Relaciones Suelo Geomorfologia
Relaciones Suelo Geomorfologia
Relaciones Suelo Geomorfologia
J.A. ZINCK
GEOPEDOLOGIA
J. Alfred Zinck
Portada
Mapa geopedológico del área de Pasak-Lomsak en el norte de Tailandia, mostrando la
confluencia de dos valles aluviales con sus depósitos longitudinales (azul) y depósitos laterales
(verde) y sus respectivas cuencas altas (tonalidades de marrón) (Hansakdi, 1998).
I
ITC Special Lecture Notes Series
©
ITC
Faculty of Geo-Information Science and Earth Observation
Enschede, The Netherlands
November, 2012
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II
PREFACIO
El presente texto se elaboró en base a apuntes utilizados en un curso sobre geopedología dictado
por el autor en varias oportunidades entre 1970 y 2004 en diversos países de Latinoamérica,
principalmente en Venezuela y Colombia. En Venezuela, la materia de geopedología era el
componente esencial de un taller organizado períodicamente para entrenar el personal del
Ministerio de Obras Públicas (MOP) y, posteriormente, del Ministerio del Ambiente y Recursos
Naturales Renovables (MARNR) encargados de realizar los levantamientos de suelos. La materia
de geopedología se dictó también como parte de un curso de postgrado sobre Ecología de
Paisajes organizado en repetidas veces por la Facultad de Ciencias de la Universidad Central de
Venezuela (UCV). En Colombia, talleres similares se han realizado en varias oportunidades en el
marco de un convenio de cooperación entre el ITC y el Instituto Geográfico Agustín Codazzi
(IGAC). En el ITC, la materia de geopedología, bajo la denominacion de Physiography and
Soils, se dictó como parte de un curso de postgrado anual sobre levantamiento de suelos en el
período de 1986-2004.
Después de un largo período de recesión y casi olvido, el tema del suelo como recurso de usos
múltiples, base de soporte a diversas formas de vida, y prestador de servicios ambientales, ha
vuelto, aunque tímidamente, a figurar en las agendas políticas nacionales e internacionales. Esta
es una de las razones que motivaron formalizar el presente texto. En un tiempo en que se pone
énfasis en el levantamiento digital de los suelos, la geopedología propone un enfoque paisajístico
integrando geoforma y suelo, el cual puede resultar ventajosamente complementario con el
enfoque digital y contribuir a mejorar la base conceptual de este último.
El presente texto es la primera parte de un conjunto que posteriormente propondrá una serie de
estudios de caso, en los cuales se aplicó el enfoque geopedológico para levantamiento de suelos
y análisis de riesgos naturales. Se agradecen comentarios y observaciones críticas para mejorar
esta primera versión ([email protected]).
III
CONTENIDO
INTRODUCCION 1
EL ENFOQUE GEOPEDOLOGICO 14
3.1 Introducción: definición, origen, desarrollo 14
3.2 Relaciones conceptuales 17
3.2.1 Factores de formación comunes 17
3.2.2 El paisaje geopedológico 18
3.3 Relaciones metodológicas 21
3.3.1 Integración geopedológica: un modelo estructural 22
3.3.2 Integración geopedológica: geografía, génesis y estratigrafía de suelos 24
3.3.2.1 Geografía de suelos 24
3.3.2.2 Génesis y estratigrafía de suelos 27
3.3.3 Integración geopedológica: un ensayo de validación numérica 28
3.3.3.1 Materiales y método 28
3.3.3.2 Resultados 28
3.3.3.3 Conclusión 29
3.4 Relaciones operacionales 30
3.4.1 Introducción 30
3.4.2 La estructura del levantamiento de suelos 31
3.4.3 El funcionamiento del levantamiento de suelos 32
3.4.4 La contribución de la geomorfología al levantamiento de suelos 32
3.5 Conclusión 33
IV
4.3.2.1 Granos de esqueleto 43
4.3.2.2 Plasma 43
4.3.2.3 Poros 43
4.3.2.4 Rasgos pedológicos 44
4.3.3 Relación con geopedología 45
4.4 Meso-nivel 45
4.4.1 Definición y designación de horizontes 46
4.4.1.1 Divisiones primarias: los horizontes maestros 46
4.4.1.2 Divisiones secundarias: aspectos genéticos específicos 46
4.4.1.3 Divisiones terciarias 47
4.4.2 Relación con geopedología 47
4.5 Macro-nivel 48
4.5.1 Definición 48
4.5.2 Conceptos relacionados 48
4.5.3 Relación con geopedología 48
4.6 Mega-nivel 50
4.6.1 Definición 50
4.6.2 Relación con geopedología 50
4.7 Conclusión 50
V
6.2.4.1 Definición 72
6.2.4.2 Taxa 73
6.2.5 Litología/facies 73
6.2.5.1 Definición 73
6.2.5.2 Taxa 74
6.2.6 Forma de terreno 76
6.2.6.1 Definición 76
6.2.6.2 Taxa 76
6.3 Clasificación de las geoformas a los niveles inferiores 76
6.3.1 Introducción 76
6.3.2 Geoformas mayormente controladas por la estructura geológica 78
6.3.2.1 Geoformas estructurales propiamente dichas 78
6.3.2.2 Geoformas volcánicas 78
6.3.2.3 Geoformas cársticas 78
6.3.3 Geoformas mayormente controladas por los agentes morfogenéticos 81
6.3.3.1 Geoformas nivales, glaciares y periglaciares 81
6.3.3.2 Geoformas eólicas 83
6.3.3.3 Geoformas aluviales y coluviales 83
6.3.3.4 Geoformas lacustres 84
6.3.3.5 Geoformas de gravedad y movimiento en masa 84
6.3.3.6 Geoformas costeras 84
6.3.4 Geoformas “banales” 86
6.3.4.1 Características generales 86
6.3.4.2 Clases de geoformas banales 86
VI
7.4.5 Morfoscopía 107
7.5 Atributos morfocronológicos: la historia de las geoformas 107
7.5.1 Esquema de referencia para la geocronología del Cuaternario 107
7.5.2 Técnicas de fechado (absoluto) 108
7.5.3 Geocronología relativa: la contribución de la pedoestratigrafía 110
7.5.3.1 Definición 110
7.5.3.2 Criterios 110
7.6 Importancia relativa de los atributos geomorfológicos 112
7.6.1 Clases de atributos 112
7.6.1.1 Atributos diferenciantes 112
7.6.1.2 Atributos accesorios 113
7.6.1.3 Atributos accidentales 113
7.6.2 Pesos de los atributos 113
7.6.2.1 Atributos morfográficos 113
7.6.2.2 Atributos morfométricos 114
7.6.2.3 Atributos morfogenéticos 114
7.6.2.4 Atributos morfocronológicos 114
7.6.3 Jerarquización de los atributos 114
7.6.3.1 Niveles superiores 114
7.6.3.2 Niveles inferiores 115
CONCLUSION 117
REFERENCIAS 118
VII
Capítulo 1
INTRODUCCION
La geopedología, tal como se considera aquí, se refiere a las relaciones entre geomorfología y
pedología, con énfasis en la contribución de la primera a la segunda. Más específicamente,
geopedología es en primera instancia un enfoque metodológico para y al servicio del inventario
de suelos, a la vez que provee un marco para el análisis de los patrones de distribución
geográfica de los suelos. El prefijo geo en geopedología se refiere a la superficie de la tierra - la
geoderma - y como tal abarca, además de la geomorfología, nociones de geología y geografía. La
geología interviene a través de la influencia de la tectónica en las geoformas de origen estructural
y a través de la influencia de la litología en la producción de material parental para los suelos a
consecuencia de la meteorización de las rocas. La geografía se refiere al análisis de la
distribución espacial de los suelos de acuerdo a los factores de formación. Sin embargo, en el
concepto de geopedología, el énfasis es en la geomorfología como factor estructurante mayor del
paisaje pedológico y, en este sentido, el vocablo de geopedología es una contracción conveniente
de geomorfopedología. La geomorfología cubre una amplia parte del marco físico de formación
de los suelos a través del relieve, la morfodinámica de superficie, el contexto morfoclimático, los
materiales no-consolidados o alterados que sirven de material parental a los suelos, y el factor
tiempo.
Las geoformas o formas de terreno sensu lato son el objeto de estudio de la geomorfología. Los
suelos son el objeto de estudio de la pedología, una rama de la ciencia del suelo. Las relaciones
entre ambos objetos y entre ambas disciplinas son estrechas y mutuas. Geoformas y suelos son
los componentes esenciales de la epidermis de la tierra (Tricart, 1972), donde comparten la
interfase entre litosfera, hidrosfera, biosfera y atmósfera, en el marco de la noosfera por ser los
suelos recursos sobre los cuales los seres humanos hacen decisiones de uso. No se trata de una
mera yuxtaposición estática; entre los dos objetos hay relaciones dinámicas, uno influenciando el
comportamiento del otro, con retroacciones. Es más, en la naturaleza, resulta a veces difícil
separar categóricamente el dominio de un objeto del dominio del otro, porque los límites entre
ambos son difusos; geoformas y suelos se interpenetran simbióticamente. Esta integración de
1
objetos que coexisten y coevolucionan en la misma película superficial de la tierra ha fomentado
el estudio de las relaciones entre ambos. Como es frecuente, la interfase entre disciplinas es un
área-frontera donde brotan nuevas ideas, conceptos, y enfoques.
Para ilustrar la variedad de modalidades implementadas para abordar las relaciones entre
geomorfología y pedología, se presenta una breve reseña en el Capítulo 2. El contexto aplicado
en que se desarrolló la geopedología es diferente de otras maneras de visualizar las relaciones
entre ambas disciplinas; esta especificidad de la geopedología se describe en el Capítulo 3. El
enfoque geopedológico se centra en el inventario del recurso suelo. Esto significa lógicamente
desarrollar temas como la caracterización, formación, clasificación, cartografía, y evaluación de
suelos. En el Capítulo 4, se sintetizan aspectos relevantes de estos temas con énfasis en la
estructura jerárquica del material suelo, lo que permite realzar que la geomorfología interviene a
diversos niveles. La aplicación de la geomorfología en los programas de levantamiento de suelos
a diversas escalas, desde detallada hasta gran visión, requiere establecer una taxonomía
jerárquica de las geoformas, para que éstas puedan servir de marcos cartográficos en el mapeo de
suelos y, adicionalmente, de marcos genéticos para interpretar la formación de suelos. Estos
aspectos se tratan en el Capítulo 5 (criterios para clasificar las geoformas), en el Capítulo 6
(clasificación de las geoformas), y en el Capítulo 7 (atributos de las geoformas). Los Capítulos 4
a 7 actualizan un texto anterior escrito en inglés (Zinck, 1988).
2
Capítulo 2
2.1 Introducción
Las relaciones entre geomorfología y pedología, incluyendo los aspectos conceptuales que
sustentan estas relaciones y su implementación práctica en estudios e investigaciones, han sido
designadas bajo diversas denominaciones. Algunas de las expresiones más comunes son
geomorfología pedológica (soil geomorphology) (Daniels et al., 1971; Conacher & Dalrymple,
1977; McFadden & Knuepfer, 1990; Daniels & Hammer, 1992; Gerrard, 1992, 1993; Schaetzl &
Anderson, 2005; entre otros), suelos y geomorfología (Birkeland, 1974; Richards et al., 1985;
Jungerius, 1985a, 1985b; Birkeland, 1990, 1999), pedología y geomorfología (Tricart, 1962,
1965a, 1965b, 1972; Hall, 1983), morfopedología (Kilian, 1974; Tricart & Kilian, 1979; Tricart,
1994; Legros, 1996), geopedología (Pouquet, 1966), y pedogeomorfología (Conacher &
Dalrymple, 1977; Elizalde & Jaimes, 1989), sin contar con las numerosas publicaciones que
tratan del asunto pero no utilizan explícitamente uno de estos términos en su título. Debido a esta
diversidad de expresiones, es conveniente definir primero lo que las relaciones entre
geomorfología y pedología abarcan, y después analizar la naturaleza de las relaciones.
Las relaciones entre geomorfología y pedología como disciplinas científicas, y entre geoforma y
suelo como objetos de estudio de estas disciplinas, pueden enfocarse desde dos puntos de vista
de acuerdo al centro de interés y al peso que se le da a una u otra disciplina. En un caso, se pone
énfasis en el estudio de las geoformas y se utiliza información de suelo para contribuir a resolver
cuestiones de índole geomorfológica como, por ejemplo, caracterizar las geoformas o estimar la
evolución del paisaje. Literalmente, este enfoque corresponde a la expresión de soil
geomorphology o pedogeomorfología. En el otro caso, el interés se centra en el estudio de la
formación, evolución, distribución, y cartografía de los suelos con la contribución de la
geomorfología. Literalmente, este enfoque corresponde a la expresión de geomorfopedología o
su contracción en geopedología. En la práctica, las diversas expresiones han sido utilizadas en
forma intercambiable, lo que muestra que la separación entre los dos enfoques es difusa. En base
a esta aparente dicotomía, dos corrientes, originalmente separadas, contribuyeron al desarrollo de
3
las relaciones entre geomorfología y pedología: (1) una corriente académica, orientada hacia la
investigación de los procesos que tienen lugar en la interfase geomorfología-pedología, y (2) una
corriente más práctica, aplicada a la cartografía de suelos. La primera floreció más en paisajes de
vertiente, que ofrecen condiciones propicias para estudiar toposecuencias (catenas) y
cronosecuencias, mientras que la segunda se desarrolló más en paisajes deposicionales,
relativamente planos, que ofrecen condiciones más favorables para el uso de los suelos con fines
agropecuarios o ingenieriles.
El uso de las técnicas pedológicas en los estudios de geografía física y humana (Pouquet,
primera sobre la segunda en la formación de los suelos (Tricart, 1965a, 1965b, 1994).
El estudio del paisaje y de la influencia que los procesos actuando en el paisaje tienen en la
1966).
El estudio de las relaciones genéticas entre suelos y paisajes (McFadden & Knuepfer, 1990).
formación de los suelos (Olson, 1989).
La evaluación de las relaciones genéticas entre suelos y formas de terreno (Gerrard, 1992).
La aplicación de técnicas e nociones geológicas de campo en las investigaciones de suelos
El estudio de los suelos y de su uso con fines de evaluar la evolución, edad y estabilidad de
(Daniels & Hammer, 1992).
las formas de terreno, los procesos de superficie del terreno, y climas pasados (Birkeland,
El estudio científico de los procesos de evolución del paisaje y de la influencia que estos
depósitos superficiales, y de los procesos que los crean y modifican (Wysocki et al., 2000).
La ciencia que estudia las relaciones genéticas entre suelos y formas de terreno (Schaetzl &
procesos tienen en la formación y distribución de los suelos en el paisaje (Goudie, 2004).
Una subdisciplina de la ciencia del suelo que sintetiza el conocimiento y las técnicas de las
Anderson, 2005).
dos disciplinas aliadas, la pedología y la geomorfología, y que pone en paralelo las relaciones
genéticas entre materiales pedológicos y geoformas, y las relaciones entre procesos de
El estudio que informa sobre la historia deposicional en una localidad, y también toma en
formación de suelos y procesos de formación del terreno (Thwaites, 2007).
4
Esta corta reseña, que dista de ser exhaustiva, muestra la diversidad de conceptos y concepciones
que encubre la expresión geomorfología pedológica o soil geomorphology. De las definiciones
anteriores, pueden derivarse varios enfoques principales:
Enfoques más integrados, basados en las relaciones recíprocas entre ambas disciplinas.
pedología; etimológicamente, la corriente podría llamarse geomorfopedología.
Elevación a nivel de una ciencia, por lo tanto un status superior a un simple enfoque o tipo de
estudio.
5
realizados por organismos franceses como el ORSTOM (ahora IRD) y el IRAT, son ejemplos de
esta modalidad de cartografía de suelos.
Una forma original de integración son los mapas morfopedológicos, basados en el concepto de
balance morfogénesis/pedogénesis (Tricart, 1965b, 1994). La integración no es solamente de
conceptos, sino también de procedimiento cartográfico. El mapa distingue elementos estables y
elementos dinámicos. El marco geológico relativamente estable, incluyendo litología y
disposiciones estructurales, figura como fondo de carta. Superpuestas a este fondo se encuentran
las unidades geomorfológicas. Cada unidad de mapa se caracteriza en la leyenda por los procesos
pedogenéticos y geomorfogenéticos dominantes. De lo anterior se deriva un balance entre
pedogénesis y geomorfogénesis, el cual sirve de base para identificar limitaciones para el uso de
los suelos.
6
información de suelos para ambiciosos proyectos de desarrollo agrícola y de sistemas de riego.
Esto coincidió con el uso creciente de la fotointerpretación, que hizo de la geomorfología el
intermediario indispensable para el levantamiento de suelos. El auge de la economía liberal y la
globalización de las relaciones económicas en la última década del siglo pasado condujeron a
dejar las leyes del mercado decidir de la ocupación del territorio. Esto significó la paralización de
muchos proyectos de planificación del uso de las tierras y, con ello, la de los inventarios de
suelos y de la evaluación de tierras que les daban soporte (Zinck, 1990; Ibáñez et al., 1995). Una
creciente concientización societal con respecto a la degradación y erosión de los suelos está
llevando a reconsiderar la situación, creando nuevas iniciativas y oportunidades (Hartemink &
McBratney, 2008; Sánchez & al., 2009).
7
cuerpos de suelo que son las unidades que manejan los usuarios (agricultores, ingenieros). En las
entidades oficiales encargadas de realizar levantamientos de suelos, la cartografía digital consiste
esencialmente en digitalizar información cartográfica existente (Rossiter, 2004). Hay pocos
ejemplos de organismos nacionales o regionales que hayan adoptado métodos automatizados
para la producción de mapas operacionales (Hengl & MacMillan, 2009).
Existe una colección de libros dedicados a la geomorfología pedológica, que tratan del tema
desde diversos puntos de vista de acuerdo al área de experiencia de cada autor (Birkeland, 1974;
Ruhe, 1975; Mahaney, 1978; Gerrard, 1981; Jungerius, 1985a; Catt, 1986; Retallack, 1990;
Daniels & Hammer, 1992; Gerrard, 1992; Birkeland, 1999; Schaetzl & Anderson, 2005; entre
otros). Estas obras son frecuentemente muy analíticas, relatando estudios de caso y describiendo
situaciones ejemplares que ilustran algún tipo de relación entre geomorfología y pedología. Hace
falta un análisis epistemológico de la literatura especializada existente, para destacar la variedad
de puntos de vista y realzar tendencias más generales. Ensayos de síntesis se encuentran en
algunos artículos de revistas científicas. Lo que sigue está basado en una selección artículos de
revista y capítulos de libros, que proveen una síntesis de la materia en una determinada época y
constituyen jalones que permiten evaluar la evolución de las ideas y de los enfoques con el
tiempo.
