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ESCUELA DE POSGRADO PROGRAMA ACADÉMICO DE MAESTRIA EN DERECHO PENAL Y

PROCESAL PENAL
Título:
“teoría de la imputación objetiva”
Autor:
SHIOMARA IRENE CARHUANCHO VILLALOBOS

Asesor
Mg. Martin E. Valdivia C.
Lima – Perú
2023- II

1
DEDICATORIA:
Este trabajo está dedicado al impulso de todo
estudiante; así como al esfuerzo y esmero con el
que apostamos en mejorar nuestra vida
académica.

2
INDICE GENERAL

Tema Pág.

DEDICATORIA

INTRODUCCIÓN

LA TEORÍA DE LA IMPUTACIÓN OBJETIVA

REGLAS DE LA IMPUTACIÓN OBJETIVA DE LA CONDUCTA

EL PRINCIPIO DE CONFIANZA

PROHIBICIÓN DE REGRESO

INTERVENCIÓN DOLOSA

10

INTERVENCIÓN NEGLIGENTE

10

CONCLUSIÓN

12

BIBLIOGRAFÍA

13

3
INTRODUCCION

Que, la Teoría de la Imputación Objetiva si bien nace en 1970, cuando Roxin en el


libro Homenaje a Hoing, plantea su vinculación con el criterio de creación de un riesgo
jurídicamente relevante de una lesión típica del bien jurídico (1); la jurisprudencia peruana
recién recepciona esta teoría veinte años después (2), siendo la primera sentencia del cual se
tiene referencia bibliográfica, la emitida en el Expediente N° 1789-96, el 25 de febrero de
1997, por la Primera Sala Penal de la Corte Superior de
Lima (3), aunque fue endeble y un poco vaga el desarrollo de esta teoría
en la motivación de esta sentencia. Es recién a partir de la sentencia emitida en el
Expediente N° 1767-97-Lima, el 12 de enero de 1998, por la Sala Penal de la Corte Suprema
(4)
, que se empieza a desarrollar de manera más precisa y pulcra la teoría de la imputación
objetiva, siendo el fundamento esgrimido en mérito a dicha teoría la siguiente:

1 . VÉLEZ F., Giovanna F.: “La imputación objetiva: fundamento y consecuencias


dogmáticas a partir de las concepciones funcionalistas de Roxin y Jakobs”, pág. 1.
2 . Se hace énfasis en decir jurisprudencia peruana, porque en la doctrina y en las escuelas
universitarias, esta teoría fue estudiada con anterioridad a sus primeras apariciones en la
jurisprudencia.
3 . PRADO citado por VILLAVICENCIO T., Felipe A.: “La imputación objetiva en la
jurisprudencia peruana”, pág. 12.
4 . CASTILLO A., José L. “Comentario al artículo 11° del Código Penal”. En: AA.VV.
“Código penal comentado”, Tomo I, pág. 391.
4
«De acuerdo a la moderna teoría de la imputación objetiva, no puede
atribuirse objetivamente el resultado a quien con su acción no ha creado
para el bien jurídico ningún riesgo jurídicamente desaprobado; que en el
presente proceso es del caso absolver al procesado al quedar
demostrada la licitud del contrato de compraventa suscrito entre el
sentenciado y el agraviado, sin que se infiera que la disposición
patrimonial haya sido a consecuencia de un error inducido por el
encausado.»

A partir de estas sentencias, se emitieron unas cuantas sentencias que empezaban a


desarrollar y aplicar la teoría de la imputación objetiva, sin embargo, el grado de frecuencia
era muy bajo, tal es así que en el estudio de Villavicencio, “La imputación objetiva en la
jurisprudencia peruana”, que implicaba la búsqueda de jurisprudencia entre 1997 y 2008, el
autor sólo encontró no más de quince sentencias que desarrollaban la teoría de la imputación
objetiva(5). De esta forma, se puede deducir la poca jurisprudencia que existe sobre esta
teoría; lo que permite evidenciar la importancia de la presente investigación, que desarrolla
un estudio del desarrollo jurisprudencial de la imputación objetiva a partir del año 2011.

De otro lado, la calidad de esta investigación también se desprende de la importancia


de la Teoría de la Imputación Objetiva. Para su mejor comprensión, procederemos a describir
–de forma sucinta– cómo funciona esta teoría, para que el lector pueda tener una mejor
comprensión del presente trabajo.

