Subastada Al Motorista - Mia Ford
Subastada Al Motorista - Mia Ford
Subastada Al Motorista - Mia Ford
©Mia Ford
SUBASTADA AL MOTORISTA
Título original: Auctioned to the Biker
©2021 EDITORIAL GRUPO ROMANCE
©Editora: Teresa Cabañas
[email protected]
Esta es una obra de ficción. Nombres, caracteres, algunos lugares y situaciones son producto de
la imaginación de la autora, y cualquier parecido con personas, hechos o situaciones son pura
coincidencia.
Todos los derechos reservados. Bajo las sanciones establecidas en las leyes, queda
rigurosamente prohibida, sin autorización escrita del copyright, la reproducción total o parcial de esta
obra por cualquier método o procedimiento, así como su alquiler o préstamo público.
Gracias por comprar este ebook.
Índice
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Epílogo
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Capítulo 1
Jenny
Brad
Jenny
Brad
Jenny
Brad
Jenny
Brad
Durante los dos días siguientes intento por todos los medios que Jenny
acepte volver a verme. No sé si está intentando jugar conmigo, pero la
primera vez que la llamo me pregunta cómo me llamo. Puedo jurar que ya
le he dicho antes que me llamo Brad y es la primera vez en toda mi vida que
una chica se olvida de mi nombre… La invito a salir repetidamente y tengo
la sensación de que estoy muy cerca; de que realmente quiere salir
conmigo. Pero, por alguna razón desconocida, siempre se echa atrás en el
último segundo y cada vez que la llamo por teléfono me dice que tiene que
ir a ocuparse de un trabajo urgente.
Al final, me doy cuenta de que llamarla por teléfono no va a servir de
nada y decido que voy a necesitar un enfoque diferente. El hecho de que
haya conseguido encontrarla es casi una señal de lo alto de que estamos
destinados a estar juntos y no voy a dejar que su actitud reticente se
interponga en nuestro camino. No ahora que tenemos una oportunidad real
de tener algo especial juntos.
Me encuentro pensando en el viejo dicho de que «solo queremos las
cosas que no podemos tener» y supongo que hay mucho de cierto en ello. El
hecho de que siga rechazándome hace que la desee más. Pienso en toda la
situación y me parece que todo el asunto con Jenny es un absoluto
enigma… una contradicción en los términos.
Uno pensaría que una chica que está dispuesta a entregarse a once
hombres al mismo tiempo sería muy abierta, pero Jenny resulta ser una de
las mujeres más reservadas que he conocido en toda mi vida. Es casi como
si pensara que no soy lo suficientemente bueno para ella. Esto es todo un
cambio para mí, ya que por norma general tengo chicas que me persiguen y
caen a mis pies solo por el honor de pasar una noche en mi cama.
Tras pensarlo mucho decido que solo hay una manera de hacer esto;
tengo que volver a su oficina, a pesar de que me mandó a paseo con el rabo
entre las piernas la vez anterior que lo intenté. Esta vez, me detengo justo
delante de su oficina, y no a una manzana de distancia como hice la vez
anterior. Acelero el motor de mi Harley un par de veces y me aseguro de
hacer un ruido tan fuerte que ella tiene que salir para ver qué demonios está
pasando.
—¿Qué es ese ruido? —grita mientras sale a la calle y pienso que está
muy guapa cuando se enfada.
—¡Hola, he pensado en pasarme por aquí y enseñarte mi nueva moto!
—grito para hacerme oír por encima del ruido de la Harley. Luego, apago el
motor para que podamos hablar.
—¡Dios mío, pero si hace mucho ruido! —exclama, pero veo que no
está realmente enfadada. Describiría la expresión de su cara como algo
entre la admiración y la sorpresa.
—Bueno, es porque es una Harley Davidson —digo con una amplia
sonrisa—. ¿Por qué no vamos a dar una vuelta? —Creo que algo en la
forma directa en la que se lo he preguntado la ha pillado fuera de juego y no
me rechaza inmediatamente, tal y como ha hecho tantas veces antes.
Percibo una oportunidad y sigo adelante—. Venga, vamos a dar una
vueltecita y te traigo aquí enseguida —le sugiero con mi mejor voz de Boy
Scout de honor.
