sabía mi hijo, que la vela se iba caer? Ustedes más bien se deberían haber dado cuenta, él estaba dis-
traído peleando. No lo ha hecho a propósito.
363
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Amiga:
Ay, yo no sé. Tal vez. Porque tu hijo bien enojado andaba, con lo que su mujer ha acabado la obra solita y el
arquitecto le ha dicho que le iba a contratar para otra y ya no a él, de eso rabioso estaba. Tal vez lo ha hecho a
propósito para que el arquitecto no vea lo bonito que le estaba saliendo y ya no la contrate. Hasta a mí me ha
asombrado que supiera tanto de construcción. Como no hablaba de eso, yo pensé que no sabía. Pero bien ha
sabido hacer todo. Creo que hasta le gusta más que cocinar o estar en la casa, más cariño le pone a esto de la
construcción. Ay, mi amiga, creo que se ha matado siempre.
Madre de albañil:
Mal pues que le guste eso de ser albañil más que su casa. Ella debe estar atendiendo a sus hijos no trabajando de
hombre, por eso mi hijo estaba enojado, pero igual no ha hecho el incendio. Ha sido un accidente. Si sus hijos
estaban ahí adentro también, ¿cómo iba a hacer a propósito? Y si quiere pregúntale ahí está.
Amiga:
Borracho está… no se entiende ni con él, qué le voy a preguntar. Ni siquiera se ha dado cuenta que su mujer no
ha salido del incendio.
Madre de albañil:
¿Acaso eso más vas a decir que es su culpa? Nosotras le hemos dicho que salga. Ella no ha querido. Le hemos
rogado. Yo no sé por qué.
Mujer del albañil aparece por detrás de la escena, con la cara y las ropas totalmente sucias de hollín. Todos se dan la
vuelta sorprendidos. Hasta los borrachos levantan la cabeza.
Amiga:
Pero ¿por dónde has salido? Pensé que te habías quemado. ¡Qué susto! Abraza a Mujer del albañil.
Madre de albañil:
Pero, entonces, ¿por qué te has quedado? ¿Por qué querías morirte?
Amiga:
Porque estabas triste, ¿no ve? Porque todo lo que has hecho con tanto sacrificio se ha perdido, ¿no ve? Porque
ahora ni el arquitecto te va a querer pagar, es más, les va a cobrar por todo esto.
Madre de albañil:
Pero ha sido un accidente.
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Primer lugar Dramaturgia
Amiga:
Igual ahora no le vas a poder demostrar, aunque hayas acabado, porque igual todo se ha quemado, todo se ha
destruido. ¿Qué le vas a mostrar? Y aunque le digas, tal vez ni te cree. Seguro no te cree.
Mujer de albañil:
¿Y qué me importa si no me cree? ¿Acaso lo he hecho por él? Yo me lo quería demostrar a mí, solo a mí. Porque
a veces yo tampoco creía que lo iba a lograr. No sé por qué a veces los papás, o los amigos, o hasta en el colegio
dicen: no vas a poder, no vas a poder y una se lo acaba creyendo. Y aunque todo está saliendo, difícil es callar esa
vocecita que te dice bajito, sin que nadie más escuche: “no vas a poder, te va a salir mal”. Por eso quería dem-
ostrarme a mí que sí podía. Aunque solo sea por un instante, antes que todo se quemara, lo he visto todo bien
hecho, hecho por mí.
Madre de albañil:
Qué loca estás. Te podías morir, solo para ver si podías, a ver. ¡Loca! Y, ¿ahora que van hacer? ¿Dónde van a ir
con mi hijo?
Madre de albañil:
Pero ¿vas a seguir trabajando de albañil? ¿Y a tus hijos quién los va a atender?
Mujer de albañil:
Como hemos estado haciendo todo este tiempo mientras trabajaba en esta obra. El grandecito está cocinando y
el menorcito limpia la casa.
Madre de albañil:
¿Qué? ¿Mis nietos están cocinando y limpiando? Pero si no son mujercitas. Qué les estás enseñando. Por lo
menos llevalos a la obra para que aprendan un oficio de hombre, algo que les sirva.
Hijo 1:
Abuela, a mí me gusta cocinar. En la obra me ensucio, todo es lleno de tierra. A mi mamá le gusta, yo prefiero
estar en la casa. Yo quiero cocinar como los de Masterchef, los de la tele. Además, cocino lo que me gusta y como
rico.
Madre de albañil:
Hijito, ¿en serio te gusta? Si eso es de mujercitas.
Hijo 1:
Pero si yo soy hombre y cocino, ¿por qué es de mujercitas? No entiendo. Es más, me sale más rico que a mi mami,
incluso más rico que a vos. Si quieres te enseño unas recetas.
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MUJERES: Resistencias, culturas, memorias y luchas
Mujer de albañil:
Primero, que arregle todo este desastre con el arquitecto. No sé si le van a cobrar, pero él tiene que arreglarlo. Y
luego que busque un oficio que le guste para que trabaje bien. Y ahí veremos.
Arquitecto:
¿Qué mierda es todo esto? ¿Cómo que se ha quemado todo? Si ya estábamos acabando.
Se dirige a Mujer del albañil. Me has dicho que hoy lo ibas a acabar todo.
Arquitecto:
Pero ¿por qué? ¿Qué ha pasado?
Tío:
Señala a los borrachos que siguen con la cabeza agachada. Estos que estaban tomando con una vela. Lo han hecho
caer y todo se ha quemado.
Madre de albañil:
Shhh, callate.
Arquitecto:
Entonces, ellos tienen que pagar. Se dirige a Mujer del albañil. Pero tú no te vas a ir, ¿no? Tengo que entregar esta
obra como sea. Voy a pedir plazo. Lo voy hacer limpiar rápido y hay que empezar de nuevo. Y como tú ya sabes
cómo es, rápido lo vas a hacer. Por eso necesito que te quedes. Ahora te voy a dar para que vayas a vivir a otro
lado, pero mañana mismo empezamos.
Arquitecto:
Pero ¿por qué? Nada de esto es tu culpa. Nada de esto te voy a cobrar.
Arquitecto:
Pero te voy a pagar completo, no la mitad como antes. Es que, de todos mis albañiles, tú eres la que mejor trabaja.
Por favor, te necesito. Es más, si quieres te pago lo de hoy también, aunque se haya quemado.
Amiga:
Codea a Mujer del albañil. Aceptá, sonsa, es un buen trato.
Mujer del albañil:
No, lo siento, arquitecto. Quiero empezar otra vez, pero en otra parte. Donde pueda construir algo nuevo, to-
talmente nuevo.
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Primer lugar Dramaturgia
Madre de albañil:
Mirá, hija, se están cayendo todas las paredes.
Hombre:
Disculpen, estoy buscando un albañil. Mi arquitecto me ha dicho que trabajaba en esta obra.
Albañil:
Se para apenas, sigue borracho. Yo… yo trabajaba aquí.
Hombre:
No. Mi arquitecto dice que era mujer el albañil, que era la mujer del albañil la que ha construido todo y a esa
quiere, dice que es la mejor. Como ha visto que esta obra se quemaba, me ha mandado rápido. Todos saben que
es buena, nos la van a ganar, me ha dicho. ¿Quién de ustedes es la albañil?
Hombre:
¿Usted es la mujer del albañil?
FIN
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SEGUNDO LUGAR DRAMATURGIA
Tari de miel
Randy Rambert Rojas Rojas*
* Randy Rambert Rojas Rojas (Santa Cruz, 1994). Como artista, participó en exposiciones colectivas en diferentes centros y galerías: Museo de Arte
Contemporáneo Santa Cruz, Museo Altillo Beni, Centro Simón I. Patiño, Centro Boliviano Americano y LocalArt-Beauty Plaza. Como escritor de
textos dramatúrgicos teatrales, ha sido seleccionado para la residencia “Panorama sur Bolivia 2018, Escenas del confinamiento”, compilación publica-
da en digital para la editorial del Galpão Cine Horto, Belo Horizonte (Brasil). Actualmente, desarrolla su proyecto de tesis de licenciatura en Teatro
en la Escuela Nacional de Teatro.
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Segundo lugar Dramaturgia
Personajes
Marta
Marido
Vecina
Hijo
Maestro de ceremonia
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Segundo lugar Dramaturgia
Marta:
Hoy me encuentro muy emocionada y realmente agradecida. Es un honor recibir este reconocimiento de parte
de nuestro presidente…
Aplausos del público. Marta sonríe observando con dificultad al público, una luz le da directo en el rostro dejándola
con poca visión. Marta se encuentra muy emocionada, los ojos le lagrimean y cuida que la voz no se le corte.
Marta:
¡Gracias! Gracias, muchas gracias señor presidente, gracias a ustedes por escuchar mi música, a mis padres y a mi
hermano, todo lo que soy no podría haberlo hecho sin ellos… Gracias a Dios por este don que me dio… Gracias,
Bolivia… Muchas gracias…
Un gran destello de luz. Después, oscuro. El sol apenas se ve asomando por el horizonte nocturno. En el patio de una
pequeña casa, al fondo una ventana y una puerta están totalmente abiertas. Una brisa fresca sopla, una brisa que trae
el sereno que humedece el suelo arenoso y los escasos brotes de hierba y césped verde esparcidos en el jardín. Marta se
asoma por detrás de la ventana vestida de camisón blanco, claramente desgastado, mientras se va amarrando el cabello
con una moña.
Marta:
“Yo soy el trasnochador
Tunando en la oscuridad
Y en estas noches de amor
Voy buscando la luz de tu dulce mirar”.
Marta:
“Por eso sigo mi bien
Tunante y trasnochador
Huyéndole a mi dolor
Perdido el placer, perdido el…”.
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MUJERES: Resistencias, culturas, memorias y luchas
Marta:
Soy Gladys Moreno Cuellar, yo soy Gladys Moreno, yo soy Gladys Moreno… Yo soy Gladys Moreno…
Marta:
“Por eso sigo mi bien
Tunante y trasnochador
Huyéndole a mi dolor”.
Yo soy Gladys Moreno y nací el 28 de noviembre de 1933 en Santa Cruz, Bolivia, en ese entonces un poblau
pequeñingo… donde todos noj conocíamos, donde la ciudad solo eran unas cuantas cuadras alrededor de la
plaza principal, las calles de tierra que se convertían en terribles barriales de greda cuando llovía, los carretones
con bueyes circulaban y nos cubríamos del sol con sombreros de sao… Yo ahora soy una mujer casada, la mujer
de un hombre, soy una mujer madre de una hija, seré una mujer con nietos y quién sabe si algún día pueda ser
una mujer que llegue a ver a sus bisnietos… Yo no solo soy cruceña de corazón, yo soy una mujer boliviana con
mucha pasión.
Marido:
¡Marta! Volvé a la cama… ¿Marta?
Marta:
De niña me fui a vivir a la ciudad de La Paz, o me llevaron. Allí viví un par de años acompañada de mis tías. Fui
una niña, puedo decir, muy feliz. Me gustaba leer, dibujar, comer dulces, pero sobre todo amaba cantar.
Marido:
¡Marta! Volvé a la cama, ¿qué haces levantada tan temprano? ¿Otra vez lo mismo?
Marido:
¡Oye, voj, sé que me escuchas!
Marta:
¿Y qué es lo que querés voj? Yo no soy ninguna Marta… Marta será alguna de tus cunumis, mi nombre es Gladys,
yo me llamo Gladys.
Marido:
¿Cómo es eso? ¿Cómo que te llamas Gladys?
Marta:
Yo soy Gladys…
Marido:
Voj no sos Gladys, sos Marta, mi amor…
Marta:
Todos los días es lo mismo con usted, diciéndome que soy su amor. Yo ya estoy casada… yo no sé quién será esa
Marta y, si no se modera, voy a hablar con mi marido para que lo despida.
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Segundo lugar Dramaturgia
Marido:
¿Cómo me vas a despedir? Pero voj estás… Marta, yo soy tu esposo…
Marta:
Mañana mismo hablo con el médico para que me lo cambie y lo revise, algo en su cabeza debe andar mal…
Marido:
¿En cuál?
Marta:
¿No me ve? ¿No escucha que estoy ocupada? ¿Qué es lo que le pica? Si no va a venir ayudarme, no moleste.
Marido:
No me dejas dormir con tus cánticos. Vení y echate, mujer.
Marta:
Claro y ahora resulta que solo soy una mujer, claro, que le molesta todo lo que hago, es porque soy…
Marido:
Basta, Marta, yo no dije eso.
Marta:
¡Que no soy Marta! Mi nombre es Gladys… y para usted señora Gladys. Una vez más me cambia el nombre y se
me va de la casa, yo no soy alcahueta de nadie.
Ambos quedan en silencio, solo escuchamos el barrido de Marta, barre bailando con mucha alegría.
Marta:
“En una tutuma podría caber,
Toda la alegría que yo conseguí,
Un gran jasayé no podría caber,
Con todas las penas que dejaron en mí”.
Marido:
Todo el tiempo es lo mismo con voj… Todo el santo día cantando una y otra vez las mismas canciones, que si
guajojó, que si la luna, que la cueca esta… que aquella. Estoy pochecó…
Marta ni se mosquea.
Marta:
Es verdad que canto todo el santo día, es mi casa, ¿no? Además, cómo no cantarle a esta tierra hermosa, cómo
no amar a mi Bolivia si tanto me ha amado, no ves mi hermoso jardín floreado, el hermoso sol… Suspira. ¡Mi
Bolivia! Todavía recuerdo como si fuera ayer, el majestuoso Illimani. Yo era una niña todavía la primera vez que
vi la nieve en La Paz… yo cantaba todo el día, encendía la radio a todo volumen y meta la cantadera. Me sabía
de pe a pa las letras de las canciones, incluso hasta el orden en el que las pasaban a diario… Pobres de mis tías,
tener que aguantarme todos los días…
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MUJERES: Resistencias, culturas, memorias y luchas
Marido:
Pobres tus tías, aguantarte a voj y al frío ese de mier…
Marta:
“Sopocachi de mis sueños juveniles
Quince abriles quien volviera hoy a tener
Miraflores mi refugio dominguero
Solo espero a tu regazo volver”.
Marta:
De ahí soy yo, de donde a la gente le guste escucharme cantar, y si no le gusta… Sabe dónde está la puerta, yo
no lo estoy sujetando pa’ que se quede… Silencio. Yo desde niña lo sentía, que iba a vivir pa’ esto. No sé si quería
ser una cantante profesional. En ese entonces éramos muy pocas las mujeres que teníamos muy bien puestos los
pantalones para enfrentar todo ese mundo hecho pa’ los hombres…
Marido:
¡Otra vez!
Marta se sorprende.
Marta:
¿Qué?
Marido:
¡Otra vez con esa cantaleta!
Marta:
¿Cuál? ¿Mis cantos o mi coraje?
Marido:
¡Eso pues!
Marta:
¿Y qué es eso?
Marido:
Susurrando. Lo del discurso feminista.
Marta:
¡Ah…! ¿Y qué es eso del discurso feminista?
Marido:
¡Shhh! Bajá la voz.
Marta:
Voj no me vas a callar en mi propia casa.
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Segundo lugar Dramaturgia
Marido:
Las vecinas te van a escuchar.
Marta:
¡Que me escuchen, puej!
