Teorã A Alumnos
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1-3
BLOQUE 1
BLOQUE 2
1. MAHABHARATA:
https://sites.google.com/view/mitosdeaquiydealla/mahabh%C3%A1
rata
1
BLOQUE 3
1. LA BIBLIA: https://sites.google.com/view/mitosdeaquiydealla/la-
biblia
2. TEXTO: EL SACRIFICIO DE ISAAC: ANTES DE LA LECTURA/
DESPUÉS DE LA LECTURA (2, 3.2)
BLOQUE 4
BLOQUE 5
1. EL TEATRO DE SHAKESPEARE:
https://sites.google.com/view/constelaciones-
literarias/literatura-universal/aproximaci%C3%B3n-a-los-
cl%C3%A1sicos-mapas-y-g%C3%A9neros/el-teatro-de-
shakespeare
2
BLOQUE 6
1. MUJERES Y LITERATURA:
https://sites.google.com/view/encerradas-
mujeresyliteratura/encerradas
2. TAREA A Y B: hacer un monólogo individual con algunas de las
escritoras de la literatura universal: https://academiaplay.es/30-
grandes-escritoras/
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#6 2984223 53$ % 2985 8235 35
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585359+632&295% 9569292
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858235 35 25358.
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529562942858 35 55/925
466 35465 35%942869986942942
9932359 29359595 85 5 58454
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69 9 2 326546 2 2329546 ,28
56385 23285284542893 26.
5263 4275232 245 669
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96869 969429232
(866 42 6459 859 5295629
8235359$ 2925364 46228 4642942 26932669595 293694059
/$ 25585546 58632322423629586$ 28855691 1
4598599 22953562996234542359,1.658959,7.
58235 3598629 5635426623859635
123454236 75896
22628294642858235354295336885 293646642846556
53523295369 66535 632 4235425452 2869269282269
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19188591765 55 7155195316585 4 71765594 5
85 81747547175357817 84 571176878917951785 817
1974575195986157598 45575811555983 1615471
9
TÓPICOS LITERARIOS
Carácter eterno del amor, sentimiento que perdura después de la muerte física.
Menosprecio del mundo y de la vida terrena que no son otra cosa que un valle de
lágrimas y de dolor.
1 10
FUGIT IRREPARABILE TEMPUS (El tiempo pasa irremediablemente):
Concepción del amor como una enfermedad que niega todo poder a la razón.
Carácter mítico del paisaje ideal, descrito bucólicamente a través de sus diversos
componentes (prado, arroyo, árbol...) y relacionado, casi siempre, con el
sentimiento amoroso.
MILITIA EST VITA HOMINIS SUPER TERRA (La vida de los hombres sobre la
tierra es lucha):
2 11
PEREGRINATIO VITAE (El viaje de la vida):
Vid. Vita-theatrum
RECUSATIO (Rechazo):
Carácter efímero del tiempo y, por extensión, de la vida, que nos precipita hacia la
muerte irremediablemente.
Vid. Vita-theatrum
3 12
UBI SUNT (¿Dónde están?):
Carácter onírico de la vida humana, entendida como un sueño irreal, una ficción
extraña y pasajera.
4 13
Actividades
Lee los siguientes poemas e identifica el tópico literario. Subraya los versos que te ayudaron a reconocerlo.
Dentro de algún tiempo estarás acabada, Mientras hablamos, huye el envidioso tiempo.
metida en tu casa, haciendo la colada. Aprovecha el día, y no confíes lo más mínimo en el
Nadie te dirá "muñeca, ven conmigo". mañana.
¿Dónde iras cuando no tengas un amigo? CARPE DIEM
COLLIGE, VIRGO, ROSAS
¡Oh campo, oh monte, oh río! Movióla el sitio umbroso, el manso viento,
¡Oh secreto seguro deleitoso! el suave olor de aquel florido suelo.
roto casi el navío, Las aves en el fresco apartamiento
a vuestro almo reposo vio descansar del trabajoso vuelo.
huyo de aqueste mar tempestuoso. LOCUS AMOENUS
BEATUS ILLE
Ved de cuán poco valor son las Se le apagó la luz, tembló
cosas tras que andamos y y no llega la camilla,
corremos, que, en este mundo luché buscando una salida
traidor, aunque primero que para ir a escuchar su corazón
muramos las perdemos. con las manos confundidas
CONTEMPTUS MUNDIS no me mantengo en pie
no llego hasta la niña de mi vida.
AMOR POST MORTEM
“La muerte es algo que no debemos temer porque, Así que no seáis tímidas, aprovechad el tiempo
mientras somos, la muerte no es y cuando la muerte es, y mientras podáis, casaos:
nosotros no somos”. pues una vez que hayáis pasado la flor de la vida
MEMENTO MORI puede que esperéis para siempre.
COLLIGE, VIRGO, ROSAS
coged de vuestra alegre primavera "...y no halle cosa en que poner los ojos
el dulce fruto, antes que el tiempo airado que no fuera recuerdo de la muerte"
cubra de nieve la hermosa cumbre. MEMENTO MORI
CARPE DIEM
Pero mientras tanto huye, huye el tiempo ¿Qué se hizo Marilyn?
irremediablemente mientras nos demoramos atrapados Aquellos Beatles de antaño,
por el amor hacia los detalles ¿qué se hicieron?
TEMPUS FUGIT ¿Qué fue de tanto sinfín
de galanes que en un año
nos vendieron?
UBI SUNT?
A veces pienso y quisiera no haber ¡Qué descansada vida
Nacido nunca (por que) la del que huye el mundanal ruïdo
Las penas me hundieron enun mar que y sigue la escondida
Se desborda, y he tragado ya. senda por donde han ido
CONTEMPTUS MUNDIS los pocos sabios que en el mundo han sido!
BEATUS ILLE
Es un bien no estimado, de tal suerte Tantos duques excelentes,
Que todo lo que vale nuestra vida tantos marqueses y condes
Es porque tiene necesaria muerte y barones
OMNIA MORS AEQUAT como vimos tan potentes,
di, Muerte, ¿do los escondes
y traspones?
UBI SUNT?
Corrientes aguas puras, cristalinas, Esos reyes poderosos
árboles que os estáis mirando en ellas, que vemos por escrituras
verde prado de fresca sombra lleno, ya pasadas,
aves que aquí sembráis vuestras querellas, por casos tristes, llorosos,
hiedra que por los árboles caminas, fueron sus buenas venturas
torciendo el paso por su verde seno trastornadas;
LOCUS AMOENUS así que no hay cosa fuerte,
que a papas y emperadores
y prelados,
así los trata la muerte
como a los pobres pastores
de ganados
OMNIA MORS AEQUAT
5 14
Ya has muerto, Despierta mi alma diosa de mi edén,
ya te hemos enterrado, pues sin ella mi espíritu está durmiendo en algún frio lugar.
y mi corazón aquí has dejado destrozado. Allí donde me he hecho tan insensible,
AMOR POST MORTEM pues en tí está la razón de mi sentir.
RELIGIO AMORIS
Ay, amor tu eres mi religión, El tiempo no espera, y nos demoramos
tu eres luz, tu eres mi sol enfrascados en naderias.
abre el corazón, abre el corazón. TEMPUS FUGIT
RELIGIO AMORIS
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LITERATURA INDIA: Panchatantra
Los brahamanes y el león
En cierto pueblo había cuatro brahmanes que eran amigos. Tres habían alcanzado el confín de cuanto los hombres pueden
saber, pero les faltaba cordura. El otro desdeñaba el saber; sólo tenía cordura.
Un día se reunieron. ¿De qué sirven las prendas, dijeron, si no viajamos, si no logramos el favor de los reyes, si no ganamos
dinero? Ante todo, viajaremos.
Pero cuando habían recorrido un trecho, dijo el mayor:
- Uno de nosotros, el cuarto, es un simple, que no tiene más que cordura. Sin el saber, con mera cordura, nadie obtiene el
favor de los reyes. Por consiguiente, no compartiremos con él nuestras ganancias. Que se vuelva a su casa.
El segundo dijo:
- Mi inteligente amigo, careces de sabiduría. Vuelve a tu casa.
El tercero dijo:
- Ésta no es manera de proceder. Desde chicos hemos jugado juntos. Ven, mi noble amigo. Tú tendrás tu parte en nuestras
ganancias.
Siguieron su camino y en un bosque hallaron los huesos de un león. Uno de ellos dijo:
- Buena ocasión para ejercitar nuestros conocimientos. Aquí hay un animal muerto; resucitémoslo.
El primero dijo:
- Sé componer el esqueleto. CUESTIONES
El segundo dijo: 1. ¿Qué enseñanza pretende transmitir este relato?
- Puedo suministrar la piel, la carne y la sangre. 2. ¿En qué crees que se parece a una fábula?
El tercero dijo:
- Puedo darle vida.
El primero compuso el esqueleto, el segundo suministró la piel, la carne y la sangre. El tercero se disponía a infundir la vida,
cuando el hombre cuerdo observó:
- Es un león. Si lo resucitan, nos va a matar a todos.
- Eres muy simple -dijo el otro-. No seré yo el que frustre la labor de la sabiduría.
- En tal caso -respondió el hombre cuerdo- aguarda que me suba a este árbol.
Cuando lo hubo hecho, resucitaron al león; éste se levantó y mató a los tres. El hombre cuerdo esperó que se alejara el león,
para bajar del árbol y volver a su casa.
CUESTIONES
3. Como ves, las penas y castigos previstos son muy severos. Sin embargo, el hecho de que las
leyes estuvieran escritas supuso un gran avance para la sociedad. ¿Por qué?
4. ¿Crees que todos los ciudadanos eran iguales ante la ley? Pon ejemplos.
5. ¿Cuál era la situación de la mujer con respecto al hombre?
1
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LITERATURA CHINA: El arte de la guerra. SUN TZU
El supremo arte de la guerra es someter al enemigo sin luchar.
El desorden llega del orden, la cobardía surge del valor, la debilidad brota de la fuerza.
Las armas son instrumentos fatales que solamente deben ser utilizadas cuando no hay otra alternativa.
Los guerreros victoriosos primero ganan y después van a la guerra, mientras que los guerreros vencidos primero van a la
guerra y después buscan ganar.
Si haces que los adversarios no sepan el lugar y la fecha de la batalla, siempre puedes vencer.
Sólo cuando conoces cada detalle de la condición del terreno puedes maniobrar y luchar.
Aparenta inferioridad y estimula su arrogancia.
Nunca se debe atacar por cólera y con prisas. Es aconsejable tomarse tiempo en la planificación y coordinación del plan.
Que la velocidad sea la del viento, y el ser compacto como lo es un bosque.
El combatiente inteligente impone su voluntad en su enemigo, pero no permite que la voluntad de su enemigo le sea
impuesta.
El que sabe cuándo puede volar y cuándo no, será victorioso.
La rapidez es la esencia de la guerra.
Conoce a tu enemigo y conócete a ti mismo y podrás pelear en cien batallas sin un desastre.
No hay ejemplo de una nación que se beneficie de la guerra prolongada.
Pelear y conquistar en todas las batallas no es la suprema excelencia; la suprema excelencia consiste en romper la
resistencia del enemigo sin luchar.
No se puede obtener la verdad de los espías sin sutileza.
Las operaciones secretas son esenciales en la guerra; a través de ellas se basa el ejército para hacer todos sus
movimientos.
CUESTIONES
6. ¿Crees que estas frases de Sun Tzu tienen valor en la actualidad? Pon algún ejemplo.
7. Resume en cinco palabras las enseñanzas que quieren transmitir.
CUESTIONES
1. Señala las estructuras paralelísticas que emplea el texto.
2. Comenta la ordenación de los hechos que se narran el relato.
3. ¿Qué intención tiene este texto? ¿Por qué ha sido incluido en la Biblia?
4. Averigua qué es lo que crea Dios en el capítulo 2 del Génesis.
5. Explica por qué según la religión cristiana, el domingo es día festivo.
1
145
Génesis. CRUMB, Robert. La Cúpula, 2009
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146
CUESTIONES
3. ¿Qué te llama más la atención de los dibujos de Robert Crumb?
4. ¿Crees que se reproduce fielmente el texto del Génesis?
5. ¿Qué parte de estas páginas tiene los dibujos más abstractos?
CUESTIONES
6. ¿A qué poemas mozárabes recuerda este fragmento del Cantar de los Cantares?
7. Identifica al menos tres metáforas del poema y di qué valor tienen.
8. ¿Quién es la voz poética? ¿A quién se dirige? ¿Qué pretende? 3
147
CUESTIONES
LA BIBLIA: Cantar de los Cantares (4, 1-6) 9. Todo el poema tiene la misma estructura
con un mismo recurso literario. ¿Cuál?
He aquí que tú eres hermosa, amada mía,
10. Identifica al menos dos imágenes
he aquí que tú eres hermosa; referidas a elementos cromáticos.
tus ojos entre tus guedejas como de paloma, 11. ¿Quién es la voz poética? ¿A quién se
dirige? ¿Qué pretende?
tus cabellos como manada de cabras
que se recuestan en las laderas de Galaad.
Tus dientes como manadas de ovejas trasquiladas,
que suben del lavadero,
todas con crías gemelas,
y ninguna entre ellas estéril.
Tus labios como hilo de grana,
y tu habla hermosa.
Tus mejillas, como cachos de granada detrás de tu velo.
Tu cuello, como la torre de David, edificada para armería:
mil escudos están colgados en ella,
todos escudos de valientes.
Tus dos pechos, como gemelos de gacela,
que se apacientan entre lirios.
Toda tú eres hermosa, amada mía, CUESTIONES
y en ti no hay mancha. 12. ¿Qué ocurre cuando se rompe cada sello?
13. ¿Quién es el narrador de este fragmento?
14. ¿Quién es el único que puede romper los sellos?
LA BIBLIA: Apocalipsis (5 y 6, 1-8)
Vi también en la mano derecha del que está sentado en el trono un libro, escrito por el anverso y el reverso, sellado con
siete sellos. Y vi a un Ángel poderoso que proclamaba con fuerte voz: «¿Quién es digno de abrir el libro y soltar sus sellos?»
Pero nadie era capaz, ni en el cielo ni en la tierra ni bajo tierra, de abrir el libro ni de leerlo. Y yo lloraba mucho porque no se
había encontrado a nadie digno de abrir el libro ni de leerlo. Pero uno de los Ancianos me dice: «No llores; mira, ha
triunfado el León de la tribu de Judá, el retoño de David; él podrá abrir el libro y sus siete sellos.»
Entonces vi, de pie en medio del trono y de los cuatro Vivientes y de los Ancianos, un Cordero, como degollado; tenía siete
cuernos y siete ojos, que son los siete espíritus de Dios, enviados a toda la tierra. Y se acercó y tomó el libro de la mano
derecha del que está sentado en el trono. Cuando lo tomó, los cuatro Vivientes y los veinticuatro Ancianos se postraron
delante del Cordero. Tenía cada uno una cítara y copas de oro llenas de perfumes, que son las oraciones de los santos. Y
cantan un cántico nuevo diciendo: «Eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos porque fuiste degollado y compraste para
Dios con tu sangre hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación; y has hecho de ellos para nuestro Dios un Reino de
Sacerdotes, y reinan sobre la tierra.»
Y en la visión oí la voz de una multitud de Ángeles alrededor del trono, de los Vivientes y de los Ancianos. Su número era
miríadas de miríadas y millares de millares, y decían con fuerte voz: «Digno es el Cordero degollado de recibir el poder, la
riqueza, la sabiduría, la fuerza, el honor, la gloria y la alabanza.» Y toda criatura, del cielo, de la tierra, de debajo de la tierra
y del mar, y todo lo que hay en ellos, oí que respondían: «Al que está sentado en el trono y al Cordero, alabanza, honor,
gloria y potencia por los siglos de los siglos.»
Y los cuatro Vivientes decían: «Amén»; y los Ancianos se postraron para adorar. El Cordero rompe los siete sellos. Y seguí
viendo: Cuando el Cordero abrió el primero de los siete sellos, oí al primero de los cuatro Vivientes que decía con voz como
de trueno: «Ven». Miré y había un caballo blanco; el que lo montaba tenía un arco; se le dio una corona, y salió como
vencedor, y para seguir venciendo.
Cuando abrió el segundo sello, oí al segundo Viviente que decía: «Ven». Entonces salió otro caballo, rojo; al que lo montaba
se le concedió quitar de la tierra la paz para que se degollaran unos otros; se le dio una espada grande. Cuando abrió el
tercer sello, oí al tercer Viviente que decía: «Ven». Miré entonces y había un caballo negro; el que lo montaba tenía en la
mano una balanza, y oí como una voz que decía: «Un litro de trigo por un denario, tres litros de cebada por un denario. Pero
no causes daño al aceite y al vino.» Cuando abrió el cuarto sello, oí la voz del cuarto Viviente que decía: «Ven». Miré
entonces y había un caballo verdoso; el que lo montaba se llamaba Muerte, y el Hades le seguía. Se les dio poder sobre la
cuarta parte de la tierra, para matar con la espada, con el hambre, con la peste y con las fieras de la tierra.
4
148
ÉPICA GRIEGA: La Odisea CUESTIONES
1. Haz un diagrama-esquema de los personajes principales
Información sobre la obra 2. Comenta el espacio de la obra y su final.
El tema principal de la obra es el 3. Organiza temporalmente los episodios del libro.
azaroso viaje de regreso de Ulises (también llamado Odiseo) a su isla natal, Ítaca, después de la guerra de Troya y los
acontecimientos que rodean su llegada. En esta obra ya aparecen dos elementos que van a nutrir tanto el tema como
la estructura de infinidad de obras posteriores: el viaje y la aventura.
El poema se divide en tres bloques fundamentales: la “Telemaquia” (cantos I–IV), en la que se nos presenta la
situación en la que se encuentra la casa y la familia del héroe ausente; los viajes de Ulises (cantos V-XII), relatados en
la corte de Alcínoo, y, finalmente, el regreso al hogar y la posterior venganza del héroe (cantos XIII-XXIV).
La historia se inicia transcurridos diez años desde la caída de Troya tras el asedio de las huestes griegas. Después
de que todos los jefes aqueos han regresado o han muerto, sólo Ulises se encuentra lejos de su patria, en la isla Ogigi
para ordenar a la ninfa la liberación de su prisionero. La misma diosa Atenea se presenta ante Telémaco, el hijo de
Ulises, bajo la apariencia de Mentes el tafio, para incentivarlo a que viaje, primero a Pilos y luego a Esparta, en busca
de noticias de su padre.
Mientras la fiel esposa de Ulises, Penélope, sigue confiando en que su marido se encuentra vivo, por lo que aún
no ha elegido un nuevo esposo entre los insidiosos pretendientes que aguardan su decisión y traman matar a
Telémaco cuando éste regrese de sus viajes. Penélope lleva aplazando su elección con el ardid de que debe acabar de
tejer un velo para su suegro Laertes; pero, en secreto, desteje de noche lo que ha tejido de día.
Telémaco se hace a la mar acompañado por la diosa Atenea y veinte hombres bravíos. Una vez en Pilos, se
entrevista con Néstor, quien le relata lo sucedido tras la batalla de Troya y le asigna a su hijo como compañero de
viaje. En Esparta, el joven Telémaco se entrevista con Menelao, esposo de Helena, quien le informa de que su padre se
encuentra en la isla Ogigia.
Finalmente, Ulises es liberado por la ninfa Calipso y se hace a la mar en una balsa en la que navega durante
diecisiete días hasta avistar Esqueria, la tierra de los feacios. Antes de desembarcar, el dios Poseidón, que odia a Ulises
desde que éste cegó a su hijo Polifemo desencadena una tempestad y lo hace naufragar. El héroe es socorrido por Ino
Leucótea y consigue llegar a nado hasta la costa, donde es rescatado por Nausícaa, hija del rey Alcínoo. Después de ser
conducido al palacio y agasajado por los monarcas, Ulises se entretiene con los cantos del aedo Demódoco. El
repertorio del aedo incluye, entre numerosas aventuras, la famosa disputa entre Ulises y Aquiles; el amor de Ares y
Afrodita, y la historia del caballo construido por Epeo, en cuyo seno se encontraban ocultos los guerreros que
tomarían por sorpresa Troya.
Emocionado tras el relato, Ulises revela su identidad y pasa a narrar sus aventuras desde que abandonó el sitio
de Troya: primero, su incursión contra los ciclones de Ismaro; a continuación, su visita a la tierra de los lotófagos y de
los cíclopes, donde se encontró con Polifemo; seguidamente, su demora en la isla flotante de Eolo, donde el dios le
regaló un odre que contenía los vientos adversos, y que sus compañeros, imprudentemente, desataron; luego relata
cómo la hechicera Circe convirtió a todos sus compañeros en cerdos, y cómo él se salvó gracias a la protección de
Hermes. La maga Circe, asombrada ante el poder de Ulises, compartió el lecho con él y liberó a sus compañeros del
hechizo. Ulises, siguiendo el consejo de la maga, descendió entonces hasta el Hades, el reino de los muertos, para
consultar al adivino ciego Tiresias sobre el camino que había de llevarlo de vuelta a su hogar. En el Hades, Ulises vio el
espectro de su madre Antilea y el de diversos héroes muertos.
A esta historia le sigue el episodio de las Sirenas, que seducían a los navegantes con sus cantos, haciéndolos
encallar en las rocas. Y finalmente, la llegada a Tinacria, donde, a pesar de las advertencias de Tiresias, sus compañeros
quebrantaron las leyes al matar el ganado del dios Helios, sacrilegio que provocó la definitiva destrucción del barco y
de la tripulación mediante un rayo de Zeus. Ulises, aferrado a un madero, fue el único que salió indemne y consiguió
llegar hasta la isla de Ogigia, donde la ninfa Calipso lo retuvo durante diez largos años.
Una vez que Ulises termina su largo relato, el rey Alcínoo le otorga hermosos regalos y un navío para que pueda
volver con Penélope y Telémaco. Durante un sueño, la diosa Atenea se le aparece y le relata el acoso a la que está
siendo sometida su esposa por parte de sus pretendientes, y le aconseja la mejor forma para vengarse de ellos. Para
ello Atenea transforma a Ulises en un viejo mendigo e invita a Telémaco a regresar a su hogar, para que padre e hijo se
encuentren en una cabaña y tramen la muerte de los pretendientes.
Ulises llega a Ítaca disfrazado de mendigo y sólo es reconocido por su anciana nodriza Euriclea, a la que ordena
mantener el secreto, y por su perro Argos, que muere de la alegría que le produce ver de nuevo a su amo. Penélope
incapaz de resistir por más tiempo el asedio de sus pretendientes, revela su decisión de casarse con el hombre que
logre tensar el arco de Ulises y dispare su flecha a través de doce cabezas de hachas. Ulises es el único que supera la
prueba y, con la ayuda de Telémaco y de algunos de sus fieles sirvientes, se deshace de los pretendientes. El poema se
cierra con la visita de Ulises a su padre Laertes, retirado de la vida pública, y el restablecimiento de la paz y la
normalidad en Ítaca.
149
ÉPICA GRIEGA: La Iliada. Canto XXII: Aquiles hiere de muerte a Héctor y ultraja su cadáver
Esto dicho, desenvainó la aguda espada, grande y fuerte, que llevaba al costado. Y encogiéndose, se arrojó como el águila de
alto vuelo se lanza a la llanura, atravesando las pardas nubes, para arrebatar la tierna corderilla o la tímida liebre; de igual
manera arremetió Héctor blandiendo la aguda espada. Aquiles le embistió, a su vez, con el corazón rebosante de feroz
cólera: defendía su pecho con el magnífico escudo labrado, y movía el luciente casco de cuatro abolladuras, haciendo
ondear las bellas y abundantes crines de oro que Hefesto colocara en la cimera. Como el Véspero, que es el lucero más
hermoso de cuantos hay en el cielo, se presenta rodeado de estrellas en la oscuridad de la noche; de tal modo brillaba la
pica de larga punta que en su diestra blandía Aquiles, mientras pensaba en causar daño al divino Héctor y miraba cuál parte
del hermoso cuerpo del héroe ofrecería menos resistencia. Este lo tenía protegido por la excelente armadura que quitó a
Patroclo después de matarle, y sólo quedaba descubierto el lugar en que las clavículas separan el cuello de los hombros, la
garganta, que es el sitio por donde más pronto sale el alma: por allí el divino Aquiles le cruzó con la pica a Héctor, que ya le
atacaba, y la punta, atravesando el delicado cuello, asomó por la nuca. Pero no le cortó el gaznate con la pica de fresno que
el bronce hacía ponderosa, para que pudiera hablar algo y responderle. Héctor cayó en el polvo, y el divino Aquiles se jactó
del triunfo, diciendo:
—¡Héctor! Cuando despojabas el cadáver de Patroclo, sin duda te creíste salvado y no me temiste a mí porque me hallaba
ausente. ¡Necio! Quedaba yo como vengador, mucho más fuerte que él, en las cóncavas naves, y te he quebrado las rodillas.
A ti los perros y las aves te despedazarán ignominiosamente, y a Patroclo los aqueos le harán honras fúnebres.
Con lánguida voz le respondió Héctor, el de tremolante casco:
—Te lo ruego por tu alma, por tus rodillas y por tus padres: ¡No permitas que los perros me despedacen y devoren junto a
las naves aqueas! Acepta el bronce y el oro que en abundancia te dará mi padre y mi veneranda madre, y entrega a los míos
el cadáver para que lo lleven a mi casa y los troyanos y sus esposas lo pongan en la pira.
Mirándole con torva faz, le contestó Aquiles, el de los pies ligeros:
—No me supliques, ¡perro!, por mis rodillas ni por mis padres. Ojalá el furor y el coraje me incitaran a cortar tus carnes y a
comérmelas crudas. ¡Tales agravios me has inferido! Nadie podrá apartar de tu cabeza a los perros, aunque me den diez o
veinte veces el debido rescate y me prometan más, aunque Príamo ordene redimirte a peso de oro; ni aún así, la venerable
madre que te dio a luz te pondrá en un lecho para llorarte, sino que los perros y las aves de rapiña destrozarán tu cuerpo.
Contestó, ya moribundo, Héctor, el de tremolante casco:
—¡Bien te conozco, y no era posible que te persuadiese, porque tienes en el pecho un corazón de hierro. Guárdate de que
atraiga sobre ti la cólera de los dioses, el día en que Paris y Febo Apolo te harán perecer, no obstante tu valor, en las puertas
Esceas.
Apenas acabó de hablar, la muerte le cubrió con su manto: el alma voló de los miembros y descendió al Hades, llorando su
suerte, porque dejaba un cuerpo vigoroso y joven. Y el divino Aquiles le dijo, aunque muerto le viera:
—¡Muere! Y yo perderé la vida cuando Zeus y los demás dioses inmortales dispongan que se cumpla mi destino.
Dijo; arrancó del cadáver la broncínea lanza y, dejándola a un lado, le quitó de los hombros las ensangrentadas armas.
Acudieron presurosos los demás aqueos, todos admiraron el aspecto y la arrogante figura de Héctor y ninguno dejó de
herirle. Y hubo quien, contemplándole, habló así a su vecino:
—¡Oh dioses! Héctor es ahora mucho más blando en dejarse palpar que cuando incendió las naves con el ardiente fuego.
Así algunos hablaban, y acercándose le herían. El divino Aquiles, ligero de pies, tan pronto como hubo despojado el cadáver,
se puso en medio de los aqueos y pronunció estas aladas palabras:
—¡Oh amigos, capitanes y príncipes de los argivos! Ya que los dioses nos concedieron vencer a ese guerrero que causó
mucho más daño que todos los otros juntos… ¡Vamos! Sin dejar las armas cerquemos la ciudad para conocer cuál es el
propósito de los troyanos: si abandonarán la ciudadela por haber sucumbido Héctor, o se atreverán a quedarse todavía a
pesar de que éste ya no existe. Pero… ¿por qué en tales cosas me hace pensar el corazón? En las naves yace Patroclo
muerto, insepulto y no llorado; y no le olvidaré, en tanto me halle entre los vivos y mis rodillas se muevan; y si en el Hades
se olvida a los muertos, aun allí me acordaré del compañero amado. Ahora, volvamos, entonando el grito de guerra, a las
cóncavas naves, y llevémonos este cadáver. Hemos ganado una gran victoria: matamos al divino Héctor, a quien dentro de
la ciudad los troyanos dirigían votos cual si fuese un dios.
Dijo; y para tratar ignominiosamente al divino Héctor, le agujereó los tendones de detrás de ambos pies desde el tobillo
hasta el talón; introdujo correas de piel de buey, y le ató al carro, de modo que la cabeza fuese arrastrando; luego,
recogiendo la magnífica armadura, subió y picó a los caballos para que arrancaran, y éstos volaron gozosos. Gran polvareda
levantaba el cadáver mientras era arrastrado: la negra cabellera se esparcía por el suelo, y la cabeza, antes tan graciosa, se
hundía en el polvo; porque Zeus la entregó entonces a los enemigos, para que allí, en su misma patria, la ultrajaran.
CUESTIONES
4. Averigua cómo muere Aquiles, a manos de quién y en qué circunstancias.
5. Explica quién es Príamo y qué le dice a Aquiles en el canto XXIV de La Iliada (último de la obra).
6. Localiza en el texto dos epítetos épicos referidos a los personajes.
7. ¿Por qué comienza la guerra de Troya? ¿Qué es la manzana de la discordia?
150
LÍRICA GRIEGA: Oda. Safo LÍRICA GRIEGA: Oda. Anacreonte
¿Para qué me instruyes en las reglas de la retórica?
Me parece igual de un dios, el hombre
Al fin y al cabo, ¿para qué tantos discursos
que frente a ti se sienta, y tan de cerca
que en nada me aprovechan?
te escucha absorto hablarle con dulzura
Será mejor que enseñes a saborear
y reírte con amor.
el néctar de Dionisios
Eso, no miento, no, me sobresalta y a hacer que la más bella de las diosas
dentro del pecho el corazón, pues cuando aún me haga digno de sus encantos.
te miro un solo instante, ya no puedo La nieve ha hecho en mi cabeza su corona;
decir ni una palabra, muchacho, dame agua y vino que el alma
[me adormezcan
la lengua se me hiela, y un sutil
pues el tiempo que me queda por vivir
fuego no tarda en recorrer mi piel,
es breve, demasiado breve.
mis ojos no ven nada, y el oído
Pronto me habrás de enterrar
me zumba, y un sudor
y los muertos no beben, no aman, no desean.
frío me cubre, y un temblor me agita
todo el cuerpo, y estoy, más que la hierba,
pálida, y siento que me falta poco
para quedarme muerta.
CUESTIONES
11. ¿Qué placeres de la vida exalta
CUESTIONES Anacreonte en este poema?
8. Resume lo que siente la persona que ama 12. ¿A qué refiere en el verso 5? ¿Qué es
cuanto está delante de la persona amada. “la nieve” del verso 8?
9. Localiza una antítesis en la tercera estrofa y
explica el valor que tiene en este poema.
10. Busca un título alternativo para este poema.
1
La Cípride es Afrodita, diosa del amor. El príncipe Ganímedes fue raptado por Zeus en plena adolescencia al enamorarse este del joven y
destinarlo a ser su copero con vida y juventud eternas. La equiparación del vencedor con Ganímedes no puede ser más elogiosa.
151
ARGUMENTO DE La Iliada. Homero.
Aquiles se enfada con el jefe del ejército griego, Agamenón, porque, abusando de su autoridad, le
ha quitado una esclava llamada Briseida, que le había correspondido en el reparto de un botín.
Lleno de ira, se retira del combate, por lo que los griegos son derrotados en varias ocasiones. Solo
regresa a la lucha, tras reconciliarse con Agamenón, para vengar a su amigo Patroclo, muerto a
manos del príncipe troyano Héctor, al que Aquiles mata en un duelo personal. (La obra se cierra con
los funerales de Patroclo en campamento aqueo y los de Héctor en la ciudad de Troya.)
CUESTIONES
1. Resume en cinco líneas el argumento de esta tragedia.
2. ¿A qué se refiere Medea con “acopiar dinero” (línea 3-4)?
3. ¿Cómo y dónde se conocieron Medea y Jasón? ¿Dónde vivieron una vez casados? (línea 13)
4. ¿Qué mal es el que Jasón, marido de Medea, le ha hecho a esta? (Último párrafo)
5. Justifica por qué suele decirse que este es el primer texto feminista de la historia de la literatura.
Fragmento II
MEDEA.– Pero aquí paso a otro lenguaje y voy a gemir por el terrible acto que cometeré a continuación: porque mataré a mis
hijos, sin que ya nadie pueda salvarlos; y así, tras destruir la descendencia de Jasón, la muerte de mis amados hijos y mi
horrible crimen me obligarán a marchar de esta tierra; que no es tolerable, amigas2, que mis enemigos se rían de mí.
Veamos… ¿para qué quiero vivir si ya no tengo hogar ni patria ni protección contra el mal? Me equivoqué en los tiempos en
que dejé la casa paterna persuadida por las palabras de un griego que me las pagará si los dioses me ayudan. Porque ni verá
nunca más vivos a mis hijos ni podrá procrear a otros con la muchacha recién casada, que morirá forzosamente entre
dolores y sufrimientos por obra de mis drogas. […]
CORO.—¿De dónde sacarán tu mente, brazo y alma criminales el valor para ese espantosa atrevimiento? ¿Y cómo mirarás a
tus hijos sin llorar al ir a matarlos? Cuando supliquen a tus pies, no podrás manchar tus manos de sangre sin que te
desfallezca el ánimo.
CUESTIONES
6. ¿Qué busca Medea con la terrible decisión que anuncia en este fragmento?
7. Analiza la función del coro en este fragmento.
8. Busca información y explica quiénes eran estos otros personajes femeninos de tragedias griegas:
Hécuba, Electra, Antígona y Alcestis.
Fragmento III
MEDEA.– (Aparece encima de la casa, en un carro tirado por dragones alados, con los cadáveres de sus hijos.) ¿Por qué
sacudes la puerta e intentas levantar los pestillos, buscando los cadáveres y a mí que les he dado muerte? Cesa en tu
empeño. Si me necesitas, dilo, si algo quieres. Tal es el carro que nos ha dado el Sol, padre de mi padre, como baluarte
contra manos enemigas.
JASÓN.– ¡Oh ser odioso, oh mujer, lo más hostil para los dioses, para mí y para todo el linaje de los mortales! Tú, que te
atreviste a abatir la espada contra tus hijos, tras haberlos traído al mundo, y a mí me has aniquilado al dejarme sin hijos. ¿Y
aún después de haber llevado a cabo esto, contemplas el sol y la tierra, cuando te has atrevido a cometer el más impío
crimen? ¡Ojalá mueras! Ahora yo pienso con sensatez, no habiéndolo hecho antes, cuando te conduje a una casa griega
1
El Corifeo era el portavoz del coro, que solía interactuar con los personajes y hablar con ellos como si fuera su conciencia.
2
Se dirige aquí Medea al coro, que estaría formado por mujeres. 153
sacándote de tu casa y de una tierra extranjera, gran desgracia, traidora a tu padre y a la tierra que te crió. Los dioses han
lanzado contra mí tu genio vengador, pues ya habías dado muerte a tu hermano en el hogar cuando embarcaste en la nave
Argo de bella proa. ¡Comenzaste con tales hazañas! Te casaste con este hombre, y me diste unos hijos, a los que has
asesinado por causa de un lecho y una alcoba. No existe una mujer griega que se hubiera atrevido nunca a ejecutar esto; y
antes que con ellas preferí casarme contigo –fue una alianza odiosa y funesta para mí–; eres una leona, no una mujer. [...]
¡Vete en mala hora, canalla, manchada con la sangre de tus propios hijos! A mí solo me resta llorar mi propio destino, ya
que ni voy a disfrutar de mi nueva boda, ni voy a poder salvar a los hijos que engendré y crié, sino que los he perdido.
MEDEA.– Largamente me podría extender en replicar tus palabras, si el padre Zeus no supiera qué cosas has obtenido de mí,
y qué cosas me has hecho. No ibas a vivir tú, después de haber ultrajado mi lecho, una vida placentera, riéndote de mí. Ni
tampoco la princesa, ni Creonte, el que te procuró la boda, iba a expulsarme impunemente de este país. Ante esto, sí,
llámame leona si quieres [...]. A tu corazón, en efecto, he devuelto el golpe, como debía.
JASÓN.– También tú sufres y eres partícipe de estos males.
MEDEA.– Que lo sepas: el dolor me libera, con tal de que tú no rías.
JASÓN.– ¡Oh hijos, qué madre tan malvada os cayó en suerte!
MEDEA.– ¡Oh niños, cómo habéis perecido por la locura de vuestro padre!
JASÓN.– No fue mi brazo el que los mató.
MEDEA.– Pero sí tu insolencia y tu reciente boda.
JASÓN.– ¿Te atreviste darles muerte por causa de un lecho?
MEDEA.– ¿Crees que esto es un dolor pequeño para una mujer?
JASÓN.– Al menos para la que sea sensata. Para ti, en cambio todo es malo.
MEDEA.– Nuestros hijos ya no existen. Y esto te morderá las entrañas.
JASÓN.– Nuestros hijos sí existen, ¡ay de mí!, como vengadores de tu cabeza.
MEDEA.– Saben los dioses quién comenzó la desgracia.
CUESTIONES
9. Explica las diferencias expresivas entre las tres primeras intervenciones de los personajes y las del
resto del fragmento. ¿A qué crees que se deben?
10. Valora las actitudes humanas de los dos personajes. ¿Cómo crees que se siente cada uno de ellos?
Fragmento I
Hacía ya rato que Dido lo miraba de reojo; lo recorre todo, de pies a cabeza, con sus ojos, en silencio, y, encendida de
ira, le habla así: –¿Qué disimulo o qué mayores ultrajes puedo esperar? ¿Acaso se lamentó de mi llanto?, ¿Acaso
volvió sus ojos hacia mí? ¿Acaso, con sufrimiento, ha llorado o se ha dolido por su amante? ¿Puede haber algo peor?
Ya la poderosa Juno y el hijo de Saturno y padre de los dioses no pueden mirar con buenos ojos estas cosas. En nada se
puede confiar con seguridad. Arrojado a la playa, careciendo de todo, yo lo recibí y, en mi locura, compartí el trono
con él; rehíce la flota que había perdido y salvé a sus compañeros de la muerte; ahora los augurios de Apolo, los
oráculos de Licia y Mercurio, el mensajero de los dioses, enviado por el propio Júpiter, traen a través de los vientos
estos horrendos mandatos. ¡Evidentemente, son las órdenes de los dioses las que turban su tranquilidad! No le
retengo; vaya, que siga a Italia bajo el influjo de los vientos, que parta hacia su nuevo reino a través de los mares.
155
CUESTIONES
4. ¿Cuáles son las quejas de la reina Dido? Indica dónde aparecen en el texto.
5. ¿Acepta el destino de Eneas? Señala en qué parte del texto aparece.
Mientras el gran Eneas acosa a Turno blandiendo su enorme y refulgente lanza y clama así con salvaje pecho:
– "¿Por qué te detienes ahora? ¿Por qué ¡Oh Turno! no acudes a la batalla? No es esta ocasión de correr, sino de
pelear de cerca con terribles armas. Toma cualquiera de ellas; echa mano de todos tus recursos, de tu valor e ingenio;
pide a los dioses que te den alas para remontarte a los astros o que te sepulten en los huecos de la tierra."
Meneando la cabeza, así le responde Turno:
– "No me aterran, feroz enemigo tus arrogantes palabras; me aterran los dioses, me aterra el enemigo Júpiter."
No dijo más, y mirando a su alrededor, vio una enorme piedra que por suerte estaba en el llano, y que era una marca
señalada desde la antigüedad al terreno para evitar disputas: doce hombres de los más forzudos que hoy produce la
tierra, escasamente hubieran podido sujetarla sobre sus cuellos. Turno la coge con mano temblorosa, la eleva cuanto
puede y corriendo precipitado la arroja contra su enemigo; pero es tal su turbación, que ni él mismo sabe si huye o
ataca, si levanta la enorme piedra con su mano y la arroja… Se doblan sus rodillas, la sangre helada se le cuaja en las
venas: así fue que la piedra, girando por el espacio vacío, ni cruzó todo el trecho que le separaba de Eneas, ni llegó a
herirle. […]
Entonces mil varias ideas se revuelven en el confuso pensamiento de Turno; tiende la vista a los Rútulos y a la ciudad,
pero el miedo le bloquea y se estremece ante el amago de la lanza de Eneas. No piensa cómo escapar, ni se siente con
energía para embestir a su enemigo, ni ve su carro, ni a su hermana, que antes le servía de auriga.
Eneas, aprovechándose de su indecisión, con mirada certera, apunta contra él su fatal lanza y se la arroja desde lejos
con toda su fuerza: jamás murallas de piedra batidas por el aire crujieron de tal manera; jamás estalló un rayo con tan
horrible estampido. Vuela como un negro nubarrón la mortífera lanza, y traspasando los bordes de la loriga y los siete
cercos del escudo, le entra rechinando por la mitad del muslo: dobladas las rodillas, cae en tierra herido el gigantesco
Turno. Prorrumpen los Rútulos en gemidos, retumba alrededor todo el monte, y los profundos bosques repiten el
estruendo con lejanos ecos. Él, humilde y suplicante, tendiendo a Eneas la vista y las manos desarmadas, le dice:
– "Merezco lo que me sucede; no te imploro, haz uso del derecho que te da la suerte; pero si alguna compasión puede
inspirarte un padre desventurado (y también fue el tuyo Anquises), yo te ruego que te compadezcas de la vejez de
Dauno, mi padre. Devuélveme a los míos, o a lo menos devuélveles mi cuerpo. Venciste, y ya mi pueblo y mis soldados
me han visto tenderte las manos, vencido: tuya es Lavinia; no vayan más allá tus rencores."
Se detuvo con esto el formidable Eneas, volviendo a una y otra parte los ojos, suspendido su brazo, indeciso sobre lo
que debía hacer. Ya las palabras de Turno empezaban a ablandarle cuando vio en el pecho caído de su rival el infausto
cinturón del joven Palante, reluciente con sus conocidos adornos de oro; […]. En cuanto Eneas devoró con la mirada
aquel botín de guerra, lo que le produjo un gran dolor, inflamado por las Furias y terrible en su cólera, exclamó:
– "¿De escaparte me hablas, cuando te veo vestido con estos despojos de los míos? Palante es quien te inmola con
esta herida, y derramando tu sangre criminal toma venganza."
Diciendo esto, le hundió, ciego de ira, la espada en el pecho; un frío de muerte desencajó los miembros de Turno, e
indignado su espíritu, huyó, lanzando un gemido, a la región de las sombras.
CUESTIONES
7. ¿Tiene piedad Eneas de Turno? ¿Por qué le pide clemencia la víctima?
8. ¿A quién teme más Turno y por qué en un primer momento rehúye el combate?
9. ¿Qué heridas recibe Turno y con qué armas?
156
LÍRICA ROMANA: Vivamos... Catulo LÍRICA ROMANA: Carminum I. Horacio
Vivamos, querida Lesbia y amémonos No pretendas saber, pues no está permitido,
Y las habladurías de los viejos puritanos el fin que a mí y a ti, Leucónoe,
nos importen todas un bledo. nos tienen asignados los dioses,
Los astros pueden salir y ponerse; ni consultes los números Babilónicos.
Nosotros, tan pronto acabe nuestra efímera vida Mejor será aceptar lo que venga,
tendremos que dormir en una noche perpetua. ya sean muchos los inviernos que Júpiter
Dame mil besos, después cien, te conceda, o sea éste el último,
luego otros mil luego, luego otros cien, el que ahora hace que el mar Tirreno
después hasta dos mil, después otra vez cien; rompa contra los abruptos acantilados.
luego, cuando lleguemos a muchos miles, No seas loca, filtra tus vinos
perderemos la cuenta para ignorarla y y adapta al breve espacio de tu vida
para que ningún malvado pueda dañarnos, una esperanza larga.
cuando se entere del total de nuestros besos. Mientras hablamos, huye el tiempo envidioso.
Vive el día de hoy. Captúralo.
CUESTIONES No fíes del incierto mañana.
10. ¿A qué anima Catulo a su amante?
CUESTIONES
11. Busca información sobre la Lesbia que
13. ¿Qué enseñanza pretende transmitir este
menciona el poeta. ¿Quién era?
poema? ¿A qué tópico latino corresponde?
12. ¿Cuál es esa “noche perpetua” del v. 6? 14. ¿En qué estación del año se escribió?
Hábilmente en medio de las tinieblas hace Tisbe girar la puerta en su quicio, sale, engaña a los suyos, con la cara tapada llega a la
tumba, y se sienta bajo el árbol convenido; el amor la hacía atrevida. He aquí que llega una leona con el hocico espumeante
embadurnado de sangre de unos bueyes que acaba de matar, con la intención de apagar su sed en las aguas de la vecina fuente.
Tisbe la vio de lejos, a los rayos de la luna, y con pasos asustados fue a una oscura cueva; y al huir, cayó de su espalda un velo que
dejó abandonado. Una vez que la feroz leona hubo aplacado su sed, al volver al bosque se encontró el velo sin su dueña, y con su
boca ensangrentada lo desgarró. Píramo salió más tarde, vio en el polvo huellas seguras de una fiera, y palideció su rostro; pero
cuando encontró la prenda teñida en sangre, dijo: “Una sola noche acabará con los enamorados; de los dos, ella era la más digna
de una larga vida, mientras que mi alma es culpable; yo he sido quien te he perdido, infortunada, yo que te he mandado venir de
noche a un lugar terrorífico, y no he venido aquí el primero. Despedazad mi cuerpo y devorad a fieros mordiscos estas vísceras
criminales, oh leones todos que habitáis bajo esta roca. Pero es de cobardes desear la muerte”. Coge del suelo el velo de Tisbe, lo
lleva consigo a la sombra del árbol de la cita, y después de dar lágrimas y besos a la conocida prenda, dice: “Recibe ahora también
la bebida de mi sangre”. Y hundió en su abdomen la espada que llevaba al cinto, y sin tardanza se la arrancó, moribundo ya,
quedando tendido en tierra boca arriba; la sangre salta a gran altura, como cuando en un tubo de plomo deteriorado se abre una
hendidura, que por el estrecho agujero que silba lanza chorros de agua y rasga el aire. Los frutos del árbol toman, por las cruentas
salpicaduras, un tinte oscuro, y la raíz, humedecida en sangre, matiza de color púrpura las moras que cuelgan.
He aquí que, sin estar libre de miedo todavía, pero para no hacer esperar a su amante, vuelve ella, busca al joven con los ojos y
con el alma, y arde en deseos de contarle el enorme peligro del que se ha librado; y aunque reconoce el lugar y la forma del árbol
que ha visto, le hace dudar el color del fruto; se queda perpleja y no sabe si será el mismo árbol. Mientras vacila, ve que unas
piernas temblorosas palpitan sobre el suelo ensangrentado; retrocedió, y con el semblante pálido se estremeció como el mar que
susurra cuando una leve brisa roza su superficie. Mas una vez que reconoció a su amor, se maltrata con sonoros golpes los brazos,
se arranca los cabellos, y abrazando el cuerpo del amado inunda de lágrimas sus heridas y mezcla su llanto con la sangre; y
estampando sus besos en el rostro helado gritó: “Píramo, ¿qué desventura me ha dejado sin ti? Píramo, respóndeme; es tu
adorada Tisbe quien te llama; escúchame y alza tu cabeza”. Al nombre de Tisbe levantó Píramo los ojos, sobre los que gravitaba ya
la muerte, y después de verla los volvió a cerrar. Cuando ella reconoció su prenda, y vio el marfil desprovisto de su espada,
exclamó: “¡Tu propia mano te ha dado muerte y tu propio amor, infortunado! Para esto sólo tengo yo también una mano fuerte, y
tengo también amor que me dará fuerzas para herirme. Iré tras de ti ya que has perecido, y de tu muerte se dirá que he sido yo
trágica causa y compañera; y tú, a quien sólo la muerte ¡ay! podía arrancarme, ni aún la muerte podrá arrancarte de mí. ¡Oh
infelicísimos padres mío y suyo, que a aquellos a quienes unió un fiel amor y la última hora, sean sepultados en la misma tumba. Y
tú, árbol que con tus ramas das sombra ahora al pobre cuerpo de uno sólo, pero pronto la darás a los de los dos, conserva las
señales de nuestra ruina, y ten siempre frutos negros y propios para el luto, en memoria de nuestra doble sangre”. Dijo esto y
colocando la punta de la espada bien por debajo de su pecho, se dejó caer sobre el hierro que aún estaba tibio de la otra sangre.
Sus súplicas conmovieron a los dioses y conmovieron a los padres; pues el color del fruto, una vez que está bien maduro, es
negruzco, y lo que resta de sus piras descansa en una única urna.
157
COMEDIA ROMANA: Anfitrión. PLAUTO (estrenada el 206 a.C.)
Esta es la única comedia en la que Plauto aborda un tema mitológico, pues expone los preliminares del
nacimiento de Hércules y en la acción participan dioses como Júpiter y Mercurio.
La obra nos cuenta cómo Júpiter, para seducir a Alcmena, esposa del general Anfitrión, se hace pasar por
éste adoptando mágicamente su aspecto. Júpiter suplanta a Anfitrión y pasa la noche con Alcmena. Por su
parte, Anfitrión desembarca de una victoriosa expedición y ordena a su esclavo Sosia que se encamine a
darle a su esposa la noticia de su regreso. Sin embargo, siguiendo órdenes de Júpiter el dios Mercurio
transformado en Sosia impide que este interrumpa el idilio de Júpiter. (Fragmento I)
Al amanecer, Júpiter se despide de Alcmena y le deja como recuerdo una copa de oro. Al poco tiempo,
Anfitrión quien no ha creído la historia que le ha contado su esclavo, llega su hogar. Esta situación produce
todo tipo de confusiones y enredos entre los dos suplantadores, Júpiter y Mercurio, y los verdaderos
personajes, el general Anfitrión y su criado Sosias.