La concepción puramente geológica de Davis (1899) sobre el origen de las formas de terreno
como una función de estructura, proceso y tiempo, excluía el suelo y la biota en general como
factores de formación (Jungerius, 1985b). El ciclo de denudación de Davis ha influenciado por
medio siglo el enfoque de los geomorfólogos, más inclinados a desarrollar teorías que observar
los materiales de cobertura en el paisaje, y a darle preferencia a los rasgos de erosión sobre el
análisis de los sistemas deposicionales. En contraposición a esto, el paradigma de formación de
suelos, nacido a partir de los trabajos pioneros de Dokuchaiev y Sibirzew, y posteriormente
formalizado por Jenny (1941, 1980), estaba basado en una serie de factores ambientales
incluyendo clima, biota, material parental, relieve y tiempo. Estas diferencias conceptuales
originales han conducido geomorfólogos y pedólogos a ignorarse mutuamente por largo tiempo
(Tricart, 1965a), a pesar de que ya en 1949 Wooldridge (1949) había escrito un corto ensayo
sobre las relaciones entre geomorfología y pedología. McFadden & Knuepfer (1990) notan que
históricamente los suelos han sido negligenciados por muchos geomorfólogos, los cuales daban
preferencia al análisis de relaciones estratigráficas y sedimentológicas o a estudios
morfométricos. La situación cambió por mediados del siglo pasado al reconocerse que los dos
modelos podían conjugarse en base a factores comunes (estructura geológica, material parental,
relieve, tiempo y etapa de evolución) y factores complementarios interrelacionados (procesos,
clima, biota). Esto ha permitido a los investigadores de utilizar los conceptos y métodos de
ambas disciplinas en combinaciones variables y para propósitos diversos.
Tricart (1965a) ha sido uno de los primeros en llamar la atención sobre las relaciones mutuas que
unen geomorfología y pedología. Según este autor, la geomorfología provee un marco para la
formación de los suelos y elementos de balance para la pedogénesis, mientras que la pedología
8
provee información sobre las propiedades de suelo que intervienen en la morfogénesis. Jungerius
(1985b) muestra que, si bien la geomorfología y la pedología tienen diferentes enfoques, los
objetos de estudio de estas dos disciplinas, las formas de terreno y los suelos, comparten los
mismos factores de formación; el mismo autor realza también el hecho de que las relaciones son
de dos vías generando contribuciones recíprocas. Desde los primeros trabajos de síntesis, que
focalizan en lo que una disciplina puede aportar a la otra, el campo de la geomorfología
pedológica ha evolucionado hacia mayor integración, variable de acuerdo a los tópicos, con
utilización simultánea de la geomorfología y de la pedología y menos consideración por los
límites convencionales que separan ambos dominios disciplinarios. En ciertas universidades
existen ahora departamentos que albergan las dos disciplinas bajo el mismo techo (p.e.
Department of Geomorphology and Soil Science, Technical University of Munich, Freising,
Germany).
Debido a que las relaciones entre geomorfología y pedología son múltiples, el espectro de las
áreas y de los tópicos de investigación interdisciplinaria es amplio y variado, y las preferencias
dependen de la orientación de cada investigador. En ausencia de un cuerpo formal de temas, he
aquí como algunos autores han sintetizado el contenido de la geomorfología pedológica.
Hace medio siglo atrás, Tricart en su libro sobre Principes et Méthodes de la Géomorphologie
medio geomorfológico integrando los factores de material parental, relieve, tiempo y procesos
superficiales, provee una parte esencial del marco espacial y temporal en que los suelos se
originan, se desarrollan, y evolucionan. Tricart sostiene que la cartografía geomorfológica
debe preceder el mapeo de suelos y no se muestra favorable a la integración de ambas
textura, estructura, estabilidad de agregados, contenido de hierro, entre otras, las cuales
desempeñan un papel importante en la resistencia (o no) de los materiales de superficie a los
procesos morfogenéticos. Privilegiando la geomorfología, Tricart sugiere que la pedología
debería ser una rama de la geomorfología. En efecto, la pedología estudia un aspecto en
particular de los fenómenos de contacto entre litosfera y atmósfera en el estrato donde los
seres vivos intervienen para modificar una parte muy superficial de la litosfera, mientras que
la geomorfología abarca la mayor parte de la epidermis de la tierra. Este punto de vista se
encuentra compartido por otros autores como, por ejemplo, Gerrard (1992) o Daniels &
9
Hammer (1992). Sin embargo, Tricart reconoce que lo más importante es en realidad
intensificar los vínculos de cooperación entre ambas disciplinas.
El volumen sobre Pedogenesis and Soil Taxonomy publicado en 1983 (Wilding et al., 1983) ha
sido un libro de referencia en su tiempo, cuyo propósito principal era de proveer un balance entre
morfología y génesis de suelos para entender y utilizar el sistema comprensivo de clasificación
de suelos del Soil Taxonomy (Soil Survey Staff, 1975). El capítulo escrito por Hall (1983) sobre
pedología y geomorfología es una inclusión interesante en una obra orientada específicamente
hacia taxonomía de suelos. El mismo muestra que el suelo es más que un objeto de clasificación
y trata de reconciliar suelo y paisaje, un aspecto ignorado por el Soil Taxonomy. El autor
enfatiza que es necesario mapear suelos y superficies geomorfológicas independientemente, y
establecer correlaciones después, lo que corresponde a posiciones defendidas anteriormente por
Tricart (1965a) y Ruhe (en Effland & Effland, 1992). El mismo afirma que no está permitido, en
un área de estudio nueva, deducir los suelos de su ubicación en el paisaje o deducir la historia
geomorfológica del área únicamente en base a las propiedades de los suelos. A pesar de esta
posición algo arcáica, Hall reconoce que no hay límites claros entre procesos geomorfológicos y
procesos pedológicos y que se requieren estudios interdisciplinarios para explicar los rasgos que
abordan ambas ciencias.
Para ilustrar el significado de los estudios de formas de terreno para la pedología, se parte de
pero con énfasis en el aporte de la pedología a la geomorfología.
El análisis del significado de los estudios pedológicos para la geomorfología es más detallado.
evolución del paisaje en la diferenciación de suelos.
10
de una fase de estabilidad del paisaje, con la posibilidad de reconstruir factores y condiciones
prevalecientes en el mismo período. La interpretación de los paleosuelos ayuda al
geomorfólogo a reconstruir condiciones climáticas y vegetacionales pasadas, inferir el tiempo
de evolución de un paisaje, establecer cambios en la configuración de un paisaje, y detectar
procesos geomorfológicos pasados.
Un trabajo pionero en enfocar los suelos como unidades de paisaje es el de Fridland (1974,
1976). Fridland muestra que los suelos se distribuyen en el paisaje de acuerdo a patrones que
conforman la estructura del manto de suelos. A pesar de que el vocablo de geomorfología no
aparece en sus textos, las relaciones que establece son relaciones entre entidades genéticas y
geométricas de suelos y formas de relieve. Posteriormente, Hole & Campbell (1985) han
retomado este enfoque en su análisis del paisaje pedológico. Contemporáneamente con los
trabajos de Fridland, Daniels et al. (1971) utilizan la superposición de mantos pedológicos para
determinar edades relativas y secuencias de eventos en el paisaje, poniendo las bases de la
pedoestratigrafía.
En artículos de síntesis más recientes, se pone énfasis en mostrar como los conceptos y métodos
de las dos disciplinas han sido integrados para investigar aspectos de interfase, en vez de
individualizar el aporte específico de cada disciplina. Los estudios modernos de geomorfología
pedológica transgreden los límites de las dos ciencias de origen e integran partes del cuerpo
doctrinal de ambas. Este nuevo dominio de investigación conforma una disciplina de interfase, o
“border country” como la llama Jungerius (1985b), que gana en autonomía y madurez, con su
propio enfoque metodológico y sus propios temas de interés. Esto ha llevado Schaetzl &
Anderson (2005) a calificarla de ciencia. A continuación, se hace referencia a unos artículos que
intentan de formalizar el dominio de la geomorfología pedológica.
Olson (1989) considera que un estudio de geomorfología pedológica debería tener tres
componentes principales, incluyendo (1) el reconocimiento de la estratigrafía de superficie y el
de los materiales parentales presentes en un área; (2) la determinación de las superficies
geomorfológicas en espacio y tiempo; y (3) la correlación entre propiedades de suelo y rasgos de
paisaje. Este enfoque es conforme a la definición que Olson (1989) da de la geomorfología
pedológica como el estudio del paisaje y de la influencia que los procesos de paisaje tienen en la
formación de los suelos. Hay integración de las dos disciplinas, pero la geomorfología
desempeña el papel determinante. En una publicación ulterior (Olson, 1997), el mismo autor nota
que los patrones o modelos de suelo-geomorfología pueden ser aplicados de manera consistente
y predecible en el levantamiento de suelos y que el pedólogo debe adquirir la habilidad de usar
los patrones pedogeomorfológicos para interpolar dentro de un área de estudio o extrapolar a
áreas geográficas similares.
11
años de 1980. McFadden & Knuepfer (1990) analizan el vínculo entre pedología y procesos
superficiales. En un corto recuento histórico, muestran como los trabajos pioneros de algunos
geólogos, geomorfólogos y pedólogos, concentrando en el estudio de las relaciones genéticas
entre suelos y paisajes, desembocaron en la corriente de la geomorfología pedológica. Los
autores refieren a tres tópicos que consideran centrales para el desarrollo de la geomorfología
pedológica. Primero, señalan el significado de la ecuación fundamental de Jenny (1941) para
mostrar la relevancia de la geomorfología en la investigación pedológica a través de los factores
de cambio climático, tiempo, y relieve. En particular, el estudio de cronosecuencias ha
contribuido enormemente a entender procesos geomorfológicos y evolución del paisaje,
especialmente en valles fluviales con sistemas de terrazas anidadas. El tema de las terrazas es un
área de convergencia por excelencia, porque entender la génesis de las terrazas es importante
para poder interpretar los datos pedológicos obtenidos de los suelos de terraza. En segundo lugar,
los autores abordan la cuestión de los modelos y de la simulación. Contrastan los modelos
conceptuales, como los de Jenny (1941) y Johnson et al. (1990), con los modelos numéricos
diseñados para simular la operación de sistemas complejos; y consideran que la modelización se
encuentra todavía limitada por cierta indefinición de conceptos básicos como suelos
poligenéticos, intervalos de formación de suelos, y tasa de desarrollo de los suelos, entre otros.
Por último, los autores mencionan algunos de los problemas que enfrenta la investigación de
geomorfología pedológica en paisajes complejos. Las vertientes son un ejemplo típico de paisaje
complejo, donde los procesos morfogenéticos actuales tienen a veces no o poca relación con la
formación de la vertiente en sí, y frecuentemente no hay relación clara entre inclinación de la
vertiente y grado de desarrollo de los suelos. En síntesis, McFadden & Knuepfer (1990)
consideran que la relación suelo-forma de terreno es de interacción y retroalimentación mutua.
Cuando mejor entendamos los suelos, incluyendo la velocidad a la cual operan los procesos de
formación y las variaciones relacionadas con su posición en el paisaje, tanto mayor será nuestra
comprensión de los procesos que originan las formas de terreno. De igual manera, cuando mejor
comprendamos la evolución del paisaje a todas las escalas espaciales y temporales, tanto mejor
podemos dilucidar problemas pedológicos complejos.
12
paisaje pedológico, la formación de suelos en superficies de agradación, las cronosecuencias de
suelos, y la relación entre desarrollo de suelos y evolución de cuencas hidrográficas.
El libro de Schaetzl & Anderson (2005) sobre Soils, Genesis and Geomorphology, contiene una
amplia sección dedicada a soil geomorphology (pp. 463-655). Los autores elevan la
geomorfología pedológica a nivel de una disciplina que trata específicamente de las relaciones a
doble sentido entre geomorfología y pedología. Estas relaciones emergen del hecho que los
suelos se encuentran fuertemente relacionados con las formas de terreno sobre las cuales se
desarrollan. Los autores enfatizan que la geomorfología pedológica es una ciencia basada ante
todo en estudios de campo. Retoman, con nuevos ejemplos de estudios más o menos integrados,
los tres temas que la geomorfología pedológica ha venido privilegiando: los estudios de catena,
las cronosecuencias, y la reconstrucción de la evolución del paisaje con la ayuda de los
paleosuelos. Pero, como hecho muy importante para aproximarse más a una definición de los
principios básicos de la disciplina, Schaetzl & Anderson reconocen seis tópicos principales que
conforman el dominio de la geomorfología pedológica: (1) los suelos como indicadores de
cambios ambientales/climáticos; (2) los suelos como indicadores de estabilidad geomorfológica
y estabilidad del paisaje; (3) estudios de génesis y desarrollo de los suelos (cronosecuencias); (4)
relaciones suelo-lluvia-escurrimiento, especialmente con respecto a los procesos de vertiente; (5)
los suelos como indicadores de procesos sedimentológicos y deposicionales actuales y pasados; y
(6) los suelos como indicadores de la estratigrafía y de los materiales parentales del Cuaternario.
Esta lista se asemeja, con más detalles, a los objetivos de la geomorfología pedológica
propuestos anteriormente por Birkeland (1990). Esto demuestra que se ha logrado cierta
constancia de enfoque.
2.4 Conclusión
Varios autores han producido obras y artículos de síntesis con extensas listas de referencias, las
cuales se sugiere consultar para mayor información. Esto ha contribuido a hacer de la
geomorfología pedológica una disciplina propiamente dicha. Hay cierto consenso sobre la
relación siguiente: las formas de terreno controlan la formación y distribución de los suelos y, en
retorno, el desarrollo de los suelos tiene influencia en la evolución del paisaje geomorfológico.
Los temas de geomorfología pedológica que más atención han recibido (en la literatura) son los
estudios de cronosecuencia y toposecuencia (catenas). Estas dos clases de estudio proveen la
mayoría de los ejemplos que se utilizan para ilustrar las relaciones entre geomorfología y
pedología. Algunos autores privilegian las cronosecuencias como tema de estudios integrados
incluyendo pedoestratigrafía y paleopedología. Muchos otros enfatizan el estudio de la
distribución y evolución de los suelos en el marco del concepto de catena popularizado en base a
los modelos de vertiente de Wood (1942), Ruhe (1960, 1975), y Conacher & Dalrymple (1977).
Algunos artículos destacan principios generales, pero todavía no hay un cuerpo de doctrina
unificado. Hay pocas referencias en revistas internacionales que proveen alguna síntesis formal
sobre como proceder para realizar una cartografía pedogeomorfológica integrada.
13
Capítulo 3
EL ENFOQUE GEOPEDOLOGICO
El enfoque geopedológico pone énfasis en la lectura del paisaje en el campo y desde documentos
de sensoramiento remoto con fines de identificar y clasificar las geoformas, como preludio a su
mapeo junto con los suelos que albergan y a la interpretación de las relaciones genéticas entre
geoformas y suelos. Como tal, geopedología está emparentada con el concepto de patrón y
estructura de la cobertura pedológica desarrollado por Fridland (1974, 1976) y retomado por
Hole & Campbell (1985), pero con énfasis explícito en el contexto geomorfológico como factor
esencial de formación y distribución de los suelos.
Es de aceptación común que hay relaciones entre suelos y paisajes, frecuentemente sin
especificar la naturaleza del paisaje en consideración (topográfico, ecológico, biogeográfico,
geomorfológico, etc.). El uso de modelos de paisaje ha mostrado que los elementos del paisaje
son predecibles y que especialmente el componente geomorfológico controla una amplia parte de
la variabilidad espacial no-aleatoria en la cobertura pedológica (Arnold & Schargel, 1978;
Wilding & Drees, 1983; Hall & Olson, 1991). Wilding & Drees (1983), en particular, subrayan
la importancia de los rasgos geomorfológicos (formas y elementos) para reconocer y explicar las
variaciones sistemáticas en los patrones de suelo. Geométricamente, el paisaje geomorfológico y
sus componentes, los cuales tienen frecuentemente límites discretos característicos, son
discernibles en el campo y en documentos de sensoramiento remoto. Genéticamente, las
geoformas cubren tres de los factores de formación de suelos reconocidos en la ecuación de
Jenny (1941), a saber la topografía (relieve), la naturaleza del material parental, y la edad relativa
(morfoestratigrafía). Por lo tanto, el contexto geomorfológico es una herramienta particularmente
idónea para la cartografía de suelos y para entender su formación.
14
establecimiento de un mapa preliminar de fotointerpretación previo a las labores de campo. Este
documento orientaba la distribución de los puntos de observación, la selección de sitios para la
descripción de pedones representativos, y la cartografía final. Un hecho sobresaliente es que las
geoformas constituían las entradas a la leyenda de los mapas de suelo. Los equipos de trabajo
incluían geomorfólogos y pedólogos, los cuales recibían entrenamiento en la metodología del
levantamiento de suelos, incluyendo nociones básicas de geomorfología. Este programa de
formación empezó en el Ministerio de Obras Públicas (MOP), encargado de realizar los estudios
de suelo básicos para la implantación y el manejo de sistemas de riego y de drenaje en las áreas
aluviales del país, y se desarrolló posteriormente en la Comisión para la Planificación de los
Recursos Hidráulicos (COPLANARH) y en el Ministerio del Ambiente y Recursos Naturales
Renovables (MARNR). De esta experiencia nació una primera síntesis dirigida a la aplicación de
la geomorfología en zonas aluviales, básicamente las planicies de los Llanos del Orinoco donde
se localizaban las áreas de levantamiento de suelos para la planificación de sistemas de riego
(Zinck, 1970). En seguida, con la extensión del inventario de suelos a otros tipos de ambiente, se
generalizó el enfoque para incluir paisajes de valles intramontanos, montañas, piedemontes, y
altiplanicies (Zinck, 1974).
15
La geopedología es uno de los varios enfoques, descritos en el Capítulo 2, que estudian las
relaciones entre geomorfología y pedología o utilizan estas relaciones para analizar y explicar
rasgos del paisaje geomorfológico y pedológico. Comparada con los demás enfoques, la
geopedología tiene un objetivo más práctico y podría definirse como la disciplina del inventario
de suelos, incluyendo la caracterización, clasificación, distribución y cartografía de suelos, con
énfasis en la contribución de la geomorfología a la pedología. La geomorfología interviene
especialmente para entender la formación y distribución de los suelos mediante modelos
relacionales (por ejemplo, cronosecuencias y toposecuencias) y para apoyar el mapeo. El
concepto central de la geopedología es el suelo en el paisaje geomorfológico. El paisaje
geopedológico es el paradigma.
Las relaciones entre geomorfología y pedología pueden analizarse desde varios puntos de vista:
conceptual, metodológico, y operacional. La geopedología (1) se basa en relaciones conceptuales
entre geoforma y suelo que se centran en la interfase epidérmica de la Tierra, (2) se implementa
16
mediante una variedad de modalidades metodológicas que se basan en el concepto tridimensional
de paisaje geopedológico, y (3) se hace operacional básicamente en el marco del inventario de
suelos, el cual puede ser representado por un esquema jerárquico de actividades.
