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NTROPOLOGICA
Indice
La brujería en el México antiguo: comentario crítico
MARIA TERESA SEPÚL VEDA 7
El protestantismo en la Tarahumara
CLAUDIA MOLINARI 159
Reseñas
Introducción
Comentario crítico
3. Brujos y hechiceros
4. Técnicas de diagnóstico
7. Nagualismo y tonalismo
Colijo que cuando el niño nasce, el demonio por el pacto expreso o tácito de
sus padres tienen con él, le dedica o sujeta al animal que el niño ha de tener
por nagual, que es como decir por dueño de su natividad y señor de sus ac-
ciones, a lo que los gentiles llaman hado, y en virtud de este pacto queda el
8. Conclusiones
Eduard Seler
Hechicería
Técnicas de adivinación
1 Publicaciones del Museo Real de Etnología, VI, T 2-4, ps. 29-57. Berlín, 1899.
Aun hoy se encuentra entre los indios de México esta manera de inte-
rrogar al porvenir. El doctor Wilhelm Bauer2 refiere de los mazatecas, un
pueblo de idioma particular que habita las montañas al este de Teotitlán
del Camino, en el estado de Oaxaca:
Muy usual era también "el mirar en el agua" (atlan teittani) pues Jacinto
de la Serna nos refiere que en casos de enfermedades graves de niños,
cuando se tenía la sospecha de que se perdería el tonalli (la fortuna del
niño, como lo traduce el autor, su buen espíritu, o como también quizá
podría traducirse, el alma del niño), ponían la cara del niño sobre una jí-
cara con agua, y si la cara se veía oscura en el agua era un mal signo y se
temía lo peor; pero si se veía con claridad, era una prueba de que la en-
fermedad no era de consecuencias.
Clases de médicos
l.
Hechiceros
Prestidigitadores y saltimbanquis
Cuexteca
Brujos
Nagualismo
Alegría cantamos
porque vamos al recibimiento de la flor.
Todas las mujeres mozas
[tienen en] pura risa y risa sus rostros,
en tanto que saltan sus corazones
en el seno de sus pechos.
¿Por qué causa?
Porque saben que ... darán
su virginidad femenil
a quienes ellas aman.
[Cantad la Flor!
2
Aunque estos cantos fueron encontrados en Mérida (hace apenas 42 años) cabe re-
cordar que proceden de Dzitbalché, hoy Campeche (Barrera, 1980: 350).
do dos términos (zcay11oc acot uinic y znopob acot uinici. donde vemos aparecer el término
uinic. que significa "hombre", lo que parece indicar que tales sitios eran dedicados en es-
pecial a los hombres, hecho que no resulta extraño si recordamos lo apuntado por Landa
acerca de la escasa presencia de mujeres en actividades rituales.
Vocabulario
8 Además de varios datos sobre sonidos propios del venado (al cual también se imi-
taba para atraparlo), tenemos en los vocabularios tzeltales los concernientes a otros cuatro
mamíferos: perro, puerco, caballo y burro. Del primero se anotan el ladrido (uotonel y el
"graznido" (yhonetel tzi), del segundo el gruñido (glzocghonel), del caballo el relincho
(yhihetal y yho11ete/) y el rebuznar del último (.ghicghon xohc), que para los oídos tzeltales
era un sollozo (ghic hon). En estas entradas también se hace mención a sonidos humanos:
del gruñir del puerco se pasa al hombre que gruñe (gl1ocghone/), y del ladrido del perro a
aquél "que habla alto" ixuouonet).
9
Otros cambios perceptibles al oído se muestran en Jos términos que significan ha-
blar entre dientes, con voz enronquecida, sesear, mudar la voz (literalmente "quebrarse la
garganta") o un habla entrecortada, para la cual se emplea el mismo verbo que el que se-
ñala "cosas mochas".
Las deidades
11 Incluso al silbido se le fecha en tiempos míticos, pues los yucatecos actuales cuen-
tan que los habitantes de la primera creación, los zmjamuincob, los enanos constructores de
las antiguas ciudades y los largos saché, eran tan grandes magos que les bastaba con silbar
para que las piedras se alinearan en las construcciones y la leña fuese del monte al hogar.
Destruidos por su maldad, se construyeron en hombres de piedra, corno los atlantes de
Chichén Itzá (Thornpson, citando a Redfield y Villa, 1934-1979: 409).
... llegado el día en que había de morir [el indio prisionero] le sacaron de la
cárcel, y llevado al baile o mitote, comenzaron su fiesta; quiso su ventura u or-
denolo así Dios, que el que estaba tañendo el ieponasile, que es un instrumen-
to de madera que se poye media legua y más, erró el golpear y el compás de la
música, y teniendo esto por agüero y mala señal, el sacerdote de Jos indios
mandó que no pasase la fiesta adelante ni se hiciese por entonces el sacrificio y
que muriese el tañedor que había hecho aquella falta, tan grande a su pare-
cer. .. (1979, 1: 37).
16
No obstante, como señala con perspicacia Acuña (1978: 15), conviene recordar
que este tipo de materiales nos ayudan a comprender el universo indígena del siglo xvt,
aquél que encontraron los españoles, y no remiten necesariamente a costumbres del perio-
do Clásico, sino más bien a una tradición maya que sabía ya de vastas influencias del Alti-
plano central.
17 Nótese el empleo de la raíz tzeltal para madera (te) lJ la castellanización del voca-
blo nahua.
batana", ya por "tañer trompeta". Me parece probable que oquez, un término que apuntan
los textos con frecuencia, aluda a la trompeta de madera u otro material vegetal (a partir de
tallos de gramíneas barnbúseas), dado que oqueuin significa "soplar cañas o flautas", pero
esto requiere de mayor investigación, pues no se puede desechar la existencia de flautas de
hueso o barro, presentes en el área maya tanto en códices como en restos arqueológicos.
20 Además de los derivados de vil, que tienen relación con silbatos de barro y los so-
nidos que emiten, constan los vocablos emparentados con xuxubuu], que marca el silbar
"sólo con la boca", y los que denotan el "silbar poniendo el dedo en la boca" tzutzupighon,
qtzutzupinon, tzutzuptny) y el silbido que así se obtiene, el tzutzup tzeltal o "chiflido de
arriero" mexicano.
