Rutas y Territorios UDLAP

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 92

Rutas

y territorios
Cartografía histórica

Laura Elena Romero López


Alejandro Ortiz Lima

v
4
Rutas
y territorios
Cartografía histórica

Laura Elena Romero López


Alejandro Ortiz Lima
v
Universidad de las Américas Puebla
Primera edición: julio de 2018
isbn 978-607-7690-88-7
Versión en PDF para difusión.

Copyright © 2018 Fundación Universidad de las Américas, Puebla


Ex hacienda Sta. Catarina Mártir, San Andrés Cholula, Puebla, 72810
www.udlap.mx • [email protected] • Tel.: +52 (222) 229 20 00

De la presente edición:

Circe Hernández Sautto


Adrián Mendoza Leal
Selección de libros y textos

Lourdes Fernández Ramírez


Fotografía

Queda prohibida la reproducción, parcial o total, por cualquier medio


del contenido de la presente obra, sin contar con autorización por
escrito de los titulares de los derechos de autor.
El contenido de este libro, así como su estilo y las opiniones
expresadas en él, son responsabilidad de los autores y no
necesariamente reflejan la opinión de la udlap.
bbb
DIRECTORIO
Luis Ernesto Derbez Bautista
Rector

Cecilia Anaya Berríos


Vicerrectora académica

Enrique Silva Celma


Decano de Apoyo Académico

María Elvia Catalina Morales Juárez


Directora de Bibliotecas

María del Refugio Paisano Rodríguez


Jefa de Archivos y Colecciones Especiales

Circe Hernández Sautto


Coordinadora de la Biblioteca Franciscana

Mayra Ortiz Prida


Directora general de la Oficina de Rectoría

Izraim Marrufo Fernández


Director de Comunicación
8
L
O S M A PA S H A N E S TA D O P R E S E N T E S E N
la historia del hombre desde que éste tuvo consciencia de sí mismo y de
su entorno. Los mapas son testigos perennes de nuestro deambular por
el mundo, cuentan historias fascinantes, conquistas épicas y muestran nuestra cu-
riosidad innata por descubrir y explorar.¶Compañeros de nuestro peregrinaje,
los mapas representan visualmente nuestros pasos, logros y deseos. Instrumentos
cambiantes y adaptables a cada cultura; tecnologías que aparecen y desaparecen:
desde los mapas tallados en piedra, hasta el gps, pasando por aquellos dibujados so-
bre pergamino, papiro o papel. Los mapas son –en un sentido amplio– la manera en
que simplificamos la realidad hasta el punto de hacerla comprensible, otorgando en
el proceso significados y emociones a los trayectos que recorremos y a los territorios
que habitamos. Los mapas son la realidad traducida al lenguaje de nuestro cere-
bro.¶Cada mapa representa un sentido de pertenencia a este mundo y la intención
de descubrir nuestro lugar en él, nos muestran la complejidad de nuestro entorno
y el rol nómada que, como especie viajera y exploradora, poseemos, dándonos, en
cierta forma, la certidumbre de saber dónde estamos y hacia dónde vamos.¶Ru-
tas y territorios: cartografía histórica ofrece una espléndida muestra de ma-
pas antiguos y facsímiles de códices. Todos ellos nos abren puertas a un fascinante
pasado y exponen el trabajo de los primeros cartógrafos de los siglos xvii al xix.
Hermosas piezas de arte visual elaboradas por hábiles ilustradores que reinterpre-
taban las bitácoras y crónicas de los viajeros y exploradores. Imprecisos, tal vez,
pero sin duda hermosos: mapas llenos de arte y detalles.¶Los mapas son quizás la
mejor manera de expresar el conocimiento, dominio, control y poder que el hom-
bre ejerce –legítimamente o no– sobre el medio representado. Y más allá de si-
mular una visión específica del mundo, los mapas nos asignan un lugar dentro de
él. Si alguien pretende investigar sobre las formas de poder, deberá dedicarle un
rato a la historia contada por los mapas. Cada generación ha plasmado en ellos su
propia visión e intereses.¶Sea cual sea el uso que se les dé, los mapas proporcionan
información valiosa, nos permiten salir de terra incognita para entrar a terra
notum. La historia de los mapas es la historia del hombre.

Mtro. Alejandro Ortiz Lima

9
10
Los mapas de Cozcatlán
en las Relaciones
geográficas del siglo XVI
Dra. Laura Elena Romero López
{Profesora de tiempo completo, udlap}

L
l
a llegada de los españoles al Nuevo Mundo alteró to-
das las estructuras preexistentes: las epidemias merma-
ron drásticamente a la población, la nueva fauna trans-
formó los ecosistemas nativos y, poco a poco, el pai-
saje comenzó a modificarse; todo lo que era, dejó de ser.
Nada quedó intacto.¶La Corona española había conquistado un vasto
territorio, del cual desconocía buena parte. Los conquistadores rela-
taron con sus plumas lo que habían presenciado, dando cuenta no sólo
de sus batallas sino de la complejidad social y ambiental. Cartas, cróni-
cas y mapas iban configurando la imagen de la América conquistada.¶
Después de la conquista económica, política, religiosa y lingüística, los
españoles debían conquistar la imagen del que suponían su territorio,
pues las antiguas tradiciones pictográficas no hacían visible, a los ojos
de los colonizadores, la riqueza del Nuevo Mundo. La Corona española
desplegó, desde inicios del contacto, numerosos recursos para cons-
truir su propia versión del territorio y asegurarse de que la repartición
de indios y tierras se hiciera sin merma de los beneficios reales.¶Desde
las primeras décadas del siglo xvi, y ante el desconocimiento que los
reyes tenían de lo que habían hecho suyo a la fuerza, se reguló la forma
en que se describían las Indias (Manso, 2012 , p. 26). Con la llegada al
trono de Felipe II, y ante el caos que imperaba en el Nuevo Mundo, se
inicia una época de control sobre la información que provenía de los

11
dominios americanos. Por ello, se instruyó a Juan de Ovando y Godoy,
antiguo consejero de la inquisición, para reorganizar el Consejo de In-
dias. Ovando realizó este proyecto junto a Juan López de Velasco quien
fue nombrado en 1571 primer cosmógrafo cronista de Indias (Álvarez,
1989).¶A Ovando le debemos el primer cuestionario que sistematizó
la información que había al momento. La versión inicial, que data de
1569, constaba de 37 preguntas, que se aumentaron a 200, dos años des-
pués. De estos cuestionarios resultaron las Relaciones del tiempo de la visita.
Para 1573 se formuló un tercer cuestionario constituido por 135 pregun-
tas, que sirvieron a López de Velasco para redactar la Geografía y des-
cripción general de las Indias (Manso, 2012).¶Los esfuerzos de la Corona
española no se detuvieron ahí. En 1577, después de un ejercicio por ha-
cer un levantamiento cartográfico de España, al que acompañó la des-
cripción histórica, geográfica y estadística, se propuso enviar un nuevo
cuestionario a cada pueblo y provincia a donde llegara el documento,
lo que daría lugar a las Relaciones geográficas de Indias.¶El cuestionario
intitulado Instrucción y memoria de las relaciones que se han de hacer para la
descripción de las Indias que su majestad manda hacer, para el buen gobierno
y ennoblecimiento dellas, constó de cincuenta preguntas y fue enviado a
todo el imperio español. La diferencia con los cuestionarios anteriores
es que éste fue realizado en cada uno de los lugares a los que llegó, de tal
manera que, pese al esfuerzo homogeneizador, lo que se obtuvo fue un
corpus heterogéneo que expuso la complejidad interna de los territo-
rios novohispanos.¶

La Instrucción y memoria de las relaciones


Aunque el cuestionario de 1577 no fue el último esfuerzo de la Corona
por sistematizar la información que provenía de América es, sin duda,
uno de los acervos más importantes que sobrevivieron para quienes nos
encontramos interesados en el estudio de la época colonial. La confor-
mación de este cuestionario nos provee de valiosa información para co-
nocer parte de la historia regional del actual territorio mexicano.¶El
texto que se distribuyó lo hizo con indicaciones muy precisas que nos