Marido:
Después sus maridos van a venir a quejarse conmigo, que las estás alterando y les estas metiendo cosas de locas
en la cabeza…
Marta:
Cuáles cosas de locas, ¿ah? ¿Cuáles?
Marido:
Eso de pintarse el cabello de colores… las axilas peludas y esas de las pañoletas verdes que se van a ir al infierno…
Marta:
¿Y quién aquí se está pintando los cabellos? Además, solo los pecadores como usted se van a ir al infierno con o
sin pañoleta. ¿Qué clase de grupo religioso será ese?
Marido:
¡Las pañoletas verdes son para el aborto!
Marta:
¡Jesús, María! Si te pones esa pañoleta verde, ¿abortás?
Marido:
¡No, marta! La pañoleta verde es para apoyar que todas las mujeres se hagan abortos.
Marta:
¡Que no soy Marta! Y yo ya no puedo embarazarme, ¿pa’ que quiero aborto?
Marido:
Por eso mismo, pa’ que las mujerzuelas tengan sexo sin protección y luego aborten…
Marta:
¿Acaso es la mujer la que se pone condón? Yo no he visto dónde hay eso aquí…
Marido:
Sí hay… pero igual, las mujerzuelas les quitan el condón a los hombres para quedar embarazadas del hombre y
sacarle plata.
Marta:
¿Entonces? ¿Pa’ qué quieren abortar?
Marido:
No entendés, nunca entendés…
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MUJERES: Resistencias, culturas, memorias y luchas
Marta:
¡Elay, el sinvergüenza atrevido! Pero va a ver cuando llegue mi marido, me está faltando el respeto, en mi propia
casa… ¡Váyase, váyase!
Marido:
Ya empezó con su tronadera… Vení y echate un rato más conmigo, te voy a hacer cariñitos…
Marta:
¡Cariñitos! Esto ya es el colmo. Usted qué piensa, ¿que soy una culo suelto? Váyase de mi casa, apure. ¡No lo
quiero ver nunca más por aquí! Marta refunfuña mientras barre.
Silencio.
Marta:
“Llorarás cuando mañana
Ya de ti nadie se acuerde
Porque del infierno verde
Solo Dios se acordará”.
Televisión:
Hoy en tu revista matutina conversaremos con un experto de las redes sociales y la polémica de la tiktoker Al-
bertina, que por si no lo sabía, es una joven muy humilde que cobra 1000 dólares por publicidad. Es increíble
la cantidad de dinero que pide esta joven. También tendremos una entrevista con el gran compositor, cantautor,
Bonny Lovy, que nos comentará sobre su elegante forma de vestir. Por último, les mostraremos este video viral
de un padre que publicó a su pequeña hija de 5 años cantando una canción de empoderamiento femenino de
Bad Bunny. ¿Qué opinan ustedes del conejito malito vistiendo faldas llamativas? Déjenlo saber en nuestras redes
sociales, nos encuentran como @licuadoramañaneraoficial.
Marta:
“Laira-lalara-lalara,
Laira-lalara-lalara
La-lara-lalala-lara,
Laira-lalaira-rara”.
Silencio.
Marta:
¿Te conté que mi papá se emocionó mucho cuando me escuchó cantar? Su hija tenía un don pa’ cantar. Claro,
yo ya cantaba en todingos los laus. Donde fuera que hubiera un festejo ahí estaba yo listinga para cantar… No
era fiesta si la Gladys no estaba invitada pa’ que cante unas cuantas canciones. Siempre me recibieron bien: me
esperaban con una alegre sonrisa, con mucho amor… Siempre me sentí afortunada de tener este lindo pueblo
para mí. Y lo más importante es que había la seguridad de poder salir a la calle, no como ahora. Ni a la esquina
podemos salir, que ya tenemos culpa de ser bellas y exuberantes…
Marido:
¡Shhh! Ya estás insinuando de nuevo.
Marta:
Y ¿ahora qué estoy insinuando?
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Segundo lugar Dramaturgia
Marido:
Susurrando. Ya te dije, lo del discurso feminista.
Marta:
¡Ah…! ¿Y qué es eso del discurso feminista?
Marido:
Que bajes la voz.
Marta:
¡Que todos me escuchen! ¡Estoy insinuando cosas feministas! ¡Cosas feministas! ¡Estoy barriendo y estoy hacien-
do cosas feministas!
Marido:
¡Marta! Bajá la voz…
Marta:
¿Marta? ¿Quién es Marta?
Marido:
¡Voj sos Marta, mi amor!
Marta:
¡No! ¡Yo soy Gladys! Señora Gladys pa’ usted.
Marido:
¡Ya tuve suficiente hoy! Ya no te aguanto más, vas a provocar que se me pare el corazón de rabia.
Marta:
¡Yo! Yo soy la que no lo aguanta más a usted, agarre sus cosas y se larga ya mismo de acá… Cuando llegue mi
marido le voy a decir que lo eche a la calle… sinvergüenza, debiendo más de cuatro meses de alquiler viene aquí
a hacerse el dueño, hoy mismo se va a la calle… ¿Me escuchó?
Los pajaritos comienzan a cantar, revolotean enérgicamente en los árboles. El sol, cada vez más y más, se acerca a lo
alto del cielo. Marta refunfuña y continúa barriendo muy rabiosa.
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Segundo lugar Dramaturgia
2. Sol a mediodía
Marta vuelve a salir desde la puerta del fondo y vuelve a barrer su patio. Pasa una y otra vez la escoba por los mismos
lugares, de arriba a abajo, de izquierda a derecha. El sol da directo sobre Marta. Ya va a ser mediodía. Con su mano
se hace sombra del sol que le pega muy fuerte. Se seca el sudor y cambia de mano a cada momento.
Marta:
¿Te conté cuando grabé mi primer álbum? Fue en alguna de las radios populares de ese entonces en La Paz, ahí
me prendieron el mechero… Ahí fue donde vi cómo comenzaron mis primeros destellos de luz… Marta sigue
barriendo haciendo un ademán de esperar una respuesta. Tiempo después me dieron una nueva oportunidad pa’
representar la unión de Bolivia… De una Bolivia pacífica, unida por la música, para acabar con el segregacionis-
mo. ¡Ay mi hermosa Bolivia! Si yo siguiera cantando, las cosas claramente serían distintas… Yo puej viajé al Brasil
acompañada de mi madre, una oportunidad importantísima para mi carrera… Me habían invitado a grabar un
álbum… Un álbum con unas cuantas cancioncillas. Ahí me di la oportunidad de explorar nuevos ritmos, de
probar de qué y para qué estaba hecha mi voz… ¡Claro, pa’ cantar y ser Bolivia!
Marido:
Marta, esto no es el Miss Universo.
Marta:
Marta lo ignora y sigue barriendo mientras continúa hablándole. Fui la primera… Me gusta decir que fui la prime-
ra, me vibra el alma decirlo, pero detrás de eso…
Marido:
¿Otra vez con lo mismo?
Marta:
¿Y qué es lo mismo?
Marido:
Susurrando. Que vas a decir otra vez cosas feministas.
Marta:
¿Y qué es eso de cosas feministas? en todingo los laus lo escucho… No entiendo qué tanto les fascina. Yo solo te
estoy contando de cómo se me abrieron los caminos a mí, una simple mujer Boliviana. Ahora puej soy un orgullo
para mi patria, como alguna vez dijo el héroe nacional, “morir antes que esclavos vivir”.
Marido:
¿Qué estás diciendo? Eso es del himno nacional, ¡Jesús, María!
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Marta:
Así no era, ¿no?
Marido:
No, no, no, era… Es la otra frase.
Marta:
¿Cuál?
Marido:
La de rendirse, Abaroa, el mar…
Marta:
¡Ah! “¿Rendirme yo? ¡Que se rinda su abuela, carajo!”. Canta.
“Nunca tuve yo un querer
Como el que yo siento por ti
Solo se mi dulce amor”.
Marido:
¿Marta?
Marta:
“Que los ojos que yo vi
Me enloquecen sin piedad
Ojos negros que al mirar”.
Marido:
¿Marta me estás escuchando?
Marta:
“Me despiertan la pasión
Y me dan felicidad”.
Marido:
¿Marta?
Marta:
¡Agarre sus cosas y váyase! ¡Ya le repetí mil veces que no soy Marta, camba sinvergüenza! Váyase, hijo de su santa
madre que lo mira desde allá arriba.
Marido:
¡Mi amor! Mi amorcito lindo, yo te amo. Yo te dije mi amor… no te dije Marta.
Marta:
¿Cómo que mi amor? Usted me llamó Marta, no estoy loca, ni estoy sorda, ya agarre sus cosas y váyase, yo no
necesito ningún hombre… ¿Me escuchó? Los hombres van y vienen.
Marido:
Dije mi amor, lo juro por mi madrecita… Te amo, mi amorsango hermosa, mi regalo de Dios…
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Segundo lugar Dramaturgia
Marta:
Vaya corriendo a decirle eso a esa tal Marta. Marta sigue barriendo molesta, su camisón puede verse transpirado. ¿Y
qué está esperando? Váyase, ¿le saco sus cosas? Eso seguramente quiere.
Televisión:
Hoy vamos a preparar esta riquísima receta a base de papas… Haremos un delicioso queso vegano, que ahora
están muy de moda las comidas saludables… no se lo puede perder, riquísimo, acompañado con una buena
milanesa hecha con pollos Sofría y auspiciado por aceite de girasol Sabrosín, imperdible el día de hoy lo que te-
nemos, vaya alistando sus ingredientes que se los dejamos aquí a pie de pantalla, no se lo pierda… Ya volvemos,
para esto y mucho más.
Silencio.
Marta:
“Al pasar por Huanchaca,
Salió la huanchaqueña,
Con su pañuelo, con su pañuelo
Ay, ya ya yai, con su pañuelo
La huanchaqueña”.
Marido:
¿Amor de mi vida? Silencio. ¿Vidita mía?
Marta:
Y ahora, ¿qué querés? ¿No me ves que estoy ocupada?
Marido:
No se enoje, mi bella flor de patujú…
Marta:
¿Y desde cuándo soy su bella flor de patujú? Silencio. ¡Ya hombre! ¿Qué te hace falta? ¿Qué querés?
Marido:
El almuerzo, mi amor, ¿a qué hora vamos a comer?
Marta:
¡Pero anda, cocinate, hombre! No me hagas enojar más, porque yo misma voy y te saco tus cosas a la calle… Elay,
el sinvergüenza este, que piensa que estoy aquí pa’ su empleada. Que se levante a hacer algo, que vaya a ventear
su fundillo. Haga algo en vez de estar como opa viendo tikitoks…
Vecina:
¡Oiga, vecina! ¡Vecina! ¿De qué anda renegando ahora, mamita? Pobre escoba, la va a romper con tanta rabia.
Marta:
Este puej, que quiere que le prepare el almuerzo, el muy flojo, si lo vieras voj tirau en su hamaca rascándose…
Que se cocine por lo menos, ¿no me ve que estoy limpiando?
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MUJERES: Resistencias, culturas, memorias y luchas
Vecina:
Así, pues, son los hombres vecina, unos flojos, qué le vamos a hacer. Yo tengo que esperar al mío con la comida
ya lista.
Marta:
¿Cómo que qué le vamos a hacer? Dejarlos pues, los dejamos y que se busquen su cocinera, su lavandera.
Vecina:
¿Y nosotras qué hacemos? Yo lo que es no tengo plata, ni trabajo para mantener mis wawas, prefiero a mi Jacinto
a que otro hombre me haga sufrir, si todos los hombres igualitos son.
Marta:
¡No, vecina! No todos son así, le cuento que en una de mis giras por Potosí, yo bajaba de la avioneta y había una
multitud de mineros que me esperaba para llevarme alzada en sus hombros para que les cantase…
Vecina:
¿Usted está bien, vecina?
Marta:
Claro que estoy bien, ¿a qué se debe esa pregunta, vecina?
Vecina:
Eso que anda diciendo pues, lo de la multitud, los mineros alzándola… Parece eso de las fantasías calientes…
Marta:
Elay, la atrevida, modérese, oiga, que yo soy una mujer decente y de un solo hombre, ¿me escuchó? Confianzuda
resultó.
Vecina:
No se moleste, vecina, no tiene nada de malo tener las fantasías calientes, si usted supiera las mías, ay, riquito la
pasamos con el Jacinto vestido de policía, su raterita sexy, me dice.
Marta:
¡Basta, vecina, cállese, no quiero saber más de eso!
Vecina:
Pero es normal eso, vecina… Cómo pues.
Marta:
Ya, ya… ¡ya está bien! Mejor dígame, ¿qué quiere? Usted solo para que le haga favores me habla, ¿qué es lo que
necesita ahora?
Vecina:
Tampoco es así, vecina… Quería saber si tenía en su cocina papa que me preste o me regale. Quiero aprender a
hacer el queso vegano.
Marta:
¿Queso vegano? ¿Qué es eso, vecina? Solo tengo yuca de sobra si quiere…
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Segundo lugar Dramaturgia
Vecina:
¡Ucha, vecina! Es comida vegana. Dicen que rico es y caro es. También es para mantener la figura… ¿Y ahora qué
hago? Al Jacinto siempre no le gusta la yuca, dice que no es camba pa’ comer como si fuera papa.
Marta:
Elay disque… Si yo tuviera le daba vecina, pero justo ayer le hice unas papas fritas a mi marido y le dio plan…
yo le ofrezco yuca y si no quiere, entonces, vaya y se compra su papa y esa comida vegana que dice.
Vecina:
¿Vecina?
Marta:
¿Sí, vecina?
Vecina:
¿No me presta unos 10 pesitos para mandar a comprar papa?
Marta:
Tomá, tomá, no hay más que hacer con voj, te doy porque no quiero escucharlo gritar a tu marido. Así nomás
son estos hombres, que piensan que nomás nos la pasamos rascándonos como ellos. Corré porque se te va a hacer
más tarde, y no molestés.
Vecina:
¡Gracias, mamita! ¡Dios te lo pague!
Marta:
¿Cómo que Dios? Voj me tenés que pagar.
Vecina:
No sea así, vecina, claro que yo le voy a devolver, cuándo le he fallado… además le voy a traer para que pruebe
comida vegana, rico va a ver…
Marta:
Andá por tu papá, apurate maj bien, no me ves que yo no termino de barrer aquí. Ya es tarde y yo nada de acabar
y este quiere que lo solucione todo. Que si hay bloqueo quiere que vaya y les cante pa’ abuenarlos, que si hay mar-
chas quiere que vaya y cante, que si hay huelgas también quiere que cante, a todo quiere que vaya y cante… más
bien no hemos tenido una guerra civil porque ahí también me mandaba pa’ que les cante, yo ya estoy cansada…
Vecina:
¡Qué grave había siu siempre, vecina! Igualito que el Jacinto… que se ha ensuciado la wawa, tengo que correr a
cambiar, que se le friega el micro, correr a llevárselo repuestos, que se durmió en la fiesta, correr a traerlo, ¡grave
siempre!... Pero mi marido es. Ya bien decía mi madre que no me junte, que aunque sea me iba a hacer estudiar
o que me busque uno con plata, uno con su camioneta tundra y sus puestos en el mercado… pero no hice caso
siempre. Yo bien enamorada del Jacinto, bien simpático era, bien cariñoso me conquistó…
Marta:
Una de vieja ahora se da cuenta de sus errores. Yo en el 62, después de ser embajadora de la canción, ¡de la can-
ción nacional, vecina! Después de eso, a los dos años me enamoré y lo que a una le hace hacer el amor: me casé,
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tuve a mi hija y después decidí que eso es lo que quería, me retiré de la música… Claro, para estar con mi familia
todo el tiempo.
