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Ref.: CDH-03-2020

Caso Maidanik y otros vs. Uruguay

ALEGATO FINAL ESCRITO

DE LA REPÚBLICA ORIENTAL DEL URUGUAY

A la Honorable Corte Interamericana de Derechos Humanos:

1. La República Oriental del Uruguay comparece en tiempo y forma, de conformidad


con los términos establecidos en el artículo 56 del Reglamento de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos (en adelante, la “Corte”) así como en el punto 14
de la parte resolutiva de la Resolución de la Presidenta de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos de 16 de abril de 2021, a presentar sus alegatos finales escritos en
relación con el Caso Maidanik y otros vs. Uruguay (REF.: CDH-03-2020/008).

2. Tal como surge del escrito de contestación que fuera oportunamente presentado, así
como del desarrollo de la audiencia pública, el Estado uruguayo reafirma que no
pretendió en este proceso negar los terribles hechos perpetrados durante la dictadura
cívico militar, ni el padecimiento de las víctimas y sus familiares.

3. Por el contrario, el Estado ha demostrado que se han adoptado medidas para dar
cumplimiento a lo sugerido por la Comisión IDH en su Informe Nº 169/19 sobre el
Fondo del presente caso, de 9 de noviembre de 2019, las cuales constituyen una
verdadera política de Estado que se ha desarrollado a través del tiempo, por las diversos
Gobiernos integrados por diferentes Partidos Políticos desde el retorno a la Democracia
en el año 1985 y con un avance significativo a partir del dictado de la Sentencia de la
Honorable Corte Interamericana de Derechos Humanos en el caso Gelman. Ello pone en
evidencia, a su vez, la voluntad de cumplimiento existente en todos los Poderes y
sistemas orgánicos que conforman el Estado uruguayo respecto de lo resuelto por la
Honorable Corte, en una constante que no sólo no se atenúa con el paso del tiempo, sino
que sigue incorporando elementos institucionales, normativos y avances judiciales

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tendientes a obtener Verdad y Justicia, demostrando que para nada es un tema agotado
ni respecto al cual las autoridades deseen “dar vuelta la página”, como se ha señalado.

4. La audiencia pública celebrada los días 16 y 17 de junio nos permitió escuchar


testimonios con contenidos vinculados pero no necesariamente relacionados a los
puntos objeto de este proceso conforme surgen del Informe sobre el Fondo referido, ni
en el escrito de sometimiento del caso presentado por la Comisión IDH ante la Corte, de
fecha 24 de mayo de 2020, tanto en aspectos normativos como fácticos. En esta
instancia, sin embargo, nos detendremos en cada uno de los puntos planteados por la
Comisión IDH en los documentos de referencia -que delimitaron el objeto del presente
proceso- y al cual, de conformidad a las normas que rigen estas actuaciones, debemos
ceñirnos. En este sentido, nos permitimos ilustrar la forma en la que el Estado ha
cumplido con dichos elementos, de conformidad a lo que surge de los escritos
presentados en el caso, de las pruebas diligenciadas, así como de las declaraciones de
los testigos y el perito que se realizaron en la audiencia pública.