—De verdad que no debería… —Empieza a decir, y me doy cuenta de
que tengo que ser muy firme ahora, a menos que quiera que esta
conversación vaya por el mismo camino que todos mis avances anteriores.
—Mira, solo da este paseo conmigo y te prometo que te dejaré en paz
después, ¿de acuerdo? —le digo, y puedo ver que esto la impresiona.
—Solo un paseo, ¿vale? —dice suspirando. Mira a su alrededor por
última vez y luego se sube a la parte trasera de la Harley.
—Solo una vuelta, lo prometo —le digo y le agarro las manos para
enseñarle cómo sujetarse a mí por detrás. Le doy el casco de repuesto que
he traído y la ayudo a ponérselo. Luego, arranco el motor y le digo que se
agarre bien. Me encanta la forma en que se agarra a mi cuerpo por detrás
mientras aceleramos por la autopista.
Grita cuando la Harley se aleja con nosotros encima y me doy cuenta de
que le encanta. La llevo por la Sunset Strip y el tiempo es perfecto mientras
conducimos con el océano al lado. La gente se detiene a mirarnos y yo
acelero la Harley al máximo para que ella pueda sentir su potencia. No
conduzco demasiado lejos, recordando mi promesa de que no la mantendré
alejada del trabajo durante demasiado tiempo. Pronto damos la vuelta,
conducimos de vuelta y, cuando por fin me detengo frente a su oficina para
dejarla, se quita el casco y veo un sonrojo en su cara por la emoción del
viaje.
—Gracias, ha sido increíble —dice, y veo que lo dice en serio.
—Mira, sé que prometí dejarte en paz y si eso es lo que realmente
quieres, entonces lo haré… Pero esto ha sido tan divertido que estoy
pensando que podemos repetirlo alguna vez, ¿no? —le digo con mucho
cuidado. Ella parece pensarlo un momento y luego me mira directamente a
los ojos.
—Mira, Brad, he disfrutado mucho de este paseo, pero aún no estoy
segura de todo esto… Lo único que puedo decirte es que me lo pensaré,
¿vale? —dice y me doy cuenta de que no debo presionarla más ahora
mismo.
—De acuerdo, me conformaré con eso… por ahora —digo y vuelvo a
ponerme mi propio casco en la cabeza antes de despedirme de ella con la
mano y alejarme en la distancia.
Me voy a casa y hago todo lo posible por pensar en algo que no sea
Jenny durante el resto del día, pero tengo muy poco éxito. Mi mente no deja
de pensar en la sensación de tener sus brazos a mi alrededor mientras estaba
sentada en la parte trasera de mi Harley y me muero de ganas de volver a
sentir su tacto. Paso el resto del día intentando hacer algo de trabajo en el
jardín, pero me parece una eternidad y cuando por fin me acuesto esa noche
sé que voy a ir a su oficina a primera hora de la mañana.
A la mañana siguiente, me levanto temprano y me subo a la moto para ir
a Jenny’s Travels a hablar con ella. Sé que probablemente es peligroso
presionarla en este momento, pero siento que estoy cerca de un avance y no
quiero que piense que he perdido el interés. A diferencia de la vez anterior,
cuando la visité en el trabajo, esta vez intento no hacer demasiado ruido y
aparco la Harley a media manzana de su oficina.
Me bajo y me quito el casco antes de empezar a pasear en dirección a
Jenny’s Travels. Cuando llego, entro por la puerta principal y llamo con
cautela a la puerta del despacho de Jenny. Sé que estoy tentando a la suerte,
pero no puedo evitarlo y le enseño mi mejor sonrisa cuando levanta la vista
de su portátil.
—¿Es un mal momento? —digo con todo el encanto que puedo reunir.
—No, exactamente… Pero me sorprende bastante verte aquí tan
temprano. ¿Qué es lo que has dicho que haces para ganarte la vida? ¿No
deberías estar trabajando? —dice con una expresión de sorpresa en su
hermoso rostro.
—No he dicho a qué me dedico —respondo con una sonrisa pícara y me
pregunto cuándo demonios se va a calmar un poco y dejar de hacer tantas
preguntas.
—Bueno, algunos tenemos que trabajar, así que quizá no sea el mejor
momento para tener esta conversación —dice y me doy cuenta de que estoy
peligrosamente cerca de que me eche de su despacho.