Alcmena siente los primeros dolores del parto y Júpiter la asiste; entre tanto el verdadero Anfitrión cae
desmayado. Al volver en si una esclava le comunica la noticia: ha tenido dos niños: el primero, Hércules, de
un vigor extraordinario, es hijo de Júpiter; el segundo es Ificles, un niño normal, hijo de Anfitrión.
Finalmente Júpiter anuncia que Hércules es su hijo y rehabilita el honor de Aclmena.
Fragmento I
SOSIA. — Permíteme que te hable en paz sin ser apaleado.
MERCURIO. — De acuerdo, pero sólo te concedo una breve tregua, si es que quieres decirme algo.
SOSIA. — Como con los puños puedes más que yo, solo hablaré una vez hecha la paz.
MERCURIO. — Di lo que quieras, no te haré daño.
SOSIA. — ¿Me puedo fiar de tu palabra?
MERCURIO. — Puedes fiarte.
SOSIA. — ¿Y si me engañas?
MERCURIO. — Entonces, que caiga sobre Sosia la ira del dios Mercurio.
SOSIA. — Escúchame, ahora puedo decirte libremente lo que quiero: yo soy Sosia, esclavo de Anfitrión.
MERCURIO. — ¿Otra vez con las mismas?
SOSIA. — Hemos hecho las paces, hemos hecho un pacto; digo la verdad.
MERCURIO. — Vete al cuerno.
SOSIA. — Puedes hacer lo que te dé la gana y como te dé la gana, que tus puños son más fuertes; pero, hagas lo que
hagas, esto es cierto, ¡por Dios!, que no me lo callo.
MERCURIO. — En tu vida conseguirás jamás que yo no sea Sosia.
SOSIA. —Ni tú, ¡pardiez!, me impedirás que yo sea yo mismo y pertenezca a mi dueño. Aparte de mí no hay en casa
ningún otro esclavo llamado Sosia que haya ido al ejército acompañando a mi señor, Anfitrión.
MERCURIO. — Este hombre está mal de la cabeza.
SOSIA. — Eso mismo que me echas en cara, es a ti a quien te pasa; demonio, ¿es que no soy yo Sosia, el esclavo de
Anfitrión? ¿No ha llegado esta noche nuestro barco aquí desde el Puerto Pérsico, el barco que me ha traído? ¿No me
ha mandado aquí mi amo? ¿No estoy yo ahora aquí delante de nuestra casa? ¿No tengo una linterna en mi mano? ¿No
hablo, no estoy despierto? ¿No acabo de recibir de éste una buena paliza? ¡Caray que no ha sido así, que todavía me
duelen las mandíbulas, pobre de mí! ¿A qué pues tantas dudas, o por qué no entro ya de una vez en nuestra casa?
MERCURIO. — ¿Cómo «nuestra» casa?
SOSIA. — Sí señor, nuestra casa.
MERCURIO. — No señor, todo lo que acabas de decir son mentiras: yo soy en realidad Sosia, el esclavo de Anfitrión;
esta noche zarpamos con nuestro barco del Puerto Pérsico donde conquistamos la ciudad en la que reinaba el rey
Ptérelas y nos hicimos por la fuerza de nuestras armas con las legiones telébolas y Anfitrión en persona mató al rey
Ptérelas en combate.
SOSIA.— (Aparte.) Al oírle hablar yo dudo de mí mismo. Está contando exactamente lo que ha ocurrido allí. (A
Mercurio) Pero, dime… ¿qué premio le han dado los telébolas a Anfitrión?
MERCURIO. — La copa de oro de la que solía beber el rey Ptérelas.
SOSIA. — (Aparte.) Así es como ha dicho. ¿Y dónde está ahora esa copa?
158
MERCURIO. — En una caja que está precintada con el sello de Anfitrión.
SOSIA. — ¿Y cómo es el sello?
MERCURIO. — Un sol naciente con su cuadriga… Quieres enredarme, ¿verdad, canalla?
SOSIA. — (Aparte.) Sus pruebas son convincentes, tengo que buscarme otro nombre, yo no sé desde dónde ha visto
éste todo esto. Pero ahora le voy a coger bien cogido, porque lo que he hecho yo estando solo, sin haber nadie
presente dentro de la tienda, eso de ninguna manera podrá decirlo. (A Mercurio) Si tú eres Sosia… ¿qué es lo que
hiciste en la tienda mientras las legiones estaban en lo más duro del combate? Si me lo dices, me doy por vencido.
MERCURIO. — Había allí un tonel de vino; llené de él una botella.
SOSIA. — (Aparte.) Va por buen camino.
MERCURIO. — Bebí el vino puro de aquella botella, tal como lo trajo al mundo la madre que lo parió.
SOSIA. — (Aparte.) Desde luego, así fue, que yo me tragué allí una botella de vino puro. Es asombroso; a no ser que
estuviese allí escondido dentro de la botella
MERCURIO. — Ahora ¿qué? ¿Te he dado suficientes pruebas de que tú no eres Sosias?
SOSIA. — ¿Dices que yo no lo soy?
MERCURIO. — ¿Cómo no lo voy a afirmar, si Sosia soy yo?
SOSIA. — Juro por Júpiter, que lo soy yo y que no digo mentira.
MERCURIO. — Y yo juro por Mercurio que Júpiter no te creerá; porque sé muy bien que él me creerá más a mí sin
jurar, que a ti jurando.
SOSIA. — Entonces, dime quién soy yo, si no soy Sosia…
MERCURIO. — Cuando yo no quiera ser Sosia, entonces puedes serlo tú, ahora, como lo soy yo, recibirás una paliza, si
no te largas, hombre sin nombre.
SOSIA. — (Aparte.) ¡Diablos!, la verdad es que, cuando le miro, reconozco mi figura, tal como yo soy (que me he
mirado muchas veces en el espejo); se me parece una barbaridad; tiene el mismo sombrero y la misma ropa; es
igualito que yo: las piernas, los pies, la estatura, el peinado, los ojos, la nariz y la boca, el corte de cara, la barbilla, la
barba, el cuello: todo. ¿Para qué más? Si es que hasta tiene la espalda llena de cicatrices, no hay dos cosas más
parecidas. Pero si recapacito, yo soy seguro el mismo que he sido siempre; conozco a mi amo, conozco nuestra casa;
tengo la cabeza clara y me doy cuenta de todo. No debo hacer caso de lo que dice. Llamaré a la puerta.
MERCURIO. — ¿A dónde vas?
SOSIA. — A mi casa.
MERCURIO. — Aunque salgas corriendo de aquí montado en el carro del mismo Júpiter, no podrás escapar a tu ruina.
SOSIA . — ¿No puedo decirle a mi ama lo que me ha encargado mi señor?
MERCURIO. — Díselo a la tuya, si quieres; a la nuestra, no permitiré que le hables. Y si me haces perder los nervios, te
vas a ir de aquí con las costillas hechas pedazos.
SOSIA. — Más vale que me vaya. ¡Válgame Dios! ¿Dónde me he buscado mi perdición? ¿Dónde he sido transformado?
¿Dónde he perdido la figura de antes? ¿Es que me he dejado yo a mí mismo olvidado allí sin darme cuenta? Porque es
que desde luego éste es una reproducción exacta de mi persona, según lo que yo era hasta lo presente, es un retrato
mío; nada, que se me hace ya en vida, lo que nadie me hará después de muerto. Me voy al puerto y le contaré al amo
lo que ha pasado; a no ser que él tampoco me reconozca. ¡Qué Júpiter me conceda hoy mismo, pelado y calvo, la
gracia de la libertad. (Se va.)
MERCURIO. — ¡Qué bien me ha salido la cosa! He conseguido alejar de la puerta al mayor impedimento para que mi
padre pudiera continuar en los brazos de Alcmena sin riesgo alguno. Cuando el otro encuentre a su amo Anfitrión, le
contará que el esclavo Sosia le ha impedido entrar en casa; Anfitrión pensará que le está mintiendo y no creerá que ha
venido aquí como él le había ordenado. Voy a llenar de embrollos y confusiones a estos dos hombres y a toda la
servidumbre de Anfitrión hasta que mi padre haya gozado hasta la saciedad de sus amores. Luego, por fin, todos
sabrán lo ocurrido.
CUESTIONES
1. Resume en cinco líneas el contenido de este fragmento.
2. Indica las actitudes de los dioses en esta obra. ¿Son las mismas que en una tragedia griega?
3. ¿Cómo caracteriza el autor al verdadero Sosia? ¿Se cree o no el engaño?
4. Selecciona alguna grase que sirva para destacar la duplicidad de los personajes en escena.
5. Busca en el diccionario qué significa “sosia”. ¿En qué importante obra teatral española aparece un
personaje del mismo nombre?
159
PROSA ROMANA. NARRATIVA: El asno de oro. APULEYO (s. II d.C.)
La novela describe de forma amena y humorística las andanzas del joven Lucio, que pertenece a la
aristocracia romana. El protagonista, cegado por sus pasiones, recurre a la magia para lograr el cumplimiento
de sus deseos, pero algo sale mal y termina convertido en un asno. Siguen luego sus peripecias como asno,
pasando de mano en mano en un viaje en el que el asno (Lucio) tiene ocasión de mostrarnos la corrupción y
la crueldad, la superstición y las tensiones del mundo mediterráneo de la época. Será testigo y víctima de las
miserias de los esclavos y desposeídos, reducidos —al igual que él— a poco más que bestias de carga debido
a su explotación a manos de ricos terratenientes. Finalmente, apiadándose de él, la diosa Isis le devuelve la
figura humana y lo inicia en sus misterios y en el culto a Osiris y a la propia Isis.
CUESTIONES
6. ¿En qué persona está el narrador de este relato? ¿Qué tono tiene respecto a lo que cuenta?
7. ¿Qué hace el asno para recuperar su forma humana?
8. Resume la intervención final del Sacerdote de Isis… ¿Qué le dice al ya humano Lucio?
9. ¿Qué es lo que más preocupa a Lucio justo cuando recupera su apariencia humana?
1
Se trata de un sacerdote de la diosa Isis, por cuya intercesión recupera Lucio su apariencia humana..
2
Se refiere a Isis. El culto a esta diosa fue muy importante y popular en el Imperio en la época de Apuleyo
160
PROSA ROMANA. HISTORIOGRAFÍA: La guerra de las Galias. JULIO CÉSAR (año 51 a.C.)
Julio César escribió esta obra después de la conquista de las Galias, que él mismo llevó a cabo. La finalidad
del texto es doble: explicar esta campaña militar y, al mismo tiempo, justificar su política frente a quienes en
Roma le acusaban de haberse ensañado contra pueblos inofensivos por apetito de gloria.
La obra está formada por siete libros y abarca los sucesos de un año a partir del 58 hasta el 52 a.C. César
consigue una enorme densidad de exposición, caracterizada por su claridad, y un estilo único en su género,
esmerado y magistral. Introduce fragmentos en forma de "diario", escenas de gran contenido dramático e
incluso digresiones geográficas, etnológicas y técnicas. Como detalle estilístico peculiar, alude siempre a sí
mismo en tercera persona, con lo cual su relato gana en claridad y distanciamiento, y ofrece una impresión de
objetividad que difícilmente habría podido conseguir de otro modo.
XIII. En toda la Galia dos son los estados de personas de que se hace alguna cuenta y estimación. Los plebeyos son mirados
como esclavos, pues no emprenden nada por sí mismos, ni jamás se les pide consejo. La mayoría, viéndose adeudados o
apremiados por el peso de los impuestos o por la tiranía de los poderosos, se dedican al servicio de los nobles, y estos con
ellos ejercitan los mismos derechos que los señores con sus esclavos. De los dos estados, uno es el de los druidas, el otro el
de los caballeros. Aquellos atienden al culto divino, ofrecen sacrificios públicos y privados e interpretan misterios de la
religión. A su escuela asiste gran número de jóvenes a instruirse. El respeto que les tienen es grande. Ellos son los que
sentencian casi todos los pleitos del común y de los particulares; si se comete algún delito, si sucede alguna muerte, si hay
discusiones sobre herencias o sobre linderos3, ellos son los que deciden; determinan los premios y los castigos; cualquier
persona, ya sea privada o pública, que no acepte y cumpla su sentencia, es excomulgada, que para ellos es la pena más
grave. Los excomulgados están considerados como impíos y facinerosos; todos les dan de lado y rehuyen su encuentro y
conversación, por no contaminarse; además no se les hace justicia por más que la pidan, ni se les confía cargo alguno
honroso. A todos los druidas preside uno con autoridad suprema. Muerto este, le sucede quien aventaja a los demás en
riqueza y sabiduría. En caso de haber muchos iguales, se hace la elección por votos de los propios druidas, y más de una vez
se disputan la sucesión a mano armada. En cierta ocasión del año se congregan en un lugar sagrado: el país de los carnutes,
en el centro de toda la Galia. Aquí se reúnen todos los que tienen enfrentamientos y se dedican a resolver estos juicios y
tomar decisiones.
XIV. Los druidas no suelen ir a la guerra, ni pagan tributos como los demás, están exentos de la milicia y de toda clase de
obligaciones. Con el atractivo de tantos privilegios, son muchos los que se dedican a esta profesión, unos por inclinación
propia, otros por destino de sus padres y parientes. Se dice que allí aprenden gran número de versos. Así es que algunos
están hasta los veinte años en la escuela. No suelen escribir lo que aprenden, no obstante en casi todo los demás negocios
públicos y particulares utilizan caracteres griegos para escribir. Según pienso, los druidas han establecido esta costumbre
por dos causas: porque ni quieren divulgar su doctrina, ni tampoco que los estudiantes se fíen solo de los escritos y
descuiden el ejercicio de la memoria, lo que les suele pasar a muchos, que al tener a mano los libros aflojan en el ejercicio
de aprender y retener las cosas en la memoria. Se esmeran sobre todo en convencer de la inmortalidad de las almas y de su
transmigración de unos cuerpos a otros; consideran esta creencia un gran incentivo para el valor, pues deja aparte el temor
de la muerte. Además, los druidas enseñan a la juventud otras muchas cosas como los astros y su movimiento, la magnitud
de la esfera terrestre, la naturaleza de las cosas, el poder y soberanía de los dioses inmortales…
XV. El segundo estado es el de los caballeros. Todos estos salen a campaña siempre que lo pide el caso u ocurre alguna
guerra (y antes de la venida de César ocurría casi todos los años, ya fuese ofensiva o defensiva). Cuanto más noble y rico sea
un caballero, mayor acompañamiento llevará de dependientes y criados, lo cual será un distintivo de su grandeza y poder.
XVI. Toda la nación de los galos es muy supersticiosa y por esta causa los que padecen enfermedades graves y se hallan en
batallas y peligros, o sacrifican hombres o hacen promesa de sacrificarlos. Para estos sacrificios se guían por la sabiduría de
los druidas, convencidos de que la ira de los dioses inmortales no se puede aplacar para la conservación de la vida de un
hombre si no se hace ofrenda de la vida de otro ser humano; y por ley pública tienen ordenados sacrificios de esta misma
clase. Otros forman ídolos colosales con mimbres entretejidos, cuyo interior llenan de hombres vivos, pegan fuego a los
mimbres y así entregan su alma a los dioses gracias a las llamas. Los galos consideran que los sacrificios de ladrones,
salteadores y otros delincuentes son los más gratos a los dioses, pero no tienen problema en sacrificar a inocentes.
CUESTIONES
10. ¿Quiénes actúan como jueces en la Galia?
11. Según Julio César… ¿Por qué les interesa a los druidas difundir la inmortalidad de las almas?
12. Este fragmento que has leído es de temática… ¿Bélica, sociológica o antropológica? Justifícalo.
13. Localiza el único momento del fragmento en que se nombra a César en 3ª persona.
14. ¿Qué importante saga de cómics está basada en este libro de Julio César?
3
Límite de tierras.
161
LITERATURA MEDIEVAL: Beowulf. ANÓNIMO (aprox. año 1000)
Un guerrero danés conduce a Beowulf hasta el Hérot. (v. 229 – 319)
El vigía danés que en lo alto de un risco un cruel malhechor, oculto en la noche
la costa guardaba bien pudo ver lo ataca con furia y le causa quebranto,
que bajaban del barco equipados de cota pesares y muertes. A Ródgar pretendo
y brillantes escudos. El deseo sintió en buena amistad ofrecerle mi ayuda.
de saber al momento qué tropa era aquélla. Podrá de este modo vencer al maligno,
El guerrero de Ródgar presto a la orilla si es que el destino consiente que tengan
corrió en su caballo; blandía con fuerza sus males remedio, que le vuelva la paz
en su mano la lanza. Así les habló: y encuentre un alivio en sus muchas desgracias.
"Decid quiénes sois, oh gente equipada Sufrirá en otro caso constantes ultrajes,
con armas de guerra que en alto navío, violentas matanzas, en tanto se eleve
las olas surcando a través de los mares, y mantenga en el alto el hermoso palacio".
llegasteis acá. Por tiempo muy largo Allá en su caballo el osado vigía,
he guardado la costa, he oteado las aguas, el guardián, respondió: "El guerrero avisado
cuidando que nunca la tierra danesa que juzga prudente se forma opinión
atacada se viera por nave enemiga. atendiendo a lo dicho o también a los hechos.
Más que ninguno vinisteis aquí He oído que es ésta una tropa leal
de animosa manera, aunque poco sabéis al señor skildingo. ¡Pasad adelante
si os irá a recibir y aceptar en su tierra con armas y cotas! ¡Yo seré vuestro guía!
la gente skildinga. Está entre vosotros A los hombres que mando la orden daré
el hombre más fuerte, equipado guerrero, de que guarden a salvo de todo enemigo
que he visto jamás: no es un simple vasallo la nave que os trajo, el bien embreado
-le adornan sus armas- si es que no miente navío en la costa, hasta el día en que el leño
su digna apariencia. Ahora quiero saber de proa curvada de nuevo os devuelva
de qué gente venís, no vayáis a pasar a través de la mar al país de los wedras:
como astutos espías, siguiendo adelante al hombre animoso la suerte le ayuda,
a la tierra danesa. ¡Escuchad, extranjeros, salva la vida en la dura batalla".
oh gente de mar! ¡Atentos oíd Se pusieron en marcha. Firme quedaba,
mi sincero consejo: mucho os conviene amarrado con cuerdas, el amplio navío,
decir al instante de dónde venís!" sujeto en el ancla. Coronaban sus yelmos
Respuesta le dio el de rango más alto, brillantes verracos forjados en oro,
habló de este modo el que mando tenía: templados al fuego: protegían las vidas
"Somos nosotros intrépidos navegantes, de aquellos valientes. Tras rápida marcha
fieles vasallos del ínclito Híglak. -ceñida la tropa- alcanzaron a ver
Glorioso renombre le cupo a mi padre: la ensamblada mansión de dorados adornos.
príncipe era, llamábase Ekto; En la más excelente de todas las salas
tras vida muy larga -anciano en palacio- debajo del cielo el famoso vivía:
partió de este mundo. ¡Bien lo recuerdan su reflejo llegaba hasta muchas naciones.
los sabios varones que habitan la tierra! El guardián señaló la morada del rey,
Con buena intención al encuentro venimos la muy reluciente, de modo que a ella
del rey de tu pueblo, del hijo de Halfdan, pudiesen llegar. Entonces la vuelta
del bravo señor. ¡Condúcenos tú! se dio en su caballo y así les habló:
Alta misión al famoso nos trae, "Yo ahora me vuelvo. ¡Que Dios Poderoso
al notable monarca. No voy a ocultarte os conceda su gracia y haga que a salvo
el proyecto que tengo: tú sabes, vigía, salgáis de la empresa! Yo corro a la costa
-si es verdadero el relato que oímos- a guardarla de nuevo de gente enemiga".
que al pueblo skildingo un cierto enemigo,
CUESTIONES
1. Resume el contenido de este fragmento en tres o cuatro líneas.
2. Localiza en este fragmento intervenciones en estilo directo, típicas de los poemas épicos.
3. Recuerda la literatura que viste en 3º de la ESO… ¿Qué es ese triple espacio a mitad de verso?
4. Revisa los apuntes… ¿A cuál de las dos partes de Beowulf pertenece este fragmento? ¿Por qué?
5. ¿A qué ha ido Beowulf hasta Dinamarca? ¿Dónde se dice en el fragmento?
6. ¿Quiénes hablan en este fragmento? ¿Quiénes son los “skidlingos”?
162
LITERATURA MEDIEVAL: Tristán e Isolda. ANÓNIMO (aprox. s.XII). [Fragmento]
Llegado el tiempo de entregar a Isolda a los caballeros de Cornualles, su madre recogió hierbas, raíces y
flores, las mezcló con vino y compuso un poderoso brebaje. Acabado éste con ciencia y magia, lo vertió en un
frasco y dijo a Brangania.
—Hija mía, has de seguir a Isolda al país del rey Marés, ya que le profesas un amor fiel. Toma, pues, este
frasco de vino y recuerda mis palabras. Ocúltalo de manera que ningún ojo lo vea, ni ningún labio se le acerque.
Llegada la noche nupcial y en el instante en que quedan solos los esposos, verterás este vino de hierbas en una
copa y la presentarás al rey Marés y a la reina Isolda para que apuren su contenido entre los dos. Procura, hija
mía, que sólo ellos prueben este brebaje porque tal es su virtud que quienes lo beban juntos, se amarán con
todos sus sentidos, con todo su espíritu, para siempre, en la vida y en la muerte.
Brangania prometió a la reina que lo haría según su voluntad.
La nave se llevaba a Isolda, cortando las profundas olas. Cuanto más se alejaba de la tierra de Irlanda, más
tristemente se lamentaba la doncella. Sentada bajo la tienda donde se había encerrado con Brangania, su
sirvienta, lloraba de nostalgia; ¿Adónde la arrastraban aquellos extranjeros? ¿Hacia dónde la empujaba el
destino? Cuando Tristán se le acercaba y quería calmarla con dulces palabras, se irritaba, le rechazaba y sentía el
corazón henchido de odio. Había venido él, el raptor, el matador de Morolt; la había arrancando con astucia de su
madre y de su país y no se había dignado guardarla para sí. ¡La llevaba como un raro botín, a través de las olas,
hacia la tierra enemiga!
—¡Mísera! —decía ella—. ¡Maldita sea la mar que me lleva! ¡Más me valdría morir en la tierra donde nací
que vivir allá abajo!
Cierto día amainaron los vientos; las velas colgaban fláccidas, a lo largo del mástil. Tristán hizo tomar tierra en
una isla y, cansados del mar, los cien caballeros y los marineros bajaron a la playa. Sólo Isolda permanecía en la
nave con una pequeña sirvienta. Tristán se acercó hasta la reina tratando de apaciguar su corazón. Ardía un sol
de fuego, y abrasados ambos por la sed pidieron de beber. La pequeña buscó algún brebaje, hasta que descubrió,
escondido, el frasco confiado a Brangania por la madre de Isolda.
—¡He encontrado vino! —les gritó.
No, no era vino; era la pasión, era el bárbaro goce y la angustia sin fin; era la muerte. La muchacha llenó una copa
y la presentó a su ama. Bebió a grandes tragos y luego la tendió a Tristán, que también bebió.
En este instante entró Brangania y vio con asombro que se miraban calladamente con loco embeleso. Ante ellos
estaba la copa casi vacía. Cogióla, corrió a popa y la arrojó por la borda, gimiendo:
—¡Desgraciada! ¡Maldito sea el día en que nací y maldito el día que subí a esta nave! ¡Isolda, amiga, y vos,
Tristán, habéis bebido vuestra muerte!
De nuevo la nave se encaminaba a Tintagel. Le parecía a Tristán que una zarza viva de agudas espinas, de
olorosas flores hincaba sus raíces en la sangre de su corazón y con fuertes lazos ligaba el hermoso cuerpo de
Isolda a su cuerpo, a todo su espíritu y a todos sus deseos. Pensaba:
«Andret, Denoalén, Guenelón y Gondoíno, felones que me acusabais de codiciar la tierra del rey Marés, ¡ah!
¡Soy más vil todavía, y no es su tierra lo que codicio ya! Buen tío, que me habéis amado huérfano, aun antes de
reconocer la sangre de vuestra hermana Blancaflor; vos que me llorabais tiernamente mientras vuestros brazos
me llevaban a la barca sin velas ni remos, buen tío, ¿por qué desde el primer día no habéis arrojado lejos de vos
al niño errante venido para traicionaros? ¡Ah! ¿Qué he pensado? Isolda es vuestra mujer y yo vuestro vasallo.
Isolda es vuestra mujer y yo vuestro hijo. Isolda es vuestra mujer y no debe amarme»
Isolda le amaba y quería odiarle, sin embargo: ¿no la había desdeñado vilmente? Y se torturaba el corazón
por este amor más doloroso que el odio.
Brangania les observaba con angustia, más cruelmente atormentada aún, pues sólo ella sabía el daño que
había causado. Les espió durante dos días, les vio rechazar todo alimento, toda bebida y todo refrigerio, v
buscarse mutuamente como ciegos que caminan uno hacia otro. Infelices cuando languidecían separados, más
infelices todavía cuando, reunidos, temblaban ante el horror de la primera confesión.
CUESTIONES
7. Tristán acompaña a Isolda hasta Cornualles. Allí la joven debe casarse con el rey Marco, tío de
Tristán. Accidentalmente los dos jóvenes se enamoran, desafiando todas las normas del honor.
Busca en el texto ejemplos de las dudas y remordimientos de los protagonistas.
8. ¿Qué hacen los dos jóvenes para enamorarse? ¿Quién es la responsable del hecho accidental?
9. ¿Qué parentesco une a Brangania con alguno de los protagonistas?
163
LITERATURA MEDIEVAL: Los cuentos de Canterbury. G. CHAUCER (s.XIV).
El cuento de la comadre de Bath [Fragmento]
En los viejos tiempos del rey Arturo, cuya fama todavía pervive entre los naturales de Gran Bretaña, todo el reino andaba lleno
de grupos de hadas. La reina de los Elfos y su alegre cortejo danzaba frecuentemente por los prados verdes. Según he leído, ésta
es la vieja creencia; hablo de hace muchos centenares de años; pero ahora ya no se ven hadas, pues actualmente las oraciones y la
rebosante caridad cristiana de los buenos frailes llenan todos los rincones y recovecos del país como las motas de polvo centellean
en un rayo de sol, bendiciendo salones, aposentos, cocinas y dormitorios; ciudades, burgos, castillos, torres y pueblos; graneros,
alquerías y establos; esto ha ocasionado la desaparición de las hadas. En los lugares que frecuentaban los elfos, ahora andan los
frailes mañana y tarde, musitando sus maitines y santos oficios mientras rondan por el distrito. Por lo que, actualmente, las
mujeres pueden pasear tranquilamente junto a arbustos y árboles; un fraile es al único sátiro que encuentran, y todo lo que éste
hace es quitarles la honra. Pues bien, sucedió que en la corte del rey Arturo había un caballero joven y alegre. Un día que,
montado en su caballo, se dirigía a su casa después de haber estado dedicándose a la cetrería junto al río, se topó casualmente
con una doncella que iba sin compañía y, a pesar de que ella se defendió como pudo, le arrebató la doncellez a viva fuerza.
Esta violación causó un gran revuelo. Hubo muchas peticiones de justicia al rey Arturo, hasta que, por el curso de la ley, el
caballero en cuestión fue condenado a muerte. Y hubiese sido decapitado (tal era, al parecer, la ley en aquellos tiempos) si la reina
y muchas otras damas no hubieran estado importunando al rey solicitando su gracia, hasta que al fin él le perdonó la vida y lo
puso a merced de la reina para que fuese ella a su libre albedrío la que decidiese si debía ser ejecutado o perdonado. La reina
expresó al rey su profundo agradecimiento y, al cabo de uno o dos días, encontró la oportunidad de hablar con el caballero, al que
dijo […]: “Os concederé la vida si me decís qué es lo que las mujeres desean con mayor vehemencia. Os concederé el permiso de
ausentaros durante un año y un día para encontrar una solución satisfactoria a este problema”.
El caballero estaba triste y suspiró con mucha pena; sin embargo, no tenía otra alternativa. Al fin decidió partir y regresar al
cabo de un año con cualquier respuesta que Dios quisiese proporcionarle. Por lo que se despidió y se puso en marcha. Visitó todas
las casas y lugares en los que pensaba que tendría la suerte de averiguar qué cosa es la que las mujeres ansían más, pero en
ningún país encontró a dos personas que se pusiesen de acuerdo sobre el asunto. […] Cuando se dio cuenta de que no podía
descubrirlo –quiero decir lo que las mujeres queremos por encima de todo–, sintió una gran pesadumbre en el corazón; pero, con
todo, se puso en camino hacia casa, pues no podía esperar más. Había llegado el día en que debía regresar al hogar.
Mientras iba cabalgando lleno de tristeza pasó junto a un bosque y vio a veinticuatro damas o más, que bailaban; se acercó por
curiosidad esperando aumentar su sabiduría. Pero antes de llegar hasta donde estaban aquéllas, por arte de magia,
desaparecieron, sin que él tuviese la menor idea de hacia dónde habían ido. Excepto una sola anciana que estaba allí sentada
sobre el césped, no divisaba a un solo ser viviente. Por cierto que esta anciana, que era la persona más fea que uno pueda
imaginar, se levantó del suelo al acercársele el caballero y le dijo: “Señor, no hay camino que siga desde aquí. Decidme lo que
buscáis; será probablemente lo mejor; nosotros las ancianas sabemos un montón de cosas”.
–Buena mujer -replicó el caballero-, la verdad es que puedo darme por muerto si no logro poder decir qué es lo que las mujeres
desean más. Si me lo podéis decir, os recompensaré con largueza.
–Poned vuestra mano en la mía y dadme vuestra palabra de que haréis la primera cosa que os pida si está en vuestra mano -dijo
ella-, y antes de que caiga la noche os diré de qué se trata.
–De acuerdo –dijo el caballero–. Tenéis mi palabra.
Entonces ella le susurró su mensaje al oído, diciéndole que se animase y no tuviera más miedo.
Cuando llegaron a la corte, el caballero anunció que, de acuerdo con lo prometido, había regresado puntualmente y estaba
dispuesto a dar su respuesta. Más de una noble matrona, más de una doncella, y muchas viudas también (puesto que tienen
mucha sabiduría), se reunieron a escuchar su respuesta, con la mismísima reina sentada en el trono del juez. […] El caballero, lejos
de quedarse callado como un muerto, dio su respuesta enseguida. Habló con voz sonora para que todos pudiesen oírle:
–Mi soberana y señora –empezó-, en general las mujeres desean ejercer autoridad tanto sobre sus esposos como sobre sus
amantes y tener poder sobre ellos. Aunque con ello respondo con mi vida, éste es su mayor deseo. Haced lo que queráis; estoy
aquí a vuestra merced.
Ni una sola matrona, doncella o viuda en todo el tribunal contradijo tal afirmación. Todas declararon que merecía conservar la
vida. En aquel momento la anciana, a quien el caballero había visto sentada en el césped, se puso en pie de un salto y exclamó:
–¡Gracias, soberana señora! Yo di la respuesta al caballero, a cambio de lo cual él empeñó su palabra de que realizaría la
primera cosa que pudiera que estuviese en su poder hacer. Por consiguiente, señor caballero, os lo ruego ante todo este tribunal:
vieja, pobre y fea como soy, por todo el oro y todos los minerales que están enterrados bajo tierra o se encuentran en su
superficie, no quiero nada que no sea ser tu esposa y también tu amante.
CUESTIONES
10. El primer párrafo tiene bastantes referencias anticlericales (en contra de la Iglesia). Señálalas.
11. ¿Por qué el descubrimiento que hace el protagonista se vuelve en su contra?
12. ¿Por qué está en la cárcel el protagonista al principio del relato?
13. Averigua cómo acaba este cuento.
164
LITERATURA MEDIEVAL II: La muerte del rey Arturo. ANÓNIMO (INGL, s. XIII)
Batalla de Salisbury
Vuelve a entablarse un combate grande y digno de admiración; Galegantín el galés, que era caballero valiente y
esforzado, ataca a Mordret; Mordret, que estaba airado, le golpea con toda su fuerza, de manera que le hace volar la
cabeza: fue una gran desgracia, pues había sido muy leal para con el rey Arturo. Cuando éste ve a Galegantín en el
suelo, no le gusta y dice que si puede lo vengará; entonces vuelve a atacar a Mordret y, cuando iba a golpearle, un
caballero de Northumberland le coge de través y, a descubierto, le alcanza en el costado izquierdo: pudo herirle muy
gravemente, si la cota no fuera tan fuerte, pero resistió sin que se rompiera ninguna malla; sin embargo, le acomete
bien, derribándolo bajo el vientre del caballo. Cuando mi señor Yvaín, que estaba cerca, vio este golpe, exclama:
-¡Ay!, Dios, ¡qué dolor hay aquí, pues un caballero tan bueno es derribado tan vilmente!
Entonces ataca al jinete de Northumberland y le alcanza con una lanza gruesa y corta, de manera que, a pesar de la
armadura, le mete en el cuerpo el hierro y el asta; al caer, se rompe la lanza. Mi señor Yvaín se dirige a continuación al
rey y lo monta de nuevo, frente a todos sus enemigos. Mordret, que se encoleriza tanto que por poco pierde el
sentido al ver que el rey Arturo ha montado de nuevo, ataca a mi señor Yvaín, sujetando la espada con las dos manos;
el golpe fue duro y vino desde arriba: hiende el yelmo de mi señor Yvaín y la cofia de hierro, hasta los dientes; lo
derriba muerto: fue una dolorosa desgracia, pues en aquel entonces se tenía a mi señor Yvaín por uno de los buenos
caballeros que había en el mundo y como el más valiente.
Cuando el rey Arturo vio este golpe exclamó:
- ¡Ay! Señor, ¿por qué permitís lo que estoy viendo, que el peor traidor del mundo ha matado a uno de los más
valiosos caballeros del siglo?
Sagremor el Desmesurado le responde:
-Señor, ésos son los juegos de la fortuna; ahora podéis apreciar cómo os vende de caros los grandes bienes y los grandes
honores que recibisteis hace tiempo, quitándoos a vuestros mejores amigos; ¡Dios quiera que no nos vaya peor!
Mientras hablaban de mi señor Yvaín oyeron por detrás un gran griterío, pues los cuatrocientos caballeros de Mordret
comenzaron a gritar cuando ya estaban cerca del estandarte y los hombres del rey Arturo también. Al encontrarse
todos podíais ver quebrar lanzas y caer caballeros, pero los hombres del rey Arturo, que eran valientes y fuertes, los
recibieron bien, derribando más de cien a su llegada; por ambas partes se desenvainan las espadas y se golpean con
todas las fuerzas, matándose unos a otros cuanto pueden. Los hombres del rey Arturo que guardaban el estandarte
resistieron tan bien aquel ataque que de los cuatrocientos caballeros de Mordret no escaparon después del encuentro
más de veinte sin morir o ser muertos, antes de la hora de nona; si entonces estuvierais en el campo de batalla,
podríais ver todo el lugar repleto de muertos y con bastantes heridos; poco después de nona el combate estaba tan
acabado que, de todos los que se encontraron en la llanura, que eran más de cien mil, no quedaban con vida más de
trescientos; de los compañeros de la Mesa Redonda habían muerto todos menos cuatro, pues lucharon más al ver la
gran necesidad que tenían; de los cuatro que quedaron con vida, uno era el rey Arturo, otro, Lucán el Copero, el
tercero, Giflete y el cuarto era Sagremor el Desmesurado, que estaba tan herido en el cuerpo que apenas podía
sostenerse en la silla. Reúnen a sus hombres y dicen que prefieren morir a que el otro se lleve la victoria; Mordret se
lanza contra Sagremor y, a vistas del rey, le golpea con tal fuerza que hace que su cabeza vuele en medio del campo.
Cuando el rey ve este golpe, exclama apesadumbrado:
-¡Ay! Dios, ¿por qué dejáis que pierda todo el valor terreno? Por este golpe veo que aquí tenemos que morir o
Mordret o yo.
Toma una lanza gruesa y fuerte y, a todo el galope de su caballo, ataca a Mordret; éste, que se da cuenta de que el rey
no desea otra cosa sino matarle, no le rehúye, antes bien, le dirige la cabeza de su caballo; el rey, que viene con toda
su fuerza, le golpea con tal vigor que le rompe las mallas de la cota y le hunde en el cuerpo la punta de su lanza.
Cuenta la historia que, al sacar la lanza, atravesó la herida un rayo de sol, de forma tan clara que lo vio Giflete y los de
aquella tierra decían que había sido señal de la pena de Nuestro Señor. Cuando Mordret se ve herido, piensa que está
herido de muerte; da un golpe sobre el yelmo del rey Arturo, a quien nada pudo impedir que sintiera la espada en la
cabeza, e incluso, le hizo un corte en parte del cráneo; el rey Arturo se quedó aturdido por este golpe, cayéndose del
caballo, y lo mismo le ocurrió a Mordret; están los dos tan heridos que nadie puede hacer que se levanten y yacen el
uno al lado del otro.
Así mató el padre al hijo y el hijo hirió de muerte al padre. Cuando los hombres del rey Arturo lo vieron en el suelo, se
afligen tanto que no hay corazón humano que pueda imaginar la pena que tienen.
CUESTIONES
1. Ordena cronológicamente las muertes de este fragmento: Mordret, Yvaín, Arturo, jinete de
Northumberland y Galegantín. ¿Quién mata a cada uno de ellos?
2. Localiza una hipérbole en las últimas quince líneas del relato.
3. Subraya los episodios más sangrientos y descriptivos de las heridas de los guerreros.
165
LITERATURA MEDIEVAL II: El Decamerón. Giovanni BOCCACCIO (ITAL, aprox. año 1351).
El judío Melquisedech, con una historia sobre tres anillos
se salva de una peligrosa trampa que le había preparado Saladino.
Después de que, alabada por todos la historia de Neifile, calló ésta, como gustó a la reina, Filomena empezó a hablar así:
-La historia contada por Neifile me trae a la memoria un peligroso caso sucedido a un judío; y porque ya se ha hablado
tan bien de Dios y de la verdad de nuestra fe, descender ahora a los sucesos y los actos de los hombres no se deberá hallar
mal, y vendré a narrárosla para que, oída, tal vez más cautas os volváis en las respuestas a las preguntas que puedan
haceros.
Debéis saber, amorosas compañeras, que así como la necedad muchas veces aparta a alguien de un feliz estado y lo
pone en grandísima miseria, así aparta la prudencia al sabio de peligros gravísimos y lo pone en grande y seguro reposo. Y
cuán verdad sea que la necedad conduce del buen estado a la miseria, se ve en muchos ejemplos que no está ahora en
nuestro ánimo contar, considerando que todo el día aparecen mil ejemplos manifiestos; pero que la prudencia sea ocasión
de consuelo, como he dicho, os mostraré brevemente con un cuentecillo.
Saladino, cuyo valer fue tanto que no solamente le hizo llegar de hombre humilde a sultán de Babilonia, sino también
lograr muchas victorias sobre los reyes musulmanes y cristianos, habiendo en diversas guerras y en grandísimas
magnificencias suyas gastado todo su tesoro, y necesitando, por algún accidente que le sobrevino, una buena cantidad de
dineros, no viendo cómo tan prestamente como los necesitaba pudiese tenerlos, le vino a la memoria un rico judío cuyo
nombre era Melquisidech, que prestaba con usura en Alejandría; y pensó que éste tenía con qué poderlo servir, si quería,
pero era tan avaro que por voluntad propia no lo hubiera hecho nunca, y no quería obligarlo por la fuerza; por lo que,
apretándole la necesidad se dedicó por completo a encontrar el modo como el judío le sirviese, y se le ocurrió obligarle con
algún argumento verosímil. Y haciéndolo llamar y recibiéndole familiarmente, le hizo sentar con él y después le dijo:
-Hombre honrado, he oído a muchas personas que eras sapientísimo y muy avezado en las cosas de Dios; y por ello
querría saber cuál de las tres leyes reputas por verdadera: la judaica, la musulmana o la cristiana.
El judío, que verdaderamente era un hombre sabio, advirtió demasiado bien que Saladino buscaba cogerlo en sus
palabras para moverle alguna cuestión, y pensó que no podía alabar a una de las tres más que a las otras sin que Saladino
saliese con su empeño; por lo que, como a quien le parecía tener necesidad de una respuesta por la que no pudiesen
llevarle preso, aguzado el ingenio, le vino pronto a la mente lo que debía decir; y dijo:
-Señor mío, la cuestión que me proponéis es fina, y para poder deciros lo que pienso de ella querría contaros el
cuentecillo que vais a oír. Si no me equivoco, me acuerdo de haber oído decir muchas veces que hubo una vez un hombre
grande y rico que, entre las otras joyas más caras que tenía en su tesoro, tenía un anillo bellísimo y precioso al que,
queriendo hace honor por su valor y su belleza y dejarlo perpetuamente a sus descendientes ordenó que aquel de sus hijos
a quien, habiéndoselo dejado él, le fuese encontrado aquel anillo, que se entendiese que él era su heredero y debiese ser
por todos los demás honrado y reverenciado como a mayorazgo, ya que a quien fue dejado por éste guardó el mismo orden
con sus descendiente e hizo tal como había hecho su predecesor. Y, en resumen, este anillo anduvo de mano en mano de
muchos sucesores y últimamente llegó a las manos de uno que tenía tres hijos hermosos y virtuosos y muy obedientes al
padre por lo que amaba a los tres por igual. Y los jóvenes, que conocían la costumbre del anillo, deseoso cada uno de ser el
más honrado entre los suyos, cada uno por sí, como mejor sabían, rogaban al padre, que era ya viejo, que cuando sintiese
llegar la muerte, a él le dejase el anillo.
El honrado hombre, que por igual amaba a todos, no sabía él mismo elegir a cuál debiese dejárselo y pensó, habiéndoselo
prometido a todos, en satisfacer a los tres: y secretamente a un buen orfebre le encargó otros dos, los cuales fueron tan
semejantes al primero que el mismo que los había hecho hacer apenas distinguía cuál fuese el verdadero; y sintiendo llegar
la muerte, secretamente dio el suyo a cada uno de sus hijos. Los cuales, después de la muerte del padre, queriendo cada
uno posesionarse de la herencia y el honor, y negándoselo el uno al otro, como testimonio de hacerlo con todo derecho,
cada uno mostró su anillo; y encontrados los anillos tan iguales el uno al otro que cuál fuese el verdadero no sabía
distinguirse, se quedó pendiente la cuestión de quién fuese el verdadero heredero del padre, y sigue pendiente todavía.
Y lo mismo os digo, señor mío, de las tres leyes dadas a los tres pueblos por Dios padre sobre las que me propusisteis
una cuestión: cada uno su herencia, su verdadera ley y sus mandamientos cree rectamente tener y cumplir, pero de quién la
tenga, como de los anillos, todavía está pendiente la cuestión.
Conoció Saladino que éste había sabido salir óptimamente del lazo que le había tendido y por ello se dispuso a
manifestarle sus necesidades y ver si quería servirle; y así lo hizo, manifestándole lo que había tenido en el ánimo hacerle si
él tan discretamente como lo había hecho no le hubiera respondido. El judío le sirvió libremente con toda la cantidad que
Saladino le pidió y luego Saladino se la restituyó enteramente, y además de ello le dio grandísimos dones y siempre por
amigo suyo lo tuvo y en grande y honrado estado lo conservó junto a él.
CUESTIONES
4. ¿Qué simbolizan los tres anillos del cuento del judío Melquisedech?
5. Señala dónde ves el mecanismo de inserción (un cuento dentro de otro cuento) en este texto.
6. ¿Cuál es la profesión de los dos protagonistas del relato? Explica el final del relato.
166
LITERATURA MEDIEVAL II: Las mil y una noches. ANÓNIMO (Oriente; aprox. s.XIV).
El gesto de la muerte
Un joven jardinero persa dice a su príncipe:
—¡Sálvame! Encontré a la Muerte esta mañana. Me hizo un gesto amenazante. Esta noche, por milagro, desearía
estar en Ispahán.
El bondadoso príncipe le presta sus caballos. Por la tarde se encuentra en la plaza con la Muerte y le pregunta:
–Esta mañana, ¿por qué hiciste a nuestro jardinero un gesto de amenaza?
–No fue un gesto de amenaza –le responde– sino un gesto de sorpresa. Pues lo veía lejos de Ispahan y quería
recordarle que allí tenemos una cita esta noche.
CUESTIONES
7. ¿Qué moraleja se puede sacar de este relato? Justifícalo.
8. Este texto está considerado el primer microrrelato de la historia. Averigua, buscando en
internet, qué escritor francés lo popularizó y cuál se dice que es su verdadero origen.
9. En las 90 palabras del texto hay diálogos, pocos personajes, ausencia de descripciones y un
final sugerente. Demuéstralo señalándolo en el texto.
CUESTIONES
10. ¿En qué se parece este relato al argumento de la novela El alquimista de Paulo Coelho?
11. ¿Qué tienen en común este relato y el anterior?
12. Comenta la importancia del destino en los dos relatos de esta página.
167
LITERATURA MEDIEVAL III: Carmina Burana. ANÓNIMO (aprox. s. XIII). [Poesía goliárdica]
O FORTUNA
O Fortuna Sors immanis Sors salutis
velut luna, et inanis, et virtutis
statu variabilis, rota tu volubilis, michi nunc contraria,
semper crescis status malus, est affectus
aut decrescis; vana salus et defectus
vita detestabilis semper dissolubilis, semper in angaria.
nunc obdurat obumbrata Hac in hora
et tunc curat et velata sine mora
ludo mentis aciem, michi quoque niteris; corde pulsum tangite;
egestatem, nunc per ludum quod per sortem
potestatem dorsum nudum sternit fortem,
dissolvit ut glaciem. fero tui sceleris. mecum omnes plangite.
CUESTIONES
1. Según este poema… ¿Quién guía la vida de las personas? ¿Con qué elementos se compara en el
poema?
2. ¿Qué músico alemán escribió una ópera con el título “Carmina Burana”?
3. ¿Qué dice la voz poética de este poema? ¿A quién se dirige? Localiza un apóstrofe en el poema.
168
LITERATURA MEDIEVAL III: Poesía trovadoresca (s. XII y XIII)
A) Bernart de Ventadorn (FRA. 1130-1190) B) Jaufré Rudel (FRA. 1113-1170)
Bien quisiera encontrarla sola Amor de tierra lejana
y que durmiera, o lo fingiese, por vos me duele todo el cuerpo;
para robarle un dulce beso y no puedo encontrar remedio
porque no valgo tanto para pedírselo. si no oigo vuestra llamada
Por Dios, señora, ¡que poco disfrutamos del amor! con reclamo de dulce amor
¡el tiempo pasa y nos perdemos lo mejor! en un jardín o tras una cortina
Deberíamos hablar con palabras de doble sentido con la compañera deseada.
y puesto que de nada nos sirve este atrevimiento,
¡ojalá nos valiera el ingenio! Mi voluntad me lleva hacia ella,
la noche y el amanecer sufriendo
En gozarse y quererse el uno al otro
por deseo de su cuerpo;
está el amor de los verdaderos amantes.
pero viene despacio y despacio me dice:
Nada puede salir bien
“Amigo, dice, celosos y malvados
si los dos no quieren lo mismo.
han armado tal jaleo
Y está loco de nacimiento
el que no hace lo que ella le pide que será difícil resolverlo
o alaba lo que no le gusta. y que ambos tengamos placer”.
169
LITERATURA RENACENTISTA I: ITALIA. La Divina Comedia. DANTE ALIGHIERI (1321)
1) ENCUENTRO DE DANTE Y VIRGILIO: la obra se inicia cuando Dante tiene 35 años. Tras vivir en el pecado, decide
emprender el camino que lleva a la virtud. Encuentra en un páramo al poeta Virgilio, al que admira, y este le
anuncia su propósito de guiarle por el mundo de ultratumba hacia Dios.
2) APARICIÓN DE MATELDA Y PROCESIÓN ALEGÓRICA: Tras visitar el Purgatorio, Virgilio se despide, pues al no haber
vivido en la fe cristiana no puede acceder al Paraíso. Dante queda acompañado por Matelda, una virtuosa dama que
le explica cómo es el Paraíso. Mientras ven pasar una procesión simbólica de la Iglesia.
3) BEATRIZ Y EL PARAÍSO: en el Paraíso, Dante es guiado por su amada Beatriz, modelo de virtud. El lugar está
formado por nueve cielos, en los que hay progresivos grados de felicidad, y el empíreo, el lugar donde se sitúa
Dios. Dante accede de la mano de Beatriz y se deleita en la contemplación de Dios.
(1) Ellas subían ya que no eran vistas:
“Él de la bestia seguidor preciso sus formas, como de águila, eran de oro,
será hasta echarla en el profundo averno y blancas las demás, de rojo mixtas.
de do la envidia vomitarla quiso. Nunca en Roma de carro tal tesoro
Mas ahora por tu bien pienso y discierno lucir pudieron Escipión ni Augusto;
que debo ser tu guía y quien te lleve si aun el del sol le viera sin desdoro:
desde este sitio humilde hasta otro eterno, aquel de do Faetón cayó combusto,
do el clamor espantoso oirás que mueve: de la Tierra a las preces lastimeras,
la turba antigua de ánimas llorosas cuando fue Jove en sus arcanos justo.
que nueva muerte a demandar se atreve. Tres mujeres danzando van ligeras
a la derecha rueda: una es tan roja,
Y verás, las que en medio están llorosas
que entre el fuego su faz no distinguieras;
de fuego, porque aguardan que algún día
se unirán con las almas venturosas. otra el fulgor de la esmeralda arroja,
doquiera verde; y la postrera luce
Y si ver estas tu piedad ansía, cual nieve que en altura eterna aloja.
otra más digna habrás sombra ligera
a quien te deje partir por guía. Y la blanca o bermeja la conduce;
y el aire de su danza, al canto de esta,
Que aquel Emperador que arriba impera más rápido o más lento se produce.
que se abra a mí su casa no permite
porque su ley no supe verdadera. (3)
Con su reino sin fin nada compite; ¡Oh, grandeza de Dios, por quien yo vi
mas esa es su ciudad, trono y asiento, el alto triunfo en la región verace!
felices, ¡ay!, los que allí dentro admite." Dame fuerza a decir cómo le vi.
