08 Bacteiruria

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Bacteriuria asintomática

M.ª Teresa Alarcón Alacio(1), M.ª Luisa Justa Roldán(2)


(1)
Unidad de Nefrología Pediátrica. Servicio de Pediatría. Hospital Universitario de Fuenlabrada (Madrid).
(2)
Unidad de Nefrología Pediátrica. Servicio de Pediatría. Hospital Universitario Infantil
Miguel Servet, Zaragoza.

Alarcón Alacio MT, Justa Roldán ML. Bacteriuria asintomática. Protoc diagn ter pediatr. 2022;1:132-9.

RESUMEN

La bacteriuria asintomática (BA) hace referencia a la presencia de bacterias en orina correctamente


recogida en un paciente asintomático.

En la mayoría de los pacientes la BA es un proceso benigno que no favorece la aparición de cica-


trices ni daño renal.

Ni la profilaxis antibiótica ni el tratamiento van a ser eficaces, en la mayoría de los casos, para
disminuir las recurrencias.

El tratamiento antibiótico en estos pacientes puede seleccionar gérmenes más virulentos.

En caso de precisar antibioterapia por procesos otorrinolaringológicos (ORL) en niños con BA, siem-
pre que sea posible, se recomienda utilizar un macrólido.

Existen grupos de riesgo que requieren un seguimiento y un tratamiento específico. Este hecho
lleva, con cierta frecuencia, a diagnosticar y tratar como infección urinaria desde una contaminación
hasta una bacteriuria asintomática.

Asymptomatic bacteriuri

ABSTRACT

Asymptomatic bacteriuria (AB) refers to the presence of bacteria in correctly collected urine
in an asymptomatic patient.

In most patients, BA is a benign process that does not favor the appearance of scars or kidney
damage.

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Neither antibiotic prophylaxis nor treatment will be effective, in most cases, in reducing re-
currences.

Antibiotic treatment in these patients can select more virulent germs.

In case of requiring antibiotic therapy for otorhinolaryngological processes (o major diseases)


in children with BA, whenever possible, it is recommended to use a macrolide.

There are risk groups that require specific monitoring and treatment. This fact leads, with some
frequency, to diagnose and treat as urinary infection from contamination to asymptomatic
bacteriuria.

1. INTRODUCCIÓN teral se han ido modificando, lo que también


ha derivado hacia una actitud prudente y no
Durante muchos años, la infección del tracto agresiva frente a la BA.
urinario (ITU) ha sido considerada una entidad
potencialmente peligrosa, asociada a malfor- 2. DEFINICIONES
maciones renales, enfermedad renal crónica e
hipertensión arterial. Esa es la idea que impul- • Bacteriuria asintomática. Se define como la
só la realización rutinaria de urocultivos y es de “colonización de la orina por un mismo ger-
este modo como se observó que, con relativa men en un número significativo de colonias
frecuencia, se obtenían urocultivos positivos en en dos o más muestras y en ausencia total
sujetos sanos y asintomáticos, circunstancia de síntomas urinarios y generales”.
que se denominó con el término de bacteriu-
ria asintomática (BA). A pesar del cambio en el • Aunque no tan universalmente aceptado,
concepto y el manejo de la ITU desde la publi- algunos autores emplean el término covert
cación de las guías de práctica clínica, todavía bacteriuria o bacteriuria encubierta para re-
hoy en día los análisis de orina rutinarios para ferirse a la presencia de una sintomatolo-
detectar ITU son ampliamente recomendados gía inespecífica, como urgencia miccional
como parte de la supervisión de niños sanos o incontinencia, que no suele ser suficien-
asintomáticos. Este hecho lleva, con cierta fre- temente importante como para constituir
cuencia, a diagnosticar y tratar como infección un motivo de consulta, pero que es relatada
urinaria desde una contaminación hasta una por los pacientes al realizar una historia clí-
bacteriuria asintomática. nica detallada. El problema, en ocasiones,
es determinar qué sintomatología nos lleva
La BA es una entidad especialmente importan- a la realización de un urocultivo, ya que, en
te en la infancia, sobre todo en niñas en edad menores de dos años, datos como el recha-
escolar. En los últimos años, el manejo tanto de zo del alimento, la detención de la curva
la ITU sintomática como del reflujo vesicoure- ponderal o la presencia de vómitos, diarrea