5. En primer lugar, en materia de la investigación de los crímenes ocurridos y la


identificación de las personas responsables por los mismos, se ha demostrado que en la
actualidad la denominada Ley de Caducidad de la Pretensión Punitiva del Estado no
constituye un obstáculo para el enjuiciamiento de los responsables por parte de la
Justicia uruguaya. Sin perjuicio de los impedimentos que pudo suponer en el pasado,
ninguna de las declaraciones realizadas durante la audiencia pública -en especial nos
permitimos destacar por su trascendencia práctica, la categórica declaración del titular
de la Fiscalía Nacional Especializada en Crímenes de Lesa Humanidad, Dr. Perciballe-,
percibe en la Ley de Caducidad un impedimento normativo actual y concreto. Las dudas
que se pueden plantear en cuanto a la interpretación de la prescripción por parte de los
Tribunales no se ha traducido en los hechos, ni se ha planteado aquí, como un tema que
concretamente haya tenido influencia decisiva en alguna causa, y menos aún, en las que
son objeto de este proceso. Por lo demás, en el plano normativo, debemos destacar y
dejar constancia que la ley Nº 18.831 del 27 de octubre de 2011, interpretativa de la Ley
de Caducidad, además de restablecer el ejercicio de la pretensión punitiva del Estado
para los delitos cometidos en el marco del terrorismo de Estado hasta el 1 de marzo de
1985, declaró en su art. 3 que los mencionados delitos “…son crímenes de lesa
humanidad de conformidad con los tratados internacionales de los que la República es
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parte”. De esta forma se adoptó la medida legislativa solicitada por la Comisión en el


numeral 4 de su petitorio relativa a garantizar la imprescriptibilidad de las graves
violaciones de derechos humanos.

6. En este sentido, pudo probarse que, a partir de la creación de la Fiscalía Especializada


en Crímenes de Lesa Humanidad, se ha avanzado de forma significativa y constante en
las causas que permanecen abiertas a la fecha. En relación al presente caso, tal y como
ha declarado el Sr. Fiscal Especializado, Dr. Perciballe, todas las causas relativas a este
caso se encuentran abiertas, y aunque en distintas etapas procesales, tienen buenas y
concretas perspectivas de dilucidación.

7. Cabe señalar, por lo demás, que ni la garantía de non bis in ídem, ni la cosa juzgada,
mencionadas en el numeral 1 del escrito de la Comisión IDH, han sido traídos a
colación para oponerse al cumplimiento de la obligación de investigación.

8. A mayor abundamiento, quisiéramos destacar uno de los avances más reciente de


nuestra jurisprudencia relativa a delitos cometidos durante la dictadura cívico militar,
que es el procesamiento con prisión decretado por Sentencia Nº 539/2021 del Juzgado
Letrado de la Capital en lo Penal de 27º Turno, del pasado 3 de junio, remitido en el día
de ayer, que entendemos ilustra claramente a la Honorable Corte respecto a la tendencia
actual en la materia. Como se podrá apreciar, la Sra. Magistrada actuante cita
concretamente la sentencia de la Corte Interamericana en el caso “Gelman vs. Uruguay”
y reconoce su obligatoriedad, al establecer que: “…como si ello fuera poco, la
sentencia de la Corte Interamericana en el caso Gelman vs Uruguay, concluye que la
ley de caducidad carece de efectos por su incompatibilidad con la Convención
Americana y la Convención Interamericana sobre Desaparición Forzada de Personas
y, en cuanto puede impedir la investigación y eventual sanción de los responsables de
graves violaciones de derechos humanos, obliga al Estado a asegurar que aquélla no
vuelva a representar un obstáculo para la investigación de los hechos materia de dicho
caso ni para la identificación y, si procede, sanción de los responsables de los mismos y
de otras graves violaciones de derechos humanos similares acontecidas en Uruguay”
(…) “…la solución de principio es que se debe cumplir íntegramente con las sentencias
(con las nacionales y las internacionales) y no podrán invocarse normas internas para
eludir las obligaciones internacionales (art. 27 de la Convención de Viena)” (pág. 73).