Vecina:
Había siu cantante, vecina, con razón anda cante y cante desde bien temprano.
Marta:
Yo le canto al mundo, llevo siempre un mensaje de paz, amor y amistad…
Vecina:
¡Ay, vecina! Tan buena siempre usted…
Marta:
“La vida me duele sin voz
Preciosa emisaria de amor
Linda flor de arrebol y mi sed de ti”.
Televisión:
Bienvenidos a su tele país, Bolivia, comenzamos la jornada con nuestros titulares. Miles de jóvenes bolivianos
marchan para que se restablezca la transmisión de los Simpsons, la popular serie de dibujos animados fue cance-
lada y reemplazada por el popular programa Calle 7. Katya Echazarreta es la primera mujer latinoamericana en
llegar al espacio, la mexicana nacida en Guadalajara, alcanzó el espacio este cuatro de junio a su joven edad de
veintiséis años, la soltera y sensual astronauta está orgullosa de sus logros. La reconocida activista Kitita se en-
cuentra generando disturbios en la plaza principal, se niega a soltar la wiphala, reclama su derecho a manifestarse
libremente, mientras tanto se crea tensión en los alrededores, un grupo de conservadores intenta atacar contra
otro de nacionalistas. Una mujer es expuesta por las infidelidades cometidas con su vecino, la junta vecinal exige
castigo por el adulterio, la iglesia pide que la promiscua se arrepienta ante Dios, la mujer fue resguardada por la
policía evitando que sea linchada, mientras tanto el vecino recibe tratamiento psicológico por haber sido seduci-
do y violentado sexualmente, declara la esposa de la víctima…
Marta:
¡Dios mío! Cada día estamos peor, ¡cada día estamos peor!
Marta aumenta la fuerza con la que barre, se nota desesperada y poco a poco empieza a agitarse, se ventea con la mano,
mientras se cubre del sol y seca su transpiración empapando más y más su camisón.
Marido:
¿Escuchaste eso? La tropa de nacionalistas quiere invadirnos.
Televisión:
El papa ha llegado a Canadá y pedirá disculpas por los abusos cometidos a los indígenas en sus internados cató-
licos, los indígenas volverán a ser felices con las disculpas del Santo Padre.
Vecina:
¡Vecina! ¡Vecina! Ni sabe: a la Silvana la pillaron con otro, su marido la sacó a la calle, viera usted…
Marido:
¿La mujer de la esquina? Esta gente que no sabe respetar tierra ajena…
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Segundo lugar Dramaturgia
Televisión:
Madre de niño expulsado de colegio vende fotos íntimas, la sexy mujer, doctora de profesión, dice haber dejado
su trabajo por la rentabilidad económica que resulta el hacer contenido para adultos.
Vecina:
¡Calata está! ¡Chuta en la calle!
Marido:
¡Eso sí es interesante! Una mujer que sale adelante.
Televisión:
Lightyear es un rotundo fracaso en taquillas para Disney, los padres prefieren llevar a sus hijos a ver Thor: el es-
pectacular cuerpo trabajado del actor, no pasa desapercibido.
Marido:
Siempre queriendo imponernos sus ideologías…
Vecina:
No hay nada mejor que la familia natural.
Marido:
Siempre, primero la familia.
Vecina:
Padre, madre, hijos, es lo que Dios dice en la Biblia.
Marido:
A los homosexuales los deberían de llevar al cuartel, a que se hagan hombres
Vecina:
¡Chicotearlos, vecino!
Marido:
A las lesbianas un hombre les hace falta.
Vecina:
Un macho necesitan.
Marido:
Esas necesitan palo y tenerlas adentro, que aprendan a cocinar.
Vecina:
Deberían encerrarlos a toditos esos pecadores.
Marido:
¡Maricas no había en mis tiempos!
Vecina:
Ahora en toditos los lados están con su bandera arcoíris.
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MUJERES: Resistencias, culturas, memorias y luchas
Marido:
Y su pañuelo verde del diablo… Deberíamos matarlos de canto…
Marta:
¡Que se callen carajo!
Marido:
¿Marta, mi amor, estás bien?
Vecina:
¡Vecina!
Marta:
¿Acaso es su culo? Por qué no dejan de joder a los demás, dejen que cada quien se meta lo que le cante en el culo.
Eso en qué les molesta… Hay que asistir a misa los domingos sin falta, pa’ confesar nuestros pecados. Si se pue-
de, recibir el agua bendita, para estar en paz… Y claro, después, salir por salteñita y su juguito de papaya, luego
en casa preparar el almuerzo, todos juntos, los hermanos, los tíos, los hijos, los nietos… Nosotras las mujeres
adentro a hervir la yuca, a hacer la ensalada, el arroz con queso y los hombres afuera con su cervecita prendiendo
el carbón para la carne, y así pasar las horas entre risas y charlas… Por la tarde, el café con las masitas, tan ricas
las empanadas de arroz y el cuñapé… Ya en la noche, alguno saca la guitarra y yo me canto unas canciones al son
de los aplausos… Es todo un sueño hecho realidad… Al final de eso, los parientes se van yendo, poco a poquito
van dejando la casa vacía, poco a poquito vamos envejeciendo y dejan de venir, las rutinas cambian y las casas
van quedando lentamente abandonadas.
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Segundo lugar Dramaturgia
3. Tarde
Marta vuelve a salir desde la puerta del fondo de su casa, barre lentamente su patio, lleva otro camisón blanco menos
desgastado que el anterior. También lleva puesto un sombrero, que le hace sombra de la hermosa luz cálida que la
envuelve.
Marta:
“Soy presa de un recuerdo
Marchito en la ilusión
Soy gota de rocío
Y soy jardín sin flor
Soy rio caudaloso
Que su curso perdió
Soy casquillo en el aire
Soy fuego sin calor”.
Televisión:
Tengan muy buenas tardes queridas, amigas, hoy tenemos un hermoso programa para ustedes. Vamos a hablar
de las relaciones cibernéticas, muy populares y muy usadas hoy en día por jóvenes y adultos, así que no te puedes
perder estos tips por si estas interesada en conocer gente nueva. Hoy también vamos a hablar de sexualidad, sí,
amiga, nos han estado pidiendo consejos para revivir las llamas pasionales con sus parejas. Por último, veremos
los roles fundamentales de los padres en la crianza de un niño, esto y mucho más en este programa que tenemos
para ustedes, acomódese que ya comenzamos.
Marta:
Soy Marta y solo soy una mujer común y corriente. Me enamoré, me junté, me casé y tuve un hijo… como mu-
chas, no estudié. Ya lo dije, me enamoré y me junté muy joven, a los años tuve a mi hijo. No vengo de una familia
que esté acomodada claramente, me quedé cuidando la casa y a mi hijo, mientras gracias a Dios su padre trabajaba,
jamás nos hizo faltar la comida, teníamos un techo, abrigo, amor… No voy a contar de las veces que me faltó el
respeto, que me trató de loca, de descuidada, de sucia, de floja… Hubo muchas veces que quise renunciar. Preten-
der que todo en casa estaba bien, me ahogaba. Entonces veía a mi esposo que amaba a su hijo y no podía soportar
la idea de quitárselo… Yo no tuve un padre. En casa sobrevivimos como pudimos. Cuando papá nos dejó, fue
duro, pero fue lo mejor que nos pudo pasar. Mi madre tampoco pudo terminar de criarnos, tenía muchas cosas de
qué ocuparse, ya que mi padre no estaba… Y solo quedamos mis hermanos y yo contra este mundo. Poco a poco,
descubrimos lo mal que está, pero lo ignoramos para poder sonreír… Poco a poco, mi hijo fue creciendo y yo,
poco a poco envejeciendo, marchitándome junto con los sueños que alguna vez tuve… Pero ese es otro asunto, no
quiero hablarles más de mí, tampoco quiero hablarles de lo mal que va el país… No quiero hablarles de narcotrá-
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MUJERES: Resistencias, culturas, memorias y luchas
fico, no quiero hablarles de corrupción, eso no les interesa, por último, ni opinarían. Yo solo quería hablar sobre la
mujer, ya saben: una mujer se ve hermosa cuando es feliz… ¿Me veo hermosa vestida así? Silencio y después, canta.
“En la existencia todo es la mujer
La dicha y la perdición
Es un arcángel si sabe querer
Demonio al aborrecer”.
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Segundo lugar Dramaturgia
4. La puesta de sol
Marta vuelve a salir desde la puerta del fondo de su casa. Barre tranquila mientras ve el arrebol llegar.
Marta:
Yo soy Gladys Moreno, me casé con Alfredo Tomelic y después de tener a mi hija me alejé del escenario. Cantar
desde el alma era agotador y ya me estaba pasando factura. Era tremendo desgaste la pasión que ponía en cada
una de mis presentaciones… Es mejor retirarse cuando uno está en la cima, que cuando uno ya no lo puede
hacer… Busqué un trabajo normal, por decirlo así, un trabajo de secretaria. Luego, en los 80, recibí la condeco-
ración del Cóndor de los Andes. Marta ya se ve cansada. El atardecer está a poco tiempo de que termine y llegue la
oscuridad de la noche. Ella canta.
“La culpa de mi locura
La culpa tienes tú
Me trataste con dulzura
Con paciencia solo tú”.
Marido:
¡Mi amor! ¿Qué querés cenar?
Marta:
No sé.
Marido:
Mi amor, ¿no se te antojan unas gibas? De aquí de la esquina, doble yuca como te gusta y con esa llajua que pica
cuando sale…
Marta:
Puede ser…
Marido:
¿Mi amor? Silencio. ¿Amor de mi vida? Silencio. ¿Vida mía? Silencio. Mi cielo más puro de América. Silencio. ¡Mi
amor! ¿Seguís enojada? Silencio.
Marta:
No, Alfredo, no estoy enojada.
Silencio.
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MUJERES: Resistencias, culturas, memorias y luchas
Marido:
Yo no soy Alfredo. Silencio. Yo soy tu esposo, tu amor, el que te ama a pesar de todo. Silencio.
Ahoringa voy y te traigo, seguringo ya tenés hambre… ¡Dos gibas! Eso te voy a traer… Como te veo tan ocupada
y hacendosa, no quiero perjudicarte.
Marta:
¡Hasta que por fin notas que estoy ocupada!
Marido:
Seguro estás malhumoradita por hambre…
Marta:
Camba atrevido, ¿has visto tu jeta cuando tenés hambre…? Nadie te puede decir nada de paso, elay… Vaya de
una vez, que esas gibas no se van a traer solas.
Marido:
Ya voy, ya voy… no es para que te enojes, no puedo decirte nada, que te alteras… ¿Pero sabes qué?
Marta:
¿Qué? ¿Algún día te vas a ir? ¿Algún día te vas a morir y te voy a extrañar?
Marido:
¡No! ¿Sabes qué?
Marta:
¿Qué?
Marido:
¡Te amo! Vieja loca…
Marta:
Cómo que vieja loca. ¡Yo no estoy loca! Mientras se apoya en la escoba, se saca su chinela y la tira con rabia. Loca tu
abuela, criando a los sinvergüenzas de tus tíos… Cojeando va en busca de su chinela mientras refunfuña y vuelve a
barrer. Ya más calmada, se sonroja. Como dice la vecina, mi “maredo” es… Canta.
“Insomnio tengo en la vida
Nomás por ti mujer
Tú tienes, tienes la culpa
De mi horrible padecer”.
Hijo:
¿Mamá? Marta sigue barriendo. ¿Mamá? Marta sigue barriendo. ¿Mamá?
Marta:
¿A mí me está hablando?
Hijo:
Claro, puej… ¿A quién más?
Marta:
Disculpe, joven, pero yo no tengo hijo.
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Segundo lugar Dramaturgia
Hijo:
¿Cómo que no tiene hijo? ¿Y yo quién soy entonces, mamá?
Marta:
No sé, yo no tengo hijo… Yo solo tengo una hermosa hija.
Hijo:
Ah, ¿sí? ¿Tengo una hermana?
Marta:
Yo solo tengo una hija, mi querida hija Carola.
Hijo:
Pero, mamá, yo soy tu hijito querido… El único… Tu príncipe.
Marta:
Ya le he dicho que no tengo hijo… Pero mirándolo bien, es un joven de buen porte… Cara conocida, ¿de qué
lau es usted? ¿No quiere conocer a mi Carolita? Mi Carolita no es muy escogedora, ¿de dónde sacará a sus pre-
tendientes? Quién sabe… puro mala traza trae. Mire, a usted le cambiamos la camisita esa que tiene por una
polerita con cuellito, uno de esos shortcitos de colores bien llamativo y no podría faltarle su mocasincito, y listo,
mi Carolita no se le resiste… A ver, diga; “el pobre es pobre porque quiere”.
Hijo:
Pero el pobre es pobre porque quiere…
Marta:
¡Cómo va a creer semejante barbaridad! Usted no piensa. Mejor váyase, no me venga con sus huevadas. Dónde se
ha visto que el pobre es pobre porque quiere… Será el flojo nomás que es pobre porque quiere… pobre el que no
caga, decía mi abuela que me mira del cielo. Lo que uno sufre cuando no va al baño en 3 días, viera usted sentarse
y que no salga nada, ¡maminga, Jesús, María! Yo pues era medio estítica, viera lo que me costaba ir al baño…
Hijo:
Mamá, soy yo tu hijo, acordate...
Marta:
Que yo no soy su madre le he dicho, caramba che, váyase de una vez, que estas no son horas de visitas…
Hijo:
Mamita, tenés que volver…
Marta:
¿Pero qué está diciendo? ¿Quién es usted?
Hijo:
Mami, ¿estás tomando los medicamentos?
Marta:
¿Es otro médico? ¿Quién lo mandó?
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MUJERES: Resistencias, culturas, memorias y luchas
Hijo:
Mi papá me llamó, dice que se ha estado comportando raro.
Marta:
¿Y quién es su padre?
Hijo:
Mamá, tu nombre es Marta.
Marta:
No, está equivocado… Yo no soy esa Marta.
Hijo:
Mamá, usted es Marta.
Marta:
¡No! Mi nombre es Gladys, Marta fue una amiga de colegio…
Hijo:
Mami, volvé, de niño me cantabas las canciones de Gladys, al día siguiente de cuando papá llegaba borracho.
Marta:
Yo soy Gladys Moreno y soy la embajadora de la canción.
Hijo:
Mamá, Gladys Moreno fue una cantante, me contaste que iban al mismo colegio…
Marta se detiene.
Marta:
Yo soy, yo sigo.
Hijo:
Murió en el 2005, de un infarto…
Marta:
¿Cómo que se murió? Usted está loco: yo todavía sigo aquí, yo todavía puedo cantar y hay Gladys para rato…
Hijo:
La noche del 3 de febrero.
Marta:
Yo sigo aquí, el otro día me escuché en la radio, ¿qué está diciendo?
Hijo:
Mamá, ¿no reconoces mi voz?
394
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Segundo lugar Dramaturgia
Marta:
No, ¿cómo voy a reconocer su voz?