"Poeta –respondíle– oye mi acento Luz hay arriba que visible hace
y por Aquel que tú no has conocido, el Creador a aquella criatura
líbrame de este y de un mayor tormento; que solo en ver en él se satisface;
y a los que tristes tanto has referido la cual se extiende en circular figura
vamos, y en fe de la promesa tuya, tanto, que su caudal circunferencia
yo de Pedro el cancel mire querido." servir pudiera al sol de ancha cintura.
170
LITERATURA RENACENTISTA I: ITALIA. Cancionero. PETRARCA (1348)
II–INICIO Y PRESENTACIÓN XC–GLORIFICACIÓN DE LA AMADA CCCII –MUERTE DE LAURA
Porque una hermosa en mí quiso vengarse Al aura el pelo de oro vi esparcido, El pensamiento me hizo que subiera
y enmendar mil ofensas en un día, que en mil sedosos bucles lo volvía; con la que busco, y no encuentro en la tierra:
escondido el Amor su arco traía la dulce luz sobremanera ardía allí, entre los que el tercio cielo encierra,
como el que espera el tiempo de ensañarse. de aquellos ojos que hoy tanta han perdido; la vi más bella y menos altanera.
En mi pecho, do suele cobijarse, el rostro de cortés color teñido, Cogió mi mano, y digo: «En esta esfera
mi virtud pecho y ojos defendía no sé si es cierto o falso, ver creía: me encontrarás, si mi deseo no yerra:
cuando el golpe mortal, donde solía si en mi pecho amorosa yesca había, yo soy la que te ha hecho tanta guerra,
mellarse cualquier dardo fue a encajarse. ¿quién, porque ardió, se siente sorprendido? y acabó el día sin que noche fuera.
Pero aturdida en el primer asalto, No era su caminar cosa mortal, Mi bien no cabe en intelecto humano:
sentí que tiempo y fuerza le faltaba sino de forma angélica; y sonaba solo a ti espero, y al que tú has amado
para que en la ocasión pudiera armarme, su voz como no suena voz humana. y allá abajo quedó mi bello velo».
o en el collado fatigoso y alto A un celestial espíritu miraba, ¡Ah!, ¿por qué se calló y abrió la mano?
esquivar el dolor que me asaltaba, a un sol vivo; y si ya no fuese igual, Que, ante su casta voz, poco ha faltado
del que hoy quisiera, y no puedo, guardarme. porque distienda el arco no me sana. para que me quedase yo en el cielo.
CUESTIONES
¿Qué estrofa poética utiliza Petrarca en estos poemas?
4. Identifica elementos que permitan distinguir a Cupido en el poema II.
5. ¿Cómo está la voz poética al final del poema II?
6. En el poema XC, Petrarca retrata a su amada Laura como una “donna angelicata” (mujer
angelical) ¿Qué atributos posee? Localiza alguna expresión que demuestre que Petrarca ha
divinizado a esta mujer.
7. En el poema CCCII… ¿Dónde se encuentran Laura y la voz poética? ¿Qué le dice ella?
CUESTIONES
8. Del enfrentamiento entre los grandes y el pueblo... ¿Qué tres posibles situaciones pueden darse?
¿A cuál de ellas equivaldría nuestra monarquía?
9. ¿Qué similitudes encuentras entre este texto de Maquiavelo y la realidad política actual?
10. Tras las explicaciones que da Maquiavelo… ¿Cuál crees que sería la forma ideal de que el príncipe
llegara al poder y lo mantuviese?
171
LITERATURA RENACENTISTA I: ITALIA. El Decamerón. BOCCACCIO (s. XII y XIII)
CUARTA JORNADA – NARRACIÓN NOVENA
Micer Guillermo de Rosellón da a comer a su mujer el corazón de micer Guillermo Cabestany, al que
había matado y a quien ella amaba; y al saberlo ella luego, se arroja de una alta ventana y muere,
y es sepultada con su amante1.
Habiendo terminado el cuento de Neifile no sin haber provocado gran compasión en todas sus
compañeras2, el rey, que no pretendía dañar el privilegio de Dioneo3, visto que no quedaba nadie por
contar, empezó a decir:
–Me ha venido a la memoria, compasivas señoras, un cuento que, dado que tanto os conmovéis con los
casos de amor desgraciados, os hará sentir no menos compasión que con el anterior, porque lo que diré
sucedió a gentes de más alta condición y con más atroces circunstancias que los que aquí se han contado.
Debéis pues saber que, según cuentan los provenzales4, en Provenza hubo hace tiempo dos nobles
caballeros, de los que cada uno castillos y vasallos tenía: uno tenía por nombre Guillermo de Rosellón y el
otro Guillermo de Cabestany. Y puesto que los dos eran hombres de pro con las armas, se armaban a
menudo y solían ir siempre juntos y con la misma divisa5 a todos los torneos, justas u otros hechos de
armas. Y aunque cada uno residía en su castillo y estaba el uno del otro a más de diez millas, sucedió sin
embargo que, como Guillermo de Rosellón tenía por esposa una mujer bellísima y atractiva, Guillermo
Cabestany, a pesar de la amistad y fraternidad que había entre ellos, se enamoró de ella fuera de toda
medida, y tanto hizo de una u otra manera que la señora se percató; y sabiendo que era un valerosísimo
caballero, le gustó, y comenzó a amarle hasta tal punto que no deseaba o amaba otra cosa que a él, y no
esperaba nada que no fuese el ser pretendida por él. Lo cual no tardó mucho tiempo en suceder, y juntos
estuvieron una vez y otra, amándose intensamente.
Y como cuando estaban juntos se comportaban poco discretamente, sucedió que el marido se dio
cuenta y fieramente se enfureció, mientras que el gran amor que tenía por Cabestany lo convirtió en odio
mortal, pero lo supo mantener oculto mejor que los dos amantes habían sabido esconder su amor; y
resolvió consigo mismo matarlo a toda costa. Ocurrió entonces que, estando el de Rosellón en este estado
de ánimo, se anunció en Francia un gran torneo; lo que el de Rosellón de inmediato comunicó al de
Cabestany, mandándole decir que, si quería, acudiese a donde él y juntos deliberarían si iban a ir y cómo. El
de Cabestany, contentísimo, respondió que sin falta iría al día siguiente a cenar con él. El de Rosellón, al oír
esto, pensó que había llegado el momento de poder matarlo, y al día siguiente montó armado a caballo
con algunos sirvientes, y alrededor de una milla lejos de su castillo se puso al acecho en un bosque por
donde debía pasar el de Cabestany6. Y tras esperarlo un buen espacio de tiempo, lo vio venir desarmado
con dos servidores también desarmados, como quien nada sospechaba de él; y apenas lo vio llegar en el
lugar que quería, enfurecido y lleno de rencor, con una lanza en la mano, le salió al paso gritando:
– ¡Traidor, date por muerto!
Y el decir esto y el clavarle con aquella lanza en el pecho fue una y la misma cosa; El de Cabestany, sin
poder defenderse en modo alguno y ni siquiera decir una palabra, cayó atravesado por aquella lanza, y
poco después murió. Sus sirvientes, sin haber reconocido al que había hecho aquello, dando la grupa de
sus caballos, huyeron hacia el castillo de su señor lo más rápido que pudieron. El de Rosellón, tras
desmontar, abrió con un cuchillo el pecho del de Cabestany y con sus propias manos le extrajo el corazón y
tras hacerlo envolver en el pendón de una lanza, ordenó a uno de sus sirvientes que se lo llevase; y tras
1
El rey de esta cuarta jornada es Filóstrato y su tema es «aquellos cuyos amores tuvieron final infeliz».
2
El cuento anterior, el octavo de la cuarta jornada, que acaba de narrar Néifile, cuenta los amores desgraciados de Girolamo y
Silvestra.
3
El privilegio de Dioneo consiste en narrar el último y en no tener que ajustarse al tema marcado para la jornada. El penúltimo que
narra, como sucede en este cuento, es el rey o reina de la jornada, que en este caso es Filóstrato.
4
Se refiere a los trovadores provenzales porque la principal fuente de este relato es la Vida del trovador Guillem de Cabestany.
5
El símbolo bajo el que combatían. Obsérvese el paralelismo entre los dos protagonistas: nombre, estamento, valentía, aficiones…
6
Las localidades de Cabestany y Castello Roselló, ambas en la comarca francesa del Rosellón, al sur de Francia, están separadas
por unos tres kilómetros
172
haber ordenado a todos que ninguno tuviese la osadía de decir una palabra de aquello, volvió a montar en
el caballo y siendo ya de noche, regresó a su castillo.
La señora, que había oído que el de Cabestany iba a estar esa noche en la cena y lo esperaba con
grandísimo deseo, al no verlo venir, se extrañó mucho y le dijo al marido:
–¿Y cómo es, señor, que el de Cabestany no ha venido?
A lo que el marido repuso:
–Señora, he sabido por él que no podrá llegar hasta mañana.
Por lo que la señora quedó un tanto confundida.
El de Rosellón, tras desmontar, hizo llamar al cocinero y le dijo:
–Toma este corazón de jabalí y prepara el mejor alimento y más gustoso comida que sepas; y cuando esté
lista, me la mandas a la mesa en una fuente de plata.
El cocinero, cogiéndolo y poniendo en ello todo su arte y toda su dedicación, troceándolo y
aderezándolo con muchas buenas especias, hizo con él un manjar exquisito. Guillermo de Rosellón, llegado
el momento, se sentó con su mujer a la mesa. Llegó la comida, pero él, con el pensamiento ocupado por la
maldad cometida, comió poco. El cocinero le mandó el manjar, que él hizo poner delante de la señora, y al
mismo tiempo que él se mostraba desganado aquella noche, se lo alabó mucho. La señora, que no estaba
desganada, comenzó a comerlo y le pareció delicioso, por lo que lo comió entero. Apenas hubo visto el
caballero que la señora lo había comido todo, dijo:
–Señora, ¿qué tal os ha parecido esta comida?
La señora repuso:
–Mi señor, a fe mía que me ha gustado mucho.
–Así me ayude Dios –dijo el caballero– que yo os creo, y no me maravillo de que muerto os haya gustado lo
que vivo os gustó más que nada.
La señora, al oír esto, quedó algo pensativa; luego dijo:
–¿Cómo? ¿Qué es esto que me habéis hecho comer?
El caballero respondió:
–Lo que habéis comido ha sido verdaderamente el corazón de Guillermo de Cabestany, al cual vos, como
esposa infiel, tanto amabais; y sabed con certeza que ha sido el suyo porque yo con mis propias manos se
lo he arrancado del pecho poco antes de venir.
No hay que preguntar si la señora, al oír esto sobre aquel a quien más que a nadie amaba, sintió dolor
lo, y al poco dijo:
–Habéis hecho lo que hace un caballero desleal y malvado caballero; porque si yo, sin forzarme él, lo había
hecho señor de mi amor y os había ofendido a vos con ello, no era él sino yo quien debía recibir el castigo.
Pero no quiera Dios que sobre tan noble comida como ha sido el corazón de tan valeroso y cortés caballero
Guillermo de Cabestany vaya nunca otra comida…
Y diciendo esto, se puso de pie y sin dudarlo un momento, se arrojó por una ventana que estaba tras
ella. La ventana estaba muy alta, por lo que al caer la señora no solamente murió, sino que quedó
destrozada. Guillermo de Rosellón, al ver esto, se alteró mucho, y le pareció haber obrado mal, y por temor
a los lugareños y al Conde de Provenza7, hizo ensillar los caballos y se marchó.
A la mañana siguiente, se supo por toda la comarca lo que había sucedido: por lo que la gente del
castillo de Guillermo de Cabestany junto con la gente del castillo de la señora recogieron los dos cuerpos
con grandísimo dolor y llanto, y en la iglesia del mismo castillo de la señora los pusieron en una misma
sepultura y sobre ella escribieron versos que decían quiénes eran los que estaban allí sepultados, y el modo
y la razón de su muerte.
CUESTIONES
11) ¿Qué semejanzas hay entre los dos Guillermos? Observa la nota 5 y concreta el paralelismo.
12) Uno de los dos rompe las normas de cortesía y generosidad ¿Quién y cómo lo hace?
13) ¿Cuál es el elemento y hecho simbólico que crea un efecto entre el horror y el asombro?
14) ¿Qué te parece más reprobable en el relato: la infidelidad o el crimen? ¿Quién o quiénes son las
víctimas del desenlace de este relato?
7
Seguramente lo temía porque era el señor feudal del que el propio Guillermo de Roselló era vasallo y podía castigarlo.
173
LITERATURA RENACENTISTA II: PORTUGAL. Os Lusíadas. LUIS DE CAMÕES (1572)
INICIO DEL POEMA
Las armas y varones distinguidos, CUESTIONES
que de Occidente y playa Lusitana 1. Según lo que se anuncia en la primera
por mares hasta allí desconocidos, estrofa de 1), ¿quién va a ser el
pasaron más allá de Taprobana; protagonista del poema, un héroe
individual o un pueblo entero? ¿Cuál era
y en peligros y guerra, más sufridos
el objetivo de Camões al escribir este
de lo que prometía fuerza humana, poema?
entre remota gente, edificaron
2. Camões se inspira en la épica antigua,
nuevo reino, que tanto sublimaron.
pero según lo que dice en estos versos…
¿considera que los héroes de la
Y también los renombres muy gloriosos Antigüedad son más nobles y más dignos
de los Reyes, que fueron dilatando de ser cantados que los de su época?
el Imperio y la Fe, pueblos odiosos
3. ¿Quiénes son “del sabio Griego” y “del
del África y del Asia devastando; Troyano” (verso 17)
y aquellos que por hechos valerosos
más allá de la muerte van pasando;
si el ingenio y el arte me asistieren,
esparciré por cuantos mundos fueren.
174
LITERATURA RENACENTISTA II. Elogio de la locura. ERASMO DE ROTTERDAM (1513)
¿Qué razón existe para no hablaros crudamente según mi vieja costumbre? Responded, ¿es la cabeza, el rostro, el
pecho, la mano, la oreja u otra parte cualquiera del cuerpo, de las llamadas honestas, la que tiene la virtud de
reproducir a los dioses y a los hombres? Si no estoy equivocado, me parece que no, y más bien es otra parte tan loca,
tan bufona, que no es posible nombrar sin reírse. Tal es el sagrado manantial de donde procede la vida con un poco
más de seguridad que del cuaternario de Pitágoras. Aquí entre nosotros ¿quién ofrecería su cabeza al yugo del
matrimonio si hubiera pensado juiciosamente, como deberían hacerlo los sabios, las desventajas de este estado?
¿Habría mujer que acogiera a su marido, si conociera los dolores del parto y los cuidados de la educación, o solamente
si reflexionara acerca de ellos?...
¿Cómo sería la vida, si le quitáramos el placer? veo que me aplaudís; ya sabía que ninguno de vosotros era lo
suficiente cuerdo, o mejor, lo suficiente loco -¡vaya, me equivoco!-, quiero decir, lo suficiente cuerdo para no ser de mi
opinión. Los mismos estoicos vuestros no desdeñan el placer aunque lo disimulen con cuidado; en público jamás dejan
de injuriarlo; mas no conviene ver en esto más que una hábil maniobra para alejar a los demás del pastel, con el fin de
que les corresponda mayor bocado. ¿Osarían sostener estos hipócritas que haya un sólo día en la vida que no sea
triste, monótono, insípido, lleno de enojos y de disgustos, salvo que el placer, es decir, la Locura, no concurra a poner
en él su granito de sal?...
Sin embargo, quiero ir más allá. Quiero demostraros que no existe una acción brillante que yo no inspire, ni artes
o ciencias que no sean de mi invención. ¿La guerra no es el teatro de los hechos más ensalzados y el tiempo donde se
crían los laureles? Y no obstante, ¿hay locura mayor que complicarse en una lucha muchas veces sin saber por qué,
aunque sin desconocer que ambos bandos han de perder más de lo que ganen? Los que mueren son como las gentes
de Megara: no se los puede contar. Cuando dos ejércitos se hallan frente a frente, cuando resuena el clarín ¿de qué
servirían esos filósofos gastados por el estudio y débiles hasta por sacar un suspiro de su sangre helada? ... los
proxenetas, los aldeanos, los estúpidos, los desarrapados, resumiendo: aquellos que se llaman la hez del pueblo, son
suficientes y hasta sobran para tomar los laureles que no alcanzarán los más eximios filósofos...
En resumen, si, como Menipo, pudieseis mirar desde la luna, el oleaje enorme del género humano, supondríais
estar viendo un enjambre de moscardones y mosquitos, peleando entre sí, luchando, tendiéndose lazos, robándose,
mofándose unos de otros, y, en fin, naciendo, enfermando y muriendo incesantemente. Nadie podría imaginar los
trastornos y las desdichas de que es capaz un animalillo tan pintoresco y vil y de vida tan efímera como es el hombre.
En un combate, o bajo el azote de una peste, se aniquilan y desaparecen en breve lapso millares de personas...
Y yo misma demostraría una locura suprema y me haría acreedora a las carcajadas de Demócrito, si pretendiese
contar todas las formas de necedad y de locura que son comunes al vulgo. Solamente, pues, quiero tratar de aquellos
mortales que gozan el concepto de sabios y han alcanzado los laureles de Minerva, según los que les rodean.
Se destacan entre todos los gramáticos... A la misma calaña pertenecen los escritorzuelos que corren tras de la
fama perenne, componiendo libros; mucho me deben todos ellos, en especial aquellos que emborronan el papel con
verdaderas majaderías, porque respecto de los otros, de los que escriben doctamente por resultar gratos a un corto
número de eruditos, y que no rechazarían para críticos suyos a Persio y Lelio, los creo más bien dignos de lástima que
acreedores a la envidia; viven en una perenne tortura; añaden, modifican, cortan, vuelven a poner, rehacen, insisten,
reservan nueve años su manuscrito, como dice Horacio, antes de resolverse en publicarlo, y, por último, ni siquiera así
están satisfechos por completo...
En cambio, el escritor que me pertenece por completo es mucho más feliz, porque ¿hay más dulce locura que la
suya, ya que sin trabajo y sin pasar las noches en claro escribe rápidamente todo lo que piensa, lo que acude a la punta
de su pluma y lo que sueña, sin otro gasto que un poco de papel? Perfectamente sabe él que cuantas más locuras
escriba más ensalzado será por la multitud, es decir, por los ignorantes y por los tontos. ¿Qué puede importarle que
tres o cuatro sabios le desprecien, si por casualidad aciertan a leerle? ¿Qué significa el parecer de estos hombres ante
el tributo de la multitud que lo aplaude?...
Pero veo que estáis esperando una conclusión, mas ¡qué archilocos sois si pensáis que me acuerdo de una sola
palabra de todo el fárrago que os acabo de soltar! Dice un viejo adagio: Odio al convidado que posee buena memoria.
Aquí tenéis uno nuevo: Aborrezco al oyente que recuerda todo. ¡Adiós, pues! ¡Continuad bien, aplaudid, vivid y bebed,
ilustres seguidores de la Locura!...
CUESTIONES
1. ¿Cuál es el sagrado manantial del que emana la vida? (Primer párrafo)
2. ¿Qué valor tiene la locura en la vida de una persona? (Segundo párrafo)
3. ¿Cuál es el tema del tercer y cuarto párrafo?
4. Diferencia entre cómo afecta la locura a un “escritorzuelo” (párrafo 6) y a un “escritor” (párrafo 7)
5. En el último párrafo… ¿Hay conclusión? ¿Cuál es?
6. ¿Quién habla en primera persona en muchos momentos del texto?
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CLASICISMO INGLÉS: SHAKESPEARE. Romeo y Julieta (1597) Acto III, escena II.
JULIETA (hablando a solas).-¡Romeo! ¡Romeo! ¿Por qué eres tú, Romeo?... Reniega de tu padre, adjura de tu
nombre, y si no quieres hacer eso, jura que me amarás, y yo cesaré de ser Julieta Capuleto.
ROMEO.-¿Debo continuar escuchándola, o debo hablarle?
JULIETA.-Tú no eres mi enemigo; lo es tu nombre, tu nombre solo. Tú eres tú y no eres un Montesco. ¿Qué es un
Montesco? Esos brazos, esa cabeza, esos cabellos, no componen un Montesco...Todo eso te compone a ti...
¡Cambia de nombre! ¡Un nombre no es nada! Demos a una rosa otro nombre, y no por ello dejará de agradarnos;
su perfume no será por eso menos suave. Si Romeo tuviese otro nombre, toda su gracia y su perfección
quedarían en él, que es a quien yo amo. ¡Borra tu nombre, oh Romeo, ese nombre que no es nada, ese nombre
que no constituye tu ser! ¡Bórralo y tómame a mí en cambio, a mí toda entera!
ROMEO (alto a Julieta).-Te cojo la palabra, Julieta. Dime tan solo: "¡Amado mío!", dame ese nuevo bautismo, y
nunca, ¡oh!, nunca volveré a ser Romeo.
JULIETA (mirando debajo del balcón).-¿Quién eres tú, que me escuchas? ¿Tú, a quien la noche envuelve y que
sorprende mis pensamientos más secretos?
ROMEO.-No me atrevo a decirte mi nombre; es un nombre que aborrezco, ¡oh mi adorada santa!... Le detesto
por ser enemigo de la que amo. ¡Si lo tuviese escrito Aquí, ante mis ojos, haría pedazos las letras que lo
componen!
JULIETA.-Has pronunciado pocas palabras, pero ninguna se ha escapado a mi oído, y he conocido también el
acento de tu voz.... ¿No eres tú Romeo...? ¿No eres un hijo de Montesco?
ROMEO.-Ni lo uno ni lo otro, ¡oh mi bella santa!, si lo uno y lo otro te desagrada.
JULIETA.-¿Cómo has llegado hasta aquí? ¿Para qué estás ahí? Dímelo. Los muros de este jardín son muy altos y
difíciles de escalar. Este sitio representa la muerte para ti, que eres un Montesco, si es que te encuentra alguno
de mis parientes.
ROMEO.-El amor me prestó sus alas, y desaparecieron todos los obstáculos. ¿Qué es para el amor una muralla de
piedra? A todo lo que quiere se atreve, y yo no temo la cólera de tus parientes.
JULIETA.-¡Si te viesen, te matarían!
ROMEO.-Hay para mí más peligro en tus ojos que en afrontar veinte espadas desnudas. Concédeme tan sólo una
dulce mirada, y eso me basta para desafiar el furor de todos.
JULIETA.- Yo daría un mundo porque no te descubrieran.
ROMEO.- De ellos me defiende el velo tenebroso de la noche. Más quiero morir a sus manos, amándome tú, que
esquivarlos y salvarme de ellos, cuando me falte tu amor.
JULIETA.- ¿Y quién te guió aquí?
ROMEO.- El amor que me dijo dónde vivías. De él me aconsejé, él guió mis ojos que yo le había entregado. Sin ser
navegante, te juro que navegaría hasta la playa más remota de los mares por conquistar joya tan preciada.
JULIETA.- Si el manto de la noche no me cubriera, el rubor de virgen subiría a mis mejillas, recordando las
palabras que esta noche me has oído. En vano quisiera corregirlas o desmentirlas... ¡Resistencias vanas! ¿Me
amas? Sé que me dirás que sí, y que yo lo creeré. Y sin embargo, podrías faltar a tu juramento, porque dicen que
Jove se ríe de los perjuros de los amantes. Si me amas de veras, Romeo, dilo con sinceridad, y si me tienes por
fácil y rendida al primer ruego, dímelo también, para que me ponga esquiva y ceñuda, y así tengas que rogarme.
Mucho te quiero, Montesco, mucho, y no me tengas por liviana, antes he de ser más firme y constante que
aquellas que parecen desdeñosas porque son astutas. Te confesaré que más disimulo hubiera guardado contigo,
si no me hubieses oído aquellas palabras que, sin pensarlo yo, te revelaron todo el ardor de mi corazón.
Perdóname, y no juzgues ligereza este rendirme tan pronto. La soledad de la noche lo ha hecho.
ROMEO.- Te juro, amada mía, por los rayos de la luna que platean la copa de estos árboles...
JULIETA.- No jures por la luna, que en su rápido movimiento cambia de aspecto cada mes. No vayas a imitar su
inconstancia.
CUESTIONES
1. ¿Dónde ocurre este fragmento?
2. ¿A qué peligros se enfrenta Romeo al ver a Julieta?
3. Averigua en qué ciudad está el balcón de los Capuleto y si es real o no.
4. ¿En qué se basó Shakespeare para escribir esta obra? Averigua las fuentes.
5. ¿Por qué crees que esta obra es tan conocida e influyente en la literatura universal?
176
CLASICISMO INGLÉS: SHAKESPEARE. Otelo (1597) Acto V, escena II.
OTELO: ¡Calla, calla!
DESDÉMONA: Sí, callaré. ¿Pero qué pasa?
OTELO: ¿Tú diste a Casio aquel pañuelo, regalo mío y que yo tanto apreciaba?
DESDÉMONA: ¡No, te lo juro por mi vida! Pregúntaselo a él.
OTELO: No jures en falso, amada mía, que ya estás en el tálamo de la muerte.
DESDÉMONA: ¿Tan pronto?
OTELO: En seguida. Confiesa, pues, tus culpas, una por una, que aunque las niegues con los más firmes
juramentos, no has de disminuir en un ápice mi firme convicción. De todas maneras, morirás.
DESDÉMONA: Entonces, Dios tenga compasión de mí.
OTELO: Así sea.
DESDÉMONA: Tú también tenla. No te ofendí jamás en esta vida. A Casio nunca amé; ni le di prenda alguna
de amor. Quísele sólo con la amistad que Dios aprueba.
OTELO: ¡Dios mío! ¡Y yo que he visto el pañuelo en sus manos! ¡Oh perjura! Mi pecho petrificas, y lograrás
que asesinato llame lo que quise que fuera sacrificio. El pañuelo vi yo.
DESDÉMONA: Lo hallo sin duda, jamás lo regalé. Que venga al punto y la verdad confiese.
OTELO: Ya la ha confesado.
DESDÉMONA: ¿Y qué confesó?
OTELO: Que alcanzó favores tuyos.
DESDÉMONA: ¿Indignamente?
OTELO: Sí.
DESDÉMONA: Falso. No lo repetirá delante de mí.
OTELO: No, porque Yago le ha cerrado la boca.
DESDÉMONA: ¡Ah! Tiemblo. ¿Casio ha muerto?
OTELO: ¡Ojalá hubiera tenido tantas vidas como cabellos; para que mi venganza las hubiera devorado una
por una!
DESDÉMONA: ¡Vendido fue, gran Dios, y yo perdida!
OTELO: ¡Infame! ¿Y te atreves a llorarle delante de mí?
DESDÉMONA: ¡Esposo mío, destiérrame de tu presencia, pero no me mates!
OTELO: Apártate, vil adúltera.
DESDÉMONA: Déjame vivir siquiera esta noche. Mátame mañana.
OTELO: ¿Aún te defiendes?
DESDÉMONA: Si quiera una hora de vida.
OTELO: La hora inevitable ha llegado.
DESDÉMONA: Deja que rece una oración.
OTELO: Es tarde ya. (La estrangula)
EMILIA: (Dentro). ¡Abrid, señor, abrid!
OTELO: ¿Quién llama? ¿Estará muerta? A pesar de todo le tengo lástima y no quiero alargar su agonía.
EMILIA: (Dentro) ¡Abrid, señor!
OTELO: ¿Quién es?
EMILIA: (Dentro) Señor, dejadme deciros dos palabras.
OTELO: Es Emilia. Voy a abrirle. Ya ha muerto Desdémona. ¿Vendrá Emilia a contarme la muerte de Casio?
Aquí era el ruido. Está inmóvil, quieta como la losa de un sepulcro. ¿Abriré? ¿Será una imprudencia? ¡Me
parece que se mueve! No es nada. ¿Qué haré? Si entra, preguntará por mi mujer. ¡Mi mujer, mi mujer! ¿Y
quién es mi mujer? Yo no la tengo. ¡Hora tristísima! ¡Ojalá hubiese ahora un eclipse de sol y de luna y se
abriese el centro de la tierra!
CUESTIONES
6. Averigua cuál es el tema central de esta tragedia de Shakespeare.
7. ¿Qué relación hubo entre Casio y Desdémona antes de esta escena?
8. Explica las sensaciones que tiene Otelo, según lo que dice en el último parlamento del fragmento.
9. ¿Qué le dice Desdémona a Otelo para tratar de defenderse de sus acusaciones?
10. ¿Qué elemento u objeto enciende las sospechas de Otelo y lo lleva a buscar venganza?
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¿Escribió Shakespeare las obras de Shakespeare?
Santiago Posteguillo (en La noche que Frankenstein leyó el Quijote –2011–)
30 de mayo de 1593. Una posada en Deptford, junto al Támesis, a dieciséis millas de Londres. Cuatro
hombres comparten una cena. La cerveza ha sido abundante. Sin embargo hay pocas risas. Los hombres
hablan en voz baja. De pronto uno se levanta alterado.
—Prometiste que pagaríais vosotros.
—Siéntate, Marlowe, por Dios —le responde Ingram, uno de sus compañeros, cogiéndole del brazo, pero
Marlowe está fuera de sí. Ya entró nervioso en la taberna y a cada cerveza se había puesto más irascible aún.
—¡Malditos miserables! ¡Malditos mentirosos! —les espeta Marlowe con agresividad.
Robert y Nicholas cogen entonces a Marlowe por los brazos, mientras que Eleanor Bull, la viuda dueña del
alojamiento, desciende a toda prisa desde el piso superior. Marlowe se zafa del abrazo de sus compañeros y
esgrime una daga ante el perplejo rostro de su amigo Ingram.
—¡Sois todos unos traidores y pagaréis por ello como pagaréis esta maldita cuenta!—insiste un Marlowe
fuera de sí.
Ninguno parece entender por qué Marlowe reacciona con esa violencia.
—¡Señores, ésta es una casa honrada! —exclama Eleanor Bull aterrorizada, pero ya es tarde para todo.
Marlowe, borracho, embiste a Ingram con su daga. Ingram, no obstante, ha estado en mil reyertas de
taberna: coge la muñeca de Marlowe, la retuerce y el puñal desaparece de la vista de todos. Lo siguiente que
se oye es el grito de agonía de Marlowe a la vez que un gran charco de sangre empieza a salpicarlo todo. En
ese momento se abre la puerta. Danby, el juez de la reina, de paso por Deptford, ha oído los gritos de la
lucha y entra en el comedor.
—En nombre de la reina, ¿qué ocurre aquí?
Y todo se detiene.
A los pocos minutos, el cuerpo sin vida de Christopher Marlowe, poeta y autor de teatro isabelino, es puesto
en una carreta acompañando al cadáver de un recién ahorcado. Eleanor Bull y otros testigos están
declarando. Ingram es detenido por posible asesinato. Danby parte hacia Londres custodiando a Ingram y se
adelanta al grupo de sus hombres que conducen la carreta con los cuerpos sin vida de aquellos miserables. El
carromato, más despacio, con Robert y Nicholas velando al fallecido Marlowe, cruza Deptford con los dos
cadáveres, el de Marlowe y el del ahorcado. Justo a la salida del pueblo, el cuerpo sin vida de Christopher
Marlowe abre los ojos y se sienta.
—¿Qué mierda roja es ésta? —pregunta.
Ni Robert ni Nicholas ni el conductor del carro se sorprenden.
—Sangre de vaca —responde Robert en un susurro—, hemos usado sangre de vaca; y sigue tumbado, que
todavía no hemos dejado el pueblo. Aún conseguirás que nos maten a todos, pero esta vez de verdad.
Marlowe obedece y, aunque a regañadientes, maldiciendo el mal olor de aquella sangre, se recuesta de
nuevo en el carro. El cadáver del ahorcado tampoco hace muy grato el viaje.
En pocos minutos llegan a un muelle. Marlowe se cambia de ropa, sube a una barca que lo conduce a un
mercante anclado en medio del río y desaparece de Inglaterra con destino al continente. A todos los efectos,
Christopher Marlowe, autor de grandes obras del teatro isabelino como El doctor Fausto, El judío de Malta o
La masacre en París, ha muerto. El cuerpo del ahorcado sirve a sus compañeros para entregarlo en lugar del
suyo. El supuestamente malogrado escritor ha dejado de existir, al menos en Inglaterra.
Sin embargo, la vida de Marlowe sigue en Francia, Italia y otros países como agente secreto al servicio de la
corona inglesa, la misma institución que está detrás de su ficticio asesinato para evitar que fuera detenido e
interrogado bajo tortura y que sus posibles confesiones comprometieran a altos funcionarios de la corona
para los que había estado trabajando durante años. Marlowe, desde Europa, envía informes con regularidad
a Londres, pero también envía algo más. Y es que su vieja pasión, un extraño vicio que le reconcome las
entrañas, no le ha abandonado. De noche, cuando no puede dormir por el calor de algunos de los países
178
mediterráneos en los que deambula, o quizá en medio de un perenne insomnio motivado por las
preocupaciones, sigue escribiendo. Así nacen Hamlet, Otelo, Julio César, El mercader de Venecia, Romeo y
Julieta, Mucho ruido y pocas nueces, El sueño de una noche de verano, Antonio y Cleopatra, Macbeth y
tantas otras. Marlowe envía los manuscritos a Inglaterra, a su buen amigo Thomas Walsingham, primo de sir
Francis Walsingham, secretario de la reina Isabel. Thomas, admirado por la calidad de las obras, busca un
hombre, un joven actor, y le ofrece un pacto: que sea él el rostro conocido que firma esos nuevos escritos de
un Marlowe supuestamente muerto en una reyerta de taberna. Este joven actor, de nombre William
Shakespeare, acepta. No tiene nada que perder.
¿Es todo esto cierto o estamos ante un dislate? La corriente dominante en la historia de la literatura inglesa
sigue siendo la de considerar a Shakespeare como el autor de todas las grandes obras isabelinas que
habitualmente se le atribuyen, pero hay quien ha dudado de que Shakespeare, hombre sin formación
académica conocida, pudiera escribir semejantes obras maestras. Así Zeigler en 1895 y Webster en 1923
plantean sus dudas de forma rigurosa en diferentes publicaciones académicas. A esto se une que en 1925 se
descubre el documento sobre la investigación oficial sobre la muerte de Marlowe: Ingram recibió un indulto
de la reina cuatro semanas después de la supuesta muerte de Marlowe, alegándose defensa propia; los
testigos presentaban contradicciones extrañas en sus declaraciones y es curioso que el juez de la reina,
Danby, estuviera justo en el sitio del asesinato en el momento exacto en que supuestamente se produjo
aquella reyerta. En 1955 Calvin Hoffman y en 1994 A. D. Wright continuaron defendiendo con todo tipo de
argumentaciones literarias y policiales que Marlowe no murió en esa pelea y que era él y nadie más el
auténtico autor de las obras que firmaba el actor Shakespeare. Su argumentación cobra fuerza con el hecho
de que un tal Marlowe se paseara por Europa entre 1593, año de su supuesta muerte, y 1627, apareciendo
intermitentemente en diferentes ciudades como Padua, Rutland y hasta la hispana Valladolid. ¿Tenía
Hoffman razón en su teoría y es Marlowe el autor de obras tan memorables de la literatura universal como
Hamlet o Romeo y Julieta?
Es un hecho que prevalece que hay dudas sobre si Shakespeare fue o no el autor en cuestión de tales obras
maestras. Muy recientemente, en octubre de 2011, asistimos al estreno de la película Anonymous, en donde
se formula nuevamente la teoría de que Shakespeare no fue el autor de esas obras que normalmente se le
reconocen. La película no se postula a favor de Marlowe como el auténtico autor, sino que formula otra
hipótesis diferente que no desvelo por si desean ver el largometraje. En todo caso, el asunto de la muerte de
Christopher Marlowe sigue siendo enigmático.
De quien sí sabemos cuándo murió con exactitud es de Calvin Hoffman, en 1987, pero tal era la pasión de
este investigador del pasado por confirmar que fue Marlowe, en efecto, quien escribió las obras que firmaba
Shakespeare que el propio Hoffman decidió que el tema no quedaría zanjado con su propia muerte. Para ello
dejó un testamento con un premio de varios centenares de miles de libras esterlinas que deben ser
entregadas como recompensa al investigador o investigadora que sea capaz de demostrar sin ningún
margen de duda que fue Marlowe y no Shakespeare el que escribió las obras más famosas de la literatura
inglesa. Observarán que he dicho «deben ser entregadas» en presente. Y es que la fundación del King’s
College de Canterbury custodia los deseos y el dinero de Hoffman, que sigue esperando. El concurso sigue
abierto. Si tienen alguna idea, por favor, no lo duden y preséntenla a la fundación del King’s College.
Por cierto, el cadáver de Marlowe fue incinerado en menos de veinticuatro horas después de su supuesta
muerte. ¿Casualidad o alguien tuvo mucha prisa en que no fuera identificado? Ah, se me olvidaba:
curiosamente Shakespeare no publicó nunca nada antes de 1593, año de la muerte de Marlowe. Hay quien
cree en las casualidades. Hay quien no.
CUESTIONES
11. ¿Quiénes son los cómplices de Marlowe en el engaño?
12. Resume en qué consiste la conspiración para que desaparezca Marlowe.
13. ¿Quién fue el primero y en qué año planteó las dudas sobre la autoría de las obras de
Shakespeare?
14. ¿En qué se basó Shakespeare para escribir esta obra? Averigua las fuentes.
15. Busca en internet otros datos que abonen la teoría de que Shakespeare no fue el verdadero autor.
16. Explica el argumento de la obra El Doctor Fausto y analiza este mito literario. ¿Qué otros autores se
ocuparon de él?
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CLASICISMO INGLÉS: MILTON. El paraíso perdido (1646) [Diversos fragmentos.]
1) “Canta, Musa Celestial, la primera desobediencia del hombre y el fruto de aquél árbol prohibido, cuyo
gusto mortal trajo al mundo la muerte y todas nuestras desgracias, con la pérdida del Edén”…
2) “De una sola ojeada y atravesando con su mirada un espacio tan lejano como es dado a la penetración
de los ángeles, vio aquel lugar triste, devastado y sombrío; aquel antro horrible y cercado, que ardía por
todos lados como un gran horno. Aquellas llamas no despedían luz alguna; pero las tinieblas visibles
servían tan sólo para descubrir cuadros de horror, regiones de pesares, oscuridad dolorosa, en donde la
paz y el reposo no pueden habitar jamás, en donde no penetra ni aun la esperanza”.
3) “El abismo no tiene límites ni vacío, porque Yo soy el abismo; lo infinito está lleno de mí. Pero Yo, a
quien nada puede contener, me retiro y no extiendo por todas partes mi bondad, que es libre de obrar o
de no obrar: el Hado y la Necesidad en mí no influyen: mi voluntad es el Destino”.
4) “Faltaba la obra maestra, el fin de todo lo que se había hecho; un ser que no anduviese encorvado, ni
que fuera irracional como las demás criaturas, sino que, dotado de la santidad de la Razón, pudiera
erguir derecha su estatura, y elevar su frente serena… Hagamos ahora al Hombre a nuestra imagen y
semejanza, y tenga dominio sobre los peces del mar, y sobre las aves del cielo, y sobre las bestias, y
sobre toda la tierra”.
5) “El Enemigo, oculto bajo la apariencia de una serpiente, había salido de su retiro buscando el sitio donde
más probablemente pudiera encontrar a los dos únicos seres de la especie humana, y en ellos, a toda la
raza, que era su prometida presa”.
6) “No creas que, aunque el hombre no existiese, carecería el cielo de espectadores, y Dios de alabanzas;
mientras velamos, mientras dormimos, millones de criaturas espirituales marchan invisibles por el
mundo”.
7) “Los Dioses fueron los primeros que existieron, y se prevalen de esta ventaja para hacernos creer que
todo procede de ellos, pero lo dudo, porque, al paso que veo esta hermosa tierra que con el calor de los
rayos del sol produce tantas cosas, ellos no producen nada. Si lo producen todo, ¿quién ha encerrado la
Ciencia del Bien y del Mal en este árbol, de tal suerte que el que come de su fruto adquiere al momento
la sabiduría sin su permiso? ¿Cuál sería la ofensa del hombre por alcanzar este conocimiento?”.
8) “La Tierra tembló en sus entrañas, como si se renovasen sus tormentos, y la Naturaleza lanzó un
segundo gemido. El cielo se oscureció, dejó oír un trueno sordo y derramó algunas tristes lágrimas,
cuando se consumó el mortal pecado original”.
9) ¡Oh Vergüenza, hija del Pecado, cuánto has turbado a la raza humana, con apariencias de pureza! ¡Has
alejado de la vida del hombre su vida más dichosa, la sencillez y la inmaculada inocencia!
10) “Hijos míos, el Hombre es ya como uno de nosotros; conoce a la vez el Bien y el Mal desde que ha
gustado el fruto prohibido; pero sólo puede vanagloriarse de conocer el Bien perdido y el Mal ganado:
mucho más feliz sería si le hubiera bastado conocer el Bien por sí mismo, y de ningún modo el Mal”.
11) “En adelante sabré que sufrir por causa de la Verdad es elevarse con valor a la más alta victoria y que,
para el fiel, la Muerte es la puerta de la Vida… Asidos de las manos y con inciertos y lentos pasos,
siguieron a través del Edén su solitario camino”.
CUESTIONES
17. El inicio del libro (fragmento 1)… ¿A qué otra obra anterior de la literatura universal es idéntico?
18. ¿A qué enemigo y a qué episodio bíblico se refiere el fragmento 5?
19. ¿En qué fragmento se habla de la creación del mundo?
20. Tras la lectura de los fragmentos indica en qué espacio transcurre lo que se cuenta en ellos. ¿Cómo
lo describe el autor?
21. Señala en qué fragmentos se menciona “el fruto”. ¿A qué fruto se refiere?
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CLASICISMO FRANCÉS: François MALHERBE (1555-1628). Poemas.
A) «"A DU TERRIER, GENTILHOMBRE DE AIX- B) «SOBRE LA MUERTE DEL HIJO DEL AUTOR»
EN-PROVENCE, EN LA MUERTE DE SU HIJA" Que mi hijo haya perdido su despojo mortal,
Tu dolor, Du Terrier, ¿habrá de ser eterno, Ese hijo que tan bravo fue y que yo amé tan fuerte,
y las tristes ideas No puedo imputarlo a la injusticia de la suerte,
que le dicta a tu mente el afecto de un padre Pues la finitud humana es cosa natural.
no tendrán nunca fin?
La ruina de tu hija, que a la tumba ha bajado Mas que de dos bellacos la sorpresa fatal
por la muerte común, Sus días terminaran con tan trágica muerte,
¿habrá de ser un dédalo que tu razón perdida En ello mi dolor no puede estar inerte,
de tu pie no desande? Mis sentimientos todos acuerdan con el tal.
Yo sé de los encantos que ilustraban su infancia; Oh mi Dios, mi Salvador, ya que ante mi razón
no creas que pretendo,
Turbada mi alma estando, aún sin curación,
infausto Du Terrier, mitigar tu congoja
Es un legítimo voto el voto de vindicta,
abajando su brillo.
Mas era de este mundo, que a la rara belleza Haz que con Tu ayuda sea yo fortificado:
no destina bondades; Ruego por los criminales la justicia estricta,
y, rosa, ella ha vivido lo que viven las rosas, ¡Hijos son de verdugos que Te han crucificado!
el tiempo de un albor.
Y aun dando por supuesto, conforme a tus plegarias,
que hubiera conseguido
con cabellos de plata acabar su carrera,
¿algo habría cambiado?
Aun ingresando anciana en la mansión celeste,
¿le cabía mejora?
¿No habría padecido el polvo funeral
y el verme de la tumba?
CUESTIONES
1. En el poema A… ¿Qué tipo de consuelo ofrece el poeta a un padre atormentado? ¿Se basa en un
sentimiento emotivo, religioso o basado en la razón?
2. En el poema A… ¿Cuántas preguntas se incluyen en el texto? ¿Qué objetivo crees que tienen?
3. En el poema A, se observa una métrica que se apoya en el pie quebrado. Señala algunos ejemplos
e indica el valor que tiene el uso de esta estrofa. ¿Qué autor español la había usado en el s. XV?
4. Este es el contexto real del poema B: “En 1627 el hijo de Malherbe, llamado Marc-Antoine, fue
asesinado. De nada le sirvió su prestigio como autor para lograr la justicia del rey pues los criminales
no fueron castigados. Pocos meses después moría el poeta sin que se hubiese hecho justicia”.
Responde ahora a estas preguntas:
a) ¿Qué estructura métrica emplea Malherbe en el poema B?
b) ¿Cuántos fueron los asesinos de su hijo?
c) ¿Qué pide la voz poética del autor y a quién se lo pide?
d) Explica qué significa el último verso del poema B.
5. Cyrano de Bergerac fue otro gran poeta del clasicismo francés…
a) ¿En qué año y quién fue el autor de una obra de teatro sobre este poeta?
b) También hay varias versiones cinematográficas sobre la obra… ¿En qué año se estrenó la
más famosa¿ ¿Quién interpretaba a Cyrano? Resume el argumento o la sinopsis de la obra.
c) ¿Cuál era el rasgo físico más característico de Cyrano? ¿Y su mayor habilidad?
1
181
CLASICISMO FRANCÉS: Jean LA FONTAINE (1621-1695)
(1621 1695). Fábulas.
LA RANA Y EL BUEY
Hace algún tiempo, vivía en una charca un grupo de ranas. Entre ellas había una que presumía de
ser el animal más grande de la Tierra. Era verdad que tenía un buen tamaño, algo superior al de sus
compañeras, pero como éstas no habían salido nunca de la charca,
charca, no podían decir si aquello era verdad
o no. Y un día tras otro tenían que soportar la vanidad de aquella rana presumida.
Pero he aquí que cierta tarde acertó a pasar por allí un buey y se acercó a la orilla a beber. Como
la rana presumida se encontraba ba en el fondo de la charca durmiendo la siesta entre el barro no pudo
verlo. Pero sí las otras ranas que, en cuanto se despertó y salió a la superficie, corrieron a decirle:
–Hemos
Hemos visto un animal, al que llaman buey, y es más grande que tú.
–¿Más grande que yo...? –se se sorprendió. Y comenzó a hinchar su pecho. –¿Estáis¿Estáis seguras de que era
más grande que yo?
–¡Seguro! ¡Mucho más grande! –chillaron
chillaron a coro las ranas.
Y la rana presumida se hinchó más y más. Tanto que parecía un globo
–No diréis ahora que yo no soy más grande que ese buey –les les dijo, casi sin poder hablar de lo hinchada
que estaba.
dijeron todas con malicia–
–Sentimos decírtelo –dijeron malicia pero el buey es mucho, muchísimo más grande que tú.
Y la presumida rana, furiosa, se hinchó y se hinchó y se hinchó…
hinchó… hasta que más que una rana
parecía una vejiga de cerdo, y reventó en mil pedazos. Dicen que desde entonces, al menos que se sepa,
ninguna rana ha querido ser más grande que el buey, y ni siquiera más grande que alguno de los patos
que suelen visitar la charca.
EL CUERVO Y EL ZORRO
El zorro salió un día de su casa para buscar qué comer. Era mediodía y no había desayunado. Al
pasar por el bosque vio al cuervo, que estaba parado en la rama de un árbol y tenía en el pico un buen
pedazo de queso. El zorro se sentó debajo del árbol, mirando todo el tiempo al cuervo, y le dijo estas
palabras:
–Querido
Querido señor cuervo, ¡qué plumas tan brillantes y hermosas tiene usted! ¡Apenas puedo creerlo!
Nunca he visto nada tan maravilloso. Me gustaría saber si su canto es igual igual de bonito, porque entonces
no habrá duda de que es usted el rey de todos los que vivimos en el bosque.
El cuervo, muy contento de oír esas alabanzas, y con muchas ganas de ser el rey del bosque,
quiso demostrarle a la zorra lo hermoso de su canto.
Abrió, pues, el pico y cantó así:
–¡Crrac! ¡Crrac! ¡Crrac!
El zorro se tapó las orejas, pero abrió bien el hocico para atrapar el queso que el cuervo dejó caer
al abrir el pico. Lo mordió,, lo masticó despacio, lo saboreó, se
se lo tragó y le dijo al cuervo:
–Mi buen señor, aprended que todo adulador vive a expensas de quién lo escucha. Esta lección bien vale
el queso.
Y el cuervo, avergonzado y confuso, juró, aunque un poco tarde, que jamás volverían a engañarlo.
CUESTIONES
6. La fábula es un género literario con larga historia en la
literatura. ¿Quién fue el autor más conocido en la Grecia
clásica? ¿Cómo se llamaban los dos fabulistas que
destacaron en España en el XVIII?
7. Se dice que las fábulas son un subgénero híbrido (mezcla
de dos o incluso tres géneros) ¿De cuáles?
8. Redacta una moraleja para la fábula «La rana y el buey».
9. Enuncia características de la fábula como género literario respecto a su narrador, personajes,
acción, objetivo, espacio, recurso literario predominante…
10. ¿Qué rasgo psicológico o de carácter suele asociarse al zorro?
2
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CLASICISMO FRANCÉS: MOLIÈRE. Tartufo. (1664). [Acto IV]
[ORGÓN quiere casar a su hija con TARTUFO, que a su vez intenta seducir a su joven esposa ELMIRA].
ELMIRA.—Poneos debajo de esta mesa y esperad.
ORGÓN.—¿Cómo?
ELMIRA.—Escondeos bien; es muy necesario. […] No os escandalicéis en modo alguno, os lo ruego. Diga lo que
diga, todo me estará permitido. Voy, por medio de zalamerías, y puesto que se me obliga a ello, a desenmascarar
a ese alma hipócrita, a halagar los impúdicos deseos de su amor y a dar campo libre a su temeridad. Como es por
vos, y para perderle mejor, por quien yo voy a fingir corresponder a su amor, cesaré en cuanto estéis convencido,
y las cosas no llegarán más que hasta donde queráis. […] Aquí llega. Permaneced callado y tened cuidado que
nadie os vea. […]
(TARTUFO, ELMIRA y ORGÓN, debajo de la mesa).