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9. En el mismo caso, se produce una clara toma de posición respecto a la


imprescriptibilidad: “…se dispuso la continuación de las actuaciones (…) lo que fue
confirmado (…) en el entendido de que se trataba de delitos de lesa humanidad y, por
ende, imprescriptibles, según reconocía la costumbre internacional –aún con
anterioridad a la incorporación de la convención al derecho interno-, por lo que, los
agentes del Estado que actuaron en los años 70 debieron tener claro el panorama de
cuáles eran las reglas de juego en el momento en que perpetraron los delitos” (pág.
74). En el mismo sentido, respecto a una excepción de prescripción, se señala que
“…fue desestimada in límine (…) que fue confirmado en alzada (…) en el entendido de
que tratándose de delitos de lesa humanidad corresponde aplicar las normas de
Derecho Internacional a las cuales se ha sometido el Estado uruguayo
voluntariamente, sin que ello implique en modo alguno violentar la Constitución de la
República”. En otro caso, ante la misma excepción, “…se consideró que la Convención
de Crímenes de Guerra y Lesa Humanidad (1968) se limitó a codificar como tratado lo
que antes era ius cogens en función del derecho internacional público consuetudinario”
(ambos en pág. 74), concluyendo la Sra. Magistrada sin hesitaciones que: “En
consecuencia, la cuestión en debate ya fue resuelta, por lo que, no puede entenderse
que los ilícitos imputados se encuentren prescriptos en relación a ninguno de los
indagados” (pág. 75, el subrayado nos pertenece).

10. Quisiéramos referirnos asimismo, culminando este apartado, a las diversas


afirmaciones realizadas respecto al uso de recursos procesales por parte de las defensas
de los acusados como medidas dilatorias, y en tal sentido, reafirmar que la existencia de
un debido proceso es una consecuencia ineludible y necesaria del Estado de Derecho,
que afortunadamente hoy se encuentra plenamente vigente en Uruguay. El
ordenamiento jurídico uruguayo cuenta además con las herramientas necesarias para
detectar los abusos de derecho y actuar en consecuencia, algo que por lo demás, ocurre
de manera habitual cuando los magistrados y las magistradas intervinientes así lo
consideran, lo cual también surge recogido en el cúmulo probatorio aportado.

11. En segundo lugar, en cuanto a la localización de los restos mortales de los detenidos
desaparecidos, los esfuerzos se han continuado y acentuado al asignar dichos cometidos
a un órgano independiente del Poder Ejecutivo, como lo es en el sistema orgánico
uruguayo la Institución Nacional de Derechos Humanos y Defensoría del Pueblo
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(INDDHH), integrada por personas con formación específica en la materia de Derechos


Humanos y reconocida trayectoria en la misma. Este traspaso de cometidos ha sido
positivamente valorado durante la audiencia pública en todas las declaraciones: tal y
como reconoció la Sra. Zaffaroni en su declaración, la institucionalidad otorgada a la
localización de los restos de los detenidos desaparecidos ha garantizado la continuidad
de los trabajos a largo plazo y la disponibilidad de presupuesto a estos efectos, con
independencia de la integración del Poder Ejecutivo. En tal sentido, es destacable lo que
al respecto señaló la propia INDDHH en su más reciente informe sobre la búsqueda de
detenidos desaparecidos: “En febrero de este año la Cámara de Senadores aprobó -
junto al presupuesto de la INDDHH- un proyecto de inversión para la búsqueda de los
detenidos desaparecidos. Las partidas asignadas fueron las solicitadas por la INDDHH
(alrededor de 750 mil dólares anuales). La ejecución del programa de búsqueda será
sometida a evaluación durante el segundo semestre de 2022, a los efectos de definir las
modalidades de su continuidad y ejecución futura, y los resultados de tal evaluación
serán elevados a conocimiento de la Presidencia de la Asamblea General, a sus efectos.
El proyecto de inversión tiene dos objetivos: a) garantizar la coherencia y continuidad
de los trabajos de búsqueda durante los próximos 5 años y b) mantener los recursos
asignados a la búsqueda en el nivel que se encontraban cuando la INDDHH se hiciera
cargo de la misma” (Tercer informe sobre la búsqueda de detenidos desaparecidos -Ley
19.822- de la INDDHH, 24 de junio de 2021, pág. 4, remitido en el día de ayer).