La teoría de la imputación objetiva es el producto de una progresiva tendencia a la


normativización de la teoría del tipo penal, erigido en un sistema funcional y en un sistema
dirigido a limitar la responsabilidad penal derivado de una simple causación de un resultado
lesivo, centrado en los delitos de resultados. Es por ello que la teoría de la imputación
objetiva es concebido como un instrumento de interpretación de las normas penales, definido
por el profesor Cancio Meliá, como un conjunto estructurado de reglas que permite
sistematizar –y, por ello, hacer más previsible– la aplicación de las normas penales,
restringiendo el alcance formal de la descripción legal de algunos delitos (6), y definido por
Garrido como, «un conjunto de principios de naturaleza normativa dirigidos a establecer
5 . Véase: VILLAVICENCIO T., Felipe A.: “La imputación objetiva en la jurisprudencia peruana”, En: Revista
de la Facultad de Derecho PUCP, pág. 253-279.
6. CANCIO M., Manuel: “La teoría de la imputación objetiva en el derecho”.

5
cuándo un resultado causado por el comportamiento de un sujeto puede objetivamente
atribuírsele»(7) Vale decir, la imputación objetiva nos permite superar la causalidad natural y
arribar a la comprobación de un vínculo jurídico entre la acción y el resultado. Es aquí donde
reside la importancia de esta teoría, porque postula la posibilidad de una interpretación
teleológica restrictiva de los tipos penales, donde para que exista un comportamiento o
conducta típica es necesario –además de la causalidad– se cumpla la siguiente fórmula (o
relación entre los siguientes presupuestos) que: i) el comportamiento haya creado un riesgo
típicamente relevante, y ii) ese riesgo sea el que se haya realizado en el resultado lesivo.
Podemos citar un ejemplo introductorio para la comprensión inicial de esta teoría: «aunque
quien maneje un automóvil correctamente “mate” a otro en un accidente, si ese accidente es
realmente tal, es decir, se produce en el marco de una conducción conforme a las reglas
aplicables, aunque el conductor ha causado la muerte de la persona atropellada, no la ha
“matado” en el sentido del tipo»(8). En este ejemplo se observa cómo, en mérito de la fórmula
descrita líneas arriba, a esta persona no se le puede atribuir la conducta típica del tipo penal
de homicidio culposo, ya que el hecho fue sólo un accidente.

I. LA TEORÍA DE LA IMPUTACIÓN OBJETIVA.

Para poder comprender la Teoría de la Imputación Objetiva, cabe realizar un análisis


gramatical, para culminar con un análisis jurídico. De esta forma, en palabras de Cathrein:(9)

«Entiéndese por imputación –decía– el juicio en virtud del cual


atribuimos una acción determinada, con sus buenas o malas cualidades
y consecuencias, a un hombre como su propio autor, poniéndola en
cierto modo a su cuenta. Si la acción es buena, envuelve la imputación
una aprobación, una alabanza; si por el contrario es mala, una
desaprobación, una censura.»

Siendo menester precisar que la expresión “imputar” está vinculada con la


imputación del hecho o de la acción, y no tiene nada que ver con la imputabilidad (el cual es

7. GARRIDO M., Mario: “Derecho penal. Parte general”, Tomo II, pág. 69.
8. CANCIO M., Manuel: Ibídem.
9 . CATHREIN citado por ZAFFARONI: “Tratado de Derecho Penal. Parte general”, Tomo
II, pág. 297.

6
la capacidad requerida para la responsabilidad: culpabilidad) (10). Esta especificación nos
permite comprender que la Teoría de la Imputación Objetiva está dentro del ámbito de la
teoría del tipo penal, esto es, como un presupuesto del tipo penal.

No obstante, Villavicencio parece haber notado esta confusión entre imputación e


imputabilidad en la doctrina peruana, al señalar que:(11)