12
hablan de la avidez por conocer el territorio y a su gente, y construir, a
partir de ello, una cartografía social. La Instrucción indica que el docu-
mento debía entregarse a cada pueblo de españoles y de indios. Los con-
cejos serían los encargados de recibirlos o, en su defecto, los curas o re-
ligiosos. Las respuestas deberían estar a cargo de «personas inteligentes
de las cosas de la tierra» (Acuña, 1985, p. 18). Las respuestas debían estar
acompañadas de la fecha en que se elaboraron, el nombre de la persona
que lo hizo y del gobernador que envió la instrucción. Además, y he ahí
la parte de nuestro interés, cada una de ellas debía estar acompañada de
un mapa que ilustrara el territorio.¶Las cincuenta preguntas pueden
dividirse en las siguientes temáticas: toponimia (1, 9, 13); historia de la
conquista (2); lengua (1, 5); clima (3); recursos (4, 22, 23, 24, 25, 26, 27,
28, 29, 20, 46); costumbres prehispánicas (5, 14, 15); población (5, 48);
geografía (6, 7, 8, 16, 18, 19, 20, 21, 32, 38, 39, 40, 41, 42, 43, 44, 45, 47, 49);
gobierno (7, 11, 12); asuntos eclesiásticos (10, 34, 35, 36); tributo (14, 33);
enfermedades (17, 26); vivienda (31), y colegios y hospitales (37). Los
puntos 10, 42 y 47 solicitan, explícitamente, la elaboración de una «pin-
tura» o la expresión en papel de las respuestas dadas. El énfasis obser-
vado en la geografía y los recursos exponen, de nueva cuenta, los intere-
ses que motivaron esta extraordinaria empresa.¶Sin embargo, como ya
he mencionado, la diversidad interna se impuso a la homogeneidad es-
perada y el resultado son 69 mapas, para el caso de Nueva España, de los
cuales 68% se presumen de manufactura indígena (Mundy, 2000, p.30).
Esta intervención de pintores nativos ocasionó que el resultado fuera
una muestra más de la resemantización que la conquista trajo consigo.
Los mapas que acompañan a las Relaciones geográficas son resultado del
esfuerzo de la Corona por controlar sus colonias pero, sobre todo, son
la forma en que sus pobladores pensaron y habitaron esos territorios.
Son, en suma, un documento antropológico que da cuenta de que el es-
pacio nunca es neutral, siempre es un dominio habitado y resultado de
la cultura de la cual emerge.¶

13
El grupo Cozcatlán
De entre los mapas de manufactura indígena encontramos los que per-
tenecen a la Relación geográfica de Cuzcatlan. El interés por dichos mapas
deriva de incluir la región de la Sierra Negra, en la cual he realizado,
desde hace más de una década, trabajos de investigación.¶De Cuzcatlan
se escribieron dos relaciones, ambas en 1680 y bajo la responsabilidad
del corregidor Juan de Castañeda, razón por la cual ha sido objeto de
interés de algunos estudiosos, entre ellos Del Paso y Troncoso (1905),
Cook (1974), Acuña (1982) y Musset y Vergneault (1991). En general, di-
chos trabajos destacan las particularidades estéticas del mapa, incluso
Carmen Cook de Leonard y Musset y Vergneault realizan algunos es-
fuerzos por decodificar los topónimos de estilo prehispánico que se en-
cuentran en los márgenes de ambos documentos.¶La explicación más
sugerente de la existencia de dos cuestionarios sobre Cozcatlán nos la da
Acuña (1982), para quien la razón se origina en que Juan de Castañeda
y León remitió el manuscrito A (Ms. A) al virrey de la Nueva España,
conde de Coruña, y el manuscrito B (Ms. B) a la Real Audiencia de Mé-
xico, ocasionando que, al recibirse, se le diera prioridad al envío cuyo
remitente era el virrey. Esta duplicación fue originada por el momento
de incertidumbre que vivía el gobierno virreinal en 1580, fecha de la re-
lación de nuestro interés, pues Lorenzo Suárez de Mendoza sustituía
como virrey a Martín Enríquez. En ese contexto, nos dice Acuña, una
segunda versión del cuestionario fue enviada a la Real Audiencia, or-
ganismo en el que recaía el gobierno durante estas etapas (1982).¶Pese
a que ninguna versión es considerada copia de la otra, el Ms. B ha sido
considerado posterior al Ms. A. Ambos manuscritos, al igual que los ma-
pas, contienen –prácticamente– la misma información. Sin embargo, el
mapa B resulta más complejo, pues cuenta con más elementos que el A.

14
Mapa A
Tomado de Acuña (1982).

15
Mapa B
Tomado de Del Paso y Troncoso (1905).

16
Cozcatlán: entre el Valle de Tehuacán y la Sierra Negra
Cozcatlán fue un señorío importante durante la época prehispánica.
Controlaba las regiones de Teteltitlán (Otontepec, figura 1), en el área
popoloca, y Mazateopan y Petlapan, en el área nahua y mazateca (fi-
gura 2).¶

Figura 1. San Pedro Otontepec. Figura 2. San Martín Mazateopan


Detalle mapa B acompañado de dos topónimos.
Dibujo L. R. Detalle mapa B
Dibujo L. R.

Sobre esa antigua demarcación, los españoles impusieron el orden colo-


nial haciendo de Cozcatlán el pueblo del que dependerían once estan-
cias, las cuales aparecen en los mapas representadas por iglesias que se di-
ferencian entre ellas por su tamaño y la estructura del techo (figura 3).¶

Figura 3. De izquierda a derecha: iglesia de San Jhoan Evangelista Cuzcatlan,


Santa María Calipan y Santa María Xuxutla Chimalhuacán.
Reelaboración a partir del mapa B.
Dibujo L. R.

17
Actualmente la región del Valle de Tehuacán y Sierra Negra comprende
21 municipios y abarca cerca de cinco mil metros cuadrados (mapa 1). Los
caminos que comunican a la ciudad de Tehuacán con los municipios más
lejanos de la Sierra Negra, por ejemplo San Martín Mazateopan (mar-
cado en el mapa con el número 4), implican un recorrido de cinco horas
en carretera a la cabecera municipal y dos más de caminata por alrede-
dor de cinco kilómetros. Esto nos permite considerar el extraordina-
rio trabajo que implicó, durante la época colonial, recorrer la zona.¶
En el mapa hemos identificado nueve de las once estancias de la provin-
cia de Cozcatlán (2). El cuestionario, en su novena pregunta, solicita el

Mapa 1. El Valle de Tehuacán y la Sierra Negra.


Se indican con números arábigos las estancias coloniales de Cozcatlán.
Mapa L. R.

18
nombre de éstas y menciona que son diez, pero en ambos mapas apare-
cen once: Santa María Calipan (3), San Antonio Comulco (6), San Pe-
dro Otontepetl (no pudo ser localizada), San Jerónimo Asuchitlán (8),
San Juan Ajusco (7), San Mateo Tlacuchcalco (10), Santiago Tilapan
(1), Santa María Ajujutla (no pudo ser localizada), San Francisco Xitla­
man (9) y San Martín Mazateopan (5). En ambos mapas aparece San
José Petlapa (4), aunque en ninguno de los manuscritos sea mencio-
nado. Para dar una idea al lector de las distancias, es importante decir
que entre Cozcatlán y Petlapa, una de las localidades más lejanas de la
provincia, hay 42 kilómetros en línea recta.¶Los antiguos administra-
dores coloniales, junto con los evangelizadores franciscanos que lle-
garon a la zona, acompañados, sin duda, de indígenas de la región, re-
corrieron la zona por estrechos y agrestes caminos. Ambos mapas que
acompañan el cuestionario escrito muestran líneas paralelas selladas
por las herraduras de los caballos que facilitaron la empresa. Este re-
curso estilístico es una muestra más de la reactualización de un antiguo
recurso, pues en los códices prehispánicos los caminos estaban señala-
dos, de igual manera con dos líneas paralelas en las que las huellas de los
pies indicaban la ruta (figura 4).¶

Figura 4. A la izquierda, detalle de un camino representado en el Códice Florentino.