12. A pesar de las evidentes dificultades impuestas por las circunstancias sanitarias y
aquéllas lamentablemente inherentes a la naturaleza de la búsqueda, el Estado uruguayo
mantiene y reafirma su compromiso de determinar el paradero de las personas víctimas
de desaparición forzosa en el periodo de facto. Como surge de la prueba relacionada en
el escrito de contestación del Estado, la búsqueda material continúa en la actualidad en
los predios que han sido identificados como potencialmente relevantes, de conformidad
a la información que se obtiene, en el contexto de la búsqueda correspondiente.

13. Como puede apreciarse de los elementos relacionados hasta aquí y del cúmulo
probatorio presentado por el Estado uruguayo, muchas de las afirmaciones realizadas
durante la audiencia pública por el perito propuesto por la Comisión IDH son, cuando
menos, discutibles o basadas en realidades legales, jurisprudenciales e institucionales
anteriores que no reflejan los avances en la materia que han existido a la fecha.
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14. Asimismo, y en tercer lugar, se ha demostrado que el Estado uruguayo otorgó


reparaciones tanto morales como materiales a las víctimas de terrorismo de Estado y a
sus familiares, todo lo cual surge indubitablemente de la prueba diligenciada.

15. En el aspecto moral, se ha hecho referencia en los escritos y se ha ofrecido prueba


documental sobre diversas medidas adoptadas por el Estado todo lo cual ha sido
reconocido por los declarantes. Entre ellas, cabe nombrar algunas, tales como el
discurso dado por el ex Presidente José Mujica en la sede del Poder Legislativo en
marzo de 2012, en cumplimiento de la Sentencia de la Honorable Corte en el caso
Gelman. Otras medidas destacadas en este sentido han sido aquellas relacionadas con la
implementación de la Ley de Sitios de Memoria Histórica, en varias localidades del
territorio del país, todo lo cual surge más ampliamente relacionado en el escrito de
contestación.

16. Por último, en el aspecto material, tal y como se ha señalado en el escrito de


contestación del Estado acompañado de la prueba documental correspondiente, y como
surge de la prueba testimonial, el Estado abonó indemnizaciones a los familiares de las
víctimas del presente caso en aplicación de la Ley N° 18.596, habiendo asimismo
celebrado una transacción en el caso de una reclamación presentada en vía civil por los
familiares del Sr. Luis Eduardo González.

17. Existen, asimismo, prestaciones en materia de salud, a cargo del Estado, que tienen
como beneficiarios a las víctimas de los crímenes cometidos durante la dictadura y a sus
familiares, y que traducen así una vez más en una política pública concreta el
cumplimiento de la obligación de hacerse cargo por parte del Estado de las
consecuencias de los actos delictivos realizados por sus agentes.

18. En definitiva, el Estado uruguayo no ha procurado en el presente caso negar los


lamentables hechos ocurridos durante el periodo de facto, sino exponer la forma en la
que actualmente está cumpliendo con sus obligaciones y compromisos en materia de
protección y defensa de Derechos Humanos, incluidas aquellas que surgen de los
instrumentos celebrados en el ámbito Interamericano, en línea con los valores
democráticos y humanistas que imperan en su territorio en tanto Estado de Derecho.