TARTUFO.—Se me ha dicho que queríais hablarme en este lugar.
ELMIRA.—Sí. Tengo que revelaros unos secretos. Pero antes de empezar cerrad esa puerta para que os lo diga y
escudriñadlo todo por temor a que nos sorprendan (TARTUFO cierra la puerta y vuelve). […] Cuando yo misma os
forcé a rechazar la boda que mi esposo acababa de anunciar, ¿no debisteis al punto comprender el interés que
por vos existe y el pesar que habría de causar el que ese enlace decidido se realizara, al ver partido un corazón
que alguien ansía entero para sí?
TARTUFO.—Es, sin duda, señora, un goce indecible oír esas palabras de una boca amada; su miel derrama en
todos mis sentidos una dulzura jamás gustada. La dicha de agradaros es mi supremo afán, y mi corazón se extasía
en todos vuestros deseos. Pero mi corazón os pide en este instante que le concedáis la libertad de atreverse a
dudar un tanto de su felicidad. Podría yo creer que esas palabras son un honesto artificio para obligarme a
deshacer un enlace concertado; y si me permitís hablaros claramente, de tan dulces palabras me fiaré solo
cuando me otorguéis ciertos favores por los que suspiro y que vengan a confirmarme en todo cuanto aquellas
han podido expresarme, afirmando en mi alma una fe constante en las dulces bondades que conmigo tenéis.
ELMIRA.—(Tosiendo, avisando a su marido). ¿Cómo? ¿Queréis ir tan deprisa y agotar desde el primer instante la
ternura de mi corazón? Parece que sacrificarme en dulces confesiones no os basta… ¿No podéis sentiros
satisfecho sin llegar a los últimos favores? […]
TARTUFO.—Si mis homenajes miráis benévolamente, ¿por qué negarme ahora la prueba definitiva?
ELMIRA.—¿Y cómo consentir en lo que deseáis sin ofender a ese cielo que tanto os preocupa?
TARTUFO.—Si es solamente el cielo lo que se opone a mis deseos, apartar tal obstáculo es fácil para mí, y por ello
no debe contenerse vuestro corazón.
ELMIRA.—¡Pero nos atemorizan tanto con los decretos de la providencia!
TARTUFO.—Yo puedo disiparos esos temores ridículos, señora; conozco el arte de acallar los escrúpulos. El cielo
prohíbe, en verdad, ciertos goces; mas pueden realizarse con él algunas transacciones… Según las necesidades,
existe el arte de ensanchar los lazos de nuestra conciencia y de rectificar la maldad de los actos con la pureza de
nuestras intenciones. Ya se os iniciará, señora, en esos secretos: no tenéis más que dejaros guiar; satisfaced mis
deseos y no temáis; os respondo de todo y cargo con el pecado. (ELMIRA vuelve a toser). Toséis mucho, señora.
ELMIRA.—Sí, mucho. ¡Es mi cruz!
TARTUFO.—¿Queréis, para aliviaros, un poco de regaliz?
ELMIRA.—Es un catarro mal curado, sin duda; y seguro que no servirán de nada todos los regalices del mundo.
TARTUFO.—Es realmente molesto.
ELMIRA.—Sí, más de lo que puede suponerse.
TARTUFO.—En suma, vuestro escrúpulo es fácil de deshacer. Podéis estar segura del secreto absoluto: el mal no
está, señora, más que en su excesivo ruido. El escándalo social es el que origina la ofensa; pecar en silencio no es
pecar.
ELMIRA.—En fin: veo que es forzoso resignarse a ceder; que debo consentir en concedéroslo.
CUESTIONES
11. Tartufo está lleno de falsa religiosidad y de hipocresía. Copia las frases del texto que lo demuestren.
12. En este fragmento la tos de Elmira es un recurso de comicidad… ¿Por qué? ¿A qué obedece?
13. ¿Qué significa la palabra “tartuffe” en francés? ¿Por qué es simbólico este nombre?
14. Para lograr “los favores” que Tartufo pretende de Elmira, este cambia su concepto del pecado…
¿En qué sentido lo hace?
15. ¿Por qué esconde Elmira a Orgón al principio del fragmento?.
3
183
CLASICISMO FRANCÉS: Pierre CORNEILLE. EL CID. (1636). [Argumento]
Jimena y Rodrigo están enamorados. Don Diego, padre de Rodrigo, ha sido ascendido en su puesto,
por el rey de Castilla, Fernando. Don Diego en el pasado, (pues ahora es hombre viejo), fue un excelente
espadachín y defensor del reino. Por su parte, el Conde, padre de Jimena, está muy resentido por el reciente
puesto asignado a Don Diego.
Don Diego le va a presentar la oferta de Rodrigo al Conde para pedir la mano de su hija Jimena.
Ambos están complacidos con esta unión, sin embargo, los celos del Conde por el nombramiento de Don
Diego, hacen que aquél, en un estado de bravura inusitado, lo humille y le abofetee con algunos insultos
verbales. Don Diego por su vejez, no puede ya luchar, por lo que le pide a su hijo Rodrigo que salde su honor.
Así lo hace, y Rodrigo sale exitoso de tal combate tras matar con su espada al Conde.
Jimena desde entonces, exige al Rey Fernando una reprimenda, venganza contra su padre, pero ella
sabe que ama a Rodrigo y lucha encarnecidamente entre su amor y su honor. Rodrigo por otro lado, ha
matado al Conde sólo por defender el honor familiar y se ve sometido al mismo conflicto de perder el amor
de Jimena. Después lo envían a una misión contra los moros, retorna vencedor, y es aclamado por todo el
pueblo, que lo designa por su valor y entereza: “El Cid” (que significa «Señor»).
Finalmente, se propone un duelo entre Rodrigo y algún caballero que quiera casarse con Jimena. El
primero en acceder y ponerse a la orden para tal combate es Sancho, que está enamorado de ella pero no es
correspondido. No hay vencedor ni vencido, pues Rodrigo le perdona a la vida a Sancho. El rey decide que la
boda se posponga un año y mientras Rodrigo sigue sirviendo al monarca en países lejanos, Jimena vive su
luto.
CUESTIONES
16. Basándote en esta sinopsis de la obra, haz un esquema-diagrama de personajes.
17. ¿La acción de esta obra transcurre antes, durante o después de la del Cantar de mío Cid?
18. Tanto el hecho de que la obra se ambiente en una Sevilla cristiana en el s. XI como el hecho de
que el rey se llame Fernando son “anacronismos”. Explica en qué consiste este concepto y por qué
puede aplicarse a los hechos mencionados.
19. Esta obra es una tragedia. Explica por qué y qué te parece el final.
CUESTIONES
20. Elige la máxima con la que estés más de acuerdo y explica por qué.
21. Elige la máxima con la estés más en desacuerdo y explica por qué.
4
184
Literatura del XVIII: Daniel DEFOE. Robinson Crusoe (1719).
Comencé a considerar seriamente mi condición y las circunstancias a las que me veía reducido y decidí poner
mis asuntos por escrito, no tanto para dejarlos a los que acaso vinieran después de mí, pues era muy poco probable
que tuviera descendencia, sino para liberar los pensamientos que a diario me afligían. A medida que mi razón iba
dominando mi abatimiento, empecé a consolarme como pude y a anotar lo bueno y lo malo, para poder distinguir mi
situación de una peor; y apunté con imparcialidad, como lo harían un deudor y un acreedor, los placeres de que
disfrutaba, así como las miserias que padecía, de la siguiente manera:
Malo
• He sido arrojado a una horrible isla desierta, sin esperanza alguna de salvación.
• Al parecer, he sido aislado y separado de todo el mundo para llevar una vida miserable.
• Estoy separado de la humanidad, completamente aislado, desterrado de la sociedad humana.
• No tengo ropa para cubrirme.
• No tengo defensa alguna ni medios para resistir un ataque de hombre o bestia.
• No tengo a nadie con quien hablar o que pueda consolarme.
Bueno
Pero estoy vivo y no me he ahogado como el resto de mis compañeros de viaje.
Pero también he sido eximido, entre todos los tripulantes del barco, de la muerte; y Él, que tan milagrosamente
me salvó de la muerte, me puede liberar de esta condición.
Pero no estoy muriéndome de hambre ni pereciendo en una tierra estéril, sin sustento.
Pero estoy en un clima cálido donde, si tuviera ropa, apenas podría utilizarla.
Pero he sido arrojado a una isla en la que no veo animales feroces que puedan hacerme daño, como los que vi en
la costa de África; ¿y si hubiese naufragado allí?
Pero Dios, envió milagrosamente el barco cerca de la costa para que pudiese rescatar las cosas necesarias para
suplir mis carencias y abastecerme con lo que me haga falta por el resto de mi vida.
CUESTIONES
1. ¿Quién es ese «Él» que aparece en la lista de lo bueno?
2. Relaciona este fragmento con la mentalidad del hombre del s. XVIII.
3. Averigua cómo se soluciona más adelante en la novela el último punto de la lista de lo malo.
4. Relaciona estos conceptos con el fragmento leído: sociedad, soledad, supervivencia y naturaleza.
CUESTIONES
16. ¿A qué conclusión ha llegado Werther? ¿Por qué?
17. ¿Cómo se llama el marido de Carlota?
18. Describe la personalidad y las sensaciones que parece tener Werther.
19. ¿Qué día recibe la carta la destinataria?
3
187
POESÍA ROMÁNTICA. VARIOS AUTORES EUROPEOS
1) «Los dafodelos» WORDSWORTH 3) «El tigre» BLAKE, William
Erraba en soledad por valle y cumbre, ¡Tigre! ¡Tigre! Ardiente resplandor
como flota la nube por los cielos, en las selvas de la noche;
cuando vi de repente en muchedumbre ¿qué inmortal mano o qué ojo
un tropel de dorados dafodelos, pudo enmarcar tu temida simetría?
bajo la fronda, junto al agua lisa
¿En qué lejanos abismos o en qué cielos
del lago azul, bailando entre la brisa. ardía el fuego de tus ojos?
¿A qué alas osaba aspirar,
Continuos cual los astros que en la vía qué mano osó coger el fuego?
láctea titilan y arden hondamente,
su indefinida línea se extendía ¿Y qué hombros, y qué arte
por la margen de un abra transparente; pudieron retorcer los nervios de tu corazón?
mi mirada diez mil de un golpe alcanza, Y cuando tu corazón comenzó a latir,
cabeceando en jubilosa danza. ¿qué temible mano?, ¿y qué temidos pies?
CUESTIONES
1. Haz un esquema diagrama de los personajes de la familia Dashwood.
2. ¿Qué hermana representa el sentido y cuál la sensibilidad? ¿La pequeña a cuál se parece más?
3. Explica a qué clase social pertenece la familia Dashwood y pon ejemplos que lo demuestren.
4. Explica la situación de la mujer en lo que a la herencia se refiere ¿Te parece justo? ¿Por qué?
1
191
Prosa romántica: Mary SHELLEY. Frankenstein o el moderno Prometeo (1818).
Solía descansar por el día y viajar de noche, cuando la oscuridad me protegía de cualquier encuentro. Sin embargo, una
mañana, viendo que mi ruta cruzaba un espeso bosque, me atreví a continuar mi viaje después del amanecer; era uno de los
primeros días de la primavera, y la suavidad del aire y la hermosa luz consiguieron animarme. Sentí revivir en mí olvidadas
emociones de dulzura y placer que creía muertas. Medio sorprendido por la novedad de estos sentimientos, me dejé arrastrar
por ellos; olvidé mi soledad y deformación, y me atreví a ser feliz. Ardientes lágrimas humedecieron mis mejillas, y alcé los ojos
hacia el sol agradeciendo la dicha que me enviaba.
Seguí avanzando por las caprichosas sendas del bosque, hasta que llegué a un profundo y caudaloso río que lo bordeaba y
hacia el que varios árboles inclinaban sus ramas llenas de verdes brotes. Aquí me detuve, dudando sobre el camino que debía
seguir, cuando unas voces me impulsaron a ocultarme a la sombra de un ciprés. Apenas había tenido tiempo de esconderme,
cuando apareció una niña corriendo hacia donde yo estaba, como si jugara a escaparse de alguien. Seguía corriendo por el
escarpado margen del río, cuando repentinamente se resbaló y cayó al agua. Abandoné precipitadamente mi escondrijo, y, tras
una ardua lucha contra la corriente, conseguí sacarla y arrastrarla a la orilla. Se encontraba sin sentido; yo intentaba por todos
los medios hacerla volver en sí, cuando me interrumpió la llegada de un campesino, que debía ser la persona de la que, en
broma, huía la niña. Al verme, se lanzó sobre mí, y arrancándome a la pequeña de los brazos se encaminó con rapidez hacia la
parte más espesa del bosque. Sin saber por qué, lo seguí velozmente; pero, cuando el hombre vio que me acercaba, me apuntó
con una escopeta que llevaba y disparó. Caí al suelo mientras él, con renovada celeridad, se adentró en el bosque.
¡Esta era la recompensa a mi bondad! Había salvado de la destrucción a un ser humano y como premio ahora me retorcía
bajo el dolor de una herida que me había astillado el hueso. Los sentimientos de bondad y afecto que experimenté antes se
transformaron en diabólica furia y rechinar de dientes. Torturado por el daño, juré odio y venganza eterna a toda la humanidad.
Pero el dolor me vencía; sentí como se me paraba el pulso, y perdí el conocimiento.
Durante unas semanas llevé en el bosque una existencia mísera, intentando curarme la herida que había recibido. La bala
me había penetrado en el hombro, e ignoraba si seguía allí o lo había traspasado; de todos modos no disponía de los medios
para extraerla. Mi sufrimiento también se veía aumentado por una terrible sensación de injusticia e ingratitud. Mi deseo de
venganza aumentaba de día en día; una venganza implacable y mortal, que compensara la angustia y los ultrajes que yo había
padecido. Al cabo de algunas semanas la herida cicatrizó, y proseguí mi viaje. Ni el sol primaveral ni las suaves brisas podrían ya
aliviar mis pesares; la felicidad me parecía una burla, un insulto a mi desolación, y me hacía sentir más agudamente que el gozo
y el placer no se habían hecho para mí.
CUESTIONES
5. ¿Quién es el narrador de este fragmento? ¿Qué sentimientos le dominan?
6. Explica el papel de la naturaleza e identifica la oposición bondad-maldad en este fragmento.
7. Reflexiona sobre el peso del aspecto físico en la situación que vive el narrador.
CUESTIONES
14. ¿Por qué surge el conflicto entre Gessler y Tell?
15. Caracteriza con tres adjetivos a cada uno de los dos protagonistas del fragmento.
16. Justo después de este fragmento e inmediatamente antes de tirar, Tell carga su ballesta con dos
flechas… ¿Por qué?
17. Averigua buscando información en internet estos datos:
• ¿En qué país transcurre la historia?
• ¿Qué cargo tiene Gessler?
• ¿Cuántos actos tiene esta obra teatral?
• ¿Qué importante músico italiano hizo una ópera de esta obra teatral? ¿En qué año?
4
194
REALISMO: FRANCIA. Madame Bovary. FLAUBERT, GUSTAVE (1857) Parte III, capítulo VIII
Cuando Charles, trastornado por la noticia del embargo, entró en casa, Emma acababa de salir. Gritó, lloró,
se desmayó, pero Emma no volvía. ¿Dónde podía estar? Mandó a Félicité a casa de Homais, a casa de
Tuvache, a la de Lheureux, al "Lion d'Or", a todos los sitios; y, en las intermitencias de su angustia, veía su
consideración aniquilada, su fortuna perdida, el porvenir de Berthe roto. ¿Por qué causa?..., ¡ni una palabra!
Esperó hasta las seis de la tarde. Por fin, no pudiendo aguantar más, e imaginando que ella había salido para
Rouen, fue por la carretera principal, anduvo media legua, no encontró a nadie, aguardó un rato y regresó.
Emma había vuelto.
Se sentó ante su escritorio y escribió una carta que cerró despacio, añadiendo la fecha del día y la hora.
Después dijo con un tosco aire solemne:
-La leerás mañana; hasta entonces, te lo ruego, no me hagas ni una sola pregunta:
-Pero...
-¡Oh, déjame!
Y se acostó a todo lo largo de su cama.
Un sabor acre que sentía en su boca la despertó. Entrevió a Charles y volvió a cerrar los ojos.
Se espiaba curiosamente para comprobar si no sufría. Pero ¡no!, nada todavía. Oía el tic tac del péndulo, el
ruido del fuego, y a Charles que respiraba al lado de su cama.
"¡Ah, es bien poca cosa, la muerte! -pensaba ella- ; voy a dormirme y todo habrá terminado."
Bebió un trago de agua y se volvió de cara a la pared.
Aquel horrible sabor a tinta continuaba.
-¡Tengo sed!, ¡oh!, tengo mucha sed -suspiró.
-¿Pues qué tienes? -dijo Charles, que le ofrecía un vaso.
-¡No es nada!... Abre la ventana... ¡me ahogo!
Y le sobrevino una náusea tan repentina, que apenas tuvo tiempo de coger su pañuelo bajo la almohada.
-¡Recógelo! -dijo rápidamente- ; ¡tíralo!
Charles la interrogó; ella no contestó nada. Se mantenía inmóvil por miedo a que el menor movimiento la
hiciese vomitar.
Entretanto, sentía un frío de hielo que le subía de los pies al corazón.
-¡Ah!, ¡ya comienza esto! -murmuró ella.
-¿Qué dices?
Movía la cabeza con un gesto suave lleno de angustia, al tiempo que abría continuamente las mandíbulas,
como si llevara sobre su lengua algo muy pesado. A las ocho reaparecieron los vómitos.
Charles observó que en el fondo de la palangana había una especie de arenilla blanca pegada a las paredes
de porcelana.
-¡Es extraordinario!, ¡es raro! -repitió. Pero ella dijo con una voz fuerte:
-¡No, te equivocas!
Entonces, delicadamente y casi acariciándola, le pasó la mano sobre el estómago. Emma dio un grito agudo.
Charles se retiró todo asustado.
Después empezó a quejarse, al principio débilmente. Un gran escalofrío le sacudía los hombros, y se ponía
más pálida que la sábana donde se hundían sus dedos crispados. Su pulso desigual era casi insensible ahora.
Unas gotas de sudor corrían por su cara azulada, que parecía como yerta en la exhalación de un vapor
metálico. Sus dientes castañeteaban, sus ojos dilatados miraban vagamente a su alrededor, y a todas las
preguntas respondía sólo con un movimiento de cabeza; incluso sonrió dos o tres veces. Poco a poco sus
gemidos se hicieron más fuertes, se le escapó un alarido sordo; creyó que iba mejor y que se levantaría
enseguida. Pero presa de grandes convulsiones, exclamó:
-¡Ah!, ¡esto es atroz, Dios mío!
Charles cayó de rodillas ante su lecho.
-¡Habla!, ¿qué has comido? ¡Contesta, por el amor de Dios!
Y la miraba con unos ojos de ternura como ella no había visto nunca.
-Bueno, pues allá..., allá... dijo con una voz desmayada.
Charles saltó al escritorio, rompió el sello y leyó muy alto: "Que no acusen a nadie." Se detuvo, pasó la mano
por los ojos, y volvió a leer.
1
195
-¡Cómo!... ¡Socorro!, ¡a mí!
Y no podía hacer otra cosa que repetir esta palabra: "¡Envenenada!, ¡envenenada!" Félicité corrió a casa de
Homais, quien repitió a gritos aquella exclamación, la señora Lefrançois la oyó en el "Lion d'Or", algunos se
levantaron para decírselo a sus vecinos, y toda la noche el pueblo estuvo en vela.
CUESTIONES
1º) Sitúa el fragmento seleccionado en el argumento de la obra.
2º) ¿Qué indicios hay en la primera página de que la protagonista ha podido tomar veneno?
3º) Consulta la trama de la novela y explica por qué se suicida la protagonista.
4º) ¿Quién es Charles? ¿Y Felicité?
CUESTIONES
5º) ¿A qué clase social pertenece Buenamuerte?
6º) ¿Qué detalles se dan a conocer sobre su salud?
7º) ¿Cómo son las condiciones laborales de los mineros, según se deduce de sus palabras?
8º) Reflexiona sobre tus respuestas anteriores… ¿Consideras que el fragmento es realista y
objetivo?
2
196
REALISMO: FRANCIA. Eugenie Grandet. BALZAC, HONORE DE (1833) [Inicio de la novela]
La señora Grandet se ponía invariablemente un vestido de seda de color verdoso que se había
acostumbrado a que le durara casi un año; llevaba una gran pañoleta de algodón blanco, un sombrero de
paja muy rica y, casi siempre, un delantal de tafetán negro. Como no salía apenas, gastaba poco calzado. En
fin, nunca quería nada para ella.
A veces Grandet, presa de los remordimientos, al recordar el tiempo transcurrido desde el día en que
había entregado seis francos a su mujer, estipulaba un plus adicional para alfileres cuando vendía las
cosechas del año.
Los cuatro o cinco luises regalados por el holandés o el belga que le compraba las cosechas a Grandet,
constituían la parte más segura de los ingresos anuales de la señora Grandet.
Pero cuando ya había recibido los cinco luises, su marido solía decirle, como si tuviesen la bolsa en
común: «¿Me puedes prestar algunos céntimos?». Y la pobre mujer, sintiéndose feliz de poder hacer algo
por un hombre a quien su confesor le presentaba como señor y dueño, le devolvía, en el transcurso del
invierno, algunos escudos del dinero para alfileres.
Cuando Grandet se sacaba del bolsillo la moneda de cinco francos otorgada mensualmente a su hija para
los pequeños gastos de hilo, agujas y atavío, no dejaba nunca, tras abrocharse el bolsillo del chaleco, de
preguntar a su mujer:
– Y tú, mamá, ¿Quieres algo?
– Amigo mío –respondía la señora Grandet animada por un sentimiento de dignidad maternal–, ya
veremos.
¡Sublimidad inútil! Grandet creía ser muy generoso con su mujer.
CUESTIONES
9º) Resume en dos o tres líneas el contenido del fragmento.
10º) ¿Cuál es la principal preocupación del señor Grandet?
11º) ¿Crees que el narrador está de acuerdo con la situación de la mujer? Señala dónde se ve.
12º) Caracteriza a la señora Grandet con cuatro adjetivos.
CUESTIONES
4º) Este es uno de los ejemplos más conocidos del uso del monólogo interior. Explica en qué
consiste y para qué lo utiliza aquí el autor.
5º) ¿En qué contexto y momento se encuentra Raskolnikof para que afloren sus pensamientos?
6º) ¿Quién es “la vieja” a la que se refiere Raskolnikof?
7º) Señala en que líneas aparece el narrador en tercera persona.
8º) ¿Qué tipo de oraciones predominan en el discurso del protagonista? ¿Por qué crees que es?
9º) Averigua quién es Porfirio Petrovich y qué importancia tiene en la novela.
2
199
REALISMO: INGLATERRA. Oliver Twist. DICKENS, CHARLES (1839) Capítulo XV
—¡Pero qué diablos es esto! —gritó un hombre, saliendo bruscamente de una cervecería, seguido por un perro blanco—.
¡Toma! ¡Pero si es Oliver! ¡Anda! ¡Vete con tu pobre madre, granuja! ¡A casa inmediatamente!
—¡No es verdad... no les conozco!... ¡Socorro! ¡Socorro! —gritó Oliver intentando soltarse de la poderosa zarpa de aquel
hombre.
—Socorro, ¿eh? —repitió el intruso—. ¡Yo te socorreré, pillete! ¿Qué libros son ésos? ¿Dónde los has robado? ¡Tráelos aquí!
Mientras así increpaba al muchacho, le arrebató el paquete de libros y con el mismo le golpeó la cabeza.
—¡Así se hace! —gritó un hombre desde una ventana—. No hay mejor forma de meter en cintura a esos granujillas.
—¡El Evangelio! —terció un carpintero dirigiendo una mirada de aprobación al de la ventana.
—Eso le servirá de lección provechosa —dijeron dos mujeres.
–¡Y se lo tiene merecido! -replicó el hombre, propinándole otro golpe y sujetando a Oliver por el pescuezo-. ¡Vamos, pillo,
maleante! ¡Ven, Dardo, ocúpate de él! ¡Vamos!
Debilitado a causa de la reciente enfermedad, atontado por los golpes y por lo inesperado de la agresión, aterrorizado
por los feroces gruñidos del perro y la brutalidad del hombre, y abrumado por la convicción con que los transeúntes le
consideraban en efecto un sinvergüenza consumado, como se había dicho que era, ¿qué podía hacer el pobre chiquillo?
Había oscurecido; estaba en un barrio sórdido; nadie de por allí podía ayudarle; era inútil resistirse. En un instante le
arrastraron por un laberinto de callejuelas estrechas y oscuras y le obligaron a caminar por ellas a un ritmo que rápidamente
convirtió en ininteligibles los pocos gritos que todavía se atrevía a emitir. Además importaba bien poco que fueran
inteligibles o no, ya que no había nadie para prestarles atención, aunque se hubieran escuchado claramente.
Se encendieron las farolas de gas. La señora Bedwin esperaba con ansiedad junto a la puerta abierta; la criada se había
recorrido la calle veinte veces para ver si encontraba algún rastro de Oliver; y los ancianos caballeros continuaban sentados
en el salón oscuro con el reloj situado entre ambos.
CUESTIONES
10º) Explica cómo retrata Dickens la gente alrededor de Oliver.
11º) Este es el final del capítulo XV… ¿Qué valor tiene este final? ¿Qué tiene que ver con el folletín?
12º) ¿Cómo se siente Oliver? Relaciónalo con la caracterización de la ciudad.
CUESTIONES
15º) ¿Qué van a hacer Juan y Julia en esta escena? ¿De qué acusa Juan a Julia?
16º) Señala las líneas en las que Juan demuestra que es un criado.
17º) Explica con tus palabras y al completo el final que se imagina Julia en su arrebato.
4
201
POSROMANTICISMO: BAUDELAIRE (1821-1867). Las flores del mal (1857)
A) EL ALBATROS C) EL AMOR Y EL CRÁNEO
Por distraerse, a veces, suelen los marineros El amor está sentado en el cráneo
dar caza a los albatros, grandes aves del mar, de la Humanidad,
que siguen, indolentes compañeros de viaje, y desde este trono, el profano
al navío surcando los amargos abismos. de risa desvergonzada,
sopla alegremente redondas pompas
Apenas los arrojan sobre las tablas húmedas, que suben en el aire,
estos reyes celestes, torpes y avergonzados, como para alcanzar los mundos
dejan penosamente arrastrando las alas, en el corazón del éter.
sus grandes alas blancas semejantes a remos.
El globo luminoso y frágil
Este alado viajero, ¡qué inútil y qué débil! toma un gran impulso,
Él, otrora tan bello, ¡qué feo y qué grotesco! estalla y exhala su alma delicada,
¡Éste quema su pico, sádico, con la pipa, como un sueño de oro.
aquel, mima cojeando al planeador inválido! Y oigo el cráneo a cada burbuja
rogar y gemir:
El Poeta es igual a este señor del nublo, —Este juego feroz y ridículo,
que habita la tormenta y ríe del ballestero. ¿cuándo acabará?
exiliado en la tierra, sufriendo el griterío,
sus alas de gigante le impiden caminar. Pues lo que tu boca cruel
esparce en el aire,
B) EL ENEMIGO monstruo asesino, es mi cerebro,
¡mi sangre y mi carne!
Mi juventud no fue sino un gran temporal
atravesado, a rachas, por soles cegadores;
D) EL GATO
hicieron tal destrozo los vientos y aguaceros
que apenas, en mi huerto, queda un fruto en sazón. Ven, mi hermoso gato, cabe mi corazón amoroso;
retén las garras de tu pata,
He alcanzado el otoño total del pensamiento, y déjame sumergir en tus bellos ojos,
y es necesario ahora usar pala y rastrillo mezclados de metal y de ágata.
para poner a flote las anegadas tierras Cuando mis dedos acarician complacidos
donde se abrieron huecos, inmensos como tumbas. tu cabeza y tu lomo elástico,
¿Quién sabe si los nuevos brotes en los que sueño, y mi mano se embriaga con el placer
hallarán en mi suelo, yermo como una playa, de palpar tu cuerpo eléctrico,
el místico alimento que les daría vigor? veo a mi mujer en espíritu. Su mirada,
como la tuya, amable bestia,
-¡Oh dolor! ¡Oh dolor! Devora vida el Tiempo, profunda y fría, corta y hiende como un dardo,
y el oscuro enemigo que nos roe el corazón, y, de los pies hasta la cabeza,
crece y se fortifica con nuestra propia sangre. un aire sutil, un peligroso perfume,
flotan alrededor de su cuerpo moreno.
CUESTIONES
1. En el poema A… ¿Qué tipo puntos de unión tiene el poeta con el albatros? ¿Cómo vive y es
tratado uno y otro en tierra firme por el resto de personas? ¿Qué simboliza el vuelo del albatros¿
¿Qué los marineros y su actitud?
2. En el poema B… Localiza algún símbolo en las dos primeras estrofas e indica su valor. Identifica el
tema y el enfoque que da el autor al asunto de este poema. ¿Quién es el «enemigo»?
3. En el poema C… ¿Qué visión del amor ofrece Baudelaire aquí? ¿Qué simboliza el “cráneo de la
humanidad”?
4. En el poema D… ¿Con quién identifica al gato la voz poética? ¿Por qué características se produce
esta identificación? Localiza en la poesía un apóstrofe, tres bimembraciones y dos sinestesias.
1
202
POSROMANTICISMO FRANCÉS: Varios autores
E) EL ÚLTIMO DESEO. GAUTIER, T. G) SERENATA. VERLAINE, P.
Hace ya tanto tiempo que te adoro, Como la voz de un muerto que canta
dieciocho años son muchos instantes. desde el fondo de su sepulcro,
Eres de color rosa, yo soy pálido, amante, escucha subir hasta tu retiro
yo soy invierno y tú la primavera. mi voz agria y falsa.
Deja al menos que caiga de tus labios Como la voz de un muerto que canta
sobre mis labios un tardío beso, desde el fondo de su sepulcro,
para que así una vez esté en mi tumba, amante, escucha subir hasta tu retiro
en paz el corazón pueda dormir. mi voz agria y falsa.
CUESTIONES
5. En el poema D… ¿En qué situación se halla la voz poética? Justifica porque se dice que este es un
poema de carácter gótico. ¿Qué desea la voz poética y por qué?
6. En el poema E… Explica el contraste que existe entre el espacio y la persona que se describen y los
dos últimos versos del poema.
7. En el poema F… Una serenata es un tipo de canción… Subraya el estribillo. Rodea los adjetivos que
NO dan una visión idealista ni bella. Localiza una antítesis en las tres últimas estrofas. ¿Qué valor
tiene el símil que aparece al principio del poema?
2
203
POSROMANTICISMO EN EE.UU.
H) OH, CAPITÁN, MI CAPITÁN. WHITMAN, W. I) [XXXII, Life]. DICKINSON, E.
I La esperanza es el ser con plumas
¡Oh Capitán! ¡Mi capitán! Nuestro espantoso viaje ha que anida en el alma,
concluido; y canta una melodía sin palabras,
El barco ha enfrentado cada tormento, el premio que
y nunca concluye del todo,
buscamos fue ganado;
El puerto está cerca, las campanas oigo, toda la gente
y la canción más dulce en ráfagas se oye;
regocijada, pues debe estar molesta la tormenta
Mientras los ojos siguen la firme quilla de la severa y que logra abatir al pájaro
osada nave: que nos mantenía cálidos.
Pero ¡oh corazón! ¡Corazón! ¡Corazón! La escuché en la gélida tierra,
Oh las sangrantes gotas rojas, y en el más extraño mar;
Cuando en la cubierta yace mi Capitán aunque, jamás, en los confines
Caído, frío y muerto. pidió una astilla de mí.
II
¡Oh Capitán! ¡Mi capitán! Levántate y escucha las
campanas; J) PORQUE NO PUDE… DICKINSON, E.
Levántate —por ti se ha arriado la bandera— por ti trinan Porque no pude detenerme ante la muerte,
los clarines; amablemente ella se detuvo ante mí;
Por ti ramos y coronas con cintas— por ti una multitud en
el carruaje solo nos encerraba a nosotros
las riberas;
y a la inmortalidad.
Por ti ellos claman, el oscilante gentío, sus ansiosos
rostros a ti se vuelven;
¡Arriba Capitán! ¡Querido padre! Condujimos lentamente, ella no sabe de apuros;
Este brazo bajo tu cabeza; y por su cortesía debí abandonar mis labores e
Es tan sólo un sueño aquél en la cubierta, incluso mis ratos de ocio.
Tú has caído frío y muerto.
Pasamos por la escuela donde jugaban los niños
III Sus lecciones apenas concluidas;
Mi Capitán no responde, sus labios están pálidos y
pasamos frente a los campos de pastoreo
quietos;
y ante el sol que se ponía,
Mi padre no siente mi brazo, no tiene pulso ni voluntad;
El barco se encuentra anclado sano y salvo, su viaje
concluido y terminado; Nos detuvimos ante una casa que parecía
De una horrorosa travesía, el barco vencedor, viene con una hinchazón de la tierra;
un objeto conquistado; su techo, solo visible,
¡Regocíjense, oh riberas y repiquen, oh campanas! su cornisa, apenas un montículo.
Pero yo, con lúgubre andar
Camino la cubierta donde yace mi Capitán, Desde entonces han pasado siglos;
Caído, frío y muerto. pero cada uno parece más corto
que el día en que anuncié por vez primera
que las cabezas de los caballos
apuntaban hacia la eternidad.
CUESTIONES
8. En el poema H… Averigua a quién dedicó este poema Whitman. ¿Qué contraste de sensaciones se
da en la estrofa III? Explica el valor de los símbolos “viaje o travesía” y “capitán”.
9. En el poema I… ¿Qué relación tiene la voz poética con la esperanza? ¿Cómo aparece
simbolizada esta última?
10. En el poema J… ¿Qué simbolizan los lugares que visita la voz poética junto a la Muerte? Señala una
paradoja que aparece en la primera estrofa.
3
204
POSROMANTICISMO EN IRLANDA Y ALEMANIA
K) EL TRIUNFO DE ELLA. YEATS, W.B. M) 1ª ELEGÍA DE DUINO (fragmento). RILKE, R.Mª
Hice lo que el dragón quiso hasta que apareciste. ¿Quién si yo gritase me escucharía
Porque creía que el amor era una fortuita entre la jerarquía de los ángeles?
improvisación, o un juego establecido Y aún cuando en su corazón
que dura mientras dura la caída de un pañuelo. alguno lo hiciera, yo sucumbiría
Lo mejor de todo eran las alas que tenía un minuto ante su existencia más fuerte. Pues la belleza
y si luego había ingenio es que hablaban los ángeles; no es sino el comienzo de lo terrible
entonces surgiste entre los anillos del dragón. que apenas soportamos. Y si la admiramos
Me burlé, ofuscado, pero tú lo venciste, es porque por desdén no nos destruye.
rompiste la cadena y liberaste mis tobillos Todo ángel es terrible.
como un Perseo pagano o un San Jorge; Así me contengo y ahogo
y ahora vemos atónitos el mar el llamado de un oscuro sollozo. Ah,
y un ave milagrosa grazna mientras nos mira. ¿A quién recurrir? Ni a los ángeles
ni a los hombres; los animales
L) CANTO DE AENGUS EL VAGABUNDO. YEATS, W.B. por instinto se percatan
Fui al bosque de avellanos, de nuestro inseguro y vacilante mundo interpretado.
porque sentía un fuego en mi cabeza, Acaso nos queda
y corté y pelé una rama de avellano, al pie de la ladera, un árbol
y enganché una baya en el hilo; al cual volver cada día; nos queda el camino de ayer
y mientras volaban las polillas blancas, y la morosa fidelidad de una costumbre
y estrellas como polillas titilaban, que se complació a nuestro lado
solté la baya en el arroyo y afincó en nosotros su morada.
y atrapé una pequeña trucha dorada.
CUESTIONES
11. En el poema K… Resume en dos líneas la leyenda que se narra en este poema. Trata de explicar
qué pude simbolizar el dragón.
12. En el poema L… ¿Por qué vaga el protagonista de este poema? El tema del poema está tomada
de la mitología celta… ¿Qué tipo de criatura mítica puede ser ella según su origen?
13. En el poema M… ¿A qué ser vivo se muestra más próxima y cercana la voz poética? ¿Cómo se
siente la voz poética frente al mundo que le rodea?
14. En el poema N… Averigua quién era Orfeo. ¿Cómo se nos presenta al dios en este poema?
4
205
MANIFIESTO FUTURISTA. MARINETTI, FILIPPO T. (1909) Publicado en el periódico francés «Le Figaro».
1. Queremos cantar el amor al peligro, el hábito de la energía y de la temeridad.
2. El coraje, la audacia, la rebelión, serán elementos esenciales de nuestra poesía.
3. La literatura exaltó, hasta hoy, la inmovilidad pensativa, el éxtasis y el sueño. Nosotros queremos exaltar el
movimiento agresivo, el insomnio febril, el paso de corrida, el salto mortal, el cachetazo y el puñetazo.
4. Nosotros afirmamos que la magnificencia del mundo se ha enriquecido con una nueva belleza, la belleza de
la velocidad. Un coche de carreras con su capó adornado con gruesos tubos parecidos a serpientes de
aliento explosivo... un automóvil rugiente, que parece correr sobre la ráfaga, es más bello que la Victoria de
Samotracia.
5. Queremos ensalzar al hombre que lleva el volante, cuya lanza ideal atraviesa la tierra, lanzada también ella
a la carrera, sobre el circuito de su órbita.
6. Es necesario que el poeta se prodigue, con ardor, boato y liberalidad, para aumentar el fervor entusiasta de
los elementos primordiales.
7. No existe belleza alguna si no es en la lucha. Ninguna obra que no tenga un carácter agresivo puede ser una
obra maestra. La poesía debe ser concebida como un asalto violento contra las fuerzas desconocidas, para
forzarlas a postrarse ante el hombre.
8. ¡Nos encontramos sobre el promontorio más elevado de los siglos!... ¿Por qué deberíamos cuidarnos las
espaldas, si queremos derribar las misteriosas puertas de lo imposible? El Tiempo y el Espacio murieron
ayer. Nosotros vivimos ya en el absoluto, porque hemos creado ya la eterna velocidad omnipresente.
9. Queremos glorificar la guerra –única higiene del mundo– el militarismo, el patriotismo, el gesto destructor
de los libertarios, las bellas ideas por las cuales se muere y el desprecio de la mujer.
10. Queremos destruir los museos, las bibliotecas, las academias de todo tipo, y combatir contra el moralismo,
el feminismo y contra toda vileza oportunista y utilitaria.
11. Nosotros cantaremos a las grandes masas agitadas por el trabajo,
por el placer o por la revuelta: cantaremos a las marchas
multicolores y polifónicas de las revoluciones en las capitales
modernas, cantaremos al vibrante fervor nocturno de las minas y
de las canteras, incendiados por violentas lunas eléctricas; a las
estaciones ávidas, devoradoras de serpientes que humean; a las
fábricas suspendidas de las nubes por los retorcidos hilos de sus
humos; a los puentes semejantes a gimnastas gigantes que
husmean el horizonte, y a las locomotoras de pecho amplio, que
patalean sobre los rieles, como enormes caballos de acero
embridados con tubos, y al vuelo resbaloso de los aeroplanos,
cuya hélice flamea al viento como una bandera y parece aplaudir
sobre una masa entusiasta. Es desde Italia que lanzamos al
mundo este nuestro manifiesto de violencia arrolladora e
incendiaria con el cual fundamos hoy el FUTURISMO porque
queremos liberar a este país de su fétida gangrena de profesores,
de arqueólogos, de cicerones y de anticuarios. Ya por demasiado
tiempo Italia ha sido un mercado de ropavejeros. Nosotros
queremos liberarla de los innumerables museos que la cubren por
completo de cementerios.
CUESTIONES
1º) Los postulados futuristas llegan a confundirse con ideologías
fascistas y nazis. ¿Por qué? Señala estas polémicas ideas.
2º) ¿Por qué crees que el movimiento creado por Marinetti se
llamó futurismo? ¿A qué se opone el movimiento futurista? ¿En
qué encuentra el movimiento futurista la belleza?
3º) ¿Qué idea tiene de Italia el autor del manifiesto?
4º) Subraya las polémicas afirmaciones sobre la mujer que hace
el manifiesto. ¿Qué opinión te merecen?
1
206
CUBISMO. APOLLINAIRE, GUILLAUME
Reconócete (1915)
Este poema fue dedicado
a la musa y amada del
poeta, llamada Louise de
Coligny-Châtillon. Su título
original es "Reconnais-toi"
y reproduce con los versos
la silueta de su amada
luciendo uno de los
sombreros de paja, tipo
canotier, que una tal
Gabrielle “Coco” Chanel
había puesto de moda, un
par de años antes. Para
realizarlo, el poeta se basó
en la foto que aquí ves.
La transcripción del texto es: «Reconócete Esta adorable
persona eres tú. Bajo el gran sombrero Canotier Ojo Nariz
Tu boca Este es el óvalo de tu rostro Tu cuello exquisito un
poco más abajo está tu corazón que late Y esta es en fin,
la imperfecta imagen de tu busto adorado visto como a
través de una nube».
2
207
CUESTIONES
5º) Se dice que los poemas de Apollinaire son “vacíos y concretos; pero auto representativos”. ¿Qué
crees que significa esto? Demuéstralo con los poemas de la página anterior.
6º) ¿Qué valor simbólico puede tener el surtidor o fuente? Pista: lee el texto del poema.
7º) En “Reconócete” señala sobre el poema las palabras referidas a partes del cuerpo humano y
observa que aparecen en la misma zona donde están en la realidad.
DADAÍSMO. Para hacer un poema dadaísta. TZARA, TRISTAN (1920) Revista Litterature nº20
• Tome un diario.
• Un par de tijeras.
• Elija en ese diario un artículo cuya dimensión tenga la extensión
que desea darle a su poema.
• Corte el artículo. Corte después con cuidado las palabras que
forman ese artículo y pónganlas en una bolsa.
• Agiten suavemente.
• Saquen luego un recorte después del otro.
• Copien en una hoja de papel las palabras en ese orden.
• El poema se parecerá a usted.
• Ahora usted es “un escritor infinitamente original y de una
sensibilidad encantadora, incomprendido por el público vulgar”.
CUESTIONES
8º) Relaciona la técnica que se explica en el texto con el
concepto de “collage” en el mundo del arte.
9º) Suele señalarse el azar y lo lúdico como elementos
fundamentales del dadaísmo. ¿Por qué?
10º) ¿Te parece que la última frase entrecomillada es irónica?
¿En qué sentido?
SURREALISMO. Francia. VV.AA.
Me dicen que allá las playas son negras… Poeta negro
BRETÓN, André (1924) ARTAUD, Antonin (1925)
Me dicen que allá las playas son negras Poeta negro, un seno de doncella
De lava encaminada a la mar te obsesiona
Y se extienden al pie de un inmenso pico humeante de nieve poeta amargo, la vida bulle
Bajo un segundo sol de canarios salvajes y la ciudad arde,
Cuál es pues ese lejano país y el cielo se resuelve en lluvia,
Que parece extraer todo su esplendor de tu vida y tu pluma araña el corazón de la vida.
Tiembla muy vivo en la punta de tus pestañas
Suave a tu tez como un paño inmaterial Selva, selva, hormiguean ojos
Recién salido del arca entreabierta de las eras en los pináculos multiplicados;
Detrás de ti cabellera de tormenta, los poetas
Lanzando sus últimos fuegos sombríos entre tus piernas montan sobre caballos, perros.
El suelo del paraíso perdido
Vidrio de tinieblas espejo de amor Los ojos se enfurecen, las lenguas giran
Y más abajo hacia tus brazos que se abren el cielo afluye a las narices
Es prueba por la primavera como azul leche nutricia;
DESPUES estoy pendiente de vuestras bocas
La inexistencia del mal mujeres, duros corazones de vinagre.
Todo el manzano en flor de la mar.
CUESTIONES
11º) Responde a la pregunta que hace Breton en el verso 5 del poema. ¿A qué lugar de España
podría referirse el poema?
12º) Indica alguna imagen onírica que aparezca en el poema de Artaud.
13º) Explica cómo la naturaleza y el ser humano se funden en ambos poemas. Pon ejemplos de ello.
3
208
VANGUARDISMO EN EE.UU. VV.AA.
Esto es sólo para decirte CARLOS WILLIAMS (1923) Calor DOOLITTLE, Hilda (1922)
que me comí Oh viento, desgarra el calor,
las ciruelas abre el calor
que estaban en hazlo jirones.
la nevera
Los frutos no caen
y que en este aire espeso-
probablemente los frutos no caen en el calor
guardabas que golpea y aplasta
para el desayuno
las puntas de las peras
Perdóname y hace redondas las uvas.
estaban deliciosas
tan dulces Corta el calor-
tan frías. ábrete paso a través de él,
y déjalo correr a cada lado
Un pacto POUND, Ezra (1923) de tu camino.
Yo hago un pacto contigo, Walt Whitman-
Te he detestado lo suficiente. Intermedio LOWELL, Amy (1922)
Vengo a ti como un niño crecido Cuando haya horneado blancos pasteles
Que ha tenido a un padre con cabeza de cerdo; y rallado almendras verdes para cubrirlos;
Yo estoy suficientemente viejo ahora para hacer amigos. cuando haya quitado los verdes rabitos de las fresas
Era que tú habías roto la nueva madera, y las haya apilado en una fuente azul y amarilla,
Ahora es un tiempo para esculpir. cuando haya alisado las arrugas de la mantelería
Nosotros tenemos una savia y una raíz-
en la que he estado trabajando…
Permitámosles que haya comercio entre nosotros.
¿entonces, qué?
La tierra baldía (inicio) ELIOT, T.S. (1922) Mañana será lo mismo:
Abril es el mes más cruel: engendra pasteles y fresas,
lilas de la tierra muerta, mezcla y agujas dentro y fuera de la tela.
recuerdos y anhelos, despierta Si el sol es hermoso sobre los azulejos y los estaños,
inertes raíces con lluvias primaverales. cuánto más hermosa es la luna,
El invierno nos mantuvo cálidos, cubriendo reclinándose en las rizadas ramas del ciruelo;
la tierra con nieve olvidadiza, nutriendo la luna,
una pequeña vida con tubérculos secos. ondulando en un lecho de tulipanes;
Nos sorprendió el verano, la luna
[precipitóse sobre el Starnbergersee inmóvil,
con un chubasco, nos detuvimos bajo los pórticos,
sobre tu rostro.
y luego, bajo el sol, seguimos dentro de Hofgarten,
y tomamos café y charlamos durante una hora.
Tú brillas, Amada,
Bin gar keine Russin, stamm'aus Litauen, echt deutsch. tú la luna.
Y cuando éramos niños, de visita en casa del archiduque, ¿Pero cuál es el reflejo?
mi primo, él me sacó en trineo. El reloj está dando las once.
Y yo tenía miedo. Él me dijo: Marie, Pienso que cuando cerremos la puerta,
Marie, agárrate fuerte. Y cuesta abajo nos lanzamos. oscura será la noche
Uno se siente libre, allí en las montañas. afuera.
Leo, casi toda la noche, y en invierno me marcho al Sur.
CUESTIONES
14º) Williams. Señala las similitudes entre el poema y una nota que uno podría dejar en la nevera de su
casa. ¿Qué tono tiene? ¿Quién la dejaría? ¿A quién?
15º) Pound. ¿Cómo es la relación del poeta con Whitman? ¿Qué valora de este? ¿Qué idea quiere
transmitir en los últimos dos versos: conciliadora o enfrentada?
16º) Eliot. ¿Quién es la voz poética del poema? ¿Cómo se llama? ¿Qué crees que nos cuenta?
17º) Doolittle. ¿Quién es el destinatario de este poema? ¿Qué le pide la voz poética?
18º) Lowell. Contrasta las referencias al interior (y las tareas que se realizan) y al exterior (y a uno de sus
elementos simbólicos). ¿Crees que tiene importancia que la autora sea una mujer? ¿Por qué?
4
209
POESÍA POSTERIOR A LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL
A) El cementerio marino. VALERY, Paul (1920) C) Vendrá la muerte. PAVESE, Cesare (1950)
Ese techo tranquilo -campo de palomas- Vendrá la muerte y tendrá tus ojos
palpita entre los pinos y las tumbas. esta muerte que nos acompaña
El meridiano sol hace de fuego de la mañana a la noche, insomne,
el mar, el mar que siempre está empezando... sorda, como un viejo remordimiento
¡Es recompensa para el pensamiento o un vicio absurdo. Tus ojos
una larga mirada a la paz de los dioses! serán una palabra vana,
¡Qué pura luz en su esplendor consume un grito acallado, un silencio.
tantos diamantes de impalpable espuma Así los ves cada mañana
y qué paz entonces se concibe! cuando te inclinas sola ante el espejo.
Cuando sobre este abismo un sol reposa ¡Oh, querida esperanza
-trabajo puro de una eterna causa- también nosotros aquel día
refulge el tiempo y soñar es saber. sabremos que eres la vida y eres la nada!
Firme tesoro y templo de Minerva,
La muerte tiene una mirada para todos.
mole grandiosa y visual reserva,
Vendrá la muerte y tendrá tus ojos.
agua siempre encrespada, ojo que ocultas
será como abandonar un vicio,
con un velo de llama tanto sueño.
¡Oh, mi silencio! Edificio del alma como ver que emerge de nuevo
pero cubierto con mil tejas de oro. un rostro muerto en el espejo,
como escuchar un labio cerrado.
¡Templo del tiempo que un suspiro asume! Descenderemos, mudos, al abismo.
Yo subo a su pureza y acostumbro
mi marina mirada al rodearme.
Como a los dioses en mejor ofrenda D) Dedicatoria. AJMATOVA, Anna (1952)
dejo que el agua rutile sembrando Las montañas se doblan ante tamaña pena
un desdén soberano en las alturas. y el gigantesco río queda inerte.