Lo religioso
Al leer este tipo de cantos, resulta fácil comprender que los frailes insis-
tieran en proscribirlos; la carga de sensualidad implícita no comulgaba,
por decir lo menos, con la nueva moralidad que se pretendía imponer.
21También apunta que "Los hombres no solían bailar con las mujeres" (ibid.: 39).
22
Caminar sobre brasas también se acostumbraba en la provincia de Chikinchel
(hoy Valladolid, Yucatán) y en Dzonot, en ciertas ceremonias especiales (RHGGY, ll, 39, 83).
Landa habla con particular detalle de dos danzas, a las cuales califica de
"muy de hombre de ver": la llamada holean okot, celebrada por los gue-
rreros (holkan) en el mes de Pax,24 "en que bailan 800 y más y menos in-
dios, con banderas pequeñas, con son y paso largo de guerra, entre los
cuales no hay uno que salga de compás", y del colomché, donde al son de
la música los bailarines, en parejas, uno de pie y el otro en cuclillas, ju-
gaban con cañas, aventándoselas (p. 39).
Menciona asimismo ciertos bailes sacrificiales (para los cuales se
compraban esclavos o incluso, algunos "por devoción, entregaban a sus
hijitos") y señala que tras varios días en que se festejaba al futuro sacri-
ficado (de pueblo en pueblo), reunidos en el patio del templo, desnuda-
ban a la víctima, la ataban a un madero y la pintaban de azul y después
"hacía la gente un solemne baile con él, todos con flechas y arcos alre-
dedor del palo, y bailando subían en él, y atábanle, siempre bailando ...
Subía el sucio del sacerdote vestido, y con una flecha le hería en la parte
verenda, fuese mujer u hombre, y sacaba sangre y bajábase y untaba con
ella los rostros del demonio [imágenes de los dioses]; y haciendo cierta
señal a los bailadores, ellos, como bailando, pasaban de prisa y por or-
den le comenzaban a flechar el corazón, el cual tenía señalado con una
señal blanca, y de esta manera poníanle al punto los pechos como un
erizo, de flechas" (p. 50).
Mientras que a los que sacrificaban arrancando el corazón -apun-
ta- luego los desollaban y el sacerdote, "en cueros vivos, se forraba
con aquella piel y bailaban con él los demás, y esto era cosa de mucha
solemnidad para ellos ... Si [los sacrificados] eran esclavos cautivos en
guerra, su señor tomaba los huesos para sacarlos como divisa en los
bailes, en señal de victoria" (p. 51).
Aunque el fraile describe al colomché como un baile más bien jocoso,
donde la destreza con las cañas jugaba el papel principal, parece que és-
que, mientras se cocía su carne "hacían su baile". Otra danza, de carácter más profano, se
registraba cuando se elegían caciques tapud Acuña, 1982: 280, 282).
24 Según Tozzer, este sería originalmente el nombre de un tambor (93, nota 403).
Oigamos ahora la descripción hecha por los propios mayas del sa-
crificio mismo, contenida en el cantar X colom ché y las palabras que se
dirigen a la víctima, portadora del mensaje a los dioses; descripción y
25 Ya que la traducción de Barrera Vázquez no intentó mantener la rima que caracte-
riza al original maya, he variado aquí la transcripción (que en el original corresponde a
columnas pareadas).
Mocetones recios,
hombres del escudo en orden,
entran hasta el medio de la plaza
para medir sus fuerzas
en la danza del kolomché.
Enmedio de la plaza
está un hombre
atado al fuste de la columna
pétrea, bien pintado con el bello añil.
Puéstole han muchas flores de balcne
para que se perfume;
así en las palmas de sus manos, en sus pies,
como en su cuerpo también.
La parafernalia
nojo de plumas he alquilado" (p. 448), mientras que en "alquilar vestidos ... " se aprecia la
presencia del vocablo para plumas cuando se habla de lo "alquilado para bailar" . Véase
tambien la entrada "bailar" (pp. 26, 60).
Representaciones escénicas
El filólogo René Acuña, uno de los pocos que ha trabajado con pro-
fundidad este tema (1975 y 1978), agrega a los "bufones y chocarreros"
los nombres del ah taah acb y el chic, y apunta que estos últimos se carac-
terizaban por su lenguaje retozón "y por sus meneos, muecas y amagos,
a menudo bastante obscenos"; su carácter jocoso habría propiciado la re-
lativa indulgencia con que los vieron los españoles (1978: 17, 21, 22),29
quienes incluso siguieron empleándolos para su esparcimiento, corno
señala el propio Landa (ibid).
Que este tipo de actores eran populares también entre los mayas de
Guatemala se desprende de lo asentado por el franciscano Antonio Mar-
gil de Jesús, fanático persecutor de indios "idólatras" y "supersticios" en
todo el Virreinato de la Nueva España, desde Costa Rica hasta Texas,
quien en 1704 emprendió una visita al Departamento de Suchitepéquez,
29
Entre los tzeltales copanaguastlecos también existían estos personajes, llamados
tui! o foil uinic (de zloit, que Ara traduce como juglería).
... amigos de hacer embaimientos, con los cuales engañaban a las gentes, dán-
doles a entender ser verdadero lo que es falso, como es dar a entender que se
queman las casas que no se quemaban, y que hacían parecer una fuente con
peces. Y no era nada, sino ilusión de los ojos. Y que se mataban a sí mismos,
haciéndose tajadas y pedazos sus carnes y otras cosas que eran aparentes y no
verdaderas (lbid.; Ochoa, 1979: 141).
:1() No fue sino hasta 1856 cuando dos achíes registraron, imperfectamente, la nota-
ción música] tal como entonces se ejecutaba, misma en la que algunos especialistas en-
contraron influencia española, "arreglada al canto llano por algún misionero", confun-
diendo de paso la notación del baile-drama con otras obras de origen nicaragüense. Nada
se anotó entonces, por desgracia, sobre la coreografía (Acuña, 1975: 81,85).
¡Oh águilas! ¡Oh jaguares! "Se ha marchado", dijeron hace poco. No me había
marchado; fui solamente a decir adiós a la cara de mis montañas, a la cara de
mis valles ... en los cuatro rincones, en los cuatro lados.