19. En lo que refiere estrictamente a aspectos vinculados al Sistema Interamericano de


Derechos Humanos, dado que por su naturaleza el objeto de este caso coincide al menos
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parcialmente con el caso “Gelman vs. Uruguay”, aludido a lo largo de estas instancias, y
traído expresamente a colación por la Comisión IDH y los representantes de las
presuntas víctimas -es especial durante la audiencia pública-, quisiéramos precisar que
la Resolución de supervisión de cumplimiento de sentencia de la Corte Interamericana
de Derechos Humanos en el citado caso, del pasado 19 de noviembre de 2020, y que
fuera aludido durante la audiencia pública, expresa en la parte resolutiva
correspondiente, que se declara que “…el Estado ha dado cumplimiento parcial a las
medidas relativas a (…) b) ‘garantizar que la Ley de Caducidad de la Pretensión
Punitiva del Estado (…) no vuelva a representar un obstáculo (punto resolutivo décimo
primero de la Sentencia); c) ‘implementar (…) un programa permanente de derechos
humanos dirigido a los agentes del Ministerio Público y a los jueces del Poder Judicial
de Uruguay, de conformidad con el párrafo 278 de la Sentencia (punto resolutivo
décimo quinto de la Sentencia), y a d) adoptar ‘un Protocolo para la recolección e
información de restos de personas desaparecidas (párrafo 275 y punto resolutivo
décimo sexto de la Sentencia” (numeral 1). El Estado uruguayo entiende que estas
constataciones suponen un reconocimiento de su apego a los estándares interamericanos
en el caso concreto que hoy nos ocupa, siendo trasladables, mutatis mutandis, a estas
actuaciones. Se entiende así que más allá de la diversidad de víctimas concretas entre
ambos casos, se vislumbra una constante en las políticas públicas correspondientes,
transversales a todos los delitos ocurridos durante el período de facto y su investigación.

20. Por su parte, en diversas declaraciones realizadas durante la audiencia pública, ha


surgido por primera vez en todo este proceso (más específicamente, en la etapa de
interrogatorio por la Comisión IDH) el tema referido a la perspectiva de género, tanto
en relación al caso de los homicidios de Diana Maidanik, Silvia Reyes y Laura Raggio,
como desde una perspectiva más amplia del sistema judicial uruguayo y de la sociedad
en su conjunto. En tal sentido, el Estado uruguayo desea hacer notar, en primer lugar,
que el tema no fue planteado como tal por la Comisión IDH en el petitorio respectivo de
su informe ni en su presentación oral inicial del caso; en segundo lugar, que el Sr.
testigo Dr. Perciballe hizo una clara referencia fáctica y jurídica al perfil de la
investigación y de los hechos en el caso concreto y, en tercer lugar, que cualquier
referencia a la cuestión de género en un marco más amplio y estructural nunca fue
planteado como tal ni por la Comisión ni por los representantes de las presuntas
víctimas.
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21. Sin perjuicio de ello, y dado que el tema fue tratado en la audiencia pública, el
Estado uruguayo no quisiera dejar de realizar las siguientes apreciaciones y
puntualizaciones.

22. En primer lugar, que el Uruguay ha ratificado todos los compromisos


internacionales vigentes en materia de igualdad de género y derechos de las mujeres,
incluyendo la Convención sobre Derechos Políticos de la Mujer, de 1948; la
Convención sobre Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Contra la Mujer
(CEDAW), de 1979, y la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y
Erradicar la Violencia contra la Mujer, de 1994.

23. En el plano institucional, destacamos la creación en el año 2005, en ámbito del


Ministerio de Desarrollo Social el “Instituto Nacional de las Mujeres”, que tiene como
cometido impulsar políticas de igualdad de género.

24. Asimismo, en el plano normativo, el Uruguay ha realizado avances sostenidos en la


materia: ejemplos de ello son la Ley de Salud Sexual y Reproductiva del año 2008, la
Ley de Acoso Sexual de 2009, la Ley de Identidad de Género de 2009, y la Ley de
Interrupción Voluntaria del Embarazo, del año de 2012. A su vez, en la Ley de
Presupuesto Nº 19.924 se creó en todos los Ministerios una Unidad Especializada en
Género. En este sentido, el Uruguay ha sido pionero en la región.

25. Por supuesto que existe en la actualidad una gran preocupación de las autoridades y
de la sociedad civil en relación a la violencia de género y a las altas cifras de femicidios
en el país. Esta realidad no ha sido ignorada. Algunas medidas adoptadas en este sentido
han sido la creación del femicidio como agravante del delito de homicidio en aquellos
casos en que una mujer fuere asesinada por cuestiones asociadas a su género, o la Ley
de Violencia hacia las Mujeres Basada en Género, Nº 19.580, de 22 de diciembre de
2017. En virtud de esta última, se dispuso la creación Juzgados Especializados en la
materia, así como la incorporación de la perspectiva de género en políticas educativas,
de salud, laborales, de seguridad, y aquéllas sobre las personas mayores.