Pero fuertes cerrojos tiene la condena,
Como la fruta se deshace en goce
detrás de ellos sólo "mazmorras de la cárcel"
y su ausencia en delicia se convierte
y una melancolía que es la muerte.
mientras muere su forma en una boca,
mi futura humareda aquí respiro, Para quién sopla la brisa ligera,
y el cielo canta al alma consumida para quién es el deleite del ocaso
el cambio de la orilla y del rumor.
– Nosotras no sabemos, las mismas por doquiera,
sólo oímos el odioso chirriar de llaves carceleras
B) Nacidos muertos. PLATH, Sylvia (1958) y del soldado el pesado paso.
Estos poemas no viven: el diagnóstico es triste.
Los dedos de manos pies crecieron bastante, Nos levantamos como para la misa de madrugada,
Sus pequeñas frentes se abombaron por la concentración. caminábamos por la ciudad incierta,
Si no caminaron por ahí como personas para encontrar una a la otra, muerta, inanimada,
No fue por falta de amor materno. bajo el sol o la niebla del Neva más cerrada,
pero la esperanza a lo lejos canta cierta...
¡No puedo entender qué les ocurrió!
Tienen la forma, el número, los miembros precisos. La sentencia... y las lágrimas brotan de repente,
¡Se ven tan bien ahí en su líquido de adobo! ya de todo separada,
Sonríen, sonríen, sonríen, me sonríen a mí. como arrancan la vida al corazón, dolorosamente,
Pero los pulmones no se hinchan y el corazón no bombea. como si hacia atrás la derribaran brutalmente,
pero marcha... vacila... aislada...
No son cerdos, ni siquiera peces,
Aunque tienen un cierto aire de cerdo y de pez, ¿Dónde están ahora aquellas compañeras del azar,
Sería mejor que estuvieran vivos, y así es como estaban. de mis años de infierno desnudo?
Pero están muertos, y su madre, casi muerta de ¿En la borrasca siberiana cuál es su soñar,
Enajenación, qué imaginan en el círculo lunar?
Y miran como estúpidos, y no hablan de ella. A vosotras os envío mi adiós y mi saludo
1
210
CUESTIONES
1. En el poema A… Describe el espacio y el tiempo en el que se encuentra la voz poética.
2. En el poema B… ¿Con qué identifica la voz poética a los propios poemas? Localiza en el texto
aquellos versos que se refieren al estado mental de Sylvia Plath.
3. En el poema C la voz poética se refiere a la muerte… ¿Identificándola con qué partes del cuerpo
humano? ¿Qué sensaciones te transmite esta poesía?
4. En el poema D la autora recoge su experiencia y la de otras madres al llegar a la puerta de la
cárcel en la que estan sus hijos. ¿Cuáles son sus sensaciones? Subraya frases que lo demuestren.
Y los hombres graves, que cerca de la muerte con la vista que se apaga
ven que esos ojos ciegos pudieron brillar como meteoros y ser alegres,
se enfurecen, se enfurecen ante la muerte de la luz.
CUESTIONES
10. ¿Qué simboliza la noche en este poema? ¿Con qué otra expresión se refiere Thomas a la noche?
11. ¿Qué cuatro tipos de personas “no entran dócilmente en esa buena noche”?
12. Relee el poema y desentraña la estructura paralelística del mismo. Divídelo en partes de manera
coherente.
1
214
RENOVACIÓN NARRATIVA. Ulises. JOYCE, JAMES (1922) Fragmento del monólogo de Molly – Fin del libro
[…] O pero se me olvidaba esta lata de sangre puufff una no sabe si llorar o reír estamos hechas tal
batiburrillo no tendré que ponerme mis cosas viejas tanto mejor será más picante nunca sabrá si lo hizo o no
ahí tienes te basta con cualquier cosa vieja luego me lo refregaré como una caca su omisión luego saldré y lo
tendré mirando el techo dónde se habrá ido hacer que me desee es el único medio pasadas las y cuarto vaya
hora intempestiva supongo que ahora se acaban de levantar en China peinándose las coletas para todo el día
pronto tendremos a las monjas tocando el ángelus ellas no tienen a nadie que venga a interrumpirles el sueño
menos algún que otro cura para los oficios nocturnos o el despertador de al lado con el canto del gallo
echándose fuera los sesos a golpes vamos a ver si puedo echar una cabezada 12 3 4 5 qué clase de flores son
esas que inventaron como las estrellas el papel de empapelar en Lombard street era mucho más bonito el
delantal que él me dio era como algo así sólo que yo sólo me lo puse dos veces mejor que baje la lámpara e
intente otra vez para poder levantarme temprano iré a la frutería Lambe ahí junto a Findlater y mandaré que
me envíen algunas flores para poner por la casa por si lo trae a casa mañana hoy quiero decir no no los viernes
son día de mala suerte lo primero que quiero hacer es arreglar la casa de alguna manera el polvo se acumula
por todos lados creo mientras estoy dormida luego podemos tener algo de música y cigarrillos puedo
acompañarle primero tengo que limpiar las teclas del piano con leche qué me puedo poner me pondré una rosa
blanca o esos pasteles encantadores de Lipton me gusta el olor de una gran tienda llena de cosas ricas a 7 y 1/2
la libra o los otros con cerezas dentro y el azúcar rosado 11 peniques un par de libras de eso una planta bonita
para el centro de la mesa ésa la sacaría más barata en espera dónde está eso las vi no hace mucho me encantan
las flores me encantaría tener toda la casa inundada de rosas Dios del cielo no hay nada como la naturaleza las
montañas agrestes después el mar y las olas precipitándose después la campiña maravillosa con los campos de
avena y trigo y toda clase de cosas y todo el hermoso ganado moviéndose a sus anchas le haría a uno mucho
bien ver ríos y lagos y flores de todas las formas y olores y colores brotando hasta de las cunetas prímulas y
violetas es la naturaleza como para que digan que no hay Dios yo no daría un duro por toda su sabiduría por
qué no van y crean algo a menudo le preguntaba a los ateos o comoquiera que ellos se llamen que vayan y se
quiten la roña de encima primero luego van berreando a por un cura cuando mueren y por qué por qué porque
tienen miedo del infierno por su mala conciencia ah sí ya lo creo que los conozco bien quién existió en el
universo antes de que existiera nadie que lo hizo todo quién ah eso no lo saben pues yo tampoco así que ahí
tienes también podrían muy bien intentar que el sol dejara de salir mañana el sol brilla para ti dijo él el día que
estábamos echados entre los rododendros en el promontorio de Howth con el traje de paño gris y su canotié el
día que hice que se me declarara sí primero le di de mi boca el trocito de torta de alcaravea y era un año
bisiesto como ahora sí hace 16 años Dios mío después de aquel largo beso casi me quedo sin respiración sí dijo
que yo era una flor de la montaña sí que somos flores todas el cuerpo de mujer sí fue la única verdad que dijo
en su vida y el sol brilla para ti hoy sí por eso me gustaba porque vi que entendía o sentía lo que es una mujer y
yo sabía que siempre le podía buscar las vueltas y le di todo el placer que pude invitándole hasta que me pidió
que dijera sí y yo no quería contestar al principio sólo miré a lo lelos el mar y al celo pensaba en tantas cosas
que él no sabía en Mulvey y Mr Stanhope y en Hester y en padre y en el viejo capitán Groves y en los marineros
jugando a antón pirulero y a las prendas y a mear alto como ellos lo llamaban en el malecón y el centinela
delante de la casa del gobernador con aquella cosa alrededor del casco blanco pobre diablo achicharrado y las
muchachas españolas riendo con sus mantillas y sus peinetas y la subasta por la mañana los griegos y los judíos
y los árabes y quién sabe Dios quién más de todos los rincones de Europa y Duke Street y el mercado de aves
todas cloqueando delante de Larby Sharon y los pobres burros sueltos medio dormidos y aquellos hombres
imprecisos en sus capas dormidos a la sombra en los escalones y las grandes ruedas de las carretas de bueyes el
viejo castillo con miles de años sí y aquellos guapos moros todos de blanco y con turbantes como reyes
invitándote a que te sentaras en sus pequeñas tiendas y Ronda con las viejas ventanas de las posadas 2 ojos que
miran una celosía oculta para que el amante bese la reja y los ventorrillos medio abiertos por la noche y las
castañuelas y la noche que perdimos el barco en Algeciras y el sereno de un sitio para otro sereno con su farol y
O aquel abismal torrente O y el mar el mar carmesí a veces como fuego y las puestas de sol gloriosas y las
higueras en los jardines de la Alameda sí y todas aquellas callejuelas extrañas y las casas de rosa y de azul y de
amarillo y las rosaledas y los jazmines y los geranios y las chumberas y el Gibraltar de mi niñez cuando yo era
una Flor de la montaña sí cuando me ponía la rosa en el pelo como hacían las muchachas andaluzas o me
pondré una roja sí y cómo me besaba junto a la muralla mora y yo pensaba bien lo mismo da él que otro y
entonces le pedí con la mirada que me lo pidiera otra vez sí y entonces me preguntó si quería sí decir sí mi flor
de la montaña y al principio le estreché entre mis brazos sí y le apreté contra mí para que sintiera mis pechos
todo perfume sí y su corazón parecía desbocado y sí dije sí quiero sí.
2
215
CUESTIONES
4º) Este es uno de los ejemplos más conocidos del uso del monólogo interior. Explica en qué consiste y
para qué lo utiliza aquí el autor.
5º) ¿En qué contexto y momento se encuentra Molly para que afloren así sus pensamientos?
6º) ¿Por qué crees que el autor renuncia a utilizar signos de puntuación? ¿Hay coherencia y
progresión temáticas? ¿Por qué?
1
218
NARRATIVA ANTERIOR A LA IIGM. Regreso a Howards End. FORSTER, E.M. (1910)
Margaret saludó a su prometido con peculiar ternura aquella mañana. Aunque ya era un
hombre maduro, ella le ayudaría a construir el arco iris, el puente que une en nuestro interior la
prosa con la pasión. Sin ese puente somos fragmentos sin sentido, mitad monos, mitad bestias,
piezas inconexas que no logran formar un hombre. Con el puente, nace el amor, brilla en su cénit,
luminoso frente al gris, austero frente al fuego. Feliz el hombre que ve bajo los dos aspectos la
belleza de estas alas desplegadas. Los caminos de su alma están libres y él y sus amigos
encontrarán la ruta fácil.
La ruta era difícil por los caminos del alma de Mister Wilcox. Desde la infancia los había
despreciado. «No soy hombre que se preocupe de su interior». Por fuera había sido alegre,
honrado y valiente, pero en su interior todo era caos, un caos gobernado, si es que existía
gobierno alguno, por su ascetismo incompleto. Tanto cuando era muchacho como cuando era
marido o viudo, había alimentado la tortuosa creencia de que la pasión corporal es mala, una
creencia que solo es útil cuando se mantiene apasionadamente. La religión le había confirmado
en su certidumbre. Las palabras que el domingo le leían en voz alta a él y a otros hombres
respetables eran las palabras que en su día habían encendido las almas de Santa Catalina y de San
Francisco en el odio a todo lo carnal. Mister Wilcox no era un santo, no era capaz de amar lo
infinito con amor seráfico, pero sí lo era de avergonzarse de amar a su mujer. «Amabat, amare
timebat». Y ahí era donde Margaret confiaba en ayudarle.
No parecía difícil. No era necesario agobiarle con la entrega de sí misma. Se limitaría a
señalarle la salvación, cuya raíz se hallaba latente en su propia alma, en el alma de todos los
hombres. ¡Solo construir el puente! Ese era todo el sermón. Solo construir un puente entre la
prosa y la pasión y ambas resurgirían y el amor humano brillaría en su cima. No más vida
fragmentaria. Solo construir el puente y la bestia y el mono, alejados del aislamiento que les da
vida, morirían.
El mensaje no era difícil de dar. No era preciso que revistiera la forma de una buena «charla».
Por medio de leves indicaciones se construiría el puente y sus vidas se cubrirían de belleza.
Pero fracasó. Porque había una cualidad en Henry que siempre la pillaba desprevenida por
mucho que intentara tenerla presente: la necedad. No entendía las cosas, y contra eso no había
nada que hacer. Nunca se enteró de que Helen y Frieda le eran hostiles, ni de que a Tibby no le
interesaban las plantaciones de uvas pasas; nunca vislumbró las luces y sombras que existen en la
más neutra de las conversaciones, los postes indicadores, los mojones, las colisiones, los espacios
ilimitados. Una vez —en otra ocasión— Margaret le reprendió por ello. Él se quedó
desconcertado, pero replicó con una carcajada: «Mi lema es: concentración. No tengo la menor
intención de desperdiciar mis energías en estas cosas». «No se trata de desperdiciar energías —
protestó Margaret—, sino de ampliar el campo en el que puedas emplearlas». Y él contestó: «Eres
una mujercita muy lista, pero mi lema es: concentración». Y aquella mañana se concentró más de
lo normal en la venganza.
Se encontraron en los rododendros de la noche anterior. A la luz del día los arbustos eran
insignificantes y el sendero brillaba al sol matutino. Margaret estaba con Helen, que permanecía
agoreramente tranquila desde que el asunto quedó decidido.
CUESTIONES
4º) Describe con tus palabras cuál es el carácter de Mister Wilcox.
5º) ¿Cuál es el “puente” al que se refiere constantemente este fragmento de texto?
6º) ¿Qué se propone Margaret al inicio del fragmento? ¿Y al final?
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219
NARRATIVA ANTERIOR A LA IIGM. Rebelión en la granja. ORWELL, G. (1945)
Luego Snowball (que era el que mejor escribía) tomó un pincel entre los dos nudillos de su pata
delantera, tachó «Granja Manor» de la traviesa superior del portón y en su lugar pintó «Granja Animal». Ése
iba a ser, de ahora en adelante, el nombre de la granja. Después volvieron a los edificios, donde Snowball y
Napoleón mandaron traer una escalera que hicieron colocar contra la pared trasera del granero principal.
Entonces explicaron que, mediante sus estudios de los últimos tres meses, habían logrado reducir los
principios del Animalismo a siete Mandamientos.
Esos siete Mandamientos serían inscritos en la pared; formarían una ley inalterable por la cual deberían
regirse en adelante, todos los animales de la «Granja Animal». Con cierta dificultad (porque no es fácil para
un cerdo mantener el equilibrio sobre una escalera), Snowball trepó y puso manos a la obra con la ayuda de
Squealer que, unos peldaños más abajo, le sostenía el bote de pintura. Los Mandamientos fueron escritos
sobre la pared alquitranada con letras blancas, y tan grandes, que podían leerse a treinta yardas de
distancia. La inscripción decía así: LOS SIETE MANDAMIENTOS
1. Todo lo que camina sobre dos pies es un enemigo.
2. Todo lo que camina sobre cuatro patas, o tenga alas, es un amigo.
3. Ningún animal usará ropa.
4. Ningún animal dormirá en una cama.
5. Ningún animal beberá alcohol.
6. Ningún animal matará a otro animal.
7. Todos los animales son iguales.
CUESTIONES
7º) Averigua qué quiere decir que esta novela es una “alegoría contra el estalinismo. ¿Por qué?
8º) Según los mandamientos… ¿Con quién no quieren tener nada que ver los animales?
NARRATIVA ANTERIOR A LA IIGM. Diario de un cura rural. BERNANOS, G. (1936)
No... no me callaré, señora. Los sacerdotes hemos callado demasiado y quisiera suponer que por
lástima. Pero la verdad es que somos cobardes. Una vez sentado el principio, dejamos seguir.
¿Qué es lo que han hecho ustedes del infierno? Una especie de prisión perpetua análoga a las suyas. En
ella encierran, de antemano, a la caza humana que la policía persigue desde el principio de la Creación: los
enemigos de la sociedad. Y añaden, quizás, a los blasfemos y los sacrílegos. ¿Qué espíritu, santo, qué
corazón orgulloso aceptaría sin asco, sin repugnancia, semejante imagen de la justicia de Dios?
Cuando esa imagen les molesta, les resulta muy fácil eliminarla. Juzgamos el infierno según las medidas
de este mundo. No pertenece a este mundo y aún menos al mundo cristiano. Es un castigo eterno, una
eterna expiación. El único milagro es que nos sea posible formarnos una idea de él aquí abajo, cuando
apenas la falta ha salido de nosotros, y basta una simple mirada, una señal, una muda llamada para que el
perdón baje sobre nosotros, desde lo alto de los cielos, como un águila. Y es que el más mísero de los
hombres vivientes, aunque crea haber dejado de amar, conserva todavía el poder de hacerlo. Y hasta
nuestro mismo odio deslumbra, resplandece y el menos torturado de los demonios florecería en lo que
nosotros llamamos la desesperación, igual que en una luminosa y triunfal aurora.
El infierno, señora, es haber dejado de amar. Estoy seguro de que estas palabras, “haber dejado de
amar”, suenan en sus oídos como una expresión familiar. Pero para un hombre vivo esto significa querer
otras cosas, amar menos. Y si esa facultad, que parece inseparable de nuestro ser, que semeja nuestro
mismo ser, comprender es también una manera de amar, ¿llegará a desaparecer? Dejar de amar, dejar de
comprender, y vivir sin embargo... ¡Oh, prodigio! Nuestro error común es atribuir a esas criaturas
abandonadas algo de nosotros, de nuestra perpetua movilidad, cuando ellas están fuera del tiempo, fuera
de todo movimiento, inmóviles para siempre. Si Dios nos condujera de la mano a una de esas cosas
dolorosas que hubiera sido antes el amigo más querido, ¿qué lenguaje le hablaríamos? Si un hombre vivo,
nuestro semejante, al último de todos, vil entre los viles, fuera echado a esas lindes ardientes, yo
compartiría su suerte, iría a disputárselo al verdugo. Compartir su suerte... la desgracia, la inconcebible
desgracia de esas piedras ardientes que fueron hombres es que no tienen nada que compartir entre sí.
CUESTIONES
9º) ¿Qué echa en cara el cura y narrador a la mujer narrataria del texto en el párrafo 2 y 3?
10º) Según el narrador… ¿Se puede seguir viviendo sin amar?
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220
NARRATIVA ANTERIOR A LA IIGM. El extranjero. CAMUS, ALBERT (1942)
Hoy ha muerto mamá. O quizá ayer. No lo sé. Recibí un telegrama del asilo: «Falleció su madre. Entierro
mañana. Sentidas condolencias.» Pero no quiere decir nada. Quizá haya sido ayer.
El asilo de ancianos está en Marengo, a ochenta kilómetros de Argel. Tomaré el autobús a las dos y
llegaré por la tarde. De esa manera podré velarla, y regresaré mañana por la noche. Pedí dos días de licencia
a mi patrón y no pudo negármelos ante una excusa semejante. Pero no parecía satisfecho. Llegué a decirle:
"No es culpa mía". No me respondió. Pensé entonces que no debía haberle dicho esto. Al fin y al cabo, no
tenía por qué excusarme. Más bien le correspondía a él presentarme las condolencias. Pero lo hará sin duda
pasado mañana, cuando me vea de luto. Por ahora, es un poco como si mamá no estuviera muerta. Después
del entierro, por el contrario, será un asunto archivado y todo habrá adquirido aspecto más oficial.
Tomé el autobús a las dos. Hacía mucho calor. Comí en el restaurante de Celeste como de costumbre.
Todos se condolieron mucho de mí, y Celeste me dijo: «Madre hay una sola.» Cuando partí, me
acompañaron hasta la puerta. Me sentía un poco aturdido pues fue necesario que subiera hasta la
habitación de Manuel para pedirle prestados una corbata negra y un brazal. Él perdió a su tío hace unos
meses.
Corrí para alcanzar el autobús. Me sentí adormecido sin duda por la prisa y la carrera, añadidas a los
barquinazos, al olor a gasolina y a la reverberación del camino y del cielo. Dormí casi todo el trayecto. Y
cuando desperté, estaba apoyado contra un militar que me sonrió y me preguntó si venía de lejos. Dije "sí"
para no tener que hablar más.
El asilo está a dos kilómetros del pueblo. Hice el camino a pie. Quise ver a mamá en seguida. Pero el
portero me dijo que era necesario ver antes al director. Como estaba ocupado, esperé un poco. Mientras
tanto, el portero me estuvo hablando, y en seguida vi al director. Me recibió en su despacho. Era un viejecito
condecorado con la Legión de Honor. Me miró con sus ojos claros. Después me estrechó la mano y la retuvo
tanto tiempo que yo no sabía cómo retirarla. Consultó un legajo y me dijo: "La señora de Meursault entró
aquí hace tres años. Usted era su único sostén". Creí que me reprochaba alguna cosa y empecé a darle
explicaciones. Pero me interrumpió: "No tiene usted por qué justificarse, hijo mío. He leído el legajo de su
madre. Usted no podía subvenir a sus necesidades. Ella necesitaba una enfermera. Su salario es modesto. Y,
al fin de cuentas, era más feliz aquí". Dije: "Sí, señor director". El agregó: "Sabe usted, aquí tenía amigos,
personas de su edad. Podía compartir recuerdos de otros tiempos. Usted es joven y ella debía de aburrirse
con usted".
Era verdad. Cuando mamá estaba en casa pasaba el tiempo en silencio, siguiéndome con la mirada.
Durante los primeros días que estuvo en el asilo lloraba a menudo. Pero era por la fuerza de la costumbre. Al
cabo de unos meses habría llorado si se la hubiera retirado del asilo. Siempre por la fuerza de la costumbre.
Un poco por eso en el último año casi no fui a verla. Y también porque me quitaba el domingo, sin contar el
esfuerzo de ir hasta el autobús, tomar los billetes y hacer dos horas de camino.
El director me habló aún. Pero casi no le escuchaba. Luego me dijo: «Supongo que usted quiere ver a su
madre.» Me levanté sin decir nada, y salió delante de mí. En la escalera me explicó: «La hemos llevado a
nuestro pequeño depósito. Para no impresionar a los otros. Cada vez que un pensionista muere, los otros se
sienten nerviosos durante dos o tres días. Y dificulta el servicio.» Atravesamos un patio en donde había
muchos ancianos, charlando en pequeños grupos. Callaban cuando pasábamos. Y reanudaban las
conversaciones detrás de nosotros. Hubiérase dicho un sordo parloteo de cotorras. En la puerta de un
pequeño edificio el director me abandonó: "Le dejo a usted, señor Meursault. Estoy a su disposición en mi
despacho. En principio, el entierro está fijado para las diez de la mañana. Hemos pensado que así podría
usted velar a la difunta. Una última palabra: según parece, su madre expresó a menudo a sus compañeros el
deseo de ser enterrada religiosamente. He tomado a mi cargo hacer lo necesario. Pero quería informarle a
usted". Le di las gracias. Mamá, sin ser atea, jamás había pensado en la religión mientras vivió.
CUESTIONES
11º) Describe cómo reacciona el narrador y protagonista de la novela ante la muerte de su
propia madre. ¿Qué relación ha mantenido este con ella?
12º) ¿Dónde transcurre la escena de este fragmento? ¿Cómo se apellidan madre e hijo? ¿Qué
otros personajes aparecen en el fragmento?
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NARRATIVA POSTERIOR A LA IIGM. El talento de Mr. Ripley. HIGHSMITH, P. (1955)
Finalmente, esperó hasta que dieron las ocho, ya que sobre las siete las entradas y salidas de la casa
eran más numerosas que durante el resto del día. A las ocho menos diez bajó a la planta baja para
asegurarse de que la signora Buffi no estuviese trajinando por allí y tuviese cerrada la puerta; además,
quería estar completamente seguro de que no hubiese nadie en el coche de Freddie, aunque, horas
antes, ya había bajado a comprobar que efectivamente el coche fuera el de Freddie. Arrojó el abrigo del
muerto sobre el asiento de atrás. Volvió a subir al apartamento y, arrodillándose, colocó uno de los
brazos del cadáver alrededor de su cuello, apretó los dientes, y tiró hacia arriba. Dio varios traspiés al
intentar apoyarse mejor en la espalda el cuerpo inerte de Freddie. También horas antes había ensayado
la operación del traslado, sin apenas lograr dar un paso debido al peso del cadáver, y en aquellos
momentos el cadáver pesaba exactamente lo mismo que antes, pero había una diferencia: ahora tenía
que sacarlo. Dejó que los pies de Freddie se arrastrasen, y de este modo consiguió aligerar un poco el
peso, y se las arregló para cerrar la puerta con el codo. Luego empezó a bajar las escaleras. A mitad del
primer tramo, se detuvo al oír que alguien salía de un apartamento del segundo piso. Se quedó
esperando a que quien fuese hubiera salido a la calle, y entonces reanudó su lento y vacilante descenso.
Había encasquetado uno de los sombreros de Dickie en la cabeza del muerto, para ocultar el pelo
sucio de sangre. Durante la última hora, había estado bebiendo una mezcla de ginebra y Pernod con el
fin de alcanzar un estado de ebriedad perfectamente calculada y que le permitiera convencerse a sí
mismo de que era capaz de moverse con cierto aire de indiferencia y, al mismo tiempo, conservar el
valor, incluso la temeridad, suficiente para arriesgarse sin pestañear. El primer riesgo, lo peor que podía
pasarle, era que el peso de Freddie le hiciese caer antes de llegar al coche y meter el cadáver dentro.
Tom cumplió lo que se había jurado a sí mismo: no detenerse a descansar mientras bajaba las escaleras.
Tampoco salió nadie más de alguno de los pisos, ni entró ningún vecino procedente de la calle. Durante
las horas pasadas en el piso, Tom se había estado imaginando los posibles contratiempos que se
encontraría al salir: la signora Buffi o su esposo saliendo de su vivienda en el preciso instante en que él
llegaba al final de las escaleras; un desmayo que haría que le encontrasen tumbado en el suelo junto al
cadáver; la posibilidad de que, habiendo dejado el cuerpo en el suelo para descansar, luego no pudiera
volver a alzarlo. Se lo había imaginado todo con tal intensidad, que ahora el simple hecho de haber
llegado abajo sin que se confirmara uno solo de sus temores le daba la sensación de estar protegido por
alguna fuerza mágica que le hacía olvidarse del enorme peso que transportaba en el hombro.
Echó una ojeada a través de las cristaleras de la puerta. La calle parecía normal. Un hombre pasaba
por la acera de enfrente, aunque siempre pasaba alguien por una de las aceras. Abrió la primera puerta
con el pie y la cruzó arrastrando a Freddie. Antes de cruzar la otra puerta, cambió el peso de hombro,
agachando la cabeza bajo el cadáver, y sintiéndose orgulloso de su propia fuerza, hasta que el dolor del
brazo que había quedado libre le hizo volver a la realidad. Tenía el brazo demasiado cansado siquiera
para rodear la cintura de Freddie. Apretó más los dientes y dando tumbos bajó los cuatro peldaños que
daban a la acera, no sin golpearse una cadera contra la columna de piedra del final de la balaustrada.
Un hombre que venía por la acera aflojó el paso como si fuera a detenerse, pero prosiguió su
camino sin hacerlo. Tom decidió que si alguien se le acercaba, le arrojaría tal vaharada de Pernod al
rostro que no necesitarían preguntarle qué le pasaba. Mentalmente, Tom iba soltando maldiciones
contra los transeúntes que cruzaban por su lado. Pasaron cuatro personas pero sólo dos le miraron. Se
detuvo un momento para que pasara un coche, luego, dando unos pasos rápidos y empujando, metió la
cabeza de Freddie por la ventanilla del coche y empujó lo bastante para que le bastara apoyar el cuerpo
en el cadáver a fin de que no cayera mientras tomaba un respiro. Miró alrededor, bajo la luz del farol al
otro lado de la calle, hacia las sombras que había frente a su casa.
CUESTIONES
1º) ¿Qué se describe en este fragmento? ¿Cómo acaba la acción del protagonista?
2º) Explica la actitud y condiciones del protagonista en la acción que lleva a cabo.
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NARRATIVA POSTERIOR A LA IIGM. Memorias de Adriano. YOURCENAR, M. (1951)
Anulé los privilegios, prohibí que los oficiales gozaran de licencias demasiado frecuentes; mandé que se
suprimieran en los campamentos las salas de banquetes, las casas de reposo y sus costosos jardines, aquellos edificios
inútiles pasarían a ser enfermerías y hospicios para veteranos. Hasta ahora reclutábamos nuestros soldados antes de
que tuvieran edad suficiente y los guardábamos hasta que eran demasiado viejos, todo lo cual era tan poco económico
como cruel. Cambié ese estado de cosas. La Disciplina Augusta tiene el deber de participar en la humanidad del siglo.
Somos funcionarios del Estado, no Césares. Razón tenía aquella querellante a quien me negué cierto día a escuchar
hasta el fin, cuando me gritó que si no tenía tiempo para escucharla, tampoco lo tenía para reinar. Las excusas que le
presenté no eran solamente de forma. Y sin embargo me falta tiempo: cuanto más crece el imperio, más tienden a
concentrarse los diferentes aspectos de la autoridad en manos del funcionario en jefe; este hombre apremiado tiene
que delegar parte de sus tareas en otros; su genio consistirá cada vez más en rodearse de un personal de confianza. El
gran crimen de Claudio o de Nerón fue el de permitir perezosamente que sus libertos o sus esclavos se apoderaran de
la función de agentes, consejeros y delegados del amo. Parte de mi vida y de mis viajes ha estado dedicada a elegir los
jefes de una burocracia nueva, a adiestrarlos, a hacer coincidir lo mejor posible las aptitudes con las funciones, a
proporcionar posibilidades de empleo a la clase media de la cual depende el Estado. Veo el peligro de estos ejércitos
civiles y puedo resumirlo en una palabra: la rutina.
CUESTIONES
3º) ¿Cuál es el genio de un gobernante ante la falta de tiempo? ¿Y el peligro de la burocracia?
4º) ¿A qué otros emperadores romanos nombra Adriano en el fragmento? ¿Qué error cometieron?
2
223
NARRATIVA POSTERIOR A LA IIGM. El barón rampante. CALVINO, ITALO. (1952)
Había un gran silencio. Sólo se alzó un vuelo de pequeñísimos reyezuelos gritando. Y se oyó una
vocecita que cantaba: Oh lálálá. La balançoire. Cosimo miró hacia abajo. Colgado de la rama de un gran
árbol cercano se balanceaba un columpio, con una niña sentada de unos diez años.
Era una niña rubia, con un alto peinado algo ridículo para una chiquilla, un vestido azul también
demasiado de persona mayor, con una falda que ahora, levantada por el columpio, rebosaba puntillas.
La niña miraba con los ojos entornados, altiva, como si tuviera la costumbre de hacerse la dama, y comía
una manzana a mordiscos, doblando cada vez la cabeza hacia la mano que debía al tiempo sostener la
manzana y agarrarse a la cuerda del columpio, y se daba impulso clavando la punta de los zapatitos en el
suelo cuando el columpio llegaba al punto más bajo de su trayectoria y escupía con fuerza los trozos de
piel de manzana mordida y cantaba: Oh lálálá La balançoire…, como una muchachita a la que ya no le
importa nada, ni el columpio, ni la canción ni (aunque algo más) la manzana, y tiene otras cosas en qué
pensar.
Cosimo desde la cima de la magnolia había bajado hasta la horcadura más baja, y ahora estaba con
los pies plantados uno aquí y otro allá en dos horquetas y los codos apoyados en una rama delante de
él, como en un antepecho. Los vuelos del columpio le traían a la niña justo bajo su nariz.
Ella no estaba atenta y no se había dado cuenta. De pronto los vio allí, erguido en el árbol, con
tricornio y polainas.
–¡Oh!–dijo.
La manzana se le cayó de la mano y rodó al pie de la magnolia. Cosimo desenvainó el espadín, se
inclinó desde la última rama, alcanzó la manzana con la punta del espadín, la ensartó y se la tendió a la
niña, que entre tanto había hecho un recorrido completo con el columpio y estaba allí de nuevo.
–Cójala, no se ha manchado, sólo está un poco magullada por un lado.
La niña rubia se había arrepentido ya de haber mostrado tanto asombro por aquel muchacho
desconocido aparecido allí en la magnolia y había recobrado su aire afectado y altivo. –¿Sois un ladrón? –
dijo.
–¿Un ladrón? –dijo Cosimo, ofendido; después se lo pensó mejor: sobre la marcha la idea le había
gustado–. Yo sí –dijo, calándose el tricornio sobre la frente–, ¿Algo en contra?
–¿Y que habéis venido a robar?
Cosimo miró la manzana que había ensartado en la punta del espadín, y se le pasó por la cabeza que
tenía hambre, que casi no había probado bocado en la mesa. –Esta manzana–dijo, y empezó a mondarla
con la hoja del espadín, que tenía, a pesar de las prohibiciones familiares, afiladísima.
–Entonces sois un ladrón de fruta–dijo la niña.
Mi hermano pensó en las pandillas de niños pobres de Umbrosa, que saltaban tapias y setos y
saqueaban los frutales, una ralea de muchachos que le habían enseñado a despreciar y eludir, y por
primera vez pensó lo libre y envidiable que debía ser aquella vida. Eso es; quizá podía convertirse en
alguien como ellos, y vivir así a partir de ahora. Sí–dijo. Había cortado en gajos la manzana y se puso a
masticarla.
La niña rubia estalló en una carcajada que duró todo un vuelo del columpio, arriba y abajo. –¡Qué
va! ¡Conozco a los chicos que roban frutan! ¡Son todos amigos míos! ¡Y van descalzos, en mangas de
camisa, despeinados, no con polainas y peluquín!
Mi hermano se puso rojo como la piel de la manzana. El que le tomaran el pelo no sólo por la peluca
empolvada, que no le gustaba, sino también por las polainas, que le gustaban muchísimo, y el ser
juzgado de aspecto inferior a un ladrón de fruta, a aquella ralea despreciada hasta un momento antes, y
sobre todo el descubrir que aquella damisela que hacía de ama del jardín de los De Ondariva era amiga
de todos los ladrones de fruta pero no amiga suya, todas esas cosas juntas le llenaron de despecho,
vergüenza y celos.
CUESTIONES
7º) ¿Qué relación hay entre el/la narrador/a y el protagonista del relato?
8º) ¿Dónde están los dos personajes que aparecen en el relato?
3
224
NARRATIVA POSTERIOR A LA IIGM. Lolita. NABOKOV, VLADIMIR. (1955)
Lolita, luz de mi vida, fuego de mis entrañas. Pecado mío, alma mía. Lo-li-ta: la punta de la lengua
emprende un viaje de tres pasos paladar abajo hasta apoyarse, en el tercero, en el borde de los dientes.
Lo. Li. Ta.
Era Lo, sencillamente Lo, por la mañana, cuando estaba derecha, con su metro cuarenta y ocho de
estatura, sobre un pie enfundado en un calcetín. Era Lola cuando llevaba puestos los pantalones. Era
Dolly en la escuela. Era Dolores cuando firmaba. Pero en mis brazos fue siempre Lolita.
¿Tuvo Lolita una precursora? Naturalmente que sí. En realidad, Lolita no hubiera podido existir para
mí si un verano no hubiese amado a otra niña iniciática. En un principado junto al mar. ¿Cuándo? Aquel
verano faltaban para que naciera Lolita casi tantos como los que yo tenía entonces. Pueden contar en
que la prosa de los asesinos sea siempre elegante, vaya que lo sé.
Señoras y señores del jurado, la prueba número uno es lo que los serafines, los mal informados e
ingenuos ángeles de majestuosas alas, envidiaron. Contemplen esta maraña de espinas.
CUESTIONES
9º) ¿Quién es el narrador? Averigua cuál es su nombre y la relación con Lolita
10º) ¿Quién es el narratario? ¿En qué situación crees que está el narrador?
4
225
TEATRO EN EL S. XX. Madre Coraje y sus hijos. BRECHT, BERTOLT. (1938).
Esta quizá sea la obra teatral más famosa de Brecht. En ella el autor reflexiona sobre la guerra a
través del personaje de una mujer, Madre Coraje, para la que la guerra es el estado natural, el deseable, el
que le permite ganar su sustento, pero no se da cuenta de que la contienda le arrebata mucho más de lo
que gana. Ambientada en la Guerra de los 30 años, la protagonista trabaja con una carreta como
vendedora ambulante, acompañada de sus tres hijos (Catalina, Eilif y Requesón) y de Capellán, un
predicador que le ayuda.
Madre Coraje intenta evitar que su hijo Eilif sea reclutado para lo que habla con el Sargento
Fragmento I Mayor y el Reclutador, que han venido a buscarlo.
MADRE CORAJE: ¡Nosotros vendemos honestamente lienzos y jamones y somos gente pacífica!
SARGENTO MAYOR: Por tu cuchillo se ve lo pacíficos que sois. Vergüenza tendría que darte, bruja. ¡Guarda ese
cuchillo! Antes has confesado que vives de la guerra, pues, ¿cómo vivirías sino, eh? ¿De qué? ¿Y cómo puede
haber guerra si no hay soldados?
MADRE CORAJE: No tienen por qué ser los míos.
SARGENTO MAYOR: ¿Ajá? ¿Quieres que tu guerra se coma la semilla y tire la ciruela? ¿Que tus críos engorden
con la guerra sin que tú le rindas tu diezmo? Que ella se arregle sola, ¿eh? Coraje te llamas, ¿eh? ¿Y temes la
guerra, que te da de comer? Tus hijos no la temen, bien lo sé yo.
EILIF: Yo no temo guerra alguna.
SARGENTO MAYOR: ¿Por qué habrías de temerla? Mírame a mí, ¿te parece que me perjudicó la vida de soldado?
Empecé a los diecisiete años.
MADRE CORAJE. Pero setenta aún no tienes.
SARGENTO MAYOR: Puedo llegar.
MADRE CORAJE: Sí, bajo tierra ya lo creo.
SARGENTO MAYOR: ¿Quieres ofenderme y me dices que moriré?
MADRE CORAJE: ¿Y si fuese verdad? ¿Y si yo viese que ya estás marcado? ¿Y si ya tuvieses el aspecto de un
muerto que camina, eh?
REQUESÓN: Ella puede ver el más allá. Todos lo dicen. Te predice el futuro.
SARGENTO MAYOR: No creo en esas cosas.
MADRE CORAJE: Dame el casco. (Él se lo da).
SARGENTO MAYOR: Vale menos que atacar a campo abierto. Se lo doy para reírme un rato.
MADRE CORAJE: (Coge un pergamino y lo rasga). Eilif, Requesón y Catalina: así hemos de ser rasgados si nos
metemos en la guerra. (Al SARGENTO MAYOR). Excepcionalmente se lo haré gratis. Dibujo una cruz sobre esta
tirita. Negra es la muerte.
REQUESÓN: Y en la otra no dibuja nada, ¿viste?
MADRE CORAJE: Y aquí las pliego, y ahora las sacudo bien y las mezclo —como estamos mezclados todos, desde
que salimos del vientre de nuestra madre— y ahora sacas una y sabes todo. (El SARGENTO MAYOR titubea). […]
SARGENTO MAYOR: (Hurgando en el casco). ¡Tonterías! ¡Puros disparates!
REQUESÓN: Mirad, sacó una cruz negra. Ahora está listo está. […]
SARGENTO MAYOR: (Con voz ronca). Me engañaste.
MADRE CORAJE: Tú mismo te engañaste, el día que te volviste soldado. Y ahora sigamos adelante. No todos los
días hay guerra y no puedo perder el tiempo.
SARGENTO MAYOR: Por todos los demonios del infierno, no me dejo enredar por ti. Tu bastardo irá con
nosotros, será soldado.
EILIF: Me gustaría mucho, madre.
MADRE CORAJE: Tú cierra el pico, hijo
CUESTIONES
1. Indica en el texto aquellos fragmentos en los que se evidencia que Coraje se beneficia de la
guerra pero, por otro lado, no quiere mezclarse con ella. ¿Por qué crees que es así?
2. ¿Qué es lo que quiere Eilif? ¿Qué le exigen los soldados a Coraje?
3. Coraje parece tener poderes de adivinación… Explica en qué consisten.
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Fragmento II (Escena VI)
CAPELLÁN: Coraje, muchas veces pensé que tras su apariencia fría y ruda se oculta una naturaleza ardiente. ¿No
ha experimentado nunca la necesidad de sentir un poco de calor a su lado, como toda criatura humana?
MADRE CORAJE: Tendré calor cuando usted se decida a partir la leña que hace falta para no helarse en esta
tienda.
CAPELLÁN: Usted esquiva el tema. Le hablo en serio, Coraje, más de una vez pensé en lo que podría ser nuestra
vida si estrecháramos más los lazos que nos unen. El torbellino de estos años de guerra nos ha acercado
extrañamente.
MADRE CORAJE: Me parece que nuestros vínculos son ya bastante estrechos. Yo le preparo la comida y usted me
devuelve ese favor cortando leña.
CAPELLÁN: (Se le acerca). Cuando hablo de estrechar vínculos, no me refiero a cosas materiales como preparar
comida, partir leña u otros viles menesteres. Deje que hable su corazón, no sea arisca.
MADRE CORAJE: Sea razonable, capellán. Usted me resulta simpático, no me obligue a reñirlo. ¿No comprende
que lo único que deseo es sobrevivir, yo y mis hijos, con esta carreta que ni siquiera es mía? Mi cabeza no está
para romances; en este momento he comprado mercancía y corro un gran riesgo. El Mariscal imperial ha muerto
y en todas partes se habla de paz. ¿Qué sería de usted si yo perdiera todo lo que poseo? ¿Ve? Ni usted mismo lo
sabe. Vaya, córteme un poco de leña. Por lo menos no pasaremos frío esta noche: eso ya es mucho decir en estos
tiempos. ¿Qué ocurre? (Se levanta. Llega Catalina, sin aliento, con una herida abierta en la frente que le llega
hasta el ojo. Arrastra toda clase de cosas: fardos, arreos, un tambor…). ¿Te atacaron? ¿Cuándo volvías? ¡La
asaltaron a la vuelta! ¡Apostaría a que fue aquel soldado de infantería que se emborrachó en la cantina! ¡No debí
dejar que fueras sola! Suelta todo eso. No es grave, un rasguño nada más. Te pongo una venda y en una semana
estarás curada. ¡Son peores que las bestias! (Le venda la herida).
CAPELLÁN: ¡Qué se les puede reprochar! Cuando había paz vivían en sus hogares y no ultrajaban a nadie. La culpa
la tienen los que traman las guerras, los que trastornan a la humanidad y erigen el vicio en virtud. […]
(Catalina se refugia en la carreta).
CAPELLÁN: Con tal que no quede desfigurada...
MADRE CORAJE: Le quedará una cicatriz. Ya no tendrá que desear la paz.
CAPELLÁN: Se defendió bien. No se dejó robar las cosas.
MADRE CORAJE: Quizá no debí decirle que se defendiera. ¡Quién sabe lo que pasa ahora en su cabeza! Una vez,
una vez sola, no volvió a casa por la noche. Después de eso siguió yendo y viniendo como siempre, pero trabajaba
aún más que antes. ¡Nunca llegué a saber lo que sucedió aquella noche! (Toma las mercancías que trajo Catalina
y las clasifica, furiosa). ¡Esto es la guerra! ¡Una hermosa manera de ganarse la vida!
(Se oyen varios cañonazos).
CAPELLÁN: Están enterrando al Mariscal. Es un momento histórico.
MADRE CORAJE: Han herido a mi hija en el rostro. Para mí, este es el momento histórico. Me la han desfigurado,
no podrá encontrar marido, no podrá tener hijos, ella que se vuelve loca por los niños. También su mudez debe
agradecérsela a la guerra; de pequeña un soldado le metió bosta1 en la boca. A Requesón no lo veré nunca más, y
Eilif, Dios sabe dónde está. ¡Maldita sea la guerra!
CUESTIONES
4. ¿Desea Madre Coraje el fin de la guerra? ¿Por qué?
5. ¿Quién tiene, para el Capellán, la responsabilidad moral última de lo que le ha ocurrido a
Catalina?
6. La protagonista recuerda una ocasión en la que Catalina “no volvió a casa por la noche” ¿Qué
crees que le ocurrió? Justifica tu respuesta.
7. Compara el distinto sentido de la palabra “calor” en las dos primeras intervenciones de este
fragmento.
8. Reconoce una ironía en la penúltima intervención de Madre Coraje. ¿Por qué crees que la usa?
En la última intervención se oponen la historia (los grandes acontecimientos) y la intrahistoria (lo
que les sucede a las personas comunes) ¿Qué es más importante para la madre? ¿Por qué?
1
Bosta: excremento del ganado.
2
227
TEATRO EN EL S. XX. Arte. REZA, YASMINA. (1994). Fragmento I: Inicio de la obra
Una aparente pero carísima nadería, la compra de un cuadro, sirve de detonante para que,
en cuestión de una semana, tres amigos – el resabiado Sergio, el colérico Marcos y el pusilánime
Iván – hagan saltar por los aires una relación de quince años y se comporten como naciones de
guerra: alianzas secretas, pactos rotos y, sobre todo, tolerancia cero. Marcos no puede soportar
que Sergio deje de ser su discípulo y Sergio no puede soportar que Marcos insista en seguir siendo
su maestro. Pero, paradójicamente, ni Marcos ni Sergio pueden soportar que Iván, testigo
impotente de las hostilidades, siga siendo lo que siempre ha sido: un país neutral.
El salón de un apartamento. Un solo decorado. Lo más austero posible, lo más neutro. Las escenas se
desarrollarán sucesivamente en casa de SERGIO, IVÁN y MARCOS. Nada cambia, excepto el cuadro expuesto.
MARCOS (solo en el escenario): Mi amigo Sergio se ha comprado un cuadro. Es una tela de aproximadamente un
metro sesenta por un metro veinte, pintada de blanco. El fondo es blanco y si entornamos un poco los ojos,
podemos percibir unas finísimas líneas blancas transversales. Mi amigo Sergio es amigo mío desde hace tiempo.
Es un muchacho que ha triunfado, es médico dermatólogo y ama el arte. El lunes fui a ver el cuadro que Sergio
había adquirido el sábado pero que ya codiciaba desde hacía varios meses. Un cuadro blanco con unas líneas
blancas.
En casa de SERGIO. Colocada a ras del suelo, una tela blanca, con unas líneas blancas transversales. SERGIO mira,
satisfecho, su cuadro. MARCOS mira el cuadro. SERGIO mira a MARCOS mirando el cuadro. Larga pausa.
MARCOS: ¿Caro?
SERGIO: Cinco.
MARCOS: ¿Cinco?...
SERGIO: Handtington se lo vuelve a quedar por cinco quinientas.
MARCOS: ¿Quién es?
SERGIO: ¡¿Handtington?!
MARCOS: No le conozco.
SERGIO: ¡Handtington! ¡La galería Handtington!
MARCOS: ¿La galería Handtington se lo vuelve a quedar por cinco quinientas?...
SERGIO: No, la galería no. Él. Handtington, él personalmente. Para él.
MARCOS: ¿Y por qué no lo ha comprado Handtington?
SERGIO: Porque a toda esa gente lo que le interesa es vender a particulares. El mercado tiene que circular.
MARCOS: Ya...
SERGIO: ¿Entonces?
MARCOS: ...
SERGIO: No estás bien situado. Míralo desde aquí. ¿Distingues las líneas?
MARCOS: Cómo se llama el...
SERGIO: ...pintor. Antrios.
MARCOS: ¿Conocido?
SERGIO: Muy. ¡Muy! (Pausa)
MARCOS: Sergio, ¿no habrás pagado cinco millones de pesetas por este cuadro?
SERGIO: Chico, es el precio. ¡Es un ANTRIOS!
MARCOS: ¡No habrás pagado cinco millones de pesetas por este cuadro!
SERGIO: Sabía que no lo apreciarías.
MARCOS: ¡¿Has pagado cinco millones de pesetas por esta mierda?!
SERGIO (como si estuviera solo): Mi amigo Marcos, que es un muchacho inteligente, un muchacho al que aprecio
desde hace tiempo, ingeniero aeronáutico, muy bien situado, forma parte de esos nuevos intelectuales que no se
contentan sólo con ser enemigos de la modernidad, sino que además se enorgullecen de ello. Desde hace poco
existe, entre los nostálgicos de los felices viejos tiempos, una arrogancia que le deja a uno estupefacto.
Los mismos. El mismo cuadro. El mismo sitio.
SERGIO: (Después de una pausa.)... ¿Cómo puedes decir «esta mierda»?
MARCOS: ¡Sergio, un poco de sentido del humor! ¡Ríe..., hombre, ríe! ¡Es alucinante que te hayas comprado este
cuadro! (MARCOS ríe. SERGIO, de piedra.)
3
228
SERGIO: Que encuentres esta adquisición alucinante, muy bien, que te haga reír, mejor, pero me gustaría saber
qué entiendes por «esta mierda».
MARCOS: ¡Me estás tomando el pelo!
SERGIO: En absoluto. ¿«Esta mierda» con relación a qué? Cuando se dice que tal cosa es una mierda, es que se
tiene un criterio de valor para apreciar esa cosa.
MARCOS: ¿Con quién hablas? ¿Con quién hablas en este momento? ¡Eh! ¡Eh!
SERGIO: A ti no te interesa la pintura contemporánea, jamás te ha interesado. No tienes ningún conocimiento en
ese campo, ¿cómo puedes afirmar que tal objeto, obedeciendo a unas leyes que ignoras, es una mierda?
MARCOS: ... Es una mierda. Lo siento.
SERGIO (solo): No le gusta el cuadro. Bueno... Ninguna delicadeza en su actitud. Ningún esfuerzo. Ninguna
muestra de ternura en su crítica. Sólo una risa pretenciosa, pérfida. Una risa que lo sabe todo mejor que nadie.
Odio esa risa.
MARCOS (solo): Que Sergio se haya comprado ese cuadro me supera, me inquieta, me provoca una angustia
indefinida. Al salir de su casa, tuve que tomarme tres gránulos de Gelsenium 9 CH que Paula me había aconsejado
-entre paréntesis, me dijo: ¿Gelsenium o Ignatia? ¿Prefieres Gelsenium o Ignatia? ¡¡Y yo qué sé!!-. No consigo
entender cómo es posible que Sergio, que es amigo mío, haya podido comprarse ese cuadro. ¡Cinco millones! Un
muchacho que no es millonario. Desahogado sí, confortablemente desahogado, pero sin más. ¡Se ha gastado
cinco millones en una tela blanca! Tengo que contárselo a Iván, que es nuestro amigo común, hablaré con Iván.