«Con anterioridad, la causalidad era planteada como una


problemática fuera del ámbito de la teoría del tipo. Los autores
peruanos sistemáticamente ubicaron a la causalidad como elemento
de la acción [lo más probable con la culpabilidad, aquí tenemos a
Bramont Arias (1978), Hurtado Pozo (1987)], pero en la actualidad,
es dominante la identificación de la relación de causalidad como
presupuesto del tipo objetivo [Hurtado Pozo (2005), Peña (1997),
Villa Stein (1998), Bramont Arias (2001)].»
Hasta aquí, podemos concluir que la Teoría de la imputación objetiva,
históricamente, es consecuencia de la evolución de un conjunto de principios de corrección
introducidos a la causalidad natural para superar los problemas que suscitaba su aplicación;
entre ellos, el de la causa adecuada, la humana, la relevante, y otros(12).
De esta forma, como dice Bacigalupo, la Teoría de la imputación objetiva reemplaza
la relación de causalidad por una relación elaborada sobre la base de criterios o axiomas
jurídicas, y no naturales; precisando que la verificación de la causalidad natural no es sino un
límite mínimo, pero no suficiente para la atribución del resultado(13).
En efecto, en la Teoría de la imputación objetiva la cuestión jurídica fundamental no
consiste en la comprobación del nexo causal en sí, sino en establecer los criterios conforme
a los cuales queremos imputar determinados resultados a una persona.
Garrido Montt nos precisa cómo se presenta y cómo se emplea la teoría de la
imputación objetiva, señalando que:(14)

10 . FONTAN, Carlos: “Derecho Penal. Introducción y parte general”, pág. 67.


11 . VILLAVICENCIO T., Felipe A.: Ob.cit., pág. 254.
12 . GARRIDO M., Mario: Ob.cit., pág. 61.
13 . BACIGALUPO Z., Enrique: Ob.cit., pág. 99.
14 . GARRIDO M., Mario: Ob.cit., pág. 61.
7
«El derecho penal ha incorporado criterios dirigidos a establecer
objetivamente cuándo corresponde atribuir un resultado concreto a una
acción. En la actualidad, no obstante la controversia doctrinaria, la
unanimidad concuerda en que deben emplearse dos recursos al efecto:
a) el establecimiento de una relación de causalidad entre el
resultado y la acción u omisión, y
b) la aplicación de ciertos principios de índole normativa que
permitan atribuir objetivamente el resultado a esa acción, lo que se
denomina teoría de la imputación objetiva.»

De esta manera, podemos inferir que la Teoría de la Imputación Objetiva nos


proporciona un conjunto de criterios, axiomas o filtros que se emplean con la finalidad de
determinar si una conducta es susceptible de ser considerada típicamente objetiva o no. Esto
implica, en palabras de Roxin, que la teoría de la imputación objetiva tiene como objetivo
excluir del tipo objetivo (a diferencia de la causalidad) las lesiones de bienes jurídicos
producidas por casualidad o como consecuencia de una conducta antijurídica cualquiera, no
referida al tipo concreto (versari in re illicita)(15).

II. REGLAS DE LA IMPUTACIÓN OBJETIVA DE LA CONDUCTA.

Que, la regla del Riesgo Permitido tiene plena efectividad para los tipos
penales culposos, pero también tiene aplicabilidad en los tipos dolosos, pudiendo
mencionar como ejemplo a los delitos ambientales.
Sin embargo, en el ámbito de esta regla del Riesgo Permitido se presenta un
problema en cuanto a la determinación de sus alcances; ya que, aunque existen
algunos ámbitos donde el riesgo permitido se encuentra regulado, como en el tráfico
automotor, funcionamiento de industrias, prácticas deportivas, actividad minera y de
hidrocarburos, entre otros; cabe recordar que existen ámbitos donde se carece de
dichas regulaciones, como la lex artis de la actividad médica, construcción, cuidado de
niños, entre otros. Este problema genera inconvenientes en la práctica jurídica, ya que
no se puede establecer un parámetro exacto y libre de dudas del ámbito de
permisibilidad del riesgo.

15 . ROXIN, Claus: “Derecho Penal. Parte general”, Tomo I, pág. 219.


8
Ahora bien, cabe señalar cómo funciona la regla del Riesgo Permitido. Esta
regla crea un ámbito de tolerancia del riesgo o del peligro de un bien jurídico, siendo
que mientras la actividad o el comportamiento del sujeto se encuentra dentro de este
ámbito (mientras se cumplan los deberes de cuidado), su actuar es permitido y
tolerado. Sólo cuando esta actividad o este comportamiento logren superar los límites
impuestos por el riesgo permitido comportará un “riesgo jurídicamente relevante”,
“jurídicamente desaprobado” o “típicamente relevante”. En conclusión, si se presentan
supuestos que aumentan el riesgo de la actividad, de tal forma que superan los límites
de la tolerancia, se admitirá la imputación penal.
De esta forma, podemos inferir que el “riesgo permitido” es una especie de
causal de exclusión de la imputación objetiva del tipo penal. Estableciendo que si el
riesgo se encuentra dentro de esa zona de lo socialmente permitido, no se le podrá
imputar al sujeto el resultado típico, vale decir, queda excluido de la imputación. Pero
si el peligro ha superado ese ámbito del riesgo permitido, y se halla en una zona de
intolerancia, entonces se procede a imputar al sujeto el tipo penal configurado.