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o irritabilidad son poco o nada específicos. de los casos) y no encuentran diferencias entre
Lo mismo ocurre con el dolor abdominal los pacientes con BA y la población de referen-
difuso o los vómitos en los mayores de dos cia en cuanto a la capacidad de concentración
años. tras estímulo con desmopresina ni en cuanto
al crecimiento renal.
3. PREVALENCIA
4. ETIOPATOGENIA
Al igual que la ITU, la BA es más frecuente en
los varones en el periodo neonatal. Pasado este Las bacterias aisladas en pacientes con BA son
periodo, es más común en las niñas durante principalmente enterobacterias procedentes
todas las etapas de la vida con una prevalencia del aparato digestivo, al igual que en la infec-
definida entre el 1,4 y el 2,7% en las dos pri- ción urinaria sintomática. El que produzcan
meras décadas de la vida. En los países en vías o no sintomatología va a depender de la in-
de desarrollo, la prevalencia es mayor, siendo terrelación entre los mecanismos de defensa
hasta del 16,5% en población escolar en algu- del propio huésped y de la virulencia del ger-
nos estudios. En la edad adulta, aumenta su men. En el caso de la BA, estos microorganis-
prevalencia en determinados grupos como mos permanecen en el tracto urinario sin ser
gestantes, mujeres sexualmente activas, pa- eliminados por el huésped y sin generar una
cientes diabéticos o con vejiga neurógena o respuesta suficiente para producir síntomas o
los receptores de trasplante renal en sus fases causar erradicación. Entre los mecanismos de
iniciales. También se ha visto una prevalencia defensa del huésped se encuentran el flujo uni-
aumentada en los pacientes con drepanocito- direccional de la orina, el vaciamiento completo
sis. En varios estudios de despistaje realizados de la vejiga, los factores antibacterianos de la
en los años 70 y 80 del siglo pasado en grupos orina (como el pH ácido o la acción de la glico-
sanos de población, especialmente en niñas proteína Tamm-Horsfall) y los factores inmu-
escolares, para la detección de bacteriuria, pre- nológicos del huésped, como los polimorfismos
sencia o no de sintomatología y la coexisten- en los genes proinflamatorios, la secreción de
cia con anomalías del tracto urinario, se pudo citocinas y quimiocinas, el sistema de comple-
constatar que hasta un 70% de los sujetos mento y los receptores Toll-like 4 (TLR). En cuan-
en los que se detectó BA habían presentado, to a los factores bacterianos, es Escherichia coli
previamente, síntomas relativos al sistema (Tabla 1) la bacteria que más frecuentemente
urinario, como enuresis nocturna, urgencia causa tanto infecciones urinarias como BA. Sus
miccional y orinas malolientes, lo que algunos factores de virulencia son, por tanto, los más
autores denominarían bacteriuria encubierta estudiados.
y no asintomática. Igualmente, hasta un 47%
tenía anomalías urológicas tales como reflujo 4.1.Antígenos de superficie
vesicoureteral (21-33%), cicatrices renales (10-
26%) y trabeculación vesical (7-16%). Otros tra- • Antígenos O. El antígeno O presenta una
bajos, sin embargo, muestran una incidencia gran capacidad tóxica y actúa a modo de
menor de anomalías urológicas (malformacio- endotoxina. Existen diferentes serotipos
nes renales en el 3-14% y reflujo en el 7-13% de este antígeno, de los cuales solo unos