Hijo:
“Alma, si tanto te han herido
Por qué te niegas al olvido
Por qué prefieres llorar lo que has perdido
Buscar lo que has querido
Y amar lo que murió”.
Marta:
Mi hijito querido, ¿qué pasó? ¿Y ese milagro que viniste a verme?
Hijo:
Nada, mamá, quería pasar a saludarte nomás.
Marta:
Mi hijito querido, ¿cómo has estado?
Hijo:
Mami, todo está bien, ¿estás tomando tus medicamentos?
Televisión:
“Siempre, en la noche, melodías cobijaba
Y una moza en el balcón suspiraba
Cómo me acuerdo del barrio La Capilla
El río Telchi y el barrio Cerebó
Cómo me acuerdo de la calle Murillo
Donde nació Gladys, orgullo nacional”.
Marta:
Tu padre seguro ya ha llegado.
Hijo:
Sí, te trajo gibas… me dijo que son tus favoritas.
Marta:
Con doble yuca y la llajua que pica cuando sale… ¿Comiste, hijo? ¿Querés comer con nosotros?
Hijo:
Sí, mami, ya comí, venga a comer tranquila, no se preocupe, venga yo la ayudo.
Marta:
Un poquitingo, ¿nos acompañas?
Hijo:
Claro, mami, los acompaño. Vamos a la mesa.
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Segundo lugar Dramaturgia
5. La luna
Marta entre y se detiene a ver la luna que va subiendo y brillando cada vez más.
Marta:
“Hay lunita que entre nubes
Pareces curucusí
A vos que te quieren y te cantan
Mándame una esperanza
Rayito de color
Allí sobre el río Piraí
Que pa’ su corriente mis lágrimas vertí”.
Hijo:
“En una tutuma podría caber
Toda la alegría que yo conseguí
Un gran jasayé no podría caber
Con todas las penas que dejaron en mí”.
Un gran destello.
Marta:
“Hay lunita que entre nubes
Pareces curucusí
A vos que te quieren y te cantan
Mándame una esperanza
Rayito de color
Allí sobre el río Piraí
Que pa’ su corriente mis lágrimas vertí”.
Marta baja del escenario y al mirar la luna lentamente, su piel comienza a volverse de bronce.
Maestro de ceremonia:
Damas y caballeros, un aplauso para la mujer que se entregó por completo a Bolivia a través de su canto, her-
manando a los bolivianos del norte y del sur, muchas gracias, señora Gladys, por ser Bolivia, la despedimos con
muy fuertes aplausos. Una noche muy emotiva para todos los aquí presentes, nuevamente agradecer a la señora
Gladys Moreno por tanto… ¡Hasta siempre!
FIN
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MUJERES: Resistencias, culturas, memorias y luchas
Anexo
Canciones interpretadas por Gladys Moreno y que se citan en la obra:
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TERCER LUGAR DRAMATURGIA
Madre
Una condena genética
* Sarah Faride Tamayo Isaias (La Paz, 1988). Es directora, dramaturga y actriz de teatro. Se especializa en Teatro documental. Estudió Ciencias Econó-
micas, Artes Escénicas y un master en Gestión Cultural. Sus obras se representaron a nivel nacional. Es directora y fundadora de la Compañía Cabra
Teatro con la que realizó diferentes trabajos de dramaturgia y dirección. Es autora de las obras: “El Viaje de Valentina”, “Debe Tener Frio el Muerto”,
“La Máquina Hacetodo”, “Usuario”, “Recorrido feminista 128”, entre otras. Fue acreedora del Premio Nacional de Teatro Peter Travesí Canedo 2021.
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Tercer lugar Dramaturgia
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Tercer lugar Dramaturgia
Personajes
Madre
Hija
Vecina 1
Vecina 2
Vecino 1
Vecino 2 Alzhéimer
Vecino 3
403
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Tercer lugar Dramaturgia
Escena I
La madre, su hija y las muertes
En un pequeño departamento en el segundo piso de un edificio viejo, hay una cama grande y vieja; un televisor antiguo;
una mesa de noche llena de vasos sucios; botellas vacías de gaseosas ordenadas por todo el piso; una mesa con periódicos
viejos, libros, rollos de papel de baño, platos, cubiertos y una bolsa de pan enmohecido; libros, revistas y crucigramas
viejos; un perchero que lleva puesto un saco grande y un sombrero, y cajas de cartón con billetes de lotería antiguos.
Se escucha la canción “Puerto Montt” de Los Iracundos.
Madre e Hija se encuentran al centro del foro, atrás. Traen puesto guantes de goma, barbijos, lentes, mandiles, una
pañoleta en la cabeza, baldes, trapeadores, escobas, detergentes y desinfectantes.
Madre se acerca tosiendo, con arcadas y tapándose la boca.
Hija:
Tosiendo. ¡Qué asco!
Madre:
No puede ser que tu abuelo haya vivido así.
Hija:
¡Qué viejo cochino! Madre le echa ambientador en la cara de la hija y ella reacciona. ¡Perdón, mami! Silencio. ¿Para
qué guardaba todo esto?
Madre:
Así nomás era mi padre, cachivachero.
Hija:
Mira, tantos libros… Sigue mirando a su alrededor. Y los crucigramas, todos están llenos.
Madre:
Sí, papá lo hacía desde que yo era niña. Se pasaba horas buscando en el diccionario, en toditas esas enciclope-
dias… Primero utilizaba sus lentes delgados, luego la lupa, luego una lupa más grande, luego unos lentes más
gruesos… Al último, lente sobre lente y lupa sobre lupa.
Hija:
Me acuerdo haberlo visto alguna vez, ahí sentado en su escritorio frente a la tele.
Madre:
Era muy inteligente… Loco pero inteligente.
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MUJERES: Resistencias, culturas, memorias y luchas
Hija:
Dicen que las mentes más brillantes sufren enfermedades mentales.
Madre:
¡Uy! ¡Entonces tu abuelo ha debido ser brillantísimo!
Hija:
¡La tele en frente del baño es una idea millonaria! Anticipó el verdadero uso de los celulares.
Madre:
¿Qué hacemos primero?
Hija:
No sé, podemos sacar la ropa, vaciar los cajones, después pasamos a la sala…
Madre:
La ropa la regalaremos, ya debe estar vieja. Y con el resto, veremos si hay algo que vale la pena.
Hija:
Mamá, aquí todo es basura.
Madre:
Hija, no creas, tu abuelo era millonario cuando era joven.
Hija:
Ah, ¿sí?
Madre:
¿No me crees? En esa época era el auge de la minería, había mucha plata y tu abuelo traía las mejores cosas.
Traía telas de seda, zapatos finos, sombreros… de todo. Era muy buen negociante, él le podía vender hielo a un
esquimal. Pero también tenía mucha ambición. Mira estas cajas… llenitas de billetes.
Hija:
¿Billetes? Se acerca corriendo a las cajas.
Madre:
Billetes de lotería, mamita… vos qué crees.
Hija:
Ah, sí…
Madre:
Todavía le debe quedar algo escondido por ahí.
Hija:
Ríe. ¡Es pura basura mami! Todo esto está pasado… mira, ¡1977!
Madre:
Riendo. Pura basura.
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Tercer lugar Dramaturgia
Hija:
Sí. Ríe.
Madre:
¡Basta! Cerrá las cortinas, ¿qué van a decir los vecinos?
Hija:
¡No mami!
Madre:
¡Que cerrés te he dicho! ¿Qué van a decir? Que esta su hija ni siquiera ha esperado que se enfríe el muerto.
Hija:
Cerrando la cortina. ¡Ay, mami! ¡Qué ideas tenés vos!
Madre:
¡Es verdad! Nunca estamos solos. Nos están observando. Los vecinos hablan.
Hija:
Nadie te está observando…
Madre:
Saben que hay plata.
Hija:
¿Hay plata?
Madre:
No.
Hija:
Pero acabas de decir…
Madre:
¡No he dicho nada! Silencio. Busca bien en los bolsillos, el abuelo siempre tenía billetes de lotería.
Hija:
¿Te imaginas que justo haya ganado la lotería?
Madre:
Sí, ¿y que le haya dado un infarto de emoción?
Hija:
¡Ja! Y que ahí mismo con sus últimas fuerzas esconde el billete.
Madre:
Seguro lo escondió el desgraciado… Es que no podía ser más hijo de puta, esconder el billete y morirse sin
decírselo a nadie…
407
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Hija:
A nadie…
Madre:
Se lo habrá dicho a la enfermera.
Hija:
¿Por qué a la enfermera?
Madre:
Los viejos crean lazos íntimos con las enfermeras. Si hasta les limpian el culo.
Hija:
No… yo creo que se lo dijo a una de las vecinas… a una de esas viejas chismosas de su edificio.
Madre:
¡Ay! ¡Me muero! ¡Le dejó todo a la salchipapera del frente! Siempre supe que esa vieja gorda hecha a la buenita
era su chola.
Hija:
Deberías comprar la lotería mami. Tienes buena suerte. ¿Te acuerdas esa época que comprábamos el bingo de
oro ese que salía en la tele?
Madre:
Jugábamos todos los sábados, sacábamos la tele al patio…
Hija:
Y hacíamos pizza.
Madre:
Venían todos, mi hermana mayor no se había casado todavía y ustedes estaban chiquitos.
Hija:
Nos llevabas al mercado y nos decías “vos elegí”.
Madre:
Y todos escogían y nada…
Hija:
Hasta que vos elegiste uno…
Suena la música del bingo de oro. Madre e Hija corren al frente. El ambiente cambia y recuerdan el pasado en un
flash back.
Voz en off:
Estamos en vivo en el bingo de oro millonario. Seguimos con los números. Seis, tres.
Madre e Hija:
Seis y tres.
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Tercer lugar Dramaturgia
Voz en off:
El siguiente número… Par de patitos, veintidós.
Madre e Hija:
Veintidós.
Voz en off:
¡Cuarenta y cinco al agua!
Madre:
Nooo… Cuarenta y cinco, no tenemos.
Hija:
Es al agua, al agua…
Voz en off:
La edad de cristo, señores y señoras… Treinta y tres.
Madre:
Ay, sí, treinta y tres.
Hija:
Treinta y tres.
Madre e Hija:
Veinte, veinte, veinte.
Voz en off:
¡Veinte!
Madre e Hija:
Bingo. ¡Bingo! ¡Bingooo!
Voz en Off:
Bingo, bingooo.
Se escucha una alarma y el festejo de los conductores del programa bingo de oro. Madre e Hija vuelven donde estaban
antes, acaba la fantasía del pasado.
Hija:
Saliste en la tele y todo.
Madre:
Imaginate, qué papelón. Me gané el bingo. Años duró esa licuadora que me dieron.
Hija:
Me gustaba venir donde el abuelo, siempre me decía lo mismo: ay, tu mamá era terrible… desde chiquita.
Madre:
Claro, y vos chocha criticándome con tu abuelo.
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MUJERES: Resistencias, culturas, memorias y luchas
Hija:
Y yo le decía: uy, a ver, contame más…
Madre:
Tu abuelo me tenía miedo. Yo era la única hija que se enfrentaba a él cuando la golpeaba a mi madre.
Hija:
No quiero escuchar esa historia de nuevo.
Madre:
¡Tu abuelo era un desgraciado! Pero no hay que hablar mal de los muertos. ¡Qué van a decir los vecinos! Ha sido
un buen padre, al fin y al cabo.
Hija:
No vamos a ocultar la verdad a estas alturas.
Madre:
¡No te estas fijando bien los bolsillos!
Hija:
¡Me estoy fijando!
Madre:
No, no, no… que toques el bolsillo no es revisar… hay que meter bien la mano, así. Le muestra cómo revisar los
bolsillos.
Hija:
¿Qué esperas encontrar? El abuelo solo nos dejó una casa alquilada llena de basura.
Madre:
No hables así… Es la casa de tu abuelo.
Hija:
Igual es un basurero. Qué mal humor mami.
Madre:
Estoy limpiando la casa asquerosa de mi padre recién muerto… ¿Qué quieres que haga? ¿Qué esté de buen
humor? ¿Qué baile? Bailo, puedo bailar. Bailo sobre la ropa enmohecida de mi padre. Bailo sobre los restos de
sus amantes. Bailo y festejo las golpizas y los helados de canela de la plaza. Bailo por el dolor de mi madre y por
el remordimiento de mi padre. Ven, tenemos que bailar, hija, para que no nos alcance la muerte…
Hija:
… para que no nos alcance el dolor.
Madre:
Con mariachis, como en el funeral de tu tía Carmela.
Hija:
Que en tu entierro inviten un buen churrasco.
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Tercer lugar Dramaturgia
Madre:
Vino y cerveza.
Hija:
Y que canten.
Madre:
Que canten… “con dinero y sin dinero, hago siempre lo que quiero y mi palabra es la ley”.
Madre e Hija:
“No tengo trono ni reina, ni nadie que me comprenda, pero sigo siendo el rey”.
Madre:
¡Salud por el muerto!
Hija:
¡Salud!
Madre:
Yo no quiero que nadie llore mi muerte.
Hija:
A mí no me importa que canten o que lloren… pero que vaya gente.
Madre:
¿Cómo que vaya gente?
Hija:
¿Viste esos funerales en los que no va nadie? ¡Eso sí que debe ser triste!
Madre:
¡Ah, sí! Como el del abogado Justiniano. Daba la impresión de que ni sus hijos querían estar ahí.
Hija:
¡Sí! Imaginate que no vaya nadie.
Madre:
Qué dirían los vecinos.
Hija:
Qué dirían todingas esas viejas chismosas del barrio.
Madre:
Qué diría la gente.
Hija:
¿La gente madre? ¿Qué gente? Si no va a haber nadie.
Madre:
Pues, la gente que no ha ido… esa gente es la que más habla. Tienes razón… es mejor que vaya gente.
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Hija:
Que te recuerden.
Madre:
Que te recuerden.
Hija:
¿Te vas a asegurar de llevar gente a mi funeral?
Madre:
Pero si yo voy a morir primero.
Hija:
¡Cierto! Se lo tengo que encargar a mi hermano.
Madre:
Al paso que va, él también va a morir primero.
Hija:
¡Qué injusto! Yo me voy a ocupar de organizarles el funeral a todos… Pero van a ser hermosos, con ramos de
flores, bebidas calientes, música y repletos de personas… ¿y el mío? ¿A quién le importa el mío? Moriré sola.
Madre:
¡No vas a morir sola, hija! Te van a enterrar sola, es diferente.
Hija:
Me van a enterrar sola…
Madre:
Pero, hija, no te pongas así, a todos nos entierran solos. ¿Dónde has visto que entierren de a dos o de a tres?
Hija:
No importa lo que hagamos, vamos a morir solas o nos van a enterrar solas… como quieras decirle. ¿Sabes
cuándo se consolida la soledad en una persona? Cuando se va, cuando cruza el portón de la casa y sabe que jamás
va a poder volver. Y no me refiero solo a una forma física. Una vez que te has marchado nunca serás el mismo.