—¡Oh, vamos, no seas así! Me preguntaba si habías pensado en mi
invitación a dar otro paseo en mi Harley desde ayer.
—En realidad, no he tenido tiempo de pensarlo… Ahora que lo
mencionas, ¿no es muy cara esa moto? ¿Por qué no me dices a qué te
dedicas para que pueda averiguar de dónde sacas el dinero para pagar
juguetes tan caros?
—¿No te gusta que haya ciertas cosas secretas sobre mí que no doy a
conocer al resto del mundo? —le pregunto en un último esfuerzo para que
se calme. Pero veo que se está poniendo muy nerviosa y me doy cuenta de
que toda esta visita puede haber sido una muy mala idea.
—¿Sabes, Brad? Cuanto más hablo contigo más me da la sensación de
que hay algo que me estás ocultando… Realmente no me apetece
involucrarme con un tipo que tiene algún tipo de esqueleto en el armario y
creo que lo mejor sería que dejaras de visitarme y llamarme —dice y siento
que el corazón se me cae por el estómago. Toda esta conversación ha ido en
la dirección equivocada y no tengo ni idea de cómo salvarla.
—Siento mucho haberte pillado en mal momento… Quizá podamos
volver a hablar de esto más tarde —digo y salgo corriendo de allí antes de
que pueda decirme que no tengo ninguna esperanza de volver a hablar con
ella. Vuelvo a mi moto sintiéndome increíblemente abatido y sin tener ni
idea de lo que voy a hacer el resto del día… De hecho, el resto de mi vida,
si no consigo convencer a Jenny de que vuelva a verme.
Intento pasar el resto del día sin pensar en ella, pero es una tarea
imposible. Me doy cuenta de que me he enamorado de esta hermosa mujer
y me emociona y me horroriza a la vez. Normalmente, me importan una
mierda las chicas con las que he tenido sexo, pero ahora parece que soy
incapaz de borrar los recuerdos de Jenny.
Justo después de la comida la llamo por teléfono e intento hablar con
ella con mi voz más tranquila y controlada. Pero solo me concede un
minuto antes de terminar la llamada después de decirme que tiene que
volver al trabajo. Esa misma tarde, vuelvo a llamar y esta vez solo me dice
que está ocupada y me tiene a la espera. Me siento como un colegial que es
rechazado por la chica a la que quiere llevar al baile de graduación y me
acuesto esa noche soñando y fantaseando con ella. Pero mañana es otro día
y sé que no voy a renunciar a ella y que haré todo lo que esté en mi mano
para que salga conmigo.
No soy un hombre que se rinda fácilmente, sobre todo cuando he
decidido que quiero algo… ¡Y quiero a Jenny más de lo que he querido a
alguien en toda mi vida!
Capítulo 9
Jenny
Brad
Jenny
Brad
Jenny
Brad
Jenny
Querida Stacy, solo quería decirte que estoy a salvo y que he llegado a
San Marino. Voy a quedarme por aquí un par de días y a escribir algunos
artículos sobre los restaurantes de la zona. Te enviaré los borradores tan
pronto como termine con ellos.
Con cariño, Jenny.
Brad
Jenny
Sé que nunca he sido tan feliz en mi vida y el hecho de que todo se deba
a un hombre es la mayor sorpresa de todas. Aunque nunca lo hubiera
esperado, Brad resulta ser la persona más romántica que he conocido en mi
vida y me trata como una verdadera reina. La forma en la que nos
conocimos hace tiempo que está olvidada y hemos empezado una nueva
relación casi desde cero.
Stacy es, tal vez, la más feliz de las dos por el hecho de que por fin he
conocido al hombre de mis sueños y, a menudo, le digo en broma que ella
será la siguiente. No estoy del todo segura de que tenga novio, aunque me
asegura que no se siente sola.
La revista va muy bien y Stacy y yo nos enteramos de la existencia de
un concurso de revistas locales online en California y decidimos presentar
nuestra candidatura. La idea del concurso es identificar la revista que mejor
represente la zona y sus atractivos turísticos.