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Tabla 1. Grado de actividad hemolítica tinación. Por otro lado, la alfa-hemolisina,


presente también en algunas cepas patóge-
Factores de virulencia
nas, tiene la facultad de producir hemólisis
E. coli (%) PNA ITU BA
sintomática y contribuir al daño de la mucosa epitelial,
Fimbrias tipo I 60 71 58
especialmente, a nivel vesical. Por tanto, es
P. Fimbria 70 36 24
presumible que los gérmenes encontrados
Aerobactina 73 49 38
en las orinas de sujetos con BA tengan dis-
Haemolisina 49 40 20 tintos o, al menos, una menor proporción
K1 32 14 22 de factores de virulencia que los gérmenes
Resistencia sérica 61 63 25 responsables de las ITU sintomáticas bajas y
Antígeno grupo 0 74 64 38 altas, además de una sensibilidad mayor al
efecto bactericida del suero y una capacidad
de adhesión muy débil. Estas diferencias se
pocos son nefritógenos. La presencia de un muestran en la Tabla 1.
antígeno O nefritógeno confiere una mayor
virulencia a la bacteria. La etiopatogenia de la bacteriuria asintomá-
tica es necesaria para entender un hallazgo
• Antígenos K y H. La cantidad y concentra- frecuente en estos pacientes: la presencia de
ción del primero aumenta la virulencia (so- alteraciones en el sedimento (sobre todo la
bre todo, los serotipos 1, 5 y 12). El segundo presencia de leucocituria). Presumiblemente,
está presente en los flagelos y es de menor en aquellos pacientes donde la BA se relacio-
importancia. ne con mutaciones en el Toll-like receptor 4, la
respuesta inmunitaria no es transmitida por las
4.2.Capacidad de adhesión células del uroepitelio y la bacteria permanece
en la orina sin generar respuesta inflamatoria,
Las fimbrias son estructuras pilosas que con- por lo que no presentarán leucocituria. Si, en
fieren a la bacteria la capacidad de adherirse cambio, existe una mutación en los factores
al urotelio. Las fimbrias P o manosa-resistentes de virulencia del germen, fundamentalmente
son las más relacionadas con los factores de las fimbrias en el caso del E. coli, los gérmenes
virulencia y las más frecuentes en las cepas ne- se adhieren al urotelio de forma débil, sin pro-
fritógenas de E. coli. En la actualidad, existen al- ducir sintomatología, pero sí reclutan neutró-
gunos tratamientos (basados en el compuesto filos responsables de la leucocituria, al estar la
flavonoide llamado proantocianidina, presente transmisión de la señal inflamatoria indemne.
en el arándano rojo) que interfieren con la ac- Otro factor que debemos tener en cuenta es
ción de las fimbrias y, de esta manera, inhiben la existencia en la flora habitual urogenital de
la adhesión de E. coli al urotelio. bacterias saprofitas como el Lactobacillus, con
capacidad para competir con los gérmenes
4.3. Grado de actividad hemolítica uropatógenos, cuya presencia dificultaría que
estos últimos pudieran adherirse al urotelio,
Las fimbrias poseen la capacidad de adhe- evitando de este modo un daño inflamatorio.
rirse a los eritrocitos produciendo hemaglu- En cierto modo, para algunos autores, la BA