¡Ah, oh cielo! ¡Ah, oh tierra! Mi decisión, mi denuedo, no me han servi-
do. Busqué mi camino bajo el cielo, busqué mi camino sobre la tierra, apar-
tando las yerbas, apartando los abrojos. Mi decisión, mi denuedo, no me han
servido.
¡Ah, oh cielo! ¡Ah, oh tierra! ¿Debo, realmente, morir, fallecer aquí, bajo el
cielo, sobre la tierra?
¡Ah, oh cielo! ¡Ah, oh tierra! Ya que es necesario que muera, que fallezca
aquí, bajo el cielo, sobre la tierra, ¡cómo no puedo cambiarme por esa ardilla,
ese pájaro, que mueren sobre la rama del árbol, sobre el retoño del árbol! ...
¡Oh águilas! ¡Oh jaguares! Vengan, pues, a cumplir su misión, a cumplir
su deber, que sus dientes, que sus garras me maten en un momento, porque
soy un varón llegado de mis montañas, de mis valles.
¡El cielo, la tierra, estén con todos! ¡Oh águilas! [Oh jaguares!
A una legua [ ... antes de llegar] tenían hecha una gran ramada, y en ella
puestos muchos indios vestidos a manera de moros, con lanzuelas pintadas y
adornadas con plumas de colores, los cuales, con unas rodelillas y algunas in-
venciones y un a tambor que les hacía son y los guiaba, fueron la otra legua de-
lante del padre comisario dando voces y gritos, y levantando algazaras, co-
rriendo unos contra otros sin cesar un punto. Junto al pueblo había muchas
otras ramadas y gran multitud de indios, y una danza y mucha música (Ciu-
dad Real, 1979: 324 ss).
Fue recibido [el padre comisario] con muchos bailes y danzas, al modo de la
tierra y de Castilla, y entre ellos sacaron los indios, para regocijarles, una in-
32
Estos son apenas algunos ejemplos; a lo largo de su visita por Yucatán, Chiapas y
Guatemala, el fraile reportó múltiples manifestaciones del mismo tipo. Como dato curio-
so agrego apenas que en el pueblo yucateco de Citmop se ejecutaron dos danzas distintas:
"una de mochachos y otra de indios grandes" y en el de Xequepez nada menos que cua-
tro (op. cit.: 327).
Y si los indios del común del pueblo se ejercitaban en los antiguos bai-
les e instrumentos, algunos de los principales eran incluso diestros eje-
cutantes de instrumentos europeos, como el famoso Gaspar Antonio
Chí, descendiente de Tutul Xiu y activo colaborador de los franciscanos
en Yucatán, quien no sólo era un experimentado hablante tetralingue
(latín, maya, castellano y náhuatl), amén de gramático y conocedor del
derecho y la historia, sino que se desempeñó como organista en la cate-
dral de Mérida (RHGGY, I: 382) y, a decir de Sánchez de Aguilar "cantaba
canto llano y canto de órgano diestramente" (op. cit.: 96). En el poblado
de Maní ("de donde más y mejores cantores salen"), junto con los indios
que entonaban "motetes a canto de órgano", se reportó desde 1588 la
existencia de titiriteros (Ciudad Real, op. cit.: 366). Que la enseñanza
musical y la disposición de los indios para ella eran general izadas, se
desprende del hecho de que para inicios del siglo XVII, se reportara exis-
tir en cada pueblo yucateco "cantores que cantan y ofician las misas en
canto de órgano y llano, con flautas, chirimías, sacabuches, cornetas y
ministriles, clarines y trompetas y órganos que saben tocar" (Sánchez de
Aguilar, op. cit.: 99).
Pero no sólo en Yucatán florecían los indios músicos que combina-
ban antiguos y nuevos instrumentos; la Relación de Santiago Atitlán apun-
ta que hacia 1585 los indios de ese pueblo tzutuhil de Guatemala eran
... bien inclinados a entender y aprender todas aquellas cosas de que son en-
señados, en especial los que tratan en la iglesia, que son los cantores, los cuales
saben leer y escribir y cantar; han tomado bien el canto llano y órgano; sirven
de oficiar las misas, Vísperas y otros oficios divinos; saben tocar los ministri-
33
Genérico para Jos ejecutantes de instrumentos de viento empleados en la iglesia,
que más tarde se hizo extensivo a los de cuerda e incluso a los instrumentos mismos,
como en este caso.
34
Ciudad Real menciona también haber presenciado en esta región, ese mismo año,
diversos "mitotes" con indios "muy vestidos con mucha y muy buena plumería" (op.
cit.: 19).
3" Tampoco faltan las descripciones jocosas vinculadas a la música, como aquélla de
:N Sobre el escaso interés qlle mostraban los españoles de la provincia ante las come-
dias (al menos leídas), nos habla la dificultad que tenían los comerciantes para vender im-
presos, hecho en parte explicable por el alto grado de analfabetismo (vid Ruz, en prensa).
40 Sobre el sincretismo operado en las danzas y otras representaciones festivas véase
42
Rojas (1986: 259).
Colofón
bre zarabandas, véanse en particular las consideraciones del arzobispo Cortés y Larraz
(op. cit.: pnssim).
.¡.¡Los primeros los atribuyen a Antonio Perea, y los segundos a Nicolás Borras o Da-
vid Gómez (Castellanos, ibid.).
Con la ayuda del genio musical de los mayas confío en haberles co-
municado esta tarde mi confianza en que, tendiendo un oído pronto y
solidario a esa nota primordial en el pentagrama de nuestra cultura que
son los pueblos indios del México de ayer y de hoy, encontraríamos so-
brados motivos para alegrarnos.
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Organización religiosa
10
Piho (1981: 145).
11
Pérez-Rocha (1988: 20).