III. EL PRINCIPIO DE CONFIANZA:


En tanto ser social, la persona se interrelaciona en sociedad siempre sobre la base de un
mínimo de confianza. Ésta, por consiguiente, resulta necesaria para la interrelación social
de las personas y, si el Derecho penal pretende facilitar y promover los contactos sociales
anónimos y no entorpecerlos, resulta congruente erigirla como un eje normativo en el
sistema de imputación. El núcleo conceptual de este principio estriba en que a pesar de la
constatación de los errores de los demás, se autoriza a quien realiza una actividad
arriesgada a confiar en el comportamiento socialmente adecuado de aquéllos. Vale decir,
a las personas que emprenden una actividad riesgosa, pero desde luego lícita les está
permitido confiar en que quienes participan junto con él van a ajustar su actuación al
ordenamiento jurídico.

IV. PROHIBICIÓN DE REGRESO:


Como segunda medida para determinar el peligro que es representativo en las conductas
tendientes a aplicarse en la imputación objetiva, es necesario analizar otra institución
básica. En este punto, es necesario detallar en qué consiste la prohibición de regreso, que
no es más que el rompimiento de nexo entre el autor y los “partícipes” de una conducta,

9
en vista de que en ningún momento tuvieron relación con la consumación del ilícito. La
teoría actualmente versa sobre un ámbito de colaboración de tipo doloso de un tercero en
la realización del tipo penal, sin que exista relación o responsabilidad para este mal
llamado partícipe. Es por tal razón que Claudia López Díaz los clasifica como casos de
“participación aparente”23 en la cual no va a ser imputable tal situación que ha favorecido
a la comisión del delito, siempre cuando se obre bajo la figura del riesgo permitido del que
se trató con anterioridad. Ejemplo: Cuando Pedro vende un vehículo a Juan, con el que
posteriormente se lesiona o da muerte a Jorge; en este caso, se prohíbe el regreso hasta
Pedro, debido a que el nexo causal para la consumación de los daños de Jorge, es
solamente la actuación de Juan. Así mismo, debemos examinar, si la intervención se
desprende de un acto, doloso, negligente o licito por parte de un tercero.

V. INTERVENCIÓN DOLOSA:

En este caso, se supone que, al ejecutarse actos dolosos por parte de un tercero
interviniente, los cuales tienen una consecuencia relevante en la actuación siguiente de
otro agente, debe de existir una responsabilidad por parte de la inicial; puesto que este ha
aumentado o creado el riesgo que posteriormente es ejecutado por parte del otro autor.
Por ejemplo, el guarda de seguridad de un banco, el cual tiene como deber el cuidado del
dinero que deposite, a causa de actos dolosos del mismo, da lugar a que unos ladrones
entren a la entidad y roben una alta suma de dinero. Dicha responsabilidad, puede
imputársele al guarda de seguridad.

VI. INTERVENCIÓN NEGLIGENTE:

En este caso, se debe examinar si la actuación negligente de un actor generará


responsabilidades posteriormente a causa de las actuaciones realizadas por parte de un
tercero. En los actos negligentes, según lo expresado legalmente, existen personas en las
cuales recae el deber de cuidado, como los padres, tutores y empresarios, quienes, en
determinados casos, a causa de conductas negligentes, deberían de responder por las
conductas de quienes se encuentren bajo su custodia. Por ejemplo, los padres que se
encuentran con su hijo en un local comercial, él cual prende fuego a una planta artificial
existente, lo que desencadena un incendio que acaba en su totalidad con el local
comercial y con la vida de una persona que muere asfixiada. En dicho caso, tratado por