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causada por cepas poco virulentas constitui- bacteriuria desaparece espontáneamente sin
ría parte de esa “flora saprofita” al competir, tratamiento en algunos meses, y solamente de
ya sea por nutrientes o receptores comunes, manera excepcional evoluciona hacia una ITU
con cepas de E. coli más virulentas, por lo que sintomática. A su vez, se ha demostrado que la
podría ser un elemento beneficioso, siendo este ITU sintomática no va precedida de una BA. En
uno de los pilares fundamentales en los que se la práctica diaria puede observarse de forma
basa el absentismo terapéutico en la mayoría excepcional que alguna niña portadora de BA
de estos pacientes. no tratada padezca una infección urinaria sin-
tomática. Este hecho puede ser explicado por la
5. EVOLUCIÓN Y TRATAMIENTO transferencia genética a partir de una bacteria
virulenta, por la que una bacteria no patógena
La actitud clásica con respecto a la BA se basa se convierte en virulenta. Por todo lo anterior,
en que su persistencia podría dañar el urotelio parece que la BA es una entidad independiente
y/o el parénquima renal y producir cicatrices más que un precursor de la infección sintomá-
renales. Sin embargo, cada vez más estudios tica. A la vista de estos datos, podemos afirmar
contradicen esta teoría, ya que, tras cinco años que el tratamiento antibiótico de la bacteriuria,
de seguimiento, hasta en un 26% de las niñas en ausencia de síntomas, no es necesario, ya
persiste la bacteriuria, pero es ocasional que que no se obtiene ningún beneficio. Pero dado
presenten ITU sintomática. De hecho, el trata- que deben tratarse pacientes y no análisis,
miento de la bacteriuria asintomática podría existen una serie de consideraciones especiales
desencadenar una ITU sintomática por un ger- que debemos tener en cuenta:
men diferente más virulento.
• Niños malnutridos. En el estudio de Bagge
Tampoco está demostrado que las niñas con et al. realizado en 112 pacientes con edades
cicatrices o reflujo vesicoureteral tengan una entre seis meses y cinco años con malnutri-
mayor predisposición a la bacteriuria persisten- ción moderada (grado II) y grave (grados III
te que aquellas con un tracto urinario normal, y IV), se observó una prevalencia de bacte-
ni que su presencia suponga, en niñas sanas, riuria del 15,2% frente a un 1,8% de contro-
un mayor riesgo de desarrollar daño renal. les. Se indica la necesidad de seguimiento
Además, con respecto a la profilaxis antibió- de estos pacientes y el tratamiento en los
tica, aunque existan diferencias en cuanto al casos de bacteriuria significativa.
porcentaje de reinfección entre tratadas y no
tratadas, no se encuentran diferencias en la • Bacteriuria asintomática en pacientes con
aparición de cicatrices renales. Otros estudios infección urinaria recurrente. Los niños con
tampoco han encontrado diferencias en las ta- infecciones urinarias recurrentes presentan
sas de reinfección y la mayoría de los autores una prevalencia de bacteriuria asintomática
coinciden en que no hay diferencias en la for- de hasta el 80%. Sin embargo, generalmente
mación de cicatrices ni en el crecimiento renal se trata de serotipos poco nefritógenos de
y que el tratamiento farmacológico de la BA no E. coli que no asocian riesgo de evolucionar
evita la reaparición de esta, una vez que se ha a pielonefritis aguda. El tratamiento anti-
interrumpido. En la mayoría de las ocasiones la biótico por procesos ORL en estos pacientes