15 Concilio lll Provincial Mexicano, celebrado en México el año de 1585 (1870: 156).
16 Idem, p. 150.
Obligaban a indios a oír misa y no trabajar según el IIJ Concilio Provincial Mexicano:
mandamos que en todas nuestras Indias, ... para fundar Cofradías, Juntas, Colegios o
Cabildos de Españoles, Indios, Negros, Mulatos, u otras personas de cualquier estado y
calidad, aunque sea para fines y cosas pías y espirituales, proceda con licencia nuestra y
autoridad del prelado Eclesiástico, y habiendo hecho sus ordenanzas y estatutos, los pre-
senten a Nuestro Real Consejo de Indias, para que en él se vea y provea lo que con-
venga ... "
27
AGN, Cofradías y Archicofradías, vol. 18, exp. 6, f. 215 v.
De San Gabriel
Dos pedazos de tierra de magueyes en Tolma (uno se nombra
Tiluca)
Dos pedacitos de tierra de sembradura en Cacalco, en uno cabe
una cuartilla maíz, y el otro, en Ximilpa caben cuatro cuartillos
De San Nicolás
Trece pedazos de tierra que alquilados a dos y cuatro reales, im-
portan tres pedacitos de tierra de magueyes 8.00 al año
Sanctorum
Tres pedazos de tierra de magueyes
Tecamactmlco
No tiene
De San Nicolás
Un pedazo de tierra que linda con el Molino Blanco de media fanega de sembra-
dura, es de temporal
Otro pedazo de tierra en el barrio de San Antonio con 150 mC1gueyes
Otro pedazo de tierra en el barrio de San Luis, se alquila en cuatro reales
pero las autoridades virreinales, aun conscientes del mal estado de las
comunidades, no pensaban en mejorar su situación, sino en suprimir las
entradas que tenía la Iglesia a través de los fondos de las cofradías y ma-
yordomías, y en acrecentar la economía de la Corona recuperando el
tributo basado en las tierras de los naturales.
De la presencia de estas similitudes parte la confusión en algunos do-
cumentos, e incluso de algunos investigadores modernos quienes, tratan-
do de explicar la presencia de mayordorrúas, cofradías y hermandades, se-
ñalan que funcionaban en una secuencia temporal cuando en realidad se
dieron simultáneamente en las comunidades indígenas. De esto surge la
necesidad de explorar ampliamente el campo de las cofradías rurales.
La Iglesia jugó un papel determinante en la economía de la Nueva
España, pero es difícil tener una idea exacta de su importancia debido a
la insuficiencia o pérdida de sus registros contables. Bauer37 hace ver a la
Viernes de Dolores
Su función duraba tres horas, misa con ministros, participaban tres religiosos, dos
con incensarios y uno cantando la pasión de Cristo y dando sermón 15.00
Lunes Santo
Misa cantada 4.00
Viernes Santo
Sermón, descendimiento, procesión, ministro y preste que va hasta Azcapotzalco 13.00
Total $ 288.00
Total $126.00
EN EL MOLINO PRIETO
ÜIVlSIÓN DE POPOTLA
Total $ 390.00
Misa dominical cantada, misas según su Tlatecpantli, cantadas y con sermón, más
seis misas llamadas Tlanechicolli (misas generales, quizá concurrían a ellas todos
los barrios) 393.00
Día de muertos, seis misas cantadas con vigilia a tres pesos cada una 18.00
Total $ 519.00
ClllMALPAN Y TEPETLAXCO
Total $ 370.00
NAUCALPAN
Entierros de indios
En la cabecera
Adultos 12 reales
Párvulos 6 reales
En Popotla
Adultos 3.00
Párvulos 2.00
En este lugar son entierros de mucha pompa
Barrios de Naucalpan
San Lorenzo Taltenango $ 25.00 5 reales
San Esteban Ahuilacaxco 12.00
San Andrés Atotoc 228.00 lr
Barrios de Tacuba
San Pedro Xalla 13.00
Santiago Huitznahuac 21.00 Sr
San Diego Coyohuacan 241.00 6r
San Juan Amantlan 516.00 Ir
Santa María Atlahuco 161.00 Sr
San Gabriel Molonco 23.00
Cofradías
San Gabriel 538.00 '/ir
Santísimo Sacramento, de naturales 11.00
De Todos Santos 343.00 1r
Hermandades
De la Circuncisión 134.00 1/ir
De San Diego 99.00 Sr
Donaciones de particulares
Miguel Cerónimo y Félix Xuárez 13.00 3r
De Tecamachalco 1.00 lr
De una partida sin especificar nombres 1151.00
Segunda partida 636.00 /ir
1
SIGLAS
Descubrimientode la Hazaria, Moscú, 1966; Los turcos antiguos, Ed. Ciencia, Moscú, 1967; En
In búsqueda del reino ficticio, Moscú, 1970; Hunos en China, Moscú, 1974; Rusia antigua y la
gran estepa, Ed. Pensamiento, Moscú, 1989; Etnogénesis y biósfera de la Tierra, Ed. Cuidro-
meteoizdat, Leningrado, 1990; De Rusia n Rossia. Ensayos de historia étnica, Ekopros, Moscú,
1993; Ritmos de Eurasia, Ekopros, Moscú, 1993; Etnósfera.Historia de Jos hombres e historia de
In naturaleza, Progreso, Moscú, 1993, Ritmos de Eurasia, Ekopros, Moscú, 1993. Además,
Gumiliov produjo numerosos artículos de geografía, historia y etnología. Todos sus traba-
jos han sido reeditados en Rusia, pero apenas se están dando a conocer en otras lenguas.
Fases
Ascención Memorial
deetn~
génesis
Acmática Fractura Inercial Oscuridad
11 1ce
4U
9
Gumiliov (1993b: 315).
10Gumiliov (1993b: 352).
11
Hegel (1989: 49).
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1989 (en ruso).
--, Etnósfera. Historia de los hombres e historia de la naturaleza, Ed. Progreso,
Moscú, 1993a (en ruso).
--, De Rusia a Rossia. Ensayos de historia étnica, Ekopros, Moscú, 1993b (en
ruso).
--, Ritmos de Eurasia. Ekopros, Moscú, 1993c (en ruso).
Hegel, J.G.F. Lecciones de Filosofía de la historia, PPU, Barcelona, 1989.
lanov, Alexandr, La doctrina de León Gumiliou, en Pensamiento libre, núm. 17,
1992 (en ruso).