Geoforma y suelo son objetos naturales que ocurren a lo largo de la interfase entre la costra
superficial del globo terráqueo y el aire. Son los únicos a ocupar integralmente esta posición
privilegiada. Las rocas (litosfera) se encuentran mayormente por debajo. Los seres vivos
(biosfera) pueden estar presentes por debajo o adentro, pero ocurren esencialmente por encima.
El aire (atmósfera) puede penetrar en la interfase, pero está mayormente por encima. La Fig. 3.1
(Tricart, 1972) realza la posición central del dúo geoforma-suelo en el marco de la estructura del
medio ambiente físico-geográfico. La geoforma integra el concepto de formaciones superficiales
y el de relieve-modelado.
Energía solar
Radiaciones
Litología Interfase
Disposiciones Litosfera Litosfera-Atmósfera Atmósfera Clima
tectónicas
Suelos Biosfera Procesos exógenos
Vulcanismo Aguas corrientes
Movimientos Formaciones superficiales Viento
tectónicos Meteorización
Relieve/Modelado
Energía de la
materia del
globo terráqueo
Fig. 3.1 La posición del binomio geoforma-suelo en la interfase entre atmósfera y litosfera
(adaptado de Tricart, 1972).
Por desarrollarse a lo largo de una interfase común en la epidermis de la Tierra, geoforma y suelo
comparten factores de formación que emanan de dos fuentes de materia y energía, una interna y
son las rocas que se caracterizan por tres atributos: (1) la facies o litología que incluye textura,
estructura, y mineralogía; (2) la disposición tectónica; y (3) la edad o estratigrafía. La energía
la suministra la geodinámica interna, que se manifiesta bajo la forma de vulcanismo y
La fuente exógena corresponde a la energía solar que actúa por intermedio de la atmósfera e
deformaciones tectónicas (pliegues, fallas, fracturas).
17
Geoforma y suelo se encuentran condicionados por factores de formación derivados de estas dos
fuentes de materia y energía que actúan a través de la litosfera, atmósfera, hidrosfera, y biosfera.
Los límites entre geoforma y suelo son difusos. La geoforma tiene dos componentes: una
superficie que corresponde a su configuración externa (componente epigeo) y un volumen que
corresponde a su material de constitución (componente hipogeo). El suelo se encuentra insertado
entre estos dos componentes. El mismo se desarrolla a partir de la capa superficial del material
geomorfológico (productos de alteración – regolita, alterita, saprolita – o materiales de
deposición) y está condicionado por la dinámica que tiene lugar a lo largo de la superficie de la
geoforma (agradación, degradación, remoción). Una gran parte de los suelos no se forma
directamente a partir de rocas duras, sino a partir de materiales más o menos sueltos originados
por transporte-deposición de materiales detríticos o por alteración del substrato. Estos materiales
corresponden al concepto de formaciones superficiales, las cuales se encuentran dispuestas en la
interfase litosfera-atmósfera, con o sin relación genética con el substrato, pero estrechamente
asociadas con la evolución del relieve del cual son la expresión litológica (Campy & Macaire,
1989). Las formaciones superficiales constituyen el material parental de muchos suelos. La
naturaleza y la extensión de estos depósitos superficiales a menudo determinan las condiciones y
los límites de la interacción entre procesos de formación de suelos (Arnold & Schargel, 1978).
Geoforma y suelo comparten los mismos factores de formación, lo que genera relaciones
complejas de causa a efecto y retroacciones. Uno de los factores, el relieve que corresponde al
componente epigeo de las geoformas, es intrínsecamente del dominio de la geomorfología. Otro,
el material parental, es parcialmente geomorfológico y parcialmente geológico. El factor tiempo
es a doble vía: la edad del material parental (p.e. edad absoluta o relativa de un sedimento) o la
edad de la geoforma como un todo (p.e. edad relativa de una terraza) informa sobre la edad
posible del suelo. Inversamente, la datación de un horizonte humífero o de un estrato orgánico
informa sobre la posición estratigráfica de la geoforma. Por lo tanto, las relaciones entre estos
tres factores de formación son a la vez intrincadas y recíprocas, la geoforma siendo un factor de
formación de suelos, y el suelo siendo un factor de la morfogénesis (p.e. erosión-acumulación a
lo largo de una vertiente). El clima y la biota influencian a ambos, la geoforma y el suelo, pero
de manera diferente. En el caso de la biota, la relación es más compleja, ya que una parte de la
biota (hipogea) está dentro del suelo y se considera parte de este.
La geoforma integra por sí sola tres de los cinco factores de formación de suelos de acuerdo al
modelo clásico de Jenny (1941) y refleja la influencia de los otros dos. Esto le confiere a la
geomorfología el papel de factor guía en el binomio geoforma-suelo. Su importancia como
elemento estructurante del paisaje se refleja en las entradas geomorfológicas de las leyendas de
mapas geopedológicos. La leyenda geopedológica muestra cada unidad de suelo en su
correspondiente unidad de paisaje geomorfológico (Fig. 3.2).
18
Fig. 3.2 Mapa geomorfológico y leyenda geopedológica del valle de Punata-Cliza, Bolivia
(Metternicht & Zinck, 1997).
19
En áreas de vertiente y otros ambientes ablacionales, las propiedades físicas, químicas y
biológicas de los horizontes superficiales de los suelos controlan, junto con otros factores, la
erosión láminar que causa el truncamiento de suelos. Igualmente, la naturaleza del material
pedológico y la secuencia de horizontes, en particular la diferencia de porosidad y resistencia
mecánica entre horizontes superficiales, horizontes subsuperficiales y substrato, condicionan los
procesos morfogenéticos de surcos, cárcavas y movimientos en masa que se desarrollan en la
superficie de las vertientes, así como los procesos hipodérmicos de formación de tubos y túneles.
La clásica toposecuencia de suelos es un ejemplo de paisaje geopedológico.
En áreas planas, construidas, son los procesos de sedimentación y la estructura de los sistemas
deposicionales resultantes los que controlan la distribución de los suelos, sus propiedades, el tipo
de pedogénesis, el grado de desarrollo pedogenético y, inclusive, su potencial de uso. El paisaje
de valle aluvial ofrece un buen ejemplo para ilustrar estas relaciones. La Fig. 3.3 representa un
modelo de transepto a través de una terraza baja construida por un río durante el Pleistoceno
superior (Q1). En los sectores más anchos del valle, el río elaboró un sistema conformado por
una secuencia de unidades deposicionales incluyendo albardón de orilla, napa de
desbordamiento, cubeta de desbordamiento y cubeta de decantación, en este orden
transversalmente al valle desde las posiciones proximales, cercanas al paleo-cauce del río, hasta
las posiciones distales en las márgenes del valle.
Las características más relevantes de los cuatro miembros del sistema deposicional son las
Albardón de orilla: posición más alta del sistema, convexa, estrecha; textura con componente
siguientes:
Napa de desbordamiento: posición de altura media, plana y ancha; textura con componente
drenado; Typic Haplustept (o Fluventic); clase I por capacidad de uso.
Cubeta de decantación: posición más baja del sistema, cóncava, ovalada, cerrada; textura
textura arcillo-limosa; imperfectamente drenado; Aeric Humaquept; clase IV.
Las clases de suelo mencionadas en este ejemplo corresponden a los suelos dominantes en cada
unidad geomorfológica. Los suelos principales están generalmente acompañados por suelos
subordinados semejantes (suelos con límite taxonómico común en el sistema de clasificación) y
por algunas inclusiones usualmente no-contrastantes. La geoforma, con sus características
morfográficas, morfométricas, morfogenéticas y morfocronológicas, controla una serie de
propiedades de la unidad de suelo correspondiente (p.e. topografía, textura, drenaje) y tiene
relación con su clasificación taxonómica y su capacidad de uso. La geoforma también guía la
composición de las unidades cartográficas, con la posibilidad de mapear consociaciones de
suelos en base a subgrupos semejantes (p.e. Aquic Haplustept y Aeric Humaquept) o
asociaciones de suelos en base a subgrupos desemejantes (p.e. Typic Haplustept y Aeric
Humaquept), de acuerdo a como se distribuyen los suelos en el paisaje. El marco
geomorfológico, el cual controla el establecimiento y la delineación de las unidades cartográficas
20
de suelo, hace que estas unidades sean relativamente homogéneas, lo que a su vez permite una
interpretación relativamente confiable con fines de uso de las tierras.
La secuencia de suelos puede variar de acuerdo a las condiciones bioclimáticas dominantes (p.e.
secuencia de Mollisoles en clima más húmedo) y de acuerdo a la edad de la terraza (p.e.
secuencia de Alfisoles en terraza de Q2 y secuencia de Ultisoles en terraza de Q3).
Llanura de
Terraza media Terraza baja
inundación
Río
Nivel freático 3-4m
estación de lluvia
800-1000m
Topografía muy baja, cóncava baja, plana media, a nivel alta, convexa baja, a nivel
Fig. 3.3 Modelo de paisaje geopedológico en una terraza fluvial (ejemplo del valle del río
Guarapiche, noreste de Venezuela).
21
3.3.1 Integración geopedológica: un modelo estructural
La Fig. 3.4 visualiza la estructura de datos del complejo geoforma-suelo en la óptica del enfoque
geopedológico (Zinck & Valenzuela, 1990). Los datos del levantamiento de suelos se derivan
típicamente de tres fuentes: (1) interpretación visual y procesamiento digital de documentos de
sensoramiento remoto, incluyendo fotografías aéreas, imágenes radar y espectrales, y modelos de
elevación; (2) observaciones y determinaciones instrumentales de campo, incluyendo rasgos
biofísicos, sociales, y económicos; y (3) determinaciones analíticas de propiedades mecánicas,
físicas, químicas y mineralógicas en laboratorio. La importancia relativa de estas tres fuentes de
datos varía de acuerdo a la escala y al propósito del levantamiento. En términos generales,
cuanto mayor es la escala del mapa final de suelos, tanto más observaciones de campo y
determinaciones de laboratorio se requieren para asegurar un nivel apropiado de información.
Nomenclatura
Area mínima legible
Consociación
Precisión de localización Clasificación de
Polimorfon
Polimorfón Polipedón Clasificación de suelos Asociación
Textura del mapa geoformas Grupo indiferenciado
Indice de máx. reducción
Suelos inasociados
Símbolos puntuales
Convenciones
Rasgos externos Morfón Rasgos internos Identificación taxonómica
Descripción de sitios Rangos de características Patrones de distribución
Dinámica superficial Pedón Horizontes Inclusiones
Límites de unidades Substrato Suelos semejantes/
desemejantes
Fases
Variantes
Taxadjuntos
Observaciones y
Documentos de
determinaciones de Análisis de laboratorio
sensoramiento remoto
campo
Fig. 3.4 Modelo conceptual-estructural del enfoque geopedológico (Zinck & Valenzuela, 1990).
Como suelos y geoformas son cuerpos tridimensionales, se describen y miden rasgos externos e
internos (en relación a la superficie del terreno) para establecer y delimitar unidades
cartográficas de suelo. La combinación de la información suministrada por las fuentes (1) y (2)
sirve para describir las condiciones ambientales y las dinámicas areales (erosión, inundación,
agradación de sedimentos, cambios de uso de las tierras, etc.) y para delinear las unidades de
mapeo. A este nivel, la implementación de criterios geomorfológicos mediante interpretación de
fotos e imágenes y mediante prospección de campo juega un papel fundamental para la
identificación y caracterización de los patrones de distribución de suelos y la comprensión de su
variabilidad espacial.
La combinación de la información suministrada por las fuentes (2) y (3) permite caracterizar y
cuantificar las propiedades de los materiales pedológicos, de las formaciones geomorfológicas de
cobertura, y de los substratos geológicos. El horizonte (o estrato) es la unidad básica de colecta
22
de datos. La información de horizontes y substratos se agrega en perfiles de observación,
pedones modales y morfones modales. Pedón y polipedón se describen y se establecen de
acuerdo a los criterios del Soil Taxonomy (Soil Survey Staff, 1999). El morfón es el equivalente
geomorfológico del pedón. Se describe en el mismo sitio y de acuerdo a las mismas normas de
tamaño que el pedón. La descripción del morfón incluye rasgos internos y externos. Los rasgos
internos corresponden a las características y propiedades del geomaterial del substrato, o sea del
material parental del suelo. Los rasgos externos cubren el estado y la dinámica de la superficie de
terreno en el sitio de descripción y sus alrededores. El material pedológico (el solum) ocupa el
volumen entre el substrato y la superficie del terreno. Al igual que en el caso del pedón, el
morfón es el sitio de descripción y muestreo. Por lo tanto, pedón y morfón son dos entidades
fundamentalmente relacionadas. Esto no es nuevo, ya que la descripción del pedón incluía desde
siempre la del material parental y la de los rasgos de superficie. Sin embargo, la contribución de
los métodos de análisis geomorfológico mejora la caracterización de los geomateriales del
substrato y la de la geodinámica de superficie. La integración metodológica puede realizarse a
nivel de un experto versado a la vez en geomorfología y pedología o a nivel de un equipo
interdisciplinario.
A esta altura, los datos disponibles consisten en: (1) observaciones geopedológicas puntuales,
con información adicional sobre las variaciones espaciales de las características, y (2) un marco
de unidades espaciales basado esencialmente en criterios geomorfológicos externos
(características de la superficie del terreno). La combinación de los dos resulta en un mapa de
unidades geopedológicas.
Con fines de mapeo, ambos objetos, suelo y geoforma, deben tener nombres de identificación
(nombres taxonómicos) suministrados por sus respectivos sistemas de clasificación. Ensamblajes
de pedones similares contiguos, formando polipedones, se clasifican por comparación con
entidades taxonómicas establecidas en sistemas de clasificación de suelos, como por ejemplo el
Soil Taxonomy (Soil Survey Staff, 1999), la clasificación WRB (IUSS, 2007), o alguna
clasificación de carácter nacional. Se utiliza un procedimiento similar para la clasificación de las
unidades geomorfológicas, pasando de la unidad de descripción y muestreo (morfón) a la entidad
de clasificación (polimorfón). Una unidad geomorfológica básica (polimorfón) puede contener
uno o más polipedones. Por ejemplo, Entisoles (p.e. Mollic Ustifluvents) y Mollisoles (p.e.
Fluventic Haplustolls) pueden ocurrir entremezclados en una posición de albardón de orilla
23
reciente. La combinación en el paisaje de un polimorfón con los polipedones asociados
constituye una unidad de paisaje geopedológico.
Este modelo teórico-metodológico del complejo geoforma-suelo puede ser implementado para
diseñar la estructura de una base integrada de datos geopedológicos, tal como se muestra en
Zinck & Valenzuela (1990).
En el marco del modelo geopedológico antes descrito, temas como la geografía, la génesis y la
estratigrafía de suelos se benefician substancialmente de la integración de métodos
geomorfológicos y pedológicos.
24
aleatorio es más objetivo, pero genera frecuentemente una cantidad de perfiles poco
representativos y, por esta razón, resulta más costoso.
25
Sedimentos aluviales Sedimentos coluviales
(origen longitudinal) (origen lateral)
Depósitos de creciente
Albardón de río
Cubeta de desbordamiento
Fig. 3.5 Porción del valle del río Guarapiche, Venezuela, mostrando una cronosecuencia de
terrazas anidadas que abarca todo el Cuaternario (de Q0 a Q4). Los límites de las unidades
cartográficas son esencialmente de naturaleza geomorfológica, mientras que su contenido es de
naturaleza pedológica (consociaciones y asociaciones de series de suelo, no mostradas aqui).
Extracto del mapa de suelos levantado a escala de 1:25.000 (Zinck & Urriola, 1971).
26
Igualmente, la integración geoforma-suelo facilita la extrapolación de información obtenida
en áreas-muestra a áreas no-visitadas o áreas de difícil acceso, utilizando entre otras técnicas
la de redes neurales artificiales y la de árboles de decisión (Moonjun et al., 2010). Tomar la
geoforma como unidad cartográfica disminuye, por lo general, la amplitud de variación de las
propiedades pedológicas lo suficiente como para facilitar las interpretaciones prácticas con
fines de uso de las tierras.
Q0 Q1 Q2 Q3 Q4
Fig. 3.6 Modelo de relaciones geopedológicas en suelos aluviales del valle del río Guarapiche,
Venezuela (Zinck, 1970).
27
3.3.3 Integración geopedológica: un ensayo de validación numérica
3.3.3.2 Resultados
Grupo 1: seis unidades geopedológicas que tienen en común las siguientes características:
suelos).
posición baja de cubeta de desbordamiento (tres) o de decantación (tres), mal drenaje (cinco
unidades con régimen áquico), y texturas finas (arcillo-limosa o arcillosa),
independientemente de la cronoestratigrafía de los materiales parentales (edad relativa
variable de Q1 a Q3) y del grado de desarrollo de los suelos (un Vertisol, dos Inceptisoles, un
Alfisol, dos Ultisoles).
28
Grupo 2: seis unidades geopedológicas que tienen en común las siguientes características:
posición media a alta de albardón de orilla (dos), de napa de desbordamiento (dos), y de
cubeta de desbordamiento (dos), buen drenaje, texturas mayormente francosas y limosas,
suelos de desarrollo incipiente a moderado (un Entisol, dos Inceptisoles, tres Mollisoles),
Grupo 3: siete unidades geopedológicas que tienen en común las siguientes características:
todos formados a partir de materiales recientes a relativamente recientes (Q0 y Q1).
En todos los casos, el factor que más estrechamente controla las agrupaciones de unidades
3.3.3.3 Conclusión
Las similitudes medias a nivel de gran grupo de suelos (73%) y de forma terreno (75%) son
comparables a la similitud media de los grupos numéricos (75%), lo que indica que los tres
modos de clasificación son relativamente eficientes en generar agrupaciones consistentes. Los
grupos 2 y 3 son más homogéneos que los grupos 1 y 4. Los factores que más contribuyen a
diferenciar los cuatro grupos y a generar diferencias dentro de los grupos heterogéneos son
atributos de las geoformas, en particular su origen deposicional (con su granulometría), su
posición en el paisaje, y su edad relativa. Esto básicamente corresponde a tres de los cinco
factores de formación de suelos: material parental, topografía-drenaje, y tiempo, que resumen la
contribución de la geomorfología a la pedología y constituyen el cimiento de la geopedología.