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eleva el riesgo de pielonefritis aguda, por lo series, y generalmente por E. coli. En general,
que, siempre que sea posible, se debe ele- no parece que suponga un riesgo aumenta-
gir un macrólido (o un antibiótico al que el do de cicatrices renales, salvo que coexista
germen causante de la bacteriuria sea resis- un reflujo vesicoureteral de alto grado o una
tente) para el tratamiento de estos procesos, vejiga pequeña o muy trabeculada. No está
evitando así seleccionar gérmenes más pa- indicado, por tanto, tratar la BA en estos
tógenos. Esta sería la única indicación para casos. Incluso, algunos autores le confieren
realizar urocultivos en pacientes asintomá- un efecto protector. La profilaxis en estos
ticos. Por tanto, no se debe tratar la BA en pacientes no erradica la bacteriuria y sí se-
estos pacientes. lecciona gérmenes más patógenos como
Klebsiella spp. o Pseudomonas spp., aunque
• Bacteriuria asintomática en pacientes con sin aumentar el riesgo de ITU sintomática.
reflujo vesicoureteral. La BA en estos pa-
cientes no aumenta el riesgo de cicatrices • Trasplante renal. La incidencia de BA es de
renales, ni disminuye el filtrado glomerular. hasta el 52% durante el primer año debido,
Incluso se plantea que puede tener un efec- fundamentalmente, a la inmunosupresión
to protector frente a la infección urinaria por a la que se somete a estos pacientes. Au-
tratarse de cepas poco patógenas de E. coli. menta el riesgo en pacientes con patología
El tratamiento de la BA no disminuye la apa- vesical o ITU previa, disfunción del injerto o
rición de nuevas ITU. Por tanto, se recomien- rechazo agudo. Con frecuencia se trata de
da no tratar la BA en pacientes con reflujo gérmenes multirresistentes, por lo que está
vesicoureteral. De hecho, en niños con RVU indicado tratarla en los primeros 3-6 meses
asintomáticos no es recomendable realizar postrasplante.
urocultivos de control.
• Embarazo. El 2,7% de las embarazadas va a
• Bacteriuria asintomática en pacientes so- presentar BA, con riesgo de progresión a pie-
metidos a procedimientos diagnósticos in- lonefritis aguda y riesgo de parto prematu-
vasivos. La mayoría de los autores coinciden ro, por lo que sí está indicado el tratamiento,
en que, en los pacientes con BA que vayan sobre todo, en el tercer trimestre.
a ser sometidos a una prueba diagnóstica
invasiva, tipo cistografía miccional (CUMS) o • Diabetes mellitus tipo 1. El 10,1% de los
cistoscopia, estaría indicado el tratamiento pacientes con esta enfermedad presentan
profiláctico antibiótico durante uno a tres BA, se cree que por disminución de citoci-
días. Otros consideran que la propia BA ser- nas en el tracto urinario. No está indicado
viría de preventiva de una posible ITU. En tratarlas, ya que presentan bajo riesgo de
cualquier caso, puede ser necesario indivi- ITU sintomática.
dualizar en función de la patología de base
o la sospecha diagnóstica. Por tanto, se puede deducir que ni el tratamien-
to antibiótico ni la profilaxis antibiótica van a
• Vejiga neurógena. Estos pacientes presen- ser, en general, necesarias en los pacientes con
tan BA en un 45-70% de los casos, según las BA, salvo en determinadas circunstancias de

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riesgo (Tabla 2), ya que no producen una dismi- Tabla 2. Grupos de riesgo para el tratamiento de la
nución significativa del número de recurrencias bacteriuria asintomática
de la bacteriuria ni hay evidencia de que la favo-
Niños malnutridos
rezca la aparición de cicatrices renales o tenga
Trasplante renal
influencia en la función o el crecimiento renal,
ni en la evolución del reflujo vesicoureteral. Po- Intervenciones urológicas