A la derecha, detalle del mapa A en el cual se observan los caminos de herradura y un río,
probablemente parte del Salado.
Dibujo L. R.

19
Figura 5. Salinas.
Detalle del mapa A.
Dibujo L. R.

Otro elemento importante que podemos mencionar respecto a los ma-


pas es la presencia de las salinas ubicadas en San Jerónimo Asuchitlán y
San Pedro Otontepetl. A decir del manuscrito, las salinas de la provincia
producían entre cuatro y cinco mil fanegas de sal (más de 200 000 kilos)
las cuales se llevaban a las minas de Pachuca, Taxco, Temazcaltepec y Zul-
tepec, para el beneficio de la plata (Acuña, 1982, p. 102) (figura 5).¶En
este fragmento del mapa, encontramos debajo de la iglesia de Asuchi­tlán
un pequeño círculo con cinco huellas de pie alrededor de lo que parece
ser una estructura piramidal. Al respecto, Carmen Cook menciona que
se trata de un centro ceremonial asociado a la diosa Uixtocíhuatl, «en
el que bailaban las mujeres alrededor de la estatua de la diosa, o de una
mujer vestida como la diosa para representarla» (1976, p. 126). Pese a que
es evidente que se trata de un movimiento circular, quizá un baile, no
podemos afirmar que el culto a la diosa se llevaba a cabo en dicha zona.
Otro punto de desacuerdo con la autora se presenta con respecto a lo que

20
para ella representan los cuadros que rodean a la zona, que en el mapa B
aparecen acompañados de una glosa en español que dice «pilas de sal»,
pues ella propone que se trata de charolas de barro con cuatro patas que
se usaban en la elaboración de sal. A mi parecer, lo que tenemos en el
mapa corresponde a las terrazas que hasta la fecha se emplean para la pro-
ducción de sal en la zona de Zapotitlán Salinas (foto 1), municipio ve-
cino a la región comprendida en los mapas objeto de nuestro interés.¶

Foto 1. Salinas de evaporación solar.


Zapotitlán Salinas
Fotografía L. R.

21
Finalmente, un dato importante a mencionar sobre los mapas es la pre-
cisión con la cual el pintor ubicó, en el espacio, cada uno de los pobla-
dos. Aunado a esto, la exposición de lo que quizá sean las fronteras del
territorio, mediante la antigua tradición pictórica, nos da cuenta de la
resemantización de la que hablamos inicialmente. Uno de los retos que
nos dejan los mapas A y B es la interpretación de más de 28 topónimos.
Por el vasto territorio que abarcan, es probable que algunos de dichos
topónimos puedan estar en alguna de las lenguas de la región, como
el mazateco y el popoloca, y no sólo en náhuatl, tema que dificulta su
interpretación.¶Sin embargo, vale la pena refrendar –para concluir–
la importancia de los mapas como fuente de información, no sólo
relacionada con cuestiones geográficas o ambientales, sino con
numerosos temas que se ven involucrados en ellos. Re-
cordemos que los mapas son productos culturales
que nos hablan no sólo de los caminos reco-
rridos, sino de los pensamientos y
conocimientos de quienes
anduvieron dichos
caminos.

22
�fuentes de consulta �

Acuña, R. (1982). Relaciones geográficas del siglo xvi: Tlaxcala-2 (Vol. 5).
México: unam.
Álvarez, R. (1999). Felipe II, la ciencia y el Nuevo Mundo. Revista de Indias,
59 (215), 9-30.
Cook de Leonard, C. (1976). Reconstrucción geográfico-política del
reino de Cozcatlan. En Proceedings of the International Congress of
Americanists, 117-130.
Del Paso y Troncoso, F. (1905). Papeles de Nueva España. Madrid: Cosmos.
Manso, C. (2012). Los mapas de las Relaciones Geográficas de Indias
de la Real Academia de la Historia. Revista de Estudios Colombinos,
(8), 23-52.
Mundy, B. E. (2000). The Mapping of New Spain: Indigenous Cartography
and the Maps of the Relaciones Geográficas. Estados Unidos: Uni-
versity of Chicago Press.
Musset, A. y Vergneault, F. (1991). Un regard sur le pueblo de
Cuzcatlan: une aproche pluridisciplinarie de deux cartes jumelles
des «Relations Geographiques des Indes» (1580). En Alain Bre-
ton, Jean-Pierre Berthe y Sylvie Lecoin (Eds). Vingt études sur le
Mexique et le Guatemala: Réunies à la mémoire de Nicole Percheron.
Toulouse: Presses Universitaires du Mirail-Toulouse, 133-162.

23
24
Encontrando nuestro
camino
Mtro. Alejandro Ortiz Lima
{Profesor de tiempo completo, udlap}

Mapeando nuestra realidad

Desde el dibujo garabateado en una servilleta, hasta las aplicaciones de


mapas con geolocalización: los mapas han sido y serán el medio para
ubicarnos y orientarnos en el mundo físico.¶La exuberancia visual de
los mapas ha sido objeto de mi fascinación desde niño: llenos de colo-
res, códigos e íconos, los uso y colecciono porque cada uno es una pieza
maestra de información. Cada mapa que llega a mis manos representa un
sentido de pertenencia a este mundo y la intención de descubrir nues-
tro lugar en él. Los mapas muestran la complejidad de nuestro entorno
y el rol que, como especie nómada y exploradora, poseemos, dándo-
nos en cierta forma la certidumbre de saber «dónde estamos».¶Desde
los primeros mapas cartográficos, trazados por Ptolomeo en el siglo ii,
donde se mostraban los ocho mil lugares conocidos hasta entonces en
el mundo, pasando por el Atlas (singular metáfora del mítico titán que
carga sobre sus hombros al mundo) de Gerardo Mercator, hasta los mo-
dernos mapas de carreteras y las más recientes versiones de mapas ciber-
néticos, el mundo se vuelve cada vez más pequeño, pero sobre todo más
comprensible. Detrás de estos añejos instrumentos hay detalles muy
interesantes. Por ejemplo, ¿por qué el norte se representa arriba y no
abajo? En una librería en Londres encontré hace años un mapamundi
proveniente de Australia, Down Under, donde el norte está abajo y el
sur arriba. Por supuesto compré el mapa y me puse a investigar un poco
al respecto. Resultó que hay dos versiones de este convencionalismo tan

25
peculiar que, actualmente, nadie cuestiona. Una dice que el norte se em-
pezó a poner en los protomapas en la parte de arriba porque este polo te-
rrestre apunta hacia cierta estrella solitaria, guía inequívoca de antiguos
navegantes, que se mantiene inmóvil en la noche. Otra versión, más
mundana, dice que fueron los cartógrafos europeos quienes, por moti-
vos táctico-militares, decidieron dibujar a Europa «por arriba» de sus
colonias africanas. Como sea, los mapas son un compendio de conven-
cionalismos culturales y reflejan nuestra propia visión del mundo: ses-
gada y subjetiva, en representación de nuestra humanidad. ¶Pensemos
cómo se hacían los mapas en la antigüedad, sin fotografía satelital. Eran
elaborados por hábiles ilustradores que reinterpretaban las bitácoras de
los viajeros y exploradores, es decir, los diseñadores de mapas se tenían
que imaginar cómo era el contorno de los continentes teniendo única-
mente esas crónicas, seguramente llenas de exageraciones, fantasías y,
por supuesto, de imprecisiones geográficas. Basta buscar en internet un
mapa del continente americano del siglo xviii, y veremos a la península
de Baja de California separada totalmente del continente, cual enorme
isla en medio del Pacífico, y era representada así porque los dibujantes
no tenían suficientes datos, debido a que eran tierras quasi inexplora-
das. Son imprecisos, pero hermosos, esos mapas llenos de arte náutico,
con detalladas rosas de los vientos, ángeles soplando sobre las velas de
los barcos de los viajeros, y terribles monstruos marinos asomando en
medio de los océanos.¶Los cartógrafos europeos no fueron los úni-
cos en hacer estas bellas piezas de información, otras culturas, en otras
épocas, también tuvieron su propia cartografía. Los códices prehispáni-
cos, por ejemplo, llenos de simbolismo, cuentan historias de migracio-
nes, guerras, conquistas de territorios, eventos importantes, leyendas y
creencias, datos todos relevantes para la vida de las comunidades de la
América precolombina. Se podría decir que la historia de los mapas es
la historia de las civilizaciones humanas.¶Los mapas, además de refle-
jar las aspiraciones y sueños de las diferentes culturas, tienen sin duda
muchos usos y aplicaciones. Ya sea como «guías de fe», usados para en-
contrar el Jardín del Edén, en peregrinaciones a santuarios sagrados de