.. Dirección de Etnología y Antropología Social del INAH. Agradezco a mis colegas del
Seminario de Historia, Filosofía y Sociología de la Antropología Mexicana y, en especial,
a la maestra Una Odena Güemes la lectura y los comentarios críticos a una versión ante-
rior de este ensayo. La traducción de citas del inglés y del alemán es mía.
1 Cfr. Bloch (1982) y Benjamín (1977). Para Gadamer (1976) lo efectivo de la historia es
la conciencia que reconoce su propia situación como proceso y se sabe condicionada his-
tóricamente por su horizonte respectivo.
bian, 1991), la llamada antropología posmodema (por ejemplo, Geertz, 1987, 1989), la et-
nografía de la ciencia (Woolgar, 1991), la historia cultural contestataria (Duerr, 1985),
etcétera.
7
Cf. Tubert (1991: 138 y ss.).
II
menzaba ef vuelo hacia un monte u otro lugar al que se llegaba por el aire. Allí general-
mente se asistía a fiestas, donde -en compañía de personajes femeninos, como la señora
Venus, la señora Holle u otras- se embriagaban, bailaban y, a veces, copulaban.
12 Muchernbled cita una obra del siglo xv en la que se enumera lo que el diablo pue-
de y lo que no puede hacer. Entre lo que puede hacer está su facultad de llevarse a la gen-
te y hacer "como si volasen". Sin embargo, está especificado ya claramente que no puede
"hacer el trabajo de la vida en los cuerpos", lo que remite sin duda a la discusión citada
por Duerr.
13 El "estar entre dos mundos", el subvertir el orden, es simbolizado con frecuencia
en cuentos y leyendas de muchos pueblos. Así, la bruja sibérica, Baba Yaga, se visualiza
sentada sobre el empalizado que separa al pueblo de la selva, la cultura de lo salvaje.
Además, frecuentemente también las brujas caminan con la cabeza hacia abajo, o los pies
invertidos (hay muestras arcaicas de esta creencia en pinturas rupestres en cuevas aus-
tralianas), Asimismo, en Ja conciencia arcaica, la cueva, la entrada hacia la tierra se asocia
a cultos de iniciación que permiten la "muerte pequeña", es decir aquella "muerte" que
deja vislumbrar algo del lado opuesto a la cultura, donde las cosas se subvierten y ad-
quieren un significado inverso a lo acostumbrado. De esta "muerte pequeña" el iniciado
puede regresar para, con base en su conocimiento del "otro lado", incorporarse de nuevo
-ahora de manera consciente- a la cultura y su orden.
cuerpo femenino, explica mucho de lo que España legó a sus colonias. Así, por ejemplo, si
uno piensa en la virgen de Guadalupe, el único rasgo físico que exhibe es su color more-
no. Pero éste solo puede apreciarse en su rostro, ya que a excepción de los pies, apenas vi-
sibles, el resto del cuerpo está por completo escondido y se omite cualquier alusión a ca-
racteres sexuales.
III
1" Así, por ejemplo, la amante del rey Carlos VII El Bueno se dejó retratar corno vir-
gen María con senos desnudos a punto de amamantar al niño Jesús.
17 Un caso ejemplar reciente en antropología es el de la controversia entre Freeman y
su plenitud. Y, por ejemplo, con respecto al mismo tópico, el iluminista y materialista Hel-
vecio establece el "principio de inercia" y el "principio de actividad" como criterios para
distinguir la escala evolutiva y las diferencias culturales de las sociedades. Mientras las
sociedades salvajes estaban regidas por la inercia, el desarrollo de las civilizadas fue po-
sible porque están dominadas por el principio de actividad (cf. Duchet, 1975).
26 Por ejemplo, Mayer señala a propósito de una de las novelas de George Sand, ln
diana (1832): "Ya por sí solo es digno de atención el apartarse del esquema usual -y
masculino=- de la novela: la mujer, entre el matrimonio y el amor libre. Aquí se da una
negativa al mundo masculino, tanto bajo el aspecto de marido como de amante, con la
sola excepción del mencionado Sir Ralph Brown, el deus ex machina. Indiana desea el senti-
miento absoluto y sólo halla oportunismo erótico" (1982: 105, cursivas mías).
IV
Parece que las cosas no son tan fáciles, ni tan simples. Pero ver la re-
lación madre-hijo desde una perspectiva crítica implica reconocer algo
que por definición sentimental cotidiana y extracotidiana convierte a la
madre en santa aún en vida. Sobre todo en el contexto latino, parece que
el amor por definición es el amor de madre-hijo: altruista, capaz de so-
brepasar y anular la individualidad y la vida propias. Aquí la sospecha,
la duda y la (auto)crítica difícilmente se abren paso.
Tal vez por Jo mismo una de las críticas a esta relación -tan mixtifi-
cada en todas las sociedades burguesas- se origine justamente en el
pensamiento de un hombre feminista, Wifried Wieck, quien reconoce al
feminismo como "el humanismo del siglo xx", Este autor describe parte
de su propio proceso: su compañera le pidió leer un texto sobre la cues-
tión de la mujer y de los sexos, petición que tuvo que esperar tres años a
ser cumplida:
Tenía yo 44 años cuando, en 1982, ( ... ) leí el texto. Hasta entonces había yo vi-
vido sin mayor reflexión en lo referente a la comprensión de las relaciones en-
tre los sexos, no obstante que por razones profesionales hacía tiempo estaba
ocupado con problemas de psicología profunda y de que siempre me he rela-
cionado con seres humanos críticos de la sociedad. Además yo no creía ser el
hombre típico. El hombre típico nunca se cree tal. Chauvinismo, sexismo, in-
capacidad de sentir, incapacidad de comprensión, todos esos eran conceptos
que yo usaba, pero de hecho no creía que me describieran a mí.( ... ) Como la
Con esto llegamos al tema de la capacidad femenina de dar consuelo. Esta ca-
pacidad está emparentada con la de ofrecer interés. Sigmund Freud solía espe-
rar consuelo de parte de las mujeres, mientras que seguía convencido de que
él debía mantener distancia, supuestamente porque no sería bueno para los
pacientes ocuparse de sus sentimientos de amor y agresión. Freud recomenda-
ba a los analistas que como seres humanos se negaran ante sus pacientes( ... )
El hombre como autoridad no quiere dar consuelo y se mantiene reserva-
do. Manteniéndose a distancia segura, intenta evitar el contacto corporal. El
contacto físico le resulta demasiado incómodo o peligroso. Por detrás del no-
tocar como distancia corporal se esconde una voluntad-a-no-ser-conmocionado
como distancia del alma. El hombre analiza, concentrado y frío. Pero sobre
todo son los hombres quienes necesitan consuelo y contacto físico, aunque es-
tas necesidades les causen terror.( ... ) las mujeres pueden consolar, pues pue-
den entristecer. No se avergüenzan de la tristeza y no la sienten como algo
que hiere su dignidad.( ... ) ¿qué es lo que subyace a todo ello? La mujer tiene
la fuerza de la presencia, de acompañar( ... ) El simple estar presente le resta
dureza, es por eso que el hombre teme disolverse, hacerse fluido, perder sus
contornos. De quedarse, tal vez ya nunca se podría ir, estaría amarrado. Este
temor del hombre hace inteligible lo forzado de su presencia, el peligro ame-
nazante de la falta de libertad. Aún en el ámbito de las caricias sexuales, él
29
Por eso el nuevo movimiento masculino se equivoca en cuanto a lo complejo de Ja
situación cuando deposita en el chivo expiatorio "madre" la culpa de su incapacidad de
comunicación, de su inseguridad y su debilidad emocional.