26. El sistema judicial tampoco ha sido ajeno a estos desarrollos: un ejemplo de esto fue
la publicación, en el año 2020, de una “Guía para el Poder Judicial sobre estereotipos de
género y estándares internacionales sobre derechos de las mujeres”, elaborada con la

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participación del Centro de Estudios Judiciales del Uruguay (centro de formación de los
jueces) y la Fiscalía General de la Nación.

27. A su vez, se trajo a colación el punto del acceso a los archivos en poder del Estado.
Sobre el particular, quisiéramos destacar la creación de los Archivos judiciales
procedentes de la Justicia Militar en el ámbito del Poder Judicial que reúne
aproximadamente tres mil expedientes correspondientes a procedimientos realizados
ante la Justicia Militar en el período de la Dictadura, asimismo se encuentra a
disposición de la Justicia, las víctimas, familiares y sus representantes legales el archivo
de la Secretaría de Derechos Humanos para el pasado reciente en el cual se encuentran
los documentos obtenidos y analizados por la Comisión para la Paz. En relación a los
archivos, cabe indicar que en la resolución de supervisión del caso “Gelman vs.
Uruguay” ya mencionado, en su parte resolutiva numeral 2 se declaró “De conformidad
con lo señalado en el considerando 55 de la presente resolución, que el Estado ha
venido dando cumplimiento y debe continuar implementando la medida relativa a
“adoptar (…) las medidas pertinentes para garantizar el acceso técnico y sistematizado
a información acerca de las graves violaciones de derechos humanos ocurridas durante
la dictadura que reposa en archivos estatales”.

28. Asimismo, en diversas oportunidades se ha hecho mención durante la audiencia


pública a la existencia de “impunidad” en nuestro país respecto a los hechos ocurridos
durante la dictadura cívico militar. Siendo respetuosos del lugar desde el que tales
afirmaciones pueden realizarse, quisiéramos dejar constancia que, en los términos
señalados por la Honorable Corte, se entiende “…como impunidad la falta en su
conjunto de investigación, persecución, captura, enjuiciamiento y condena de los
responsables de las violaciones de los derechos protegidos por la Convención
Americana…” (Cf. Caso Paniagua Morales y otros contra Guatemala, sentencia del 8
de marzo de 1998 -fondo-, párrafo 173), y que en consecuencia la situación descripta
para Uruguay se encuentra lejos de ese parámetro, no pudiéndose por tanto afirmar que,
en los estándares normativos aplicables, exista en la actualidad impunidad ni en su
variable normativa o legal -como ha quedado demostrado-, ni en la estructural, al
haberse constatado que no existen “…conductas omisivas, evasivas o negligentes
respecto de la investigación y sanción de los responsables de graves violaciones de
derechos humanos…” (Cf. Saavedra Alessandri, Pablo: La respuesta de la
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jurisprudencia de las Corte Interamericana a las diversas formas de impunidad en


casos de graves violaciones de Derechos Humanos y sus consecuencias, en “La Corte
Interamericana de Derechos Humanos – Un cuarto de siglo: 1979 – 2004”, pág. 399) y
que los procesos judiciales penales correspondientes se encuentran encauzados, en curso
y con avances cualitativamente destacados en los últimos tiempos, que permiten
vislumbrar su dilucidación. En tal sentido, cabe señalar que en parte, si los hechos de
este proceso no han sido controvertidos, es porque se ha investigado al respecto y al
Estado le consta que lamentablemente sucedieron, y lo ha hecho público (ver al
respecto, entre otros, fichas de la Secretaría de Derechos Humanos para el Pasado
Reciente para cada víctima, incorporadas como prueba documental en el escrito de
contestación).