26
los primeros cristianos o como instrumento logístico de rutas que los
marinos mercantes como Marco Polo y Erik el Rojo usaban cuando co-
merciaban con China, India y Medio Oriente, o exploradores en busca
de nuevas tierras como Magallanes, Vasco de Gama, James Cook, Colón
y, más tarde, Pizarro y Cortés, por citar algunos. Éstos usaban unos in-
genuos pero hermosos mapas ilustrados con brillantes colores y mucho
dorado, que incluían escudos reales, castillos y hasta los tres reyes ma-
gos a caballo, a diferencia de los que actualmente utilizamos, como ma-
pas turísticos al visitar una ciudad por primera vez, mapas abstractos de
transporte que semejan diagramas eléctricos, aquellos que forman parte
de complejas infografías en publicaciones científicas, o los modernos
you are here, que nos salvan de la angustia de perdernos en los laberínti-
cos museos y aeropuertos. Sea cual sea su utilidad, los mapas proporcio-
nan información certera, nos permiten salir de un mundo desconocido
para entrar a uno conocible.¶Los mapas se han vuelto compañeros tan-
gibles de nuestra historia, piezas invaluables de diseño que representan
visualmente nuestros pasos, logros y deseos, instrumentos cambiantes
y adaptables a cada tecnología que aparece y desaparece, desde los ma-
pas tallados en piedra, hasta los mapas interactivos en pantallas táctiles,
pasando, desde luego, por aquellos dibujados sobre pergaminos y papi-
ros o impresos sobre papel. En el futuro, tal vez en hologramas proyec-
tados en el aire, los mapas nos seguirán ayudando sin duda a hacer un
poco más comprensible nuestra realidad.

Buscando nuestro lugar en el mundo


El título no se refiere a una cuestión filosófica, sino a una cuestión de
diseño. Y es que el diseño también ayuda a encontrarnos a nosotros
mismos, en un sentido literal.¶Hace unos años tuve la oportunidad
de visitar una magnífica exposición en el Field Museum de Chicago,
cuyo título tomé prestado: Maps, finding our place in the world. Básica-
mente se trataba de una exposición de mapas, desde los muy antiguos,
elaborados en piel o papiro, hasta las modernas aplicaciones con gps.
Lo verdaderamente interesante era la narrativa con la que se presenta-

27
ban las piezas expuestas, conformando un discurso museográfico que
resaltaba el poder de esos instrumentos cartográficos que hemos usado
durante toda la historia humana.¶Conocimiento, dominio y control
son formas de poder. Desde el mismo tamaño de algunos de los ma-
pas expuestos se apreciaba esa intención de sorprender e intimidar,
como el grandioso mapa de vista de pájaro de la ciudad de Venecia,
de Jocopo de Barbari, del año 1500, de casi tres metros de largo, dibu-
jado sobre seis pedazos de corteza de árbol, que comunica el mensaje
«somos una gran ciudad, como ninguna otra ha habido». O los mapa-
mundis, con esa visión eurocentrista, que enfatizaban la supremacía
de los imperios sobre las colonias africanas y americanas. ¿Quién dijo
que el norte debía estar «arriba» y el sur «abajo»?, pues nada menos que
los cartógrafos renacentistas, que servían a los intereses de las coronas
europeas (el que paga manda, dirían por ahí). Sólo por curiosidad bus-
quen en internet Down Under maps para tener una visión «austral-cen-
trista» y rompan para siempre un pesado paradigma, impuesto por quie-
nes decidieron un hemisferio norte «por arriba» del sur. Si esto no es
poder, entonces no sé qué sea. Y, más allá de representar una visión es-
pecífica del mundo, los mapas nos asignan un lugar dentro de él. Cada
generación ha plasmado en ellos su propia visión e intereses.¶ Quizá la
era de la fotografía satelital vino a simplificarlo todo; tal vez cosas más
interesantes pasaron en la época de los grandes descubrimientos (1400 a
1700 d.C.). Sin embargo, si observamos los mapas actuales, por ejemplo
los que hay en los grandes centros comerciales, aquellos que nos ubican
con un punto rojo dentro de un contexto de frenético consumismo «us-
ted está aquí», en realidad nos están dando mucho más que una ubica-
ción geográfica; nos señalan nuestro verdadero papel en el mundo. Creo
que el título sí terminó siendo, en cierto sentido, una cuestión filosófica.

Los mapas nos han mostrado siempre el camino


Los mapas que muestran caminos y rutas sobre tierra y agua son muy
antiguos. Uno de los más viejos es un mapa egipcio, dibujado en pa-

28
piro, actualmente conservado en Turín, Italia, que data aproximada-
mente de 1160 a.C. y muestra, en uno de sus fragmentos, tres rutas que
atraviesan una zona de minas en el desierto al oriente del Nilo. En este
mapa, lo que parecen ser caminos son en realidad trayectos humanos
a través de ríos en temporada de sequía, es decir, rutas estacionales. Al
parecer este mapa fue hecho para ayudar al faraón Ramses IV a obtener
bloques de piedra para usarlos en la elaboración de estatuas (Harrell y
Brown, 1992).¶También existen antiguos mapas chinos que muestran
rutas. El sobreviviente más antiguo es una serie de siete mapas dibuja-
dos en tableros de madera que fueron descubiertos en una tumba de la
dinastía Qin, en la provincia de Gansu, fechada en 300 años a.C. aproxi-
madamente. Algunas de las rutas representadas se complementan con
descripciones de distancias entre lugares con abundantes recursos fo-
restales (Hsu, 1993). En estas representaciones cartográficas muchas ve-
ces es difícil distinguir si la ruta representa un camino o el curso de un
río, pero esto podría deberse a que los dibujantes en realidad no hacían
una distinción en términos de uso práctico entre ambos.¶Los romanos
fueron los constructores de los caminos más importantes del mundo
antiguo. Elaboraron un mapa, conocido como Peutinger (nombrado
así por uno de sus propietarios en el siglo xvi), el cual muestra una ex-
tensa red de caminos que parten de Roma hacia todos los rincones del
mundo conocido hasta entonces (siglo iv a.C.). En este mapa aparecen
marcas distintivas que probablemente representan etapas o paradas a lo
largo de cada ruta, que se pensaba servían a viajeros potenciales a pla-
near sus trayectos, aunque otras opiniones se inclinan más por pensar
que se trata de un mapa con propósitos conmemorativos u ornamenta-
les. Sea cual sea su propósito, el mapa Peutinger es una elaborada pieza
de información visual que nos permite echar un vistazo al extenso y
poderoso imperio romano de la época precristiana (Albu, 2005).¶To-
dos estos ejemplos de mapas muestran el acto de moverse a lo largo de
una ruta o a través del espacio físico, de un punto determinado a otro.
A esta acción se le conoce como wayfinding. Generalmente, este tipo de
mapas responden a tres preguntas fundamentales: ¿dónde estoy?, es de-