Aunque Iván es un muchacho tolerante, y eso en materia de relaciones humanas es el peor de los defectos. Iván
es tolerante porque pasa de todo. Si Iván tolera que Sergio se haya gastado cinco millones en esa mierda blanca,
es que Iván pasa de Sergio. Está claro.
CUESTIONES
9. Analiza los momentos del texto en los que las acotaciones indican “solo”… ¿Qué crees que
significan en la obra en comparación con los diálogos? ¿Qué valor tienen para el público?
10. El valor de una marca en la sociedad de consumo actual… ¿Dónde aparece en este fragmento?
11. ¿Es Marcos demasiado sincero con Sergio? ¿Criticarías a tus amigos/as por algo que se compraran
y que a ti no te gustara y te pareciera una locura? ¿Qué límite tiene la amistad?
12. ¿Crees que el mundo del arte contemporáneo es como se relata aquí?
13. Analiza la parte subrayada del texto. ¿Es positivo lo que Marcos dice de Iván?
CUESTIONES
17. Interpreta la relación entre Willy y Biff, teniendo en cuenta que son padre e hijo.
18. ¿Quién crees que es Linda? ¿Cómo reacciona ante la situación? ¿Por qué?
CUESTIONES
19. ¿Cómo crees que se siente James respecto a Bill? ¿Por qué?
20. Interpreta el final del fragmento y aventura cómo podría continuar.
6
231
232
LITERATURA UNIVERSAL – TRABAJO 1ª
evaluación: OTRAS LITERATURAS
Individual o por parejas.
Extensión: entre 3 y 5 páginas (sin contar la portada)
A ordenador.
Época: XIX y XX
Contenido: características, corrientes, principales autores y obras,
premios…
Entrega en papel y exposición ante la clase.
Posibles temas:
1. Literatura japonesa.
2. Literatura coreana.
3. Literatura india.
4. Literatura yiddish.
5. Literatura turca.
6. Literatura finlandesa.
7. Literatura islandesa.
8. Literatura marroquí.
9. Literatura búlgara.
10.Literatura rumana.
11.Literatura neerlandesa.
12.Literatura húngara.
13.Literatura checa.
18.Literatura nigeriana.
19.Literatura sudafricana.
20.Otras literaturas africanas (sin Egipto, el Magreb, Nigeria ni Sudáfrica).
21.Literatura persa (iraní).
233
LITERATURA UNIVERSAL – TRABAJO 2ª
evaluación: MUJERES ESCRITORAS ACTUALES
Individual.
Extensión: mínimo 5 páginas (no hay máximo).
A ordenador. Con portada e índice.
Época: 2ª mitad s. XX e inicios del XXI
Contenido: biografía (formación, año de debut, género literario más
habitual, profesiones…), premios literarios, corriente o movimiento literario
al que pertenece, obras y estilo… Posibilidad de incluir anexo con un
fragmento de alguna de las obras de la autora en cuestión.
Etapas del trabajo:
Entrega en papel.
Preparación y envío de Power Point.
Exposición ante la clase.
234
LITERATURA UNIVERSAL – TRABAJO 3ª
evaluación: BIOPICS SOBRE ESCRITORAS Y ESCRITORES
Individual. Extensión: mínimo 5 páginas (no hay máximo).
A ordenador. Con portada e índice. Época: películas de los últimos 30 años
Contenido: ficha completa de la película (año, director/a, nacionalidad, duración, intérpretes
y papeles, premios…), sinopsis de la película, época de la vida del autor/a que se retrata
(tiempo interno), espacio, rasgos físicos y de carácter que se destacan del escritor,
contextualización del escritor/a (nacionalidad, época, corriente o movimiento literario,
formación, año de debut, género literario más habitual, profesión/es, premios literarios,
obras más destacadas…), opinión personal y crítica de la película (parte más importante del
trabajo) Posibilidad de incluir algún anexo con cualquier otra información que se considere
de interés.
Etapas del trabajo:
Entrega en papel.
Preparación y envío de Power Point.
Exposición ante la clase.
235
TROYA, LITERATURA UNIVERSAL
La obra narra un suceso que tiene lugar el último año de los diez que llevan
peleando los griegos y los troyanos, el suceso es la cólera de Aquiles provocada por
un enfrentamiento con el jefe de la expedición: éste se ha negado a liberar a su
esclava Criseida, hija de un sacerdote de Apolo y esta negativa a provocado la
peste entre los griegos, conocido el motivo, el jefe griego se ve obligado a devolver
su esclava, pero toma en sustitución de ésta a Briseida, que en principio había
correspondido a Aquiles. Por ello el héroe se niega a luchar.
236
TROYA, LITERATURA UNIVERSAL
RITOS FUNERARIOS
Para las griegos la entrada al reino de Hades (dios de los muertos) se encontraba
en el Ténaro, un umbrío promontorio de Laconia, más allá se encuentra la tenebrosa
laguna Estigia o el río Aqueronte, según las versiones, donde Caronte recogía las
almas de los muertos para su último viaje. Como la travesía no era gratis, los
griegos debían poner en la boca de los cadáveres una moneda para pagar al terrible
Caronte.
Una vez en la otra orilla los muertos eran recibidos por un espantoso portero, el
Can Cerbero, monstruo dotado de tres cabezas, cola de dragón y toda clase de
serpientes en el lomo. Luego el muerto es juzgado antes de enfrentarse a su
destino, de tal manera que los condenados son enviados al Tártaro donde sufren
toda clase de desgracias y los bienaventurados viven felices en los Campos Elíseos.
En la boca del difunto se colocaba un óbolo, el precio que cobraba Caronte por
conducir un alma a través de la laguna Estigia al mundo de los muertos. Junto a la
cabeza del difunto se colocaba un jarrote aceite y en su mano una tarta funeraria.
En cuanto a la práctica de inhumar o incinerar los cuerpos, ambas costumbres
existieron en Grecia, aunque dependiendo de los periodos históricos o incluso los
lugares se practicaba una y otra.
Los personajes.
237
Trabajo evaluación
El nombre de la rosa
1. 1. Umberto Eco había pensado como título para su
novela: La abadía del crimen. Lo desechó porque le
parecía que era dar demasiada importancia a la trama de
misterio. ¿Qué título te gusta más? ¿Qué título le
hubieras puesto tú?
2. 2. ¿Cómo interpretas el título del libro? ¿Qué
significa El nombre de la rosa?
3. El nombre de la rosa como novela de misterio: hay un detective Guillermo de
Baskerville (que, además, se apellida como el título de una de las novelas de Sherlock
Holmes); una especie de Watson (el ayudante de Holmes), que es Adso de Melk; un
asesino “psicópata” (Jorge de Burgos); asesinatos con “método” (como en Seven, por
ejemplo), venenos, incendios, laberintos… ¿Podría Quentin Tarantino haber hecho una
película a su estilo con este material?
4. Adso, el joven ayudante de Guillermo, decide, al final, seguir a su maestro antes de
quedarse con la chica que conoció en la abadía. ¿Por qué lo hace? ¿Qué vida hubiera
tenido si se hubiera quedado con ella? ¿Qué hubieras hecho tú?
5. Describe la vida en la abadía.
6. Muchos monjes se dedicaban a copiar libros. ¿Por qué lo hacían? ¿Cómo lo hacían?
¿Existía la imprenta en esta época? ¿Y el papel?
7. En la película, uno de los monjes que dibujaban las miniaturas en los libros es
asesinado. ¿Por qué este trabajo era tan importante? (Recuerda que en esta época no
había tele, ni fotos…)
8. El “malo” de la Inquisición muere al final de la película de una forma brutal, pero eso
no aparece en el libro. ¿Por qué crees que en la película sí?
9. ¿Qué sabes de la Inquisición?
10. En la película, discuten los que creen que la Iglesia debe tener poder y riqueza y los que
creen que debe renunciar a todo y defienden la pobreza absoluta. ¿Quiénes crees que
tienen razón?
11. Intenta imaginar cómo sería la vida de los personajes principales más allá de lo que
cuenta la película. ¿A qué se dedicaron después? ¿Qué fue del abad? ¿Y de la chica?
¿Qué fue de Guillermo de Baskerville?
12. En la película sale gente muy… fea. ¿Es que en la Edad Media eran más feos que
ahora?
13. Toda la trama de la película gira en torno a un libro de Aristóteles. ¿Quién fue
Aristóteles? ¿En qué época vivió? ¿Por qué es tan importante ese libro de Aristóteles?
¿Por qué el monje ciego, Jorge de Burgos, quiere evitar que alguien lo lea y siga con
vida?
238
Trabajo evaluación
14. Por cierto, si Jorge de Burgos no quiere que se lea el libro de Aristóteles conservado en
la abadía, ¿no sería más fácil destruirlo? ¿No será que Jorge odia ese libro, pero también
lo ama, conoce su valor, y por tanto no quiere que desaparezca para siempre?
15. En la película aparecen varios temas: Homosexualidad, ambición, fanatismo, odio,
amistad, amor a la cultura, sexo, violencia… ¿Podrías poner un ejemplo de cada uno de
ellos?
16. Si te dieran a escoger entre todos los personajes de la película, ¿con cuál te quedarías?
¿Por qué?
17. Hay una escena en la que Guillermo está manejando unos extraños instrumentos en su
habitación y, cuando llega el abad, los esconde rápidamente. ¿Por qué hace esto? ¿De
qué tiene miedo Guillermo?
18. ¿Te has dado cuenta de que los monjes se sorprenden cuando Guillermo saca una
especie de gafas? ¿Por qué?
19. Guillermo está a punto de morir tras el incendio de la biblioteca. Sin embargo, cuando
consigue salir y Adso le abraza… resulta que se había entretenido en guardar bajo su
manto unos cuantos libros. ¿No te parece esto una demostración del amor que tenía
Guillermo por los libros? ¿Por qué son tan importantes los libros (y más en esa época)?
20. En la película hay una referencia al Beato de Liébana. ¿Qué es?
21. ¿Se puede prohibir la lectura de un libro? (Bueno, poder sí se puede, pero ¿se
debe?) ¿Se puede prohibir una película, o un programa de televisión? ¿Alguien tiene
derecho a decir qué libros, película o programa de televisión se pueden leer y ver y
cuáles no?
22. Los libros, en esta época, estaban escritos en latín. ¿Por qué?
23. ¿Has leído la novela de Umberto Eco? ¿Te gusta más la novela, o la película? Si has
visto la película antes de leer la novela, ¿no te apetece leerla ahora?
239
Literatura Universal. Literatura del Renacimiento
respuesta.
240
Trabajo evaluación
Shakespeare in love
a) Preguntas generales:
Kent?
b) La trama
c) Los personajes
241
Trabajo evaluación
Viola de Lesseps.
242
TRABAJO EVALUACIÓN SOBRE MADAME BOVARY
MADAME BOVARY
FLAUBERT
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LITERATURA UNIVERSAL
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LITERATURA UNIVERSAL
Homero
Vida
Homero es el nombre con el que conocemos al autor de los dos grandes
poemas épicos de la literatura griega: la Ilíada y la Odisea. Sin embargo, con-
tamos con muy pocos datos fiables sobre este personaje, en el que se fun-
den la historia, la tradición literaria e incluso la mitología.
Al parecer, se trata de un autor nacido en el siglo VIII a. C., aunque no se ha de-
terminado con exactitud la cronología ni el lugar de su nacimiento. Según la
tradición, este aedo («poeta») era ciego y a él se le atribuye la composición de
la Ilíada, la Odisea, los Himnos homéricos y algunos textos de obras fragmenta-
rias o perdidas. Sin embargo, otras teorías defienden la posibilidad de que Ho-
mero no fuera más que el nombre que se dio a un grupo de aedos griegos
que componían y recitaban poemas épicos, en vez del de un único autor.
Obra
La obra de Homero es, eminentemente, épica. Sus dos textos más importan-
tes son la Ilíada y la Odisea, ambos centrados en dos momentos distintos
–y consecutivos– de la guerra de Troya (Ilion, en griego), suceso que funciona como nexo entre
los dos poemas.
En la Ilíada, se relata el origen de la guerra –el rapto de Helena, esposa de Menelao– y el desarrollo
de la contienda; en la Odisea, sin embargo, el autor se centra en el retorno del héroe griego Odi-
seo a su tierra natal, Ítaca, donde lo aguardan su esposa, Penélope, y su hijo, Telémaco.
Cada poema presenta un personaje heroico sobre el que recae el protagonismo de la acción: Aqui-
les, en la Ilíada; Odiseo, en la Odisea. Ambos héroes poseen, a su vez, rasgos peculiares que los huma-
nizan y diferencian entre sí:
• Aquiles representa la furia, el valor guerrero y la visceralidad. Así, por ejemplo, el estallido de su
temible cólera, tras la muerte de su amigo Patroclo a manos del príncipe troyano Héctor, es la
clave argumental de la segunda parte de la Ilíada.
• Odiseo simboliza la astucia, el ingenio e incluso la mentira. Sus hazañas (como su plan del caballo de
Troya) no son fruto de su fortaleza ni de sus cualidades como guerrero, sino que nacen de su capa-
cidad para engañar a sus enemigos, e incluso a sus amigos, tal y como hace con el propio Aquiles, a
quien convence de que participe en la guerra de Troya mediante una sutil estratagema.
Ambas obras constituyen la cima de la poesía épica griega, género de transmisión y difusión oral
que alcanza en estos dos poemas sus mayores cotas artísticas y literarias. Desde el punto de vista
métrico, en ambos se emplea el llamado hexámetro dactílico. De este modo, cada verso está for-
mado por seis unidades o pies. Los primeros cinco pies eran dáctilos (una sílaba larga seguida de
dos sílabas breves) y el último podía ser un espondeo (dos sílabas largas) o un troqueo (una sílaba
larga y otra breve). También es un rasgo característico de la poesía épica el empleo de fórmulas y
epítetos que facilitaban la memorización –e incluso la improvisación del texto– por parte de los
aedos.
En cuanto a su estructura, los dos poemas presentan un inicio in medias res. En el caso de la Ilíada, el
poema se abre con el estallido de la peste en el campamento griego tras nueve años de guerra entre
griegos y troyanos. En cuanto a la Odisea, el relato comienza con la Telemaquia (cantos I al IV), en la
que se cuenta el sufrimiento de Penélope y su hijo, Telémaco, ante la prolongada ausencia de Odiseo.
En su conjunto, la obra de Homero recoge algunos de los mitos más célebres de la cultura griega,
dotándolos de una cohesión y una homogeneidad sin precedentes. Además, sus historias y perso-
najes –las sirenas, el cíclope Polifemo, la maga Circe…– permanecen vivos en nuestra memoria co-
lectiva y han ejercido una influencia fundamental en la literatura universal de todos los tiempos.
Odiseo y Polifemo
En su largo regreso a Ítaca, Odiseo es acogido por el rey Al- –A Nadie me lo comeré el último, después de sus com-
cínoo, a quien relata parte de sus aventuras. Entre ellas, pañeros, y a todos los demás antes que a él: tal será el
Odiseo cuenta cómo consiguió escapar del temible cíclope don hospitalario que le ofrezca.
Polifemo gracias a su astucia. Dijo, tirose hacia atrás y cayó de espaldas. Así echado,
Echada en el suelo del establo veíase una gran clava1 de dobló la gruesa cerviz y venciole el sueño, que todo lo
olivo verde, que el cíclope había cortado para llevarla rinde: salíale de la garganta el vino con pedazos de car-
cuando se secase; nosotros, al contemplarla, la compa- ne humana, y eructaba por estar cargado de vino. En-
rábamos con el mástil de un negro y ancho bajel de tonces metí la estaca debajo del abundante rescoldo
transporte que tiene veinte remos y atraviesa el dilatado para calentarla, y animé con mis palabras a todos los
abismo del mar: tan larga y tan gruesa se nos presentó a compañeros: no fuera que alguno, poseído de miedo,
la vista. Acerqueme a ella y corté una estaca como de se retirase. […] Ellos, tomando la estaca de olivo, hincá-
una braza, que di a los compañeros mandándoles que la ronla por la aguzada punta en el ojo del cíclope, y yo, al-
puliesen. No bien la dejaron lisa, agucé uno de sus ca- zándome, hacíala girar por arriba. Del modo que cuando
bos, la endurecí pasándola por el ardiente fuego, y la un hombre taladra con el barreno el mástil de un navío,
oculté cuidadosamente debajo del abundante estiércol otros lo mueven por debajo con una correa que asen
esparcido por la gruta. Ordené entonces que se eligie- por ambas extremidades, y aquel da vueltas continua-
ran por suerte los que, uniéndose conmigo, deberían mente, así, nosotros, asiendo la estaca de ígnea2 punta,
atreverse a levantar la estaca y clavarla en el ojo del cí- la hacíamos girar en el ojo del cíclope y la sangre brota-
clope cuando el dulce sueño le rindiese. Cayoles la suer- ba alrededor del caliente palo. […] Dio el cíclope un
te a los cuatro que yo mismo hubiera escogido en tal fuerte y horrendo gemido, retumbó la roca, y nosotros,
ocasión, y me junté con ellos formando el quinto. Por la amedrentados, huimos prestamente, mas él se arrancó
tarde volvió el cíclope con el rebaño de hermoso vellón, la estaca, toda manchada de sangre, arrojola furioso le-
que venía de pacer, e hizo entrar en la espaciosa gruta a jos de sí, y se puso a llamar con altos gritos a los cíclopes
todas las pingües reses, sin dejar a ninguna dentro del que habitaban a su alrededor, dentro de cuevas, en los
recinto, ya porque sospechase algo, ya porque algún ventosos promontorios […].
dios se lo ordenara. […] Entonces llegueme al cíclope y, –¿Por qué tan enojado, ¡oh, Polifemo!, gritas de seme-
teniendo en la mano una copa de negro vino, le hablé jante modo en la divina noche, despertándonos a to-
de esta manera: dos? ¿Acaso algún hombre se lleva tus ovejas mal de
–Toma, cíclope, bebe vino, ya que comiste carne huma- tu grado? ¿O, por ventura, te matan con engaño o con
na, a fin de que sepas qué bebida se guardaba en nues- fuerza?
tro buque. Te lo traía para ofrecer una libación en el caso Respondioles desde la cueva el robusto Polifemo:
de que te apiadases de mí y me enviaras a mi casa, pero
tú te enfureces de intolerable modo. ¡Cruel! ¿Cómo ven- –¡Oh amigos! «Nadie» me mata con engaño, no con
drá en lo sucesivo ninguno de los muchos hombres que fuerza.
existen, si no te portas como debieras? Y ellos le contestaron con estas aladas palabras:
Así le dije. Tomó el vino y bebióselo. Y gustole tanto el –Pues si nadie te hace fuerza, ya que estás solo, no es
dulce licor que me pidió más: posible evitar la enfermedad que envía el gran Zeus; pe-
–Dame de buen grado más vino y hazme saber inme- ro ruega a tu padre, el soberano Poseidón.
diatamente tu nombre para que te ofrezca un don hos- Apenas acabaron de hablar, se fueron todos, y yo me reí
pitalario con el cual te huelgues. […] en mi corazón de cómo mi nombre y mi excelente artifi-
cio los habían engañado.
LITERATURA UNIVERSAL
LITERATURA UNIVERSAL
Sófocles
Vida
Sófocles (Colona, cerca de Atenas, h. 495 a. C. - Atenas, 406 a. C.) es uno de los
tres grandes autores trágicos de la literatura griega, junto con su predecesor,
Esquilo, y su sucesor, Eurípides.
Perteneciente a una acomodada familia de artesanos, lo que le permitió re-
cibir una completa educación, Sófocles comenzó su labor como dramatur-
go en el 468 a. C., año en el que venció a Esquilo en los certámenes teatra-
les que se celebraban anualmente en Atenas. A partir de este momento,
el joven autor se convirtió en uno de los dramaturgos más celebrados del
teatro griego, llegando a componer un centenar de tragedias, de las cuales
solo se han conservado siete obras completas.
A pesar de no manifestar un gran interés en cuestiones políticas, fue elegido
en dos ocasiones como estratego para dirigir las operaciones militares e inclu-
so participó en la expedición ateniense contra Samos, tal y como nos cuenta
Plutarco en sus Vidas paralelas.
Obra
La obra de Sófocles constituye una de las cimas de la literatura grecolatina y, en especial, supone
un hito dentro del nacimiento y el desarrollo del género teatral.
Sófocles toma como punto de partida la obra de su antecesor, Esquilo, pero aporta novedades de
enorme alcance para la evolución de la tragedia. Entre ellas, podemos destacar las siguientes:
• Se presenta por primera vez a un tercer personaje en escena, dando así mayor complejidad al
diálogo y aumentando sus posibilidades dramáticas.
• Se enriquecen las cuestiones técnicas, tales como el vestuario y la escenografía.
• Se dota a los protagonistas de una mayor entidad ética e individual, profundizando en sus crisis
y alejándose del estilo estatuario y colectivo del teatro de Esquilo.
De las más de cien tragedias que compuso solo hemos conservado siete: Antígona, Edipo rey, Áyax,
Las traquinias, Filoctetes, Edipo en Colono y Electra. En todas ellas destaca el tratamiento de un con-
flicto que obsesionaba a su autor: el enfrentamiento entre la ley humana y la ley natural, lucha que
conduce a los personajes a la agonía y, finalmente, a un desenlace trágico.
Este conflicto es el tema, por ejemplo, de una de sus tragedias más célebres, Antígona, en la que la
protagonista no puede dar sepultura a su hermano rebelde –la ley natural o ley de la sangre–, ya
que las normas de la ciudad –la ley humana, representada en el gobernador Creonte– prohíben el
entierro de aquel que se haya levantado contra las autoridades.
Formalmente, las obras de Sófocles se caracterizan, entre otros rasgos, por el hábil empleo de la
ironía trágica. Esta ironía consiste en que los personajes hacen afirmaciones a lo largo de la obra
sin ser conscientes del verdadero significado de sus palabras. En Edipo rey, que es posiblemente su
obra más conocida, el personaje de Edipo alude continuamente al culpable de la muerte de Layo,
antiguo rey de Tebas, sin ser consciente de que se está mencionando a sí mismo. Este procedi-
miento teatral consigue que el desenlace resulte mucho más trágico y desgarrador, de manera
que se refuerza la catarsis final que perseguía toda tragedia griega.
En cuanto a las fuentes, Sófocles toma como punto de partida muchos de los mitos propios de la
cultura griega. Sin embargo, no se conforma con relatarlos, sino que busca en ellos la posibilidad
de representar de manera simbólica actitudes o comportamientos desde una perspectiva eminen-
temente ética. De este modo, sus héroes y heroínas –Edipo, Electra, Antígona…– se convierten en
paradigmas con los que el autor reflexiona sobre las relaciones entre el individuo y la sociedad.
YOCASTA. ¿Qué preocupación te envuelve para expresar- más desgraciado todavía que este hombre que os
te así? habla? ¿Qué hombre podría haber más aborrecido
EDIPO. Me pareció haberte oído esto: que Layo había sido de los dioses?
asesinado junto a una bifurcación de caminos. SÓFOCLES
YOCASTA. En efecto, ese era el comentario que se hacía y Edipo rey
que continúa sin haber cesado todavía.
EDIPO. ¿Y dónde está el lugar ese donde ocurrió este su-
ceso? 1
Creonte: hermano de Yocasta, cuñado y a la vez tío de Edipo.
LITERATURA UNIVERSAL
Virgilio
Vida
Publio Virgilio Marón (Andes, actual Pietole, 70 a. C. - Brindes, actual Brindisi,
19 a. C.), conocido tradicionalmente como Virgilio, fue –junto con Ovidio– el
poeta más importante de la literatura romana.
A pesar de nacer en el seno de una familia campesina, Virgilio pudo gozar de
una notable y completa educación. Pronto se trasladó a Roma, donde entró
a formar parte de un círculo de autores conocidos bajo el nombre de los poe-
tae novi (poetas nuevos). Posteriormente, viajó a Nápoles, donde pasó gran
parte de su vida. Entre sus amistades destaca su relación con autores como
Horacio y con personajes como Octavio, con quien ya mantenía una estre-
cha amistad antes de que se convirtiese en Augusto.
En el año 29 a. C. comenzó a escribir su poema más ambicioso, la Eneida,
obra a la que dedicó el resto de su vida. Inseguro de su texto, antes de morir
le pidió al emperador que lo destruyera, pero Octavio se opuso y, gracias a su
negativa, esta genial obra ha llegado hasta nuestros días.
Obra
En la obra de Virgilio destacan tres títulos: Geórgicas, Bucólicas y Eneida. Las dos primeras pertene-
cen al género de la poesía bucólica, si bien en cada una de ellas se desarrollan aspectos diferentes,
pues las Geórgicas se centran en la descripción y el canto de las labores agrícolas, mientras que en
las Bucólicas predomina la descripción del paisaje –presentado bajo el tópico del locus amoenus–
y la narración de mitos relativos a diversos elementos naturales.
Sin embargo, la obra por la que Virgilio ha pasado a la posteridad es, sin duda, la Eneida, el poema
épico en el que se narra la fuga de Eneas del incendio de Troya y su fundación, ya en Italia, de la
ciudad de Alba Longa (la futura Roma). La obra posee una finalidad claramente propagandística,
ya que a través del emparentamiento con Eneas –a quien se presenta como hijo de la diosa Venus
y del mortal Anquises– se pretende divinizar a Octavio Augusto.
El texto consta, aproximadamente, de diez mil hexámetros divididos en doce cantos. Se puede
afirmar que este extenso poema posee una estructura que aglutina, de forma extremadamente
inteligente, los dos grandes poemas épicos de la literatura griega:
• Los seis primeros cantos de la Eneida recuerdan el argumento y la estructura de la Odisea, ya
que en ellos se relata la fuga de Eneas y las penalidades que sufrió en su búsqueda de la ciudad
que, según los dioses, estaba destinado a fundar. En esta primera parte destaca la historia de
amor entre Eneas y Dido, reina de Cartago, quien acoge al héroe troyano y a sus hombres tras
una tormenta. El abandono de Eneas, que debe cumplir con su destino y con la voluntad de los
dioses, empuja a Dido al suicidio en uno de los cantos más conmovedores de todo el poema.
A su vez, la maldición de Dido se convierte, dentro del texto, en la explicación mítica de las gue-
rras púnicas entre romanos y cartaginenses.
• Los seis últimos cantos, sin embargo, recuerdan el aliento épico y, sobre todo, el tono bélico de
la Ilíada. En ellos se narra la llegada de Eneas a Italia y sus enfrentamientos armados con Turno,
rey de los rútulos, a quien debe vencer antes de instalarse definitivamente allí. Tras la victoria,
Eneas fundará la ciudad de Alba Longa, la futura Roma.
La Eneida constituye, por tanto, un esfuerzo consciente por parte de su autor de dotar de esencia
mítica a la historia de su ciudad y de su Imperio. La obra ha tenido una enorme trascendencia en
la literatura universal y, debido a sus valores éticos y morales, durante la Edad Media el persona-
je de Eneas fue mucho mejor valorado que el de Odiseo, a quien se acusaba de mentiroso e inclu-
so de traidor. Así, por ejemplo, en la Divina comedia, de Dante, el acompañante del narrador es Vir-
gilio, mientras que Odiseo aparece condenado en uno de los círculos infernales.
LITERATURA UNIVERSAL
Ovidio
Vida
Publio Ovidio Nasón (Sulmona, 43 a. C. - Tomis, actual Constanza, 18 a. C.) es,
junto con Virgilio, el máximo poeta de la literatura latina.
Perteneciente a una familia acomodada, recibió una esmerada educación
en Roma que, posteriormente, completó con estudios en Grecia. Sin em-
bargo, su juventud se vio empañada por la muerte de su hermano cuando
él tenía diecinueve años. Además, Ovidio nunca contó con el apoyo de su
padre en su quehacer literario y tuvo que compaginar su vocación poética
con la carrera política, que abandonaría años más tarde.
Fue un hombre enamoradizo y contrajo matrimonio en tres ocasiones. Con su
tercera mujer vivió una época tranquila y feliz que se vio interrumpida por su des-
tierro por causas que jamás han sido desveladas. En su poema Tristes, el autor confie-
sa haber cometido un «error», que –tradicionalmente– se ha identificado con su obra Ars
amandi (Arte de amar), cuyo fuerte tono erótico pudo ser la causa del castigo.
A pesar de que Ovidio pidió clemencia en numerosas ocasiones, jamás le fue concedido el perdón.
Obra
Ovidio compuso, fundamentalmente, poesía lírica de tono elegíaco y poesía épica; a este último
género pertenece su obra más importante: Metamorfosis, uno de los textos de mayor relevancia
de la literatura clásica occidental.
Entre los demás títulos que escribió, podemos destacar los siguientes:
• Amores: una serie de poemas elegíacos de tema sentimental agrupados en cinco libros, que
posteriormente volverá a editar como tres únicos libros.
• Heroidas: un conjunto de epístolas escritas por personajes femeninos de la mitología clásica
–Dido, Penélope, Calipso…– que profundizan en sus sentimientos amorosos y eróticos.
• Ars amandi: una colección de consejos sobre cómo se debe seducir y enamorar a una mujer cuya
crudeza erótica pudo valerle el destierro.
• Tristes: obra en la que el autor expresa la melancolía y la añoranza que siente en su destierro.
Las Metamorfosis, compuesta en hexámetros, es una obra formada por doscientas cincuenta his-
torias, mitos y leyendas, distribuidas en quince libros y agrupadas en diferentes periodos que co-
mienzan con la formación del mundo y de la humanidad (libros I y II), siguen con etapas como la
guerra de Troya (libros XI y XII) o la fundación mítica de Roma por Eneas (libros XIII y XIV), y, por últi-
mo, finalizan con la muerte y apoteosis de César (libro XV).
El autor, por tanto, sigue un criterio cronológico para organizar toda la materia mitológica de la que
dispone, intercalando diversos episodios y leyendas –como si de cajas chinas se tratase– para no trai-
cionar su intención de continuidad y, sin embargo, dar cabida al mayor número posible de relatos mí-
ticos. Por todo ello, a pesar de los esfuerzos de Ovidio por constituir ciclos ordenados en cada uno de
los libros de su gran epopeya, la obra funciona casi como un enorme mosaico literario y mitológico.
En cuanto a su argumento, todos los relatos tienen en común el hecho de que se trata de trans-
formaciones mágicas o sobrenaturales de diversos personajes. Este nexo permite a Ovidio hilvanar
con enorme acierto la mayoría de los mitos populares de la cultura griega y romana, valiéndose
para ello de fuentes como la Teogonía, de Hesíodo, o la Odisea, de Homero, entre otros muchos.
La pervivencia de las Metamorfosis es innegable. Su trascendencia ha sido enorme tanto en la lite-
ratura como en las artes plásticas, inspirando con sus historias y personajes a literatos, artistas y
creadores de todos los tiempos.
LITERATURA UNIVERSAL
LITERATURA UNIVERSAL
Cantar de Roldán
El Cantar de Roldán es el cantar de gesta más antiguo de la literatura francesa.
La versión del Cantar que los críticos consideran más perfecta es la que se ha-
lla contenida en un manuscrito de la Biblioteca Bodleiana de Oxford, escrita
en un dialecto del antiguo francés y fechada en el siglo XII.
La obra, de autor desconocido como todos los grandes poemas épicos me-
dievales, fue copiada por un clérigo que, al parecer, no se limitó a transcribir
la versión, sino que llevó a cabo una refundición de las versiones previas con
intención claramente artística y literaria, hecho que permitiría explicar la no-
table calidad técnica y literaria del Cantar. De este clérigo solo sabemos que
se llama Turoldo, tal y como aparece en el último y enigmático verso del poe-
ma: «Ci falt la geste que Turoldus declinet» («Aquí acaba la gesta de Turoldo»)
en el que no queda claro el significado de declinar, ya que puede aludir tanto
a «componer» como a «transcribir».
El argumento del Cantar de Roldán se centra en la derrota sufrida por Carlo-
magno en tierras hispánicas a causa de la traición de Ganelón, un noble de
su ejército. En la batalla entre las tropas de Carlomagno y los sarracenos
muere toda la retaguardia de los francos y algunos de los mejores jefes militares, entre ellos su so-
brino Roldán, que da título al poema.
A pesar de la base histórica de este argumento, el autor reelabora y selecciona algunos datos, alte-
rando la veracidad de los hechos del modo que considera más conveniente para la eficacia narra-
tiva de su relato. Así, por ejemplo, se presenta la Península Ibérica en el año 778 totalmente domi-
nada y controlada por los musulmanes, con el fin de dotar de mayor aliento épico a la gesta de las
tropas francas.
Desde el punto de vista métrico, el Cantar está compuesto por versos decasílabos –por tanto, de
medida regular–, de rima asonante y repartidos en laisses o tiradas de longitud desigual. Así pues,
se combinan elementos de la métrica culta con rasgos de la métrica popular.
En cuanto a los personajes del Cantar, los protagonistas están claramente caracterizados, siguien-
do técnicas propias de los cantares de gesta, como el empleo habitual de epítetos épicos o la aso-
ciación simbólica de los héroes con sus espadas y corceles. Entre los personajes destacan los si-
guientes:
• Carlomagno, que aparece caracterizado como un anciano sabio y paternalista, que se preocupa
por el bienestar de su sobrino y recibe diversas visiones de naturaleza religiosa que le alertan de
los futuros peligros.
• Roldán, quien se comporta como un joven valeroso y un buen guerrero. Sin embargo, su exce-
siva temeridad y su soberbia serán dos de los rasgos que conducirán a las tropas francas a su te-
rrible derrota final.
• Oliveros, compañero fiel y leal de Roldán que trata de frenar al joven en sus impulsos más des-
medidos. A lo largo del Cantar representa el buen juicio y la sensatez que, sin embargo, se verán
vencidos por la temeridad de Roldán.
• Turpín, arzobispo que encarna los valores de la religión y que se comporta como un gran solda-
do en el campo de batalla. Constituye el ejemplo más evidente de la presencia de la religión
cristiana en este cantar de gesta.
• Ganelón, el antagonista del Cantar y al que se caracteriza como un personaje envidioso, hipócri-
ta y traidor, responsable de la derrota final.
El Cantar de Roldán tuvo una enorme influencia en la literatura épica europea y, en el caso de Es-
paña, sirvió de inspiración para el ciclo basado en el personaje de Fernán González y su sobrino
Bernardo del Carpio, que recuerdan –en algunos de sus rasgos, como el parentesco– la relación
de Carlomagno y Roldán en este primer cantar de gesta de la literatura europea.
La soberbia de Roldán
El caballero Oliveros intenta persuadir a Roldán de que toque el olifante1, de manera
que Carlomagno acuda con sus tropas para ayudarlos en el combate. Roldán, conven-
cido de su valor y su fortaleza, se niega a pedir auxilio alguno.
LXXXIII LXXXV
Allí dice Oliveros: «Los paganos son muchos, «Compañero Roldán, tañed el olifante,
y de nuestros franceses me parece haber pocos. así, Carlos lo oirá, que aún está por los puertos.
Compañero Roldán, tañed, pues, vuestro cuerno: Y os juro yo que todos los franceses vendrán.»
cuando Carlos lo oiga, con la hueste vendrá». «¡No lo permita Dios», le responde Roldán,
Le responde Roldán: «Haría como un necio, «que haya un hombre en el mundo que pudiera decir
pues en la dulce Francia perdería mi fama. que a causa de paganos haya tañido el cuerno!
Con Durandarte ahora yo daré grandes golpes, Por eso, mis parientes reproche no tendrán.
saldrá llena de sangre hasta el oro del pomo. En cuanto que me encuentre en esta gran batalla,
Los malvados paganos morirán en los puertos, en ella asestaré mil setecientos golpes:
os juro yo que todos tienen la muerte cierta». veréis de Durandarte su acero ensangrentado.
Los franceses son buenos, lucharán con valor
LXXXIV y de esos españoles ninguno escapará.»
«Compañero Roldán: tañed el olifante;
cuando Carlos lo oiga, con la hueste vendrá LXXXVI
y del rey y de sus nobles seremos socorridos.» Allí dice Oliveros: «No hay deshonor en eso:
Le responde Roldán: «¡No lo permita Dios, sarracenos de España muchos he visto yo.
que toda mi familia sufra afrenta por mí, Son tantos que han cubierto los valles y montañas,
ni que la dulce Francia caiga en el deshonor! han cubierto laderas y han cubierto llanuras.
Haré que Durandarte hiera continuamente, Muy grandes son las huestes de esa gente extranjera
esa mi buena espada que ciño en mi costado: y nosotros tenemos pequeñísima tropa».
¡todos veréis su hoja ensangrentada toda! Le responde Roldán: «Mi valor se acrecienta.
Los malvados paganos por su mal se han juntado: ¡No sea la voluntad de Dios ni de sus ángeles
os juro yo que a todos la muerte les espera». que por mí se perdiera de Francia la valía!
¡Más quiero yo morir que deshonor me venga!
1
Cuanto más golpeemos, más Carlos nos querrá».
olifante: instrumento de viento tallado en un colmillo de elefante,
empleado por los caballeros medievales como señal de aviso. Cantar de Roldán
LITERATURA UNIVERSAL
LITERATURA UNIVERSAL
Personajes y argumento
En lo que respecta a los personajes del Cantar de los nibelungos, destacan dos rasgos fundamenta-
les: la importancia de los protagonistas femeninos (Krimilda y Brunilda), que funcionan como mo-
tor interno de la acción, y la evolución psicológica de los personajes de mayor relieve, entre los
que destaca el cambio que experimenta Krimilda a lo largo del Cantar.
El argumento de este extenso poema se inspira en dos ciclos de leyendas orales surgidas entre los
siglos VIII y XI. El autor supo aunar ambos ciclos y buscó su nexo de unión: Krimilda. Este personaje
se convierte, en el canto XX, en el vínculo entre las dos grandes partes del Cantar y permite que el
poema adquiera una mayor cohesión. Resulta curioso, además, que el título de la obra remita a un
episodio anterior a los hechos del poema, una gesta del héroe (Sigfrido), que tan solo se mencio-
na en uno de sus cantos. El argumento de los dos grandes bloques temáticos del Cantar puede
resumirse como sigue:
LITERATURA UNIVERSAL
Dante Alighieri
Vida
Dante Alighieri (Florencia, 1265 - Rávena, 1321) fue el poeta italiano más im-
portante de su época. Su obra maestra, la Divina comedia, constituye una de
las cimas de la literatura universal.
Perteneciente a una familia aristocrática, Dante comenzó su actividad literaria
desde muy joven y se inició en el cultivo de la lírica siguiendo el estilo que él
mismo bautizaría como dolce stil nuovo, expresión con la que alude a la poesía
italiana que, en la segunda mitad del siglo XIII, evita los tópicos de la poe-
sía cancioneril y busca una expresión dulce –más sencilla y cercana– del senti-
miento amoroso para adaptarse a los gustos de la pujante clase burguesa.
Siendo aún muy joven se enamoró de Beatriz Portinari, cuya muerte en 1290 lo
marcaría profundamente. Dante hace un homenaje a Beatriz en la Divina co-
media, además de tomarla como inspiración para su obra Vida nueva (1292).
Dante intervino como miembro de los güelfos blancos en las luchas entre los
partidarios del Imperio y del Papado. A consecuencia de sus actividades públi-
cas como miembro del Consejo de los Ciento, fue desterrado de Florencia. En el exilio, Dante defen-
dió apasionadamente los derechos del emperador y la necesidad de reconstruir el antiguo Imperio,
idea que no abandonó hasta su muerte.
Obra
La obra más importante de Dante es la Divina comedia, poema alegórico imprescindible para la
cultura y la literatura europea, tanto medieval como prerrenacentista, ya que su texto abre nuevas
puertas y caminos creativos que marcarán la evolución del arte en las siguientes décadas.
La Divina comedia es un poema épico escrito en dialecto toscano que se divide en tres grandes
partes: Infierno, Purgatorio y Paraíso. A su vez, cada una de estas partes se subdivide en cantos
compuestos por tercetos.
Desde el punto de vista de su construcción literaria, la obra de Dante está llena de elementos sim-
bólicos, entre los que destaca la importancia del número tres. Esta cifra, que alude a la trinidad
cristiana, está presente en toda la obra: tres son las partes que la componen, tres los versos de ca-
da una de sus estrofas y tres los personajes principales, dotados –a su vez– de significado alegóri-
co: Dante (que representa al ser humano), Beatriz (alegoría de la fe) y Virgilio (alegoría de la razón).
La obra posee, por tanto, un complejo sentido alegórico y trascendente. Desde el punto de vista
de su argumento, cada una de sus tres partes puede resumirse como sigue:
• Infierno: en esta primera parte, Dante recorre, acompañado de Virgilio, los nueve círculos inferna-
les. En cada círculo observan a un grupo de condenados por diversos pecados, incluyendo perso-
najes literarios, mitológicos e históricos a los que se juzga y valora por sus acciones y cualidades.
Cada uno de los castigos descritos se ajusta al pecado cometido y se repite eternamente.
• Purgatorio: Dante y Virgilio llegan al Purgatorio. Siguiendo con la imagen de los círculos con-
céntricos del Infierno, el Purgatorio se presenta como una montaña con laderas escalonadas y
redondas, simétricas a los círculos infernales. En cada uno de los escalones, Dante se redime de
uno de sus pecados. Hacia el final de esta parte, Dante y Virgilio deben despedirse, ya que los
paganos –como Virgilio– no pueden acceder al Paraíso. Esta despedida constituye una de las
escenas más conmovedoras de toda la obra
• Paraíso: Dante, al fin, llega al Paraíso, descrito como una rosa en la que cada uno de los pétalos
es un alma. Allí es donde el poeta se encuentra con su amada muerta, Beatriz.
La Divina comedia se convirtió en el modelo de la poesía alegórica de los siglos XIV y XV. Su enorme
influencia ha seguido viva hasta la actualidad.
1
Minos: rey mitológico de Creta.
2
Semíramis: reina de Babilonia.
3
Alude aquí a Dido, reina mítica de Cartago, viuda de Siqueo
y amante de Eneas, que se suicidó tras verse abandonada
por el héroe troyano.
4
Helena: Helena de Troya; su secuestro por Paris dio lugar
a la mítica guerra de Troya.
5
Tristán: héroe medieval enamorado de Isolda, la esposa
del señor de quien él era vasallo.
LITERATURA UNIVERSAL
Francesco Petrarca
Vida
Francesco Petrarca (Arezzo, 1304 - Arquà, Padua, 1374) fue uno de los poetas
italianos más importantes del siglo XIV. Su obra constituye el inicio de la co-
rriente literaria que lleva su nombre, el petrarquismo, y que se convirtió en la
tendencia poética fundamental del Renacimiento italiano y español.
Petrarca comenzó sus estudios en Aviñón y, más tarde, cursó la carrera de Le-
yes en Montpellier y Bolonia, compaginando sus estudios académicos con la
lectura de los poetas provenzales, a los que admiraba y cuyo lenguaje e idea-
rio poético revolucionaría tiempo después.
En 1326 regresó a Aviñón y un año después se enamoró de Laura, la mujer a
la que dedicó muchas de sus poesías. En 1348 obtuvo un cargo eclesiástico
en Parma y posteriormente vivió en Milán, Padua, Venecia y Arquà. También
estuvo en Florencia, donde mantuvo un importante encuentro con Boccac-
cio, ya que ambos coincidían en su espíritu humanista. Su amistad supuso un
importante motor para la evolución y la difusión del humanismo.
Obra
Petrarca compuso algunas obras eruditas en latín, como la colección de semblanzas biográficas
De viris illustribus o la compilación Rerum memorandum libri. Sin embargo, el escritor debe su fama
a su obra en italiano y, muy especialmente, a su Cancionero, que supuso una auténtica revolución
en las tendencias poéticas de su tiempo.
El Cancionero de Petrarca está compuesto por una colección de trescientos sesenta y seis poemas
entre los que destacan sus trescientos diecisiete sonetos; forman parte también del poemario trein-
ta canciones, nueve sextinas y diversas baladas y madrigales. Su principal novedad reside en la or-
ganización coherente y cohesionada del material lírico, que presenta los poemas como un conjun-
to organizado, ordenado cronológica y temáticamente.
Así pues, el Cancionero se presenta como una autobiografía ficticia y poética en la que su autor
expresa los diversos estados de su pasión amorosa. Dedicado a su amada Laura, la obra se abre
con un soneto-prólogo, en el que Petrarca se dirige a los lectores y reflexiona sobre sus experien-
cias amorosas pretéritas. A partir de ese momento, en el poemario se suceden los diversos esta-
dos del amor: la ilusión, la pasión, el desengaño…
El tema del Cancionero es el amor –tal y como afirma Petrarca– «e non solo». En este sentido, pode-
mos observar tres directrices temáticas fundamentales: el amor por Laura, el amor por la fama y el
amor hacia Dios. El primero y último son dos motivos –amor humano y amor divino– ya existentes
y presentes en la literatura medieval; en cuanto al amor por la fama, se trata de un rasgo propio
del pensamiento humanista.
El Cancionero de Petrarca tuvo una enorme influencia en la poesía europea. Con su obra, Petrarca
sentó las bases de los futuros poemarios amorosos y dio forma definitiva a una serie de tópicos
que se convertirían en habituales en la poesía de los siglos XV, XVI y XVII. Entre algunas de sus in-
fluencias podemos destacar las siguientes: composición de un soneto-prólogo inicial; tratamiento
del tema amoroso vinculado a tópicos de la literatura clásica, como el locus amoenus o el carpe
diem; empleo de imágenes mitológicas y presencia de las fuentes literarias grecolatinas, como las
Metamorfosis, de Ovidio; simplificación estilística con respecto a la poesía provenzal y cancioneril;
creación de un nuevo canon de belleza (la amada petrarquista es rubia, de ojos claros y tez muy
blanca); empleo del soneto como forma máxima de expresión poética…
Además del Cancionero, Petrarca también es recordado por sus Triunfos, una serie de poemas ale-
góricos en los que el autor italiano desplegó gran parte de la erudita formación intelectual que
había alcanzado.
Sonetos de amor
I XVII
Vosotros que escucháis en sueltas rimas Lluévenme amargas lágrimas del rostro
el quejumbroso son que me nutría con un viento angustioso de suspiros,
en aquel juvenil error primero cuando vuelvo hacia vos los ojos míos,
cuando en parte era otro del que soy, por quien solo del mundo yo me aparto.
del vario estilo en que razono y lloro Es cierto que la dulce mansa risa
entre esperanzas vanas y dolores, aún apacigua mis deseos ardientes,
en quien sepa de amor por experiencia, y me sustrae del fuego de martirios,
además de perdón, piedad espero. mientras atento y fijamente os miro.
Pero ahora bien sé que tiempo anduve Pero luego el aliento se me hiela
en boca de la gente, y a menudo cuando veo al partir que mis estrellas
entre mí de mí mismo me avergüenzo; esos gestos suaves de mí apartan.
de mi delirio la vergüenza es fruto, Librada al fin con amorosas llaves
y el que yo me arrepienta y claro vea sale del pecho el alma por seguiros;
que cuanto agrada al mundo es breve sueño. y tras mucho pensar de allí se arranca.
XIII LXI
Cuando de tanto en tanto entre las otras Bendito sea el día, el mes, y el año,
se muestra Amor en el semblante de ella, y la estación, la hora, y el instante,
cuanto menos le siguen en belleza y el país, y el lugar donde fui preso
crece más el afán que me enamora. de los dos bellos ojos que me ataron;
Y bendigo el lugar como el instante y bendito el afán dulce primero
que mis ojos tan alto vislumbraron, que al ser unido con Amor obtuve,
y digo: «Da las gracias, alma mía, y el arco, y las saetas que me hirieron,
que llamada a tal honra fuiste entonces. y las llagas que van hasta mi pecho.
De ella te viene el dulce pensamiento, Benditas cuantas voces esparciera
que al seguirlo te lleva al bien supremo, al pronunciar el nombre de mi dueño,
si en poco tienes lo que muchos quieren; y el llanto, y los suspiros, y el deseo;
de ella te viene esa animosa gracia y sean benditos los escritos todos
que al cielo te conduce rectamente, con que fama le doy, y el pensar mío,
de modo que ya gozo en la esperanza». que pertenece a ella, y no a otra alguna.
FRANCESCO PETRARCA
Cancionero
LITERATURA UNIVERSAL
LITERATURA UNIVERSAL
Giovanni Boccaccio
Vida
Giovanni Boccaccio es uno de los autores italianos más importantes del si-
glo XIV. De su biografía sabemos que nació en 1313, probablemente en Cer-
taldo, una pequeña villa cercana a Florencia. Al parecer, Boccaccio fue hijo
ilegítimo de un agente comercial al servicio de los Bardi, una de las familias
de banqueros más poderosas de toda Italia. Gracias al éxito mercantil e inclu-
so político de su padre, Boccaccio pudo disfrutar de una infancia acomodada
y de una esmerada educación. Cuando contaba catorce años, se trasladó con
su familia a Nápoles.
En 1340 Giovanni Boccaccio regresó a Florencia. Allí, frente al esplendor de la
corte napolitana, descubrió la crisis económica que, desde 1345, atravesaba
la ciudad. Esta crisis, agravada en 1348 a causa de la peste negra, causó una
honda impresión en el autor, quien justo un año después comienza la redac-
ción de su gran obra, el Decamerón.
Concluido el Decamerón en 1351, Boccaccio compaginó su actividad literaria
con el estudio filológico y la realización de diversas tareas diplomáticas. El 21
de diciembre de 1375 el autor fallecía en la villa de Certaldo.
Obra
La obra de Boccaccio puede dividirse en dos grandes grupos de composiciones: textos literarios
en toscano y textos eruditos en latín. Los primeros fueron compuestos, en su mayoría, antes de
1345 –con la excepción del Decamerón–, mientras que los segundos ocuparon prácticamente la
totalidad de su vida en Florencia.