29
Grupos fenéticos (% similitud) Subgrupos de suelos Forma de terreno Edad Material
relativa parental
40 50 60 70 80 90 100
Typic Plinthaquult Cubeta de desbordamiento Q3 AL
Plinthic Umbric Paleaquult Cubeta de decantación Q3 Amf
1 Aeric Tropaquept Cubeta de decantación Q1 Amf
Aeric Tropaqualf Cubeta de desbordamiento Q2 AL
Vertic Tropaquept Cubeta de decantación Q1 AL-A
Salic Entic Chromustert Cubeta de desbordamiento Q2 AL
Cumulic Haplustoll Napa de desbordamiento Q1 FL-FAL
Cumulic Haplustoll Cubeta de desbordamiento Q1 AL
Cumulic Haplustoll Albardón de río Q1 Fa-FAa
2
Typic Ustifluvent Albardón de río Q0 Fa
Fluventic Ustropept Napa de desbordamiento Q0 FL-FAL
Fluvaquentic Ustropept Cubeta de desbordamiento Q1 AL
Epiaquic Plinthustult Eje de explayamiento Q3 Fa-FAa
Typic Plinthustult Napa de explayamiento Q3 F-FAa
Plinthic Paleustult Eje de explayamiento Q3 Fa-FAa
3 Oxic Plinthustult Explayamiento de ruptura Q4 Fa-FAa
Typic Plinthaquult Napa de explayamiento Q3 Fa-FAa
Oxic Paleustult Napa de explayamiento Q4 Fa-FAa
Udic Haplustalf Napa de explayamiento Q2 Fa-FAa
Typic Ustorthent Glacis coluvial Q0-Q3 aF-Fa
Typic Ustorthent Glacis coluvial Q0-Q3-4 aF
Ustifluventic Dystropept Napa de explayamiento Q1 Fa-F
4 Aquic Dystropept Napa de explayamiento Q1 Fa-F
Alfic Ustipsamment Glacis coluvial Q0-Q2 aF
Typic Ustipsamment Brazo deltáico Q1 aF
Aquic Ustipsamment Brazo deltáico Q1 a-aF
40 50 60 70 80 90 100
Fig. 3.7 Dendrograma mostrando cuatro grupos de unidades geopedológicas; valle del río
Guarapiche, Venezuela (Zinck, 1972).
Edad relativa del material geomorfológico (i.e material parental de los suelos) por orden
creciente desde Q0 (Holoceno) hasta Q4 (Pleistoceno inferior).
Textura del material parental: a = arenosa; F = francosa; L = limosa; A = arcillosa; mf = muy
fina.
3.4.1 Introducción
Poner en práctica las relaciones conceptuales y metodológicas entre geoforma y suelo puede
realizarse básicamente de dos maneras: (1) mediante estudios en sitios representativos,
generalmente de poca extensión, para analizar detalladamente las relaciones genéticas entre
geoformas y suelos (estudios científicos, mayormente en el marco académico), y (2) mediante el
inventario de suelos como recurso con miras a establecer la cartografía de suelos de un territorio
30
(área de proyecto, región, todo un país) y evaluar su potencial y sus limitaciones de uso (estudios
prácticos, en el marco técnico).
En lo que sigue se analizan las relaciones operacionales en el marco del inventario de suelos,
desde la generación de la información geopedológica mediante levantamiento en el campo hasta
su interpretación mediante evaluación de tierras con fines de usos múltiples. En este proceso, la
geomorfología puede jugar un papel relevante. La importancia operacional de la geomorfología
se refiere a la cantidad de información agregada a la información del levantamiento de suelos y
la estimación de esta cantidad, cuando se incorpora la geomorfología en las etapas sucesivas de
la operación de levantamiento.
Procediendo por iteración, se obtuvo una estructura de modelo con cinco niveles categóricos,
representada en la Fig. 3.8. Los tres niveles inferiores conforman el dominio propiamente dicho
del levantamiento de suelos, su área interna, donde se produce la información. Los dos niveles
superiores representan la esfera de influencia del levantamiento de suelos, su área externa, donde
se implementa la información generada. Cada nivel responde a un concepto genérico y a cada
nivel se realiza una serie de tareas (Tablas 3.2 a 3.6).
Nivel 1: tareas elementales, que consisten en la generación de los datos básicos, incluyendo la
interpretación de fotos aéreas, imágenes satelitarias y MDE, la descripción y el muestreo de
suelos, las determinaciones de laboratorio, y la colecta de datos agronómicos, sociales, y
31
formación, la evaluación de las tierras con fines agrícolas, ingenieriles, sanitarios,
El funcionamiento del sistema se refiere a los flujos de información que circulan a través del
levantamiento de suelos. Para identificar la dirección de los flujos de información y evaluar su
intensidad, se estableció una serie de matrices que relacionan los niveles consecutivos del
modelo. Las matrices fueron sometidas al juicio de un equipo de diez expertos en levantamiento
de suelos, los cuales identificaron las relaciones entre temas de niveles consecutivos y evaluaron
la intensidad de estas relaciones mediante un procedimiento de rating usando dos rangos: 0-9
para el área interna y 0-2 para el área externa. Las estimaciones individuales fueron promediadas
para obtener la dirección y la intensidad de los flujos de información. Esto resultó en un
complejo grafo de flujos que se representa en forma simplificada en la Fig. 3.8, indicando la
orientación y la cantidad de los flujos (rutas críticas) que conectan cada tema con otros. La
combinación de los dos criterios de orientación y cantidad de flujos permitió establecer un
rankeo de las tareas del levantamiento de suelos de acuerdo a su importancia en generar y/o
transmitir información.
Nivel 2: la síntesis geomorfológica es uno de los temas más fecundos del sistema por el
geopedológicas.
número de flujos emitidos y el número de temas alcanzados en el nivel 3 (30 temas). En base
a este rendimiento, la síntesis geomorfológica clasificó como el tema más eficiente del nivel
2, junto con el tema de la topografía.
32
Objetivos societales de Usos agrícolas Usos urbanos e Usos comunitarios Conocimiento científico
uso del espacio regional industriales Capacidad profesional
Nivel 5 5-1 a 5-7 5-8 a 5-10 5-11 a 5-13 5-14 a 5-15
2 3 3 2 8 8 3 2 1 16 8 2
Proyectos de Organización del Planificación de la Planificación del Planificación del Programas de
planificación bio-física espacio regional producción de cultivos espacio agrícola espacio no-agrícola suelos
Nivel 4 4-1 a 4-2 4-3 a 4-6 4-7 a 4-13 4-14 a 4-20 4-21 a 4-22
5 2 10 8 2 10 23 28 6 8 20 28 26 1 11 8 40 2 3
Interpretación de suelos Formación y Aptitudes para usos Interpretaciones Aptitudes para usos Mejoramiento
con fines múltiples distribución agrícolas polivalentes ingenieriles profesional
Nivel 3 3-1 a 3-3 3-4 a 3-11 3-12 a 3-17 3-18 a 3-37 3-38 a 3-39
9 14 15 23 2 13 23 7 19 6 2 6 3 3
Caracterización de los Caracterización de los Caracterización y cartografía Usos y prácticas de manejo
suelos y de su entorno componentes ambientales de geoformas y suelos de las tierras
Nivel 2 2-1 a 2-7 2-8 a 2-13 2-14 a 2-16
9 2 2 3 5 3 2 5 3 5
Colecta de datos Fase preparatoria Trabajo de campo Determinaciones Datos agronómicos,
instrumentales económicos y sociales
Nivel 1 1-1 a 1-5 1-6 a 1-9 1-10 a 1-11 1-12 a 1-15
Fig. 3.8 Grafo del inventario de suelos como sistema de producción, interpretación y difusión de
información. Los números en las casillas se refieren a los temas desglosados en las Tablas 3.2 a
3.6. Los números insertados en los arcos señalan las cantidades de rutas críticas por las cuales
circula información de un nivel al siguiente (adaptado de Zinck, 1977).
3.5 Conclusión
33
de volumen y variaciones topográficas. A este respecto, las fotografías aéreas son todavía los
documentos más fieles y explícitos para la interpretación del relieve a gran y mediana escalas.
Muchas geoformas tienen límites relativamente discretos, facilitando su delimitación. Esto es
particularmente el caso de las geoformas construidas en los sistemas deposicionales (p.e.
formas de origen aluvial, glaciar, eólico) y, en menor grado, en los sistemas morfogenéticos
controlados por procesos endógenos (p.e. formas de origen volcánico, estructural). Las formas
de vertiente muestran frecuentemente variaciones contínuas, las cuales pueden ser
aproximadas mediante los modelos de facetas de vertiente.
Las geoformas se distribuyen generalmente en el paisaje en sistemas controlados por un
agente principal de formación (p.e. agua, hielo, viento). De lo anterior resultan familias de
geoformas asociadas en patrones que se repiten en el paisaje. Esto facilita extrapolar
información en áreas de mapeo y predecir la ocurrencia de unidades geopedológicas en sitios
no-visitados.
Las geoformas son relativamente homogéneas a un determinado nivel categórico y con
respecto a las propiedades que son diagnósticas a este nivel. El componente hipogeo,
correspondiente a los rasgos morfogenéticos y morfoestratigráficos del material, es
usualmente más homogéneo que el componente epigeo, correspondiente a los rasgos
morfográficos y morfométricos de la superficie del terreno. Las variaciones sistemáticas de la
cobertura geopedológica son frecuentemente de orden geomorfológico.
El contexto geomorfológico es un marco importante de génesis y evolución de suelos,
cubriendo tres de los cinco factores clásicos de formación de suelos, a saber las características
del conjunto relieve-drenaje, la naturaleza del material parental, y la edad de la geoforma.
Muchos suelos no se forman directamente a partir del substrato de roca dura, sino a partir del
material geomorfológico (p.e. sedimentos no-consolidados, materiales de vertiente en
traslación, regolitas, alteritas).
En síntesis de lo anterior, el análisis geomorfológico permite segmentar el contínuum del
paisaje fisiográfico en unidades espaciales que son marcos (1) para interpretar la formación de
suelos junto con los factores de biota, clima y actividad humana, (2) para componer las
unidades cartográficas de suelo, y (3) para analizar las variaciones espaciales de las
propiedades pedológicas.
34
simple caracterización morfométrica del terreno. Sin embargo, ambas modalidades, la cualitativa
y la cuantitativa, pueden ser útilmente combinadas. Las unidades geopedológicas pueden servir
de marco para estudios geoestadísticos más detallados y para el control espacial de datos
digitales midiendo atributos de suelos y geoformas.
Tabla 3.2 Temas del nivel 1: tareas elementales del estudio de suelos; recolección de la
información (Zinck, 1977).
Tabla 3.3 Temas del nivel 2: tareas intermedias del estudio de suelos; síntesis de la información
sobre caracterización de los suelos y de su medio ambiente (Zinck, 1977).
35
Tabla 3.4 Temas del nivel 3: tareas finales del estudio de suelos; interpretaciones con fines
múltiples (Zinck, 1977).
36
Tabla 3.5 Temas del nivel 4: proyectos de planificación y de desarrollo en el ámbito regional, a
cargo de diversos organismos (Zinck, 1977).
Tabla 3.6 Temas del nivel 5: algunos de los grandes problemas técnicos planteados a la
comunidad regional (Zinck, 1977).
37
Capítulo 4
4.1 Introducción
ASOCIACION DE SUELOS
PEDON (PERFIL)
HORIZONTE
AGREGADO
CRISTAL/GRANO/MOLECULA
ATOMO/ION
38
cada nivel corresponde un elemento de la holarquía de suelo, una unidad (o rango de unidades)
de medición del elemento suelo perceptible a este nivel, y un medio de observación o medición
para identificar las características diagnósticas a este nivel. Los niveles se identifican en base a
una connotación con la dimensión propia del elemento pedológico en consideración a cada nivel:
nano, micro, meso, macro, y mega (Tabla 4.1).
4.2 Nano-nivel
Las reacciones químicas, que tienen lugar en el material suelo y en el material parental (roca
dura o sedimento no-consolidado) para transformar éste en material suelo, operan según dos
modalidades: (1) por cambios de solubilidad de los compuestos químicos en las sales, carbonatos
y silicatos, y (2) por cambios de estructura en los minerales de los óxidos.
Solución (sales): NaCl + H2O Na+ + Cl- + H2O
Carbonatación (carbonatos): CO2 + H2O => HCO3- + H+
CaCO3 + (HCO3- + H+) => Ca(HCO3)2
Hidrólisis (silicatos): KAlSi3O8 + HOH => HAlSi3O8 + KOH
Hidratación (óxidos): 2Fe2O3 + 3H2O => 2Fe2O3 * 3H2O
Oxido-reducción (óxidos): 4FeO + O2 2Fe2O3
La actuación de estos procesos depende, entre otros factores, de las condiciones bioclimáticas, de
la naturaleza del substrato, y del tipo de relieve y de las condiciones de drenaje asociadas. Son
procesos básicos de meteorización de las rocas, alteración de los materiales no-consolidados, y
formación de material pedogenético. Algunos de estos procesos operan solamente en ambientes
39
geopedológicos específicos. Por ejemplo, la disolución, concentración y, eventualmente,
(re)cristalización de sales, y las geoformas resultantes son típicas de medios halomórficos en
zonas costeras y áreas secas continentales. Igualmente, la disolución de los carbonatos bajo la
forma de bicarbonatos y la movilización de éstos son procesos típicos de medios calcimórficos,
los cuales son responsables, en particular, de la formación de relieve cárstico. La hidrólisis de un
feldespato potásico, favorecida por la alta humedad y alta temperatura en ambiente tropical,
resulta en la formación de arcilla ácida y de hidróxido de potasio que se pierde por lavado. La
hidratación de los óxidos de hierro los hace más frágiles. La oxido-reducción es un proceso
reversible típico de la zona intermareal.
Las reacciones mecánicas dependen del modo de arreglo de las partículas. Las partículas gruesas
tienen tendencia de empilarse, mientras que el comportamiento de las partículas finas depende de
la intensidad de aglomeración. En términos generales, estas reacciones mecánicas de nano-nivel
determinan la susceptibilidad de los materiales a los movimientos en masa, los cuales se
manifiestan a niveles de percepción más gruesos (de meso a mega).
Las partículas gruesas, incluyendo los granos de arena y limo grueso (2-0.02 mm), forman pilas
cuyo estructura varía de acuerdo al grado de redondeamiento de los granos. Granos redondos
(por ejemplo, arenas de origen marino o eólico) presentan generalmente un arreglo cúbico con
limitada superficie de contacto y alta porosidad. Esto facilita la penetración del agua en el
espacio poroso, creando una importante presión de agua en los poros. Por esta razón, el
empilamiento cúbico es en general un arreglo inestable, que facilita el proceso de arenas
movedizas (quicksands). Granos de forma menos redondeada (por ejemplo, arenas de origen
aluvial o coluvial) muestran generalmente un empilamiento de tipo tetraédrico, con mayor
superficie de contacto y menor porosidad, que constituye un arreglo más estable. Granos
irregulares y fragmentos de roca tienen tendencia a insertarse los unos en los otros, con alta
superficie de fricción que asegura mayor estabilidad al material.
El arreglo de las partículas finas, incluyendo arcilla y limo fino (<0.02 mm), es llamado fábrica.
Esta depende de las modalidades y de la intensidad de los contactos entre partículas en el seno de
la solución del suelo. Se reconocen varios modos de asociación de partículas en suspensiones de
arcilla, con cuatro tipos de fábrica micro-mecánica básicos, que van desde la ausencia total de
aglomeración (estado desfloculado) hasta un estado eminentemente aglomerado (estado
floculado), y una serie de combinaciones entre estos tipos básicos (Mitchell, 1976) (Fig. 4.2).
Los tipos de fábrica están relacionados con el contenido de humedad en el suelo, el cual
determina el estado mecánico del material, desde líquido hasta sólido, y los límites de
consistencia (límites de Atterberg) entre estados mecánicos. Obviamente, la fábrica depende
también de otros factores tales como el tipo de arcilla, el contenido de materia orgánica y la
presencia de sales, entre otros.
40
a
b c
d
e
f g
Fig. 4.2 Modos de asociación de partículas en suspensiones de arcilla (según van Olphen, 1963):
(a) disperso y desfloculado; (b) agregado pero desfloculado; (c) floculado extremidad-a-cara
pero disperso; (d) floculado extremidad-a-extremidad pero disperso; (e) floculado extremidad-a-
cara y agregado; (f) floculado extremidad-a-extremidad y agregado; (g) floculado extremidad-a-
cara y extremidad-a-extremidad y agregado (tomado de Mitchell, 1976).
solución del suelo, sin interacción entre partículas. Esta condición de fábrica favorece la
Estado disperso: existe una asociación elemental entre partículas individuales, esencialmente
ocurrencia de coladas de barro (o flujos de lodo).
contactos entre extremidades y caras de partículas. Esta condición de fábrica crea un riesgo de
Estado agregado: se presentan asociaciones entre grupos de partículas, una situación que
solifluxión.
41
Estado floculado: todas clases de contacto entre caras y entre extremidades y caras tienen
lugar, originando el arreglo más estable de las partículas en la solución del suelo. De esto
resulta una alta resistencia y estabilidad del suelo.
Tabla 4.2 Influencia del tipo de fábrica y de la consistencia del material pedológico en la
generación de movimientos en masa (probables).
Las reacciones físico-químicas se basan en las propiedades coloidales de las arcillas y del humus.
Ambos compuestos tienen cargas electronegativas en las extremidades de las capas y en el
espacio entre las capas. Las cargas electronegativas atraen cationes con intensidad decreciente de
acuerdo a la secuencia liotrópica de adsorción preferencial, que refleja el número de cargas y el
tamaño hidratado de los cationes: Al+++ > Ca++ > Mg++ > K+ = NH4+ > Na+. Los cationes
divalentes juegan un papel importante en establecer puentes entre partículas de arcilla, lo cual es
un proceso básico para la formación de agregados. Las reacciones físico-químicas que tienen
lugar al nano-nivel controlan la fertilidad de suelos, la agregación, la estabilidad estructural y su
relación con la susceptibilidad a la erosión.
4.3 Micro-nivel
42
4.3.1 La observación micromorfológica
Granos minerales, esencialmente granos de arena y limo, los cuales constituyen el material
Los granos de esqueleto consisten en:
4.3.2.2 Plasma
El plasma constituye la fase activa del material sólido, donde tienen lugar las reacciones
químicas y físicoquímicas y que controla la movilidad mecánica de las partículas finas. El
plasma está dotado de tres tipos de propiedades: coloidales, de solubilidad y de quelato, las
Propiedades de solubilidad que permiten a las sales y a los carbonatos de pasar al estado de
humus.
Propiedades de quelato, gracias a las cuales los componentes insolubles (p.e. sesquióxidos de
iones.
4.3.2.3 Poros
Los poros varían en configuración y localización dentro y entre agregados, y por estas razones
Las cámaras son poros abiertos en una de sus extremidades, que conservan humedad aún
cuando el suelo parezca seco; son sitios donde se concentra la microfauna (bacterias)
43
responsable de la descomposición de la materia orgánica, y donde actúan los mecanismos de
oxido-reducción responsables del hidromorfismo.
la solución del suelo desde horizontes eluviales y que se deposita en los poros o en la
superficie de los agregados en los horizontes iluviales. De acuerdo a la naturaleza de los
constituyentes, se reconocen diferentes tipos de cutanes, incluyendo cutanes de arcilla
Las transformaciones pueden ser de naturaleza (1) física: caras de presión en la superficie de
(argilanes), cutanes de hierro (ferranes), cutanes de manganeso (mangananes), etc.
los agregados (stress cutans), causadas por efecto de contracción–expansión; (2) química:
concentración local de componentes químicos (Fe2O3, CaCO3, SiO2) en la forma de nódulos y
concreciones; y (3) biológica: nódulos fecales, pedotubules.