—Creo que deberíamos presentar al concurso uno de los artículos que
escribiste sobre los restaurantes de San Marino —dice Stacy. Estoy de
acuerdo con ella. El trabajo que hice en San Marino fue uno de mis mejores
artículos culinarios y tengo la sensación de que con él tendremos la
posibilidad de hacerlo muy bien en el concurso. Stacy y yo nos decidimos
por un artículo en particular, el que escribí sobre el pequeño restaurante de
sushi escondido que me mostró Brad, y se lo enviamos a los jueces.
Pronto me olvido del feo incidente que tuvimos en la oficina cuando el
motorista se presentó y me insultó. El guardia de seguridad es realmente
digno de confianza y, además, Brad se presenta a intervalos aleatorios para
venir a verme mientras estoy en el trabajo. Esto no solo disuade a cualquier
posible acosador, sino que también me hace sentir muy especial y a menudo
nos sentamos en la sala de juntas a tomar café y reír. Stacy se une a nosotros
y no deja de decirnos que somos la pareja más bonita que ha visto en su
vida.
Debido al crecimiento de la revista, pronto tengo que contratar a nuevos
fotógrafos y blogueros para que me ayuden a escribir nuevos artículos.
Stacy y yo incluso empezamos a discutir la posibilidad de conseguir
corresponsales en el extranjero para que escriban sobre restaurantes
extranjeros y tengo la sensación de que esta revista pronto va a explotar por
la forma en la que está creciendo.
Un día, Stacy y yo nos sentamos en la sala de juntas y discutimos la
dirección general que queremos tomar con el negocio.
—Nunca imaginé que esta revista crecería hasta el punto de que
empezaríamos a pensar en ramificarnos internacionalmente… ¿Crees que
este es el camino que debemos seguir en el futuro? —le pregunto.
—Tengo que ser perfectamente honesta contigo en que yo tampoco lo
imaginaba, pero si esa es la forma en la que las cosas están progresando de
forma natural, creo que deberíamos seguirla —contesta Stacy.
—La razón por la que creo que es importante que discutamos todo esto
es el hecho de que una organización mucho más grande, sobre todo una
internacional, exigirá un número mucho mayor de personal y un montón de
consideraciones logísticas adicionales. ¿Estás preparada para eso?
—Supongo que tienes razón… Nunca lo había pensado así, pero debo
decir que me gusta tener a tanta gente por aquí trabajando con nosotras.
Hace que sea un lugar bonito en el que trabajar… ¡Casi como si fuese un
grupo de periodistas!
—Creo que lo que debemos hacer es esperar el resultado de este
concurso y entonces podremos juzgar realmente la calidad de nuestra
revista. Si nos va bien en el concurso, tendré mucha más confianza para
salir al exterior —digo y Stacy asiente con la cabeza.
—Creo que es una buena manera de verlo. En este momento, no
podemos saber con exactitud cómo nos enfrentamos a la competencia y si
no brillamos realmente en la competición, sabremos que tenemos que
aumentar nuestra calidad… Por otro lado, si lo hacemos bien, el cielo es el
límite y entonces creo que deberíamos seguir ramificando y explorando
todas las posibilidades de expansión.
Las siguientes dos semanas son una auténtica locura y trabajamos muy
duro en nuestro próximo número. Stacy consigue un montón de nuevos
anunciantes y todo el mundo tira del carro con los artículos, de modo que
acabamos teniendo casi el doble de producción que en el número anterior.
Incluso Brad participa y hace algunas sugerencias sobre el diseño de la
revista. Resulta que tiene un buen ojo para ese tipo de cosas y me
sorprendo, una vez más, de su facilidad para las dotes artísticas. A menudo,
me toca canciones con su guitarra y me ha prometido una noche especial en
su casa en la que me entretendrá con un espectáculo completo de música de
guitarra. Me hace mucha ilusión y le digo que debería tomarse su música
mucho más en serio. Tengo la sensación de que puede ser muy bueno y sé
que necesita algo así en su vida para emocionarse de verdad. Tiene mucha
gente que se ocupa de la cadena internacional de hoteles que heredó de su
padre y tengo la sensación de que la música puede convertirse en algo a lo
que acabe dedicándose profesionalmente.
—¿Puedo hablar contigo en la sala de juntas? —dice Stacy un día al
aparecer por sorpresa en la puerta de mi despacho.
—¿Por qué? ¿Pasa algo? —pregunto, un poco preocupada.