Boccaccio compuso poemas mitológicos (Caccia di Diana), alegóricos (Amorosa visione), pastoriles
(Ninfale fiesolano), etc. Sin embargo, su obra más célebre es, sin duda, la colección de cuentos del
Decamerón. Su título, que significa «diez días», nos da el primer dato importante sobre su estructu-
ra interna: se trata de una colección de cien cuentos distribuidos en diez jornadas y explicados por
diez narradores (siete mujeres y tres hombres). El marco narrativo de esta obra se corresponde
con el estallido de la peste negra de 1348, hecho que obliga a los diez personajes a refugiarse en
una mansión campestre, donde deciden comenzar con la narración de relatos para amenizar el
tiempo que han de pasar allí encerrados. Por este motivo, cada día, un rey o una reina de la reu-
nión propone un tema sobre el que cada uno de los compañeros relatará un cuento. En este sen-
tido, el marco narrativo del Decamerón supone una clara evolución frente a las colecciones de
cuentos medievales, como Las mil y una noches, en las que el hilo conductor de todas las historias
solía ser mucho más débil.
Entre los temas que se abordan a lo largo de la obra, destacan los asuntos y motivos propios de la
sociedad burguesa y mercantil coetánea del autor. Boccaccio retrata con agudeza los rasgos más
característicos del mundo social de su tiempo y elabora retratos psicológicos sencillos y, a la vez,
eficaces, de los personajes que intervienen en los relatos.
Los cuentos pueden clasificarse en grandes grupos de acuerdo con el tema central que desarro-
llan. De este modo, podemos diferenciar cuentos sobre la astucia y el ingenio, de inspiración clara-
mente popular y folclórica; cuentos que exaltan los ideales cortesanos, admirados por Boccaccio
gracias a sus vivencias napolitanas; cuentos en los que se advierte sobre los peligros del amor y los
engaños de la mujer, donde se recogen muchos de los tópicos más habituales de la misoginia
medieval; y, por último, cuentos en los que se idealiza el sentimiento amoroso como una de las
emociones más naturales y necesarias del ser humano.
La influencia del Decamerón en la literatura universal posterior es innegable; en el marco de la lite-
ratura española, sirvió para sentar las bases de la novela breve del Siglo de Oro.
Historia de Chichibio
Conrado Gianfigliazzi […] fue siempre en nuestra ciu-
dad noble ciudadano, liberal y magnífico, viviendo a lo
caballero, deleitándose siempre con sus perros y azores
[…]. Un día, Perétola, un halcón suyo, cazó una grulla
muy gorda y joven, y él la mandó a un buen cocinero
suyo, que era veneciano y se llamaba Chichibio, dicién-
dole que para la cena la asase y aderezase bien. Chichi-
bio, que era, y lo parecía, un gran mentecato, preparó la
grulla, púsola al fuego y comenzó solícitamente a cocer-
la. Y estando ya casi cocida y despidiendo fuerte aroma,
ocurrió que una mujercilla del barrio, llamada Brunita,
de la que estaba Chichibio muy enamorado, entró en la
cocina. Y advirtiendo el olor de la grulla, y viéndola, rogó
a Chichibio que le diese una pata. Chichibio, cantando,
le dijo:
–No la tendréis de mí, doña Brunita, no la tendréis de mí,
os lo aseguro.
Y ella, amoscada, le dijo:
–Pues a fe que, si no me la das, nunca recibirás de mí co-
sa que te agrade.
Y, en suma, hubo muchas palabras. Al fin, Chichibio, por
no enojar a su amada, cortó una de las patas de la grulla
y se la dio.
buen grado hubiera huido si hubiese podido. Ora mira-
Puesta, pues, ante Conrado y algunos forasteros la grulla ba a un lado, ora a otro, y todo lo que veía le parecían
sin pata, maravillose Conrado e hizo llamar a Chichibio, y grullas de dos patas. Pero, ya cercanos al arroyo, vieron
Ie preguntó qué se había hecho de la otra pata de la sobre la orilla hasta doce grullas, todas sobre una pata,
grulla. A lo que el embustero veneciano respondió: como hacen cuando duermen. Y, mostrándolas viva-
–Señor, las grullas no tienen más que una pata. mente Chichibio, dijo:
Conrado, muy mohíno, dijo: –Bien podéis ver, señor, que ayer tarde os dije la verdad
al afirmar que las grullas no tenían más que una pata, y,
–¿Cómo diablos no tienen más que una pata? ¿No he
si no, mirad esas.
visto yo nunca más grulla que esta?
–Espera un momento y te mostraré que tienen dos –di-
–Es lo que yo os digo, señor, y cuando os plazca os lo
jo Conrado.
haré ver en las vivas –ofreció Chichibio.
Y, acercándose algo, gritó: «¡Oh, oh!», ante lo cual las
–Ya que pretendes hacérmelo ver en las vivas, quiero
grullas bajaron la otra pata y comenzaron a huir. Volvio-
verlo mañana y seré contento. Pero te juro por el cuerpo
se, pues, Conrado a Chichibio y Ie dijo:
de Cristo que, si de otro modo es el caso, de tal forma te
trataré que mientras vivas te acordarás de mi nombre. –¿Qué te parece, bergante? ¿Tienen dos patas, o no?
Y por aquella tarde concluyó las palabras. Y al día si- Chichibio, abrumado, repuso:
LITERATURA UNIVERSAL
guiente, al amanecer, Conrado, a quien la ira no había –Sí, señor, mas vos no gritasteis «¡Oh, oh!» a la de ayer;
dejado dormir, levantose muy enojado todavía y mandó que si así hubieseis gritado, a buen seguro que ella hu-
que le trajesen caballos, e hizo montar a Chichibio en un biera sacado la otra pata, como estas.
rocín y le llevó hacia un arroyo en cuya orilla solían verse Tanto plugo a Conrado esta respuesta, que toda su ira
grullas, y dijo solemnemente: se trocó en risa y algazara, y dijo:
–Pronto veremos quién mintió ayer tarde: tú o yo. –Razón tienes, Chichibio: de esta suerte debí hacerlo.
Chichibio, viendo que aún duraba la ira de Conrado y Y así se reconciliaron criado y señor.
que le convenía acreditar su mentira, sin saber cómo ha- GIOVANNI BOCCACCIO
cerlo, cabalgaba medrosísimo junto a Conrado, y de Decamerón
LITERATURA UNIVERSAL
François Rabelais
Vida
François Rabelais (Chinon, h. 1494 - Maudon, 1553) fue un escritor, médico y
humanista francés, conocido también por el seudónimo de Alcofibras Nasier,
anagrama de su nombre real.
Fue fraile franciscano y, más tarde, benedictino. Estudió Medicina en Mont-
pellier y mostró desde joven una enorme curiosidad hacia el humanismo ita-
liano. Animado por sus maestros, leyó a los autores clásicos y mantuvo co-
rrespondencia con célebres humanistas de su tiempo, avivando así su pasión
por la literatura y por la creación artística.
En 1532 se instaló en Lyon, donde comenzó a trabajar como médico y publi-
có diversos tratados científicos en latín. Ese mismo año publica bajo seudóni-
mo su primer libro, Pantagruel, obra en la que cuenta las hazañas humorísti-
cas de un gigante glotón e insaciable. Dos años después publicó el segundo
libro, Gargantúa, donde se relata la biografía ficticia del padre de Pantagruel.
Durante la década de los cuarenta, pasa largas temporadas en Italia, hasta su
regreso a Francia en 1547, para trabajar como médico del cardenal de París.
En estos años escribe el tercer libro, el cuarto libro y el inconcluso quinto li-
bro de la serie.
Obra
Rabelais es conocido en la historia de la literatura universal por su obra Gargantúa y Pantagruel, en
la que expone de forma humorística y mordaz muchas de sus ideas humanistas sobre la naturale-
za y la personalidad del ser humano. La publicación de esta obra, escrita en cinco libros y realizada
bajo seudónimo debido a su fuerte contenido sexual y escatológico, comenzó con la aparición de
Pantagruel (1532), a la que siguió Gargantúa (1534), supuesto padre de Pantagruel; el tercer libro
(1546), el cuarto libro (1548-1552) y el quinto libro (1564), incompleto y con muchos pasajes de
autenticidad dudosa, completarían la obra.
El argumento de Gargantúa y Pantagruel está claramente inspirado en fuentes populares y folcló-
ricas que el autor reelabora desde su pensamiento humanista imitando el estilo y hasta la estruc-
tura de las crónicas y las novelas de caballerías. A pesar del tamaño desmesurado y de su rudeza,
Pantagruel y su padre, Gargantúa, no son dos ogros feroces, sino dos gigantes glotones que pro-
vocan risa y ternura a un tiempo en el lector.
La visión de la realidad de los dos protagonistas da lugar a situaciones llenas de humor que, a su
vez, permiten hacer una continua crítica de muchas de las costumbres de su tiempo. Asimismo,
la glotonería de ambos personajes hace que el libro esté lleno de escenas de festines monstruo-
sos (de esta obra procede el adjetivo pantagruélico), así como de momentos claramente escatoló-
gicos, en los que el autor emplea la hipérbole y los juegos de palabras para provocar la risa en el
lector.
Las referencias sexuales y escatológicas explícitas son numerosas a lo largo de todo el texto, y re-
cuerdan algunos de los episodios de la novela picaresca española. En este caso, Rabelais plantea la
glotonería de los gigantes como una parodia grotesca y desmesurada del ansia intelectual de los
humanistas que, como los protagonistas de su obra, también devoran todo cuando pueden. De
este modo, Gargantúa y Pantagruel consigue fundir la tradición popular con la erudición humanis-
ta de su autor, que emplea la risa –a la que alude en el prólogo de su obra– como mecanismo di-
dáctico.
Gargantúa y Pantagruel es, por todo ello, una de las obras más provocadoras y transgresoras del
siglo XVI.
1
chancroso: ulceroso.
2
Ancenis: ciudad francesa situada cerca de Nantes a orillas del Loira.
LITERATURA UNIVERSAL
Obra
En la obra de Camões destacan diversas muestras de poesía lírica, algunas obras dramáticas y, so-
bre todo, su gran poema épico, Los lusíadas. En vida del autor, solo se publicó esta obra y algunos
poemas de circunstancias. El resto de sus composiciones aparecieron de manera póstuma.
En Los lusíadas, Camões intenta crear una epopeya nacional portuguesa siguiendo los modelos de
la épica grecolatina. Desde el punto de vista de su estructura interna, la obra sigue el canon de la
Eneida de Virgilio, si bien introduce una novedad esencial con respecto a los modelos que toma
como punto de partida: frente al héroe individual de la épica clásica, Camões plantea un gran
poema épico con protagonista colectivo, tal y como se observa en el mismo título de la obra. Este
título hace alusión al origen mítico de los portugueses, a quienes Camões presenta como hijos de
Luso, descendiente a su vez de Baco (dios romano del vino). A pesar del enorme relieve de la figura
histórica de Vasco de Gama en el texto, el protagonismo del poema es, como decimos, colectivo, de
manera que el pueblo portugués se convierte en el centro de la narración.
El texto comienza, como era habitual en el género épico, in medias res. A lo largo de la narración, el
autor alterna con habilidad pasajes narrativos, descriptivos y dialogados, además de diversas ana-
lepsis (o flash-backs), que completan los datos omitidos al inicio, y prolepsis con valor profético
que anuncian la futura fama de los héroes mencionados.
Formalmente, la obra se divide en diez cantos con número variable de estrofas, de las cuales la
mayoría son octavas, que siguen el esquema métrico ABABABCC. A lo largo de cada uno de estos
cantos se combinan pasajes históricos y bélicos –como la llegada a Mozambique–, con otros líri-
cos y también mitológicos, como la escena en que Venus premia a los marineros con la estancia
en una isla paradisiaca.
Los lusíadas es, sin duda, una de las cimas de la épica europea renacentista. Además, la oscura y
compleja biografía de su autor hizo que los escritores románticos reivindicasen su figura en el si-
glo XIX y se interesaran de nuevo por su obra.
Llegada a Mozambique
LITERATURA UNIVERSAL
William Shakespeare
Vida
William Shakespeare (Stratford-on-Avon, 1564 - 1616) es, sin duda, el drama-
turgo inglés más célebre de todos los tiempos.
Existen muy pocos datos biográficos confirmados sobre este autor, del que
sabemos que pronto se instalaría en Londres, donde comenzó a trabajar co-
mo actor en los teatros del Globo y Blackfriars. Con solo dieciocho años se ca-
só con Anne Hathaway, con quien tuvo tres hijos. Tras su matrimonio, apenas
hay testimonios sobre la vida de Shakespeare, más allá de los relativos a los
bautizos de sus hijos y a su labor teatral. El 23 de abril de 1616 William Sha-
kespeare fallecía días antes de cumplir los cincuenta y dos años. Ese mismo
día fallecía también Miguel de Cervantes, efemérides que hoy recordamos
en la celebración, cada 23 de abril, del Día del Libro.
Obra
La obra de William Shakespeare revolucionó el teatro inglés de su tiempo. En
su época, el teatro inglés –que recibe el nombre de teatro isabelino– se
representaba en el patio interior de las posadas, lugar que resultaba inapropiado e insuficiente
para las representaciones dramáticas. Por este motivo, comenzaron a construirse los primeros
teatros estables, como The Rose (‘la rosa’) y The Globe (‘el globo’). Este último fue el preferido por
Shakespeare y su compañía para representar sus textos.
En cuanto a la obra de Shakespeare, puede dividirse en tres grandes grupos: las tragedias, las co-
medias y los dramas históricos.
• Tragedias. Shakespeare plantea obras trágicas centradas, normalmente, en el infortunio de un
personaje que acaba sufriendo un desenlace desgraciado. Para conseguir una mayor empatía
entre el público y el argumento de la obra, el autor suele crear un personaje imperfecto y com-
plejo, de manera que el público pueda entender su conducta e incluso identificarse con él en
determinados momentos de la trama. Casi todos sus grandes héroes trágicos representan una
cualidad cuyo exceso –inspirado en la hybris o soberbia de la tragedia griega– acaba condenán-
dolos. Este es el caso de tragedias como Hamlet (la duda), Macbeth (la ambición) u Otelo (los ce-
los). Otras tragedias fundamentales de Shakespeare son Romeo y Julieta, en la que recrea el mito
de Píramo y Tisbe, Julio César y El rey Lear.
• Comedias. Las comedias de Shakespeare alternan la comicidad con un sentido mucho más
profundo del texto y de los personajes que en él aparecen. En su obra encontramos comedias
de enredo e ingenio, en las que el humor nace de un lenguaje sofisticado e incluso cortesano,
como Mucho ruido y pocas nueces, Como gustéis o Trabajos de amor perdidos; comedias en las
que se introducen elementos mágicos propios de la literatura popular, como El sueño de una
noche de verano; comedias en las que se parodian ciertos temas y conductas, como Las alegres
comadres de Windsor o La fierecilla domada; y comedias de trasfondo trágico, en las que el final
feliz queda oscurecido por la gravedad del tema tratado, como El mercader de Venecia, en la que
se plantea el problema de la convivencia interracial.
• Dramas históricos. Shakespeare se inspiró en diversos sucesos de la historia reciente de Ingla-
terra para componer estas obras en las que se alternan rasgos propios del drama y de la trage-
dia. Entre sus títulos destacan Enrique IV, Enrique V, Ricardo II o Ricardo III.
El teatro de Shakespeare se considera, de manera unánime, como uno de los hitos de la literatura
universal. El autor escribió diálogos memorables en los que penetró con agudeza en las pasiones
más profundas del alma humana, construyendo personajes eternos –el príncipe Hamlet, los enamo-
rados Romeo y Julieta, el travieso Puck, el malvado Yago…– y creando obras que aún hoy siguen re-
presentándose con enorme éxito en los teatros de todo el mundo.
HAMLET. Esas fueron mis palabras, señora. ¡Adiós, pobre REINA. ¡Basta, basta!
idiota, miserable, temerario, adiós! Os tomé por al- WILLIAM SHAKESPEARE
guien de más rango. Acepta tu suerte. He aquí lo Hamlet (versión adaptada)
que sucede con quien se ocupa en demasiados
asuntos. ¡Dejad de retorceros las manos! Os lo rue- 1
melopea: canto monótono.
go, sentaos, que yo os retorceré el corazón –¡ya lo 2
antífona: verso u oración cantado o rezado antes de los salmos
creo!– si está hecho de materia penetrable, y si la en la liturgia.
costumbre del mal no lo ha endurecido y dejado a 3
Hiperión: en la mitología griega, uno de los titanes nacidos
prueba de todo sentimiento. de Geo y Urano.
LITERATURA UNIVERSAL
Obra
En todas sus obras, Molière suele plantear un tema de naturaleza moral en torno al que gira la acción
del texto. No se trata, sin embargo, de una visión ascética o meramente didáctica, sino de un análisis
ameno y, sobre todo, muy agudo de los comportamientos humanos. Por este motivo, el autor culti-
vó fundamentalmente el género de la comedia, que le permitía divertir al público a la vez que satiri-
zaba algunos de los vicios de su tiempo. Su hábil captación del alma humana sumada a su talento
en la construcción de los diálogos y de las situaciones dramáticas hacen que sus obras trasciendan
los límites de su época y sigan resultando divertidas e incluso modernas en la actualidad.
Entre las fuentes que emplea para componer sus obras destaca la presencia de la commedia dell’arte,
forma teatral surgida en Italia y consistente en improvisaciones a partir de una serie de personajes
prototípicos como Arlequín, Colombina, el viejo Pantaleón… Molière se inspira en estos persona-
jes para construir algunas de sus más célebres comedias de figurón. Reciben este nombre las come-
dias en las que la trama gira en torno a un personaje que representa un vicio de manera exagerada e
incluso ridícula. Entre estas comedias podemos destacar títulos como El avaro (crítica de la usura y la
avaricia), El enfermo imaginario (crítica de la hipocondría) o Tartufo (crítica de la hipocresía).
También se inspira en materiales folclóricos, como el mito de don Juan, al que dio forma en su ex-
celente Don Juan, una de sus obras más importantes.
En algunas de sus comedias recogió los tópicos misántropos de su tiempo, como en Las mujeres
sabias o Las preciosas ridículas, y compuso una obra de difícil clasificación que sigue siendo una de
las más discutidas y polémicas en cuanto a su naturaleza y su sentido, El misántropo.
Entre los rasgos formales propios de la obra de Molière destaca el empleo cómico del teatro dentro
del teatro, de manera que los personajes se convierten –dentro de la escena– en pequeños directo-
res o en actores improvisados que juegan con los demás para desvelar sus más ocultos vicios.
Considerado tradicionalmente el padre de la comédie française, Molière sigue siendo hoy en día el
autor teatral francés más representado.
La trampa de Elmira
Tartufo, un individuo moralista e hipócrita, se hospeda en Si he de hablaros con franqueza, no fiaré yo de pala-
casa de su amigo Orgón, a quien da toda suerte de conse- bras tan lisonjeras. A menos que vuestros favores,
jos sobre cómo debe comportarse con su familia. Elmira –la que tanto ansío, me dieran la prueba de ser cierto lo
esposa de Orgón– decide desenmascarar a este farsante que dais a entender y afianzaran en mi alma la fe en
aprovechándose del deseo que Tartufo siente hacia ella. cuantas encantadoras bondades para conmigo es-
Para ello, pide a su marido que se oculte bajo una mesa y táis teniendo.
observe el comportamiento de su amigo cuando crea estar
ELMIRA. (Tose para avisar a su marido.) ¿Cómo? ¿Tan aprisa
a solas con ella.
pretendéis ir?, ¿tan ansiosamente saborear ya la ter-
TARTUFO. Me han dicho que me queríais hablar aquí. nura de un corazón? Se esmera una en haceros una
declaración de lo más tierno y no os basta aún, que
ELMIRA. Sí, tengo algunos secretos que revelaros. Mas an-
no os daréis por contento si no se llega a los últimos
tes entornad esa puerta para que os los diga y mirad
favores.
bien por todos lados, no sea que nos sorprendan.
(Tartufo va a cerrar la puerta y vuelve.) ¡Lo que nos ha- TARTUFO. Cuanto menos merecemos un bien, menos
cía falta ahora era una contrariedad como la de hace osamos esperar que nos sea concedido. Nuestros
poco! ¡Cómo nos sorprendieron! ¡Nunca se vio cosa anhelos difícilmente se satisfacen con buenas razo-
igual! Damis me dio, por vuestra culpa, un susto tre- nes. Vislumbramos apenas un porvenir colmado de
mendo y ya visteis qué empeño puse en estorbar sus ventura y ya queremos alcanzarlo, sin creer todavía
intenciones y en serenar su cólera. La turbación, bien que pueda ser cierto. Yo, que por tan poco merece-
es cierto, se apoderó de mí de tal suerte que ni se me dor me tengo de vuestros favores, poco espero de
ocurrió desmentirlo. Mas gracias a Dios todo ha sali- mi osadía. Así que nada podré creer si no conseguís
do mejor desde entonces y las cosas están ahora convencer antes a mi corazón con realidades.
más seguras. La gran estima en que os tienen ha disi-
ELMIRA. ¡Santo cielo! ¡Cuán tirano se muestra vuestro
pado la tormenta y mi marido no puede recelar de
amor! ¡En qué rara turbación sume a mi alma! ¡Qué
vos. Para mejor hacer frente a los juicios temerarios
despótico imperio ejerce sobre los corazones! ¡Qué
de la gente, pretende que estemos juntos a todas
vehemente porfía pone en ir tras lo que desea! ¿Có-
horas. Por ello puedo, sin miedo a las habladurías, ha-
mo? ¿No podré defenderme de vuestro asedio? ¿No
llarme aquí encerrada a solas con vos y puedo abriros
me concederéis el menor respiro? ¿Es acaso decoro-
un corazón que no está sino demasiado dispuesto a
so mostrar un rigor tan extremado y exigir, sin dar
sufrir vuestros ardores.
tregua, cuanto se solicita; abusar así con vuestros
TARTUFO. Esas palabras son harto difíciles de entender, apremios de la inclinación que por vos siento?
señora, que de forma bien distinta hablabais hace
TARTUFO. ¿Mas si con ojos benignos miráis mis galanteos,
poco.
por qué negarme una prueba definitiva? […]
ELMIRA. ¡Ah! ¡Si estáis enojado por mi negativa, qué mal
ORGÓN. (Deteniéndole.) Despacio, amigo, que os dejáis
conocéis el corazón de la mujer! ¡No sabéis lo que
llevar demasiado por vuestros ardores y no debierais
quiere dar a entender cuando tan débilmente se le
abandonaros así a las pasiones. ¡Así que, hombre vir-
ve defenderse! Nuestro recato hace que nos resista-
tuoso, me pretendéis deshonrar! ¡Cómo sucumbe
mos siempre a los dulces sentimientos que podrían
vuestra alma a las tentaciones! ¡Os casabais con mi
hacer despertar en nosotras. Aunque aprobemos la
hija, cuando estabais deseando a mi mujer! Mucho
pasión que nos embarga, siempre sentimos algún
me ha costado creer que estuvieseis hablando en
rubor en dar muestras de ella. […]
serio, que no podía dejar de pensar que de un mo-
LITERATURA UNIVERSAL
TARTUFO. ¡Cuán dulce es oír esas palabras en los labios mento a otro ibais a cambiar de tono. Mas ya está
que uno ama! Su miel hace correr a raudales por mis bien de pruebas. Con las que tengo me basta y no
sentidos un bálsamo nunca hasta ahora gustado. La quiero más.
dicha de agradaros es mi supremo anhelo. Vuestra MOLIÈRE
inclinación hace la bienaventuranza de mi corazón. Tartufo
Mas ese mismo corazón os pide ahora la licencia de
dudar un poco de su propia felicidad: yo podría
creer que esas palabras son un sutil ardid para obli-
garme a deshacer las bodas que se han concertado.
LITERATURA UNIVERSAL
Jonathan Swift
Vida
Jonathan Swift (Dublín, 1667 - 1745) es el autor de una de las obras más ca-
racterísticas de la Ilustración europea, Los viajes de Gulliver, en la que plantea
una acerada crítica de la sociedad de su tiempo y, desde una perspectiva
más filosófica, del propio ser humano.
Huérfano de padre, Swift vivió una infancia humilde y difícil. Cursó estudios
de Teología en Dublín y, en 1695, fue ordenado sacerdote de la Iglesia angli-
cana. Cinco años más tarde consiguió el vicariato de Lasacor y posteriormen-
te fue nombrado capellán de Lord Berkeley, hecho que le permitió pasar lar-
gos periodos en Dublín, así como realizar diversos viajes a Londres. Durante
toda su vida su interés por la política le llevó a escribir polémicos panfletos
bajo seudónimo. En 1745 Swift fallecía en su ciudad natal.
Obra
Entre los títulos escritos por Jonathan Swift destacan obras como La batalla entre los libros antiguos
y modernos (1699), Cuento de una barrica (1704), El comportamiento de los aliados (1713) o Una mo-
desta proposición (1729). Pero la obra que convirtió a Swift en uno de los grandes nombres de la li-
teratura universal es, sin duda, su novela Los viajes de Gulliver (1726).
En esta obra, de naturaleza crítica y satírica, se plantea una narración en primera persona en la que
el personaje protagonista –el doctor Lemuel Gulliver– relata y describe minuciosamente sus viajes
y su contacto con diferentes y extrañas criaturas. La obra se presenta como un verdadero tratado
de viajes, de forma que su autor parodia el aparato documental que solía acompañar este tipo de
obras, e incluye tanto un retrato del viajero como unos mapas apócrifos de las tierras imaginarias
visitadas. A lo largo de toda la novela, se mantendrá esta sutil tensión entre la fantasía de los he-
chos narrados y el afán de verosimilitud de Swift, que consigue hacer parecer creíble y científico
su tratado de ficción.
La obra se divide en cuatro partes, de acuerdo con los viajes que realiza su protagonista:
• Primera parte: viaje a Liliput.
• Segunda parte: viaje a Brobdingnag.
• Tercera parte: viaje a Laputa, Balnibarbi, Glubbdubdrib, Luggnagg y Japón.
• Cuarta parte: viaje al país de los Houyhnhnms.
En las dos primeras partes, el autor recurre a la descripción de personajes fantásticos con los que en-
tabla una relación muy distinta en función de su tamaño: seres diminutos (en Liliput) y gigantes (en
el caso de Brobdingnag).
En la tercera parte, sin embargo, aparecen instituciones y seres humanos claramente reconoci-
bles, si bien se presentan unas criaturas fantásticas: los inmortales.
Por último, en la cuarta parte, el autor plantea una sociedad utópica y perfecta formada por una
raza de caballos que simboliza los ideales de paz y convivencia que defiende Swift.
La obra, por tanto, recoge los temas más característicos del pensamiento ilustrado: defensa de la
necesidad de instruir al pueblo, pacifismo e importancia de la diplomacia en las relaciones inter-
nacionales, denuncia de las supersticiones y de las falsas creencias, apología de la ciencia y de la
investigación, crítica de los vicios habituales y de las costumbres que impiden el progreso, etc.
Los viajes de Gulliver ha sido interpretado en muchas ocasiones como un relato para niños. Sin em-
bargo, la agudeza de su prosa y la profundidad de los temas que aborda lo convierten en uno de
los análisis más ácidos y agudos que se hayan hecho jamás de la naturaleza humana.
LITERATURA UNIVERSAL
Voltaire
Vida
François-Marie Arouet, más conocido como Voltaire (París, 1694 - 1778), fue
un escritor y filósofo francés que difundió el pensamiento ilustrado del si-
glo XVIII.
Voltaire fue instruido en París, en el colegio jesuita Louis Le Grand. Al gra-
duarse, comenzó a cursar Derecho, pero pronto abandonó estos estudios
para dedicarse de lleno a la literatura. Sus primeros textos fueron piezas
teatrales como su tragedia Edipo o su drama Marianne.
En 1717 fue encarcelado en la Bastilla por sus opiniones políticas, expre-
sadas abiertamente en unos versos satíricos contra el duque de Orleans.
A partir de este momento comienza a firmar sus textos con el seudónimo
de Voltaire.
En 1726 es nuevamente encarcelado y ese mismo año se exilia a Inglaterra, don-
de permanece tres años, en los que conoce y estudia en profundidad las nuevas ideas
de la filosofía inglesa. A su regreso a Francia, Voltaire comenzó la difusión de estas nuevas
ideas, que dejaron una honda impronta en su pensamiento filosófico y político, tal y como se obser-
va, por ejemplo, en sus Cartas filosóficas (1734).
Tras la publicación de sus Cartas, Voltaire tuvo que refugiarse en Cirey, donde vivió hasta 1749.
Posteriormente se instaló en Prusia y Suiza. En esta época escribe algunas de sus obras más céle-
bres y contribuye a la difusión de las ideas ilustradas por toda Europa. En 1778 regresa a París, don-
de fallece ese mismo año.
Obra
Dentro de la obra literaria de Voltaire se pueden distinguir fundamentalmente textos de carácter
ensayístico, como sus Cartas filosóficas (1734) o El siglo de Luis XIV (1751); relatos, como Zadig
(1748); obras teatrales, como sus tragedias Zaire (1734) o Tancredo (1760); poemas, como Juana de
Arco (1755); y novelas cortas, como su célebre Cándido o el optimismo (1759).
Todos los textos de Voltaire tienen en común su carácter reflexivo y su intención didáctica. Tal y
como corresponde a los preceptos del arte ilustrado, la finalidad del autor no es la invención de
tramas sorprendentes o de ficciones apasionantes, sino la presentación amena de temas de amplio
alcance social, político y religioso.
Tanto en sus ensayos como en sus obras narrativas y teatrales, recoge sus ideas sobre cómo es y
cómo ha de ser la sociedad europea. En el caso de su novela más conocida, Cándido, crea una
sencilla estructura narrativa para dar pie a un relato que se articula como un mosaico de diferentes
comportamientos y tipos sociales.
En esta obra, Cándido es un personaje que, como su nombre indica, representa la ingenuidad y
la inocencia. Acompañado por Martín, un filósofo en el que Voltaire vuelca muchas de sus ideas
personales, Cándido se convierte en observador de la realidad en un viaje que tiene mucho de
alegórico y que recuerda a los testimonios del personaje de Gulliver en la obra de Jonathan
Swift.
Como el novelista inglés, Voltaire defiende en sus obras ideas típicamente ilustradas, tales como la
libertad de cultos religiosos o el papel educador y edificante del arte.
El estilo claro y sencillo de sus obras hace que el mensaje resulte nítido y eficaz, de manera que en la
actualidad sus ideas siguen teniendo vigencia como una clara y necesaria defensa de los derechos
humanos fundamentales.
1
perigordiano: originario de Périgord, comarca al sudoeste
Cándido se curó y en su convalecencia tuvo abundante de Francia.
compañía, principalmente en la mesa de juego, en don- 2
Cunegunda: enamorada de Cándido.
de todo el mundo apostaba muy fuertemente. El joven
estaba admirado porque no conseguía jamás ningún as,
pero Martín no se sorprendía lo más mínimo.
Entre los concurrentes se destacaba un abate perigor-
diano1, una de esas personas diligentes, atentas y servi-
ciales, descarado, cariñoso, acomodaticio, de los que
LITERATURA UNIVERSAL
Laurence Sterne
Vida
Laurence Sterne (Clonmel, Irlanda, 1713 - Londres, 1768) es uno de los escritores
europeos más originales del siglo XVIII. Su obra más célebre, La vida y opiniones del
caballero Tristram Shandy, es –sin duda– una de las narraciones más innovado-
ras de su tiempo, ya que en ella se adelanta a muchos de los procedimientos
de la futura novela de vanguardia, anticipando el empleo del monólogo inte-
rior que, siglo y medio después, aparecerá en el Ulises de James Joyce.
Nacido en el seno de una familia tradicional irlandesa, Sterne cursó estudios
en Cambridge, donde se graduó en el año 1736. Dos años más tarde fue orde-
nado sacerdote y obtuvo la vicaría de Sutton-in-the-Forest. En 1741 contrajo
matrimonio con Elizabeth Lumley.
Ya en 1759, Sterne se instaló definitivamente en Londres y publicó su primer tex-
to literario, un panfleto satírico titulado Una fábula política que provocó un nota-
ble escándalo. Tras este opúsculo, sacó a la luz los primeros volúmenes de su gran
obra, La vida y opiniones del caballero Tristram Shandy.
En 1760 obtuvo el vicariato de Coxwold con carácter vitalicio y continuó con la publicación de
los volúmenes III y IV de Tristram Shandy, obra que siguió apareciendo por entregas hasta 1767.
Obra
Como ya se ha dicho, la obra más relevante de Laurence Sterne, quien comenzó su actividad lite-
raria a los cuarenta y seis años de edad, es La vida y opiniones del caballero Tristram Shandy, más co-
nocida como Tristram Shandy.
Se trata de una novela narrada en primera persona en la que, con un tono humorístico e incluso
picaresco, se plantea la supuesta autobiografía del narrador. Este, sin embargo, no cumple con el
propósito inicial de su relato –que no abarca más que una semana en la vida de una familia–, si
bien sí retrata de forma aguda e irónica a un grupo de personajes relacionados con él.
Entre las novedades de esta novela destaca su ruptura del orden temporal, ya que los capítulos
–de extensión variable y muy diferente entre sí– no aparecen hilvanados a partir de un criterio
cronológico, sino siguiendo las asociaciones de ideas que hace el narrador. En este sentido, se ha
considerado que Sterne se adelanta al futuro monólogo interior que será tan característico de la
revolución de la novela a fines del siglo XIX y principios del siglo XX.
La novela, por tanto, no posee una auténtica trama, y ni siquiera se sabe con certeza si se trata de
una obra acabada, ya que sus nueve volúmenes solo aluden a la infancia del personaje de Tristram,
hecho que puede ser intencionado por parte de su autor –como una parodia consciente del género
de las biografías– o que, según otros estudiosos, podría revelar su voluntad de continuar la historia.
En cualquier caso, la importancia del texto no radica en su argumento, sino en su estilo literario y
en su inteligente pintura de tipos y situaciones, que recuerda –por su sentido del humor– algunos
pasajes de Cervantes o Rabelais, autores de los que Sterne era declarado admirador.
Además, el autor emplea técnicas que, ya en el siglo XX, serán características de los movimientos
de vanguardia, como los juegos con la presentación gráfica del texto.
La obra incluye numerosos pasajes digresivos en los que el novelista diserta de manera crítica, y
habitualmente sarcástica, sobre temas muy diversos. Entre las digresiones destacan los momen-
tos en los que el narrador reflexiona sobre su propia tarea (pasajes metaliterarios).
En conclusión, Tristram Shandy es una de las obras más peculiares de su tiempo, tanto por su no-
vedad como por su capacidad de anticipación de algunas de las técnicas que revolucionarían la
novela dos siglos después.
Sobre el amor
Capítulo decimoprimero la mañana que estar sentado junto al fuego e inventar
platos ardientes para dárnoslos. No lo tocaría yo por na-
Puesto que la viuda Wadman estaba enamorada de mi
da de este mundo.
tío Toby y mi tío Toby no estaba enamorado de la viuda
Wadman, a la viuda Wadman no le quedaba más reme- –¡Oh Tristram, Tristram!, lloraba Jenny.
dio que seguir queriendo a mi tío Toby u olvidarse de –¡Oh Jenny, Jenny!, replicaba yo. Y así llegamos al capí-
todo el asunto. tulo doce.
Pero la viuda Wadman no hizo ni una cosa ni otra.
Capítulo decimosegundo
¡Cielo santo! Me estaba olvidando de que yo coincido un
poco con la manera de ser de la viuda, pues cuando lle- Dije que no la tocaría por nada del mundo.
ga la ocasión –cosa que suele suceder normalmente en Señor, ¡cómo se ha caldeado mi imaginación con esta
los equinoccios– de que alguna diosa terrenal me haga metáfora!
pensar en esto o en lo otro y se me quiten las ganas de
desayunar mientras que a ella le importa un bledo que Capítulo decimotercero
yo desayune o no…
Pero ¡al diablo con ella!, y sin más, la envío a Tartaria, y Todo lo cual pone de manifiesto, digan lo que digan
de allí a la Tierra de Fuego y de allí al mismísimo demo- vuestras mercedes y vuestras reverencias (pues puestos
nio, es decir, que no encuentro nicho infernal a donde a pensar, los que lo hacen terminan pensando siempre
confundir y arrojar a la tal divinidad. muy parecido), que el AMOR es –al menos hablando alfa-
béticamente– algo de lo más
Pero, como el corazón es blando y las pasiones suben y
bajan en cuestión de minutos, enseguida vuelvo a reco- A gotador
gerla y, como yo no me ando con medias tintas, la sitúo B rujo
en mitad de la Vía Láctea. C onfuso
¡Tú, la más brillante de las estrellas! Derrama tu influen- D iabólico. Y de lo más
cia sobre alguna de ellas.
E najenante
Que se vayan al infierno ella y su influencia, pues esa pa-
F útil
labra me hace perder la paciencia. ¡Que le aproveche!
¡Por cuanto haya de más hirsuto y espantoso!, exclamo G randilocuente
quitándome mi gorra de piel y doblándola sobre mi de- H edonístico
do. ¡No daría ni seis peniques por una docena como ella!
I rritante (no hay nada con K)
Pero es una gorra excelente (y me la vuelvo a poner en
L írico. Y al mismo tiempo de lo más
la cabeza apretándola contra mis orejas) y es tibia y sua-
ve sobre todo si uno se la cala como es debido. Pero ¡ay! M artirizante
nunca me será dada tanta fortuna (con lo que, de nue- N ecio
vo, mi filosofía vuelve a naufragar). O bstaculizador
No. Nunca meteré el dedo en esa tarta (y con esto aca- P ragmático
bo con las metáforas).
S oliviantador
Corteza y miga.
R idículo. Aunque, dicho sea de paso, la R debería ha-
Lo de dentro y lo de fuera. ber ido antes.
LITERATURA UNIVERSAL
LITERATURA UNIVERSAL
Obra
La obra de Goethe destaca por su complejidad y su continua evolución. Sus primeros textos, es-
pecialmente su célebre Werther, forman parte del Sturm und Drang, y están impregnados del tono
romántico de la literatura y el pensamiento de la época. En el caso de Werther, Goethe presenta
una novela epistolar en la que se narran los amores desgraciados de su protagonista, quien, deses-
perado, acaba suicidándose. El personaje central se convirtió en símbolo de la sensibilidad román-
tica y muchas de las situaciones presentadas en esta breve novela pasaron a ser tópicas en la lite-
ratura europea del primer tercio del siglo XIX.
Sin embargo, Goethe evoluciona desde este Romanticismo inicial hacia un mayor clasicismo, ya
totalmente presente en sus textos de madurez, entre los que cabe destacar la novela Las afini-
dades electivas.
Esta evolución puede observarse nítidamente en Fausto, donde se concilian ambas tendencias en
la que es, sin duda, una de las obras más importantes de la literatura universal. En esta obra teatral
difícilmente representable, publicada en dos partes (1808 y 1833), se presenta la historia de Faus-
to, un hombre obsesionado con la posesión del conocimiento total y absoluto que acabará ven-
diendo su alma al diablo –Mefistófeles– a cambio de la sabiduría.
En compañía del diablo recorrerá la sociedad de su tiempo y, en la segunda parte, el mundo de la An-
tigüedad clásica, y conocerá –desde un punto de vista privilegiado– la verdadera esencia de la natura-
leza humana, así como los efectos del amor y la pasión, representados en el personaje de Margarita.
Fausto se inspira en una leyenda perteneciente al folclore alemán. Goethe, sin embargo, supo
construir a través de ese material una obra mucho más compleja y polisémica, componiendo una
de las creaciones inmortales de la literatura de todos los tiempos.
La visita de Mefistófeles
Cuarto de estudio. FAUSTO y MEFISTÓFELES. FAUSTO. Por lo visto, te complaces en el espionaje.
MEFISTÓFELES. No soy omnisciente, pero sí sé muchas co-
FAUSTO. ¡Están llamando! ¡Adelante! ¿Quién vendrá a mo- sas. […] Cesa, pues, de jugar con tu pena, que, al
lestarme de nuevo? modo de un buitre, te recome la vida; la compañía
MEFISTÓFELES. Soy yo. peor te hace sentir que eres un hombre entre los
FAUSTO. ¡Adentro! hombres. Mas no creas, sin embargo, que pretende-
mos lanzarte en medio del barullo. No soy yo de los
MEFISTÓFELES. Tienes que decirlo tres veces.
grandes; pero si, unido a mí, quieres abrirte paso en
FAUSTO. ¡Adentro, pues! la vida, de muy buen grado me avendré a ser tuyo
MEFISTÓFELES. ¡Así me gusta! ¡Espero que haremos buenas desde ahora. Tu compañero soy yo, y si te agrada,
migas! Pues para quitarte tus manías, me presento seré tu criado, tu escudero.
en facha de noble caballero, con traje rojo, guarneci- FAUSTO. ¿Y qué tendré yo que hacer en pago?
do de oro el capotillo1 de recia seda, mi pluma de
MEFISTÓFELES. Para eso tienes mucho tiempo por delante.
gallo en el chambergo 2 y mi largo y buido 3 estoque
al cinto, y te aconsejo, sin más ni más, que también FAUSTO. ¡No! ¡No! Egoísta es el demonio, y nada hace por
tú te vistas así, para que, suelto y libre, aprendas a tu bella cara. Explica claro las condiciones, que un
conocer la vida. criado así resulta peligroso en una casa.
FAUSTO. En cualquier traje que me ponga habré de sen- MEFISTÓFELES. Yo me comprometo aquí a servirte, a mo-
tir igual el dolor de esta menguada vida terrenal. verme sin tregua ni descanso a una seña tuya; si lue-
Harto viejo soy ya para retozar y harto joven para go nos volvemos a encontrar allá arriba, tú me paga-
no tener deseos. ¿Qué es lo que puede ofrecerme a rás con la misma moneda.
mí el mundo? ¡Privarte debes! ¡Privaciones debes FAUSTO. Sin cuidado me tiene el allá arriba. En reducien-
imponerte! Esta es la eterna cantilena que suena do tú a escombros este mundo, que el otro surja
en los oídos de todos, la que todo a lo largo de luego en hora buena. De esta tierra es de donde ma-
nuestra vida ha de vibrar para nosotros a todas las nan mis goces, y este sol es el que mis dolores alum-
horas, y solo con empacho despierto yo por la ma- bra; luego que yo los deje a ambos, que pase lo que
ñana, y ganas me entran de llorar amargamente al pasar quiera y pueda. De eso no quiero oír hablar
ver el día que en su carrera no ha de satisfacerme más, ni tampoco de si allí también se odia y se ama,
ni un solo deseo, ni uno siquiera, y que hasta el ba- ni de si hay también allí arriba y abajo.
rrunto de cada placer aminora con egoístas recon- MEFISTÓFELES. Siendo así, puedes arriesgarte. Compromé-
comios y con miles de esperpentos de la vida cohí- tete, pues; con júbilo verás en estos días mis artes;
be la creación de mi fogoso pecho. Yo también, yo te daré lo que hombre alguno podría darte. […]
cuando la noche cae, he de tenderme angustiado
FAUSTO. ¡Venga esa mano! ¡Direle al momento: aguarda!
en el petate, y ni aun allí gozo descanso alguno, que
¡Eres tan bello! ¡Luego podrás cargarme de cadenas
bárbaras pesadillas vienen a llenarme de espanto.
y yo me iré justo a pique! ¡Cuando doblen por mí las
Puede el dios que en mi pecho anida excitar profun-
campanas, quedarás libre de tu servidumbre; cuan-
damente lo más íntimo de mi ser; pero el que sobre
do el reloj se pare y caiga el minutero, se habrá aca-
todas mis energías impera nada puede mover hacia
bado el tiempo para mí!
el exterior, y así es para mí la existencia una carga,
apetecible la muerte y odiosa la vida. JOHANN W. VON GOETHE
Fausto
MEFISTÓFELES. Y, sin embargo, nunca es la muerte hués-
LITERATURA UNIVERSAL
LITERATURA UNIVERSAL
Obra
La obra de Schiller comprende, fundamentalmente, dos géneros: la lírica y el teatro. En ambos ma-
nifestó su espíritu culto y romántico, haciéndose eco de las ideas del movimiento conocido más
tarde como Sturm und Drang, en el que los autores reivindicaban la fuerza creadora y la originali-
dad como el principal motor de la creación literaria.
Como autor lírico compuso una de las piezas más célebres de la poesía alemana: el Himno a la ale-
gría, incorporado posteriormente por Beethoven a su novena sinfonía. En esta pieza se combinan
de manera armónica y original el aliento romántico y los gustos estéticos clasicistas.
Dentro de la obra teatral de Schiller destacan dos piezas: Don Carlos (adaptado por Verdi en su
ópera Don Carlo) y Guillermo Tell. En ambas, y como ya hiciera en su primera obra –Los bandidos–,
el autor plantea la posibilidad de la rebelión ante la injusticia y el poder ejercido desde la tiranía y
la crueldad. Se trata, por tanto, de argumentos transgresores y típicamente románticos, ya que el
dramaturgo emplea elementos de la historia europea (Don Carlos) y del folclore (Guillermo Tell) pa-
ra reflexionar sobre temas como la opresión y la libertad.
En Don Carlos se recrea uno de los motivos de la llamada leyenda negra española: la muerte del
príncipe Carlos a manos de su propio padre, Felipe II, por haberse enamorado de su madrastra,
Isabel de Valois. La obra posee una estructura claramente trágica y conduce a un desenlace des-
garrador, en el que los personajes no son capaces de torcer la crueldad de su triste destino.
En el caso de Guillermo Tell, Schiller plantea de nuevo las relaciones entre el ser humano y el poder
establecido, si bien en este caso ambienta la historia en Suiza y en la época medieval, otra de las
etapas predilectas de los autores románticos. En esta ocasión, la opresión es sufrida por los súbdi-
tos del gobernador Gessler, quien exige pleitesía a todos ellos y ejerce el poder desde el más cru-
do de los despotismos.
La obra de Schiller, por tanto, preconiza un nuevo modelo de sociedad que se aleja del Antiguo
Régimen y en el que se condena el absolutismo. Se defiende, por el contrario, la razón, la instruc-
ción del pueblo y la necesidad de una justicia humanizada y acorde con los derechos de los indivi-
duos de cada comunidad.
LITERATURA UNIVERSAL
Obra
Stendhal escribió numerosas obras de tipo ensayístico, entre las que destacan sus biografías y sus
libros de viajes. A este grupo pertenecen títulos como Vidas de Haydn, Mozart y Metastasio (1815),
Historia de la pintura en Italia (1817), Sobre el amor (1822), Vida de Rossini (1823), Paseos por Roma
(1829) o Recuerdos de un turista (1838).
Sin embargo, su fama se debe sobre todo a su labor como novelista y, en especial, a dos grandes
novelas que marcaron el inicio de la nueva narrativa decimonónica: Rojo y negro (1830) y La cartu-
ja de Parma (1839). En ambas obras Stendhal sienta las bases del Realismo, que alcanzará su máxi-
mo esplendor dentro de la literatura francesa gracias a la obra de Balzac, quien siguió fielmente
los presupuestos técnicos y literarios de Stendhal.
En Rojo y negro, el autor retrata con notable acierto la sociedad francesa de la Restauración. El ar-
gumento de la novela se centra en los intentos de un joven estudiante, Julián Sorel, para seducir a
la mujer del alcalde. La torpeza del muchacho acaba, sin embargo, dando sus frutos en una céle-
bre escena en la que la alcaldesa cede ante la ternura que le provoca su inexperto galán. La anéc-
dota argumental es mínima, ya que el autor se ocupa fundamentalmente de hacer una elaborada
pintura social de su tiempo. Es, precisamente, en esta novela donde Stendhal expresa una de las
definiciones más repetidas de la técnica realista al comparar el género de la novela con «un espe-
jo que se pasea a lo largo de un camino».
La cartuja de Parma, narración que compuso y acabó en tan solo dos meses, es su otra gran nove-
la. En esta obra el argumento está más elaborado que en Rojo y negro, a pesar de que la historia re-
sulta algo más densa por la continua adición de personajes e historias al asunto principal. En este
caso, Stendhal narra la historia del joven patricio italiano Fabrizio del Dongo, centrándose en sus
aventuras durante los últimos años del dominio napoleónico en Europa. La cartuja de Parma fue
alabada en su momento por Balzac, quien la consideró la mejor novela francesa de su tiempo y
destacó su carácter cercano y casi espontáneo.
La influencia de Stendhal en la novela europea es innegable, ya que sus obras marcaron los rasgos
más esenciales de la nueva tendencia realista. Autores como el propio Balzac, Galdós o Tolstoi
mostraron la influencia stendhaliana en sus novelas.
LITERATURA UNIVERSAL
Heinrich Heine
Vida
Christian Johann Heinrich Heine (Düsseldorf, 1797 - París, 1856) es uno de los
máximos representantes del Romanticismo alemán.
En cuanto a su biografía, hay dudas sobre el año exacto de su nacimiento, ya
que no hay ningún documento oficial al respecto. En algunos de sus textos,
Heine se llama a sí mismo «el primer hombre del siglo», pues afirmaba haber
nacido el 1 de enero de 1800. En otras fuentes, sin embargo, cita el año 1797
como la fecha de su nacimiento.
Nacido en el seno de una familia burguesa y judía (su padre era comerciante
de tejidos), asistió al liceo de Düsseldorf, donde recibió una instrucción inspi-
rada en los valores y los métodos de la Ilustración. En esos años comenzó a
escribir sus primeros poemas y ya en 1814 abandonó el liceo para inscribirse
en una escuela mercantil, donde –siguiendo la tradición familiar– había de
recibir una formación comercial.
En 1815 y 1816 fue testigo por primera vez de la opresión que el gobierno
ejercía en Frankfurt sobre el barrio judío. En 1816, pasó a formar parte de la
empresa bancaria de su tío Salomón Heine, en Hamburgo, quien apadrinó a su sobrino y lo ayudó
económicamente hasta su muerte.
Debido a su interés escaso por los asuntos comerciales y económicos, Salomón Heine decidió
permitir a su sobrino que continuase con sus estudios fuera de Hamburgo. Heine se instaló en
Bonn, donde asistió a una conferencia del pensador August Wilhelm Schlegel –uno de los princi-
pales ideólogos del movimiento romántico alemán– sobre la historia de la lengua y la poesía ale-
manas. El pensamiento de Schlegel influyó notablemente en la trayectoria intelectual de Heine.