Fig. 4.3 Rasgos micropedológicos. Vacíos: (a) poro de envoltura, (b) vugh, (c) vesícula, (d)
cámara, (e) canal. Cutanes: (f) cutan de cámara, (g) cutan de canal, (h) skeletan, (i) argilan o
sesquan, (j) cutan de presión. Otros rasgos: (k) pedotubule, (1) nódulo, (m) concreción, (n)
papule. Nótese que la matriz de suelo (S-matriz) incluye la masa del plasma, los granos de
esqueleto (p), y los vacíos (tomado de Buol et al., 1997).
44
Tabla 4.3 Organización micromorfológica del material pedológico.
Granos de esqueleto
(material grueso)
Sólidos
Plasma
Matriz de suelo (S-matriz) (material fino)
(material suelo in situ) Vesículas
Espacio poroso Cámaras, vughs
Material
(vacíos, poros) Canales
suelo
Planes
Cutanes
Rasgos pedológicos Glóbulos
(adición o transformación del Túbulos
material suelo) Separaciones en el
plasma
Los rasgos pedológicos, los cuales se refieren a las adiciones y transformaciones que tienen
del suelo que controlan procesos geomorfológicos.
4.4 Meso-nivel
45
4.4.1 Definición y designación de horizontes
Un horizonte es una capa de material pedológico con una combinación única de propiedades,
diferentes de las propiedades del suelo en los horizontes por encima y por debajo de este
horizonte (p.e. color, textura, estructura). El concepto de horizonte se refiere al material
pedogenizado y es por lo tanto diferente del concepto de estrato que se refiere al material
geogenético (en el horizonte C). Los horizontes se identifican a tres niveles sucesivos mediante
una nomenclatura de letras y números.
Las divisiones primarias reflejan el efecto de los procesos básicos de formación de suelo,
resultando en la diferenciación del material suelo en horizontes maestros. Estos se identifican
mediante letras mayúsculas (O, A, E, B, C, R). A este nivel, los horizontes se distinguen de
acuerdo a la naturaleza del material y de acuerdo a su posición en el perfil de suelo.
(a) La distinción del material de acuerdo a su naturaleza permite separar el material orgánico del
material mineral. Un material es considerado orgánico (horizonte O) cuando cumple con los
(b) La distinción del material de acuerdo a la posición en el perfil conduce a separar cuatro clases
46
Grado de descomposición de la materia orgánica:
i = material orgánico ligeramente descompuesto (Fibrist).
e = material orgánico medianamente descompuesto (Hemist).
Las divisiones terciarias se refieren a una variedad de rasgos no relacionados, utilizando números
Subdivisiones de horizontes genéticos en base a diferencias de color y/o textura, entre otros
arábicos:
Los símbolos de designación son vectores de información que resumen las características más
relevantes de un horizonte, incluyendo propiedades, modo de formación, y posición en el perfil.
La nomenclatura se utiliza para identificar horizontes genéticos por inferencia cualitativa del
proceso responsable de su formación. Un horizonte Bw refleja un proceso de meteorización de
minerales primarios, mientras que un horizonte Bt refleja un proceso de iluviación de arcilla.
Para ser diagnósticos con fines de clasificación taxonómica de los suelos, los horizontes
genéticos deben cumplir con requerimientos cuantitativos (p.e. color, profundidad, espesor, % de
contenido, etc.) especificados por el sistema taxonómico que se implementa. Por esta razón,
puede afirmarse que todos los horizontes argílicos son horizontes Bt, pero no todos los
horizontes Bt son horizontes argilicos.
47
consecutivos pueden originar planos de cizallamiento que controlan los movimientos en masa
superficiales. Los procesos de sufusión y tubulización dependen también de la secuencia y de los
contrastes entre horizontes.
4.5 Macro-nivel
4.5.1 Definición
Con el concepto de pedón están relacionados varios otros conceptos que caracterizan el cuerpo
Perfil de suelo: una cara del pedón incluyendo toda la secuencia de horizontes, comúnmente
de suelo.
utilizada para describir y muestrear. Ensayos estadísticos han mostrado que colectar material
lateralmente en todas las caras del pedón para obtener una muestra compuesta permite dividir
aproximadamente por dos el margen de error probable de los valores para la mayoría de los
48
Fig. 4.4 Perfil de suelo, pedón, polipedón y pedopaisaje (tomado de Buol et al., 1997).
muestreo, salvo cuando hay exposiciones naturales o artificiales. Por lo tanto, en geomorfología
se tiene el mismo problema de volumen mínimo de descripción y muestreo que, en pedología, se
solucionó con el concepto de pedón. Como el levantamiento geopedológico integra la
descripción de la geoforma y la del suelo en un mismo sitio, los criterios de tamaño del pedón
pueden aplicarse también al morfón. El morfón cubre los rasgos de la superficie del terreno y del
substrato, mientras que el pedón cubre el volumen de material intermedio que corresponde al
solum. En la práctica geopedológica, los dos son inseparables y su distinción resulta superflua.
49
Estos comentarios aplican esencialmente al nivel inferior de la clasificación jerárquica de las
geoformas, o sea la forma de terreno (ver Capítulo 6). Los mismos resultan menos pertinentes a
nivel de las categorías más altas del sistema, ya que los rasgos externos de la geoforma permiten
frecuentemente inferir la naturaleza del substrato.
4.6 Mega-nivel
4.6.1 Definición
El polipedón representa el nexo fundamental entre volumen de suelo real (= pedón) y unidad
taxonómica. Es el concepto usado para clasificar taxonómicamente los cuerpos de suelo. Un
4.7 Conclusión
La holarquía del sistema suelo permite realzar relaciones relevantes entre propiedades
pedológicas y respuesta geomorfológica a diversos niveles jerárquicos. Estas relaciones forman
la esencia conceptual de la geopedología. Un hecho particularmente notable lo constituyen las
relaciones de causa a efecto entre reacciones que ocurren en el material suelo a micro-escala, no
directamente perceptibles, y su expresión geomorfológica en el paisaje a macro-escala. Esto es
especialmente el caso de la modelación del paisaje por movimientos en masa, cuyo control está
bajo la dependencia de reacciones micro-mecánicas en la fábrica del suelo. Con respecto a la
cartografía de suelos, la relación más concreta tiene lugar al mega-nivel, donde polipedón y
polimorfón se integran para formar una unidad de paisaje geopedológico.
50
Capítulo 5
5.1 Introducción
Geoforma es el concepto genérico que designa todos los tipos de formas del relieve
independientemente de su origen, de su dimensión y de su nivel de abstracción, similarmente a
cómo se utiliza el concepto suelo en pedología o el concepto planta en botánica (Zinck, 1988;
Zinck & Valenzuela, 1990b). El término de geoforma, con significado genérico, ha sido
introducido recientemente en la Guía para la Descripción de Suelos de la FAO (2009). Las
geoformas tienen un componente interno (hipogeo) y un componente externo (epigeo) en
relación a la superficie del terreno. El componente interno es el material de la geoforma (el
contenido), cuyas características conllevan información genética y estratigráfica (cronológica).
El componente externo de la geoforma es su figura, su ”forma” (el conteniente), la cual expresa
una combinación de características morfográficas y morfométricas. El componente externo es
directamente accesible a la percepción visual proximal o distal, que ésta sea humana o
instrumental. Idealmente, la clasificación de las geoformas debería reflejar características de
ambos componentes, el material constituyente y su expresión fisiográfica. El aspecto externo de
las geoformas es muy relevante para su reconocimiento directo y su cartografía. Por esta razón,
un sistema de clasificación de las geoformas tiene necesariamente que combinar criterios de
percepción de la realidad geomorfológica y criterios propiamente taxonómicos, basados en
atributos diagnósticos.
51
pedotaxa, sin mencionar los paisajes en que se encuentran los suelos, a pesar de que el concepto
de “soilscape” se considera el marco espacial para el mapeo de polipedones (Buol et al., 1997).
Una leyenda mixta, mostrando el suelo en su paisaje geomorfológico, entre otros rasgos, facilita
la lectura, la interpretación y el uso de los mapas de suelos por el no-especialista, académico o
práctico. Con el uso de los SIG, el marco geomorfológico se está perfilando como el elemento
estructurante de una variedad de leyendas, incluyendo leyendas de mapas taxonómicos,
interpretativos, y de planificación del uso de las tierras, entre otros.
Los geomorfólogos han siempre mostrado interés por clasificar las geoformas, pero los criterios
usados para ello han cambiado en el transcurso del tiempo y son todavía muy diversos. Después
de mencionar algunos enfoques de clasificación geomorfológica, se presenta la estructura de un
sistema taxonómico de las geoformas desarrollado a partir de levantamientos geopedológicos en
Venezuela y posteriormente utilizado en el ITC (Enschede, Países Bajos) para entrenar personal
de una variedad de países de Latin América, Africa, Medio-Oriente, y Sureste Asiático (Zinck,
1988; Farshad, 2010).
El criterio dimensional ha sido utilizado para clasificar las geoformas (Tricart, 1965a; Goosen,
1968; Verstappen & Van Zuidam, 1975; entre otros). Estas clasificaciones son jerárquicas, con
énfasis en la geomorfología estructural en los niveles superiores del sistema. La clasificación de
Cailleux-Tricart (Tricart, 1965a) en ocho órdenes de magnitud temporo-espaciales es un ejemplo
representativo de este enfoque (Tabla 5.1). La dimensión espacial y la dimensión temporal de las
Extensión Tiempo
Orden Tipos de unidades Ejemplos de unidades
(km2) ( años)
I Configuración del globo Continente, cubeta oceánica 107 109
terráqueo
II Grandes conjuntos Escudo, geosinclinal 106 108
estructurales
III Grandes unidades Cadena de montaña, cuenca 104 107
estructurales sedimentaria
IV Unidades tectónicas Serranía, horst 102 107
elementales
V Accidentes tectónicos Anticlinal, sinclinal 10 106-107
VI Formas de relieve Terraza, circo glaciar 10-2 104
VII Microformas Lapiez, solifluxión 10-6 102
VIII Rasgos microscópicos Corrosión, desagregación 10-8 -
52
unidades geomorfológicas varían concomitantemente desde global hasta local y desde primitivo
hasta actual. Tricart (1965a) considera que la dimensión de los objetos de la geomorfología
(hechos y fenómenos) interviene no solamente en su clasificación, sino también en la selección
de los métodos de estudio y en la naturaleza de las relaciones de la geomorfología con disciplinas
vecinas.
Con un enfoque algo similar, pero menos elaborado, Lueder (1959) distribuye las geoformas en
tres órdenes de magnitud. El primer orden incluye continentes y cuencas oceánicas. Las serranías
montañosas son un ejemplo de segundo orden. En el tercer orden se encuentra una variedad de
formas como valle, depresión, cresta, y acantilado.
El proyecto del Mapa Geomorfológico de Francia (CNRS, 1972) establece una jerarquización de
la información geomorfológica en cinco niveles, llamados términos, como marcos de referencia
para levantar los datos, representarlos cartográficamente, y consignarlos en la leyenda del mapa.
Estos cinco términos son por orden decreciente: la localización, el contexto estructural (tipo de
región estructural, litología, tectónica), el contexto morfogenético (sistema morfogenético, edad),
las formaciones superficiales (origen del material, granulometría, consolidación, espesor,
morfometría) y, por último, las formas. El último término contiene toda la colección de formas
53
reconocidas, con agrupación en clases y subclases de acuerdo al origen de las formas. Cada
forma lleva una definición y un símbolo para su representación cartográfica. Se distinguen dos
grupos mayores de formas: (1) las formas endógenas (volcánicas, tectónicas, estructurales) y (2)
las formas originadas por los agentes externos (formas de vertientes e interfluvios, formas
eólicas, formas fluviales, formas litorales, marinas y lacustres, formas cársticas, formas glaciares,
formas periglaciares y nivales).
Para fines de mapeo de suelos, Wielemaker et al. (2001) proponen un sistema de terreno
jerárquico, calificado de morfogenético por los autores, el cual incluye cinco niveles anidados, a
saber la región, la forma de terreno, el elemento de forma de terreno, la faceta, y el sitio. Este
sistema fue derivado del análisis de un estudio de caso concreto localizado en el sur de España,
utilizando un marco metodológico para formalizar el conocimiento experto referido a las
relaciones suelo-paisaje y un procedimiento interactivo de desagregación secuencial de un
paisaje en GIS (de Bruin et al., 1999).
Los primeros intentos de caracterización morfométrica del relieve remontan a mediados del siglo
XIX en los países germánicos, pero es sólo después de la segunda guerra mundial que se hace
uso sistemático de técnicas morfométricas para describir rasgos de la topografía, parámetros de
la red hidrográfica, densidad de drenaje y otros rasgos medibles del relieve (Tricart, 1965a). En
décadas recientes, la tecnología de los modelos digitales de elevación (MDE) ha dado un nuevo
impulso a la morfometría y a la extracción automatizada de información morfométrica (Pike &
Dikau, 1995; Hengl & Reuter, 2009; entre otros). La geomorfometría se dedica al análisis
cuantitativo de la superficie del terreno con dos orientaciones: una morfometría específica que
analiza los rasgos discretos de la superficie del terreno (p.e. las formas de terreno), y una
morfometría general que trata de los rasgos continuos. En su estado presente, la geomorfometría
consiste esencialmente en la caracterización y el análisis digital de superficies topográficas
continuas (Pike et al., 2009).
Los MDE han permitido la medición y extracción de atributos que describen los rasgos
topográficos del paisaje (Gallant & Wilson, 2000; Hutchinson & Gallant, 2000; Olaya, 2009).
Los parámetros más frecuentemente medidos incluyen altitud, pendiente, exposición, curvatura y
rugosidad del relieve, entre otros. La distribución espacial de estos parámetros permite inferir la
variabilidad de procesos hidrológicos, geomorfológicos y biológicos en el paisaje. La
54
combinación de datos derivados de MDE y de imágenes satelitarias contribuye a mejorar los
modelos predictivos (Dobos et al., 2000).
Los campesinos indígenas en las comunidades tradicionales utilizan criterios topográficos, antes
de considerar los suelos, para identificar nichos ecológicos aptos para determinados cultivos y
prácticas de manejo. Su enfoque para segmentar una vertiente en unidades de relieve se asemeja
a los modelos de facetas de vertiente de Ruhe (1975) y Conacher & Dalrymple (1977).
Igualmente en ambientes deposicionales, donde las variaciones topográficas son a menudo más
sútiles, los moradores diferencian claramente una variedad de posiciones en el paisaje, como por
ejemplo el trio banco-bajío-estero para el manejo de pastos en los Llanos de río Orinoco.
55
Ensayos de mapeo participativo, contando con la colaboración de usuarios de las tierras y
técnicos, muestran que los mapas mentales de los campesinos visualizan el relieve en base a una
detallada nomenclatura, que permite traducirlos en mapas reales muy similares a los mapas
geomorfológicos elaborados por especialistas (Fig. 5.1) (Barrera-Bassols et al., 2006, 2009).
56
Las clasificaciones indígenas de suelos incluyen generalmente el relieve al nivel superior del
sistema de clasificación, formando la base de la etnogeopedología. En su percepción del medio
ambiente, los campesinos utilizan el relieve, junto con otros rasgos del paisaje, como factor
principal para identificar, localizar y clasificar los suelos. Por la importancia que ambas
disciplinas le dan al factor relieve, etnopedología y geopedología están emparentadas.
5.3.1 Premisas
Con fines de subsanar algunas de las limitaciones de los enfoques tradicionales de clasificación
geomorfológica, se enuncia a continuación una serie de premisas como base para estructurar un
sistema taxonómico de las geoformas.
El objeto que se quiere clasificar es una unidad del geopaisaje (o subdivisión de éste) como
entidad que puede reconocerse por su configuración y su composición. El término más común
en la literatura geomorfológica de habla inglesa es el de landform. Este término lo utilizan
indistintamente geomorfólogos, geólogos, pedólogos, agrónomos, ecólogos (de paisajes),
arquitectos (de paisaje), planificadores, usuarios activos y contemplativos del campo, entre
otros, pero no existe una definición estándar aceptada por todos. Way (1973) provee una
definición bastante satisfactoria en los términos siguientes: “Landforms son rasgos de terreno
formados por procesos naturales, que tienen una composición definida y un rango de
características físicas y visuales que ocurren dondequiera que la forma se encuentra y
cualquiera que sea la región geográfica”. En idioma español, landform significa literalmente
forma de tierra(s), un término que tiene una consonancia agrícola o agronómica. Land en
ecología de paisajes incluye no solamente los rasgos físicos del paisaje sino también la biota y
las actividades humanas (Zonneveld, 1979, 1989). El término de forma de terreno es más
apropiado para designar las formas elementales y el de geoforma como concepto genérico
Los objetos que se clasifican son las geoformas, o unidades geomorfológicas, las cuales se
para abarcar las unidades geomorfológicas de todos los niveles categóricos.
identifican en base a sus características propias, más bien que por referencia a los factores de
formación. Combinaciones locales o regionales de criterios como son clima, vegetación, suelo
y litología, que se encuentran asociados con las geoformas y contribuyen a su formación,
pueden mostrarse en la leyenda del mapa geomorfológico, pero no hacen intrínsecamente
parte de la clasificación de las geoformas. El factor climático está implícitamente presente en
las geoformas originadas por agentes morfogenéticos de superficie (nieve, hielo, agua,
57
La génesis de las geoformas se toma en consideración de preferencia en los niveles inferiores
del sistema taxonómico, ya que el origen de las formas puede ser materia de debate y los
atributos genéticos pueden ser no claros o controversiales, o su determinación puede requerir
una serie de datos adicionales. A los niveles superiores, se privilegia el uso de atributos más
objetivos, descriptivos, en paralelo con el enfoque de reconocimiento de patrones que se
Los rasgos dimensionales (p.e. longitud, anchura, elevación, pendiente, etc.) son
implementa en la interpretación de fotos e imágenes.
Los conceptos de provincia fisiográfica y región natural, así como otros tipos de unidad
por su etimología y/o uso.
Las designaciones toponímicas pueden ser utilizadas como fases de las unidades taxonómicas
geomorfológico.
5.3.2 Antecedentes
Tipologías existentes de las geoformas, con definiciones y atributos descriptivos, han sido
parcialmente tomadas de la literatura existente. El propósito del presente ensayo de
clasificación es el de organizar el conocimiento disponible en un sistema taxonómico
jerárquico. Algunos de los documentos fundamentales que se consultaron con esta finalidad
son los siguientes:
- Diversos manuales clásicos de geomorfología: Tricart & Cailleux (1962, 1965, 1967, 1969),
Tricart (1965a, 1968, 1977), Derruau (1965, 1966), Thornbury (1966), Viers (1967), CNRS
(1972), Garner (1974), Ruhe (1975), Huggett (2011), entre otros.
- Diccionarios y enciclopedias: Visser (1980), Lugo-Hubp (1989), Fairbridge (1997), Goudie
(2004), entre otros.