Antecedentes
Situación actual
ESTADO DE CHitlW«JA
Área de trabajo. Los dos municipios marcados tienen una alta densidad de población in-
dígena (rt): Bocoyna (17.24% de Pt) y Guachochi (48.60% de PI).
igual que en el sur del país, predominan, en un alto porcentaje, las igle-
sias pentecostales. En segundo término vienen las iglesias bautistas, con
una larga tradición de evangelización en el norte de México y con un ca-
rácter mucho más conservador que las pentecostales, y por último la Mi-
sión Evangelística Mexicana a la que ya hemos hecho referencia (ver
gráficas 1, 2 y 3).
5
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Protestante Católica De inspiración
cristiana*
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Asamblea l. Apostólica ·-Santidad l. de Jesús l. Indígena
de Dios pentecostal
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IX)
Conversión al protestantismo
Ramón Arzápalo Marín (ed.) del maya, imbricado en una fina red de
Calepino de Motu!. palabras, categorías, significados y pro-
Diccionario maya-español gramas de cómputo que se tejen entre
Universidad Nacional Autómona de la diacronía y la sincronía.
México, México, 1995; 3 tomos: XXVUT Al igual que Ambrosio Calepino, en
788, 791-1434, 1435-2182 pp. el cuatrocientos, Arzápalo realiza una
fina labor de lexicógrafo y edita, siste-
matiza, clasifica, ordena y categoriza
eJ Calepino, un diccionario elaborado en
Motul, pequeño poblado de Yucatán
por fray Antonio de Ciudad Real en el
siglo xvt en el que alternaban el maya,
el español y el latín. Ésta es una de las
principales virtudes que hay que des-
tacar de este Diccionario, el presentar
estáticas, al tiempo que dinámicas, las
lenguas maya y española, acompaña-
das por momentos de la latina: "mas
la información que se nos ofrece en es-
te manuscrito, objeto de estudio, no se
circunscribe a la lengua indígena: nos
proporciona además las glosas en la
lengua que hablaban y escribían los
españoles a mediados del siglo XVI, así
Incursionar por un diccionario es siem- como numerosas expresiones latinas"
pre una magnífica oportunidad de sa- (p. 1). Así, el español al servicio del ma-
ciar la curiosidad y poner a prueba la ya traduce su esencia al tiempo que
capacidad de asombro ante los miste- muestra el estado de evolución en el
rios y sorpresas que guardan tras de que se encontraba él mismo.
sí las palabras que le dan vida. Tal es el La estructura del Calepino de Motul,
caso del Calepino de Motul. Diccionario "documento de incalculable valor his-
mava-españoi, En tres monumentales tórico y cultural" (p. I), es de suyo
tomos, presentados en una novedosa compleja y rica en facetas. El punto de
y moderna organización, Ramón Ar- partida, 466 folios -recto y verso--
zápalo Marín logra una amplia visión con 15 975 entradas léxicas, 19 259 pa-
RESEÑAS 175
tudios de poesía; resulta indispensa- estrictamente lexicográfico para inci-
ble, sobre todo, para un análisis de ín- dir en vastas parcelas de la lengua y la
dole criptológíca en el campo de la es- cultura, poniendo en juego la capaci-
critura maya" (p. IV). dad hermenéutica del lector. Cumple
Finalmente en el tomo III aparece con la tarea exhaustiva y minuciosa de
la transcripción paleográfica, fidedig- conjuntar habilidades de muy diversa
na y puntual, que nos da un espléndido índole para abrir a un tiempo mil y
retrato del español del siglo XVI, vasto una puertas de investigación. Como
campo para arar en la investigación bien dijo su editor, la tarea fue quijo-
dialectal o en la de los que reconstru- tesca. El Quijote ya cumplió con su
yen la historia del español peninsular, primer ideal, pero ahora tendrá que
trasladado a Ja realidad americana del salir a otras ventas y junto con Sancho,
siglo xvr, justo en proceso crítico de su enfrentar las duras realidades de la
evolución, llamado de koinizacién por crítica y de la investigación científica.
algunos autores. En suma, este Calepi- Ojalá sean muchos los que acepten el
no de Motul. Diccionario maya-español, reto.
de Ramón Arzapalo, logra con creces
su cometido y va mucho más allá de Rebeca Barriga Villanueva
él, pues trasciende los linderos de lo CELL-El Colegio de México
RESEÑAS 1n
García, creador intelectual y coordina- ideas por encima de las palabras ofre-
dor de este volumen, se ocupa del ca- ció una solución ideal para cierto nivel
so particular de Tlaxcala remontando de comunicación.