—¡Solo reúnete conmigo en la sala de juntas en dos minutos! —dice
Stacy con una sonrisa y yo me pregunto qué demonios está pasando. Cierro
el portátil y me dirijo a la sala de juntas. Stacy ya está sentada en la mesa y
todos los demás se levantan cuando entro. No reconozco a ninguna de estas
personas y me pregunto por qué Stacy los ha reunido a todos en la sala de
juntas sin decírmelo.
—¡Felicidades, Jenny! Somos los jueces del concurso de revistas online
y estamos aquí para decirte que tu revista ha ganado —dice un señor mayor
con barba blanca y me estrecha la mano de forma calurosa. Todos los demás
que hay alrededor de la mesa empiezan a aplaudir y se turnan para
felicitarnos a Stacy y a mí por haber ganado el concurso.
—He pensado que sería una bonita sorpresa para ti oírlo de esta
manera… ¡Me han llamado antes por teléfono y me han dicho que los
jueces querían reunirse contigo para decirte en persona que somos las
ganadoras! —dice Stacy con una amplia sonrisa en su bonita cara. Alguien
abre una botella de champán y pronto tenemos una celebración en toda
regla en la sala de juntas. Invito al resto del personal y todo el mundo está
encantado con nuestro logro.
—Supongo que esto responde a la pregunta que nos planteamos el otro
día sobre la internacionalización —digo y Stacy asiente con la cabeza con
entusiasmo.
—¡Sí! Creo que no tenemos que seguir dándole vueltas y que
deberíamos dar los pasos necesarios para empezar a ramificarse.
El resto del día se convierte en un festival permanente en el trabajo y
puedo decir que no vamos a conseguir hacer mucho más trabajo. Doy a
todos el resto del día libre y Stacy y yo acabamos en mi despacho, bebiendo
más champán y discutiendo nuestros planes para el futuro. Brad me llama y
me dice que está muy orgulloso de mí y que celebraremos mi logro como es
debido cuando vuelva de un breve viaje por carretera con sus amigos
moteros. Insisto en que se vaya con ellos, aunque se resiste a dejarme sola.
Le dije a Brad que el guardia de seguridad está cuidando muy bien la
seguridad de la oficina y que podía estar seguro de que yo estaría a salvo
mientras él no estuviera. No quiero que acabe descuidando a sus amigos y
que luego se resienta por ello, así que le dije que debería seguir haciendo
algún que otro viaje por carretera con su club de moteros.
—Brad no volverá hasta mañana, así que creo que las dos chicas
deberíamos salir esta noche y pintar esta ciudad de rojo —digo mientras
apuro mi copa de champán.
—¡Me parece un excelente plan! —dice Stacy y nos sirve lo que queda
de champán. Las dos estamos demasiado borrachas para conducir, así que
cogemos un taxi para volver al apartamento de Stacy y decidimos que nos
retocaremos el maquillaje y luego cogeremos otro taxi para ir a la ciudad.
—¿Dónde deberíamos ir? —pregunta Stacy.
—He oído que hay un nuevo club abierto en la milla de platino y, por lo
que parece, la música es muy buena. ¿Por qué no vamos allí? —sugiero.
Stacy está de acuerdo en que es una buena idea y media hora después
cogemos otro taxi frente a su apartamento. Bajamos hasta el nuevo club y,
cuando llegamos, vemos que hay una enorme cola de gente esperando
delante. Por suerte, el portero se fija en nosotras y nos hace señas para que
nos pongamos delante de la cola. Levanta la cuerda roja y nos dice que
podemos entrar sin esperas. Nos sentimos como de la realeza y me pregunto
si la noche puede mejorar más.
—Es como si todo el universo se abriera ante nosotras —comenta Stacy
cuando conseguimos encontrar una mesa libre cerca de la barra.
—Ciertamente, es así… ¿No es extraño cómo todas las cosas buenas
parecen llegar de golpe? —digo y le hago un gesto a un camarero que está
cerca. Se acerca a nuestra mesa y pedimos algunos cócteles exóticos para
continuar nuestra celebración.