29
cir, dónde me encuentro en un momento dado, en el comienzo de mi
trayecto, en relación al espacio o camino que deseo navegar; ¿a dónde
quiero ir?, es decir, cuál es exactamente mi destino y dónde está en re-
lación con el lugar donde me encuentro ahora; ¿cómo le hago para lle-
gar allá?, es decir, cuáles son los medios, la ruta, las instrucciones que
necesito tomar o seguir para completar mi trayecto satisfactoriamen-
te.¶La última pregunta es esencial que sea respondida por cualquier
instrumento de navegación, llámese mapa, instrucción o menú de op-
ciones. De alguna manera siempre sabemos en dónde nos encontramos
en un momento dado (en un sentido amplio). Por ejemplo, no necesi-
tamos de un mapa que nos diga en dónde estamos cuando nos encon-
tramos en casa o en la oficina. Pero cuando cruzamos la entrada de un
centro comercial desconocido, buscando una zapatería, un mapa que
amablemente nos diga «tú estás aquí», es, sin duda, la mejor bienvenida.
Asimismo, no podríamos comenzar un trayecto hacia un destino si este
mapa no nos dijera cuáles zapaterías hay ahí y dónde están.¶Sabemos,
por experiencias propias, que no siempre necesitamos de herramientas
para encontrar una ruta. Cuando nos movemos por lugares conocidos
no usamos mapas porque echamos mano de nuestros propios «mapas
mentales» que construimos de manera inconsciente y almacenamos en
nuestra memoria. Lo mismo sucede con viajes o trayectos, por largos o
complejos que sean, que recorremos varias veces, aunque dejemos espa-
cios de tiempo largos entre uno y otro. ¶En términos generales, aque-
llos mapas que mejor nos ayudan a elegir satisfactoriamente un trayecto
apropiado son los que describen a detalle el espacio físico o contexto,
que ayudan a identificar el destino y que muestran posibles rutas alter-
nas o desviaciones entre el lugar de inicio y el destino. Estos súper mapas
bien podrían clasificarse en dos grandes categorías: los mapas de itine-
rario y los mapas de red. Los primeros se enfocan en mostrar primor-
dialmente una sola ruta o trayecto. Los segundos, en cambio, describen
todo un sistema de rutas o trayectos dentro de un contexto definido o
delimitado, como una región o país. No todos los mapas encajan perfec-
tamente en una u otra categoría, las cuales responden a dos necesidades

30
complementarias (y a veces contradictorias): la información detallada
de rutas específicas que nos ayuden a mantenernos en la ruta fijada y, por
otro lado, la necesidad de comprender cómo varias rutas están en rela-
ción unas con otras, con diferentes características geográficas, y el posi-
ble (o posibles) punto de origen y de destino, haciendo que los trayec-
tos puedan ser planeados o elegidos por sobre otros.¶Se podría decir
que los mapas de itinerario son los descendientes cartográficos directos
de las bitácoras escritas o verbales de los antiguos viajeros. Éstas eran a
menudo muy detalladas, pero debido a que las rutas que describen son
lineales por naturaleza, son potencialmente inexactas en su represen-
tación. La antigua solución a este problema fue enrollar los mapas para
hacer más fácil su transportación y almacenaje, como por ejemplo, algu-
nos mapas de rutas del antiguo Egipto y China. Nuestro conocimiento
de éstos y, en general, de los mapas usados en otras épocas es limitado.
Sin duda podemos identificar variables constantes del wayfinding, en-
tendiéndolo como una tarea cognitivo-pragmática que se basa en cua-
tro etapas: llevar a cabo una elección de ruta, identificar puntos de refe-
rencia (landmarks), ejecutar una secuencia de pasos y calcular tiempos
y distancias.¶Sin embargo, los verdaderos viajeros saben que
encontrar su camino por el mundo es en realidad
un viaje que tiene que ver más con el espíritu,
con nuestras identidades personales y
culturales, y ése, quizá, sea el
verdadero desafío
de los mapas.

31
�fuentes de consulta �

Albu, E. (2005). Imperial Geography and the Medieval Peutinger Map.


Imago Mundi, 57 (2), 136-148. Obtenido desde: http://www.jstor.
org/stable/40233992
Harrell, J., y Brown, V. (1992). The World’s Oldest Surviving Geological
Map: The 1150 B.C. Turin Papyrus from Egypt. The Journal of
Geology, 100 (1), 3-18. Obtenido desde: http://www.jstor.org/
stable/30082315
Hsu, M. (1993). The Qin Maps: A Clue to Later Chinese Cartographic
Development. Imago Mundi, 45, 90-100. Obtenido desde: http://
www.jstor.org/stable/1151164

32
Selección de mapas de
la Biblioteca Franciscana

33
Historia tolteca-chichimeca
Ed. Facsimilar
Kirchhoff, P. (1900-1972)
–1976–
v

Sala de Archivos y Colecciones Especiales


Rr F1219.8
C5.5 H5.7 1976

Este códice fue elaborado en papel europeo entre los años 1550 y 1560. El manus-
crito se conservó en Cuauhtinchán (cerca de Tecali, Puebla) hasta la primera
mitad del siglo xviii, cuando pasó a manos del italiano Lorenzo Boturini –histo-
riador, anticuario y cronista de las culturas indígenas de Nueva España–. Hacia
1743 fue confiscada su colección, pasando a la Secretaría del Virreinato, donde
permaneció hasta 1830.¶El códice relata la historia de los siete pueblos chichi-
mecas que fueron dirigidos por los toltecas para conquistar y llegar a merecer
sus tierras y su gobierno. Su lugar de origen estaba en Chicomoztoc o las Siete
Cuevas, situado en algún paraje de la llanura o el desierto, conocido como la tie-
rra divina o Teotlalli, donde formaban parte de los cazadores nómadas del norte
de México. Entre ellos estaban los tolteca-chichimeca, que fueron los primeros
en tomar el camino pasando por Colhuacatepec, el Cerro Curvo o el Lugar de
los Ancestros, hasta llegar a un pequeño asentamiento otomí junto a la rivera de
un río, que convierten en su capital y nombran Tollan en su lengua, el náhuatl,
que quiere decir «entre los juncos o carrizos», y es allí donde este grupo tomó
el nombre de toltecas, los habitantes de Tollan. Este códice se encuentra en la
Biblioteca Nacional de Francia.F

Rossell, C. (CIESAS), Rodríguez, L. (ENAH-INAH). Historia Tolteca Chichimeca.


36
37
Codex Azcatitlan fac-simile
Barlow, R. H. (1918-1950)
–1995–
v

Sala de Archivos y Colecciones Especiales


Rr F1219.56 A9.7
B3.73 1995 v.2

El Códice Azcatitlán toma este nombre por el investigador Robert H. Barlow.


Se elaboró en el Valle de México hacia la última parte del siglo xvi –posterior
a la conquista europea–, con objeto de reseñar la historia de los grupos mexi-
cas desde la salida de su lugar de origen hasta los primeros años posteriores a la
conquista española. Está elaborado en papel y presentado en forma de libro al
estilo europeo con catorce hojas dobladas que forman 56 páginas.¶Representa
una compleja combinación de los pictogramas mesoamericanos, las convencio-
nes en las narrativas visuales y las técnicas pictóricas europeas. Se observa en dis-
tintas partes del códice diversos estilos y grados de detalle y cuidado, por lo que
se puede pensar que varios autores participaron en su elaboración.F

Breve historia del códice (s.f.). Revista ciencia. Obtenido el 25 de enero de 2017 desde:
http://www.revistaciencia.amc.edu.mx/index.php?option=com_content&view=ar-
ticle&id=39:el-codice-azcatitlan-una-mirada-a-un-libro-de-historia&catid=15
Navarrete, F. (2004). The Hidden Codes of the Codex Azcatitlán. RES 45 SPRING
(144-160).
Códice Xolotl
Ed. facsimilar
Edición, estudio y apéndice de Charles E. Dibble
–1996–
v