10
parte de la Corte Española en el año de 2005, bajo radicado 27-VI-2005, no se generó
responsabilidad de los padres, debido a que los bomberos locales no acudieron en un
tiempo razonable, además de que, en el local comercial, no existían extintores para
contrarrestar el fuego generado mientras llegaban los bomberos. El tribunal, haciendo
referencia a lo que nos compete en este proyecto de grado, afirma que para la actuación
de una conducta a la teoría de la imputación objetiva, es necesario que la causalidad no
solo exista lógicamente, sino que, además, sea adecuada a la “experiencia general”, en
este caso, aunque hay que reconocer que los incendios son complicados, no se puede
entender cómo con tan solo hacer que arda una planta de plástico, pueda
desencadenarse la destrucción total de un local comercial, basándose en las reglas de la
“experiencia general”. 25 Por otra parte, en casos de responsabilidad médica, el primer
causante deberá responder en forma general de los daños ulteriores que se ocasionen por
otro personal médico, debido a que la producción de la lesión o del daño corporal, es la
que desencadena el riesgo de nuevos daños. Dicha definición, no puede ser aplicada en
abstracto debido a que si el 25 GARCIA-RAPOLL MONTIJANO, MARTIN, Imputación
objetiva, causa próxima y daños indemnizables, Granada, editorial Comares, 2008, Pág.
154. 24 nuevo daño es producido a causa de negligencia grave el nuevo médico, no se
puede hacer responsable al primero. Puesto que todas, incluidos aquellas personas que
dañen involuntariamente, tienen derecho a esperar de los demás una actuación conforme
a su pericia profesional. Como ejemplo, ocurrió en lo declarado por el Tribunal Español en
sentencia 14-II2006, en la que a una mujer se le practica un legrado del útero y posterior a
la cirugía, se presentan distintos dolores, por los que acude a otro médico que procede a
retirar la trompa de Falopio izquierda, sin examinar previamente los exámenes médicos.
La mujer sigue con dolor y se vuelve a examinar, dando como resultado que las trompas
de Falopio se encuentran en total normalidad, y los dolores se debían a residuos del
legrado que se realizó inicialmente. Aquí, la responsabilidad se imputó al segundo médico,
ya que este, basado en sus conocimientos, debió examinar a la paciente antes de realizar
dicha cirugía, y a causa de su negligencia, la mujer se sometió a una cirugía inadecuada e
innecesaria.  Intervención licita: Las actuaciones de una persona, puede generar
reacciones (de defensa, huida, de persecución, etc.) en otras personas que son
totalmente licitas, pero que si causan algún daño a otro, o al mismo que reacciona, no se
podrá eliminar en absoluto la responsabilidad del que actuó ilícitamente. Como ejemplo,
se puede mostrar, cuando una pareja A y B, camina tranquilamente por la ciudad, y de
repente aparece C quien da muerte a B y sale persiguiendo a A, lo que genera que A

11
salga corriendo y sea atropellada por D, una persona que conduce tranquilamente, dentro
de los límites permitidos, pero que de igual forma, no alcanza a reaccionar por la aparición
de A, quien fallece instantáneamente. D, quien termina con la vida de A, actuó lícitamente,
quien solo tuvo una causalidad material, pero el responsable objetivamente deberá ser
quien perseguía a la víctima tras matar a su pareja, en este caso C.

VII. CONCLUSION

En todo delito de resultado se requiere, como primer nivel de análisis, que se verifique un nexo de
causalidad entre el comportamiento del sujeto activo y la producción del resultado. Es decir, para
tipificar una conducta a un tipo legal es necesario comprobar la relación existente entre esa
conducta y el resultado típico. Esta comprobación del vínculo jurídico entre la acción y el resultado
se denomina el Juicio normativo de la imputación objetiva. Como vemos, un primer momento
consiste en una comprobación, donde se verificará, desde un punto de vista natural, la relación de
causalidad; el segundo momento será la comprobación de un vínculo jurídico entre la acción y el
resultado. Esto no es más que " el juicio normativo de la imputación objetiva", en relación con los
delitos de resultado.

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VIII. BIBLIOGRAFÍA

BACIGALUPO, Enrique (1996) Manual de Derecho Penal Parte General, Bogotá: Temis.

CANCIO MELIÁ, Manuel (1997) Conducta de la víctima e imputación objetiva en derecho penal,
Madrid: Fondo Editorial Universidad Autónoma de Madrid.

REYES ALVARADO, Yesid (2005) Imputación objetiva, Bogotá: Temis.

ROJAS VARGAS, Fidel (2000) Jurisprudencia Penal Patrimonial, Lima: Grijley.

STRATENWERTH, Günther (2005) Derecho Penal Parte General, Buenos Aires: Hammurabi.

MIR PUIG, Santiago (2001). Alcances de la imputación objetiva en derecho penal. En: Libro
Homenaje al profeso Claus Roxin. Córdoba: Lerner.

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