En 1835 publicó su ensayo La escuela romántica, en el que analiza los rasgos fundamentales de la
cultura alemana. Ese mismo año, sin embargo, se prohibieron todas sus obras en Alemania y el au-
tor fue condenado al exilio a causa de los versos satíricos que había incluido en su poemario Ale-
mania, un cuento de invierno. A partir de este momento, Heine viviría en Francia, donde tampoco
llegaría a sentirse plenamente integrado.
Tras su muerte (1856), aparecieron de manera póstuma sus Últimos poemas.
Obra
En su obra destaca, fundamentalmente, su producción poética. Sus poemas alternan el lirismo in-
timista, la melancolía típicamente romántica, el escepticismo ante la sociedad y las costumbres
humanas, y la sátira de la realidad circundante.
La importancia de Heine reside en que no solo fue uno de los mayores poetas del Romanticismo
alemán y europeo, sino que también fue capaz de superarlo, abandonando el recargado retoricis-
mo de los poemas típicamente románticos y persiguiendo la desnudez verbal y la expresión ínti-
ma del sentimiento.
Para ello, llevó a cabo una auténtica renovación del léxico poético, dando cabida al registro colo-
quial y aportando una visión mucho más cotidiana a cada uno de sus poemas, en los que se pro-
fundiza en la emoción a partir de gestos y objetos dotados, con frecuencia, de significado y senti-
do simbólico. La musicalidad, asimismo, se convirtió en otro elemento fundamental en sus textos.
Entre sus principales libros destacan obras como Intermezzo lírico (1823), El mar del Norte (1825-
1826), Cuadros de viaje (1826-1830) y Romancero (1851).
La influencia de Heine contribuyó de manera decisiva a la evolución de la lírica europea. En el caso
de la literatura española, los poetas posrománticos –Bécquer y Rosalía de Castro– llevaron a cabo
una depuración del lenguaje poético inspirada en el modelo propuesto por Heine.
Pensamientos nocturnos
El autor recuerda con melancolía su tierra natal y a su familia desde su exilio
parisino, al que se vio condenado debido al tono polémico de sus poemas y
sus artículos.
LITERATURA UNIVERSAL
Honoré de Balzac
Vida
Honoré de Balzac (Tours, 1799 - París, 1850) es uno de los novelistas franceses
más importantes del siglo XIX y constituye uno de los máximos ejemplos de
la corriente realista de la narrativa europea.
Hijo de un campesino, Balzac tuvo una infancia solitaria y difícil. En 1814 se
instaló en París, donde comenzó unos estudios de Derecho que no llegaría a
concluir. En 1825 puso en marcha diversas empresas editoriales con las que
no solo no obtuvo el éxito esperado, sino que acabó endeudado.
Aún acuciado por las deudas, en 1829 acaba su primera novela, El último
Chuan, y ya en 1831 obtiene sus primeros éxitos literarios con la publicación
de La piel de zapa y, poco después, con Papá Goriot. A partir de este momen-
to, Balzac no tardará mucho en ser uno de los autores más prolíficos y mejor
valorados de toda Francia.
En 1842 Balzac se inspira en la Divina comedia de Dante para dar título al con-
junto de sus novelas, que decide bautizar como La comedia humana. Se trata
de un magno proyecto compuesto por ciento treinta y siete novelas, de las cuales cincuenta queda-
ron finalmente incompletas.
En 1832, Balzac conoció a la condesa polaca Eveline Hanska, con quien contrajo matrimonio en
marzo de 1850, meses antes de la muerte del escritor.
Obra
Como novelista, Balzac concibió un ambicioso proyecto que decidió llamar La comedia humana.
Este ciclo está formado por más de ochenta novelas en las que retrata con precisión la sociedad
de su tiempo. Muchos de los personajes de cada una de esas novelas aparecen, sucesivamente,
en otros títulos, de modo que el conjunto resulta cohesionado y, sobre todo, verosímil, como si de
un microcosmos narrativo se tratase. En este sentido, Balzac se veía como algo más que un simple
novelista, pues no le bastaba con contar historias, sino que perseguía crear un mundo propio que
fuera tan real y creíble como la sociedad de su época.
Por este motivo, el ambiente es un elemento fundamental en sus novelas, ya que el marco narra-
tivo –el tiempo y el espacio– constituye el auténtico nexo entre todas las obras que componen el
vasto fresco de La comedia humana. Por este escenario circulan miles de personajes que, en oca-
siones, saltan de una novela a otra, pero no son realmente ellos quienes originan la unidad del
conjunto, sino el denso tejido social y urbano al que pertenecen.
Entre sus múltiples habilidades como narrador, destaca el enorme talento de Balzac para profun-
dizar en la psicología de sus personajes, mediante la transcripción directa de sus pensamientos,
así como gracias al uso de técnicas típicas de la narración realista, como el estilo indirecto libre.
En cuanto a su obsesión por la verosimilitud y la captación precisa de la realidad, Balzac desarrolló
una gran habilidad para la descripción del detalle, de manera que en todas sus novelas se presta una
enorme atención a los hechos minúsculos y cotidianos, a partir de los cuales se construye la ver-
dad tanto del personaje como del ambiente en el que se encuentra.
En este sentido, en La comedia humana Balzac intenta conjugar su afán historicista (incluso socio-
lógico) con su voluntad estilística, de modo que las novelas que componen este ambicioso pro-
yecto resulten fieles espejos de la realidad que narran y, a su vez, presenten la calidad literaria que
persigue y busca su autor. Ese afán realista fue uno de los aspectos más criticados por los estudio-
sos de su tiempo, que consideraban que Balzac abusaba de la documentación en sus novelas.
La comedia humana sigue siendo uno de los conjuntos narrativos más ambiciosos de todos los
tiempos y su influencia ha pervivido en la novela desde el siglo XIX hasta nuestros días.
LITERATURA UNIVERSAL
Victor Hugo
Vida
Victor Hugo (Besançon, 1802 - París, 1885) fue uno de los principales repre-
sentantes del movimiento romántico francés.
Hijo de un general de Napoleón, Victor Hugo pasó parte de su infancia acom-
pañando a su padre en sus viajes por Italia y España. A pesar de haber sido
educado por prestigiosos tutores e instructores privados, no obtuvo grandes
resultados académicos, si bien mostró una temprana inclinación hacia el culti-
vo de la literatura. Con solo diecisiete años consiguió su primer premio gracias
a un poema y fundó, junto con sus hermanos, un periódico literario.
A partir de 1820 comienza a publicar sus primeros libros de poemas y, tam-
bién en estos años, se interesa por la vida política, llegando a formar parte de
la Asamblea constituyente francesa. Dos años más tarde contrajo matrimo-
nio con Adèle Foucher, con quien llegó a tener cinco hijos antes de que ella
lo abandonara definitivamente en 1831.
En 1827 escribe Cromwell, un drama en cuyo prólogo se rebela contra las tres
unidades del teatro clásico: la unidad de tiempo, la unidad de espacio y la
unidad de acción. Este manifiesto supone toda una afirmación de las ideas de libertad artística
propias del Romanticismo. Su siguiente gran estreno, Hernani (1830), significó la consagración de
ese ideario romántico.
En la década de los treinta, Victor Hugo publica su primera gran novela, Nuestra Señora de París
(1831), con la que cosecha un gran éxito como narrador. A partir de este momento, compagina
tres facetas creativas: dramaturgo (El rey se divierte, Ruy Blas…), poeta (Las hojas de otoño, Las con-
templaciones…) y novelista (Los miserables, Los trabajadores del mar…).
En 1851, tuvo que exiliarse a la isla de Guernsey debido al golpe de Estado de Napoleón III.
En 1870, tras la proclamación de la III República, Victor Hugo regresó de su exilio y se instaló en Pa-
rís, donde moriría quince años más tarde.
Obra
La obra de Victor Hugo abarca muy diversos géneros: novela, teatro, poesía, discursos políticos y
textos epistolares. Sin embargo, el género por el que más se le recuerda es, sin duda, el narrativo,
ya que compuso dos de las novelas más importantes del Romanticismo europeo: Nuestra Señora
de París y Los miserables.
• Nuestra Señora de París. Escrita por Victor Hugo en 1831, se trata de una novela compuesta de
once libros en la que se narra la historia de Esmeralda, una joven gitana, y Quasimodo, un joro-
bado que vive escondido en un campanario, en la Francia del siglo XV. La novela recoge gran
parte de los tópicos de la literatura romántica, tales como el amor imposible, la presencia de an-
tihéroes y personajes marginales, el final trágico y desgraciado, la evasión hacia épocas históri-
cas remotas, los ambientes lúgubres y tenebrosos… Nuestra Señora de París obtuvo un gran éxi-
to de crítica y público desde su primera edición y, desde entonces, ha sido adaptada en
numerosas ocasiones al cine y al teatro.
• Los miserables. Publicada en 1862, esta novela de protagonista colectivo retrata la vida en la Fran-
cia de la primera mitad del siglo XIX. La narración está construida en torno al antagonismo de dos
personajes que, a su vez, poseen un claro valor simbólico: el héroe romántico Jean Valjean y el
policía Javert. Jean Valjean es un delincuente convicto víctima de un destino aciago y de una so-
ciedad injusta; Javert, por su parte, es el policía que lo persigue y representa el orden establecido.
Sin embargo, el maniqueísmo aparente del texto se hace cada vez más complejo, ya que ambos
personajes se ven reflejados en su oponente y Javert sirve como punto de partida para un con-
flicto muy del gusto romántico: la ley humana frente a la ley natural.
Jean Valjean
Jean Valjean era de una pobre fa- severamente a los delincuentes. Pe-
milia de la Brie. No había aprendi- ro Jean Valjean, brusco y gruñón,
do a leer en su infancia; y cuando pagaba, sin que Juana lo supiera, la
fue hombre, tomó el oficio de po- pinta de leche a María Claudia, y los
dador en Faverolles. Su madre se niños evitaban así el castigo.
llamaba Jeanne Matieu y su padre Jean Valjean ganaba en la estación
Jean Valjean o Vlajean, mote y con- de la poda dieciocho sueldos dia-
tracción probablemente de «ahí es- rios y después se empleaba como
tá Jean1». segador, como peón de albañil, co-
Jean Valjean tenía el carácter pen- mo mozo de bueyes y como jorna-
sativo, aunque no triste, propio de lero. Hacía todo lo que podía. Su
las almas afectuosas. Su naturale- hermana también trabajaba por su
za estaba algo adormecida, era al- parte. Pero ¿qué habían de hacer
go indiferente, en apariencia a lo con siete niños? Aquella familia era
menos. Perdió de muy corta edad un triste grupo rodeado y estrecha-
a su padre y a su madre. Esta mu- do poco a poco por la miseria. Lle-
rió de una fiebre láctea mal cuida- gó un invierno cruel; Jean no tuvo
da. Su padre, podador como él, se trabajo. La familia no tuvo pan. ¡Ni
había matado de una caída de un un bocado de pan y siete niños!
árbol. Jean Valjean se encontró sin
Un domingo por la noche Maubert Isabeau, panadero
más familia que una hermana de más edad que él, viuda
de la plaza de la Iglesia en Faverolles, se disponía a acos-
y con siete hijos entre varones y hembras. Esta hermana
tarse cuando oyó un golpe violento en la puerta y en la
había criado a Jean Valjean, y mientras vivió su marido
vidriera de su tienda. Acudió, y llegó a tiempo de ver pa-
tuvo en su casa a su hermano. El marido murió cuando
sar un brazo al través del agujero hecho en la vidriera
el mayor de los siete hijos tenía ocho años y el menor
por un puñetazo. El brazo cogió un pan y se retiró. Isa-
uno. Jean Valjean acababa de cumplir veinticinco años.
beau salió apresuradamente; el ladrón huyó a todo co-
Reemplazó al padre, y mantuvo a su vez a su hermana
rrer, pero Isabeau corrió también y le detuvo. El ladrón
que le había criado. Hizo esto sencillamente, como un
había tirado el pan, pero tenía aún el brazo ensangren-
deber, y aun con cierta rudeza.
tado. Era Jean Valjean.
Su juventud se gastaba, pues, en un trabajo duro y mal
Esto pasó en 1795. Jean Valjean fue acusado ante los tri-
pagado. Nunca le habían conocido «novia» en el país.
bunales de aquel tiempo como autor de un «robo con
No había tenido tiempo para enamorarse.
fractura, de noche y en casa habitada». Tenía en su casa
Por la noche entraba cansado en su casa y comía su so- un fusil del que se servía como el mejor tirador del mun-
pa sin decir una palabra. Mientras comía, su hermana, la do; era un poco aficionado a la caza furtiva y esto le per-
tía Jeanne, tomaba con frecuencia de su escudilla lo me- judicó. […]
jor de la comida, el pedazo de carne, la lonja de tocino,
Jean Valjean fue declarado culpable. Las palabras del có-
el cogollo de la col, para dárselo a alguno de sus hijos. Él,
digo eran terminantes. Hay en nuestra civilización mo-
sin dejar de comer, inclinado sobre la mesa, con la cabe-
mentos terribles, y son precisamente aquellos en que la
za casi metida en la cena, con sus largos cabellos espar-
ley penal pronuncia una condena. ¡Instante fúnebre
cidos alrededor de la escudilla, y ocultando sus ojos, pa-
aquel en que la sociedad se aleja y consuma el irrepara-
recía que nada observaba; y dejaba hacer. Había en
LITERATURA UNIVERSAL
LITERATURA UNIVERSAL
Obra
Poe ha pasado a la historia de la literatura universal, fundamentalmente, por sus relatos breves. Po-
see, no obstante, especial importancia su poema El cuervo, donde recoge muchos de los motivos
que acabarán convirtiéndose en recursos tópicos de la literatura de terror. Además, las imágenes y
el lenguaje del poema anteceden algunos de los rasgos de la futura poesía simbolista de principios
del siglo XX.
En cuanto a sus relatos, Poe creó una nueva forma de narración que suponía toda una revolución
en este género. Sus cuentos están llenos de símbolos y elementos metafóricos cuyo significado
solo se desvela gracias a la intervención activa del lector, que debe colaborar con el narrador a la
hora de interpretar cada uno de los hechos y situaciones que se presentan.
El autor dosifica la información demostrando un dominio perfecto del ritmo y selecciona con ha-
bilidad el punto de vista de cada uno de sus cuentos, de manera que la perspectiva elegida sea la
más eficaz para inquietar y desasosegar al lector. Este es el caso de relatos como El corazón delator,
donde la hipotética locura del narrador-protagonista constituye un rasgo fundamental para in-
quietar a los lectores a lo largo de cada una de las líneas del texto.
El terror de sus relatos no nace, por tanto, de la descripción burda y simplista de situaciones maca-
bras, sino de la plasmación de una atmósfera asfixiante y de su enorme capacidad para provocar si-
tuaciones de terror claramente psicológico. En todos sus cuentos destaca la economía de medios y
recursos empleados para componer esa atmósfera fantasmal en la que tienen lugar los hechos.
Entre sus mejores narraciones se encuentran títulos como El pozo y el péndulo, El barril de amonti-
llado, La máscara de la muerte roja o El corazón delator.
hasta que, por fin, un único y débil rayo de luz, delgado humano, ni siquiera el suyo, hubiera podido advertir al-
como la tela de una araña, salió de la hendija y cayó so- go fuera de lugar. No había nada que lavar. Ninguna
bre el ojo de buitre. mancha, ninguna gota de sangre. Había sido muy pre-
Estaba abierto –bien, bien abierto– y la furia me invadió cavido para evitarlas y había recogido todo con una pa-
al verlo. Pude distinguirlo perfectamente: todo de un langana. ¡Ja, ja!
azul pálido con un velo odioso por encima que me hela- Cuando terminé todas estas tareas eran las cuatro y to-
ba hasta la médula de los huesos. […] davía estaba tan oscuro como si fuera medianoche.
¿Acaso no les he dicho que lo que ustedes llaman locu- EDGAR ALLAN POE
ra es solamente una hipersensibilidad de los sentidos? «El corazón delator»
LITERATURA UNIVERSAL
Charles Dickens
Vida
Charles Dickens (Portsmouth, 1812 - Gadshill Place, 1870) fue uno de los no-
velistas ingleses más célebres del siglo XIX. En su obra retrató con acierto los
rasgos más notables de la Inglaterra victoriana, conjugando elementos cómi-
cos y dramáticos para esbozar una crítica aguda y sutil de la sociedad.
Dickens disfrutó de una infancia tranquila y feliz que, sin embargo, pronto se
vio truncada por la fatalidad. A los doce años su vida sufrió un giro inesperado.
Su padre fue encarcelado por deudas y Charles tuvo que empezar a trabajar en
una fábrica, donde cumplía con jornadas de hasta diez horas diarias. Con el di-
nero que ganaba, debía pagar por su hospedaje y ayudar a su familia. Esta eta-
pa de su vida marcó profundamente al futuro escritor, que después la plasma-
ría en novelas como David Copperfield, considerada por la crítica como su obra
más autobiográfica.
En 1827 Dickens se colocó en un despacho de abogados, profesión que pronto
sustituiría por el periodismo, donde se sentía mucho más cómodo. En 1832 co-
menzó a trabajar como reportero en la Cámara de los Comunes y se publican
sus primeros artículos. En esa época, además, escribe sus primeras novelas por entregas, como Los pa-
peles póstumos del Club Pickwick, con la que se inicia su fama como autor.
En 1836 contrajo matrimonio con Catherine Thompson Hogarth, con quien tuvo diez hijos, y se
estableció en Bloomsbury.
A partir de este momento, Dickens sigue aumentando su prestigio como narrador gracias a la pu-
blicación de su novela Oliver Twist (1838). En 1842 viaja a Estados unidos, donde tomó nuevas ideas
para sus novelas y relatos.
Considerado el gran novelista social en lengua inglesa de su tiempo, continuó con su exitosa tra-
yectoria literaria hasta su muerte en 1870.
Obra
Dickens gozó de gran éxito tanto en vida como después de su muerte, ya que sus obras siguen
siendo leídas por público de todas las edades, lugar y condición. Además, durante el siglo XX, mu-
chas de ellas han sido llevadas con éxito al cine en diferentes versiones y adaptaciones.
La obra narrativa de Dickens se caracteriza por su facilidad para combinar elementos trágicos y có-
micos dentro de una misma novela. El humor –sutil e ingenioso– le permite al autor suavizar la
dureza de los cuadros costumbristas que nos presenta, además de constituir en sí mismo un efi-
caz instrumento de crítica social.
Asimismo, los pasajes dramáticos están especialmente cuidados para evitar tanto la sensiblería co-
mo la frialdad expositiva. Se busca emocionar al lector y conseguir su total empatía con los he-
chos narrados. Esto resulta especialmente evidente en alguna de sus novelas de mayor éxito, co-
mo Oliver Twist, donde los personajes infantiles juegan ese doble papel: arrancar la sonrisa del
lector con sus actos pícaros y emocionarle en las escenas trágicas con su desarmante ternura.
Además, Dickens poseía una gran habilidad para construir personajes redondos, es decir, indivi-
duos de personalidad compleja que se convierten en prototipos para la literatura posterior. En es-
te grupo se pueden incluir figuras tan célebres como su Mr. Scrooge de Cuento de Navidad o el
viejo avaro Fagin de Oliver Twist.
Muchas de las novelas de Dickens fueron publicadas por entregas, de ahí que cada capítulo persiga
crear y mantener la intriga y el suspense para incentivar la curiosidad y el interés del lector. Entre
sus títulos más célebres destacan novelas como Tiempos difíciles, Historia de dos ciudades, David
Copperfield, Grandes esperanzas o la ya anteriormente mencionada Oliver Twist.
El secreto de Fagin
En Oliver Twist, Charles Dickens narra las desventuras de nunca al viejo Fagin! Y ¿por qué habían de hacerlo? Con
un huérfano que, tras su salida del hospicio, es acogido en eso no habrían aflojado el nudo corredizo, ni hubiesen
una banda de pequeños delincuentes juveniles, adiestrados conservado la tarima puesta un minuto más. ¡No, no, no!
y manipulados por un anciano avaro llamado Fagin. ¡Son buenos chicos! ¡Buenos chicos!
Iba muy avanzada la mañana cuando se despertó Oli- Tras murmurar estas y otras reflexiones de índole pareci-
ver de su profundo y prolongado sueño. En la habita- da, el judío depositó una vez más el reloj en lugar segu-
ción no se encontraba más que el viejo judío hirviendo ro. Sacó luego, por lo menos, otra media docena de la
un poco de café en una cacerola para el desayuno y sil- caja, y los contempló con idéntico gozo; así como varios
bando suavemente mientras lo removía, gira que gira, anillos, broches, pulseras y otras alhajas, de materiales
con una cuchara de hierro. De vez en vez se detenía a tan magníficos y suntuosos que Oliver desconocía hasta
escuchar si llegaba algún ruido de abajo, y, tras conven- sus nombres. […]
cerse de lo contrario, continuaba silbando y removien- […] Sus brillantes ojos negros, que miraban estúpida-
do como antes. mente al vacío, se posaron sobre el rostro de Oliver. Te-
Aun cuando Oliver se había despabilado de su sueño, nía el muchacho sus ojos inmóviles en su muda curiosi-
no estaba totalmente despierto. Existe un estado de so- dad, y, a pesar de que fue solo un instante –el menor
por, entre el sueño y la vigilia, en el que se sueña más en espacio de tiempo imaginable–, fue lo suficiente para
cinco minutos con los ojos entreabiertos, semiincons- demostrarle al viejo que había sido visto. Cerró la tapa
ciente de todo cuanto pasa en derredor, que en cinco de la caja de un golpe, y, cogiendo el cuchillo del pan
noches con los ojos herméticamente cerrados y los sen- que estaba sobre la mesa, se levantó furioso. Tanto tem-
tidos envueltos en una absoluta inconsciencia. En esos blaba que Oliver, aun en medio de su espanto, pudo ver
momentos comprende el ser mortal algo de cuanto ela- que el cuchillo se estremecía en el aire.
bora su espíritu, lo suficiente para formarse una vaga –¿Qué es eso? –exclamó el judío–. ¿Por qué me vigilas?
idea de sus poderosas facultades y de cómo se desliza ¿Por qué estás despierto? ¿Qué es lo que has visto? ¡Ha-
de la tierra, despreciando el tiempo y el espacio, una vez bla, muchacho! ¡Pronto! ¡Pronto, si no quieres perder
liberado de la carga de su ser corpóreo. la vida!
Oliver se hallaba precisamente en ese estado. Con los –No podía dormir más, señor –respondió Oliver humil-
ojos entornados vio al judío, oyó su leve silbar y distin- demente–. ¡Siento mucho haberle interrumpido, señor!
guió el ruido de la cuchara arañando los costados de la
cacerola. Y, sin embargo, esos mismísimos sentidos ha- –¿No estarías despierto hace una hora? –dijo el judío,
llábanse mentalmente empeñados, al mismo tiempo, mirándole con ira.
en una incesante actividad con respecto a casi todos –No…, no, en verdad.
aquellos personajes que hasta entonces conociera.
–¿Estás seguro? –gritó el judío, más feroz que antes su
Una vez hecho el café, retiró el judío la cacerola de la re- mirada y en actitud amenazadora.
pisa interior. Permaneció luego en actitud indecisa du-
–Os doy mi palabra de que no, señor –contestó Oliver
rante unos minutos, como si no supiese de qué ocupar-
con firmeza –. De verdad que no, señor.
se, y, volviendo la cara, miró a Oliver y le llamó por su
nombre. Este no contestó, ya que, al parecer, estaba –¡Bueno, bueno, hijo! –murmuró el judío volviendo sú-
dormido. bitamente a su pasada actitud y jugando un poco con el
cuchillo antes de dejarlo, para hacer creer que lo había
Después de haberse convencido de ello, el judío se diri-
cogido por pura distracción–. Ya lo sé, querido. Solo
gió despacio hacia la puerta y la cerró. Extrajo luego, se-
quería asustarte. Eres un valiente. ¡Ja, ja, ja! ¡Eres un va-
LITERATURA UNIVERSAL
gún creyó ver Oliver, de una trampa del suelo, una cajita,
liente, Oliver!
que colocó con cuidado sobre la mesa. Centellearon sus
ojos al levantar la tapa y mirar su interior. Acercando una CHARLES DICKENS
silla vieja a la mesa, se sentó, y de la arqueta sacó un Oliver Twist
magnífico reloj de oro, reluciente de piedras preciosas.
–¡Ajá! –exclamó el judío, encogiendo los hombros y
contrayendo sus facciones con una horrible mueca–.
¡Chicos listos! ¡Chicos listos! ¡Fieles hasta lo último! Ja-
más le dijeron al párroco dónde vivían. ¡Ni delataron
LITERATURA UNIVERSAL
Gustave Flaubert
Vida
Gustave Flaubert (Ruán, 1821 - Croisset, 1880) es uno de los escritores más
importantes del siglo XIX. Su obra Madame Bovary constituye una de las cum-
bres del Realismo decimonónico y es uno de los antecedentes más notables
del Naturalismo que, poco después, abanderará el novelista Émile Zola.
Hijo de un médico, Flaubert cursó sus estudios elementales en Ruán, su ciu-
dad natal. Siendo aún un adolescente, se enamoró de la también joven Elisa
Schlesinger, que dejó una honda impronta en la biografía emocional del fu-
turo escritor.
En 1840 Flaubert se trasladó a París con la intención de matricularse en la
Universidad de Derecho, carrera que no llegó a concluir debido a sus conti-
nuos problemas de salud. A su regreso de París, decidió dedicarse por com-
pleto a la literatura y se instaló con su madre en la casa de campo que tenía
su familia en la pequeña villa de Croisset.
Entre 1846 y 1855 vivió una compleja relación amorosa con la escritora Louise
Colet, con quien nunca llegó a casarse. También durante estos años realizó numerosos viajes,
entre los que destaca su recorrido por tierras orientales, que lo dejó fuertemente impresionado. A
su regreso, volvió a instalarse en Croisset y comenzó la composición de su obra magna, Madame
Bovary, publicada por primera vez en 1857. Tras su aparición, las autoridades iniciaron acciones
legales contra la editorial y el autor, a quien acusaban de haber atentado contra la moralidad. Fi-
nalmente, Flaubert fue declarado inocente.
La salud de Flaubert empeora rápidamente a partir de 1870 y muy especialmente tras la muerte
de su madre en 1872. En 1880 fallece, a la edad de cincuenta y ocho años, a causa de una hemo-
rragia cerebral.
Obra
Flaubert fue, junto con Balzac, el máximo representante del Realismo francés. Cronológicamente,
vivió en la misma época que el poeta Charles Baudelaire y, como él, su obra literaria también su-
puso una enorme transgresión de la estrecha moral de su tiempo. Ambos, por motivos diferentes
y en dos géneros distintos, contribuyeron a la renovación de las formas literarias en la segunda mi-
tad del siglo XIX.
Dentro de la obra de Flaubert destacan especialmente dos novelas que son, a su vez, dos hitos de
la narrativa europea decimonónica: Madame Bovary y La educación sentimental. En ambas, Flau-
bert lleva a cabo un firme y vibrante retrato de la sociedad y la mentalidad de su tiempo, ahon-
dando en la psicología de los personajes y construyendo tipos y situaciones universales que influi-
rán en la literatura posterior.
En Madame Bovary, Flaubert sentó las bases de uno de los temas y argumentos más reiterados en
la novela realista y naturalista: la insatisfacción femenina. En este caso, se nos cuenta la historia de
Emma, una joven mujer casada con un médico, Charles Bovary, al que no ama y que representa su
única opción de escapar del pequeño pueblo en el que vive. Ya casada con él, conoce a sus dos
grandes amores, dos hombres a los que idealiza a pesar de su mezquindad: León, un joven que re-
cuerda en su torpeza y simplicidad al Julián Sorel de Rojo y negro; y Rodolfo, un experimentado y
vil donjuán que acabará seduciéndola. La protagonista, atrapada entre la mediocridad de su vida
conyugal y la de sus amantes, acaba suicidándose.
Madame Bovary es el antecedente de algunas de las mejores novelas europeas del siglo XIX, como
La Regenta, de Clarín, en España; Ana Karenina, de Tolstoi, en el caso de Rusia; o Effie Briest, de Theo-
dor Fontane, en la literatura alemana.
La soledad de Emma
Emma está casada con el médico Charles Bovary y es ma- Lo que la exasperaba era que Carlos no parecía ni sospe-
dre de una niña. Lleva una vida apacible en Yonville, una char su suplicio. La convicción que tenía el marido de
pequeña villa francesa, pero se siente infeliz y desdichada. hacerla feliz le parecía un insulto imbécil, y su seguridad
Allí conoce al joven León, de quien se enamora. de esto, ingratitud. ¿Por quién era ella honrada? ¿No era
Cuando León salía desesperado de casa de Emma, no él el obstáculo a toda felicidad, la causa de toda miseria
sabía que esta se levantaba detrás de él para verle en la y como la puntiaguda hebilla de aquella compleja co-
calle. Le seguía los pasos, trataba de leerle en la cara; in- rrea que la ataba por todas partes?
ventó toda una historia con el fin de hallar un pretexto Y concentró en él solo el odio numeroso que resultaba
para ver su habitación. Consideraba que la mujer del bo- de sus hastíos, y todo esfuerzo por amortiguarlo no ha-
ticario tenía una gran suerte por dormir bajo el mismo cía sino exacerbarlo; pues este empeño inútil se suma-
techo; y sus pensamientos se abatían continuamente ba a otros motivos de desesperación y contribuía más
sobre aquella casa, como las palomas del Lion d’or que aún al alejamiento. Hasta su dulzura misma le infundía
iban a meter en los canalones sus patas rosadas y sus rebeliones. La mediocridad doméstica la impulsaba a
alas blancas. Pero cuanto más cuenta se daba de su fantasías lujosas, el cariño matrimonial a deseos adúlte-
amor, más lo reprimía, para que no se notara y para dis- ros. Hubiera querido que Carlos le pegara, para poder
minuirlo. Habría querido que León lo percibiera; e ima- odiarle con más justicia, vengarse de él. A veces se
ginaba casualidades, catástrofes que lo facilitaran. Sin asombraba de las atroces conjeturas que le venían al
duda, lo que la retenía era la pereza o el miedo, también pensamiento; ¿y había de seguir sonriendo, oír cómo le
el pudor. Pensaba que le había rechazado demasiado le- repetían que era feliz, hacer como que lo era, hacer creer
jos, que ya no era tiempo, que todo estaba perdido. que lo era?
Después el orgullo, la satisfacción de decirse: «Soy vir- Pero esta hipocresía le repugnaba a veces. Tentaciones
tuosa», y de mirarse en el espejo adoptando unas postu- le daban de fugarse con León, de irse con él a alguna
ras resignadas la consolaba un poco del sacrificio que parte, muy lejos, para intentar un destino nuevo; pero
acababa de hacer. enseguida se abría en su alma un abismo vago, lleno de
Entonces, los apetitos de la carne, las codicias de dinero oscuridad. «Además –pensaba–, León ya no me ama;
y las melancolías de la pasión, todo se confundió en un ¿qué va a ser de mí? ¿Qué ayuda esperar, qué consuelo,
mismo sufrimiento; y en vez de desviar su pensamiento, qué alivio?»
más se agarraba a él, excitándose en el dolor y buscan- Y se quedaba destrozada, jadeante, inerte, sollozando
do en todo las ocasiones de sufrirlo. Se irritaba por un sordamente y bañada en lágrimas.
plato mal servido o por una puerta mal cerrada, se la-
–¿Por qué no se lo dice al señor? –le preguntaba la cria-
mentaba del terciopelo que no tenía, de la felicidad que
da, cuando entraba durante estas crisis.
le faltaba, de sus sueños demasiado elevados, de su casa
demasiado estrecha. –Son nervios –contestaba Emma–; no le digas nada, le
darías pena.
–¡Sí, sí! –insistía Felicidad–, usted es como la Guérina, la
hija del tío Guérin, el pescador de Mollet, que la conocí
en Dieppe antes de venir a esta casa. Estaba tan triste,
tan triste, que al verla de pie en la puerta de su casa, pa-
recía un paño de entierro tendido allí. Resulta que su
mal era así como una niebla que tenía en la cabeza, y
los médicos no podían hacer nada, ni el cura tampoco.
LITERATURA UNIVERSAL
LITERATURA UNIVERSAL
Fiodor M. Dostoyevski
Vida
Fiodor Mijáilovich Dostoyevski (Moscú, 1821 - San Petersburgo, 1881) es uno
de los novelistas rusos más importantes del siglo XIX. Su obra, encuadrada
dentro del Realismo europeo, se caracteriza por su agudo análisis de la psico-
logía humana y su acertado retrato de la sociedad rusa de su tiempo.
La infancia de Dostoyevski estuvo marcada por la difícil relación que mantu-
vo con su padre, un hombre de carácter fuertemente despótico y depen-
diente del alcohol. A los diecisiete años ingresó en una escuela militar en San
Petersburgo.
Al acabar sus estudios superiores comenzó a dedicarse a la literatura y al poco
tiempo publicó su primera novela, Pobres gentes (1846), con la que no cose-
chó el éxito que habría deseado. Durante estos años comenzó a relacionarse
con un grupo de jóvenes escritores con los que se reunía periódicamente pa-
ra poner en común sus ideas artísticas y políticas, prestando especial atención
a las novedades que llegaban desde Francia. En 1849, el grupo fue delatado
por uno de sus miembros y Dostoyevski fue arrestado y condenado a muerte.
Justo cuando iba a ser fusilado obtuvo una conmutación de su pena, de modo que se vio obligado
a partir a Siberia, donde habría de prestar cuatro años de trabajos forzosos. Estos durísimos años de-
jaron una honda huella en el autor, quien los reflejó más tarde en su obra Apuntes de la casa de los
muertos.
Recobró su libertad en 1854, año en el que se alistó de nuevo en el ejército y fue enviado a Mon-
golia. Tres años más tarde contrajo matrimonio con Maria Dmítrivna Isáyeva, y en 1859 ambos re-
gresaron a San Petersburgo, donde Dostoyevski se volcó de lleno en su quehacer literario.
En 1864 su esposa murió a causa de la tuberculosis. Dostoyevski, acuciado por las deudas, consi-
guió un préstamo de un editor a cambio de los derechos de una nueva novela. Esta narración se-
rá su primer gran título, El jugador (1866), con la que empieza a afianzar su prestigio narrativo. Gra-
cias a El jugador conoce a su segunda mujer, la mecanógrafa Anna Grigórievna, a quien dicta
íntegro el contenido de la obra.
A partir de este momento, Dostoyevski se consagró a la escritura de sus novelas más célebres y re-
conocidas: Crimen y castigo, El idiota, Los hermanos Karamazov, Los endemoniados.
El narrador ruso falleció el 9 de febrero de 1881 en San Petersburgo.
Obra
Las novelas de Dostoyevski constituyen una compleja exploración de la psicología y el pensamiento
del ser humano. En ellas se retrata la sociedad de la Rusia de su tiempo y, a su vez, se profundiza en
los comportamientos de los protagonistas y se indaga en el porqué de cada una de sus reacciones.
Entre sus novelas, dos son las que mayor influencia han tenido en la literatura posterior: Los her-
manos Karamazov y Crimen y castigo.
En ambas se estudia el carácter y la psicología de los protagonistas, ahondando en temas como la
locura, el idealismo, la miseria o la posibilidad del ser humano para decidir su propio destino y
oponerse a la influencia determinista del medio.
En las obras de Dostoyevski se conjuga el dilema moral con la crudeza de las acciones que se na-
rran, tal y como sucede en Crimen y castigo, donde el episodio del crimen que da título a la obra
constituye una de las cimas de la literatura de todos los tiempos, por su capacidad para fundir la
truculencia del suceso con las dudas y la vacilación del personaje protagonista, incapaz de impo-
ner su ética a sus necesidades materiales.
El crimen
Raskolnikov, el protagonista de Crimen y castigo, planea limitándose a sujetarla con la mano derecha por debajo
robar y asesinar a su vecina Alena Ivanovna, una anciana de la ropa.
prestamista sin escrúpulos. Una flojedad terrible invadía sus miembros, sintiendo
De la misma manera que en su precedente visita, Ras- que por momentos se le entorpecían más. Temía que
kolnikov vio que la puerta se entreabría poco a poco, y sus dedos dejaran escapar el hacha… De pronto sintió
que por la estrecha abertura se fijaban en él dos ojos bri- que su cabeza empezaba a darle vueltas.
llantes con expresión de desconfianza. Su sangre fría le –Pero ¿qué ha metido usted aquí dentro? –exclamó en-
abandonó en aquel instante y cometió una falta que es- colerizada Alena Ivanovna. E hizo un movimiento hacia
tuvo a punto de estropearlo todo. Raskolnikov.
Temiendo que Alena Ivanovna tuviera miedo por en- No había un instante que perder. Sacó el hacha por com-
contrarse sola con un visitante cuyo aspecto debía de pleto de debajo de su paletó, la levantó en el aire mante-
ser poco tranquilizador, sujetó la puerta y tiró de ella niéndola con ambas manos, y, con un movimiento sua-
hacia sí para que la vieja no pudiera cerrarla. La usurera ve, casi automáticamente, porque ya no tenía fuerzas, la
no lo intentó, pero no soltó el tirador de la cerradura, dejó caer sobre la cabeza de la vieja; pero apenas hubo
aunque le faltó poco para caer cuando Raskolnikov tiró dado el golpe, renació en él la energía física.
de la puerta hacia él. Como la vieja continuase en pie
en el umbral y se obstinara en no dejarle libre el paso, Alena Ivanovna, conforme a su costumbre, llevaba la ca-
avanzó resueltamente hacia ella. Asustada, la vieja dio beza descubierta. Sus grises cabellos, escasos y untados
un paso hacia atrás y quiso hablar, pero no pudo pro- de aceite como siempre, se reunían en una delgada tren-
nunciar ni una palabra, y miró al joven abriendo desme- za de las llamadas cola de rata, sujeta sobre la nuca con
suradamente los ojos. un trozo de peine de asta. El tajo le llegó hasta la coroni-
lla, a lo que contribuyó la escasa estatura de la víctima.
–Buenos días, Alena Ivanovna –comenzó con el tono Apenas si dejó escapar un débil grito, y, rápidamente, se
más tranquilo que pudo afectar, pues en vano trataba dobló y cayó sobre el suelo; sin embargo, aún tuvo fuer-
de parecer despreocupado, y su voz era entrecortada y zas para levantar ambos brazos hacia su cabeza. En una
temblona–. Le traigo… una cosa…, pero entremos… de sus manos seguía sujetando la «prenda». Entonces
para que forme juicio acerca de ella, hay que verla a Raskolnikov, cuyo brazo había recuperado todo su vigor,
la luz… le asestó dos hachazos más en el occipucio 2. La sangre
Y sin esperar a que le invitaran, entró en el aposento. La salió a borbotones y el cuerpo se derribó pesadamente
vieja se le acercó apresuradamente; su lengua se sintió sobre la tierra. El joven retrocedió en el momento de la
desembarazada: caída; pero apenas vio que la vieja yacía sobre el suelo, se
–¡Señor…! Pero ¿qué desea usted? ¿Quién es usted? inclinó para contemplarla: estaba muerta. Los ojos des-
¿Qué desea? mesuradamente abiertos parecían querer salir de sus ór-
bitas; las convulsiones de la agonía dieron a su rostro una
–¡Vaya, Alena Ivanovna…! Ya me conoce usted… Soy expresión grotesca.
Raskolnikov… Tome, le traigo el objeto de que le hablé
FIODOR M. DOSTOYEVSKI
el otro día… Crimen y castigo
Y le alargó el paquete. […]
1
–¿Qué es lo que me trae aquí? –preguntó la vieja. paletó: gabán de paño grueso.
2
occipucio: parte de la cabeza por donde esta se une
–Una buena pieza…; una pitillera… de plata…, véala. con las vértebras del cuello.
LITERATURA UNIVERSAL
LITERATURA UNIVERSAL
Charles Baudelaire
Vida
Charles Baudelaire (París, 1821 - 1867), considerado como el poeta maldito
(poète maudit) de la literatura francesa, fue uno de los principales responsa-
bles de la renovación de la lírica en la segunda mitad del siglo XIX.
La infancia de Baudelaire está marcada por la temprana muerte de su padre,
que falleció cuando su hijo contaba solo seis años de edad. Al poco tiempo,
su madre contrajo matrimonio con el coronel Jacques Aupick, con quien el
poeta mantuvo siempre una compleja y difícil relación.
Por expreso deseo de su padrastro, Charles Baudelaire fue internado en el
Colegio Real de Lyon, donde permaneció hasta que cumplió los dieciocho
años, momento en que fue definitivamente expulsado del centro por su in-
disciplina y su mala conducta.
A los diecinueve años comenzó a frecuentar el ambiente bohemio del Barrio
Latino de París, donde conoció a una joven judía llamada Sarah, a quien
menciona en alguno de sus poemas. El coronel Aupick, alarmado ante la li-
bertina conducta de su hijastro, decidió enviarlo a Calcuta. Sin embargo, Bau-
delaire aprovechó una escala del barco en la isla de Reunión para quedarse allí durante una tem-
porada. Esa estancia en las Antillas le marcó enormemente y se percibe su influencia en muchos
de sus posteriores poemas. En 1842, ya de regreso en Francia, se instaló de nuevo en París, donde
continuó con su vida libertina y bohemia.
En 1857 se publicó su obra magna, Las flores del mal, libro que provocó una enorme polémica en
torno a su ya controvertida persona. La obra fue considerada una terrible ofensa contra la moral
pública y Baudelaire fue juzgado y condenado por ello.
En 1864 viajó a Bélgica, donde residió hasta 1866, año en que regresó a Francia. La sífilis, que había
contraído años atrás, acabó con su vida solo un año después.
Obra
La obra más importante de Baudelaire es su poemario Las flores del mal. El sustantivo mal del títu-
lo posee, en este caso, un doble significado: por una parte alude al estilo del poema y, por otra, a
su contenido.
• Formalmente, son flores (poemas) del mal, en tanto que no respetan el estilo ni los recursos de
la poesía precedente. Al contrario, Baudelaire compone una lírica desnuda de artificios en la
que eleva el lenguaje coloquial, e incluso vulgar, a la categoría poética. Tampoco respeta las ri-
mas ni los esquemas acentuales más comunes, sino que juega con los ripios e incluso con las
cacofonías. Años más tarde, Manuel Machado emularía a Baudelaire en su obra El mal poema,
donde emplea la palabra mal en este mismo sentido.
• Temáticamente, son flores del mal porque se abordan temas marginales y sórdidos, alejados de
la moral convencional burguesa. Entre otros asuntos, destacan la visión descarnada del erotismo,
el retrato de los grupos marginales (delincuencia y prostitución) o las alusiones al alcohol, las
drogas y el juego.
En Las flores del mal Baudelaire defiende la teoría de las correspondencias, según la cual todo ob-
jeto, ser o sensación es símbolo –correspondencia– de otra realidad. Esta visión mistérica y casi
mágica de la realidad se convertirá, años más tarde, en uno de los preceptos básicos de la poesía
simbolista, que tomará a Baudelaire como modelo.
Además, en esta obra Baudelaire creó el tópico del poeta maldito y rechazado por la sociedad,
que se inspira en el modelo del antihéroe romántico. Esta visión bohemia y asocial será clave en el
Modernismo hispano.
1
verme: gusano.
LITERATURA UNIVERSAL
León Tolstoi
Vida
León Nikoláyevich Tolstoi (Yásnaia Polaina, 1828 - 1910) es, junto con Dosto-
yevski, el mayor novelista realista de la literatura rusa del siglo XIX y uno de los
grandes autores de la literatura universal.
Hijo de un terrateniente noble, Tolstoi quedó huérfano de padre y madre a
los nueve años. En ese momento tuvo que trasladarse junto con sus her-
manos a Kazán, donde fueron tutelados por familiares paternos. Tolstoi co-
mienza los estudios de Derecho en la Universidad de Kazán y los concluye
en San Petersburgo.
Finalizados sus estudios, se alistó en el ejército, donde entró en contacto con
los cosacos y participó en la guerra contra Turquía. Tras sus experiencias mili-
tares, regresó a San Petersburgo, donde se instaló de nuevo para continuar
con su vida anterior. Cuando su mujer cae gravemente enferma, Tolstoi
abandona definitivamente la vida pública.
A partir de este momento se dedica intensamente a la literatura y escribe sus
novelas más importantes, como Los cosacos (1863), Ana Karenina (1867) o
Guerra y paz (1869).
Obra
Tolstoi es uno de los máximos representantes de la novela realista del siglo XIX. En sus narraciones
realiza un retrato sutil y verosímil de la sociedad de su tiempo, además de penetrar hábilmente en
el alma y la psicología de sus personajes.
En Ana Karenina, elabora su propia versión de la materia novelesca creada por Gustave Flaubert en
Madame Bovary. En este caso, Ana se diferencia de Emma en que la primera llega a abandonar el
hogar conyugal para vivir su apasionada historia de amor con el conde Vronsky, desafiando de es-
te modo todas las convenciones de su época. Sin embargo, este desafío es impensable en su
tiempo y acabará conduciendo a Ana a tomar una terrible decisión: suicidarse tirándose a las vías
de un tren que pondrá fin a su vida y a su continuo sufrimiento. Al parecer, Tolstoi se inspiró en
una mujer real –María Hartung, la hermana de Pushkin– para componer el personaje central de su
novela.
En Guerra y paz, Tolstoi creó una novela mucho más coral, con un protagonista que podríamos
considerar colectivo. En esta novela, el autor retrata las vicisitudes de un grupo de personajes du-
rante cincuenta años de la historia reciente rusa, desde las contiendas napoleónicas hasta 1850
aproximadamente. En la trama de la novela se entrelazan las historias de cuatro familias y, a su vez,
dentro de cada una de ellas destaca la presencia de un personaje principal:
– la familia Bezhukov, a la que pertenece el personaje de Pierre;
– la familia Volkonsky, a la que pertenecen el príncipe Andrei y la princesa María;
– la familia Rostov, a la que pertenecen Natasha y Nikolai;
– la familia Kuraguin, a la que pertenecen Elena y Anatoly.
Además, junto con los personajes de ficción, también aparecen numerosos personajes históricos
cuya psicología está mucho menos definida, ya que su presencia cumple un doble objetivo: afian-
zar la verosimilitud de los hechos narrados y desempeñar pequeños roles actanciales o funciona-
les. Entre estos personajes históricos destacan nombres como el emperador Napoleón I o el zar
ruso Alejandro I.
Otras obras importantes de Tolstoi, además de la mencionada Los cosacos, son La muerte de Iván
Ilich, La sonata a Kreutzer y Resurrección.
LITERATURA UNIVERSAL
Émile Zola
Vida
Émile Zola (París, 1840 - 1902) es considerado el máximo escritor naturalista
europeo del siglo XIX.
Hijo de un ingeniero de origen italiano, Zola se instaló con su familia en Aix-
en-Provence, hasta que en 1858 regresó a París, donde pronto abandonó los
estudios para dedicarse por completo a la literatura.
Tras su breve paso por una editorial, trabajó como periodista y colaboró en
las columnas literarias de diversos periódicos. En 1865 publicó su primera no-
vela destacable, Thérèse Raquin, y a partir de 1871 comienza la creación de su
compleja saga Los Rougon-Macquart, donde establece las principales directri-
ces de la narrativa naturalista.
En 1870 contrajo matrimonio con Alexandrine Mélay. Durante los años si-
guientes, continuó con la publicación de las novelas del ciclo de Los Rougon-
Macquart, que le hicieron ganar un creciente prestigio como autor. Además,
a lo largo de toda su vida, Zola manifestó un evidente compromiso social y
político.
En el año 1898, tomó partido en el caso Dreyfus, en el que el oficial judío Alfred Dreyfus fue acusa-
do de traidor de forma injusta en un proceso que no era más que una muestra del antisemitismo
reinante en Francia. Zola publicó su Yo acuso en el periódico L’Aurore. Tras la publicación de este
artículo, Zola vivió un año desterrado en Londres.
En 1902, ya de regreso a París, fallecía asfixiado en su casa sin que se haya aclarado la razón de su
muerte.
Obra
Zola es, sin duda, el mejor representante del Naturalismo decimonónico. Su intención como narra-
dor consiste en presentar los hechos desde una óptica científica cercana a la medicina e incluso a la
fisiología. Según su teoría literaria, los personajes deben presentarse de acuerdo con su genealogía,
sus características físicas y el medio en el que viven. Se trata, por tanto, de una novela en la que los
personajes aparecen sometidos al entorno, que ejerce sobre ellos un determinismo del que resulta
imposible escapar.
Su proyecto más ambicioso consistió en crear una saga de veinte novelas, el mencionado ciclo de
Los Rougon-Macquart, en el que pretendía probar la influencia del medio y de la herencia genética
en el individuo. Para ello, se inspiró en el modelo de La comedia humana de Balzac y se propuso
relatar la historia de una familia bajo el Segundo Imperio.
Este vasto proyecto se inicia con la novela La fortuna de los Rougon (1871) y se cierra con El doctor
Pascual (1893). A este extenso ciclo novelesco pertenecen algunas de sus mejores novelas, como
Naná o La taberna, en las que aborda problemas sociales tan graves y acuciantes como el alcoho-
lismo, las precarias condiciones de trabajo del proletariado, los accidentes laborales, la mendici-
dad o la prostitución.
Siguiendo los presupuestos propios del Naturalismo, Zola lleva a cabo una minuciosa descripción
de los ambientes más sórdidos de París, en los que transcurren sus tramas, así como de las esce-
nas violentas que protagonizan sus personajes. En este sentido, sus novelas transmiten una visión
pesimista del ser humano, que aparece dominado tanto por sus instintos como por el medio so-
cial y natural en el que se encuentra.
La estética de Zola influyó en autores españoles como Clarín, Emilia Pardo Bazán y Vicente Blasco
Ibáñez.
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