Por eso es que la gente mientras más vieja se pone, se vuelve más solitaria, porque se va y nunca vuelve a ser la
misma. Yo consolidé mi soledad al poco tiempo de irme de la casa. Una noche en que estaba sola fue la primera
vez que Pedro me gritó. Hasta ese momento confiaba en que el día que sucediera algo, siempre podría volver a la
casa de mi mami. Pero esa noche lloré a mares porque me había dado cuenta que nunca iba a volver a vivir en la
casa de mi mami. Porque yo ya no era la misma… Entonces me invadió una sensación de desamparo, de soledad
absoluta, de orfandad, no tenía a dónde ir… ya no existía un plan B en mi vida, ¿entiendes? Ese “si no resulta
bien, vuelvo donde mis padres”, esa posibilidad se había ido… así que no me quedaba de otra que admitir mi
soledad. ¡Pero ya! Vivir toda la vida en soledad y que no vaya nadie a tu entierro… Eso ya es demasiado.
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Tercer lugar Dramaturgia
Escena II
Madre está de espaldas, mirando el tocadiscos, con la botella de alcohol en la mano, mientras Hija habla sin parar.
Madre enciende el tocadiscos y se escucha: “Oye, cómo va”. Mientras suena la música, Madre se pone un saco y el som-
brero del abuelo. Hija la ve y toma una tela para envolvérsela como un vestido.
Ambas simulan ser el abuelo y la abuela en el pasado, cuando recién se conocieron.
Abuelo/Madre:
¿Te gusta mi toca discos?
Abuela/Hija:
Sí.
Abuelo/Madre:
Esta canción se llama “Caballo viejo”.
Abuela/Hija:
Y bien viejo que esta ese caballo.
Abuelo/Madre:
Ven, bailá conmigo.
Abuela/Hija:
Mi mamá no sabe que estoy aquí, ¡mejor me voy!
Abuelo/Madre:
¿Qué te va a decir? ¿Qué hace mi niñita de 14 años con ese viejo?
Abuela/Hija:
¡Ja, ja, ja! ¡Nooo!
Abuelo/Madre:
Ella me dio su consentimiento, tranquila…
El abuelo y la abuela bailan apasionadamente, en una situación un poco burlona y divertida de conquista. Se detiene
la música. Madre e Hija vuelven a sus posiciones anteriores, retornando al tiempo presente.
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MUJERES: Resistencias, culturas, memorias y luchas
Madre:
Era bella mi madre. Tu abuelo la hizo sufrir mucho. Él era malo, la pegaba. Cuando era chiquita recuerdo que
llegaba como loco y se desquitaba con mi mamá. Yo solo lloraba y no podía hacer nada, tenía solo cuatro años.
Recuerdo que yo le gritaba “¡Papi! ¡Basta! ¡Basta!”. Era lo único que podía decir y él le sacaba la mierda delante
de mí. Pero cuando crecí ya no podía… Una noche yo estaba solita con mi mamá en la cocina cuando llegó el
loco. Borracho y endemoniado, su mirada perdida y su sonrisa satírica y empezó a gritarle.
Madre continúa su relato imitando al abuelo, tomando los brazos del saco de terno del abuelo que está colgado en el
perchero de la sala como un títere representando al abuelo, mientras Hija de rodillas al otro lado del escenario hace la
voz de su madre cuando tenía 16 años.
Madre/Abuelo:
¡Servime mi comida! ¡Tengo hambre! ¿Qué? No me hables así. ¿Cómo que no está lista? Cuando yo llego a esta
casa tiene que estar mi comida lista y en la mesa.
Hija/Madre de 16 años:
Basta papá, no se acerque más a mi mamá.
Madre/abuelo:
¿Qué has estado haciendo para no tener mi comida lista? Seguro estabas mostrando tu culo a los vecinos, puta…
Seguro ya tienes tu macho…
Hija/Madre de 16 años:
Sírvase usted.
Madre:
Y empezó a golpear a mi madre, delante de mí. Yo no iba a dejar que la toque de nuevo. No aguanté más y me
puse delante de ella para defenderla.
Hija/Madre de 16 años:
A mi madre no la tocas nunca más.
Madre:
Me llegó un puñetazo en el ojo derecho y caí en el piso. Él tenía esa mirada de loco. Se acercó a mamá y le
comenzó a gritar. Le dio una patada en el vientre y la levantó ahorcándola. La estaba matando a mi mamá,
delante de mí. ¡Estaba matando a mí mamá! Me lancé hacia él y comencé a golpearlo con todas mis fuerzas hasta
que la soltó y antes de que pueda volver a acercarse a mamá, agarré un cuchillo, me puse delante de él y le gritaba
como una fiera: “te voy a matar si la vuelves tocar a mi mamá, te voy a matar”… Si volvía a tocarla, te juro que
lo mataba.
Oscuro, Madre e Hija están sentadas lado a lado rezando el rosario para el Abuelo recién fallecido.
Madre e Hija:
Que su alma no sufra más y te dignes resucitarlo con los santos el día de la resurrección y la recompensa.
Hija:
Mami, no creo que debamos pedir que resucite.
Madre:
Tienes razón.
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Tercer lugar Dramaturgia
Madre:
Y te dignes dejarlo muerto…
Hija:
Perdónale sus pecados.
Madre e Hija:
Por Jesucristo, tu hijo, en la unidad del Espíritu Santo, amén.
Se escucha que tocan la puerta. Madre e Hija se miran y corren hacia la puerta. No la abren.
Vecina 1:
Soy la vecina de al lado. Aquí vivía un señor mayorcito, muy amable, que en paz descanse. Quería saber si todo
está en orden.
Madre:
Sí, señora. Yo soy su hija.
Hija:
Y yo su nieta.
Madre:
Estamos ordenando las cosas de mi papi.
Madre e Hija:
Que en paz descanse.
Vecina 1:
¡Ah!, qué bueno, era un buen hombre su padre, muy alegre. Siento mucho su partida.
Madre:
Muchas gracias.
Madre e Hija:
Dios la bendiga.
Vecina 1:
Yo lo conocía muy bien a su padre, que en paz descanse. Les puedo ayudar a ordenar, encantada. ¿Puedo pasar?
Trata de abrir la puerta de golpe.
Madre e Hija:
¡No!
Vecina 1:
¿Cómo?
Hija:
Que… que no se preocupe, igual ya estamos por acabar. Gracias de todas formas.
415
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MUJERES: Resistencias, culturas, memorias y luchas
Madre:
¡Sí! ¡Sí! Muchas gracias, señora.
Vecina 1:
Bueno, bueno…
Vecino 2 Alzhéimer:
La camisa…
Vecino 1:
Callate, viejo loco.
Vecina 1:
Estaré aquí al lado por si cambian de opinión.
Madre e Hija:
¡Vaya con dios!
Vecina 1:
Susurrando, mientras se aleja de la puerta, se escucha los pasos. Ya, ya… Buitres.
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Tercer lugar Dramaturgia
Escena III
Italia y la tercera edad
Hija:
¿Nos ha llamado buitres?
Madre:
Nos ha llamado Buitres.
Hija:
Que vieja de...
Madre:
¿Qué se cree?
Hija:
Que habrá querido, ¿no?
Madre:
¡Les ayudo, dice! ¡Seguro era su chola!
Hija:
Mami, por favor, la viejita no podía ni hablar.
Madre:
De tu abuelo se puede esperar cualquier cosa. Pero… no hay que hablar mal de los difuntos.
Madre e Hija:
Dios los tenga en su gloria.
Madre:
Además, qué va a decir la gente.
Hija:
Sí, sí… mejor cierro las ventanas.
417
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MUJERES: Resistencias, culturas, memorias y luchas
Madre:
Y, ¿qué es de tu cara de monolito?
Hija:
Pedro, mamá.
Madre:
Te ha vuelto a pegar.
Hija:
Él no me pega.
Madre:
Cierto, ¿te has vuelto a resbalar?
Hija:
¡No! Pero me caí al entrar a la casa el otro día.
Madre:
¿Y qué te hiciste?
Hija:
Me disloqué el codo.
Madre:
No se nota.
Hija:
Sí, ya estoy bien, ya estira del todo… yo creo que no me volveré a caer.
Madre:
Ojalá, hijita… ¡Ojalá! De dónde habrás salido tan enamoradiza vos. ¡Todo les crees! Si tuvieras la mitad de mi
carácter…
Hija:
Y mirá a dónde has llegado con ese “carácter”, buscando los bolsillos de los pantalones del abuelo.
Madre:
Vas a ver cómo te haré falta.
Madre e Hija:
Un día de estos me voy a ir.
Madre e Hija:
Y quiero ver qué vas a hacer.
Madre:
Ya estoy con un pie en Italia.
418
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Tercer lugar Dramaturgia
Hija:
Ah, ¿sí?
Madre:
Adivina quién se va a casar.
Hija:
Carmen, la del ballet.
Madre:
No.
Hija:
Ya sé, ¿el primo Jorge?
Madre:
No…
Hija:
Tienes razón, él pinta más ser del otro equipo… aunque en teoría también podría casarse, pero…
Madre:
¡Basta! ¡Qué eres sonsa! ¡Marlene!
Hija:
¿Quién?
Madre:
Mi amiga de colegio, Marlene.
Hija:
¿Marlene? ¿La tía Marlene?
Madre:
Sííí.
Hija:
¿La gritona?
Madre:
Sííí.
Hija:
¿La medio renga?
Madre:
Sííí.
Hija:
Pero si tiene tu edad.
419
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MUJERES: Resistencias, culturas, memorias y luchas
Madre:
¿Y? ¿Qué tiene que ver eso?
Hija:
¿Para qué se va a casar?
Madre:
¿Qué crees? ¿Qué a nuestra edad no podemos encontrar el amor? Me llamó el otro día. La cosa es que se ahorró
su platita y se fue en un tour a Italia a ver al papa. Imagínate ese lujo. Delante del papa Francisco… Papa, papa
Francisco. Canta.
Hija:
Al grano, mami.
Madre:
La Marlenita se acordó que ahí vive el Richard, su novio de colegio. Se tenían un amor loco. Pero al final, termi-
naron, y él se agarró de una gringa y se fue. Y ella se casó con el desgraciado de su marido, ¿te acuerdas? Ese feo,
cara de culo. Bueno, no importa. La cuestión es que lo buscó en Facebook, la muy pendeja, para eso capísima. Y
le escribió. Se encontraron en el Vaticano y revivió su amor.
Hija:
¿En serio?
Madre:
La Marlenita está como quinceañera, si la escucharas.
Hija:
¿Y se puede revivir algo a esa edad?
Madre:
¡Se puede, hijita! ¡Se puede! La tecnología no solo ha mejorado los celulares.
Hija:
Pero ¿y esta tu amiga no estaba casada?
Madre:
Estaba. Volvió, lo despachó al marido cara de culo y se fue a Italia… a seguir el amor.
Hija:
Qué viejita pendeja.
Madre:
Un poquito.
Hija:
¿Y encima se va a casar?
Madre:
Con el amor de su vida.
420
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Tercer lugar Dramaturgia
Hija:
Con el amor de su vida.
Madre:
Pero esa no es la mejor parte.
Hija:
Ah, ¿no? Para mí, que esa vieja renga encuentre al amor de su vida en Italia y que se case, ya es suficiente.
Madre:
No, se va a casar en dos meses y, bueno, como sus amigas somos una punta de pobretonas, ha mandado dos
pasajes de regalo para sortear en el grupo de las chicas.
Hija:
¿Y?
Madre:
Y adivina quién se ganó uno
Hija:
¿En serio?
Madre:
¡Sííí!
Hija:
¡Italia!
Madre:
¡Sí, me lo gané!
Hija:
¡Ve que eres una suertuda!
Madre:
Italia, Roma, el Vaticano, mi papita Francisco.
Hija:
Italia y los churros.
Madre:
¡El papa!
Hija:
Semejantes churros que hay en Italia…
Madre:
¡Yo voy a ir a ver al papa, hijita!
421
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MUJERES: Resistencias, culturas, memorias y luchas
Hija:
Por ahí te enamoras de un churro, que te hable en italiano: Oh, principetza, mama mía, Luigi y Mario.
Madre:
¡Ay! ¡A mi edad, a ver!
Hija:
¡Sácate el calzone, amore mio!
Madre:
¡Me estas poniendo roja! Pero quién dice y el amor toca a mi puerta.
Hija:
¿Y la estadía?
Madre:
¿Qué tiene?
Hija:
Es caro Italia, además donde vive el papa es una zona turística, debe ser más caro, todavía.
Madre:
Sí, pero…
Hija:
¿Y la visa? Seguro necesitas visa para viajar hasta allá.
Madre:
También, claro…
Hija:
Tienes que demostrar que tienes plata para sacar la visa. Además, no vas a ir con los brazos vacíos, tienes que
llevar regalos.
Madre:
No había pensado en eso.
Hija:
Y un vestido para la boda, claro.
Madre:
Claro.
Hija:
Y ¿te vas a subir a un avión sola? Los aeropuertos internacionales son grandes. ¿Y si te pierdes?
Madre:
¿En el aeropuerto?
422
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Tercer lugar Dramaturgia
Hija:
Claro que sí. Hay tantas puertas y escaleras y entradas y salidas. Es un caos. Te puedes perder.
Madre:
¿Me puedo perder?
Hija:
¿Irán a recogerte? Porque en el caso de que sobrevivas al aeropuerto ¿qué vas a hacer allá? Te puedes perder en la
ciudad.
Madre:
Ay, Dios mío. Qué desgracia.
Hija:
No hablas italiano, cómo vas a pedir un taxi, ir al baño, comida… ¿Cómo?
Madre:
Ay, Dios Santísimo.
Hija:
Ni siquiera hablas inglés para defenderte.
Madre:
¡Nada!
Hija:
Es una catástrofe.
Madre:
Terrible.
Hija:
Sí, a tu edad ya esas cosas no se hacen.
Madre:
¿Qué?
Hija:
Ya a tu edad, tienes que quedarte tranquilita, en la casa y listo.
Madre:
Yo todavía puedo caminar, comer y limpiarme el culo. Vos me querés ver en una tumba.
Hija:
Por mí, morite después de mí, así me organizas el funeral.
Madre:
Digas lo que digas yo voy a ir al matrimonio de mi amiga. Y si ella puede casarse dos veces, yo puedo ir hasta
Italia.
423
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MUJERES: Resistencias, culturas, memorias y luchas
Hija:
¿Y con qué plata vas a ir?
Se interrumpe bruscamente la conversación cuando se escucha que tocan el piso desde el departamento de abajo. Hija
toma la escoba y golpea el piso. No pasa nada. Vuelve a tocar. Esperan. Se escucha de nuevo toc, toc, toc. Se miran. Voces
en off de los vecinos van de diferentes ángulos del escenario simulando que les hablan desde el pasillo, del departamento
de abajo o de al lado.
Vecino 1:
¡Vecinitas! Les invito una tacita de café.
Hija:
Con sorpresa. No, gracias.
Vecino 3:
Pero si no es una molestia.
Madre:
No, me cae mal el café.
Vecino 1:
Aquí está el cafecito… ábrame. Se escucha como que quieren abrir la puerta al otro lado.
Madre e Hija:
¡No, gracias!
Vecino 1:
¡Bueno! No se ponga nerviosa. Igual paso más tarde. Se escuchan pasos marchándose.
Vecina 2:
Te dije que teníamos que haberle traído té.
Vecino 1:
Yo qué iba a saber.
Vecino 2 Alzhéimer:
Tenemos que ir a buscar la camisa…
Vecina 2:
Ven, Arturito, vamos, camina, camina.
Vecina 1:
¡Qué carácter! Con razón no la quería ni su padre.