dría considerarse la bacteriuria asintomática, Tercer trimestre de gestación


incluso, como una forma de profilaxis natural,
de manera que su tratamiento pudiera condi-
cionar un alto nivel de recurrencia y recoloniza- grafía renal y de vías urinarias. Además, no se
ción por cepas más virulentas que, al eliminar la debe olvidar que la persistencia de la bacteriu-
flora protectora, incrementarían la oportunidad ria puede estar relacionada con la presencia de
de adherencias bacterianas como evento preli- vejiga neurógena o una disfunción miccional,
minar al desarrollo de una ITU. De esta mane- por lo que, en los pacientes continentes, será
ra, y como se ha mencionado anteriormente, importante realizar una exhaustiva historia
siempre que utilicemos un antibiótico en estos de hábitos miccionales y valorar la necesidad
pacientes, generalmente por infección intercu- de iniciar un tratamiento con anticolinérgicos
rrente de vías respiratorias, debemos prescribir y/o realizar estudios urodinámicos. En cuanto
aquel al que el germen causante de la BA no sea a pruebas de función renal, distintos autores
sensible, generalmente un macrólido, que no estiman oportuno realizar pruebas básicas,
erradique esa bacteria “protectora”. En aquellos sencillas y sensibles, como son la prueba de
casos en los que se plantean dudas de trata- concentración renal y la determinación del co-
miento pueden recomendarse, como primer ciente albúmina/creatinina en la primera ori-
paso y alternativos al antibiótico, la ingesta na del día. También está descrita la asociación
abundante de líquidos, el vaciamiento vesical entre bacteriuria asintomática y alteraciones
frecuente, el jarabe de arándanos y la adminis- metabólicas causantes de litiasis, por lo que,
tración de Lactobacillus casei. en estos pacientes, sobre todo si existen an-
tecedentes familiares de litiasis, se podría
6. PRUEBAS COMPLEMENTARIAS Y SEGUIMIENTO realizar cociente calcio/creatinina, cociente
citrato/creatinina y cociente calcio/citrato en
Existe un consenso creciente acerca de evitar la orina aislada. Si tras este primer estudio exis-
realización de urocultivos rutinarios a pacien- te asimetría renal o imágenes sugestivas de
tes asintomáticos, debido al riesgo de some- cicatriz o dilatación ureteral, y/o la función
terlos a tratamientos innecesarios que podrían renal está alterada, estaría indicado ampliar
alterar el equilibrio ecológico bacteriano. Pero el estudio mediante gammagrafía y/o cisto-
una cuestión es que los pacientes no sean tra- grafía (Figura 1). En cualquier caso, es preciso
tados y otra distinta es si deben ser estudiados valorar para cada paciente con BA la necesidad
y de qué modo. En estos pacientes es recomen- de realizar estudios siempre bajo la premisa de
dable recoger, simultáneamente al urocultivo, evitar tanto las visitas médicas repetidas como
un sistemático de orina y sedimento urinario, y el empleo de múltiples antibióticos, o la reali-
suele recomendarse la realización de una eco- zación de exploraciones complementarias re-

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Figura 1. Manejo de los niños diagnosticados de bacteriuria asintomática

Bacteriuria
asintomática*

Solicitar ecografía renal y pruebas funcionales renales


básicas (prueba de concentración, albuminuria).
Preguntar si existen antecedentes personales de
ITU y familiares de urolitiasis

Si ecografía renal anormal y/o Si ecografía renal y


pruebas funcionales alteradas pruebas funcionales normales
y existen AF de urolitiasis

Valorar solicitud de DMSA y/o


CUMS según los antecedentes Solicitar calcio, citrato
y la imagen ecográfica y creatinina en primera
orina del día**

* Tratar con anticolinérgicos si existe clínica de vejiga hiperactiva. ** Además de los cocientes con la creatinina, calcular el
cociente calcio/citrato (si es superior a 0,33 existe riesgo de cristalización).
ITU: infección del tracto urinario.

lativamente invasivas, ya que todo ello genera 2. Bensman A. Should children with asymptoma-
con frecuencia molestias al paciente, ansiedad tic bacteriuria (ABU) undergo imaging studies
y un gasto injustificado. of the urinary tract? Pediatr Nephrol. 2002;17:
76-77.
AGRADECIMIENTOS
3. Écija Peiró JL, Vázquez Martul M. Bacteriuria asin-
tomática En: García Nieto V, Santos F, Rodríguez-
Mención especial al doctor Víctor Manuel Gar-
Iturbe B. Nefrología Pediátrica, 2.ªed. Madrid:
cía Nieto, que ha realizado la revisión externa
Aula Médica 2006, pp. 521-6.
de este capítulo.
4. Fernández González LM, García Nieto V, Luis Ya-
BIBLIOGRAFÍA nes I, Callejón Callejón A. Bacteriuria asintomá-
tica. Revisión de nuestra casuística. An Pediatr
1. Asociación Española de Nefrología Pediátrica. (Barc). 2000;52(supl.4):151-152.
Guía de práctica clínica manejo del paciente
con reflujo vesicoureteral primario o esencial. 5. García Nieto V, González S, García Rodríguez V,
Zaragoza: Instituto Aragonés de Ciencias de la Luis M, Martín L, Pozo E. Bacteriuria asintomática.
Salud; 2008. Bol Pediatr. 2011;51:3-10.

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6. Grupo de trabajo de la Guía de Práctica Clínica dren. Journal of Microbiology, Immunology


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