los antecedentes de la escritura picto- Sin embargo, con la concentración
gráfica a dos mil años. regional de poderes surgieron diferen-
En forma breve, Reyes García des- cias en las formas de registro entre el
taca las que considera principales ca- altiplano central y el área maya, aun-
racterísticas de la sociedad prehispá- que por otro lado siguió vigente en la
nica: una sociedad estratificada en la mayor parte de los pueblos mesoame-
que todas las actividades estaban per- ricanos un sistema de representación
meadas por una conciencia o un senti- doble, iconográfica e ideográfica. So-
miento colectivo sacralizado. bre estos tipos de signos nos dice Re-
Dentro del estrato dominante, con yes García:
cuando menos tres niveles de interac-
ción, presentaban particular importan- ... se les llama generalmente pictogra-
mas y para sus lecturas es necesario
cia la pertenencia y posición dentro de
identificar objetos, formas, tamaños, co-
un linaje gobernante; entre éstos exis-
lores y posición. Además es necesario
tió una complicada red de intercam- ir más allá de las formas y encontrar su
bios regulados en buena medida por significado, al que sin el conocimiento
las alianzas político-matrimoniales. De de la lengua o las lenguas usadas, no se
acuerdo con el autor, la más frecuente puede acceder.
forma de respuesta de las comunida-
des de los macehuaüin ante los abusos En el náhuatl de Tlaxcala, además
de los miembros del estrato dominan- del genérico tlahcuilolli para designar a
te fue separarse de la casa señorial, los documentos pintados o escritos, es
donde no pudieron resistir el maltrato, posible diferenciar, de acuerdo con su
y adscribirse a otra. Su preocupación contenido, al tlacamecáyoamatl o "do-
principal -saberse miembro de un li- cumento de parentesco", al amatlauto
naje o buscar un más conveniente asen- cáyotl o "documento de señorío" y al
tamiento-, está ampliamente mani- yaotlahcuilolli o "pintura o escrito de
festada en los códices tlaxcaltecas. guerra". Para los españoles son pintu-
Las sociedades mesoamericanas, ras o códices, o, si se refieren a asuntos
eminentemente agrícolas, supieron in- territoriales, mapas, y en algunos ca-
terpretar los fenómenos astronómicos sos (debido a su tamaño) lienzos. Ade-
e inventaron los calendarios (solar y más de los temas mencionados en las
ritual), y como importante medio de pinturas o códices, se registraban tam-
comunicación (en el seno del estrato bién asuntos calendáricos:
dominante), de acuerdo con Reyes Gar-
cía, surgió un sistema de escritura sui ... conceptos y actividades religiosas, pa-
géneris (pictográfico-ideográfica); da- ra anotar nombres y medidas de terre-
nos, para elaborar censos de población,
do que el mundo mesoamericano pre-
para consignar prestaciones laborales en
hispánico fue básicamente pluriétnico
especial y para registrar muchísimas ac-
y multilingüe, la representación de las tividades más.
RESEÑAS 179
En este siglo, además del importan- Sin lugar a dudas, todos los artícu-
te trabajo de Caso (1927) sobre las pin- los que integran el volumen aportan
turas del Tizatlan, en su momento se algo o mucho al esclarecimiento de la
ocuparon de los códices de Tlaxcala problemática que abordan, la cual re-
Ramón Mena (1917), Federico Gómez gionaliza el problema. Este acerca-
de Orozco (1937) y Salvador Mateos miento metodológico que posibilita un
Higuera (1944), cuyos trabajos se re- trabajo sistemático y continuo sobre la
producen en el presente volumen. Al codicografía de Tlaxcala, parece ser el
igual que los de Cerdt Kutscher (ha- adecuado, como lo muestran también
cia 1970), hasta donde sé por primera las labores realizadas en este sentido
vez traducidos al español. Contem- en diversas instituciones de los estados
poráneo de los cuales es el estudio de de Chiapas y de México. Esfuerzos per-
Jorge Gurría Lacroix sobre el códice sona les e institucionales a los que sería
Entrada de los españoles en Tlaxcala. bueno sumar los de la iniciativa pri-
Trabajos a los que se suman los de vada (la cual indudablemente debería
Agustín Rivera, Virginia Guzmán, Fer- abrirse más a Jos espacios académicos
nando Cortés de Brasdefer, José Eduar- y al público en general), posibilita-
do Contreras y Henry Nicholson, los dores de un conocimiento más amplio
cuales culminan con el catálogo de de (comparto la idea de Reyes García)
Luis Reyes García. Destaca en éste la esa importantísima y por desgracia
importante y necesarísima reproduc- perecedera parte de nuestro patrimo-
ción de los códices, en dibujos a línea nio cultural que, si no nos apuramos a
de César J. Meléndez Aguilar (excepto recuperar, estamos en inminente peli-
las ilustraciones de los techialoyan) y gro de perder.