Sala de Archivos y Colecciones Especiales


Rr F1219.56
X6.4 D5.2 1996 v.2

Este códice data, aproximadamente, de 1480. Abarca casi cuatro siglos de la


historia de la ciudad de Texcoco y de las ciudades contiguas, como Huexotla,
Cohuatepec, Cohuatlichán y Tenochtitlán. Los relatos que contiene este docu-
mento principian en 1068 y terminan en 1429. Los personajes principales de esta
historia son los soberanos que se sucedieron en Texcoco conocidos como: Xólotl,
Nopaltzin, Tlohtzin, Quinatzin, Techotlalatzin, Ixtlilxochitl y Nezahualcoyotl.
Actualmente, el códice original se encuentra en la Biblioteca Nacional de Fran-
cia.¶El Códice Xólotl está constituido por diez láminas y tres fragmentos. Todas
estas partes están hechas de papel que sirve de soporte para los esquemas, así
como de colores a los que se le añadieron comentarios, sellos y etiquetas.F

Códice Xolotl. Universidad Nacional Autónoma de México. En línea. Obtenido en enero


de 2017 desde: http://tlachia.iib.unam.mx
44
45
Política Indiana: sacada en lengua castellana de los dos tomos
del derecho, i gouierno municipal de las Indias Occidentales
que más copiosamente escribió en la latina
Solórzano, J. (1575-1655)
–1648–
v

cocy 1256
Fol. (31 cm).

Este libro es la traducción del latín al español de la obra de Solórzano, De india-


rum iure […], casi diez años después de la publicación del original. La temática es
de carácter jurista, es decir, trata sobre los derechos y la libertad de los indios,
el sistema de encomiendas, el gobierno y la economía en los nuevos territo-
rios.¶En su portada se observa a la doncella guerrera Hispania –en el extremo
superior izquierdo– quien lanza un ataque contra el dragón Leviatán que cus-
todiaba el Nuevo Mundo –está en la parte inferior izquierda–. En el centro,
Felipe IV domina el mundo y los océanos –representados por Neptuno– y, a la
derecha, está la exótica América quien recibe la clemencia del príncipe –repre-
sentado por las abejas en el panal de la parte inferior–. El poder del emperador
español llega hasta los límites del cielo.F

Cañizares-Esguerra, J. (2008). Católicos y puritanos en la colonización de América. Madrid:


Marcial Pons.
Copia heliográfica de la Tira de la Peregrinación
interpretada por José Fernando Ramírez
–1958–
v

Sala de Archivos y Colecciones Especiales


Rr F1219
R3.5 1958

Este códice, conocido como «Tira de la Peregrinación», es uno de los documen-


tos antiguos más conocidos de la cultura náhuatl. Está elaborado sobre una tira
de papel de amate de aproximadamente 5.42 m de largo y 19.13 cm de ancho. La
historia ahí representada trata sobre el arduo recorrido de los grupos nahuas-
chichimecas desde su tierra de origen: Aztlán, hasta la llegada a Chapultepec, si-
tio trascendental del Valle de México donde se encontraba el manantial que más
tarde suministraría agua a toda la ciudad de Tenochtitlán.¶Se admite general-
mente que este documento fue elaborado por un autor anónimo en la ciudad de
México-Tenochtitlán, quizá durante la década de 1530-1540. La tira, que se conoce
también como Códice Boturini, relata, mediante pictografías de tradición pre-
hispánica, en 21 láminas y media, la historia inicial de los «mexicas tenochcas»,
desde un año 1 Técpatl, en que salieron de su primitiva morada de Aztlán, hasta
un año 6 Ácatl, cuando vivían asentados en tierras de Colhuacán, ciudad a la que
estaban sujetos; hacia el final del códice se consigna la derrota de los mexicas
en Chapoltépec, ocurrida en un año 2 Ácatl. Pero este códice no ofrece una
correspondencia entre los años indígenas registrados y los del calendario euro-
peo, lo que genera un problema historiográfico y propone un tema de investi-
gación.¶Se ha datado la fecha de elaboración entre 1530 y 1540. Sin embargo,
la cronología que presenta no corresponde a las fechas entre los años, según el
calendario indígena y el europeo. Actualmente, este códice se encuentra en la
Biblioteca Nacional de Antropología e Historia, de la Ciudad de México.F

Bolde, A. P. (s.f). Interpretación del Códice Boturini. Universidad de Guanajuato.


Noguez, X. (2006). Tira de la Peregrinación: la migración Mexica. Arqueología mexicana,
14 (81), 48-53.
Storia antica del Messico: cavata da migliori storici spagnuoli
e da’manoscritti ...: divisa in dieci libri e corredata di carte
geografiche e di varie figure e dissertazioni
Tomo III
Clavigero, F. S. (1731-1787)
1780
v

cocy 1722
4° (25 cm)

Este libro del criollo Francisco Xavier Clavijero (Francesco Saverio Clavigero)
forma parte de un conjunto de textos sobre historia americana escrita por jesui-
tas expulsados de territorios españoles. Carlos III (1716-1788) —rey de España—
en el mismo decreto de expulsión concedió una «pensión graciosa» para los his-
toriadores que escribieran sobre América, quedó condicionada a no dar «justo
motivo de resentimiento a la Corte con sus operaciones o escritos» (1767).¶En
esta imagen se pueden observar los lagos de México, sin embargo, se repite en
varias obras atribuyendo el dibujo a distintos autores. También podemos supo-
ner que el original se tomó de la obra Giro del mondo, de Giovanni Francesco
Gemelli Careri de 1721.F

Silva, F. J. (2015). Lealtad en el exilio: afiliaciones concéntricas y enunciación hispa-


nista en la Historia antigua de México (1780) de Francisco Javier Clavijero (1731-1787).
Lexis. Revista de Lingüística y Literatura, 39 (2), 363-392.
Historia de la conquista de México, población y progresos
de la América septentrional, conocida por el nombre
de Nueva España
Tomo I
Solís y Rivadeneyra, A. (1610-1686)
–1783–
v

cocy 1804
Fol. (27 cm)

Antonio Solís fue un literato que se ocupó en escribir obras de teatro y come-
dias. En 1660 encabezó la terna propuesta por los miembros del Consejo de
Indias para ocupar la plaza vacante como Cronista de Indias. Al siguiente año, en
1661, Felipe IV rubricaba su nombramiento como historiador de Indias. Dicho
nombramiento supuso que abandonara la escritura dramática para centrarse
exclusivamente en la redacción de la historia de la conquista de México, que no
terminaría hasta casi dos décadas después, en 1682. Podemos observar, entonces,
las rutas que siguió Hernán Cortés y su tripulación para explorar tierra adentro,
desde las costas de Veracruz.F

Serralta, F. (1986). Nueva biografía de Antonio de Solís y Rivadeneyra. CRITICÓN, 34.