—¡Creo que deberíamos comer algo, solo para compensar las enormes
cantidades de alcohol que hemos estado bebiendo todo el día! —sugiere
Stacy y acabamos pidiendo una bandeja con caros aperitivos: hay caviar,
queso azul, salmón y fruta que nos proporcionará la energía suficiente para
pasar toda la noche. Después de un rato, decidimos ir a bailar y, aunque no
hemos dedicado mucho tiempo a ponernos guapas, pronto tenemos un gran
círculo de admiradores masculinos que intentan entrar en nuestro espacio
personal para bailar con nosotras. Yo me limito a ignorarlos, pero veo que
Stacy está disfrutando mucho de la atención y me encuentro
preguntándome, una vez más, si tiene novio fijo o no. Si lo tiene, lo
mantiene en secreto. Estoy casi segura de que no hay nadie en su vida… Al
fin y al cabo, lo compartimos todo y si tuviera un hombre sin duda me
habría enterado.
Después de un rato, volvemos a nuestra mesa y tomamos más bebidas y
aperitivos. Miro mi teléfono y veo que tengo dos llamadas perdidas, ambas
de Brad. Le devuelvo la llamada, pero hay tanto ruido dentro de la discoteca
que no puedo oír ni una palabra de lo que dice.
—¡Te quiero! —le grito al móvil y termino la llamada. Le escribo a
Brad un mensaje de texto para decirle que no he podido oírlo por encima de
todo el ruido y que me envíe un mensaje de texto con lo que quiere
decirme. Me siento ansiosa, esperando la respuesta de Brad… Pero
entonces se me cae el teléfono de la mano al ver a alguien de pie junto a
nuestra mesa. De repente, siento como si una mano invisible me hubiera
agarrado el corazón con un puño de hielo… Miro al enorme motorista que
vino a mi oficina hace un par de semanas para insultarme y amenazarme.
—Veo que las dos os lo estáis pasando muy bien esta noche —dice con
voz áspera y se nota que ha bebido mucho.
—¡Escucha, no quiero ningún problema y te sugiero que te vayas! —
dice Stacy, pero el motorista la empuja tan fuerte con la mano que se cae de
la silla. Miro frenéticamente a mi alrededor en busca de un portero, pero el
local está tan lleno y hay tanto movimiento que nadie se da cuenta del
altercado que estamos teniendo con este hombre violento.
—¡Creo que será mejor que nos deje en paz! —grito con toda la fuerza
de mi voz—. ¡Mi novio no tardará en llegar y entonces te dará una paliza!
—¿Te refieres a Brad? Por lo que sé, está de viaje con sus amigos
moteros, así que no lo espero pronto —dice el asqueroso motero y me
agarra del brazo. Su agarre es fuerte y, aunque hago lo posible por escapar
de él, me arrastra con mucha facilidad mientras empieza a caminar hacia la
entrada del club.
—¡Déjame en paz, cabrón! —grito, pero él sigue arrastrándome con él.
—¿Sabes qué? Pagué toda mi parte de los setecientos cincuenta mil
dólares de esa noche en la subasta de vírgenes y no me parece que haya
tenido suficiente de ti en el gangbang de después… ¡Estaba pensando que
podemos ir a mi casa y divertirnos un poco más esta noche! —gruñe y me
doy cuenta de que habla muy en serio. Está planeando violarme y quizás,
incluso, hacerme un daño corporal grave. Finalmente, me empuja fuera y,
uno de los porteros se da cuenta de que tengo un problema. Rápidamente se
acerca, pero antes de que el portero pueda intervenir, oigo una hermosa y
familiar voz que me grita.
—¡Déjamelo a mí! —grita Brad y, cuando miro a mi izquierda, veo que
está al lado del portero. El enorme motorista me suelta el brazo y mira
directamente a Brad con una postura muy amenazante.
—Ronald Johnson, nunca te habría tomado por un violador y un
maltratador de mujeres… Pero supongo que todos los días aprendemos algo
nuevo, ¿no? —dice Brad y puedo asegurar que él y el enorme motorista se
conocen.
—¡Por qué no lo dejas ya! ¡Estoy harto de que le digas a todo el mundo
en el club lo que tiene que hacer y creo que debería recordarte que yo
mismo conozco a tu novia razonablemente bien! O es que te has olvidado…
Mi atacante no llega más lejos, ya que Brad avanza a la velocidad del
rayo y ejecuta una patada voladora que parece sacada de una película de
artes marciales. Le da en toda la cara con su bota y el tipo sale volando por
los aires por la fuerza de la patada.