Madre:
¿Que él no me quería? ¡Ja! Lo que él me tenía era miedo, por eso no le gustaba que yo venga, porque yo le decía
sus verdades en su cara. Le hizo la vida imposible a mi madre, la celaba, la anulaba. Mi madre era hermosa…
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Tercer lugar Dramaturgia
Hija:
… Y pasó toda su vida creyendo que no era suficiente…
Madre:
… Pensando que no podía hacer nada sin él.
Hija:
Y las historias se repiten, mamá…
Madre:
¿Y sabes qué es lo peor? Que con el tiempo lo perdoné y también lo excusé. Yo me creía diferente, pero soy igual
a mi madre.
Madre e Hija:
¡No quiero ser como mi madre!
Hija:
Todas vamos a repetir la misma historia. Mi abuela, mi tía, mi madre, mi prima, yo, mi hija y la hija de mi hija.
Por el resto de los tiempos, hasta que nos maten o nos suicidemos. Mi pobre hija está condenada incluso antes
de nacer.
Madre:
¿Tu hija?
Hija:
No lo voy a permitir. No vamos a ser como las mujeres de nuestra familia. Voy a llevarla lejos de aquí, cuando
encuentre la plata…
Madre:
¿Qué plata?
Hija:
¿Qué?
Madre:
¿De qué plata hablas?
Hija:
… De… de… nada… No dije nada, mamá…
Silencio. Madre salta sobre Hija con intensión de ahorcarla y corren por todo el cuarto en una especie de pelea danza
coreografiada.
Madre:
¿Vos sabés de la plata?
Hija:
¡De qué hablas! ¡Vieja loca!
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MUJERES: Resistencias, culturas, memorias y luchas
Madre:
¡Dime qué sabes víbora!
Hija:
No sé nada, ¡bruja!
Madre:
¡Ah, mi propia hija! ¡Víbora! Siempre te pones en mi contra…
Hija:
¡Vos eres la víbora! Vos ya sabés, ¿no? ¿Cuándo pensabas decirme del billete de lotería? ¿Ah? ¿Cuándo? ¿Cuándo
ya estés en Italia? Abrazada del papa… ¡del papa de mierda!
Madre:
¡No insultes al papa! Hereje, blasfema. ¡Víbora, arpía… mala hijaaa!
Hija:
¡Mala madre!
Madre:
Vos serás una mala madre.
Se paraliza la imagen en tonos azules. Se miran fijamente. Madre e Hija se jalan de los cabellos, se golpean, se gritan
y discuten, todo en mímica y cámara lenta, mientras suena la canción de Rosalía, “Ciudad solitaria”. Hija golpea en
la cara a Madre al tratar de soltarse, mientras ella le jala del cabello. Cae Madre en cámara lenta e Hija se asusta, se
acerca. Oscuridad.
Oscuro. Cada una está sentada en su espacio. Están cansadas, despeinadas y confundidas. Madre toma una botella de
licor, la abre y bebe un buen trago. Le pasa la botella a Hija.
Madre:
¡Aaagh!
Hija:
¡Aaagh! Tomando.
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Tercer lugar Dramaturgia
Madre:
Dame esa botella. Vos no tienes que tomar. Silencio.
Madre:
¿Hace cuánto sabes?
Hija:
¿De qué hablas?
Madre:
No te hagas a la sonsa, sabes bien de lo que hablo.
Hija:
¿Del embarazo o de la plata?
Madre:
Toma de nuevo. De los dos.
Hija:
El embarazo hace dos meses.
Madre:
¿Y lo otro?
Hija:
En el entierro.
Madre:
¿Y quién te dijo?
Hija:
Pasé por la tienda del abuelo, antes de ir al entierro y estaba revisando sus cajones, digo buscando las llaves de la
casa del abuelo, y escuché que la enfermera hablaba.
Madre:
Dime, qué hablaba.
Hija:
En voz baja. Lo del billete de lotería.
Madre:
Así que lo sabías todo este tiempo.
Hija:
Sí.
Madre:
Por eso viniste hoy.
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Hija:
¡Sí! ¡No! Vine porque quería ayudarte, pero bueno, si encontraba el billete en el camino no estaba de más, ¿no?
Madre:
Pues no.
Hija:
Igual, me pareció extraño que te ofrezcas a “ordenar su cuarto”, si vos ni venías.
Madre:
Estaba muy ocupada.
Hija:
Pero justo ahora querías ayudar. Sospechoso.
Madre:
Piensa lo que quieras.
Hija:
¿Y vos cómo sabías?
Madre:
¡No me lo vas a creer!
Hija:
Dime…
Madre:
Me lo dijo tu propio abuelo, en la cama del hospital.
Hija:
¡No! Sorprendida.
Madre:
Sí, de todos los hermanos, de todos sus hijos, de toda la familia… me lo dijo a mí.
Hija:
¿Y por qué a ti?
Madre:
Yo qué sé… Hasta llegué a pensar que podía ser una trampa del viejo desgraciado.
Madre e Hija:
¡Que en paz descanse!
Hija:
¿Una trampa para qué?
Madre:
No sé, para que me pelee con mis hermanos, para que nos peleemos... O para que me estafen o… para que venga
a limpiar su mierda.
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Tercer lugar Dramaturgia
Hija:
Ah… Nos engañó y vinimos a limpiar toda su mierda gratis.
Madre:
Qué hijo de… no creo, tiene que haber un billete.
Hija:
¿Y entonces?
Madre:
¿Entonces qué?
Hija:
¿Dónde está el billete de lotería?
Madre:
No llegó a decirme eso.
Hija:
¿Cómo?
Madre:
Solo me dijo: “Gané la lotería, finalmente, gané la lotería y todos esos viejos quieren el billete” y en ese instante
entraron los médicos, y me dijo: “Mañana te digo más”.
Hija:
¿Y?
Madre:
Y… no hubo un mañana. Se llevó a la tumba el secreto.
Hija:
¡Nooo! Puede estar en cualquier parte.
Madre:
Y la enfermerucha esa, ¿no dijo dónde estaba?
Hija:
Yo la escuche decir “que el viejo de mierda…”.
Madre e Hija:
¡Que en paz descanse!
Hija:
No le quiso dar el billete y que lo tiene escondido… y que tenía que entrar al departamento.
Madre:
¡Mierda! Aquí está repleto de billetes viejos. Puede ser cualquiera de esos.
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Tercer lugar Dramaturgia
Escena IV
“A donde el corazón se inclina, el pie camina”
Madre e Hija empiezan a buscar con énfasis, como en una competencia. Una sospechando de la otra y viceversa.
Madre:
¿Qué tienes ahí? ¿Ya lo encontraste? Y no piensas decirme… Así es, cría cuervos y te sacarán los ojos.
Hija:
¡No encontré nada! Seguro vos ya lo encontraste, a ver mostrarme tus bolsillos.
Hija:
Mira, hagamos un trato.
Madre:
Yo no quiero hacer tratos con vos.
Hija:
Si yo encuentro el billete, te diré y, si vos encuentras el billete, me lo dirás.
Madre:
¿Y qué? ¿Ahora tendré que compartir la plata contigo?
Hija:
Y vos, ¿pensabas quedarte con todo sola?
Madre:
No sabe qué responder.
Hija:
Mi madre, mi propia madre… Me ibas a dejar estancada en este país tercermundista, sin un quinto… Mi propia
madre.
Madre:
Ya bueno, setenta-treinta.
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Hija:
¡Nada! cincuenta-cincuenta
Madre:
¿Qué? ¡No, no, no! Yo ya soy de la tercera edad y este sistema de pensiones ya no existe…
Hija:
Yo voy a tener una bebé. ¿Quieres que ande mendigando subsidios con sobre precio? Así me quieres ver… ¿no?
Madre:
Sesenta-cuarenta, es mi última palabra.
Hija:
¡Bueno!, pero sin trampas. Entre dientes. Vieja mañuda…
Madre:
Cuervos, eso es lo que críe, cuervos.
Madre:
Revisa bien los bolsillos, por favor.
Hija:
Estoy revisando.
Madre:
Es que tienes que sacarlos así y meter la mano.
Madre e Hija siguen revisando bolsillo por bolsillo, de los pantalones y las camisas, poniendo todo en bolsas de basura
negra.
Hija:
Es normal que las madres odien a sus hijas, son relaciones karmáticas.
Madre:
¿Vos crees que te odio porque te fuiste de la casa? A mí no me importa que te hayas ido.
Hija:
Entonces, sí me odias… ¡claro!
Madre:
¿Quieres saber qué me pasa? Lo que pasa es que no te aguanto hijita. No te aguanto y no te entiendo. A veces
pienso que debería haberte tenido de más joven así podríamos entendernos mejor, compartiríamos gustos o algo.
Pero no es así. Esa tu forma de vestir, tu música, tus decisiones, tu vida. ¡Y lo intento, pero no te entiendo! Y
entonces hablas y hablas como si supieras todo de la vida, pero la verdad es que no sabes nada. Tienes la mitad
de años que yo y tienes la mitad de problemas que yo. A veces me pregunto, ¿será que mi madre tenía el mismo
problema conmigo? Y si me entero que agarraste el billete y le das la plata al cara de simio ese… me muero y
vuelvo a jalarte la pata.
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Tercer lugar Dramaturgia
Hija:
La mira fijamente. Cincuenta-cincuenta.
Madre:
Lo piensa y respira. Cincuenta-cincuenta. Pero lo dejas al cara de tutuma.
Hija:
¡Trato hecho! Todo es pura evolución mami… Es normal que las generaciones nuevas, como yo, sean más “aptas”
para el mundo que las generaciones viejas.
Madre:
Ni qué evolución, ni qué ocho cuartos. No me vengas con tus teorías. Lo que pasa es que vos sos una egoísta. Te
recuerdo, evolucionada, que vos sos un producto de mí. Saliste de aquí adentro. Sos sangre de mi sangre. Mis
miedos son los tuyos y mis frustraciones están bien adentro de tu cerebro.
Hija:
Yo no me parezco en nada a ti.
Madre:
Claro que sí te pareces. ¿No lo ves?
Madre:
¿Y sabes qué más? Quieras o no, mientras más pasan los años, te pareces más y más a mí. Hija retrocede. Es el
destino, es una condena genética, así es como el universo se burla de nosotras.
Respira.
Hija:
Lo que le espera a mi hija…
Madre:
No, no, no… Ella no vivirá como nosotras. Vamos a encontrar ese billete de lotería y vamos a dejar de sobrevi-
vir… Vamos a vivir…
Hija:
Lejos de aquí…
Madre:
Bien lejos…
Hija:
Y compraremos una casa grande, con jardín y un columpio…
Madre:
… con una lavadora.
Hija:
Y con una aspiradora…
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Madre:
Y no volveremos a lavar un plato más en nuestras putas vidas.
Hija:
Ni a doblar ropa.
Madre:
Ni a trapear, ni a fregar, ni a cocinar…
Hija:
¡Nada!
Madre:
¡Eso! Seremos libres, mujeres emancipadas y empoderadas.
Hijas:
Sufragistas con derechos. ¡Abajo el sistema patriarcal!
Madre:
Ay, tampoco te me hagas a la feminazi… Pero eso sí… ¡no le volveremos a servir a nadie!
Hija:
A nadie.
Madre:
Pasaremos la vida viajando, disfrutando.... Señala la barriga. Viéndola correr pata pila en el jardín… Se sensibi-
liza. A mi nieta…
Hija:
Sí. “Ven a jugar, abuelita”, te dirá.
Madre:
Voy a ser abuela. Todavía recuerdo cuando naciste, naciste entre maletas. Tus tíos correteaban de aquí para allá
con sus maletas haciendo tramites en una embajada y yo ahí, panzona. De repente, entro en trabajo de parto. Y
cuando te tuve finalmente en mis brazos, te vi y… te vi y… ¡Eras feíta… feíííta!
Hija:
¡Mami!
Madre:
Eras bien feíta, hijita… Hasta pensé que te habían cambiado en la clínica.
Hija:
¿Cómo vas a decir eso?
Madre:
Ja, ja, ja… Pero luego miré tus ojitos y… también eran feítos. Hija trata de apartarse y Madre la abraza más fuerte
y se ríe.
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Tercer lugar Dramaturgia
Madre:
Agarré tus manitos chiquititas y feítas, Tus piecitos también eran feítos… y tu cabellito así parado, pelopincho,
peinadito pal cielo, feíto… Pero aun así eras mi bebé, el bebé más hermoso del mundo.
Hija:
¿Qué pensará un bebé cuando ve a su mamá por primera vez, no? Tal vez yo también pensé “hay que feíta que
es mi mamá”.
Madre:
No piensan nada. Solo sienten, por eso es que es tan perfecto. Sienten el amor que solo mamá y bebé pueden
sentir.
Hija:
¿Te acuerdas que cocinábamos juntas?
Madre:
Nunca dejé que te falte nada.
Hija:
Nunca… Todos los domingos te levantabas a las seis de la mañana cantando…
Madre e Hija:
Pienso que un sueño parecido no volverá más
Y me pintaba las manos y la cara de azul
Y de improviso el viento rápido me llevó
Y me hizo volar en el cielo infinito
Volaré, oh-oh
Cantaré, oh-oh-oh-oh
Nel blu dipinto di blu
Felice di stare lassù
Y volando, volando feliz
Yo me encuentro más alto, más alto que el sol
Y mientras que el mundo se aleja despacio de mí
Una música dulce ha tocado solo para mí
Volare, oh-oh
Cantare, oh-oh-oh-oh
Nel blu dipinto di blu
Felice di stare lassù
Hija:
Libres, mamá, vamos a ser libres.
Madre:
¡Libres!
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Hija:
¡Libres!
Madre:
¿Qué pasa?
Hija:
Nos cortaron la luz.
Madre:
Shhh…
Vecino 1:
Murmurando. Ahora sí, saldrán como ratas.
Vecino 3:
Risas malvadas. Las sacaremos, aunque sea muertas.
Se encienden linternas desde el público y atrás del escenario. Son los vecinos corriendo.
Vecino1:
Ahora sí van a tener que abrir la puerta.
Vecino 3:
Están listos, abren la puerta y entramos corriendo.
Vecino 1:
Sí, las sacamos y listo, tenemos el billete de lotería.
Vecino 2 Alzhéimer:
Hay que entrar por…
Vecinos 3:
¿Qué creían este par de locas, que íbamos a dejar que se queden con la plata?
Vecino 1:
¡Jamás! No se saldrán con la suya.
Vecino 2 Alzhéimer:
El billete está en la camisa roja a cuadros.
Vecino 1 y 3:
¡Shhh! Callate, Arturo.
Vecino 1:
Viejo sonso.
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Tercer lugar Dramaturgia
Vecino 3:
Es el Alzhéimer, no es sonso.
Vecino 2 Alzhéimer:
¡La lotería! ¡Ganamos!
Vecino 1:
Ya, sacalo de aquí, que lo va a arruinar todo.
Vecino 2 Alzhéimer:
Pero la camisa…
Vecino 3:
Sacándolo. Vamos, vamos.
Hija enciende una luz tenue. Ella está feliz, saltando, nerviosa y medio susurrando de la emoción.
Hija:
Mami, ya la tenemos… La camisa… El billete de lotería está en la camisa roja a cuadros. Viejos sonsos. ¡Sí! Solo
tenemos que buscar la camisa roja y ya. Mami… Respondeme. Mami, mami, ¡reacciona! ¿Qué pasa?