Disponible en: http://cvc.cervantes.es/literatura/criticon/PDF/034/034_053.pdf
España sagrada: theatro geográfico-histórico de la iglesia de
España: origen, divisiones, y límites de todas sus provincias,
antigüedad, traslaciones, y estado antiguo, y presente de sus
sillas, con varias dissertaciones críticas
Tomo XV, De la provincia antigua de Galicia en común,
y de su metrópoli, la iglesia de Braga en particular

Flórez, E. (1702-1773)
–1759–
v

sato 0532
4° (22 cm)

Todos los mapas en la obra de Flórez los dibuja él, pero el grabado lo elabora
otra persona (como se puede observar, en la parte inferior del mapa del lado
izquierdo aparece Flórez del y en el extremo derecho el nombre del grabador),
en el caso de la Lusitania Ptolemae fue Manuel Rodríguez –quien ilustró obras
como Espectáculo de la naturaleza o conversaciones acerca de las particularidades de
la Historia Natural, del abad Pluche, así como las obras de don Juan de Palafox
y Mendoza– y en el mapa de Flórez, Jerónimo Gil y Antonio Espinosa quienes
también desarrollaron tipos de letras para imprenta.F

Centro Virutal Cervantes. (1997-2017). Centro Virtual Cervantes. Obtenido desde: http://
cvc.cervantes.es/artes/velazquez/biografia_04.htm
Redacción UDT. (24 de noviembre de 2007). UnosTiposDuros. Teoría y práctica de la cali-
grafía. En línea. Obtenido desde: http://www.unostiposduros.com/tipografia-y-cali
grafia-en-espana-durante-la-segunda-mitad-del-siglo-xviii/
España sagrada: theatro geográfico-histórico de la iglesia de
España: origen, divisiones, y límites de todas sus provincias,
antigüedad, traslaciones, y estado antiguo, y presente de sus
sillas, con varias dissertaciones criticas
Tomo XIV, De las iglesias de Abila, Egitania,
Lamego, Lisboa, Ossonoba, Pacense, Salamanca,
Viséo, y Zamora, según su estado antiguo

Flórez, E. (1702-1773)
–1758–
v

sato 0531
4° (22 cm)

Historiador oficial y protegido del monarca ilustrado Fernando VI, el padre Fló-
rez, de la orden de San Agustín, fue autor de la España Sagrada, obra histórica
que sirvió de referente y marcó las pautas a varias generaciones de historiadores.
Fue una de las mayores empresas historiográficas del siglo xviii español (toda-
vía está inconclusa) que contó con el apoyo del rey Fernando VI y de la Orden de
San Agustín. En un principio la España Sagrada iba a consistir en una serie cro-
nológica en la que iban a tener cabida papas, emperadores, reyes, concilios, san-
tos y herejes, ese objetivo inicial experimentó un cambio convirtiéndose en una
geografía eclesiástica de España con la descripción de sus sedes episcopales, que
pretendía ampliarse a una historia general de la Iglesia de España. En su obra,
Flórez utilizaba un método de rigor sistemático basado, en la medida de lo posi-
ble, en el uso y consulta de las fuentes documentales directas.F

Gimeno P. (s. f. ). Enrique Flórez. Obtenido el 26 de enero de 2017 desde: http://www3.


uah.es/imagines_cilii/Anticuarios/Textos/florez.htm
Clave historial con que se abre la puerta á la historia
eclesiástica y política, chronología de los papas, y emperadores,
reyes de España, Italia, y Francia, con los origenes de todas
las monarquias, concilios, hereges, santos, escritores, y sucesos
memorables de cada siglo
Flórez, E. (1702-1773)
–1786–
v

cova 082
4º (22 cm)

Las dificultades con las que se había topado en su camino como aprendiz de his-
toriador incitaron a Flórez a componer dos obras dedicadas a la instrucción de
los jóvenes: una impresa en Madrid en 1743, la Clave Historial …, le sirvió de guía
en la España Sagrada. Este mapa, muestra claramente la división de los distintos
pueblos en tiempos prerromanos.F

Gimeno, P. (s. f.). Enrique Flórez . Obtenido el 26 de enero de 2017 desde: http://www3.
uah.es/imagines_cilii/Anticuarios/Textos/florez.htm
España sagrada: theatro geográfico-histórico de la iglesia de
España: origen, divisiones, y límites de todas sus provincias,
antigüedad, traslaciones, y estado antiguo, y presente de sus
sillas, con varias dissertaciones criticas
Tomo XIII, De la Lusitania antigua en común,
y de su metrópoli Mérida en particular

Flórez, E. (1702-1773)
–1756–
v

sato 530
4° (22 cm)

Por razones de salud del padre Flórez, el mapa antiguo de Lusitania, de su auto-
ría, no pudo salir en el tomo general de la provincia con el mapa ptolemaico
(los primeros mapas realizados por el griego Ptolomeo [el mismo astrónomo que
descubrió los epiciclos en el sistema planetario] el cual se basa en un sistema
de latitud y longitud donde describe el mundo de su época, sin embargo, con
errores), pero se publicó en el siguiente tomo dedicado a sus iglesias. El mapa
de Lusitania antigua de Flórez es de buen tamaño, con cartela decorativa con
monedas sobre una pirámide (ver Flórez, Tomo XIV –SATO 0531-). Mientras
que el mapa ptolemaico –aquí presentado– luce una cartela con las ruinas de un
edificio con vegetación y un caballo.F

Manso Porto, C. (s. f.). Geografía y cartografía histórica de Hispania, en De Pompeya al


Nuevo Mundo: la corona española y la arqueología en el siglo xviii.
Historia general de España
Tomo III
Mariana, J. (1536-1624)
–1817–
v

coge 0520
4° (22 cm)

De rebus Hispaniae, publicada en 1592, es la primera obra que Mariana publicó


por voluntad propia. También es la primera historia de España, la única durante
más de dos siglos y medio. Esta edición en español se publicó en 1817. Se observa
el mapa general de España antigua con los nombres antiguos y modernos.¶Es-
critor jesuita, nacido en Talavera, Toledo, España, probablemente en abril de
1536; murió en Toledo, el 16 de febrero de 1624. Se trata de uno de los miembros
más calumniados de la Compañía de Jesús, debido a las opiniones expuestas en
su libro De rege et regis institutione acerca del tiranicidio. Entró en la Compañía
de Jesús el 1 de enero de 1554.F

Juan de Mariana. Obtenido el 26 de enero de 2017 desde: http://www.escolasticos.ufm.


edu/index.php/Juan_de_Mariana
Biografía de Juan de Mariana. En línea. Obtenido en enero de 2017 desde: http://web.
archive.org/web/20080529015610/http://www.enciclopediacatolica.com/j/juanma-
riana.htm
Histoire ancienne des egyptiens, des carthaginois,
des assyriens, des babyloniens, des medes et des perses,
des macédoniens, des grecs
Tome quatrième
Rollin, C. (1661-1741)
–1764–
v

coce 427
8° (17 cm)

La renombrada Historia antigua (París, 1730-38) de Charles Rollin, en su versión


original escrita en francés, comprende seis tomos. El tomo cuarto, de la edición
de 1764 que presentamos aquí, reúne la historia de los antiguos egipcios, carta-
gineses, asirios, babilonios, medos, persas, macedonios y griegos. En el año 401
a. C., Ciro se rebeló contra su hermano y dirigió contra él su propio ejército y
un contingente de mercenarios de la Grecia antigua (los Diez Mil). La disputa
se resolvió en la Batalla de Cunaxa, muy cerca de Babilonia, en la que las tropas
de Ciro (12 500 soldados griegos y 50 000 bárbaros) se enfrentaron al ejército
del rey, que se cifra en 200 000 hombres. Ciro perdió la vida en esta batalla al ser
alcanzado por una flecha. Abandonados en tierras persas, regresaron guiados por
Jenofonte.¶Este mapa ilustra tanto la llegada como la retirada (se debe observar
en sentido contrario a las manecillas del reloj).F

Robin, W. (2009). La retirada de Jenofonte. Madrid: Gredos.


Vida y obra de Charles Rollin. Obtenido en enero de 2017 desde: http://enciclopedia.us.es/
index.php/Charles_Rollin
La Biblia vulgata
Tomo tercero del Nuevo Testamento, las Epístolas de San Pablo

Scio de San Miguel, P. (1738-1796)


–1797–
v

sato 190
4° (20 cm)

En 1780, el rey Carlos III le encomendó la traducción de la Biblia completa al


castellano a Felipe Scio de San Miguel. Esta obra es un monumento de erudi-
ción por las notas a pie de página, que recogen también posibles variantes de la
traducción al castellano y notas de tipo espiritual. Se alude a los textos hebreos
y griegos para ciertos libros del Antiguo Testamento; todo evidencia un vasto
conocimiento de las escrituras. La edición se acompaña de índices de nombres y
lugares muy completos, una cronología, genealogías, introducciones a los diver-
sos libros y otros elementos auxiliares. Este trabajo le llevó gran parte de su vida,
y como dato se puede agregar que cita unos doscientos autores y unas seiscien-
tas obras. Sin embargo, España es el último país en realizar la traducción católica
de la Biblia a su lengua oficial, casi 200 años después de la traducción de Casio-
doro de Reyna.¶El mapa que presentamos aquí es muy interesante pues mues-
tra el recorrido de los viajes de los apóstoles san Pedro y san Pablo. Su finalidad
era educativa, en él se lee «necesaria para la lección del libro de los actos de los
Apóstoles», sin embargo, muestra claramente los elementos de los mapas anti-
guos, como los topes que representan las montañas o el sombreado para indi-
car las costas, y lo acompaña una relación del nombre de los vientos en el Nuevo
Testamento.F

Serrano, R. A. (2014). Historia de la Biblia en español.