- Manuales de fotointerpretación geomorfológica: Goosen (1968), Way (1973), Verstappen &
Para la estructura del sistema, se tomó inspiración del marco conceptual en que se basa el Soil
Van Zuidam (1975), Verstappen (1983), Van Zuidam (1985), entre otros.
Taxonomy del USDA (Soil Survey Staff, 1975, 1999) con respecto a los conceptos de
58
escalas (desde detallada hasta gran visión) con implementación de la geomorfología como
herramienta para el mapeo de suelos (enfoque de geomorfología aplicada). El sistema se
modificó y se mejoró sobre la marcha a medida que los levantamientos de campo
suministraban nuevos conocimientos. Posteriormente, el sistema ya establecido fue objeto de
enseñanza y entrenamiento en los cursos de postgrado en levantamiento de suelos del ITC
(Zinck, 1988) para estudiantes de diversas partes del mundo, especialmente de América
Latina, Africa, Medio-Oriente, y Sureste Asiático.
R R R
R v
v
R v v
v v R
Fig. 5.2 Colección de objetos diferentes por forma, tamaño y color (Arnold, 1968).
59
objeto
pequeño grande
cua tri cir cua tri cir cua tri cir cua tri cir
Fig. 5.3 Ordenación jerárquica de una colección de objetos por tamaño (2 clases), color (4
clases), y forma (12 clases) (cua = cuadrado, tri = triangular, cir = circular).
Del ejemplo de la Fig. 5.2, tres elementos básicos de un sistema de clasificación jerárquico
Las categorías son los niveles jerárquicos que dan estructura al sistema de clasificación. Tres
pueden ser inducidos por efecto de generalización: categoría, clase, y atributo.
categorías están presentes, identificadas por criterios genéricos (tamaño, color, forma). Varios
Las clases son grupos de objetos que tienen en común una o más características
(6) arreglos jerárquicos son posibles.
Los atributos son características o propiedades de los objetos, tales como rojo, verde, grande,
clases del tope a la base del sistema.
5.4.1 Estructura
Varios modelos de configuración son posibles: jerárquico, relacional, en red, y lineal, entre otros
(Burrough, 1986). Por lo general, el modelo jerárquico multicategórico se considera apropiado
para propósitos taxonómicos. Haigh (1987) afirma que la estructura jerárquica es una propiedad
fundamental de todos los sistemas naturales, mientras que Urban et al. (1987) consideran que la
acción de descomponer los paisajes en elementos dentro de un marco jerárquico permite
solucionar parcialmente el problema de su aparente complejidad. A pesar de que una estructura
jerárquica sea menos eficiente que, por ejemplo, un sistema relacional o en red en términos de
60
manejo automatizado de datos por computadora, la misma es adecuada para archivar, procesar y
recuperar información por parte de la mente humana (Miller, 1956, 2003).
Un sistema puede ser comparado a una caja conteniendo todos los individuos pertenecientes al
objeto que se quiere clasificar: por ejemplo, todos los suelos, todas las geoformas. Esta colección
de individuos constituye el universo que se quiere dividir en clases y ordenar en categorías. La
clasificación resulta (1) en una segmentación del universo bajo consideración (p.e. el continuum
de suelos) en poblaciones, grupos e individuos por desagregación descendente, y (2) en una
agrupación de individuos en grupos, poblaciones y universo por agregación ascendente.
5.4.2 Elementos
5.4.2.1 Categoría
Una categoría es un nivel de abstracción. Cuanto más alto es el nivel de la categoría, más alto es
el nivel de abstracción. Cada categoría consta de un conjunto de clases mostrando un nivel
similar de abstracción. Una categoría se identifica por un concepto genérico que caracteriza todas
las clases presentes en este nivel (color, tamaño, forma, en el caso anterior). Por ejemplo, un
paisaje de valle, una terraza fluvial, y un albardón de orilla son objetos de diferentes niveles de
abstracción. El albardón es un miembro de la terraza, la cual a su vez es un miembro del valle.
En un sistema jerárquico de geoformas, estos objetos deben posicionarse en tres categorías
sucesivas.
5.4.2.2 Clase
Una clase es una subdivisión formal de una población a un nivel categórico dado. Una clase
puede determinarse mediante dos tipos de conceptos: (1) el rango de variación de un atributo
diagnóstico o (2) el concepto central de clase en relación a otras clases. Por ejemplo, en
taxonomía de suelos, se utiliza el porcentaje de saturación en bases como parámetro umbral para
separar la clase de los Alfisoles (≥35%) de la clase de los Ultisoles (<35%).
El concepto central de tipificación se utiliza para posicionar una clase típica en relación a
intergrados y extragrados, los cuales se apartan de la clase central por desviación de algunos
atributos. Este es el caso, por ejemplo, del ”Typic” tal como se usa a nivel de subgrupo en el Soil
Taxonomy (Soil Survey Staff, 1975, 1999). No se han encontrado en la literatura geomorfológica
ejemplos que implementan formalmente este concepto para distinguir situaciones modales de
situaciones transicionales.
61
Vertiente
cataclinal
Depresión Vertiente
ortoclinal anaclinal
Fig. 5.4 Clases de relieve monoclinal determinadas en base a rangos de buzamiento de los
estratos de rocas duras (p.e. caliza, arenisca) (adaptado de Viers, 1967).
Gravedad
Gravedad Deslizamiento Solifluxión Flujo de lodo
Fig. 5.5 Clases de geoformas originadas por diferentes tipos de movimiento en masa
5.4.2.3 Taxón
Un taxón (o taxum) es una unidad taxonómica concreta como miembro de una clase establecida
a un nivel categórico dado. Usualmente, un taxón cubre sólo parte del rango de variación
permitido en los atributos seleccionados para definir la clase. Por ejemplo, la textura de un
albardón de orilla, por encima del granzón basal, puede variar desde gravosa hasta franco-arcillo-
arenosa. Un albardón de orilla especifico puede ser arenoso a franco-arenoso sin cubrir todo el
rango textural diagnóstico.
5.4.2.4 Atributo
Un atributo es una característica (o variable) usada para establecer los límites de las clases que
conforman el sistema y para implementar estos límites en la descripción y clasificación de
Multi-estado sin rangos: p.e. tipos de estructura pedológica, tipos de estructura deposicional.
otros sales.
62
Multi-estado con rangos: p.e. tamaño de los agregados estructurales, clases de plasticidad y
63
de la topografía y de los sedimentos en una terraza determinada revelará una secuencia de
unidades deposicionales desde la más alta, el albardón de orilla (banco), hasta la más baja, la
cubeta de decantación (bajío). Los resultados de este procedimiento exploratorio inductivo,
conduciendo a la segmentación secuencial de una porción de continente, se encuentran
resumidos en la Tabla 5.3. De esta aproximación empírica resulta un esquema jerárquico de
geoformas en cinco niveles categóricos anidados, cada uno identificado por un concepto
genérico pasando de lo general a lo detallado (Fig. 5.7).
Fig. 5.6 Niveles sucesivos de percepción de geoformas desde diversas alturas de observación
(Zinck, 1980).
64
Tabla 5.3 Identificación secuencial de geoformas de acuerdo a niveles de percepción creciente (en
base a los rasgos observados en la Fig. 5.6) (Zinck, 1988).
65
cordillera geosinclinal
GEOESTRUCTURA Geosinclinal Cordillera mar
estructural
AMBIENTE Estructural/
Deposicional
MORFOGENETICO Erosional
deposicional
montaña
PAISAJE
Montaña Valle
GEOMORFOLOGICO
valle
llanura de
terraza inundación
RELIEVE/ Llanura de
Terraza
MODELADO inundación
río
cubeta albardón
FORMA DE
Cubeta Albardón
TERRENO
cauce
Fases Fases
Combinando los criterios básicos para construir un sistema taxonómico (secciones 5.3 y 5.4) con
los resultados del ensayo exploratorio para detectar lineamientos de estructura jerárquica en el
entorno geomorfológico (sección 5.5), se obtiene una estructura en niveles categóricos anidados.
Cinco de estos niveles se deducen fundamentalmente de la expresión fisiográfica (epigea) de las
geoformas. Las unidades reconocidas a los dos niveles superiores se identifican con nombres
propios, porque pertenecen a un determinado contexto nacional o regional. Son unidades
corológicas que se formalizan como unidades taxonómicas bajo el concepto genérico de
geoestructura y ambiente morfogenético, respectivamente. Para substanciar las relaciones entre
geoforma y suelo hace falta introducir en el sistema información sobre el componente interno
66
(hipogeo) de las geoformas, a saber el material constituyente, el cual es a su vez el material
originario (parental) de los suelos. A consecuencia de lo anterior, es necesario considerar un
nivel adicional que documente la litología en caso de substrato rocoso o la facies en caso de
materiales no-consolidados. Después de varias iteraciones, se optó por insertar este nivel entre
relieve/modelado (nivel 3) y forma de terreno (nivel 1). Su inserción en la parte inferior del
sistema se justifica por el hecho de que se necesita a menudo información de campo para
complementar o precisar la información general suministrada por los mapas geológicos. De esto
resulta finalmente un sistema con seis niveles categóricos, identificados por sus respectivos
conceptos genéricos (Tabla 5.4), los cuales se explican en el Capítulo 6. Se puede notar de paso
que la obtención de un sistema en seis categorías es conforme a la regla llamada Ley de Miller, la
cual postula que la capacidad de la mente humana para procesar información se sitúa en un rango
de siete renglones más o menos dos (Miller, 1956, 2003).
Tabla 5.4 Síntesis del sistema taxonómico de las geoformas (Zinck, 1988).
67
Capítulo 6
6.1 Introducción
Los vocablos utilizados en este sistema para designar las geoformas han sido tomados de una
selección de manuales, compendios y otros libros generales de geomorfología, incluyendo entre
otros: Tricart & Cailleux (1962, 1965, 1967, 1969), Tricart (1965a, 1968, 1977), Derruau (1965,
1966), Thornbury (1966), Viers (1967), CNRS (1972), Garner (1974), Ruhe (1975), Verstappen
& Van Zuidam (1975), Visser (1980), Verstappen (1983), Van Zuidam (1985), Lugo-Hubp
(1989), Fairbridge (1997), Goudie (2004). Posiblemente, la terminología propuesta no hará
unanimidad entre los lectores debido a que algunos términos pueden ser sujetos a controversia o
variabilidad de uso entre geomorfólogos, escuelas de geomorfología, y países.
Una parte del vocabulario usado para nombrar geoformas tiene origen vernacular, derivado de
términos utilizados localmente para designar rasgos del paisaje y transmitidos oralmente de
generación en generación (Barrera-Bassols et al., 2006). Muchos de estos términos,
originalmente extraídos del conocimiento indígena por exploradores y geomorfólogos de campo,
recibieron posteriormente definiciones más precisas y fueron gradualmente incorporados al
lenguaje científico de la geomorfología. Un ejemplo típico es el término de carst, el cual designa
un amontonamiento de fragmentos de caliza en lenguaje serbo, y se aplica ahora al proceso de
disolución de las rocas calcáreas y a las geoformas resultantes. Muchos términos siguen
utilizándose con acepciones diferentes según los países. Por ejemplo, el término de estero, de
acuerdo a como se utiliza en España, designa una depresión alargada, intercalada entre cordones
arenosos en paisaje costero. En Venezuela, el mismo término se refiere a depresiones cerradas,
anegadas la mayor parte del tiempo, en planicies aluviales. Este tipo de desvirtuación de
conceptos es común en los países colonizados por Europeos para describir paisajes desconocidos
por similitud con su experiencia de origen. De esto resultaron muchas confusiones y
ambigüedades de vocabulario que perduran hoy día. Todavía no hay un vocabulario de
geoformas uniformemente reconocido, con problemas semánticos adicionales cuando los
vocablos se traducen de un idioma a otro. A continuación, se utiliza un amalgama de vocablos
provenientes de diversas fuentes para designar las clases de geoformas pertenecientes a las seis
categorías del sistema de clasificación (Tabla 5.4).
Geoestructura
Las categorías son por orden decreciente:
Ambiente morfogenético
Paisaje geomorfológico
Relieve/modelado
Litología/facies
Forma de terreno
68
6.2.1 Geoestructura
Cordillera: sistema de cadenas montañosas jóvenes, incluyendo planicies y valles, que han
sido fuertemente plegadas por orogénesis relativamente reciente. Las cadenas componentes
pueden tener varias orientaciones, pero la cordillera tiene usualmente una sola dirección
Escudo: bloque continental que ha estado relativamente estable durante un período largo de
general.
6.2.3.1 Definición
69
En la literatura geomorfológica: se utiliza la expresión paisaje geomorfológico sin
connotación taxonómica o de nivel de generalización, pudiendo corresponder a cualquiera de
Ambigüedad del concepto de paisaje: un valle, por ejemplo, puede cubrir tres tipos diferentes
modelado, tales como llanura de inundación, terraza, abanico y glacis.
6.2.3.2 Taxa
Este sistema de clasificación de geoformas reconoce siete taxa al nivel categórico de paisaje
geomorfológico: valle, planicie, peneplanicie (peniplanicie), altiplanicie, piedemonte, lomerío, y
montana (Fig. 6.2).
Valle: porción de terreno alargada y plana, intercalada entre dos zonas circundantes de relieve
más alto (p.e. piedemonte, altiplanicie, lomerío, o montaña). Un valle está generalmente
drenado por un solo río. Son frecuentes las confluencias de corrientes de agua. Para su
reconocimiento, un valle debe tener un sistema de terrazas que, en su mínima expresión,
comporta por lo menos una vega y una terraza baja. En ausencia de terrazas, se trata
Planicie: porción de terreno extensa, plana, no confinada, de posición baja, con poca energía
simplemente de un entalle fluvial, el cual queda expresado en un mapa por la red hidrográfica.
sistemática de cerros bajos, redondeados (colinas) o alargados (lomas), con cimas de similar
altura, separados por una densa red hidrográfica de patrón reticular. Las colinas y lomas se
forman ya sea por disección de una planicie o altiplanicie anterior, o por erosión y
aplanamiento de una superficie originalmente quebrada. Frecuentemente, una peneplanicie
consta de una asociación de tres tipos de relieve/modelado: cerros rodeados por un cinturón
de glacis y circunscritos en la periferia por vallecitos coluvio-aluviales.
70
Altiplanicie (altiplano, planalto, plateau): porción de terreno relativamente elevada, extensa,
plana, comúnmente limitada por lo menos en un lado por una caída brusca (escarpe) a
terrenos más bajos. Se origina frecuentemente por levantamiento tectónico de una planicie
anterior, subsecuentemente subdividida por la incisión de profundas gargantas y valles. La
superficie topográfica es tabular o ligeramente ondulada, porque la erosión es mayormente de
entalle lineal. El paisaje de altiplanicie es independiente de la altitud, siempre y cuando
cumpla con las características diagnósticas de esta geoforma, como son posición alta,
topografía tabular, y escarpes en sus bordes o a lo largo de los cursos de agua que la entallan
profundamente. De acuerdo a esta concepción, los relieves planos de la Formación Mesa en el
oriente venezolano, entallados por una serie de valles de profundidad variable (40-100 m),
conforman un paisaje de altiplanicie a no más de 200-300 msnm; mientras que el Altiplano
Boliviano es un paisaje de altiplanicie a 3500-4000 msnm.
b a a b
Fig. 6.1 Diferentes definiciones del concepto “Valle” y su expresión espacial (Zinck, 1980).
1. Valle como área de deposición de los aportes longitudinales de sedimentos, correspondiente a
la vega (llanura de inundación) y a las terrazas del fondo de valle.
2. Valle como área de deposición de los aportes longitudinales y de los aportes laterales de
sedimentos, incluyendo los planos inclinados del piedemonte.
3. Valle como área directamente influenciada por la ocupación humana, incluyendo los tramos
inferiores de las vertientes circundantes.
4. Cuenca hidrográfica delimitada por las divisorias de agua comunes entre cuencas adyacentes.
a. Piedemonte
b. Montaña
71
6
5
6
1
4
4
1
4
1 3
2
Piedemonte: porción de terreno inclinada al pie de unidades de paisaje más elevadas (p.e.
altiplanicie, montaña). Su composición interna es generalmente heterogénea e incluye:
- colinas y lomas desarrolladas en el substrato precuaternario, expuesto por exhumación
después de que la cobertura aluvial del Cuaternaria ha sido removida por erosión;
- abanicos y glacis, a menudo en posición de terraza (abanico-terraza, glacis-terraza),
compuestos por material detrítico del Cuaternario transportado por torrentes desde terrenos
altos circundantes.
Los piedemontes situados al pie de sistemas montañosos recientes (cordilleras) muestran
Lomerío: porción de terreno quebrada, caracterizada por una repetición de colinas redondas o
generalmente rasgos neotectónicos, como por ejemplo terrazas falladas y basculadas.
lomas alargadas, con cumbres a alturas variables, separadas por una red hidrográfica
- alturas relativas importantes con relación a las unidades de paisaje circundantes (externas)
de posición más baja (p.e. planicies, piedemontes);
- importante disección interna, generando una neta energía de relieve entre las áreas
montañosas y los valles intercalados.
6.2.4 Relieve/modelado
6.2.4.1 Definición
Los conceptos de relieve y modelado están basados en la definición que se da comúnmente a
ambos términos en la literatura geomorfológica francesa (Viers, 1967).
72
Relieve: geoforma que resulta de una determinada combinación de topografía y estructura
morfogenéticos específicos (p.e. glacis, abanico, terraza, delta); controlada mayormente por la
geodinámica externa.
6.2.4.2 Taxa
Relieve y modelado constan de una amplia variedad de taxa que pueden agruparse en familias de
acuerdo al proceso formador dominante: estructural, erosional, deposicional, disolucional, y
residual (Tabla 6.1). En general, la literatura geomorfológica no establece una clara
diferenciación entre las geoformas de nivel 4 (relieve/modelado) y las geoformas de nivel 6
(forma de terreno). La lista de geoformas consignadas en la Tabla 6.1 se obtuvo por tanteo,
tomando en cuenta la posibilidad de subdividir los tipos de relieve y de modelado en formas de
terreno al nivel 6 del sistema. Se trata de una colección abierta, que permite incorporar
geoformas adicionales.
6.2.5 Litología/facies
6.2.5.1 Definición
El nivel 5 provee información sobre (1) la naturaleza petrográfica de las rocas duras que sirven
de substrato a las geoformas, y (2) la facies de las formaciones no-consolidadas de cobertura, que
constituyen frecuentemente el componente interno (hipogeo) de las geoformas. En ambos casos,
se trata de los materiales parentales de los suelos.
73
Si el sistema taxonómico estuviera restringido a las geoformas deposicionales, el presente nivel
categórico podría resultar redundante y por lo tanto superfluo, ya que la litología estaría cubierta
convenientemente por la facies del material geomorfológico (el material parental del suelo) al
nivel más bajo del sistema (el nivel de la forma de terreno). Sin embargo, en el caso de las áreas
donde los suelos se forman directamente o indirectamente desde el material geológico
consolidado, el sistema debe permitir introducir información sobre la litología de las rocas.