Madre:
La camisa… la ca-mi-sa.
Hija:
Sí, sí, ¡la camisa! Hay que buscarla ¿Qué?
Madre:
¡Enterré al abuelo con esa camisa!
Hija:
¿Cómo?
Madre:
¡Sí! Yo misma escogí su ropa… yo misma lo vestí…
Hija:
Nooo… Madre... ¿y no revisaste los bolsillos?
Madre:
Llorando. No revisé los bolsillos.
Hija:
¡Hay que revisar los bolsillos!
Madre:
Lo sé, lo sé…
Hija:
¡Metiendo las manos, mami!
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Madre:
Lo sé, lo sé.
Hija:
¿Qué vamos a hacer ahora?
Madre:
¡Que desgraciado… no puede ser! Se llevó a la tumba sus cien mil dólares. Qué viejo desgraciado. Ni después de
muerto deja de hacer de las suyas.
Hija:
No… tiene que haber una solución.
Madre:
Ya lo perdimos. Vos vas a terminar casada con el cara de plato ese y con ocho hijos… Y yo voy a despertar todos
los días en mi realidad latinoamericana…
Hija:
¡No! Todavía podemos hacer algo.
Madre:
¿Qué?
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Tercer lugar Dramaturgia
Escena V
“El muerto al hoyo y el vivo al bollo”
Al ritmo de la música, planean el golpe y se alistan. Mueven la escenografía como en una danza. Toman sus mandiles,
sus baldes, sus guantes, sus barbijos, sus abrigos, un par de palas y avanzan en el vacío. Es de noche, la lluvia cae a
caudales, una tormenta las acompaña. El perchero se convierte en una cruz y la cama en una fosa donde Madre e Hija
cavan para desenterrar al abuelo. Sacan palas e impermeables. Se quedan en silencio, la tormenta se escucha con más
fuerza. Hija empieza a cavar y Madre mira fijamente la tumba de su padre.
Hija:
¡Vamos, mami! La pala.
Madre:
La pala, sí, sí… No, no puedo.
Hija:
Claro que puedes.
Madre:
Hija, creo que esto es pecado.
Hija:
No pienses en eso…
Madre:
Claro que es pecado…
Hija:
No, no es…
Madre:
Es la tumba de mi padre.
Hija:
Y la de mi abuelo.
Madre:
Quizás hasta está penado por ley.
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Hija:
No creo.
Madre:
¿Si nos descubren?
Hija:
Madre, si sigues cavando rápido, nadie nos va a descubrir.
Madre:
Los sepultureros todavía deben estar por aquí.
Hija:
Son las dos de la mañana.
Madre:
Y todo esta tan fresco.
Hija:
Sí.
Madre:
Y la tierra, ni siquiera llegó a compactarse.
Hija:
Mejor, así es más fácil cavar.
Madre:
¿Y su cuerpo seguirá intacto?
Hija:
No lo sé.
Madre:
¿Cuánto tiempo tiene que pasar para que un cuerpo empiece a descomponerse?
Hija:
No lo sé.
Madre:
Debe seguir con el efecto del formol.
Hija:
Seguramente.
Madre:
Mejor, así nos evitamos escenas traumáticas.
Hija:
Sí, mamita, pero si no nos apuramos…
440
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Tercer lugar Dramaturgia
Madre:
Gloria al Padre
Y al Hijo
Y al Espíritu Santo
Como era en el principio
Ahora y siempre, por los siglos de los siglos
¡Amén!
Hija:
¿Qué haces?
Madre:
Voy a elevar una plegaria por mi padre.
Hija:
¿Qué? ¿Ahora?
Madre:
Sí.
Hija:
¿Bajo esta lluvia?
Madre:
Sí.
Hija:
¿No puedes hacerlo después? Nos van a descubrir. ¡Vamos, cava!
Madre:
Yo confieso ante Dios Todopoderoso
Y ante vosotros hermanos
Que he pecado mucho de pensamiento
Palabra, obra y omisión…
Hija:
Madre, por favor… ya estamos llegando.
Madre:
Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Hija:
Mami, no hay tiempo para eso.
Madre:
Ruego a Santa María siempre Virgen
A los ángeles, a los santos
Y a vosotros hermanos
Que intercedáis por mí…
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Hija:
Basta, basta, basta. ¿Quieres el billete de lotería?
Madre:
Llorando. Sí…
Hija:
Entonces, hay que hacerlo rápido antes que alguien nos encuentre.
Madre:
No puedo, es mi padre… Lo quise… en el fondo lo quise.
Hija:
Lo sé, mamá. Por eso mismo tómalo como su último gesto de paternidad, de amor, de redimirse por esos malos
recuerdos.
Madre:
Empieza a cavar. Que Dios me perdone.
Hija:
Dios ya te ha perdonado. Piensa en Italia… ¡Te vas a ir a Italia!
Madre:
Sí, sí, Italia, Italia.
Hija:
Vamos a comer pizza, penne a la traviata…
Madre:
Sí.
Hija:
Vamos a pasear por Venecia…
Madre:
Cava con más fuerza. Sí, sí… vamos a ir al Vaticano.
Madre e Hija:
Las dos cavan eufóricas. ¡Vamos a verlo al papa!
Madre:
Mi papa… ¡lo hago por ti, Francisco! ¿Me escuchas? Por ti.
Hija:
¡Por ti, papa! ¡Por ti!
Cavan como locas en medio de la tormenta, hasta que se escucha tuc, tuc, tuc. Llegaron al ataúd.
Hija:
Ahí está.
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Tercer lugar Dramaturgia
Madre:
Sí, ahí está. Silencio. Se quedan mirando fijamente el ataúd.
Madre:
Abrí el cajón.
Hija:
Abrí vos.
Madre:
Lo hacemos a la vez.
Hija:
Ya.
Abren lentamente el cajón y sale polvo. Se escucha pasos a lo lejos y una voz.
Vecina 1:
Vecina… ¡Deje eso ahí!
Madre e Hija se miran y empiezan a buscar rápidamente el billete entre el barro y la lluvia. Se detiene la lluvia.
Vecina 1:
No se lo puede llevar.
Madre e Hija:
¿Qué?
Hija:
¿Qué hacen aquí?
Madre:
Viejos metiches, nos siguieron.
Vecino 3:
Nosotros acompañamos a su padre en los buenos y malos momentos.
Vecino 1:
Éramos como una familia. Él siempre decía que si algún día ganaba la lotería la compartiría con nosotros.
Vecino 3:
Esperamos 30 años este gran momento. Nosotros lo acompañamos, revisábamos los números juntos… La lotería
nos corresponde a nosotros.
Vecina 1:
¿Mientras usted donde estaba?
Vecina 2:
¿Dónde estaba? Abandonó a su padre.
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Vecino 2 Alzhéimer:
¿Ya tenemos la lotería?
Madre:
Yo… yo… yo estaba… Yo no quería ver a ese viejo tirano. Esa es la verdad. Ustedes lo habrán aguantado treinta
años, pero yo lo aguanté toda mi vida. Diez de infancia, ocho de adolescencia, todas mis relaciones sentimen-
tales fracasaron por su culpa y le aguanté treinta años de terapia que él nunca pagó. Sí alguien merece ganarse
la lotería soy yo.
Vecinas:
¡Es nuestra lotería!
Los vecinos se lanzan encima de la Madre y la Hija para quitarles la lotería, todos gritan.
Madre:
¡Vamos ahora! ¡Dejalo, hija!
Madre lanza al aire el billete de lotería al mismo tiempo que Hija lanza una caja llena de los billetes de lotería antiguos
que guardaba el abuelo. Oscuro.
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Tercer lugar Dramaturgia
Epílogo
Madre e Hija están en Italia. Vestidas como turistas. Se escucha de fondo “That’s Amore”.
Hija:
¿Ahí está?
Madre:
¡No lo veo!
Hija:
¡Ahí! Ese de blanco. Chiquitito.
Madre:
¡Ay! Papa de mierda, no se ve nada.
Hija:
Está saludando.
Madre:
¡Qué lindo! Es el mejor papa de la historia. Cree en la evolución.
Hija:
¡Qué va!
Madre:
Sí, sí, sí… En el mono, en el big bang, en la súper explosión, todo.
Hija:
Ah, ¿sí? ¿Ahora me dirás que vos también vas a creer en la evolución?
Madre:
Claro, no voy a ser una vieja anticuada.
Hija:
Suficiente con ser una vieja beata…
Madre:
¡Ahí viene! El papa. ¡Al fin lo voy a ver!
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Hija:
¡Mami!
Madre:
¿Qué?
Hija:
Rompí fuente.
Madre:
¿Qué?
Hija:
Sí… ya viene la bebé…
Madre:
¿Justo ahora?
Hija:
Gritando. ¡Llevame a la clínica, mamá!
Madre:
¡Me cago en vos! ¡Siempre arruinando mis planes!
Vamos, vamos, vamos…
FIN
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FOTOGRAFÍA
FOTOGRAFÍA
Nota a la edición
Diosas, alfareras y curanderas
Andrea Hinojosa Sainz *
Letras e Imágenes de Nuevo Tiempo es una convoca- a color nos muestran una secuencia íntima de la prác-
toria de la Fundación Cultural del Banco Central de tica de la cerámica de las mujeres alfareras. Además,
Bolivia que busca estimular la creatividad y el pensa- constituyen un registro que se legará a las hijas de estas
miento crítico en el arte y la cultura. En su séptima mujeres. Aquí, presenciamos el diálogo entre el tiempo
versión, esta convocatoria invitó a los y las artistas a y el territorio desde las escenas cotidianas. Sin embar-
proponer una secuencia de fotografías con una narra- go, es probable que aún estemos lejos de comprender
tiva original e inédita, lo cual exige un trabajo profun- este conocimiento respecto al dominio del territorio
do de investigación, reflexión y composición. Estos y su valor. Cabe mencionar que la preocupación de la
aspectos han sido fundamentales en la selección de las artista se centra en que los espectadores y las especta-
obras que aquí presentamos. doras no romanticen estas imágenes y se acerquen de
Las tres propuestas fotográficas seleccionadas en forma responsable a los mensajes que transmiten.
el marco de esta convocatoria generan diálogos inter- Dejando huella de Debbie Domínguez Rico
culturales y saberes. Además, precautelan la memoria Jiménez ocupa el tercer lugar en esta selección. Esta
cultural en sincretismo con lo contemporáneo. obra presenta fotografías en blanco y negro, cargadas
El primer lugar fue otorgado a Diosas del Ukhu de cierta nostalgia. En ellas se percibe la habilidad de
Pacha de Paola Lambertin Murillo. Esta obra está la artista para transmitir una sensación de calma y
compuesta por fotografías en las que destacan dos co- tranquilidad, mientras vemos a Eulalia, una mujer de
lores, el rojo y el negro, y presentan un toque surrea- 78 años, heredera y guardiana de los conocimientos
lista. Está inspirada en los tejidos jalq’as del departa- medicinales de sus antepasados.
mento de Chuquisaca, que representan el mundo de Aunque muchas personas se ven obligadas a
abajo, el Ukhu Pacha. abandonar los usos y costumbres de sus culturas para
Destacan el valor simbólico y la fuerza de cada poder “seguir adelante”, estas imágenes exhiben un
una de las imágenes, que en su conjunto forman un conocimiento que sigue intacto y que seguirá trans-
tejido. También es notable la habilidad de la fotógra- mitiéndose de generación en generación. A través de
fa para captar el espíritu del carácter comunitario y prácticas cotidianas, la abuela enseña medicina natu-
rescatar la pluralidad y la diversidad, que se expresan ral, alimentación saludable y su lengua: el quechua.
en las distintas corporalidades de las mujeres: el lugar La creatividad y el talento expresados en estas
donde nace la mente femenina y da origen al mundo obras revelan la importancia de la fotografía como
contemporáneo. medio artístico y como testimonio. Estas fotografías
El segundo lugar corresponde a De un lugar que contribuyen a visibilizar la lucha y la dignidad de las
se llama aquí de Laura Barriga Dávalos. Sus fotografías mujeres, las culturas y la memoria de nuestra sociedad.
* Andrea Hinojosa Sainz (La Paz, 1984). Estudió Arte en la Universidad Mayor de San Andrés. Tiene estudios en Gestión Cultural, Pedagogía y Mu-
seos, y Conservación de Patrimonio Edificado. Es magíster en Conservación de Patrimonio Mueble (UMSA). Trabajó en la Unidad de Conservación
del Ministerio de Culturas y en el Área de Conservación del Museo Nacional de Arte. Además, colaboró y apoyó trabajos de curaduría en distintos
proyectos. Actualmente, es curadora en el Centro de la Cultura Plurinacional en Santa Cruz.
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PRIMER LUGAR FOTOGRAFÍA
* Paola Lambertin (Sucre, 1985). Fotógrafa y directora de arte, especializada en Buenos Aires en fotografía de moda y publicidad, y fotografía artística
contemporánea. Tiene experiencia laboral en Bolivia, Argentina, Colombia, México y Estados Unidos. Sus fotografías han sido publicadas y expuestas
en las galerías y bienales de arte más importantes de Bolivia, y se han publicado en Argentina, Brasil, México, Estados Unidos, Francia, Italia, España
y Suiza. Obtuvo el primer lugar en el concurso iberoamericano Fotografía Iber-rutas 2021 y fue finalista del mundial de fotografía organizado por
Sony y la World Photography Organization, entre otros galardones. Actualmente, trabaja entre Bolivia y México.
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Primer lugar Fotograf ía
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SEGUNDO LUGAR FOTOGRAFÍA
* Laura Ximena Barriga Dávalos (Sucre, 1993). Artista e investigadora. Ganadora del Premio Cultural Juana Azurduy y Manuel A. Padilla en la cate-
goría de Investigación Cultural.
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TERCER LUGAR FOTOGRAFÍA
Dejando huellas
Debbie Ludy Domínguez Rico Jiménez*
* Debbie Domínguez Rico Jiménez (Cochabamba, 1980). Estudió Escultura en la Escuela de Bellas Artes Raúl G. Prada, y Diseño gráfico y Comuni-
cación visual en la Universidad Mayor de San Simón. Tiene formación en fotografía digital y analógica, y fotografía documental (mARTadero). Es
educadora y trabaja en las áreas de dibujo, pintura collage, mural y arte reciclado en la zona sur de Sebastián Pagador. Su experiencia compartiendo
conocimiento con niñas y niños es amplia, y su cámara es el instrumento que le permite expresar su mundo.