Unión Bíblica de España (1999). Cómo llegó la Biblia hasta nosotros. España: Editorial Clie.
In sacram scripturam commentarius duobus tomis
comprehensus, quibus explicantur hoc primo post varia
prolegomena vetus fere testamentum : altero XII Prophetae
minores, Machabaeorum liber primus, & secundus,
& Novum testamentus

Tirinus, J. (1580-1636)
–1738–
v

coce 1021
Fol. (38 cm)

Este plano de Tierra Santa, en la obra de Jacobus Tirinus, está rodeado de pane-
les que muestran objetos sagrados, incluso una lámpara de aceite de siete brazos,
el Arca de la Alianza, el altar de los sacrificios, el Tabernáculo, el plano y la pers-
pectiva del Templo. En el centro, insertado en un ojo de pájaro, se encuentra el
plano de la antigua Jerusalén basado en la obra del geógrafo bíblico español, Juan
Bautista Villalpando. Está orientado con el Este hacia arriba, el mapa incluye
los territorios de las doce tribus en ambos lados del río Jordán y la ruta del Éxo-
do.¶Juan Bautista Villalpando (1552-1608) fue un jesuita andaluz, experto en
Ezequiel, Isaías y san Pablo, y arquitecto discípulo de Juan de Herrera, construc-
tor de El Escorial. Junto con Jerónimo de Prado (1547-1595), prepara un estu-
dio monumental para la reconstrucción del templo de Salomón a partir del texto
bíblico del profeta Ezequiel y siguiendo los lineamientos urbanísticos del arqui-
tecto romano Vitrubio. Entre las ilustraciones que enmarcan el ojo de pájaro
se observan unas monedas romanas –del lado izquierdo– y el congius de Ves-
pasiano, hecho en el año 75 d. C. Por medio de este congius el peso de la libra
romana ha sido comprobado.F

Chorographia Terrae Sanctae in Angustiorem Formam (s. f.). Angustiorem Formam.


En línea. Obtenido en enero de 2017 desde: https://www.the-saleroom.com/en-gb/
auction-catalogues/old-world-auctions/catalogue-id-srol10004/lot-2dde78b2-59d5-
4859-a91b-a43100deb300
Las ruinas, ó, meditación
sobre las revoluciones de los imperios
Volney, C. F. (1757-1820)
–1812–
v

cocy 1817
8° (16 cm)

El conde de Volney (1757-1820), magnífico seguidor de los enciclopedistas y


discípulo del barón de Holbach, estaba empeñado en pasar su experiencia del
mundo por el tamiz de las ciencias positivas. El conde, quien además de haber
hecho estudios de derecho y de medicina, profundizó arduamente en los copio-
sos estudios filológicos de la época y se convirtió en un erudito conocedor de las
lenguas y las 81 civilizaciones orientales. No encontró empleo mejor para una
herencia, que gastarla en un viaje por Egipto y Siria en busca de las matrices
de la cultura y la civilización humanas, para poder hallar en ellas respuestas y
explicaciones del estado de su propio mundo, así como de su pasado (Suárez,
2004).¶En su obra, las descripciones sobre el estado físico, político y moral son
como hechas por un habitante de aquellos lugares, a través del juicio que observa
con los ojos de la sabiduría. Prudente en sus descripciones, sabe confesar su
ignorancia sobre las causas de los efectos que expone. Su obra fue recomendada
por todos los votos al reconocimiento y a la confianza pública. ¶El mapa que
aquí se expone corresponde a los tres continentes que visitó durante su viaje y se
señalan con números los sitios de mayor reflexión.F

Suárez, C. (2004). Traducción y cultura nacional o Volney por Luz y Caballero. Revista de
la Biblioteca Nacional de Cuba José Martí, (1-2), 80-86.
Volney, C. F. (1942). Las ruinas de Palmira: la ley natural y la historia de Samuel. París: Gar-
nier Hemanos.
Geographia historica donde se describen los reynos provincias,
ciudades, fortalezas ... y se refieren las guerras ... y sucessos
memorables ... y se hace una compendiosa memoria de los
varones insignes ... de cada reyno
Tomo primero
Murillo Velarde, P. (1696-1753)
–1752–
v

sato 426
4° (20 cm)

Geografía historica está escrita en diez volúmenes que abarcan la historia y geo-
grafía universal, fue editada en Madrid en 1752. La obra está dedicada a la Vir-
gen de Guadalupe (Villoria, 2016). Este primer volumen incluye un mapamundi
dibujado por el autor. En el prólogo a la obra, el autor indica «Cinco Mapitas he
mandado hacer con gran trabajo, para que el lector forme alguna idea general de
lo que se lee: si se acabaren con tiempo, se pondrán. Lo mismo digo de las apro-
baciones, porque me voy luego, y no puedo esperar ni un instante» (Murillo,
1752). Sin embargo, sólo se encuentra este mapamundi en toda la obra.¶El libro
aquí presentado corresponde a la primera edición. La Biblioteca Franciscana
conserva 16 volúmenes, algunos repetidos, pero no se tiene la obra completa.F

Díaz de la Guardia y López, L. (2001). Datos para una biografía del jurista Pedro Murillo
Velarde y Bravo. En Espacio, Tiempo y Forma, IV, (14) (407-471).
Villoria, C. (2016). La producción cartográfica del jesuita Pedro Murillo Velarde (1696-
1753). En El Siglo de las Luces: III Centenario del Nacimiento de José de Hermosilla
(1715-1776) (147-160).
78
79
Fichas catalográficas
EDITORIAL
UDLAP
Izraim Marrufo Fernández
Director

Rosa Quintanilla Martínez


Jefa editorial

Angélica González Flores


Coordinadora de diseño

Guillermo Pelayo Olmos


Coordinador de diseño

Aldo Chiquini Zamora


Coordinador de corrección

Andrea Garza Carbajal


Correctora

Carolina Tepetla Briones


Coordinadora administrativa

Andrea Monserrat Flores Santaella


Coordinadora de preprensa

Guadalupe Salinas Martínez


Coordinadora de producción

Sergio Fernando Lima Segura


José de Jesús López Castillo
Impresores

Víctor Manuel Romero Sánchez


Encuadernador

0
�biblioteca antigua �
otros libros de la colección

Propiedad y uso. Exlibris, marcas de fuego, sellos


y anotaciones manuscritas

Hernán Cortés y el Nuevo Mundo. Imaginario del encuentro

Libros bilingües y multilingües. Historia y usos

Repertorio de manuscritos antiguos

Ciencia y arte en la música de los siglos XVII al XIX

Marcas tipográficas. Las huellas de antiguos impresores

Della Biblioteca Franciscana. Selección de libros

369 Aniversario Biblioteca Palafoxiana

s
La serie Biblioteca Antigua está diseñada con la familia tipográfica Espinosa Nova, interpretación
digital de la primera letra romana impresa, acuñada por Antonio Espinosa en el
Nuevo Mundo. La versión electrónica en PDF de este libro fue preparada
por el Departamento de Publicaciones de la Universidad de las
Américas Puebla en diciembre de 2020. Ex hacienda
Santa Catarina Mártir, San Andrés Cholula,
Puebla, México, C. P. 72810. Edición
para consulta, no comercial.

También podría gustarte