En algunas leyendas de mapas o sistemas geomorfológicos en uso, la litología se menciona a
niveles categóricos altos. Por ejemplo, en el caso del mapa geomorfológico de Francia, la
litología ocupa el segundo estrato informacional en la estructura de la leyenda, después de un
primer nivel dedicado a la localización de los sitios de descripción (CNRS, 1972).
Analizando la porción de terreno representada en la Fig. 6.3, un observador reconocería
sucesivamente (jerárquicamente) los patrones identificados en la Tabla 6.2, por razonamiento en
el campo o por medio de fotointerpretación. El ejemplo muestra que la litología debe situarse a
un nivel categórico más bajo que los niveles donde se encuentran los conceptos de paisaje y de
relieve/modelado, respectivamente, tomando en cuenta factores como el mecanismo de
subdivisión jerárquica, el nivel de percepción y el grado de resolución por interpretación de fotos
aéreas (IFA), y la necesidad de datos de campo y laboratorio.
6.2.5.2 Taxa
74
Planicie o valle Altiplanicie
PAISAJE
Mesa Loma Mesa Vallecito Mesa
RELIEVE
LITOLOGIA ? ? ? ? ?
Fig. 6.3 Partición secuencial de un paisaje de altiplanicie en patrones de relieve para inferir la
litología del substrato (ver Tabla 6.2 para las posibles alternativas de litología) (Zinck, 1988).
75
6.2.6 Forma de terreno
6.2.6.1 Definición
El término forma de terreno se usa frecuentemente como un concepto general, que cubre
cualquier tipo de unidad geomorfológica desde el nivel de paisaje hasta los niveles más bajos del
sistema, sin distinción de jerarquía o de grado de abstracción. En este sentido, el término de
forma de terreno es sinónimo de geoforma.
6.2.6.2 Taxa
Geoformas banales
- Litorales
6.3.1 Introducción
Los geotaxa pertenecientes a los niveles altos y medios del sistema se encuentran definidos en la
sección anterior. Esta sección presenta un ensayo de clasificación de las geoformas a los niveles
categóricos inferiores del sistema: relieve/modelado y forma de terreno. La lista de geotaxa no es
exhaustiva, ni exenta de ambigüedades. En la literatura especializada se encuentra una variedad
de términos sinónimos, y un mismo tipo de geoforma puede ser referido con nombres diferentes.
Con el avance de la cartografía geomorfológica se identificarán probablemente nuevos tipos de
76
geoforma y nuevos nombres aparecerán. Los conceptos y vocablos utilizados aquí fueron
extraídos de manuales y tratados generales de geomorfología. En los casos de multiplicidad de
términos para designar una misma geoforma, se dio preferencia al término de más común uso.
Vocablos sin términos correspondientes en español se mantuvieron en su idioma original, cuando
la traducción literal hubiese resultado insatisfactoria (p.e. hogback, flatiron).
Un criterio frecuentemente usado para agrupar las geoformas por familias es su origen o modo
de formación. El concepto de origen se utiliza aquí en un sentido amplio, pudiendo referirse
indistintamente a un tipo de ambiente (p.e. estructural), a un agente (p.e. viento), a un sistema
morfogenético (p.e. periglaciar), o a un simple proceso (p.e. explayamiento).
Se considera una forma de terreno como erosional cuando la erosión, ya sea por remoción areal
de material o por disección lineal, es responsable de crear la configuración dominante de la
geoforma. Modificaciones locales causadas, por ejemplo, por la incisión de surcos y cárcavas o
por deflación eólica superficial se identifican como fases de las unidades taxonómicas afectadas.
Similarmente, rasgos puntuales y fenómenos de limitada extensión no se consideran como
unidades taxonómicas y se representan mediante símbolos cartográficos en los mapas (p.e.
geysers, bloques erráticos, pingos, etc.).
Para la definición de las geoformas, cuyos nombres se encuentran reportados en las tablas
anexas, se recomienda consultar manuales generales y diccionarios de geomorfología: Derruau
(1966), CNRS (1972), Visser (1980), Lugo-Hubp (1989), entre otros. Algunas geoformas pueden
aparecer nombradas a la vez a nivel de relieve/modelado y a nivel de forma de terreno, porque su
posición taxonómica en el sistema de clasificación todavía no está claramente definida.
77
6.3.2 Geoformas mayormente controladas por la estructura geológica
El control geoestructural actúa por intermedio de la tectónica, del volcanismo y/o de la litología.
Por lo tanto, la geodinámica interna es determinante en la formación de esta clase de geoformas,
en combinación con procesos externos de erosión o deposición en grados variables. La disección
de relieves estructurales primarios por erosión mecánica, por ejemplo, resulta en la formación de
relieves derivados. La erosión química por disolución de calizas o desagregación de areniscas
causa la formación de relieves cársticos y pseudocársticos. La deposición de cenizas o escorias
volcánicas puede alterar la configuración original de un relieve estructural.
Relieves monoclinales: los estratos de roca se inclinan en una sola dirección con buzamiento
variable desde 1o hasta 90o (Fig. 5.4). Estratos de rocas duras (p.e. arenisca, cuarcita, caliza)
sobreyacen a rocas más blandas (p.e. marga, lutita, pizarra). El binomio roca dura/roca blanda
Relieves fallados: relieves primarios o derivados originados por fallas o fracturas. El estilo de
sobrecorrimiento (cabalgamiento) y pliegues complejos.
Los materiales volcánicos pueden constituir lo esencial del substrato o limitarse a formaciones de
cobertura en una amplia variedad de paisajes incluyendo montaña, altiplanicie, piedemonte,
planicie y valle. Las geoformas volcánicas son de complejidad variable, lo dificulta una estricta
separación entre tipos de relieve y formas de terreno. Un cono de ceniza, por ejemplo, puede ser
muy simple y constituir una forma de terreno elemental, mientras que un cono de estratovolcán
es generalmente un edificio volcánico mucho más complejo con varias formas de terreno (Tabla
6.4).
El carstismo opera por erosión química de las rocas solubles y origina terrenos esculpidos de
configuración compleja, que se caracterizan por geoformas residuales de relieve positivo o
negativo. Los taxa resultantes entran en el sistema esencialmente a nivel del tipo de relieve. Las
geoformas cársticas son a la vez endógenas por la influencia de la litología en su formación y
exógenas por el proceso de disolución que las origina (Tabla 6.5).
78
Tabla 6.3 Geoformas estructurales (Zinck, 1988).
79
Tabla 6.4 Geoformas volcánicas (Zinck, 1988).
80
6.3.3 Geoformas mayormente controladas por los agentes morfogenéticos
El agua, el viento y el hielo son agentes morfogenéticos que causan erosión o deposición de
acuerdo a las condiciones ambientales prevalecientes. Las geoformas resultantes son
generalmente más homogéneas que las geoformas controladas por la estructura interna. Por esta
razón, muchas de las geoformas originadas por agentes externos pueden ser clasificadas a nivel
de forma de terreno. Se distinguen aquí seis familias principales de formas de terreno de acuerdo
a su origen, tal como sigue.
Las geoformas nivales, glaciares y periglaciares tienen en común el hecho de que se desarrollan
en ambientes fríos (altas latitudes y altitudes) por la acumulación de nieve (geoformas nivales),
la alternancia hielo-deshielo causando gelifracción (geoformas periglaciares) o la acumulación
de hielo en masa (geoformas glaciares). Algunas geoformas se originan por deposición (p.e.
morrenas), otras por erosión (p.e. circo glaciar) (Fig. 6.4). Algunas pueden reconocerse y
mapearse como formas de terreno elementales (p.e. una morrena). Otras son tipos de modelado
que constan de más de una clase de forma de terreno. Una artesa glaciar, por ejemplo, puede
contener diversos tipos de morrena (de fondo, lateral, frontal), superficies de rocas aborregadas,
valles colgantes, lagunas, entre otros (Tablas 6.6 y 6.7). Las formas nivales no son formas de
terreno propiamente dichas, ya que están cubiertas de nieve (p.e. circo de nivación, manto de
nieve permanente, corredor y abanico de avalancha de nieve).
81
10
11
2
1 1
3
3
6
13
4
14
12 8
12
82
Tabla 6.7 Geoformas periglaciares (Zinck, 1988).
Los ambientes secos, desérticos y subdesérticos, son los más favorables a la formación de
geoformas eólicas. Estas ocurren esencialmente en paisaje de planicie costera o continental
donde el efecto del viento es más pronunciado (Tabla 6.8).
Geoformas aluviales pueden ocurrir en prácticamente todos los tipos de paisaje, pero
mayormente en planicies y valles formando terrazas y llanuras de inundación. Las geoformas
coluviales son características del paisaje de piedemonte (Tabla 6.9).
83
Tabla 6.9 Geoformas aluviales y coluviales (Zinck, 1988).
El estado mecánico del material, con solución de continuidad desde sólido hasta líquido, controla
los procesos de movimiento en masa incluyendo reptación, colada, deslizamiento y caída, que
dan origen a las formas de terreno (Tabla 6.10).
Las geoformas costeras más típicas se desarrollan en los terrenos litorales bajos y caracterizan el
modelado de las marismas, estuarios, deltas, y bahías. El acantilado es la forma más común en
las costas rocosas (Tabla 6.11).
84
Tabla 6.10 Geoformas de gravedad y movimiento en masa (Zinck, 1988).
85
6.3.4 Geoformas “banales”
Topografía general de colinas, lomas, cerros, filas y crestas, originada por disección.
Poca o ninguna influencia estructural, en particular ausencia de control específico de tectónica
redondeadas de similar altura. Este tipo de relieve es típico del paisaje de peneplanicie en
substrato ígneo o metamórfico homogéneo pero intensivamente fracturado, con patrón de
drenaje reticular. Es frecuente en los escudos precámbricos de la zona intertropical.
86
de Ruhe (1975) En la Tabla 6.12, se muestran las relaciones entre faceta de vertiente, perfil
topográfico, y dinámica morfogenética dominante en el modelo de Ruhe (Fig. 6.6). Es de notar
que la faceta de pie-de-vertiente no es en realidad una faceta de vertiente; es una unidad que
pertenece al valle o vallecito adjunto, con pendiente perpendicular a la de la vertiente y con
depósitos longitudinales.
Vallecito con
arroyo
Fig. 6.5 Lomerío con configuración de relieve en espinazo compuesto de una dorsal longitudinal
y vigas perpendiculares.
87
1
Fig. 6.6 Modelos de vertiente convexo-cóncava con depósitos laterales (tomado de Ruhe, 1975).
1. Modelo de Ruhe: Su = cumbre, Sh = hombro, Bs = ladera, Fs = falda, Ts = pie-de-vertiente
(este último con depósitos longitudinales).
2. Modelo combinando elementos tomados de Wood (1942) y King (1957): W = superficie de
ablación, F = cara rocosa, D = pendiente de detritos, P = pedimento.
88
Capítulo 7
7.1 Introducción
Los atributos son características usadas para la descripción, identificación y clasificación de las
geoformas. Los atributos son indicadores descriptivos y funcionales que hacen el sistema
multicategórico de geoformas operacional. Esto implica cumplir con dos requerimientos: (1)
seleccionar atributos descriptivos que permitan identificar las geoformas, y (2) seleccionar
atributos diferenciantes que permitan clasificar las geoformas a los varios niveles categóricos del
sistema taxonómico.
Para este propósito, se usan cuatro clases de atributos, siguiendo lo que Tricart propuso con
respecto a los cuatro tipos de datos que debe comportar un mapa geomorfológico detallado
89
7.2.1 Topografía
La topografía se refiere a la sección transversal de una porción de terreno (Fig. 7.1). Puede
visualizarse en dos dimensiones mediante un corte topográfico o perfil de la topografía (Tabla
7.1) y en tres dimensiones mediante un modelo tridimensional de terreno o forma de la
topografía (Tabla 7.2). La caracterización de este rasgo es particularmente importante en áreas de
pendiente. La forma y el perfil de la topografía están relacionados entre sí, pero se describen a
niveles categóricos diferentes. Los atributos de la forma topográfica se utilizan a nivel de paisaje,
mientras que los atributos del perfil topográfico se utilizan a nivel de relieve y de forma de
terreno. El tercer descriptor, la exposición que indica la orientación del relieve en las cuatro
direcciones cardinales y sus subdivisiones, puede utilizarse a cualquier nivel del sistema.
Cumbre
convexa
Hombro
FORMA DE TERRENO: convexo
facetas de vertiente
Ladera
rectilínea
Falda
cóncava
Fig.7.1 Relación entre los atributos topográficos y los niveles categóricos del sistema de
clasificación de las geoformas.
Clases Ejemplos
Plano mesa, terraza
Cóncavo cubeta, falda de vertiente
Convexo albardón, hombro de vertiente
Convexo-cóncavo complejo de facetas de vertiente
Convexo-rectilíneo-cóncavo complejo de facetas de vertiente
Rectilíneo ladera
Con peldaños intermedios complejo de facetas de vertiente
Con afloramientos rocosos complejo de facetas de vertiente
Con escarpe rocoso complejo de facetas de vertiente, cuesta
Disimétrico loma, hogback
Irregular vertiente
90
Tabla 7.2 La forma de la topografía (modificado de FAO, 2009)
7.2.2 Planimetría
Clases Ejemplos
Estrecho albardón
Ancho napa de desborde
Alargado dique
Masivo cubeta
Anular dique volcánico
Ovalado/elíptico dolina
Redondeado colina
Triangular abanico, delta
Irregular base de vertiente
91
7.2.2.2 Diseño de los contornos de las geoformas
1 3
92
Albardón de orilla
Napa de desborde
Cauce de río
Brecha en el albardón
Cubeta de decantación
0 cm
arena
60 cm
arcilla
Abanico de explayamiento Perfil de suelo
de ruptura
Fig. 7.3 Modificación del diseño de contorno de una cubeta por la penetración de un abanico de
explayamiento, que se origina debido a la ruptura de un albardón de orilla en período de aguas
altas. La intrusión del abanico en la depresión lateral vecina resulta en la superposición de
sedimentos arenosos sobre el material arcilloso de la cubeta, creando una discontinuidad
litológica a 60 cm de profundidad, con la formación de un suelo enterrado.
Clases Ejemplos
Rectilíneo escarpe
Arqueado barra costera
Sinuoso albardón deltáico
Lobulado cubeta
Denticulado escarpe disectado
Digitado albardón deltáico (distal)
Irregular complejo de cárcavas
93
7.2.2.3 Patrón de drenaje
Las unidades vecinas de una geoforma en consideración se mencionan junto con las condiciones
circundantes. Este atributo es aplicable a nivel de paisaje, relieve/modelado y forma de terreno.
De acuerdo a su posición en el paisaje, una geoforma puede dominar topográficamente otra
geoforma, estar dominada por ella, o encontrarse a la misma altura (p.e. una planicie dominada
por un piedemonte). Estas condiciones de adyacencia sugieren la posibilidad de relaciones
dinámicas entre geoformas vecinas y permiten modelizarlas. Por ejemplo, en un paisaje de
piedemonte pueden generarse flujos de agua, que van a causar inundaciones en los bajíos de una
planicie vecina, o flujos de materiales que causan azolvamiento de campos agrícolas y embalses.
94
Fig. 7.4 Patrones de drenaje controlados por rasgos de la estructura geológica y geomorfológica
(ver comentarios en el texto) (tomado de ASP, 1960).
95
Posición geomorfológica Unidad geocronológica
Napa de desbordamiento Q1
Napa de desbordamiento Q2
Cubeta de desbordamiento Q2
Fig. 7.5 Contacto entre dos sistemas deposicionales diferenciados por su edad relativa. Extracto
del mapa de series de suelo de la planicie del río Santo Domingo, Venezuela, levantado a la
escala de 1:25.000 (Pérez-Materán, 1967).
A la derecha, una porción de sistema aluvial deltáico de edad relativa Q1 (Pleistoceno superior) fosilizando un
sistema deposicional anterior de edad relativa Q2 (Pleistoceno medio tardío), del cual las manchas de cubeta de
desbordamiento son remanentes. El brazo deltáico es la unidad axial del sistema deposicional, que funciona como
corredor por donde transitan aguas y sedimentos antes de ser distribuidos en el sistema. Sobre el brazo deltáico se
injerta una unidad de configuración triangular correspondiente a un abanico de explayamiento, que se originó a
consecuencia de una ruptura en el albardón del brazo. Las napas de desbordamiento constituyen las matrices de
ambos sistemas (Q1 y Q2). Las cubetas y el abanico de explayamiento corresponden a manchas.
96
7.3 Atributos morfométricos: la dimensión de las geoformas
A B
AR
La altura relativa entre dos geoformas se evalúa en alta, media, baja. A estas clases cualitativas
pueden atribuirse rangos de valores numéricos (en metros) en el marco de una determinada
región o un área de proyecto. Los rangos numéricos se establecen en base a condiciones locales y
son válidos únicamente para estas condiciones. El atributo de altura relativa es descriptivo, y las
clases de altura relativa son diferenciantes pero no diagnósticas. Igualmente, la altitud absoluta
no es un criterio diagnóstico, porque geoformas similares pueden encontrarse a diversas
elevaciones: por ejemplo, la altiplanicie del Altiplano Boliviano a 3500-4000 msnm, la
altiplanicie de la Gran Sabana en Guayana a 800-1100 msnm, y la altiplanicie del Oriente
venezolano a 200-400 msnm.
La densidad de drenaje mide el grado de disección o incisión de una superficie de terreno. Las
clases de densidad se establecen empíricamente para una región determinada o un área de
97
proyecto. Por ejemplo, Meijerink (1988) determina clases de densidad de drenaje (llamada valley
density VD) en base a la relación VD = ΣL/A, donde ΣL es la longitud acumulada de líneas de
drenaje en km y A es el área en km2. No solamente las condiciones propias de la región
estudiada sino también la escala afectan los valores numéricos de VD (Fig. 7.7). En la Guía para
la Descripción de Suelos de la FAO (2009), se definen valores de densidad de drenaje potencial
en base al número de píxeles “receptores” dentro de una ventana de 10x10 píxeles.
98
escarpamento de falla es frecuentemente vertical y tiene por lo tanto una pendiente cercana a 90º.
Un talud de derrubios tiene una pendiente de equilibrio de 30-35º, que corresponde al ángulo de
reposo de los fragmentos sueltos que lo recubren. Sin embargo, el mero conocimiento de estos
valores numéricos no contribuye directamente a identificar la geoforma correspondiente. La
pendiente es esencialmente un atributo descriptivo, a lo más covariante. Obviamente, una colina
tiene una pendiente mayor que un fondo de valle.
Ciertos atributos de las geoformas reflejan procesos y por eso pueden ser usados para reconstruir
la evolución morfogenética de un área o condiciones medio-ambientales pasadas. Por lo general,
la relación atributo-proceso es más eficiente para identificar geoformas en ambiente deposicional
que en ambiente ablacional. Las geoformas construidas son usualmente más conspícuas que las
geoformas de erosión, salvo rasgos como las cárcavas o las formas que resultan de la erosión
cárstica, por ejemplo. A continuación, se analizan algunos atributos morfogenéticos a título de
ejemplos. La distribución por tamaño de partículas, la estructura, la consistencia, las
características mineralógicas y los rasgos morfoscópicos son buenos indicadores del origen y de
la evolución de las geoformas.