29. Los procesos judiciales correspondientes han incluido, por lo demás y en los casos
necesarios, solicitudes de extradición desde terceros países -tal es por ejemplo, el caso
de Eduardo Ferro, extraditado desde España y procesado recientemente en el caso de
Óscar Tassino-, otro elemento coadyuvante a la lucha contra la impunidad reconocido
por la Honorable Corte.

30. Muy especialmente, además, se desea destacar en esta lucha contra la impunidad,
que el Estado uruguayo se constituyó en parte civil en el proceso penal llevado adelante
en Italia en el marco del juicio por el denominado “plan Cóndor”, aportando pruebas
relevantes en tal calidad. Dicho caso, como es de público conocimiento, culminó en
Roma el pasado 9 de julio con la condena inapelable de la Suprema Corte de Casación a
cadena perpetua de 11 ciudadanos uruguayos, en su mayoría ex militares. Se demuestra
de esta forma, que el Estado como tal ha buscado lograr Justicia respecto a los delitos
cometidos durante la dictadura cívico-militar no sólo acudiendo a sus propios
tribunales, sino también, en una política proactiva, eficiente y poco común, aún ante
estrados extranjeros. Nos remitimos, a mayor abundamiento, al informe presentado por
la Embajada de Uruguay en Italia -remitido en el día de ayer-, destacando por lo demás
que en su numeral 4, se cita a la justicia italiana en tanto reconoce los aportes de prueba
documental realizados por el Estado uruguayo en el marco del proceso como
determinantes para el curso final de dichas actuaciones.

31. Por su parte, se entiende destacable asimismo el relacionamiento directo y


permanente del Fiscal Especializado en Crímenes de Lesa Humanidad -encargado de
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desarrollar las investigaciones judiciales correspondientes- con los grupos de familiares


de las víctimas, tal como ha surgido claramente a partir de los testimonios realizados
durante la audiencia pública, quien explica las estrategias procesales e interactúa con los
familiares en aras del mejor y más adecuado desarrollo de las causas correspondientes.

32. Finalmente, en los aspectos vinculados a la conducta procesal desarrollada durante


este caso, el Estado uruguayo desea hacer notar su estricto cumplimiento de las
solicitudes formuladas por la Corte, transmitiendo en tiempo y forma las copiosas
pruebas documentales solicitadas, demostrando su espíritu de colaboración y buena fe
procesal.

33. Señalamos asimismo que la Suprema Corte de Justicia, consultada por los suscriptos
Agentes, ha remitido los informes actualizados que fueran remitidos en el día de ayer,
para mejor ilustrar a la Honorable Corte y presentar nuevamente con total transparencia
la situación actual.

34. Por lo expuesto, así como por los argumentos y pruebas presentados en oportunidad
de la contestación realizada por el Estado uruguayo, y las resultancias de la audiencia
pública, es que solicitamos en definitiva que se declare que la República Oriental del
Uruguay ha adecuado su conducta y acciones a la Convención Americana de Derechos
Humanos, así como a los estándares que se deriva de la misma.

35. Es cuanto deseábamos expresar a la Honorable Corte Interamericana de Derechos


Humanos.

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36. Hacemos propicia la oportunidad para saludar a la Honorable Sra. Presidenta y a los
Honorables Sres. Jueces de la Corte Interamericana de Derechos Humanos con las
seguridades de nuestra más alta consideración y estima.

Dra. Pilar Álvarez Dr. Carlos Mata Prates

Agente del Estado uruguayo Agente del Estado uruguayo

Asesora Legal de la Prosecretaría de la Consultor Jurídico Diplomático


Presidencia de la República del Ministerio de Relaciones Exteriores

[email protected] [email protected]

Prosecretaría de la Presidencia de la Ministerio de Relaciones Exteriores


República

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