Pero Brad no ha terminado con él. Se abalanza sobre él y, mientras el
bastardo aspirante a violador se pone en pie tambaleándose, Brad desata
una ráfaga de patadas y puñetazos sobre él que son tan impresionantes y
potentes que el enorme motorista no tarda en empezar a sangrar por las
heridas de toda la cara y el cuerpo.
Mi héroe lo remata con una patada giratoria que conecta al gran
motorista en la sien y lo hace caer al suelo. Stacy aparece de la nada y le da
una patada al motorista en las costillas. Es un poco exagerado, pero en
realidad siento que el bastardo se lo merece. Después de todo, fue él quien
tiró a Stacy al suelo en el club y es justo que ella le pague con la misma
moneda. Es fácil darse cuenta de que el enorme cabrón no se va a levantar
y, al elevar la vista, veo que se acerca un furgón de la policía con luces
intermitentes y una sirena.
Brad se precipita a mi lado y me dedica una gran sonrisa. Me acerca a él
y me siento increíblemente segura mientras estoy entre sus brazos.
—No te preocupes, todo va a estar bien a partir de ahora —me susurra
al oído y nunca he escuchado un sonido más dulce en toda mi vida.
—Pero ¿cómo sabías lo que estaba pasando? ¿Cómo has llegado aquí
tan rápido? —pregunto y miro a Brad con expresión perpleja.
—Para eso te llamaba —dice Brad y me mira directamente a los ojos—.
Te decía que los otros chicos del club y yo habíamos decidido volver a casa
antes de tiempo y que vendría a buscarte aquí.
—Es una noticia fantástica, pero ¿cómo sabías que estábamos aquí? —
pregunto, todavía perpleja.
—Tienes que agradecérselo a tu amiga Stacy… Me mandó un mensaje
antes y le pedí que no te dijera que estaba de camino, ya que quería darte
una sorpresa —dice Brad con una amplia sonrisa—. Cuando te llamé, en
realidad estaba llegando a la puerta del club en mi Harley e iba a decirte que
me reuniría contigo dentro en un minuto.
Me giré y vi a Stacy de pie a mi lado con una gran sonrisa en su cara.
—¡Tú y tus sorpresas, un día me vas a dar un ataque al corazón! —digo
y le doy un gran abrazo a Stacy.
—Gracias a Dios que Brad llegó a tiempo y que estás a salvo —dice
Stacy y luego los tres nos damos un abrazo grupal.
—¿Qué demonios está pasando aquí? —pregunta el policía que llegó
antes en su furgoneta mientras se une a nuestra conversación. El portero se
acerca y rápidamente informa al policía de todo lo sucedido.
—Ese cabrón que está en el suelo intentó secuestrar a esta chica —dice
el portero y me señala con el dedo—, y, entonces, este tipo de aquí la salvó
de su atacante.
Stacy también empieza a hablar con el policía y le da su declaración. Le
cuenta cómo el mismo hombre había venido a mi oficina un par de semanas
antes para insultarme y amenazarme. También le cuenta cómo el hombre la
había empujado de su silla dentro del club y puedo ver que el policía se
enfada cada vez más mientras ella sigue hablando con él.
—Supongo que tenemos que agradecerle a tu novio el hecho de que
estés a salvo… pero no te preocupes, tu atacante ya está esposado en la
parte trasera de mi furgón policial y puedo asegurarte de que va a ir a la
cárcel durante mucho tiempo —me dice el policía y cuando miro hacia su
furgón veo a mi atacante sentado allí con la cara ensangrentada, todavía con
aspecto aturdido y confuso.
Al final, todos los que han salido a ver la debacle vuelven a entrar en la
discoteca y decidimos que ya hemos tenido suficiente entretenimiento por
esta noche.
—Creo que deberías venir a pasar la noche conmigo en mi casa —dice
Brad y yo asiento con la cabeza agradecida. Le damos las buenas noches a
Stacy mientras se sube a un taxi y luego me subo a la parte trasera de la
Harley de Brad y me agarro a su fuerte cuerpo mientras nos lleva a su casa.
Capítulo 18
Brad
Jenny