los también obligados y muy útiles ín-
d ices onomásticos y toponímicos de Jesús Monjarás-Ruiz
Severa Cervantes y Patricia Mendoza. Dirección de Etnohistoria, INAH
RESEÑAS 181
familia protestante francesa emigrada supone contribuyó en gran medida a
tras la revocación del Edicto de Nan- poner al espíritu sensible y crítico del
tes (1685). De joven hace estudios en lausanés al margen de la corriente de
Inglaterra y viaja por Alemania, Bélgi- condenas que levantó en varias direc-
ca y Francia. Se aficiona a la literatura ciones el fenómeno revolucionario, co-
y Ja política pero también a los place- mo las que blandieron Montolsier o
res de la vida, inclinaciones que inevi- Ferrand, o que en su defecto encarase
tablemente lo llevan a encontrarse en los duros cuestionamientos que en ese
1794 con Mme. de Staél con quien es- sentido propinó Edmund Burke. Pero
tablece una "vehemente" relación.2 Ese no lo sustrajo, en cambio, a la severa
mismo año obtiene la ciudadanía fran- crítica que Constant hizo a la violencia
cesa y se manifiesta a favor del Direc- ciega con la que algunos de sus líderes
torio y de una república moderada. intentaron exorcizar a la Revolución
Pero no es sino hasta el 5 Pradial del De esa forma, los primeros escritos
año m (24 de mayo de 1795) en que con políticos de Constant, como Lcttres ñ
su arribo a París acompañado de Mme. 11n Déput« de la Conicntion, son obras
de Staél, Constant traza, como mo-
mento definitorio, el inicio de un fruc- ... donde se van perfilando, más allá de
tífero itinerario político e ideológico. los sucesos concretos que las motivan,
las líneas generales de un líbcralismo
En ese momento y con sólo 28 años
que empieza a sacar las primeras C0n-
en su haber, su formación, en aparien-
clusiones del proceso revolucionario y
cia, responde a las lecturas que tocio jo- que debe enfrentarse a la práctica polí-
ven intelectual de su tiempo empren- tica diaria, piedra de toque imprescin-
de como parte de una cultura política dible para contrastar In validez de los
actualizada pero instalada todavía en principios. (p. 69)
el marco moral de Ja Ilustración (Mon-
tesquieu, Locke, Fénelon, Rousseau)." Así Constant asigna, desde estos
primeros escritos, una importancia me-
Había, no obstante, un elemento claro en
nor a las formas políticas exteriores
la ed ucaciún política de Constant que,
que adquiere el poder político, pero
sin mediar preceptores, ni libros, ni au-
llama la atención sobre los principios
las, le venía directamente de su padre:
su rencor contra Ja aristocracia. (p. 54)
que le guían y el contenido de las le-
yes que promulga. De tal manera, su
Si bien dicho rencor no explica por crítica al Terror es doble: al hecho en sí
sí mismo Ja actitud ni la producción mismo y a los argumentos con los que
intelectual posteriores de Constant, se se intenta justificarlo. La Revolución
se salvó no gracias al Terror sino a pe-
2 Diccionario fJio111pi1111i de /\u/ores Litera-
rios, Barcelona, Plancta-Agostini, 1987. sar de él. El problema sin embargo no
3 Uno de los mejores textos para com- termina allí, pues la violencia revolu-
prender la dimensión del pensamiento libe- cionaria es, al final de cuentas, parte
ral en la Europa de esos años es el libro de integral del proceso emancipador de
Luis Diez del Corral, El libemlis1110 doctrinario, un pasado oprobioso. Hay que expli-
3a. ed.. Madrid, Instituto de Estudios Polí-
ticos. 1973.
car su presencia en el proceso para es-
RESEÑAS 183
considerar como único modelo posi- dan ser reconocidos y protegidos por
ble el tipo de libertad de las ciudades la ley. Para Constant tales derechos se
antiguas. Para Constant, los legislado- condensan en libertad de acción, libertad
res revolucionarios de conciencia y libertad de expresión, pre-
ceptos donde el asunto 'toral concierne
... quisieron ejercer la fuerza pública co a la libertad individual, entendida ésta
mo habían aprendido de sus guías que como la facultad de hacer todo lo que
había sido ejercida en otros tiempos en
no perjudique a otro, es decir, la liber-
los Estados libres de la antigüedad; cre-
tad de actuación; el derecho a no ser
yeron que todo debía ceder, hoy toda-
vía, ante la autoridad colectiva, y que
obligado a profesar ninguna creencia
todas las restricciones a los derechos in- de la que no se esté convencido, es de-
dividua les serian separadas por la par- cir, la libertad religiosa; el derecho de
ticipación en el poder social." manifestar las propias opiniones e ide-
as por cualquier medio, es decir, la li-
En realidad, lo que Constant intenta bertad de expresión; el derecho a no
con éste y otros argumentos dispersos ser tratado de manera arbitraria, es
en sus escritos -como señala Sánchez- decir, las garantías jurídicas.
Mejía-, es dejar establecidos los alcan- Sánchez-Mejía ve en estos conteni-
ces de la soberanía popular más que dos una doble intención: por un lado
deslindar o cuestionar la legitimidad de rescatar al ciudadano del abuso del
la autoridad absoluta de la sociedad so- poder, y por el otro protegerlo de la
bre todos sus miembros. El lausanés obsesiva tendencia del Estado por im-
siempre estuvo convencido de que hay poner patrones o estilos de vida. No
"una parte de la existencia humana se discute si el Estado, con dicha im-
que, necesariamente, permanece indivi- posición, busca o no la felicidad de la
dual e independiente y que está, de de- ciudadanía. Lo que en este caso im-
recho, fuera de toda competencia so- porta salvaguardar es el derecho que
cial". Con esta breve cita Sánchez-Mejía asiste a los hombres a equivocarse, así
considera saldadas las diferencias de como a enmendar sus posibles erro-
Constant con Rousseau, pero a nosotros res; si renuncian a ello "la autoridad
nos lleva a otra de las facetas del pensa- sustituirá los errores individuales con
miento constantiano estrechamente vin- los suyos propios"." Se trata, pues, de
culada a lo anterior: su acendrada de- establecer fronteras a los excesos de
fensa de los derechos individuales. autoridad, "a quienes piensan que una
Si el primer paso para acabar con minoría esclarecida y en posesión de
el nuevo despotismo -glosa Ja auto- la verdad debe imponer sus criterios a
ra- es establecer que la soberanía po- un conjunto de individuos ignorantes
pular está limitada por los derechos
individuales, el segundo es enumerar 6La mayor parte de los postulados de
y definir tales derechos para que pue- Constant referentes a estos aspectos están
contenidos en Escritos polñicos, est. prelim.,
5 Benjamín Constant, De i'csprit de conque- trad. y notas de María Luisa Sánchez-Mejía,
te et de l'usurpation, París, 1814, p. 117. Citado Madrid, Centro de Estudios Constituciona-
por Paul Bénichou, p. 33. les, 1989 (Clásicos Políticos).
se sabe, el filósofo alemán dio forma Escritos políticos de Constant fueron publica-
dos en El Observador de In República Mexicnnn
definitiva a su teoría del Estado, en la
en octubre 6de1830. Véase Jesús Reyes He-
cual precisamente los derechos indivi- roles, El libernlismo mexicano, México, FCE,
duales quedan subordinados a la razón 1982, vol. 11, p. 257-259.
RESEÑAS 185
A R Q u E o L o G 1 A
RevtSta de la Coordinación Nacional de Arqueología del Instituto Nacional de Antropologia e Hrstoria I Segunda epoca
8
JULIO DICIEMBRE 1992
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