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HISTORIETA O CÓMIC
Jurados: Alexandra Ramírez Flores, Carla Esther Diaz Jarandilla y Estefanía Sofía Rada Zapata
HISTORIETA O CÓMIC
HISTORIETA O CÓMIC
Nota a la edición
Resistencias, culturas, memorias y luchas en la narrativa gráfica
Marcelo A. Maldonado Rocha*
¿De qué manera se conjugan arte, cultura e investiga- los chiriguanos tienen con los bosques y su entorno;
ción por medio de la narrativa gráfica? Lo que se lee retrata la cotidianidad de las mujeres chiriguanas, visi-
a continuación es una hermenéutica en torno a las biliza intereses etnográficos y realiza paralelismos que
palabras e ilustraciones de las propuestas selecciona- revelan al entorno natural y al cultural como espacios
das en el género de historieta o cómic, incorporado que motivan la violencia de género.
por primera vez en la 7ma Convocatoria de Letras e En Celestina de Américo Gonzales, existe una
Imágenes de Nuevo Tiempo, lanzada el 2022 por la hermosa referencia a la narrativa ilustrada cuando la
Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia, en voz de una madre analfabeta, ansiosa por noticias de
el marco del año de la Revolución Cultural para la su hija, declara lo siguiente: “[Llegó] carta de mi hija,
Despatriarcalización. ella manda dibujitos porque sabe que no sé leer”. Esta
Usando diversos géneros y tradiciones de la na- sucesión de viñetas muestra la cotidianidad y la lucha
rrativa gráfica, las propuestas reflexionan sobre las le- diaria de dos mujeres que ven en los espacios urbanos
yendas y las miradas del mundo, la cotidianidad y las un horizonte de crecimiento. Se enfrentan a costum-
revueltas de las mujeres, y denuncian la violencia y bres que coartan sus libertades y posibilidades, en un
los feminicidios. En las obras seleccionadas, destacan contexto regido por sistemas patriarcales. El texto y
los colores y el estilo de la ilustración —que refleja su las ilustraciones se convierten en instancias que ex-
tradición e influencias—, así como las subjetividades, teriorizan afectos y simpatías. Así, la sororidad —los
los miedos, las ambiciones y los deseos. Además, se vínculos comunales y afectivos— entre madre e hija,
advierten estructuras narrativas que resultan de pro- que se evidencia en esta obra, enfatiza las continuida-
cesos de investigación y estéticas que combinan todos des de las redes tejidas entre mujeres.
los elementos en secuencias vivas de viñetas, en las Esa conexión con lo materno se presenta tam-
que habitan personajes, se desarrollan historias y se bién en Mi color favorito de Pilar Montesinos. Esta
erigen lugares. historieta resalta el paisaje urbano reproduciendo sus
Ñambi-Cuña Ipaye de Diana Cabrera retoma la formas, estilos y colores. Asimismo, destaca por su
estética y el estilo del cómic americano y presenta al- estructura narrativa, pues todo comienza con una cir-
gunos relatos de la mitología de los pueblos indígenas cunstancia ordinaria: un viaje en minibús conduce a
de las tierras bajas de Bolivia. Aborda, por ejemplo, la protagonista y a los lectores por la secuencia de esta
los significados de la venganza como trueque, temá- historia. Esta propuesta cuestiona los roles de género
tica transversal a la construcción espiritual de los chi- y exhibe cómo se construyen desde la infancia. Tam-
riguanos. Además, enfatiza la relación profunda que bién, pone en evidencia formas de violencia contra
* Licenciado en Ciencias Políticas y magíster en Investigación Científica en Ciencias Sociales por la Universidad Mayor de San Simón. Tiene estudios
en Filosofía y Letras en la Universidad Católica Boliviana. Fue investigador del Programa de Rehabilitación de Áreas Históricas de la Universidad
Mayor de San Simón, gestor de cultural de proyectos en la Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia. Actualmente, es pedagogo del Museo
Nacional de Arte.
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la mujer, que se reproducen en espacios públicos y ideas e información, que desplazan las barreras del
privados, y van desde el acoso callejero hasta abusos idioma y la educación. En las historietas, se coligan
en entornos más próximos, como la familia, el barrio las representaciones visuales y la palabra escrita para
y la escuela. Estos relatos desgarrados se templan con construir mundos que trascienden la ficción. Ade-
la contención de las mujeres, en cuanto compañeras, más, estas obras demuestran que autoras y autores
y se representan con tonalidades que refuerzan los he- han interiorizado los ejes temáticos propuestos en
chos que los componen. la convocatoria, y son apuestas con una intención
Es destacable que la narrativa gráfica posea panegírica: entrañan una suerte de elogio a la mujer
mecanismos de comunicación y transmisión de y sus realidades.
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PRIMER LUGAR HISTORIETA O CÓMIC
Ñambi-Cuña Ipaye
Diana Valeria Cabrera Miranda*
* Diana Valeria Cabrera Miranda [Diana Val] (La Paz, 1996). Ilustradora e historietista. Ha creado ilustraciones para libros de cuentos, portadas de
novelas y revistas, asimismo ha trabajado en diversos proyectos de cómic para instituciones privadas y públicas. Participó del Salón Tinta Fresca del
Festival Internacional Viñetas con Altura (La Paz, 2015, 2018 y 2019). En el 2019, formó parte de La Fiera (Buenos Aires), una muestra colectiva de
mujeres historietistas, y de la Expocómic 2019 (Santiago de Chile). Obtuvo el primer lugar en el Concurso Municipal de Cómic de La Paz (2018 y
2021) y el segundo lugar en el Concurso Municipal de Humor Gráfico e Ilustración de Cochabamba (2019).
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SEGUNDO LUGAR HISTORIETA O CÓMIC
Celestina
Américo Gonzales Rojas*
* Américo Gonzales Rojas (Cochabamba, 1990). Artista plástico, ilustrador, diseñador gráfico y comunicador visual. Ha participado, como orga-
nizador y expositor, en múltiples eventos y actividades artísticas en la ciudad de Cochabamba. En el 2017, obtuvo el reconocimiento en mérito y
desenvolvimiento en el Área Artístico Cultural del Gobierno Autónomo Departamental de Cochabamba (2017). En el 2020, fue jurado calificador
del VII Concurso Municipal de Humor Gráfico e Ilustración, en la categoría Humor Gráfico, de la Secretaría de Cultura y Turismo del Gobierno
Autónomo Municipal de Cochabamba. Su trabajo ha sido seleccionado para formar parte de la Bienal de Arte Urbano 2023, organizada por el Pro-
yecto mARTadero.
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TERCER LUGAR HISTORIETA O CÓMIC
Mi color favorito
Pilar Amalia Montesinos Reyes Ortiz*
* Pilar Montesinos Reyes Ortiz (La Paz, 1984). Diseñadora gráfica e ilustradora. Ha trabajado en diseño e ilustración para proyectos sociales, institucio-
nales y culturales de alcance nacional y regional. Cocreadora de Mundo Rokooko, proyecto dedicado a la ilustración y caricatura que retrata personajes
y tradiciones bolivianas mediante el humor. Formó parte de Picturing Encounters en el Gallery Art Space VOODOO 55 de Berlín (2018) y de la 5.a
Bienal Iberoaméricana de Diseño en España (2016) con los proyectos Mundo Rokooko y Biblioteca del Bicentenario, como parte del laboratorio de
diseño. Actualmente, es socia de Bien Común Estudio, diseño con enfoque social.
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AUDIOVISUAL
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Nota a la edición
Tejer y dibujar a las mujeres
Mariana Vargas Toro*
Por primera vez, la Convocatoria de Letras e Imágenes disposición del público una ficción, un documental y
de Nuevo Tiempo ha incluido a las producciones au- una animación. Aunque diferentes entre sí, presentan
diovisuales en su categoría Imágenes. De esta manera, elementos transversales, que acogen y, a la vez, tras-
se ha tenido el privilegio de recibir 79 propuestas en cienden creativamente los temas propuestos.
torno a la temática Mujeres: resistencias, culturas, lu- ¿A dónde van las mariposas? de Piti Campos
chas y memorias. Estas obras recurren a una diversi- muestra el tránsito sutil del tiempo. Sin sobresaltos,
dad importante de técnicas y estéticas para contar sus en apenas unos minutos nos vinculamos con lo que
historias. Entre rostros de mujeres, las narrativas que podríamos considerar cinco generaciones de mujeres
proponen revelan las impagables deudas históricas y, o una mujer en cinco etapas diferentes de la vida. El
por instantes, dan la ilusión de que, en algún momen- tiempo se encapsula en un frasco de vidrio y los años
to, habrán de saldarse. se inscriben en piedras grises y ocres. Así transcurren
Tramas sobre la violencia, el abandono o la in- las “temporadas”, al ritmo de la firme y hábil laza-
justicia son recurrentes. Hay algo crudo y profunda- da del tejido ejecutado por la mujer mayor. Apenas
mente elocuente en las propuestas presentadas: vemos perceptible y manuscrita en una postal, se filtra una
cómo cambia el gesto de una víctima, mientras trata afirmación: “Este es mi lugar”. Los tonos sepia, los
de articular las palabras para contar su historia; escu- planos contemplativos, el paisaje de Yotala y los rieles
chamos los gritos de las amigas en una marcha que que marcan el camino de salida componen el universo
pide justicia porque hay otro feminicida sin conde- de una o más mujeres, que se tejen cotidianamente a
na; atestiguamos las huellas de la violencia patriarcal donde pertenecen y entre ellas.
sobre un cuerpo que apenas se reconoce como pro- Mujeres de urdiembre de Neysa Rivadineira es
pio. Este horizonte de propuestas trasluce, además, un documental narrado en quechua por Carmen
otras realidades. Así, podemos trasladarnos a lugares Sánchez. Esta obra presenta al telar jalq’a como un
inhóspitos y constatar que —por la rebeldía de las cuerpo mediante el que es posible ejercer la libertad.
mujeres indígenas— todavía se preservan saberes tan Planos detalle de las manos en su tarea creativa se
fundamentales como las técnicas de producción tex- entrelazan como los hilos del textil. Mientras tan-
til, los métodos de cultivo, la medicina tradicional y to, una lana continua envuelve a una mujer, la teje
las lenguas. Es su obstinación por transmitir los cono- como a los seres que toman forma en el telar. Fi-
cimientos ancestrales la que permite que hoy existan y guras zoomorfas, creadas en papel, se descomponen
nos permite conocerlos y nombrarlos. y desaparecen. Es difícil predecir lo que va a pasar,
Las tres obras audiovisuales que han sido selec- porque “todo es libre en el tejido, nosotras somos
cionadas en el marco de la séptima versión de la Con- libres cuando tejemos”. No es casual que, como en
vocatoria forman parte de este volumen. Quedan a el cortometraje de Campos, el hilo que guía la trama
* Mariana Vargas es actriz, productora escénica y gestora cultural. Estudió Comunicación Social en la Universidad Católica Boliviana San Pablo.
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es precisamente eso, un hilo de lana, probablemente, no como el primer acto violento en su vida y la expe-
como la pluma para los letrados, este ha sido el ins- riencia de la violencia de su pareja.
trumento que ha permitido a muchas mujeres trans- Esta pequeña muestra audiovisual forma parte
mitir su sabiduría por generaciones. de lo que se produce en el país y bosqueja un pano-
Finalmente, el cortometraje Marce de Daniel rama las perspectivas de lectura de las mujeres, sus vi-
Diaz presenta la historia de una niña abandonada por das, sus luchas y sus experiencias. La diversidad que
su padre al nacer. Con sus secuencias dibujadas ínte- reflejan estas obras, estética y compositivamente, es
gramente y en tonos lilas, esta animación transmite índice de la complejidad de las realidades que se cons-
las emociones de la protagonista que crece junto a su truyen alrededor —y en el mundo interior— de estas
madre, y cuya vida discurre entre el abandono pater- protagonistas.
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PRIMER LUGAR AUDIOVISUAL
Ficha técnica
Título ¿Hacia dónde van las mariposas?
Género Drama
Dirección Piti Campos Villanueva
Intérpretes Angélica Zoe Agnus Cueto
Silvia Villanueva Mostacedo
Alicia Chumacero Campos
Piti Campos Villanueva
Mariana Fernanda Pórcel Calderón
País Bolivia
Año 2022
Duración 5 min
Clasificación A partir de 13 años
Síntesis Una casa y una estación de tren son los lugares
donde habitan varias niñas y mujeres o qui-
zás una sola. Ella(s) transita(n) la espera y la
nostalgia de dejar un lugar y partir hacia otro.
Experimenta(n) el deseo de alzar vuelo, pero al
mismo tiempo de regresar y encontrarse consigo
misma(s).
* Mercedes Campos Villanueva [Piti Campos] (Potosí, 1977). Actriz de teatro y cine, cantante, gestora y pedagoga. Protagonista de Juana Azurduy,
guerrillera de la Patria Grande (Jorge Sanjinés, 2016) y de La Casa del sur (Carina Oroza, 2019). Estudió y trabajó con el Teatro de Los Andes. Can-
tante del grupo Vozabierta desde el 2006. Dirigió varios proyectos y grupos teatrales. Ha realizado teatro para niños y niñas, y espectáculos musicales.
Ganadora a mejor actriz de teatro con Animales Domésticos (Andrea Riera, 2017) y ganadora del Diablo de Oro como mejor actriz protagónica con
Juana Azurduy, guerrillera de la Patria Grande. Investiga sobre la acción performática con obras y textos de su autoría. En los últimos años, estrenó las
obras Si estás viendo esto (Claudia Eid, 2019) y Ensayo de la Ansiedad (Alice Guimaraês, 2020). Actualmente, experimenta e incursiona en la dirección
y producción de cortos audiovisuales, realiza una gira con un espectáculo musical y forma parte de dos producciones teatrales.
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SEGUNDO LUGAR AUDIOVISUAL
Mujeres de urdiembre
Jenny Neysa Rivadineira Urey*
Ficha técnica
Título Mujeres de urdiembre
Género Docuficción
País Bolivia
Año 2022
Duración 3 min y 50 s
Clasificación Todo público
Síntesis Videoarte inspirado en el legado cultural y la mi-
rada del mundo de las mujeres jalq’as, que pone
en valor sus conocimientos ancestrales, su noción
histórica del colonialismo y la globalización, y su
necesidad vital de transmitir el proceso del tejido
artesanal.
* Neysa Rivadineira Urey (Cochabamba, 1988). Gestora cultural, cofundadora y directora general de Summergō, un laboratorio creativo que produce
experiencias inmersivas y proyectos audiovisuales para la digitalización de patrimonio, que exploran nuevas formas de contar historias, articulando
tecnología y cultura. Entre sus proyectos destacan la audioruta El tesoro escondido, que cuenta la leyenda de Tanga Tanga y es accesible a través de una
app georreferenciada, Bolivia inmersiva; Transacciones con memoria, un homenaje a las Heroínas de la Coronilla, con tecnología AR; Museo Digital
carnavalsucre.com, entre otros.
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F U N DAC I Ó N C U LTU R A L
DEL BANCO CENTRAL DE BOLIVIA
TERCER LUGAR AUDIOVISUAL
Marce
Brian Daniel Diaz Yáñez*
Ficha técnica
Título Marce
Género Animación
Dirección Brian Díaz Yáñez
País Bolivia
Año 2022
Duración 3 min 4 s
Clasificación Todo público
Síntesis Cuando Marce nace, su padre abandona a su
madre. Con los años, Marce crece y se enamora,
pero su pareja es violenta.
* Brian Daniel Díaz Yáñez (Sucre, 1990). Profesor de Artes Plásticas y diseñador gráfico. Desde sus primeros años, demostró interés por las artes
plásticas con el dibujo. Adquirió gusto por las expresiones artísticas digitales ya entrando a la universidad. Es apasionado del dibujo anatómico y la
producción audiovisual. En Sucre, ha ganado varios premios en las área de fotografía y dibujo.
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Se imprimieron 500 ejemplares de este libro durante el mes de mayo del 2023,
en los Talleres Gráficos Kipus de la ciudad de Cochabamba, sobre papel bond
ahuesado Stora Enso de 70 gr. y papel cuché de 90 gr., con fuente Garamond Pro.