7.4.1 Granulometría
7.4.1.1 Importancia
99
Caracterización básica del material y determinación de sus aptitudes de uso a fines utilitarios
por tamaño de las partículas (a menudo, en combinación con la estructura del material), tales
como densidad aparente, superficie específica, cohesión, adhesividad, permeabilidad,
7.4.1.2 La información
El límite inferior de la fracción de arena: 0.05 mm (50 μm) en USDA; 0.074 mm (74 μm) en
El límite entre limo y arcilla: 0.002 mm (2 μm) en USDA; 0.005 mm (5 μm) en Unified y
Unified y AASHTO (umbral solifluidal).
Se mencionan algunos ejemplos para señalar el tipo de información que puede derivarse de datos
de granulometría para caracterizar aspectos de sedimentología, meteorización, y formación de
suelos. La composición granulométrica del material permite inferir e interpretar rasgos
importantes de la formación y evolución de las geoformas: por ejemplo, la naturaleza de los
agentes y de los procesos que movilizan el material, las modalidades de deposición del material y
sus variaciones en tiempo y espacio, los mecanismos de desagregación y alteración de las rocas
para formar regolita y material parental de suelo, y los procesos de diferenciación del material
pedológico.
El viento y el hielo ilustran dos casos extremos de relación entre agente de transporte y
estrecho rango de tamaño de partículas, que incluye usualmente las fracciones de arena fina,
arena muy fina y limo grueso (250-20 μm). Partículas más gruesas son demasiado pesadas,
excepto para saltación a corta distancia; partículas más pequeñas se encuentran a menudo
100
inmovilizadas en agregados o costras, lo que causa un efecto de retención mecánica in situ. En
incluyen un amplio rango de partículas desde arcilla y limo (harina glaciar) hasta bloques
grandes (bloques erráticos). De esto resulta un material heterométrico.
La curva sigmoidea, en forma de S, señala que una amplia proporción de la muestra (ca 85%)
sedimentos depositados por una creciente del río Guil, en el sur de Francia (Tricart, 1965a).
La curva parabólica muestra una inflexión abrupta de la pendiente en el rango de 30-20 μm.
logarítmico.
Todas las partículas se encuentran repentinamente atrapadas por un efecto de bloqueo causado
por una barrera natural o artificial. Por ejemplo, un deslizamiento transversal a un valle puede
obstruir la corriente del río y originar la formación de una laguna donde queda retenida toda la
carga sólida. Un efecto similar puede ser causado por un flujo de lava volcánica penetrando
en un valle.
101
100
%
1 2 3
50
0
300 200 150 120 80 60 40 20 10 μ
En el perfil de suelo reportado en la Fig. 7.3, se nota un cambio vertical de textura desde arenosa
a arcillosa, que constituye una discontinuidad litológica a los 60 cm de profundidad. Este cambio
de tamaño de partículas revela una fase deposicional más reciente de explayamiento sobre una
fase deposicional anterior de cubeta.
102
- Ambientes fríos, donde la alternancia entre formación y derretimiento de hielo en las fisuras
y en los poros de las rocas causa su fragmentación. El crioclastismo o gelifracción es común
en altas latitudes y altas altitudes.
- Ambientes cálidos y secos, donde la alta amplitud térmica entre día y noche favorece la
repetición de ciclos diarios de dilatación-contracción diferencial entre minerales leucocratos
(félsicos) y minerales melanocratos (máficos). El termoclastismo es común en regiones
Un ejemplo clásico es la comparación del contenido de arcilla entre horizonte eluvial y horizonte
iluvial para inferir un proceso de traslocacion de arcilla. El Soil Taxonomy (Soil Survey Staff,
1975, 1999), al igual que otros sistemas de clasificación de suelos, utiliza ratios de contenido de
arcilla entre horizonte A y horizonte B con fines de reconocer horizontes Bt de tipo argílico. Por
ejemplo, se requiere una relación de arcilla B/A de >1.2 para que un horizonte Bt sea
considerado como argílico, cuando el contenido de arcilla en el horizonte A es de 15-40%. El
índice B/A de iluviación de arcilla se utiliza también como indicador de cronología relativa en
estudios de cronosecuencia de terrazas fluviales.
7.4.2 Estructura
103
(b) Estructuras deposicionales
Los sedimentos muestran frecuentemente rasgos estructurales que revelan la naturaleza de los
procesos deposicionales. Ejemplos de ésto son la estructura rítmica y la estructura lenticular, y
matriz de material más fino. Lentes de arena gruesa y/o gravilla, anchos de varios decímetros
a metros y espesos de algunos centímetros a decímetros, son frecuentes en las napas de limos
de desbordamiento. Corresponden a pequeños canales de escurrimiento concentrado, que
funcionaban en un tiempo determinado en la superficie de un área deposicional, antes de ser
7.4.3 Consistencia
104
Mojado
Líquido viscoso
Límite líquido LL
LL – LP = IP
Plástico
Indice de plasticidad
Límite plástico LP
Semi-sólido LP – LE = IE
Indice de encogimiento
Límite de encogimiento LE
Sólido
Seco
Fig. 7.10 Modelo relacional para la clasificación de movimientos en masa (adaptado de Carson
& Kirkby, 1972).
7.4.4 Mineralogía
La composición mineralógica de las fracciones de arena, limo y arcilla en los materiales no-
consolidados de las formaciones superficiales permite determinar la dinámica geoquímica del
ambiente, relacionada con o controlada por procesos morfogenéticos, y seguir las rutas de
transporte de minerales trazadores. Las asociaciones de minerales presentes en las formaciones
de cobertura permiten hacer inferencias tales como las siguientes:
- Reflejan las litologías dominantes en las cuencas de producción de sedimentos.
105
- Permiten distinguir entre materiales frescos y materiales retrabajados; los últimos resultan de la
mezcla de materiales durante la fase de transporte de sedimentos.
- Reflejan las condiciones morfoclimáticas del área de formación: por ejemplo, halitas en
ambiente seco y caliente; kanditas en ambiente húmedo y caliente.
- Reflejan la influencia de la topografía en la formación y redistribución espacial de los
minerales arcillosos a lo largo de una vertiente formando una catena de minerales. En ambiente
tropical húmedo, una catena o toposecuencia de minerales incluye comúnmente kanditas
(caolinita) en la cumbre, micas (ilita) en la ladera, y esmectitas (montmorilonita) en la falda de
la vertiente.
Tabla 7.5 Mineralogía de fracciones de limo y arena (%). Piedemonte oriental de los Andes,
al oeste de la ciudad de Barinas, Venezuela.
Sitio A: depósito coluvial (material retrabajado). Coluvión rubificado, originado a partir del
truncamiento de un suelo rojo fuertemente desarrollado en una terraza alta (Q3). El efecto de
retrabajamiento puede inferirse de los altos contenidos de granos de cuarzo limpio, lavados
durante el transporte por escurrimiento difuso, y de agregados de suelos, respectivamente. La
ausencia de fragmentos de roca y de micas indica que la coluviación removió material
Sitio B: depósito mixto, coluvial y aluvial. Mezcla de material coluvial rojo (presencia de
completamente pedogenizado del piedemonte.
agregados), retomado de una cobertura pedológica en una terraza media (Q2), y de material
106
7.4.5 Morfoscopía
La forma de los granos puede variar desde muy irregular hasta bien redondeada.
superficie.
- Granos bien redondeados reflejan una acción continua por agua (de mar) o viento.
La brillantez de los granos y la presencia de marcas de superficie, tales como estrías, pulido,
- Granos irregulares indican un transporte torrencial o un transporte a corta distancia.
En las zonas templadas y boreales, así como en las áreas de montaña, períodos glaciares y
períodos interglaciares han alternado varias veces. En su esquema clásico elaborado en base a
observaciones hechas en los Alpes, Penck & Brückner (1909) consideraban un número
relativamente limitado de períodos glaciares (Würm, Riss, Mindel, Günz). Un esquema similar
se estableció para la cronología del Cuaternario en América del Norte. Investigaciones recientes
muestran que las alternancias de períodos glaciares-interglaciares han sido en realidad más
numerosas. En el Antárctico se han reconocido hasta ocho ciclos glaciares durante los últimos
740.000 años (740 ka). La duración media de los ciclos climáticos era de 100 ka para los últimos
500 ka y de 41 ka para el Cuaternario antiguo (antes de 1 Ma), con un comportamiento
intermedio para el período de 1 Ma a 500 ka (EPICA, 2004). Además, variaciones climáticas
más cortas han ocurrido durante cada período glaciar, similares a los eventos de Dansgaard-
Oeschger de la última glaciación. Muchas regiones disponen ahora de sistemas geocronológicos
de referencia muy detallados para el Pleistoceno y especialmente para el Holoceno. En la zona
intertropical, los cambios climáticos se han manifestado más en términos de variación de lluvia
que en términos de variación de temperatura. Períodos secos han alternado con períodos
húmedos, aproximadamente correlacionados con las alternancias entre períodos glaciares y
períodos interglaciares en las latitudes medias y altas.
107
La geocronología del Cuaternario se basa convencionalmente en esta recurrencia de períodos
climáticos y se asume que éstos han sido alternativamente de baja y alta actividad morfogenética
y de bajo y alto desarrollo pedogenético. Erhart (1956), en su teoría de la bio-rhexistasis, resume
esta dicotomía, distinguiendo entre (1) períodos rhexistásicos con condiciones ambientales
inestables, más frías y más secas, favorables a intensa morfogénesis, y (2) períodos biostásicos
con condiciones ambientales más estables, más calientes y más húmedas, favorables al desarrollo
de suelos. El modelo de los ciclos K de Butler (1959) está basado en el mismo principio de la
alternancia de fases estables con desarrollo de suelos y fases inestables con predominio de
erosión (destrucción de suelos) o sedimentación (fosilización de suelos). Para fines de
levantamiento de suelos, se han implementado diversos esquemas geocronológicos simples para
recordar la edad relativa de las geoformas y de los suelos asociados, utilizando letras como K (de
kiklos), t (de terraza) y Q (de Quaternary), con subíndices numéricos crecientes en función de la
edad de las unidades geopedológicas, asimiladas a unidades cronoestratigráficas (Tabla 7.6).
Estos esquemas de cronología relativa tienen una resolución espacial limitada, por ejemplo, a
una región o un país, pero permiten también correlaciones estratigráficas gruesas en territorios
más amplios.
Carbono-14 (suelos orgánicos, carbón vegetal, madera; frecuentemente junto con análisis de
datación absoluta o relativa disponibles, o una combinación de éstas, incluyendo:
108
Tabla 7.6 Esquema de geocronología relativa del Cuaternario (Zinck, 1988).
HOLOCENO Q0
Superior Q1
Q1-2
Medio tardío Q2
PLEISTOCENO Q2-3
Medio temprano Q3
Q3-4
Inferior Q4
Q4-5
PLIO-PLEISTOCENO Q5
Los identificadores Q se refieren a la edad relativa inferida del material geomorfológico que
Comentarios relativos a la Tabla 7.6:
sirve de material parental, no directamente a la edad del suelo derivado de este material. En
terrenos denudacionales, estructurales y residuales, hay frecuentemente una amplia diferencia
entre la edad del substrato geológico y la edad del manto pedológico suprayacente. En
muchos casos, el substrato rocoso puede inclusive no ser el material parental de los suelos.
Esto ocurre en paisajes de lomerío y de montaña, donde los suelos se forman a menudo a
partir de formaciones de vertiente alóctonas que recubren las rocas in situ. Por contraste, en
ambientes deposicionales, la iniciación de la formación de suelos coincide generalmente con
el fin del período de acumulación de material. Sin embargo, en áreas de sedimentación
extensas, la deposición no se detiene abruptamente, ni se detiene en todos los sectores al
mismo tiempo. Por esta razón, en planicies aluviales, la deposición de Q1, por ejemplo, puede
Los índices numéricos (Q1, Q2, etc.) indican edad relativa creciente de los materiales
seguir localmente en Q0 sin interrupción notable.
parentales. Donde sea necesario, la escala relativa puede extenderse (p.e. Q5, etc.) para
Cada período puede ser subdividido por medio de subíndices alfabéticos para reflejar
designar depósitos que solapan el fin del Plioceno (formaciones Plio-Cuaternarias).
Algunas geoformas, como por ejemplo los glacis coluviales, pueden haberse desarrollado en
diferencias menores de edad (p.e. Q1a más reciente que Q1b).
109
7.5.3 Geocronología relativa: la contribución de la pedoestratigrafía
7.5.3.1 Definición
7.5.3.2 Criterios
110
El grado de actividad de las geoformas, distinguiendo entre geoforma activa (p.e. duna en
formación), geoforma heredada en estado de sobrevivencia (p.e. pendiente localmente
afectada por solifluxión), y geoforma estabilizada (p.e. barra costera colonizada por
vegetación).
El grado de meteorización del material parental en base al color de las formaciones de
cobertura y al grado de desintegración de piedras y cantos. En ambiente tropical húmedo, los
fragmentos de rocas ígneas y metamórficas en las formaciones detríticas se alteran más
rápidamente que la mayoría de las rocas sedimentarias. La cuarcita es la más resistente en
todo tipo de clima y constituye generalmente los fragmentos residuales dominantes en las
formaciones detríticas del Cuaternario antiguo.
El grado de desarrollo morfológico de los suelos, inferido a partir de criterios como color,
estructura pedogenética, espesor del solum, e índices de lixiviación, entre otros.
- El color es un buen indicador de la edad relativa de los suelos, en particular en clima tropical
húmedo, con aumento gradual de la coloración roja (rubificación) a medida que se
meteorizan los minerales ferromagnésicos del material parental. La posibilidad de
diferenciar por color se atenúa con el tiempo en suelos muy desarrollados. Suelos rojos
pueden también ser recientes, cuando se derivan de materiales retomados por erosión a
suelos rojos más antiguos y redepositados en posiciones más bajas en el paisaje.
- La estructura pedogenética refleja (1) las condiciones del sitio y la naturaleza del material
parental que controlan el tipo de estructura, y (2) el tiempo transcurrido que influencia el
grado de desarrollo de la estructura (de débil a fuerte). La relación entre grado de desarrollo
y tiempo alcanza un umbral en suelos muy desarrollados, empobrecidos en las substancias
que contribuyen a la cohesión del material pedológico (p.e materia orgánica, tipo y cantidad
de arcillas, cationes divalentes).
- El espesor del solum aumenta generalmente con el tiempo de desarrollo pedogenético en
condiciones de estabilidad geomorfológica. Como en el caso del desarrollo estructural, el
espesor del solum alcanza un umbral con el tiempo a partir del cual los aumentos son
insignificantes.
- Los índices de lixiviación permiten evaluar la intensidad de la traslocación de substancias
solubles o coloidales desde horizontes eluviales a horizontes iluviales subyacentes. Los más
comúnmente implementados son los índices de carbonato de calcio y de arcilla. La
intensidad de la lixiviación disminuye con el tiempo a medida que los horizontes eluviales se
empobrecen, lo que resulta en una estabilización de los índices.
El estado del complejo de adsorción. En términos generales, el complejo adsorbente del suelo
cambia cuantitativamente y cualitativamente con el pasaje del tiempo. Entre los indicadores
más sensibles se encuentran la reacción del suelo (pH), la capacidad de intercambio catiónico,
y la saturación de bases. Con el transcurso del tiempo, los suelos pierden cationes alcalinos y
alcalino-térreos, lo que resulta en una disminución o un cambio de composición (más H y/o
Al) del complejo de adsorción y en un aumento de la acidez de la solución del suelo.
La mineralogía de arcillas cambia con el desarrollo del suelo en función del tiempo, entre
otros factores. A las asociaciones de minerales de arcilla originalmente presentes en los
horizontes Cr o C, se substituyen otras asociaciones con tiempo creciente. Por lo general, ésto
111
se manifiesta con el reemplazo o la transformación de minerales de tipo 2:1 (p.e. esmectitas,
micas) por minerales de tipo 1:1 (p.e. kanditas).
No todos los atributos revisten igual importancia para identificar y clasificar las geoformas. Por
ejemplo, la granulometría del material es más importante y tiene más poder diferenciante y por lo
tanto más peso taxonómico que la altura relativa de una geoforma.
Siguiendo un enfoque que Kellogg (1959) aplicó para distinguir entre características de suelo, los
atributos de las geoformas pueden ser agrupados en tres clases de acuerdo a su peso para
propósitos taxonómicos: atributos diferenciantes, accesorios y accidentales, respectivamente.
112
El buzamiento de las capas geológicas es una característica diagnóstica para reconocer
Ejemplos:
Una faceta de vertiente debe ser cóncava para clasificar como falda de vertiente. En este caso,
distinguir clases de relieve monoclinal (ver Fig. 5.4).
Peso accesorio. Por ejemplo, un albardón de orilla recién formado tiene una morfología
Los atributos morfográficos son esencialmente accesorios, algunas veces diferenciantes.
Peso diferenciante. En paisajes de montaña y lomerío, los atributos morfográficos pueden ser
material, con el soporte accesorio de los rasgos morfográficos.
diferenciantes. Por ejemplo, en el caso de una colina con vertiente convexo-cóncava, el perfil
topográfico característico de cada faceta de vertiente es por sí mismo diferenciante.
113
7.6.2.2 Atributos morfométricos
Los atributos morfocronológicos son mayormente diferenciantes, porque la edad relativa de una
geoforma es parte integral de su identidad. El hecho de que un albardón de orilla se haya
formado durante el Holoceno (Q0) o durante el Pleistoceno medio (Q2) probablemente no tiene
gran efecto en su configuración, a pesar de que el diseño de los contornos puede haber sido
obliterado con el transcurso del tiempo. Sin embargo, la posición cronoestratigráfica de la
geoforma es diferenciante, porque determina un marco temporal en el cual se desarrollan los
procesos morfogenéticos y el cual controla la evolución de los suelos y de sus propiedades.
No se utilizan todos los atributos a cada nivel categórico del sistema de clasificación de las
geoformas. La Tabla 7.7 muestra un ensayo de jerarquización diferencial de los atributos
geomorfológicos de acuerdo a su peso diagnóstico. Este aspecto reviste una importancia
creciente para el tratamiento automatizado de la información geomorfológica. A continuación, se
presentan los criterios que han servido de guía para la jerarquización en términos de cantidad de
atributos, su naturaleza, su función, y su implementación a los niveles superiores e inferiores del
sistema, respectivamente (Tabla 7.8).
114
Atributos preferiblemente descriptivos, basados en características externas de la geoforma
Información sobre los atributos se obtiene mayormente por interpretación de fotos aéreas,
imágenes satelitarias, y modelos digitales de elevación.
115
Tabla 7.8 Relaciones entre atributos geomorfológicos de acuerdo a las categorías del sistema.
116
CONCLUSION
117
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